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Ganador del Premio europeo de Sociología Amalfi, Sennett nos ofrece «un ensayo largo más que un libro corto» en esta nueva entrega de lo que resulta ya una de las obras más libres y sugerentes de la sociología actual. Si en su obra maestra, El declive del hombre público, explicaba el ascenso del priva- tismo moderno con materiales vario- pintos, en esta nueva entrega de la psi- cosociología contemporánea el autor hila entrevistas en profundidad con recuentos estadísticos y con un somero repaso de la sociología del trabajo. El resultado es un fresco de las consecuen- cias personales del trabajo en el capita- lismo tardío, según reza el subtítulo de la obra en cuestión. Como ocurría en Vida urbana e identidad personal y en Narcisismo y cultura moderna, la mezcla de disciplinas e instrumentos metodo- lógicos redunda en una cierta desigual- dad. En el caso de La corrosión del carácter, las entrevistas parecen más una excusa para apoyar las hipótesis de Sennett que la base de la investigación; asimismo, se diría que las tablas del apéndice son un débito cuantitativo a una Academia a la que agradar. Sennett es un maestro del ensayo sociológico y no necesita pagar tales peajes; por eso sorprende que a estas alturas recurra a muletas que su talento no precisa. La tesis de este libro es que el capita- lismo «flexible» corroe el carácter, noción que alude a una densidad que permanece y que contiene otras ideas como el cuidado de sí y la fidelidad a uno mismo. Es lástima que el concepto de carácter —de resonancias antiguas, frente a la moderna «personalidad», de raigambre psicológica— no se desarro- 91/00 pp.189-225 RICHARD SENNETT La corrosión del carácter (Barcelona, Anagrama, 2000)

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Ganador del Premio europeo deSociología Amalfi, Sennett nos ofrece«un ensayo largo más que un librocorto» en esta nueva entrega de lo queresulta ya una de las obras más libres ysugerentes de la sociología actual. Si ensu obra maestra, El declive del hombrepúblico, explicaba el ascenso del priva-tismo moderno con materiales vario-pintos, en esta nueva entrega de la psi-cosociología contemporánea el autorhila entrevistas en profundidad conrecuentos estadísticos y con un somerorepaso de la sociología del trabajo. Elresultado es un fresco de las consecuen-cias personales del trabajo en el capita-lismo tardío, según reza el subtítulo dela obra en cuestión. Como ocurría enVida urbana e identidad personal y enNarcisismo y cultura moderna, la mezclade disciplinas e instrumentos metodo-

lógicos redunda en una cierta desigual-dad. En el caso de La corrosión delcarácter, las entrevistas parecen másuna excusa para apoyar las hipótesis deSennett que la base de la investigación;asimismo, se diría que las tablas delapéndice son un débito cuantitativo auna Academia a la que agradar. Sennettes un maestro del ensayo sociológico yno necesita pagar tales peajes; por esosorprende que a estas alturas recurra amuletas que su talento no precisa.

La tesis de este libro es que el capita-lismo «flexible» corroe el carácter,noción que alude a una densidad quepermanece y que contiene otras ideascomo el cuidado de sí y la fidelidad auno mismo. Es lástima que el conceptode carácter —de resonancias antiguas,frente a la moderna «personalidad», deraigambre psicológica— no se desarro-

91/00 pp.189-225

RICHARD SENNETT

La corrosión del carácter(Barcelona, Anagrama, 2000)

lle apenas y haya de ser inferida delretrato del hombre contemporáneo.Sennett apunta a que la pregunta fou-caultiana «¿cómo se gobierna unomismo?» ha desaparecido de nuestrohorizonte moral, deshilachado en unaexistencia fragmentaria tanto en lo per-sonal como en lo laboral. Algo queZygmunt Bauman, analista lúcido dela sociedad postmoderna, resalta tam-bién, aunque de manera ambivalente.Una característica nada sennettiana.

En el capitalismo tardío reina elvalor de la flexibilidad, que se dice demuchas formas. Así, se expresa a travésde la espontaneidad, la capacidad paratrabajar en equipo y, por ende, la desaber escuchar, mediar en los conflictosy otras zarandajas de la comunicaciónempresarial. Estos soft skills nada tienenque ver con los valores del compromisoy la lealtad que coronaban la ética deltrabajo hasta hace muy poco. Mientrasque Diderot —autor muy querido deSennett— valoraba la rutina, AdamSmith ya advertía que aplanaba el espí-ritu. Pero la rutina forma parte intrín-seca del trabajo y huir de ella —comode la muerte— es inútil y autodestruc-tivo. Empero, se nos machaca su con-travalor, la capacidad de innovación,asociada a la espontaneidad. Nada quever con la ética puritana de la autodis-ciplina que fundó el capitalismo.

Las declaraciones de los entrevista-dos insisten en la precariedad de la vidalaboral en el capitalismo tardío. Igualque se impone normativamente cam-biar de vivienda para demostrar unestatus ascendente, la flexibilidad se hahecho ley en el mundo del trabajo. Así,se extiende la figura del prejubilado alhilo de la reducción de la jornada labo-ral, al tiempo que se reinventa el valor

de la vejez —ahora dorada terceraedad— y del ocio, ámbito de un nuevodisfrute que habla de vacaciones y pla-nes de pensiones, pero que oculta lasoledad, la enfermedad y la precarie-dad. (La muerte es ya un tabú paranuestra cultura y una muestra más deeste carácter corroído que Sennett criti-ca.) Por el contrario, el trabajadormayor es un tipo humano peligrosopara la empresa, porque su experiencia(valor que ha sido transmutado debidoa la fragmentación de la vida laboralpara convertirse en algo semejante a laadaptabilidad) le hace capaz de tenervoz, y por tanto de crítica y de reivin-dicación. El viejo hombre de hierro oel puritano reconcentrado en su tareason gentes poco maleables al cambiode trabajo, de destino, de ciudad, devida, en suma. Los prejubilados van aabundar próximamente, y el imagina-rio de la flexibilidad los pinta comoseres libres, no como zombis socialescarentes de ocupación.

La fluidez y la agilidad son otrosnombres de la flexibilidad. La capacidadde «volver a empezar» se enhebra almito moderno del rejuvenecimiento apartir de las energías de un yo que sedefine psicológicamente. Sennett ya car-gaba en otros libros contra ese proteís-mo que se ha vuelto una nueva virtud.La necesidad se llama ahora riesgo, untema que encabeza el capítulo más inte-resante del libro. La ambigüedad y laincertidumbre dominan la vida en todaslas esferas: en los afectos, en el lugar deresidencia, en el trabajo. En consecuen-cia, la valoración que nuestra culturapost-tradicional hace del riesgo conllevala negación del fracaso. En el mundo dela «especialización flexible» la estabilidadestá mal vista y equivale a una subjetiva

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incapacidad de superación. Frente a losambiguos análisis de Ulrich Beck o deMary Douglas, Sennett critica cómo elriesgo ha devenido una prueba de carác-ter, de suerte que lo importante es«intentarlo» (tratar de llevar la empresaa cabo), incluso si uno sabe racional-mente que la acción esté condenada alfracaso. La negación de este, la reduc-ción del tiempo —personal, social,laboral, etc.— al mero presente y lainestabilidad de la vida en todos losórdenes conllevan un carácter, o, mejor,una personalidad, vulnerable y predis-puesta a la depresión. Pero esa corrosióndel carácter es lo que se oculta cuidado-samente. Y es lo que sugiere Sennett.

El capitalismo flexible exige distancia-miento emocional. Lo políticamentecorrecto es no tomarse nada en serio,para así encajar los vaivenes de la socie-dad del riesgo. El «hombre irónico» ror-tyano, consciente de la contingencia entodos los ámbitos, desde la propia saludal trabajo, es el ideal de la modernidadtardía. Aunque Sennett no desarrollaeste asunto, el imperativo del distancia-miento, que arrumba la autodisciplina,la lealtad y la idea de servicio al cajón delos anacronismos, enlaza con una nuevaidea de responsabilidad. A la postre,cada cual tiene la culpa de lo que le ocu-rre. No hay responsabilidades públicas

en la sociedad postmoderna. Por eso losindividuos tienen que aprender a serfuertes, siguiendo otro imperativo moralque se ha tornado indiscutible segúnavanzan los decenios, la autosuficiencia.

Frente a esta, Sennett reivindica «elpronombre peligroso», el nosotros de lainterdependencia. Dicho nosotros notiene por qué ser patrimonio de comu-nitaristas. (O de nacionalistas, habríaque añadir. Ya sabemos que los ameri-canos no conocen tal asunto.) El víncu-lo social surge desde el sentido de ladependencia que hoy, dice Sennett lúci-damente, es un nuevo deshonor. Comolos deportistas, todos debemos ser con-tinuamente flexibles. A costa de erosio-nar el sentido de la lealtad, la confianzay el compromiso que parecen irremisi-blemente pasados de moda. Mas cuan-do aceptamos la batería de valores y deprácticas del capitalismo flexible hemosde ser conscientes de que con ello nosva el reconocimiento de que, comoseres sociales y políticos, somos depen-dientes. Richard Sennett abre las puer-tas para estar alerta y criticar una reali-dad que se nos presenta como la únicaposible. Si ése es el caso, al menos sepa-mos que social y moralmente todo ellosupone la corrosión de nuestro carácter.

Helena BÉJAR

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MARIO BUNGE

Social Science under Debate a Philosophical Perspective(Toronto, University of Toronto Press, 1998)

Mario Bunge nos presenta unadetallada panorámica sobre las distin-tas ciencias sociales (de la Sociología a

la Economía, pasando por el Derechoy las ciencias de Gestión), desde unaperspectiva que trata de ser a la vez

rigurosamente científica y moralmen-te honesta. Resulta infrecuente unlibro sobre filosofía y metodología dela ciencia social que rezume unahonestidad tan acentuada en la con-templación de los problemas episte-mológicos y metodológicos de la cien-cia social.

El autor comienza por preguntarse:¿deberíamos seguir en el estudio de loshechos sociales en la estela de Hegel,Comte y Marx en su planteamiento dela totalidad (Holismo), o bien seríapreferible hacerlo siguiendo la estela deDilthey, Weber y Popper (con su inter-pretación de las acciones individuales)?La posición de Bunge es clara: ambasvías son parciales, y es preciso integrarpor tanto el naturalismo social con elindividualismo metodológico; asícomo es preciso luchar contra el irra-cionalismo y el subjetivismo, y contralas emergentes posiciones que niegan laposibilidad de estudiar y explicar cien-tíficamente los hechos sociales. ¿Acasono quedó demostrado con los experi-mentos iniciales de Elton Mayo en losaños veinte en Hawthorne, y en parti-cular con la presentación posterior for-mulada por Roethlisberger?

Mario Bunge se muestra tambiéncrítico con la dicotomía nomotemis-mo/ideografismo, al sostener que todasla ciencias son al mismo tiempo nomo-téticas (explicativas) e ideográficas(descriptivas). Todas ellas descubrentendencias o modelos subyacentes oescondidos detrás de los datos, y todasellas se basan inevitablemente en elrecuento estadístico de hechos. Bungecita a Stinchcombe cuando descubre laanalogía existente entre el grupo y lavariabilidad de las medidas que lo defi-nen: así, «el error estándar de cualquier

medida grupal (alrededor de las dife-rentes idiosincrasias individuales) esinversamente proporcional a la raíz cua-drada del número de observaciones (cur-siva mía).

Bunge se muestra igualmente críticocon ciertos acercamientos modernos ala teoría social que aparecen divididosen dos principales tendencias: los DataHunters (cazadores de datos) y las Arm-chair Theories (mal llamadas sociologí-as humanistas). Algunas de las teoríasrepresentadas por estas tendencias son,p.e., la Critical Social Theory, acunada,como se sabe, en la famosa Escuela deFranckurt, y cuyos representantes másconspicuos (Adorno, Horkheimer,Marcuse, Habermas...) sostienen quetodo conocimiento está condicionadopor los intereses materiales, niegancualquier distinción entre ciencia e ide-ología, denuncian la ciencia y la tecno-logía como subproductos del últimocapitalismo y rechazan abiertamente elracionalismo y el cientifismo. Otrasegunda corriente teórica, la llamada«Fenomenología» (según Bunge, laparte conservadora de la teoría críticade la sociedad), niega igualmente larealidad de los hechos sociales soste-niendo que todo viene a ser «construi-do», que cualquier apreciación es inevi-tablemente subjetiva o, a lo más, inter-subjetiva. Defecto epistemológico quees arrastrado igualmente por la corrien-te llamada «etnometodológica» entanto que mezcla de la Fenomenologíaanterior y el llamado Interaccionamis-mo Simbólico, cuyo quehacer principalparece ser el de poner un excesivo énfa-sis en los actos más cotidianos e irrele-vantes de la vida social. Los etnometo-dólogos —sostiene gráficamenteBunge— son contadores de historias

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(storytellers), no científicos. Y el cuartoejemplo de desviación teórica lo repre-senta la teoría Feminista (a no confun-dir con la justa lucha por la igualdadde la mujer que lleva a cabo el feminis-mo político), la cual rechaza la serie deprocedimientos científicos (cuantifica-ciones, comprobación de hipótesis,establecimiento de proposiciones, etc.)en razón de que son normas impuestaspor la recurrente dominación mascu-lina.

Resumiendo esta parte de su pensa-miento, Bunge encuentra cuatroescuelas o corrientes teórico-metodo-lógicas en el tratamiento de los hechossociales. En primer lugar, lo que llamaMain Stream o corriente principal, lacual se esforzaría por presentar losfenómenos sociales con el mayor rigorposible tanto desde la perspectiva des-criptiva como explicativa, siendo sinduda la corriente con vocación máscientífica. La segunda estaría represen-tada por la llamada Rational ChoiceTheory, la cual enfatiza demasiado loshechos racionales y desprecia los irra-cionales, por lo que no llegaría a expli-car la realidad adecuadamente. La ter-cera consistiría en el Humanismo pos-modernista, corriente que terminaacentuando lo más trivial de las rela-ciones y además de una manera anti-científica, ya que se muestra contrariaa la definición, ordenación y recuentoestadístico de los hechos sociales.Finalmente sigue viva la corriente neo-marxista, la cual se muestra tan fuerteen los aspectos críticos como débil enla demostración empírica de sus afir-maciones. Tales insuficiencias son lasque llevan al autor a abogar por unquinto enfoque que sostenga la ambi-ción de centrarse en los hechos más

relevantes de la vida social (entendien-do por relevante lo que afecta a lasnecesidades vitales de la mayor partede las poblaciones), juntamente con elempleo de la imaginación teórica yproposicional, y con un necesario aná-lisis empírico realizado con el rigor dela filosofía científica. De una filosofíacientífica interdisciplinaria que debeconsiderar las diferentes disciplinasque tratan lo social como fronterasartificiales que pueden, y muchas vecesdeben, ser traspasadas continuamentepara mejor comprender la realidadcompleja.

De aquí que Mario Bunge pondereel importante y creciente papel quepuede jugar la tecnología social oSociotecnología como disciplina plural,la cual aplicaría el trilema Holismo-Individualismo-Sistemismo de unamanera integrada. Para Bunge, es unerror contemplar los cambios socialesdesde una perspectiva exclusivamenteholista o macrosocial, como si todoestuviera dado y explicado por estruc-turas supraindividuales, prácticamenteinmodificables por la acción humana.Como sería también un error episte-mológico interpretar los hechos socia-les desde una perspectiva puramenteindividualista o como si todo depen-diera de la voluntad de unos indivi-duos conscientes de lo que deben hacery completamente libres para hacerlo.Por el contrario, Bunge sostiene queuna visión sistémica que integre ambosparadigmas representaría la mejorreferencia teórica para mejor compren-der la complejidad de las relacionesexistentes en un conjunto, además, cre-cientemente interrelacionado por morde las comunicaciones modernas, ydonde las explicaciones individualistas

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(parcializantes) deben ponderarse con-tinuamente con las explicacionesestructuralistas y macrosociales.

Otro de los aspectos más intere-santes y actuales de esta obra de MarioBunge es el tratamiento que el autorconcede al concepto de «planificación»,precisamente en la presente coyunturahistórica en la que diversas circunstan-cias políticas proclives al pensamientoneoliberal han llegado a desacreditar eltérmino hasta niveles absurdamenteilógicos y, por supuesto, claramentedistanciados de la práctica gerencial decualquier sistema social real. Para ello,lo primero que hace el autor es des-montar la creencia conservadora deque la planificación destruye la liber-tad, ya que una planificación inteligen-te debe ser lo contrario de rígidamenteimpuesta. Por el contrario, la planifica-ción debe traducir un proyecto tan fle-xible y general que se muestre capaz deadaptarse a las numerosas circunstan-cias y contingencias que sacuden lostiempos modernos. Bunge resume quetoda buena planificación debe reunir almenos los seis requisitos siguientes:a) Epistémica: el plan debe estar fun-damentado en una teoría social asumi-ble, así como en datos empíricos vali-dados; b) Experimental: el plan deberíaser probado en pequeños grupos antesde aplicarse a escalas más generales oque afecten a grandes capas de pobla-ción; c) Económica: el plan debe pro-bar que va a resultar económicamenterentable; d) Política: debe resultar polí-ticamente realizable o estar apoyado enprincipio por la mayor parte del públi-co y las organizaciones sociales o políti-cas; e) Ecológico: el plan debe demos-trar su respeto por la conservación dela naturaleza y el medio ambiente, y

f ) Moral: el plan debe responder almuy realista principio de «disfruta lavida y ayuda a los demás a disfrutarla».

Enlazando con lo anterior, el autorcomenta la llamada Management Tech-nology o gestión científica de la direc-ción (a no confundir con la superada«organización científica del trabajo» deTaylor). Management Technology queha podido ser criticada muchas vecespor la escasa utilización de metodologí-as aptas para el tratamiento de las reali-dades complejas. Bunge distingueentonces tres tipos de management: eloracular o basado en la intuición comoarma de gestión; el empírico, que noacertaría a ver los principios teóricos enlos que se basa ni las consecuencias alargo plazo; y el científico o «ratio-empiricista», que debe integrar lomejor de los dos enfoques anteriores enbase a la contemplación sistémica de laglobalidad de variables en juego. Porejemplo, debería contemplarse desdedicha complejidad hasta qué puntodeterminadas políticas de downzising(el conocido enpequeñecimiento deestructuras organizativas en el mundoempresarial) o de subcontrataciones enserie —todo lo cual determina despi-dos generalizados de grandes partes delas plantillas de personal de las empre-sas— resultan al final realmente «renta-bles» en términos axiológicamente másamplios y a largo plazo.

Interesante resulta también la pre-sentación por Bunge del movimientocooperativista como modo de produc-ción abanderado de un socialismo másauténtico. En primer lugar, nos recuer-da que la doctrina cooperativista puedeser contemplada como una versión delos conocidos principios de Locke:1) que los recursos naturales pertene-

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cen a toda la comunidad humana;2) que el trabajador tiene derecho a losfrutos de su trabajo; y 3) que los dere-chos de propiedad de un individuoencuentran su límite allí donde empie-zan los derechos de propiedad de losdemás. La espectacularidad de ciertosdesarrollos cooperativistas (p.e., el deMondragón en España) se debe a ladinámica tipo «círculo virtuoso» quegeneran, a saber: la participación de lostrabajadores implica una mayor satis-facción de los mismos; ésta a su vezuna mayor valoración de los clientes; loque a su vez incrementa la satisfacciónde éstos; una mayor lealtad de los mis-mos hacia la empresa, un incrementode los beneficios de la misma, unnuevo incremento de la satisfacción delos trabajadores y, consecuentemente,una mayor productividad final, con locual se reviene al principio para refor-zar la necesidad de participación de lostrabajadores en la gestión y en losbeneficios/pérdidas de la empresa. Elcooperativismo se basaría así en la lógi-ca sistémica de la introducción desinergias. Si se introduce sinergia conuna primera medida (p.e., la partici-pación en los beneficios empresariales),lo más probable es que se generen unacadena de actitudes positivas hacia laempresa que terminará incidiendosobre los propios beneficios para incre-mentarlos a su vez. Pero Bunge poneuna vez más de manifiesto su preocu-pación humanista integral cuandoseñala también los posibles inconve-nientes que se pueden presentar en elcooperativismo, a saber: a) cuandoignora la necesidad de someterse a lasreglas de la competitividad; b) cuandoresulta ser más sectorial que sistémico,o que ignora dimensiones importantes

desde las perspectivas cultural o políti-ca; c) cuando ignora la coordinaciónnecesaria dentro del movimiento coo-perativo a nivel nacional; y d) cuandoguarda silencio sobre problemasnacionales importantes tales como lacontaminación, la salud, la justicia dis-tributiva y otros. Lo que Bunge quieredestacar es que el movimiento coopera-tivo resulta tan positivo a nivel localcomo insuficiente a escala nacional. Deahí que crea necesario el diseño de unnuevo sistema más adecuado para tra-tar la complejidad de problemas en suconjunto como un sistema sinérgicointegrado.

Abundando en la idea del nuevo ynecesario socialismo, Bunge postula losseis nuevos requisitos a cumplir por unposible programa operativo: 1) Median-te la adopción de la «Tecnodemocra-cia», lo que Bunge diferencia de la cri-ticada «tecnocracia», ya que la primeraexigiría una participación real de lapoblación en las decisiones políticas.2) Tecnodemocracia no significa igual-dad absoluta para todos, sino donde setienda a lograr una igualdad de oportu-nidades para todas las capas de lapoblación en mayor grado del conoci-do hasta ahora. 3) La tecnodemocraciadebería integrar y combinar los con-ceptos de competencia y de coopera-ción. Cooperación interna y compe-tencia externa para lograr mayor pro-ductividad en beneficio de todos losparticipantes. 4) Que practique lanecesaria coordinación central cual-quiera que sea la escala o tamaño delsistema, no realizándose la idea de sis-tema si no existe una mínima y desea-ble coordinación entre los elementosdel mismo. 5) Optimizar un tamañode Estado tan pequeño como sea posi-

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ble, aunque suficiente para conseguir lacoordinación y equilibrios necesariospara que los bienes lleguen a toda lapoblación. 6) Lograr el máximo delibertad compatible con el máximo dejusticia distributiva, lo que no es posi-ble alcanzar en una sociedad divididaen clases ni bajo regímenes de dictadu-ra política.

Finalmente, Mario Bunge resume suposición científica en cinco reglas prin-cipales a tener en cuenta a la hora dedescubrir y explicar los hechos socialesrelevantes: a) desde el punto de vistaontológico, superar tanto el individua-lismo como el holismo, integrandoambos postulados en el concepto de sis-tema; b) desde el punto de vista episte-mológico, superar los sectorialismos ylos subjetivismos excesivos, debiéndosepotenciar una ciencia social creciente-mente unificada cuyo fin sea la produc-ción de teorías o hipótesis verificables;c) adoptar por tanto el llamado «Realis-mo científico», lo que conlleva aceptarque el mundo exterior es real si así secomprueba siguiendo las reglas delmétodo científico; d) replantearse lasnormas éticas del método científico encuanto normas de obligado cumpli-miento si es que se desea alcanzar

acuerdos intersubjetivos válidos, porprovisionales que puedan resultar, ye) someter igualmente a revisión losprincipios filosóficos asumidos por elpropio investigador hasta descubrir siresultan aptos para descubrir en cadamomento la verdad perseguida.

En definitiva, Mario Bunge nos pre-senta un libro que trata a fondo losproblemas de las ciencias sociales cono-cidas y, sobre todo, proporciona pun-tos de vista y reglas prácticos parasuperar las numerosas trampas que,con el pomposo nombre de teorías,sólo vienen a esconder debilidadesepistemológicas y también éticas queinvalidarían una buena parte del cono-cimiento científico-social que actual-mente se toma como tal y, en conse-cuencia, la solución de numerosos pro-blemas actuales. Serie de reflexiones,en suma, las que proporciona este libroque todo estudiante de las cienciassociales debería conocer con la obliga-ción de replanteárselas a sí mismo yextraer sus propias consecuencias. Nootra cosa perseguiría Mario Bungedesde su conocida posición ética y crí-tica ante la validez del conocimiento.

Francisco PARRA LUNA

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LUIS ENRIQUE ALONSO

La mirada cualitativa en sociología(Madrid, Fundamentos, 1998)

Aún no son muchas las aportacio-nes españolas a las técnicas de investi-gación sociológica, y no es de extra-ñar, por tanto, que en nuestro país

todavía sea raro, aunque no inexisten-te, el debate sobre tales métodos. Cabedecir, entonces, que La mirada cuali-tativa en sociología es un libro excep-

cional, pues su objeto no es otro quela discusión de las técnicas desarrolla-das por la escuela madrileña de losJesús Ibáñez, Ángel de Lucas, AlfonsoOrtí, etc., a la que el propio Alonsoes afín. Ahora bien, como el propioautor nos advierte, no es éste un librode metodología, i.e., no contiene unareexposición de las técnicas analiza-das, ni tampoco una casuística acercade sus usos más convenientes.

Luis Enrique Alonso es, sin duda,un sociólogo en ejercicio, pero en esteensayo quiere situarse más allá de lapráctica sociológica, en «el ámbito dela mirada», sinónimo —se nos dice—de aproximación o enfoque, tal y comoéstos se interpretan en las distintasciencias sociales. Sin embargo, al exa-minar el contenido de La mirada...recordaremos que también mirar estáen la raíz griega de theorein, y se diría,en efecto, que lo que aquí se nos ofre-ce es un ensayo sobre la teoría quecorresponde a las técnicas cualitati-vas, radicalmente distinta, en muchosaspectos, a la elaborada por el propioIbáñez.

Tres de los seis capítulos que com-ponen La mirada... se dedican, así, ala interpretación de algunos emble-mas de la sociología cual i tat ivamadrileña: el grupo de discusión(cap. 3), la entrevista (cap. 2) y losestudios sobre el consumo (cap. 5).La teoría aplicada en éstos se desarro-lla en los tres capítulos restantes, losmás ambiciosos y originales de laobra, sin olvidar una introducción yun epílogo no menos interesantes.Para Luis Enrique Alonso, el objetode la sociología cualitativa sería elanálisis del discurso, puesto que a tra-vés de la acción comunicativa se

obraría la construcción social de larealidad. Ante la diversidad de acep-ciones de discurso, Alonso nos propo-ne una concepción hermenéutica (conRicoeur y otros muchos autores)mediante la cual cupiese reformular,por una parte, la dicotomía cuantita-tivo/cualitativo (cap. 1), distinguien-do así los distintos dominios de lasociología, y dotar de una interpreta-ción social a la propia acción comuni-cativa, por otra, evitando a un tiempoel relativismo pansemiologista y eldeterminismo estructuralista (cap. 4).

En efecto, nuestro autor pretendeinterpretar las técnicas cualitativascomo núcleo de una pragmática en laque se articulen constricciones socia-les y lingüísticas, de modo que niaquéllas se resuelvan en las ilimitadasopciones exegéticas que nos ofrece elTexto, ni éstas se agoten en una expre-sión más del Poder. Alonso nos pro-pone operar a una escala intermedia,la del sujeto, a partir de la reconstruc-ción siempre contextual de su prácticadiscursiva, pues en ella se manifesta-ría tanto el sentido intrínseco de suacción —conjugando aquí su acep-ción intencional (finalidad) y semán-tica (representación)— como susdeterminaciones extrínsecas, propia-mente sociales.

Pero ¿cómo dar cuenta de esta arti-culación? Quizá sea éste el nudoargumental de la obra, al menos parael lector, pues, por una parte, la ape-lación de L. E. Alonso a las condicio-nes materiales que explicarían en cadacaso el desarrollo de la acción comu-nicativa no puede ser más explícita(cap. 6). Pero también lo es su aspira-ción de edificar una macropragmática«referida a los espacios y conflictos

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sociales que producen y son produci-dos por los discursos», y no a cadaacto comunicativo en particular.Buena parte de la obra se desarrolla aesta escala macroscópica, consideran-do las abundantes alternativas teóri-cas que se nos ofrecen hoy para cons-truir tal suma sociológica. De ello dancuenta sus más de veinte páginas debibliografía, y no podemos dejar deanotar, por cierto, uno de los mayoresdefectos de la edición: la ausencia deíndices de autores y temas, que amenudo dificulta la consulta de unaobra tan enjundiosa.

La solución propuesta por Alonsoes dúplice: en principio, adopta unaposición constructivista en lo que serefiere a los mecanismos cognitivos deformación de conceptos (cap. 1),intentando recorrer a través de la her-menéutica la vía abierta por Dur-kheim (i.e., la organización social delcosmos, y su expresión simbólica:metáforas, etc.). No obstante, supera-da ya la genealogía, aparece la dificul-tad de explicar la acción comunicati-va, una vez constituido y en marcha elcampo discursivo. No es una dificultadmenor si consideramos que las técni-cas cualitativas como el grupo de dis-cusión se refieren antes al análisis dela estructura de los discursos que a sugénesis, y se diría, por ello, que acasosea éste el motivo central de la obra.

Aparentemente, Alonso intentasuperar este paso, soldando los mode-los comunicativos centrados en lanegociación (pongamos Bourdieu) conaquellos otros basados en el consenso(sea Habermas): aquélla cargaría conel peso de las constricciones socialesen las que se inscribe la acción, y éstecon la capacidad para superarlas; i.e.,

una vía media entre pansemiologistasy estructuralistas, y aun entre las mis-mas posiciones de los citados Bour-dieu y Habermas. Mas ¿es posibleeste equilibrio?

Es aquí donde aparece el tópicocualitativo de la reflexividad, o bien lapresentación de la sociología como«epistemología de lo cotidiano». Puespor más que se apele a las condicionesmateriales en las que se inscribe, encada caso, la acción, lo cierto es que elcanon hermenéutico no sería solamenteuna guía para su análisis sociológico:proveería también un ideal comunica-tivo, valores éticos que orientarían eldesarrollo de la acción, y que al soció-logo le correspondería promover consu intervención, más allá de las cons-tricciones partidistas que su análisisdescubriese (cf. el prólogo y, especial-mente, el epílogo a este respecto). Así,el sociólogo no sólo afirmaría la liber-tad del sujeto para decir el curso desus actos, sino que contribuiría élmismo a ejercitarla.

La inversión operada por Alonso enlo que a la concepción de la sociolo-gía cualitativa se refiere es muy nota-ble, si volvemos a la comparación conIbáñez: si en éste aparecía como una«física social de segundo orden», conun sesgo manifiestamente estructura-lista y postmoderno, Alonso opta, encambio, por la hermenéutica y lamodernidad: Habermas se impone aDeleuze. Lo que para muchos ganaráen inteligibilidad el discurso, paraotros lo perderá quizá en radicalidadpolítica. A los sociólogos comprome-tidos en su desarrollo les corresponde,sin duda, decidirlo.

Pero puede que no sean muchos losque se sientan aludidos por los argu-

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mentos de Alonso, que acaso perci-ban como excesivamente filosóficos.Recordarán quizá aquella anécdotatransmitida por Diógenes Laercio(Vidas..., VIII.8), según la cual lavida se parecería a unos juegos: unosacuden para competir; otros por elcomercio; pero los mejores asistiráncomo espectadores (theoroi), y éstosserían los filósofos. En España sepuede ya competir académicamentecon las técnicas cualitativas y, porsupuesto, se puede obtener de ellasun notable rendimiento comercial,pero ¿a quién interesará la mirada deun espectador?

Contra tales dudas, buena parte delos argumentos que se ofrecen en Lamirada... clamarán por una interpreta-ción sociológica de algunas tesis carac-terísticamente filosóficas, aunque sir-ven más, creemos, para ilustrar lasdificultades de la empresa que parallevarla a buen puerto. Pues una vezrendidas las armas sociológicas a lahermenéutica, ¿cómo explicar que «eldiscurso no se explique por el discursomismo» (p. 78)? Después de asumir lacrítica sociológica al idealismo lingüís-tico, ¿por qué detenerse ante la comu-nidad ideal de habla (p. 232)? Por otra

parte, no debemos olvidar que LuisEnrique Alonso no está solo en suempeño, pues buena parte de la socio-logía francesa más actual compartetambién su esfuerzo (véase, por ejem-plo, el panorama que ofrece F. Dosseen L’empire du sens [París, La Décou-verte, 1997]).

En realidad, los dilemas enfrenta-dos en La mirada... son muy anti-guos, y quién sabe si irresolubles:algunos presocráticos, como Demó-crito, defendieron que el ojo era unasuperficie reflectante en la que se pro-yectaban pasivamente las imágenes delos cuerpos; a éstos se oponían otrosque, como los pitagóricos y tambiénalgunas veces el propio Alonso (e.g.,p. 17), afirmaron que el ojo, agua yfuego, veía por sí mismo emitiendorayos que alumbraban los objetos.Otras veces (e.g., p. 242), Alonso nosrecordará más a Empédocles, quiensostuvo, al parecer, la actividad deambos elementos, ojo y objeto, en elacto de la visión. ¿Habrá quizá unacuarta alternativa? ¿Será el constructi-vismo sociológico capaz de propor-cionárnosla?

David TEIRA SERRANO

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JOSEP PICÓ

Cultura y Modernidad. Seducciones y desengaños de la cultura moderna(Madrid, Alianza Editorial, 1999)

Pocos términos y conceptos utiliza-dos en las Ciencias Sociales son tancomplejos como los de Cultura. Tan-tas definiciones y tantas matizaciones

aportadas a lo largo del tiempo hacendel término «Cultura», al sentir deCharles W. Lachemeyer en El lenguajede la Sociología, un término cargado

de ambigüedad, ya que cada vez quese produce una nueva definición deun modo diferente al que se habíadefinido anteriormente se incrementala ambigüedad del mismo. Siendo,también, un término cargado de opa-cidad porque no siempre designa pro-piedades, objetos o relaciones obser-vables previamente definidos.

La cultura aparece como un como-dín que se emplea en distintos con-textos con connotaciones dispares,máxime cuando al término se le aña-den adjetivos concretos y particulares.Adentrarse, pues, en el origen y segui-miento de los distintos significadosde la noción de cultura es una empre-sa ardua, que supone recorrer loshitos principales del pensamientooccidental. La intención manifiestadel autor es hacer una lectura particu-lar de la génesis de los diferentes sig-nificados de la noción de cultura, tra-zar un recorrido entre el concepto ysignificado teórico de la cultura y suplasmación en la sociedad moderna(p. 14). Para ello se estructura el libroen nueve capítulos en los que se abor-da desde la cultura en la tradiciónclásica hasta las seducciones y enga-ños de la cultura moderna.

En el mundo griego, el surgimientode la polis democrática y la conside-ración del hombre como medida detodas las cosas son los elementos deuna revolución y de un ideal de vida,la paideía, que lleva a la virtud o per-fección moral, la areté. La cultura espara los griegos sinónimo de educa-ción, siendo el mito la forma culturalen que se expresan las grandes repre-sentaciones de la realidad. En elmundo romano la educación es cultu-ra animi, en expresión ciceroniana,

formada como resultado de la incor-poración a la propia personalidad deun patrimonio tradicional del saber(p. 30). Es por eso que serán conside-rados como bárbaros a quienes noparticipen de la cultura. Pero esteconcepto de cultura reducido sólo ala vida del espíritu da paso al concep-to de cultus vitae, referido al conjuntode formas organizativas y productivasde la vida.

La Edad Media, como largo perío-do de transición cultural, afirma dosfenómenos esenciales: el nacimientodel campesinado como grupo de pre-sión cultural y el monopolio clericalde las formas evolucionadas, especial-mente escritas, de cultura. Los modosde comportamiento del hombre civi-lizado marcan la entrada en el Rena-cimiento. La irrupción de la imprentaabrió un campo de amplias posibili-dades: difusión de la obra escrita,nacimiento del lector, vuelta a losautores y textos clásicos, dando pasoa una nueva civilización, el nuevoespíritu científico, el proceso de secu-larización, el auge del comercio y dela Banca.

El nacimiento de distintos conceptosy nuevos contenidos tales como civili-zación y kultur son analizados en elcapítulo segundo, dedicado al ámbitode la cultura burguesa. Durante el sigloXVIII la cultura designa no sólo laacción de instruir, sino también elestado del espíritu cultivado. Junto aesta evolución se marca la oposiciónentre natura y cultura, siendo la cul-tura el conjunto de saberes acumula-dos y transmitidos por la humanidad,que se asocia a la idea de progreso yde evolución. El concepto de civili-zación, en un principio unido al desa-

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rrollo de la cortesía, de los buenosmodales, es para los ilustrados el sím-bolo de la separación entre teología yfilosofía. La civilización se definecomo un proceso de mejora de lasinstituciones, de la legislación, de laeducación, estando unida a una con-cepción progresista de la historia. Enel mundo germano, la kultur expresaprincipalmente el sentimiento y elespíritu propios de un pueblo. Elenfrentamiento entre la kultur alema-na y la civilisation francesa, afirmaJosep Picó, no quedará reducido a unconflicto de palabras, sino que se pro-longará después en el conflicto de lasarmas, revelando una oposición ideo-lógica profunda (p. 55).

La novela del siglo XIX es un espejode múltiples facetas donde se reflejanlas formas en que se desarrolla la vidaburguesa y, en definitiva, lo que se havenido en llamar cultura burguesa.Tanto el romanticismo, a través deScott, Chateaubriand, Stendhal,Byron o Schiller, como el realismo,por medio de Flaubert, Balzac o Dic-kens, tuvieron sus efectos en laconciencia pública, iniciándose uncamino de contestación a los valoresculturales que la clase dominantehabía impuesto a lo largo del siglo XIX

(p. 68). Esta crisis se pondrá más demanifiesto en los distintos movimien-tos culturales surgidos en Viena y Ber-lín, capitales ambas de la vanguardiade las artes y de la cultura occidental.

La relación entre capitalismo y cul-tura es analizada por el autor, en elcapítulo tercero, a través de la obra deKarl Marx, Max Weber, SigmundFreud y George Simmel. Si para Weberla cultura se fundamenta en dos ele-mentos que promueven el desarrollo de

la sociedad moderna: la creencia reli-giosa y la razón científica instrumental,para Marx la cultura y todos los fenó-menos culturales aparecen como pro-ductos lógicos que se derivan del pro-ceso productivo general, que es lo queconstituye el eje sobre el que gira lanueva sociedad (p. 88).

En la obra de Freud el origen de lacultura se formula de modo ambiva-lente, tanto en términos histórico-evolutivos como en términos psicoló-gicos. Como señala Josep Picó, en susreflexiones sobre la cultura, Freudanaliza el difícil y tenso equilibrioque se establece entre la produccióncultural y las satisfacciones que éstaconlleva, y las restricciones que seimponen al individuo por el hecho devivir en sociedad (p. 103).

En la extensa obra de Simmel sepueden encontrar tres modelos deanálisis de la cultura en razón de losprincipios analíticos y las definicionesque subyacen a los dos polos queestudia: la cultura y el individuo. Elprimer modelo correspondería alensayo de Simmel El conflicto de lacultura moderna (1918), en que desta-ca el antagonismo que se da entre elindividuo, como creador de cultura, yla cultura, como forma o sistemasocial. El segundo modelo, según loexpresa Simmel en El problema delestilo (1908), viene marcado por elprincipio de ambivalencia, en que losindividuos son conceptualizadoscomo consumidores de bienes cultu-rales, y la cultura como el ámbito delmercado en el que tiene lugar el pro-ceso de intercambio cultural. El ter-cer modelo, presente en el ensayo deSimmel Sobre el concepto y la tragediade la cultura (1911), hace referencia

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al dualismo que se produce entre lacultura subjetiva y la cultura objetiva,produciéndose una distancia cada vezmás insalvable entre la cultura objeti-va, que aumenta su capacidad de acu-mulación, y la incapacidad del indivi-duo por asimilarla.

En un breve capítulo, el cuarto, sedetallan las líneas fundamentales dela cultura en la ciencia antropológica.Parte de la clásica definición de F. B.Tylor, analiza la concepción funcio-nalista de la cultura en Malinowski ylas aportaciones de Boas relativas a lasdiferencias entre herencia biológica yherencia social, concluyendo JosepPicó que la cultura adquiere en elcampo de la antropología una nuevadefinición más amplia y compleja deluso que se la había dado hasta enton-ces, sobre todo por tres motivos: suambición por captar el fenómeno cul-tural en su globalidad y evoluciónhistórica, su pretensión científica defundamentarla de manera positiva ysu convicción de haber acertado en elpapel que le corresponde jugar en lasociedad y en su desarrollo (p. 131).

Las relaciones entre la cultura y laestructura social se examinan a travésde la obra de Durkheim, Mauss yLevi-Strauss, y la relación entre cultu-ra y personalidad es analizada a travésde Sapir, Linton, Kardiner y Esteva.

Con la llegada de la revoluciónindustrial y la aparición de las clasessociales, el concepto de cultura cam-bia de significado según el adjetivoque le acompañe: popular, obrera,etc. Si bien no existe unanimidad res-pecto a la definición de cultura popu-lar, no obstante, se atribuye tanto a lacultura de las clases subordinadascomo a la cultura autóctona, local o

regional. La influencia recíproca entrela cultura de las clases subalternas y lacultura dominante no presenta dudaalguna, por lo que no sería exactohablar de la autonomía de ambas cul-turas. El crecimiento del capitalismomercantil, la aparición y fortaleci-miento del Estado-nación, el cambiode los modelos de producción y elprotagonismo del libro, entre otrosfactores, transformaron la cultura entodos sus sentidos. Si la cultura popu-lar había surgido de un tipo de vidalocal, toda ella se transformó con eldesbordamiento de las fronteras loca-les (p. 153). El crecimiento de lapoblación en la segunda mitad delsiglo XIX y comienzos del XX dio lugara la l lamada sociedad de masas.Nietzsche, Eliot, Ortega o la Escuelade Frankfurt se plantearán el conflic-to entre la cultura minoritaria y lacultura de masas, a la que casi todosrechazan por entender que es unaamenaza para la alta cultura.

La irrupción de los nuevos mediosde comunicación y el desarrollo de unacultura difundida a través de estosmedios tuvo un efecto turbador tantosobre la cultura popular como sobre laoficial (p. 179). Los medios de comu-nicación se convierten en una platafor-ma de difusión de política, deporte,ciencia, aventuras y arte, dirigidos atodo tipo de personas. La gran fuerzade los medios, vistos por unos comoinstrumentos para la ampliación y for-talecimiento de la democracia, fuedenunciada por otros ante el riesgo demanipulación de las grandes masas. Lacrítica de la industria cultural efectua-da por la Escuela de Frankfurt y el aná-lisis de la cultura de masas en la socie-dad actual completan el capítulo sexto.

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La relación entre ideología y culturala realiza Picó con la intención desubrayar en qué medida las ideas comoformas simbólicas de la cultura hanservido, mediante su formación ydesarrollo, para establecer y mantenerrelaciones de dominación en las distin-tas sociedades donde son producidas,transmitidas y asimiladas (p. 201).Para ello estructura el capítulo séptimoen cuatro apartados: ideología y cultu-ra en la tradición marxista; la batallapor la hegemonía cultural después dela Segunda Guerra Mundial; ideologíay cultura popular: la Escuela de Bir-mingham, y la cultura como podersimbólico. Frente a la concepción mar-xista de que la economía condiciona laforma de pensar, Althusser defenderáque la ideología es una fuerza funda-mental en la constitución y el funcio-namiento de las sociedades, dando asíun papel autónomo y primordial a estecampo de la cultura (p. 206), que seríapotenciado por Gramsci al enfatizar lahegemonía cultural que debía alcanzarla clase obrera. A partir de la SegundaGuerra Mundial se produce la inva-sión masiva de la industria culturalamericana en Europa, impregnada conlos valores y formas del estilo de vidaamericano. El auge del bienestar eco-nómico, los cambios en la estructurasocial y la crisis del comunismodesembocaron poco después, en opi-nión de Josep Picó, en el debate sobreel final de las ideologías. Un apartadoespecífico se dedica a los cultural stu-dies ingleses, que dieron a la culturauna función social y un marco dereferencia novedoso. Los culturalistasingleses (R. Williams, R. Hoggart yE. P. Thompson) se manifiestan contrael determinismo económico y contra

el estructuralismo dando un pesoimportante a la capacidad y al poderdel actor humano para contrarrestar lainercia de la historia y el encorseta-miento de la ideología, porque ambasfuerzas pueden ser modificadas con elesfuerzo individual (p. 221). La cultu-ra es para ellos un campo de luchaideológica; un terreno de integración yresistencia; uno de los espacios dondela hegemonía se gana o se pierde.

El multiculturalismo, las subcultu-ras y las contraculturas son abordadosen el capítulo octavo. El multicultura-lismo no es, en modo alguno, un fenó-meno exclusivo o propio de nuestrosdías, ya que arranca en el siglo XIX conlos problemas del colonialismo y delos estados multinacionales. Hablar demulticulturalismo es reconocer la dife-rencia, lo que en el mundo modernosupone, por una parte, la aceptaciónde una cultura única y de un conjuntode derechos individuales que gobier-nan el dominio público y, por otraparte, una variedad de culturas queencuentran su lugar en un espacio másreducido (p. 246).

El feminismo y la juventud sonanalizados como subcultura y contra-cultura, respectivamente, de nuestrotiempo señalando los hitos más signi-ficativos de su desarrollo.

El libro concluye con un capítuloreferido a la cultura y la modernidad.Para Picó, si la modernidad estuvomarcada por el paso del capitalismoliberal organizado, la postmodernidadse caracteriza por una expansión sinprecedentes del capital que ha invadi-do espacios sociales que hasta estemomento no habrían sido mercantili-zados, y ha ampliado dos mecanismosbásicos del sistema: la reproducción y

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el consumo (p. 269). Las nuevas cla-ses medias son las que forman el sus-trato de la cultura postmoderna, lasque más utilizan el consumo comoforma de identidad y expresión.Habiéndose convertido el consumoen uno de los procesos de la conductasocial más importantes del capitalis-mo actual.

El último apartado, titulado Seduc-ciones y desengaños de la cultura moder-na, es un breve resumen del libro queconcluye con la afirmación de que lacultura moderna nos pone de manifies-to de manera cada vez más insistentelas formas básicas de su dialéctica, esedilema insoluble entre individuo ysociedad, libertad y necesidad, Eros yTánatos, que vive acompañado siem-pre de seducción y desengaño, dos for-mas imprescindibles de vivir y recorrerlos caminos de la cultura que nosotrosmismos vamos trazando (p. 290).

Cultura y Modernidad es un esfuerzopor resumir el papel, el sentido, el sig-nificado y el contenido de la cultura através del pensamiento y la historia deOccidente. Tan amplio intento queda

plasmado en un libro que podríamosdenominar mosaico, siguiendo la ter-minología de A. Moles. El autor ha idoensamblando un numeroso conjuntode piezas, cientos de referencias, mássecundarias que primarias, hasta lograrun tapiz no siempre fácil de seguir.Para cada capítulo se ha seleccionado labibliografía específica y en base a ellase ha desarrollado la exposición, moti-vo por el que se echa en falta el empleode las fuentes originales. Sirvan comoejemplo las referencias a Weber, Sim-mel o Bourdieu. Tal vez por premuraen la impresión se deslizan frecuenteserrores. Así, E. B. Tylor aparece comoTaylor en distintas ocasiones, y no sereflejan en la Bibliografía diversas citasbibliográficas reseñadas en el texto, loque se detecta de modo significativo enel capítulo quinto, relativo a culturapopular y de masas. Dejando al mar-gen estas anotaciones, Josep Picó halogrado una útil síntesis de síntesis,relativa a un concepto y a un tema demúltiples sentidos y significados.

María Pilar ALCOBENDAS TIRADO

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FERNANDO ARIEL DEL VAL, VÍCTOR MORARU y JOSÉ M. ROCA

Política y comunicación. Conciencia cívica, espacio público y nacionalismo(Madrid, Los Libros de la Catarata, 1999)

La obra que hoy presentamos seinserta en el camino, todavía pococoncurrido, de planteamientos verná-culos que intentan aplicar la perspec-tiva sociológica para comprender elsentido, las funciones y la estructurapolítica y comunicativa de nuestras

sociedades en condiciones de altacomplejidad. El libro recoge las inves-tigaciones realizadas dentro de lasactividades del Programa TempusTacis de la Unión Europea, y en elque han participado las Universidadesde Madrid (Complutense), de Roma

(La Sapienza) y de Chisnau (Moldo-va). El hilo conductor del volumen esla crítica a la cultura neoliberal comomotor de la formación de las identi-dades colectivas y su relación con elpoder político y los medios de comu-nicación social. El responsable de esteeje troncal es Fernando Ariel del Val,quien ha desarrollado una línea deinvestigación fruto de su esfuerzo devarios años en los que ha ido forjandoun equipo interdisciplinar y transna-cional de colaboradores. Para armoni-zar la hebra vertebradora del volu-men, Fernando del Val ha optado porconformar un repertorio teórico-críti-co y sociohistórico, acentuando lapertinencia de la indagación de losprocesos sociales que han hecho posi-ble las formas de relación entre pren-sa y poder político, a partir de lascuales se consigue modelar una deter-minada identidad colect iva y sucorrespondiente opinión pública.

José M. Roca, tras indagar en elcapítulo primero el origen urbano dela política, en los siguientes focalizasu investigación en comprender lasrelaciones entre política y prensa,mostrando cómo esta última emergecon la función de servir a las aspira-ciones de ilustración, para ir trans-formándose en órgano ideológicodifusor del liberalismo, y culminarulteriormente con la conversión enproducto económico, en mercancíaconvertida en «mediador esencial»entre comportamiento colectivo ysocialización política.

El trabajo de Víctor Moraru seocupa del análisis de la evolución dela comunicación en la transiciónhacia la democracia en la sociedadmoldova. Comienza por revelar cómo

la «usurpación del poder del Estadopor la élite del único partido» creóuna uniformidad de pensamientomuy difícil de transformar tras lasprimeras elecciones en Moldavia(1988-1991). País donde los mediosde comunicación han ido tomandoconciencia de su tarea democratizado-ra, pero que han visto obstaculizadasu labor por una escasa financiación,motivada por la drástica bajada en elnivel de vida y la subida de los pre-cios del papel; comprobando, porpropia experiencia, que las dificulta-des de navegación de la prensa endemocracia no son otras que las dehacerlo entre la Escila y Caribdis dela independencia y de la subordina-ción financiera a los grupos de pre-sión económicos y políticos.

Fernando Ariel del Val, en su cola-boración sobre la «Clase política ypatrimonial ización del Estado»,denuncia la progresiva oligarquiza-ción de la clase política y la burocrati-zación de su gestión, cuestiones quetienen como efecto el clima de desen-canto y resignación, que se constataen el progresivo ascenso de la absten-ción en las consultas electorales; ycómo esta reducción del espaciopúblico a la arena política sólo es dis-putada por los periodistas, dada ladesaparición de los intelectuales críti-cos, sustituidos por analistas simbóli-cos contratados por los poderesmediáticos. Para Fernando del Val, laconsecuencia final de todo ello es ladesafección del cuerpo social respectode la clase política. En el capítulosexto estudia las relaciones entre«nacionalismo y comunicación»,mostrando el impacto de la emergen-cia del nacionalismo y el papel de la

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comunicación en los procesos identi-tarios de opinión pública a lo largode la modernidad. Por último, inves-tiga las relaciones entre concienciacívica (en plena veta conceptual deAmérico Castro) y comunicaciónpolítica en el decurso del franquismoa la transición.

Como puede apreciarse a primeravista, el índice de capítulos ofrece unaheteróclita combinación de temasque, en principio, podían parecerinconexos. No obstante, a medidaque se avanza por las páginas dellibro, el conjunto adquiere una plenaarticulación, pues el nexo entre losdistintos capítulos no radica tanto enlos temas tratados como en la línea deinvestigación principal, desde la quelos autores abordan sus colaboracio-nes: la sociología de comunicaciónpolítica en sus relaciones con los dife-rentes procesos identitarios, entendi-dos como base social de la opiniónpública.

Fernando del Val, desde el prólogo,se declara fiel a los planteamientos deuna izquierda de fondo, como con-junto de propuestas y acciones para elprogreso social, conjugada con lasolidaridad con el tercer mundo y elapoyo a la transición de los países delEste. Sin embargo, es crítico respectoa la endogamia y el pragmatismo delas organizaciones de izquierdas, que,tras renunciar a la utopía del cambiode sistema, han otorgado el triunfodefinitivo al modelo neoliberal, que-dando completamente desorientadasante la multiplicación de los conflic-tos étnicos, religiosos e identitariosque, de acuerdo con sus teorías,habrían debido quedar sepultados enun pasado ya superado. De ahí que,

desde la actualización de su posicio-namiento ideológico (reflexivo dis-tanciamiento del arqueomarxismo),participe de un «democratismo radi-cal», que puja por la inclusión delantagonismo y el conflicto, entendidocomo contraste de interés entreadversarios y no entre enemigos.

Ahora bien, un posicionamientopolítico «democrático radical», ennuestra consideración, difícilmentepuede realizarse desde el escueto dis-tanciamiento del teleologismo y elcolectivismo paleomarxista, paraaproximarse a posiciones neokantia-nas como en las que se apoya, deforma más incoada que explícita, laalternativa de defensa de la moderni-dad de Fernando del Val (racionalis-mo, autonomía del sujeto, auniversa-lismo cosmopolita, sentido progresi-vo-tecnológico de la historia). Por elcontrario, las perspectivas neokantia-nas, sean éstas más liberales (consensoresultante del ejercicio de la razónpública libre, en J. Rawls) o mássocialdemócratas (consenso resultantede una situación ideal de habla, enJ. Habermas), disuelven el conflicto yel antagonismo, al desencarnar elcontenido de sus diferentes teoriza-ciones (ciudadanos sin cuerpos, polí-tica sin pasiones, cosmopolitismo sinvínculo comunitario alguno; telosético —justicia en Rawls, comunica-ción en Habermas— como subrogadopaliativo de los eventuales conflictos).Y en este tipo de perspectivas neokan-tianas, a nuestro parecer, se ubica laposición de Fernando del Val, en suafán por defender las posicionesmoderno-ilustradas, y en su apresura-do denuesto de la postmodernidad(identificada con las ideas de deca-

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dencia, fin de la historia, pesimismocultural y crítica antitecnológica).

Sin embargo, justo en sentido con-trario, podría argüirse que el «demo-cratismo radical» puede alcanzarse deforma más coherente y proporcionadadesde posiciones teóricas postmoder-nas, pues a pesar de su diversidad, cadauna de ellas, aceptando la premisa deri-vada del estructuralismo, configurauna hermenéutica del sentido a travésde la lógica del diferencial de oposi-ción, esforzándose además por incor-porar la imprescindible defensa de ladimensión personal y comunitaria dela vida social y política, junto con laasunción de los conflictos y antagonis-mos, desde planteamientos que incor-poran, a la par que civilizan, la telúricaatmósfera del polemos. Así, desde lapluralidad de movimientos estratégicospostmodernos, que son posibles graciasa nociones tales como «trazo», «frag-mento», «diferencia», etc., es posibleentender que toda identidad (y suacción subsiguiente) se constituye através de parejas de diferencias antóni-mas: entre forma y materia, entre esen-cia y accidente, entre izquierda, centroy derecha, entre lo global y lo local,etc. Perspectiva/s del entrecruzamientode antagonismos desde la/s que sepuede reconocer el carácter discursivoy conflictivo de los diferentes sentidosde lo social y de lo político.

Considero que el asimétrico posicio-namiento teórico que adopta Fernandodel Val (perspectiva postmarxista delconflicto y árnica en el salvavidas neo-kantiano) hace que se resientan variascuestiones sustantivas en el libro. Porejemplo, al soslayar la crítica a lamodernidad como dispositivo de podertecnológico, se abandonan aspectos téc-

nicos que afectan estructuralmente aleje fundamental de la comunicaciónpolítica: medios de comunicación demasas, opinión pública y comporta-miento sociopolítico. Quizá por ello nose aborden los costes de la massmediati-zación de la política, que se nos presen-ta como primer ejemplo histórico deuna cultura que hipertrofia la informa-ción en detrimento del conocimiento y,en particular, de la comprensión de lasobras clásicas (de imposible acceso através de la simple percepción), fomen-tando una cultura burda, inmediata ysin memoria que Derrida ha cifrado entérminos de «mal de archivo»; que, a lapar, soslaya la interacción vívida con elotro/nosotros, en favor de una recep-ción individualizada, pasiva y acríticade las informaciones; y que, por últi-mo, instituye como único vínculocomunitario el especular marco de lasimagos televisivas/internautas, que norequieren de mayor acto de compren-sión y en las cuales vive el nuevo homovidens, que, según G. Sartori y P. Bour-dieu, ve sin entender y resuelve el pere-grinaje de la aventura intelectual por laautista conexión a los semisaberes tele-visivos/informáticos que facilitan ladomesticación mental y debilitan lasdefensas criticas. Desde la crítica a lamassmediatización periodística de KarlKraus, las nuevas técnicas de persuasióncondicionan en gran medida la opiniónindividual y colectiva. De ahí que nosea difícil suscribir la convicción de quelas tecnologías mediáticas constituyenun condicionamiento apriorístico de laexistencia sociopolítica, sustituyendopragmáticamente a la ideología enten-dida como instrumento teórico de lapolítica.

Por último, quizá fuese conveniente

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matizar que Fernando Ariel del Val, ensu furibunda crítica a Ortega como teó-rico del decadentismo y precursor delelitismo político, no tiene en cuentaotras hermenéuticas más ponderadas dela obra orteguiana. Por ejemplo, elentendimiento de los rasgos comunita-ristas dentro de la idea de nación espa-ñola, como significante defensor de loautóctono frente al europeísmo/ameri-canismo que apostaba por la civili-zación industrial y tecnológica comosoporte de una modernidad política ycultural impuesta desde afuera y conintereses ajenos; y, ad intra, frente a losgrupos de presión propios de las bur-guesías periféricas, que no aceptaban lavía impositiva como solidaridad con lasotras regiones de España, boicoteandopermanentemente el anclaje del Esta-do-nación, garante de las condicionesde posibilidad de unas clases mediassobre las que centrar el balance de la

cohesión social. Fue un intento titánico(heredero del übermensch nietzscheano)y ciertamente no exento de ingenuidad(no existía una realidad social que lleva-se a cabo su empresa: una burguesíailustrada con vocación política), peroOrtega no era un sociólogo sino unfilósofo, y éstos, desde Platón, han ten-dido a compensar sus déficits sociológi-cos con algún que otro viaje a Siracusa.Quizá en eso radique su excelencia.

Breves calas críticas que no desme-recen para nada la lectura de estaobra, sino que, al contrario, intentanestimular el debate con FernandoAriel del Val. Autor que ha bruñidosu obra con impecable independen-cia, dando muestra del talento depensador de fuste, que en cada librovierte el allegrissimo impetuoso de suconocimiento.

Carlos SOLDEVILLA PÉREZ

JUAN JAVIER SÁNCHEZ CARRIÓN

Manual de análisis estadístico de datos(Madrid, Alianza Editorial, 1999)

El Diccionario de la Real Academiadice, entre otras acepciones, que unmanual es «fácil de manejar» y es«fácil de entender». Y esto es lo que,efectivamente, esperamos de un librocuya parte del título contenga la pala-bra manual.

La obra del profesor Javier SánchezCarrión la incluye, Manual de análisisestadístico de datos, por lo que es desuponer, ciertamente, que sea de fácilmanejo y entendimiento. Es de inte-

rés, pues, comentar hasta qué puntoeste libro reúne las condiciones que lesupone su título.

En su primera edición de 1995, elManual de análisis de datos, contieneuna estructura original, por lo pocofrecuente, al menos en las versionescastellanas. Esto es, el desarrollo detemas de análisis de datos con unaexplicación estadística a la vez queuna exposición de la forma o manerade obtener dichos análisis con el

paquete informático SPSS. La con-junción de ambos aspectos, aunquehoy en día pueda parecer casi obvia,no era común en las obras de análisisde datos de Sociología, sobre todo, ycomo ya hemos comentado, en las delengua castellana. Así, en algunas oca-s iones se presentaban manualesdonde se explicaban las «salidas» delos diferentes paquetes informáticossin profundizar en la base estadísticade dichos análisis. En otras, en cam-bio, se profundizaba en el análisisestadístico sin aportar las posibilida-des que ofrecen los paquetes informá-ticos. Esta característica de la ediciónde 1995 sigue siendo una de las prin-cipales bondades de la obra en sunueva edición.

La ubicación de la bibliografía, elplanteamiento y resolución de ejer-cicios y la disponibilidad de un dis-quete de trabajo son otros aspectosgenerales que hacen de más fácilmanejo y de más fácil entendimiento elManual de análisis estadístico de datos.La opción de situar la bibliografía alf inal de cada lección de formacomentada convierte cada referenciabibliográfica en el instrumento idealpara consultar y profundizar en lasáreas que se desarrollan en cada unode los temas. A su vez, la exposición ysolución de ejercicios así como el dis-quete de trabajo que incorpora elmanual, con ejemplos que desarrollanestudios reales en el área sociológica,pasan por ser los mecanismos idealespara que el lector visualice la aplica-ción práctica de los conocimientosque adquiere en cada una de las lec-ciones.

La estructura de contenido delmanual se distribuye en nueve leccio-

nes. Éstas siguen un orden que seadapta a los pasos que necesariamentecontiene el análisis de datos, unidos,lógicamente, al proceso de investiga-ción social.

La primera lección desarrolla loscontenidos de la base de todo análisisde datos, la matriz de datos, explican-do cuáles son sus componentes(variables, unidades de análisis ytiempo) y sus relaciones. La reseña delos diseños correlaciones/observacio-nales y experimentales y la ubicacióndel análisis de datos en éstos cierraneste primer capítulo.

Ya en la segunda lección se intro-duce en el análisis de datos propia-mente dicho, mostrando las opcionespara el caso de una sola variable. Asíse van exponiendo de una formaascendente y acumulativa las posibili-dades de análisis de una variable conrelación al nivel de medición de ésta.En todo caso, las explicaciones sobreel análisis de una sola variable vanacompañadas de las maneras en cómose puede realizar el análisis con elpaquete informático SPSSPC. Estaúltima cualidad permanecerá cons-tante a lo largo de todas las leccionesque contiene el manual.

Expuesta una de las funciones bási-cas del análisis de datos, la descrip-ción de una sola variable, el autortrata uno de los aspectos esenciales enel análisis de datos, el de la estima-ción. Comienza, pues, en la Lección3 con la parte del análisis de datosque requiere de la estadística inferen-cial para poder estimar característicasde una población a través de lascaracterísticas de una muestra. Lo quese pretende es acercarnos a la com-prensión de la estimación y, más con-

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cretamente, al paso de la muestra a lapoblación; en definitiva, hacer inteli-gible de una manera intuitiva el pro-ceso, como el profesor SánchezCarrión nos cuenta, donde «la infor-mación que nos facilita un gruporeducido de personas» es útil «paraestimar lo que piensa, hace y opinaun grupo mucho más amplio» (p.133). Por ello, las explicaciones seestructuran con una introducción dealgunos conceptos básicos como sonlos de tipificación de las variables y ladistribución normal, para posterior-mente analizar la lógica de la deduc-ción, «De la población a la muestra».De esta manera, quedan expuestos losfundamentos de muestreo y los cono-cimientos esenciales para la compren-sión del contenido de la Lección 4, lalógica inductiva, el paso «De la mues-tra a la población».

Concretamente, en la Lección 4 setratan los procedimientos propiamen-te dichos de la estimación y el con-traste, o, lo que es lo mismo, los pro-cedimientos que permiten al analistaa través de los estadísticos conocidosde la muestra llegar a los parámetrosdesconocidos de la población. Así, seexplican algunos de los criterios quepermiten en cada caso concreto elegirel mejor estimador para la estimacióndel parámetro poblacional, y se pro-fundiza en la construcción de losintervalos de confianza y en las prue-bas de contraste.

La Lección 5 expone uno de losproblemas más importantes del ana-lista a la hora de enfrentarse con susdatos. ¿Cómo son esos datos? ¿Quélimitaciones pueden traer consigo?¿Cómo podemos resolver dichas limi-taciones? En fin, en este tema se des-

criben algunas de las dificultades conlas que se puede enfrentar el investi-gador a la hora de manejar sus datos,como son la no-respuesta parcial y losrequisitos o supuestos que determina-dos análisis exigen. A la vez se apun-tan algunas de las posibles solucionespara resolver estos problemas como,por ejemplo, la imputación.

Si anteriormente se trataron las for-mas de analizar una variable con rela-ción a los diferentes niveles de medi-ción, ahora el autor expone una de lastécnicas más usadas en la Sociología ala hora de estudiar la relación entrevarias variables: las tablas de contin-gencia. Éste es el contenido que sedesarrolla en la Lección 6. Las carac-terísticas de las variables sociológicasjustifican al autor para profundizarúnicamente en las relaciones de lasvariables que tienen nivel de medi-ción nominal y ordinal, ya que, comoél mismo apunta en la introducciónde dicho tema, son éstas las variablesmás frecuentes en la investigaciónsocial. El profesor Javier SánchezCarrión es un gran conocedor de estamateria, de ahí que no sólo se puedaadquirir un conocimiento profundosobre esta cuestión con la lectura deeste capítulo, sino que además pode-mos completarlo con otras de suspublicaciones específicas sobre tablasde contingencia. Nos referimos allibro Análisis de Tablas de Contingen-cia, publicado por el Centro de Inves-tigaciones Sociológicas (SánchezCarrión, 1992).

El contenido de la Lección 7 hacereferencia a las técnicas de compara-ción de dos o más grupos con rela-ción a las medias y proporciones. Asíse estudian las pruebas de diferencias

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de medias o de proporciones paraestablecer comparaciones entre dosgrupos, y el análisis de la varianzacuando se trata de comparar más dedos grupos. Por último, en este capí-tulo se muestra un procedimientoque permite seleccionar automática-mente (AID) las variables que mejorpueden explicar, independientes, aotras variables, dependientes.

Las dos últ imas lecciones delManual explican el modelo de regre-sión. En la penúltima el autor utilizaun enfoque descriptivo y en la últimaun enfoque teórico. De esta manera,el Manual se cierra exponiendo unade las técnicas de análisis que expli-can las relaciones entre dos o másvariables intervales.

El libro comentado tiene la capaci-

dad de ser útil tanto para los profesio-nales como para los estudiantes. Para elprofesional, en ciertas ocasiones habi-tuado al análisis demasiado apresuradode los datos, la obra puede significar elreencuentro con el conocimiento yreflexión estadística, a veces olvidadapero tan necesaria a la hora de describiry explicar la realidad. Para el estudian-te, acostumbrado demasiado frecuente-mente a asignaturas collage, el Manualle puede servir para aunar esos conoci-mientos impartidos de forma descone-xa. En definitiva, parece que la obra deSánchez Carrión posee todas las bon-dades de un manual además de las quetiene como libro de «análisis estadísticode los datos».

Rosario ÁLVAREZ

DIEGO RUIZ BECERRIL

Después del divorcio. Los efectos de la ruptura matrimonial(Madrid, Centro de Investigaciones Sociológicas, 1999)

Va ya para dos décadas de la pro-mulgación de la ley del divorcio y, apesar de que disponemos de excelen-tes trabajos sobre distintos aspectosdel divorcio en España, no existía aúnun estudio global sobre los efectos dela ruptura matrimonial. La obra delProfesor Ruiz Becerril sería ya dignade alabanza, aunque sólo fuese porafrontar un tema que estaba huérfanode investigación empírica y reflexiónteórica hasta ahora. Más aún, el libroatesora una larga lista de virtudes quelo convierten en obra de referenciaobligada para los especialistas y guía

de consulta para el público interesadoen la situación de la familia española.

El autor hace un análisis pormeno-rizado de los efectos de la rupturamatrimonial en todos los ámbitos deinterés: la salud, el bienestar psicoló-gico, las relaciones familiares, las nue-vas relaciones de pareja, los efectoseconómico-laborales y el efecto sobrelos hijos. Todo ello desde una pers-pectiva global, con la aplicación detécnicas cuantitativas y cualitativas enla producción de datos, lo cual per-mite integrar en un esquema com-prehensivo los distintos efectos de la

ruptura matrimonial, atendiendo a la«multidimensionalidad del divorcio»,según señala el Profesor Iglesias deUssel en el prólogo de la obra.

En el primer capítulo se hace unadescripción bastante exhaustiva de lasparejas que han experimentado unproceso de ruptura matrimonial. Poruna parte, se analizan las caracterís-ticas sociodemográficas de la pobla-ción de divorciados y separados espa-ñoles, mientras que por otro lado seestudian con detenimiento las carac-terísticas de los matrimonios rotos ylas características del proceso de rup-tura. Este capítulo proporciona unaperspectiva sintética de toda la infor-mación disponible sobre la rupturamatrimonial en España, tanto enfuentes secundarias como la recopila-da por el autor a través de entrevistasen profundidad.

En el segundo capítulo se estudianlos efectos de la ruptura matrimonialsobre la salud tanto en su vertiente desalud física, como en su aspecto debienestar psicológico. En cuanto a lasalud física, se analizan las tasas demortalidad y morbilidad de los sepa-rados/divorciados, el consumo de sus-tancias dañinas para la salud y unestudio en detalle del impacto del sui-cidio en función del estado civil. Porlo que se refiere al bienestar psicoló-gico, se analiza la incidencia de dis-tintos trastornos o alteraciones psico-lógicos, como la depresión o el estrés,en la población separada y divorciada,así como la influencia del estado civilsobre la autoestima personal y lossentimientos de soledad y aislamientosocial.

En el tercer capítulo se aborda eltema de los nuevos hogares que tie-

nen su origen en las familias rotas.Tres aspectos de interés son estudia-dos en este capítulo. En primer lugar,las familias monoparentales que soncausa directa de la ruptura del núcleofamiliar, cuando uno de los progeni-tores abandona el hogar matrimonial.En segundo lugar, los hogares uniper-sonales que son ocupados por unseparado o divorciado que no tiene lacustodia de los hijos. Por último, seanalizan las nuevas relaciones de pare-ja que se establecen después de laruptura matrimonial en su doble ver-tiente de cohabitación postmatrimo-nial y segundos matrimonios.

El cuarto capítulo está dedicado alas relaciones familiares de los separa-dos y divorciados. En él se analizanampliamente las relaciones de lospadres separados con sus hijos, dife-renciando entre los que tienen laguarda y custodia tras la ruptura y losque no la tienen. El autor estudia condetalle cómo se desenvuelve el régi-men de visitas en función de determi-nadas variables, un tema sobre el queprácticamente no existía informaciónen España. Y, por último, se hacereferencia a las relaciones que se esta-blecen ente los cónyuges separados.

En el quinto capítulo se analizanlos efectos económicos y laborales dela ruptura matrimonial. Aquí se pres-ta atención al fenómeno de la femini-zación de la pobreza, así como a larelación de la ruptura matrimonialcon la actividad femenina y la situa-ción ocupacional de la mujer. Tam-bién se aborda el tema del pago de laspensiones y los apoyos que los separa-dos y divorciados obtienen a través dedistintas redes sociales de parentescoy amistad.

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El sexto capítulo se centra en losefectos de la ruptura matrimonialsobre los hijos de la pareja separada odivorciada, con atención a tres ámbi-tos diferenciados. El primero de elloses el del rendimiento académico ointelectual de los hijos de padresdivorciados o separados. El segundoes el de la influencia de la rupturamatrimonial sobre las relaciones inter-personales de los hijos. Por último, seanaliza la transmisión de la inestabili-dad matrimonial de una generación ala siguiente, desde la perspectiva dedistintos enfoques teóricos.

El libro se cierra con un capítulode conclusiones en el que el autoraborda la cuestión de la continuidadde la familia. La nueva concepcióndel matrimonio, que ha pasado de serun matrimonio tradicional a unmatrimonio fusión, o incluso matri-monio asociación (según la termino-logía ya clásica de Roussel), ha hechoposible un cambio en las actitudeshacia la ruptura matrimonial, que yano se concibe como una estigmatiza-ción social. A pesar de que tradicio-nalmente se entendía que el divorciosuponía la desaparición de la familia,los profundos cambios societales yculturales de las últimas décadas hancubierto de legitimidad al divorcio,que es visto ya como una opción per-sonal y no como un motivo de censu-ra moral.

Los efectos de la ruptura matrimo-nial se centran más en el aspecto indi-vidual. Ésta no sólo supone un cam-bio de estado civil, sino que lleva apa-rejada una alteración del estatus de lapersona y de los roles desempeñados.Una de las cuestiones más problemá-ticas a que se enfrenta el divorciado o

separado es la del aprendizaje de sunuevo rol. Un aprendizaje que ha deproducirse necesariamente ex novo,puesto que se trata de una situaciónpara la que el sujeto no cuenta conun bagaje previo. La situación resultaespecialmente conflictiva, puesto quela sociedad, en general, no tieneexpectativas claras sobre el rol deldivorciado o separado.

La transición hacia la nueva posi-ción social se ve dificultada por lapérdida del soporte emocional de lapareja y, en muchos casos, por laausencia de una red de apoyos afecti-vos fuera del matrimonio o por eldeterioro de la misma tras la ruptura.Con frecuencia es la familia de origenla que suele prestar los apoyos máscuantiosos y significativos, puestoque, en muchas ocasiones, la rupturasignifica también la pérdida de con-tacto con las antiguas amistades y lanecesidad de entablar nuevas relacio-nes fuera del círculo de interacción dela pareja disuelta.

Junto con los problemas emociona-les y relacionales también están pre-sentes los aspectos materiales de laruptura. Iniciar una nueva vida llevaconsigo solventar los problemas de lasubsistencia económica. El matrimo-nio implica una serie de economíasde escala que desaparecen cuandosobreviene el divorcio o la separación,por lo que, a resultas de la ruptura,puede producirse una rebaja sustan-cial del estatus social de alguno de loscónyuges. Especialmente problemáti-ca resulta, a este respecto, la situacióndel cónyuge que se encuentra con lanecesidad de volver a insertarse en elmercado laboral después de muchosaños de inactividad.

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Todas estas y otras muchas cuestio-nes son tratadas brillantemente por elautor a lo largo de las páginas de laobra. El balance general no puede sermás positivo. En conjunto, el libropresenta una perspectiva innovadorasobre la ruptura matrimonial, conuna amplia variedad de aportacionesoriginales y sugerencias para nuevaslíneas de investigación, a la par queconstituye un ambicioso proyecto derecopilación y sistematización de ungran volumen de información empíri-ca, no siempre de fácil acceso. Espere-mos, para bien de la comunidad cien-tífica, que la relevancia de este trabajoestimule también una mejora sustan-cial de las estadísticas oficiales sobrela familia en España, en la línea de las

que ya disponen los colegas de otrospaíses de nuestro entorno.

En el momento actual, en el quelleva ya algún tiempo debatiéndoseuna reforma de la legislación civilrelativa a los procesos de separación ydivorcio, el libro del Profesor RuizBecerril arroja luz sobre un aspecto,tan desconocido y lleno de tópicos,como es la ruptura matrimonial. Elnecesario conocimiento de la realidadsociológica previo a cualquier reformalegal se ve así iluminado por esta obrade gran rigor analítico y agudeza inte-lectual. Sirva como guía para el pro-ceder de los legisladores en tan delica-da materia.

Antonio M. JAIME CASTILLO

ÁNGEL VALENCIA SAIZ (coord.)Participación y representación políticas en las sociedades multiculturales

(Málaga, Universidad de Málaga, 1998)

El origen del libro que en esta oca-sión tratamos se encuentra en las jor-nadas que bajo el mismo título, yorganizadas por el Área de CienciaPolítica y de la Administración de laUniversidad de Málaga, se celebraronen esta ciudad en el mes de noviem-bre de 1997. Como señala ÁngelValencia en la Introducción, el objetode las mismas consistía en reflexionar«sobre un tema clásico pero que (...)presenta unos perfiles diversos dentrode la Ciencia Política contemporá-nea» (p. 16). Dando cuenta de losresultados de aquella reflexión haaparecido este libro, coordinado por

el propio Ángel Valencia, donde losconceptos de participación y repre-sentación son repensados desde elprisma de la multiculturalidad.

La convergencia dentro de unmismo territorio de diversas identi-dades (étnicas, religiosas, culturales opolíticas), situación por lo más cadavez más frecuente en el marco de lassociedades occidentales, conduce alreplanteamiento de dos conceptoscomo los de representación y partici-pación, básicos dentro del pensa-miento democrático y que en lasactuales circunstancias se ven someti-dos al cuestionamiento de la vigencia

de su significado, de su capacidadpara responder a un contexto identi-tario heterogéneo. La cuestión claveque viene a sintetizar las diferentesaportaciones presentadas en el libro,gira en torno a saber si la actual con-f iguración de nuestros s istemasdemocráticos es apta para responder alos requerimientos y desafíos que lepresenta el mundo contemporáneo yconservar al tiempo la sustancialidadbásica de dichos sistemas.

El libro se ordena en cinco bloques,correspondientes a cinco ejes temáti-cos en torno a los cuales se orientan lasreflexiones de los diferentes autores.Cada eje temático aborda el tema cen-tral desde ángulos distintos, aunquecon muchos puntos de conexión entresí, por lo que al final lo que se obtienees una visión multidimensional y com-pleja del tema. De este modo, los pro-fesores Murillo Ferrol y Vallespín, enel primer bloque, Multiculturalismo eidentidad. Un marco para la reflexiónpolítica en el fin de siglo, reflexionan,desde el punto de vista de la teoríapolítica, sobre la contenciosidad inhe-rente a las sociedades multiculturales.El primero la aborda desde las dificul-tades existentes para superar dichaconflictividad ante la dificultad deestablecer un pasado que sirva de basepara la coexistencia de los diferentes«relatos y narraciones». La instrumen-talización de la historia al servicio delpoder dentro de cada grupo impide laadopción de un marco de referenciacomún desde el cual construir la con-vivencia. Por su parte, el profesorVallespín desarrolla el concepto de«cosmopolitismo político» como eje enel que se articule, ante la imposibili-dad de eludir la importancia del factor

nacional o étnico a la hora de configu-rar la identidad personal y colectiva, laheterogeneidad cultural con la posibi-lidad de convivencia bajo una mismaidentidad política basada en la supera-ción de la vinculación necesaria man-tenida por el nacionalismo entrecomunidad cultural y comunidadpolítica. Requisitos necesarios paraello son el fortalecimiento de la auto-nomía y la capacidad crítica de losindividuos y su inmersión en un con-texto dialógico donde puedan percibirlas diferentes concepciones del mundoy alcanzar un consenso sobre unosprincipios básicos, abstractos, univer-salizables, que permitan «moderar lalibre y democrática comunicación yenfrentamiento entre modos de vida yconcepciones del mundo divergentes»(p. 41).

En el segundo bloque temático,Democracia, participación y representa-ción políticas, sin desconectar con lacuestión de la diversidad cultural, losprofesores Del Águila y Escámez refle-xionan sobre diferentes aspectos de loque «debería ser» la democracia en elmarco de las sociedades actuales. Elprofesor Del Águila aborda este puntodesde la crítica del concepto de eman-cipación en su acepción fuerte. Estaacepción no tiene en cuenta la existen-cia de sujetos autónomos, con capaci-dad crítica, que interactúan en unamultiplicidad de ámbitos y esferaspúblicos, y que en medio de la reivin-dicación de la pluralidad y la diversi-dad se oponen a las estructuras dedominación prevalecientes. Esto con-duce a la necesidad de abandonaraquellos proyectos emancipatoriosmaximalistas que tratan de lograr suobjetivo a través de la anulación de la

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autonomía del sujeto y de la diversi-dad existente. De este modo, DelÁguila concluye que «si queda algo dellegado emancipador debe articularsealrededor de la pluralidad, la diversi-dad, la diferencia, la incertidumbre yla contingencia» (p. 59), cabiendoúnicamente la posibilidad de adoptarestrategias de resistencia parciales yde reforma profunda ante aquellassituaciones que se presenten comointolerables desde el punto de vista dela convivencia. Por su parte, el profe-sor Escámez se ocupa de lo que élllama «elucidación normativa deldemos» (es decir, la determinación yexplicación del demos en cuanto aqué se incluye en él y cuáles son suspautas de participación en el gobier-no democrático) desde una racionali-dad dialógica o deliberativa, comoalternativa que mejor se adapta a lapluralidad y diferencia existentes ennuestras sociedades, así como a la sus-tancialidad del concepto de democra-cia. Sus reflexiones muestran, entreotras cosas, cómo hasta ahora en laconfiguración del demos han influidomás criterios relacionados con lasracionalidades instrumental y estraté-gica. Tal es el caso de las actualessociedades occidentales, donde elénfasis en la eficacia del sistema hareducido al ciudadano a la condiciónde mero «objeto de administración»(p. 77). No obstante, sostiene Escá-mez, los sistemas democráticos actua-les mantienen una noción normativade demos, en tanto que principioregulativo del sistema, como deposita-rio de una serie de derechos políticos(entre ellos el de participación) capa-ces de ser actualizados y, con ello,influir en el ámbito público. A la

actualización de esta concepción nor-mativa del demos dentro de un mode-lo cercano a las tesis de la racionalidaddeliberativa han contribuido significa-tivamente los denominados NuevosMovimientos Sociales (NMS), a travésde la ampliación de la esfera pública ydel debate en el seno de la misma.

El tercer bloque, Representación deintereses, corporativismo y burocracia, secentra en aspectos más concretos rela-cionados con los conceptos de repre-sentación y participación en las demo-cracias actuales. El profesor Olietmuestra en su artículo cómo afectanlos procesos de corporativización alconcepto de participación política,limitando el alcance de la participaciónindividual en el proceso electoral. Sinembargo, subraya Oliet, esta retracciónde las formas tradicionales de represen-tación territorial ante modalidades derepresentación funcionales queda legi-timada por su eficacia en cuanto ins-trumento de reducción de la compleji-dad social. Ante esto, queda evidencia-do que la única forma de salvaguardarla sustantividad democrática en uncontexto corporativizado es incremen-tar la transparencia de los procesos denegociación corporativos. Por su parte,el profesor Alba muestra cómo ladimensión que alcanza en la actualidadla intervención del Estado conlleva queel ejercicio del poder democrático, ensu vertiente de diseño, implementacióny ejecución de las decisiones, haya deser compartido entre el ámbito de larepresentación política, tradicional-mente detentador del poder decisorio,y el de la burocracia, que deja de res-ponder a la imagen de mero «brazo eje-cutor» del poder político para conver-tirse en un actor fundamental de todo

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el proceso, esencialmente por su cono-cimiento del medio en el que debentomar forma las decisiones. Por otrolado, se subraya cómo se restringe lacapacidad de actuación de la voluntadpolítica, tanto por las restricciones quela situación impone a la decisión comopor las propias inercias existentes en elfuncionamiento del aparato estatal,donde se generan ámbitos de decisiónpreestablecidos (los llamados «gobier-nos de piloto automático», p. 105).

En el cuarto bloque, titulado Parti-cipación, representación y sistema políti-co, se abordan varios aspectos relacio-nados con la plasmación de la partici-pación y la representación en los siste-mas políticos democráticos actuales.Centrándose en el caso español, elprofesor Montabes Pereira analiza lasdiferentes críticas vertidas sobre el sis-tema electoral, consistentes básica-mente en la acusación de ausencia deuna suficiente proporcionalidad querefleje equitativamente la distribuciónde las voluntades del electorado; depredominio en la configuración de lascandidaturas de las estructuras parti-distas frente a la participación de lasbases, lo que se traduce en un déficitde legitimidad; y, por último, de inca-pacidad del sistema electoral para pro-ducir alternancia y mayorías sufi-cientemente estables. Estas críticas, dediferente consistencia (por ejemplo, elsistema electoral sí ha producido alter-nancia), quedan limitadas en su alcan-ce por la constatación de la funciona-lidad pretendida en el diseño del siste-ma electoral español. Así, frente a laproporcionalidad, se busca la estabili-dad gubernamental, y el reforzamien-to de las estructuras partidistas se jus-tifica en la debilidad de los partidos

en los momentos fundacionales delactual régimen democrático. Por otrolado, el sistema electoral también haposibilitado la integración de las dife-rentes tendencias nacionales en el sis-tema político estatal, expresando elpluralismo existente en la sociedadespañola. Todo lo cual permite al pro-fesor Montabes afirmar que «los ren-dimientos político-electorales deduci-dos son altamente positivos» (p. 125),debilitando de momento cualquierargumentación a favor de una reformasustancial, aunque ello no quiera decirque no puedan admitirse reformas decarácter menor. Los dos siguientescapítulos hacen referencia a la tan tra-ída crisis de los partidos políticos. Porsu parte, los profesores Montero,Gunther y Torcal llevan a cabo unestudio, que ellos mismos califican de«exploración», sobre las actitudes anti-partidistas en el sur de Europa. Delmismo se desprende como conclusiónla ambivalencia de tales actitudes, queconviven junto con una ausencia decuestionamiento de la legitimidad delrégimen democrático. Las actitudesantipartidistas tampoco tienen unimpacto significativo sobre la partici-pación electoral, que no experimentacambios sustanciales ni en lo cuanti-tativo ni en lo cualitativo. Los autoresrelacionan la presencia de estas actitu-des en los países del sur de Europa,más que con un comportamientoracional, fruto de la frustración de losciudadanos ante el funcionamientodel sistema democrático, con el legadocultural de esos países, fruto de déca-das de socialización política antiparti-dista (tal es el caso español durante elfranquismo), correspondiéndose conaquellos estratos de población con

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menor nivel de instrucción, todo locual se integra en un «síndrome dedesafección» frente a la política (p.159). En último lugar dentro de estebloque, el profesor Durán Muñoz seencarga en su artículo de comprobarla tesis de la crisis de los partidos polí-ticos, como ejes tradicionales de larepresentación política, frente al sur-gimiento de los «nuevos movimientossociales» (NMS), que se presentancomo abanderados de una serie de rei-vindicaciones que responden a unanueva configuración de los patronesvalorativos en las sociedades actuales.La asunción de estos valores nuevos,que quedan fuera de la órbita de lospartidos catch all, por parte de lasociedad, así como la crítica a la queestos partidos son sometidos por losNMS por sus tendencias oligárquicas,lleva a algunos a afirmar la crisis eincluso la próxima desaparición delmodelo actual de partidos en benefi-cio del advenimiento de un nuevoparadigma que tenga como base estosnuevos movimientos sociales. Sinembargo, el profesor Durán se encar-ga de demostrar lo infundado de estatesis. Por un lado, los partidos hanexperimentado transformaciones enun intento de adaptación al reto plan-teado por los NMS. Así, vemos cómolos propios partidos se han hecho ecode las reivindicaciones de los NMS,incluyéndolas en sus programas; tam-bién se ha procurado integrar estosgrupos en el Estado, a través de la par-ticipación institucional, en detrimen-to de su participación como elemen-tos de la sociedad civil; por último, nose observa una búsqueda significativade formas alternativas de partici-pación y representación a los partidos

(aunque sí complementarias), e inclu-so se aprecia cómo los propios NMSrecurren a formas de acción políticasinstitucionalizadas, compitiendoincluso en la arena electoral. No obs-tante, señala el autor, esta adaptaciónha conllevado unas transformacionesmínimas, que ya no permiten adjeti-var a la democracia esencialmentecomo «de partidos» (p. 169).

El últ imo bloque del l ibro, deacuerdo con su título, Desafíos con-temporáneos a la participación y repre-sentación clásicas: ecologismo y violen-cia política, plantea una serie de refle-xiones sobre alguno de los retos másimportantes que tienen ante sí lasdemocracias avanzadas. Por un lado,está el desafío planteado por las cues-tiones medioambientales. De ello seencargan en sendos capítulos los pro-fesores Valencia Saiz y Arias Maldo-nado. En el primero de estos capítu-los, el profesor Valencia muestra losrasgos del ecologismo político y losproblemas que surgen en su relacióncon la democracia. Esencialmentecabe destacar la contingencia de larelación entre democracia y ecologis-mo, sobre todo porque la realizaciónde los «valores y metas verdes» no searticula necesariamente con el énfasisde la democracia en el procedimien-to. Un intento de reforzar la relaciónentre ambos conceptos vendría de lamano de unir la realización de aque-llos valores con la defensa de la auto-nomía humana y de otros seres, paralo cual habría que ampliar los dere-chos de ciudadanía mediante la inclu-sión de los derechos de protección delmedio ambiente. Otro punto de ten-sión se encuentra en la insuficienciade los conceptos de participación y

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representación liberales, los cualesquedan obsoletos frente a los proble-mas medioambientales, que superanla dimensión territorial que tradicio-nalmente tienen aquellos conceptos,en el marco del estado-nación. Elcapítulo escrito conjuntamente porlos profesores Arias y Valencia desa-rrolla estas críticas del ecologismopolítico a la democracia liberal. Porun lado, la democracia liberal seasienta antes sobre una base contrac-tual que moral, careciéndose por ellodel refuerzo moral necesario para elcumplimiento de las metas de protec-ción ecológica. Por otra parte, lademocracia liberal presenta una seriede deficiencias estructurales y en elproceso de toma de decisiones que,básicamente, se reflejan en una faltade transparencia así como en la igua-lación de todos los intereses, que sonsometidos dentro del sistema políticoa un tráfico negocial, con lo cual elcarácter prioritario de las metas eco-logistas queda obviado. Ante esto, enel ámbito de la representación se pro-pone, como medida más destacablepor su carácter novedoso, la amplia-ción de la comunidad política, inclu-yendo en ella a aquellos actores afec-tados por los problemas y decisionesen torno al medio ambiente (otrasespecies , generaciones futuras yextranjeros). Las propuestas por ellado de la participación vienen orien-tadas hacia la consecución de una«democracia participativa», en el sen-tido de procurar la efectiva participa-ción de todos los interesados a travésde un marco institucional de carácterdeliberativo, que permita la discusiónracional en la esfera pública. Tantounas como las otras propuestas pre-

sentan sus dificultades de realización,tanto en el nivel teórico como en elpráctico. Dentro del primero, porejemplo, la participación no mantie-ne una relación «fuerte» o necesariacon la consecución de resultados«verdes». En lo práctico, existen seriasdificultades para establecer las moda-lidades de representación de las nue-vas comunidades que se incorpora-rían a la comunidad política. La teo-ría política verde, tal y como señala elprofesor Valencia, se encuentra toda-vía en un estado «incipiente», aunquelos pasos que se están dando seaninteresantes. El último capítulo dellibro es el del profesor Cazorla. Si enlos primeros capítulos los profesoresMurillo Ferrol y Vallespín hablabande la conflictividad potencial de lassociedades multiculturales, el profesorCazorla se encarga de ejemplificareste punto al analizar el terrorismopolítico, centrándose en el caso delterrorismo de ETA en España. Den-tro del contexto de la reflexión sobrela multiculturalidad, cabe señalar elterrorismo como una herramienta enla lucha por el poder político, quetrata de poner en tela de juicio lalegitimidad del Estado, bien sea mos-trando su incapacidad para mantenerel monopolio de la violencia, bienpropiciando una reacción que lodesacredite ante la población. En elcontexto de los Estados democráticosla adquisición de legitimidad frente alEstado a través de comportamientosterroristas se hace más difícil, dada laexistencia de elementos instituciona-les de integración de los conflictos,que permiten, aun con sus limitacio-nes, la expresión de sus demandas y laparticipación en el proceso político a

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cualquier colectivo, previa aceptaciónde unas normas básicas de comporta-miento. La conciencia de la existenciade estos cauces contribuye a un debi-litamiento de la legitimidad de gru-pos terroristas ante las poblacionesque pretenden representar, tal comoha sucedido en el País Vasco. Estopudo considerarse como un factorexplicativo del cese de la actividadterrorista hace dos otoños (por lomenos de la denominada en losmedios «de alta intensidad») y delintento de reconducir las reivindica-ciones abertzales por la vía de los pro-cedimientos democráticos. No obs-tante, los hechos demuestran que enla dinámica terrorista influyen otrosfactores que dificultan considerable-mente el cambio de métodos y la bús-queda pacífica de sus objetivos.

En conclusión, la reflexiones plan-teadas en el libro sobre la participacióny la representación políticas en lassociedades multiculturales remiten ados grupos de consideraciones. En pri-mer lugar, se aprecia cómo la comple-jidad inherente a la pluralidad identi-taria dentro de marcos territorialesdelimitados conduce al cuestiona-miento de los cauces de participaciónpolítica y representación propios de lasdemocracias representativas. Los cau-ces heredados de la tradición liberaldecimonónica se muestran insuficien-tes a la hora de satisfacer las reivindi-caciones provenientes de diferentesámbitos de la sociedad (en los casostratados, por ejemplo, desde el ecolo-gismo político y los nuevos movimien-tos sociales) en relación con un incre-mento cuantitativo y cualitativo de laparticipación política como forma deacercamiento al ideal normativo

democrático de «autogobierno colecti-vo». Por otra parte, la modalidad derepresentación territorial basada en elestado-nación decae ante las formascorporativas de representación de inte-reses, en detrimento de la partici-pación individual que se articula a tra-vés de aquélla, y se muestra, además,incompetente a la hora de tratar nue-vos problemas que superan el ámbitodel estado-nación. Ante esto, la líneageneral seguida por los distintos auto-res (ver, por ejemplo, los capítulos deVallespín, Escámez o el de Valencia, ensu referencia a los rasgos del ecologis-mo político) es la de resaltar las virtua-lidades de la democracia deliberativacomo horizonte normativo capaz dedevolver a la democracia un caráctermás sustancial, acompañándolo deuna revitalización de la ciudadaníapolítica, dando cabida a nuevos dere-chos y reforzando las virtudes cívicasliberales tradicionales (capacidad críti-ca, autonomía). Esta «nueva ciudada-nía» resulta ser el vínculo que une losfines de los nuevos movimientos socia-les con la democracia.

La otra vertiente de las reflexionesplanteadas en este libro es la solidezcon la que se mantienen todavía lasinstituciones democráticas liberales.Pese a la constatación de sus insu-ficiencias, el sistema democráticoliberal mantiene su legitimidad y, aúnmás, contribuye de manera importan-te a la integración social. Así lo evi-dencia el capítulo del profesor Mon-tabes dedicado al sistema electoralespañol, y cómo éste ha contribuido ala integración del fenómeno nacionalen el sistema político español. Unaúltima muestra de ello es, como seña-la el profesor Cazorla, la deslegitima-

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ción progresiva sufrida por ETA antela ciudadanía vasca, en tanto que ésta(salvo una minoría) era cada vez másplenamente consciente de la validezde los procedimientos democráticospara conseguir los fines de realizaciónde la identidad nacional vasca. Siacaso, el elemento que mayor desgas-te ha sufrido han sido los partidospolíticos. No obstante, gran parte deeste desgaste se corresponde, al menosen el sur de Europa, no con la frus-tración de los ciudadanos con el fun-cionamiento del sistema, sino confactores ligados a la cultura y a lasocialización políticas, tal y comoseñalan Montero, Gunther y Torcal.Es más, incluso los propios «nuevosmovimientos sociales» han optadopor adoptar formas de acción política

institucionalizada, incluida la partici-pación en la competencia electoral,además de una progresiva (quizáinsuficiente) asunción por parte delos partidos políticos de los nuevosvalores de los que tradicionalmentehan sido defensores los NMS. Portanto, cabe afirmar la capacidad deadaptación de la democracia a loscambios en su entorno, si bien habríaque recalcar de nuevo la necesidad detener en cuenta un horizonte norma-tivo básico para la construcción deuna teoría democrática también adap-tada a las nuevas circunstancias, conel fin de que el resultado de aquellaadaptación conserve los rasgos básicosde un sistema democrático.

José REAL

CÉSAR MANZANOS BILBAO

El grito del otro: Arqueología de la marginación racial(Madrid, Tecnos, 1999)

César Manzanos Bilbao nos presen-ta este trabajo, fruto de la labor delequipo de investigación compuestopor él mismo junto con Pedro Alvite,Elixabete Etxeberria, Iñaki Ruiz dePinedo y Kebin Sabar. Es un análisisde algunos problemas sociales muyrelevantes en el entorno español desdemediados de los años ochenta. Es elprimer volumen de una investigaciónde gran envergadura cuyo objetivo es,según el autor, «desenterrar la arqueo-logía de la discriminación racista per-cibida por los propios sujetos estigma-tizados». El segundo volumen, La otra

mirada, que está por ser publicado,establece «una cartografía de la inmi-gración extranjera, de las políticas decontrol y de las actitudes que se gene-ran hacia ella». El libro que ahora pre-sentamos es —por el momento— elúltimo de esa serie de estudios cualita-tivos publicados por Tecnos sobre lamarginación racial que sufren variascomunidades inmigrantes en España.Está financiado y promovido por laUniversidad del País Vasco, el Vice-rrectorado de Apoyo a la Investigacióny la Escuela Universitaria de TrabajoSocial de Álava.

De las varias investigaciones sobre lainmigración y la discriminación racialque se realizan estos últimos años, locierto es que El grito del otro es clavepara entender los fenómenos de discri-minación social, racismo y xenofobiaque afectan a los inmigrados extraco-munitarios en España en general y enel País Vasco en particular.

El prólogo presenta este trabajocomo el producto de cuatro años deinvestigación para «la construcción delas subjetividades y de las identidades»que han permitido al equipo investi-gador «rastrear estos procesos en uncampo concreto: el de las transforma-ciones que acontecen en [la] sociedad[española] con y por la presencia de lainmigración extranjera, pero esta vezno enfocadas sólo desde [el punto devista de los españoles], sino y sobretodo desde la mirada y el grito delotro». Además, esta investigación es«una aventura prospectiva sin preceden-tes» porque «hasta ahora, no se habíaelaborado ningún estudio que, simul-táneamente, pusiera en relación loscambios en el entramado estructuralcon las percepciones subjetivas, lasituación de la inmigración y las imá-genes de [la] sociedad [española], losprocesos de discriminación que obje-tualizan a determinados colectivos y laproducción del discurso que los suje-tos discriminados elaboran».

El grito del otro está estructurado entres capítulos: «contenidos y diseñometodológico para las investigacionessobre el racismo y la inmigración»,«trayectorias migratorias: vivencias ypercepciones» y «arqueología de ladiscriminación racista».

Dentro de un diseño metodológicocualitativo (primer capítulo), los inves-

tigadores han ido preparando el terre-no para analizar los itinerarios migra-torios de los inmigrantes por diferen-tes nacionalidades y resaltan las difi-cultades que padecen las personasinmigrantes para acceder a serviciossociales básicos como consecuencia dela discriminación racial.

En el segundo capítulo, los inmi-grantes cuentan sus vidas y experien-cias en torno a temas importantescomo el proyecto migratorio, las vías(itinerarios) de acceso, las condicionesy formas de acceso a la península ibéri-ca (mediante las redes sociales e infor-males de información y de apoyo alinmigrante). Se estudian en detalle loscontextos sociales de origen de losagentes inmigrantes, resaltando lascondiciones socioeconómicas que loscaracterizan y haciendo hincapié en lasque se convierten, en algunos casos, enlos factores de expulsión de tales per-sonas. Entre otros determinantes, semencionan la tradición de inmigrar delos pueblos y la idealización de la socie-dad europea como elementos confluen-tes en el imaginario de muchos inmi-grantes. A continuación se relatan lastrayectorias migratorias, caso por caso(por nacionalidad), antes de centrar elanálisis en las circunstancias de llegadade los trabajadores inmigrantes y lascondiciones de acceso al mundo labo-ral, teniendo en cuenta las distintasbarreras legales y sociales. Eso conducea muchos de los inmigrantes a vivir enla clandestinidad, víctimas del ciclovicioso ilegalidad-clandestinidad-deten-ción-expulsión. También se relata elchoque de culturas (impresiones) quepadecen los recién llegados al vivir unadiferencia significativa entre la imagenidealizada del país de destino y la

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encontrada en su llegada. Para acabaresta parte, los autores dan a conocer lavisión de las propias personas inmi-grantes sobre su propia realidad migra-toria (sus formas de vidas propias), porun lado, y los españoles, por otro: esun discurso sobre su propia imagen(cómo se ven a sí mismos) y la de losautóctonos.

En la tercera parte se estudian losmodos de discriminación en muydiversos aspectos de la vida cotidianaque se manifiestan mediante actitudesxenófobas favorecidas por los sistemasestablecidos. Las víctimas tratan dereproducir las imágenes de margina-ción, la autopercepción que tienensobre el racismo en España y las estra-tegias de respuesta que desarrollanpara vivir en este país. Se estudia elfenómeno de los prejuicios, la natura-leza y características de las actitudes yprácticas racistas y discriminatoriasque padecen los trabajadores inmi-grantes en la sociedad española.

Un anexo recopila entrevistas a insti-tuciones y asociaciones que trabajancon inmigrantes en la ComunidadAutónoma del País Vasco y que realizanactividades de apoyo a inmigrantes.

La metodología que condujo estetrabajo es sistemáticamente cualitati-va. El trabajo de investigación se rea-lizó por medio de entrevistas en pro-fundidad y de grupos de discusión ainmigrantes de diferentes nacionali-dades (magrebíes, subsaharianos, lati-noamericanos, asiáticos y europeosdel Este, residentes en nueve Comu-nidades Autónomas del Estado espa-ñol). Asimismo, se ha establecido unatipología de inmigrantes en la socie-dad vasca, clasificación que refleja lascaracterísticas de otros grupos tanto

en España como en otros países occi-dentales de inmigración.

A lo largo de este trabajo resaltantemas como el racismo, el nuevo racis-mo, la discriminación racial, el prejui-cio racial, el etnocentrismo, entreotros. El esfuerzo investigador delequipo de científicos sociales les lleva adesvelar tanto las prácticas racistasexplícitas y visibles como el racismoencubierto, invisibilizado, sutil y, porello, anquilosado, contundente e inapa-rante pero dañino, que transforma lasociedad española en una fortaleza queconcibe la inmigración de los extraco-munitarios en términos de problemade seguridad y que elabora mecanis-mos para impedir la libre circulaciónde personas extracomunitarias. De estaforma, esta actitud investigadora les hapermitido estudiar a fondo los deter-minantes de la discriminación racialque sufren las personas y colectivos deinmigrantes presentes en la sociedadespañola mediante sus testimonios; loque les convierte en verdaderos prota-gonistas en el proceso de elaboracióndel presente trabajo. Es una investiga-ción que ofrece a las comunidadesinmigrantes la oportunidad de tomarla palabra y hacer un discurso cohe-rente sobre su propia experiencia devida en el entorno de llegada. En estesentido, este libro no es solamente undocumento de referencia para científi-cos sociales sobre la discriminaciónracial (un estudio cualitativo), sino elportavoz de los propios inmigrantes:es la voz de los que no tienen voz.

Los investigadores tienen el méritode tener en cuenta consideracionesteóricas claves tales como «el enfoquehistórico» (colonización, vínculo his-tórico, desigualdad norte/sur) y «las

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redes sociales» para explicar los itine-rarios migratorios, el asentamiento yla búsqueda de trabajo de las personasinmigrantes. Igualmente, esta investi-gación identifica la importancia deldoble efecto de los medios de comu-nicación occidentales en el origen yrefuerzo de los movimientos migrato-rios. Por un lado, expone la atracciónque ejerce Occidente sobre las pobla-ciones del Sur mediante la propaga-ción de imágenes y estereotipos sobrelas «supuestamente» civilizadas for-mas de vida en las sociedades occi-dentales tecnológicamente desarrolla-das y, por otro, la cultura del miedo alotro (inmigrante) que engendra todotipo de discriminación racial en basede los mensajes mediáticos modernos.

Este trabajo de investigación es unestudio bien estructurado y de una cla-ridad excepcional que utiliza términosbien definidos. Ante la solidez y laprecisión de los resultados de estainvestigación, la pertinencia del tema,entre otros, pensamos que este estudioes un verdadero instrumento de cono-cimiento de quiénes son los inmigran-tes extracomunitarios. Es relevanteporque presenta a los inmigrantes, for-zados a abandonar sus países de origenpara iniciar un peregrinaje, comoagentes de transformación positiva yenriquecedora de las percepciones yactitudes hacia la inmigración. Esesperable que este trabajo pueda tenerun impacto definitivo en la investiga-ción social en temas de inmigración yen la sociedad española, contribuyen-do a transformar una realidad social(actitudes personales, sociales e insti-tucionales) implícitamente conflictivadebido a la intolerancia hacia el fenó-meno migratorio; rompiendo las lógi-

cas neorracistas y promoviendo nuevosprocesos de comunicación y políticasde acogida a inmigrantes extracomuni-tarios como nuevo antídoto contra laspolíticas migratorias de exclusión ymarginación, y que ello lleve a trans-formar y enriquecer las percepciones yactitudes del conjunto de la sociedadespañola.

Pese a estas cualidades reales y difí-cilmente refutables, el trabajo presen-ta algunas limitaciones.

En su forma, los largos fragmentosde entrevistas afectan negativamentela presentación del libro, aunquereflejen un interés de los investigado-res por poner a disposición de otroscientíficos sociales mucha materiaprima. Estas citas podrían haber sidodesglosadas según ejes de análisis másdetallados.

En su contenido, el trabajo carecede un aspecto teórico esencial para laexplicación de la inserción de las per-sonas inmigrantes en el mercado labo-ral, perspectiva ofrecida por la teoríade la segmentación del mercado detrabajo. El resultado es que el análisisde «la discriminación laboral y explo-tación económica» (pp. 143-155)sobre la base de hechos discriminato-rios que sufren los trabajadores inmi-grantes en el mercado laboral no tienecorrelato teórico, aunque presente unaporte empírico considerable. En con-secuencia, se han limitado las explica-ciones sobre la marginación laboral.Da la impresión, al leer este libro, quela preocupación de los investigadoresha sido tratar el fenómeno de la mar-ginación de los inmigrantes de formaglobal. Por eso se centraron en crite-rios discriminatorios desde las institu-ciones (políticas institucionales),

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teniendo en cuenta las diversas esferasde la vida social en que los inmigran-tes padecen la discriminación: vivien-da, regularización de su situaciónlegal, renovación de la estancia, posibi-lidad de formación y trabajo, proble-mas en las relaciones, trato discrimina-torio por parte de los diversos agentessociales, dificultades de acceso a deter-minados recursos para atender susnecesidades en diversos ámbitos, etc.

Al estar tan pendientes de una ava-lancha de fenómenos empíricos como

los que acabamos de mencionar, losautores se han distanciado del enfo-que teórico de la segmentación delmercado de trabajo junto con los ele-mentos estructurales que favorecen ladiscriminación y, sobre todo, la etnifi-cación laboral en los mercados de tra-bajo. Mi opinión es que una investi-gación de tal envergadura debe pres-tar mayor atención a estos determi-nantes estructurales.

Maguemati WABGOU