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CLIENTELISMO Weber LA CIENCIA POLÍTICA EN COLOMBIA: ¿una disciplina en institucionalización? Leyva Botero Editor: SANTIAGO

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  • CLIENTELISMO

    Weber

    LA CIENCIA POLTICA EN COLOMBIA:una disciplina en institucionalizacin?

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    Leyva Botero

    Este libro explora los avances en la institucionalizacin de la Ciencia Poltica en Colombia, examinando cules son las conquistas y proble-mas pendientes de este proceso tanto en el pas, como en algunas ciudades especficas. Se trata de estudiar el momento actual que vive la disciplina, teniendo en cuenta que ya se superaron las etapas de su creacin como vocacin (1968-1990) y de su expansin como profesin (1990-2006). Como se ver a lo largo de los diferentes captulos, la pregunta por la institucionalizacin lleva a examinar las reglas y prcti-cas formales e informales que regularizan (estabilizan) la disciplina, dndole no solo cierta contencin de su objeto, mtodos y teoras, sino tambin unos espacios de coordinacin, proyeccin e influencia. De esta manera, se desplaza la atencin del observador desde los temas especializados (las mesas separadas) hacia los espacios comunes de la disciplina, tales como la adopcin de unos temas y problemas gene-rales, el posicionamiento gradual de las revistas en las que escriben los cultores de la disciplina, la convergencia/divergencia de los currculos, la creacin parcial un canon de lectura comn entre los cursos de las distintas facultades de Ciencia Poltica, la creacin de cierto grado de convergencia en el diseo curricular de los diferentes programas univer-sitarios, y el avance en el establecimiento de una asociacin nacional de politlogos. De esta manera, los autores de este libro compartimos un inters por leer el proceso de construccin disciplinar, en este caso de la Ciencia Poltica, como un proceso de formacin de instituciones y como un proyecto colectivo en va de consolidacin en Colombia.

    Este libro es el resultado del 1.er Encuentro de Facultades y

    Programas de Ciencia Poltica organizado por la Asociacin

    Colombiana de Ciencia Poltica (ACCPOL) en la ciudad de Medelln durante el 8 y el 9 de noviembre de 2012 en las universidades EAFIT y

    Pontificia Bolivariana. El evento y esta publicacin fueron financiados

    gracias a los aportes de Colcien-cias, la ACCPOL, la Universidad EAFIT y la Universidad Pontificia

    Bolivariana. Este encuentro cont con representantes de 18 universi-dades con programas de Ciencia Poltica y con ms de 150 asisten-tes entre profesores y estudiantes

    de todo el pas.

    La Asociacin Colombiana de Ciencia Poltica (ACCPOL) tiene como sus objetivos principales: el impulsar la construccin de una comunidad acadmica fuerte y activa para la disciplina, el mejorar la calidad y el conocimiento mutuo de las revistas cientficas y las investigaciones del campo disciplinar, el construir mtodos y temas comunes para la ensean-za de la Ciencia Poltica; y el propender para la mejor insercin laboral de los egresados y practicantes de la disciplina.

    Santiago Leyva Botero

    Doctor en Administracin Pblica de la Universidad de Lancaster en Inglaterra. Profesor y jefe del pregrado en Ciencias Polticas de la Universidad EAFIT en Medelln-Colombia.

    Edito

    r: SANTIAGO

  • 1

    La Ciencia Poltica en Colombia:una disciplina

    en institucionalizacin?

    Editor:Santiago Leyva Botero

  • La ciencia poltica en Colombia : una disciplina en institucionalizacin? / Patricia Muoz Yi[et al.] ; Santiago Leyva Botero, editor. -- Medelln : Colciencias, Asociacin Colombiana de Ciencia Poltica, Centro de Anlisis Poltico - Universidad Eafit, 2013.324 p. ; 24 cm. -- (La ciencia poltica en Colombia).ISBN 978-958-8719-14-61. Ciencia poltica Colombia. 2. Ciencia poltica Colombia Historia. 3. Ciencia poltica Colombia Enseanza. 4. Ciencia poltica Colombia Investigaciones. I. Tt. II. Serie320.9861 cd 21 ed.C569Universidad Eafit-Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarra Villegas

    Primera edicin, julio de 2013

    Santiago Leyva Botero Asociacin Colombiana de Ciencia Poltica (ACCPOL) Centro de Anlisis Poltico - Universidad EAFIT

    Autores: Santiago Leyva Botero (Ed.) Patricia Muoz Yi Jose Antonio Fortou Andrs Felipe Preciado Mara Fernanda Ramrez Javier Duque Daza Jos Enrique Urreste Campo Juan Pablo Milanese Juan Jos Fernndez Carlos E. Guzmn M. Porfirio Cardona-Restrepo Luis Guillermo Patio Aristizabal Miguel Silva Moyano Luis Eduardo Vieco Maya Andrs Casas-Casas Nathalie Mndez Mndez Daniel Chasquetti Gabriel Murillo

    Impreso en Colombia - Printed in Colombia

    ISBN: 978-958-8719-14-6

    Nmero de ejemplares: 500

    Universidad EAFIT Carrera 49 # 7 sur-50, Medelln. Tel. 2619500 ext. 9410

    Diseo de cubierta: Fredy Rodrguez Bedoya, Pregn S.A.S.

    Correccin de estilo: lvaro Molina Monsalve

    Impresin y diagramacin: Pregn S.A.S.

    Todos los derechos reservados. Prohibida la reproduccin parcial o total de este libro sin la autoriza-cin de la Universidad EAFIT y la Asociacin Colombiana de Ciencia Poltica (ACCPOL).

  • 3

    3

    Agradecimientos ............................................................................ 5

    Presentacin .................................................................................. 7 Patricia Muoz Yi (Pontificia Universidad Javeriana)

    Introduccin .................................................................................. 11 Santiago Leyva Botero (Universidad EAFIT)

    El Estado de la Ciencia Poltica en Colombia .................................... 25

    Ciencia Poltica en Colombia: una revisin de la literatura sobre el estado e historia de la disciplina en el pas ........................................27 Jos Antonio Fortou (Universidad EAFIT) Santiago Leyva Botero Andrs Felipe Preciado Mara Fernanda Ramrez

    Tres momentos de la institucionalizacin de la enseanza de la Ciencia Poltica en Colombia, 1968-2012 ..................................................57 Javier Duque Daza (Universidad del Valle)

    La Ciencia Poltica, entre el positivismo y la Filosofa Poltica: cul es la ruta para nuestra disciplina en Colombia? ....................................101 Jos Enrique Urreste Campo (Universidad del Cauca)

    Las historias regionales de la Ciencia Poltica en Colombia .............. 125

    El desarrollo de la Ciencia Poltica en Cali, 1988-2012 .....................................127 Juan Pablo Milanese (Universidad ICESI) Juan Jos Fernndez

    La Ciencia Poltica en el Caribe colombiano. ...................................................139 Carlos E. Guzmn M. (Universidad del Norte)

    Contenido

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    La enseanza de la Ciencia Poltica en Colombia a nivel de pregrado ..................................................... 161

    La enseanza de la Ciencia Poltica en Colombia: una aproximacin desde los macrocurrculos de pregrado .............................163 Jos Antonio Fortou (Universidad EAFIT) Santiago Leyva Botero Andrs Felipe Preciado Mara Fernanda Ramrez

    Un anlisis bibliomtrico de microcurrculos de Ciencia Poltica en Colombia .......................................189 Jos Antonio Fortou (Universidad EAFIT) Santiago Leyva Botero

    La investigacin en Ciencia Poltica en Colombia ............................. 217

    Estado actual de la produccin cientfica de los grupos de investigacin en Ciencia Poltica y de las revistas en el pas, 2002-2011 .........................................................................................219 Porfirio Cardona Restrepo (Universidad Pontificia Bolivariana) Luis Guillermo Patio Aristizbal Miguel Silva Moyano Luis Eduardo Vieco Maya

    Las asociaciones disciplinares de Ciencia Poltica ............................ 269

    Una mirada comparada a la institucionalizacin y la construccin de asociaciones de Ciencia Poltica .....................................271 Andrs Casas-Casas (Consultor independiente) Nathalie Mndez Mndez (Pontificia Universidad Javeriana)

    Construyendo instituciones: examen de las asociaciones de Ciencia Poltica del Cono Sur .......................................................................287 Daniel Chasquetti (Universidad de la Repblica, Uruguay)

    Conclusiones .................................................................................. 309

    Algunas conclusiones sobre el 1.er Encuentro de Facultades y Programas de Ciencia Poltica ....................311 Gabriel Murillo (Consultor independiente)

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    5

    Este libro debe su existencia a la realizacin del 1.er Encuentro de Faculta-des y Programas de Ciencia Poltica organizado por la Asociacin Colombiana de Ciencia Poltica (ACCPOL) en la ciudad de Medelln durante el 8 y el 9 de noviembre del 2012. Este evento fue llevado a cabo gracias a los recursos de la ACCPOL, las contribuciones de los pregrados en Ciencias Polticas de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) y la Universidad EAFIT, y el apoyo financiero de Colciencias (a travs de su programa de promocin de eventos nacionales e internacionales de carcter cientfico -Convocatoria 0550 de 2012-). La unin de todas estas voluntades posibilit congregar a una gran parte de las universidades con programas activos de pregrado y posgrado en Ciencia Poltica, creando as un espacio nico de reflexin y anlisis sobre el estado actual de la Ciencia Poltica en Colombia.

    Igualmente, es importante recordar y agradecer el papel jugado por el equipo organizador de la Universidad Pontificia Bolivariana (Luis Guillermo Patio, Adriana Valderrama, Luis Eduardo Vieco, Porfirio Cardona y Miguel Silva) y de la Universidad EAFIT (Mara Fernanda Ramrez, Jos Antonio Fortou, Andrs Preciado, Gloria Chaverra y los integrantes del Centro de Anlisis Poltico). Al mismo tiempo, se debe reconocer el esfuerzo, liderazgo y compromiso de Patricia Muoz Yi, Presidenta de la ACCPOL, as como el de toda la junta directiva de la Asociacin.

    Agradecimientos

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    Tambin se debe resaltar el apoyo de profesores internacionales como Daniel Chasquetti y Hans-Dieter Klingemann, quienes con sus aportes ayu-daron a impulsar el debate sobre el presente y el futuro de la Ciencia Poltica en Colombia.

    Finalmente, es muy importante subrayar que el encuentro no habra sido posible sin la presencia de 18 universidades con programas de Ciencia Poltica y ms de 150 asistentes entre profesores y estudiantes de todo el pas. Por esto, es ms que justo cerrar este reconocimiento mencionando cada una de estas universidades.

    Universidades asistentes

    Universidad de Antioquia

    Universidad de Ibagu

    Universidad de la Sabana

    Universidad de los Andes

    Universidad de San Buenaventura - Sede Bogot

    Universidad del Cauca

    Universidad del Norte

    Pontificia Universidad Javeriana- Sede Cali

    Pontificia Universidad Javeriana-Sede Bogot

    Universidad del Rosario

    Universidad del Tolima

    Universidad EAFIT

    Universidad ICESI

    Universidad Nacional de Colombia - Sede Medelln

    Universidad Nacional de Colombia- Sede Bogot

    Universidad Pontificia Bolivariana

    Universidad Sergio Arboleda

    Universidad Autnoma de Bucaramanga

    ORGANIZADORES DEL1.er Encuentro de Facultades y Programas de Ciencia Poltica

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    Presentacin

    Para la Asociacin Colombiana de Ciencia Poltica, ACCPOL, la organi-zacin del 1.er Encuentro de Facultades y Programas de Ciencia Poltica: Los retos de la disciplina, respondi a la necesidad de reflexionar y discutir los temas que hoy reclama el desarrollo de la Ciencia Poltica en Colombia: El estado del arte, las tendencias internacionales y su impacto en las discusiones nacionales, la investigacin disciplinar y su socializacin, las experiencias organizativas y formativas desde los programas de pregrado y posgrado. Sin duda una agenda acadmica ambiciosa, pero una deuda pendiente con la Ciencia Poltica desde el momento que vimos graduar, en los aos iniciales del siglo XXI, las primeras promociones de las universidades que abrieron sus pregrados en la dcada del 90, entre ellas la Pontificia Universidad Javeriana (Sede Bogot), Universidad del Cauca, Universidad Nacional de Colombia (Se-des Bogot D. C. y Medelln), Colegio Mayor de Nuestra Seora del Rosario y Universidad del Valle. Ya la Universidad de los Andes, habiendo iniciado su pregrado en 1970, adelantaba, de manera solitaria, la formacin de politlogos y politlogas en este nivel de formacin profesional.

    Es esta realidad la que llev a un grupo de universidades con programas de pregrado en Ciencia Poltica (Andes, Antioquia, Colegio Mayor de Nuestra Seora del Rosario, Fundacin Universidad del Norte, Pontificia Universi-dad Javeriana -Sedes Bogot y Cali-, Universidad de Ibagu, Universidad del

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    La Ciencia Poltica en Colombia: una disciplina en institucionalizacin?

    Cauca, Universidad ICESI, Universidad Nacional -Sedes Bogot y Medelln-, Universidad Pontificia Bolivariana, Universidad Sergio Arboleda) a promo-ver encuentros, discusiones y reflexiones que culminaron con la creacin de ACCPOL el 4 de abril del 2008, luego de varios aos de acercamiento que cristalizaron en la protocolizacin de los estatutos de la Asociacin. Sea este el espacio para hacer un reconocimiento a las universidades que apostaron a su creacin, participaron con docentes e invirtieron recursos, y a las ms de 20 universidades que hoy la integran, as como a las Doctoras Mara Emma Wills Obregn y Alexandra Garca Iragorri, quienes asumieron la Presidencia de la Asociacin en los perodos anteriores.

    ACCPOL, de acuerdo con lo consagrado en los estatutos, se constituy como organizacin cientfica nacional privada, integrada por instituciones y organizaciones acadmicas, acadmicos, investigadores y profesionales de la Ciencia Poltica. Su misin: difundir y promover de manera abierta, pluralista y democrtica la Ciencia Poltica en Colombia, como disciplina de carcter autnomo y profesional, mediante el fomento, apoyo y divulgacin de acti-vidades acadmicas, investigativas y de estudio, en general, de la disciplina politolgica. Los objetivos propuestos, consecuentemente, han sido los de impulsar la construccin de una comunidad acadmica, y mejorar la calidad y rigurosidad de los estudios e investigaciones que en el campo disciplinar, realicen las Facultades, Departamentos y Programas de Ciencia Poltica en el pas.

    Para dar cumplimiento a estos objetivos, la Asociacin adelant en el ao 2008 la realizacin del I Congreso de Ciencia Poltica en la ciudad de Bogot D. C. Participaron en el evento acadmico cerca de 600 inscritos y se presentaron 193 ponencias en nueve lneas temticas:

    Discusin disciplinar.

    Teora poltica.

    Rgimen poltico e Instituciones.

    Sistemas de partidos, representacin poltica y ciudadana.

    Polticas pblicas.

    Relaciones internacionales.

    Conflicto armado, seguridad y construccin de paz.

    Movimientos sociales por la paz.

    Movimientos sociales, reconocimientos y diversidades.

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    Introduccin

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    Asistieron como invitados internacionales Manuel Alcntara de la Universi-dad de Salamanca (Espaa), Evelina Dagnino de la Universidad de Campinas (Brasil), Rut Diamint de las Universidades Torcuato Di Tella (UTDT) y Bologna (Argentina), y Edward Gibson de Northwestern University (Estados Unidos). La realizacin del congreso fue posible como resultado de una fuerte discusin aca-dmica y una rica produccin investigativa que encontr el lugar adecuado para mostrarse y confrontarse ante la comunidad cientfica nacional, y que signific un importante hito para la Ciencia Poltica y su desarrollo en Colombia.

    En el ao 2010, la Asociacin realiz el II Congreso de Ciencia Poltica en Ba-rranquilla y mantuvo las nueve lneas temticas del primer evento, en las que se presentaron cerca de 60 ponencias. En el Congreso se cont con la presencia del profesor Michael Coppedge de la Universidad de Notre Dame (Estados Unidos). La continuacin de un trabajo de discusin y encuentro que reforz lo realizado y gener nuevos lazos acadmicos, profesionales e institucionales.

    En el ao 2012, seguros de la necesidad de fortalecer los procesos de construc-cin disciplinar desde los esfuerzos de la comunidad acadmica y como respuesta a la reflexin permanente de estudiantes, docentes, egresados e investigadores en Ciencia Poltica en el pas, la Asociacin propone y organiza, como se seal anteriormente, el 1.er Encuentro de Facultades y Programas de Ciencia Poltica. Fue un momento para discutir los nuevos e inmensos desafos que se plantean desde la sociedad y la comunidad acadmica, y que generan la necesidad de una permanente discusin sobre los programas acadmicos, sus estructuras curri-culares y las necesidades de formacin de politlogos y politlogas en Colombia y Latinoamrica.

    Esfuerzos e iniciativas como estas permiten discutir la disciplina, confrontar las diferencias tericas y metodolgicas, y explicitar los debates disciplinares que se han dado, y que seguramente permanecern en el pas. Leyendo hoy, siete aos despus, el estudio de las doctoras Mara Emma Wills y Ana Mara Bejarano sobre la evolucin de la disciplina1, podemos dar fe de los pasos avanzados y los retos an por enfrentar. Hoy, la Ciencia Poltica en Colombia cuenta con un foro de debate bianual que fomenta el debate pblico, propicia un dilogo entre los acadmicos e investigadores de la Ciencia Poltica en el pas, genera la presencia de estudiantes y profesores, convoca a egresados, y abre un importante espacio

    1 Bejarano A. M. y Wills M. E. (2005). La Ciencia Poltica en Colombia: De vocacin a disciplina, Revista de Ciencia Poltica, Bogot, vol. 25, nm. 1, p. 111-123.

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    La Ciencia Poltica en Colombia: una disciplina en institucionalizacin?

    para una disciplina nueva y en construccin.

    Hacia adelante debemos continuar trabajando por hacer ms visible el ejercicio de la Ciencia Poltica en el pas, y por consolidar la Asociacin como espacio de encuentro y de interlocucin ante actores sociales y polticos que puedan contribuir al avance de la disciplina o puedan afectar sus procesos de construccin. El reto contina siendo el avanzar en los esfuerzos por ampliar y calificar nuestra comunidad acadmica mediante el fomento de programas de pregrado y posgrado de alta calidad.

    Patricia Muoz Yi Presidenta

    Asociacin Colombiana de Ciencia Poltica (ACCPOL)

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    Introduccin

    Santiago Leyva Botero1

    La Ciencia Poltica en Colombia: una disciplina en institucionalizacin

    Este libro explora los avances en la institucionalizacin de la Ciencia Po-ltica en Colombia, examinando cules son las conquistas y problemas pen-dientes de este proceso2. Se trata de estudiar el momento actual que vive la disciplina, teniendo en cuenta que ya se superaron las etapas de su creacin como vocacin (1968-1990) y de su expansin como profesin (1990-2006). En este sentido, se propone que a partir de nuevas tendencias como la creacin de la Asociacin Colombiana de Ciencia Poltica (ACCPOL), la continuidad re-lativa de los congresos y encuentros nacionales, el surgimiento de programas de formacin de doctorado y la consolidacin de varias revistas colombianas

    1 Ph.D. en Administracin Pblica (Lancaster University). Profesor Titular del Departamento de Humanidades de la Universidad EAFIT y Jefe del Pregrado en Ciencias Polticas de la misma Universidad.

    2 Este libro contina con el trabajo avanzado por el 1.er Encuentro de Facultades y Programas de Ciencia Poltica. Este encuentro se orient hacia la reflexin disciplinar y fue organizado por la Asociacin Colombiana de Ciencia Poltica (ACCPOL) a finales del 2012 en las universidades EAFIT y Pontificia Bolivariana.

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    La Ciencia Poltica en Colombia: una disciplina en institucionalizacin?

    en el escenario internacional, es posible hablar hoy del surgimiento de una nueva etapa de institucionalizacin de la Ciencia Poltica colombiana. Estos cambios, en algunos aspectos an incipientes y en otros ya bastante conso-lidados, transforman el escenario en comparacin con el momento en que se produjeron la primera y segunda generacin de trabajos que iniciaron el debate disciplinar (Leal Buitrago, 1988; Murillo y Ungar, 2000; Losada, 2004; Snchez, 2004; Bejarano y Wills, 2005; Cullar, 2007), y por lo tanto requieren de una nueva agenda investigativa a la que se pretende contribuir con este libro.

    Como se ver a lo largo de los diferentes captulos, la pregunta por la institucionalizacin lleva a examinar las reglas y prcticas formales e in-formales que regularizan (estabilizan) la disciplina, dndole no solo cierta contencin de su objeto, mtodos y teoras, sino tambin unos espacios de coordinacin, proyeccin e influencia. Este tipo de anlisis podra parecer inocuo en disciplinas que cuentan con una serie de acuerdos sobre sus he-rramientas de anlisis y sus objetos de estudio, as como en aquellas que han logrado conquistar un acceso constante a recursos de investigacin, fondos para formacin y campos exclusivos para la prctica profesional. En contraste, la pregunta por la institucionalizacin de la disciplina resulta fundamental en la Ciencia Poltica.

    En Colombia la creacin de la disciplina despeg a nivel nacional apenas en la dcada de los noventa, despus de existir desde 1968 (por ms de veinte aos) en un solo pregrado y en un par de maestras creadas desde los aos setenta. Desde entonces, y especialmente desde 1996, se produjo un crecimiento muy acelerado de la formacin en la disciplina de la Ciencia Poltica en todos los niveles de estudios (ver captulos de Duque, y Fortou, Leyva, Preciado y Ramrez). Esta explosin, tal y como seala Altman (2006) para otros pases de Amrica Latina, se realiz en medio de din-micas de mercado, con una oferta mayoritaria de universidades privadas bajo una muy dbil regulacin y generalmente bajo una fragmentacin importante de propsitos y diseos acadmicos. Se trat en Colombia de un proceso que explot en muy poco tiempo: pas de dos programas de pregrado en 1993 a 32 en el 2011, lo que indudablemente implic que el proceso de expansin no se dio de manera orgnica. Esta caracterstica del proceso llev a que la planta profesoral de la mayora de los nuevos programas en Colombia no fuera formada en una disciplina comn, y a

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    Santiago Leyva Botero

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    que tampoco contara, durante estos aos de expansin, con un proyecto colectivo para la creacin y autonomizacin de una nueva disciplina. Na-rrando este proceso, en un tono bastante crtico, el profesor Losada (2004: 13) seal que para ese entonces: El pas no cuenta con el nmero de pro-fesionales a nivel de doctorado y de maestra, graduados en universidades del exterior, que puedan sustentar con seriedad los numerosos programas que alegan ensear Ciencia Poltica3.

    Adicionalmente, el momento de la explosin de la disciplina en Colom-bia coincidi tambin con la crisis y fragmentacin de la Ciencia Poltica a nivel internacional (Sartori, 2004; Cansino, 2008)4. Es necesario recordar que despus de la crisis del conductismo, la Ciencia Poltica de los aos noventa estuvo dominada por una visin pesimista sobre las posibilida-des de tener un objeto comn entre los cultores de la disciplina que les permitiera tener una identidad y un propsito comn (Almond, 1999). En esos aos, se consolida la idea de una disciplina fragmentada en la que se asume la inexistencia de una discusin central sobre las tareas de la Ciencia Poltica contempornea, y en cambio se presentan terrenos aislados y limitados (Pineda, 1999). Al contrario de otras reas, se trataba entonces de una disciplina que no contaba con un mtodo privilegiado, y que por la polisemia misma de su objeto pareca dispersarse en una multiplicidad de intereses y focos que hacan imposible un dilogo entre sus propios practi-cantes (Almond, 1999).

    Todo lo anterior implica que, en el momento de su expansin como profe-sin universitaria, la Ciencia Poltica colombiana enfrent un doble reto, aquel creado por su explosin y tambin el dado por la fragmentacin de sus cultores en varios campos percibidos como irreconciliables. Ambos fenmenos crea-ron una serie de divisiones locales que hoy se constituyen como un desafo a superar. Entre otras, este libro ilustra cmo el saber disciplinar resultaba fraccionado entre los enfoques cuantitativos que enfatizan su causalidad y los cualitativos que destacan su polisemia, entre los enfoques cientficos y los que tratan de rescatar los 25 siglos de historia de la teora (filosofa) poltica, y

    3 Quizs una visin un poco pesimista, pero indudablemente descriptiva del impacto (y en cierto modo desesperanza) que produjo sobre algunos de los profesores histricos presenciar la men-cionada explosin.

    4 Para ver una nocin menos crtica del estado internacional de la Ciencia Poltica, refirase a Colomer (2004).

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    La Ciencia Poltica en Colombia: una disciplina en institucionalizacin?

    entre los enfoques que tenan un dilogo ms abierto con las ciencias sociales (estudios polticos) y la Ciencia Poltica con una visin ms autnoma y disciplinar. Todas estas separaciones implicaron que, como mostrarn varios captulos de este libro, no existi en Colombia un acuerdo sobre qu se deba tener en cuenta a la hora de disear los programas de Ciencia Poltica, hacia dnde se deba dirigir la investigacin y qu se deba leer para aprender de la disciplina.

    Sin embargo, la fragmentacin no es siempre negativa. Basta recordar que fue precisamente la parcelacin del sistema educativo norteamericano, la relativa dbil regulacin y la fuerza de las universidades del sector privado, lo que le permiti a los Estados Unidos iniciar la consolidacin de una Ciencia Poltica autnoma con casi 50 aos de anterioridad que en Francia, Inglaterra y Alemania. Al contrario, en estos otros pases el nacimiento de una nueva disciplina para el estudio de la poltica fue dificultado precisamente por la exis-tencia de instituciones reguladoras (e integradoras) como las clases sociales (Inglaterra), la regulacin pblica (Francia) y el fuerte sistema universitario (Alemania) (Stein, 1998). As, paradjicamente, la desestructuracin del siste-ma educativo norteamericano de las primeras dcadas del siglo XX permiti que surgieran muchas escuelas para la enseanza de la Ciencia Poltica y por lo tanto posibilit la expansin rpida de la profesin. La institucionalizacin de la disciplina vino ms adelante con el empuje dado por un grupo humano cada vez mayor que se fue agremiando alrededor de la American Political Science Association (APSA), y que como sealaba Almond (1966), en pocos aos logr multiplicar en muchas veces el nmero de personas que se dedica-ban a estudiar la poltica de manera sistemtica, alcanzando en 1934 los 1.800 miembros asociados a la APSA y en 1966 llegando a 15.000 miembros, con lo que se convirti as la Ciencia Poltica en la disciplina que ms rpidamente creca en las ciencias sociales (Almond, 1966: 869). Este grupo creciente de inters, a pesar de su origen fragmentado, apoy el crecimiento de la APSA, promovi el surgimiento de revistas cientficas, congresos y la construccin de una identidad y un proyecto comn.

    Pero las diferencias con el caso norteamericano pueden ser tantas y de origen tan variado, que invitan a que el proceso de creacin de la disciplina en Colombia sea examinado, explorando sin preconcepciones los factores que impulsan o frenan su proceso de institucionalizacin. El momento para esta reflexin no puede ser ms lgido, dado que en el 2012 se intent regular

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    Santiago Leyva Botero

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    desde afuera la profesin por medio de un proyecto de ley que inici trmite en la Cmara de Representantes. El Proyecto de Ley 073 de 20125 entenda la disciplina en los trminos estrechos de un ttulo profesional, sin solucionar ninguno de los problemas ya mencionados, y con el riesgo de que algunas partes del mismo pudieran ser utilizadas para controlar la opinin de los poli-tlogos. Por lo tanto, este libro pretende cuestionar esta manera de concebir el fortalecimiento de una disciplina, aunque resalta la importancia de investigar sobre el estado actual de la disciplina (como proyecto colectivo de acadmicos y profesionales) para afianzar su estado y perspectivas. En otras palabras, se pretende ilustrar que la institucionalizacin de la disciplina se puede llevar a cabo mediante el fortalecimiento institucional en mltiples niveles, tales como la consolidacin de asociacin (ACCPOL), la internacionalizacin de las revistas cientficas colombianas del rea, del establecimiento de competen-cias y contenidos comunes que permitan mejorar el nivel de formacin de sus profesionales, de la definicin de mtodos y problemas compartidos para explorar los problemas polticos, y del fortalecimiento de la financiacin de los proyectos de investigacin por parte de Colciencias, as como la asignacin de becas por parte del Estado para el progreso de la disciplina.

    La pregunta por la institucionalizacin permite ir ms all del pesimismo disciplinar ya descrito, y puede ofrecer un camino comn ante la imposibi-lidad de retornar a la confortable seguridad de la Filosofa Poltica, recluirse en la fortaleza metodolgica del anlisis cuantitativo, o incluso construir un centro comn con metodologas mixtas y objetividad (Pineda, 1999: 53). Ms bien, el enfoque de este libro desplaza la atencin del observador hacia los espacios comunes de la disciplina, tales como las organizaciones de politlogos, las revistas en las que escriben los cultores de la disciplina, el diseo organizacional de las facultades o programas en los que ensean, los currculos con los que se disean sus cursos, los autores cruzados que se leen entre profesores de distintas facultades y los macrocurrculos de sus pregrados. De esta manera, los autores de este libro compartimos un inters por leer el proceso de construccin de una disciplina, en este caso la Ciencia Poltica, como un proceso de formacin de instituciones (Goodin, 2012) y como un proyecto colectivo an por consolidar en Colombia.

    5 Ver: http://servoaspr.imprenta.gov.co:7778/gacetap/gaceta.mostrar_documento?p_conse-c=33657&p_numero=073&p_tipo=05

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    La Ciencia Poltica en Colombia: una disciplina en institucionalizacin?

    La institucionalizacin de la Ciencia Poltica como rea de investigacinLa exploracin del proceso de institucionalizacin de la Ciencia Poltica no

    es un asunto que les interese exclusivamente a los acadmicos colombianos. Existe una amplia literatura que viene trabajando el proceso de institucio-nalizacin de la disciplina en Amrica Latina y en otras regiones del mundo (ver Rose, 1990; Goodin y Klingemann, 1996; Altman 2005, 2006; Leiras, et al., 2005; Goodin 2012; Klingemann 2012). Entre estos, Altman (2005: 4) seala que un pas con un alto nivel de institucionalizacin de la Ciencia Poltica6 debera: ofrecer ttulos en los tres niveles universitarios, poseer programas de investigacin consolidados, tener criterios claros para evaluar la calidad de la investigacin, contar con una carrera profesional y acadmica, permitir vivir dignamente a los politlogos y politlogas de su trabajo. En un trabajo posterior en una de las revistas de la APSA, el mismo Altman (2006) no solo llamaba la atencin sobre el poco cubrimiento que este tema ha tenido en Amrica Latina, sino que planteaba que una disciplina se institucionaliza bajo cuatro columnas fundamentales, dando as lnea para lo que ser este libro. Estas columnas son: la consolidacin de una docencia que proyecte la disciplina, el progreso de la investigacin, la existencia de una comunidad activa y un ejercicio de profesional que garantice una vida digna7.

    Complementando los aspectos que deben ser mirados para entender la institucionalizacin de la Ciencia Poltica, Goodin (2012) tambin habla de la importancia de la creacin de instrumentos de cooperacin y coordinacin que les permitan a los acadmicos conocerse, interactuar y generar confianza mutua. Precisamente, hace unos aos Bejarano y Wills (2005: 111) concluan, en la reflexin comparada incitada por Altman (2005) en la Revista de Ciencia Poltica de la Universidad Catlica de Chile, que para mediados de la dcada del 2000 la Ciencia Poltica en Colombia haba pasado de vocacin a disciplina. Las autoras, sin ahondar mucho en lo que implicaba la institucionalizacin de la disciplina en Colombia, sealaban que para ese momento haca falta un espacio de discusin disciplinar en el pas, pues las investigaciones quedaban fragmentadas en los departamentos donde se producan y no exista para

    6 Para Altman (2006), Colombia tiene un nivel medio en el contexto de Amrica Latina, y se encuentra por debajo de Brasil, Argentina y Mxico (todos pases con asociaciones y revistas ms consolidadas).

    7 Este libro cubrir de manera ms profunda los primeros dos aspectos, en algn grado el tercero y dejar por fuera el cuarto, lo que plantea el reto de que este ltimo se aborde en futuros trabajos con mirada disciplinar.

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    entonces una asociacin de politlogos y un congreso disciplinar. El reto era crear una cultura de debate crtico, oral y escrito, entre las pequeas islas de la Ciencia Poltica en este pas (Bejarano y Wills, 2005: 121)8.

    La creacin de una comunidad acadmica activa e integrada por diversos mecanismos es clave para definir un objeto de estudio sobre el cual se de-sarrollen aproximaciones propias de cultores de la disciplina. En concreto, especialmente de asociaciones disciplinares que ayuden a promover la Cien-cia Poltica, mejorar la calidad de la enseanza y las investigaciones, y sobre todo combatir la fragmentacin o el aislamiento en el que estn sometidos muchos profesionales (Chasquetti, en este libro), ayudando a crear procesos de estandarizacin acadmica9. En Colombia, la creacin de la Asociacin Colombiana de Ciencia Poltica (ACCPOL) se dio en el 2008, y desde entonces se consolid un proceso que no ha dejado de existir a pesar de ciertos altibajos. La asociacin ha contado con una junta permanente que le ha posibilita-do organizar dos congresos y un encuentro, e incluso plantear en el 2012 el incremento del compromiso econmico de las universidades para poder contar, desde el 2013, con un director ejecutivo que le permita ampliar su oferta de servicios. Este espacio ha obligado a que al menos una vez al ao se vean los representantes de los programas de varios lugares de Colombia y se genere cada vez una mayor confianza y conocimiento mutuo. Adems, este recorrido de siete aos, desde las palabras de Bejarano y Wills (2005), deja ver la creacin de dos instituciones claves para la politologa colombiana, como son los congresos bianuales de ACCPOL y los encuentros (tambin bianuales).

    Complementando lo anterior, Goodin (2012) seala que otra de las claves est en observar el proceso de diferenciacin (autonomizacin) de la Ciencia Poltica de otras disciplinas, tales como la Filosofa Poltica, el derecho y la sociologa. Sobre esto, Klingemann (2012) recuerda que el reto para lograr cierta identidad disciplinar se centra en diferenciar sus mtodos y objetos de estudio con el fin de producir el desplazamiento de otras disciplinas y enfo-ques. Se trata de estudiar la Ciencia Poltica como una actividad colectiva de autocontencin llevada a cabo por una comunidad acadmica en cuyo nombre no slo se expiden ttulos, sino que adems se vela por la rigurosidad, perti-

    8 En el artculo de Fortou, Leyva, Preciado y Ramrez (en este libro) se hace mencin precisamen-te a la manera como la APSA (American Political Science Association) pudo canalizar la crisis del conductismo, sin necesariamente generar la crisis de la disciplina, lo cual lleva a pensar en la importancia de las asociaciones para permitir los procesos de evolucin de una disciplina.

    9 Ver tambin el captulo de Casas-Casas y Mndez en este libro sobre las asociaciones de Ciencia Poltica a nivel mundial.

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    nencia y calidad de la produccin del conocimiento (Casas-Casas y Losada, 2011: 147). En otras palabras, una comunidad disciplinar que limita su objeto de conocimiento, sus mtodos y miradas, que trabaja por medio de institu-ciones que permiten regularizar sus acciones, producen cierta coordinacin comn y limitan mutuamente el rango de opciones posibles, pero tambin posibilitan alcanzar objetivos profesionales y sociales que no seran posibles por fuera de ellas. No obstante, algunos autores en este libro (ver captulos de Guzmn y Urreste) sealan que no es posible autonomizar la Ciencia Poltica completamente, aunque s es factible tener un objeto y unos mtodos propios. Sobre este punto, este libro pretende evaluar precisamente el alcance de la autonomizacin de la Ciencia Poltica colombiana, examinando en varios de sus captulos temas como las publicaciones, el diseo de los macrocurrculos y finalmente, los autores citados en los microcurrculos.

    Entender la institucionalizacin tambin requiere posar la mirada sobre los pregrados, sus currculos y macrocurrculos, asunto que no ha tenido una gran exploracin en la literatura. En este frente, se fij como meta para este trabajo revisar las consecuencias de la creacin relativamente fragmentada de los 32 programas de pregrado en Ciencia Poltica existentes al 2012 en Colombia. En el captulo de Fortou, Leyva, Preciado y Ramrez se seala que es importante examinar si esta fragmentacin ha tenido consecuencias en la manera como ha evolucionado la formacin en Ciencia Poltica en los 33 programas del pas, produciendo, por ejemplo, cierta falta de coordinacin en contenidos y en las reas incorporadas en estos programas. Aunque para muchos resulte indeseable hablar de estandarizacin entre los programas de Ciencia Poltica, es importante recordar la exposicin del profesor Klinge-mann en el Encuentro de Medelln, en la cual describa cmo el acuerdo de Boloa implic que los casi 600 programas de Ciencia Poltica que existan en el continente europeo aceptaran homologar el 50% de sus cursos sobre un core curriculum.

    Esto implica que tambin es importante preguntarse por el grado en que los programas colombianos de pregrado en Ciencia Poltica comparten mate-rias, y sin nimo de adelantar conclusiones, se puede sealar que los hallazgos no son halagadores, pues como los autores arriba citados sealan, no solo se cuenta con muy pocas materias comunes entre los pregrados, sino que es poco frecuente que la bibliografa que se utiliza en algunos de estos cursos sea compartida. No obstante, es importante sealar que el hecho de que existan ya algunos elementos comunes en los programas genera una importante base para iniciar una tradicin. Estos cursos comunes, principalmente en el rea

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    de teora poltica y mtodos, deberan ser objeto de discusin e investigacin, dado que su anlisis permitira plantear un dilogo sobre qu se lee en estos programas y cmo se abordan estos cursos. Resalta, por ejemplo, que la APSA tiene un seminario anual sobre la enseanza de la Ciencia Poltica en el que se plantean no solo preguntas pedaggicas, sino tambin temticas sobre el contenido de ciertos cursos. Este tipo de pasos debe llevar a que en pocos aos la Ciencia Poltica colombiana pueda reflexionar sobre cmo ensear teora poltica, poltica comparada o instituciones colombianas, por mencionar solo algunos ejemplos. No se trata de llegar a uniformar los programas, pero s de generar los espacios para que esas discusiones puedan existir10.

    Complementando el anlisis anterior, tambin impacta que en Colombia exista un nmero inusualmente alto de revistas que incluyen la Ciencia Pol-tica dentro de sus temticas. En uno de los artculos de este libro se identifi-caron 48 revistas cientficas, de las cuales 15 se sitan exclusivamente dentro del dominio particular de la disciplina (Ver captulo de Cardona, Patio, Silva y Vieco). De estas, 12 estn indexadas en Publindex, siete con categora C, una en B y cuatro en A211. Nmeros que hablan de la fragmentacin creada bajo los incentivos que fij el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnologa e Innovacin (Colciencias) para la multiplicacin de las revistas. La contracara de este proceso se da con el espacio ganado por Anlisis Poltico y Colombia Internacional al acceder a Scopus, aunque an se encuentran ubicadas en el cuartil ms bajo (Q4) con pocas citas internacionales. Solo por dar un referen-te, pases como China, Surfrica, Turqua, Israel, Rusia, Brasil tienen revistas indexadas en el primer cuartil de Scopus. Por su parte, Mxico, Chile y Brasil tambin las tienen en el tercer cuartil. Esto muestra que si bien hay un cami-no por recorrer, ya el hecho de tener dos revistas en clara internacionalizacin es muestra tambin del proceso de institucionalizacin. Pero igualmente esto seala que como comunidad disciplinar ser importante empezar a concen-trar el esfuerzo en menos revistas de mejor calidad. Resalta que en Colombia no existe una publicacin propia de ACCPOL, lo cual podra ofrecer pistas sobre cmo se podra empezar a trabajar de manera ms integrada entre las universidades, quizs apostndole en conjunto a una sola revista que una los

    10 Un interesante ejemplo de cmo se podra conducir este ejercicio lo realiza Pinto (2010) en un artculo en la revista Anlisis Poltico sobre el uso de la poltica comparada en Colombia en los programas de pregrado de las universidades. Ejercicios similares se podran realizar para otras reas y mtodos (otras materias) con el propsito de generar reflexin sobre la institucionali-zacin del conocimiento en reas subdisciplinares.

    11 Esto es bajo el sistema de clasificacin de Colciencias vigente hasta el 2012.

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    esfuerzos de aquellas que hoy se encuentran en categora C o que no estn indexadas. En ese sentido, an falta avanzar en el llamado de Bejarano y Wills (2005: 112) para crear espacios para la autorregulacin acadmica, (pues) es all de donde deben surgir los filtros que legtimamente contribuyan a regular y mantener la calidad de la profesin. Esto sugiere que tener revistas cientficas ms consolidadas que sean de lectura imprescindible, se convierte en uno de los factores que ms puede ayudar a institucionalizar la disciplina.

    En este libro tambin se quiso abrir la pregunta por la institucionaliza-cin al aspecto geogrfico, tema que se retoma en los captulos de Guzmn (Costa Caribe), y Milanese y Fernndez (Valle del Cauca). La geografa de la formacin en Ciencia Poltica est altamente concentrada en tres ciudades y, con un poco menos de penetracin, se extiende a otras cinco. Por lo tanto, era importante preguntarse por la institucionalizacin en un sentido diferen-ciado. Se cuenta con captulos que cubren el proceso en Barranquilla y Cali, que vendran a aportar nuevos conocimientos sobre la ya conocida historia de cmo se dio el proceso en Bogot. Queda pendiente la tarea de construir historias similares para Antioquia, Cauca, Santander, Tolima, y volver a pre-guntarse por las mltiples historias de Bogot. Esta ambicin por estudiar el proceso de regionalizacin de la Ciencia Poltica permite abrir cuestiones im-portantes sobre cmo se acerca la disciplina a problemas reales. Con Sartori (2004: 351) podramos preguntar conocimiento para qu?, y en este sentido, preguntarnos si la Ciencia Poltica colombiana en su explosivo proceso de regionalizacin ha logrado producir conocimiento en las regiones que pueda ser utilizado localmente. Por supuesto, esto no desconoce la importancia del estudio de la poltica como ciencia pura que busca datos y se compromete a recolectar evidencia que permita generalizar y explicar el mundo, sino que segn la invitacin de Sartori, implica pensar sobre cul es el conocimiento que pueda ser utilizado (Sartori, 2004: 352) en las regiones de Colombia. Sin duda son muchos los aportes, pero es clave consolidar tambin en este campo un espacio para que estos dejen de ser islas regionales. Solo as se podr lograr contribuir a realizar programas ms pertinentes por fuera de la capital, que realmente se adapten a las posibilidades y necesidades de esos espacios12.

    Finalmente, es importante cerrar esta introduccin invitando a todos los lectores a que examinen con cuidado los aportes que ha construido la Ciencia Poltica colombiana, en las conclusiones que hace el profesor Murillo al final

    12 Segn avanzan las cosas en el momento de editar este libro (febrero del 2013), el inters por lo regional podra ser uno de los temas claves del segundo encuentro de ACCPOL en la ciudad de Ibagu (Tolima) en el 2013.

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    de este libro. Este ltimo captulo ayuda a poner en perspectiva histrica y a relativizar las crticas que se lanzan en algunos de los captulos de este libro. Independientemente de los problemas institucionales ac menciona-dos, los aportes acadmicos de estos cuarenta aos de labores han logrado profundizar el conocimiento que hoy existe en Colombia para entender las instituciones polticas, la conducta poltica, las prcticas colombianas de la poltica, sus exclusiones y problemas.

    Igualmente, la Ciencia Poltica colombiana ha contribuido a proyectar el conocimiento del pas ms all de la mirada estrecha del derecho pblico y su mirada normativista de la realidad, y ha producido conocimiento importante sobre instituciones no formales como el clientelismo, algunas formales como el presidencialismo, y sobre actores ms all del Estado como los mismos actores del conflicto armado, las diferentes formas de organizacin de la sociedad civil y los grupos de inters, solo por mencionar algunos ejemplos. En estos aos, las cuestiones y preguntas de la Filosofa Poltica se lograron unir con las preguntas sobre la realidad colombiana, dejando atrs el punto de entrada de la filosofa (sin prescindir de su conocimiento). Se logr tam-bin experimentar con nuevos mtodos cuantitativos y cualitativos que van desde las regresiones hasta el anlisis crtico del discurso, con lo que se dej gradualmente atrs el lenguaje eclctico de los estudios polticos que todava era dominante en los aos ochenta, y de paso se ciment la importancia de contar con mtodos claros de investigacin, con lo que se remplaz la mera descripcin de la poltica. Con todos estos procesos para autonomizar la Cien-cia Poltica de otros campos, se ha logrado crear en estas cuatro dcadas una disciplina que lentamente ha contribuido al mejor entendimiento del pas y que hoy est en camino de institucionalizacin.

    BibliografaAlmond, G. A. (1966). Political theory and political science. The American Political

    Science Review, vol. 60, nm.4, pp. 869-879.

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    Altman, D. (2005). La institucionalizacin de la Ciencia Poltica en Chile y Am-rica Latina: una mirada desde el Sur. Revista de Ciencia Poltica, vol. 25, nm. 1, pp. 3-15.

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    La Ciencia Poltica en Colombia: una disciplina en institucionalizacin?

    Bejarano, A., y Wills, M. E. (2005). La Ciencia Poltica en Colombia, de vocacin a disciplina. Revista de Ciencia Poltica, vol. 25, nm. 1, pp. 111-123.

    Cansino, C. (2008). La muerte de la Ciencia Poltica, Buenos Aires, Editorial Sud-americana.

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    Colomer, J. M. (2004). La Ciencia Poltica va hacia delante (por meandros tor-tuosos). Un comentario a Giovanni Sartori, Poltica y Gobierno, Mxico, vol. 11, nm. 2, pp. 355-359.

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    Leiras, M., Medina, A., Manuel, J., y DAlessandro, M. (2005). La Ciencia Poltica en Argentina: el camino de la institucionalizacin dentro y fuera de las aulas universitarias. Revista de Ciencia Poltica, nm. 25, vol. 1, pp. 76-91.

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    Losada, R. (2004). Reflexiones sobre el estado actual de la Ciencia Poltica en Colombia. Papel Poltico, nm.16, pp. 9-27.

    Klingemann, H. D. (2012). The Institutionalization of Political Science as a Dis-cipline in Europe, [conferencia indita: 1.er Encuentro de Programas y Fa-cultades de Ciencia Poltica de la Asociacin Colombiana de Ciencia Poltica, Universidad EAFIT], Medelln, copia de autor.

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    Pineda, J. (1999). Estudio Introductorio, en Gabriel Almond, Una disciplina seg-mentada. Escuelas y Corrientes en las ciencias polticas. Mxico D. F.: Fondo de Cultura Econmica.

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    en Colombia

    La Ciencia Poltica en Colombia: una disciplina en institucionalizacin?

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    Ciencia Poltica en Colombia: una revisin de la literatura

    sobre el estado e historia de la disciplina en el pas1

    Jos Antonio Fortou2

    Santiago Leyva Botero3

    Andrs Felipe Preciado4

    Mara Fernanda Ramrez5

    IntroduccinEste artculo busca presentar una revisin de la literatura sobre el estado

    de la Ciencia Poltica en Colombia y su desarrollo histrico. Para contex-tualizar esta temtica, la revisin empieza en el plano internacional con un nfasis en el mundo anglosajn y latinoamericano, para luego llegar al caso colombiano. El texto no tiene pretensiones de hacer claridad, ni mucho menos; antes, como seala Heywood (1994: 16), este tipo de preguntas sobre qu es la poltica y por extensin, qu es, ha sido y ser la Ciencia Poltica crean ms confusin que tranquilidad en los estudiosos de la disciplina.

    1 Una primera versin de este artculo fue elaborada en el marco del I Encuentro de Programas y Facultades de Ciencia Poltica de la Asociacin Colombiana de Ciencia Poltica (ACCPOL), Medelln, Universidad EAFIT Universidad Pontificia Bolivariana, 8-9 de noviembre del 2012. Agradecemos los comentarios de los profesores Andrs Casas-Casas, Daniel Chasquetti y Ga-briel Murillo.

    2 Politlogo (Universidad EAFIT). Joven Investigador Colciencias del Departamento de Humani-dades de la Universidad EAFIT.

    3 Ph. D. en Administracin Pblica (Lancaster University). Profesor Titular del Departamento de Humanidades de la Universidad EAFIT y Jefe del Pregrado en Ciencias Polticas de la misma Universidad.

    4 Politlogo (Universidad Nacional de Colombia, sede Medelln). Consultor del Centro de Anlisis Poltico de la Universidad EAFIT.

    5 Ph. D. en Teora Poltica, Teora Democrtica y Administracin Pblica (Universidad Autnoma de Madrid). Profesora Titular del Departamento de Humanidades de la Universidad EAFIT.

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    La Ciencia Poltica en Colombia: una disciplina en institucionalizacin?

    Metodolgicamente, se opta por un acercamiento mixto al problema plan-teado, estados de la disciplina e historias de la misma, puesto que, debido a la estrecha relacin que existe entre ambos elementos, se hace bastante com-plejo separarlos prcticamente. Al respecto, es muy diciente que la mayora de trabajos en la materia hacen las dos cosas, una despus de la otra. Esto tiene sentido, en tanto estudiar la historia de la disciplina permite acercarse a las narrativas sobre la forma como se hace Ciencia Poltica y cmo estas enmarcan el debate politolgico (Adcock y Bevir, 2005: 2). En otras palabras, la reconstruccin histrica de la disciplina es utilizada para legitimar pers-pectivas particulares y a la vez deslegitimar los enfoques competidores: las historias disciplinares estn necesariamente ligadas a agendas de identidad disciplinar (Dryzek y Leonard, 1988: 1252) y, as, influyen sobre el estado de la Ciencia Poltica y su evaluacin como disciplina. No en vano parece que el campo de la historia de la Ciencia Poltica ha ido adquiriendo una centralidad especial en la disciplina (Dryzek y Leonard, 1988: 1250-51)6. Adicionalmente, cabe preguntarse si escribir la historia de la Ciencia Poltica es distinto a hacer Ciencia Poltica (Dryzek y Leonard, 1988: 1248). Por estas razones, el trabajo realiza una revisin breve de la literatura sobre la historia de la disciplina en relacin con los diagnsticos de su estado actual (en tres niveles: el mundo, principalmente anglosajn, Amrica Latina y Colombia).

    En los tres casos se identifican dos regularidades. Primero, la existencia de perspectivas encontradas sobre las idas y venidas de la disciplina, lo que evidencia fracturas entre aquellos que promueven el empirismo, la cuanti-ficacin y la disciplina de la disciplina, y aquellos que critican estos tres aspectos y lamentan el alejamiento de la Filosofa Poltica y de los estudios sociales en general. Segundo, la forma como los contextos social y poltico son una clave imprescindible para entender los procesos de nacimiento e institucionalizacin de la disciplina: la Ciencia Poltica no est tan alejada de la poltica.

    Antes de comenzar, es preciso realizar una aclaracin clave. Por Ciencia Poltica se entiende aqu un campo disciplinar en el cual convergen un conjunto de estudios sobre lo que es la poltica y lo poltico en la sociedad [colombiana], un campo acadmico difuso e inacabado quizs multidis-

    6 Hace unos pocos aos, la revista Andamios de la Universidad Autnoma de la Ciudad de Mxico recogi una seleccin de bibliografa sobre la disciplina, que muestra la vitalidad de la discusin y del campo (Andamios, 2009).

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    ciplinar, y por lo mismo caracterizado por el desacuerdo (Alonso Espinal, 2001: 60). As, se incluye tanto lo que Leal Buitrago (1988) llama los estudios polticos7, como la ms disciplinar Ciencia Poltica (Losada, 2004).

    El texto se divide en tres secciones, adems de esta introduccin y unos breves comentarios finales: 1) sobre los estudios y el estado de la disciplina en el plano internacional, especialmente anglosajn; 2) sobre la Ciencia Po-ltica en Amrica Latina; y, finalmente, 3) sobre la llegada y desarrollo de la disciplina en Colombia: sus inicios, sus temticas, la formacin profesional y un somero acercamiento a la investigacin politolgica (los mltiples centros desde los cuales se ha pensado lo poltico en el pas y la difusin de conoci-miento a travs de revistas especializadas).

    1. Los estudios sobre la Ciencia Poltica en el plano internacionalEsta seccin realiza una revisin breve de la literatura sobre el estado en

    el entorno internacional de la Ciencia Poltica, centrndose en las narrativas sobre el desarrollo histrico de la disciplina desde el nacimiento de los pri-meros departamentos de Ciencia Poltica en Estados Unidos hasta la dcada de 2000, pasando por la revolucin conductista y otros movimientos en su interior y algunas apreciaciones en contienda sobre su estado actual.

    1.1. Historias de revoluciones triunfantes y fracasadas

    En las historias de la Ciencia Poltica hay, por lo menos, dos consensos. Primero, pocos discuten que el nacimiento de ella se dio en Estados Unidos entre 1925 y 1950 (Goodin, 2010; Losada y Casas-Casas, 2008; Sartori, 2011; Zolo, 2007) y que, antes de esto, los estudios polticos con pretensiones de cientificidad estaban atados a enfoques histricos y jurdicos (Sartori, 2011: 310-311). En su origen, la disciplina habra tenido un doble objetivo: por un lado, el cometido explcito de producir conocimientos objetivos de base em-prica sobre la poltica, pero por el otro, un propsito implcito de promocin de las instituciones democrticas, la libertad y el pluralismo en su concepcin estadounidense (Zolo, 2007: 52).

    7 O lo que unas universidades britnicas llaman Politics (poltica), algunas estadounidenses Government (gobierno) y otras colombianas llaman Ciencias Polticas.

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    La Ciencia Poltica en Colombia: una disciplina en institucionalizacin?

    El segundo consenso tiene que ver con una interpretacin de la historia disciplinar basada en sus etapas o revoluciones. Como seala Goodin (2010: 13), la autoconcepcin que tiene la disciplina de su propio pasado est firme-mente organizada alrededor de pocas puntuadas por tomas revolucionarias exitosas. La idea de revolucin en la historia de la Ciencia Poltica es frecuen-temente utilizada para hablar de la irrupcin del conductismo en la dcada de 1950 sobre todo en el famoso epitafio de Dahl en 1961, pero Goodin (2010) la ha extendido a tres momentos revolucionarios, los cuales conversan tranquilamente con la propuesta progresista-eclctica de Almond (1996) de la historia disciplinar y de la creciente profesionalizacin de la Ciencia Poltica en el siglo XX (Goodin y Klingemann, 1996)8. El primer periodo sera el de la fundacin de la disciplina a principios del siglo XX, caracterizado por la bsqueda de un estudio sistemtico y profesionalizado de los procesos po-lticos. Almond lo identifica con el auge de la llamada Escuela de Chicago (y sus principales exponentes, entre otros, Merriam, Gosnell, Lasswell, Wright), con nfasis en las interpretaciones psicolgicas y sociolgicas, la organizacin de programas de investigacin y la defensa del valor de la cuantificacin. El segundo periodo es la llamada revolucin conductista, la cual rompe con el formalismo y normativismo anterior y busca comprender cmo se comportan las personas en la realidad poltica. Durante este periodo se fortalecen las subdisciplinas ms tradicionales, especialmente la poltica comparada, que gan un impulso importante en la posguerra y las nuevas oportunidades para estudiar temas relacionados con conflicto armado, sistemas polticos, relaciones internacionales y desarrollo econmico en contextos diversos. Finalmente, a partir de las dcadas de 1970 y 1980, la eleccin racional y el individualismo metodolgico en Ciencia Poltica llevan a cabo su propia revo-lucin caracterizada por la introduccin de mtodos deductivos, estadsticos y matemticos y de modelos econmicos. Con lo anterior, se busca tomar distancia de un supuesto empirismo excesivo y aterico del conductismo, a cambio de realizar trabajos basados en unas pocas y hermticas proposiciones tericas y supuestos fundamentales.

    Esta sntesis corresponde a una historia de la disciplina en Estados Unidos. Sin embargo, no debe olvidarse el papel de Europa en el nacimiento y posterior desarrollo de ella: hubo un importante proceso de fertilizacin cruzada en los aos de la Escuela de Chicago, pues los primeros politlogos estadounidenses

    8 La idea de revoluciones y cambios de paradigma en las ciencias, incluso sociales y polticas, evidentemente no es una innovacin propia de la disciplina y debe mucho (o todo) al trabajo de Kuhn (1992).

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    El Estado de la Ciencia Poltica en Colombia

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    fueron influenciados en buena medida por el xodo de investigadores alema-nes hacia Estados Unidos (como Strauss, Deutsch, entre otros). En Europa tambin hubo una conexin entre poltica y Ciencia Poltica porque el naci-miento de esta fue en parte producto de la ola de democratizacin a finales del siglo XIX y principios del XX, del Estado de Bienestar y su necesidad de producir datos sobre la calidad de vida de la sociedad. No obstante, con el tiempo la disciplina se ha convertido en una empresa cada vez ms global (Goodin y Klingemann, 1996) y menos diferenciada geogrficamente, con una cierta uniformidad en sus prcticas (en el centro de la disciplina)9.

    Esta uniformidad ha sido contestada en numerosas ocasiones. La pregunta por las revoluciones triunfantes, lgicamente, pide pensar aquellos movi-mientos contestatarios que no alcanzaron la hegemona. No es de extraar que la disciplina haya conocido varios movimientos contrarrevolucionarios o contrahegemnicos durante sus casi 100 aos de historia: al fin y al cabo, la vanguardia revolucionaria por lo general es bastante reducida (quizs solo un 5% de los politlogos estadounidenses practican y aplican los principios de la eleccin racional) y el cuadro gobernante tras el triunfo de las revolu-ciones lo es ms an (Goodin, 2010: 13). Muchos piensan que la disciplina se ha equivocado en numerosas ocasiones en su eleccin de paradigmas, de ah que haya un abismo percibido entre metodologas cualitativas y cuantitativas, o entre los tericos y filsofos de la poltica y los empiristas.

    No obstante, la disciplina ha sido exitosa en su funcin de disciplinar y cooptar o institucionalizar movimientos de revolucin o descontento en su in-terior. Fue el caso del Caucus for a New Political Science (CNPS) en las dcadas de 1960 y 1970, y del movimiento la Perestroika del 2000. En ambas ocasiones, un grupo de acadmicos dentro de la American Political Science Association (APSA) expres su descontento con la supuesta neutralidad de los politlogos y con el conductismo (en el caso del CNPS) y con el monismo metodolgico y la hegemona del paradigma positivista de la eleccin racional (en el caso de la Perestroika). En estos dos casos, la APSA normaliz la situacin permitin-doles a estos grupos disidentes expresarse de distintas maneras y canalizar su disenso por nuevos medios, como, por ejemplo, con la creacin de sus propias revistas especializadas al interior del sistema de difusin acadmica de la APSA. Pero esto no significa que no haya discusiones internas en la Ciencia Poltica, no solo sobre objeto y mtodos, sino tambin sobre el estado de la disciplina misma y su historia. La insurgencia disciplinar le recuerda

    9 Sobre la prehistoria, el perodo intermedio y el desarrollo de la Ciencia Poltica en el siglo XX en una versin ms europea, ver el Apndice de Duverger (1962).

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    al grupo hegemnico qu es aquello que se ha perdido en enfoques, temas, matices y metodologas con el triunfo de cada revolucin sucesiva (Goodin, 2010: 15).

    Las discusiones sobre la historia de la disciplina adquieren, con frecuen-cia, un tono maniqueo: cada lado quiere hacer que el otro parezca malvado (Goodin, 2010: 10). Por ejemplo, en la narrativa de Almond (1999) sobre las mesas separadas metfora que intenta sealar la fragmentacin en dos dimensiones (ideologa y mtodo) de la Ciencia Poltica la llamada derecha dura afirma que no haba Ciencia Poltica antes de la introduccin de mtodos estadsticos y matemticos, mientras que para la izquierda blanda la Ciencia Poltica viene en picada desde la cada de la creencia en el conductismo, que, mal que bien, le daba identidad. Almond, astutamente, rechaza estas inter-pretaciones monistas al considerar que la historia de la Ciencia Poltica no apunta hacia ninguna de esas apartadas mesas, sino ms bien hacia la porcin central del comedor, en donde sus ocupantes son partidarios de metodologas mixtas y aspiran a la objetividad (1999: 53).

    En trminos ms generales, Almond (1996) identifica cuatro perspecti-vas en pugna sobre la historia disciplinar. Primero, la posicin anticiencia o straussiana, que critica la ciencia social positivista de inspiracin weberiana y la introduccin del mtodo cientfico como una ilusin que hace ms mal que bien a los estudios polticos. Segundo, una posicin posciencia y pos-conductismo, adepta de una interpretacin fragmentada de la disciplina, de mltiples identidades disciplinares, cada una con una visin propia. Por su parte, los marxistas, neomarxistas y crticos consideran que no puede haber una Ciencia Poltica separada de una ciencia de la sociedad, esto es, que debe haber unidad entre el actuar profesional y la praxis social y poltica. Final-mente, una cuarta posicin, la de la eleccin racional (teora formal, teora positiva, eleccin pblica, eleccin colectiva), tiene su propia interpretacin de la historia disciplinar basada en la idea del progreso hacia un conjunto de teoras matemticas y formales aplicables a lo social, incluido lo poltico, en la cual todo lo anterior a la llegada de este enfoque es precientfico.

    1.2. El estado de la Ciencia Poltica: dos perspectivas

    En qu condicin est la Ciencia Poltica en este momento? Existen dos grandes perspectivas o tradiciones en el anlisis del estado actual de la dis-ciplina, las cuales a su vez retoman distintos componentes de las historias disciplinares para solidificar sus argumentos (Dryzek y Leonard: 1988): a) la

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    perspectiva optimista o Whig, dentro de la cual caben varios tipos de anlisis y evaluaciones, segn el grado de optimismo; y b) la perspectiva escptica, negativa o crtica. En la tercera seccin de este artculo se retoman estas dos perspectivas para clasificar de manera tentativa algunas posiciones sobre el tema en el contexto colombiano reciente.

    La perspectiva optimista puede encontrarse en los trabajos de Pasquino (1988), Almond (1996; 1999), Goodin y Klingemann (1996), Farr, Dryzek y Leonard (1999), Laitin (2004), Goodin (2010), Stoker y Marsh (2010) y, en Co-lombia, Losada y Casas-Casas (2008). Revisar una por una las consideraciones de estos autores permite distinguir las diferencias sutiles entre las distintas formas que puede adoptar el optimismo. As, por ejemplo, Pasquino seala que ya a finales de la dcada de 1980 la Ciencia Poltica estaba bastante consolidada, como nunca lo estuvo en su historia, pero que esa consolidacin no implicaba unificacin, pues exista un pluralismo de enfoques, tcnicas y mtodos, de variedades y de temas e incluso de confusin de resultados (Pasquino, 1988: 24). As mismo, resaltaba cuatro desarrollos recientes en la disciplina que configuraban su estado: a) la cuantificacin (una batalla ganada); b) el empirismo; c) el fortalecimiento del campo de las polticas pblicas; y d) una importancia creciente de la historia en el anlisis poltico.

    Las evaluaciones que realiz Almond en la dcada siguiente coinciden en buena parte con esta impresin. l resalta el pluralismo en los mtodos y enfo-ques, un pluralismo que en su opinin es eclctico, interactivo y sinrgico, en vez de aislacionista (Almond, 1996: 89). La metfora de las mesas separadas (Almond, 1999) es, al mismo tiempo, una crtica a la fragmentacin de la disciplina, como una celebracin de la diversidad de la misma. Esta diversi-dad tiene su arista ms positiva en la cafetera central: aquel lugar donde trabajan la mayora de politlogos tomando elementos de distintos enfoques y dialogando de forma ms fluida con sus colegas. Goodin y Klingemann (1996) apoyan esta interpretacin y celebran la diversidad y el cosmopolitismo dis-ciplinar. Para Laitin, la constante vitalidad intelectual de la disciplina se evidencia en programas de investigacin tan variados como el desarrollo de las implicaciones de la teora de la justicia de Rawls o del teorema del votante medio de Black, o los numerosos trabajos cuantitativos con N-grande sobre democratizacin y orden poltico.

    Por su parte, Goodin introduce un bemol en esta caracterizacin de la Ciencia Poltica como pluralismo y diversidad. Para l, la disciplina se carac-teriza tanto por su diversidad, como por su unidad: las sinergias abundan

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    (Goodin, 2010: 32). Esa tensin entre unidad y diversidad ha sido resuelta, seala Goodin, por la disciplina de la Ciencia Poltica: el progreso mediante la crtica y el dilogo es atribuible a las obligaciones que resultan de ser un politlogo. La disciplina es pluralista, pero la pluralidad est contenida y disciplinada por una disciplina (Goodin, 2010: 32). Esto no implica decir, empero, que la Ciencia Poltica sea un club de profesionales que piensan igual ni que se debe promover una campaa de unidad. Stoker y Marsh (2010: 12) la describen como una asamblea10 compuesta por individuos que vienen de distintos puntos, pero que convergen en el compromiso de desarrollar una mejor comprensin de la poltica la proverbial cafetera en el mo-delo de Almond. En la interpretacin de este debate que realizan Losada y Casas-Casas (2008: 44), ese punto en comn sera actualmente un nuevo consenso sobre mtodo y objeto de la Ciencia Poltica: el neoconductismo, un conductismo matizado, despojado de sus excesos, con nuevos mtodos y un nfasis en teoras deductivas.

    Por su parte, la perspectiva escptica o pesimista est sintetizada en tra-bajos como los de Zolo (2007) y Sartori (2011). Zolo ataca dos elementos de la Ciencia Poltica contempornea. Primero, el deslinde entre filosofa y teora polticas por un lado, y Ciencia Poltica por el otro, deslinde que Goodin (2010) mismo seala al realizar un anlisis bibliomtrico de los manuales de Ciencia Poltica publicados por Oxford University Press. Segundo, la presuncin de cientificidad de la Ciencia Poltica que exporta Estados Unidos y su preten-sin de copar la totalidad del anlisis poltico. A esto, Sartori (2011: 313-14) le suma tres crticas a la Ciencia Poltica actual: a) el conductismo ha olvidado que la poltica es interaccin entre instituciones y comportamiento; b) el cuantitativismo empuja hacia una precisin que es ficticia o irrelevante; y c) al privilegiar el enlace teora-investigacin y no teora-prctica, se ha creado una ciencia intil de la poltica sin componente de aplicacin, que no sabe ha-cer. En tanto la Ciencia Poltica en la versin estadounidense adolece de estos tres problemas, parece que no va a ningn lado11; la salida, arguye Sartori, es fortalecer la metodologa y resistirse a la cuantificacin: piensa antes de contar y, al mismo tiempo, cuando pienses usa la lgica (Sartori, 2011: 318).

    10 En ingls, church, iglesia, palabra proveniente del griego o asamblea. 11 Laitin responde a la crtica de Sartori intentando mostrar tres cualidades de la Ciencia Poltica

    contempornea: su calidad, su internacionalismo y su importancia en el mundo real (2004: 362).

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    A estas crticas de los mtodos y enfoques predominantes en la Ciencia Poltica se unen voces que cuestionan el supuesto estado de diversidad y plu-ralismo de la disciplina y la forma en que se habra logrado. As, por ejemplo, contra la perspectiva de Goodin, Adcock y Bevir (2005: 5) sealan que la creacin de una aparente agenda intelectual compartida y de un triunfo de lo emprico sobre lo terico o normativo pueden ser vistos como producto de la victoria de una tradicin particularla eleccin racional que se autole-gitima contando una historia de la disciplina (la de su triunfo) como si sus principales supuestos no fueran problemticos. Otros como Farr, Dryzek y Leonard aceptan las valoraciones que realizan algunos optimistas, pero con un giro. As, aceptan que es la proliferacin singular [de enfoques y de prioridades] lo que caracteriza en la actualidad la situacin posconductista de la Ciencia Poltica estadounidense, pero anotan que esta proliferacin resulta engaosa, pues la mayora de enfoques que conviven actualmente en la disciplina no son candidatos genuinos a una Ciencia Poltica (1999: 15-16). El propio Goodin resalta algunas crticas que enfatizan la importancia de las rebeliones disciplinares (el CNPS y la Perestroika) para argumentar que el estado de la disciplina se asemeja a un cese al fuego entre creyentes de las distintas mesas separadas (Goodin, 2010: 15).

    En sntesis, las evaluaciones de la historia y el estado de la disciplina, especialmente en el mundo anglosajn y en menor medida en el plano internacional, convergen en unos cuantos puntos bsicos revoluciones y contrarrevoluciones, dominacin de lo cuantitativo, pero difieren, a veces cidamente, en la interpretacin, la valoracin y las implicaciones de estos hechos.

    2. Los estudios sobre la Ciencia Poltica en Amrica LatinaEn los relatos y crticas a la historia de la Ciencia Poltica en el plano

    internacional, Amrica Latina y Colombia junto a otras regiones como el Medio Oriente, frica Subsahariana y el Lejano Oriente aparecen principal-mente como los lugares a los que los primeros conductistas y comparativistas llegaron a hacer sondeos e investigaciones para fortalecer estudios de casos y comparados12. Sin embargo, tanto la regin como el pas tienen sus propias

    12 Sobre la relacin entre Ciencia Poltica en Estados Unidos, poltica comparada y Amrica Latina, ver Hartlyn (2010).

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    historias de la fundacin y el desarrollo de la disciplina. En esta seccin se discuten elementos tanto de la historia de la disciplina en Amrica Latina, como de su estado actual13.

    Es posible plantear, siguiendo a Nohlen (2006), que la Ciencia Poltica en Amrica Latina muestra un desarrollo y consolidacin dispar, ligado estrecha-mente al contexto poltico de los diferentes pases, lo cual limita la posibilidad de establecer tendencias generales. As mismo, no es tarea sencilla identificar con exactitud el momento del nacimiento de la disciplina en la regin, ya que diversos estudios sobre la poltica se elaboraban a partir de contribuciones provenientes del Derecho, la Sociologa, la Economa, entre otros campos de saber cercanos. A lo previamente enunciado, se suma la relativa escasez de reflexiones e investigaciones que se ocupen de estudiar la evolucin de la disciplina por pas y en trminos comparados. Sin embargo, la revisin de la literatura existente sobre el tema permite diferenciar entre dos momentos fundacionales de la Ciencia Poltica en Amrica Latina, uno situado a finales de los aos sesenta y el otro, a principios de los aos ochenta del siglo XX.

    El primer momento se asocia al surgimiento de las primeras carreras de grado en la disciplina: A partir de 1965, se crearon las primeras ctedras y es-cuelas [de Ciencia Poltica], por ejemplo en Colombia (1965), Uruguay (1966), Costa Rica (1968), Chile (1969) y Guatemala (1969) (Nohlen, 2006: 1). Previa-mente, la Ciencia Poltica ya se haba instalado en Venezuela, de la mano de la transicin a la democracia en 1958. Este perodo estuvo caracterizado por la radicalizacin ideolgica de ciertos sectores intelectuales que, seducidos por el estructuralismo y el marxismo, estaban interesados en las explicaciones macro, relativas a grandes procesos sociales. Las preguntas recogidas por los estudios polticos de la poca hegemonizados por los socilogos y los econo-mistas tenan que ver con las causas del subdesarrollo y las estrategias de la denominada periferia para salir de la relacin de dependencia con el centro industrializado, con una particular atencin a los factores estructurales ex-genos. Se destaca de este momento el escaso tratamiento de lo relativo a los procesos polticos y la institucionalidad, lo cual iba acompaado de un abierto rechazo a los mtodos de la Ciencia Poltica estadounidense y el nfasis en la investigacin emprica del enfoque conductista, entonces predominante.

    13 Para un acercamiento a la institucionalizacin y el estado de la disciplina en Amrica Latina y en numerosos pases de la regin, vale la pena consultar el nmero 25, volumen 1, de la Revista de Ciencia Poltica de la Universidad Catlica de Chile, publicado en el 2005, con contribucio-nes sobre los siguientes pases: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Mxico, Panam, Per, Uruguay y Venezuela. Esta seccin no pretende ser tan comprensiva.

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    Por otra parte, no se puede obviar el impacto de los regmenes militares que se extendieron por la regin a partir del golpe militar en Brasil en 1964. En el marco de la doctrina de la seguridad nacional, muchos investigadores de las ciencias sociales fueron perseguidos, obligados a exiliarse, desapareci-dos o asesinados. Desde el Estado, se efectuaba un ejercicio de depuracin sistemtica de las universidades y centros de investigacin, bajo sospecha de ser nichos revolucionarios. Tal como plantea Huneeus,

    El dao que produjo el autoritarismo en la Ciencia Poltica fue conside-rablemente superior al sufrido por las dems ciencias sociales porque su objeto de estudio se relaciona directamente con la democracia. La historia de la disciplina ha girado en torno a ella y de ah que haya crecido en los pases en que ha expedido estabilidad democrtica y ha vuelto a surgir cuando ha reaparecido la democracia () De ah que se institucionaliz primero y con fuerza en los Estados Unidos, debido a que su continuidad democrtica proporcionaba condiciones histricas favorables (Huneeus,2006: 5).

    Buena parte de los acadmicos que lograron sobrevivir a la represin se refugiaron en centros de investigacin privados, financiados por fundaciones o pases interesados en sostener espacios de discusin e interlocucin acad-mica, a la espera de cierta estabilidad poltica bajo cauces democrticos. As, por ejemplo, agrega Huneeus:

    Entre los institutos y centros que destacaron en el Brasil cabe mencionar el Instituto Universitario de Pesquisas de Ro de Janeiro (UIPERJ), diri-gido en los primeros aos por el politlogo Cndido Mendes, que lleg a ser presidente de la IPSA (Internacional Political Science Association); el Departamento de Ciencia Poltica de la Universidad de Minais Gerais, creado en 1965 con el apoyo de la Fundacin Ford, en que participaron profesores formados por Heinz y Galtung en la FLACSO; el Cebrap (Centro Brasileiro de Analise e Planeamiento), fundado en 1969 bajo el liderazgo de Fernando Enrique Cardozo, socilogo de formacin, con un postgrado en Francia, en el cual reunir a doctorandos que haban terminado sus estudios en los Estados Unidos; el CEDEC (Centro de Estudos de Cultura Contempornea), fundado por Francisco Weffort y Jos A. Moiss en 1976, que se dedic especialmente a los estudios sobre movimientos sociales en los 70 y los 80, y despus a los estudios de la transicin; y el IDESP (Instituto de Investigaciones Sociales de Sao Paulo) fundado por Bolvar Lamounier (Huneeus, 2006: 7-8).

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    En Argentina, por su parte, f lorecieron los centros privados, como el Instituto Di Tella, el Instituto de Estudios Econmicos y Sociales (IDES), la Fundacin Bariloche, entre otros. Es de destacar tambin la instalacin en Buenos Aires de la sede del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) que jalon el anlisis poltico en la regin mediante importantes publicaciones y grupos de investigacin.

    Segn Huneeus (2006), la Ciencia Poltica en Chile se pudo sostener duran-te el rgimen de Pinochet, en gran medida por la continuidad de la FLACSO que logr mantenerse en pie debido a cierto apoyo de la Iglesia Catlica y el Centro de Estudios de la Realidad Contempornea (CERC), perteneciente a la Academia de Humanismo Cristiano en Chile, auspiciado por el gobierno francs.

    En ese orden de ideas, los regmenes militares implicaron, en la mayor parte de la regin, una pausa obligada (aunque en ocasiones parcial) para la disciplina. Por ello, se habla de un renacimiento de esta a partir de los aos ochenta en el marco de la vuelta a la democracia. Esto es particularmente visible en casos como el argentino, en el que los inicios de la Ciencia Poltica datan de principios de siglo XX (en el mbito de las universidades privadas), o en el uruguayo, en el cual sus comienzos pueden rastrearse incluso desde ms temprano. Esta refundacin permiti la actualizacin y renovacin terica de la disciplina, que a la vez se vio invadida, apabullada por los objetos de preocupacin provenientes del contexto (la transicin del rgimen, el poder militar, las alianzas cvico-militares, la reparacin de vctimas y los derechos humanos, entre otros).

    Se puede decir que en este segundo momento de relanzamiento, la poltica gana autonoma como ciencia, con un objeto de estudio propio. As, logr evidenciar su singularidad, su sello distintivo respecto a las otras ciencias sociales que hasta ese momento se ocupaban del anlisis poltico. No se pue-de pasar por alto que se trat de un momento coyuntural de gran inters generalizado por la poltica que vuelve a la escena, luego de largos aos de represin y cierre de canales de expresin ciudadana y partidaria, lo cual favoreci su protagonismo.

    As mismo, un rasgo caracterstico de este momento en varios pases de la regin fue la gran politizacin de estudiantes y profesores, la configuracin de una suerte de Ciencia Poltica militante que permeaba el trabajo acadmico e investigativo. El caso argentino es ilustrativo en ese sentido, teniendo en cuenta que la carrera se fund en la Universidad de Buenos Aires con la idea

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    de formar cuadros polticos que sirvieran a la reinstalacin y consolidacin del rgimen democrtico (Bulcourf y DAlessandro, 2003).

    En los ltimos aos esto ha venido cambiando. No obstante, en varios pases los estudiantes y egresados de Ciencia Poltica siguen asumiendo la carrera como un medio para acceder al servicio pblico, la militancia o la carrera diplomtica, as como muchos de sus profesores, para participar activamente en la poltica partidaria y rotar entre los cargos pblicos, las actividades de consultora y el ejercicio acadmico. Es importante enfatizar que los intereses cognoscitivos de la Ciencia Poltica en Latinoamrica, a lo largo de su desarrollo, han estado incididos por la agenda poltica de cada pas (Nohlen, 2006). Esto fue notorio en los aos ochenta, cuando los temas de estudio preponderantes eran el proceso de transicin democrtica (parti-cularmente en el Cono Sur), los diseos institucionales, las reglas de juego poltico y el rol de los partidos. Gran parte del debate alrededor del proceso democrtico se desarroll a partir de los trabajos de Guillermo ODonnell y la introduccin de categoras como autoritarismo burocrtico, transicin democrtica, democracia delegativa, etc.

    En los aos noventa, el foco de atencin se fue redireccionando hacia la calidad de la democracia y las expectativas ciudadanas. En un contexto dominado por el desencanto ante la democracia realmente existente, los intereses politolgicos se empiezan a centrar en el desempeo, el rendimiento y la capacidad de respuesta de los gobiernos. Afloran los estudios de cultura poltica en los que se parte de una mirada a las promesas incumplidas de la democracia, luego de pasados diez o ms aos de su reinstalacin, y a la problemtica invocacin de la sociedad civil (Lechner, 1990).

    En los ltimos aos se destacan los trabajos ligados a la administracin y polticas pblicas, especialmente en materia de reforma del Estado, descen-tralizacin y gestin municipal. Desde el punto de vista terico, adquieren relevancia ciertas discusiones epistemolgicas, la eleccin racional, el nuevo institucionalismo, las teoras sobre gobernanza, entre otros.

    En trminos generales se percibe cierta desconexin entre las problem-ticas trabajadas en la regin influenciadas fuertemente por las coyunturas polticas de cada pas y los temas dominantes en la Ciencia Poltica inter-nacional. Esto tambin se expresa en cuestiones de mtodo ya que, siguiendo a Nohlen,

    No se distingue bien entre mtodos y tcnicas de investigacin, dife-renciacin que ensea G. Sartori (1987). En Amrica Latina prevalece

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    tradicionalmente el Mtodo Histrico. Es la opcin consecuente para explicaciones genticas en la medida en que los politlogos se encierran en lo monogrfico nacional. As, la estructura del sistema de partidos encuentra su explicacin en la evolucin histrica, cuya exposicin favorece la descripcin cronolgica. Siendo tal trabajo muy valioso, ste no se corresponde bien con las aspiraciones [de la Ciencia Poltica], consistentes en anlisis sistemticos y conocimientos generalizables. Los propios politlogos latinoamericanos lamentan la ausencia de es-tudios comparativos. No es que no existan estudios comparativos que incluyan varios pases de la regin y que incluso ubiquen a pases en una perspectiva comparativa con pases fuera de la regin, pero tales estudios han sido escritos por politlogos norteamericanos y europeos (Nohlen,2006: 3).

    La tendencia preponderante es a hacer estudios descriptivos, ensaysticos, con escasa formalizacin y sistematizacin. No obstante, en los ltimos aos se constata una inclinacin a la utilizacin de mtodos empricos, tcnicas cuantitativas y software para anlisis de datos, tanto cualitativos como cuan-titativos. Esto se debe al mayor contacto de los acadmicos latinoamericanos con centros de investigacin internacionales, la realizacin de doctorados en Europa y Estados Unidos mediante becas internacionales, la conformacin de redes acadmicas y cierta difusin de conocimientos, mtodos y tcnicas, sobre todo provenientes de la Ciencia Poltica norteamericana.

    Es de resaltar tambin la fundacin en el 2003 de la Asociacin Latinoa-mericana de Ciencia Poltica (ALACIP) y la creciente presencia de politlo-gos latinoamericanos en los Congresos bienales de la IPSA. Segn Huneeus (2006), la Ciencia Poltica en Amrica Latina se encuentra establecida en casi todos los pases de la regin, con escuelas que imparten licenciaturas, y en numerosos casos maestras, mientras que en varias universidades como es el caso de Argentina, Chile, Brasil, Colombia y Mxico se cuenta con programas de doctorado. En los principales institutos o departamentos de Ciencia Poltica hay continuidad y cualificacin de la investigacin y sus re-sultados se publican en revistas especializadas. Sin embargo, persiste gran heterogeneidad, con algunos pases que han alcanzado un relativamente alto grado de institucionalizacin (Argentina, Mxico, Brasil, Uruguay y Chile, por ejemplo) y otros (como Colombia, Venezuela, Per y Ecuador) que an estn definiendo su perfil y buscando un espacio de reconocimiento disciplinar.

    Haciendo un balance regional, se puede afirmar que hay varias asignaturas pendientes para la Ciencia Poltica en Amrica Latina, sin desconocer que esta

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    se sita en un contexto estructural signado por la escasez de recursos para la investigacin y la formacin doctoral de los acadmicos. Adicionalmente, su historia ha estado marcada por elementos como la influencia de la academia anglosajona (pero tambin la marxista) y los regmenes polticos de turno. Entre los retos estn la consolidacin epistemolgica, terica y metodolgica de la disciplina, su profesionalizacin y una mayor difusin de su produccin acadmica e intelectual, la cual se encuentra en desventaja frente a la de pases como Estados Unidos y el Reino Unido. As mismo, incursionar en temas no exclusivamente ligados a la coyuntura o a la agenda nacional-local y avanzar en la formalizacin metodolgica y la utilizacin del mtodo com-parado, permitiran trascender cierto parroquialismo, dndole una mayor presencia y visibilidad en la Ciencia Poltica internacional.

    3. Los estudios sobre la Ciencia Poltica en Colombia: formacin e investigacinSi en el mundo anglosajn y durante el proceso de ex