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LA FLEXIBILIDAD LABORAL Y SU IMPACTO EN
LA CONFIGURACIÓN DE SUBJETIVIDADES ISBN: 978-956-7074-13-6
MAURICIO MUÑOZ FLORES
FUNDACIÓN ROSA LUXEMBURGO
FRL
INSTITUTO DE CIENCIAS ALEJANDRO LIPSCHUTZ ICAL
SANTIAGO
CHILE 2012
2
Diseño de la portada: Sergio Naranjo.
Obra plástica: “Introspección”.
Año 2007.
Autor: Sergio Naranjo.
Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz Ical.
Ricardo Cumming 350, Santiago, Chile.
http://www.ical.cl
Noviembre, 2012.
3
ÍNDICE
Pág.
PRESENTACIÓN.......………………………………………………… 7
CAPÍTULO I: LA FLEXIBILIDAD LABORAL……………………... 11
1. Neoliberalismo…………………………………………………. 13
2. La instalación del modelo: el caso de Chile……………... 21 2.1. El Plan Laboral………………………………………….. 26
2.2. Las reformas postdictatoriales……………………….. 38
3. Regulación de la desregulación del mercado laboral: Debates en torno al concepto
de flexibilidad laboral……................................................
47
4. Las rigideces en el mercado del trabajo
que justifican la flexibilidad…………………………………….
52
5. Tipos de flexibilidad laboral………………………………… 54
CAPÍTULO II: LAS DINÁMICAS OPERATIVAS DEL
DISPOSITIVO: FORMAS DE DISCIPLINAMIENTO,
CONTROL Y EXPLOTACIÓN DERIVADAS DE LA FLEXIBILIDAD LABORAL……………………………………………
57
1. La optimización económica de la fuerza de trabajo y su sometimiento…………………………………………………..
59
2. Formas que asume en Chile la flexibilidad laboral……. 67
2.1. El caso de la Gran Minería del Cobre chileno……. 76 2.2. El caso de los callcenters……………………………… 90
CAPÍTULO III: IMPACTOS DE LA FLEXIBILIDAD LABORAL EN LA CONFIGURACIÓN DE SUBJETIVIDADES……………..
105
1. Subjetividad……………………………………………………. 107 2. La agonía del sujeto: El Homo Economicus
como estructura significante…………………………………… 120
3. El regreso del sujeto: Formas de des-subjetivación, resistencia y contrapoder………………………………………..
134
CONCLUSIONES……………………………………………………… 145
4
BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………… 157 1. Fuentes bibliográficas………………………………………... 157
2. Fuentes hemerográficas……………………………………… 164 3. Fuentes archivísticas…………………………………………. 166
4. Fuentes web……………………………………………………. 168
ANEXO………………………………………………………………….. 169
1. Apartado Metodológico………………………………………. 169 1.1. Pregunta de investigación…………………………….. 169 1.2. Objetivos de la investigación…………………………. 169 1.3. Hipótesis………………………………………………….. 170 1.4. Consideraciones metodológicas……………………… 170
5
Para aquellos que venden su fuerza de trabajo… La clase-que-vive-del-trabajo.
6
7
PRESENTACIÓN
Este libro, que se inscribe dentro del trabajo realizado en el Área
Laboral del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz ICAL durante el año 2012, es el resultado de un proceso investigativo que buscó
abordar, desde una perspectiva crítica, la problemática de la
flexibilidad laboral y su impacto en la configuración de subjetividades.
En Chile, y en la región en general, la instalación del neoliberalismo, en tanto reestructuración política, económica y social, fue el comienzo de cambios radicales en la organización del trabajo1. En lo relacionado con
el trabajo formal, la introducción de nuevas tecnologías impactó directamente en la organización de las funciones y los cambios en las
calificaciones. Por otro lado, parte del mercado del trabajo ha tendido a la informalidad o a la precarización laboral, la cual vino de la mano del
1 De La Garza, E. (2003). Las teorías sobre la reestructuración productiva y América
Latina. En: De la Garza, E. (compilador). Tratado latinoamericano de sociología del trabajo. (pp. 716 – 734). México: FCE., De La Garza, E. (2001). La formación socioeconómica neoliberal. Debates teóricos acerca de la reestructuración de la producción y evidencia empírica para América Latina, México: UAM y Plaza y Valdés Editores., Soto,
A., Espinoza, G., Gómez, J. (2008). Aspectos subjetivos vinculados a la flexibilidad laboral. En Soto, A. (editor). Flexibilidad laboral y subjetividades. Hacia una comprensión
psicosocial del empleo contemporáneo. (pp. 18 – 24). Santiago: Lom ediciones., Núñez, D.
(2004), El trabajo desregulado en Chile 1990-2000. Crónica de la historia oculta de una
década de desarrollo capitalista. En Álvares, R. y Aravena, A. (editores). Los trabajadores y la nueva cuestión social. Repensando la realidad laboral y sindical en Chile . (pp. 13 –
35). Santiago: Ical. y Muñoz, M. (2011). Telefónica Chile. Reestructuraciones productivas periodo 1990 – 2006. Impactos en materia de flexibilidad laboral. (pp. 16 – 32). Tesis para
optar al título profesional de sociólogo, Universidad de Arte y Ciencias Sociales, Arcis.
Santiago.
8
empleo a tiempo parcial y la subcontratación2. En este contexto, las
empresas buscan responder con discontinuidad en los procesos productivos, flexibilizando la organización del trabajo y, por lo tanto,
las condiciones laborales de los trabajadores3, generando dinámicas productivas que, lejos de evitar las crisis económicas inherentes a la
configuración capitalista, se ajusten a ellas.
La desregulación del mercado del trabajo chileno de fines de los años
70, se consolida a partir de los 90 bajo el discurso modernizante de la flexibilidad laboral. Ésta se instala, desde los sectores tecnocráticos,
económicos, políticos y académicos, como la solución necesaria que
contrarresta los efectos nocivos que representan las rigidices del mercado del trabajo. Los discursos y las políticas que buscan
implementarla, acompañan la necesidad del Capital de incrementar la tasa de ganancia por medio de la hiperexplotación de la fuerza de
trabajo.
Se hace necesario, por lo tanto, desbordar el terreno técnico-económico
desde el cual se ha definido el concepto; lugar en donde los ideólogos
neoliberales y la elite política y económica, en sus análisis y propuestas, la han confinado; y analizarla en tanto dispositivo4, es
decir, un conjunto de prácticas heterogéneas que comprenden
discursos, instituciones, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, tecnologías, enunciados científicos, proposiciones
filosóficas y políticas. Una red que se establece entre estos elementos y que, a la vez, los articula. Una especie de formación que, en un
determinado momento, tuvo como función principal la de responder a
una urgencia y, por lo tanto, tiene una determinada posición estratégica. Un mecanismo estratégico que, poco a poco, se ha
convertido en un mecanismo de control-sujeción de la fuerza de trabajo que a través del disciplinamiento, el control y la explotación de los
trabajadores, impacta en las configuraciones subjetivas y busca
generar determinadas identidades laborales.
2 De La Garza, E. (2003), El papel del concepto de trabajo en la teoría social del siglo XX.
En De la Garza, E. (compilador), Op. Cit., p. 31. 3 Antunes, R. (2001). ¿Adiós al trabajo? Ensayo sobre las metamorfosis y la centralidad
del mundo del trabajo. (p. 40). Sao Paulo: Cortez. 4 Foucault, M. (1991). Saber y verdad. (pp. 128-130). Madrid: Ediciones La Piqueta.
9
Así, en la presente investigación, se espera conocer cuáles son los principales impactos de la flexibilidad laboral en la configuración de subjetividades. En primer lugar, se construirá un nuevo concepto de flexibilidad laboral. En segundo lugar, se analizará la dinámica operativa del dispositivo flexibilidad laboral a partir de las formas de disciplinamiento, control y explotación derivadas de éste. Finalmente, en
tercer lugar, se describirán los impactos de la flexibilidad laboral en la configuración de subjetividades.
Para alcanzar tales objetivos se realizará una investigación de tipo secundaria. La técnica que se ocupará para producir la información es
la revisión de fuentes documentales escritas, fuentes secundarias y datos descriptivos empíricos, para lo cual se utilizarán fuentes bibliográficas: consulta de libros; fuentes hemerográficas: consulta de
artículos o ensayos de revistas, tesis y periódicos; y fuentes archivísticas: consulta de normativa legal, circulares e información
estadística5. La principal consecuencia de la implementación del dispositivo
flexibilidad laboral en la configuración de subjetividades es que socaba, quitándole toda potencialidad y sentido, a la estructura significante que
se conformó en torno al trabajo en el periodo anterior a la instalación del neoliberalismo, donde los trabajadores, en tanto clase trabajadora,
cumplían un rol fundamental en el intento industrializador y
desarrollista de los países latinoamericanos en general; y la sustituye por aquella estructura que tiene al Homo Economicus como una especie
de “equivalente general”, abriendo el espacio para configuraciones subjetivas cuyos sentidos se vinculan a la competencia permanente como instancia de socialización por excelencia; la individualización radical y, por lo tanto, el descredito de los colectivos, principalmente de
las organizaciones sindicales, como lugares de representación; el miedo como arquetipo de vinculación con la actividad del trabajador; y la
banalización de la precarización del trabajo.
Sin embargo, la flexibilidad laboral, además de ser técnica de
producción y dominación, en su radicalidad (“enajenación”) entrega también la posibilidad de des-subjetivación, puesto que está
5 Ver Apartado Metodológico en el Anexo. (pp.167-172).
10
estrechamente relacionada con la precarización del empleo y con la conformación de nuevos elementos en la estructura significante que
posibilitarían la inscripción en sentidos alternativos a los que instala el
neoliberalismo y que permitirían la emergencia de resistencia y espacios de contrapoder.
La potencialidad de este sujeto de la resistencia que se puede configurar ante la radicalización del Capitalismo a manos del
neoliberalismo, reside en que se ubica frente el sistema capitalista en
su conjunto y, por lo tanto, ante las políticas de sometimiento, control y explotación del poder, es posible proyectar formas de lucha y
configuraciones subjetivas de resistencia amplia.
Mauricio Muñoz Flores México D.F.
Septiembre 2012
11
CAPÍTULO I
LA FLEXIBILIDAD LABORAL
En este primer capítulo se expondrá el debate acerca de la flexibilidad
laboral, su definición conceptual y las causas de su emergencia. Este
debate está anclado a la problemática del control del desempleo en Europa de fines de los 70 del siglo XX y la conformación de las
corrientes de opinión pro flexibilización. En este contexto, la flexibilidad laboral se entiende como producto o resultado de cambios en:
1.- El marco institucional del mercado del trabajo.
2.- El contexto socioeconómico general.
3.- El sistema de producción.
Desde estas perspectivas se espera articular y descifrar las bases teóricas del concepto, distinguiendo su relación con la teoría neoclásica, el postfordismo -sea en su corriente regulacionista, la especialización flexible o el neoschumpetearismo- o con la nueva ola de la gerencia y sus dimensiones de “calidad total” y “justo a tiempo”.
Por otro lado, se hará una revisión en torno a las rigideces en el mercado del trabajo que sirven para justificarla, vinculadas
principalmente a las dimensiones de:
1.- Estructura productiva.
2.- Institucionalidad jurídica.
12
Para, finalmente, exponer el análisis acerca de los tipos de flexibilidad laboral.
Con el objeto de contextualizar este recorrido nos serviremos del
análisis que desarrolla Michel Foucault en el curso “Nacimiento de la Biopolítica”6, donde este autor examina las primeras ideas neoliberales
y da cuenta de cómo estas se enfrentan, por un lado, a las políticas keynesianas y, por otro, a las políticas liberales clásicas.
A partir de estas distinciones que creemos fundamentales y a contraluz de las mismas, se hará una revisión de la instalación jurídica o, si se
prefiere, institucional de los postulados neoliberales en el mercado del trabajo nacional, describiendo sus particularidades, articulaciones y
consolidación. Para esto se propone un recorrido que va desde el Plan
Laboral de 1979, las concepciones que están detrás de éste y las características de los Decretos Ley7 (DL) implementados en Dictadura
para su puesta a punto, hasta las reformas en materia laboral llevadas a cabo por los gobiernos postdictatoriales, dando especial énfasis a la
regulación de la desregulación del mercado del trabajo que se llevó a
cabo en este periodo.
6 Foucault, M. (2010). Nacimiento de la biopolítica. Bs. As.: FCE. 7 Disposición promulgada por el Poder Ejecutivo sin ser sometida a un órgano legislativo
competente.
13
1. Neoliberalismo.
El neoliberalismo es una formación socioeconómica que puede ser
comprendida a partir de diferentes dimensiones o niveles8. El primero de estos niveles, es que esta formación es una ideología con base en teorías económicas y sociales. Una concepción de mundo que
desciende, sin asumirla completamente, manteniendo ciertas ideas-fuerza e incluso, como veremos más adelante, negando varios aspectos,
de la economía clásica cuyos ejes centrales eran9:
1.- La libertad de mercado puede y debe funcionar de tal manera
que, gracias a ella, se establezca el “precio natural” de los productos, el cual siempre será rentable, tanto para el vendedor
como para el comprador. Los efectos benéficos de la competencia
no se repartirán de manera desigual entre los actores que se ponen en relación en el mercado y, por lo tanto, la libertad de éste
garantiza el enriquecimiento general, colectivo e indefinido.
2.- El progreso económico ilimitado es posible gracias a un
mercado cada vez más extendido, es decir una mundialización del mercado, su apertura mundial, como condición de posibilidad de
un enriquecimiento colectivo e indefinido, la competencia entre Estados como factor de enriquecimiento común.
3.- Un determinado “arte de gobernar”. El liberalismo. Donde el
gobierno tiene el deber de reconocer los mecanismos económicos
8 Niveles definidos en De la Garza, E. (1992). Crisis y sujetos sociales en México. (pp. 184-
188). México D.F.: Miguel A. Porrúa. 9 Foucault, M. (2010). Op. Cit., pp. 72-85. Donde el autor analiza la “economía política”
desarrollada por los fisiócratas, escuela de pensamiento económico del siglo XVIII que
afirmaba la existencia de una “ley natural” que postula que el buen funcionamiento del
mercado estaría asegurado sin necesidad de intervenirlo. Esta doctrina puede resumirse,
brutalmente, en la frase “laissez faire” (“dejad hacer”), que hace referencia a la
liberalización completa de los mercados y la mínima o nula intervención de los gobiernos
en estos. Es Adam Smith (1723-1790), en Smith, A. (1958). Investigación sobre la
naturaleza y la causa de la riqueza de las naciones. México: FCE., quien indica que es la
libertad de los mercados un principio de enriquecimiento, de crecimiento y, por
consiguiente, de poder para los Estados. El mercado tenía la capacidad de autorregularse
por una “mano invisible” que encausaba a la economía hacia su desarrollo y, por lo tanto,
permitía el beneficio de la sociedad en general pues, los individuos y sus “egoísmos responsables”, naturalmente, así lo posibilitaban.
14
en su naturaleza espontánea y respetarlos, es decir, no provocar
efectos contrarios y opuestos a sus objetivos. Y donde la limitación de su poder no proviene del respeto por la libertad de
los individuos sino de la evidencia del análisis económico que el gobierno sabrá respetar. Es preciso que este “arte de gobernar”
sepa manipular, facilitar, provocar y dejar hacer o, más bien,
manejar y ya no reglamentar, es decir, procurar que las regulaciones necesarias y naturales actúen y, de ser necesario,
establecer regulaciones que faciliten las regulaciones naturales10. Esta práctica gubernamental sólo puede funcionar si existen una
serie de libertades: de mercado, de consumo, del vendedor y el
comprador, del derecho de propiedad, etc. “Arte de gobernar que consume libertad”, dirá Foucault. Y para consumirla debe
también, antes, producirla y, al mismo tiempo, limitar aquello que
amenaza con destruirla, aquellos intereses individuales que eventualmente se pueden oponer y que constituyen un peligro
para el interés de todos11. El liberalismo no es aquello que acepta la libertad sino que, más bien, es lo que se propone fabricarla en
cada momento, provocarla y producirla.
Así, en el liberalismo clásico la racionalidad reside en el mercado,
contrario a lo que ocurre en el neoliberalismo donde, como veremos posteriormente, la racionalidad está puesta en el individuo. Si bien los
actores pueden ser irracionales, en el liberalismo es el empirismo del
mercado el gran asignador de factores a la producción. La sociedad, desde esta perspectiva, se reduce a individuos propietarios que
10 Foucault, M. (2007). Seguridad, territorio, población. (pp. 403-404). Bs. As.: FCE. 11 Para el liberalismo, el principio de cálculo del costo de producción de la libertad es la
seguridad. El problema de la seguridad está definido por cómo proteger el interés
colectivo contra los intereses individuales y, a la inversa, habrá que proteger los intereses
individuales contra todo lo que pueda aparecer como intrusión procedente del interés
colectivo. El liberalismo deberá fiscalizar a cada instante la libertad y seguridad de los
individuos en torno al peligro, es decir, administrar los peligros y los mecanismos de
seguridad y libertad. La primera consecuencia de esto es que no hay liberalismo sin una
cultura de peligro, sin un “vivir peligrosamente”, sin una situación de constante amenaza
para los individuos. La segunda de las consecuencias del arte liberal de gobernar es la
extensión de los procedimientos de control, coacción y coerción, que constituyen la
contraparte de las libertades, esas “técnicas disciplinarias que se hacen cargo del
comportamiento de los individuos”. La tercera consecuencia es la aparición de
mecanismos cuya función es producir e incrementar las libertades mediante el control y
la intervención. Ver Foucault, M. (2010). Op. Cit., pp. 86-91.
15
intercambian entre sí, buscando maximizar su beneficio, con un
privilegio de la noción de “libertad” en el mercado sobre la de “igualdad”.
En un segundo nivel, podemos decir que el neoliberalismo es un tipo de política económica cuyo basamento es el concepto de autorregulación de la economía, es decir, una tendencia al equilibrio en la ausencia de la
intervención o fallas del mercado, lo que conlleva la retirada del Estado
de la inversión productiva, la transnacionalización y monopolización de
los mercados y la vigilancia permanente sobre los flujos monetarios, para intervenir cuando sea necesario ajustar la oferta o la demanda de
dinero, la tasa de cambio o de interés, para controlar la inflación y el déficit fiscal.
El neoliberalismo, en un tercer nivel, es también una forma de gobierno
es decir, una manera determinada de vincularse el Estado y la sociedad
civil, a través de instituciones de mediación, donde el primero no es un actor productor de capital sino que su accionar se basa en garantizar la
acumulación de capital privado, interviniendo, principalmente, en los
circuitos monetarios y en el mercado del trabajo. Acompañando al mercado, garantizando su funcionamiento.
Esta formación socioeconómica surge, tal como lo explica Foucault en
“Nacimiento de la Biopolítica”12, a comienzos del siglo XX con la
intención de proponer fórmulas políticas y económicas que dieran garantías a los Estados contra la menor libertad que entrañaban los
mecanismos de intervención económica presentes en las políticas
Keynesianas13. Este surgimiento tiene un doble anclaje, por un lado el
12 Foucault, M. (2010). Op. Cit., p. 91. 13 John Maynard Keynes (1883-1946) explicaba las crisis del Capitalismo a partir de la
baja de la eficacia marginal del capital y la tasa demasiado elevada de interés, que
ocasionaba una caída de las inversiones. Frente a esto propuso la intervención de los
poderes públicos con el objetivo de garantizar el pleno empleo, a través de medidas que
favorecían el consumo, cuestión que implicaba mayor gasto público. Esto redundó en
una amplia participación de los Estados en las decisiones económicas, aplicando
políticas fiscales que respondían, por un lado, a las exigencias capitalistas de
acumulación, relacionadas con la generación de ganancias y reinversión en el proceso
productivo y, por otro lado, a los requerimiento de la población que, a través de la
redistribución de la riqueza implementada desde el Estado, satisfacía sus necesidades
básicas. Ver Pacheco, L. (2004). Política Económica. Un enfoque desde la economía política.
Quito: Editorial Letra Mía.
16
anclaje alemán que se conecta con el desarrollo y la crisis del nazismo
y, por otro lado, el anclaje norteamericano que se despliega y organiza contra el intervencionismo federal y los programas de asistencia
impulsados por los demócratas Truman14, Kennedy15 y Johnson16.
El problema que se plantearon los ideólogos neoliberales alemanes es
particularmente esclarecedor en relación a la inteligibilidad de las políticas socioeconómicas que se buscan instalar a partir de 1945-
1948, donde la dificultad estaba dada por la tarea de dar existencia a un Estado determinado, antes desmantelado por el fin del periodo Nazi,
cuestión que, para Foucault, constituyó el primer objetivo, histórico y
político, del neoliberalismo17. Así, teóricos como Walter Eucken (1891-1950), máxima autoridad de la escuela neoliberal alemana; Franz
Böhm (1895-1977), asesor jurídico del Ministerio de Economía alemán
entre 1925 y 1932 y profesor de derecho en las universidades de Friburgo y Jena de 1933 a 1938; Alfred Müller-Armack (1901-1978),
profesor de economía y defensor acérrimo de la libre empresa; Wihlelm Röpke (1899-1934), neomarginalista, antikeynesiano y profesor de
economía de la Universidad de Marburgo; y Friedrich A. von Hayek
(1899-1992), austriaco, jurista y cientista político, cuyo pensamiento se caracterizó por adherir a las tendencias ultraliberales y tuvo especial
influencia -gracias a su paso como profesor de Ciencias Sociales y Morales de la Universidad de Chicago en 1952- en la conformación del
pensamiento “anarcocapitalista” norteamericano; formaron la Escuela de Friburgo o de los “Ordoliberales”18, la cual buscó definir, redefinir o
recuperar, la racionalidad económica que permite anular la
irracionalidad social del Capitalismo19. Los Ordoliberales, en busca de la respuesta acerca de cómo la libertad
de los agentes económicos puede fundar y entregarle legitimidad al
14 Presidente de EE.UU. entre 1945 a 1953. 15 Presidente de EE.UU. entre 1961 a 1963. 16 Presidente de EE.UU. entre 1963 a 1969. 17 Foucault, M. (2010). Op. Cit., p. 124. 18 Michel Foucault les entrega este apelativo ya que sus posiciones teóricas, ideológicas,
económicas y políticas fueron expuestas en la Revista Ordo, que circuló entre 1948 y
1974. Foucault hace referencia al prefacio firmado por Franz Böhm, Walter Eucken y
Hans Grossmann-Doerth con el título de “Nuestra Tarea” del primer volumen de la
colección Der Ordnung der Wirtschaft (“El orden de la economía”). 19 Foucault, M. (2010). Op. Cit., pp. 125-134.
17
Estado, al mismo tiempo que se le limita, se replantearon una serie de
elementos del liberalismo, específicamente aquellos que tienen que ver con el “arte de gobernar”. Para esto, para alcanzar tal objetivo, de forma
estratégica, se plantearon tres cuestiones que son fundamentales20:
1.- Definieron un objetivo. A saber: fundar la legitimidad de un
Estado a partir del espacio de libertad de los socios económicos.
2.- Especificaron un sistema general compuesto por los
adversarios que podía constituirse en obstáculos que impedirían alcanzar el objetivo, es decir, construyeron un campo de adversidad. Aquí el nazismo jugó un rol de primer orden. Para el
régimen Nazi, el liberalismo era una “política inglesa” y, las
políticas liberales eran incompatibles con la política nacional
alemana, que necesitaba de una política económica proteccionista. Lógica que se arrastraba desde el socialismo de
Estado bismarckiano, de fines del siglo XIX, y que, posterior a la Primera Guerra Mundial, se caracterizó por el desarrollo de una
economía planificada, centralizada en torno de un aparato
administrativo que asignaba los recursos, fijaba el nivel de los precios y buscaba garantizar el pleno empleo. El dirigismo
keynesiano que los neoliberales distinguían en las políticas socioeconómicas alemanas, pero también las políticas de planificación soviética, el New Deal21 norteamericano y el Plan
Beveridge inglés22, representaban una invariante antiliberal. 3.- Generaron la distribución y redistribución de recursos conceptuales y técnicos que tenían a su disposición para,
valiéndose de ellos, atravesar el campo de adversidad y llegar a su
objetivo.
20 Foucault, M. (2010). Op. Cit., pp. 135-146. 21 Nombre dado por el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt a la política
intervencionista puesta en marcha, entre los años 1933 y 1938, para luchar contra los
efectos de la Gran Depresión en Estados Unidos. Los principales objetivos de este “nuevo
trato” fueron: sostener a los sectores más pobres de la población, reformar los mercados
financieros y redinamizar la economía norteamericana. 22 Programas puestos en práctica durante la Segunda Guerra Mundial. Estos buscaban
la creación de un sistema unificado y centralizado de protección social generalizada y un
establecimiento de un sistema de salud gratuito y universal.
18
Para los Ordoliberales el problema es el Estado:
“Nada prueba que la economía de mercado tenga defectos, nada
prueba que tenga un vicio intrínseco, porque todo lo que se le atribuye como falla y como producto de sus defectos debe
imputarse al Estado”23
Es aquí donde el neoliberalismo se distancia del liberalismo, el cual
aceptaba una libertad de mercado, primero definida y luego vigilada por el Estado. Es decir, un Estado que genera un mercado, sus
condiciones de producción y reproducción, regula su contexto y sus agentes. Por su parte los Ordoliberales dicen: invirtamos la fórmula
inicial del liberalismo. No más Estado productor de un mercado. Ahora
proponemos la libertad de mercado como principio fundador,
organizador y regulador del Estado. El Estado bajo la vigilancia permanente del mercado.
Ya en 1944, Hayek en su obra “El camino a la servidumbre”24, nos
advertía que la condición para la “libertad” es que la coacción que se
ejerce sobre el individuo en el ámbito social se reduzca completamente, es decir, se defiende la independencia del individuo frente al poder
arbitrario de sus semejantes25, frente al poder de lo social representado, por ejemplo, en el Estado. La racionalidad pasa de la
estructura al individuo. Asimismo, este Ordoliberal nos indica que la
libertad en materia económica es la condición de libertad esencial26 y, por lo tanto, cualquier interferencia que pueda existir sobre la relación
espontánea y natural de los individuos en el mercado sería atentar contra la libertad de estos. En el libre mercado todas las actividades y
transacciones económicas dependen exclusivamente de la libre
iniciativa de los individuos, los cuales intentan alcanzar sus objetivos económicos de la forma que consideren más adecuada, sin intervención
externa. En este contexto económico, los individuos toman con libertad
23 Foucault, M. (2010). Op. Cit., p. 148. 24 Von Hayek, F. (1978). El camino a la servidumbre. Madrid: Alianza Editorial. 25 Von Hayek, F. (1982). Los Fundamentos de la Libertad. (p. 32). Bs. As.: Centro de
Estudios sobre la Libertad. 26 Von Hayek, F. (1978). Op. Cit., p. 40.
19
decisiones sobre su empleo, la utilización de su capital y el destino de
sus recursos27.
Así, podemos ver que el neoliberalismo no es sólo una puesta al día, ni el simple resurgimiento del liberalismo tradicional, sino que, más bien,
se trata de una serie de transformaciones, desplazamientos e
inversiones respecto del liberalismo o las formas económicas liberales desarrolladas en los siglos XVIII y XIX.
El primero de estos movimientos está relacionado con el desplazamiento que va del intercambio a la competencia como
fundamento, principio o esencia del mercado. Si en el liberalismo clásico el elemento que definía el mercado, su principio, era el
intercambio libre entre dos agentes en equivalencia, donde el Estado
vigilaba la correcta articulación y el contexto de este intercambio; en el neoliberalismo la esencia, lo fundamental, no está ya puesto en el
intercambio, sino que es la competencia pura entre agentes desiguales, la que asegura la racionalidad económica:
“La competencia como lógica económica esencial sólo aparecerá y producirá sus efectos de acuerdo con una cantidad de
condiciones que habrán sido cuidadosa y artificialmente establecidas. Es decir que la competencia pura no es un dato
primitivo. No puede sino ser el resultado de un prolongado
esfuerzo, y, en rigor, jamás podrá alcanzarse. La competencia pura debe y no puede ser más que un objetivo, un objetivo que
supone, por consiguiente, una política indefinidamente activa”28 Asimismo, para los neoliberales la racionalidad ya no está en el
mercado, como postulaban los liberales, quienes fueron acusados de cierta “ingenuidad naturalista” al considerar al mercado como un dato
de la naturaleza, algo que se produce de forma espontánea y que, por lo mismo, se debía respetar. Ahora la racionalidad reside en el
individuo y por lo mismo, porque el individuo tiene intereses propios, el neoliberalismo no va a inscribirse en el signo del laissez-faire sino que,
por el contrario, se colocará bajo el signo de una vigilancia, actividad e
27 En el capítulo III de esta investigación se retomará esta problemática desde el concepto
de Homo Economicus. 28 Foucault, M. (2010). Op. Cit., pp. 153.
20
intervención permanente; mediante acciones reguladoras y
ordenadoras29.
En segundo lugar, para los neoliberales, entre una economía basada en la competencia y un Estado, ya no puede existir una delimitación
mutua de dominios diferentes. Es decir que, si para los liberales había
un espacio, un campo, donde el mercado debía quedar libre y otro lugar, definido, limitado, donde el Estado podía intervenir; para los Ordoliberales, en cambio, se gobierna para el mercado, para producir
un mercado:
“La competencia pura, que es la esencia misma del mercado, sólo puede aparecer si es producida, y si es producida por una
gubernamentalidad activa. Habrá, por lo tanto, una suerte de
superposición completa de la política gubernamental y de los mecanismos de mercado ajustados a la competencia”30
En este punto se puede identificar una tercera diferencia entre los
liberales y los neoliberales. Diferencia vinculada con la forma de
gobernar, lo que Foucault llama “estilo gubernamental”31: Si el problema del liberalismo era definir y definirse entre las acciones que
había que emprender y las que no, vale decir, dónde se podía intervenir y dónde no, “una división entre lo que es preciso hacer y lo que
conviene no hacer”32; para el neoliberalismo el problema no radica en
que hay cosas que no pueden tocarse y otras que si, sino que, más bien, en saber cómo tocarlas:
“En el fondo –y es aquí que su intervención va a permitirle
alcanzar su objetivo, a saber, la constitución de un regulador de
mercado general sobre la sociedad-, tiene que intervenir sobre esa sociedad para que los mecanismos competitivos, a cada instante
y en cada punto del espesor social, puedan cumplir el papel de reguladores”33
29 Foucault, M. (2010). Op. Cit., pp. 158. 30 Foucault, M. (2010). Op. Cit., p. 154. 31 Foucault, M. (2010). Op. Cit., p. 163. 32 Foucault, M. (2010). Op. Cit., p. 27. 33 Foucault, M. (2010). Op. Cit., p. 179.
21
Es así que con el neoliberalismo lo que se gobierna, el objetivo de la
intervención gubernamental, es la sociedad. Lo que les obsesiona a los Ordoliberales es que el mercado, en tanto regulador general, sea
posible, es decir, colocar la regulación del mercado como principio regulador de la sociedad basado, más que en el intercambio de
mercancías, en los mecanismos de competencia. Una sociedad
sometida a la dinámica competitiva. Una sociedad de empresas y hombres empresarios de si mismos34.
2. La instalación del modelo: el caso de Chile.
La instalación del neoliberalismo en Chile implicó la desarticulación del proyecto político de la Unidad Popular y el fin del intento desarrollista
del país. En general, con la implementación del modelo de desarrollo
neoliberal en la región se dejó atrás el periodo llamado de “Industrialización por Sustitución de Importaciones” (ISI), el cual
buscaba que las economías latinoamericanas pudieran mantener su propia industria, con un desarrollo económico “hacia dentro” basado en
una planificación de las políticas económicas nacionales, sustentado en
una “alianza de clases” entre la burguesía y el proletariado industrial nacional35 que tenía como idea matriz la de una modernización
impulsada por el “Estado de Compromiso”, el cual buscaba mejorar las condiciones de vida de la población, principalmente a través del
desarrollo industrial, la educación, cobertura de salud y vivienda; un
Estado distribuidor de la riqueza, desarrollista, y, a la vez, integrador del movimiento popular en la estructura de poder, que tenía como
objetivo principal generar un equilibrio social, abriendo el nivel de participación económica, política y social de los distintos actores.
34 Las consecuencias de esto serán analizadas en los capítulos siguientes de esta
investigación. 35 Esta “alianza de clases”, hacia el año 1945, finalizando la Segunda Guerra Mundial, se
instala con un modelo desarrollista en América Latina, el cual tiene como objetivo
inmediato un proyecto nacionalista, antiimperialista y antioligárquico; el proyecto
socialista representado por la URSS y posteriormente por la Revolución Cubana (1959)
es menos significativo que el proceso de liberación nacional y, por lo tanto, esta alianza
se caracteriza por la iniciación de políticas tendientes a la industrialización y a la
consolidación del mercado interno. Ver artículo de Faleto, E. y Kirkwood, J. (1976) .
Política y comportamientos sociales en América Latina. Santiago: Flacso-Chile. y Baño, R.,
Benavides, L., Faletto, E., Flisfisch, A., Kirkwood, J. y Morales, E. Movimientos Populares y Democracia en América Latina. (pp. 2 - 3).
22
Es este modelo de desarrollo el que es barrido, derrotado material y
simbólicamente, por las dictaduras militares en América latina a partir de la década de los setenta, en Chile particularmente con el Golpe de
Estado del 11 de Septiembre de 1973.
Para José Piñera Echeñique36, ideólogo neoliberal, Chile es un país
paradigmático, ya que este fue el primer país tercermundista en emprender una “revolución de libre mercado”37. El ajuste estructural
llevado a cabo en el país en la segunda mitad de la década de los setenta se dio en un contexto latinoamericano de crisis económica y fue
promovido tanto por el Banco Mundial (BM) como por el Fondo
Monetario Internacional (FMI) con el objetivo de instalar el neoliberalismo como modelo de desarrollo en la región. Para alcanzar
tal meta, la Dictadura Militar implementó una serie de políticas de
ajuste estructural que tenían la intensión de, primero, “estabilizar” la economía nacional a través de un “tratamiento de shock”38,
disminuyendo el gasto fiscal o desincentivando la demanda interna por medio de la rebaja en los salarios; y, segundo, abrir la economía
nacional, quitando el proteccionismo y dando paso a una liberalización
de los mercados mediante la promoción de las exportaciones, la
36 Nacido en Santiago de Chile en 1948. Se graduó como economista en la Pontificia
Universidad Católica de Chile en 1970 y realizó estudios de postgrado en la Universidad
de Harvard. Reconoce influencia teórica de los neoliberales Friedrich A. von Hayek y
Milton Friedman. En 1978 asume como ministro del trabajo y previsión social del
gobierno dictatorial del general Augusto Pinochet U., al año siguiente logra la aprobación
del Plan Laboral que, según sus propias palabras, “restableció la libertad y democracia
sindical en Chile, introdujo la negociación colectiva por empresa, despolitizó el mundo
sindical, logró la paz social en sector privado, y estableció condiciones para logra el pleno
empleo”. En agosto de 1980 promovió y firmó la Constitución Política y, tres meses
después, creó el sistema de pensiones de capitalización individual o AFP. Luego, en
diciembre de ese mismo año, asumió como Ministro de Minería y, el 2 de Diciembre de
1981 logra la aprobación de la Ley Orgánica Constitucional sobre Concesiones Mineras
que restableció el derecho de propiedad en este sector productivo, el más importante para
nuestro país. Luego de esto, renuncia voluntariamente a su cargo. Piñera es Fundador y
Presidente del Centro Internacional para la Reforma de las Pensiones (Santiago),
Académico del Instituto Cato (Washington), del Instituto Bruno Leoni (Milán), y miembro
del Consejo Asesor de la Iniciativa Educacional para Europa Central y del Este (Viena). 37 Piñera, J. (1997). Libertad, libertad mis amigos. (p. 4). En el sitio web del autor
http://www.josepinera.com/jp/Libertad_libertad.pdf. 38 Termino utilizado por Jorge Cauas, Ministro de Hacienda del periodo, citado por José
Piñera en Piñera, J. (1990). La revolución laboral en Chile. (p. 8). En el sitio web del autor
http://www.josepinera.com/jp/revolucion_laboral.pdf.
23
desregulación de los mercados, el impulso de las privatizaciones y la
entrega de condiciones favorables para el arribo de los capitales extranjeros39. Esta nueva configuración no sólo tiene que ver con las
modificaciones del orden económico sino que su potencia radica en que reconfigura el orden social.
Es importante subrayar, por su trascendencia decisiva, la influencia de un equipo de tecnócratas liberales formados, en su mayoría, en la
Escuela de Economía de la Pontificia Universidad Católica de Chile, con estudios de postgrados en el Departamento de Economía de la
Universidad de Chicago, bajo la dirección de Milton Friedman y Arnold
Harberger que, a partir de 1975, colocaron los postulados de esta escuela como “la ciencia económica oficial” de la instalación del
neoliberalismo40:
39 Ver Núñez, D. (2004). Op. Cit. 40 A este grupo se le denominó los Chicago Boys y en el destacan: Pablo Baraona
(Presidente del Banco Central 1975-76; Ministro de Economía, 1976-78, 1988-89 y de
Minería 1988-89), Álvaro Bardón (Presidente del Banco Central 1977-81; Ministro de
Economía, 1982-83), Hernán Büchi (Ministro de Economía, 1979-80; ODEPLAN 1983-84;
de Hacienda 1985-89), Jorge Cauas (Ministro de Economía 1976-82), Sergio de Castro
(Ministro de Hacienda 1974-82: Presidente del Banco Central 1981-82), Miguel Kast
(ODEPLAN 1978-1980; Ministro del Trabajo y Previsión Social 1980-82; Presidente del
Banco Central 1982), Roberto Kelly (Ministro de Economía, 1978-79), Felipe Lamarca
(Director del Servicio de Impuestos Internos 1978-84), Fernando Léniz (Ministro de
Economía, 1973-75), Rolf Lüders (Ministro de Economía 1982; de Hacienda 1982-83),
Juan Carlos Méndez González (Director de Presupuesto 1975-81), Juan Ariztía Matte
(Superintendente de AFP 1980 - 1989), José Piñera Echenique (Ministro del Trabajo y
Previsión Social 1979-80; de Minería 1980-81), Francisco Soza (CORFO 1975), Luis
Arturo Fuenzalida, Alonso Ibáñez y Durán (Fundador del CEESP México, Analista
Económico, Fundador y Rector del IDE), Ernesto Fontaine, Cristián Larroulet, Joaquín
Lavín (UDI), Camilo Carrasco (Gerente General Banco Central de Chile, 1994 -2005) y
Juan Andrés Fontaine. Las ideas y propuestas de los Chicago Boys las podemos
encontrar en el primer Programa de Desarrollo Económico de la Dictadura Militar, que
abordó dimensiones como la propiedad de la tierra, de los bancos, de las empresas del
área social y de la minería. Este documento fue hecho público a comienzos de los 90 y se
le conoce como “El Ladrillo”. Sus principales postulados tienen como base el Programa
Económico elaborado por el Centro de Estudios Socioeconómico (CESEC), dirigido por
Emilio Sanfuentes Vergara, para el candidato presidencial Jorge Alessandri Rodríguez,
quien en 1970 compitió en las elecciones presidenciales con Radomiro Tomic y Salvador
Allende. Las orientaciones de este Programa fueron: la apertura de la economía chilena,
la eliminación de prácticas monopólicas, la liberación del sistema de precios, la
modificación del sistema tributario, la creación y formación de un mercado de capitales,
la generación de un nuevo sistema previsional, la “normalización” de la actividad agrícola
nacional “destrozada por la reforma agraria” y la protección de los derechos de propiedad.
24
“El predominio del mercado frente al decisionismo estatal y la universalización de las formas mercantiles fue una idea central
vehiculizada por el dispositivo-saber emergente”41
La liberalización radical de la economía y la sociedad mediante políticas
económicas que beneficiaron a la empresa privada y a la liberalización de los mercados42, favorecieron la rearticulación, la reinstauración del
Estado, a partir del principio fundador, organizador y regulador que, para los neoliberales, representa el mercado.
Las “modernizaciones” implementadas en Chile por los monetaristas ortodoxos de la Universidad de Chicago tuvieron relación con la
apertura económica absoluta del país, la privatización de la mayoría de
las empresas estatales43, la creación de un sistema privado de
41 Moulian, T. (2002). Chile Actual. Anatomía de un mito. (p. 189). Santiago: Lom
ediciones. 42 Piñera, J. (1997). Op. Cit., pp. 9 – 20. 43 Antes del Golpe de Estado y, por lo tanto, antes de la implementación de las políticas
neoliberales que promovieron la privatización de las empresas, en Chile, 596 empresas
pertenecían al Estado y eran administradas y gestionadas por éste. De estas, 526
ingresaron al sector público en el periodo 1970-1973, 18 instituciones financieras y más
de 325 industriales. Como dato, que nos habla de la cantidad de la fuerza de trabajo que
se demandaba, en 1971 y 1972 la tasa de desempleo fue de 3,8% y 3,1%
respectivamente. En 1973, el 85% de la minería, el 40% de la industria, el 100% de los
servicios públicos, el 70% del transporte y las telecomunicaciones y el 85% del sector
financiero llegaron a ser controlados por empresas públicas. A partir de 1974 y hasta
1983 se lleva a cabo la primera etapa de privatizaciones, la primera fase de esta primera
etapa, ejecutada en 1975, consistió en la “devolución gratuita” de 325 empresas que
habían sido intervenidas y administradas por el Estado en el periodo de la Unidad
Popular, para lo cual se creó el Departamento de Administración de Empresas en la
CORFO. La segunda fase de esta primera etapa, que va entre los años 1975 y 1983, se
efectuó el traspaso al sector privado de 207 instituciones financieras, industrias,
distribuidoras mayoristas y otras empresas adquiridas por el sector público. En síntesis,
las 596 empresas públicas se redujeron a 48 en 1983.
Luego, en la segunda etapa de privatizaciones, que va desde el año 1984 a 1989, en la
primera fase de este segundo periodo (1984-1985) se reprivatizaron aquellas empresas
que, posterior a la crisis económica mundial de comienzo de los ochenta, fueron
intervenidas de parte del Estado para salvarlas de la debacle (14 de 19 instituciones
bancarias, privatizadas anteriormente, a fines de los setenta; el 68% de los fondos de
pensiones que existían (AFP Provida y Santa María); y las empresas relacionadas con los
bancos como la Compañía de Petróleos de Chile (COPEC), Forestal Arauco y la Industria
Forestal S.A.). Finalmente, en la segunda fase de este segundo periodo de privatizaciones,
que va desde 1985 a 1989, fue donde se privatizaron la mayoría de las grandes empresas
25
pensiones (AFPs) y de salud (ISAPRES), la privatización y apertura de
los distintos sectores productivos, tales como el transporte, las telecomunicaciones, la energía, etc. y la flexibilidad en el mercado del
trabajo. Esto último -la desregulación del mercado del trabajo- tiene un cariz estratégico en la instalación, consolidación y profundización del
neoliberalismo puesto que, como señala el sociólogo Tomás Moulian:
“La flexibilización laboral constituye no solo una condición sino el
sello distintivo del modelo neoliberal, pues sin ella el principio de
los ajustes microeconómicos del mercado se hace casi imposible”44
Y, además, posee efectos políticos importantes en la medida que tiene
un alto impacto en la desarticulación de un actor clave en la historia de
nuestro país, a saber: el movimiento de los trabajadores, su expresión en las organizaciones sindicales y las leyes laborales45. Sin una
revolución en materia laboral es imposible la instalación de un nuevo proyecto de sociedad.
La administración económica de la dictadura militar planteó que la ley laboral existente en Chile impedía el correcto desarrollo económico del
país puesto que en la relación Capital/Trabajo se le otorgaba mucho poder a las organizaciones sindicales, lo que para el neoliberalismo
implica una interferencia “perversa” en las leyes del mercado46. Así, en
el año 1979, desde el Ministerio del Trabajo y Previsión Social, surge
estatales, creadas o nacionalizadas por ley: Servicios Públicos (electricidad, gas, agua,
telecomunicaciones) y otras en el campo productivo (IANSA, CAP, etc.) y financiero
(Banco del Estado). 18 empresas fueron privatizadas totalmente y 9 parcialmente. Entre
estas últimas destacan la Compañía de Teléfonos de Chile (CTC) (actual Movistar,
transnacional de capitales españoles, principalmente), en 86%; ENDESA y la Empresa
Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL), en 90%; la minera Schwager, en 95%; LAN
Chile, en 76%.
Respecto del proceso de privatizaciones de las empresas estatales ocurrido en Chile
durante la Dictadura Militar ver Hachette, D. y Lüders, R. (1992). La privatización en Chile. Santiago: CINDE., Hachette, D. (2000). Privatizaciones: Reforma estructural pero
inconclusa. En: Larrain, F., y Vergara, R., La transformación económica de Chile. (pp. 116-
123). Santiago: CEP. 44 Moulian, T. (2002). Op. Cit., pp. 292 – 293. 45 Núñez, D. (2004). Op. Cit., p. 17. 46 Salazar, G. y Pinto, J. (1999). Historia contemporánea de Chile II: Actores, identidad y movimiento. (p. 124). Santiago: Lom ediciones.
26
un plan “modernizador” que impuso una institucionalidad jurídica de
carácter represivo47, la cual tuvo gran impacto en la configuración de las identidades de los trabajadores, en la capacidad de organización y,
por lo tanto, en las posibles acciones del sindicalismo.
2.1. El Plan Laboral. “La modernización laboral iba a ser una parte clave de un modelo
económico y social fundado en la libertad de las personas. El presidente Pinochet confió la construcción de este modelo a un
grupo de profesionales, la mayoría de ellos economistas, que
compartían una misma confianza en el libre mercado. Muchos nos sentíamos unidos además por una experiencia común en la
Escuela de Economía de la Universidad Católica”48
En mayo de 1977, un joven José Piñera49, con motivo de la reunión de
la Fundación de la Facultad de Ciencias Económicas de la Pontificia Universidad Católica, pronuncia la conferencia central de este evento.
Allí, entre los oyentes, se encontraba Roberto Kelly50, para ese entonces
Ministro de la Oficina de Planificación Nacional (ODEPLAN), quien, atento, escucha la tesis central de Piñera: Chile podía y debía llegar a ser un país desarrollado y la llave para lograrlo es la liberalización del
47 Aravena, A. y Rojas, J. (1999). El mundo sindical y el trabajo asalariado en Chile. En
Escobar, P., Trabajadores y empleo en el Chile de los noventa. (pp. 146-147). Santiago:
Lom ediciones. 48 Piñera, J. (1990). Op. Cit., p. 6. 49 Ver nota al pie de página nº 36. 50 Kelly, ex oficial naval, junto con José Toribio Merino, almirante de la Armada de Chile,
Comandante en Jefe de la institución y miembro de la Junta de Gobierno durante 16
años, desde el Golpe militar del 11 septiembre de 1973 hasta marzo de 1990; los
vicealmirantes: Arturo Troncoso y Patricio Carvajal, guardiamarina de la Armada de
Chile, compañero de Merino en la Escuela Naval Arturo Prat, quien dirigió las
operaciones de ocupación del Palacio de la Moneda desde el entonces Ministerio de
Defensa, actual edificio de las Fuerzas Armadas y ocupó cargos ministeriales durante la
Dictadura militar; el oficial naval Hernán Cubillos, Ministro de Relaciones Exteriores
entre 1978 y 1980; y los civiles: Agustín Edwards Eastman, propietario del diario El
Mercurio; René Silva E., periodista, directo de El Mercurio hasta 1978; Arturo Fontaine,
abogado y periodista vinculado al mismo periódico; y Sergio de Castro, economista,
ministro de Hacienda (1977-1982) y Economía (1974-1976); formaron la “Cofradía
Náutica del Pacífico Austral”, sociedad secreta chilena, que sirvió como fachada de las
planificaciones subversivas y asociaciones para preparar el Golpe de Estado de 1973.
27
mercado a través de implementación de políticas coherentes con este objetivo.
La perspectiva de Piñera no era casual. La presencia de Kelly tampoco. El primero, además de su formación académica ya descrita, cuenta con
una fuerte influencia de Manuel Cruzat, empresario y profesor de la
Universidad Católica, con formación en Harvard y Chicago, escuela donde, recordemos, el Ordoliberal Hayek arriba en 1952. El segundo –
Kelly- estuvo involucrado en la elaboración de “El ladrillo”51 que, como
se ha dicho, fue un plan conforme a los postulados neoliberales y que sirvió de base para las políticas económicas implementadas por la
Dictadura Militar y, durante los primeros años de ésta, fue el nexo entre Pinochet y los Chicago Boys, promoviendo la participación de
éstos en cargos de importancia dentro de la incipiente tecnocracia que
operó para la Dictadura.
Luego de esta conferencia, Roberto Kelly realizó las gestiones necesarias para que Piñera expusiera las mismas ideas, pero ahora
frente al General Pinochet, la Junta Militar y su Gabinete. Más tarde, a
inicio de los noventas, Piñera lo recordará de la siguiente manera:
“Por suerte hubo que apagar las luces para que se vieran bien las transparencias con las cuales ilustré la exposición. Así no veía el
auditorio y podía imaginarme que era una clase más a mis
alumnos de la universidad. Hablé una hora improvisando en base al esquema de la charla en la Fundación. Al final tras un breve
silencio mientras se encendía de nuevo la iluminación de la sala, el Presidente Pinochet ofreció la palabra a los integrantes de la
Junta de Gobierno por si querían formular alguna pregunta o
aclarar alguna duda. Incluso creí que se dirigía especialmente al general Gustavo Leigh, comandante en jefe de la Fuerza Aérea, el
único miembro de la Junta de Gobierno que desconfiaba del
modelo económico liberal, quien algunos meses después sería removido de su cargo. Ninguno aceptó el ofrecimiento. Después
repitió la misma oferta a sus ministros; varios de ellos hicieron preguntas o alcances y se produjo un interesante intercambio de
ideas. Poco después supe por el general Sergio Covarrubias, jefe
51 Ver nota al pie de página nº 40.
28
del poderoso Estado Mayor Presidencial, que al general Pinochet
le había impresionado la exposición. No se me ocurrió entonces que un año y medio después iba a ser ministro del presidente
Pinochet”52
Piñera jura como Ministro del Trabajo y Previsión Social el 26 de
diciembre de 1978 y su misión, su vocación, es clara: hacer irrigar la libertad de mercado por toda la sociedad, de arriba a abajo del sistema
político y su estructura social:
“La concepción liberal era todo un marco conceptual para incluir
cambios estructurales y grandes transformaciones. El nuestro no debía ser un discurso conservador o inmovilista; debía ser un
discurso profundamente revolucionario, porque estábamos
hablando de cambios mucho más profundo que los postulados por la propia izquierda”53
Si la dictadura militar en su primera fase -la terrorista- tuvo como
principales objetivos, como se ha dicho, destruir material y
simbólicamente el proyecto de la Unidad Popular, desarticulando el insipiente modelo desarrollista que se buscaba consolidar,
pulverizando el intento de “Estado de Compromiso” que representó la UP. Aniquilando o, literalmente, haciendo desaparecer a la oposición54.
En su segunda fase, en la cual arriba Piñera a la cartera del trabajo, lo
que buscaron fue definir su proyecto político-ideológico e implementarlo:
“La función del dispositivo-saber en una dictadura revolucionaria
es operar como sistema cognitivo-ideológico que provee las bases
o fundamentos para la formulación del „proyecto revolucionario‟. Se trata de un conjunto de sistemas enunciativos elaborados por
equipos de sujetos-productores de discursos y movilizados por
52 Piñera, J. (1990). Op. Cit., p. 10. 53 Piñera, J. (1990). Op. Cit., p. 12. 54 A esto Moulian le llamó “dictadura revolucionaria de corte terrorista” y su definición,
influida por el análisis de Foucault en Vigilar y Castigar, guarda relación con que,
sobretodo en el periodo 1973-75, de lo que se trató fue de destruir las antiguas formas de
vida para, luego, imponer un nuevo orden racional, utilizando el silencio y la austeridad
económica del poder disciplinario, combinada con la estridencia y visibilidad del poder
represivo. Ver Moulian, T. (2002). Op. Cit., pp. 166-168.
29
una red de aparatos destinados a la producción, distribución e
internalización de sistemas discursivos, cuya condensación eran ciertas ideas-fuerza”55
Este dispositivo-saber debe negar la posibilidad de expresión de otros
saberes -lo hizo así con el marxismo, por ejemplo- para instalarse como
la verdad56. ¿Y cuál fue esa verdad? El fracaso de las políticas de estabilización económica basadas en el keynesianismo, que buscaban
contribuir al aumento de la acumulación industrial y crecimiento en la producción, quedaron atrás gracias al boom inflacionario
norteamericano y el shock del petróleo de 197357. Particularmente en
Chile, según Miltón Friedman, en carta remitida a Pinochet el 21 de abril de 197558, el problema económico fundamental del país tenía
claramente dos aristas: la inflación y la promoción de una saludable
economía social de mercado. La salida era la liberalización total de la economía y la sociedad mediante políticas económicas que redujeran la
inflación, favorecieran la empresa privada y liberaran los mercados. La verdad, en definitiva, era el discurso neoliberal. El imperativo, de
Friedman, era:
“La eliminación de la mayor cantidad posible de obstáculos que,
hoy por hoy, entorpecen el desarrollo libre del mercado. Por ejemplo, suspender, en el caso de las personas que van a
emplearse, la ley actual que impide el despido de los
trabajadores. En la actualidad, esta ley causa desempleo.
55 Moulian, T. (2002). Op. Cit., p. 186. 56 Tal como lo indica Foucault, los sistemas de poder son aquellos que producen el
discurso de la verdad y, a la vez, la ostentan. Por lo tanto, se re-producen a si mismos en
su lugar, se ponen en el lugar de la verdad constituyéndose como tal. Esta producción
está a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por cierto número de
procedimientos que tienen por función conjurar sus poderes y peligros. Según este autor,
existen tres grandes sistemas de exclusión que afectan al discurso, estos son: la palabra
prohibida, la separación de la locura y la voluntad de verdad; siendo esta última la
dimensión más importante ya que las dos primeras se subordinan a ella. Se someten a
esta “prodigiosa maquinaria destinada a excluir”. Ver Foucault, M. (1996). El orden del
discurso. (pp. 14-25). Madrid: Ediciones La Piqueta. 57 Plihon, P. (1999). Desequilibrios mundiales e inestabilidad financiera: la responsabilidad de las polñiticas liberales. Algunas referencias keynesianas. (115-121). En: Chesnais, F.
La mundialización financiera. Génesis, costo y desafíos . Bs. As.: Editorial Losada. 58 Disponible en Friedman, M. y Friedamn, R. (1998). Two lucky people. (pp. 397 – 408).
Chicago: The University of Chicago Press.
30
También, eliminar los obstáculos a la creación de nuevas
instituciones financieras. Asimismo, eliminar la mayor cantidad posible de controles sobre los precios y salarios. El control de
precios y salarios no sirve como medida para eliminar la inflación; por el contrario, es una de las peores partes de la
enfermedad. (Eliminar los obstáculos, pero no sustituir subsidios.
La empresa privada tendrá la facultad de gozar de las recompensas del éxito sólo si también arriesga soportar los costos
del fracaso. Todo hombre de negocios cree en la libre empresa para todos, pero busca también favores especiales para sí mismo.
Ningún obstáculo, ningún subsidio; esa debiera ser la regla)”59
Estas ideas fueron claves para el proceso de refundación de Chile. Es
en esta batería conceptual en la cual está inmerso el joven ministro
Piñera. Es a partir de estas ideas que implementará las políticas que revolucionarán el mercado del trabajo y entregarán los cimientos para
levantar el edificio institucional del país. Construcción que, aún hoy, sigue en pie.
Es necesario recordar que entre 1973 y 1978 existió un Estado de Excepción constitucional, una especie de normativa restrictiva o anuladora de los Derechos en el marco de un gobierno dictatorial de facto, cuyos rasgos centrales, en cuanto a lo laboral, fueron60:
1.- La suspensión y prohibición de la negociación colectiva y de la actividad sindical.
2.- La facilitación de facto del despido.
3.- La introducción de reajustes de remuneraciones obligatorios para los sectores público y privado.
59 Punto 7 de las propuestas específicas elaboradas por Milton Friedman para Chile.
Texto transcrito por José Piñera en Piñera, J. (2006). Milton Friedman y sus
recomendaciones a Chile. Artículo publicado en http://www.elcato.org/milton-friedman-
y-sus-recomendaciones-chile. Consultado el 4 de abril de 2012. 60 Mizala, A. y Romaguera, P. (2001). La legislación laboral y el mercado del trabajo en Chile: 1975-2000. (p. 202). En: Ffrench-Davis, R. y Stallings, B. (Editores). Reformas,
Crecimiento y Políticas Sociales en Chile desde 1973. (pp. 201-230). Santiago: Lom
ediciones.
31
Es en este periodo, 1973-78, cuando se crean las condiciones
estructurales para la configuración de la normativa institucional neoliberal y así, ya en 1979, surge el primer producto de la cartera del
trabajo encabezada por José Piñera: las llamadas “leyes aperitivo”61. Estas, ambas publicadas en el Diario Oficial el 9 de febrero de 1979,
son:
1.- DL 254462, titulado “Fija normas para reuniones sindicales y
gremiales” y cuyo objetivo fue permitir la “libertad de reunión sindical”, para lo cual éstas debieron hacerse compatibles con los
diversos estados de excepción del país, cuestión que encarna el
artículo 4º de este DL, que deja inaplicables las disposiciones del DL 349 del 13 de marzo de 1974, relacionadas con la no
conveniencia de autorizar indiscriminadamente el
funcionamientos de las organizaciones sociales en general (“juntas de vecinos y otras”, dirá el DL) o la renovación de sus
directivas.
2.- DL 254563, titulado “Fija normas sobre cotización y
recaudación de cuotas sindicales y gremiales” y que reguló los mecanismos que aseguran la participación de los afiliados a las
organizaciones sindicales, particularmente en la determinación de los aportes económicos a las mismas, los cuales, ahora, se
realizarán a través del descuento por planilla en cuotas, cuando
la mayoría absoluta de los afiliados al sindicato así lo acordaran en votación secreta.
61 Este apelativo, que se manejaba al interior del Ministerio del Trabajo, no tuvo nada de
casualidad. Eran aperitivos en tanto que fueron DL que permitieron abrir el apetito
neoliberal. Pero sobretodo se les llamó así porque, tal como se define el concepto desde la
medicina, sirvieron para combatir las obstrucciones, devolviendo su natural
permeabilidad a los tejidos y abriendo las vías que recorrerán los líquidos en el estado
normal. Así, estos primeros ajustes, previos al denominado “Plan Laboral”, permitieron
despejar el camino y fueron la punta de lanza que dio paso a la institucionalidad jurídica
laboral del neoliberalismo chileno. 62 Disponible en la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile y en el sitio web de la BCN
http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=6937&idVersion=1979-07-03. Consultado el 4
de abril de 2012. 63 Disponible en la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile y en el sitio web de la BCN
http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=173423. Consultado el 4 de abril de 2012.
32
Estos DL, según Piñera, permitieron el ejercicio de una verdadera
“democracia en la base”64 –recordemos que era 1979. Paradójicamente, plena Dictadura Militar-, con votación secreta y universal en vez de
votación abierta en asamblea.
Estas disposiciones legales, relacionadas con el Derecho y la normativa
laboral colectiva, abonaban el terreno para la implementación del llamado “Plan Laboral”:
“El Plan Laboral no tiene nada que ver con el derecho individual del trabajador. El Plan Laboral en realidad es única y exclusivamente un plan sindical y si no lo bautizamos así fue
porque nos pareció que las dos palabras no sonaban bien”65
Piñera tenía muy claro que el sindicalismo, el esquema sindical, tiene una profunda incidencia en el resto de la sociedad ya que esta
institucionalidad influye en los patrones de conducta y en las expectativas de todos los trabajadores, de la fuerza de trabajo en
general y no sólo de aquellos que están ocupados, puesto que la
actividad sindical tiene implicaciones distributivas al interior de la fuerza de trabajo e influencias políticas frente al resto de la sociedad66.
Si en lo tocante al Derecho Colectivo, la normativa laboral anterior era considerada proteccionista, en tanto que la afiliación sindical y el pago de cuotas eran obligatorios; la negociación colectiva podía ser por
empresa, para todo tipo de sindicato, o por rama de actividad sólo para sindicatos profesionales; y la huelga estaba establecida como indefinida
y con prohibición de reemplazo; esta nueva legislación -el Plan Laboral-
debía restablecer67 la actividad sindical, la afiliación y la huelga, en condiciones radicalmente diferentes a las existentes hasta 1973.
Es así que el 29 de junio de 1979 el Plan Laboral devino ley. Las
reformas del derecho colectivo del trabajo fueron plasmadas en el DL
64 Piñera, J. (1990). Op. Cit., p. 22. 65 Piñera, J. (1990). Op. Cit., p. 23. El destacado es propio. 66 Piñera, J. (1990). Op. Cit., pp. 25-26. 67 Decimos “restablecer” porque entre 1973 y 1978 se da una desregulación de facto de
las normativas laborales en general. Particularmente en relación con la actividad
sindical, este periodo se caracterizó por una fuerte represión política a la dirigencia, la
limitación del accionar de las organizaciones sindicales, la prohibición de la negociación
colectiva y la imposibilidad de la huelga.
33
2756, que establece normas sobre organización sindical68, y el DL
2758, que establece normas sobre negociación colectiva69. El primero, en el artículo 5º de las Disposiciones Generales, distingue cuatro tipos de sindicatos: de empresa, que agrupa sólo a trabajadores de una misma empresa; interempresa, que concentra a trabajadores de a lo
menos tres empresas distintas; de trabajadores independientes, que
reúne a trabajadores que no dependen de empleador alguno; y de trabajadores transitorios, para los trabajadores cuyas actividades
ocurren en periodos intermitentes. A diferencia de la normativa
anterior, la afiliación sindical es voluntaria (artículo 3º) y la incorporación a federaciones y confederaciones, las cuales, según el
artículo 59, no podrán participar en una negociación colectiva ni suscribir instrumento colectivo de trabajo, debe contar con la
aprobación de las bases. Por otro lado, el DL 2758, en su artículo 1º, indica que sólo se permite la negociación colectiva a un empleador con
uno o más sindicatos de la respectiva empresa o un empleador y
grupos de trabajadores de la empresa organizados para tales fines, prohibiendo, en su artículo 4º, la negociación con trabajadores de más
de una empresa, por lo tanto ésta queda acotada sólo a aquellos sindicatos de empresa. Dentro de este DL también se regula la huelga.
Al respecto, en la consideración 6ª, previa al despliegue de los artículos
que componen este cuerpo legal, se indica que el proceso de
negociación colectiva tiene como naturaleza final evitar los conflictos o facilitar su solución, lo que requiere que este proceso sea responsable e
integrador del Capital y el Trabajo, partes que deberán convenir mecanismos de mediación y arbitraje, de modo que el recurso de la
huelga se adopte sólo cuando sea imposible llegar a una solución, en el
contexto de negociación, y ésta deberá ser acordada por el total de trabajadores involucrados (artículo 52):
“La idea básica fue sacar a este proceso [de negociación colectiva]
de la arena de conflicto y confrontación social en que había sido
situado históricamente –con gran satisfacción de los partidarios de la lucha de clases- y devolverlo a su función natural, que es
68 Disponible en la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile y en el sitio web de la BCN
http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=6991&idVersion=1987-07-06. Consultado el 7
de abril de 2012. 69 Disponible en la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile y en el sitio web de la BCN
http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=6993. Consultado el 7 de abril de 2012.
34
mantener la más estrecha correspondencia posible entre las
remuneraciones de los trabajadores y la productividad del trabajo. La negociación colectiva en definitiva no es más que un
medio a través del cual un grupo de trabajadores negocia sus remuneraciones con un empleador, sobre la base del valor que
tienen sus aportes a la empresa”70
Por otro lado, en el artículo 62, se limita la duración de la huelga en 60
días en tanto que aquellos trabajadores que no vuelvan a sus puestos de trabajo una vez transcurrido este periodo, se entenderán
renunciados voluntariamente, perdiendo su derecho a indemnización
por despido. También se posibilitó el “descuelgue” de los trabajadores, de forma individual, de la huelga, una vez transcurridos los 30 días de
iniciado el conflicto (artículo 60) y la posibilidad de declarar el cierre patronal o lock-out (artículo 55), que puede ser total o parcial, y
requiere que, primero, se hubiese declarado la huelga de parte de los
trabajadores; segundo, que en esta estén involucrados más del 50% del total de trabajadores; o, tercero, que la huelga ponga en riesgo las
actividades esenciales para el correcto funcionamiento de la empresa.
La instalación de esta nueva normativa sindical implicó, además, abrir,
corregir o modificar, de forma paralela o a posterior, varios cuerpos legales. “Un arduo trabajo de limpieza y liberalización del mercado del
trabajo”71, dirá el ministro Piñera.
Así el DL 275972, del 6 de julio de 1979, en su artículo 5º, derogó la Ley
16.75773, que limitaba la presencia de contratistas, al disponer que las labores inherentes a la producción principal o permanente de una
industria, o las labores de reparación y mantención habituales de sus
equipos, no podían ser ejecutadas a través de contratistas o concesionarios. El fin de la limitación a los contratistas permitió a las
empresas “mandantes” subcontratar trabajadores no sólo para las
70 Piñera, J. (1990). Op. Cit., p. 49. 71 Piñera, J. (1990). Op. Cit., p. 45. 72 Disponible en la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile y en el sitio web de la BCN
http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=6994&idVersion=1987-07-07. Consultado el 7
de abril de 2012. 73 Ley que llevó por título “Establece beneficios para los empleados y obreros que ocupen
las empresas que ejecuten trabajos de producción, mantención o reparación”, que fue
promulgada en febrero de 1968 y derogada el 6 de julio de 1979 a través del DL 2759.
35
labores auxiliares, sino que también para la principal actividad de
éstas.
De la misma forma, el DL 295074, del 21 de noviembre de 1979, vino a establecer derogaciones a las normas que regían la legislación
proteccionista75 que imperaba en el modelo desarrollista de los 60-70,
con miras a restablecer en tales ámbitos el funcionamiento del mercado76. Puntualmente, en su artículo 4º, invalidó el uso obligatorio
de carnet profesionales en los gremios u oficios que así lo establecían y, en su artículo 1º, indica una serie de modificaciones relacionadas con
derogar las normas legales relacionadas con los sistemas de
remuneración y las condiciones de trabajo de los trabajadores que, en el sector privado, se negociaban colectivamente, por empresa o por
rama de actividad, y, en el sector público, los ajustes salariales se
fijaban a través de Decretos de Ley que garantizaban el 100% de la inflación pasada y se hacían extensivos al ámbito privado que no
negociaba colectivamente.
El Plan Laboral, así como las distintos DL que orbitan alrededor de su
implementación, como vemos, fueron un conjunto de tácticas implementadas por los neoliberales para la liberalización del mercado
del trabajo y que, a la vez, intentan obstaculizar o, definitivamente, extirpar el conflicto que se considera inherente a la relación
Capital/Trabajo.
Aunque esta legislación establecía y posibilitaba la sindicalización, la
negociación colectiva y la huelga, estos derechos estaban bastante limitados. Así podemos ver que:
1.- En cuanto a los sindicatos, la afiliación a estos se hizo
voluntaria y se permitió la constitución de más de un sindicato de
trabajadores por empresa.
74 Disponible en la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile y en el sitio web de la BCN
http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=7033&idVersion=1979-11-21. Consultado el 7
de abril de 2012. 75 Tal como afirman Mizala y Romaguera en Mizala, A. y Romaguera, P. (2001). Op. Cit., la legislación laboral proteccionista ve al trabajador como un ser débil frente al
empleador y, por tanto, postula que el rol de la legislación laboral es imponerse al
mercado, para lo cual requiere un fuerte intervencionismo del Estado. 76 Piñera, J. (1990). Op. Cit., p. 46.
36
2.- En lo relacionado con la negociación colectiva, esta se acotó al sindicato de tipo empresa, impidiéndola para los sindicatos
interempresa, independientes y transitorios.
3.- Respecto a la huelga, se abrió la posibilidad de reemplazar
trabajadores de parte del empresario; el descuelgue de los trabajadores de forma individual, a 30 días de iniciada la huelga;
así como el despido de estos al día 61 luego de iniciado el
conflicto, sin derecho a indemnización.
Por otro lado, la disposición vinculada a permitir el subcontrato en áreas relacionadas con el giro o actividad principal de la empresa
generó las condiciones para masificación y, como se verá, posterior
“normalización” de la relación contractual relacionada con la terciarización o externalización de la fuerza de trabajo, cuestión clave al
menos por dos razones:
1.- Por un lado permite que la cantidad de trabajadores sea
adaptable a la demanda de la producción, es decir que el Capital puede cambiar, aumentar o disminuir su capacidad productiva,
la fuerza de trabajo, según cambien, aumenten o disminuyan las necesidades de la producción, la demanda del mercado.
2.- Por otro lado, al parcelar la producción, al generar una “cadena productiva” adaptable, también permite la constitución
de distintas empresas que se vinculan a la mandante de forma estacionaria, lo cual repercute en la capacidad de organización de
los trabajadores, pero también merma la estabilidad laboral de
estos y, finalmente, impacta en sus condiciones de vida.
Estas nuevas condiciones, que articularon modificaciones políticas y
sociales con políticas económicas que reordenaron la economía, en sus dimensiones macro y micro, atrajeron a los capitales extranjeros para
que invirtieran en el país:
“Afuera había cambiado la percepción de la solidez del marco
institucional chileno y sus tendencias macroeconómicas. Además, algunos aprovecharon los cambios de acciones por deuda externa
37
chilena que se transaba al 65% de su valor nominal en Nueva
York y eran redimidos por el Banco Central de Chile al 93% del mismo valor”77
La inversión extranjera se vio reforzada con el Estatuto de Inversión
Extranjera, DL 60078, creado ya en 1974. Este marco legal es el
encargado de entregarle una gran certeza jurídica, de garantías y derechos, a los inversionistas, además de otorgarles facilidades
tributarias.
Para French Davis79, los principios del DL 600 son el trato hacia los
inversionistas extranjeros a través del libre acceso a los mercados nacionales y la casi total prescindencia del Estado en relación con las
actividades de las empresas extranjeras o el destino sectorial de sus
recursos. Una parte importante de la Inversión Extranjera Directa (IED) se instaló en áreas relacionadas con la explotación de materias primas
y la exportación de estas. Así entre 1974 y 1989 los proyectos mineros, principalmente las minas de cobre La Escondida y la Disputada de Las
Condes, absorbieron casi la mitad de los flujos ingresados a través del DL 600. Asimismo, la mayoría de las operaciones en el sector manufacturero fueron destinadas a las industrias forestales y de papel
y celulosa, orientadas generalmente a mercados externos. Aproximadamente dos tercios de la IED que ingresó a través de este DL
entre el 74 y 89 se localizó en sectores de exportación. Por otro lado, en lo que se refiere a los servicios, la IED se concentró en las
telecomunicaciones (privatizadas desde mediado de los 80), las
Administradoras de Fondos de Pensión (AFP), los bancos y las
empresas generadoras de electricidad80.
Podemos ver que estas decisiones e imposiciones generaron las condiciones para el arribo de capitales extranjeros en miras a una
consolidación de un modelo de acumulación ligado a la
77 Hachette, D. (2000). Op. Cit., p. 122. 78 Disponible en la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile y en el sitio web de la BCN
http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=5590&idVersion=2010-10-21. Consultado el 7
de abril de 2012. 79 Davis, F. (2002). Inversión directa y desarrollo en Chile. Revista de Economía. Quito:
Pontificia Universidad Católica de Ecuador. 80 Espinosa, M. (2005). Multinacionales operando en Chile. (p. 24). Cuaderno de
Investigación Nº 27. Santiago: Dirección del Trabajo.
38
transnacionalización de los mercados internos del país, donde el
desarrollo del país se hace compatible con el ingreso del Capital extranjero y, más específicamente, con el incremento de sus
ganancias81.
El Estado, antes actor fundamental para la implementación de la
industrialización sustitutiva, un modelo de desarrollo de “crecimiento hacia dentro”, y, además, para la configuración de un marco
institucional que canalizaba las demandas de los trabajadores organizados y articulados frente a la estructura de poder en partidos
políticos de izquierda, es pulverizado. La pregunta que se plantearon los Ordoliberales alemanes, a saber: ¿Cómo la libertad de los agentes
económicos puede fundar y entregarle legitimidad al Estado, al mismo tiempo que se limita su actuar?, fue respondida por los Chicago Boys
chilenos.
2.2. Las reformas postdictatoriales.
La instalación del neoliberalismo, a partir de la segunda mitad de los
70 del siglo XX, en tanto reestructuración política, económica y social, logró su consolidación en la década de los noventa. Son los gobiernos
llamados “de transición democrática” los que han aceptado, administrado, gestionado y perfeccionado el legado neoliberal de la
Dictadura Militar.
Las reformas de comienzos de los noventa que, como veremos, no
hicieron otra cosa que gestionar la herencia que dejó la Dictadura Militar de Pinochet, manteniendo lo medular del Plan Laboral intacto,
según Alejandra Mizala y Pilar Romanguera, buscaron corregir el
“desequilibrio de poder” entre Capital y Trabajo que, con la instalación del neoliberalismo, se radicalizó a favor del primero. Para estas
autoras, lo que se buscó con el arribo de la “transición democrática” fue poner en un mismo nivel de importancia los objetivos de
crecimiento, equidad e integración social; el rol fundamental de
trabajadores como de empresarios, en la determinación del empleo y los salarios82.
81 Zapata, F. (1993). Autonomía y subordinación en el sindicalismo latinoamericano. (pp.
27-28). México: FCE. 82 Mizala, A. y Romaguera, P. (2001). Op. Cit., p. 221.
39
En el gobierno del democratacristiano Patricio Aylwin A.83, primer
presidente electo democráticamente post Dictadura Militar, se dio especial énfasis al carácter dialógico de la relación Estado-
Empresarios-Sindicatos, concertación expresada en los Acuerdos Marco donde convergieron la Central Unitaria de Trabajadores (CUT),
los gremios empresariales y el gobierno, todos convocados para aportar
en la consolidación del proceso de democratización del país que se avecinaba. Esto, según Antonio Aravena84, les implicó a los sindicatos
renunciar a muchas de sus demandas históricas y, por lo tanto, abandonar posturas rupturistas o confrontacionales que lo ponían
como un actor social capaz de portar un proyecto alternativo, en virtud
del desarrollo del proceso político y la aplicación de la política económica aperturista al cual se hizo referencia en el capítulo anterior.
En este contexto, se modificaron algunas normas relacionadas con el
contrato individual de trabajo, la negociación colectiva y el funcionamiento de las organizaciones y centrales sindicales85. Así, la
ley 19.01086 del 29 de noviembre de 1990, establecía modificaciones relacionadas con las normas sobre terminación de contratos de trabajo
y estabilidad en el empleo. Esta reforma, si bien indica que todo
despido debe ser justificado, también, en el artículo 3º establece que la desvinculación puede tener como justificación la causal “necesidades
de la empresa”, las cuales están definidas, según esta Ley, como aquellas derivadas de la racionalización o modernización de la misma
empresa o vinculadas a la baja en la productividad, cambios en las
condiciones del mercado o en la economía o la falta de adecuación laboral o técnica de parte del trabajador. Esta justificación entrega
gran maniobrabilidad a las empresas a la hora de ajustar sus planillas de trabajadores87.
83 Presidente de Chile entre 1990 a 1994. 84 Aravena, A. (2000). “La sociología del trabajo en Chile: Contribuciones y temas de
estudio”. En: Economía y Trabajo. Santiago: PET. y Aravena, A. y Núñez, D. (2011). Op.
Cit., p. 117. 85 Cortázar, R. (1993). Política laboral en el Chile democrático: avances y desafíos en los noventa. Santiago: Dolmen. 86 Disponible en la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile y en el sitio web de la BCN
http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=30378&idVersion=1993-10-01. Consultado el
7 de abril de 2012. 87 En relación a esto, es ilustrativo el tercer proceso de reestructuraciones productivas
llevado a cabo por la empresa multinacional Telefónica Chile (hoy Movistar), donde la
compañía implementó una “política de racionalización de personal” que, el año 2002,
40
Por otro lado, relacionado con el derecho colectivo, la reforma de 1990
mantuvo casi intacto el Plan Laboral de 1979. Aunque si bien se legalizaron las centrales sindicales, se disminuyó el quórum para
formar sindicatos, se incentivó la cotización sindical y se ampliaron los fueros sindicales; se mantuvieron los mismos tipos de sindicatos y la
afiliación a estos continuó siendo voluntaria. Con respecto a la negociación colectiva, ésta continúa siendo por empresa y, dentro de
ésta, por cada sindicato que exista. Aunque a partir de una decisión
voluntaria de la compañía, la negociación colectiva se puede realizar
para un conjunto de sindicatos empresas. Al parecer, en la voluntariedad de este acuerdo, reside su impedimento. En relación a la huelga, la reforma reinstauró que esta pueda ser indefinida, pero
estableció desde el primer día de huelga la posibilidad de reemplazar de
forma temporal a los trabajadores, siempre y cuando la última oferta
del empleador asegure, al menos, las condiciones que rigen el contrato que está vigente a la hora de negociar. Si esta condición no se cumple,
el empleador sólo podrá reemplazar a los trabajadores en huelga 15 días después de su inicio, mismo plazo que tienen los trabajadores
para “descolgarse” de la movilización y reintegrarse, de forma
individual, a sus labores. Según Mizala y Romaguera88, estas modificaciones permiten mejorar la eficiencia del proceso de
negociación, pues los trabajadores y empleadores tienen incentivos para acercar posiciones y evitar el conflicto, cuestión que se ve
facilitada por los mecanismos de resolución de conflictos introducidos
por la nueva normativa: la mediación y el arbitraje89.
Los cimientos de la normativa laboral heredada de la Dictadura Militar no fueron tocados. Cualquier modificación podía ser vista como una
amenaza al proceso de democratización que vivía el país. Proceso que,
por lo demás, fue vigilado de manera tutelar por las Fuerzas Armadas, cuya función definida constitucionalmente es la protección de la institucionalidad del país; y articulado y ajustado por el establishment
terminó con 4.570 trabajadores despedidos, reduciendo a la mitad la personal de planta
de la empresa. Ver Muñoz, M. (2011). Op. Cit., pp. 44-48. 88 Mizala, A. y Romaguera, P. (2001). Op. Cit., p. 209. 89 El mediador es designado de común acuerdo y tiene plazo de 10 días para realizar una
propuesta de solución. El arbitraje es voluntario y quien lo ejerza debe elegir la oferta
final de una de las partes y su resolución tiene carácter ejecutivo, aunque es apelable.
41
tecnocrático que configuraron los gobiernos de la Concertación de
Partidos por la Democracia.
La llamada “transición democrática”, tal como afirma Moulian, comenzó operando como un sistema de trueque que tenía como
objetivo colocar a Chile como un país con un Modelo confiable y válido:
“La noción de consenso estaba destinada a conseguir, por parte
de los trabajadores y de la izquierda, la aceptación de la política de cambios mínimos como si fueran un sacrificio de la
reinauguración democrática, como una especie de tributo
temporal. Pero no era así. En el futuro, todo hace presagiar, tampoco será posible negociar reestructuraciones de las
relaciones Capital/Trabajo. Operará la ley de hierro de la disputa
por la competitividad, tal como es interpretada por los empresarios, el nuevo sujeto de la historia”90
Es así como en el gobierno de Eduardo Frei R.91 los temas laborales
fueron relegados a segundo plano. La prioridad estaba dada por la
consolidación del proceso democrático que dependía de la modernización institucional y la instalación de Chile en los mercados
internacionales o, mejor dicho, como un país estable y seguro para el arribo de la inversión extranjera. Fue característico de este periodo la
firma de acuerdos comerciales con diferentes países y regiones del
mundo y la privatización de empresas públicas, de distribución de agua y energía eléctrica principalmente.
Esto redundó en una participación de la IED en el PIB que, en 1999,
excedió el 13% y un aumento de la participación de bancos de capitales
extranjeros en las colocaciones totales del sistema financiero nacional desde un 14% en 1995 a un 45% en el 200092. El DL 600 al que nos
referimos anteriormente, más de 25 años después, logra una consolidación de la IED gracias a que:
“Los inversionistas extranjeros pueden optar entre el régimen tributario general aplicable a las empresas nacionales (una tasa
90 Moulian, T. (2002). Op. Cit., p. 46. 91 Presidente de Chile entre 1994 a 2000. 92 Espinosa, M. (2005). Op. Cit., p. 25.
42
de 17% sobre las utilidades en 2003, acreditable a un 35% sobre
las remesas de utilidades), o una tasa impositiva fija de 42% sobre sus utilidades garantizadas por un determinado periodo; se
les garantiza el derecho a las remesas de utilidades, y el Capital podía retirarse luego de tres años (reducido a un año desde
1993). En las inversiones para proyectos de exportación
superiores a US$50 millones, las empresas tenían entonces el privilegio, ahora generalizado, de mantener sus ingresos por
exportaciones en cuentas bancarias (scrow accounts) fuera de Chile con el fin de cubrir pagos por concepto de intereses,
dividendos, regalías y compras de bienes intermedios y de capital. El Estatuto del inversionista y los contratos leyes suscritos en conformidad a éste otorgan al inversionista un marco legal de gran seguridad, estabilidad, y permanencia en las reglas del juego. Un
contrato ley no puede ser alterado unilateralmente por el Estado de Chile y tiene la fuerza jurídica de una ley. Los beneficios del
„contrato ley‟ a todo tipo de proyectos de inversión e incluso, a la compra de empresas existentes. Como estos beneficios no estaban al alcance de inversionistas nacionales se puede afirmar que la legislación vigente en el periodo dio un trato preferencial a los inversionistas extranjeros”93
De forma paralela a la bonanza nacional de este periodo94 se dio una
reducción de la tasa de sindicalización de los trabajadores. Ésta, en
1999, alcanza un 12,7%, la más baja desde 199095, lo que llevó a hablar de una “crisis del actor sindical” en tanto actor político.
Pero la crisis no sólo sería del sindicalismo. En 1998 detonaba una
nueva crisis económica capitalista: la Crisis Asiática96. Ésta marcaría
93 Espinosa, M. (2005). Op. Cit., p. 17. El destacado es propio. 94 Entre 1995 y 1997 se llegó a un 6% de desocupación y un 7% de crecimiento
promedio. La reducción de la pobreza pasaba de un 35% de pobres e indigentes en 1990
a un 19% para 1996, es decir, una caída de 60%. Datos obtenidos desde Narbona, K.,
Páez, A. y Tonelli, P. (2011). Precariedad laboral y modelo productivo en Chile. En Serie
ideas para el buen vivir, Nº 1. Área tendencias del trabajo. (p. 6). Santiago: Fundación
SOL. 95 Ver Cuadro nº 1 en Dirección del Trabajo. (2009). Compendio de series estadísticas 1990-2008. Capítulo I: Sindicalismo. Santiago. 96 Crisis económica del sudeste asiático detonada en 1998. Replicó sus negatividades con
consecuencias económicas y sociales en Chile. La economía local se vio altamente
43
un punto de inflexión en la aparentemente sólida economía de mercado
chilena:
“Las evidencias de la encuesta CASEN 2009 nos dicen que desde el año 1998 el mercado laboral produjo un creciente proceso de
exclusión y precarización laboral: hasta el 2009, la desocupación
nunca volvió a indicadores del primer quinquenio de los 90, además, el 45% de la población en edad de trabajar de los
hogares más pobres de este país trabaja, el 20% de los indigentes trabaja y el 32% de los pobres no indigentes también. Esto quiere
decir, que Chile produce trabajadores pobres de forma
estructural y sostenida”97
Posteriormente, en el gobierno de Ricardo Lagos E.98, se continuó con
la política de apertura comercial de su antecesor, se concesionaron algunas obras públicas a capitales privados, estimulando la inversión
del sector privado, nacional y extranjera, en diversos sectores de la economía nacional y, en este periodo, se llegó al paroxismo de la
preponderancia de los grupos económicos, no sólo en sus negocios sino
que también en la política, cuestión que se ve reflejada en las declaraciones de Hernán Somerville, importante líder empresarial, que
ha estado a cargo de agrupaciones de empresarios como la Asociación de Bancos y la Confederación de la Producción y del Comercio, cuando
dijo: “mis empresarios aman a Lagos”99. Amistad a la cual el mismo
afectada, sobre todo en el ámbito de las exportaciones y en áreas directamente
productivas, de especial importancia para el país, como es la minería. Específicamente la
explotación cuprífera experimentó una caída en su precio de un 28%. 97 Narbona, K., Páez, A. y Tonelli, P. (2011). Op. Cit., p. 6-7. 98 Presidente de Chile entre 2000 a 2006. 99 Intentando aclarar sus dichos, Somerville, en una entrevista publicada en la Revista
Cosas, que lleva por título “Los negocios están muy bien hoy día en Chile”, indica que:
“Cuando dije „los empresarios aman a Lagos‟ o más bien, para ser preciso: „Mis
empresarios aman a Lagos‟, no me refería, y lo sabe muy bien la persona que me hizo la
consulta, a los empresarios chilenos. Yo hice alusión a un grupo, del cual formaba parte
y que estábamos reunidos en Salamanca en la Cumbre Iberoamericana. ¡Esos
empresarios! (apunta con el dedo en referencia a los que estaban), donde había
bolivianos, nicaragüenses, ecuatorianos, venezolanos, argentinos... me expresaron todo el
tiempo la admiración que tenían por Lagos; por la forma en que un gobierno que ellos
consideraban socialista mantenía una economía de mercado, con un corte social, en muy
buenas condiciones macro, con buenas condiciones de negocios. Entonces yo dije „mis
empresarios‟, en referencia a ellos... los de esa reunión”.
44
presidente Lagos, en la cena anual de la Sociedad de Fomento Fabril,
en el año 2005, responde diciendo “me voy teniendo más amigos de los que tenia cuando llegue hace seis años”100.
En el periodo de Lagos también se aprobaron nuevas reformas a la ley
laboral, vinculadas principalmente al fuero de los trabajadores que participan de negociaciones colectivas, que abarca 10 días antes de la
presentación del proyecto de negociación y 30 días después de su
firma. También se promovió el desincentivo de la firma de los llamados
“convenios colectivos”, los cuales, en general son firmados por “grupos de negociadores”, no necesariamente trabajadores organizados en
sindicatos, y son considerados más informales que la negociación colectiva. Igualmente se aumentaron las multas por prácticas
antisindicales y las indemnizaciones por despidos injustificados,
aunque manteniendo el concepto de “necesidades de la empresa” a la hora de la desvinculación, y se modificó, disminuyendo, la jornada
laboral. También se estableció, el 14 de mayo de 2001, la ley 19.728 de Seguro de Desempleo101, a partir de cuentas individuales de cesantía a
nombre del trabajador que se conforma de manera tripartita, con
aportes del Estado, el empleador y el propio trabajador. Sin embargo nada se modificó de la reglamentación de la negociación colectiva, la
cual se mantiene a nivel de empresa, ni se eliminó la posibilidad de reemplazar a los trabajadores que participan de la huelga102.
Finalmente, en el periodo presidencial de Michelle Bachelet J.103, los cambios relacionados con la normativa del trabajo estuvieron
vinculados principalmente con la ley 20.328, del 30 de enero de 2009, que busca perfeccionar el seguro obligatorio de cesantía104, ampliando
100 Ver Aravena, A. y Núñez, D. (2011). Los gobiernos de la concertación y el sindicalismo en Chile. En: De la Garza, E. Revista Trabajo. (pp. 115 – 131). México: Editorial Plaza y
Valdés S.A. y Atton, V. (2008). El Presidente Lagos: aciertos e inconsistencias de la nueva
vía al socialismo. Documento Inédito. 101 Disponible en la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile y en el sitio web de la BCN
http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=184979&idVersion=2011-10-13. Consultado el
7 de abril de 2012. 102 Aravena, A. y Núñez, D. (2011). Op. Cit., p. 121. 103 Presidente de Chile entre 2006 a 2010. 104 Disponible en la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile y en el sitio web de la BCN
http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=286451&idVersion=2009-01-30. Consultado el
7 de abril de 2012.
45
su cobertura e incluyendo a los trabajadores con contrato a plazo fijo,
por obra o faena, excluidos de la normativa aprobada en el 2001. Aún así, el monto del beneficio del seguro y su acotado periodo de duración
–siete meses con un monto decreciente que se inicia en el primer mes de cesantía con un 50% del promedio de remuneraciones de los últimos
12 meses y termina, en el último mes que se recibe el beneficio, con el
25% del promedio del promedio de las remuneraciones para el mismo periodo- no impiden la situación de inseguridad del trabajador que
queda cesante.
Es también en este periodo que se aprueba la ley 20.123 de
Subcontratación105, que regula la relación contractual entre las empresas mandantes y las contratistas, especialmente en lo que
guarda relación con la responsabilidad frente a los trabajadores
contratistas. Este cuerpo legal intenta normar la relación de subcontratación, tan común en el mercado laboral nacional106. Tal
como indica Magdalena Echeverría:
“La regulación de la subcontratación promueve el desarrollo
responsable de la externalización de obras y servicios. Es decir, no pone limitaciones al surgimiento de unidades económicas que
presten servicios a otras ni tampoco a que empresas principales encarguen parte de su producción o pidan servicios para ellas. Lo
que si impide es que externalizando, las empresas se desliguen de
toda responsabilidad en el cumplimiento de las obligaciones laborales y profesionales y de la protección de la seguridad y
salud laboral de los trabajadores dependientes de las contratistas y las subcontratistas”107
Después de este recorrido podemos apreciar cómo en Chile, por más de 30 años, desde la Dictadura Militar y los tecnócratas neoliberales,
pasando por los gobiernos “de transición democrática” encabezados por
105 Disponible en la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile y en el sitio web de la BCN
http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=286451&idVersion=2009-01-30. Consultado el
7 de abril de 2012. 106 Mayores detalles al respecto en el punto 2 del Capítulo II de esta investigación,
titulado: “Formas que asume en Chile la flexibilidad laboral”. 107 Aravena, A. y Núñez, D. (2011). Op. Cit., p. 127. Original en Echeverría, M. (2010). La
historia inconclusa de la subcontratación y el relato de los trabajadores . (p. 117). Santiago:
Dirección del trabajo.
46
democratacristianos y socialistas, se han implementado políticas sobre
los trabajadores, sobre la fuerza de trabajo, tendientes a generar las condiciones para que ésta se convierta en un mero factor económico
dentro del mercado laboral desregulado o flexibilizado y heterogéneo, donde lo que prima es la competencia entre factores desiguales y en lo
que se insiste es en la adaptabilidad constante: “La competencia como lógica económica esencial sólo aparecerá y
producirá sus efectos de acuerdo con una cantidad de condiciones que habrán sido cuidadosa y artificialmente
establecidas. Es decir que la competencia pura no es un dato
primitivo. No puede sino ser el resultado de un prolongado esfuerzo, y, en rigor, jamás podrá alcanzarse. La competencia
pura debe y no puede ser más que un objetivo, un objetivo que
supone, por consiguiente, una política indefinidamente activa”108
El Plan Laboral, así como las reformas en la normativa jurídica laboral llevadas a cabo en el periodo postdictatorial han buscado configurar,
moldear y parametrizar una determinada fuerza de trabajo, una forma
particular de trabajadores, y un determinado mercado del trabajo. Si en un primer momento –la llamada “fase terrorista”- el poder, la fuerza,
se aplicó a los cuerpos de forma directa (torturas, muertes, detenidos desaparecidos), luego, en la fase donde el dispositivo-saber dispuesto por los Chicago Boys negó la posibilidad de expresión de otros saberes,
el poder generó los cercos institucionales que, por un lado, limitaban, produciéndolo, al actor sindical y sus alcances y, por otro, permitían y
promovían la subcontratación de todas las tareas que lleva a cabo una empresa, generando un mercado del trabajo heterogéneo que permitió
la emergencia de ocupaciones atípicas o flexibles. Proceso persistente
que, en su perfeccionamiento, ha degradado, despreciado y subvalorado al trabajo. Es decir, se instala el proyecto neoliberal,
destruyendo la institucionalidad e instituyendo otra desde el mercado y, además, se busca evitar la constitución de sujetos que se resistan a
estas políticas –particularmente en el caso chileno, como se ha visto,
se ha buscado coaccionar a los trabajadores organizados en sindicatos, en tanto actores que potencialmente pueden generar resistencia,
oponerse al Modelo y definir un proyecto alternativo- o, más bien, se
108 Foucault, M. (2010). Op. Cit., p. 153.
47
gesta la formación de determinados sujetos que, en vez de oponerse,
desafiar o rebelarse, se hagan funcionales, desarrollando e incrementando, las lógicas y los intereses del poder.
Estos cambios han zizageado, esquemáticamente, desde lo estructural
a lo subjetivo, irrigando por todo el plexo social, impactando sobretodo
en las formas de organizar la producción y el trabajo, redefiniendo la gestión y el tratamiento de la fuerza de trabajo, a través de su
debilitamiento político, docilización, sometimiento, domesticación y adaptación de los trabajadores a las exigencias que impone el Capital.
Una desregulación regulada que derivó en la emergencia de la flexibilización laboral.
3. Regulación de la desregulación del mercado laboral: Debates en
torno al concepto de flexibilidad laboral.
El debate acerca de la flexibilidad laboral surge en Europa a comienzos de los 80 y gira en torno al elevado nivel de desempleo de este
continente en la década anterior109. En un primer momento el
desempleo se atribuyó a tres causas:
1.- Al acelerado cambio tecnológico que vivió el Capitalismo con la denominada “revolución microelectrónica”.
2.- A la competencia creciente que ejercían en los mercados de productos de los países más industrializados las importaciones
procedentes de los países en proceso de industrialización reciente110.
3.- Al aumento de los precios internacionales del petróleo en 1973, con sus repercusiones en la producción en general.
Sin embargo ninguno de estos factores lograron explicar las diferencias
que se observaban en Europa en materia de desempleo, con lo que la
idea de la “rigidez de los mercados” del viejo continente comenzó a tomar fuerza:
109 Chávez, I. (2001). Aportes: Revista de la facultad de economía-BUAP. Año VI. Nº 17.
(pp. 57 – 59). Puebla: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. 110 A estos países la OCDE los llamó “Newly Industrializing Countries”. NIC.
48
“El problema diferencial del empleo en Europa se debía a lo que Herbert Giersch, Director del Instituto de Economía de Kiel, ha
denominado gráficamente „euroesclerosis‟, enfermedad que se deriva de unos niveles excesivos de intervención de los poderes
públicos en la economía, un poder excesivo de los grupos de
presión organizados en los diversos mercados, unos niveles excesivos de protección social y un grado insuficiente de
innovación”111.
Esta idea -la de la rigidez en los mercados laborales europeos y su
impacto en materia de desempleo- en los 80 comienza a invadir los espacios académicos, de investigación, autoridades públicas y a las organizaciones sindicales; y con ello la idea de flexibilizar el mercado del trabajo, como herramienta de salida a la crisis, comienza a constituirse como tal. A lo largo de este debate, se han conformado con
claridad tres corrientes de opinión pro flexibilización112:
1.- La flexibilidad como resultado de cambios en el marco institucional del mercado del trabajo. El principal postulado de
esta corriente es que los sistemas de protección social que se
desarrollaron en las décadas de los cincuenta y sesenta, principalmente aquellos ligados a la protección frente al despido
conseguidos por los sindicatos, alcanzaron niveles muy elevados
de sustitución de ingresos, lo cual afectó negativamente a los individuos que participaban en el mercado del trabajo, tornando
rígido su marco socio-institucional. Así, frente al concepto de
“rigidez” se contrapone el de “flexibilidad” para resolver el problema de la cesantía, entendida como la reducción de los
salarios en pos del aumento de los puestos de trabajo. Es decir, el precio del producto “fuerza de trabajo”, en su disminución,
restablecerá el equilibrio del mercado laboral.
2.- La flexibilidad laboral es el resultado de cambios en el contexto socioeconómico general. De acuerdo con esta visión, las
regulaciones e intervenciones en el mercado del trabajo, muchas
111 Fina, L. (1991). El problema del paro y la flexibilidad del empleo. Informes sobre un
debate. (p. 22). Madrid: Editorial MTSS. Citado por Chávez, I. (2001). Op. Cit., p. 58. 112 Chávez, I. (2001). Op. Cit., pp. 59 - 63.
49
veces beneficiosas en el periodo de los 50-60, luego del shock del
petróleo de comienzos de los 70, se tornaron incompatibles con el mantenimiento del pleno empleo. A pesar de que el diagnostico de
la situación es claramente distinto al de la visión anterior, la salida propuesta también está vinculada a la flexibilización del
mercado del trabajo puesto que, según esta concepción, sólo se
puede tener influencia sobre las variables internas que configuran el marco institucional de este mercado y no sobre las
variables del contexto estructural que se han modificado. De igual forma que en la primera corriente, el no flexibilizar implica
un deterioro en los niveles de empleo.
En ambos casos -en los puntos 1 y 2- es posible distinguir la relación conceptual con la teoría neoclásica:
“La idea específica de flexibilidad del mercado de trabajo,
entendida fundamentalmente como eliminación de las trabas para que los mecanismos del mercado se encarguen
de modo espontáneo de asignar el factor trabajo en cuanto
a precio y empleo”113
Es decir, ignorar las instituciones extraeconómicas y generar el equilibrio de los mercados gracias al mantenimiento de la
competencia perfecta. El mercado como regulador general
basado, más que en el intercambio, en los mecanismos de competencia introyectados en los individuos, que no son otra
cosa que un juego formal de desigualdades cuyos efectos se producen sólo si se respeta su lógica114. No es, por lo tanto un
fenómeno natural, más bien ésta se produce para asegurar la
racionalidad económica a la cual nos referimos cuando hablamos de las características propias del neoliberalismo, para que el
mercado en tanto principio regulador general de la sociedad tome forma y se encargue de asignar los factores económicos como
corresponda.
113 De la Garza, E. (2003). Op. Cit., p. 152. 114 Foucault, M. (2010). Op. Cit., p. 153.
50
3.- La flexibilidad laboral es concebida como producto de cambios en el sistema de producción. El cual necesita de un nuevo marco
institucional frente a las transformaciones de fondo que están
ocurriendo en las economías más desarrolladas. Piore y Sabel115,
postulan que ha terminado para siempre la fase de crecimiento económico basada en la producción en masa, que se
caracterizaba por la utilización de maquinaria extremadamente especializada y una mano de obra poco cualificada en puestos de
trabajo con tareas predeterminadas y repetitivas. Dando paso a
un sistema productivo más diversificado, que responde a las demandas distintas y hasta individualizadas, lo que implicó un cambio profundo en el proceso de trabajo a favor del “trabajador flexible” y en el mercado del trabajo a favor de una “mano de obra
flexible”. Esta tercera corriente pro flexibilización se inscribe en el registro del postfordismo y en la llamada “nueva ola de la
gerencia”.
El postfordismo tiene como matriz común el discurso que guarda
relación con que se llegó al fin de la producción en masa y se está
en el umbral de un nuevo paradigma productivo más o menos flexible y sus derivaciones teóricas son:
1.- El regulacionismo. Que busca encontrar una mediación
institucional entre producción y consumo. Los
regulacionistas no creen en la tendencia automática para llegar al equilibrio cuando los mercados se desregulan116.
Las principales diferencias con los neoclásicos son:
“El énfasis regulacionista en la flexibilidad del proceso
de trabajo más que en el mercado del trabajo. […] Se postula una flexibilidad negociada entre las empresas,
trabajadores y sindicatos. […] Se imponen nuevos
acuerdos en el nivel macro para impulsar el consumo”117
115 Piore, M. y Sabel, Ch. (1990). La segunda ruptura industrial. Madrid: Alianza editorial. 116 De la Garza, E. (2003). Op. Cit., p. 157. 117 Ibidem.
51
2.- La especialización flexible. Derivación teórica imbricada
con el neoschumpetearismo118, plantea que el fin de la
producción en masa coincide con el surgimiento de un
nuevo paradigma tecnológico en un contexto de predominio
de una economía de variedad (clientes que exigen variedad y calidad en los productos):
“Frente a esta ruptura industrial con las
potencialidades de la tecnología reprogramable se
abriría la posibilidad de que las pequeñas y medianas empresas (PYMES) fueran competitivas frente a las
grandes por las nuevas características de la producción en pequeños lotes”119
Este nuevo tipo de producción demanda una fuerza de trabajo flexible, adaptable en horarios y funciones y en
constante capacitación y cooperación con las jefaturas.
Por otro lado, la “nueva ola de la gerencia” mira hacia
perspectivas como las de “calidad total” y “justo a tiempo”, donde el énfasis se pone en los aspectos culturales e identitarios de los
trabajadores en vinculación con la empresa, la productividad y la calidad120. Esta es la base del llamado Toyotismo, donde el acento
no está puesto en la desregulación del mercado del trabajo sino
en la flexibilidad al interior del proceso productivo. Generar condiciones de trabajo flexibles para responder a las demandas
de un mercado también flexibles.
118 Esta tradición teórica está relacionada con la innovación tecnológica e indica que el
Capitalismo pasa por etapas, las cuales están marcadas por los ciclos tecnológicos, es
decir, por el desarrollo de los medios de producción. Lo que busca esta perspectiva es
comprender el proceso que va de la invención a la innovación tecnológica, de ésta a su difusión y finalmente a la inversión productiva. El peso central es la base tecnológica, la
cual determina el desarrollo, las crisis y las reestructuraciones productivas, es decir, las
crisis se explicarían desde el agotamiento de un determinado paradigma tecnológico, así
como las salidas de éstas desde la capacidad de generar nuevas tecnologías. Ver De la
Garza, E. (2003). Op. Cit., p. 719. 119 De la Garza, E. (2003). Op. Cit., p. 158. 120 Ibidem.
52
4. Las rigideces en el mercado del trabajo que justifican la
flexibilidad.
Los análisis laborales, enmarcados en la teoría neoclásica, identifican dos dimensiones de rigideces que, a juicio del neoliberalismo, justifican
la aplicación de flexibilidad en cuestiones laborales:
1.- La primera de ellas se encuentra vinculada directamente con la estructura productiva y está relacionada, primero, con la
producción en serie basada en grandes unidades industriales121 la
cual, como se dijo anteriormente, entró en crisis tanto por
problemáticas externas, como lo fueron la crisis del petróleo y la irrupción en los mercados de los países en proceso de
industrialización reciente, como por perturbaciones internas,
vinculadas a la saturación de los mercados internos de los países capitalistas centrales y la tendencia a la diversificación de la
demanda, producto del mayor nivel de vida alcanzando y al cambio en las pautas de consumo, fenómenos relacionados y
derivados del nivel de seguridad social alcanzado por estas
sociedades. Por otro lado también está, en esta primera dimensión, la rigidez técnico-organizativa122 que representa la organización taylorista-
fordista del trabajo y que dificulta el ajuste o adaptación de las
empresas en un contexto de crisis e incertidumbre, es decir, frente a la fluctuación de la demanda de productos a las
compañías se les hace muy dificultoso el adaptarse a producir en
distintas series, sean estas cortas o largas.
2.- La segunda dimensión está vinculada directamente con las rigideces jurídico-institucionales123 y guarda relación con los
elevados salarios y su invariabilidad a la baja, que impide la
generación de nuevos puestos de trabajo y, por lo tanto, contribuye a prolongar la cesantía; las rigideces en la contratación, que impiden reaccionar con mecanismos de ajuste del empleo frente a la inestabilidad económica; los puestos de
121 Chávez, I. (2001). Op. Cit., p. 64. 122 Ibidem. 123 Chávez, I. (2001). Op. Cit., p. 65.
53
trabajo jerarquizados, que suponen una resistencia a las políticas
de movilidad y polivalencia; y las jornadas de trabajo que impiden
su adecuación a las necesidades de la producción
Las salidas que se ofrecen frente a estas rigideces están vinculadas a los postulados neoclásicos que, como se ha visto, insisten en la
liberalización del mercado del trabajo para, por medio de la desigualdad, lograr el equilibrio; o la corriente del postfordismo, que
postula el fin de la producción en masa y el arribo un nuevo paradigma
productivo más o menos flexible a través de las derivaciones teóricas regulacionista y de la especialización flexible; y la corriente de la “nueva
ola de la gerencia”, que pone el acento en los aspectos culturales e identitarios de los trabajadores en vinculación con la empresa, la
productividad y la calidad.
La respuesta unívoca del Capital frente a las rigideces que aluden los analistas liberales es la flexibilidad laboral. Ésta, en síntesis, la
podemos entender como:
“La capacidad de la gerencia de ajustar el empleo, el uso de la fuerza de trabajo en el proceso productivo y el salario a las
condiciones cambiantes de la producción”124
Es decir, la monopolización del control, la dosificación y demanda de la
fuerza de trabajo de parte del empresariado según las necesidades propias del Capital. En definitiva, todas las acciones que realice una
compañía con el objeto de ajustarse a su entorno, frente a los cambios
en el mercado y a la modificación, al aumento o disminución de la demanda. Las distintas formas que la flexibilidad laboral puede asumir
las revisaremos a continuación.
124 De la Garza, E. (2003). La flexibilidad del trabajo en América Latina. En: De la Garza,
E. (compilador). Op. Cit., p. 162.
54
5. Tipos de flexibilidad laboral.
Los franceses Goudswaar y De Nanteuil-Miribel125 indican que para
poder distinguir los distintos tipos de flexibilidad laboral, es recomendable articular, antes, dos dimensiones. En primer lugar,
definir si las prácticas flexibilizantes de las empresas se dan en una lógica cualitativa o cuantitativa y, en segundo lugar, si estas prácticas se focalizan en la gestión de los recursos internos, es decir, con los que
cuenta la compañía o, si por el contrario, en recursos externos, vale
decir, de su entorno. La articulación o cruce de estas dimensiones, nos permite identificar cuatro formas básicas de flexibilidad:
1.- La flexibilidad temporal o financiera (cuantitativa/interna). La
cual está vinculada a la modificación de las variables
cuantitativas de la relación salarial, dejando incólume el marco jurídico del contrato indefinido, abarcando dimensiones como la
duración del trabajo, los turnos, horarios y cambios en las remuneraciones.
2.- La flexibilidad numérica o contractual (cuantitativa/externa).
Relacionada con las distintas formas contractuales que
reemplazan al contrato indefinido, tales como el contrato de plazo
fijo, por obra o faena, estacionales, etc. 3.- La flexibilidad productiva o geográfica (cualitativa/externa).
Que concierne a las alteraciones de los sistemas productivos a
través de la modalidad de subcontratación, es decir, de
externalización de la mano de obra. 4. La flexibilidad funcional u organizacional (cualitativa/interna).
La cual se refiere a las prácticas que modifican las dimensiones
organizacionales de la empresa, tanto en la organización
estructural de la producción, como puede ser el trabajo en grupos de proyecto o en red; como en la organización individual de las
funciones de los trabajadores, caracterizada en la polivalencia.
125 Goudswaar , A., De Nanteuil-Miribel, M. (2000), Flexibilité et conditions de travail.
Dublín: fondation européenne pour l‟amélioration des conditions de vie et de travail.
Citado por Soto, A., Espinoza, G., Gómez, J. (2008). Op. Cit., pp. 13 - 14.
55
En un registro similar a los franceses, la socióloga Magdalena
Echeverría126, para el caso del mercado del trabajo chileno, distingue dos tipos de flexibilidad laboral. Por un lado, la de tipo interna, aquella
que hace referencias a distintas prácticas laborales y de organización del trabajo realizadas al interior de las empresas, con su propio
personal, pero que impiden la adscripción rígida de los trabajadores a
un puesto de trabajo definido y a un único modo de desempeñar sus tareas. Estas incluyen desde la polivalencia de funciones hasta la
distribución anual del tiempo de trabajo, en contraposición a la
distribución diaria o semanal de la jornada. Por otro lado, es posible distinguir la flexibilidad laboral de tipo externa en tanto prácticas de
continua reducción y ampliación de las plantillas laborales de las empresas, sea haciendo directamente uso frecuente de contrataciones y
despidos, sea incorporando y retirando personal a través de terceros -
subcontratados o suministrados por empresas prestadoras de servicios temporales-.
Asimismo, Echeverría matiza las definiciones de los tipos de flexibilidad diferenciando entre las características cualitativas de la flexibilidad interna, en tanto ésta es la capacidad de adaptación y movilidad al
interior de la empresa, y corresponde más bien a los conceptos de trabajo autoprogramable, polivalencia, reconversión y readecuación de
tareas y puestos de trabajo. Y las características cuantitativas de la flexibilidad externa, en tanto movimiento estratégico de las empresas
para aumentar o reducir la cantidad de trabajadores cada vez que se requiera, sea por el carácter estacional de los bienes producidos o los
servicios prestados, por diversas necesidades de la producción o, si se
quiere, “necesidades de la empresa”, o por la vulnerabilidad de los mercados.
Complementando la visión de esta autora, Daniel Núñez127, en una
visión retrospectiva respecto del tipo de flexibilidad laboral que el
empresariado logró aplicar de forma cabal a comienzos de los ochenta en Chile, en plena Dictadura Militar, identifica en primer lugar a la flexibilidad funcional, relacionada con la capacidad de reubicación de
trabajadores en diferentes funciones o departamentos de la empresa,
126 Echeverría, M. (2003). Aportes para el debate conceptual sobre flexibilidad laboral.
Santiago: Colección Ideas. 127 Núñez, D. (2004). Op. Cit., pp. 20 – 21.
56
sin obstáculos legales ni sindicales; en segundo lugar la flexibilidad del empleo, en tanto capacidad de aumentar o disminuir el personal de planta sin demasiadas trabas legales y, en tercer lugar, la flexibilidad salarial, es decir, la capacidad de disminuir los salarios sin restricción
efectiva.
Las distintas dimensiones de la flexibilidad laboral, están vinculadas a la reducción de las intervenciones institucionales en virtud de un
mayor espacio de maniobra del Capital, sea por un aumento en la
posibilidad de acción en libertad del mercado del trabajo o por la capacidad de manipulación de la fuerza de trabajo a nivel
organizacional. El debate respecto de la flexibilidad pendula entre la flexibilidad en el mercado laboral, la flexibilidad en el proceso
productivo y sus características cuantitativas y cualitativas.
57
CAPÍTULO II
LAS DINÁMICAS OPERATIVAS DEL DISPOSITIVO: FORMAS DE
DISCIPLINAMIENTO, CONTROL Y
EXPLOTACIÓN DERIVADAS DE LA FLEXIBILIDAD LABORAL
En este capítulo, con el objetivo de analizar las dinámicas operativas del dispositivo flexibilidad laboral, en primer lugar, se articularán los desarrollos teóricos de Marx y Lukács, para comprender al trabajo en
tanto producción, en un sentido abstracto, genérico y general, como
aquello que posibilita el salto ontológico desde las formas pre-humanas
de existencia hacia el ser social. Es decir, el trabajo como la forma fundamental, simple y elemental, de aquellos complejos cuya
interacción dinámica se constituye en la especificidad del ser social. Un proceso de humanización donde las formas más avanzadas de la praxis
social encuentran su base originaria, pero también en tanto relación social que se constituye por múltiples dimensiones determinadas
históricas y socialmente, configurando e imbricando ciertas prácticas o
técnicas de producción y, a la vez, de dominación.
Así, se arribará al análisis acerca de la optimización económica de la fuerza de trabajo y su sometimiento, en el cual se apreciará cómo ésta
se encuentra inmersa en un cuerpo político donde las relaciones de
poder la transforman en presa del Capital y al trabajador en un sujeto,
en tanto mera y exclusiva fuerza de trabajo, atado e incorporado a determinadas relaciones de poder. Entenderemos este momento como
el instante en el cual el neoliberalismo ancla su forma y condición de inteligibilidad biopolítica y, por lo tanto, donde la categoría de flexibilidad laboral, en tanto política neoliberal aplicada sobre la fuerza
de trabajo, sea para desarticularla y rearticularla, pero sobretodo para someterla, gestionarla y optimizarla, se pone en forma.
58
Finalmente, se expondrán las formas que asume la flexibilidad laboral
en Chile, los discursos que giran en torno a ésta y cómo aquellos se articulan con las perspectivas neoclásicas y postfordistas. Luego, con la
intención de observar cómo la flexibilidad laboral se presenta en el mercado del trabajo nacional y cuáles son sus principales
características, se expondrá el caso de la Gran Minería del cobre
chileno y, en el sector de servicios, se describirá el negocio de los callcenters y sus particularidades.
59
1. La optimización económica de la fuerza de trabajo y su
sometimiento.
El trabajo, en tanto producción, no es sólo fuente de riqueza sino que, y antes que todo, es creador de valores en general128. La producción
humana, antes de intercambiarse en un mercado y, por lo tanto, antes
de transformarse en mercancía y tener un valor de cambio, puede ser entendida como la creación de objetos que permiten satisfacer
determinadas necesidades, es decir, el trabajo se nos muestra siempre, antes que todo, asociado a una utilidad y su valor es definido por su uso. El proceso de trabajo puede ser definido como:
“La actividad racional encaminada a la producción de valores de
uso, la asimilación de las materias naturales al servicio de las
necesidades humanas, la condición general del intercambio de materias entre la naturaleza y el hombre, la condición natural
eterna de la vida humana, y por tanto, independiente de las formas y modalidades de esta vida y común a todas las formas
sociales por igual”129
En la producción se ponen en relación las materias primas y la fuerza
de trabajo, donde esta última produce o transforma, valiéndose de los medios de producción, es decir, la técnica y tecnología, o de su propia
humanidad, a las primeras. De este proceso se deriva una determinada
forma de consumo -puesto que toda producción implica el consumo o desgaste de las capacidades del individuo que produce, físicas y
mentales y de los medios de producción que emplea con tales objetivos. Así, todo trabajo lleva consigo un consumo productivo. Por otro lado,
existe un consumo otro, que es donde el producto alcanza su
realización, puesto que éste se hace realmente producto cuando se consume, antes sólo es un objeto130. Por lo tanto, a través del consumo
es que se hace posible la generación de productores y consumidores. En definitiva, desde una perspectiva dialéctica, producción y consumo
128 Marx, K. (2006). El Capital. Crítica de la economía política. Tomo I. (p. 133). México:
FCE. 129 Marx, K. (2006). Op. Cit., p. 137. 130 Marx, K. (1980). Introducción general a la crítica de la economía política 1857. (pp. 21-
48). Bs. As.: Ediciones Carabela.
60
son dos momentos donde cada uno no se limita a ser el otro de manera
inmediata sino que, realizándose, produce al otro. Para Lukács el trabajo es una categoría central en la ontología del ser social en tanto que éste actúa como productor de lo social131:
“Solo el trabajo posee, de acuerdo con su esencia ontológica, un carácter expresamente transicional: es, según su esencia, una
interrelación entre el hombre (sociedad) y la naturaleza y, por
cierto, tanto con la inorgánica […] como con la orgánica […] pero ante todo se caracteriza en el propio hombre que transición desde
el ser puramente biológico al social […] En el trabajo se hayan contenidas todas las determinaciones que, tal como veremos,
constituyen la esencia de lo nuevo dentro del ser social. El
trabajo puede ser considerado, pues, como fenómeno originario [Urphänomen], como modelo del ser social…”132
El trabajo está en el centro de la humanización de la especie humana.
Es lo que posibilita el salto ontológico desde las formas pre-humanas
de existencia hacia el ser social y, para comprenderlo en su esencialidad, es preciso observarlo tanto como momento de surgimiento de la posición teleológica, así como forma originaria de la praxis social133.
El ser social busca la producción y reproducción de su vida social por medio del trabajo y, además, crea y renueva las propias condiciones de
su reproducción. Así, el trabajo es el resultado de una posición
teleológica que previamente el ser social ha ideado en su conciencia. Marx, al respecto indica:
“Aquí, partimos del supuesto del trabajo plasmado ya bajo una
forma en la que pertenece exclusivamente al hombre. Una araña
131 Lukács, G. (2004). Ontología del ser social. El trabajo. Bs.As.: Ediciones Herramienta. 132 Lukács, G. (2004). Op. Cit., pp. 58-59. Citado en Antunes, R. (2005). Los sentidos del trabajo. Ensayo sobre la afirmación y la negación del trabajo. (p. 128). Bs. As.: Ediciones
Herramienta – Taller de Estudios Laborales (TEL). 133 El análisis que se expondrá a continuación se basa en las conexiones entre trabajo,
teleología y praxis social que realiza Ricardo Antunes en Antunes, R. (2005). Op. Cit., pp.
128-137.
61
ejecuta operaciones que semejan a las manipulaciones del
tejedor, y la construcción de los paneles de las abejas podría avergonzar, por su perfección, a más de un maestro de obras.
Pero, hay algo en que el peor maestro de obras aventaja, desde luego, a la mejor abeja, y es el hecho de que, antes de ejecutar la
construcción, la proyecta en su cerebro. Al final del proceso de
trabajo, brota un resultado que antes de comenzar el proceso existía ya en la mente del obrero; es decir, un resultado que tenía
ya existencia”134
Por lo tanto uno de los principales factores que intervienen en el
proceso de trabajo, además del propio trabajo, su objeto y sus medios, es la actividad humana adecuada a un fin. Para Lukács:
“A través del trabajo, se realiza una posición teleológica dentro del ser material en cuanto surgimiento de una nueva objetividad.
Así es que el trabajo se convierte, por un lado, en modelo de toda praxis social […] el trabajo puede servir de modelo para la
comprensión de las otras posiciones teleológicas sociales, ya que el trabajo, de acuerdo con su ser, es la forma originaria (Urform)
de estas posiciones. El mero hecho de que el trabajo es la
realización de una posición teleológica es una vivencia elemental en la vida cotidiana de todos los hombres”135
La teleología está presente en la propia exposición de finalidades y el pensar expone la finalidad y concibe los medios para su realización,
como el producir concreta la realización de la finalidad pretendida.
Existe una relación de reciprocidad entre teleología y causalidad que,
tal como indica Antunes siguiendo a Lukács:
“Tiene su esencia dada por la realización material de una
idealidad puesta; un fin previamente ideado transforma la
realidad material introduciéndole algo cualitativa y radicalmente nuevo con relación a la naturaleza”136
134 Marx, K. (2006). Op. Cit., pp. 130-131. 135 Lukács, G. (2004). Op. Cit., pp. 62. Citado en Antunes, R. (2005). Op. Cit., p. 129. 136 Antunes, R. (2005). Op. Cit., p. 130.
62
Así es que el trabajo se coloca como un elemento mediador entre la
esfera de la necesidad y la de su satisfacción. Un proceso de autorrealización de la humanidad, una superposición del ser
consciente sobre “la mera espontaneidad de lo biológicamente instintivo”, dirá Lukács, que se configura como referencia ontológica fundante de la praxis social.
Tal como Marx concibe el trabajo en su sentido más genérico y abstracto, como productor de valores de uso, éste es también una
relación metabólica entre el ser social y la naturaleza:
“En su sentido primitivo y limitado, los objetos naturales son transformados en cosas útiles por medio del acto de trabajo. Más
tarde, en las formas más desarrolladas de la praxis social,
paralelamente a esta relación hombre-naturaleza, se desarrollan interacciones con otros seres sociales, también con vistas a la producción de valores de uso. Emerge aquí la praxis social interactiva, cuyo objetivo es convencer a los otros seres sociales para realizar determinado acto teleológico. Esto ocurre porque el
fundamento de las posiciones teleológicas intersubjetivas tiene como finalidad la acción entre seres sociales”137
La posición teleológica ya no está dada por la relación directa por la naturaleza sino que, ahora, esa forma de praxis social se vuelve
interactiva y se conecta con otros seres sociales y actúa e interactúa buscando la realización de determinadas posiciones teleológicas.
Siguiendo a Antunes, el trabajo es la forma fundamental, más simple y elemental de aquellos complejos cuya interacción dinámica se
constituye en la especificidad del ser social, un proceso de humanización donde las formas más avanzadas de la praxis social
encuentran su base originaria. Por otro lado, es en las “posiciones teleológicas secundarias”, es decir, aquella praxis social interactiva a la
cual se hace referencia en el párrafo anterior, donde la subjetividad
adquiere un sentido cualitativamente nuevo en el contexto de un modo de vida relacional.
137 Antunes, R. (2005). Op. Cit., pp. 131-132.
63
El trabajo, aquellos actores que se configuran en torno a él y la
organización productiva en tanto relación social, están constituidos por múltiples dimensiones, las cuales son determinadas histórica y
socialmente138, configurando e imbricando ciertas prácticas o técnicas de producción y, a la vez, de dominación:
“Este cerco político del cuerpo va unido, en función de relaciones complejas y recíprocas, a la utilización económica del cuerpo; el
cuerpo, en una buena parte, está imbuido de relaciones de poder y de dominación, como fuerza de producción, pero, en cambio, su
constitución como fuerza de trabajo sólo es posible si se halla
inmerso en un sistema de sujeción (en el que la necesidad es también un instrumento político cuidadosamente dispuesto,
calculado y utilizado). El cuerpo sólo se convierte en fuerza útil
cuando es a la vez cuerpo productivo y cuerpo sometido”139
Como se vio en el capítulo anterior, las políticas económicas neoliberales han buscado hacer del trabajo, acotarlo a, un factor
económico. Para esto, es decir, para la optimización económica de la
fuerza de trabajo, se ha hecho necesario su sometimiento. Y es preciso someterlo a tal punto que éste sólo sea concebido como un factor
económico porque es el trabajo, en su aspecto abstracto, general, el que añade el valor a la producción, es decir, es el gasto de la fuerza
humana de trabajo, durante un tiempo determinado, el que incorpora
un valor “nuevo” al objeto, material o simbólico, que por esta se produce y, además, por medio de su aplicación, de su puesta en acción
en su aspecto concreto y específico, transfiere el valor de los medios con los cuales se produce determinado objeto, en la medida que estos
medios de producción pierden, al mismo tiempo, su valor de uso y de
cambio. Marx lo explica de manera inmejorable cuando dice que:
“El trabajo productivo, al transformar los medios de producción en elementos creadores de un nuevo producto, opera con su valor
una especie de transmigración de las almas. Éste transmigra del
cuerpo absorbido por el proceso de trabajo a una nueva envoltura
138 De La Garza, E. (2003). El papel del concepto de trabajo en la teoría social del siglo XX. En: De La Garza, E. (Coordinador). Op. Cit. 139 Foucault, M. (2009). Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. (pp. 35). México D. F.:
Siglo XXI.
64
corporal. Pero, esta transmigración de las almas se opera en
cierto modo a espaldas del trabajo real. El obrero no puede incorporar nuevo trabajo, ni por tanto crear valor, sino conservar
los valores ya creados, pues tiene necesariamente que incorporar su trabajo, siempre, bajo una forma útil determinada, y no puede
incorporarlo bajo una forma útil sin convertir ciertos productos
en medios de producción de otros nuevos, transfiriendo con ello a éstos su valor. El conservar valor añadiendo valor es, pues, un
don natural de la fuerza de trabajo puesta en acción, de la fuerza de trabajo viva, un don natural que al obrero no le cuesta nada y
al capitalista le rinde mucho, pues supone para él la
conservación del valor de su capital”140
La fuerza de trabajo aplicada en el proceso productivo no se limita a
reproducir su propio valor, sino que produce un valor nuevo y los capitalistas, como se sabe, persiguen, al menos en un principio, dos
objetivos:
1.- Producir un valor de uso que tenga un valor de cambio en el
mercado, es decir producir una mercancía destinada a la venta.
2.- Que el valor de la mercancía producida cubra y rebase la suma de valores de las mercancías invertidas en su producción,
vale decir, de los medios de producción y la fuerza de trabajo.
El Capital, por lo tanto, busca la plusvalía y ésta sólo aparece mediante
el exceso cuantitativo de trabajo, prolongando la duración del proceso de trabajo u optimizando la aplicación de la fuerza del trabajador,
puesto que ésta, como se ha dicho, cambia de valor en el proceso de
producción, donde, además de reproducir su propia equivalencia, genera un valor adicional, un plusvalor.
La fuerza de trabajo está inmersa en un cuerpo político donde las
relaciones de poder la transforman en una presa del Capital que busca cada vez mayor plusvalía. Esta “jaula de hierro”, este cerco político está
soldado, unido, engarzado por relaciones complejas y recíprocas, al uso
exclusivamente económico de esta fuerza. Asimismo el trabajador, en
140 Marx, K. (2006). Op. Cit., p. 156.
65
tanto fuerza de producción, también se encuentra atado e incorporado
a determinadas relaciones de poder. Esta constitución de los cuerpos como mera y exclusiva fuerza de trabajo, tal como afirma Foucault,
sólo es posible si se haya inmerso en un sistema de sujeción.
Es aquí donde el neoliberalismo ancla su forma y condición de inteligibilidad biopolítica141 y donde la categoría de flexibilidad laboral, en tanto política neoliberal aplicada sobre la fuerza de trabajo, sea para
desarticularla y rearticularla, pero sobretodo para someterla,
gestionarla y optimizarla, se pone en forma. En este sentido, más que la capacidad de vencer las fuerzas de los sujetos sometidos lo que está
en juego es su dominio, el dominio sobre la población trabajadora:
“La disciplina trata de regir la multiplicidad de los hombres en la
medida en que esa multiplicidad puede y debe resolverse en cuerpos individuales que hay que vigilar, adiestrar, utilizar y,
eventualmente, castigar. Además, la nueva tecnología introducida está destinada a la multiplicidad de los hombres, pero no en
cuanto se resumen en cuerpos sino en la medida en que forma, al
contrario, una masa global, afectada por procesos de conjunto que son propios de la vida […]. Por lo tanto, tras un primer
ejercicio del poder sobre el cuerpo que se produce en el modo de individualización, tenemos un segundo ejercicio que no es
individualizador sino que masificador, por decirlo así, que no se
dirige al hombre/cuerpo sino al hombre-especie”142
Esta forma de poder, además de tener la capacidad de metamorfosearse en un poder de tipo disciplinario, es, sobretodo, una
técnica de poder que se aplica al trabajador-fuerza-de-trabajo y es
también el instante donde el Capital busca radicalizar su supeditación e ir más allá de los métodos tradicionales de explotación del cuerpo
para arribar a nuevas áreas. Nuevas zonas que, bajo la lógica de la mercantilización y la intensificación disciplinaria y perfeccionamiento
de la regulación, se incorporan a este proceso de subordinación política
y económica de la sociedad. Su aceptación no sólo se da bajo la
141 Foucault, M. (2010). Op. Cit., p. 367. 142 Foucault, M. (2006). Defender la sociedad. (p. 220). México D.F.: FCE.
66
amenaza constante del desempleo143 sino que también por el deterioro
de las condiciones laborales, sea al interior o no de los espacios de trabajo, sea en la empresa o en el mercado del trabajo, a través de las
cuatro formas básicas de flexibilidad laboral revisadas en el capítulo anterior y su articulación, a saber:
1.- La flexibilidad temporal o financiera, vinculada a dimensiones
como la duración del trabajo, los turnos, horarios y cambios en
las remuneraciones.
2.- La flexibilidad numérica o contractual, relacionada con las
distintas formas contractuales que reemplazan al contrato indefinido, tales como el contrato de plazo fijo, por obra o faena,
estacionales, etc.
3.- La flexibilidad productiva o geográfica, ligada a las alteraciones
de los sistemas productivos a través de la modalidad de subcontratación o externalización de la mano de obra.
4.- La flexibilidad funcional u organizacional, referida a las
prácticas que modifican las dimensiones organizacionales de la
empresa, sean estructurales de la producción o la organización individual de las funciones de los trabajadores.
Al reducir el trabajo a un mero factor económico, al aumentar las fuerzas de los cuerpos en términos de utilidad económica, a través de
su sometimiento, gestión y optimización, el Capital no sólo genera las
condiciones para alcanzar sus dos objetivos primitivos: producir mercancías destinadas para su venta y, a través de esta producción, generar plusvalor, es decir, ganancia; sino que, además, carga a la praxis social interactiva, componente fundamental en la ontología del
ser social en tanto que, como se dijo, es donde la subjetividad adquiere
un sentido cualitativamente nuevo en el contexto de un modo de vida
143 Para la Nueva Encuesta Nacional de Empleo (NENE), implementada por el INE, estar
desempleado significa que la persona que contestó la encuesta trabajó, al menos, una
hora durante la semana anterior a su aplicación. Ver artículo titulado “Nueva definición
de empleo. Conocimiento e Ideología” del autor de esta investigación en
http://www.ical.cl/2012/04/nueva-definicion-de-empleo-conocimiento-e-ideologia/.
Consultado el 7 de abril de 2012.
67
relacional; de mecanismos que limitan y delimitan la configuración de
la fuerza de trabajo según los objetivos materiales, simbólicos e ideológicos del Capitalismo. Disminuyendo, esas mismas fuerzas, en
términos de obediencia política144.
2. Formas que asume en Chile la flexibilidad laboral.
En Chile, como apunta Magdalena Echeverría145, el termino
“flexibilidad laboral” tiene un uso amplio y poco preciso. En los países “desarrollados”, las transformaciones en las relaciones de trabajo han
sido más integrales que en los nuestros, con relaciones relativamente
homogéneas, donde los procesos de flexibilización laboral han respondido a fenómenos tecnológicos y de organización del trabajo que
se complementan, es decir, se ha dado una coherencia entre las
transformaciones en la producción y los cambios en el empleo, pasando éste de estable a adaptable.
Para el caso del mercado laboral chileno, esta autora distingue los
siguientes tipos de flexibilidad laboral:
1.- Flexibilidad interna. Este tipo de flexibilidad se refiere a
distintas prácticas laborales y de organización del trabajo, realizadas al interior de las empresas, con su propio personal,
pero que impiden la adscripción rígida de los trabajadores a un
puesto de trabajo y a un único modo de desempeñar sus tareas. Estas incluyen desde la polivalencia de funciones hasta la
distribución anual del tiempo de trabajo, en contraposición a la distribución diaria o semanal de la jornada. Al interior de esta
definición de flexibilidad es posible diferenciar cuatro
dimensiones:
1.1.- Flexibilidad en las tareas: Rotación de tareas y puestos
de trabajo, polivalencia, trabajo en equipo y desarrollo de
destacamentos o equipos intra empresa.
144 Los principales impactos en la constitución de subjetividades se revisarán en el
capítulo III de esta investigación. 145 Echeverría, M. (2003). Op. Cit.
68
1.2.- Organización variable de las horas de trabajo durante el día, la semana o el año: Horas extras, trabajo en turnos,
trabajo en fines de semana, horas alternadas o
escalonadas, pausas en la jornada diaria, semanas de trabajo comprimidas, anualización del tiempo de trabajo y
de la remuneración y redistribución de los permisos
anuales. 1.3.- Disponibilidad laboral y localización del lugar de trabajo variables: jornadas parciales, contratos a plazo fijo, acuerdos “on call”, a pedido y teletrabajo.
1.4.- Organización más variable del trabajo durante el ciclo vital: permiso por paternidad / maternidad, permiso para la
educación, permiso sabático, edad para jubilar y retiro por fases.
2.- Flexibilidad externa. Este segundo tipo se refiere a las
prácticas de continua reducción y ampliación de las plantillas
laborales de las empresas, sea haciendo directamente uso frecuente de contrataciones y despidos, sea incorporando y
retirando personal a través de terceros, subcontratados o
suministrados por empresas prestadoras de servicios temporales. Se distinguen las siguientes formas de externalización de la mano
de obra, usando empresas especialmente dedicadas a proveer soluciones de personal “estratégicas”, de largo plazo, y / o
“tácticas”, de corto plazo, bajo la forma de:
2.1.- Servicios de empleo temporal.
2.2.- Personal de nivel profesional (staff).
2.3.- Contrapartes estratégicas. 2.4.- Servicios especializados (consultores, outplacement, outsourcing).
2.5.- Desarrollo de destacamentos o equipos interempresas.
69
Asimismo, Echeverría matiza las definiciones de los tipos de flexibilidad distinguiendo entre las características cualitativas de la flexibilidad interna, en tanto ésta es la capacidad de adaptación y movilidad al
interior de la empresa, relacionada con los conceptos de trabajo
“autoprogramable”, polivalencia, reconversión y readecuación de tareas y puestos de trabajo. Y las características cuantitativas para la
flexibilidad externa, en tanto movimiento estratégico de las empresas
para aumentar o reducir la cantidad de trabajadores cada vez que se
requiera, sea por el carácter estacional de los bienes producidos o los
servicios prestados, por diversas necesidades de la producción o por la vulnerabilidad de los mercados. Mediante estas distinciones es posible
definir las siguientes dimensiones de la flexibilidad laboral:
1.- En los sistemas de contratación: Una forma de aumentar la
flexibilidad en el mercado laboral ha sido y es cambiando la reglamentación de los contratos de trabajo. Este recurso se funde
en la idea de que la disminución de los controles legales sobre los contratos laborales aumenta la flexibilidad del mercado laboral y
sería, para los postulados neoliberales, una medida pro-empleo.
Por lo tanto se entenderá como empleo flexible a toda forma de contratación que no sea a tiempo completo y de duración
indefinida, es decir:
1.1.- Empleo a tiempo parcial. Cualquiera que prevea un
número de horas de trabajo semanal inferior a las indicadas por la norma nacional.
1.2.- Empleo temporal. Todo empleo de duración fija para
obtener una cantidad de producto determinado.
1.3.- Empleo eventual. Irregular o intermitente.
1.4.- Empleo en el marco de contratos de capacitación.
1.5.- Empleo estacional. Intermitente, durante épocas
determinadas del año. 1.6.- Empleo subcontratado por terceros.
70
2.- En las remuneraciones. Consiste en condicionar los salarios a
las variaciones de productividad individual y colectiva y a las presiones de los costos ejercidas por el mercado. Los aspectos
más importantes de esta flexibilidad son: los sistemas de negociación salarial, el papel de los salarios mínimos, la
vinculación de la remuneración al rendimiento y la indexación de
los salarios. 3.- En el tiempo de trabajo. El trabajo a tiempo completo consiste
en la actividad laboral realizada durante un número determinado de horas diarias, un número determinado de días a la semana,
con un horario determinado y con pausas preestablecidas. Con la flexibilidad del tiempo de trabajo las empresas tienen como
finalidad aprovechar sus capacidades operativas, aumentando las
horas de funcionamiento y reforzando el control de la administración sobre el calendario.
La flexibilidad horaria se ha extendido a variados grupos de
trabajadores y actividades y ha adoptado variadas formas. La
ampliación de la hora de cierre del comercio y los servicios públicos, semanas laborales comprimidas y normas más flexibles frente a las vacaciones, son algunos de los ejemplos. El conjunto de cambios en la jornada de trabajo tienen impactos para los trabajadores, sus familias y la sociedad, ya que la línea divisoria entre tiempo de trabajo y tiempo de ocio se hace cada vez más difusa.
4.- En la organización del trabajo. Tiene que ver con la adopción
de prácticas laborales variadas. Dependiendo de las demandas de
trabajo de la empresa, los trabajadores pueden ser desplazados para desempeñar distintas funciones. En este esquema dejan de
existir o se minimizan las definiciones y clasificaciones de
puestos de trabajo. En vez de la ejecución de una sola tarea, los empleados pueden desempeñar varias. Esto presupone,
idealmente, al menos dos requisitos claves: altos niveles de capacitación y fomento al trabajo en equipo (recoger los aportes
de los trabajadores, participación activa en la administración de
la organización, reducción de las jerarquías o ruptura de los sistemas jerárquicos).
71
En síntesis, para generar categorías pertinentes a la presente
investigación, se propone la siguiente clasificación que se deriva de la articulación de los tipos de flexibilidad laboral antes descritos:
1.- Flexibilidad laboral al interior del proceso productivo.
1.1.- En torno a la relación salarial.
Turnos o duración del trabajo.
Horarios.
Remuneraciones.
Disponibilidad laboral.
1.2.- Organizacional.
Polivalencia u organización individual de las funciones.
Organización estructural de la producción. Es decir, capacidad de reubicación de los trabajadores en
distintas funciones, dependencias o departamentos de la empresa.
Teletrabajo.
2.- Flexibilidad laboral al exterior del proceso productivo o en el mercado del trabajo.
2.1.- Formas contractuales. Estas reemplazan al contrato de tipo indefinido.
Plazo fijo.
A tiempo parcial.
Por obra o faena.
En el marco de capacitación.
Temporal o estacional.
2.2.- En la cadena productiva. Externalización de la mano
de obra mediante empresas dedicadas a proveer soluciones de personal “estratégicas” (largo plazo) y / o “tácticas” (corto
plazo).
Subcontratación.
Suministro de personal.
72
En Chile, como ya se ha dicho, los procesos de flexibilización laboral
han respondido a fenómenos tecnológicos y de organización del trabajo que se complementan, es decir, se ha dado una coherencia entre las
transformaciones en la producción y los cambios en el empleo, pasando éste de estable a adaptable.
Lo que caracteriza al mercado laboral nacional es el alto grado de subcontratación. Según la ENCLA 2008, la subcontratación, es decir, el
encargo de bienes finales o intermedios o de determinados servicios que son desarrollados de manera autónoma y por cuenta y riesgo de
una empresa contratista, se muestra bastante extendida, abarcando a
casi un tercio de las empresas del país, estando presente en todas las ramas de la actividad económica. Aunque presente, también, en las
empresas de todos los tamaños, la subcontratación aparece como una
estrategia predominante en los establecimientos de mayor magnitud. Así, el 44,2% de las empresas medianas y el 58,7% de la gran empresa,
subcontratan actividades146. En el mercado del trabajo chileno destaca la flexibilidad laboral al exterior del proceso productivo o en el mercado del trabajo, aunque matizada por cierta flexibilidad al interior del proceso productivo o, si se
quiere, de características cualitativas, referida a las prácticas laborales y de organización del trabajo, realizadas al interior de las empresas,
con su propio personal.
Por otro lado, permanentemente, desde las esferas políticas,
académicas y empresariales se alude que el actual contexto socioeconómico está signado por el riesgo constante147 y, por lo tanto,
se necesitan políticas laborales flexibles para adaptarse a los vaivenes
146 Dirección del Trabajo de Chile. (2009). Encla 2008. (pp.55-77). Santiago: DIRTRAB. 147 Según Ulrich Beck en Beck, U. (1998). La sociedad del riesgo. Barcelona: Paidos, en la
modernidad avanzada la producción social de riqueza va sistemáticamente acompañada
de la producción social de riesgos. Asimismo, para Richard Sennett en Sennett, R. (2000).
La corrosión del carácter. Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo
Capitalismo. Barcelona: Anagrama, la cultura moderna del riesgo se caracteriza porque
no moverse es sinónimo de fracaso y la estabilidad parece casi una muerte en vida.
Quedarse quieto equivale a quedar fuera de juego. Según este autor, el Capitalismo
moderno ha organizado ciertos tipos de riesgos, donde las nuevas condiciones del
mercado obligan a un gran número de personas a asumir determinados peligros, aunque
los sujetos saben que las posibilidades de recompensa son escasas.
73
del mercado. Dinámicas productivas que permitan ajustarse a las
permanentes e inevitables crisis capitalistas. En este contexto podemos leer discursos como los que se exponen a continuación148:
En el artículo titulado “El valor de la flexibilidad” del diario El Mercurio,
el 31 de Agosto de 2002, se dice:
“…lo que se busca es dotar a empresas y trabajadores de la
facultad de pactar colectivamente sistemas flexibles de jornada laboral. […] Eliminar los tiempos ociosos mejorando la
distribución de las horas de trabajo a fin de reducir los costos,
ser más competitivos como empresas y trabajadores, aumentar la producción y, por ende, que las empresas comiencen a mover la
máquina que genere demanda por más empleo”
En declaración recogida por el mismo periódico, el 4 de Noviembre de
2002, de parte del presidente socialista Ricardo Lagos E.149, inaugurando una planta de la empresa forestal Celulosa Arauco, se
puede leer:
"Cuando se trata de empresas que tienen turnos continuos, el
tema de la flexibilidad, adaptabilidad, es muy importante. Por eso he señalado que es muy importante el poder establecer esas
modalidades de mayor flexibilidad de común acuerdo con el
mundo sindical. Entiendo que es un tema complejo y difícil, pero también los mundos modernos que compiten son aquellos en
donde no existe una gran conflictividad laboral”
Por otro lado, en el artículo “La crisis del empleo” del Diario The
Economist, citado por El Mercurio, el 13 de Marzo de 2009, se afirma que:
“La verdad es que mientras más empleos pueden ser destruidos
fácilmente, más empleos nuevos pueden ser creados
148 Se recogió una pequeña muestra de artículos de prensa y declaraciones que abordan
el tema de la flexibilidad laboral en el mercado del trabajo nacional. Más que hacer un
catastro de estos, lo que se busca es ilustrar el ethos discursivo en torno a la
problemática. 149 Presidente de Chile entre 2000 a 2006.
74
rápidamente. […] Con el paso del tiempo, será necesario acabar
con el gasto de mantener gente en empleos viejos, reemplazándolo por el gasto en capacitación para nuevos
empleos. Los gobiernos tendrán que hacer un giro desde políticas enfocadas a sostener la demanda, hacia políticas para hacer sus
mercados laborales más flexibles. Esto requerirá un sofisticado
manejo político; pero los políticos tendrán que dar estos pasos, porque si fallan, ahogarán el crecimiento”
Ángel Gurria, Secretario General de la OCDE, en Abril de 2011, declara
lo siguiente:
"Las indemnizaciones [por años de servicio] son parte de la
flexibilidad. Si éstas son muy altas, es menor el apetito de los
empresarios por crear empleos (...) Y el problema es que estos instrumentos a quienes más afectan es a quienes están fuera del
mercado laboral, así como también a los jóvenes y mujeres"
Más actualmente, desde esfera política, la ministra del trabajo Evelyn
Matthei, el 8 de junio de 2012 a través del portal cooperativa.cl, en internet, indica que:
"Han caído las exportaciones y cuando una empresa no puede
seguir pagando los salarios, la idea es reducir los salarios sin
despedir al trabajador y sin que el trabajador tenga un sacrificio demasiado grande: su ingreso baja al 75 por ciento de su salario"
Y, de forma paralela, el ministro de hacienda, Felipe Larraín, declara lo
siguiente:
"Nuestra preocupación es proteger el empleo. No es necesario que
el empleo caiga como ha caído en otras crisis. Hemos aprendido lo que ha pasado en crisis anteriores y por eso queremos una
institucionalidad para proteger el empleo y que la gente pueda
trabajar media jornada y recibir tres cuartos de su remuneración utilizando las cuentas del seguro de cesantía"
Complementando estos discursos surgen voces académicas, como la
del economista Joseph Ramos, que en el año 2007 en el documento de
75
trabajo titulado “Flexibilidad laboral y empleo”150, presenta los
argumentos teóricos a favor de la flexibilidad laboral y la evidencia del posible impacto que ella pudiera tener en reducir el desempleo. Aquí se
analizan varias propuestas para mejorar la flexibilidad a nivel microeconómico -nivel típicamente enfatizado y discutido- y presenta
una propuesta propia para su mejora a nivel macroeconómico que, en
opinión del autor, es la reforma más importante para reducir el desempleo en forma significativa.
Extrapolando hacia el terreno teórico las citas expuestas más arriba,
podemos apreciar que articulan las conceptualizaciones en torno a la
flexibilidad laboral revisadas en el primer capítulo de esta investigación:
1.- Es posible, en primer lugar, distinguir la relación conceptual con la teoría neoclásica. De esta se deriva la idea específica de flexibilidad del mercado del trabajo, entendida como la
eliminación de las trabas para que los mecanismos del mercado
se encarguen de modo espontáneo de asignar el factor trabajo en
cuanto a precio y empleo. El mercado como regulador general basado, más que en el intercambio, en los mecanismos de
competencia, que no son otra cosa que un juego formal de desigualdades cuyos efectos se producen sólo si se respeta su
lógica.
2.- En segundo lugar, la flexibilidad laboral puede ser leída desde las perspectivas del postfordismo que, como se explicó, tienen
como matriz común el discurso que guarda relación con que se
llegó al fin de la producción en masa y se está en el umbral de un
nuevo paradigma productivo más o menos flexible. Dando paso a un sistema productivo más diversificado, que responde a las
demandas distintas y hasta individualizadas, lo que implicó un cambio profundo en el proceso de trabajo a favor del “trabajador
flexible” y en el mercado del trabajo a favor de una “mano de obra flexible”. Fuerza de trabajo flexible, adaptable en horarios y
150 Ramos, J. (2007). Flexibilidad laboral y empleo. Serie documentos de trabajo nº 267.
Santiago: Departamento de Economía. Universidad de Chile.
76
funciones y en constante capacitación y cooperación con las
jefaturas.
Desde los sectores tecnocráticos, económicos, políticos y académicos se habla de flexibilidad laboral. Algunos la querrían imponer desde el
mercado, otros negociar al interior de la empresa. La flexibilidad laboral
se ha instalado transversalmente como una solución indiscutida para los problemas del mercado laboral -principalmente la cesantía- y las
propuestas se mueven entre el discurso de los neoclásicos, que llaman a liberalizar el mercado del trabajo, y los postfordistas -principalmente
regulacionistas- que están por potenciar la negociación de las
condiciones de trabajo flexibles.
Con el objetivo de observar cómo la flexibilidad laboral se presenta en
el mercado del trabajo nacional es que a continuación se expondrán los casos de la Gran Minería del Cobre chileno y de las empresas de callcenters.
2.1. El caso de la Gran Minería del Cobre chileno151.
La minería es el sector productivo que más aporta al PIB nacional. En
el cuarto trimestre del 2011, según información entregada por el Banco Central de Chile, la explotación minera contribuyó con US$10.133
millones, lo que representa cerca del 17,4% del total nacional. Dentro
de la minería, el subsector de la explotación cuprífera es el de mayor importancia en tanto significa el 89,1% de esta cantidad.
El cobre es actualmente uno de los minerales de mayor utilización en la
industria manufacturera, eléctrica, electrónica y química, en la
construcción de maquinarias y automóviles, y como material bactericida.
La producción de cobre en Chile se lleva a cabo, principalmente, en las
siguientes regiones: de Tarapacá, Antofagasta, Atacama, Coquimbo,
151 Este estudio de caso fue elaborado por el autor de la presente investigación y
publicado en formato de Cartilla Laboral en el Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz
ICAL en noviembre del 2011. Está disponible en http://www.ical.cl/2011/11/cartilla-
laboral-la-mineria-del-cobre-en-chile/. Aquí se muestra una versión resumida y
actualizada, que se acota a cuestiones pertinentes a este estudio.
77
Valparaíso, Metropolitana y del Lib. Gral. B. O`Higgins; donde se
concentran la casi totalidad de las reservas conocidas del país, que equivalen a poco menos del 40% de las reservas del planeta152.
Chile, según información entregada por la Comisión Chilena del Cobre
(COCHILCO)153, es el principal productor de cobre del planeta. El año
2010 produjo 5.418.900 de Toneladas Métricas (TM), lo que equivale al 33,7% de la producción mundial. En el mismo año, el cobre, representó
el 56,1% del total de las exportaciones que realizó el país.
2.1.1. La Producción.
El cobre se produce, principalmente, bajo la forma de cátodos,
concentrados y refinados a fuego y es efectuada por tres grupos de empresas de este subsector: Gran Minería, representada por 16
empresas privadas y una estatal, la Corporación Nacional del Cobre
(CODELCO), que han producido entre el 90 y 94% del total nacional en los últimos 7 años; Mediana Minería, representada por unas 22
empresas principalmente nacionales, que produjeron entre el 5 y el 9%; y Pequeña Minería, que produjo del orden del 1% de dicho total154.
Las principales productoras de cobre en Chile son155:
1.- Anglo American: Con sus divisiones a) Norte, constituida
por Mantos Blancos (Antofagasta) y Mantoverde (Atacama); y b) Sur, cuya producción se origina en las
minas Los Bronces, ubicada al noroeste de Santiago, y El
Soldado, al suroeste de la misma ciudad. Es propiedad del Grupo Anglo American, cuya casa matriz está en Londres
y es una de las compañías mineras más grandes del planeta156.
152 Sernageomin. (2010). Anuario de la minería chilena 2009. (p. 62). Santiago. 153Ver http://www.cochilco.cl/productos/base_datos.asp 154 Ibidem. 155 Schwarz, S. (Editora). (2010). Compendio de la Minería Chilena 2009. (pp. 81 – 85).
Santiago: Editec S.A. 156 Su portafolio de activos mineros incluye metales del grupo platino, diamantes, cobre,
mineral de hierro, carbón térmico y metalúrgico y níquel; opera en África, Europa, Norte
y Sudamérica, Australia y Asia; y cuenta con 107.000 trabajadores.
78
2.- Candelaria: Esta minera está ubicada en Tierra Amarilla,
Copiapó. Es propiedad de la norteamericana Freeport-McMoran (80%) en asociación con Sumitomo de Japón
(20%).
3.- Cerro Colorado: Minera que forma parte de la
multinacional BHP Billiton (de capitales ingleses y australianos).
4.- CODELCO Chile: Sus yacimientos mineros son Andina,
Chuquicamata, El Teniente, Radomiro Tomic, Salvador,
Gaby y cuenta con una participación del 49% en El Abra.
5.- Collahuasi: El 44% de esta productora pertenece a Anglo
American, un porcentaje idéntico a Xstrata, de capitales anglo-suizos, y el restante 12% a Nippon-Mitsui.
6.- El Abra: Compañía perteneciente en un 51% a Freeport-
McMoran y en un 49% a CODELCO, que aportó los
derechos mineros y de agua para el desarrollo del proyecto.
7.- El Tesoro: El holding Antofagasta Minerals, una de las
empresas matrices del Grupo Luksic, es dueño del 70% de
su propiedad, el restante 30% pertenece a la corporación japonesa Marubeni.
8.- Escondida: Perteneciente a las multinacionales BHP
Billiton en un 57,5% (mismos capitales que Cerro
Colorado), a Rio Tinto (capitales ingleses) en un 30%, al consorcio japonés JECO, liderado por Mitsubichi, en un
30% y al Banco Mundial en un 2,5%. Su producción
durante el 2008 llegó a 1.254.000 toneladas de cobre fino.
9.- Los Pelambres: Perteneciente a Antofagasta Minerals en
asociación con Mitsubishi y Mitsui.
79
10.- Quebrada Blanca: La compañía canadiense Teck es
propietaria del 77% de esta minera, el 10% pertenece a Enami y el restante 13% a Inversiones Mineras.
11.- Zaldívar: Perteneciente a la canadiense Barrick Gold,
tiene unas reservas estimadas en 2.655.000 toneladas y
una vida útil de 20 años. Como se ha dicho, Chile es el mayor productor de cobre a nivel mundial.
Del total de esta producción, según datos entregados por COCHILCO, durante el año 2010, el 68,8% corresponde a aquellas mineras de
propiedad privada y el 31,2% a CODELCO Chile. La minera privada que más produjo fue Escondida, con 1.086.700 TM.
2.1.2. Ganancias.
Las ganancias de la gran minería, al finalizar el 2010, sumaron 11.589 millones de dólares (US$), lo que representó un incremento de 47%
respecto del año anterior. Las mayores ganancias del 2010 las registró Minera Escondida, con una expansión 35,6%. Esto significó que la
firma pasara de tener una utilidad neta de US$3.200 millones en 2009
a alcanzar los US$4.338 millones en 2010. En ello fue determinante el aumento de las ventas desde US$7.071 millones en el año 2009 a
US$9.211 millones en 2010, equivalente a un incremento de 30,3%157.
Con estos antecedentes se inició un auspicioso año 2011, puesto que
en los tres primeros meses del 2010, el metal promedió US$4,37 la
libra, precio nunca antes visto en el sector. Los expertos creen que el metal promediará los US$4 en el resto del año e incluso prevén que
puede llegar a cotizarse en US$5 la libra en algunas jornadas. Con este escenario, el mercado anticipa que para el 2012, cuando se entreguen
las cifras de utilidades del sector del año anterior, estas serán las
mejores de su historia158.
157 Diario Estrategia del 1 de Abril de 2011. 158 Diario La Tercera del 31 de Marzo de 2011.
80
2.1.3. Fuerza de Trabajo: predominio del subcontrato.
La cantidad de fuerza de trabajo que utiliza la minería contratada de
forma directa es baja en comparación a su capacidad productiva. Según el INE, durante el trimestre enero-febrero-marzo 2012, los
ocupados en esta rama de la actividad económica son 238.270
personas, lo que representa un 3,13% del total de la fuerza de trabajo nacional ocupada, que llega a 7.612.680.
Las razones de esto son, por un lado, el elevado desarrollo tecnológico de los medios de producción utilizados en la explotación, que permite
ocupar una baja cantidad de trabajadores en relación a los niveles de explotación, y sobretodo, el alto grado de subcontratación que se da en
las empresas que pertenecen a este sector productivo y que abarca
todas las etapas del proceso de producción minero159. Según la ENCLA 2008, el 43,4% de las empresas pertenecientes al sector de la
Explotación de Minas y Canteras subcontratan actividades y el 11,1% utiliza trabajadores de servicios transitorios, esta última cifra la más
alta a nivel nacional160. En la misma línea, la proporción de
trabajadores externos en relación con el total de trabajadores, en la explotación minera, llega al 38%161. Y, finalmente, llama la atención
159 Las etapas del proceso de producción minera son: 1. La pre-producción. En la cual se
identifican: 1.1. Procesos de prospección, es decir, del análisis de los terrenos, y en la
constitución de propiedades. 1.2. Ingeniería de proyectos y planificación, vinculada a los
estudios de factibilidad, de mercado, de impacto ambiental, socioeconómicos y
planificación de operaciones. 1.3. Montaje industrial, el cual incluye la instalación de la
infraestructura necesaria para el inicio de la explotación minera. 1.4. Desarrollo, que es
el momento preparatorio antes de iniciar la explotación, aunque también se ubica en los
procesos de expansión que se dan en el transcurso de la producción. Las empresas
dedicadas al desarrollo son grandes consorcios, en el mayor de los casos multinacionales,
que mantienen contratos para realizar varias faenas de forma paralela.
2. La producción. Donde se encuentran: 2.1. La extracción del mineral para su posterior
tratamiento, actividad relacionada con el giro principal de cualquier empresa minera. 2.2. Alimentación de los trabajadores. 2.3. Mantenimiento de las maquinarias . 2.4.
Procesamiento y tratamiento del mineral, que comprende los análisis químico y físico, el
control de calidad e inspección técnica, el movimiento del producto, la fundición,
conversión y refinación. 3. Post-producción, vinculada principalmente al transporte del
mineral, los servicios portuarios, de seguros y comercialización. Ver Agacino, R.,
González, C., y Rojas, J. (1998). Capital Transnacional y Trabajo. El Desarrollo Minero en Chile. (pp. 130-136). Santiago: Lom ediciones. 160 Dirección del Trabajo de Chile. (2009). Op. Cit., p.61. 161 Dirección del Trabajo de Chile. (2009). Op. Cit., p. 65.
81
que el 75,8% de las empresas mineras que subcontratan trabajadores,
lo hagan para realizar la principal actividad de estas compañías162.
Podemos asegurar que en el sector minero las prácticas de flexibilidad laboral están monopolizadas por el subcontrato, es decir, tal como se
identificó en las categorías elaboradas para esta investigación, aquella flexibilidad al exterior del proceso productivo o en el mercado del trabajo,
particularmente la segunda dimensión de ésta, relacionada con la cadena productiva: la externalización de la mano de obra mediante empresas dedicadas a proveer soluciones de personal “estratégicas” (largo plazo) y / o “tácticas” (corto plazo).
En CODELCO, durante el 2010, el personal contratado directamente
por la empresa alcanzó a 19.347 personas, de los cuales 18.114, un
93,8%, tienen contratos indefinidos y 1.233, el 6,2%, tienen contratos temporales163. Para el mismo periodo, los trabajadores en régimen de subcontrato alcanzan los 41.241164, duplicando la cantidad de personal
propio de la compañía. En el sector privado, el caso de Minera
162 Dirección del Trabajo de Chile. (2009). Op. Cit., p. 71. 163 Codelco. Memoria Anual 2010. ( p. 72). 164 Codelco. Op. Cit., p. 17.
Elaboración propia a partir de la información de la ENCLA 2008.
82
Escondida165 es el más representativo, tanto por su elevada tasa de
ganancia como por la cantidad de subcontratados. Durante el año 2009 el personal contratado de forma directa por esta minera llegó a
3.348 trabajadores166 y, por otro lado, los trabajadores subcontratados
alcanzaron a 5.010 personas, a través de 130 empresas contratistas167.
La subcontratación de personal, como hemos visto, responde a las
necesidades que tiene el Capital de aumentar o disminuir la cantidad
de trabajadores según aumente o disminuya la demanda del mercado. Así, la flexibilización de las relaciones laborales no es otra cosa que la
monopolización del control y demanda de la fuerza de trabajo de parte del empresariado según las necesidades propias del Capital. Estas
necesidades, que responden a ciertas condiciones materiales en las que
se da la producción, son las que determinan las características de las políticas de flexibilidad que implementarán las compañías168.
En este sentido, si las condiciones en las cuales se desarrollan los
capitales multinacionales instalados en Chile para la explotación
minera le son tan favorables, lo que ha implicado elevadas utilidades,
165 Escondida es el segundo productor de cobre más grande de Chile, aportando con un
26,7% del total de la producción nacional. Según el periódico Estrategia del 1 de abril de
2011, las mayores ganancias en la explotación de cobre durante el año 2010 las registró
esta minera, con una expansión 35,6%. Esto significó que la firma pasara de tener una
utilidad neta de US$3.200 millones en 2009 a alcanzar los US$4.338 millones en 2010.
En ello fue determinante el aumento de las ventas desde US$7.071 millones en el año
2009 a US$9.211 millones en 2010, lo que representa un incremento de 30,3%. 166 Minera Escondida. Informe de Sustentabilidad 2009. (p. 20). 167 Minera Escondida. Op. Cit., p. 24. 168 Muñoz, M. (2011). Op. Cit., p. 24.
83
así como también auspiciosas proyecciones, ¿por qué se hacen
necesarios tan altos niveles de subcontratación?, ¿es gracias a estas políticas de flexibilidad laboral que aumentan las utilidades?, ¿La
flexibilidad responde sólo a una necesidad económica?
2.1.4. El subcontrato como técnica de dominación.
Un análisis realizado en el Centro de Estudios Públicos (CEP),
institución de carácter académico dedicada a la producción y difusión de las ideas, valores y principios liberales, indica que existen factores determinantes que son tomados en cuenta por las empresas mineras chilenas de cobre a la hora de subcontratar personal169. Estos son:
1.- La especificidad170. Relacionada con los “tipos de
trabajadores” destinados a realizar cada una de las tareas que la producción demanda. Para ciertas labores sólo se
utilizan trabajadores en régimen de subcontrato y para otras la fuerza de trabajo es mixta.
2.- La incertidumbre171. Que se mide por la variabilidad a
través del cambio en el número de trabajadores o en la
producción entre un periodo u otro. Mientras mayores son los costos, mayor es la presión sobre el precio de la faena,
de manera que la incertidumbre se dispara y, por lo tanto,
mayor es el nivel de subcontratación, puesto que son menores los costos de despido asociados al cierre, al
contar con mano de obra flexible, con contratos a plazo
fijo172.
3.- El tamaño173. Vinculado con la producción de cada faena
en cada periodo de tiempo. No sólo el tamaño de la
producción determina la fracción de la fuerza de trabajo
subcontratada, sino que además la fracción
169 Perez, P. y Villalobos, P. (2010). ¿Por qué subcontratan las empresas mineras en Chile?
En: Estudios Públicos Nº 119. (pp. 63 – 91). Santiago: Centro de Estudios Públicos (CEP). 170 Perez, P. y Villalobos, P. (2010). Op. Cit., p. 77. 171 Perez, P. y Villalobos, P. (2010). Op. Cit., p. 78. 172 Perez, P. y Villalobos, P. (2010). Op. Cit., p. 84. 173 Perez, P. y Villalobos, P. (2010). Op. Cit., p. 79.
84
subcontratada también determina el tamaño de la
empresa. Particularmente las empresas de la minería del cobre no establecen el nivel de producción que les
permitiría maximizar las utilidades, sino que producen lo máximo en función de su capacidad instalada. La
principal conclusión al respecto es que a mayor tamaño
de la faena, mayor es el número de subcontratados174.
4.- El precio del cobre. Mientras mayor sea el precio del metal
rojo las compañías tienden a intensificar el grado de subcontratación. Con lo que obtienen mayores ganancias
utilizando trabajadores subcontratados para, en estos periodos específicos, generar un mayor grado de
explotación cuprífera175.
Según este estudio, es decir, según el Capital, los riesgos en las faenas,
la propiedad (estatal o privada) del capital y los costos laborales
relacionados con el precio de la fuerza de trabajo contratada directamente por las empresas y el precio de aquella subcontratada; no son variables que resultan significativas a la hora de subcontratar176.
Sin embargo, esto último puede ser refutado a partir del estudio que
realiza Isaac Cornejo en la División El Teniente de CODELCO, donde se
establece claramente la diferencia salarial de la fuerza de trabajo contratada directamente por la minera y aquella subcontratada. El
70% de la primera, según este autor, recibe sueldos que van entre los $500.000 y $1.000.000 (entre US$1.000 y US$2.000), mientras que el
restante 30% de los trabajadores de planta no gana menos de
$300.000177 y, por otro lado, aproximadamente el 75% de los trabajadores subcontratados tiene un salario que va entre $150.000 y
$300.000 (entre US$300 y US$600); y el restante 25% se encuentra en un rango que está por debajo de los $150.000178.
174 Perez, P. y Villalobos, P. (2010). Op. Cit., p. 84. 175 Perez, P. y Villalobos, P. (2010). Op. Cit., pp. 83-84. 176 Perez, P. y Villalobos, P. (2010). Op. Cit., p. 85. 177 Cornejo, I. (2007). Flexibilidad laboral, cambio tecnológico y precarización del empleo en la División El Teniente de Codelco Chile. (p. 104). Tesis para optar al título profesional de
Sociólogo. Santiago: Universidad ARCIS. 178 Cornejo, I. (2007). Op. Cit., p. 116. El Sueldo Mínimo en Chile durante el 2007, año en
el que se realizó la investigación referenciada, era de $135.700.
85
Las diferencias salariales entre los trabajadores contratados de forma
directa y aquellos subcontratados, en el caso particular analizado por el autor, son notables. Aún así, ni el CEP, ni Cornejo, ni las mineras,
han indicado cifras relacionadas con el costo que tiene para la empresa mandante subcontratar fuerza de trabajo, es decir, cuánto pagan las
mineras a las empresas contratistas por el servicio que los trabajadores
subcontratados entregan. Porque si las mineras, según el CEP, declaran que el precio de la fuerza de trabajo no influye a la hora de
subcontratar, pero por otro lado, Cornejo indica que el salario de los trabajadores subcontratados puede ser hasta 300% menor que el de los
contratados directamente por las mineras, entonces ¿quién se está
apropiando de esa plusvalía?, ¿de cuánto se hacen las empresas mandantes y de cuánto las contratistas?, ¿si no es una decisión que
tenga que ver con el costo de la fuerza de trabajo, si no es una
“decisión económica”, como lo indica el Capital, entonces, es una decisión política o ideológica?
La subcontratación, en tanto mecanismo de sometimiento, permite
utilizar la fuerza de trabajo según las necesidades de las compañías y
está vinculada principalmente a la demanda de adaptabilidad que los vaivenes de los mercados le imprimen a la producción. Adaptabilidad.
Es decir, mantener o disminuir los costos de la producción, transfiriéndolos a las empresas contratistas y, en último término, a sus
trabajadores, en virtud de aumentar la tasa de ganancia de los grandes
capitales.
Pero la subcontratación, en tanto política de flexibilidad laboral, no sólo demuestra su eficacia y beneficio para el capital al ser una herramienta
que permite obtener mayores utilidades disminuyendo los costos y el riesgo de la inversión. La subcontratación alcanza el estatus de técnica de dominación cuando es utilizada como un dispositivo que permite la gestión y el control de los trabajadores a través del deterioro de las condiciones laborales. Deterioro que está relacionado con los bajos
salarios, la inestabilidad en el empleo, las condiciones materiales de
trabajo, los beneficios sociales y las tasas de accidentabilidad179 y las
179 Ver Núñez, D. (2009). El movimiento de los trabajadores contratistas de CODELCO: Una experiencia innovadora de negociación colectiva. En Aravena, A. y Núñez, D. (Editores). El
renacer de la huelga obrera. El movimiento sindical en la primera década del siglo XXI. (p.
50). Santiago: Ical; Cornejo, I. (2007). Op. Cit., pp. 102-122; Villalobos, C. (2010).
86
principales consecuencias, vinculadas a la subjetividad de los
trabajadores, son180: 1.- Diferencia de “estatus” entre los trabajadores de planta y los contratistas. Lo cual es explicable por la condición de
subcontratado de los trabajadores, pero también por el problema
del “doble mando” o el llamado “desperfilamiento del empleador”, puesto que es la empresa “mandante” y no la “contratista” quien
genera las pautas de trabajo, las funciones y las ordenes. Esta
problemática se agudiza en los casos donde los grupos de trabajo están compuestos por ambos “tipos” de trabajadores –de planta y
subcontratados- y es facilitado, sobretodo, por las características de enclave que tiene la producción minera, donde existe una gran
distancia con los empleadores contratistas.
2.- Problema de identidad del trabajador. En la mayoría de los
casos los trabajadores desarrollan fuertes vínculos de pertenencia, mucho más consolidados, con las empresas
mandantes que con los contratistas. Esto se debe a:
2.1.- Que las trayectorias laborales están ligadas a la
mandante, sea porque son ex trabajadores de planta o porque a pesar de cambiar de forma frecuente de empleador
contratista, se mantienen trabajando por largo tiempo con
subcontratado de la misma empresa matriz.
2.2.- Por que es la empresa mandante y no la contratista la responsable principal tanto de su empleo como de las
condiciones materiales de producción y existencia.
2.3.- Los trabajadores, independiente si son contratistas o
de planta, se consideran “mineros”, principalmente debido a
rigor propio de la actividad minera, su contexto y organización productiva.
Subcontratación y sindicalismo en el siglo XXI: Relaciones sociales, Trabajo y Organización Sindical en la gran minería del cobre chileno. En Revista GPT Nº 8. (p. 19). Santiago:
USACH; y Sernageomin. (2012). Anuario de la minería de Chile 2011. (pp. 156-174).
Santiago: Servicio Nacional de Geología y Minería. 180 Villalobos, C. (2010). Op. Cit., pp. 19 – 21.
87
Podemos ver que la subcontratación en el cobre tiende a disociar y
contraponer a los sujetos que participan directamente de la producción. Genera trabajadores que ejercen la misma función dentro
de una empresa, bajo condiciones materiales similares pero diferentes formas contractuales de vinculación con sus empleadores. Crea
trabajadores de distintas categorías a la vez que acota la potencialidad
de estos a la producción. Complejiza los procesos de configuración identitaria, entremezclando y muchas veces confundiendo culturas
laborales y desvirtuando los sentidos de los trabajadores.
La Gran Minería del cobre chileno, además de mezclar la
internacionalización del capital con la administración estatal de las mineras, genera diversidad en las formas de relaciones contractuales,
segmentando el mercado del trabajo entre “ocupaciones típicas” y
“ocupaciones atípicas y precarias”181, impactando en la situación objetiva y subjetiva de los trabajadores182. Tal como afirma Cornejo:
“Existen unas diferencias cruciales entre uno y otro tipo de
trabajador. Diferencias que insinúan que estos trabajadores,
„distintos entre sí‟, habitan en planos diferentes, en los cuales el trabajo se organiza o regula de manera distinta, a partir de
principios diametralmente opuestos. Diferencias que, en principio, los afectan de manera desigual. Las distintas
influencias de la flexibilidad y la desregulación caen sobre todos
los trabajadores”183
2.1.5. La articulación de resistencia.
La organización capitalista del trabajo es siempre y a la vez técnica de
producción y técnica de dominación y, por lo tanto, es también
181 Es Pedro Gallín quien utiliza por primera vez el termino de “empleo precario” para el
análisis del mercado del trabajo en Latinoamérica. Este concepto es definido de manera
negativa, es decir, en oposición al “empleo típico” el cual se caracteriza por que: 1.- Es de
tiempo completo. 2.- Se realiza para un solo e identificable empleador. 3.- Por tiempo
indeterminado. 4.- Se realiza en el domicilio del empleador. 5.- El trabajador está
protegido por la legislación laboral. 6.- El trabajador está protegido por la seguridad
social. Si un empleo no cuenta con una de estas características es de tipo precario. Ver
Gallín, P. (1986). El empleo precario en Argentina. Bs. As.: CIAT-OIT. 182 Agacino, R., González, C., y Rojas, J. (1998). Op. Cit., p. 219. 183 Cornejo, I. (2007). Op. Cit., p. 102.
88
posibilidad de articulación de resistencia. Así, la configuración
productiva de la minería del cobre chileno, caracterizada por la implementación de la flexibilidad laboral al exterior del proceso productivo o en el mercado del trabajo, entrega las condiciones para la emergencia de nuevas organizaciones sindicales vinculadas a los trabajadores subcontratados.
Las organizaciones sindicales que han conformado los trabajadores del
subcontrato de la minería del cobre tienen una data que alcanza más
de 20 años. Su emergencia se da a fines de la década de los 80 y está vinculada al Sindicato Nacional de Montaje Industrial (SINAMI) y los
trabajadores de la construcción con presencia en las obras de instalación de los yacimientos mineros, principalmente en el mineral El
Teniente, donde en el periodo 1987-1988 existían más de 8.000
trabajadores en régimen de subcontrato, lo que representaba un 32% respecto del total de trabajadores contratados de forma directa por la
Gran Minería del Cobre184.
Es en 1990 que, convocado por el Sindicato Interempresas de
Trabajadores Contratistas (SITECO), se realizó el encuentro de dirigentes y delegados de personal de trabajadores de El Teniente y, en
1991, se constituyó la Federación Nacional de Trabajadores Contratistas que agrupaba al SITECO, Caucho del Sur y a otras dos
contratistas de Potrerillos y El Salvador. Todos estos trabajadores de
empresas contratadas por CODELCO185, es decir, en régimen de subcontrato.
Durante la década de los 90 son reiteradas las denuncias relacionadas
con bajos salarios, agotadoras jornadas laborales, problemas en el pago
de horas extraordinarias, incumplimiento de los estándares de seguridad, precaria infraestructura y medios de transporte a las faenas
y el constante despido y recontratación de trabajadores para evitar el
184 Lamentablemente, para el año 1988, no existen datos acerca de la cantidad de
trabajadores contratados en la mina El Teniente, ni tampoco acerca de aquellos
contratados en la minera privada y en CODELCO, de forma detallada. Por esta razón la
comparación se realizó con la información que existe acerca de la cantidad total de
trabajadores contratados en la Gran Minería del Cobre durante el año 1988, la cual está
disponible en el Anuario 2007, publicado por COCHILCO. 185 Agacino, R., González, C., y Rojas, J. (1998). Op. Cit., p. 194-195.
89
pago de indemnizaciones de parte de los empleadores. Cuestión que
estalla en el año 2003 con un gran conflicto en la mina El Teniente, que llegó incluso a la ocupación del yacimiento de parte de los
trabajadores agrupados en el SITECO. Esto dio paso a una seguidilla de conflictos entre los trabajadores subcontratados y la estatal, los
cuales tienen su punto más alto el año 2007 con la conformación, el 8
de junio, de la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) y una huelga general que se extendió por 37 días y afectó a las 5 divisiones de
CODELCO186.
Tal como la organización y el descontento obrero respondió y ha
respondido más que a la identificación de los trabajadores con su trabajo, a la enajenación que este trabajo les provoca, es posible
afirmar que la subcontratación como modo de flexibilidad laboral
dominante en la actividad cuprífera, además de generar las condiciones que permiten una atomización de los sujetos involucrados en la
producción, en su radicalidad abre la posibilidad para la emergencia de sujetos que no se identifican precisamente con su labor, sino que
principalmente lo hacen con las condiciones de sometimiento, control y
explotación común que los constituyen; y, en este identificarse, se generen sentidos de resistencia que deriven en conflictos entre Capital
y Trabajo y, por lo tanto, en identidades colectivas, sentidos de pertenencia que pueden ser construidos en lo extraordinario y
particular de la acción colectiva, respecto a un determinado problema,
relaciones sociales o enemigo187.
186 Núñez, D., (2009). Op. Cit. 187 De la Garza, E. (1997). Trabajo y mundos de vida. En: Leon, E. y Zemelman, H.
(coords.). Subjetividad: umbrales del pensamiento social. (p. 87). México: Anthropos
editorial. y De la Garza, E. (2005). Del concepto ampliado de trabajo al de sujeto laboral
ampliado. En: De la Garza, E. (compilador). Sindicatos y nuevos movimientos sociales en América Latina. (pp. 14-15). Bs. As.: Clacso.
90
2.2. El caso de los callcenters188.
Un callcenter es, en primer lugar y como la palabra lo indica, un centro
de llamadas. Esta actividad ya no la realiza la clásica operadora telefónica que conectaba y desconectaba cables de un panel para
transferir llamadas entre usuarios de un servicio telefónico incipiente.
Ahora, más bien, son miles de anónimos trabajadores cuya misión no es sólo la transferencia de llamadas de una compañía telefónica sino
que sus funciones se han modificado y multiplicado, así como sus
condiciones laborales precarizado.
2.2.1. Descripción del negocio.
Estas empresas disponen de una serie de trabajadores cuyos empleadores llaman colaboradores o agentes y que se dedican a atender (inbound) o a realizar (outbound) llamadas telefónicas o incluso
ambas tareas, con diversos objetivos, tales como atención a clientes, fidelización, atención de reclamos, asistencia o soporte técnico,
encuestas o telemarketing, entre otras.
Como la actividad de estas empresas se centra en la realización o recepción de llamadas telefónicas, el control de la información que está
relacionada con éstas es vital, tanto para vigilar y controlar las actividades al interior de la empresa, como para ofertar sus servicios a
otras compañías. En este sentido, las dimensiones que son tomadas en cuenta son: el número de llamadas recibidas y realizadas, duración,
forma y contenido de éstas, tiempos medios, tiempos de respuesta y la
disponibilidad de los agentes o teleoperadores. Organizativamente los callcenters, en su mayoría, están formados por:
1.- Gerencia general.
188 Este estudio de caso fue elaborado por el autor de la presente investigación y
publicado en formato de Cartilla Laboral en el Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz
ICAL en octubre del 2010. Está disponible en http://www.ical.cl/2010/10/cartilla-call-
center/. Aquí se muestra una versión resumida y actualizada, que se acota a cuestiones
pertinentes a este estudio.
91
2.- Distintas subgerencias.
3.- Jefes de plataformas.
4.- Supervisores.
5.- Team líder.
6.- Teleoperadores.
En esta estructura, que es de tipo piramidal, donde la gerencia general
ocupa la parte superior de la figura y los teleoperadores la base, es usual que un supervisor tenga a cargo un grupo de agentes telefónicos.
Igualmente existen los “especialistas en datos” que se encargan de
suministrar información estadística, que sirven de insumo para mejorar la competitividad del negocio. Una especie de “asesoría” para
lograr mayor eficiencia y eficacia. El negocio de los callcenters comenzó a masificarse cuando grandes
empresas de los países desarrollados decidieron contratar servicios telefónicos de atención al cliente en países cuyas principales características en materia laboral son el bajo costo de la mano de obra y un alto crecimiento de la capacidad tecnológica. En un primer momento
estos capitales pusieron sus ojos en India, pero desde hace poco más
de una década, países de Latinoamérica con relativa estabilidad, como Perú, Colombia, Uruguay y Chile han sido seductores mercados para
su arribo.
Consideramos que los principales factores tomados en cuenta a la hora
de decidir la instalación de este tipo de empresas en los países de la región y particularmente en Chile, han sido los siguientes:
1.- Factores laborales. La tasa de desempleo del país, sobre todo
la juvenil y femenina, debe ser relativamente elevada, ya que se
necesita contar con una alta población de personas para reclutar y entregar continuidad de fuerza de trabajo, con el fin de asegurar
el flujo constante de empleados, los cuales, en general, son
mujeres jóvenes, estudiantes con horarios flexibles o trabajadores
92
de tiempo parcial189. En Chile, según la última Encuesta Nacional
de Juventud publicada por el Instituto Nacional de la Juventud (INJUV)190, el 67,1% de los jóvenes no está trabajando y de estos, el 73% corresponde a mujeres. Asimismo, las condiciones de trabajo flexible, relacionadas con las jornadas, los salarios,
contratos y subcontratos; son tierra fértil para la emergencia de
estas empresas. 2.- Factores educacionales. Los estudiantes universitarios son la
fuente más importante de reclutamiento de trabajadores para callcenters, aunque no la única. Personas egresadas de
enseñanza media, con un grado mínimo de conocimientos informáticos y tecnológicos o, si se quiere, alfabetizados digitalmente, son también potenciales trabajadores para estas
compañías. Esta es una decisión estratégica en la conformación de la fuerza de trabajo de un callcenter, debido a su bajo costo, poca experiencia y docilidad en su administración.
En Chile, desde comienzos de la década de los 90, el Ministerio de
Educación ha implementado políticas que están en relación con preparar a los estudiantes para el uso de las Tecnologías de la
Información y la Comunicación (TICs). Con el objetivo de
alfabetizar digitalmente a las nuevas generaciones es que en 1992 surge el llamado “Proyecto Enlace”, el cual, a través de la
formación de una red educacional a nivel nacional entre las escuelas y liceos subvencionados del país, buscó incorporar las
TICs a la educación mediante la “informática educativa” y el
desarrollo de una “cultura digital”191. Este proyecto, según sus propios gestores, ha contribuido al desarrollo de las
“competencias esenciales del siglo XXI”, entre las cuales ocupan un lugar central las “competencias digitales”, que pueden ser
definidas como la capacidad de usar el conocimiento y las
189 Como se verá posteriormente, en Chile la industria de los callcenters emplea a cerca
de 35 mil personas, la mayoría jóvenes que trabajan por primera vez, con apenas cuarto
medio rendido o cursando una carrera de enseñanza superior. En estas empresas
destaca la baja antigüedad laboral, debido a la alta rotación de personal existente, que en
promedio no supera los 2 años; el alto grado de feminización de la fuerza de trabajo
utilizada y la juventud de ésta, que en promedio tiene 27 años. 190 INJUV. (2010). Sexta encuesta nacional de juventud. (p. 68). Santiago: INJUV. 191 Ver http://www.enlaces.cl/index.php?t=44&i=2&cc=1883&tm=2.
93
destrezas relacionadas al desarrollo de elementos y procesos;
haciendo uso de los conocimientos, las habilidades y aptitudes, para utilizar de manera eficaz y eficiente los instrumentos y
recursos tecnológicos192.
Este proyecto, que ya tiene más de 20 años de ejecución, ha sido
la principal política pública relacionada con la inclusión digital en el país. Su ejecución constante y sistemática ha permitido, por
un lado, potenciar el uso de las TICs en la población y, por otro, generar una base mínima de conocimientos relacionados con la
gestión de la información a través del uso de dispositivos
tecnológicos, principalmente computadores personales, y la conectividad.
Políticas de este tipo son centrales para generar en la fuerza de trabajo las habilidades y destrezas mínimas que empresas como los callcenters demandan, en tanto que sus medios de producción
están directamente vinculados a las TICs.
3.- Factores tecnológicos. Los medios de producción de este tipo
de empresas, que están relacionados principalmente con la tecnología computacional y de conectividad, tienen que ser de bajo costo y deben permitir manejar un alto tráfico de llamadas, así
como adaptarse a nuevas tecnologías que hagan más eficaces las
labores. 4.- Factores gubernamentales o de estabilidad. Contar con
facilidades para la actividad que se desea desarrollar, entrega un alto atractivo al lugar donde se instalará el negocio. Además de la flexibilidad laboral y la contención de cualquier conflicto social o político, estas empresas buscan que los gobiernos tengan políticas de reducción de impuestos inmobiliarios, créditos o subsidios a la creación de trabajo y subsidios destinados a la capacitación de personas cesantes. Particularmente en Chile, dentro de esta
dimensión, otros 2 factores entregan mayores posibilidades para el arribo de los callcenters:
192 Ver Enciclopedia Virtual en: http://es.wikipedia.org/wiki/Competencias_digitales.
94
4.1.- Una legislación laboral a la medida de los grandes capitales que, como se dijo en el primer capítulo de esta
investigación, desde la implementación del Plan Laboral de
1979 hasta hoy, ha buscado generar las condiciones para
que la fuerza de trabajo se convierta en un mero factor económico dentro del mercado laboral desregulado o
flexibilizado y heterogéneo. 4.2.- El bajo costo de la fuerza de trabajo. En el país, sin
considerar aquella parte de la fuerza de trabajo con un ingreso menor al sueldo mínimo, según la ENCLA 2008,
más del 50% de los trabajadores tiene un salario que está por debajo de los $318.000 (US$630) mensual. De estos, el
33,5% gana entre $159.000 (US$318, sueldo mínimo al
momento de la aplicación de la encuesta) y $238.500 (US$477); y el 18,1% tiene un ingreso dentro del rango que
va desde $238.501 y $318.000 (US$477 y US$636)193.
2.2.2. Condiciones de trabajo.
La gran mayoría de los callcenters funcionan durante todo el año. Se
trabaja las 24 horas del día, durante los 7 días de la semana y, para cubrir todos los horarios, pueden llegar a existir distintos tipos de turnos, lo que habla del alto grado de flexibilidad horaria de estas
empresas. Durante la jornada laboral, cada tres horas se le debe otorgar un
descanso de 15 minutos al trabajador. Esta normativa generalmente no es cumplida debido, principalmente, al “encolamiento” de las llamadas
entrantes, las cuales no demoran más de tres segundos en activarse, es decir que, cuando termina una llamada, el trabajador tiene menos de
tres segundos para estar listo y atento para contestar la próxima,
siguiendo, con amabilidad, una pauta establecida para aquello: “Saludo: Atiende oportunamente. Se identifica con su nombre y el
de la compañía.
193 Dirección del Trabajo de Chile. (2009). Op.Cit., p. 82.
95
Manejo de la conversación: Amable y cortés utilizando un
vocabulario. Personaliza la atención. Escucha y conversación activa. Evita extender la llamada innecesariamente. Manejo de
situación compleja. Evita realizar comentarios indiscretos acerca de compañía o competencia. Resolución de la llamada: Entrega información correcta y
completa. Ingresa la información a los sistemas (los errores en la
dirección, teléfono o productos en despacho a domicilio se
califican como Error Fatal). Sigue los procedimientos definidos según la consulta. Tipifica la llamada correctamente (los errores
por no tipificar o hacerlo de manera errónea en un contacto escalable serán calificados como Error Fatal). Cierre: Síntesis y aseguramiento del llamado. Despedida.”194
Estas llamadas son permanentemente monitoreadas, tanto su cantidad, duración y contenido, y, como veremos, de su correcta
evaluación depende parte del salario variable que perciben los
trabajadores.
El seguimiento de las conversaciones se puede realizar en detalle gracias a que es el propio medio de producción de los teleoperadores,
es decir, la computadora, la que almacena toda esta información que
queda a disposición de los supervisores para su posterior chequeo y evaluación:
“De todas las llamadas que un agente realiza en un mes, se
graban automáticamente un promedio de 6 a 12 llamadas, las
que son evaluadas de acuerdo a una pauta de calidad del servicio”
Reza en su cuarta carilla el “Manual de Proceso de Renta para Ejecutivos de Callcenter” de la empresa SERMEC. Existe acá cierta analogía con la lógica del dispositivo panóptico que
Foucault describe en “Vigilar y Castigar”, donde el autor da cuenta de
un mecanismo de registro permanente que induce en los sujetos
194 ENTEL. (2012). Bienvenidos a ENTEL Callcenter. (p. 9). Santiago: ENTEL.
96
vigilados un estado consciente y permanente de visibilidad que
garantiza el funcionamiento automático del poder. Incluso si esta vigilancia es discontinua en su acción -como en el caso de los callcenters que graban entre 6 a 12 llamadas por trabajador- sus
efectos son permanentes pues, el teleoperador nunca sabrá cuáles son
las llamadas que serán registradas para posteriormente ser cotejadas.
Así, el panóptico:
“En cada una de sus aplicaciones, permite perfeccionar el ejercicio del poder. Y esto de varias maneras; porque puede
reducir el número de los que lo ejercen, a la vez que multiplica el número de aquellos sobre quienes se ejerce. Porque permite
intervenir a cada instante y la presión constante actúa aun antes
de que las faltas, los errores o los delitos se cometan. Porque, en estas condiciones, su fuerza estiba en no intervenir jamás, en
ejercerse espontáneamente y sin ruido, en constituir un mecanismo cuyos efectos se encadenan los unos a los otros. […]
El esquema panóptico es un intensificador para cualquier
aparato de poder: garantiza su economía (en material, en tiempo); garantiza su eficacia por su carácter preventivo, su
funcionamiento continuo y sus mecanismos automáticos”195
Además, hace de los trabajadores vigilados sujetos que son vistos pero
que jamás ven, es decir, los transforma en productos u objetos de información, pero nunca en sujetos de comunicación. Su objetivo se
juega no en la interacción sino que en el sometimiento para optimizar e intensificar la aplicación de la fuerza de trabajo mediante la
identificación, caracterización, reconocimiento, individualización y
permanente vigilancia que se ejerce sobre los sujetos. Una aplicación que, en última instancia, a través de la distinción de lo normal y lo
anormal, es decir, a través de la distribución entre quienes hacen bien el trabajo y quienes no, garantiza el ordenamiento general de los
trabajadores, y que responde a los siguientes criterios:
1.- Hacer el ejercicio del poder lo menos costoso posible.
Tanto en su dimensión económica, es decir, mediante la
195 Foucault, M. (2009). Op. Cit., p. 238.
97
reducción del gasto que acarrea su aplicación; como en su dimensión política, por su discreción, baja exteriorización,
relativa invisibilidad y escasa resistencia que suscita.
2.- Hace que los efectos de poder alcancen su máxima
intensidad.
3.- Liga el crecimiento económico del poder y el rendimiento
de los aparatos dentro de los cuales se ejerce, aumentando, a la vez, la docilidad y utilidad de todos los
elementos del sistema.
En definitiva, este disciplinamiento de los trabajadores es una técnica
por medio de la cual la fuerza de trabajo de los sujetos es reducida con
el menor gasto como fuerza política y, a la vez, maximizada como fuerza útil para el Capital.
Por otro lado, en cuanto a los tipos de contrato, es común que en estas
empresas exista un periodo de prueba con contratos de plazo fijo. En
algunos casos durante los dos primeros meses se realiza un contrato por mes, posteriormente, a partir del tercero, el contrato pasa a ser
indefinido. En otros casos puede existir un periodo de prueba de un
año, con dos contratos de plazo fijo de seis meses y luego un contrato indefinido.
Si bien en estas empresas es común la contratación indefinida, esta no
necesariamente es sinónimo de estabilidad laboral, pues, como veremos más adelante, la antigüedad laboral en los callcenters
instalados en Chile no supera los 2 años y, además, si consideramos
las cifras entregadas por la Dirección del Trabajo en la ENCLA 2008, que indican que en Chile alrededor del 30% de los contratos indefinidos
no supera el año de duración196, es posible afirmar que existe una
relativización de la estabilidad laboral que supone el contrato indefinido.
Además, ningún contrato indica cuál de los distintos turnos son los que
el trabajador debe cumplir. Estos especifican la cantidad de horas
196 Dirección del Trabajo de Chile. (2009). Op. Cit., p. 46.
98
semanales de trabajo, el sueldo base y el detalle de los bonos que
conforman el resto de sueldo final. Los turnos, generalmente, son asignados a los trabajadores por los supervisores de plataformas o, en
ocasiones, son acordados entre ambas partes. Con respecto a los salarios, estos son variables por definición y
dependen, en primer lugar de la cantidad de horas trabajadas, lo cual conforma el sueldo base y, en segundo lugar, de las tareas realizadas,
evaluadas según las pautas establecidas por la empresa, y que son la
parte del salario variable. Según el “Manual de Proceso de Renta para Ejecutivos de Callcenter” de la empresa SERMEC, aludido
anteriormente, la renta variable es definida por: “Calidad: De todas las llamadas que un agente realiza en un mes,
se graban automáticamente un promedio de 6 a 12 llamadas, las que son evaluadas de acuerdo a una pauta de calidad del
servicio. Disponibilidad: El trabajo del agente es estar conectado y listo
para atender llamados en el turno que efectivamente se le programó, por lo tanto, este indicador mide el porcentaje de
tiempo que el agente estuvo atendiendo llamadas o listo para
recibirlas”197 Los salarios, en el mejor de los casos, alcanzan los $250.000 (US$500)
mensuales, aunque tienden a agruparse en el rango que va entre los
150 y 200 mil pesos (300 y 400 dólares), con un valor hora-hombre que
varía entre los $800 y $1.300 (US$1,6 y US$2,6). Los temas de la maternidad y salas cunas son muy importantes para los trabajadores de callcenters puesto que, como se ha indicado, la
mayor parte de los empleados que se desempeñan en estas empresas son mujeres jóvenes, en edad fértil, o en muchos casos madres solteras.
Al respecto, la presidenta de la Federación de Trabajadores de
Callcenters (FETRACALL), indica que las empresas cumplen con las normativas legales que tienen relación, por un lado, con la obligación
197 SERMEC. (2012). Manual de Proceso de renta para ejecutivos de callcenter. Estructura para contratos de 30 horas. (p. 4). Santiago: Sermec.
99
de entregar el servicio de salas cunas para los hijos menores de 2 años
de las trabajadoras y, por otro, con aquellas que tienen derecho a una hora para amamantar a sus hijos, hasta que termine este periodo; sólo y siempre y cuando los trabajadores mismos estén en permanente fiscalización, es decir, no existe un acercamiento de parte de las
compañías hacia las madres para que éstas ejerzan sus derechos sino
que deben ser ellas o, en muchos casos, los sindicatos, quienes se encarguen de “recordar” a la empresa tales obligaciones.
Con respecto a la relación con los clientes, esta no siempre es de las
mejores, sobre todo en los casos en que las llamadas están relacionadas con la cobranza de alguna deuda o el reclamo de algún tipo de problema con un servicio o producto que la empresa mandante
del callcenter entrega. Cuando existen malos tratos de parte de los
clientes esto provoca problemas psicológicos, de estrés y/o depresiones
en los trabajadores. Según FETRACALL, mensualmente,
aproximadamente el 10% de los empleados de estas empresas presenta
una licencia médica aludiendo estas problemáticas. Las empresas también contribuye al estrés laboral que sufre el
trabajador ya que en muchos casos, cuando se necesita desvincular a
un empleado sin despedirlo, o sea, haciéndolo renunciar para evitar
pagar la indemnización que el despido acarrea, la empresa lleva a cabo métodos de hostigamiento que tienen que ver, principalmente, con
realizar cambios de turnos “sorpresas” o modificaciones arbitrarias en el horario de ingreso de los trabajadores, de lo cual este último sólo se
entera cuando llega a su puesto de trabajo en la jornada laboral que
supuestamente le correspondía. La presidenta de FETRACALL lo grafica de la siguiente manera:
“Cuando uno va llegando a trabajar, ponte tú en un turno de
noche, a las 10 de la noche, en la marcación de entrada te
enteras que el ingreso fue cambiado según lo que se había acordado previamente o lo que te habían informado. Entrabas a
las 10, pero a las 10 de la mañana. Automáticamente tienes un día perdido. Esto puede pasar con menos horas también. Si
marcas a la una de la tarde, resulta que entrabas a las 9 de la
mañana…”
100
Esta práctica se lleva a cabo ya que, contractualmente, en la mayoría de los callcenters, si el trabajador acumula 90 minutos de atrasos en 6
meses es causal de despido. Es decir, los trabajadores no se pueden
retrasar en la llegada a su puesto de trabajo más de 15 minutos mensuales. Por lo tanto, a modo de ejemplo, si consideramos a aquellos
que trabajan los 20 días hábiles del mes, estos no se pueden retrasar
más de un minuto diario en su entrada. Finalmente, en relación con las enfermedades físicas, el lumbago y la
tendinítis son problemáticas propias de las dinámicas laborales de
estos trabajadores. Lo reducido de su lugar de trabajo, el constante digitar que deben llevar a cabo para llenar el “historial” de lo que han
dicho y escuchado en cada llamada y las horas continuas, sin
descansos, que implica su jornada laboral, contribuyen a esto.
2.2.3. Los callcenters en Chile.
A Chile, estas empresas, comenzaron a llegar a fines de los 90. Atento
S.A., de la mano de Telefónica o, ahora, Movistar, el gigante español de
las telecomunicaciones instalado en Latinoamérica desde comienzos de esa misma década; es la primera compañía importante que arriba a
nuestro país para exclusivamente prestar servicios de este tipo, primero a la propia Telefónica, dueña del casi el 30% de Atento, y
posteriormente a cualquier empresa que lo requiriera, dentro o fuera de
las fronteras nacionales.
Hoy las compañías nacionales o transnacionales instaladas en Chile, que optaron por externalizar sus servicios de atención al cliente vía telefónica lo hacen en algunas de las 60 empresas de callcenters
ubicadas en el país. Muchas de las que aquí operan son transnacionales como Sitel, Teleperformance, Transcom, ACS
Multivoice, Unísono o Atento.
En nuestro país esta industria emplea a cerca de 35 mil personas, la
mayoría jóvenes que trabajan por primera vez, con apenas cuarto medio rendido o cursando una carrera de enseñanza superior. Las
cifras al respecto nos indican que en estas empresas destaca:
101
1.- La baja antigüedad laboral, debido a la alta rotación de
personal existente, que en promedio no supera los 2 años.
2.- El 70% de la fuerza de trabajo utilizada son mujeres, lo que
habla de un alto grado de feminización. 3.- El promedio de edad es de 27 años.
Por otro lado, los sectores productivos donde las empresas de callcenters venden sus servicios son principalmente las
telecomunicaciones, abarcando el 34% de su demanda; el sector financiero con un 33% y el retail con 7%. De ellas, el 80% son
nacionales o, lo que a esta alturas pasa a ser un sinónimo,
transnacionales operando en el país, y el 20% son empresas que desde
el extranjero, sobre todo de España, contratan estos servicios198, donde trabajadores puestos en oficinas en Chile prestan servicios a empresas
y personas ubicadas en Europa.
En Chile, este sector productivo está en progresiva expansión,
mostrando un nivel de crecimiento alto y sostenido en los últimos años. De acuerdo a los datos proporcionados por la Dirección del Trabajo,
desde que surgieron los servicios de esta área, y hasta antes de la crisis
económica, este mercado registraba crecimientos de entre un 15% y un 33% anuales, al igual que la industria de callcenters a nivel mundial.
Aunque el sector se contrajo un 9% durante la crisis económica de los subprime (2008-2009), las proyecciones son auspiciosas, se esperan
cifras cercanas al 15% en promedio anual para los próximos años. La
facturación del sector, en el año 2011 llegó a US$479.000 millones199, creciendo un 17% respecto del año anterior. Sin embargo, durante el
año 2010, según información entregada por la FETRACALL, se perdieron aproximadamente 4.500 puestos de trabajo, lo que responde
a la migración de varios de sus clientes a otros países de la región, que
entregan mejores condiciones para sus negocios debido, principalmente, al menor costo de la fuerza de trabajo. “Capitales
golondrinas” que trasladan sus operaciones a donde existan mejores
198 Diario La Nación. 8 de agosto de 2010. 199 Uribe-Echeverría, V. y Morales, G. (2010). Atendiendo a los clientes de los clientes. La
industria del callcenter y sus condiciones laborales. Aporte al debate laboral Nº 24. (pp.
23-24). Santiago: Dirección del Trabajo.
102
condiciones para el negocio, pues este tipo de actividades productivas, caracterizadas por la flexibilidad absoluta, geográfica y laboralmente
hablando, se dan en un contexto de desarrollo tecnológico constante y
acelerado, mercados altamente transnacionalizados y países con políticas tendientes a favorecer al Capital, flexibilizar la fuerza de
trabajo y atomizar a los actores sociales, particularmente sindicales.
Otra de las particularidades del sector de los callcenters, relacionada
con la flexibilidad laboral, es que estas empresas, muchas veces, aumentan el nivel de subcontratación, por medio de la contratación de trabajadores a través de empresas colocadoras de personal o creando
otras razones sociales para este fin, lo que desvirtúa la ya “clásica” relación triangular de la subcontratación, derivando a una relación de subcontratación poligonal.
Así, es posible apreciar que en la relación de subcontratación clásica entran en interacción
tres actores:
1.- Empresa Mandante (A).
2.- Empresa Contratista (B).
3.- Trabajadores Subcontratados (C).
Donde A tiene una relación contractual de prestación de servicios con
B, servicios que son entregados por C, los cuales, a la vez, tienen una
relación laboral real con A y una relación laboral formal con B. Por otro lado, en la relación de subcontratación poligonal que se da en el negocio de los
callcenters, existe una interacción entre, al
menos, cinco actores:
1.- Empresa Mandante (1.A).
2.- Callcenter (1.B).
3.- Trabajadores Subcontratados 1 (1.C).
103
4.- Empresa Externa (2.A).
5.- Trabajadores Subcontratados 2 (2.B).
Aquí, sobre la relación de subcontratación clásica se yuxtapone,
articulándose y conviviendo, otro nivel de subcontratación. Metamorfoseando el triangulo y derivando en polígono, configurando una especie de fractal flexibilizante que permite un segundo nivel de
subcontratación. Una radicalización de la lógica del subcontrato donde 1.A tiene una relación contractual de prestación de servicios con 1.B,
los cuales son entregados por 1.C, que, a la vez, tienen una relación laboral real con 1.A y una relación laboral formal con 1.B. Pero además
1.B se encarga, cuando la demanda de 1.A aumenta, de vincularse con
una segunda empresa contratista (2.A), que mediante el suministro de personal (2.B) permita cubrir los requerimientos de 1.B. Complejizando la vinculación de estos trabajadores subcontratados de segundo orden
(2.B), quienes tienen un vinculo laboral real con 1.A, una relación
laboral formal con 2.A y una relación virtual, indefinida, líquida, con
1.B. La actividad de los callcenters es la hipérbole de la flexibilidad laboral, en tanto que articula la flexibilidad al interior del proceso productivo,
particularmente aquella referida a la relación salarial (turnos o
duración del trabajo, horarios, remuneraciones, etc.) y la flexibilidad laboral al exterior del proceso productivo o en el mercado del trabajo,
relacionando formas contractuales de plazo fijo con el contrato de tipo
indefinido y radicalizando la lógica de externalización de la mano de obra generando una relación de subcontrato poligonal.
Este paroxismo le permite al Capital prolongar la duración del proceso
de trabajo –recordemos que estas empresas funcionan todas las horas
del año- y, siguiendo el análisis marxista, mediante el sometimiento, la gestión y optimización económica de la aplicación de la fuerza de
trabajo, generar mayores ganancias, es decir, aumentar la plusvalía. Mediante esta sujeción, se hace de los trabajadores mera y exclusiva
fuerza de trabajo. Se los confina a un factor económico, que es donde el
Capital busca depositar a los sujetos para limitar y delimitar la
104
configuración de esta fuerza de trabajo según los objetivos materiales,
simbólicos e ideológicos del Capitalismo.
105
CAPÍTULO III
IMPACTOS DE LA FLEXIBILIDAD LABORAL EN LA CONFIGURACIÓN DE SUBJETIVIDADES
En el presente capítulo, con el fin de describir los impactos que tiene la
flexibilidad laboral en la configuración de subjetividades, se llevará a
cabo el siguiente recorrido: En primer lugar se desarrollará el concepto de subjetividad, articulando
los distintos momentos que ha tenido su análisis e interpretación, a
saber:
1.- Relacionada con la condición de lo subjetivo, es decir, con
aquello perteneciente al individuo o inherente y propio del sujeto
humano. 2.- Comprendida desde la definición de “autoconciencia”, como el conocimiento del yo acerca de sí mismo, el yo como objeto que
puede ser conocido por la conciencia. El hombre en tanto
sustancia que piensa, como sujeto y objeto de conocimiento. 3.- Como relación intersubjetiva, es decir, en relación con los
demás y su radicalidad estructuralista.
4.- Desde la corriente hermenéutica y el problema de cómo se
produce la comprensión del sentido entre los sujetos en interacción, abriendo paso a la intersubjetividad que, leída desde
el interaccionismo simbólico, se comprende como una interacción
cuyo significado está en el acto social, donde además se vincula
lo individual y lo social.
106
Con esto se arribará a la problemática de la subjetividad desbordada hacia las relaciones entre estructuras, subjetividades y acciones
sociales. Donde las segundas no se reducen a las primeras sino que,
más bien, estas últimas son dependientes de las prácticas de los sujetos y, por lo tanto, están en una actualización permanente.
Cuestión que se articula con la “teoría de la subjetividad constituyente”
de Hugo Zemelman, que se instala en la discusión de la constitución de la voluntad de construcción, y la noción de “configuraciones subjetivas” de Enrique De la Garza, donde la subjetividad ya no es una estructura
sino que más bien ahora se concibe como un proceso de dar sentido para determinadas situaciones, que reconoce la incoherencia, la
discontinuidad y la contradicción.
En segundo lugar, ya en el terreno del impacto que tiene la flexibilidad
laboral en la configuración de subjetividades y tomando insumos del capítulo anterior, se trabajará la noción de Homo Economicus en tanto
estructura significante que busca instalar el poder para abrir espacio a configuraciones subjetivas cuyos sentidos se vinculen a los intereses del
Capitalismo neoliberal, relacionados con la competencia permanente, la
individualización radical, el miedo como arquetipo de vinculación con la actividad de los trabajadores y la banalización o naturalización de la
precarización del trabajo.
Finalmente, en tercer lugar, nos referiremos a la emergencia de sujetos
que se resisten a las políticas neoliberales y que, potencialmente, pueden oponerse al Modelo y definir un proyecto alternativo de
sociedad. “Regreso del sujeto” y las formas de des-subjetivación y
resistencia, en tanto espacios de contrapoder que representan una des-inscripción de parte del sujeto para con la estructura significante que
intenta imponer el poder y que en su movimiento, en su acción,
dificulta, disminuye o, eventualmente, puede oponerse al neoliberalismo, mediante formas de lucha y configuraciones subjetivas de resistencia amplia.
107
1. Subjetividad.
La subjetividad, en un primer momento, está relacionada con la
condición de lo subjetivo, es decir, con aquello perteneciente al individuo o inherente y propio del sujeto humano200. También la
subjetividad puede ser comprendida desde la definición de “autoconciencia”, como el conocimiento del yo acerca de sí mismo, el yo
como objeto que puede ser conocido por la conciencia. Acción reflexiva
que tiene como característica fundamental la percepción del propio
sujeto, “conciencia de si” que le permite al hombre ser sujeto en un mundo de objetos, los cuales existen per se –sin conciencia-, mientras
el sujeto tiene la capacidad consciente de establecer finalidades y relaciones.
Es así que la filosofía moderna, con René Descartes, arriba con toda la certidumbre del sujeto pensando sobre la propia subjetividad, el
hombre en tanto sustancia que piensa, como sujeto y objeto de conocimiento:
“Puesto que ya sé que todas las cosas que concibo clara y distintamente pueden ser producidas por Dios tal y como las
concibo, me basta con poder concebir clara y distintamente una cosa sin otra, para estar seguro de que la una es diferente de la
otra, ya que, al menos en virtud de la omnipotencia de Dios,
pueden darse separadamente, y entonces ya no importa cuál sea la potencia que produzca esta separación, para que me sea
forzoso estimarlas como diferentes. Por lo tanto, como sé de cierto que existo y, sin embargo, no advierto que convenga
necesariamente a mi naturaleza o esencia otra cosa que ser cosa
pensante, concluyo rectamente que mi esencia consiste sólo en ser una cosa que piensa, o una sustancia cuya esencia o
naturaleza toda consiste sólo en pensar”201
200 Primitivamente, el sujeto, como “subiectum”, término con que se traduce, en el latín
medieval, el “hypokéimenon” griego, es “aquello que está puesto debajo”, es decir, se
refiere al sustrato o sustancia permanente. En este aspecto, originariamente, sujeto no
tiene a un “objeto” como correlato, puesto que su entidad es de tipo lógico o metafísico. 201 Descartes, R. (1977). Meditaciones metafísicas. (pp. 65-66). Madrid: Alfaguara.
108
Para Descartes, la conciencia identificada con la sustancia del sujeto,
es la fuente de toda certeza, la característica del hombre y del saber humano:
“Yo soy, yo existo; eso es cierto, pero ¿cuánto tiempo? Todo el
tiempo que estoy pensando: pues quizá ocurriese que, si yo
cesara de pensar, cesaría al mismo tiempo de existir. No admito ahora nada que no sea necesariamente verdadero: así, pues,
hablando con precisión, no soy más que una cosa que piensa, es decir, un espíritu, un entendimiento o una razón, términos cuyo
significado me era antes desconocido. Soy, entonces, una cosa
verdadera, y verdaderamente existente. Mas ¿qué cosa? Ya lo he dicho: una cosa que piensa”202
Es con el arribo de “los maestros de la sospecha”203 que, según Paul Ricoeur, todo el pensamiento crítico moderno gira en torno a la
incredulidad respecto a todo origen sustancial y, como consecuencia, se da un desmantelamiento crítico de todo recurso al origen y, por lo
tanto, de la noción de sujeto como fundador y de una conciencia propia
de éste. En la base de la idea de sujeto se camuflan, según Marx204, un conjunto de elementos sociales, económicos e ideológicos; según
Nietzsche205, una moralidad recibida y reproducida a partir de un resentimiento en contra de la vida y para Freud206 el yo, en tanto
sujeto, continúa hacia adentro, sin límites precisos, con una entidad
psíquica inconsciente, sería, además, un obstáculo de la realización de la demanda de placer realizada por el inconsciente.
202 Descartes, R. (1977). Op. Cit., p. 25. 203 Ver Ricoeur, P. (1975). Hermenéutica y Psicoanálisis. (pp. 4-6). Bs. As.: Aurora. Donde
el autor califica a Marx, Nietzsche y Freud, como los “maestros de la sospecha” o “los que
arrancan las máscaras”. Este calificativo se lo otorgó ya que cada uno de estos filósofos,
desde sus distintas perspectivas, ponen al descubierto la entrada en crisis del
racionalismo moderno, al develar la insuficiencia de la noción de sujeto y mostrar un
significado oculto de esta, sometiendo a crítica la noción tradicional de conciencia: Marx
devela la ideología como falsa conciencia; Nietzsche desenmascara los falsos valores y
Freud pone al descubierto los disfraces de las pulsiones inconscientes. 204 Marx, K. (1982). La ideología Alemana. (p. 25). La Habana: Pueblo y Educación. 205 Nietzsche, F. (1992). La genealogía de la moral. (pp. 42-43). Madrid: Alianza. 206 Freud, S. (1999). El malestar en la cultura. (p. 9). Madrid: Biblioteca.
109
Si para el racionalismo la subjetividad era entendida como una entidad
de conciencia consigo misma, fundamento coherente y absoluto de todo saber, de todo conocimiento; para Marx, Nietzsche y Freud, los
pensadores más radicales de la modernidad, el concepto aparece ahora, más bien, como vacio, de modo que las formas de conciencia y
subjetividad deben interpretarse, ahora en más, en una relación de intersubjetividad y, por lo tanto, en relación con los demás.
Pero esa “relación con los demás”, en su radicalidad, derivó en lo que
se catalogó como “estructuralismo”, perspectiva teórica y analítica que postula que son las estructuras –economía, sociedad y cultura- las que
se imponen a los individuos que constituyen al sujeto, sea a través de la socialización, la ideología, el consenso derivado del contractualismo
o la coerción social y que, a raíz de esto, la posición que los individuos
ocupan en las estructuras es la determinante de su conciencia, subjetividad y acción. Las seis primeras décadas del siglo XX,
teóricamente, fueron dominadas por esta corriente aunque, tal como afirma De la Garza207, siempre existieron corrientes que diferían del
estructuralismo, particularmente las hermenéuticas, aunque hasta los
años ochenta, fueron relegadas a un segundo o tercer plano. Posteriormente, a partir de los setenta y más claramente de la década
de los ochenta, estas “grandes teorías” –las estructuralistas y sus grandes sistemas explicativos- entraron en crisis, crisis que daba
cuenta de la hecatombe de los proyectos de una sociedad socialista, de
la caída del Estado interventor capitalista, del desmantelamiento del movimiento obrero, de las reestructuraciones productivas capitalistas y
la globalización. En definitiva, de grandes cambios en el mundo, en los imaginarios e ideas de futuro que repercutieron sobre las teorías y
epistemologías, provocando un cuestionamiento profundo de sus
fundamentos, liquidando, desde el postmodernismo, la idea de sujeto.
Así, siguiendo a De la Garza:
“Toda crisis epocal ha sido terreno fértil para las perspectivas
derrumbistas y liquidacionistas de la capacidad transformadora del hombre y de la razón, en la nuestra le ha tocado a la
207 De la Garza, E. (2001). Subjetividad, cultura y estructura. En: Revista de Ciencias
Sociales y Humanidades Iztapalapa Nº 50. (p. 83). México D.F.: UAM.
110
Postmodernidad ser la síntesis del último intento de liquidación
de la ciencia de las ideas del progreso, de los grandes discursos, de la Modernidad. Pero este estado de ánimo de los ochenta se ha
transformado para los noventa ante la evidencia de que hay rumbos sociales amplios vinculados a la Globalización y el
Neoliberalismo. En esta medida, el desanimo con respecto de la
razón ya no es el mismo que cuando se produjo el gran derrumbe de los ochenta y nuevas grandes teorías disputan la hegemonía
en diferentes niveles como antes: en el de las teorías especializadas es claro el predominio de las teorías económicas
neoclásicas; en las grandes perspectivas sobre la sociedad disputan las de la Agency con las nuevas de la elección racional,
y con las de sistemas, junto a una suerte de gran perspectiva,
aunque pareciera una contradicción, de la Postmodernidad”208
Estas tensiones analíticas, junto con la incorporación o confrontación
con las teorías del discurso, han llevado a la nueva teoría social a poner sus ojos en un campo que quedó, en el periodo anterior, relegado
a la categoría de epifenómeno frente al peso de los estructuralismos, intentando entregar respuestas al complejo campo de la subjetividad.
Esta nueva concepción acerca de la realidad y el conocimiento, tiene su
eje en el problema de la comprensión del significado, entendiendo la experiencia como significativa y articulándose con los problemas
sociológicos relacionados con la generación y acumulación de
significados:
“La perspectiva Hermenéutica se vincula con el de la subjetividad, entendida como un proceso de producción de significados y que
puede analizarse en un nivel individual o en lo social. Sin
embargo, los significados no sólo se generan de alguna manera por los individuos en interacción sino que dentro de ciertos
límites espaciales y temporales se vinculan con significados acumulados socialmente que los actores no escogieron. Estos
significados no son simplemente compartidos por consenso sino
que implican jerarquías sociales y de poder, es decir, la posibilidad de imposición”209
208 De la Garza, E. (2001). Op. Cit., 84. 209 De la Garza, E. (2001). Op. Cit., 84. Donde el autor construye la definición de
subjetividad tomando elementos de Bourdieu, P. (1992). The Logics of Practice. London:
111
Esta definición de subjetividad se instala rechazando los
determinismos estructuralistas del periodo anterior, pero también recuperando parcialmente las corrientes hermenéuticas y los
desarrollos teóricos influenciados por aquellas.
Es así que de Dilthey y Rickert recupera la concepción del “mundo
interno” de los sujetos que no puede ser directamente observado y el problema central de las ciencias del espíritu vinculados con conocer los motivos internos de la acción a través del método de la comprensión210,
es decir -ya en el terreno fenomenológico211- es la vivencia la que define lo real, la cosa es aquello que se aparece (fenómeno) y los hechos no
son realidades sino que, más bien, objetos definidos por conceptos y, por lo tanto, el centro de la hermenéutica no será el supuesto mundo
interno de los sujetos sino que, más bien, el mundo de los significados,
los cuales pueden ser expresados de forma consciente –“motivos manifiestos”- o de manera inconsciente –“motivos latentes” -, donde los
significados se transforman en reflexión sobre la vivencia y no en la vivencia misma212 y el problema de cómo se produce la comprensión del sentido entre sujetos en interacción abre paso a la intersubjetividad
que, leída desde el interaccionismo simbólico, se comprende como una interacción cuyo significado está en el acto social, donde además se
vincula lo individual y lo social, puesto que a los sujetos les subyace una determinada sedimentación o acumulación de símbolos
compartidos, por lo tanto sociales213.
Polity Press; Habermas, J. (1988). La Lógica de las Ciencias Sociales. Madrid: Tecnos; y
Foucault, M. (2009). Op. Cit. 210 Dilthey, W. (1945). Teoría de las concepciones del mundo. (pp. 112-114). Mexico D.F.:
FCE. Dilthey diferencia entre “ciencias de la naturaleza” y “ciencias del espíritu”: las
primeras buscan el conocimiento de los fenómenos naturales y las segundas el de los
fenómenos que pueden llamarse humanos; aquéllas utilizan, como método de conocer la
explicación, mientras que estas últimas recurren a la comprensión, como método propio.
Las ciencias se determinarían por su “objeto” y las características de éste objeto
determinarían las metodologías. Así, la condición compresiva, aparece como el método de
las ciencias del espíritu -la contrafigura del método de la explicación propio de las
ciencias de la naturaleza o las llamadas ciencias duras-, en donde el fenómeno es
entendido como efecto último de una cadena causal. 211 Shutz, A. (1966). Fenomenología del Mundo Social. Bs. As.: Paidos. 212 Habermas, J. (1980). Teoría y Praxis. Bs. As.: Amorrortu. 213 Berger, P. y Luckman, T. (1968). La Construcción Social de la Realidad. Bs. As.:
Amorrortu.
112
Esta diferencia con la tradición que, desde Durkheim hasta el
Estructural Funcionalismo, entiende la conciencia colectiva como una imposición social y, por lo tanto, la cultura como normas y valores, es
fundamental puesto que, para el interaccionismo simbólico:
“La diferencia entre Cultura como sistema de normas y valores y
como acumulación de significados estriba en que en primer lugar, normas y valores no agotan el amplio campo de los significados,
no todos los significados tienen que ser necesariamente
normativos, los significados pueden ser efectivamente morales, pero también estéticos, los puede haber de tipo cognitivo (la
cognición y el conocimiento en general sujeta a interpretación no necesariamente en el sentido evaluativo) y las formas de
razonamiento cotidiano. Por otro lado, aceptar que hay campos
subjetivos como los mencionados sin reducción de unos a los otros, por ejemplo al de las normas morales, abre la posibilidad
de distinguir subjetividad de cultura y a la vez de establecer sus conexiones. Subjetividad en tanto proceso de producción de
significados a partir de campos subjetivos como los mencionados
y con formas de razonamiento como las reseñadas por los hermeneutas y las teorías del discurso, y la cultura, vista primero
no como sistema, la heterogeneidad, discontinuidad y contradicción forman parte de la misma, sino como acumulación social de significados. Es decir, la producción y la acumulación implican procesos de selección de significados socialmente aceptados y por niveles de abstracción diversos, en los que las jerarquías de poder de los grupos sociales están presentes, así como la presión de estructuras que si bien están embebidas de simbolismo no se reducen a lo simbólico ni los interactuantes tienen porqué estar conscientes de su eficacia para delimitar sus espacios de acción”214
Es así que la problemática ya no está acotada a la subjetividad, los significados, o a la estructura sino que, ahora, ésta se desborda hacia las relaciones entre estructuras, subjetividades y acciones sociales215.
Donde las segundas no se reducen a las primeras sino que, más bien,
214 De la Garza, E. (2001). Op. Cit., p. 87. El destacado es propio. 215 De la Garza, E. (2001). Op. Cit., p. 91. y De la Garza, E. (1992). Crisis y Sujetos Sociales en México. México D.F.: Miguel A. Porrúa.
113
estas últimas son dependientes de las prácticas de los sujetos y, por lo
tanto, están en una actualización permanente:
“Las estructuras son directamente prácticas ordenadas recurrentes, es decir no existen en sí al margen de la praxis, de
tal forma que la continuidad de la estructura necesita del
concepto de Estructuración como reproductor de relaciones sociales negociadas a lo largo del tiempo”216
Por lo tanto, las estructuras, a la vez que implican un relativo
condicionamiento de la acción, son el resultado en permanente
actualización de las prácticas o acciones sociales de los sujetos. Misma lógica con la que el sociólogo francés Pierre Bourdieu utiliza el concepto de campo, en tanto lugar que “media entre la estructura y
superestructura, así como entre lo social y lo individual”217, donde el sujeto es relativo a las condiciones sociales de producción del campo,
dentro del cual se lleva a cabo una lucha por su dominio, por la hegemonía y la reproducción de éste y cuya estructura se explica según “la lógica de su lucha interna por el poder, entre la distinción de los que
tienen y la pretensión de los que aspiran”218, practicas regulares de
actualización constante. O, si se quiere, es posible afirmar que las estructuras no pueden existir sin praxis, pero, a la vez, no se reducen a
estas, así como el dominio de las estructura nunca es absoluto, sino que más bien es siempre relativo, siempre hay un espacio para la
acción viable y la subjetividad viable en la coyuntura219.
Podemos apreciar que, tal como indica Hugo Zemelman220, la
subjetividad es un problema que se configura articulando diversas teorizaciones y, además, constituye una perspectiva particular desde la
cual es posible pensar la realidad social y el propio pensar que se organiza sobre dicha realidad, esto quiere decir que la subjetividad:
216 De la Garza, E. (2001). Op. Cit., p. 92. 217 Bourdieu, P. (1990). Sociología y Cultura. (p. 17). México D.F.: Grijalbo. 218 Bourdieu, P. (1990). Op. Cit., p. 20. 219 Heller, A. (1977). Sociología de la vida cotidiana. Barcelona: Peninsula. Referenciado
en De la Garza, E. (2001). Op. Cit., p. 92. 220 Zemelman, H. (1997). Sujetos y subjetividades en la construcción metodológica. En:
León, E. y Zemelman, H. (Coords.). Subjetividad: Umbrales del pensamiento social. (pp.
21-35). Barcelona: Anthropos.
114
“Implica un concepto de lo social a partir de ese dinamismo
particular que son los sujetos, los que, en última instancia, consisten en las diferentes modalidades que pueden asumir los
nucleamientos de lo colectivo como los espacios de constitución de las fuerzas capaces de determinadas construcciones
sociales”221
Este autor, al hablar de los “nucleamientos de lo colectivo” está
haciendo referencia, principalmente, al plano de la familia, a una red de relaciones primarias, a un espacio territorial determinado u otra
entidad mayor de lo colectivo. Y al referirse a las “construcciones
sociales” está aludiendo a un movimiento que no se detiene ni queda encerrado en determinados mundos predefinidos, sino que se abre a
múltiples posibilidades de desenvolvimiento, con lo cual el posible análisis de la subjetividad se vincula inmediatamente con la praxis, en
sus formas individuales y organizadas:
“El sujeto representa una potencialidad realizada en términos de
determinadas alternativas de sentido; esto es, pasa de la pura
potencialidad propia de la primera dimensión en la que se contienen múltiples posibilidades de sentido, a la concreción de
una alternativa particular de sentido” 222
La subjetividad se constituye en capacidad de construcción desde lo
potencial y la teoría acerca del sujeto en “teoría de la subjetividad constituyente”223. Aquí, tal como desarrolla Zemelman, la teoría se
instala en la problemática de la constitución de la voluntad de construcción, donde esta voluntad da cuenta, por un lado, de la
dialéctica individuo-colectivo, en tanto inscripción de los individuos en
diferentes nucleamientos colectivos y de la relación entre estos nucleamientos y, por otro lado, expresa la construcción como la
transformación de valores que encarnan sentidos semánticos de pertenencia en los que se resuelve la cuestión del sentido en las
prácticas de la vida cotidiana.
221 Zemelman, H. (1997). Op. Cit., pp. 21-22. 222 Zemelman, H. (1997). Op. Cit., p. 23. 223 Zemelman, H. (1997). Op. Cit., pp. 27-28.
115
Complejizando esta definición, De la Garza plantea la noción de configuraciones subjetivas, las cuales pueden ser definidas como la:
“formación de conglomerados específicos de códigos de diferentes espacios subjetivos para dar sentido a la situación concreta. Es
decir, la Configuración Subjetiva sería el arreglo específico de
códigos provenientes de los campos de la cognición, valorativos, sentimentales, expresados o no discursivamente y combinados en
parte en forma psudodiferencial a través de categorías del
razonamiento cotidiano”224
Las principales características de estas configuraciones son225:
1.- Que entrega sentido a una situación concreta relacionada con la praxis.
2.- Este dar sentido no es un proceso sistémico deductivo sino que, más bien, de construcción, las cuales pueden darse a través
de procesos rutinarios de formación de configuraciones pero
también a través de procesos que inicien una reconfiguración de la propia subjetividad.
3.- Las capacidades de creación de configuraciones en la
coyuntura no se inscriben en el determinismo, ni tampoco pasan
por la voluntad “limpia” de los individuos. Los significados y códigos acumulados presionan hacia determinados sentidos. Las estructuras del mundo interno también constriñen. Las praxis se
pueden volver sobre las subjetividades y las estructuras,
presionando a su configuración.
4.- Estas “reconfiguraciones” pueden implicar la asimilación de
nuevos códigos, emergencia de otros olvidados o desterrados,
rejerarquización, rupturas y cambios de la intensidad significativa.
224 De la Garza, E. (2001). Op. Cit., p. 101. 225 De la Garza, E. (2001). Op. Cit., pp. 101-102.
116
La subjetividad no es una estructura sino que es un proceso de dar sentido para determinadas situaciones, que reconoce la incoherencia, la
discontinuidad y la contradicción, y que articula226:
1.- Estructuras subjetivas parciales. Como las cognitivas, valorativas, de la personalidad, estéticas, sentimentales,
discursivas y de formas de razonamiento.
2.- Subjetividad con estructuras parciales en diferentes
niveles de abstracción y profundidad que se reconfigura para la situación de decisiones concretas.
Entonces, la subjetividad puede reconocer diferentes niveles, un
abanico que va desde los más ambiguos o líquidos, hasta los más
decantados o sólidos y, además, plantearse la pregunta acerca de la subjetividad implica necesariamente especificar para qué o dentro de
qué espacios de acción está concebida.
Por lo tanto, plantearse el problema acerca de los impactos del
dispositivo flexibilidad laboral en la configuración de subjetividades implica necesariamente dar cuenta -tal como se hizo en el capítulo
anterior- de la manera de sometimiento, gestión y optimización económica de la fuerza de trabajo según los objetivos materiales,
simbólicos e ideológicos del Capitalismo, lo que conlleva la limitación,
delimitación y disminución de esas mismas fuerzas en términos de obediencia política.
Foucault, en el Nacimiento de la Biopolítica, plantea que el principal
objetivo de la política neoliberal es construir una trama social en la
cual las unidades básicas tengan la forma de empresa227. Multiplicación de la forma empresa dentro del cuerpo social, en los
sujetos, dentro de un mercado de competencia permanente:
“La sociedad regulada según el mercado en la que piensan los
neoliberales es una sociedad en la cual el principio regulador no debe ser tanto el intercambio de mercancías como el los
226 De la Garza, E. (1997). Op. Cit. 227 Foucault, M. (2010). Op. Cit., p. 186.
117
mecanismos de la competencia. Estos mecanismos deben tener la
mayor superficie y espesor posibles y también ocupar el mayor volumen posible de la sociedad. Es decir que lo que se procura
obtener no es una sociedad sometida al efecto mercancía, sino una sociedad sometida a la dinámica competitiva. No una sociedad supermercado: una sociedad de empresa. El Homo Economicus que se intenta reconstruir no es el hombre del
intercambio, no es el hombre consumidor, es el hombre de la
empresa y la producción”228
Si esta premisa la aplicamos al mercado del trabajo, podemos afirmar
que en el neoliberalismo –particularmente en la experiencia chilena- las políticas de flexibilidad laboral que se han implementado y
perfeccionado, además de:
1.- Generar mejores condiciones para el aumento de las tasas
de ganancia de los capitalistas.
2.- Desarticular, primero fácticamente y luego mediante su
limitación jurídica, al actor sindical en tanto potencial generador de resistencia, oposición y, en los discursos
previos a la crisis de este actor o, más bien, anteriores a su desarticulación, rearticulación y sometimiento de parte
del Capital, productor de un proyecto alternativo.
3.- Organizar el mercado del trabajo bajo el prisma de la
adaptabilidad de los actores que en este confluyen.
4.- Optimizar el uso de la fuerza de trabajo, tanto al interior
del proceso productivo como al exterior de este, según cambien, aumenten o disminuyan las necesidades de la
producción.
Lo que buscan es coaccionar a los trabajadores y gestar la formación
de determinados sujetos que, en vez de oponerse, desafiar o rebelarse frente a las condiciones de explotación que genera el Capitalismo, se
228 Foucault, M. (2010). Op. Cit., pp. 182. La problemática del Homo Economicus se
abordará en el siguiente punto del presente capítulo.
118
hagan funcionales a éste, desarrollando e incrementando las lógicas y
los intereses del poder. Es decir, una radicalización de la “forma mercado” que, en el neoliberalismo, busca incrustarse en toda relación
social, derivando en la privatización de estas y en la emergencia del hombre empresario de sí mismo, quien, tal como se indicó en el primer
capítulo de esta investigación, cuando se hizo referencia a las características del libre mercado concebido por los Ordoliberales
alemanes, toma con “libertad” decisiones sobre su empleo, la
utilización de su capital y el destino se sus recursos, intentando
alcanzar sus objetivos económicos de la manera que considere más adecuada, dado que el individuo, ya no el mercado, comporta la única
parcela de racionalidad que garantiza el funcionamiento de la economía. Tal como se indicó en la nota anterior: lo que se espera
producir no es una sociedad sometida al efecto mercancía, sino una
sociedad sometida a la dinámica competitiva. No una sociedad supermercado: una sociedad de empresa. El Homo Economicus que se
intenta reconstruir no es el hombre del intercambio, no es el hombre consumidor, es el hombre de la empresa y la producción.
En definitiva, lo que busca el neoliberalismo es generar una estructura significante abarcadora, completa y totalizadora, donde las
configuraciones subjetivas, en tanto proceso de dar sentido, se registren
e inscriban sus acciones en los significados y códigos que el Capitalismo busca acumular, evitando espacios, llenando sus
intersticios, mediante la reproducción y ampliación permanente -material, simbólica e ideológica- de las lógicas y los sentidos que
permiten el mantenimiento y desarrollo del modo de producción y, por lo tanto, en general, las posibles reconfiguraciones se limitan o son
limitadas, a la asimilación de nuevos códigos, de nuevos sentidos o de
estructuras subjetivas parciales (cognitivas, valorativas, de la personalidad, estéticas, sentimentales, discursivas y de formas de
razonamiento) funcionales para el poder, aunque, sin embargo, como
veremos al finalizar este capítulo, siempre hay pulsiones de resistencia que dan espacio para la rejerarquización y ruptura.
Estas objetivaciones de las prácticas de poder neoliberales se articulan,
también, con prácticas de subjetivación propias de los trabajadores. Destaca aquí el enrolamiento de los sujetos en el mercado y, más específicamente, la inscripción en el consumo, en tanto conjunto de
119
dispositivos económicos y simbólicos, que hace más vivible el sometimiento neoliberal, a través de la masificación del crédito, gracias
al cual los aumentos de la demanda no son el efecto del aumento de los
salarios nominales sino que, más bien responden a un crecimiento sostenido del crédito de consumo, el cual, tal como afirma Moulian,
permite realizar una consumación del deseo del consumo sobre la base
de un disciplinamiento a posteriori y, además, es una forma particular de integración social que implica la despolitización de la ciudadanía, en
la medida en que el poder al cual se aspira es sólo el ejercicio de los
derechos del consumidor y ya no se concibe la política como la posibilidad de la deliberación y, por lo tanto, de la interrogación
crítica229.
Es así que los sujetos se van constituyendo como tales a través del
consumo, mecanismo de doble dimensión. Por un lado, de domesticación y dominación y, por otro, de acceso al placer.
Disciplinamiento ligado a la satisfacción de un deseo que, desde el nivel de la subjetividad:
“…significa que en gran medida la identidad del Yo se constituye a través de los objetos, que se ha perdido la distinción entre
„imagen‟ y ser. El decorado del Yo, los objetos que dan cuenta del estatus, del nivel de confort, se confunden con los atributos del
Yo. No solamente la estratificación del individuo se realiza a
través de la exterioridad, por su consumo. También se constituye en ese plano la imagen de sí mismo, su „self-esteem‟, su relación
con la sociedad o su conciencia social”230
Por otro lado, al sujeto consumista, el “ciudadano credit-card” de
Moulian, cuyos actos de consumo sobrepasan sus posibilidades salariales y, por lo tanto, debe endeudarse buscando satisfacer sus
deseos apostando al tiempo y limitando sus márgenes de maniobra para el futuro, operando bajo el paraguas de la certeza pero sobre
condiciones materiales inseguras, que la propia lógica productiva
flexible ha vuelto inciertas, está permanentemente a la defensiva, con miedo a quedar sin trabajo, sin sustento.
229 Moulian, T. (2002). Op. Cit., pp. 90, 100 y 104. 230 Moulian, T. (2002). Op. Cit., p. 106.
120
En síntesis, como veremos más adelante, el miedo se instala como
arquetipo de vinculación con la actividad del trabajador. Miedo de parte de los trabajadores a no estar preparado para ejercer los desafíos que
impone el Capital, miedo a no poder adaptarse, miedo a la cesantía, miedo a organizarse; y, sobre todo, el miedo a alteridad, al otro, en
tanto competencia, desplazando el conflicto Capital/Trabajo al binomio
Trabajador/Trabajador.
Finalmente, siguiendo a Sennett231, podemos afirmar que el neoliberalismo centrado en la flexibilidad laboral implica el surgimiento
de nuevas significaciones acerca del trabajo, lo cual tiene un fuerte
impacto sobre el carácter personal, en nuestros deseos y en las relaciones con los demás, dando paso a nuevas formas de consumo y
de funcionamiento de las instituciones que permiten hablar de una
transformación cultural del Nuevo Capitalismo, caracterizado por la dificultad de los sujetos de hacerse un lugar en el mundo, de construir
una vida a partir del trabajo y por la vinculación permanente con la inestabilidad y la discontinuidad. Imposibilidad que choca continuamente con el discurso del sujeto empresario de si mismo, con
el cual el poder lo trata.
2. La agonía del sujeto: El Homo Economicus como estructura significante.
Para Marx, tal como se indicó en el capítulo anterior, el trabajo, en tanto producción, no es sólo fuente de riqueza sino que, antes que
todo, es creador de valores en general:
“…en el proceso de trabajo la actividad del hombre consigue,
valiéndose del instrumento correspondiente, transformar el objeto sobre que versa el trabajo con arreglo al fin perseguido. Este proceso desemboca y se extingue en el producto. Su producto en
un valor de uso, una materia dispuesta por la naturaleza y
adaptada a las necesidades humanas mediante un cambio de
forma. El trabajo se compenetra y confunde con su objeto. Se materializa en el objeto, al paso que este se elabora. Y lo que en el
231 Sennett, R. (2000). Le travail sans qualities, les consequences humaines de la
flexibilité. París: Albin Michel. Citado por Soto, A., Espinoza, G., Gómez, J. (2008). Op. Cit., pp. 27-29.
121
trabajador era dinamismo, es ahora en el producto, plasmado en
lo que es, quietud”232
Si en un primer momento, el trabajo del hombre se nos muestra siempre asociada a una utilidad, como un útil cuyo valor se define
según su uso, en el Capitalismo, tal como demuestra este autor, éste se
nos presenta asociado, además, a un valor de cambio. Así, el trabajo humano:
“viene al mundo bajo la forma de valores de uso u objetos
materiales: hierro, tela, trigo, etc. En su forma prosaica y natural.
Sin embargo, si son mercancías es por encerrar una doble significación: la de objetos útiles y, a la par, la de
materializaciones de valor. Por tanto, sólo se presentan como
mercancías, sólo revisten el carácter de mercancías, cuando poseen esta doble forma: su forma natural y la forma de valor”233
Es mediante la abstracción del trabajo, es decir, mediante la
transformación de éste en fuerza de trabajo, medido en tiempo, puesto
en el mercado e intercambiado por salario; mediante la igualación de los diversos trabajos de los hombres, que el Capitalismo lo amputa de
toda realidad humana:
“Como valores de uso, las mercancías representan, ante todo,
cualidades distintas; como valores de cambio, sólo se distinguen por la cantidad. […] Si prescindimos del valor de uso de las
mercancías éstas sólo conservan una cualidad: la de ser productos del trabajo. Pero no productos de un trabajo real y
concreto. Al prescindir de su valor de uso, prescindimos también
de los elementos materiales y de las formas que los convierten en tal valor de uso”234
Es en el Capitalismo que los trabajos, las diversas actividades llevadas
a cabo para la producción de los objetos, se ven reducidos a un sólo trabajo general: al trabajo humano abstracto. La mecánica del
Capitalismo, su lógica, retiene del trabajo sólo su fuerza y su tiempo.
232 Marx, K. (2006). Op. Cit., p. 133. 233 Marx, K. (2006). Op. Cit., p. 14. 234 Marx, K. (2006). Op. Cit., pp. 5-6.
122
Respecto de esta problemática, tal como recoge Foucault, los
neoliberales indican que esta abstracción del trabajo, que sólo aparece efectivamente a través de la variable tiempo, no es obra de Capitalismo real sino que, más bien, de la teoría económica que se ha elaborado
sobre la producción capitalista:
“La abstracción no procede de la mecánica real de los procesos económicos, procede de la manera como se ha reflexionado sobre
ella en la economía clásica. Y justamente porque la economía
clásica no ha sido capaz de hacerse cargo de ese análisis del trabajo en su especificación concreta y sus modulaciones
cualitativas, porque dejó esa página en blanco, esa laguna, ese vacío en su teoría, se precipitó sobre el trabajo toda una filosofía,
toda una antropología, toda una política cuyo representante es
justamente Marx”235
Así, la crítica neoliberal a la abstracción del trabajo se inscribe, no en el modo de producción, como en el caso de Marx, sino que apunta
sobre el discurso económico. Es decir, en la omisión del trabajo de
parte del liberalismo. Y, frente a esta desatención, lo que buscan los neoliberales es reintroducir el trabajo al análisis económico. Lo cual, tal
como apunta Foucault, no quiere decir:
“…saber dónde se sitúa el trabajo entre, digamos, el capital y la
producción. El problema de la reintroducción del trabajo en el campo del análisis económico no consiste en preguntarse a
cuanto se lo compra, qué produce esto desde el punto de vista técnico o cuál es el valor agregado por el trabajo. El problema
fundamental, esencial o en todo caso primario que se planteará
cuando se pretende hacer el análisis del trabajo en términos económicos será saber cómo utiliza el trabajador los recursos de
que dispone”236
Este giro epistemológico, a saber: el estudio del trabajo, su análisis en
virtud de su control, ahora como conducta económica practicada, en acción, racionalizada, calculada por la persona misma que trabaja,
235 Foucault, M. (2010). Op. Cit., p. 259. 236 Foucault, M. (2010). Op. Cit., p. 261.
123
hace que el trabajador ya no sea sólo un objeto de la oferta y la demanda sino que, además, busca transformarlo en un sujeto económico activo.
La metamorfosis de la producción, los cambios en la organización del trabajo producto de las reestructuraciones productivas capitalistas
neoliberales y la flexibilidad laboral en tanto entelequia neoliberal implementada con la excusa de contrarrestar los efectos nocivos que
representan las rigideces del mercado, mediante la adaptación,
aumento o disminución de la fuerza de trabajo, según cambie, aumente o disminuya la demanda, en conjunto con los discursos técnicos,
económicos, políticos y académicos que justifican su implementación, imponen una nueva estructura significante, donde las configuraciones subjetivas como procesos de dar sentidos, registran e inscriben sus
acciones según códigos y significados donde la empresa, el Capital, abarca la totalidad del entramado social, disminuyendo la capacidad y
potencia de los trabajadores en la medida que aumenta su sometimiento político, material, simbólico e ideológico. Generando
estructuras subjetivas parciales funcionales al poder, como aquella referida al trabajador como empresa de si mismo: el Homo Economicus.
Los neoliberales, distinguiéndose de los liberales clásicos, instalan el
discurso que hace del trabajo algo no tan solo relacionado con una mercancía reducida por abstracción a la fuerza de trabajo y al tiempo
durante el que se utiliza, sino que, más bien, el trabajo ahora es concebido como el conjunto de factores físicos y psicológicos que
otorgan a alguien la capacidad de rentar con él, vale decir que es así que el ingreso se transforma en la renta de un determinado capital.
El trabajo, por lo tanto, se descompone en capital y en renta y su principal consecuencia es que se hace indisociable el capital, aquello
que hace posible una renta futura (salario), de su poseedor. Por lo
tanto la idoneidad del trabajador, su capacidad de hacer algo, no se puede separar de quien produce ese algo. El trabajador se transforma
en una “máquina” destinada a producir flujos constantes de ingreso, el individuo aparece ahora como una empresa para si mismo237.
237 Foucault, M. (2010). Op. Cit., pp. 263-266.
124
Homo Economicus como empresario de si mismo y ya no, como lo fue
para el liberalismo clásico, como sujeto de intercambio. Cuestión que nos lleva a la problemática del Capital Humano:
“El sello distintivo del capital humano es que es una parte del hombre. Es humano porque se encarna en el hombre, y capital
porque es una fuente de satisfacciones futuras o salarios futuros, o ambos”238
La hipótesis de la teoría del Capital Humano es que la productividad de un individuo depende, por una parte, de elementos innatos, es decir,
de sus capacidades heredadas al nacer y, por otra parte –la más importante-, de otros elementos adquiridos, por la vía de inversiones,
principalmente educativas, de capacitación en el lugar de trabajo,
migración, salud e información económica; hechas sobre él mismo.
El hombre que se convierte en empresario de si mismo es, a la vez, para si mismo, su propio capital, su propio productor y su propia
fuente de ingresos:
“La sociedad regulada según el mercado en la que piensan los
neoliberales es una sociedad en la cual el principio regulador no debe ser tanto el intercambio de mercancías como el los
mecanismos de la competencia. Estos mecanismos deben tener la
mayor superficie y espesor posibles y también ocupar el mayor volumen posible de la sociedad. Es decir que lo que se procura
obtener no es una sociedad sometida al efecto mercancía, sino una sociedad sometida a la dinámica competitiva. No una sociedad supermercado: una sociedad de empresa. El Homo Economicus que se intenta reconstruir no es el hombre del
intercambio, no es el hombre consumidor, es el hombre de la
empresa y la producción”239
El trabajo, en tanto Capital Humano, permite hacer de la forma
empresa un modelo universalmente generalizado, donde las relaciones sociales tienden a replicar la lógica oferta-demanda o el modelo de la
238 Schultz, T. (1971). Investment in Human Capital: The role of education and of research .
(p. 48). En: Foucault, M. (2010). Op. Cit., pp. 266. Nota al pie Nº 33. 239 Foucault, M. (2010). Op. Cit., pp. 182.
125
inversión, el costo y el beneficio; un modelo para la propia existencia
que orienta la relación del individuo consigo mismo, pero también con la realidad, el tiempo, su entorno, sus compañeros, su grupo o su
familia.
Esta reconstrucción de una serie de valores morales y culturales forma parte de una reconfiguración subjetiva alrededor del individuo, formada de puntos de anclaje vinculados a lo que la Vitalpolitik240 busca, en
tanto política de la vida que no está orientada esencialmente, como la
política social tradicional, hacia, por ejemplo, aumentar los salarios o reducir el tiempo de trabajo, sino que toma conciencia de la situación
vital de conjunto del trabajador, su situación real, concreta, es decir, una política que, más allá de lo económico o, más bien, pasando por lo
económico se dirige a la unidad vital del hombre.
Es aquí donde el dispositivo flexibilidad laboral, en las distintas
dimensiones revisadas en el primer capítulo de esta investigación, juega un papel preponderante puesto que, como apuntamos
anteriormente, la flexibilidad laboral, en tanto política neoliberal
aplicada sobre la fuerza de trabajo, en su desarticulación, rearticulación, sometimiento, gestión y optimización; radicaliza la
supeditación de los trabajadores ante el Capital, yendo más allá del mero sometimiento de los cuerpos para arribar a nuevas áreas que,
bajo la lógica de la mercantilización, la intensificación disciplinaria y el
perfeccionamiento de la regulación, se incorporan a este proceso de subordinación política y económica de la sociedad.
La flexibilidad laboral impacta directamente en la articulación y
conformación de las relaciones laborales, generando las condiciones
para que se configure, en los trabajadores, una subjetividad gravada por los preceptos neoliberales.
Desde esta perspectiva, los callcenters, constituyen un verdadero
paradigma del primer tipo de flexibilidad laboral que presentáramos en
el capítulo II: la “flexibilidad laboral al interior del proceso productivo”, en su doble aspecto: la dimensión “relación salarial” (turnos o duración
del trabajo, horarios, remuneraciones y/o disponibilidad laboral) y la
240 Foucault, M. (2010). Op. Cit., pp. 185. Nota al pie Nº 62.
126
dimensión “organizacional” (polivalencia u organización individual de
las funciones, organización estructural de la producción y/o teletrabajo). Ambos componen una estrategia que reconfigura la
relación laboral al interior de las unidades productivas, las que, además de optimizar el uso de la fuerza de trabajo en tanto entidad
económica, se caracterizan por lo siguiente:
1.- En cuanto a la dimensión “relación salarial”:
1.1.- Debido a su funcionamiento constante, las 24 horas
del día, durante los 7 días de la semana, son implementados distintos tipos de turnos, implicando un alto grado de flexibilidad horaria en cuanto a las jornadas de trabajo.
1.2.- Los salarios son variables por definición y dependen,
en primer lugar de la cantidad de horas trabajadas, lo cual conforma el sueldo base y, en segundo lugar, de las tareas realizadas, evaluadas según las pautas establecidas por la
empresa, internalizadas por los trabajadores, y que son la parte del salario variable.
2.- En cuanto a la dimensión “organizacional”:
El Capital, tiene la capacidad de desbordarse a otros sectores, de ampliarse, desplegarse y abarcar aquellas
características más “humanas” que hay en los trabajadores, demandando o, más bien, intentando formatear un modo de ser de los sujetos que viven del trabajo, una manera de
atender a los clientes a través de la internalización de pautas de atención; incorporando, además, la mano de obra
mediante la polivalencia de funciones, sea recibiendo o
realizando llamadas; la formación de equipos de trabajo según clientes particulares con demandas específicas y, en
general, adaptando el trabajo -sus características,
duración, cantidad y costo- a los requerimientos de los clientes y del propio Capital. Cuestiones todas que permiten el apalancamiento para la incorporación de un habitus, que
facilita la producción y reproducción de una determinada
127
subjetividad, la interiorización de una moral que responde a
los intereses del poder, que ahora no tan sólo busca que los trabajadores “hagan” sino que también “sean”. Esta moral
o, más bien, este modo de ser, se sostiene bajo el paradigma del Homo Economicus, de aquel “hombre
empresario de si mismo”.
Por otro lado, en la dimensión “flexibilidad laboral al exterior del
proceso productivo o en el mercado del trabajo”, se caracteriza por:
1.- Las “formas contractuales que reemplazan al contrato de tipo
indefinido” (Plazo fijo: A tiempo parcial, Por obra o faena; En el marco de capacitación, Temporal o estacional), cuestión que se puede apreciar claramente, donde se articulan distintos tipos de contrato. Siendo característicos, en un primer momento, en el “periodo de pruebas”, los contratos a plazo fijo, donde, en algunos
casos, durante los dos primeros meses se realiza un contrato por mes, para posteriormente, a partir del tercero, el contrato pasa a
ser indefinido y, en otros casos, puede existir un periodo de
prueba de un año, con dos contratos de plazo fijo de seis meses y luego un contrato indefinido241.
2.- La “cadena productiva”. Externalización de la mano de obra
vinculada a la subcontratación y al suministro de personal;
táctica o estrategia -depende de su objetivo- que permite al Capital aumentar o disminuir la fuerza de trabajo según lo
requiera la producción, en virtud de la demanda, a corto o largo
plazo, que hace que, al optimizar el uso del recurso humano de parte del Capital, se precaricen las condiciones laborales de los
trabajadores que están bajo estos regímenes de contratación. Paradigmáticos en este sentido son los dos casos revisados en el
capítulo anterior, donde:
241 Si bien en estas empresas es común la contratación indefinida, esta no
necesariamente es sinónimo de estabilidad laboral, pues, como ya se indicó, la
antigüedad laboral en los callcenters instalados en Chile no supera los 2 años y, por otro
lado, según la ENCLA 2008, en Chile alrededor del 30% de los contratos indefinidos no
supera el año de duración, relativizando así la estabilidad que éste supone.
128
2.1.- En el sector de los callcenters, destaca la radicalización
de la lógica de la externalización puesto que, si bien estas empresas son un actor dentro de la “relación de
subcontratación clásica”, tipo triangular, donde interactúan: la empresa mandante (cliente), la contratista (callcenter) y
los trabajadores subcontratados (teleoperadores); sobre esta
relación clásica se yuxtapone, articulándose y conviviendo, otro nivel de subcontratación. Que modifica el triangulo y lo convierte en polígono, configurando una especie de fractal flexibilizante que permite un segundo nivel de
subcontratación:
Esta subcontratación de segundo orden, esta “relación de subcontratación poligonal”, además de vincular a los tres
actores de la “subcontratación clásica”, hace ingresar, por vía de una segunda empresa (2.A. Empresa Externa), a otros
trabajadores subcontratados (2.B. Trabajadores Subcontratados 2), complejizando el vínculo de estos
trabajadores. Una radicalización de la lógica del
subcontrato donde 1.A tiene una relación contractual de prestación de servicios con 1.B, los cuales son entregados
por 1.C, que, a la vez, tienen una relación laboral real con
1.A y una relación laboral formal con 1.B. Pero además 1.B se encarga, cuando la demanda de 1.A aumenta, de
129
vincularse con una segunda empresa contratista (2.A), que
mediante el suministro de personal (2.B) permita cubrir los requerimientos de 1.B. Complejizando la vinculación de estos trabajadores subcontratados de segundo orden (2.B),
quienes tienen un vinculo laboral real con 1.A, una relación
laboral formal con 2.A y una relación virtual, indefinida,
líquida, con 1.B. 2.2.- En el sector minero, tal como se indicó en el capítulo
anterior, las prácticas de flexibilidad laboral están monopolizadas por el subcontrato. En el Cobre,
particularmente en CODELCO, durante el 2010, el personal contratado directamente por la empresa alcanzó a 19.347
personas242 y, para el mismo periodo, los trabajadores en régimen de subcontrato alcanzan los 41.241243, duplicando
la cantidad de personal propio de la compañía. En el sector
privado, el caso de Minera Escondida es el más representativo. Durante el 2009 el personal contratado de forma directa por esta minera llegó a 3.348 trabajadores 244
y, por otro lado, los trabajadores subcontratados alcanzaron
a 5.010 personas, a través de 130 empresas contratistas245.
La subcontratación en el cobre, en tanto política de flexibilidad laboral, no sólo demuestra su eficacia y beneficio
para el Capital al ser una herramienta que permite obtener mayores utilidades disminuyendo los costos y el riesgo de la inversión. Ésta alcanza el estatus de técnica de dominación cuando es utilizada como un dispositivo que permite la gestión y el control de los trabajadores a través del deterioro de las condiciones laborales. Deterioro que está relacionado
con los bajos salarios, la inestabilidad en el empleo, las condiciones materiales de trabajo, los beneficios sociales y
las tasas de accidentabilidad246.
242 Codelco. (2011). Op. Cit., p. 72. 243 Codelco. (2011). Op. Cit., p. 17. 244 Minera Escondida. (2010). Op. Cit., p. 20. 245 Minera Escondida. (2010). Op. Cit., p. 24. 246 Ver Núñez, D. (2009). Op. Cit.,. Cornejo, I. (2007). Op. Cit., pp. 102-122, Villalobos, C.
(2010). Op. Cit., p. 19, y Sernageomin. (2012). Op. Cit., pp. 156-174.
130
Una de las principales consecuencias, vinculadas a la
subjetividad de los trabajadores, tal como se indicó, es que tiende a disociar y contraponer a los sujetos que participan directamente de la producción. Generando trabajadores que
ejercen la misma función dentro de una empresa, bajo condiciones materiales similares pero diferentes formas
contractuales de vinculación con sus empleadores. Por lo tanto, crea trabajadores de distintas categorías a la vez que
acota la potencialidad de estos a la producción. Complejiza
los procesos de configuración subjetiva, entremezclando y muchas veces confundiendo culturas laborales y
desvirtuando los sentidos de los trabajadores.
El impacto de la implementación del dispositivo flexibilidad laboral en
la configuración de subjetividades, su principal consecuencia, es que socaba, le quita toda potencialidad y sentido, a la estructura significante que se conformaba en torno al trabajo en el periodo
anterior a la instalación del neoliberalismo, donde los trabajadores, en tanto clase trabajadora, cumplían un rol fundamental en el intento
industrializador y desarrollista de los países latinoamericanos en general y, en particular en Chile, el proyecto que representaba la
Unidad Popular, barrido por la Dictadura Militar, generaba un
imaginario social cuyo marco era:
1.- El Estado como actor fundamental a la hora de implementar
la industrialización sustitutiva como modelo de desarrollo del
país y como vehiculizador de las demandas populares, cuando el
proyecto del pueblo se colocó como proyecto nacional247.
247 En América Latina se estructura el proyecto llamado Nacional-Popular. Este concepto
se encuentra en los Cuadernos de la Cárcel escritos por Antonio Gramsci, autor que está
pensando la Revolución en occidente y que plantea cómo se puede desarrollar un proceso
de transformación en la Europa occidental en donde se estaban dando procesos de
industrialización mucho mayores que en la Europa oriental (Rusia). Este autor piensa
que no solo los que dominan lo hacen por la fuerza, sino que también por el
consentimiento del dominado mediante procesos de legitimación. Surge así el concepto
de hegemonía que se refiere a la combinación de los rasgos represivos del Estado con los
elementos persuasivos de la legitimación que genera adscripción. Lo Nacional-Popular es
entendido, entonces, en América Latina como la capacidad que tiene movimiento popular
de proponer un proyecto alternativo para el conjunto de lo nacional. Un proyecto desde lo
popular que integre a los diferentes sectores, donde se de un correlato entre la estructura
política y la estructura social. Para Garretón, en Garretón, M. (2002). La transformación
131
2.- Los sindicatos como organizaciones que representaban a los
trabajadores, a la clase trabajadora, que, como se dijo, eran los
responsables y gracias a los cuales se produciría el desarrollo del
país. Organizaciones que, a través de los canales institucionales
implementados por el Estado y demandados por los movimientos sociales, tenían la capacidad y posibilidad de articularse para
negociar sus demandas. 3.- La importancia de la vinculación entre los partidos políticos de izquierda y los movimientos sociales en general y sindicales en
particular, a la hora de plantearse la posibilidad de constituir relaciones de poder virtuosas para la clase.
4.- El proyecto de una “Sociedad Socialista”, alternativa y que
generaba las condiciones para subvertir el orden Capitalista. Conformaban una estructura significante que permitía generar configuraciones subjetivas vinculadas a la importancia de:
1.- Los trabajadores dentro y fuera de los espacios productivos
como actores activos - “fabricantes”, productores (materiales y
simbólicos), creadores de la riqueza, impulsores del desarrollo del
país y potencialmente transformadores-. 2.- Los espacios de trabajo y, sobre todo, el trabajo mismo, como
lugar o instancia donde se daba la solidaridad y fraternidad de clase y, en el registro de Lukács, como referencia ontológica fundante de la praxis social248.
3.- Los colectivos, las organizaciones sociales, los sindicatos y los
partidos políticos de izquierda como instancias que permitían la articulación en el poder de las demandas de la clase.
de la acción colectiva en América Latina. Santiago: Cepal., lo Nacional-Popular está
vinculado al tema del desarrollo, la integración social y la autonomía. La principal
característica de esta matriz sería la fusión entre sus componentes, es decir, el Estado,
los partidos políticos y los actores sociales; esto tiene como consecuencia el
debilitamiento de las particularidades de cada uno, una mezcla entre dos de estos tres,
con la subordinación o eliminación del que queda aislado. 248 Lukács, G. (2004). Op. Cit.
132
4.- Un proyecto de sociedad alternativa a la Capitalista, donde los
trabajadores cumplían una función gravitante. Estas configuraciones subjetivas que constituyen una simbiosis entre la
estructura desarrollista y las interacciones en el plano sindical pero
también y sobre todo político, permiten apreciar lo que indica
Zemelman acerca de la subjetividad: una perspectiva particular desde la cual es posible pensar la realidad social y el propio pensar que se
organiza sobre dicha realidad, es decir, una voluntad de construcción
que da cuenta de la dialéctica individuo-colectivo (“inscripción de los individuos en diferentes nucleamientos colectivos y relación entre estos
nucleamientos”, como se dijo anteriormente) y expresa la construcción como la transformación de valores que encarnan sentidos semánticos
de pertenencia en los que se resuelve la cuestión del sentido en las prácticas de la vida cotidiana. Estas configuraciones subjetivas, ahora
siguiendo a De la Garza, son un proceso de dar sentido para determinadas situaciones y articulan estructuras subjetivas parciales,
como las cognitivas, valorativas, de la personalidad, estéticas, sentimentales, discursivas y formas de razonamiento; con estructuras parciales en diferentes niveles de abstracción y profundidad que se
reconfiguran para la situación de decisiones concretas.
Con la aniquilación de esta estructura significante y su sustitución por aquella que tiene al Homo Economicus como una especie de
“equivalente general”, el poder abre el espacio para configuraciones subjetivas cuyos sentidos se vinculan a los intereses del Capitalismo
neoliberal:
1.- La competencia permanente como instancia de socialización
por excelencia. Que en el ámbito laboral se manifiesta en las bonificaciones individuales por producción, como vimos en el caso
de la constitución de la parte variable del sueldo de los trabajadores de callcenters. También en la necesidad de capacitación constante, cuestión última relacionada con la teoría
del Capital Humano, que indica que la productividad de un
individuo, además de los elementos innatos, depende de aquellos elementos adquiridos, por la vía de inversiones principalmente
educativas, de formación y de capacitación, hechas sobre él propio sujeto.
133
2.- La individualización radical y, por lo tanto, el descredito de los
colectivos, principalmente las organizaciones sindicales, como lugares de representación. Cuestión que se ha visto reflejada en
las bajas tasas de sindicalización de los últimos años, que entre el 2005 y 2010 alcanzó un promedio de 13,6%249.
3.- El miedo como arquetipo de vinculación con la actividad del
trabajador. Me refiero, por ejemplo, al miedo de parte de los
trabajadores a no estar preparados para ejercer los desafíos que
impone el Capital, miedo a no poder adaptarse, miedo a la cesantía, miedo a organizarse; y, sobre todo, el miedo a alteridad,
al otro, en tanto competencia, desplazando el conflicto Capital/Trabajo al binomio Trabajador/Trabajador, haciendo perder, de paso, cualquier solidaridad de clase que se pudo haber
conseguido previo a la instalación del neoliberalismo. Tal es el caso, por ejemplo, de la relación entre los trabajadores
contratados directamente por las grandes mineras del cobre en Chile y aquellos subcontratados para prestar servicios en ellas,
que da cuenta de un mercado del trabajo segmentado entre
“ocupaciones típicas” y “ocupaciones atípicas y precarias”, que impacta en la situación objetiva y subjetiva de los trabajadores,
marcando importantes diferencias entre uno y otro tipo de trabajador.
4.- La banalización de la precarización del trabajo, dentro y fuera de éste –flexibilidad interna y externa- que permite su aceptación
a partir de la vulnerabilidad a la que están expuestos los
individuos que viven de trabajar y que están sometidos a las lógicas flexibilizantes, que terminan por naturalizarse.
Tales configuraciones, que el Capital a través del dispositivo flexibilidad
laboral genera, permiten el paso del “yo como trabajador”, del “nosotros
como clase”, al “yo como empresario de si mismo”. Cuestión que deja ver el carácter ideológico del dispositivo que no tan sólo remite a
cuestiones técnicas y económicas -como los neoliberales intentan afanosamente defender- sino que su intencionalidad política radica en
249 Dirección del Trabajo. (2011). Anuario de Información Estadística de la Dirección del Trabajo. (p. 39). Santiago: Dirección del Trabajo.
134
generar las condiciones para la fragmentación, segmentación e
individualización, por medio de la competencia, de los trabajadores. Cuestión de la que Marx y Engels, ya en 1848, daban cuenta:
“La condición esencial de la existencia y de la dominación de la
clase burguesa es la acumulación de la riqueza en manos de
particulares, la formación y el acrecentamiento del capital. La condición de existencia del capital es el trabajo asalariado. El
trabajo asalariado descansa exclusivamente sobre la competencia de los obreros entre sí”250
3. El regreso del sujeto: Formas de des-subjetivación, resistencia y contrapoder.
Con la instalación del dispositivo flexibilidad laboral, el neoliberalismo ha hecho que los procesos de subjetivación, las configuraciones
subjetivas de los trabajadores, de las personas que viven del trabajo, se vinculen a los sentidos de la competencia permanente, la
individualización radical, el miedo relacionado, por una parte, con la
propia actividad del trabajador y, por otra, con el resto de los trabajadores, desplazando el conflicto desde el binomio Capital/Trabajo
al de Trabajador/Trabajador; y, finalmente, el dispositivo flexibilidad laboral, a partir de la exposición de los individuos a una vulnerabilidad
permanente, ha generado las condiciones para la banalización de la
precarización del trabajo.
Este proceso de permanente institucionalización de las lógicas capitalistas neoliberales, a través de la flexibilización del trabajo, ha
facilitado el paso, tal como se afirmó anteriormente, del “yo como
trabajador”, del “nosotros como clase”, al “yo como empresario de si mismo”, lo que da cuenta de su intencionalidad política: generar las
condiciones para la fragmentación, segmentación e individualización, por medio de la competencia, de los trabajadores251.
250 Marx, K. y Engels, F. (1955). Manifiesto del Partido Comunista. (pp. 30-31). En: Marx,
K. y Engels, F. Obras escogidas I. (pp. 12-50). Moscú: Editorial de literatura política del
Estado. 251 Merece la pena recordar acá a Hayek quien, como se indicó en el capítulo primero de
esta investigación, advertía que la condición para la “libertad” es que la coacción que se
ejerce sobre el individuo en el ámbito social se reduzca completamente, desplazando, de
135
Además, en conjunto con las reestructuraciones productivas
capitalistas, la flexibilidad laboral contribuyó a modificar material y simbólicamente el imaginario social o, más bien, la estructura significante que se construía en torno al trabajo en el periodo anterior a
la instalación del neoliberalismo y que, recordemos, permitía generar configuraciones subjetivas relacionadas con concebir y autoconcebirse
los trabajadores como actores activos (“fabricantes”, productores
(materiales y simbólicos), creadores de la riqueza, impulsores del desarrollo del país y potencialmente transformadores); los espacios de trabajo y el trabajo mismo como instancia donde se daba la solidaridad y fraternidad de clase y como referencia ontológica fundante de la praxis social (Lukács); a los colectivos, las organizaciones sociales, los
sindicatos y los partidos políticos de izquierda como instancias que permitían la articulación en el poder de las demandas de la clase; y,
finalmente, permitían la proyección de una sociedad alternativa a la Capitalista, donde los trabajadores cumplían una función gravitante.
Cuestión que además repercutió en los desarrollos teóricos preocupados del trabajo que leyeron en estas transformaciones el
arribo a las sociedades del “fin del trabajo”252 y llevaron a autores como Bauman253 a afirmar que el trabajo, en la “era postindustrial”, no
satisface tanto la vocación ética de un productor o creador, sino que
ahora lo que está en el centro son las necesidades o deseos estéticos de los consumidores, sedientos de nuevas sensaciones y experiencias.
Por otro lado Gortz254 sepultaba a los antes sepultureros del Capitalismo y en Sennett255 la actividad productiva aparece como un
“colgajo de fragmentos de experiencias”, sin arraigo en un grupo social
determinado que implica una desestructuración del sentido del tiempo y el espacio y la aparición de relaciones sociales superfluas, gracias a la
heterogeneidad de las ocupaciones256. Es decir, tal como explica
paso, la racionalidad desde la “estructura”, como la concebían los viejos liberales, hacia
los individuos, quienes toman con libertad decisiones sobre su empleo, la utilización de
su capital y el destino de sus recursos. Cuestión que es el punto de anclaje del
neoliberalismo. 252 Rifkin, J. (1996). El fin del trabajo. México: Paidos. 253 Bauman, Z. (2007). Modernidad Líquida. Bs.As.: FCE. 254 Gortz, A. (1982). Adiós al proletariado. Barcelona: El viejo topo. 255 Sennett, R. (2000). Op. Cit. 256 Una contundente crítica del planteamiento de estos autores es posible encontrarla en
De la Garza, E., Celis, J., Olivo, M., y Retamozo, M. (2011). Critica de la razón para-
136
Aravena en la introducción de “El Renacer de la Huelga Obrera”, estas
teorías buscaron dar cuenta de que:
“…estamos en presencia de cambios inéditos, que se expresan en una mayor inseguridad y deterioro de la vida de las personas, así
como en la precarización laboral. Producto de los cambios en el
trabajo predominaría la fragmentación social, la descomposición de las identidades colectivas, la irrelevancia de los trabajadores
como sujetos políticos y actores centrales en la producción, quedando dislocadas las experiencias cotidianas de los
individuos”257
Sin embargo, a pesar de estas maquinarias neoliberales, a pesar de la
instalación del dispositivo flexibilidad laboral y de los paradigmas
“para-posmodernos”, como dispositivos de saber que explican y justifican el fin del trabajo y, por lo tanto, la crisis de los sujetos que se
constituyen en torno a él. A pesar de esta puesta en forma material, simbólica e ideológica, continúan emergiendo sujetos que se resisten a
estas políticas y que, potencialmente, pueden oponerse al Modelo y
definir un proyecto alternativo de sociedad. A esta des-subjetivación o des-inscripción de la estructura significante
que intenta imponer el neoliberalismo, a esta resistencia, es a la que
nos referimos cuando decimos “el regreso del sujeto”. Sujeto otro que,
en su movimiento, en su acción; dificulta, disminuye o, eventualmente, puede oponerse al neoliberalismo. A las lógicas neoliberales.
Es así que, la radicalización del Capitalismo que en el neoliberalismo
viene de la mano de la exaltación de la “forma mercado”, que busca
alojarse en toda relación social258, derivando en la privatización de
posmoderna (Sennett, Bauman, Beck). En: De la Garza, E. (coordinador). Trabajo no clásico, organización y acción colectiva. Tomo I. (pp. 23 – 52). México: Plaza y Valdés
Editores – UNAM-Iztapalapa. 257 Aravena, A. (2009). El conflicto laboral en Chile. Perspectivas de análisis y tendencias
emergentes. En: Aravena, A. y Núñez, D. (Editores). Op. Cit. (p. 22). 258 Otros fenómenos relacionados con la radicalización del Capitalismo en el
neoliberalismo y que deben ser estudiados con mayor detalle son, por ejemplo, la
constitución de un determinado mercado en la educación chilena, lo que permite apreciar
cómo las lógicas del Capital han desbordado el espacio de la fábrica o la empresa para
alojarse en otros lugares (en este caso la educación) y cómo, institucionalmente, a través
137
éstas y en la emergencia del hombre empresario de sí mismo; este
entramado neoliberal que está “siempre ahí”, que parece “no tener afuera” o, de tenerlo, también tiene la virtud de expandir, cada vez que
sea necesario, sus márgenes y abarcar cada vez más; no quiere decir que no exista espacio para la des-subjetivación. En definitiva, no quiere
decir que se esté siempre atrapado pues donde hay poder existe
contrapoder:
“…no existen relaciones de poder sin resistencias; estas son más
reales y más eficientes cuando se forman allí mismo donde se ejercen las relaciones de poder; la resistencia al poder no tiene
que venir de fuera para ser real, pero tampoco está atrapada por ser la compatriota del poder. Existe porque está allí donde el
poder está: es pues como él, múltiple e integrable en estrategias
globales”259
Aunque el poder puede ser entendido como represión, consistente en contener, constreñir, limitar y someter. Es decir, como una sujeción
unilateral, mecánica, cosificada, entre dos términos; su potencialidad analítica reside en concebirlo como una relación. El poder
indudablemente es violencia, pero no se acota a ésta y va más allá. Es, más bien, una relación constitutiva-constituyente donde uno de los
términos sólo puede ser tal con ocasión del otro y viceversa. Esto quiere
decir que ninguno de los términos que está involucrado en esta
relación, se encuentra desprovisto de poder, sino que es la relación de fuerza la que los constituye260.
del producto educación superior se lleva a cabo una transferencia del capital privado de
cada estudiante (familia) hacia la banca y el sector financiero. Cuestión similar ocurre
con las AFP las que, también institucionalmente, extraen una porción del capital privado
de los trabajadores, producido por cada trabajador, que, con la justificación de
administrar los fondos de pensión (por lo cual, además, cobran), inyectan mes a mes al
mercado de capitales financieros. 259 Foucault, M. (1992). Microfísica del poder. (p. 171). Madrid: La Piqueta. 260 Al respecto Foucault, en Foucault, M. (2006). Op. Cit., pp. 29-30, indica que existen
dos grandes sistemas de análisis del poder. Uno, que sería el viejo sistema encontrado en
los filósofos del siglo XVIII, que se articularía en torno al poder como derecho originario
que se cede, constitutivo de la soberanía, y con el contrato como matriz del poder político.
Ese poder correría el riesgo, al superarse a sí mismo, es decir, al desbordar los términos
mismos del contrato, de convertirse en opresión. Poder/contrato, y como límite o, mejor,
como salto del límite, la opresión. Y tendríamos al otro sistema que, al contrario, trataría
de analizar el poder político ya no de acuerdo con el esquema contrato/opresión, sino
138
Por lo tanto, cuando observamos a los sujetos que están involucrados
en la producción y se analizan los mecanismos que el Capital busca implementar para limitar y someter al trabajo. Cuando, en este
análisis, se desborda el terreno técnico-económico desde el cual se ha definido y analizado el concepto de flexibilidad laboral y se analiza
como un dispositivo, como un conjunto de prácticas heterogéneas,
comprendidas por discursos, instituciones, leyes, medidas administrativas y proposiciones filosóficas y políticas; una red que se
establece entre estos elementos y, a la vez, los articula; un mecanismo
estratégico que, poco a poco, se ha convertido en un mecanismo de control-sujeción que a través del disciplinamiento, el control y la
explotación de la fuerza de trabajo, ha impactado en la configuración de subjetividades los trabajadores. Cuando, en definitiva, se desaloja
de la entelequia en la cual han instalado a la flexibilidad laboral los
neoliberales, así como los discursos técnicos, económicos, políticos y académicos que justifican su implementación y, en cambio, se arriba a
la discusión que permite su crítica, es que podemos concebirla como un mecanismo que, además de ser técnica de producción y
dominación, entrega también la posibilidad de resistencia, la cual, en
todo caso, no está garantizada y su articulación sólo puede ser demostrada en la práctica261.
Por ejemplo, tal como se revisó en el capítulo anterior, la configuración
productiva de la minería del cobre chileno, caracterizada por la
según el esquema guerra/represión. Y en ese momento, la represión no sería lo que era la
opresión con respecto al contrato, vale decir, un abuso, sino al contrario, el mero efecto y
la mera búsqueda de una relación de dominación. La represión no sería otra cosa que la
puesta en acción, dentro de esa pseudopaz socavada por una guerra continua, de una
relación de fuerza perpetua. Por ende, dos esquemas de análisis del poder: el esquema
contrato/opresión, que es el esquema jurídico, y el esquema guerra/represión o
dominación/represión, en el que la oposición pertinente no es la de lo legítimo y lo
ilegítimo, como en el precedente, sino la existente entre lucha y sumisión. 261 No es la intención repetir aquí, el tic de aquellas lecturas marxistas que esperaban
que el sujeto de la revolución surgiera de manera refleja, como un epifenómeno de la
contradicción estructural Capital/Trabajo, donde la explotación y la alienación que
provocaba la industria capitalista moderna aceleraría la emergencia del sujeto obrero y el
constante desarrollo de las fuerzas productivas, de las condiciones materiales, devastaría
las formas pre-capitalistas de producción, universalizando la proletarización y haciendo
inminente la emancipación del hombre. Más bien, se busca aliviar de este peso al sujeto
trabajador, no para anular sus potencialidades sino que para observar sus posibles
puntos de fuga.
139
implementación de la flexibilidad laboral al exterior del proceso productivo o en el mercado del trabajo, entregó las condiciones para la
emergencia de nuevas organizaciones sindicales vinculadas a los
trabajadores subcontratados. Tal como la organización y el descontento
obrero respondió y ha respondido más que a la identificación de los trabajadores con su trabajo, a la enajenación que este trabajo les
provoca, es posible afirmar que la subcontratación como modo de flexibilidad laboral dominante en la actividad cuprífera, como se vio,
además de generar las condiciones que permiten una atomización de
los sujetos involucrados en la producción y el desplazamiento del conflicto Capital/Trabajo al binomio Trabajador/Trabajador, en su
radicalidad también abre la posibilidad para la emergencia de sujetos que no se identifican precisamente con su labor, sino que
principalmente lo hacen con las condiciones de sometimiento, control y
explotación común que los constituyen; y, en este identificarse, se generan sentidos de resistencia en la estructura significante que pueden
devolver el conflicto hacia la contradicción Capital/Trabajo y, por lo tanto, contribuir en constituir subjetividades cuyos sentidos de
pertenencia se construyan en lo extraordinario y particular de la acción
colectiva, respecto a un determinado problema, relaciones sociales o enemigo.
La “huelga larga” protagonizada por los trabajadores contratistas del
cobre agrupados en la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC),
entre junio y julio del 2007, da cuenta de esto. Esta movilización, que se extendió por 37 días y que respondió a un proceso de acumulación
de experiencia de lucha sindical previa, un contexto de apertura política y a una coyuntura económica favorable debido al elevado precio
del cobre; es posible inscribirla en la lógica de resistencia a la cual se
hizo referencia.
Esta paralización tuvo un gran impacto en la opinión pública y en el
espectro político nacional, instalando la problemática laboral del subcontrato y las condiciones laborales de los trabajadores que se
desempeñan en este régimen de contratación. Por otro lado, en lo organizativo, entregó una nueva impronta al movimiento sindical
nacional en tanto que:
140
“Particularmente innovador resulta la articulación de una
multiplicidad de sindicatos y federaciones de trabajadores contratistas en un pliego de demandas comunes que se presentó
a la empresa mandante, y la consiguiente negociación directa que se establece con CODELCO, pues ello implica un reconocimiento
de hecho a la negociación colectiva interempresa”262
Así, los exitosos resultados de la huelga se transformaron en incentivo
para la búsqueda de estrategias de negociación colectiva de parte de las organizaciones sindicales capaces de superar los estrechos marcos que
establece la legislación laboral chilena.
Esto implicó entregar nuevos elementos a la estructura significante que
conforma el imaginario donde se inscribe el sindicalismo nacional,
convirtiéndose en un referente simbólico y práctico para el resto de la clase trabajadora, incentivando la acción colectiva que se mueve en
esta misma dirección. Tal fue el caso, durante el mismo 2007, de las movilizaciones protagonizadas por los trabajadores de Agrosuper, los
temporeros de la fruta, en la empresa salmonera Aguas Claras y del
conflicto laboral en la Forestal Arauco S.A. Todas practicas colectivas que desbordaron la fragilidad y espontaneidad atribuida a las
actividades laborales altamente precarizadas263.
Pero aún es posible ir más allá. La des-subjetivación está directamente ligada al grado de enajenación264 que sufren los sujetos frente al
Capital. La enajenación es la lógica transversal a cualquier
transformación dentro del Capitalismo, que sin duda es donde está la expresión más radical del sometimiento que genera el modo de
producción en los sujetos, puesto que desarticula la relación del
trabajador con su propia actividad y con el producto de su trabajo, por
262 Núñez, D. (2009). Op. Cit., p. 72. 263 Los dos últimos conflictos analizados, respectivamente, en Álvarez, R. (2009). ¿Desde
fuera o dentro de la institucionalidad? La “huelga larga del salmón” y las nuevas estrategias sindicales en Chile (2006-2008). En: Aravena, A. y Núñez, D. (Editores). Op.
Cit., pp. 75-116. Y Ruminot, N. (2009). La huelga en Forestal Arauco: De las acciones sindicales al fortalecimiento de la negociación colectiva inter-empresa. En: Aravena, A. y
Núñez, D. (Editores). Op. Cit., pp. 117-134. 264 Marx, K. (1971). Manuscritos Económico-Filosóficos. Primer Manuscrito: El Trabajo
Enajenado. En: Fromm, E. Marx y su concepto del hombre. (pp. 103 – 118). México D.F.:
FCE.
141
lo tanto con el mundo en general, el cual se vuelve objeto ajeno y hostil;
es una confrontación del hombre no sólo con su propia producción que le entrega las condiciones para su existencia, constitución y
reproducción, sino que también con los demás hombres, con el trabajo de éstos y con los objetos de su trabajo. Es así que podemos afirmar
que en el neoliberalismo la posibilidad de des-subjetivación está
estrechamente relacionada con la precarización del empleo y, también, con la conformación de nuevos elementos en la estructura significante
que posibilitarían la inscripción en sentidos alternativos a los que
instala el neoliberalismo y que permitirían la emergencia de la resistencia.
Esto implica que el sujeto que emerge de la des-subjetivación no es
aquel que surgía como acto reflejo de la contradicción Capital/Trabajo.
No es el sujeto obrero industrial que encabezaría la revolución anticapitalista. Más bien, este “nuevo” sujeto que surge en un contexto
flexible y precario, que aparece como posibilidad de resistencia, ya no se acota a la “industria”, simplemente porque el neoliberalismo acabó
con ellas o, mejor dicho, las desplazó a nivel mundial a otros territorios
y, en lo subjetivo, tuvo la capacidad de desbordar la forma empresa y multiplicarla dentro del cuerpo social en general. Esta configuración subjetiva de resistencia puede tener una relación intensa o débil con el trabajo, pero también se enrola en una estructura significante más
amplia, conformada por los espacios extra-laborales, por los llamados
“otros mundos de vida” (familia, vínculos barriales, organizaciones sociales, sindicatos, partidos políticos, etc.), los cuales pueden
superponerse o no a las actividades productivas y, por lo tanto, aportar
en diferente medida en la conformación de los sentidos de los sujetos.
Enrique De la Garza plantea el concepto de “sujeto laboral ampliado”:
“Los sujetos laborales ampliados no son aquellos cuya acción
colectiva depende fundamentalmente de la experiencia, organización, demandas laborales, específicamente en torno de la
relación capital-trabajo: esta es la concepción estrecha de trabajo y de sujeto laboral. La concepción ampliada implica que puede
haber eficiencia identitaria también en los trabajos no
capitalistas, con sus demandas y formas de lucha y organización, pero también que los sujetos se pueden constituir en territorios y
142
tiempos no laborales, aunque teniendo un pie, o una uña, de
vinculación con lo laboral ampliado”265
En un registro similar Ricardo Antunes propone la noción ampliada de clase trabajadora e instala la expresión de “clase-que-vive-del-trabajo”:
“La clase-que-vive-del-trabajo, la clase trabajadora hoy, incluye a todos aquellos que venden su fuerza de trabajo, teniendo como
núcleo central a los trabajadores productivos […]. No se restringe, por lo tanto, al trabajo manual directo, sino que incorpora la
totalidad del trabajo social, la totalidad del trabajo colectivo
asalariado.[…] Utilizaremos la noción de clase trabajadora o clase-que-vive-del-trabajo, para englobar tanto al proletariado
industria, como al conjunto de los asalariados que venden su
fuerza de trabajo”266
En ambas definiciones, además de devolverle la importancia, desde la teoría, al trabajo y entregarle validez contemporánea al concepto marxista de clase trabajadora, se busca abarcar a la totalidad de
sujetos que venden su fuerza de trabajo, a aquellos que se desempeñan en trabajos llamados “típicos” y a los que lo hacen en los trabajos
“atípicos” o precarios, vale decir a la totalidad de individuos que son sometidos y explotados por el Capital.
Así, la potencialidad del sujeto de la resistencia reside en que no necesariamente se conformará en torno a una relación laboral
particular sino que, más bien, se ubica en el sistema capitalista en su conjunto y, por lo tanto, su acción no necesariamente se dirige o está
marcada por demandas sectoriales, contra una compañía, acotadas a
una empresa o grupo económico. También puede dirigirse hacia los gobiernos, en contra de éstos y sus políticas económicas, de empleo,
presupuestarias, etc. De igual forma, el espacio de protesta no está monopolizado por la empresa, este espacio se desborda, se busca la
calle como lugar de litigio, donde los cuerpos, marchantes y
demandantes le miran la cara al poder. Frente a la radicalización del Capitalismo a manos del neoliberalismo y sus políticas de
265 De la Garza, E. (2005). Op. Cit., p. 15. 266 Antunes, R. (2005). Op. Cit., pp. 91-93.
143
sometimiento, control y explotación es posible proyectar formas de lucha y configuraciones subjetivas de resistencia amplia.
144
145
CONCLUSIONES
La desregulación del mercado del trabajo nacional de fines de los años
70, se consolida a partir de los 90 bajo el discurso modernizante de la flexibilidad laboral. Ésta se instala, desde los sectores tecnocráticos,
económicos, políticos y académicos, como la solución necesaria, que
contrarresta los efectos nocivos que representan las rigidices del mercado del trabajo.
Asumiendo como hipótesis central de esta investigación el que la
flexibilidad laboral tiene implicancias que desbordan las discusiones
técnicas y económicas desde las cuales se ha analizado y que su importancia radica en ser un dispositivo, es decir, un conjunto de
prácticas heterogéneas que comprende discursos, instituciones,
decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, tecnologías, enunciados científicos, proposiciones filosóficas y políticas. Una red
que se establece entre estos elementos y que, a la vez, los articula. Un
mecanismo estratégico que, poco a poco, se ha convertido en un mecanismo de control-sujeción de la fuerza de trabajo que a través del
disciplinamiento, control y explotación de los trabajadores, impacta en las configuraciones subjetivas y busca generar determinadas identidades laborales. Se buscó conocer cuáles son los principales impactos de la flexibilidad laboral en la configuración de subjetividades.
Para alcanzar tal objetivo, se realizó lo siguiente:
1.- En primer lugar, se analizaron las particularidades del neoliberalismo y, a partir de esto, se llevó a cabo una revisión de
la instalación jurídica o, si se prefiere, institucional de los
146
postulados neoliberales en el mercado del trabajo nacional,
describiendo sus particularidades, articulaciones y consolidación. Para esto se expusieron las principales características del Plan
Laboral de 1979, las ideas que están detrás de éste y los Decretos Ley implementados en Dictadura para su puesta a punto.
También se revisaron las reformas en materia laboral realizadas
en los gobiernos postdictatoriales, dando especial énfasis a la regulación de la desregulación del mercado del trabajo
característica de este periodo. Posteriormente se expuso el debate acerca de la flexibilidad laboral, su definición conceptual y las causas de su emergencia,
entendiéndola como producto o resultado de cambios en:
1.- El marco institucional del mercado del trabajo.
2.- El contexto socioeconómico general.
3.- El sistema de producción.
Articulando estas perspectivas con las bases teóricas del concepto, distinguiendo su relación con la teoría neoclásica, el postfordismo (regulacionismo, especialización flexible o
neoschumpetearismo) o con la nueva ola de la gerencia y sus
dimensiones de “calidad total” y “justo a tiempo”. Para luego, revisar las rigideces en el mercado del trabajo que sirven para justificar la implementación de la flexibilidad laboral, las cuales
están vinculadas a las dimensiones de la estructura productiva y la institucionalidad jurídica.
Finalmente, se expuso en análisis acerca de los tipos de flexibilidad laboral, en donde se identificaron cuatro formas
básicas:
1.- La flexibilidad temporal o financiera. Vinculada a la
modificación de las variables cuantitativas de la relación salarial, abarcando dimensiones como la
duración del trabajo, los turnos, horarios y cambios en las remuneraciones.
147
2.- La flexibilidad numérica o contractual. Relacionada
con las distintas formas contractuales que reemplazan al contrato indefinido, tales como el
contrato de plazo fijo, por obra o faena, estacionales, etc.
3.- La flexibilidad productiva o geográfica. Que
concierne a las alteraciones de los sistemas
productivos a través de la modalidad de
subcontratación, es decir, de externalización de la mano de obra.
4.- La flexibilidad funcional u organizacional. Prácticas
que modifican las dimensiones organizacionales de
la empresa, tanto en la organización estructural de la producción, como puede ser el trabajo en grupos
de proyecto o en red; como en la organización individual de las funciones de los trabajadores,
caracterizada en la polivalencia.
Para el caso del mercado del trabajo chileno se utilizó la
caracterización que propone la socióloga Magdalena Echeverría quien distingue dos tipos de flexibilidad laboral:
1.- Interna (Cualitativa). Que hace referencias a
distintas prácticas laborales y de organización del
trabajo realizadas al interior de las empresas, con su
propio personal, pero que impiden la adscripción rígida de los trabajadores a un puesto de trabajo
definido y a un único modo de desempeñar sus tareas.
2.- Externa (Cuantitativa). Prácticas de continua
reducción y ampliación de las plantillas laborales de
las empresas, sea haciendo directamente uso frecuente de contrataciones y despidos, sea
incorporando y retirando personal a través de
terceros.
148
Se pudo apreciar que el debate respecto de la flexibilidad laboral
pendula entre la flexibilidad en el mercado del trabajo, la flexibilidad en el proceso productivo y sus características
cuantitativas y cualitativas. Las distintas dimensiones de la flexibilidad laboral, están vinculadas a la reducción de las
intervenciones institucionales en virtud de un mayor espacio de
maniobra del Capital, sea por un aumento en la posibilidad de acción en libertad del mercado del trabajo o por la capacidad de
manipulación de la fuerza de trabajo a nivel organizacional. 2.- En segundo lugar se analizaron las dinámicas operativas del dispositivo, más específicamente las formas de disciplinamiento, control y explotación derivadas de la flexibilidad laboral, dando
especial énfasis a la optimización económica de la fuerza de trabajo y su sometimiento, en donde, para distinguir cómo se
presenta la flexibilidad laboral en el mercado del trabajo nacional
se propuso la siguiente clasificación: 1.- Flexibilidad laboral al interior del proceso productivo.
1.1.- En torno a la relación salarial.
Turnos o duración del trabajo.
Horarios.
Remuneraciones.
Disponibilidad laboral.
1.2.- Organizacional.
Polivalencia u organización individual de
las funciones.
Organización estructural de la producción.
Es decir, capacidad de reubicación de los trabajadores en distintas funciones,
dependencias o departamentos de la empresa.
Teletrabajo. 2.- Flexibilidad laboral al exterior del proceso productivo o en el mercado del trabajo.
149
2.1.- Formas contractuales. Estas reemplazan al
contrato de tipo indefinido.
Plazo fijo.
A tiempo parcial.
Por obra o faena.
En el marco de capacitación.
Temporal o estacional.
2.2.- En la cadena productiva. Externalización de la mano de obra mediante empresas dedicadas a proveer soluciones de personal “estratégicas” (largo plazo) y / o “tácticas” (corto plazo).
Subcontratación.
Suministro de personal.
Luego, a partir del análisis del caso de la Gran Minería del cobre chileno y la descripción del negocio de los callcenters, fue posible
distinguir cómo los trabajadores, en tanto fuerza de trabajo, se encuentran inmersos en un cuerpo político donde las relaciones
de poder los transforman en presa del Capital y en sujetos atados e incorporados a determinadas relaciones de poder.
Este momento es fundamental puesto que es aquí donde el neoliberalismo ancla su forma y condición de inteligibilidad biopolítica y, por lo tanto, donde la categoría de flexibilidad laboral, en tanto política neoliberal aplicada sobre la fuerza de
trabajo, sea para desarticularla y rearticularla, pero sobretodo
para someterla, gestionarla y optimizarla, se pone en forma.
3.- En tercer lugar, se describieron los impactos de la flexibilidad laboral en la configuración de subjetividades, para lo cual, en un comienzo, se desarrolló el concepto de subjetividad, articulando
los distintos momentos que ha tenido su análisis e interpretación, partiendo de la condición de lo subjetivo, es decir, con aquello
perteneciente al individuo o inherente y propio del sujeto
humano; luego desde la definición de “autoconciencia”, como el conocimiento del yo acerca de sí mismo, el yo como objeto que
puede ser conocido por la conciencia. El hombre en tanto sustancia que piensa, como sujeto y objeto de conocimiento;
150
posteriormente como relación intersubjetiva, es decir, en relación
con los demás y su radicalidad estructuralista; y finalmente desde la corriente hermenéutica y el problema de cómo se
produce la comprensión del sentido entre los sujetos en interacción, abriendo paso a la intersubjetividad que, leída desde el interaccionismo simbólico, se comprende como una interacción
cuyo significado está en el acto social, donde además se vincula lo individual y lo social.
Con lo cual se arribó a la problemática de la subjetividad desbordada hacia las relaciones entre estructuras, subjetividades
y acciones sociales. Donde las segundas no se reducen a las primeras sino que, más bien, estas últimas son dependientes de
las prácticas de los sujetos y, por lo tanto, están en una
actualización permanente. Cuestión que se articula con la “teoría de la subjetividad constituyente” de Hugo Zemelman, que se
instala en la discusión de la constitución de la voluntad de construcción, y la noción de “configuraciones subjetivas” de Enrique De la Garza, donde la subjetividad ya no es una
estructura sino que más bien ahora se concibe como un proceso de dar sentido para determinadas situaciones, que reconoce la
incoherencia, la discontinuidad y la contradicción.
A continuación se trabajó la noción de Homo Economicus en tanto
estructura significante que busca instalar el poder para abrir espacio a configuraciones subjetivas cuyos sentidos se vinculen a
los intereses del Capitalismo neoliberal, relacionados con la competencia permanente, la individualización radical, el miedo como arquetipo de vinculación con la actividad de los
trabajadores y la banalización o naturalización de la precarización del trabajo.
Para, finalmente, referirse a la emergencia de sujetos que se resisten a las políticas neoliberales y que, potencialmente,
pueden generar un contrapoder, oponerse al Modelo y definir un
proyecto alternativo de sociedad.
A partir de este recorrido, las principales conclusiones de la investigación son:
151
1.- El Plan Laboral de 1979, así como las reformas en la normativa jurídica laboral llevadas a cabo en el periodo
postdictatorial, configuraron, moldearon y parametrizaron una determinada fuerza de trabajo, una forma particular de
trabajadores, y un determinado mercado del trabajo. El poder
generó los cercos institucionales que, por un lado, limitaban, produciéndolo, al actor sindical y sus alcances y, por otro,
permitían y promovían la subcontratación de todas las tareas que lleva a cabo una empresa, generando un mercado del trabajo
heterogéneo que permitió la emergencia de ocupaciones atípicas o
flexibles. Proceso persistente que, en su perfeccionamiento, tuvo la capacidad de degradar, despreciar y subvalorar al trabajo.
Estos cambios han zizageado, esquemáticamente, desde lo estructural a lo subjetivo, irrigando por todo el plexo social,
impactando sobretodo en las formas de organizar la producción y el trabajo, redefiniendo la gestión y el tratamiento de la fuerza de
trabajo, a través de su debilitamiento político, docilización,
sometimiento, domesticación y adaptación de los trabajadores a las exigencias que impone el Capital. Una desregulación regulada que derivó en la emergencia de la flexibilización laboral.
2.- La flexibilidad laboral se ha instalado transversalmente como
una solución indiscutida para los problemas del mercado laboral -principalmente la cesantía267- y las propuestas se mueven entre
el discurso de los neoclásicos, que llaman a liberalizar el mercado del trabajo, y los postfordistas -principalmente regulacionistas-
que están por potenciar la negociación de las condiciones de
trabajo flexibles.
3.- Las políticas económicas neoliberales han buscado hacer del trabajo, acotarlo a, un factor económico. Para esto, es decir, para
la optimización económica de la fuerza de trabajo, se ha hecho
necesario su sometimiento. Y es preciso someterlo a tal punto
267 Aunque no exclusivamente. Basta recordar la propuesta de la ministra del trabajo
Evelyn Matthei, quien, frente al contexto de crisis económica y debido a la caída de las
exportaciones, propuso reducir un 25% los salarios a los trabajadores involucrados en
los sectores productivos afectados. Ver página 70 de esta investigación.
152
que éste sólo sea concebido como un factor económico porque es
el trabajo, en su aspecto abstracto, general, el que añade el valor a la producción.
4.- Al reducir el trabajo a un mero factor económico, al aumentar
las fuerzas de los cuerpos en términos de utilidad económica, a
través de su sometimiento, gestión y optimización, el Capital no sólo genera las condiciones para alcanzar sus dos objetivos
primitivos: producir mercancías destinadas para su venta y, a través de esta producción, generar plusvalor, es decir, ganancia;
sino que, además, forja mecanismos que limitan y delimitan la
configuración de la fuerza de trabajo según los objetivos materiales, simbólicos e ideológicos del Capitalismo.
Disminuyendo esas mismas fuerzas en términos de obediencia
política.
5.- En el neoliberalismo –particularmente en la experiencia chilena- las políticas de flexibilidad laboral que se han
implementado y perfeccionado han permitido:
5.1.- Generar mejores condiciones para el aumento de las
tasas de ganancia de los capitalistas.
5.2.- Desarticular, primero fácticamente y luego mediante
su limitación jurídica, al actor sindical en tanto potencial generador de resistencia, oposición y, en los discursos
previos a la crisis de este actor (anteriores a su desarticulación, rearticulación y sometimiento de parte del
Capital), productor de un proyecto alternativo.
5.3.- Organizar el mercado del trabajo bajo el prisma de la
adaptabilidad de los actores que en este confluyen.
5.4.- Optimizar el uso de la fuerza de trabajo, tanto al
interior del proceso productivo como fuera de este, según cambien, aumenten o disminuyan las necesidades de la
producción.
153
5.5.- Coaccionar a los trabajadores y gestar la formación de
determinados sujetos que, en vez de oponerse, desafiar o rebelarse frente a las condiciones de explotación que genera
el Capitalismo, se hagan funcionales a éste, desarrollando e incrementando las lógicas y los intereses del poder
(radicalización de la “forma mercado” que, en el
neoliberalismo, busca incrustarse en toda relación social, derivando en la privatización de estas y en la emergencia del hombre empresario de sí mismo).
5.6.- Generar una estructura significante abarcadora,
completa y totalizadora, donde las configuraciones subjetivas, en tanto procesos de dar sentidos, se registren e
inscriban sus acciones en los significados y códigos que el
Capitalismo busca acumular. Evitando espacios, llenando sus intersticios, mediante la reproducción y ampliación
permanente -material, simbólica e ideológica- de las lógicas y los sentidos que permiten el mantenimiento y desarrollo
del modo de producción.
5.7.- Prácticas de subjetivación propias de los trabajadores.
Entre las cuales destacan el enrolamiento de los sujetos en el mercado y la inscripción en el consumo, los cuales se
comportan como un mecanismo de doble dimensión, por un
lado, de domesticación y dominación y, por otro, de acceso al placer.
6.- La principal consecuencia de la implementación del dispositivo flexibilidad laboral en la configuración de
subjetividades, es que socaba, le quita toda potencialidad y sentido, a la estructura significante que se conformó en torno al
trabajo en el periodo anterior a la instalación del neoliberalismo, donde los trabajadores, en tanto clase trabajadora, cumplían un
rol fundamental en el intento industrializador y desarrollista de
los países latinoamericanos en general; y la sustituye por aquella estructura que tiene al Homo Economicus como una especie de
“equivalente general”, abriendo el espacio para configuraciones subjetivas cuyos sentidos se vinculan a:
154
6.1.- La competencia permanente como instancia de
socialización por excelencia. 6.2.- La individualización radical y, por lo tanto, el
descredito de los colectivos, principalmente de las organizaciones sindicales, como lugares de representación.
6.3.- El miedo como arquetipo de vinculación con la
actividad del trabajador (miedo de parte de los trabajadores
a no estar preparados para ejercer los desafíos que impone el Capital, miedo a no poder adaptarse, miedo a la cesantía, miedo a organizarse; y, sobre todo, miedo a alteridad, al
otro, en tanto competencia, desplazando el conflicto
Capital/Trabajo al binomio Trabajador/Trabajador, haciendo perder, de paso, cualquier solidaridad de clase
que se pudo haber conseguido previo a la instalación del
neoliberalismo) 6.4.- La banalización de la precarización del trabajo, dentro
y fuera de éste –flexibilidad interna y externa- que permite su aceptación a partir de la vulnerabilidad a la que están
expuestos los individuos que viven de trabajar y que están
sometidos a las lógicas flexibilizantes, que terminan por naturalizarse.
7.- La flexibilidad laboral, además de ser técnica de producción y
dominación, en su radicalidad (“enajenación”) entrega también la
posibilidad de des-subjetivación, puesto que está estrechamente relacionada con la precarización del empleo y, también, con la conformación de nuevos elementos en la estructura significante
que posibilitarían la inscripción en sentidos alternativos a los que
instala el neoliberalismo y que permitirían la emergencia de la
resistencia y espacios de contrapoder. 8.- Las configuraciones subjetivas de resistencia pueden tener una
relación intensa o débil con el trabajo, pero también se enrolan en una estructura significante más amplia, conformada por los
espacios extra-laborales, por los llamados “otros mundos de vida” (familia, vínculos barriales, organizaciones sociales, sindicatos,
155
partidos políticos, etc.), los cuales pueden superponerse o no a
las actividades productivas y, por lo tanto, aportar en diferente medida en la conformación de los sentidos de los sujetos.
9.- La potencialidad del sujeto de la resistencia reside en que se
ubica en el sistema capitalista en su conjunto. Por lo tanto, ante
la radicalización del Capitalismo a manos del neoliberalismo y sus políticas de sometimiento, control y explotación es posible proyectar formas de lucha y configuraciones subjetivas de resistencia amplia.
De estas configuraciones subjetivas de resistencia amplia da cuenta el caso del conflicto de la CTC del año 2007, revisado en
esta investigación, que tuvo la capacidad de articular una
multiplicidad de sindicatos y federaciones de trabajadores contratistas en un pliego de demandas comunes y negociar
colectivamente con la empresa mandante CODELCO; cuestión que implicó entregar nuevos elementos a la estructura significante
que conforma el imaginario donde se inscribe el sindicalismo
nacional, convirtiéndose en un referente simbólico y práctico para el resto de la clase trabajadora, incentivando la acción colectiva
que se mueve en esta misma dirección.
De igual forma, el movimiento social estudiantil ocurrido en Chile
durante el año 2011, cuya demanda fue “No al lucro en la educación”, por un lado pone el énfasis en cómo el neoliberalismo
ha llevado a un punto de radicalización al Capital, en el cual sus lógicas han desbordado el espacio de la fábrica o la empresa para
colonizar otros ámbitos -en este caso el de la educación- y, por
otro lado, este movimiento ha contribuido a instalar otros sentidos, de contrapoder, resistencia y proyecto, en la estructura significante que contribuye a la constitución de actores con
configuraciones subjetivas de resistencia amplia.
La precarización de la clase-que-vive-del-trabajo, en parte por la flexibilización pero también por la forma rapaz de la acción del
Capitalismo neoliberal, cuyas lógicas han invadido aquellos
sectores que están fuera de lo exclusivamente productivo: la educación, como se dijo anteriormente, pero también la salud, los
156
fondos de pensión, la gestión de los recursos naturales, las
estafas de las llamadas “grandes tiendas” a sus clientes (“caso La Polar”), el negocio inmobiliario, los intereses desmesurados de los
créditos universitarios, etc.; hace que cualquiera de estos focos se convierta en un significante para la organización y la demanda de
Derechos que, en su maduración, pueda generar y establecer
alianzas de conexión estratégica mayor que permitan proyectar cambios radicales al Modelo.
157
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ANEXO
1. Apartado Metodológico.
1.1. Pregunta de investigación.
¿Cuáles son los principales impactos de la flexibilidad laboral en la configuración de subjetividades?
1.2. Objetivos de la investigación.
Objetivo General.
Conocer cuáles son los principales impactos de la flexibilidad laboral
en la configuración de subjetividades.
Objetivos Específicos.
1.- Construir un nuevo concepto de flexibilidad laboral.
2.- Analizar la dinámica operativa del dispositivo flexibilidad
laboral a partir de las formas de disciplinamiento, control y explotación derivadas de éste.
3.- Describir los impactos de la flexibilidad laboral en la configuración de subjetividades.
170
1.3. Hipótesis.
La flexibilidad laboral tiene implicancias que desbordan las discusiones
técnicas y económicas desde las cuales se ha analizado y su importancia radica en ser un dispositivo, es decir, un conjunto de
prácticas heterogéneas que comprende discursos, instituciones,
decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, tecnologías, enunciados científicos, proposiciones filosóficas y políticas. Una red
que se establece entre estos elementos y que, a la vez, los articula. Un mecanismo estratégico que, poco a poco, se ha convertido en un
mecanismo de control-sujeción de la fuerza de trabajo que a través del
disciplinamiento, control y explotación de los trabajadores, impacta en las configuraciones subjetivas y busca generar determinadas
identidades laborales.
1.4. Consideraciones metodológicas.
La presente investigación es de tipo secundaria puesto que se analizará
y reflexionará la problemática de la flexibilidad laboral y su impacto en
la configuración de subjetividades, utilizando información y hechos recogidos por distintas personas y para otros fines e investigaciones
diferentes:
“En el caso de la investigación secundaria la fundamentación
empírica se logra con la información tomada con los resultados del trabajo hecho por otros investigadores, para sus estudios”268
La técnica que se utilizó para producir la información fue la revisión de fuentes documentales escritas269, las cuales fueron buscadas, leídas,
interpeladas e interrogadas a partir de los objetivos que esta investigación busca alcanzar. Estas fueron:
268 Vieytes, R. (2004). Metodología de la investigación en organizaciones, mercado y sociedad. Epistemología y técnicas. (p. 114). Bs. As.: Editorial de las ciencias. También
consultar Sierra, R. (2001). Técnicas de investigación social. Teoría y ejercicios. (pp. 33-
34). Madrid: Paraninfo. 269 Langer, E. (2001). Las fuentes documentales escritas. En Barragán, R. (Coordinadora).
Formulación de proyectos de investigación. (pp.173-183). La Paz: Fundación Pieb.
171
1.- Fuentes bibliográficas270: Consulta de libros.
2.- Fuentes hemerográficas271: Consulta de artículos o
ensayos de revistas, tesis y periódicos.
3.- Fuentes archivísticas272: Consulta de archivos tales como
normativa legal, circulares e información estadística. 4.-
Como este estudio no se limitó a la simple recolección de datos, sino
que, en virtud de los objetivos, se buscó extraer generalidades significativas que contribuyeran a acrecentar el conocimiento del tema, se utilizaron fuentes secundarias y datos descriptivos empíricos para,
tal como lo sugieren Taylor y Bogdan273, ilustrar las teorías y conceptos
que se pusieron en circulación.
El detalle por capítulo es el siguiente:
1.- Capítulo I: La Flexibilidad laboral.
Buscando entregarle un soporte teórico importante a la investigación en general y particularmente a este capítulo, se
utilizó el análisis realizado por Michel Foucault en “Nacimiento de la Biopolítica” acerca del neoliberalismo para, desde allí, y
matizando este desarrollo con los postulados de algunos teóricos neoliberales, arribar a la problemática de la flexibilidad laboral.
Con la intención de conocer cómo fue la instalación jurídica o
institucional del dispositivo flexibilidad laboral en el mercado del trabajo nacional se llevó a cabo una revisión de los principales
textos producidos por el ex ministro José Piñera E., ideólogo y encargado de realizar, desde la cartera del trabajo, esta verdadera
revolución laboral, donde se exponen detalladamente cuáles
fueron los procedimientos e intenciones políticas e ideológicas de tales modificaciones. De forma paralela se revisaron los distintos
270 Ver sesión Fuentes bibliográficas en la Bibliografía. 271 Ver sesión Fuentes hemerográficas en la Bibliografía. 272 Ver sesión Fuentes archivisticas en la Bibliografía. 273 Taylor, S.J. y Bogdan, R. (1996). Introducción a los métodos cualitativos de investigación. (p. 154). Bs. As.: Paidos.
172
Decretos Ley implementados en el año 1979 para tales fines,
normativas legales que, en plena Dictadura Militar, sirvieron como soporte jurídico de estas políticas neoliberales.
Con el objetivo de contextualizar sociohistóricamente este
recorrido e inferir sus alcances posteriores, se utilizaron fuentes
bibliográficas pertinentes para tales fines, articulando estudios sociológicos, económicos, jurídicos e historiográficos; mediante
los cuales se desembocó en el análisis de los debates en torno al concepto de flexibilidad laboral.
Luego, para dar cuenta de las rigideces en el mercado del trabajo que justifican la flexibilidad laboral, se utilizaron análisis
laborales enmarcados en la teoría neoclásica y, posteriormente,
para describir los tipos de flexibilidad laboral se recurrió a desarrollos teóricos provenientes de la sociología del trabajo, los
cuales articulan las características cualitativas y cuantitativas del fenómeno con las prácticas de gestión de los recursos internos y
externos de las empresas, para definir las características que
puede asumir la flexibilidad laboral. 2.- Capítulo II: Las dinámicas operativas del dispositivo: formas de disciplinamiento, control y explotación derivadas de la flexibilidad laboral.
El paraguas teórico necesario para abordar este capítulo fue
aquel relacionado con el desarrollo conceptual que realizan Marx y Lukács acerca del concepto de trabajo. Desde allí se comenzó el
análisis acerca de la optimización económica de la fuerza de trabajo y su sometimiento, desbordando de paso, de la mano de las epistemes marxista y foucaultiana, el concepto de flexibilidad
laboral y leyéndolo en tanto política neoliberal aplicada sobre la
fuerza de trabajo e instante en el que se ancla su forma y condición de inteligibilidad biopolítica.
En seguida, se expusieron las formas que asume en Chile la flexibilidad laboral para, desde aquí, generar un marco categorial
pertinente para el resto de la investigación. Asimismo se rescató
173
información estadística desde la última encuesta ENCLA274 que
nos permitió graficar el alto grado de subcontratación del mercado laboral chileno. Además, buscando ilustrar el ethos
discursivo que se ha generado en torno a la problemática, se expuso una pequeña muestra de artículos de prensa y
declaraciones que abordan el tema de la flexibilidad laboral en el
mercado del trabajo nacional para articularlos con la conceptualización realizada al respecto en el primer capítulo de la
investigación, para, finalmente, exponer los casos de la Gran Minería del Cobre chileno y las empresas de callcenters que
permitieron ilustrar las teorías, conceptos y categorías puestos en
circulación. 3.- Capítulo III: Impactos de la flexibilidad laboral en la configuración de subjetividades. El concepto de subjetividad se abordó desde los distintos
momentos que ha tenido su análisis, partiendo por el individuo,
la autoconciencia de éste, pasando por la determinación
estructural del sujeto, la intersubjetividad leída desde el interaccionismo simbólico, para terminar con la “teoría de la
subjetividad constituyente” de Hugo Zemelman y la de las “configuraciones subjetivas” de Enrique De la Garza. Batería
conceptual que permite comprender la subjetividad como un proceso de dar sentido para determinadas situaciones, que
reconoce la incoherencia, la discontinuidad y la contradicción.
274 Encuesta de carácter nacional y aplicación bianual sobre condiciones de trabajo y
relaciones laborales que es realizada en Chile por el Departamento de Estudios la
Dirección del Trabajo. La población objetivo de la encuesta son las empresas formales de
5 o más trabajadores, cuyas relaciones laborales están regidas por el Código del Trabajo.
Con el objetivo de caracterizar a las empresas en una serie de dimensiones, tales como
formas de contratación, subcontratación, remuneraciones, jornadas de trabajo,
seguridad e higiene, organizaciones sindicales, negociación colectiva y conflictividad
laboral, entre otras, se emplean tres tipos de instrumentos de recolección de información:
uno autoaplicado que debe llenar la empresa, otro que responde el empleador o
representante de éste que tenga a su cargo la conducción de la política laboral de la
empresa, y un tercero que se aplica ya sea a un dirigente sindical, en el caso de las
empresas que cuentan con sindicato, o a un trabajador escogido aleatoriamente en
aquellas empresas sin sindicato. Ver http://www.dt.gob.cl/documentacion/1612/w3-
article-98995.html.
174
Posteriormente, desde la idea de trabajo humano abstracto
desarrollada por Marx y teniendo como premisa que la política neoliberal busca construir una trama social en la cual las
unidades básicas tengan la forma de empresa, ya desde Foucault, se trabajaron las nociones de Homo Económicus y sujeto empresario de sí mismo en tanto estructura significante que
intenta instalar el neoliberalismo, cuestión que se graficó en los casos revisados de la Gran Minería del Cobre chileno y las empresas de callcenters y se articuló con el marco categorial
elaborado en el capítulo II de la investigación, lo que permitió detallar cuáles son los sentidos con los que el Capitalismo neoliberal busca poblar la estructura significante de las configuraciones subjetivas.
A continuación, desde los conceptos de poder “relacional” de Foucault, el de “enajenación” de Marx, el de “sujeto laboral
ampliado” de De la Garza y el de “clase-que-vive-del-trabajo” de Antunes, se abordan las formas de des-subjetivación y resistencia
que la flexibilidad laboral, en su radicalidad, permite. Cuestión
que se ejemplificó con la explosión de conflictos laborales el 2007, recogida del texto “El Renacer de la Huelga Obrera. El
movimiento sindical en la primera década del siglo XXI” editado
por Aravena y Núñez, que tuvo como protagonistas principales a los trabajadores contratistas del cobre, la industria forestal y
salmonera. Para, finalmente, abordar la problemática de la constitución del contrapoder fuera de los espacios laborales o,
más bien, desbordándolos.