la diversidad dinámica de los sistemas de partidos latinoamericanos - michael coppedge

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    AAAAAnlisise Investigacin

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    POSTDataDataDataDataData6, Julio/2000 (pgs. 109-134)

    LA DIVERSIDAD DINMICA DE LOS SISTEMASDE PARTIDOS LATINOAMERICANOS*

    por Michael Coppedge**

    La investigacin reciente sobre Amrica Latina ha recorrido un largocamino hacia la correccin del viejo estereotipo que determina que los parti-dos y sistemas de partidos de la regin son excesivamente pragmticos,clientelistas, personalistas, voltiles, poco cohesionados y, por los tanto, dbi-les. Un nuevo saber establecido se ha desarrollado enfatizando las diferenciasentre los pases latinoamericanos ms que su desviacin comn respecto de lasnormas del norte industrializado. Nuestro entendimiento requiere ir un pasoms all, a partir del reconocimiento de que existen diferencias tanto dentrode cada pas como entre los pases de Latinoamrica. Dicho reconocimientorequiere que seamos cautos al generalizar sobre las diferencias entre esos pa-

    ses. Asimismo, los investigadores deben lograr un conocimiento sistemticode la sustancia de la competencia partidaria, la cual ha sido descuidada enfavor de caractersticas mensurables ms objetivas, como la fragmentacin y lavolatilidad. Este artculo tiene por objetivo mejorar el conocimiento estableci-do en ambas direcciones, a travs de la descripcin, eleccin por eleccin, de laideologa, polarizacin, posicin media izquierda-derecha, fragmentacin einstitucionalizacin de los sistemas de partidos latinoamericanos del siglo XX.

    El desarrollo del saber establecido

    El saber establecido concerniente a los partidos y sistemas de partidoslatinoamericanos se ha desarrollado en cuatro etapas. Desde la turbulencia delsiglo XIX hasta aproximadamente 1960, el estereotipo prevaleciente paraAmrica Latina era el de una regin signada por el caudillismo o dominacin

    * Publicado bajo la autorizacin de Sage Publications Ltd., Coppedge, M. The DinamicDiversity of Latin American Party Sistems, en Party Politics, N 4, octubre, 1998.Traduccin realizada por Luis Zemborain y Gustavo Dufour.

    ** Investigador del Kellogg Institute, Hesburgh Center, University of Notre Dame.E-mail: [email protected]

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    por una o ms personalidades fuertes, en general figuras militares sin una baseorganizacional de apoyo slida. No obstante, Chile fue siempre reconocidocomo la excepcin, siendo por lejos el ms europeo de los casos latinoameri-

    canos, con partidos polticos enraizados y bien organizados e ideologas iz-quierda-derecha claramente definidas (Johnson, 1958: 19, 66-93). Desde1960 a 1967 aproximadamente, los partidos latinoamericanos fueron un ob-jeto de estudio comn en Estados Unidos. Dicha investigacin trajo consigodos innovaciones. En primer lugar, se reconoci que la poltica democrtica demasas de la era de la posguerra haba dado lugar a un nuevo tipo de partidos.Algunos eran partidos comunistas o socialistas, los cuales eran apropiadamen-te considerados como ideolgicos. Sin embargo, los partidos Aprista o nacio-

    nal-revolucionarios tambin empezaban a emerger, caracterizados por unliderazgo desde la clase media, una base social multiclasista y una ideologareformista (Blanksten, 1960; Martz, 1964; Di Tella, 1965; Dix, 1966). Ensegundo lugar, esta ola de investigaciones produjo estudios de caso detalladosde partidos como instituciones, de modo que se logr una reserva de conoci-miento sobre estructuras organizacionales, seleccin de candidatos, cohesin,campaas, faccionalismo y elecciones (Alexander, 1964; Martz, 1966; Williams,1967; Payna, 1968; Hillikar, 1971). Sin embargo, a fines de la dcada del 60,

    el estudio de los partidos polticos se convirti en un rea de estudio marginalentre los latino-americanistas. Una decisin lgica, si se tiene en cuenta elauge de los gobiernos militares y la existencia de un ambiente radicalizado endonde slo contaba el verdadero cambio revolucionario y donde el reformis-mo era considerado como sinnimo de personalismo, clientelismo o reaccinabierta. Aunque las investigaciones sobre partidos no desaparecieron total-mente, los campos de inters eran otros: prevalecan lo militar, la Iglesia, lapoltica econmica y las clases sociales.

    Las investigaciones sobre partidos fueron dejadas de lado hasta media-dos de los 80, cuando el proceso de redemocratizacin se encontraba a mitadde camino, y los partidos se tornaron nuevamente en actores polticos impor-tantes. La ola de democratizacin inspir estudios puntuales en la Argentina(Gibson, 1996), Brasil (Keck, 1986; Kinzo, 1988; Mainwaring, 1993), Chi-le (Scully, 1992), Colombia (Hartlyn, 1988), Ecuador (Conaghan, 1988),Mxico, Per (Graham, 1992), Uruguay (Gillespie, 1991; Gonzlez, 1991),y Venezuela (Coppedge, 1994). La integracin de los casos latinoamericanosen los debates corrientes sobre presidencialismo, comportamiento legislativo

    y reforma electoral llev por primera vez a los acadmicos a recolectar informa-cin transnacional comparable acerca de los sistemas de partidos latinoameri-canos (Taagepera y Shugart, 1989; Remmer, 1991; Mainwaring, 1993; Jones,1994; Mainwaring y Scully, 1995; Coppedge, 1997b).

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    Dentro del nuevo saber establecido que creci a partir de estos estudios,admirablemente sintetizado en Building Democratic Institutions (1995) deMainwaring y Scully, los sistemas de partidos latinoamericanos varan de acuer-

    do a su institucionalizacin y nmero. La distincin fundamental es la quedivide a los sistemas de partidos institucionalizados de los rudimentarios. Unadivisin secundaria es la ms tradicional clasificacin entre sistemas de partidodominante, bipartidistas y multipartidistas. Estas son las dos dimensiones quehan recibido mayor atencin y donde reside la mayor cantidad de datos. Entrminos generales, los sistemas de partidos latinoamericanos pueden ser clasifi-cados a partir de seis tipos distintos, definidos por su grado deinstitucionalizacin y fragmentacin. El primer tipo, que constituye la combi-

    nacin ideal, es el sistema de partidos institucionalizado 2-2.5, identificable enCosta Rica, Colombia, Venezuela, Uruguay antes de 1971 y Argentina en cier-tos perodos. El Uruguay posterior 1971 y Chile son clasificados como sistemasde partidos institucionalizados pero fragmentados, y aunque son propensos a lascrisis de gobernabilidad, en el caso de que una coalicin mayoritaria no puedaser construida, son de todas maneras considerados viables. Un tercer tipo,marginalmente democrtico, es el sistema institucionalizado de partido domi-nante identificado en Mxico y Paraguay, mientras que el sistema de partidos

    rudimentario2-2.5, propio de Per, constituye un cuarto tipo. La peor combina-cin es el sistema de partidos rudimentarioy fragmentado, el cual ha sido diag-nosticado en pases como Ecuador, Bolivia y Brasil durante sus aos democrti-cos. Finalmente, el sistema de partidos del Brasil autoritario puede ser clasifica-do como un sistema de partido dominante y rudimentario, aun cuando muchosespecialistas consideran a las elecciones bajo un rgimen autoritario como in-trnsecamente incomparables a las de los sistemas democrticos.

    El nuevo saber establecido es un gran adelanto con relacin al anlisisirrregulary a los estereotipos que prevalecieron hace 30 aos. No obstante,puede ser mejorado en dos aspectos. Por un lado, es importante reavivar elanlisis sistemtico de la sustancia de la poltica de partidos. Una focalizacinpuramente institucional nos limita a un anlisis de sistemas de partidos quehan sido previamente filtrados, destripados y separados de la carne y sangre dela poltica ideologa, personalidades, intereses, ideas, plataformas, slogans,imgenes, temas en sntesis, la sustancia de la competencia poltica. Ciertosaspectos cruciales del proceso democrtico como las alianzas y coaliciones,opciones de polticas y polarizacin, no pueden ser bien entendidos sin consi-

    derar las ideas, intereses e imgenes de los partidos, adems de su nmero ytamao. En las prximas dos secciones se evaluar cun ideolgicos y polariza-dos son realmente los sistemas de partidos latinoamericanos, y se describir laprofundidad de su tendencia hacia la derecha o hacia la izquierda.

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    Por otro lado, el perfeccionamiento del saber establecido requiere com-prender los cambios de los sistemas de partidos. Est claro que la mayora delos sistemas de partidos latinoamericanos cambian rpidamente, especial-

    mente si se los contrasta con aquellos del norte industrializado. De todasmaneras, el saber establecido no ha tomado todava una real conciencia decmo esta variabilidad afecta nuestra habilidad para describirlos y analizar-los. Cuanto ms voltil es un sistema de partidos, menos sentido tiene gene-ralizar sobre cualquiera de sus caractersticas fragmentacin, tendencia ideo-lgica, polarizacin o la misma volatilidad. La opcin de utilizar unatipologa til por pas se encuentra descartada: estos sistemas de partidosdesafan toda taxonoma. Los promedios calculados a partir de un extenso

    perodo de tiempo, tienden a ser pobres indicadores de la naturaleza de unsistema de partidos en cualquier punto dado del trayecto. En cambio, lospromedios calculados a partir de un corto perodo de tiempo entre eleccio-nes, tienden a ser poco representativos de otros perodos. Hasta las generali-zaciones sobre los diferentes perodos de la historia de un pas son inadecua-das, debido a que los perodos de relativa homogeneidad son breves en lamayora de los casos, y porque una periodizacin que es til para describiruna caracterstica es raramente til para describir alguna otra. La mayora de

    los sistemas de partidos latinoamericanos son cambiantes en diversas di-mensiones al mismo tiempo; por lo tanto, hay una considerable incerti-dumbre acerca de lo que es tpico del sistema de partidos de un pas dado,si es que existe realmente ese elemento tpico.

    La Figura 1 ilustra la naturaleza del problema de manera ms precisa,haciendo uso de la estadstica elemental. Los dos ejes representan las doscaractersticas ms familiares de un sistema de partidos: fragmentacin (elnmero efectivo de partidos electorales) y volatilidad1. Cada elipse en lafigura corresponde a la experiencia global de un pas durante el siglo XX,

    1 El nmero efectivo de partidos (ENPV) es un indicador que cuenta a los partidosluego de haberlos pesado por su tamao (Laakso y Taagapera, 1979). Su frmula es:ENPV=1/(SUM pi2), donde pi es el porcentaje de votos por el partido i. En unsistema bipartidista perfecto, con una divisin del voto de 50-50, el ENPV equivalea 2.0; en un sistema de cuatro partidos (25-25-25-25), equivale a 4.0. Pero si algunospartidos son ms grandes que otros, el nmero efectivo es usualmente una fraccin,seguramente ms alta que el nmero intuitivamente esperado de partidos. El ndice

    estndar de volatilidad (V) es la suma de todos los cambios en porcentajes del votoexperimentados por todos los partidos de una eleccin a otra (multiplicada por 0.5para eliminar la duplicacin): V = .5*SUM/pi, t+1 - pi, t|El rango es de 0 a 100 y puede ser interpretado como el porcentaje del voto que cambiaentre los partidos, en su conjunto, entre elecciones (Pedersen, 1979).

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    excepto Brasil, que tiene elipses separadas para sus sistemas de partidos de-mocrtico y autoritario. La media de fragmentacin y volatilidad para cadapas cae en el centro exacto de sus respectivos ovales. Cada oval delnea inter-

    valos de confianza del 95% correspondientes a dichas medias, con los extre-mos verticales indicando el intervalo de fragmentacin y los extremos hori-zontales indicando el intervalo de volatilidad. Por ejemplo, podemos indicarcon una confianza del 95% que el promedio del nmero efectivo de parti-dos en Uruguay se halla entre 2.25 y 2.67 (los extremos verticales), y que elpromedio de la tasa de volatilidad en el Brasil democrtico se encuentraentre 29 y 51 (los extremos horizontales).

    FIGURA 1La diversidad dinmica de los sistemas de partidos latinoamericanos

    Si la media de un pas dado cae dentro del intervalo de confianza deotro pas, se infiere que la media de ambos no es significativamente distinta.Por lo tanto, contrariamente a lo expresado por el saber establecido, no po-

    demos decir con seguridad que 1) el sistema de partidos de Mxico ha esta-do menos fragmentado que el de Colombia, 2) el de Costa Rica ha sido msfragmentado que el de Uruguay o menos fragmentado que el de Bolivia, 3)el de Venezuela ha estado menos fragmentado que el de Argentina, o 4) el

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    de Chile ha estado menos fragmentado que el de Ecuador. Tampoco pode-mos asegurar que 1) el sistema de partidos de Venezuela es menos voltilque los de Per, Chile, Bolivia o Ecuador, 2) el del Brasil democrtico es ms

    voltil que el de Ecuador o Argentina, o 3) el de Costa Rica es ms voltilque el del Brasil autoritario.

    En vista de la incertidumbre introducida por la variabilidad de lossistemas de partidos latinoamericanos, las generalizaciones deberan ser evi-tadas. De no ser esto posible, por lo menos, deberan ser hechas con mayorprecaucin, por ejemplo, dejando constatadas las desviaciones estndar ointervalos de confianza. Idealmente, las unidades de anlisis deberan ser laselecciones individuales y no los pases. Cuando las elecciones son tomadas

    como las unidades de anlisis, el verdadero valor de los parmetros de inte-rs es conocido con un mayor grado de certidumbre, debido a que la varianzapara una nica eleccin es cercana a cero (dependiendo solamente de laconfiabilidad del indicador mismo). Los datos extrados eleccin por elec-cin pueden parecer de menor valor que una generalizacin extensiva sobreuna gran parte de la historia de un pas, pero en realidad son mucho mssignificativos. A los actores polticos probablemente les preocupa menos lospromedios que los resultados de la ltima eleccin, que en definitiva es la

    que define su realidad poltica por 2, 3, 4 o 5 aos.

    Ideologa: rigidez, personalismo y claridad

    Existe algn saber establecido sobre la ideologa en los sistemas de par-tidos latinoamericanos, aunque a diferencia de la fragmentacin o la volatilidadno ha sido estudiada de manera rigurosa y sistemtica. Persiste la vieja percep-cin de los partidos chilenos como altamente ideolgicos, as como persiste lapercepcin de los partidos en Ecuador y Bolivia como altamente personalistas,no ideolgicos y clientelistas (Scully, 1995: 100; Gamarra y Malloy, 1995:399; Conaghan, 1995: 436). Se mantiene tambin la amplia creencia de quelos partidos brasileos antes del golpe de 1964 entran dentro de esta descrip-cin. Pero Mainwaring, no obstante, arguye que estos viejos adagios deben serdejados de lado para el sistema de partidos post-1985 (Mainwaring, 1995:375-6). La mayor parte de los otros sistemas caen en algn punto entre am-bos extremos. El sistema de partidos de Costa Rica es considerado moderada-

    mente ideolgico, ya que tiene un gran partido claramente reformista (PLN)opuesto a una agrupacin opositora de similar tamao pero ideolgicamenteheterognea (PUSC) (Yashar, 1995). Lo mismo podra decirse de Per y Ve-nezuela a comienzos de los 80, pero en ambos pases los tradicionalmente

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    grandes partidos reformistas han perdido terreno a favor de los candidatosindependientes: Fujimori en Per y Caldera en Venezuela (Graham, 1992;Coppedge, 1996). Siempre ha sido difcil caracterizar la ideologa de los gran-

    des partidos en Colombia y Uruguay debido a su divisin en facciones, algu-nas de las cuales son ideolgicas mientras que otras son meramente personalistas(Hartlyn, 1988; Gillespie, 1991). Finalmente, los partidos en Argentina y enMxico son considerados ideolgicos slo si se reconoce como dominante unclivaje fuera de la dicotoma izquierda vs. derecha. En Mxico, la dimensinizquierda-derecha est subordinada a una oposicin entre democracia y domi-nacin continua del partido oficial (Domnguez y McCann, 1996). En Ar-gentina la divisin poltica fundamental separa a los peronistas del resto, aun-

    que la naturaleza de la divisin es controversial (McGuire, 1995; Ostiguy,1997).Antes de determinar de manera ms exacta cun ideolgicos son los

    partidos y los sistemas de partidos latinoamericanos, es necesario clarificartres cuestiones. Primero, el personalismo y la ideologa no son necesaria-mente cualidades mutuamente excluyentes. Algunos de los partidos msrgidos del mundo desde el punto de vista ideolgico han sido identificadoscon, y controlados por, personalidades fuertes, y partidos que se conocen en

    principio como vehculos de fuertes personalidades pueden llegar a tomarclaras posiciones ideolgicas. Segundo, el clientelismo y la ideologa tampo-co son necesariamente excluyentes entre s. En todo el mundo, hay muchospartidos exitosos que intercambian favores personales por apoyo poltico.Hasta en el supuesto Chile altamente ideolgico, funcionarios partidariosde todas las tendencias se encuentran inmiscuidos en el mismo tipo de acti-vidades clientelistas (Valenzuela, 1977: 166). El clientelismo es slo unmedio para construir y mantener el poder de base; la ideologa, cuandoexiste, es lo que guael uso del poder. Muchos partidos son hasta ciertogrado clientelistas, hasta cierto grado personalistas y hasta cierto grado ideo-lgicos: estas tres cualidades varan de manera independiente. Tercero, poralgn propsito la sofisticacin ideolgica de los lderes partidarios es me-nos relevante que la claridad de la imagen del partido entre los votantes. Ladefinicin de Sartori de la mentalidad ideolgica como un estado deimpermeabilidad dogmtica tanto para la evidencia como para el argumen-to (Sartori, 1969: 403) es buena si deseamos comprender el comporta-miento del partido al nivel de las lites: su rigidez o deseo de compromiso

    con polticas o coaliciones. Pero si deseamos comprender las relaciones entrepartidos y votantes la racionalidad en el voto, la calidad de la representa-cin, la posibilidad de mantener a los funcionarios electos responsables desus actos y omisiones entonces se aplica un estndar diferente. Muy pocos

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    votantes se preocupan acerca de si el lder partidario puede debatir en deta-lle los puntos de Althusser, Maritain o Hayek. Si desean votar ideolgica-mente, todo lo que necesitan es un juicio de las posiciones relativas aproxi-madas de los partidos disponibles en el espectro ideolgico.

    Partidos suficientemente ideolgicos son aquellos que toman posi-ciones claras y ampliamente entendidas con relacin a un setconvencional-mente interrelacionado de cuestiones. Definiciones de derecha e izquier-da no siempre sirven: varan mucho regin a regin, pas a pas, dcada endcada y hasta de persona en persona si es que son hechas de manera precisa.Cuanto ms diversas son las regiones a analizar, y mayor el perodo a sercubierto, los criterios para la dimensin izquierda-derecha pueden ser me-

    nos especficos, por esta razn las dimensiones que son relevantes en unospocos pases deben ser descartadas de los criterios de comparacintransnacional. No obstante, si la comparacin es limitada a una regin den-tro de un perodo manejable de tiempo, los criterios para la dimensin iz-quierda-derecha son usualmente bien comprendidos.

    Mi reciente clasificacin de los partidos latinoamericanos resulta til paradeterminar cun ideolgicos son los partidos de la regin2. Comenc por unbosquejo de clasificacin de todos los partidos (vagamente definidos como cual-

    quier etiqueta con resultados electorales) que compitieron en las elecciones parala cmara baja en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecua-dor, Mxico, Per, Uruguay y Venezuela. El esquema de clasificacin identifica-ba a los partidos en sus respectivas posiciones dentro del espectro de izquierda-derecha (izquierda, centro-izquierda, centro, centro-derecha o derecha) y encuanto a la dicotoma religioso vs. secular; o, en el caso de que esto no fueraposible, clasificaba a los partidos como personalistas, otros (por ejemplo, re-gionales, tnicos o ambientales) o simplemente desconocidos. La categora

    personalista era por lo tanto definida de manera estricta, de modo que sloclasificaba a los partidos sin una posicin identificable dentro del espectro iz-quierda-derecha. Luego envi dicho bosquejo y mis criterios explcitos de codi-ficacin a 80 especialistas de distintos pases, invitndolos a aconsejarme en lacorreccin de los errores de la clasificacin. De los 80, 53 expertos me proveye-ron de un feedback que luego utilic para realizar las correcciones3. La versinfinal clasifica de manera exitosa alrededor de 800 de los aproximadamente 1200partidos de la muestra, los que obtuvieron el 97% de los votos. Aunque enprincipio una clasificacin ms rigurosa es posible, esta clasificacin es la ms2 Para las clasificaciones mismas, gruposde porcentajes de voto para cada bloque, y una descrip-

    cin completa de la metodologa usada en la clasificacin de partidos, ver Coppedge (1997a).3 Me encuentro profundamente en deuda con los especialistas de cada pas quienes, sin

    compensacin, emplearon el tiempo y esfuerzo para comentar mi bosquejo de clasifica-

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    comprehensiva y sistemtica en existencia para los partidos latinoamericanos y,como ser demostrado ms abajo, su confiabilidad es relativamente alta. Aun-que cualquier caso de estudio podra proveernos una base ms firme para la

    clasificacin de los partidos en alguna eleccin dada, no existe actualmente unaalternativa a esta clasificacin para la comparacin de los sistemas de partidoslatinoamericanos, histricamente y entre pases.

    La clasificacin provee dos tipos de evidencia sobre la ideologa de lospartidos y de los sistemas de partidos. En primer lugar, informa acerca delporcentaje de votos obtenido por partidos y candidatos estrictamentepersonalistas para cada eleccin. Bajo este criterio, los partidos y candidatospersonalistas son, en general, pequeos y extraordinarios. El voto personalista

    es mayor al 10% en slo 23 de las 149 elecciones de la muestra. El nico pasen el cual el voto personalista ha sido consistentemente mayor al 10% esEcuador. Dicho voto ha sido igualmente alto en Per 1990-5 y en Bolivia1989-93. No obstante, tambin ha sido mayor al 10% en las elecciones chi-lenas de 1932 y 1949-57. Asimismo, existieron irrupciones de personalismoen la tradicionalmente ideolgica Costa Rica en 1958, 1962 y 1974, y enVenezuela en 1968 y 1993. Siguiendo dicho criterio, el voto personalista enBrasil es bajo, an ms bajo en promedio que el de Chile.

    Debido a que los criterios para personalismo son tan estrictos, resultaprudente, en todo caso, considerar la confiabilidad de las clasificaciones. Algu-nos partidos parecen ser no ideolgicos por su personalismo estricto, pero otrosparecen ser no ideolgicos porque no est clara su posicin dentro del espectro

    cin. Ellos son, porArgentina: Marcelo Leiras, James McGuire, Guillermo ODonnell,Scott Mainwaring y Edward Gibson; Brasil: Barry Ames, David Fleischer, ScottMainwaring y Timothy Prez; Chile: Anbal Prez Lin, Ivan Jaksic y Manuel AntonioGarretn; Colombia: Pablo Abitbol, Ronald Archer, David Buschnell, Robert Dix,Jonathan Hartlyn, Gary Hoskin, Francisco Leal Buitrago y Steven L. Taylor; CostaRica: Fabrice Edouard Lehoucq, Mitchell Seligson y Cynthia Chalker, Deborah Yashar,Manuel Rojas Bolaos, John Booth y Jorge Vargas; Ecuador: J. Samuel Fitch y AndrsMeja Acosta, quienes tambin me facilitaron copias de clasificaciones publicadas porFernando Bustamante, Luis Verdesoto Custode y E. Durn; Mxico: John Bailey,Roderic Ai Camp, Robert Dix, Xochitl Lara Becerra, Soledad Loaeza, Alonso Lujambio,Kevin Middlebrook, Juan Molinar Horcasitas y Esperanza Palma; Per: CynthiaMcClintock, Charles Kenney, Felipe Ortiz de Zevallos, Carol Graham y David ScottPalmer; Uruguay: David Altman, Rossana Castiglioni y Juan Rial;Venezuela: Brian

    Crisp, Jos Molina Vega, David J. Myers, Juan Carlos Navarro, Juan Ostiguy, DonnaLee Van Cott. Desafortunadamente, nadie me proporcion un feedback comprehensivosobre mi bosquejo de clasificacin para Bolivia. Debido a que los especialistas no tuvie-ron oportunidad de responder a mis intentos por reconciliar sus desacuerdos, no son deninguna manera responsables de la clasificacin final.

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    ideolgico. En estos ltimos casos, la confiabilidad de la clasificacin es baja.Algunos partidos latinoamericanos son muy difciles de clasificar, y ello se refle-ja en la ausencia de consenso entre los especialistas. Slo algunos pocos partidos

    son a la vez, ideolgicos, grandes e importantes: el peronismo en la Argentina, elPRI mexicano en ciertas elecciones y los Liberales y Conservadores de Colombiadurante buena parte de su historia. Pero debido a que los otros son partidoscompletamente pequeos, casi insignificantes, sera engaoso realizar estads-ticas de confiabilidad para partidos individuales. En lugar de ello, baso el an-lisis en una medida agregada de confiabilidad para cada eleccin. Especficamente,la confiabilidad es el porcentaje de expertos que coinciden con mi clasificacinfinal de un partido, multiplicado por el porcentaje de votos obtenido por ese

    partido, sumando as todos los partidos que obtienen votos en dicha eleccin4.En otras palabras, la confiabilidad es un promedio ponderado del grado decoincidencia con la clasificacin de todos los partidos en una eleccin, o delgrado de coincidencia con el voto promedio. Por ejemplo, si tres partidos com-piten en una eleccin y todos los expertos concuerdan con mi clasificacin delpartido mayoritario (A), 4 de 5 expertos estn de acuerdo sobre el segundopartido (B) y 3 de 5 concuerdan sobre el tercer partido (C), la confiabilidad seradel 86%, calculada de la siguiente manera:

    Partido Voto Acuerdo Producto..

    A .50 1.00 .50

    B .30 0.80 .24

    C .20 0.60 .12

    .86

    Un puntaje bajo de confiabilidad puede resultar de diversos factores ade-ms de una posicin ideolgica poco clara por parte del partido5. De todas

    4 Los votos para los partidos no clasificados fueron excluidos antes de ser realizado el clculo deconfiabilidad; mi imposibilidad para clasificar dichos partidos se debi ms a una falta deinformacin sobre esos partidos que a una falta de acuerdo entre los especialistas.

    5 El partido puede tener una posicin clara en algunas dimensiones diferentes de lasreflejadas en mis criterios de clasificacin; puede que mis criterios de codificacin nohayan sido lo suficientemente claros para algunos expertos; el partido puede ocupar una

    serie de posiciones, volvindose poco claro cal de todas es la ms representativa; puedeque hayan sido consultados pocos expertos; puede que a algunos les haya faltado lapericia suficiente; puede que algunos no hayan revisado el bosquejo con suficientediligencia; o algunos podran haber apoyado las clasificaciones corregidas si hubiesentenido la oportunidad.

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    maneras, es poco probable que una clasificacin pueda tener un puntaje alto deconfiabilidad si el partido no tuvo una posicin ideolgica clara, ya que cual-quier vaguedad o inconsistencia de posicin generara un desacuerdo entre los

    expertos.La media de confiabilidad para esta muestra es de 85.6, con un desvo

    estndar de 12.6 y una mediana de 88.7 (estas cifras excluyen las eleccionesbolivianas y uruguayas debido a que muy pocos especialistas proveyeron loscomentarios necesarios sobre dichos casos para el clculo de confiabilidad). Siestablecemos un corte para la confiabilidad en el 85% equivalente a que 17sobre 20 expertos coinciden en la clasificacin del voto promedio entonces el63% de las elecciones fueron clasificadas como crebles y el 37% restante no.

    El mejor estndar para la identificacin de sistemas de partidos sufi-cientemente ideolgicos, combina ambos criterios: confiabilidad de un 85%o ms y un voto personalista menor al 10%. La Tabla 1 clasifica todas laselecciones con relacin a ambos criterios. Bajo estos criterios rgidos, el 55%de las elecciones latinoamericanas en la muestra (52% contando a Bolivia yUruguay) fueron lo suficientemente ideolgicas; el 15%-16% probablementetuvo un personalismo significativo; y un 24%-29% no fueron claramenteideolgicas, sin ser tampoco claramente personalistas. Estas cifras proveen

    algn apoyo al viejo saber establecido: las elecciones que fueron personalistaso no claramente ideolgicas, o ambas, han sido bastante comunes enLatinoamrica, quizs ms comunes que en Europa occidental. De todasmaneras, el nuevo saber establecido est tambin justificado porque dichaselecciones no constituyen la norma y porque algunos pases han tenido elec-ciones suficientemente ideolgicas de manera ms frecuente que otros. Noes una sorpresa que Chile ocupe el puesto ms alto en este aspecto, mientrasque Ecuador el ms bajo.

    Sin embargo, el nuevo saber establecido no est totalmente justifica-do. La Tabla 1 muestra que la mayora de los pases han experimentadoelecciones desviadas de su habitual reputacin de ser ideolgicas o no. Comoya se ha notado, Chile, Costa Rica y Venezuela han tenido repetidos en-cuentros con el personalismo. El sistema de partidos brasileo puede quesea voltil y fragmentado, pero no ha sentido la ausencia de claridad ideol-gica en los 90. El sistema de partidos argentino tiene una justificable repu-tacin de ser sui generis, debido a una controversia acerca de qu es lo querepresenta el peronismo. Pero en la era pre-peronista (1912-30) y durante

    el perodo de proscripcin del peronismo (1958-65), este sistema era sufi-cientemente ideolgico. Los partidos colombianos ms importantes tienenuna reputacin de ser virtualmente indistinguibles en trminos de izquier-da-derecha, pero esto no impidi a los expertos coincidir con la clasificacin

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    Michael Coppedge

    de los Liberales en el centro y los Conservadores en la centro-derecha duran-te los aos del Frente Nacional (1958-74) y en los 90. Las oscilacionesideolgicas de los presidentes mexicanos desde 1970 a 1988, enturbiaron

    las percepciones de la posicin del PRI oficial, pero en los 60 y en lo 90 lasposiciones relativas de los partidos mexicanos son lo suficientemente claras.La reputacin personalista de Per est basada en su experiencia anterior a lademocratizacin de 1978 y al surgimiento de Fujimori en 1990; pero en las3 elecciones intermedias, sus partidos posean suficiente coherencia ideol-gica. Y aunque no existen cifras crebles para Bolivia, sospecho que podraresultar lo suficientemente ideolgica durante el perodo 1979-85, ya queel sistema de partidos se encontraba muy polarizado en trminos de izquier-

    da-derecha durante esos aos, como veremos ms adelante.

    TABLA IPersonalismo e Ideologa

    Fuente: Datos del autor.

    (n=149)Con por lo menos el 10% de

    Personalismo (n=23)menos del 10% de Personalismo (n=126)

    al menos un 85%

    de confiabilidad

    (n=77)

    Significativamente Personalistas (n=10)

    Chile 1932, 1949-57

    Costa Rica 1958-62

    Per 1990-5

    Venezuela 1968

    Suficientemente ideolgicos (n=67)

    Argentina 1912-30, 1958-65

    Brasil 1945, 1966-78, 1990-4

    Chile 1915-25, 1937-45, 1961-93

    Colombia 1958-78, 1990-4

    Costa Rica 1953, 1966-70, 1978-94

    Mxico 1961-7, 1991-4

    Per 1978-85

    Venezuela 1973-88

    Confiabilidad

    desconocida(n=26)

    Probablemente Personalistas (n=3)

    Bolivia 1966, 1989-93

    Probablemente No Muy Personalistas (n=23)

    Bolivia 1962, 1979-85Uruguay 1917-94

    menos del 85% de

    Confiabilidad

    (n=46)

    Personalistas y Poco Claros

    Ideolgicamente (n=10)

    Costa Rica 1974

    Ecuador 1966-94

    Venezuela 1993

    Poco Claros Ideolgicamente (n=36)

    Argentina 1946, 1973-95

    Brasil 1950-62, 1982-6

    Colombia 1931-49, 1982-6

    Mxico 1970-88

    Per 1963

    Venezuela 1958-63

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    POSTDataDataDataDataData6 La diversidad dinmica de los sistemas de partidos...

    Ideologa: tendencia media y polarizacin

    Tambin es difcil generalizar acerca de otros dos aspectos de laideologa del sistema de partidos en Amrica Latina: cun inclinado a laderecha o la izquierda se encuentra un sistema de partidos, y cunpolarizado es. La Posicin Media Izquierda-Derecha (MLRP) mide a quedistancia hacia la izquierda o la derecha estuvo el partido promedio encada eleccin, basado en las posiciones izquierda-derecha de todos lospartidos y en sus porcentajes de voto. Este indicador asume que todos lospartidos clasificados en la izquierda (sean cristianos o seculares) estn

    aproximadamente el doble de lejos del centro que los partidos clasificadoscomo centro-izquierda, y los partidos de derecha estn el doble de lejosdel centro que los partidos de la centro-derecha. Esta asuncin permite elclculo del MLRP como:

    (XR + SR) + .5(XCR + SCR) - .5(XCL + SCL) (XL + SL)

    donde XR representa el porcentaje de votos obtenido por todos los partidosdel bloque de derecha cristiano, y as con todas las dems abreviaciones debloque. El ndice sera igual a 100 si todos los partidos estuvieran a la derecha,-100 si todos los partidos estuvieran a la izquierda, 50 o -50 si todos lospartidos fueran de centro-derecha o centro-izquierda respectivamente, 0 sitodos los partidos fueran centristas, personalistas, otros o desconocidos, o silos partidos a la izquierda equilibran de manera perfecta a los partidos a laderecha6. En esta muestra, el MLRP va de -42 (Per 1985) hasta un +69(Brasil 1970), con una media global de 5.

    La polarizacin izquierda-derecha constituye un aspecto diferente dela ideologa del sistema de partidos. Aqu es definida como la dispersin delvoto hacia afuera del centro relativo del sistema de partidos. El centro relativopuede estar ms a la derecha o ms a la izquierda que el centro absoluto, y esoperacionalizado como MLRP. El ndice de polarizacin (IP) asume las mismas

    6 Obviamente, este indicador contiene errores de medicin porque existe alguna variacin

    entre los partidos dentro de cada bloque y no hay manera de saber si los extremos estnel doble de lejos de la centro-derecha como de la centro-izquierda, o si estn solamenteun 50% ms lejos, o tres veces ms lejos. No obstante, estoy persuadido de que medicionescon algn tipo de error son preferibles a no tener mediciones, siempre y cuando lasclasificaciones de partidos sean vlidas.

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    premisas sobre las posiciones de los bloques en un rango (-1, +1)7. Sufrmula es

    |1-mlrp|*(XR+SR) + |.5-mlrp|*(XCR+SCR) + |-.5-mlrp|*(XCL+SCL) + |-1-mlrp|*(XL+SL)

    donde mlrp = MLRP/100. El ndice puede alcanzar su mximo slo cuandola mitad del voto va para la derecha y la otra mitad para la izquierda; si todoel voto fuera para un solo extremo, la polarizacin sera igual a cero debido aque el centro relativo estara tambin en el extremo y no habra por lo tanto

    ninguna dispersin8.La Tabla 2 clasifica las elecciones por su posicin media en el espectroizquierda-derecha y por el grado de polarizacin. Los sistemas de partidospolarizados son aquellos que tienden hacia una distribucin bimodal delvoto en el espectro izquierda-derecha. Los sistemas de partidos unimodales,por su parte, tienen una distribucin del voto con un pico ms prominentecerca del centro relativo, lo que en general indica una ausencia de competenciasignificativa entre partidos. Finalmente, los sistemas de partidos chatos tienen

    un perfil de distribucin del voto ms uniforme a lo largo del rango deopciones izquierda-derecha, y son por lo tanto ms competitivos. Cada unode estos tipos, a su vez, puede inclinarse haca la derecha o a la izquierda, oestar centrado, de acuerdo con su tendencia media. La Tabla 2 muestra queningn sistema de partidos de la regin se ha inclinado en una direccin demanera consistente, y los nicos sistemas de partidos que han permanecidodentro de un rango de polarizacin son Costa Rica a partir de 1953, Uruguayy Venezuela, que son todos chatos (y no estn a la derecha del centro).Quizs no sea una coincidencia que estos pases constituyan tres de lasdemocracias ms estables de la regin.

    7 Con el propsito de medir la polarizacin en la Argentina, he tratado la confrontacinperonismo-antiperonismo como equivalente a una diferencia extrema en trminos de

    izquierda-derecha antes de 1983, y como una diferencia moderada a partir de ese ao.8 Es importante recordar que este indicador es solamente un indicador de polarizacinizquierda-derecha, y no refleja las intensas rivalidades personales, tnicas, uotras que aveces existen entre partidos que se encuentran relativamente cerca en trminos deizquierda-derecha.

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    TABLA 2Tendencia media y polarizacin

    Fuente: Datos del autor.

    Aunque la Tabla 2 dramatiza la dificultad de generalizar sobre la tendenciamedia o polarizacin por pas, igualmente identifica elecciones de distintospases que son comparables en trminos de su tendencia media y polarizacin.Por ejemplo, las elecciones en el Brasil autoritario y varias elecciones en el Mxicoautoritario caen dentro de la categora de sistemas unimodales de inclinacinderechista. Dentro de esta categora tambin caen un par de elecciones tempranasy menos competitivas, llevadas a cabo en Colombia y Ecuador. En la celdaunimodal centrada encontramos a la Argentina dominada por Yrigoyen, a Boliviacuando estuvo dominada por Barrientos y al Per contemporneo dominadopor Fujimori. Algunas de las elecciones agrupadas en otras celdas pueden parecercombinaciones extraas, en la medida en que aglutinan sistemas de partidos queson institucionalizados y rudimentarios, fragmentados o no; pero la aparenterareza de las combinaciones slo subraya cun independiente es una caractersticadel sistema de partidos de las otras. Resulta interesante notar que el Chile de1969-73 no fue el sistema de partidos ms polarizado ni el ms inclinado a la

    izquierda, sino que fue el sistema polarizado ms inclinado a la izquierda y elms polarizado de los sistemas con inclinacin hacia la izquierda. La combinacinde polarizacin con una tendencia hacia la izquierda puede resultar peligrosapara la salud de un rgimen: 3 de los 5 casos polarizados de centro-izquierda e

    (n=147)Inclinacin hacia laIzquierda

    MLRP menor a -20

    (n=11)

    Inclinacin hacia la Centro-Izquierda

    MLRP de -20 a -10

    (n=23)

    CentradoMLRP de -10 a 10

    (n=57)

    Inclinacin hacia laCentro-Derecha

    MLRP de 10 a 20

    (n=27)

    Inclinacin de haciala Derecha

    MLRP arriba de 20

    (n=29)

    Polarizado

    IP arriba de 55

    (n=24)

    Chile 1969-73

    Argentina 1973

    Chile 1941

    Per 1963

    Bolivia 1979-80

    Brasil 1994

    Chile 1932, 1945, 1953, 1961

    Costa Rica 1953

    Ecuador 1984, 1990

    Per 1980

    Bolivia 1989

    Chile 1949, 1957, 1993

    Ecuador 1994

    Bolivia 1985

    Chile 1937

    Ecuador 1992

    ChatoIP de 25 a 55

    (n=79)

    Argentina 1965, 1983

    Mxico 1970-3Per 1978, 1985

    Uruguay 1917

    Venezuela 1958, 1983

    Chile 1965

    Colombia 1990b

    Costa Rica 1962, 1970-4,

    1982

    Ecuador 1988

    Uruguay 1934-42, 1950-4,

    1966, 1994

    Venezuela 1963-78, 1988-93

    Argentina 1914-20, 1930,

    1946, 1985-95

    Brasil 1990

    Colombia 1991

    Costa Rica 1958, 1966, 1978,

    1986-94

    Ecuador 1979, 1986

    Per 1990

    Uruguay 1919-31, 1946, 1958-

    62, 1971, 1989

    Brasil 1986

    Chile 1989

    Argentina 1912

    Brasil 1945-62, 1982

    Chile 1915-25

    Mxico 1985-8, 1994

    Unimodal

    IP abajo de 25

    (n=44)

    Argentina 1922-8, 1958-63

    Bolivia 1966

    Mxico 1976-9

    Per 1992-5

    Colombia 1933-90a, 1994

    Bolivia 1993

    Brasil 1966-78

    Colombia 1931

    Ecuador 1966

    Mxico 1961-7, 1982,

    1991

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    izquierda sucumbieron bajo golpes militares antes de una nueva eleccin, unporcentaje mucho ms alto que en cualquiera de las otras celdas de la tabla.

    Institucionalizacin

    Hay algo de verdad en el viejo estereotipo de que los partidos y sistemasde partidos latinoamericanos estn pobremente institucionalizados. La volatilidaden Amrica Latina en el siglo XX tiene un promedio de 21.3, comparado al 8.6de la Europa occidental9. De todas maneras, dicho promedio oculta grandesvariaciones dentro de la regin, que han sido reconocidas hace algn tiempo. En

    su clsico de 1976, Partidos y Sistemas de Partidos, Sartori hizo una distincinentre sistemas de partidos estructurados y fluidos (Sartori, 1976: 310-1).Veinte aos despus, Mainwaring y Scully realizaron una distincin similarentre sistemas de partidos institucionalizados y rudimentarios, y produjeronun ndice sumario de institucionalizacin (Mainwaring y Scully, 1995:19). Comolo muestra la Tabla 3, ambas clasificaciones identifican claras diferencias entrelos casos latinoamericanos y concuerdan de manera casi perfecta sobre culessistemas han estado bien institucionalizados, y cules no10. Basndose en sus

    opiniones combinadas, el saber establecido afirma que tanto Uruguay comoCosta Rica, Chile y Venezuela (y posiblemente Colombia y Argentina) tienensistemas de partidos institucionalizados, mientras que Bolivia, Ecuador y Per(y probablemente el Brasil democrtico) no los tienen. No existe consenso conrelacin a un grupo de pases Argentina, Colombia y Mxico debido a queson institucionalizados en algunos aspectos pero en otros no. Mainwaring yScully (1995: 6-21) examinaron sabiamente numerosos y diferentes aspectos deinstitucionalizacin: volatilidad electoral, la diferencia entre el voto presidencialy las bancas legislativas ganadas por los partidos, alguna evidencia sobre laintensidad de la identificacin partidaria, la intensidad de los lazos entre partidosy organizaciones sociales, el porcentaje de bancas legislativas ocupadas por partidos

    9 La cifra para Europa Occidental viene de Bartolini y Mair (1990: 68). La cifra paraLatinoamrica utiliza los criterios de Bartolini y Mair para quiebres y cambios de rgimenpara asegurar la comparabilidad. Si los criterios usados en la Tabla 3 son sustituidos, lavolatilidad media para este grupo de elecciones es de 26.6.

    10 Mainwaring y Scully clasificaron a Mxico y Paraguay como sistemas hegemnicos en

    transicin antes que institucionalizados, aunque su ranking en el ndice es consistentecon la clasificacin de Sartori. Del mismo modo, Sartori clasific a Brasil slo durante susaos democrticos (1945-64 y 1985-94). Finalmente, Mainwaring y Scully nodiscutieron acerca de cuatro pases de Centroamrica que s fueron incluidos por SartoriGuatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua (todos fluidos).

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    fundados alrededor de 1950, la legitimidad popular de los partidos y laselecciones, y la fortaleza de las organizaciones partidarias. Aqu, no obstante, voya focalizar el anlisis solamente en la volatilidad, ya que los datos histricos

    comparables sobre otros aspectos resultan incompletos.La Tabla 3 presenta intervalos de confianza por pas para clarificar la

    importancia de las diferencias de promedio. El saber establecido es bsicamentecorrecto en cuanto a la volatilidad, admitiendo slo tres excepciones. Primero,existe una brecha importante dentro del grupo ms institucionalizado, entrela extremadamente baja volatilidad media de Uruguay, Colombia, Mxico y elBrasil autoritario y los niveles significativamente altos en Costa Rica, Chile yVenezuela. Segundo, la Argentina al igual que el Brasil democrtico, claramente

    pertenecen al grupo ms voltil11. Por ltimo, los grados de volatilidad deBolivia, Ecuador y Per han sido tan variables que no son distinguiblesestadsticamente de ningn sistema, excepto de los tres menos voltiles.

    TABLA 3Indicadores de Institucionalizacin del Sistema de Partidos

    *Excluidos porque hay muy pocos bloques como para permitir una medida valiosa devolatilidad de bloque.Fuentes: Sartori (1976: 310-1), Mainwaring y Scully (1995: 17), y datos del autor.

    11 El intervalo para Brasil excluye a las elecciones de 1966 y 1982 que marcaron el inicioy el final del perodo autoritario. Tcnicamente, la volatilidad fue de 100 en ambaselecciones, pero debido a su total artificialidad consecuencia del rgimen militar queproscribe por decreto a todos los partidos previos para algunos propsitos sera engaosoincluirlas en el promedio. La volatilidad de Brasil es lo suficientemente alta sin ellas.

    Clasificacin de

    Sartori

    ndice deMainwaring y

    Scully

    Volatilidad delSistema de

    Partidos (intervalode confianza de

    95%)

    Volatilidad deBloque Ajustada

    (intervalo deconfianza de

    95%)

    Uruguay Estructurado 11.5 6-12 *

    Costa Rica Estructurado 11.5 15-28 2.1-4.1

    Chile Estructurado 11.5 22-32 2.8-4.4

    Venezuela Estructurado 10.5 18-33 1.4-3.3

    Colombia -- 10.5 5-18 *

    Argentina -- 9.0 29-41 3.7-9

    Brasil autoritario (1970-8) Estructurado -- 0-29 *

    Mxico Estructurado 8.5 5-13 *

    Paraguay Estructurado 7.5 -- --

    Bolivia Fluido 5.0 19-78 3.3-10.2

    Ecuador Fluido 5.0 17-53 4.2-8.4

    Brasil democrtico (1950-62, 1986-94) -- 5.0 29-51 2.0-4.0

    Per Fluido 4.5 25-67 1.3-8.6

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    La volatilidad de los sistemas de partidos es un buen indicador delresultado de todas las circunstancias que generan cambios en un sistemade partidos, que por lo pronto son mltiples: 1) desercin de electores, 2)

    cambio generacional en el electorado, 3) extensin del sufragio, 4)variaciones coyunturales en el nmero de votantes, 5) fusiones y alianzaspartidarias, 6) divisiones partidarias, 7) boicoteo de elecciones y 8)proscripcin de ciertos partidos. Pero la volatilidad del sistema de partidosno es el nico indicador posible de volatilidad: el mismo ndice puede sercalculado utilizando los porcentajes de votos obtenidos por los bloquesideolgicos, ms que por los partidos. Dicho ndice nos permite medir lavolatilidad causada por la desercin de votantes de los bloques; ello

    constituye un aspecto limitado pero ms coherente de institucionalizacin.Para una medicin ms adecuada, podemos quitar los componentes devolatilidad debidos a cambios ideolgicos, y ajustarla teniendo en cuentalas diferencias en el intervalo de elecciones. La estadstica resultante sedenomina volatilidad de bloque ajustada (ABV):

    ABV=(1/Ti)[.5*SUM|B

    i, t+1- B

    i, t| - lesser (S

    i, t+1, S

    i, t)]

    donde Bi,t

    es el porcentaje de votos obtenido por el bloque i en la eleccint, Ti es el nmero de aos transcurridos desde la eleccin previa, y Si,t esel porcentaje de votos por el partido i que se trasladar a un bloquedistinto en la eleccin t+1. El ABV puede ser bajo an cuando lavolatilidad del sistema de partidos es alta, si los votantes mantienenlealtades firmes con bloques ideolgicos que trascienden las lealtadescon partidos especficos: es decir, un tipo de institucionalizacindesenganchada, pero igualmente til.

    Uno de los rasgos distintivos del sistema de partidos chileno es que,supuestamente, es estructurado, precisamente por el tipo de identificacinestable con los bloques de izquierda, centro y derecha (Valenzuela, 1978;Scully, 1992). Pero segn el ABV (ltima columna de la Tabla 3), Chile noest ms ideolgicamente estructurado que Costa Rica o Venezuela. Msllamativo resulta el hecho que el Brasil democrtico claramente entra dentrode este grupo relativamente institucionalizado. En los otros casos, lavolatilidad de bloque produce los mismos grupos que la volatilidad del sistema

    de partidos, excepto para Ecuador que es ahora, ms claramente, extrema-damente voltil.

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    Fragmentacin

    Los sistemas de partidos han sido clasificados por largo tiempo entipos definidos por el nmero y tamao relativo de los partidos (Duverger,1954; Almond y Coleman, 1960; Sartori, 1976; McDonald y Ruhl, 1989).Esta prctica usualmente ha llevado a la clasificacin de Mxico y Paraguaycomo sistemas de partido dominante; a Colombia y Uruguay como sistemashistricamente bipartidistas; a Costa Rica, Venezuela y quizs la Argentina,como sistemas de dos partidos y medio; y a Bolivia, Chile y Ecuador comosistemas multipartidistas. No obstante, a veces estos rtulos deben ser

    enmendados, dependiendo del perodo analizado: el Brasil autoritario tenaun sistema bipartidista, mientras que Uruguay se torn ms tripartidista en1971, y el sistema de dos partidos y medio de Venezuela parece haberselimitado a las elecciones entre 1973 y 1988, etctera.

    El nuevo institucionalismo tiende a esquivar las tipologas simples enfavor de medidas continuas de fragmentacin. La que se encuentra presente aques el ENPV (Nmero Efectivo de Partidos), basado en los porcentajes de votosde Laakso y Taagepera (ver nota 1 para su definicin). Tambin se puede calcular

    el nmero efectivo de bloques ideolgicos (ENB) utilizando la misma frmula,pero sustituyendo el porcentaje del voto clasificado obtenido por cada bloque enlugar del porcentaje obtenido por los partidos12. El ENB provee algunasindicaciones acerca de cun representativa es la fragmentacin de un sistema departidos. Algunos sistemas de partidos fragmentados estn tambin fragmentadosideolgicamente, mientras que otros no; en estos ltimos, en cambio, hay unamayor competencia entre partidos que son muy similares en trminos deizquierda-derecha y cristiano-secular. En estos sistemas, algunas de las divisionesentre partidos son superfluas en trminos programticos, es decir, constituyensimples productos de politiquera (pseudo-poltica superficial).

    Conforme a pruebas de medias, podemos decir sin lugar a dudas quelos sistemas de partidos son ms fragmentados (en trminos del ENPV) enChile, Ecuador y el Brasil democrtico que en los otros 8 pases; y que sonmenos fragmentados en Colombia, Uruguay, Mxico y el Brasil autoritarioque en Chile, Ecuador, Argentina, Venezuela y el Brasil democrtico. Entrminos del ENB, los sistemas de partido de Ecuador y Chile son

    12

    El voto clasificado es simplemente el voto por partidos que pudo ser clasificado en estediseo. Mejor que recalcular los porcentajes del voto para todos los partidos o bloquesantes de calcular el ENB, es calcular el ENB usando porcentajes del total de los votosvlidos y luego multiplicar por (1-Ut/100)2, que es matemticamente equivalente.Ut es el porcentaje de votos obtenido por los partidos no clasificados en la eleccin t.

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    significativamente ms diversos ideolgicamente que los de Bolivia, Per,Costa Rica, Venezuela y Argentina. Ms all de estas simples generalizaciones,los promedios pueden ser muy engaosos, por lo que es preferible comparar

    elecciones antes que pases. La Tabla 4 cruza, al mismo tiempo que clasificaa los sistemas de partidos, por el nmero de bloques y el nmero de partidosen cada eleccin. La dispersin de cada uno de los pases en mltiples celdasda por tierra con la insensatez de tratar de clasificar a los paseslatinoamericanos por su nmero de partidos.

    TABLA 4Fragmentacin de Bloque y Sistemas de Partidos

    Nota: son excluidas 22 elecciones debido a que el nmero de partidos es muy chico comopara permitir una estimacin valiosa del nmero de bloques. Estos casos son los de Brasil1966-70; Colombia 1933-45, 1958-62 y 1966-8; Mxico 1961-82; y Uruguay 1917.Pueden ser considerados como sistemas con partido dominante y un desconocido nmero

    de bloques.Fuente: Datos del autor.

    (n=139)

    Bipartidario

    ENPV de 2 a 3

    (n=46)

    Multipartidarios Moderados

    ENPV de 3 a 5

    (n=44)

    Multipartidarios Extremos

    ENPV arriba de 5

    (n=39)

    Bloque Dominante

    ENB abajo de 2

    (n=43)

    Argentina 1928

    Brasil 1974-8

    Colombia 1931, 1964, 1970,

    1990a

    Costa Rica 1953

    Mxico 1985, 1991

    Per 1963

    Argentina 1916, 1922, 1958

    Brasil 1945

    Per 1995

    Venezuela 1958

    Argentina 1926, 1946, 1960-3

    Dos Bloques

    ENB de 2 a 3

    (n=63)

    Argentina 1983

    Bolivia 1966Brasil 1982

    Colombia 1947-9, 1974-86

    Costa Rica 1962-70, 1978-94

    Mxico 1994

    Uruguay 1919-84

    Venezuela 1983

    Argentina 1918-20, 1930, 1985-93

    Bolivia 1993

    Colombia 1991-4

    Costa Rica 1958

    Mxico 1988

    Per 1985, 1992

    Venezuela 1973-8, 1988

    Argentina 1912-4, 1924

    Brasil 1950, 1958-62

    Ecuador 1966

    Venezuela 1963-8, 1993

    Multibloque Moderado

    ENB de 3 a 5

    (n=37)

    Argentina 1973, 1994-5

    Bolivia 1979-89

    Brasil 1986

    Chile 1925, 1965-9

    Colombia 1990b

    Costa Rica 1974

    Per 1978-80

    Uruguay 1989-94

    Argentina 1965

    Brasil 1954, 1994

    Chile 1915-21, 1932-45, 1953,

    1961, 1973-93

    Ecuador 1979, 1988, 1992-4

    Multibloque Extremo

    ENB arriba de 5

    (n=6)

    Brasil 1990

    Chile 1949, 1957

    Ecuador 1984-6, 1990

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    POSTDataDataDataDataData6 La diversidad dinmica de los sistemas de partidos...

    Esta tabla tambin agrupa casos comparables con respecto a la diversidadde opciones ofrecidas en elecciones. Los sistemas de bloque dominante y partidodominante presentes en la lista de la nota debajo de la tabla el Brasil

    autoritario temprano, Colombia al principio del perodo del Frente Nacionaly las elecciones mexicanas anteriores a 1985 present a los votantes opcionesmuy limitadas y relativamente de escaso valor, adems de la certeza de cual delos partidos resultara vencedor. La esquina de abajo a la derecha de la tabladefine la posicin contraria: sistemas multipartidistas de multibloques extremosque ofrecan a los votantes opciones extremadamente diversas y pocas pistasacerca de cul de los partidos sera el ganador. Este fue el caso de la eleccinbrasilea ganada por el desconocido candidato Fernando Collor de Mello, el

    de Chile al principio y al final del perodo de Ibez, y de varias eleccionesecuatorianas. Por ltimo, las tres celdas en la esquina de arriba a la derecha dela tabla contienen a los sistemas de partidos donde los votantes tuvieron muchasopciones, pero no las ms importantes. En la Argentina de 1912-16 y 1922-6, esta situacin tuvo su origen en la fragmentacin del centro en una variedadde partidos Radicales; en Venezuela 1958-68, por la divisin de la centro-izquierda entre URD, Accin Democrtica y sus astillas; y en Brasil 1945-50y 1958-82, por la divisin de la centro-derecha entre PSD, UDN y una gran

    cantidad de alianzas y partidos regionales regidas por lites.

    Conclusin: hacia las explicaciones

    Este artculo ha sido un ejercicio de descripcin, pero transmite unimportante mensaje acerca de la explicacin: sistemas de partidos tan diversosy dinmicos como stos no podrn ser fcilmente explicados. Los factoresexplicativos que brinda una caja de herramientas estndar nivel de desarrollo,estructura de clases, clivajes tnicos, cambio demogrfico y leyes electoralescambian muy despacio o demasiado gradualmente como para capturar lamayor parte de la variacin descripta aqu. Es ms probable que explicacionesque sirvan en Amrica Latina incorporen factores que son manipulados fcil,rpida y completamente por los gobiernos, lderes de partido y otras lites.Estos factores incluyen a las divisiones de partido, fusiones y alianzas; tcticasde campaa; cambios programticos; quiz la performance econmica a cortoplazo; y, en casos aislados, boicoteos de elecciones y la proscripcin de ciertos

    partidos o candidatos.La diversidad y el dinamismo tambin plantean severos desafos

    metodolgicos. Para identificar las causas del cambio, debemos tener algunosfundamentos para saber cmo hubiera sidoel sistema de partidos en ausencia

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    de cualquier factor explicativo de inters; en general, la volatilidad hace estoextraordinariamente difcil. La elaboracin de tipologas o promedios calculadosno nos conducirn muy lejos. Nuestras nicas opciones son ahondar en ricos

    y exhaustivos estudios de caso, que impiden toda generalizacin; o bien llevara cabo comparaciones cuantitativas de muchas elecciones en una muestra grandea lo largo de un extenso perodo de tiempo, con el peligro de superficialidadque dicho emprendimiento conlleva. La estrategia cuantitativa tiene dos desafospropios. Primero, la diversidad entre pases hace difcil separar el impactocausal de las diversas condiciones que permanecen relativamente constantesen cada pas. Segundo, la diferente variacin entre pases (un tipo deheteroestadisticidad) hace imperativo para los analistas el estandarizar los datos

    de modo que, por ejemplo, un cambio pequeo en Uruguay sea equivalente aun gran cambio en Ecuador.Aunque las explicaciones bien fundadas sean terriblemente difciles

    de probar, es importante intentarlo, porque que los sistemas de partidossean dbiles o fuertes, de derecha o de izquierda, ideolgicos o pragmticos,fragmentados o monolticos, tiene importantes consecuencias. La naturalezade los sistemas de partidos afecta el significado de las elecciones, la calidadde la representacin, la naturaleza de las opciones de poltica econmica, y

    la legitimidad y supervivencia de gobiernos y del rgimen democrtico mismo,especialmente en Amrica Latina.

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    Resumen

    Palabras clave

    Latinoamrica fragmentacin volatilidad ideologa - polarizacin

    La mayora de los sistemas de partidoslatinoamericanos cambian tanto y de tantasmaneras, que el sistema de partidos tpico decada pas slo puede ser descripto en trminosbastante imprecisos. Sin embargo, lanaturaleza del sistema de partidos puede serdescripta de manera ms confiable si laanalizamos a partir de cada eleccin.Esteartculo compara, eleccin por eleccin, lossistemas de partidos latinoamericanos del siglo

    XX, utilizando indicadores comofragmentacin, volatilidad, personalismo,claridad ideolgica, tendencia mediaizquierda-derecha y polarizacin. Los datoscubren 150 elecciones legislativas de cmarasbajas (en parlamentos bicamerales) ounicamerales durante el siglo XX en lossiguientes pases: Argentina, Bolivia, Brasil,Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador,Mxico, Per, Uruguay y Venezuela.

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