la interprecion de la constitución y el caracter objetivado del control jurisdiccional
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LA INTERPRETACIN
DELACON STITUCIN Y ELCARCTER
OBJETIVADODELCONTROL
JURISDICCIONAL
(*)
MANUEL ARAGN
SUMARIO:
I. Los
PROBLEMAS CONCEPTUALES
DEL
CONTROL:
1. El
control
y su
sentido unvoco. 2. La imposibilidad de un concepto nico de control: a
Heterogenei-
dad
de
medios
o
instrumentos
de
control,
b La
imprecisin
del
termino controles
constitucionales para abarcar
las
diversas modalidades
de
control,
c La
inoperancia
de otros intentos
de
unificacin conceptual.
3.Solucin que se defiende: lapluralidad
conceptual del control. Limitacin y control en el Estado co nstitucional. Controlesso-
ciales, polticos y jurdicos. Control y garanta.II. ELCONTROL JURISDICCIONAL COMO
PARADIGMA
DEL
CONTROL IURD ICO:
1.
Las diferencias entre el control jurdico y el
control poltico.
2.
Agentes
y
objetos
del
control jurisdicciona l.III. E LC A R C T E R P R E -
D E T E R M I N A D O DEL PARMETRO EN EL CONTROL JURISDICCIONAL: LA CONSTITUCIN
COMO NORMA Y LA CONSTITUCIN COM O CONJUNTO N ORMATIVO. LA DISTINCIN
SUS-
TANCIAL
E N T R E C O N S T I T U C I N Y
L E Y . I V .
E L C A R C T E R I N D I S P O N I B L E DEL P A R M E T R O
EN EL CONTROL JURISDICCIONAL Y LOS C R I T E R I O S DE VALORACIN. E L PROBLEMA DE LA
INTERPRETACIN DEL D E R E C H O Y, EN ESPECIAL, DE LA INTERPRETACIN CONSTITUCIO-
NAL:
1.La
discusin sobre
los
criterios clsicos
de
interpretacin.
2. La
polmica sobre
la interpretacin valorativa.
3.
Interpretacin
de la
Constitucin
e
interpretacin
de la
Ley.
La
discusin actual sobre
la
interpretacin constitucional.
4.La
tesis
que se de-
fiende: teora
de la
Constitucin
e
interpretacin constitucional.
V.
EL
RESULTADO
DEL CONTROL JURISDICCIONAL. V I. EL CARCTER NECESARIO DEL CONTROL JURISDIC-
CIONAL.
(*) Este trabajo
es
parte
de una
obra, dedicada
a La
teora
del
control
en el Es-
tado constitucional,
en
curso
de
publicacin.
85
Revista Espaola
de
Derecho Constitucional
A o
6. Nm. 17.
Mayo-Agosto
1986
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M NUEL R GN
I LOSPROBLEMAS CONCEPTUALESDELCONTROL
1. Elcontrolysusentido unvoco
La conocida afirmacin de IHERINGde queprimerosetienequehaber
perdido completamente
la fe en la
teora para poder servirse
de
ella
sin pe-
ligro,
aunque contiene
una
cierta dosis
de
exageracin
(1), no
deja
de
ence-
rrar
un
gran fondo
de
verdad,
en
cuanto
que
alerta,
al
menos, sobre
dos
riesgos
que
acechan
a la
teora:
el
alejamiento
de la
realidad
y el
dogmatismo
conceptual.
La
teora
no
debe prescindir
de su
adecuacin
a la
realidad,
porque ello
es lo que le
permite explicarla
y
tambin criticarla, como
no
debe
tampoco prescindir
del
sentido
por un
afn
de
obtener
la
pureza
del
concepto.Elfanatismo tericosepresenta, pues, comoelpeor enemigode
la teora, dado
que
puede conducirla
a
perder
lo que
constituye, propiamente,
la condicin
de su
validez:
el ser un
vehculo
de
conocimiento
de la
reali-
dad, para convertirlaen unateora fantasmagrica, es decir,en unateora
que slo permite conocer...
a la
propia teora. Ahora bien,
si la
huida
de un
excesivo dogmatismo conceptual conduce
a
sostener
que
para
un
fenmeno
complejo puedan existirno unosino varios conceptos tericamente vlidos,
la irrenunciable coherencia sistemtica
sin la
cual
la
teora
es
imposible, obli-
ga
a
atribuir
a ese
fenmeno
un
nico sentido terico relevante.
Pues bien, para
la
teora
de la
Constitucin,
el
fenmeno
del
control
(como despus veremos) escapaalcorsde unanica definicin conceptual,
pero ello
no
significa
que
posea
una
pluralidad
de
sentidos.
Por el
contrario,
es justamente
la
existencia
de un
sentido constitucionalmente unvoco
del
control
lo que le
permite
ser,
como
ya
expuse
en
otro lugar
(2),
elemento
inseparable
de un
concepto unvoco
de
Constitucin. Unidad
de
sentido
que
se deriva, pues,
de la
teora
de la
Constitucin, pero tambin
de la
misma
teora
del
control: considerada
la
ntima relacin
que
existe entre Constitu-
cin
y
control, parece evidente
que la
teora
de
aqulla
ha de
incluir
a la
(1) Debido, quizs, a su mordacidad crtica contra la jurisprudencia de concep-
tos
a la que iba
dirigida. Probablemente
IHERINC,que en su
juventud haba compar-
tido,
y
defendido,
las
mismas tesis
de
PUCHTA, incurra ahora, cuando escribe
la
frase
(tomo
IV del
Espritu del Derecho romano 1864),
y se
burla
de
aquellas doctrinas,
oponindoles
una
nueva jurisprudencia pragmtica,
en el
radicalismo propio
del
converso.
(2)
El
control como elemento inseparable
del
concepto
de
Constitucin,
en el
libro-homenaje
al
profesor
MURILLO FERROL,
CEC-CIS, Madrid,
1986.
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LA INTERPRETACIN DE LA CONSTITUCIN
teora de ste y que, a su vez, cualquier intento de teorizacin del control
ha de dotar a ste de un sentido unvoco que sea capaz de englobar coheren-
temente las variadas formas que el control adopta en el Estado constitucio-
nal. Tal sentido no es otro que el de considerar al control como el vehculo
a travs del cual se hacen efectivas las limitaciones del poder.
El control sobre los poderes pblicos es algo que ya se encuentra, aunque
con otros nombres, en las formas polticas ms antiguas, que reaparece, des-
pus de un cierto declive, en la organizacin medieval y que se expande con
el Estado moderno (3). La nocin de control es muy vieja; tanto, puede de-
cirse, como la nocin misma de organizacin. El nombre, en cambio, con el
que se le designa es relativamente ms joven, ya que arranca de hace slo
seis o siete siglos. La palabra control proviene del trmino latino-fiscal
medieval contra rotulum y de ah pas al francs conire-rle (controle), que
significa, literalmente, contra-libro, es decir, libro-registro, que permite
contrastar la veracidad de los asientos realizados en otros. El trmino se ge-
neraliz, poco a poco, hasta ampliar su significado al de fiscalizar, some-
ter, dominar, etc. Aunque suele decirse que en el idioma ingls control
se refiere a dominio, a diferencia de lo que ocurre en francs, en el que el
trmino se restringe ms bien a comprobacin, lo cierto es que la amplitud
del significado se manifiesta en ambos idiomas, y en otros. En ingls signi-
fica mando, gobierno, direccin, pero tambin freno y comproba-
cin; en francs, registro, inspeccin, verificacin, pero tambin vi-
gilancia, dominio y revisin; en alemn
(kontrolle),
comprobacin,
registro, vigilancia, pero tambin intervencin, dominio y revi-
sin; en italiano (controllo) , revisin, inspeccin, verificacin, pero
tambin vigilancia, freno y mando. El Diccionario de la Real Aca-
demia Espaola otorga a la palabra los siguientes significados: inspeccin,
fiscalizacin, intervencin, dominio, mando, preponderancia.
Si del anlisis puramente lingstico pasamos al examen de la utilizacin
que de la palabra se hace en las normas jurdicas, la pluralidad de significa-
dos no desaparece, en cuanto que en los ordenamientos suele encontrarse el
trmino control referido, como reconoce GALEOTTI (4), a fenmenos muy
diversos (control parlamentario, judicial, administrativo, etc.); nuestra propia
Constitucin, por ejemplo, emplea las expresiones control parlamentario
(3) M. S.
GIANNINI,
Controllo: nozioni c problemi, en
Rivista Trimestrale di
Diritlo Pubblico,
nm. 4, 1974.
(4)
Introduzione alia teora clei controlli costituzionali,
Giuffr, Miln, 1963,
pp.
4 y 5.
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(de la accin del Gobierno, de la suspensin individual de derechos, de los
medios de comunicacin social dependientes del Estado, de determinadas
normas legislativas de las Comunidades Autnomas), control de la actividad
de las Comunidad Autnomas (por el Gobierno, por el Tribunal Constitu-
cional, por la jurisdiccin contencioso-administrativa, por el Tribunal de
Cuentas), control por los Tribunales (de la potestad reglamentaria y de la
actividad de la Administracin), control judicial (de la validez de las actas
y credenciales de los miembros del Congreso y del Senado), control (dis-
tinto del judicial) sobre la legislacin delegada, control del Estado (sobre el
ejercicio de las facultades a que se refiere el artculo 150.2), control... de...
los centros (docentes sostenidos por la Administracin con fondos pbli-
cos).
Sin perjuicio de que ciertas actividades de control no estn as enuncia-
das literalmente (por ejemplo, el control de constitucionalidad de las leyes)
parece, pues, que la multiplicidad de significados es patente en nuestro pro-
pio texto constitucional y que se ampliara, sin duda, si el examen se extien-
de a lo que disponen las leyes y los reglamentos.
Sin embargo, esta variedad de significaciones, que puede obligar a la
elaboracin de una pluralidad de conceptos de control (como despus vere-
mos) no impide aprehender a ste en un nico sentido. Bajo las diversas
formas (parlamentaria, judicial, social, etc.) del control del poder y bajo las
diversas facetas (freno, vigilancia, revisin, inspeccin, etc.) que tal control
puede revestir, late una idea comn: hacer efectivo el principio de la limita-
cin del poder. Todos los medios de control, en el Estado constitucional,
estn orientados en un solo sentido y todos responden, objetivamente, a un
nico fin: fiscalizar la actividad del poder para evitar sus abusos. Ese es,
justamente, el sentido que , en general, atribuye ELY (5) al control, como
manifestacin de la capacidad de fiscalizacin de los gobernantes por los
gobernados a fin de garantizar que gobierne la mayora y se evite, al mismo
tiempo, la tirana de esa mayora. En resumidas cuentas, lo que se garantiza
as, en ltimo extremo, es la vigencia de la soberana nacional (al impedirse
el absolutismo del poder) porque, como deca muy bien MUOZ TORRERO en
nuestras Cortes de Cdiz: El derecho a traer a examen las acciones del
gobierno es un derecho imprescindible que ninguna nacin puede ceder sin
dejar de ser nacin (6).
(5)
Dem ocracy and Dislrust. A Theory of Judicial Review,
Harvard Univ. Press,
1980, pp. 105 a 117.
(6) Citad o por
SNCHEZ AGESTA
en su Introduccin al
Discurso preliminar a la
Constitucin de 1812,
de A. DE
ARGUELLES,
Madrid, 1981, p. 49.
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2.
La imposibilidad de un concepto nico de control
Si bien la unidad del fin permite atribuir un sentido unvoco al control
y considerarle, por ello vlidamente, como elemento inseparable del con-
cepto de Constitucin (7), la pluralidad de medios a travs de los cuales ese
control se articula, la diversidad de objetos sobre los que puede recaer y el
muy distinto carcter de los instrumentos e institutos en que se manifiesta
impiden sostener un concepto nico de control. No se trata de que existan
diversas clases de control, que ello es obvio y no repugnara, por s slo, a
la unidad conceptual, sino de que, por imperativos analticos, la heteroge-
neidad de los medios de control es tan acusada que obliga a la pluralidad con-
ceptual. Para el Derecho constitucional no hay, pues, uno, sino, como vere-
mos, diversos conceptos de control. En todos ellos el control aparece dotado
de un nico sentido, desde luego, pero integrado por muy variados elemen-
tos.
La categora del control se presenta, en sus diversas manifestaciones
prcticas, a travs de modalidades tan distintas que cualquier intento de
englobarlas en un solo concepto que las pudiese abarcar sera una empresa
condenada, tericamente, al fracaso o, en todo caso, operativamente, a la
esterilidad.
a) Heterogeneidad de medios o instrumentos de control
Efectivamente, el control del poder se manifiesta, en el Estado constitu-
cional, a travs de una multiplicidad de formas que poseen caracteres muy
diferenciados. Tal diversidad se encuentra, por un lado, en los objetos mis-
mos susceptibles de control: las normas jurdicas (incluida la ley en los pases
con jurisdiccin constitucional), los actos del Gobierno y de la Administra-
cin, del poder legislativo y del judicial (en los pases, como el nuestro, donde
existe un control de constitucionalidad que los incluye), la mera actividad
o comportamiento del Gobierno (responsabilidad poltica), y la lista po-
dra, sin duda, ampliarse. De otro lado, muchos son los agentes que pueden
ejercer el control: tribunales de justicia, cmaras parlamentarias y sus co-
(7) Es claro que no podra entende rse como elemento inseparable de un conc epto
aqul que tuviese una multiplicidad de sentidos, ya que ello conducira a la nulidad
del concepto mismo, pues no habra un concepto preciso sino completamente im-
preciso, es decir, habra tantos conceptos como sentidos pudiesen atribuirse al ele-
mento en cuestin. Me remito a mi trabajo citado en nota 2.
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misiones, parlamentarios individuales, grupos parlamentarios, rganos de
Gobierno en sentido propio e incluso rganos de la Administracin, rganos
especficos, no exactamente administrativos, de fiscalizacin o inspeccin (de
la actividad financiera del Estado o, en general, de todas las Administracio-
nes pblicas), grupos de inters institucionalizados, opinin pblica, cuerpo
electoral, etc. Y, finalmente, tambin son muy variadas las modalidades que
el control puede adoptar: control previo y posterior, de legalidad, de consti-
tucionalidad, de oportunidad, de eficacia e incluso de absoluta libertad en
la apreciacin (caracterstica, entre otras, del control genuinamente poltico).
Ante una heterogeneidad as no es de extraar que los intentos de dotar
al control de un tratamiento conceptual unitario adolezcan de graves deficien-
cias, de tal manera que o son construcciones de suma debilidad terica, al
tratar de homogeneizar lo que de ninguna manera lo es, o son construcciones
en las que el pretendido rigor les lleva a excluir del concepto de control figu-
ras que obviamente lo son, con olvido de que el arbitrio del teorizante (como
ha dicho muy bien
GALEOTTI)
(8) debe encontrar su lmite en los datos que
facilita la propia realidad. Parece conveniente pasar revista a algunas de esas
construcciones.
b) La imprecisin del trmino controles
constitucionales-
para abarcar las diversas modalidades de control
El intento ms serio, a mi juicio, de dotar de unidad conceptual a los
controles desde el punto de vista de la teora constitucional, o ms exacta-
mente, a los controles relevantes para el Derecho constitucional, es el reali-
zado por GALEOTTI en su libro ya varias veces citado Introduzione alia teora
dei con trolli costituziona li. Pero la seriedad del intento no significa su acierto,
pues,
como veremos, ofrece bastantes flancos a la crtica.
GALEOTTI
arranca de una previa delimitacin: Por control constitucio-
nal puede entenderse, en una primera y generalsima aproximacin, toda
manifestacin del control jurdico que se presenta en el mbito de las rela-
ciones del Derecho constitucional (9). Ahora bien, esta consideracin de los
controles constitucionales como controles jurdicos le lleva a excluir del con-
cepto figuras que no poseen tal carcter jurdico, tales como el control reali-
zado por la opinin pblica, por la prensa, por los grupos de presin (10)
(8) Op. cit., p. 34.
(9) Ibdem, p . 1 .
(10)
Ibdem,
p. 2.
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LA INTERPRETACIN DE LA CONSTITUCIN
que,
pese a la exclusin operada por
GALEOTTI,
poseen ciertamente relevan-
cia sobre la vida constitucional. De otra parte, y aunque afirma correcta-
mente que los controles polticos son aquellos en los que el control se realiza
con plena libertad de valoracin (11), y que tales controles, por no ser jur-
dicos,
estn excluidos del concepto que defiende, se ve obligado, contradic-
toriamente, a considerar a algunos de ellos como controles constitucionales.
Ese es el caso de los controles parlamentarios. El razonamiento que sigue es
el siguiente: llevado por su deseo de unificacin conceptual, pero, al mismo
tiempo, consciente de que el arbitrio del terico no puede, de ninguna ma-
nera, mutilar la realidad, manifiesta su conviccin de que tendr mayor
ttulo de validez aquel concepto de control que sea lgicamente capaz de
abarcar, en la extensin ms amplia compatible con su lgica interna, los
fenmenos que tradicionalmente, segn la convencin ms consolidada del
lenguaje, de la doctrina y de los operadores jurdicos, vienen siendo consi-
derados como control (12); pero ello le conduce, necesariamente, a admitir
en su concepto el control parlamentario, pues, en base a tal criterio (el
que acaba de exponerse) no debera consentirse, por ejemplo, una nocin de
control que comportase la exclusin del campo de los controles, de la figura
del control parlamentario sobre el gobierno y sobre sus actos (una nocin as
no tendra
ictu oculi
validez en el campo del Derecho constitucional, donde
los controles polticos son parte conspicua de este sector) (13).
La contradiccin es palmaria: primero afirma que los controles constitu-
cionales, como controles jurdicos, excluyen a los controles polticos y des-
pus acepta que stos se incluyan en el propio concepto que antes los niega.
GALEOTTI
es consciente de esa contradiccin y para intentar salvarla acude a
la idea de que el carcter de jurdico tambin se le puede atribuir al control
parlamentario en cuanto que dicho control no se realiza con criterios de
valoracin totalmente libres sino atendiendo a valores expresos o institu-
cionalmente tutelados (14). Lo que le conduce a sostener que en el control
jurdico no es esencial la predeterminacin de cnones de confrontacin
anteriores e inmodificables (15), sino que basta la existencia de algn pa-
rmetro, aunque sea muy flexible y escasamente normativo, de control, por-
que tal existencia ya es suficiente para excluir la absoluta libertad de valora-
(11)
Ibdem,
pp. 18 y 19.
(12)
Ibdem,
p. 34.
(13)
Ibdem,
pp . 34 y 35.
(14)
Ibdem,
pp . 37 y 71 .
(15)
Ibdem,
p. 74.
91
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cin (16); basta, llega a decir, que haya (o se pretenda que haya) una ade-
cuacin a principios, intereses, o, ms generalmente, valores (17).
La laxitud del parmetro (realmente, en muchos casos, su pura inexistencia)
as considerado no se le escapa a
GALEOTTI,
que, finalmente, vencido por la
imposibilidad de atribuir carcter jurdico a lo que difcilmente lo puede
tener, concluye con que son controles constitucionales los regulados por el
Derecho constitucional (18).
La definicin final, en la que curiosamente se vuelve al punto de partida,
no solamente es tautolgica y en ese sentido escasamente explicativa, sino
que liquida el problema del carcter jurdico del control por confusin entre
concepto terico y simple regulacin normativa. Es jurdico, viene a admi-
tir, lo regulado por el Derecho y, en consecuencia, es control constitucional
el regulado por el Derecho constitucional. Sobre este modo de razonar, que
ha afectado bastante a algunos de nuestros juristas, ya me he pronunciado
en otro lugar (19); ahora slo es necesario constatar que el concepto de
GALEOTTI
ni resuelve el problema ni poda por lo dems resolverlo, ya que
los controles relevantes para el Derecho constitucional, o los controles del
poder en la teora constitucional, no pueden ser abarcados, conceptualmente,
bajo la denominacin de controles constitucionales, ya que tal denomina-
cin no calificara, ni distinguira, por s misma, a la diversidad de esos
controles. Qu puede significar controles constitucionales? que estn
previstos en la Constitucin? Entonces ni los abarcara a todos (puede haber
controles creados por la ley pero de gran relevancia para el Derecho cons-
titucional) ni definira su carcter (en la Constitucin pueden estar previs-
tos controles de carcter totalmente hetercogneo). Que se ejercen sobre r-
ganos constitucionales? Entonces no comprendera (y el concepto estara fuer-
temente mutilado) los ejercitados sobre otros rganos, no constitucionales,
del Estado, sobre la Administracin, sobre los rganos de las entidades te-
rritoriales autnomas, etc., que son extraordinariamente relevantes para el
Derecho constitucional. Que se ejercen por los rganos constitucionales?
Entonces no estaran incluidos los controles sociales ni los jurisdiccionales,
excepto los realizados por el Tribunal Constitucional, ni los llevados a cabo
por rganos del Estado que no son rganos constitucionales, ni el que ejercita
(16)
Jbdetn,
pp. 39 y 75.
(17)
Ibidem,
p. 39.
(18)
Ibidem,
p . 121 .
(19) El control parlamen tario como control poltico, en la
Revista de Derecho
Poltico,
de la UNED, septiembre 1986.
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el cuerpo electoral. No hacen falta ms ejemplos para excluir un entendi-
miento as.
El esfuerzo de
GALEOTTI,
extraordinariamente til para dilucidar algu-
nos de los problemas concretos del control (y sobre este autor volveremos
ms adelante), no resuelve, en cambio, el problema general de su concep-
tualizacin.
c) La invalidez de otros intentos de unificacin conceptual
Se trata, en estos casos, de construcciones (a veces meras improvisacio-
nes) de mucha menor entidad que la emprendida por
GALEOTTI. AS
puede
citarse la tesis de M. S.
GIANNINI
(20) que, fuertemente mediatizado por una
visin administrativa de los controles, los identifica con la estricta potestad
de limitacin y ello le conduce a sostener que el control jurisdiccional no es
control sino resolucin judicial de controversias (21) y que el control de
constitucionalidad de las leyes slo puede decirse que es control en sentido
impropio (22). No hace falta, porque los defectos estn a la vista, exten-
derse mucho en explicar las razones que invalidan esta tesis desde el punto
de vista del Derecho constitucional: basta sealar que deja reducido el con-
trol a las formas menos eficaces del mismo y excluye las que poseen mayor
relevancia. Aparte de que confundir control con limitacin es, tericamente,
rechazable, como un poco ms adelante veremos.
Otra tesis es la de CHIMENTI (23), que limita el control a la mera activi-
dad de contraste o comprobacin, eliminando totalmente el llamado efecto
conminatorio; tesis que no hace ms que recoger las ideas de
ZANOBINI
(24)
sobre el control, aceptadas por algn sector de la doctrina administrativista
italiana (especialmente FERRARI y F O R T I ) y recogidas, aunque incidental-
mente, despus, por
RESCIGNO
(25). Esta idea del control que entre nosotros
ha sido acogida por GARCA MORILLO (26), adems de eliminar de la catego-
ra en cuestin una de sus facetas ms interesantes, parte de un cuestionable
2 0 ) C o n t r o l l o. . . , o p . c i t .
2 1 )
l b d e m
p p . 1 2 71 1 2 7 3 .
2 2 ) l b d e m p . 1 2 7 3 .
(23) //
co ntrollo parlamentare neU ordinamento italiano,
Giuffr Editore, Miln,
1974.
(24)
L amm inistrazione lcale,
CEDAM, Padua, 1932.
(25)
Corso di diritto pubblico,
Zanichelli, Bolonia, 1980, p. 386.
(26)
El control parlamentario del gobierno en el ordenamiento espaol,
Edit. Con-
greso de los Diputados, Madrid, 1985, pp. 48 a 54.
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entendimiento de la distincin entre control jurdico y control poltico. En
resumen, incurre en casi todos los defectos de la tesis de GALEOTTI y en
ninguna o casi ninguna de sus inteligentes virtudes. De todos modos, sobre
este asunto tambin volveremos ms adelante.
Quiz puede citarse tambin la tesis, parcialmente asumida por el mismo
GALEOTTI (aunque no coincidente, en realidad, con su concepcin global de
los controles constitucionales) (27) de que slo hay control cuando, como
resultado de l (del juicio negativo) hay sancin. Esta tesis (acogida entre
nosotros por
SANTAOLALLA LPEZ)
(28), resolvera, en s misma, poco, ya que
equiparara figuras completamente heterogneas de control (el realizado por
el cuerpo electoral, el llevado a cabo por los tribunales y el que se verifica
-a travs de la responsabilidad poltica del Gobierno, por ejemplo) y descono-
cera que el momento conminatorio ni siempre es imprescindible en el
control, ni siempre que existe acompaa, directa e inmediatamente, a ste.
Sobre algunos de estos problemas trataremos ms adelante.
Por ltimo, y aunque no pretende expresamente elaborar un concepto
nico de control como categora de Derecho constitucional, y la utilizacin
del trmino controles constitucionales que en ella se hace es a los meros
efectos descriptivos, puede mencionarse tambin aqu la contribucin de
LOEWENSTEIN
(29) sobre los controles y su clasificacin en horizontales (in-
tra e interorgnicos) y verticales. Pero, como decamos, esta contribucin,
interesante para la clasificacin de las modalidades de control, no resuelve
el problema de su conceptualizacin.
3.
Solucin que se defiende: La pluralidad conceptual
del control. Limitacin y control en el Estado constitucional. Controles
sociales, polticos y jurdicos. Control y garanta
Parece, pues, que el problema conceptual del control quiz podra resol-
verse, vlidamente, considerando que, desde el punto de vista del Derecho
constitucional, como antes ya hemos repetido, no existe uno sino varios con-
ceptos de control. Dicho en otras palabras: la teora constitucional del control
ha de abarcar a ste a travs de una pluralidad conceptual que permita dis-
(27)
Op . cit.,
pp. 49 y 50, y tambin en ControIIi costituzionali,
Enciclop. del
Dirilo,
X, Miln, 1972, pp. 319 y ss.
(28)
Derecho Parlamentario Espaol,
Editora Nacional, Madrid, 1984, p. 199.
(29)
Teora de la Constitucin,
cdic. espaola, Ariel, Barcelona, 1970, pp. 232 y ss.
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LA INTERPRETACIN DE LA CONSTITUCIN
tinguir las diversas modalidades que adopta el control, evitando confusio-
nes que puedan no slo desvirtuar tericamente la categora sino incluso las-
trar su operatividad prctica.
Para ello ha de arrancarse de la distincin entre limitacin y control (30),
que es donde est, verdaderamente, la raz del problema. A la luz de esa
distincin cobran sentido las diferenciaciones conceptuales de las modalida-
des de control consti tucionalmente relevantes, como intentar explicarse.
Y tambin la diferenciacin entre control y garanta.
El delicado equilibrio de poderes que caracteriza al Estado constitucional
no se apoya slo en la compleja red de limitaciones que presta singularidad a
esta forma poltica (y al concepto mismo de Constitucin en que se asienta),
sino tambin en la existencia de mltiples controles a travs de los cuales
las limitaciones se articulan. Limitacin y control se presentan, pues, como
dos trminos fuertemente implicados, en cuanto qu e el segundo viene a garan-
tizar, precisamente, la vigencia del primero.
Poder limitado es, en consecuencia, poder controlado, pues limitacin
sin control significa, sencillamente, un contrasentido, es decir, una limita-
cin inefectiva o irrealizable. La distincin ms inmediata y comprensiva
que cabe hacer dentro de la multiplicidad de limitaciones del poder es la que-
diferencia a las limitaciones no institucionalizadas de las limitaciones institu-
cionalizadas. Y esa distincin se corresponde tambin con la clasificacin
ms genrica que puede hacerse de los tipos de control. Las limitaciones no
institucionalizadas tienen su correspondencia en un tipo de controles, tam-
bin no institucionalizados, pero que no dejan por ello de ser efectivos. Se tra-
ta de unos controles generales y difusos, entre los que se encuentran tanto las
que
JELLINEK
denominaba garantas sociales (31) como otros instrumentos
de control que se manifiestan a travs del juego de la opinin pblica e inclu-
so por medios no pblicos de presin. Son los que deben denominarse con-
troles sociales, no institucionalizados, como antes se deca, y por ello, gene-
rales y difusos, como tambin se ha sealado.
(30) Sobre este asunto ya me preocup en un trabajo, La reserva reglamentaria
en el proyecto constitucional y su incidencia en las relaciones Parlamento-Gobierno,
en el libro colectivo El control parlamentario del Gobierno en las democracias plura-
listas
(edic. de M. RAMREZ), Edit. Labor, Barcelona, 1978, pp. 297 a 315, en el que se
explica la distincin aludida y las diferencias entre controles sociales, polticos y jurdi-
cos. En este trabajo est, realmente, el inicio de mis preocupaciones sobre el problema
y all tambin, incoadas, las tesis que ahora desarrollo.
(31)
Teora general del Estado,
Buenos Aires, 1970, pp. 592 y 593.
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Del mismo modo, las limitaciones institucionalizadas estn vigiladas por
controles tambin institucionalizados. Y estos controles pueden clasificarse
en polticos y jurdicos, siendo propio de los primeros su carcter subje-
tivo y su ejercicio, voluntario, por el rgano, autoridad o sujeto de poder que
en cada caso se encuentra en situacin de supremaca o jerarqua (la supre-
maca sera la caracterstica de las relaciones supraorgnicas e interorgnicas
y la jerarqua la correspondiente a las relaciones intraorgnicas) mientras que
lo peculiar de los segundos (los controles jurdicos) es su carcter objetiva-
do (32), es decir, basado en razones jurdicas, y su ejercicio, necesario (33),
no por el rgano que en cada momento aparezca gozando de superioridad,
sino por un rgano independiente e imparcial, dotado de singular competen-
cia tcnica para resolver cuestiones de Derecho.
Limitacin y control son trminos interrelacionados, pero no idnticos,
ni siempre coincidentes. En el control social su propio carcter difuso y su
condicin genrica originan que unas veces el agente que limita sea a su vez
el que controla y otras que el agente del control garantice limitaciones
producidas por terceros e incluso limitaciones establecidas en abstracto. En
el control poltico quien limita es, a su vez, quien controla (aunque puede
ocurrir que, a veces, la eficacia de su control no est tanto en dicho con-
trol efectuado por l como en la posibilidad de que ese control pueda poner
en marcha controles ejercitados por otros); y as, las limitaciones supraorg-
nicas,
interorgnicas e intraorgnicas se corresponden con controles tambin
supra, nter e intraorgnicos. Ejemplo de los primeros sera el ejercitado a
travs de las elecciones (34); de los segundos, la responsabilidad del Gobier-
(32) La distincin de JELLINEK (op. cit., pp. 592 y 593), entre garantas sociales,
polticas y jurdicas est muy prxima a la que aqu se realiza respecto de los contro-
les, aunque no se corresponda exactamente. De todos modos, la idea que alienta en
aquella distincin sigue siendo perfectamente vlida. En ese sentido, el carcter objeti-
vado de los controles jurdicos coincide con la afirmacin de JELLINEK: Las garantas
jurdicas se distinguen de las sociales y polticas en que sus efectos son suscepti-
bles de un clculo seguro (ibdem, p. 593).
(33) El control jurdico es un control necesario en cuanto qu e el rgano qu e lo
ejerce necesariamente ha de resolver siempre que libremente se solicite su intervencin,
y en cuanto que tambin tal control necesariamente ha de existir si se quiere evitar la
consolidacin de las normas minuscuamperfectas, lo que no impide que, de jacto,
puedan darse ese tipo de normas, pese a la existencia del control, en la medida en que
no se inste su procedimiento. Pero ello, que repugna a la teora, no puede ser, en
modo alguno, resuelto por el Derecho.
(34) El control de los ciudada nos sobre los rganos del Estado a travs de las
elecciones es dudoso que deba ser encuadrado, como hace
LOEWENSTEIN
(op. cit.,
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LA INTERPRET CIN DE L CONSTITUCIN
no ante el Parlamento, y de los terceros la dependencia de cada ministro
respecto del presidente del Gobierno.
Pero en el control jurdico, precisamente por ser un control objetivado, la
limitacin no resulta, como en el control poltico, de un choque de volunta-
des, sino de una norma abstracta, y el rgano de control no es un rgano li-
mitante, sino actualizador de una limitacin preestablecida, ajeno, en prin-
cipio, a toda relacin de supremaca o jerarqua con el rgano limitado.
Cuando el rgano jurisdiccional declara la nulidad de una ley por inconsti-
tucional,
o de un decreto o de una resolucin administrativa por ilegal, no
est actuando en situacin de supremaca sobre el Parlamento, el Gobierno
o la autoridad administrativa, no est limitando el poder, sino asegurando
que los lmites del poder se cumplen, es decir, no est limitando, pero s
controlando. Y ni siquiera, exactamente, est controlando a otros rganos,
sino a las actividades de esos rganos. Sobre esto hay una excelente frase de
SCHMITT,
cuando deca que la justicia est ligada a la ley, e incluso cuando
decide sobre la validez de una ley se mantiene dentro de la pura normativi-
dad. Frena, pero no manda (35).
Mediante el control jurdico, que es siempre un control interorgnico, ya
se conciba al juez como rgano del Estado, ya se le considere como rgano
del Derecho (36), se fiscalizan, pues, limitaciones aparente y formalmente
abstractas. Bajo ellas se esconden, sin embargo, inevitablemente, relaciones
de poder entre voluntades concretas, aunque no necesariamente actuales;
pp . 326 a 349) en los controles interrganos. En primer lugar, porque la cualidad de
rgano del electorado no es cuestin absolutamente clara (desde luego, subjetivamente
no tiene una estructura orgnica), y en segundo lugar porque, aunque formalmente
ese control lo ejercite el cuerpo electoral, materialmente quien lo ejerce es el pueblo
en quien radica la soberana. Su superioridad sobre los rganos del Estado, que resulta
completamente clara cuando se trata de elecciones o votaciones constituyentes, no
decae aunque se trate de elecciones constituidas, ya que la superioridad se manifies-
ta no slo en crear, modificar o extinguir rganos, sino tambin en nombrar, mante-
ner o revocar a las personas que los ocupan.
(35) Teora de la Constitucin Madrid, 1934, p. 226.
(36) Esta idea del juez como rgano del Derecho y no del Estado, defendida desde
hace tiempo por GARCA DE ENTERRA (Verso un concetto di Diritto Amministrativo
come diritto statutario, en Rivista Trimestrale di Diritto Pubblico 1960), es bastante
sugerente y podra parecer incluso oportuna para construir el control jurdico como
un control de los rganos del Derecho sobre los rganos del Estado. Sin embargo, esa
idea tropieza con serios inconvenientes tericos y prcticos y parece muy difcil des-
montar la vieja y slida doctrina de la personalidad jurdica del Estado para sustraer
de tal personalidad una parte orgnica que le es sustancial.
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relaciones que, en todos los casos, pueden ser definidas como supraorgnicas,
interorgnicas e intraorgnicas. Al fin y al cabo, al asegurar la vigencia del
principio de jerarqua normativa, los tribunales no hacen ms que garanti-
zar la cadena de subordinaciones que da sentido a ese principio. La superio-
ridad de la Constitucin sobre la ley, de sta sobre el decreto y de ste sobre
la orden ministerial no significa ms que la objetivacin jurdica de unas
limitaciones polticas: la del poder constituido por el poder constituyente, la
del Gobierno por el Parlamento y la de un ministro por el Consejo de
Ministros.
Una ltima cuestin queda por tratar en esta aproximacin general al
problema del control y es la de distinguir entre control y garanta.
JELLINEK
mezcla ambas figuras, como se sabe, al referirse a las garantas del Derecho
pblico, pero creo imprescindible separarlas para entender rectamente el
significado del control. Es cierto, por lo dem s, que el control funciona
como garanta de la limitacin, pero tambin es cierto que el trmino ga-
ranta, bajo la denominacin expresa de garantas constitucionales, ha sido
larga y heterogneamente estudiado por la doctrina. Ms an, la corriente,
muy extendida en la doctrina italiana, que se adhiere a la clsica concepcin
de JELLINEK ya aludida, entiende la garanta constitucional como un instru-
mento encaminado a asegurar la regularidad de la Constitucin (ROMANO,
SALVI, GALEOTTI, DE FINA, FERRARI, LAVAGNA, entre otros). En palabras
de
GALEOTTI,
la garanta constitucional alude a todos los mecanismos ins-
titucionales objetivamente ordenados a asegurar el respeto de la Constitu-
cin (37), o a la tutela de la regularidad constitucional (38). Para todos
estos autores el trmino garanta es ms amplio que el de control y
para todos, menos para
GALEOTTI,
el primero siempre engloba al segundo,
que forma slo una parte de aqul.
GALEOTTI
se separa, pues, de esa amplia
corriente doctrinal, ya que concibe al control inmerso en la garanta slo
cuando se trata del control de constitucionalidad, pero no en los dems casos.
Para l, el trmino garanta es ms amplio que el de control porque
puede incluir elementos de sancin penal o disciplinaria ajenos a lo que,
realmente, constituye el momento conminatorio del control y, a su vez, el
trmino garanta constitucional es menos amplio que el de control por-
que la garanta constitucional tutela valores positivados en el texto de la
(37) Introduzione alia teora..., op. cit., p. 124.
(38) Ibdem, p . 126. Vase tambin, del mismo autor, Garanzia costitutionale,
en
Enciclop. dil Dirillo,
Giuffre Edit., Miln, 1969, tomo XVIII.
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LA
INTERPRET CIN DE L CONSTITUCIN
Constitucin, mientras que el control tutela no slo conjuntos normativos
sino tambin intereses, programas, ideas, e incluso simple voluntad de la
mayora. La cuestin dista mucho de ser pacfica, como se ve. Por influencia
de algn sector de la doctrina italiana,
GARCA MORILLO,
en nuestro pas,
diferencia control de garanta afirmando que el primero se refiere slo a la
funcin de mera comprobacin y la segunda a la sancin, revocacin, etc., que
como consecuencia del control puede producirse (39).
Este breve recorrido doctrinal acerca de las relaciones control-garanta
ya nos muestra suficientemente la ambigedad en que el problema se en-
cuentra. Y ello sin contar con otra acepcin del trmino garantas constitu-
cionales,
que las equipara a derechos fundamentales, acepcin hoy casi
en desuso y que, de todos modos, no afecta directamente al problema aqu
planteado.
Creo que una va til para aclarar la cuestin puede ser la de distinguir,
primero,
la nocin general de garanta de la nocin especfica de garanta
constitucional, para tratar despus de diferenciar a ambas del control. Las
garantas son los medios a travs de los cuales se asegura el cumplimiento
de las obligaciones (desde el punto de vista subjetivo) o de normas o princi-
pios (desde el punto de vista objetivo). Las garantas constitucionales son,
en consecuencia, los medios a travs de los cuales se asegura el cumplimien-
to de la Constitucin. Conviene no confundirlas con las garantas institu-
cionales que son slo un grupo reducido de aqullas (40). En definitiva,
las garantas constitucionales son un tipo de garantas, no subjetivas sino
objetivas y que aseguran no el cumplimiento de cualesquiera normas
o principios sino slo de las normas y principios constitucionales.
Ahora bien, qu relacin hay entre garantas y control? Hay que decir,
en principio, que el control es una garanta, pero que el control no es todas
las garantas. Unas veces
i
el control opera como nica garanta, otras hace
efectivas garantas preexistentes y otras pone en marcha garantas subsiguien-
(39) El control parlamentario... op. cit., pp. 76 y ss.
(40) Este trmino, acuado doctrinalmente por SCHMITT, como se sabe, fue pri-
meramente acogido por la doctrina y la jurisprudencia constitucional alemana para ser
recibido despus en otros pases. Nuestro Tribunal Constitucional est haciendo uso
de esa categora en su jurisprudencia. Sobre el trmino vase, por todos, la obra de
E. SCHMIDT-JORTZIG, Die Einrichtungsgarantien der Verfassung. Dogmatischer Gegalt
und Sicherungskrajt einer umstrittenen Figur Edit. Otto jSchwartz Co., Gttingen,
1979. En Espaa est muy tratada la cuestin por L. PAREJO,
Garanta institucional
y autonomas locales
Inst. de Estudios de Administracin Local, 1981.
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MN'EL ARAGN
tes que a su vez se hacen efectivas a travs de un tambin subsiguiente con-
trol. Y ello porque el trmino garanta es ms amplio que el de control aun-
que a veces pueda confundirse con l. La ausencia de una delimitacin clara
entre ambas categoras, que se arrastra desde JELLINEK, ha sido, a mi juicio,
el semillero de las ambigedades doctrinales que sobre esta cuestin se mani-
fiestan. Las limitaciones del poder se encuentran garantizadas a travs de
diversos instrumentos (reservas de ley, clusulas de rigidez constitucional,
contenido esencial de los derechos fundamentales, garantas institucionales,
declaracin de mbitos inmunes a la accin del poder, procedimientos de
control, etc.) pero, de entre ellos, slo los instrumentos de control aseguran
la efectividad de esas garantas. En resumen, las limitaciones del poder des-
cansan en garantas que exceden el mbito de las estrictas garantas cons-
titucionales y, a su vez, la efectividad de esas garantas slo se asegura me-
diante los instrumentos de control. Quiz puedan servir varios ejemplos para
ilustrar lo que se viene diciendo. Comenzando por el Derecho privado, la
fianza, el aval o la hipoteca son, claramente, garantas de las obligaciones,
pero su efectividad slo descansa, en ltima instancia, en la intervencin del
rgano judicial, que, es en definitiva, la ms firme garanta. Trasladando la
cuestin al mbito del Derecho pblico, la reserva de ley es tambin otra ga-
ranta del cumplimiento del principio constitucional de divisin de poderes,
pero su efectividad se logra, finalmente, cuando, al no respetarse, un tribu-
nal anula el reglamento que vulnera esa reserva. Y si vamos al mbito de las
relaciones puramente polticas, parece claro que, en un rgimen parlamenta-
rio, la exigencia de que el Gobierno haya de gozar de la confianza del Par-
lamento es una garanta del principio de la supremaca de las Cmaras, pero
slo la exigencia de la responsabilidad mediante una mocin de censura
permite convertir en efectiva esa garanta.
A veces, como decamos, no hay garanta intermedia entre limitacin y
control (por ejemplo, en el supuesto de la distribucin de competencias entre
rganos, o en el de la declaracin de derechos cuando no se garantiza su con-
tenido esencial, o en el de la temporalidad de las elecciones, entre otros mu-
chos casos) y aqu el control aparece como nica garanta. Otras veces el
control aparece, en cambio, como garanta reforzada. Lo importante es que
el control es, siempre, la garanta verdaderamente efectiva.
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LA INTERPRETACIN DE LA CONSTITUCIN
I I .
EL CONTROL JURISDICCIONAL COMO PARADIGMA
DEL CONTROL JURDICO
1. Las diferencias entre el control jurdico y el contro l poltico
Una vez examinada, con carcter general, la distincin entre los tres
tipos de control: social, poltico y jurdico, parece conveniente ex-
tenderse en las diferencias que cualifican a los dos ltimos, puesto que ah
reside, sin duda, el problema ms interesante.
La primera diferencia, antes ya apuntada, consiste en el carcter objeti-
vado del cambio jurdico, frente al carcter subjetivo del control polti-
co.
Ese carcter objetivado significa que el parmetro o canon de control
es un conjunto normativo, preexistente y no disponible para el rgano que
ejerce el control jurdico. En cambio, el carcter subjetivo del control po-
ltico significa todo lo contrario: que no existe canon fijo y predeterminado
de valoracin, ya que sta descansa en la libre apreciacin realizada por el
rgano controlante, es decir, que el parmetro es de composicin eventual
y plenamente disponible.
La segunda diferencia, consecuencia de la anterior, es que el juicio o la
valoracin del objeto sometido a control est basado, en el primer caso, en
razones jurdicas (sometidas a reglas de verificacin) y, en el segundo, en
razones polticas (de oportunidad).
La tercera diferencia consiste en el carcter necesario del control jur-
dico frente al voluntario del control poltico. Necesario el primero no
slo en cuanto que el rgano controlante ha de ejercer el control cuando para
ello es solicitado sino tambin en que si el resultado del control es negativo
para el objeto controlado el rgano que ejerce el control ha de emitir, nece-
sariamente, la correspondiente sancin, es decir, la consecuencia jurdica de
la constatacin (anulacin o inaplicacin del acto o la norma controlada).
Mientras que el carcter voluntario del control poltico significa que el
rgano o el sujeto controlantes es libre para ejercer o no el control y que,
de ejercerse, el resultado negativo de la valoracin no implica, necesaria-
mente, la emisin de una sancin (40 bis).
La ltima diferencia relevante que queda por destacar es la que se refiere
(40 bis) Salvo cuand o el orden amien to lo preve a. El resultado del control se ma-
nifiesta entonces mediante un acto jurdico, pero ello no elimina, en esos casos, el
carcter poltico del procedimiento de control.
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MANUEL. ARAGN
al carcter de los rganos que ejercen uno u otro tipo de control. El control
jurdico es realizado por rganos mparciales, independientes, dotados de
especial conocimiento tcnico para entender de cuestiones de Derecho: en
esencia, los rganos judiciales; mientras que el control poltico est a cargo
precisamente de sujetos u rganos polticos.
No puede decirse lo mismo, en cambio, respecto de los objetos del
control, ya que las decisiones polticas pueden ser, muchas veces, someti-
das a control jurdico y, sobre todo, las normas jurdicas pueden ser some-
tidas, en ciertos casos, al control poltico (por ejemplo, los Decretos-leyes,
en los que la intervencin parlamentaria, tiene, aparte de otras caractersti-
cas, el significado de un control).
De todos modos, la cuestin es ciertamente compleja y requiere de un
estudio ms detallado, que ceiremos, en esta ocasin (41) al control juris-
diccional, como ejemplo genuino del control jurdico.
2.
Agentes y objetos del control jurisdiccional
El carcter objetivado del control jurdico implica que los rganos que
lo ejercen sean rganos no limitadores sino verificadores de limitaciones pre-
establecidas, rganos, como antes se deca, que no mandan sino que frenan,
que se encuentran ajenos a la relacin de supra o subordinacin respecto de
los rganos controlados y que, por aplicar cnones jurdicos, estn integrados
por peritos en Derecho. Esas condiciones se dan, esencialmente, en los rga-
nos judiciales, de ah que sea el control jurisdiccional el control jurdico por
excelencia, lo que no quiere decir que, por ese nico hecho, ya se da tal con-
trol, ya que lo que califica, verdaderamente, al mismo es su modo de reali-
zacin, ms que el rgano que lo realiza. Es jurdico porque jurdico es su
parmetro y jurdico el razonamiento a travs del cual el control se ejerce.
La condicin jurisdiccional del rgano es una consecuencia del tipo de
control y no al revs.
Ahora bien, es una consecuencia inesquivable, ya que es la garanta de
la objetividad del control. De ah que los controles administrativos, aun-
que en muchos casos sean realizados atendiendo a razones de Derecho, no
pueden ser considerados, en sentido estricto, como puros controles jurdicos,
(41) Al control poltico he dedicad o otro trabajo: El control parlam entario como
control poltico, citado en la nota 19.
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LA INTERPRETACIN DE LA CONSTITUCIN
puesto que las relaciones de supra o subordinacin en que se encuentran
los rganos de control respecto de los rganos controlados no garantizan, en
modo alguno, y de manera segura, la objetividad, imparcialidad o indepen-
dencia de sus decisiones.
El control jurdico no tiene por objeto a las personas, ni siquiera, exacta-
mente, a los rganos, sino a los actos de esos rganos o autoridades. Y no a
los actos polticos (en sentido estricto, es decir, ajenos a las predetermina-
ciones del Derecho y de conformacin legtimamente libre, regidos por razo-
nes de pura oportunidad) sino a los actos jurdicamente relevantes. Actos
en sentido propio y, por supuesto, todo tipo de normas. De tal manera que
no hay mbito jurdico inmune a este tipo de control (42), sobre todo en los
pases, como el nuestro, en los que existe una jurisdiccin constitucional por
la que quedan sometidos a control no slo las leyes sino incluso las propias
reformas de la Constitucin (43).
Dicho esto, debe precisarse que el carcter objetivado del control ju-
rdico supone que no son las personas fsicas, ni siquiera las conductas de
esas personas titulares de rganos u oficios pblicos, los sometidos a control,
sino los actos, es decir, los productos objetivados de la voluntad de tales
rganos u oficios. De tal manera que, cuando lo que se juzga por los tribuna-
les es una cuestin disciplinaria administrativa o una cuestin de naturaleza
penal que afecte a cualquier persona que desempea un empleo o cargo p-
blico,
no se est realizando, propiamente, un control del poder, sino ejerci-
tndose, en realidad, otra funcin muy distinta: juzgndose un delito o una
falta administrativa, cuya imputacin y resultados afectan a la persona del
funcionario, pero no al rgano de poder del que es titular (44).
Uno de los problemas ms atractivos que plantea el objeto del control
jurdico es el de la admisin o no, en esta figura, de los controles previos.
Por supuesto que en los controles administrativos ello est perfectamente
(42) Excepcin hecha del mb ito incluido en la irresponsab ilidad del monarc a.
(43) Cuestin que m e parece clara, y no porq ue se asimile la reforma de la Cons-
titucin a la ley [a los efectos del art.
161.1 ,
a), de la Constitucin, y del art. 27.2, b),
de la Ley Orgnica del Tribunal Constitucional], pues a mi juicio ni la Constitucin
ni sus reformas pueden considerarse, correctamente, como leyes, sino porque as lo
exigen los principios de nuestra Constitucin y de nuestro sistema de jurisdiccin cons-
titucional. La posible laguna, a esos efectos, de su Ley Orgnica, la podra colmar el
Tribunal Constitucional acudiendo a tales principios (de entre los que destacan los
establecidos en el art. 9.1 de la Constitucin y en el art. 1.1 de la propia Ley Orgnica).
(44) Esta cuestin est perfectam ente clara en el trabajo de GALEOTTI,
lntrodu-
zione...,
op. cit., pp . 72 a 74.
W3
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M A N U E L A R A G N
admitido, peroya se hadicho quetales controlesnoposeen, estrictamente,
la pura condicin
de
jurdicos.
Se
trata, pues,
de los
controles previos
realizados
por
rganos jurisdiccionales. Ante todo cabe decir
que el
carc-
ter jurisdiccional
de un
control
as es
bastante dudoso(45),aunque ello
no
afectara, por ssolo,al carcter jurdico delcontrol,ya quepodraser
concebible
la
existencia
de un
control jurdico, realizado
por un
rgano
judicial,yque,sinembargo,noreunieselascondicionesque permitan califi-,
car
a la
actividad,que
a
travs
de tal
control
se
realice, como actividad
ju-
risdiccional.
Ese es el caso, justamente, delcontrol constitucional preventivo.Tal
figura aparece, como
se
sabe,
en
ciertas modalidades
de
control
de
constitu-
cionalidad:
el
llamado recurso previo ante
el
Tribuna l Constitucional
que
exista hasta hacemuypoco tiempo
en
Espaa,
el
control
de las
leyes (siem-
pre previo)
por el
Consejo Constitucional
en
Francia,
la
opinin judicial
consultiva sobrelaconstitucionalidad de lasleyesenCanad, loscasosde
control previo
de las
leyes regionales
por el
Tribunal Constitucional
de Ita-
lia,el control preventivo ejercido por el Tribunal Constitucional enPortu-
gal,
o, en fin (y no se
agotan
con
ellos todos
los
casos),
el
control constitu-
cional previoenVenezuela, PanamyGuatemala.
Dejando
al
margen
el
caso francs,
por lo
controvertido
del
carcter
ju-
dicialo no deesesistemadecontrol (controversiaqueno hacedidodeltodo
pese
a las
ltimas reformas
del
sistema
y a la
ltima doctrina
del
Consejo),
parece indudable que, en los dems casos,el control previo loejerceun
rganoque,generalmente,
es
admitido como rgano
de
carcter judicial,
es
decir, como tribunalen sentido estricto. Ahora bien,talcarcterdelrgano
no significa,
sin
ms,
que el
control preventivo
que
realiza
sea un
control
jurisdiccional. Porelcontrario, existen razonesdepeso para negar (46)el
carcter jurisdiccional
de la
actividad
que a
travs
de ese
control realiza
el
tribunal.
Es
cierto
que se dan los
principios
de
impulso
de
parte, con-
tradiccin, razonamiento jurdico
de la
decisin
y
efectos vinculantes
delamisma, pero ni elobjeto ni los resultadosdelcontrolsonlospropiosde
la actividad jurisdiccional.
El
control previo tiene
por
objeto leyes
an no
(45) Opinin que ya he manifestado criticando el control previo decon stitucio-
nalidad
que
hasta hace poco tena encomen dado nuestro T ribun al C onstitucional (vase
La jurisdiccin constitucional, de F. RUBIO LLRENTE y M. ARAGN REYES, en el
libro colectivo
La
Constitucin espaola
de
1978. Estudio sistemtico, edic.de A. PRE-
DIERI
y E.
GARCA
DE
ENTERRA,
Civitas, Madrid, 1980, pp. 39 y 840).
(46) Como
en el
caso espaol hemos negado
(ibidem,
dem).
104
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LA INTERPRETACIN DE LA CONSTITUCIN
perfectas o proyectos de ley (segn los distintos sistemas), es decir, actos,
por supuesto, relevantes para el Derecho (no puede decirse que no lo sea
la aprobacin parlamentaria del texto definitivo de una ley, por ejemplo),
pero no actos (empleamos aqu el trmino acto en sentido general) ya inte-
grados en el ordenamiento, porque an no han nacido como normas. De ah
que no se haya producido, de ninguna manera, cuando se impulsa y se reali-
za el control, infraccin alguna del ordenamiento, es decir, vulneracin del
canon o parmetro de control, que es, justamente, lo nico que hara vlida
la intervencin judicial como intervencin jurisdiccional. En consecuencia, la
resolucin del tribunal (aunque se llame, impropiamente, sentencia) no
puede anular o inaplicar, no puede retablecer el orden infringido o vulnera-
do,
sino slo exponer una opinin, vinculante, s, para el legislador o para
el rgano que habra de promulgar la ley, pero nada ms. Pese a la presen-
cia de los dems requisitos jurisdiccionales que antes se sealaron, la im-
posible alegacin de infraccin jurdica (requisito esencial) y la necesaria
ausencia, en la resolucin estimatoria, de potestad reparadora de infraccio-
nes cometidas, hacen que la actividad judicial ejercitada en el recurso previo
no sea, propiamente, una actividad jurisdiccional, sino exactamente consulti-
va (judicial consultiva, como se denomina con rigor en Canad).
Sin embargo, tal carcter no significa que deje de ser una actividad ma-
terialmente jurdica. El control que a travs de ella se ejerce es jurdico,
pues,
aunque no sea jurisdiccional. El control previo realizado por rga-
nos judiciales sobre la constitucionalidad de las leyes (de proyectos de ley
o de leyes no perfectas, habra siempre que aadir) rene todos los requisi-
tos del control jurdico, en cuanto a rgano imparcial, parmetro normativo,
razonamiento jurdico y efecto sancionatorio (en caso de control con resultado
negativo para el objeto controlado). Es indiferente que el objeto haya entra-
do o no a formar parte del ordenamiento, lo que importa es que un objeto
jurdicamente relevante (y lo es un proyecto de ley o ms propiamente el
texto definitivo de una ley), es decir, un objeto que adopta forma (aunque
an no vigor) jurdica y que es expresin de un acto (la aprobacin de
ese texto) que no carece, de ningn modo, de importancia para el Derecho
(el Derecho constitucional y, desde luego, el Derecho parlamentario). El ca-
rcter de control jurdico es muy difcil, en consecuencia, que se le pueda
negar. Cuestin bien distinta es la de su posible incongruencia, como control
previo de la constitucionalidad de las leyes, en un sistema de justicia cons-
titucional, como el espaol, en el que, adems, el procedimiento de emana-
cin legislativa no puede separarse de las exigencias que, para l, compor-
705
-
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22/52
M A N U E L A R A G N
talamonarqua parlamentaria como formadegobierno. Perotalincongruen-
cia (47), que parece clara (y en ese sentido acertada su reciente desapari-
cin)
no
elimina
la
caracterizacin
de tal
control previo como control jur-
dico. Seraunejemplode control judicial, pero noexactamente jurisdiccio-
nal, mientrasque lasdems formas de control judicial (loscontroles pos-
teriores) seran siempre, ademsde judiciales, jurisdiccionales.
I I I .
ELCARCTER PREDETERMINADO DELPARMETRO
EN
ELCONTROL
JURISDICCIONAL.
LA
CONSTITUCIN COMO NORMAY LACONSTITUCIN COMO CONJUNTO
NORMATIVO. LA
DISTINCIN SUSTANCIAL ENTRE
CONSTITUCIN
Y LEY
Unade lascaractersticasdel control jurdico,y porellodelcontrolju-
risdiccional, como se seal msatrs al exponer las notas generalesdel
concepto,es que elparmetro lo constituyen normas abstractas, predetermi-
nadas,
que le vienen impuestas al rgano controlantey questeselimitaa
aplicarencada caso. Dicho enotras palabras,el parmetro est formadopor
normas jurdicas,o msexactamente,por elDerechoen su expresin objeti-
va:
el
ordenamiento jurdico (que incluye
no
slo normas sino tambin prin-
cipios jurdicos). El carcter objetivado delcontrol se corresponde, pues,
conel carcter objetivado delparmetro.
Sin embargo,talobjetivacin (indisociablede laabstraccinygene-
ralidaddelDerecho) nosignifica la homogeneizacin total de losdistintos
elementos que pueden componer elparmetro.Es bien sabida la diferencia
entre normas yprincipios y su distinto papelen el ordenamiento,as
comolacapacidadde lacostumbre (que nodeja de ser unanorma, aunque
no est escrita) para operar, bajo determinados supuestos, como fuente,o,
en
fin, el
papel
de la
jurisprudencia (como fuente directa, indirecta, interpre-
tativa, complementaria,
etc.,
segn
el
status
de que
goza
en los
diferentes
sistemas jurdicos).Detodos modos,no es aestas diferenciasa las queahora
quiero referirme (lajurisprudencia ser objetodeconsideracinen elsiguien-
te epgrafe) sinoa la que se manifiesta entre unas normasyotras, especial-
mente, entrelaConstituciny laley.Lacondicin normativa (o si sequiere,
(47) Destacado, desde el primer momento de la implantacin en Espaa del re-
curso previo, por F.
RUBIO LLRENTE
y por m, en La jurisdiccin constitucio-
nal,
op. cit.
106
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7/26/2019 La Interprecion de La Constitucin y El Caracter Objetivado Del Control Jurisdiccional
23/52
LA INTERPRETACIN DE LA CONSTITUCIN
para mayor exactitud: jurdico-normativa) de la Constitucin es hoy una cues-
tin aceptada por la doctrina ms slida (prefiero hablar de condicin y
no de naturaleza porque sta nos llevara, inevitablemente, por otros de-
rroteros, aparte de que entonces la cuestin no sera tan pacfica ni de res-
puesta tan clara). Entre nosotros, GARCA DE ENTERRA (48), en un esfuerzo
admirable, por lo inteligente y fecundo, ha sido uno de los mximos difuso-
res de esa dea, si bien expresndola en trminos que, de no mediar ulterio-
res distinciones, pueden inducir quizs a confusin, y ello porque la condi-
cin jurdica de la Constitucin no se corresponde con la identificacin entre
Constitucin y norma. La Constitucin no es exactamente una norma jur-
dica ya que, por un lado, es algo ms que una norma y, por otro, en lo
que tiene de norma, es profundamente distinta de las dems normas del
ordenamiento.
Ms que una norma, la Constitucin es un cuerpo normativo (un con-
junto de prescripciones, o de normas preceptivas o de preceptos que enuncian
normas y tambin principios jurdicos, aunque stos se encuentren norma-
tivizados). RUBIO LLRENTE ya haba advertido de ello en 1979 (49) y lo
ha repetido recientemente (50).
HESSE
(y en el mismo o parecido sentido
HLLERBACH,
al que cita) designa, correctamente, a la Constitucin como
orden jurdico (51) ms que, escuetamente, como norma. De todos modos,
la principal cuestin no reside ah (la diferencia entre norma y conjun-
to normativo es importante, pero afecta poco a lo que aqu nos interesa)
sino en las caractersticas singulares de la norma constitucional.
A. N IE T O , en su brillante trabajo Peculiaridades jurdicas de la norma
constitucional
(52), se adentra resueltamente en el problema: La tesis de
que la Constitucin es una norma dir es importante, desde luego; pero
con tal afirmacin nos quedamos a la mitad del camino, ya que todava re-
sulta necesario precisar las peculiaridades de su naturaleza y efectos. La
Constitucin es algo ms que una norma jurdica ordinaria o, si se quiere,
es una norma muy peculiar (y con ello no me estoy refiriendo slo al tema
(48) La Constitucin como norma jurdica, en
La Constitucin como norma y
el Tribunal Constitucional,
Civitas, Madrid, 1981.
(49) La Con stitucin como fuente del De recho , en el libro colectivo
La Cons-
titucin espaola y las fuentes del Derecho,
I.E.F., Madrid, 1979, vol. I, p. 61.
(50) Prlogo al libro de E. ALONSO GARCA,
La interpretacin de la Constitucin,
C.E.C., Madrid, 1984, pp. xix y ss.
(51)
Escritos de Derecho constitucional,
C.E.C., Madrid, 1983, p. 16.
(52)
Revista de Adm inistracin Pblica,
nms. 100-102, vol. I, enero-diciembre 1983.
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M A N U E L A R A G N
desu jerarqua formal) (53). En el complejo normativo queforman los di-
versos preceptosde la Constitucin hay normas completas y normasin-
completas, normas
de
aplicacin inmediata
y de
aplicacin diferida, normas
de definicin de valores, normas, inevitables,de reenvo a otras normasdel
ordenamiento,y, por supuesto, principos expresos, o no expresos pero que
cabe inferir.Yello porquelaConstitucin esalgoms que la norma jurdi-
ca suprema del ordenamiento jurdico (la cspidede la simplista pirmide
kelseniana):es el centro del ordenamiento jurdico,por donde pasan todos
los hilosdelDerecho(54).
Elfin de ordenar al Estado como unidad (55) conduce, irremediable-
mente, a una abstraccin y generalidad intrnsecas (56) de las normas
constitucionales,
y la
concepcin valorativa
de la
Constitucin, pero
al mis-
mo tiempo,la garantadelpluralismo (sin elcual, comoya hedicho enotro
sitio,
no cabe hablar a mi juicio, correctamente, deConstitucin) (57) exi-
genungradodeapertura de las normas constitucionales enteramentedis-
tintodel quecualifica a lasnormas legales(oreglamentaria). RUBIO LLOREN-
TE
lo haexpresadocon suma claridad: Los preceptos materialesde laCons-
titucin,a diferencia de los preceptos legales,no pretenden disciplinarcon-
ductaso habilitar para concretas actuaciones de ejecucin, sino garantizarel
respeto a determinados valores,o asegurar a los ciudadanos unos derechos
que tanto
si
actan simplemente como lmites frente
a la ley
(derechos
de li-
bertad), comosi requieren de sta para su ejercicio (derechos de participa-
cin y de prestacin o, en general, derechos de configuracin legal), pero
sobre todo en este segundo caso, han de ser necesariamente definidos en
trminos que hagan posibles diversas polticas, esto es, diversas interpreta-
ciones.Conello llegamos almeollo de lacuestin: la incorporacin al texto
constitucionalde preceptos sustantivos (incorporacin inexcusableennuestro
tiempo) ha de ser compatible con el pluralismo poltico, pues el legislador
noes un ejecutor de la Constitucin, sino un poder que acta libremente
enelmarcodestay esta libre actuacin requiereen muchos casos (aunque
(53) Ibdem, p. 395. Ms adelante reconocer que, en realidad, ms que una nor-
ma homognea la Constitucin es un compuesto de normas heterogneas (p. 407).
(54) Ibdem, p. 399.
(55)
HESSE, Escritos...,
op. cit., pp. 8 y 9.
(56) RUBIO LLRENTE, Sobre la relacin entre Tribunal Constitucional y Poder
Judicialen el ejercicio de la jurisdiccin constitucional, en Revista Espaola de Dere-
cho Constitucional, nm. 4, enero-abril 1982, p. 56.
(57) El control como elemento inseparable del concepto de Constitucin, cita-
do
en la
nota
2.
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25/52
LA INTERPRETACIN
DE LA
CONSTITUCIN
no,
claro,
en
todos)
que el
enunciado
de
esos preceptos constitucionales
permitaun anchohaz de interpretaciones diversas(58).
La amplitud
de la
materia regulada
por la
Constitucin
y en
consecuen-
cia
con
ello
el
carcter sinttico
de
muchos
de sus
preceptos,
el
significado
valorativo de algunas de sus normas materiales, pero al mismo tiempoel
correspondiente grado
de
apertura
que
permita
la
pluralidad
de sus
reali-
zaciones, diferencian netamente a la Constitucin de las dems normas.
Laley no es, en tal sentido, ejecucin de la Constitucin comoelreglamento
es ejecucin de la ley. Dicho esto, puede sostenerse quecuando el par-
metrodecontroles laConstitucin noestamosenpresenciade unparmetro
objetivado (por su carcter axiolgicoyabierto)y, por lomismo,entales
casos
no
habra control jurdico
en el
sentido
que
hasta ahora hemos
venido manteniendo?
La primera respuesta que cabra dar a esa pregunta es que la ley, si
bienen menor grado, tambin contiene clusulas valorativas y abiertas
y,una de dos, o se niega el carcter de objetivado tambin al parmetro
legal
o, si no se le
niega,
hay que
adm itir
ese
carcter
en el
parmetro cons-
titucional(ya que en lamera diferencia cuantitativanopuede hacerse descan-
sar
una
distincin
de
cualidad).
Sin
embargo, salta
a la
vista
que
esta
res-
puesta sera incorrectaen los sistemas, comoel nuestro,en que existeuna
jurisdiccin constitucional,
ya que tal
existencia introduce
una
variacin
neta (y que no es de cantidad) entrelaConstitucin y la ley a efectos de la
debatida objetivacin.
La
posible apertura
de la ley se
encuentra siem-
pre objetivada por la Constitucin. No se trata de que la ley sea libre-
mente disponible como parmetro porque
el
legislador, modificndola, puede
hacer prevalecer en cualquier momento su voluntad sobre la interpretacin
legal
del
juez.
Y no se
trata
de
ello porque
tal
modificacin
(por
exigen-
ciasde la irretroactividad) no sera aplicable a controles ya efectuados.
En
tal
sentido,
la ley
siempre
es
indisponible para
el
juez,
que es lo que el
control jurisdiccional requiere.
La
cuestin
es
otra:
a
diferencia
de la ley,
cuya dbil objetivacin en algn caso siempre resultara subsanada (es de-
cir,a estos efectos, conformada) por la Constitucin, la apertura de la
norma constitucional no vendra concretada por ninguna otra norma supe-
rior
(que no
existe) sino solo
y
exclusivamente
por su
intrprete.
El
problema
dela objetivacin o no del parmetro slo cabe plantearlo, correctamen-
te,
respecto
de la
Constitucin
y no
respecto
de la ley. Y la
solucin
a ese
(58) Prlogo, cit., al libro de E.
ALONSO GARCA,
p. xxi.
109
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M A N U E L A R A G N
problema, comose havenido trasluciendo entodo lo que hasta ahoraya se ha
dicho,nopuede venir slo de su consideracin como problema normativo
sino,
especialmente,
de su
consideracin como problema interpretativo.
Si
la
Constitucin
se
concreta
a
travs
de la
interpretacin,
el
parmetro
constitucional ser objetivadoen lamedidaen que esaconcrecin lo sea,
es decir,en la medidaen que quepa sostener que existen criterios objetivos
de interpretacin.
En resumidas cuentas,ah radica hoy uno de los principales problemas
del Derecho constitucional.El carcter jurdico opoltico de la Constitucin,
la condicin jurdica
o
poltica
del
control
de
constitucionalidad, tienen
su
piedra de toqueen la teorade la interpretacin; en ese campo puede deci-
dirse
si la
realizacin constitucional est
o no
sometida
a
cnones
de pre-
determinacin.
I V . EL CARCTER INDISPONIBLE DEL PARMETRO EN ELCONTROL
JURISDICCIONAL
Y LOS
CRITERIOS
DE
VALORACIN.
EL
PROBLEMADE LA INTERPRETACINDELDERECHOY ENESPECIAL,
DE LA INTERPRETACIN CONSTITUCIONAL
Sobre esta cuestin existen, aparte
de
otros muchos problemas,
dos
esen-
ciales, perfectamente distinguibles aunque tambin inevitablemente ligados.
Ahora bien,
la
conexin
no
debe significar confusin, porque
uno y
otro
tienen su propia entidad, aunque operen casi siempre enlazados. Me refiero
a loscriteriosde interpretacin y al papelde la jurisprudencia en elsistema
de fuentes. Una cosa es el modo de interpretacin del Derecho y otra la
creacino no delDerecho por losjueces.Escierto que una concepcin me-
cnicade la interpretacin (o en sentido lato de la aplicacin) de la ley
no dejara resquiciosa la creacin judicialdel Derecho. Pero inmediatamen-
te habra
que
aadir
que
ello sera cierto quiz
en el
sistema llamado
europeo, perono en el decommonlaw,puesto que en steel mecanicis-
mo (tambin defendido por algunos, y no habra ms que citar a la es-
cuela analticaque seproclamaba herederadeAUSTINeincluso deBLACK-
STONE,
aunque
se
tratase
de una
herencia casi
a
beneficio
de
inventario)
no
se refiere exactamentea la aplicacin de la ley,comoes obvio, sino del De-
recho.De todos modos,en uno y otro sistema,la llamada aplicacin e inter-
pretacin mecnica
no
deja
de ser una
concepcin casi enteramente irreal.
En
la
vida
del
Derecho
es
difcil encontrar ejemplos
de
funcionamiento
de
110
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27/52
LA INTERPRET CIN DE L CONSTITUCIN
un modo as de resolver los conflictos de los que ha de entender un tribunal,
como sagazmente (e irnicamente) ha hecho notar, entre otros,DWORKIN(59).
Es cierto, por otro lado, que la creacin judicial del Derecho no tiene por
qu ir siempre unida a la libertad de interpretacin, entre otros razones por-
que colmar una laguna normativa, por ejemplo, no significa, necesariamente,
eludir reglas predeterminadas por el ordenamiento para resolver objetiva-
mente el caso. Y ello es lo que permite, justamente, salvar la objecin, en
tales casos, de una aplicacin retroactiva del Derecho. Son problemas, pues,
el de los criterios de interpretacin y el del papel de la jurisprudencia, con-
ceptualmente distintos, pero no hay duda de que estn enlazados en la prc-
tica. Enlace manifiesto en la aplicacin del Derecho, en general, pero ms
an en la aplicacin del Derecho constitucional.
El carcter indisponible del parmetro, en el control jurisdiccional, se
corresponde, en consecuencia, con el carcter objetivado del canon de va-
loracin y con la existencia de criterios predeterminables de composicin de
ese canon, de tal manera que su aplicacin por los jueces no se convierta
en un acto de decisin libre sino de decisin sometida a reglas conocidas y
generalmente aceptadas. El hecho de que la jurisprudencia sea fuente del
Derecho no significa, por s solo, la negacin del carcter indisponible del
parmetro de control, siempre que la actividad creadora est sujeta a unos
principios jurdicos materiales que le vienen dados (y en tal sentido son obje-
tivos) y a un modo de interpretar y razonar (principios formales) que tam-
poco estn a su libre disposicin. Y esa es la gran cuestin a la que debe dar
respuesta la interpretacin jurdica.
1 .
La discusin sobre los criterios clsicos de interpretacin
Abordar los problemas de la interpretacin del Derecho exige, inevitable-
mente, volver, aunque sea de manera casi sumarsima, a la vieja discusin
(59) Los derechos en serio edic. de Barcelona, 1984, p. 63: Llaman 'jurispru-
dencia mecnica' a la teora de que existen tales normas y cadenas (normas y cadenas
que permiten extraer, mecnicamente, por derivacin inmediata la solucin del caso
querida por la ley) y tienen razn al ridiculizar a quienes la practican. Pero lo que
se les hace ms difcil es encontrar, para ridiculizarla, gente que la practique. Hasta
el momento no han tenido mucha suerte en lo tocante a enjaular jurisconsultos mec-
nicos para exhibirlos (todos los especmenes capturados incluso
BLACKSTONE
y Joseph
BEALE han tenido que ser dejados en libertad tras una cuidadosa lectura de sus
textos).
111
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28/52
M A N U E L A R A G N
acerca de los llamados criterios clsicos (como fueron formulados por SAVIG-
NY) y ello es as no por satisfacer vanos tributos a la erudicin, sino por-
que all se encuentran, aunque con otros nombres, las races de la polmica
contempornea sobre la interpretacin jurdica.
Ya en sus lecciones del Curso de 1802 (60), SAVIGNY expondra que la
interpretacin ha de contar con tres elementos: el lgico-sistemtico, el gra-
matical y el histrico; frmula que se repetira, casi sin variacin, no slo en
su clebre (por ms conocido) escrito de 1814, De la vocacin de nuestro
tiempo para la legislaciny la ciencia del Derecho, sino, sobre todo, en su
obra cumbre Sistema del Derecho romano actual, de 1840. La frmula no
vara, pero s, en cambio, el objeto al que habra de aplicarse, pues, en las
lecciones del Curso de 1802, la ley era la fuente originaria de todo Derecho
y, en los escritos posteriores, la impronta del historicismo conduce a
SAVIGNY a destronar a la ley de ese lugar primordial y a poner en su lugar
la conviccin jurdica comn de la sociedad, o, en palabras que haran
fortuna, el espritu del pueblo. Esta transformacin del objeto alterar no
los criterios de interpretacin, pero s la operacin que a travs de esos
criterios debe efectuarse para conocer, en cada caso, cul es la respuesta
jurdica adecuada, dado que interpretar el Derecho no se reduce a recons-
truir la idea expresada en la ley, en cuanto es cognoscible a partir de esa
ley (como afirmaba
SAVIGNY
en sus
Lecciones juveniles)
(61), sino que
requiere indagar la significacin del instituto jurdico al que la relacin
jurdica o la misma norma legal pertenece (tal como sostendr el SAVIGNY
de la madurez).
Esta idea del instituto jurdico, que tanta importancia tendr mucho
ms tarde para M. HAURIOU y S. ROMANO (puesto que encierra el germen
tanto de la institucin como del ordenamiento) lo que viene a significar
es que el Derecho no puede reducirse al conjunto de normas escritas y que
el sentido del Derecho, en consecuencia, no cabe extraerse slo de lo previs-
to en ellas. Es claro que
SAVIGNY
no puede ser considerado un finalista
para la teora de la interpretacin, pero es claro tambin que debe ser tenido
por principalista, sin duda alguna. Se trata de un principialismo genti-
co y no ideolgico: los principios que dan sentido a los institutos jurdicos
(60) El conocim iento de estas lecciones (o escritos juveniles, como tamb in se
les ha llamado) procede, como se sabe, de los apuntes tomados por
JAKOB GRIMM,
que fueron editados, en 1 951 , por
WF.SENBERG.
(61) La cita de las lecciones la tom amo s de K.
LARENZ,
Metodologa del Derecho,
edicin espaola de 1980, Ariel, Madrid, p. 32.
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29/52
LA INTERPRETACIN DE LA CONSTITUCIN
no sern, para l, objetivos que el Derecho pretende, sino supuestos de los-
que el Derecho parte.
SAVIGNY,
adems de su contribucin, fundamental, a lo que se llamara
escuela histrica del Derecho, aport a la teora de la interpretacin no
slo la canonizacin de unos determinados criterios, sino tambin la consi-
deracin del Derecho como un sistema que posea un mundo conceptual
que permita desentraar, de manera rigurosa, el significado concreto de las
prescripciones jurdicas. Idea que sera recogida (y por supuesto modificada
en parte) por la denominada jurisprudencia de conceptos, escuela creada
por PUCHTA y que intentar concebir el Derecho como un sistema lgico-
(eliminando los ingredientes orgnicos que a ese sistema le atribua SA-
VIGNY)
formado por una pirmide de conceptos jurdicos.
IHERING
en su
primer perodo (el que se manifiesta en los comienzos de su Espritu del De-
recho romano),
y el mismo
WINDSCHEID
(aunque impregnado de un cierto-
psicologismo) seguirn esta corriente que, a travs del anlisis conceptual,,
pretende obtener el sentido autntico del Derecho, la voluntad exacta
(que en ellos no es equiparable a la mera intencin) del legislador. An
no se ha dado el paso a la llamada interpretacin objetiva de la norma,
pero ya se estn adoptando tesis que conducirn a ella, pues averiguar la vo-
luntad del legislador no es, para estos autores, conocer lo que el legislador
intencionadamente quiso sino lo que racionalmente tena que querer.
El salto a la interpretacin objetiva, dentro de la corriente de la juris-
prudencia de conceptos, lo dara BINDING, que propugnar