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La fiesta del Huapango de Tanquián de Escobedo, S.L.P.
Crónica de Miguel A. Izquierdo Sánchez, 2019.
En este escrito describo y analizo importantes características de la organización de la Fiesta
del Huapango que realizan cada año en este municipio del estado de San Luis Potosí, un
grupo de ciudadanas y ciudadanos, con el apoyo de múltiples aliados en gobierno como de
la sociedad civil. Considero importante apuntar de entrada, que otras fiestas realizadas
desde hace décadas por ciudadanas/os de otras ciudades, entre ellas Amatlán, Tamalin,
Citlaltépetl, Tepetzintla, Chontla y muchísimas comunidades más, ameritan que se den a
conocer sus esfuerzos, por tener similares propósitos y resultados a esta Fiesta en Tanquián,
que con ésta, comparten afanes.
Se trata de una organización, totalmente independiente, que desde hace nueve años
lanzó la iniciativa de realizar este encuentro dedicado a promover el son huasteco,
denominado La Fiesta del Huapango, consistente en 2 días en que se presentan
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agrupaciones musicales y dancísticas del son huasteco, ante el público invitado a la plaza
principal de Tanquián, con acceso libre a todos los tipos de actividades que se organizan.
En palabras de una de sus fundadoras, el inicio de su planteamiento fue así:
la idea de la fiesta surgió de cuatro personas quienes compartimos el amor al arte y
a la cultura, quienes de repente sufrimos una especie de ataque de nostalgia por el
huapango, y por la música tradicional después de haber vivido la experiencia de las
fiestas de huapango en otros pueblos y entonces, quisimos hacer la prueba de cómo
reaccionaba la población. Organizamos una tarde de huapango y descubrimos que
seguía vivo en el gusto y en los recuerdos, o no sé si en la genética de nuestros
pobladores pero ya no lo sabían bailar, entonces la tarima no se llenaba. La gente
quedó encantada y entonces, decidimos hacer un proyecto. Lo concursamos
atendiendo la convocatoria del Programa de Desarrollo Cultural de la Huasteca. Y
ahí comienza otra historia… 1
Junto con ello entre las características de este evento se encuentra de manera principal la
realización de talleres para la enseñanza y el aprendizaje del son huasteco como de sus
danzas y sus trovos, décimas y otras artes de versería, por parte de niñas niños jóvenes,
conducidos por reconocidas/os talleristas.
Entre los más importantes resultados de esta Fiesta en el conjunto de sus nueve
ediciones, por su relevancia mencionaré los siguientes:
- Sus organizadores se plantearon y mediante un largo proceso han avanzado en contribuir a
la formación del sentido de comunidad entre los huastecos de la región. Esto ha sucedido en
condiciones de inseguridad, en un corredor cárteles, narcomenudeo, crímenes varios y de
otras formas de violencia en Tamaulipas, San Luis Potosí y Veracruz, que se han dado en el
país como en la región huasteca y en particular en Tanquián.
- También entre sus objetivos desarrollados sobre la marcha, estuvo realizar actividades formativas destinadas a infantes y jóvenes, sobre aprendizaje del son huasteco, música y
danza. Se trata de atraer a los jóvenes a una opción de vida, pero también, a ser mejores
1 Comunicación personal con la compositora Cecilia Guinea, mayo de 2019.
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ciudadanos, independientemente de su interés mayor o menor por la música y la danza.
Sí se espera que algunos de ellos puedan convertirse en intérpretes o compositores,
conforme a cánones de la tradición o siguiendo nuevos esquemas artísticos del son
huasteco, por supuesto con el apoyo trovadores de la región.
- Entre los propósitos de sus fundadores estuvo en su principio contribuir a conservar la tradición del son huasteco, como a su difusión, a partir de la experiencia propia
producto del interacción entre los asistentes a esta fiesta, músicos, danzantes, público en
general. Sus miembros saben del rico valor del patrimonio cultural huasteco, y no sólo
se interesan en cuidarlo, sino además en hacerlo vivo, portándolo, promoviéndolo,
cultivándolo, recreándolo.
- Durante el proceso de integración del grupo organizador, se han convertido sus miembros, sobre la marcha, en promotores, organizadores, arribando a la novena
edición y ya anuncian la décima para el 2020, lo que habla de su consolidación. Junto
con ello, son parte de una fraternidad cada vez más amplia de aliados, y entre ellos,
académicos, antropólogos, etnomusicólogos, músicos y estudiosos del son huasteco en
todas sus manifestaciones, como productores de medios electrónicos para la difusión
del evento y de las producciones derivadas del mismo. Es ostensible que se han ganado
su confianza, como del amplio público, dentro y fuera de Tanquián, al conseguir
permanentemente apoyos financieros, materiales, organizativos, para la realización de
la Fiesta del Huapango.
En lo que sigue me ocuparé con más detalle de lo que nos interesa, a saber, el
aprendizaje y enseñanza, como la difusión de este género dancístico/musical, siguiendo el
orden temporal y presentando algunas viñetas o momentos en que advierto es posible
diferenciar formas de interacción entre infantes, jóvenes y adultos, como entre distintos
miembros de la comunidad que hacen ver como se están dando o produciendo los efectos
buscados y algunos no buscados, pero gran mérito de esta Fiesta del Huapango.
Primera escena: la capacidad de Agencia del Comité organizador y los preparativos
de la siguiente edición.
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En las sesiones del Comité Organizador, se van definiendo según la experiencia de cada
miembro, roles y tareas con más y más precisión conforme se acerca la Fiesta. La
organización es relativamente laxa (no se trata de una asociación o sociedad civil), entre
ellos miembros se encuentran quienes han participado múltiples veces en el Comité e
incorporado sus saberes y conocimientos sobre las artes, la organización de eventos, la
logística de eventos multitudinarios y la consecución de fondos materiales y financieros. La
líder del Comité, la artista y compositora Cecilia Guinea, convoca las sesiones y va
delegando roles y tareas conforme a las capacidades e intereses de cada quien, y en
conjunto, van definiendo comisiones específicas para realizar la Fiesta, incorporando en
ellas a otras personas fuera del comité, tanto de Tanquián como de otros municipios y
entidades, conforme a su disposición.
Lo clave a establecer de entrada, es poner en relieve la capacidad ya desarrollada de
Agencia , concepto que usamos en el sentido que dan Teresa Yurén y Carola Mick en su
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texto2, por parte del Comité, como su consolidación, a partir de las novedades de la Fiesta
(solicitudes de participación, necesidades de atención). Esto es, el cultivo y la puesta en
acción de esas capacidades de Agencia, lo que implica tanto mantener su independencia
respecto a dependencias de gobierno, como su relación con ellas para conseguir y mantener
su colaboración en esta gran empresa colectiva, anual, hecha tradición (nueve ediciones a la
fecha).
Incluiremos ahora algunas de las actividades propias de los preparativos de la Fiesta,
desde la perspectiva de su organización, con los matices propios de este Comité:
A) apuntábamos la organización relativamente laxa de sus miembros, queriendo implicar
que con fluidez se sustituyen las ausencias o los incumplimientos con participación de
otras personas colaboradoras; también implicamos el establecimiento de funciones
intercambiables, yuxtapuestas si es el caso, conforme a los talentos de cada quien,
como de la urgencia de atender las tareas propias de la logística de un gran evento.
Estamos hablando de la realización de grandes conjuntos de tareas, que se van
desdoblando sobre la marcha, entre las cuales están:
B) la determinación de espacios a usar, su renta, préstamo, recepción, distribución para
las actividades, aseo y devolución;
C) la preparación y provisión de alimentos para músicos, artesanos y otros colaboradores
en los días del evento (cerca de 500 raciones diarias en 2019);
D) la preparación y provisión de servicios de alojamiento para las personas mencionadas
y de otras visitas (académicos) de interés para la Fiesta;
E) los servicios de comunicación, información y difusión del evento, tanto a medios
impresos como electrónicos, los servicios de sonido y video;
F) la provisión de sillas y mesas y de otros materiales o muebles para los espacios de la
Fiesta, como de venta de artesanías;
G) la determinación de formas de obtención de recursos, su implementación con
transparencia y efectividad.
H) la determinación de formas de resolución de conflictos entre los miembros, como con
terceros, de manera que fluya la organización, bajo los criterios que han consensado
de eficiencia, transparencia, calidad, oportunidad, etc.
2 Yurén, T, Mick, C. Educación y Agencia. Aproximaciones teóricas y análisis de dispositivos. UAEM, 2010.
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I) las políticas y criterios para establecer alianzas con terceros, pobladores de Tanquián
y externos.
Los anteriores son algunos de los aspectos más destacados en la organización que se
han dado los miembros del Comité. Entendemos que la realización de la Fiesta rebasa con
mucho lo aquí apuntado, pero para propósitos de este escrito, dan una idea somera de lo que
implica organizativamente atender los objetivos sociales y artísticos que se han trazado
todos estos años.
Segunda escena: el taller “Jugando con la rima” en el Kiosco de la plaza de Tanquián.
En la Fiesta del Huapango, durante los últimos años, se han incluido talleres de varios
tipos, entre ellos, éste a cargo de la maestra Ana Zarina Palafox, con amplia experiencia
pedagógica de versería, para público infantil y juvenil. Se incluyen como parte del plan
formativo de infantes y jóvenes en el son, trazado desde el año 2012, con apoyo de un
grupo de padres, interesados en el aprendizaje de sus hijos, como experiencia formativa en
las artes.
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La edición de la Fiesta del Huapango 2019, inició a las 16 horas con este taller. Eran
las 16:05 y sólo estábamos presentes en el kiosko, siete personas, tres niñas y cuatro
adultos. En escasos dos minutos más, ya éramos 22 personas, cuatro infantes, cuatro
adultos y 14 adolescentes. Ana Karina nos solicitó sentarnos sobre el suelo (no había sillas
intencionalmente), en rueda compacta para sentirnos juntos y a los dos que nos vió una
libreta en mano nos pidió retirarla de la vista: se trataba de ejercitar la palabra, la memoria,
el juego, de una manera no escolarizada (eso entendí), muy lúdica.
La sesión de su taller avanzó fluidamente, jugando a rimar, bajo muy sencillas como
probadas reglas que iba lanzando Ana Zarina, invitándonos paso a paso a seguirlas,
mientras “versábamos”, rimando, adelantando ideas, preparando, pensando y
pronunciándolas en voz alta. Su metodología, muy probada, incluye a todos los presentes,
ha sido muy efectiva con infantes y jóvenes, se adapta a las condiciones locales y produce
resultados inmediatos. Al término de su sesión y sobre la marcha, cada uno habrá preparado
por lo menos una cuarteta rimada, y habrán los más adelantados, construido alguna otra
forma estrófica propia del son huasteco, para gozo propio y de los presentes.
Ana Zarina ha realizado desde hace varios años este taller, por el país, por esta región
huasteca, en fandangos y otras reuniones de soneros. Es querida y admirada como
formadora, por su sensibilidad acendrada para acercar a la niñez a la versería, por creer en
infantes y jóvenes y dedicarles talleres de diferente duración, conforme la van invitando.
Tiene importantes méritos: forma a las personas, ubica talentos, los impulsa y dirige para
avanzar en las varias avenidas disponibles nacional e internacionalmente para quien se
dedique al son. Es enfática en precisar los objetivos del taller, que incluyen la no
competencia entre sus miembros, la colaboración y el gozo colectivo de participar y crear,
aunque no se vayan a dedicar profesionalmente al son. En el fondo, su trabajo que es su
pasión, contribuye a formar ciudadanos, meta también de la Fiesta del Huapango.
Me permito brevemente conceptualizar lo que hizo en el taller. Su “dispositivo
pedagógico”, no escolarizado, tiene sólidas bases metodológicas en la educación infantil y
popular, es fundamentalmente práctico, lúdico, enseña jugando y creando, a la vez que
genera autoconfianza en los participantes. Parte del principio de que cualquiera puede y
debe expresarse con la palabra, rimadamente, mientras juega, sin competir. Su dispositivo
se acciona poniendo el ejemplo y cediendo la palabra, por turnos, a cada participante: no
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hay taller sin la voz de quienes lo toman. La conductora está para encaminar, para
acompañar, para sugerir y abrir vías expresivas. El dispositivo da lugar relevante a la
escucha, a la atención a los otros por parte de quienes están por expresarse, enfatizando el
carácter colectivo de la creación en este género. Se juega con otros, se divierte en grupo, se
comparte la palabra en colectivos.
Cierro esta segunda escena, recordando a una pequeña de preescolar (quizás de
cinco o seis años), quien al participar en el taller, con su voz bajita, fue capaz de intentar
hacer dos rimas, no se asustó ante las otras 21 personas participantes, mayores que ella, y se
sintió parte del taller. Ana Zarina una y otra vez la invitó según su turno, a expresar su
rima, su palabra, dándole confianza: ese es un eje del taller, valioso en sí,
independientemente de las capacidades y talentos de cada uno/a.
Cuarta escena: Las Mariposas en la Fiesta del Huapango
En el año 2012, un grupo de padres de familia de Tanquián, lanzó la iniciativa y la puso en
marcha, de establecer un taller semanal de son huasteco (Taller de Música Tradicional
Lyalab), destinado a infantes y jóvenes. Contaron con el apoyo del maestro Manolo Zavala
quien con entusiasmo se ocupó por años de enseñar a los asistentes, según sus preferencias,
jarana, violín y quinta huapanguera. Su lugar de reunión inició siendo la sombra del
emblemático “Coposo”, ese bello árbol de amplia fronda de la plaza de Tanquián. De vez
en cuando, sesionaban bajo el Kiosko. En todo caso, la respuesta a la iniciativa dio para que
cerca de treinta niñas y niños participaran y fueran avanzando como instrumentistas,
cantantes, y promotores entre sus amistades y compañeros, de las actividades del taller. En
palabras de su promotora inicial la Maestra Cecilia Guinea, presentamos los propósitos del
taller:
“…un humilde taller que jamás pretendió el virtuosismo ni la perfección, un taller
que cumplía sobre todas las cosas, con una función social, un taller necesario para
intentar dar vida a una tradición que casi se había extinguido en la memoria y en el
corazón de un pueblo…en ese mismo año, la inseguridad y la violencia cubrieron a
nuestra región de dolor y la función del taller cobró mayor fuerza porque ahora se
trataba de un asunto de sobrevivencia ante el miedo, de formar no sólo músico sino
seres humanos con toda la connotación que implica el término humanidad…”
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Al avanzar el taller, pronto se definió el especial interés que tres de las niñas
manifestaron en convertirse ellas mismas en un trío, que denominaron “Las Mariposas -
Tének Lem”, y como tales intensificaron su preparación local y en talleres que se
realizaban en sedes regionales de otros festivales de Huapango. Ellas son: Mariel Elena
Lara, Mayte Estrada Jonguitud y Alondra González. Otro tanto hizo un trío de jóvenes,
quienes conformaron el trío Piscohuiles, a partir de su participación en el mismo taller.
Recibieron variadas capacitaciones, entre ellas de la ya mencionada maestra Ana Zarina
Palafox, del maestro Osiris…..el apoyo de padres de familia y de organizadores de
festivales, y poco a poco se les fue incluyendo en los programas respectivos de los
festivales regionales de huapango. En resumen, llegaron a atraer a productores, tríos,
músicos, cultivadores del son, hasta conseguir el patrocinio para grabar un CD en 2018, que
incluye algunas composiciones de sus miembros.
Sin duda, su formación es uno de los resultados y frutos de la Fiesta del Huapango,
y de lo que su comunidad ha venido aportando con apoyos varios, desde morales hasta
materiales, con enseñanzas, capacitaciones, estímulos para continuar su formación y
reconocimiento por sus méritos como instrumentistas y noveles compositoras. Junto con el
trío “Las Alondras”, de Ciudad Valles (SLP), son ejemplo del lugar que van tomando las
jóvenes en el cultivo y desarrollo del son huasteco en nuestros días. No son las únicas, otras
chicas más hemos visto en la Fiesta del Huapango, y más que están por ser reconocidas,
dado el atractivo que ejercen sobre otras chicas.
Las Mariposas participaron en el Festival, como tales e individualmente, cuando les
llamaron otros tríos a participar con ellos en las secciones libres de las madrugadas. Más
aún, una de ellas, Alondra E. González A., participó en un trío que incluyó a un pequeño
alumno de ella, pequeño de cinco años, quien interpretó un par de canciones con todo el
entusiasmo y firmeza, como lo ha preparado Alondra. El aplauso para ellos fue
generalizado: el son asumido por sus más pequeños, incorporados por pleno derecho, y con
sus talentos, a la Fiesta.
Quinta escena: el taller de zapateado con Don Abundio Martínez
La Fiesta del Huapango incluye un taller de zapateado, por la mañana del segundo día,
simultáneo al inicio de los conversatorios. Es de participación libre para todo público y
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parte sustancial de la Fiesta: la tarima, de cerca de 10 x 20 metros, es espacio de percusión
y acompañamiento de la música, no hay música sin zapateado, y como lo han hecho ver los
presentadores, zapatear es una manera de aplaudir a los músicos, de hacerlos sentir
premiados por su acompañamiento, de agradecer su pasión para producir el goce colectivo.
Ahí estábamos puntuales para tomarlo cerca de 30 personas, 20 jóvenes y niños/as, el resto
adultos. Por azares de la vida, entró a conducir el taller un profesor en sustitución del
programado, y experto como es Don Abundio, vecino de Hidalgo, le entró al quite de
inmediato. Ordenó poner al sonido un son, y dando el ejemplo, nos invitó a seguir sus
pasos: primero, quitándose el sombrero los hombres, para saludar a la dama, invitándola a
zapatear, enseguida, colocándose a su lado, distinguiendo las dos fases principales: a)
siguiendo al violín para zapatear y b) siguiendo a la voz para …, a manera de descanso para
las rodillas.
Tras una hora al sol intenso de Tanquián, habíamos sudado suficiente y los novatos,
habíamos aprendido los pasos elementales. El aplauso para Don Abundio Martínez fue
general, y ahí mismo varias criaturas y jóvenes con sus padres, pidieron de inmediato
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tomarles fotos con él, señor con el dominio del zapateado, el porte y la vestimenta elegante
que se antoja emular, para ser parte completa de este festival.
Ensayo ahora una breve conceptualización de este dispositivo también pedagógico:
se aprende directamente con el ejemplo de quien sabe y enseña con pasión, con amor por lo
que está enseñando. Se aprende en colectivo, chicos y grandes, todos con capaces de
hacerlo. Hay un protocolo a seguir, de atención a la mujer, a la compañera del zapateado;
hay un compromiso con el trío, atendiendo las fases del son, en dos tiempos que se van
repitiendo; la producción resultante es creación de todas y de todos, del colectivo, sin
distinción de edades, capacidades, credos, afiliaciones de todo tipo. Nadie es sujeto de burla
por como zapatea, todo mundo puede y es invitado, se necesita de unos y otras para
producir la magia colectiva. Los músicos que están allá arriba, en su momento “bajan” y
zapatean con el resto del público, se integran a todos los participantes, son quienes figuran,
por ellos. Todo mundo es importante. Y sin decirlo, niñas y niños, jóvenes, lo comprenden
en acto, sin escuela, sin discursos fatuos, mientras se divierten y sienten a su cuerpo vibrar
y expresarse, zapateando.
Sexta escena: inician las actividades de la Fiesta del Huapango y un grupito de niñas
y niños toman su lugar en la tarima.
La Fiesta se ha programado para durar dos días, con talleres antes de las 18 horas y
música y zapateado a partir de esa hora. Se sabe a qué hora inicia pero no a qué hora
termina, pues si bien el programa está para cerrar cerca de la una de la mañana, de hecho se
da paso a libres participaciones no programadas a esa hora. De ahí que la primera sesión
terminó a las tres de la mañana y la segunda a las cuatro. A unos pasos de los asientos
destinados al público, están ubicados puestos de artesanías regionales, y poco más adelante,
comederos y cenadurías, por las que van pasando los asistentes.
Pero los ejes de la Fiesta están en el escenario desde donde interpretan los músicos y
son presentados por los conductores, y la tarima color lila, recién pintada, para que luzca y
contraste con el ambiente festivo. Según el gusto de los asistentes, ya unos, ya otros, se
animan a tomar la tarima para zapatear, mayoría mujeres, con gente de todas las edades, por
supuesto jóvenes e infantes muy bien representados.
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Distingo desde la primera noche, un grupito de cinco a seis niñas y un niño, quienes
entran a zapatear desde temprano, de vez en cuando descansan y platican, y vuelven a
zapatear. Distantes unas filas, a la vista, se encuentran sus padres, quienes no les han
incitado a zapatear: es por iniciativa propia que las criaturas van y vienen a la tarima,
incansables. Mientras zapatean comentan, mencionan sus dificultades con tal o cual paso,
se corrigen mutuamente, se estimulan con la vista y la sonrisa, con el acompañamiento
mutuo, en rueda.
En la segunda noche las he vuelto a observar: han asistido al Taller de Zapateado
matutino y se tomaron la foto con Don Abundio. Tienen ahora especial interés en aplicar lo
aprendido por la mañana. Descansan de vez en cuando y con alegría, conversan entre sí.
Los padres si acaso les echan un ojito, las dejan ser. Es la madrugada del segundo día, la
una A.M, y el grupito de niñas sigue como si acabaran de llegar, con energía desbordante.
No creo tener energía suficiente para desvelarme más, pero doy fé de que ahí seguían.
Intento como anteriormente, caracterizar un “dispositivo pedagógico”, éste de carácter
espontáneo, que han creado las niñas. Han decidido juntarse y zapatear juntas; se enseñan y
aprenden mutuamente, sin reprimendas y riendo; nadie las juntó o estimuló para que lo
hicieran, ni las están presionando para zapatear; libremente toman sus descansos, breves
por cierto, y siguen danzando; sonriendo, se cuentan sus dificultades y tropiezos en el
zapateado, no hay reprimendas ni castigos, sino risas para seguir adelante intentando
conservar el paso o mejorarlo; están atentas a los cambios que vienen de los músicos;
cuando el formato del programa cambia hacia un Ensamble que incluye un coro de seis
miembros y el trío, las niñas como el resto de zapateadoras/es, se sientan a escuchar sin
instrucción previa, pues algo hay de novedad en lo que viene que reclama de por sí su
atención y se la dedican. Termina ese segmento, continúa el formato de tríos y ellas toman
nuevamente la tarima, es su noche, su tarima, su espacio expresivo y lo asumen como tal,
sí, ellas son importantes y participan con toda su alegría y sus cuerpos sobrados de
energías.
Sin duda, con toda propiedad, podemos afirmar que así también aprenden estas
disciplinas artísticas y formas sociales de interacción concomitantes al son huasteco, que
les dan identidad.
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Séptima escena: un niño jala a su padre para zapatear sobre la tarima.
En la segunda noche de la Fiesta, he tenido la fortuna de atestiguar cómo un niño de
escasos cinco años, con su sombrero huapanguero, como el de su padre, lo jala para juntos
sumarse a zapatear desde la tarima. Lo hace una y otra vez, con sus respectivos descansos,
poniendo mucha atención a los pasos que le muestra su padre. Mientras tanto, la abuela, la
madre y el abuelo, le toman fotografías desde una tercera fila. El niño se desempeña con
soltura, no se ha unido a las niñas del grupo mencionado, mayores que él. Pero es claro que
la motivación es propia y la respuesta inmediata de su padre para acompañarlo a gozar
juntos.
Por no repetir el análisis del dispositivo pedagógico anterior, el de las niñas,
restrinjo un poco lo dicho allá: se trata aquí de un dispositivo más íntimo, familiar, de suma
confianza, automatizado también. No hay preocupación por lo “correcto” del desempeño,
se sobreentiende que están en un proceso de aprendizaje con el modelo de zapateado ahí a
su mano, quien amorosamente lo guía y pone el ejemplo. El pequeño se toma descansos
más largos que las niñas descritas, sin embargo estuvo como observador o zapateador cerca
de tres horas de la segunda noche. Por momentos, tomó la tarima para corretear con algún
otro niño y se dejó perseguir por una niña, pero no aceptó zapatear con ella, aunque lo
invitaba. Está en el proceso de incorporarse a la danza ante un grupo no familiar, va
tomando confianza, pues ha estado en escena pública, ha sido parte distinguida de la Fiesta.
Octava escena: Querrequefilms y varias/os fotógrafos como antropólogos
documentando la Fiesta.
La difusión de la Fiesta del Huapango ha llevado a atraer a documentalistas
profesionales, académicos y expertos en medios y en las artes visuales, antropólogos,
etnomusicólogos, quienes son bien recibidos para a dar cuenta por varios medios de su
realización. Tienen claro que la difusión de la Fiesta, como el logro de sus objetivos
generales y particulares, podrán atenderse con la participación más amplia de pobladores de
Tanquián como del exterior, para lo cual es indispensable incluirlos, tanto en transmisiones
en vivo, como en formatos de podcasts y otros.
Así, a diferencia de los primeros años, en que estos servicios de registro recaían más
directamente entre familiares del Comité o pobladores de Tanquián, ahora cuenta el
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Festival con adherentes espontáneos, profesionales que ponen a disposición del gran
público, vía las redes sociales, valiosos documentos que dan cuenta de la Fiesta, como de
entrevistas a sus participantes, tríos y Ensambles, organizadores y realizadores, para mejor
noticia de las implicaciones de esta gran Fiesta del Huapango.
Entre quienes documentan está Querrequefilms, organización ciudadana que
transmite con gran calidad en vivo y sube en youtube.com, entrevistas y extractos de esta
Fiesta y de otros encuentros semejantes relacionados con el Son, lo que permite tanto
disfrutar a distancia del evento, como conocer de viva voz, las opiniones, impresiones y
experiencias de los participantes. En términos de aprendizaje de las artes, música y danza,
cabe caracterizar a la vista, revisión y crítica de estos valiosos documentos, como un
dispositivo pedagógico, al alcance de cualquiera, para aprender de los participantes, tanto
de los conversatorios, analistas, organizadores, intérpretes y compositores del son, de la
Fiesta.
Efectivamente, hemos visto cómo miembros participantes de los tríos, jóvenes y
adultos, revisan los videos producidos y además de comentar, valoran el desempeño de los
otros, caracterizan estilos, conocen sones, interpretaciones, analizan composiciones,
aprenden cómo salir de apuros durante las versadas, aprenden a desempeñarse en el
escenario, uso de la voz, del instrumento, de sus cuerpos, para conectarse con sus públicos.
Quienes se interesan, mediante este dispositivo, aprenden de sí mismos al autoobservarse
en el desempeño durante un programa, por sí y en conjunto, sus coordinaciones, sus
entradas y salidas, los ajustes en sus voces, el dominio o no del escenario.
El revisar las fotografías también es una instancia de aprendizaje y de enseñanza,
son instantáneas que dan cuenta, así sea parcial, del desempeño en escena. Junto con el
análisis de los videos, se aprende a ser artista, a apreciar el quehacer artístico, a convivir
mediante la danza y la música, a conocer y difundir el patrimonio cultural propio y de los
miembros de la comunidad huasteca.
Con la participación de estos expertos en medios, los objetivos generales y
particulares de los organizadores, se ven atendidos, dando pie para que miles de otros,
cercanos y lejanos, se integren al cometido social, lo que solidifica el sentido de
comunidad.
http://youtube.com/
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Décima escena: mujeres dominando en el zapateado sobre la tarima y en varios
tríos.
En ambas noches de la Fiesta, fue ostensible la presencia mayoritaria de mujeres
zapateando sobre la tarima. Mujeres de todas las edades y condición social, venidas de
estados vecinos y locales. Un grupo de danzas de la comunidad Teenek, abrió ambas
sesiones, con participación de mujeres y hombres por igual, dando tiempo y espacio
prominente al origen ritual del patrimonio cultural de la región.
En ambas noches fue notoria y motivo de hilaridad, la participación de las
“Panuqueras”, trío de versadoras originarias de Pánuco, Veracruz, con amplio
reconocimiento por sus capacidades para entretener y versar espontáneamente, incluso en
“controversias”, con participaciones contrarias de algún hombre. Como mencionamos
antes, varias jovencitas formaban parte en al menos cuatro tríos y en un Ensamble mayor
con coro. Me atrevo a decir que es relevante la participación de las mujeres en esta Fiesta, y
más aún, que en términos de modelos de roles, disponibles para niñas y niños, como
jóvenes asistentes a la Fiesta, los hay muy bien plantados, y con discursos verbales y
corporales, de plenas capacidades para crear, aportar, abrazar la carrera musical, la
composición o la interpretación, la versada, la organización y conducción de eventos de
gran dimensión, social y civil.
No es menor la función de las mujeres en las controversias vs hombres: en las que
muestran tanto sus capacidades argumentativas, como poéticas y creativas, su conocimiento
y recreación del mundo, su visión de la relación con los hombres, su visión de lo que son
los hombres y sus roles de mujeres, con papeles no tradicionales, no sumisos, no sujetos a
la dominación. Sí, este “dispositivo” también es pedagógico, se aprende y se enseña en la
controversia, en el encuentro ante un público abierto a la sorpresa, a la discusión franca, sin
tapujos, divertida, en que nadie “se deja”, en que la palabra va y viene, se tiene derecho a
ella, y que ya habrá posterior ocasión para continuar el debate, declarando por ambas
partes, el valor del otro/a en oposición. Los “reality shows”, acordados, acartonados,
comprados, se quedan muy cortos ante estos ejercicios espontáneos, poéticos, ricos en
metáforas inmediatas que no sólo mantienen la atención de los asistentes, sino que dejan
revoloteando sus imágenes por horas, para resignificación posterior de quienes les
escucharon.
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Ahí esta una sencilla pero valiosa muestra de los resultados de esta Fiesta en su
novena edición: veo a un ciudadano ajeno al Comité, convenciendo a un visitante a
acercarse a la fiesta, a gozar de la tradición, la asume como “la Fiesta de Tanquián”, su
patrimonio. No es menor el logro, que han conseguido a brazo partido en nueve años de
organización y aprendizaje informal, a partir de la organización ciudadana, en que todos,
infantes, jóvenes y adultos, aprenden entre sí, con júbilo, fraternal y espontáneamente.
FIN