la dignidad de un hombre se mide por cómo hace frente a la

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Ladignidaddeunhombresemideporcómohacefrentealamuerte.

UnvaliosoGrecodelquenoseteníanoticiasaleasubastaenNuevaYork.CarolinaValdés,sofisticadamarchantedearte,recibeensuhotellavisitadePhilip, un rudo taxista de Brooklyn, quien la embarca en una peligrosaaventura destinada a demostrar que el cuadro, robado por los nazis a sufamilia,lepertenece.

Arranca así una investigación trepidante que llevará a la extraña parejadesdelaBudapestdelHolocausto,dondeeldiplomáticoespañolÁngelSanzBriz salvó a millares de judíos, hasta el Madrid de la Segunda GuerraMundial, repleto de alemanes, con el salón de té Embassy convertido enepicentrodelespionajeinternacional.

Juntos harán frente a terribles secretos del pasado,mientras va creciendoentreellosunaintimidadcapazdevencersusancestralesprejuicios.

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IsabelSanSebastián

LoúltimoqueverántusojosePubr1.1

Titivillus08.03.17

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Títulooriginal:LoúltimoqueverántusojosIsabelSanSebastián,2016

Editordigital:TitivillusePubbaser1.2

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Atodoslosquenoseresignan,nisevendennisecallanniserinden

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PRELUDIO(entonososcuros)

Budapest,noviembrede1944

Ladignidaddeunhombresemideporcómohacefrentealamuerte.Conelprimerquejidodemotor lejanoenlanegruraqueprecedealalba,Judah

supoqueveníanaporél.Despuésdetantosdíastemiéndolo,tantasnochesinsomnesesperandoverlosllegar,aquellacertezalúcidafuecasiunaliberación.

Por un instante el miedo le asaltó con tal violencia que le vació la mente,paralizándole al mismo tiempo el cuerpo. Miedo físico, tangible. Un tembloracompañadodesudorgélidoypulsodisparado,quecasilehizodesmayarse.Luego,traslosgolpesenlacancelaexterior,mientraselviejoportero,Laszlo,descorríaloscerrojosyfranqueabaelpasoalosvehículos,recuperóelcorajesuficienteparasalirdelacama.

Si iban a sacarlode su casa enplenanochepara conducirlo al sacrificio, no loharíanarrastrándoleenpijamayzapatillassinoporsupropiopie,vestidoconunbuentraje.Llevaríalacabezaalta.

EnsuedificiodelacalleKirálytodavíaquedabaalgunareservadecarbón,porloquelacalefacciónestabaenmarcha.LamayoríadeloshabitantesdeBudapestnoeratan afortunada, especialmente en la comunidad judía, sujeta desde hacía años arestricciones cada vez más ominosas. Los habían marcado como al ganado,convirtiendo el signo deDavid en un estigma clavado en el pecho, y ese símboloequivalía a una condena ejecutada cuándo, cómo y en la forma que cada verdugoescogiera.

Judahestabasoloenelpiso,demasiadograndeparaélenausenciadeHannahyloschicos.Ellosdebíandeestaryaasalvo,lejosdeHungría,oenelpeordeloscasosrefugiados en la legación española, desde la que partirían hacia su nueva vida encuantofueseposible.Esoalmenosnecesitabacreer,sopenadevolverselocoporeldolordesupérdida,yaqueélhabíarehusadoacompañarlos,afindepermaneceralpiedelcañónenelConsejoJudíoestablecidoporeltenientecoronelAdolfEichmanntraslaocupaciónalemanaculminadaamediadosdemarzo.Élysuobsesivosentidodeldeber…

¡CuántoañorabaelcalordeHannahenlamadrugadasombría!Loquedaríaporsentir el tacto de sumano en la frente, aliviando con ese gesto las cargas que confrecuenciacreciente la surcabandepreocupación.Ahoraque todoparecíaacabado,estabasegurodehabercometidounerrorgarrafalnosolopornosalvarsemientras

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estuvoatiempodehacerlo,sinoporcuantasveceshabíasecundadolosllamamientosa lacalmadesusmayoresasegurandoquedeesemodolas juderíashúngaras,yenparticular la de la capital, correrían mejor suerte que las polacas, ucranianas obálticas.¡Quéterriblepecadodesoberbia!¿Porquésehabíancreídosuperioresalosdemás, hasta el extremo de insistir, marcando el orden de las palabras, en quemientras aquellos eran judíos polacos, ucranianos, letones o lituanos, ellos eranhúngarosjudíos?

Sehabíanequivocadodramáticamenteenelcálculo,confundiendosusdeseosconlacrudarealidad.Eranysiempreseríanjudíos.Elpuebloelegido.Laestirpemaldita.

Ya vestido, aseado y dispuesto para salir, Judah se asomó a la ventana de lahabitacióndeservicio,quedabaalpatiointerior.Elcuartoestabavacíodesdequelosalemanesprohibiesenaloshebreoscontratarpersonaldomésticonojudío.Sialguienhubiera sorprendido a Berta, una chica cristiana, trabajando en esa casa, su vidahabríavalidotantocomoladesuspatronos.Nada.

En la oscuridad de la cochera apenas se distinguían las siluetas de los dosvehículosaparcados,conlosfarosapagados,bajolacustodiadeotrostantoshombresarmados.Supropioautomóvil,unflamanteAlfaRomeodeseiscilindros,adquiridoen 1937, había sido vendido en abril a un colega de profesión por lamitad de suprecio,despuésdeque losocupantesdeterminaranque los judíosnopodíanposeercochepropioyquedabanexcluidosdecualquiertransportequenofueranciertostaxisovagonesdeltranvía.Tambiénselosprivódesusaparatosderadio,altiempoquesus firmas desaparecían de las imprentas. Otro pequeño jalón en la sendainterminabledeofensasque llevabahastaesanochedel25denoviembrede1944.Contodaprobabilidad,laúltimaqueveríansusojos.

Judahobservódesdeelsalónque,pesealruidoocasionadoporlallegadadelossoldados,ningunaventanadelvecindariosehabíailuminado.Lacalleestabadesierta.Elrestodelaguardiaenviadaacapturarledebíadeencontrarseyadentrodeledificio,ajuzgarporelestruendodebotasmartilleandolosescalonesdemaderaconlarítmicacadenciadeundesfilemilitar.SeguroqueeranalemanesencuadradosenlasSSynomatarifeslocalesreclutadosenlosbajosfondos.Hombresdisciplinados,obedientes,eficaces,ordenados.Asesinospulcrosymetódicos.

Mientras respiraba hondo, buscando desesperadamente en su interior la fuerzanecesaria para no sucumbir almiedo hasta el extremode perder la compostura, sepreguntó si alguno de sus vecinos estaría despierto, temiendo ser la presa de esapartidadecaza.¿Podríaencontrarsealgunoigualdeaterrorizadoqueél?¡Claroquesí!

Seguro que sus vecinos estaban despiertos, aunque nadie asomaría la nariz aldescansillo.Nisiquierapronunciaríansunombrecuandoseunieraalalargalistade«desaparecidos»enplenanoche.Prohibiríanasushijospreguntar,trataríandeborrar

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esa sensación atroz de sus estómagos encogidos y elevarían una plegaria al cielorogandoaYahvénoserlossiguientes.Intentaríansobreviviracualquierprecio,librarasusseresqueridosdelgenocidio.¿Quéotracosapodíanhacer?¿Quéhabíahechoélmismo?Estabansolosanteunmal infinitamenteperverso.Únicamente lesquedabaimplorarlamisericordiadivinaysolicitarlaayudadealgunosdiplomáticos,contadosconlosdedosdeunamano,dispuestosajugarseelcuelloporellos.

¡Benditosfuesenporsiempreesoshombresvalientesyjustos!

El sonidometálico de un timbrazo cortó de cuajo sus reflexiones. Por un instantefugazhabíafantaseadoconlaposibilidaddehuiratravésdeunaventana,treparhastaeltejadoyescabullirseporallíhastaalgunadelascasasprotegidasporSuiza,SueciaoEspaña, donde acaso le dieran refugio.Ninguna estaba demasiado cerca, aunquecon suerte, con mucha suerte, tal vez lograra llegar, al amparo de la noche. Lacorduralehabíadevueltoenseguidaalarealidad.Eraabogado,nomilitarnimuchomenosunbandidoacostumbradoaescaparse.Teníacuarentayseisañoscumplidos,la cintura abultada propia de quien disfruta comiendo, lentes gruesas de miopecargado de dioptrías y los pies planos. ¿Dónde iba a ir?Había llegado la hora dehacerfrenteasudestino.

—HerrSofer.—Eltonoeracordial,amigable—.¿Meesperaba?Elhombrequeestabaalotroladodelumbralibavestidodepaisano,conabrigo

de paño largo, zapatos perfectamente lustrados y sombrero de fieltro a la moda.Hablaba un alemán culto, propio de un burgués instruido. Pese a su aspecto, noobstante,JudahidentificóinmediatamenteaKurtKaltmann,ObersturmführerdelasSchutzstaffel; lastemidasescuadrasdeprotección,másconocidasporlassiglasSS,creadascomopuntasdelanzadelsanguinariorégimenhitleriano.

El teniente Kaltmann era un viejo conocido suyo. Le había visitado por vezprimeraenlaprimaverade1943,nadamásllegaraBudapestobedeciendoórdenesdeEdmundVeesenmayer,alasazóngeneraldelasSSydestacadomiembrodelpartidonazi destinado en la embajada de Zagreb, Croacia. Veesenmayer estaba entoncespreparando un informe para Hitler sobre la situación de los judíos en la vecinaHungría y había enviado a varios colaboradores de su confianza a recabarinformaciónsobreel terreno.Entre lasmisionesasignadasaKaltmannestaba ladeentrevistarseconmiembrosprominentesdelacomunidadhebreaafindeevaluarsusrelacionesconelrégimendeMiklósHorthy.

JudahSoferencajabadellenoenesacategoría.Presidía,hastaquelaúltimaleyantisemitaseloprohibió,unodelosprincipalesbufetesdelaciudad,fundadoporsupadre. Un despacho influyente, extraordinariamente bien relacionado, que él habíallevadoalomásaltotrasgraduarseenlaUniversidaddeBudapestdentrodelexiguocuporeservadoa los judíosen las leyesdenumerusclausus aprobadasen losañosveinteconel finde restringir severamenteelaccesoa losestudios superioresa los

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hombresymujerespertenecientesasuconfesión.Muchos compañeros suyos del colegio deseosos de convertirse en médicos,

ingenieros o juristas no habían tenido otra salida que la emigración, pero él habíasuperadoelcorte.Dehabertenidounexpedientemásflojo,ahoraestaríaseguroencompañía de su familia, disfrutando del éxito en Nueva York, Brasil o Argentina,dondesucuñado,Raphael,prosperabadesdehacíaunadécada.

Unabromamacabradelafortuna.Sofer y Asociados, la firma encabezada por Judah, asesoraba a varias

institucionessobresalientes,talescomoloscomitésdeFinanzasyAsuntosExterioresdelSenado,cámaradelaquealgunosconversostodavíaformabanparteenabrildel43,resistiendoalapresiónalemanaparaqueHungría«resolvieralacuestiónjudía».También tenía clientes entre los grandes industriales hebreos de la capital. Era unpersonajepoderosoyselohabíahechosabersindisimulosasuinterlocutoralemándesde la primera entrevista, en la creencia de que su gobierno le protegería. Laexpresión deKaltmann esa noche otoñal de 1944,mirándole como el gatomira alratón,señalabaclaramentealperdedordeldesafío.

Sofer y Kaltmann se conocían, sí. De hecho, el oficial se había mostradoextremadamentecortésen lasdosvisitasquehabíarealizadoaldespachodeJudah,así como en la cena que este le había ofrecido en su domicilio privado con elpropósito de engrasar unas relaciones mutuamente beneficiosas. Lo que no podíasospecharentonceselletradoeraquesuspalabrascontribuiríanaqueVeesenmayer,convertidoenministroplenipotenciariodelReichtraslaocupación,enviaraaBerlíndosinformesconsecutivosseñalandoatodoslosjudíoscomoenemigosaexterminar,ensucondicióndeculpablesdefomentarelderrotismodelasautoridadeshúngarasantelamarchadelaguerra.

Desdeeselejano«entonces»habíanocurridomuchascosas.Dadalasucesióndeacontecimientosvividos,Judahestabapreparadoparacasitodo,aunquelesorprendióverelrostrodeeseteniente.Precisamenteaélnoseloesperaba.Noseñor.

Habíanvueltoacoincidirenmarzo,conmotivodeunareuniónconvocadaporelalto mando de las SS para transmitir a la Congregación Israelita de Pest que lapoblaciónjudíadelaciudadnotendríanadaquetemersiobedecíalasconsignas.Yélhabíavueltoacreerseesosembustes.Ahoraeraconscientedeello.Pesealocual,lecostabacreerqueunoficialcomoKaltmann,conairesdecaballeroalemán,llegaraaensuciarselasmanosincumpliendopersonalmentelapalabradadaporsussuperiores.

Unavezmás,seequivocaba.

—¿Meesperaba?Lapreguntaserepitió,enuntonoalgomásfirme.—En cualquier momento, sí —mintió Judah con voz temblorosa—. ¿Puedo

invitarle a un coñac? Si no es demasiado tarde o demasiado temprano para usted,

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desdeluego…—¿Porquéno?Mishombresaguardarán.Notenemosprisa.Kurt Kaltmann era un obseso de las formas. Valoraba sobremanera las reglas

básicasdeurbanidad,componentesesencialesdelacivilizaciónporlaqueluchabasupaíscontralashordaseslavas.Lasrespetabaarajatabla.Tambiénseconsiderabaunesteta. De ahí que experimentara un refinado placer ante la inminencia de lo queestabaapuntodeocurrir,exactamente talcomo lo teníaprevisto.Lehabíacostadodemasiadollegaraeseprecisoinstanteparadesaprovecharunamigajadegoce.

El oficial alemán despreciaba cada rasgo, cadamolécula del hombre que teníaantesí.Regordete,cortodeestatura,conuncabelloralomenguanteenlassienesyuna barba ya canosa incapaz de disimular la papada incipiente propia de losholgazaneschupasangredesuraza,elseñorSoferencarnabaasusojoselprototipodeljudíoventajista,ascendidohastasuposicióndeprivilegioabasedeaprovecharsede la buena gente trabajadora. ¿Cómo podían gobernar el mundo gentes taninsignificantes,tanindignasdeacumularelpoderylariquezaqueatesoraban?

Sus reflexiones, estaba convencido de ello, nada tenían que ver con el racismoenunciadoenelcredonacionalsocialistaapartirdelasteoríasdeAlfredRosenberg.Eran evidencias de carácter histórico. Mientras su padre y tantos como él habíanperecidoen las trincherasde laGranGuerradefendiendoelhonorde lapatria, losjudíos se habían lucrado de ese dolor acaparando bienes de primera necesidad,vendiéndolos en elmercado negro y cobrando intereses desproporcionados por lospréstamosqueconcedían.Suprosperidadestababasadaeneloportunismomásvil.Erahoradecobrarselarevancha.

KaltmannhabíaseguidolospasosaSofer.Conocíaa laperfecciónsusvínculoscon la Administración del depuesto Horthy. Él mismo se había jactado, en susprimerasentrevistas,de losamigosycontactosconlosquecontabaenelgobierno,sin faltar a la verdad. Varios senadores, un diputado, algún exministro incluso,industrialesesencialesparalamaquinariadeguerraalemanahabíanintercedidoensufavor.Palancasinfluyentesquelehabíanmantenidoasalvoduranteunañoymediolargo,fueradelalcancedelaGestapo.Esejudíoselehabíaresistidomuchomásdelorazonable,peroalfinerasuyo.Sinviolencia.Asumanera.

—¿Pasamos al salón?—propuso Judah, decidido a averiguar el porqué de esasorprendentevisitaysifinalmentehabríadeagradecero,porelcontrario,lamentar,serobjetodeuntratotanespecial.

—Mejoralcomedor.Esmásacogedor,¿noleparece?La respuesta dejó desconcertado al abogado, aunque obedeció. Condujo a su

huéspedalahabitaciónindicada,cuyadoblepuertaacristaladaseabríaalrecibidor.Era una estancia amplia, concebida para reunir a una familia numerosa en las

celebracionesfestivasdelSabbatentornoaunamesamacizadecaobaconcapacidadpara catorce comensales, que en contadas ocasiones llegaban a juntarse.Yahvé nohabíatenidoabienbendecirlemásquecondoshijos,porloqueesecomedorsiempre

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le había parecido un espacio un tanto frío, destinado a las cenas o almuerzos decaráctersocial.

Comomuestra de su buenavoluntad, allí había recibido aKaltmann en su día,juntoaungrupoescogidodelíderesdelacomunidad,einclusolehabíapresentadoaHannah y a los niños. Otro error imperdonable. Qué ridícula parecía ahora lasensaciónconlaqueseacostóesanoche,convencidodehabersentadolasbasesdeundiálogoconstructivo.Cuántohabíallovido…

Trasencenderlaluzyofreceraloficialunasilla,Judahfuehastaelaparadorenbuscadeunacopa,quellenódelicor.Mientraslohacía,sepreguntabaconquéfin.Porquéprolongarunaagoníainútil,sabiendocuálseríaelfinal.Nuncahabríacreídoque la vida se nos agarrara con tal fuerza a las entrañas, pero el instinto desupervivenciademostrabasermuchomásfuertequecualquierrazonamientológico.Ysí,queríavivir.Habríaqueridovivirunavidalargajuntoalamujeryloshijosquellenabandesolsusdías.Cualquierminutoquearañaraalaexistenciaseríaunminutomás,unlatido,unaesperanza.

Depositóelcoñacsobrelamesa,frentealalemán,sintiendocómolafrustraciónibaocupandopocoapocoelespacioqueantessolorebosabamiedo.Estabasiendoultrajadoensupropiacasaporun individuoque,denoserpor laguerra, jamássehabría cruzado en su camino. Un tipo educado, cierto, aunque de un nivelsociocultural muy inferior al suyo, que ni en sueños habría podido permitirsecontratar sus servicios en otras circunstancias.Ahora se encontraba en susmanos,inerme, con la desagradable sensación de desempeñar el papel de perdedorpredestinado en un juego perverso, con cartasmarcadas y sin fuerzas para plantarcara.

Seguramentehabríahechobienhacíaunratoensaltarporlaventana,noconelfindehuir,sinodeterminarrápido.Empezabaapensarqueprontosearrepentiríadenohabertenidoelvalordedaresesalto.Asísumaríaunelementomásalalargalistadereprochesconlaqueseiríaalatumba.

Eloficial se tomósu tiempoparapaladearaplacerel saborde lavictoriaantesdearrancarseahablarmuytranquilo,cualinvitadoconmodalesquecumplimentaasuanfitrión.

—Esecuadro—señalabaunpaisajeurbano,evidentementeantiguo,colgadoenlaparedalaalturadelacabeceradelamesa—deberíahabérmelovendidocuandotuvoocasióndehacerlo.

—¿Habríacambiadoesoalgo?—¡Desdeluego!Ustedhabríaobtenidounpermisoparaabandonarelpaísjuntoa

sufamilia,talcomoyoleofrecíyaceptaronotrosmáslistos.HoyestaríaenPalestinaoenAmérica,encompañíadesuscompatriotasyconciertacantidaddedineroenelbolsillo.Modesta,desde luego,aunquegenerosadadas lascircunstancias.Le insistí

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en mi interés artístico, ¿recuerda? Le aconsejé que aceptara. Ahora mi oferta habajadodrásticamente.

—MipaísesHungría—replicóJudah,rotundo,haciendocasoomisodelaburla.—Las leyes que ha aprobado su propio gobierno, aliado del Eje, no parecen

corroboraresaafirmación.SeasemejanmuchoalasqueelFührerimpulsóhaceunadécadaenAlemania,parabiendetodos.

—Tieneustedrazón.El rostro de Kaltmann reflejaba la satisfacción del triunfador que sabe a su

adversario derrotado, a punto de implorar clemencia, aunque Judah no habíaterminadodeexpresarsupensamiento.

—Los húngaros judíos—prosiguió—hemos vistomutilados nuestros derechosciviles,expoliadasnuestraspropiedadesyprivadasdevalornuestrasvidas.Senoshaprohibidoejercercargospúblicos,administrarempresasyhastamantenerrelacionessexualescongentiles,comosielhechodeadoraralDiosdeAbrahamnosconvirtieseen gentes impuras. Pero ninguna ley humana puede despojarnos de nuestra patriahúngara. Su lengua es nuestra lengua. Su historia es nuestra historia. No puedenquitarnoseso.

Judaheravagamenteconscientedeestarsosteniendoobstinadamenteundiscursoen el que ni él mismo creía ya. Con todo, no pensaba proporcionar a ese naziarrogante el gusto de verle abjurar a última hora de los argumentos que habíadefendidodesde el comienzode la dramática escalada en la que estaban inmersos,cuando nadie pensaba que las cosas llegarían tan lejos.Nomientras le quedara unápicededignidad,aunquelodichoporeloficialfueseunaverdadinapelable.

Enese fríonoviembrede1944,Soferestabacasi segurodequemásde trescientosmil hermanos residentes en las zonas rurales habían sido ya exterminados. Losdoscientos mil residentes en Budapest, a los que se habían sumado otros tantosprófugosdelasprovincias,ibansiguiendopocoapocosuspasos,amedidaquelosescuadronesdelamuertellevabanacabosutareaimplacable.

La narración de lo sucedido, traída por algún testigo horrorizado ante esasescenas,resultabaescalofriante.Eldíaprevioasudeportación,losmarcadosconlaestrellaamarilla,incluidosbebésreciénnacidos,enfermosyreclusos,eransacadosalafuerzadehospitalesyprisionesparaserconducidosalosguetosencuyosedificiosatestadosdegente sehacinabayael restode los judíos.Desdeallí se losconducíahastalaestacióndeferrocarril,dondeembarcabanaempujonesenvagonesdeganadoarazóndecienpersonasencadavagón,conuncubodeaguayotrodestinadoalasnecesidades fisiológicas. Las puertas se cerraban a cal y canto, las ventanaspermanecían bloqueadas con tablones, y los trenes se ponían en marcha haciaAuschwitz,escoltadosporunidadesdelagendarmeríahúngarahastalafrontera.

Durante el trayecto muchos morían asfixiados y otros se suicidaban.

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Aprovechando las paradas, los que resistían a esas terribles condiciones, agravadaspor el calor sofocante del verano, sufrían abusos y brutalidad por parte de losguardiasfronterizosolasunidadesdelasSSencargadasdesucustodiaunavezfueradel territorio magiar. Los que sobrevivían al primer reconocimiento médico, alconsiderárselos aptos para trabajar, acababan en Bergen-Belsen, Dachau,Buchenwald, Ravensbrück o el propio Auschwitz, donde su esperanza de vidaquedabareducidaapocassemanasdeextenuaciónabocadaaunamuertesegura.

Enlacapitallascosasnohabíanllegadoatalextremo,aunqueempeorabandedíaendía.Acomienzosdemayoelgobiernohúngarohabíaordenadolaidentificaciónyregistro de los edificios y pisos habitados por hebreos, más de treinta mil, de loscuales dosmil ochocientos fueron señalados como «casas estrelladas» ymarcadascon una gran estrella de seis puntas en la entrada. En ellas quedaron confinadasmillaresdepersonasobligadas a trasladarsedesde suspropiosdomicilios.Ante lasprotestasdealgunospropietarioscristianos,elnúmerodeviviendasseredujoaunasmilnovecientas,queamediadosdeagostoalbergabancientosetentamilalmas.Otroscienmiljudíos,comoelpropioJudahysusvecinos,seguíanresidiendoilegalmenteenlugaresoficialmentereservadosaloscristianos,alamparodeciertatoleranciataninciertacomorelativa.

Lasnochesdel15y16deoctubre,coincidiendoconelgolpedelpronaziFerencSzálasi,unahordadeparamilitaresencuadradosenelPartidodelaCruzFlechadasehabíadadounaorgíadesangrehebreapreviairrupciónenvarias«casasestrelladas»,que saquearon a conciencia antes de conducir a centenares de hombres,mujeres yniñosalDanubio,arrojarlosalríodesdelospuentesyrematarlosatirosenelagua.Araíz de las matanzas, los alemanes se habían hecho cargo de la custodia de esosedificios, cuyas puertas abríano cerraban a su antojo, en ocasiones por espacio dehastadiezdías.Ytodoapuntabaaquelopeoraúnestabaporvenir.

Esa misma tarde, al regresar a su hogar, el abogado había observado queempezaba a acumularse material de construcción a la entrada del barrio judío,evidentementeconelpropósitodelevantarunmuroasualrededor.Losocupantesysuscómplicessedisponíanacerrarlatrampa.

Definitivamente, pensó Judah, escrutando la mirada gélida de su visitantenocturno,tendríaquehabersearrojadoalvacíomientrastuvoposibilidadderompersedeesemodoelcuello.Habríasidomásrápido.

Kaltmann se estaba bebiendo el coñac muy despacio, saboreando cada gota deCourvoisier con la misma fruición que su triunfo sobre el recalcitrante judío quehabía osado resistirse a su dominio. Disfrutaba cada segundo de esa conversacióntrivial,tanaparentementeinocentecomocruel.

—¿Realmenteignoralaidentidaddelartistafirmantedeestaobra,herrSofer?Nohedejadodepensarenelladesdelaprimeravezquelavi.Tieneustedaquícolgada

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unaverdaderamaravilla.Mesorprendeque,siendojudío,desconozcasuvalor.Judahcontemplóunavezmásesecuadro,transmitidodepadresahijosalolargo

de varias generaciones, que no había salido de la familia desde que uno de susantepasados,prósperocomercianteenpieles, lo trajeradeEspañaalregresodeunode sus viajes. Mostraba una ciudad medieval, guardada por murallas y un fosonatural, no muy diferente a Buda. La ciudad sagrada de las diez sinagogas, deacuerdoconlatradiciónhebreapreviaalsegundoéxodo.Toledoth.

Segúncontabasupadre,yantesqueélsuabuelo,lavistaexpuestaenelcuadrocorrespondía a la judería de esa remota localidad española, que nadie apellidadoSoferhabíavueltoavisitarenlossiguientescientocincuentaaños.Enprimerplanoaparecíaunríocaudalosodeaguasoscuras,amenazantes,atravesadoporunpuentede cuatro ojos guardado en ambas orillas por torres fortificadas. Dominando lapintura, exactamente en el centro, un edificio macizo, híbrido entre iglesiamonumental y castillo, alzaba sumolemajestuosa bajo un cielo triste de invierno,salpicado de nubes negras, al que asomaba su cara pálida una luna creciente, casillena. Junto a él, otra estructura semejante, seguramente un convento, imponía supresencia a las casitas vecinas, alineadas en tropel sobre la ribera abrupta hasta elbordemismodelatela.Edificacioneshumildes,colgadasarasderoca,entrelazadascon paños de muralla antigua. Moradas típicas de un gueto judío mezcladas consímbolosdelpodercristiano.

Esapinturahabíaestadosiempreensucasa,veneradacomountesoro,notantoporsuvalormaterialcuantoporelsignificadosimbólicoqueencerrabaSefaradcomopatria de Maimónides y otros grandes sabios hijos del pueblo escogido. Tambiénhabía sido adquirida, decía la tradición de los Sofer, por representar el epicentrogeográfico de un episodio histórico que el pueblo judío en la diáspora no debíaolvidar: la traumática expulsión de esa tierra, patria de incontables hermanosasentadosenelladesdetiempoinmemorial.

Aunque la comunidad hebrea de Budapest estaba compuesta mayoritariamenteporaskenazis,Judahnohabíaconocidoaunsefardíquenoañoraraesehogarperdidoquinientos años atrás y no llorara su pérdida. El exilio forzoso derivado de esaexpulsióneraevocadoporladiásporacomoalgosemejantealaesclavitudenEgipto.Otra prueba terrible a la que Yahvé sometía a su pueblo, sin parangón hasta elmomentoenqueelHolocaustoseabatiósobreél.ClaroqueelHolocausto,laShoah,resultaba inimaginable para cualquier mente sana. ¿Cómo podía nadie concebirsemejantehorror?

Laobracolgadaensucomedor,deindudablecalidad,constituíaademáslapruebatangible del éxito comercial alcanzado por uno de los primeros portadores delapellido Sofer, al que atribuían el mérito de haber vencido a la pobreza y puestocimientossólidosalaprosperidadfamiliar.Elcomerciohabíadadopasoconlosañosa una industria de curtido de pieles, al principiomodesta, que fue creciendo hastaasentarse en Pest antes de ser traspasada. Hacía tres generaciones que ningún

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miembro de la saga se ponía unmandil, una vez liquidada, con gran provecho, lafuente inicial de ingresos que les había permitido ascender en la escala social yprofesional.

Mercedaeseéxito,lafamiliadelabogadohabíasidodelasprimeraseninstalarseen el barrio judío de la capital, crecido alrededor de la gran sinagoga de la calleDohány, a cuya construcción había contribuido con generosas cantidades de oro yplata su abuelo, a partir de 1858. El templo se enorgullecía de ser el mayor deEuropa,alpoderalbergaratresmilpersonas.Habíasidolevantadodeliberadamenteconunaestructuramuyparecidaaladeunaiglesiacatólica,afindetransmitirdeesemodo el empeño de los judíos por integrarse en la sociedad cristiana. ¡Quéingenuidad!Ahoratodoeseespacioservíaparahacinaraldobledeancianos,niñosyenfermos, encerradosallípor losocupantesnazisenesperade serdeportados.Seismilciudadanoshúngarosconsideradosextrañosensupropiapatria.Marcadosparaelexterminio.

El cuadro al que se refería el teniente de lasSS era por tanto algomuchomásvaliosoqueunameraantigüedad,pormásqueelobjetoensífueralobastantegolosocomo para atraer lamirada de un individuo de la catadura deKurt Kaltmann.Undepredadorsinescrúpulos.Unvulgarladrón.

Atónitoanteloqueescuchaba,Sofersepreguntóporquénohabríaescondidolapinturalaprimeravezquerecibióaesehombreensuhogar.Porquénohabríasidomás precavido.Debería haber anticipado que sus ojos codiciosos se fijarían en él.Deberíahaberprevistotantascosas…

Cualquierjudíoinstruidosabíaperfectamentelovolátilqueerasuriquezaenuncontexto de crisis. La historia proporcionaba incontables ejemplos de expoliossufridosporellosenlapropiaSefaradydesdeluegoenHungría.Allí,ensuamadopaís,señoresfeudalesyburgueseshabíanestablecidodesdeantiguolacostumbredeendeudarseconloshebreoshastamásalládelorazonableyzafarsedespuésdeesasdeudasporelmétodoexpeditivodelibrarsedelosacreedores;esdecir,echarlosdesustierrasyquedarseconsusbienes.

Los pretextos invocados para justificar el robo eran tan variados comoinverosímiles. Los hebreos habían sido acusados dematar niños con fines rituales,envenenar pozos o ayudar al enemigo en las guerras contra los turcos. Cualquierexcusa era buena. ¿Qué le había hecho pensar que esta vez sería distinto? Alprincipio,laingenuidad.Oacasolacobardíadenoquereraceptarloquelaevidenciahacíaindiscutible.Después,laferocidaddelapersecucióndesatada.Unproyectodeaniquilación sistemática y total, implacable, brutal. Demoníaco, inhumano, y porendeincompatibleconcualquiercálculoracional.

Las leyes raciales impuestas por los alemanes y las matanzas sobrevenidasdespuéserantanbárbaras,tanhijasdeunodiociego,queunjuristacomoJudahnohabíahiladosuaplicaciónconlarapiñamásburda.Ysinembargo,ensucasotodoseceñíaaeso.Elhombresentadoasumesa,bebiéndoseeneseinstantesucoñac,ibaa

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enviarloalamuerteafinderobarleuncuadro.Nimásnimenos.

Sumidoensuscavilacionessombrías,Judahhabíaperdidolanocióndeltiempo.Leparecía haber dejado pasar una eternidad desde que el oficial nazi le hiciera uncomentario referido a la obra colgada en la pared de su comedor, y ni siquierarecordaba bien qué era exactamente lo que había dicho. De ahí que se limitara areiterar,sinaparenteemoción:

—Comoledijeensumomento,elcuadronuncahaestadoenventa.Kaltmanneraunhombre frío.Lamayoríadesuscompañerosdearmashabrían

juzgadoesaréplicamotivomásquesuficienteparapegarleuntiroaesesubserydarpor zanjado el asunto. Él no. Nunca se había considerado antisemita ni tampocoestabaespecialmenteorgullosode lapurezadesu razaaria,pesea reunir todos losrequisitosfísicosyfamiliaresnecesariosparaexhibirla.Éleraunpragmático.

Desdehacíaalmenosunañosabíaperfectamentequetambiénesaguerra,aligualque la anterior, terminaría en derrota alemana. Frustrada, pues, toda posibilidad deescaladaenlaadministraciónnazi,habíadedicadolosúltimosmesesaprocurarselosmedios y contactos necesarios para llevar a cabo sus planes de ascensosocioeconómico adaptándose a la nueva circunstancia. Y la «solución final»,decretadaporHitlereideadaensuejecuciónporEichmannconelfindeborrardelafazdelatierratodorastrodelpueblojudío,lebrindabalaherramientaperfectaparaalcanzar supropósito.Unaoportunidad inmejorabledeacumularunagrancantidadderiquezaenuncortoespaciodetiempoalamparodelamásabsolutaimpunidad.

No era el único que lo hacía. Otros como él estaban poniendo a salvo susparticularesbotinesaprovechandosus influenciasenelextranjero, suscargosy susrangos.Nadapersonal,nadapasional,solonegocios.

Claro que ese cuadro era algomuy especial, ajeno al fondo de jubilación queKaltmann tenía oculto en lugar seguro en forma de oro, joyas, pequeñas piezasartísticas de alto valor y algunas divisas fuertes como francos suizos o librasesterlinas.Esapinturalehabíallamadoaélpersonalmentedesdeelprimergolpedevista.Selehabíametidoenlasangre,hastaelpuntodedespertaralgoparecidoaunapasión y poner en riesgo su más sagrado principio; precisamente, la expulsión decualquierpasiónsusceptibledealterarlelavida.

¿Quémisterioencerrabaesecuadroquelodistinguíadecualquierotro?¿Seríalamagia de unas piedras ancestrales bañadas por la luz lunar? ¿La infinita gama degrises que el artista había arrancado a su paleta? ¿La composición perfecta de loselementos, ordenados de manera a introducir al espectador en el paisaje hasta elpuntodeinvitarleacruzarelpuente?¿Simplementelabellezadelaimagen,tanrealcomolamejorfotografíaypeseaelloimpregnadadeunenigmaindefinible?Fueselo que fuere, la tela estaba destinada a pertenecerle yKaltmann, sabiéndolo, habíatenidoquerecurriratodosuautocontrolparaesperarpacientementeaquecayeraen

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susmanoscualfrutamadura.Como buen calculador, era consciente del riesgo inherente a despertar las

sospechasde su superior,Veesenmeyer, insistiendomásde la cuenta en acelerar ladeportación de ese abogado en particular. Por eso había esperado, pacientemente,ocultandosuansiadeposesión.Esamaravilla,noobstante,lohabíasabidosiempre,llevabaescritosunombre.Estaba llamadaasercimientoyclavedebóvedadeunagrancoleccióndearte.

Judahmirabaalsuelo,depiejuntoalapuertaabiertaalrecibidor,dondedosguardiasarmados,deuniforme, esperaban laordendel tenientepara conducir aldetenidoalcoche aparcado en el patio. Le había venido a la mente una estrofa del himnohúngaro,tantasvecesentonadosinprestaratenciónasuletra:«Tantosilamanodelafortunatebendicecomositegolpea,aquíhasdevivirydemorir».Soloconfiabaenquelamuertefuesebenévolaconél.GraciasaElohimyalencargadodenegociosdelalegaciónespañola,Hannahylosniñosvivirían.

Kaltmann,quehabíapermanecidosentado,apurósucopadecoñacdespacio,sindejardecontemplarlapinturacolgadafrenteaél.Luegoseacercóalaparedafindeobservarla desde más cerca. Solo entonces frunció el ceño, dejando aflorar unaemociónparecidaaldisgusto.

—¿Cómohapodidoencerrarsemejanteobramaestraenunmarcotanespantoso?Estosdoradosbarrocosnosonpropiosdeunamantedelarte,herrSofer.Creíquelosjudíosteníanmejorgusto.NoenvanoescélebreHungríaporlacantidadycalidaddelospoetasquehadadosuraza.Claroquecadavezquedanmenos,¿verdad?Entodocasonohonraustedenabsolutoesatradiciónartística.Unapena.

AJudahlecostabaasimilarquelaescenafuesereal,queestuvierateniendolugarde verdad. Se había preparado para lo peor. Había imaginado el momento de sucapturadetodoslosmodosposibles,empezandoporlosmásviolentos.Nolehabríasorprendido que le golpearan hasta matarle o le empujaran escaleras abajo y lerematarandeuntiroenlacalle,comohabíavistohacerconmásdeunvecinoenlasúltimas semanas. Pero esa exhibición de cinismo, esa depravación sutil, refinada,superabaconcrecessuspeorestemores.

Miróelcuadroéltambién,tratandodeencontrarenellienzoalgoquejustificaseloquesurazónysufesabíaninjustificable.Elpaisajedelajudería,hastaentoncestanquerido,cobrabadeprontounanuevadimensión,unsignificadosiniestroqueibaadquiriendo perfiles definidos a medida que pasaba el tiempo. Ese río caudaloso,siempreasociadoensumentealaabundancia,setornabafronterahostil.Elpuente,másqueunir, alejabacon sus fortificacionesdosorillas irreconciliables.Labellezadelcieloinvernal,surcadodenubarrones,parecíaesconderunabismodeoscuridad,comosi el artistahubiesequerido representar enesas sombras todoeldolorde loshijos de Sefarad expulsados de su paraíso. Su impotencia, su frustración, su

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amargura,sutemor.Elcuadroseconvirtiósúbitamenteasusojosenalgomonstruosoyéllomaldijo

ensilencio,contodalafuerzadesualma.Kaltmannseguíadesgranandosumonólogo.—Lamaderapintadaqueloenvuelvesoloconsigueocultarlabellezadellienzoy

sus colores. ¡Qué colores! Cualquier pintor vendería su alma al diablo si con elloconsiguieracrearlosensupaleta.

—Tal vez lo hiciera, teniente, tal vez lo hiciera.—La voz de Judah se habíatransformado en un susurro—. Es posible que el autor de esa obra adquiriera sutalento invocando a un ente tanmalvado, tan ajeno al ser humano, que ha tardadovariossiglosenencarnarseentrenosotros…

—Eraunaformadehablar,herrSofer.Yonocreoeneldiablo.TampocoenDios.Nieneldestino.Creoenloshombres,ensuvoluntad,sudeterminacióndealcanzarlasmetasqueellosmismossefijan.Cadacualesresponsabledeloqueleocurre,notengalamenorduda.Ytodotieneunprecio,incluidoslaarroganciayelorgullo.Enestecaso,suorgullo.

—Dios existe, teniente —replicó el abogado, buscando dentro de sí algúnresquiciodesureputadaelocuencia—.Avecesponeapruebanuestrafe,peroexiste.Ysupodernotienerival.Ustedpodrádespojarmedecuantoposeo,podríapegarmeuntiroahoramismo,peronomearrebatarálacertezadeSuexistencia.Compadezcolasoledadquedebeexperimentaralguiencomousted,sabiéndosetanpequeñoytandesamparadoalavez.

LasúltimaspalabrasdeJudahhabíandadoenladiana.Kaltmannestuvoapuntodedarriendasueltaa lacólera,aunquesecontuvoacostadeungranesfuerzo,sinotros signos visibles que un violento cerrar de puños rápidamente dominado. Noqueríaestropearaúltimahoraunavenganzalargotiempoesperada,planificadahastaelmásínfimodetalle.

—Dioseselconsuelodelosperdedores,herrSofer.Yestemundonosehizoparalos débiles. Ni para los mansos. Uno tiene que luchar por lo que quiere hastaconseguirlo; no elevar plegarias al cielo esperando que caiga de allí. Yo le dijeclaramentehastaquépuntoqueríaestecuadro.¿Lorecuerda?

Judahasintióensilencio.—Ustedentoncesestabamuysegurodesí,desuinfluencia,desudinero…Hasta

se permitió el lujo de humillarme, o cuando menos lo intentó, hablándome conprepotencia de sus importantes amigos. ¿Lo ha olvidado? No supo identificar susdeseosnielordendesusprioridades.Noquisolosuficiente.

—Siserefierealcuadro—repusoelabogadoapelandoatodasufuerzainterior—,noleentendíbien.Nuncapenséquelodesearahastaesteextremo.Losjudíosnocreemoseneldiablo, aunque sí en elmal.Yyonovenderíami concienciaporunobjeto.

—¿Suconciencia?—Kaltmannrioruidosamente—.Sofer,Sofer,medecepciona

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usted.¿Todavíanohacomprendidoporquéhevenidohoyaquí?Estamoshablandode suvida.La suyay lade su familia.Recuerdoauna señoraSoferyaunpardechiquillos.¿Dóndeestán?

Kaltmannsevolvióhacia lapuerta,conungestodeinterrogaciónenlamirada,esperando ver aparecer en cualquier momento a las personas mencionadas. Judahsintióunescalofríorecorrerlelaespalda.Habíavueltoasubestimarasuenemigo.Nosetratabasolodelcuadro.Lodemenoseraelrobo.Esehombreteníaclavadaenelcorazón su negativa a venderle la pintura y pensaba cobrarse la revancha de lamaneramásdespiadada.

Recurriendoatodosucoraje,contestó:—Fueradesualcance.¡BenditoseaelCreador!

Hannah,JosephyRaquelhabíanabandonadolacalleKirályafinalesdeoctubre,enuncocheconmatrículadiplomáticapertenecientealalegaciónespañolaenBudapest.Lohabíapuestoasudisposiciónelencargadodenegocios,ÁngelSanzBriz,máximoresponsablede laoficina tras la salidaprecipitadadel embajador,MiguelÁngeldeMuguiro,acaecidapocodespuésde laocupación.Aesahora suesposay sushijosdebían de estar ya camino de España, en tránsito hacia Buenos Aires, donde lahermana de Hannah y el marido de esta, médico, disfrutaban de un nivel de vidaholgado.

Judah había conocido a Sanz Briz a través de Zoltán Farkas, compañero decarrerayhermanoen la fe judaica,abogadoe intérpretede la legacióndesdehacíaveinteaños.Lehabíavisitadoenlacancillería,pocodespuésdelgolpedeEstadodeSzálasi,afindesolicitarpasaportesquepermitieranentrarenEspañaasuesposaehijos, asegurándoleque seríaúnicamenteunaetapaen suviajehaciaArgentina.Elencargado de negocios no solo no había puesto obstáculo alguno a la demanda deesos documentos, sino que se había comprometido a velar personalmente por sutraslado seguro hasta la embajada, donde serían alojados, junto a otros muchosasilados,enesperadetomareltrenquelosconduciríaaBarcelona,víaZurich.

Todo el mundo en Budapest sabía que el diplomático español era, junto a suscolegas de Suiza, Suecia y la Santa Sede, un activo defensor de los hebreosperseguidos.Ainstanciasdeesospaísesneutraleshabíasidocreadorecientementeunguetointernacionalprotegido,últimoreductoseguroparamillaresdeseñaladosconla estrella de David. Allí, en casas amparadas por la inmunidad diplomática,debidamenteseñalizadasconbanderasequivalentesabarrerasparalosparamilitareshúngaros y las tropas alemanas, los judíos provistos de pasaportes o cartas deprotecciónotorgadaspordichas legacionespodíanconsiderarsea salvo…almenosenteoría.Másasalvo,entodocaso,queencualquierotrolugar.

Enese tiempode terroroscurono todas laspersonascolaborabanarrastrándoseante los opresores. No todas se instalaban en la indiferencia. No todas alegaban

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ignoranciaoseescondíantrassupropiomiedobuscandojustificaciones.Algunasseempeñabanconextraordinariovalorenredimiralasdemásdelacobardíaimperante.

Kaltmannrepitiósupregunta,enuntonomásperentorio:—¿Dóndeestásufamilia,herrSofer?—Lejosdeaquí,desushombres,desucodicia.Asalvo.—Sabequetenemosmétodoseficacesparadescubrirlo.—Séqueustednolograráborrardeestatierramimemorianitampocoacabarcon

miestirpe.Tendráqueconformarseconelcuadro.Eloficialllamóalossoldadosqueaguardabanfueraparaqueentraranaregistrar

el piso antes de llevarse al preso. Le irritaba sobremanera no haber sido capaz dequebrarlehastaelpuntodeverlesuplicar,ymásaúnnohaberatrapadoen la redatodoslosqueveníaabuscar.Esejudíoarroganteseleresistíaconlavirulenciadeunagarrapata, pero aún estaba por ver quién diría la última palabra en la partida. Lostriunfosdelabarajaseguíanestandoensupoder.Deahíqueextremaralaimpostadaamabilidaddeltonoenelquesedirigióasuvíctima.

—Voyaquedarmeaquíun ratomás,contemplandoesta joyaypensandoenunmarcoquerealcesubelleza,herrSofer.Mishombressabránhacerleloshonores.Leaseguroquemuyprontosereuniráconsufamilia.Mejordicho;sufamiliasereuniráconusted.

Judahfuesacadosincontemplacionesdelcomedoryempujadoescalerasabajo,entrevocesde«Schnell,raus!»(rápido,fuera).

Almirarporúltimavezdesdelapuertaelquehabíasidosuhogar,viosuabrigoysusombrerocolgadosdelpercherodelaentrada,juntoalosdesuverdugo.Lehabríavenido bien ponérselos. El día amanecía despacio, escupiendo una llovizna heladaqueseguramenteduraríahastabienentradalamañana.

Ya en el patio, antes de ser introducido a la fuerza en el coche, dirigióinstintivamente la vista a la ventana del segundo piso, que seguía siendo la únicailuminada.AllíestabaeltenienteKaltmannsonriente,victorioso,esbozandoungestodedespedidaa la luzescuálidadeunabombilla.Una luzpálida, enferma, comoelalmadesuamadaHungría.

«Tantosilamanodelafortunatebendicecomositegolpea,aquíhasdevivirydemorir».

—Queasísea—musitóentredientes.

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Quincemillonesdedólares

NuevaYork,septiembrede2015

Acababadequitarse loszapatoscuandouna llamadaa lapuerta rompió lamagiadelmomento. Ese instante de placer fugaz que se produce al tomar conciencia deestarencasa,aunqueesa«casa»seaunahabitacióndehotelsimilaracualquierotrade altagamaen la ciudaddeNuevaYork.Aséptica, enmoquetada,provistadeunacamaenormeyun cuartodebaño repletode envasesmulticolores, conperchasdemaderaenelarmario.Todoloquesepuedepediraunhogartemporalalqueunanohaaportadoni siquiera laszapatillas,pulcramenteenvueltasencelofána findeserestrenadasporcadanuevohuésped.Absolutamenteimpersonal.

«Y lo llaman lujo…», solía pensar Carolina, que no recordaba el último mestranscurridoíntegramenteensupisomadrileño.

—¿Quiénes?—preguntóentonoseco,irritadaporlaintromisión.—Me llamo Philip Smith—respondió el intruso en español, con un marcado

acentoamericanoreveladordequeesalengualeeraajena—.PreguntoporCarolinaValdés.

—¿Quéquiere?—Elinglésdeella,encambio,eratanperfectoquetraducíaenlaformaloqueeltonodejabameridianamenteclaro:lainoportunidaddelavisita.

—Necesitohablarconusteddeunasuntoquenosinteresaaambos,créame.Lehabría echadode allí sin contemplaciones para poder quitarse el resto de la

ropa y cenar una ensalada de la carta del servicio de habitaciones, viendotranquilamente la televisión,sinohubiesesidounamujer inquieta,cuyacuriosidadacababandepicarlaspalabrasdeesehombre.Demodoque,enlugardemandarlealdiablo, pasó prudentemente la cadena de seguridad antes de abrir la puerta unoscentímetros. Los suficientes para ver la cara de sumisterioso interlocutor a fin dejuzgarsimerecíalapenaescucharloquehubieravenidoadecirle.

Larespuestaresultóserdefinitivamenteafirmativa.Philip Smith, en el supuesto de que ese fuese su verdadero nombre, le gustó a

primeravista.Alto,decomplexión fuerte,cabellooscuro,ojos risueños,cuarentaypocos,vestidoconvaqueros,deportivasycamisaOxforddecolorazul,lamirabaconciertodescaro,blandiendounperiódico.UnejemplardelWallStreetJournalabiertoporlapáginaenlaque,lavíspera,sehabíapublicadoatrescolumnasunaentrevista,firmadaporelredactorjefedeeconomía,queladefiníacomo«laprimeraautoridad

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mundialenelpintorrenacentistaDoménikosTheotokópoulos,másconocidocomoelGreco».

—¿EsustedestaCarolinaValdés?El hombre del pasillo había formulado la pregunta subrayando el adjetivo,

mientras señalaba la información en cuestión de manera que ella pudiera verla através de la rendija. El artículo iba acompañado de una imagen a todo color delcuadro atribuido al Greco cuya inminente subasta, susceptible de batir marcashistóricas,motivabasemejantedespliegue.

—Esasoyyo,sí—confirmóCarolinasindisimularsuorgullo.—Bien. Entonces debe saber que yo he visto esta pintura antes. Hacemuchos

años,encasademisabuelos,enBudapest.

Díaymediolehabíallevadoaélencontrarla.UntaxistaneoyorquinotieneelmapadeManhattangrabadoafuegoenlacabeza,hotelahotel,consuscorrespondientesporteros.Soloescuestióndeformularlapreguntaadecuadaalapersonaprecisa,sinolvidar deslizar en sumano una propina suficiente.Y si el objeto de búsqueda hamerecido tantaatenciónmediáticacomoCarolinaValdés, la tarease simplificaaúnmás.

LoquenoseesperabaPhiliperaencontrarseunamujercomolaqueatisbabaatravés de la puerta entreabierta. Una de esas ejecutivas de piernas largas, cinturaestrecha y cabeza erguida, casi desafiante, que en más de una ocasión le habíandejado embobado ante un semáforo en verde, desnudándola con los ojos, hastaprovocarunamonumentalpitadaporpartedelosautomovilistasatrapadosjuntoaéleneleternoatascodelaGranManzana.

Ladescripciónquehacíadeesa«autoridad»eldiarioevocabamásbienlaimagendeunasesentonalarga,congafasdemonturagruesayzapatoshombrunos,propiosdequien se ha pasado media vida en museos y bibliotecas, estudiando pinceladas orebuscandoentrepolvorientoslegajosalgúndatosusceptibledearrojarluzsobreunmaestro de la pintura española del que él nunca había oído hablar hasta entonces.Claro que sus conocimientos artísticos se ceñían exclusivamente a lamúsica y noibanmuchomásalládeBruceSpringsteen.¿Quiénnecesitasabermás?

Sinohubierasidoporeseejemplar,queunclientesehabíadejadoolvidadoensutaxilavíspera,nisiquierahabríavistoelcuadro,tanfamiliarparaélcomoelrostrodesuabuelaHannah.ElWallStreetJournalnoeraniporasomosulecturahabitual.Pero ese día precisamente lo había hojeado entre un servicio y otro, pormatar elaburrimiento,hastadarsedebrucesconesepaisajeextraño,comoarrugado,untantolúgubre, retratado en la fotografía descolorida que su nagymama, su abuela, lemostrabaobsesivamente,siendoélniño,cuandolosvisitóenNuevaYork.Lapinturaencuestión,enmarcadadeunmododiferentealqueaparecíaenelrotativo,aunqueclaramente reconocible,colgabade lapared,detrásdesuabuelo,enelcomedorde

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esacasadejadaatrásenBudapestquecontantanostalgiaparecíarecordarella.—Nagyapa Judah —repetía una y otra vez, apuntando con el dedo índice,

deformado por la artritis, al rostro del abuelo: un señor adusto, de barba negra ycuello almidonado sobre una chaqueta de botonadura alta, sentado con la espaldamuyerguidaenunasillade respaldo largofrenteaunamesamaciza.Yseponíaallorar.

HacíaañosquePhilipnopensabaniensuabuelanimuchomenosenlafotodemarras. El último lugar en el que habría esperado encontrarse ese paisaje eran laspáginasdeldiariomásleídoenWallStreet,bajountitularquerezaba:ASUBASTAUNGRECO DESCONOCIDO HASTA AHORA QUE BATIRÁ RÉCORDS EN CHRISTIE’S. La cifrabarajada más abajo en letra pequeña, quince millones de dólares, le había dejadomareado. ¿Cuál de sus familiares era el imbécil responsable de haber perdido untesoroasí?¿Cómoeraposiblequesemejantefortunaseleshubieraescapadodelasmanos? ¿O acaso la anciana vestida de luto que le hablaba en una lenguacompletamenteincomprensiblelehabíacontadounafábulayenseñadounafotografíasacada vaya usted a saber de dónde? La información no revelaba la identidad delpropietario de la pieza y únicamente daba un nombre; el de la experta españolacontratada por la galería para certificar la autenticidad de un hallazgo tildado dehistórico.

«La señora Valdés—decía el artículo— está considerada lamáxima autoridadmundial en el Greco y fue el alma mater de la magna exposición monográficadedicadaaestemaestrodelarterenacentistaenToledo,afinalesdelpasadoaño,conobrasprocedentesdeloscincocontinentes».Acontinuación,seenumerabaunalargalista de títulos y honores académicos alcanzados en las más prestigiosasuniversidades,asícomoreferenciasavariascompraventasdepiezascélebresenlasqueCarolinaValdéshabíaparticipadoencalidaddereputadaasesora.

PhilipnoestabaenabsolutointeresadoenlaobradelGrecoengeneral,aunquesíenesapinturaenparticular,porlaquehabíagentedispuestaapagarquincemillonesdedólares.Yellaeraelúnicoeslabónasualcanceenlainterminablecadenaqueleseparabadelcuadro.Recurriendoasusonrisamásseductora,propuso:

—Bajeconmigoalbar,porfavor.Lainvitoauncafé.—¿Alassietedelatarde?El taxista estabapreparadoparaoírunanegativay llevabaen la recámara toda

una batería de súplicas, aunque no había imaginado que la hora, invocada porCarolina de manera completamente espontánea, fuese precisamente el factorincompatibleconsuinvitación.

—Tiene usted toda la razón —repuso, divertido—. Un martini entonces, unacerveza,unvasodeagua…Concédameveinteminutos.Sino le interesa loque lediga,puedevolverseasucuartoynohabráperdidonada.

Unhombreguapoconunahistoriaquecontarsiempreresultamásatractivoqueunaensaladadeplásticofrentealapantalladeltelevisor,especialmentecuandouna

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sehapasadolasúltimasnuevehorasatendiendoasesudascuestionesdetrabajo.Encaso de tratarse de un loco, disimulaba muy bien su locura. De haber sido unperiodista, se habría identificado como tal. Y desde luego no tenía aspecto decoleccionista. Pero lo que más inquietud producía a Carolina era averiguar cómohabíadadoesedesconocidoconella.Aunquesolofuesepordescubrirlo,merecíalapenaaceptaresacerveza.

—Demeunmomento.Enseguidabajo—dijocerrandolapuerta.

Apuntodealcanzarelmediosigloyenelvérticedesucarreraprofesional,Carolinahabíallegadoaesepuntovirtuosodelavidaenelqueunamujersesientebienensupiel sin necesidad de que nadie le halague la vanidad. Ella, además, procurabamantenerse en forma, iba regularmente al gimnasio, cuidaba de igual modo lasneuronas,esencialesen laconservacióndeunamiradaatractiva,ypodíapermitirseunvestuariocarodelosqueesculpenlafigura,realzando,ocultandoodisimulandocurvas en los puntos precisos. Todos los ingresos procedentes de los cursos,conferencias,comisariadosdeexposiciones,peritajes,asesoríasydemásactividadesrelacionadas con su frenética actividad laboral iban directamente destinados asufragaresoscaprichos,dadoquenohabía tenidohijosde losquepreocuparse.Lehabían faltado el tiempoy lapareja adecuada.Ahora aceptaba connaturalidadquemoriríasindescendencia,aunqueestabadecididaagozaralmáximoantesdeafrontaresetránsito.

Estirando más de lo educado el plazo acordado con su visitante, se retocócuidadosamente elmaquillaje, antes de subirse de nuevo a los diez centímetros detacón de sus Manolos; una extravagancia neoyorquina que nunca faltaba en suequipajenimuchomenosensuarmario.Sepeinólamelenaaconciencia,ajustóunablusadeseda limpiabajo lafalda tubogrisdeese trajedechaquetaArmanique lesentabacomounguanteyañadióalconjuntounostoquesdeDiorenelcuello,antesdepediralespejoqueledierasuvistobueno.

Unamujeratractiva,lehabíademostradolaexperiencia,esunamujerpoderosa.Almenos,ensumundo.

—Noestámal,nadamaldehecho…—dijoalaimagensonrientequeledevolvíalamirada.

Detantoirdeaquíparaallá,hastaelextremodeignoraramenudo,aldespertar,enquélugardelplanetaseencontraba,habíaterminadohablandosolaenvozaltacontotalnaturalidad.

Sinmolestarseenmirarelreloj,saliódelahabitaciónconcalma,deteniéndoseacomprobar que la puerta se cerrara del todo, y caminó despacio por un pasillosilencioso hasta alcanzar el ascensor. Le gustaba el Sofitel de la calle Cuarenta ycuatro precisamente por ser un hotel relativamente tranquilo, al abrigo del bulliciopropio de la megalópolis neoyorquina, epicentro del mundo occidental. Estaba

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emplazadojuntoalasededelColegiodeAbogadosdeNuevaYork,enunedificiodepiedragrisconampliosventanalessimulandoelcastillodepopadeunviejogaleónespañol, acincomanzanasde lasoficinasqueChristie’socupabaenelRockefellerCenter.Enplenocorazóndelaciudad,aunqueapartadodesusprincipalesarterias.

Había probado el Hilton, en la Sexta Avenida, y también el Sheraton, en laSéptima,perolehabíanparecidodemasiadosemejantesaunhormiguerocomopararesultarconfortables.Unhormiguerodecincoestrellas,esosí,comocasitodoenunaurbe cuya escala sobrepasa con creces cualquier dimensión humana. De ahí queCarolinaprefirieraesehotelpequeño,provistodeciertoencanto,queolíaaunfelizmaridajedeambientadoryvainilla.

LosasientosdecuerodelarecepciónlerecordabanalHarvardClub,situadojustoenfrente, donde solía invitarla a comer su amigo Todd, profesor deDerecho en lavenerableuniversidadbostoniana,aquienpensabavisitarenunpardedías.ElSofitelnoteníalaeleganciasolemnedeeserecintoexclusivo,guardadoporlosfantasmasdesuspresidentesdifuntos,colgadosdelasparedesenrígidosretratosalóleo,peroeraunremansodepaz.

El acceso al Harvard Club, además, estaba estrictamente reservado a losgraduados del centro académico y sus invitados. Su hotel, en cambio, requeríaúnicamenteasushuéspedesunatarjetadecréditoválida.Afaltademaderasnobles,librosencuadernadosenpielyalfombrastanmullidascomoparaecharseadormirenellas, elbardelSofitel, con susmesasdemármolverde, le recordabaalGijónoacualquieradeloscafésdeMadridenlosqueelcafésabeacaféytieneconsistenciadecafé,nodeinfusión.

En más de una ocasión se había tomado allí una copa al finalizar la jornada,sentada en un taburete de la barra, sin dar oportunidad a los buitres que se leacercaban con la intención de invitarla. ¿Se habría vuelto arisca al cumplir años oseríaesasuauténticanaturaleza?Fueseunacosao laotra,estabaseguradeque lavidaesdemasiadocortacomoparamalgastarlaconelprimeroquepasayestabaporpasar, aún, quien mereciera una inversión suficiente de tiempo y curiosidadsusceptibledellevaraalgoserio.Susamigaslatachabandeborde,seguramenteconmotivos.¿Aquénegarlo?

Unavezenlaplantabaja,Carolinaatravesóelhallconpasoseguro,entreturistasensumayoríaasiáticosyhombresomujeresdenegociosmuyparecidosaella.Ibaalencuentro de un ser misterioso, que aseguraba conocer el cuadro del Greco cuyasúbitaapariciónenelmercadoacababaderevolucionareluniversodelarte,pornomencionareldelascasasdesubastas.Nolehabíaparecidoelprototipodetimadorqueintentaembaucaralaexperta,aunqueconlascuatrofrasesintercambiadasconéla través de una rendija tampoco podía hacerse una idea fiable. Lo primero eraaveriguarcómodemonioshabíadadoconella.Ysisetratabadeimpresionar,yaseveríaquiénimpresionabamásaquién…

Philiplaesperabaenunamesaalejadadelaentrada,juntoaunodelosventanales

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abiertosalacalle,alumbradaaesahoraporlaluzdelasfarolas.Sehabíapedidounacerveza y andaba trajinando con el móvil, aparentemente concentrado en algunabúsqueda.Ellasecolocóasulado,casifurtiva,ydesdesumetrosetentaycincodealtura,sumadoaladesustacones,leespetó:

—¡Antesdenada,explíquemecómomehaencontrado!—Soyunhombrederecursos…Laafirmaciónseapoyabaenunasonrisaburlonaquecausóelefectodeseado.A

Carolina le hizo gracia el gesto, porque se notaba genuino, en absoluto ensayado.Claroquesecuidómuchodemostrarlo.

—Déjesedebromasycontestealapregunta,omemarchoahoramismo.—Noseenfade,por favor.—Él sehabía levantadoy la invitabaa sentarse;un

gestodegalanteríainusualenunaciudaddespiadadadondecadacualvaalosuyoynadie cede nada a nadie—.Soy taxista. Llevomedia vida recogiendo gente en losaeropuertosolaGrandCentralytrayéndolosaloshotelesdelcentro.Descartadoslosquenoestánalaalturadeunamujercomousted,noquedantantos.

—Todavíanoséloquequieredemí.—Ellaseguíaaladefensiva,conlaguardiaalta—.Peronoloconseguiráadulándome.Noseequivoque.

—Estábien.Merindo.ConozcoatodoslosporterosquetrabajanentreelDistritoFinanciero y el Bronx. Nos hacemos favores mutuamente. Cuando ayer vi laentrevistaenlaquesedecíaqueestabaustedenlaciudad,contratadaporChristie’sparacertificarlaautenticidaddeesecuadro,mepuseabuscarla.

—¡Mevaaoíreldirectordelhotel!—No formule una queja, se lo ruego.—El tono de súplica era sincero—. Al

menosnoantesdeescucharme.Elchicoperderíasuempleoporayudarmeyustednoganaríanada.Dejequelecuentemihistoria…

Habían transcurridomás de treinta años desde aquel encuentro con un pasado tandesconocidoparaélenesosdíascomonebulosotodavíaenelpresente.Peseaello,PhilipguardabaunamemoriaclaradeloshechosacaecidosdurantelabrevevisitadesuabuelaalnuevopisodeBrooklynenelqueacababadeinstalarsejuntoasupadre.Laúnicaocasióndesuvidaenlaquehabíaestadoconellay,portanto,unpuntodereferencia imborrable en ese conjunto de experiencias que construyen nuestrapersonalidad.

Poco tiempo antes, su padre le había obligado a marcharse de la casa quecompartían con su madre, situada unas manzanas más al sur, sin darle la menorexplicaciónsobreporquéapartirdeesemomentodejaríandevivirenfamilia,comohabíanhechosiempre.Aéllecostabadigerirlanuevasituación.

La abuela que llegó un buen día y se instaló en su dormitorio, enviándole adormiralsofá,eraunadesconocida.Nuncalahabíavisto.Secomportabadeunmodoextraño, compulsivo, terriblemente agobiante para el niño que era él entonces. Le

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hablaba en una lengua gutural, llena de vocales raras, de la que no entendía unapalabra.Ynocontentaconrevolverleconstantementeelpelopara luegopellizcarlelasmejillas,entreexclamacionesincomprensibles,leabrumabaconbesospringososque lehacíanhuirdeellaencuanto leeraposible.Esaera lapartemala.Labuenaeran sus pasteles de limón, los asados, los merengues de fresa y sobre todo lasgalletas;unasgalletasdemantequillaycanelaqueéldevorabaadoscarrillos.

Aquellamujermenuda,omejordichoencorvada,cuyocabelloblanco recogidoenunmoñoalaalturadelanucaenmarcabaunrostroarrugado,acordeconsuvozcascada,repetíaobsesivamentedospalabras:nagyapayotton.«Abuelo»y«hogar»,enhúngaro,segúnlatraducciónqueobtuvoPhiliplaenésimavezquepreguntóasupadre, siempre reacioa responder.Lohacíamientras lemostrabauna fotografíaenblancoynegro,tamañocuartilla,plastificadaconelempeñoevidentedepreservarladeldesgaste.Yañadíaunafrasecortaqueélterminóaprendiéndosedememoria,peseadesconocersusignificado.

—Era nuestra dirección en Budapest—le explicó una noche de mala gana supadre, ante la insistencia del interrogatorio al que él le estaba sometiendo—. Laabuelano tienemuybien la cabeza.Olvida loquehizoestamañanapero recuerdaconstantemente a su marido, asesinado por los nazis en 1944. Cosas de la vejez,supongo…

Philip,comocualquierniño,preguntaba:—¿Yquiénlasalvóaella?¿Cómoescapaste tú?Cuéntamecosasdeesaépoca,

comohacíamizeydeSaúl,elotroabuelo.—El pasado, pasado está. De nada sirve removerlo. Deja a tu abuela con sus

sueñosyhazcomoquelaentiendes.Séunbuenchico.Nocreoquevuelvasaverla.Joseph Smith nunca había sido un hombre locuaz. Al principio, su hijo se

enfadabaconél,hastaqueaprendióaaceptarquecadacualescomoesysupadrepertenecíaalacategoríadelosquehablanpoco.Tampocolepusojamásunamanoencima, cosa rara entre los de su generación. Era una persona introvertida, triste,cumplidoraensu trabajoypocodadaa losamigos.Decuandoencuandosebebíaunabotelladevinoélsoloyse ibaadormir lamona,sinescándalo.Habíamuertorelativamentejoven,deunataquealcorazónmientrasdormía.Unamuertedulce,seconsolaba Philip, después de una vida gris que le inspiraba, muy a su pesar, másdesprecioqueotracosa.Suexperienciaconstituíaunainvitaciónirresistiblealcarpediem.

ElejemplardelWallStreetJournalestabaabiertoporlapáginadelaentrevista,sobrela mesa del bar del Sofitel, junto al segundo vaso de cerveza apurado por Philipmientrascompletabasurelato.

—En la foto de mi abuela aparecía retratado este cuadro.—Señaló al Greco,enérgico—.Esteynootro, se lo aseguro.Nomecabe lamenorduda.Esa imagen

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formapartedelopocoqueconservodemifamiliapaterna.Larecuerdoconclaridad.—¿Enseriopretendequemecreaesahistoria?—Sí,porqueescierta.Carolinahabía escuchadoconatención creciente,másquepor lahistoria en sí,

por la emoción que dejaba traslucir Philip al desgranarla. Se trataba de un relatodemasiadofantásticoparaserrealyalavezdifícildeurdirentérminostanretorcidossiloqueescondíaeraalgunaclasedeestafa.

Suinterlocutornorepresentabaunpapel,esosaltabaalavista.Teníaantesíaunhombre llano, bastante rudo, de hecho, como buen judío deBrooklyn.Un hombremuy diferente a la clase de hombres con los que ella solía relacionarse: artistas,catedráticos, galeristas, coleccionistas, mecenas millonarios, conservadores demuseos… hombres más sofisticados, más intelectuales, más artificiales que esetaxista de ojos oscuros y antebrazos fuertes, con el que iba a tomarse otromartinimientrasintentabaaveriguarsuverdaderopropósito.

—Muybien—concedióalcabodeunapausadestinadaaestudiarle—.¿Dóndeestáesafotografía?

—Loignoro.Miabuelaselallevóconsigoalmarcharseynolavolvimosaver.Fallecióalospocosmeses,segúnparece.

—¿Segúnparece?¿Supadreyustednofueronalfuneral?—No,señora,no.Dehecho,nisiquierasédóndeestáenterrada,aunquesupongo

queenHungría.Ya lehedichoquemipadrenoeraunhombremuyaficionadoaldiálogo.

—Adiferenciadelhijo…—¿Mevaaayudarono?Si se tratabadeun embaucador, pensóCarolina, era de losmalos.Nadie en su

sanojuiciohabríatratadodeliaranadiemostrandotantarudeza.Locualjugabaasufavor.Sinabandonarentodocasolacautela,fuealgrano.

—¿Quéquiereexactamentedemí?—Quemeayudearecuperaralgoquepertenecióamifamilia.Nosécasinadade

ella, salvo que muchos de sus miembros murieron en Auschwitz o en algún otrocampo de concentración. Supongo que los nazis robarían ese cuadro a mi abueloantesdematarle.Ysiesoesloqueocurrió,noparecejustoquealguienseembolseporélquincemillonesdedólaresquedeberíansermíos.¿Osí?

—Seequivocadepersona.Lomíoeselarte,noelderechodepropiedad.Deberíacontrataraunabogado.Leseríamuchomásútil.

—Notengodineroparaabogados,nipruebas,ninadieaquienacudir.Ustedsabede este negocio, yo no.Usted tiene los contactos, yo no. Podemos hacer un trato.¿Quémedicedelveinteporciento?Omejor,eltreinta.Silosnúmerosnomefallan,soncuatromillonesymediodedólares.Unpellizco…

Demodoqueeraeso.UnlistillotratandodehacersericoacostadelHolocausto,aprovechando la estela de las recientes apariciones de obras de arte

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extraordinariamentevaliosasprocedentesdelexpolionazi.Loextrañoeraelmodusoperandi, la puesta en escena sumamente torpe orquestada por el tal Philip Smith,siempreenel supuesto, claroestá,dequeese fuese sunombre.Generalmenteesostipos cuidaban más los detalles. Elaboraban un guión plausible. Utilizaban cebosmejoresparapescarenunmercadocapazdemoveralañounoscincuentabillonesdeeuros,con«b»debellezacara.

Untantodefraudadaporelcarizquetomabasuinesperadacita,Carolinaapurósucopayselevantó,decididaadarporterminadalaconversación.

—Pinchaenhueso,amigo.Yonomededicoaesenegocio.—Yotampoco.—Élsehabíalevantadotambiénylataladrabaconlamirada—.

Minegocio, ya se lo he dicho, es el taxi. Pero le juro por lomás sagradoque esecuadroestabaenelcomedordemisabuelosenBudapest.Quemesaquen lapielatirassimiento.

El tono era tan firme y tan desesperado que ella volvió a sentarse. Tal vezmereciera otra oportunidad para seguir explicándose, como trataba de hacer,poniendosumejorempeño.

—Mire,nopuedopagarleporsusservicios.Tampocogarantizarlequevayamosasacarundólardeestoniustedniyo.Aunasí,ledoymipalabradequeloquedigoesla verdad. Haga unas llamadas; seguro que sabe a quién recurrir. Pregunte por elorigendelcuadro.Enelperiódicoponequesetratadeunhallazgoextraordinario…

EldardoapuntabaalpundonorprofesionaldeCarolinaydioenelblanco.—Loes.Noporsuvalorpecuniario,onosolo,sinoporloqueaportaalaobra

delpintor.Hastaahora,delosaproximadamentecientocincuentacuadrossuyosquetenemoscatalogados,soloseconocíandospaisajes.Este lossuperaencalidadyesinequívocamenteunGreco.Unavezvisto,nomecabelamenorduda.Estáfirmado,porsupuesto,peroesqueademássuestiloes inconfundible,aunqueseaunodelospintores más difíciles de estudiar dada la escasez de bibliografía disponible. AcomienzosdelsigloXXsuobratodavíaestabasincatalogar.Hastaquenoempezóasubir su cotización, cosa acaecida tan rápida comovertiginosamente en las últimasdécadas, sus lienzos dormitaban medio escondidos en iglesias y conventos,oscurecidosporelhumodeloscirios,entreornamentacionesbarrocas.

—Hemiradoeninternet.—Philipnobuscabaprecisamenteunalecciónmagistral—. El último cuadro de estemaestro, un retrato de santoDomingo, se subastó enLondresen2013pornuevemillonesdoscientasmillibrasesterlinas.¿Noleproducecuriosidadsaberdóndehaestadohastaahora lapiezade laqueestamoshablando?¿Nolepareceraroquepermaneciesetantotiempoocultaalosojosdelmundo?

—Nodemasiado. El año pasado salió a la luz enToledo unaVisitación tardía,propiedad de unos particulares anónimos. Bien es verdad que algunos pocosprivilegiados sabíamos de su existencia e incluso habíamos tenido ocasión decontemplar laobra,pormásque susdueñosprefirieranmantener el secretoanteelgran público. Dicho lo cual, tiene razón. Esta aparición resulta cuando menos

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sorprendente.—Elperiódicodicetambiénquesetratadeunaobraúnica…—Efectivamente.Deestajuderíanadieteníanoticia.Noaparecereseñadaenlos

catálogosniseconocereferenciaalgunaaella.Comoleacabodeexplicar,elGreco,aligualqueelrestodelosartistasdesuépoca,pintabasobretodoretratosdeencargoparafamiliasacaudaladasoescenasreligiosasinspiradasenlaBiblia,quelaIglesiafinanciaba con fines pedagógicos,másquedecorativos.Lamayoría de la gente nosabíaleeryeseeraelmododeilustraralosfielesenlahistoriasagrada.Lospaisajesnoestabandemodaniresultabanfácilesdevender.Deahíqueestoseaunbombazo.

—¿Escorrectalacifradequincemillonesdedólares?—Yosoyhistoriadoradelarte,selorepito,nomarchante—habíaciertairritación

eneltono—,perosí.Elcuadroalcanzaráunprecioaltoenlapuja;altísimo,diríayo.—¿Meayudará?—Ahoraélparecíaunperroapaleado—.Faltaalgomenosdeun

mesparaesasubasta.—Noleprometonada.Carolina subió hasta la habitación 222 un tanto mareada por el alcohol,

preguntándosequéharíaaldíasiguienteconelteléfonoquelehabíadadoeltaxista,anotadoenunaservilletadepapel.Antesdedarseunaduchayasaltarelminibarenbusca de chocolate, transcribió el número en su propio móvil, bajo el nombre:«Philip,NY».Decidieraloquedecidiese,queríatenerloamano.Semetióenlacamatemprano,dispuestaaconsultarloconlaalmohada.

FrancisBurg nunca le había caído bien a la española.Era un personaje ratonil, derostro afilado,vozaflautada, sonrisa servil ymaneras sinuosas, con tantahabilidadparalaadulacióndelpoderosocomodisposiciónapasarporencimadequienfuesecontaldeascenderunpeldañoensucarrerahacialacimadelmercadodelarte.Uncaminotenazquelehabíallevadorecientementehastalomásaltodeunadelasdosgrandesenel campode las subastas, tras recorrerlodesdeabajo,duranteaños, conpasofirmeeinsaciableambición.

CarolinaconocíaaldirectordelaoficinadeChristie’senNuevaYorkdesdesuscomienzosenunamodestagaleríadelVillage,utilizadacomotrampolínparaescalarhastaelUpperEastSide,lapartenobledelaciudad,mostrandoauténticamaestríaenelartedeganardinero.Esoseledabafrancamentebienyaellodedicabatodossusdesvelos.

Mr. Burg era célebre en la Gran Manzana por haber doblado las cifras defacturación de varios galeristas de renombre, multiplicando en poco tiempo elimportedesuscomisionesylacotizacióndelosartistasquepatrocinaban.Sialguiense interponía en su camino, ya fuese crítico, pintor, periodista o cualquier otroeslabónfrágildelacadena,corríaseriopeligrodesufriralgúnpercance.Profesional,se entiende. Él no se mancharía las manos con algo que implicara riesgo. Era un

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triunfadornato.Suolfatoparaelnegociogozabadeunareputaciónmerecida,perosupasiónpor

el Arte conmayúscula, por la creación, la expresión, la emoción inherente a todamanifestaciónartística,dejabamuchoquedesear,enopinióndeCarolina.Conocíaelceremonialalusoeneseuniversocerrado,porsupuesto,yeraademásungranactor.Manejaba con soltura los códigos y liturgias propios de una exposición, lo que lepermitíaengañarconsufingidoentusiasmoalamayoríadelagente.Aellano.Ellaestabaimbuidadeunapasióntangenuinacomoparaentregarlelavida.Unapasióninfalibleenladeteccióndesuspirosfingidosconecosdecalculadora.

Además,siemprequehabíancoincididoélhabíadejadopatentesuantipatía,queella atribuía en parte a un talante profundamente machista y en parte a ciertodesprecioindisimuladohaciatodoloquesonaraalatino.EneseterrenosuperfileraparecidoaldeDonaldTrump,sinsutupénisufortunanimuchomenossusmujeres.ABurgsololegustabanlasquepodíadominarhastaconvertirlasenjuguetesrotos,como había hecho con su pobre esposa, Lilly, reducida a una sombra apenasperceptible. Cualquier representante del sexo femenino con personalidad propia,capazdehablarledetúatú,leparecíaunaofensaalordennaturaldelascosas.

FrancisBurgnoerael tipodehombreconelqueellase iríaacenar,aunquelanecesidadimponíaqueambosmantuvieranunarelaciónfluida.Lavíspera,dehecho,habían estado juntos un buen rato, después de que ella estudiara detenidamente elcuadroguardadoenlacajafuerteblindadadelacasadesubastas,antesdecertificarsu autenticidad. Firmados los documentos de rigor, imprescindibles para avalar lamultimillonariaoperaciónenmarcha,habíanintercambiadoalgunascortesíasaluso.DeahíqueélnosesorprendieraenabsolutocuandoesamañanasonóelteléfonodesudespachoylasecretariadiopasoalaseñoraValdésporlalíneauno.

—Carolina,buenosdías,¿quépuedohacerporti?Sutonofestivosonabatanfalso, tanimpostado,queCarolinatuvoquereprimir

una arcada. Claro que no pensaba irle a la zaga. Al fin y al cabo era ella quiennecesitabaalgodeél.

—Francis,querido,disculpaquetemoleste,estarásocupadísimo.Esqueayermequedépensandohastamuytardeyconfiesoquemehavencidolacuriosidad.Voyairdirectaalgrano.¿PuedesdecirmededóndeprocedeeseGreco?Paramíesundesafíoprofesional. Veinticinco años dedicada en cuerpo y alma a estudiar su pintura, aescarbarenlopocoquesabemosdesuvidaconelafándecomprendersuobra,yderepentemeencuentroconestasorpresa…

—Ay, amiga, te entiendo… ¿Cómo no voy a entenderte? En tu lugar yo mepreguntaríalomismo.Sinembargo,sabestanbiencomoyoquenopuedodarteesainformación. Nuestro cliente no nos lo perdonaría. La clave de este negocio es ladiscreción.Túnoeresunareciénllegadaaestemundo.

—Porsupuestoqueno.Sinembargo,noparodedarlevueltas.Esuncuadrotanraro…

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—Yporellotanvalioso.¡Estasubastavaasersonada!Confíoenverteporaquí,invitadaporlacasa,desdeluego.Seráunplacer.

—Nomeloperderíapornada.Talvezasítengaocasióndeconoceralpropietarioypreguntarleporsuhistoria.Debedeserfascinante…

—Lo dudo, querida.Nos ha dejadomuy claro que no desea protagonismo. Enestostiempos,eslohabitual,yasabes.

Según le oía hablar, Carolina iba dando más y más credibilidad a la versiónofrecidalavísperaporeltaxista,cuyorelato,aunqueescasamenteverosímil,parecíamássinceroquelosbalbuceosdeBurg.¿Porquénohabríaaprovechadolafirmadedocumentos para echar un vistazo al certificado de procedencia de la obra, tanperentorioparalatransaccióncomoeldeautenticidad?Elsimplehechodequeselonegaran la habría puesto sobre aviso. Pero claro, ¿cómo iba ella a sospechar quehubieraalgúnaspectooscuroenunatransacciónavaladaporunadelasdosmayorescasas de subastas delmundo?No podía ser. Un error, tal vez. O una negligencia.¿Corrupción?¡Imposible!¿Oacaso…?

—Agradezcotu tiempo,Francis.Saludaalequipodemiparte.Nosvemosmuypronto.

—Encuatrosemanas.Lediréamisecretariaquecoordinecontigolosdetallesdetuviaje.¡Cuídatehastaentonces!

—Tútambién,querido,tútambién…

Philip no estaba a lo que tenía que estar. Había perdido varias carreras pordespistarse, cosa imperdonable en Manhattan, donde se comprende que a la horapunta,que sonprácticamente todas, la llamen literalmente«horade correr».Desdequehabía leído en el periódico la noticia demarras, su cabezanopensaba enotracosa.Había comprobado la batería de su teléfonomóvil, así como el volumen delsonido,unascincuentaveces,para cerciorarsedecontestar al instante encuanto seprodujeralallamadaquellevabahorasesperando.Nodejabadepreguntarsesihabríaconseguido,almenos,queellaseinteresaraporsuoferta.

Había conocido a decenas de latinas a lo largo de los años, aunque ningunaparecida a esa española.Desprendía sensualidad por todos los poros, espontánea ydeliberadamente,peroalmismotiemposeenvolvíaenunacapadealtivezintelectualinsoportable,comosiquisieracrearunabarreradehormigónentreellaycualquieraque intentara acercársele; como si tuviera miedo de mostrar su naturaleza máshumana o se considerara superior a los demás. Era indiscutiblemente atractiva,interesante, divertida incluso… Y una esnob. Una soberbia opuesta a su tipo demujer,alaque,noobstante,necesitabadesesperadamente.Deahísusesfuerzosporconquistarla,sabiendoqueesosiemprese lehabíadadobien.Demasiadobienparaconformarseconunasola.

AcababadedetenerseenunaparadajuntoaCentralPark,dispuestoaalmorzarun

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bocadillodeatúnconmayonesa,cuandofinalmenteeliPhonecobróvida.Lavozalotroladodelalíneaerajustolaqueesperaba.

—¿SeñorSmith?SoyCarolinaValdés.—¡Hola,Carolina!—respondióalprimer timbrazo, sinmolestarse endisimular

suansiedad—.Mealegramuchoquemellame.—¿HaestadoustedrecientementeenelMetropolitan?Esa extranjera tanneoyorquina lograba asombrarle, no cabíaduda.Lanzaba los

comentariosmásextemporáneosconabsolutafrialdad,comosifuesenlomásnaturaldelmundo.Loquesediceunapersonaasertiva…

—Nocreohaberestadoallínunca,si ledigo laverdad.Talvezdeniño,con laescuela.Seguramentenosllevaranenalgunaocasióndeexcursión,aunquelociertoesquenolorecuerdo.

—Puesestatardevaavisitaresemuseoconmigo.Hayalgoquequieroenseñarle.—Miturnonoterminahastalasseis.—Muybien,puesnohedichonada.Hasidounplacer,señorSmith…—¡Espere!—Eraungrito—.Jesús,quécarácter…—Escúchemebien,señorSmith,suponiendoqueeseseasunombre.—Lo es, ¿por quién me toma? Puedo enseñarle mi carnet de conducir, mi

licencia…—Melosmostrará,descuide.Ahoraescúchemeconatención.Dispongodeunpar

de horas esta tarde para dedicárselas, únicamente porque ayer consiguió ustedencenderunatenueluzdealarmaenalgúnrincóndormidodemipruritoprofesional.Talvez,solotalvez,puedaayudarle.Peroantesnecesitocomprobaralgo.

—Estoyasudisposición.—Nosvemosdentrodemediahoraenelhalldelmuseo.Creoqueleconseguiré

unpasegratis.

LaescalinataqueconducealapuertaprincipaldelMuseoMetropolitanodeArtedeNueva York estaba repleta de gente aplaudiendo. Un joven acababa de pedirmatrimonioasuchicarodillaentierra,conunanilloenlamano,parasatisfaccióndelpúblico concentrado frente a la taquilla, gratamente sorprendido por semejanteescena.

Philipsesumóal júbilogeneral,deteniéndose frentea laspuertaspara jalearalnovioe instar a lamuchachaadecir«sí».Carolinapasóde largo,dirigiéndoleunamiradaapremiante.

—¿Vamos?—Másqueunapregunta,eraunaorden.Él levantó las palmas de las manos, ladeando la cabeza en un gesto claro de

resignación,alavezquemusitaba:—Loqueusteddiga.LapinturaeuropeadelossiglosXIIIalXVIIIseencontrabaenlasegundaplantade

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eseformidabletemploconsagradoalarte,enunespaciocolindanteconeldedicadoalospintoresnorteamericanos.ParedesrepletasderetratosyescenascostumbristasquellamaronlaatencióndePhilip,manifiestamenteajenoalasolemnidaddellugar.

—Ese indiomontado en su caballo de bronce parece de verdad. ¡Qué crack elescultor!

Haciendooídossordosaesetipodecomentarios,Carolinaguioasuacompañantea través del laberinto de salas, en silencio, con la soltura propia de quien lo harecorridoeninfinidaddeocasiones.Alllegaralamarcadaenelplanoconelnúmero611,bastanteconcurridaaesahora,sedetuvoyordenó:

—Observeconatenciónydígamequéve.—¿Honestamente?—¡Desdeluego!—Lavisióndeunloco.Frenteaellos, imponiendosuintimidantepresenciadesdeelcentrodelapared,

una Visión de san Juan de grandes dimensiones acababa de dejar al taxistaboquiabierto.Comosiquisiesenescapardelcuadro,variasfigurasdesnudas,con lapalidezdelamuertereflejadaenlacarnemarmórea,serecortabancontraunfondodecoloreschillones,antelamiradadeunsanJuangigantescoqueelevabasusbrazosysumiradaalcielo.Uncielooscuro,amenazador,tenebroso,aunquenotantocomoeldelaciudadcasiinfernalqueaparecíapintadaallado,juntoauncartelqueindicaba:VistadeToledo.Aquelerauncielocuajadodenubarronesnegros,defindelmundo,sobre lavillaamurallada.Edificiosespectralesbajo la luz lechosaqueprecedea latormenta.Unpaisajedepesadilla.

—Quienpintóestascosashorriblesteníaunproblemagrave—comentóPhilip,aguisadecrítica—.Yolehabríamandadoalpsiquiatra.

—¡Qué osada es la ignorancia!—se indignóCarolina, dirigiéndole unamiradasevera—.ElGreconoselimitabaaplasmarensuscuadrosfigurasopaisajes,señorSmith.Ibamásallá.Reflejabaensustelaselalmadesusmodelos,suspasiones,lasansias que los poseían. Él, que había nacido en Creta, supo captar como nadie elespíritucastellano,consuscontrastesytormentos.Esoesloqueleconvierteenungenio.¿Haoídohablardelimpresionismo?Estoesalgoparecido,aunqueconvariossiglosdeadelanto.

—Lepidodisculpas—replicóélconundejeirónico—.Metemoquenollegoatanto.

—Encualquiercasoes irrelevante—se impacientóella—.No lehe traídoparadarleunaclaseparticularsinoparaquesefijeenelcuadroquetieneasuizquierdayme diga con absoluta certeza que no es el que recuerda. Obsérvelo atentamente.Tómesesutiempo.

PhilipseacercóalapinturamarcadacomoVistadeToledo,decididoaobedecer.A su alrededor, los turistas se detenían a contemplar la obra del artista español,traduciendoencomentariosamediavozlaintensidaddelimpactorecibido.Carolina

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había presenciado enmultitud de ocasiones el mismo fenómeno durante las horastranscurridas en esa sala que atesoraba algunas de las más valiosas piezas delmaestro.LafuerzaconlaqueelGreco,«su»Greco,entrabaenloscorazonesatravésdel ojo y la emoción, hasta quedar grabado en las retinas. La huella profunda quedejabaencualquierpersonadotadadeunmínimodesensibilidadartística,categoríaenlaquenoparecíaencajarsuacompañante.

—¿Ybien?—No.Definitivamentenoeseste.Tienecosassimilares,desdeluego,perono.El

paisajequeyorecuerdoeseldelperiódico.—¿Cómopuedeestartanseguro?—Porquetengomuybuenamemoriaymejoresrazonesparaconservarla.Estodo

loquemequedademifamiliapaterna.Comoledijeayer,lafotografíademiabuelaeraenblancoynegro,por loquenopuedocompararcolores.Aunquediríaqueelcielo de mi cuadro, pese a tener también muchas nubes, era más luminoso, másparecidoaldeeseotro.—Señalólatelacolgadaalaizquierdadelareferida;unJesúsobrandoelmilagrodesanaraunciego—.Ydesdeluegolaperspectivadelaciudad,siesquesetratadelamismaciudad,eradistinta.Deesoestoyseguro.Tambiénhabíaunpuente,muyparecidooigualaeste,peronouncastilloenloaltodeunacolina.Elríoaparecíaenprimerplano,máspresente.Lavistaeraotra,másalargada,conmásprotagonismodelascasasyapenasnadadevegetación.ElcuadrodelafotografíademiabuelaeraeldelareproduccióndelWallStreetJournal,noeste.Selojuro.

—Muybien—sentenciólaespañolatrasunosinstantesdereflexión—.Lecreo.Aunquesigosinprometerlenada.

CarolinacruzóelvestíbulodelhoteltirandodesubaqueteadaSamsoniteultraligera,hacialapuertagiratoriaquedabaaccesoalacalle.Unapuertaigualaladecualquierhotel del mundo, un suelo de mármol parecido, mismos centros de flores secas,idénticotrasiegodegentesentrandoysaliendosinrumbo.

Un hotel no es un hogar, por más empeño que ponga en resultar confortable.Claroqueaquelolíaavainilla,abizcochoreciénsalidodelhorno,ycuandounaestálejosdecasa,noexistearomamejor.

ConcluidalatareaquelahabíallevadoaNuevaYork,alaesperadedecidirhastadóndeimplicarseenlabúsquedaalaquepretendíaarrastrarlaelextrañoseñorSmith,llegabaelmomentodelplacer.Unespectáculoquellevabamesesaguardando,cuyasentradas se habían agotado a las pocas horas de ponerse en venta: el concierto delviolinista ItzhakPerlman, junto a laOrquestaSinfónicadeBoston, interpretando aBrahmsenelauditoriodeesaciudad.Nitodoelorodelmundolehabríaimpedidoasistiralaqueprometíaserunaveladainolvidable,encompañíadesuviejoamigoTodd.

Elvueloestabaprogramadoparalaunadelatarde,loqueledabaunmargende

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treshoraspara llegar a supuertadeembarque.ClaroqueenNuevaYork,ymásapoco de conmemorarse el aniversario de ese 11-S que había cambiado no solo lahistoria, sino el rostro y el alma de la ciudad, volar era un trance engorroso querequeríaexhaustivoscontrolesdeseguridadacompañadosdepacienciaendosisaltas.¡Quéremedio!

Pasópordelantede la recepciónsin levantar lavistadel teléfono, repasandoelbuzóndeentradadesucorreo,repletodemailsporabrir.Conocíadesobraelcamino,porloqueembocólapuertadesalidasinnecesidaddemiraralfrente.Antesdequeelmolinillocompletarasugiro,sediodebrucesconPhilip,quelecogiódelasmanoslamaleta,contotalnaturalidad,afindeintroducirlaenelportaequipajesdesucoche,aparcado allí mismo, sobre la acera. Carolina dudó entre alegrarse o inquietarse,aunquedesdeluegosesorprendió.

—¿Quéhaceustedaquí?—Yalehedichoalgunavezquesoyunhombrederecursos.Habíapedidountaxi

paralasdiezdelamañana,¿noesasí?Aquíestoy.—Y yo le dejé muy claro, cuando usted me lo propuso ayer, que no pensaba

viajaraBostonporcarretera.—Cuandonosvayamosconociendo,señorita,veráquenoacepto fácilmenteun

noporrespuesta.¿JFKoNewark?

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2

Lashuellasdelmal

A la alturadeAlbany, capital del estado, situada aunosdoscientoskilómetros alnortede laciudaddeNuevaYork,Carolinaseguíapreguntándoseporquésehabíadejado convencerporPhilipparahacer el viaje en automóvil en lugarde cogerunavión, tal como tenía previsto. La única explicación radicaba en la formidablecapacidadpersuasivadel taxista,alque, talcomoélmismoadvertía, resultabamuydifícildecirqueno.Bueno,siendohonestaconsigomisma,esaverborreapropiadeunvendedordecrecepelo,yqueademássuplantalegustababastante.

Sehabíapresentadoa recogerlaconel taxi recién lavadoyunacestadepícniccargadahasta los topesdequesos,prosciutto, panyvino italianos,desgranandounrosariodeargumentosvariopintossobrelaincomodidaddeloscontrolesdeseguridaden los aeropuertos neoyorquinos, inversamente proporcional a la belleza deNuevaInglaterraacomienzosdelotoño.Lehabíaenseñadosucarnetdeconducirasícomosu licencia, por si ella seguía albergando sospechas respecto de su verdaderaidentidad. Mientras se dirigían presuntamente a JFK, se había afanado endemostrarle, relojenmano,que tardaríamásomenos lomismoen llegaraBostonvolandoquepermitiéndoleaélllevarlaporcarretera,aunqueconlasegundaopciónseahorraría el transporte allí, ademásdedisfrutardeunalmuerzocampestre al soltempladodeseptiembre.Aresultasdetodolocualellahabía terminadocediendoyaprovechando un semáforo para cambiar el asiento de atrás por el del copiloto,dispuestaarelajarseunratodisfrutandodelasvistas.

EltráficoenlaGranManzanaeraendiablado.EntrarosalirdeManhattan,bienlosabíanambos,seconvertíacasiacualquierhoraenunapesadilla,porlaqueademáseraprecisopagarpeaje.Deahíquealprincipiohablaranpoco,concentradoPhilipensortearatascosevitandolasarteriasmáscolapsadasydistraídaCarolinaconelpaisajeurbanoqueseabríaasusojosaldejaratráselcentroricoparaadentrarseenelBronxyHarlem.Allílosrascacielosdecristalconvivíanconedificiosqueparecíanapuntode derrumbarse, las bolsas de basura se acumulaban en la calle, a falta decontenedores, enesperade ser recogidas,y las escalerasde incendios trepabanporfachadas centenarias de ladrillo sucio como extrañas enredaderas de hierro.Estabaviendo el rostro feo de una ciudad en la que el lujomás obsceno semezclaba demodonaturalconunapobrezainsultante.

—Misabuelosmaternostambiéneranjudíosdeorigenhúngaro,¿sabe?

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LaI-95sedesplegabaanteellosentrebosquesdevegetaciónespesa,endirecciónnorte.Elmonovolumenpintado de amarillo, con una chepa publicitaria adosada altechodelcapó,devorabakilómetros,tranquilo,sinpensarsiquieraensobrepasarlosestrictoslímitesdevelocidadimperantes.Philipconducíabien.

—¿DesaparecidosenelHolocausto?—inquirióCarolinaconinteréssincero.—No,ellossobrevivieronporquelograronmarcharsejustoa tiempo.Vinierona

EstadosUnidosyacabaronintegrándoseenunasectaortodoxafundadaporunrabinountantoradical,conideaspeculiaressobrelascosas, incluidoelexterminiodeseismillonesdesereshumanos.

—Veoquenoesustedmuyreligioso.—Nolosoy,no.Bastantereligióntuvequesoportarenmiinfancia.Dejélosritos

atráshacemuchotiempo,aunquemeinteresalahistoria.—¡Soytodaoídos!Elviajeseponíainteresante.—¿Sabía que Hungría fue uno de los últimos países en permitir que los nazis

pusieranenprácticasu«soluciónfinal»?—Silesoysincera,sépocoonadadeeseterribleepisodio.Loquehevistoenlas

películasylorelacionadoconelexpolio,queatañeenciertamedidaamiactividad.Micampodeestudioseremontamása laexpulsiónde los judíosdeEspaña,cincosiglosatrás,por lahuellaquedejóennuestroarte.Peroestoydispuestaaaprendertodoloquequieracompartirconmigo.Leescucho.

—¿Pordóndeempiezo?—¿Quétalporesamisteriosaabuelaysufotografía?Dehaberestadoobservandolacaradesuconductor,Carolinahabríavistoelleve

gestodedolorquelecruzóeneseinstantelafrente.—Ayer le conté todo lo que sé al respecto.Mil veces interrogué ami padre y

nuncalesaquédesuobstinadosilencio.DecíaqueelpasadoestábiendondeestáyquedebíamosdargraciasaDiosporhabersalvadoelpellejo.Lomásqueconseguísaber fue que tengo o tenía una tía llamada Raquel en algún lugar, dado que miabuelasesalvócondoshijos;mipadreyella.Elabuelonotuvoesasuerte.

—¿AcabóenAuschwitz?—Probablemente.Noloséconcerteza,pormásquehayabuceadoentodaspartes

enbuscaderespuestas.Mipadretampocoestabaseguro.Sifueapararallí,almenosnosufriríademasiado.Losancianoseranconducidosdirectamentea lascámarasdegas y de allí a los crematorios. Teniendo en cuenta lo que les esperaba a los queevitabanlaprimeracriba,lasucesióndevejacionesytorturasqueibanasufrirantesdeacabarigual,noeraunmaldestinoenabsoluto.

—¿Tanmayoreraélentonces?—Teníacuarentayseisaños.Talvezaguantaraunosmeses.Esperoporsubien

quenolohiciera.—¿Ysusotrosabuelos?

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—Enbuenamedidame criaron, aunque ya no vive ninguno de los dos. Él erasastre en una ciudad cercana a la frontera con Rumanía, Szatmárnémeti, hoy SatuMare,dedondeprocedíael fundadorde la sectaque losacogióal llegaraquíyencuyadisciplinafuieducado.Losjasídicos.¿Haoídohablardeellos?

—No.Nimesuenan.—Peroloshabrávisto.Sonlosmásultraortodoxosentrelosultraortodoxos.Ellos

vistendenegro,conlevita,barba,largaspatillasenformadetirabuzónysombreroscircularesdepielenlacabeza.Ellassueleniracompañadasdeunmontóndeniñosysecubrenconpañueloopeluca.Lasobliganaafeitarselacabeza.¡Pobremadremía!

—¡Qué barbaridad! —Carolina no había podido reprimir la exclamación, quePhilipfingiónohaberoído.

—A todo se acostumbra uno… Tienen varias comunidades. La de mi familiaestabaasentadaenBoroughPark,distritodeBrooklyn.VendierontodoloqueteníanenHungría,quenoeramucho,amediadosde1943,ysecompraronunpasajeparaEstadosUnidos.Tomaronladecisióncorrecta.

—¿Yquécontabandeesosdías?Tuvieronquesermuyduros…—Bueno,miabueloteníasupropiavisión,acordeconladesusrabinos.Estaba

convencido de que el Holocausto había sido un castigo de Dios a su pueblo porintegrarse en la sociedad occidental y adoptar sus costumbres, abandonando sustradiciones sagradas. Su frase favorita era: «Pagarás por tus pecados, hijo. Todospagamospornuestrospecadosantesodespués».

—¡Quécosamássiniestraparadecírselaaunnieto,porDios!Nada más pronunciar la frase, Carolina ya se estaba arrepintiendo de haberla

dicho, por miedo a que sonara frívola como colofón a semejante drama. Pero, ajuzgar por su falta de reacción, Philip no solo no parecía ofendido, sino quecompartíaeldiagnóstico.

—Muysiniestro,diríayo.Y lodigoconconocimientodecausa, créame.Claroque al menos vio venir lo que estaba a punto de ocurrir y se marchó. Otros, lamayoría, se quedaron quietos como corderos y fueron llevados al matadero sinoponerresistencia,confiandoenquesucondicióndepatriotasmagiarespesaríaalapostre más que su pertenencia a la comunidad judía. Se dejaron aniquilarmansamente,exceptolosquepudieroncomprarsuvidaaunprecioaltísimo.Porquetambiéndeesohubo,aunquesehablepocodeello. Industrialesacaudalados,ensumayoría,queaúltimahoracambiaronsalvoconductosporcontratosficticiosdeventaoalquilerdesusfábricasapreciodesaldo.Eldinerosiemprehapesadomásquelosprejuicios,másqueelracismo,másquelamismasangre…

Carolina apenas sabía nada de la historia húngara, por lo que Philip hubo deponerlaaldíadetodoloaprendidoporélensurastreodeesasraícescuyabúsquedalehabíainquietadodesdeantesinclusodetoparseconelcuadrofamiliarqueestabaapuntodealcanzarunpreciomultimillonarioensubasta.

Lecontócómo,alcomienzodelaguerra,Hungríasealineóenelbandonazi,lo

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que permitió al regente, Horthy, evitar que los judíos fuesen deportados en masa,siguiendoelejemplodePoloniayelrestodelospaísesocupadosenelarranquedelacontienda.Relatócondetalleloocurridoapartirde1944,cuandoelpaísfueinvadidoporlastropasalemanasyungobiernodefanáticoscrucesflechadassirvióenbandejaa los invasores las cabezas de unos setecientos mil hebreos. Hombres, mujeres yniños arrastrados a los campos de la muerte en vagones de ganado, aniquiladoslentamente enbatallonesde trabajos forzadoso arrojados a las aguasdelDanubio,atadosdedosendos,conunúnicotiroenlanucaafindeahorrarmunición.

—Lo que no alcanzo a comprender—la voz grave del taxista era un grito deindignación—esquenadiepeleara,quenovendierancaralapiel,quesecreyeranlasmentirasde sus consejosdeancianos sobre lanecesidaddemostrarseobedientesyrespetuososcon las sucesivas leyes raciales,hastaelpuntodehacerdócilmente lasmaletas,siguiendoalpiedelaletralasinstruccionesdesusverdugos,yembarcarporsupropiopieenlostrenesquelosconduciríanaloscamposdeexterminio.

—¿Quédecíandeesosuspadresysusabuelos,señorSmith?—Carolinaestabaabrumadahastaelpuntodenoatreverseaopinar.

—Nada. O casi nada. He llegado a creer que, en el fondo de sus corazones,estabanconvencidosdequeaquellabarbaridadfueunaexpiaciónmerecida.Noesmicaso.YonohabríallegadovivoaAuschwitz,selogarantizo.Mehabríanliquidado,desdeluego,peromehabríallevadoamásdeunopordelante.

—Probablemente estuvieran paralizados de terror, agotados, desesperanzadoshasta el extremode rendirse—terció ella, enun intentode abogarpor esaspobresgentesprivadasdedefensainclusodespuésdemuertas.

—Y engañados —añadió él, sombrío—. Sus propios líderes, los consejos deancianos,lamayoríadelosrabinos,losinstaronentodomomentoacolaborarconlasautoridades y plegarse a sus leyes racistas a fin de minimizar los daños. ¡Losmetieronenlabocadellobo!

—Bueno, en España hay un dicho que reza: «No hay peor cuña que la de lamismamadera…».

—Noentiendo.—Quiere decir que los enemigos más cercanos son los peores y los más

frecuentes; que desde dentro de un grupo se puede hacer mucho más daño a susintegrantesquedesdefuera.Laquintacolumna,elcaballodeTroya,aesoserefiereel refrán. En términos históricos y aplicado a lo queme está contando, los judíosconversosal cristianismoenEspaña siempre fueron losmás fanáticos inquisidores,los predicadores más aficionados a prender la hoguera de los pogromos, los másardientes partidarios de inculcar la «verdadera fe» con sangre en lugar de conrazones.

—DicenqueHitlernohabríasuperadosuspropiaspruebasdepurezadesangre—convinoPhilip—.Quelamadredesupadre,creorecordar,erajudía.

—También nosotros, los españoles, tenemos muchos nombres tristemente

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célebres, empezando por los de los inquisidores Alfonso de Espina y Tomás deTorquemada,cuyosabueloseranhebreos,comolossuyos.

—Talvezseaciertoloqueapunta,sí.Aunqueyopensabamásbienenlacobardíadelosquenoserebelaronydejaronmorirantesusojosasushijosysusesposas.Noalcanzoacomprenderesareacciónsumisa.Osea,esafalta totaldereacciónporsuparte.

—Nofueelcasodesuabuelopaterno,deacuerdoconloquemehacontado.—Silesoysincero,ignoroloquehizoodejódehacerél,aunquelociertoesque

yoestoyaquí.DaríalamitaddeloquevaleesecuadroporaveriguarcómodiablosselasarreglóparasacarasufamiliadeBudapestyporquénosemarchóélconellos,llevándosedepasoesapintura.Seguroqueentoncesmividahabríasidodistinta.

Carolina solía alojarse en el Residence Inn de Boston, un céntrico hotel de cincoestrellas, estratégicamente situado en el puerto deportivo de la que consideraba laciudad más elegante de Estados Unidos. Le gustaba especialmente eseestablecimiento,equipadoconpiscinaclimatizadayasomadoalahermosabahíaqueformaelríoCharlesensuencuentroconelmar.Allí ladejóPhilipalcaerlatarde,previoapretóndemanos,nosinantesquedaraprimerahoradelamañanasiguientepara ir juntos a la biblioteca de Harvard en busca de información. Él no podíapermitirselostrescientosdólarespornochedelahabitaciónytendríaqueencontraralgomásadecuadoasueconomía.Ellaestabadeseandodarseunbaño.

Duranteelviaje,escuchandolanarracióndePhilip,habíaidocobrandofuerzaenla cabeza de la española la idea de que tal vez, como sostenía él, ese cuadro delGreco,encuyaventasehabíaimplicadoelladesdeelmomentomismoenquehabíacertificado su autenticidad, estuviese realmente vinculado con el expolio nazi. Unpensamientotanterriblementeperturbadorcomodifícildeaceptar,dadalamediacióndeChristie’sen laoperación.ClaroqueFrancisBurgnoeraChristie’sniChristie’sera Francis Burg. Cosas más extravagantes había llegado a ver a lo largo de sucarrera…Loquedistabamuchodetranquilizarla.

Tampoco se le escapaba la pasión indisimulada con la que el señor Smith, esepeculiartaxistaconhechurasdeactordecine,hablabadelpasadodesufamiliaylostormentossufridosporalgunosdesusmiembros.Unapasióncontagiosa,muchomásprofunda que el mero empeño de probar la propiedad de una obra de arte muyvaliosa.

Elinstintoledecíaqueesehombrerudo,cuyointerésaparentesecentrabasoloenelaltopreciodeuncuadroderepenterescatadodeldesvándelamemoria,escondíasuscartasaconciencia.Queenrealidadseaferrabaaesapinturacomoelnáufragoseaferraaunatabla,buscandoencontrarenellaunhilodelquetirarafindecontestaraincontablespreguntaspendientes.Talvezlaestuvieraengañandoesavenarománticaenterrada en lo más profundo de su ser, la que alimentaba su corazón de artista

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frustrada,otalvezno.Yparanoquedarseconladuda,esoexactamenteseproponíaaveriguar.

Sienalgúnlugarpodíahallarrespuestas,eraenBoston,ciudadenlaqueacababadeencontrarrefugioeltesorodelosRothschild,robadoporlosnazisenAustriajustoantes de la guerra, en 1938, y recién recuperado de las minas de sal donde fuesepultado poco después, obedeciendo órdenes deHitler.Merecía la pena echar unvistazo al formidable fondo documental disponible en la biblioteca universitaria,cuyossietemillonesdevolúmenesconfiguranunadelasmayoresrecopilacionesdesaberjamásreunida.

Yaensusuite,envueltaenunconfortablealbornozdefelpablanca,conunacopadevinoenlamano,marcóelnúmerodesuamigobostoniano.

—Todd,llegóeldía,yaestoyenlaciudad,mañananosvemosparaelconcierto,¿sí?

—Carolina,cielo,metemoquenovaaserposible.—¡Nomehagasesto!—Suvoztraslucióungrandisgusto.—Esteviejoprofesorcompatibilizalasclasesconmuchashorasdetrabajoenun

bufete terriblemente exigente, querida. Mañana por la tarde tengo una reunión enWashingtona laquenopuedofaltar.Perosiquiereshacernegocioconmientrada,seguroquetriplicasuprecioenlareventa.

—Has quedado como un cochero, que lo sepas —fingió enfadarse ella conalguienaquienapreciabademasiadocomoparaguardarle rencorpor tanpocacosa—.Peroyasemeocurriráalgo…¿PodemosvernosenCambridgepor lamañana?Necesito queme facilites la entrada a la biblioteca de la facultad de Derecho. Tuuniversidadestanelitistaquesolovosotrostenéisaccesoasuslibros.

—Nosotrosynuestrosamigos,afortunadamenteparati,españolaenvidiosa.—UnmiembrodelclaustrodeHarvarddefiendesuscoloreshastalamuerte,aunquedesdeelotroladodelteléfonoCarolinasupiera,porsutono,queestabaguiñándoleunojo—.¡Cuentaconello!

PhilipnuncaanteshabíaestadoenBostonnipodía imaginarqueexistierancampuscomoeldeHarvard.Parterresdehierbapulcramentesegada,ardillassalidasdeunapelículadeDisney,edificiosvictorianosconaspectodeestarreciénpintados,tiendasy cafés de postal, estudiantes pertenecientes a todas las razas y nacionalidadesrecorriendo sin prisa en bicicleta el trayecto entre sus residencias y las aulas…Personajespropiosdeunacomediaromántica,interpretandoelguiónde«latierradelasoportunidades»enundeliciosoambientebucólico.Lomismitoquerecordabaéldelosañosenquepodríahabersidoestudianteuniversitariosilavidanolehubieseobligadoaponersealvolantedeuntaxi.

HabíarecogidoaCarolinaalasochoenpunto,afindeempezarcuantoantesconla tarea de investigación que se disponían a emprender juntos.Que unamujer tan

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ocupada hubiera aceptado ayudarle le había puesto de muy buen humor, hasta elpunto de hacerle archivar temporalmente los prejuicios que albergaba contra ella.Prejuiciosfundados,noobstante,segúnsumododeverlascosas,quenohacíansinoconfirmarseeneseentornoexquisito.

—Bonitabiblioteca,síseñor.—ElfuerteacentodeBrooklynlehacíamarcarlassílabasempastandolasvocales.

—Nosolobonita.—Carolinaestabaextasiada—.Esgrandiosa.Laluzdeunsolclementeinundabalavastasaladelectura,colándoseatravésde

losventanalesabiertosalapazdelparquecircundante.Todoenelrecintoinvitabaaldisfrute de la lectura y el aprendizaje: el silencio, los anaqueles de librosperfectamenteordenados, las ampliasmesasprovistasde lámparas individuales, lassillasergonómicas,losconfortablessillones…

—¿Puede usted oler la cultura, el conocimiento, el progreso auténtico que serespiraaquí,amigoneoyorquino?

Semejantecomentarioleparecióunacursiladamuypropiadeesaesnobconairesdegranintelectual,peroPhilipestabadecididoaevitarelconflicto,asíquesemordiólalengua,limitándoseanegar.

—Metemoquemiolfatonoestanbuenocomoelsuyo.Probablementenoestésuficientementeentrenado.

—Esotienearreglo.¡Nuncaestardesiladichallega!—¿Perdón?—Otrorefránespañol.Meencantanlosrefranes.Yaseloexplicaré.Ahoravamos

alonuestro.Ungigante barbudode raza negra, obeso, con los brazos repletos de tatuajes y

pulserasalestiloMr.T,delEquipoA,eraeldocumentalistaencargadodeorientaralosusuarios.Lanegacióndelestereotipoasignadoalbibliotecario, tanopuestoasupersonajecomoeficazybienformado,segúndedujeronambosdelaprofesionalidadconlaquelosatendió.LachapadesuchaquetaleidentificabacomoTalen.

—¿Enquépuedoayudarles?—Estamos buscando información sobre el expolio nazi de obras de arte. —

Conscientedeestarensuterreno,Carolinasehabíaerigidoenportavoz.—Esoesmuyvago.—Talenparecía inmejorablementepredispuesto—.¿Podría

delimitarunpocoelcriteriodebúsqueda?—Enrealidad,no.Nos interesacualquier listadodeobrasrescatadas,catálogos,

legislaciónsobrelamateria,casosrecientes…—Tenemosabundantebibliografíasusceptibledeinteresarle.Muchadeellaestá

en alemán y el setenta por ciento de la colección, almacenada en otros lugares.Tardaría entre veinticuatro y cuarenta y ocho horas en proporcionarles lo que mepidieran,dependiendodesulocalización.

—Tendremos que conformarnos con lo que tengan aquí, en inglés, francés oespañol.

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—Propiedadintelectual,primerpiso,secciónD.—LapantalladelordenadordeTalen había respondido con presteza—. Arte y expolio, sección NK. Legislacióninternacional,K2.Puedenempezarporahíyacudiramícuandoquieran.Estoyasudisposición.

Toda unamañana entre libros, legajos, recortes de prensa y revistas especializadasdiocomofrutounaspocascertezasymuchosinterrogantes.

LoprimeroqueaveriguaronfuequeelcuadrodelajuderíadelGreconoformabaparte del patrimonio recuperado por losMonumentsMen, los oficiales del ejércitoestadounidense enviados a Europa en busca del patrimonio perdido, a quienes elimaginariopopularponíaelrostrodeGeorgeClooneyporlarecienteproduccióndeHollywooddedicadaarescatarlosdelolvido.Ningunodelostextosconsultadoshacíamenciónaesaobra,de laquenadieparecíahaberoídohablarnunca.Elenigmaseagrandabaenlugardedespejarse.

Philipdescubrió,conunsentimientodeprofundadecepción,quesuamadapatria,tierradeasiloparasuspadresyabuelos,habíaacogidotambiénaunaltonúmerodecriminales nazis e incluso les había pagado una pensión, con cargo al presupuestopúblico.

—¡VeintemillonesdedólaresdelaSeguridadSocialparalajubilacióndecientotreinta y tres asesinos torturadores! ¿Se lo puede usted creer? ¡Es indignante! Yhemostenidoqueesperarsetentaañosparaenterarnos.Asaberquémáshanhechoanuestrasespaldasestoshijosdeputadelospolíticos…

Carolina compartía a grandes rasgos la opinión de su acompañante sobre losgestoresdelacosapública,aunquedesdeluegonuncalahabríaexpresadoconesaspalabras.Además,eneseentornoidílicoprevalecíaenellalatendenciaamostrarseconciliadora.

—Bueno,almenos,segúnlainformacióndelperiódico,asíconsiguieronexpulsaraesosindeseablesdelpaís.

—¿Ypor qué llegaron a entrar en él?—Philip estaba encendido—. ¿Quién losdejó colarse? ¿A santo de qué no los pusieron en la frontera una vez que se supoquiénes eran, o mejor aún en cárceles de alta seguridad? Deberían haber acabadodirectamenteenlasillaeléctrica.Nomerecíannadamejor.

—Supongo que Estados Unidos estaba ya en lucha contra el comunismo ynecesitaba aliados, aunque fuesen parientes del mismísimo diablo. —Carolina nosabía qué decir para apaciguarle y evitar que siguiera rompiendo con sus voces laquietud de la biblioteca—. Las guerras, incluso las frías, dan lugar a muchosdesmanes.

—Ylospolíticos.—Eltaxistahizoelgestodeescupir,aunquesecontuvoaduraspenas—.¡Razamaldita!

—Enesoestamosdeacuerdo—convinoella—.Poresomegustatantoelartey

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tanpocolapolítica.Elartistaconviertelasideasenprincipiosatravésdelaemoción.Las eleva y las difunde hasta conseguir que arraiguen. El político las utiliza paramedrar,laspervierte,lasretuerceensubeneficio.¿Mesigue?

Élnoestabaeneseinstanteparaprofundidadesfilosóficas.Acababadecaérseleunmitodelosmássólidosysolopodíapensareneldestinodesusimpuestos,queveíaenelbolsillodeununiformedelasSSmanchadodesangrejudía.Nolaseguía,no.Selimitóarepetir:

—¡Cabrones!Decaminohacia la salidapasaronpor la salaCaspersen,dedicadaa«honrar la

memoriadelosquedieronsuvidaendefensadesupatria»,segúnrezabauncartelbienvisiblecolocadoalaentrada.

—También a vosotros os traicionaron estos golfos —dijo Philip al pasar,dirigiéndosealoscaídoscuyosnombresyapellidosfigurabanenunalápida.

—Tal vez no sea todo tan blanco o tan negro —trató de terciar Carolina—.Probablemente esos hombres, los que acogieron a antiguos nazis, tendrían susmotivosparaactuarcomoactuaron.Optaríanporelmalmenor.

—Miabuelosolíadecirqueelmalmenorconsolidaelmal.—Vistoasí…—Obraron mal a sabiendas —sentenció Philip, rotundo—. Por eso guardaron

tantosañoselsecreto.—Todostenemossecretos,¿no?—Unosmásqueotros.Yalgunos,alavistaestá,muchomásinconfesablesque

losdelagentenormal.Caminaronunbuen ratoensilenciopor las tranquilasavenidasdelcampus, sin

rumbo fijo, tratando de asimilar la información adquirida. Resumiendo, laprocedenciadeeseGrecoseguíasiendounmisteriotaninsondablecomolavíspera,aunque algo habían aprendido sobre derecho de propiedad relacionado con elHolocausto.

En virtud de los acuerdos alcanzados en laConferencia deBrettonWoods, asícomode otras disposiciones anteriores y posteriores a 1944, si lograban demostrarquelaobradeesajuderíahabíapertenecidoalafamiliadePhilipyformabapartedelas piezas saqueadas por los nazis, le sería automáticamente devuelta,independientemente de quién fuese su propietario actual y dónde hubiese estadoescondidoelcuadrotodoesetiempo.Lalegislacióninternacionalvigenteeratajantealrespecto.Todoslosbienes,privadosopúblicos,quedurantelosañosdeocupaciónpor las potencias del Eje (lo que incluía a Hungría) hubiesen sido robados oexpropiados, tendrían que ser restituidos a sus legítimos dueños. En consecuencia,todaslastransmisionesdepropiedadefectuadasporlosnazisysuscómplicessobredichos bienes se consideraban nulas… En teoría. Carolina sabía por propiaexperienciaquesiemprecabíanexcepciones.

—Noquisieraarrojarleñaalfuegodesupreocupación,señorSmith,peroelaño

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pasado celebramos una gran exposición del Greco en Toledo, en la que yo actuécomoasesora,paralacualllevamosalaciudadobrasdetodoelmundo.

—¿Y?—Unadeesasobras,ahoralorecuerdo,procedíadelexpolionazi.—Continúe.—El nivel de su enfado, lo presentía, estaba punto de subir unos

cuantosescalones.—UnSanPedroysanPablopropiedaddelHermitage;elcélebremuseodeSan

Petersburgo.—Carolinahabíapronunciadoelnombreconperfectoacentofrancés.—¡NomedéunalecciónmagistralsobreelHermitage,porfavor!—suplicóél,

parodiandoesapronunciación.—Noeramiintención,tranquilo.Enrealidad,másque«propiedadde»,elcuadro

está expuesto en el Hermitage, aunque todavía hoy es objeto de disputa en lostribunalesalemanes,porqueuna familia judía reclamasupropiedad.Quiénsabededóndeprocedeenrealidad.

—¿Y cómo es que esa familia no ha podido recuperarlo? ¿Acaso la UniónSoviéticanofirmóloacordadoenBrettonWoods?

—La gente no cumple siempre todo lo que firma, ¿sabe usted? Y a menudoincluso firma cosas a sabiendas de que no las cumplirá. Los políticos sonespecialistasenhacerlo.

—¿QuépasóconelcuadroenToledo?—Yonomeocupédeeseasunto.Dehecho,lohabíaolvidadoporcompletohasta

queme ha venido a lamemoria hace un rato, en la biblioteca. Pero en su díamellegaronecosdelacantidaddetrámitesquefueronnecesariosparaconseguirqueelcuadroviajaraaEspaña.Losllevóacabo,creo,undirectorgeneraldelMinisteriodeCultura, comprometiéndose personalmente a devolvérselo a los rusos una vezterminadalaexposición.

—¿Sesaltarontodosustedeslaley?—Philipestabaestupefacto.—Yo diría que la bordeamos. El cuadro vino vía Finlandia, por razones de

extraterritorialidadenlasquenolleguéaindagar,afindeevitarqueunjuezalemánordenaralaincautacióndelatelaenplenovueloalentrarelaviónenelespacioaéreode la Unión Europea. Desde Finlandia a España viajó por mar. Se aceptaroncondiciones durísimas, que incluían la puesta entre paréntesis durantemeses de laaplicacióndevariostratadosinternacionales,contaldetraerlaobra.

—Yustedes,losespañoles,setragaronesesapo.—Aceptamos, sí.Eraunaocasiónúnica.Elcuartocentenariodelpintor.Nunca

másvolveráa reunirse toda lapinturadelGrecoenunmismoespacio.Leaseguroquemerecíalapena.

—Amímeparecequeno.—Yyoledigoquesí.LoscuadrosquevimosanteayerenelMetropolitanfueron

llevadosdeunoenuno,envuelosdiferentes,afindeevitarlatrágicaposibilidaddeperderlos de golpe en caso de accidente. Nos gastamos una fortuna en fletes y

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seguros.Perotambiénesomereciólapena.Elarte,señorSmith,tieneunvalormuysuperioralprecioquepuedaalcanzarunaobraenunasubasta.Nosésialgúndíaseráustedcapazdeentenderlo.

Philip declinó entablar una polémica sin posibilidad alguna de ganarla. Habíaesperado más de unas investigaciones relativamente costosas para sus precariasfinanzas, y la despectiva indiferencia de esa mujer le resultaba cada vez menossoportable.Entonogélido,concluyó:

—Osea,queestamosmásomenosdondeestábamosayer,opeor.—Esonoesdeltodocierto.Carolinahizounapausauntantoteatralparaverquéefectocausabansuspalabras

eneseextrañocompañerodeaventuraconelquecompartíamásdesencuentrosquecoincidencias, pero por quien sentía una atracción innegable. Él siguió andando,cabizbajo,loquelaobligóaconcretar.

—Yoahoraestoyseguradequediceustedlaverdad.Ysidecidoseguiradelantecon esto, lo cual todavía está por ver, no será por el dinero sino por desfacer elentuerto.—Estoúltimolohabíadichoenespañol.

—Mecuestamuchoseguirla,¿sabe?Estaríabienquealgunavezdescendieraalniveldelosterrícolas.

—Decíaquesileayudoaintentarrecuperarsucuadroseráconelafánderepararunainjusticia.Nuncahastaahoramehabíaparadoapensarenlashistoriaspersonalesque esconden las grandes cifras del Holocausto, seguramente porque España noestuvodirectamenteimplicadaenesatragedia.Nosubimosaesetren,comotampocoatantosotrosdelosquehanpasadoporlahistoriareciente,delocual,enestecaso,mealegromucho.Ahorael trensehaparadoenmipuerta,meloha traídoustedacasa,ynosédejarlopasar.Meencantanlascausasperdidas.

—Jamáslohubieradicho.—Las apariencias engañan. ¿Habrías imaginado, viéndolo, que Talen era un

experto documentalista? No, ¿verdad? Pues eso. ¡Ojo con los prejuicios! Sonpeligrosos.

Eninglésnohaydiferenciaentreelustedyeltú,peroenelinteriordesucabezael interruptor que regula el uso de una u otra fórmula se había accionadoautomáticamente,obedeciendoaun impulsoafectivo.CarolinahabíadejadodeverenPhilipaunextraño.

Lasúltimaspalabrasdeesamujerdesconcertante,tanprontolejanahastaelinfinitodesdeloaltodesuatalayaerudita,comocálidaycoquetaconsusvaquerosajustados,susbotinesde tacóny su escotada camisade seda, habíanborrado la sensacióndedistanciaypredispuestoaPhilipaexplorarnuevosterritorios.Armadodevalorporelevidentecambiodeactituddesuacompañante,lainvitóacenarenelrestaurantemáscélebredelaciudad,previamentelocalizadomediantelascorrespondientesconsultas

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conalgunosdesuscolegaslocales.—Eslomenosquepuedohacer,despuésdeloquehahechoustedhoypormí…—Sivamosacenarjuntos—eldoctorJekyllganabaeneseinstantelapartidaa

Mr.Hyde—,deberíasempezarallamarmeCarolina.¿Noteparece?—Conmuchogusto—repusoél,mostrandounasonrisafranca—,sitúmellamas

Philip.—¡Hecho!Perohabrádeserunacenatemprana.Tengoentradasparaelauditorio

estanocheyelconciertoempiezaalasochoymedia.Talvezteapetezcavenir.¿TegustalamúsicadeBrahms?

—Nosabríadecirte,laverdad.Miculturamusicalnoseremontamásatrásdelossetenta.Lossesenta,talvez,pensandoenlosBeatles.

—Enesecaso,vasallevarteunasorpresaqueteharámarcarlafechadehoyenelcalendario.Brahms,interpretadoporelmejorviolinistadelmundoylaSinfónicadeBoston.Situsgeneshúngarosnoseconmueven,merindocontigo.

RegresaronalcentrobordeandoelríoCharles,quefluyetranquilo,caminodelmar,flanqueado por árboles de hoja caduca teñidos demil colores en ese arranque delotoño. Un gran número de remeros universitarios aprovechaba el tiempo todavíacálidoparaentrenarensusaguas,antesdequeelinviernolascubrieradehielo.Anteellos,losrascacielosdeldistritofinancieroelevabansusmolesdecementoycristalalcielo,enunvanointentodeemularelpoderíoneoyorquino.

LariquezadeBostonnoprovienedeldinero,sinodelsaber.Suindustriasonlasuniversidades, que compiten entre sí por atraer a los mayores talentos. Carolinasiemprehabíaconsideradoeselugarcomoelepicentrodelaculturacontemporáneayenvidiadoprofundamentealosprofesoresquecobrabanunsueldoporenseñarensusaulas.Ellalohabríahechogratisoinclusopagandoportalprivilegio.

Pocodespuésdelasseisycuarto,alcaerdelatarde,entrabanporlapuertadelUnionOysterHouse,«el restaurantemásantiguodeAmérica»,segúnlapublicidaddel local. Philip no había tenido ocasión de conocer hasta entonces una casa decomidas tradicional, con pequeños comedores situados a distintas alturas en unedificiodedoscientosaños,antiquísimoenelcontextoestadounidense,ynoocultabasuexcitaciónante lanovedad.Mirabacomounniñochico losadornoscolgadosdelas paredes o los gruesos tablones de madera del suelo, propios de una auténticatabernadepuertoalaviejausanza.Estabamuyorgullosodesuhallazgo.Seleveíaradiante.

—Seguroqueaquínosirvenhamburguesas—bromeó,nadamássentarseaunamesaapartadadelaescalera,lejosdeunruidosogrupodeturistas.

—Yoapostaríaaquesí—repusoella,divertida.—Mehanrecomendadolalangostahervidaoalaplancha.Dicenqueeslamás

frescadelacosta.

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—Yoprefierolasopadealmejas.Carolina parecía tan segura de su elección que Philip le preguntó, entre

sorprendidoydecepcionado:—¿Conocíasestesitio?—Mehantraídoaquíenalgunaocasión,sí.Ymeencanta.Hazmecaso.Lasopa

dealmejasescondiferencialomejor.Cenaron deprisa, sin demasiada conversación. Él estaba enfadado con ella por

chafarledeesemodolasorpresa,restregándoleenlacarasucondicióndemujerdemundo.Ellanoquería llegar tardealconcierto.Enmenosdeunahorahabíandadocuentadelmenú, pagadoy salido a la calle, caminodel auditorio, conuna tensiónentrelosdosdelasquecortauncuchillo.

Philipnosemovíaconsolturaenesaciudad,porloquedecidierontomaruntaxilocalenlaparadasituadafrentealayuntamiento,adosmanzanasdedondeestaban.Entonces fue cuando las vieron. Seis chimeneas cuadradas demetacrilato y acero,cuyas bocas se elevaban por encima de árboles y edificios, exhalando un vaporblanquecino semejante al humo de los crematorios. Un monumento terriblementeexplícito,levantadoenmemoriadelasvíctimasdelHolocausto,enelcualCarolinanuncasehabíafijado.Él,encambio,loidentificóalprimergolpedevista.

—¿Tambiénestesitioloconocías?Se había detenido en seco, junto a una lápida demármol negro con la palabra

HOLOCAUSTOescritaenmayúsculasdecolorblanco.Estabacolocadaalaentradadelcorredorqueformabanaunladodelaavenidalaschimeneashuecas,bautizadascadaunaconelnombredeunodelosgrandescamposdeconcentraciónyalineadasparacrearunasuertedepasajedelterroratravésdelomásnegrodelahistoria.Majdanek,Chelmno,Sobibor,Treblinka,BelzecyAuschwitz-Birkenau.El texto inscrito en lapiedrarecordabaelsignificadobrutaldeltérmino:

Entre1933y1945losnaziscrearonunrégimendeodioypersecuciónenAlemaniaquefinalmenteconsumióalamayorpartedeEuropa.Llevadosporsuscreenciasracistas,asesinaronaoncemillonesdehombres,mujeresyniñosensuempeñodedominarEuropaycrearunaraza«puraysuperior».Losnazisseleccionaronalosjudíosparasuexterminiototal,loqueimplicabaquesuexistenciadebíaserborradadelahistoriaylamemoria.Antesdesuderrota,en1945,elrégimennaziasesinóaseismillonesdejudíos,másdelamitaddelapoblaciónjudíadeEuropa.

Los que perecieron fueron silenciados para siempre. Los testigos del horror que sobrevivieron tienen laobligación de conservar lamemoria.A través de sus voces, tratamos de comprender los actos inhumanos quepuedensurgirdelasemilladelosprejuicios.

Recordarsusufrimientoesreconocerelpeligroylamaldadqueaparecencuandoungrupopersigueaotro.MientrascaminasporesteSenderodelaLibertad,párateuninstanteareflexionarsobrelasconsecuenciasdeunmundosinlibertad.Unmundoenelcuallosderechoshumanosmásbásicosnoesténprotegidos.Yséconscientedequecadavezquesetoleranlosprejuicios,ladiscriminaciónolapersecucióndeseresinocentes,malescomoelHolocaustopuedenvolveraocurrir.

A continuación, la inscripción daba cuenta de los principales hechos acaecidosentre1933y1945,recogiendoañoaañolosepisodiosconsideradosesencialesysucorrespondientefecha.

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APhiliplellevóunbuenratoleerlotodo,alumbrándoseconlalinternadelmóvil.Estabatanabsorto,tanatrapadoporeserelatodelhorror,evocadodelamaneramáscruda,queCarolinanoseatrevióacontestarhastaqueélno levantó lacabezay lamiródirectamentea losojos.Lapreguntaestabacargadadereproche.Surespuestafuesencillamentelaverdad.

—No.Hepasadoporaquímásdeunavez,peronohabréprestadoatención.Talvezdedía,siniluminar,seanmenosvisiblesesasestructurastranslúcidas.

—Puessonbastanteevocadoras,¿noteparece?—Muyrealistas,sinduda.Macabrasincluso.Yodiríaquesiniestras.—Deesoprecisamente se trata, ¿no?—Philip noocultó su rabia—.Tú eres la

expertaenarte.Yosoyunignorante,yseguramenteporesocreaqueelmonumentono pretende ser hermoso ni mucho menos provocar sonrisas, sino más bien locontrario.ElHolocaustofuemacabro,siniestroymuyreal.Sobretodomuyrealparamillonesdepersonas,sushijosysusnietos.

—Perdona, Philip—dijo ella agachando levemente la cabeza—. No pretendíaofendertenimenospreciaratusseresqueridos.Comprendoqueestéssusceptible…

—Susceptible, sí. —Ahora el tono de él era sarcástico—. Supongo que escuestióndelaexperienciaqueunotenga.¿Nofuistetúlaquemehablastedelpintorespañolqueretratabaestadosdeánimo?¿CómocreesquehabríapintadotuGrecoelHolocausto?¿Concoloresclaros?

—Touchée!—¿Otrotérminoespañol?—Enestecaso,francés.Significaquetienesrazónyhascaptadomejorqueyoel

alma de esta obra; este gran montaje que a mí me parece siniestro porque lo es,porquelotienequeser,porque,comobiendices,deesoexactamentesetrata.

—Perdónametú.—Lamediasonrisadesurostrorevelabaqueerasincero—.Teestásportandoextraordinariamentebienconmigo,ynotengoderechoaexigirtenadanimuchomenosa reñirte.Esque todoeste asunto está removiendo fantasmasquecreíayaenterrados.

—Yhablamosdemuchodinero…—Eralamejormaneradequitardramatismoalaescena,volviendoaunterrenocómodo,alejadodelsentimiento.

—¡Y que lo digas! —Philip parecía haber recuperado el pleno dominio de símismo—.Demasiadocomoparadejarloescapar.¿Vamos?

—¡Vamos!ConfíoenqueBrahmsllenedepaztucorazón,ydepasoelmío.

Llegaron por los pelos al suntuoso auditorio, lleno hasta la bandera, dos minutosantesdequesecerraranlaspuertas.Ocuparondeprisasuslocalidades,lasmejoresdelpatiodebutacas,untantoavergonzadosporhacerlevantardesusasientosatodoslosespectadorespuntuales.Hastalasestatuasguardianasdelospalcosparecíanafearleslaconductadesdeloaltodesuspedestales.

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—Esto es justo lo que no hay que hacer en un lugar como este —murmuróCarolinaaloídodesuacompañante,ejerciendodecicerone.

—Cosaspeoreshehecho.Yseguroquetútambién—respondióPhilip,hablandoenserio.

La música empezó a sonar, poderosa, creada con el fin de traspasar hasta lacoraza más dura: el Concierto en re mayor para violín y orquesta. Carolinasorprendió enmás de una ocasión al neoyorquino con los ojos cerrados, ya fuesedebidoalcansanciooenungestoespontáneoprovocadoporlaemoción.Ymientraslas cuerdas del solista desgarraban el silencio con notas infinitamente tristes, supoqueiríaaHungríaconesehombre,enbuscadesulegado.

Apostaríaporél.Aunqueeltiempoylamaldadhubiesenborradoparasiemprecualquierrastrodel

pasado.Aunquenohallaranlamenorpruebacapazdevincularalafamiliadeltaxistacon ese cuadro del Greco. Aunque todo fuese simplemente un sueño, fruto de lasfantasías de un niño, viajaría con él a Budapest sin otra pista que una direcciónmemorizadadeoído.Deseabaardientementedesentrañarelmisterio.Unavozinteriorajena a su habitual cordura se empeñaba en susurrarle que, pese a ser una locura,haríabiencometiéndola.Quenosearrepentiría.

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3

Unviajeeneltiempo

Budapest

CarolinayPhilipllegaronaBudapestlamañanadel27deseptiembre,enunvuelodeAmericanAirlines.Habíanacordadoemprendereseviaje juntos lamismanochedelconciertodeBrahms,enBoston,alcalordelaintimidadcasimágicapropiciadaporelviolín.Deunmodolomásnaturalposible,tratandoderestarimportanciaasupropuesta,ellahabíasugeridolaposibilidaddevolaralacapitalhúngara,enbuscadeesacallememorizadaenunidiomadesconocido,aprovechandolainfinidaddepuntosqueacumulabaen la líneaaéreagraciasa susdesplazamientosde trabajo.Élhabíaaceptadodeinmediato.

NingunodelosdosteníaunaideaexactadeloquepodíanesperarencontrarenlaciudaddelDanubio,aunquetampocomuchoqueperderenelenvite.¿Tiempo,algúndinero,ilusiones,esperanza?NadaquepudierahacersombraalaposibilidaddedarconelrastrodeesafamiliacuyasraícessehundíanenelpozonegrodelHolocausto.Y también, por supuesto, alguna prueba que permitiera a Philip acreditar ante untribunal ser el auténtico propietario de un cuadro valorado en al menos quincemillonesdedólares.Unincentivoirresistibleparaunhombrequepocasvecesenlavidahabíapodidopermitirseuncapricho.

Desembarcaronconunamaletademano,unhotelreservadoatravésdeinternetsin otra referencia que su ubicación en el barrio judío, y una dirección postaltranscrita fonéticamente en una cuartilla de cuaderno infantil, tal como sonaba eninglés:«Keriootsahussonnay,masodeekamellet».

El día era gris. El tráfico, casi peor que en Nueva York. Habían agotadoprácticamente todos los temasdeconversación imaginablesdurante la interminablenoche compartida en butacas contiguas del avión, por lo que se limitaron a verdesfilarlaciudaddesdelasventanillasdeltaxi,sorprendiéndosedelagranbellezadesusedificios,tantomássuntuososcuantomásseacercabanalcentro.

NiellaniélconocíanBudapest.Ambosestabangratamenteextrañadosporloquecontemplaban, aunque Philip evidenciaba su admiración con exclamaciones másruidosas.

—¡Increíble!Espreciosa.¿Hasvistoesto?¿Tela imaginabasasí?Ypensarquedesciendodesangrenacidaaquí…

Carolina había visitadoViena, Turín y Praga. Sumundo eramuchomayor. Su

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tacto, en cambio, bastante pobre, especialmente cuando estaba tan cansada comoentonces.

—Unabonitaciudadcentroeuropea,sí.Philiptampocoteníaelánimopropicioalapacienciadespuésdecasiveintehoras

deviaje,contandolaescalaenLondres,porsupuestoenclaseturista.Agradecíaaesamujer laayudaqueleestababrindando,asícomosugenerosidad,peroempezabaaestarhartodetantasuficiencia.

—¿Hayalgoque llame laatenciónde laseñoraCarolinaValdés?—El tonoeramásagrioquejocoso—.¿Algúnlugarquelehagaabrirlosojos,paravariar?

—En este momento nada me apetece más que una cama en la que podertumbarme,aunquesoloseanunpardehoras—replicóellasindarseporenteradadelpuyazo—.DespuésmesentirémásdispuestaamiraralDanubioconelmejoránimoyhastaolvidarquesucolorniseaproximaalazul.

ElContinentalZaradelacalleDohánydesmerecíabastantelasfotografíasdesupágina web. En ella aparecía como un establecimiento lleno de encanto, dearquitectura modernista, emplazado en unos antiguos baños públicos, aunque enrealidadsetratabadeunhotelconvencionalqueenEspañaoEstadosUnidoshabríamerecido una o dos estrellas menos. En esos días, además, acogía un congresointernacional de estomatología, por lo que el hall, la recepción, el comedor y lacafetería estaban repletos de dentistas tremendamente locuaces, que parecían habercolapsadoporcompletoalpersonal.Fuenecesariaporellounaesperaconsiderableantesdelograrquelesasignaransushabitaciones.

Eljovenrecepcionistasemostróincómodoalverlosjuntos.—Metemoqueleshancolocadoenpisosdistintosytenemoselestablecimiento

lleno…¿Deseancompartirunadoble?Philip lanzó a Carolina unamirada sugerente, un inequívoco «yo sí», que ella

optóporignorar.—Estámuybienasí.Nosemoleste.Espero,esosí,quelastenganlistas.Venimos

demuylejos,¿sabeusted?Nosgustaríainstalarnos.—Cuando quieran.—El chico había acusado el golpe y se mostraba igual de

parco—.Doscientosseisyquinientoscatorce.¿Necesitanayudaconelequipaje?—Conelequipaje,no—tercióPhilip—.Conelidioma,talvez.Estaba sacando de la cartera muy despacio su cuartilla amarillenta,

cuidadosamente doblada en cuatro pliegues a punto de ceder al paso de los años,esforzándose al mismo tiempo por suplir con una sonrisa la hosquedad de suacompañante.

Siibanabucearenunpaísextranjero,enbuscadeunpasadoenterradodurantesetentaaños,máslesvalíairconunaactitudconstructiva.Alfinyalcabo,laideadeemprendereseviajehabíapartidodeella.¿Quémoscalepicabaahora?¿Setratabaúnicamentedelcansancio,ohabríacambiadodeopiniónynosabíacómodecírselo?En algún momento iba a tener que leerle la cartilla a esa española orgullosa y

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prepotente, aparentemente incapaz de pedir las cosas por favor.Hasta entonces, latareadeabrirpuertasrecaeríasobreél.

—¿Lesuenaestadirección?—preguntó,acentuandolasonrisa.El chico tomó el papel que le tendían, a fin de estudiarlo. Al cabo de unos

segundoslodevolvió,negandoconlacabeza.—Losiento,señor.Estonoesunadirección.Nisiquieraeshúngaro.—Escaligrafíafonética—explicóCarolina,seca—.Leeenvozalta,Philip.Tal

vezaloírlasnuestroamigoidentifiquelaspalabras.Hicieronfaltavariosintentosdeambos,convariaspronunciacionesdistintas,para

quefinalmenteelrecepcionistaexclamara,triunfal:—¡KirályUtca,24,segundopiso!—Entoncessíeraunadirección…—Sí, desde luego.—Elmuchacho parecíamuy satisfecho de haber resuelto el

acertijo—.Yestáaquícerca,además.Adiezminutosapie.¿Oprefierenquelespidauntaxi?

—Noseránecesario.—Philipestabadeseandollegar—.Caminaremos.

El edificio había conocido épocas mejores, anteriores a la guerra y la dictaduracomunistaquesobrevinodespués.Su fachada,depiedraarenisca,denotabaseñoríoenlosventanalesycornisasdecoradosconmolduras,aunquehabríanecesitadounabuena operación de limpieza. Con todo, ninguna otra parte de la estructuraconservaba mejor la gloria pasada. Lo demás era pura desolación amenazada deruina.

Undobleportóndemaderaseabríaaunestrechopasodecarruajes,quellevabahastaunpatio interiordestartalado.Esaespeciedecorrala,circundadaporbalconespeligrosamente agrietados, acogía cubos de basura, restos de variasmotocicletas yunafurgonetavetusta,entreotrosdesechos.Lahistoriaparecíahabersedetenidoallívariasdécadas atrás, comopara conservar intacto el legadodememoriaquePhilipveníaadesenterrar.Elconjuntoresultabarealmentedesolador.

—¿Elnúmero24,porfavor?Carolina había interpelado directamente a un transeúnte, mientras el taxista

trataba de averiguar por su cuenta, revisando los buzones, cuál de los dos portalescarentes de numeración, situados a izquierda y derecha de la entrada, era el quebuscaban.

—Esporaquí,cabezota—ledijoella—.¡PreguntandosellegaaRoma!¿Porquéoscuestatantoaloshombresreconocerquenecesitáisayuda?

Philipoptóporcallarse,asumiendomerecerlacrítica.Se adentraron por una escalera en penumbra cuyos peldaños crujían de forma

lastimera.Labarandilla,encambio,resistíasorprendentementebienaladecadenciageneralizada,conbarrotesypasamanocasiintactos.Todolocontrarioquelapintura

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delapared,corroídaporlamugrealiadaalahumedadyeldescuido.—Se ve que los vecinos necesitan agarrarse y han invertido en seguridad —

bromeóPhilip,tratandodedisimularsuansiedad.—¡Callaysube!Carolinanohabíapodidotumbarse.Nisiquierasacarlaropadelamaletaafinde

colgarla en perchas, como tenía por costumbre hacer nada más entrar en unahabitación de hotel. Detestaba que lemetieran prisa y eso era exactamente lo quehabía estado haciendo Philip desde el mismo momento de su llegada, nada másconocer, de labios del recepcionista, la forma de acercarse a la calle Király. Unaducha rápida era el único descanso que había podido permitirse antes de salircorriendo, bajo una lluvia pegajosa, hacia ese lugar sombrío. Estaba irritable.Necesitaba dormir y empezaba a lamentar haberse embarcado ella misma en unaaventurainsensata,opuestaasumaneradeser.

Pasaron de largo por el primer piso y llegaron resoplando al segundo, quealbergaba sendasviviendas a ambos ladosde la escalera.Llamaron al timbrede laderecha.Nada.Volvieronallamar.Silencio.

—Eradeesperar,Philip…—Eltonosignificaba«cuantoantestedesporvencido,mejorparatodos».

—Nopiensorendirmetanfácilmente,siesloquetratasdeinsinuar.¿NodicestúquepreguntandosellegaaRoma?¡Puesvamosaello!

Lapuertadelaizquierdaestabaprecintada,probablementeporqueeldeteriorodelacasaresultarapeligrosooacasoporqueelpisohubieseservidodeescenarioauncrimen.Eraimposiblesaberlo,yaquelanotapegadaalaalturadelamirillaestabaescritaenhúngaroyningunodelosdoscomprendíaunapalabradeeseidioma.Lejosdeamilanarse,noobstante,Philippropuso:

—¿Arribaoabajo?—Abajo,porfavor.Junto al timbre del primero una chapa de latón ennegrecido indicaba: SIMON

BERENT. El susodicho tardó unos segundos en responder al timbrazo, pero acabóhaciéndolo,alsegundointento.Esosí;sinabrir.Sedirigióaellosdesdeelinteriordesuvivienda,enesalenguaincomprensible llenadevocalesraras.Lesllevóalgunosminutos más entenderse con él en inglés, a través de la puerta cerrada, hasta quefinalmentePhilippronunciólaspalabrasmágicas:Judah,Hannah,Joseph.

Trasunbrevesilencioqueseleshizoeterno,oyerondescorrersevarioscerrojosconpulsonervioso,entorpecidoporlasprisas,ylapuertaseabriódeparenpar,conunrechinardebisagras.

—Pasen,pasen,porfavor.SisonfamiliadelosSofer,micasaessucasa.

SimonBerentpodíatenersetentaycincoañosocien.Eraunhombrecillomenudo,deaspectoágil,caminarsaltarínyextremidadeslargasenproporciónaltronco.También

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su cabeza destacaba por su tamaño, pequeño en relación al resto, así como por laausenciatotaldecabello.Elrostro,apergaminado,estabadominadoporunaenormenarizaguileña,indudablementesemítica.Sumiradaclara,acuosa,aratosperdida,seescondíatraselgruesocristaldeunasgafasconmonturadepasta.Eraunrostrovivo,expresivo,curioso.

APhiliplellamólaatenciónlobienqueseexpresabaeninglés.Segúnlesexplicóélanteunatazadeté,servidaporunamujercasiinvisible,surgidadelaoscuridaddeunpasilloydesaparecidadespuésenlassombrasunavezcumplidasutarea,lohabíaaprendido de forma autodidacta, mientras estudiaba historia contemporánea en launiversidadytrabajabasimultáneamenteenunaimprenta.

Carolinasefijómásenelextrañoatuendodelpersonaje:pantalonesdechándalazul pasados demoda, calcetines de deporte, chanclas tipo piscina, camisa blancaimpecable, perfectamente planchada, y un chaleco de fieltro color beis que norecordabahabervistodesdequevisitabaasuabueloenlacasonaindianadePravia.Su anfitrión era un tipo realmente peculiar y fascinante a la vez, propio de unafantasíaliteraria.

—Asíqueesusted…—Berentsedirigíaespontáneamentealvarón,enunactoreflejo.

—MellamoPhilipSmith,aunquesupongoquemipadre,Joseph,secambiaríaelapellidoenEstadosUnidosparaquesonaramásamericano.AcabodeenterarmedequemiverdaderoapellidoesSofer.EllaesCarolinaValdés,unaamigaespañola.

—Hantardadomuchoenvenir.—Laemociónhumedecíalosojosdelanciano—.Yapenséquemoriríasinnoticiasdemiamigo.Porqueyojugabaconsupadrealapelota y al ajedrez, ¿sabe usted?En los buenos tiempos, antes de que llegaran losalemanes.

Estabansentadoslostresenelsalón,frenteafrente,CarolinayPhilipenunsofádesvencijado,Simonenunabutaca,rodeadosdelibros,mueblesviejosypolvo.Loscristalessuciosdelasventanasapenasdejabanpasarlaluz.Unrelojdepieadosadoala pared marcaba con voz clara su tictac, como para recordarles la necesidad deaprovecharelpocotiempodisponible.

Philip tenía tantas preguntas quemándole los labios que no sabía por dóndeempezar.Carolina se sentía incómoda; una intrusa sin derecho a quebrar la ilusiónfrágildeeseencuentro, abocadaacallar.Simon llevaba todaunavidacuidandodeeserecuerdo.Estabadeseandoliberarsedesucarga.

—Selollevaronunamañanamuyparecidaaesta,afinalesdenoviembredel44.Losnazis.LometieronenuncocheoscurounosguardiasdelasSSynuncavolvimosaverle.Tambiénaqueldíallovía.

—¿Aquién?—inquirióelneoyorquino.—A su abuelo, Judah, un hombre bueno. Un hombre recto. Un pilar de la

comunidad.Élpermanecióenestacasadespuésdequesufamiliasemarchara.¿Nolehablódeellosupadre?

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Philip empezaba a cansarse de que todo el mundo subrayara una dolorosaobviedad que le había torturado durante buena parte de su existencia. ¿Por qué lepreguntaban algo para lo que evidentemente no tenía respuesta? La incredulidadcontenida en el tono del viejo judío era idéntica a la expresada por Carolina alconocer a grandes rasgos su historia en aquel hotel de Manhattan. Lógica,comprensible,esperableyterriblementeirritantealavez,dadoqueélmismocarecíadeexplicaciónparaelcúmulodeinterrogantesdejadosporsupadrealmorir.

Haciendoacopiodepaciencia,contestó:—No, señor. Mi padre jamás quiso recordar su infancia. Ni a su familia. Era

completamenteimpermeableamispreguntas.—¿Cómoestá?—¿Mipadre?Murióhaceaños,enpaz.Estáenterradoenelcementeriojudíode

Brooklyn,enNuevaYork.—¡Qué ironía!—comentó el anciano, esbozando un gesto entre la sonrisa y la

mueca—.NuevaYorkeraelnombredelcabaretdemodaen losdíasde laguerra.Todoshablabandesugranorquestaysupistagiratoria,dondelosburguesesricosdeBudapest bailaban, despreocupados, mientras la ciudad se hundía en la barbarieimpuestaagolpedeterrorporuncuerpodefacinerososrevestidosdepoderabsoluto.LossicariosdelPartidodelaCruzFlechada.Elmalabsoluto.

PhilipyCarolinaguardaronsilencio,abrumadosporlaanécdota.Simonbebióunsorbodetéantesderetomarsudeambularporlamemoria.Lescontóqueenaquellosdíassehabíaacelerado ladeportacióndehebreos residentesen lasprovinciasy lasnoticiasquellegabandeallí,aunquefiltradasconcuentagotasa loschiquillosdelacasa,eranescalofriantes: irrupcionesnocturnasen lasviviendas,brutalidadpolicial,robos,frío,incertidumbre,deportaciónhacialodesconocido.

Susrecuerdosdeesosdíaspermanecíanintactos.Eneledificiovivíanentonces,además de los Sofer, una viuda ya mayor y su hijo, médico en el hospital másimportantedelacapital,susdoshermanas,élmismoylosabuelosqueloscuidaban.

—¿QuéhasidodeRaquel?—inquiriódepronto,comoiluminadoporsuvisión—.¡Sisupieran lohermosaqueera!Estuveenamoradodeelladesdeque laviporvez primera a los nueve o diez años, cuando vinimos a vivir a este barrio, hastamuchodespuésdesupartida.EllaeraalgomayorqueJosephyqueyo,tanelegante,tanresponsable,tanpreciosa…Sigosoñandoconelladecuandoencuando—sonrióconmalicia—,peronoselodiganamimujer.

—Supongo que Raquel será la tía a la que nunca vi —respondió Philip—.Tampoco he sabido jamás de su paradero, señor Berent. Únicamente conocí a miabuela,Hannah,querepetíaobsesivamenteestadirecciónyhablabademiabueloconevidentepasión,aunqueenunidiomaqueyonocomprendía.Erauncrío.

El anciano miraba al americano con creciente ternura, compadecido ante suabrumadora orfandad. Pese a que había evitado desde el principio dar la menormuestradevictimismoenel tono,Simonparecíasabermuybien loqueessentirse

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soloenelmundo,necesitadodeunamanotendida.ParaCarolina,testigomudodelaescena, aquello constituía una lección de humanidad que llenaba de sentido supresenciaenesacasa.

—Supadre,sutíaysuabuela,Philip,sesalvarongraciasaldiplomáticoespañol.ElÁngeldeBudapest,lellamábamos.Aéldebemosnuestrasvidasmuchosmilesdejudíoshúngaros.

Ylaespitadelrecuerdoseabrióafindequefluyeraelrelato.—Yoacababadecumplirentoncestreceaños.Vivíaaquí,enestamismacasa,con

mis abuelos ymis hermanasChaya y Lena.Amis padres los habían reclutado enoctubre para un destacamento de trabajos forzados, junto a millares de judíos«hábiles». Según supe al acabar la guerra, ella murió de agotamiento a las pocassemanasdepartir.Élaguantóhastaelfinal.SucumbióalagranmarchaapiehastaGunskirchen,enmayodel45.Unpocomásyhabríasidorescatadoconvidaporlossoldadosestadounidenses,juntoalpuñadodeesqueletosandantesquepululabanporallídevorandolacarneputrefactadealgúncaballoreventadoporlasminas.

»Notuvieronesasuerte.»El señor Sofer hizo lo que pudo por ayudarles, según nos contó más tarde

nuestro abuelo, aunque fue en vano. Al ver que ni siquiera él, muy próximo alConsejoJudío,podía impediresasdeportaciones,decidiósacara suesposaya sushijosdelaciudad,queaesasalturassehabíaconvertidoenuninfiernoparanosotros.

»Hasta poco tiempo antes, nuestros propios padres se habían hecho de algúnmodo cómplices de los antisemitas, señalando con desprecio a los judíos sucios,pobreseignorantes,llegadosdelaGalitziaseptentrionalenlosañosdeentreguerras,cargandosobrelasespaldassusescasaspertenencias,sulenguapropia,elyiddish,ysus costumbres ancestrales. La negativa de esos inmigrados a integrarse en lasociedad magiar, solían criticar los hombres en la mesa del Sabbat, contribuía adifundirelestereotipodelhebreousurero,mentiroso,deslealyestafador,responsabledetodaslasdesgraciassufridasporlanaciónhúngaratrasladerrotade1918.Yesoconstituía una ofensa imperdonable para la mayoría de los miembros de lacomunidad,fielesasuinquebrantablepatriotismo.Ennuestrohogar,aligualqueeneldelosSofer,sehabíaprohibidoelusodelyiddish,conelempeñodeeducarnosalosniñosenelidiomaoficialdeHungría.

»¡Quéterribleingenuidad!»Pero vuelvo a su familia, que últimamente parece haberse acentuado mi

tendencianaturalaextraviarme…»Su abuelo tenía un colega llamado Zoltán Farkas, abogado de la legación

española en Budapest. Un hombre tremendamente valiente, que rescató a muchagentedelasgarrasnazisantesdeserasesinadoenlosúltimosdíasdelaocupación.Claro que nada habría podido hacer sin el impulso de su jefe, el encargado denegociosespañol,ÁngelSanzBriz,quiensevolcóenprotegernosponiendoenriesgosupropiaseguridadysupongoquetambiénsucarrera.Alfinyalcabo,representaba

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aungobiernofascista,oficialmenteneutral,aunqueamigodeHitler.¡Incongruenciasdelahistoria!Siyoestoyhoyaquí,hablandoconustedes,esgraciasaél.Ysiusted,señorSmith,havenidoalmundo,tambiénesporloquehizoesehombrejusto.

»SuabuelaHannah,laseñoraSofer,teníaunahermanaenArgentina,quelehabíaescritoañosatrásinvitándolaavisitarla.Esacartabastóparaqueellaysushijos,miamigo Joseph y Raquel, obtuvieran un pasaporte español de tránsito. Unsalvoconducto providencial, con el que pudieron abandonar Hungría y viajarlegalmente a España. En aquellos días, créame, aquello constituía un regaloimpagable.Estábamosenoctubrede1944.Erandíasmuynegros.

»Recuerdoperfectamenteelcochedelaembajada,consubanderaysusplacasdeidentificación,paradoaquíabajo,frentealportal,conelchóferuniformadoyelseñorFarkasesperandoenlaacerapararecogerasusfamiliaresafindeconducirloshastala legación,situadaen lacalleEötvös. Josephsedespidiódemíconunapretóndemanos,mientrasRaquelmediounbesoenlamejilla.¡Cómoolvidarlo!—Losojossele llenaron de lágrimas y tuvo que hacer una pausa para recobrarse—. La señoraHannahsollozabaeimplorabaasumaridoquelesacompañara.Éllaregañabaenvozbaja,severo,asegurándolequeprontovolveríanaestarjuntos.

»Noenestavida,desdeluego.Nofueposible…»SupongoqueporesasfechaselseñorSoferabogaríanuevamentepornosotros

antesusamigosespañoles,otalvezlohicierasuabuelaanteelpropioencargadodenegocios, porque muy poco después de la detención de su abuelo regresó aquí elmismocoche,conel señorFarkasalvolante.Enesaocasión ibaconélunamujer,madameTourné, quedijo ser la secretaria de la legación.Erauna señora enérgica,quehablabaperfectamentehúngaroapesardesunombrefrancés.Nosdijoque losSoferestabanbienyquehabíanpasadoalgunosdíasalojadosenlabuhardilladelaembajada,juntoaotrosrefugiados,antesdepartirentrenhaciaVienayZurich,desdedondeteníanlaintencióndetrasladarseaBarcelona.ElseñorFarkasconfirmóqueélmismoleshabíadejadoinstaladosenunvagóndeprimeraclase,porsupuestolibresdelaestrellacosidaasuropayconsuspasaportesespañolesenregla.

»Esto último era muy importante, porque los cruces flechadas pedían ladocumentaciónalosjudíosqueveíanporlacalle,selaarrancabandelasmanosasuantojoylarompíanensusnarices,antesdematarlosallímismoollevárselosparaserdeportados. Las cartas de protección, proporcionadas por la Cruz Roja o lasembajadasdelospaísesneutrales,sehabíanconvertidoenelbienmáspreciadoparaun hebreo. Especialmente las selladas por la legación de España. Todo el mundosabíaqueesaseran lasmásvaliosas,por ser lasmásdifícilesde falsificaryporelrespetoqueinfundíanalasautoridadeshúngaras.Másquecualesquieraotras,nomepreguntenporqué.Yotodavíaconservolamía.Laencontréentrelospapelesdemiabuelodespuésdesumuerte,juntoalasdemishermanasymiabuela.

»Nos tranquilizómucho saber que nuestros vecinos estaban a salvo. Ymuchomás,desdeluego,serconducidosaunacasaprotegidaporlalegaciónespañola.Nos

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trasladaronallíaloscinco.Misdosabuelos,mishermanasyyo.Ytodosmenosunasobrevivimos, ¡bendito seaDios!Lapequeña,Lena, sucumbióaunaneumonía.Sellevaronsucuerpounanocheynuncasupeloquehabíanhechoconél.Quieropensarquemisabuelosnosahorraríanlapenadepensarquenopudorecibirunasepulturadigna.

Carolina y Philip escuchaban el relato de Berent en un silencio reverencial,sobrecogidos por la crudeza de lo que narraba con la precisión de un reportero deguerra. El anciano guardaba un recuerdo imborrable que necesitaba compartir concualquieraquepudiesecomprenderelsignificadoúltimodesuspalabras.

—Poco antes deque fallecieraLena—prosiguió—,ya en la casaprotegida, sehabíalevantadoelmuroquecerrabaelguetoyempezabaaescasearlacomida.Losnazisvigilabantodaslasentradasysalidas.Lohicierondurantenuevesemanas,quemás bien parecieron años. Nos habían concentrado a todos los judíos quequedábamos enBudapest aquí, lo que suponía que compartíamos la casa conotrastres familias desconocidas.Pero esono era lo peor.Lopeor, condiferencia, era laimpunidadcon laque lossecuacesde laCruzFlechadaentrabanasaquear lopocoque teníamos, a llevarse a la gente para matarla simplemente por gusto. Habíacadáveres tiradosen lascalles.Los jardinesde laGranSinagoga,decían,sehabíanconvertidoenunamorgue.Ypor lanocheseoíandisparoscuyosignificadoestabaclaroinclusoparaunniñocomoyo.

»Salirdeallífueunaliberación.»ElseñorFarkasylaseñoraTournénosllevaronaunpisosituadojuntoalparque

deSanEsteban,enlacalledelmismonombre,número35,frentealDanubio.EntrelospuentesdelasCadenasyMargarita,quehabíasaltadoporlosairesacomienzosde esemes. Desde las ventanas veíamos cómo losmilicianos fascistas arrastrabanhastalaorillaahombres,mujeresyniños,losatabanconalambrededosendos,oengrupos, y los empujaban a las aguas heladas del río, con un único tiro de gracia.Algunosdíasveíamoselaguateñirseliteralmentederojoconsusangre…

Simon hizo una pausa. La narración de esos sucesos aterradores había idodesgranándose hasta entonces con una claridad sorprendente en un hombre de suedad, necesariamente más cercana a los noventa que a los ochenta. Su lucidezresultaba por momentos estremecedora y únicamente parecía explicable por labrutalidad del trauma sufrido durante esos meses terribles. Una cicatriz honda,dolorosa,imborrable,queleacompañaríahastaelúltimodíadesuvida.

Laexpresióndesucaraalhablarrevelabaque,mientrasevocabaaquelloshechos,volvía a ver en sumente a loshombres,mujeresyniños asesinados ante susojos.Volvía a oír sus gritos. Volvía a padecer con ellos. Esas escenas habían quedadograbadasensumemoriaconlatintaindelebledelhorror,elevadoacotasinaccesiblesparaquienesleescuchabanlibresdeesaespantosaexperiencia.

Lavoz,sinembargo,se le ibacansando.Losañosparecíancaerledegolpe,sinpiedad,todosalavez,juntoalpesodelosmuertos.Susmanosgrandes,retorcidas,se

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entrelazabaninquietas.Amedidaquelafatigaibahaciendomellaenél,sepasabalalenguaporellabioinferiorconfrecuenciacreciente,enunticnerviosoincontrolado,angustiosoparasusacompañantes.Carolinasugirióaplazarel finalde lahistoriaaldíasiguiente,cuandohubieradescansado,peroélsenegóenredondo.Queríahablar.Lonecesitaba.Alcabodeunosinstantes,trasapurarlasegundatazadeté,recobrólafuerzasuficienteparaproseguir,aferradoasudeberdesuperviviente:dartestimoniodelosucedido.

—Elpisoprotegidoteníadoshabitacionesymedia,ademásdeuncuartodebañoenelquetambiénsehabíaninstaladotablonessobrelabañeraafindeacogeradospersonaspor lanoche.Éramoscincuentayunoen lacasa.Dormíamosenelsuelo,hacinados,dándonoscalorunosaotros.Hacíafrío.Nohabíacalefacciónytodosloscristales habían saltado hechos añicos por las bombas rusas. Durante la nochetapábamoselhuecoconcartonesomantas,peroduranteeldíaentrabaelaireheladodel invierno húngaro. Algunos estaban enfermos, otros eran muy ancianos, todosteníamospiojos,estábamossucios,débiles.MihermanaChaya,dediezaños,echabade menos a la pequeña y lloraba llamando a mamá. La abuela la consolaba,cantándoleviejascancionesenyiddish.Peroestábamosvivos,¿comprenden?Vivos.DandograciasporelloaYahvéyalagentedelalegaciónespañola.

»Losjudíosnoteníamoscartilladeracionamiento.Solodisponíamosdedoshorasparacomprar,porlamañana,aunquepocoslohacían.Sisalíasdelacasaprotegidalomásprobableeraquenovolvieras,pormuchacartadeprotecciónquellevaras.Elloslasdestruíanentrerisotadas,especialmentealfinal,cuandosesabíanperdidosytodolesdabaigual.

»Nosotros sobrevivimos durante casi dos meses comiendo alubias de un gransaco que habían llevado mis abuelos con ellos al trasladarse a la casa, y de losalimentosquerepartíanFarkasyPerlasca,uncolaboradoritalianodeSanzBrizquesehizocargodenosotroscuandoéltuvoqueabandonarBudapest.Debiódegastarseunafortunanuestrobenefactorenfinanciartodaesacomida,elalquilerdelospisosprotegidos (nueve en total), lamanutención de los huéspedes de la legación y lossobornos que, supongo, pagaría a la policía para que custodiara los edificiosseñalizados con la bandera de España e impidiera las incursiones de los crucesflechadas… ¡Una fortuna! Pero era un hombre que pisaba fuerte y hacía valer suautoridad. Tanto él como sus colaboradores fueron hombres valerosos. Muyvalerosos.Yjustos.

»El tiempo transcurríadespaciodentrodeesepisoen lacalleSanEsteban.Erauna vida rutinaria, casi vegetal, pero siempre comimos algo. A veces habíaelectricidad y agua. Otras, no. Charlábamos, leíamos libros, recitábamos versos,tratábamos de aparentar normalidad. Vivía con nosotros un joven rabino que nosrelataba partes interesantes de los libros sagrados y aprovechábamos para aprenderescuchándole.

»Sobrevivimosalterrorylamuerte.

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»Cuando los rusos liberaron Pest, a mediados de enero del 45, los alemanesescaparonaBudaypudimossalirdenuestrosescondrijos.Lamayoríadelosjudíosaúnvivosnotuvieronocasióndevolverasushogares,quehabíansidoentregadosaotras personas.Nosotros fuimos afortunados. El edificio estaba dentro del gueto yseguía en pie, por lo que se nos permitió regresar. Lo habían saqueado hastadestrozarlo,peroeranuestracasa.Nuestrohogar.

»El abuelo conservaba la fuerza necesaria para ocuparse de nosotros. En unalmacénabandonadoencontramosporcasualidadunagrancajadesopaenpolvo,quenos dio de comer varias semanas. Una gran suerte, porque la ciudad estabacompletamentedesabastecida.Alcabodeuntiempomiabuelanosenvióalosniñosalcampo,acasadeunosparienteslejanos.Yopesabatreintaysietekilos.Regreséalcabodeunosmesesconcincuentayocho.

»Alahoradeescogerunoficiodecidíhacermetipógrafo,siguiendolospasosdemipadreyprobablementebajoelimpactodelamontañadelibrosescritosporjudíosquehabíavistoarderenjuniodel44.Cercademediomillóndevolúmenesquemadosenunaenormepiraconfinespropagandísticos. Inconscientemente,supongo,queríacontribuir a reponerlos. Más tarde pude estudiar historia contemporánea en launiversidad, gracias a los cupos establecidos por el gobierno comunista paratrabajadoresmanuales.

»Estoy aquí. Estoy vivo. De los ochocientos mil judíos que había en Hungríaantesdelaguerra,algomenosdecienmillologramos.TodoslosdíasdoygraciasalCreadorporello.

Simon se había quitado las gafas, comoquien se quita un peso, y las limpiabameticulosamente con su pañuelo de algodón blanco. Carolina buscaba en vanopalabraspara expresar suconmoción.FuePhilipquien rompióelhielo, incapazdedisimularsurabia.

—¿Porquésequedómiabuelo?¿Porquésequedarontodosustedes?Yyaquesequedaban…¿Porquénopelearon?

—Si supiera la cantidad de veces que me he formulado esa pregunta, joven.Nuncahehalladolarespuesta.

El aire cargado del salón se hizo más denso tras el silencio que siguió a esaconfesióndeimpotencia,hastaquelavozdelaespañolalorasgódepuntaapunta,conunapreguntadescarnadaquellevabalargoratoplanteándoseensufuerointerno.

—¿Cómosesobrevivealodio?Berentlamiródirectamentealosojos,amagandounasonrisaamarga.—Sobrevivimosmuydifícilmentealodio,señora.Muydifícilmente.—Yasupongo…—comentóella,tratandodeapoyarleconsuacuerdo—.Quesus

vecinos, sus amigos, sus compatriotas vieran lo que les estaba ocurriendo yconsintieran,sabiendoloquesucedía…Quetantagentecallara…Debedesermuydifícilhallarelmododeperdonaralgoasí,afindeseguiradelante.

—«Perdonar»esunconceptodemasiadoamplio—respondióelancianoalcabo

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deunosinstantes—.Yoheaprendidoaasumirquelaspersonassiempreactúancomolas instituciones sociales y políticas les ordenan actuar. Obedecen. Declinan suresponsabilidadsobrelasespaldasdelospoderososyacatan.Tenemosquevivirconello.Lavalentíanoesunacualidadqueabundeen laespeciehumana.Poresohayquedarungranvaloralospocosquemuestrancoraje.

El salónvolvió a sumirse en el silencio en cuantoBerent acabó la frase, comopara solemnizar la afirmación que acababa de hacer. Parecía difícil seguir con laconversación una vez alcanzado ese punto, aunque Philip no tenía intención demarcharse sin referirse al objeto que Carolina y él habían ido a buscar. No habíallegadohastaallíparasalirconlasmanosvacías.

—¿Sabeustedquéfuedelasposesionesdemiabuelo,señorBerent?Lo dijo abiertamente, con total naturalidad, como si estuviera preguntando la

hora. Las disquisiciones psicológicas de la española habrían podido interesarle enotrocontexto,peroalvecinodesuabueloselenotabaevidentementecansadoynoera cuestión de agotarle por completo antes de entrar en materia. De ahí labrusquedaddesuabordaje,tandirectoquedejóaSimondesconcertado.

—Habíauncuadroensucomedor—precisóPhilip—.Unapinturaantigua,muyvaliosa,quevideniñoenunafotografíademiabuela.Leserésincero.Esecuadrosale ahora a la venta en una casa de subastas de Nueva York por una ciframultimillonaria,cuandoesevidentequenoslorobaron.

Berentnoseinmutó.Nisiquieramostrósuextrañeza.Selimitóaconstatar:—En 1944 los judíos no éramos propietarios ni de nuestras vidas, hijo. Nos

habíandespojadodetodo,empezandoporladignidad.—Comprendo…—Ellostomabanloqueselesantojaba,alamparodelasleyesantisemitas.Claro

que a esas alturas ya no nos quedaba prácticamente nada de valor. Lo habíamosvendido todo para comer y calentarnos. Sus abuelos, a juzgar por lo que dice,debieron de ser la excepción. Al fin y al cabo él era un miembro destacado delConsejoJudío.Unhombreimportante.

El viejo operario de imprenta volvió a limpiarse las gafas con el pañuelo,acelerandoelritmodesuticnervioso.Selenotabaexhaustoporelesfuerzodehablarprácticamente sin interrupción durante más de dos horas, reabriendo profundasheridas no cicatrizadas.Y aun así, el pasado desfilaba de nuevo ante sus ojos conlaceranteclaridad.

—Ahoraquelomenciona,elmismodíaquesellevaronalseñorSoferhuboungran trasiego de soldados alemanes bajando bultos embalados por la escalera.Probablementetendríaantigüedadesvaliosasqueyonoeracapazdeapreciarcuandosubíaaecharunapartidadeajedrezconsupadre.Alosdoceotreceañosunonosefijaenesascosas.Alosnazis,encambio,losvolvíanlocoslasantigüedades,aunquefueranjudías.Especialmentesieranjudías.

—¿Norecuerdauncuadrocolgadoenelcomedor?—Philipinsistía,empecinado

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endarconunapistaalaqueagarrarseinclusoacostadesergrosero—.Unaciudadmedievalamurallada,conunpuente,dostorres,unrío…

—Nocreohaberpisadonuncaelcomedordelacasa.—Simonsonrióconternura,genuinamenteapenadopornopoderservirdeayuda—.Losniñosnoentrábamosenesa habitación. Nos quedábamos en la cocina o el dormitorio de Joseph, dondeestabansussoldaditosdeplomo,sutreneléctricoyesetablerodeajedrezgastadoquemepareceestarviendo.

—Ha sido usted muy amable, señor Berent. —Carolina se sentía sumamenteviolentaantelasituaciónyhabíadecididocortarporlosano,dadoquesusmiradassuplicantes a Philip no causaban en él el efecto deseado—. Ya hemos abusadobastantedesuhospitalidad.

—¿Lesgustaríaverelpiso?Eldesusabuelos,quierodecir.Era lo último que Carolina y Philip habrían esperado oír. La propuesta, no

obstante,resultabademasiadotentadoracomopararechazarlaporeducación,máximecuandoBerentlaplanteabamotuproprio,conunaexpresiónqueinvitabaaaceptar.Alfinyalcabo,habíancruzadoelAtlánticoexactamenteconesepropósito.Deahíquecontestaranalunísono:

—Sinoesdemasiadamolestia…—Denmeunosminutos, voy a buscar las llaves.Los últimos inquilinosme las

dejaronalmarcharse.Lacasahapasadoporvariospropietariosdesdequesufamiliadesapareció,ynosabríadecirlesquiéneselactual.¿Porquérazónnolareclamaronustedesalterminarlaguerra?—Eracasiunreproche—.Podríanhaberlarecuperado,¿sabe?Otroslohicieron.LospocosquelograronsobreviviralHolocausto.

Philip no dejaba de hacerse la misma pregunta desde que había entrado en eledificioycomprobadoqueladireccióntantasvecesrepetidaporsuabuelaerareal.¿Porquélehabíahurtadosupadreesaraíz,levantandounacortinaimpenetrabledeamnesia entre su familia y él? ¿Con qué derecho le había confiscado su herencia,imponiéndoleeseolvidocruel?Estabafirmementedecididoaaveriguarlo.

Simonsepusoenpiedeformasorprendentementeágil,invitándolosconungestoa seguirle. Ya en el hall cambió sus chancletas por unas deportivas, se echó unchaquetónporloshombrosycogióunmanojodellavesdeunarmaritocolgadoenlapared.

—¿Deseanpasaralbañoantesdesalir?—No, gracias—declinóCarolina, sonriente—.Cuanto antes vayamos, antes le

dejaremostranquilo.

Losescaloneseranviejosyestabanbastantedesgastados,loquelosobligabaasubirlentamente,alpasoquemarcabasuguía.Enlapenumbradelaescalera,escenariodeadiosesamargos,Philipapenaspodíacontenerlaimpaciencia.Elcorazónlegalopabaenelpecho,desbocadoporlaansiedad.Estabaapuntodetraspasarunapuertamucho

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másimpenetrablequelaguardadaporuncerrojo.Lapuertadeunpasadoescurridizo,apenasatisbadoenjironesdememoriaconservadaporsuabuelaHannahytambiénporeseanciano,SimonBerent,queparecíahaberconocidoasupadremejorqueélmismo.Lapuertadeunmisterioajenoatodalógica,carentedesentido.

Costóhacercorrerlacerraduraoxidada,peroalfincedió.Simonentróelprimeroyencendiólaluzpobredeunabombilladecuarentavatioscolgadadesucasquillo.El piso olía a cerrado, unamezcla de polvo y humedad que hizo toser aCarolina,alérgicaalosácaros.

—AquínacieronsupadreysutíaRaquel,señorSofer.AgradezcoaDioshabervividoparaverestedía.Aellos leshabríagustadoestarhoyenmi lugar,no tengoduda.

APhiliplefaltabaelaire.Siempresehabíatenidoporunhombretempladoalquepocas situaciones llevaban aperder la calma,pese a lo cual en ese instante apenaspodía contener las lágrimas. Era como si se hubiese trasladado de golpe a otrotiempo,aesosañosdelainfanciaenlosquesumundosereducíaalasfantasíasdetebeosleídosbajolasmantasparaescapardeunpadrehermético,abotargadoporelalcohol,yunamadreausente.Añosdesoledad,de incomprensión,de interrogantessinrespuesta,demiedo.Añosborradosdelrecuerdoacostadeenormeempeño,quedeprontorebrotabanentreesasparedesmudas,testigosdelverdaderoterror.

—¿Mepermiten?Elvecinodeabajoloscondujoatravésdelpasillohastalacocina,losdormitorios

yelaseo;lasestanciasfamiliaresparaél.Después,ainstanciasdePhilip,losprecediósolemnemente en el comedor, situado a la derecha del hall, al otro lado de unaspuertascorrederasacristaladas.Lasalacarecíademuebles.Lasparedes,empapeladasal gusto dudoso de los setenta, perfilaban los contornos de varios cuadros antañocolgadosdeclavos todavíavisibles,aunqueningunosituadoenel lugarexactoqueocupabaellienzodelajuderíadelGrecoenlafotografíadeHannah.TodahuelladeJudahosumujerysushijosparecíahaberdesaparecido.Ningunamagiaimpregnabaellugar.Ningúnvestigiodevidapasadapermanecíaenelambiente.NoquedabanadadelosSoferenaquellahabitacióncerrada.Nadaenabsoluto.

—En losdíasdelgueto—explicóSimon,adivinando ladecepcióndePhilip—,cuandolosalemanesencerrarontraslosmuroslevantadosalrededordeestascallesatodos los judíos que aún quedaban en Budapest, la casa se llenaría de gente.Probablemente diez personas o más ocuparían esta misma habitación durante almenosnuevesemanasyelpisoalbergaríaavariasfamilias.Nosotrosnosmarchamosenseguidaalacasaprotegidadelalegaciónespañola,perovimoslosuficienteparasaber que eso fue exactamente lo que sucedió. Cuando regresamos, al finalizar laguerra, todo el edificiomostraba las huellas de esa sobrepoblación, sumadas a lasheridascausadasporlosbombardeos.Todoestabadestrozado.

—No quiero ni pensar en lo que ocurriría aquí dentro —Carolina se estabaahogandoliteralmente,ynosoloporlaalergia.

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—Yopuedo decírselo.—El judío no les daba tregua ni se la daba a su propioespíritu—. Algunos murieron de hambre, otros de frío, muchos de disentería opulmonía.Algunosfueronasesinadosenlosdíaspreviosalaentradadelosrusosporunosmilicianos de laCruzFlechada enloquecidos de ira, quevolcaron en losmásindefensossufrustraciónanteladerrota.Algunossobrevivimos.

—Quiero pensar que también sonarían risas en algún momento. —Philipnecesitabasobreponerseaesaangustia.

—Las nuestras, hijo —convino Simon Berent—. Raquel, Joseph y yo fuimosniñosfelicesentreestosmuros.Nadiepuedequitarnoseso.

Al salir, seguía lloviznando. Era la hora de comer. Las calles estrechas del barriojudío,convertidoencentrodeocio,turístico,bohemio,demoda,estabanabarrotadasdegenteentrandoysaliendodelosmúltipleslocalesdiseminadosporallí.CarolinayPhilipseplantearonlaposibilidaddeiravisitarlaGranSinagoga,aprovechandosuproximidad, aunquedesecharon la idea.El cansanciohacíamella tambiénenellos,ávidosdesueñotrassuviajeagotador.Acordaronportantoregresardandounpaseohastaelhotel,descansarunratoydespuéssaliracenar.DejaríanparaeldíasiguientelasgestionesenlaembajadadeEspaña,imprescindiblesanteelgiroinesperadoquehabíandadolosacontecimientostraslasrevelacionesdeBerent.

—¿Habías oído tú hablar de ese Ángel de Budapest?—inquirió Philip—. Eracompatriotatuyo.

—¿HabíasoídotúatupadrehablardeEspañaodeArgentina?—No.—Yotampoco.Elcasoesqueelnombremesuenavagamente,peronoesalguien

famosoenEspaña.NoesunnombrequeseaprendaenelcolegioohayaquedadoinmortalizadoenunagrancalledeMadrid.

—Pues a juzgar por lo que nos ha contado el señor Berent, debería. ¿No teparece?

—Debería, no cabe duda. Ahora haré una búsqueda en internet, a ver quéencuentro.Cuandonosveamosmástardeparairacenar,tecuento.

—¿Hacemosesabúsquedajuntos?ElinterésdePhilipenestaocasióneragenuinamentehistórico,relacionadoconel

diplomáticoynoconlaoportunidaddecompartirintimidadconCarolina.Sumodode expresarse, sin embargo, resultaba tremendamente seductor.Una invitación a lasiesta compartida que Carolina se habría planteado tal vez aceptar en otrascircunstancias,sinohubieraestadotancansada,siconociesemejoraesehombreysilaposibilidaddeinvolucrarseenunarelaciónsentimentalconélnolaasustaratantocomolaasustaba.Portodoellodeclinólaoferta,esforzándoseademásenadoptarunaactitudespecialmentecortante.

—Prefierohacerlosola.Supongoqueloqueencuentreestaráescritoenespañol,

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asíqueperderíamuchotiempotraduciéndote.Veréquépuedoaveriguaryteloharésaber,descuida.

Unavezenlahabitación,tumbadaenlacama,sereprochóasímismaesaactitud.Una parte de ella estaba permanentemente en guardia, alertándola contra cualquierpeligroqueamenazaraasucorazón,perootraansiabadarriendasueltaalosdeseos,a las locuras incluso, auna riesgode llevarseungolpe.Yera esaCarolina, laquehabríaqueridoacercarseaPhilipafindeexplorarlaatracciónqueempezabaasentirporél,quienlainterpelaba,severa:

—¿Por qué te empeñas en parecer más antipática todavía de lo que ya eresnaturalmente?¿Sepuedesaberquétepasa?

Noteníacuerpoparaelpsicoanálisisdevíaestrecha,asíqueabrióelordenadorportátilyseconectóalawifidelhotel.Laesperabaunsinfíndecorreosprofesionalesporcontestar,ademásdevariosmensajesdeWhatsAppenelmóvil.Gruposdechatempeñadosensaberporquénodabaseñalesdevida,dóndeestabay,sobretodo,conquién. Nada urgente. Una buena búsqueda en Google la distraería de susperturbadoras reflexiones, librándolade enredarse en explicacionesquenodeseabadaranadiehastanotenerlascosasclaras.

Tecleó«ÁngeldeBudapest», recordando lodichoporSimonsobreelmodoenquelosjudíossereferíanaldiplomático.Elordenadorrespondióalinstante:

Diplomáticoespañolapodado«elÁngeldeBudapest»porsusaccionesdurantelaSegundaGuerraMundial.

Películaespañolade2011sobreSanzBriz.

La enciclopedia universal del ciberespacio, Wikipedia, ofrecía abundanteinformación sobre el hombre cuya fotografía aparecía en el lado derecho de lapantalla.Unhombreatractivo,sinduda,almodoenqueeranatractivosloshombresde los años cuarenta y cincuenta; con bigote, cabello oscuro engominado, miradadesafiante bajo unas cejasmarcadas, frente despejada, voluntariosa, boca de labiosfinosysonrisaapenasesbozada,casitímida.Unhombreelegante,tantoataviadoconeluniformedelacarrera,decortenapoleónico,comoluciendotrajederayainglesaycorbata.Unhombrequeinspirabaconfianzaasimplevista,almenosaella.

Acontinuaciónleyó:

ÁngelSanz-Briz,llamadoelÁngeldeBudapest(Zaragoza,28deseptiembrede1910–Roma,11dejuniode1980), fueundiplomático español destinadodurante laSegundaGuerraMundial (en este conflicto,España semantuvo como no beligerante) en Hungría. En 1944, actuando por cuenta propia según algunos autores,«oficialmente» con independencia del gobierno deFranco (pero sin sufrir tampoco represalia algunapor ello),contribuyóasalvarlavidadeunoscincomiljudíoshúngarosduranteelHolocausto,proporcionandopasaportesespañoles,enunprincipioajudíosquealegabanorigensefardíenvirtuddeunantiguoRealDecretode1924deldirectorio militar de Primo de Rivera, y posteriormente a cualquier judío perseguido. Por estos hechos, fuereconocidoporIsraelcomoJustoentrelasNaciones.

Posterioresdescubrimientosen lacorrespondenciadiplomática revelaronqueSanzBriz informóen1944algobierno de Francisco Franco de la existencia del Holocausto, y que contó con la aquiescencia del gobiernoespañol…

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Más allá de la deplorable prosa, la información resultaba fascinante. Carolinahabía oído hablar de Raoul Wallenberg, el joven encargado de negocios suecodesaparecido en los días finales de la guerra, ya bajo la ocupación soviética, cuyaheroicalaborsalvóamillaresdehebreoshúngaros.También,porsupuesto,deOskarSchindler,protagonistadeunataquilleracintadeHollywoodfirmadanadamenosqueporStevenSpielberg.Elnombredeeseespañol,encambio,leresultabadesconocido.Y eso que, según el buscador, el diplomático aragonés tenía ya calle propia enMadrid,inauguradaconciertodesplieguemediáticoenjuliode2014.

—Viajo demasiado —se dijo en voz alta—. No me entero de nada. Parezcoextranjeraenmipropiopaís.

La película dedicada a narrar la hazaña humanitaria de Sanz Briz estabadisponible en la red, demodo que la descargó y se dispuso a verla, interesada endescubrir nuevas facetas de ese compatriota admirable. No pasó de los títulos decrédito.Elagotamiento,aliadoconlapostura,pudomásquelacuriosidad,yantesdedarsecuentaestabaprofundamentedormida,entresueñosenblancoynegrodenazisque la perseguían a través de calles estrechas.Pesadillas quemezclaban la historiatrágica de Simon con la búsqueda del cuadro que llevaban a cabo Philip y ella.Despropósitostípicosdequiensehapasadodevueltas.

Algunas plantas más arriba, Philip daba vueltas por el reducido espacio de suhabitacióncomounleónenjaulado.Estabafurioso.Furiosoconsupadre,quehabíamuerto sin responder a sus preguntas. Furioso consigo mismo por no haberinvestigadomejor el misterio que rodeaba a su familia. Furioso con esamujer desangre helada que tan pronto le atraía hacia ella con sus gestos insinuantes y sugenerosidad genuina como le apartaba de un zarpazo. Furioso con la sensación deimpotencia que le abrumaba. Furioso con todos los testigos silenciosos de unHolocaustoquepodríahaberseevitadoapocoquelaspersonasdecentes,lamayoríade la sociedad, hubiesen tenido el coraje de actuar comohabía hecho ese hombre,SanzBriz,alque,sinsaberlo,debíasupropiaexistencia.

Nodisponíadeordenador,peroutilizóelteléfono,desconectadodurantetodoeldía,pararevisarsusmensajesytratardeaveriguaralgosobreeldiplomático.Dosdesusamigasconderechoaroceseextrañabandesufaltadenoticiasyqueríansaberdeél. Su coordinador en la compañía de taxis, al que había dicho estar enfermo, seinteresabaporsusaludeinquiríacuántopensabaprolongarlabaja.EncontradeloqueCarolinadabaporhecho,laredatesorabaabundanteinformaciónsobreSanzBrizenlenguainglesa.

«ÁngelSanzBriz—leyó—llegóalalegaciónespañolaenHungríaenelveranode 1944 y desde el primer momento se comprometió en la ayuda a los judíosperseguidos.Ennombredesugobierno,ofreciópasaportesalossefardíesdeorigenespañol. Un total de doscientos documentos, según el permiso obtenido de las

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autoridades húngaras, que él convirtió en muchos más sustituyendo la titularidadnominalporladefamiliasenteras.Amedidaquelasituaciónfueempeorando,SanzBrizincrementóesenúmerovariasvecesconelfindeayudaraunnúmerocrecientedejudíos…».

ElartículodelaFundaciónJudíaparalosJustosentrelasNacionessereferíaalascasasprotegidasdelasqueleshabíahabladoSimonBerent,surtidasdeprovisionesyotrosbienesnecesariosporeldiplomático,acostadesupropiobolsillo,concluyendoquesusesfuerzoshabíansalvadolavidaamásdecincomilhebreos.UnahazañaquelevalióladistincióndeJustoentrelasNaciones,concedidaporelEstadodeIsraelen1966,queSanzBriznopudoaceptarnimuchomenosdaraconoceralpúblico,yaqueelrégimenfranquistaentoncesimperanteenEspañaseloprohibióexpresamente.

Sinhaberdedicadomuchotiempoapensarenello,PhilipsiemprehabíasituadoaEspañaentrelasnacionesfascistasaliadasdeHitler;esdecir,antisemitas.Nisiquieraestaba al tanto de que no hubiese participado en la Segunda GuerraMundial queasolóEuropaentera.Deahísuextrañezaantelaconductaheroicadeundiplomáticoespañolqueporsucuentayriesgo,sinningunanecesidadnimotivaciónpersonalmásalládelsentidohumanitariodeldeber,habíallevadotanlejoselempeñodearrancardelascámarasdegasacuantosjudíospudiera.LeparecíaincreíblequeCarolinanosupiesenadadeél.Claroque,según loquefue leyendoen la red,elhombrehabíafallecido de un cáncer en 1980, antes de cumplir setenta años, en elmás absolutoanonimato. Sin homenajes, medallas o un simple gesto de gratitud por honrar delmodoenquelohizoelnombredesupaísysuprofesión.

—¡Quéascodemundo!—espetóPhilip.Decididamente,sedijo,lesobrabanmotivosparaestarfurioso.¿Por qué no le había contado absolutamente nada de ese ángel el padre al que

tantasvecesintentósonsacarenvano?¿Porquébebíahastaaturdirse,segúnélparapoderdormir?¿Quéeraloquelequitabaelsueño?¿Quéoscurosecretoenvenenabasusnoches?¿OacasolaclavedetodoesesilencioestabaenloquehabíainsinuadoSimonante lapreguntadesucompañera?«Sobrevivimosmuydifícilmentealodio,señora.Muydifícilmente».

EvocabaelrostrodelviejoSimonBerentconfesandoesaenfermedademocionalyleparecíaverelrictusamargadodesupadre.

Pasadaslasocho,puestoqueCarolinanodabaseñalesdevida,lallamóalmóvil,sin obtener respuesta. El teléfono estaba apagado o fuera de cobertura. Probóentonces con el de la habitación, que sonó cuatro veces antes de que una voz deultratumbarespondiera:

—¿Quiénes?—Soyyo.¿Estabasdormida?—¿Túquécrees?—Siento despertarte, pero deberíamos ir a cenar algo. Es el mejor modo de

combatireljetlag.

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—Nopuedoconmialma…—Dateunaduchadeaguafría,tesentirásmuchomejor.Teesperoenelbarcon

unmartini.Yovoyairpidiéndomeuno…odos.Carolinaprofirióunaimprecaciónenespañolycolgó.

Lanocheeradesapacible,fría.Nadainvitabaasalirnimuchomenosapasear,peseaque Budapest se les ofrecía engalanada de luces, dispuesta a exhibir toda suespectacular belleza. Declinaron la propuesta del recepcionista, que les sugeríarecorrerelDanubioenunbarcorestaurante,yoptaronporunlocaltípicoenBuda.

A travésde lasventanillasdel taxi, la ciudadmonumental lesmostraba todoelesplendor imperial de sus años de gloria. Seis décadas de comunismo no habíanlogrado borrar el alma señorial de esa capital burguesa, rica, orgullosa yconservadora, encantada de exhibir su identidad centroeuropea. Los edificiosasomadosalasaguasdelrío,comoeldelauniversidadoelParlamento,nadateníanque envidiar a los de París o Viena. Tampoco los nueve puentes de la capital,empezandoporelbautizadoconelnombredeLibertad.Laguerrahabíasidomuchomáspiadosaconellosqueconlaspersonas,talcomosubrayóPhilip,cautivadoporloqueveía.

—Pensabaencontrarmeunaciudadmoderna,muydiferentedeesta.—Budapest tuvo suerte, esa es la verdad —convino Carolina—. La vecina

Varsovia fue destruida al ochenta y cinco por ciento y, aunque parte del centrohistórico ha podido ser reconstruido siguiendo los dibujos de Canaletto, ya no esauténtico.

—NoséquiéneseltalCanaletto,peroseguroquevasacontármelo…—Unartista italianode comienzos del sigloXVIII. Sus pinturas deVenecia son

célebres. También dibujó algunos palacios de Varsovia, con tanto detalle como lamejor fotografía. Por eso fueron utilizadas sus obras para reconstruir lo que losbombardeosarrasaron.Tesorprenderíasaberhastaquépuntoelarteestárelacionadoconlaguerra.

—¿PorCanaletto?—Eltonoeraburlón.—¡Ojalá! Pero no. Desgraciadamente el arte, el patrimonio artístico,

arquitectónico o cultural, siempre ha sido objetivo de guerra. Y de saqueo, porsupuesto. Desde la Antigüedad. Julio César mandó incendiar la biblioteca deAlejandríaconsusmásdecuarentamilpapiros.LosfrisosdelPartenónestánenelMuseoBritánico,queseniegaadevolverlosaGrecia.Losalemanesbombardearonlacatedral de Reims hasta reducirla a escombros, dos veces, en las dos guerras,mientras los aviones aliados se cebaban en el palaciodeWurzburgoo en ciudadesmonumentales como Nuremberg, en Alemania. Y ahora los bárbaros del EstadoIslámicodinamitanrestosarqueológicosdeincalculablevalorenPalmiraoNimrud.Se trata de desmoralizar al adversario golpeando aquello de lo que se siente

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orgulloso,orobándoselo.—¿Estásdiciendoquesomostodosiguales?—seescandalizoPhilip—.Porquesi

esasí,noestoydeacuerdo.Nilosontodaslasguerrasnitampocotodoslosbandos.Imagínate lo que sería hoy el mundo si hubiera ganado Hitler, o en lo que seconvertiríasiahoraganaranlosquesecuestranavionescivilesparaestrellarloscontraedificiosllenosdegenteinocente.

—Estoydiciendoquenisiquieralaspiedrasestánasalvodelabrutalidadhumana—replicóCarolina,sinánimodediscutir—.Nimásnimenos.Porlodemás,tedoylarazón.Prefierovivirenunmundolibredelapesadillahitlerianaymegustaríaverloigualmentea salvodel fanatismoyihadista.Lahistorianosedivideentrebuenosymalos,perosínosenseñaquehaymalosmuchopeoresqueotros.

El taxihabíadejadoatrásel ríoysedirigíaa lapartealtadeBuda,despuésdeatravesar algunos barrios típicos del «socialismo real» compuestos por edificios depisos uniformes, tristes, impersonales. A medida que se acercaban a la plaza delCastillo,enbuscadesurestaurante,laciudadrecuperabaelesplendordelasriberasdelDanubio.Aquella era lapartemás carade la capital, les informóel taxista.Lareservada a gente pudiente. Había sido también el último bastión nazi tras laliberación a cargo de las tropas soviéticas. La última guarida de la bestia. Unacircunstancia que los obligaba a contemplar su incuestionable belleza con ojossuspicaces.

El local recomendado por el recepcionista del hotel reunía todos los requisitosnecesariosparasatisfaceraunturistaávidodetópicoshúngaros:camarerosvestidosconeltrajetípico,unpardeviolinistasduchosenlaejecucióndemelodíaszíngaras,vino tinto espeso del país, gulash, y por supuesto chocolate, en varias deliciosasmodalidades.Ingredientesperfectosparalaelaboracióndeunacenaromántica,siloscomensaleshubiesenestadoendisposicióndedisfrutarla.

Peronoloestaban.UnamiradadeCarolinabastóparaahuyentaralosmúsicosqueseacercaronasu

mesa, al poco de sentarse, dispuestos a interpretar una danza húngara. TampocoPhilipdeseabasoñar.Teníaasuntosmásimportantesquetratarconlaespañola.

—HeestadoinvestigandosobreSanzBriz.—Aesasalturassabíaqueconellalomejor era ser directo—. Al parecer, salvó a más de cinco mil judíos. Será difícilencontrar el nombre demi padre entre tantos otros, supongo. Por nomencionar laausenciatotaldepistassobreelcuadro…

—¿Seguro que tu padre no dejó un testamento, una carta, algo que se te hayaescapado?

—¿Creesqueestaríaaquísilohubiesehecho?Avecespiensoquemetomasporidiota,deverdad…

—Debería controlarmejor su carácter, señor Smith—advirtióCarolina, afilada—.Meestoyhartandodesuscomentarioshirientesysussalidasdetono.

—Perdona.—Plegóvelaselneoyorquino—.Seráelcansancio.Ylafrustración.

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En todo caso, mi padre está muerto. Muerto y enterrado. Muerto y enterrado sinrevelarunamierdasobresusalidadeHungría,supasoporEspaña,siesquepasóporallí,laayudadelseñorSanzBrizyporsupuestolaexistenciadeuncuadrovaloradoenquincemillonesdedólares.

—Mañana a las nueve nos plantamos en la embajada de España. Allí habráarchivos, documentos, un registro consular… Algo nos podrán decir, seguro. Nopierdaslaesperanza.

—Ojalá tengas razón. En todo caso, señorita —dijo la palabra en español—,jugaremosentucampo.Tendréqueconfiarenti.

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JustosentrelasNaciones

—Así que están ustedes buscando los archivos de Sanz Briz, me dicen miscompañerosdearriba…¿Puedosaberporqué?

El funcionario encargado de atender a la pareja llegada desde Nueva York sellamaba Janos Bensadón y esgrimía con ese apellido una procedenciainequívocamente judía de origen sefardí. Su despacho, si es que podía dársele talnombre, se encontraba en la sección consular de la embajada de España, cuyasdependencias ocupaban un hermoso palacete ubicado en el número 13 de la calleEötvös,lamejorzonadePest.

Másqueunaoficinadiplomáticaaluso,aquelespacioparecíaelsantuarioocultode un explorador del pasado. Un cubículo situado por debajo del nivel del suelo,carentedeluznatural,repletodepapeles,documentosycarpetasqueúnicamenteélhabría sabido localizar en medio de semejante caos. Casi un refugio, ajeno porcompletoallujoqueseadivinabaenelrestodelalegación,aunquedesdeluegomáscómodoquelagélidaintemperieexterior.

CarolinayPhiliphabíanllegadohastaallíantesdelahoradeaperturaalpúblico,impacientesporempezarsindemorasusgestiones.Ningunode losdos teníabuenacara. El desfase horario parecía haber hecho estragos en su sueño, dibujándolessombrasoscurasalrededorde losojos.El jet lagy los fantasmas.Porqueambossehabían pasado la noche combatiendo a sus respectivos espectros, sin conseguirderrotarlos.Claroqueniunaniotroteníalamenorintencióndecomentaresalucha.Estabanacostumbradosapelearensolitario.

Infielasucostumbredeesmerarseanteelespejo,Carolinaibasinmaquillar,conlamelenarecogidaenunacoleta,zapatosdetacónplano,pantalonesdelanaanchosyunjerseydecuellovueltobajolagabardina.Unamujerinvisiblecomotantasotrasasualrededor.Philipseacurrucabaasuvezenunacazadoradecueroinsuficienteparaprotegerledelatemperaturareinante,maldiciéndoseenvozaltapornohaberllevadoaeseviajealgomásabrigado.Estabantodavíaenseptiembre,peroalrasohacíaunfrío considerable para aguantarlo en la calle, de pie, sin nadamejor que hacer quecontemplarunapuertaesperandoaqueseabriera.Nounapuertacualquiera,esosí.LadelaembajadadeEspañanopasabadesapercibida.

Dosgrandesbanderas,laespañolayladelaUniónEuropea,ondeabanasendoslados del escudo nacional, sobre el portón cerrado cubierto por un tejadilloacristaladodelquecolgabaunfarol.Lafachadaacababadeserlimpiadayofrecíaalvisitanteuntoquemediterráneo,conmacetasdegeraniosadornandolosbalconesdeforja negra, en un alarde de excentricidad completamente fuera de lugar en eseentorno.GeraniosyBudapestformabanunmatrimonioimposible.

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La representación española seguía ocupando el mismo emplazamiento que en1944,locualacrecentabaenlosvisitanteslasensacióndeestarapuntodeembarcarenlamáquinadeltiempo.Setentayunañosatrás,Hannah,JosephyRaquelhabíancruzadoesemismoumbral,pisadoesemismosuelo,sentidoesemismofrío,caminode la salvación y del adiós definitivo a Judah. Las piedras que los contemplabanhabían sido testigos del drama protagonizado por los personajes cuyas huellasseguíanPhilipyCarolinadesdeNuevaYork.Yesaevidenciaintangibleconvertíaelmotivodesupresenciaallíenalgomuchomástrascendentequelamerarealizacióndeuntrámiteadministrativo.Deahísuimpaciencia.

Alasnueveyunminutosepermitió laentradadelpúblicoalpasodecarruajesque daba acceso al recinto donde se hallaban la residencia del embajador y lasoficinas,asomadasaunpatio interiorcomún.Sordoa loque lemanifestabaeneseinstanteCarolinasobreloasombrosodeesapuntualidadgermánica,Philipsolopodíapensarenlainfinitaangustiaquehabríaacompañadoasupadre,sutíaysuabuelaenun trance muy similar vivido setenta y un años atrás, por distintas que fuesenentonces lascircunstancias.Sumenteestabamásconellos,enunoctubreheladoyazotadoporlaguerra,queconlamujeralaqueacompañaba.Ellaeraquienpisabafuerteallí.Élsehabíaresignadoaserunactorsecundario,sabiendodeantemanoqueletocaríasufrirelmaldelaincomunicación.Poresarazón,también,sedejaballevarsin lucha por una emoción intensa que le habría costado describir. Se sentíatransportadoaunadimensióndistintaaladelosdemásmortales.

Carolinasedirigíaa todoelmundoenespañol, loqueresultabatanlógicoparaellacomodesesperanteparaél.Incapazdecomprenderelsignificadodelaspalabras,estabacondenadoaguiarseporlosgestosyexpresionesfaciales,fiándosedeloqueellatuvieraabiencompartir.Empezabaunadurapruebaque,intuía,ibaaserlarga.

Bensadón se excusó por hablar húngaro, rumano, ruso, alemán, español y algo deitaliano, pero no inglés. Él mismo dijo ser hijo de hebreos, padre rumano, madrehúngara,rescatadosdelHolocaustopormediacióndeSanzBriz.NacidoenBucarest,dondese instalaronsuspadresdespuésde laguerra,habíaregresadoaBudapesten1972 para entrar a trabajar en la embajada, recién restablecidas las relacionesdiplomáticas entre España y Hungría. A punto de jubilarse, era una auténticaenciclopediaviviente.

—Lamentablemente no existen archivos propiamente dichos de nuestrobenefactor—expusoentonoacadémico,unavezconcluidaslaspresentaciones—.Lomás parecido a un registro de supervivientes salvados por él es una lista de 2.295nombrescontenidaenel informequeenvióalMinisteriodeAsuntosExteriores endiciembrede1944,desdeBerna, recién llegadodeBudapest.Peroenrealidad,a laluzdemisinvestigaciones,sequedamuycorta,yaquelacifrarealseaproximamásalascincomilpersonas.Tengoaquícopiasdeeseyotrosdocumentos,hechasconlos

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correspondientes permisos oficiales, por supuesto. Llevo años recopilandoinformaciónparaunlibroqueantesodespuésverálaluz.

Elhombresentadoalotro ladode lamesadebíadehaber sidomuyatractivoyaúnloera,enciertomodo,cumplidosdesdehacíaunlustrolossesenta.Demedianaestatura,delgado,enexcelenteformafísicaeimpecablementevestido,conpantalóndefranelagris,chaquetadetweed,camisablancaycorbata,parecíafueradelugarenesa oficina diminuta, escondida en el último rincón del subsuelo que albergaba elconsuladoespañol.

Su rostroapacibleproyectaba serenidad.Unosgrandesojos azules conservabantodo el brillo de la juventud, iluminando facciones risueñas. El poco cabello queconservaba,decolorceniza,estabapeinadohaciaatrás,sujetoconfijador.Mirabadefrente,conlimpieza.Suvozeracálida.Hablabaunaencantadoramezcladeespañolyladinoquelehacíadeciragoraenlugarde«ahora»oanyadapor«año»,yofrecerasusvisitantesunatazadechay.Cadavezquesereferíaallibroquetratabadeescribirpronunciabala«b»comouna«v»,silbandolaconsonante.

Desdeelprincipiosemostróextraordinariamentebiendispuestoacolaborarconesos dos extranjeros llegados hasta sus dominios en busca del personaje a cuyoestudiohabíadedicadoélsuexistencia.Siguiendolacorrientedesimpatíaespontáneaqueseestablecióentreellostresaprimeravista,lesabriósusarchivosysucorazón,dandoriendasueltaaunalocuacidadlargotiemporeprimidaporlaobligacióndesercauto.Media vida bajo el yugo comunista, escarbando en el horror nazi, brindabaargumentos de peso para desconfiar de los extraños. Y sin embargo, con ellos, lanecesidad de justificar treinta años de trabajo en la sombra, sin esperanza derecompensa,pesómásquelaprudencia.

—Ennuestrocaso—sereferíaasufamilia—,elpasaporteespañolquesalvólavidademispadresnohacíasinorecogerlasdisposicioneslegalesadoptadasen1924porelgeneralPrimodeRivera.Fueunodelospocosdocumentoslegales,ensentidoestricto,queemitióestaembajada.

—¿Quieredecirquelosdemásfueronilegales?—inquirióCarolinasorprendida.—Digamos que respondían a una interpretación liberal de las disposiciones

vigentes.LaespañolaibaextractandoelcontenidodelaconversaciónaPhilip,quien,pese

asusesfuerzospordominarse,dabamuestrasvisiblesdeestarsufriendouncalvarioalnopoderparticipardirectamenteenella.Elprocesoralentizabalasexplicaciones,aunqueBensadónnoparecía tenerprisa.Senotabaqueeraunhombre forjadoa lasombradeunadictaduraférrea,acostumbradoaesperarsinalterarseniprotestar.Suconceptodeltiemponoguardabarelaciónalgunaconeldelneoyorquino.

—EldecretoenelqueseampararonSanzBrizyalgunosotrosdiplomáticosparaproporcionarvisadosypasaportesaunosdiezmiljudíosperseguidosenrazóndesuraza—continuó,prolijo—seremontabaa1924yhabíasidofirmadoporelgeneralPrimodeRiveraentiemposdelreyAlfonsoXIII.Simplificandomucho,veníaadecir

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que cualquier persona en condiciones de demostrar una ascendencia sefardí podríarecuperar la ciudadanía española, con todos losderechos inherentes a ella, sinotrorequisitoquesolicitarlaenunadependenciadiplomática.

—PeroenHungríaapenashabíasefarditas,¿no?—apuntóCarolina—.Sinomeequivoco, las colonias de judíos descendientes de los expulsados por los ReyesCatólicosestabaninstaladasmásbienenelnortedeÁfricaylosBalcanes.

—Sevequeesustedunapersonaculta.—Elfuncionariosonrió,complacidodeencontraraalguienenteradoconciertodetalledeléxodosufridoporsusantepasados—.Efectivamenteaquíelnúmerodesefarditasnollegabaalmediocentenar.PoresoSanzBriztuvoquehacerunalecturagenerosadelaley.

—¿Esdecir?—Esdecir,querepartiópasaportesycartasdeprotecciónatodoslosqueselos

solicitaron, fuesen o no descendientes de sefarditas. Las autoridades húngaras lehabían concedido un cupomáximo de trescientos salvoconductos destinados a esecolectivo, que él multiplicó indefinidamente por el procedimiento de numerar losdocumentos del uno al trescientos sin sobrepasar esa cifra, pero haciendo seriesmarcadas con distintas letras. Demanera que expidió cuarenta y cinco pasaportesordinariosydoscientostreintaycincoprovisionales,lamayoríaincluyendoavariosmiembros de unamisma familia, como probablemente sería el caso de la suya—precisó,dirigiéndoseaPhilip—,ycercadedosmilcartasdeprotecciónconelsellodelalegaciónespañola.

El americano aprovechó esemomento para formular, a través deCarolina, unapreguntaquelerondabalacabezadesdelavíspera.

—¿Quéteníandeparticularlascartasdeproteccióndeestalegación?—¿Aquéserefiere?—Nos han contado—no veía necesario precisar quién— que los documentos

extendidosporelseñorSanzBrizeranmásvaliososcomoescudosfrentealosnazisy sus cómplices húngaros que los proporcionados por suizos o suecos. ¿Por quémotivo?YosiemprehabíacreídoqueEspañaenesaépocaeraunpaísfascista,aliadodeAlemania.

—Haceustedmuchaspreguntasenuna,amigo—repusosu interlocutorconunlevedejedereproche.

—Perdónenos,señorBensadón.—Ellasabíaserdiplomáticacuandoquería,pormásquecasinuncaquisiera.

—Nosepreocupe.—Mepreocupo,sí.ElseñorSmithyyohemoshechounlargoviajeatravésdel

tiempoyelespacio.Muylargoydemasiadorápido.Loqueustedllevatodaunavidaestudiandoanosotrosnosha sido reveladodegolpe,enmenosdecuarentayochohoras.Ensucaso,además,setratadeacontecimientostrágicos,queleafectanenlomáshondo,puestienenqueverconsusangreysufamilia,partedelacualperecióenloscampos.¿Comprende?

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—¡Comprendo, desde luego!—El reproche se había convertido en disculpa—.Tratarédeirpororden.Larazóndequelaprotecciónespañolafuesemáseficazqueninguna otra la explicó el propio Sanz Briz en una de las pocas entrevistas queconcedió en su vida. También de ella guardo una copia. Si me conceden unosminutos,creoquedebedeestarporaquí…

Dio la vuelta a su silla giratoria para abrir el archivador situado a su espalda,repletodecarpetasclasificadasporordenalfabético.Senotabaqueelgestoeraparaéltanhabitualcomoabrocharseloscordonesdeloszapatosoremoverelazúcardelté.Enpocos instanteshabíadadocon laquebuscaba, identificadaporunaetiquetablancaescritaenhúngaro.

—Aquí está. Este fragmento pertenece a unas declaraciones hechas por él enjuniode1949alaprensaespañola.Lean—dijotendiéndoleaCarolinalafotocopiadelviejoperiódico.

Cuandocomenzaronallegar,deshechosyfamélicos,millaresdecampesinoshúngarosdehuidaantelastropassoviéticasquearrasabantodoasupaso,medirigíalaautoridadsuperiorhúngaraquehabíaquedadoenBudapestparasaludarlayofrecerleayudaenloquemefueraposiblehacerenfavordeesosfugitivos.Aquellaautoridad,hombreduro,agradecióinstantáneamenteelvalorhumanoqueteníaelgesto.«Usted—medijo—eselúnicodiplomáticoquenosehaacercadoaquíaprotestaryaquejarseoapediralgo.Eselúnicoquevieneadar».Todavíapudeenviarleundonativopara loshambrientoshúngaros.EstoysegurodequedesdeentoncesaquelloscartelesqueproclamabanlaproteccióndeEspañatuvieronunvalordecisivoparaqueanteellosseapaciguaraelodiodelosracistasexaltadosyexacerbadosporlainminenciadesufinal.

Concluida por parte de Carolina la lectura y traducción correspondiente, queBensadónhabíaaprovechadopararebuscarentresuscarpetasnuevadocumentación,esteretomólapalabra.

—Sin embargo, no crean que ese «escudo», como dicen ustedes, funcionabasiempre.Enmuchoscasos,lapolicíaoloscrucesflechadasignorabanlaproteccióninherentealaposesióndeunpasaporteespañolysellevabandetenidoasutitular,loqueprovocabasistemáticamentelaprotestamásenérgicadeldiplomático.Aquítengoun ejemplo muy ilustrativo. Un fragmento de una carta remitida al ministro deAsuntosExterioreshúngaroeneseotoñoterrible.

ElGobiernodeEspañanovaaadmitirque laspersonas titularesdepasaportesespañoles sean tratadascomoenemigosyseveandesprovistasde laprotecciónde laLegación…Lamentotenerque informaraSuExcelenciadequesinlasatisfaccióninmediatadelascondicionesdelaLegación,elGobiernodeEspañaseveríaobligadoareconsiderarsuactitudhastaelmomentopeculiarmenteamistosaconHungría,inclusoconelgobierno actual, si este, de un momento a otro y de forma tan violenta, se negara a reconocer nuestrosderechoslegítimos.

—Porloquehemosoídocontar—apuntóCarolina,admirada—,dirigirseconesadurezaaunministrodeSzálasirequeríaunnotablevalor…

—¡Y que lo diga!—convino el funcionario—. Incluso gozando de inmunidaddiplomática,hacíafaltamuchocorajepararedactarunacartaenesostérminos.Ynofue la única.La precedieron incontables notas verbales de protesta ante los abusos

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cometidos contra los acogidos a la protección española, firmadasno soloporSanzBriz, sino tambiénporelembajadorMiguelÁngeldeMuguiro, jefede la legaciónhastasumarchaforzosaenjuliodel44.Másdeveintedespachosremitióesteúltimoa Madrid con el único propósito de denunciar los decretos raciales promulgadoscontra los judíos. Fue él quien puso en marcha la primera misión salvadora,extendiendovisadosespañolesaquinientosniñoshúngarosdeentrecincoyquinceaños.

JanosBensadónestabagozandodelo lindoconesa inesperadaexcursiónporelpaisajedesusinvestigaciones.Cadavezsesentíamásagustocompartiendoelfrutode su trabajo con dos personas realmente interesadas en algo que siempre habíatomadoporunararezasuya.Yseexplayaba.

Philip,encambio,considerabaesasdigresionesunapérdidade tiempoabsolutaen relación con el asunto que los había llevado hasta allí. Ya le parecía habersatisfechoconcreceselcupodecuriosidaddebidoalabuenaeducación,formulandounpardepreguntasgenerales.AhoralanzabadiscretaspatadasaCarolinaalamparode la mesa que los separaba del funcionario, dirigiéndole miradas cada vez másapremiantes…Envano.

—¿Sabía el gobierno de Franco lo que hacían sus representantes aquí? —preguntóella,haciendocasoomisodeesosruegosmudos.

Antesdequeelfuncionarioseembarcaraenunasesudarespuesta,elamericanodecidiócortarporlosano.

—¡Perdonenqueinterrumpaestaclasetaninteresante!Había llegadoal límitede sucontención.Lacrispación se le asomabaal rostro

tantocomoalavoz,muchomássubidadetonodelohabitual.Carolinalefulminóconojosacusadores,queélignoróparaterminarsufrase.

—Ya que dispone usted de toda esta información, amigo Janos, me gustaríaconfirmarsimipadre,miabuelaymitíaestuvieronrefugiadosaquíysi,comonoshan dicho, partieron en tren hacia España antes de la liberación. ¿Le importaríaconsultareselistadodelquenoshahablado?

El interpelado asintió, con un escueto «agora mismo», y se puso a revolverpapeles.Carolinasusurróeninglés:

—Hayformasyformasdepedirlascosas,¿sabes?—¿Ymelodicestú?¡Quésarcasmo!—Te lodigoyo, sí.Podríashaber sidomásamableconunhombreque seestá

volcandoenayudarnossinningunaobligacióndehacerlo.—Está bien. Discúlpate en mi nombre, por favor, pero espera a que haya

encontrado esos nombres. Me interesan mucho más que la política de tu generalFranco.

Hannah,JosephyRaquel figurabanen la listadesalvadosporSanzBriz.Según la

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documentación oficial, los tres habían sido incluidos en un pasaporte familiar detránsito expedido en noviembre de 1944, que les permitiría pasar por España decamino hacia Argentina, donde acreditaban tener familiares. Este último aspectoresultabadeterminante,yaque,segúnexplicóBensadón,salvocontadasexcepcionesypesea la insistenciadeunbuennúmerodediplomáticos,elejecutivoespañolnohabíaaceptadorepatriarencalidaddenacionalesnisiquieraalossefarditas,titularesdeesederechodeacuerdoconeldecretodePrimodeRivera.

Apartirdeahí,todoeranconjeturas.La embajada no conservaba registro alguno de los refugiados asilados en sus

instalaciones, por lo que era imposible saber si esas tres personas habían estadoalojadas allí o bien en alguno de los pisos amparados por la legación. La primeraopción,apuntadaporSimonBerent,noresultabaenabsolutodescabellada,yaqueelcaserónenelqueseencontrabanhabíadadocobijoaunassesentapersonas.TreintamássehabíanacomodadoduranteesosdíasatrocesenlaresidenciaprivadadeSanzBriz,unavillasituadaenBuda,desaparecidadespuésdelaguerra,yelresto,varioscentenares,debíansusupervivenciaalaprotecciónquelabanderaespañolabrindabaa los nueve pisos alquilados por el diplomático español en distintos puntos de laciudad.

—Cuandoen1972abrimoslaembajadaalasrelacionesconsularesycomerciales—rememoró el funcionario—, todavía quedaban en las buhardillas grafitisgarabateados por esos refugiados. Nombres y fechas escritos en las paredes porpersonas angustiadas ante la amenaza de ser deportadas, desesperadas por dejar suhuella.Testimoniosalosquenadieotorgóentonceselmenorvalor,razónporlacualno se pensó en preservarlos. Desaparecieron sin más, borrados por las obras deremodelacióndeledificio, juntoalmobiliarioviejoy los teléfonosdehorquillaquecolgabandelasparedes.

—¿Seríaposibleveresasbuhardillas?Enestaocasiónelruegohabíasidoformuladoporelvisitantenorteamericanocon

todalahumildaddelmundo.Philip no esperaba que ese espacio hubiese conservadomásmemoria sensorial

que la casa de sus abuelos, pero tampoco quería dejar pasar la oportunidad derecorrerloyempaparsedesuatmósfera.Siescuchabaatentamente,siabríaelalmaylos oídos, tal vez lograra percibir allí algún rastro de ese padre que huía de suspreguntasinclusodespuésdemuerto.

—No merece la pena, créame. Ahora son oficinas modernas, integradas en lacancillería.Noconservannadadelpasado.Loquepermanecemásomenosigualsonlos sótanos, donde también hubo gente escondida. Puedo pedir permiso paraacompañarlesadarunavueltaporallí,sinolesasustalahumedad.

—Estornudaré unas cuantas vecesmás—aceptóCarolina, conciliadora—.Y sipuedeincluirenlavisitaelrestodelaembajada,lequedaréenormementeagradecida.Soy historiadora del arte. Me encantaría averiguar qué esconde un palacete como

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este.Bensadónlaconocíatanbienquehabríapodidorecorrerlaconlosojoscerrados

hastaelúltimorincón.Paraélconstituíaalgomuchomáscomplejoqueunedificiolujoso.

—Lo haré encantado, señora. Esta embajada, se lo aseguro, es un relato en símisma.Unfragmentodememoria.Elecodeuntormentocompartidoqueungrupode personas buenas, valientes, guiadas por principios sólidos, trataron de mitigar,poniendo en riesgo sus vidas:MiguelÁngel deMuguiro,Ángel SanzBriz,ZoltánFarkas, Elisabeth Tourné, Giorgio Perlasca. A veces creo percibir sus espíritusdeambulandoporaquí.Pensaránustedesqueestoyloco…

—Si usted lo está —respondió Carolina al instante, tentada de abrazar a esehombreporloqueacababadedecir—,yotambién.

Ella había sabido siempre que ciertas emociones nomueren.Las dotadas de lafuerza suficiente para desafiar al tiempo y la distancia.Amor, deseo, odio,miedo,dolor,añoranza…Lasmássublimes, lasmásviolentas, lasmásauténticas, lasmásardientes.Nuestrocieloynuestroinfiernoenestavidayenlaotra.

El sótanode la embajada se conservabaexactamente igualqueen1944: inhóspito,siniestro,unlaberintodepasillosytrasterosdetechosbajosrecorridosportelarañasdetuberíasescayoladas,másdesabrigadoaún,siesquetalcosaeraposible,alaluzcegadoradelosfluorescentes.

Nohacíafaltamuchaimaginaciónparaatisbarentre lassombrasloscuerposdeniños,mujeres y ancianos acurrucados junto a las calderas en un intento inútil decombatir el frío y la humedad lacerantes del otoño húngaro.Bastaba ver llorar losladrillos de esosmuros desnudos para sentir el estremecimiento de cuantos habíanhalladoallíunrincónenelqueesconderse.Seresaterrados,desvalidos,conlamiradafijaenlapuertadeaccesoalacalle,temiendoveraparecerencualquiermomentoalamuerte,vestidadecruzflechada,mientrasrezabanaundiosdecididoaconsumarsuvenganza.Undiosdespiadado,sordoalassúplicasdesuselegidos.

—AquípermanecierondecenasderefugiadoshastalamarchadeSanzBriz,quesalió de Budapest el 7 de diciembre, cuando los soviéticos estaban ya a punto detomarlaciudad.

—¿Y después?—preguntó Philip, sin saber exactamente cuándo había logradohuirsugente.

—Después nadie fue abandonado a su suerte. Perlasca, Farkas y Tourné sehicieron cargo de los protegidos, acogidos en pisos señalados con la banderaespañola.Losinteresesdelalegaciónquedaronbajolatuteladelaembajadasueca.

—AWallenberg, el encargado de negocios sueco, lemataron los rusos, ¿no esasí?—apuntóCarolina,querecordabavagamentehabervistounapelículadedicadaaesepersonaje.

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—Asíes—confirmóelsefardí—.DesapareciósindejarhuellaalospocosdíasdecaerlaciudadenmanosdelEjércitoRojo.YlomismolehabríaocurridoaSanzBrizsihubiesepermanecidoaquí.Detodoslospaísesoficialmenteneutrales,Españaeraelmáscomprometidoconlosnazisdesdeelpuntodevistasoviético.Lavidadesurepresentante no habría valido un rublo, por mucho pasaporte diplomático quellevase.

»Síganme,porfavor,voyamostrarlessudespacho.Salieronalaluzdeldíaatravésdeunaescaleraangostaquedesembocabaenel

patio de entrada, donde el frío al menos parecía puro. La antigua cancillería,convertidaenresidenciadelembajador,habíasidoremodelada,aunqueconservabasuantiguaestructura,tabiquemástabiquemenos.Loquefueraantañoeldespachodeljefedelalegaciónformabaparteahoradeunvastosalón,amuebladoenlosmejoresanticuarios y alumbrado por lámparas de araña, anejo a un comedor revestido detapicesnobles cuyamesa,deuna solapieza, estabadispuestapara sentar a catorcecomensales.

—Aquí en cambio—comentó Philip con un deje sarcástico— nadie diría quepasóloquepasó.

—¿Ustedcree?—rebatióBensadónconmansedumbre—.Amí,porelcontrario,meparece estar viendo a un joven agregadode embajadade treinta y cuatro años,sometido a una presión brutal, soportando una tremenda responsabilidad sobre lasespaldas y obligado a tomar decisiones de enorme calado. Decisiones de las quedependeríanmillaresdevidas,incluidalasuyapropia.Vengan…

Elfuncionarioloscondujohastaunextremodelsalón,separadodelconjuntoporunadoblepuertademaderamacizaabiertadeparenpar.Unespaciomuysimilaralrestodelaestancia,salvoporsuhistoria.

—Exactamenteaquí—sehabíaplantadofrenteaunsofádedosplazasadosadoala pared— estaba su buró de trabajo. Yo me lo imagino dando vueltas por lahabitacióncomounanimalenjaulado,esperandolarespuestadelministerioaalgunode susmúltiples telegramas. Lo veo asomándose a esa ventana—la señaló—, pordondeentraríael ecode lasbombasque lanzaban los rusosdesde lasafuerasde lacapital, y pensando en elmodo de encontrar comida en unaBudapest sitiada paraalimentaraloscientosdejudíosdependientesdeél.Tratendeponerseensulugar…

—Touchée—admitióCarolina.Philip se limitó a callar.Ya conocía el significadode esa expresiónynopodía

sinoasumirlo.

Concluida la visita, regresaron a las dependencias consulares, atravesandonuevamente la cochera, esta vez bajo la lluvia. Allí, entre sus cuatro paredes desiempre,elsefardísesentíaasusanchasrodeadodesusarchivos.Aquelerasureino,sumundo,ellugarenelquepodíasoñarconinmortalizarenunlibroloshechosque

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dabansentidoatodaunavidadeestudio.Suúnicohogar.—Permítanme mostrarles un documento más. El último. No tengo muchas

ocasionesdecompartirconalguieninteresadoenlamateriaeste…digamosqueestehobbymío.¿Comprenden?

CarolinayPhilipasintieron.¿Cómonoibanacomprender?EldocumentoencuestióneraunacartaescritaporSanzBrizaGiorgioPerlasca

endiciembrede1945,desdeSanFrancisco,sunuevodestinodiplomático.Decíaasí:

NosabíaquesehubiesehechoVd.cargodelaLegación.Conociéndolecomoleconozco,estoysegurodeque su actuaciónhabrá estado siempre inspiradapor su afectohaciamiPatria.AcepteVd.mimás sinceroagradecimiento. Y no espere Vd. nada de nadie. Ni su gobierno ni ningún otro reconocerá sus méritos.Confórmese Vd. con la satisfacción que da el haber hecho una buena obra y con haber podido capear elterribletemporaldelquetodosfuimosvíctimasinocentes.MucholamentoelfallecimientodemibuenamigoFarkas.Eraunhombredebien.Leruegomeescribay,sileesposible,meenvíeesarelacióncontodoslosacontecimientos acaecidos en la Legación después demimarcha.No olvideVd. que la decisión demetergenteenloslocalesdelaLegaciónfuedemipropiainiciativa,sinpreviopermisodeMadrid,ymotivadaporelterrorqueentoncesreinabaenlacapitalhúngara.

—Osea,quenadieagradecióaesediplomáticoloquehizo…—Philipnoparecíaexcesivamentesorprendido.

—ElEstadodeIsraeltratódepremiarle,en1966,otorgándoleelreconocimientode Justo entre las Naciones, concedido únicamente a las personas no judías queduranteelHolocaustosalvaronvidashumanas.SanzBrizpidiópermisoalMinisteriodeAsuntosExterioresparairarecogerelgalardón,perolarespuestafuenegativa.Lapolítica de buenas relaciones con los países árabes, imperante en aquellos años,desaconsejabaaceptartanaltacondecoracióneinclusodaraconocerlanoticia,porloque el asunto quedó completamente silenciado. Él, como diplomático disciplinadoqueera,acatósinrechistarladecisióndesugobierno.

—Bueno,al finyalcabose tratabadeungobierno fascista—apuntóPhilip—.Eralológico.

—Eraungobiernofascistayamigodelosnazis,sinduda—convinoJanos—.Dehecho,ayudóconsiderablementeamuchosdesusjerarcastrasladerrota.Mantengodesdehaceañoscorrespondenciaconunestudiosodeltema,FélixArias,cancilleryajubiladodelconsuladodeEspañaenBonn,quehadocumentadounbuennúmerodecasosconcretos,connombresyapellidos.

—Conociendo mi país —terció Carolina con tristeza—, sospecho que en esaprohibiciónpesaríamáslaingratitudquelapolítica.Somosespecialistasenmaltratara nuestros héroes patrios, especialmente mientras están vivos. En España resultasiempremásrentablenadarafavordelacorriente;obedecerycallar.

—¿SoloenEspaña?—lainterpelóPhilip—.Siquieresreconocimiento,firmauncontrato. En caso contrario, no esperes nada de nadie. Cuanto antes aprendes esalección,menosdisgustostedalavida.

—¿Yquéhaydelhonor,delosprincipios,deladecenciahumana?—protestóella—.¿Nomerecenserpremiados?¿Notienenvaloralguno?

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—Talvezenelmundodetuscuadroslotengan.Enlascallesdelasquevengoyo,no.¿Existelagentedecente?¡Desdeluego!Lamayoría.Peronoeslaquealcanzaelpodernimuchomenoslaquesehacerica.Losmayoreshijosdeputasonquienestoman lasgrandesdecisiones en supropiobeneficio, sin importarlesunamierdaelhonorylosprincipios.Laspersonasbuenasvivenexistenciasgrises,trabajan,cuidandesusfamiliasymueren.

—Las personas como Sanz Briz son las que perduran en la memoria, las quehacenprogresaralacivilizaciónyconviertenestemundoenunlugarmáshabitable—insistióCarolina.

—Memoria, progreso, gratitud, civilización… ¡Cómo te gustan las grandespalabras! ¿Sabes loque tedigo?Túnoconoceselmundo real, la junglaen laquevivimoslamayoríadenosotros.Ahísinocomestú,tecomen.Tansencillocomoeso.Nohaylugarparalafilosofía.

Bensadónnohabíaentendidoeseúltimointercambiodeconstatacionesamargas,porloqueinterrogóaCarolinaconlamirada.Ellahizounatraducciónparcial.

—ElseñorSmithseñalabaque,dadalaideologíadelgeneralFranco,eralógicoquenopremiaraaundiplomáticoporsalvarjudíos.

—ElseñorSmithestáenlocierto.AFranconolegustabanlosjudíos,apesardelo cual nos ayudó. Desde luego no por simpatía ni espíritu humanitario, sino porconveniencia. Pero la verdad es que gracias a la actuación de España se salvaronmillaresdevidasduranteelHolocausto.DeEspañay, sobre todo,deunoscuantosdiplomáticoscuyaconductafueheroica.

Anteunosrefrescostraídosdeunapequeñacocinasituadaalotroextremodelpasillo,acompañadosdefrutossecos,el funcionariodioriendasueltaasupasiónhistórica,relatándolesdevivavozelcontenidodesuensayononato.

Habló de los prejuicios antisemitas del dictador, enunciados en sus discursosaunque nunca trasladados a la legislación nacional.De losmás de veinticincomilhebreos,procedentesdeFrancia, Italia,Rumaníayotrospaíses,que se salvaronenlosprimerosmesesdelaguerracruzandolosPirineos.DelosesfuerzosbaldíosdelministroFranciscoGómez-Jordana,anglófilodeclaradoyporelloenfrentadoalalafalangistadelgabinetefranquista,porpromovermedidasdeauxilioalosperseguidos,incluida la repatriación sin restricciones de los sefarditas. De la ausencia dediscriminación alguna en España a los refugiados extranjeros de confesión judaicacon respecto a los demás. Incluso de los cálculos mezquinos de general,desesperadamente necesitado de apoyo internacional para su régimen tras laprevisible derrota del Eje fascista, al valorar el importante papel que podríandesempeñarenesamisiónrehabilitadoraentidadestaninfluyentescomoelCongresoMundialJudíoenNuevaYork,elComitéSionistaenLondresolaAgenciaJudíaenPalestina.Entidadesante lascuales,unavezfinalizada laguerra,Españaesgrimiría

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esaproteccióncomomonedadecambioalahoradeobteneravales.Bensadónhablóconfrialdadpedagógicadeestrategiasydeconsignaspolíticas.

Cuandollegóalosdiplomáticos,encambio,suspalabrassetiñerondeemoción.Esaspersonas, cuya actividad había rastreado con minuciosidad de científico yperseveranciadearqueólogo,erancomosufamilia.Amigosdesconocidosaquieneshabría deseado poder abrazar.Nombres, rostros, apellidos no solo admirados, sinoqueridos.

José Rojas Moreno, Manuel Gómez-Barzanallana, Julio Palencia y Álvarez-Tubau, Bernardo Rolland de Miota, Ginés Vidal, Alfonso Fiscowich y Gullón,Eduardo Propper de Callejón, Alejandro Pons Bofill, José Luis Santaella, CarmenSchrader,Antonio ZuloagaDethomas, LuisMartínezMerello, FernandoCanthal yGirón… Uno a uno fueron desfilando por la memoria del sefardí, aureolados derespetoyacompañadosdesushazañas.

La mayoría eran cónsules en Francia, Italia o los Balcanes. Todos habíansobrepasado los permisos recibidos de sus superiores para actuar en auxilio de loshebreosperseguidos,llegandoaincumplirórdenestajantesafindeconcedervisadosdeentradaenEspañaagentesamenazadasdemuerte.Algunosllevabanesaconductaejemplaralextremodehaberacogidoensuspropiosdomiciliosapersonasseñaladasparaelexterminiooadoptadoasushijosconelafándeprotegerlos.Variosdeesoshombres, católicos fervientes, ostentaban el título de Justos entre las Naciones enreconocimientoasulaborenfavordelosjudíos.

Unoshabíansalvadomásvidas,otrosmenos,peroatodoselloslosuníaelhechode haber obrado únicamente guiados por sus convicciones e impulsados por suvalentía, elevando su actuación personal y profesional muy por encima de lo queimponíaeldeber.

El último en comparecer fue Sebastián Romero Radigales, cónsul general enAtenas, valedor de 367 judíos de Salónica a los que intentó rescatar de las garrasnazis, aun habiendo recibido instrucciones expresas delministerio en el sentido dequeseabstuviesedetomarcualquierclasedeiniciativaydejaracorrerelasunto.

ConelapoyoentusiastadeEduardoGassetyDíezdeUlzurrun,destinadoenlalegación,RadigaleshabíainsistidounayotravezanteelgobiernoespañolparaquefuesenrepatriadosaEspañaesosciudadanosinjustamenteperseguidos,que,comonose cansaba de subrayar en sus despachos, antes que judíos eran españoles. Pese afracasarensupropósitodetraerlosdevueltaasuhogaroriginario,habíasalvadosusvidas,exceptodos,alconseguirsacarlosdeBergen-Belsenseismesesdespuésdesullegadaalcampodeexterminio.

—Enfebrerodelañopasado—comunicóBensadónconorgullo—,YadVashemle otorgó póstumamente el título de Justo entre las Naciones. Cuando lean ladocumentaciónquerecogeréenmiensayo—añadió,dandoporhechoqueloharían—,veránconquécariñosereferíanélyotroscompañerossuyosensustelegramasalministerioa«nuestrossefarditas»y«nuestroscompatriotas»,comosisussuperiores

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enMadridcompartieranesavisión.—Supongoquenoeraelcaso—señalóCarolina,dándolepieparaseguir.—Hubo ministros más generosos en la concesión de visados y otros, como

Serrano Súñer, poco amigos de favorecer a lo que denominaban «la judería». Engeneral,todoslosdiplomáticosdequienesleshehabladoactuaronatítuloindividual,dandomuestrasdesugranhumanidady tambiéndesucompromisocon lacarrera.Porqueparaesoscónsules,embajadoresyagregadosdeembajadalasvíctimasdeesapersecución eran tan españoles como cualesquiera otros, lo que los convertía enciudadanosconplenoderechoagozardesuprotección.

—En cualquier caso, deduzco que de haber tenido un gobierno diferentehabríamos podido hacermás—comentóCarolina, asumiendo su parte de culpa entantoqueciudadanaespañola.

—Y también menos—respondió Bensadón—. Muchos países gobernados porregímenesdemocráticos,dotadosdemayorlibertaddeacción,nomovieronundedoporauxiliar a esosdesgraciados.ComobiendijoEdmundBurke,«paraqueelmaltriunfesolohacefaltaquelosbuenosnohagannada».Ylosbuenosraravezhacenalgo.Deahíquelahistoriaserepita.

—Algunas personas desmienten esa afirmación y se desmarcan no solo de lamayoría,sinodeloquedictaelpoder—replicóCarolina,recordandoloqueleshabíadichoSimonBerentsobrelatendenciadelamasaasecundardócilmentelaactuacióndelasinstituciones,peroempeñadaaunasíennoperderlapocafequelequedabaenlahumanidad—.Estoydeacuerdo,noobstante,enquesonlasmenos.

—Siempre esmás fácilmirar haciaotro lado—constató a suvezPhilip—.Dehistoriayonosémucho,perodelavidasí.Ypuedoasegurarqueporcadavalientequeconozcocuentomásdediezcobardes.Nosololessalegratis,sinoquesuvilezasueletenerrecompensa.

Janos Bensadón aprovechó la percha que le proporcionaba el americano paradesmentir, con amargura, uno de los tópicos más extendidos como disculpa ojustificación de la pasividad mostrada por la comunidad internacional ante elHolocausto:quenadiepodíaimaginarselamagnituddelasmatanzas.

Tras rebuscar nuevamente en una de las cajoneras metálicas repartidas por lahabitación, exhumóunas cuantas fotocopias de informes enviados alMinisterio deAsuntosExterioresenelveranode1943connarracionesestremecedorasde loqueestaba aconteciendo.Telegramas llenosdehorror, cursadosdesde las legacionesdeBerlín y Budapest por Ginés Vidal y Ángel Sanz Briz, que aportaban detallesescalofriantes sobre la «liquidación en masa de judíos» en un lugar «de lúgubrereputación» llamadoTreblinka, relatando además con crudeza aterradora el destinodeloshebreosdeportadosaAuschwitz.

—Por eso llevo tanto tiempo trabajando en este libro —aseguró, a guisa deconclusión—. Es mi forma de devolver a esas personas lo que ellas hicieron pornosotros.Sabiendoloqueahorasabemos,lesaseguroquefuemuchísimo.

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—¿Vescomosíhaygenteagradecida?—Carolinalodijoeninglés,dirigiéndoseaPhilip—.TalveznoenEspaña,perolahay.Nadieesprofetaensutierra.

—Túy tus refranes incomprensibles…Claro que hay gente agradecida, nomecabelamenorduda.Dicholocual,apuestoaqueeselibronoseráunbestsellerniharáricoanuestroamigo.

—Ese libroyesagratitudsonsu razóndevivir,¿teparecepoco?Viendoen loquelehanconvertido,amímepareceimportante.Yoveoaunhombrefeliz,ademásdebondadoso.Considerandosucircunstancia,escasiunmilagro.

—La gratitud no paga las facturas—se defendió Philip con obstinación—. Yhablandodefacturas,hallegadoelmomentodepreguntarleporelcuadro,¿nocrees?

Carolinanosabíacómoplantearlaespinosacuestióndeunaobradearte,queestabaapuntodealcanzarunprecioaltísimoenelmercado,aunhombrecuyo interés secentrabaexclusivamenteenestablecerunascuantasverdadeshistóricasysubrayarelvalorhumanodeciertaspersonas.TemíaquealmencionarlaexistenciadeesecuadroBensadónreaccionaracomolohabíahechoellamismaenunprincipio,levantandounmurodedesconfianzaal sospecharun intentodeestafaoalgopeor.Siesoocurría,todalacomplicidadquesehabíaestablecidoentreellostresdesdeelcomienzodelaconversaciónsaltaríahechapedazos,loquelescerraríaesapuertaacalycanto.Nosabía por dónde empezar, lo que la tenía atrapada en un silencio sumamenteincómodo.

Elsefardí,poseedordeunanotableempatíainnata,sediocuentadeesaturbaciónylesalióalpasoconunasonrisapaternal,parecidaalaqueleiluminabaelrostroalhablarde«sus»diplomáticos.

—¿Quéesesoquenoseatreveatraducirme?—inquirió—.Esevidentequetienequeverconloqueacabadedecirlesuma…sucompañero.—Ibaadecir«marido»,perohabíarectificadoatiempo.

—Esquesetratadealgodelicado.—¡Dígalo!Nosequedeesesapodentro.—Guiñóélunojo,divertido.—Estábien.LafamiliadelseñorSmitherapropietariadeunaobradelGreco…Resumió lomejor que supo la historia que a esas alturas conocía casi tan bien

comoPhilip,sinqueelfuncionariopareciesededucirdesuspalabrasnadasusceptiblede causarle sorpresa o rechazo. Antes al contrario, sus gestos de asentimientoindicaban que todo aquello le sonabamuy familiar, como si a lo largo de su vidahubieseescuchadodecenasderelatossimilares.Soloalfinalnegóconlacabeza,enunmovimientoqueindicabaimpotenciaynodesaprobación.

—Enestonopuedoayudarles,losiento.MetemoquebastantehicieronelseñorSanzBrizysuscolaboradoressalvandolasvidasdetantaspersonas.Preocuparsedesusbieneshabríaexcedidoellímitedesusposibilidades.

—Yonopretendíainsinuar…

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—No se disculpe. No tiene por qué. Pese a lo desesperado de su situación,algunosdeesos judíosenAtenas,porejemplo, lograronponerasalvosuoroysusjoyasconfiándolosalacustodiadelconsuladodeEspaña,queselosrestituyóalossupervivientes o sus herederos una vez finalizada la guerra. Fueron una pequeñaminoría. Lamayoría de las víctimas no sabía que iba a unamuerte segura en loscamposytratódellevarsusobjetosmásvaliososconsigo,escondidosentrelasropas,pensando que les servirían de algo. Todos nos aferramos a aquello que nosproporcionaseguridad,¿noesasí?Inclusocuandoesaseguridadespocomásqueunespejismo.

PhilipescuchólarespuestadeBensadóndelabiosdesuintérprete,agradeciendointeriormentealfuncionarioquenoinsistieradenuevoeninquirirporquésupadrenohabía reclamadoesaspropiedadesal finalizar laguerra.Yaquenohabía sabidocontestaralaprincipaldesuspreguntas,almenosnocontraatacabaconotra.Esetipole caía bien, aunque estaba deseando dar por concluida la entrevista y volver aexpresarseensu idioma.Fueentoncescuandooyóasuacompañanteproponerlealfuncionario,risueña:

—¿Nosacompañaacomer?Sus múltiples conquistas hispanas le habían enseñado el significado de esa

palabra.Silasmiradashubiesenmatado,ellahabríacaídofulminadaeneseinstante.PeroCarolinateníahambre.El tiemposeleshabíaechadoencima,ajuzgarpor

losrugidosquelanzabasuestómago,ynosehabíamolestadoenconsultaraPhilipsisecundaba o no esa invitación. Estaba demasiado acostumbrada a tomar susdecisionessinnecesidaddeconsensuarlasconnadiecomoparaandarpreocupándosede semejantes sutilezas. Ni se le había pasado por la cabeza que a él pudieraincomodarle.

—Se lo agradezco—respondió Bensadón con una expresión en el rostro quealivióalamericano—,perotengounacitaconlagentedePILnet.

Carolinaarqueólascejasenseñaldeinterrogación,mientrasPhiliplaapremiabaa salir cuanto antes de la habitación, pasándole un brazo por la espalda a fin deempujarladisimuladamente.

—Es una organización fundada por un abogado húngaro que se dedica acoordinar la prestación de asistencia legal gratuita a personas necesitadas que nopueden pagársela—aclaró el funcionario—. Si han estado cerca de la estación deferrocarril,habránvistolacantidadderefugiadosqueacampanallí.Estamostratandodeayudarles.

—¿Es una especie de ONG? —inquirió Carolina tratando de ser cortés—.¿Trabajaustedallícomovoluntario?

—YodiríaqueesmuchomásqueunaONG.HanlogradoinculcarenlasgrandesfirmasdeabogadoslaculturadelaresponsabilidadsocialaplicadaalDerecho.AlgoimpensableenlaHungríadehaceunosaños.Yolesechounamanoenloquepuedo.Ahorayacuentanconvariosgrandesbufetesdispuestosacolaborarprobonoenesa

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tarea,peronosiemprefueasí.Entodocaso,losvisadossonmiespecialidad.Vamosaver si conseguimos que algunos de esos desgraciados obtengan el estatus derefugiadospolíticos.

—Tengancuidado—tercióPhilip,unavezoídalatraducción—.Lastelevisionesnorteamericanasalertandequeentreellospodríahaberterroristas.

—Las de aquí también —respondió Bensadón—. Por eso nos centramos enfamiliasconniños.¿SabíanustedesqueelpadredeAnaFranksolicitóen1940unvisadodeentradaenEstadosUnidos,quelefuedenegado?Entoncescundíaelmiedoalosespíasnazis,hoyalosterroristas,enamboscasosconrazón.Locualnoobstaparaqueesaspobresgentesnecesitennuestroauxilio,comolonecesitamosnosotros,losjudíos,durantelosañosdelHolocausto.

—Nolohabíacontempladodeesemodo—admitióPhilip.—EsosjóvenesdePILnetllevanacabounalabormuynecesariaenesteyotros

muchoscasos,seloaseguro.Porquesinigualdadantelajusticianohayderechosnigarantías que valgan, ¿verdad? Esa es otra lección de la historia que debemosrecordar.

—Janos—Carolinaestabayaenlapuerta,conlagabardinasobreloshombros—,hasidounhonoryunprivilegioconocerle.Estamosendeudaconusted.

—Soyyoquienlesagradeceestavisita.Lahedisfrutadomucho.Simedejansuadreso,perdón,quierodecirsudirección,estaréencantadodeenviarlesmi libroencuantosalga.

—Loleeremosconsumointerés.Ella dudaba de que llegara a ver la luz algo que leer, pero habría sido de una

crueldadimperdonabledecircualquierotracosa.

Almorzaron a la americana, comida rápida e insípida cargada de calorías, porquequeríanaprovecharlatardeparahaceralgodeturismoporlugaresemblemáticosdelaciudad.

Antes de acercarse a la Gran Sinagoga fueron caminando hasta la ribera delDanubio, donde Bensadón les había recomendado detenerse unos minutos ante elsencillo monumento al Holocausto situado a la altura del edificio del Parlamento,construidoaimagenysemejanzadelbritánico.Yefectivamenteallíestaba,arasdesuelo,contodalafuerzainherentealamásdescarnadasencillez.

Era preciso fijarse para no pasarlo por alto. A orillas del río, sobre la piedrablanca del muelle, varios pares de zapatos desperdigados con aparente descuido,aunque en orden, rememoraban el sacrificio de millares de judíos obligados adescalzarseantesdeserasesinadosyarrojadosalasaguasheladas.Zapatosdebroncea lamoda de los años cuarenta. Demujer, de niño, de hombre, de viejo. Zapatosgastados, zapatos elegantes, botas infantiles, patucos, zapatillas…cubiertos por losviandantesdeflores,cintasyvelas.Símboloselocuentesdelmalsupremoreducidoa

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gestoscotidianos,disfrazadodebanalidadafindeinfligirmayordaño.Caminandopor lamargendelDanubio, alládonde lopermitía eldenso tráfico,

llegaron hasta el pequeño parque de San Esteban. Frente a él, haciendo esquina,encontraronlacasaprotegidaporlabanderaespañolaenlaquehabíahalladorefugioSimonBerent.Un bloque de pisos como cualquier otro, de aspecto absolutamenteactual, que dos sencillas placas en la fachada identificaban como sedes deimportanteshechoshistóricos.Una,demármolnegroconletrasdoradas,mencionabaa Ángel Sanz Briz. La otra, de caracteres oscuros sobre fondo blanco, honraba aGiorgio Perlasca. Ambas estaban escritas en húngaro, por lo que únicamente lasfechasresultabanidentificables.Lasdosdestacabanelañode1944.

—¿QuésentiránuestroamigoSimoncuandopasaporaquí?—comentóCarolina,impresionadaporelrecuerdodeloqueleshabíacontadoelvecinodelosSofer.

—Ayernoslodijobienclaro,¿noteacuerdas?—¿Lohizo?—Te lo dijo a ti cuando le preguntaste sobre la forma de sobrevivir al odio.

Admitió que eramuy difícil.Muy difícil, repitió.Cuando pase por aquí, si es quepasa,volveráavivirelhorrordeaquellosdíasymaldecirácontodasualmaatodalaestirpedesusverdugos.Esloqueyoharía.

Ellanoseatrevióacontradecirle.Cuandoapenasempezabaaconocerle,lehabíadesagradadosobremaneraesaformatanradicaldeenfrentarseacualquiersituación,viendoelladonegativo,poniéndoseenlopeorycargandoalbulto,comountoro.Leparecíaprimitivo,simplista.Amedidaqueibapasandotiempoasulado,noobstante,comprendía el porqué de esa fiereza instintiva, fruto de unas circunstancias vitalesseguramentemuydifíciles.Todalaviolenciaqueestabandesenterrandojuntoshabíaformadopartedeél,desusraícesysueducación,inclusosinsaberlo.Poralgúnladoteníaqueasomar.Además,yahíradicabalomásimportante,eraunhombrequeibadefrente, transparente,delosquenuncaatacanporlaespalda.Alguienenquiensepodíaconfiar.

Que desahogara su enfado con palabrotas y gritos le resultaba cada vez mássoportable. Tal vez tuviera ella ocasión de poner algo de dulzura en ese caldo decultivo amargo, como había hecho descubriéndole la música de Brahms. ¿Quiénsabía?Éltambiénmerecíaserfeliz,reír,disfrutardelladoluminosodeunmundoquehasta la fecha se había empeñado en mostrarle su parte más fea. Merecía algúnargumentoquelehicieracambiardeopinión,reconciliarseconlavida.

Habían reservadopor internet unavisita guiada a laGranSinagoga a las cuatro, yeran ya las tres ymedia, lo que los obligó a correr para llegar a tiempo.Carolinabendijosuszapatosdetacónbajo,porquePhilipparecíaenplenaformaylapresionóparaqueapretaraelpaso.

—¡Vamos,señoritaValdés,notenemostodoeldía!

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Peseaestarentemporadabaja,lacoladelosmenosprevisoresfrentealataquilladabatodalavueltaalamanzana.Elgrupodelqueellosformabanparte,congregadoyaalaspuertasdeltemplo,eranutrido.Laguíaencargadadeacompañarlos,Sonja,encabezaba la comitiva, paraguas en mano, presta a pastorear el rebaño conprofesionalidadintachable.

—¡Poraquí,poraquí,losdelascuatro,síganme!Elrecorridooficialseiniciabaenunmodestomuseodedicadoaesbozareldíaa

díade la comunidad judíadeBudapest antesdelHolocaustoyduranteeseperíodooscuro. Candelabros de siete brazos, piezas decorativas, libros sagrados y otrosobjetos de culto compartían espacio en las vitrinas con imágenes de gran crudeza,uniformes rayados rescatados de los campos de concentración, escudillas, jabonesfabricados con grasa humana y demás elementos testimoniales del horror. Sonjarecitaba su letanía aprendida en un inglés perfecto, sin demasiada emoción,respondiendo con paciencia a las preguntas que formulaban los turistas, en sumayoría americanos. Philip se había ido directo a contemplar más de cerca lasfotografías amarillentas, buscando entre los rostros demacrados de esos ancianosseñaladosconlaestrelladeseispuntaseldesuabuelo,JudahSofer.

Noestaba.Lagaleríaderetratossiniestrosincluíafamélicoshabitantesdelgueto,cadáveres

tirados en las calles y vistas del patio de la sinagoga, convertido en una inmensamorgue,bajolamiradaavergonzadadeungrupodecivileshúngaros,colaboradoresdelosnazis,obligadosaenterrarasusvíctimasantesdeserjuzgadosporcrímenesdeguerra.Alfinaldelrecorrido,unainstantáneadetamañonaturalmostrabaaldictador,Ferenc Szálasi, colgando de una soga. Philip experimentó una alegría salvaje alcontemplar ese fardo sin vida con la lengua colgando. La nota explicativa adjuntadecíaquehabíasidodetenidoen1945,cuandotratabadehuirdelpaís,ycondenadoamorirenlahorca.

—¡Jódete,hijodeputa!Lodijoenvoztanaltaquevariaspersonasselequedaronmirando.Carolina,que

estabaasulado,noencontrófuerzaensuinteriorparacensurarle.Concluida esa parte de la visita, pasaron a la sinagoga propiamente dicha,

construidaamediadosdelsigloXIXyorgullosamentepresentadaporSonjaasugreycomolamayordeEuropa.Laguíateníabienaprendidalalecciónylarepetíacomoquienrecitaunaletanía.

—Sisefijanenlaformacruciformedeltemployenlospúlpitossituadosaambosladosde lanave, reconoceránelparecidoqueguardaconuna iglesiacatólica.Esteefecto fue deliberadamente buscado, encargado y financiado por los líderes de lacomunidad judía en su momento, con el propósito de mostrar su voluntad deintegrarse plenamente en la sociedad magiar de la época, mayoritariamentecristiana…

PhilipcomentóaCarolinaconciertosarcasmo:

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—¿Recuerdas lo que te conté en el coche, yendo hacia Boston, sobre lainterpretación que hacíami abuelomaterno delHolocausto?Estaba convencido dequehabíasidouncastigodeYahvéporabandonarnuestrastradicionessagradasparaabrazarlasdelosgentiles.

—Probablemente se refiriese a esto, sí —convino ella—. Aunque me cuestapensar que sea posible creer en un Dios tan vengativo, capaz de urdir semejantecrueldad.

—La venganza entusiasmaba a mi abuelo. No era un mal hombre, pero vivíaobsesionadoconesaidea.«Pagarásportuspecados»,repetía.«¡Todospagamospornuestros pecados!».Me parece estar oyéndole. Tenías razón, abuelo. Pagaron caraestasinagogalosnietosdesusconstructores…

Sonja estaba hablando de fiestas, ritos, celebraciones y torás intocablescustodiadasenelsanctasanctórumescondidodetrásdealgomuyparecidoaunaltar,cuandoeltaxistacogióaCarolinadelbrazoyleurgió:

—¡Vámonosdeaquí!—¿Quétepasa?—Nomepasanada,perovámonosdeaquí,porfavor.—¿Teencuentrasmal?—Necesitoaire.Siquieresquedartehastaelfinaldelavisita,teesperaréfuera.Philipno teníaganasdeempezaradarexplicaciones referidasaunpasadoque

preferíaolvidar.SehabríavistoobligadoaremontarsehastalosdíasdesuniñezenBorough Park, encerrado en una secta ajena del mundo exterior, donde todo eranprohibicionesoimposicionestanestrictascomocausantesdefricciónentresumadreysupadre,hastaelmomentodelaseparación.Unarupturadrástica,lacerante,quelehabíaprivadoparasiempredelamordeesamujer.

Deaquel tiempolequedabagrabadaafuegoenelalmaunaaversiónvisceralatodaformademanifestaciónreligiosa,especialmenteacusadaenelcasodelasjudías.No se consideraba un ateo militante. Ni siquiera estaba seguro de ser ateo.SimplementepreferíanopensarenelCreadornimuchomenosinvocarle.Dioshabíaquedadofueradesupensamientoypreocupaciones,juntoaesepecadoomnipresentealquesuabueloaludíaatodahora,dirigiendolosojosalcielomientrasinsistíaenlanecesidaddepagar.

Salieronlomásdiscretamenteposible,alacarrera,sindetenersehastaestarenlacalle.ElcambiodehumordePhiliphabíasidotansúbito,tanbrusco,queCarolinalemirabacomosilevieraporprimeravez,entreincrédulaypreocupada.Esperabaunaexplicación.

—Losiento—dijoal finél con labocachica—.Estabaahogándomecon tantasantidad.Demasiadosrecuerdosdelainfancia,noprecisamentebuenos.

—¡SilapasasteenNuevaYork!—Algunos barrios deBrooklyn no parecenNuevaYork. ¿Podemos cambiar de

tema?

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—¡Desdeluego!—Elénfasiserasarcástico—.Loquedigaelcaballero.—Digoqueestamoscomoalprincipioen loque respectaal cuadro.Nohemos

averiguadonadaquenospermitademostrarquellegóaestarencasademifamilia,ymuchomenosquefueradesupropiedad.

—¿Y tú te consideras un hombre de recursos? —Carolina le conocía ya losuficientecomoparasaberquenodejaríadereaccionaraunreto.

—Siemprelohesido,sí.¡Quéremedio!—Puesutilízalosparatirardealgunodeloshilosquehemosencontradoeneste

viaje,atuparecertaninútil.—Sifuesetanfácil…—Casi nada de lo que merece la pena en esta vida resulta fácil. ¿No lo has

aprendidotodavía?—Vaya,laseñoritaValdésvuelveaimpartirclasesdefilosofía.—Aver,señorSmith,selovoyapreguntarporúltimavez.¿Quiereustedrendirse

aquíyahora?Carolinasehabíadetenidoensecoenmediodelaacera,encarándoseconéldetú

atú,erguida,desafiante,seguradeserlamásfuertedelosdoseneseinstante,peseasacarlePhiliplacabeza.

—¡Porsupuestoqueno!—Puesentoncesdejayaderepetirqueestamoscomoalprincipio.—Talvezpodríamosinvestigaratravésdelascompañíasdeseguros—reaccionó

élaldesafío,conuna ideaqueacababadeocurrírsele—.Esasobras tanvaliosasseaseguran,¿noesasí?

—Hasta mediados del siglo pasado no existía esa costumbre, no. Las obrasviajabansincoberturaderiesgos,fiándolotodoalasuerte.Peroentodocasotengolasensación de que tu cuadro ha viajado poco.Quien lo robara ha debido de tenerlomuybienescondido.

—Bienescondido,peroasegurado.¿Nosepuedeexigirconfidencialidadenunaoperacióndeesetipo?

—Sepuede,ydehechosepideconmuchafrecuencia.Enesecaso,pormuchasllamadasquehagamos,nadienosdiráunapalabra.

—¿NopudisteaveriguaralgoatravésdetuscontactosenNuevaYork?—Nada. Precisamente porque el vendedor de la obra ha exigido a la galería

máximadiscreción.Lohabitualcuandosetratadeparticulares.—Carolina,yonopuedoprolongarestabúsquedamuchomástiempo.Tengoque

trabajarysemeacabaeldinero.—Muybien,puesvuélveteaNuevaYorkydateporvencido.—¡Quéduraeres!Másquereproche,eraexpresióndeamargura.Philipvolvíaasentirserechazado,

humillado incluso por esa mujer cuya independencia y seguridad en sí misma leatraían cada día más, a la vez que le echaban para atrás. Él, tan acostumbrado a

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dominar, no sabía bandearse en esa nueva relación de fuerzas. Estaba perdido. Lehabría gustado mostrarse indiferente e ignorarla, pero no podía evitar que susdespreciosledolieran.

Carolinaacusóelgolpe.Noeralaprimeravezquerecibíaesaacusación,unidaaladeserfrívola,suficiente,arroganteeinsensible.Yacasotuviesenrazónquieneslaveíanasí.Alfinyalcaboesaeraexactamentelaformaenlaquesolíamostrarse.Sumáscaraprotectora.Suescudo.

LejosderebatirlaapreciacióndePhilipoablandarse,sentenció:—Con esta dureza queme caracteriza, te voy a decir cuáles son las opciones.

Una:tomasunaviónmañana,teponesalvolantedetutaxiyteolvidasdelcuadro.Dos:tevienesconmigoaMadrid,dondeteofrezcomicasa.Esgratis.

—¿Yunavezallí?—Una vez allí, omejor dicho antes de partir, le pedimos aBensadón que nos

ponga en contacto con ese colega suyo que ha recopilado datos sobre nazis enEspaña.Nuncasesabeloquepuededardesíesefilón.Yseguimoslahuelladetuabuela,tutíaytupadre,averhastadóndenoslleva.QuizánoconsigamosdemostrarqueelGrecoestuyo,peroalmenossabrásdedóndevienes.

—Comotodoslosjudíos,deldestierro.—Philiphabíatomadosudecisión—.Yaligualquelamayoría,nopiensoresignarmeaserundesterradopobre.

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5

Lacarta

Madrid

ElpisodeCarolinaseasomabaalparquedelRetiro,verdeyfrondosotodavíaenelverano tardío de Madrid. Ocupaba una planta entera de cuatrocientos metroscuadradosen lacalleO’Donnell,conascensorderejilla,conserjeuniformadoenelportal, matrimonio filipino interno de servicio y un bargueño del siglo XVI

presidiendoelhalldeentrada.MuchomásdeloquePhiliphabríapodidoimaginaralaceptarlainvitacióndelaespañola.

—¡Laleche!—exclamónadamásentrar,despuésdeproferirunruidososilbido—. Ahora entiendo que no te importe el dinero. ¿Por qué iba a importarte si esevidentequetesobra?

Carolina hizo caso omiso del tono un tanto hiriente que creyó percibir en esaspalabrasyoptópormostrarseacogedora.

—Considérateentucasa.—Síqueestánbienpagadaslasentrevistassobrepintores…Denuevoellaprefiriónodarseporenteradadelsarcasmocontenidoenesafrase.—La heredé de mis padres a los doce años, cuando ambos fallecieron en un

accidentedecoche.—Siento oír eso—replicó él, sin dejar demirar a su alrededor como haría un

chiquilloenunajuguetería—.Perotienesquereconocerquetedejaronbienapañada.¡Yamehabríagustadoamí!

—¿Quedartehuérfanoaesaedad?—Ellaempezabaacansarse.—Bueno,enlaprácticameocurrióalgomuyparecido,quenovienealcaso.Me

referíaaserpropietariodeunlugarcomoeste.NienlaCasaBlancadebendetenermuebles así—sentenció, pasando delicadamente el dedo índice por lamarqueteríadelbargueño—.¡Yaquisieran!

Philip expresaba su extrañeza ante un lujo nunca visto, con una espontaneidadcercanaalaordinariezmuypropiadesucarácteráspero,aunquesinacritud.Nadielehabíaenseñadoquelasinceridadexcesivarayaenlamalaeducación,especialmentecuando la persona a la que te diriges no ha requerido tu opinión respecto de undeterminadoasuntonipareceinteresadaenconocerla.

AoídosdeCarolina,sinembargo,esoscomentarioseranlluviagruesasobresueloempapado.Desdepequeñahabíavistocómolagenteasualrededorrestabaméritoa

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sus logros académicos, personales o profesionales invocando como causa de losmismoselnombredesufamilia,sudineroolostítulosnobiliariosqueostentabaporparte de padre y de madre. Unos títulos que jamás mencionaba en el extranjero,dondenadieteníaporquéconocerlos,enparteporpudor,enparteporquenuncaleshabíaotorgadoimportancia.Habíatrabajadomuydurotodasuvidapor labrarseunprestigiopropioabasedeesfuerzoyempeño,almargendellegadofamiliar.Estabahartadechascarrillosreferidosasucondicióndeprivilegiada.Hartaderesentimientoy resentidos. Harta de envidias. Tan harta, que tendía a saltar ante la primerainsinuación.

Conél,sinembargo,decidiócontarhastadiez.—Dejaaquí lamaleta, si quieres,ypasemosa tomar algoenel salónmientras

pensamospordóndeempezarabuscar.¿Teparece?—Pasemos al salón —la imitó Philip de forma burlesca, forzando modos

grotescosdegranseñor—.¿Tomaremostéinglésotalvezunacopadejerez?—Toma lo que te dé la gana o no tomes nada.—Carolina no iba a contenerse

muchomás—.¿Cuántotiempopiensasseguircontucomedia?—¡Oh!, le pido perdón, señorita Escarlata.—Ahora Philip adoptó la forma de

hablardeMammy,laesclavadeScarlettO’HaraenLoqueelvientosellevó—.Noseenfade,señoritaEscarlata.

—¡Vetealdiablo!—saltóella,furiosa.—Teestoytomandoelpelo—repusoél,divertido.—Puesnosédóndeveslagracia.—¡Cómotehamimadolavida,princesa!Noaguantasuna,¿eh?—Notengoporquéaguantartuspullas,no.Sitantahilaridadteproduceestacasa

onotesientescómodoenella,puedesbuscarteotroalojamientoahoramismo.—¿Lo dices en serio? —Él acababa de pasar súbitamente de la risa a la

incredulidad.—Muyenserio.—Eltonodeellafuegélido.—¿Quieresquemevaya?—Hazloqueteparezca.Transcurridosunossegundosdesilencio tensosinqueningunode losdosdiera

marchaatrás,Philip se levantódelmullidosofá tapizadoensedaazul sobreelqueestabasentado.Aquelloeramásdeloquesuhombríapodíasoportar.Desdesupuntodevista,esamujeraltiva,fría,esnobeinmensamenterica,ajuzgarporelpalacioquehabitaba,acababadeecharlecomoseechaaunperro,señalándolelasalidaparaquesemarchara,obediente,conelraboentrelaspiernas.Primeroleinvitabaacompartirsuhogaryluegoleponíaenlacalledeesamanerahumillante,acausadeunabromainocente. Si era así como acostumbraba a tratar a los hombres, estuvo a punto dedecirle,llenoderabia,noeradeextrañarquesiguiesesoltera.

Mordiéndoselalenguaaduraspenas,caminódespaciohastalaentrada,abriódeparenpar lapuertaysefue,dejándolaabierta.Sumaletayanoestabadondeél la

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habíadejado,probablementeporqueel criado se lahabría llevadoaundormitorio.No semolestó en reclamarla. Ya iría a buscarla en otromomento, cuando ella noestuviera. Continuaría su investigación él solo. Al fin y al cabo la soledad era suhogarnatural.Elúnicoquehabíaconocido.

CarolinaviopartiraPhilip, sabiendoque lamentaría sumarcha.Estuvoapuntodefrenarleenelúltimomomento,diciéndolequehicieraelfavorderegresarytomarseunacopaconella,peroelorgullopudomásqueeldeseo.Asíquesiguiósentada,sinmover unmúsculo, rogando al cielo que le hiciera volver sobre sus pasos.Ella noestabadispuestaapedírselo.

¿Quién creía ser ese taxista arrogante y faltón paramofarse de esemodo?Eraingenioso,eraguapo,¿yqué?¿Acasosushechurasosugracialedabanunapatentede corso? ¿Recaía sobre ella la culpa de que su familia hubiese sido víctimade labarbarie nazi? Él tendría que estarle agradecido y no dedicarse a pincharla, comotenía por desagradable costumbre hacer. Le había metido en su casa sin apenasconocerle.Leestabaregalandosutiempo,susconocimientos,suagenda,hastasudonde lenguas, a cambio de nada, simplemente por simpatía. Bueno, si había de serabsolutamentesinceraconsigomisma,talveztambiénporlomuchoquelegustaba.Claroqueesoélnolosabíaniteníaporquésaberlo.Esoeracosadeellaydenadiemás.Élsecomportabacomoungroserodesagradecido.Unpatán.Puntofinal.

Ypeseatodo…Alprincipiopensóquedaríalavueltaenseguida.Pasadoelcalentón,quisocreer,

recapacitaría, se daría cuenta de su error y desandaría el camino como quien noquiere la cosa, acaso con una disculpa. Era una buena persona, de eso ella estabasegura. Rudo, cabezota, desastroso en las formas, impaciente, fanfarrón y con uncarácterdeldemonio,peronoble.Unhombreauténtico,sindobleces,delquepodríafiarse.EsohabíaintuidoCarolinadesdeelprimerdíay,hastalafecha,laintuiciónsehabíareveladoacertada.Lefaltaba,noobstante,unabuenaleccióndehumildadylesobraban ramalazos machistas. Estaba demasiado acostumbrado a imponer suvoluntad,especialmentealasmujeres,conesearteparalaseducciónqueemanabadetodosuser.Locualconstituíauncontrapesosignificativoaloanterior,quenopodíaserignorado.

Siregresabaespontáneamenteagachandolasorejas,sedijo,haciendobalance,lerecibiría con los brazos abiertos. En caso contrario, seguiría su camino sin él. Aldiablo con ese Greco errante, el impresentable Francis Burg, la Segunda GuerraMundial,elexpolionaziyFranco.GuardaríaenlamemoriatodoloaprendidosobrelaejemplarlabordesempeñadaduranteelHolocaustoporungrupodediplomáticosespañolesrelegadosaldesvándelamemoria,yseolvidaríadelresto.Teníaunavidamuyplenacomoparallorarporuntaxistaneoyorquino.

Pasóunahorasinquenadie llamaraal timbre.Treintaminutosmás,convarias

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idasyvenidasparaescudriñardiscretamentelacalledesdelaventana,ynada.Másdeuna vez se acercó hasta la habitación de invitados en la que había pensadoacomodarle, con la intenciónde abrir sumaleta, como si eso fuera a devolvérselo.Todasellassecontuvoenelúltimomomento,porrespetoasímismayasusentidodelahospitalidad.Fisgaren lascosasajenasera tancontrarioasueducaciónysusprincipioscomodejarseavasallar.

Tratandodehacer tiempoynopensarenél,deshizosupropioequipaje,pusoacargarordenadoryteléfono,devolvióunpardellamadas,consultóelrelojunmillóndeveces…sinresultado.HabíacaídolanocheenMadridcuandoladoncella,vestidadeuniformeoscurocondelantaldehiloblanco,anunció,deacuerdoconlosusosdelacasa:

—Lamesaestáservidaparados.¿Ocenaráfinalmentesolalaseñora?Fueunrevulsivo.QuesefueraalcuernoesejudíodeBrooklynylaolvidarapara

siempre.¿Quiénlamandabaaellapreocuparsedenadie?—¡Más se perdió en Cuba!—exclamó, poniéndose en pie de un salto, ante el

estupordelachica.—¿Prefierelaseñoracenarmástarde?—Noselodecíaausted,Merla.Cenaréyosola.Yapuedeservir.

Philipsalióhechounafuriadelpiso,bajólasescalerasdedosendosyselanzóalacalle en busca de aire, reprimiendo las ganas de estrangularla. Le sacaba de suscasillasesamujeraltiva,suseguridadcercanaalaindiferencia,lafrialdadconlaqueaguantabacualquierdiscusión,comosifueseinmunealasemociones.¿Acasoloerade verdad? ¿Era un ser completamente insensible, puro cerebro y frivolidad?Empezabaacreerquesí.

Con la mirada perdida echó a andar cuesta abajo, anotando de forma casiinconscientealgunasreferenciasvisualesafindedarconelcaminodevueltacuandotuviesequeirarecogerlamaleta.Noleinquietabaalejarse.Susentidonaturaldelaorientación, desarrollado durante años al volante del taxi, le permitía localizarcualquier punto en una ciudad sin necesidad de mapa. Lo que debía hacer eracalmarse, encontrar unhotel baratopara pasar la nocheypensar detenidamente encuál sería su siguiente paso. Sin la ayuda de Carolina todo resultaría más difícil,desdeluego,aunquenoimposible.«Imposible»eraunapalabraquenoformabapartedesuvocabulario.Éleraunhombrederecursos.Siemprelohabíasido,ygraciasaeso había salido adelante en circunstancias mucho más duras que las de esa pijaherederasinsentidodelhumor,niaguante,nilamenorideadeloqueesllegarafinde mes arañando céntimos cuando las cosas se ponen feas. Él sí conocía elsignificadodelapalabra«agobio».Ellaeraunaprivilegiadaquejugabaaserbuenaconél.

Cruzó una gran glorieta en cuyo centro se alzaba una especie de arco, siguió

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adelanteyseinternóenunacallebulliciosa,quelerecordóvagamenteaWallStreet,aunque sus edificios fuesen mucho más bajos. A medida que forzaba la marcha,espoleadoporlaira,seleibaenfriandolacabeza,dandopasoaunalucidezindeseadaquetratabadeimpediracelerandolaspulsaciones.Alllegaraunaplazaalargada,conunafuenteenelcentro,unaestatuaecuestreyotraquerepresentabaaunosoapoyadosobreeltroncodeunárbol,sedetuvoarespiraryjuntoalaireirrumpierondegolpeen sumente, por sí solas, ciertas ideas completamente ajenas a su voluntad. Ideasreferidasaella.

Carolinahabía sidobendecidaporeldestinocon todo loqueaél lehabía sidonegado.Nosolonoseavergonzabadesucondiciónsocialosusprivilegios,sinoquealardeabadeelloscadavezque teníaocasión, talvezdemanera inconscienteo talvezno,peroen todocasodeunmodo terriblemente irritante.Encarnabaasusojosuna tipologíadegente tanenvidiableen lomaterialcomodespreciableen términossociológicos;falsa,fatua,irreal.Asíhabíaconsideradoélaesaspersonasdesdequeempezó a frecuentar el Upper East Side al volante de su taxi y vio cómo secomportaban.Ysinembargo…Eratambiénunamujergenerosa,sincuyaayudaélnohabríacomenzadosiquieraadescorrerelvelodemisterioquerodeabaaesecuadrodelGrecoconpotencialparacambiarsuvidadeformaradical.

Lo quisiera aceptar o no, la necesitaba más de lo que habría reconocido antecualquiera.

Apenas concebido ese pensamiento, lo rechazó por mezquino. Él jamás habíautilizado a una mujer y no tenía intención de empezar con esa. Habría sido unaruindadimpropiadeunhombrecomoDiosmanda,delosquesevistenporlospies.Pobreeignorantetalvez,peronounmiserablenimuchomenosunchulo.Deningúnmodo podía pensar en aprovecharse de Carolina. Bastante había hecho ella ya. Apartirdeesemomentotendríaquebuscarselavidacomopudierayolvidarsedeesaespañolaalaquehabíaplantadodemalasmaneras,sindespedirsesiquiera,incapazdecontenerlacólera.

Élsolitolahabíafastidiado,porcapullo.Siemprelepasabalomismo.Reaccionabaencaliente,sedejaballevarporlafuria

y luego trataba de dar marcha atrás, cuando ya no había remedio. Ese prontoendemoniado le había costado muchos disgustos y puesto fin a las únicas dosrelaciones de pareja que habían significado algo para él. ConCarolina serían tres,aunque ella no llegara a enterarsenuncade cuánto le había importado en realidad,másalládesuscontactosoconocimientosartísticos.Decuántohabíadisfrutadodesucompañíaydesuconversaciónocurrente,culta,profunda,diferentealadecualquiermujerquehubieseconocidoantes.Decuántohabía llegadoagustarlepor la fuerzasensualquefluíaatravésdecadaporodesupielmorena,llamándoleaimpregnarsedesuperfume,hacerleelamordespacio,zambullirseensucuerpoyensualmahastapenetrarenlomásprofundodesuser,enbuscadesusíntimossecretos.

Habíadejadoescaparesetren.Conociendoloorgullosaqueeraella,podíadarla

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por perdida. A él nunca le habían dolido prendas en pedir perdón, pero estabaconvencidodequeenestaocasión, comoen tantasotras, el dañocausado seríayairreparable. Si alguien le hubiese enseñado de pequeño a morderse la lengua, sihubieraaprendidoadefendersedelasbromasdesuscompañerosdeotramaneraquenofueseapuñetazos,sehabríaahorradomuchossobresaltosen lavida.Si,si,si…De nada servía ya lamentarse. A lo hecho, pecho. Eso sí, se despediría como uncaballero.Eralomenosquepodíahacer.

Entró en una pequeña tienda justo cuando estaban cerrando. Eran cerca de lasdiez.Compróunpardefiguritasbaratas,quepagóconsutarjetadecrédito,sindejarque la dependienta las envolviera para regalo. Lo que pensaba hacer con ellas norequeríaenvoltorio.Unasimplebolsadeplásticoseríamásquesuficiente.

Conelfindedarseánimos,decidiótomarunacopadevinoenelprimerbarqueencontró.Yyaqueestaba,pidióunbocadillodealgoparecidoalsalamiqueresultóserchorizo,desaborfuerte,unpocopicante,peromuyagradable.Denohaberestadotanenfadadoconsigomismocomoestaba,sehabríaembarcadoenunaconversacióncon el tabernero sobre especias, condimentos, platos típicos y añadas, a fin deaprovechar la ocasión para alimentar su afición a la gastronomía. El único hobbydignodeesenombredelquepodíapresumir.Dealgúnmodoselashabríaarregladoconelidioma,máximecuandoeltipoquelehabíaservidoparecíatancharlatáncomoél.Dadaslascircunstancias,noobstante,comiódeprisa,apuróelvaso,pagóysalióalanochetemplada,conunaideamuchomásclaradeloquedebíahacer.

EstaríanapuntodedarlasdocecuandollamóalporteroautomáticodeCarolina,confiandoenque,fielasuscostumbreshispanas,ellaaúnnosehubieseacostado.Lapesada cancela de cristal blindado y barrotes de forja se abrió al cabo de pocossegundos, franqueándole el paso. Subió algomás despacio de lo que había bajadounashorasantes,enparteporqueestabamástranquilo,sobretodoportemoraloqueibaaencontrarseal llegaral rellano.SiaCarolina,concaradepocosamigosperodispuestaaoírsusdisculpas,oalcriadofilipino,conordendeentregarlelamaletayponerledepatitasenlacalle.

Alverquiénleesperabaantelapuerta,respiróaliviado.Bajoelumbral,conlosbrazos cruzados sobre el pecho, la espalda erguida, labios ligeramente fruncidosesbozando un reproche, y un signo de interrogación dibujado en lamirada, estabaella,másguapadeloquejamáslahabíavisto.

Philipdejólabolsaquellevabaenelsuelo,juntólaspalmasdelasmanosenunclarogestodepedirperdón,amagóconhincarunarodillaentierrayexclamódesdeelfondodelalma:

—Soyungilipollas.LarespuestadeCarolinanosehizoesperarysonómássecainclusodeloqueella

habríaquerido.—Estoydeacuerdo.Unperfectoimbécil.—Tienestodalarazón—replicóél,evitandomirarlaalacara,abochornadopor

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esa dureza—. Solo he venido a recoger mis cosas y despedirme como la personaeducadaquedeberíahabersidohaceunrato,cuandoheperdidolospapeles.

—Muybien,siesoesloquequieres…—Carolina—su tonoahoraeraunhíbridoentre lasúplicay laexasperación—,

sabesmuybienquenoesesoloquequiero.—¿Y qué es lo que quieres entonces?—Ella pretendía castigarle lo justo para

satisfacerlasapariencias,sinarriesgarseaquesevolvieraamarchar.—Losabesmuybien.—¡Dilo!—Quierodarteesto.Noeraunbeso,comohabríaesperadoCarolina.Philipsacódelabolsauntorodejuguete.Untorodelidia,decolornegro,muy

apreciadoporlosturistascomosouvenir,segúnlehabíaexplicadolapropietariadelatienda.Élnolohabíacompradoporesemotivo.

—Estesoyyo—afirmó, tendiendo la figuritaaCarolina,quesehabíaquedadoperplejaalverla.

—Sitúlodices…Élextrajoentoncesdelabolsaunamuñecavestidadesevillana,conpelooscuro,

trajedelunaresyzapatosdetacón,enactituddeestarbailando.—Y esta eres tú—añadió, risueño, encantado de su propia ocurrencia—. Una

españolabella—dijoestapalabraenespañol—contantotalentocomogenio.Carolina se echó a reír a carcajadas, desarmada por esa salida completamente

inesperada. Hacía siglos que no veía ese tipo de objetos supuestamente típicos, nisiquiera en los comercios del centro. ¿De dónde los habría sacado el americano?¿Cómoselehabríaocurridoidearunacosaasíenmediodelarranquedeiraquelehabía empujado a salir casi dando un portazo? Ese hombre era altamentedesconcertante.Adorablemente desconcertante. Tan desconcertante que no pensabapermitirquesemarchara.

Selehabríalanzadoalcuelloallímismo,enelrellano,silahubieseneducadodeotraforma.Peroellaerahijadesuspadresysutiempo.Poreso,envezdecederalimpulso,fingióunafrialdadqueestabalejosdesentir,leindicóporsignosquepasaray, tras conducirle en silencio hasta la habitación de invitados donde había sidotrasladadosuequipaje,lemostrólaubicacióndelbaño,queladoncellahabíadejadoperfectamentepreparadoparaél,contoallas,gel,salesyhastauncepillodedientesaestrenar.

Esanochelesintiócerca,muycercadesucamaydesucuerpo,sinllegarasaber,aldespertar,sirealmenteélsehabíaacercadohastaallíoaellalehabíaengañadolaimaginación.

FélixArias,elcontactoproporcionadoporJanosBensadón,estabaenfermo.Contestó

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al teléfono con voz nasal, entrecortada por golpes de tos. Tenía un gripazomonumentalqueleimpedíarecibirleshastaencontrarsemejor.

—No obstante —dijo a duras penas, con el afán de ser útil a esas personasrecomendadas por su buen amigo húngaro—, vayan al archivo del Ministerio deAsuntosExterioresypreguntenporPilarSánchez.Díganlequevandemiparte.Esuna documentalista formidable que conoce como nadie ese laberinto de papeles.Seguroquelesproporcionaalgunaayuda.

Carolinaagradecióelconsejoyquedóenllamardenuevopasadosunpardedías,conlaesperanzadequesehubieserecuperado.Trascolgar,comentó,sonriendo:

—EnEspaña,quientieneunamigotieneuntesoro.—Yo diría que eso es cierto en cualquier sitio—apostilló Philip, a riesgo de

entablarconellaunanuevapolémica.—¡Sinduda!Peroaquíeltesoronoesintangiblecomoenotroslugares.Aquíse

cuenta y se mide. Gracias a los amigos se hacen negocios multimillonarios, seconsiguenempleos, seasciendeenel trabajoy se resuelvenproblemasquedeotromodorequeriríanmesesdegestiones.

—EsaclasedeamigosexistetambiénenEstadosUnidos,desengáñate.—Pues en este caso, benditos sean. No sabes la diferencia que hay entre

presentarseenunministeriocualquieracomosimpleciudadanodeapieyhacerloconunbuenenchufe.

—Nuncahetenidounbuenenchufe,asíesquelarespuestaesno;noséloquesignifica.

—Noempecemos…Philiplevantólasmanosenseñalderendición,renunciandoadarbatalla.Había

tenidopeleasuficienteparaunatemporadalarga.LlegaronalMinisteriodeAsuntosExterioresapie,recorriendoduranteunbuen

trechoelmismocaminoquehabíaseguidoéllavíspera.Latemperaturaerasuaveeinvitaba a pasear por las aceras de esa ciudad de edificios chatos, a ojos delamericano, aunque señoriales y enmuchos casos cargados de historia, tal como lecontóCarolina.UnaurbemásamablequelaGranManzana,porsuescalahechaalamedidadesereshumanosynodegigantes.

Dejaron atrás la Puerta de Alcalá para llegar hasta la Cibeles, donde CarolinaexplicóalneoyorquinocómocelebrabasusvictoriaselRealMadrid,cuyaalineaciónconocíaélcasialcompleto.AbuenpasosubieronhastalaPuertadelSol,repletadegente,ylaatravesaroncondificultaddeesteaoeste,antesdeadentrarseenelbarriode los Austrias cruzando la plazaMayor, sobre la que brillaba un cielo azul añil,despejadoylimpio.

El palacio de Santa Cruz, sede del ministerio y de su archivo, llamópoderosamentelaatencióndePhilip,quien,antesdeBudapest,nuncahabíaestadoenEuropa ni contemplado una construcción como aquella, exponente de la mejorarquitectura barroca. Lomás antiguo que había conocido era el restaurante Union

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Oyster House de Boston, fechado en 1886 y de un estilo mucho más modesto.Carolina le prometió ofrecerle una visita guiada por la capital en cuanto tuvierantiempo,siélprometíaasuvezportarsebien.Cuandollegaronalasdependenciasquebuscaban,ubicadasen laplantabajadeunade lasalasdelpalacio, al fondodeunlargo pasillo, todavía negociaban los términos de ese acuerdo, sin alcanzar unconsensosobreelsignificadoexactodelacondiciónimpuesta.

EncontraronaPilarSánchezalpiedelcañón,ensupequeñodespacho,enfrascadaenelordenador.TeníaalgúnañomásqueCarolina,nomuchos,ydesdeluegonosuestiloni su figura.Lossuplíaconunasonrisa franca,casimaternal,yun levedejeasturianoespecialmenteentrañablealhablarlalenguainglesa,queaccedióaemplearconellosapesardenodominarla.Unavezhechaslaspresentacionesyescuchadoelmotivodesuvisita,sepusoinmediatamentealatareadeayudarles.

—Normalmente lo queme piden requeriría unos trámites bastante largos, perodadas las circunstancias y que les envía el señor Arias, vamos a saltarnos lasformalidades.Aversihaysuerte.Nolesprometoresultados,porquedesde1944hallovidolosuyo,peroporintentarlonosepierdenada,¿verdad?

Selaveíadecidida;unamujeraguerridadenaturalezaoptimista.—Mehandicho…¿Sofer?—Sofer, sí —respondió Philip al instante—. Hannah, Joseph y Rachel Sofer.

Judíos húngaros. Llegados a España en noviembre o diciembre de 1944 con unvisadodetránsitoemitidoporlaembajadaenBudapest.

Laarchiveraconsultósusregistrosinformáticos,tomóalgunasnotas,contrastóloque le decía la pantalla con el grueso fichero de cartón verde que estaba sobre sumesa,repletodecartulinasescritasconletraapretada,yalcabodeunratoexclamó,triunfante:

—Meparecequevamosatenersuertedespuésdetodo,sí.Esperenaquí.Voyaporelexpediente.

Media hora después emergía de sus dominios, esgrimiendo un sobre de papelmarrónaguisadeestandartevictorioso.

—Aquíestá—proclamóorgullosa—.Nocreanquehasidofácil,¿eh?Graciasaquelaspersonasencuestióneranhúngaras.

—¿Cómoeseso?—inquirióPhilip,aguantándoselasganasdearrancarleelsobredelasmanos.

—Verán, en 1945, tras la firma del tratado de BrettonWoods, del que tal vezhayanoídohablar…

—Loconocemos,sí—lacortóCarolina.—Bien.Puesentoncesmeahorroelpreámbulo.Conelpropósitodeaplicar los

acuerdos alcanzados en ese tratado a los bienes procedentes del expolio nazi quepudieranhabersidoescondidosenEspaña, losgobiernosdeLondresyWashingtonemplazaronaldeMadridacumplirdeterminadasexigencias.

Philipestuvotentadodeinterrumpirlaenesepuntoafindellevarlaconversación

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al terreno que acababa de acotar, pero se reprimió. Antes quería saber lo queguardaba ese expediente rescatado del olvido por la eficiente mujer que seguíahablando.

—Entreesasdemandas,encaminadasasacaralaluzycongelarlaspropiedadestanto privadas como públicas de las potencias aliadas deAlemania, figuraba la deelaboraruncensodetalladodetodoslossúbditosdepaísespertenecientesalEjequehubiesenllegadoaEspañadespuésdel1deseptiembrede1939.Eseregistrodebíairacompañadodeun informesobrecadaunadeesaspersonas, incluyendoprofesión,dirección, viajes, ocupación en esemomento, etcétera.Naturalmente, se trataba deidentificar a posiblesmiembros de la jerarquía nazi refugiados en nuestro país.DeesosabemuchodonFélixArias.Sepasaaquílavida,revisandolegajos.

—Perolamedidanoseaplicóúnicamentealosalemanes—dedujoCarolina.—Asíes.Seaplicóa todos losnacionalesdepaísesquehubieranluchadoenla

guerraenelmismobandoqueAlemania.YHungríaeraunodeellos.—¿Podría echar un vistazo, por favor? —pidió Philip, sin contener más la

impaciencia.—¡Desdeluego!Peronoespereencontrarmucho.Losmediosconquecontaban

entonceslosfuncionariosdeestacasanoerancomolosdeahora.Bastantehicieronconservandoesto…

El sobre de papel de estraza, con la goma aún intacta, contenía poca cosa: lafotografíadescoloridadeunamujerydoschiquillossentadossobreunfondoblanco,lostresconaspectoasustado,yunfoliomecanografiadohastamediapáginaencuyomargenalguienhabíaincluidounabrevenotamanuscrita.Lainformación,fechadaenenerode1945,reseñabaquesetratabadeunafamiliajudíaprocedentedeBudapestyen tránsito hacia Buenos Aires, poseedora de un permiso de estancia temporal enregla.Lanotaseñalaba«pendientederesolución»,yrecogíaelnombreydireccióndeunapensióndelacalleCarretas.

Philipsellevólafotoalacaraparamirarladecerca,comosiquisieseabsorberlavida,laemoción,elsentimientoquehabíaanimadoalosmodelosenelmomentodeposar para ella.La contemplaba fijamente, embelesado, tratandode reconocer a supadre en el adolescente larguirucho que aparecía retratado junto a una señoravagamenteparecidaalaabuelaquerecordabahabervistoenNuevaYork.

Transcurridosunosminutosdediálogosilenciosoconellos,sedirigióaCarolinaaguantandoaduraspenaslasganasdeecharseallorar.

—Estaesmiabuela,laquetemencionéenelhotellaprimeravezquecharlamos,¿teacuerdas?Yélesmipadre,aunqueyosiempreleviconbarba.Estadebedesermi tía Raquel, la que tanto gustaba al señor Berent. Son ellos, no cabe la menorduda…

Conmovidaporlaescena,laresponsabledelarchivoofreció:—Siquierequedarse lafotografía,adelante.Nocreoquenadie lareclame.Ysi

alguienlohace,diremosquesehaperdido.Noseríalaprimeravez.

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—Gracias—musitó Philip,mientras guardaba la foto en su cartera—.Muchasgracias.Nosabeustedlaayudaquenoshaprestado.

—Paraesoestamos—respondióPilar,felizdequealguienreconocierauntrabajoingratoprecisamenteporsuescasaproyecciónexterior—.Sinecesitancualquierotracosa,yasabendóndemetienen.

—¿Aquésereferiríaesanotade«pendientederesolución»?—inquirióCarolinaantesdemarchar.

—¡Vaya usted a saber! A algún trámite que tuvieran pendiente con laAdministración. Una prolongación del permiso de estancia, de residencia, algunasolicituddeayuda…Yaconoceustedelrefrán:«Lascosasdepalaciovandespacio».Lomássencilloparalapersonaencargadaderedactareseexpedienteseríaañadiresacoletillaconelfindecurarseensaludantecualquiereventualidad.

—Yunaúltimacosa—añadiólaexpertaenarterenacentistametidadehozycozahistoriadoracontemporánea—.AnteshamencionadoeltratadodeBrettonWoods.¿Cuál fue la política de nuestro gobierno con respecto a él? Confieso mi totalignoranciaalrespecto.

—Tampocoyosoyunaautoridadenlamateria—sedisculpólaarchivera—,peroalgúnprotagonismo tuvo en ese asunto esteministerioy aquí se conservan actas yprotocolosquehetenidoocasióndeconsultar.

—Seguroquesehaquedadoconlo importante.—Carolinale lanzóunamiradacómplice.

—Amediados de 1945—se arrancó Sánchez, espoleada por el comentario—,FrancoaccedióalasexigenciasdelosAliadosyratificóexpresamentesusolidaridadcon el tratado, prometiendo la puesta en práctica de cuantas medidas fuesennecesariasparagarantizarsucumplimiento.Comoresultadodeesecompromiso,sedecretóelbloqueodetodoslosbienespertenecientesasúbditosdecualquieradelaspotenciasdelEjeysefacultóaestacasaparalaregulacióndeulterioresdetallesyelarbitrajedecasosdudosos.

—Quécurioso…—Sirealmentelesinteresaeseasunto,hablencondonFélixArias.Nocreoque

existaalguienmásymejorinformadoqueél.Yaleshedichoquesepasaaquílavida,encerrado durante horas entre papeles de esa época, rebuscando y contrastandonombres.Nuncahelogradoquemedijerasitienecuentaspersonalesquesaldar,perosospechoqueasíes.Encasocontrario,noseentiendetantoestudio.

—Loharemos,desdeluego.Hasidousteddegranayuda.Ledejomitarjeta—dijoCarolina,tendiéndosela—,porsialgúndíapuedodevolverleelfavor.LomíoeselGreco…

—¡Lástima no haberla conocido antes! No conseguí entradas para la granexposicióndelañopasadoenToledo.

—Sihacemosotra,cuenteconunaVIP.Serálaprimeraenmilista.¡Prometido!Denuevogracias,Pilar.Estaremosencontacto.

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Philip,quefielalacostumbreamericanasaludabaysedespedíaconunapretóndemanos, imitó a su compañera en el gesto de estrechar a la archivera entre susbrazos. Ella se ruborizó hasta los tuétanos, aunque agradeció un abrazo así desemejante cañón de hombre.No recordaba la última vez que había experimentadounasensacióntancálida.

Eralahoradealmorzaryestabanenlazonaidóneaparahacerloabasedetapas,deacuerdoconlatradiciónespañolapuestademodaenNuevaYorkporvarioschefsderenombre. En una terraza de la plaza Mayor pidieron una jarra de sangríaacompañada de tortilla de patatas, calamares a la romana, ensaladilla rusa y unacazuela de gambas al ajillo, pese a que Philip, cosa rara en él, no parecía tenerapetito.Todosuserestabaeneseinstantecentradoenotracosa.

—¿QuéharíanellosenunhostaldeMadridcuandosesuponíaqueibanaBuenosAiresydeaquíesevidentequenozarpanbarcos?

—Notengolamenoridea.Solosemeocurreacercarnoshastaesadirección,queestáadospasosdeaquí,por si lapensiónsiguieseexistiendo.Lomásprobableesquenoseaasí,peronoperdemosnada.Esunpaseo.

Después del tapeo, bajaron por la calle Atocha hasta la plaza de JacintoBenaventeyallítorcieronalaizquierdaporCarretas,endirecciónaSol.Elaspectodelacalle,nomuydistintaaloquedebíadehabersidosetentaañosatrásyrepletadehostales,leshizoconcebiresperanzas.Estassedesvanecieron,noobstante,alllegaralnúmerobuscadoycomprobarqueenelemplazamientodelaantiguapensiónahorase alzaba una tienda de ropa íntima femenina. Los restantes pisos del edificioalbergabandomiciliosparticulares.

—Nuestrogozoenunpozo—exclamóCarolinaenespañol.—Notengoelánimopararefranesniacertijos—replicóPhilip,sombrío—.Esta

duchaescocesaempiezaaserinsoportable.¡Voyavolvermeloco!—Peor sería haber dado desde el principio con unamuralla insalvable, ¿no te

parece?Yaseguiremosotraspistas,hablaremosconAriasencuantomejore…Vamosatomaruncafé.Sincafédespuésdecomeryonosoypersona.

Notuvieronqueirmuylejos.Unpocomásarribadelacalle,enlaotraacera,unatascauntantocochambrosacongregabaalospocosrezagadosqueaesahoratardíaseguíanapurandoelvinoo lacañapreviosa lacomida.Philipdudódequeallí lesdierancafé,aunqueunamáquinaantediluvianasituadadetrásdelabarrasugirieselocontrario.Carolinaleempujóaentrar.

—¿Quévaaser?—preguntóelpatrón,sinlevantarlavistanidejardepasarunpañohúmedoporlasuperficiedelmostradormetálico.Ibaataviadoconundelantaldecolorverdesospechosamenteoscuro,insuficienteparacontenerlabarrigaquesedesbordabaporamboslados,ysutonoeraloopuestoaunainvitacióncordial.

—Uncaféamericanoyuncortado—pidióCarolina.

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—Americanonotenemos.—Elhombrenoparecíaestardebuenhumor—.Solo,cortadooconleche.

—Uncafésoloyuncortadoentonces.Conmodales,aserposible—concretólacomandaella,conlosojosconvertidosencuchillasafiladas—.Megustaríamostraramiamigoextranjerolohospitalariosquesomoslosespañoles.

—Con modales para la señora —replicó el interpelado, acentuando el dejemadrileñochulesco—.¡Faltaríamás!

Tras dar un primer sorbo al café, mucho más cargado de lo que estabaacostumbradoatomar,Philipdijodepronto:

—¿Porquénolepreguntasaél?—¿Preguntarqué?—Sisabealgode lapensiónqueestabaaquíenfrente.Porsuedad,esprobable

quelaconociera.Estelocalnotienepintadehaberseinauguradoayer…—Nosé,Philip.Esteseñornoparecemuyhablador,quesediga.—Loharíayosipudiese.—Lamiróconairesuplicante—.Venga,sedúcelecomo

túsabes.Esosetedamuybien.—¡Vale!Peromevaamandarahacerpuñetas,teloadvierto.Los últimos parroquianos salían en ese momento por la puerta. El dueño

aprovechóparaplantarlesdelanteunplatillodeplásticoconlacuenta,invitándolesahacerlopropio.Lejosdemostrarseofendidacomohabíahechopocoantes,Carolinaleregalóunasonrisaprovocadora,acompañadadeunsugerente:

—Muchasgracias.Congestoestudiadosepasólamanoderechaporlamelena,ladeandoligeramente

la cabeza, inclinó el cuerpo sobre el mostrador, dejando al descubierto un escotegeneroso,ylanzósuanzuelo.

—Dígame,caballero…—¿Esamí?—¿Aquiénsino?—Usteddirá.—¿No recordará por casualidad el hostal Lupe, que hace años estaba aquí en

Carretas,unpocomásabajo?—Lorecuerdo.—¡Vaya!Puesmealegro.Hemostenidosuerte.—…—Lodigoporqueestamosbuscandoaunaspersonasquesealojaronallídurante

algúntiempo.Philip asistía a la conversación en ascuas, sin entender apenas nada de ese

intercambio telegráfico.Carolina no sabía quémás hacer para tirar de la lengua alorondocamarero,tanparcoenpalabrascomoásperoenlosgestos.

—Y dígame —insistió, redoblando la coquetería al intuir que ofrecerle unapropinaseríadeltodoinútil—.¿Hacemuchoquecerraron?

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—Unosdiezaños.—¿Viventodavíalosdueños?—Nolosé.—Noesustedmuyhablador,¿eh?—Sivaustedalgrano,ahorraremostiempo.—Es que las personas a las que buscamos estuvieron aquí a mediados de los

cuarenta,fíjesesihallovido.—Másomenosporaquelentoncesempecéyoaservirconmipadreenelbaral

regresardelaescuela.—¡Entonces es usted el propietario!—exclamó ella con fingida admiración—.

Muchogusto…—¡Algrano!Haciendo acopio de humildad en aras de sacarle la información que tenía,

Carolinacontóinteriormentehastatresantesdeañadir,sinalterarlasonrisa:—Talvezrecuerdeaunafamiliahúngaracondoschicos.Unamadreydoshijos

llamadosJosephoJoséyRaquel.—Larusa,sí.—Rusano,erahúngara.Unamujerhúngaracondoschicos.—Seríacomodiceusted,peroaquítodoslallamábamoslarusa.Unamujerpoco

habladora,comoyo.Nosvendíabollosypastelesparaelbar.—¿Seguroquehablamosdelamismapersona?—Una extranjera con dos chiquillos. Chico y chica. No se veían muchos

extranjerosporaquí.Lachicamuyguapa,segúndecían.Elchico,muyraro.—Nosabráustedquéfuedeellos…—Estuvieronunañooañoymedio.Luegosemudaron.Nosédecirleadónde.—¿Norecuerdanadamásquepuedaorientarnos?—Carolinalemiróconojosde

carnerodegollado,empleandotodassusartesenelempeñodeablandarle—.Paramiamigoesmuyimportante.Setratadesufamilia,alaqueestábuscandodesdequeeraunniño—exageródeliberadamente.

—CreoquelamujertrabajabaenunaconfiteríadelbarriodeSalamanca.Talvezallípuedandarlerazón.

—¿Mallorca?—No,otradondeibalagentebiendeporallí.—¿Unapasteleríaquieredecir?—Pastelería,cafetería…Unsalónparaseñorasdealcurnia.—¿Embassy?—¡Eso!Allítrabajabalarusa.Deallítraíalospastelesylosbollos.Nosésilos

sisaríaoledaríanlosquesobraban,porquesiempreerandelavíspera,aunqueamímesabíanagloria.

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Durante el trayecto de regreso a casa Carolina explicó a Philip lo que era yrepresentaba Embassy en la historia deMadrid. Ella conocía bien el salón de té einclusoasudueña,MaríaTeresaSarmiento,conquiencoincidíaamenudoenactosrelacionados con el mundo del arte y la cultura. Embassy formaba parte de losrecuerdosqueatesorabadelpoco tiempocompartidoconsumadre,antesdequeelaccidente se la arrebatara prematuramente. Siendo ella niña, las dos solían ir amerendar a la célebre confitería, donde las camareras, ataviadas con cofiaalmidonada,delantalyguantesdealgodóninmaculados,saludabanefusivamenteala«señoramarquesa»ylaobsequiabanaellaconalgúndulce.

—SialguienayudóatuabuelaenelMadriddeaquellosaños,nomesorprendenadaquefueralapropietariadeEmbassy.

—¿La que dices es tu amiga? —preguntó Philip, confiado en que esa felizcircunstanciaresolveríadefinitivamenteelcrucigrama.

—No. En los cuarenta el salón estaba regentado por Margarita Taylor, sufundadora. Una inglesa divorciada de un magnate americano, amante de unaristócrata español, que invirtió su dinero en levantar el local y utilizó susinstalacionesparadarcobijoacuantosrefugiadosllamabanasuspuertas.

—Esosiguesinexplicarquéhacíanmiabuela,mipadreymitíaaquí,cuandosesuponíaqueEspañaeraúnicamenteunaetapaensuviajeaArgentina.

—Vetetúasaber.Talveznolocalizaraasuhermana,olefaltaraeldineroparalospasajesdelbarco,oseenamoraradeunespañol,onoquisieraalejarsedeEuropaydesumaridosinsaberquéhabíasidodeél,otrataraderegresaraHungría…Talvez los retuviera aquí la policía franquista por algo. ¿Tampoco sobre esto te hablónuncatupadre?

ElgestodePhilipsetorcióalinstante.—Miabuelanuncaestuvoenamoradadeotrohombre,deesoestoymuyseguro.

¡Noselecaíaelnombredemiabuelodelaboca!YmipadrejamásmedijonadadeEspaña.Nuncaleoíhablarespañolnimencionarelnombredeestepaís.Noteníalamenorideadequehubieseresididoaquí,aunquefueranunosmeses.

—¡Quéextraño!—Mipadreeraunserextraño—subrayóél,acentuandoelverbo—.Yosiempre

penséquevivíaamargadoporalgo,ydiporhechoquelaculpaseríademimadre.—¿Porqué?—Telocontaréotrodía.—Acababadeadentrarseenunterritoriominadoporel

quenoqueríaseguir—.Esunahistorialarga.¿Quémássabesdeesesalóndeté?Carolina se había dado cuenta ya de que la mera mención de su padre

descomponíaaPhilip.Eracomotocarunresorteensuinteriorcapazdealterartodassusemociones.Lehabríagustadoabriresaespitaydejarqueélmismovaciaraloquetuviesequevaciar,peroeraevidentequenoestabapreparadoparahacerlo.Todavía

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no. Y ella no podía sino respetar ese silencio.Mejor hablar de Embassy y seguirbuscando a Hannah. Poco tiempo atrás, precisamente, había leído en ABC unreportajededicadoalfamosoestablecimiento.

—DurantelaGuerraCivilespañolaylaSegundaGuerraMundial—respondióalapreguntadelamericano—,sehizocélebreporserlugardeencuentrodeespíasdetodos los bandos, centro de conspiraciones y ruta de escape de europeos onorteamericanosfugitivosdelosnazis.

—¿Incluyendojudíos?—Incluyendo judíos, sí. Más de treinta mil personas se salvaron gracias a las

rutasorganizadasporesamujerysuscolaboradores,españolesybritánicos,partiendodelossótanosdelcafé.Alfinalsevieronobligadosahuirellosmismosinextremis,aInglaterra,cuandolasautoridadesestabanapuntodedesarticularlared.

—¿Ypeseaellonosecerróelsalón?—Creoquesí,porbrevesperíodosdetiempo,peroesunclásicodeestaciudad.

Soncélebressucócteldechampánysuspasteles.Yosolíamerendarallídepequeñaytodavíahoyquedoocasionalmenteconalgunaamigaantesdeirdecompras.Estámuybiensituado,enelmejorbarriocomercial.LaQuintaAvenidaconlaCuarentaycuatro,traducidaaMadrid,paraquetehagasunaidea.

—Podríamosiraprobarunodeesoscócteles…—Iremos. Pero antes, déjame llamar a mi amiga. Ella lleva toda la vida

trabajandoallí.Desdemediadosdelossetenta,creorecordar.Talvezpuedadecirnosalgo.

—Carolina —los ojos oscuros de Philip se humedecieron al mirarla—, no sécómoagradecertetodoesto.

—Tevaacostarcaro,prepárate—bromeóella,cortada.—¡En serio! No eres lo que pareces a primera vista, ¿sabes? Al menos no

siempre.—Sonrió—.Dehecho,enocasiones,comoahora,eresloopuestoaloqueaparentasser.Yyomesientocadavezmásatraídoporti…

Ahora era ella la que necesitaba escapar de una conversación que le resultabaterriblementeincómoda.Eraellalaansiosaporescabullirse.Sezafócomopudodelabrazo que la había sorprendido en plena calle, a la altura de la Puerta deAlcalá,bendiciendoparasusadentrosaquienquieraquefueseelquellamabaeneseinstanteasuteléfonomóvil.

—¿Dígame?EraFélixArias,para interesarsepor lasgestiones realizadasconPilarSánchez.

Sealegróalenterarsedelasbuenasnuevas.Carolina,asuvez,quedóeniravisitarleencuantoélestuvieserepuesto,a findecompartir informaciónsobreelpatrimonioexpoliado por los nazis y otros asuntos relativos al tema que los ocupaba.Cuandocolgó,elpeligrohabíapasado.Yconél,lamagiadelmomento.

Unavezensusalón,marcóelnúmerofijodeMaríaTeresaSarmiento.Descolgóella misma, con su afabilidad habitual. Charlaron un buen rato de cosas triviales,

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hasta que Carolina encontró una percha adecuada para plantear la cuestión que lequemabaenloslabios,deformacasual,restándoletodaimportancia.

—Porcierto,Teresa,¿tesuenadealgounamujerllamadaHannahSofer?—¿Debería?—LapropietariadeEmbassyparecíasorprendida.—Tehablodehacemilaños.Esquehoymismomelahamencionadoalguienpor

quiensientounagransimpatíaysemehaocurridoquetalvezlaconocieras.—Sinomedasalgunapistamás…—Una judía húngara, madre de dos hijos. Llegó a Madrid en el 44 y estuvo

trabajandoenlaconfitería.Nopuedoproporcionartemásdetalles,nolostengo.—Yoentréen1974,muchodespués.—Sí,sí,poresotedecía.Hanpasadomilaños.—Peroespera…Carolinaalejó el auricularde suoreja, cubrió con lamanoelmicrófonoehizo

signosaPhilipdequeestuvieraatento.—Talvezhayamosencontradoalgo—susurróeninglés—.¡Cruzalosdedos!Luegoretomólaconversaciónconsuinterlocutora,queempezabaarecordar.—¿Hannah,dices?—Hannah,sí.Enel74debíadetenermásdesesentaaños.—¡Claro!Ahoracaigo.Larusa.—¡Esa!—Perodicesqueerahúngara.—Bueno, lo era, en efecto, pero al parecer la llamaban de ese modo. No me

preguntesporqué.—Coincidimosmuypocotiempoysitesoysinceranopodríaponerlecara.Ella

estabaabajo,enlacocina,yyoarriba,enelsalón.Eraunagranrepostera.Trabajabaconellaunahijaquerecuerdomejorporquesequedóalgunosañosmás.Despuésnosdejóparairacuidarasumadre,quealparecercayóenferma.Tehablodel77o78.Talvezcomienzosdelosochenta.

—Nosabrásquéfuedeellas…—LapropiaCarolinaestabacruzandolosdedosmientrastratabadedisimularsuansiedad.

—AlguienmedijoqueRaquelhabíaterminadopocomenosqueenlaindigencia,alnoacumularañosdecotizaciónsuficientesparasolicitarunapensión.

—Pero¿trabajabanlegalmente?—¡Desdeluego!—¿Cómoeseso?—Lo ignoro, querida.Supongoque los anteriorespropietarios regularizarían su

situación.¿Aquévienetantointerés?Ahoraestáspicandomicuriosidad.—Nadaespecial—mintióCarolina—.Eraporsaber.—Bien,puessiquieressabermás,preguntaalasHermanitasdelosPobres,ensu

casadeAlmagro.Laúltimavezquemehablarondeesamujer…—¿HannahosuhijaRaquel?

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—Raquel.Laúltimavezquemehablódeellaunaantiguaempleada,compañerasuya, me dijo con mucha pena que había terminado allí. Y ya me contarás —concluyó, con retranca, imaginando alguna historia amorosa—. No pienso dejarlocorrer.

La madeja seguía desenredándose. Despacio, mucho más despacio de lo quehubieran querido quienes tiraban del hilo tendido por elGreco, pero nudo a nudo,nombreanombre,ciudadaciudad,recuerdoarecuerdo.

La residencia de las Hermanitas de los Pobres enMadrid ocupaba un edificio deladrillo rojo en la esquina entre las calles de Almagro y Zurbarán. Una manzanaenteraquealbergabatantolaconstrucciónensí,ampliaymaciza,comosuclaustro,auténticoremansodepazpobladodesantosesculpidosenpiedra.

Carolinahabíaconcertadounacitaconlamadresuperioraalasdiezymediadelamañana, aunque ella y Philip llegaron antes de la hora, con excesiva antelación,movidoscomosiempreporlaimpaciencia.

DespuésdehablarlavísperaconMaríaTeresaSarmiento,lahistoriadorasehabíapuesto en contacto con la congregación, donde una de las hermanas le habíaconfirmadoqueteníanregistradaaunaresidentellamadaRaquelSofer.Porteléfono,añadió,nopodíadecirlemás.

Conesainformacióntaladrándolelamente,lanochetranscurrióprácticamenteenblanco para Philip, recluido en su bonita habitación de invitados sin la piel de lamujerconlaquehabríaqueridocompartirlacama.Sinsuvoz.Sinmáscompañíaqueladesusviejosfantasmas,sumadosalosqueahoraresurgíandeunpasadobrumoso.

TampocoCarolinadurmiógrancosa,escrutando lossonidosde lanochecon laesperanza de oír en cualquier momento los pasos del americano en el pasillo. Nisiquiera corrió el cerrojo, como solía hacer habitualmente, convencida de que esanocheélacudiríaasucuartoafindesellarlapazconalgomásquemuñecos.

Porlamañana,desayunando,ningunodelosdosconfesóhaberextrañadoalotro,aunque ambos se miraban de un modo diferente, mezcla de incomodidad ydesencanto.

Carolinaaprovechóeltrayectoentaxihastaellugardesucitapararesponderalas preguntas del americano sobre la congregación propietaria de la residencia yexplicarle quiénes eran las Hermanitas de los Pobres. Una orden conocida porrechazar expresamente cualquier subvención pública y mantenerse fiel al carismaestablecido por su fundadora, santa Juana Jugan: vivir al día, salir a pedir conhumildad el pan cotidiano y ayudar a los pobres de entre los pobres confiandoúnicamente en la Providencia. Pese a sus esfuerzos por situar estas reglas en losdistintos contextos históricos, a Carolina le costó lo suyo hacerse entender. LaProvidencia no era alguien o algo que resultara familiar a un judío de Brooklynvoluntariamentealejadodesusraícesreligiosas,ylapobrezaencajabamalconloque

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veíanasualrededoreneseprósperobarrio.—SorMaría del Camino los recibirá en unosminutos. Si tienen la bondad de

sentarse…Larecepcionista,unamujerdeavanzadaedadconunrosarioentrelasmanos,les

señalóunbancosobrio,demaderaoscura,situadoalaizquierdadelmostradordesdeel cual se controlaban las visitas y la centralita telefónica. Carolina se sentó,obediente,disponiéndoseahacer tiempo trajinandoconelmóvil.Philip en cambiopermanecióenpie,dandovueltasdeunladoparaotro,incapazdequedarsequieto.

Elhallenelqueseencontrabanerarelativamentepequeñoencomparaciónconeltamañodelaedificación,austeroydesnudodemobiliario.Elsuelodemármolblancorelucíadepurolimpio.Frentealúnicoasientodisponible,unavitrinabaja,repletademedallas, figuritas, libros y artesanía diversa confeccionada por los propiosresidentes, exponía a los visitantes la mercancía disponible para quien quisieracontribuirconsucompraalsostenimientodelaobrallevadaacaboporlaorden,quesoloenMadriddabacobijoenesemomentoanoventaycuatroancianosdeambossexos,carentesderecursosobeneficiariosdepensionesmínimas.

Lasnormasdelainstitución,leyeronenunfolletodepositadosobreelmostrador,impedían acoger a personas capaces de subvenir a sus propias necesidades, pormucha insistencia que pusieran en solicitarlo.Y no debía de escasear la demanda,dadas lasmagníficas instalaciones con las que contaban las hermanas, así como elamor alegrequederrochabanen la atenciónde sus asilados.Eso saltaba a la vista.Allídentroserespirabatranquilidad,pulcritud,armonía,sosiego.

Transcurridounbuenrato,eternoenlapercepcióndePhilip,porunodelostrespasillos que se abrían al recibidor apareció unamonjamenuda, vestida con hábitonegroytocagrisribeteadadeblanco,dirigiéndoseaellosdesdeladistancia.

—Ustedesmeperdonarán,peroestabaterminandodearreglaraJosefina.Era lamadresuperiora,aunquenadie lahabríadistinguidodecualquieradesus

hermanas. Hablaba con fuerte acento navarro y voz risueña. Sus ojos eran dosbombillas de luz clara enmarcados por un rostro regordete, rubicundo, de pielaterciopelada.Antesdedarlestiempoacontestar,terminódeexplicarse.

—Esqueaquítodastenemosalmenosunresidentealqueatenderyhoymehacostadounpocomásde lohabitual llevara Josefinaa laducha,queesobligatoriapara todos, sin excusas.Disponemos de personal, porque no podemos con todo eltrabajoygracias aDiosnuestrosbenefactoresnonos fallan, peronosgusta cuidarpersonalmentedenuestragente.Confiamosen laProvidencia—remachó,elevandola mirada al cielo con complicidad—, que se manifiesta a través de las personasgenerosas.

Philip le tendió la mano, vacilante, sin saber muy bien cómo saludar a unareligiosa. Nunca se había visto en una situación así ni tenía elementos de juicio.Carolina,muchomáscómoda,amagóunbesoyagradeciócalurosamentelapremuraconlaquehabíaaceptadorecibirlos.

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—MedicenquevienenustedesbuscandoaRaquel…Habían pasado a una especie de sala de espera contigua al hall e iniciado la

conversación,sentadosentornoaunamesaalta.SorMaríadelCaminosemostrabaamable, aunque cauta, dispuesta a proteger a su interna de eventuales intencioneshostiles.NoenvanoestabaantedosdesconocidosqueinvocabanunparentescoquelapropiaRaquelnuncalehabíamencionadocuandoaúnmanteníalargascharlasconellaenlacocinaoelhuerto,antesdequelaenfermedaddejarasumemoriaenblanco.Ahora se hallaba completamente indefensa, víctima del mal de Alzheimer, y eradeber de las hermanas velar por su bienestar el tiempoque le quedara.Un tiempoque,atenordesuestadogeneral,noseríayamuylargo.

Conelfindedespejarcualquiersospecha,Carolinatuvoqueemplearseafondopara aclarar las circunstancias que habíanmantenido tan completamente alejados aesos parientes cercanos, relatando con detalle a sor María del Camino el periplorealizadoporellamismayPhilip,queapenashabíaoídomencionarlaexistenciadeunahermanamayordesupadre.LehablódelcuadrodelGrecoaparecidoenNuevaYork y de cómo, con su ayuda, el americano había rastreado su propia historiafamiliardesdeBudapestalapensióndelacalleCarretas.Mencionóalgunosnombresde conocidas comunes, empezando por el de la propietaria de Embassy, y fuedesgranando argumentos hasta lograr que la madre superiora aparcara sus recelosinicialesyconfiaraenlasintencionesqueleshabíanllevadohastaallí.

—Desgraciadamente —respondió al cabo la religiosa con gesto apenado, trasescucharlasexplicacionesrecibidas—,metemoquesuamigonovaapoderhablarconsutía.

—¿Por qué?—La expresión deCarolina era una señal de alarma que no pasódesapercibidaaPhilip.

—HacemuchoquenuestrapobreRaquelnohabla.Almenosnoconnosotras.Decuando en cuando lo hace ella sola, en un idioma que supongo será húngaro,despiertaoensueños.Casisiempreparecemuyasustadayllora,hastaquelogramosque se tranquilice y sienta que está a salvo con nosotras. Sabemos lo que pasó deniña,antesdellegaraEspaña,ysuponemosquereviviráesosdíasensusdelirios.Sudesconsueloenesosmomentosrompeelcorazón.

Amedida que hablaba la religiosa, Carolina iba traduciendo sus palabras a unPhilipcadavezmásnervioso,empeñadoenserconducidocuantoanteshastaesatíaquetantolehabíacostadoencontraryqueconstituíasuúnicoasideroalaesperanza.Estabaempezandoacalentarsehastaelpuntodeperderelcontrol.

—¡Dilequequieroverla!—urgióasuintérprete,levantandolavoz.—Aunasí,¿podríamosvisitarla,madre?—Carolinatrasladóelruego,enuntono

completamentedistinto.—Por supuesto.No hay inconveniente. Solo quería advertirles de lo que van a

encontrarse,paraquenolespilleporsorpresa.Caminodeldormitorio,situadoenlaplantadestinadaapersonasnecesitadasde

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asistencia, la superiora les contó queRaquel llevaba ya en esa casamás de veinteaños,desdequehabíacumplidolossesentaycinco.

—Nosotras no preguntamos oficio ni nacionalidad a quienes llaman a nuestrapuerta.Acogemos,dentrodenuestrasposibilidades,atodoelquelonecesita,yellaerauncasoevidente.Sehabíapasadomediavidacuidandoasumadreenfermayporeso no tenía derecho a pensión, ni familia que pudiese auxiliarla. Subsistía contrabajoseventualesdeasistenta,limpiandooguisando,porquees,omejordichoera,unagranrepostera.Mientraspudo,nosayudóenlacocina,especialmentehorneandounos pasteles que nos pedían de todoMadrid. Luego empezó a írsele la cabeza yllegó el diagnóstico que nos temíamos: Alzheimer. Ha sufrido mucho, la pobre.Muchísimo.

Talcomohabíaadvertidolasuperiora,Raquelnoestabaencondicionesderecibiranadie.Muchomenosdeentablarunaconversación.Laencontraronensusencillahabitaciónindividual,acostadaenunacamareciénhecha,peinadayaseada,oliendoacoloniainfantil,aunqueida.Susojos,acuosos,noparecíanver.Susmanoshuesudas,al igual que el rostro consumido por la edad y la cruel dolencia padecida,descansaban inmóviles sobre el embozode la sábana.Apenas se la oía respirar. Siaún alentaba la vida en su interior, era por la obstinación de su corazón en seguirlatiendocuandoelrestodesuserhabíaabandonadoestemundo.APhiliplerecordóvagamenteasuabuela.

Ellechoestabaadosadoalapared,inmaculadamenteblanca.Juntoaélhabíaunamesilla con una lamparita encendida, una radio y un vaso de agua. Enfrente, unaventana abierta al jardín. Al otro extremo del cuarto una silla, una butaca y unacómodasobrelaquedescansabauntelevisor.

—Aellalegustamáslaradio—lesinformósorMaría—.Antessolíaescucharlacadanocheyamenudoa la tardetambién.Inclusoahora,enocasiones, tenemoslaimpresióndequesealegracuandoleponemosalgúnconciertodemúsicaclásica.

Philipsehabíaacercadohastaelcabeceroyestabaencuclillas,hablandoaloídodeladurmienteconvozquedamientrasleacariciabaunamejilla.

—¿Dóndeestás,tía?¿Adóndefuisteismipadreytú?Tambiénaéllegustabalacocina, como a ti y a mí. Lo habríamos pasado bien juntos… ¿De qué seguisteishuyendounavezacabadalaguerra?¿Dequién?

La monja hizo ademán de salir, por respeto a ese reencuentro. Carolina, queapenas reconocía alneoyorquinoenesaversiónprofundamentedoloridaya laveztan tierna, la siguió.Philip lasdetuvo antesdeque abrieran lapuerta, haciendounesfuerzovisibleporrecomponerelgesto.

—Carolina—dijo al cabo de unos instantes con la voz rota—. ¿Puedes pedirpermisoalahermanaparaquereviselascosasdemitía?

Ellatradujolasolicitud,alaquelasuperioraaccediósindificultad,señalandounarmarioempotradodepuertascorrederas.

—Todoloquetrajoalvenirestáahí.Loquesefuecomprando,también.Noes

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mucho, ya verán, aunque para ella constituyese un tesoro que ordenaba y volvía aordenarprácticamenteadiario…

Carolinaseretiróalpasilloacompañadaporlahermana,dejandoquefuesePhilipquien descubriera lo que hubiese que descubrir o rumiara en soledad un nuevodesengaño.Apenashabíadadotrespasoscuandoleoyógritar:

—¡Carolina, tienes que ver esto! Te lo dije, ¿no te lo dije? Lo que te dije eraverdad.

El taxistahabíasalido tambiénalpasillo,empuñandounafotografíacual trofeodecazaodeguerra.Nounafotografíacualquiera,no.Esafotografía.Laquehabíamencionadoensuprimeraconversaciónconella.Laviejafotografíaplastificadaquellevó su abuela aNuevaYork siendo él unniño.Laquemostraba al abuelo JudahsentadoalamesadesucomedorenBudapest,solemne,muyerguido,conelcuadrodelGrecoalaespalda.Eltiempohabíadifuminadoaúnmáslosperfilesycontrastesde la imagen, haciéndola difícilmente reconocible, pero era sin lugar a dudas lafotografía.Sufotografía.Unafotografíaequivalenteaquincemillonesdedólares.

Lahabíaencontradodentrodeunacajadecartónamarillento,juntoaunpuñadodeobjetosvariopintos:unmisalde tapasnegras, unamantilladelmismocolor, unpequeñoestuchedecostura,unlibroderecetasescritasamanoenhúngaro,unacajitade nácar forrada de terciopelo rojo en cuyo interior descansaba una alianza,seguramentede laabuelaHannah,unamedalladesanHermenegildo,patrónde losconversos,yunacartamanuscritaenespañol.

EnMadrid,a16deagostode1965

Madrequerida:

Lepongoestasletrasparadespedirme.Tengoquemarchar.Nosésivolveréaverla.Pensaráustedquevoydetrásdeunamujerperonoesporeso.Hevistoaesehombre,elquenosrobólavida.EseoficialdelasSS.Voytrasél.

Ahora se hace llamar Böse, el cabrón. Paul Böse. Vino a nuestra casa en Budapest, bebió nuestro vino,estrechónuestramanoylamordiócomounaserpiente.Lorecuerdomuybien.Sueñoconélmuchasnoches.Seríedenosotrosenmissueños.Yyoleodiocontodamialmapormuchoqueusteddigasiemprequedebemosperdonaralosquenoshanhechodaño.

Él lequitóaustedelmaridoyanosotroselpadre.Élnosobligóadejaratrásnuestrapatriay renunciaranuestroDiosynuestralenguaparabautizarnosenunafequenoeslanuestrayhablarunidiomaextranjero.Porsuculpa pasa usted las horas encerrada en una cocina conRaquelmientras yo reparto pasteles que nomepuedocomerysirvoagentesextrañasvestidodecamarero.Nosotros,descendientesdellinajedelosSofer,hijosynietosdeabogadosycomerciantesricos.UstedquesiempretuvocriadaenHungría.Esehombreeseldemonio,madre,yvaapagarporloquenoshizo.Porestasquevaapagarelhideputa.

Lovi ayerpor la tarde en casadeundiplomático, creoque argentinoodepor allí, por cómohablaba.Yopasabaunabandejacuandolovi.Casisemecaealsuelo.Élnomereconocióperoyoaélsí.Estabaigualqueentonces,conalgunacanayalgomásgordo,peroigual.Losmismosojosasesinos.Lamismasonrisafalsa.Alto.Orgulloso.Llenodedesprecio.LoesperéenlacalleyloseguíhastaelhotelRitz.LoescuchépediralporterountaxiparallevarlealaestacióndeAtochaalasseisdeestamañana.Voyairconél.Loseguiréhastasucasayleharépagar.Leharésuplicarporsuvida,aunquesealoúltimoquehagayoenestemundo.

Nopenepormí,madre.Bastantepenóyaporsumarido,queengloriaesté.SiDiosquiere,regresaréconbien.Sino,mereuniréconpadreylecontarécuántoleamóustedyquenotuvomáshombrequeél.Nopenenihable.Sialguienpreguntapormí,digaustedquenosabenada.TampocoaRaquel,queyasabeustedcuántolegustaelchismorreo.Aunasí,dígalequelallevoenmicorazóncomoamiúnicahermanaquees.

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Adiós,madre.Ledejoconestasletrasmisahorros,quitandounaspesetasquemellevoparaeltren.Noesgrancosaperonotengomás.Selodoydecorazónportodoelbienqueustedmehahechodesdequeeraunchiquillo.

QueDioslabendigaylaguarde.Suhijoquelaquiere,

JOSEPH

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6

Elkahal

Toledo

Carolina ahorró a Philip detalles que habrían sido dolorosos sobre las múltiplesfaltasdeortografíacontenidasenlacartadesupadre.Unaredacciónquedabacuentade la escasa educación recibida en España por Joseph, obligado a trabajarprobablementedesdemuyjovenparaayudarasumadreyhermanaasobrevivirenunpaís devastado por su propia guerra y asolado por su propia hambruna hasta bienentradoslossesenta.Porlodemás,tradujoliteralmenteeltextodelamisiva,escritaalápiz,conletravacilante,enpapelbarato.

Lavozdeesehombre, tancercanoyalaveztandesconocido,bajódegolpealamericanodelanubealaquesehabíasubidotraselhallazgodelafoto.Yateníalapruebaquecontantoafánhabíabuscadodesdequehabíavistoelcuadroretratadoenlas páginas delWall Street Journal, si bien resultaba dudoso que bastara con esaimagenparareclamarlapropiedaddelaobraanteuntribunal.

Asusojos,eraevidentequeconfirmabalaveracidaddesusrecuerdosinfantiles,así comode la historia familiar rastreada hasta el piso de la calleKirály.A los deCarolina, profundamente conmovida por lo que acababa de leer, también. Hacíamuchotiempoqueellanoalbergabadudaalgunasobreeserelatoquealprincipiolehabía parecido tan inverosímil.Ambos sabían, a esas alturas, el historial de horrorescondido tras esa obra de arte expoliada. Al menos parte de ese historial. Sinembargo, la pésima calidad de la fotografía, descolorida y difuminada hasta hacerprácticamente irreconocible la pintura, no garantizaba en absoluto un veredictofavorable.Necesitabanmásylonecesitabanpronto.

Para empezar, solicitarían un peritaje en condiciones de la instantánea a unexpertoacostumbradoatratarconlajusticia.Carolina,porsuactividad,conocíaalosmejores y tiró rápidamente de agenda, sabiendo que el trámite llevaría su tiempo.Luego estaba Félix Arias. El antiguo canciller en Bonn se encontraba algomejor,aunque todavía no lo suficientemente bien como para mantener la entrevistaprometida.

—La edad, saben ustedes, no perdona. —Se había justificado al teléfono,realmente contrariado por su indisposición—. Ese maldito clima alemán mequebrantó la salud… Llámenmemañana sin falta. A poco queme haya bajado lafiebre,lesrecibo.

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Philipandabacortodeaguante.Quería respuestas inmediatas referidasalmodoenqueelcuadroqueantañopresidióelcomedordesusabuelosenBudapesthabíaterminado en una casa de subastas de Nueva York y, sobre todo, al hombreaparentementeresponsabledelamuertedeJudahSofer.AnsiabasaberlotododeltalPaulBöse, acusado en la carta de supadredehaber provocado la trágica caída endesgracia de su familia. Le urgía acabar de una vez por todas con los fantasmasempeñadosenamargarlelasnoches.

Sentado frente a Carolina junto a la ventana abierta al Retiro, saboreando unacopadeexcelenteRiveradelDuero,dejófluirsentimientosyreflexionestaníntimosquenuncahabríapensadollegaracompartirlosconnadie.

—NuncamedijoquehubiesevividoenEspañani trabajadodecamarero. ¿Porqué?

—Talvezleavergonzaraeseoficio—aventuróella.—Nocreoquefueseporvergüenza.Noeraalgodeloquepudieseavergonzarse.

Segúnmecontóalgunadelasrarísimasvecesqueaceptóhablarconmigodelasunto,alllegaraNuevaYorkfuerepartidordeunatiendadecomestiblesenBoroughPark,al cabo de un tiempo dependiente en ese mismo establecimiento y, después desepararse de mi madre, durante buena parte de mi vida, vigilante nocturno en unalmacén cercano al puente de Brooklyn. No es que fueran empleos de primera,precisamente.

—Parece claro que deseaba borrar de su currículum todo rastro del paso porEspaña—respondió Carolina, contenta de que él empezara a soltarse al fin—. Lacuestiónes:¿porqué?

—¡Exacto!Yteaseguroquevoyaaveriguarlo.Siempreconsideréamipadreunperdedor derrotado por la vida, sin más. Un fracasado. Durante años llegué adespreciarleporsuadicciónalalcoholysuincapacidadparasuperarlafrustracióndesudivorcio.Talvezmeequivocara.—Eltonodesuvozdenotabaverdaderaangustia—.Ledeboalmenoselesfuerzoderehabilitarsumemoria.

—Nunca me has hablado de ese divorcio, que evidentemente también a ti teafectómucho.Talveztedesahoguehacerlo…

—Nohaymuchoquedecir.Comoyateconté,mimadreysufamiliaeranjudíosjasídicos,pertenecientesaunasectaultraortodoxafundadahacetressiglosenEuropapor el rabino Israel ben Eliezer, más conocido entre ellos como Baal Shem Tov.«Señordelbuennombre»,segúnlatraducciónliteral.EnBrooklyntienenunpardecomunidadesprósperas,dedicadasalcomercioylabolsa.Gentericaensumayoría,conalgunasexcepcionescomomimadreymisabuelos.

—Eso no responde a mi pregunta—objetó ella, tratando de imprimir un dejetiernoasuspalabras.

—Los jasídicos, para hacerte la historia corta, no creen en lo que los demásconsideramoselprogresoyrechazanfrontalmentelaculturaoccidental.Utilizanlasherramientasdelmundomoderno,perovivenancladosasustradiciones,colocandoa

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Dioscomoreferenteúnicodetodaslascosas.—Sigues sin responder—le interrumpió Carolina con dulzura—. Claro que si

prefieresnohacerlo,podemoshablardeotracosa.Philiperaconscientedehaberentradoenunasendaquenodeseabarecorrerhasta

el final, pormás que se hubiesemetido él solo en la trampa.Esa parte de su vidatodavía le producía dolor y no era el tipo de persona que exhibe sus heridas enpúblico.Tal comohabía intuido lamujerque le interrogaba, nuncahabía superadoporcompletolosefectosdeunarupturaqueenlaprácticalehabíadejadohuérfanodemadreenlaadolescencia,conelagravantedenosaberexactamenteaquiénculpar.¿Cómo admitir semejante niñería? Aceptar la existencia de ese trauma le parecíademasiado humillante, demasiado infantil, demasiado contrario a su forma deentenderlavida.

Habríapodidocortarlaconversaciónenseco,comotantasveceshabíahechoenel pasado, alcanzado un punto similar de cercanía al abismo de la verdad, peroprefirió seguir, a riesgo de exponer alguna parte vulnerable de su alma ante esaespañolacuyasolidez,aunqueirritante,leanimabaaenfrentarseasusmiedos.

—Mimadre y su familia pretendían que yo siguiera elmismo camino que losotros chicos de la comunidad y estudiara en la escuela rabínica.Mi padre, por elcontrario,estabaempeñadoenquefueraauncolegionormalyaprendieralomismoque cualquier americano demi edad; queme integrara en el país en el que habíanacido.Paraéleraalgoirrenunciable,casiunaobsesión.

—Querría que tuvieras las oportunidades que él no había tenido —sugirióCarolina,evocandolacarenciaevidentedeeducaciónquereflejabaelmanuscritodeJoseph—.Yoentulugarnoseloreprocharía.

—Esodecíaél,sí.Aunqueprobablementeledefraudétantocomoélmedefraudóamí.Nuncafuiunbuenestudiante.Yaunquelohubierasido,nuestrosmediosjamásmehabríanpermitidoiralauniversidad.LoquevimosenHarvardcuestamuycaro,¿sabes?EnEstadosUnidossolopuedenestudiarlosquetienenmuchodinero,muchavoluntad omucho talento para algún deporte.No pertenezco a ninguna de las trescategorías.

—¿Estásseguro?—Denuevoellanopretendíareprochar,sinotodolocontrario—.Talvezsimplementetefaltaramotivaciónoconfianzaentimismo.

—En cualquier caso —esquivó Philip la cuestión—, esa disputa acabó endivorcioyyonovolvíaveramimadre.Miento.Lavi,delejos,porelbarrio,aunquenomefuepermitidohablarconella.

—¿Porqué?—Eltonodenotabaescándalomásqueextrañeza.—Bueno, los jasídicossonbastante radicalesconsuscreencias.Sinoestáscon

ellos,estáscontraellosycortancualquiercontacto.Supongoqueesotambiénalejaríaamipadre,quenuncafuemuyreligioso.

—¿Yporquésecasóconunamujerdelasecta?—Nuncame lo confesó abiertamente ni yo lo sabré con certeza, aunque desde

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hacetiemposospechoquelohizoparaobtenerlanacionalidadestadounidense.Eslaúnica explicación razonable. Le pregunté enmuchas ocasiones cuándo, cómo y enquécondicioneshabíaentradoenEstadosUnidos,perosiempreobtuvelacalladaporrespuesta.Despuésdeloquehemosidoaveriguando,empiezoapensarquetalveznopudierarevelaranadielainformaciónqueyolepedía.

—¿Quéquieresdecir?—Sabesloquequierodecir,Carolina.Lodecíaélmismoensucarta.«Hevistoa

esehombre,voyahacerlepagar».¡Cuántasveceshemaldecidoamipropiopuebloporcaminardócilmentehastaloshornoscrematoriossinofrecerresistencia!Talvezmipadrepensaralomismoqueyopero,ensucaso,actuara.

—Si lo hubiese hecho, si tus sospechas fuesen ciertas, habría recuperado elcuadro,¿noteparece?

—Es posible que sí y es posible que no. El odio, el afán de venganza, sonimpulsosmásfuertesquelacodicia.Loqueteaseguroesquesilohizo,sisevengódeesenazi,hizolocorrecto.Sololamentonohaberlevistorealmentefelizniunsolodíadesuvidaynohabersabidojuzgarle.

Carolinanoseatrevióacontradecirle,aunque todossusprincipiosseopusieranfrontalmente a semejante afirmación. Su concepto de la justicia no encajaba enabsolutoconlaimplacableleydeltaliónalaqueapelabaelamericano:ojoporojo,vidaporvida.Claroqueellanoerahijadeunaestirpetorturadacomoladeél,hastael extremo de bordear el exterminio. No era quién para juzgar ni mucho menoscondenaresearranquedesinceridad,libredelahipocresíaaluso.

Estaban en un callejón sin salida y con toda una tarde por delante. El tiempoinvitabaapasear,loquelallevóaconcebir,deformacompletamenteimprovisada,unplandestinadoadistraerle.

—¿Teapeteceríaverelpaisajepintadoenelcuadro?—Loveoatodashoras—ironizóPhilip.—Merefieroalpaisajereal,allugarquepintóelGreco.—¿Estácercadeaquí?—Amenos de una hora en coche.Bastantemenos, si no hay atasco.Megusta

conducirrápido.

El automóvil de Carolina, unMercedes descapotable grismetalizado, conmuchasinspecciones técnicas a las espaldas, dormía en un garaje de la calleVelázquez.Acambio de una módica cantidad mensual, el encargado del mismo lo manteníaperfectamente limpio,con losasientosdecuero lustrosos,y todos losnivelesensupunto,paracuandolaseñoratuvieraabienirabuscarlo,comoesatarde.

Enfilaron laM-30, seguida de la A-42, sin encontrar retenciones.Vigilados decercapor los radaresdecarretera,atravesaron lasdistintasciudadesdormitorioquesirvendecinturónaMadrid,endirecciónaToledo.Enpocomásdetreintaminutos

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llegabanalaPuertadeBisagra,traslacuallevantabasumajestuosamoleelAlcázar,enloaltodesupedestalderoca.

Philipmirabaasualrededor,deslumbrado.Carolina,alvolante,leobservabadereojo,sonriendoalconstatarquetampocoélescapabaalinflujodeunaciudadúnica,antecuyamagiaellamismahabíasucumbidosiendomuyjoven.

—Esecastillonoestabatodavíaahícuandosepintónuestrocuadro,¿verdad?—inquirióél,señalandoelAlcázar—.Nolorecuerdo.

—¡Yalocreoqueestaba!—respondióella,adoptandodebuengradoelpapeldeciceronetrasdetenerseunosinstantesenunaparadadeautobúsconlosintermitentesencendidos—.Ymilañosantes,también,aunquenoseveadesdeellugarqueeligióel maestro para pintar su judería. El Alcázar ha ido cambiando de forma con eltranscursodelossiglos,perodominalaciudaddesdeeltiempodelosromanosyesparteesencialdesuhistoria,aunqueenlaactualidadconservesunombreárabe.EsoexplicaqueNelsonMandelaprotagonizaraunacuriosaanécdotarelacionadaconél.

—¿Mandelaellídersurafricano?—Elmismo.—¿Cómoeseso?—Verás,durantenuestraGuerraCivil,laquellevóalpoderaFrancodespuésde

ungolpemilitar,esafortalezaseconvirtióenunsímboloderesistenciadelastropasfranquistasfrentealaslealesalgobiernodelaRepública.

—¿Y qué tiene eso que ver conMandela? Si nome equivoco, vuestra GuerraCiviltuvolugarantesdelaSegundaGuerraMundial…

—Correcto.LograciosoesquecuandoMandelavisitóEspaña,reciénliberadodelacárcel,elgobiernosocialistaespañol leofrecióunacomidahomenajeenToledo,traslacualelinvitado,oseaMandela,levantósucopaporlos«gloriososdefensoresdelAlcázar»,obligandoatodoslospresentesabrindarporellos.

—Sigosinentender…—Mandela pensó que los defensores del Alcázar, de los que alguien le habría

hablado,eranlosprotagonistasdeunabatallamedievalgloriosaynolossublevadosfranquistasatrincheradosdentrodesusmuros.¿Meexplico?

Philip asintió educadamente, sin terminar de captar el sentido de una anécdotaimposible de comprender para un extranjero carente de las claves necesarias, talcomolapropiaCarolinatuvoquereconocerparasusadentros.Sehabíadejadollevarpor la felicidadde estar enToledoy tambiénpor la confianzaque le inspiraba eseneoyorquino tan guapo y, de cuando en cuando, encantador, cuya compañíaempezabaadisfrutarmásdeloconvenienteparalaseguridaddesucorazónblindado.Noerasupropósito,entodocaso,aleccionaralamericanosobrelosentresijosdelapolíticaespañolareciente,queaellamismaledabacadavezmásperezaseguir,porlo que arrancó de nuevo elmotor con el fin de dirigirse hasta un punto concreto,perfectamentelocalizadoenelmapadesumemoria,situadonomuylejosdedondeestaban.

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Enlugardeenfilar la rotondahaciaalcentro,siguiendo lacorrientedel tráfico,giróaladerecha,bordeandolasmurallas,alencuentrodelpuentedeSanMartín.Suimpresionanteestructurafortificada,delsigloXIII,eralaqueaparecíaplasmadacondetalleenlaobradelGrecoqueloshabíallevadohastaallí.

—¡Me parece estar en un capítulo de Juego de tronos! —exclamó Philip,entusiasmado.

—Esto es historia de verdad—respondióCarolina, sonriendo—.MuchomejorqueJuegodetronos.

—¿Has visto la serie? —inquirió él, a punto de enzarzarse en otra discusiónencendida, estavezendefensade laqueconsiderabaunamagníficaproduccióndetelevisión.

—Unpardetemporadas—zanjóella—.Noaguantémás.Personalmenteprefierola historia real y aquí, en Toledo, no hay que inventarse nada.Basta con abrir losojos. Por aquí pasaron, dejando su huella, romanos, visigodos, musulmanes,cristianos… Todas las civilizaciones significativas en la configuración de nuestracultura.Esmás:lamayorymásimportanteescueladetraductoresdelaEdadMedia,el equivalente de entonces a la actual Universidad de Harvard o a la antiguaBibliotecadeAlejandría,estuvoaquí,enToledo.

—Teolvidasdelosjudíos—apuntóPhilip,ofendido.—Tienesmucha razón—se disculpóCarolina—.Te pido perdón.Además, los

judíosformanpartenucleardelahistoriadeToledoporderechopropio.Ellosestabanen la ciudad antes que los cristianosy contribuyerondecisivamente a levantar estapreciosidad.Aquíconvivieronlastresreligionesenundiálogofructíferohastaqueseprodujolaexpulsióndetushermanosdefeydespuésladelosmoriscos.

Philiplanzóunamiradapenetranteasuconductora,dudandoentreelenfadoylarisa. Esa mujer le fascinaba, no podía evitarlo. Nunca había conocido a nadieremotamenteparecidoaella,loqueconstituíaunalicientepoderosoalavezqueunmotivodeprevención.Enocasionesnisiquieralaseguía,apesardequesuingléseraimpecable.Alfinal,optóporlaironíayleespetó:

—Tienes una forma de expresarte, corazón, que consigue volverme loco.Entiendoaproximadamente lamitadde loquedices. ¿Quiereshacermeel favordehablarcomolaspersonasnormales?Soyyo,Philip,untaxistadeBrooklyn,nounodetusamigosesnobs.

—Yohablocomolaspersonasnormales—replicóellasinalterarse—.Noesmiproblemaquetúnoentiendas.Yaloharás,coneltiempo…

—Hagamosunpacto—seavinoél—.Yoteescuchoconmásatención,aversisemepegaalgo,ytúdejasdemirarmedearribaabajodesdetusalturas,¿vale?

—¡Simidescasidosmetros!—Túmeentiendes…—Estábien.—Carolinazanjólanegociación—.Lointentaré.Sabíaqueibaaintentarloconganas,aunqueenningúncasoseloreconoceríaa

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él.Elamericanoteníasuspropiasarmasyellalassuyas,entrelascualeslaformaciónartística,ellenguaje,lacultura,nuncalehabíanfallado.Esoseranlosterrenosenlosquesesentíasegura.Deahíquesiguierahablandomásomenoscomolohabíaestadohaciendohastaentonces,sordaalascríticasdePhilip.

—Tedecíaqueaquí,enToledo,vivieronjuntosjudíos,cristianosymusulmanes,enpazyarmonía,algunosaños.Nomuchos,hayqueadmitirlo.Perolointentaron.Alcabodeunossiglos,losreyescristianosdecidieronechardesusdominiosalosjudíosprimeroyalosmusulmanesunsiglodespués.

—Almenosnolosgasearoncomolosnazis—constatósarcásticoPhilip.—Cierto. Fueron bastantemás humanos.Déjame aparcar paramostrarte lo que

hemos venido a ver y después, si te parece, daremos un paseo por la judería y teseguirécontandoloqueocurrió.

—¿Lajudería,comoelcuadro?—Loquevosotrosllamaríaiselgueto.

Notardaronenencontrarsitioparaelcocheenelmismoarcén,justofrenteallugarque buscaban.Cerca de allí habría colocado su caballete el artista para empezar aesbozarlosprimerostrazosdesuobra.Philipestabarealmenteexcitadoalbajardelvehículo,cruzarlacarreterayasomarsealríoquediscurríabajosuspies.Teníaantesíunaimagenmuyparecidaalaquellevabagrabadaenlamemoria,salvoporlaluz,teñidadegrisesensurecuerdo,clarayazulenlaretina.

—TepresentoalríoTajo—señalójovialCarolina,ejerciendofelizdeanfitrionaen la que consideraba su segunda patria chica—. ¿Lo reconoces? Al otro lado seencuentralajudería.

—¡Desdeluego!Elrío,elpuente…Estoapenashacambiado.¡Esincreíble!—¡Exacto!Toledoes,enesencia,lamismaqueerahacecuatrocientoscincuenta

años,cuandoelGrecollegóparainstalarseaquí.Unescenariodepelícula,comobiendecíashaceunmomento,edificadosobreunarocadegranitoenmediodeunpáramo,cercada por el foso natural que abre el Tajo y rodeada de murallas allá donde lanaturalezanobastaparaprotegerla.Un tratadodehistoriayestrategiamilitarensímisma.

—Yconcretamenteaquí,dondeestamosahoramismo,lavistapintadaennuestrocuadro—subrayóPhilip,asombrado.

—Sobre el puente, ligeramente a la derecha —de pie, junto al americano,Carolinaseñalabaconelbrazoizquierdoelpuntoindicado—,tieneselmonasteriodeSanJuande losReyes,mandado levantarpor losReyesCatólicosconel findeserenterradosenél.

—¿AlgoasícomolaGranPirámide?Ellariosinceramenteelcomentario,precisamenteporquenoestabahechoconla

pretensión de ser gracioso, sino cargado de ingenuidad. Despojado de su contexto

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religiosoy cultural, ese edificiomonumental, que en tiemposdelGrecohabía sidoaún mayor, podía perfectamente asemejarse, en cuanto a su intención, a la granconstrucción funeraria egipcia. No era cuestión de embarcarse en una lecciónmagistral sobre un particular tan complejo, máxime considerando el reproche queacababadehacerlesucompañero,porloqueresumió:

—Con la diferencia de que enunmonasterio no solo reposan losmuertos sinoque vivenmonjes omonjas que rezan por la salvación de todos, incluidos los quetodavíaestánvivos.EnEspañaabundan.YenToledohaymásdeveinte,dedistintostamaños, junto a un centenar de iglesias.Además, Isabel y Fernando, los reyes encuestión,nollegaronaserenterradosallí.

—¿Qué es ese otro palacio contiguo?—Philip cambió de tercio, temeroso detocaralgunafibrasensibleconelespinosotemadelareligión,queenEstadosUnidosestaba considerado un tabú susceptible de levantar ampollas y por ende vetado acualquieraquetrabajaraenestrechocontactoconelpúblico,comoerasucaso—.Esequetienetantasventanas,rodeadodeárboles…

—Actualmente, laEscueladeArte.Ensuinteriorseconservalacapilladeotroantiguomonasterio,enestaocasióndemujeres.EldeSantaAna,comotuabuela.

—Noterminodeentender,entonces,porquérazóndicesqueesedeahíenfrenteeselbarriojudíoniporquéelperiódicosereferíaanuestrocuadrocomo«judería».¿Dóndeestáelgueto?

Lalógicadelamericanoresultabatanaplastantecomosuespontaneidad.Eseeraotro de los encantos que le convertían en alguien sumamente atractivo a ojos deCarolina. Nada que ver con la impostura afectada de las personas que ella solíafrecuentar.EsetaxistadeBrooklyndecíalascosastalcomolaspensabay,engeneral,tendía a dar en la diana.Tanto era así que la historiadoradel arte seprometió a símisma revisar cuanto antes algunas de sus certezas, a fin de perfilarmejor ciertosmarcosdereferenciayaproximarlosalarealidad.

—Denuevotienesrazón—admitiócondeportividad—.Esevidentequeenciertaépoca hubo un gran interés por cristianizar un barrio originalmente poblado porjudíos,enelque,dichoseadepaso,teníasuresidenciaelGreco.Peroesonoimpidequeloquevesfrenteati,esasconstruccionesbajascolgadasdelacantilado,queenelcuadroaparecenentremezcladasconpañosdemurallahoydesaparecidos, fuesenelnúcleocentraldelajudería.

—Sitúlodices…—Ya lo comprobarás por ti mismo. Viviendas en su mayoría modestas, como

podrásobservarcuandonosacerquemos.Sitefijasbien,atuderecha,alfinaldelalínea de tejados, sobresale la aguja de un campanario. Allí cerca se encuentra lasinagogadelTránsito,lamásimportantedelaciudad.UnabellezaqueenlosdíasdelGrecosehabíaconvertidoenlaiglesiadeSanBenito.

Inspirado por las últimas palabras de Carolina, interpretadas bajo su prismamulticulturalneoyorquino,Philipaventuró:

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—Talvezelartistacolocaraenprimerplanoelpuenteprecisamenteconlaideadesugerirunacercamiento,unacomunicaciónentrejudíosycristianos…

Carolinavolvióaenternecerseconlaingenuidaddeeseacompañantequelehacíaver las cosas de un modo completamente nuevo. Cuanto más le conocía, másapreciabalanoblezaquehabitababajoesecaparazóntanáspero.

—Me temo que no. —Negó tajantemente la posibilidad apuntada por elamericano—.Ojalá,perono.

Esforzándose por no resultar demasiado pedante, le explicó que DoménikosTheotokópoulos,nacidoenlaislagriegadeCreta,habíallegadoaEspañahacia1575,enplenoaugedelaInquisición,conungruesomantodesospechasobrelasespaldasdebido a su origen foráneo. Una presunción de culpabilidad que le obligaría aextremar la precaución y los signos externos de devoción, con el fin de eludirposibles investigacionesporpartedelSantoOficio, extremadamente riguroso en lacomprobacióndelasdenunciasanónimasllegadasasusdelegaciones.

PhiliphabíaoídohablardelaInquisición,pesealocualellatuvoqueexplicarlelos rudimentos de su naturaleza, la finalidad con la que había sido creada y sufuncionamiento.Leaclaróqueeltribunalnojuzgabaanadieporserjudío,sinoporser hereje; es decir, por practicar en secreto los ritos judaicos habiendo adoptadoformalmentelafecristianamedianteelbautismo,comohabíahechomásdelamitaddelacomunidadhebrearesidenteenlosreinosdeEspañaenlosalboresdelsigloXVIparaevitarlasdiscriminacionessufridasporlosfielesdeotrasreligiones.Añadióquelos inquisidores no perseguían solo a los sospechosos de adorar secretamente aYahvé, sino a cualquiera que se desviara de la ortodoxia católica o fuese acusado,justa o injustamente, de realizar actos sacrílegos. También insistió en que habíanquemadoherejesenmuchoslugaresdeEuropa,sobretodoluteranos,apesardequeEspañaaparecíasiemprecomoelreferenteúnicodeesainstituciónvergonzante.Algoquelegustabasubrayar,enarasdelaverdadhistórica.

—Dentro de un rato, cuando paseemos por el barrio, retomamos si quieres eseasunto, que siempre interesamucho a los extranjeros.—Zanjó el tema, deseosaderegresar a supasiónpor elGreco—.Perovolviendoa loquenosocupa, que es elpintordetucuadro…

—Nuestrocuadro—corrigióél.—Vuestrocuadro—precisóella,negándoseacompartir lapropiedaddelaobra

—.Fíjatesiseríaprudenteparaevitarllamarlaatencióndelosinquisidores,quenollegóacasarsenuncaconlamadredesuhijo,apesardeconvivirconella,pormiedoaseracusadodebígamo.

—¿Porqueyaestabacasado?—Nuncalosabremos,aunqueparecequesí.DejaríaaunaesposaenCreta,que

nunca más supo de él. ¡Hombres! —Se parodió a sí misma, forzando un gestodespectivo.

Philiplahabríabesadoallímismo,eneseprecisoinstante,dehaberpercibidoen

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Carolinaelmásmínimosignodeinvitaciónahacerlo.Estabanmuycercaelunodelotro,asomadosalTajo,anteunpaisajedepelículaqueparecíaelmarcoperfecto.Ysin embargo, se contuvo.Ella rehuía sumirada, no sabía decir si pormiedo o porrechazo.Rehuíasumano.Rehuíasus labios.Seescondía,deformaevidente,comohabía hecho desde el principio. ¿Cuánto tiempomás seguirían jugando ese juego?Antesodespuésunodelosdostendríaquecorrerelriesgodeequivocarse,yalgoensuinteriorledecíaqueseríaélyseríapronto.

Apuntodesubirsedenuevoalcocheparacruzaralotroladodelríoydejarloenuno de losparkings del centro, Carolina, aparentemente inmune a esa llamada deldeseo,señalóunnuevopuntoenladistancia.

—Alaizquierdadelpuente,unpocomásarriba,seencuentraelconventodeSanAgustín,dondeprofesócomofraileelnietodelGreco.Allífueapararlabibliotecapersonaldelpintor.Graciasaellaconocemossusopinionessobrecuestionescomoelmercadodelartedesuépoca.

—¿Habíaescritoélesoslibros?—preguntóconsulógicahabitualPhilip.—No. Pero, por suerte para nosotros, tenía la costumbre de apuntar sus

reflexionesenlosmárgenesde losqueleía.Las lecturashablandeunomismomásquecualquierotracosa,¿noteparece?ComodecíaBorges,«unonoesloqueesporloquehaescrito,sinoporloquehaleído».

—Siesofuesecierto,princesa,lamayoríadenosotrosseríamosmuypocacosa.Hayunaexperienciadevidamásalládelaslecturas,mepareceamí.Laverdaderaescuelaestáenlacalle,eneldíaadía,encómoselasarreglaunoparasobrevivirenesa jungla… Por no mencionar la piel. —Lanzó el anzuelo, acompañado de unamiradaencendida.

—Borges se referíaa su facetadeescritor—aclaróella, conciliadora, sindarseporenteradadelainsinuación—.Nopretendíaofenderanadie.

—Entoncesmecallo, aunque, simepermitesel consejo,deberías leermenosyvivirmás.—Ahorasíhuboundejeinequívocodereprocheenel tono,súbitamentecortante—.¿Quémeestabascontandodeesoslibros?

—Te decía que hasta mediados de los años ochenta del siglo pasado nadieconocía realmente alGrecoy cadacual se lo inventabaa sugustoy conveniencia.Muchos lo habían tildado directamente de loco. Entonces aparecieron esosvolúmenes, con anotaciones de su puño y letra, y supimos que le apasionaba lafilosofíaplatónica, seguía todo loque sepublicaba sobrearteydesde luegoestabamuycuerdo.Fueunhombreextraordinariamentelúcido.Raro,antipático,ariscoyesprobable que no muy religioso, más allá de las apariencias, pero tan brillanteintelectualmentecomomagistralconlospinceles.

Carolinasehabíametidodellenoenelpapeldeprofesorayguíaturística,llevadapor la inercia, aunque no era tonta. Tampoco estaba hecha de piedra. Sentía laatraccióndelhombrequecaminabaasuladoconlamismafuerzaquelasuyapropia.IntuíaquealgoestabaapuntodesucederbajoesecielootoñaldesuqueridaToledo,

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dondetodoeramisterioymagia.Solofaltabaporsaberquiéndelosdosseatreveríaadarelprimerpaso.Ynoqueríaserella.Poresoseguíahablandocomounacotorra.

APhiliplapersonalidadocultadeesegriegoespañolizadoosusgustosliterariosletraíansincuidado.Loqueleimportaba,másalládesabersiesamujerledeseabaaéltantocomoélaella,ono,eraelvalordesupintura.Estoes,lacotizacióndesuscuadros,siemprequepudierademostrarlapropiedaddeeselienzodelajuderíacuyasubastaenChristie’s tendría lugaren tres semanas.El tiempocorríaen sucontraatoda velocidad, aunque ahora tenía en la mano elementos suficientes parafundamentarunacausasusceptibledeganar.Esolehabíadevueltolaesperanza.

EsoyCarolina.Lapartehistóricadelaexposiciónqueacababadeoírdesuslabios,adiferencia

delaartística,sílehabíainteresado.Aunquesolofueseporlasreminiscenciasquelapalabra Inquisición evocaba en su mente, todo lo relacionado con la persecuciónsufridaporloshebreosenEspañadespertabasucuriosidad,pormuchoquelecostaracomprenderloqueasumododevereranincoherenciasflagrantes.

—VolviendoalaInquisiciónyalostemoresdenuestroartista—inquirió—,¿losgriegosnoerancristianos?

—Sí, pero ortodoxos. Unaminoría mal vista en la España de la época por suproximidad geográfica con los turcos musulmanes. El pintor, además, tenía unhermanopirataquevinoenunaocasiónavisitarle,vestidoconlaropapropiadesuoficiodecorsario,sintomarselamolestiadedisimular.¡Imagínateelescándaloquesearmó!Porlacuentaquele traía,nuestropintorsecomportaríacomounperfectodevoto,aunquenolofuera,ysemantendríaalejadodetodoloquesonaraajudío.

—¡Siacabasdedecirmequesucasaestabaenelgueto!—Asíes.Ahorairemosaverlasiquieres.Yocomprendoquetodoestoesdifícil

de entender.Muchomás enrevesado que Juego de tronos. Pero es que la realidadsuele serlo y siempre supera a la ficción. Por eso yo prefiero un buen ensayo a lamejorseriedetelevisión.—Leguiñóunojo,coqueta.

—¡Serás pija! —Era una sentencia salida del alma, aunque pronunciada sinacritudalguna.

Conociendo el terreno que iba a pisar, Carolina se había calzado unas zapatillasdeportivas, indispensables para transitar por el empedrado de esas callejuelasempinadas,muyparecidasoidénticasa lasquepisaríaelGrecoy,antesqueél, losreyesgodos.Vestíavaqueroscómodos,unacamisetaligeray,sobreloshombros,unasudaderadealgodón.Sehabíarecogidolamelenaenlanucaconunalfilerdeplatarematadoporunapiedraazulqueresaltabaelbrillodesupelooscuro.

En Toledo hacía calor pese a lo avanzado de septiembre. De ahí que aúnestuvierandesplegadossobrelascallesprincipalesloscaracterísticostoldosblancosdestinados a dar sombra a los viandantes, a costa de tapar las estrechas franjas de

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cielo abiertas entrehileras de casas apretadas, tapias de conventoy algúnqueotropalacio,ennoblecidoconpiedrayventanasenrejadasdeauténticaorfebreríadeforja.

Philip miraba a su alrededor fascinado, escuchando atentamente el relatoentusiastaquedesgranabasuguíasobre las raícesantiguasdeesaciudad levantadaunayotravezsobreloscimientosdesuspropioscimientos,conmaterialrecicladodeacueductos,anfiteatros,templos,mezquitas,sinagogas,basílicas,alcázares,iglesiasycastillos.

—CuandoelGrecoseinstalóaquí—estabadiciendoellaenesemomento—,elreyFelipeIIacababadetrasladarsucortealEscorialyMadrid,aunqueToledoseguíasiendoelcorazónculturaldelreino.Nosésihabrásoídohablardeellos,peroenesosdías convivieron aquí con él los mayores genios de nuestra literatura: Cervantes,LopedeVega,TirsodeMolina,Góngora,Quevedo…Hasta santaTeresadeÁvila,unagrandísimamujer.Lamayoría,inconformistascomoél.Ellosfueronpartedesuclientela,porqueentrelospoderososnotriunfó.

—¿No triunfó? —se sorprendió Philip—. ¿Quieres decir que no vendía suscuadros,comolepasabaaVanGogh?

—Bueno, no tanto como a Van Gogh, pero casi. Hoy su obra alcanza cifrasastronómicas.Trassumuerte,encambio,supobrehijoacabóenlacárcelalnopoderhacer frente a las deudas contraídas por su padre. Los poderosos de su época lehacíanunencargo,nuncaelsegundo,porqueélsenegabaaplegarseasusmandatos.Lepedíanquepusieraabundantesangreenelretratodeunmártir,porejemplo,yéllopintaba sereno,humano,aureoladodebelleza, comoa sanMauricio,dialogandoconsuslegionarios.Nosesometíaalpoder.Defendíaamuertesulibertadcreadora,suparticularcriterioartístico.Ypagabamuycaraesa rebeldía.Elpoder toleramalqueselellevelacontraria.Entoncesyahora.

—YaempiezaacaermemejoreseGreco,miratúpordónde…—Esofuetambiénloquemásmeatrajoamíalprincipio.Esanegativaaplegarse

a lo convencional, que lo convierte en un pintor único, precursor de Picasso o losimpresionistas.Yate iréconvenciendo.—Lesonrió—.Acabarásapreciandosuartenosoloporloquerepresentaendinerosinoporloquerealmentevale.

—No lo dudo—convino él, devolviéndole la sonrisa—, en especial si eres túquien me lleva de la mano a conocerle. Sobre todo si para entonces hay quincemillones de dólares enmi cuenta corriente.Bueno, quince no.Once ymedio. Loscuatroymediorestantesestaránenlatuya,talcomoacordamos.

Elpaseoloshabíallevadohastalajudería,tanrepletadeturistasybulliciocomoel resto de la ciudad, pese a la caídade la tarde.La casa del pintor, convertida enmuseo, acababa de cerrar al público, por lo que no pudieron visitarla, lo que nopareció apenar mucho al americano. Estaba un tanto harto de pintura y preferíacaminar, tranquilamente, oliendo el suave perfume de esa mujer y escuchándolahablar de arte y de historia con una pasión que lograba trasladarle, a través de lapalabra,alostiemposylugaresquedescribía.

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—Aunquehastahacepocosepensólocontrario—estabadiciendoCarolina—,laquetienesanteti,porsupuestorestaurada,noesenrealidadlacasaenlaquevivióelGreco.Élocupóotramuycercadeaquí,justoalotroladodelaplaza,quepertenecíaal marqués de Villena, noble muy influyente en la corte. Antes que él había sidopropiedaddeunplaterollamadoSamuelLeví,comoverásporsuapellido,judío.Unodelosexpulsados.

—Puessiseparecíaaesta—apuntóPhilip,refiriéndosealedificioencuestión—,nodebíairletanmalalartista.Nomepareceprecisamenteunachabola.

—Cuando él llegó a Toledo el barrio no estaría como lo ves ahora, sino muydegradado. Noventa años antes, en 1492, los judíos habían sido expulsados deEspaña, llevándose consigo las llaves de sus hogares. Y estos, cerrados yabandonados, empezarían a desmoronarse. Estas calles además no constituían elcentrodelaciudad,sinolaperiferia,elúnicositioenelqueaúneraposibleencontrarparcelasparaconstruir.Deahíquelanuevanobleza,alaquepertenecíaelmarquésque te he citado, pudiese edificarse aquí sus palacios por un precio asequible. Laespeculacióninmobiliarianoesalgoqueinventásemosnosotros.

—Oseaque,adiferenciadeloquemepasaamíahoraenBrooklyn,élpagabaunalquilerbaratoporvivirenunbarriojudío—siguióconlabromaPhilip.

—Algoasí.Continuaron caminando lentamente por las callejuelas del kahal, algunas tan

estrechasquenopermitíanelpasodedostranseúntesalavez.EntalescasosPhilipcedía el paso aCarolina, galante, con el fin de disfrutar observando desde atrás elvaivéndesuscaderas.Yellasabíaexactamenteloqueélestabamirando.

La judería se lesofrecíaen todosuhumildeesplendor,vestidadesencillez.Decuando en cuando se detenían a contemplar un arco de ladrillo basto, un azulejodecorado con la estrella de David, un patio milenario, escondido tras una puertaentreabierta,oelescaparatedeunartesanocontemporáneoempeñadoenemularasusmaestrosdeantaño.Philipestabadisfrutandocomounchiquillodelaexcursión,consusmúltiplesyvariadospaisajes.

Pasaron de largo con prisa ante la antigua sinagoga de SantaMaría la Blanca,puesseleshacíatarde,ytuvieronquerecurrirauncontactodeCarolinaparapoderentrarenladelTránsito,queestabacerrandosuspuertas.Yesque,aunqueélsentíaverdaderaaversiónhacia los lugaresdeculto,ellaqueríamostrarlea todacostaeseespaciocargadodesignificadoysimbolismo.

—Aquímandógrabar lacomunidadhebreaun textoalabandoa suprotector,elreyPedrodeCastilla,porqueconsideraba losdominiosdeese soberanoun refugioseguroparalosjudíos.

—Nocreoque existaun lugar seguroparanosotros—repusoPhilip, deprontonublado—.Nisiquieralascallesenlasqueyomecrie,queparecíanunasucursaldelIsraeldeSalomón—quitóhierroasupropiocomentario.

—Hablamos de la Edad Media española, previa a la expulsión —insistió

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Carolina, muchomás seria—. Cuando en Europa central y en Rusia se desatabanterribles pogromos que dejaban arrasados los guetos, los reyes de Aragón y deCastillainvitabanalosjudíosaestablecerseensusreinos,conelfinderepoblarlosterritorios arrebatados a los musulmanes y fomentar la actividad comercial. Lesregalaban esclavos, los empleaban en su servicio comomédicos o consejeros, losdefendíanconsusleyesysufuerzadelodioolacodiciaquelesamenazabanenotroslugares.AlfonsoVIII deCastilla, unode losmonarcasmás célebres de esa época,llegó a echar de su ejército a los cruzados franceses quehabíanvenido a combatircontralosmorosenlabatalladelasNavasdeTolosa,porquesededicabanasaquearsistemáticamente las juderías que atravesaban a su paso. Para él esa conductaresultaba intolerable. Y estamos hablando del siglo XIII. Después de aquello, enalgunasactuacionesfuimosclaramentehaciaatrás.

—Cuando yo era pequeño—rememoró el americano, observando sin excesivoentusiasmolafiligranadeestucolabradaenlascolumnasdeltemplo—,tendríaochoo nueve años a lo sumo,mi abuelomaterno solía contarme historias dematanzasocurridas en esa época. Cuentos que me provocaban pesadillas horribles. Era suformaderecordarmequeserjudíosignificavivirrodeadodeenemigos,desconfiardelos extraños y aferrarse a las tradiciones y al Dios de Israel como única tabla desalvación.

—¿Tuabuelo,elconvencidodequeelHolocaustohabíasidouncastigodivinoporvuestrospecados?

—¡El mismo! Yo era muy pequeño, pero se me han quedado grabadas lasimágenesmacabras que describía con detalle. Losmillares de hombres,mujeres yniños asados vivos dentro de una iglesia, enMaguncia, hasta producir tanto calorcomo para fundir el plomo de los ventanales. Los que prefirieron inmolarse enFrankfurt,incendiaronsuguetoysearrojaronalasllamasllevandoasushijosenlosbrazos. Los asesinados por las turbas, despedazados y lanzados sus despojos a lasaguasdelRindentrodetonelesflotantes…¡Dios,quémacabroera!Cómolegustabadescribirlasangre,elfuego,lacrueldaddelastorturas…

—Cuando me contaste eso del castigo de Dios a su pueblo —le interrumpióCarolina, viendo que lo estaba pasando mal—, recordé haber leído algo similarreferidoalaexpulsióndelosjudíosdeEspaña.AyervolvíaconsultarunclásicodeValeriu Marcu que tengo en la biblioteca y, efectivamente, comprobé que esainterpretación peregrina, esa forma terrible de culpabilizar a las víctimas, ya eramanejadaporimportantesrabinosenlaEspañade1492.

AhoralaconversaciónhabíaentradoenunterrenoquefascinabaaPhilip,aunquealmismo tiempo le produjera un profundo rechazo.Habría querido olvidarse parasiempre de esa parte oscura de su vida, pero no se resistió a preguntar, con ciertosarcasmo:

—¿Tambiénentoncesseoyódeciresode«pagáisporvuestrospecados»?—También—confirmóCarolina—.Según relatan los cronistas de la época, las

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sinagogas se llenaron de llantos tanto como de reproches. Muchos vieron en laexpulsiónelcastigodeDiosporlaopulenciayaltivezquemostrabanlosmásricos,asícomoporlasoberbiaconlaquehabíanactuadolosqueabandonaronlaToráparaconsagrarse a ciencias profanas tales como la medicina, en la que, por cierto,destacaron bastantes de manera notable. En la misma categoría entraban lostraductoresdelostextosescritosporlosfilósofosantiguos,empeñadosenaveriguarlanaturalezadeunDiosque,paravosotros,pornotenernotieneninombre,sinomeequivoco.

—Tienemuchos—respondió Philip, que de niño había sido aleccionado en lamateria con la insistencia necesaria para incrustarle la lección en la memoria—.Hashem, que significa literalmente «el Nombre», Adonai, Elohim, Jehová… Elverdadero nombre de Dios es tan devastadoramente sagrado que no puedepronunciarse sin riesgode perecer. Por eso nos referimos a él con eufemismosdeltipo: elNombreSagrado, elUno, elÚnico, elCreador, elDestructor, elVerdaderoJuez,elReydeReyes,elGranArquitectoycosasasí.

—Creíquenoerasduchoenasuntosreligiosos—comentósorprendidaCarolina,aquienlaparrafadaacababadedejarboquiabierta.

—Que me haya distanciado de la secta no significa que haya olvidado loaprendido. Me enseñaron bien. Por eso puedo decirte que existen casi tantosapelativospara referirse aDios comonormas recogidas en losdieciséisvolúmenesdel Talmud: ciento veintiséis mandamientos y doscientas cuarenta y tresprohibiciones exactamente.Loqueno tiene eseCreador es rostro.Nonos es dadorepresentarlo,ponerlecara, imaginárnosloconunaspectohumano.Elnuestroesundios severo, que no se ha cansado de ponernos a prueba echándonos de nuestroshogares, quitándonoslo todo, convirtiéndonos en esclavos o exterminándonos enhornoscrematorios.Miabuelo seempeñabaencreerque ledábamosmotivosparaello. Yo no estoy de acuerdo. No puedo estarlo. Por eso hace tiempo que decidírenegardeundiosasí.Loborrédelaagenda.

Con el cierre de losmuseosy la caídade la tarde la ciudad empezaba a recuperarlentamentesupersonalidadmásauténtica,mostrandorinconesocultoshorasantesporlaaglomeracióndeturistas.EraelmomentofavoritodeCarolina,quien,decamino,iba explicando a Philip lo que ellamisma había aprendido a lo largo de los años,leyendoyescuchandohablaraquienes,comohacíaellaahora,lahabíanllevadodelamanoporesapartedelaciudad.Élsedejabaguiar,cadavezmáscautivado,sintiendoacercarse, inexorable, el instante de perder la vergüenza y estrecharla entre susbrazos,ariesgodeganarseunbofetónyverseobligadoadisculparse.

—Casi todas las villas españolas medievales tenían una judería similar a esta,aunque ninguna más importante que la toledana. Ni siquiera la de Sevilla. Eranauténticas ciudades dentro de la ciudad, provistas de puertas, gobernadas por sus

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propiosalcaldesorabinosyautónomasparaestablecersusimpuestosysusnormas.—Sobre todo los rabinos—apuntóPhilip, sarcástico—.He conocido algomuy

similar en elBoroughParkdehoy endía.Rabinosultraconservadores dedicados alevantarbarrerasdeprohibicionesymandamientosabsurdos,destinadosamantenerala comunidad sometida a sus reglas y su poder.No creo que ayudaranmucho a laintegración.

—No lo hicieron, es verdad, pero tampoco la otra parte ayudó —convinoCarolina,tratandodemostrarsejusta—.Nocreasqueloscristianosdeentonceseranunportentode tolerancia.Los reyesdeCastilla yAragón anteriores a 1492dieronmuchaautonomíaasussúbditosjudíosylespermitieronadministrarseasumanera,aunqueporrazonesfundamentalmenteeconómicas;porquelosingresosmássegurosdesustesorosprocedíandesusimpuestos.Lomismoocurríaconsuspréstamos.

—Deesotalvezsepayomásquetú—aseveróPhilipsindisimularciertoorgulloun tanto irónico—. Si de algo entendemos los judíos del mundo entero es depréstamos. Todo lo relativo a esa cuestión está especificado en el Talmud, quecontiene información exacta sobremetales preciosos, tipos de créditos, contratos ycálculodeintereses.Poresosenosdantanbienlasfinanzas.Bueno,deberíahablaren tercera persona. Mi familia, en concreto, nunca ha destacado en esa faceta, almenoshastadondeyosé.

—El cristianismo, en cambio, prohíbe o prohibía el préstamo con interés —replicóCarolina,haciendogaladesusaber,sinterminardecaptarelhumorjudío—.Lo denominaba «usura» y lo consideraba un pecado. Hace mucho que debió dedesaparecer ese precepto, porque hay multitud de banqueros que van a misa. Losconozco.Perobueno,lacuestiónesqueloshebreoseranlosqueproporcionabaneldinero para cubrir las deudas reales, a cambio de lo cual los reyes dejaban en susmanoslarecaudacióndelostributos.

—¡Québuena jugada!—captóde inmediatoPhilip—.Los reyesgastabany losjudíosrecaudaban.Noerantontosvuestrosreyes,no.

—Túlohasdicho.Ylosjudíosrecaudaban.Locualnotardóenconvertirlosenobjeto del odio generalizado. Sufrieron agresiones, persecuciones, hostigamiento…Muchosrecaudadoresfueronasesinadosporturbasfuriosasdecampesinossangradosaimpuestos.¿RecuerdasloquetedijeenBudapestsobrelaingratitudcaracterísticadelosespañoles?Deberíahaberprecisadoquecuantomáspoderosos,másingratos.

—Lorecuerdo.PerotereferíasaSanzBriz,eldiplomáticoquesalvóamillaresdejudíos,entreellosamipadre.Unhombreignoradoengranmedidaporsuspropioscompatriotas,segúnmecontaste.

—Efectivamente.Conlosjudíosdelaépocaalaquemeestoyrefiriendoocurrióalgo parecido. Ellos eran españoles. Bueno, castellanos o aragoneses. Es decir,españoles. Tan españoles como los cristianos. Sirvieron lealmente a sus reyes,cumpliendo la funciónmás desagradable e impopular de recaudar. Financiaron suscampañasmilitares,cubrieronsusgastosynecesidadescuandonadiemáslohacía,a

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cambiodelocuallossoberanosacabaronechándolosalosleones.—Hace un momento me hablabas de la inscripción mandada grabar en la

sinagogaparaagradecerles su trato—replicóPhilip,desconcertado—.Si tedigo laverdad,noteentiendo.

—Es que estamos hablando de muchos siglos, a lo largo de los cuales hubopolíticas muy distintas. Desde la tolerancia más o menos sincera, más o menosinteresada, hasta la represión feroz en forma de disposiciones terribles contra tushermanos de fe, que les obligaban a vestir y llevar el cabello o la barba de unadeterminada manera reconocible a distancia, a modo de estigma, además deprohibirlesdesempeñarlamayoríadelosoficios.

—Yatehedichoqueyoyanotengohermanos—precisóPhilip,algomolesto.—Loquetúdigas,señorSmith—replicóella,amagandounacariciaenlamejilla

quenollegóaconsumarse—.Noteenfades.Loquetratabadeexplicarteesquealosjudíos de Toledo y otros lugares de España, tras una larguísima convivenciamutuamente fructífera, acabaron confiscándoles sus bienes y, en última instancia,expulsándolos.

—Hasta donde yo sé, por lo que contabami abuelo, los reyes de otros lugareshicieronlomismo.LosdeHungría,sinirmáslejos.

—Sí, desde luego. Supongo que aquí no inventaríamos nada, pero cada cualconocesuhistoria,repletadelucesysombras,exactamenteigualquelaspersonas.Alfinyalcabosiempresonpersonaslasprotagonistasdeesashistorias.

—Entodocaso,quedaclaroqueHitlernofueelprimeroenapuntarnosconsuspiedras—constatóPhilip,apelandodenuevoalhumornegro—.Hayqueotorgarle,esosí,elméritodehaberllevadoaescalaindustrialloquehastaentonceshabíansidopersecucionesdigamosqueartesanales.Su«soluciónfinal»intentabaserliteralmentedefinitiva.Ojalácreyerayoenelinfiernoparapoderimaginármeloardiendoenélportodalaeternidad,hijodelagranputa…

La mera evocación del Holocausto provocaba en Philip una reacción aguda,mezcladeira,doloreimpotencia,quesereflejabaalinstanteensuexpresión.Todosu lenguaje corporal traducía tensión. Se le crispaban los músculos, apretaba lasmandíbulas, su mirada, habitualmente tan seductora, se tornaba de hielo. Carolinapodía comprenderle, aunque cuando se ponía así llegaba a asustarla. De ahí querecondujera laconversaciónhaciasucesosmás lejanos.Quería recuperaralhombreconel que estabadandoesepaseo abocadoa terminar en abrazo.Porquenopodíaacabardeotramanera.Ellanopensabapasarniunanochemásescuchandoenvanocualquiercrujidoenelpasilloconeldeseosecretodequefuesensuspasos.Ansiabaoírlos.

—CuandolosReyesCatólicosterminarondereconquistartodalapenínsulaalosmoros,unificandoasíelreinodeEspaña—resumió,sinentrarenmásdetalles—,lamitad de los judíos se había convertido oficialmente al cristianismo. Se lesdenominaba«marranos»—dijo lapalabraenespañol—,quenoesun términomuy

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bonito, laverdad.Significa literalmente«cerdo».Lapoblacióndesconfiabadeellosporquesesospechabaque,ensufuerointerno,seguíanadorandoasudios,locual,alparecer,eraciertoenmuchoscasos.

—Esosgravespecadosdelosquehablabaelabuelo—ironizónuevamentePhilip,másrelajado—.LatraiciónformalaYahvé.

—EllosfueronlasvíctimasprincipalesdelaInquisición,aunquenoacabaronenlahogueratantoscomosecuentaenlaspelículas.Tampocorecurríael tribunalalatorturadeformahabitual,comocreemuchagente.Esoeraexcepcional.Dehecho,encomparación con los tribunales seculares de la época, el de la Fe resultaba ser engeneralbastantebenévolo…

—No pensaba que te oiría reivindicar la Inquisición —la interrumpió él,enfadado.

—Yno lo estoyhaciendo—sedefendió ella tratandode conservar la calma—.Simplemente intento explicarte los cómos y porqués de una institución muy malconocida.Tevoyadecirmás.LopeordelaInquisiciónnofueronsusmétodosnisucrueldad,sinosuhipocresíaylasemilladeodioracialqueescondía.Enelfondodesu pensamiento, los inspiradores de ese tribunal, empezando por Torquemada,confesoryconfidentedelareina,estabanconvencidosdequeunapersonaconsangrejudía llevaba al diablo dentro de sí y lo transmitía a sus descendientes. Una ideaperversa, tan extendida en la sociedad que hubo planes para liquidar a todos losconversos.Aquímismo,enToledo,sedescubrióunaconjuracuyodesenlacefueunenfrentamientoarmadoconcentenaresdemuertos.

—Osea,queHitlertampocofueelinventordelasteoríasracistas.—En absoluto. A eso me refería antes. La llamada «pureza de sangre» se

convirtió en una obsesión en la España de ese tiempo, por más que fuese difícilencontrar un solo noble o plebeyo sin antepasados hebreos o musulmanes.Probablemente por eso mismo, ahora que lo pienso. Hubo incluso algún médico,precursor de Mengele, que intentó demostrar por métodos científicos laspeculiaridades de los judíos, supuestamente taimados, astutos y cargados de odiohacia los gentiles. El porqué de tales características, aseguraba, se remontaba a latravesíadeldesierto,cuyosrigoreshabríandejadounahuellaindelebleenlasangredeesepueblo.

—Yacabaronechándolosatodos—zanjóPhilip,resolutivo.—Atodosno.Soloalosquesenegaronaconvertirse…—Queseríanlosmásricos,supongo,losquesesentiríanmássegurosapesarde

sureligión.—Eneso teequivocas.Losmás ricoseran losconversos,queenmuchoscasos

habían medrado y obtenido títulos nobiliarios, prebendas e incluso elevadasposiciones dentro de la Iglesia. Esos, en general, se salvaron de ser condenados,fuesenonofielescatólicos.

—Losotrostuvieronquemarcharse.

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—Sí,peronoporrazoneseconómicas,oalmenosnosoloporeso.—¿Estássegura?—Eraunapreguntaretórica.—Esodicenlosestudiososdelacuestión—respondióCarolina,esforzándosepor

serrespetuosaconlahistoria—.Hubomúltiplesmotivos: laoportunidaddeaportarconellocuantiososrecursosa la tesoreríadeunreyarruinado trasmuchosañosdeguerras;lareligiosidaddelareinaIsabellaCatólica,quedespreciabalariquezaperoestabasinceramenteconvencidadesudeberevangelizador;lavoluntaddeunificarlareligión de un país que acababa de nacer y necesitaba con urgencia elementos decohesión…

—Pretextos—sentencióPhilip,tajante.—¿Ah, sí? ¿Noobligan losnorteamericanos a jurar laConstitución a cualquier

extranjeroquequieraobtenerlaciudadanía?—Esoesdistinto.—No, señor, es lo mismo. Son principios ideológicos. Valores compartidos.

VuestraConstituciónyloquesignifica:lalibertad,laigualdaddeoportunidades,labúsqueda de la felicidad, y todos esos preceptos que cualquier niño americanoconoce, es el alma de vuestra nación. En el sigloXVI, el alma de una nación queacababadeconsolidarsetrasmuchossiglosdeluchaeralareligióncatólica.Españanecesitabaesaargamasaespiritual.

—Alfinal,setratadeldinero,delpoder—rebatióélsinreculardesuposición—.Todolodemásesblablablá.

—Novamosaponernosdeacuerdo,Philip—replicóCarolina,decepcionada—.Túcreesque todoen lavidaesunacuestióndedinero.Yoestoyconvencidade locontrario.Paralobuenoyparalomalo.Eldogmatismo,elfanatismo,elracismoolairracionalidadsonmuchomásdañinosquelacodicia,delmismomodoqueelamor,lafelicidad,lalealtadolaverdaderabellezanoseconsiguencondinero.Yalohemoshabladoalgunavez.Lamentoquenocoincidamos.

HabíaanochecidoenlaciudadviejadeToledo,bañadaporlatenueluzdelasfarolas.El aire se había vuelto frío casi de repente, como debería haber previstoCarolina,quien,peseaconocerdesobraeseclima,empezabaatiritardemaneravisiblepornohabersellevadounaprendadeabrigo.Philiplecediócaballerosamentesucazadora,echándoselaélmismosobreloshombros.Eralaocasiónquehabíaestadoesperandoytemiendoalmismotiempo.Movidoporunimpulsoimparable,aprovechóesegestoparaenvolverlaconsusbrazosyplantarleenlabocaelbesoquellevabatodoeldíaquemándoleloslabios.Ellanolorechazó.

Se habían quedado parados en un callejón solitario, congelados en ese abrazointerminable.Silenciosos.Sintiendocómosuscuerposbuscabanfundirseenunosolo.Aeseprimerbesosiguióotro,máshúmedo,másaudaz,yotromás,casidesesperado.Perdieron la noción del tiempo entre caricias prohibidas, como dos adolescentes,

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hasta que las voces de unos transeúntes de avanzada edad, escandalizados por elespectáculoqueestabandando,losdevolvieronalarealidad.EntoncesfuePhilipelprimeroenhablar,susurrándolealoído:

—Enalgo,comoacabasdever,sícoincidimos.Ynosetratadedinero.Carolina se sentía feliz, aunque incómoda. Era la primera vez que la llamaban

«sinvergüenza»enlacalle,siendocomoeraallíunapersonaconocida.¡Laqueseibaaarmarentresusamistadessitrascendíaesaescena!Sabíaquesureputacióncorríagravepeligro,aunqueniporuninstantesearrepintiódehabercaídoenlatentación.En su fuero interno le daba exactamente igual lo que pensaran de ella. Esmás: lasituación que acababa de producirse, inédita en su vida, la excitabamás de lo quehabríapodidoimaginarysobretodoladivertía.

—Estamostransgrediendotodaslasnormas,¿sabes?—¿Vanadetenernosporbesarnosenpúblico?—inquirióél,provocador.—Talvez…—respondióella,insinuante—.EstoesToledoyestamosrompiendo

tabúesseculares.Lasantiguasordenanzasprohibíantaxativamentecualquiercontactoentre un hombre judío y una mujer cristiana, bajo pena de multa, de golpes o deperderelvestido,segúnquiénfueselamujer.

—¡Megustaesaúltimaparte!—Seríaexactamente loquemeocurriría amí,dadoque soyunamujer soltera.

Claro que para eso tendría que haber entrado en tu casa, y eres tú quien estádurmiendoenlamía.

—Alomejorentoncestransgredimosalgunaordenanzamásantesdequeacabeeldía…ariesgodesercastigados.¿Quémedices?

—Esposiblequesíyesposiblequeno—contestóCarolina,dejándosequerer—.Si lo hiciéramos, y no estoy diciendo que vayamos a hacerlo, no seríamos losprimeros. Pormás trabas que se empeñaran o se empeñen en poner al amor entregentesdedistintoscredos,supongoquesiemprehuboyhabráquienselassalte.Unonoescogedequiénseenamora…

—…Aunquesealapersonaequivocada.—Enefecto.Talvezporesotambiénterminaranexpulsándolos.—¿Aquién?—Philip tenía lamente, el corazóny lapiel concentrados en algo

completamentedistintodelaconversaciónmantenidahacíaunrato.—Alosjudíos—concretóCarolina,recuperandoeldominiodelamentesobreel

instinto, como era norma habitual de conducta en ella—. Unos trescientos milexactamente.

—¿Porrobaraloscristianossusmejoresmujeres?Era su forma de piropearla, aunque ella no se dio por aludida y siguió con su

explicaciónhistórica.—Másbienporqueresultabanserunpeligroparalosconversosdudososynotan

dudosos. Seguían relacionándose con ellos, dejándoles leer sus libros sagrados,enamorandoasushijas,llevándolespanácimoparalaPascua…Lagentelostemía

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poreso,losodiaba.Lagente,temetodoaquelloquedesconoce,queleresultaextrañoynoalcanzaa comprender.Especialmente lagente ignorante.Amayor ignorancia,mayorfanatismoymayoresprejuicios.

—¿Cómo acabó la historia?—Philip no pensaba ya tanto en la historia que leestabacontandoCarolinacomoenlaqueacababandeempezaraescribirellosdos,perosentíacuriosidadporconocereldesenlacedelatragedia.

—De una forma parecida a la que nos contaron en Budapest, si bien aquí losReyes Católicos se mostraron mucho más clementes que los nazis. Ellos creíanprofundamente en Dios, a diferencia de Hitler, fiel discípulo de Nietzsche, quienestabaconvencidodeque,muertoDios,todoestabapermitido.

—Cielo,céntrateenlahistoriaysáltatelapartefilosófica,¿quieres?—pidióél,tratandodenomostrarsedemasiadobrusco.

—La historia se parece mucho a la del Holocausto—insistió Carolina—. Losjudíosintentarondefendersedeesamedidaquenohabíancreídoposibleyreunieronpruebasdesus raíceshispanas,convencidosdeser tanespañolescomoelquemás.Buscaron en la Biblia textos destinados a demostrar que sus antepasados habíanemigrado a estas tierras mil años antes de Jesucristo, por lo cual no podían seracusados de complicidad en su muerte. Ofrecieron mucho oro al rey, tratando deablandarasísuvoluntad.Todofueenvano.

—Osea,lomismoquehicieronlosjudíoshúngarosenlosañostreintadelsigloXX.¡Parecementiraquenoaprendierandelaexperienciapasada!

—Efectivamente,enningunodelosdoscasossirvieronesoscomportamientosdenada.Elapaciguamientonuncafuncionaanteelabuso.Jamás.Alfinal,seimpusoelcriteriodeexpulsarlosysefirmóelcorrespondienteedicto,elmismoañoenquefuedescubiertaAmérica:1492.

—Sehablamásdeaquelloquedeesto.—Lógico.Anadielegustarememoraruncapítulonegrodesuhistoriayesteloes

sin lugar a dudas. Aquel decreto era terrible. Los judíos disponían de apenas tresmesesparasalirdel territorioespañolyse lespermitía llevarseconsigosusbienes,siemprequenofuesenoro,plataomonedas.Osea,lesdejabanquedarseconlaropaypocomás.

—Hastaenesocoincidenlasdoshistorias…—Así es. Y aún haymás. Según cuentan las crónicas de la época, marcharon

juntosalexilioricosypobres,sanosyenfermos,niños,ancianos,mujeresquedabanaluzasushijosen loscaminos,ymoribundos.Sedirigierona todaprisahacia lospuertos, donde embarcaron con rumbo a Francia, Italia, el norte deÁfrica y sobretodoTurquía,quebrindórefugioalamayoríadeellos,peromuchosacabaronenlaesclavitud, vendidos a los piratas por los mismos tripulantes de esos barcos cuyopasajehabíantenidoquepagar.Imaginoqueseríanescenasmuysimilaresalasdelasmarchasde lamuerteque tuvieron lugarenHungría, talcomonosrelatóSimon,elvecinodetusabuelos.Handejadounrastrotremendamenteconmovedorenmuchos

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cuadrosdelaépoca.—Tresmesesnoerademasiadotiempoeneseperíodo,supongo…—Seríacomoahoratresdías.Lamayoríatuvoquemalvendersuspropiedadesa

cambiodemulasdecarga,obiendejarsuscasasabandonadas.Antestehecontadocómomásdeunosellevóconsigolasllaves.Algunosdesusdescendientestodavíalasconservan,juntoalalenguaquesehablabaenCastillaenelsigloXVI;elladino.Sonsefarditas,originariosdeaquí,comonuestroamigoBensadón,delaembajadaenBudapest.

—O sea, que se quedaron hasta el final, confiando en unmilagro imposible, acostadeperderlotodo.LomismoquemiabueloJudah.¡Cretinos!

—Aferrarsealaesperanzanoespropiodecretinos,Philip,esunrasgocomúnatodos los seres humanos. Y buscar consuelo en la religión, también. Por eso losrabinos acompañaron al exilio a sus comunidades, tratando de encontrar unaexplicación trascendente para una tragedia muy difícil de aceptar en términosmeramentehumanos.Esnormal.

—Sí,perootrospueblosmásespabiladoshacenalgoapartedeesperar,quejarse,lamentarseyecharseasímismoslaculpadesusdesgracias.Sedefienden.Nosotrosencambionosponemosapensarquéhabremoshechoparamerecerloyescondemosla cabeza en la Torá.Me he hartado de verlo siendo un niño y te aseguro que hequedadovacunadoparasiempre.

Unavezenelcoche,deregresoaMadrid,Carolinapusoundiscodemúsicaclásica.ElConcierto para piano n.º 2 de Chopin. Amaba esa pieza, que había escuchadointerpretarenvariosauditoriosdelmundoporauténticosvirtuosos. Identificabasusnotasmelancólicasconelpaisajeyermode lamesetacastellano-manchega.Pero larazóndefondoporlacualhabíaintroducidoelCDenladisqueteraeraquenoqueríaentablarunaconversaciónconPhilip.Nodespuésdeesebesoardientecuyacorrienteeléctricalehabíallegadohastalasentrañas,prendiendofuegoasupaso.Noantesdereflexionar sobre cuál habría de ser su comportamiento a partir de entonces y quépodíaesperardelamericano.Sideberíaseguiradelante,talcomolepedíanelalmayelcuerpo,opararmientrasestuvieraencondicionesdehacerlosinsufrirdemasiadodaño.

Élcaptó la indirectaycalló loquedeseabaescribiren lapieldeesamujera laque habría hecho el amor allí mismo. Respetó su silencio a costa de morderse lalengua,porquesihubieseempezadoahablarlehabríaespetadotodoloquelebullíadentro; lomuchoque le atraía, lasganasque teníadeella, lomuynerviosoque leponíaenocasiones,lascosasqueleharíasiellasedejara…

Decididamente lomejor,dadas lascircunstancias,eramantener labocacerrada,nofueraaserqueloestropearatodo.Ellamarcabalostiempos.Lohabíahechodesdeelcomienzodelarelación,fueracualfueselaclasederelaciónqueexistíaentreellos.

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Probablementeseguiríahaciéndolo.¿Acasonoeranlasmujereslasque,alapostre,decidíansiempreelcuándo,elcómoyelconquién?¿O talvezesaenconcreto legustara tanto porque, precisamente, a diferencia de otras, era de las que sabíanexactamenteloquequeríanyloqueno?

SeacomodóenelMercedeslomejorquepudo,echandotodoloposibleelasientohaciaatrás,yaqueeseautomóvilnoparecíadiseñadoalamedidadeunhombredesualtura. Si finalmente se hacía con el dinero del cuadro, se dijo a sí mismo, secompraríaunBMWdelaSerie6GranCoupédecolornegrometalizado,deportivoyespacioso.Uncocheconelquellevabaañossoñando.Claroque,antesdeeso,tendríaque resolveralgunosasuntosmásurgentes.Porejemplo, cómopagarel alquilerdeesemes.

Philipvivía al día.Nuncahabíapodidopermitirse el lujode ahorrar.El seguromédico,eldelcoche,laayudaquedurantealgúntiempohabíaestadoprestandoasupadre, los impuestos confiscatorios, calefacción, gasolina, compra de alimentos,alquiler…Todoerangastosymásgastosquesecomíanlarecaudacióndeltaxi,pormáshorasquesepasaraalvolante.YdesdequeBrooklynsehabíallenadodehijosdepapádeManhattanjugandoaserhipsters,elcaserosehabíasubidoalaparraylecobraba por su viejo apartamento, situado en la Cincuenta y cuatro con laDecimoterceraAvenida,casi tantocomoporunáticoenCentralPark.¡Unalocura!Cuántasveceshabíamaldecidoaesosniñatospijosqueestabandesnaturalizandosubarrio.WilliamsburgyanoparecíaWilliamsburg.Todo sehabía convertido enunasucursaldelUpperEastSide,alotroladodelpuente.

Entreunacosayotrallevabamásdeunasemanagastandoloquenoteníaysiningresar un dólar, sabiendo que no podría afrontar la situación resultante. Cuandoempezaran a llegar facturas y el banco las devolviera, tendría un problema serio.Carolina estaría en condiciones de hacerle un préstamo sin que sus finanzas seresintieranlomásmínimo,yloharíaademásencantada,máximeconociendomejorquenadiesusauténticasposibilidadesdeprobaranteuntribunallapropiedaddeesecuadrodelGrecovaloradoenunafortuna.Peronopensabapedírseloenningúncaso.Recurriríaacualquieraantesqueaella.Siteníaquevendereltaxiparaganartiempo,lo haría. Empeñaría hasta sus camisas, subastaría sus muebles en internet. Estabadecidido a sacar dinero de donde fuese para recuperar lo que era suyo. De dondefuese,exceptodeesamujer.

Concierto temory toda ladelicadezaposible,pusosumano izquierda sobreelmusloderechodeella,dirigiéndoleunasonrisacargadade ternura.Fueunacariciaamorosaantesquesensual.Unamanerasilenciosadedecirlequeestabadisfrutandode su compañía y esperaba ir acortando distancias. Una forma sencilla de hacersepresenteensuspensamientossinromperconsuvozroncadeexfumadorlaarmoníadeloqueestabasonando.

El tacto de esa mano cálida en su piel, incluso a través del pantalón, hizoestremecerseaCarolinahastaelpuntodellevarlaaperderelcontroldelcocheunos

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segundos, por suerte en una recta. No era el primer hombre que la tocaba, ni elsegundo,yelgestodePhilip,además, senotabaabsolutamente inocente.Pesea locuallopercibiócomounrocecargadodeerotismo,preludiodelsexoquehabríadellegarmásprontoquetarde.Claroquenoeraesoloquelaasustaba.Elsexoeraalgotannaturalensuvidacomolamúsicaoelbaile.Elsexonodolía,nohacíasufrir,noentrañabapeligro.Lomaloeralootro,loqueveíavenir,loqueleestabapasando.

Desde que había conocido a ese neoyorquino, no pensaba en otra cosa. Suexistenciagirabaentornoaél.Habíadejadodeladolalectura,relegadoeltrabajoalmínimo indispensable para no perder buenos clientes, descuidado a los amigos,abandonadoeldeporte…Ensuagendaúnicamentehabíasitioparaél.Estabainmersaenlahistoriadesucuadroysufamiliahastaelpuntodeolvidarsedesímisma.Ysí,setratabasindudadeunahistoriafascinante,aunquenohastaelpuntodeocuparsuspensamientosdíaynoche.

EnotrasocasioneshabíaseguidolapistaauncuadrodelGrecodesconocidoparael gran público, aunque nunca, ni remotamente, la había llevado esa aventura aencontrarseenunestadodeansiedadsemejante.Unapreguntaquenohabríaqueridoformularsemartilleabasincesarsucabeza:«¿Seráestoestarenamorada?».

Lamera posibilidad le dabaunmiedo cerval.Nunca, en sus cincuenta años devida,habíacreídodeverdadquemerecieralapenaenamorarse.Hastaahora.

Ese hombre era opuesto a ella en todo. En carácter, cuna, experiencia vital,aficiones,intereses,educación,costumbres.Hablabanidiomasdistintos.Discrepabanmuchomásde loquecoincidían.Pornocompartirnocompartíanni la religión, sibien era verdad que ninguno de los dos daba excesiva importancia a esa faceta.Carolinaeraconsciente,noobstante,deloprofundamentequemarcaalaspersonaslafeaprendidaenlainfancia.¿Quéteníanencomúnentonces?Muypocacosa.Algunaemoción además de la piel. Principios fundamentales. Un sentimiento naciente.¿Dóndelesllevaríaeso?

Depronto,alembocarlaM-30,levinieronalamenteEmbassyylasamigasconlasquequedabadecuandoencuandoamerendar.Amigasdelcolegio,ensumayoría,de un entorno similar al suyo. «Gente bien de toda la vida», según su propiaconsideración. ¿Cómo encajaría en ese ambiente un taxista neoyorquino? ¿SeatreveríaallevaraPhilipallí?Ladudaduróapenasunossegundos.Miróelrostrodelhombrequeibaasulado,bajólamiradahastaloshombrosmusculosos,marcadosenla camisa vaquera, entrelazó su mano derecha con la izquierda de él, una manogrande, fuerte,hechaparaacariciardespacio,ysecontestóquesí.Le llevaría.Unamediasonrisapícaraledibujóunhoyueloenlamejillaalconstatar,conmalicia,quenosololellevaría,sinoqueseríalaenvidiadetodassusconocidas.

—¿Qué te ha parecidoToledo?—inquirió, a punto de terminar el concierto deChopin.

Philiphabíaintuidoquenoeraesoloqueellaqueríasaber,porloqueformulólapreguntacorrecta:

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—¿Quétehaparecidoatiesebeso?

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7

OgrosenEspaña

Madrid

Un fuego de leña ardía en la chimenea del cuarto de estar, tiñendo de naranjaencendido la penumbra de la habitación. En el equipo de música sonaba la vozenvolventedeNorahJones.Nisiquierahabíanencendidovelas.¿Paraqué?Preferíansaborear sus copas en esa atmósfera cómplice, cargadade sensualidad, preludio deotrosplaceresllamadosallegar,sillegaban,cuandoavanzaralanoche.

Carolinahabíapreparadodosgin-tonicsdeSeagram’senvasoancho,conmuchohielo, corteza de lima y un toque de cardamomo. Una bebida cuya elaboraciónbordaba,probablementeporsersufavorita.Lahabíaservidoacompañadadeperlitasde chocolate amargo Lady Godiva, que degustaba muy lentamente, dejándolasdeshacerse en suboca, sentadaenel suelo sobreunaalfombrade lana.Suespaldadescansabaapoyadaenlaspatasdeunabutaca.

Philip había preferido el sofá cercano. Tenía calor, pese a estar en mangas decamisa.Un calor completamente ajeno a la temperatura de la habitación, donde laventanaabiertadejabaentrarlafrescabrisanocturna.

—Sinduda,losricossabéisprepararlascopascomonadie—bromeó,dandountragolargoalasuya.

—Noempecemosotravez…—advirtióella.—Está bien. Haya paz, princesa. Pero lo dicho; es el mejor gin-tonic que he

probado.—¿Tu religión te permite beber alcohol? —inquirió Carolina, como si no

estuvieraviéndolehacerlocondeleite.—Losjudíos—matizóél,marcandodistanciasdeliberadamente—puedenbeber

alcoholsiemprequeseakosher.Miabuelobebíavino.Mipadre,cerveza,comoyo.Perodefinitivamenteestoestámuchomásrico.

—Si algo hacemos bien los españoles —sacó pecho Carolina—, es prepararcopas. Cubalibres,mojitos, gin-tonics, caipiriñas, sangría… lo que quieras. Somoscélebresenelmundoenteroporeso.

—Yporlasmujeres—añadióélconunasonrisa.UntroncoestallóruidosamenteenlalumbreehizoqueCarolinaselevantarapara

reordenar los rescoldos y así evitar que alguno acabara provocando un incendio.Concluida la tarea, recogiósuvasodelsueloyfueasentarse juntoaPhilip,que la

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recibió,cariñoso,levantandoelbrazoizquierdoconelfindehacerlesitiojuntoasupecho. Norah Jones los invitaba en su canción a «escaparse con ella donde nadiepudieratentarlesconsusmentiras».

—¿Recuerdaslabroncaquetuvimosnadamásllegaraquí?—preguntó,hechaunovilloensuregazo,conlamiradafijaenlasllamas.

—¡Comoparaolvidarla!Casimetocadormirenlacalle…—Enserio,¿teacuerdasdeporquéfue?—Porquenoapreciastemipeculiarsentidodelhumor—resumióPhilip,deseoso

depasarpáginaantesdequelaconversaciónfastidiaseundíafantásticoqueprometíaacabaraúnmejor—.Yatepedíperdónporaquello.

—Losé.Peroquisieraexplicarteporquémeenfadétanto.—Si lo consideras necesario, adelante. Yo ya he pasado página. No soy

rencoroso.—Meenfadéporquemetisteeldedodellenoenunaheridamalcurada.Nosési

telohandichoalgunavez,perotieneslasensibilidaddeunaroca.—Todostenemosheridas,corazón.Algunas,biengordas.Peroanuestraedadno

tienemuchosentidoirporahíaireándolas,¿noteparece?Hayquesuperarlasyseguirviviendo.Sítengosensibilidad.Loquenosoyesunblando.

—Hayunadiferenciaentreserblandoyllevarunapiedraenellugardelcorazón.Pensar que alguien como yo pueda alegrarse por haber perdido a sus padres y asíheredado su dinero entra dentro de la segunda categoría. Me pareció que tecomportabasdeunmodoruinconsiderándomeafortunada.Poresomepusecomomepuse.

—Noquierodiscutir,Carolina.Sabesquenoibanporahílostiros.—Puesdimequeloentiendes.—Entiendoqueesduroperdertanprontoatuspadres.Loentiendomejordelo

quecrees.Sigopensando,noobstante,queesmásfácilsoportarlocuandonotefaltadenadayvives…

—Algunas pérdidas no se superan nunca —le interrumpió ella con la vozquebrada—.Ciertasausenciasnuncadejandedoler.¿Tantotecuestaentenderlo?

—Déjaloestar,telosuplico.—Por eso amo tanto la música, la literatura y no digamos la pintura—siguió

desahogándose ella, ajena a lo que él decía—. Por eso siempre he preferido lacompañía demis libros omis cuadros a la de lamayoría de las personas. El arteperdura,permaneceinmutablealpasodeltiempo.Laspersonassemueren,sevanosetransformanenalgocompletamentedistintodeloqueparecíanser.

Philip percibió por vez primera en esamujer aparentemente inquebrantable unsignodefragilidad.Ella,siempretanseguradesímisma,tanarrogante,tanelegante,tan adaptable a cada situación, estabamostrándole su partemás íntima.Su secretomejor guardado. Carolina Valdés le confesaba, sin pronunciar las palabras y sinmirarlealosojos,queleresultaríadifícilconfiarenél.Quenoseríasencilloamarlay

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romperesacorazadecementoarmadoconstruida,capaacapa,consupropiomiedoinfantilasufrir.

Esamujernoibaadejarsequererasícomoasí;Philiplohabíavistoclarodesdeelprincipio. Le daríamucho trabajo derribar todas las barreras culturales, sociales yemocionalesque leseparabandeella.Tumbar tantoprejuicioancestral.Aunasí, lointentaría,porquemerecíalapena.

Sabíaquelasparejasledurabanpoco,enparteporfaltadesuerte,sobretodopordejadez.Siemprehabíasidounentusiastadelaquíyahora,convencidodequelavidamismaseencargaríadefrustrarcualquierplanquepudieraelaboraralargoplazo.Sufuerza de voluntad era tan firme como su rechazo al voluntarismo.Ypese a todasesas consideraciones iba a tirarse a la piscina de cabeza, en ese mismo instante,confiandoenque,porunavez, la fortunaestuviesedesu lado.Teníaagala serunhombrede recursos,optimistapornecesidad.Yaencontraríaelmododeconquistaresefortín.Lacuestiónerainiciarelasalto.

Dándoselavueltadespacio,afindesituarsealalcancedesucuelloyrecorrerlolentamenteconloslabios,lesusurróaloído:

—Loscuadrosnobesan…Ella se estremeció, arqueando instintivamente el cuerpoenbuscademás.Él la

levantóenvolandasparasentarlaahorcajadassobresuspiernas,ansiosoporsentirmásdecercaelcalordesudeseo.

—Loslibrosnoabrazan…Llevabanmuchotiempoesperando,anticipando,aplazandoundesenlaceintuido

yanheladodesdeeseprimercrucedemiradas intercambiadoenunhoteldeNuevaYork.

—¡Ven!—ordenóCarolina,sinprecisaradónde.—Unviolínnoteharíaelamorcomovoyahacérteloyo…Todalanoche.

Losdespertóladoncella,bienentradalamañana,conundiscretotoqueenlapuerta.—Preguntanpor la señoraal teléfono.Esuncaballero,donFélixArias,queha

llamadoyadosveces.Dicequelaseñorateníamuchointerésenhablarconél.Carolinasaltóde lacama, seechóunabatadesedaencimaycogióel teléfono

desde el salón. No tenía aparato en su cuarto para evitar ser molestada a horasintempestivas, dadas las múltiples relaciones de trabajo que mantenía con gentesresidentesendistintoshusoshorarios.Además,paraesodisponíadeservicio.Unmalhábitodeprivilegiada,comodiríaPhilip,alquesehabíaacostumbradodesdeniña.

Deregresoa lahabitaciónsacudiócariñosamentealhombrequehabíadormidodesnudo a su lado, tentada de animarle a empezar otra vez desde cero.Viendo suespaldamusculada,lanucaquetanbienconocíaya,esasmanosexpertasenexplorarterritorios prohibidos adentrándose en los más recónditos… estuvo a punto deacostarsejuntoaélyolvidarsedelmundoexterior.Pudomásalfinalsusentidodela

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responsabilidad,desarrolladodurantedécadasdeférreoentrenamiento.—Cariño,eraArias.—¿Quién?—musitóelamericanoentresueños.—FélixArias.ElamigodeBensadónalqueestábamosesperando,¿norecuerdas?—Sigamosesperandoentoncesunpocomás—propusoélentonosugerente—,y

vuelveaquí.—Ahorano,remolón.Hemosquedadodentrodeunpardehorasensucasa.¿Qué

prefieresdesayunar?¿Té,café,fruta,huevosrevueltos?—Meconformaréconuncafé,yaqueloquedeverdadquerríanoestáenlacarta.

ElcancillerjubiladovivíaenuncuartopisodelacalleLuisaFernanda,adospasosde la plaza de España. Él mismo les abrió la puerta, enfundado en una gruesachaqueta de lana tejida a mano, calzando zapatillas de fieltro, con una bufandaenroscadaalcuello.Sucaramostrabasignosevidentesdeestarsufriendolagripeydebíadepensarqueselacuraríasudando.Dehecho,mientraslosconminabaadarseprisa en pasar, se sonaba ruidosamente la nariz con un pañuelo de los antiguos,tamañosábana.

—Entren,entren,queseenfríalacasa.Rondaría los setenta añosmásomenos.Deestaturabaja, ligeramentezamboy

entradoencarnesalaalturadelabarriga,resultabasimpáticoaprimeravistaporlapiellustrosadesurostro,surcadodevenitasrojas,coronadoaambosladosdelcráneopor sendos mechones de pelo que recordaban al profesor Tornasol, de Tintín, encanoso.Hablaba tantoel inglés comoel español conunamezclacómicadeacentoandaluzyalemán,adquiridossucesivamenteensuAlmeríanatalysuslargosañosdedestino en Bonn. Cada cierto tiempo emitía un carraspeo destinado a aclararse lagarganta,seguidodeunasentidadisculpa.

—Esemalditoclimaalemánymisbronquios…Ustedesperdonen.TraslaspresentacionesderigorylacorrespondientemenciónagradecidaaJanos

BensadónyPilarSánchez,cuyalaborfueponderadaporlostres,pasaronaunasalitasituada al final del pasillo, donde tomaron asiento alrededor de una mesa camillavestidaconfaldasdecretonaqueelanfitriónutilizóparaabrigarselaspiernas.Unavezacomodados,Philipabrióelfuegodeinmediato,ahorrándoselospreámbulos.

—¿LedicealgoelnombredePaulBöse?—¿Debería?—inquirióAriasconciertorecelo.—Verá—tercióCarolina,másdiplomática—,esqueestamossiguiendo lapista

deuncriminalnazidesdeHungría,ytenemosmotivosparacreerqueenelaño1965estabaenEspaña.SegúnnosexplicósuamigoBensadónenBudapest,ustedesunaauténtica autoridad en la materia. «Nadie sabe más de nazis en España que FélixArias»,fueron,sinorecuerdomal,suspalabrastextuales.

—MetemoqueBensadónexagerólanota.Nosoymásqueunaficionado,aunque

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algoheestudiadolacuestión,esosí.—¿Ylesuenaesenombre,PaulBöse?—insistióelamericano.—Así, a bote pronto, no. Tendría que revisar mis archivos, pero dudo que

encontraraanadieconesaidentidad.Noesunapellidocorrientey,dehaberloleídoenalgúnsitio,lorecordaría.Nosésivoyapoderayudarles.

—¿Sería plausible que un criminal nazi hubiese encontrado refugio en Españadespuésdelaguerra?—CambióelenfoqueCarolina,reaciaarendirsefácilmente.

—La respuesta a esa pregunta nos va a llevar un buen rato —advirtió elfuncionario,visiblementesatisfecho—.¿Puedoofrecerlesuncafé,agua,unrefrescotalvez?Desdequemuriómiesposa,Angelines,melasarreglocomopuedoyosolo,ynosuelocomprarpastasyesascosasqueellasiempreteníaamanoparaobsequiaralosinvitados.Aunquealgodebebertienequehaberenlacocina…

La cortés negativa de sus huéspedes evitó al convaleciente tener que darse unpaseohastalaotrapuntadelacasa,quedistabadesersulugarfavorito.Élpreferíarefugiarse en su despacho, acompañado de sus papeles, aunque tuviera quealimentarsedebocadillosycafésconleche.Esamañana,además,disponíadepúblicodispuestoaescucharelfrutodesusinvestigaciones.Nohabíatiempoqueperder.

Antelaatentamiradadeunaparejaqueaprimeravistalehabíaparecidosingular,porel contraste entre los rústicosmodales de él y la refinada actitud de ella,Arias sedispusoacontestar,delamaneramássucintaposible,unapreguntacuyocontenidodabaparaelaborarvariastesisdoctorales.

Enarasdesituarlascosasensucontextohistórico,seremontóalestallidodelaGuerra Civil y la ayudamilitar brindada en esemomento por Hitler al sublevadogeneral Franco, para explicar el origen de los estrechos vínculos existentes entreambosregímenes.Esos lazos,creadosencircunstancias tandramáticas, justificabanla hospitalidad que encontraron más tarde en España centenares si no miles desimpatizantesydirigentesnazisderrotados, fugitivosde losAliados.Enesaguerrafratricida,añadió,aguisadeexplicacióncomplementaria,secometieronincontablesbarbaridadesporpartedeambosbandos, loquedio lugar,durante lustros, aodios,amores, rencores,venganzasygratitudes incondicionales,del todoajenasalámbitode lo racional e imposibles de comprender apelando únicamente al interés o lapolítica.

—Todavíahoyseguimosrevolviendoenesaheridaconpasionescontrapuestas—apuntó,pesaroso—.¡Imagínenseustedescuálseríalasituaciónen1944o1945!

Sin necesidad de consultar papel alguno, ya que su cabeza parecía almacenarnombres y fechas mejor que el más sofisticado ordenador, relató a sus visitantescómo,alcalordeesaamistadybajoelpatrociniodelministrodelInterioryjefedelaFalange,RamónSerranoSúñer,losdistintosserviciossecretosalemanes,asícomolatemible Gestapo, obtuvieron toda clase de facilidades por parte del gobierno

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franquistaparainstalarseenelpaís,moverseporélconabsolutalibertadydesplegarunatupidareddeinformadores,especialmenteactivaenlaprensaylaradio.Unaredqueelembajador inglésde laépoca,SamuelHoare,calificócomolamáspoderosaquehubiesevistojamás.

—El amo de la propaganda y censura vigente en la España de los cuarenta sellamaba Josef Hans Lazar —añadió el veterano canciller, feliz de haber captadoplenamentelaatencióndesusvisitantes—.Eraelagregadodeprensadelaembajadaalemana;undiscípuloaventajadodeGoebbelsenelmanejoconjuntodelhalago,elsoborno y la amenaza, al que temían con sobrados motivos todos los reporterosespañoles. Nativo de algún país balcánico, había llegado a Burgos en 1938 comocorresponsalyestabamuybienrelacionadoconelrégimen.Losperiodistascomíandesumanoosufríandurasrepresalias.Deesospolvosvinieron los lodosque trajoconsigodespuéselfinaldelaguerramundial.

DadoqueCarolinayPhiliphabíanpreguntadoespecíficamenteporloocurridoapartirdeesemomento,Ariaspasódepuntillaspor las inversionesmultimillonariasrealizadas durante el período hitleriano en la minería e industria pesada española,vitalespara lamaquinariabélicaalemana,que serviríandepretextoo justificación,durante los años de la contienda, para la llegada al país de incontables supuestoshombres de negocios embarcados en actividades de índole bien distinta, amenudoinconfesable.Enesaspersonas,yestoeraloimportanteparaelcasoquelesocupaba,puso su foco después laOperación Safehaven (Puerto Seguro), establecida por losAliados tras su victoria. Una operación cuyo objetivo era desarticular cualquierintentodereconstruccióndelnazismoquepudierautilizarcomobaseelterritoriodela península Ibérica, así como capturar a todos los criminales que trataran deesconderseenEspañaoenPortugal,yafueseconlaintencióndepermanecerallíobiencomoescalaenlarutahabitualdeescapehaciaSudamérica,destinofavoritodelosfugitivos.

El canciller, quehabía tenido acceso tanto a los archivos españoles comoa losexistentesen laantiguaRepúblicaFederaldeAlemania, lescontócon todo lujodedetalles cómo la estrecha relación de compañerismo ymutua admiración existenteentre antiguos funcionarios alemanes ymilitantes de la Falange, al igual que entremiembrosdelaWehrmachtymilitaresespañolesdealtagraduaciónmuyinfluyentesenelentornodeldictador,habíatorpedeadodesdeelprincipiolalabordelosAliadoseinclusoladelministrodeAsuntosExteriores,AlbertoMartín-Artajo,encargadodeayudaraestosúltimosacumplirconsumisióndecontrol.Algoextraordinariamentedifícildecumplir,constató,alestarMartín-Artajoatadodepiesymanos.

Antelaextrañezadesusoyentesporestaúltimaafirmación,Ariasrecurrióaunametáforaquehabíaempleadoenmásdeunaocasiónalcompartir susconclusionescon su añoradaAngelines, ydijoque elmáximo representantede ladiplomacia seencontraba«atrapadoentrelasfaucesdeunatenaza».Porunaparte,debíahonrarelacuerdo suscrito por el gobierno español con los vencedores, a quienes se había

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prometido entregar a todos los ciudadanos alemanes o austríacos sospechosos dehaber perpetrado crímenes de guerra, incluidos en listas de repatriación forzosaelaboradasporlosAliadosatalefecto.Porotra,sumisiónseveíasistemáticamenteboicoteada desde dentro por un sinfín de germanófilos muy bien situados en lapolicía, las fuerzasarmadas, laFalangeo incluso la Iglesiacatólica, empeñadosenobstaculizarsutrabajoygarantizarasusamigosnazisunaestancialomássegurayagradableposibleenEspaña.

ClaroqueFrancopresidíaelgobiernodeunpaísoficialmenteneutral,aunquesinlugaradudasalineadoconlospostuladosideológicosdelosvencidos,seadelantóalaobjeciónqueesperabaescuchar.Perodebidoalhechodequelosnazishabíansidovencidos, la política exterior española necesitaba con absoluto apremio ganarse elfavor de las potencias aliadas. Y ese era, precisamente, el cometido que se habíaconfiadoaMartín-Artajo.Uncometidomuydifícildellevaracabo.

—Porveinticincopesetascualquieralemánpodíacomprarenelmercadonegrounacopiadeesaslistasderepatriación—expusoatítulodeejemplo—.¡Figúrenseelpapelón que tenía ante sí el ministerio para localizarlos, una vez que estabanalertados,máxime cuando tampoco faltaban policías partidarios de la causa o biendispuestosadejarsesobornarporcuatroduros!

La solución que encontró Artajo, enfrentado a ese callejón sin salida, siguiórelatandoelfuncionario,conpasióndehistoriador,fuesepararelgranodelapaja.Esdecir,centrarlapersecuciónenlosverdaderoscriminalesyjerarcasdistinguidosdelnazismo,permitiendoquelosdemás,miembrosdeunanutridacoloniadeunasdiezmil almas, segundones o ajenos al régimen del Tercer Reich, permaneciesen en elpaíssinsermolestados.

Inclusollevaracaboesacribaresultósermuycomplicado,precisóArias.Tanto,quehastaabrilde1946apenassetentaycuatrointegrantesdeunlistadocompuestopor doscientos cincuenta nombres, señalados como prioritarios, habían sidolocalizados y expulsados. Unos meses más tarde, en noviembre, el recuento finalascendíaacientocinco.EntrelosfugitivoshabíaagentesdelaGestapo,losserviciosde contraespionaje militar o los de seguridad civil, que durante la guerra habíanestado involucrados en distintos actos de sabotaje; espías adscritos a diversasagencias,yempleadosdelgobiernodelReichreclamadospordistintosmotivos,queen sumayoría escaparon a la persecución.Losmásnunca fueron repatriadosy losotros,despuésdebrevesestanciasencamposdeinternamiento,regresaronaEspañasindificultad.

EseresultabasereldeprimentebalancedeSafehaven.

PhiliphabíaidoenbuscadeinformaciónespecíficasobrePaulBöse,aunqueelrelatoqueestabaescuchandoleteníafascinadoyasqueadoalavez.Lerepugnabaoírquelos culpables de asesinar a seis millones de judíos, los causantes de la guerra

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devastadora en la que habían caído tantos valientes soldados norteamericanos,hubieran encontrado un país dispuesto a darles asilo. Elmismo país al que habíanservidodiplomáticoscomoÁngelSanzBrizyotros, recordadosconenormeafectoporJanosBensadón,graciasaloscualessehabíasalvadobuenapartedesufamilia.Esoleparecíaunaincongruenciaincomprensible.

RecordabalairaquehabíaexperimentadoenBostonaldescubrirqueinclusosupatria, Estados Unidos, había abierto sus puertas a destacados representantes delnazismoen losañosposterioresaeseconflicto terrible.Se sintiópeoraúnal saberque lomismopodíadecirsedeotrasnacionesdelcontinenteamericano,encantadasde recibir a los exponentesmás aberrantes de esa ralea criminal, encabezados porAdolfEichmann, responsabledirectode lasiniestra«soluciónfinal»,oeldiabólicodoctorJosefMengele,apodadoelÁngeldelaMuerteporsusvíctimasdeAuschwitz.

Carolina no tenía la menor idea de que ese siniestro personaje, culpable detorturaryasesinarconsusexperimentosmédicosamillaresdeinocentesenelcampodeconcentraciónpolaco,hubiesepasadoporEspaña.Suquedóestupefactaaloírqueélyotrosindividuossimilares,comoeloficialdelasSSReinhardSpitzy,ayudantedelministrodeExterioresVonRibbentrop,ocolaboracionistascondenadosamuerteen ausencia en sus lugares de origen, de la talla del belga PierreDaye, el francésCharlesLescaymuyprobablementeLouisDarquierdePellepoix,comisariogeneralparaAsuntosJudíosdel régimendeVichy,estuvieronasimismoocultosensupaís,algunos durante varios años, antes de trasladarse bajo nombres ficticios a laArgentinadePerónoelBrasildeladictaduramilitar,donderecibieronasilopolítico.

Philipestabadesconcertado.—Ustedperdone—interrumpióelrelatodelcanciller—,peromeheperdido.No

meparece coherente que servidores de unmismogobierno se jugaran la vida parasalvar a unos judíos húngaros, como hizo el señor Sanz Briz, y al mismo tiempoayudaranalosverdugosdelHolocausto.

—EsaeslaespecialidaddeBensadón,nolamía—desviólapelotaFélixArias,conunasonrisaelocuente.

—Ya,pero¿ustedquéopina?¿Loentiende?—Yo creo que la política del régimen franquista no estaba orientada a la

salvación de judíos perseguidos, desde luego, aunque tampoco a su eliminación,como sí lo estuvo la de los países integrados en elEje hitleriano. Franco permitióactuaralosdiplomáticosquequisieroninvolucrarseenesatareahumanitaria,porqueleconveníaponerunavelaaDiosyotraaldiabloenesperadeverquiénganabalaguerra.Nadóyguardólaropa,enesacomoentantasotrasáreas,aligualquehacenhoyalgunosdistinguidospolíticos…Salvandotodas lasdistancias,porsupuesto—matizó,temerosodemeterseenunjardínllenodeespinas.

Llegadoaestepunto,Ariasreconocióqueelalcancerealdelaayudaprestadaporlas autoridades españolas a la fuga de criminales nazis nunca se había estudiado afondo y probablemente nunca se podría investigar ya, por falta de testigos vivos,

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aunque era una realidad incuestionable. Estaba demostrada la existencia de variasredes creadas en la Península con el empeño de facilitar estas huidas, conocidaspopularmentecomo«líneasderatas»,dirigidaspordistintospersonajesgeneralmentevinculadosconlasSS.LíneasquedieronmuchoquehaceralosAliadosempeñadosencapturaraesa«ratas»fugitivas,aunqueningunataneficazcomolacomandadaporuna mujer de padre alemán, aunque nacida en España, llamada Klara, Clarita,Stauffer.Sucasomerecíamenciónespecial.

Clarita Stauffer era la hija del director de la fábrica de cervezasMahou. Unajovenmoderna,amigaíntimadePilarPrimodeRivera,hermanadelfundadordelaFalange y presidenta de la Sección Femenina, cuyo departamento de prensa ypropaganda estaba a su cargo. Ella encabezaba también la Sociedad deAsistenciaAlemana,organizaciónmuyvinculadaalAuxilioSocialfalangista,creadalegalmenteconlafinalidaddeasistiralosalemanesnecesitados,aunquededicadaenrealidadacuidardelosprisionerosdeguerraalemanesfugadosdeloscampamentosfranceses,ocultara los incluidosen las listasderepatriaciónforzosay,sobre todo, facilitar lafugaaSudaméricade losmásaltosgerifaltesdelpartidonaziatrapadosenEuropa,proporcionándolesdinero,transporteydocumentaciónfalsa.

—LosAliados querían coger en su red a todos los peces posibles—precisó elfuncionario,conscientedelestuporquecausabansuspalabrasenquienjamáshabíaoídohablardeeseasunto—,peroloquemáslespreocupabaenaquellosdíaseralaorganizaciónWerwolf,queenalemánsignificaalgoasícomoogro.Muchomásquelaescasaonulavoluntaddecooperaciónquemostrabanlasautoridadesespañolasala hora de expulsar a los nazis incluidos en esas listas, las cuales, por otra parte,tampococonteníanningúnnombreespecialmentedestacado;quierodecirunodelosrealmentegordos,buscadoaescalainternacional,segúnelcriteriodelaComisióndeCrímenesdeGuerradelasNacionesUnidas.Aesosnuncallegaronaubicarlosaquí,aunquealgunoshicieranescala.Laprioridad,portanto,eraelOgro.Nocabeningunaduda.

La mera palabra «ogro» evocaba imágenes inquietantes. A medida que escuchabahablaraFélixArias,Carolinaibarecordandohaberleídoalgoalrespecto,sibienlecostóunratoatarcabos.Philip,asuvez, tratabadeponerseen lapieldesupadre,obligadoaconvivirenunmismolugarconlosasesinosdesufamiliaeinclusoverseobligadoaservirles.Seimaginabaloquehabríasentidoaltoparsecaraacaraconesehombre,PaulBöse,pavoneándoseenunarecepcióndealtocopeteentredistinguidosinvitados, mientras él pasaba bandejas. Le habría hervido la sangre hasta hacerleestallarlacabeza.¿Aquiénnolehabríaocurrido?Deaquellohacíamásdecuarentaañosyleestabahirviendoaél,sinconoceralpersonaje.

No sabía aún dónde había ido a parar ese tipejo, pero estaba decidido adescubrirlo.

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—¿Qué clase de organización era ese Ogro? —preguntó al viejo canciller,tratandodehallaralgúnanclajeconelhombrequeleobsesionaba.

—Erauna redclandestinaestablecidapor losnazis a findemantenervivos losidealesdelPartidoNacionalsocialistadespuésdelacapitulacióny,enlamedidadeloposible,prepararseparaunnuevoasaltoalpoderencuantosurgieralaoportunidad.Con ese propósito habían almacenado grandes cantidades de dinero, y disponíanigualmente de hombres entrenados para amedrentar a los alemanes residentes enEspaña reacios a secundar sus planes o bien tomar represalias contra quienes seatrevieranaenfrentarseaellos.Yaleshecomentadolacantidaddeagentesdediversopelaje que habían estado operando en estas tierras. En muchos casos esos tiposseguíanaquí,urdiendoplanes.

—Me parece haber leído alguna novela de espías en la que se hablaba de esahistoria,perosiemprepenséqueeraficción—sesorprendióCarolina—.¿PuedeserunadeFrederickForsyth?

—Tiene usted buena memoria —asintió el funcionario con admiración—. LatramadeOdessasecentraenlaorganizaciónOgro,aunqueenelterrenodelaficción,cuando lociertoesqueesagente llegóa representarunpeligromuyreal.Aquí,enEspaña, su máximo cabecilla fue un antiguo combatiente de la Legión Cóndor,intérpretedelgeneralMuñozGrandesenlaDivisiónAzul,llamadoHansHoffmann.Unhombremuypoderosoymuybienrelacionado,aquiennuncapudierontocarlosAliadosporqueFrancoenpersonaloprotegía.

—¿Francosemetíaenesosdetalles?—inquirióCarolina,incrédula.—Lamayoríadelasveces,no,peroenestecasohizounaexcepción.Tambiénse

interesó personalmente por el jefe del complejo empresarial Sofindus, JohannesBernhardt,destacadomiembrodelpartidonazi,quehabíacontribuidodecisivamentea la financiación de su golpe en el 36. No solo lo libró de caer enmanos de losAliados,sinoqueleregalólanacionalidadespañolayunahermosafincaenDenia.Más tarde, ya en los cincuenta, él emigró aArgentina y de allí regresó con plenaimpunidadaAlemania,dondevivióplácidamentesusúltimosaños.

—YvolviendoalOgro…—seimpacientóPhilip.—LesestabahablandodeHoffmann,unodesusprincipalesrepresentantesaquí.

Según los informes elaboradospor los serviciosde inteligencia estadounidenses, elpropioHoffmannparticipó,amediadosde1944,enel secuestrodeundiplomáticoalemándisidenteydesuesposa,española,que terminaronsusdíasenelcampodeconcentración deDachau. Pese a ello, fue nombrado cónsul honorario enMálaga,dondefallecióafinalesdelosnoventaalosochentaytresañosdeedad.Yporsinobastara con esa bicoca, ostentó asimismo la presidencia delColegioAlemán en laCosta del Sol, que todavía hoy lleva su nombre. No fue el único beneficiario deatencionessimilares.

—¿Quiere usted decir que incluso los responsables de esta red encontraronrefugioenEspaña?—inquirióelamericano,cadavezmásindignado.

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—Asíes.Almenosvariosdeellos.AdemásdeHoffmann,otrodestacadonazidenombreKarlAlbrecht, a quien losAliados consideraban uno de los alemanesmáspeligrosos en Madrid, permaneció aquí sin ser molestado y siguió presidiendo lafirmaAEG,gigantede laelectrónica,hastaqueen1948semarchóaArgentina.Ymitad argentino mitad alemán era también el capitán Fuldner, intérprete en laDivisión Azul al igual que Hoffmann, quien llegó a Madrid en marzo de 1945,procedentedeBerlín,conmuchodineroyobrasdeartecuyaventadebíasufragarlacreacióndeunamacro«líneaderatas»…

Philiphabíaoídolaspalabras«obrasdearte»,queactuaroncomounresorteensucerebro. Sin dejar que Arias concluyera lo que estaba diciendo, le volvió ainterrumpir.

—¿Podríatratarsedeunnombrefalso?—¿Aquiénserefiere?—AFuldner.¿PodríaeltalFuldnerserelhombrequebuscamos?¿Podríatratarse

dePaulBöse?El funcionario se quedó callado, sorprendido por la pregunta, lo que indujo a

Carolinaaexplicarelrazonamientodesuacompañante.—Verá,esquecreemosqueese individuo,PaulBöse,sustrajoenBudapestuna

obradeartemuyvaliosa,propiedaddelafamiliadePhilip,quepodríahabertraídoaquí,quiénsabesijuntoaotras,robadasalosjudíos.Deahínuestrasospecha.

—Comprendo… —Arias se rascó la calva, en un gesto típico en él cuandopensaba.Alcabodeunossegundosnegóconlacabeza—.No.Sientodecepcionarles,pero la identidad de Fuldner es bastante bien conocida. Me he encontrado en losperiódicosydocumentosde la épocadiferentes versionesde sunombre,AlbertoyCarlos,peroelapellidoesFuldner.Seguro.Talvezelnombrefalsofueseelotro,eldeBöse.¿Seríaesoposible?

—¿HubomuchotráficodeobrasdearteenEspañaenesosdías?—retomósuhiloelneoyorquino,sinresponderalapregunta.

—¡Ya lo creo! Muchos españoles estaban pasando hambre por esas fechas yvendían lo que tenían a precios de saldo. Entre los alemanes con dinero habíacoleccionistascélebres.Sinirmáslejos,ErnstHammes,nombradojefedelaGestapoenMadridafinalesde1944,quefuerepatriadofugazmenteaAlemaniaperoregresóalcabodeunpardeañosyabrióunestablecimientodeartículosdelujo.Tambiénelconsejerode la embajada alemana,Fritz vonBibra, o el agregadodeprensa,HansLazar,dequienleshablabahaceunrato.

—¿SincontrolporpartedelosAliadosnitampocodelasautoridadesespañolas?—insistióCarolina.

—Bueno, digamos que con un control muy relativo. En los últimos días delnazismo, Von Bibra y Lazar se encargaron de arramplar con todos los objetos devalorexistentesenlosdistintosedificiosocupadospororganismosalemanes,incluidaporsupuestolaembajada.Elencargadodenegociosllegóapresentarseenlafincade

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un aristócrata español con una caja repleta de soberanos de oro de procedenciadudosa,quepretendíaenterrarallíafindeponerlaasalvo,cosaalacualelespañolsenegó.

—¿A qué se refiere exactamente al decir «procedencia dudosa»? —inquirióPhilip.

—Aqueprobablemente,almenosenparte,setratabadeoroobtenidomedianteexpoliosquehabíasido transportadoaMadridporaviónduranteelotoñode1944.Lesrepitoquetodolorelacionadoconeseasuntoesmuyturbio.Dehecho,eseoroacabó siendo depositado «para su salvaguarda» en el Ministerio de AsuntosExteriores, que se resistió durante largos meses a entregárselo a los Aliados yúnicamenteseavinoahacerlodespuésdequeVonBibra,repatriadoeinterrogadoporlosAliados,confesaraquelohabíallevadoallí.

—AcabadecomentarnosqueesehombrepermanecióasalvoenEspaña—tercióCarolina.

—Me habré expresado mal—rectificó Arias—. Fue repatriado, pasado por eltamizdelosvencedoresyenseguidaliberado,despuésdelocualregresóaquí.

—Pero¿quéclasedejusticiasehizoconesoscriminales?—exclamóPhilip,casienungrito.

—Laquefueposiblehacer,hijo—lecalmóelcanciller—.Comprendosuenfado,aunquehayqueentendertambiénquelaamenazaaesasalturasparalosAliadoserayaelcomunismo,impuestoporlaUniónSoviéticaentodalaEuropadelEste,ynoelnazismoderrotado.EneseteatrogeopolíticoEspañaeraunpuntoestratégico,vitalenladefensadeOccidente.Yasabeustedqueenpolíticanohayamigosytampoco,omuypocos,principios.Prevalecenlosintereses.

—De modo que en razón de esos intereses se permitió el blanqueo libre deobjetosdearterobados—concluyóelamericano,cediendoasutendencianaturalalexcesosimplificador.

—Yo no diría tanto. De hecho, los bienes de Lazar, una colección de arte yantigüedadesdeconsiderabletamaño,permanecieronembargadosunoscuantosañospor los Aliados, mientras él recurría a toda clase de artimañas para evitar serrepatriado. Lo consiguió, emigró a Brasil a mediados de los cincuenta, una vezlevantado el embargo, y regresó a Europa poco después. Se suicidó en un tren,camino de Ankara, ingiriendo veneno. Tenía una enfermedad terminal y prefirióadelantarsealdestino.

—¿Ysusobjetosdearte?—Loignoro.Peronofigurabaentreellosningunosignificativamentevalioso.He

tenido acceso a varios de los inventarios que hubo de consignar a las autoridadesespañolas durante su litigio con los estadounidenses y los británicos. No creo quefueseLazarelhombrequeustedesbuscan.Losientodeverdad.

FélixAriaserademasiadoeducadocomoparapedirlesquesemarcharan,peroseleveíaagotado.Susúltimasintervencionessehabíanvistointerrumpidasporgolpes

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detos,queparecíandejarlecadavezmásquebrantado.Además,tampocodisponíadeinformación que pudiera ayudarles a encontrar a Paul Böse, por lo que carecía desentidoinsistir.

—Me temo que hemos abusado de su hospitalidad —zanjó la conversaciónCarolina,mirandoelreloj,quemarcabalasdos—.Tendráustedquecomer.

—Ahora tomaréalgo,sí—contestóelcanciller,visiblementealiviado—.Luegoecharéunabuenasiesta.

—Muchasgraciasporsuayudayperdonemibrusquedad—sedespidióasuvezPhilip,conscientedehabersepasadodefrenada.

—Lamentonohaberlessidomásútil,perotienenminúmero.Sihayalgomásquepueda hacer por ustedes, no duden en llamar. Y si hablan con mi buen amigoBensadón, denle muchos recuerdos. Tengo entendido que lleva su libro bastanteavanzado…

—Apuntodeserpublicado,sí—mintióCarolina—.¡Seráunbombazo!—Mealegroporél.Contodoloquehatrabajado,semerecereconocimiento.No

soloesunbuenhombre,sinoungraninvestigador.—Como usted, señor Arias —ensayó el halago el neoyorquino, forzando su

naturaleza en el empeñode compensar las vocesque acababadedar—.Nimásnimenosqueusted.

Salieronalacalleconganasdedarunpaseoaprovechandolatemperatura,perfectapara sentarse al sol en una terraza de Rosales. De camino, Carolina explicó a suamigo loquesignificabael término«aperitivo»,alquesedisponíaa invitarle.Unacerveza,unasaceitunas,patatasfritas,jamón,mejillones…

—Menosqueunalmuerzoymásqueunasimple tapa—resumió—.EnEspañadisfrutamosdetodoslosritualesgastronómicos.

—Ydespués,¿unasiesta?—inquirióPhilip,conairepícaro—.Creoquenomecostaríamuchoadaptarmealascostumbresdetupaís.

—Talvez—respondióella,sugerente—.Nuncasesabe…Los árboles del parque del Oeste empezaban a vestirse de otoño, lentamente,

mezclando ocres, cobres y verdes. Carolina brillaba enfundada en un traje dechaquetaazuloscuro,decorterecto,querealzabalalongituddesuspiernasaméndesuelegancianatural.Philiplallevabacogidadeloshombros,acompasandosupasoaldeella,sintiendocadamovimientodesucadera,cadarespiración,cadatoquedeesamelenasobrelapieldesucuellocomounacariciaregalada.Noseleescapabanlasmiradas que le dirigían muchos hombres al pasar. Se sentía afortunado al poderconsiderarlasumujer,almenoseneseinstante,aunque,porlodemás,lefrustraralasensación de haber llegadonuevamente a un puntomuerto en la investigación quejuntosllevabanacabo.

—Muchonombre impronunciable,mucha fecha, pero estamos comoestábamos

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—constatóPhilip,mientrasapurabasuprimeracaña—.ElamigoAriasnohasidodegranayuda.

—No hemos avanzado, no —convino Carolina—. Y no será por falta deinformación.¡EsehombreeslaenciclopediaEspasadelosnazis!

—¿Laqué?—Déjalo.EraloqueexistíaenEspañaantesdelaWikipedia.Quierodecirquees

unsabio.¿Quéextrañoimpulsomoveráaalguiencomoélapasarsehorasyhorasenlosarchivosdevariosministeriosolahemeroteca,rebuscandoenunpasadotanfeo?

—Tal vez tenga algún interés personal, comome ocurre a mí. Eso era lo quepensaba esa archivera tan amable que nos atendió en el Ministerio de AsuntosExteriores,meparecerecordar.

—Tal vez, aunque lo dudo. Hablaba con mucha frialdad para alguien cuyoobjetivo es la venganza. Yo he percibido más bien un interés de índole histórica,académica. Me ha parecido un hombre intelectualmente honesto en busca de laverdad.

—Eso sí que sería una rareza —exclamó Philip, engullendo con deleite laenésimaaceitunarellenadeanchoa—.Laverdadnotienelamenorutilidad.¿Porquéperderíaalguientantotiempobuceandoentreviejospapeles,sinnadaqueganarconello?

—Talvezprecisamentepara llenarese tiempo—aventuróella,divertidapor suvoracidadconlasaceitunas—.Noshamencionadodepasadaasudifuntaesposaynohevistofotografíasdehijosonietos,por loquededuzcoquenotiene.Esprobablequehayaencontradoenesa indagaciónhistóricaunmododedarsentidoasuvida.Hay gente a la que la verdad sí importa y que se esfuerza por rescatarla de lamanipulacióninteresada.

—¿Así,sinunincentivoeconómico?—Puessí.Simplementeporelplacerdesaber.Amínomecuestaentenderlo.Es

unfuncionario jubilado,cobrará lacorrespondientepensión,que ledaráparacubrirsusgastos,yseráfelizdesbrozandolamarañadehechosynombresquehemosestadocomentando con él. Leer, estudiar y escribir son ocupaciones muy baratas queproporcionanuninmensoplacer.

—Sitúlodices…—repusoPhilip,escéptico—.Amímecuestacreerqueexistagenterealmentedesinteresada.

—¿Me estás hablando en serio? —Carolina se enfadó—. ¡Eres un perfectoingrato!

—Ounapersonarealista.Másrealistaquetú,entodocaso—sedefendióél.La española le lanzóunade susmiradas taladrantes al tiempoque empezaba a

enumerarnombres,marcandocadaunodeellosconlosdedosdelamanoizquierda,comenzandoporelpulgar.

—Enestosúltimosdíashemosconocidoa JanosBensadón,quededicahorasyhorasahonrar lamemoriadediplomáticosespañoles,comoÁngelSanzBriz,cuyo

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empeñodesinteresado—subrayóeladjetivo—salvólavidaamillaresdejudíos.Nocontentoconello,elhombreaúnencuentratiempoparacolaborarconunaONGdeabogados solidarios. Nos hemos entrevistado con Simon Berent, que parecía estaresperándote para regalarte sus recuerdos y devolverte con ellos tu pasado.Nos habrindadosuayudaimprescindibleunaarchiveradelMinisteriodeAsuntosExteriores,llamadaPilarSánchez,sinlacualhabríaresultadocompletamenteimposiblerastrearlospasosdetufamiliaaquíenEspaña.HasvisitadoatutíaRaquelenlaresidenciadelasHermanitasdelosPobres,quevivendelacaridadyacogenapersonascarentesderecursos.¿Puedesdecirmequéhasacadocualquieradeellosdesuencuentroconnosotros?¿Enquéleshabeneficiado?

Philip guardó silencio, literalmente noqueado por la paliza argumental queacababadedarleCarolina.Sehabíapasadounagranpartedelaexistenciaenfocandosumiradaenlosmotivosqueteníaparasentirseagraviadoporlaviday,derepente,alguien a quien respetaba e incluso empezaba a amar le obligaba a cambiarradicalmentedeenfoque.Conscientedehabersidoderrotado,reconoció:

—Tienesrazón.—¡Claroquelatengo!—Secrecióella—.Enestemundohaymuchamásgente

buenaquemala.Muchísima.Loquepasaesqueestosúltimossehacennotarmásymerecenlaatencióndeperiodistasehistoriadores.Perosonlaexcepción,nolaregla.

—Ylosquesiempreacabanmandando—apostillóél.—Enesotienesrazóntú,loadmito.Parallegaralvérticedelpoderencualquier

actividadhayquedejarselosescrúpulosylosprincipiosencasa.Locualnoimpidequelamayoríadelaspersonasconlasqueunosecruzaporlacalleseangentesdebien,dispuestasacumplirconsudeberyhaceralgoporsuprójimo.

—Yonoloveotancolorderosa,aunque,comobuennegociador,estoydispuestoa llegar a un «ni para ti ni para mí». Digamos que hemos tenido suerte, aunqueestemosenunpuntomuerto.

—No tires la toalla antes de tiempo, señor Smith. Aún nos quedan algunostriunfosenlamano.

—¿Querríascompartirlosconmigo,missValdés?Andountantoperdido…—FélixAriasmehadadounaidea.Hastaahoranoshemoslimitadoamiraren

internet, donde no hay una sola entrada correspondiente a Paul Böse. Estamosbuscando en el lugar equivocado. En los años cuarenta, cincuenta, sesenta y hastabienentradoslosnoventa,soloexistíaelpapel.Yahíesdondevamosairainvestigardesde mañana. A la Hemeroteca Nacional. Nos llevará más tiempo, pero tal vezdemosconalgoenlosperiódicosdelaépoca.

—Yonoentiendoespañol—recordóPhilip.—Entoncesseréyolaquevaya.Túpuedesaprovecharparahacerturismo.—¡Ni lo sueñes! —La besó, para enfatizar su disposición a ir con ella a

dondequieraquefuese.—También voy a explorar otra vía, a través de un contacto en la sede de

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Christie’senLondres.—¿Quéclasedevía?—Tecontarémáscuandomeconteste, si esque lohace.Se tratadeunamujer

encantadoraconlaquehetrabajadoenelpasado.SellamaIngrid.Conesodeberíabastarte. Déjame guardar algún secreto.—Frunció el ceño, impostando enfado—.¡No quieras saberlo todo! Necesito, eso sí, tu permiso para compartir con ella lainformaciónsusceptibledeponerladenuestraparte.

—¿Túconfíasenella?—Sí.—Entoncestienesmipermiso.Sialgomehasdemostradoaestasalturasesque

eres persona de fiar. Pija —añadió, provocador—, altiva, repelente en ocasiones,picajosa,coquetayrepugnantementerica,perodefiar.

LarespuestalesalióaCarolinadelalma,enespañol:—¡Gili…!

QueridaIngrid:

Teasaltoaestashorasdeunviernesporquenecesitopedirteurgentementeungranfavor,relacionadoconellienzodelGrecoqueprontosaldráasubastaenNuevaYork.Comosabes, fuicontratadaporvuestracasapararedactaruninformesobrelaautenticidaddelcuadro,decuyaautoríanoalbergolamenorduda.Estamosanteunapieza sobresaliente de un Greco en plena madurez, que, sorprendentemente, ha permanecido oculta durantecientosdeaños.Yaquívienemipetición:¿podríasecharmeunamanoparalocalizaraquienhalanzadoesaobraalmercado?

Sé que te pido algo completamente irregular, por lo que voy a poner todasmis cartas boca arriba. Tengomotivossólidosparapensarqueeselienzoprocededelexpolionazi.Esmás:enlasúltimassemanasheseguidosurastro hasta Budapest, la ciudad en la que se encontraba el cuadro antes de la Segunda Guerra Mundial,acompañadaporunhombrequeasegurasersuverdaderopropietario.Losindiciosqueavalansuhistoriasonmuysólidos,Ingrid.Mucho.Deconfirmarseestaconlosperitajesquehemospuestoenmarcha,elasuntopodríadarlugaraunescándaloqueennadabeneficiaríaelbuennombredeChristie’s,nitampocoelmío.

Teserémuyfranca;noterminodefiarmedetucolegaFrancisBurg.EnNuevaYork,alsercontactadaporestapersonayescuchardesuslabioslasprimerasnoticiasreferidasaloqueteestoycontando,habléconBurgparainteresarmesobreelcertificadodeprocedenciadelcuadro,sinéxito.Comoeradeesperar,mediolargas,aunquesudiscreciónmeparecióexcesiva incluso tratándosedeun tipo tanherméticocomoél.Creosinceramentequeoculta algo.Además, estoy convencida de quememintió.Lo queme pregunto, y te traslado, es si la casa desubastas está implicada en este turbio asunto o si se trata de algo que solo le atañe a él. Conociéndote yconociendolasolvenciadelaempresaparalaquetrabajas,meresultaimposiblecreerqueChristie’sytúpodáisavalarunaoperaciónmanchadaporlanegrasombradelHolocausto.

Eltiempocorreennuestracontra.Comotedigo,hayalgunosperitajesenmarchaqueservirándebaseparalasacciones judicialesqueestapersona, laverdaderapropietariadelcuadro,estádispuestaaemprender.Confíoenque,contuayuda,seamoscapacesdealcanzarunacuerdoamistosoydiscretoqueevitellegaraeseextremo.

Agradezcodeantemanolaatenciónquebrindesaesteasunto,asícomolamáximareservaconlaque,estoysegura,lotratarás.Haymuchodineroyprestigioenjuego.

Unabrazo,

CAROLINAVALDÉS

Ingrid Egle era de lo mejorcito que había conocido a lo largo de su carreraprofesional. Una prometedora ejecutiva británica del gigante dedicado a lacompraventa de arte, encargada de gestionar todo lo relacionado con colecciones

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privadas,queenmásdeunaocasiónlehabíademostradosaberponerlosprincipiospordelantedelaambición.Disponíadelasherramientasyelpodernecesariosparaarrojar luz sobreunaoperaciónque apestaba a podrido.Si alguienpodía averiguarquiénestabadetrásdeeselienzodelajuderíatantotiempoperdido,eraella.

CarolinapulsólateclaENVIAR,satisfechatrasreleersuescrito.Claro,concisoyapremiante. Tal vez hubiese cargado en exceso las tintas con lo de las «accionesjudiciales»,aunque,dadaslascircunstancias,considerabamejorpasarsequequedarsecorta.Y lo dicho no faltaba a la verdad. Si no había otro remedio, acudirían a lostribunalesadefendersucausa.Ellamismacorreríaconlosgastos.TodavíanoselohabíacomunicadoaPhilip,peroladeterminaciónerafirme.Sabiendoloquesabíadesufamilia,sintiendoloquesentíaporél,noteníalamenorintenciónderendirsenimuchomenosdejarlecolgado.EstabadecididaaserlealconPhiliphastalasúltimasconsecuencias.

La pantalla del ordenador portátil tardó apenas unos minutos en anunciar quehabía un nuevo correo en la bandeja de entrada. Se trataba de la respuesta de sucorresponsallondinense,evidentementealarmadaporloqueacababadeleer.

QueridaCarolina:Medejasdepiedra.Damecuarentayochohorasparahacerunas llamadas.Prometo teneruna respuestael

lunes.Yporfavor,nohablesconnadiemáshastaentonces.HacesbiennofiándotedeBurg.Yatecontareporqué.

Saludos,

INGRID

Lascosaspintabanbien.Philip estaba preparando unas copas siguiendo la receta mezclada por ella la

víspera.Pretendía reproducirpasoapaso losacontecimientosde laveladaanterior,acasoconalgunavariacióninnovadoraenloreferentealdesenlace.

La perspectiva de pasar otra noche al lado de esa mujer poderosa parecíainfundirlepaciencia,haciendoquelaesperadenoticiasreferidasasucuadroresultarafácilmente llevadera. Al diablo el taxi y la cuenta corriente en números rojos. Aldiablo esos quincemillones de dólares.Al diablo elmismísimoPaulBöse.En eseprecisoinstantesololeimportabaella.

Carolinaapagóelordenadoryledirigióunasonrisamisteriosa.—Yaestálanzadoelanzuelo,señorSmith.Yparecequehanpicado.—¿Esdecir?—Todavíaesprontoparaaventurarnada.Túconfíaenmí,porunavez,ydame

esacopa.Me laheganadoyesviernes.¿Podemos,por favor,descansarel sábado,comoharíantusabuelos?

—Elsábadoyeldomingo…Perosolodeltrabajo.Porlodemás,nopiensodartedescanso.

Elcuartodelosinvitadosquedóparalamaleta.

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8

Lashuellasdeunasesino

Madrid

Cuatrohoras llevabaCarolinaencerradaenuna salade lecturade laHemerotecaNacional, repasando en la pantalla del ordenador viejos ejemplares de periódicosplomizos, impresos en cuerpos de letra minúsculos y columnas apretadas, casiilegibles en versión digitalizada.Una tarea sumamente penosa, que para colmo nohabíadadoelmenorfruto.

Antelaimposibilidadderevisarveinteañosdeprensaescrita,PhilipyellahabíanacordadocentrarseenlafechadelacartaconlaqueJosephSofersehabíadespedidodesufamiliaalmarchartraslospasosdePaulBöse,agostode1965,conlaesperanzade terminar la tareaenunabrirycerrardeojos.Enelmomentodeconcebirlo,eseplan leshabíaparecidoalgomuchomássencillode loqueestabaresultandoserenrealidad,dadalaabundanciadeperiódicosexistenteseneseperíodoenEspaña:ABC,Arriba,YayElAlcázar,pormencionarúnicamentelosdemayortirada.Todosellosestabancompuestoscomoseeditabaentonceslaprensadiaria,conmuchatinta,pocao ninguna fotografía, titulares pequeños y la mayor concentración de informaciónposible en la menor cantidad de papel, dado el alto coste de ese producto. Leercualquieradeesosdiariosen2015constituíaunverdaderomartirio.

Alamediahoraescasadecomenzarlabúsqueda,elamericanohabíaempezadoadarseñalesclarasdeaburrimiento, levantándoseacaminarpor lasaladeconsultas,martilleando lamesa con los dedos o interrumpiendo la concentración deCarolinaconpreguntasycomentariosestériles.Diezminutosdespués,ellalehabíamandadoapasearalacalle,denomuybuenasmaneras,recomendándoleunavisitaalcercanoMuseodelPrado.

—Estáadospasosdeaquí,mirandoalaestatuadeColón,atuizquierda.Sinohay demasiada cola para entrar, aprovecha. Es una de lasmejores pinacotecas delmundo,pornodecirlamejor.

—No me parece bien dejarte aquí sola, la verdad —había replicado él,caballeroso.

—Puesaquínohacesnadamásquedistraerme,demodoque lárgateyadeunavez. Si no te llama la atención el Prado, vete al Museo de Cera, que está justoenfrente,oaverescaparatesdetiendas.Perodejadedarmelalata.Nosvemosalahoradecomer.

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Noeraunasugerenciasinounaorden,quenoadmitíadiscusión.TampocoPhilipteníaelmenorinterésenseguirallí,porloquesaliódelaBibliotecaNacional,cuyograndioso edificio acogía la hemeroteca, secretamente satisfecho de haber podidoescaquearseainstanciasdeella,salvandodeesemodolacara.

SesorprendióunavezmásporlaluminosidaddeMadrid,consucielolimpioazulceleste,yechóaandarcalleabajo,haciaelcafémáscercanodondepoderencontraralguienconquienpegar lahebraensudeficientespanglish.Leapetecíaunacharlaintrascendentedelasquesolíamantenereneltaxi.Echabademenosesafacetasocialdesuvida,pormásquedisfrutaradelaintimidadconlaespañola.Yteníahambre,comodecostumbre.

Carolina pasó revista a unmes entero de noticias nacionales, internacionales yhasta de la agenda social, dando gracias al cielo de que en agosto los periódicosfuesenmásdelgadosdelohabitual.Aunasí,recorriómeticulosamentecadaejemplarde principio a fin, sin encontrar una sola mención a Paul Böse y muy pocas quetuvieran alguna relación con alemanes residentes en España. Llegada la hora dealmorzar, cuandoapenas lequedabanpormirarunadocenadenúmerosdeArriba,órganooficialdelaFalange,empezóapensarquetodoesetrabajoeraunapérdidadetiempo absurda, dado que Félix Arias se le había adelantado en el rastreo, conidénticoresultadonegativo.Peseaello,sedijoqueterminaríaloquehabíainiciado,aunquesolofueseporfidelidadasunormadenodejarnuncalascosasamedias.

SehabíacitadoconPhilipenlacafeteríaRiofrío,situadaenlaorillaopuestadelaplaza de Colón, para tomar un plato combinado antes de proseguir con la lecturahastaagotarlasposibilidades.Cuandollegó,élyalaestabaesperandoenlabarra,conuna caña recién servida y un interrogatorio en toda regla sobre el resultado de suinvestigación.

—Nada. Nada de nada. Una mañana tirada a la basura —fue su respuesta,malhumorada.

—¡Nomedigaseso!Esehijodeputanazituvoquedejaralgunahuella…—Si lo hizo, no fue en los periódicos, te lo aseguro. Yo soy de las que, por

deformación profesional, se fija bien en los detalles.Ni una referencia a él en loscientosdepáginasquehemirado.Escomosinuncahubieseexistido.

—¿Algoquemerecieralapena?—inquirióPhilip,intentandoanimarlaydepasoanimarseasímismo.

—Por mi parte, no. Debería haberme ido contigo al Prado —le lanzó ella elanzuelo,conscientedelamiradaescépticaconlaquehorasantesélhabíaacogidosusugerencia.

—Nohepodidoentrar—improvisóeltaxistasobrelamarcha,necesitadodeunaexcusa—.Talcomotemías,habíamuchacola.

—Yaveo…¿Yquéhashecho?—Heidodeaquíparaallá, tomadounpardecafés…Megustan losespañoles,

¿sabes?Esgenteabierta,habladoracomoyo.Creoquemeadaptaríaaestepaís.—

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Probósuerte,atentoalareaccióndeella.—¿Quéteapetececomer?Carolinahabríapodidoexplicarle loqueerauna«largacambiada»,apelandoal

lenguajetaurino,aunquenohizofalta.Élcaptóalaperfecciónladirectaycambiódetema.Talveznofuesetancultocomoella,perodetontonoteníaunpelo.Sabíaquecadamujersemueveasupropioritmoymarcaimplacablementesustiempos.Tocabapisarelfrenoyponerelpuntomuerto.

De regreso a la biblioteca, tras un almuerzo frugal, Carolina hizo partícipe de sufrustraciónaladocumentalistaquesehabíahechocargodelaatenciónalpúblicoenelmostrador,diferentea lade lamañana.Unachica joven,mejordispuestaquesucompañera,conganasdehacerbiensutrabajo.SellamabaIreneyparecíaconocerlaformaderesultarútilalosusuarios.Habíaoídohablardelamujerquerequeríasusservicios,unahistoriadoradelartemuyfamosa,aunquenuncahabíavistosurostronipodía imaginárselo así, más parecido al de una actriz de teatro que al de unaintelectual al uso. Con el afán de ayudarla, una vez escuchada la naturaleza delproblema,lepreguntóporelmotivodesuinvestigaciónyelperfildelpersonajeencuestión.

—Enocasioneshayqueorientarlaspesquisasenotradirección,buscarcaminosparalelos—sejustificó—.Poresolaspreguntas.Talvezsimiraraustedenantiguosfolletosorevistasespecializadas…¿EsoeraeltalPaulBösealguienrelacionadoconlapinturaolaescultura?

Carolina riopara sus adentros al constatar que, en efecto, lo era, aunquedesdeluegonode lamaneraquedabaaentenderesamuchachaencantadora.Deahíquenegaraconlacabezaeintentaraexplicarse,sinentrarendemasiadosdetalles.

—Enrealidadsetratamásbiendealguienvinculadoconlapolítica.Poresoestamañanasolicité lascoleccionesde losdiariosde informacióngeneral.Me faltaporveralgúnejemplardeArriba,perodudoquetraigaalgodistintodeloqueyahevistoenlosotros.

—Qué raro… —musitó Irene, llevándose un dedo a la boca en un gestoinconsciente.

—Bueno,almenoslohabremosintentado.Notepreocupesygraciasportuayuda—latuteóconafectoCarolina.

—Espereunmomento.—Labibliotecariamostrabaelempeñodealguienmovidopor la vocación y no solo por el sueldo—. ¿Podría esa persona haberse vistoinvolucradaenalgúntipodesuceso?

—Puesahoraque lodices, sí—respondió la interpelada,evocando laspalabraslúgubresconlasqueelpadredePhilipsehabíadespedidodesumadreenesamisivarescatadadeunacajadezapatos:«Esehombreeseldemonioyvaapagarporloquenoshizo»—.¿Tedaesoalgunapista?

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—Bueno—repusoIrene,felizdehaberdadoenelclavo—,podríamosintentarloconElCaso.

—¡Diosmío!—exclamóCarolina,enunflashbackalaniñez—.Hacíaañosqueno oía hablar de esa publicación. Jamás seme habría ocurrido pensar en ella. ¿Túcreesqueahí…?

—Sielhombrequeleinteresaestuvorelacionadoconalgúndelito,comounrobocélebreonodigamosunasesinato,esprobablequesehicieraecode loshechoselsemanariodesucesosmáspopularenesaépoca.Sutiradasuperabaalademuchosperiódicosytodoelmundololeía.Hiceuntrabajoenlafacultadsobrelarevista,queahora sobrevive en formato digital, aunque entre 1952 y 1997 era la reina de losquioscos. Por eso lo sé. Era la favorita de los emigrantes, muchos de los cualesestabansuscritos.ImagíneselaimagenquetendríandeEspañalospobrecillos.

—¿Porqué?—Yaloveráustedmismacuandoleaalgúnejemplar.—Lajovensonrió,tomando

lápizypapelparaapuntar—.¿Quéfechasleinteresan?—Agostoyseptiembrede1965.¡Aversihaysuerte!

La noticia aparecía en el último número de agosto, elaborado y cerrado, segúninformó Irene a Carolina, con varios días de antelación. El director no habíaconsiderado oportuno hacer una llamada en portada. Sí destacaba el suceso enpáginas interiores, con un titular a ocho columnas en letras enormes color rojosangre:

LESACARONLOSOJOSANTESDEMATARLE

Dossumarios,auncuerpoalgomásrazonableytintanegra,precisaban:

BrutalasesinatodeunciudadanosuizoensumansióndeSotogrande.

LaGuardiaCivilsospechadelhijo,quepermanecedetenidoenlacomandancia.

El reportaje estaba ilustrado con dos fotografías. Una del difunto, Paul Böse,probablemente extraída de su pasaporte, dado que mostraba rastros de un sellocircular en la parte inferior izquierda.Otramayor, también en blanco y negro, delescenariodelcrimen:mueblesvolcados,porcelanarota,ligadurasdecuerdacortadasa lospiesdeun sillónde anticuario conbrazosdemadera,y al fondodel salón lasiluetadeunagentedelaBenemérita,agachado,recogiendoalgodelsuelo.

Laentradilla,impresaennegrita,decíaasí:

Lapequeña localidad costeradeSotogrande se ha visto conmocionadapor el brutal asesinatode

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PaulBöse,perpetradoenlamadrugadadelpasado18deagostoconunasañaquehacausadoestuporalospropiosagentesencargadosdelainvestigación.Segúnhapodidosaberestereportero,elcadáverdeBöse fuedescubiertoporel servicioel lunes,atadoaunasilla, con lascuencasde losojosvaciadasyotrossignosinequívocosdehabersidotorturado.Sietepuñaladascerterashabíanacabadoconlavidadel finado. Aunque la Guardia Civil centra sus pesquisas en el hijo de la víctima, el miedo se haextendido entre la colonia extranjera afincada en la Costa del Sol, temerosa de enfrentarse a unpsicópataasesinoenserie.

Alolargodetrespáginas,eltextodelreportajeaportabaalgúndetalleescabrosomássobrelanaturalezadelcrimen,comoporejemploquelavíctimanoparecíahabersido amordazada, a pesar de losgritos quehabría proferido en su agonía, o que elasesino,nocontentoconsacarlosojosasuvíctimamientrasaúnestabaviva,lehabíapartidoelpómuloderechoagolpes.Semejanteensañamiento,subrayabanlasfuentesconsultadasporelredactor,eracaracterísticodelosasesinatosperpetradosporodiooporvenganza,loquellevabaalaGuardiaCiviladescartarenprincipioelmóvildelrobo, pese a ser el difunto un hombre de gran fortuna. Tampoco la hipótesis delasesino en serie, que se había extendido rápidamente entre los extranjeros, en sumayoría alemanes, residentes en la zona, merecía a esa hora credibilidad a laBenemérita,centradaeninvestigarotraspistas.

Según el atestado, al que había tenido acceso el periodista, los agentes que sepersonaronenellugardeloshechosnoencontraronpuertasniventanasforzadas,loque les llevó a dar por hecho que Böse conocía y confiaba en su verdugo. Lossirvientes, oportunamente interrogados, no echaron a faltar ningún objeto de valor,porloqueprontofuedesechadoelmóvildelrobo.Afaltadeconfirmaciónnotarial,el único hijo del difunto, en su calidad de heredero, aparecía como el más clarobeneficiariodeesamuertey,enconsecuencia,primeryprincipalsospechosoaojosdelosinvestigadores.

Carolina pasó de puntillas sobre la descripción que se hacía de las heridashalladas en el cuerpo de la víctima y el modo en que habían sido infligidas,horrorizada por la minuciosidad de los detalles. Tal como había subrayado ladocumentalista,semejantesrelatosponíanlacarnedegallinaacualquiera.

El autor de la información añadía, ya conmenos entusiasmo, que en las horassiguientesalcrimenlaGuardiaCivilhabíaprocedidoalarrestodeAlexanderBöse,deveintiúnañosdeedad,hijodelavíctima,quesehallabaausentedelacasaenelmomentodedescubrirse el luctuoso sucesopor encontrarse en el domicilio deunamujerdemalafamacuyonombreomitíaelreportaje.

Alcierredelaedición,concluíaelredactor, las indagacionessecentrabaneneldetenido, residente habitual en Zurich, quien precisamente en esos días estaba devisitaenelmunicipiogaditano.Alparecer,segúneltestimoniodealgunosvecinos,eljovenmanteníaunamalarelaciónconsuprogenitor,alqueveíamuypocodesdequesumadreyélsehabíanseparado.Era,siempredeacuerdoconlasmismasfuentes,unchicotaciturno,solitarioypocodadoahaceramigos.Todolocontrarioquesupadre,cuyasobrasdecaridadgozabandemerecidafama.

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Deacuerdoconloqueelreporterohabíapodidoaveriguar,Böse,empresariodeéxitoygrandeportista, eramuypopular entre loshabitantesdeSotogrande, dondepasaba largas temporadas disfrutando de su lujosa mansión frente al mar.Precisamentelasituacióndelacasa,aisladadelpuebloyemplazadaapiedeplaya,había impedidoquelanochedeautosalguienpudieraoírsusgritosdesesperadosyalertar a la Guardia Civil o acudir directamente en su auxilio. Al presentarse atrabajarenlamañanadellunes,lacocineraysumarido,queejercíalaboresdechóferademásdejardinero,descubrieronasupatrónenuncharcodesangreyavisaronalbeneméritocuerpo.

Ahíterminabalahistoria.UnanarraciónescalofriantequeCarolinadeseódecorazónnohaberleído.¿Cómo iba a contarle a Philip lo que acababa de desenterrar en esa antigua

publicación?¿Cómoselotomaríaél?¿Querríaellaensulugarsaberunaverdadtanespantosa? ¿Le merecería semejante pena el dinero que pudiera conseguir por elcuadro?Eramuyconscientedequenoteníaesasrespuestas.Ladecisiónnoerasuya.Lecontaríaalamericano,delaformamássuaveposible,losucedidoenSotogrande,yélhabríadeelegirentreseguiradelante,ariesgodereabrirviejasheridas,odejarlascosascomoestaban.Philipnoseparecíaaellaeneseaspectonigozabadesuscircunstancias.Lecabíanpocasdudasdequeiríahastaelfinal.

MientrasIrenesacabacopiasenpapeldelreportaje,incluidaunaampliacióndelafotodePaulBösequetambiénellahabíaguardado,porsiacaso,utilizandolacámarade su teléfono móvil, Carolina trató de ponerse en el lugar de Joseph. IntentóimaginarsecómohabríareaccionadoellaanteunindividuodelacalañadeBöse.Uncamaleón capaz de hacerse rico aprovechándose de una víctima del Holocausto yconstruirse después un personaje ficticio, como el que describía el reportaje, purabondadyentregaalacomunidaddevecinos.

Ellanoseveíacapazdearrancarlosojosanadie,aunquecomprendíalarabiaquehabíamovido al asesino.De pronto le vino a lamente una frase lapidaria oída enboca de Simon Berent: «Sobrevivimos muy difícilmente al odio, señora. Muydifícilmente».Algunos,eraevidente,no lohabíanconseguido.¿Quiéneraellaparajuzgarlos?

—El viejo llevaba dentro de sí a un golem y nadie lo sospechó nunca—comentóPhilip,admirado,arqueandolascejashastaconvertirsufrenteenuncódigodebarrasdibujadoconarrugas—.¡Quiénlohubieradicho!

EstabasentadojuntoaCarolinaenunbancodelpaseodelaCastellana,apocosmetrosdelabiblioteca,dondeellalehabíapedido,muyseria,quetomaraalientoparaescuchar lo que tenía que decirle. El semblante pálido de su compañera, su gestodescompuesto, le habían indicadoque algo grave había salido a la luz en esa horaescasa transcurrida desde la comida, y una vez oída la historia, prácticamente una

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traducción literal de lo publicado en la revista, le parecía que los hechos relatadosjustificabanconcrecesesacaraentrehorrorizadaeincrédula.Aélmismolecostabacreerqueelautordeesacarniceríafueserealmenteelhombrealquehabíallamadopadre.

—¿Qué significa «golem»?—inquirióCarolina, preguntándose si se trataría dealgunaclasedetrastornodelapersonalidad.

—Otra de las viejas historias demi abuelo—respondió Philip, todavía bajo elimpactodelanoticia—.Siempremehablabadeunacriaturamonstruosa,unaespeciedegigantevengador,creadoentiemposremotosporelrabinodePragaparaprotegeraloshabitantesdelgueto.Unserterrible,incontrolable,cuyafuria,unavezdesatada,resultabaimposiblefrenar.

—Entalcasotupadrenoseleparecíaennada—rebatióella—.Sifueélquienasesinóaesenazi,cosaqueaúnestáporver,sedetuvoahí.Nosiguióactuandocomounjusticierodepelículabarata.

—Bueno—replicóPhilip en tono firme, sin ánimode justificar algoque a susojossejustificabaporsísolo—,saldósuspropiascuentas,lasdenadiemás.Losuyoera algo muy personal, no una cuestión de principios ni de religión o raza. Suvenganza era de sangre. La sangre de los Sofer. Lo que no comprendo es por quénuncamedijonada.

—¿Túleconfesaríasaunhijotuyouncrimenasí?—Laformadepreguntareraen sí misma un reproche—. ¿Presumirías de haber torturado a un hombre hastamatarle?

—Sí.—Nodigaseso,Philip,nolopiensas,nopuedocreerquelodigasenserio.Porunossegundossehizounsilenciodensoentreellosdos,pesealbulliciodela

calle.Carolina,quehastaesemomentoleteníacogidalamano,lasoltó,comosideprontoabrasara.ÉlaprovechóparasujetarentrelassuyaslafotocopiaampliadadelafotografíadePaulBöse,quedescansabasobreel regazodeellaconel restode lospapeles,yacercárselaa losojos.Contemplóunavezmásel rostrosonrientedeesedepredador, irreconocible a primera vista bajo su disfraz de galán hollywoodiense.Observósupeloclaro,engominado,perfectamentepeinadoconlarayaaladerecha;su mirada orgullosa; el bigotillo recortado a lo Clark Gable; la mandíbulaprominente…Escrutócada rasgodeese rostroenbuscadeculpaocompasión, sinencontrarelmenorrastrodeunauotraensucorazón.Nieneldelalemánnienelsuyopropio.Lamalamuertedeese individuoledejabaindiferente.Tanindiferentecomo le habían dejado a Böse las de los seis millones de judíos enviados a lascámarasdegas.JosephSmith,porelcontrario,cobrabaunanuevadimensiónensurecuerdo.Mayor,mejor,dignadegratitudyreconocimiento.

—Voy a serte completamente sincero, Carolina —dijo con voz profunda, lamiradaconvertidaenuntaladro—.Después,podráspermanecerconmigooalejarte;loqueprefieras.Nosésiyohabríatenidolaspelotasquetuvomipadreparaseguira

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estecabrónhastasuagujeroycobrarmeunaviejadeudade lamaneraenqueél lohizo.Talvezsíotalvezno.Loqueteaseguroesquemealegramuchosaberqueélaprovechólaocasión.Hizoloquedebíahacer,yquierocreerquelearrancaríaalgomásquelosojos.

—¡PorDios,Philip,bastaya!—No;tienesquesabercómomesiento,novoyaengañarteniapermitirquese

creenequívocosentrenosotrosporesto.Simiviejo torturóaeste tipoparahacerleconfesardóndeguardabaelcuadroyeldineroquelehabíarobadoanuestrafamilia,actuócomodebíayyoleaplaudo.Ojoporojo,dicelaBiblia.

—Hastaquedarnostodosciegos,puntualizóGandhiconacierto.—Mejorciegosquemuertos.Tupueblonoestuvoapuntodeacabarexterminado

enloscamposdeconcentración.Dudoquepuedascomprenderloquesiento.—Talvez,peronomegustaloquedices.Medamiedoesafacetatuya.—¿Quieresdejarloaquí?—Másqueundesafío,eraunapuertaabierta—.Puedo

seguir yo solo. Y por supuesto te daré tu parte, tal como acordamos, si logrorecuperarlapintura.

—Noquierodejarlo.Quierosabersitútambiénllevasdentroungolem,comotupadre.

—Mi padre no acabó en un horno crematorio en Auschwitz. Yo no tuve queescondermeenelsótanodeunaembajadayescapardemipaísprácticamenteconlopuesto para librarme de la muerte. No nací rico y me vi pobre de la noche a lamañana.Yonotengomotivosparavengarmedenadie…Sinoesdemímismo.

—¿Esoesunno?—Nosoyunhombreviolentoenabsoluto,siesloquequieressaber.Nuncalohe

sido.Meeducarondesdeniñoenelrespetoalasnormas.—Entoncesseguiremosjuntos.—Habíaalivioenlavozdeellamientrasvolvíaa

cogerlamanoquehabíasoltadoinstantesantes—.IremosaSotograndeaversi,porcasualidad,quedaallíalguienconvidaquepuedaresultarnosútil.Buscaremosenlosarchivos de la Guardia Civil. Volveremos a pedir ayuda a Félix Arias. Vamos ademostrarque eseGreco tepertenece, aunque tengamosque ir hastaCreta tras lospasosdelpintor.Soloprométemequeteatendrásaloquedecidanlostribunalesynotetomaráslajusticiaportumano.Júramequenodejarásqueaparezcaelgolem.

Philip sintió crecer en su interior un cúmulo de emociones rara vezexperimentadas juntas con tal grado de intensidad: amor, gratitud, admiración,excitación, orgullo, ternura… También ganas de estrangularla allí mismo, a quénegarlo.Esamujer siempre tan perfecta le volvía loco, en todos los sentidos de laexpresión.Dedeseoy de ira.Le atraía tanto como le exasperaba.Podía ponerse adiscutirconellasobrelalegitimidaddeladefensapropia,describirlelashazañasdeesacriaturamítica,casisagrada,cuyonombresuabuelopronunciabaconveneración,ohacerlacallar conunbeso.Optóporelbeso,unbeso totalmente impropiodeunbancoen lacalleaplena luzdeldía,porqueesaera laúnica formadeganarleuna

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discusión.Aesasalturasdesurelacióneraunalecciónqueteníabienaprendida.

Félix Arias aceptó recibirlos sobre la marcha, esa misma tarde, picado por lacuriosidad.Al teléfonoCarolinano sehabíamostradodemasiadoexplícita, aunquehabíamencionadolaexistenciadeunafotografíaqueinmediatamenteelexcancillerhabíaconvertidoenunreto.¿Cómoeraposiblequeunantiguonazi,protagonistadesemejantesuceso,hubieseescapadoasutamiz?Griposoono,necesitabaaveriguarlo.

Recibióasusvisitantescon lasmismasviejaszapatillasdelviernesy lamismachaqueta raída, sonándose la nariz con idéntico vigor. Los hizo pasar al cuarto deestar,dondeunaestufaeléctricaelevabalatemperaturahastacotassaharianas,yunavezallífuedirectoalgrano.

—¿Puedovereseretrato,porfavor?Philip le tendió la fotocopia sin pronunciar palabra, sujetándola con dos dedos

como si fuese a mancharle. Arias se puso las gafas de vista cansada que llevabacolgadasalcuello,acercólafotoalaluzylaestudióduranteunossegundos,antesdesentenciar:

—Yohevistoantesesterostro.Juraríaquelohevisto.—¿Dónde?—saltóCarolina.—Eso es lo que estoy tratando de recordar. Pero hay algo que no cuadra.

Aguardenaquí,porfavor.Enseguidavuelvo.Trasunosminutosdeinterminableespera,oyeronlasvocesdesuanfitriónporel

pasillo,exclamandotriunfante:—Yasabíayoquealgonoencajaba.¡Silosabríayo!AriasregresóconlafotodeBöseenunamanoyenlaotraunacarpetaazulde

gomas,delaqueextrajounainstantáneatomadaalpiedelasescalerillasdeunavión.Enellaseveíaatreshombresvestidosalamodadelosañoscuarenta.UnoerasindudaPaulBöse.

—Aquíestá suhombre, llegandoaBarcelonaen1948. JuntoaélpuedenveraErnstHammesyHeinzSinger,destacadosmiembrosdelaGestapoenEspaña.Soloque el tercero en discordia, al que ustedes llaman Paul Böse, es en realidad KurtKaltmann,asistentepersonaldeHammes.

—¿Cómoesesoposible?—inquirióPhilip,indignado.—SiserefierealhechodequetresconocidosagentesdelaGestapoentraranen

Españasinmayordificultad,creohabérseloexplicadoennuestroanteriorencuentro.Elrégimenhacíalavistagordaapocoquelosinteresadostuvieranalgúncontactoenla policía o la Falange, como sin duda era el caso. Esta fotografía, de hecho, fuetomada por los servicios de inteligencia británicos, que la utilizaron, junto a otrasmuchas, para protestar formalmente ante elMinisterio de Asuntos Exteriores, conescasopornodecirnuloéxito.

—Pero¿nohabíansidorepatriadostraslaguerralosnazismássignificados?—

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insistióCarolina.—Lo fueron, en efecto, para regresar poco después. Con la excepción de los

implicadosdirectamente encrímenesdeguerra,que fueronmuypocos.Losdemásinvestigadossuperaronsusprocesosdedepuraciónyquedaronlibresparacontinuarconsusvidas.En1948loscontrolessehabíanrelajadoconsiderablementeylaszonasde ocupación occidentales semostraban bastante laxas con los permisos de salida.Eso,suponiendoqueKaltmannfueserepatriado.

—¿Quéquieredecir?—Quecentenaresdenazisburlaronlasórdenesderepatriaciónypermanecieron

en España con total tranquilidad. Para adquirir la nacionalidad española solo senecesitaba el apoyo de un ciudadano español y una cantidad cercana a veintemilpesetasparacomprareseservicio.Yalesexpliquéelviernesqueerantiemposmuydurosaquí.

—¿Yel nombre, la identidad falsa?—siguió con su interrogatorioPhilip, cadavezmás airado—. ¿Cómo se las arregló eseKurtKaltmann para convertirse de lanochealamañanaenPaulBöse,ciudadanosuizo?

—Para eso no tengo respuesta —admitió Arias—. Lo que sí sé es que poraquellosañoscorríanrumoressobrelaexistenciadeunmercadonegrodepasaportesespañolesporlosquesepagabanentreseismilyochomilmarcos.Tambiénsedecíaque una de las vías de escape utilizadas por los nazis deseosos de abandonarAlemaniaeraprecisamenteSuiza.Nocreoqueaalguienconlasuficientecantidaddedineroleresultasemuydifícilcomprarseunanuevaidentidad.Porsinobastaraconel tráfico clandestino de pasaportes válidos, Madrid acogía a falsificadores derenombre, como Armin Schmidt, sobradamente conocido por las SS y por losserviciossecretosdelosAliados.

—¿QuépuededecirnosdeKurtKaltmann?—quisosaberelamericano,algomáscalmadoalmenoseneltono.

—Nograncosa.Deacuerdoconlosdatosqueobtuvedelosbritánicos,debiódeconoceraHammesenBerlín,antesdequefueseenviadoaMadrid,enelveranodel44,parasustituiraPaulWinzeralfrentedelaGestapo.Hammes,aliasHolms,teníaentonces treinta y tres años, dosmenosqueKaltmann, ymuybuenos contactos enEspaña,dondehabíacombatidoenlaGuerraCivilcomopilotodelaLegiónCóndor.Sumisiónprincipalconsistíaenrelacionarseconlapolicíaespañola,informardelastendenciaspolíticasdelpaísyvigilaracompatriotaspotencialmentepeligrososparaelrégimennazi.

—NosinteresaKaltmann—seimpacientóPhilip—.Céntreseenél,porfavor.¿Sesabe sivinoaquí con su familia?¿Tienealguna ideadecómopodríamos seguir surastro?

—Nopuedodecirlesmás—respondióArias,mostrandoen lavozsudesagradoanteelapremiodeesehuésped,evidentementefaltodeeducación—.Yahanvistolaprueba de que entró por Barcelona en 1948. Si tenía esposa e hijos que acabaron

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uniéndose a él enEspaña es algo que desconozco.Apartir de esemomento, hastadondeyoheaveriguado,seleperdiólapista.Tampocosésiestuvoaquíantesdeesafecha, aunque no me extrañaría nada que así fuese, teniendo aquí a su amigoHammes. En los meses anteriores al desmoronamiento del Reich todo el mundoandababuscandoelmododesacardinerodeAlemania,yEspañaeraunbuenlugarparaesconderlo.

—¿Esconderlocómo?—preguntaronalunísonoCarolinayPhilip.—Demúltiplesmaneras.—El excanciller disfrutaba de lo lindo exhibiendo su

dominio de la cuestión, pormucha falta de tacto que demostraran sus invitados—.Examinando ladocumentación incautada abancosy empresas alemanas enEspañatras la derrota, los Aliados detectaron la entrada de enormes sumas de dineroprocedentes deAlemania, camufladas como pagos por la compra demercancías oservicios inexistentes. También descubrieron un trasvase considerable de divisasdestinadasaconvertirseenpesetas,asícomoindiciosdeuntráficoagranescaladeoro,diamantesyotraspiedraspreciosas.

—¿PorpartedelEstadoalemánodeparticulares?—inquirióCarolina.—Esdifícildecirlo.Habíatantasagenciasoficiales,tantasempresasestatales,que

cualquieraconbuenoscontactoshabríapodidoponera salvo susahorros.Lamentosertancrudo,peroeslaverdad.Laterribleverdaddeesajusticiaciegaycoja.

—¡Esincreíble!—exclamóPhilip.—No imaginan ustedes hasta qué punto. Solo en el edificio de la embajada

alemana los servicios secretos británicos y estadounidenses hallaron decenas demillaresdefrancosoro,librasesterlinasyfrancossuizos,ademásdecincuentakilosde oro en monedas y varios kilos de opio, repartidos por distintas dependencias.ImagínenseloqueseesconderíaenlasmúltiplesoficinasypisosfrancosdelosquedisponíanlasdiversasramasdelainteligencianazienMadrid,pornomencionarloque pudo ocultarse en domicilios particulares y cajas de seguridad.Yo siempre hesospechadoqueloqueapareciófueúnicamentelapuntadeliceberg.

—¿Y qué se sabe de los objetos de arte expoliados?—Afinó el tiro Carolina,adelantándoseaPhilip.

—Enesecampo,comocreohaberlesdichoayer,losAliadosnoobtuvieronaquígrandes resultados. Únicamente apareció un furgón cargado con cuadros y otrosobjetosdeartesinexcesivovalor.Peroojo,elquenoaparecierannoquieredecirquenoseescondieran.Yonuncalohedescartado.SiempremeharesultadoextrañoqueEspaña, tan acogedora con laspersonas, fuese tanpocopropicia a laocultacióndebienesprocedentesdelexpolio.

Arias siguió desgranando durante un buen rato información detallada sobre losmúltiples artificios empleados por los vencidos para escamotear bienes y recursosbuscadosporlosAliadosensuafándeconseguirreparacionesdeguerra,amenudoconlacomplicidadmásomenosabiertadelasautoridadesespañolas.Suconclusiónamarga apuntaba a que, pese a los esfuerzos desplegados por ingleses y

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estadounidenses para acorralar a los criminales nazis, España había servido derefugio no solo a los sicarios del sanguinario Tercer Reich, sino también al botínobtenidoensurapiña.

—Poresomeresistoadejarconstanciaescritademisaveriguaciones.Noestoymuyorgullosodeloquehicimos…

—Serádeloquehicieronotros—lecorrigióCarolina—.Niustedniyotuvimosnadaqueverconeso.

—Me refiero a loquehizonuestrapatria—repusoArias, sombrío, esta vez enespañol.

—Lasnacionesnosonbuenasomalas.Nisiquieralaspersonaslosondemaneraabsoluta,conalgunasexcepcionesnotables.NuestrapatriatambiénsalvóalpadredelseñorSmithy,comoél,amillaresdejudíos—lerebatióellaenelmismoidioma—.Sanz Briz, Romero Radigales, Rolland de Miota y los otros diplomáticos cuyosnombresnorecuerdotambiéneranespañolesyactuabanennombredeEspaña.

—Ellosyalgunosotros,sí.Tieneustedrazón.Suheroísmonosredimeatodosdealgúnmodo,graciasaDios.EstoydeseandoleerellibrodeBensadón.¿Cuándodiceustedquellegaráalaslibrerías?

Salieronalacalleaúndedía,aesahoradelatardeenquelosmadrileñosselanzanallenarbaresycafeteríasmientraselrestodeloseuropeosserecluyeensushogares.Eraprontoparacenarytardeparacharlarpaseando,loquedioaCarolinaunaidea.

—¿Quémediríassitellevaraaconocerellocalenelquetrabajarontuabuelaytutía?

—¿Túquécrees?—Puesvamos.Aquícercahayunaparadadetaxis.Unacortinadecretonaestampadaenfigurasgeométricasocupabaenlaentradael

lugardelaclásicalisaenterciopeloverdequelapropiaCarolinahabíaconocidonomucho tiempo atrás. El salón deEmbassy había sido redecorado recientemente, loque imponía a Philip un esfuerzo de imaginación considerable para evocar lo quehabríasidoese lugaren tiemposdesuabuelaHannah.Claroqueen loesencial, suclientela,ellocalseguíasiendoeldesiempre.

Entrelasparedesinmaculadamenteblancas,lasmesasvestidasconmantelesdelmismo color, los sofás tapizados en verde musgo, idéntico al de los chalecos delservicio, y los inmensos jarrones colocados a modo de biombos entre los dosambientes de la sala, un público selecto charlaba animadamente de lo divino y lohumano,sinestruendo.Ungrupodeseñorasdemedianaedadapurabaunameriendatardíaentrerisas;algúnpadrehablabaseguramenteasuhijode«cosasdehombres»enelrincónmástranquilodelfondo;jubiladosdetebaycorbatahacíantertuliaenelextremo opuesto, sin una voz más alta que otra; dos matrimonios compartían enmesascontiguassendostésconpastas,escasosdeconversación,yunabuelosolitario

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degustabasucopadevinoen labarra…Genteencantadadeveryservista.Gentebien de Madrid de toda la vida a la que los camareros del establecimiento,excelentemente aleccionados, llamaban con respeto por su nombre, precedido delindispensable«don»o«doña».

Suspendido en una burbuja intemporal de hilo musical y luz un tanto fría,Embassy ya no era el típico salón de té inglés concebido por su fundadora, nitampocounacafeteríagenuinamentemadrileña,sinounextrañohíbridodeambosenelquea lasochode la tarde se servían todo tipodebebidas,ya fuerancalientesofrías.

Carolina entró la primera, subida a sus botines de tacón, luciendo tipo con unpantalón ajustado y una americana abierta. Philip la siguió de cerca, calzando susNikeuntantoraídas,susinseparablesvaquerosyunasudaderagris.Instantáneamentetodas lasmiradas seclavaronenellos.El atuendodel americanoconstituía casiundesafíoenesetemplodelMadridmásconservador,enespecialacompañandoaunamujercomoella,reclamoirresistiblealosojosdelaclientelamasculina.Encuantoaél, sin pretenderlo ni ser del todo consciente de suscitar semejante atención, habíadespertadoun enjambrede cuchicheos entre las féminas.Unapareja así nopasabadesapercibidaenEmbassy.Tampocoencualquierotraparte.

—Enlosañostreinta—informólaespañolaasuamigo—,cuandoseinauguróellocal, la embajada alemana estaba situada a dos manzanas de aquí y a similardistanciaseencontrabanlainglesaylafrancesa.Deahíelnombre,supongo.

—Enloqueamírespecta,podríamoshaberentradoahoramismoenlamáquinadeltiempoyestaren1930,en1950oen1900—comentóPhilip,divertido—.¡Quélugarmásasombroso!

—¿Notegusta?—¡Sí!Soloquemepareceextraño.Noheestadoenmuchossitiosasí.—Lapenaesqueyanoexistanlascocinasenlasquetrabajarontuabuelaytutía.

La verdad es que no sé dónde se elaboran los dulces, aunque la repostería deEmbassysiguesiendocélebre.Lavendenenlatiendaquehemosvistoalpasar.

—Me cuesta imaginar a los dueños de un salón como este ayudando a judíosfugitivos,laverdad.

—Puesteequivocas.¿RecuerdasaTalen,eldelabibliotecadeHarvard?—Lorecuerdo.—Las apariencias engañan. En su caso y en este. Por aquí pasaron miles de

judíos,combatientesaliadosescapadosdecamposdeprisionerosydemásvíctimasdelosnazisnecesitadasdeauxilio.Lapropietariadeentonces,MargaritaTaylor,eraunairlandesadeconviccionesfirmes,conmásvalorquemuchoshombres.Dehecho,sejugóeltipoduranteaños,hastaquesevioobligadaahuirjustoantesdeserdetenida.

—¡Brindoporella!—dijoPhilip,levantandosuvasodewhisky.—Además, aquí se daban cita espías de todos los bandos en busca de

información.Todavíahoysedicequesedejancaerdecuandoencuandoagentesdel

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CNI,elserviciosecretoespañol,averquépescan.—¿Enserio?—rioél—.Puesvamosaversipillamosaalguno…Mientras apuraban sus respectivas copas, sentados a una de las mesas altas

colocadasjuntoalabarra,bienalavistadetodos,jugaronabuscarespíasentrelosparroquianos.Noparecíaprobablequedesempeñaraeseoficioningunadelasamigasreunidasparamerendar,nielabuelodelabarra,nicualquieradelosmatrimoniosqueacababan de pedir la cuenta, ni tampoco el hijo o el padre, que conversabanmuyserios.¿SeríanmásidentificableslosagentesquepululabanporEmbassyenlosañosde la guerra? Probablemente no. Hollywood no había sidomuy respetuoso con lahistoria.Osí…Resultabaimposiblesaberlo.

Llegadalahoradecenar,laclientelaempezóamarcharseyCarolinaaprovechópara ir al baño. Philip experimentó entonces de pronto una fuerte sensación deorfandad, consciente de lo que ese lugar, esos muros, ese establecimiento habíansignificado para él y su familia. Nada menos que la supervivencia en un mundosumamentehostil,enelquelavidaparaunaviudajudíahúngaraysushijosnodebíadeserfácil,pormuchoquesehubieraconvertidoalcristianismo.Sesintiótansoloytan pequeño como tantas veces se habría sentido ella y se alegró de estar con esamujermorena,racial,fuerteydeprincipiossólidos,alaqueempezabaaquerermásde loquehabríadeseado.Desechó inmediatamenteesospensamientos,por inútiles.Debía centrarse en recuperar los quince millones de dólares que valía el cuadrorobado,sindistraerseconmenudencias.Yapensaríadespuésencómogestionarsussentimientos.

Carolina regresódel tocadorconscientede serobjetode todaclasede juiciosycomentariosporpartedelaspocaspersonasqueaúnquedabanenellocal.Lohabíasidodesdesu llegada,de formanotoria, sinqueesacerteza lemolestaraen lomásmínimo.SabíaquenotardaríanenllegarleecosdelashabladuríassuscitadasporsuapariciónenEmbassy,elEmbassydesumadreysuabuelamarquesas,encompañíadeuntipocon«pintarara».Loaceptabayloasumía.Esmás:lealegraba.Sehabíapuesto a prueba y la había superado.Había conseguido encontrarse a gusto con élinclusoeneseambientetancompletamenteajenoasuprocedenciayformadeser,loque debía de significar algo, ¿no? ¡Claro que sí! Por eso llegó sonriendo, con unanuevaluzentredivertidaypícaraenlosojos.

Una vez en la calle, de camino a casa, retomaron la conversación centrada en elobjeto de su búsqueda, evitando cuidadosamente hablar de amor. Era demasiadoprontoparaeso.Niunoniotrahabríansabidoquédecirse…nisiquieraasímismos.MejorpensarenelcuadrodelGreco.

Siguiendo la pauta habitual desde el arranque de sus investigaciones, amedidaquehallabanrespuestassurgíannuevaspreguntas,paradesviarlosdelobjetivoalqueapuntabany enmarañar aúnmás la situación.Habíanempezado rastreandopruebas

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quepermitieranaPhilipacreditarlapropiedaddeesaobraaparecidasúbitamenteenChristie’s y, de repente, se veían metidos hasta el cuello en un crimen horrendoacaecidocincuentaañosatrás,queimplicabanadamenosquealpadredelamericano.Lesgustaraonoloquetemíanaveriguar,estabanobligadosaseguirlaspistashastaelfinal.

¿DóndeseencontrabaenlaactualidadesehijoyherederoúnicodeBösedelquesehablabaen la informacióndeElCaso?¿Habríacumplidopenaporundelitodelquecontodaprobabilidaderainocente?¿SeríaélesemisteriosoclientedelacasadesubastasqueFrancisBurgsenegabaaidentificar?¿YsieraelpadredePhilipquienhabíarobadoelcuadro,despuésdearrancaralnazibajotorturaellugarenelqueloteníaescondido,paradespuésmalvenderloacualquierreceptadorafindepagarselahuidaaEstadosUnidos?¿Seríaposibleque jamáshubieramencionadounapalabradetodoestoasupropiohijo?

Laacumulaciónde interrogantes resultabadesesperantey estimulante almismotiempo.Tantomás angustiosa y apremiante cuantomás se acercaba la fecha fijadaparalasubasta.Teníanquedarseprisaendarrespuestaaesaspreguntas,sopenadeverdesaparecerparasiempreesetesoro.Eltiempocorríacadavezmásrápido.

Luegoestabalootro,esecomecomeinconfesableinstaladoenelterritoriohostilde las emociones, la mala conciencia retrospectiva en lo referente a su padre,empeñadaenarañarlasentrañasdeltaxista.Pensandoenelhombrecallado,apocado,derrotadoporsucesivosfracasos,quelehabíacriadodepequeñoacostadegrandessacrificios,PhilipsedijoquederegresoenNuevaYorklocalizaríaalaúnicapersonade su familia materna con la que había mantenido algún contacto después de laseparaciónde suspadresy la sometería al tercergrado.Se tratabadeunahermanavariosañosmenorquesumadre,casadaconunbuenhombre,que,adiferenciadelosdemás,no lehabíadado laespalda siendounniño,cuandosusabuelosy susotrostíosleignorabandemaneracruelporrazonesquenocomprendióhastaconvertirseenadulto.

Ella,latíaSara,siempreselashabíaarregladoparahacerselaencontradizaalasalida de la escuela y darle un abrazo clandestino. También algún caramelo, unosguantesdelanaounpardecalcetineseninvierno.Nuncahabíanhabladomuchoellosdos,peroPhilipsuponíaquedebíadesabermásdeloqueaparentababajosuaspectoinocenteysuindumentariajasídica.Másqueél,desdeluego.

Sí, definitivamente, en cuanto llegara a Brooklyn trataría de dar con Sara y laobligaríaacontarleloquehastaentoncesunosyotroslehabíanestadoocultando.Yaerahoradeconocertodalaverdadsobreunpasadolastradopordemasiadossecretos.

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Marchantesdemuerte

MadridCampodeGibraltar,Cádiz

Al llegar a casa, esa noche, el correo electrónico de Carolinamostraba treinta ysietemensajessin leeren labandejadeentrada: invitacionesaeventos,publicidad,unasolicituddemediaciónparalacesióndeunGrecoaunmuseodeHongKongydoscontestacionesagestionessuyasqueellaesperabaimpaciente.LadeIngridEgle,desdeLondres,asuconsultasobreFrancisBurg,yladelperitoencargadodeevaluarlafotografíahalladaenpoderdeRaquelSofer.

Trasuninstantedevacilación,sedecidióporabrirladelperito,decuyodictamendependerían en gran medida sus posibilidades de éxito en los tribunales. Ladecepciónnotardóendibujarleunaarrugaenelentrecejo.Setratabadeuninformetan breve como inútil a los efectos esperados, ya que del análisis de la fotografía,aseguraba el experto, no resultaba posible extraer conclusiones definitivas. EstabademasiadoborrosacomoparadeterminaralcienporciendecertezasilapinturaqueaparecíaenellaeraonolaatribuidaalGrecoy,ensuopinión,ningúnprofesionaldereconocidoprestigioseatreveríaaatestiguarotracosaanteunjuez.Elhechodequeelpapelfotográficooriginalestuvieserecubiertoporunacapadeplástico,añadíaeltexto, impedía someter el material a los procesos de recuperación al uso, lo quesupondríaunobstáculoañadidoencualquiercausajudicial.Portodoello,sentenciabaelperito,erasuobligacióndesaconsejarlautilizacióndeesafotografíacomopruebaante la justicia,yaquecualquier abogadode lapartecontrariano tendría lamenordificultadeninvalidarla.

Acompañaba al dictamen una factura que a Carolina le pareció desorbitada enrelaciónalaescasaayudaaportada,sibiensedijoquelapagaría,sinrechistar,comonopodíaserdeotramanera.Enlavidahabíaquesaberperderconlamismadignidadqueganar,cuandolascartaseranmalas…¡Ynuncamejordicho!OjaláquelademissEglefuesealgomáspositiva.

Loera,sinlugaradudas.

QueridaCarolina:Yaestálocalizadalapersonaquebuscas.Nopuedorevelartesunombre,aunquesíhacerlellegarunmensaje

detuparte,siestudeseo.Teruegoquenosdeslaoportunidaddemediarenestelamentableequívocoantesdehacerlopúblico,enlacertezadequepodremosconseguirunacuerdoinfinitamentemejorparatodosqueunpleito.

Dadalagravedaddeloshechosquedesvelabasentucorreo,mehevistoobligadaaponerlosenconocimiento

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delasmásaltasinstanciasdelacasa,enarasdeevitarelescándalomonumentalenelque,comobienseñalabas,podríamosvernosimplicadosdelanochealamañana,sintenerconocimientoprevionimuchomenosculpa.Estoha llegadoaldespachodelpresidenteenpersona,quien,comopodrás imaginar,se loha tomadomuyenserio.Consuautorización,yrogándotelamáximareserva,compartocontigounainformaciónsumamentedelicadaqueconfirmatussospechasypodríaexplicarladeotromodoinexplicablevinculacióndeChristie’sconeltráficodeunaobraprocedentedelexpolionazi.Algoque,comocomprenderás,nosolonosrepugnamoralmente,sinoqueseríasusceptiblededañarnuestronegociodemanerairreparable.

DesdehaceunpardemesesestáenmarchaunadiscretainvestigacióninternareferidaaFrancisBurg,aquienalgunosindiciostodavíavagosvinculandirectamenteconelexpedienteGurlitt.Conocestanbiencomoyoeltufoquedesprendeesecaso,porloquenonecesitoinsistireneldañoquepodríaocasionaranuestrafirmaelhechodeque se confirmase una noticia de tal magnitud. De ahí que todo se haya llevado hasta ahora con el máximosecreto, en espera de confirmar o desestimar esas sospechas. Burg es el responsable nada menos que de ladelegaciónenNuevaYork,unadelasquemásfactura,ytieneentrelasmanosunasubastaque,porlanaturalezaextraordinariadelcuadro,haatraídosobrenosotros lasmiradasdelmundoentero.Deahíque tucorreocayeracomounabombaatómicaenelpeormomento.

Apelo a nuestra excelente relación, Carolina, para rogarte que hables con ese amigo tuyo que dice ser ellegítimo propietario del lienzo de la judería y le convenzas de las múltiples ventajas inherentes a intentar lanegociaciónantesdeemprenderaccioneslegales.Nosotrosvamosahacerlopropioconnuestrocliente,dejandoporsupuestoalmargenaBurg.Ojalálleguemosaunarregloamistoso.

Esperoansiosatusnoticias.Uncordialsaludo,

INGRID

O sea que no solo su intuición respecto del impresentable Francis Burg eracorrecta,sinoqueelfarolhabíadadoresultado.Porquesetratabadeunfarol.Sinlapruebade la fotografía,que seconfirmaba inservible, el recursoa los tribunales sequedaríaenmeraamenaza,carentedeviabilidadalguna.Claroqueesolosabíanella,elperito,obligadoporcontratoacallar,ynadiemás.Tampoconadiemásteníaporqué saberlo. Lo importante era que el relato inicial de Philip había resultado serabsolutamenteciertoyesaverdadparecíabastarparaquerecuperaseelcuadro.UnGrecovaloradoenquincemillonesdedólares.

Claroquenotodoeradecolorderosa.Sillegabaelmomentodedestapartodaslaspiezasdeesejuegoenrevesado,elauténticopropietariodelaobra,osea,Philip,severíaobligadoaexplicarcómohabíaaveriguadolaidentidaddeBöse-Kaltmannyadesvelarlavinculacióndelnaziconsufamilia.Másprontoquetarde,saldríaalaluzlahistoriadelasesinatoperpetradoporsupadre,contodoloqueesarevelaciónentrañaría en términos emocionales para él. Las consecuencias no menores en elámbitolegalescapabanporcompletoaloqueCarolinaeracapazdeprever.

Antes de comunicar a Philip las nuevas recién conocidas, acompañadas de lassempiternasdudas, sediounavueltaporGooglepara refrescarse lamemoriaen loconcernientealcasoGurlitt.Habíaleídolopublicadoenlosperiódicoshacíaalgunosaños,porsupuesto,perodeseabarecuperartodoslosdetallesdeesaturbiatramaenlaque, al parecer, andaba envuelto el responsable neoyorquino de Christie’s. De unmiserablecomoélpodíaesperarsecualquiercosa.

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HildebrandGurlitterauncoleccionistaalemáncontemporáneodeHitleraquienlosMonumentsMenencargadosderecuperarlasincontablespiezasrobadasporlosnazisapodaronelMarchantedelFührerenrazóndesusandanzas.

Nacido en Dresde, en el seno de una familia de artistas, y dotado deextraordinarias habilidades para el comercio y el engaño, Gurlitt estaba muy bienrelacionadoconlosmásaltosjerarcasdelrégimen,apesardecontarconunaabuelajudíaentresusantepasados.Estamanchaensuexpedientelehizoperderaprincipiosde los años treinta la dirección delMuseo de Zwickau, aunque no impidió que sededicaraalacompraventadecuadrosdegranvalorentrealtosdignatariosdelaélitenacionalsocialistayque,juntoaotrostresexpertos,fueseencargadoporlaComisiónpara la Explotación del Arte Degenerado de vender en el extranjero las más dedieciséismilobrasretiradasdelosmuseosgermanosporserconsideradasimpropiasdelanuevaAlemania.

Uno de los acompañantes de Hildebrand en esa tarea, leyó Carolina conrepugnancia, se llamaba Karl Buchholz y formaba parte de la larga lista de nazisacogidos a la hospitalidad que Franco brindó a los derrotados seguidores de laesvástica. El talBuchholz, al parecer, simultaneaba el tráfico de obras confiscadasconelnegocioeditorialaescalainternacional, loquelediolaoportunidaddeabriruna librería en Lisboa y posteriormente otra enMadrid, en 1945. Una tienda quepermaneció operativa hasta 1966, si bien él emigró a finales de los cuarenta aColombia, donde levantó un nuevo emporio comercial sin haber sufrido másmolestiasqueunpasofugazporelcampodeinternamientodeMirandadeEbro.Otrocasotípicodecriminaldeguerraimpunegraciasalacomplicidadespañola.

Pero no era esa la información que más le interesaba a ella en ese momentoconcreto.BuchholznadateníaqueverconFrancisBurg,aquienseinvestigabaporsu probable vinculación con la comercialización de obras procedentes de laformidable colecciónde arte expoliado, valorada enmásdemilmillonesde euros,halladaenfebrerode2012porlosagentesdeaduanasalemanesenunapartamentodeMunich.Un piso perteneciente a CorneliusGurlitt, hijo delMarchante del Führer,queen1945,alfinalizarlacontienda,teníadoceañosyresidíajuntoasufamiliaenuncastillobávaroalejadodelosfrentesdebatalla.Eranellos,Corneliusysupadre,Hildebrand,quienescentrabantodalaatencióndelahistoriadoramientrasnavegabadepáginaenpáginaporeseocéanodeinformación.

Gurlittpadre,elcreadordeesepatrimoniogigantescodelquesehabíanrescatadonadamenosque1.406obras,saqueadasporlosnazisdurantesusanguinarioimperioy ocultas a la luz de la verdad durante más de cinco décadas, había sido unsupervivientenato.Unvirtuosocapazdesacarpartidoa lasituaciónaparentementemáspenosa,rentabilizandoalmáximoladesgraciaajena.Unactorconsumado,quelogró fingirsevíctimade suspropios abusosdemanera tanconvincente comopara

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engañar a los integrantes de la brigada especial enviada desde Estados Unidos arecuperar el arte expoliado, curtidos en el desenmascaramiento de los mayoressinvergüenzas.Suexpedienteconstituíaunprodigiodehabilidadcamaleónica, todavezquehabíapersuadidoasuscaptoresdeserelhéroesalvadordemúltiplesobrasrescatadas de la destrucción a costa de grandes peligros, cuando en realidad era ysiemprehabíasidoundepredadorsinescrúpulos.

Poco después de la caída de Francia, en pleno avance de las tropas delReich,Gurlitt había recibido del mismísimo Hermann Göring el encargo de revisar aconciencia los inagotables fondos almacenados en diversosmuseos del país galo yengrosar con las mejores obras su propia colección privada. Para cumplir esecometido disponía de carta blanca, lo que significaba que estaba autorizado ainspeccionarsinrestricciónalguna,requisarloqueleparecieseoportuno,alegandoelcarácter degenerado de la pintura en cuestión, comprar a precio de saldo en lassubastas a las que se veían forzadas a recurrir las personas arruinadas por laocupación,einclusoentrarenlosdomiciliosdelasfamiliashebreasdeportadasconelfindellevarsedeallítodoloquetuvieravalor.Peseaello,alserinterrogadoporlosoficialesnorteamericanos,habíadeclaradoentrelágrimas:«Tuvequeelegirentrela guerra y el trabajo para los museos. Nunca compré una pintura que no meofreciesenvoluntariamente».

Según las conclusiones de los Monuments Men, junto a las adquisicionesefectuadas por cuenta de susmandatarios nazis elmarchante había acumulado unacolección propia de considerable magnitud, que aseguró haber visto arder en elincendiodesudomiciliodeDresde,trasunodelosbombardeosaliados.Deacuerdoconsutestimonio,únicamentehabíalogradosalvaralgunasobras,confiscadasenunprincipioyrecuperadasconposterioridad,unavezexoneradodetodosloscargosquelefueronimputadosinicialmente.EntreellashabíatelasdeBeckmannyKandinski,expuestas en 1956 en Nueva York, donde de manera incomprensible, a juicio deCarolina,nolevantaronsospechas.

Lapatrañaestabatanbienurdidaquesemantuvoenpiedurantecincuentaaños,hastaquelapolicíadefronterasgermanahallóenpoderdesuhijo,Cornelius,nuevemil euros en billetes que se disponía a pasar a Suiza. Se abrieron entonces unaspesquisasqueculminaronconelhallazgodeesaauténticacuevadeAlíBabárepletadeobjetospreciososescondidosalosojosdelmundo,aexcepcióndelosdealgunosbuitresencargadosdevenderlos.BuitrescomoFrancisBurg,insaciableensuapetitodedinero.

¿Cuántasvíctimasdelexpolio,comoelpropioPhilip,andaríanporahísinsabersepropietarias de verdaderas fortunas? ¿Cuántas habrían muerto en la miseria, ensituacionessimilaresalaquesufríaRaquelSofer,mientrasGurlitt,Buchholzyotrostipossemejantesdisfrutabansinpreocupacióndel frutodeese saqueo?Carolinanopensaba contar nada de esas averiguaciones a Philip, pormiedo a provocarlemásrabiadelaqueyasentíaél,peroleardíalasangreenlasvenasalcerrarlatapadel

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ordenadorylevantarlavozparadecir,conlaintencióndeseroídadesdeelotroladodelapuerta:

—¡Cariño! Tengo una noticia mala y otra buena. ¿Cuál prefieres conocerprimero?

Philipoptóporquedarseconlabuena.AcordaronenviarinmediatamenteunmensajealclientedeChristie’s,queaesas

alturas identificabansinmuchomargendeerrorcomoelhijodelantiguooficialdelasSS.Enélmantendríanelfarol,porsupuesto,aunqueevitaríanmostrarsuscartas.Eraimprescindibleconservaralosresponsablesdelacasadesubastasdesuparte,siqueríanevitarunprocesotanlargocomodifícildeganar.Yademás,desconocíanlaclase de persona con la que iban a encontrarse al fin, cara a cara. Cuanta másambigüedad,mejor.

QueridaIngrid:Unavezconsultada tupropuestaconmiamigo, el señorSmith, ambosestamosdeacuerdoencelebrar ese

encuentroconvuestrocliente.Mehacostadobastantetrabajoconvencerle,porquecomopodráscomprenderestáindignado y empeñado en acudir a la policía, la Fiscalía, las televisiones y la prensa, pero al final me haescuchado.Hablaráconquienquieraqueseaelquehapuestoenventael cuadro,antesdeemprenderaccioneslegales.Mepide,esosí,queledigasdesupartelosiguiente:quesabequiénfuePaulBöse,tambiénllamadoKurtKaltmann,quetienepruebascontundentesyqueestádispuestoallegarhastadondehagafalta.

¡Ojaláencontremosotraformadearreglarestedesastre!Porcierto,yamecontarásdequémodoyhastaquépuntoestáimplicadoBurgenelescándaloGurlitt.Nunca

mecayóbien,pero…¿traficarconobrasdearteexpoliadasduranteelHolocausto?¡Nosepuedecaermásbajo!Quedoalaesperadeturespuesta.Unabrazo,

CAROLINA

—Yahora—afirmólaespañolanadamáspulsarlateclaENVIAR—,vamosahacerunavisitaalaGuardiaCivildeAlgeciras.Averquépuedencontarnosdeloquepasóen Sotogrande. Cuanta más información tengamos antes de esa entrevista, mejorarmadosestaremosparanegociar.

Carolina sacó los billetes de AVE a Málaga y reservó por internet un coche dealquilerenlamismaestación,conelfindetrasladarsedesdeallíaSanRoque,donde,segúnhabíaaveriguadollamandoalaDirecciónGeneraldelaGuardiaCivil,estabaubicadoelpuestodeGuadiaro,responsabledeSotogrande.Abonóambascosasconsu tarjeta, consciente de la precaria situación económica que debía de estarsoportando Philip. Ninguno de los dos había abordado de frente esa espinosacuestión, aunque no hacía falta. Era evidente que él no disponía de recursos parasufragarelcostedeunainvestigacióntannecesitadadeviajes,ytambiénloeraquellevabamuymal dejarse invitar a todoporunamujer.Lodecía la expresiónde sucaracadavezqueellasacabalacarteraparapagaralgo.Eneseaspectoyalgunomás,comosuempeñoenabrirlelaspuertas,eraunhombrechapadoalaantigua.

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Eltrayectopasóvolando,enlacomodidaddeuntrencapazdedevorarkilómetrosa toda velocidad sin provocar al viajero la menor sensación de vértigo. Luego eltaxistasepusoalvolantedeunAudiA4delacompañíaAvis,queenpocomenosdedos horas los trasladó hasta la pequeña localidad algecireña donde alzaba suestructuratípicamenteandaluzaelcuartelillodelaBenemérita.

Situado a las afueras del pueblo, como manda la costumbre, el puesto deGuadiaroparecíanohabercambiadomuchodesde1965.Sobre los tresarcosde laentrada,abiertosaunamplioporcheenunmuroprimorosamenteencalado,ladivisadel cuerpo saludaba al visitante: CASA CUARTEL DE LA GUARDIA CIVIL. TODO POR LAPATRIA. Carolina sonrió ante esa consigna familiar, asociada en su mente a laseguridaddeveralatradicionalparejapatrullandoporlaAsturiasdesuinfancia,ytraspasó el umbral con paso firme, seguida por el americano. Él contemplaba eseentorno con ojos de turista asombrado por el tipismo español, aunque sin prestarexcesiva atención. Estaba demasiado impaciente por averiguar lo que pudieranrevelarlesallídelasuntoqueleinteresaba.

Trasidentificarseconsudocumentaciónanteelguardiadepuertasyesperarunosminutos, fueron conducidos al despacho del comandante del puesto, un sargentojoven, de ojos negros y tez bronceada, que a ella le pareció bastante guapo. SepresentóconunapretóndemanoscomoHéctorCárdenas,paraponersedeinmediatoa su disposición. La conversación demostró enseguida que además de guapo eraservicial,yaque,trasescucharatentamenteelrelatoquelehizoCarolina,setomólamolestiaderevisarlosarchivosyhaceralgunasllamadas,conelafándeayudarlesensubúsqueda.

—Medicen que el caboParmenioArenas, un veterano del puesto ya jubilado,participóenaquellainvestigación—lesinformó,hechaslasoportunasgestiones,conmarcadoacentodelsur.

—¿Y dónde podríamos encontrar al señor Arenas? —preguntó Carolina alinstante.

—Aquímihmo,enSanRoque—cantóelsargentoCárdenas,queporsuformadehablar debía proceder de Cádiz—. ¿Quieren uhtés que le avise de que van a ir averle?

—¿Nosrecibirá?—inquirióellaesperanzada.—Ehtaráencantao—aseguróelsuboficial,mostrandounadentaduraperfecta—.

¡Noleguhtaaélnáunabatallita…!EsaprimeraparadaenSanRoquehabíadadomuchomásfrutodelquesehabrían

atrevidoaesperarenelmomentodesubirsealAVE.Ylomejoraúnestabaporllegar.

Parmenio Arenas era un hombre enjuto, más bien bajo, curtido al aire demuchassierras. Su rostro, de pergamino, mostraba una nariz menuda sobre una barbillahuidiza y una boca abierta de un hachazo, con dos brasas de carbón ardiente

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alumbrandobajolascejas.Llevabaunadécadaretiradodelservicio,peroseguíafielalaconviccióndeque«oíresobedecer».Ysu sargento lehabíadadominutosantesporteléfonoinstruccionesclaras.

Acogió a esos forasteros en su casa, un bajo situado a trescientos metros delacuartelamiento,ataviadoconsusmejoresgalaseinmejorablementedispuesto.

—Los señores dirán qué se les ofrece. —Abrió el fuego, solemne, una vezinstalados sus huéspedes en sendos sillones demimbre que ocupaban casi todo elpatio—.¡Manuela,traeunajarradevino!¿Oprefierenunacervecitafresca?

—Nada,nada,nosemoleste—declinóCarolina.—¡Noesmolestia,mujer!Seguroqueelcaballeromeaceptaunamanzanilla.—

SedirigióaPhilip—.¿Aquesí?Elamericanoasintió,peseahaberentendidoamedias,deseosodeentrarcuanto

antesenmateria.Ymientraslaesposadelguardiadepositabaanteellosenunamesitabaja unos platos con jamón, aceitunas, queso curado y picos de pan, destinados a«empaparelvino»,Carolinaexplicóelpropósitodesuvisita.Parmeniorecordabaelcasodelextranjeroalquehabíanarrancadolosojos.¡Vayasilorecordaba!

—Entonceserayounchaval.—Searrancóahablarenseguida,haciendobuenoelauguriodelsargentorespectodesuaficiónarememorar«batallas»—.Estabareciénllegado del Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro. Porque yo soy polilla,¿sabenustedes?¡Amuchahonra!

—¿Polilla?—seextrañóCarolina.—Huérfano del cuerpo.Así nos llaman los compañeros, sin ánimo de ofender,

¿eh?Concariño.—Comprendo—zanjóellalacuestión,lomássutilmentequesupo—.Puesahora,

sipuedecontarnosloquerecuerdedeesecrimen…—Noséloquehabríahechoesedesgraciaoenvida—eltonodelguardiahabía

pasado de jovial a fúnebre—, pero quienquiera que le matara se vengó de él aconciencia.Undespojoestabahechoelhombre.Dabapenitaverle…

El cabo Arenas narró sin escatimar detalles lo que se habían encontrado sucomandante de puesto, otro compañero y él la mañana de ese 18 de agosto, alresponderalallamadaangustiadadeunvecinodeSotogrande,jardineroencasadeunacaudaladoextranjero:unahabitaciónrevueltadearribaabajo,mueblesvolcados,unpardevitrinasreventadasapatadas,cosasrotaspor todaspartesy,enmediodeese jaleo,unhombreatadoaunasilla,molidoapalos,con lascuencasde losojosvaciadas, chorreando sangre. Se le había quedado grabada la escena para siempre,confesó.¿Cómoolvidaraquello?

Hasta entonces, dijo aguisade explicación, solo sehabíaocupadode robosdepocamonta,peleasdebaryalgodecontrabando.El«crimendelextranjero»,comose conocía el caso en el cuartelillo, habíadejadohondahuella.Élmejorquenadiehabíavistodecercaeldestrozo,porqueesedíallevabalacámarayeraelencargadodesacarlasfotosmientraseljefedelpuestoredactabapersonalmenteelatestadoyel

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otroguardiarecogíapruebas.—¿No llegaron a coger al asesino?—Carolina había aprovechado la pausa de

Parmenio, destinada a echarse un trago al coleto, para interrumpir la morbosadescripcióneiralosuyo.

—No,señora,no.¡Ymirequenosempleamosafondo…!Enelpueblocasitodosseñalabanalhijo,unchavalraroalquesehabíavistodiscutirenalgunaocasiónconelpadre.Lodetuvimosenunacasadealterne,esamismamañana,yelsargentonosordenó: «Al loro, Parmenio, que a este hayque sacarle todo lo que tenga dentro».Tresdíasestuvimosintentandohacerlehablar,peroquesiquieresarrozCatalina.Niconfesóniselepudoprobarnada.Ysiquierensabermiopinión,yonuncacreíquefueseél.

—¿Porqué?—Nodabaeltipo.Eraunmuchachocallado,cobardica…Encuantoleapretamos

un poquito empezó a llorar como un chiquillo. No tenía un móvil, no había unporqué, y la chica con la que había estado en el puticlub confirmó su coartada.Además,¿paraquéibaahacerunacosaasí?¿Conquéfin?

—Pordinero.—ProbósuerteCarolina,enbuscadeunaexplicaciónmástolerablequelaseñaladaporlalógicadeloshechosdescubiertoshastaentonces.

—Ese chaval no necesitaba dinero, se lo aseguro. Seguimos el rastro de lascuentas familiares hasta donde pudimos, que fue una fundación enSuiza—dijo lapalabra«fundación»conretintín,marcandolassílabasdeformadespectivaafindesubrayarelcarácterdudosodeesa institucióndesconocida—cerradaacalycanto.Unacosaextraña,queaquíenEspañanoseestilaba.AlmenosenSanRoquenuncalohabíamosvisto.

—¿AlguiensetrasladóaSuizaacomprobaresascuentas?—No,señora.—Parmeniolamirócomosiacabaradedecirlamayortonteríadel

mundo—.Preguntamosenelbancodeaquí,llamamosalbancodeallí,dondenadiehablabaespañol,y finalmentesepusoencontactoconelcomandantedepuestounabogadodeldifuntoqueleexplicólodelafundación.Unaespeciedecajadeahorrosparticular, reservada a los miembros de la familia y sus amigos, por lo que pudeentenderyo.Eseseñordejómuyclaroqueelhijodelfinadoteníaaccesoilimitadoaldinerodesdelosdieciochoaños,envidadesupadre, loqueterminódedescartarlocomosospechoso.

ACarolinanolesorprendióqueParmenioArenasnoalcanzaraacomprenderelalcance y significado de una fundación privada en Suiza. Apenas alcanzaba acomprenderlo ella, y eso que llevaba años trabajando con clientes encuadrados enestructuras de ese tipo: organizaciones societarias destinadas a proteger grandesfortunasocultandoodiluyendolaverdaderaidentidaddesustitulares,queteníanlaventajaañadidadereducirsucargafiscal.Entramadostanlegalescomoopacos,quehabríansidoelvehículoperfectoparaqueKurtKaltmannblanquearaelpatrimonioacumuladoatravésdelexpoliodearte,oroyotrosobjetospreciososprocedentesdel

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Holocausto.Erainútilpreguntaraeseviejoguardiacivilporalgoqueescapabaporcompleto

asuconocimientoyquetendríanqueaveriguardeotromodo,seguramenteatravésde Ingrid Egle. Más valía zanjar ese capítulo cuanto antes y regresar a lainvestigaciónllevadaacaboensudía,enbuscaderespuestasparaPhilip.

—Osea,queelhijonofue—retomólaconversaciónCarolina.—No, señora, no —repitió el cabo, apoyando su negativa en un elocuente

movimientode cabeza—.Nadie le hace aunpadre esasburradas, pormuycabrónquehayasido.Yperdoneustedellenguaje…quemecaliento.

—Nosepreocupe.—ACarolinalecaíabieneseveterano—.Sinofueelchico,¿quiéncreeustedquepudoser?

—Niidea.Seguimoslapistaaunforasteroalquesehabíavistoenlaestacióndeferrocarrilesemismodía,sinéxito.Preguntamosentodaslasfondasdelacomarca,enbaresyenpensiones,peronadierecordabaespecialmenteanadie.Nadienosdiorazón.Quienlohicieradebiódesermuyhábil,secuidódenollamarlaatenciónyselargóenseguida.Alfinal,eljuezterminóarchivandoelcasoyhastahoy.

—¿Sinmás?De nuevo el guardia dirigió a su visitante unamirada aviesa, amedio camino

entrelaincredulidadyelreproche,evidentementeofendidoporlasimplicacionesdeesecomentario.Antesdecontestar,seafianzóenelsillóndemimbrecolocandolaspalmasdelasmanossobrelosmuslos,alavezqueseencarabaconella,conteniendoaduraspenaslasganasdemandarlaalcarajo.

—Sinmásno,señora.Llegamoshastadondepudimos,dejándonoslapielenello.Elmuerto teníamuchosamigosenMadrid, lamayoríamuypoderosos.Aquí llamódesdeunsubsecretariodeGobernaciónamediocuerpodepolicía,interesándoseporla investigación.Nosdieronmuchaguerra. ¡Mucha!Eseextranjerodebíadeserunpezbiengordo.HastavinoporaquíunjefazodelaDirecciónGeneraldeSeguridadhaciendopreguntas.Osea,quenosearchivó«sinmás»,selogarantizo.Searchivócuandonoquedóotroremedio.

Philiphabíaseguidolaconversaciónmuyatento,conlaayudadelatraducciónqueCarolina hacía de cuando en cuando. Ambos conocían de sobra a esas alturas laidentidaddelasesino,pormuchoqueellahubiesepreferidohastaelúltimomomentoaferrarse a la posibilidad de que fuese otra la mano negra. Él no compartía esosescrúpulos.Loquelepreocupabaeradescubrirelparaderodelcuadrorobadoy,enlamedidadeloposible,esclarecercómoselashabíaarregladosupadreparaescapardelaGuardiaCivil.Esoúltimoporpuracuriosidad,sinotrofinquecontribuiraelevaraúnmás laestimaquesehabíaganadoa susojos,en losúltimosdías,esehombremisteriosocuyaauténticanaturalezaempezabaasaliralaluz.

—PregúntaleporelGreco—urgióaCarolina,impacientepordespejarsusdudas

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—.Ydepaso,entératededóndeycómopudoobtenermipadreunpasaporteyunvisadoparamarcharseaEstadosUnidos.

Ella se lequedómirandoun instante concarade«¿mandausted algomás?»…pero accedió a trasladar sus demandas. Era consciente de haber incomodado a suanfitrión con su último comentario, por lo que recurrió a toda la capacidad deseducción que le daban sumelena oscura y sus piernas, a fin de derretir el hielo.ParmenioArenas,encualquiercaso,nonecesitabamuchoestímuloparaarrancarseahablar.Eraloquemáslegustabaenlavida.

Entre aceituna y aceituna, les contó que en la casa de Sotogrande no se habíaechadoenfaltaningúncuadronitampocoelserviciodecaféolacuberteríadeplata.Todo estaba intacto, aunque desperdigado aquí y allá,motivo por el cual se habíadescartado en un principio el móvil del robo. Claro que varios muebles habíanaparecido literalmente reventados, lo que daba pie a pensar que pudieran esconderdoblesfondosdondeocultarpequeñosobjetosdevalor,monedasobilletesdebanco.Nuncalosabrían.

—Si alguien está en disposición de saberlo, Parmenio, es usted —le halagóCarolina, consciente del poder ilimitado de ese recurso—.Suponiendoque alguienhubieserobadoesospequeñosobjetosdevalor;monedasdeoro,porejemplo,¿cómopodríaconvertirlosendinero?

—Enlosbajosfondos,señora—replicóalpuntoelguardia—.Elcoloraoesmuyfácildevender.Cualquierquinquidemediopeloconoceríaaunperistadispuestoacomprarmonedasdeoro.Siemprehansidounbuennegocio.

—¿Y con suficiente dinero podría uno obtener documentación falsa? ¿Unpasaporte,porejemplo?

—Esto requiere otro trago —sentenció el cabo Arenas, moviendo de sitio subutacaparaescaparalsolquecaíaenelpatio—.¡Manuela!Otraronda…

Haciendoalardede supericiaen lamateria, elguardiacivil relatóelprocesoaseguir para hacerse con un DNI falsificado y, una vez obtenido este, lograr unpasaportelegalsobreelcualestamparunvisadolosuficientementebuenocomoparadarelpegoenlafrontera.Todoera,dijo,cuestióndeprecioenesosbajosfondosporlos que se movía la gentuza a la que se enfrentaba el cuerpo: ciertos tugurios depuerto,puticlubs,sitiosasí.

Los mejores documentos se estampaban sobre cartulinas vírgenes, con sufiligrana auténtica, robadas en alguna comisaría o vendidas por funcionarios opolicíascorruptos.Unavezconseguidaesta,solohacíafaltaunamáquinadeescribircorriente y otra de plastificar. En cuanto a la identidad, lo normal era irse a lasesquelasdeABCybuscaraundifuntodeedadparecidaaladelcliente,parautilizarsunombreydosapellidos.

—Entoncesnohabíaordenadoresnibasesdedatosinterconectadasniaparatosdeesosqueleenloscarnets,comolosdeahora—concluyó,nostálgico—.Algecirasestámuy cerca y de allí salían barcos cada día a todas partes. También llegaban. Los

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chorizos lo tenían más fácil para moverse libremente, por mucho que nosotrosfuésemos tambiénmejores.Porque lo éramos, se lo digoyo.Habíamos sobre todohijosdelcuerpoypolillas,comounservidor.Hombresdehonor.Ahoraentradetodo.

—Yaserámenos,Parmenio—tercióCarolina,conciliadora.—¡Detodo,señoramía!Yenespecial—lavozseletiñódedesprecio—,mucho

tituladosuperior.

Elasfaltodesplegabaantelosviajerossumonotoníagris,iluminadoporlosfarosdelcoche.Lanocheleshabíacaídoencimaconlasprisaspropiasdelotoño,mientrasseacercaban a Málaga. Philip conducía, como a la ida, y llevaba el peso de laconversación,sindarmuestrasdecansancio.Estabaansiosoporhacerbalancedelainformaciónconseguida.

—Osea,quenuestrocuadronoviajóconmipadreaNuevaYork.Tuvoquellegarhastaallídeotramanera.

—Esperoqueladescubramospronto—respondióCarolina,saliendoconesfuerzodelsoporqueleprovocabaelcoche—.ConfíoenqueIngrid,micontactoenlasedede Christie’s de Londres, consiga concertarnos una entrevista con el misteriosopropietarioquehapuestoenventalaobrayqueestesehayatragadoelfarol.Porquesivamosalostribunales,vamosatenerlomuycrudo.

—Nada de misterioso, corazón. Tú y yo sabemos de quién se trata. Ese hijogallinayllorónalqueinterrogónuestropolicía.Nopuedeserotro.

—Guardiacivil,Philip,guardiacivil.Noeslomismo.—Loquesea—gruñóelamericano.—En todo caso, si se trata del hijo, ha tenido que falsificar los certificados de

procedenciade laobrayhacerlobien.UnonosacaalmercadounGrecoasícomoasí. Claro que tampoco sería un caso único. Como nos ha explicado el caboParmenio, todo tiene un precio: un pasaporte, un visado y ese certificadoindispensableparasubastarunapiezatanvaliosa.Imaginoque,transcurridossetentaaños desde el final de la guerra, considerará que ya no queda nadie vivo capaz derelacionarasufamiliaconelcuadro.

—Pues se equivoca.Y conmayormotivo espero que eseKaltmann, oBöse, ocomoquiera que se llame ahora el hijo de puta, se llevara un buen sustomientrasestuvoenmanosdelosguardias.Eslomínimoquemerecía.

—¿Porqué?—Ellasehabíadespertadodegolpe,enfadada—.¿Porserhijodesupadre? ¿Por no ser un asesino? Los hijos no han de cargar con las culpas de lospadres.¿Osí?Parecementiraquetú,precisamentetú,digaseso.

—Esehijohadisfrutadode todo loquemepertenecía—repusoPhilip,huraño,sinquererdarsubrazoa torcer—.Lomenosquepuedohaceresalegrarmedequepasaraunmalrato.

—Puesnodeberías.Él es tan inocentede loquepudierahaberhecho supadre

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comoloerestúdeloquehicieraeltuyo.YsabeDiosquenofuepoco.SiloqueleíenElCasomedejóhorrorizada,loquenoshacontadoelcaboArenasmeharevueltoelestómago.Arrancarlelosojosaunmuerto…¿Porquéharíaalguienunabarbaridadasí?

—Talvezselossacaramientrastodavíaestabavivo—especulóelamericanoconabsolutafrialdad.

—¡Peoraún!¿Túteestásescuchando?—Supongo quemantendrían una conversaciónmuy poco amistosa—prosiguió

Philip,comosihablarasolo—.Mipadreacumularíaunalargalistadeagraviosqueecharleencarayesprobablequeelotrosacaraarelucirsuarrogancia.Unantiguooficialnazi,rico,impune,rodeadodegentepoderosadispuestaaprotegerle…Talvezse pusiese chulo hasta el punto de volver loco con su desprecio a un hombre detreintaañosllenodeirayderencor.Noestaríaacostumbradoaqueunjudíocomoélse lemetiera en casa de noche para reprocharle su pasado.No habría aprendido atenermiedonimuchomenosaserprudente.

—¿Esoesloquecreesquepasó?—Sétantocomotú,cariño,perotratodeponermeensupiel.¿Quéhabríahecho

yoensulugar?¿Cómohabríareaccionado?—¿Ysisencillamenteletorturóparasaberdóndeguardabaeldineroyelrestode

cosasvaliosas?—Esotraposibilidad.Esoexplicaríaque losarmariosestuviesen reventadosen

buscadedoblesfondosdondeescondermonedasdeoro,porejemplo.—Lodicescomositedieraigual—leescupióCarolina,apenada.—Esquemedaríaigual—reconocióél,decididoasersincerohastalasúltimas

consecuencias—.Aunqueprefieropensar que esamutilaciónobedeció a una razónsimbólica.Quemi padre quiso convertirse en la últimavisión de ese asesino nazi.Seríaunavenganzaredonda,perfecta.«Ojoporojo»ensentidoliteral.Losdosqueteníamiabuelo.

Yaeneltren,mientrasCarolinadormitabaacurrucadajuntoalaventanilla,tratandodenopensarenelmiedoqueleinspirabaesehombrecuandodejabaasomaralgolemescondido en algún lugar oscuro de su alma, Philip se acordó de su tía Raquel,perdidaenelcaosbrumosodeunaenfermedadaterradora.Levinoalamemoriasinsaberporqué,mientrastratabadeacostumbrarsealanuevaimagendesupadreconlaquehabríadefamiliarizarseapartirdeentonces.Lavioconsumidaenesacamadesábanaslimpias,quecadamañanaarreglabanlashermanasdelaresidenciadondeibaaterminarsusdíasgraciasalacaridaddeuncredodiferentealsuyo,ysintiócómolarabiaseapoderabadeél.

Lavidadeesamujereraexactamenteloopuestoauncaminoderosas.Supadrealmenoshabía saboreadoelgustode lavenganza,aunquea juzgarpor superenne

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malhumor,sucarácterhosco,susoledadysudependenciadelalcohol,eseplatonolehabíasatisfechoenabsoluto.Nodebíademerecerlapenasielprecioapagareratan alto. Claro que para saberlo era necesario probarlo. Su tía no había tenido nisiquieraesetristeconsuelo.

Tal como la describía Simon Berent, el que fue su vecino en la calle Király,Raquelhabíasidounajovenhermosa,alegre,abocadaacasarseconunbuenchicodesimilarcondiciónyllenarlacasadenietos.Enlugardecumpliresefelizaugurio,sehabíavistocondenadaaunavidamiserable,viendopasarunañotrasotrosinningunaposibilidad de disfrutarlos. Primero encerrada en la cocina de un salón de té,ahorrandohastaelúltimocéntimo,yenseguidaalcuidadodeunamadreenfermaque,porlopocoquerecordabaPhilipdesufugazvisitaaNuevaYork,sepasabalashorasllorando, añorando el hogar perdido, hablando de un marido muerto desde hacíalustrosylamentándosedesudesgracia.Osea,amargada.

Decididamente,Raquelsehabíallevadolapeorparteenesahistoriatremendadeinjusticiaymalasuerte.Éllahabíaconocidodemasiadotarde,cuandoyasumalerairreversible, pero de algún modo se sentía responsable de esa tía a la que nadie,exceptolashermanasdelospobres,habíatendidounamanoensushorasmásbajas.

¿Quéhabíadicholamonjaalcargodelaresidenciaenlaqueestabaapagándosepocoapoco?Eraalgoasícomoquenoaceptabansubvencionespúblicasyvivíandelacaridad,confiandoenlaProvidencia.Bien;PhilipnocreíaenlaProvidencia,perosí en el valor de un cheque. Si lograba recuperar el cuadro robado y sanear susmaltrechasfinanzas,firmaríaunodeseiscifrasanombredelacongregación.Asutíano le faltaría de nada y esasmujeres buenas podrían ayudar a otros en sumismasituación.ÉlseríaesaProvidenciaenlaquetantoconfiabanellas.UnjudíoalejadodeDios.¡Quéironía!

Estaba sonriendo para sus adentros ante su propia ocurrencia cuando Carolinadespertó de un sueño profundo. Tuvo que sentirse desorientada, porquemiró a sualrededor con cara de susto, como preguntándose qué hacía allí. Su aplomocaracterístico, esa seguridadque la acompañaba en cualquier circunstancia, parecíahaber desaparecido como consecuencia del cansancio acumulado. Tardaba enreaccionar.Philiplaabrazó,inundadodeternura,susurrándolealoído:

—Todoestábien,tranquila,estásconmigo,llegandoprácticamenteaMadrid.Ellasecalmó,lebesóenlamejilla,cariñosa,yapoyólacabezaensuhombro.Su

menteestabatodavíaenblanco,tratandoderecuperarelritmo.Lecostócomprenderelsignificadodeloquedecíaélenesemomento,enuntonodevozcompletamenteajeno a la dureza que había mostrado un rato antes. Un tono optimista, alegre,luminoso:

—Elpasado,pasadoestá,Carolina.Solofaltadarlesepultura.Elfuturonoexistedemomento.Tenemosel aquíyel ahora.Nos tenemoselunoalotro.Sinodio,nirabia,nimiedo,niculpa.Somosmuyafortunados.¿Tedascuenta?¡Mucho!

Ellaempezabaadarsecuentatambién.Lentamente,atrapadatodavíaenpartepor

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ligaduras antiguashechasde culpay temor, pero cadavez conmenosdudas.Elloseranhijosdeotrotiempoyotroespacio,sí.Untiempomáspiadoso.Unentornomilvecespreferibleal sufridoporRaquelyJoseph.Elloserandueñosdeunaquíyunahoralibres.Capitanesdesusalmas,levinoalpensamiento,evocandoelpoemadeWilliamHenleyquerecitabaMandelaatrapadoentreloscuatromurosdesuceldaenRobbenIsland.Amosdesudestino.

—¡Philip!—Carolinasehabíaespabiladoporcompletoyestabaexultante—.Notelovasacreer.

—¿Quéesloquenovoyacreer,corazón?Acababan de llegar a casa, agotados. Él se había ido a la ducha. Ella estaba

repasandoelcorreo,abandonadodesdelamañana.Norecordabahaber ignoradodeunmodotanabsolutoelteléfonomóvildesdequehabíansalidolosprimerosaparatos«listos». Estando con él, se le olvidaba su existencia.NiWhatsApp, ni Twitter, niFacebook,nisiquieramensajesdetrabajo.Esetaxistaneoyorquinollenabatodossusratos.

—MehacontestadoIngrid.¡Nohatardadoniveinticuatrohoras!—¿Yquédice?—QuenosvamosaLondres.Teloleo:

QueridaCarolina:

Yaestáhecho.Nuestrocliente se reuniráconvosotrosmañana,a las sieteymediade la tarde, ennuestrasoficinasdeSouthKensington.Yomismaestaréallíparapresentaros.Séqueesunhorarioimpertinente,perohainsistidoenlahora,conelfindeevitarencuentrosnodeseados.Porloquededuzcodelaconversaciónmantenidaconél,setratadeunhombreextraordinariamentereservado,quedetestacualquierformadepublicidad.Debedeserenormelagravedaddeloqueostraéisentremanos,porquehasidotrasladarletumensajeyrecibirencuestióndesegundosunallamadapidiéndomeorganizarlareunióncuantoantes.Confírmamequepuedesarreglarlo,porfavor.

Saludos,

INGRIDEGLE

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10

Todotieneunprecio

Londres

Philip había recorrido más mundo durante las dos últimas semanas que en loscuarenta y ocho años de vida que llevaba a las espaldas. Esperando en la cola deembarqueparasubiralavióncondestinoaLondres,levinoalamenteeseconcursode televisiónalqueera tanaficionado,cuyopremiogordoconsistíaenunviajedetresdíasparadospersonasacualquierlugardelplanetaqueeligieraelganador.Élloseguíasiemprequeestabaencasa,yhastasehabíasacadoelpasaporteporsielazarobrabaelmilagrodequesonaralaflauta.Deserasí,sehabríaidoaParísconalgunaamigaacenarenLaTourd’Argent.Hastahabíatratadodeconsultarlacarta,atravésde internet, por ver de llevar el menú ya escogido. Si alguien le hubiera dichoentonces que volaría todavíamás lejos en compañía de un pedazo demujer comoCarolinaValdés,lehabríadadounpuñetazooinvitadoaunacopa,dependiendodesuhumor.

Carolina,quesehabíahechocargodelosbilletesrecurriendonuevamenteasuspuntos,lonotóausente,cosamuyraraenél.Motivosdepreocupaciónnolefaltaban,desdeluego,porloqueprobóatirarledelalengua.

—¿Estásnervioso?—Estoydeseandoverelrostrodeesetipo.Oírloquetienequedecir.Sabersies

capazdemirarmealacaraynegarqueconocieraelorigendelcuadro.Escupirleeldesprecioquemeinspiralagentecomoél.

—A lo mejor te llevas una sorpresa…—Ella deseaba fervientemente que loshijosnoheredaran las tarasdesuspadres, igualque,estabaconvencidadeello,notenían por qué cargar con sus culpas. Intentaba siempre dar una oportunidad a laspersonasantesdecolocarleslacorrespondienteetiqueta.

—Oalomejorselallevaél—replicóPhilipaladefensiva—.Túnomehasvistoenfadado,peroteaseguroquedoymiedo.

—¿Yonotehevistoenfadado?—Eraunapreguntaretórica.—No,Carolina.Yesperoquenolleguesaverme.Hacemuchoquenomeenfado.

Esmaloparalasalud.

A ella le gustaba Londres. Ese pequeño hotel victoriano en Fulham, un paseo por

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cualquieradelosviejoscementeriossupervivientesalaexpansióndelaurbe,brunchenPJ’s, elmejorpub de la ciudad, con huevos benedictine, té y zumo de naranja,antesdecallejear,sinprisa,observandoalapeculiarfaunadelametrópoli imperialdetenerseacuriosearlosescaparates.Londresleparecía,dehecho,unescaparateensí misma. El epicentro de la diversidad, crisol de razas y lenguas. Un gigantescomostradorempeñadoenexhibirsinvergüenzanipudorsuamorportodosloslujos,acaso por la necesidad de compensar un clima sencillamente miserable, según ladefinicióninglesa.

Philip,porelcontrario,noparecíaimpresionado.AdiferenciadeloquelehabíasucedidoenBudapest,dondelamagiadelaviejaEuropaleconquistóaprimeravista,los contrastes arquitectónicos delTámesis le dejaban frío. Sumente estaba en otraparte, junto a la capacidad de emocionarse ante un paisaje postindustrial osorprenderse por el hecho de que el tráfico discurriera en sentido contrario alhabitual.Estabaensimismado.Enredadoensusbatallasfantasmales.

Ajeno al hormiguero humano que pululaba a su alrededor, el neoyorquino ibaenfrascado en sus reflexiones, pensando en las mentiras o medias verdades quehabíanjalonadosuexistencia;enlasposibilidadesquelehabíansidohurtadasjuntoala fortuna familiar representadapor esecuadro; enel infiernoquehabríavivido supadre,torturadoporlaculpa,elmiedo,ounaferozalianzaentreambos,paraquedarreducido a la clase de hombre que él recordaba. Un ser vencido, anímicamentepostrado,envilecidohastaelextremodeinspirarlástimaasupropiohijo.Roto.

PhilipesperabaansiosoelmomentodeencararseconAlexanderBöseydecirlecuatrocosasbiendichas.

Carolinapercibióenseguidaelgestodoloridodesucompañero,elleverictusdesuboca, susmúsculos tensos, lamandíbulaapretadahasta rechinar losdientes.Eraevidentequenoteníaganasdehablar,porloquerespetósusilencio.Decircualquiertontería con el propósito de animarle en ese momento habría sido inútil. Pedirlepaciencia o contención con vistas a la reunión que se disponían a mantener,directamentecontraproducente.Soloesperabaque,llegadalahoradelaverdad,fuesecapaz de dominarse. A esas alturas de su periplo compartido le conocía ya losuficientecomoparasaberqueeseprontosuyoexplosivosaltabaalamenorchispa.Esaeraunadesusfacetasmásinquietantes,pormásquesequedaraahíynopasaraamayores.Claroquenadieesperfecto,¿verdad?Esoalmenossedecíaellaalsopesarprosycontrasdeseguiradelante,ono,conlapeligrosaaventuraenlaquesehabíaembarcado.

Eneltaxipanzudoquelostrasladabaallugardesucita,afaltadeconversación,la española recordó la última vez que había visitado las oficinas de Christie’s enSouth Kensington, conmotivo de una exposición de arte chino. Se encontraba enLondres por razones de trabajo y había aprovechado para contemplar esos tesorosmilenarios de jade y marfil, codiciados por coleccionistas de nuevo cuñoenriquecidos al calor del boom económico experimentado por el gigante asiático.

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Elloseranenlaactualidadlosprincipalesclientesdelascasasdesubastasygaleríasde arte. Auténticos magnates anónimos, desconocidos para el público occidental,poseedoresdefortunas tan imposiblesdecuantificarcomodifícilesde justificarsinentrarenterritoriososcuros.

A Carolina le gustaba mucho Londres, a pesar de sus luces y sus sombras.Precisamenteporsuslucesysussombras.Leapasionabaelalmadeesamegalópoliscapaz de atraer a lo peor y lomejor de la especie humana para alimentarse de susavia. El corazón de esa ciudad en la que nada parecía excesivo: ni los preciosexorbitantes cobrados por cualquier servicio, ni las cilindradas de los Ferraris querecorrían las calles, ni el ruido ensordecedor producido por el tráfico. Le gustabaLondresconsucielopermanentementegrisylalluviaconstante.Denoserporellos,acasonoexistieranlosmuseosqueacogíantodoelsaberacumuladoalolargodelahistoriapararegalárseloalvisitantedemaneragratuita.Ylegustabamásaúnahoraque estaba llena de españoles prodigando sus sonrisas en tiendas y restaurantes.Compatriotasquehabíantenidoelvalordehacerlasmaletasysalirabuscarseelpanallá donde existía una oportunidad de triunfar. Confiaba en que los británicosrechazaranlaidealanzadaporunpartidoxenófobodeabandonarEuropaylimitarelaccesodeextranjeros.

Estaban atravesando Piccadilly Circus, epicentro del caos, cuando le vino a lamemoria José, maître en un local situado en las inmediaciones. Su últimodescubrimiento en esa ciudad asombrosa. Le había conocido unos meses atrás,mientras se comía un sándwich entre prisa y prisa. Le había contado que a suscuarentayunaños,condoshijosyotrastantaslicenciaturas,habíavueltoaempezarallí.Queestabafelizporquesuinglésalcanzabayaelnivelsuficientepara«dedicarsealosuyo,laingeniería».¿Sepodíasermásvaliente?

ACarolina le gustaba Londres casi tanto como la gente dispuesta a luchar, enlugardesentarseallorarporloamargodesudestino.Gentedeltipodelamericanoque la acompañaba en el coche, capaz de buscarla en un rincón perdido deManhattan, presentarse en su habitación de hotel esgrimiendo un ejemplar deperiódicoyconvencerlaparaayudarlearecuperarsuherencia.Esaeralagentequemovía elmundo, ya fuese enLondres o enNuevaYork, donde las condiciones devidaeranprácticamenteidénticas.Aellaleseducíaesagenteylacautivabaelempujeimparablede esas ciudades, aunque suhogar estaba enMadrid.Eso lo tenía claro.Otradelascircunstanciasquepesabanenel«contra»deatarsemásestrechamenteaPhilip.

IngridEgle losesperabaen sudespachodeChristie’s,ocultoa lavistadelpúblicotrasunpaneldemaderapintada.Laespañolahabíatratadomuchasvecesconellaatravés del teléfono y el correo electrónico, pero no la conocía en persona. Lesorprendióencontraraunamujermuchomásjovendeloqueesperaba,máscercanaa

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los treintaquea loscuarenta,de sonrisa francaycara lavada.Unaverdaderaniña,paraserlamáximaresponsabledelidiarconloscoleccionistasprivados,principalesclientesdelacasa,yademásunaescultura,comoevidenciabalamiradacautivadadePhilip.Ingriderasinlugaradudasunamuchachaencantadora,firmementeasentada,porañadidura,eneltradicionalaplomobritánico.Endefinitiva,unaaliadaimpagableobienunaformidable rival,dependiendodelpapelquedecidieradesempeñarenelpulsoqueestabaapuntodetenerlugarallímismo.

Tras un firme apretón demanos seguido de un incómodo silencio, ellamismainiciólaconversación,eludiendocualquierrodeo.

—¿Puedohablarlesconabsolutafranqueza,confiandoensudiscreción?—¡Desdeluego!—respondióCarolina,decididaaalinearlaensubando.—Para eso hemos venido hasta aquí —añadió el neoyorquino en tono

notablementemásáspero.—Entonces empezaré diciéndoles que Christie’s está a punto de despedir a

FrancisBurg.Sinolohahechoyaesporeldañoqueesanoticiacausaríaalasubastadel Greco, de la que se esperan obtener beneficios importantes, sin mencionar elprestigioqueproporcionaalacasaunaoperacióndetalenvergadura.

—Natural…—convinoCarolina.—Dicho lo cual—prosiguióEgle dirigiéndose a ella—, debo reconocer que la

denunciaveladacontenidaentucartanohizosinoconfirmarlassospechasexistentesrespectodeesapersona.

—¿Asaber?—inquirióPhilip.La inglesa vaciló unos instantes. Sus ojos, dos aguamarinas de gran tamaño,

interrogaron a la española en busca de complicidad. Ella no conocía de nada alindividuo que le pedía explicaciones, cuya hostilidad manifiesta no invitabaprecisamente a explayarse. ¿Debía confesarse ante él, jugándose una destituciónfulminantesiSmithhablabaconquiennodebía?Carolinacomprendiósuinquietudylehizoungestoelocuente,indicándoledelmismomodocalladoquesiguieraadelanteconsurelato.Que,apesardesusmodalesincivilizados,eseamericanodeBrooklyneraunapersonadefiar.

—Segúnhemospodidoaveriguar—retomólapalabra,mástranquila—,Burghaestado cobrando comisionespersonalesde ciertas ventas en las quehaparticipado,detrayéndolasdelacomisiónoficialcorrespondientealaempresa.Ynocontentoconello,hanegociadoporsucuentaalgúntraspasodirectoentrevendedorycomprador,aprovechandolaagendadeclientesdeChristie’s.

—¡Peroesoesgravísimo!—exclamóCarolina,conocedoradelefectodevastadorcausadopor algoasí enelbuennombredeunnegociocuyoprincipal capital es laconfianza.

—Peoraúnesloquesigue.—¿Peorqueeso?—Ya te dije que se le relacionaba con el caso Gurlitt. —La mujer se dirigió

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nuevamente a Carolina, evitando cuidadosamente encontrarse con la expresiónfuriosa del americano—. Al parecer, y subrayo esto porque todo está aún porconfirmar,algunasdelasobrasquehabríacolocadoBurgbajocuerdaaesosclientesnuestros, recurriendo a métodos tan… reprobables —escogió cuidadosamente eladjetivo—podríanteneresaprocedencia.

—¿Y lascomprobacionesde rigor?—Carolinano salíade suasombro—.¿Loscertificados indispensables para avalar una operación de esa naturaleza? ¿Laautenticidad, lamovilidad, los seguros, el papeleoque túyyohemoshecho tantasveces?

—Eso es lo más desconcertante, querida—concedió la interpelada—. Tal vezrecurriera a falsificaciones o tal vez sencillamente los obviara. Como bien sabes,algunas personas compran objetos de arte por elmero placer de poseerlos, aunquejamáspuedanexhibirloso reintroducirlos en elmercado legal.Elprecioquepidenpor esas piezas quienes las ponen en circulación a través de canales opacos yacontemplataleslimitaciones.Losdescuentosaplicablessonenormes.Deahíquelosintermediarios como Burg obtengan pingües beneficios, libres de impuestos ypagaderos generalmente en cash. Un negocio redondo, aunque repugnante, debodecir.

—¿CómoconectatodoestoconnuestroGreco?—preguntóPhilipenesepunto,hartodeespeculaciones—.Hastadondesabemos,elcuadronoformabapartedeesealijo,¿noesasí?

—Asíes,enefecto—confirmóEgle—.LoquesospechamosesqueBurgentróencontactoconGurlittprecisamentea travésdelactualpropietariodel lienzode lajudería delGreco, con el que ya habríamantenido alguna relación comercial en elpasado.

Philipestabaapuntodeprotestarsonoramenteanteesaafirmaciónqueconsideróinsultante, cuandoquienacababadehacerla sediocuentade su resbalónymatizó,trasunligerocarraspeo:

—Quierodecir,por supuesto,dequienafirma ser elpropietarioyhapuestoenventalaobra.Yaeshoradequeconozcansunombre.SellamaAlexanderBöse.

Labritánicavolvióapedirlesmáximadiscreciónantesdecontarlesque,segúnlainvestigacióninternallevadaacaboporChristie’s,FrancisBurgyahabíaasesoradoaeseclienteenoperacionesdedudosalegalidadantesdeincorporarsealaplantilladela prestigiosa casa de subastas. Se trataba de un viejo conocido suyo, mantenidooportunamente en la sombra, cuya reputaciónen elmercadodel arte, el legítimoytransparente, dejaba mucho que desear. Por todos esos motivos la cabeza delresponsablemáximodelaoficinaneoyorquinaestabadefinitivamentesentenciada,afaltadeejecuciónencuantofueseprudenteaccionarlaguillotina.

CarolinasintióunplaceralgosalvajealescucharperfilareseretratodeBurg,quelo dibujaba exactamente como siempre había sido a sus ojos. Un tipo sinuoso,resbaladizo,viscosocomounaserpiente.Un individuocapazdevenderasumadre

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por dinero o por subir un escalón en el reducido círculo de la intelectualidadneoyorquina.Unmiserablerefinado.

NadadeloqueoíaenbocadeIngridEgleleresultabaexcesivoconarregloasupropiaimpresióndeél.Antesalcontrario,leparecíaqueapenashabíandescubiertolapuntadeliceberg.Deahíquesedejarallevarporunimpulsoprimarioyespetaraasuanfitriona:

—Espero que seas tú quien le comunique su despido, así como una eventualdenunciaantelapolicía.¡Nosabesloquedaríaporestarpresenteeneseinstanteypodercontemplarlaescena!

Se estaba relamiendopor dentro al imaginar la cara de estupefacciónque se lepondría a ese babosomachista, a esemisógino visceral, al escuchar su condena amuerte profesional, tal vez incluso a prisión, de labios de una mujer guapa,inteligenteyhonrada.

AcababandedarlassietecuandolasecretariaanunciólallegadadeAlexanderBöse,acompañadodesuabogado.CarolinayPhilipsemiraronconpreocupación,antesdeclavarsusojosacusadoresenlaresponsabledeChristie’s.Lapresenciadeunletradoenlareunióneraalgoqueniunaniotrohabíanprevistoalconcertarlacita,pormásqueresultaseperfectamenteprevisibledadalacataduradelpersonaje.Egletampocolos había alertado. Y ahora que era demasiado tarde para rectificar su error,empezabananegociarenunaposicióndeevidentedesventaja,descubriendoqueelcontrariollevabaunasenlamanga.Untropiezogravesusceptibledecostarlescaro.

DespuésdehablarconelguardiacivilParmenioArenasenSanRoqueyenterarsede que el difunto Paul Böse tenía todos sus bienes registrados a nombre de unafundación en Suiza, la española había explicado de forma somera al taxista cómofuncionaban ese tipo de organizaciones, también denominadas family office enversiónmoderna.Amboshabríandebidosaber,portanto,queelhombreconelqueiban a reunirse se escondería tras un entramado legal encargado de administrar unpatrimonio difuso, propiedad de alguna sociedad impersonal, en las mejorescondiciones fiscales y demanera tal a obstaculizar cualquier operación de rastreo.Habrían debido saber que se enfrentarían a un individuo asesorado por personalaltamente cualificado, motivado y con experiencia acreditada en el desempeño deestasfunciones.Habríandebidosaberqueseríaunhuesoduroderoer.Suizaeraunpaíscélebre,inclusoenEstadosUnidos,porresultarmuyatractivoparalasfamiliasricasreaciasaesclarecerelorigendesudinero.

¿Cómodiablossehabíanpresentadoallíellosdosapechodescubiertoparalidiarcon semejante tiburón?Hasta el aspecto físicodel abogado, todovestidodenegro,incluidascamisaycorbata,recordabaeldeunescualoconvariashilerasdedientes.

Lossaludosfueronmásquefríos,gélidos.AlexanderBöseysuletradotomaronasiento en un sofá de tres plazas colocado en el extremo opuesto de la mesa de

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despacho, y otro tanto hicieron Carolina y Philip, justo enfrente. Ingrid Egle seacomodóenunabutacasituadaentreambos,amododeárbitro,demostrandoconsuactitudestarsobradamenteprovistadelaflemaindispensableparalidiarsituacionestensas.

Antesdequehubieranacabadodeinstalarse,eltiburóndeltrajeoscuroabrióelfuegoabocajarro.

—Querían vernos y aquí estamos.—Hablaba con marcado acento alemán, deZurich—.¿Puedosaberquéesloquequieren?Eltiempoesunbienmuycostoso.

—Quierouncuadroquemepertenece—respondióPhilipsinarredrarsenidejarseintimidar por el maletín metálico que acababa de depositar el abogado sobre unamesitabaja,conla intenciónmanifiestade impresionarle—.Uncuadroqueustedesrobaronamiabueloyahorapretendenvenderporquincemillonesdedólares.

—Me temo que se equivoca de cuadro —repuso el suizo, imperturbable,rebuscando entre los papeles de la valija que acababa de abrir—. Y no solo seequivocasinoqueformulaacusacionesmuygraves,porlascualesmiclientepodríallevarleantelostribunales.

—¡¿Meestáamenazando?!—Saltóelamericano,rojoderabia—.¡¿Encimameamenaza?!Canallahijodeputa…

—Creoquedeberíamoscalmarnosyreconducirestaconversaciónhaciatérminosmás constructivos—terció IngridEgle, recurriendo a sumejor sonrisa—.El señorSmithalegaqueestapinturapertenecióasufamiliahúngara,deorigenjudío…

La inglesahizoun resumende la situación sindar ni quitar razones, sorteandocon elegancia constantes interrupciones de las partes en disputa. Philip gritaba,insultaba, levantaba el puño, juraba. El hombre-escualo objetaba, puntualizaba,rebatía,constataba,conunasangredeanfibioqueexasperabaalamericano.Böseaúnnohabíapronunciadopalabra.Selimitabaaobservar,desdelaretaguardia,cómosumercenarioasueldodesplegabaunverdaderoarsenalleguleyodestinadoadesarmaraese desagradable individuo resurgido de un pasado que consideraba enterrado. Unespectrodelayerempeñadoenremovermuertos.

—EsecuadrofueexpoliadoporsupadreaprovechandoelHolocausto.¿Meoyeusted,señorKaltmann?—Philipignorabaal tipodelmaletínysedirigíaavocesalseptuagenariocanosoquelehabíanpresentadoconelnombredeAlexanderBöse—.Tengo pruebas de lo que digo. Una fotografía. Testimonios. Testigos vivos. Se leacabólaimpunidad,nazidemierda.Laverdadvaasaliralaluzpormuchodineroquesegasteentratardeimpedirlo.

—¿Podríamos ver esa fotografía? —El asesor de la fundación, sin alterar elsemblante, actuaba de escudo y pantalla, fiel a su cometido—. En caso contrario,comprenderáustedquenosatengamosaladocumentaciónqueobraennuestropodery acredita la compra de ese cuadro por parte del señor Paul Böse, padre de mirepresentado,aquienusted,evidentemente,confundeconotrapersona.

—Esos certificados pueden falsificarse —intervino Carolina en auxilio de su

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compañero—. No es muy difícil. Y si se hizo hace setenta años resultaría muycomplejo demostrar esa falsedad. Complejo pero no imposible. Créame, soy unaexperta.

—¿Queconfundoaesecobardeconotrapersona?—añadióasuvezPhilip,cadavezmáscaliente,señalandoa laestatuasilentesentadaaunextremodel tresillo—.No,señor,yonoconfundonaday tambiénesopuedoprobarlo.Existenfotografías,gentesquehanestudiadolosucedidoenesosañosduranteloscualesustedes,hijosyherederos de esos nazis, trataron de borrar sus huellas. La sangre deja manchasimposiblesdelimpiar.Estaveznosevanairderositas.¡Porencimademicadáver!

—¡Adelanteentonces!—Eltiburón,lejosdeamilanarse,enfilabaasupresaparael ataque final—. Si eso es lo que quiere, litigaremos en los tribunales suizos. ElseñorBösenadatienequetemerytampocoleurgevenderlaobra.

IngridEgleapenasdejó traslucirsudesazón,aunqueesaúltimafrasesupusiera,enlapráctica,desmontardeundíaparaotrolasubastamássonadadeChristie’senaños.Osea,unrevésformidableparalacasaquelepagabaelsueldo.Pormuchoquedisimulara,elrostroseledescompuso.Conelfindeasestarladentelladadefinitiva,elhombre-escualoañadió,dirigiéndoseaella:

—Ya pueden considerar cancelado el contrato y enviar la pintura de vuelta aZurich.

Lamujersedisponíaaproponeralgunasolucióndecompromiso,menosdrástica,cuando se le adelantó el americano, decidido a vender cara la piel. Llevabademasiadotiempoaguardandoelmomentodeajustarcuentas.

—¿ElseñorBöse?¡Dejeyadehacerteatro!SellamaKaltmann.—Philipvolvíaamirar directamente al mencionado, como si el letrado fuese transparente. Estabaempeñado en provocarle, en quebrar con ese nombre la coraza de mutismo querodeabaalpersonaje—.Böseesunnombretanfalsocomolospapelesquedicetenerdeesecuadro.Ustedlosabe,yolosé,ambossabemosmuchascosasquesaldránalaluzenunjuicio.YseráantelajusticiadeEstadosUnidos,nadadeSuiza.Noolvideque la pintura se encuentra ya en Nueva York y allí se quedará en cuantointerpongamos la demanda. En mi país nadie simpatiza con los nazis. MurierondemasiadosbuenoschicosparaacabarconesehijoputadeHitler.

AlexanderBöse,nacidoKaltmann,eraelvivoretratodesupadre,conmásaños,máspeso en los hombros, menos arrogancia en la mirada. A medida que avanzaba ladiscusión,habíaidoencogiéndoseensuasiento,incapazdeaguantarelenvite.Ensurostro,demejillasdescolgadasygruesasbolsasbajolosojos,nohabíarastroalgunode la seguridad desafiante que mostraba la cara de Paul Böse en la fotografíapublicadaporElCaso.Se leveíaunhombredébil,abrumadopor lacargadeunoshechosquedeprontoregresabandelatumbaparaamargarlesusúltimosaños.

Philip, acostumbrado a tratar con todo tipo de personas y juzgarlas en base a

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pequeños gestos, no tardó en darse cuenta de que, antes o después, acabaría porderrumbarse.Elabogado,porelcontrario,queríaseguirdiscutiendo.Élnosehabíatragadoelfarol.Noparecíaenabsolutopreocupadoporlaposibilidaddeirajuicio,probablementeporquesupieraque,cuantomáslargofueseellitigio,másfacturaríansubufeteyél.Deahíque,envezdeachantarse,lanzaraunacontraofensiva.

—PleitearemosenvariosfrenteseincluiremosaChristie’senlademanda.—EsedardoibanuevamentedirigidoaIngridEgle—.Parecementiraqueunacasatanseriacomoestapresteoídosaestaclasedereclamaciónsinbasealguna.Lesvaasalirmuycaroelerror.Oelintentodeestafa.Veremoscómoquedalacosa.

Laacusadasedisponíaareplicarairada,tocadaensuorgulloprofesional,cuandoelconvidadodepiedra,quehastaentonceshabíapermanecidomudo,dejóatodoelmundo perplejo con una pregunta directa, extemporánea, lanzada al plexo solar dePhilip.

—¿Sabeustedquiénmatóamipadre?El hombre-escualo estuvo a punto de caerse del sofá, noqueado por ese gol en

propiametaquedesmontabadeunplumazosuelaboradaestrategia.CarolinaeIngridintercambiarongestosdesconcertados.A la responsabledeChristie’sesacrispacióninauditaempezabaasuperarla,pormejorvoluntadquepusieseenhallarunarregloconveniente para todo el mundo. La española, a su vez, conocía la respuesta a lapregunta, aunque se cuidó mucho de abrir la boca. Sabía que ese duelo no laconcernía.Noconcernía en realidadaningunode lospresentes, exceptoaPhilipyAlexander.Suyaysolosuyaeralapugna.Losdemás,pordiscreción,habríandebidomarcharse,peronadiemovióunmúsculo.

Elamericanotambiénsehabíaquedadohelado.Bastabaveralhombreenvejecidoal que pretendía destrozar para saber que sucumbiría rápidamente a sus ataques.Jamáshabría imaginado,noobstante,que loharíadeesemodo.Ensupreguntanohabíaatisbosdecobardía,cinismo, indiferenciaodesafío.Eramásbiencuriosidad.Unanecesidaddesabermáspoderosaque lacodiciao lamáselementalprudencia.Una de esas cuestiones pendientes que uno tiene que dejar zanjadas antes deabandonarestemundo.

Philipacababadedescubrirquesupadreeraunasesinoy,pesealosreprochesdeCarolina,leadmirabaporhabertenidoelvalordecometeresecrimen,consumandocon él una venganza en cierto modo ritual, extensible a todo un pueblo. Böse oKaltmann,comoquieraquese llamarael suizo,hijodeunalemánmiembrode lasSS, lo había sabido siempre. Tenía que haberlo sabido siempre. ¿Qué juicio lemerecía al hijo ese padre cuya conducta impune, aprovechando la guerra, habíabrindado a su familia riqueza y posición social? ¿Cómo había sobrevivido a sumuerteextremadamenteviolenta,jamásesclarecida?¿Sesentíahuérfano?¿Sesentíaculpable?¿Sesentíavacío?¿Sentíadeseosdevenganza?¿Aliviotalvez?¿Eracapazdesentiralgo?

En el despacho de Ingrid Egle el silencio se cortaba con cuchillo y fue la voz

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gravedeBöselanavajaencargadaderasgarlo.—¿Sabeustedquiénmatóamipadre?—Eltonoahoraeramásapremiante.—Losé,sí.—Philiplesostuvolamirada—.Yustedsabequiénrobóesecuadro

delGreco, aunque tal vez no sepa a quién. Se lo diré yo. Fue ami abuelo, JudahSofer, abogado de prestigio en la Budapest anterior al nazismo. Un judíoexterminado,juntoaseismillonesmás,enloshornosinventadosporloscamaradasdesupadre.

—Yonosabíanadadeeso.—ABösele temblabanlasmanos—.JuroporDiosquenuncalosupe.Yustednoharespondidoamipregunta.

—LoharécuandoustedmecuentequiénfueenrealidadKurtKaltmannycómoseconvirtióenPaulBöse.—Philipnoestabadispuestoaaflojar—.¿Ustednosabía?¿Ustednosuponunca?Omienteonoquisosaber.¡Hipócrita!

—Estaconversaciónestállegandodemasiadolejos—tratódemediareltiburón,interponiéndosedialécticamente entre su clientey ese americano faltón—.Nodigaunapalabramás,herrBöse.Déjeloenmismanos,seloruego.

AlexanderBöse,nacidoKaltmann,ignoróelconsejodesuletrado,movidoporelmismo resorte que le había llevado a preguntar. La necesidad de saber parajustificarseojustificarasupadre,ydeesemodolegitimarsulegado.Unaherenciacuyoorigennuncahabíaqueridoinvestigar—enesoelamericanoestabaenlocierto— por falta del valor suficiente para afrontar las consecuencias de un hallazgoinconfesable. Ahora esa procedencia había llamado a su puerta y no tenía másremedioqueabrirladeparenpar.

Conunlevetitubeoalcomienzodecadafrase,probablementedebidoalhechodeexpresarseenunalenguaextranjera,Alexander,aquiensusescasosamigosllamabanAlex,levantópocoapocolascompuertas.

—Ese cuadro le obsesionaba. Tenía otros, aunque de menor valor, queconsiderabameras inversionesyhan idovendiéndose en el transcursode los años.Ese Greco era distinto… Para él representaba mucho más que una pintura. Lollamaba su «clave de bóveda», su carnet de ingreso en el selecto club de loscoleccionistas.

»LerecuerdosentadoenelsótanodenuestracasadeZurich,acondicionadocomouna verdadera caja fuerte, contemplando durante horas ese paisaje. Cuando yo lepreguntaba,siendoniño,porquénolocolgábamosenunlugarmásdigno,comoelsalón, respondía que le había costadomucho conseguirlo, que era demasiadobelloparacompartirloyqueporesoloreservabaparadisfruteexclusivodesusojosylosdesusseresqueridos,queéramosmimadreyyo.Asegurabaqueestababiendondeestaba,a salvodemiradascuriosas.Pero le juropor lomássagradoquenuncamedijoquelohubierarobado.¡Nunca!

»Élsiempresostuvohabercompradoesecuadroaunafamiliajudía,acambiodealgún dinero y un salvoconducto para abandonar Hungría. Decía que ellos eranreaciosavendérselo,porquesetratabadeunaespeciedereliquiafamiliartraídapor

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un antepasado desde Toledo, aunque habían acabado cediendo, movidos por lanecesidad, al igual que otros hebreos amenazados. Él no consideraba que aquellofueseinmoralnimuchomenosilegal.Hablabasiemprede«negocios»,deaprovecharoportunidadesademásdesalvarvidasutilizandoelpoderdesucargoenlasfuerzasdeocupaciónalemanas.Jamásmediomotivosparapensarquementía,hastaquelomatarondelmodoenquelohicieronymimadremecontóloquehastaentoncesmehabíanocultadoambos.

Nodebíade resultar fácil escarbar en semejantes recuerdos, porque, apesardeque en el despacho la temperatura era agradable, Böse había empezado a sudarprofusamente.PidióaguaamissEgle,selimpiólafrenteconunpañuelodepapelquesacódesubolsilloyreanudó,trabajosamente,lanarracióndesuhistoria.

—Mi padre, originario de Prusia oriental, se había trasladado conmi abuela aBerlín siendo niño, cuando la derrota tras laGranGuerra la dejó a ella viuda concincobocasquealimentaryaély sushermanos,huérfanos.Graciasa laayudadeparientesmásafortunados,habíalogradoiralaescuela,segúnmimadreconnotableprovecho,aunquesuanhelodeestudiararquitecturaenlaUniversidadTécnicadelacapital se viera frustrado por la falta de recursos con los que pagar lamatrícula ymantenerse.Eso sí solía repetirlo él, al hablarmede las injusticiasde lavida. ¿PorquéunmediocrecomoAlbertSpeertocabaelcieloconlasmanosmientrasél,peseasusmagníficascalificaciones,debíaconformarseconaprenderunoficio?Esaeraunaafrentadeldestinoquehabíajuradovengarencuantolefueraposible.

»En1933,reciéncumplidoslosveinteaños,seafilióalPartidoNacionalsocialistaObreroAlemán,cuyatrayectoriaascendenteauguraba,segúnsupronóstico,mayoresposibilidades de medrar deprisa que cualquier otra organización política o carreraprofesional.Sufísico,demetroochentaycincodealtura,constituciónatlética,ojosycabello claros, así como un irreprochable árbol genealógico, le franquearon muypronto las puertas de las Schutzstaffel, donde el instinto le decía que sabría hacervalersustalentos.Estoyalosupeyodespuéspormimadre,yaqueéljamásconfesóhaber formado parte de las SS. Según su versión, había servido en laWehrmacht,comotantosotroschicosdesuedad,movilizadosalafuerza.

»Entrelasmúltipleshabilidadesqueatesorabamipadre,esosípuedoatestiguarlo,siempredestacósucapacidadparaescogerelbandoganador.Élatribuíaesafacultadasugrandominiodesímismo,cultivadoconesmerodesde lamás tierna infancia,quemeinculcódeigualmodo,sinlamenorcontemplación.Estabapersuadidodequelas pasiones solo conducen a perder la cabeza, motivo por el cual se teníaseveramenteprohibidoincurrirencualquieradeellas.Tanprohibidocomoamí.Niamores, ni animadversiones, ni apetitos carnales prohibidos, ni desahogos inútilescomo la ira. Tampoco escrúpulos innecesarios. Método, visión a largo plazo, unproyectoclarodefuturoyperseveranciaensupersecución.Esoseranlosejesdesuconducta, encaminada a conseguir lo antes posible la cantidad de dinero suficienteparavivirsinpreocupacionesunavidalargayplacentera,rodeadadeobjetosdearte;

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la única pasión que se permitió. Lo que les sucediera al Führer o a lamismísimaAlemania, me comentó en alguna ocasión, le traía sin cuidado. Él velaba por símismo.

El asesor enlutadohabía tirado la toallay se revolvía en su asiento, decidido adesprenderse de un cliente que estaba haciéndose el harakiri. Ingrid, Carolina yPhilip,encambio,escuchabanelrelatoembobados,tratandodecalibrarlaauténticaintenciónconlaqueesehombreindescifrablesedesnudabaconsemejantedescaro.Supropósitoreal.Susrazones.

Philip, que al principio había sentido hacia él únicamente hostilidad, rechazoinclusofísico,depurovisceral,empezabaapercibirensuspalabraslasombradeunaderrotaenciertomodosemejantealasuyapropia;algunaclasedecarenciasimilaralaqueélmismohabíasufridodesdepequeño,persiguiendoenvanoaunpersonajeimpostadoquesehacía llamarpadre.Unvacío.AlexanderBöseoKaltmann, tantodaba,noeranihabíasidonuncafeliz,esosaltabaalavista.Solohacíafaltaescuchareldesgarroconelquerememorabahechosacaecidoshacíamásdeseisdécadas.

—Al finalizar la guerra, regresó con mi madre y conmigo a Berlín, dondesobrevivíamosaduraspenas,entreruinas,graciasalasracionesdelaCruzRoja.Yoeraunbebé,porloquenoconservomemoriadeesetiempo,aunqueellahablabadeesaépocacongrandolor.Asaber loquepasaría lamujerenesaciudaddevastada,dondelasviolacionesestabanalaordendeldía…

»Poco después nos trasladamos a España porque allí mi padre tenía buenosamigos, hechos, según decía, en el frente. Llegamos en avión de línea regular aBarcelona.Loséporquemimadreconservabauna fotografíadeesemomento,quesolíamostrarmecuandorepasábamoselálbumfamiliar.EnseguidanosinstalamosenMadrid.Mástardesupe,porél,queenlosmesespreviosaladerrotadefinitivahabíaestado trasladando a España el fruto de lo que él denominaba sus «negocios» enHungría, camuflados entre los envíos de material variado que el Reich efectuabafrecuentementealpaís,conelfindeestablecerallíunabasedeoperacionesdesdelacual intentarunacontraofensivadeúltimahora.Asípusoasalvosusahorros.Él loconsideraba una prueba fehaciente de su capacidad de previsión, que le llenaba deorgullo.Yotambién,hastaquelemataronypudeconocerelrestodelahistoria.

Böse no había dejado traslucir la menor emoción en el modo de contar losucedidohastaentonces.Apartirdeesepuntoyaparte,muyasupesar,quienes leescuchaban pudieron ver cómo un rictus apenas esbozado por sus labios ponía aldescubiertoelascooladecepciónquelecausabaloqueveníaacontinuación.

—Nadamás llegar a España,mi padre cambió de identidad, lo que al parecerresultabamuysencillosisedisponíadedinerosuficiente.Asífuecomodejamosdellamarnos Kaltmann y adoptamos el apellido Böse. Según mi madre, él ponía uncuidadoextremoendejarlamenorcantidadderastrosposibles.Estabaconvencidodeque los alemanes, con su maldita manía de registrarlo todo en documentosperfectamentearchivados,sehabíanautoinculpadoencausastangravescomoladel

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Holocausto.Deahíqueélevitaraconmeticulosidaddejarconstanciaescritadesusactos. Ni siquiera firmaba cheques. Yo mismo le recuerdo pagando siempre enmetálico.Pensabaquenuestrasupervivenciadependíadesucapacidadparaocultarseyseconvirtióenunasombra,almenoshastaqueadquiriólaconfianzasuficienteparaemergeralaluzcomoPaulBöse.

»TambiéncompróenesaépocaelterrenoenelqueedificólacasadeSotogrande.Al principio su intención era que nos quedáramos a vivir allí, donde parecía fácilechar raíces. Después el gobierno de Franco empezó a conceder extradiciones denazisquehabíanbuscadoasiloenEspaña,comoPierreLavaloLéonDegrelle,yseasustó.

»A finales de 1949 nos mudamos definitivamente a Zurich y adquirimos laciudadanía suiza,porunprocedimiento similar alquehabía comprado la española,aunqueenesecasolegal.Contodo,élnuncaquisodesprendersedelaresidenciadeSotogrande. Le encantaba ir allí, disfrutar del sol, navegar, beber vino. Nuncaimaginóqueprecisamenteaesacasairíaabuscarlelamuerte…

»Y ahora dígame,Mr. Smith.—Unas profundas ojeras enmarcaban la miradainquisitiva de Alexander, ávido por conocer al fin la respuesta a la pregunta quellevabaclavadaenelalma—.¿Quiénmatóamipadre?

PhiliphabíadadoporhechoqueseencontraríaenLondresconunaréplicaexactadelpersonajequehabíaidocobrandoformaensuimaginacióndesdequepusounpieenel segundo piso de la calle Király, en Budapest. Un nazi sanguinario, despiadado,causantedelrosariodedesgraciasacaecidasasufamiliaapartirdelHolocausto.Elhombresentadofrenteaélenesedespacho,sinembargo,pocoteníaqueverconeseretratorobot.

Peseatodosudineroytodosupoder;peseatodalacapacidaddeintimidacióndel escualo que había llevado consigo a guisa de guardaespaldas, ese desgraciadosangrabaporlasheridasdeunainfanciatraumática,exactamenteigualqueél.Elhijodeunpadrefallidosabereconoceraotro.Nisudineronisupoderlehabíanhechofeliz.

Philiperaincapazdeidentificarconexactitudlanaturalezadesumalydiscernirentrelaculpayelmiedo,aunquedetectabalapresenciadeesasdosenfermedadesdelalmaenlaactituddelquehabíasidosuenemigoytodavíaloera.Todavíaloera,tuvoquerecordarseasímismo,pormásquesintieracrecerciertaempatíaperversahaciaese hombre tan distinto y almismo tiempo tan parecido a él. A los dos les habíafalladoelmismopilaresencial.Losdosvivíanpagandolospecadosdesusmayores.Erahoradesaldarladeuda.

—A su padre, Kurt Kaltmann, lomató elmío, señor Böse. Se llamaba JosephSofer.ErahijodeJudahSofer,ellegítimopropietariodeesecuadro,aquiensupadreenvióalacámaradegas.Noselocompró,selorobóantesdematarleycondenara

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mi familia al exilio y la pobreza. Esa pintura no le pertenece. Bastante tiempo havividoyadelfrutodeunarapiña.

—¿Meestáconfesandounasesinatobrutalyseatreveahablarmederapiña?—Elacusado se revolvió, súbitamente fortalecido—. Sus manos están manchadas desangre.Noaceptoleccionesmoralesdeusted.

—El asesinato no tiene vuelta atrás —respondió Philip con frialdad—, y elasesinollevamuchotiempomuerto.Elexpolio,encambio,aúnpuederemediarse.Laleyestádemiparte.

—¡Esoyaloveremos!—tercióelabogado,prestoalquite.—Quizápudiésemoshallarunasoluciónmutuamentebeneficiosa,capazdedarles

satisfacciónalosdosyzanjardeunavezportodasesteengorrosoasunto—intervinoconsuavidadIngridEgle,viendoelcieloabrirsedepronto.

LaresponsabledeChristie’sdebíadellevarbienpreparadalapropuesta,porquelaexpusoaldetalle,decorrido,sindarocasiónalaspartesparaponerobjeciones.

Ensíntesis,setratabadeunarregloamistosoconsistenteenrepartiralcincuentapor ciento, entreBöse y Smith, el precio demartillo que alcanzara elGreco en lasubasta, previopagode la comisióndebida a la casa encargadade llevarla a cabo.Unacomisiónquelaempresaestabadispuestaarebajardeldiezporcientohabitualhastauncincoporciento,enatenciónalasmolestiasocasionadasporladisputadepropiedad.Elpreciodereservadelcuadro,estoes,elmínimopordebajodelcualnosevendería,quedaríaestablecidoenquincemillonesdedólares,cantidadque,ajuiciode Egle, sería superada con creces durante la puja. Los abogados de Christie’s seencargarían de preparar la documentación necesaria para garantizar que el únicoconsignador visible fuese Alexander Böse, aunque este se comprometierapreviamente, por escrito, a ceder la mitad del importe alcanzado finalmente en lasubastaaPhilipSmith,unavezpagadoslosimpuestosderigor.

—De ese modo —concluyó Ingrid convincente, ante la atenta mirada de lospresentes—,nadietendríaporquéenterarsedenadadecuantosehadichoaquíestatardeyelpasadopodríapermanecerdondeestaba,asalvodeescándalos.

Instigado por su letrado, Böse pidió prestada otra sala en la que evacuar lasnecesarias consultas antes de responder. Carolina y Philip hicieron lo propio. Unapartedeélleempujabaanegarseymandaraldiabloesecambalacheenelqueintuíaunnuevo engaño, aunqueotra,másprofunda, le instaba a desconfiar de la justiciaagarrándosealpájaroenmano.

Cuando se quedaron solos, la española se mostró abiertamente partidaria deaceptarlaoferta.

—Es mucho dinero, Philip. Cerca de diez millones, dado que yo no piensoquedarmeconunsolodólar.

—Túcobrarástuparte.Telaprometíysoyunhombredepalabra.—Losé,cariño.Nolodudo.Soyyolaquerenuncia.Nuncapenséaceptar.Tedije

desde el principio que, si te ayudaba, no sería por dinero.No lo necesito; tú sí.Y

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además,es lo justo.Esecuadropertenecióa tufamiliadurantevariasgeneraciones,comoacabadecontarnosBöse.LotrajerondeToledo,curioso…Claroquenopodíaserdeotramanera.Poresonuncafuecatalogadoniseteníaregistrodeél.Quiénsabecuándoydóndeloadquiriríaeseantepasadotuyo.

—Elnazi loveríaencasademisabuelos—Philipestabamás interesadoensuhistoriafamiliarqueenladelcuadro—,dondeseencapricharíadeél.Yallítambién,enesepiso,veríaporvezprimeraaKaltmannmipadre.Poresoloreconoció,tantosañosdespués,cuandovolvióaencontrárseloenMadrid.Debíadehabérselegrabadoafuegosurostro.

—Aceptaeltrato—insistióella—.Dejadescansaralosmuertos.Situpadrenotecontóloquehizoseríaporque,dealgúnmodo,aquelloleavergonzaba.Nocreoquequisieraveraparecersunombre,tantosañosdespués,comoeldelautordeesecrimenhorrible.

—Nopuedodejarquesesalganconlasuya,Carolina.Noessolopormipadre.¿Quéhaydemisabuelos,mitía,yomismo?¿Hedepermitirquequienlesamargólavidaquedeimpune?

—Quien les amargó la vida fue asesinado hace muchos años, después dearrancarlelosojos,miamor.—Laprecisión,certeracomounadaga,fueacompañadadeunatiernacariciaenlamejilladestinadaapaliarsucapacidaddehacerdaño—.Siesoesloquetepreocupa,fueronvengadosconcreces.Piensaenti,entufuturo.

—¿Debo renunciar a ocho o diezmillones de dólares porque sí? ¿Por falta dehuevosparapelearlos?

—Debesrenunciar,enprimerlugar,parapreservarunsecretoquetupadrejamásquiso desvelar. Y además, porque no tienes la menor seguridad de ganar en lostribunales. Te recuerdo que la fotografía de tu abuela, la que encontramos en lahabitación de tu tía, no sirve como prueba. Ya nos lo advirtió el perito. Por nomencionarqueunoscertificadosdeprocedenciafalsificadoshacemásdemediosigloseríanmuydifícilesdedesmontar.Hazmecaso.AceptayrezaporqueBösehagalopropio.

Philip se sumió durante algunosminutos en unmutismo obstinado.Le costabadarsubrazoatorcer,inclusosabiendoqueellateníarazónyestabaofreciéndoleunbuenconsejo.Eratantocomoaceptartablasenunapartidaquehabíasalidoaganar.¿Debíadejarque lasensatezse impusieseasuspelotas?Eranellas, laspelotas, lasque lehabían sacado siemprede los aprietos.De sensatez sabíapoco. Jamáshabíavistoquesirvieraparanada.

Carolinaobservabaal taxista,dereojo,viendocómolibrabaunabatallacampalinternaentreelafánde revancha,elodio,elpragmatismoy también lacompasión.Había creído percibir atisbos de comprensión, incluso de lástima, en el americano,mientrasescuchabaelrelatodeBöseinstantesantes.Suexpresiónreflejabaalgomuypróximoa laempatíamientraselhijodelnaziadmitía implícitamente loscrímenesperpetradosporsupadre.Yesacompasión,esacapacidaddeempatíalaseducíanmás

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quetodossusreciénadquiridosmillones.—Estábien—serindiófinalmenteél—.Meavendréalarreglosiélseaviene.En

casocontrario,queeljuezdejuecesleayude.Iréaporélsinpiedad.Nosabeloqueesenfrentarseaunsupervivientenato.

Nuncallegóaaveriguarlo,porqueAlexanderBösefirmó.Contraelcriteriodesuabogado,dijoaménalapropuestadeEgle,movidoporelafándeexpiarasísuculpayalcanzarelansiadoperdón.

Bajo su apariencia inalterable, impermeable a la emoción, era un hombretorturado.Nohabía querido saber pero sabía. Siempre había sabido.Había crecidorodeado de privilegios manchados de sangre inocente, a los que nunca se planteórenunciar. ¿Cómo habría podido hacerlo? Le faltaban para ello seguridad en símismo, capacidad para tomar sus propias decisiones, principios sólidos, fuerza ymotivación.UnpadrecomoPaulBösedejabacicatricesprofundas.UnpadrecomoKurtKaltmannpodíacastrarteelalma.

Alexander Böse firmó porque necesitaba hacerlo. Esa solución salomónicaencajaba a la perfección con su modo de entender la vida. A él le repugnaba laprocedenciadeeseGreco,aunquenolosuficientecomopararenunciaralafortunaquerepresentaba.Enalgúnrincóndesusertratabadehacerseoírunaconciencia,queera mucho mejor no escuchar. Firmó para ahorrarse un pleito sumamentedesagradable.Firmóysequitódeencimaelproblema.

Cuando salieron de Christie’s era cerca de medianoche. Demasiado tarde paraencontrar un restaurante abierto en una zona residencial como South Kensington.Tomaronpuesuntaxiparairhaciaelbarriochino,enbuscadecenaydescanso.Latarde había resultado ser tan larga como extenuante, aunque hubiese acabado bien.Mejorquebien,dehecho,enopinióndelaespañola.

Ya en el Soho, ante un sabroso pato laqueado y sendas pintas de cerveza,brindaronporelfelizdesenlacedelaaventuraemprendidaapenasdossemanasantes.

—Quiénlohubiesedicho…—CarolinaparecíamáscontentainclusoquePhilip—.Ahora puedo confesarte que la primera noche, cuando llamaste ami puerta, tetoméporunestafador.

—Yohabríapensadolomismo—contestóél,sonriente—.¿Quéotracosapodíascreer?Unlocoalquenoconocesdenadavieneabuscarteatuhotelhablándotedesuabuela,alaqueapenashavistounavezensuvida,deunafotodesaparecidaydeuncuadroquevaleunafortuna.Loraroesqueaceptarastomarunacopaconmigo.Yoentulugartehabríamandadoaldiablo.

—¿Seguro?—inquirióella,coqueta.—Siesuncumplido, loacepto.—Élhabíacaptado la indirecta—.Ytedoy las

gracias.Pocagenteentulugarsehabríaportadocomolohashechotú.Confesiónporconfesión,deboreconocerquealprincipiotampocoyotuveunagranopinióndeti.

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Meparecíasunaniñamimada,unapijasincorazón,unacretina.Esevidentequemeequivocabaporqueeres…

—¿Quésoy?—letiróelladelalengua.—Todavíanolosé.—Philipsehabíapuestodeprontoserio,aunqueensugesto

nohubieserastrodecrispación.Todolocontrario.Unaluzqueellanuncahabíavistoenélparecíailuminarlamesaconmásintensidadqueelfarolillodecolorescolocadoensucentro—.Noséconseguridadloqueeres,aunquesíséloqueyoquerríaquefueras.

—¿Losabes?Carolinanobuscabaunadeclaraciónformaldeamornimuchomenosunanillo.

Solo estaba disfrutando del momento, «pescando halagos», según la expresióninglesa.Dehecho,searrepintiódehabercolocadoaPhilipensemejantetesituranadamáspronunciarlasfatídicaspalabras,cuandoerayademasiadotardepararetirarlas.Élsediocuentayreculó.

—Voyapedirteunúltimofavor,Carolina.Comprenderéqueteniegues,porquebastante he abusado ya.Aun así, quisiera queme acompañaras de vuelta aNuevaYork.

—Nocreoquemenecesites—repusoellaconsinceridad—.LoscontratosdelosquehahabladoIngridseránformalizadosaquí,enLondres.Siteparece,puedopediramis abogados deMadrid que los revisen, paramayor seguridad, pero eso puederesolverseatravésdelcorreo.

—Nohedichoquetenecesite.—Éllamirabacondeseoimpregnadodeternura—.Hedichoquemegustaríaquemeacompañarasporquequisieratenerteamiladoparahacerloquemequedaporhacer.

—¿Loquetequedaporhacer?Nomeasustes…—Averiguar toda la verdad. —Le había costado decirlo—. Voy a regresar a

BoroughPark,llamaramitíaSara,hermanapequeñademimadre,ysuplicarlequemeayudeacerrardefinitivamenteelcírculo.Metranquilizaríasaberqueestarásallíconmigo.

El hombre de recursos había desaparecido del restaurante, como por arte demagia,yCarolinavioporvezprimeraenesegiganteaunserrealmentevulnerable.Casiunniño.Susojososcuros,sufrenteorgullosa,estabanlibresdeira,furia,rabiaocodicia. También demiedo.La sed de venganza que durante algún tiempo parecíahaberseadueñadodeélhabíaquedadosaciada.Carolinasolopercibióensuexpresiónunainterrogacióncallada.Unhambrelargotiemposofocadaqueanhelabacolmarsedeverdad.

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Dondehabitalaverdad

NuevaYork

El cuadro de la judería delGreco, reproducido en carteles quemultiplicaban pordiezsutamañoreal,llamabaagritosalosviandantesdesdetodoslosescaparatesdeChristie’sasomadosalRockefellerPlaza.Lacasacalentabalasubasta.

Carolina y Philip habían regresado a Nueva York la víspera, agotados tras unperiploextenuantetantoparaelcuerpo,duramentecastigadoporlaestrechezdelosasientos de avión, como para el espíritu, sometido a una ducha escocesa deemocionescapazdetumbaracualquiera.Ellos,noobstante,parecíanresistirbastantebien. Mucho mejor de lo que lo habrían hecho de no haber contado con lasatisfacción de traerse de la vieja Europa una victoria que parecía imposible y uncaminoporandarrepletodepromesas.

Elapartamentodel taxistaenBrooklyneraunpañuelodedoshabitacionesconbañosituadoenelcuartopisodeunviejoedificiocarentedeascensor.Uncuchitrilamueblado sin otro lujo que una bonita vista del emblemático puente. Ante laimposibilidad de ofrecerle nada parecido a lo que tenía ella enMadrid, el taxistahabía sugerido llevarla al hotel de Manhattan donde solía alojarse durante susestancias en la Gran Manzana, asegurándole que allí estaría mucho más cómoda.Carolinalehabíamandadoalamierda.

Lamañanaerafresca,peseaqueunpálidosolnorteñoiluminaseelcielolejano,acariciadoporlosgigantesdecristalpobladoresdeManhattan.Elairesilbabaentrelos edificios, creando corrientes gélidas. Carolina, tiritando en un abrigo deentretiempoytapadahastalosojosporunpañueloanudadodemaneratalanodejarunagrietaabierta,seacurrucabaentrelosbrazosdePhilip,acostumbradoaeseclima.EstabanlosdosparadosenlaaceradelacalleCuarentaynueve,entrelaQuintaylaSexta avenidas, contemplando la impresionante fachada de Christie’s, toda elladecoradaconfotosdelajudería.Allí,eselienzopintadoconsangre,dolorylágrimasrepresentabasolounnegocio.Unnegocioaltamentelucrativo,perounnegocioafindecuentas.Elloslomirabandeotromodo.

Unporteroataviadodelibreabeisinmaculadalesfranqueóelpaso,desplegandouna sonrisa amable, que no servil. Era un hombre con clase, al igual que todo lodemáseneseespacioexclusivo.Dentro,ellujopodíarespirarsejuntoalambientadorperfumadodefraganciasorientales.Unalegióndeasesoresdiscretamentecolocados

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aguardaba para ayudar al cliente en todo aquello que este precisase, desde consejoartísticoofinanciero,convistasaunaadquisición,hastaunbuenmasajeenelego.Viéndolosactuar,aCarolinalevinoenmenteesaescenadePrettyWoman,unadesuspelículasfavoritas,enlaqueRichardGereentraconJuliaRobertsenunaboutiquederopa carísima y dice a la dependienta: «Háganlemás la pelota,muchomás, voy agastarmeunafortuna».

Philip,asuvez,sesentíaeneseambientecomounpulpoenungaraje.Mirabalasvitrinasdecristalblindado,esparcidasaquíyallábajolaatentavigilanciadehombresvestidosdenegroconairedepocosamigos,fijándosemásenellosqueenlosiconosy joyas antiguas expuestas a la vista del público. Allí estaba claro que no habíallegado la crisis. Quienes frecuentaban ese laberinto de salas pulcras, silenciosas,aisladas del bullicio exterior, ni siquiera debían de conocer el significado de esapalabra. Solo esperaba que alguno de ellos dispusiese de liquidez suficiente parapujar por su cuadro y pagar al menos los quincemillones de dólares establecidoscomopreciodesalida.Sieramás,muchomejor.

Carolina se acercó a una de las ventanillas de cobro y entrega de las piezasadquiridas,encuyatraseraseencontrabanlasoficinas,afindepreguntarporFrancisBurg.Había llegadoa laciudadpara lasubasta,dijoa laseñoritaque laatendió,yqueríasaludarle,siesqueeldirectordisponíadeunosminutos.

—ElseñorBurgnoseencuentraenestemomentoensudespacho—leinformóunasecretariaalaquenoconocía,entonofingidamentedoliente—.¿Puedodejarlealgúnrecado?

—Sí.DígalequehapasadoaverleCarolinaValdésyañada,porfavor,queletraíarecuerdosdesucolegadeLondres,IngridEgle.Élsabráaquiénmerefiero…

Lehabríagustadoobservaralaludidomientrasrecibíaelrecado,aunquetendríaqueconformarseconimaginarsucara.Burgestaríaseguramenteyasobreavisodeloque le esperaba con carácter inminente y andaría ocupado preparando su defensa.Tanto peor para él. Cuanto más larga fuese su agonía, peor sería su muerte. Esesinvergüenzasinescrúpulosnomerecíaclemencia.

Puntoyaparte,pensólaespañolaparasusadentros.Aotracosa.A pesar de que existieran en él personajes como Burg, Gurlitt y por supuesto

Böse,Carolina sabíaque eseuniversode refinamientoybelleza era el suyo.En élhabíanacidoytambiéncrecido,nosolocomoconsecuenciadesucuna,sinoporlibreelección.Porqueeraelentornoenelquesiemprehabíahalladopazyseguridad.EnesecálidotemplodedicadoalartequeeraChristie’sdeberíahabersesentidofeliz,asalvodelmundoexterior.Ununiversohostildondeelhormigónyelvidrioformabanfauces verticales dispuestas a cerrarse sobre las hormigas humanas que corrían deaquíparaallá.Dondeelpulsodelavidaentrañabaunriesgodepérdidaoabandonoinexistenteenloscompasesdeunamelodíaoloscoloresdeunapintura.Dondetodoera efímero y cambiante, a diferencia de la perdurabilidad inherente a una buenanovela.¿Porquérazón,entonces,noterminabadeencajar?¿Sedebíaesedesasosiego

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aldescubrimientodelsuciotráficoclandestinoquehabíarodeadoalaobradelGreco,o a que detectaba de forma palmaria la incomodidad de Philip? Tal vez fuesesimplementequenecesitabamás.Susviejosanclajesdeantañoselehabíanquedadocortos.Estabaentierradenadie,necesitadadenuevascertezas.

—¡Vámonos!—ordenó,conautoridad,agarrándosealbrazodel taxista—.Aquíyanohacemosnada.Teinvitoaalmorzar.

—Quetecreestúeso.—Eltonodeélnodejabaresquicioalaréplica—.Esteesmiterritorio.Aquímandoyoytambiéninvito.Tevasacomerelmejorsolomillodevacaquehayasprobadojamás.

—¿SabíasqueelcuadromásfamosodelGrecoserefiereaunpleitopordinero?Sorteando el tráfico endiablado de Manhattan habían regresado a Brooklyn,

donde compartíanmesa en un pequeño local cercano a Prospect Park.Uno de losmúltiples restaurantes con encanto surgidos como setas al calor de lo que Philipconsideraba la invasión de su barrio por los yuppies procedentes del otro lado delpuente.

Traslashamburguesasylosbrowniesdechocolate,acompañadosdecerveza,sedisponían a rematar el atracón de calorías con sendos gin-tonics. No seríancomparablesalosquepreparabanenEspaña,habíaadvertidoelamericano,peroerandelomejorquepodíatomarseenNuevaYork.

—Unpleito relacionado tambiéncon los judíos, supongo—comentóPhilip, sinsabermuybiencómotomarselapreguntadeCarolina.

—Te equivocas, listillo —le guiñó un ojo ella, cariñosa—. Un pleito entrecristianos.Concretamente entre los feligreses y el cura de una parroquia cercana aToledo.

Interrumpiendo de cuando en cuando el relato para dar sorbitos a la ginebraapenasdiluidaentónica,laespañolarecordócasipalabraporpalabraelcontenidodela solemne inscripción colocada en la iglesia de Santo Tomé, bajoEl entierro delcondedeOrgaz.Una inscripción tantasveces leída,antesodespuésdecontemplaresaobra,queselasabíadememoria:

Aunquevayasdeprisa,pasajero,detenteaquíunmomentoyescuchaunaviejahistoriadenuestraciudad,contadaenpocaspalabras.DonGonzaloRuizdeToledo,señordelBurgodeOrgaz,notariomayordeCastilla,quisoqueeste templo,hasta entonceshumildeydondequería él ser enterrado, fuese ricamente restaurado,para locualhizogenerosasdonacionesdeoroyplata.Enelmomentoenque lossacerdotessedisponíanasepultarlo,lossantosEstebanyAgustíndescendierondelcieloparaenterrarloaquíconsuspropiasmanos…

—Bonitocuentoparaviejas—interrumpióPhilip,fielasulíneaanticlerical.—Esaeslaescenaqueretrataelcuadro—repusoCarolina,haciendocasoomiso

delcomentario—.Bueno,elcuadroenrealidadretrataesehechomilagrosoyretrata,sobretodo,alasociedadespañoladelaépoca.Esunaauténticaobramaestra.Peronoesdelcuadroensídeloquequeríahablarte,sinodelapugnaquevinodespuésdeese

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enterramientoyrecogelaleyendaquediolugaralapintura.¿Quieresoírlaono?—Quiero—asintióél,conunbeso.—El condemurió en el año deCristo de 1312—continuó recitando ella—.El

dichoGonzalodejóportestamentodoscarneros,dieciséisgallinas,dosodresdevino,doscargasdeleñayciertacantidaddedineroqueelcuradeesaiglesiaylospobresde la parroquia debían recibir anualmente de los habitantes de Orgaz. Pero comoestos creyeron que con el tiempo ese derecho caducaría y, al cabo de los años, senegaronapagar…

—¡Pues claro! —cortó de nuevo el americano, solidario con los rebeldes—.Hicieronbienennegarse.Ibanaseguirpagandoalosrabinosociososconelsudordesufrente…

—Pues siguieron, sí —le terminó de contar Carolina—, no les quedó otroremedio. La Justicia dio la razón al cura y obligó a los habitantes de Orgaz asatisfacer la deuda. Demodo que ese cuadro del Greco, que no vimos en Toledoporque la iglesia en la que se encuentra cierra a las seis ymedia, conmemora unpleito económico ganado por un cura a los feligreses de su parroquia. Es un fielexponente de algo que dejó escrito un crítico andaluz del siglo XVII, llamadoFrancisco Pacheco: «El arte no tiene otra misión ni otros fines que atraer a loshombresalapiedadyconducirlesaDios».

—Chorradas—sentencióPhilip.—¿Nocaptaselmensaje?—inquirióella,enigmática.—¿Quémensajehayquecaptar?—La capacidad del arte para embellecer algo tan ruin como una pugna de esa

naturaleza.SivierasloquehizoelGrecoconesaviejaleyenda,lamagiaqueencierraesecuadro,superfección…¡Tengoque llevarteaverlo!Nosepuededescribirconpalabras.Cuandoloveas,loentenderás.

APhiliplecostabaaceptarqueuncuadropudiesecambiarciertasopinionestanprofundamentearraigadasensuinteriorcomolaqueteníaélsobrelareligión,aunquesemostródispuestoarealizaresavisita.Sieraconella,desumano,hastapodíadarseel caso de que lograra convencerle. Todo dependía del empeño que pusiera enconseguirlo.

—Yahemoshabladodeesoenotrasocasiones—siguiódiciendoCarolina,queacababadepedirsesusegundacopa—.Elpreciodeunadeterminadapiezaartísticaysu valor no siempre son coincidentes. Ni siquiera el valor es necesariamente elmismo,dependiendodequiénseaeljuez.

—Esperemosqueelpreciodemipaisajedelajuderíaenlasubastaseaproximealvalorquetúledasaesepintor—repusoelamericano,siempreprosaico.

—Siseaproximaalqueélmismoponíaasutrabajo,teconvertirásenunhombremuy rico.ElGreco teníaunaltísimoconceptode símismo.Eneso separecíaa lamayoríadeloshombresqueconozco.

—¿He hecho algo sin darme cuenta para merecer ese coscorrón? —inquirió

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Philip,pesaroso,conunsignodeinterrogacióndibujadoenlascejas.—Noestabapensandoenti—sedisculpóCarolina,rubricandosuspalabrascon

unacariciayunbeso—.Esquenuestropintoreraun tipomuypeculiar, tangenialcomo vanidoso. Y exigente. Al morir dejó por único legado doscientos cuadrosmanchados;esdecir,emborronados.Nolosjuzgaríalosuficientementebuenoscomopara sermostrados al público. Se creíamuy superior a todos sus contemporáneos,empezando porMiguel Ángel, el de la Capilla Sixtina. Habrás oído hablar de él,supongo.

—Michelangelo, el de las tortugas Ninja, sí —respondió el taxista a laprovocación—.Creoquehastaahíllego.

—Bien, pues en cierta ocasión le preguntaron anuestro artista qué considerabamásimportante,sieldibujooelcolorido.Nolodudó.Elmaestro,porentoncesyaviejo,respondióqueelcolorido,paraañadir,atítulodeejemplo,queMiguelÁngelera «un buen hombre que no supo pintar, sino dibujar grupos estatuarios».MiguelÁngel,quepintómuchosdelosfrescosdelaSixtinatumbadodeespaldassobreunandamio,alaluzdelasvelas.¿Teimaginas?

—Un poco sobrado tu Greco, sí. Como buen español. —Aprovechó él paradevolverelgolperecibidounossegundosantes.

—DoménikosTeotokópouloseracretense,terecuerdo.—PerorecriadoenEspaña.¿Ono?—Él y muchos de sus contemporáneos en mi tierra tuvieron más orgullo que

fortuna,escierto—hubodeadmitirCarolina—.Élmismo,almorir,envióasuhijoala cárcel por sus deudas, como creo que ya te conté en Toledo. No fue el único.MigueldeCervantes,el inventorde lanovela,unode losmásgrandeshombresdeletrasquehadado lahistoria,murióen lamiseriaapesardealcanzarunmerecidoreconocimientocomoelgenioquefue.YesqueEspañanuncahasidomuygenerosaconeltalentocreativo.Siemprehemosadoradomásalbecerrodeoro.

—¡Pecadores!—laincrepóenbromaPhilip,emulandoasuabuelo.—Por desgracia… —concedió ella—. Aunque no todos. El Greco fue una

maravillosa excepción a la regla. ¿Sabes que nunca vendía sus cuadros? Losempeñaba. O sea, los dejaba en depósito allá donde se los habían encargado, acambiodeunaelevadacantidaddedinero,reservándoseelderechoarecuperarlossidevolvía ese importe. Algo que nunca ocurría, por supuesto, dado que era underrochador nato. Vivía como un marqués, con servicio, músicos y manjaresexquisitos.Sehacía traer lapislázulideAfganistán,pagandounaverdadera fortuna,paracomponersupaletadeazules.

—Pensaría que él lo valía—volvió a bromear el neoyorquino, en referencia alanunciodecosméticos.

—Desde luegoque lopensaba.Enunaocasión losmonjesdeunmonasterio leencargaron que pintara una Sagrada Cena, encargo que él pasó a uno de susdiscípulos.Unavezacabadalaobra,estepidiódoscientosducadosporella.Ponque

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fuesencincomildólaresdelosdeahoraoalgomás.Losfrailesrespondieronquelesparecíaunpreciocaro,tratándosedeunartistatanjoven,ypidieronlamediacióndelmaestro.Estevioelcuadro,montóencólerayestuvoapuntodegolpearasualumno,al que llamó «deshonra de la pintura». Los frailes se las prometían muy felices,cuandoelGrecoincrepónuevamenteasudiscípuloporvenderunlienzotanhermosopormenosdequinientosducadosyordenóaloscriadosqueleacompañabanqueselollevaranasucasainmediatamente,amenosquefueseabonadaesacantidad.

—Untiposinproblemasdeautoestima—aplaudióeltaxista,alzandosucopaenunimprovisadobrindis—.Comoamímegustan.

—Unauténticogenio.—SecundóelbrindisCarolina.Una cosa llevó a otra, hasta que acabaron buscando en internet los precios

alcanzados por obras de grandes maestros del arte clásico en las últimas subastascelebradasenelmundo.Aunquelacifradequincemillonesdedólaresconstituíaunareferencia, querían saber más. Y la búsqueda dio resultados altamenteesperanzadores.

UndibujodeMiguelÁngel, el creadorde«grupos estatuarios», enopinióndelengreídocretense,habíasidovendidopormásdedocemillonesdedólaresen2011,pese a tratarse deun simpleboceto.Diez años antes, unaobra similar firmadaporLeonardo daVinci, de apenas siete centímetros por doce, había superado los oncemillones.Yen2013,precisamenteenlasededeChristie’senLondres,uncuadrodelGreco titulado Santo Domingo en oración había doblado el precio de salida yalcanzadounrematecercanoalosoncemillonesdeeuros,fijandounrécordparaelartista y el preciomás alto jamás pagado por una pintura antigua española en unasubasta.

Sí,decididamenteexistíanmotivossobradosparaeloptimismo.—Creo que el problema de cómo pagar el alquiler el mes que viene estará

resueltomuypronto—declaróconsolemnidadPhilip,poniéndoseenérgicamenteenpietrasdepositarunbilletedecienyotrodecincuentaenelplatillodelacuenta—.Eshoradeapuntarmásalto.Voyallamaramitía.Cruzalosdedosparaquenohayacambiadodenúmeroenlosúltimosveinteaños.

Sara terminó accediendo a encontrarse con su sobrino al día siguiente, en unStarbucks situado en el Distrito Financiero, al otro lado del río, donde lasposibilidadesdeservistosporalgúnmiembrodelacomunidadjasídicaresultabansermuy escasas.A regañadientes, pero accedió. Ella era lamás pequeña de las cincohermanasdeErzsébetyhabíahechounbuenmatrimonioconunmuchachodotadoparalosnegocios,cuyamentalidadresultóseralgomásabiertaquelohabitualentresus correligionarios.Gracias a la influencia benéfica de ese hombre, o al recuerdovívido de un niño triste, solitario, al que su propia madre había vuelto la espaldaobligadaporlascircunstancias,elladesoyólavozdelaprudenciaydijoquesí.Philip

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siguió su propio consejo cruzando los dedos de ambasmanosmientras rogaba ensilencioporque,llegadoelmomento,noledejaraplantado,comoentantasocasionesanteriores ancladas en ese tiempo infeliz quenecesitabadejar atrás deunavezportodas.

Yaenlacalle,antelamiradainquisitivadeCarolina,sugirió:—Tenemos toda la tarde por delante. ¿Te apetece dar una vuelta por los

escenariosdemiinfancia?—¡Meencantaría!—respondióellaconunasonrisafranca—.Lapenaesqueno

heescogidouncalzadocómodoparaandar,peromelasarreglaré.¡Vamos!Philiplelanzóunadeesasojeadassuyasconlasqueparecíadesnudarla.Ellallevabapuestosunoszapatossalóndetacónaltoqueestilizabanaúnmássus

piernas, elevándolahastauna alturaperfectapara encajar con la de él.Parecíaunamodelo.Ynoterminabaahílaprovocaciónaloscánonesdelbarrioenelqueestabanapuntodeadentrarse,porqueCarolinasehabíavestidoesedíaaconcienciaparalavisitaaChristie’sconunafalda tubobeisclaroporencimade larodilla,camisadeseda a juego, terriblemente sexy, y un abrigo de entretiempo rojo, entallado, quemarcaba a la perfección las curvas de su anatomía, realzando almismo tiempo elmorenodelamelenaquebailabaalcompásdesupaso.

Decididamente,pensóeltaxista,esamujerdebanderaibaaprovocarmásdeuncomentarioentreloshombresymujeresuniformadosconlosquesecruzaríanensudeambular por la Decimotercera Avenida, entre las calles Cuarenta y ocho yCincuenta y cinco que habían sido su hogar y también su cárcel. Más de unadiscusión, incluso. Él fue consciente del riesgo y lo aceptó de buen grado, con lasatisfacción casi perversa de quien está a punto de cobrarse la revancha sobre unagravioincrustadoenlomásprofundodelalma.

—¿ConocesBoroughParkoWilliamsburg?—inquirió.—Laverdadesqueno.—Son lasplazas fuertesde losseguidoresdel rabinoTeitelbaum.Losdominios

demisabuelos.Prepárateparaunainmersiónenotraépoca,otraculturayhastaotralengua.Aquí el inglés se considera un idioma impuro. «Un veneno para el alma»,decíamizeyde,elpadredemimadre,tronandocomoelmismísimoYahvé.Cuandomesorprendíahablándoloconalgúnamigo,sulargabarbablancaparecíadesprenderllamas y ordenaba, severo: «Habla yiddish, la lengua de tus antepasados, la queresultaagradableaHashem».

—¿Yquéhablabasentoncescontuspadres?—Conmimadreymisabuelos,yiddish,queprácticamenteheolvidado.Conmi

padre,inglés,supongo.Laverdadesqueélnuncaterminódehablarbienniinglésniyiddishninada.Avecesmedecíaalgunacosaenhúngaro,aunqueyonuncalleguéaentenderlo.Nodebiódeserfácilparaél,noseñor…

Philipnosehabíaexcedidounápiceenladefinicióndelaplaza.Enunabrirycerrardeojos,Carolinaabandonólacapitaldelaglobalizaciónyse

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sintió transportada a la España del No-Do, entre casas bajas, calles estrechas amenudo sucias, olor a especias, comercios anticuados, ropa femenina que en lossesenta habría estado ya muy pasada de moda y una sensación generalizada deestrechezuntantocutre,encontrastecondestellosfugacesdelujodeslumbrante.

Le llamó laatención laabundanciade floristerías repletasde floresyplantas…¡deplástico!Lastiendasdepelucasdondemaniquíessincuerponirostromostrabanalpúblicounamismaversióndepeinadoenvariostonosytexturas,desdeelcabellonaturalaunafibrasintéticasospechosamentebrillante.Laprofusióndejoyeríasconescaparates repletos de objetos de oro y plata de gran tamaño. La presencia debancos,sucursalesdetodoslosgrandesdelmundo,encadaesquina.

Pesealaaparentedecadenciadellugar,allínofaltabaeldinero;saltabaalavista.Bastabafijarseenlasmarcasypreciosdeloscochesaparcadosenlasinmediacioneso de los relojes expuestos con total naturalidad en multitud de vitrinas. Tampocoandabanescasosdeorgullo.Loexhibíanasumanera,bajogruesascapasdedisimulo,dentrodeloslímitespermitidosporsurígidainterpretacióndelareligiónjudaica.Lacondiciónhumanaseevidenciabatambiénenesebarrioencerradoensímismo,consus contradicciones y enigmas. Por extrañas que resultaran a la vista, pormás quesemejaran una colonia marciana, esas gentes peculiares eran personas comocualesquiera otras.Aunque realmente, pensabaCarolina a cada paso, fuesen raras.Rarashastadecirbasta.

CaminandodespacioporlaCuarentayochollegaronaNewUtrechtAvenue,bajola sombra de los raíles elevados del metro. A su alrededor, esos seres singulares,comosalidosdeunapelículadeciencia ficción, ibandeaquíparaalláafanadosensus quehaceres, sin prestarles atención, al menos en apariencia. Claro que allí laapariencialoeratodo,ynadaoapenasnadateníaqueverconlarealidadsubyacente.

—Comopodrásconstatar,aquínadiehaceelmenoresfuerzoporparecernormal,deacuerdoconlainterpretaciónquesehacegeneralmentedeeseconcepto—apuntóPhilipalcabodeunrato.

—Lo había notado, sí —reconoció Carolina—. No deben de tener ningúncomplejo.

—Esmásprofundoqueeso—corrigióél sindisimular su repugnancia—.Aquínadiedeseaparecersealosgoyim,losgentilesdelotroladodelpuente,olosjudíosasimilados,consideradosunacategoríaaúnpeorporsucondiciónderenegados.Miabueloymismaestros,depequeño,sepasabanlavidarepitiéndomequelacausadelHolocausto fue precisamente la asimilación. Tratamos de desafiar a DiosapartándonosdesusmandamientosyÉlcastigóesatraicióncomohabíahechootrasveces.Pagamospornuestrospecadosdeunamaneratanbrutalquetodosponenbuencuidadoenmostraralmundoenterolodiferentesquesomos.

—Bueno —repuso ella conciliadora—. No hacen daño a nadie ni parecenmolestosporqueestemosinvadiendosuterritorio.

—¿Tú crees?—preguntó él con una sonrisa escéptica—.Yo sé que no es así.

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Aunque no lo notes, nos están mirando y pensando para sus adentros: «¡Quévergüenza!».

—¿Porqué?—sesorprendióella,apartándoseligeramentedeél.—Porque te llevo cogida del hombro, porque tus piernas sonmuy largas y tus

tacones muy altos, porque yo voy afeitado… Todo son motivos de vergüenza; lapalabrafavoritademimadre:«Nomeavergüenceshaciendoesto,quévergüenzanopoderpermitirnostalcosa…».Lavergüenzaibaconnosotrosatodaspartes.Yparaunbuenmiembrodelacomunidadelobjetivoprimordialdelavidaesnoavergonzara sus familiares. Ellamisma no cantaba, salvo durante la celebración del Sabbatt,paranoavergonzaralabuelo.Porque, segúnél,desde ladestruccióndel templodeSalomóncualquiermanifestacióndejúbiloestabafueradelugar.Lavergüenzaaquíesunestigma,enocasionesimborrable.

—No veo que un chaval guapo e inteligente como tú pudiera avergonzar a sumadre en modo alguno —le animó Carolina, notando el dolor que ese términoproducía todavía en los labios de su pareja, por muchos años que hubierantranscurridodesdeentonces.

—Pues lohacía, te loaseguro.Concualquier travesura.Ydespués,cuandonosmarchamosmipadreyyodecasa…Apartirdeahísequemarontodoslospuentes.Suvergüenzapudomásqueelcariño.Másquelasangre.

Elniñoconvertidoenhombreestabadejandoquesalieraalaluztodoelvenenoque había sepultado en lo más oscuro de su corazón durante años. Poco a poco,apoyadoenesacompañeracuyaseguridadresultabacontagiosayenlavictoriaqueacababadecobrarsefrentea las injuriasdelpasado, librabasuespírituderencores,afrontando los fantasmas que le habían acompañado desde la infancia. Se sentíafuerte.

—El día que dije adiós a esta vida—sentenció—,me dejé la vergüenza aquí.Desterrada.

Luego calló y siguió andando, en silencio, estrechando contra el pecho a esaespañolasensual,hermosa,cálida, llenadepersonalidadydeenergía, tandistintaalasmujeresclónicasquesemovíanasualrededoremulandoamuñecasmecánicas.Todas vestidas igual, con faldas largas, jerséis anchos, medias tupidas, zapatoshombrunos; prendas deformes destinadas precisamente a cubrir y encubrir susformas.Todas tocadasdepañuelos, turbantesopelucas idénticas,demediamelenacortaconlarayaaunlado,comosiderobotssetratara.Todasrodeadasdecincooseis niños pequeños, a menudo en sillitas dobles, auténticas gallinas cluecasacompañadasdesuspolluelos.

—RepoblarelmundodebuenosjudíosfielesalosmandamientosdeDiosesunaobligación sagrada, especialmente después delHolocausto. ¿Lo sabías?—comentóél,aguisadeexplicación—.Tenerhijosaquínoesunadecisiónindividual,sinounimperativoreligioso.Talvezesasea larazóndequeyonohayatenidoninguno.Oquelosviernessiemprehetrabajado.—Rio.

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—¿Yquétieneesoquever?—ElTalmudestablecelafrecuenciaconlaqueloscasadoshandeacostarsecon

sus esposas —explicó Philip, forzando un tono profesoral—. Si se trata decomerciantes,cadaseismeses.Enelcasodelosobreros,tresvecesporsemana.YsihablamosdeestudiantesdelaTorá,alumnosdeescuelasrabínicas,el«díafeliz»eselviernes.Comoenestacomunidadhaymuchosdeesos,laregladelvierneseslaquesehaimpuesto.

—¡Nohablasenserio!—Absolutamenteenserio,princesa.Peronotemas.Hacemuchotiempoquesalí

de la secta. Y además, soy un obrero. —Le guiñó un ojo—. Ya puedes irpreparándote…

Carolinateníalasensaciónacusadadehabercruzadounapuertainvisibleabiertaaotradimensión.

—¿Porquésetapandeesemodolacabezalasmujeres?—preguntó,curiosa.—Porpudor,humildadysobretodoobediencia—repusoPhilipentonoescéptico

—.Miabuelamecontabacómoundía,muchoantesdequeyonaciera,habíallegadoel abuelo a casa y le había pedido que se afeitara la cabeza; cómo ella se habíanegado,alegandoquesupropiamadrenoseguíaesacostumbreenHungría,ycómoéllahabíapresionadoapelandoalavergüenza.Elrabinoexigíaquetodaslasesposasacataran la nueva regla. ¿Iba a ser ella la única que avergonzara a su maridorehusando someterse? De modo que la buena de mi bubby, mi abuela, obedeció,despidiéndosedesucabellerarubia.Ahoraesunaprácticahabitual.Mimadresolíaquejarsedelomuchoquelepicabaelcuerocabelludocuandoempezabaacrecerleelpelo.

Laespañolasepasólamanoporlamelenaenungestoinstintivo,dandograciaspor haber nacido en unmundo libre, abierto al progreso, tan diferente a ese guetodondelosrelojesdeoromostradosenlasjoyeríasllevabansiglosparados.

Enel transcursodesusconversaciones,y siempreapreguntasdeella,Philiphabíaido contando a Carolina los rasgos distintivos de la comunidad jasídica en la quehabíasidocriado:susorígenesgeográficossituadosen la fronteraentreRumaníayHungría,suradicalismoortodoxo,suoposiciónfrontalalsionismoocualquierotrointento de recuperar la Tierra Prometida antes del advenimiento del Mesías, surechazoabsolutodelEstadodeIsraelysuaceptaciónresignadadeladiásporacomocastigodivino.

Él hablaba del asunto demala gana, con distancia y siempre en un planomuyteórico. Se notaba que la mera evocación de Borough Park le causaba unaincomodidad profunda. Viendo con sus propios ojos lo que era aquello, Carolinacomprendió finalmente el porqué de ese desapego emocional. Nunca habríaimaginadoqueenmediodelaGranManzanapudieseexistirununiversotanopuesto

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alaciudadmisma;unorganismotanajenoalcuerpoenelquehabitaba.Allí hombres y mujeres parecían personajes de una obra costumbrista. Ellos,

rubios, morenos, pelirrojos, altos, bajos, gordos, flacos, ancianos, adolescentes,atractivos, insignificantes, simples tenderos o altos ejecutivos, quedaban igualadosporunamismavestimentaqueevocóenCarolinalasimágenesdeElviolinistaeneltejado. Todos parecían personajes de esa película, ataviados con sus levitas negraslargas,suspantalones,calcetinesyzapatosdelmismocolor,lascamisasblancas,lossombreros de ala ancha o bien de piel en forma cilíndrica, una especie de chal entonosclaros,conlargosflecos,sobreloshombros,barba,salvoquefueranlampiños,ylargaspatillaspeinadasentirabuzones.

Sienlosadultoseseatuendoresultaballamativo,enelcasodelosniñoslacosaera aún peor, porque muchos de ellos llevaban además la cabeza prácticamenterapadabajounaespeciedeboneteoscuro, aambos ladosdelcualcolgabansendosmechonesdepelo.Carolinamirabaasualrededorconlosojoscomoplatos.

—Sellaman«payos»—explicóelamericano,sinnecesidaddeserpreguntado.—¿Elqué?—Laspatillasque tanto llaman tuatención.Yofuiunodeesosmocosos.Llevé

esos tirabuzones y esa frente pelada. Fui de lamano demi padre por estas calles,como loscríosqueves.Exactamente igualqueellos.Aunqueélnoeraunhombrecomo losdemás.Nipor fueranipordentro.A losdoceañosme sacódeaquí,mellevó al norte, me dejó crecer el pelo y me inscribió en una escuela normal, conchicos normales. Entonces le odié por hacerme esa putada. Hoy quisiera darle lasgraciasynopuedo.

Elbarrioseofrecíaaellossindisfraces,odisfrazadodesímismo,embutidoenuncorsé del que no debía de haber sido fácil escapar, y menos sobreviviendo a laexperienciaprácticamenteincólume.Carolinaempezabaacomprendermuchascosas.Sinmásmotivoqueesacomprensión,hizodetenerseaPhilippararegalarleunabrazoespontáneo,cargadodeadmiraciónycariño.

—¿Vesesebloquedepisospintadodeamarillo?Elqueestáencimadelalicorería—preguntóél,transcurridounbuenratodepaseo.SeñalabaungranrótuloenelqueCarolinaleyó:L’CHAIM,KOSHERWINESANDSPIRITS.

—Sí,yamehabíasdichoqueosestápermitidobeberalcohol.Perolaintencióndelapreguntanoeraesa.—Traselbalcóndelsegundopisocrecíyohastalaseparacióndemispadres,en

unapartamentomáspequeñoaúndelquetengoahora.Yadosmanzanasvivíanmisabuelos.Ellostampoconadabanenlaabundancia.Hacíanloquepodían,comotodos.

EnlaesquinaconlacalleCuarentaycinco,unatiendadecomestiblesofrecíaalpúblicofrutayverduraencajasdecartónexpuestasenlavíapública,arasdesuelo.Dentro, un empleado provisto del correspondiente delantal despachaba leche,cereales,mermelada, aperitivos, patatas fritas y refrescos kosher; es decir, acordescon las exigencias rituales de la ortodoxia hebrea, a unos precios ridículamente

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baratos en comparación con los vigentes en cualquier otro barrio de Nueva York.TambiénCoca-Cola,símbolouniversaldelaglobalización,inasequiblealasfronterasculturales.Uncartel colocado sobre elmostrador alardeabademercancía«siemprelimpiayfresca».

—Mi padre empezó aquí, de chico de los recados, llevando pedidos—confesóPhilipsinmirarlaalosojos—.Teníamásdetreintaaños.

—Y una vida muy difícil a las espaldas —le disculpó ella, adivinando suvergüenza.

—Aunque teparezcamentira, el hechodequeyo llegara a conducirmipropiotaxi para él significó una gran conquista. El día que compré mi primer coche, locelebramosportodoloalto.

—Tupadredebiódequerertemucho,Philip.Muchísimo.—Esaesunadelascosasquequieropreguntarmañanaamitía.Unadetantas.

Comocreohabertedichoya,élerahombredemuypocaspalabras.

Elpaseotocabaasufin.NoexistíaunafronterafísicaqueseparasealguetodelrestodeBrooklyn,aunqueamedidaqueascendíanporlaDecimoterceraAvenida,hacialascalles Cincuenta y seis y Cincuenta y siete, el número de levitas y pelucas ibareduciéndose a ojos vista, sustituidas por chalets típicos de cualquier suburbionorteamericano, jardines perfectamente cuidados y banderas de barras y estrellasondeando en las fachadas. El mundo volvía a ser real… Hasta que llegaron aWilliamsburg,otrofeudodelacomunidadortodoxa,máspróximoaManhattanyaldomiciliodePhilip,dondelamezclademodernidadytradiciónresultabainclusomásllamativadadalaabundanciadehipsterscirculandoporallísubidosensusbicicletas.

—Aquínosmudamosmipadreyyocuandoéldejódefinitivamenteamimadre—reveló con cierta emoción el taxista, decidido a confesarse sin ocultar nada—.Comoverás,nofuimosmuylejos,aunqueestoscientosdemetrossupusieronelfindemirelaciónconella.

—¿Tedijoalgunavezporquélahabíadejado?—quisosaberCarolina,másporaliviarledesucargaquepornecesidaddedescorreresacortina.

—Nunca.Yesa esotrade las cosasque tendráquedecirmemi tía.Parapoderpasarunapáginahayquehaberlaleídoantes.

—Oaceptarquelopasado,pasadoestá—corrigióella—.Aguapasadanomuevemolino.

—¿Otrodetusrefranesespañoles?—Enefecto.¡Yunomuysabio!—Pueshablandodelpasado,ahítieneslamansiónquecompartíyoconmipadre

hastaquemurió.Nisiquieralaheredédespués,porqueeraalquilada.—Laespañolacaptólapulla,aunqueoptópornoentraral trapo—.Primerpiso,puertaderechadeesacasadeladrillorojo.Laqueestácubiertadehiedra.

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Eltaxistasehabíadetenidoanteunedificioestrechodecuatroplantassituadoasu derecha, del que bajaba una escalera de incendios rodeada de enredaderas. Untípicoautobúsescolaramarillo,rotuladoeninglésyyiddish,concaractereshebreos,estaba aparcado justo enfrente del portal metálico. Se notaba que no albergabaprecisamenteviviendasdelujo,pesea locualaella leparecióllenodeencanto.Elrostrodeélexpresabalocontrario.

Carolinanoaguantabamásdepie,enloaltodesustacones,porloquedecidieroncenartempranoenunrestaurantefrancéscercano,alquePhilipnuncahabíapodidopermitirse entrar, dados los preciosmarcados en la carta expuesta a la entrada dellocal:MaisonPremière.

—Hoymevoyadaresegustazo—proclamóufano,abriendolapuertaasumujer—.¡Vamosaquemarlatarjetadecrédito!

—¿Noteníaslacuentacorrienteennúmerosrojos?—Moradosdebende serya.Peronopormucho tiempo.Undía esundía. ¿Te

gustaelchampánfrancés?—Haréunesfuerzo…Cenaronlangostayostrasregadasconburbujasrosadas,bajoelemparradodeun

pequeñopatiocalentadoconsetasdegas.Depostre,lacasalesofrecióunchupitodeabsentaqueporpoconolostumbaalosdos.Claroqueundía,comodecíaPhilip,eraundía.Yaquelestabaresultandoserrealmenteespecial.

—Viendoloquehevistohoy—aCarolinaelalcohollehabíasoltadolalengua—,mepareceincreíblequehayassalidotanbiencomolohashechodeunainfanciatantraumática.

—¿Esoesunpiropo,señorita?—Laúltimapalabrahabíasidodichaenespañol.—Lo es, caballero. Y también la constatación de un hecho. En serio, Philip,

¿cómoconsigueunoliberarsedetantosprejuiciosytantasnormasinflexiblescomolasquedebistesoportarsiendoniñoenesasecta?

—¿Túcreesquemehelibradodeellas?—Lamiradadelamericanosuplicabaunsíporrespuesta.

—Dealgunassí,desdeluego.—Rioella—.Yesperoquedelasdemástambién.—Yotambiénloespero,detodocorazón,porquenoesfácil,¿sabes?Nadafácil.Elhombrederecursos,galante,retador,malhumoradoenocasioneshastaresultar

desagradable, resuelto, decidido, seductor, indoblegable, se puso súbitamente tanserio como si hubiese visto aparecer al fantasma de su abuelo bajo un estandartenegro bordado en letras rojo sangre: ¡PAGARÁS POR TUS PECADOS!Necesitaba seguirhablandohastaapurarcompletamenteelcáliz.

—No es fácil pero sí necesario, si quieres ser fiel a ti mismo. Cuando te dascuentadeque túno eres así, dequeno es eso lo quequieresni aquello en lo quecrees,dequetodoloqueterodeateparecefalsoyenmuchoscasosseguramentelosea,hayquesalirdelasecta.Supongoqueamipadrelepasaríaeso, igualquemeocurrióamícuandotuvequedecidirpormímismo.

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—Tal vez ellos, los que hemos visto esta tarde, sean felices con esa vida.Másfelicesquetúyqueyo,asalvodelasdudasquenosasaltananosotros.

—Esposible.Lasectateproporcionaseguridad,protección,certezasyayudaencaso de necesidad. Es un lugar resguardado en el que, cumpliendo las normas, tegarantizasun refugio al abrigode contingencias.Sin embargo,mipadrenunca fuefeliznisupohacerfelizamimadre.Suvidafueunamierda.Unputoinfierno,teloaseguro. Claro que tal vez fuese la culpa lo que le roía por dentro y no laincomodidaddeestardondenoqueríaestar.

—Talvez…—Enmicasonofueeso.Yopodríahaberregresadoalgueto.Tuveocasionesde

hacerlo, sabiendoya loduroqueera abandonar elnido.Porquecuando salesde lasectanadieteloperdonaynadieteloagradecetampoco.Losqueconsiderabastuyosreniegandetiportraidorylosotrostemiransiempreconrecelo.

—Bueno,esoquedóatráshacetiempo—leconsolóCarolina—.Ahoravuelvesaempezar,ynoprecisamentedesdecero.

—Asíes—convinoél—.Atrásquedaronmimadre,mi familia,misamigos, laseguridad,losapoyos…acambiodepodervivirmividasinhipocresíanimentirasniengaños.Encongruenciaconloquesoy.

—Siquieres sabermiopinión,hicisteunbuennegocio.Unnegociomagnífico,diríayo.

Philiptomólasmanosdeellaentrelassuyas,sobrelamesa,ynotólasuavidaddesu tacto cálido. Carolina arqueó las cejas, sorprendida por ese gesto delicado tanimpropiodesuformadeser.Élbajólavozhastaconvertirlaenunsusurro,antesdeconfesar:

—Hayalgomás,princesa.Siemprehabíapensadoqueelprecioapagarporserlibreeraestarsolo.Ahorayanoestoyseguro.

La noche cerrada, de luna nueva, los aguardaba al salir para envolverlos en sumagia.Un taxi los condujo en cuestióndeminutoshasta el apartamentodePhilip,situado a pocas manzanas de allí. Mientras él pagaba, Carolina se acercó a laembocadura del puente tendido entre Brooklyn yManhattan, donde a esa hora eltráficoerayaescaso.Antesusojos,laGranManzanaofrecíaunavistaespectacularde luces y colores empeñados en vencer a la más negra oscuridad. Un cuadroimpresionante,grandioso, reflejode esa ciudadúnica en elmundo.Los rascacielosarañaban el firmamento nocturno eclipsando a las estrellas. Y entre ellos,coronándolos,destacabalaorgullosaconstrucciónlevantadaenlaZonaCerotraslosatentados del 11-S, en el lugar ocupado hasta entonces por las Torres Gemelasderribadasagolpedeterror.Unmonumentoalafuerzadeunpuebloempeñadoennosometersenirendirsudignidad.LaTorredelaLibertad.

Saranofaltóalacita.Alasnueveycuarto,conunleveretrasodebuentonoenuna

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dama de su edad y condición, entraba por la puerta del Starbucks, perfectamentemaquillada,enfundadaenuntrajedechaquetadebuencorteytocadaconuneleganteturbante marrón oscuro. Le costó reconocer a su sobrino en el hombre hecho yderechoqueaguardabasentadoaunamesadelfondo,juntoaunamujeralaquenohabíavistoensuvida,aunquenopodíaserotro.Conservabaelporteerguidodesujuventud, las mismas facciones hermosas que evocaba una y otra vez su hermanamayor, Erzsébet, antes de morir, añorando al hijo que le habían arrancado de losbrazos.

—Tumadrenoteabandonó,tequisomuchísimo,Philip.Esoqueríadecirteyporeso he venido hoy aquí, rompiendo nuevamente la palabra dada a mi padre hacemuchosaños,comocuandotúerasunniñoyyotellevababizcochos,¿recuerdas?Tumadresiempretequiso.Notengaslamenorduda.

Apenas se habían tomado el tiempo de hacer las presentaciones debidas ydecidirse por un café queCarolina fue a buscar a la barra a fin de dejarlos solos.Ambos sabían bien lo que había propiciado ese encuentro. De ahí que ni siquierahicieranfaltapreguntas.

—¿LlegóacontartetupadrecómoyporquévinoaEstadosUnidos?—Esperabaquemelocontaras tú.—Pesea losbuenosrecuerdosqueguardaba

de su tía, Philip se mantenía en guardia—. Porque ni él ni ninguno de vosotrospareciótenernuncainterésenaclarármelo.

—Puesparecequehallegadoeldía.Ylaverdad,largotiemposilenciada,empezóporfinaabrirsepaso.—Tu padre apareció un buen día por el barrio, hablando húngaro, sin un

mendrugo de pan que llevarse a la boca. Debía de ser el año 1965 o 1966, acomienzos del invierno. Llevaba más de un mes vagando por las calles, condocumentaciónfalsa,trashaberdesembarcadodeuncargueroprocedentedeEuropa.Alguien le había dicho que tal vez aquí encontrara ayuda, por aquello del idiomahúngaro, yaque en esa época todavía quedabanvivosbastantes inmigrantes de losquellegaronjustoantesodespuésdelHolocausto,comonosotrosmismos.

»EraunhombremuyapuestoJosephSmith.Casitanguapocomotú,aunquenotuviesedondecaersemuerto.Bueno,tampocoenesoosdiferenciáismucho,¿verdad?

Philipnolasacódesuerror.¿Paraqué?Nosentíalanecesidaddesincerarseconesaparientealaquenoguardabarencoraunquetampococreíadebergrancosa.

Ellasiguióconsuhistoria.—Contóalrabinoquesehabíasalvadodeloscamposdemilagro,juntoapartede

sufamilia,graciasalaayudadeundiplomáticoespañol,yquemástardehabíasidobautizado contra su voluntad, a fin de poder permanecer en España sin sufrirpersecuciónporserjudío.Élseguíasiendofielasureligiónyporesohabíaescapado,aseguróatodoelquelepreguntaba;porquequeríareencontrarseconelpuebloalquepertenecía.La comunidad le acogió con los brazos abiertos, como al hermano queregresaacasa.

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»Prontoencontróuntrabajoenlatiendadeultramarinos,conunsueldomodestoaunquesuficienteparairtirando.EnBoroughParkestabaasalvodelaamenazadedeportación,yaque,comosabes,lapolicíararavezapareceporallíylosoficialesdeinmigración no lo hacen nunca. Nosotros nos gobernamos con arreglo a nuestraspropiasnormasy las autoridades sabenquepagamos los impuestosynocausamosproblemas. Así ha sido desde la llegada del primer rabino y así seguirá siendomientraspermanezcamosaquí,enesperadelMesías.

—¡Céntrateenloshechos,tía!—urgióPhilip,cautivadoporlanarración.—Pues como te estaba diciendo, aquí habría estado a salvo en cualquier caso,

pese a lo cual tu padre se empeñó en conseguir cuanto antes la ciudadaníaestadounidenseconlaintenciónderegularizarsusituaciónlegal.Paraesolavíamássencilla era casarse, y ahí fue donde entró en juego tumadre. Él no tenía dinero,prestigio ni posición, lo que reducía enormemente sus posibilidades de encontraresposa.Ellatampocoprocedíadeunafamiliaricay,paracolmo,habíacumplidoyalosveinticinco;esdecir,sietemásdelosconsideradosadecuadosparaconcertarunmatrimoniodecoroso.Lapobresehabíaquedadoatascadaenesperadequenuestrohermanomayor se casara, y se le había pasado completamente el arroz. Joseph seconvirtió de esemodo en la salvación deErzsébet, que de no ser por él se habríaquedadosoltera,sinlabendicióndenuestraauténticarazóndeser,quesoisloshijos.

Carolinaescuchabaensilencioeserelatodesgarrado,casimásatónitadeloquesehabíaquedadocontemplando las callesdelgueto. ¿PensaríaPhilip, comosu tía,quelaúnicarazóndeserdeunamujereratenerhijos?Unmotivodegozo,sinduda,siemprequeunatuvieselasuertededarconlaparejaadecuada.Unaventajarespectodelsexomasculino,también,segúnloveíaella.¿Pero«laauténticarazóndeser»deunamujer,talcomoafirmabaSara?Esoerallevarlascosasdemasiadolejos.¿CómopodíasubsistirunpensamientotanradicalmentemachistaenlaNuevaYorkdelsigloXXI?

SiPhilip compartiese esaopinión, sedijo,no lahabría escogidoa ella.Pero lahabía escogido. Y sin embargo… ¿Cuánto pesarían semejantes convicciones en elcorazón de un hombre criado a los pechos de esa gente uncida a prejuiciosancestrales?Tendríaquearriesgarseacomprobarloporsímisma.

Comosilehubieseleídoelpensamiento,élescogióesemomentoparapasarleelbrazopor loshombrosenungestocariñoso,antesdepedira su tíaque,por favor,siguiese hablando. Ella fingió no dar importancia a lo que acababa de suceder ysiguiódesgranandosurelato.

—Al principio todo fue bien. Dadas las circunstancias, se abreviaron lasformalidades y se organizó una boda sencilla, conmuy pocos invitados ymuchosmenos regalos de los habituales. Parecían una pareja razonablemente feliz. Losproblemasempezaroncuandotúvinistealmundo.

—¿Oseaqueelcausantedelarupturafuiyo?—SaraacababadeponereldedoenlallagayPhilipacusabaelgolpe.

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—No,cariño.Túerasysiguessiendoinocente.Peroahífuedondeempezaronlasdesavenenciasentretuspadres,o,mejordicho,entretupadreyelmío,sobrecómodebíassereducado.Tupadreganóabasedegeniolaprimerabatalla,ladelnombre,imponiendounoquenoteseñalaraantelosojosdelmundocomojudío.SeempeñóenllamartePhilip.ÉlnocompartíamuchasdenuestrascreenciassobreelHolocaustoy sus causas, que para tu abuelo eran dogmas de fe. Quería que su hijo fuesenorteamericano; un ciudadano estadounidense con todos los derechos que esoimplica.

Laespañolafueaporunsegundocaféyalgodeaire,sonriendoparasusadentrosa ese padre misterioso cuya huella había seguido hasta las páginas de El Caso,horrorizándoseantesucrimen.Unhombreextraño,atormentado,capazdelopeorylomejor.Unpadreborracho,unamargado,segúnelrecuerdoquePhilipguardabadeél, empeñadonoobstante en proteger a su hijo incluso a costa de enemistarse conquienesledabansustento.

Sarasiguiódevanandoelhilodelamemoria.—Cuando fuisteunpocomayor, tuabuelosugirióqueentrarasenuncentrode

estudiosdelTalmudylaTorá.UnayeshivádelasmuchasqueabundanenelbarrioyenWilliamsburg,dondelosestudiantesaprendenainterpretarlassagradasescriturasacuyoestudiodedicaránsuexistencia.Eraunmododegarantizarteunbuenfuturoapesar de los escasos recursos de tus padres, ya que losmiembros pudientes de lacomunidad subvencionan esas escuelas y a sus alumnos, proporcionándoles ungenerosoestipendiodeporvida.Ytúerasunmuchacholisto,apuntodecelebrartuBarMitzvah,tupasoalaedadadulta.Atupadrelehorrorizólaideahastaelpuntodeofender gravemente a su suegro negándose a convertirte en un «exprime-bancos»,queeselmododespectivoysacrílegoenquealgunosdenominanaesoschicosporlacantidaddehorasquepasansentados,inclinadossobrelostextosantiguos,dedicadosasuloabletarea.

»Apartir de esemomento todo se precipitó en una cuesta abajo imparable. Tuabueloestabaconvencidodequelamejorformadetrataraloshijoseraladisciplinainherentealchinuch;laobligaciónquetienenlospadres,segúnlaTorá,deeducarasus hijos severamente en el temor de Dios y apartarlos de la educación pagana,consideradauncaminoseguroalapromiscuidadylamuertedelalma.Tupadre,encambio,deseabaquetuvierasloqueélnohabíatenido,empezandoporlaposibilidadde escoger por ti mismo. Quería que fueras a un colegio estatal y aprendieras lomismoquelosotroschicos.Élsolíabesarteyabrazarteconfrecuencia,cosaquemipadre no hizo con nosotros jamás. Eramuy cariñoso contigo; antes de empezar abeber,porsupuesto.Despuéslascosascambiaron.Peroquévoyacontartedeeso,túlopadecistemásquenadie…

»Ajuzgarporsuactitudantelavida,resultabaevidentequeJosephnopertenecíaanuestracomunidad.Medueledecirteesto,sobrino,peroconeltiempohellegadoapensarquenosutilizóparaconseguirsusansiadospapeles,sinlamenorintenciónde

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vivirconarregloanuestrasnormas.—¿Y mi madre?—quiso saber Philip, que empezaba a encajar las piezas del

puzletantosañosdispersasenrecuerdosparciales—.¿Quédecíaelladetodoeso?—Tumadre,lapobreErzsébet,eraunamujerdébil,sometidaalaautoridaddetu

abuelo.Siempreloestuvo.Inclusocuandotupadrelerogóquesepusieradesuladoen la guerra que se había desatado por tu causa y la amenazó con abandonarla,llevándoteconél,siellanocedía.

—¿Nos dejó marchar sin pelear siquiera? —se extrañó Philip con tanta penacomorabia.

—Aunque lo hubiera intentado, no habría tenido fuerzas, te lo aseguro. Debestratar de entenderla.Había sido educada en la obediencia ciega a susmayores.Nopuedes imaginar lo que sufrió cuando tu padre cumplió su amenaza y el abuelo leprohibió volver a veros. Proclamó solemnemente que los dos estabais muertos yvuestros nombres no volverían a ser pronunciados en su casa. Acogió a Erzsébetcomosideunaviudasetrataraylamantuvobajosuférulahastaqueellamuriódeuncáncerfulminante,probablementedesencadenadoporlapena.

Un velo oscuro, como los ropajes de los devotos jasídicos, cayó sobre laconversaciónjuntoaesasúltimaspalabras.Philipcreyóoírasuabuelopronunciarsufatídica proclama: «Pagarás por tus pecados, todos pagamos por nuestros pecados,hijo», aplicado a una hija rota de dolor, despojada de todo lo que amaba. Habíanpagado con creces. Vaya si habían pagado… ¿Qué clase de temor de Dios podíallevaraesosextremos?

La tía Sara había apurado su café. El maquillaje impecable de la mañanaempezaba a cuartearse cerca de los ojos y los labios, como consecuencia delcansancio, dejando que sus muchos años quedaran al descubierto bajo la capa deartificiodestinadaadisimularlos.Senotabaqueestabadeseandomarcharse,terminardecumplirelpenosodeberquehabíaasumidoenellechodemuertedeErzsébet,ysalirdeeselugarhostilenelquesesentíaunaextraña.

—Tumadre os dejómarchar pero te quiso con todo su corazón, Philip, puedojurártelosobrelomássagrado.Esohevenidoadecirte,cumpliendoconlavoluntaddemi hermanamoribunda. Sufriómás de lo imaginable cuando la apartaron de ti,peronoencontróelvalordedesobedecerasupadre.Yademás…

Sarasedetuvoenseco.TanbruscamentequePhiliplaurgió,casienungrito:—¡Sigue!¿Yademásqué?—Nada,notieneimportancia.—PorelamordeDios,terminadeescupirloquehasvenidoadecirme.Bastantes

mentirasysilenciosheaguantadoyadeestafamilia.—Está bien—accedió la tía, adoptando una actitud entre digna y ofendida—.

Puestoquetúquieresoírlo,tediréquetumadre,mipobrehermana,llegóatemeratupadre.Mucho.Habríapodido lucharporconservar tucustodia,amparándoseen lasleyes de nuestra comunidad, y los rabinos le habrían dado la razón. Tu abuelo se

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habríahechocargode tidemilamores.PeroErzsébet teníamiedodeque tupadrecometieraunalocurayporamorati,portuseguridad,aceptódejartemarchar.

—¿SabíamimadreloquehabíahechoélenEspaña?—Philipnoespecificóaquéserefería.Nohacíafalta.

—Alprincipio,no.Élseloconfesóenunanochedeborrachera,pocoantesdelaseparación.Nosécómoniquélediríaexactamente,peroapartirdeesemomentoellavivióaterrorizada.

—Entonces¿losabíaistodosmenosyo?—No.Tuabuelonuncalosupo.Nituabuela,porsupuesto.Erzsébetsolomelo

confió a mí, haciéndome jurar que no te lo diría. No quería que crecieras con elmiedoquesentíaella,nimuchomenosquefuerasconscientedeeseejemplo.¿Quiéneratupadreparatomarselajusticiaporsumano?TupadrenoeraHashem.Noteníaningúnderechoaderramarsangreconsusmanos.

Philipcontuvoaduraspenaslasganasdeabofetearaesaancianaquesepermitíael lujo de juzgar con semejante dureza a un hombre cuyo tormento no podíasospechar siquiera. De buen grado la habría mandado al carajo. Se aguantó, noobstante, por respeto a su edad y sobre todo por Carolina, que permanecíamuda,tratandodedigerir,enabsolutosilencio,loqueacababadeescuchar.

—Agradezco tu sinceridad, tía —se limitó a concluir, dando por liquidada laconversación—,ytedeseounalargavida.

—Siquisierasveniravisitarnos…—Nomeparecebuenaidea,enserio.Hacemuchoquedejéatráseselugar.Oque

deberíahaberlohecho.Ahorasí,pasopágina.ZayGezunt.Adiós.

¿Existen palabras capaces de sanar heridas como la que acababa de reabrirse enPhilip? ¿Alguna interpretación susceptible de arrojar luz sobre una historiasemejante?Siexistían,Carolinaeraincapazdeencontrarlas.Deahíqueseagarraraalaliteralidaddeese«pasopágina»ytrataradedistraeralhombrequesufríaasulado,brindándolealgomásagradableenloquepensar.Noqueríaverlesufrirdeesemodo.Nadiequiereversufriralapersonaqueama.

Iban caminandodespacio hacia una estacióndemetro, sin saber exactamente adóndedirigirsedespués.Lasubastadellienzodelajuderíasecelebrabaesatarde,enloslocalesdeChristie’s,loquelesbrindabatiempodesobraparallegaralUpperEastSideinclusodeteniéndoseaalmorzarporelcamino.

—EstamañanaherecibidouncorreodeIngridEgle—comentó,tratandodeteñirdeun tonoalegre suvoz—.MeconfirmaqueBöseha firmadoel contratodelquehablamos en Londres y todo está en orden, tal como lo redactaron en la versióndefinitivamisabogadosdeMadrid.Encuantosevendaelcuadro,teserátransferidala mitad del precio de martillo, descontados los impuestos, sin que tu nombreaparezcaporningúnsitio.

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Philip tardó unos minutos en contestar. Los necesarios para salir de suensimismamientoyregresaralarealidad.Claroque,cuandolohizo,surespuestafueotrapreguntatotalmenteinesperada.

—¿Vamosaasistiralasubasta?—Yodaba por hecho que sí, pero hacemos lo que tú quieras.No tengomayor

interés.—En tal caso,preferiríano ir.—El taxista seguíanublado,bajoelpesodeuna

carga difícil de asimilar—. Ese cuadro está maldito. Solo trae desgracia. Antes odespuésserepetirálahistoria.

—Está bien—le tranquilizó Carolina—. Ya nos enteraremos entonces por losperiódicosdelresultado.SegúnmedecíaIngrid,todoslosrumoresapuntanaquealfinal se lo llevará, pujando por teléfono, un coleccionista chino que últimamentearrasa con toda pieza clásica de valor que sale almercado.ElMetropolitan estabamuyinteresadoenlaobra,peroniconeldescuentoquesuelehacersealosmuseospodríacompetirconesepersonaje.

—¿HablamosdeuncoleccionistatipoKaltmann?—inquirióPhilip.—Nolosé,corazón.Aestelerodeaunaleyendaoscuradetráficosdetodotipo,

empezandoporarmasyterminandoenmujeres,pero,hastadondeyosé,sonmerashabladurías.Loquesímeconstaesquemanejaunacantidaddedineroobscena.Yquelamayoríadelosamantesdelarteesgentemaravillosa.Igualquelamayoríadelaspersonasreligiosas.Noesbuenoconfundirlaexcepciónconlaregla.

—Seacomosea,noquisieraestarensupellejonivercolgadoenmisalónloquevanaversusojos.Lasnubesnegrasdeesapinturatraenmalasuerte.¡Hazmecaso!Comodiríamiabuelo,todoelqueseacercaaellasacabapagandoporsuspecadosunprecioaltísimo.

—¿Ycómopagarástúporlostuyosahoraquevasaserescandalosamenterico?—bromeó la española, zalamera, intentando quitar hierro al asunto y arrancarle aPhilipunasonrisa.

—Yoyahepagadobastante.—Aélaquellonolehacíagracia—.Ahorametocacobrar.

—¡Secundolamoción!—Carolinasehabíapropuestorescataraesehombredelatristeza,comofuera—.¿Quépiensashacerconeldinero,siesquepuedesaberse?

Philipnotuvoquepensarmuchosurespuesta.Sialgohabíahechoalolargodesu vida era imaginar cómo gastaría su dinero si le tocara la lotería o ganara eseconcursode televisiónqueofrecíaunviajeparadospersonasa cualquier lugardelmundo.Tenía perfectamente identificado su sueño, aunque en los últimos tiempos,desde la irrupción de Carolina en su existencia, había introducido en él algunavariantegeográfica.

—Primero—afirmó, tajante—, invitarte a comer. Segundo, vender o regalar eltaxi; tanto da. Tercero, recuperarmi apellido: Sofer.Cuarto, animarte a cumplir lapromesa de enseñarme Madrid despacio, descubriéndome sus secretos. Y quinto,

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abrirallíunrestaurantedecomidahúngara.Budapestsuenabien,¿noteparece?Carolina se quedó pensando unos instantes, tratando de imaginar el local.

¿Entraríaelladebuengradoenunsitiollamadoasí?—Yo sugeriría Casa Hannah o La Cocina de Joseph—propuso, finalmente—.

Sonnombresconmásencanto.—LaCocinadeJoseph—repitióélaplaudiendo—.¡Sí,señora!Esolegustaríaa

mi padre y está claro que se lo debo. Él me enseñó a cocinar yme transmitió laafición.LaCocina de Joseph, decidido.A ser posible enCarretas y conun letrerogrande,queseveadesdelejos.¡Tenemosmuchoquehacer!

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Agradecimientos

Esta novela no podría haber visto la luz sin la ayuda indispensable y generosa detantaspersonascomocolaboraronconmigoensugestación.Atodasellas,migratitudsincera.

LeopoldoStampa,amigodelainfanciayprestigiosodiplomático,quemehablódenuestraembajadaenBudapest.

José Ángel López Jorrín y su encantadora esposa, Emma Hernández Landeta,embajadores de España enHungría, queme abrieron las puertas de su residencia,desvelándomelossecretosrecogidosenestaspáginas.

ErzsébetDobos,profesoradeespañolyautoradeSalvados,quemeacompañóamuchos de los lugares recorridos por Carolina y Philip en Budapest, además deregalarme su exhaustivo trabajo de investigación sobre los hechos históricosnarrados.

IvanHarsany,muyparecidoaSimonBerent, superviviente enunode lospisosprotegidosdeÁngelSanzBriz,cuyotestimonioresultódeextraordinariovalorparacomprenderdesdeelcorazón.

LafamiliaSanzBriz,quepusoamidisposición losarchivosydocumentosdelheroicodiplomático.

EstherEsteban,queridaamigaycompañeradefatigasperiodísticas,embajadorayciceronedeexcepciónentodoloconcernienteaToledo.

PepitaLillo,quemeabriósucasadeparenparalavistadelajuderíaplasmadaporelpintoreneselienzoimaginariodescritoenlanovela.

JesúsCarrobles, él sí auténtico experto en elGreco, cuya asesoría hizoposiblequeCarolinaconociesealmaestro.

Félix Hernando, general de la Guardia Civil, amigo y asesor para todo lorelacionadoconelbeneméritocuerpo,aquiendeboaParmenioArenas.

Las Hermanitas de los Pobres de la calle Almagro, en Madrid, y la hermanaAlmudena,deCachitodeCielo,quetratanalasRaquelesrealesconmásamoraúnqueenestahistoria.

Mihijo Iggyy laadorableEgleSakalauskaite,decuyamanorecorrí lasededeChristie’sdeSouthKensington,enLondres,despuésdedesayunarenPJ’s.

MihijaLeireyeladorablePhilipGrant,quemeguiaronatravésdelcampusdeHarvardyelguetoultraortodoxodeBoroughPark,enNuevaYork,alotroladodelpuentedeBrooklyn.

LuisDomínguez,de la libreríaMarcialPons, impagabledocumentalistaademásdebuenamigoyapreciadoasesorliterario.

¡Vaporvosotros!

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