SEÑOR INGENIERO LUIS ENRIQUE BRACAMONTES PRESIDENTE DE LA ACADEMIA MEXICANA DE INGENIERIA SEÑORES MIEMBROS DEL CONSEJO DIRECTIVO SEÑORES ACADEMICOS DE HONOR Y DE NUMERO SEÑORAS Y SEÑORES:

Con singular satisfacción personal y profesional recibí la muy cor dial invitación del señor Ingeniero Luis Enrique Bracamontes, Pre-

sidente de esta Honorable ACADEMIA MEXICANA DE INGENIERIA anuncián

dome la honrosa distinción de que había yo sido objeto al ratifi-

car el CONSEJO DIRECTIVO la proposición del COMITE DE ADMISION que

a la vez le hiciera la COMISION DE ESPECIALIDAD DE INGENIERIA CEO-

LOGICA de considerar mi candidatura para ingresar como Académico -

de Número a esta prestigiada organización.

Al aceptar hoy con particular orgullo este honor lo hago con plena

conciencia de que tan especial distinción se la debo a la liberal

indulgencia de muchos de mis colegas que actualmente son Académi--

cos, dentro de la especialidad de Ingeniería Geológica y quienes a

través de los años me han brindado su apreciable amistad.

No obstante que mi carrera la estudié en el extranjero como beca- -

rio de nuestro Gobierno en la Universidad Central de Venezuela, y

por lo tanto, no soy egresado de los planteles de Educación Supe--

rior de nuestro País, mis vínculos con la comunidad universitaria

y profesional de México son tan estrechos que con orgullo puedo de

cir que he cumplido más de treinta años de impartir la cátedra de

Geología del Petróleo a numerosas generaciones de ingenieros geólo

gos e ingenieros petroleros que ya forman un importante núcleo de

especialistas en las ciencias de la tierra dentro de nuestras pu--jantes industrias extractivas.

Es muy significativo para mi que esta singular distinción la reci-

ba en el mismo mes y a muy pocos días de haber cumplido 40 años de

ostentar con orgullo mi título de geólogo, años que he dedicado --

por completo a nuestra industria petrolera. Es por lo tanto natu--

ral que el corto mensaje que para esta ocasión he preparado verse

sobre el tema que he denominado: TtLa exploración Petrolera en los

Países en Desarrollo-Alternativas Tecnológicas".

"LA EXPLORACION PETROLERA EN LOS PAISES

EN DESARROLLO-ALTERNATIVAS TECNOLOGICAS"

Por: Eduardo J. Guzmán.

A nadie escapa ya la perogrullesca sentencia de que nuestra

civilización vive actualmente la era del petróleo y que por su -

creciente uso causado por la desaforada explosión demográfica - -

del mundo y a la vez la incorporación a la vida moderna de muchos

núcleos humanos hasta ahora rezagados; la disponibilidad de esta

substancia tiende a agotarse en forma alarmante y en un plazo por

demás perentorio.

Por una parte, esta verdad ha sido conocida y motivo de se--

ria preocupación para el mundo petrolero desde hace varias déca- -

das y ha constituido el acicate para que este relativamente peque

ño grupo construyera y desarrollara la actual gigantesca y coniple

ja industria petrolera que abastece al mundo del preciado líquido pero sin haber sabido o podido transmitir esta inquietud a las - -

grandes masas usuarias que lo han venido despilfarrando, sin más-

finalidad que su propia satisfacción.

Pero por otra parte, tambión es cierto que la inventiva del

nombre, la tecnología que ha logrado crear y el conocimiento y --

comprensión de los fenómenos naturales a los que se debe la pre- -

sencia de yacimientos comercialmente explotables que ha podido - -

asimilar y acumular, le han permitido que, no obstante el crecien

te volumen con que la humanidad consume vorazmente este recurso,

las áreas productoras en el mundo, aún en las regiones más hosti-

les, continuen aumentado en número y las reservas, o sea el petr6

leo ya descubierto con que se cuenta para el futuro no han dejado

de seguir incrementándose, desde que se inició la industria petro

lera y son ahora las más voluminosas en la historia, siendo proba

ble que continuen creciendo todavía por algunos años más, pese a

los pesimistas vaticinios con que algunos expertos nos alimentan

diariamente a través de escritos periodísticos y libros alarmistas

con los que socavan la ya quebrantada confianza de la opinión pú-

blica y de un mundo que poco o nada entiende de la industria petro

lera.

##.

wli

Antes de la crisis petrolera de 1973, año en el que los prin

cipales países productores de petróleo, sobre todo los del medio

oriente, unificados bajo la llamada organización de países expor-

tadores de petróleo tuvieron la fuerza para cuadruplicar los pre-

cios del petróleo y gradualmente elevarlos a diez veces su valor,

puede decirse que a pocos preocupaba el futuro de la industria pe

trolera y su trascendencia en el curso de nuestra civilización.

El impacto de este aumento afectd" económicamente a todos los

países importadores, tanto a los industrializados como a los me--

nos desarrollados. A los primeros porque se percataron de su vul-

nerabilidad en el campo de la estrategia y preponderancia militar

y los obligó a reducir considerablemente su tasa de crecimiento,

y a los segundos porque por sus escasos recursos económicos para

poder afrontar una fuga de divisas de tal magnitud los orillo al

endeudamiento externo, al aumento de moneda circulante y a una --

consecuente y fatídica inflación.

A partir de estos acontecimientos y con la espada de Damocles

empuñada por los países exportadores de petróleo sobre sus cabezas

gobiernos y pueblo en general, principiaron a tomar conciencia de

la enorme dependencia que tiene nuestra actual civilización de es-

te satisfactor, cuyo costo hasta entonces había sido negligible y

que ahora representaba una tremenda carga para las economías nado

nales, en especial de aquellos países nuevos que carecen de este -

recurso o que no han tenido los medios o el tiempo de desarrollar-lo.

Todo esto en un mundo dividido cada día más profundamente en-

tre los que tienen: los ricos, y los que no tienen: los pobres y -

una honda diferencia de filosofía' ideológica en la que lucha cada

potencia, tal vez sinceramente, por una mayor hegemonía, ha venido

a convertir al petróleo en una de las metas más preciadas y a la -

vez,más explosivas que haya conocido la historia del mundo. Ni las

vastas riquezas de oro y plata del nuevo continente durante los - -

siglos XVI y XVII ni los paraisos perdidos y tesoros del lejano - -

oriente, despertaron las ambiciones y antagonismos entre los paf- -

ses como lo ha hecho el petróleo en las últimas cuantas dócadas.

...3

Es por lo tanto natural que todos los países, especialmente

los que carecen de producción propia o bien los que no han alcan

zado su autosuficiencia y se ven obligados a importarlo a pre - - -

cios que a pesar de las fluctuaciones temporales tiende a incre-

mentarse, hayan visto seriamente afectadas sus economías y esten

fincando sus esperanzas en descubrir y producir dentro de sus te

rritorios los yacimientos petroleros que les permitan subsistir

y crecer a un ritmo razonable, dentro del resto del mundo.

El pretender agrupar en una sola categoría a todos los paí -ses que se encuentran en circunstancias semejantes, es una de --

las causas de la gran confusión que enmarca a la industria petro

lera y que ha producido las más variadas teorías entre estadis- -

tas, economistas, politólogos y público en general.

Se habla con gran soltura pero normalmente sin definición -

de los países del Tercer Mundo, de los países en vías de desarro

ib, de los paises en desarrollo, de los paises subdesarrollados,

de los que tienen y de los que no tienen petróleo, de los ricos

y de los pobres y según el tema del ensayista se agrupan dentro

de estas categorías a las más diversas condiciones económicas, -

sociales y políticas.

Sin embargo, a pesar del gran ijúmero de factores que inter-

vienen como son los culturales, etnicos, geográficos, religiosos,

historicos, etc. y que dan lugar a marcadas excepciones dentro -

de esta gruesa clasificación, como resulta ser el caso del Japón

que, sin recursos naturales ha alcanzado un alto nivel como po--

tencia industrial y en el otro extremo el de los paises árabes -

que a pesar de sus abundantes recursos petroleros y enorme solven

cia económica, continuan aún sumidos en lo que se conoce como el

Tercer Mundo, no puede negarse la importancia económica que para

los países ricos o pobres tiene el petróleo.

Este recurso natural, maldecido por muchos y vapuleado por

románticos poetas y mal informados analistas, sigue siendo quie--

ran o no el eje central de nuestra actual civilización y para Mó-

xico ha venido a ser en esta turbulenta economía mundial en la --

que vivimos, la principal piedra de apoyo que nos haya salvado --

del abismo caótico que nos amenaza bajo el acecho de intangibles

fuerzas económicas y sociales.

No falta en Móxico quien acuse al petróleo de nuestra actual

crisis económica, inestabilidad monetaria y tantos otros males co

mo la inflación y hasta la corrupción que padecemos, pero a estos

estudiosos de las ciencias políticas económicas y sociales, qui--

siera yo preguntarles ¿Donde estaría IvIxico si no exportarainos - -

más de un millón de barriles diarios? ¿Donde estaríamos sin esos

30 millones de dólares diarios que entran al País?

Que la avaricia de los hombres y los gobiernos haya converti

do al petróleo en uno se los más codiciados tesoros, por el que -

se libran guerras, se pisotean tratados, se traiciona y se asesi-

na, es solamente el resultado de su propia utilidad.

La intriga internacional que ha surgido alrededor de una in-

dustria que apenas lleva poco más de un siglo de existencia, no -

es más que el producto natural de nuestra propia habilidad tecno-

lógica de haber convertido a esta substancia en un satisfactor de

cientos de artículos y usos de necesidad diaria.

Que nuestro sistema de manejar al petróleo nosotros mismos -

como un bien nacional tenga fallas, se acepta, pero al menos nues

tro país ha mantenido su soberanía y dignidad internacional con -

un apoyo y fuerza de negociación que no son las armas sino los fa

mosos veneros de petróleo que nos escrituró el Diablo. 1

Pero quienes más nablan y escriben sobre el petróleo ven so-

lamente el aspecto económico o político de las consecuencias bue-

nas o malas que pueda tener este recurso. Para la mayoría de ellos

el petróleo efectivamente nos lo escrituró el Diablo o la Divina

providencia, pero pocos o nínguno se pone a pensar en aquel viejo

refrán que dice que para que haya asado de liebre, lo primero que

se necesita es precisamente la liebre.

Móxico ya tiene liebre para rato, pero ésto no quiere decir -

que guardemos nuestra escopeta y no enseñemos a nuestros hijos a -

usarla. La búsqueda o exploración petrolera debe ser una actividad

dinámica, sistemática y continua y solamente así podremos contar -

con los suficientes recursos petroleros que nos permitan desarro- -

llar una transición paulatina al inevitable, tal vez lejano, pero

seguro uso futuro de energóticos alternos.

Mientras ósto sucede, estamos seguros que en muchos otros --

países se irá descubriendo petróleo y la humanidad irá aprendien-

do a hacer un uso más racional de este recurso.

Muchos de estos nuevos descubrimientos se harán en los países

nuevos y aún poco desarrollados y cada uno de ellos deberá escoger

la fórmula que mejor se adapte a sus condiciones económicas, geo--

gráficas, culturales, políticas, etc.

La exploración petrolera es el arte de localizar en el subsue lo yacimientos comerciales de hidrocarburos, y digo arte porque no

obstante que esta actividad utiliza numerosas ciencias y tecnolo- -

gías que requieren una base de profundos conocimientos científicos

y habilidades tócnicas continúa siendo una empresa cuyo óxito de- -

pende de la capacidad interpretativa de quienes la emprenden.

La exploración petrolera tiene gran semejanza a un diagnósti-

co módico. No se trata de adivinar o de tener más o menos imagina-

ción, sino de hacer acopio de toda la información que pueda reca--

barse. Como en el diagnóstico módico deben tomarse en cuenta y eva

luarse todos los síntomas que presenta el paciente y no partir de

una idea preconcebida y ajustar o adaptar los síntomas o la infor-

mación a una interpretación o diagnóstico previamente imaginado.

Es por ósto que en la exploración petrolera, particularmente

en la interpretación geológica debe utilizarse un enfoque de hipo-

tesis múltiples, hasta encontrar aquella en que mejor encajen to--

dos los datos e información con que se cuenta, la interpretación -

que resulte será, si no, la más prometedora, seguramente la más - -

verídica y ahorrará mucho tiempo, esfuerzo y dinero a la empresa -

que así proceda.

La exploración petrolera en los países en vías de desarrollo

son como el caso de un enfermo de pocos recursos económicos, quien

tiene que recurrir a la automedicación o a un tratamiento lento, -

en vez de una costosa intervención quirúrgica.

En la exploración petrolera el país debe, cuidadosamente y --

##!

....6 con sentido económico, seleccionar los métodos más adecuados y -

hasta donde sea posible, menos costosos para resolver el proble-

ma que se pretende solucionar. Es en esta selección en donde se

presentan diversas alternativas tecnológicas. Resulta fácil

cuando se tienen aparentemente recursos ilimitados, aplicar to--

das las tecnologías modernas en forma indiscriminada, sin ponde-

rar sobre la necesidad o resultado práctico que cáda una pueda - te u e r.

Nuevamente el simi4., esta vez de un enfermo rico que por un

vulgar catarro emprende viaje al extranjero para que se le hagan

un sin fin de análisis, radiografías y auscultaciones para que -

a fin de cuentas, el catarro se le podía haber curado con un po-

co de reposo y unas cuantas aspirinas.

Este vicio de utilizar métodos costosos indiscriminadamente

solamente porque en otros países se están aplicando, es más fre-

cuente encontrarlo en los países en desarrollo, en los que por -

ignorancia o impaciencia de sus dirigentes, son fácil presa de -

vendedores de qiipo o agentes de compañías contratistas, gene--

ralmente transnacionales que ofrecen las mil maravillas a cambio

siempre de elevados beneficios o exagerados precios unitarios.

Se requiere, pues, para hacer una ponderada y justa selec--

ción de los métodos que deben utilizarse y del camino que debe -

seguirse, que el país cuente con los recursos humanos que reunan

los suficientes conocimientos, capacidad técnica y honradez pro-

fesicinal para dirigirp supervisar las actividades de la explora-

ción petrolera, que al fin y al cabo debe seguir una metodología

ortodoxa y bien definida por la experiencia que ya ha adquirido

la misma industria petrolera mundial.

Esto no significa que en aras de la honradez profesional o

timidez, las actividades exploratorias en busca de petróleo en

los países en desarrollo deban rezagarse ya que como en todo -- -

puede encontrarse una justa medida que le permita al país desa- -

rrollarse, sin caer víctima de la voracidad externa o interna de

los participantes.

## .

. . 7

El pretender ser los primeros en utilizar una determinada --

tecnología, frecuentemente lleva al despilfarro y como consecuen-

cia al fracaso. Recordemos el sencillo ejemplo que en la indus ---

tria automovilística nos dió la poderosa empresa de automóviles -

Ford. Cuando en los años treintas casí todas las empresas competí

doras fabricantes de automóviles, introdujeron la innovación de -

traer la palanca de velocidades en el volante del vehículo, los -

autos Ford continuaron con dicha palanca al piso, directamente --

sobre la caja de velocidades hasta entrados los años cuarentas, -

cuando ya este avance tecnológico estaba lo suficientemente proba

do. Con este sentido conservador la empresa Ford continiía siendo

una de las más poderosas, mientras muchas de las otras han pasado

al olvido.

Los países en desarrollo no podemos ni debemos darnos el lu-

jo de ser conejillo de indias en el uso de tecnologías, a veces -

revolucionarias, que si bien en ocasiones son verdaderos avances

tecnológicos que deben utilizarse una vez comprobados y los cua--

les tenemos la obligación de observar y estar plenamente entera--

dos de sus resultados, cuando se inician y mientras se perfeccio-

nan traen frecuentemente como único corolario el de duplicar el -

costo de las operaciones.

México, en lo general, ha sido cauto en no pretender ser lí-

der en la actividad que nos ocupa y su éxito en la exploración pe

trolera es un producto de un esfuerzo continuado y sistemático de

muchos hombres, utilizando los métodos ortodoxos, probados y com-

probados en otros países. No es el resultado ni del azar, ni de -

genios visionarios o de la utilización de tecnologías inventadas

por nosotros. En México hemos sabido esperar y saber adaptar a --

nuestras circunstancias los avances que se han ido generando en -

este campo. Es de esperarse que esta actitud continue, no obstan-

te el auge petrolero que nos ha dado el descubrimiento de grandes

yacimientos y el haber emergido como uno de los principales paí--

ses productores del mundo. Esta circunstancia, con su debido sazo

namiento de demagogia puede hacernos caer en la creencia de que

ahora debemos ser los inventores de nuevas tecnologías y los líde

res en exploración petrolera en el Tercer Mundo. Continuemos con

nuestra exploración sistemática y no caigamos en los errores vani-

dosos de otros países. Busquemos ese justo medio que ni nos impul-

se a tratar de cruzar el Atlántico en aviones de hélice cuando ya

contamos con potentes motores de turbina ni nos lleve a pretender

poner a un mexicano a caminar sobre la superficie de la Luna.

No existe una fórmula mágica que se adapte a cualquier país -

para que éste inicie y desarrolle una industria petrolera. Las al-

ternativas son tantas como pueden ser variadas las condiciones geo

lógicas favorables o desfavorables con que cada uno cuente dentro

de su territorio.

La fórmula más sencilla pero a la que muchos países con intui

tiva razón se resisten, es la de concesionar ciegamente grandes --

áreas territoriales a las compañías petroleras internacionales a -

quienes se les otorgan los derechos de exploración y, en caso de -

encontrar yacimientos comerciales los de explotarlos y vender la -

producción, tanto dentro como fuera del país. Todo ésto a cambio,-

para el país, de una regalía o porcentaje del valor real del petró

leo o fijado por la misma compañía, porcentaje que puede variar --

desde un 50% hasta un 97%, dependiendo del poder de negociación --

del gobierno que otorga la concesión, lo que a su vez depende de -

su condición económica y del mayor o menor conocimiento geológico

que tenga de las posibilidades petroleras del área que intenta dar

en concesión. En ésto juega un importante papel el número y la ca

lidad de los recursos humanos con que cuente el país.

Esta política es naturalmente la más socorrida por las llama-

das compañías transnacionales y a su vez, logicamente, la más favo

recida por los bancos de crédito, supuestamente internacional que

con mayor o menor disimulo actúan siempre en favor de sus gobier--

nos metropolitanos.

La tesis que con mayor frecuencia y énfasis se sustenta en --

apoyo de esta política es el trillado mito de que la industria pe-

trolera es una empresa extraordinariamente compleja que requiere -

además de grandes capitales de riesgo y conocimientos técnicos úni

cos e intransmisibles que solamente las compañías petroleras espe-

cializadas y naturalmente transnacionales poseen.

La realidad, corno lo ha demostrado México y muchos otros paí

ses, es que los conocimientos técnicos pueden adquirirse y inien--

tras tanto, alquilarse y que si bien es cierto que la fase de ex-

plotación requiere de grandes capitales, la fase exploratoria que

le permita al país tener un más verídico panorama de su geología

y posibilidades petroleras y por lo tanto, un mayor poder de nego

ciación requiere de un porcentaje muy pequeño de los famosos gran

des capitales de riesgo a los que aluden las empresas transnacio-nales.

Una vez encontrado el petróleo, aunque sea en cantidades re-

lativamente pequeñas, los capitales necesarios para desarrollarlo

fluirán espontáneamente al país, procedentes de los mismos bancos

internacionales que antes se mostraran renuentes a prestar su co-

laboración.

Con un manejo gubernamental y una empresa petrolera totalmen

te nacionalizada, como lo ha preferido México y varios otros paí-

ses, representando el otro extremo de la amplia gama de alternati

vas, los países poco desarrollados que quisieran desarrollar una

producción petrolera doméstica pueden escoger entre un sin fin de

diversos tipos de contrato llamados de riesgo que se han firmado

en el mundo en los cuales mucho o el total del capital básico pa-

ra la exploración hasta llegar al primer descubrimiento es aporta

do por alguna compañía mediana o grande a cambio de tener la op--

ción o bien de comprar a bajo precio parte del petróleo que se --

produzca por un tiempo determinado o bien ser retribuida en dine-

ro con un razonable porcentaje de interés en el que ya están pon-

derados la magnitud de la inversión y las posibilidades de éxito

o de fracaso que tenga cada proyecto.

Es en este último punto, el de tratar de predecir las proba-

bilidades de éxito en el descubrimiento de yacimientos comercial-

mente explotables en donde se presentan normalmente los mayores -

escollos, puesto que, como es hasta cierto punto natural, cada --

país cree o alega tener amplias posibilidades petroleras, mien---

tras que la compañía contratante trata de obtener el máximo bene-

ficio, alegando costos más altos y logicamente menospreciando las

## .

.10

posibilidades petroleras del área.

Es pues, indispensalbe para el país contar con un asesora--

miento técnico de preferencia interno, pero si carece de él, ob-

tener el más imparcial que le sea posible conseguir.

Es especialmente recomendable para el país que en el curso

de las negociaciones que pueda entablar para tratar de iniciar o

ampliar su industria petrolera cuide con mayor de los esmeros el

aspecto de capacitación de sus propios nacionales y una máxima y

verídica transferencia tecnológica que le permita en el menor --

tiempo posible manejar o saber comprender e interpretar los as--

pectos más intrincados de la industria.

México, pese a la opinión todavía de muchos, ha tenido éxi-

to en la forma nacionalizada en que ha manejado su industria pe-

trolera y mediante una exploración racional y continuada ha lo--

grado llegar a ser uno de los principales productores de petró--

leo del mundo, pero ésto no significa que la misma fórmula sea -

necesariamente la más indicada para todos los países, quienes in

dudablemente deberán buscar el sistema más adecuado a sus condi-

ciones particulares. En nuestro caso, el nacionalismo ha dado --

buenos frutos, pero no debe considerarse como un sentimiento o -

ideología exportable.

"LA EXPLORACION PETROLERA EN LOS PAISES

EN DESARROLLO-ALTERNATIVAS TECNOLOGICAS"

( R E S U M E N )

Por: Eduardo J. Guzmán.

Nuestra civilización vive actualmente la era del petróleo y

la disponibilidad de esta substancia tiende a agotarse en forma -

alarmante. Esta verdad e inquietud han sido conocidas para el

mundo petrolero, pero no ha sabido transmitirlas a las masas

usuarias.

Pero por otra parte, la tecnología ha permitido que las

áreas producturas continuen aumentando y las reservas son ahora -

las más voluminosas en la historia.

Antes de la crisis petrolera de 1973, cuando se cuadruplica-

ron los precios del petróleo y luego se elevaron a diez veces su

valor original, pocos se preocupaban por el futuro de la indus---

tria petrolera. Este aumento afecté económicamente a todos los --

países importadores, tanto a los industrializados como a los me--

nos desarrollados y a partir de estos acontecimientos, todos los

países principiaron a tomar conciencia de la dependencia que tie-

ne nuestra civilización de este satisfactor. Es natural que todos

los países esten fincando sus esperanzas en descubrir yacimientos

petroleros propios, que les permitan subsistir y seguir creciendo

razonablemente.

Se habla con gran soltura de los países del Tercer Mundo y -

se agrupan dentro de esta categoría a las más diversas condicio--

lles, económicas, sociales y políticas.

No falta en México quien acuse al petróleo de nuestra actual

crisis económica pero ¿Donde estaría México si no exportaramos --

más de un millón de barriles diarios? ¿Donde estaríamos sin esos

30 millones de dólares diarios que entran al país?

Es cierto que existe una intriga internacional alrededor de

esta industria, pero ésto es solamente el producto de nuestra pro

pia habilidad de haber convertido al petróleo en un satisfactor -

de diaria necesidad.

La búsqueda o exploración petrolera debe ser una actvidad --

dinámica, sistemática y continua y solamente así podremos contar

con los suficientes recursos petroleros que nos permitan una

transición paulatina al uso futuro de energéticos alternos.

La exploración petrolera es el arte de localizar en el sub--

suelo yacimientos comerciales de hidrocarburos, pues a pesar de -

las ciencias y tecnologías que requiere continúa siendo una empre

sa cuyo éxito depende de la capacidad interpretativa de quienes -

la emprenden. Tiene gran semejanza a un diagnóstico médico, deben

tomarse en cuenta todos los síntomas o la información y no partir

de una interpretación preconcebida. Debe utilizarse un enfoque de

hipótesis múltiples y la interpretación que así resulte será si -

no la más prometedora, seguramente la más verídica.

En la exploración petrolera el país debe con sentido económi

co seleccionar los métodos más adecuados y menos costosos para re

solver el problema. Resulta fácil con recursos ilimitados, apli--

car todas las tecnologías modernas en forma indiscriminada, sin -

ponderar sobre los resultados prácticos de cada una. Este vicio -

es frecuente en los países en desarrollo donde, por ignorancia o

impaciencia son fácil presa de compañías contratistas que ofrecen

las mil maravillas. Esto no significa que por honradez o timidez

las actividades exploratorias deban rezagarse, ya que siempre pue

de encontrarse una justa medida.

No podemos darnos el lujo de ser conejillo de indias en el -

uso de tecnologías revolucionarias que solamente deben utilizarse

una vez comprobadas. México ha sido cauto en ésto y su éxito es -

el producto de un esfuerzo continuado y sistemático de muchos horn

bres, utilizando los métodos ortodoxos, probados y comprobados en

otros países.

No existe una fórmula mágica para que un país inicie y desa-

rrolle su industria petrolera. Las alternativas son tan variadas

como son las condiciones geológicas de cada uno.

La fórmula más sencilla es la de concesionar ciegamente gran

des áreas a compañías petroleras internacionales a cambio de una

##.

...3

regalía o porcentaje del valor del petróleo producido. Esta polí

tica es la más socorrida por las compañías transnacionales y los

bancos de crédito internacional. En apoyo a esta política se di-

ce que la industria petrolera es extraordinariamente compleja y

que requiere de grandes capitales y conocimientos técnicos úni--

cos que solamente las compañías petroleras poseen.

La realidad es que los conocimientos técnicos pueden adqui-

rirse y que si bien es cierto que la fase de explotación requie-

re de grandes capitales, la fase exploratoria requiere solamente

de un porcentaje muy pequeño del capital y una vez encontrado -

el petróleo, aunque sea en cantidad moderada, los capitales para

desarrollarlo fluirán espontáneamente al país.

El manejo de la industria a través de una empresa nacionali

zada, como lo ha preferido México, representa el otro extremo de

la gama de alternativas entre las que pueden escoger los países

poco desarrollados. Existe un sin fin de diversos tipos de con--

tratos llamados de riesgo, en los cuales el capital para la ex--

ploración es aportado por alguna compañía mediana o grande a cam

bio de la opción de comprar a bajo precio el petróleo que se pro

duzca o ser retribuidos con un porcentaje de interés, según la -

magnitud de la inversión y las posibilidades de éxito del proyec

to.

Es indispensable para el país contar con un asesoramiento -

técnico para que en el curso de las negociaciones se cuide con -

esmero el aspecto de capacitación de sus nacionales y de una ve-

rídica transferencia de tecnología.

México ha tenido éxito en su industria, pero ésto no signi-

fica que la misma fórmula sea necesariamente la más indicada pa-

ra todos los países.

fi.