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Comunicación y música: mensajes, manifestaciones y negocios Universidad de La Laguna, diciembre de 2018
ISBN-13: 978-84-16458-93-6/ D.L.: TF-799-2018 / DOI del libro: 10.4185/cac144 Página | 844
Libro colectivo enlínea: http://www.revistalatinacs.org/18SLCS/libro-colectivo-2018.html
La homogeneización del mensaje periodístico a partir de los “falsos eventos”
Jose Luis Argiñano – Universidad del País Vasco – Euskal Herriko Unibestritate
(UPNV-EHU). [email protected]
Abstract: La sobreinformación, potenciada por el advenimiento de los medios
online y la persistencia de los mass-media tradicionales, encuentra un manantial
inagotable en los pseudoeventos. Definidos en el año 1961 por Boorstin como
falsos eventos, con el objetivo de obtener el reclamo de la prensa, los
pseudoeventos miden precisamente su éxito en función del espacio que
acaparan en los medios. El ejemplo manifiesto de esta información
manufacturada es, para Boorstin, la rueda de prensa del presidente
estadounidense; Roosevelt, en su caso. En la actualidad, el pseudoevento se
visualiza en la oleada incesante de tuits de Donald Trump.
La información elaborada a partir de pseudoeventos rehúye del periodismo de
servicio y se aleja, de esta forma, de los intereses reales de la ciudadanía. Son
piezas periodísticas ancladas en el periodismo declarativo y con protagonistas
poderosos. Más importante que el hecho resultan las opiniones en relación a ese
mismo hecho. De esta forma, el género noticioso pierde terreno colonizado, de
forma camuflada, por la opinión. Esta forma de hacer descuida la variedad
temática, concentra la agenda-setting en una suerte de issues escudados en las
voces de la elite y homogeneiza el mansaje, en la medida que los medios
replican los dogmas de la clase influyente, ejerciendo el papel de garante del
establishment.
Keywords: pseudoeventos; agenda-setting; periodismo declarativo;
sobreinformacion.
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1. Introducción
La necesidad incesante de los medios de comunicación de abastecerse de
noticias condiciona su actividad diaria. En esa búsqueda, dentro del proceso de
construcción de la agenda temática (agenda-building) los periodistas no dudan
en recurrir a fuentes sumamente activas que actúan con la única intención de
ocupar las páginas de los diarios y los informativos de radios y televisiones.
Chomsky y Herman incluyen el suministro de noticias en uno de los filtros que
todo evento debe superar para convertirse en noticias, para gozar del eco de los
medios. Esas fuentes ponen en bandeja las noticias, abastecen sin límite, para
que los diarios puedan satisfacer, a tiempo, su necesidad. La información llega
trabajada por los poderosos gabinetes de comunicación de gobiernos y
empresas, y los medios reciben de forma habitual subvenciones, directas o a
través de publicidad, de los gobiernos, con lo que las posibilidades de una
información crítica se reducen (Chomsky y Herman, 1990).
Este filtro de Chomsky se puede equiparar a los actores sociales extramediáticos
de McNair. En la pugna por el espacio mediático se baten múltiples grupos, más
o menos organizados, con distinto nivel de poder, pero con el objetivo de ser
sujeto de las noticias. McNair abre el abanico a partidos políticos, dirigentes
políticos a título individual, asociaciones vecinales, ecologistas, grupos ligados a
actividades económicas como constructores, artistas, médicos, taxistas,
sindicatos, etc. McNair incluye directamente también a la Policía, sabedor de que
más allá de la representación política de quien dirige a las fuerzas de seguridad
y que aparece con asiduidad en los medios, las propias policías mantienen
gabinetes de comunicación que tratan de propagar los logros en la lucha contra
las delincuencias, en el apoyo a los conductores en las carreteras con vigilancia
y auxilio, etc. (McNair, 1998: 15)
Los medios se abastecen también desde las agencias de noticias, con gran
poder, que terminan por marcar la agenda mediática. Puede ser tal la
supeditación a estas fuentes externas que dichas agencias de forma inevitable
se pueden considerar un elemento auxiliar insustituible sin el cual sería imposible
garantizar un eficiente abastecimiento de la información diaria, y que se han
denominado desde el compañero silencioso hasta la ciberfábrica. Una de sus
consecuencias es “la uniformidad informativa” (Wolf, 1987: 265).
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Como recuerda Gomis, recurriendo a Lippmann, la información es un material de
difícil acceso que está más allá de los recursos de la prensa diaria, y “si no fuera
por los interesados en que algo se publique muchas noticias no aparecerían
nunca” (Gomis, 1991: 59-60).
En esta tesitura, los pseudoeventos son parte de la solución para el
abastecimiento. Harcup y O’Neill comprobaron el interés de la prensa por las
noticias manufacturadas (Harcup y O'neill, 2001: 261). No es casual que más de
la mitad de la información llegue de forma metódica y continua a través de las
agencias (Sigal, 1973: 61). O que la tercera parte de los periodistas entienda que
las relaciones públicas distorsionan la comunicación con hechos falsos (Grunig
y Hunt, 1984: 224).
2. Pseudoeventos en bandeja
Mucho antes de que la necesidad de la información secuencial fuera admitida de
forma unánime dentro del mundo del periodismo, el 25 de septiembre de 1690,
cuando aparece en Boston el primer periódico americano, el Publick
Occurrences Both Forreing and Domestick, su responsable, Benjamin Harris,
promete suministrar noticias de forma regular cada mes, pero matiza que esa
periodicidad se podrá aumentar en el caso de que se produzca una cascada de
acontecimientos. Boorstin hace el siguiente razonamiento: es como si la
responsabilidad de generar noticias se pusiera en manos de Dios, o del Diablo
(Boorstin, 1976: 7).
Pero la prensa no puede permitirse el lujo de quedarse a la espera de que las
noticias sucedan. Al contrario, buscan generadores de esas informaciones, sin
descartar que los propios medios son, en buena parte generadores, de noticias.
Un porcentaje esas noticias creadas son precisamente los pseudoeventos. En
1962, Boorstin publica la primera edición de su libro señero The image. a guide
to pseudo-events in America, y remueve las conciencias de los ciudadanos
norteamericanos con su visión sobre la “novedad sintética” para la generación
de eventos. Advierte de que “no es un hecho espontáneo, sino previsto,
suscitado, provocado. Su difusión será la medida del éxito” (Boorstin, 1976: 67).
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“El pseudoevento es una verdad ambigua dirigida a saciar
nuestros deseos de información, de tener conocimiento de los
hechos e incluso de ir más allá de donde llegan los propios
hechos. Mientras la propaganda sustituye a los hechos por la
opinión, los preudoeventos son acontecimientos sintéticos, son
una base factual que provoca que los consumidores moldeen
sus pensamientos a partir de esa información recibida” (Boorstin,
1976: 34).
Acuciados por la necesidad de noticias, la prensa está más dispuesta a dar
cobertura a los pseudoeventos que a los propios hechos reales (Shoemaker and
Reese, 1991).
Aportan al proceso productivo noticioso el beneficio de que en muchas ocasiones
se conocen de antemano. “Informar es, en gran medida, anticiparse a los
acontecimientos” (Ortega y Humanes, 2000: 66).
En la tarea de concretar la definición de este término, ayuda la relación directa
que establece Boorstin entre rueda de prensa y pseudoevento. Cita este autor
que Richard Rovere, reportero durante el apogeo (heyday) de McCarthy, recoge
que fue este presidente norteamericano quien idea la rueda de prensa matutina
únicamente para anunciar un acto ante la prensa que tendrá lugar durante esa
misma tarde. De esta manera, se garantiza un espacio en los periódicos del día
siguiente, más allá de que en ocasiones esa aparición vespertina carezca de
interés informativo. Al igual que ocurre en los primeros años de mandato de
Donald Trump y sus tuits, el presidente estadounidense McCarthy resulta
fascinante para los reporteros ávidos de noticias.
No es aventurado sostener que la principal fuente interesada son los políticos;
son una inagotable fuente de noticias, y también sus rivales y adversarios
(Gomis, 1991: 72-73).
La facilidad de acceso a los tuits de Trump provoca que los medios se hagan eco
de sus mensajes sin importarles que en realidad son igualmente accesibles para
el resto de los ciudadanos, y confiriéndoles tratamiento de noticia sin mayor
contraste de la información.
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Las personas, y sus declaraciones, suelen estar más disponibles que los
acontecimientos (McQuail, 2000: 332). Es el poder de producir noticias propio de
algunos cargos oficiales lo que permite explicar la influencia diferencial de ciertas
fuentes, así como el potencial de que pseudosucesos se agrupen en torno a las
actividades de personas destacadas (McQuail, 2000: 333).
Ese interés simbiótico entre las partes es definido por uno de los periodistas que
seguía a McCarthy como objetividad indiscriminada: ambas partes, fuente y
periodista, recurren al material sintético (Boorstin, 1976: 21-22).
Esa fascinación y ese interés impulsa a la prensa a hacer eco de los tuits de
Trump. Woodwar, insigne periodista, cree que la solución a este déficit está en
la organización de los medios de comunicación. La dinámica de trabajo potencia
o reduce el porcentaje de pseudoeventos con los que la prensa asalta a su
audiencia:
“Si yo fuera director de un periódico y tuviera 100 reporteros para
cubrir a Trump, pondría 25 a cubrir sus declaraciones, sus tuits,
la guerra, el lenguaje… Y los 75 restantes se quedarían al
margen y se dedicarían a establecer las relaciones de confianza
necesarias para conseguir las notas, los documentos, contar lo
que está sucediendo. Eso es lo que más me preocupa”
(Woodward, 2018).
Las nociones apuntadas ayudan a describir las características que acompañan
a un pseudoevento (Boorstin, 1976: 11): no es espontáneo, sino que se produce
porque alguien lo ha planteado, planeado e ideado; se plantea principalmente
(aunque no únicamente) con la intención de que sea cubierto por los medios; su
relación con la realidad subyacente es ambigua; tiene un propósito de una
especie de profecía. Habla más de lo que puede ocurrir que de lo que ha ocurrido.
Valen como ejemplos las promesas electorales, los anuncios de actuaciones
futuras, los discursos amenazantes o los discursos inaugurales que inundan los
medios de comunicación. La facilidad de acceso se ha multiplicado con Internet.
La rueda de prensa actual, en forma de tuit, ni siquiera necesita de la presencia
física del informante. Su desplazamiento es innecesario y el sistema periodístico
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gana en productividad. El pseudoevento se acomoda mejor que el evento a la
filosofía mercantilista de los medios.
Hay que entender que su exito se fundamenta en que remite a la versión
simplificada y simbólica de la realidad a partir del sentimiento que puede
experimentar un ser humano sobre un acontecimiento unobtrusive1 (Boorstin,
1976: 65),
De esta forma, la aparición de los estereotipos resulta más amenazante, a la vez
que se reduce la capacidad de los medios para interpretar las informaciones.
El mal necesario se visualiza en “la tiranía de las fuentes”, consistente en que el
periodista se convierte en altavoz de sus fuentes, reproduciendo el mensaje en
una actitud gregaria (Rodríguez, 2009: 133). El unifuentismo margina el resto de
versiones y convierte al medio en altavoz de esa única fuente (Pellegrini y others
2011: 45).
La tipología del medio, o incluso la sección dentro de un mismo medio, influye a
la hora de realizar una selección periodística de la información aportada por la
fuente. La prensa económica y las agencias de noticias replican de forma más
directa las informaciones aportadas por los gabinetes de prensa de instituciones
u organismos, mientas que la prensa generalista, entre la que se incluye la de
vocación local, es más selectiva y opone una mayor resistencia a convertirse en
altavoz de los gabinetes oficiales. Por secciones, en Política o Internacional se
recurre más a notas o ruedas de prensa que en Cultura, Sociedad o Local (Canel,
Rodríguez y Sánchez, 2000: 75).
Entre todas las fuentes de que dispone un periódico las agencias son las que
más se le parecen, y son un eje que relacionan inexorablemente al periódico con
el poder político. Queda establecida así una relación triangular agencias-
periódico-gobierno (Borrat, 1989: 70).
3. Metodología
La metodología para esta investigación incluye técnicas cuantitativas y
cualitativas, a partir de un análisis de contenido y siete entrevistas en profundidad
a responsables y redactores del diario gratuito 20 Minutos. El corpus estudiado
1Refiere, según la clasificación de Zucker, a las informaciones que no pueden ser contrastadas
por el receptor.
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para el análisis de contenido está formado por informaciones publicadas entre el
9 de septiembre de 2005 y el 6 de julio de 2012, periodo durante el cual
permanece en activo la delegación de 20 Minutos en Bilbao. Son prácticamente
siete años continuados de publicación, con las interrupciones marcadas por la
estrategia empresarial de suprimir la distribución en épocas vacacionales. En
concreto, el universo para analizar comprende 77 meses de publicaciones.
El material de exploración se divide en dos grandes grupos: la noticia y la foto
principales de la primera página, y las noticias principales de las páginas
interiores elaboradas en la redacción de Bilbao. Las variables estimadas son
Pseudoevento, Protagonista, Relevancia del protagonista y Ámbito geográfico. A
continuación, se definen y se incluyen las subvariables:
• PSEUDOEVENTO. Se definen los pseudoeventos como aquellos eventos
generados por una fuente interesada con el único propósito de tener re-
percusión mediática. Son “hechos falsos, sintéticos”, siguiendo la defini-
ción de Daniel Boorstin, pero los protagonistas son reales. No es un hecho
espontáneo sino previsto, suscitado, provocado. Por ejemplo, la apertura
al tráfico de una nueva carretera en sí es un hecho, pero el acto de inau-
guración, a menudo antes de entrar en funcionamiento el vial, en el que
solo están presentes los políticos y los medios, es un pseudoevento. Las
ruedas de prensa se mueven en este ámbito del pseudoevento, pero en
esta investigación se adopta una definición en relación al contenido de la
información, sin reparar en la forma en la que se ha obtenido la misma.
Independientemente de que la pieza informativa se haya generado a partir
de una rueda de prensa, el codificador atenderá al contenido informativo
publicado para decidir si refiere a un hecho sintético o a un verdadero
hecho noticioso. Por ejemplo, la noticia de la inauguración de un parque
no es un pseudoevento, incluso aunque el titular sea “El alcalde inaugura
un parque”, siempre que se constate su apertura. Sí sería un pseu-
doevento el anuncio de una próxima inauguración de un parque. Una in-
formación sobre inminentes cortes de calles por la cabalgata de Reyes no
es un pseudoevento, aunque la información proceda de una rueda de
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prensa del edil de Circulación. El anuncio de un concierto, con su cariz
comercial, es un pseudoevento. De esta manera, la metodología para la
codificación se ciñe al análisis de contenido de la información (agenda-
setting), no a la forma en la que se ha generado la misma (agenda-buil-
ding). Se trata de discernir si la pieza de análisis habla de un aconteci-
miento tangible o si, por el contrario, recoge intangibles como declaracio-
nes, intenciones, anuncios de proyectos, etc.
En la codificación se marcará:
a) Sí es pseudoevento.
b) No es pseudoevento.
• Protagonista. Se marcará únicamente el protagonista principal de la in-
formación, preferentemente el que aparece en el titular. Es el sujeto de
la información y puede ser una persona, un colectivo, una institución,
etc. En el caso de que sea un objeto, un sistema de aparcamiento (OTA,
por ejemplo), el clima, etc., se codificará en la categoría Otros. Las op-
ciones a elegir en este apartado son las siguientes:
a) Institucional. Es una institución o un representante del poder
político, judicial, policial, de los partidos políticos…
b) Económico /Educativo /Sanitario. Es un grupo o representante
de la economía y las finanzas, del sistema educativo o del sa-
nitario.
c) Ciudadanos. Se refiere a un grupo limitado en número o a un
único ciudadano que absorbe el protagonismo máximo de la
información
d) Sociedad Civil. Se refiere a un conjunto de ciudadanos, agru-
pados o no en un colectivo constituido formalmente, que tras-
ciende un movimiento vecinal o coyuntural; por ejemplo, las
mujeres, los jóvenes, los vegetarianos, los antitaurinos, etc.
e) Cultural. Grupos o personas pertenecientes al mundo de la
cultura, de las artes en general, incluyendo la televisión y el
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cine. Se refiere a los propios artistas, generadores o gestores
del arte, pero no a protagonistas institucionales u oficiales in-
mersos en el mundo de la cultura, como por ejemplo el museo
Guggenheim, cuyo cargo tiene un cariz político (y se incluiría
en Institucional).
f) Deportivo. Grupos o personas del ámbito del deporte. El crite-
rio es el mismo que el definido en la categoría Cultural.
g) Otros. Son inanimados: sistemas de aparcamiento, autobuses,
radares, tiempo atmosférico, etc.
Conviene en este punto extenderse para explicar las diferencias en las
definiciones de los grupos denominados ciudadanos y sociedad civil.
Para ello es oportuno traer a colación la idea que plantea Robert Escar-
pit (1977) al establecer la diferencia entre un grupo y un conjunto. En
este libro de códigos estableceremos un paralelismo entre grupo y ciu-
dadanos, por una parte, y entre conjunto y sociedad civil, por otra. Para
Escarpit, grupo es un número de individuos que están interconectados
comunicacionalmente; en cambio, conjunto es el concepto matemático
según el cual el número de individuos que tengan determinadas carac-
terísticas comunes es considerado como un algo separado. Siguiendo
este razonamiento, el grupo viene definido por la comunicación que es-
tablecen entre sus integrantes, lo que lleva a una restricción en el nú-
mero de sujetos involucrados, ya que la comunicación eficiente se di-
luye a medida que el número de participantes crece. Por el contrario, el
conjunto no requiere una red de comunicación compartida y el número
aparece ilimitado (Escarpit, 1977).
• Relevancia del protagonista. Se trata de explicitar si es un protagonista
conocido, cuya identidad es fácil de identificar por el gran público. Solo se
asignará cuando el protagonista es una persona física, un colectivo de
personas, una institución. Greenpeace será relevante, mientras que un
grupo de defensa de los derechos animales de un barrio será No Rele-
vante. El Ayuntamiento de Bilbao, la Ertzaintza, son relevantes.
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En el caso de objetos inanimados (autopista, clima, desempleo, comer-
cios minoristas, angulas, pastel vasco, Bilbobus, radares, etc.) se codifi-
carán como No procede. Exactamente igual cuando el protagonista sea
Euskadi (Euskadi se prepara para un vendaval), Bilbao o Bizkaia, o simi-
lares, siguiendo el criterio marcado para codificar los Protagonistas.
Por lo tanto, las opciones son:
a) Sí es relevante.
b) No es relevante.
c) No procede.
• Ámbito geográfico. Se explicita el foco territorial principal que se cita en la
información, el espacio en el que ocurren los acontecimientos narrados
en la pieza periodística. Por ejemplo, la OTA de la capital vizcaína corres-
ponde a Bilbao. La rebaja del IRPF decidida por la Hacienda vizcaína se
codifica como Bizkaia y el temporal de olas en la costa vasca, Euskadi.
Las categorías existentes son:
a) Bilbao.
b) Bizkaia.
c) Euskadi. (Comunidad Autónoma del País Vasco).
d) España.
e) Mundo.
Para las entrevistas en profundidad, se han elegido responsables de la dirección
de 20 Minutos y a redactores de la delegación en Bilbao:
• Arsenio Escolar, fundador y director de 20 Minutos.
• Raquel Pérez Ejerique, redactora-jefe y subdirectora de 20 Minutos.
• Josan Contreras, redactor-jefe, responsable de la relación entre la sede
central y las delegaciones periféricas.
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• Ana Cruzat, jefa de sección de La Revista y coordinadora entre la sede
central y las delegaciones periféricas.
• Joaquín Berdún, redactor-jefe y responsable de la relación entre la sede
central y las delegaciones periféricas.
• Manuel Romero, redactor de 20 Minutos en Bilbao.
• Unai Etxebarria. redactor de 20 Minutos en Bilbao.
4. Un modelo de resistencia
La literatura academia empuja a pensar que un diario de corte local opondrá
mayor resistencia ante el ímpetu de las fuentes por hacerse oír y, paralelamente,
contendrá menos pseudoeventos en su agenda temática.
En el trabajo exploratorio sobre el diario 20 Minutos, en su edición en Bilbao, se
confirma efectivamente la resistencia frente a los falsos eventos. Los resultados
evidencian que en el periódico gratuito los pseudoeventos son minoría, tanto en
las informaciones de las páginas interiores (27% frente a 73%) como en la
portada (48% frente a 51%).
Sirve de ejemplo el anuncio de la construcción de un nuevo Museo Guggenheim,
en la Reserva de la Biosfera del Urdaibai, realizado el 25 de junio de 2008, a
cargo del entonces diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao. Un proyecto
sin fecha ni financiación que jamás se construyó. Fue apertura de página en los
diarios de pago de Bizkaia pero apenas gozó de un espacio secundario en 20
Minutos Bilbao.
La facilidad con la que los pseudoeventos son elevados a la categoría de noticia
guarda relación directa con los protagonistas de las informaciones generadas a
partir de esos falsos eventos.
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Gráfico 1. Los pseudoeventos según el protagonista. En porcentajes.
En el gráfico 1 se puede observar que únicamente en un par de filas la barra de
color rojo (pseudoeventos) supera en porcentaje a la barra de color azul (no
pseudoeventos). Cada doble fila refleja los datos referidos a uno de los seis tipos
de protagonistas codificados. Es muy significativo que la barra de color rojo
alcance la extensión de la barra azul únicamente cuando el protagonista principal
de la pieza analizada es institucional. Demuestra que la saga de los políticos,
incluidos en este subgrupo, incide directamente en la propagación de los
pseudoeventos, en un diario como 20 Minutos en el que se afana por limitar la
presencia de este tipo de actores en favor del protagonismo de la sociedad.
En sentido contrario, todo este apartado invita a pensar que cuando el
protagonista es la sociedad civil difícilmente se trata de una información con el
único propósito de aparecer en prensa, ya que el contenido se aleja del carácter
de pseudoevento a partir de un texto en el que el hecho de que el sujeto sea la
sociedad civil le aporta un valor añadido. Basta pensar en unidades de análisis
en las que el sujeto de la información son mujeres embarazadas, menores
superdotados o parados de larga duración. Es fácil adivinar que esas
informaciones presentarán un contenido que, en principio, las aleja del embalaje
negativo que envuelve al pseudoevento.
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Gráfico 2. Los pseudoeventos según la relevancia del protagonista.
La relevancia de los actores moldea el cariz de la información, de tal manera que
en las unidades de análisis en las que los personajes son conocidos por el
público el recuento arroja un resultado de empate técnico entre los
pseudoeventos y las piezas que carecen de esa propiedad.
Sin embargo, cuando el análisis se ciñe a las piezas protagonizadas por
personajes anónimos, el número de informaciones que no son pseudoevento se
dispara hasta el punto de casi triplicar al grupo de unidades codificadas como
pseudoevento.
Es decir, la relevancia de los protagonistas avanza el carácter de falso evento de
la información que presiden esos actores. Si son conocidos por el gran público,
está comprobado que en 20 Minutos la información tiene en torno al 50% de
posibilidades de ser un pseudoevento. Sin embargo, si son desconocidos para
los lectores, la pieza informativa probablemente no será un pseudoevento.
Si se analiza la variable No relevante, el número de unidades sin cariz de
pseudoevento es aún mayor. En esta categoría, en la que se han codificado los
objetos inanimados, al considerar que no se les puede adjudicar características
de relevancia, los pseudoeventos estás escasamente representados. Que el
periodista elija un protagonista para su información que es un objeto aleja a dicha
pieza periodística del carácter de pseudoevento, más relacionado con el deseo
de una persona y organización de aparecer como actor principal en los medios.
Hay que pensar en una pieza en cuyo titular, por ejemplo, aparece la palabra
radar, inundaciones o gripe; esas tres palabras, en principio, no dan idea de un
pseudoevento.
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“[Se primaban] temas muy cotidianos y, a la vez, eran temas
que costaba sacar, porque no se encontraban en una nota
de prensa o en una declaración. Había que estar alerta y
pensar que algo que interesase a tu familia o amigos era
motivo para convertirse en noticia. Creo que estaba bastante
emancipado de la cobertura política clásica” (Etxebarria,
2015).
En definitiva, los personajes relevantes y los pseudoeventos se retroalimentan.
Es la popularidad la que permite a un protagonista vender a los medios una
información, una posibilidad que no parece al alcance de un desconocido.
Gráfico 3. Los pseudoeventos según el ámbito geográfico.
Este gráfico, por su parte, sirve para verificar que el ámbito geográfico es un
factor incapaz de alterar el porcentaje de pseudoeventos en las informaciones.
Marginando la subvariable Mundo, por su magnitud irrelevante, se puede
concluir que el resto de los cuatro ámbitos geográficos muestran un elevado
grado de similitud.
5. Discurso propio
La inclusión del periodismo declarativo en los medios aboca a un modo de hacer
dependiente de los pseudoeventos. La cuestión se centra en la potencialidad de
los medios para hacer su propio discurso en lugar de seguidismo a figuras como
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Donald Trump, que facilitan la tarea periodística tanto como la transfiguran en un
producto próximo al marketing informativo.
La estrategia de 20 Minutos Bilbao a favor de temas de cosecha propia remarca
el carácter personal de su agenda-setting y la diferencian del resto de la prensa.
Se trata de distinguirse en los temas centrales del diario, sin tener que reparar
en piezas secundarias en las que cabe gran variedad, sobre todo con las
posibilidades de espacio que concede el formato online a partir de secciones y
subsecciones.
El protagonismo que el diario gratuito concede a la sociedad, en conjunto y de
forma individual, como protagonista de sus piezas periodísticas, contribuye a
alejarse de los pseudoeventos, más próximos a actores con elevados intereses
por mantener una aparición cuasipermanente en los medios.
Por lo tanto, la opción de una práctica más plural pasa por la inclusión de fuentes
ciudadanas con mensaje propios y aportando al contenido un atractivo añadido
para el lector.
Sin embargo, las investigaciones recientes a nivel internacional muestran que en
Estados Unidos y Europa la prensa da mayor relevancia a las voces oficiales en
su cobertura sobre movimientos sociales, mientras que ignora colectivos con
objetivos contrarios al poder (Mellado, Cabello, y Torres 2017: 65).
No obstante, existe una tendencia capciosa a recurrir a ciudadanos de a pie,
voces aisladas que suplantan a la sociedad; es decir, se suplanta este espectro
social por la invocación a ciudadanos individuales que apoyan el statu quo.
Por eso, cuando se incluyen voces particulares, conviene que tengan un mínimo
nivel de autoridad y no se trate de testimonios de relleno y colorido y con la mera
función de “ejemplificar, realzar la proximidad de un suceso e ilustrar una historia”
(Mellado, Cabello, y Torres 2017: 66).
Basta con rememorar el recurso a la presencia de ciudadanos aportando su
opinión sobre todo tipo de cuestiones en los medios de comunicación, sin que
en ningún momento certifiquen conocimiento alguno sobre los temas que se les
plantea y en muchas ocasiones con la necesidad de reportar una respuesta de
manera inmediata. Más allá de la voluntad del ciudadano interpelado, siempre
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resulta más difícil plantear objeciones al discurso oficial y sugerir alternativas que
rasguen el statu quo cuando se actúa en solitario que cuando se da voz a un
colectivo social agrupado y documentado.
Por lo tanto, existe una sustancial diferencia mediática entre individuo y grupo
organizado. El primero, es el ciudadano con su voz particular, sin pertenencia a
organización alguna y que en momentos puntuales logra voz en los medios de
comunicación, pero sin mayor representatividad que la suya personal. El
segundo remite a grupos con un organigrama organizativo mínimo que le permite
ofrecer alternativas al debate oficial.
El recurso a las redes sociales para complementar informaciones reforzando el
discurso imperante debería ser incluido en el primer grupo y adjetivado como
pseudoevento. En contra de los tuits de Trump, que marcan la agenda temática,
esos tuits anónimos, más cercanos habitualmente a la opinión que a la
información, sirven para legitimar el discurso hegemónico y pierden valor como
elemento de democratización del mensaje público.
De esta forma, a pesar de la visibilidad masiva que prometen los medios sociales,
en tanto que el mensaje tiene potencialidad para alcanzar una audiencia global
(Castells, 2009: 88), es discutible sostener que realmente esta dinámica “permita
rebajar las barreras de acceso a la atención pública al ofrecer la posibilidad de
sortear al gatekeeper tradicional” (Caro, 2016: 211). El pseudoevento, como
(falsa) realidad noticiable que se incorpora al flujo mediático, es un elemento que
mantiene la figura del guardabarreras como un compendio de filtros que no dejan
pasar a las voces discordantes.
Por último, cabe preguntarse sobre la posible interrelación entre el pseudoevento
y la posverdad. En principio, el primero se sustenta en un falso evento mientras
que el segundo se define como la manipulación del evento.
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