la corte de enrique vii (guerra 100 años)

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1 LA CORTE DE ENRIQUE VII 1 Steven Gunn Si pensamos en la corte de Enrique VII como un escenario, entonces cabe preguntarnos ¿qué dramas se desenvolvieron allí? En este capítulo, que es en realidad la reseña de un trabajo en curso, me gustaría examinar cuatro conflictos interconectados que incitan a pensar en los conflictos desenvueltos en la corte de Enrique VII. En términos conceptuales podemos llamarlos dramas políticos, dramas de gobierno, dramas de status social y dramas de relaciones públicas. Estos dramas son metafóricos, pero existieron en realidad dramas en la corte de Enrique VII: lamentablemente, el espacio disponible de este artículo no es suficiente para poder explicar cada tema, pero con una mezcla de prosa y poesía, es suficiente para sugerir que estos cuatro dramas metafóricos representan las mentalidades de los contemporáneos, como así también dan cuenta de la imaginación del historiador. La metáfora de la política como un juego provino de un hombre que conocía muy bien la corte de Enrique VII, Tomas Moro. En su Historia del Rey Ricardo III, el autor caracteriza las maniobras políticas engañosas del monarca como “juegos del rey, como si fueran actuaciones, la mayor parte realizadas sobre andamios”. El juego de palabras de andamios-escenarios donde se realizan las actuaciones, fue típico del sentido del humor de Tomas Moro. De hecho, en comparación con las acciones de Richard III o la carnicería del reinado de Enrique VIII, la política de la corte de Enrique VII no fue muy sangrienta. Durante el reinado de Enrique VII unos pocos hombres cayeron del poder, de hecho el rey adoptó la política de destacar ministros, obispos, nobles u hombres de leyes, la mayoría servidores desde el inicio de su reinado hasta el final. Incluso cuando grandes hombres caían en desgracia, no eran ejecutados. Sir William Stanley, el chambelán de la Casa, decapitado en 1495 por su aparente simpatía con el pretendiente yorquista Perkin Warbeck, fue la excepción que prueba la regla; incluso Lord Fitzwalter, condenado junto a él, no fue ejecutado sino hasta cuando intentó escapar de la prisión. Sin embargo, esto no quiere decir que la corte de Enrique tuviese poco o nada de política. Para los que fueron más pacientes que Fitzwalter, las penas por sus errores políticos fue la prisión, la pérdida de sus oficios o, incluso, como en el caso de Sir Richard Guildford, la partida a un fatal peregrinaje hacia Jerusalén. Estos infortunios sucedieron a muchos de los grandes nobles de la corte de Enrique, especialmente en los años conflictivos de inicios del siglo XVI, cuando el rey estaba ya viejo y enfermo, cuando su hijo el príncipe Arturo y la reina Isabel de York habían muerto y cuando Edmund de la Pole, conde de Suffolk, acudió al emperador Maximiliano para que 1 Traducción para uso interno de la cátedra de Historia Medieval del artículo de Steven Gunn, “The Court of Henry VII”, en S. Gunn y A. Janse, The Court as a Stage. England and the Low Contries in the Later Middle Age, Woodbridge, The Boydell Press, 2006, pp. 131-144.

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La Corte de Enrique VII (Guerra 100 años)

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    LA CORTE DE ENRIQUE VII1

    Steven Gunn

    Si pensamos en la corte de Enrique VII como un escenario, entonces cabe preguntarnos

    qu dramas se desenvolvieron all? En este captulo, que es en realidad la resea de un

    trabajo en curso, me gustara examinar cuatro conflictos interconectados que incitan a

    pensar en los conflictos desenvueltos en la corte de Enrique VII. En trminos

    conceptuales podemos llamarlos dramas polticos, dramas de gobierno, dramas de status

    social y dramas de relaciones pblicas. Estos dramas son metafricos, pero existieron en

    realidad dramas en la corte de Enrique VII: lamentablemente, el espacio disponible de

    este artculo no es suficiente para poder explicar cada tema, pero con una mezcla de

    prosa y poesa, es suficiente para sugerir que estos cuatro dramas metafricos

    representan las mentalidades de los contemporneos, como as tambin dan cuenta de la

    imaginacin del historiador.

    La metfora de la poltica como un juego provino de un hombre que conoca muy bien

    la corte de Enrique VII, Tomas Moro. En su Historia del Rey Ricardo III, el autor

    caracteriza las maniobras polticas engaosas del monarca como juegos del rey, como

    si fueran actuaciones, la mayor parte realizadas sobre andamios. El juego de palabras

    de andamios-escenarios donde se realizan las actuaciones, fue tpico del sentido del

    humor de Tomas Moro. De hecho, en comparacin con las acciones de Richard III o la

    carnicera del reinado de Enrique VIII, la poltica de la corte de Enrique VII no fue muy

    sangrienta. Durante el reinado de Enrique VII unos pocos hombres cayeron del poder,

    de hecho el rey adopt la poltica de destacar ministros, obispos, nobles u hombres de

    leyes, la mayora servidores desde el inicio de su reinado hasta el final. Incluso cuando

    grandes hombres caan en desgracia, no eran ejecutados. Sir William Stanley, el

    chambeln de la Casa, decapitado en 1495 por su aparente simpata con el pretendiente

    yorquista Perkin Warbeck, fue la excepcin que prueba la regla; incluso Lord

    Fitzwalter, condenado junto a l, no fue ejecutado sino hasta cuando intent escapar de

    la prisin.

    Sin embargo, esto no quiere decir que la corte de Enrique tuviese poco o nada de

    poltica. Para los que fueron ms pacientes que Fitzwalter, las penas por sus errores

    polticos fue la prisin, la prdida de sus oficios o, incluso, como en el caso de Sir

    Richard Guildford, la partida a un fatal peregrinaje hacia Jerusaln. Estos infortunios

    sucedieron a muchos de los grandes nobles de la corte de Enrique, especialmente en los

    aos conflictivos de inicios del siglo XVI, cuando el rey estaba ya viejo y enfermo,

    cuando su hijo el prncipe Arturo y la reina Isabel de York haban muerto y cuando

    Edmund de la Pole, conde de Suffolk, acudi al emperador Maximiliano para que

    1 Traduccin para uso interno de la ctedra de Historia Medieval del artculo de Steven Gunn, The Court

    of Henry VII, en S. Gunn y A. Janse, The Court as a Stage. England and the Low Contries in the Later

    Middle Age, Woodbridge, The Boydell Press, 2006, pp. 131-144.

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    apoyara el reclamo yorquista al trono ingls. Lord William Courtenay, arrestado en

    1502, estaba casado con la hermana de la reina; Thomas, marques de Dorset, arrestado

    en 1507, era el sobrino de la reina, y George, Lord Berbavenny, arrestado el mismo ao,

    era el sobrino nieto de Warwick el hacedor de reyes. Se trataba de grandes nobles que

    haban ocupado los cargos ms importantes de la corte y, por ello, tenan contacto diario

    con el rey: Courtenay reciba una paga anual a partir de 1501 por asistir diarimante al

    monarca; Dorset era el hombre elegido para jugar tenis y Bergavenny era el asesor

    regular en el Consejo del rey. Suffolk tambin fue un gran cortesano antes de su exilio.

    Su cada en desgracia dej desconcertados a los administradores de la casa de

    beneficencia de Ewelme, fundada por sus antepasados, que le haban prestado 20 libras,

    ya que registraron en una cuenta posterior: en el momento en que gozaba del favor y la

    gracia del Seor rey.

    Cuando Suffolk ya no goz del favor del rey, dej de contar con recursos para devolver

    el dinero que deba a sus familiares, pero quizs ni l mismo entenda por qu haba

    perdido el favor real. La poltica real se puso en contra suyo cuando el Banco del Rey2,

    encabezado por el canciller del ducado de Lancaster, Sir Reynold Bray, lo acus de ser

    cmplice de un asesinato, tras una refriega que se produjo en Aldgate, en las afueras de

    Londres, en la que estaban envueltos varios cortesanos y lugareos, y en la que

    resultaron tres hombres muertos. Sin embargo, por extrao que parezca, en la

    investigacin del forense que acompa la acusacin, no se haca mencin al golpe

    dado por el conde como causante de la muerte de las vctimas. Quizs Suffolk estaba en

    lo cierto cuando pensaba que la corte de Enrique VII no era un lugar seguro para l,

    especialmente cuando cortesanos como Henry Winslow y Roland Veleville eran

    capaces de cometer homicidios con total impunidad. La poltica del primer Tudor puede

    no haber sido sangrienta, pero sin lugar a dudas era dramtica.

    Ninguna corte viva tales dramas diariamente y menos la de Enrique. Sin embargo, en la

    corte de Enrique fue consolidndose otra clase de poltica, como suceda tambin en

    otras cortes, esto es la bsqueda incesante del favor, la influencia y las ventajas sobre

    los rivales. En la literatura de la corte de Enrique este hecho fue dramatizado no en una

    obra, sino en un poema de John Skelton, titulado The Bowge of Court. El protagonista

    del poema de Skelton, Drede, llega a un barco que simbolizaba la corte, en bsqueda

    del favor real, con el clsico problema: No tengo conocidos/ eso ser malo para m.

    Un problema que poda ser resuelto con relativa facilidad por quien se encontraban

    cerca del rey, pero a un precio que los grandes nobles pronto tuvieron que aprender a

    pagar. Antes de su prematura muerte, ocasionada por el enfrentamiento con los

    sublevados contra los impuestos en 1489, el cuarto conde de Northumberland haba

    concedido pensiones a Giles, Lord Daubeney (que luego sucedi a Stanley como

    chambeln de la Casa del Rey), a Sir John Cheyney, caballerizo mayor, a Sir Thomas

    Lovell, tesorero de la cmara del rey, y a sir Reynold Bray. Pensamos que la influencia

    2 N. del T.: The Court of King's Bench, se compona de cinco juristas probados, dos clrigos y tres laicos,

    que administraban la justicia en nombre del rey. Estaba bajo las rdenes del soberano que poda llevrselo

    consigo.

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    poltica de sus cortesanos fue cada vez mayor desde que el crculo de consejeros ntimos

    del rey se redujo y se volvi cada vez ms estable, y hay signos de que as sucedi. De

    este modo, Bray recolect pensiones de al menos tres condes, tres barones y un obispo,

    Lovell lo haca con tres condes, un vizconde y un barn. Por otro lado, estos clientes,

    como el conde de Northumberland, esperaban recibir a cambio algn beneficio

    monetario. Cheyney se mostr preocupado en una carta dirigida al conde de Ormond en

    1486, en la cual expresaba su temor de que si obtena su favor, perdera el de

    Northumberland. Quizs las expectativas de los solicitantes y de los intermediarios

    cambiaban de generacin en generacin, como suceda con los servidores reales.

    Ciertamente, este fue el punto de vista expresado por el autor de la Gran Crnica de

    Londres, quien elogi a Bray porque rechaz obsequios de valor y solo tom carne o

    bebidas. Tras la muerte de Bray en 1503 llegaron otros hombres deseosos de riquezas y

    de regalos de valor.

    La fortuita supervivencia de la correspondencia de poca, como la de Sir Robert

    Plumpton, quien se complic en una disputa con el canciller del rey, Sir Richard

    Empson, evidencia muy bien las conductas tpicas que destaca Skelton sobre la corte de

    Enrique VII: la sospecha, el disimulo y el engao. Plumpton fue advertido de que no

    deba mencionar los nombres de sus amigos en la corte del rey como posibles rbitros

    en el conflicto, para evitar que el rey pensase que haba parcialidad en todo ello.

    Seor, en reverencia a Dios, le reiter su agente en Londres, mantenga a sus amigos

    en secreto, por el miedo de poder perderlos. Los amigos de Plumpton incluan no solo

    a consejeros de alto nivel, como el Obispo Fox, Sir Thomas Lovell y Sir Richard

    Guildford, sino tambin a Richard Weston, mozo de la cmara del rey. Weston reciba

    una pensin del quinto conde de Northumberland, probablemente hacia el final del

    reinado de Enrique VII. Suceda con frecuencia en las cuentas de la cmara del rey, la

    compra de artculos pequeos para uso personal del rey y el pago de pequeas sumas de

    dinero en nombre del rey. Por lo tanto, Weston era un amigo valioso porque era muy

    cercano a la persona del monarca. Hugh Denis tambin gozaba de la misma cercana, ya

    que se desempeaba como mozo de cmara y por lo tanto era el asistente ms ntimo del

    monarca. Este servidor tambin obtuvo ingresos monetarios, como los de la capilla de

    St. George, en Windsor y por pagos por los pleitos al rey, con lo cual Denis se hizo con

    grandes sumas de dinero con las que compr tierras en los ltimos aos del reinado de

    Enrique.

    La bsqueda de influencia y asistencia fueron dos elementos que caracterizaron al

    crculo cortesano, en el cual funcionaba el sistema de dar y de otorgar obsequios. Fuera

    de la corte, el sistema de regalos tambin funcionaba cuando no se podan realizar los

    pagos en moneda. As suceda con los distintos puertos de Kent y Sussex, donde Sir

    Edward Poynings actuaba como patrn y alcaide de los Cinco Puertos, los cuales

    estaban especializados en diferentes tipos de regalos: pescados de Rye, capones y

    zarapitos de New Romney, buccinos y marsopas de Sandwich, vino, naranjas y

    granadas de Dover, entre otras cosas. Mientras tanto, los que residan dentro de la corte,

    otorgaban regalos ms sofisticados a cambio de fortalecer vnculos, lo que formaba

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    parte de la dinmica poltica cortesana. De esta forma, Lady Lovell, esposa de Sir

    Thomas, envi a la reina un cofre de marfil con el relieve de la pasin. Asimismo, en los

    ltimos cinco aos del reinado, una lista de las joyas de Enrique, el prncipe heredero,

    nos dice cmo los grandes hombres y mujeres de la corte buscaron el favor del heredero

    al trono con piezas bien elegidas. Muchas de estas joyas contenan smbolos muy

    significativos, algunos con resonancia dinstica: una rosa con rubes, regalo de

    Daubeney, un anillo con una rosa de diamantes del abad de Westminster, una espada

    ceida con rosas y plumas de avestruces de Sir Richard Rawson, el capelln del rey.

    Otras, en cambio, tenan motivos religiosos: una tabla de oro con Nuestra Seora,

    presente de la madre del rey, o una tabla de oro con la imagen de San Juan el Bautista,

    de James Stanley, alcaide del colegio de Manchester. Otras, cuidadosamente elegidas

    para las justas en las que intervena el prncipe, eran de estilo caballeresco: un San Jorge

    de oro del conde de Derby y un hombre a caballo con armadura de plata del conde de

    Kent. Muchos de estos regalos fueron reciclados como regalos de Ao Nuevo para

    amigos y parientes del prncipe, como por ejemplo para Lord Mountjoy, para Sir Henry

    Marney, para su padre el rey y para su hermana la princesa Mary. Sin embargo, tuvo

    cuidado en preservar algunos: un presagio de mal agero en el caso de un anillo

    esmaltado en rojo y negro con un diamante en punta, regalado por Edmund Dudley,

    quien luego fue arrestado en los primeros das del reinado de Enrique VIII y ejecutado

    seis meses despus.

    Un tercer y ltimo aspecto del drama poltico de la corte de Enrique es incluso ms

    difcil de reconstruir, por la escasa evidencia con la que contamos. Se trata de la

    competencia por influir en la poltica del monarca. En el reinado del primer Tudor hubo

    ms obras de asuntos polticos que en el de Enrique VIII: The Nigramansir de John

    Skelton (ahora perdida), es el ejemplo ms claro. La novela trata sobre la simona en la

    Iglesia, un tema muy controvertido por el momento en el que fue publicada, cuando los

    ministros del rey estaban colectando miles de libras de los clrigos como donativo real.

    Las confrontaciones entre clrigos y juristas sobre el ataque a la jurisdiccin de la

    Iglesia puede haber conducido a un enfrentamiento dentro de la corte entre 1506 y 1507,

    como la protagonizada por el obispo de Norwich, quien pidi al arzobispo Warham,

    canciller del reino, que Sir James Hobart, el procurador general, terminara con los

    ataques del enemigo de Dios y su Iglesia. Luego de un par de meses Hobart perdi su

    cargo de procurador general y fue obligado a pagar quinientas treinta y tres libras en

    calidad de ofensas no especificadas.

    La poltica exterior tambin haba abierto un debate en el interior de la corte.

    Ciertamente, las monarquas europeas trataron de asegurar sus intereses mediante el

    envo de embajadores competentes. Los franceses buscaban conservar la paz establecida

    con Enrique en 1492 manteniendo el pago de las pensiones de ocho de sus cortesanos,

    incluyendo Daubeney, Fox, Oxford y Lovell. El archiduque Maximiliano no poda darse

    el lujo de tal lujo, pero aconsej a sus embajadores residentes en Inglaterra que trataran

    con Christopher Ursuick, el limosnero del rey.

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    La corte era el centro neurlgico de la poltica, porque era el centro del gobierno.

    Enrique era un rey activo e intervencionista y los que lo rodeaban eran agentes de su

    gobierno. En la literatura de la corte de Enrique, el drama del gobierno produjo no slo

    una obra o un poema, sino tambin un tratado de gobierno. El Tree of Commonwealth

    de Edmond Dudley, escrito cuando su autor resida como prisionero en la Torre de

    Londres, en los primeros aos del reinado de Enrique VIII. Que Dudley debi gastar su

    tiempo cuando estaba, como l mismo deca, en afliccin terrenal y preocupado con el

    recuerdo amargo y doloroso de la muerte, en la reflexin poltica y administrativa para

    poner sus cosas en orden - tambin compuso en la Torre una lista de deudas de Enrique

    VII, que l saba que eran herramientas de control poltico del rey, en lugar de pasivos

    financieros genuinos - era tpico de Enrique y de sus hombres.

    La corte con el rey en el centro le dio un aire de actividad resolutiva. El comentario del

    embajador espaol en 1498 es de sobra conocido: gasta todo el tiempo no en pblico,

    ni en el consejo, sino en llevar las cuentas de sus gastos con su propio puo. Sin dudas,

    se trataba de una exageracin para empezar, el embajador no tena en cuenta el tiempo

    que el rey ocupaba en cazar, jugar al tenis o incluso apostar- pero era una impresin que

    otros tambin tenan. De la misma forma, otro enviado espaol en 1504 pona el acento

    en la ocupacin del rey cuando escriba: es hbito de este monarca el conducir todos

    sus asuntos con mucha gravedad y deliberacin. Aquellos que rodeaban al rey tambin

    parecan estar siempre ocupados. En 1495, el obispo Fox tuvo que arbitrar una disputa

    entre el prior de Montacute y el den de Wells. Once aos despus esta disputa segua

    vigente. El archidicono de Wells fue a ver al obispo Fox para tratar el problema y se

    encontr con que ste estaba enfadado, pero el da siguiente, el obispo le dio palabras

    gentiles, como un noble. Fox en realidad estaba de mal humor por el stress. Bray

    estaba igualmente ocupado. Cuando el arzobispo Henry Dene lo nombr como el

    principal ejecutor de su testamento en 1503, lo defina como el venerable hombre, mi

    querido Sir Reynold Bray, el consejero ms fiel de nuestro sereno seor, el rey de

    Inglaterra. El obispo Dene estaba al tanto que Bray est cargado con los negocios de

    nuestro seor, el rey de Inglaterra y, por ello, no est disponible para atender la

    ejecucin del testamento.

    Qu es lo que mantena tan ocupados a los miembros de la corte de Enrique? Los

    estudiantes de Oxford pensaban que Lovell estaba ejercitando su justicia y prudencia in

    administranda republica, y estaban ms o menos en lo cierto. Los consejeros ms

    cercanos a Enrique viajaban con l, con lo cual la corte se estableca donde estuviera el

    rey, pero con la peculiaridad de que el grado de desarrollo de las instituciones estaba

    slidamente establecido en comparacin a otros casos del siglo XV. Las grandes cortes

    de justicia continuaron establecidas en Westminster y tribunales reales locales

    continuaron establecidas alrededor de todo el reino, sin embargo el Consejo de Enrique

    se reuna da tras da para escuchar las demandas, incluso cuando el rey estaba en

    marcha, ms de 200 casos durante el ao 1504. La rotacin de tareas en el verano de

    1494 hizo que se produjera una mezcla de obispos como Fox, miembros de la Casa

    como Daubeney, caballeros como Bray y Lovell, jueces en derecho comn y clrigos en

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    derecho civil. Como la corte era itinerante, los secretarios reales delegaban los casos

    que iban tratando a nobles de confianza, juristas o clrigos para que funcionaran como

    rbitros en las demandas. Su movilidad hizo que estos secretarios tomaran contacto con

    un abanico de demandas. As en 1495, en Leicester y Nottingham escucharon varios

    casos de los Midlands. El testimonio de esta hazaa qued asentado en los archivos

    locales como en Woodstock y en otros lugares, se menciona en las peticiones de

    comparecencias ante el consejo a Collyweston, Kenilworth, Leicester y Nottingham, o

    en entradas de las cuentas de pequeos municipios como Christchurch, en Dorset, que

    tuvo la oportunidad de enviar a sus representantes ms o menos 10 km por la carretera

    Canford en lugar de realizar todo el camino a Londres para hablar con el Consejo del

    rey.

    El control poltico tambin descans en la corte. Se haca de un modo no

    institucionalizado, ya que gran parte del arte de gobernar todava consista en las

    relaciones del rey con los grandes hombres. As pues, era al secretario del rey a quien

    deban ser entregadas las listas de los squitos militares reclutados por los autorizados a

    tener proslitos segn el acta de retencin de 1504. El control financiero tambin

    formaba parte del drama del gobierno. Como la direccin financiera se mova

    constantemente entre la Tesorera de Westminster y el tesorero de la cmara real,

    primero Lovell y despus su sustituto John Heron, esto implicaba constantes disputas de

    competencias. Sin embargo, esto no quiere decir que los cofres de dinero fueran

    constantemente trasladados de palacio en palacio, aunque en algunos momentos puede

    haber sido as. La mayora de las transacciones de gobierno eran realizadas por los

    empleados de Heron en Westmister, quienes realizaban y colectaban los pagos, su base

    estaba all y Heron mismo oper durante mucho tiempo desde una oficina en el recinto

    de la abada. No obstante el rey y Heron celebraban sus debates en la corte y operaban

    con bonos de tesorera ubicadas en varias casas reales. La mayor parte de la riqueza del

    rey estaba invertida en platera y joyas dispersas por la corte, las cuales eran lucidas en

    grandes ocasiones. Respecto a los servidores de la corte, no estaban sujetos a auditoria

    en la tesorera, sino frente al mismo rey, asistido por Fox, Lovell, Dudley y otros

    consejeros.

    Finalmente y no por ello menos importante, el drama de los compromisos de Enrique

    con la diplomacia europea fue parte del drama de gobierno en la corte. La presencia de

    embajadores extranjeros poda ser celebrada como la consolidacin de la dinasta Tudor

    de cara a otras casas reales europeas, y esto fue celebrado en un poema compuesto hacia

    1488 y presentado en una fiesta de la Orden de la Jarretera para felicitar a Enrique y

    traer alegra al reino bajo el gobierno de tal prncipe.

    La Orden de la Jarretera, un honor con el cual Enrique recompensaba a sus ms altos

    consejeros, nos trae al tercer gran drama ocurrido en la corte, el drama del status social.

    Este es un problema abordado por un escritor contemporneo, Henry Medwal en su

    Fulgens and Lucrece, probablemente escrito en representacin del canciller Morton, en

    el cual el joven Tomas Moro puede haber visto o incluso actuado en l. La obra de

    Medwall cuenta la historia del tratado de nobleza de Buonaccorso de Montemagno, muy

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    ledo en la corte borgoona tambin. Lucrece, hija de Fulgens, deba elegir entre dos

    pretendientes, Publius Cornelius, el vago de sangre azul y Gaius Flaminius, el cual tena

    orgenes humildes pero por su gran sabidura y virtuoso comportamiento conquistara

    un gran honor. Es de notar que Gaius Flaminus no era slo un tecncrata tiempo

    atrs, con estudio mi tiempo gast- sino tambin un guerrero en otro tiempo mi reino

    defend-. Esta movilidad se evidencia tambin en los altos cargos de la corte de

    Enrique, los consejeros con formacin jurdica como Lovell, Bray y Dudley. Ellos

    podran haber realizado largas carreras militares, pero gracias a la conquista de puestos

    administrativos, tanto en la Corona como en la Iglesia, hizo que estuvieran exentos de la

    carrera militar. Sin embargo, en el momento necesario deban combatir en el campo de

    batalla. El mismo Edward Belknap, defensor de los derechos reales, tuvo que pelear en

    la rebelin armada de Blackheath en 1497 para capturar a Joseph an Gof, el herrero que

    lideraba la rebelin de Cornwall.

    Con una gran influencia en la corte, estos nobles fueron comprando grandes extensiones

    de tierra -Bray en Elton, Lovell en Enfield- y estableciendo squitos de servidores

    realmente numerosos: Lovell lleg a tener ochenta y siete servidores. Como el caso de

    Gaius Flaminius, ellos evitaban la opulencia de Publius Cornelius, pero visiblemente

    disfrutaban de una riqueza moderada o a veces ms que moderada. A la muerte de

    Lovell, su casa fue condecorada con una insignia que llevaba el ala de un halcn,

    tambin se llen de alfombras turcas, tapices con la imagen de San Jorge, los nueve

    valores nobles y las cuatro virtudes cardinales (prudencia, templanza, justicia y

    fortaleza), nueve almohadones bordados en oro de Venecia y treinta y tres libros

    franceses. Dudley tambin goz de grandes lujos en su casa de Candlewick, en Londres:

    vasos, botellas y una mesa hecha en Espaa.

    Asimismo, estos nuevos estados territoriales, alejados de los dominios de la corte,

    fueron puestos al servicio del rey, como una forma de contrarrestar el consumo dentro

    de la corte. Lovell tena cisnes en sus estados de Norfolk, los cuales fueron entregados

    al rey para la fiesta en Enfield. Andrew Windsor y Dudley, cuado del rey, tenan cisnes

    y pavos reales, que fueron trados desde el palacio de Benthworth, en Hampshire.

    Algunos de los clrigos juristas tambin adoptaron esta estrategia. Cuando Thomas

    Savage, formalmente presidente del consejo, fue al norte con el arzobispo de York,

    tom sus pavos reales y perros, valuados en doscientos treinta libras y cerca de mil

    libras en platera. Este estilo de vida imprima gran importancia en el crculo privado del

    rey, mucho ms incluso que su nacimiento.

    En el mundo ideal de Fulgens y Lucrecia todo iba tan bien como para que Lucrecia

    pudiese elegir evidentemente al muy digno Gaius Flaminius. En el mundo real de la

    Inglaterra de Enrique estas cuestiones eran ms delicadas. El autor de la Gran Crnica

    de Londres se sorprendi de que Dudley pareciera tan orgulloso, puesto que era ms

    fcil demandar y hablar con el mejor duque en este pas que con l. El mejor duque del

    pas - de hecho para el final del reinado el nico duque en el pas, Eduard Stafford,

    duque de Buckingham - no estaba tampoco muy contento. Cuando las cosas se pusieron

    un poco mejor en tiempos de Enrique VIII se elabor una lista de los que se ejecutaran

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    cuando ste comenz a reinar, en el que Lovell estaba en segundo lugar tras su nueva

    pesadilla el cardenal Wolsey. El quinto conde de Northumberland fue expulsado

    igualmente por el arzobispo Savage. Cuando sus squitos se reunieron y comenzaron a

    luchar en Fulfort en el condado de Yorkshire, en mayo de1504, el arzobispo y el conde

    cruzaron correspondencia, en la que se ventilaba el origen oscuro del arzobispo.

    Nothumberland puede haber tenido en cuenta no slo el nacimiento de Savage,

    proveniente de la pequea nobleza (la gentry) de Cheshire, sino tambin su reputacin

    de descarada parcialidad en los juicios. Al igual que a muchos de los nuevos hombres, a

    Savage le costaba vivir con desinters en el ejercicio del poder, situacin que

    supuestamente caracterizaba a Gaius Flaminius. En una carrera como la suya o la de

    Dudley, el drama de la gestin administrativa y el drama poltico se confundan con

    demasiada facilidad. De hecho, eran quizs ms cercanos a los personajes advenedizos

    Folye y Covetous en la obra contempornea annima The Worlde and the Chylde, que

    dramatizaba la confrontacin entre la nobleza y los dems hombres de una manera no

    mucho ms comprensiva con la aristocrtica autoindulgencia de Medwall, pero

    considerablemente mucho ms dura con los instintos depredadores de la nueva lite.

    Hay signos de que Enrique trat de contener estas tensiones. Uno de los caminos fue su

    negativa a promover a la alta burguesa que le rodeaba Daubeney, Cheyney,

    Willoughby de Broke- ms all del rango de barones. Tampoco dio ttulos a aquellos

    servidores cuyas familias todava eran humildes, a pesar de que estos hombres fueran

    fundamentales en la administracin del reino. El rey recibi a los grandes nobles en su

    corte en importantes ocasiones y anim a que formaran parte de la vida cortesana, pero

    naturalmente sin eclipsar a los servidores anteriores. Los nobles que optaron por la vida

    en la corte fueron consolidando su posicin, no solo como Oxford, el cual ayud a

    Enrique a consolidarse en el trono. A partir de entonces se estableci una precedencia

    formal en la corte, mesas paralelas de hombres y mujeres en filas fueron elaboradas por

    un grupo de caballeros guiados por el to del rey Jasper Tudor, duque de Bedford:

    introdujeron un squito de doctores del consejo del rey, los cuales se encontraban por

    arriba de los caballeros, pero por debajo de los barones y de sus hijos. Desde luego, las

    tensiones comenzaron a ser evidentes tambin en el interior del Consejo a causa de la

    distribucin del real poder, que estaba lejos de ir en concordancia con el status de sus

    miembros. Como la Gran Crnica remarca, Dudley, un mero escudero tena tanta

    autoridad que los lderes de Inglaterra estaban felices de gozar de su favor. Incluso

    Dudley, no contento con su ttulo de escudero, comenz a presentarse como consejero

    de nuestro soberano seor. Richard Sutton, otro jurista consejero hizo lo mismo.

    La participacin de nobles y miembros de inferior categora en justas nos introduce en

    el ltimo de nuestros cuatro dramas, el drama de las relaciones pblicas. Los festivales

    de la corte detentaban tanta importancia como las insignias, ya que hablaban del

    legtimo derecho de la dinasta Tudor a gobernar. En los campeonatos de 1501, con

    motivo de la celebracin del matrimonio del prncipe Arturo y Catalina de Aragn, el

    duque de Buckinham ingres en el desfile en un coche con forma de capilla, con los

    colores de la dinasta, verde y blanco, decorado con la rosa roja Tudor. Lord William

  • 9

    Courtenay lleg dentro de un dragn rojo el dragn gals aadido al escudo de armas

    como smbolo de los antepasados galeses de la familia Tudor- atado a una cadena verde

    y blanca. Ante esto cabe preguntarse cmo reaccionaron los observadores?

    Aparentemente, algunos asistieron al espectculo de manera espontnea: los juristas y

    estudiantes del Middle Temple pagaron doce libras en la llegada de la princesa

    Catalina de Espaa a Westminster, para tener lugar en la celebracin de justas, y lo

    deben haber disfrutado puesto que volvieron a pagar para el campeonato de

    Westminster en 1511. Pero tambin cabe la posibilidad de que hayan asistido por orden

    real, como cuando Eduardo IV convoc a la diputacin de Lincoln para ver combatir a

    Lord Scales, el bastardo de Borgoa, ocasin en la que tuvieron que pagar por el

    privilegio de asistir. Estos asuntos son ms complejos de lo que parecen.

    Incluso hasta hace poco, historiadores y estudiosos de la literatura quedaban impactados

    por la coherencia y poder de las campaas de relaciones pblicas montadas en la corte

    de Enrique VII. Segn las palabras que titulan el libro de Sydney Anglo, Spectacle and

    Pageantry (espectculo y pompa) eran una cuestin central de los primeros tiempos de

    la poltica Tudor. Gordon Kipling ha argumentado que la magnificencia de Enrique,

    coronada mediante la ereccin del palacio Richmond y las celebraciones de 1501, fue

    una clara emulacin de los duques de Borgoa. El panorama se completaba, segn

    David Carlson, con el reclutamiento de un nuevo grupo de recientes escritores

    humanistas, agentes de una poderosa propaganda poltica. Sin embargo, llegados a este

    punto, el programa comenz a agrietarse. Elementos claves de la estrategia de Enrique,

    como el desarrollo de una literatura real, han mostrado que no eran ni tan novedosos

    como se pensaba ni tan coherentes. De la misma manera, se hizo evidente tambin que

    los modelos franceses e italianos tuvieron tanta importancia como el borgon. El

    patronato literario tambin fue objeto de revisin: se demostr que en realidad haba

    sido ms difuso y tena menos propsitos polticos de lo que se pensaba. Lo ms

    novedoso de todo es que Sidney Anglo se retract al afirmar que en realidad el impacto

    de la cultura cortesana tena serias limitaciones y que existen evidencias muy dbiles

    para defender la idea de que la monarqua inglesa haya empleado la maquinaria de

    propaganda poltica, sino en modo espordico.

    Una produccin ceremonial jug un rol central en estos debates, el desfile de Londres

    para el matrimonio de la princesa Catalina de Aragn con el prncipe Arturo. Su

    imaginera Arturo como el Rey Arturo, Catalina como Santa rsula, Arturo como la

    estrella Arcturus, Catalina como Hesperus, Arturo como Cristo y Enrique como Dios

    Padre- hicieron ver en Anglo quizs el complejo ms original en los desfiles

    presentados en Inglaterra. Para Kipling, el uso de la elega de Molinet para Felipe el

    Bueno, fueron un elemento tpico de la bsqueda de Enrique de transmitir el mensaje

    borgon del triunfo del honor. De este modo, Anglo afirm recientemente que el

    hecho de que ninguno de los tres testigos que asentaron lo que vieron, entendi las

    alusiones presentadas en el desfile. Esto nos introduce en la problemtica del uso de los

    desfiles como un elemento efectivo de comunicacin masiva.

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    Hacia dnde se debe dirigir entonces la investigacin? Seguramente un camino seguro

    sera tratar de escribir una historia de la recepcin de la cultura de la corte como una

    herramienta de persuasin poltica, pero ello no ser fcil. En ciertos aspectos podemos

    proceder por sentido comn. Aquellos que vieron partir a Enrique a la guerra en 1492,

    por ejemplo, podran haber quedado impresionados con la riqueza de su carroza. Su

    casco y el arns de los caballos, decorados con oro, perlas y piedras preciosas, la cual

    cost dos mil libras, representaban ms que el valor de los ingresos de un ao

    provenientes de sus sbditos. Probablemente, mucha ms gente lo vio en un espacio de

    tiempo ms corto en tal ocasin: quince mil hombres de Inglaterra y Gales, desde el

    lejano norte hasta Newcastle, Brancepeth y Carlisle, ms aquellos que lo vieron marchar

    a travs de Londres con honorable triunfo y a travs de Kent para cruzar el Canal en

    su buque llamado Regent, decorado con una corona enchapada en oro. Para sofocar

    rebeliones, Enrique viaj sabiamente a travs de su reino, hacia el norte, a Newcastle,

    para dirigirse luego a Exeter, en el oeste, y aquellos que llegaron a verlo

    presumiblemente se quedaron impresionados. A Enrique le interesaba tambin erigir

    monumentos visibles de la dinasta Tudor en diversas partes del reino: una nueva tumba

    para su padre en la casa franciscana de Carmarthen, una capilla encerrando la tumba del

    prncipe Arturo en la catedral de Worcester e incluso una nueva chimenea con las armas

    del rey y la insignia real en la habitacin donde Enrique haba nacido, en Pembroke

    Castle. El rey comenz tambin a difundir noticias sobre las festividades de la corte

    mediante folletos, como por ejemplo la boda de su hija Mary con Carlos de Gante

    (1508). Los medios para hacer una impresin sobre estos temas sin duda los tena.

    El impacto que surti esta informacin en los sbditos es difcil de explicar. La

    conservacin del panfleto de 1508, como aquellos que se conservaron de la dcada

    siguiente, sugiere la importancia de la circulacin y de la lectura de esta propaganda

    real. De los impresos reales, contamos con dos documentos principalmente: una copia

    impresa que est llena de inscripciones de su propietario y la otra que contina en su

    encuadernacin original, estampada con rosas, leopardos y flores de lis: esto nos da una

    pista de que la versin latina, que sabemos que fue enviada a otras cortes por enviados

    ingleses, estaba tambin disponible para consumo domstico. Otras evidencias tambin

    explican la difusin de estos impresos reales y se encuentran en la relacin con las

    ordenanzas de guerra emitidas por los capitanes del ejrcito real en 1492. Aunque los

    ejemplares fueran escasos, William Paston conserv una copia para un amigo que lo

    quera para mostrrselo a Mr. Huddysfeld, probablemente se refera a Sir William

    Huddesfield de Shillingford, Devon. Quizs la atraccin por estos libros se deba a que

    en la primera hoja contena una ilustracin del escudo de armas del rey. Paston esperaba

    tener estos iluminado, pero no haba tenido tiempo, sin embargo, le asegur a su amigo

    que podis hacer un pago de siete colores azafrn sobre el mismo, para que eso sea de

    oro y otros colores en todos los lugares convenientes por el valor de un penique. Les

    explic cuidadosamente de qu colores deban ser pintadas todas las armas, las bestias y

    las insignias del rey. Algunos eran simples: el dragn rojo, el galgo blanco con un collar

    de oro, el rastrillo y las cadenas todo de oro. Con los dems pareca menos seguro: la

    insignia del yale (carnero) de los Beaufort slo la poda describir como a una bestia con

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    cuernos de carnero y el pavo real hecho en su propio el color como debe ser un pavo

    real, suena ms bien evasiva. Pero con las rosas y yo creo que la carta proporciona la

    evidencia inequvoca ms temprana del uso de la rosa Tudor en su forma estndar -

    estaba seguro de que: En cuanto a los dobles rosas en los bordes de color rojo y en el

    centro de color blanco.

    Sin embargo, estos signos, procedentes del interior de la corte de Enrique VII, se

    vuelven difciles a la hora de explicar el impacto que tuvieron en los sbditos. A un

    nivel bsico, podemos establecer conclusiones con el hecho de que Enrique sobrevivi a

    una serie de conspiraciones y rebeliones y que la sucesin al trono se logr sin

    conflictos. Evidencias ms concretas sobre las reacciones a su poltica vienen de la

    historia de las celebraciones pblicas de los grandes eventos dinsticos. Como por

    ejemplo, el nacimiento del prncipe Arturo en 1486, en ciudades como Canterbury,

    Southhampton y York, donde recompensaron a los mensajeros que haban llevado las

    buenas nuevas, sin embargo no contamos con evidencia de celebraciones. En 1507, en

    contraste, Shrewbury y Dover montaron arcos de triunfo como forma de celebracin del

    compromiso de la princesa Mary. En 1511, con el nacimiento del prncipe Enrique, se

    montaron arcos triunfales en Dover, Newcastle y Plymuth, acompaados de un sonar de

    campanas en Kingston, en la rivera del Tmesis. Dos aos antes y dos aos despus de

    la muerte de Enrique VII, la Inglaterra de los Tudor haba consolidando la lealtad

    dinstica y poltica, la cual gui tres matrimonios reales, dos divorcios y una ruptura

    con Roma, al paroxismo del gozo y el alivio del nacimiento del sucesor, el prncipe

    Eduardo en 1537, pero esa es una historia de otra corte y otro conjunto de dramas.