la catequesis de niños por luis m benavides

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La Catequesis De Niños Por Luis M. Benavides http://www.buenasnuevas.com/catequesis/columnistas/ benavides.htm 1) Fundamentos de la Catequesis de Niños por Luis M. Benavides Esta etapa de la vida se caracteriza por tener la gracia de una vida que comienza, de la cual brotan admirables posibilidades para la edificación de la Iglesia y humanización de la sociedad. El niño, hijo de Dios por el don del Bautismo, es considerado por Cristo miembro privilegiado del Reino de Dios: "...Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos." (Mc.10,14) Desde el amanecer de la vida humana, pueden darse ya las condiciones para una personalidad cristiana. El niño necesita pleno respeto y ayuda para su crecimiento humano y espiritual; también está necesitado de la catequesis. La catequesis de los pequeños está necesariamente ligada a su situación y condición de vida y es fruto de la intervención de distintos educadores, entre sí complementarios. En el Directorio General para la Catequesis (Nº 170-188), podemos encontrar algunas características de especial importancia en la catequesis de niños: - La infancia y la niñez constituyen un momento decisivo para la educación y crecimiento en la fe del ser humano. - Es en esta etapa, suele tener lugar la iniciación cristiana comenzada con el Bautismo. Con la recepción de los sacramentos, se inicia la primera formación orgánica de la fe del niño y su incorporación en la vida de la Iglesia. - La educación a la oración y la iniciación a la Sagrada Escritura son aspectos centrales de la formación cristiana de los pequeños. - Por eso, el proceso catequístico en el tiempo de la infancia será eminentemente educativo, atento a desarrollar las capacidades y aptitudes humanas, base antropológica de la vida de fe. - La integridad del mensaje cristiano no está formada sólo por una lista de verdades que comunicar, si no también de

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Page 1: La Catequesis De Niños Por Luis M Benavides

La Catequesis De Niños Por Luis M. Benavides

http://www.buenasnuevas.com/catequesis/columnistas/benavides.htm

1) Fundamentos de la Catequesis de Niños

por Luis M. Benavides

Esta etapa de la vida se caracteriza por tener la gracia de una vida que comienza, de la cual brotan admirables posibilidades para la edificación de la Iglesia y humanización de la sociedad. El niño, hijo de Dios por el don del Bautismo, es considerado por Cristo miembro privilegiado del Reino de Dios: "...Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos." (Mc.10,14) Desde el amanecer de la vida humana, pueden darse ya las condiciones para una personalidad cristiana. El niño necesita pleno respeto y ayuda para su crecimiento humano y espiritual; también está necesitado de la catequesis. La catequesis de los pequeños está necesariamente ligada a su situación y condición de vida y es fruto de la intervención de distintos educadores, entre sí complementarios. En el Directorio General para la Catequesis (Nº 170-188), podemos encontrar algunas características de especial importancia en la catequesis de niños:- La infancia y la niñez constituyen un momento decisivo para la educación y crecimiento en la fe del ser humano. - Es en esta etapa, suele tener lugar la iniciación cristiana comenzada con el Bautismo. Con la recepción de los sacramentos, se inicia la primera formación orgánica de la fe del niño y su incorporación en la vida de la Iglesia. - La educación a la oración y la iniciación a la Sagrada Escritura son aspectos centrales de la formación cristiana de los pequeños. - Por eso, el proceso catequístico en el tiempo de la infancia será eminentemente educativo, atento a desarrollar las capacidades y aptitudes humanas, base antropológica de la vida de fe. - La integridad del mensaje cristiano no está formada sólo por una lista de verdades que comunicar, si no también de una modalidad y de una apertura original que asegura el encuentro con la totalidad de la vida del niño. - Finalmente, hay que tener en cuenta la importancia de dos ámbitos educativos: la familia y la escuela. La catequesis en el ámbito familiar es, en cierto modo, insustituible, sobre todo por el ambiente positivo y acogedor, por la primera sensibilización de la fe y por la práctica de la misma. - El ingreso en la escuela significa para el niño entrar a formar parte de una sociedad más amplia que la familia, con la posibilidad de desarrollar mucho más sus capacidades intelectuales, afectivas y de comportamiento. Las experiencias escolares deben considerarse como otras tantas experiencias útiles no sólo para la integración en la sociedad, sino también para la participación en la vida activa de la Iglesia . La escuela se transforma en un ámbito privilegiado de formación religiosa.Todo esto requiere que la catequesis y los catequistas lleven a cabo una colaboración constante con los padres y también con los maestros, de acuerdo con las

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posibilidades de cada lugar. Este trabajo, por otra parte, ofrece una gran oportunidad para la catequesis de adultos. Siguiendo estos criterios, la pedagogía catequística, sea cual sea el método que se siga, procurará suscitar la actividad del niño. Si esto no se logra, la catequesis no realizaría su tarea de enseñar al creyente a responder de una manera siempre más personal a la Palabra y al don de Dios. Esta Pedagogía Activa no se limitará a expresiones puramente exteriores, por útiles que estas sean, sino que procurará suscitar la respuesta interior y el gusto por la oración.

Necesidad de una catequesis sistemática

"En su discurso de clausura de la IV Asamblea general del Sínodo , el Papa Pablo VI se felicitaba al "advertir que todos han señalado la gran necesidad de una catequesis orgánica y bien ordenada, ya que esa reflexión vital sobre el misterio mismo de Cristo es lo que principalmente distingue a la catequesis de todas las demás formas de presentar la Palabra de Dios. Hay que subrayar algunas características de esta enseñanza:

- debe ser una enseñanza orgánica y sistemática, no improvisada, siguiendo un programa que le permita llegar a un fin preciso,

- una enseñanza elemental que no pretenda abordar todas las cuestiones disputadas ni transformarse en investigación teológica o en exégesis científica;

- una enseñanza, no obstante, bastante completa, que no se detenga en el primer anuncio del misterio cristiano, cual lo tenemos en el kerigma. Esta catequesis inicial, mas no fragmentaria, deberá revelar, si bien de manera elemental, todos los principales misterios de la fe.

- una iniciación cristiana integral, abierta a todas las esferas de la vida cristiana.

Catechesi Tradendae nº 21.

2) Características de la Catequesis de Niños

por Luis M. Benavides

LO QUE "NO DEBE SER" LA CATEQUESIS DE NIÑOSPara definir o aproximarse conceptualmente a algo hay veces que conviene comenzar por la vía negativa. Es decir, ponerse de acuerdo sobre lo que la cosa en cuestión "no es o no debe ser". Precisamente vamos a intentar describir lo que no debe ser la Catequesis de Niños.

No es meramente instrucción o información religiosas. No consiste solamente en explicarle religión ni en imponer continuamente

conceptos abstractos. Dados los rasgos psicológicos de los niños, no puede ser monótona, estática,

aburrida, triste. No debe basarse en el castigo o en el temor. No ha de presentar a los niños a

un dios lejano, caprichoso, castigador de los niños y sus acciones. La catequesis de niños no puede realizarse simplemente con la "buena

voluntad" de los catequistas, librada a la improvisación o intuición. Tampoco puede convertirse en algo abstracto, inasible, puramente racional. No puede faltarle vida. Jamás la catequesis de niños debe ser algo "muerto",

frío y sin entusiasmo vital. No consiste en arraigar preceptos morales a la fuerza a través del temor o la

imposición. No puede ser una catequesis pasiva, sin la participación de los niños.

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LO QUE DEBE SERCreo que ya vamos imaginándonos cómo tiene que ser la Catequesis de Niños.

Fundamentalmente, como la catequesis de Jesús: una catequesis de y en el amor.

El niño debe vivir en un encuentro personal, espontáneo y directo con Dios. Se trata una catequesis eminentemente vivencial. El niño tiene que vivir

primero la experiencia de Dios y de sus hermanos e internalizarla en su corazón.

Los conocimientos de las verdades de fe deben permanentemente afirmarse en las experiencias de fe que van realizando los niños, especialmente a través de la iniciación en la oración y la iniciación litúrgica.

La catequesis debe ser vivida en un clima de encuentro, de alegría, de espontaneidad, de fiesta, de admiración gozosa de las maravillas que Dios nos regala.

Debe presentar a un Dios cercano, que quiere nuestro bien, que nos ama, que está siempre con nosotros y nos cuida y protege en toda ocasión.

Debe reinar un ambiente catequístico de gozo, de libertad, de confianza; en el que el niño pueda expresarse y disfrutar de la vida.

Por lo tanto, la catequesis de niños debe ser dinámica, alegre, celebrada en comunidad, expresada con todo el cuerpo y manifestada a través de todos los sentidos. El niño debe oler, palpar, ver, oír, sentir; en una palabra, vivenciar a Dios presente en su vida.

Es importante que la catequesis de niños sea cuidadosamente preparada, pensada, planificada por los catequistas, pero sobre todo tiene que ser dialogada con Dios, en la oración.

Esto implica que la catequesis sea continua, sistemática y gradual. Asimismo, no debe descuidar la catequesis ocasional que responda a las

necesidades, interrogantes vitales e inquietudes que presentan los niños. El clima catequístico debe ser vivido y testimoniado por padres y educadores.

Esencialmente se catequiza con la vida, con el testimonio personal. Si el catequista no vive con fuerza lo que predica pierde credibilidad frente a los niños.

Debe hablar de Dios, la familia, del cuerpo, de la sexualidad, de las relaciones con sus pares, del mundo que rodea al niño; en síntesis, de todos los temas fundamentales en la vida de los niños.

Esta extensa enumeración que acabamos de hacer, pretende perfilar un estilo catequístico, una manera especial de enfocar el trabajo con los niños . Estilo que poco a poco se va transformando en una forma de vida y contagiando a los demás.

CARACTERÍSTICAS DE LA CATEQUESIS DE NIÑOS

LO QUE NO ES O NO DEBE SER LO QUE ES O DEBE SER

No consiste en explicarle religión ni en imponerle conceptos abstractos.

El niño debe vivir un encuentro personal, espontáneo y directo con el Dios vivo.

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Mera instrucción o enseñanza religiosas, centrada sólo en los aspectos cognitivos.

No puede ser una catequesis parcial.

No debe ser monótona, aburrida, tediosa, triste, en un clima rígido e individualista.

No tiene que estar basada en el castigo, miedo o temor a Dios.

No ha de presentar a un Dios lejano, caprichoso, vengativo y perseguidor de los niños.

No puede faltarle vida. Jamás ha de ser algo "muerto" o frío, sin entusiasmo vital; en un ambiente aburrido.

Individualista, de corte personalista, sin proyección hacia el hermano.

Improvisada, librada a la buena voluntad, discontinua.

Pasiva, rígida, estática, sin la participación de los niños.

No debe servir para el provecho personal ni para el engrandecimiento del catequista.

Sin la presencia ni participación de la familia.

Debe procurar una Formación o Educación religiosa completa, donde lo vivencial se apoye en los conocimientos.

Debe ser una catequesis integral que abarque todos los aspectos de la persona.

Debe ser alegre, dinámica, divertida, en un clima de fiesta, de encuentro, de admiración gozosa de las maravillas de Dios.

Tiene que basarse en la confianza, el encuentro y en el amor a Dios.

Debe presentar a un Dios cercano, cariñoso, que quiere nuestro bien, que nos ama, que está siempre con nosotros y nos cuida.

Debe ser celebrada y manifestada con todo nuestro ser y a través de los sentidos. El niño debe disfrutar de cada encuentro. Por ello, debe iniciar a los niños en la oración y en la liturgia.

Comunitaria, vivida en y para la comunidad. Debe ser celebrada comunitariamente. Por esta razón también debe ser misionera.

Pensada, programada. Esto implica que la catequesis sea continua, planificada, sistemática y ocasional.

Totalmente activa, donde los niños participen con toda su persona mediante el desarrollo de actitudes.

Dialogada con Dios en la oración.

Debe contar con la participación y la presencia de los padres y familiares; en un acompañamiento permanente

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3) Catequesis de Niños e Iniciación Cristiana

por Luis M. Benavides

La peculiaridad de la catequesis, distinta del anuncio primero del evangelio que ha suscitado la conversión, persigue el doble objetivo de hacer madurar la fe inicial y de educar al verdadero discípulo por medio de un conocimiento más profundo y sistemático de la persona y del mensaje de Nuestro Señor Jesucristo.

Se trata, en efecto, de hacer crecer, a nivel de conocimiento y de vida, el germen de la fe sembrado por el Espíritu Santo con el primer anuncio y transmitido eficazmente a través del bautismo. Es decir, que la catequesis debe a menudo preocuparse no sólo de alimentar y enseñar la fe, sino de suscitarla continuamente con la ayuda de la Gracia, de abrir el corazón, de convertir, de preparar una adhesión global a Jesucristo en aquellos que están aún en el umbral de la fe.

La catequesis de niños muchas veces se transforma en un camino privilegiado de iniciación cristiana. La iniciación cristiana busca introducir al niño de manera orgánica en la vida de la Iglesia, incluida también una preparación inmediata a la celebración de los sacramentos.

La catequesis de iniciación cristiana de los niños es una de las tareas que exige mayor reflexión, atención y dedicación de padres, catequistas, docentes y de la Iglesia en su conjunto. Esta catequesis da sentido a los sacramentos, pero a la vez recibe de los sacramentos vividos una dimensión vital que le impide quedarse en lo meramente doctrinal y que comunica al niño la alegría de ser testigo de Cristo en su ambiente de vida. La tarea catequística exige amor y profundo respeto al niño, el cual tiene derecho a una presentación sencilla y verdadera de la fe cristiana.La iniciación cristiana de los niños

Además de la familia, entiendo que la escuela y la parroquia, entre otros, por ser lugares de maduración humana, se constituyen también en el ambiente propicio para del despertar religioso y, más concretamente, para la iniciación en la fe de los niños. La apertura a la trascendencia desde las primeras etapas evolutivas debe animar la educación global del niño.

Toda educación auténtica es una educación para y en la libertad. El sentido religioso de la educación es una condición indispensable para una opción religiosa libre. Es errónea y ofensiva para la libertad del niño la actitud de aquellos que, "por respetar esa misma libertad", intentan suprimir todo sentido religioso en la educación infantil; alegando que así el niño, cuando crezca y sea capaz de optar, podrá elegir más libremente.

Frente a esta postura, creo que es necesario tener en cuenta las siguientes consideraciones:

- No existe libertad absoluta. Nos vamos haciendo libres a partir de unos valores biológicos, psicológicos, sociales y ambientales que se nos dan y, desde los cuales, hay que ir conquistando la libertad. Esta conquista se inicia balbuceantemente, a modo de opciones embrionarias transitorias, desde la primera infancia.

- Si los niños no tienen posibilidades de una orientación religiosa, sus vidas quedarán marcadas por la ausencia de esa orientación; lo cual supone la falta de elementos y criterios fundamentales a la hora de optar.

- Además, los niños son un reflejo de la sociedad en que viven. Los adultos, de una manera u otra, les imponen las costumbres, la lengua, las influencias, las opciones

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políticas, los valores de la cultura en que están inmersos. Pretender una educación totalmente neutra es absurdo e irreal. Lo que se puede pretender es procurar que estos valores les lleguen con autenticidad, espíritu crítico y siempre en vistas a una opción libre.

- Visto desde el plano de la fe, cuando uno se ha encontrado con el Dios viviente, ha sido cautivado y seducido por Él; no queda otro camino que comunicárselo a los demás para que ellos también se encuentren con el Señor de la Vida. Con mayor razón, cuando se trata de los seres que más queremos: a ellos uno quiere brindarle lo mejor y ¡qué mejor para brindarles que el mismo Jesucristo!

4) Las etapas de la Catequesis de Niños (1ra. parte)

por Luis M. Benavides

LA CATEQUESIS DE LOS NIÑOS PEQUEÑOS O CATEQUESIS DE PRE-INICIACIÓN (4 á 7 años)

Durante los primeros años de la infancia (4 á 7 años) el énfasis catequístico debiera estar centrado en la formación religiosa. En esta etapa es necesario atender primero a lo vivencial que a lo intelectual. El saber conceptual no representa sino un aspecto de la educación religiosa. Antes de saber quién es Dios, el niño puede y debe situarse en una relación de amor con Él. Así como hablamos la lengua antes de estudiar la gramática, nuestros niños deberán vivir su fe antes de aprender la doctrina.

Esto quiere decir que la Educación en la Fe que se ofrece en la etapa que coincide con Nivel Inicial o Preescolar, también conocida como Catequesis de Pre-iniciación, sintoniza más con la llamada Formación Religiosa que con la Enseñanza Religiosa; catequesis propia de edades posteriores, más sistematizada, cognitiva y de profundización.

La Catequesis de Preiniciación o Catequesis del Nivel Preescolar debiera entenderse como un camino interior, un itinerario espiritual, como el descubrimiento de una Presencia que transforma la vida. En este sentido, podríamos hablar de PRECATEQUESIS o CATEQUESIS INICIAL. El hecho de hablar de pre-catequesis no significa que, en esta etapa, no se ofrezca al niño una auténtica educación en la fe. Por el contrario, esta iniciación cristiana se realiza de forma embrionaria y va a sentar las bases, las raíces, los cimientos de la catequesis en los años posteriores.

Es la "edad de oro" del interés del niño por el mundo religioso; el mejor momento para iniciarlo en la fe. El niño siente fascinación y respeto frente a lo sagrado, está en una continua actitud contemplativa y mantiene un trato cordial y de confianza con Dios, como pocas veces en la vida.

El niño en esta etapa capta y recibe la Buena Noticia de manera global, sincrética y totalizadora. Esta pre-catequesis parte de una rica experiencia en valores humanos, para ir descubriendo lentamente la dimensión trascendente de la vida, a la luz del Evangelio.

Durante esta etapa, la imagen de Dios Padre es la que mejor complementa y se adecúa a los niños pequeños. Dios Padre, Bueno, Creador, Todopoderoso, Omnipotente es el complemento completo del niño: pequeño, desprotegido, necesitado, dependiente. La niñez es uno de los momentos de la vida humana en que la creatura encuentra naturalmente a su Otro, el Creador. Por este motivo, la catequesis sobre La Creación debe ocupar un lugar central durante esta etapa.

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La catequesis en estos años es, fundamentalmente, AMBIENTAL. Los niños perciben como por ósmosis las actitudes religiosas adultas. Es imprescindible, crear un clima en el que se perciba la presencia de Dios. Las palabras y los gestos de los padres, el clima familiar, preparan el despertar en la fe. El elemento más decisivo está en las actitudes que los padres y educadores mantienen con respecto a Dios y a los demás y no, en el conocimiento acabado de las verdades cristianas ni en el sentimentalismo religioso.

"Un niño es la alegría no sólo de sus padres, sino también de la Iglesia y de toda la sociedad. ¡Qué importante es el niño para Jesús! En el niño hay algo que nunca puede faltar a quien quiere entrar en el Reino de los cielos. Al cielo van los que son sencillos como los niños, los que como ellos están llenos de entrega confiada y son ricos de bondad y puros. Sólo éstos pueden encontrar en Dios un Padre y llegar a ser, a su vez, gracias a Jesús, hijos de Dios.

Es propiamente así: Jesús y su Madre eligen con frecuencia a los niños para confiarles tareas de gran importancia para la vida de la Iglesia y de la humanidad.

Juan Pablo IICarta a los Niños, diciembre de 1994.

5) Las etapas de la Catequesis de Niños (2da. parte)

por Luis M. Benavides

LA CATEQUESIS DE INICIACIÓN (8 á 10 años)A partir de los 8-9 años, comienza lo que conocemos con el nombre de Catequesis

de Iniciación. Suele abarcar el período de la preparación para los sacramentos de la Reconciliación y de la Comunión.

En esta etapa, los niños comienzan a tomar conciencia paulatina del mensaje cristiano. Este es el momento para ir introduciéndolos gradualmente en las verdades de la fe. Esto no implica que la experiencia vivencial sea dejada de lado. Muy por el contrario, todo conocimiento nuevo en la fe deberá estar cimentado en la experiencia profunda del encuentro personal con el Dios vivo. Es decir que sólo podrá explicitarse todo aquello que ya tiene raíces profundas en el niño y que ha experimentado vitalmente.

Este proceso de crecimiento en la fe debe sentar sus bases en el crecimiento humano esperado, acorde con las características propias de cada edad. El niño se desarrolla gradualmente en sus capacidades motrices, intelectuales, emocionales, sociales espirituales; debiendo toda la catequesis adaptarse a este progreso.

Durante esta etapa, la imagen de Dios Hijo es la que penetrará profundamente en el sentir del corazón de los niños. Toda la catequesis gira en torno del anuncio de los hechos de Jesús y sus apóstoles. Jesús se hace presente, como hermano y amigo, donándose plenamente en la Eucaristía, transformándose en centro vital de todo lo creado y en el cual se redime la creación entera.LA CATEQUESIS DE PROFUNDIZACIÓN (11 á 12 años)

Con la llegada a la pubertad comienza la etapa de la profundización. Los niños van ingresando decididamente en el pensamiento lógico- abstracto. Al mismo tiempo, comienzan a tomar conciencia gradual de la sociedad en que viven, incorporando el deseo de construir un mundo mejor, erradicando las injusticias sociales.

Es la etapa de la profundización de los contenidos de la fe. La toma de conciencia de que son miembros activos de la Iglesia, debe favorecerse permanentemente, más con hechos que con palabras.

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La catequesis en esta edad tiene que estar más orientada a la acción. Los contenidos catequísticos tienen que transmitirse insertos en actividades pastorales grupales, especialmente aquellas que tengan relación con la asistencia y ayuda al otro y las que buscan el encuentro personal con Dios, a través de la vivencia grupal. El sentido de pertenencia no deberá expresar otra cosa que la búsqueda de la comunidad, comunidad que centrada en Jesús se manifiesta en la Iglesia.

Durante esta etapa la imagen de Dios Espíritu es la que debe ayudarlos a caminar en la maduración de la fe. Los niños deben sentir que forman parte activa en la construcción de la Iglesia. El Espíritu es quien los irá guiando para anunciar al mundo la alegría de haber sido salvados por Jesús.

En muchos casos, los niños reciben el Sacramento de la Confirmación durante esta etapa. Este acontecimiento debiera ser vivido por los niños y sus familias como un auténtico proceso de crecimiento y reafirmación de la fe, recibida en el Bautismo. Personalmente, considero más apropiado que la Confirmación se reciba alrededor de los 16 años, como culminación del período de profundización o perseverancia, aprovechando mejor la maduración alcanzada por los jóvenes en este proceso y facilitando un compromiso y una adhesión más concientes a la fe.

Resumiendo, la catequesis de niños no consiste, entonces, solamente en explicarle religión sino en presentarle, en un clima de admiración contemplativa, las verdades esenciales de la fe, permitiéndoles entrar en relación amorosa con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

6) Catequesis y Sacramentos

por Luis M. Benavides

LA CATEQUESIS DE NIÑOS Y LOS SACRAMENTOS

La catequesis está intrínsecamente unida a toda la acción litúrgica y sacramental, porque es en los sacramentos y sobre todo en la eucaristía donde Jesucristo actúa en plenitud para la conversión del ser humano. La catequesis de niños está en permanente relación con los sacramentos. Por una parte, una forma eminente de catequesis es la que prepara a los sacramentos, y toda catequesis conduce necesariamente a los sacramentos de la fe.

De acuerdo a lo reflexionado, presento un esquema orientativo sobre el itinerario sacramental en la catequesis de niños.

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7) La participación de la familia en la Catequesis

por Luis M. Benavides

Los padres de familia, primeros educadores en la fe de sus hijos El testimonio de vida cristiana, ofrecido por los padres en el seno de la familia, llega a los

niños envuelto en el cariño y el respeto materno y paterno. Los hijos perciben y viven gozosamente la cercanía de Dios y de Jesús que los padres manifiestan, hasta tal punto, que esta primera experiencia cristiana deja frecuentemente en ellos una huella decisiva que dura toda la vida. Este despertar religioso infantil en el ambiente familiar tiene, por ello, un carácter insustituible.

Esta primera iniciación se consolida cuando, con ocasión de ciertos acontecimientos familiares o en fiestas señaladas, se procura explicitar en familia el contenido cristiano o religioso de esos acontecimientos. Esta iniciación se ahonda aún más si los padres comentan y ayudan a interiorizar la catequesis más sistemática que sus hijos, ya más crecidos, reciben en la comunidad cristiana.

Los padres reciben en el sacramento del matrimonio la Gracia y la responsabilidad de la educación cristiana de sus hijos, a los que testifican y transmiten a la vez los valores humanos y religiosos, la misma vida de familia se hace itinerario de fe y escuela de vida cristiana. Esta acción educativa, a un tiempo humana y religiosa, es un verdadero "ministerio" por medio del cual se transmite e irradia el Evangelio hasta el punto de que incluso, a medida que los hijos van creciendo, el intercambio es mutuo y en un diálogo de este tipo, cada uno recibe y da.

Por ello es preciso que la comunidad cristiana preste una atención especialísima a los padres. Mediante contactos personales, encuentros, cursos e, incluso, mediante una catequesis de adultos dirigida a los padres, ha de ayudarles a asumir la tarea, hoy especialmente delicada, de educar en la fe a sus hijos.

La familia es un ámbito o medio privilegiado de crecimiento en la fe. La comunidad cristiana familiar es "lugar" de catequesis. En efecto, la familia como "lugar" de catequesis tiene un carácter único: transmite el Evangelio enraizándolo en el contexto de profundos valores humanos. Sobre esta base humana es más honda la iniciación en la vida cristiana: el despertar

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al sentido de Dios, los primeros pasos en la oración, la educación de la conciencia moral y la formación en el sentido cristiano del amor humano, concebido como reflejo del amor de Dios Creador y Padre.

La familia cristiana o "iglesia doméstica" como la llama Juan Pablo II, constituye el núcleo fundamental de la sociedad y de la Iglesia; el núcleo donde nace y crece la fe. Ella es la que debe velar por el crecimiento en la fe, educar en los valores esenciales de la vida humana y se constituye en la primera evangelizadora de sus hijos. No hay educación en los valores posible si no hay plena participación de los padres en la misma.

La colaboración entre los catequistas y los padres (intercambio de ideas acerca del programa, los métodos, las dificultades) es necesaria para que la educación de los niños tenga un proceso adecuado y concorde. Esta colaboración es útil tanto a los catequistas como a los padres, en el sentido de ayuda al ejercicio de sus responsabilidades específicas.

En todo momento habrá que pensar en actividades que integren a la familia a la catequesis: celebraciones con la presencia de los papás, los abuelos, los hermanos; trabajos hechos en conjunto por toda la familia; reuniones de reflexión para padres; grupos de oración; actividades catequísticas para compartir en familia después de cada encuentro; visita de la imagen de la Virgen María a las casas; reuniones familiares; bendecir la mesa; etc.

La presencia de las familias en la catequesis de los niños es de vital importancia. Los catequistas tienen que pensar su catequesis incluyendo permanentemente a la familia en la misma. De lo contrario, toda la catequesis corre el riesgo de desmoronarse si no contamos con el acompañamiento y la adhesión de los padres. Lo que buscamos es lograr cada día mayor adhesión, mayor presencia de toda la familia en la educación de la fe de sus hijos, aunque muchas veces haya que comenzar a través de los mismos niños. En esta participación resulta invalorable el aporte de los abuelos. Su disponibilidad, su sabiduría y su sentido religioso, son muchas veces, decisivos para favorecer un clima verdaderamente cristiano.

Sin participación de la familia no hay catequesis posible.

8) Catequesis e Infancia Misionera

por Luis M. Benavides

La Infancia Misionera

La catequesis de niños está abierta igualmente al dinamismo misionero. La idea es que los mismos niños ayuden a otros niños a encontrarse con Jesús, promoviendo así un movimiento de solidaridad cristiana y de testimonio misionero. De esta manera los niños toman conciencia del importante papel que ellos representan también en la Iglesia y en el mundo.

"Toda catequesis es misionera porque impulsa a preocuparse de otras comunidades de ambientes distintos y, abriendo los espíritus al bien de la Iglesia universal... Pero además, lo es porque inclina a actitudes de respeto hacia los hombres y estimula a dar ante todos ellos un testimonio auténticamente cristiano, partiendo siempre de la edificación cada día más sólida de la propia comunidad eclesial..."

La Catequesis en nuestro tiempo. 5º Sínodo de Obispos. 1977. Nº 17.

Jesús llamó a los Apóstoles y les expresó lo que les ofrecía y lo que esperaba de ellos. A nosotros, como a ellos, nos plantea: "Ven y sígueme" (Mt. 19,21), "Vayan y evangelicen" (Cf. Mt. 28,19), "Yo estaré con ustedes siempre." (Mt. 28, 20b).

Con el "Ven" nos está ofreciendo su presencia y amistad y está pidiendo que nos unamos a Él y nos transformemos en Él. Con el "Sígueme" se nos está ofreciendo como modelo, como camino y como guía. Con el "Vayan" nos está indicando que Él nos ofrece una orientación, una misión y una compañía. Él nos pide que vayamos como "enviados" suyos a servir a nuestros hermanos. En síntesis, Jesús nos ofrece "vida nueva" para que la compartamos con los demás. Los niños no están excluidos de este mandato de Jesús ni de seguir sus pasos.

La escuela con Jesús: una propuesta de Jesús.

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El niño deberá realizar un proceso cíclico que lo va configurando como verdadero misionero. Este proceso podría resumirse en cuatro pasos: Comienza "escuchando" la Palabra, pasa a "vivirla" personalmente, se expresa en el "servicio misionero" correspondiente y refuerza su "comunión para la misión".

1) Catequesis Misionera. El primer paso es "escuchar la Palabra" para comprender la misión; por ello, lo llamamos catequesis misionera. Se propone lograr que los niños conozcan a Jesús y en Él comprendan su misión universal.

2) Espiritualidad misionera: Los encuentros de espiritualidad misionera se proponen ayudar a renovar misioneramente la mente, el corazón, las actitudes y la vida, mediante la profundización de nuestra experiencia con Jesús. Este segundo paso consiste en "vivir" la Palabra, renovando nuestra vida al estilo de Jesús; nuestro corazón, sentimientos, actitudes, opciones misioneras.

3) Proyección Misionera. Aquí se ayuda a los niños para que den el paso de "ser" discípulos a "hacer" discípulos para Jesús, enseñando a otros lo que han aprendido de Él. Por esto, la proyección misionera de estos niños será evangelizando y haciendo animación misionera hacia todas las personas, especialmente hacia los niños.

4) Comunidad Misionera. Busca afianzar los lazos de amistad entre los miembros del grupo, crear vínculos de amistad, fraternidad y ayuda mutua. Su objetivo es el de fortalecernos como grupo: comunidad eclesial viva, dinámica y misionera. Es decir, la vida misionera del mismo grupo. Se trata de fortalecernos como comunidades eclesiales vivas, dinámicas y misioneras.

Entre las diversas actividades que realizan los niños misioneros están: el anuncio del Evangelio a otras personas; animación misionera a otros niños; servicios misioneros en su familia y en la propia escuela; actividades para conseguir donaciones; oraciones y celebraciones misioneras; comunicación y apoyo a nuestros misioneros que están en otros países o continentes; actividades en favor de los niños necesitados; elaboración de materiales para la animación misionera; visitas a enfermos, a ancianos, a presos, etc.

Los niños necesitan una formación integral. La espiritualidad misionera no es un añadido, es la espiritualidad cristiana en toda su vitalidad. Por ello, asumen con mayor fuerza la universalidad del compromiso misionero (cooperación espiritual, material y con servicios, a los niños y adolescentes del mundo entero), además de asumir compromisos concretos como misioneros en ámbitos cercanos a ellos. Los niños deben transformarse en buenos animadores misioneros en su propia comunidad, para el mundo entero. Esta es la gran visión que da significado a la Obra Pontificia de la Infancia Misionera.

9) El Catequista de Niños

por Luis M. Benavides

No quisiera terminar la reflexión sobre la catequesis de niños sin dedicar unas consideraciones a quienes tienen que llevar adelante tan hermosa e importante misión.

El ministerio catequético tiene, en el conjunto de los ministerios y servicios eclesiales, un carácter propio, que deriva de la especificidad de la acción catequética dentro del proceso de la evangelización. La tarea del catequista de niños, como educador de la fe, difiere de la de otros agentes de la pastoral (litúrgica, caritativa, social...) aunque, obviamente, ha de actuar en coordinación con ellos. Esta tarea se hace hoy aún más imperiosa cuando muchos niños no reciben en sus hogares una formación religiosa conveniente.

Ser catequista de niños es un don, un llamado y un regalo del Padre. Los niños exigen total donación de sí, una entrega generosa y una permanente atención; pero como contrapartida, quienes tenemos la dicha de trabajar con niños, sabemos que todos estos esfuerzos se ven ampliamente recompensados. Los niños nos conectan con la vida, con el futuro, con la espontaneidad y la alegría de vivir. Y el buen Dios, a través de los niños, nos devuelve con creces todo lo que hagamos por ellos.

La catequesis de niños exige mucha dedicación, preparación, disponibilidad y gran ductilidad. Ser catequista de niños es una vocación particular, entre la gran variedad de vocaciones suscitadas como respuestas al llamado de Dios a servirlo en Iglesia. No todos estamos llamados a trabajar con niños, así como no todos tenemos

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predisposición para trabajar con ancianos, enfermos, presos u otras áreas pastorales. Cualquier catequesis especializada demanda una vocación y preparación específicas.

Perfil de Catequista de Niños

Teniendo en cuenta lo anterior, podemos establecer a modo orientativo un perfil del catequista de niños. Por supuesto, que este perfil no pretende ser completo, sino simplemente intenta esbozar algunos rasgos que debería tener o procurar tener un catequista de niños:

Un cristiano auténtico, miembro activo de la comunidad escolar y/o parroquial, inserto en pastoral diocesana.

Con madurez y equilibrio emocional para trabajar con niños. Con sólida formación catequística, metodológica y doctrinal. En lo posible, con título de catequista o estudios similares. Con conocimientos de Didáctica, Pedagogía y Psicología Evolutiva. Con capacidad para la comunicación, la animación y la conducción. Con empatía hacia los niños, es decir que tenga cualidades fundamentales de

relación y comunicación con los niños. Que posea una actitud serena, cálida y acogedora, enmarcadas en un lenguaje

sencillo; junto a una gran dosis de paciencia, alegría y serenidad. Que sea humilde y sepa ganarse la confianza de los demás. Que disfrute de trabajar en comunidad con otros catequistas. Que manifieste gusto por la oración y disponibilidad ante las cosas de Dios, de

manera que el gran ascendiente espiritual que ejerce sobre los niños sea fruto de su transparencia religiosa.

Una aclaración importante: este perfil no define edad, título o condición social. Por supuesto que todas estas cualidades no necesariamente son exigibles desde el comienzo. Algunos de estos rasgos forman parte de la personalidad del catequista, la mayoría de ellos se puede ir adquiriendo a través de un proceso gradual, comenzando como ayudante de catequista hasta ir completando y madurando los procesos de formación.

La presencia frente a los niños exige al catequista una clara opción de fe, expresada con el testimonio de su vida. Todo esto requiere una preparación cuidadosa, planificada y bien pensada de la catequesis, junto a una sólida formación y actualización permanentes. Claro está, que la catequesis no puede estar librada sólo a la buena voluntad y disposición de los catequistas. Es muy importante contar con un Plan de Formación de Catequistas, aprovechando las múltiples ofertas que suele haber al respecto en cada diócesis.

De todos modos, como decíamos antes, la vocación catequística es un don, un llamado del Padre. Por lo tanto, tenemos que tener confianza en Él. Si Dios nos llamó, nos va dar las fuerzas, el entusiasmo, las palabras para anunciar y vivir con alegría la Buena Noticia del Evangelio, en especial a los más pequeños.

El Método Catequístico

10) Consideraciones Generales sobre el Método

por Luis M. Benavides

“Primero vivimos, después reflexionamos sobre la vida. El aprendizaje del amor de pareja, la educación de los hijos, la tarea de la evangelización, la espiritualidad y tantos otros asuntos vitales para el hombre son, en primer lugar, vividos y luego, sistematizados.” 1

P. Francisco De Vos.

Hablar de método muchas veces significa reducir o encuadrar la realidad y mucho más, cuando se trata de realidades que hacen a la interioridad del hombre y su proyección hacia los demás o hacia Dios.

Cuando se trata de Metodología Catequística los límites de los métodos aparecen más a la vista. Evidentemente la adhesión de los catequizandos a la fe es fruto de la Gracia. Esta adhesión no depende, en última instancia del

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catequista; sino del accionar de Dios y de la respuesta libre del hombre a tal accionar. Para que un método pueda ser aplicado a la catequesis ha de ser coherente con los criterios evangélicos y con la finalidad de comunicar la verdad revelada.

Teniendo en cuenta estas consideraciones es que podemos hablar de Método: “como un camino para llegar hacia...” y transmitirlo también a otros. Evidentemente, no existe ningún método totalmente original y nuevo. El conjunto de un método será siempre el resultado de una síntesis. La Iglesia ha ido madurando y rumiando, a lo largo de los siglos, la mejor manera de transmitir la Buena Noticia y esa experiencia en la educación de la fe, que es reflejo de la pedagogía de Dios, se ha ido adaptando y sistematizando, de acuerdo a las necesidades y los signos de los tiempos; quedando plasmada en lo que hoy conocemos como Metodología Catequística. (cfr. DCG, 148) .

La experiencia fundacional del cristianismo nos muestra a las claras que la misión evangelizadora no se entiende sin comunidad. La comunidad pertenece al núcleo de la experiencia cristiana. De allí, se desprende que, para hablar de Método Catequístico necesariamente tenemos que hablar de catequizar con los demás, de catequizar en comunidad.

Las grandes líneas de la metodología catequística, las experiencias nuevas, las propuestas distintas, la formación de los catequistas; todo debe y tiene que ser aprendido en Iglesia. Nuestra tarea es una tarea en comunión y participación. En comunión con la Doctrina Social de la Iglesia (expresada en la variedad de documentos oficiales) y en participación con nuestros hermanos, miembros del Pueblo de Dios, guiados por nuestros pastores: los obispos.

El catequista es el que pone en práctica el método, pone parte de él en lo que hace. Esto no significa que cada catequista tenga "su" método; pero sí, que el método catequístico como instrumento, sea presentado de manera única y personal. El catequista es intrínsicamente el mediador que facilita la comunicación entre las personas y el misterio de Dios, entre Dios y los catequizandos, entre la comunidad y sus miembros. El catequista reconoce que el método está al servicio de la revelación y de la conversión y por eso ha de servirse de él, en absoluta fidelidad a Dios y al hombre; fidelidad al Mensaje Evangélico y al sujeto de la catequesis..

El catequista es un simple "puente" entre Dios y los niños; un instrumento del amor de Dios. Una sólida espiritualidad y un testimonio de vida cristiana en el catequista constituyen el alma de todo método.

"Los niños leen más en el catequista que en el libro,se impregnan más de su conducta que de sus palabras,se les graba más con los ojos que con los oídos.Son como la esponja: absorben todo lo que ven."

JUAN PABLO I

De Vos, Francisco. Metodología Catequística. Edic. Don Bosco; Bs. As., 1981. Colección: “Al servicio del Reino, nº 26, p.5.

11) El actuar catequístico de Jesús

por Luis M. Benavides

Jesús mismo es el Mensaje de Salvación, la Palabra Eterna hecha carne. Él revela y transmite su Palabra, es decir, Él mismo se entrega a nosotros por amor. Ésa es la Buena Noticia: Dios se hace presente en medio de nosotros, de manera plena y definitiva, a través de su Hijo Jesús. (Lc. 2,10-11; Jn. 1,1-18; Hech.2,22-36; 13,16-41; 1ª Carta de Juan 1,1-14).

Jesús es el primer y único catequista, es EL CATEQUISTA. Nadie mejor que Él para enseñarnos a transmitir su propia Palabra. Por ello, vamos a intentar dirigir nuestra mirada atenta a la forma en que Él proclamaba y anunciaba su Palabra, dicho de otra manera, a la forma en que Jesús catequizaba. Él es el modelo, el prototipo, el perfil ideal de todo catequista y en Él debemos apoyarnos para que nuestra labor dé sus frutos.

Entre todos los textos tan ricos que la Palabra de Dios nos ofrece, existe un pasaje evangélico que siempre me ha emocionado y conmovido: es el encuentro entre Jesús y la Samaritana.

JESÚS Y LA SAMARITANA (Jn 4,1-30 y 39-42)

Es fascinante seguir de cerca el proceso que realiza Jesús al ayudar a la samaritana a encontrarse con Él, consigo misma y con sus hermanos. Vamos, precisamente, a tomar este texto como punto de partida para la reflexión y el análisis del actuar catequístico de Jesús.

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Les sugiero que realicen una lectura pausada y atenta del texto. Imagínense la situación, los movimientos, la ubicación geográfica, el tono de voz, la cadencia; pero sobre todo centren la atención en el accionar de Jesús, en su modo de encarar una situación tan delicada. (LEER EL TEXTO).

Jesús se encuentra fatigado y cansado en el pozo de Jacob, con la mujer. Los pozos en aquella época, solían quedar a unos kilómetros del pueblo. La gente tenía que llegarse a ellos varias veces al día, portando el agua en cántaros de gran peso. Es en esa situación que se encuentran Jesús y la samaritana. Vamos a analizar minuciosamente el diálogo entre ellos:

JESÚS

- "Dame de beber."

- ..."Si conocieras el don de Dios y quién es el que dice: "Dame de beber", tú misma se lo hubieras pedido y él te habría dado agua viva."

-"El que bebe de esta agua vuelve a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá jamás a tener sed."

LA SAMARITANA

-Cómo tú que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?..."

-Señor no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva? ¿Eres acaso más poderoso que nuestro padre Jacob?..."

-“Dame de esa agua para que no sufra más sed, ni tenga que volver aquí a sacarla."

-"Ve y llama a tu marido." -"No tengo marido..."Jesús continuó: -"Es verdad lo que dices, que no tienes marido, has tenido cinco y el que tienes ahora tampoco es tu marido."

-"...ni aquí ni en Jerusalén., los verdaderos adoradores, adorarán al Padre en Espíritu y Verdad."

-"Señor, veo que eres un profeta... Pero ¿dónde adorar a Dios, aquí o en Jerusalén?

-“Yo sé‚ que el Cristo está por venir. Cuando él venga nos aclarará todo.”

¡ÉSE SOY YO, EL QUE HABLA CONTIGO!

La mujer dejó su cántaro y corrió a la ciudad y dijo a la gente:¡Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho!

¿No será el Mesías?"

Salieron entonces de la ciudad y fueron a su encuentro... Muchos samaritanos creyeron en él por las palabras de la mujer...

Muchos más creyeron en él a causa de su palabra y decían a la mujer:

"YA NO CREEMOS POR LO QUE HAS DICHO, NOSOTROS MISMOS LO HEMOS OIDO Y SABEMOS QUE ÉL ES VERDADERAMENTE EL SALVADOR DEL MUNDO."

EL PROCESO METODOLÓGICO DE JESÚS

Evidentemente, Jesús no habla en los Evangelios de un método catequístico, pero sí podemos percibir una manera de obrar, una "pedagogía", una "metodología" que le es propia y que utiliza con frecuencia. Es fascinante ver cuál fue el proceso que utilizó Jesús para llegar al corazón de la samaritana y que podríamos resumir de la siguiente manera:

1. JESÚS PARTE DE LA REALIDAD DE VIDA O DE LA SITUACIÓN EXISTENCIAL DE LA SAMARITANA.

La samaritana tenía su historia, sus creencias, su manera de relacionarse con los otros, su propia forma de vida. Ella no sabía ni podía crecer como persona. Se había transformado en un lugar de paso, para los hombres; de odio para las mujeres y en un motivo de escándalo para la comunidad. Era una mujer adúltera.

Jesús no se escandaliza ante tal realidad, muy por el contrario, la respeta y ama profundamente, al punto tal que decide ayudar a la mujer a reencontrarse con su historia. Por eso, él toma la iniciativa, da el primer paso y luego procede delicada y respetuosamente. Sin apremios, pero con marcada insistencia; sin cesar de llevarla por los caminos del amor y las exigencias de una vida mejor.

Y esto es lo primero que precisamente tenemos que aprender los catequistas: A AMAR Y RESPETAR PROFUNDAMENTE LA realidad DE NUESTROS CATEQUIZANDOS, en nuestro caso, los niños; no imponiéndoles nada, sino acercándolos al Amor de Dios.

2. JESÚS ANUNCIA SU PALABRA: "YO SOY EL CRISTO"

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Recién cuando la tierra estaba preparada; es decir, cuando la samaritana estaba predispuesta, es que Jesús anuncia su Palabra, transformadora, viviente, operante. Generando un cambio de vida, un cambio fundamental en el corazón y en la vida de la samaritana. De la misma manera, la Palabra del Señor opera la Salvación y la Redención, en nosotros y en nuestros catequizandos, con una fuerza extraordinaria.

3. SE PRODUCE UN CAMBIO DE VIDA O RESPUESTA VITAL EN LA SAMARITANA

La mujer sacudida por el amor de Jesús, tocada y sanada por la Palabra de Dios se encuentra y acepta a sí misma. Esto le permite descubrirse, abrirse a los demás y al Otro. La samaritana no sólo vuelve corriendo a su pueblo -dejando el cántaro y con él, su vida anterior- sino que irrumpe llena de vida en la realidad cotidiana de su gente, testimoniando su encuentro con el Dios Viviente.

La samaritana pasa de ser DISCÍPULA (seguidora) de Jesús para convertirse en APÓSTOL (testigo o anunciadora) de la Buena Noticia, es decir, se transforma en CATEQUISTA: lleva sus hermanos hasta Jesús. De esa manera, se convierte en un puente para que sus hermanos conozcan a Jesús y luego, ellos mismos lo reconozcan como el Salvador, transformándose, a su vez, en discípulos del Maestro y nuevos apóstoles de su mensaje.

Y ésta es la experiencia que se viene transmitiendo de persona a persona, de corazón a corazón, de padres a hijos, de catequistas a sus catequizandos; desde hace más dos mil años en el seno de la Iglesia, cumpliendo con el mandato del Señor: “vayan y hagan discípulos mío a todos los hombres enseñándoles a cumplir todo lo que les he mandado...” (Mt 28,20)

12) La Estructura Básica de la Catequesis

por Luis M. Benavides

Desde el Concilio Vaticano II se ha insistido en la renovación catequística y sus métodos. Lo que ahora les presento es algo así como la resultante de la maduración catequística en los últimos treinta años. Este método, con las debidas adaptaciones, es válido para cualquier tipo de acción catequística (adultos, niños, encarcelados, adolescentes, discapacitados, etc.) y que, precisamente, está basado en el accionar catequístico de Jesús, en la pedagogía de Dios.

Retomando, entonces la reflexión que hacíamos sobre el encuentro entre Jesús y la samaritana, y las reflexiones que emanan del Directorio Catequístico General, podemos intentar vislumbrar en el actuar catequístico de Jesús tres momentos bien definidos, que bien se podrían estructurar de la siguiente manera:

Estos tres momentos utilizados por Jesús aparecen de una manera u otra, jalonados en el Nuevo Testamento en diversos pasajes. No pretendo analizar dichos textos aquí, pero ustedes pueden hacerlo y van a comprobar que dicha estructura (SITUACIÓN DE VIDA-PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA-RESPUESTA) se presenta con frecuencia en los evangelios.

Les indico algunos textos, para que profundicen el camino seguido por Jesús como catequista: Jesús y Zaqueo: Lc. 19,1-10; Curación del sordomudo: Mc. 7,31-37; Curación del paralítico: Jn. 5,1-14; Curación de los leprosos: Lc. 7,11-19; Elección de los apóstoles: Mc. 3,13-18; La mujer adúltera: Jn. 8,1-11; Jesús y el ciego de nacimiento: Jn. 9,1-41; Los apóstoles en Pentecostés: Hech. 2,13-41.

¡Qué interesante sería realizar un relectura de los evangelios desde la óptica de Jesús catequista! Atendiendo a las actitudes que toma Jesús, a cómo anuncia su palabra, a su manera de catequizar, a su forma de proceder como educador de la fe. Seguramente esta relectura nos ayudará muchísimo a reubicarnos como pregoneros de su vida y de sus palabras.

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“La experiencia humana en la catequesis hace que nazcan en el hombre intereses, interrogantes, esperanzas e inquietudes, reflexiones y juicios, que confluyen con en un cierto deseo de transformar la existencia... La catequesis deberá procurar que las personas estén atentas a sus experiencias más importantes, ayudar a juzgarlas a luz del Evangelio las preguntas y necesidades que de estas experiencias brotan, educar la hombre a vivir la vida de un modo nuevo...

La experiencia ayuda a hacer inteligible el mensaje cristiano... la experiencia asumida por la fe viene a ser en cierto modo ámbito en el que se manifiesta y realiza la salvación...

La iluminación y la interpretación de la experiencia a la luz de la fe se convierte en una tarea permanente de la pedagogía catequética... haciendo posible una correlación entre las experiencias humanas profundas y el mensaje revelado...

DCG, 152 y 153

13) Los tres grandes pasos del encuentro catequístico

por Luis M. Benavides

1) PARTIR de la SITUACIÓN DE VIDA o EXPERIENCIA VITAL DEL CATEQUIZANDO.

Partimos de la experiencia humana, de lo que le pasa o acontece al catequizando en su vida personal y comunitaria. La vida concreta que está viviendo y que tiene cierta importancia, que le afecta, que le impacta. ¡OJO: no se trata de la experiencia personal del catequista!

Este proceso implica conocer para amar. Conocer el aquí y el ahora del grupo de catequizandos; en nuestro caso, los niños. Es decir, conocer sus valores, sus normas, su psicología, sus manifestaciones, su historia, su contexto familiar y social, su sexualidad, su religiosidad, sus formas de expresarse, su lenguaje propio, sus preocupaciones fundamentales; en una palabra, sus interrogantes vitales. Se trata de MIRAR LA VIDA. Esto implica atender a la DIMENSION ANTROPOLÓGICA presente en el catequizando.

Dicho de otra manera, CONOCER EL CUESTIONAMIENTO VITAL QUE MOVILIZA TODO SU SER y lo coloca en tensión hacia lo absoluto. El catequista debe ayudar al catequizando a que profundice su propia situación, que la relacione con lo que también le pasa a los otros y que se lance a la búsqueda en común, a la búsqueda existencial, condición indispensable para poder esperar algo de Dios.

Es indispensable un diálogo sincero y profundo, una auscultación atenta y lo más realista posible, con el grupo de niños sobre cuáles son realmente sus preocupaciones y aspiraciones esenciales. Debemos prestar mucha atención a la situación, al aquí y ahora en que se encuentran los niños con los cuales trabajamos.

Para ello tendremos que tener presente:

los rasgos psicológicos evolutivos propios de la edad; su situación afectiva; la integración familiar y grupal; las capacidades intelectuales, psicomotrices y socioafectivas; los intereses y expectativas que más los atrapan; las experiencias históricas de estos niños concretos: situación y ambiente

familiar, el contexto barrial y social en que viven; la cultura familiar, grupal y social en que se mueven: los programas de TV que

más ven; los modelos culturales y deportivos; los juegos en que participan‚ etc. el bagaje y formación religiosa que traen de sus casas; el nivel de pertenencia a la Iglesia o de relación con ella.

2) EL ANUNCIO O PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS

La situación de vida anterior es vista a la luz de la Palabra de Dios. Se ayuda al catequizando y a su grupo a iluminar su vida con el Evangelio. La Palabra de Dios es el núcleo fundamental, el centro de toda catequesis. Sin Palabra de Dios no hay catequesis, ya que ella es el eje de la educación de la fe. Ella es la "fuente viva" de la catequesis. La Palabra de Dios es el contenido mismo de la catequesis, ya que: “La Palabra se hizo carne y plantó su tienda entre nosotros” (Jn. 1,14).

Por ello, decimos y hablamos de la DIMENSION CRISTOCÉNTRICA DE LA CATEQUESIS. Jesús es fuente, contenido y mediador de la Palabra, él mismo es el contenido fundamental y unificante de toda la catequesis. El

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catequista, como la samaritana tiene que provocar en la catequesis el encuentro personal y comunitario con Jesucristo.

Todo esto supone que el mismo catequista tenga un contacto asiduo y directo con la Palabra. Un catequista que no lee, reflexiona, estudia ni ora la Palabra de Dios, pronto no hará más que anunciarse a sí mismo. El catequista debe ser un gran "escuchador" de la Palabra, ya que él es el portador de un mensaje, que él mismo recibió a su vez y debe releerlo continuamente para mantenerlo vivo en su corazón.

3) LA RESPUESTA PERSONAL O CAMBIO DE VIDA FRENTE A LA EXPERIENCIA DE LA FE

La Palabra de Dios se dirige al hombre para que escuche su invitación y responda a su amor. La tercera etapa, en todo proceso catequístico, es la respuesta personal. El encuentro con el Dios viviente (con su Palabra) provoca, pide y exige una respuesta personal. La respuesta debe ser una respuesta libre y debe conducir al hombre a una libertad cada vez mayor.

El hombre responde libremente a la llamada de amor de Dios por medio de un CAMBIO DE VIDA, que se expresa la búsqueda y conversión diaria a la voluntad de Dios en nuestras vidas. Este cambio, esta respuesta se manifiesta especialmente en comunidad. Sin comunidad no hay catequesis. El anuncio del Evangelio no es individualista, muy por el contrario, es un anuncio comunitario. De allí que podemos hablar de la DIMENSIÓN ECLESIAL DE LA CATEQUESIS.

La vida de fe se manifiesta exteriormente en un MODO DE VIDA, en un COMPORTAMIENTO NUEVO, en CONDUCTAS RENOVADAS. Como dice el apóstol Santiago: "... la fe se demuestra con obras." (Sant. 2,14-25; Jn.10, 25.37-38; 1Jn. 3,18; Mt. 5,16) De todos modos, el compromiso de vida surge más profunda y auténticamente con la maduración de la fe en los años posteriores.

1') NUEVA SITUACIÓN DE VIDA

Los tres pasos anteriores se suceden continuamente; ya que, luego de que el individuo o grupo cambiaron en algo sus vidas, se genera una NUEVA SITUACIÓN DE VIDA que necesita ser iluminada con el Evangelio otra vez, para producir un nuevo cambio y así, sucesivamente. Por supuesto que, al tratarse de seres humanos, todo este proceso puede interrumpirse, trabarse, adelantarse y modificarse una y otra vez. Por ello, siempre habrá que recomenzar, como la vida.

"En el centro de la catequesis encontramos esencialmente una Persona, la de Jesús de Nazaret, Unigénito del Padre, que ha sufrido y ha muerto por nosotros y que ahora, resucitado, vive para siempre con nosotros... Catequizar es... descubrir en la Persona de Cristo el designio eterno de Dios... Se trata de procurar comprender el significado de los gestos y de las palabras de Cristo, los signos realizados por Él mismo". El fin de la catequesis: "conducir a la comunión con Jesucristo: sólo Él puede conducimos al amor del Padre en el Espíritu y hacemos partícipes de la vida de la Santísima Trinidad".

Catecismo de la Iglesia Católica, 426

14) Las Fuentes de la Catequesis

por Luis M. Benavides

LAS FUENTES Y CONTENIDOS DE LA CATEQUESIS

Se conocen como fuentes de la catequesis los lugares y ámbitos donde es posible encontrar el contenido de la catequesis y, también, donde brota la acción misma de la catequesis.

La Palabra de Dios, fuente primera de la Catequesis

La Palabra de Dios es la fuente primera de toda acción eclesial y, por tanto, de toda acción catequística. La catequesis extraerá principalmente su contenido de la fuente viva de la Palabra de Dios (Cathechesi Tradendae, 27); recuperando el catequista su definición más antigua, como el que instruye en la Palabra (Gal 6,6). La Palabra de Dios es Jesucristo, el Verbo hecho hombre y que su voz sigue resonando por medio del Espíritu Santo en la Iglesia y en el mundo.

La Palabra de Dios, ha sido trasmitida con cariño y celo por la Iglesia, que, guiada por el Espíritu, a través de los siglos, no ha procurado otra cosa que contemplarla con profundo espíritu de fe, escucharla piadosamente, custodiarla santamente y anunciarla fielmente. De esta forma, las Sagradas Escrituras y la Tradición constituyen el único depósito sagrado de la Palabra de Dios, confiado a la Iglesia. La Tradición se ve reflejada en

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el Magisterio de la Iglesia, cuya función es interpretar auténticamente la Palabra de Dios, no colocándose por encima de ella, sino a su servicio (DV 10;ver DGC 94-96).

La fuente y "las fuentes" del mensaje de la catequesis

La Sagrada Escritura como fuente principal de la catequesis:

es meditada y comprendida cada vez más profundamente por el sentido de la fe de todo el Pueblo de Dios, bajo la guía del Magisterio, que la enseña con autoridad;

se celebra en la liturgia, donde constantemente es proclamada, escuchada, interiorizada y comentada;

resplandece en la vida de la Iglesia, en su historia bimilenaria, sobre todo en el testimonio de los cristianos, particularmente de los santos;

es profundizada en la investigación teológica, que ayuda a los creyentes a avanzar en la inteligencia vital de los misterios de la fe;

se manifiesta en los genuinos valores religiosos y morales que, como semillas de la Palabra, están esparcidos en la sociedad humana y en las diversas culturas.

La fuente viva de la Palabra de Dios y las “fuentes subsidiarias” que de ella derivan y en las que ella se expresa, proporcionan a la catequesis los criterios para transmitir su mensaje a todos aquellos que han tomado la decisión de seguir a Jesucristo. De ellas extraeremos los contenidos de nuestra catequesis.

Los contenidos de la catequesis

Los contenidos responden al “QUÉ” de la catequesis. Enuncian aquellos elementos fundamentales del contenido de la fe y de la formación litúrgica y testimonial que nos proponemos enseñar a los niños.

Para la selección y distribución de los contenidos en el año es necesario tener en cuenta que debemos agruparlos en unidades lógicas de aprendizaje catequístico o, núcleos catequísticos.

Entonces, según lo expuesto, los grandes temas de la Catequesis de niños los extraeremos de:

La Sagrada Escritura. Los Documentos de la Iglesia, en especial el Catecismo de la Iglesia Católica. Las Programaciones y Orientaciones para la Catequesis de las Conferencias Episcopales. Los Lineamientos Curriculares para la Catequesis en las Escuelas Católicas, de las respectivas

Conferencias Episcopales. Los lineamientos, programaciones y orientaciones diocesanos. Los lineamientos, programaciones y orientaciones congregacionales, parroquiales o institucionales. La situación vital de los niños: sus necesidades, inquietudes, interrogantes y experiencias vitales. La experiencia propia y personal de cada catequista, compartida con la comunidad de catequistas. Los tiempos litúrgicos y las actividades institucionales. Los diferentes libros de texto y manuales de catequesis para niños.

15) Las tareas fundamentales de la Catequesis

por Luis M. Benavides

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Entre las tareas fundamentales que la catequesis debe llevar adelante, el Directorio Catequístico General destaca la necesidad de ayudar a conocer, celebrar, vivir y contemplar el misterio de Cristo. (Cfr. DCG 85-87). Estas tareas son:

1. Propiciar el conocimiento de la fe.2. La iniciación y educación litúrgica.3. La formación moral.4. Enseñar a orar.5. La iniciación y educación para la vida comunitaria.6. La iniciación para la misión.

1. Propiciar el conocimiento de la fe

El que se ha encontrado con Cristo desea conocerle lo más posible y conocer el designio del Padre que Él reveló. Ya en el orden humano, el amor a una persona lleva a conocerla cada vez más. La catequesis debe conducir, por tanto, a la comprensión paulatina de toda la verdad del designio divino, introduciendo a los discípulos de Jesucristo en el conocimiento de la Tradición y de la Escritura (Flp 3,8). Los conocimientos son básicos e importantes, aunque por sí solos incompletos; complementan la experiencia de fe. Sin conocimientos nuevos o profundización de los ya adquiridos no hay catequesis ni crecimiento en la fe. Los conocimientos deben ser ciertos, seguros y adaptados a la edad de los niños.

2. La iniciación y educación litúrgica

En efecto, Cristo está siempre presente en su Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica. La comunión con Jesucristo conduce a celebrar su presencia salvífica en los sacramentos y, particularmente, en la Eucaristía. La Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los fieles cristianos (entre ellos a los niños) a aquella participación plena, consciente y activa que exige la naturaleza de la liturgia misma y la dignidad de su sacerdocio bautismal. En este campo, las Celebraciones de la Palabra constituyen un ámbito privilegiado de iniciación litúrgica.

3. La formación moral

La conversión a Jesucristo implica caminar en su seguimiento. La catequesis debe, por tanto, inculcar en los discípulos las actitudes propias del Maestro. La evangelización, que comporta el anuncio y la propuesta moral, difunde toda su fuerza interpeladora cuando, junto a la palabra anunciada, sabe ofrecer también la palabra vivida. La catequesis es esencialmente la transmisión de una experiencia vivencial que sólo se alcanza, viviéndola. Sin experiencias de fe no hay catequesis. (Cfr. Jn. 15,4-17; Jn.17, 6-8.18-26; 1Jn. 1,1-14;Evangelii Nuntiandi nº46). Si no hay conexión con la vida del catequizando, la catequesis pierde su sentido.

4. Enseñar a orar

La comunión con Jesucristo lleva a los discípulos a asumir el carácter orante y contemplativo que tuvo el Maestro. Cuando la catequesis está penetrada por un clima de oración, el aprendizaje de la vida cristiana cobra toda su profundidad. La oración es la META CULMINANTE de la catequesis. Sin oración no hay catequesis. Es indispensable hablar "con" Dios además de hablar "de" Dios. El papel de la catequesis es llevar al encuentro con Dios Padre, con Dios Hijo y con Dios Espíritu.

5. La educación para la vida comunitaria.

La vida cristiana en comunidad no se improvisa y hay que educarla con cuidado. Para este aprendizaje, la enseñanza de Jesús sobre la vida comunitaria reclama algunas actitudes que la catequesis deberá fomentar: el espíritu de sencillez y humildad; la solicitud por los más pequeños; la atención preferente a los que se han alejado; la corrección fraterna; la oración en común; el perdón mutuo. (Jn 13,34). Los niños tienen que sentirse partícipes de la Iglesia, desde sus primeros pasos en la catequesis. Es esta actitud de acogida, de pertenencia, de adhesión a la comunidad la que posibilitará en el futuro hacerlos sentir miembros activos de la Iglesia. El amor fraterno constituye el legado medular del mensaje evangélico

6. La iniciación para la misión

La catequesis está abierta, igualmente, al dinamismo misionero. En ese sentido, hay que preparar a los niños para dar testimonio con alegría a otros niños y adultos de su fe. En esta línea, cobran sentido todas las acciones que llevan a una auténtica y coherente infancia misionera. Las actitudes evangélicas que Jesús sugirió a sus discípulos, cuando les inició en la misión, son las que la catequesis debe alimentar. En la educación de este sentido misionero, la catequesis preparará para el diálogo interreligioso, que capacite a los fieles para una comunicación fecunda con hombres y mujeres de otras religiones y la búsqueda de la unidad.

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Estas tareas de la catequesis constituyen, en consecuencia, un conjunto rico y variado de aspectos. Interesa en gran manera que la catequesis conserve esta riqueza de aspectos diversos, con tal de que un aspecto no se separe de los demás, en detrimento de otros. Si la catequesis descuidara alguna de ellas, la fe cristiana no alcanzaría todo su crecimiento. Todas estas tareas son necesarias.

Cada una de estas tareas realiza, a su modo, la finalidad de la catequesis. Se implican mutuamente y se desarrollan conjuntamente. Para realizar estas, la catequesis se vale de dos grandes medios: la transmisión del mensaje evangélico y la experiencia de la vida cristiana. La educación litúrgica, por ejemplo, necesita explicar qué es la liturgia cristiana y qué son los sacramentos, pero también debe hacer experimentar los diferentes tipos de celebración, descubrir y hacer amar los símbolos, el sentido de los gestos corporales, etc.

Cada dimensión de la fe, como la fe en su conjunto, debe ser enraizada en la experiencia humana, sin que permanezca en la persona como un añadido o un aparte. Las diferentes dimensiones de la fe son objeto de educación tanto en su aspecto de "don" como en su aspecto de "compromiso". Ambas facetas deben ser cultivadas. El conocimiento de la fe es significativo, ilumina toda la existencia y dialoga con la cultura, en la liturgia, toda la vida personal es ofrenda espiritual. Por otro lado, la experiencia de fe asume y eleva los valores humanos, convocando a los demás al seguimiento de Cristo. La catequesis, por lo tanto, debe ocuparse de la educación y crecimiento en la fe; procurando, al mismo tiempo, que este crecimiento se manifieste y exprese en la vida personal y comunitaria, en la síntesis entre fe, cultura y vida.

Preparación de cada Encuentro Catequístico

16) Generalidades

por Luis M. Benavides

En el presente encuentro, intentaremos analizar cómo se prepara y planifica cada encuentro catequístico. Es precisamente en este momento cuando deberemos esforzarnos en auscultar el "aquí y el ahora" de los niños, en seleccionar cuáles serán las mejores actividades y recursos para alcanzar los objetivos propuestos.

Como esta preparación no puede estar alejada de la realidad, que está en continuo proceso de transformación y cambio, entiendo que esta planificación deberá realizarse a un RITMO SEMANAL. Esto no responde sólo a una cuestión práctica de organización si no que también, pretende poder adaptarse mejor al ritmo de asimilación de los niños. Este ritmo semanal, por otra parte, coincide con el ritmo de la semana escolar; que suele imprimir el regularidad a la vida de los niños y sus familias.

PASOS DE UN ENCUENTRO CATEQUISTICO

Existen muchas maneras de preparar un encuentro catequístico. Dependerá del lugar, del tiempo que disponemos, de la disponibilidad de los catequizandos, del estilo del catequista. Aquí sólo pretendo presentarles un esquema básico, adaptado de la realidad escolar, que en mi experiencia, ha ayudado a muchos catequistas a preparar sus encuentros catequísticos. Por supuesto que cada uno podrá realizar todas las adaptaciones y modificaciones que considere convenientes. Teniendo en cuenta la Estructura Básica de la Catequesis y las exigencias pedagógicas de la realidad áulica, he desarrollado, con el aporte de otros catequistas, una adaptación metodológica que puede resultar de gran utilidad en la Catequesis Infantil (tanto escolar como parroquial), como para los profesores de Religión en las escuelas.

He tomado como referente básico la "hora cátedra" que oscila entre los 40 y 60 minutos, procurando distribuir eficazmente el tiempo. Dado los cortos períodos de atención en los niños, la primera parte del encuentro (hasta la oración, inclusive) no podrá superar los 15 á 20 minutos; aproximadamente. La oración siempre se hará en el momento de mayor atención de los niños, es decir en el clímax del encuentro. La segunda parte comienza cuando los niños realizan las actividades de expresión de la fe, cuya duración dependerá de las técnicas elegidas.

Retomando el esquema de la Estructura Básica de la Catequesis (revisar el artículo n? 3 de esta serie) propongo dividir u organizar el encuentro catequístico en los siguientes pasos o momentos:

Page 21: La Catequesis De Niños Por Luis M Benavides

Vamos a analizar detenidamente cada paso o momento, sin perder de vista que cada uno de ellos, forma parte de todo "indiviso" que es cada encuentro catequístico. La idea es ir desmenuzando en los próximos encuentros este esquema, de manera de que podamos ir metiéndonos en la dinámica de preparación de los mismos.

17) La motivación

por Luis M. Benavides

Page 22: La Catequesis De Niños Por Luis M Benavides

1. PRIMER MOMENTO: LA MOTIVACIÓN O INCENTIVACIÓN

La incentivación o motivación consiste en despertar el interés del niño por el tema o cuestión a tratar. Incentivación y motivación son dos caras de una misma realidad. La motivación es interna a la persona. Toda motivación debe ser pensada en función de los objetivos y tema del encuentro (y no, al revés). Por lo general, no puede extenderse más allá de cinco minutos.

Nunca terminaremos de valorar la importancia de una buena motivación para el desarrollo del aprendizaje catequístico. Muchas veces una motivación adecuada es la clave que nos permite abrir o predisponer el corazón del niño para recibir mejor el mensaje del Evangelio. La motivación tiene tres finalidades específicas:

1. Hacer que aflore la situación de vida. En catequesis, la motivación no busca otra cosa que hacer que la vida surja y se manifieste tal cual es. Detectar cuál es la situación vital que están viviendo los niños en ese momento de sus vidas y poder "rescatarla" para trabajarla en la catequesis, implica una actitud de búsqueda y oración constantes de parte de los catequistas.

2. Despertar el interés. Un niño motivado adecuadamente no sólo se interesará por el tema en cuestión sino que al estar internamente comprometido con el asunto, todo sus ser estará participando plenamente de la actividad, y por lo tanto, realizando una experiencia nueva.

3. Evitar la dispersión y la desconcentración. Todas las personas necesitan estar motivadas cuando hacen algo, mucho más los niños. Es evidente que es muy difícil cambiar de actividad "así como si nada". Los niños ( y los adultos también) necesitan olvidarse de la actividad anterior, desconectarse de lo que venían haciendo y ambientarse a la nueva situación.

Page 23: La Catequesis De Niños Por Luis M Benavides

La motivación se transforma en la ambientación previa, en predisponer los corazones para el actuar de Dios. De allí, su gran importancia en la catequesis. FORMAS DE MOTIVACION O INCENTIVACION

Conviene aclarar que este es un campo tan inmenso como la creatividad humana. Desde el acontecimiento o situación más insignificante hasta un gran despliegue de medios, todo puede servir para motivar en catequesis. Un simple hecho de vida bien trabajado o una pregunta acertada pueden ser más útiles que el más complejo audiovisual.

He aquí una lista de posibles técnicas de incentivación, surgidas de la práctica catequística. Todo es cuestión de desarrollar la creatividad y de estar atentos a lo que el Espíritu Santo nos inspire.

1. Preparación física del lugar y ambientación previa: colocar todo en función de lo que se va a realizar.

2. Partir de un hecho de vida: real, inventado o adaptado. 3. Cuentos, historias, parábolas: en la catequesis de niños (y no tan niños...) son muy

útiles y atrapantes. Lo importante es que tengan un contenido catequístico profundo y trabajable en el encuentro.

4. Narraciones bíblicas: deben presentarse como hechos reales y bien diferenciados de los cuentos o leyendas.

5. Dramatizaciones de hechos, historias o parábolas. 6. Preguntas dirigidas. 7. Visitas a la Capilla o dar la catequesis en un lugar distinto especialmente preparado. 8. Láminas, afiches, dibujos, imágenes, murales. 9. Papelógrafo, rotafolio, franelógrafo. 10. Fotorelato o fotolenguaje. 11. Títeres o marionetas: hay que tener especial cuidado en lograr que los niños no

queden "enganchados" sólo con los títeres; lo importante viene después, con la explicitación del mensaje evangélico.

12. Partir de una canción: cantarla con los niños, para luego analizarla. 13. Diapositivas, filminas, videos, audiovisuales. 14. Música, guiones radiales, grabaciones: no hay que descuidar la comunicación sonora. 15. Experiencias sensoriales de todo tipo: partiendo de cualquiera de los sentidos. Por

ejemplo: descubrir el signo de la luz y tinieblas a partir de experiencias directas de luces y penumbras.

16. Juegos dirigidos y libres, dinámicas. 17. Poesías, narraciones. 18. El factor sorpresa: cambiar algo de lugar, ocultar algo; el cambio, salir de lo común.

Por ej.: tapar una lámina de Jesús y descubrirla en el momento oportuno.

Estas y muchas actividades más pueden servirnos para despertar el interés de los niños. Ojo, no debemos perder de vista que la motivación tiene como principal finalidad predisponer a los niños a recibir el mensaje evangélico. Se puede correr el riesgo de que la motivación supere técnicamente al mensaje y los niños se queden más enganchados con la misma que con el tema catequístico del encuentro. (Por ej.: si a los niños les hacemos traer videojuegos de bolsillo para que vivencien todo lo que pueden hacer con las manos, es muy probable que la actividad los atrape de tal manera que no quieran desprenderse de los juegos electrónicos). La motivación siempre debe subordinarse al mensaje y no, viceversa.

18) Presentación del tema catequístico

por Luis M. Benavides

Page 24: La Catequesis De Niños Por Luis M Benavides

2) SEGUNDO MOMENTO: PRESENTACIÓN DEL TEMA CATEQUÍSTICO.

Viene enseguida después de la motivación y, es evidente que, el tema está íntimamente ligado a la misma. Este es el momento de la profundización e iluminación del tema o mensaje catequístico. Es aquí cuando se presenta y explicita el contenido de fe correspondiente al tema del encuentro.

Pocas ideas centrales, claras, simples y bien explicadas, que abarquen los contenidos esenciales de la fe con respecto al tema en cuestión. Siempre hay que procurar una gran fidelidad al mensaje evangélico, presentándolo sin miedos ni exageraciones; pero con realismo, sencillez y exactitud.

Debido a los cortos períodos de atención de los niños (no olvidemos que ya utilizamos de 3 á 5 minutos para la motivación), este período no podrá extenderse más allá de otros 5 minutos. Por ello, el catequista deberá limitarse a transmisión de lo esencial del mensaje.

Se evitarán las explicaciones grandilocuentes y complicadas. Lo importante aquí no es la cantidad de contenidos sino la fuerza testimonial con que se transmiten. Por lo general, estos contenidos catequísticos tienen que poder concentrarse o resumirse en diez oraciones o menos.

En algunos casos, se podrá directamente trabajar sobre narraciones bíblicas o parábolas; pero, en la mayoría, la explicitación del mensaje se dará a través de las palabras y gestos del catequista.

No perdamos de vista la importancia que tiene la palabra en la catequesis. La transmisión oral de la experiencia del encuentro con Dios, por no decir, la transmisión testimonial de la persona, se expresa de manera plena cuando se la comunicamos vitalmente a otros con nuestros gestos y palabras. Jesús mismo eligió la palabra como un medio privilegiado para su acción evangelizadora.

“La transmisión de la fe cristiana es ante todo el anuncio de Jesucristo para conducir a la fe en Él. Desde el principio, los primeros discípulos ardieron en deseos de anunciar a Cristo: "No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído" (Hech. 4,20). Y ellos mismos invitan a los hombres de todos los tiempos a entrar en la alegría de su comunión con Cristo:

Page 25: La Catequesis De Niños Por Luis M Benavides

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida -pues la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, que estaba con el Padre y se nos manifestó-, lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo. Os escribimos esto para que vuestro gozo sea completo...” (1 Jn 1,1-4).

Catecismo de la Iglesia Católica, nº 425.

19) La oración

por Luis M. Benavides

3) TERCER MOMENTO: LA ORACIÓN

La oración personal y comunitaria constituye el momento medular del encuentro catequístico. Tiene que ubicarse en el clímax o momento culminante del encuentro. Si bien puede realizarse la oración en cualquier momento, siempre aconsejo que ésta se realice justo después de la presentación del tema catequístico, por varias razones:

Luego de la motivación y la presentación del tema catequístico, los niños se encuentran ambientados, ya están en tema, en sintonía con las cosas de Dios y mejor predispuestos para escuchar su Palabra.

Si la atención de los niños puede extenderse a un máximo de 15 á 20 minutos, es precisamente a los 15 minutos, que la misma se encuentra en su mayor rendimiento y concentración.

Page 26: La Catequesis De Niños Por Luis M Benavides

Si realizáramos la oración al comenzar el encuentro, es muy probable que la dispersión y desconcentración que traen los niños hicieran casi imposible la oración. Lo mismo sucedería si lo hiciéramos al finalizar el encuentro, estarían cansados y sin ganas de rezar.

La oración debe ocupar el lugar central del encuentro de catequesis. La actitud del catequista es fundamental al respecto. Para los niños y para el catequista tiene que ser algo muy importante y distinto. Los niños tienen que poder diferenciar perfectamente el momento de la oración de los otros momentos del encuentro.

El rol del catequista es irreemplazable para lograr este clima de oración. Él es el primero que debe entrar en oración junto a sus niños. Es necesario jerarquizar el momento con los gestos propios, realizados lenta y ceremoniosamente; la voz pausada, suave y serena; la posición corporal; los cantos; todo lo que haga en este momento debe irradiar serenidad y paz. Nunca habrá que forzar a los niños a rezar sino más bien, respetar su ritmo y contagiarles el gusto por la oración.

No pueden faltar la oración silenciosa ni la oración comunitaria. No puede extenderse más allá de 5 minutos. A medida que los niños la asimilen podrá alargarse algunos minutos más. Si bien no existe un esquema para rezar y cada grupo lo hará a su manera, convendría respetar un ritmo básico, para que los niños vayan internalizando de a poco la oración y cuya estructura podría ser la siguiente:

ESQUEMA SUGERIDO PARA LA ORACIÓN EN EL SALÓN O AULA DE CATEQUESIS.

Sentarse bien, relajados y cómodos. Hacer silencio con "todo el cuerpo". Realizar la señal de la cruz, lenta y ceremoniosamente. Cantar alguna canción apropiada. Proclamación de la Palabra de Dios, breve y con gran respeto. Brevísima reflexión del

catequista. Oración interior y silenciosa. Intenciones libres, peticiones, agradecimientos... Algún gesto comunitario... Canto de finalización. Señal de la cruz.

Han pasado 15 á 20 minutos y los niños ya está "pidiendo" un cambio de actividad, un cambio de lugar. Necesitan expresar lo que acaban de vivir de una manera diferente. Es lo que llamamos Actividades de Expresión de la Fe y que desarrollaremos en el próximo encuentro.

“... Queridos amigos pequeños, deseo encomendar a vuestra oración los problemas de vuestra familia y de todas las familias del mundo. Y no sólo esto, tengo también otras intenciones que confiaros. El Papa espera mucho de vuestras oraciones. Debemos rezar juntos y mucho para que la humanidad, formada por varios miles de millones de seres humanos, sea cada vez más la familia de Dios, y pueda vivir en paz...Juan Pablo II

Carta a los niños, Diciembre de 1994

20) Actividades para la expresión de la Fe

por Luis M. Benavides

Page 27: La Catequesis De Niños Por Luis M Benavides

4) CUARTO MOMENTO: LAS ACTIVIDADES DE EXPRESIÓN DE LA FE.

Llamamos actividades en general, a aquellas acciones que el mismo niño pone en juego, es decir, él mismo es PROTAGONISTA. El niño sólo asume en forma personal aquello que llega a expresar. Las actividades en la educación religiosa son algo más que un recurso metodológico, un hacer "hacer" al niño para mantenerlo "ocupado" en los encuentros. Muy por el contrario, las actividades pertenecen a la entraña misma de la catequesis, son el MEDIO PRIVILEGIADO para suscitar e interiorizar la experiencia de la PRESENCIA y ACCIÓN DE DIOS EN SU VIDA.

Experiencia de fe y expresión de fe están en íntima relación. Para ellos, las actividades de expresión de la fe son una forma de revivir lo que acaban de vivenciar catequísticamente. Todas las actividades que elijamos van encaminadas hacia la creación, profundización y comunicación de esta experiencia de fe, personal y comunitaria.

La palabra clave en este momento de la planificación es la palabra: SELECCIÓN. Seleccionar es elegir entre todas las posibilidades que se ofrecen, la que mejor se adecua para alcanzar los objetivos catequísticos propuestos. La actividad debe ser bien concreta, elegida de acuerdo a ciertos objetivos y contenidos precisos. En este encuentro, voy a intentar realizar una clasificación y descripción de las diferentes formas de actividades de expresión de la fe.

CLASIFICACIÓN de las ACTIVIDADES de EXPRESIÓN DE LA FE.

Siempre es difícil realizar una clasificación ya que, por lo general, la realidad se empobrece con la misma. Sin embargo intentaré aquí esbozar una clasificación o, mejor dicho, una enumeración de las actividades, no exhaustiva, que más se adaptan para la expresión de la fe. Cada catequista las podrá recrear según sus necesidades.

A) ACTIVIDADES DE COMUNICACIÓN VISUAL O EXPRESIÓN PLÁSTICA

El dibujo: (con cualquier tipo de material y/o técnica) La pintura con pincel u otras variantes. La dáctilo-pintura o pintura con las manos.

Page 28: La Catequesis De Niños Por Luis M Benavides

El "desteñido" con lavandina: consiste en mojar el pincel en lejía diluida y dibujar destiñendo con el trazo, sobre una hoja de papel crepe.

La impresión: con diversos materiales como papas, hojas de plantas, corchos, etc. El collage: con cualquier tipo de material. El afiche mural o póster: realizado entre todos los niños o por grupos. El modelado: con cualquier material: plastilina, pasta de sal, caucho, etc. El trabajo con material descartable: corchos, escarbadientes, telas, etc. El plegado y otros trabajos con papel. Las láminas e imágenes. Diapositivas, slides, filminas. Rotafolio o papelógrafo: colección portátil de varios carteles de idéntico tamaño,

unidos por argollas o hilos, con sucesión lógica. Los libros ilustrados. Las carteleras: en un lugar visible y deben renovarse periódicamente. El fotolenguaje o fotopalabra.

B) ACTIVIDADES DE COMUNICACIÓN O EXPRESIÓN SONORA

El silencio. Las oraciones memorizadas o repetitivas: forman parte de la memoria oral de la

Iglesia, que los niños tienen que ir incorporando poco a poco. El uso de la palabra: Muchas veces, una palabra sincera, justa y acertada vale más que

la mejor de las técnicas. Las narraciones: de hechos bíblicos, de historias relacionadas con la catequesis, de

acontecimientos de la vida diaria, etc. Los cuentos con contenido catequístico: los niños gustan mucho de ellos. Lo

importante es adentrarnos en el contenido catequístico. Las grabaciones: muchos de estos cuentos, relatos, narraciones podrán ser grabados

previamente en un casete con música de fondo. El teatro leído. La música en todas sus formas. Es un recurso muy valioso. Las canciones: de contenido religioso, catequístico o con valores humanos. La lectura expresiva. La narración de experiencias por los mismos niños. Poemas y poesías. Sobre todo las de contenido catequístico.

C) ACTIVIDADES DE COMUNICACIÓN O EXPRESIÓN CORPORAL.

Los gestos: tienen un valor irremplazable en la catequesis infantil. Aplausos y ademanes. La postura corporal. La expresión facial. El mimo: es algo así como un teatro mudo, donde se combinan la postura corporal, la

expresión facial y la mímica para transmitir un mensaje. Las "estatuas" o grupos escultóricos inmóviles: se realizan representaciones

inmóviles, expresando un mensaje determinado. Los desplazamientos y juegos rítmicos. Los cuentos con mímica.

D) ACTIVIDADES DE COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL O EXPRESIÓN DINÁMICA.

Page 29: La Catequesis De Niños Por Luis M Benavides

Son aquellas que potencian el lenguaje total en los niños y en las cuales toda la persona se expresa y manifiesta. Son las más completas para utilizar en la catequesis.

La oración personal y comunitaria. Las Celebraciones de la Palabra. Las dramatizaciones: son pequeñas representaciones que realizan los niños, de gran ayuda para la

catequesis. Los audiovisuales. Alquilados o hechos con los niños, sobre todo de los 10 años en adelante. La carpeta de actividades o cuaderno de encuentros catequísticos de los niños: Dicha

carpeta tiene que ser una de las más lindas y cuidadas por el catequista, por el valor que tienen para el niño.

Imaginar hechos evangélicos. Los cantos con gestos: constituyen una de las expresiones más apreciadas por los niños, que

involucran a toda la persona. El teatro de títeres o marionetas: los niños participan con un entusiasmo inusitado en estas

representaciones. Los videos con temas catequísticos: al igual que con los audiovisuales todavía no hay suficientes,

pero siempre se puede con creatividad y responsabilidad obtener realizaciones aceptables. El foto-relato, fotolenguaje o fotopalabra: consiste en mostrar una historia o acontecimiento

significativo, a través de fotos hilvanadas por un relato, acompañadas de la palabra. Historietas y dibujos animados: los dibujos animados tienen una gran capacidad de atracción

sobre los niños. Si bien los que se relacionan con la catequesis son muy escasos, habría que iniciarlos a través de historietas relatadas por los catequistas, con pocas viñetas y de gran tamaño.

Teatralizaciones, teatro de sombras y representaciones: realizadas por los adultos para los niños, con temas catequísticos.

La danza y el baile: en muchos lugares, el baile religioso constituye un medio privilegiado de expresión popular.

"Pequeña plástica": es la construcción de objetos en tres dimensiones utilizando todo tipo de material (material de desecho, elementos de la naturaleza, cartulinas marcadores, etc.).

Padrinazgos. Niños más grandes que hablan de Dios a los más pequeños y los acompañan en algunas experiencias religiosas.

Experiencias directas: mirar, ver, oír, contemplar, gustar, tocar, meterse dentro, buscar, plantar, cuidar, etc. Son importantísimas para que los niños puedan vivir-aprender desde la fe.

Jornadas, salidas, convivencias: con la presencia de papás y familiares. Visitas a la capilla, a una gruta de la Virgen, etc.

Campamentos: es quizás una de las experiencias más integradoras y movilizantes para niños y papás. El campamento tiene que ser una experiencia vital del encuentro con Dios, con los demás y con la naturaleza y con uno mismo.

Debemos cuidar que el niño vaya integrando aquellas técnicas de expresión y aquellos materiales que ya hayan sido introducidos en su tarea escolar, para que ya se encuentre familiarizado con dichas técnicas y no se disperse. Muchas de estas actividades exigen preparación previa de los materiales y recursos. Esta preparación siempre se realizará antes de los encuentros catequísticos.

21) Actividades para compartir en la familia

por Luis M. Benavides

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5) QUINTO MOMENTO: ACTIVIDADES PARA COMPARTIR EN FAMILIA

Toda catequesis con niños tiene que tener su prolongación en el hogar. En realidad tendría que ser a la inversa: la catequesis, una prolongación de la catequesis familiar. Lamentablemente no siempre es así y, muchas veces, será a través de los niños que movilizaremos la fe de los padres.

Por otra parte, teniendo en cuenta el ritmo de asimilación de los niños, siempre será conveniente que revivan y compartan en sus casas lo vivido en los encuentros de catequesis. Al elegir estas actividades procuraremos que las mismas se transformen en auténticos "disparadores" para que los papás, los abuelos, hermanos y otros familiares puedan transmitir y compartir sus propias experiencias de fe con los niños.

En este sentido, hay que evitar ser cargosos, eligiendo actividades engorrosas o muy complicadas. Pequeños gestos como compartir una canción, una oración, visitar una iglesia y llevar una flor a la Virgen o una simple conversación puede servir muy bien a nuestro propósito.

Sería muy aconsejable que entreguemos material a las familias para acompañar este proceso. Algunas hojas con las canciones que utilizaremos en el año, oraciones, los temas catequísticos desarrollados brevemente y una lista de algunos libros que consideremos importantes leer para acompañar la catequesis de nuestros niños. No olvidemos que si a nosotros nos cuesta, a las familias, mucho más y es nuestro deber acompañarlas en esta tarea.

Es conveniente tener preparados previamente los papelitos con las consignas de las actividades para compartir en familia, para pegarlos en las carpetas de los niños y no perder tiempo.

Aquí propongo, a modo de ejemplo, algunas actividades para compartir en familia:

Buscar en casa, con papá y mamá, una foto del grupo familiar donde estemos todos contentos. Confeccionar con ella un cuadrito, adornarlo y llevarlo para el encuentro del día... (Para el tema: todos tenemos una familia)

Cantar juntos, en familia, la siguiente canción u otra similar:

Page 31: La Catequesis De Niños Por Luis M Benavides

(se entregará la letra de la canción)"Te doy gracias, Señor, por tu amor,no abandones la obra de tus manos.¡Aleluia! ¡Aleluia!" Salmo 137

Esta noche, antes de acostarnos, rezar juntos la siguiente oración (u otra apropiada):

“Jesús, José y María os doy el corazón y el alma mía.Jesús, José y María asistidme en mi última agonía.Jesús, José y María con vos descanse en paz el alma mía.”

Buscar en casa, junto con papá o mamá un juguete o libro, para regalarlo a otros niños que lo necesitan (u otra acción solidaria). Junto al juguete preparamos una nota con un dibujo, dirigida al niño que lo va a recibir, donde le contamos lo contentos que estamos de compartir la amistad de Jesús (traer todo para el próximo encuentro).

Buscar con mis hermanos, primos o amigos (y con la ayuda de mamá) fotos de revistas de las cosas hermosas creadas por Dios y llevarlas el próximo encuentro.

Conversar con los abuelos sobre la Virgen María. Juntar con ellos unas hermosas flores para llevárselas juntos a la Virgen en cualquier capilla o templo del barrio...

Buscar con mamá y papá un lugar especial dentro de casa para colocar la imagen de Jesús que hicimos en la catequesis. Podemos agregar alguna vela, una flor. Cuando el rincón de oración esté listo, rezamos todos en familia, algunas de las siguiente oraciones, sin olvidar agregar nuestras intenciones particulares.

Ver fotos de mi bautismo con papá y mamá. Conversar con ellos sobre ese momento: quiénes son mis padrinos, por qué los eligieron, qué significó para ellos ese momento, etc. Realizar juntos una oración agradeciendo a Dios por nuestra fe.

Confeccionar la siguiente pieza del pesebre .................................... con material descartable. La presentaremos a Dios, el día ........ a las .......hs., en la Celebración de la Palabra a la que estamos todos invitados. (La catequista indicará qué pieza presentará cada familia, por ej.: oveja, pastor, etc.)

Como ven, se pueden realizar múltiples y variadas actividades para comprometer a la familia con la catequesis, aparte de las reuniones periódicas de padres.

Las reuniones de padres son un momento privilegiado para comprometer a toda la familia con la catequesis. Estas reuniones deben ser cuidadosamente preparadas. En primer lugar, deben ser pensadas como una auténtica Catequesis de adultos, procurando el crecimiento en la fe de los adultos convocados.

Para un buen desarrollo de las mismas, es necesario tener en cuenta: el horario, las invitaciones (con hora de inicio y de cierre) la puntualidad, la duración, el espacio físico apropiado, la ambientación. Pero sobre todo tiene que haber un espacio para la oración personal y comunitaria, y momentos bien definidos para la profundización de la fe. Es conveniente que todo lo relativo a cuestiones secundarias ocupe poco tiempo de la reunión y se entregue por escrito, de manera de dedicar mayor tiempo a lo esencial.

22) La evaluación de cada encuentro

por Luis M. Benavides

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En la Catequesis se privilegia la evaluación diagnóstica y la formativa, sobre la evaluación sumativa. Sin embargo, la evaluación en catequesis es distinta que en otras áreas. Como dijimos anteriormente, la educación religiosa busca permanentemente el cambio de actitudes, la conversión del corazón. Muchas veces nuestra tarea catequística estará signada sólo por la siembra. Solamente Dios hace crecer. Los frutos de nuestra tarea no siempre se ven. Además, cada niño y cada grupo tienen un ritmo propio y personal, que habrá que respetar.

A pesar del método, que ayuda, lo más importante sigue siendo la transmisión de la experiencia testimonial del catequista. Cada encuentro debe ser necesariamente "rumiado" en la oración previa frente al Señor para que abra los corazones de los niños e ilumine los nuestros, de manera que su presencia salvadora siga actuando en nosotros.

Con todo, no debemos descuidar la evaluación. Se puede realizar sin invadir la intimidad del niño, respetando su libertad ante la fe y entendiéndola como autoevaluación del educador sobre sus propios objetivos. Al finalizar cada encuentro, es importante que el catequista evalúe si los niños han alcanzado los objetivos propuestos o no. La mayoría de las veces esta evaluación se realiza por la simple observación directa. En algunos casos podremos consultar a los papás al respecto. De esta manera, obtendremos una evaluación global y perceptiva de la situación catequística.

Propongo aquí una pequeña guía de evaluación para nuestra tarea catequística, a modo de cuestionario orientativo:

¿Son, los niños, los verdaderos protagonistas de la catequesis? ¿Participan en los encuentros? ¿Dónde y cuándo lo noto? ¿Se logró el encuentro personal con Dios? ¿En qué momento? ¿Tiene, la catequesis, la prioridad que ésta se merece? ¿Se expresa esta prioridad en

los horarios, cantidad de horas y recursos que le destino? ¿La catequesis se da en un marco de alegría, de participación, de fiesta? ¿Cómo y

cuándo se expresa mejor? ¿Afloró alguna situación de vida? ¿En qué lo noté?

Page 33: La Catequesis De Niños Por Luis M Benavides

¿Hubo permanente referencia a la Palabra de Dios? ¿Se alcanzó la oración personal y comunitaria? ¿En qué momentos?

¿Alcanzaron, los niños, los objetivos propuestos? ¿Qué aspectos fallaron o hay que mejorar? ¿Qué actividades resultaron más

apropiadas? ¿Hubo unidad entre los objetivos, los contenidos, las actividades y la Celebración de la

Palabra? ¿Participaron los papás y familiares en la catequesis? ¿Me siento exigido por los niños en mi propia vida de fe?

Desde que doy catequesis, ¿He incrementado mi vida de oración y de encuentro con Dios?

Preparación De Cada Encuentro Catequístico

23) El Cuaderno o Carpeta de Encuentros Catequísticos del Catequista

por Luis M. Benavides

Un instrumento que ha resultado de muchísima utilidad a todos los catequistas y docentes catequistas con los que trabajé es el Cuaderno o Carpeta de Encuentros Catequísticos. Este cuaderno viene a ser algo así como el cuaderno didáctico o pedagógico, que se utiliza las áreas de aprendizaje. De alguna manera al terminar cada año de labor uno podrá tener su "propio libro" o "guía catequística".

En este cuaderno deberemos colocar todo lo que concierne a nuestra tarea catequística: los cantos, los recursos, las oraciones, las planificaciones, etc. El cuaderno es un medio de expresión personal del catequista y cada cuaderno debería mostrar las "huellas" de quien lo elabora.

¿Qué hay que colocar en el mismo?

En primer lugar, luego de la portada, colocaremos los Objetivos Generales para la Catequesis de Niños del Episcopado, los Objetivos Institucionales (si los hubiere) y los Objetivos Generales del año para nuestra catequesis. Luego, iremos ubicando los Núcleos Catequísticos, con sus respectivos encuentros catequísticos desarrollados semanalmente. Al finalizar cada serie de encuentros, se colocará la Celebración de la Palabra correspondiente a tal núcleo.

Claro está que estos encuentros se irán planificando semana a semana, de acuerdo al orden preestablecido en la Planificación Anual. De esta manera, el cuaderno se irá completando paulatinamente a lo

Page 34: La Catequesis De Niños Por Luis M Benavides

largo del año, permitiendo realizar las correcciones y adaptaciones que se consideren pertinentes.

Convendría respetar siempre un esquema fijo a lo largo del cuaderno catequístico, que bien podría ser el siguiente:

PORTADA.

OBJETIVOS GENERALES DEL EPISCOPADO.

OBJETIVOS INSTITUCIONALES.

OBJETIVOS GENERALES DE LA CATEQUESIS PARA EL PRESENTE AÑO.

PLANIFICACIÓN ANUAL.

DESARROLLO DE LOS NÚCLEOS CATEQUÍSTICOS:

NUCLEO CATEQUÍSTICO Nº 1: .......................

PRIMER ENCUENTRO. TEMA:..........................

Motivación: ................................

Presentación del tema catequístico: ........

Oración: ...................................

Actividades de expresión de la fe: .........

Actividades para compartir en familia: .....

SEGUNDO ENCUENTRO. TEMA: ........................

Motivación: ................................

Presentación del tema catequístico: ........

Oración: ...................................

Actividades de expresión de la fe: .........

Actividades para compartir en familia: .....

TERCER ENCUENTRO. TEMA: .........................

Motivación: ................................

Page 35: La Catequesis De Niños Por Luis M Benavides

Presentación del tema catequístico: ........

Oración: ...................................

Actividades de expresión de la fe: .........

Actividades para compartir en familia: .....

CUARTO ENCUENTRO. CELEBRACIÓN DE LA PALABRA.

TEMA: ......................................

NÚCLEO CATEQUÍSTICO Nº 2: ......................

PRIMER ENCUENTRO. TEMA: .........................

Y así sucesivamente hasta ir completando, semana a semana, todos los encuentros del año...

Artículos de Luis M. Benavides

por [email protected]

Catequesis de Niños

1) Fundamentos de la catequesis de niños

2) Características de la catequesis de niños

3) Catequesis de niños e iniciación cristiana

4) Las etapas de la Catequesis de niños (1ra. parte)

5) Las etapas de la Catequesis de niños (2da. parte)

6) Catequesis y Sacramentos

7) La participación de la familia en la Catequesis

8) Catequesis e Infancia misionera

9) El catequista de niños

El Método Catequístico

10) Consideraciones generales sobre el método Catequístico

11) El actuar catequístico de Jesús

12) La Estructura básica de la Catequesis

13) Los tres grandes pasos del encuentro catequístico

14) Las fuentes de la catequesis

Page 36: La Catequesis De Niños Por Luis M Benavides

15) Las tareas fundamentales de la catequesis

Preparación de cada Encuentro Catequístico

16) Generalidades

17) La motivación

18) Presentación del tema catequístico

19) La oración

20) Actividades para la expresión de la fe

21) Actividades para compartir en familia

22) La evaluación de cada encuentro

23) Carpeta de encuentros catequísticos del catequista

24) Algunos ejemplos de planificación - próximamente -

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