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LA CIUDAD Martin Crimp 1

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LA CIUDADMartin Crimp

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Clair

Christopher

los dos acercándose a los cuarenta

Jenny

acercándose a los treinta

Niña

¿una niña de que? ¿nueve, diez años?

Tiempo

sin especificar

Lugar

sin especificar

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Todo lo que hacemos, en el arte y en la vida,

es la copia imperfecta de lo que pretendíamos hacer.

Fernando Pessoa

Libro del desasosiego

Clair aguanta un objeto plano en una bolsa de papel.

Pasado un rato, aparece Chris. Va de traje, lleva un maletín, del cuello le cuelga una tarjeta de

seguridad.

CHRIS: ¿Cómo y ha ido el día?

CLAIR: El día bien, solo que --

CHRIS: Ah?

CLAIR: Solo que esta tarde -- sí -- esta tarde esperaba en el vestíbulo de la estación después de la

reunión -- esperaba el tren -- cuando un hombre se me acerca y me ha dicho, que ha visto a una niña

así de alta, que la he perdido.

CHRIS: ¿Perdido?

CLAIR: Claro, eso le he dicho yo, ¿Que quiere decir perdido? ¿Como? Y el me dice, ya le he dicho, es

así de alta, lleva vaqueros rosas. He dicho, en ese caso acabo de verla -- se dirigía a un taxi con una

mujer un parecía enfermera -- no puedo asegurar a ciencia cierta que fuera enfermera, pero parecía

que llevaba un uniforme debajo del abrigo. Entonces me dice, ¿Y porque no las ha parado?

CHRIS: no era tu responsabilidad pararlas.

CLAIR: Exacto, pero naturalmente no es eso lo que le he dicho -- lo que le he dicho ha sido, pues

llamemos ala policía entonces. Y entonces es cuando se me pone que no no no no era tan grave como

me había hecho creer. Porque la niña era su hija y -- la mujer, que efectivamente es enfermera en el

hospital de al lado, el Middlesex-- era su cuñada. Pero el hombre -- el padre -- había decidido en el

ultimo momento comprarle un diario a su hija. Ósea que había ido a la tienda a por un diario para su

hija, pero cuando ha salido con el diario, esperando su beso, ya se habían ido.

CHRIS: ¿Su beso?

CLAIR: Si, su beso de agradecimiento. Quiero decir, de su hija, me ha dicho que no esperaba un beso

de agradecimiento de su cuñada porque su cuñada le menospreciaba. Es por eso -- que pensándolo

bien -- no yo, quiero decir él, pensándolo él bien -- puede ser que por eso, así cuando el se ha ido de

su lado ella ha aprovechado para arrastrar a la niña lejos de allí.

CHRIS: ¿Qué? ¿La arrastraba?

CLAIR: No, pero se movían realmente rápido. Puede que no rápido para la enfermera, pero sí para la

niña.

CHRIS: ¿Es por eso que te has fijado en los vaqueros?

CLAIR: Exacto

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CHRIS: Quieres decir que porque sus piernas se tenían que mover rápido para seguir a aquella mujer,

aquella enfermera, aquella tía que la arrastraba a la parada de taxis.

CLAIR: Bueno no, jo he dicho -- no la arrastraba -- pero si -- ciertamente me he fijado en sus vaqueros.

Pausa

¿Y tu qué?

CHRIS: mmm?

CLAIR: ¿Cómo ha ido el día?

CHRIS: He tenido un buen día. Solo que la tarjeta no me pasaba. He tardado un cuarto de hora en

entrar en mi edificio.

CLAIR: Oh no. ¿Que ha pasado?

CHRIS: Bueno, he golpeado en el cristal y la única persona que había dentro era la mujer de la

limpieza así que la mujer de la limpieza se ha acercado al cristal y yo le he enseñado la tarjeta y he

señalado, obviamente, mi foto en la tarjeta, pero la mujer de la limpieza simplemente se ha encogido

de hombros – cosa extraña porque conozco a todas las mujeres de la limpieza realmente bien.

CLAIR: ¿Entonces que has hecho?

CHRIS: He llamado al interfono hasta que ha respondido alguien. (Pausa breve) ¿Que es eso?

CLAIR: ¿Qué pasa?

CHRIS: ¿Pasa? Nada. ¿Por qué?

CLAIR: Es por la manera en que lo has dicho: ¿Qué es eso?

CHRIS: No pasa nada.

CLAIR: Vale.

CHRIS: No pasa nada.

CLAIR: Vale. Estoy contenta de que no pase nada. Porque querís enseñarte esto.

CHRIS: ¿Qué es eso? ¿El diario?

CLAIR: Me ha dado el diario – si. He dicho: no me lo tiene que dar – es para su hija. Porque

naturalmente la idea era que su hija escribiese todos sus pensamientos y sentimientos en este gran

cambio en su vida.

CHRIS: ¿Qué gran cambio en su vida?

CLAIR: Dejar a su padre, naturalmente. Vivir con su tia.

Pausa

¿Es que/no me escuchabas?

CHRIS: ¿Empieza en enero?

CLAIR: ¿Qué?

CHRIS: ¿Empieza en enero?

CLAIR: Si – es un diario normal y corriente.

CHRIS: ¿Que harás?

CLAIR: No lo se.

CHRIS: ¿escribir?

CLAIR: No lo se.

CHRIS: ¿Escribir qué?

CLAIR: ya te lo he dicho: no tengo/ni idea.

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CHRIS: Y te lo ha dado así, ¿y ya está?

CLAIR: mmm?

CHRIS: el hombre – aquel hombre – te lo ha dado así, ¿y ya está?

CLAIR: Bueno no – no allí mismo – obviamente – en el medio de la estación de Waterloo. Me ha

preguntado su podíamos hablar. Por lo que había pasado – la niña y todo eso – el hecho de que

hubiese visto dirigiéndose hacia la parada de taxis – he pensado que no tenía opción. Y me he

alegrado por que, por una de estas casualidades, ha resultado que lo conocía.

CHIRS: ¿Lo conocías?

CLAIR: si – no lo conocía – pero sabía quien era.

CHRIS: ¿AH?

CLAIR: Si. Bueno si. Es este escritor de quien todo el mundo habla. Bueno no todo el mundo –

obviamente – sino la gente que sabe – la gente que sabe de literatura. Así que claro ha sido

completamente fascinante – ha sido completamente fascinante encontrarme sentada en una cafetería

con este escritor de quien todo el mundo habla. Porque no concede entrevistas, pero allí lo tenía

sentado en esta cafetería abriéndome el corazón. Sobre su temporada en la cárcel – y la tortura allí –

pero todo muy normal – como una conversación normal y corriente – como yo te hablo a ti ahora –

sobre tortura – sobre el cubo en el suelo de cemento – todo muy normal – y la criatura claro – su hija –

las esperanzas que tenía depositadas en ella – que le entristecían – ¿porque nos entristecen, me ha

dicho, nuestras esperanzas? – incluso allí – en la oscuridad – en la celda – que es por eso que

intentaba no hacerlo – tener esperanzas, quiero decir – me parece que eso lo he entendido bien –

durante todas las noches y todos los días que esperaba que viniesen – solo esperaba y esperaba que

viniesen.

CHRIS: ¿Quién?

CLAIR: sus torturadores.

CHRIS: Claro.

CLAIR: La gente estaba decidida a / romper su determinación.

CHRIS: Me ha venido a ver Bobby hoy.

Pausa.

CLAIR: ¿Ah? ¿Bobby Williams?

CHRIS: Si.

CLAIR: ¿Y que quería Bobby Williams?

CHRIS: Solo decirme hola. Bueno – no – de hecho más que decir hola. Ha venido a l oficina porque

me quería explicar la comida que había tenido con Jeanette. Porque parece que hace un par de

semanas había comido con Jeanette y de acuerdo con Jeanette la filial norteamericana empieza a

reestructurarse y el instinto de Jeanette dice que si en América del Norte empiezan a reestructurarse,

no tardarán mucho en empezar la reestructuración aquí.

CLAIR: ¿Ah?

CHRIS: Y claro ha conseguido que todo eso sonase como si le importase lo que me puede pasar a mi

y a mi familia pero la verdad es que me quería hacer sentir incómodo. Y la causa de su relación con

Jeanette – que yo dudaría calificándola de sexual – pero a causa de esta cosa, sea lo que sea, esta

intimidad, estas comidas que tienen – bueno a causa de eso, el lugar de Bobby está protegido,

mientras que el mio, teniendo en cuenta la situación de los territorios norteamericanos, es, bueno es

obviamente más vulnerable.

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CLAIR: Mira: si los cambios tienen que ser radicales, entonces ni siquiera Jeanette podrá proteger a

Bobby por la misma razón de que la misma Jeanette será vulnerable.

CHRIS: Si, pero Jeanette es muy lista. No digo que sea insustituible – no hay nadie insustituible – pero

se ha montado la manera de quedar gravada en la cabeza de la gente. Quiero decir pongamos un

ejemplo, ponemos por ejemplo que esta tarde, en lugar de encontrarte a este hombre en la estación de

Waterloo, te hubieses encontrado a Jeanette, y que fuese Jeanette quien te hubiese llevado a una

cafetería y te hubiese explicado esa ridicula historia sobre la niña y la enfermera y sobre ser torturado

en un cubo o lo que sea que ese hombre te haya querido hacer creer. Bueno en esas dos horas en la

cafetería – porque supongo que has pasado un par de horas bien buenas con él – etonces en estas

dos horas Jeanette se habría propuesto quedar gravada en tu cabeza. Te alejarías de esa cafetería y, a

pesar de su ridícula historia, o puede ser, quien sabe, a causa de ella, pensarías en Jeanette – y eso

he visto como pasaba – resultaba esencial para la supervivencia de tu empresa. Ahora estarías

hablando conmigo – manteniendo, como has dicho, una conversación normal ahora – pero en tu

cabeza tendrías esa corriente – ese flujo de especulación sobre Jeanette – la comprensión del

mercado de Jeanette – la visión estratégica de Jeanette – la habilidad de Jeanette para pensar fuera

de las convenciones bla bla bla. Y una vez este flujo hubiese empezado no había forma de que te la

pudieses sacar de la cabeza – de la manera en que por ejemplo seguro que te sacarás de la cabeza a

ese hombre.

CLAIR: ¿Ah?

CHRIS: si.

CLAIR: Un flujo de especulación.

CHRIS: Si, y no tendrías ni idea de por que. Porque al fin y al cabo Jeanette tiene un aspecto de lo

más normal.

CLAIR: ¿Ah si?

CHRIS: Incluso así tiene ese poder.

CLAIR: Sobre los hombres.

CHRIS: ¿sobre que? – no – no es eso lo que quiero decir – quiero decir sobre todo el mundo – los

hombres y las mujeres / por igual.

CLAIR: ¿entonces dices que puede ser que pierdas el trabajo?

CHRIS: Solo digo lo que Bobby me ha dicho que Jeanette le ha dicho en la comida. No quiero decir

que me tenga que matar. No entra en mis planes colgarme de un árbol, si es eso lo que piensas. Hay,

como bien sabes, dos criaturas durmiendo en esta casa, y no les pienso dejar sin padre, igual que

tampoco estoy preparado para dejar que alguien encuentre mi cuerpo en estado de descomposición

mientras saca a pasear a su perro. Con bastante trabajo pienso que puedo llegar a perder el trabajo.

Incluso alguien se ha pasado toda una reunión distraído dibujando figuritas entrelazadas en la orden

del día – o animales imaginarios – justo después se me ha acercadp y me ha dado las gracias por ser

la única persona de la habitación que ha hablado con un poco de seriedad. No siquiera Bobby Williams

me concedería eso. Osea que no creo de verdad qe tengas que tener miedo.

CLAIR: ¿Miedo de qué?

CHRIS: Porque obviamente es ese tipo de rumor inquietante.

CLAIR: No tengo miedo.

CHRIS: ¿Entonces porqué sonríes?

CLAIR: ¿Yo?

CHRIS: Sabes que estás sonriendo.

CLAIR: No tenía ni idea de que estuviese sonriendo. (Pausa breve) ¿todavía sonrío?

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CHRIS: sabes perfectamente que si.

CLAIR: Entonces debo estar sonriendo a pesar de mi misma. O puede ser sonrío porque te veo con

este traje y recuerdo hasta que punto te quiero. Pero – bueno – escucha – ¿que te hará pensar que me

lo sacaré de la cabeza?

CHRIS: ¿Como dices?

CLAIR: ¿Porqué dices que su historia es ridícula? ¿que te hace pensar que me lo he sacado de la

cabeza?

CHRIS: ¿ Que te has sacado a quien?

CLAIR: el escritor. Mohamed. ¿que te hace pensar que me lo he sacado de la cabeza?

CHRIS: ¿No lo has hecho?

CLAIR: si – no – no – no – no necesariamente.

Pausa

El empieza a reírse.

¿Qué pasa?

CHRIS: Has dejado de sonreír.

CLAIR: ah si?

CHIRS: Si.

CLAIR: ¿De verdad?

CHRIS: SI.

Los dos ríen entre dientes.

Te contaré una cosa que te hará reír. ¿Sabes esta mañana cuando he entrado en el edificio? Pues la

tarjeta no me pasaba. Lo he intentado una vez y otra pero no me pasaba. Osea que he llamado por el

cristal pero la única persona que había allí dentro a esa hora de la mañana era una mujer de la

limpieza así que la mujer de la limpieza se ha acercado al cristal... No. Ya te lo he contado, eso. ¿Ya te

lo he contado, eso?

CLAIR: Continúa.

CHRIS: Pero ya te lo he contado, eso.

CLAIR: Contado ¿que? ¿ah si?

CHRIS: eso de la mujer de la limpieza acercándose al cristal. Cuando he levantado la tarjeta.

CLAIR: Ah eso.

CHRIS: Bueno, si, no?

CLAIR: Si.

CHRIS: ¿Y porque me dices que siga? (Pausa breve) hmmm.

CLAIR: ¿que pasa?

CHRIS: nada. Nada de nada. ¿donde vas?

CLAIR: a poner esto en un sitio seguro.

Clair sale con el diario. Chris se queda. No hace nada.

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II

Clair trabaja en el ordenador, consultando un libro o un manuscrito que tiene al lado.

Chris aparece – vestido “informal”.

Se queda detrás suyo, mirándola trabajar. Ella no se da cuenta. El tiempo pasa, después:

CHRIS: ¿No te aburres?

CLAIR: Mmm?

CHRIS: Traduciendo. ¿No / te aburres?

CLAIR: (Mientras sigue trabajando) Bueno está claro que me aburro a veces. No todo lo que la gente

escribe es interesante – como este – pueden resultar aburridos de traducir. Por otro lado, llego a

conocer autores, y algunos de ellos son personajes reales – me invitan a comer – me presentan a sus

familias. Unos son mucho más tranquilos. Son los cangrejos. Tan rápido como levantas la piedra en

que se esconden, se escabullen hacia otra. ¿te vas a estar ahí de pie detrás mio?

Chris no se mueve. Clair sigue trabajando.

CHRIS: Osea que nunca te ha tentado.

CLAIR: ¿tentado que?

CHRIS: Escribir algo tuyo.

CLAIR: ¿Yo? (Sonríe y se gira hacia él por primera vez) ¿Por que dices eso?

Chris empieza a irse.

¿Por que dices eso? ¿Donde vas?

CHRIS: El timbre.

CLAIR: ¿Que timbre? No lo he escuchado. ¿estás seguro?

CHRIS: Estoy muy seguro de que he escuchado el timbre.

Chris sale.

Clair escucha un momento y, como no escucha nada, continúa trabajando.

Finalmente, Chris vuelve con una mujer, Jenny, lleva uniforme de enfermera debajo del abrigo. Hablan

mientras entran.

CHRIS: Por favor, estoy seguro de que no le molestará. Está aquí – mire – en el jardín – trabajando.

JENNY: No quiero molestar a nadie.

CHRIS: De verdad que no creo que le importe – ¿verdad?

CLAIR: Que me importe, ¿qué?

CHRIS: Te presento a – lo siento.

JENNY: Jenny.

CHRIS: Te presento a Jenny.

JENNY: Soy Jenny. Hola.

CHRIS: Le puedo traer algo, Jenny – algo de beber.

JENNY: Oh no. No me puedo quedar. (A Clair) Solo me preguntaba si podríamos hablar un momento.

CLAIR: Me gustaría mucho. Déjeme solo que entre estas cosas.

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CHRIS: Ya lo haré yo si quieres.

CLAIR: No. tu quedate aquí y habla con Jenny.

Clair recoje sus cosas y sale. Pausa.

CHRIS: Osea que... es enfermera.

JENNY: Si.

CHRIS: ¿siempre ha sido enfermera?

JENNY: Si.

Pausa.

CHRIS: Supongo que muchas enfermeras son hombres.

JENNY: Muchas enfermeras – tiene razón – son hombres. De hecho un número sorprendente de

enfermeras – es posible de hecho que la mayoría de enfermeras – son mujeres.

CHRIS: Ah si.

JENNY: oh si.

CHRIS: Ustedes deben estar bajo una gran presión.

JENNY: Todos nosotros – si – hombres y mujeres – estamos bajo una inmensa presión. (Pausa) Y a

veces la presión es tan intensa... es tan intensa que... (rie) Pero este jardín es tan precioso. Puedo

verlo desde mi ventana. A menudo veo a sus hijos corriendo arriba y abajo gritando y silbando. A

menudo pienso como es de extraordinario ver un jardín como el suyo con niños corriendo arriba y

abajo, gritando y silbando – aquí mismo – aquí mismo en medio de la ciudad.

CHRIS: ¿Es que no es como todos los jardines, el nuestro? Seguro que la ciudad está llena de este

tipo de jardines – un trozo de hierba – alrededor unas cuantas plantas de las que normalmente no

sabemos los nombres. Realmente no enciendo lo que está diciéndo,

JENNY: Está claro que hay jardines parecidos – pero ahora que estoy en su jardín – bueno dentro de

su jardín – de hecho de pie en él – de hecho de pie en este trozo de hierba – me doy cuenta que su

jardín es genuinamente único. Nos conocemos, verdad. Le he visto en algún sitio – ¿En la óptica? Ah

ya se donde – mirando en la sección de congelados del supermercado – revolviendo entre los

paquetes de verduras congeladas – mirando el brócoli – removiendo – era usted – solo que llevaba

traje – debía estar volviendo a casa del trabajo.

CHRIS: Si.

JENNY: Hacía unas cuantas compras de camino a casa después del trabajo.

CHRIS: Si.

JENNY: Y también –

CHRIS: Tiene razón.

JENNY: Estoy segura de que le he visto –

CHRIS: Ah?

JENNY: Porque cuando ha abierto la puerta me he dicho a mi misma: esa cara la he visto antes – en el

supermercado o algo – o de pie en una ventana del piso de arriba un poco triste.

CHRIS: ¿Me da el abrigo?

JENNY: ¿Qué?

CHRIS: El abrigo.

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JENNY: Oh no. no me puedo quedar. Estoy trabajando. (Pausa breve) Pero quería hablar con su

mujer.

CHRIS: La llamaré.

JENNY: No – por favor no levante la voz. Me asusto.

CHRIS: De acuerdo en ese caso la iré a buscar.

Chris sale. Jenny espera. Saca un espejo y se examina la cara. Chris y Clair vuelven y la miran en

silencio. Después:

CLAIR: ¿Quería hablar conmigo?

JENNY: Si.

CLAIR: ¿De qué?

JENNY: Parece que le sorprende que quiera hablar con usted, pero el hecho es que somos vecinas, e

incluso su casa es mucho más grande que mi minúsculo piso, incluso – o como mínimo eso parece –

incluso nos preocupan las mismas cosas: la iluminación de la calle, que sea de sentido único, los

niveles de sonido y etcétera. No solo eso, sino que las dos somos mujeres – quiero decir – bueno eso

espero – que a diferencia de los hombres con un poco de suerte podemos definir nuestro territorio sin

que antes tengamos que mear.

CLAIR: ¿La conozco?

JENNY: Soy Jenny. Ya le he dicho quien soy. Somos vecinas. Probablemente me ha visto entrando en

el coche – o – como su marido – me ha visto por las mañanas quitándome el uniforme después de

conducir totalmente muerta del hospital en una hora en la que la mayoría de gente se levanta y

escucha la radio mientras desayuna. De hecho con toda probabilidad entonces me podría ir a dormir,

pero en cambio lo que me apetece hacerme un ovillo en una silla con un trozo de tostada bien buena o

un huevo y mirar una de aquellas películas bonitas en blanco y negro en la tele. Hoy por ejemplo

ponían aquella en la que Humphrey Bogart finge que está enamorado de Haudrey Hepburn pero

finalmente se enamora de verdad – queriéndola de verdad – y de todo corazón. Después – bueno

probablemente lo ha oído – me gusta tocar el piano un rato. No soy muy mala tocando el piano – de

pequeña me lo tomé con bastante seriedad – y siempre caliento con escalas y este tipo de cosas –

pero lo que tiene gracia, es que, es que aunque puedo tocar todas las notas y entiendo con que

intensidad el compositor se lo debe haber imaginado, no hay vida en mi música. Emocionalmente está

muerta. Porque ¿sabe cuando el sol da en la pantalla de la tele y la imagen desaparece y todo lo que

ves es la superficie del vidrio? Pues mi música es así – dura y sin color. No digo que si me ha

escuchado por la calle un día de verano cuando tenía las ventanas abiertas no haya pensado “Oh –

bellísimo.” Pero si se parara y se pusiese a escuchar – se pusiese a escuchar de verdad de verdad –

entonces la expresión de su cara se convertiría – oh si – créeme – de horror – la misma mirada que

veo en la cara de un paciente cuando le dicen que el tumor que le crece en los pulmones se extiende

hasta el cerebro – una manera de endurecimiento – aquí – alrededor de los ojos – está claro que una

vez que se llega a este punto entonces la muerte – bien estoy segura que los dos lo saben, eso – es

inviable. Escuche: no he venido aquí para hablar de cuanto toco el piano.

CLAIR: Ah?

JENNY: Está claro que no.

CLAIR: Entonces porque ha –?

JENNY: ¿Si?

CLAIR: Entonces porque ha –?

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JENNY: ¿Si? ¿Venido? ¿porque he venido?

CHRIS: Exacto.

CLAIR: Para hablar conmigo.

CHRIS: Mmm?

CLAIR: Para hablar conmigo.

JENNY: Tiene razón.

CHRIS: Déjeme cogerle el abrigo.

JENNY: No. No se acerque.

CHRIS: ¿Perdón?

JENNY: He dicho: no se me acerque.

Sonríe. Pausa breve a Clair.

CLAIR: Deje que me explique. Trabajo duro. Me canso. Me cuesta dormir. Mi marido se ha ido a la

guerra. No a matar. Está claro que no. El es médico. Tiene un arma – porque todos los soldados tienen

armas – pero se reiría si viera el arma pequeña pequeña que dan a los médicos – nada útil para matar

gente – no la gran cantidad de gente que tienes que matar en una guerra. Es una guerra secreta. No le

puedo decir donde es, o pondría vidas en peligro. Pero lo que si le puedo decir es que lo que están

haciendo ahora, en la guerra secreta, es atacar una ciudad – convertirla en polvo, de hecho – si –

convirtiendo esta ciudad – las plazas, las tiendas, los parques, los centros de ocio y las escuelas –

convirtiéndolo todo en una fina capa de polvo gris. Porque – y mi marido me ha dado su palabra –

tienen que matar a todo el mundo que vive en esa ciudad. El no. Está claro que no. El es médico. Pero

aun así la ciudad se debe convertir en polvo para que los chicos – nuestros chicos – puedan entrar sin

peligro y matar a la gente que quede – la gente, quiero decir, que todavía se aferre a la vida. (Pausa

breve.) Porque es sorprendente hasta que punto la gente se aferra a la vida – soy enfermera – lo veo

cada día – veo gente aferrarse a la vida casi cada día – y pasa lo mismo – según mi marido – en esa

ciudad: gente en todo tipo de lugares inesperados, aferrándose a la vida. Osea que los chicos – los

chicos que tienen que entrar y matar a la gente que se aferra a la vida. Y solamente por dejar las cosas

claras, tienen tarjetas azules, y en las tarjetas, lo que pone es: matad. Y ya se que piensa: piensa que

debe ser muy fácil matar gente que simplemente se aferra a la vida – cualquier idiota podría hacerlo,

piensa – debe ser como – ¿qué? – recorrer toda la casa antes de irse de vacaciones – desconectar

todos los enchufes. Pero no – ah – bueno – no – porque – sabe – y mi marido me ha dado su palabra –

las personas que se aferran a la vida son las más peligrosas de todas. (Pausa breve) Digamos que

usted es uno de los chicos – y que patrulla una calle y se da cuenta de que hay una tapa abierta – y la

tapa da a una alcantarilla – osea que entra en la alcantarilla – entra en la alcantarilla porque piensa:

hmm – puede ser que haya vida en esta alcantarilla – puede ser que haya gente que se aferra a la vida

en esta alcantarilla. Y si – escucha – ruidos – ruidos de arañazos – de chupetones – señales de vida

en la oscuridad – porque está muy oscuro – y tanto que lo está – allí abajo – en las profundidades de la

ciudad – en la alcantarilla. Osea que se deja caer las gafas de infrarrojos sobre los ojos y puede ver –

si – ver realmente – según mi marido – en la oscuridad – puede ver todo el mundo verde-gris de la

alcantarilla utilizando las gafas de infrarrojos en la oscuridad. (Pausa breve) Y si – mira – aquí hay

señales – aquí hay señales de gente aferrándose a la vida: telas, sangre, tazas de café – y la peste

claro – soy enfermera – y huelo cada día – la peste particular que echa la gente cuando se aferra a la

vida. ¡Y allí los tenemos! “de repente”, como dirían en un libro, allí los tenemos: una mujer verde

brillante con un bebé verde brillante en el pecho – justo al final de la alcantarilla – mamando – era ese

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el ruido que había escuchado – una mujer dando de mamar. (Pausa breve) Entonces el chico piensa:

(sin sobreactuar la voz) “hmm, que mierda, que mierda hijo de puta. No la puedo – bueno – matar y ya

está. No puedo matar a una mujer con un niño e el pecho ostia, hijo de puta. Hmm, ya se que haré:

sacaré la tarjeta azul y comprobaré las instrucciones, veré que dicen, de esto de madres e hijos, las

instrucciones.” Osea que coge su tarjeta azul para comprobar las instrucciones y es entonces cuando

se le tiran encima. Hijos de puta furiosos que se aferran a la vida en la alcantarilla. Perpetradores de

terrores furiosos y sin escrúpulos que no se pararán ante nada con tal de mantenerse vivos – utilizarán

a una madre y su hijo simplemente para mantenerse vivos. Un ladrillo la abre la cabeza, al soldado. Y

la última cosa que el bebé ve mientras su madre utiliza el dedo para quitarse del pezón su boca es un

cuchillo de cocina bien serrado – y mi marido me ha dado su palabra – un pequeño cuchillo de cocina

con una hoja inmaculada bien serrada que utilizarán para sacarle el corazón al soldado – ¿Lo ve?

(Pausa breve) He dicho: ¿Lo ve?

CLAIR: bueno...

JENNY: eh?

CLAIR: Si – está claro – bueno no – ¿ver qué?

CHRIS: ¿Ver qué exactamente?

JENNY: No hablo con usted. No se meta.

CLAIR: ¿Ver qué, Jenny?

JENNY: Lo difícil que es dormir.

CLAIR: Ah?

JENNY: Lo difícil – si – para mi dormir durante el día con todo eso en la cabeza mientras sus hijos

corren arriba y abajo gritando y silbando. ¿Lo ve?

CLAIR (risa debil): ¿Qué – quiere que los encierre dentro de casa?

JENNY: ¿Lo haría?

CLAIR: Claro que no. Está claro que no encerraría a nuestros hijos dentro de casa. ¿Verdad?

CHRIS: Claro que no.

JENNY: ¿donde están ahora?

CHRIS: jugando. Están jugando en el cuarto de los juguetes.

CLAIR: Exacto: están jugando en el cuarto de los juguetes.

JENNY: ¿Cerrados con llave?

CLAIR: No

JENNY: ¿Encerrados con llave en el cuarto de los juguetes?

CLAIR: No

JENNY: ¿Encerrados con llave en el cuarto de los juguetes?

CLAIR: No

Pausa breve. Clair y Chris se intercambian una mirada y ríen entre dientes. Con suavidad:

CLAIR (bajando la voz): Mucho me temo que se ha puesto así desde que ha perdido el trabajo. Está

aburrido y no deja de buscar cosas que hacer. Por eso es que quería cogerle el abrigo. Para sentirse

útil. Y cuando se lo hubiese devuelto, no le habría acercado el abrigo simplemente – ah no – a mi me

ha empezado a aaguantar el abrigo y a esperar a que agradecida meta el brazo dentro de la manga,

como un personaje salido de aquellas películas viajes de las que hablaba. (Sonrie) Y natiralmente

como es un hombre les hace jugar a esos juegos – esos juegos horribles y ruidosos – les hace gritar –

silbar – bramar – y los lanza por el aire – lo finge – lo odio – no puedo mirar – que los deja caer boca

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abajo – cuando ellos – obviamente – preferirían ver la tele o un mirlo – bueno, ¿quién no? – hacerse el

nido. Tiene razón, Jenny – somos mujeres – no nos hace falta dar un golpe en la mesa para dejar clara

una objeción y la objeción que usted está formulando es justa. Y el hecho de que el verano se acerque

– obviamente – todavía lo empeora. Porque si cierr las ventanas, no podrá respirar, y si las abre –

porque eso lo entiendo – incluso cuando los gritos y silbidos paren – si se paran – en lugar de

dormirse, se pasará horas allí sentada esperando y esperando que vuelvan a empezar, incluso si no lo

hacen nunca – una especie de tortura, realmente. (Sonríe) No se cual es la solución, Jenny. Puedo

pedir a mi marido – que – se corte las uñas de los pies – puedo girar la cabeza si no quiero que me de

un beso (aunque claro eso es peligroso) – pero lo que no puedo hacer – Jenny – es pedirle que no

juegue con sus hijos – durante el día – cuando está sin trabajo – en su jardín.

JENNY: ¿Entonces qué?

CLAIR: Mmm?

JENNY: ¿Qué puede hacer?

CLAIR: No hay nada que pueda hacer. Me sabe mal.

Chris vuelve, riendo.

CHRIS: Increible.

CLAIR: ¿El qué?

CHRIS: Están cerrados con llave.

CLAIR: ¿Que quieres decir?

CHRIS: Que tenías razón: hay cerradura – se han cerrado por dentro – han encontrado una llave.

CLAIR: ¿Que llave?

CHRIS: Bueno deben haber encontrado una.

CLAIR: ¿Qué les has dicho?

CHRIS: Bueno les he dicho que abriesen inmediatamente.

JENNY: ¿Han encontrado una llave?

CHRIS: Solo se me ocurre que estuviera debajo de la moqueta. Deben haber arrancado la moqueta y

encontrado una llave – si.

JENNY (ríe): Demonios.

CHRIS: Si.

CLAIR: ¿Que les has dicho?

CHRIS: Ya te lo he dicho: les he pedido que saliesen. Les he preguntado a que creían que estaban

jugando. Les he preguntado si se daban cuenta de los peligroso que es arrancar una moqueta y

encerrarse con llave en una habitación. Porque ahora, les he dicho, ahora, incluso si giráis la llave para

abrir la puerta, no hay garantía de que podáis abrir, porque topará con la moqueta. Estaréis atrapados,

he dicho, estaréis atrapados en el cuarto de los juguetes, y si alguno de vosotros tiene un accidente

ahí dentro – os cortáis, por ejemplo, y empezáis a perder sangre – entonces ¿como podrán ayudaros

mamá y papá?

Pausa breve.

CLAIR: ¿Qué han dicho ellos?

CHRIS: Nada.

CLAIR: Estás seguro, ¿de que están dentro?

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JENNY: Quiere decir que es posible que hayan cerrado la puerta por fuera y luego hayan huido.

CHRIS: Se exáctamente lo que ella quiere decir – no necesito que usted me explique lo que ella quiere

decir – pero el hecho es que, ha escuchado sus voces y que si no han abierto la puerta en unos –

(Mira el reloj) ¿que ponemos? – ¿cuarenta y cinco segundos? –

Chris se concentra en su reloj. Las dos mujeres le miran. Diez segundos de eso.

III

Chris exactamente como estaba, concentrado en su reloj.

Después de diez segundos, aparece Clair, con un vestido ligero de verano.

CLAIR: Estás gracioso así. ¿Que haces?

CHRIS: Mmm? (Mira arriba)

CLAIR: ¿Qué haces?

CHRIS: ¿Gracioso?

CLAIR: Si, ¿Qué haces?

CHRIS (sonríe): Te has pasado una hora hablando por teléfono.

CLAIR: Ah si? Me sabe mal. Hablaba con uno de mis escritores. Me ha invitado a Lisboa. En octubre.

¿Querías usar el teléfono?

CHRIS: Octubre.

CLAIR: Si – bueno – digo uno de mis escritores, pero es el mismo escritor – el que conocí en la

estación de tren – Mohamed? – ¿Te acuerdas? – ¿Que había perdido a su hija? Pues está

organizando un congreso – un congreso de traducción – y me ha pedido que presente una ponencia.

CHRIS: Mohamed.

CLAIR: Si – no te acuerdas – en Navidad – había perdido a su hija.

Pausa breve

CHRIS: ¿No hará mucho calor?

CLAIR: Me gusta el calor. ¿Te refieres en Lisboa?

CHRIS: Si.

CLAIR: Me gusta el calor. Ya lo sabes. (Pausa breve) ¿He dicho algo gracioso?

CHRIS: No.

CLAIR: Entonces ¿Qué quiere decir esa cara?

CHRIS: Simplemente quiere decir de repente me doy cuenta de cuanto te quiero.

CLAIR: Ah?

CHRIS: Si.

CLAIR: ¿De repente te das cuenta?

CHRIS: Si.

CLAIR: Vete a la mierda.

CHRIS: ¿Qué?

CLAIR: He dicho: Vete a la mierda. Solamente dices que me quieres porque te sientes mal contigo

mismo y esperas que diciéndome que me quieres te sentirás mejor persona de lo que eres en realidad.

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CHRIS: Al contrario: te digo que te quiero porque me siento bien conmigo mismo. Tengo muy buenas

noticias.

CLAIR: Ah?

CHRIS: Si.

CLAIR: ¿Son de trabajo?

CHRIS: Si.

CLAIR: Has encontrado trabajo.

CHRIS: Si. (Pausa breve) He encontrado un trabajo. ¿No estás contenta por mi?

CLAIR: Estoy muy contenta por ti. (Pausa breve) ¿Qué pasa?

CHRIS: Dame un beso.

CLAIR: No.

CHRIS: Dame la mano.

CLAIR: No – ¿porqué? – ahora no. (Pausa breve) Hace calor. (Pausa breve, sonríe) Bueno y ¿cómo

ha sido eso?

CHRIS: ¿No me darás un beso?

CLAIR: Ahora no. Cuando hace calor no.

CHRIS: Pensaba que te gustaba el calor.

CLAIR: ¿Qué? Si que me gusta el calor. Está claro que me gusta el calor. Pero no que me den un

beso, eso es todo.

CHRIS: En ese caso lo siento.

CLAIR: No te disculpes. Impón tu voluntad.

CHRIS: ¿Qué?

CLAIR: Impón tu voluntad.

Pausa breve

CHRIS: ¿Quieres que te obligue a que me des un beso?

CLAIR (ríe): ¿Cómo podrías obligarme a que te de un beso?

CHRIS: Me podría acercar. Te podría obligar.

CLAIR: Ah?

CHRIS: Si.

CLAIR: ¿Como lo harás?

CHRIS: Te lo enseñaré. Me acercaré. Te obligaré a hacerlo. Es fácil.

CLAIR: Ah si?

CHRIS: Es muy fácil realmente: me acercaré y te obligaré a darme un beso.

CLAIR: Venga.

CHRIS: Si es lo que quieres.

CLAIR: Venga.

CHRIS: ¿És lo que quieres?

CLAIR: ¿Porque tendría que quererlo? ¿Qué mierda de mujer querría una cosa así?

Chris no se mueve.

¿Jeanette?

CHRIS: ¿Quién?

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CLAIR: ¿Jeanette?

Pausa breve.

CHRIS: ¿Es lo que quieres?

CLAIR: No sacarás nada preguntándome que quiero, tienes que imponer tu voluntad. Tienes que

imponer tu voluntad o te encontrarás (cruje los dedos) fuera, te encontrarás (cruje los dedos) fuera de

esta puerta de cristal cilindrado antes de que no siquiera hayas tenido tiempo de colocar nuestras fotos

encima de la mesa. Porque el mundo ha cambiado – oh si – y tendrás que ser mucho más fuerte que

esto.

CHRIS: Soy mucho más fuerte que esto.

CLAIR: Entonces demuestralo.

Una pausa breve. Chris se acerca a Clair. Le toca la cara, le toca el pelo. Clair no reacciona pero no se

resiste. En el último momento el va a darle un beso, pero ella gira la cara violentamente.

No! (Sonríe) Entonces como ha sido, ¿como ha sido? Como es que has encontrado ese trabajo o lo

que sea que es – mmm?

CHRIS: Es una historia muy larga, de hecho. Y no recuerdo si te expliqué lo que pasó a finales del año

pasado cuando empezó la reestructuración, Jeanette pasó a formar parte del consejo de

administración y lo primero que hizo en su nuevo puesto como miembro ejecutivo fue muy

inesperadamente obligar a Bobby Williams – me parece que te lo dije – a dimitir. Y a primeros de año

puede que no te contase que encontraron a Bobby muerto en una habitación de hotel en París donde

había dicho a su familia que iba a una entrevista de trabajo.

Bueno poco después en el funeral – hmmm, ¿cuando fue? – ¿marzo? – una tarde bajé al

supermercado a comprar carne y como no pude encontrar la cantidad de carne que quería en la

sección de envasados – quiero decir en los envases de plástico donde ponen la carne encima de

pequeñas alfombras absorbentes – tuve que ir a la carnicería y había algo en el hombre de detrás del

mostrador que me resultaba familiar y resulta que fuimos juntos a la escuela. Lo se – si – increible. Yo

no sabía quien era el , pero me reconoció al acto, dijo, “veo que no me reconoces, pero yo se quien

eres tu, te he reconocido al acto, eres Christopher, fuimos a la misma escuela, es el sombrero” dije “

¿que quieres decir – el sobrero?” el dijo, “no me reconoce nadie con este sombrero.” Así que se quitó

el sombrero – una de esas cosas blancas al estilo musulmán que les hacen llevar en el supermercado

y me concentré en sus ojos y me di cuenta de que de hecho había algo realmente familiar en los ojos

de aquella persona. Osea que le dije, “si, tienes razón, si que te recuerdo, pero lo siento, incluso sin el

sombrero no recuerdo tu nombre” Lo que quería decir era que claro que llevaba una placa con su

nombre y la placa decía “Sam”. Claro. Sam. Sam de la escuela. Dios mio. Osea que le pregunté como

iban las cosas – como le trataba la vida – cosa realmente estúpida porque podía ver que la vida le

trataba como una mierda: llevando una placa, con ese estúpido sombrero – pero no – ah no – la vida

le trataba bien, dijo – el sueldo y las condiciones estaban por encima de la media – había buen

ambiente y descuentos generosos a los trabajadores – seguridad profesional – buenas perspectivas –

o tenía ninguna queja – ¿y to que? Osea que le expliqué que estaba... bien … ¿cual es la palabra?

(Baja la cabeza) Hmm.

Pausa breve. Levanta la cabeza.

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Se pone un chandal azul marino y nos sentamos en un pub y me invita a bebid y dice, “ probablemente

no te acuerdes del día que me escupiste – me escupiste por toda la ropa – me escupiste por toda la

cara – me acorralaste en clase con aquel amigo tuyo y me escupiste. Probablemente no te acuerdes,

Christopher. Probablemente no te acuerdes de haberme escupido al pelo. Salud.” (Baja la cabeza.)

Pausa breve. La cabeza todavía bajada.

Estamos sentados en el pub y hemos bebido un poco, estoy yo, está Sam y ahora un amigo de Sam,

Phil que trabaja en un almacén, conduce un carro elevador. Quien es tu amigo, dice Phil. Este, dice

Sam, es un viejo amigo Christopher de la escuela, las cosas le han ido muy bien, ha perdido el trabajo,

capullo, y me perdonáis. Oh, dice Phil, siento oirlo compañero, e Indi? ¿No está aquí todavía? Puede

que esté volando, dice Sam, puede que haya niebla, ¿de donde venía? Abu Dhabi, dice Phil, a la

mierda si hay niebla, ¿a que juega? Dale una oportunidad, dice Sam, una chica tan guapa.

Pausa breve.

Vale – escucha – estoy solo – estoy en el pub – me he tomado unos cuantos tragos – entra Indy – se

que es ella por el logo de la chaqueta – la falda – todo eso – la maletita con ruedas – Indy, le digo, Phil

se ha ido – lo siento pero no ha querido esperar. ¿Como dice?, dice Indy – ¿quién es usted? ¿quién es

Phil? ¿qué pasa? Osea que le intento explicar – eso de la carne – de Sam de la escuela – de sus ojos

– del sombrero blando – tratándolo bien – ninguna queja – y ella me mira – exacto – así – de la manera

en que tu me miras – el mismo desdén – esta chica Indy – el mismo desdén – de la manera en la que

mira a los hombres de la clase business cuando piden champán – le tocan el brazo y piden champán

para las chicas por las que han dejado a sus mujeres – hombres de pelo platino mirando como los ríos

se convierten en hilos – las ciudades en mapas – oceanos enteros de campos de chispazos –

menosprecio absoluto – si – así – como tu – esta mirada – ¿PORQUE QUE ES EXACTAMENTE LO

QUE INTENTAS DECIRME?

Silencio

CLAIR: Mira. Me iré a Lisboa unos cuantos días. No será hasta octubre. No te menosprecio. Está claro

que no. ¿Porque debería de importarte la opinión de una desconocida en un pub? No volverás a verla

nunca más.

CHRIS: No.

CLAIR: ¿Verdad?

CHRIS: No.

CLAIR: ¿Verdad que no?

CHRIS: No. (Pausa breve.) Dios mio, no, espero que no.

CLAIR (sonríe): Entonces deja de pensar.

CHRIS: No estoy pensando.

CLAIR: Perfecto – porque deberías dejar de pensar.

CHRIS: Bien no estoy pensando.

Pausa breve.

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Page 18: La ciudad.pdf

CLAIR: Estoy tan contenta por ti.

CHRIS: Ah?

CLAIR: Es una noticia tan maravillosa.

CHRIS: Si.

CLAIR: Has cambiado de arriba a abajo.

CHRIS: Si. ¿Qué? ¿de verdad?

CLAIR: Si, has cambiado de arriba a abajo. Estás mucho más...

CHRIS: Ah si?

CLAIR: Está claro que si.

CHRIS: ¿Mas qué?

CLAIR: Mas seguro de ti mismo.

CHRIS: Ah si?

CLAIR: Está claro que si. Mírate.

CHRIS: Mas seguro de mi mismo.

CLAIR: Si. Mírate. Mucho más seguro de ti mismo. Eres un hombre diferente.

Pausa breve: Chris baja la cabeza.

Bueno, ¿no te sientes un hombre diferente?

CHRIS: Si.

CLAIR: Toda tu actitud ha cambiado.

CHRIS: Si.

CLAIR: Hasta la manera en que estás de pie.

CHRIS: Si.

Pausa. Su cabeza sigue agachada.

Si, supongo que tienes / razón.

CLAIR: Porque aceptémoslo: has estado imposible. No has parado de ir arriba y abajo por toda la

casa, gritando y dando portazos desde navidad. Yo cierro todas las ventanas, pero incluso entonces –

bueno como ya sabes, hasta los vecinos vienen a quejarse de que no les dejamos dormir – y veo como

se miran los niños, preguntándose si llevan moratones bajo la ropa. Cuando he intentado trabajar te

has sentado en la otra punta de la mesa haciendo listas de la compra, o te has quedado de pie detrás

mio, gritando mi elección de palabras.

Casi te ha dejado de interesar el sexo – y cuando has mostrado interés, ha parecido como una

oportunidad en un negocio, o un préstamo de banco – y perdoname – solucionado por teléfono. Pero

ahora –

CHRIS: Si.

CLAIR: Pero ahora –

CHRIS: Tienes razón.

CLAIR: Pero ahora –

CHRIS: ¿Ahora qué?

CLAIR: Porque has estado temiendo el verano, pero ahora tu actitud ha cambiado.

CHRIS: Hasta la manera en que estoy de pie.

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CLAIR: Si.

CHRIS: Hasta el aspecto de los árboles. Hasta las rosas han cambiado.

CLAIR: Si, incluso los moratones.

CHRIS: Ya sabes que deberíamos hacer.

CLAIR: ¿Qué?

CHRIS: Lo deberíamos celebrar. Deberíamos subir a todos los coches y celebrarlo. Deberíamos ir a

autopista arriba por el carril contrario y celebrarlo. ¿No crees? O ya lo se: invitar a alguien.

CLAIR: ¿Quién?

CHRIS: Gente – gente que conozcamos – amigos. Bobby por ejemplo.

CLAIR: ¿Que quieres decir: Bobby?

CHRIS: A Bobby – a Bobby Williams – invitarlo a venir para celebrarlo – eh? Decirle que traiga a

Jeanette.

Pausa breve.

CLAIR (ríe): No me hace gracia.

CHRIS: Es un amigo. Es alguien que conocemos.

CLAIR (ríe): Para.

CHRIS: Porque hay una serie de cosas, cariño, que no acabo de entender – y hay algunas que no

entenderé nunca – y estoy bastante contento de que haya cosas que no entenderé nunca – pero una

de las cosas que no entiendo pero que realmente me gustaría entender es porque dices que hace

calor. Porqué bueno – con los árboles y eso – con la sombre y el aire – porque lo noto – circulan por la

casa – ¿entiendes que quiero decir? (Pausa breve.) ¿Entiendes que quiero decir sobre el calor?

¿entiendes que quiero decir sobre no querer dejarse dar un beso?

CLAIR (ríe): ¿Quién no quiere dejarse dar un beso?

CHRIS: Tu.

CLAIR (ríe): ¿de donde lo sacas?

CHRIS: ¿Bueno quieres?

CLAIR (ríe): ¿qué? ¿Si quiero que me des un beso?

CHRIS: ¿Quieres?

CLAIR: No vale preguntarlo.

CHRIS: Mmm?

CLAIR: No vale preguntarlo. (Pausa breve.) No vale preguntarle a una mujer si quiere / que le den un

beso.

CHRIS: Bueno, entonces tengo que suponer que si lo quieres, ¿no? ¿Quieres que me acerque?

¿Quieres que me acerque – mmm? – es eso lo que quieres? (Pausa breve.) Escucha: voy a suponer

que eso es lo que quieres.

CLAIR: Venga entonces.

CHRIS: Impondré – tienes razón – mi voluntad.

CLAIR: Venga entonces.

Chris no se mueve. Pausa breve.

CHRIS: ¿lloras?¿porque lloras? No llores. ¿Porqué lloras?

CLAIR: PORQUE ESTOY ENFADADA.

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Encima de esta réplica música en la distancia del piso de Jenny: Schubert, “Moments Musicaux”, n.3

en fa menor. Pausa. Se escucha la música.

CHRIS: No entiendo. Estabas riéndote. Hace nada estabas riéndote. (Pausa breve.) ¿Moratones?

¿Porque has dicho eso? ¿Porque alguien pensaría que hacemos daño a nuestros hijos? Nosotros

queremos a nuestros hijos – el amor es el que los ha traído al mundo. ¿Si no? – ¿No?

Pausa. La música sigue.

Eres poco razonable.

CLAIR (Secándose los ojos): ¿Donde vas?

CHRIS: A ver la tele.

CLAIR: Pensaba que lo querías celebrar.

CHRIS: Primero pasaré la aspiradora y luego veré la tele.

CLAIR: Pero todavía no me has dicho ni de que trabajo se trata.

Chris la mira un momento, después se va, dejándola sola. Unos cuantos segundos más y la pieza de

música que ha empezado en menor, llega al final en mayor.

IV

Chris escucha a una niña de ¿que?¿9 o 10 años? recitar poemas. La niña lleva un abrigo encima de

un uniforme de enfermera, exactamente igual que Jenny en la escena II.

En el escenario hay un piano de cola, con la tapa bajada.

Pausa.

CHRIS (sonríe): Sigue.

NIÑA:

He aquí una pianista denominada Yo

Que tocada cada pieza demasiado poco a poco

Cuando llegase al final

Se tumbaría en un amigo

Y le diría: “No me lo digas. Eso ya lo se”

Pausa

CHRIS: Sigue.

NIÑA:

He aquí una niña llamada Yo Gupta

Que dormía con un director de orquesta cualquiera

Pero sus amigos eran un montón

Y de ninguna de las maneras se creían

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Que la niña fuese una puta.

Pausa breve. Chris ríe entre dientes. La niña sonríe.

CHRIS: ¿Quién te ha enseñado eso?

NIÑA: Mamá.

Pausa breve.

CHRIS: Quítate el abrigo, cariño. Parece que tengas calor. No puedes tocar el piano con el abrigo

puesto.

NIÑA: No tocaré el piano.

CHRIS: Claro que lo tocarás. Me dejarás oir la pieza que le tocarás a mamá cuando llegue a casa.

Quítate el abrigo. Venga.

La niña se desabrocha el abrigo. Chris lo coge y lo aguanta. El uniforme, aunque en pequeño, no es un

uniforme “de juguete” sino una copia exacta del que llevaba Jenny.

¿Cómo están los pacientes hoy?¿cómo está Charlie?

NIÑA: Charlie ha perdido mucha sangre.

CHRIS: Espero que no.

NIÑA: Ahora lleva suero.

CHRIS: Espero que no esté todo salpicado por la moqueta del cuarto de los juguetes, cariño, como la

última vez. (Pausa breve) Pero ¿porqué llevabas un abrigo?

NIÑA: Estábamos fuera.

CHRIS: Ah?

NIÑA: Si, mirábamos como hacía un nido un mirlo .

CHRIS: Que bien.

NIÑA: Cantaba para nosotros.

CHRIS: Eso está muy bien, solo que no creo que estuvieseis mirando como hacía el nido un mirlo. No

creo que los mirlos hagan nidos – cariño – en el mes de octubre. Me parece que se instalan en las

antenas de televisión – me parece que hacen pequeños saltos por la hierba con las patas juntas y de

repente se quedan, inmóviles, con las cabezas inclinadas hacia un lado – pero no creo que hagan

nidos.

NIÑA: Lo hemos visto. Tenía musgo en el pico.

CHRIS: ¿Entonces como cantaba? (Pausa breve.) En octubre es cuando las hojas cambian de color,

no cuando los pájaros hacen nidos – mmm? ¿No recoges bonitas hojas en la escuela? ¿No sacas las

pinturas bonitas y brillantes y dibujas la forma de las hojas en hojas en blanco? Eh? (Sonríe.) ¿No os

explican las estaciones los profesores? ¿ No os han hablado de como la tierra se aleja horizontalmente

del sol? (Pausa breve.) ¿Y que me dices de las castañas? Con tu edad llevaba los bolsillos del abrigo

llenos – pero los tuyos – bueno...

Chris todavía aguanta el abrigo. Alarga la man hacia uno de los bolsillos. La niña hace un pequeño

movimiento como para pararlo, justo después se contiene. Chris se da cuenta, la mira a los ojos

durante un momento, sonríe, después mete la mano en el bolsillo.

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¿Que es esto?, cariño ¿Que es lo que llevas en el bolsillo?

Chris retira la mano: tiene una sustancia roja y pegajosa en los dedos. Levanta los dedos hasta la nariz

y huele – o puede que pruebe.

NIÑA: Ha sido Charlie.

CHRIS: ¿Qué ha sido Charlie?

NIÑA: La sangre. Ha sido Charlie.

CHRIS: No está bien acusar a Charlie. Charlie es demasiado pequeño.

NIÑA: No es demasiado pequeño para ser malo. Le tendrías que castigar.

CHRIS: No es malo.

NIÑA: Pégale.

CHRIS: No hables así.

NIÑA: Castígale. Pégale.

CHRIS: Ey ey ey – te he dicho que no te quiero oír hablar así. ¿Entendido?

Chris se seca los dedos en el abrigo y lo tira al suelo.

Déjame escuchar la pieza, cariño.

NIÑA: Y abre las puertas.

CHRIS: ¿Qué hace que?

NIÑA: Es malo. Abre las puertas. Ha encontrado lo que escribe mamá.

CHRIS: Te refieres a su trabajo. Bueno espero que no lo hayas dejado desordenado.

NIÑA: No del trabajo – lo que escribe. Ha estado escribiendo un diario secreto. Charlie ha abierto el

armario y ha encontrado un diario secreto entre los zapatos.

Pausa breve.

CHRIS: Bueno espero que no lo hayas leído.

NIÑA: Charlie no sabe leer.

CHRIS: No hablo de Charlie. (Pausa breve.) Sabes muy bien que está mal leer el diario secreto de

alguien. (Pausa breve.) Piensa en como te sentirías tu si alguien leyese tu diario secreto.

NIÑA: Si tuviese un diario secreto no lo encontraría nadie.

CHRIS: ¿Pero y si lo encontrasen? ¿Qué pasaría si leyesen tus pensamientos secretos?

NIÑA: No tengo pensamientos secretos. (Pausa breve.) Quiero mi abrigo.

CHRIS: Mmm?

NIÑA: Quiero que me devuelvas el abrigo.

CHRIS: El abrigo está sucio, cariño. Míralo.

NIÑA: Quiero que me lo devuelvas. Tengo frio.

CHRIS: Mamá no está. Mamá está en un congreso.

NIÑA: ¿Lo harás?

CHRIS: Mamá no está.

La niña duda, después da un paso hacia el abrigo.

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CHRIS (Parándola verbalmente): Eh-eh (Sonríe.)

Chris recoge el abrigo y lo aguanta para que se lo ponga. La niña se acerca, intenta poner el brazo en

la manga, pero se hace un lío.

(Sonría) Brazo equivocado, cariño.

Lo vuelve a intentar y de nuevo se hace un lío.

NIÑA: No puedo meter el brazo.

CHRIS: ¿Qué pasa?

NIÑA: No puedo meter el brazo en el lugar adecuado.

CHRIS; ¿Qué? – venga – no lo / intentas.

NIÑA: No puedo meter el brazo en la manga. Es por como / lo sujetas.

CHRIS: Muy bien, muy bien, pues hazlo tu solita. HAZLO TU SOLITA DE UNA PUTA VEZ.

Chris se aleja, se gira de espaldas. La niña se pone el abrigo tranquilamente y tranquilamente se lo

abrocha. Después:

NIÑA: ¿Papá?

CHRIS: ¿Qué?

NIÑA: ¿Quieres que te toque la pieza ahora?

CHRIS (empieza muy suave y rápido): Escucha, cariño, hay una cosa que deberías saber: mamá

volvió a casa ayer por la noche – ha vuelto de Lisboa a media noche – bueno – como dirían en un libro

– “inesperadamente” – y se ha ido directa a la cama. Ahora está aquí – si – exacto – en casa – pero la

he dejado durmiendo porque estaba muy cansada. (Ríe.) La tendrías que haber visto. Estaba tan

exhausta que ni ha entrado en tu habitación, ni ha tenido fuerza (ha dicho) de ponerte el pelo detrás de

la oreja y darte un beso, como hace normalmente. No porque fuese infeliz – no debes pensar que

mamá es infeliz – porque – bueno – de hecho estaba riendo. Es así como he sabido que estaba en

casa. He escuchado a mamá reírse en la calle – y allí la tenía – debajo de la luz de la farola –

compartiendo un chiste – algo sobre cocodrilos – con el taxista en la calle. (Ríe.) Oh, ¡que viento hacía!

Tendrías que haber visto todas las hojas moviéndose en remolinos alrededor del pequeño taxi negro

debajo de la luz naranja. Y cuando ha entrado por la puerta de delante – todavía riéndose, por cierto –

envídiala: la han seguido dos hojas enormes de castaño hasta dentro de casa. (Ríe.) He dicho “mira

que sorpresa: ¡no te esperaba hasta mediados de la semana que viene!”

NIÑA: ¿Y qué te ha contestado mamá?

CHRIS: Mmm?

NIÑA: ¿Y qué te ha contestado mamá?

CHRIS: Ya te lo he dicho, cariño: Mamá estaba cansada – no ha dicho nada.

NIÑA: ¿Ni cuando han entrado las hojas?

CHRIS: ¿Qué hojas?

NIÑA: Has dicho que han entrado dos hojas enormes dentro de casa.

CHRIS: Bueno si es verdad – si que dos hojas enormes jan entrado dentro de casa – pero mamá ni

siquiera las ha visto, cariño, por como me abrazaba.

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NIÑA: ¿Tenía miedo?

CHRIS (ríe): Claro que no tenía miedo. No era esa manera de abrazarme.

NIÑA: Puede ser que tuviese miedo de que alguien encontrase su diario secreto, y es por eso que he

vuelto a casa.

Chris se levanta. La niña le da un beso en la mejilla.

Buena niña.

NIÑA: ¿Y el piano?

CHRIS: El piano puede esperar. Ahora adios.

La niña se va corriendo. El despertador sube de intensidad y después de unos cuantos segundos

aparece Clair, aguantando el despertador, todavía suena. Lo deja encima del piano, el sonido sube de

volumen, lo mira hasta que para de sonar.

CLAIR (se gira hacia él): Gracias.

CHRIS: Mmm?

CLAIR: Gracias – si – por dejarme dormir.

Pausa breve.

CHRIS: ¿Entonces como ha ido el congreso?

CLAIR: Mmm?

CHRIS: El congreso – en Lisboa – ¿cómo ha ido?

CLAIR: Oh ha sido un congreso maravilloso. Gente de todo el mundo ha coincidido en Lisboa para

hablar de libros. ¿Te lo imaginas? Los autores han leído extractos de sus libros y han hablado de los

que les había inspirado. Y los traductores han hablado de los autores y de somo es de dificil traducir

los autores y los autores han alabado a los traductores incluso algunos de ellos son traductores, lo que

quiere decir que tenían cosas interesantes que decir no solo sobre escribir sino sobre traducir. Y

después de comer en metíamos todos en habitaciones pequeñas – nos dividían en grupos – y nos

metían en habitaciones pequeñas – esas habitaciones pequeñas tan curiosas que tienen en Lisboa –

escogíamos un tema – escogíamos un tema en concreto – la poesía – la política – y lo analizábamos

realmente de arriba a abajo – examinábamos realmente la poesía o la política con lupa – poníamos

estos temas realmente bajo la lupa – sólo cinco o seis de nosotros en una habitación pequeña

realmente concentrados – no hay palabras para explicar como ha sido.

CHRIS: Me acabas de explicar como ha sido.

CLAIR(sonríe): No. Porque no ha sido así para nada, sabes.

Pausa.

Y mi ponencia fue bien.

CHRIS: Perfecto.

CLAIR: Fue muy bien. Me temblaba la mano al empezar pero todo el mundo estuvo atento – incluso se

rieron con los chistes.

CHRIS: ¿Tú?¿chistes?

24

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CLAIR: Si – porque estaba nerviosa – obviamente – por los chistes – pero los chistes funcionaron.

CHRIS: ¿Qué chistes? Cuéntame uno.

CLAIR: ¿Qué?

CHRIS: Cuéntame un chiste.

CLAIR: No ese tipo de chistes – no un chiste que “cuentes” – simplemente maneras de presentar las

cosas – de expresar las cosas – Mohamed estaba contento – se me acercó después – de hecho me

buscó –

CHRIS: Ah?

CLAIR: Si – me buscó – me señaló en la cafetería quiero decir y delante de todo el mundo me lanzó

contra una mesa.

CHRIS: ¿Te hizo daño?

CLAIR: No no – solamente fue corriendo a darme las gracias y me empujó contra una mesa. Fue tan

torpe – este hombre, grande como un oso, casi haciéndome volar – no pude evitar sonreírme a mi

misma.

CHRIS: ¿Como ahora?

CLAIR: ¿Qué?

CHRIS: Está claro que no me sonrío a mi misma ahora. Te sonrío a ti.

CHRIS: ¿Ah? ¿Si? ¿Porqué?

CLAIR: Está claro que te sonrío a ti. Eres mi marido. Eres mi marido, y – ¿Qué haces?

CHRIS: ¿Qué?

CLAIR: Te has ido hacia atrás.

CHRIS: No.

CLAIR: He avanzado hacia ti y te has ido hacia atrás. Sabes que los has hecho. (Pausa breve.)

¿Porque te has ido hacia atrás?

Pausa.

Mira. Estoy aquí. Estoy en casa. ¿Qué más quieres de mi? Intenta comprenderlo. Abro la puerta y

¿qué veo? Un hombre que respeto mucho. Quiere hablar. Dice que tiene que confesarme algo. Que

quiere decir, Mohamed, digo, una confesión, no puede esperar. No, no puede esperar, tiene que hablar

conmigo ahora, ahora mismo. Muy bien, Mohamed, bajemos, digo, bajemos juntos al bar, vayamos a

hablar allí. No puedo, dice Mohamed, no puedo decirte lo que te tengo que decir en el bar. Osea que –

mira – no soy estúpida – digo a Mohamed que en ese caso tendrá que esperar hasta mañana por la

mañana ahora es tarde, estoy cansada, y me quiero ir a dormir. No, dice Mohamed, tengo que pasar,

me tienes que dejar hablar, hay una cosa que tengo que confesar, no cierres la puerta. Osea ¿qué

puedo hacer? ¿ves? ¿mmm? Intenta comprenderlo. Porque es un hombre que yo respeto mucho – por

todo lo que ha sufrido – y lo que ha escrito. Osea que le dejo entrar en la habitación y se sienta delante

de la ventana que había dejado abierta por el calor y me dice que su hija ha muerto. Digo que quieres

decir Mohamed, ¿qué tu hija ha muerto? Dice que un coche la ha atropellado, está muerta, acabo de

recibir una llamada de mi cuñada. ¿Te refieres a esa niña que vi en la estación? Si, dice – Laela –

atravesaba una carretera para enviar una carta. Y se queda allí sentado delante de la ventana

mirándose las manos.

Pausa breve.

25

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CHRIS: Esperando que le consolases.

CLAIR: ¿Qué?

CHRIS: Esperaba que / le consolases.

CLAIR: Bueno está claro – si – lo pensé – está claro que si – pensé en acercarme – pasarle el brazo

sobre los hombros – pensé en probar de consolarlo. Pero entonces fue cuando me miró. Me miró y lo

que era extraño era que sus ojos – que eran grises – siempre habían sido grises – eran grises en la

estación – eran grises en la cafetería – sus ojos se habían vuelto – no me refiero a la luz – quiero decir

los mismos ojos – se habían vuelto negros. Los ojos se le habían vuelto negros como el interior de una

amapola y me dice, todavía no me he confesado. Dije, mira Mohamed, estás alterado, no necesitas

confesar, necesitas ir con tu cuñada, necesitas intentar dormirlo, vamos a ver si todavía queda alguna

farmacia abierta. Me dijo, no no no todavía no he confesado. Y esta vez me asustó

CHRIS: Le tendrías que haber pedido que se fuese.

CLAIR: Claro, ¿pero cómo? Dige, no tienes que confesar, Mohamed, ha sido un accidente. Oh si, dice,

ha sido un accidente, pero escucha Clair, lo que tienes que saber, y lo que no te dije cuando nos

conocimos, es que envié a mi hija lejos de casa. La envié lejos de casa porque se me ponía entre las

piernas, porque me impedía escribir, porque interrumpía constantemente en mi trabajo, porque tenía

sed, o porque quería que le leyese un cuento, su pequeño cuerpo salía disparado hacia atrás, dijo,

como si le hubiese dado una bala. Yo, dijo, un escritor, rechazándole a mi propia hija un cuento. Venga,

Mohamed, le dije, venga, todos nos enfadamos con nuestros hijos, es normal. No, dijo Mohamed, nada

de lo que hace un escritor es normal, y además, no es eso lo que estoy confesando, porque eso, como

tu dices, es totalmente humano y banal. No, lo que te tengo que decir es que tal como he terminado de

hablar con mi cuñada esta noche, y he colgado, he experimentado – y la cosa es que más se asemeja

a la palabra que utilizó es “exaltación” – he experimentado una exaltación secreta, dijo, cuando me he

dado cuenta de que lo que había pasado solamente podía mejorar mi trabajo. Mi hija, sabe, es como

un tronco lanzado al fuego, hace que el fuego queme, dijo, más intensamente.

Pausa.

CHRIS: Lanzado al fuego.

CLAIR: Eso es lo que dijo – si – como un trozo de madera. Osea que entonces me enfadé mucho –

con Mohamed. Le dije que no importaba cuanta gente había matado en su inacabable lucha por la

libertad y democracia, o cuantos días le habían torturado o cuantos premios había ganado por haberlo

escrito. Le dije que me daba asco lo que denominaba su excitación o su exaltación o lo que coño fuese

que le salía – que lo quería FUERA DE MI HABITACIÓN.

CHRIS: ¿Y?

CLAIR: ¿Qué?

CHRIS: ¿Se fue de la habitación?

Pausa. Clair aparta la mirada.

Osea que te lo creiste.

CLAIR: Si. Ni. Está claro que si. ¿Creerme qué?

CHRIS: Que su hija estaba muerta.

CLAIR: Laela. Si. Me lo dijo.

CHRIS: Osea que entonces ya no necesita el diario.

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Pausa. Clair encuentra los ojos de Chris. Él le sonríe.

V

Jenny, sola, lleva unos baqueros rosas y unos zapatos de tacón alto. Saca un espejo y se examina la

cara. Guarda el espejo. Mira el piano, la tapa del cual está abierta.

Pasa los dedos sin hacer ningún ruido.

Entra Clair.

JENNY: ¿Cómo están los niños?

CLAIR: Mmm?

JENNY: ¿Cómo están los niños?

CLAIR: No te molestan, ¿verdad?

JENNY: ¿Qué?

CLAIR: He dicho: No te molestan – no te impiden dormir.

JENNY: Oh no. No les escucho. O se los escucho me hace sentir... bien... hmm.

Clair acaba de desenvolver un regalo: un pequeño cuchillo de cocina bien serrado.

(Sonríe) Espero que te guste. He pensado que te sería útil con niños pequeños.

CLAIR: Ah?

JENNY: Para corlarles la comida.

CLAIR: Tienes razón. (Va a darle un beso.) Gracias.

JENNY: ¡Cuidado! (se va hacia atrás)

CLAIR: Claro. Lo siento (Apunta con el cuchillo hacia otra parte o lo deja) Gracias Jenny. (Le da un

beso.)

Pausa breve.

JENNY: No he visto a los niños.

CLAIR: Oh deben estar corriendo arriba y abajo emocionados con sus bicis nuevas.

JENNY: ¿Qué, con tu marido?

CLAIR: Mmm?

JENNY: ¿Con tu marido?

CLAIR: Oh no – mi marido ha encontrado trabajo – está trabajando.

JENNY: ¿Qué? ¿Por navidad?

CLAIR: Pareces sorprendida, pero a mi no me parece tan extraño. No son solamente los médicos y los

soldados, no son solamente las enfermeras como tú, Jenny, los que trabajan en navidad. El comercio

no puede pararse más que el curso – ¿verdad que no? – de algunas enfermedades mortales. Y

mientras tu y yo estamos delante de un fuego como este *, abriendo nuestros regalos, la gente todavía

necesita comprar cosas.

Pausa.

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¿Qué pasa?

JENNY: No lo se. Nada está en su sitio. Todo – ¿no crees? – parece inoportuno y artificial. Me he

puesto estos zapatos especialmente – pero no me siento realmente cómoda – y si quieres que sea

sincera, no se porque los llevo. Incluso en una conversación normal como esta – con una persona que

me gusta – porque ciertamente me gustas – no te equivoques – pero a pesar de todo esto – no se

porqué – parece tenso. De verdad que no se porqué estoy aquí.

CLAIR (Sonríe): Estás aquí Jenny, porque te he invitado. Y si los zapatos te hacen sentir incómoda –

bueno – es fácil – quítatelos.

JENNY: Dices que tus hijos corren por fuera con las bicis – pero no les escucho – no he visto ni una

sola criatura cuando he venido caminando hacia aquí desde mi piso – no había nadie fuera – todo

estaba tranquilo – era antinatural.

CLAIR: Navidad siempre es así: todo el mundo está dentro de casa con sus familias.

JENNY: Nada estaba en sus sitio. No había olores en el aire. La gente tenía espumillones en las

puertas principales, pero yo no podía ver a nadie a través de las ventanas, incluso tenían lucecitas

parpadeando en los marcos de las ventanas. Y antes de salir de casa, he hablado con mi marido y

parecía enfadado.

CLAIR: Puede ser que te eche de menos.

JENNY: Bueno no es culpa mía.

Christopher entre. Lleva uniforme de ayudante de carnicero de un supermercado: un sombrero blanco

con ala, una bata blanda, y enganchada a la bata una placa con su nombre: “Chris”

CHRIS (besa a Clair en la megilla): Hola cariño. Tenemos invitada.

CLAIR: Es Jenny.

CHRIS: Jenny. Claro. Hola.

CLAIR: ¿Qué tal el trabajo?

* no hay fuego. No están sentadas.

CHRIS: De locos. Sam está malo y Janine no diferencia la oreja de un cerdo del culo de una vaca, y

perdonad. (Ríe entre dientes.) Pero oye: ya nos conocemos.

JENNY: Si

CHRIS: Verdad.

JENNY: Si

CHRIS: Los miércoles.

JENNY: Exacto.

CHRIS: Los miércoles por la tarde: un bistec picado – doscientos gramos.

JENNY: Si.

CHRIS: Siempre me pregunto: quien debe comerse doscientos gramos de bistec picado.

JENNY: Yo.

CHRIS: No es el perro entonces.

JENNY: ¿Perdón?

CHRIS: Porque de cada nueve o diez veces es el perro. Seguro.

Pausa breve.

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CLAIR: Tendrías que quitarte el sombrero.

CHRIS: Mmm?

CLAIR: Quítate el sombrero. Y no lo lleves dentro de casa. Ya sabemos quien eres.

CHRIS: Soy Christopher. (Sonríe cordialmente)

CLAIR: Exacto. Eres mi marido.

CHRIS: Soy Christopher. Soy su marido. Y quiero mi regalo. No quiero quitarme el sombrero. Me gusta

mi sombrero. Quiero mi regalo.

CLAIR: Voy a buscarlo.

Clair se va. Pausa.

CHRIS: ¿Cómo va la guerra?

JENNY: Mmm?

CHRIS: La guerra. ¿Cómo está la guerra?

JENNY: Ah, la guerra está bien, gracias.

CHRIS: ¿Va bien?

JENNY: Mmm?

CHRIS: Va bién, no?

JENNY: Diría que si.

Pausa breve.

¿Está cómoda con esos zapatos?

JENNY: Nada.

CLAIR: ¿Nada qué?

JENNY: Está claro que no – no – la haremos explotar.

CHRIS: ¿Qué es eso, entonces?

JENNY: solamente la haremos explotar.

CHRIS: He dicho ¿Qué es eso?

CLAIR: Abrelo.

Chris coge el regalo, lo abre. Es el diario de la escena I.

CHRIS: Es un diario.

CLAIR: Si.

CHRIS: Pero está escrito.

CLARI: Si.

CHRIS: ¿Por qué está escrito?

Chris mira el diario, se para en una página, lee en voz baja.

“...una persona diferente … la persona que ahora escribe esto...” mmm.

Chris ojea de nuevo, lee en voz baja.

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“... después yo misma – eso es lo que pensaba – podría acontecer..” (Mira detenidamente una palabra)

¿que pone aquí?

CLAIR: Viva – acontecer viva.

CHRIS: “...después yo misma – eso es lo que pensaba – podría acontecer viva.” mmm.

Pausa. Chris mira a Clair.

CLAIR: Venga.

CHRIS: Venga ¿qué?

JENNY: Te refieres a que lo lea – verdad?

CLAIR: Si. Leelo.

Chris lee en voz baja, se da cuenta de que las palabras no siempre son fáciles de descifrar, las sigue

con el dedo. No es un “buen” lector. En general, parece inconsciente del sentido de lo que lee.

CHRIS: “Cuando era joven – mucho más que ahora – incluso podrías haber dicho que otra persona

diferente – que la persona que escribe esto – y antes de que empezase a ganarme la vida con la

traducción – refugiándome como dice un escritor “de la manera en que u alcohólico se refugia en el

alcoholismo” – antes de eso sinceramente creía que había...”(Mira detenidamente la palabra) No

puedo leer.

CLAIR: Una ciudad.

CHRIS: ¿Una qué?

CLAIR: Una ciudad.

CHRIS: “... sinceramente creía que había” – exacto – “ una ciudad dentro de mi – una ciudad enorme y

variada llena de plazas verdes, tiendas e iglesias, calles secretas, y puertas escondidas que conducían

a escaleras que se dirigían hacia habitaciones llenas de luz donde había gotas de lluvia en las

ventanas, y donde en cada pequeña gota se veía toda la ciudad, de arriba a abajo. Había zonas

industriales donde trenes elevados corrían por encima de las ventanas de las fábricas y de palacios de

congresos. Había escuelas donde, cuando hubiese un atasco de tráfico, podías escuchar niños

jugando. Las estaciones en la ciudad serían nítidas: noches de verano calurosas en las que todo el

mundo dormiría con las ventanas abiertas, o sentarían en los balcones en ropa interior, bebiendo

cerveza de la nevera – y en invierno mañanas muy frías en las que habría que coger los esquís y

enseñarían la nieve en la tele y la nieve sería la misma que la de la calle, apartada con una pala hacia

los lados para permitir a los habitantes ir a trabajar. Y yo estaba convencida de que en esta ciudad mía

encontraría una fuente de inés...” (Mira detenidamente una palabra)

CLAIR: Inagotable.

CHRIS: “... una fuente inagotable de personajes y de historias para mis escritos. Estaba convencida

que para ser escritora solamente tendría que viajar por esta ciudad – la que estaba dentro mío – y

escribir lo que descubría.”

Pausa breve.

CLAIR: Sigue.

CHRIS: “Sabía que era difícil llegar a esta ciudad. No sería como ir en avión a Marraquech, por

ejemplo, o a Lisboa. Sabía que el viaje podría durar días o incluso con mucha probabilidad años. Pero

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sabía que si podía encontrar la vida de mi ciudad, podría describir la vida, las historias y los personajes

de la vida, entonces yo misma – eso es lo que pensaba – podría acontecer vida. Llegué a mi ciudad. si.

Oh si. Pero cuando llegué encontré que había sido destruida. Las casa habían sido destruidas, y

también las tiendas. Los minaretes yacían por el suelo al lado de los campanarios de las iglesias.

Todos los ...¿balcones?”(Confuso por un momento) “Todos los balcones que había se habían

desplomado en las aceras. No había niños en los patios, solamente líneas de colores. Busqué

habitantes para escribir sobre ellos, pero no había habitantes, solamente polvo. Busqué gente que aún

se aferrase a la vida – que historias podrían explicar! – pero incluso allí – en las alcantarillas, los

subterraneos – el metro – no había nada – nadie – solamente polvo. Aquel polvo gris, como la ceniza

de un cigarro, era tan fina que me entró en el bolígrafo y evitó que la tinta llegase a la página. ¿Puede

que realmente eso fuese todo lo que había en mi interior? En un principio me puse a llorar pero

después me calmé y entonces durante un rato probé a inventar. Inventé...” (Mira detenidamente una

palabra.) ¿Qué?

CLAIR: Personajes.

CHRIS: “...personajes... inventé personajes...” (pierde el punto, lo encuentra.) “Inventé personajes y los

puse en mi ciudad. Uno lo llamé Mohamed. Uno que llamé enfermera – Jenny – era divertida. Inventé

una niña también, estaba muy satisfecha de la niña. Pero era una lucha. No acontecían vivos. Vivían

un poco – pero solo de la manera en que un pájaro enfermo torturado por un gato vive en una caja de

zapatos. Era difícil hacerlos hablar normal – y sus historias hacían agua incluso mientras las contaba.

A veces incluso...” (Mira detenidamente la palabra) ¿Qué pone aquí?

CLAIR: Guarnecía

CHRIS: mmm?

CLAIR: Los vestía – les / guarnecía.

CHRIS: “A veces incluso” – vale – “ les guarnecía como solía vestir a mis muñecas cuando era

pequeña. Les ponía ropa divertida pero después me avergonzaba. Y cuando me miraban, me miraban

– como dirían en un libro – “acusándome”.”

Aparece la niña pequeña, vestida exactamente igual que Jenny: vaqueros rosas, zapatos de tacón

alto. Se sienta en el piano.

“osea que dejé pasar a mi ciudad. No era ninguna escritora – eso estaba claro. Me gustaría contar

como me entristeció descubrir mi propio vacío, pero la verdad es que mientras escribo esto no siento

nada más que alejamiento.”

Chris pasa las páginas buscando más texto, pero no lo encuentra. Cierra el diario y mira a Clair.

¿Y yo?

CLAIR: ¿Y tu?

CHRIS: Yo también / soy inventado?

CLAIR: ¿Por qué no te quitas el sombrero ahora? ¿Qué?

CHRIS: Yo. ¿Yo también son inventado?

CLAIR: No más que yo misma, tenlo por seguro. Quítate el sombrero.

JENNY: Si. Venga. Quítatelo.

CHRIS: ¿Por qué?

CLAIR: Porque será mejor.

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Lentamente Chris se quita el sombrero.

Ves: Mucho mejor.

CHRIS: ¿Tu crees?

CLAIR: Mucho mejor. (A Jenny.) ¿No crees?

JENNY: Oh si. Si. Mucho mejor así.

CLAIR (a la niña): Tócanos la pieza, cariño.

JENNY: Mucho mejor así.

La niña empieza a tocar el movimiento de Schubert que se escuchó en la escena III. Empieza con

confianza pero se encalla en el compás 3. Vuelve a empezar pero pronto se encuentra dificultades.

Empieza a hacerse oscuro. La niña no es capaz de pasar del compás 4.

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