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La conquista del Perú Comienzos de la conquista del Perú (1532-1533) Es el proceso histórico de relación entre el Imperio inca (Tahuantinsuyo [1]y el Imperio español . El primer contacto entre un español y un inca se dio durante el gobierno de Huayna Cápac[2]En 1532 un ejército inca se topó con un ejército español, durante la guerra civil entre los dos herederos al trono inca, Huáscar y Atahualpa. En este encuentro, Atahualpa fue tomado preso por Francisco Pizarro y semanas más tarde fue ejecutado. Sin embargo, la resistencia inca se prolongó hasta 1574. 1.1.- LA ORGANIZACIÓN DE LA CONQUISTA Se organizaron bajo dos sistemas : Los viajes de descubrimiento y conquista, desde sus primeros momentos, se organizaron en dos formas: 1.- Directo y financiado por el fisco público (de auspicio público). [3] 2.- Indirecto y financiado por capitales particulares (de auspicio privado).[4] En cualquiera de esos sistemas, el monarca participaba de sus beneficios en un quinto real[5]la quinta parte de lo obtenido en el botín. Entonces todo acto de descubrimiento y conquista tenía que ser convalidado por el rey. El rey obligaba a hacerlo no sólo por hacer prevalecer su autoridad sobre sus súbditos sino también para cuidar sus intereses económicos. Una conquista exitosa representaba que, desde ahí hacia adelante, su reino podía ser sostenido en gran parte por la riqueza de sus colonias. Gracias a ellas, a sus arcas reales ya no les faltaría oro y plata para uso y abuso de la nobleza y los cortesanos. Había dos formas de obtener la jefatura: 1. Jefatura conseguida antes de la conquista. Es el encargo que obtenía un navegante antes de emprender el viaje. En todos los casos, eran motivo de un acuerdo previo, corolario de unas largas y tediosas conversaciones y gestiones. Llegado al acuerdo, éste tenía que ser refrendado por una capitulación o documento de mutuo compromiso. Con la firma de dicha capitulación, que se realizaba en acto solemne, se iniciaban oficialmente los preparativos para la aventura. 2. Jefatura alcanzada después de la conquista o en el transcurso de ella. Es el cargo que obtenía un conquistador luego de haber hecho la hazaña de tomar unas nuevas tierras y sojuzgar a un pueblo "en nombre de su rey". ¿De qué clase social provenían los conquistadores? No hubo nadie de la nobleza europea. Un 30% eran hidalgos[6]casta considerada periférica a la nobleza europea. El resto era de la clase popular. Pero la fortuna o la audacia en la conquista se premiaban con títulos y honores. Por lo tanto, muchos de ellos se convirtieron en marqueses, caballeros, etc. ¿Qué nivel de educación tenían? Por las capas sociales de los que procedían eran de una precaria educación, a excepción de los

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Page 1: La conquista del Perú

La conquista del PerúComienzos de la conquista del Perú (1532-1533)

Es el proceso histórico de relación entre el Imperio inca (Tahuantinsuyo [1]y el Imperio español. El primer contacto entre un español y un inca se dio durante el gobierno de Huayna Cápac[2]En 1532 un ejército inca se topó con un ejército español, durante la guerra civil entre los dos herederos al trono inca, Huáscar y Atahualpa. En este encuentro, Atahualpa fue tomado preso por Francisco Pizarro y semanas más tarde fue ejecutado. Sin embargo, la resistencia inca se prolongó hasta 1574.

1.1.- LA ORGANIZACIÓN DE LA CONQUISTASe organizaron bajo dos sistemas:Los viajes de descubrimiento y conquista, desde sus primeros momentos, se organizaron en dos formas:1.- Directo y financiado por el fisco público (de auspicio público).[3]2.- Indirecto y financiado por capitales particulares (de auspicio privado).[4]En cualquiera de esos sistemas, el monarca participaba de sus beneficios en un quinto real[5]la quinta parte de lo obtenido en el botín.Entonces todo acto de descubrimiento y conquista tenía que ser convalidado por el rey. El rey obligaba a hacerlo no sólo por hacer prevalecer su autoridad sobre sus súbditos sino también para cuidar sus intereses económicos.Una conquista exitosa representaba que, desde ahí hacia adelante, su reino podía ser sostenido en gran parte por la riqueza de sus colonias. Gracias a ellas, a sus arcas reales ya no les faltaría oro y plata para uso y abuso de la nobleza y los cortesanos. Había dos formas de obtener la jefatura:

1. Jefatura conseguida antes de la conquista. Es el encargo que obtenía un navegante antes de emprender el viaje. En todos los casos, eran motivo de un acuerdo previo, corolario de unas largas y tediosas conversaciones y gestiones. Llegado al acuerdo, éste tenía que ser refrendado por una capitulación o documento de mutuo compromiso. Con la firma de dicha capitulación, que se realizaba en acto solemne, se iniciaban oficialmente los preparativos para la aventura.

2. Jefatura alcanzada después de la conquista o en el transcurso de ella. Es el cargo que obtenía un conquistador luego de haber hecho la hazaña de tomar unas nuevas tierras y sojuzgar a un pueblo "en nombre de su rey".¿De qué clase social provenían los conquistadores? No hubo nadie de la nobleza europea. Un 30% eran hidalgos[6]casta considerada periférica a la nobleza europea. El resto era de la clase popular. Pero la fortuna o la audacia en la conquista se premiaban con títulos y honores. Por lo tanto, muchos de ellos se convirtieron en marqueses, caballeros, etc.¿Qué nivel de educación tenían? Por las capas sociales de los que procedían eran de una precaria educación, a excepción de los secretarios, cronistas y los sacerdotes. El 55% de ellos eran analfabetos. Pizarro y Almagro lo fueron también porque en Europa prevalecía en ese tiempo una educación de casta.

La conquista del PerúCruzan laboriosamente el istmo de Panamá y descubren el Océano Pacífico. Un soplo de esperanza para conseguir fortuna y fama renace en el espíritu de los conquistadores. Ese descubrimiento no pasa desapercibido. Se ha llegado al lado occidental de América; se ha hallado otro gigantesco depósito de agua y se puede viajar hacia el sur por mar a conseguir riqueza en reinos llenos de oro y metales preciosos, cuyas noticias ya empezaban a llegar a los atentos oídos de los conquistadores. Balboa es el más entusiasta y tiene el propósito de organizar una nueva expedición. Pero había tanta codicia entre los conquistadores que las gestiones se hacen lentas, difíciles y peligrosas; tan abruptas que producen el encono y el enfrentamiento entre antiguos camaradas. Pizarro, que había sido nombrado teniente gobernador de Urabá, es obligado, por el gobernador Pedro Arias Dávila[9]en 1515, a apresar a Balboa para su juicio y sentencia de muerte.Para emprender la aventura, Pizarro y Almagro tuvieron que asociarse públicamente con un hombre influyente: Hernando de Luque[10]cura de Panamá.

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Pero también tuvieron un socio oculto, el de mayor poder económico, el licenciado Espinosa, quien no quiso figurar públicamente en el convenio; pero habría sido el financista número uno de las expediciones de Pizarro.En el año 1522 partió de Panamá rumbo al sur. Pero sólo llegó hasta el golfo de San Miguel, la zona del cacique Virú, suroeste de la actual Panamá, donde desembocan varios ríos. El vocablo Virú o Birú ya se había oído con insistencia en Panamá y nombraba al reino de "inmensas riquezas en oro y otros metales preciosos, que se encontraba al sur". El español Gaspar de Morales fue el primero en llegar al golfo de San Miguel y nombrar como Birú al país situado al este de dicho golfo. La deformación de ese vocablo originó la palabra Perú. Andagoya[11]fue el primero en lanzarse a tal aventura, pero su expedición terminó en un rotundo fracaso. Debido a su quebrantada salud, tuvo que retornar a Panamá sin haber conquistado siquiera las tierras del cacique Virú. Juan de Basurto trató de preparar otra expedición, pero su intento fue frustrado por una serie de problemas.1.4.-VIAJES DE PIZARRO1.4.1.- PRIMER VIAJE (1524)Se llevo a cabo el 14 de noviembre de 1524, con un barco de nombre Santiago, 112 hombres, 4 caballos y varios dogos. Jerez[12]dice: "…llevaban algunos indios para su servicio". Partiendo de Panamá, lograron llegar hasta la región de los manglares, en Colombia. Fueron caleteando en varios sitios, pero no encontraron población alguna. A causa de las malas condiciones del clima invernal y la falta de provisiones, murieron 32 tripulantes". Cansados, se detuvieron en un puerto. Pizarro decidió quedarse, mientras su navío, con unos marineros y un capitán, retornó por alimentos a la isla de las Perlas, que está cerca de Panamá. Había calculado que en 10 o 12 días seria socorrido. Pero la ayuda no llegaba. En Puerto del Hambre, sobrevivieron comiendo un marisco que cogían del mar y unos palmitos de tierra. Pizarro, en ese trance, perdió más de 20 hombres. El navío volvió, después de 47 días.Pizarro siguió al sur, llegando a un puerto cercado con valla de madera. Los pobladores de dicho puerto, al ver el "Santiago", dejaron su poblado, refugiándose en la selva. Pizarro y sus huestes echaron anclas y tomaron el puerto. Encontraron gran cantidad de provisiones. Llamaron al sitio: Fortín del Cacique de las Piedras. Cuando estaban reparando fuerzas, al día siguiente, fueron atacados sorpresivamente por los naturales. En la batalla, Pizarro recibió 7 heridas. Murieron 5 soldados. Pizarro ordenó rápida evacuación, rumbo a Panamá. La carabela "Santiago" desembarcó en un pueblo de indios, cerca de las islas de las Perlas, que se llama Chicama que era un lugar situado en tierra firme a poca distancia del oeste de Panamá. Pizarro y los heridos se quedaron en dicho pueblo, curándose, mientras un capitán y escasos marineros fueron a Panamá, para dar cuenta a Pedrarias de todo lo sucedido.Entre tanto; con otra carabela y 70 hombres, Diego de Almagro había ido a socorrerlo, pero sin encontrarlo. Siguiendo sus huellas, arribó hasta el puerto con palenque, al Fortín del Cacique de las Piedras. Los nativos le salieron a la lucha, Almagro perdió un ojo. Otros españoles salieron también heridos. Como represalia, hizo quemar el puerto, llamándose desde entonces Pueblo Quemado.La excursión de Almagró se dirigió por la mar, pegada a la costa, hasta la desembocadura de un gran río al que llamaron San Juan. Llegaron el 24 de junio, cuando se celebra el día de dicho santo. Hallaron mucha muestra de oro; pero ningún- rastro del capitán Pizarro. Enrumbaron a Panamá. En Chicama lo hallaron. Pizarro y Almagro acordaron que Almagro fuese a Panamá, a:1.- Arreglar los navíos.2.- Alistar más gente.3.- Organizar una nueva expedición. Para eso, Almagro podría gastar el poco dinero que les quedaba.Pedradas, el gobernador de Panamá, se negó autorizar ese segundo viaje, porque el primero había fracasado. Almagro tuvo mucha constancia en lo que los dos habían comenzado, y requirió al Gobernador Pedrarias que no los estorbase, porque ellos creían, con ayuda de Dios, que su majestad sería servido de aquel viaje. Pedrarias fue forzado a dar la autorización para que recluten gente.

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1.4.2.- SEGUNDO VIAJE (1526-1528)Almagro salió de Panamá con dos carabelas y 110 hombres. Se unió a Pizarro en Chicama, con 50 soldados. Las carabelas iban pegadas a la costa. Donde creían que había poblado, anclaban los navíos y botaban las 3 canoas que tenían. En éstas, se embarcaban 60 hombres a realizar la exploración correspondiente y a abastecerse. Al llegar, luego de mil penurias, a la desembocadura del río San Juan, Pizarro decidió quedarse allí. Mandó el navío más pequeño hacia el sur, al mando del piloto Bartolomé Ruiz[13]para que hiciera una exploración. Al otro navío, dirigido por Almagro, lo devolvió a Panamá en búsqueda de más gente y provisiones.El primer navío retornó a San Juan luego de 70 días. Bartolomé Ruiz informó que habían llegado al pueblo de Cancebi[14]En el trayecto, habían visto otras poblaciones muy ricas de oro y plata, y la gente de más razón que toda la que antes habían visto de indios. Mostraron unos objetos de oro y plata, llevados de esos lugares, así como vestidos. De igual manera, presentaron seis indios que habían apresado en una balsa de tumbesinos, para que aprendan el español. Con dos de ellos, a los que llamaron Francisquillo y Felipillo, fue a España, posteriormente, Pizarro. Felipillo jugó papel importante en la captura de Atahualpa, como intérprete. Luego, acompañó a Almagro en la fracasada conquista de Chile. Pero en el trayecto fue ajusticiado por Almagro como castigo por su rebeldía. Esa balsa de tumbesinos era de unos comerciantes que iban al norte. Cuando Almagro llegó de Panamá, con refuerzos, alimentos y caballos, zarparon inmediatamente rumbo al sur en los dos navíos. Alejadas ya de San Juan, la expedición se dividió en dos. Una parte siguió por mar y la otra por tierra, sin desvincularse. Así, llegaron a un poblado al que pusieran el nombre de Santiago. Luego, pasaron a la bahía de San Mateo. De allí, descubrieron otro gran poblado, que llamaron Tacámez. Cuando 90 españoles se hallaban frente a Tacámez, vieron que les salían al encuentro unos 10 mil guerreros. Pero lograron hacer las paces. Se proveyeron de víveres, mantas y agua dulce. Los cargaron en los navíos y se dirigieron a la isla del Gallo.Pizarro permaneció con parte de sus huestes en dicha isla. Entre tanto, Almagro y otra parte de la tropa fueron a Panamá a dar cuenta de las buenas noticias al gobernador, así como para conseguir más refuerzos. Entre los obsequios que llevó Almagro para el gobernador, que ya no era Pedrarias sino Pedro de los Ríos[15]doña Catalina de Saavedra, mujer de éste, descubrió, dentro de un ovillo de algodón, la siguiente copla:

"Pues Señor Gobernador:miradlo bien por entero

allá va el recogedory acá queda el carnicero".

De los Ríos mandó dos navíos al mando de Juan Tafur, con la orden de recoger a Pizarro y a sus soldados. A fines de setiembre llegó esa expedición de rescate a la isla del Gallo. Los 13 valientes Los "13 caballeros de la isla del Gallo" fueron: Pedro Alcón, Alonso Briceño, Pedro de Candía, Antonio Carrión, Francisco Cuéllar, García Jerén, Alonso Molina, Martín Paz, Cristóbal de Peralta, Nicolás de Rivera (el Viejo), Domingo de Soraluce, Juan de la Torre y Francisco de Villafuerte. El piloto Bartolomé Ruiz también cruzó la línea, pero no se le cuenta porque, por orden del mismo Pizarro, retornó a Panamá con Tafur para buscar RefuerzosPizarro y sus "13 de la fama" estuvieron en la isla del Gallo durante 5 meses, hasta que un navío con refuerzos y provisiones llegó de Panamá. Había sido enviado por Almagro y Luque y comandado por Bartolomé Pérez. Éste encontró a Pizarro y a sus compañeros en la isla de la Gorgona, los que -por el hambre, el hostigamiento de los nativos y la desesperación ya estaban a punto de embarcarse a Panamá en una balsa de indios. El mismo día de la llegada, Pizarro ordenó que la carabela saliera de dicha isla, hacia el sur.Llegaron a Puerto Viejo. Luego, a Tumbes ahí entró Pedro de Candía, el griego, con una tropa. Regresando al navío donde le esperaba Pizarro, le informó que había visto un pueblo grande, con un formidable templo del sol. Por señas, los nativos le habían hecho entender cómo muchas jornadas adelante había un gran señor; cuyos sujetos ellos eran. Luego, se dirigieron al sur y llegaron hasta la desembocadura del río Santa.Teniendo todos esos propósitos, Francisco Pizarro, en el año 1528, viajó a España con el objetivo de firmar un convenio con los reyes y, así, garantizar el éxito de la conquista. Para interesar a los soberanos, llevó indios, objetos de oro y plata, ropa y algunos auquénidos. En España, se valió de las influencias de Hernán Cortés[16]

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El conquistador de México se encontraba en Castilla, era primo de Pizarro, antiguo compañero de aventuras y estaba bien relacionado en la corte. Curiosamente, la exageración de Pedro de Candía al describir la "grandeza de Tumbes" también fue un factor adicional para que los reyes se convencieran de la bondad de la expedición de Pizarro. Las tratativas se realizaron entre Pizarro y el Consejo de Indias, cuyo presidente era el Conde de Osorno. El aspecto más controvertido fue el del cargo político, el de gobernador. Según Pedro Pizarro, su hermano Francisco pidió la gobernación para él y Almagro. Pero el Conde de Osorno le habría respondido que no era posible, porque habían tenido una mala experiencia en Santa Marta, donde dieron una gobernación compartida que terminó en tragedia. Uno de los conquistadores mató al otro, cosa que podría pasar entre Pizarro y Almagro. Por eso, Pizarro terminó aceptando la gobernación sólo para él.1.4.3.- CAPITULACION DE TOLEDOPizarro y el rey Carlos I de España acuerdan firmar un convenio. Ante la ausencia del rey, la reina Isabel de Portugal y Francisco Pizarro firma la Capitulación de Toledo, el 26 de julio de 1529. Pizarro consigue la plena autorización para proseguir la conquista y, además, lo siguiente:1.- Para Francisco Pizarro: Los títulos de Gobernador, Capitán General, Adelantado y Alguacil Mayor de la Nueva Castilla. Extensión de su gobernación: 200 leguas al sur del pueblo de Santiago, Ecuador. Aproximadamente, hasta la actual Chincha. Sueldo: 725 mil maravedíes al año.2.- Para Diego de Almagro: Gobernador de la fortaleza de Tumbes. Título: Hidalgo. Sueldo: 100 mil ducados.3.- Para Bartolomé Ruiz, el cargo de Piloto Mayor del Sur.4.- Para Pedro de Candía, el cargo de Jefe de Artillería.5.- Para los trece caballeros de la isla del Gallo, títulos de Hidalgo.Después de la capitulación, Pizarro se fue a Sevilla, donde se hallaba Cortés, para preparar el viaje de retorno. Fletó 2 navíos y una zabra. La idea era reclutar unos 300 hombres. Con ese objeto también fue a Trujillo de Extremadura, de donde vino con sus hermanos y Hernando de Orellana. Entre todos ellos, destacaba Hernando Pizarro. Pero ni con ellos Pizarro logra reclutar esa cantidad y, con la poca gente que tiene, se traslada a Sanlúcar de Barrameda. Allí, esperaba la autorización para partir. Pero las autoridades del Consejo de Indias tenían que inspeccionar los navíos y los 300 hombres ofrecidos por Pizarro. Conocedor de ello, Pizarro sale con la zabra a la isla Gomera. Hernando Pizarro, que había quedado al mando de los 2 navíos, hace creer a los inspectores que los demás soldados para completar los 300 ya habían ido con la zabra. Luego de varios días de gestiones, al fin, la estratagema da resultado y los inspectores dan permiso para que Hernando Pizarro salga de Sanlúcar. Se unen a Francisco Pizarro en Gomera. De allí, partió toda la expedición hacia América.Llegaron a Santa Marta, donde estaba de gobernador Pedro de Lerma y donde desertaron varios expedicionarios, alarmados por los males informes que recibieron. Pasaron a Nombre de Dios para encontrarse con Diego de Almagro, quien cuando supo que la gobernación no era para los dos se amotinó, y se alzó con el dinero y hacienda que tenía recogida, y no quiso ayudar Pizarro, y lo mismo hizo el padre Luque, porque no le trajo negociado el obispado. Las diferencias entre Almagro y los Pizarro se agravaron por un pleito que tuvieron Almagro con Hernando Pizarro. Este último, que estaba enfermo, insultó a Almagro porque no había cumplido con dar dos caballos a sus dos escuderos, Juan Cortés y Toro.1.4.4.- TERCER VIAJE (153 - 1532)Pizarro partió de Panamá con 3 navíos, 180 españoles, varios indios auxiliares, 37 caballos, perros dogos, etc., el año de 1531. Según algunos cronistas, eran en total unos 200 hombres.Viajando, por primera vez, por alta mar, llegaron a la bahía de San Mateo en 13 días. Desde ese sitio, la expedición se dividió.Unos por mar, con los navíos, y otros por tierra, a caballo y a pie. Con gran dificultad se produjo la marcha por tierra, porque en todos los puertos y poblados los nativos los hostilizaron. Llegaron a Coaque (costa norte de la provincia de Manabí, Ecuador).Era un puerto de más o menos 400 casas. Allí, los españoles tuvieron que entrar a sangre y fuego, apoderándose de 15 mil pesos de oro y 1500 marcos de plata y muchas piedras de esmeraldas. Los nativos huyeron al este, a la selva, pero lograron apresar a su curaca, saquearon el tambo, donde hallaron mucha ropa de diversas maneras, y muchos mantenimientos, en que había para mantenerse los españoles tres o cuatro años.

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Fases de la conquista del Tahuantinsuyo

Según el historiador peruano Julio R. Villanueva Sotomayor[17]la conquista del Tahuantinsuyo tuvo cinco fases.2.1.- PRIMERA FASE DE LA CONQUISTA DEL TAHUANTINSUYOEn 1531, las tropas de Pizarro se separaron en dos; Pizarro en Coaque se dirigió hacia Puná (en el Golfo de Guayaquil) En Puná, los españoles recibieron regalos e instrumentos musicales por parte del curaca punaneño. Más tarde dicho curaca y los punaneños se rebelaron por los abusos que cometían los españoles.Los punaneños tuvieron que enfrentarse no sólo a españoles sino también a Tumbesinos, aliados de los españoles por viejos resentimientos de guerra hacia los isleños de Puná.Más tarde los españoles fueron víctimas de traiciones y conspiraciones por parte de sus aliados tumbesinos; En una ocasión los tumbesinos abandonaron en una de sus balsas en medio del mar a tres españoles2.2.-SEGUNDA FASE DE LA CONQUISTA DEL TAHUANTINSUYOEl enfrentamiento entre pizarristas y tumbesinos. Hernando de Soto y sus huestes, enviados por Pizarro, viajaron durante toda la noche y en la mañana siguiente cayeron sobre el campamento de los rebeldes, sorprendiéndolos y matándolos. Hecha la venganza, el capitán mandó llamar al curaca Quilimasa, Al recibir la respuesta de que no se le haría daño, el curaca se presentó ante el capitán, acompañado de otros principales. El capitán regresó con esas presas a Tumbes, donde el Gobernador. Del diálogo entre ambos personajes, se supo que otros principales habían ordenado que matasen a los cristianos. Pizarro ordenó que se les capturara, pero no pudieron hallarlos.Hubo otra conversación importante y decisiva para los planes de Pizarro. Aquélla que sostuvo con el principal venido del Cusco. Francisquillo les sirvió de intérprete. A la pregunta qué era el Cuzco dijo que era un pueblo grande donde residía el Señor de todos ellos, y que había mucha tierra poblada y muchos cántaros de oro y plata, y casas chapeadas con planchas de oro; y cierto el indio. Les informó también sobre próximos valles más fértiles, como Pariña, Tangarala y Poechos. Además, le dieron valiosa información sobre la situación del Imperio. Pizarro decide abandonar Tumbes.2.2.1.- PIZARRO EMPRENDE EL CAMINO A CAJAMARCADespués de tomar todas las providencias de su retaguardia (poblados de Piura, San Miguel, Tumbes, Puna y Puerto Viejo o Guayaquil), Pizarro se dirige a Cajamarca, donde ya sabía que se encontraba Atahualpa Inca. Para aprovechar las consecuencias de la guerra civil entre Atahualpa Inca y Huáscar Inca, Pizarro va haciendo divulgar por el camino que iba a favorecer y ayudar a Huáscar el señor natural de este reino, que iba ya de caída, que los capitanes de Atahualpa : Quisquís[18]y Challicuchima[19]lo llevaban de vencida.Atahualpa estaba en los Baños del Inca, a media legua del asiento de Cajamarca, donde tenían su real, que según se entendió tenía más de cuarenta mil indios de guerra .Luego de ingresar a la llacta y antes de apearse en la plaza de Cajamarca, Pizarro mandó a Hernando de Soto con 20 de a caballo y un intérprete donde se hallaba Atahualpa, para que dijese que él venía de parte de Dios y del Rey a los predicar y tenerlos por amigos, y otras cosas de paz y amistad, y que viniese a ver con él.2.2.2.- ¿CÓMO RECIBIÓ EL ZAPA INCA A HERNANDO DE SOTO?Cuando llegó Hernando de Soto, Atahualpa Inca estaba con su corona del Inca, que era un gorro de piel de vicuña. Lucía su mascapaycha, que era la borla que le caía sobre la frente de sien a sien, de color rojo, con flecos de lana terminados en canutillos de oro. Una manta muy fina, casi transparente, la tenían delante de él dos ñustas, para que no lo viesen sus súbditos.Dice Cristóbal de Mena[20]"Y llegó Hernando de Soto con el caballo sobre él. Atahualpa estuvo quedo sin hacer mudanza. Hernando de Soto llegó tan cerca de una borla que el cacique tenía tocada puesta en la frente le aventaba el caballo con las narices, y el cacique nunca se mudó. El capitán Hernando de Soto sacó un anillo del dedo, y se lo dio en señal de paz y amor de parte de los cristianos. Atahualpa lo tomó con muy poca estima. Luego vino Hernando Pizarro, que se había quedado algo atrás a poner tres o cuatro de caballo en un puerto donde había mal paso. Traía en las ancas del caballo un indio que era la lengua...". A él lo había enviado Francisco Pizarro, con otros 20 de a caballo, porque Hernando de Soto se demoraba y casi ya era de noche.2.2.3.- HABLA EL ZAPA INCAAtahualpa hizo bajar la manta y ordenó que Hernando de Soto se acercase. Oyó todo el mensaje a través del intérprete Martinillo. Luego, Atahualpa Inca habló en forma solemne, mandando decir lo siguiente:

1. Que Hernando de Soto se regresara y dijera al Marqués que iría a Cajamarca al día siguiente. 2. Que los españoles tendrían que retribuirle con algo por las esteras que habían tomado del tambo real,

donde había dormido su padre Huayna Cápac.

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3. Tenían que entregarle todo lo de valor que habían tomado desde San Mateo hasta Cajamarca, que le pertenecía, y retribuirle todo el alimento que habían consumido sin su consentimiento.Hernando de Soto, Hernando Pizarro y los caballeros españoles, antes de alejarse, mostraron su dominio sobre los caballos jineteándolos en una parte llana, cerca del Zapa Inca. Les mandaron hacer varias cabriolas. Pasaron y repasaron frente a un grupo de orejones. El Zapa Inca ni siquiera se inmutó, tampoco sus orejones. Pero unos guerreros sí se espantaron. La comitiva española se alejó raudamente.Atahualpa Inca dispone que esa misma noche unos 20 mil indios se desplacen, al mando del general Lumenavi, a la parte posterior del tambo real de Cajamarca, con miles de sogas, para que apresen y aten a los españoles, porque estaba seguro de que viéndolo acompañado de tanta cantidad de gente éstos iban a huir. En el bando español, la noche se pasó en vela, con un temor inenarrable, por la mucha gente que el indio tenía, como Soto y los que con él fueron dijeron haber visto, y no estar experimentados los españoles cómo estos indios peleaban, ni qué ánimo tenían, porque hasta aquí no habían peleado con indios de guerra, si no había sido en Tumbes y en la Puna con unos pocos que no llegaban a seiscientos.En cambio, Francisco Pizarro sí tenía larga experiencia. Además, Hernán Cortés le había narrado con lujo de detalles cómo había sido la conquista de los aztecas. Allí se ganó apoderándose del emperador. Aquí, el propósito tenía que ser el mismo. Por eso, traza una estratagema. Pedro de Candía y tres trompeteros se ubicaron en lo más alto del tambo real. Llevaron un falconete pequeño. Tenían la orden de disparar cuando el Inca y su avanzada ya estuvieran en la plaza. Luego del estruendoso tiro del falconete, harían sonar las trompetas. Los de caballería, que eran dos grupos y estaban comandados por Hernando de Soto y Hernando Pizarro, ni bien escucharan el falconetazo[21]saldrían del galpón donde estaban escondidos y que tenía varias puertas. El ruido no debería cesar. Todos echaron a sus caballos pretales de cascabeles para poner espanto a los indios. En seguida, lo haría la infantería, en dos grupos. Uno, al mando de Francisco Pizarro, y otro, dirigido por Juan Pizarro. Su propósito era capturar al Zapa Inca. Todos tenían que estar escondidos, hasta escuchar el grito de guerra ("¡Santiago!"), que el cura Valverde tendría que dar en su debido momento.2.2.4.- ATAHUALPA INCA INGRESA A LA PLAZADemoró Atahualpa Inca unas 4 horas en cubrir el recorrido entre los Baños del Inca y Cajamarca. Dicen los cronistas que salió de su real a las 12 m. Por lo tanto, estuvo llegando a la plaza de Cajamarca, aproximadamente, a las 4 de la tarde. Estete[22]dice: "A la hora de las cuatro comienzan a caminar por su calzada delante, derecho a donde nosotros estábamos; y a las cinco o poco más, llegó a la puerta de la ciudad". Finalmente, llegó el Zapa Inca, precedido por sus escuadrones de vanguardia, que lo hicieron con grandes cantares. Se paró en su litera, observó el desolado ambiente y preguntó: "¿Dónde están estos cristianos? ¿Ya no están todos escondidos, que no parece ninguno?".Para dar respuesta a esas preguntas, subieron 7 nobles guerreros a lo más alto del templo del sol, a inspeccionar los aposentos interiores del tambo real. Al percibir que algo sospechoso había, uno de los generales de Atahualpa Inca ordenó que trajeran las lanzas que portaban los guerreros que venían en la retaguardia. Esas lanzas jamás llegaron a la vanguardia, porque los acontecimientos en la plaza de Cajamarca tuvieron una rapidez y confusión inusitadas.2.2.5.- FRANCISCO PIZARRO MANDA HACER 'EL REQUERIMIENTO"Francisco Pizarro se apresuró a enviar a fray Vicente de Valverde[23]al soldado Hernando de Aldama y al intérprete Martinillo al sitio donde se hallaba Atahualpa Inca. Frente al Zapa Inca, el cura Valverde procede a hacer el requerimiento correspondiente:

1. Exige su subordinación, que se someta al dominio de su majestad el rey de España, don Carlos I. 2. Demanda que reniegue de su fe y abrace la doctrina Católica.

El Zapa Inca tomó todo ese requerimiento con una mezcla de curiosidad desdén e indignación. Observó el Zapa Inca que Valverde tenía en sus manos un objeto al que dirigía la mirada antes de articular palabra alguna. Se lo pidió. Abrió el libro, que era un breviario con los apuntes del discurso de Valverde, lo vio con detenimiento y, al no encontrarle ningún significado para él, lo arrojó al suelo con furia. Luego, le pidió su espada a Aldama. Se la enseñó, pero no la entregó.Acto seguido, Atahualpa Inca le respondió a Vicente de Valverde:

1. Que lo primero que tenían que hacer los españoles era devolverle todo lo que habían tomado de sus tierras, sin su consentimiento.

2. Que nadie tenía autoridad para decir lo que el hijo del Sol tenía que hacer. Que él haría su voluntad. 3.  Que los extranjeros se "fuesen por bellacos y ladrones". En caso contrario, los "mandaría matar".

A una señal de Pizarro, sonaron los falconetazos de la artillería de Candía. Los nobles guerreros que habían subido al torreón, sorprendidos por el estruendo, saltaron por las ventanas y puertas. Los rostros de los acompañantes de Atahualpa Inca denotaban pánico colectivo. Antes de que se repusieran los guerreros del Zapa Inca, empezaron a tocar las trompetas y salieron los caballos en tropel. En seguida, lo hicieron Francisco y Juan Pizarro con sus tropas de infantería, muchos de ellos con los "caza indios" o

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perros dogos. La caballería fue la primera en embestir a la sorprendida masa humana. Mientras los briosos corceles pisoteaban a diestra y siniestra a los indefensos indios, las espadas buscaban sus cuerpos para matarlos o herirlos. En seguida, los arcabuces de la infantería soltaron sus primeros tiros contra la masa humana. La intención de Francisco Pizarro y de Juan Pizarro era abrirse paso hacia donde estaban el Zapa Inca y el Señor de Chincha. Entre tanto, los feroces dogos fueron soltados contra la multitud, iniciando su macabro festín con carne humana. Hecho tan inesperado desató un pánico colectivo.2.2.6.- CÁRCEL DE ATAHUALPAFrancisco Pizarro buscó las andas de Atahualpa Inca; Juan Pizarro, la del Señor de Chincha, quien fue muerto enseguida. También fue muerto el Señor de Cajamarca. y lo mismo fuera de Atahualpa si no se hallara el Marqués allí, porque no podían derribarle de las andas, que aunque mataban los indios que las tenían, se metían otros luego de refresco a sustentarlas, y de esta manera estuvieron un gran rato forcejeando y matando indios, y de cansados un español tiró una cuchillada para matarle, y el Marqués Pizarro se la reparó, y del reparo le hirió en la mano al Marqués, queriendo dar a Atahualpa; a cuya causa el Marqués dio voces diciendo: 'Nadie hiera al indio so pena de la vida'...". Entonces, 8 soldados españoles se metieron entre los indios y cogieron un lado del anda, tiraron de ella hasta ladearla y hacerla caer. A Atahualpa Inca lo encerraron en uno de los ambientes del Templo del Sol.2.3..-TERCERA FASE DE LA CONQUISTA DEL TAHUANTINSUYOUn capitán, con cierta gente fue al día siguiente a los Baños del Inca, donde estuvo el real de Atahualpa. Se supo que éste se estaba preparando para la gran fiesta de su coronación, a realizarse "dentro de pocos días", porque "él había vencido a su hermano llamado Huáscar" [24]Se constató que en cientos de carpas había gran abastecimiento de ropas nuevas (de lana y algodón), carne, cecina, pertrechos, armas y otros objetos para el ejército de Atahualpa Inca. Los españoles buscaron con frenesí aquello que era su obsesión, y lo hallaron. Fue el primer botín de la emboscada victoria sobre el Inca. Con la gente que cogieron del real de Atahualpa Inca, limpiaron la plaza de cadáveres. Se repartieron las mujeres que trajeron de los Baños del Inca. De los auquénidos que trajeron, Pizarro hizo quedar algunos y soltó los demás.Numerosos curacas, al saber de su prisión, llegaron a Cajamarca a verlo, trayendo valiosos obsequios. Los españoles se asombraron por el respeto con que sus súbditos trataban al Inca. Éste se ufanaba en decir que esos obsequios eran una muestra muy pequeña de lo mucho que tenía su reino por sus riquezas y grandezas. Por las reacciones de los españoles frente a la brillantez del oro, se dio cuenta Atahualpa Inca de que su única tabla de salvación era cambiar su libertad por una gran cantidad de oro y plata. Por eso, le propuso a Pizarro lo siguiente: "...daría de oro una sala que tiene 22 pies de largo y diecisiete de ancho llena hasta una raya blanca que está en la mitad del alto de la sala; y dijo que hasta allí henchiría la sala de diversas piezas de oro, cántaros, ollas y tejuelos, y otras piezas, y que de plata daría todo aquel bohío dos veces lleno, y que esto cumpliría dentro de dos meses". Pizarro aceptó el trato. Además, Atahualpa Inca informó a Pizarro sobre la existencia del santuario de Pachacámac y sus grandes riquezas. Dijo que estaba a "diez jornadas al sur".Pizarro tomó las siguientes providencias:

1. Mandó mensajes a San Miguel de Piura para informar a sus vecinos españoles todo lo que había pasado y que no tengan ningún cuidado. Hizo preguntar si habían sabido de algún navío venido de Panamá o Nicaragua.

2. Mandó hacer una iglesia en la plaza de Cajamarca. 3. Se preocupó por resguardar la plaza de Cajamarca, para lo que mandó hacer otra muralla, más grande.

Estuvo lista en 4 días, con un largo de 500 pasos y 2 estados de alto. Trabajaron miles de indios, la mayoría de ellos del sector huascarista.Cientos de portadores, guiados por nobles cusqueños o curacas de otras partes, hicieron llegar a Cajamarca una ingente cantidad de oro y plata. Pizarro los iba haciendo depositar en uno de los aposentos donde estaba Atahualpa Inca.El 20 de enero de 1533 llegaron unos mensajeros indios de San Miguel con una carta de los vecinos españoles, donde le informaban que habían arribado 6 navíos a un puerto de Manabí (actual Ecuador). Los tres más grandes llegaron de Panamá bajo el mando de Diego de Almagro, con 120 hombres. Las otras tres carabelas venían de Nicaragua, con 30 hombres. Además de los 150 hombres, traían 84 caballos. De Manabí, el grueso de la tropa había venido por tierra.2.4.- CUARTA FASE DE LA CONQUISTA DEL TAHUANTINSUYOEl 6 de enero de 1533, Hernando Pizarro, con Francisco de Jerez, 20 hombres de a caballo, algunos de infantería y varios indios ayudantes, partió a Huamachuco por orden del Gobernador. El 21 de enero de 1533, varios españoles y muchos portadores indios hicieron llegar a Cajamarca otro fabuloso cargamento. Fueron "trescientas cargas de oro y plata en cántaros y ollas grandes y otras diversas piezas". Con ellos

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vino otro hermano de Atahualpa Inca. Le informó al Inca que otro cargamento ya se encontraba en Jauja, con unos portadores al mando del general Challcochima. En eso, llegó una carta de Hernando Pizarro, donde le informaba al Gobernador que en Huamachuco no se preparaba ninguna rebelión, tal como ellos habían sospechado. Le confirmó que el oro estaba en Jauja. En respuesta, el Gobernador le ordenó que llegase hasta Pachacámac, porque tenía de rehén al señor principal y al sumo sacerdote de ese santuario, quienes le habían informado de sus riquezas, ofreciéndole también oro y plata a cambio de su libertad.El 14 de abril de 1533 llegó Diego de Almagro con sus huestes a Cajamarca. El 28 de abril llegaron cientos de portadores indios, guiados por uno de los negros que se había dirigido al Cusco. Traían "ciento siete cargas de oro y siete de plata" del cargamento que encontraron en Jauja. El negro informó al Gobernador que su hermano Hernando Pizarro ya se hallaba camino a Jauja, desde Pachacámac.El 25 de marzo de 1533 llegó el grupo comandado por Hernando Pizarro. Había recorrido Huamachuco, el Callejón de Huaylas, Pachacámac, Jauja, las pampas de Junín y el Callejón de Conchucos. Traían, de Pachacámac, "veintisiete cargas de oro y dos mil marcos de plata". Otro importante rehén traía Hernando Pizarro: el general Challcochima, a quien había aprehendido en Jauja. Pedro Pizarro narra el encuentro entre Challcochima y Atahualpa Inca. Dice: "...y cuando su capitán Challcuchima vino con Hernando Pizarro y le entró a ver, entró así como digo, con una carga y descalzo y se echó a sus pies, y llorando se los besó. El Atahualpa, con rostro sereno, le dijo: Sean bienvenido allí Challicuchima, queriendo decir, sean bien venido Challicuchima".El 18 de junio de 1533, el Gobernador ordenó que el oro y la plata se fundiesen y repartiesen.El Gobernador, según su criterio, premió a unos con más y a otros les quitó algo. También entregó unos 15 mil pesos de oro a los vecinos que quedaron en San Miguel. A Diego de Almagro y sus huestes le repartió de acuerdo con su criterio. Les dio 20 mil pesos de oro para que se repartan entre todos ellos. Recibieron mucho menos que los caballeros e infantes que intervinieron directamente en la captura de Atahualpa Inca. Almagro había pedido que a él y a sus compañeros les tocase la mitad que a los de Cajamarca. Los que en Cajamarca se beneficiaron del repartimiento fueron el cura Valverde, 65 de a caballo y 105 de infantería.Según Pablo Macera[25]"El Rescate de Atahualpa consistió en 6 087 kg de oro y 11 793 kg de plata. A cada soldado a caballo le tocaba 40 kg de oro y 80 kg de plata. A los peones la mitad. A los soldados con perros más que a los peones. A Pizarro 7 veces lo que a un jinete de caballo, además del trono de Atahualpa que pesaba 83 kg de oro. Los sacerdotes recibieron la mitad de un peón". Prescott[26]dice que dicho tesoro "teniendo presente el mayor valor de la moneda en el siglo XVI, vendría a equivaler en el actual (XIX) a cerca de tres millones y medio de libras esterlinas o poco menos de quince millones y medio de duros [...] La historia no ofrece ejemplos de semejante botín, todo en metal precioso y reducible como era a dinero contante".Para terminar con la estrategia trazada con anterioridad, el Gobernador Pizarro tuvo que inventar rebeliones de las huestes de Atahualpa Inca y, a continuación, acusó al Inca de actos de traición. Se sentenció a muerte a Atahualpa, por traición tenia que morir quemado si no se volviese cristiano, Atahualpa dijo que quería ser cristiano el padre Fray Vicente de Valverde. Le pusieron el nombre de Francisco. Fue, entonces, atado a un palo en la plaza y muerto con la pena del garrote, "...se le dio una vuelta al cuello con un cordel y de ese modo fue ahogado", dice Sancho de la Hoz[27]Su cadáver fue expuesto hasta el día siguiente. Luego, lo enterraron en la iglesia. Murió un día sábado, "a la hora que fue preso y desbaratado" (Jerez)."Al anochecer siguiente -26 de julio de 1533- Atahualpa fue ejecutado en la plaza de Cajamarca. A última hora se le conmutó la pena de la hoguera por la de garrote por haberse dejado bautizar" (José A. del Busto D.[28]). "Y en dicho pueblo de Cajamarca en treinta y un días del dicho mes de julio en presencia de los dichos oficiales de S.M. manifestó Francisco Pizarro mil ciento ochenta y cinco pesos en piezas labradas de indios que dijo que se le había dado el cacique Atahualpa y manifestóles después de la muerte de dicho Atahualpa cinco días". "Es lógico suponer que la muerte del Inca ocurrió después del 8 de junio y antes del 29 de julio de 1533. La partida de Cajamarca se inició a mediados de agosto por grupos, el 26 de ese mismo mes estaban en Andamarca y el 2 de setiembre arriban a Huaylas. La fecha antojadiza del 29 de agosto es completamente equivocada y se hace necesario rectificar el error" (María Rostworowski[29]El Gobernador, para salvar las apariencias y tener un seguro de vida hasta tomar el Cusco, nominó en su reemplazo a otro hijo de Huaina Cápac como Zapa Inca, se llamaba Túpac Huallpa, quien reconoció su vasallaje al emperador de España.2.5.- QUINTA FASE DE LA CONQUISTA DEL TAHUANTINSU Y LAS DISPOSICIONES DE PIZARRO

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Antes de dirigirse a Xauxa el Gobernador envió una comitiva de 10 soldados y un capitán a San Miguel, para que estuvieran en ese lugar hasta que vinieran los navíos de Panamá o Nicaragua. Luego, le darían alcance en Xauxa. En Xauxa, Pizarro fundiria oro y haria las reparticiones.2.5.1.-LA SALIDA DE CAJAMARCASalieron de Cajamarca un lunes por la mañana. Luego de un día de camino, acamparon a orillas de un río. La caravana indígena-española llegó a Huamachuco, donde estuvo por dos días. De allí, Pizarro envió una avanzada comandada por Diego de Almagro para que asegure el paso de un puente, seguramente en la cuenca del río Santa. Luego, ambos conquistadores y sus tropas se unieron en Huaylas, donde reposaron durante ocho días. Prosiguieron viaje a Andamarca, Corongo, Yungay (Puerto Nevado), Huaraz, Recuay, Chiquián y llegaron a Cajatambo, donde tomaron más indios auxiliares, reforzando la vanguardia y retaguardia, pues se temía una rebelión por orden de Challcochima, que iba en su compañía, y porque las Hartas de toda la zona habían sido abandonadas por los pobladores. También se enteró que en Pumpú los generales Yncorabaliba, Yguaparro y Mortay habían juntado gente de guerra. Lo mismo estaba sucediendo en Tarma. A partir de entonces, Challcochima quedó incomunicado. Otro incomunicado era Túpac Huallpa; en la realidad, un Inca decorativo. El cronista Sancho de la Hoz reconoce que la causa de esa rebelión era porque ellos "querían guerra con los cristianos, porque veían la tierra ganada por los españoles y querían gobernarla ellos".Tomaron camino por Oyón, hasta Runrún .En eso vino un enviado de Túpac Huallpa, con la noticia de que a cinco leguas de Xauxa había gente de guerra y venían a quemar el pueblo para que los cristianos nada encontraran.El Gobernador, con 65 de a caballo y 20 de infantería, se adelantó. Cuatro de a caballo, con los "más ligeros", siempre se adelantaban a la comitiva en calidad de espías, con la consigna de matar a cualquier indio sospechoso de ser informante de los rebeldes. Llegó a una ciudad llamada Caxamarca, donde se apoderó de otro tesoro por un valor de 60 mil pesos de oro. Dejó a dos soldados para que lo resguarden hasta que arribe la retaguardia. Al día siguiente reemprendió el viaje, llegando a mediodía a Tarma, sin encontrar ninguna resistencia. "Por ser ya de noche asentó aquí su campo estando siempre alerta con los caballos ensillados y la gente sin comer, y finalmente sin refrigerio alguno, porque no traían consigo sus toldos para poder abrigarse, que fue causa de que murieran de frío, porque llovió mucho la prima noche, y después nevó de tal manera que las armas y ropas que traían se mojaron todas. Más cada uno se remedió lo mejor que pudo, y así se pasó aquella mala y trabajosa noche hasta que amaneció... "2.5.2.- LA VICTORIA DE LOS INCASPizarro planeó otra estratagema: un ataque sorpresivo. Hizo descansar a sus huestes hasta muy avanzada la noche. Alumbrados sólo por la luz de la Luna, salieron 50 de a caballo. En la madrugada vieron bastante humareda en el sitio de los rebeldes.A puro espuelazo, apresuraron el paso de sus caballos, llegaron al sitio y se dieron cuenta de que el pueblo estaba en llamas y los rebeldes habían huido. Esa táctica fue la que adoptaron los partidarios de Atahualpa Inca, sin rendirse ante los chapetones. En cambio, la táctica del ataque sorpresivo de los pizarristas no dio resultado esta vez. Los rebeldes los habían engañado y cuando los españoles quisieron tomar unos puentes estratégicos del camino Xauxa- Cusco, tampoco les permitieron hacerlo. La expedición española duró 5 días, luego de los cuales regresaron derrotados a Xauxa, provocando un gran disgusto del Gobernador.Pizarro fundó la ciudad española de Jauja, muy cerca de la nativa Xauxa, dejando en ella una guarnición de 80 de a caballo y al tesorero de S.M., al mando de un lugarteniente, su representante. Túpac Huallpa[30]murió misteriosamente en esta ciudad. El Gobernador reunió a Challcochima, Tizas, un hermano del Inca, y a otros generales a quienes tenía prisioneros. También convocó a otros nobles que lo acompañaban. Les preguntó quién sería el sucesor. Tenía que ser un hermano del Inca muerto. Pero la diferencia radicaba en su procedencia, y en esa respuesta se expresaba todavía la rivalidad entre atahualpistas y huascaristas. Challcochima y los otros prisioneros propusieron a Aticoc, hijo de Atahualpa Inca, de origen quiteño. En cambio, los nobles colaboracionistas deseaban a un hermano del Inca muerto; pero de origen cusqueño. Pizarro explotó hábilmente esta situación. Como estaba cerca de la capital imperial, se decidió por un Inca de origen cusqueño. Para acrecentar la alianza con los huascaristas, encargó a los mismos nobles proponentes que fuesen a buscar al nuevo Inca.2.5.3.- APRIETOS DE LOS PIZARRISTASContinuó el viaje por la otra orilla del Mantaro, pasando por un valle estrecho. Luego, subieron por el Cápac Ñam[31]de las montañas, "hecha de escalones de piedra muy menudas". "Aquí trabajaran tanto los caballos que cuando acabaron de subirla se habían desherrado la mayor parte, y tenían gastados los cascos de los cuatro pies". Luego de esa caminata de media legua (2,5 km), pasaron la cumbre de la montaña, bajaron a un valle pequeño; luego, subieron una corta cuesta hasta llegar a otra aldea quemada, abandonada por sus pobladores, sin abastecimiento de alimentos y sin agua, porque los

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rebeldes también habían roto "las cañerías que venían a la ciudad". Los chapetones acamparon allí. Repusieron los herrajes de la caballada. Pasaron mala noche y al día siguiente reemprendieron la expedición. Llegaron a Panaray que era un poblado "lleno de muchos aposentos". Pero también estaba abandonado; encontraron poco abastecimiento de alimentos y ropa. Pizarro se sorprendió de esa situación, porque el curaca de Panaray había sido uno de sus colaboracionistas. Lo había acompañado en la expedición y lo dejó en Xauxa, diciendo que se adelantaba a su curacazgo para "bien recibirlo". Se alimentaron esa noche con maíz y carne de llama, sacrificando a unos pocos animales que encontraron por ahí.2.5.4.- FEROZ BATALLALos huidos, que se habían retirado a una montaña cercana del pueblo, se reagruparon. Formaron dos escuadrones y se pusieron frente a los españoles. "¡Yungas!..., ¡yungas!", fue el grito de guerra que les lanzaron. "Yunga" llamaban a la "gente despreciable que vive en tierras calientes de la costa del mar...". También los amenazaron con tomarlos como esclavos. Los desafiaron a pelear. El capitán español Hernando de Soto dejó a 10 en el pueblo y llevó a 30 de caballos ligeros para enfrentarlos. Sonaron los arcabuces, blandieron las espadas y las picas. Los indios hicieron girar las hondas y les lanzaron piedras. Los flechazos no se dejaron esperar. La batalla fue furiosa. Los rebeldes mataron un caballo e hirieron dos más. Luego, se escaparon. En eso, se les unió Maila, un general rebelde que se había escapado de Vilcas. Éste los arengó: "¡Volvamos atrás y peleemos con éstos hasta que no quede uno en vida, que son pocos!". Los rebeldes, envalentonados, volvieron a atacar a los chapetones. La lucha fue más furibunda que la primera. Murieron cientos de rebeldes, por la superioridad en armas de los enemigos. Cuando el general indio Maila fue muerto, los rebeldes se refugiaron otra vez en los sitios inaccesibles de la montaña. El capitán español y sus soldados regresaron a Vilcas, donde se repusieron y curaron a sus heridos (hombres y caballos). Estuvieron allí tres días antes de emprender viaje.Pizarro recibió con alivio esas noticias. Mediante cartas, hizo avisar esos hechos a Xauxa, donde estaba el tesorero de S.M. con los guardianes. Envió otros chasquis a Hernando de Soto, felicitándole por la victoria y ordenándole que prosiga viaje hasta 3 leguas antes del Cusco, donde lo esperaría para entrar juntos a la ciudad imperial. Luego, reemprendió el viaje y llegó a unos aposentos cercanos de Vilcas. Un chasqui le entregó una carta de los de la vanguardia, donde le informaban que el general indio Narabaliba, con 2 mil soldados de refuerzo enviados del Cusco por Quízquiz, estaba atrincherado en Andabailla (Andahuaylas), por lo que se dirigía a su encuentro. Pizarro apuró el viaje y entró a Vilcas al día siguiente, temprano. "Está puesta esta ciudad de Bilcas en un monte alto, y es gran pueblo y cabeza de provincia. Tiene una hermosa y gentil fortaleza: hay muchas casas de piedra bien labradas y está a medio camino de Xauxa al Cuzco" (Sancho de la Hoz).2.5.5.- HACEN PELIGRAR LA MARCHA AL CUSCOSu tropa se aprovisionó de manera holgada. Descansó bien esa noche y salió al día siguiente tras las huellas de la vanguardia, hacia Andahuaylas. En el trayecto del camino, recibió otra carta de Hernando de Soto, informándole que los rebeldes estaban en Curamba, donde el camino estaba bloqueado con piedras. Al notar que las tácticas de la resistencia se iban perfeccionando, el Gobernador ordenó a Diego de Almagro que, con 30 de caballos ligeros, fuese en socorro de Hernando de Soto. Al poco rato, también partió él, llevando siempre a Challcochima. Dicho rehén era una especie de salvoconducto, porque era bien estimado por los suyos. Por eso, se explica que las emboscadas o los ataques de los rebeldes no hayan sido tan beligerantes. Temían la represalia y la muerte de Challcochima.Hernando de Soto y su caballería habían encontrado el puente quemado en dicho río. Lo pasaron el día siguiente, vadeándolo, con el "agua que daba al pe de los caballos", y llegaron a 12 leguas (66 km) del Cusco. Luego, con 50 de a caballo (dejando 10 con las cargas y oro que habían hallado en Vilcas), se apuró para enfrentar a los rebeldes, que estaban a la espera de la ayuda de Quízquiz del Cusco. Es notorio que la amenaza real para los españoles eran las tropas de Quízquiz. Pero, por no dejar la ciudad al libre albedrío de los huascaristas, ese valeroso general de Atahualpa Inca se encontraba en una disyuntiva, entre la pared y la espada. Esa circunstancia también favoreció a los conquistadores. En efecto, los rebeldes, aunque sin la ayuda de Quízquiz, esperaban en lo alto de una montaña. Los indios ya se habían dado cuenta de que allí llegaban los caballos muy fatigados, lo mismo que los perros dogos. Cuando estaban en camino por la cuesta, cientos de guerreros indios bajaron a presentarles combate. Una andanada de piedras cayó al camino. Jinetes y caballos sortearon esos escollos con gran dificultad, hasta que llegaron a la cumbre de la montaña. La cuesta tenía una extensión de una media legua (2,75 km). Antes de que se sobrepusieran de la fatiga, fueron atacados con lanzas, piedras y flechas. "A cinco cristianos cuyos caballos no pudieron subir a lo alto, cargó tanto la muchedumbre, que a dos de ellos les fue imposible apearse y los mataron encima de sus caballos". Los otros tres también fueron muertos. A esos 5: "Les abrieron a todos la cabeza por medio, con sus hachas y porras". Entre los otros: "...hirieron diez y ocho caballos y seis cristianos; pero no de heridas peligrosas, que sólo un caballo de éstos murió".

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2.5.6.- UNA BATALLA QUE NO SE LLEVO A CABOHernando de Soto ordenó a su tropa que se refugiaran en un llano. Los indios se fueron a una colina cercana. Los españoles dieron agua a sus caballos, "sin que estorbaran para nada los enemigos". Los rebeldes conservaban, sin duda, las costumbres de la guerra andina: franca; diríamos, casi concertada; esperando siempre un arreglo amistoso. De Soto acudió al engaño: aparentó huir. Una veintena de indios lo persiguió a hondazos, hasta que en un llano la caballería española se sobreparó, los enfrentó y aniquiló a todos. El grueso del ejército inca, al ver esa recuperación de los ibéricos, se retiró. Los españoles prosiguieron su camino por la cuesta y acamparon en la cumbre del cerro. A muy poca distancia, también acamparon los rebeldes. Se hallaban tan cerca los dos ejércitos, "de manera que en cada campo se oían las voces del otro". Pasaron la noche curando a sus heridos y amenazándose mutuamente, a grandes voces. La batalla se daría al siguiente día. Gritaban los rebeldes: "Esperad cristianos que amanezca que todos habéis de morir a nuestras manos y os quitaremos los caballos con cuanto tenéis". Para suerte de las huestes de Hernando de Soto, llegó esa noche Diego de Almagro con 40 de a caballo (el refuerzo enviado por Pizarro más los 10 atrasados de de Soto). Los rebeldes fueron inmediatamente informados por sus espías del inesperado refuerzo. Los generales incas optaron por la retirada; de tal manera que, cuando los españoles se despertaron animosos para la batalla, ya no encontraron enemigos por ningún lado.2.5.7.-HACEN TEMBLAR A LOS CONQUISTADORESHernando de Soto, Diego de Almagro y sus huestes siguieron el viaje al Cusco. Fueron informados por sus vigías que venía una tropa de mil indios. Era el refuerzo que enviaba el general Quízquiz. Los españoles tuvieron que protegerse en una fortaleza que, para suerte de ellos, encontraron en una de las Hacías. Allí esperarían al Gobernador.Noticiado sobre todos esos acontecimientos, Pizarro sospechó que los rebeldes sabían todos sus movimientos por información que les enviaba Challcochima. Lo acusó de traidor y lo amenazó. Le dijo: "...tan luego como haya llegado a donde está el capitán con mis gentes, te haré quemar vivo [...], de esto no te quepa duda si no das traza de que estos indios amigos tuyos dejen las armas y vengan de paz como te he dicho otras veces".Cuando el Gobernador estuvo acampado en un pueblo llamado "Rímac, una legua (nota: 5,5 km) del último río", llegó Diego de Almagro con 4 de a caballo, para darle mayores informes de la situación actual de la vanguardia. Al día siguiente, prosiguieron viaje hasta llegar a donde les esperaba Hernando de Soto. Hecha una sola, la tropa chapetona llegó esa misma tarde a Sachisagagna (Xaquixaguana, Sacsahuana o Jaquijahuana), donde acampó.2.5.8.- CHALLCOCHIMA ES QUEMADO VIVOAlmagro y de Soto también estuvieron de acuerdo con que sus últimos contratiempos se debían a la infidencia de Challcochima. Lo sentenciaron a ser quemado vivo. Para cambiarle la pena por la de garrote: "El religioso trataba de persuadirlo a que se hiciera cristiano diciéndole que los que se bautizaban y creían en fe verdadera en nuestro redentor Jesucristo iban a la gloria del paraíso, y los que no creían en él iban al infierno y a sus penas, haciéndole entender todo por un intérprete. Mas él no quiso ser cristiano diciendo que no sabía qué cosa fuese esa ley y comenzó a invocar a Paccamaca (Pachacámac) y al capitán Quízquiz que vinieran a socorrerlo". Murió en la plaza de Sachisagagna, quemado vivo. "Toda la gente de la tierra se alegró infinito de su muerte, porque era muy aborrecido de todos por conocer lo cruel que era".2.5.9.- MANCO INCA YUPANQUIManco Inca Yupanqui[32]otro hijo de Huaina Cápac, de ascendencia cuzqueña, se presentó a Pizarro en Xaquixaguana, el 14 de noviembre de 1533. Era el "mayor y más principal señor que había entonces en aquella tierra". Había andado siem pre fugitivo de los rebeldes ata hualpistas. "Este era al que de derecho venía aquella provincia, y al que todos los caciques de ella querían por señor". "Cuando vino a ver al Gobernador, vino por los montes extraviando caminos, por temor de los de Quito...". El Gobernador se puso muy contento y le dijo: "Mucho me place lo que me dices y hallarte con tan buena disposición para echar fuera esta gente de Quito, y has de saber que yo no he venido de Xauxa por otro efecto sino para impedir que ellos te hicieran daño, y librarte de su esclavitud, y puedes creer que yo no vengo para provecho mío [...], pero sabiendo los agravios que te hacían quise venir a remediarlos y desfacerlos, como me lo mandaba el Emperador mi señor". "Y así puedes estar seguro de que haré en favor tuyo todo lo que me parezca conveniente, y también para libertar de esta tiranía a los del Cuzco". Toda esa palabrería carecía de sinceridad. La única intención de Pizarro era tenerlo como aliado e informante. Manco Inca le respondió: "De aquí en adelante te daré cabal noticia de todo lo que hagan los de Quito para que no puedan incomodarte". Ese encuentro se produjo un día sábado y Manco Inca estaba informado de que los españoles no comían carne roja el día domingo. Pero sí podían alimentarse de pescado. Ello demuestra que las costumbres de los chapetones también eran observadas con acuciosidad por los incas.

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Fatalmente, los incas no pudieron aprovechar las debilidades de los conquistadores porque estaban desunidos, continuaba la guerra civil entre ellos y Pizarro aprovechó con habilidad esa rivalidad. Manco Inca Yupanqui se dirigió con su comitiva real a pescar a un río cercano, para la "comida de los españoles del día de guardar". En eso, recibió a un chasqui que llegaba del Cusco. Regresó inmediatamente donde Pizarro. Le dijo: "...dice que Quízquiz con su gente de guerra va a quemar el Cuzco y que está ya cerca, y he querido avisártelo para que pongas remedio".Al día siguiente, sin obstáculos al frente, el Gobernador, Manco Inca y toda la comitiva de españoles e incas huascaristas, se dirigieron al Cusco. "De este modo entró el Gobernador con su gente en aquella gran ciudad del Cuzco sin otra resistencia ni batalla, el viernes a la hora de misa mayor, a quince días del mes de noviembre del año del Nacimiento de Nuestro Salvador y Redentor Jesucristo 1533. Los palacios imperiales alrededor de la plaza mayor fueron tomados como alojamiento por los españoles. El Gobernador los repartió, de acuerdo con los méritos de sus soldados y según su propio criterio. Pero hasta el 15 de diciembre, todos los españoles durmieron en sus toldos, colocados en dicha plaza. Temían cualquier ataque de los rebeldes. Sin embargo, no se produjo ningún acto de hostilidad.2.5.10.- LA DERROTA DE QUÍZQUIZPizarro siguió aprovechándose de Manco Inca. Le ordenó que organizara un ejército inca para derrotar a Quízquiz. Muy pronto, 5 mil guerreros fueron reunidos por el Zapa Inca. El Gobernador nominó a Hernando de Soto para que apoyara a dicho contingente indio, con 50 de a caballo. Marchó la tropa combinada inca-española y su expedición duró 10 días. Habían llegado al campamento de Quízquiz, a 5 leguas del Cusco (27,5 km). Los quiteños pusieron en apuros a los españoles, pero la ayuda de Manco Inca fue valiosa y los salvó en varias oportunidades de emboscadas seguras. En la localidad de Sapi se enfrentaron ambos ejércitos. La tropa combinada indígena-española salió victoriosa. Mataron a 200 indios de Quízquiz, pero no pudieron derrotarlo definitivamente. Luego, los españoles regresaron al Cusco. Con ellos, Manco Inca y su comitiva real.El 27 de diciembre, Pizarro hizo torturar a unos generales de Manco Inca porque le habían informado que estaban completando. De dicha tortura se sacó en claro que no estaba Manco Inca comprometido; pero dos nobles pensaban "que puesto que sus antepasados no habían estado nunca sujetos a otro, no debían ellos ni el cacique someterse". Por las fuertes lluvias del verano serrano, no pudieron hacer la segunda expedición contra Quízquiz. Recién en febrero, el ejército de Manco Inca, de 25 mil hombres, y los 50 de a caballo de Pizarro, comandados por Hernando de Soto, se pusieron en marcha. Persiguieron a Quízquiz por la ruta de Vilcas. Antes de llegar a ese sitio, se demoraron 20 días en reponer el puente sobre el río Pampas, que estaba quemado, "...y si el cacique no tuviera aquí tanto número de gente para hacer este puente y para el pasar y tirar de las crisnejas, no se habría podido hacer; [...] hicieron luego en breve espacio el puente; tan bueno y tan bien hecho, que otro semejante y tan grande no se halla en esta tierra, que es de trescientos sesenta y tantos pies (102 m), y de ancho podían pasar dos caballos al mismo tiempo sin riesgo alguno". Llegaron a Vilcas, donde descansaron varios días. Supieron que Quízquiz iba rumbo a Xauxa, donde estaba la guarnición española. Entonces, la caballería española, de Hernando de Soto, más 4 mil guerreros incas, comandados por Paullu Inca, se apresuraron a ir en su socorro. Manco Inca y el resto de su tropa regresaron al Cusco.Quízquiz e Incurabaliba, en efecto, se aprestaban a atacar Xauxa. Allí, la guarnición española vivía momentos de zozobra, porque varios curacas xauxinos parecían también estar de acuerdo con los rebeldes. El tesorero de S.M. hizo ocultar el tesoro dejado por Pizarro en un aposento, donde era cuidado celosamente por españoles, "los más flacos y enfermos". En eso, arribaron a Jauja el ejército de Soto y Paullu Inca[33]En uno de esos días, cuando la avanzada de Quízquiz se hallaba sólo a una legua de Xauxa, Soto y Paullu Inca tomaron 20 de caballos ligeros y 3 mil indios, y fueron en su búsqueda. Dejaron en la ciudad a 20 jinetes y 20 infantes. En Maracaylla se enfrentaron ambos ejércitos. Se luchó bravamente, aunque no cuerpo a cuerpo, porque lo hacían de una orilla a la otra del río Mantaro. Las armas que más se emplearon fueron la ballesta, flechas y "arcos como de piedras". Una de esas pedradas alcanzó en la cabeza al tesorero, haciéndolo caer al río. Se hubiera ahogado de no ser por unos ballesteros españoles que, a duras penas, lo salvaron. Al ver que otra pedrada mató a un caballo, los españoles decidieron cruzar el río.Las huestes de Quízquiz se retiraron mientras eran perseguidas por las tropas inca-español, hasta hacerlas ocultar en un monte. Al ver que no salían y el día ya se acababa, el ejército combinado volvió al ataque en pleno monte. Murieron muchos curacas comarcanos que estaban en la tropa de Quízquiz y miles de sus soldados. Los demás huyeron, siendo perseguidos por tres leguas más. Quízquiz se retiró a Tarma, a 5 leguas (28 km) de Xauxa. El curaca de Tarma era huascarista. Juntó un ejército y combatió a Quízquiz, haciéndolo huir. Quízquiz y sus huestes habían enfrentado a los pizarristas en Vilcaconga. Anta y Sapi (Cusco), Jauja-Maracaylla (Junín) y Vilcashuamán (Ayacucho).

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Pizarro en el Cusco3.1.- EL DOMINIO DE LA "MEDULA" DEL IMPERIOLa ciudad del Cuzco por ser principal de todas donde tenían su residencia los señores, es tan grande y tan hermosa que sería digna de verse aun en España, y toda llena de palacios de señores, porque en ella no vive gente pobre, y cada señor labra en ella su casa y asimismo todos los caciques, aunque éstos no habitaban en ella de continuo. La mayor parte de estas casas son de piedra y las otras tienen la mitad de fachada de piedra; hay muchas casas de adobe, y están hechas con muy buen orden, hechas calles en forma de cruz, muy derechas, todas empedradas y por en medio de cada una va un caño de agua revestido de piedra. La plaza es cuadrada y en su mayor parte llana, y empedrada de guijas; alrededor de ella hay cuatro casas de señores que son las principales de la ciudad, pintadas y labradas y de piedra, y la mejor de ellas es la casa de Guaynacaba cacique viejo, y la puerta es de mármol blanco y encarnado y de otros colores, y tiene otros edificios de azoteas, muy dignos de verse.3.2.- TAMBOS REALES Y ARMERÍAS"Hay casas donde se conservan los tributos que traen los vasallos a los caciques; y casa hay en que se guardan más de cien mil pájaros secos, porque de sus plumas que son muchos colores se hacen vestiduras, y hay muchas casas para esto. Hay rodeles, adargas, vigas para cubrir la casa, cuchillos y otras herramientas; alpargatas y petos para provisión de la gente de guerra en tanta cantidad que ni cabe en el juicio cómo han podido dar tan gran tributo de tantas y tan diversas cosas".3.3.- FUNDACIÓN Y REPARTIMIENTOLa fundación española del Cusco se realizó el 23 de marzo de 1534, con el nombre de "La Muy Noble y Gran Ciudad del Cuzco". Se hizo el acta de fundación, la que se leyó en ceremonia pública. Se escogió el sitio para la iglesia-catedral. Se instaló a los primeros vecinos españoles, a quienes se les entregó casas, tierras y ganado auquénido. En ese reparto, mucho tuvo en cuenta el Gobernador sus amistades o diferencias con cada uno de sus compañeros. Fueron favorecidos sus hermanos y amigos. Nombró a su lugarteniente, alcaldes y regidores ordinarios y otros oficiales públicos. En la selección de autoridades, intervinieron también el cura Valverde, primer arzobispo del Cusco, y el tesorero de S.M. Hizo repartimiento de los naturales. A cada uno de los vecinos españoles le fue entregada una cantidad de indios "para que los enseñaran y doctrinaran en las cosas de nuestra santa fe católica". Bajo ese eufemismo, lo cierto es que se entregaban gran cantidad de indios a los españoles para que estén a su servicio en calidad de mano de obra gratuita.3.4.- LAS RUTAS DE PIZARRO Y QUÍZQUIZEn compañía de Manco Inca, partió el Gobernador a Xauxa. Estando en Vilcas, fue informado que las tropas de Quízquiz habían acampado a 40 leguas (225 km) al norte de Xauxa, camino a Cajamarca. Ordenó a Manco Inca que enviara un chasqui al Cusco con el objeto que le manden de inmediato gente reclutada, no más de 2 mil, "pero los mejores de toda la provincia". Luego, Manco Inca y Pizarro pasaron a Xauxa. Allí, el Gobernador supo que la tropa comandada por Diego de Almagro, que había sido enviada por él para socorrer a Paullu y Hernando de Soto, luego de que habían sido ahuyentadas las huestes de Quízquiz, había seguido rumbo a Chincha y Pachacámac.3.5.- LA DIGNIDAD INCA EN LA RUTA A LOS "ANTIS"Manco Inca, para entonces, había escogido la fortaleza de Ollantaytambo[34]como su centro de operaciones. Se dice que, en una operación militar muy audaz, Hernando Pizarro alistó un ejército y se propuso tomar dicho bastión rebelde. Marchó del Cusco con su caballería y 30 mil guerreros indios. Eran las tropas de los incas Huaypar e Inguill. Armó su campamento en el valle de Urubamba, muy cerca de Ollantaytambo. Un día, se atrevió a tomar por asalto la fortaleza; pero vio que Manco Inca cabalgaba un brioso corcel, disponiendo a sus tropas a repeler la agresión. Se produjo la contraofensiva del Inca, con varios disparos de arcabuces y la aparición de miles de < guerreros por los parapetos de la pucará. A Hernando Pizarro no le quedó otra alternativa que ordenar el repliegue. Manco Inca ya estaba disponiéndose a atacarlos en su campamento base. Olfateando el inminente peligro y aprovechando la llegada de la noche, Hernando Pizarro dispuso el retorno al Cusco. Tan apresurada fue esa medida que los españoles dejaron abandonados los toldos de campaña.3.6.- MANCO INCA NO CAE EN UN ARDIDDesde Ollantaytambo, Manco Inca dirigió su ejército al Cusco; pero tuvo que retirarse porque supo del avance de la tropa de Alvarado, que era apoyado por Paullu Inca, otro de sus traidores hermanos. Cuando se informó de la llegada de Almagro a Urcos, mediante emisarios especiales, le mandó decir que podían aliarse para tomar el Cusco y a los hermanos Pizarro. Sabedor de esas negociaciones, Hernando Pizarro le escribió al Inca que Almagro quería engañarlo, ya que en sus planes estaba el de coronar a

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Paullu Inca en su reemplazo. Almagro quiso desmentir esa versión y acudió al valle de Yucay a convencer al Inca de sus buenos propósitos, pero fue tratado de mentiroso y ruin. Por esos motivos y porque su estado mayor se opuso a cualquier arreglo con los españoles, la negociación fracasó.La secreta sociedad Almagro-Paullu Inca tuvo muy pronto su expresión pública. Luego de una escaramuza, tomaron el Cusco y apresaron a los hermanos Pizarro. Manco Inca decidió alejarse de Ollantaytambo y refugiarse en Vitcos y Viícabamba, para alistarse y reiniciar la guerra de reconquista. El 12 de julio de 1537, Almagro- PaulIu Inca derrotaron en Abancay a las tropas de Alonso de Alvarado. Almagro, para consolidarse en el poder, nombra a Paullu Inca como Zapa Inca.Manco Inca Yupanqui mandó decir, en secreto, a Paullu Inca que se le uniese'para aniquilar a los españoles y restaurar el Tahuantinsuyo. Paullu Inca no aceptó. Le pidió rendirse. "Los españoles son muchos", le dijo. Le garantizaba un "buen tratamiento" y que "podría entregarla le la mascapaycha". Ante esa inaudita respuesta, Manco Inca y su pequeño ejército se dirigieron por el valle de Amaybamba. Para cuidar su retirada, porque Almagro había ordenado al mariscal Rodrigo de Orgóñez que vaya en su persecución y lo aprese o mate, hizo quemar los puentes. Pero la tropa de Orgóñez-Paullu Inca siguió avanzando. Manco Inca cruzó el puente de Chuquicara y se guareció en el palacio de Vitcos. Allí lo sorprendió el ejército indígena-español. Manco Inca, Villaoma y sus leales apenas pudieron escaparse y esconderse en una comarca cercana.Lo primero que hace Orgóñez es saquear Vitcos. Encuentra harto oro y plata. Encuentra una gran imagen del Sol, hecha de oro fino. También, el cuerpo de Huaina Cápac, embalsamado, y que los incas habían llevado allí para esconderlo de la vista de los españoles cuando llegaron al Cusco. La momia de Huaina Cápac y el Inti de oro fueron entregados a Paullu Inca en recompensa por sus servicios. Cuando Orgóñez se disponía a seguir la persecución, recibe la orden de Almagro de retornar al Cusco. Tenían que ir a la Ciudad de los Reyes a culminar unas negociaciones sobre su Gobernación con Francisco Pizarro. En efecto, Almagro deja el Cusco el 15 de noviembre de 1537, llevando prisionero a Hernando Pizarro.3.7.- VILCABAMBA,LA ÚLTIMA DEFENSA DE LOS INCASVilcabamba, pues, quedó como única zona de resistencia a la conquista española. Se tenían noticias de su existencia desde las crónicas y otros documentos de la época de la Colonia. En el presente siglo, varios son los viajeros que fueron en su búsqueda. El mérito de haberla encontrado corresponde a Gene Savoy, en 1963. Según Juan José Vega, Vilcabamba "constituye un laberinto geográfico, donde se amontonan cordilleras nevadas y otras menores al lado de junglas, conjunto de orografía adornado de una maraña de ríos y riachuelos". Esa zona de La Convención fue escogida por Manco Inca como bastión de la reconquista. Su sede, la ciudad de Vilcabamba, ubicada a unos 1000 m de altitud, queda en el valle de Chontamayu, afluente del río Pampaconas, "cuyos vestigios se conocían con el nombre de ruinas de Pampa Erombom o Espíritu Pampa", en la provincia de La Convención, departamento del Cusco. Luego de unirse con otros ríos selváticos, el Chontamayu y el Pampaconas forman el río Concebidayoc, que desemboca en el río Urubamba. Vilcabamba llegó a tener 50 edificios públicos y 300 casas palaciegas.Desde Vilcabamba, Manco Inca hizo todo lo posible para que la resistencia se contagiara a todas las regiones del Tahuantinsuyo.Los Pizarro-Paullu dominaron toda la zona sur. Manco Inca se había refugiado en Vilcabamba. Gonzalo Pizarro y Paullu Inca iniciaron su campaña contra el último bastión rebelde en julio de 1539. En el paso de Chuquillusca, los incas no sometidos casi ios hicieron huir. Paullu Inca impidió la fuga de los españoles porque les increpó su conducta. Solamente para no ser tildados de cobardes, los pizarristas siguieron en la expedición. Cerca de Hatun Pucará iban a caer en una terrible emboscada. La suerte los acompañó una vez más, porque una piedrecilla cayó a las botas de Gonzalo Pizarro, alertándolo. De inmediato, éste ordenó guarecerse a sus tropas, mientras enormes rocas caían desde lo alto. El paso quedó totalmente cubierto. A muy poca distancia había quedado el ejército Pizarro- Paullu, sano y salvo.Terminado el susto y pasados unos días, los Pizarro-Paullu llegaron a la base del Hatun Pucará, listos para tomarla. Esa fortaleza estaba ubicada en la ribera del río Pampacona, en la cima de un barranco, a 3 leguas (16,5 km) de la ciudad de Vilcabamba. Allí se habían parapetado las fuerzas de Manco Inca. Los Pizarro-Paullu les hicieron cerco y les asediaron ferozmente. Las escaramuzas duraron unos 10 días. Se combatió en accidentada zona selvática, llena de riscos, bosques y yerb yerbajos. Las fuerzas de Manco Inca lograron dar muerte a Huaypar e Inguill, los traidores hermanos del Inca. Pero, en un contraataque, los Pizarro-Paullu tomaron la parte alta del barranco, por encima de la fortaleza. Desde esa posición, los arcabuces, ballestas y pedradas empezaron a hacer mella en el ejército inca. La esposa del Inca, la Coya Cura Ocllo y su hermano Cusí Rimachi fueron tomados prisioneros. Manco Inca, a instancias de sus leales, se tiró al río Pampacona, lo cruzó a nado y escapó de los Pizarro-Paullu.3.8.- LA MUERTE DE MANCO INCAEl capitán Alonso de Toro, teniente gobernador del Cusco, con autorización de Gonzalo Pizarro, inició tratativas secretas con los almagristas de Vitcos. Les ofreció perdón y libertad si es que mataban al Inca.

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Los almagristas aceptan esa condición y asesinan a Manco Inca en los primeros meses del año 1545. Esa cruel actitud pinta la catadura moral de los conquistadores; pues no tuvieron reparos en traicionar al que les había ofrecido refugio y seguridad.3.9.- SAYRÍ TÚPAC: EL LEGÍTIMO SUCESOREn Vilcabamba ya había terminado la regencia de Atoe Supa y, conseguida la mayoría de edad, Sayri Túpac había recibido la mascapaycha; por lo tanto, era el Zapa Inca en Vilcabamba, sucesor de Manco Inca Yupanqui. El virrey nombró una comisión para entablar negociaciones con Sayri Túpac, formada por gentes cercanas a los incas de Vilcabamba, tales como Juan de Betanzos, Juan Sierra, Juan Bautista Muñoz (Corregidor del Cusco) y fray Melchor de los Reyes. Betanzos es el famoso cronista, autor de Suma y narración de los incas. A la sazón, estaba casado con la ñusta Angelina Yupanqui, hija de Huaina Cápac y ex conviviente de Francisco Pizarro. Por lo tanto, era tío político de Sayri Túpac. Juan Sierra era hijo de la ñusta Beatriz Manco Yupanqui, hija de Huaina Cápac. Era, pues, primo de Sayri Túpac. Su objetivo era conseguir la rendición pacífica de Sayri Túpac y sus seguidores. A cambio, le ofrecieron al Inca una serie de beneficios. Sayri Túpac los recibió con la cordialidad que siempre imperó en la nobleza cuzqueña; pero, desconfiando de ellos, envió a dos de sus generales a Lima para que hablen directamente con el virrey Marqués de Cañete. El virrey ofreció dar a Sayri Túpac 17 mil castellanos de renta; una encomienda o hacienda en el valle del Yucay; unas tierras encima de la fortaleza del Cusco para "hacer su morada y casa y de sus indios". Le daba un plazo de seis meses para que saliese de "los pueblos do residía". La provisión fue firmada el 5 de julio de 1557. Juan Sierra regresó con los dos generales del Inca a Vilcabamba, llevando esos ofrecimientos. Sayri Túpac aceptó la oferta virreinal. En setiembre de 1557, Sayri Túpac salió de Vilcabamba con rumbo a Lima. Llegó a Lima el 5 de enero de 1558, al frente de algunos orejones y unos 300 comunes. El virrey lo trató muy bien. Se ratificó el pacto y Sayri Túpac regresó al Cusco, tomando posesión de la encomienda del Yucay. Pero en 1561 falleció Sayri Túpac. Unos dicen que de muerte natural. Otros afirman que fue envenenado.3.10.- TITU CUSÍ YUPANQUITitu Cusi Yupanqui, el mayor de los hijos de Manco Inca, fue nominado Zapa Inca. Luego de ponerse la mascapaycha en Vilcabamba, se declaró en rebeldía. Impulsó la guerra de guerrillas, teniendo en jaque a los ejércitos regulares de los españoles en toda la zona sureste del Perú. Incursionó violentamente en las encomiendas españolas de los valles de Apurímac y Urubamba, devolviendo a sus curacas la propiedad de esas tierras. Esa actitud le deparó muchas muestras de adhesión de los indígenas de dichos valles y la simpatía de los curacas de otros sitios, principalmente de todo el Cusco. Pretendió realizar un levantamiento general o Taquiy onqoy[36]en todo el Virreinato, para cuyo efecto logró la aceptación incluso de los pueblos que antes habían sido enemigos de los incas. Por ejemplo, los huancas aceptaron la propuesta de Titu Cusi Yupanqui y se rebelaron en 1565, pero fracasaron. Este movimiento libertario también fue coordinado con patriotas de Quito, por el norte, y de Tucumán, por el sureste, pero no llegó a cristalizarse porque los españoles ocuparon militarmente las plazas principales del Virreinato del Perú. El año designado para el Taquiy onqoy fue 1567. Tenía que ser una especie de guerra santa contra los invasores y una resurrección del Tahuantinsuyo. Pero los españoles lo contrarrestaron con la brutal política de extirpación de las idolatrías. En uno de los días del primer semestre de 1571, luego de un altercado con el cura agustino Diego de Ortiz, Titu Cusi Yupanqui cayó enfermo y murió a las 24 horas, con la lengua hinchada y botando sangre por la nariz y la boca. El agustino Diego de Ortiz y el escribano Martín de Pando fueron acusados de haberle envenenado y murieron trágicamente, linchados por los pobladores de Vilcabamba. Entonces, la panaca de Vilcabamba ciñó la borla imperial en la frente de Túpac Amaru Inca.

Francisco Pizarro y la increíble conquista del PerúEn un lapso de sólo 12 años dos oscuros conquistadores extremeños, Hernán Cortés y Francisco Pizarro, derribaron las dos grandes civilizaciones de América y lo hicieron con fuerzas muy inferiores a las de su enemigo, en acciones de gran ingenio y absoluta temeridad. Pero si Cortés se ayudó para su conquista de las tribus enemistadas con los aztecas, a Pizarro le bastaron sus hombres para derrotar a Atahualpa en Cajamarca, en una acción militar sorprendente en la que 160 españoles derrotaron a 40.000 incas apresando a su emperador. 

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Francisco de Pizarro parte a América en busca de gloria y fortuna en 1502, enrolado en el barco del nuevo gobernador de La Española, Nicolás de Ovando. En América pasaría treinta años – en los que estuvo a las órdenes de Vasco Núñez de Balboa y Pedrarias Dávila – antes de oír hablar de unas tierras al sur tan ricas en oro que sus hombres se paseaban rebosantes de adornos y adoraban a un gran sol forjado en aquel precioso metal. De aquellas tierras del Virú o del Perú hablaba un marino vascuence llamado Pascual de Andagoya, que aunque había navegado por sus costas no había llegado a adentrarse por aquellos ignotos territorios al no encontrar un paso adecuado. Pizarro, que contaba entonces con 46 años y un ánimo inversamente proporcional a su fortuna, se mostró decidido a encontrar esa senda que al marino vasco se le había resistido. Con permiso del gobernador Pedrarias Dávila, Pizarro se asoció a su amigo Diego de Almagro – extremeño, bastardo y analfabeto como él – y al clérigo Hernando de Luque – pues alguien tendría que relatar los memoriales y dar fe de la conquista – y formó una expedición para adentrarse en el Perú. Tres veces fracasó Pizarro en su intento de hallar una entrada al continente o un indicio del oro prometido, hasta que en uno de sus viajes divisó a un grupo de indios adornados de oro y cerámica. Alentado con su descubrimiento, Pizarro envió a Almagro a Panamá para solicitar más hombres y pertrechos, pero el gobernador se cansó de aquel dispendio y se negó a financiar otra expedición, enviando dos barcos para recoger a los exploradores. Entonces Pizarro desenvainó la espada y trazó una raya en el suelo, exclamando: “Camaradas y amigos, esta parte es la de la muerte, de los trabajos, de las hambres, de la desnudez, de los aguaceros y desamparos; la otra la del gusto. Por aquí se va a Panamá a ser pobres, por allá al Perú a ser ricos. Escoja el que fuere buen castellano lo que más bien le estuviere”. Sólo trece cruzaron la línea, los ‘Trece de la Fama’, a quienes Pizarro colmaría de oro al terminar la aventura. Resuelto a emprender la conquista sin interferencias, Pizarro regresó a España para obtener un permiso del emperador, logrando las capitulaciones en 1529. En el negociado de los términos de aquella conquista estaría el germen de las guerras civiles que vendrían después, ya que si bien Pizarro obtenía muchas mercedes, para sus hombres no negoció más que títulos menores. El socio de Pizarro, por ejemplo, don Diego de Almagro, no pasaría de comandante del fuerte de Tumbes, mientras Pizarro era nombrado marqués y gobernador.De vuelta al Perú junto a sus hermanos Gonzalo, Juan y Hernando, Francisco de Pizarro organizó una nueva expedición para adentrarse en el Perú a comienzos del año 1531. Por entonces, aquella gran civilización se desangraba en una cruenta guerra civil que enfrentaba a dos hermanos, Huáscar y Atahualpa, por el trono del padre fallecido. Pizarro entendió aquella guerra como una oportunidad y cuando Atahualpa venció a su hermano y lo tomó prisionero solicitó ver al nuevo emperador, logrando la amistad de los partidarios de Huáscar bajo la promesa de liberarle. 

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Dos emisarios de Atahualpa visitaron a Pizarro para concertar un encuentro en Cajamarca. Atahualpa quería calibrar las fuerzas de aquellos barbudos y a pesar de los intentos de Pizarro por magnificar la figura de Carlos V y explicar que buscaba la paz pero que no se arredraría ante la guerra, el inca no debió de quedar muy impresionado porque acudiría a la cita confiado de poder eliminar aquella última amenaza que se le presentaba antes de inaugurar su reinado. Confiado pero no desprotegido, porque los españoles que acudieron en avanzadilla a conocer al emperador regresaron explicando que 40.000 de sus guerreros le acompañaban y les parecieron tantos y tan fieros que la noche antes del encuentro se vieron perdidos y rezando, ya no para conquistar a aquel pueblo sino para salir con vida de allí. Sólo Pizarro parecía ver una oportunidad de su cita con Atahualpa y como era el único que mostraba el ánimo vivo y sereno, tuvo que arengar a sus hombres para infundirles confianza. La tarde del 15 de noviembre de 1532, Pizarro entró en Cajamarca con 164 españoles y 37 caballos, encontrándose la ciudad aún desierta. Llevaba veinte arcabuces y dos falconetes, unos pequeños cañones que el extremeño ordenó apostar en una altura, apuntando a la plaza. Luego dispuso a sus hombres de forma estratégica, la infantería oculta en los edificios, la caballería a los costados y los arcabuceros en un torreón que se alzaba en el centro. A la mañana siguiente llegó Atahualpa, encaramado a un palanquín que transportaban cuatro de sus hombres, engalanado en oro y cerámica y con un cortejo detrás que inundaba la plaza en oleadas, primero el séquito, luego la escolta y después los guerreros, uno tras otro hasta 40.000.  Un cronista dice que algunos españoles se orinaron encima al ver llegar aquella comitiva colorida e inabarcable que iba ocupando la plaza y ensombreciendo a los españoles, que unos minutos antes parecían tan bien desplegados. Con Atahualpa y Pizarro frente a frente, el capellán, fray Vicente Velarde, atravesó la muchedumbre y acercándose a Atahualpa tomó la palabra, hablando al inca de Dios y de la salvación de su alma. Llevaba un crucifijo en una mano y un breviario en la otra, que le dio a Atahualpa explicándole que allí estaba la palabra de Dios. Pero Atahualpa, que con muchos esfuerzos logró abrir el libro, no escuchaba nada y exasperado lo arrojó al suelo diciendo: “Vuestro Dios no habla”. El fraile, ofendido, exclamó: “¡Los evangelios en tierra! ¡Venganza cristianos, que estos no quieren nuestra amistad ni nuestra ley! Y Pizarro, que llevaba un buen rato esperando un momento como ese, ordenó a sus hombres que atacasen y los cañones y arcabuces empezaron a atronar derribando filas enteras de guerreros que no entendían qué magia era aquella que les quemaba la piel y les diezmaba aquel modo. Entre la confusión, con los incas corriendo despavoridos y aplastándose los unos a los otros, Pizarro ordenó una carga de caballería que terminó por desbaratar las filas enemigas. No obstante su número era enorme y como empezaban a replegarse en torno al emperador, el extremeño ordenó el avance de la infantería, formando una

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cuña con él en la punta que atravesó la muchedumbre como una lanza hasta llegar a Atahualpa. La batalla se volvió entonces encarnizada. Pizarro gritó a sus hombres que no tocaran al inca bajo pena de muerte y al tratar de protegerlo, una espada amiga le cortó en el brazo dejándole una profunda herida. Pizarro sabía que Atahualpa era la llave de la salvación, la única posible en aquellos momentos y protegió su vida con la propia. Al cabo de unos minutos, desorientados y sin líder, los indios se batieron en retirada. La ciudad estaba tomada. De los españoles, sólo Pizarro presentaba una herida y había sido con hierro propio. ¡Ni una sola baja en la batalla!   Los incas presentaban 8.000 en apenas dos horas de batalla, a razón de 44 muertos por español, aunque habría que descontar los muchos incas que perecieron por aplastamiento en plena desbandada. Aún así eran muchas bajas por ninguna española, un resultado inexplicable para muchos historiadores. Ni los cañones, ni los caballos, ni los arcabuces explican un registro de daños tan desigual, si bien hay que destacar el tremendo valor de Pizarro y el buen despliegue de sus hombres en una hazaña que forma parte de las grandes batallas de la humanidad. El inca Atahualpa ofreció a los españoles un trato por su vida: riquezas para llenar hasta arriba una habitación de siete por cinco metros y tres de alto. Los españoles aceptaron el tesoro pero a la hora de liberar al inca, Pizarro se dejó influir por Almagro y aceptó someterle a un juicio sumario en el que se acordó su muerte por trece votos a once. Terminada la guerra, Atahualpa se había convertido en un peligroso botín. Liberarlo devolvía a los españoles al comienzo de la conquista y mantenerlo con vida les exponía a las emboscadas de sus vasallos, de modo que aquella ejecución resultó ser la única solución posible, pese a que no gustó nada al monarca Carlos V, que reprochó a Pizarro su actuación: “No os mandé a Perú a matar emperadores”, le escribió.    La victoria de Cajamarca fue una de las más lucrativas de toda la conquista de América y los hombres de Pizarro pasearon sus riquezas por todas las plazas españolas, alentando nuevas conquistas enfebrecidas por la ambición del oro. Siendo una gran victoria, en Cajamarca no terminó la conquista del Perú. Los incas resistieron durante años, a veces de forma desordenada y otras, unidos bajo el mando de algún cacique como el Manco Yupanqui, el hijo de Huáscar, al que Pizarro quiso convertir en su títere, pero que al final acabaría rebelándose contra él. En aquellos años Perú viviría otra guerra civil, pero esta vez entre españoles, enfrentándose los hombres de Almagro con los de Pizarro por más tierras y más dignidades, en una pugna que comenzó por el gobierno de Cuzco. ‘Pizarros y Almagros’ se batirían en la batalla de Las Salinas, venciendo los hermanos Pizarro, que tomaron como prisionero a Diego de Almagro y le sometieron a un largo juicio que duró tres meses y contó con más de mil folios de sumario, terminando con su ejecución. Dicen que Pizarro derramó lágrimas amargas por su amigo y que desde entonces viviría sumido en la melancolía. 

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La batalla de las Salinas, lejos de terminar con la guerra entre facciones la hizo más evidente, prolongándose durante otros quince años. El de Trujillo ya no la viviría. Tres años después de la muerte de Almagro sus partidarios, reunidos en torno a Almagro el Mozo, asaltarían el palacio de Lima y se cobraría su venganza. Lideró aquel traidor asalto el tutor del joven Almagro, Juan de Rada, que se cuidó de que ‘el Mozo’ no participase en la celada para no exponer su figura a nuevas venganzas. El Palacio Imperial de Lima donde Pizarro vivía no contaba más que con una reducida guardia de apenas una docena de leales, lo que deja en evidencia la carencia de recursos con la que se fraguó la conquista de América. El gobernador de aquel gran imperio ejercía su cargo desde un desolado palacio mientras sus tropas se hallaban diseminadas por vastos territorios, a pesar de encontrarse inmerso en una cruenta guerra civil. Los sitiadores tomaron el palacio por la fuerza, buscando al gobernador mientras daban muerte a su guardia personal. Acorralado en su habitación y ya persuadido del ataque, el bravo conquistador, de 64 años, animaba a su hermanastro, Martín Alcántara, mientras buscaba torpemente sus armas: “A ellos hermano, que nosotros dos nos bastamos contra los traidores”. Apostado en el estrecho pasillo que daba a la estancia del gobernador, Alcántara era ya el único obstáculo entre los asaltantes y el gobernador, que salía apresurado de la habitación con la coracina a medio abrochar y la espada en la mano. Muerto Alcántara, el anciano Pizarro se batió con bravura, manteniendo a raya a sus cuatro rivales mientras aguantó en el pasillo. Pero al retroceder al dormitorio pudieron rodearle y tras un certero golpe en la cabeza fue acuchillado sin piedad. Desangrado en el suelo, Pizarro pintó una cruz con su sangre y la besó antes de morir. Traicionado pero con solemnidad, murió aquel heroico conquistador, el más grande que dio España junto a Cortés. Tan pobre que nadie sabía con certeza cuando había nacido y tan fiero que supo conquistar un gran imperio y gobernarlo sin aprender a leer ni a escribir. 

La conquista de PerúLa expedición, de 180 hombres, partió desde Panamá, donde los españoles habían hallado, en la costa del Pacífico sur, piezas de oro. Al mando de Francisco Pizarro, un hombre analfabeto y sin escrúpulos, de 49 años, quien se asoció con Diego de Almagro, quien se encargaría del abastecimiento militar y el cura Hernando de Luque, que colaboraría en el financiamiento.Luego de dos intentos fallidos, llegaron a Cajamarca, ubicada al norte del imperio, en noviembre de 1532, en busca de nuevas riquezas. Allí, dos hermanos, Atahualpa y Huascar se disputaban el poder del imperio inca. Aprovechando esta situación los conquistadores avanzaron sobre el territorio e hicieron prisionero a Atahualpa, quien luego ordenó la muerte de su hermano que dominaba el sur del imperio.Las condiciones que se establecieron para la liberación del inca, fueron la entrega de oro, consistente en llenar, hasta la altura de la mitad, una sala de 22 pies de largo y diecisiete de ancho; hecho que se cumplió y su promesa de convertirse al catolicismo.Esta fue la cláusula más difícil de cumplir, ya que Atahualpa, no creyó que el libro que le mostraban, al que llamaban Biblia, contuviera la palabra divina, como se le aseguraba. Para comprobarlo, llevó a su oído el texto sagrado, expresando con ironía que no se escuchaba opinión alguna, tras lo cual, lo arrojó al piso. Este hecho determinó, o fue la

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excusa, para que se considerase justo darle muerte, ante semejante afrenta religiosa, lo que sucedió en enero de 1533, fecha en que los españoles entraron en Cuzco. Atahualpa fue condenado a morir quemado y el 26 de Julio de 1533 antes de ser ejecutado, Atahualpa aceptó ser bautizado, cambiándosele la pena de la hoguera por la de estrangulamiento. Su sucesor, fue el inca Manco Cápac, nombrado por Pizarro.La conquista de Perú fue larga y difícil, contando los españoles con el apoyo de los huancas, etnia sometida y enemiga de los incas.El nombre de Inca, como se conoce a este grupo aborigen, se refiere a la casta superior, que ejercía el gobierno en forma despótica, sin consultar a los súbditos. Por eso, no hubo resistencia de la población general a la dominación europea, una vez que la jerarquía incaica fue asesinada o dominada.La nueva colonia estableció su capital en Lima, la Ciudad de los Reyes, en reemplazo de Cuzco, que era la capital del imperio incaico, pero que a los españoles les resultaba muy insegura, por su ubicación aislada. Lima permitía la comunicación con otras posesiones españolas, ya que se hallaba en la costa del Pacífico.Los españoles, en posesión del actual territorio de Perú, con enormes riquezas en oro y plata, disputaron el mando, en encarnizadas luchas, donde Pizarro perdió la vida.En 1534, el rey Carlos I, firmó capitulaciones, asignando parte del territorio a cada conquistador.En 1544, se creó el Virreinato del Perú.Luego de cuarenta años de dominación, Manco Cápac, luego de comprobar las verdaderas intenciones de los invasores, huyó con su gente, tras el asesinato de Túpac Amaru, en 1571, quien fue ejecutado por no confiar el virrey Toledo, en que el inca, que gobernaba Vilcabamba, lugar que se resistía a abandonar, no se rebelara contra los conquistadores.Manco Cápac, buscó refugio en las sierras, construyendo fortalezas, que guardarían para las generaciones futuras, los restos de una cultura muy avanzada, dentro de las desarrolladas en América. La máxima expresión de esta reconstrucción de identidad, fue Machu Picchu.

Luego de la conquista del PerúDespués de la conquista de Panamá llegaron noticias de que al sur existía un imperio sumamente rico en

oro, conocido con el nombre de Birú o Pirú. Para aventurarse en esta nueva empresa, Francisco Pizarro

se asoció con Diego de Almagro y el cura Hernando de Luque.

A la llegada de los españoles a Sudamérica, el pueblo prehispánico más importante era el inca,

establecido como imperio en las mesetas andinas de los actuales Perú-Bolivia y cuyo capital era la ciudad

de Cuzco. En 1531, Francisco Pizarro inicia la conquista de este imperio, viéndose favorecida por la

guerra civil entablada entre los sucesores del Inca, los hermanos Atahualpa y Huáscar. Capturó a

Atahualpa en Cajamarca. Estando prisionero, el emperador se percató del obstinado deseo de los

españoles por conseguir riquezas, y, así, aprovechándose de su debilidad, decidió ofrecer a cambio de su

libertad un cargamento de oro. Pizarro aceptó la propuesta y Atahualpa mandó a traer los tesoros. Sin

embargo, el conquistador decidió no cumplir el trato y dio muerte a Atahualpa (26 de julio de 1533).

La noticia de su muerte dispersó los ejércitos incas, por lo que Pizarro pudo tomar el Cuzco. Luego, los

españoles fundaron una serie de ciudades con el fin de consolidar el poder español: Quito, Trujillo y Lima.

Desaparecía así otra gran cultura americana.

Desde las tierras incaicas se conquistaría el resto del continente sudamericano A partir de 1550, todos los

territorios americanos conquistados por los españoles se encontraban en manos de funcionarios reales

(virreyes y gobernadores), quienes reemplazaron en el poder a los jefes militares.

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La Invasión al Perú (1532-1533) es el proceso histórico de anexión del Imperio incaico al Imperio español. Felipe Guamán Poma de Ayala, cronista del país, señala el primer contacto entre un español llamado Pedro de Candía y Huayna Cápac.1 Sin embargo, fue a principios de 1532 que un ejército incaico se topó con los Conquistadores españoles, durante la guerra civil entre los dos herederos al trono cuzqueño, Huáscar y Atahualpa, hijos del recién difunto Emperador Inca, Huayna Cápac. En este encuentro, Atahualpa fue tomado preso por Francisco Pizarro y semanas después fue ejecutado. Sin embargo, tras el inicio de la conquista española el imperio incaico sobreviviría hasta 1572 en que el virrey Francisco de Toledo ejecutaría al último Sapa Inca: Túpac Amaru I.Guama Poma dijo en sus crónicas que el Inca Hu

Antecedentesayna Cápac tuvo un encuentro con Pedro de Candía en el Cuzco, aunque dicha crónica se considera errónea.Se dice que la entrevista fue utilizando señas, según la cual el Inca interpretó que Candía comía oro, por lo que el gobernador le brindó oro en polvo y luego le permitió marcharse.3 Pedro de Candía se llevó consigo a uno de los chasquis a España y lo presentó al rey, luego fue traído de vuelta al Tahuantinsuyo para que hiciera de traductor. Este inca sería conocido luego como Felipillo.

LA CONQUISTA DEL PERÚ

La primera vez que los españoles llegaron a territorio peruano fue durante el segundo viaje de Francisco Pizarro en 1527. Atravesaron gran parte de la costa norte: Paita, Sechura, Pacasmayo, hasta la desembocadura del río Santa desde donde decidieron regresar a Panamá. Después de este suceso  Pizarro viajó a España. Los tres socios de la conquista Francisco Pizarro, Diego de Almagro y Hernando de Luque se dirigieron a Toledo donde consiguieron la firma de Capitulación de Toledo, el 26 de julio de 1529, concediéndole a Pizarro el título de gobernador, capitán general, adelantado y alguacil mayor del Perú.

Con autorización oficial de la corona española partieron de Panamá al Perú el 20 de enero de 1531, con 180 hombres y 39 caballos. Luego de haber pasado más de cuatro meses en la isla de Puna, desembarcaron en Tumbes, en abril de 1532.El 15 de agosto de 1532, Pizarro fundó la primera ciudad española en el Perú, San Miguel de Tangarará. Posteriormente marcharon rumbo a Cajamarca donde sabían se encontraba el Inca Atahualpa. Llegaron el 15 de noviembre de 1532. En Cajamarca se pactó una entrevista con el Inca para la mañana siguiente. El 16 de noviembre, luego de una breve entrevista en la Plaza de Armas , el inca fue capturado y miles de indios asesinados. Atahualpa había acudido con un ejército desarmado menospreciando el poderío bélico de los españoles que ayudados por grupos enemigos al Inca lograron asestar un duro golpe a las fuerzas incaicas.

Atahualpa permaneció prisionero casi nueve meses. Había ofrecido llenar dos cuartos de plata y uno de oro a cambio de su libertad. Sin embargo, fue vilmente engañado y finalmente fue asesinado en la Plaza de Armas de Cajamarca el 26 de julio de 1533. Inicialmente se le condenó a la pena de la hoguera, pero al haber aceptado el bautismo se le cambió por la del garrote. Los españoles se repartieron un cuantioso botín, correspondiendo a la corona española la quinta parte (quinto real).

Luego de estos sucesos Pizarro decidió partir rumbo al Cusco, saliendo el 11 de agosto de 1533. En la ruta, en el pueblo de Jaquijahuana apareció a su encuentro Manco Inca Yupanqui, hijo del inca Huayna Cápac, quien reclamó los derechos de sucesión. Pizarro lo proclamó como Inca y Señor de los Cuatro Suyos. El 14 de noviembre de 1533 los españoles con el nuevo Inca llegaron al Cusco, el pueblo los

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recibió con algarabía, considerando a Pizarro como el dios Huiracocha “El hacedor del mundo” y vengador de la muerte del inca Huáscar.Pizarro fundó cuatro meses después, el 23 de marzo de 1534, Cusco como ciudad española. Posteriormente, el 25 de abril de 1534, fundó la ciudad de Jauja como capital de su gobernación.

Manco Inca, luego de conocer las verdaderas intenciones de los españoles en el Perú, organizó una sublevación que terminó con el cerco del Cusco, el 3 de mayo de 1536. La lucha se decidió a favor del bando de los españoles, quienes el 16 de mayo tomaron la fortaleza de Sacsayhuaman. Para esto, los españoles tuvieron el apoyo de los huancas, cañaris, Chachapoyas, tarmas, huacas, Yauyos y chancas.  Un héroe de esta lucha fue el general inca Cahuide quien prefirió arrojarse desde lo alto de la fortaleza antes que ser capturado.Otro levantamiento encabezado por Titu Yupanqui se había producido en Lima, sin embargo este personaje fue derrotado y asesinado.

Diego de Almagro había fracasado en su expedición a Chile. Desesperado por riquezas capturó a Gonzalo Pizarro y Alonso de Alvarado que había llegado de la zona de Chachapoyas. El plan de Almagro era apoderarse del Cusco. Sin  embargo, mientras Almagro viajó a Chincha tuvo noticias que los prisioneros habían fugado. El 6 de abril de 1538, Almagro se enfrentó en el campo de batalla contra Hernando Pizarro. Ésta se produjo en Salinas, muy cerca del Cusco. Diego de Almagro fue tomado prisionero y ejecutado en el garrote.El hijo de Diego de Almagro “El Mozo” fue quien dirigió al bando de los almagristas en su afán de venganza. Este fue el grupo que finalmente en Lima asesinó a Francisco Pizarro el 26 de junio de 1541, el pretexto fue que Francisco Pizarro planeaba matar a Almagro “El Mozo”. La suerte de “El Mozo” estaba echada, pues fue capturado y ejecutado por las tropas encabezadas por Cristóbal Vaca de Castro, enviado por el rey de España a poner orden. El virreinato del Perú, fue establecido el 20 de noviembre de 1542, designándose como primer virrey a Blasco Núñez de Vela. Este personaje fue hecho prisionero y ejecutado en Quito por el grupo rebelde encabezado por Gonzalo Pizarro.

El sucesor del primer Virrey fue Pedro de la Gasca, su misión era capturar a Gonzalo Pizarro. En la batalla de Jaquijahuana, el 9 de abril de 1548, su misión fue cumplida. Gonzalo Pizarro fue decapitado y enterrado en la Iglesia de La Merced de Cusco, por azares del destino fue sepultado junto a dos de sus enemigos, Diego de Almagro y su hijo “El Mozo”.

Conquista del Perú

La Conquista del Perú (1532-1533) es el proceso histórico de anexión del Imperio incaico al Imperio español. Felipe Guamán Poma de Ayala, cronista del país, señala el primer contacto entre un español llamado Pedro de Candía y Huayna Cápac.1 Sin embargo, fue a principios de 1532 que un ejército incaico se topó con losConquistadores españoles, durante la guerra civil entre los dos herederos al trono cuzqueño, Huáscar y Atahualpa, hijos del recién difunto Emperador Inca, Huayna Cápac. En este encuentro, Atahualpa fue tomado preso por Francisco Pizarro y semanas después fue ejecutado. Sin embargo, tras el inicio de la conquista española el imperio incaico sobreviviría hasta 1572 en que el virrey Francisco de Toledoejecutaría al último Sapa Inca: Túpac Amaru I.

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La situación incaica

Poco tiempo después del primer contacto entre Huayna Cápac y Pedro de Candía, el Sapa

Inca y su sucesor, Nina Cuyuchi, murieron a causa de una rara enfermedad,4 que algunos

autores atribuyen a la viruela traída con los europeos.

Tras la anarquía posterior al deceso del Inca, Huáscar asumió el gobierno por orden de

los orejones (nobles) de Cuzco, quienes creían que su experiencia como vice-gobernante era

suficiente para asumir el mando.3 Después de un golpe de estado fallido; Huáscar, preocupado

por la excesiva confianza que tenía su hermano Atahualpa en los generales del imperio -los

denominados ikas-, ordena a su hermano que se aleje de ellos. Pero él reacciona organizando

un ejército y declarándole la guerra. El enfrentamiento, que habría de durar tres años, finalizó

con la victoria de Atahualpa y la captura y posterior ejecución de Huáscar.5 6

Situación de los conquistadores

Hacia 1523, a los 47 años de edad, Francisco Pizarro estaba situado en Panamá, ciudad de la

que llegó a ser alcalde en 1522. El análisis histórico se inclina a creer que Pizarro poseía una

fortuna modesta, porque para emprender la aventura, él y Diego de Almagro, tuvieron que

asociarse con un cura influyente, Hernando de Luque, que a la sazón era cura de Panamá.

Villanueva habla de un cuarto "socio oculto": el licenciado Espinoza, que no quiso figurar

públicamente, pero que fue el financista de las expediciones. Ello debió ser así, por cuanto

nunca uno sólo de los socios decidía de manera unilateral las acciones. Sólo Francisco Pizarro,

iniciada la conquista física del Perú, tomó decisiones de campaña o sobre acciones militares y

administrativas, prerrogativas de su cargo de Gobernador de Nueva Castilla.

En 1524 Pizarro se asoció con Diego de Almagro y el cura Hernando de Luque para conquistar

"El Birú" (palabra que después se convertiría en Perú), repartiéndose las responsabilidades de

la expedición. Pizarro la comandaría, Almagro se encargaría del abastecimiento militar y de

alimentos y Luque se encargaría de las finanzas y de la provisión de ayuda. A finales

de septiembre de1526, cuando habían transcurrido dos años de viajes hacia el sur afrontando

toda clase de peligros y calamidades, llegaron a la isla del Gallo cansados y extasiados. El

descontento entre los soldados era muy grande, llevaban varios años pasando calamidades sin

conseguir ningún resultado. Pizarro intenta convencer a sus hombres para que sigan adelante,

sin embargo la mayoría de sus huestes quieren desertar y regresar.

En la isla del Gallo se produce la acción épica de Pizarro, de trazar con su espada una raya en

las arenas de la isla exhortando a sus hombres a decidir entre seguir o no en la expedición

descubridora. Tan solo cruzaron la línea trece hombres. Los "Trece de la Fama", o los "Trece

de la isla del Gallo", fueron: Bartolomé Ruiz, Pedro Alcón, Alonso Briceño, Pedro de Candía,

Antonio Carrión, Francisco de Cuéllar, García Jerén, Alonso Molina, Martín Paz, Cristóbal de

Peralta, Elias Ascoy Angulo, Domingo de Soraluce y Juan de la Torre.

Sobre la escena que se vivió en la Isla del Gallo, luego que Juan Tafur le trasmitiera la orden

del gobernador Pedro de los Ríos, cuenta el historiador José Antonio del Busto:

"El trujillano no se dejó ganar por la pasión y, desenvainando su espada, avanzó con ella desnuda hasta

sus hombres. Se detuvo frente a ellos, los miró a todos y evitándose una arenga larga se limitó a decir, al

tiempo que, según posteriores testimonios, trazaba con el arma una raya sobre la arena:

Por este lado se va a Panamá, a ser pobres, por este otro al Perú, a ser ricos; escoja el que fuere

buen castellano lo que más bien le estuviere.

Page 24: La conquista del Perú

Un silencio de muerte rubricó las palabras del héroe, pero pasados los primeros instantes de la duda, se

sintió crujir la arena húmeda bajo los borceguíes y las alpargatas de los valientes, que en número de

trece, pasaron la raya. Pizarro, cuando los vio cruzar la línea, "no poco se alegró, dando gracias a Dios

por ello, pues había sido servido de ponelles en corazón la quedada". Sus nombres han quedado en la

Historia".

Pizarro y los Trece de la Fama esperaron en la isla del Gallo cinco meses por los refuerzos, los

cuales llegaron de Panamá enviados por Diego de Almagro y Hernando de Luque, al mando

de Bartolomé Ruiz. El navío encontró a Pizarro y los suyos en la Isla de la Gorgona,

hambrientos y acosados por los indios. Ese mismo día, Pizarro ordenó zarpar hacia el sur.

Pizarro no fue ni el primero ni el único que intentó la conquista del Perú. Dos años antes,

en 1522, Pascual de Andagoya fue el primero en tratar de efectuar esa aventura: su expedición

terminó en un estrepitoso fracaso. Las noticias de la existencia de "Birú" y de sus enormes

riquezas en oro y plata, debió influir en el ánimo de tales aventureros y podría haber aportado

el ingrediente decisivo para preparar la expedición no sólo de Pizarro sino de Andagoya. Por tal

razón, Pizarro, Almagro y Luque se lanzaron a la aventura.

El inicio de la conquista (tercer viaje)

Primera fase[editar · editar código]

En 1531, las tropas de Pizarro se separaron en dos; Pizarro en Coaque se dirigió

hacia Puná (en el Golfo de Guayaquil). En Puná, los españoles recibieron regalos e

instrumentos musicales por parte del curaca punaneño, que los veía como instrumento para

sus fines. Más tarde dicho curaca recurrió a los punaneños y se rebelaron por los excesos

cometidos por los españoles.7

Los punaneños tuvieron que enfrentarse no sólo a españoles sino también a tumbesinos,

aliados de los españoles por viejos resentimientos de guerra hacia los isleños de Puná. Más

tarde los españoles fueron víctimas de traiciones y conspiraciones por parte de sus aliados

tumbesinos; En una ocasión los tumbesinos abandonaron en una de sus balsas en medio del

mar a tres españoles.8

Segunda fase

Hernando de Soto con su tropa persiguió a los tumbesinos levantados durante toda la noche y

en la mañana: cayeron sobre sus campamentos, sorprendiéndolos y matándolos,

apoderándose de los campamentos. Al día siguiente continuó la persecución. El cacique

Quilimasa con las debidas garantías para su vida, se presentó ante Hernando de Soto, quien lo

llevó donde estaba el Gobernador. De la conversación con Quilimasa, se entera que otros

caciques más importantes habían ordenado la muerte de los españoles.

Otra conversación importante fue la que sostuvo Pizarro con un principal venido del interior. Al

respecto Pedro Pizarro, dice: "...pues preguntando al indio qué era el dijo que era un pueblo

grande donde residía el Señor de todos ellos, y que había mucha tierra poblada y muchos

cántaros de oro y plata, y casas chapeadas con planchas de oro; y cierto el indio dijo verdad, y

menos de lo que había..."; les informó también sobre valles más fértiles. Además de lo anterior,

informó a Pizarro sobre la situación Inca. Todos estos informes entusiasmaron a Pizarro, quien

decidió continuar con la conquista.

En vista que no encontraron a los indios que perseguían y que los poblados tumbesinos habían

sido arrasados por los Punás, Pizarro decide continuar dejando en ella a su teniente y

abandonarla en dos grupos. La vanguardia a su mando, acompañada por Hernando de Soto,

Page 25: La conquista del Perú

partió hacia Poechos. La retaguardia, al mando de Hernando Pizarro, salió de Túmbez tiempo

después, porque en sus filas había enfermos: se les ordenó que siguieran a la vanguardia.

La fundación de San Miguel

En Poechos, Pizarro tiene noticias de Atahualpa, que se estaba desplazando

de Quito a Cajamarca. Además, tuvo detalles de la guerra que sostenía con Huáscar Inca

Yupanqui. Decide enviar a Hernando de Soto a Caxas, con la finalidad de recopilar información

sobre Atahualpa. Hernando de Soto se tomó un tiempo en esto, lo que causó la preocupación

de Francisco Pizarro. En tanto se une la retaguardia de conquistadores que venían

con Hernando Pizarro. En este tiempo se habían levantado los indios de Chira y Tangarala

(Tangarará), obligando a los españoles de Hernando de Soto, a atrincherarse en la huaca

Chira, enviando por ayuda a una parte de españoles donde Pizarro.

Francisco Pizarro deja a Hernando Pizarro en Poechos, y se dirige a la huaca Chira para

auxiliar a sus compañeros de armas. Allí castigó severamente a los curacas: "Trece curacas

fueron muertos a garrote y quemados sus cuerpos".9 Luego de apaciguar a Chira, se dirige a

Tangarala (Tangarará), en donde funda la Villa de San Miguel, el 15 de agosto de 1532. Fue la

primera ciudad española fundada en el Perú. Luego pasó a Piura, territorio de los tallanes. En

esta ciudad, Francisco Pizarro hace el primer reparto de tierras ysiervos indios entre los

españoles que quisieron afincarse en ella. Este primer reparto incluyó además de Piura,

Túmbez (Tumbes). Pedro Pizarro, que había quedado con Hernando Pizarro en Poechos,

describe la presencia de un espía de Atahualpa entre los curacas de Poechos, quien luego dio

noticias al Inca del arribo de los conquistadores. Así Pizarro tiene por primera vez noticia

deAtahualpa, de la guerra civil que enfrentaba a los hermanos y del derrotado Huáscar, que

había sido capturado.

Viaje de Piura a Cajamarca

Antes de entrar a la sierra, Francisco Pizarro tomó una serie de precauciones, que según

Villanueva, fueron:

1. Que su hermano Juan Pizarro, con cincuenta de a caballo, se instalase en Piura, alerta ante las

huestes de Atahualpa, haciendo gran actividad de espionaje;

2. Y que, con las demás gente su hermano Hernando Pizarro se instalara en Tangarala;

3. El repartimiento de Túmbez, que era el más ambicionado, lo entregó a Hernando de Soto, cumpliendo

la promesa que le hiciera a Hernando Ponce de León cuando le fletó dos navíos en Panamá;

4. En Tangarala puso como su teniente gobernador a Antonio Navarro, contador del rey de España;

5. Además, dejó en Tangarala a cincuenta y cinco vecinos españoles, que se quedaron a poblarla

Luego de dictar las disposiciones anteriores y de reforzar su retaguardia, se dirige

a Cajamarca por el Caminos del Inca (Cápac Ñam:camino Inca de la sierra), en donde sabía se

encontraba Atahualpa. Jerez dice que Pizarro salió de San Miguel de Piura el 24 de

septiembre de 1532 con "sesenta y dos de caballo y ciento dos de pie". Camino a Cajamarca,

un noble orejón se entrevista con Pizarro para hacerle saber que el Inca "tiene la voluntad de

ser su amigo, y esperalle en paz en Caxamarca". Luego de esto el indio retornó a Cajamarca a

informar a Atahualpa y a entregarle los regalos que envió con él Francisco Pizarro y para

decirle "que se apresuraría en llegar a Caxamarca y ser amigo del Inca"". Para no ser

hostigado por ambos bandos de la confrontación intestina, Pizarro pregonaba que era partidario

de Huáscar Inca Yupanqui y al Apoo, le decía que venía a apoyar a Atahualpa.

Page 26: La conquista del Perú

Las tropas de Atahualpa acababan de derrotar a las de su hermano Huáscar en

Huanacopampa, el cual había sido hecho prisionero. Según María Rostworowski, "El consenso

de cronistas de acuerdo en señalar las crueldades ordenadas por Atahualpa contra los deudos,

mujeres e hijos de Huáscar. Todos fueron ahorcados y se persiguió en las casas de los difuntos

Incas a los que habían pertenecido al linaje de Huáscar. El mayor ensañamiento se cumplió

con los miembros de la panaca de Tupac Yupanqui, matando a todos los miembros que se

pudieron hallar" ("Historia del Tahuantinsuyu"). Mientras esta represión tenía lugar, Atahualpa

permanecía en Huamachuco festejando los triunfos de sus generales y se preparaba para

dirigirse a Cajamarca. En esto llegaron mensajeros enviados por los curacas de Payta y de

Tumbes avisando de la llegada de unos extraños personajes que habitaban unas casas

flotantes y montaban unos enormes animales. Atahualpa retrasó su marcha a Cajamarca para

ver a los recién llegados y dio a sus generales la orden de ir a Cajamarca con Huáscar, lugar

donde se reuniría con ellos.

En la llacta de Cinto, el curaca informó a Pizarro de que Atahualpa había estado en

Huamachuco y de que se dirigía a Cajamarca con cincuenta mil hombres de guerra.

Continuando su camino hacia Cajamarca, los españoles llegaron a una bifurcación del camino.

Uno de ellos llevaba a Chincha y el otro a Cajamarca. Algunos españoles opinaban que sería

mejor ir a Chincha y postergar el enfrentamiento con Atahualpa. Sin embargo, Pizarro decide ir

a Cajamarca, por varias razones que explica Villanueva Sotomayor:

"1. Recuerda las recomendaciones de Hernán Cortés: "lo primero que hay que hacer es apoderarse del

jefe, lo consideran como su dios y tienen poder absoluto. Con ello, los demás no saben qué hacer".

2. Por su propia experiencia, en Coaque, la Puná y Túmbez, sabe que apresando un curaca y teniéndolo

como rehén se gana mucho. En cambio, suelto, el curaca se convierte en enemigo peligroso.

3. Los huascaristas lo ayudan porque él se ha declarado "su partidario". Tomar una ruta distinta a donde

están los protagonistas de la guerra civil sería perder ese valioso apoyo.

4. A Atahualpa le ha mandado decir que va a su encuentro porque "quiere ser su amigo" y "apoyarlo" en

su lucha contra Huáscar Inca Yupanqui. No cumplir con esa promesa debilitaría las posibilidades de la

sorpresa y el engaño que le tenía preparado al Inca.

5. Cambiar la ruta hacia Chincha sería la perdición para Pizarro, porque quedarían al descubierto sus

planes secretos...".

En un poblado de sierra, Pizarro decide dividir su ejército en dos grupos: la vanguardia con él y

cuarenta de a caballo y sesenta de a pie. El resto, al mando de Hernando Pizarro, formaría la

retaguardia y se uniría a Pizarro cuando él lo indicase. Luego de unos días de marcha, Pizarro

mandó decir a su hermano Hernando que se le uniese para continuar el viaje a Cajamarca

juntos. Los informes que le daban eran tranquilizadores. Pizarro hace acampar a su fracción.

En ese campamento, es que Pizarro recibe una embajada de Atahualpa, con diez llamas que el

Inca había enviado como regalo y para conocer el día que llegarían a Cajamarca, a fin de

enviarles comida por el camino. En otra poblado del camino (Llacta), Pizarro recibió otro

obsequio de diez llamas, más informes que lo tranquilizaron, y con ellos se quedó uno de ellos

que los acompañó todo el camino hasta Cajamarca.

El mensajero de Atahualpa replicó:

"1. Que si Atahualpa no estaba en Cajamarca era porque esa llacta había sido reservada para

aposentar a los cristianos.

Page 27: La conquista del Perú

2. Que Atahualpa acostumbraba acampar desde que estaba en guerra con Huáscar Inca

Yupanqui.

3. Que cuando el Inca ayunaba no dejaban que hablara con nadie más sino con su padre el

Inti.

4. Muy diplomáticamente, Pizarro, zanjó la discusión "...teniendo en lo secreto por cierto que

era verdad" la versión del huascarista, su aliado".Luego del incidente, los españoles

continuaronsucaminohacia Cajamarca. Muy cerca de esa poblado (llacta), Francisco

Pizarro recibió otra embajada de Atahualpa con comida. Después se situó a una legua

de Cajamarca, "y toda la gente y caballos se armaron, y el Gobernador los puso en

concierto para la entrada del pueblo, e hizo tres haces de los españoles de pie y de

caballo". "Llegado a la entrada de Caxamalca vieron estar el real de Atahualpa una

legua de Caxamalca, en la falda de una sierra".

Los españoles habían llegado a Cajamarca por las alturas de Shicuana, al noreste del valle. Era el viernes 15 de noviembre de 1532. Habían caminado 53 días desde San Miguel de Piura.

En otro poblado, según Villanueva, hubo un incidente entre dos indios (entre el venido de

Cajamarca y el que dio el alcance a Pizarro, de San Miguel de Piura, que había sido enviado a

Cajamarca). La razón del pleito la explicó el indio de San Miguel así:

"1. El enviado del Inca mentía. Atahualpa no estaba en Cajamarca sino en el campo (Baños del Inca) y

tenía mucha gente.

2. A él lo habían querido matar, pero se había salvado porque amenazó con que los embajadores de

Atahualpa serían ajusticiados por el Gobernador.

3. No permitieron que hable directamente con el Inca, porque estaba ayunando.

4. Se entrevistó por fin, con un tío de Atahualpa, quien le requirió por los cristianos. Su respuesta

resumida por Jerez, fue: "Y yo les dije que son valientes hombres y muy guerreros; que traen caballos que

corren como viento y los que van en ellos, llevan unas lanzas largas, y con ellas matan a cuantos hallan,

porque luego en dos saltos los alcanzan, y los caballos con los pies y bocas matan muchos. Los cristianos

que andan a pie dije son muy sueltos, y traen en el brazo una rodela de madera con que se defienden y

jubones fuertes colchados de algodón y unas espadas muy agudas que cortan por ambas partes, de cada

golpe, un hombre por medio, y a una oveja (nota: llama) llevan la cabeza, y con ella cortan todas las

armas que los indios tienen; y otras traen ballestas que tiran de lejos, que de cada saeteada matan un

hombre y tiros de pólvora que tiran pelotas de fuego, que matan mucha gente".

Captura de Atahualpa

El Inca Garcilaso de la Vega y Miguel de Estete aseguran que los españoles encontraron en

Cajamarca "gente popular y algunos de la gente de guerra" de Atahualpa. Además, que fueron

bien recibidos. Otros cronistas, como Jerez, aseguran que los españoles no encontraron gente

en el poblado. Herrera dice que "sólo se veían en un extremo de la plaza unas mujeres que

lloraban la suerte que el destino reservaba a los españoles que habían provocado la cólera del

emperador indio" ("Hechos de los castellanos, Década V").

Page 28: La conquista del Perú

Cuando Pizarro entró en Cajamarca, Atahualpa se encontraba a media legua del asiento, en

los Baños del Inca, donde había asentado su real, "con cuarenta mil indios de guerra" como

cuenta Pedro Pizarro. Entrados en Cajamarca y antes de apearse, Francisco Pizarro envió a

Hernando de Soto con cinco o seis y un intérprete como embajada para decirle a Atahualpa

"que él venía de parte de Dios y del Rey a los predicar y tenerlos por amigos, y otras cosas de

paz y amistad, y que se viniese a ver con él. ". El Inca respondió a la embajada comunicando

que "podían quedarse en la llacta de Cajamarca, que él no podía ir porque estaba terminando

su ayuno". El Inca, una vez que se fueron los españoles, ordenó que veinte mil soldados

imperiales se apostasen en las afueras de Cajamarca, para capturar a los españoles: estaba

seguro que al ver tanta gente, los españoles se rendirían.

Sólo eran soldados de profesión además de Pizarro, únicamente de Soto y Gandía. Pedro

Pizarro dice "Pues estando así los españoles, fue la noticia a Atahualpa, de indios que tenía

espiando, que los españoles estaban metidos en un galpón, llenos de miedo, y que ninguno

aparecía por la plaza. Y a la verdad el indio la decía porque yo oí a muchos españoles que sin

sentirlo se orinaban de puro temor". Los conquistadores a las órdenes de Pizarro velaron

armas durante la noche, Francisco Pizarro en base a los largos relatos que le hacía Hernán

Cortés sobre la conquista de los aztecas, tenía en mente capturar al Inca imitando a Cortés

en México.

Pizarro dispuso que Pedro de Candía se colocase en lo más alto del tambo real, en el centro de

la plaza, con tres trompeteros y un falconete pequeño. Tenían la orden de disparar cuando ya

el Inca, se encontrara en la plaza. Luego del estruendo del falconete, harían sonar las

trompetas. A los de caballo los dividió en dos fracciones al mando de Hernando de Soto, uno y

de Hernando Pizarro, el otro. La orden era que cuando escuchasen el estruendo deberían salir

de sus escondites. La infantería también estaría dividida en dos fracciones, una al mando de

Francisco Pizarro y la otra al mando de Juan Pizarro. La orden, avanzar a capturar al Inca.

Todos debían estar escondidos en los edificios que rodeaban la plaza hasta escuchar la voz de

ataque: ¡Santiago!, que sería dada por el cura Valverde, en su momento.

Los cronistas fijan las cuatro de la tarde como la hora en que Atahualpa ingresa a la plaza de

Cajamarca. Este dice: "A la hora de las cuatro comienzan a caminar por su calzada delante,

derecho a donde nosotros estábamos; y a las cinco o poco más, llegó a la puerta de la ciudad".

El inca comenzó su entrada en Cajamarca, antecedida por su vanguardia de cuatrocientos

hombres con "grandes cantares", ingresó a la plaza con toda su gente, que cubría toda ella, en

una "litera muy rica, los cabos de los maderos cubiertos de plata...; la cual traían ochenta

señores en hombros; todos vestidos de una librea azul muy rica; y él vestido su persona muy

ricamente con su corona en la cabeza y al cuello un collar de esmeraldas grandes; y sentado

en la litera en una silla muy pequeña con un cojín muy rico". Jerez, escribía. "Entre estos venía

Atahualpa en una litera aforrada de plumas de papagayos de muchos colores, guarnecida de

chapas de oro y plata".

Francisco Pizarro envió al cura dominico, fray Vicente de Valverde, al soldado Hernando de

Aldama y al intérprete Martinillo. Ante el Inca, el cura Valverde hace el requerimiento formal a

Atahualpa de abrazar la fe católica y someterse al dominio del rey de España, al mismo tiempo

que le entregaba un evangelio. El diálogo que siguió es narrado de forma diferente por todos

los testigos. Según algunos cronistas, la reacción del Inca fue de sorpresa, curiosidad,

indignación y desdén. Atahualpa abrió y revisó el evangelio minuciosamente. Al no encontrarle

significado alguno a lo escrito en él, lo tiró al suelo. Villanueva, dice que "luego le pidió (el Inca)

su espada a Aldama. El español se la enseñó, pero no la entregó". La reacción posterior de

Atahualpa fue decirle a Valverde que los españoles devolviesen todo lo que habían tomado de

Page 29: La conquista del Perú

sus tierras sin su consentimiento; que nadie tenía autoridad para decirle al Hijo del Sol lo que

tenía que hacer y que él haría su voluntad; y finalmente, que los extranjeros "se fuesen por

bellacos y ladrones"; en caso contrario los mataría.

A una señal de Francisco Pizarro se puso en marcha lo planificado por él. Disparó el falconete

de la artillería de Pedro de Candía y las trompetas y salieron los caballos. Algunos cronistas

dicen que los millares de indígenas apiñados dentro la plaza no estaban con armados para

defenderse de los españoles y que la mortandad se debió a su propia estampida humana que

derribó muros.

...sonaban los cascabeles atados a los caballos, disparaban ensordecedores los arcabuces; los gritos,

alaridos y quejidos eran generales. En esta confusión los aterrorizados indígenas, en un esfuerzo por

escapar, derribaron una pirca de la plaza y lograron huir. Tras ellos se lanzaron los jinetes, dándoles

alcance mataron a todos los que pudieron, otros murieron aplastados por la avalancha humana".

Mientras tanto, en la plaza de Cajamarca Pizarro buscaba el anda del Inca y Juan Pizarro la del

Señor de Chincha. El Señor de Chincha y el Señor de Cajamarca fueron muertos por los

españoles que los capturaron. También mataron a mucha gente del entorno de ambos señores.

"Otros capitanes murieron, que por ser gran número no se hace caso de ellos, porque todos los

que venían en guarda de Atahualpa eran grandes señores" (Jerez).

Igual suerte hubiera corrido Atahualpa de no ser por Francisco Pizarro, que ya se encontraba

cerca de él, debido a que no podían derribar la litera del Inca, a pesar de que mataron a los

portadores de la litera, ya que otros de refresco se metían a cargarla. Así estuvieron

forcejeando gran tiempo; un español quiso herir al Inca, cuando Francisco Pizarro, gritó que

"nadie hiera al indio so pena de la vida...", hasta que hicieron caer el anda y capturan al Inca, al

que ponen bajo arresto en un ambiente del Templo del Sol.

Al caer la noche de aquel 16 de noviembre de 1532, habían terminado para siempre el

Tahuantinsuyo, el Inca estaba cautivo y con su prisión llegaba a su fin la independencia del

estado inca.

Tercera fase

Tras la victoria en Cajamarca los vencedores repartieron el botín de guerra en los Baños del

Inca. El soldado cronista Estete, dice: "... todas esas cosas de tiendas y ropas de lana y

algodón eran en tan gran cantidad que a mi parecer fueran menester muchos navíos en que

cupieran". Otro cronista dice: "...el oro y la plata y otras cosas de valor se recogió todo y se

llevó a Cajamarca y se puso en poder del Tesorero de Su Majestad". Jerez nos dice: "el oro y

plata en piezas monstruosas y platos grandes y pequeños, y cántaros y ollas o braseros y

copones grandes y otras piezas diversas. Atahualpa dijo que todo esto era vajilla de su servicio,

y que sus indios que habían huido habían llevado otra mucha cantidad". Fue los primeros

trofeos de importancia que tomaron los españoles. Villanueva Sotomayor dice al respecto: "Se

valoró ese primer tesoro de los incas en "ochenta mil pesos de oro y siete mil marcos de plata y

catorce esmeraldas"". A su vez, Francisco López de Gomara señala que "ningún soldado se

enriqueció tanto en tan poco tiempo y sin riesgo" aunque agrega "nunca se jugó de esa

manera, pues hubo muchos que perdieron su parte a los dados".

Page 30: La conquista del Perú

El rescate

Estando en prisión Atahualpa, venían los curacas a visitarle trayéndole obsequios, en

oro y plata. El Inca se dio cuenta entonces de que el oro y la plata tenía para los

españoles otro valor, diferente, al que él y su pueblo le daban. También se dio cuenta y

se convenció que la única forma de salvarse era ofreciéndoles gran cantidad de oro y

plata. Y así lo hizo. Le propuso a Francisco Pizarro: "te daría de oro una sala" que tiene

22 pies de largo y diecisiete de ancho, llena hasta una raya blanca que está en la mitad

del alto de la sala; y dijo que hasta allí henchiría la sala con diversas piezas de oro,

cántaros, ollas y tejuelos, y otras piezas, y que de plata daría todo aquél bohío dos veces

lleno, y lo cumplirè dentro de dos meses" (El Perú en los tiempos modernos). Pizarro se

apresuró a confirmar la promesa por escrito en un acta ante escribano. Atahualpa le

informó además del Templo de Pachacámac y de sus riquezas, que se encontraba a

"diez jornadas al sur".

Pizarro comenzó a tomar una serie de providencias; reforzó la seguridad de Cajamarca,

con obras civiles, en las cuales trabajaron "muchos indios huascaristas". El primer

cargamento de oro ofrecido por Atahualpa llegó del sur y lo trajo un hermano del Inca,

"trájole unas hermanas y mujeres de Atahualpa, y trajo muchas vasillas de oro;

cántaros y ollas y otras piezas y mucha plata, y dijo que por el camino venía más; que

como es tan larga la jornada, cansan los indios que lo traen y no pueden llegar tan

aína; que cada día entrará más oro y plata de los que quedan más atrás". "Y así, entran

algunos días veinte mil, y otras veces treinta mil, y otras cincuenta, y otras sesenta mil

pesos de oro en cántaros y ollas grandes de tres arrobas y de a dos, y cántaros y ollas

grandes de plata y otras muchas vasijas". Pizarro iba acumulando esas piezas en uno de

los aposentos donde estaba Atahualpa, "hasta que cumpla su promesa".

La llegada de Almagro

Estando en Cajamarca Pizarro, arribaron al puerto de Manta (actual Ecuador) seis

navíos. El 20 de enero de 1533, Pizarro recibió mensajeros enviados desde San Miguel

de Piura, avisándole tal arribo. Tres de las naves mayores arribaron de Panamá, al

mando de Diego de Almagro, con 120 hombres. Las otras tres carabelas llegaron de

Nicaragua, con 30 hombres más. En total desembarcaron, además, 84 caballos. El

cacique de Túmbez entró en rebeldía, más no levantó a su gente.

Esta tercera etapa de la conquista fue más de consolidación del triunfo que habían

tenido en la plaza de Cajamarca y de reparto del primer botín de guerra. A Francisco

Pizarro debió preocuparle no sólo la presión de sus hombres para el reparto del oro y la

plata, sino la presión que debían estar recibiendo sus socios en Panamá y Nicaragua

para el pago de los fletes y demás pertrechos. Para demostrar el éxito de su empresa y

poder así reclutar más gente para la empresa, gente que por otro lado debía necesitar con

suma urgencia, dada la escasez de hombres con que contaban.

Page 31: La conquista del Perú

Cuarta fase

El 6 de enero de 1533, Hernando Pizarro, con Francisco de Jerez, secretario del

Gobernador, parten con 20 hombres a caballo, algunos de infantería y varios indios

auxiliares, hacia Huamachuco, por orden de Francisco Pizarro. En Huamacucho, los

españoles tranquilizan a Pizarro, al informarle que todo se encontraba en calma, a lo que

Pizarro les ordena avanzar hasta Pachacámac, ya que tenía de rehenes a los señores de

este lugar, que también habían ofrecido oro y plata por su libertad.

El 21 de enero de 1533, ingresó a Cajamarca otro cargamento de oro y plata, traídos por

otro hermano de Atahualpa. Fueron “trescientas cargas de oro y plata en cántaros y

ollas grandes y otras diversas piezas”. Este hermano del Inca, informó también de la

existencia de otro cargamento que se encontraba en Xauxa, al mando del general

Challcuchimac. Entre tanto, en Cajamarca, Pizarro a comisionó a un hermano de

Atahualpa, a los españoles Pedro Martín de Moguer y a Martín Bueno, negros esclavos

y cientos de indios aliados, para que viajen al Cuzco, por el Cápac Ñam, y apresuren el

envío del oro y plata de Xauxa y se informen de la situación en la capital del Imperio.

Esta tropa salió de Cajamarca el 15 de febrero de 1533.

El 25 de marzo de 1533, llega a Cajamarca el grupo enviado al mando de Hernando

Pizarro; habían recorrido Huamachuco, el Callejón de Huaylas, Pachacámac, Xauxa, las

pampas de Junín y el Callejón de Conchucos. De Pachacámac, traían “veintisiete cargas

de oro y dos mil de plata” y un rehén importante: el general Challcuchimac, apresado

en Jauja.

El 14 de abril de 1533, llega Diego de Almagro a Cajamarca y el 28 del mismo mes,

entró otro cargamento de oro y plata a esa ciudad, procedente de Xauxa; traían “ciento

siete cargas de oro y siete de plata”.

El 13 de mayo de 1533, se procede a la fundición de las piezas de oro y plata que había

en Cajamarca para su reparto; además, existía el convencimiento de Francisco Pizarro,

que ya se había recolectado la mayor parte del oro y plata de este reino.

Uno de los españoles, que había ido al Cuzco, informó a Pizarro que “se había tomado

posesión en nombre de su majestad en aquella ciudad del Cuzco”, entre otras cosas,

como el número y descripción de las ciudades existentes entre Cajamarca y el Cuzco, de

la cantidad de oro y plata recogidas, entre otras cosas. Quizá un dato importante que

informan a Pizarro es la presencia en el Cuzco del general Quízquiz con “treinta mil

hombres de guarnición”.

El 13 de junio llega a Cajamarca el oro y plata procedentes del Cuzco y de Jauja, eran

“doscientas cargas de oro y veinticinco de plata”. Días después llegaron “otras sesenta

cargas de oro bajo”.

Page 32: La conquista del Perú

Villanueva Sotomayor, nos dice sobre Francisco Pizarro, para cuidar sus “dos tesoros”

(el Inca y las riquezas de oro y plata): “El Gobernador hacía resguardar la plaza fuerte

de Cajamarca con una vigilancia permanente, por rondas, de 50 soldados de a caballo,

durante el día y gran parte de la noche. Durante las madrugadas, era de 150 de a

caballo, amén de los espías, informantes y vigías de pie; indios y españoles”.

El reparto del tesoro

Se sabe que no existía moneda en el Imperio Inca, en donde se presume se

usaba trueque. El Oro y la Plata poseían un valor ritual, pero no tenían ni mercado ni

comercio en las culturas prehispánicas, no tenían valor comercial.10 El valor monetario

se lo añadió eltransporte español al mercado de Europa.

El 18 de junio de 1533, el Gobernador Francisco Pizarro, ordenó fundir lo recaudado y

se repartiese. Toda la fundición arrojó un valorespañol total de “un ciento y trescientos

mil veintiséis mil quinientos treinta y nueve pesos de buen oro” (1.326.539 pesos de

oro). En el libro “El Perú en los tiempos modernos”, se dice al respecto: “Luego de

pagar los derechos del fundidor, el quinto real para la Corona española fue de 262.259

pesos de oro de alta pureza; el fundidor al que se le pagó fue un orfebre español. Pero

toda la fundición la hicieron metalistas indígenas, de acuerdo con su método.

“Comúnmente se fundían cada día cincuenta o sesenta mil pesos. Esta fundición fue

hecha por los indios, que hay entre ellos plateros y fundidores, que fundían con nuevas

forjas”. El total de plata fundida se valorizó en 51.010 marcos. A la Corona le tocó

10.121 marcos.

Los de a caballo recibieron en total: 610.131 pesos de oro y 25.798,60 marcos de plata.

Promedio individual: 9.386,60 pesos de oro y 396,90 marcos de plata. Los de infantería

recibieron en total: 360.994 pesos de oro y 15.061,70 marcos de plata. Promedio

individual: 3.438 pesos de oro y 143,4 marcos de plata.

El Gobernador, según su criterio, premió a unos con más y a otros les quitó algo.

También entregó unos 15.000 pesos de oro a los vecinos que quedaron en San Miguel.

A Diego de Almagro y sus huestes les repartió de acuerdo con su criterio. Les dio

20.000 pesos de oro para que se repartan entre todos ellos. Pos supuesto, recibieron

mucho menos que los caballeros e infantes que intervinieron directamente en la captura

de Atahualpa.

Almagro había pedido que a él y a sus compañeros les tocase la mitad que a los de

Cajamarca. Como no se pusieron de acuerdo, fue otro motivo para que ambos socios se

distanciasen más, arrastrando en sus diferencias a los soldados que estaban bajo el

mando de cada uno de ellos. Los que en Cajamarca se beneficiaron del repartimiento

fueron el cura Valverde, 65 de a caballo y 105 de infantería. Según Pablo Macera:

Page 33: La conquista del Perú

“El Rescate de Atahualpa consistió en 6,087 kilogramos de oro y 11,793 kilogramos de

plata. A cada soldado a caballo le tocaba 40 kilogramos de oro y 80 kilogramos de plata.

A los peones, la mitad. A los soldados con perros más que a los peones. A Pizarro 7

veces lo que a un jinete de caballo, además del trono de Atahualpa que pesaba 83

kilogramos de oro. Los sacerdotes recibieron la mitad de un peón”.

Prescott dice del valor monetario que en el mercado de Europa alcanzó el tesoro

transportado:

“teniendo presente el mayor valor de la moneda en el siglo XVI, vendría a equivaler en

el actual (siglo XIX) a cerca de tres millones y medio de libras esterlinas o poco menos

de quince millones y medio de duros… La historia no ofrece ejemplos de semejante

botín, todo en metal precioso y reducible como era a dinero constante”.

Prescott#GGC11C

En el marco del comercio de España, esta fortuna, que consiguió cada español, generó

la “primera inflación de la historia del Perú” considerando al país ya incluído en el

mercado español donde todo subió de precio. Villanueva dice que:

"...el precio del caballo antes del repartimiento 2.500 pesos; después del

repartimiento 3.300. Inflación: 32%. Su precio en el mercado subió una cuarta

más que el día anterior. Una botija de vino de tres azumbres (un poco más de 6

litros), que costaba 40 pesos, se empezó a vender a 60 pesos. Inflación: 50%.

Un par de borceguíes (nota: botas hasta más arriba de la rodilla que usaban los

conquistadores) pasó de 30 a 40 pesos. Inflación: 33%. Un par de calzas (ropa

interior; calzoncillo largo, bien ceñido a muslos y piernas), de 30 a 40 pesos.

Inflación: 33%. La capa subió de de 100 a 120 pesos. Inflación: 20%. Una

espada de 40 a 50 pesos. Inflación: 25%.

Ejecución de Atahualpa

Nunca estuvo en la mente del Gobernador Francisco Pizarro, respetar la vida del Inca. Para

continuar con su estrategia, inventó rebeliones de los leales a Atahualpa, responsabilizándolo

de actos de traición.

Luego el Gobernador, con acuerdo de los oficiales de su majestad y de los capitanes y personas de

experiencia, sentenció a muerte a Atahualpa, y mandó por su sentencia, por la traición por él cometida,

que muriese quemado si no se tornase cristiano…, Atahualpa dijo que quería ser cristiano…, y bautizóle

el muy reverendo padre Fray Vicente de Valverde…”.

Le pusieron de nombre Francisco y no de Juan, como muchos han asegurado. Juan de Santa

Cruz Pachacuti, sostiene en tiempos de Vaca de Castro, que el Inca fue muerto por garrote; “…

se le dio una vuelta al cuello con un cordel y de ese modo fue ahogado”, nos dice Sancho de la

Hoz. Por su parte Jerez, dice: “…a la hora que fue preso y desbaratado”.

Page 34: La conquista del Perú

La sentencia a muerte, fue dada el viernes 25 de julio de 1533 y al día siguiente sábado 26 de

julio de 1533, fue muerto en la plaza de Cajamarca. Hay cierta discusión sobre las fechas.

Franklin Peace, de un documento del Archivo de Indias, encontrado en Sevilla, por él, dice:

Y en dicho pueblo de Caxamalca en treinta y un días del dicho mes de julio en presencia de los dichos

oficiales de S.M. manifestó Francisco Pizarro mil ciento ochenta y cinco pesos en piezas labradas de

indios que dijo que se le había dado el cacique Atahualpa y manifestóles después de la muerte de dicho

Atahualpa cinco días”.

Por su parte María Rostworowski, escribe:

Es lógico suponer que la muerte del Inca ocurrió después del 8 de junio y antes del 29 de julio de 1533.

La partida de Cajamarca se inició a mediados de agosto por grupos, el 26 de ese mismo mes, estaban en

Andamarca y el 2 de septiembre arriban a Huaylas. La fecha antojadiza del 29 de agosto es

completamente equivocada y se hace necesario rectificar el error”.

Muerto Atahualpa, termina la dinastía de los Incas, que gobernaron el Imperio (aunque

Atahualpa, no fue reconocido por las panacas reales cusqueñas, los españoles lo consideraron

Sapa Inca). Para guardar las apariencias, y tener un seguro hasta la toma del Cuzco, Francisco

Pizarro, nombra otro Sapa Inca, que recae en un hijo de Huayna Cápac, duodécimo Sapa Inca

del Imperio: Túpac Huallpa, y que los cronistas españoles nombran como Toparpa, quien

reconoce vasallaje al rey de España.

Se dice mucho sobre la amistad de Hernando Pizarro con el Inca Atahualpa, cuando éste

último estuvo en prisión. Curiosamente, antes del juicio al, su hermano Francisco Pizarro, lo

comisiona para que lleve a España el primer botín. A su retorno al Perú, fue nombrado

Gobernador del Cuzco. Villanueva Sotomayor, dice:

“La ausencia temporal de Hernando Pizarro no descarta una maniobra maliciosa de los conquistadores,

ya sea por culpa de él o por imposición de su hermano. ¿Hernando Pizarro ya sabía que iban a matar al

Inca? ¿Fue ese viaje una salida airosa del capitán español, único amigo de Atahualpa Inca? ¿O fue una

premeditada maniobra de su hermano Francisco para alejarlo y que no interfiriera en las decisiones

drásticas que ya pensaba tomar con la vida del Inca?”

Lo cierto es que Hernando Pizarro salió de esta plaza con el botín, que representaba el “quinto

real”, es decir, la quinta parte del botín de Cajamarca, con rumbo a San Miguel de Piura; ahí

embarcaron rumbo a Panamá, cruzando el istmo, se embarcaron nuevamente hacia Sevilla,

España. La primera de las cuatro naos, llegó a Sevilla, el 5 de diciembre de 1533, con los

españoles Cristóbal de Mena y Fray Juan de Sosa (misionero de la Orden de La Merced); el

oro y la plata que se desmbarcó de dicha nao, ascendía a 38.946 pesos. El 4 de

enero de 1534, arribó y ancló en Sevilla la nao “Santa María del Campo”, en donde estaba

embarcado Hernando Pizarro. Desembarcó con 153.000 pesos de oro y 5.048 marcos de plata.

Todo lo traído de Perú, fue depositado en la Casa de Contratación de Sevilla; de ahí fue

trasladado al aposento del rey de España. Finalmente, el 3 de junio de 1534, llegaron las otras

dos naos, en donde estaban embarcados Francisco de Jerez, primer secretario del Gobernador

Francisco Pizarro y Francisco Rodríguez, en una y otra nao; se desembarcó de estas naos,

146.518 pesos de oro y 30.511 marcos de plata. Villanueva dice que el total desembarcado por

las cuatro naos,

Page 35: La conquista del Perú

“… fue valorizado en 708.580 pesos. El peso y el castellano eran monedas equivalentes; pero cada uno

era igual a 450 maravedíes. Sólo el oro fundido (convertido en barras y otros pedazos) se valorizó en

318.861.000 maravedíes. La plata fundida valió 180.307.680 maravedíes”.

Quinta fase

A pesar de tener casi dominado el norte del Imperio, con la toma de la isla de la Puná, Tumbes,

haber fundado una ciudad en San Miguel de Piura, haber tomado la plaza fuerte de Cajamarca,

tener de rehenes a varios curacas y haber asesinado al Inca y tener de apoyo a muchos

indios huascaristas y etnias esperanzadas en ser liberadas del yugo Inca, los españoles aún no

habían consolidado la conquista. Antes de dirigirse a Xauxa, Pizarro envió una comitiva de 10

soldados a San Miguel con la finalidad que esperasen en ese lugar al primer navío de entrase

procedente de Panamá o de Nicaragua. Con lo desembarcado, deberían reunirse con él en

Xauxa. En Xauxa, Pizarro realiza otra fundición de oro y su respectivo reparto, con las piezas

llegadas a Cajamarca antes de la salida de los españoles de la misma.

Los españoles salieron de Cajamarca “un lunes por la mañana”. En el camino, se enteran del

asesinato de Guaritico, que era hermano de Atahualpa y de Túpac Huallpa (Toparpa), éste era

colaboracionista de los españoles y había salido antes que Pizarro de Cajamarca y formaba su

vanguardia en el viaje al Cusco. Lo anterior prueba lo que se viene diciendo, que los españoles,

a su desembarco en el Perú, ya tenían ganado a parte del Imperio, que los ayudó; ello se

debió, no a las simpatías que pudieron haber generado ellos, sino, simplemente, a que muchos

en el Imperio, ya estaban descontentos de la pesada opresión Inca. Llegaron a Huamachuco y

luego de reponer fuerzas por dos días, Pizarro envía una avanzada al mando de Diego de

Almagro, luego se encuentran en Huaylas, donde quedan por ocho días.

Continúan su viaje al sur por Andamarca, Corongo, Yungay, Huaraz, Recuay, Chiquián y llegan

a Cajatambo. Ahí, Pizarro refuerza su vanguardia y retaguardia, ante el temor de

levantamientos y ataques de los naturales, leales a Challcuchimac, que venía con él y porque

las llactas por donde pasaban, siempre estaban abandonadas. En este camino, Francisco

Pizarro se entera por informantes, que los generales atahualpistas Yncorabaliba, Yguaparro y

Mortay, venían reclutando gente de guerra en Pumpu (Bombón). A partir de entonces quedaron

incomunicados, el remedo de Sapa Inca, Túpac Huallpa y Challcuchimac. El cronista Sancho

de la Hoz, dice que el motivo de esa rebelión era porque ellos “querían guerra con los

cristianos, porque veían la tierra ganada por los españoles y querían gobernarla ellos”.

Tomando el camino de Oyón, se enteran que a cinco leguas de Xauxa había gente de guerra

para destruirla y para que los españoles no encontraran nada. Llegaron a Tarma, sin encontrar

resistencia. En esta llacta, pasaron la noche. Al amanecer reemprendieron la marcha hacia

Xauxa. A dos leguas de Xauxa, Pizarro divide su ejército. Cerca, se da cuenta que la llacta está

íntegra y no sólo eso, sino que tuvieron un recibimiento cordial, “celebrando su venida, porque

con ella pensaban que saldrían de la esclavitud en que les tenía gente extranjera”. Entrando a

Xauxa, encuentran levantado al general Yukra Huallpa, dejado ahí por Challcuchimac, antes de

su captura, El enfrentamiento fue una atróz matanza de indios; los españoles con

sus armas, perros dogos e indios auxiliares, emboscaron a las tropas de Yukra Huallpa,

haciendo una matanza; como dicha tropa fuera dejada por Challcuchimac, eran partidarios de

Atahualpa. Esta tropa inca, había sido enviada por los generales Yncorabaliba, Yguaparro y

Mortay, que se encontraban con el grueso de su ejército a 6 leguas de Xauxa y en permanente

contacto con el ejército de Quízquiz, que se hallaba en el Cusco. Enterado Francisco Pizarro,

envía una tropa a hacerles frente, más los incas los hacen retroceder. Pizarro ante esto

Page 36: La conquista del Perú

pretende atacar por sorpresa a la tropa inca; pero es engañado y cuando quiere continuar hacia

el Cusco, se da cuenta que los puentes estratégicos, habían sido cortados.

Francisco Pizarro, funda la ciudad de Jauja, muy cerca de la Xauxa inca, deja en ella a 80

españoles, al tesorero de Su Majestad y a un lugarteniente como su representante. En esta

ciudad muere misteriosamente Túpac Huallpa.

Muerto Túpac Huallpa, Pizarro convoca a Challcuchimac y otros nobles colaboracionistas que

viajaban con él, para que propongan al nuevo Sapa Inca “títere”. En esta reunión y frente al

enemigo común, nuevamente se notan las diferencias entre huascaristas y atahualpistas, lo

que es explotado hábilmente por Francisco Pizarro. Challcuchimac, propone a Aticoc,

hijo quiteño de Atahualpa, mientras que los nobles colaboracionistas cusqueños proponen a un

hermano del Sapa Inca muerto, pero de origen cusqueño. Como estaban cerca del Cusco,

Pizarro hábilmente, se decide por el Inca de origen cusqueño.

Mientras los colaboracionistas nobles, buscaban a este hermano cuzqueño del Sapa Inca

asesinado, Pizarro envió expediciones a la costa, con la finalidad de encontrar lugares idóneos

para instalar puertos marítimos, y esperando los resultados, se quedó en Xauxa. Entre tanto,

envió otra tropilla con rumbo al Cusco, a fin de que fueran reponiendo los puentes que

estuvieran cortados. Los españoles, en su viaje por todo el valle del Mantaro, fueron

constantemente ayudados por los huancas. Entraron a Tarcos, una llacta entre Xauxa y Vilcas,

el 31 de octubre de 1533. En Vilcas se enfrentan a los incas, en una feroz batalla, que a pesar

de la superioridad numérica, los incas pierden, por la superioridad de las armas españolas, con

gran matanza entre los indios.

Continuó Pizarro su viaje hacia el Cusco, cuando recibe la noticia de Hernando de Soto, que el

general inca Narabaliba, se encontraba con una tropa de 2.000 soldados, enviados por

Quízquiz en Andabailla (Andahuaylas). Algo que contribuyó a debilitar los ataques de los incas,

en este tramo del viaje hacia el Cusco, fue el hecho que tuvieran como rehén al general

Challcuchimac, hombre muy querido por sus tropas. Temían la represalia de Pizarro y la

muerte del valiente general atahualpista.

Pizarro entró en Andahuaylas (Anadabailla, para los españoles), sin ser molestado, pasó la

noche y al día siguiente continuaron hasta Curamba o Airamba, en donde encontraron dos

caballos muertos. Esto preocupó al Gobernador sobre la suerte de Hernando de Soto y su

tropa. Luego de la entrada a Andahuaylas y del hallazgo de los caballos, Pizarro recibe la

noticia que Hernando de Soto, se encontraba en el camino al Cusco, que estaba bloqueado,

pero que no había tropas incas y que los caballos habían muerto de “tanto calentarse y

enfriarse”. Luego de Andahuaylas, Pizarro continuó su viaje hacia el Cusco y encontrándose en

un río, recibe la noticia de un enfrentamiento de su vanguardia con los rebeldes incas.

Lo que había pasado era que Hernando de Soto, en su avance con la vanguardia hacia el

Cusco, luego de vadear un río, al que habían cortado los puentes, se encontró con tropa

imperial, que le hizo frente. Esta tropa pertenecía al ejército imperial de Quízquiz. Los incas, se

habían dado cuenta, que ya los españoles, estaban cansados, de igual manera sus caballos y

perros, por lo que de “mutu propio”, a veces sin órdenes de Quizquiz, atacaban a los

españoles. Eso fue lo que pasó luego del vadeo del río, al subir la cuesta, fueron atacados por

los indios, que presionaron con tanta fuerza que mataron a cinco jinetes españoles. “A cinco

cristianos cuyos caballos no pudieron subir a lo alto, cargó tanto la muchedumbre, que a dos de

ellos les fue imposible apearse y los mataron encima de sus caballos…”; “les abrieron a todos

la cabeza por medio, con sus hachas y porras”; “…hirieron diez y ocho caballos y seis

cristianos; pero no de heridas peligrosas, que sólo un caballo de éstos murió”.

Page 37: La conquista del Perú

Luego de este ataque, los incas se fueron a una colina cercana, esperando el enfrentamiento

franco, “casi concertado, esperando siempre un arreglo amistoso”, costumbre de la

guerra andina; mientras que Hernando de Soto, recurría al engaño, al fingir que se refugiaba en

un llano, aparentando huir, mientras que una parte de la tropa imperial, los perseguía a

hondazos, hasta que una vez que los hubieron alejado lo suficiente del grueso de las tropas

incas, sobreparó la caballería y arremetió contra ellos, aniquilándolos. Cuando el grueso del

ejército inca vio esto, se retiró, pero acamparon muy cerca los dos ejércitos, que se oían las

voces. La llegada inesperada de Diego de Almagro, con 40 a caballo, hizo que los indios se

retiraran, sin presentar batalla. Juntos, Hernando de Soto y Diego de Almagro continuaron viaje

hacia el Cuzco, cuando fueron informados de la presencia de una tropa inca, que había

enviado el general Quízquiz, por lo que optaron por atrincherarse en una llacta, en donde

esperaron a Francisco Pizarro.

Noticiado de estos hechos, Francisco Pizarro, sospechó que todos sus movimientos eran

espiados y que el general Challcuchimac, era el que enviaba dichos informes a las tropas

incas. Continuando el camino y estando ya cerca del Cusco, Diego de Almagro, se presentó en

el campamento del Gobernador y continuaron hasta donde se encontraba Hernando de Soto.

Unidos así, siguieron ese mismo día, a “Sachisagagna (Xaquixaguana), Sacsahuana o

Jaquijahuana), donde acamparon”.

Diego de Almagro y Hernando de Soto, estuvieron de acuerdo con Francisco Pizarro, que todas

las cosas que les estaban pasando, eran producto de la “infidencia de Challcuchimac”, y lo

condenaron a muerte quemado vivo. “El religioso trataba de persuadirlo a que se hiciera

cristiano diciéndole que los que se bautizaban y creían en fe verdadera en nuestro redentor

Jesucristo iban a la gloria del paraíso, y los que no creían en él iban al infierno y a sus penas,

haciéndole entender todo por un intérprete. Mas él no quiso ser cristiano diciendo que no sabía

que cosa fuese esa ley y comenzó a invocar a Paccamaca (Pachacámac) y al capitán Quízquiz

que vinieran a socorrerlo". Murió en la plaza de Sachisagagna, quemado vivo.

El 14 de noviembre de 1533, se presentó en el campamento de Francisco Pizarro, de

Xaquixaguana, Manco Inca Yupanqui, hijo deHuayna Cápac, de ascendencia cusqueña, que

había andado siempre fugitivo de las huestes de Atahualpa. Manco Inca Yupanqui, llamado

también Manco II, era uno de los hijos de Huayna Cápac con la Coya Imperial del Cusco.

Nació, probablemente, en 1515. Fue nominado Sapa Inca pizarrista al poco tiempo de

morir Túpac Huallpa (Toparpa). Su ascenso a Sapa Inca títere, fue pactado en el encuentro que

tuvo con Pizarro en Jaquijahuana. Su reconocimiento y colocación de la mascapaycha se

produjo en el Cusco ocupado. Fiel a los términos del compromiso adquirido, al principio

colaboró en todo con Pizarro.

Llegó a ayudarlo en la guerra contra las tropas rebeldes del general Quízquiz, hasta alejarlo

de Huánuco y situarlo a merced de los españoles y huscaristas en las tierras norteñas. Pero la

armonía entre Francisco Pizarro y Manco Inca Yupanqui duró muy poco. No por culpa de él

sino de los españoles, hasta que llegó Hernando Pizarro de España y lo puso en libertad en

febrero de 1536; pero sin que pueda salir del Cusco. Harto de la situación en que se

encontraba, se subleva a Pizarro y a los españoles.

Villanueva Sotomayor, opina que los incas, habían observado las costumbres de los españoles,

y que fatalmente, los incas no pudieron aprovechar las debilidades de los mismos, por las

rivalidades, producto de la guerra civil que aún continuaba, a pesar de la presencia del

verdadero invasor. Y lo grafica muy bien, diciendo que Manco Inca Yupanqui, sabía muy bien

que los españoles en día domingo, no comían carne roja y habiendo ido a pescar con unos

indios la “comida de los españoles del día de guardar”, recibió a unchasqui que le avisaba

Page 38: La conquista del Perú

noticias del Cusco. Regresó Manco Inca Yupanqui al campamento donde Francisco Pizarro

para decirle: “… dice que Quízquiz con su gente de guerra va a quemar el Cusco y que está ya

cerca, y he querido avisártelo para que pongas remedio”. Nos parece excelente el ejemplo

del historiador Julio R. Villanueva Sotomayor, sobre cómo los responsables del Imperio, no se

daban cuenta, que el verdadero enemigo no eran las legiones de Huáscar Inca Yupanqui ni

de Atahualpa, sino, a los que ayudaban. Es entendible la ayuda por parte de huancas, chankas,

aymaras y otras etnias que estaban sometidas al Imperio, pero, la ayuda de quechuas, que

sostenían el Imperio…

La adhesión de Manco Inca Yupanqui o Manco II, a los españoles, adicionó más tropas incas al

lado de Francisco Pizarro; este inesperado apoyo, influyó en el ánimo del conquistador para

entrar al Cusco, presentando batalla a las huestes de Quízquiz.

Sin obstáculos, entró al Cusco el conquistador Francisco Pizarro, con Manco Inca y las huestes

españolas e incas huascaristas. “De este modo entró el Gobernador con su gente en aquella

gran ciudad del Cusco sin otra resistencia ni batalla, el viernes a la hora de misa mayor, a

quince días del mes de noviembre del año del Nacimiento de Nuestro Salvador y Redentor

Jesucristo MDXXXIII” (nota: año 1533).

Pizarro, entre tanto, al no ser hostilizado cuando tomó el Cusco, organizó otro ejército con

gente de Manco Inca Yupanqui que logró reunir “cinco mil guerreros”. Pizarro ordenó a

Hernando de Soto, que apoye a dicha tropa india con 50 de a caballo, saliendo del Cusco para

presentar batalla a Quízquiz a 5 leguas de la ciudad, en donde estaba su campamento. En la

localidad de Sapi, se enfrentaron ambos ejércitos, de donde salió victoriosa la tropa combinada

de Manco Inca Yupanqui, pero sin poder derrotarlo. Luego de esta batalla, regresaron al Cusco.

El general Paullu Inca, que comandaba las tropas de Manco Inca, persiguió al ejército de

Quízquiz, siendo derrotados en esa persecución; en el Cusco se recibió la noticia “que les

habían muerto mil indios”. Entre tanto Manco Inca Yupanqui solicitó a los curacas “gente de

guerra”, y en menos de diez días, tenía en el Cusco un ejército de 10 mil guerreros.

El astuto Francisco Pizarro hizo legalizar el vasallaje un día domingo saliendo de misa a la que

había asistido con Manco Inca Yupanqui. Los hizo salir a la plaza al Inca, y le ordenó a su

secretario Sancho de la Hoz que leyera la “demanda y requerimiento”. Pizarro siguió el

protocolo español tradicional para estos casos; al final Pizarro abrazó a Manco Inca Yupanqui y

éste retribuyó el gesto, ofreciéndole chicha en un vaso de oro.

Llegado el verano y las copiosas lluvias estivales, no se organizó ninguna campaña contra las

tropas de Quízquiz. En febrero de 1534, el ejército de Manco Inca Yupanqui, que a la sazón

contaba con 25 mil soldados y los 50 de a caballo de Hernando de Soto, se puso en

movimiento, persiguiendo a Quízquiz, por la ruta de Vilcas. Llegando a Vilcas, el ejército de

Manco Inca, descansó; allí fueron noticiados de que el ejército de Quízquiz, se encontraba en

Xauxa. Esto preocupó sobremanera a la tropa española de Manco Inca Yupanqui, porque en

Xauxa, se encontraba la guarnición que había dejado Francisco Pizarro, en su avance sobre el

Cusco. Toda la caballería española al mando de Hernando de Soto más 4.000 guerreros del

ejército de Paullu Inca, comandados por él, se apresuraron a ir en auxilio de los españoles

dejados en Xauxa. Manco Inca Yupanqui y el resto del ejército, regresó al Cusco. Parece que la

tropa de Hernando de Soto y de Paullu Inca, llegó a tiempo, porque el ejército de Quízquiz,

había puesto sito a la plaza sin atacarla.

En uno de los reconocimientos a la plaza de Xauxa, por parte del ejército de Quízquiz, llegaron

a una legua de dicha llacta; Hernando de Soto y Paullu Inca, tomaron 20 de a caballo y 3.000

guerreros incas y fueron en su búsqueda. Los de Quízquiz, fueron alcanzados en Maracaylla,

en donde se produjo el enfrentamiento. Villanueva, dice que el enfrentamiento fue duro, aunque

Page 39: La conquista del Perú

no de “cuerpo a cuerpo”, ya que un ejército se encontraba en una orilla del río Mantaro y el

otro, en la otra orilla; las armas que más se usaron en esta batalla, fueron la ballesta, flechas y

“arcos como de piedra”. Los españoles, decidieron cruzar el río, mientras las tropas de

Quízquiz inician la retirada del lugar, siendo perseguidas por las tropas de Paullu Inca “hasta

hacerlas ocultar en un monte”. Como no salían de él, las tropas de Paullu Inca, las atacaron en

ese monte, muriendo varios curacas comarcanos y miles de la tropa de Quízquiz, retirándose y

siendo perseguidos por Paullu Inca, “tres leguas”. El ejército de Quízquiz, se retiró a Tarma.

Ahí, el curaca impidió la entrada de Quízquiz a la llacta, presentándole batalla. Las tropas de

Francisco Pizarro y de Paullu Inca, se habían enfrentado a las de Quízquiz en Vilcaconga, Anta

y Sapi, en el Cuzco; Jauja y Maracaylla, en Junín y en Vilcashuamán, en Ayacucho.

Francisco Pizarro se apresuró en nombrar "Sapa Inca" a Manco Inca Yupanqui, por las razones

que nos explica Villanueva Sotomayor:

“El 16 de noviembre, a un año de la toma de Cajamarca y de la captura de Atahualpa. Pizarro convirtió a

Manco Inca enSapa Inca. … e hízolo tan presto para que los señores y caciques no se fueran a sus

tierras, que eran de diversasprovincias y muy lejos unas de otras, y para que los naturales, no se juntaran

con los de Quito sino que tuvieran un señor separado al que habían de reverenciar y obedecer y no se

abanderizaran, y así mandó a todos los caciques que lo obedecieran por señor e hicieran todo lo que les

mandara".

Era costumbre inca que cada curaca tuviera en el Cusco su alojamiento, porque tenía que venir

a la ciudad imperial para entregar sus tributos al Sapa Inca, a las fiestas (principalmente, al Inti

Raymi) y a toda convocatoria que se le hiciera desde el “Ombligo del mundo”. Pero, además, el

auqui del curaca (su hermano o uno de sus hijos) siempre estaba en el Cusco, disfrutando de

los favores de la corte del Sapa Inca. Su permanencia era la garantía del vínculo entre

el Estado cuzqueño y los dominios del curaca. Era una especie de rehén.

"Si Pizarro no optaba por darle el mando imperial a Manco Inca, los auquis y los curacas que estaban en

esos momentos en el Cusco, podían romper ese vínculo y actuar a su manera. Tal vez, podrían haberse

unido a las tropas rebeldes de Quízquiz u organizar de otro modo la resistencia”.

Los nobles del Cusco, no se daban cuenta aún de que Francisco Pizarro, estaba manipulando

el gobierno del Imperio, al nombrar como Sapa Inca, primero a Túpac Huallpa y luego a Manco

Inca Yupanqui, manteniéndolos como rehenes, incluso. Bien pudieron haber nombrado los

curacas del Cusco al nuevo Sapa Inca de entre las panacas reales, y manejar el gobierno con

más independencia, para organizar mejor la resistencia inca; pero, la guerra civil, ya había

llegado a la capital del imperio también. Pero lo cierto es que ni huascaristas ni atahualpistas, lo

hicieron, con lo que se perdió la oportunidad de unir nuevamente al Imperio y ofrecer a los

españoles, una resistencia más organizada y efectiva. Quizá, mientras estuvo vivo

Challcuchimac, los ataques incas fueran débiles, por el temor a las represalias de los

españoles en la persona de dicho general inca; pero asesinado el general inca, no creemos

que a Quízquiz, le importara mucho la vida de Manco Inca Yupanqui, por ser huascarista.

El otro concepto que podría explicar la aislada resistencia, sería el modo de combatir de ambos

ejércitos: mientras los incas ofrecían batalla en campo abierto de manera franca; los españoles

apelaban a argucias para derrotarlos incluso antes de presentar batalla. No hay duda y esto

está sumamente claro, que las armas jugaron un papel determinante en esta fase de la historia

del Perú, por las razones que se explicó anteriormente.

Page 40: La conquista del Perú

Los españoles en el Cuzco

No hay duda que en el Cuzco era la ciudad principal de todo el Tahuantinsuyo. Al tomarla los

españoles, mermó significativamente la resistencia inca, no sólo porque allí se encontraba toda

la organización del imperio, sino por el significado que tenía para los ejércitos incas ver su

capital tomada y dominada por los españoles.

Hay en dicha ciudad otros muchos aposentos y grandezas; pasan por ambos lados dos ríos que nacen

una legua (5,5kilómetros) más arriba del y desde allí hasta que llegan a la ciudad y dos leguas (11

kilómetros) más abajo, todos van enlosados para que el agua corra limpia y clara y aunque crezca no se

desborde; tienen sus puentes por lo que se entra a la ciudad...

Los españoles también dieron suelta a su codicia de metales preciosos en él, saqueándolo,

especialmente el Coricancha, los palacios imperiales y otros aposentos señoriales.

Este oro y plata fueron fundidos, obteniéndose 580.200 pesos de "buen oro". El quinto

realrepresentó 116.460 pesos de oro; además la plata representó 215.000 marcos: 170.000

"eran de plata buena en vajilla y planchas limpias y buena, y el resto no porque estaba en

planchas y piezas mezcladas con otros metales conforme se sacaba de la mina.

El 23 de marzo de 1534, Francisco Pizarro realiza la fundación española de la ciudad

del Cuzco con el título de La Muy Noble y Gran Ciudad de Cuzco. Se hizo el acta de fundación

y se repartió entre los españoles solares, tierras e indios. Como en toda ciudad española, se

escogió la Plaza Mayor, el sitio de la iglesia y se instalaron los primeros vecinos españoles del

Cusco. Bajo el pretexto de "los enseñaran y doctrinarán en las cosas de nuestra santa fe

católica", se entregó a los españoles una cantidad de indios para su uso en trabajo e

impuestos. Pizarro favoreció a sus amigos; en el Cusco el reparto de solares, tierras y nativos.

Ello disminuyó la ya frágil cohesión española, aumentó las diferencias y ahondó los

resentimientos entre ellos.

Postrimerías

Francisco Pizarro, en compañía siempre del inca Manco Inca Yupanqui y de su ejército, sale

del Cusco en busca de Quízquiz, haciaXauxa, en la zona central norte del Imperio. En Vilcas, el

Gobernador se entera de que Quízquiz con su ejército se encontraba 40 leguas (225

kilómetros) al norte de Xauxa, camino a Cajamarca. Pizarro solicita envío de refuerzos y pasa a

Xauxa. Allí se entera que Diego de Almagro, que había sido enviado a socorrer al general

Paullu y a Hernando de Soto, luego de ahuyentar a las tropas de Quízquiz, pasó

a Chincha y Pachacámac.

Llegado a Xauxa, el 25 de abril de 1534, Pizarro funda la nueva ciudad española de Jauja, con

reparto de solares y demás protocolo español de la ocasión. En este interín llegan los refuerzos

del Cusco, consistente en 4.000 indígenas a los que se unen los 30 españoles de a caballo y

30 de a pie. Paralelo a lo anterior, Pedro de Alvarado había organizado otra expedición de

conquista al Perú y ya se encontraba en las costas del imperio con cuatro navíos,

desembarcando en Puerto Viejo (actual Ecuador) cuatrocientos soldados, "de los cuales 150

eran de a caballo", mientras que Sebastían de Banalcázar, con 70 de a caballo.

Preocupado Francisco Pizarro por la presencia de Pedro de Alvarado en el Perú, instruye a

Diego de Almagro para que celebre negociaciones con él. Almagro, con el apoyo de Sebastián

de Benalcázar, salió el encuentro de Pedro de Alvarado, el cual se encontraba camino a Quito.

Alvarado había salido con destino al Perú desde Guatemala, con la intención de conquistar la

zona norte del imperio inca. Para ello, desembarcó en Bahía de Caráquez (actual Ecuador),

Page 41: La conquista del Perú

dirigiéndose inmediatamente hacia Quito. En Riobamba se encuentran Pedro de Alvarado con

Diego de Almagro y Sebastián de Benalcázar y celebran conversaciones. En ellas se acuerda

que Pedro de Alvarado debía retornar a Guatemala, dejando en el Perú a su tropa, buques y

todo el parque, recibiendo a cambio una cantidad en oro y plata como compensación.

El pago efectuado por Francisco Pizarro a Pedro de Alvarado fue una fortuna: se le entregaron

100.000 pesos de oro. Esa compensación significaba el doble del oro que recibió Francisco

Pizarro en la repartición de Cajamarca. Era de cuatro veces más que la que recibió Hernando

Pizarro y cinco veces más que la que recibió Hernando de Soto. Por sólo llegar hasta el Perú,

Alvarado recibió más oro que la que obtuvo por todas sus conquistas de Mesoamérica y "sin

disparar un solo tiro de arcabuz". Todo lo anterior, hizo una zanja aún más profunda entre los

socios de la conquista.

Para Francisco Pizarro, Diego de Almagro y Sebastián de Benalcázar, fue un negocio haber

recibido las tropas, los navíos y los pertrechos traídos por Pedro de Alvarado, para poder

consolidar la conquista.

Historia de la conquista del Perú-.Pizarro regresó a Panamá

Pizarro  en 1528; deliberó con Almagro y Luque, y los tres asociados decidieron que

era preferible dirigirse al emperador Carlos V en persona, y solicitar autorización

para emprender una campaña hacia el sur. En consecuencia, Pizarro volvió a

España y antes de hacerse a la mar prometió solemnemente velar no sólo por sus

propios intereses, sino también por los de sus dos asociados y amigos.

Aquella estancia en la metrópoli constituyó un gran triunfo para Pizarro, que obtuvo

plenos poderes para llevar a buen término la conquista del Perú; Almagro

gobernaría en Tumbes, y Luque sería obispo de esta ciudad, y de esta manera

Pizarro podría alejar de la empresa a sus dos amigos.

En 1530, Pizarro abandonaba la madre patria y llegaba a Panamá acompañado por

cuatro de sus hermanos, uno de los cuales, Hernando, desempeñaría importante

papel en lo sucesivo. Almagro se enfureció al enterarse del modo cómo se había

beneficiado Pizarro en detrimento de sus dos amigos. Pizarro abandonó Panamá a

principios de 1531, con 180 hombres y 37 caballos, reducida hueste con la que se

proponía conquistar un imperio de varios miles de habitantes: de sistema político

sólidamente organizado y cultura floreciente.

Transcurridos algunos meses muy penosos llegó a Tumbes, la ciudad inca que tan

intensa impresión le causara con ocasión de su primera visita, y allí recibió una

noticia favorable. El imperio inca se hallaba desgarrado por la guerra civil y los dos

hermanos,, Atahualpa y Huáscar, que se repartieron el imperio a la muerte de su

padre, se habían enfrentado el uno contra el otro; Huáscar resultó vencido y hecho

prisionero, y Atahualpa había tomado su capital, Cuzco.

Page 42: La conquista del Perú

Inmediatamente Pizarro vislumbró el modo de aprovecharse de aquella ocasión.

Indiferente a los riesgos de la empresa, decidió penetrar en el imperio inca y

entrevistarse con Atahualpa, que se hallaba entonces (1532) en Cajamarca.

Atahualpa en Cajamarca

A un sacerdote de la expedición, Vicente de Valverde, le ordenó Pizarro que

explicase a Atahualpa lo que había ido a buscar a su imperio. Atahualpa escuchaba

con creciente impaciencia aquel discurso que no acababa de comprender. Sólo

entendió que los españoles tenían la insolencia de pedirle que se sometiera a un

soberano extranjero. ¿Con qué derecho venían con tales exigencias aquellos

intrusos? El sacerdote le mostró la Biblia que tenía en la mano, Atahualpa tomó el

libro, lo hojeó un instante y luego lo rechazó con desprecio. No toleró más el padre

Vicente; se precipitó hacia Pizarro, le refirió la escena e inmediatamente el

conquistador desenvainó su ¡ espada, señal de iniciar el ataque; un instante

después, los españoles disparaban un cañonazo y la caballería cargaba impetuosa

produciendo espantosa matanza. Locos de pánico, los indios huyeron a la

desbandada y su soberano fue apresado y conducido al campamento español.

En su prisión Atahualpa urdió nuevos planes; habiendo observado la avidez de oro

de los españoles, decidió beneficiarse de aquella debilidad y a cambio de su libertad

les prometió colmar de oro puro el aposento en que estaba encerrado hasta donde

alcanzara su mano —la sala medía siete metros de largo por cinco de ancho— y

Pizarro aceptó la proposición. Atahualpa envió inmediatamente correos a todos

rincones del inmenso país con orden de traerle todo el oro que pudieran. Cuando el

oro se hubo reunido, Atahualpa requirió al español a que cumpliera su palabra

devolviéndole la libertad, pero Pizarro no tenía la menor intención de hacerlo.

El inca fue llevado ante un tribunal acusado de haber depuesto y asesinado a su

hermano, de conspirar contra los españoles y de haber adorado dioses falsos, y por

tales delitos era condenado a morir en La hoguera. Sin embargo, si aceptaba la fe

cristiana, el veredicto sería atenuado: en vez de quemarle, le estrangularían. El inca

protestó de la sentencia y de la conducta de sus enemigos y se negó a abrazar el

cristianismo, pero una vez en la hoguera le faltó valor y pidió el bautismo. Así se

hizo; luego, le pasaron un hilo metálico en torno al cuello mientras los clérigos

cristianos rezaban. Poco después, el inca dejaba de existir; se había perpetrado uno

de los crímenes más odiosos que figuran en los anales de la cristiandad.

Page 43: La conquista del Perú

Asesinato de Pizarro

En 1535, Almagro partió para Chile, descontento de su situación, cansado de verse

relegado siempre a segundo término y tratando de encontrar su “El dorado”

particular. En cuanto a Pizarro, se dirigió al litoral y fundó allí la ciudad de Lima,

luego capital del Perú. Pero en 1537 reapareció Almagro y se apoderaba de Cuzco.

En lo sucesivo, serían las armas las que decidirían quién gobernaría el país, él o

Pizarro. Siguió una situación confusa, en que los conquistadores se destrozaron

entre si. Almagro fue hecho prisionero en 1538 y Hernando Pizarro le hizo dar

garrote. Entonces, sus familiares y partidarios continuaron la lucha y, en 1541, le

llegó el turno a Francisco Pizarro, que residía a la sazón en Lima.

Consiguieron introducirse en su casa algunos conspiradores y, aunque el

conquistador se defendió con denuedo y bravura, sucumbió ante el número y cayó

con el cuello atravesado; aún pudo trazar con el dedo una cruz en el pavimento, con

su propia sangre, y entregó su alma. Las aventuras de Pizarro y de sus compañeros

culminan la época de las conquistas en la historia de la colonización española en

América. Luego, fueron pacificados los territorios recientemente descubiertos y se

organizó el gobierno y la administración.

Se excavaron minas y afluyeron a Europa metales preciosos en cantidad cada vez

mayor; se establecieron plantaciones y se introdujeron en el Viejo Mundo nuevos

productos agrícolas, como el maíz, la patata, el cacao y el tabaco. Los

conquistadores habían proporcionado a España tan inmensos recursos que durante

algún tiempo mantuvo su hegemonía como potencia europea; pero los tesoros de

América no proporcionaron la felicidad a los españoles como ellos tanto creían.