la cena d
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UNIVERSIDAD ADVENTISTA DOMINICANA
VICE RECTORÍA ACADEMICA
FACULTAD DE TEOLOGÍA
LA CENA DEL SEÑOR: PARTICIPAR INDIGNAMENTE, UN ANÁLISIS
HISTÓRICO EXEGÉTICO DE 1 CO 11:27-30 CON UNA APLICACIÓN A LA
IGLESIA LOCAL
Tesis presentada como requisito para la obtención del grado de:
Licenciado en Teología
Por:
Br. Ángel Dayán De la Cruz Machuca
Asesor:
MG. Ángel Guzmán
Sonador, Bonao, Provincia Monseñor Nouel
República Dominicana
2009
iii
ADVERTENCIA
"Ni la universidad, ni el jurado examinador
serán responsables de las ideas expuestas
por el sustentante"
Reglamento de Investigación
iv
JURADO EXAMINADOR
_______________________________________
Presidente
_______________________________ ____________________________
Secretario Vocal
Lugar de Defensa: __________________________________
Fecha: ______________________________________
v
APROBACIÓN POR LA UNIVERSIDAD
_________________________________________
Asesor
_______________________________________
Decano Facultad
___________________________________
Vicerrectora Académica
______________________________________
Rector
vii
AGRADECIMENTOS
A Dios Por ser mi sustentador y guía fiel.
A mis padres María, Manuel y Antonio P. Por su
compresión, por su apoyo incansable y
por suplirme de todo lo que necesité.
A mis hermanos (as) Jafreisy, Josefina, Milqueya e Isidro por
su apoyo durante este tiempo de mucho
trabajo.
A mi novia Elsa María, gracias amor por hacer esto
parte de ti, por tu ayuda incondicional y
por tus oraciones.
Maestros (a) Especiales Dr. Feliberto Martínez, por su sabiduría y
ayuda.
Dr. Frank Ríos, por enseñarme a ser un
estudiante disciplinado.
Dr. Carlos Reyes, por enseñarme a ser
firme y serio.
viii
Dr. Teófilo Pichardo, por transmitirme su
visión y dedicación.
MG. Manuel Caro, por sus sabios
consejos y orientación oportuna, gracias.
MG. Vladimir Polanco, por su apoyo,
motivación y empuje en el área teológica.
MG. Santiago Catedral por ser una madre
emocional y sus sabios consejos.
Gerson, Ignacio y Daniel Polanco Por ser mis hermanos y compañeros de
batalla en este triunfo y su amistad
incondicional.
Altagracia Marmolejos Por serme como madre y consejera.
Amigos (a) y compañeros (a) de estudio Que de una manera o de otra colaboraron
con su amistad, oraciones y apoyo en esta
investigación.
Iglesia Manantial de Vida Por ser una escuela para mi, un campo de
refugio y orientación, por todas las
oraciones en mi favor, gracias.
ix
A mi Asesor MG. Ángel Guzmán, por incansable
apoyo para que esta investigación sea
realidad y encaminarme en el
conocimiento teológico.
A la Licda. Laura Asensio y al Lic.
Domingo Guzmán Por su entrega y apoyo incondicional en
la redacción y orientación de esta
investigación.
A la UNAD
Por ser el lugar que Dios usó para mi
formación como persona y como ministro.
x
TABLA DE CONTENIDO
ADVERTENCIA ................................................................................. iii
JURADO EXAMINADOR .................................................................. iv
APROBACIÓN POR LA UNIVERSIDAD .......................................... v
DEDICATORIA .................................................................................. vi
AGRADECIMIENTOS ........................................................................ vii
CAPÍTULO I. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ...................... 1
Enunciación del problema ................................................................. 2
Propósito general ............................................................................... 3
Propósitos específicos .................................................................... 3
Justificación ...................................................................................... 4
Delimitación ...................................................................................... 4
Metodología ...................................................................................... 4
Presuposiciones ................................................................................. 5
Definición de términos ...................................................................... 5
CAPÍTULO II. REVICIÓN DE LITERATURA................................... 8
La Cena del Señor, su trasfondo histórico y su significado teológico . 8
Comidas pactuales en el Antiguo Testamento ................................. 9
Comer y beber ............................................................................. 10
Comer y beber sacrificiales ....................................................... 11
Signo de hospitalidad y comunión.......................................... 11
Comida sagrada entre los hombres ............................................ 11
La Cena del Señor en el Nuevo Testamento .................................... 11
El rito del lavamiento de pies: su propósito .................................. 13
El lavamiento de pies: no debe postergarse ............................... 14
La última Cena en los evangelios sinópticos ................................ 14
La forma: el pan y la copa ......................................................... 15
El significado: comunión y profecía .......................................... 16
Los escritos paulinos ................................................................... 18
El significado teológico de la Cena del Señor .................................... 19
La práctica de la Cena del Señor ........................................................ 24
Frecuencia de la celebración ........................................................... 24
Pan sin levadura y vino sin fermentar .......................................... 25
El pan ....................................................................................... 25
La copa ..................................................................................... 26
xi
Panorama histórico ............................................................................ 29
Primeros siglos ............................................................................... 29
Edad media..................................................................................... 31
La Reforma .................................................................................... 33
La era moderna ............................................................................... 36
La posición adventista .................................................................... 38
CAPÍTULO III. ESTUDIO EXEGÉTICO DE 1 CO 11:27-30 .............. 41
Contexto histórico general ................................................................. 41
Análisis textual .................................................................................. 48
Texto griego y español ................................................................... 48
Análisis de palabras claves ............................................................. 53
Participar de manera indigna........................................................ 54
¿Cómo es posible comer indignamente? ................................... 59
Examinarse a sí mismo ................................................................ 62
Sin discernir el cuerpo ................................................................. 67
Cuerpo de Cristo .......................................................................... 75
El cuerpo físico de Cristo .......................................................... 75
El cuerpo de Cristo en la Eucaristía en contextos ...................... 76
El cuerpo de Cristo como designación de la iglesia ................... 77
Juicio come y bebe para sí ........................................................... 78
Enfermos y debilitados ................................................................ 82
Muchos duermen ......................................................................... 86
Verbos ...................................................................................... 87
Adjetivos .................................................................................. 88
CAPÍTULO IV. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES .......... 89
Conclusiones ..................................................................................... 93
Recomendaciones .............................................................................. 96
ANEXOS ............................................................................................. 98
BIBLIOGRAFÍA ................................................................................. 103
xii
LA CENA DEL SEÑOR: PARTICIPAR INDIGNAMENTE, UN ANÁLISIS
HISTÓRICO EXEGÉTICO DE 1 CO 11:27-30 CON UNA APLICACIÓN A LA
IGLESIA LOCAL
1
CAPÍTULO I
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Cuando se participa del lavamiento de los pies y de la Cena del Señor, el
creyente manifiesta el interés de hacerlo correctamente. El cristiano tiene la necesidad
y la responsabilidad de renovar el pacto con el Señor Jesús hasta que él venga, y a
través del Servicio de Comunión se puede hacer.
De una manera o de otra, los mismos problemas de la iglesia de Corinto se
hacen sentir en las congregaciones de la actualidad. Es hoy cuando se debe ser
sincero, individualmente, con Dios y con el prójimo. Es ahora cuando se necesita
amar al hermano como a sí mismo. El odio, el orgullo y la falta de perdón no
conducen a nada más que a participar de una manera indigna en el servicio de
comunión.
Al participar en estos ritos se expresan varias cosas: la aceptación del amor de
Jesús, el recuerdo de su muerte en la cruz, el momento de la victoria sobre el mal, la
tensión de la espera de ¨aquél día¨ cuando se celebrará este rito de nuevo con el Señor
y el amor por los hermanos y hermanas expresado mediante abrazos y lágrimas de
emoción.
Se puede escribir todo lo que se requiera sobre este tema, pero si no hace eco
en la vida de las personas, de forma tal, que se vea transformado para gloria de Dios,
no sirve de nada.
Con este estudio se podrán encontrar las respuestas las preguntas que surgen
al leer 1 Co 11:27-30.
2
Es el interés del investigador, que los resultados de este estudio puedan
edificar a la iglesia de manera general y específicamente, al participar de esta
conmemoración sagrada.
Los motívos y actitudes hacia el Señor y su Palabra, debieran caer bajo un
examen privado delante de Jesús, su pueblo y el mismo culto de comunión. Entonces
así la mesa se convierte en un lugar especial de purificación de la iglesia.
A veces se puede preguntar qué es lo que se expresa cuando no se participa en
el Servicio de Comunión, sin embargo, se toma en cuenta que se continúa
anunciándoles a los demás hermanos y hermanas que todavía hay fe en el valor de la
muerte del Señor Jesús para la salvación de todos. Se debe evitar enfrentarse a una
tensión entre las creencias teológicas y la práctica eclesiástica: por un lado se predica
la muerte de Jesús como la salvación de los pecados, pero por otro lado no se
participa de los emblemas sino se siente preparados. Pero más allá de las reflexiones
que se puedan tener, Jesús es y será el digno Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo, que cubre con su justicia.
Enunciado del problema
Cuando se participa de la Cena del Señor, como práctica eclesiológica
establecida por Jesús, se toman en cuenta aspectos soteriológicos que hacen crecer en
Cristo, además de anunciar su segundo advenimiento. Sin embargo, de acuerdo al
estudio de 1 Co 11: 27-30 ¿Cómo se participa de manera indigna de la Cena del
Señor? ¿Qué es probarse a sí mismo? ¿Qué es comer y beber juicio para sí? ¿Cómo
afectaría esto al creyente de manera física y espiritualmente?
3
Propósito general
Hacer un análisis histórico y exegético del texto de 1 Co 11:27-30 enfocando
la Cena del Señor y el significado de participar indignamente.
Propósitos específicos
Motivar a que los miembros de la iglesia participen de la Cena del Señor y que
por el amor y la fraternidad que haya entre ellos mismos se unan a este sagrado
Servicio de Comunión. Es el propósito del investigador que de manera específica se
alcancen los siguientes objetivos:
1. Realizar un estudio exegético y teológico al texto de 1 Co 11:27-30.
2. Identificar el problema exegético en el que se puede incurrir al mal
interpretar el concepto indignamente del texto antes mencionado.
3. Evidenciar como la estructura gramatical del texto que es objeto de
estudio en esta investigación puede ayudarnos a entender los efectos
espirituales que pueden afectar al que participa de manera indigna
en la Cena del Señor.
4. Hacer un estudio histórico de la Cena del Señor y de la
interpretación del texto de 1 Co 11: 27-30.
5. Mostrar que la comprensión correcta del texto1 Co11: 27-30 puede
aumentar los participantes en el rito de la Cena del Señor en la
iglesia.
4
Justificación
La salud espiritual de la iglesia se evidencia en la manera como vive el
presente como tiempo de salvación y mira al futuro con ésta certeza. Cuando el
miembro de iglesia no participa del Servicio de Comunión, está viendo el rito como
un punto de llegada y no como punto de partida, piensa en su indignidad y no en la
dignidad de Cristo. Esto puede ser fatal para el que cree en Jesús y su segunda venida.
Este estudio es de crucial importancia, puesto que todo pastor, dirigente y
miembros de la iglesia que quieran ayudar a que el creyente tenga una mayor
participación en este rito tan especial para su vida espiritual, lo haga de una manera
correcta. Además la compresión adecuada del texto provee la posibilidad de que un
número mayor de hermanos del cuerpo de Cristo participe de la bendición de la Cena
del Señor.
Delimitación
Este estudio está delimitado a 1 Co 11:27-30, aunque algunos puntos según el
texto lo demande, se extraerá su trasfondo del Antiguo Testamento. Además, se
enfoca el rito de la Santa Cena en los Evangelios sinópticos pero de manera
específica en los escritos paulinos. Se toman en cuenta materiales extra bíblicos que
hablen de esta conmemoración sagrada, pero sobre todo establecer el significado
histórico y exegético del concepto de indignidad dentro del libro.
Metodología
La metodología a seguir en esta investigación es exegética documental,
utilizando como base el método histórico gramatical. También en lo que concierne al
estudio del tema y del texto en cuestión se tomará en cuenta su significado teológico,
5
con una seria atención a 1 Corintios 11 y sus relaciones dentro de la estructura
general del libro y el Nuevo Testamento.
Presuposiciones
Tomando en cuenta la Biblia, que es inspirada y revelada por Dios, como la
única regla de fe para los cristianos y el método histórico gramatical, que ayuda a
hacer una correcta exégesis del texto y el tema que es objeto de estudio para
interpretar las Sagradas Escrituras correctamente. El investigador elabora este estudio
creyendo en que este tema beneficia al cristiano de manera misionológica,
eclesiológica y salvificamente. Durante años, en las iglesias se ha visto, oído y leído
sobre el rito de la Santa Cena. Partiendo de esto, se da por sentado que al entender de
manera clara, el mensaje que está en 1 Co 11: 27-30, el cristiano se acerca más a
Jesucristo y participa de manera digna, no teniendo que pensar en sí mismo, en su
dignidad, sino en la dignidad de Jesús. La Cena del Señor siempre debería ser un
punto de partida no uno de llegada.
Definición de términos
Didajé: doctrina de los doce apóstoles, a la que se hace referencia por los
autores antiguos.
Eclesiología: Es la parte de la teología cristiana que dedica su estudio al papel
que desempeña la Iglesia como una comunidad o entidad
Escatología: gr. Escathos ―ultimo‖ y Logos ―discurso‖. La Escatología estudia
lo concerniente a los acontecimientos finales de la historia del mundo.
6
Exégesis: es la tarea para comprender de una pieza de literatura, para lo cual
ésta fue creada, a la luz de la situación original del autor y de acuerdo con su
intención original.
Eucaristía: (del griego: Εuσαπιζηία eucharistia, "acción de gracias") es uno de
los principales ritos cristianos, llamado también Comunión, "Cena del Señor"[1]
o
"Santa Cena". Según la tradición del catolicismo, es "el sacramento del sacrificio del
Cuerpo y de la Sangre de Jesucristo, instituido por él mismo para perpetuar en los
tiempos venideros, hasta su segunda venida, el sacrificio de la Cruz".Quien realiza
este acto es únicamente el sacerdote y los materiales son el pan de trigo y el vino de
vid.
Expiación: lat. Expiare la reparación de una falta, la satisfacción de las
demandas de la justicia a través del pago de una penalidad, la muerte expiatoria de
Cristo libera a sus beneficiarios de las consecuencias penales involucradas en el
quebrantamiento de la ley de Dios.
Hebraísmo: profesión de la ley de Moisés. Jiro o modo de hablar propio y
privativo de la lengua hebrea. Empleo de tales jiros en otros idiomas.
Hierogamia: matrimonio entre una deidad representada por una sacerdotisa y
un rey.
Intertextualidad: es el proceso a través del cual las imágenes, frases, palabras o
ecos de un texto, en otro texto esta conexión puede ser dentro del mismo libro, el
mismo testamento o inclusive entre ambos Testamentos (AT y NT).
Introspección: auto evaluación.
7
Mitología: historia de los fabulosos dioses y héroes de la gentilidad. Conjunto
de mitos.
Parénesis: exhortación o amonestación.
Quiasmo: Deriva de la letra griega chi (X) El uso del paralelismo regular sigue
el orden de A,B, A1, B
1. El quiasmo invierte el orden A, B, B
1, A
1.
Sacramento: rito religioso instituido por Jesucristo, como el bautismo,
lavamiento de los pies y la Cena del Señor. El enlace de lo que el término abarcaría
ampliamente. Algunos protestantes favorecen el término ordenanzas.
Soteriología: gr. Soteria, ―liberación‖ y Logos ―discurso‖ es el área de la
teología cristiana que trata del plan divino de redención, más particularmente de la
obra de salvación de Cristo.
Teología: gr. Theos ―Dios‖ y Logos ―discurso‖ es el estudio metódico de Dios
y su relación con el mundo, especialmente en un análisis de las enseñanzas del
Antiguo y Nuevo Testamento.
8
CAPÍTULO II
REVISIÓN DE LITERATURA
En este capítulo se presentan las diferentes fuentes bibliográficas, que tratan de
manera amplia los aspectos históricos y teológicos de la Cena del Señor. Con sus
divisiones correspondientes, que ayudan a entender el trasfondo y significado de lo
que se quiere demostrar en este estudio.
La Cena del Señor, su trasfondo histórico y su significado teológico
Aunque puede ser entendida y practicada de diferentes maneras por los
cristianos, la Cena del Señor es de importancia capital para todos los creyentes. El
rito instituido en la última Cena de Cristo recibe nombres diferentes y generalmente
intercambiables: Eucaristía, acción de gracias por los buenos dones de Dios;
Comunión, recalcando el compañerismo con Cristo; y la Cena del Señor, denotando
el origen de este servicio religioso.1 Varios aspectos del tema merecen consideración.
Algunos de los más importantes que aparecen en este estudio son: sus orígenes
neotestamentarios; su significado para los cristianos actuales y los aspectos prácticos
de esta celebración.
Además, es inevitable dejar de mencionar el trasfondo que tienen las comidas
pactuales en el tiempo del A.T. incluyendo el significado de comer y beber en la
Biblia. También se toma en cuenta el lavamiento de los pies, como rito de humildad
practicado por Jesús con sus discípulos.
1 Herbert Kiesler, “Los ritos: bautismo, lavamiento de pies y cena del Señor,”
Teología, fundamentos bíblicos de nuestra fe, t. 6, ed., Raoul Dederen, (Doral,
Florida, EE. UU.: Asociación Publicadora Interamericana y Gema Editores, 2007),
67.
9
Comidas pactuales en el Antiguo Testamento
Jean Bottero hace referencia al banquete más antiguo, en el marco de las
creencias mesopotámicas. En el festín de los dioses según la mitología, la comunidad
de los dioses se reunió y por unanimidad, decidieron concederle al jóven dios
Marduk, plenos poderes, para que dirija la guerra contra la temible enemiga de ellos.
Marduk inventa a los hombres para garantizarles a todos sus hermanos en la divinidad
una vida ociosa, despreocupada y provista de todos los bienes gracias al trabajo de
estas criaturas. Los dioses agradecidos, le construyen la esplendida residencia de
Babilonia y su famoso templo, y se celebra un banquete, al que esta vez invita
Marduk, durante el cual los dioses confirman su investidura y nombran al más fuerte
y sabio de ellos, soberano y dueño del mundo por siempre.1
―Aquí aparece, en el espejo de aumento de la mitología, una nueva
función del banquete solemne comunitario: ya no es tan sólo el escenario
de la comida, la gastronomía, la diversión, la distracción y el placer, sino
también una ocasión para que los comensales tomen decisiones cruciales
para sus intereses‖.2
El significado de un banquete oficial y político escapa a la mente. Para el rey
reunir a sus súbditos alrededor de una mesa para compartir su comida, era poner en
evidencia y a la vez, crear o reforzar, la cohesión de todos en un solo ―cuerpo‖, un
estado único. También era una forma de proclamar y consolidar su poder sobre ellos:
Sus invitados además, de comer lo mismo que él, con su presencia, con los bienes que
compartían en común y su regocijo, proclaman tácitamente su aprobación al soberano
1 Jean Bottero, et al., Introducción al Antiguo Oriente, (Barcelona, España:
Grijalbo Mondadori, 1996), 92. 2 Ibíd.
10
que les brinda estas ventajas, ratifican su autoridad sobre ellos y sobre toda su
población, representada por ellos y renovaban su investidura.1
Varios rituales subrayan el contexto litúrgico de esta demostración de modo que
el banquete del rey, al estar relacionado con el culto a los dioses, recibía también la
aprobación y la sanción de estos últimos. La hierogamia o matrimonio sagrado, unión
carnal entre un dios y una diosa, antiguamente sustituido por un rey y una sacerdotisa.
Esto era un complemento necesario de la investidura real. Este matrimonio era
aprobado por los dioses, después de la noche de bodas siempre se celebraba un
banquete para la pareja divina y real, aunque la población también participaba
haciendo una piña alrededor de su soberano investido de nuevo con gran regocijo.2
Comer y beber
En la Biblia comer y beber son símbolo de la vida humana. No son solamente la
satisfacción de una necesidad biológica, de un placer sensible, sino un acto cargado
de valor simbólico. En el comer y el beber está comprometida la libertad del hombre
que humaniza un gesto que de manera aislada, es radicalmente ambiguo y al que solo
la decisión libre de amar puede rescatar y elevar a la categoría de acción positiva (1R
4:20). El comer y el beber separados de la realización de la libertad, es decir, de la
justicia, se pueden transformar en una expresión de claudicación del hombre ante su
placer y sus bienes (Jr 22:15).3
1 Bottero, 93.
2 Ibíd.
3Antonio Bonora, Temas bíblicos para nuestros tiempos, (España: Editorial
Desclee Brouwer, 1995), 183.
11
Comer y beber sacrificiales
A menudo el comer y el beber tienen un carácter cultural, están ligados a los
sacrificios y forman parte de ellos. Una fórmula característica del Deuteronomio para
indicar la celebración de la fiesta es aquella que la designa como un comer ante el
Señor (Dt 12: 7).1
Signo de hospitalidad y de comunión. Además, comer y beber son un signo de
comunión, de hospitalidad y de amistad. Se ofrece y se recibe hospitalidad mediante
una invitación a participar de los platos y las copas comunes.2
Comida sagrada entre los hombres
―Vemos, pues, que de la tierra al cielo, entre los dioses, y entre los
hombres, consumir la comida también tenia un valor místico y sagrado,
como diríamos hoy. Volvemos a encontrar este valor en la Biblia y si nos
queda algo de él, es a través de la religión. Por supuesto, el ágape de los
primeros cristianos, por un lado, y por otro la celebración eucarística del
pan y del vino (en otras palabras de la comida en común), han adquirido
mientras tanto unas referencias nuevas, y han enriquecido su significado,
pero siguen siendo comidas <<sagradas>> y la visión y la practica de los
antiguos mesopotámicos debieron de intervenir en su historia más
antigua‖.3
La Cena del Señor en el Nuevo Testamento
De manera general compartir la mesa en el judaísmo del siglo primero hace que
podamos entender el contexto de la Cena del Señor. Rafael Aguirre dice:
―En Israel de manera similar a como se detecta en el sistema de
castas de la India, hay un paralelismo entre las normas del connuvium y
las del convivium: Solo se puede contraer matrimonio dentro del grupo
con el que se puede comer. Se aborrece el matrimonio con paganos como
1 Bonora, 186.
2 Ibíd.
3 Bottero, 98.
12
se evita comer con ellos. Lo que está en juego es conservar la pureza de
Israel‖.1
Se dice, que compartir la mesa en el judaísmo del siglo primero muestra que los
judíos, aceptaban el trato con los paganos en las sinagogas, mercados y calles,
mantenían una separación estricta a la hora de compartir la mesa. Estaban en juego
unas normas de pureza que ellos hacían remontarse hasta Moisés. Esto era una
característica intrínseca de la vida judía siglos antes y después de nuestra era.2
La comida incluye a Dios y el prójimo:
―La comida está asociada al cumplimiento de los deberes para con
Dios y para con el prójimo, concretamente con los deberes de justicia, lo
que guarda analogía con las disposiciones de Pablo sobre las exigencias
de la eucaristía en la comunidad cristiana (1Co 11)‖.3
En la víspera de su crucifixión, Jesús celebró la última cena con sus discípulos,
como se registra en los tres Evangelios sinópticos (Mt 26: 26-29; Mr 14: 22-25; Lc
22: 14-30). Pablo vuelve a contar el relato en 1 Co 11: 23-25. Estos cuatro pasajes
están de acuerdo en los puntos esenciales de la narración; en sus diferencias, se
complementan el uno al otro. Juntos, forman la base de la enseñanza cristiana sobre la
Cena del Señor.4
Al presentar a Jesús comiendo con sus discípulos Lucas da a entender que: la
Eucaristía es la comida del entretiempo (Zwischenzeit), una vez terminada las
1 Rafael Aguirre, La mesa compartida, (España: Editorial Sal Térrea, 1994), 35.
2 Ibíd., 39.
3 Ibíd., 41.
4 Kiesler, 68.
13
comidas terrenales, con el Jesús terreno y mientras se espera la comida con él en la
plenitud del reino.1
El rito del lavamiento de pies: su propósito
El objeto de este servicio es recordar la humildad del Señor, y las lecciones que
dio al lavar los pies de sus discípulos. Hay en el ser humano una disposición a
estimarse más que a su hermano, a trabajar para sí, a servir al yo, a buscar el puesto
más elevado; y con frecuencia esto produce malas sospechas y amargura de espíritu
sobre simples bagatelas. El rito que precede a la Cena del Señor está destinado a
aclarar estos malentendidos, a sacar al pecador de su egoísmo, a bajarlo de sus zancos
de exaltación propia y darle la humildad de espíritu que lo inducirá a lavar los pies de
su hermano. No está en el plan de Dios que esto deba postergarse porque se considere
que algunos son indignos de participar en él. El Señor lavó los pies de Judas. No le
negó un lugar en la mesa aunque sabía que dejaría la mesa para desempeñar su papel
en la traición del Señor. No es posible para los seres humanos decir quién es digno y
quién no lo es. No pueden leer los secretos del alma. No es para que digan: Yo no
asistiré al rito si tal persona está presente para tener parte'. Dios no le ha dejado al ser
humano decir quiénes deben estar presentes en esas ocasiones2.
Cristo dio a entender a sus discípulos que al lavarse los pies no se lavaban sus
pecados, sino que la limpieza de su corazón se probaba en este servicio humilde. Si el
corazón estaba limpio, este acto era suficientemente esencial para revelar ese hecho.
Él le había lavado los pies a Judas, pero dijo: 'No estáis limpios todos'. En ese
1 Aguirre, 91.
2 Kiesler, 90,91.
14
momento Judas poseía un corazón traidor, y Cristo reveló a todos que él sabía que él
traicionaría a su Señor y que el lavamiento de sus pies no era un rito para limpiar el
alma de su contaminación moral1
Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también
debéis lavaros los pies unos a otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os
he hecho, vosotros también hagáis'. Aquí está la lección objetiva: 'También debéis
lavaros los pies los unos a los otros'. 'De cierto, de cierto os digo: el siervo no es
mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas,
bienaventurados seréis si las hiciereis'. Este rito no debe ser tratado de una manera
mecánica como si fuera una forma. Su objeto real es enseñar humildad.2
El lavamiento de pies: no debe postergarse
El rito del lavamiento de los pies no debe postergarse porque haya algunos
creyentes profesos que no están limpios de sus pecados. Cristo conocía el corazón de
Judas y con todo le lavó los pies3.
Resulta interesante que el Evangelio de Juan relate el lavamiento de pies, pero
no la última Cena. Sin embargo, Jn 6: 53 habla de comer la carne de Cristo y de beber
su sangre, sugiriendo la Cena del Señor.
La ultima Cena en los Evangelios sinópticos
En los Evangelios sinópticos, la última Cena de Cristo está íntimamente rela-
cionada con la celebración de la Pascua. Sin embargo, a pesar de esta relación, la
1 Francis D. Nichol, ed., Comentario bíblico adventista, t., 5, (Nampa, Idazo,
EE. UU.: Pacific Press Publishing Association, 1983), 1112. 2 Ibíd.
3 Ibíd.
15
Cena del Señor es algo nuevo: una transformación de la ceremonia judía, llena de un
significado nuevo y profundo. Mientras que la Pascua señalaba hacia adelante a la
muerte de Cristo, la Cena del Señor señala hacia atrás al mismo evento y recuerda a
los seguidores de Cristo el sacrificio de su Señor hasta que él vuelva.1
Aunque se unió a la Pascua, la Cena del Señor debe ser una nueva y única
institución en el Nuevo Testamento, uno que se ha vuelto una parte íntegra de la
cristiandad a través de los siglos.2
La forma: el pan y la copa.
De acuerdo a Mateo, Marcos y Lucas, Cristo instituyó la Cena del Señor al final
de la cena de Pascua preparada por los discípulos en el aposento alto. Dos elementos,
comunes en los hogares judíos, integraban esta comida especial. Jesús tomó pan, sin
duda el pan chato, redondo y ázimo de la Pascua, y lo bendijo (Mt 26: 26; Mr 14: 22)
o dio gracias por él (Lc 22:19), y se lo ofreció a sus discípulos. La bendición normal
que se pronunciaba sobre el pan por el cabeza de familia era: "Alabado sea Jehová
nuestro Dios, el Rey del mundo, quien hace que el pan aparezca de la tierra". Con
estas palabras expresaban bendición y gratitud.3
De igual manera, Cristo tomó la copa, dio gracias, e invitó a los discípulos a
que bebieran de ella (Mt 26: 27; Mr 14: 23; Lc 22: 20). Tal vez el agradecimiento
pudo haber sido pronunciado con la bendición tradicional: "Alabado sea Jehová
1 Kiesler, 68.
2 George R. Knigth, Mateo, La Biblia amplificada, (Miami, Florida: Asociación
Publicadora Interamericana, 1997), 258. 3 Kiesler, op. cit., 68.
16
nuestro Dios, el Rey del mundo, que creó el fruto de la vid". El contenido de la copa
se aclara más tarde como el "fruto de la vid" (Mt 26:29; Mr 14:25; Lc 22: 18).1
En el Evangelio de Lucas, la copa se comparte antes que el pan, y una segunda
copa cierra la comida (vers. 17, 20). Es posible que la primera copa fuera parte de la
comida pascual; por ello, no sería parte de la Cena del Señor. Las narraciones en
Mateo y Marcos, así como en 1 Corintios, mencionan primero la participación del pan
seguida por la de la copa.2
Para Lucas, el partir el pan de Jesús con sus seguidores indica la participación
en su misión y su destino. Participar de la mesa es la más decisiva expresión del
hecho de estar vinculado al grupo, formar parte de la casa y compartir los mismos
valores y el mismo destino. Es normal que el momento de compartir la mesa con
Jesús sea el más propicio para compartir su estilo de vida y su destino.3
El significado: comunión y profecía.
Jesús explicó claramente el significado tanto del pan como de la copa. El pan,
dijo él, era su cuerpo; la copa, su sangre (Mt 26:26,27; Mr 14:22,23, Lc 22: 20). Al
tomar el pan y el fruto de la vid, los discípulos entraban en una íntima comunión con
él.4
La sangre era la sangre del pacto, "derramada por muchos" (Mt 26: 28; Mr 14:
24), o, más íntimamente, "por vosotros" (Lc 22: 20). Por este derramamiento podría
obtenerse el perdón de los pecados (Mt 26: 28).
1 Kiesler, 68.
2 Ibíd., 69.
3 Aguirre, 99.
4 Knigth, 259.
17
Con su promesa de no beber más del "fruto de la vid" hasta que lo bebiera con
los discípulos en el reino, Jesús les dio la seguridad de que se reuniría con sus amigos
(vers. 29; Mr 14.25). De esa manera, Jesús prometió participar con sus discípulos en
el banquete mesiánico (Is 25: 6-8) en el reino de Dios (Mt 22: 1-10; Lc 14:15-24) el
día de la consumación final (Ap 21: 3-5). A pesar de la separación inminente, había
un futuro escatológico brillante. La celebración de la última Cena no fue solo una
mirada hacia atrás o un reflejo de la acción redentora de Dios por medio de
Jesucristo; también era una mirada al futuro, al momento de su glorioso retorno como
está profetizado en Juan 14:1-3.1
Lucas añade la frase: "Haced esto en memoria de mí" (Lc 22:19). Jesús deseaba
que se lo recordara en la celebración de la Cena del Señor hasta que regresara. Un
paralelo del AT de este "recuerdo" aparece en la exhortación a recordar la Pascua (Ex
12: 14) como símbolo de los beneficios de Dios.2
Los escritos paulinos
Pablo refiere la Cena del Señor solo en 1Corintios, en relación con los
problemas en cuanto a la adoración. En 1Co10:16-21, señala que participar en la cena
del Señor hace que los creyentes corintios sean participantes en el cuerpo del Señor;
de igual manera, participar en los sacrificios paganos implica comunión con los
1 Kiesler, 69.
2 Ibíd.
18
demonios.1 En 1Co11:17-34, Pablo trata acerca de las irregularidades en la
celebración de este rito especial en la iglesia de Corinto.2
Por medio de preguntas retóricas, Pablo afirma que "la copa de la bendición" es
"la comunión de la sangre de Cristo", y que el "pan que partimos" es la participación
en el "cuerpo de Cristo" (1Co 10:16). Como los escritores de los Evangelios, usa la
expresión "copa" para representar su contenido. Sin embargo, su énfasis no está en la
forma, sino en el significado: beber de la copa y comer del pan crea comunión con
Cristo y de unos con otros.3 Los cristianos que van a participar del cuerpo de Cristo
ya no pueden tener comunión con los demonios o los adoradores de los demonios por
medio de comidas ceremoniales (vers. 14-21).4
La breve narración de la institución de la última Cena en 1 Co 11: 23-25 podría
ser el registro escrito más temprano de ella, ya que la carta a los corintios fue escrita
probablemente a mediados de la década del año 50, antes que los Evangelios. Las
palabras son muy semejantes a las que se encuentran en Lucas.5
Pablo pudo haber escuchado el relato de boca de los apóstoles, aunque él les
informa a los corintios que su enseñanza sobre la Cena del Señor le vino del mismo
Señor. Pablo recalca el aspecto de "conmemoración" de la Cena del Señor, hablando
de "memoria" en relación tanto al pan como a la copa. Pero hace hincapié aún más
1 Gordon Fee, Primera epístola a los corintios, (Buenos Aires, Argentina:
Nueva Creación, 1994), 605 2 Kiesler, 69.
3 Fee, op. cit., 606.
4 Kiesler, op. cit., 70.
5 Ibíd.
19
claramente en el elemento profético de la comunión: participar de ella es una
proclamación de fe en la segunda venida (vers. 26)1.
El apóstol les señaló a los corintios que su celebración no era un recordatorio
verdadero de Jesús, porque habían olvidado el significado de su vida y muerte.
Estaban ocupados en su búsqueda de placer personal y posición social. Pablo combate
esta conducta egoísta instándolos a recordar el pasado y el futuro para vivir como
cristianos en el presente.2
El significado teológico de la Cena del Señor
Jesús mismo explicó el significado básico de la Cena que instituyó muy pronto
antes de su crucifixión. Lo que dijo debe formar el fundamento de cualquier reflexión
teológica sobre este tema. Ya que los cristianos se consideran correctamente
discípulos de Jesús, el significado básico de la Cena del Señor es el mismo hoy que el
que fue para los doce en el aposento alto.3
Cuando Jesús les dio el pan y la copa a sus discípulos, dijo, "este es mi cuerpo"
y "esta es mi sangre", y eso es lo que los discípulos fueron invitados a comer. Un
concepto parecido se encuentra en Jn 6: 51-58, donde Cristo les dice claramente a sus
oyentes que él mismo era "el pan vivo que descendió del cielo" (vers. 51), y que para
tener vida debían comer su carne y beber su sangre. 6)4.
El que come su carne y bebe su sangre, "permanecerá" en él (vers. 5).
1 Kiesler, 79.
2 Ibíd.
3 Knigth, 259.
4François Xavier Durruoll, La Eucaristía sacramento pascual, (Salamanca,
España: Ediciones Sígueme, 1980), 104.
20
En Juan 15, Cristo usa una ilustración de la agricultura para describir este
mismo "permanecer": el pámpano permanece unido a la vid. Obviamente, era
imposible para los que escucharon a Cristo "comerlo" a él literalmente; también era
absurdo esperar que sus discípulos se unieran literalmente a su persona. Por eso, el
permanecer, el comer y el beber deben tener un sentido figurado.1 Vistos en esta luz,
la copa y el pan de la Cena del Señor son símbolos de una realidad más grande.
Aunque no son la sustancia del cuerpo y de la sangre de Jesús, la copa y el pan
representan su cuerpo quebrantado y su sangre derramada, su muerte en la cruz y el
don de la salvación que resulta de eso.2
A1 comer y al beber, los seres humanos introducen el alimento en cuerpos. Por
el alimento y la bebida, son fortalecidos físicamente porque lo que toman llegan a ser
una parte de sus mismas células. Al beber la copa y comer el pan, los discípulos
llegan a ser participantes de la vida de Cristo. No solo comen en comunión con él,
sino; apropian las cualidades de Cristo en sus vidas.3
La copa representa el "nuevo pacto", dijo Jesús (Lc 22: 20). La idea del pacto
era algo claro para la mente judía. Jehová había hecho primero un pacto de su propia
libre voluntad para bendecir a Israel; pues el pueblo había acordado amarlo y
obedecerlo. La violación de este pacto había resultado en la deportación a Babilonia
1 Knigth, 259.
2Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del
Séptimo Día, Creencias de los Adventistas del Séptimo Día, Segunda edición,
( Nampa, Idaho, EE.UU.: Pasific Press Publishing Association, 2006), 230-231. 3 Johannes B. Baur, Diccionario de teología bíblica, (Barcelona, España:
Editorial Herder, 1985), 642.
21
en el año 586 a.C. Dios siempre había deseado que su ley estuviera en el corazón de
su pueblo (Dt 6: 6; Sal 37: 31; Is 51: 7), pero ellos le habían fallado.1
Jeremías ya había expresado la certeza de un nuevo pacto; no uno que iba a
estar escrito en tablas de piedra, sino en los corazones del pueblo de Dios (Jer 31: 33,
34). Este nuevo pacto no era nuevo en el sentido de que significara un cambio en la
ley de Dios o en la intención, sino en los medios por los cuales iba a ser ratificado. La
propia sangre de Jesús confirmaría las promesas de salvación de Dios. En la última
Cena este nuevo pacto llegó a ser una realidad. Al participar los discípulos de la copa,
participaban en las provisiones y el poder de ese nuevo pacto, hecho posible por la
muerte de Cristo. La sangre de Cristo fue el símbolo y el medio de su expiación
voluntaria y sustitutiva; fue la garantía del establecimiento del nuevo pacto.2
En los tiempos bíblicos, un pacto a menudo se consumaba con una comida. Al
comer juntos, las dos partes se comprometían a cumplir sus votos. Al compartir la
copa y el pan con sus discípulos, Jesús hizo un pacto con ellos. Derramaría su sangre
por ellos, haciendo posible su salvación. También acordó prepararles un lugar en el
reino de Dios, al cual los llevaría finalmente. Hasta entonces, no bebería de nuevo
fruto de la vid (Lc 22:18).3
Tanto antes como ahora, los discípulos de Cristo están esperando reino del
Padre. Como garantía de su parte del pacto, Jesús ofreció su sangre y su carne. Como
parte del acuerdo, los cristianos participan de los emblemas de su sacrificio como
1 Kiesler, 72.
2 Ibíd.
3Joachin Jeremías, La última Cena, palabras de Jesús, (Madrid, Espña:
Ediciones Cristiandad, 1980), 60.
22
evidencia de su conformidad con los términos del pacto. Cada vez que los creyentes
celebran la Cena del Señor, miran hacia atrás a la cruz y se maravillan del amor
divino. Al mismo tiempo, miran hacia adelante, al día cuando se sentarán alrededor
de la mesa en el reino de Dios.1
La sangre del nuevo pacto es derramada para perdón (Mt 26:28). Por medio de
la muerte de Jesús son borrados los pecados de la raza humana.2 El corazón tierno del
nuevo pacto que menciona Jeremías está unido con el perdón divino (Jer. 31: 31-34).
Beber de la copa simboliza la aceptación de este don del perdón.
Además, como toda la comunidad participa en aquella única copa y pan, la
Cena del Señor llega a ser un factor de unificación. Al comer juntos, los cristianos
son atraídos más cerca unos de otros, así como más cerca de su Señor.3
Debido a los beneficios que el cristiano obtiene de la Cena del Señor, Jesús
aconsejó a que sus discípulos la celebraran. El tiempo del verbo griego sugiere una
acción repetida; no una vez, sino vez tras vez. La celebración debía ser "en
conmemoración" de la liberación del pecado hecha posible por la muerte de Cristo,
así como la Pascua se observaba en conmemoración de la liberación de Israel de
Egipto. Por otro lado, así como la Pascua anticipaba el sacrificio de Cristo como
Cordero pascual, la Cena del Señor anticipa la victoria del Cordero en el reino.4
En la celebración de la Cena del Señor, los celebrantes no deben reflexionar
solo sobre el hecho y la manera de la muerte de Jesús, sino también, y de una manera
1 Knigth, 258, 259.
2 Ibíd.
3 Walter Raimundo Beach, El credo que cambió el mundo, (California, EE.UU.:
Pacific Press Publishing Association, 1971), 148. 4 Jeremías, 60.
23
muy especial, acerca de su significado actual y su resultado para toda la congregación
del pueblo de Dios. Debería concentrarse la atención más en el gozo de la victoria de
la resurrección que sobre la tristeza del sufrimiento y la muerte de Cristo. Sin
embargo, la celebración de la Cena del Señor nunca está completa sin reflexionar
acerca de la gravedad de la pasión y muerte de Cristo en la cruz por nosotros.1
Que el Servicio de la Comunión llegara a ser conocido pronto como la
Eucaristía o "acción de gracias" no es difícil de entender. Al participar de él, una
persona puede verdaderamente dar gracias a Dios por el don infinito de la vida y la
muerte de Jesús.2 Esta ceremonia es una celebración del compañerismo cristiano con
Jesús y con sus seguidores, del perdón de los pecados, y de la esperanza expectante
del reino futuro.3
Como señaló Pablo a los corintios, la celebración de la Cena del Señor
proclama la muerte del Señor hasta que venga (1Co 11: 26). La participación en los
emblemas del sufrimiento de Cristo es un acto de proclamación de la certidumbre de
la segunda venida.4 Como comida simbólica, el Servicio de la Comunión une la vida
diaria de los creyentes con la promesa de la venida de Cristo, y comisiona al creyente
a dar testimonio de la gloriosa esperanza del cristiano.5
1 Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del
Séptimo Día, Creencias de los Adventistas del Séptimo Día, 230-234. 2 D. Gregorio Alastruey, Tratado de la santísima eucaristía, (Madrid, España:
Biblioteca de Autores Cristianos, 1951), 5, 6. 3 Ernesto Trenchard, Bosquejos de doctrina fundamental, (Grand Rapids,
Michigan: Editorial Portavoz, 1972), 1. 4 Daniel Campderros, Bosquejos bíblicos, t., II, (El Paso: Casa Bautista de
Publicaciones, 2003), 59. 5 Eduardo A. H , Biblia de estudio: LBL, (California, EE.UU.: Casa
Editorial Fundación Bíblica Lockman, 2003).
24
La práctica de la Cena del Señor
El N.T. guarda silencio casi total con respecto a los detalles de la celebración de
la Cena del Señor. Poco se dice acerca de la frecuencia, de quién puede o no
participar, o aun de la naturaleza exacta del pan y de la copa que debe usarse. Estos
aspectos prácticos han sido desarrollados basándose en principios de la Escritura.1
Frecuencia de celebración
La frase, "todas las veces que bebiereis" (1Co 11: 26) no indica cuan a menudo
debe celebrarse la comunión. No aparece en el N.T. ninguna otra instrucción
concerniente a la frecuencia con que debe celebrarse la Cena del Señor.2 Por eso,
diferentes iglesias han desarrollado sus propias normas de celebración. Algunos
cristianos toman la comunión cada semana o aun diariamente.
Joachin Jeremías con respecto a la frecuencia de la celebración comenta lo
siguiente:
…¨La comunidad primitiva se congregaba desde el principio re-
gularmente para las comidas en común, dando así continuidad de la
comunidad de mesa de Jesús con sus discípulos.¨3
Ernest De Witt Burton comenta que las Escrituras no especifican acerca de este
punto. Después del Pentecostés los creyentes partían el pan en las casas, pero esto no
comprueba una observancia diaria de la Santa Cena (Hch 2:46). Se comenta por que
no está claro si ―partir el pan‖ en este texto significa otra cosa que comer juntos una
comida de compañerismo. Además, el texto ni siquiera implica que, fuera lo que
1 Kiesler, 74.
2 Ernest De Witt Burton, Syntax of the Moods and Tenses in New Testament
Greek, 3rd ed. (Edinburg: T. & T. Clark, 1898), 169. 3 Jeremías, 260.
25
fuere, se hiciera diariamente en cada casa. En Troas los creyentes evidentemente
incluían la Santa Cena en su reunión del primer día de la semana (20:7). Sin importar
con cuánta frecuencia una iglesia observe esta ordenanza, debe dársele suficiente
tiempo para que no sea simplemente ―agregada‖ a un servicio.1
Pan sin levadura y vino sin fermentar
En vista de la costumbre judía de sacar todo lo leudado del hogar en víspera de
la fiesta de la Pascua (Ex 12:15,19; 13: 7), puede suponerse con seguridad que el pan
que se usó en la última Cena era pan sin levadura. Además de esto, Pablo iguala la
levadura al pecado (1Co 5: 7, 8), del que no hubo ninguno en Cristo. Por eso, en el
Servido de Comunión se usa el pan sin levadura, normalmente hecho de harina
integral mezclada con aceite, agua y sal, para representar el cuerpo sacrificado del
Señor por todos los que creen en él, sin tener en cuenta el tiempo y el lugar.2
El pan
Es interesante mostrar el análisis que hace J. Oliver Buswell sobre el pan
utilizado por Jesús en la cena pascual:
¨La historia en los tres sinópticos y en 1 Corintios 11 enseña que los
primeros pasos en la institución de la Cena del Señor fueron la acción de
gracias y el tomar y partir el pan. El pan tiene que haber sido pan sin
levadura, porque este era el tiempo de la pascua. El rompimiento del pan
ocurrió «mientras comían» (Mt 26:26; Mr 14:22). Los cuatro informes
dicen que «tomó Jesús el pan y bendijo, y lo partió». El panecillo sin
levadura no tenía la forma de nuestro pan con levadura. Era más como
una torta redonda y plana. Los tres evangelios sinópticos dicen que Jesús
«dio a sus discípulos». Esto debe significar que distribuyó a los discípulos
los fragmentos del pan que tomó y partió en esta oportunidad.
1 Burton, 169.
2Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del
Séptimo Día, Creencias de los Adventistas del Séptimo Día, 231.
26
Las cuatro narraciones representan las palabras de Jesús al partir el
pan como de la esencia de un significado sacramental. Las palabras de
Jesús dadas por Marcos son breves: «Tomad, esto es mi cuerpo…» Mateo
dice: «Tomad, comed; esto es mi cuerpo.» Lucas dice simplemente: «Esto
es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mi.»
Esto concuerda casi palabra por palabra con lo que dice Pablo: «Esto es
mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.»¨1
La copa
Las descripciones de la Cena del Señor tanto en los sinópticos como en Pablo
usan la expresión "copa" y el "fruto de la vid" para la bebida que representa la sangre
de Cristo. No se usa la palabra "vino". El alcohol es un producto de descomposición y
muerte, inadecuado para simbolizar la sangre redentora de Jesús. Por eso, el uso de
jugo fermentado o de vino con alcohol en el Servicio de la Comunión no es
apropiado. El jugo exprimido de la uva representa correctamente la sangre Cristo,
derramada por muchos para el perdón de los pecados. 2
Lucas y Pablo declaran que la copa fue tomada «después de haber cenado» (Lc
22:20a; 1Co 11:25a). Mateo y Marcos dicen que Jesús tomó la copa y dio gracias y la
dio a los discípulos (Mt 26:27; Mr 14:23). Lucas y Pablo dicen simplemente, «de
igual manera… tomó la copa» (Lc 22:20a; 1Co 11:25a).
Mateo da las palabras «Bebed de ella todos». Marcos dice: «Bebieron de ella
todos.» Mateo y Marcos dicen que Jesús dijo: «Esto es mi sangre del nuevo pacto,
que por muchos es derramada». Mateo añade «para remisión de los pecados».
1 J. Oliver Buswell, , Jesucristo y el plan de salvación, t.,
3, (Miami, Florida, EE. UU.: LOGOI Inc., 1983), 756. 2 Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Manual de Iglesia,
Revisión 2005, (Doral, Florida, EE.UU.: Asociación Publicadora Interamericana,
2006), 120.
27
Lucas y Pablo dan las palabras: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre».
Lucas añade, «que por vosotros se derrama», y Pablo, «haced esto todas las veces que
la bebiereis en memoria de mí».
Pablo concluye: «Todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa,
la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.»
Las palabras «sangre del nuevo pacto» ciertamente traerían a las mentes de los
discípulos muchos pasajes del Antiguo Testamento, tales como Ex 24:8, en los cuales
el pacto mosaico fue instituido por el rociamiento de sangre; pero principalmente, las
palabras «nuevo pacto» ciertamente traerían a sus mentes la profecía de Jeremías
31:31–34, la única profecía relacionada al «nuevo pacto» con estas mismas palabras.1
En su descripción de la última Cena, Elena de White escribe:
"Cristo estaba todavía a la mesa en la cual se había servido la cena
pascual, delante de él estaban los panes sin levadura que se usaban en
ocasión la Pascua. El vino de la Pascua, exento de toda fermentación,
estaba sobre la mesa. Estos emblemas empleó Cristo para representar su
propio sacrificio sin mácula. Nada que fuese corrompido por la
fermentación, símbolo de pecado y muerte, podía representar al 'Cordero
sin mancha y sin contaminación'".2
En el Servicio de la Comunión el Señor ofrece sus grandes dones de salvación:
su cuerpo y su sangre, simbolizados adecuadamente por el pan sin levadura y por el
jugo puro de la uva. El pan representa a Jesús como persona; el jugo de la uva es un
símbolo perfecto de su sangre expiatoria. En la celebración de la Cena del Señor, los
cristianos no solo son conscientes del gran sacrificio de Jesús por sus pecados, sino
que también pueden regocijarse en el nuevo pacto que garantiza la presente comunión
1 Buswell,756.
2 Elena White, El Deseado de todas las gentes, (Nampa, Idaho, EE.UU.: Pasific
Press Publishing Association, 1955), 609.
28
con Cristo y la futura gloria en su reino. Por lo tanto, la Cena del Señor es una
ocasión para regocijarse, no para afligirse, aunque siempre seremos conscientes del
alto precio de nuestro rescate: la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha ni
contaminación (1P 1:16).1
El bautismo nos une a Cristo en su muerte (Ro 6: 3,4), una muerte que sufrió en
nuestro lugar y para nuestra salvación. De igual manera, la Cena del Señor es la
proclamación de la muerte y resurrección de Jesucristo, hasta que él venga (1Co 11:
26),2 pero entre los cristianos señala a la muerte que él mismo explicó como base del
nuevo pacto (Mr 14: 24). Así como el bautismo celebra la comunión de uno con
Cristo y el deseo de uno de ser parte del cuerpo de Cristo, la Cena del Señor es la
celebración por creyentes bautizados del evento redentor que los reconcilió.3
Mientras que el bautismo expresa la decisión de un converso de pertenecer a
Cristo, la Cena del Señor muestra el deseo de la iglesia de proclamar la muerte de
Cristo como el acto final de salvación de Dios. La Cena del Señor también es el
medio por el cual los que han sellado su pacto con Cristo se unen con él en esa
ofrenda de sacrificio a la voluntad de su Padre.4
1 Kiesler, 76.
2Raoul Dederen, ―The Church” in Handbook of Seventh Day Adventist
Theology, (USA: .Review & Herald Publishing Association , 2000), 557-558 3 Kiesler, 76.
4―Lord’s Supper,‖ Seventh-day Adventist Encyclopedia, (Washington, DC:
Review and Herald Pub. Assn., 1976 ), 813, 814.
29
Panorama histórico
Cuando se menciona el trasfondo histórico del Servicio de Comunión es
imposible ignorar las etapas superadas en cada circunstancia de los cristianos, a través
de la historia. Aquí se analiza desde los primeros siglos hasta la época moderna.
Primeros siglos
En la iglesia primitiva, la Cena del Señor parece haber sido celebrada
conjuntamente con una "fiesta de amor" (ágape), designada especialmente para
beneficiar al pobre. A partir de lo acaecido en Corinto (1Co 11: 17-22), los abusos
acabaron echando a perder la celebración, de manera que el Servicio de la Comunión
fue separado finalmente de la comida fraternal (a mediados del siglo III), mientras
que el ayuno llegó a ser obligatorio antes de tomar la comunión.1
Varios escritores de la iglesia primitiva mencionan la Cena del Señor. La
Didajé (fines del siglo I o comienzos del II) presenta instrucciones específicas sobre
su celebración: están especificadas las oraciones con la copa que se sirve antes del
pan; en este servicio pensado para traer unidad a los participantes solo pueden
participar miembros bautizados (9,10).2 Ignacio (comienzos del siglo II) especificó
que solamente un obispo puede dirigir el Servicio de Comunión; también afirmó que
este rito era "medicina para la inmortalidad"3. Justino Mártir (mitad del siglo II)
describe la celebración semanal de la Cena del Señor. Observa el uso del vino
1 Justo L. González, Historia del pensamiento cristiano, t. I, (USA: Editorial
Caribe, 2002), 69. 2 José Vives, Los padres apostólicos, (Barcelona, Epaña: Editoral Herder,
1988), 20,21. 3 Ibíd., 32.
30
mezclado con agua y el pan, que son "la carne y sangre de Jesús" por medio de "la
oración de la Palabra"1.
Muy pronto en la historia de la iglesia el pan y el vino fueron considerados
símbolos. Al pasar el tiempo, esos elementos llegaron a ser considerados la misma
carne y sangre de Cristo. Para Ireneo (c. 130-c. 200), el pan producido por la tierra
"cuando recibe la invocación de Dios, ya no es el pan común, sino la eucaristía,
consistiendo de dos realidades: la terrenal y la celestial" (Contra los herejes 4. 18)2.
Hipólito (c. 170-c. 236) dio ordenes estrictas para que no cayera ninguna migaja de la
Cena del Señor, "porque es el cuerpo de Cristo a ser comido por los que creen y no
para tenerlo en poco" (Tradición apostólica 32.2.3).3 Cirilo de Jerusalén (c. 347) instó
a los catecúmenos a aceptar la transformación del pan y del vino, por el poder del
Espíritu Santo, en el cuerpo y la sangre de Cristo (Catequesis mistagógicas 4. 9; 5. 7);
esto tenían que hacerlo con una fe resuelta. Ambrosio (339-397) escribió que el pan y
el vino por la eficacia misteriosa de la santa oración son transformados en la carne y
la sangre" (De la fe cristiana 4.10).4
A medida que el sacerdocio iba desarrollando un papel de mediación, la
celebración de la Eucaristía se convirtió en el sacrificio de la misa. Tertuliano usa el
término "sacrificio" para el pan y el vino (Morgan140-144). En el año 253, Cipriano
1 Williston Walker, Historia de la iglesia cristiana, (Kansas City, EE.UU.: Casa
Nazarea de Publicaciones, 1957), 41, 98. 2 Vives, op. cit., 168.
3 James Montgomery Óbice, Los fundamentos de la fe cristiana, (Miami,
Florida: Editorial Unilit, 1996), 610-614. 4 Bray, Gerald, Thomas C. Oden y Marcelo Merino Rodríguez. La Biblia
comentada por los padres de la iglesia, Nuevo Testamento, 1-2 Corintios, vol. 7,
(Madrid, España: Editorial Ciudad Nueva, 2001), 167-172.
31
escribió una carta en la cual afirma repetidamente que cuando el sacerdote ofrecía el
vino, estaba repitiendo el sacrificio salvador de Cristo (Epístola 62).1 Juan
Crisóstomo (c. 347-407) llamó a la Eucaristía "el terrible sacrificio, los misterios
indecibles" (Homilías sobre Hechos 21). Teodoro de Mopsuestia (c. 350-428) indicó
que, cuando el sacerdote presentaba el pan y el vino, Cristo estaba siendo puesto
sobre la mesa para ser sacrificado (Homilías catequéticas 15,16).2
Edad Media
Después del siglo V, la iglesia oriental y la occidental llegaron a mantener
posiciones diferentes sobre la presencia de Cristo en la Cena Señor. En Occidente,
Agustín (354-430) dijo que el sacrificio era la evidencia visible de algo invisible.
Además, señaló la necesidad de que se lo tomara espiritualmente, con fe, para que
fuera eficaz: "No es aquello que se ve lo que alimenta, sino aquello que se cree"
(Sermón 112. 5; cf. Tratado sobre el Evangelio de Juan 25. 12; 26. 18)3. En Oriente
la creencia general era que una vez que los elementos estaban consagrados, llegaban a
ser idénticos al cuerpo y la sangre de Jesucristo. Por eso, Juan de Damasco (c. 675-
c.749) podía afirmar que "el pan y el vino no son solamente figuras del cuerpo y la
sangre de Cristo (¡Dios no lo quiera!), sino del mismo cuerpo deificado del Señor"
(Fe ortodoxa 4.13).4
Esa controversia sobre la presencia corporal de Cristo en el pan y en el vino
continuó durante siglos. En 1050, Berenguer de Tours enseñó que, en realidad, los
1 Vives, 400.
2 Bray, Gerald, Thomas C. Oden y Marcelo Merino Rodríguez, 167-172.
3 Walker, 183.
4 Ibíd., 97-98.
32
elementos no se cambiaban, sino que representaban el cuerpo y la sangre de Cristo;
alimentaban el alma de una forma espiritual porque se recibían con fe. Fue acusado
de herejía por enseñar esto y forzado a aceptar una declaración del papa Nicolás II en
el sentido de que después de la consagración, el pan y el vino llegaban a ser el cuerpo
y la sangre verdaderos de Jesús. Cuando, más tarde, volvió a adoptar su postura
original, de nuevo fue condenado y se le exigió que aceptara que los elementos
"experimentaban un cambio de sustancia en 'la carne real de Cristo'" (Barclay 70,
71).1
En el siglo XII, hizo su aparición la palabra, tan cuestionada, "tran-
sustanciación". Según este concepto, la sustancia de los elementos era transformada
milagrosamente en otra sustancia. El pan y el vino llegaban a ser realmente el cuerpo
y la sangre de Cristo, a pesar de su apariencia exterior. El cuarto Concilio
Lateranense, en 1215, decretó que "Jesucristo, cuyo cuerpo y sangre se contiene
verdaderamente en el sacramento del altar bajo las especies del pan y el vino, después
de transustanciados, por virtud divina, el pan en el cuerpo y el vino en la sangre, a fin
de que, para acabar el misterio de la unidad, recibamos nosotros de lo suyo lo que él
recibió de lo nuestro" (decreto 1; Leith 58).2 Tomás de Aquino (1225-1274) afirmó
que, después de la consagración, ya no quedaban ni pan ni vino; el cuerpo de Cristo,
que no estaba allí antes de la consagración, había tomado su lugar. Por el poder de
Dios, toda la sustancia del pan se convertía en toda la sustancia del cuerpo de Jesús,
1 Kiesler, 79.
2 Walker, 262, 263.
33
una conversión "llamada apropiadamente transustanciación" (Suma teológica 31. 75.
2, 4).1
De esa manera, la transustanciación era la posición católica ortodoxa. Fue
expuesta oficialmente por el Concilio de Trento: "La iglesia de Dios tuvo siempre la
persuasión y ahora nuevamente lo declara en este santo Concilio, que por la
consagración del pan y del vino se realiza la conversión de toda la sustancia del pan
en la sustancia del cuerpo de Cristo, Señor nuestro, y de toda la sustancia del vino en
la sustancia de su sangre. Conversión que, apropiada y convenientemente, fue
llamada transustanciación por la santa Iglesia Católica" (sesión XIII, cap. 4,11 de
octubre de 1551).2
La Reforma
Las opiniones de los reformadores con respecto a la Cena del Señor se
desarrollaron gradualmente y nunca fueron uniformes. Estuvieron de acuerdo en que
el sacramento es una bendición cuando lo recibe una persona que goza de una
relación de fe personal con Dios. Sostuvieron que los sacramentos son eficaces solo si
se participa de ellos en la soberanía y libertad del Espíritu Santo. Por otro lado,
negaron que la misa fuera un sacrificio ofrecido a Dios, y rechazaron la doctrina de la
transustanciación3.
1 Walker, 174-175.
2 François Xavier Durruoll, La Eucaristía sacramento pascual, (Salamanca,
España: Ediciones Sígueme, 1980), 103. 3 Philip Schaff and David Schley Schaff, History of the christian church, (Oak
Harbor, WA: Logos Research Systems, Inc., 1997), 608.
34
Martín Lutero (1483-1546) recalcó la Cena del Señor como "evangelio puro",
un don de Dios y una comunión gozosa con Cristo, dentro de la confraternidad de la
iglesia. Destacó la base bíblica para el sacramento. Teológicamente, Lutero siguió a
Agustín, destacando la necesidad de la fe y, sin embargo, insistiendo en que las
palabras de Jesús, "este es mi cuerpo", debían tomarse literalmente. También de-
nunció el hecho de que al pueblo común no se le daba la copa, y condenó el uso de la
expresión "sacrificio propiciatorio" para la misa.1
Lutero se opuso a la enseñanza de la transustanciación, favoreciendo en vez de
eso la idea de "consustanciación". De esa manera indicaba la presencia de las dos
sustancias, una combinación del cuerpo y la sangre de Cristo con el pan y el vino de
la comunión.2
En la confesión de Augsburgo, de 1530, Felipe Melanchton afirmó "que el
verdadero cuerpo y sangre de Cristo son una realidad presente en la Cena del Señor
bajo la forma de pan y vino" (artículo 10; Leith 71). El artículo 24 declara que "el
santo sacramento no fue instituido para hacer provisión por un sacrificio por el
pecado, porque el sacrificio ya había tenido lugar, sino que era para avivar la fe y
consolar nuestra conciencia".3
Por otra parte, Ulrico Zuinglio (1484-1531), insistió en interpretar las palabras
"este es mi cuerpo" por la frase, "esto significa mi cuerpo". Es difícil determinar con
exactitud lo que él creía acerca de este asunto. Aunque sus escritos contienen
declaraciones que consideran la Cena del Señor como un sello o una promesa de lo
1 Walker, 164-170.
2 Schaff, 608.
3 Kiesler, 80.
35
que Dios está haciendo por el creyente, Zuinglio insistió en identificar el comer el pan
y el beber el vino con la fe en Cristo y una confiada seguridad en su muerte. Los
elementos eran signos o símbolos que representaban en forma figurada las verdades o
bendiciones espirituales.1
Juan Calvino (1509-1564), el tercero de los grandes personajes de la Reforma,
refutó la idea de que el pan se convertía en el cuerpo de Cristo. Tampoco pudo
aceptar completamente la idea de Lutero de que el cuerpo de Cristo estaba presente
en la eucaristía, ni le satisfizo el punto de vista de Zuinglio de que el pan y el vino no
eran otra cosa sino signos.2 En un capítulo de su libro Instituciones de la religión
cristiana, disputó con los que no estaban de acuerdo con él (4.17). Calvino subrayó el
aspecto dinámico y gozoso de la Cena del Señor: da un goce anticipado de la vida
eterna y era una promesa de la resurrección del cuerpo.3 El pan y el vino también
representaban la unión con Cristo por medio de la obra del Espíritu. Cristo estaba en
el cielo y no descendía hacia el fiel; sin embargo, al participar de los emblemas, los
creyentes eran elevados hasta él. Todo esto, admitió Calvino, era un misterio.4
Durante la Reforma, aún se usaron la forma de los elementos, las hostias y el
vino blanco, así como la palabra "consagrar". Como las costumbres y las actitudes se
1 Louis Berkhof, Historia de las Doctrinas Cristianas, (Barcelona, España:
Editorial El Estandarte de la Verdad, 1995), 324-331. 2 Walker, 395.
3 Schaff, 610.
4 César Vidal, Diccionario histórico del cristianismo, (España: Editorial Verbo
Divino, 1999), 74.
36
resistían al cambio, la práctica eucarística anterior fue adaptada, en muchos detalles, a
la nueva comprensión del sacramento.1
La posición oficial de la iglesia de Inglaterra está expresada en los Treinta y
nueve artículos (revisados en 1571). La transustanciación es "repugnante a la simple
palabra de la Escritura; en la Cena, el cuerpo de Cristo se da, se toma y se come solo
de una manera celestial y espiritual", por fe (Leith 276). El sacramento no debe ser
adorado; es un "sacramento de nuestra redención por la muerte de Cristo".2
La confesión de Westminster, adoptada en 1647 por la iglesia de Escocia, da
por sentado que la Cena del Señor no es un sacrificio, "sino solamente una
conmemoración de aquella única ofrenda de sí mismo, por sí mismo, sobre la cruz,
una vez para siempre, y una oblación espiritual de toda la posible alabanza a Dios por
el sacrificio de Cristo". Aunque "algunas veces se la llama por los nombres de las
cosas que representa, es decir, el cuerpo y la sangre de Cristo, no obstante, en
sustancia y naturaleza, siguen siendo, verdadera y solamente, pan y vino, como lo
eran antes" (Leith 225, 226).3
La era moderna
En las exposiciones actuales sobre la Cena del Señor se pone poca atención al
desarrollo histórico de la doctrina y práctica desde el siglo XVIII hasta estos últimos
días. Parece que las modificaciones de las posiciones que salieron de la Reforma y de
la Contrarreforma han sido mínimas.
1 Kiesler, 82.
2 Walker, 97-99.
3 Berkhof, 324-331.
37
Con respecto al servicio religioso de la comunión, la erudición contemporánea
parece estar más comprometida con la historia que con la teología. Uno de los puntos
principales objeto de debate es el asunto concerniente a la última cena. ¿Fue una
comida pascual o se conforma a alguna otra comida de alguna fiesta judía? También
importante es la fecha de la cena pascual, que en el Evangelio de Juan parece diferir
del día que se registra en los Evangelios sinópticos.1 Asuntos de esta clase han sido
presentados por Lietzmann, Bultmann, Jeremías, Marxsen, Patsch y Schuermann,
entre otros.
En 1982, la comisión de fe y orden del Concilio Mundial de Iglesias publicó un
documento para ser sometido a las iglesias a manera de borrador para discusión
ulterior de los ritos. Según Baptism, Eucharist and Ministry, "la Cena del Señor es un
don que Dios da por medio del poder del Espíritu Santo". Es una acción de gracias al
Padre y una conmemoración del sacrificio de Cristo. También anticipa la parusía.
Fuertes matices de teología sacramental llegan a través de ese documento, que, por
ejemplo, mantiene que "la iglesia confiesa la presencia real, viva y activa de Cristo en
la eucaristía", lo que se discierne por fe. Más aún, "el participar en un pan y en la
copa común... demuestra y efectúa la unidad de los participantes con Cristo y con sus
compañeros participantes". Esto desafía "toda clase de injusticia, racismo, separación
y falta de libertad" (10-17).2
1 Jeremías, 54-61.
2 Kiesler, 82.
38
La posición adventista
La Cena del Señor ha sido parte esencial del culto adventista del séptimo día
desde el comienzo del movimiento. Esto puede atribuirse fundamentalmente al hecho
de que los primeros miembros de la iglesia provenían de los bautistas,
congregacionalistas, metodistas, presbiterianos y de otras iglesias que practicaban la
Cena del Señor.1
Uno de los primeros registros de una celebración adventista de la Cena del
Señor, fechado el 18 de agosto de 1848, relata que los asistentes al congreso sobre el
sábado que tuvo lugar en Volney, Nueva York, celebraron la Cena del Señor. Entre
los primeros adventistas, algunos favorecían la celebración del servicio de la
comunión una vez al año, porque la consideraban como una continuación de la
Pascua. Al desarrollarse la organización, la Cena del Señor se celebró una vez cada
trimestre, y llegó a ser conocida como la "reunión trimestral".2
La Iglesia Adventista del Séptimo Día celebra normalmente la Cena del Señor
una vez cada trimestre, ya sea en el servicio de adoración del sábado o en un servicio
religioso especial. El plan trimestral parece provenir de la tradición metodista
americana, pero la mayoría de los miembros de iglesia lo encuentra satisfactorio. Los
adventistas sienten que el tener una observancia más frecuente de los ritos podría
1 Kiesler, 82.
2 Ibíd.
39
conducir posiblemente a una pérdida de la significación espiritual y sagrada de estos
ritos santos, reduciéndolos a una simple formalidad.1
Los adventistas practican la comunión abierta, permitiendo que todos los
creyentes cristianos participen, aunque esto no ha sido siempre de esta manera.
George I. Butler, presidente de la Asociación General de 1871 a 1874, y de 1880 a
1888, expresó su oposición a la comunión abierta (Review and Herald, 27 de mayo de
1873). En la década de 1890, los adventistas cambiaron su posición con respecto al
servicio cerrado de comunión, en gran parte bajo la influencia de publicaciones de
Elena de White.2
Según el Manual de la Iglesia, "todos los que han entregado su vida al Salvador
pueden participar" en la Cena del Señor. Esta "comunión abierta" permite que
cristianos de otras iglesias tomen parte en un servicio de comunión adventista.3 Sobre
este tema, escribió Elena de White:
"El ejemplo de Cristo prohíbe la exclusividad en la cena del Señor. Es
verdad que el pecado abierto excluye a los culpables. Esto lo enseña
claramente el Espíritu Santo. Pero, fuera de esto, nadie ha de pronunciar
juicio. Dios no ha dejado a los hombres el decir quiénes se han de
presentar en estas ocasiones... Pueden entrar en el grupo personas que no
son de todo corazón siervos de la verdad y la santidad, pero que desean
tomar parte en el rito. No debe prohibírseles".4
Por otro lado, los participantes deberían examinar sus vidas y hacer una
preparación espiritual para acercarse a la mesa del Señor. Por esa razón, el Manual de
1 Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Manual de Iglesia,
Revisión 2005, (Doral, Florida, EE.UU.: Asociación Publicadora Interamericana,
2006), 118. 2 Kiesler, 83.
3 Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, op. cit., 123.
4 Elena White, El Deseado de todas las gentes, (Nampa, Idaho, EE.UU.: Pasific
Press Publishing Association, 1955), 612-613.
40
la Iglesia exhorta a que el servicio sea anunciado de antemano para permitirles a los
miembros "preparar su corazón y estar seguros de que tienen sus asuntos arreglados
los unos con los otros" (1990, 79). De igual manera, los hijos pequeños de los
miembros de iglesia deberían "aprender el significado del servicio observando cómo
participan los demás. Después de recibir instrucción formal en clases bautismales, y
haciendo su compromiso con Jesús en el bautismo, con eso están preparados para
participar ellos mismos en ese servicio religioso".1
La SDA Enciclopedia señala que "a lo largo de la historia de los ASD ha habido
poco cambio en la interpretación de la Cena del Señor". El pan sin levadura y el vino
sin fermentar que se usan se han visto normalmente como símbolos del cuerpo y la
sangre de Cristo, y como recordatorios de su pasión y muerte. Sin embargo, la Cena
del Señor es más que una simple conmemoración, porque Cristo está presente por su
Espíritu Santo. La participación en el Servicio de la Comunión de los miembros del
cuerpo contribuye al crecimiento y el compañerismo cristianos. La Santa Cena
conmemora la liberación del pecado, significa una comunión colectiva con Cristo, y
anuncia el segundo advenimiento.2
1 Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Manual de Iglesia,
81, 82. 2 Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del
Séptimo Día, Creencias de los Adventistas del Séptimo Día, 230-232.
41
CAPÍTULO III
ESTUDIO EXEGÉTICO DE 1 CO 11: 27-30
En este capítulo se presenta todo lo relacionado al contexto histórico general, se
establece el texto a investigar, con sus análisis de palabras relevantes, se incluye lo
que mencionan otros autores bíblicos con respecto al tema, además, de someter la
interpretación al contexto teológico y también lo que dicen otros autores extra
bíblicos sobre este estudio.
Contexto histórico general
En el griego, el título de esta epístola es sencillamente "Para Corintios A", es
decir, "uno". No figura nada acerca de Pablo el apóstol como autor de la carta. En el
manuscrito de 1 Corintios de los papiros bíblicos de Chester Beatty, el manuscrito de
esta epístola más antiguo que existe, copiado alrededor del siglo III d. C., aparece el
título en su forma más sencilla. Se supone que en el autógrafo no había ningún título.
Con la excepción de algunos críticos radicales que llegan a dudar si Pablo existió
alguna vez, generalmente ha sido aceptada la paternidad literaria paulina de esta
epístola.1
Se cree en realidad que junto con 2 Corintios, Romanos y Gálatas, es la más
autentica de todas las cartas de Pablo. El nombre del autor aparece tanto al comienzo
como al fin de esta epístola (1Co 1: 1-2; 16: 21). La carta fue dictada a un amanuense
o secretario, excepto el saludo al final del libro, en donde Pablo declara que lo
escribió con su "propia mano" (16: 21). No se conoce la razón exacta para que el
1 Francis D. Nichol, ed., Comentario bíblico adventista, t., 6, (Nampa, Idazo,
EE. UU.: Pacific Press Publishing Association, 1983), 652.
42
apóstol utilizara secretarios, pero indudablemente ésa era su costumbre (Ro16: 22;
Col 4: 18; 2 Ts 3: 17). Una posible razón es que Pablo tenía vista deficiente.1
A partir del siglo IV a .E. C. Corinto estuvo bajo la dominación Macedonia,
hasta que los romanos la liberaron en el año 196 a.C. Como ciudad-estado
independiente se unió a otras ciudades para formar la Liga Aquea se opuso a Roma y
fue destruida por el cónsul romano L. Munmio en el año 146 a. C. (algunos opinan
que en 46 a. E. C.), Julio César la reedificó como colonia romana, la colonia Julio
Corinthus.2
La ciudad de Corinto, a la que Pablo llegó hacia el año 50 E.C. era un activo
centro comercial y político. El peaje que se cobraba por transportar las cargas de un
puerto a otro aumentaron notablemente las riquezas de la ciudad. Corinto estaba
edificada sobre dos muelle entre los que mediaba un desnivel 30 mts. Al norte de la
plaza del mercado había dos teatros, uno de ellos con capacidad para unas 18,000
personas. Los cristianos podían entender bien las palabras de Pablo de que los
apóstoles ―eran un espectáculo teatral al mundo‖ (1Co 4:9).3
A pesar de la importancia que le confería ser sede de la autoridad
gubernamental y la principal ciudad comercial de Grecia. Para muchas personas
Corinto era un símbolo de libertinaje y lujo desenfrenado, Practicar inmoralidad fue
algo común. Esta sensualidad venia como consecuencia de la adoración a la diosa
1 Nichol, 652.
2 Watchtower Bible And Tract Society of New York, Inc. Perspicacia para
Comprender las Escrituras, Vol. 1:A-I. (Broklyng, New Cork. U.S.A.: International
Bible Students Association. WBTS, 1991), 557. 3 Ibíd.
43
Venus de los romanos, la Astarté de los fenicios y cananeos y la Istar de los
babilonios, entre otros dioses y diosas que se adoraban allí. griegos, italianos, judíos
venían y adoraban en la ciudad.1
Pablo llega por primera vez a Corinto en el otoño del 50, durante el segundo
viaje misionero y estuvo allí más de dieciocho meses (Hch 18:11, 18), pero lo hizo así
por dirección específica de Dios (Hch 18:9, 10). Llega en un posible estado
psicológico de decaimiento y desilusión, y posiblemente solo, después de tener que
salir de Tesalónica, Berea y Atenas, donde tuvo una recepción muy fría y
descorazonadora, durante el segundo viaje misionero. Comenzó a predicar ―con
debilidad, y mucho temor y temblor‖ (1Co 2:3). Pronto se encuentra con dos judíos
provenientes de Roma y colegas en la fabricación de tiendas, Aquila y Priscila (Hch
18:2,3), con los que obviamente trabó amistad, hallando en ellos dos corazones
receptivos para el evangelio. Luego llegaron Silas y Timoteo, desde Macedonia con
noticias de Tesalónica (Hch 18:5), cosa que lo reanimó.2
Como era el estilo de Pablo, comenzó a predicar primero en las sinagogas (Hch
18:4), pero debido a la oposición judía, dejó de hacer esto y se fue a la casa de un tal
Ticio llamado Justo (Hch 18:7), al lado de la sinagoga. El Señor lo fortaleció por
medio de una visión nocturna (Hch 18:8–10), asegurándole el éxito de su misión en
Corinto.3
1 Watchtower Bible And Tract Society of New York, 558.
2 Horacio R. Piccardo, :
tomo 1, (Buenos Aires, Argentina: Ediciones del Centro, 2006), 34. 3 Ibíd.
44
La iglesia fundada por Pablo allí parece haber sido grande (Hch 18:8, 10) y
segura de la persecución (1Co 4:10). Era predominantemente gentil, aunque había
algunos judíos (Hch 18:7, 8),1 de modo que las raíces de sus miembros se hallaban en
el paganismo y probablemente muchos habían sido rescatados de los lugares más
bajos de la sociedad (1Co 6:9–11). Las tendencias judaizantes parecen haber sido
mínimas.2
Los ―súper-apóstoles‖ con su ―evangelio‖ trataron de socavar la autoridad de
Pablo más que llevarlos a prácticas judaizantes. El mundo pagano se inserta en la
iglesia, y Pablo tiene que luchar contra ellos. La pureza era una novedad para el
mundo pagano y especialmente para la sociedad de Corinto y tenían que decidir cómo
enfrentarse a los clubes y cenas paganas. Socialmente, la iglesia abarcaba desde el
tesorero de la ciudad (Ro 16:23) a judíos refugiados (Hch 18:2) y anteriores
malandras (1Co 6:10).3
La primera carta de corintios es peculiar al mostrar no menos siete contrastes
entre grupos sociales que Pablo trata de mantener unidos: judíos y griegos, esclavos y
libres, hombres y mujeres, ricos y pobres. Partidarios de Pablo, Cefas o Apolo, los
que buscan distintos fines con los dones carismáticos y los partidarios de distintas
conductas éticas. Aparentemente no muchos eran inteligentes (1Co1:26), pero
algunos tenían aire de grandeza. La iglesia tenía ciertos conflictos debido a su
heterogeneidad, inclusive algunos querían modificar las doctrinas de Pablo para
1Gordon Fee, Primera epístola a los corintios, (Buenos Aires, Argentina:
Nueva Creación, 1994), 6. 2 Horacio R. Piccardo, :
tomo 1, (Buenos Aires, Argentina: Ediciones del Centro, 2006), 34. 3 Ibíd.
45
hacerlas más contemporáneas (1Co 15:12) La inestabilidad de la iglesia se debe, por
un lado, al afluente pagano del contexto, la falta del A.T., por el otro, aunque Apolos
pudo hacer algo al respecto (Hch 18:27; 1Co 16:12), y las divisiones dentro de la
misma por cuestiones partidarias, no doctrínales.1
La primera epístola a los corintios fue escrita en Efeso (1Co 16: 8). Esta ciudad
fue el escenario de la actividad misionera de Pablo durante "tres años" (Hch 20: 31),
y el centro principal de su obra durante su tercer viaje misionero (Hch 19; 20: 1). La
carta fue escrita cuando él estaba por partir para Grecia y Macedonia, pero esperaba
permanecer en Efeso "hasta Pentecostés" (1Co16:5-8); sin embargo, las
circunstancias apresuraron su partida (Hch 19: 21 a 20: 3). Las evidencias permiten
que situemos la carta en la primera parte del año 57 d.C. La iglesia de Corinto fue
establecida durante el segundo viaje misionero de Pablo. El apóstol había pasado por
lo menos 18 meses en ese lugar. Su obra había sido ardua y exitosa, y se estableció
una próspera iglesia (Hch 18: 1-11).2
De la lectura de las epístolas surge que los corintios recibieron más de un
contacto personal de Pablo y tuvieron una correspondencia fluida con él. Pablo se
encuentra en Éfeso cuando escribe 1Corintios, ya que explícitamente lo dice (1Co
16:8: ―me quedaré en Éfeso hasta Pentecostés‖). A la luz del contenido de 1, 2
Corintios se puede inferir el contenido de las cartas intermedias, tanto las enviadas
por Pablo como las enviadas por los corintios, así como los potenciales viajes de
Pablo y el de ciertos corintios. Las epístolas a los corintios están entre los documentos
1 Piccardo, 36.
2 Nichol, 652.
46
más primitivos en el N.T., compilados unos veinticinco años después de la crucifixión
de Jesucristo. Muchos aún tenían memorias vívidas de la vida y obra de Cristo, y de
hecho Pablo hace una declaración de ello en la lista a los que Jesucristo se les
apareció (1Co 15:6).1
La antigua ciudad de Corinto estaba situada en el istmo que une el Peloponeso
con la Grecia continental. Estaba situada en el extremo sur del istmo, en una llanura
entre el istmo y una colina conocida como Acrocorinto, en la cima de la cual había
una ciudadela y un templo. La ciudad estaba, pues, estratégicamente ubicada. El
tráfico terrestre entre Peloponeso y el Ática pasaba por Corinto. Su estratégica
ubicación entre el golfo Sarónico, con Atenas y El Pireo al este, y el golfo de Corinto
al oeste del istmo, la convirtieron en un centro mercantil de una gran parte del
comercio que fluía desde Asia hacia Europa y viceversa. Algunos fenicios se
establecieron en la ciudad y prosiguieron con su oficio de hacer tintura de púrpura,
del murex trunculus de los mares vecinos. También introdujeron otras artes, y
establecieron el culto inmoral de las deidades fenicias.2
Corinto era una importante ciudad comercial, situada en una encrucijada de
rutas marítimas. Floreció en ella el flagelo del libertinaje, hasta el punto que el mismo
nombre de la ciudad se convirtió en un sinónimo de sensualidad. El verbo
"corintianizar" significaba libertinaje desenfrenado. Cuando se comprende cómo era
la religión de Corinto, es evidente la maravillosa gracia de Dios que venció a las
fuerzas del mal y estableció una iglesia de santos regenerados en esa ciudad de tan
1 Piccardo, 42.
2 Nichol, 652.
47
mala fama. Por su riqueza, lujo, comercio y población cosmopolita, Corinto bien
mereció el título que le dio Barnes: "París de la antigüedad".1
La deidad principal era Afrodita, la diosa del amor en su forma más inmoral y
de la pasión desenfrenada, por lo que no es difícil imaginarse el efecto de esta
deificación de la sensualidad. El templo de Apolo estaba construido en la ladera norte
de la Acrocorinto. Probablemente mil bellas jóvenes actuaban como prostitutas
públicas ante el altar de la diosa del amor. Eran sostenidas mayormente por
extranjeros, y la ciudad, como producto de su inmoralidad, obtenía un ingreso
seguro.2
La tarea a la que hizo frente el mensajero del evangelio en la antigua ciudad de
Corinto, se presenta muy bien en estas palabras: "Si el Evangelio pudo triunfar en
Corinto, puede vencer cualesquiera que sean las circunstancias" (W. D.
Chamberlain).
Cuando se mira la historia de la iglesia de Corinto es evidente que todo no era
color de rosa, puesto que eran evidentes los problemas de ella. Allí había disensión;
existían grupos y partidismos, y esto se notaba incluso en las comidas fraternales: Se
daban diferencias de división y actitudes respecto al trato con los gentiles. Puesto que
esta iglesia estaba compuesta mayormente por griegos convertidos al cristianismo que
aún manifestaban sus costumbres.3
1 Nichol, 652.
2 Ibíd.
3 H. J. Pager, Palabras Claves del Nuevo Testamento, (Kampen, Países Bajos:
Fundación Editorial de Literatura Reformada, 1987), 82.
48
Análisis Textual
El texto elegido se presenta en su idioma original, una versión del mismo, la
versión en español que más se apega a su significado y un análisis de palabras clave
que nos ayuda a entender mejor el mensaje del texto bíblico en cuestión.
Texto griego y español
El texto griego de 1Co 11:27-30 dice:
―Wste o]j a'n evsqi,h| to.n a;rton h' pi,nh| to. poth,rion tou/ kuri,ou
avnaxi,wj( e;nocoj e;stai tou/ sw,matoj kai. tou/ ai[matoj tou/ kuri,ouÅ 28
dokimaze,tw de. a;nqrwpoj e`auto.n kai. ou[twj evk tou/ a;rtou evsqie,tw
kai. evk tou/ pothri,ou pine,tw. 29 o` ga.r evsqi,wn kai. pi,nwn kri,ma
e`autw/| evsqi,ei kai. pi,nei mh. diakri,nwn to. sw/maÅ 30 dia. tou/to evn
u`mi/n polloi. avsqenei/j kai. a;rrwstoi kai. koimw/ntai i`kanoi,Å‖1
En español, la Reina Valera Actualizada traduce 1Corintio 11:27-30 de la
siguiente manera:
―De modo que cualquiera que coma este pan y beba esta copa del
Señor de manera indigna, será culpable del cuerpo y de la sangre del
Señor. 28 Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y coma así del pan y
beba de la copa. 29 Porque el que come y bebe, no discerniendo el
cuerpo, juicio come y bebe para sí.30 Por eso hay entre vosotros muchos
enfermos y debilitados, y muchos duermen.‖2
Con este párrafo, y con el siguiente, Pablo aplica ahora el punto de los vv.23-
26 a los banquetes de ellos. La cena de ellos en honor del Señor en realidad está
deshonrándolo, de dos modos: Primero, los que tienen han estado ofendiendo a los
que no tienen, al adelantarse con sus propias cenas privadas. Segundo, al hacer eso
1 BibleWorks NT. (0.5.020w, 2001).
2 A menos que se indique algo diferente, en este trabajo las citas bíblicas han
sido tomadas de la Reina-Valera Actualizada (RVA), El Paso, Texas: Editorial
Mundo Hispano, 1989.
49
han estado ofendiendo al Señor mismo, al no recordarlo de la manera debida,
especialmente en función de la salvación que é1 ha realizado mediante su muerte. La
cual se proponía hacer de ellos uno solo, y no dividirlos, como lo hace su Cena. El
propósito del presente párrafo, por lo tanto, es corregir el primer abuso advirtiéndoles
de las terribles consecuencias si persisten en la cena en un tipo de comportamiento
que refleja que no logran comprender su propia naturaleza.1
Dado que este párrafo (1Co 11:27-30) ha tenido una larga historia de ser leído
en la Cena del Señor independientemente de su contexto original su interpretación
también ha sido independiente de ese contexto, problema que se ve incrementado por
algunas dificultades inherentes en el lenguaje. El párrafo entero está dominado por los
motivos de juicio, algunos de los cuales son juegos de palabras que no resultan
especialmente fáciles de poner en una lengua más sencilla.
No se puede ignorar el contexto sociológico del pasaje que es objeto de estudio,
ya que su trasfondo tiene un rol preponderante en esta investigación. Debido a esto,
es necesario saber como 1 Co 11: 17-22 es la base para entender toda la sección que
va desde el vv. 23-34.
En la iglesia primitiva, la Cena del Señor parece haber sido celebrada
conjuntamente con una "fiesta de amor" (agápe), designada especialmente para
beneficiar al pobre. A partir de lo acaecido en Corinto (1 Co 11: 17-22), los abusos
acabaron echando a perder la celebración, de manera que el Servicio de la Comunión
1 Fee, 632.
50
fue separado finalmente de la comida fraternal (a mediados del siglo III), mientras
que el ayuno llegó a ser obligatorio antes de tomar la comunión.1
En el versículo 2 Pablo les dijo: ―Os alabo‖ y en la segunda parte les dice: ―No
os alabo‖ (vv. 17,22) Los corintios no se estaban comportando como es debido en la
observancia de la Cena del Señor ¿Qué había de malo? Ellos habían cambiado la
sencilla comida ―conmemorativa‖ en una ocasión de festín y de borrachera. En lugar
de un espíritu de unidad y de convivencia, había llegado a ser un tiempo de división
entre los ―que tenían‖ y los ―que no tenían‖. Algunos tenían un festín, y rehusaban
compartir con los que nada tenían. La Cena del Señor había llegado a ser todo lo que
no debía ser.2 Se realizaba cada fin o principio de semana, pero poco a poco se fue
perdiendo el propósito de la misma: compartir.3
Nuevamente se observa que los corintios abusaban de su concepto de la libertad
cristiana. Creían que su libertad les permitía darse el gusto de llenarse el estómago y
hasta embriagarse. Todo esto sin siquiera un pensamiento en torno a la edificación de
la comunión dentro de la iglesia. Correctamente el Apóstol asegura que al hacer esto
no comían la Cena del Señor. Parece que los corintios abusivos creían que la
participación en el acto religioso al final les daba licencia para ignorar la necesidad de
comunión o compañerismo en la iglesia.4
1 Herbert Kiesler, 77.
2 Morris Williams, La Conducta del creyente, 1Corintios, (Miami, Florida:
Editorial Vida, 1979), 97. 3 Roberto Fricke, et al., Comentario bíblico mundo hispano 1 y 2 Corintios,
t.20, ed., Jorge E. Díaz, (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2003), 125. 4 Ibíd.
51
Según ellos, siempre que observaran el rito religioso podían dar rienda suelta a
sus gustos personales. Pablo reconoce que la Cena del Señor no puede observarse
dentro de un ambiente de discriminación social. Al igual que no se podía tomar de la
Mesa del Señor y también de la de los demonios (1Co10:21), no se podía celebrar la
Cena del Señor dentro de distingos sociales. Las disensiones sociales perturbaban la
celebración legítima de la Cena del Señor tanto como la idolatría. Estas infracciones
de la ley del compañerismo se ilustran por medio de la alusión al hambre y la
embriaguez. Se pasa escasez aun en las cosas más básicas de la vida (los alimentos),
mientras el otro demuestra una insensibilidad para con el hambriento al hacer alarde
de sus excesos hasta en la bebida. Esta gran injusticia social revelada en la escasez y
en la opulencia no dejaba lugar para una verdadera celebración de la Cena del Señor.1
El rico despreciaba al pobre, comía y bebía de las provisiones que traían, antes
de permitir la participación del pobre; así, algunos quedaban sin nada, mientras que
otros tenían más que suficiente. Lo que hubiera debido ser un vínculo de amor y
afecto mutuo fue hecho instrumento de discordia y desunión.2
El propósito del apóstol es enseñar lo indigna que era tal conducta en vista de la
dignidad de la Santa Cena.3
Una actividad que se había establecido con el fin de unificar al pueblo de
Dios, llegó a ser causa de su destrucción porque cada uno buscaba su propio bien
1 Fricke, 125.
2 Matthew Henry, Comentario de la Biblia Matthew Henry en un tomo, (Miami:
Editorial Unilit, 2003), 906. 3 Roberto Jamieson, A. R. Fausset y David Brown,
explicativo de la Biblia: El Nuevo Testamento, t.,2, (El Paso, TX: Casa Bautista de
Publicaciones, 2002), 387.
52
(1Co 11:17). Pensaban en sí mismos y no en la muerte de Cristo (1Co11:20). Pablo
les recuerda los tres propósitos:
1. Recordar a Cristo y lo que él hizo a favor del ser humano.
2. Proclamar su muerte y su significado a los que presenciaran la celebración.
3. Esperar su regreso.
Estos tres objetivos no se lograban en sus ceremonias. Había tanta lucha por
motivos egocéntricos y confusión, que se les había olvidado la verdadera intención de
la Cena1.
La división por clase social es contraria al Evangelio (1Co11:21-22). Algunos
son tratados más honorables que otros en la comida, y este tratamiento refleja los
valores de estado del mundo2
En la celebración de la Cena del Señor, los celebrantes no deben reflexionar
solo sobre el hecho y la manera de la muerte de Jesús, sino también, y de una manera
muy especial, acerca de su significado actual y su resultado para toda la congregación
del pueblo de Dios. Esta ceremonia es una celebración del compañerismo cristiano
con Jesús y con sus seguidores, del perdón de los pecados, y de la esperanza
expectante del reino futuro.3
1 Rafael Porter, (1ra Corintios)
, A. C., 2005), 120. 2 Craig S. Keener, Comentario del contexto cultural de la Biblia (El Paso,
Texas: Editorial Mundo Hispano, 2006), 453. 3 Kiesler, 73, 74.
53
Análisis de palabras claves
avnaxi,wj. Adverbio, que significa hacer algo en una manera indigna. En esta
forma aparece una sola vez. Esta palabra es muy relevante en el texto, por eso
necesita un estudio especial. A. T. Robertson dice lo siguiente:
―Indignamente (ἀναξιωρ [anaxiōs]). Adverbio antiguo, (propio del
v.27) sólo aquí en el NT, no verdadero, en el versículo 29. Pablo define su
significado en el versículo 29ss. Él no dice o implica que nosotros
mismos debe ser "digno" (ἀξιοι [axioi]) para participar de la Cena del
Señor. Nadie nunca participar en esos términos. Muchas almas piadosas
se han abstenido en la observación de la ordenanza por medio de falsas
exégesis aquí. Será culpable (ἐνοσορ ἐζηαι [enochos Estai]). Podrá ser
condenado, como en Mat. 5:21 f. que ver. Será culpable de un delito
cometido contra el cuerpo y la sangre del Señor, por tal sacrilegio (cf.
Heb. 6:6, 10:29).‖1
Adverbio. anaxios (ἀναξίωρ, 371) se usa en 1Co 11:27, de participar de la Cena
del Señor "indignamente", es decir, tratarlo como una comida común, el pan y la copa
de las cosas comunes, no hacer la distinción de su solemne mensaje simbólico y de su
importancia. En el mejor de los textos la palabra no se encuentra en v. 29. Adjetivo.
Anaxios (ἀνάξιορ, 370), uno, negativo, n, eufónico, Axios, "digna", se usa en 1Co
6:2. En griego moderno significa "incapaz". En Hch 13:46, "indigno" representa el
adjetivo Axios, precedido por la negativa Ouk.2
1 Archibald Thomas Robertson, Imágenes verbales en el Nuevo Testamento,
Las epístolas de Pablo, t., 4, (Barcelona, España: Editorial Clie, 1989), 229. 2 W. E. Vine, Merrill F. Unger and William White, Vine's complete expository
dictionary of Old and New Testament words (Nashville TN: Thomas Nelson
Publishers, 1996), 876.
54
Participar de manera indigna
Pablo comienza (v. 27) retomando el lenguaje de los vv. 23-26, pero ahora en
forma de una severa advertencia de que quienes comen como ellos están haciéndolo,
de manera indigna, serán culpados precisamente por esa muerte que deben, más bien,
proclamar como salvación en esta mesa. Eso lleva al remedio propuesto: examinarse
a sí mismos antes de comer (v. 28), no sea que se hagan reos de juicio divino
(v.29).El comer de manera indigna del v. 27, que acarrea el juicio, se describe ahora
como comer sin discernir el cuerpo, 1o cual significa la iglesia (como en 10.16-17;
tal es, después de todo, el punto de la sección entera). Esto va seguido de un
pronunciamiento profético (v. 30) según el cual algunas actuales enfermedades y
muertes son expresiones presentes de dicho juicio, ocasionadas por el fracaso de ellos
en discernir el cuerpo.1
El argumento concluye entonces (vv. 31-32) con un considerable juego de
palabras sobre los temas del juicio, en el cual Pablo básicamente repite el punto de los
vv. 28-30. Por una parte (v. 31), si ellos se discernieran a sí mismos (cf. v. 28), no
estarían experimentando los actuales juicios del v. 30; por otra (v. 32), los actuales
juicios significan que ellos son disciplinados (RVR castigados) para que no sean reos
del juicio final: la condenación junto con el mundo.2
Con frecuencia el lector entiende que Pablo enseña que el creyente indigno no
debe comer de ella.
1 Fee, 633.
2 Ibíd.
55
Tomás de la Fuente analiza el texto también de esta manera:
―El texto no dice tal cosa. Si así dijera, nadie podría tomarla, porque
todos somos indignos como pecadores. Observemos que ―indignamente‖
es un adverbio y que se refiere a la manera de comer, y no al carácter del
creyente. Dice que no debemos tomar la Cena de manera indigna, como
por ejemplo, burlándose de ella, bebiendo hasta emborracharse, o
sencillamente no creyendo que la observación de la Cena tenga valor.
Según el v. 29, la manera indigna de comer consistió, en parte, en comer
y beber sin discernir el cuerpo del Señor. Las versiones antiguas emplean
la palabra ―indignamente‖ en los dos casos, pero la Versión Popular
expresa el v. 27 más claramente: Cualquiera que come del pan o bebe de
la copa del Señor de una manera indigna…‖1
No dice ―indigno‖ sino indignamente, no la persona sino el modo. El adverbio
de modo, califica al adjetivo ―indignamente‖. (v. 29).Algunos dicen: ―no soy digno‖,
―aquel no es‖, pero ninguno es digno.2
La indignidad en la persona no es lo que debiera excluir a nadie, sino la
participación indigna. Por indignos que sean, si se examinan de un modo que al
comprobar que aun siendo penitentes se cree en el Evangelio de Cristo, se puede
participar dignamente.3
El v.27 inicia con la fuerte conjunción inferencial de manera que característica
de la argumentación de esta carta, Pablo procede a aplicar 1o que acaba de decir
acerca de las palabras de institución en el v.26 al abuso de ellos en la Mesa:
Cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor de manera indigna,
será culpado del cuerpo y de la muerte del Señor. El participar de este banquete de
1
, , (El Paso, Texas: Casa
Bautista de Publicaciones, 1985), 83. 2 Daniel Campderros, Bosquejos bíblicos: t., 2, (El Paso, Texas: Casa Bautista
de Publicaciones, 2003), 59. 3 Roberto Jamieson, A. R. Fausset y David Brown, 387.
56
manera indigna es de 1o que trata la sección entera. Lamentablemente, este adverbio
ha sido traducido Indignamente por Reina-Valera y otras versiones castellanas. Dado
que ese adverbio específico en español parece más aplicable a la persona que come
que al modo en que está haciéndolo, esta palabra se convirtió en una temible amenaza
para muchas generaciones de cristianos.1
En la mente del Apóstol es indigno recibir la Comunión sin sentirse afectado
por ella, sin abrirse, sin replantear el hecho de que el Señor se ha entregado por mí,
por todos a la muerte y hace nuevamente que se recuerde su entrega.2
Las diferentes amenazas han sucedido así especialmente en los sectores de
tradición protestante: Las personas son indignas si tienen algún pecado en su vida, o
si han cometido pecados durante la semana anterior. Esto, a su vez, ocasionó que se
leyera el v.28 de un modo personal e introspectivo, de manera que el propósito de
examinarse uno así mismo era hacerse digno de la Cena, para no incurrir en juicio. La
tragedia de tal interpretación para incontables millares de personas, tanto bajo la
forma de un miedo de acercarse a la Mesa como de culpabilidad por haber
participado quizás indignamente, es incalculable.3
La inquietud de Pablo se relaciona directamente con los vv.20-22, donde
algunos están ofendiendo a otros en la Mesa del Señor al adelantarse con su propia
cena privada. Desafortunadamente, un mayor interés por la Mesa en si y por el
sacramentalismo ha hecho a menudo que este texto se lea independientemente de su
1 Fee, 633.
2 Eugen Walter, Primera Carta a los Corintios, (Barcelona, España: Editorial
Herder, 1971), 214. 3 Fee, 633.
57
contexto actual, de modo que para el término indignamente se ha sugerido toda une
variedad de opciones: sin haberse examinado uno mismo, sin percatarse de la
presencia real, sin contemplación del cuerpo crucificado de Cristo, con alguna forma
de pecado en la vida.1
La conducta manifestada por los corintios es indigna de la mesa donde está
proclamándose la muerte de Jesús hasta que él venga. Tanto así es, pasa a decir
Pablo, que quien así actúa será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Lo que
Pablo ha hecho aquí parece claro: tomando las dos especies de la Cena, el pan y la
copa, ha expresado la culpa de los corintios en función de 1o que el pan y la copa
significan, el cuerpo y la sangre del Señor.2
El adjetivo culpado es un término técnico legal (Gr. e;nocoj será reo en el NT:
Mt 5.21, 22 tres veces; 26.6; Mr 3.29; 14.26; He 2.15; Stg 2. l0). Para expresar la
obligación o responsabilidad legal. En construcciones genitivas como ésta, puede
denotar o bien la persona contra quien se ha pecado, o el delito mismo. En este caso,
por lo tanto, puede significar culpable de pecar contra el Señor en alguna forma, o
bien ser considerado responsable por su muerte, la cual es representada por el cuerpo
y la sangre.3
La mayoría de las veces esto se entiende como un pecado contra el Señor en
función de su Mesa, como si estuvieran profanándola con sus acciones. En cierto
sentido eso puede ser verdad, pero a la luz del contexto completo y en particular
1 Fee, 634.
2 Ibíd.
3 Ibíd.
58
del v.26 (al cual responde este versículo) es dudoso que tal fuera la intención de
Pablo. Eso parece poner mucho más énfasis en la naturaleza sagrada de las especies
de lo que 1o hace el propio Pablo. Lo que a él le interesa no son el pan y la copa por
sí mismos, sino cómo por medio de ellos los participantes hacen memoria de Cristo.1
Por consiguiente, es más probable que la culpa que Pablo tiene en mente sea la
del delito mismo. Su punto es que aquellos que se comportan en la Mesa del Señor
como están haciéndolo los corintios han pasado por alto el punto de ese banquete, que
es proclamar la salvación por medio de la muerte de Cristo, significada en el pan y la
copa proclamada en las palabras sobre el pan y sobre la copa. Profanar el banquete
como están haciéndolo ellos es colocarse a sí mismos bajo la misma responsabilidad
legal que aquellos que originalmente fueron responsables de esa muerte. De modo
que ser culpado de su cuerpo y de su sangre significa ser responsable de su muerte.2
Moris Williams Preguntándose ¿Qué significa comer indignamente? Da la
siguiente declaración:
―…La Cena del Señor es la provisión y privilegio de todo creyente.
Nuestra fe en el ―digno‖ cordero de Dios nos hace ―dignos‖ de participar.
Somos pecadores salvados por gracia. No tenemos ―dignidad‖ de nosotros
mismos, pero nuestra creencia es lo que hace la diferencia. Jesús dice:
―tomad, comer‖; esto es mi cuerpo… esta copa es el nuevo pacto en mi
sangre; haced esto… en ¡memoria de mí! No vamos a recordar nuestra
propia dignidad… porque no tenemos ninguna. ¡Lo que tenemos que
recordad es que nuestra ―indignidad‖ es cubierta por su ―dignidad‖ y por
creer esto somos aceptados por Dios!‖3
1 Fee, 634.
2 Ibíd.
3 Williams, 98.
59
Charles Hodge en su comentario sobre primera de Corintios argumenta sobre
comer o beber indignamente:
―Comer o beber indignamente es, en general, venir a la mesa del
Señor con espíritu negligente e irreverente; sin intención ni deseo de
conmemorar la muerte de Cristo como sacrificio por nuestros pecados y
sin el propósito de cumplir las obligaciones que con ello contraemos. La
manera en que los corintios comían indignamente era que trataban la
mesa del Señor como si fuera propia; sin hacer distinción entre la Cena
del Señor y una comida ordinaria; reuniéndose para satisfacer su hambre,
y no para alimentarse del cuerpo y de la sangre del Cristo; y rehusando
tener comunión con sus hermanos más pobres.‖1
¿Cómo es posible comer indignamente?
1. Se comer indignamente cuando no se come en fe (V.26).
2. Se Come indignamente cuando no se discierne el cuerpo del Señor (V.29).
No se debería tomar livianamente. Se Debe hacer tres cosas cuando se participa:
1. Se debe recordar.
2. Se debe esperar
3. Se deben examinar a sí mismos.
Se debe tener fe en lo que Jesucristo ha hecho, recordando que fue por
intermedio de su muerte y resurrección que se llega a ser dignos.2
El comentario bíblico mundo hispano argumenta tomando en cuenta el
consenso general de algunos eruditos:
―Casi todos los eruditos concuerdan en que el trasfondo de este
texto (v. 27) se halla en los vv. 18–22. El participar de la Cena del Señor
de manera indigna no habla del carácter personal del comulgante tanto
como de la forma en que se lleva a cabo. Pablo ya había hablado en
términos tajantes respecto a la actitud insensible, egoísta y de división de
1 Charles Hodge, Comentario de I corintios, (Barcelona, España: El Estandarte
de la Verdad, 1969), 213. 2 Williams, 99.
60
los corintios. No velaban por el bienestar de toda la iglesia sino por aquel
de su grupo particular. Fomentaban el partidismo dentro de la iglesia al
adelantarse a comer y beber en la comida fraternal sin tomar en cuenta a
los de menos recursos económicos. Esto era lo que el Apóstol veía como
comer el pan y beber la copa de manera indigna. Los que así hacían eran
culpables del cuerpo y de la sangre del Señor. El participar de la cena del
Señor indignamente (como se ha descrito) es contradecir el propósito del
sacrificio de Cristo tanto como el espíritu por el cual este se hizo. Los que
hacían esto se colocaban dentro de aquellos que fueron responsables por
la crucifixión de Jesús. Es obvio que al cometer esto, no muestran la
actitud de los que reciben por la fe los beneficios de tal sacrificio. ‖1
Es un peligro participar en una manera indigna (v27a). Se debe tomar nota de
que ―indignamente‖ es un adverbio, no un adjetivo. Modifica la acción de comer y
beber, no al sujeto. Tiene que ver con la manera en que actuaban, no con su propia
indignidad al hacerlo. No quiere decir que quien comparta la cena sea digno. La
verdad es que toda persona es indigna, y eso es lo que da el verdadero significado a la
Cena recordándo que Cristo murió por gente injusta, tal como el ser humano.2
Sin embargo, es peligroso intervenir en esta celebración de manera inapropiada.
El problema de los corintios era que intencionalmente la habían convertido en la
fuente del desorden y la división. Hacían burla de la finalidad espiritual de este gran
evento.
En la escena moderna con frecuencia vemos en las noticias que la gente rebelde
quema la bandera de su país para protestar. Se piensa que una ofensa a la bandera es
un acto en contra de la patria. Menospreciar el símbolo equivale a despreciar lo que
éste representa. Pablo utiliza la misma idea en relación con la Santa Cena. Al hacer lo
1 Fricke, Comentario bíblico mundo hispano 1 y 2 Corintios, t.20, ed., Jorge E.
Díaz, (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2003), 137. 2 Porter, 120.
61
que, hacían, estaban mofándose de lo que significaba; el cuerpo y la sangre del Señor
Jesucristo. Se debe valorar ese privilegio y tomarla con ese espíritu.
Participar de manera indigna aquí se refiere a comer consiente de la situación
social que estaba dividiendo a la iglesia (1Co11:21,22). Al rechazar a otros miembros
del cuerpo de Cristo, la iglesia (10:17), también se rechaza la dádiva salvadora de su
cuerpo representado por el pan (11:24).1
MacArthur lo dice de una forma más clara:
―Si un creyente acude con algo menos que los más nobles
pensamientos sobre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y algo menos que
un amor total por sus hermanos en Cristo lo hace de manera indigna‖.2
Al participar indignamente el creyente lleva el individualismo y la
interdependencia de acción y práctica que se podrían convertir en una expresión de
falta de interés por la unidad y comunión de la iglesia en una ocasión tan solemne y
sagrada como lo es la participación en la Cena del Señor. El Rito de Humildad
practicado por Jesús junto al Servicio de Comunión conlleva un mensaje de perdón,
aceptación, certeza y solidaridad, principalmente de Cristo para con el creyente, pero
también entre los propios creyentes. Ese mensaje se expresa en una atmósfera de
humildad.3
También se participa de una manera indigna cuando se quiere ignorar el Rito
de Humildad. Puesto que este fue instaurado por el mismo Señor Jesucristo. Se debe
recodar que toda persona en cuyo corazón hay odio, amargura, desprecio contra otro,
1 Keener, 476
2 John MacArthur, Comentario MacArthur del Nuevo Testamento: Primera
corintios (Michigan, USA: Editorial Portavoz, 2007), 321. 3 Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Manual de la Iglesia,
121,122.
62
al acercarse a la Mesa del Señor come y bebe indignamente. Así que comer y beber
indignamente es no tener el sentimiento de la grandeza de lo que se está haciendo, y
hacerlo cuando no se está en armonía con el hermano por quien Cristo murió.
Frank Holbrook comenta lo siguiente con respecto al concepto de indignidad:
―La dignidad no se refiere a la calidad moral; es decir, al carácter de
los participantes de la Santa Cena, sino que es el resultado de la forma
equivocada de considerar la comida sagrada, con la cual contradecimos la
solemnidad del servicio‖1
Herbert Kiesler citando a Elena White con referencia a quien es digno de
participar de la Cena del Señor dice lo siguiente:
―…No está en el plan de Dios que esto deba postergarse porque se
considere que algunos son indignos de participar en él. El Señor lavó los
pies de Judas. No le negó un lugar en la mesa aunque sabía que dejaría la
mesa para desempeñar su papel en la traición del Señor. No es posible
para los seres humanos decir quién es digno y quién no lo es. No pueden
leer los secretos del alma. No es para que digan: Yo no asistiré al rito si tal
persona está presente para tener parte'. Dios no le ha dejado al ser humano
decir quiénes deben estar presentes en esas ocasiones (RH 31 de mayo de
1898).‖2
Examinarse a sí mismo
dokimaze,tw. Verbo imperativo presente activo 3ra. Persona singular. Este
verbo aparece dos veces en esta forma. Que a su vez viene de la raíz: dokima,zw. Que
significa Probarse, examinarse, discernir, descubrir, prueba, demostrar.3
―Examínese cada a sí mismo (δοκιμαζεηω ἀνθπωπορ ἑαςηον
[dokimazetō Anthropos heauton]). Pruébese a sí mismo como lo haría con
un trozo de metal para ver si es auténtico. Este examen de los motivos de
1 Frank Holbrook, ―For members only?‖ Ministry, Febrero 1987, 12-14.
2 Kiesler, 91.
3 James Strong, Concordancia exhaustiva de la Biblia Strong, (Miami, Fl.
EE.UU.: Editorial Caribe, 2002),
63
cada uno habría imposibilitado las vergonzosas escenas en los versículos
20ss.‖1
Verbo. Dokimazo (δοκιμάζω), "para demostrar, probar, aprobar, se convierte
en" examinar "en 1Co 11:28, RV (RV, probar).2
Esta oración va unida al v. 27 por el adversativo pero, 15 cuyo propósito es que
este imperativo esté en contraste con la acción de ellos de comer de manera indigna y
hacerse así reos precisamente de esa muerte que más bien deberían proclamar:
Pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. Al igual que
con el v.27, comer del pan y beber de la copa significa participar en este banquete. El
problema radica en el imperativo pruébese cada uno a sí mismo, que junto con el v.27
ha sido motivo de indecibles ansiedades dentro de la iglesia. No se trata de un
llamado a la introspección personal para determinar si uno es digno de la Cena. Más
bien contrasta con el examen divino al cual conducirá la participación indigna.3
Roberto Fricke junto a otros autores en su comentario a las cartas de los
corintios comentan también 1Co 11: 28 arrojando luz a este estudio:
―Contrario a lo que muchos opinan, este texto (v.28) no es un
llamado a un autoanálisis en general para escudriñar nuestro estado
pecaminoso. Si hiciéramos eso, jamás podríamos participar de la Cena del
Señor. Siempre nos vamos a encontrar en pecado. Por mucho que nos
duela el pecado es persistente y tenaz en nuestra vida, por mucho que nos
arrepintamos, nunca podremos encontrarnos sin pecado. Nunca podremos
clasificarnos como ―dignos‖ para participar en la Cena del Señor. El
único digno murió por nuestros pecados, y sólo por su gracia
misericordiosa podemos acercarnos. Si es así, ¿qué quiere decir el
Apóstol con el autoexamen? Lo que se indica es que cada uno debe
examinarse para ver si tiene una apreciación adecuada de la iglesia como
1 Robertson, 229.
2 W. E. Vine, Merrill F. Unger and William White, Vine's complete expository
dictionary of Old and New Testament words, 876. 3 Fee, 635.
64
cuerpo de Cristo. ¿Cómo estamos en relación con nuestros hermanos en la
fe? ¿Somos culpables de hacer acepción de personas? ¿Nos portamos
como si amáramos a todos por igual en la iglesia, sin que importe su
condición económica, social o educativa? Esta es la clase de examen que
Pablo pide. Si podemos contestar las preguntas satisfactoriamente,
debemos comer del pan y beber de la copa en comunión con la iglesia.‖1
Muchos se examinan a sí mismos con la intención de excluirse de la Cena de
Señor. Sin embargo el autoexamen no es con el fin de poder ausentarse de la Mesa,
sino con el fin de poder participar.2
Si bien no es estrictamente un término forense, en este contexto el verbo parece
recoger ciertas imágenes forenses. Por lo común significa poner a prueba 16 (cf.
3.13). Habitualmente ese poner a prueba lo hace alguien más; pero en Pablo asume
también el sentido especial de que los creyentes se prueben a sí mismos en relación
tanto con sus obras (Gl 4.6) como con su fe (2Co 13.5). Este es el primero de esos
usos, cuyo matiz preciso no resulta fácil de determinar. Probablemente se escogió ese
verbo a la luz del tema del juicio que recorre todo el párrafo.3
Dado que ellos serán examinados por Dios al final, en efecto, sus actuales
enfermedades son parte de ese examen en el presente-, deben probarse a sí mismo
ahora en cuanto a su actitud para con la Cena, especialmente su conducta para con
otros que están participando también. Probablemente esto no sea tanto una amenaza
cuanto un llamado a una conducta verdaderamente cristiana en la cena.4
El comer como algunos corintios lo hacían era no discernir la realidad de la
naturaleza del cuerpo de Cristo, la iglesia. Por su carencia de consideración para las
1 Fricke, 137.
2 Jamieson, Fausset y Brown, 387.
3 Fee, 635.
4 Ibíd.
65
más elementales implicaciones de su compañerismo en Cristo, profanaban seriamente
la Cena del Señor. Los distingos sociales, las disparidades económicas y las
desigualdades de trato eran ofensas contra el cuerpo de Cristo. Algo por el estilo
ocurrió en Antioquía de Siria. Se hizo patente una segregación racial durante las
comidas entre cristianos de origen judío y los creyentes gentiles. Pablo condenó esto
en Gl 2:11. Cualquier clase de desigualdad de esta naturaleza recibe también la
desaprobación de Dios.1
En este sentido se exhorta a los corintios a examinarse a sí mismo. Su conducta
ha desmentido el evangelio al cual aseguran estar adheridos. Antes de participar en el
banquete, deben examinarse a sí mismos en lo referente a sus actitudes para con el
cuerpo, cómo están tratando a los demás, puesto que el banquete mismo es un lugar
de proclamación del Evangelio. Aunque esto no les impone a los creyentes una fuerte
dosis de introspección de sí mismos, como lo dejará claro el v.29, sí plantea
advertencias apropiadas acerca de la participación irreflexiva en esta Mesa por
aquellos que no están en condiciones de colocarse bajo obediencia al evangelio que
allí proclama.2
Charles Hodge dice:
―Pruébese cada uno a sí mismo. En otras palabras, que cada uno
compruebe si tiene una visión correcta de la naturaleza y el objeto de la
ceremonia y de que se halla en el debido estado de ánimo. O sea, si desea
conmemorar agradecido de la muerte del Señor, participar renovadamente
de los beneficios de esta muerte por sus pecados, aceptar públicamente el
pacto de gracia con todas sus promesas y obligaciones, y expresar su
1 Fricke, 138.
2 Fee, 636.
66
comunión con los hermanos como miembros juntamente del cuerpo de
Cristo.‖1
El creyente debe, antes de participar en la Cena del Señor, repasar con oración y
cuidado su vida cristiana, y sentirse seguro de que está preparado para recibir las
bendiciones que proporciona la participación en este rito a todos los que están en una
relación correcta con Dios. Debe preguntarse si cada día experimenta la muerte al
pecado y el nuevo nacimiento al Señor, si está triunfando en la batalla contra los
pecados que lo acosan y si es correcto su proceder para con los demás.2
Deben examinarse las palabras, los pensamientos y hechos, y también los
hábitos de devoción personal; sin duda, todo lo que influya en el progreso hacia la
adquisición de un carácter que refleje la imagen de Jesús (2Co 13: 5; Gl 6: 4). Así
como el examen propio y el apartarse de todo lo que es contrario a la mente de Dios
es un ejercicio en el cual debe ocuparse cada día el cristiano (Lc 9: 23; 1Co 15: 31),
de la misma manera la Cena del Señor representa una ocasión especial para la
declaración pública de las nuevas resoluciones.3
Los motivos y actitudes hacia el Señor y su Palabra, hacia su pueblo y hacia el
mismo culto de Comunión debieran caer bajo un examen privado delante del Señor.
Entonces así la Mesa se convierte en un lugar especial de purificación de la iglesia.4
El apóstol señala el deber de los que van a la Mesa del Señor. El examen de sí
mismo es necesario para participar correctamente en esta ordenanza sagrada. Si se
examinan cabalmente para condenar y enderezar lo que se halla malo, se podrían
1 Hodge, 214.
2 Nichol, 761.
3 Ibíd.
4 MacArthur, 321.
67
detener los juicios divinos. El autoexamen no es con el fin de poder ausentarse de la
Mesa, sino con el fin de poder participar.1
Antes de tomar parte en la Cena del Señor, los creyentes deben pasar revista a
su experiencia cristiana con oración, confesando sus pecados restableciendo las
relaciones interrumpidas. Lo que decide, entonces, quienes son idóneos para
participar en el Servicio de la Comunión, es la condición del corazón: una entrega
completa a Cristo y fe en su sacrificio, no la calidad de una iglesia particular. En
consecuencia, los creyentes cristianos de todas las denominaciones pueden tomar
parte en la Cena del Señor. Todos están invitados a celebrar a menudo este gran
festival del nuevo pacto, y por medio de su participación, dar testimonio de que han
aceptado a Cristo como su salvador personal.2
Sin discernir el cuerpo
diakri,nwn. Verbo participio, presente activo, nominativo, singular masculino.
Este verbo tiene una implicación directa con diakri,nw (aor. pas. diekri,qhn)
evaluar,juzgar; reconocer, discernir; hacer distinción (entre personas); considerar o
hacer superior (1Co 4:7).3
―Diakrino (διακπίνω) significa "separar, discriminar" y, a
continuación, "al discriminar a aprender, a fin de determinar, decidir." Es
traducido "discernir" en Mat. 16:3, de discriminar entre las diversas
condiciones del cielo, y en 1Co 11:29, con referencia a participar del pan
y la copa de la Cena del Señor indignamente, por no "discierne" o
discriminar lo que representan, en contra 31, la RV se ha "percibido", por
el RV ", juzgará ", tratando de uno mismo," que discierne "de una
1 William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento: 1ra y 2a Corintios, t., 9
(Barcelona, España: Editorial Clie, 1995), 653. 2Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del
Séptimo Día, Creencias de los Adventistas del Séptimo Día, 234,235. 3 Strong, 1568.
68
condición, a juzgar por lo que cualquier mal ante el Señor; en 14:29, en
relación con el testimonio oral en una reunión de creyentes, se utiliza de"
discernir "lo que es del Espíritu Santo, RV , "discernir" (RV, "juez").‖1
1Co 11:29 Si no discierne el cuerpo (μη διακπινων ηο ζωμα [me diakrinōn a
soma]). Llamado uso condicional del participio, "no juzgar el cuerpo." Así que él
come y bebe sentencia (κπιμα [krima]) sobre sí mismo. El verbo δια-κπινω [dia-
krinō] es antiguo y común, dis-criminar, distinguir. Comer el pan y beber el vino
como símbolos del cuerpo y la sangre del Señor en su muerte lleva a examinar el
corazón en lo más profundo.2
Con un porque explicativo, Pablo da ahora la razón para ponerse cada uno a
prueba antes de comer: Porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo, juicio
come y bebe [dicta sentencia] para sí. Estas son las palabras que enlazan el
argumento presente con el problema tal como se articuló en los vv.17-22; sin
embargo, como lo atestiguan las variantes textuales, también se han entendido
regularmente en un modo tal que los vv.23-32 se ven como una digresión, y por lo
tanto no se refieren directamente al problema tal como se detalla en los vv. I7-22 y
33-34.3
No discerniendo el cuerpo del Señor—No juzgando debidamente, no
distinguiendo en juicio (así el griego): el pecado y su castigo señalados como
correspondiendo el uno al otro entre la comida común y los elementos que simbolizan
el cuerpo del Señor. La mayoría de los manuscritos más antiguos omiten ―del Señor.‖
1 W. E. Vine, Merrill F. Unger and William White, Vine's complete expository
dictionary of Old and New Testament words, 876. 2 Robertson, 229.
3 Fee, 636.
69
Omitiendo también ―indignamente,‖ como lo omite la mayor parte de los manuscritos
más antiguos, se debe traducir: ―El que come y bebe, juicio come y bebe para sí, si
no discierne el cuerpo‖ (Hebreos 10:29). La iglesia es ―el cuerpo de Cristo‖
(1Co12:27): el cuerpo del Señor es su cuerpo literal apreciado y discernido por el
alma en la recepción fiel del mismo, pero no está presente en los elementos mismos.1
Por último, hay que mirar alrededor (vv. 33-34). No hay que mirar alrededor, a
fin de criticar a otros creyentes, pero a fin de discernir el cuerpo del Señor (1Co
11:29). Esto tal vez tiene un doble significado: no solo se debe discernir su cuerpo en
el pan, sino también en la iglesia alrededor de sí mismos. "Para nosotros ser muchos
son un pan, y un cuerpo" (1Co 10:17). La Cena debe ser una demostración de la
unidad de la iglesia, pero no había mucha unidad en la iglesia de Corinto. De hecho,
su celebración de la Cena del Señor es sólo una demostración de su desunión.2
En el texto recibido (y por ende en RVR), las palabras indignamente y del
Señor fueron añadidas respectivamente a el que come y bebe, y a el cuerpo. Esto
produjo un texto que dice, como RVR: porque el que come y bebe indignamente, sin
discernir el cuerpo del Señor.3 Se trata de una desafortunada -aunque comprensible-
asimilación al v.27, para hacerlo decir prácticamente lo mismo. Según eso, se
entendió que significaba: Todo el que coma de la Cena del Señor con indignidad está
comiéndose su entrada precisamente a ese juicio contra el que se advierte en el v.27,
1o cual ahora se define como un no apreciar adecuadamente el hecho de que se está
1 Jamieson, Fausset y Brown, 387.
2 Wiersbe, 543.
3 Nichol, 760.
70
comiendo el cuerpo de Cristo en esta Cena (si bien esto se interpreta de diferentes
modos).1
Pero eso es convertir a las palabras mismas de institución (vv. 23-25) en el
punto central de la sección, en vez de considerarlas parte del correctivo a la situación
descrita en los vv.17-22.
El punto de interés de Pablo está en otra parte. La forma impropia en que ellos
están comiendo los coloca bajo juicio, sin duda; pero no es el del v. 27, donde se
colocan bajo la misma clase de responsabilidad que quienes fueron culpables por la
muerte de Cristo. Esa advertencia tenía que ver con la ofensa vertical en la Cena.
Aquí el juicio anuncia el v.30, donde Pablo afirma que ciertas actuales enfermedades
y muertes son resultado directo de las violaciones que ellos cometen contra el cuerpo
en esta Cena.2
La frase sin discernir el cuerpo que se halla en este pasaje se ha interpretado
frecuentemente de modo que signifique ya sea (1) el no lograr distinguir el alimento
eucarístico del alimento común de sus cenas privadas, o (2) el no lograr reconocer el
cuerpo del Señor, es decir, reflexionar sobre su muerte, al comer. La primera de estas
posibilidades debe descartarse como algo totalmente ajeno al contexto. La segunda
tiene más a su favor. Quienes la adoptan consideran que está apoyada por el
paralelismo entre los versículos 27 y 29, en los cuales esta frase ha de entenderse
como abreviatura de el cuerpo y la sangre del Señor.3
1 Fee, 637.
2 Ibíd.
3 Walter, 215.
71
Pero esto también parece perder de vista el argumento que el investigador
tiene entre manos, el cual señala en otra dirección. La más probable es que el término
cuerpo, aunque nos llegue por medio de las palabras de institución en el v.24,
recuerde deliberadamente la interpretación que hace Pablo del pan en 10:17,
indicando así que lo que le interesa es el problema mismo de los corintios, entre los
cuales los ricos ofenden a los pobres. Toda la evidencia parece apuntar en esta
dirección.1
1. Como ya se señaló, es poco probable considerar que el v.27 y el 29 son
paralelos. A pesar de ciertas semejanzas, las diferencias son más visibles,
especialmente (a) el uso absoluto de el cuerpo, sin un calificativo en genitivo, y (b) la
ausencia de la mención, hasta aquí paralela, de la copa. En el v.26, Pablo escribe:
todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa; en el v. 27, que comiere
este pan o bebiere esta copa del Señor, seguido de del cuerpo y de la sangre del
Señor; y en el v.28, coma así del pan, y beba de la copa. Ya se argumentó que esa
combinación se refiere a la muerte de Cristo, que este banquete ha de proclamar. Pero
aquí Pablo dice sólo el cuerpo.2
Cualquier persona se vería en grandes dificultades para argumentar que esto es
una abreviatura que significa el cuerpo y la sangre del Señor, ya que fuera de este
caso Pablo menciona ambas cosas cuando está pensando en ellas. Además, la
1 Ryrie, 488.
2 Fee, 638.
72
ausencia del modificador del Señor parece deliberada, ya que ése era el modelo de los
vv. 26-27 cuando se hacía referencia a las especies mismas de la Cena.1
Es muy importante comprender la doctrina paulina del cuerpo de Cristo. Los
cristianos según el apóstol Pablo están unidos los unos con los otros y todos con
Cristo, ―participan unos con los otros y con Cristo de una corporeidad. Esto surge
claramente del tratamiento Paulino de la Santa Cena‖.2
Se afirma que en I Co 11:29, Pablo se refiere a aquellos que por su conducta en
el momento de tomar la Santa Cena ―olvidan su unidad con sus compañeros cristianos
y con Cristo, y no reconocen el hecho de que participar en la Cena del Señor no es
sólo participar en Cristo sino también en sus compañeros cristianos los cuales son uno
con Cristo‖.3
Witt Burton menciona cuál es el origen de la palabra cuerpo que es utilizada
por Pablo y su uso aplicado a la iglesia como cuerpo de Cristo. El argumenta lo
siguiente en cuanto al cuerpo:
―Pablo aceptó la doctrina tradicional rabínica de la unidad de la
humanidad en Adán. Esta doctrina implicaba que la misma constitución
del cuerpo físico de Adán y el método de su formación era simbólico de
la unidad real de la humanidad. En ese cuerpo único de Adán el este y el
oeste, el norte y el sur son reunidos, macho y hembra, como hemos visto.
El ―cuerpo‖ de Adán incluyó toda la humanidad. ¿No fue entonces natural
que Pablo, cuando pensó en la nueva humanidad como incorporada ―en
Cristo‖, la concibió como el ―cuerpo‖ del Segundo Adán, donde no había
ni judío ni griego, ni macho ni hembra, ni esclavo ni libre? La diferencia
entre el cuerpo del Primer Adán y el del Segundo Adán fue para Pablo
que el primero estaba animado por el principio de la vida natural, fue
nephesh, el segundo estaba animado por el Espíritu.‖4
1 Fee, 638.
2 Ryrie, 488.
3 Ibid.
4 Burton, 169.
73
2. Ahora esta oración explica algo que por 1o demás era una inusitada y breve
digresión en 10.17, donde Pablo destacaba solamente el pan para su interpretación, y
declaraba enfáticamente que el participar todos ellos de un solo pan era evidencia de
que ellos mismos eran, por consiguiente, un [solo] cuerpo. Puesto que esa
interpretación no desempeñaba ningún papel significativo en el argumento de l0: l4-
22, ciertamente hay razones para argüir que su propósito era anunciar tanto este
argumento como el del capítulo 12. Hay que señalar además que 10: 17 ofrece la
única interpretación del pan como tal en el N.T.1
De a cuerdo a P. Bonsirven y J. Jeremías que trabajando por separado llegaron a
las mismas conclusiones. Estos presentan la imposibilidad que se tiene cuando se
quiere separar la palabra cuerpo y la palabra sangre sin observar su base gramatical:
―La palabra ―cuerpo‖, pronunciada sobre el pan no debe entenderse
aparte de la palabra ―sangre‖, pronunciada sobre la copa, se trata de dos
términos correlativos en el lenguaje semítico; en arameo, bisrá e idmá, en
hebreo, básar y dám…Lo esencial, en todo caso, es caer en cuenta de que
Jesús emplea dos términos correlativos. El cuerpo vive por la sangre que
es su principio vital...‖2
sw,matoj, ésta es la palabra cuerpo que aparece en el versículo 27. sw/ma es la
palabra para cuerpo que aparece en el versículo 29. En las palabras de institución,
como se ha visto, y cuando se usa en conjunción con la copa, el pan ciertamente se
refiere al cuerpo físico de Cristo que fue entregado a la muerte en la cruz. Pero el
significado de ese cuerpo en esta Mesa es que aquellos que comen del único pan son
ellos mismos un único cuerpo. Lo que habría que explicar, si Pablo se propusiera aquí
1 Fee, 638.
2 Raymond A. Tartre, La Eucaristía hoy, (España: Editorial Sal Terrae, 1969),
27.
74
algo diferente, es por qué el uso absoluto de cuerpo en esta oración podría significar
algo diferente de lo que Pablo mismo dice que significa.1
3. Si este uso fuera la única insinuación en este pasaje de que se tiene en mente
la iglesia, uno podría verla como una insinuación velada que anticipa el pasaje de
12.12-26, pero tendría que entenderla aquí de otra manera. Pero lo que prevalece es
precisamente lo contrario. El punto entero de la sección, que comienza con el v.17 y
continúa hasta los vv. 33-34, es corregir un considerable abuso contra la iglesia tal
como se retrata visiblemente en la Cena del Señor. A la luz de este contexto, la
pregunta debería ser: ¿por qué iba uno a pensar que este uso absoluto, establecido por
10.17, podría significar alguna otra cosa? El uso llega por medio de los vv. 23-25, sin
duda alguna. Los corintios están pasando por alto el significado de1 cuerpo entregado
a la muerte; pero el interés actual de Pablo es por el sentido ulterior, la iglesia en
tanto ese cuerpo.2
De modo que si Pablo está anunciando el juicio que viene sobre ellos a causa
de su abuso del cuerpo, ¿por qué usó el verbo reconocer/discernir, y qué significa
éste? La respuesta a esto parece radicar en los juegos de palabras sobre el tema del
"juicio" que dominan este párrafo. Ninguna otra forma de este verbo sería apropiada
para expresar propiamente la necesidad de tener en cuenta a la iglesia entera, que está
sentada como un solo cuerpo para participar de este banquete. Aquí el significado
1 Fee, 638.
2 Ibíd, 639.
75
probablemente se acerca mucho, tal como lo traduce RVR, a la palabra española
discernir, que significa distinguir algo como diferente.1
Cuerpo de Cristo
El uso en los escritos Paulinos de la frase exacta "el cuerpo de Cristo" sólo
cuatro veces (a soma Christou Tou: Ro 7:4, 1Co10, 16; Ef 4:12; soma Christou: 1Co
12:27). Expresiones equivalentes son "el cuerpo del Señor" (1Co 11:27), "su cuerpo
de carne" (Col 1:22), "su cuerpo glorioso" (Fil 3:21), "su cuerpo" (Ef 1: 23; 5:30; Col
1:24) y "mi cuerpo" (1Co 11:24). Muy relacionado con lo anterior son los términos
"el cuerpo" (1Co 11:29, Ef 5:23, Col 1:18; 2:19) y "un cuerpo" (Ro 12:5; 1Co 10:17;
12:13; Ef 2:16; 4:4; Col 3:15). Estas frases pueden clasificarse en los tres usos que
figuran en el siguiente esquema; significativamente, sin embargo, todo ellos se
relacionan con el cuerpo físico, ya sea (crucificado o resucitado), de Cristo o la
metafórica cuerpo de Cristo, la iglesia.2
1. El cuerpo físico de Cristo
2. El Cuerpo de Cristo eucarístico en Contextos
3. El Cuerpo de Cristo como designación de la Iglesia
El cuerpo físico de Cristo
En Ro 7:4 "el cuerpo de Cristo", que es el instrumento mediante el cual los
creyentes se dictaron a los muertos y por lo tanto libre de la Ley, se refiere al cuerpo
físico de Cristo en el que sufrió la muerte en la cruz. Del mismo modo, "su cuerpo de
carne", en Col 1:22 es un hebraísmo que indica el cuerpo físico de Cristo, que la
1 Fee, 639.
2 Gerald F. Hawthorne, Ralph P. Martin and Daniel G. Reid, Dictionary of Paul
and His Letters (Downers Grove, Ill.: InterVarsity Press, 1993), 574.
76
muerte se convirtió en el medio por el cual Dios reconcilió a los pecadores a sí
mismo: la adición "de carne" insiste, en contra de la herejía Colosense, sobre la
verdadera humanidad de Jesús encarnado. En Fil 3:21 "su cuerpo glorioso" está en el
paralelismo antitético a "nuestro humilde cuerpo" y se refiere a la resurrección de
órgano con el que y en la que Jesús es el Señor espera que regresen del cielo (Fil
3:20).1
El cuerpo de Cristo en la Eucaristía en contextos
Varias veces en 1Corintios el concepto cuerpo aparece en estrecha relación
con la Eucaristía, o la Cena del Señor, los textos revelan una estrecha relación entre
el cuerpo físico de Cristo que fue crucificado y la iglesia como cuerpo de Cristo.
Por lo tanto, participar de la copa y el pan en la Eucaristía mediante la participación
en la sangre y el cuerpo de Cristo (1 Co 10:16), es decir, en los beneficios de su
muerte y en comunión con él. El estricto paralelismo entre "el cuerpo de Cristo" y "la
sangre de Cristo" muestra que el primero se refiere a el cuerpo de Jesús se entregó en
la muerte (1Co11:24) al igual que la última se refiere a su sangre derramada como
sacrificio expiatorio (1Co11:25).2
Así como hay un solo pan en la Eucaristía, de modo que los que participan
conjuntamente en el único pan, constituyen un único cuerpo (1Co10:17). El contexto,
con su exhortación a rechazar la adoración de ídolos (1 Co 10:14), Pablo sugiere que
el punto en hacer uso de la analogía en el cuerpo 1 Co 10:16-17 no es tanto la unidad
del organismo compuesto por los cristianos como la solidaridad como un cuerpo en
1 Hawthorne, Martin y Reid, 574.
2 Ibíd.
77
unión con Cristo, que prohíbe a una unión con los demonios (1Co10:21). Esto, a su
vez, implica que el "un cuerpo" de 1Co10:17 se refiere al cuerpo de Cristo, la iglesia.
Un cambio similar en el sentido de cuerpo crucificado de Cristo a la iglesia como
cuerpo de Cristo se produce en 1 Co 11:23-32.1
El pan en la institución de la Cena del Señor significa o representa el cuerpo de
Cristo a punto de ser ofrecido en la cruz (1 Co11:24). De ello se deduce que comer el
pan en una manera indigna es ser culpable de "... el cuerpo del Señor" (1Co11:27);
que esta frase se refiere al cuerpo de Jesús crucificado se hace determinadas por su
vinculación (1Co10:16) con "la sangre [del Señor]." Pero en 1 Co 11:29 la expresión
"no discernir el cuerpo" es probablemente una referencia, no al fracaso de discernir
en el pan de la Eucaristía el cuerpo del Señor que se entregó en la cruz (1Co11:24,
27), pero si a la falta de reconocimiento en el grupo de creyentes que se reunieron
como el metafórico cuerpo de Cristo, es decir la iglesia (1Co 10:17), dio lugar a los
vergonzosos abusos en la Cena del Señor descritos en 1 Co 11:17-22.2
El cuerpo de Cristo como designación de la iglesia.
Este uso particular del concepto cuerpo, de los cuales dos casos ya se han
mencionado (1Co 10:17; 11:29), es único de Pablo en el N.T. Dos etapas pueden
distinguirse en el uso de Pablo del concepto cuerpo en referencia a la iglesia: se
utiliza en gran medida como un símil en 1 Corintios y Romanos (la iglesia es como
un cuerpo), y como una metáfora en Colosenses y Efesios (la iglesia es el cuerpo de
Cristo que es el jefe). El avance de la lenguaje símil en 1 Corintios y Romanos a la
1 Hawthorne, Martin y Reid, 574.
2 Ibíd.
78
verdadera participación interpersonales expresadas en el idioma de Colosenses y
Efesios puede haber sido estimulado por Pablo en examen de las cuestiones
implicadas en la herejía Colosense.1
En 1 Co 6:15 los cuerpos de los creyentes se dice que son "miembros de
Cristo", la palabra "miembros" (mele) significa "partes del cuerpo" y, por tanto,
implica que los creyentes son miembros del "cuerpo" de Cristo. Sin embargo, Pablo
inmediatamente pasa a hablar de su propio cuerpo como "miembros [plural] de
Cristo," que no se convierten en "los miembros [plural] de una prostituta." Esto
demuestra que su preocupación aquí es la persona creyente en relación con el Señor.2
La Cena del Señor no es una comida cualquiera; es la comida, en la cual en una
mesa común, con un solo pan y una copa común, ellos proclaman que por medio de
la muerte de Cristo han llegado a ser un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo; y por lo
tanto ellos no son un grupo cualquiera de gente sociológicamente diversa que pueda
mantener intactas esas diferencias al sentarse en torno de esta mesa. Aquí deben
discernir/reconocer como distinto el único cuerpo de Cristo, del cual todos ellos
forman parte y en el cual todos ellos constituyen dones los unos para con los otros. El
no lograr discernir el cuerpo de este modo, ofendiendo a aquellos que tienen una
condición sociológica inferior, es acarrearse el juicio de Dios.3
―El Apóstol Pablo como propio de la Eucaristía, a saber: que toda la
muchedumbre que comulga forma un pan, un cuerpo por participar todos
de un solo pan…Como el cuerpo de Cristo que reciben todos los
comulgantes es uno, por eso quedan también unidos entre sí todos ellos
formando un pan y un cuerpo. Es el pasaje en que con razón ve la
1 Hawthorne, Martin y Reid, 574.
2 Ibíd.
3 Fee, 639.
79
tradición patrística y teológica indicado el efecto propio y primario de la
Comunión, que es unir a los fieles con Cristo y unirlos entre sí para
formar el cuerpo místico de Cristo. La Eucaristía deja de ser algo de tipo
exclusivamente individual para revestir un carácter social y
eclesiológico.‖1
Al comer juntos, los cristianos son atraídos más cerca unos de otros, así como
más cerca de su Señor. Beber de la copa y comer del pan crea comunión con Cristo y
de unos con otros. A1 comer y al beber, los seres humanos introducen el alimento en
sus cuerpos. Por el alimento y la bebida, son fortalecidos físicamente que lo que
toman llega a ser una parte de sus mismas células. Al beber la copa y comer el pan,
los discípulos de Cristo llegan a ser parpantes de la vida de Cristo. No solo comen en
comunión con él, sino; apropian las cualidades de Cristo en sus vidas2
Como cuerpo de Cristo, al participar juntos de su ordenanza, los cristianos
demuestran públicamente que están unidos entre sí, y que pertenecen a una gran
familia, cuya cabeza es Cristo.
Juicio come y bebe para sí
kri,ma. Nombre acusativo neutro singular común. Decisión, veredicto,
condenación, juicio. Juicio come y bebe—Un juicio temporal. No discerniendo el
cuerpo del Señor—No juzgando debidamente, no distinguiendo en juicio (así el
griego): el pecado y su castigo señalados como correspondiendo el uno al otro entre
la comida común y los elementos que simbolizan el cuerpo del Señor. La mayoría de
los manuscritos más antiguos omiten ―del Señor.‖ Omitiendo también
―indignamente,‖ como lo omite la mayor parte de los manuscritos más antiguos,
1 Gregorio Alastruey, Tratado de la santísima eucaristía, (Madrid, España:
Biblioteca de Autores Cristianos, 1951), 43. 2 Kiesler, 72.
80
debemos traducir: ―El que come y bebe, juicio come y bebe para sí, si no discierne el
cuerpo‖ (Heb10:29).1
La iglesia es ―el cuerpo de Cristo‖ (1Co 12:27): el cuerpo del Señor es su
cuerpo literal apreciado y discernido por el alma en la recepción fiel del mismo, pero
no está presente en los elementos mismos
krima (κπίμα) denota el resultado de la acción significado por el verbo krino,
"para juzgar", por su importancia general: se utiliza (a), de una decisión aprobada en
las faltas de otros, Mt 7:2, (b) de la "sentencia" por el hombre a Cristo, Lc 24:20; (c),
del Dios de la "resolución" a los hombres, por ejemplo, Ro 2:2, 3, 3:8, 5:16, 11:33,
13:2, 1Co 11:29; Gl 5:10; Heb 6:2; Jas. 3:1; a través de Cristo, por ejemplo, Juan
9:39; (d) de la derecha de "sentencia", Ap 20:4; (e), de un pleito, 1Co 6:7.2
Juicio (Krima) tiene aquí la idea de corrección. No hay condenación para los
que están en Cristo Jesús (Ro 8:1) es incorrecto traducirlo como condenación como lo
hacen algunas versiones católicas (Nacar-columga y la Biblia Latinoamericana) y la
antigua versión del Rey Jacobo en inglés. La gran diferencia que Pablo hace aquí
entre Krima (juicio) y Katakrima (condenados) la vemos en el versículo 32, donde es
evidente que Krima se refiere a la disciplina de los salvos y Katakrima se refiere a la
condenación de los perdidos.3
El comentario bíblico adventista en breves palabras hace una referencia a lo
mismo:
1 Jamieson, Fausset y Brown, 452.
2 Vine, Unger y White,337.
3 MacArthur, 321.
81
―…No necesariamente el castigo final de los impíos. Cuando uno
participa indignamente de la Cena del Señor, se expone al desagrado de
Dios y a un castigo como el que se menciona en los vers. 30 y 32‖.1
El krima viene si se participa sin discernir el cuerpo del Señor, esto es, la sangre
y el cuerpo representados en la comunión. Para evitar el juicio de Dios, el creyente
tiene que discernir y responder debidamente a la santidad de la ocasión.2
Hay un remedio para no tomar la Cena indignamente. ―Si, pues, nos
examináremos a nosotros mismos, no seríamos juzgados. Eso implica discernir qué es
y qué debiera ser. Si se confiesan los pecados, las actitudes y motivos erróneos, Dios
―es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad‖ (1Jn
1:9).3
El ser humano es librado de la condenación no solo por decreto, sino también
por intervención divina. Dios corrige para evitar que pierda la salvación y quitará
incluso la vida, si es necesario, antes que eso pueda ocurrir.4
La Iglesia Adventista del Séptimo Día practica la Comunión abierta. Todos los
que entregaron su vida al Salvador pueden participar. El ejemplo de Cristo prohíbe la
exclusividad en la Cena del Señor. Es verdad que el pecado abierto excluye a los
culpables. Esto lo enseña claramente el Espíritu Santo (1Co 5:11). Pero, fuera de esto,
nadie ha de pronunciar juicio. Dios no ha dejado a los hombres el decir quiénes se
han de presentar en estas ocasiones.5
1 Nichol, 761.
2 MacArthur, 322.
3 Ibíd., 321.
4 Ibíd., 322.
5 Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Manual de la Iglesia,
123.
82
Enfermos y debilitados
Con un por 1o cual inferencial Pablo indica que el veredicto pronunciado
contra aquellos que comen la Cena del Señor como están haciéndolo ellos, sin
discemir el cuerpo, ha comenzado ya en medio de ellos, en que hay muchos enfermos
y debilitados entre vosotros, y muchos duermen (v. 30). Este también ha sido con
frecuencia un pasaje que ha motivado dificultades, especialmente para aquellos que
se acercan a la Mesa con temor de participar de ella indignamente. Pero esto no es ni
parénesis ni advertencia; es una reflexión sobre la situación de ellos.1
Por el Espíritu ha encontrado una causa y un efecto divinos entre dos realidades
que por 1o demás son independientes: la actual enfermedad de muchos, que en
algunos casos los ha llevado a la muerte, y las acciones de algunos en la Cena del
Señor que están menospreciando a la iglesia y humillando a los que no tienen nada, al
adelantarse con sus propias cenas privada.2
Lo que resulta intrigante en este pasaje es lo que se deja sin decir, o lo que se
insinúa. Lo más probable es que Pablo no considere el juicio como una especie de
uno por uno, es decir, que la persona que ha ofendido a otra sea la que se enferma.
Más bien, la comunidad entera ha sido afectada por las acciones de algunos, los
cuales están creando divisiones dentro del único cuerpo de Cristo. Probablemente la
racha de enfermedades y de muertes que los ha atacado recientemente se considera
aquí como una expresión del juicio divino sobre la comunidad entera.3
1 Fee, 639
2 Ibíd.
3 Ibíd.
83
Pablo ha usado dos palabras para referirse a la enfermedad, ἀ ζθενήρ y
ἄ ῤ ῥ ωζηορ; la primera es la palabra corriente para la debilidad física de cualquier
clase, 'incluso la enfermedad. La segunda es menos común en el N.T.; literalmente
significa ―impotentes‖, pero había asumido el sentido más específico de ―estar
enfermo.‖1
El juicio, desde luego, como lo hace ver el v.32, no tiene que ver con la
salvación eterna de ellos, sino con el juicio temporal mediante la enfermedad y la
muerte. Más allá de allí, todo lo que uno diga es especulación. ¿Se relaciona de algún
modo con la necesidad que apremia de 7:26? ¿Cuántas personas había en la
comunidad corintia en esa época, y cuántos de ellos habían sido victimas de esta
plaga como para que Pablo diga muchos de vosotros? En cualquier caso, Pablo no
está diciendo que entre los cristianos la enfermedad haya de considerarse como un
juicio presente, ni que tal enfermedad esté necesariamente conectada con un abuso en
la cena. Pero en este caso se ha juzgado proféticamente que sí se trata de eso.2
En resumen, fue la enfermedad y la muerte (cf. 10:1-11). La solución fue el
auto-examen (diekrinomen, 11:31; cf. vv. 28-29; 5:1-5; 10:12), auto-disciplina (9:27),
y la promoción de la unidad. La alternativa era Dios juzgar (krinomenoi, 11:32), que
es una disciplina que fueron experimentando. Esto no fue una pérdida de la salvación,
sino de la vida (cf. 5:5).3
―Maestros judíos subrayó que en este mundo, Dios castigó a los
justos para sus pocos pecados, pero en el mundo por venir que se castigue
1 Fee, 639
2 Ibíd.
3 John F. Walvoord, Roy B. Zuck and Dallas Theological Seminary, The Bible
knowledge commentary : An exposition of the Scriptures, 530.
84
a los malvados de sus muchos pecados, por lo tanto, los maestros judíos
creían que el sufrimiento podría libre después de un castigo. Pablo, al
menos de acuerdo en que el sufrimiento puede ser la disciplina del Señor,
la idea puede ser que aquellos que no abrazan otros miembros de la
iglesia ya no recibir la curación a través de la iglesia (12:9).12:1-3.‖1
Por esta causa muchos de ellos son débiles, etc. Algunos han sostenido que esto
significa que la mala observancia de la Cena ha hecho muchos cristianos débiles y
enfermos, y algunos incluso han muerto espiritualmente. Otros sostienen que la
sentencia física había sido enviada, y algunos enfermos y otros murieron. La última
opinión es más generalizada.2
La distinción que los comentaristas hacen entre enfermos y debilitados es que la
primera designa aquellos cuyas fuerzas decaen de por sí, y la segunda a aquellos a
quienes la enfermedad ha dejado debilitados. El segundo término es el más enérgico
de los dos.3
Pablo concibe la desaprobación o juicio de Dios en términos de enfermedades y
muerte. Las palabras empleadas por Pablo en este caso no son simplemente
metafóricas. Al igual que en el A.T., a los israelitas se les juzgaba por su pecado
(10:5–10), ahora los corintios sufren las consecuencias de su pecado en el abuso de la
iglesia al hacer distingos durante la comida fraternal y la Cena del Señor Pablo ya
había indicado cuáles consecuencias funestas podrían resultar (5:5). Es posible que el
medio más directo del castigo se sugiera en 10:20.4
1 Keener, 477.
2 Ibíd., 478.
3 Hodge, 215.
4 Fricke, 137.
85
Al abusar de la Cena del Señor, se exponían los corintios al poder de los
demonios. Durante los días del Apóstol era muy común la idea de que las
enfermedades eran provocadas por los demonios. Pablo simplemente observa que
dentro de la iglesia ya había personas enfermas y hasta muertes. Además, sus palabras
reflejan una advertencia en contra de aquellos que persistieran en los abusos. En
cambio, si los corintios se examinaran como se sugirió (11:28), no serían juzgados
con más enfermedades y muertes. Tal era la gravedad de la situación en Corinto
respecto al abuso de la Cena del Señor.1 Hay muchos enfermos y debilitados. Los
primeros que naturalmente están sin fuerzas, y los segundos, que han perdido las
fuerzas por la enfermedad.
El juicio indicado en el v. 32 no es para la condenación eterna; más bien, alude
a los castigos educativos de las enfermedades inmediatas. El propósito del Señor en
los castigos es para que su pueblo aprenda y enmiende su camino en cuanto a sus
abusos de la unidad de la iglesia. Un segundo propósito en los castigos es para que su
pueblo no sea condenado juntamente con el mundo inconverso en el juicio final. El
que estas enfermedades sean disciplinarias es indicio de que son hijos legítimos del
Señor (Heb 12:5–11).2
La evaluación que Pablo pide que se haga tiene que ver con la actitud hacia la
Cena. Si no nos corregimos, el Creador tendrá que intervenir trayendo enfermedades
1 Fricke, 137.
2 Ibíd.
86
y si no respondemos a esa advertencia preliminar, lo hará más drásticamente, hasta
llegar al punto de quitarnos la vida.1
Muchos entienden estas palabras como una referencia a un juicio sobrenatural
del Señor al infligir enfermedad física sobre los que han deshonrado el sacramento.
Ciertamente esta interpretación es aceptable. Pero no es imposible que Pablo se
refiera a la enfermedad y la muerte por causas naturales. Por una parte, él ha
censurado la glotonería y la borrachera, y estos abusos a veces son en sí mismos
causa de enfermedad y muerte. Pero además, la tensión extrema en la mente y espíritu
de los que han profesado fe en el Señor y todavía siguen en pecado, es sin embargo
una causa verdadera, aunque más sutil, de la enfermedad y aun la muerte. Las
palabras que siguen están, por lo menos, acordes con el pensamiento de que Pablo
está indicando las consecuencias naturales del pecado en la vida de un cristiano
profeso que participa del sacramento.2
Se necesita comprender claramente en el presente, lo que puede acarrear los
juicios de Dios en su iglesia hoy. Ya no son la glotonería y la borrachera los que
afectan al participar de la Cena del Señor de una manera indigna, sino problemas
espirituales que pueden traer la disciplina de Dios en la vida de quien no valora el
sacrificio de Jesús y el amor al prójimo.
Muchos duermen
I Co11:30 Y no pocos duermen (και κοιμωνηαι ἱ κανοι [kai koimōntai
hikanoi]). Número suficiente (ἱ κανοι [hikanoi]) ya están dormidos en la muerte a
1 Porter, 120.
2 Buswell, 706.
87
causa de su profanación de la Mesa del Señor. Pablo, evidentemente, ha tenido
conocimiento de casos concretos. Algunos serían demasiados.1
Para ésta investigación es necesario analizar los usos que se les da a las palabras
dormir y sueño. Además, saber cuando es un verbo o un adjetivo en griego.
Verbos
1. katheudo (καθεύδω), "para ir a dormir," se utilizan principalmente naturales
"sueño", y se encuentra con más frecuencia en los evangelios, especialmente Mateo y
Lucas. Con referencia a la muerte se encuentra en la observación del Señor Jairo hija,
Mt 9:24; Mr 5:39, Lc 8:52. En la epístolas de Pablo se usa como sigue: (a) de los
"sueño", por ejemplo, 1 Ts 5:7; (b), de la indiferencia carnal a las cosas espirituales
por parte de los creyentes, Efe. 5:14, 1 Ts 5:6, 10 (como en Mr 13:36), un estado de
insensibilidad a la participación de las cosas divinas conforme al mundo.2
2. koimaomai (κοιμάω) se usa de la riqueza natural "sueño", Mt 28:13; Lc
22:45; Jn 11:12; Hch 12:6; de la muerte del cuerpo, pero sólo de como son de Cristo,
pero nunca a sí mismo de Cristo, aunque es "las primicias de los que han dormido,
1Co 15:20, de los santos que salieron antes de Cristo vino, Mt 27:52; Hch 13:36; de
Lázaro, mientras Cristo estaba aún sobre la tierra, Jn 11:11; de los creyentes desde la
Ascensión, 1 Ts 4:13-15, y Hch 7:60, 1Co 7:39, 11:30, 15:6, 18, 51, 2 P 3:4.3
1 Robertson, 229.
2 Vine, 573.
3 Vine, 573.
88
Adjetivos
1. Asthenes (ἀ ζθενήρ), lit. "sin fuerza", por lo tanto, "débil, débil," se utiliza de
"debilidad física", Mt 25:43, 44; algunos textos que tienen en Lc 9:2; 10:9; Hch 5:15,
16; en 4:9 es prestado "impotente.1
2. arrhostos (ἄ ῤ ῥ ωζηορ, 732), "débil, enfermizo" (a, negativo, rhonnumi, "ser
fuerte"), es traducido "enfermo" en Mt 14:14; Mr 16:18; "enfermo popular" en Mr
6:5, "que estaban enfermos" en 6:13, "enfermizo" en 1Co 11:30, de aquí también el
estado físico. 1 R 14:5; Mal 1:8.2
Dios permitió la enfermedad e incluso la muerte para venir a la iglesia de
Corinto porque era participar de la Cena del Señor en una manera indigna. Pablo dice
que nunca debe ser "digno" para comer en la Mesa del Señor, por si ese fuera el caso,
nadie sería capaz de participar. Aunque no sea digno, puede participar en una manera
digna de la comprensión de lo que significa la Cena: tener un corazón libre de
pecado, que se llena de amor por Cristo y Su pueblo; está dispuesto a obedecer a su
Palabra. Los cristianos a menudo piensan que pueden "escaparse" con negligencia en
la iglesia, pero esto es imposible.3
Muchos duermen. Están adormecidos al acercarse la muerte: no una muerte
violenta, sino una a consecuencia de la enfermedad enviada como castigo del Señor,
para que el individuo obtenga la salvación al enderezar su actitud mental en su lecho
de enfermo (v. 31)4
1 Vine, 574.
2 Ibíd.
3 Wiersbe, 451.
4Fricke, 137.
89
CAPÍTULO IV
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Al participar del lavamiento de los pies y de la Cena del Señor, el cristiano
manifiesta el interés de hacerlo correctamente. Al tener la necesidad y la
responsabilidad de renovar el pacto con el Señor Jesús hasta que él venga, el creyente
profeso a través del Servicio de Comunión lo puede hacer.
En éste estudio se tuvo como propósito hacer un análisis histórico y exegético
del texto de 1 Co 11:27-30 enfocando la Cena del Señor y el significado de participar
indignamente. Además, motivar a que los miembros de la iglesia participen de la
Cena del Señor y que por el amor y la fraternidad que haya entre ellos mismos se
unan a este sagrado Servicio de Comunión.
Se puede escribir todo lo que se quiera sobre este tema, pero si no hace eco en
las vidas de los seguidores de Cristo de una forma tal que seamos transformados para
gloria de Dios, no sirve de nada.
Es demostrable que de una manera o de otra los mismos problemas de la iglesia
de Corinto se hacen sentir en las congregaciones de hoy. Es ahora cuando cada
persona se debe sincerizar consigo mismo, con Dios y con el prójimo. Es éste el
tiempo cuando se necesita amar al hermano como a sí mismo. El odio, el orgullo y la
falta de perdón no conducen a nada más que a participar de una manera indigna en el
Servicio de Comunión.
En el análisis histórico y exegético del texto elegido el concepto indignamente o
de manera indigna fue el centro de esta investigación. En este sentido se puede
comprobar debido al consenso de la mayoría de los autores consultados sobre el tema
90
que: el texto bíblico estudiado ha tenido una larga historia de ser leído en la Cena del
Señor, independientemente de su contexto original y su interpretación también ha
sido independiente de ese contexto, problema que se ve incrementado por algunas
dificultades inherentes en el lenguaje.
En este estudio se ha demostrado que no se puede ignorar el contexto
sociológico del pasaje que es objeto de estudio, ya que su trasfondo tiene un rol
preponderante en esta investigación. Y más aun en la vida de cada creyente.
Los corintios no se estaban comportando como es debido en la observancia de
la Cena del Señor ¿Qué había de malo? Ellos habían cambiado la sencilla comida
―conmemorativa‖ en una ocasión de festín y de borrachera. En lugar de un espíritu de
unidad y de convivencia, había llegado a ser un tiempo de división entre los ―que
tenían‖ y los ―que no tenían‖. Algunos tenían un festín, y rehusaban compartir con los
que nada tenían. La Cena del Señor había llegado a ser todo lo que no debía ser
En este sentido se dice que una actividad que se había establecido con el fin de
unificar al pueblo de Dios, llegó a ser causa de su destrucción porque cada uno
buscaba su propio bien. Pensaban en sí mismos y no en la muerte de Cristo.
Dado que con frecuencia el lector entiende que Pablo enseña que el creyente
indigno no debe comer de ella, Se afirma que el texto no dice tal cosa. Si así dijera,
nadie podría tomarla, porque todos son indignos como pecadores. Se observa que
―indignamente‖ es un adverbio y que se refiere a la manera de comer, y no al carácter
del creyente. Dice que no se debe tomar la Cena de manera indigna, como por
ejemplo, burlándose de ella, bebiendo hasta emborracharse, o sencillamente no
91
creyendo que la observación de la Cena tenga valor. La manera indigna de comer
consistió, en parte, en comer y beber sin discernir el cuerpo.
Por consiguiente la indignidad en la persona no es lo que debiera excluir a
nadie, sino la participación indigna. Por indigno que fuese una persona, si se examina
de un modo que al comprobar que aun siendo penitente cree en el Evangelio de
Cristo, puede participar dignamente. En la mente del apóstol es indigno recibir la
Comunión sin sentirse afectado por ella, sin abrirse, sin replantear el hecho de que el
Señor se ha entregado por cada persona, a la muerte y hace nuevamente que
recordemos su entrega.
El participar de la Cena del Señor indignamente es contradecir el propósito del
sacrificio de Cristo tanto como el espíritu por el cual este se hizo. Los que hacían esto
se colocaban dentro de aquellos que fueron responsables por la crucifixión de Jesús.
Es obvio que al cometer esto, no muestran la actitud de los que reciben por la fe los
beneficios de tal sacrificio.
El punto de vista que se toma en cuenta es que al examinarse los motivos y
actitudes hacia el Señor y su Palabra, hacia su iglesia y el culto de comunión, se
entiende que en este momento, Jesús quiere librar al creyente de la corrección que
viene por pecar contra él mismo y su iglesia.
El Señor llama a todos los participantes a probarse y a discernir, no para
excluirse de la Cena sino para participar en ella. Ya que la disciplina viene si no se
discierne entre la sangre y el cuerpo del Señor representados en la comunión, lo
ordinario y lo común, más el desprecio, el odio y el orgullo manifestado en contra del
prójimo.
92
En esta investigación se ha demostrado que la frase sin discernir el cuerpo que
se halla en este pasaje se ha interpretado frecuentemente de diferentes modos. La más
probable es que el término cuerpo, aunque nos llegue por medio de las palabras de
institución, recuerde deliberadamente la interpretación que hace Pablo del pan,
indicando así que lo que le interesa es el problema mismo de los corintios, entre los
cuales los ricos ofenden a los pobres. Toda la evidencia apuntar en esta dirección.
Se afirma que, Pablo se refiere a aquellos que por su conducta en el momento de
tomar la Santa Cena ―olvidan su unidad con sus compañeros cristianos y con Cristo, y
no reconocen el hecho de que participar en la Cena del Señor no es sólo participar en
Cristo sino también con sus compañeros cristianos los cuales son uno con Cristo‖.
En la realización de éste trabajo se puede comprobar que la palabra Juicio
(Krima), tiene aquí la idea de corrección. No hay condenación para los que están en
Cristo Jesús. Es incorrecto traducirlo como condenación como lo hacen algunas
versiones católicas (Nacar-columga y la Biblia Latinoamericana) y la antigua versión
del Rey Jacobo en inglés. Pablo hace la gran diferencia que hay entre Krima (juicio) y
Katakrima (condenados), donde es evidente que Krima se refiere a la disciplina de los
salvos y Katakrima se refiere a la condenación de los perdidos.
En este sentido el propósito del Señor en los castigos es para que su pueblo
aprenda y enmiende su camino en cuanto a sus abusos de la unidad de la iglesia. Un
segundo propósito en los castigos es para que su pueblo no sea condenado juntamente
con el mundo inconverso en el juicio final. El que estas enfermedades sean
disciplinarias es indicio de que son hijos legítimos del Señor.
93
Por consiguiente, fue la enfermedad y la muerte. La solución fue el auto-
examen (diekrinomen), auto-disciplina, y la promoción de la unidad. La alternativa
era Dios juzgar (krinomenoi), que es una disciplina que fueron experimentando. Esto
no fue una pérdida de la salvación, sino de la vida.
Por lo antes demostrado se toma la postura de que el ser humano es librado de la
condenación no solo por decreto, sino también por intervención divina. Dios corrige
para evitar que se pierda la salvación y quitará incluso la vida, si es necesario, antes
que eso pueda ocurrir. El juicio, desde luego, no tiene que ver con la salvación eterna
de ellos, sino con el juicio temporal mediante la enfermedad y la muerte. Más allá de
allí, todo lo que uno diga es especulación.
Conclusiones
Por consiguiente se concluye que:
1. El problema exegético en el que se puede incurrir al mal interpretar el
concepto de indignidad del texto analizado puede hacer que un creyente cristiano no
participe o lo haga mal por una eiséxegesis (es decir agregarle al texto algo que el no
dice), por ejemplo: indignamente es un adverbio no un adjetivo. Se refiere a la forma
de celebrar la Comunión no a la calidad moral de los participantes. En este sentido se
pude comprobar que Pablo está tratando de corregir el problema de la comprensión
equivocada y no de la conducta moral equivocada. En este sentido el seguidor de
Cristo no renovaría su pacto con su Señor para no comer y beber juicio para sí, según
su auto examen. Todo esto por una mala exégesis.
2. Sin entender la estructura gramatical del texto estudiado en esta investigación
las consecuencias espirituales que le vienen al que participa de manera indigna en la
94
Cena del Señor no se pudieran comprender: Primero porque el ser culpado del cuerpo
y de la sangre de Jesús es ser culpado o responsable de su muerte. Esto afecta la
relación vertical que una persona pueda tener con el cielo. Y el probarse a sí mismo
que viene no es para excluirse sino para participar. Y segundo no discernir el cuerpo
acarrea un juicio disciplinario no condenatorio. Aquí es quebrantada una relación
horizontal que se tiene con el prójimo, dado que iglesia es el cuerpo de Cristo.
Además, pecar en contra de alguien que Cristo murió es pecar contra él mismo.
En este sentido, si no fuese por un análisis gramatical profundo no se entendiera
a simple vista lo que Pablo quiso decir en 1 Co 11: 27-30.
3. Al Hacer un estudio histórico de la Cena del Señor y de la interpretación del
texto de 1 Co 11: 27-30. Se dice que el Nuevo Testamento guarda silencio casi total
con respecto a los detalles de la celebración de la Cena del Señor. Poco se dice acerca
de la frecuencia, de quién puede o no participar, o aun de la naturaleza exacta del pan
y de la copa que debe usarse. Sin embargo, el punto de vista que se toma en cuenta
comprueba que en el Servicio de la Comunión el Señor ofrece sus grandes dones de
salvación: su cuerpo y su sangre, simbolizados adecuadamente por el pan sin levadura
y por el jugo puro de la uva. El pan representa a Jesús como persona; el jugo de la
uva es un símbolo perfecto de su sangre expiatoria.
En esta investigación se comprueba que muy pronto en la historia de la iglesia
el pan y el vino fueron considerados símbolos. Al pasar el tiempo, esos elementos
llegaron a ser considerados la misma carne y sangre de Cristo. La aparición de los
conceptos "transustanciación" y "consustanciación" trajo división. Las opiniones de
los reformadores con respecto a la Cena del Señor se desarrollaron gradualmente y
95
nunca fueron uniformes. Estuvieron de acuerdo en que el sacramento es una
bendición cuando lo recibe una persona que goza de una relación de fe personal con
Dios.
Por la historia de la Cena del Señor y la interpretación de 1Co11: 27-30 se
verifica que en las exposiciones actuales sobre el tema se pone poca atención al
desarrollo histórico de la doctrina y práctica desde el siglo XVIII hasta nuestros días.
El pan sin levadura y el vino sin fermentar que se usan se han visto normalmente
como símbolos del cuerpo y la sangre de Cristo, y como recordatorios de su pasión y
muerte.
Sin embargo, dado que la Cena del Señor es más que una simple conme-
moración, porque Cristo está presente por su Espíritu Santo. La participación en el
Servicio de la Comunión de los miembros del cuerpo contribuye al crecimiento y el
compañerismo cristianos. El servicio de comunión conmemora la liberación del
pecado, significa una comunión colectiva con Cristo, y anuncia el segundo
advenimiento.
4. El investigador concluye que la comprensión correcta del texto1 Co 11: 27-
30 puede aumentar los participantes en la Cena del Señor por las siguientes razones:
Primero, porque entenderá que ya no tiene que abstenerse de participar de la
Comunión por no hacerlo indignamente, en lo referente a su carácter y a la pureza
moral sino a la manera o al modo con que se hace. Y segundo, al comprender que hay
una responsabilidad vertical que es con Dios y una horizontal que es con el prójimo,
que además, van unidas. No como requisito para participar de la Santa Cena sino
96
como características normales entre los cristianos. La motivación es vivir en el amor
de Dios con el hermano correctamente.
Recomendaciones
Se recomienda que:
1. La reconciliación con Dios, consigo mismo y con los hermanos y hermanas no
debiera ser un prerrequisito solo para participar del Servicio de Comunión, sino una
amorosa forma del cristiano. Porque el amor se debe practicar todo el tiempo, no
solamente cuando está cerca la Santa Cena o cuando se está participando de ella.
2. Por lo demostrado se comprueba que la Santa Cena es un punto de partida y
no uno de llegada.
3. Debido a los puntos de vistas que se analizan se recomienda que no se debe
presentar el Servicio de Comunión como una celebración solo para personas
especialmente seleccionadas. Sino que todos los creyentes cristianos que están son
llamados a participar.
4. En la Cena del Señor se recuerda lo que es ir al Calvario, la cruz de Cristo,
donde se descubre y se demuestra el amor de Jesús por cada uno de los pecadores.
5. Para que una mayor parte de la iglesia se involucre en este rito tan importante
se debe instruir debidamente a la congregación con respecto al significado del
concepto de indignidad y los demás puntos que se desprenden del mismo en 1 Co 11:
27-30.
6. La debida instrucción que recomienda el investigador se da también para que
sea parte de la instrucción dada a un nuevo creyente, así como se le enseña de la Ley,
de la Segunda Venida, etc.
97
7. El Servicio de Comunión tanto para dirigentes como para los miembros se
debe comprender, enseñar y presentar como una ocasión de gozo no de tristeza. Dado
que los pecados han sido perdonados, la esperanza ha sido restaurada. Es tiempo de
regocijarse.
¡Amen! Así sea Señor, ven pronto.
99
Figura No.1
Ésta una representacion del ágape cristianoque data de la mitad y fines del
siglo II d. C.
100
Figura No. 2
Esta figura presenta una mesa para la fraccion del pan, que data de la segunda
mitad del siglo II.
101
Figura No. 3
Esta figura es una representacion de la cena del Cordero pascual por los
judíos, según Teodocio.
102
Figura No. 4
Esta figura presenta panes conservados entre las cenizas de un horno en
Pompeya. Según se cree datan del año 79 d. C.
103
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