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LA ESTRUCTURA DEL FIDEICOMISO BANCARIO PERUANO *
Braulio Arias Villagómez**
Sumario: I. Introducción. II. Definición. 2.1.- Naturaleza jurídica. 2.1.1.- Teoría del
mandato irrevocable. 2.1.2.- Teoría del patrimonio de afectación. 2.1.3.- Teoría del
patrimonio especial. 2.1.4.- Teoría del negocio fiduciario. III. Antecedentes. 3.1.-
Antecedentes históricos. 3.1.1.- En el Derecho romano. 3.1.2.- En el Derecho germánico.
3.1.3.- En el Derecho inglés. 3.1.4.- En Latinoamérica. 3.1.4.1.- El caso peruano: IV.
Estructura del Fideicomiso. 4.1.- Estructura del fideicomiso como contrato: 4.1.1.-
Presupuestos. 4.1.2.- Elementos. 4.1.3.- Requisitos. 4.2.- Estructura del fideicomiso como
relación jurídica obligatoria. 4.3.- Características. V. Conclusiones.
Resumen:
El presente artículo propone una estructura del fideicomiso bancario peruano tomando
como referencia la norma donde se encuentra regulado, es decir, la Ley Nº 26702, Ley
general del sistema financiero y del sistema de seguros y Orgánica de la Superintendencia
de Banca y Seguros (en adelante Ley de Bancos).
¿Por qué escribir, ensayar, analizar y reflexionar sobre la estructura del fideicomiso?
Primero, porque el fideicomiso es un contrato de larga data que en estos tiempos ha
cobrado mayor protagonismo al encontrarse en las inversiones de gran envergadura que
repercuten en el desarrollo de nuestro país. Segundo, por los escasos estudios que se
avocan en la estructura negocial del fideicomiso según la vigente Ley de bancos.
* Artículo publicado en Revista DECIR, Revista de la Facultad de Derecho, Ciencia Política y Relaciones
Internacionales de la Universidad Tecnológica del Perú. Año 4 – Número 1. Lima, enero – diciembre de
2013, páginas 257 a 287. **Abogado titulado mediante sustentación de tesis sobre fideicomiso por la Facultad de Derecho y Ciencia
Política de la Universidad Tecnológica del Perú. Estudiante de la Maestría en Derecho con mención en
Derecho Civil y Comercial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. www.braulioarias.com
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A través de este artículo jurídico estableceremos la estructura del fideicomiso bancario
peruano, de acuerdo a la naturaleza jurídica que establezcamos, la misma que va acorde
con las vigentes normas del Código Civil peruano y las doctrinas que lo alimentan. Para
este fin realizaremos un estudio previo sobre el fideicomiso, sus antecedentes históricos,
definición y naturaleza jurídica.
Finalmente, realizado el estudio previo que nos sirve para entender al fideicomiso
bancario peruano, configuraremos la estructura del fideicomiso en base a los elementos
que encontremos en la Ley de Bancos, luego de lo cual indicaremos la idoneidad de los
mismos.
I. Introducción.
La estructura del presente artículo se divide en tres puntos, el primero de ellos
dedicado a ensayar sobre la definición del fideicomiso, el segundo sobre los antecedentes
históricos de dicho instituto y el tercero incide sobre la estructura del fideicomiso bancario
peruano.
La importancia del primer tema estriba en el conocimiento que debemos tener
sobre una institución como el fideicomiso a fin de estudiar, analizar y realizar aportes en
la estructura del fideicomiso bancario peruano. Respecto del segundo tema, este encuentra
su justificación en la necesidad de conocer el proceso de recepción de dicha institución
en nuestro país. Es en la tercera parte de nuestro trabajo que esbozaremos la estructura
del fideicomiso bancario peruano en base a los elementos que nos provee la propia Ley
de bancos. Asimismo, estableceremos las características como acto jurídico y como
contrato a consecuencia del análisis de la estructura del fideicomiso bancario peruano.
Cabe precisar que la estructura se establece en base a la normativa vigente.
Para las conclusiones de nuestro trabajo nos reservamos precisar si la estructura
del fideicomiso bancario peruano establecida es adecuada o no, señalando en este último
supuesto los elementos de los cuales carece la estructura de dicho contrato.
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Dicho ello, corresponde ubicarnos en el plano legislativo, el fideicomiso bancario
peruano se encuentra regulado en la Ley Nº 26702, Ley General del Sistema Financiero
y del Sistema de Seguros y Orgánica de la Superintendencia de Banca y Seguros (en
adelante Ley de Bancos), regulado en la sección segunda correspondiente al Sistema
Financiero, título III sobre operaciones y servicios, capítulo II de los contratos e
instrumentos, sub-capítulo II del Fideicomiso (del artículo 241 al artículo 274).
Finalmente, es menester señalar que el fideicomiso tal cual es descrito en la Ley
de Bancos es entendido como un contrato, el cual establece una relación jurídica
patrimonial entre el fideicomitente (o constituyente) y el fiduciario (administrador-gestor)
el cual administra el patrimonio fideicometido, sobre el cual ejerce dominio fiduciario a
fin de obtener frutos; frutos que serán adjudicados al fideicomisario o beneficiario del
fideicomiso. Dicha definición introductoria sirve para que el lector tenga una noción sobre
el fideicomiso, en el siguiente punto ensayaremos hondamente sobre el particular.
II. Definición.
La tarea de definir al fideicomiso no es sencilla, se trata de una institución
compleja; compleja quizás porque en cada sistema jurídico es entendido de modo distinto,
distinto incluso al que nuestro continente concibe, luego de hacer su propia interpretación
sobre una institución venida de un sistema jurídico foráneo que puede tener su origen en
el Derecho romano, el germánico o el inglés.
Pasemos a anotar algunas definiciones que brinda la doctrina, cada una de ellas,
con distinto enfoque y/o postura. Una definición del fideicomiso en la doctrina nacional
es la aportada por De la Flor Matos:
“…una relación jurídica en la cual una persona, llamada fideicomitente, transfiere
la propiedad fiduciaria de uno o más bienes a otra persona, llamada fiduciario, para que
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este último destine los bienes a una finalidad determinada a favor del fideicomitente o de
un tercero, llamado fideicomisario”1.
Otra definición es la practicada por Martin Mato quien señala:
“…una relación jurídica en donde una persona natural o jurídica que se denomina
fideicomitente, entrega en propiedad los bienes o transmite los derechos a otra que se
denomina fiduciaria, para que éste los administre y realice con ellos el cumplimiento de
finalidades lícitas, determinadas y posibles; una vez que éstas sean cumplidas, destine los
bienes, derechos y provechos aportados y los que se han generado a favor de otra persona
que se denomina fideicomisario, que puede ser el propio fideicomitente” 2.
Otros, definen al fideicomiso como un contrato mercantil.3 Llegados a este punto,
es preciso señalar que el fideicomiso es un contrato en tanto importa manifestación de
voluntad creadora de una relación jurídica de contenido patrimonial que vincula al
fideicomitente con el fiduciario, a beneficio del fideicomisario. También se señala –
siguiendo a Hundskopf Exebio– que “es un contrato en el cual se produce la transferencia
de un bien, a la cual se le adiciona un encargo”4, agregamos que dicho encargo es el de
administrar un patrimonio para el cumplimiento de un fin específico.
En la doctrina extranjera destaca en Colombia, Rodríguez Azuero quien define al
fideicomiso:
“…negocio jurídico en virtud del cual se transfieren uno o más bienes a una
persona, con el encargo de que los administre o enajene y que, con el producto de su
1 DE LA FLOR MATOS, Manuel. El Fideicomiso: modalidades y tratamiento legislativo en el Perú. Lima:
Fondo Editorial PUCP, 1999, pág. 79. 2 MARTÍN MATO, Miguel Ángel. Los fideicomisos en los tiempos modernos. Buenos Aires: CENGAGE
Learning, 2009, pág. 30. 3 MONTOYA MANFREDI, Ulises y otros. Derecho Comercial.11ª ed. Lima: Editora jurídica Grijley,
2004, Tomo 3, pág. 306. 4 Ibíd., pág. 306.
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actividad cumpla una finalidad establecida por el constituyente, en su favor o en beneficio
de un tercero” 5.
En México, Villagordoa Lozano, lo explica de la siguiente manera:
“En primer término, debemos partir del principio de que el fideicomiso es una
especie de negocio fiduciario, toda vez que en esta institución descubrimos las dos
relaciones que integran a este tipo de negocios. La relación real, con efectos erga omnes,
se establece mediante la transmisión del fideicomitente al fiduciario, de la titularidad de
los derechos, que constituirán la materia del fideicomiso.
El fiduciario recibe esa titularidad y la ejercita destinando los bienes o derechos
relativos a la realización de los fines del fideicomiso, y no en su propio provecho. En
estos términos surge la relación obligatoria, cuyos efectos son interpartes, ya que el
ejercicio de los derechos transmitidos al fiduciario se convierte en una obligación a su
cargo y a favor del fideicomisario, por ser dicho ejercicio un requisito indispensable para
la realización de los fines establecidos en el acto constitutivo correspondiente”6.
Mosset Iturraspe, analizando la Ley Argentina Nº 244417 que incluye al
fideicomiso, anota:
“La ley define el fideicomiso como un negocio jurídico, como contrato. (…) El
contrato se celebra entre dos partes (…) Las partes son dos: quien transmite la propiedad
de bienes determinados y quien recibe esa propiedad sujeta a un plazo o a una condición,
finalidad también precisada en el contrato”8.
5 RODRÍGUEZ AZUERO, Sergio. Negocios Fiduciarios. 1era edición. Bogotá: Legis, 2005, pág. 182. 6 VILLAGORDOA LOZANO, José Manuel. Doctrina general del Fideicomiso. 2da edición. México D.F.:
Porrúa, 1982, pág. 119. 7 El Título I Del Fideicomiso; Capítulo I; Artículo 1º.- Habrá fideicomiso cuando una persona (fiduciante)
transmita propiedad fiduciaria de bienes determinados a otra (fiduciario) quien se obliga a ejercerla en
beneficio de quien se designe en el contrato (beneficiario), y a transmitirlo al cumplimiento de un plazo o
condición al fiduciante, al beneficiario o al fideicomisario (MOSSET ITURRASPE, Jorge. Contratos
conexos: grupos y redes de contratos. Buenos Aires: Rubinzal y Culzoni, 1999, pág. 190). 8 Ibíd., pág. 190.
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Mosset señala que el texto de la ley mezcla dos negocios diferentes, a saber, son:
el negocio fiduciario (fiducia) y el fideicomiso; señala que expresiones del negocio
fiduciario son el fiduciante y fiduciario, de otro lado, expresiones del fideicomiso son el
fideicomitente y fideicometido9. Como puede comprobarse en el aspecto terminológico
no hemos sido muy exigentes y/o estrictos en los países de habla hispana.
Pero Mosset Iturraspe acota:
“Para nosotros el “beneficiario” a quien el fiduciario se obliga a transmitir los
bienes no es “parte” sino “tercero” en el negocio. El vocablo “fideicomisario” se emplea
cuando se lo introduce en la terminología para designar al beneficiario-tercero, vale decir
al beneficiario que no es fiduciante o fideicomitente” 10.
Según el propósito del estudio de cada autor es que se practica una definición, sea
que gire en torno al patrimonio, o a la relación jurídica que nace, o según la naturaleza
jurídica que el autor adopte, etcétera; pues bien como la finalidad de nuestra investigación
es establecer la estructura del fideicomiso bancario peruano, para luego analizar e
identificar la idoneidad de dicha estructura; teniendo ello como referencia practicaremos
una definición desde la óptica de la teoría de los contratos.
La definición que practicaremos sobre el fideicomiso surge como consecuencia
del análisis de las definiciones vertidas en este trabajo, así podemos anotar que el
fideicomiso crea una relación jurídica obligacional entre dos partes (fideicomitente-
fiduciario), las que pactan un fin práctico y concreto que beneficia al fideicomisario quien
puede o no intervenir en el contrato, según la vigente ley de bancos.
9 Se precisa que el vocablo: Fideicomisario; en nuestros días es un concepto que se usa erradamente, puesto
que la Ley de Debentures 8875 denomina fideicomisario al “representante legal de los tenedores de
debentures”. (Cfr. MOSSET ITURRASPE, Jorge, op. cit, pág. 191) 10 Cfr. MOSSET ITURRASPE, Jorge, op. cit., pág. 191.
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Asimismo, el fideicomiso si bien crea una relación jurídica obligacional, esta tiene
como inmediata consecuencia, una segunda, de orden real: la transferencia de propiedad,
lo cual no quiere decir que el fideicomiso crea una relación jurídica real. Nos explicamos:
Se crea una relación jurídica obligacional entre el fideicomitente y el fiduciario, está claro
que es obligacional, ya que al pactar ambas partes contraen derechos y obligaciones, una
de ellas es el dominio fiduciario11 que ejerce el fiduciario sobre el patrimonio constituido
en fideicomiso, sin embargo, esto no quiere decir que se trate de una relación jurídica real
sino que dicho dominio fiduciario se ejerce como consecuencia de los derechos y
obligaciones que tienen como fuente al contrato.
Nosotros definimos al fideicomiso como aquel contrato cuya celebración crea una
relación jurídica de contenido patrimonial, la que a consecuencia establece un vínculo
jurídico entre el fideicomitente y el fiduciario, es decir, entre el otorgante-constituyente
y el administrador-gestor, cuyo fin es entregar los beneficios y/o frutos de dicho negocio
a un tercero beneficiario: el fideicomisario, el mismo que puede o no intervenir en el
contrato.
La definición que tomaremos será la practicada en el párrafo anterior donde
dejamos establecido al fideicomiso como un contrato que crea una relación jurídica entre
el fideicomitente y el fiduciario, cuya finalidad es beneficiar con los frutos a un tercero
denominado fideicomisario12.
2.1.- Naturaleza jurídica.
11 El dominio fiduciario es definido en el Reglamento del Fideicomiso y de las Empresas de Servicios
Fiduciarios (Resolución SBS Nº 1010-99 ) el cual señala:
“Artículo 4°.- Dominio fiduciario
El dominio fiduciario es el derecho de carácter temporal que otorga al fiduciario las facultades necesarias
sobre el patrimonio fideicometido, para el cumplimiento del fin o fines del fideicomiso, con las limitaciones
establecidas en el acto constitutivo, según lo señalado en el artículo 252º de la Ley General. El dominio
fiduciario se ejerce desde la transferencia de los bienes objeto del fideicomiso, salvo disposición contraria
establecida en el acto constitutivo, hasta el término del fideicomiso.” 12 Si bien el fideicomiso es una institución de arraigo legal, debemos tener en cuenta que resulta ser un
instrumento de suma importancia pues permite el intercambio y promoción de la economía de diversos
países. Y es que eso son los contratos, instituciones de arraigo legal que ayudan a facilitar la vida de los
seres humanos y el intercambio. Entonces, el fideicomiso también puede ser definido como un instrumento
que promueve la inversión, tanto la nacional como la extranjera.
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Valga la siguiente aclaración: “No existe un concepto uniforme sobre la figura.
Las definiciones han estado íntimamente ligadas a la posición de los autores respecto a la
naturaleza jurídica del fideicomiso”13. A pesar que la doctrina se dedica al estudio del
fideicomiso, pocos discurren en el tema de la definición14; cada sistema jurídico opta por
una teoría en particular, sea la del mandato irrevocable, o la del patrimonio de afectación,
o del patrimonio especial, o del negocio fiduciario.
Respecto de la naturaleza jurídica que adoptan distintos sistemas jurídicos,
citemos dos casos: Panamá con su ley de fideicomiso de 1984 consagra la teoría del
mandato irrevocable mientras que Guatemala adopta la teoría del patrimonio de
afectación.
Nos referiremos a cada teoría, toda vez que influye en la construcción y
concepción del fideicomiso; es preciso advertir que la mayoría de las teorías nacen en
Latinoamérica con el propósito de explicar un fenómeno: la separación o desdoblamiento
del patrimonio, que nuestro sistema romanista no entiende pero el sistema del common
law, sí porque es el trust el que inspira la dación del fideicomiso en Latinoamérica.
2.1.1.- Teoría del mandato irrevocable.
Dicha teoría concebía y entendía al fideicomiso como un contrato de mandato
irrevocable, en el cual una parte (el fiduciario) actuaba en nombre de otra (el
fideicomitente). La crítica sostenía que el fiduciario no “actúa en nombre de” sino que
cumplía la función de administrar el patrimonio fideicometido; además, se criticaba el
hecho de la “irrevocabilidad” del mandato cuando sabido es la característica de
revocabilidad del mandato.
13 DE LA FLOR MATOS, Manuel, op. cit., pág. 75. 14 Cfr., KIPER, Claudio y Silvio S. LISOPRAWSKI. Tratado de Fideicomiso. Buenos Aires: Lexis Nexis:
Depalma, 2003; DOMÍNGUEZ MARTÍNEZ, Jorge Alfredo. El fideicomiso, negocio jurídico: régimen
fiscal inmobiliario, instrumento en la inversión extranjera. México D.F.: Porrúa, 1996; RODRÍGUEZ
AZUERO, Sergio, op. cit.
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2.1.2.- Teoría del patrimonio de afectación.
Entendía que el patrimonio en virtud del cual se constituía el fideicomiso tenía
que ser administrado por el fiduciario para alcanzar los fines determinados, era un
patrimonio autónomo, es decir, un patrimonio independiente de las partes vinculadas al
contrato, desvinculándose de cualquier responsabilidad o carga que recaiga sobre alguna
de las partes, esta es a la vez la critica que recibe dicha teoría pues el patrimonio nunca
podrá desvincularse totalmente de las partes sino como podría ejercitarse dominio
fiduciario sobre él. Sin embargo, el aporte de esta teoría es considerar al patrimonio en
fideicomiso como unidad patrimonial desvinculada de los bienes de las partes.
2.1.3.- Teoría del patrimonio especial.
Esta teoría niega la posibilidad de la unidad del patrimonio argumentando que
no podía concebirse un patrimonio con total independencia y desvinculado de las partes,
señalaba que, en todo caso, se trataba de un patrimonio de especiales características por
ello la denominación de esta teoría de “patrimonio especial”.
Esta teoría propugnaba que el patrimonio en fideicomiso era un patrimonio con
independencia respecto del patrimonio de las partes intervinientes llámese fideicomitente,
fiduciario y fideicomisario; sin embargo, existía la vinculación del patrimonio con una de
las partes sin precisarla, lo cual era negado por la teoría anterior. Agregamos, quizás dicha
vinculación era la de administración y gestión de dicho patrimonio por parte del fiduciario
en el ejercicio del dominio fiduciario.
2.1.4.- Teoría del negocio fiduciario.
Concibe al fideicomiso como un negocio fiduciario, el cual goza del elemento
real y el elemento obligacional. La crítica a dicha teoría se sustenta en que el negocio
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fiduciario como negocio jurídico supone la existencia de desproporción entre el
mecanismo legal y el efecto práctico querido por las partes.
Señala la crítica que, en el fideicomiso esto no sucede toda vez que la ley
establece la relación jurídica entre las partes; la crítica agrega que no configura negocio
fiduciario en tanto no existen elementos diferenciados y que actúan de forma
independiente. El negocio fiduciario propone pues la existencia de elementos diferentes
que actúan de manera independiente, en el caso del fideicomiso señala a la relación real
y a la relación obligatoria como dos elementos que actúan de forma independiente, lo cual
no es del todo cierto, por la interdependencia que existe entre dichos elementos.
Todas las teorías planteadas poseen un eje en común, giran en torno al patrimonio,
consecuencia de que en nuestros sistemas legales latinoamericanos se ha hecho el intento
de explicar una institución de raíces foráneas. Dichas teorías buscan que resolver la
problemática del desdoblamiento patrimonial en el fideicomiso.
Hay una postura interesante la misma que indica a la naturaleza jurídica del
fideicomiso como sui generis15. Creemos que esta postura ecléctica surge como
consecuencia del fenómeno de recepción normativa del trust en Latinoamérica. Si bien
nuestra posición puede llegar a considerarla como sui generis no compartimos el mismo
razonamiento para llegar a esa conclusión. Nos explicamos: Lo que llega al Perú no es la
fiducia romana basada en la confianza; lo que llega al Perú (a Latinoamérica) es el trust,
un instrumento que instaura una obligación jurídica al administrador y gestor del
patrimonio, en consecuencia, la naturaleza jurídica del fideicomiso es contractual, en
tanto los contratos son fuente de obligaciones. Sin duda, se trata de un contrato con
especiales características debido a que proviene de un sistema legal distinto, por lo
mismo, se debe tener presente su esencia y regularla en nuestro sistema legal con la
15 Se sostiene que “El fideicomiso es una figura sui generis en la que, si bien existen elementos reales y
personales (…) no hay desproporción entre ellos. A diferencia del negocio fiduciario, donde los elementos
están claramente diferenciados y actúan de manera independiente el uno del otro, en el fideicomiso los
elementos interactúan entre sí, configurándose una unidad (…) Esta figura adquiere características y efectos
propios, constituyendo las relaciones que nacen producto de él una unidad indisoluble”. En: DE LA FLOR
MATOS, Manuel, op. cit., pág. 83.
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autonomía legal que reclama por el hecho de provenir de sistema jurídico foráneo
buscando puntos de conexión con el Derecho Civil por tratarse de un contrato.
III. Antecedentes.
3.1.- Antecedentes históricos.
3.1.1.- En el Derecho romano.
Las raíces del fideicomiso son tan antiguas que podemos encontrar en el Derecho
Romano su significado, Kiper y Lipoprawski anotan “…la palabra fiduciario proviene del
latín: fiducia, que se traduce como “confianza”, y que “fideicomiso” proviene también
del latín: fideicommisum (de fides, fe, y commissus, confiado)” 16.
En el contexto de Roma dos fueron los antecedentes de lo que hoy conocemos
por fideicomiso: el pactum fiduciae (pactum fiduciae cum creditore y el pactum fiduciae
cum amico) y el Fideicommissum 17. A continuación veamos sobre los dos.
El pactum fiduciae se desprende de la definición que elabora Galgano sobre el
negocio fiduciario, en ese sentido anota:
“…categoría contractual determinada, definida como contrato (o negocio)
fiduciario, en virtud de la cual la propiedad de un bien resulta trasferida de un sujeto a
otro con el pacto, llamado pactum fiduciae, que el segundo lo utilice para un determinado
fin, alcanzado el cual debe volver a trasferir el bien al primero” 18.
16 KIPER, Claudio y Silvio V. LISOPRAWSKI. Tratado de Fideicomiso. Buenos Aires: Lexis Nexis:
Depalma, 2003, pág. 1. 17 Cfr. RODRÍGUEZ AZUERO, Sergio. Negocios Fiduciarios. 1era edición. Bogotá: Legis, 2005, pág. 5. 18 GALGANO, Francesco. El negocio jurídico. Valencia: Tirant Lo Blanch, 1992, pág. 441.
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Es decir, el acuerdo o pacto entre ambas partes es lo que se denominada pactum
fiduciae, es el pacto de confianza de entregar la propiedad a otro para luego ser esta
devuelta, siendo la única garantía de devolución la confianza puesta en la otra parte.
Kiper y Lipoprawski anotan sobre la fiducia cum amico “…el acto de entrega en
propiedad de la cosa a un amico se constituía en interés del fiduciante. La fiducia daba al
fiduciario la custodia o administración, pero frente a los terceros él era el propietario del
bien, permaneciendo oculta la convención que limitaba sus atribuciones…”19.
Respecto a la fiducia cum creditore con Galgano señalamos “… se habla de
fiducia cum creditore cuando el contrato fiduciario se celebra entre el deudor y el
acreedor: el primero vende al segundo un bien con el pacto de que, en el momento de la
extinción de la deuda, al acreedor revenderá el bien al deudor”. Agrega que “…se
pretende conseguir un resultado semejante a la prenda o a la hipoteca…”20.
Nótese la diferencia entre la fiducia cum amico y la fiducia cum creditore, en la
primera no hay transferencia de propiedad sino tan solo la administración del bien y la
apariencia de ser el propietario frente a terceros, mientras que la segunda, es una
transferencia de propiedad bajo condición resolutoria, es decir, cuando el fiduciario
pagase la deuda deberá devolver de inmediato el bien al fiduciante.
Respecto al Fideiccomissum, apunta Domínguez Martínez que se trata de “…
una manifestación más de la fiducia romana, el cual se adoptó como medio para que, en
última instancia, sujetos incapacitados para heredar, como los esclavos, peregrinos,
dediticios, solteros y casados sin hijos, pudieran llegar a adjudicarse la propiedad de
ciertos bienes, mediante la designación, por el testador, de un heredero capaz para
sucederlo…”21.
19 KIPER, Claudio y Silvio V. LISOPRAWSKI, op. cit., pág. 2. 20 GALGANO, Francesco, op. cit., pág. 446. 21 DOMÍNGUEZ MARTÍNEZ, Jorge Alfredo. El fideicomiso, negocio jurídico: régimen fiscal
inmobiliario, instrumento en la inversión extranjera. México D.F.: Porrúa, 1996, pág. 168.
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Agrega que “El Fideiccomissum (…) no era más que el ruego hecho del testador
al heredero, con base en la confianza habida del primero para con el segundo para que
éste transmitiera los bienes a un tercero, quedando al arbitrio del fiduciario cumplir o no
con el pacto contraído…”22.
Un gran sector de la doctrina entiende así al fideicomiso, Ossorio y Florit lo
definen como la disposición de última voluntad en virtud de la cual el testador deja sus
bienes o parte de ellos, encomendados a la buena fe de una persona para que, al morir
ésta a su vez, o al cumplirse determinadas condiciones o plazos, transmita la herencia a
otro heredero; dicho de otro modo es lo que designa como herencia el testador a uno para
que lo entregue a otro23.
De lo anotado hasta aquí podemos apreciar el aporte del Derecho Romano a
través de la fiducia al fideicomiso. La contribución de Roma viene en aquella figura
basada en la confianza depositada en la contraparte de una relación jurídica; que hemos
podido apreciar tenía dos aspectos: el pactum fiduciae y el fideicommissum, con la
diferencia que el primero era un acto inter vivos y el segundo un acto mortis causa.
3.1.2.- En el Derecho germánico.
Algún sector de la doctrina sostiene que el fideicomiso cuenta con antecedentes
en una institución que corresponde al derecho de familia y hereditario: el Salmann24.
Precisa De la Flor Matos que “La doctrina alemana ha buscado el fundamento
de la figura partiendo de la institución del Salmann del antiguo derecho germánico”25.
22 Ibíd., pág. 169. 23 Cfr. OSSORIO Y FLORIT, Manuel, voz Fideicomiso, en Enciclopedia Jurídica Omeba. Omeba, 1979,
Buenos Aires, Tomo 12, pág. 196. 24 Cfr.: KIPER, Claudio y Silvio V. LISOPRAWSKI, op. cit., pág. 3; BRUNNER, Heinrich. Historia del
Derecho Germánico. Barcelona: Editorial Labor, 1936, pág. 247. 25 DE LA FLOR MATOS, Manuel. El Fideicomiso: modalidades y tratamiento legislativo en el Perú. Lima:
Fondo Editorial PUCP, 1999, pág. 37.
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Lo cierto es que “… La estructura de la fiducia de tipo germánico conduce a una
división de derechos que convierte al fiduciario en propietario o acreedor formal o legal,
mientras que la propiedad o el derecho de crédito material corresponden al fiduciante. Se
fracciona el derecho de propiedad en dominium legitimun y dominium material. Esta
concepción, de tipo feudal, pasó al derecho inglés, y más precisamente al trust…” 26.
3.1.3.- En el Derecho inglés.
Cuenta, como habíamos adelantado, con el Trust. Kiper y Lisoprawski anotan la
definición más generalizada sobre el trust la misma que se encuentra en el Restatement
of Trust la cual dice “un trust es un estado de relación fiduciaria respecto de bienes que
sujeta a la persona por quien dichos bienes son poseídos a deberes en equidad y a manejar
dichos bienes para beneficio de otra persona, la cual se origina como resultado de la
manifestación de la intención de crearlo”27.
De dicha definición se desprende la participación de tres sujetos, estos son:
settlos, parte que transmite su propiedad a fin de que otro la administre y se obtengan
réditos a favor de éste o tercero; el trustte, parte a quien la propiedad le es transferida;
finalmente, el cestui que trust quien es el beneficiario.
El tema del trust no agota pues se anota que “El antecedente histórico del trust
debe buscarse en el use de la Inglaterra medieval. El use, en el sentido que aquí nos
interesa, indicaba precisamente, en la posesión de inmuebles, la tenencia de un bien en
interés de otro sujeto…”28. Sin embargo, no es posible determinar cuál es el origen del
use, pues aparentemente su origen es ajeno al common law29. A pesar de ello es importante
26 KIPER, Claudio y Silvio V. LISOPRAWSKI, op. cit., pág. 3. 27 Ibíd., pág. 4. De igual manera: DOMÍNGUEZ MARTÍNEZ, Jorge Alfredo. El fideicomiso, negocio
jurídico: régimen fiscal inmobiliario, instrumento en la inversión extranjera. México D.F.: Porrúa, 1996,
pág. 140. 28 CHIARA MALAGUTI, María. “El trust”. En: Galgano, Francesco (coord.). Atlas de derecho privado
comparado. Madrid: Fundación Cultural del Notariado, 2000, pág. 327. 29 Cfr. ESCOBAR ROZAS, Freddy. “Tradiciones, transplantes e ineficiencias: el caso del “fideicomiso
peruano”. En: Ius et veritas. Nº 32 (junio 2006), pág. 106.
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analizar el use toda vez que en él podemos encontrar un dato importante, en ese sentido
debemos anotar que existía una figura aún más compleja que el use, se trataba del use
upon a use.
Sobre el use upon a use se escribe:
“… consistente en principio en dos operaciones sucesivas de use, el propietario
originario transfería a un sujeto el título, y a otro el goce del mismo bien. Por tanto, el
primer sujeto era propietario del bien, pero en beneficio del tercero. Esta segunda
operación recibía el nombre de trust”30.
El Trust, se explica que “…nació como un derecho de propiedad protegido por
la Equity y por tanto paralelo al derecho de propiedad protegido por el Common
Law…”31; entremos en detalle, este nacimiento surgió porque el sujeto titular del bien no
tenía derecho reconocido por la ley por tanto solo importaba un deber moral que el
Canciller de los tribunales de equity se encargó de reconocer como derecho, así paso de
ser un deber moral a una obligación jurídica. Por ello se dice que la propiedad de quien
recibe el título viene del commom law y el derecho del beneficiario (ese deber moral
convertido en obligación jurídica, es decir el trust) viene de la equity32.
Ya que nos referimos al Trust es preciso señalar que se trata de la figura más
próxima y/o cercana al fideicomiso latinoamericano33 pues los modelos latinoamericanos
se han basado en el Trust para hacer las construcciones legislativas sobre el fideicomiso.
El trasplante de una figura foránea al Derecho Latinoamericano ha insertado en
Latinoamérica un fideicomiso netamente bancario ya que fue importado cuando en
30 CHIARA MALAGUTI, María, op. cit, pág. 327. 31 ESCOBAR ROSAS, Freddy. “Categorías, esquemas y sombras: El caso del fideicomiso peruano”. En:
Advocatus. Nº 19 (2008), pág. 95. 32 Cfr. CHIARA MALAGUTI, María, op. cit., pág. 327. 33 DE LA FLOR MATOS, Manuel, op. cit., pág. 40. Así, señala que “El derecho inglés ha contribuido
grandemente al desarrollo del fideicomiso tal cual lo conocemos actualmente. Es más, el fideicomiso
responde a la necesidad de trasladar la rica figura del trust anglosajón a aquellos esquemas jurídicos basados
en el derecho constitucional europeo”.
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Latinoamérica se necesitaba de una figura que permitiera el dinamismo del mercado
financiero, esto allá por los años 1920 a 1940, sobre ello volveremos luego.
Es menester señalar en este punto la disociación entre los significantes
(fideicomiso - trust) mas no en los significados, nos referimos a los significantes del
fideicomiso latinoamericano y el trust mas no a la fiducia romana porque la llegada a
Latinoamérica se da a consecuencia de la experiencia del trust en Norteamérica, como
veremos cuando estudiemos la aparición del fideicomiso en México.
Dicho lo anterior volvamos al Trust; esta institución es entendida en los países
del common law como una relación jurídica en la cual un bien es administrado por un
titular y disfrutado por el beneficiario, es decir, hay una dualidad o desdoblamiento del
bien, idea que nuestro derecho no resiste, pues para nosotros el derecho real (situación
jurídica monosubjetiva persona-objeto) es uno solo y no resiste bajo el análisis de nuestro
sistema que, el poder de administración y el de disfrute se sitúen en dos personas distintas
generando dos situaciones jurídicas distintas. Dicho esto, queremos imprimir en estas
líneas algo muy importante para la comprensión del tema del fideicomiso y es que “El
Trust es uno de los institutos más típicos del common law y es también uno de los más
difíciles de comprender para un jurista del civil law, al no poder asimilarse a ninguna
figura jurídica de los sistemas de derivación romanista”34. La “asimilación” a la cual se
hace alusión responde a ese afán de categorizar una institución foránea en nuestro sistema
jurídico35.
Estudiada la fiducia y el trust pensamos que el antecedente del fideicomiso
latinoamericano es el trust, a su vez, el antecedente de este último es la fiducia romana,
si bien no hay evidencia que los ingleses se hayan inspirado en la fiducia romana, lo cierto
es que a través del proceso de expansión del Imperio Romano pudo llegar la fiducia al
territorio Ingles, mutando luego con los procesos de conquista en este último territorio.
34 CHIARA MALAGUTI, María, op. cit, pág. 326. 35 Sobre el particular se puede revisar ESCOBAR ROZAS, Freddy y otro. “Categorías, esquemas y
sombras: El caso del fideicomiso peruano”. En: Advocatus. N° 19 (2008) pp. 85-100.
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La fiducia como hemos visto era en buena cuenta un instrumento de gestión
(fiducia cum amico) o de garantía (fiducia cum creditore), en una u otra había
transferencia de propiedad, es decir, del patrimonio del constituyente salía un bien para
formar parte del patrimonio del fiduciario. El trust, en cambio, no era un instrumento de
garantía sino de gestión producto de la instauración como obligación jurídica, un
instrumento de administración de bienes en interés del beneficiario. Aquí una de las
diferencias más importantes: en la fiducia el bien salía del patrimonio del constituyente
para formar parte del patrimonio del fiduciario, en cambio, en el trust los bienes
transferidos al trustee no integraban su patrimonio, pues se constituía un patrimonio
distinto al suyo y en interés de otra persona (el beneficiario), esta separación del
patrimonio es la que caracteriza al trust, dicha situación no fue contemplada por el
derecho romano, por ello al querer trasplantar a nuestro sistema una institución de otro
sistema –y tradición– que conocía de algo (separación del patrimonio) que a nosotros es
ajeno; ocasiono las constantes formulaciones de teorías sobre su naturaleza jurídica.
3.1.4.- En Latinoamérica.
Estudiemos la recepción del fideicomiso más de cerca, es decir en América
Latina; Mosset Iturraspe anota:
El instituto que llega hasta nosotros es lo que en doctrina se ha denominado “el
fideicomiso latinoamericano”. Una versión que recoge influencias del negocio fiduciario
romano, la fiducia cum amico, básicamente mandato de confianza o gestión basada en la
buena fe-amistad y del trust anglosajón, del fideicomiso angloamericano, del cual se ha
querido quitar el carácter “poco preciso y multifacético”, para ajustarlo a una tipificación
legislativa, encerrarlo o limitarlo36.
36 MOSSET ITURRASPE, Jorge. Contratos conexos: grupos y redes de contratos. Buenos Aires: Rubinzal
y Culzoni, 1999, pág. 190.
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Hemos creído necesario abordar el tema del fideicomiso en Latinoamérica
puesto que, como habíamos sostenido en el párrafo anterior siguiendo a Mosset Iturraspe,
las legislaciones Latinoamericanas solo adoptaron la figura foránea del fideicomiso;
quizás la mala recepción sume de complejidad al estudio del fideicomiso, por ello la
escasa discusión y criticas académica a la legislación del fideicomiso.
En América Latina el primer país en adoptar el fideicomiso fue México. A la
primera Ley sobre fideicomiso antecedieron varios proyectos de ley, en ese sentido señala
Rodríguez Azuero que “En 1905 fue presentado un proyecto elaborado por el licenciado
Jorge Vera Estañol (…) y que constituye a decir de Batiza, el primer intento en el mundo
para adoptar el trust a un sistema de tradición romanista. Sin embargo, el proyecto jamás
se tradujo en normas positivas”37.
Agrega que “Sobre la introducción del fideicomiso en México debe destacarse
el hecho de que no lo fue como institución de derecho civil sino exclusivamente como
negocio de los establecimientos bancarios, previo el lleno de los requisitos y condiciones
exigidas por la ley”38.
Es en el año de 1924 que se presenta el Proyecto Creel39 como resultado de la
experiencia bancaria del autor del proyecto en el Estado de Nueva York, el cual no llego
a ser Ley, sin embargo, a consecuencia del Proyecto Creel (uno de los más completos
hasta ese momento) se expide la Ley General de Instituciones de Crédito y
Establecimientos Bancarios (año 1924) que crea los Bancos de Fideicomiso.
Seguidamente en el año 1926 México expide la Ley de Bancos de Fideicomiso;
Rodríguez Azuero señala que en dicha norma se definía al fideicomiso como “un mandato
irrevocable en virtud del cual se entregan al Banco, con el carácter de fiduciario,
37 RODRÍGUEZ AZUERO, Sergio, op. cit., pág. 66. 38 Ibíd., pág. 67. 39 Es menester anotar que Don Enrique C. Creel fue quien informo en la Convención Bancaria de 1924 en
México sobre el funcionamiento de las compañías bancarias de fideicomiso (Trust and saving Banks) en
los Estados Unidos de Norteamérica, producto de su experiencia en el Estado de Nueva York.
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determinados bienes para que disponga de ellos o de sus productos según la voluntad del
que los entrega, llamado fideicomitente, en beneficio de un tercero, llamado
fideicomisario”40.
Entonces el primer país que recepcionó al trust en Latinoamérica fue México,
sin embargo, no lo recepcionó como un negocio que pueda celebrar cualquier persona
sino solo las instituciones bancarias, surge entonces por primera vez en América Latina
como un fideicomiso de corte bancario pues su uso es exclusivo y reservado para las
instituciones bancarias como lo es hoy en día en América Latina.
Cabe anotar sobre la recepción del trust en la legislación mexicana que en la
Exposición de Motivos de la Ley de Títulos y Operaciones de Crédito de 1932 (que forma
parte de la legislación del fideicomiso mexicano) dice:
“Aun cuando ello ofrece los peligros inherentes a la importación de instituciones
jurídicas extrañas, la Ley de Títulos y Operaciones de Crédito reglamenta el fideicomiso,
porque ya desde 1926 la Ley General de Instituciones de Crédito los había aceptado, y
porque su implantación sólida en México, en los límites que nuestra estructura jurídica
general permite, significara de fijo un enriquecimiento del caudal de medios y formas de
trabajo de nuestra economía”41.
Además, se colige que el legislador mexicano siempre pensó para el fideicomiso
que el fiduciario sea una institución bancaria, al menos esa voluntad se encuentra
plasmada en su primera ley y se repite en todas incluso en la actual, a diferencia del
sistema inglés y norteamericano en la cual el trustee puede recaer en cualquier persona.
40 RODRÍGUEZ AZUERO, Sergio, op. cit., pág. 68. 41 PIÑA MEDINA, Jorge Armando. “Fideicomisos y certificados de participación en zonas prohibidas”,
UNAM – Biblioteca jurídica virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas, en:
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/facdermx/cont/121/pr/pr6.pdf, pág. 87 (consultada el
11/10/2011)
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Hemos entrado en detalle respecto de México porque constituyó un modelo a
observar para los demás países de América Latina que considerarían en los siguientes
años adoptar al fideicomiso en sus leyes, finalmente así ocurrió, la legislación mexicana
tuvo un influencia importante en América Latina, no solo su legislación sino también su
doctrina.
Por el contrario, en el resto de legislaciones latinoamericanas, unas optaron por
desarrollar al fideicomiso mientras que otras optaron por autorizar a los bancos a realizar
encargos de confianza, sin especificar el tipo de encargos, como lo hizo inicialmente el
Perú.
En ese sentido Stewart Balbuena observa que “…con excepción de las leyes de
fideicomiso de El Salvador de 1937 y la de Panamá de 1941, todos los demás países
latinoamericanos integran la institución en otra ley general, sean los códigos civiles o de
comercio. La carencia de autonomía normativa resulta pues la regla en el derecho
comparado latinoamericano…”42. Así ocurre en el Perú que incorpora al fideicomiso en
el D.L Nº 770 del año 1993 y la Ley Nº 26702 del año 1996, ambas normas sobre el
sistema financiero.
3.1.4.1.- El caso peruano: Podemos afirmar en el caso peruano que el
fideicomiso, negocio de creación y evolución foránea con mutaciones en nuestro
continente, goza de cierta aceptación en el medio jurídico43; asimismo esta institución ha
contribuido al desarrollo de la economía nacional empero discrepamos con la idea que
asimile al fideicomiso peruano como una de las legislaciones más completas44.
En el Perú el fideicomiso se encuentra regulado actualmente en la Ley Nº 26702
del año 1996, es aquí que cabe preguntarse ¿Desde cuándo se regula el fideicomiso en el
42 STEWART BALBUENA, Alberto. El fideicomiso como negocio jurídico. Lima: Grijley, 1996, pág. 186. 43 Así, se señala respecto de la Ley Nº 26702 que regula al Fideicomiso “En la actualidad se trata de una de
las legislaciones más modernas y completas, por lo reciente de su expedición y el detalle particularmente
cuidadoso con que se ocupa integralmente del contrato” (Ibíd., pág. 91). 44 De la lectura de las normas de fideicomiso peruano bancario podemos observar algunas deficiencias,
las cuales son materia de otra investigación.
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Perú y cómo fue regulado? Para ello revisaremos las normas donde se ha regulado al
fideicomiso hasta la vigente; esto es importante debido a que analizaremos como
recepcionó el legislador peruano.
Comencemos por revisar las principales codificaciones, es así que, en la
Codificación civil peruana apreciamos que tanto el Código Civil de 1852, el Código Civil
de 1936 y el vigente Código Civil de 1984 no consideran la inclusión del fideicomiso en
su normativa. De otro lado, el Código de Comercio de 1900, tampoco incluye al
fideicomiso como parte de los contratos que regula.
El fideicomiso como tal no aparece regulado y estructurado en alguna ley
especial sino hasta la década de los años 90, sin embargo, algún sector de la doctrina
señala que el fideicomiso en el Perú hizo su aparición en algunas leyes, idea de la cual
nosotros discrepamos y pasaremos a sustentarla.
El término de fideicomiso aparece en el Perú en el año 1930-1931 producto del
arribo a nuestro país de la Misión Kemmerer. Sucede que el año 1930 el señor Manuel
Augusto Olaechea entonces Presidente del Banco Central de Reserva del Perú
recomienda la visita de una misión de expertos encabezada por Edwin W. Kemmerer a
fin de adoptar medidas que contrarresten la caída de la moneda nacional, bajo un contexto
de crisis económica arriba dicha misión fin de plantear soluciones en nuestra economía y
buscar que promoverla.
Bajo la influencia de la Misión Kemmerer se expide el 23 de Mayo de 1931
mediante Decreto Ley N° 7159 la primera Ley de Bancos del Perú.
En ese orden de ideas, Beaumont Callirgos anota que el fideicomiso aparece con
la dación del Decreto Ley Nº 7159, en el artículo 94 inciso 14 (primera Ley de Bancos
del Perú), en el artículo 43 de citada Ley se estable “…que los bancos pueden ser
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representantes o fideicomisarios de los tenedores de bonos emitidos por sociedades….”45;
luego nos dice que la Ley Nº 16123 del año 1966 “…reiteró la obligatoriedad de su
nombramiento como fideicomisarios…”46, y señala que posteriormente el Decreto
Legislativo Nº 311 del año 1985 que deroga la anterior, sigue el mismo tenor que las
anteriores “… manteniéndose (…) a que la función de los fiduciarios puede ser otorgada
exclusivamente a los bancos, en la emisión de bonos de las sociedades anónimas”47.
No coincidimos con Beaumont, toda vez que, lo legislado bajo la Ley Nº 7159
(sustituida posteriormente por el Decreto Legislativo Nº 637 de 199148) y la Ley Nº 16123
que otorgó la facultad de ser fideicomisarios a los bancos, así como el Decreto Legislativo
Nº 311 que reguló la función de ser fiduciarios de los bancos; en ambos casos, solo cuando
se tratase de la emisión de bonos por parte de sociedades; no pueden ser consideradas
antecedentes legislativos del fideicomiso bancario peruano ya que tanto la Ley Nº 7159
como la Ley Nº 16123, que otorgan la facultad de ser fideicomisarios a los bancos, no
incluyen a un fideicomitente y fiduciario como generadores del fideicomiso por lo que no
podemos referirnos a un fideicomiso sino se regula sobre las partes intervinientes para
crear dicho contrato; el termino fideicomisario en dicha norma debía ser entendido como
el de beneficiario de una relación jurídica, lo cual no tiene relevancia como antecedente,
ello evidencia un error conceptual en la norma; además, no por existir un tercero
beneficiario deberá ser llamado fideicomisario (pero eso sucedía). Habría que tener en
cuenta lo que Guelperin anota “Dentro de nuestro sistema legal, se denominan
fideicomisarios los representantes de los debenturistas, mandatarios de personas que han
suscripto un préstamo a una sociedad por acciones”49.
45 BEAUMONT CALLIRGOS, Ricardo. “El fideicomiso”. En: Instituto Peruano de Derecho Mercantil.
Tratado de derecho mercantil. Lima: Gaceta Jurídica, 2003, pág. 621. 46 Ibíd., pág. 622. 47 Ibíd., pág. 622. 48 Así, se señala que: “…la trascendencia de esta norma fue mínima, dados los muchos errores en que
incurrió y trato de corregirse mediante la publicación de 75 rectificaciones (…) El Estado no admitió esas
rectificaciones (…) promulgando la Ley Nº 26229” (STEWART BALBUENA, Alberto. op. cit., pág. 183). 49 GUELPERIN, Ernesto, voz Fideicomisario, en Enciclopedia Jurídica Omeba. Omeba, 1979, Buenos
Aires, Tomo 12, pág. 192.
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Por su parte el Decreto Legislativo Nº 311 que regulaba la facultad de ser
fiduciarios de los bancos, lo que implicaba la administración y el cumplimiento de los
fines acordados para la emisión de bonos por parte de las sociedades (así lo señala la
norma). Dicha norma no puede ser considerada como antecedente legislativo del
fideicomiso ya que es una de las funciones del banco la administración y custodia, en este
caso, de los bonos.
En este punto cabe señalar lo siguiente: Las normas mencionadas como
antecedentes legislativos (Ley Nº 7159, Ley Nº16123 y D.L. Nº 311) no pueden ser
consideradas antecedentes por el solo hecho de incluir en su redacción la palabra
fiduciario o fideicomisario cuando el verdadero contexto de citada normativa es el de la
administración o beneficio de determinado acto; de ello podemos advertir algo muy
importante: el error del legislador sobre los conceptos y definiciones de fideicomiso.
Un gran sector de la doctrina peruana considera a estas normas como los
antecedentes del fideicomiso peruano, ahí posiblemente encontremos la razón por la cual
el fideicomiso encuentre su regulación desde su aparición hasta la actualidad en las Leyes
de Bancos peruanas.
Reiteramos lo dicho líneas atrás: El hecho de que en las normas peruanas
aparezca el termino fideicomisario, no hace que se pueda señalar con certeza la aparición
del fideicomiso en la legislación peruana, insistimos, quizá la voluntad del legislador fue
otra, al respecto nos parece apropiado seguir a Stewart Balbuena quien anota
acertadamente que “…el termino <<fideicomisario>> ha venido significando legalmente
entre nosotros algo así como aquella entidad en quien es posible depositar absoluta
confianza para el manejo de determinados negocios y que interviene por mandato legal
para garantizar el cumplimiento de las obligaciones de las partes…”50.
50 STEWART BALBUENA, Alberto, op. cit., pág. 177.
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Por tanto, solo podemos considerar como antecedentes legislativos al Decreto
Legislativo Nº 770 del año 1993 que fue derogado por la vigente Ley Nº 26702 - Ley del
Sistema Financiero. A continuación nos explicamos.
Nosotros somos del parecer que el fideicomiso en el Perú aparece en el año 1993
con la Ley General de Instituciones bancarias y financieras (Decreto Legislativo Nº 770);
pues al fideicomiso se le regulaba en el título de “Bancos Múltiples”, capítulo de
“Instrumentos y Contratos”, al respecto Stewart Balbuena hace una crítica a dicha norma:
“La primera observación que suscita la ubicación del fideicomiso en la estructura
de la ley, es su carencia de autonomía, pues al formar parte integrante de ella resulta ser
un elemento, entre otros, de su sistema integral. Esto implica que la institución del
fideicomiso en el Perú sólo ha de funcionar integrado el sistema bancario nacional”51.
Critica, que suscribimos y es totalmente aplicable a la actual Ley de Bancos que
mantiene la misma estructura.
En el año 1996 entra en vigencia la Ley Nº 26702 que contiene la Ley del
Sistema financiero, por un lado y la Ley del Sistema de Seguros, por el otro, además de
la Ley Orgánica de la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS); el fideicomiso es
regulado en la parte que corresponde a la Ley del Sistema Financiero, manteniendo -como
habíamos dicho- la estructura de la ley anterior.
Finalmente, en lo que respecta a los antecedentes del fideicomiso peruano se
reflejan dos problemas: 1) La dación de la primera Ley de Bancos fue consecuencia de
una crisis económica, legislándose al fideicomiso de manera poco exacta tratando de
asimilar y aterrizar a nuestro sistema de corte romanista una institución del common law,
como lo fue en todo América Latina; 2) Se refleja la mala recepción del trust producto de
motivaciones de orden económico que apresuraron la dación de leyes sobre fideicomiso
51 Ibíd., pág. 186.
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en la cual las instituciones bancarias y financieras son las únicas que gozan de la facultad
de ser fiduciarios.
Luego de haber dado cuenta de los antecedentes históricos del “fideicomiso”
queda claro que la institución en arribar a América Latina es el trust ya que como hemos
estudiado hasta aquí el Proyecto Creel y la Misión Kemmerer hicieron aterrizar al trust
en nuestro sistema Latinoamericano de tradición romanista. El jurista latinoamericano ha
pretendido dar explicación sobre el fideicomiso tratando de asimilarlo al derecho civil sin
resultados convincentes, ha practicado y elucubrado en base a esquemas propios de
tradición romanista y por ello no ha obtenido un resultado positivo debido a que no es lo
adecuado tratar de buscarle explicación en base a nuestra tradición cuando la institución
proviene de otra, en todo caso convendría darle un tratamiento especial: sui generis.
Concluyendo con los antecedentes del fideicomiso podemos apreciar que cada
Sistema Jurídico (el romano, el germánico, y el inglés) cuentan con figuras que anteceden
la aparición del fideicomiso en Latinoamérica, dichas figuras han contribuido con la
discusión y formación de este tipo de contrato en América Latina.
IV. Estructura del Fideicomiso.
Llegados al punto central de nuestro trabajo, es decir, el estudio y análisis de la
estructura del fideicomiso bancario peruano es menester señalar que tratándose el
fideicomiso de un contrato –así debemos entenderlo en nuestro sistema jurídico–
podemos practicar la definición que plantea el Dr. Manuel de la Puente sobre el contrato.
Se anota que el contrato es un acto jurídico plurilateral y patrimonial52. En ese
orden de ideas, recordemos que el acto jurídico es la manifestación de voluntad destinada
a crear una relación jurídica patrimonial (en el caso del fideicomiso). En este punto
52 Cfr. DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. El contrato en general. Lima: Palestra editores, 2007, tomo
I, pág. 36.
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distingamos al contrato de la relación jurídica patrimonial a la que da origen el mismo
contrato.
Hay que entender al contrato como negocio jurídico y como relación jurídica
patrimonial creada por este negocio jurídico (contrato). Así pues, toca ahora estudiar la
estructura de este contrato en particular.
Bajo la estructura clásica del acto jurídico que se enseña no se cubren todos los
componentes que surgen con la celebración del fideicomiso53, sin embargo, la estructura
que plantearemos es más completa de aplicar al caso del fideicomiso bancario peruano.
La estructura del fideicomiso como negocio jurídico que aplicaremos es la
planteada por Taboada Córdova54, según la cual se compone de: presupuestos, elementos
y requisitos. Esta estructura cubre los componentes del contrato planteado, entre otros,
por el Dr. Manuel de la Puente, en: contenido y forma. Respecto de la relación jurídica a
la que da origen el contrato de fideicomiso, le es plenamente aplicable la clasificación
enseñada, entre otros, por Albaladejo55, la cual es: sujetos, prestación, vínculo jurídico y
causa.
Habíamos propuesto la estructura del fideicomiso basada en presupuestos,
elementos y requisitos; nos permitimos acotar que a todo negocio jurídico también al
fideicomiso le son comunes los presupuestos: sujeto – objeto; los elementos:
manifestación de voluntad y la causa-fin; y los requisitos. Es importante notar que bajo
la estructura planteada damos por satisfecho todos los componentes de la estructura del
fideicomiso según el tipo contractual previsto en la Ley de Bancos.
53 Entre otros por el Dr. Fernando Vidal Ramírez, quien plantea la estructura del acto jurídico en elementos:
esenciales, naturales y accidentales. 54 Cfr. TABOADA CÓRDOVA, Lizardo. Nulidad del Acto Jurídico. Lima: Editora Jurídica Grijley, 2002,
pág. 35. 55 Cfr. ALBALADEJO, Manuel. Curso de Derecho Civil Español. Barcelona: Librería Bosch, Tomo II,
1984, pág. 12.
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En cambio, las figuras que no son cubiertas por la estructura tradicional son el
factor fiduciario y la comisión administradora, reguladas en la Ley Nº 26702, entre otras
exigencias de la Ley de Bancos; es necesario incorporar dichos componentes ya que sin
ellos el fideicomiso no podría concretarse bajo nuestra legislación actual, y no permitiría
realizar, por ejemplo, un adecuado análisis sobre la teoría de la ineficacia en la que se
podría centrar alguna investigación. Por ello hemos creído pertinente aplicar la estructura
moderna del negocio jurídico (así llamada por Taboada Córdova) al fideicomiso;
planteemos a continuación la estructura del fideicomiso.
4.1.- Estructura del fideicomiso como contrato:
4.1.1.- Presupuestos.
Son los antecedentes al tipo contractual, es decir lo que debe preexistir al tipo
contractual independientemente si este es o no celebrado. “Se definen como los
antecedentes o términos de referencia”56. Los presupuestos son: Sujeto y objeto.
4.1.1.1.- Sujetos:
a.1) Fideicomitente: Es la parte constituyente, recibe dicho
calificativo, toda vez que él es fuente del fideicomiso, es el creador, el que origina el
fideicomiso a través de la manifestación de voluntad de transferir una parte de su
patrimonio a otro sujeto con una finalidad determinada.
a.2) Fiduciario: Es la parte que recibe el encargo de realizar
determinado fin, para lo cual recibe el patrimonio del fideicomitente, atribuyéndose la
titularidad de los bienes fideicometidos para administrarlos y gestionarlos hasta el
cumplimiento de los objetivos.
56 TABOADA CÓRDOVA, Lizardo, op. cit., pág. 37.
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a.3) Fideicomisario: Es denominado también beneficiario del
fideicomiso. Es la persona designada por el fideicomitente como el beneficiario de la
actividad del fiduciario.
4.1.1.2.- Objeto57:
Es objeto jurídico del fideicomiso la constitución de la relación
jurídica, además el(los) bien(es) y derechos a transferir. Respecto a los bienes y derechos,
el artículo 241 de la Ley de Bancos hace clara referencia que el fideicomitente transfiere
sus bienes al fiduciario para que constituya el patrimonio fiduciario, la misma ley acota
que dicho patrimonio es distinto al patrimonio del fideicomitente, fiduciario y
fideicomisario. Sin embargo, no olvidemos que el artículo 243 de la Ley de Bancos, hace
referencia que el fideicomitente debe tener la facultad de disponer los bienes y derechos
materia del acto jurídico, de lo cual se colige que con el activo del patrimonio disponible
puede constituirse un fideicomiso.
4.1.2.- Elementos.
Taboada explica respecto de los elementos que “se entienden como los
componentes del acto jurídico, es decir, todo aquello que conforma el acto jurídico
celebrado por los sujetos. En tal sentido, se entiende modernamente que los únicos
elementos comunes a todo negocio jurídico son dos: la declaración o manifestación de
voluntad y la causa o finalidad”58. Agregamos que en el caso del fideicomiso se incluye
como elemento la forma determinada por la Ley de Bancos.
Por tanto, dichos elementos son: La manifestación de voluntad; la causa; la
forma y el contenido59.
57 Se anota respecto al “objeto del acto jurídico” luego de analizar las distintas posturas que existen en
doctrina, que: La posición que asume el Código Civil peruano es, como se ha advertido, dual, por cuanto
se interpreta que el objeto del acto jurídico es la relación jurídica y el bien materia de la relación jurídica.
En: ESPINOZA ESPINOZA, Juan. Acto jurídico negocial. Lima: Gaceta Jurídica, 2008, pág. 81). 58 TABOADA CÓRDOVA, Lizardo, op. cit., pág. 36. 59 Es menester precisar que, tanto la manifestación de voluntad como la causa son reputados elementos del
negocio jurídico mientras que el contenido y la forma lo son de la estructura del contrato. Para los fines de
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A) Manifestación de voluntad: Tratándose el fideicomiso de un
contrato creemos propio referirnos al consentimiento y no a la manifestación de voluntad.
El consentimiento es la declaración de voluntad conjunta y común de las partes
contratantes (fideicomitente, fiduciario y opcionalmente el fideicomisario) que declaran
estar de acuerdo sobre el contenido del contrato.
B) La causa: “Es el fin o propósito que aparece como perseguido a
través del contrato. Causa es el propósito del reglamento contractual; el fin económico-
social que las partes se proponen alcanzar a través de las obligaciones asumidas. Por lo
tanto, el contrato tiene con su causa una relación de medio a fin”60.
C) La forma: “Es el modo como es el negocio, como se presenta ante
los demás en la vida de relación: su figura exterior”61. Agregamos a ello que tratándose
el fideicomiso de un contrato formal, dicho modo es exigido para que el contrato adquiera
validez de conformidad a las exigencias de la Ley de Bancos en el artículo 246.
D) El contenido: “Es lo que el negocio es, intrínsecamente
considerado, su supuesto de hecho interior”62 o dicho de un modo y en aplicación al
contrato de fideicomiso, este tiene por contenido a la relación jurídica mediante la cual el
fideicomitente transfiere la propiedad de sus bienes al fiduciario a fin de que este
constituya patrimonio fideicometido, destinando dicho patrimonio a una finalidad en
beneficio del fideicomisario.
Sirve aquí cierta aclaración: “El contenido negocial no puede ser
confundido, como ocurre con frecuencia, ni con el bien (o con el derecho) al que se refiere
nuestra explicación hemos creído pertinente sumar los elementos de la estructura del contrato a los del
negocio jurídico, toda vez que el fideicomiso es un contrato por tanto un negocio jurídico. 60 FERRI, Luigi. Lecciones sobre el Contrato, Curso de Derecho Civil. Lima: Editora jurídica Grijley, 2004,
pág. Lxix. 61 DE LOS MOZOS, José Luis. El negocio jurídico. Madrid: Editorial Montecorvo, 1987, pág. 387. 62 Ibíd., pág. 387.
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esencialmente el negocio, ni con el fundamento justificativo del acto, por cuanto
concierne –y en ese sentido tiene una unidad- al acto en su conjunto”63.
4.1.3.- Requisitos.
Se puede definir como “Las cualidades de los elementos del negocio”64. Para
precisar, son las cualidades exigidas por la ley que deben cumplir los elementos y/o
presupuestos para que el negocio jurídico sea válido. Estos requisitos comunes a todo
negocio son: Voluntad manifestada sin vicios; Licitud de la causa; capacidad del sujeto;
posibilidad física y jurídica del objeto. Además, en el caso del fideicomiso la Ley de
Bancos se permite ciertas exigencias que veremos a continuación.
A)Respecto al Sujeto fiduciario: Sobre el sujeto fiduciario debemos
señalar que, de acuerdo a la Ley de Bancos, no puede ser fiduciaria cualquier persona
pues restringe esta actividad a las personas jurídicas de derecho privado estipuladas en el
artículo 242 de la mencionada Ley. Es decir, muy aparte del requisito de la capacidad del
sujeto, la Ley de Bancos exige que la fiduciaria sea una entidad contemplada en la norma.
Entonces ¿Qué sujetos (personas jurídicas) pueden ser fiduciarios
según la Ley de Bancos? Pueden serlo: Las Empresas de Operaciones Múltiples, estas
son: La empresa bancaria, la empresa financiera, Caja municipal de ahorro y crédito, Caja
municipal de crédito popular, Entidad de Desarrollo a la pequeña y micro empresa,
Cooperativas de ahorro y crédito autorizadas a captar ahorro del púbico, Caja rural de
ahorro y crédito; COFIDE; Empresas de Servicios Fiduciarios; Empresas de Seguros y
Reaseguros; así como toda empresa supervisada por la Superintendencia de Banca y
Seguros (SBS) cuyo objeto sea garantizar, apoyar, promover y asesorar a la Micro y
Pequeña Empresa.
63 BIGLIAZZI GERI, Lina, BRECCIA, Umberto, BUSNELLI, Francesco D. y Ugo NATOLI. Derecho
Civil, Tomo I, volumen 2, Hechos y actos jurídicos, traducido por Fernando HINESTROSA. Bogotá:
Universidad Externado de Colombia, 1995, pág. 690. 64 CARIOTA FERRARA, Luigi. El negocio jurídico. Madrid: Biblioteca jurídica Aguilar, 1956, pág. 92.
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a.1) Factor fiduciario65.- Es una exigencia de la Ley de Bancos al
fiduciario. A decir de Martin Mato el factor fiduciario es un gerente general del
fideicomiso66. Es la persona natural designada que asumirá la conducción y/o dirección
del fideicomiso, será el encargado de realizar todas las operaciones necesarias hasta el
cumplimiento del objetivo por el cual se constituyó el fideicomiso. La empresa fiduciaria
debe designar a un factor fiduciario por fideicomiso que asuma.
a.2) Comisión administradora67.- La Ley Nº 26702 no señala la
obligatoriedad de nombrar una comisión administradora, lo deja al criterio del fiduciario,
las partes dispondrán de su incorporación en el negocio.
Entendido por comisión a una pluralidad de personas, es el ente
designado por la entidad fiduciaria. Se trata de un grupo de personas designadas por la
empresa fiduciaria para realizar las operaciones necesarias para el cumplimiento de los
objetivos del fideicomiso. A diferencia de la anterior, se observa el número de miembros,
esto se debe a que el fideicomiso requiere de una comisión administradora por su gran
envergadura, o que requieren de mucho más operaciones para lo cual se necesita un
equipo de personas, con variedad de especialidades.
B) Respecto al Sujeto fideicomitente: La Ley de Bancos precisa en su
artículo 243 que “Para la validez del acto constitutivo del fideicomiso es exigible al
fideicomitente la facultad de disponer de los bienes y derechos que transmita”.
C) Respecto al Objeto: La misma norma, es decir, el artículo 243 de
la Ley de Bancos hace referencia que los bienes y derechos con los cuales se constituirá
el patrimonio fideicometido deben ser susceptibles de enajenación por parte del
constituyente.
65 El factor fiduciario se encuentra regulado en el artículo 271 de la Ley de Bancos, Ley N° 26702. 66 Cfr., MARTÍN MATO, Miguel Ángel. Los fideicomisos en los tiempos modernos. Buenos Aires:
CENGAGE Learning, 2009, pág. 34. 67 La comisión administradora se encuentra regulada en el artículo 272 de la Ley de Bancos, Ley N° 26702.
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4.2.- Estructura del fideicomiso como relación jurídica obligatoria.
Señala Carnelutti “Las relaciones jurídicas no son otra cosa que relaciones
(uniones) establecidas por el Derecho”. Agrega “La noción más amplia y sencilla de
relación jurídica es la de una relación constituida por el derecho entre dos sujetos respecto
a un objeto”68.
Teniendo en consideración que estudiamos al fideicomiso como relación jurídica
obligatoria, es pertinente señalar con Messineo que “el contrato, en cuanto negocio
jurídico bilateral, es fuente de relaciones jurídicas (obligatorias), queda por preguntarse
si el contrato, en sí mismo, puede considerarse a su vez como relación jurídica”69.
Para responder aquella inquietud, acotemos con el Dr. Manuel de la Puente lo
siguiente “El contrato como acto jurídico deja de existir una vez que ha logrado su objeto,
que es crear la relación jurídica, dejando no una norma de cumplimiento obligatorio, sino
esa relación constituida por obligaciones que hay que cumplir mediante la ejecución de
las respectivas prestaciones70.
De Ruggiero y Maroi anotan “En sentido técnico, la obligación, como la obligatio,
su correspondiente en la terminología romana, expresa principalmente, y normalmente,
la relación jurídica por la cual una persona (deudor) está constreñida a una determinada
prestación frente a otra (acreedor), que tiene el derecho de pretenderla, exigiendo al
primero la satisfaga”71.
Entonces, la relación jurídica obligatoria la integran el constituyente
(fideicomitente) y el administrador-gesto (fiduciario) mas no el fideicomisario como se
desprende de la lectura de la Ley de Bancos; nótese que señalamos al fideicomitente,
68 CARNELUTTI, Francesco. Teoría General del Derecho. Lima: Ara editores, 2006, pág. 185. 69 MESSINEO, Francesco. Doctrina General del Contrato. Lima: Ara editores, 2007, pág. 72. 70 DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel, op. cit., pág. 38. 71 DE RUGGIERO, Roberto y Fulvio MAROI. “Naturaleza y elementos de la obligación”. En: León
Hilario, Leysser (compilador y traductor). Derecho de las relaciones obligatorias. Lima: jurista editores,
2007, pág. 114.
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fiduciario y fideicomisario como sujetos (presupuestos) para que se construya de manera
eficiente el contrato, sin embargo, solo son partes del contrato el fideicomitente y el
fiduciario. Es opcionalmente parte del contrato el fideicomisario.
Sobre los elementos de la relación jurídica obligatoria podemos anotar:
“Los elementos o requisitos esenciales de la obligación: un vínculo jurídico que
liga a una persona con otra; el doble sujeto, activo (acreedor) y pasivo (deudor), entre los
cuales media el vínculo; y la prestación, que es el objeto de la obligación, y que
constituye, por un lado, el fin de ella, por la ventaja que se promete al acreedor, y por otro
lado, la limitación impuesta al deudor por el deber que se deriva para él de hacer u omitir
algo”72.
Los elementos de la obligación son: acreedor y deudor (sujetos); la prestación
(objeto) y el vínculo jurídico. En el caso del fideicomiso peruano bancario la prestación
está representada por la obligación del fideicomitente de transferir su patrimonio a fin de
constituir patrimonio fideicometido; prestación del fiduciario es administrar y gestionar
el patrimonio fideicometido destinándolo al fin convenido.
Vista la estructura del fideicomiso como contrato (negocio jurídico73) y como
relación jurídica obligatoria, podemos resumir lo dicho de la siguiente manera:
72 Ibíd., pág. 115. 73 Cabe una precisión respecto de optar por la estructura del negocio jurídico. Críticos nuestros podrían
sostener que nuestro Código Civil no adopta la teoría del negocio jurídico sino la del acto jurídico, sin
embargo, nosotros podemos acotar que nuestro Código Civil respecto del Libro II (Acto Jurídico) no es
contundente sobre la teoría que adopta, ya que, por ejemplo exige requisitos a los denominados elementos
esenciales; además es inconcebible considerar la existencia de presupuestos a todo acto o negocio jurídico;
en ese sentido, nosotros consideramos que, esta es una problemática aparte que enmaraña más aún los
problemas que puedan surgir en el caso del fideicomiso bancario peruano. Queremos sí fijar posición que
la estructura del negocio jurídico (presupuestos, elementos y requisitos) es la que colma con nuestras
expectativas de estructurar al fideicomiso.
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CONTRATO
Presupuestos Elementos Requisitos
Sujeto
Objeto
Consentimiento
Causa
Forma
Contenido
Artículo 242
Artículo 243
Artículo 271
Artículo 272
RELACIÓN
JURÍDICA
OBLIGATORIA
Elementos
Fideicomitente(*) – vinculo jurídico – Fiduciario(**)
(*) Prestación: Transferir el patrimonio (bienes y/o derechos).
(**) Prestación: Obligación de administrar y gestionar el
patrimonio en fideicomiso, transferir beneficios al fideicomisario.
4.3.- Características.
Establecida la estructura del fideicomiso, estamos en capacidad de señalar las
características del fideicomiso como contrato y como relación jurídica obligatoria, a la
luz del Derecho Civil, buscando puntos de conexión lo cual no implica asimilar dicha
institución sino identificar los rasgos del fideicomiso peruano como contrato y acto
jurídico74 según el sistema legal civil peruano; veamos:
a) Por el nombre: Es un contrato nominado pues cuenta con una denominación
propia, aparte de contar con una regulación propia.
b) Por su regulación: Es un contrato típico porque cuenta con regulación en nuestro
sistema legal peruano en la Ley de Bancos, es decir, cuenta con un tipo legal.
c) Por su estructura: Es contrato simple pues da nacimiento a una relación jurídica.
74 Para estos efectos seguiremos el esquema planteado por el Dr. Mario Castillo Freyre quien advierte
respecto de las características del contrato de compraventa que “… la metodología empleada se basa en la
clasificación general de los contratos elaborada por el Dr. Manuel de la Puente y Lavalle”. Y a dicho
esquema nos adherimos. En: CASTILLO FREYRE, Mario. Estudio sobre el Contrato de Compraventa.
Lima: Ediciones legales, 2003, pág. 8.
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d) Por su contenido: Es un contrato especial ya que no se encuentra regulado por el
Código Civil peruano ni por el Código de Comercio sino por norma especial.
e) Por su autonomía: Es un contrato principal, no depende jurídicamente de otro.
f) Por su formación: Es un contrato formal. El solo consentimiento de las partes no
le da validez sino que debemos cumplir las formalidades de la Ley de Bancos.
g) Por el tiempo: Se puede clasificar al contrato como uno de ejecución instantánea o
de tracto sucesivo. En el caso del fideicomiso se trata de un tracto sucesivo ya que
su ejecución es a través de actos de administración. El tiempo legal máximo en que
puede operar un fideicomiso es de treinta años.
h) Por la negociación: Pueden ser producto de una negociación previa o un contrato
por adhesión. En el caso del fideicomiso, no se crea que, por el hecho de ser las
entidades financieras las entidades fiduciarias autorizadas en el Perú tendremos
que estar siempre frente a un contrato de adhesión ya que el carácter del negocio
hace que no solo se constituya mediante uno de adhesión sino que también puede
ser producto de una negoción previa.
i) Por el rol económico: Es un contrato de cambio por la circulación de la riqueza.
También puede ser un contrato de disposición porque implica la disminución en el
patrimonio del fideicomitente.
j) Por su función: Es un contrato constitutivo, toda vez que promueve el nacimiento
de una relación jurídica.
k) Por la prestación: Es un contrato de prestaciones reciprocas, ya que cada una de
las partes es acreedor y deudor de la otra parte.
l) Por su valoración: Es un contrato oneroso, aunque nada obsta para que sea uno
gratuito pues la Ley de Bancos no lo prohíbe. Un ejemplo de fideicomiso gratuito
es en el que “La Fiduciaria” administra de manera gratuita a favor de la Teletón.
m) Por el riesgo: Es un contrato conmutativo porque las partes declaran conocer a que
hechos se obligan al momento de celebrar el contrato.
n) Por sus efectos: Se trata de un contrato obligacional75.
75 Ibíd., pág. 19. Señala respecto de la clasificación del contrato de compraventa en cuanto a sus efectos
que “Todos los contratos son meramente obligatorios u obligacionales. Ningún contrato –por sí mismo-
transfiere derecho real alguno”.
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V. Conclusiones.
1.- Para establecer la estructura del fideicomiso bancario peruano ha sido necesario definir
al fideicomiso a fin de identificar en su definición la relación jurídica a la que da origen
y los elementos que se encuentran inmersos en ella.
2.- La definición de fideicomiso con la que contribuimos lo sindica como un contrato que
crea una relación jurídica de contenido patrimonial, estableciendo un vínculo jurídico
entre el fideicomitente (otorgante-constituyente) y el fiduciario (administrador-gestor),
cuyo fin es entregar los beneficios y/o frutos de dicho negocio a un tercero beneficiario:
el fideicomisario, el mismo que puede o no intervenir en el contrato.
3.- Previo a establecer la estructura del fideicomiso bancario peruano es necesario fijar
posición sobre la naturaleza jurídica del fideicomiso. En ese sentido, sostenemos que el
fideicomiso como fenómeno jurídico surge en Latinoamérica como consecuencia de la
experiencia del trust en Nueva York, inspirándose la legislación mexicana de dicha
experiencia, concibiendo a una figura que instaura una obligación jurídica al
administrador-gestor del patrimonio, en consecuencia, la naturaleza jurídica del
fideicomiso es contractual, en el entendido que los contratos son fuentes de obligaciones.
4.- Se ha establecido la estructura del fideicomiso bancario peruano en base a los
elementos, presupuestos y requisitos, los cuales permiten ubicar a todas las figuras
intervinientes actualmente en el contrato de fideicomiso bancario peruano que se
desprenden de la Ley de Bancos; a consecuencia de establecer la estructura del
fideicomiso bancario peruano se estableció las características del fideicomiso como
contrato.