la interpretación de kant -...

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tunidad de la lectura epistemológica, que hace Rábade, está fuera de duda, pero nos queda siempre la sospecha de que su intención ética y sapiencial es lo más característico de su obra. Al servi- cio de esa intención se hallaría el racio- nalista, agudo y riguroso, cuyas oscuri- dades serían el precio por llegar de modo terminante al «amor Dei intellec- tualis». «Razón y felicidad» ha subtitulado Sergio Rábade a su obra. He ahí el se- creto de Espinosa. NOTA BIBLIOGRÁFICA La continua presencia del pensamiento de Espinosa en la obra del profesor Rábade, se puede apreciar en los distintos estudios pu- blicados, en los cursos monográficos impar- tidos y tesis doctorales dirigidas sobre los aspectos más relevantes de la filosofía de este pensador. 1. Estudios publicados Las categorías básicas del pensar espinosista, Revista de la Universidad Complutense, XXIV/98 (1974-1975), pp. 83-125. Teoría de las ideas en Spinoza, Homenaje a Elorduy, 1976, pp. 275-295. El geometrismo como método y estilo de pen- sar en Espinosa, Anales del Seminario de Metafísica, XVII (1982), pp. 9-39. Espinosa: razón y felicidad, Madrid, Cincel, 1987,268 pp. 2 Cursos monográficos impartidos Método y sistema en Espinosa (Curso 1974- 1975). Las categorías básicas del pensar espinosista (Curso 1975-1976). Método, conocimiento e ideas en Espinosa (Curso 1980-1981). 3. Tesis doctorales dirigidas Domínguez Basalo, A., Conocimiento de sal- vación en B. Espinosa. Fernández García, E., Potencia y razón en Espinosa. Tejedor Campomanes, C, La antropología del conocimiento en Espinosa. La interpretación de Kant ANÁLISIS E INVESTIGACiÓN ANÁLISIS TEMÁTICO Diego Sánchez Meca L Todavía en buena parte de las lecturas que de la Crítica de la razón pura se han llevado a cabo en los últimos dece- nios, resulta inevitable percibir, más o menos intensamente, el poderoso influ- jo de ciertas orientaciones de interpre- tación características de aquel primer gran movimento de vuelta a Kant que se produjo en los años sesenta y setenta del pasado siglo. Era el tiempo en que, decaído ya el fugaz apogeo del hegelia- nismo, empiezan a hacerse valer con fuerza los argumentos, intereses y desig- nios del naciente positivismo franco-ale- mán. Contra la especulación dialéctica de los «epígonos de Kant», la posición privilegiada de las ciencias naturales exactas se reafirma sólidamente y, des- de ella, el intento de extender sus mé- todos a las ciencias históricas y de la cultura. Fue en este ambiente antihege- liano, antimetafísico, positivista, de re- ducción de la filosofía a mero instru- mento de elaboración del método y de restablecimiento de la unidad del domi- nio de lo científico, en el que prendió la consigna Zurück nach Kant, lanzada por Otto Liebmann, secundada de inmedia- to por científicos como Helmholtz y Zollner, y desarrollada propiamente por el neokantismo oficial de las Escuelas de Marburgo y Baden. Del criticismo kantiano satisfacía a las nuevas exigen- cias intelectuales la delimitación que lle- va a cabo del conocimiento científico y su consecuente y eficaz refutación de toda metafísica con pretensiones cientí- ficas; no tanto ya --dicho sea de paso- las dimensiones moral y teleológica de ese criticismo, que se ven reducidas, por . algunos de estos primeros conversos neokantianos, a puro lastre del espíritu conservador de un pietista recalcitrante. En definitiva, a causa de este despertar en el seno del debate hegelianismo-po- sitivismo, la recepción contemporánea del criticismo kantiano comienza condi- cionada por la tendencia a la reducción epistemológica y al énfasis en la vincu- lación de la teoría del conocimiento al faktum de la ciencia natural exacta. Aunque pronto, tanto dentro mismo del neokantismo (G. Martin, H. Heirn- soeth, M. Heidegger), como también fuera (L. Goldmann), los aspectos me- tafísicos, éticos y antropológicos del kantismo comienzan a ser subrayados, con lo que la comprensión de Kant va ANTHROPOS/61

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tunidad de la lectura epistemológica,que hace Rábade, está fuera de duda,pero nos queda siempre la sospecha deque su intención ética y sapiencial es lomás característico de su obra. Al servi-cio de esa intención se hallaría el racio-nalista, agudo y riguroso, cuyas oscuri-dades serían el precio por llegar demodo terminante al «amor Dei intellec-tualis».

«Razón y felicidad» ha subtituladoSergio Rábade a su obra. He ahí el se-creto de Espinosa.

NOTA BIBLIOGRÁFICA

La continua presencia del pensamiento deEspinosa en la obra del profesor Rábade, sepuede apreciar en los distintos estudios pu-blicados, en los cursos monográficos impar-tidos y tesis doctorales dirigidas sobre losaspectos más relevantes de la filosofía de estepensador.

1. Estudios publicados

Las categorías básicas del pensar espinosista,Revista de la Universidad Complutense,XXIV/98 (1974-1975), pp. 83-125.

Teoría de las ideas en Spinoza, Homenaje aElorduy, 1976, pp. 275-295.

El geometrismo como método y estilo de pen-sar en Espinosa, Anales del Seminario deMetafísica, XVII (1982), pp. 9-39.

Espinosa: razón y felicidad, Madrid, Cincel,1987,268 pp.

2 Cursos monográficos impartidos

Método y sistema en Espinosa (Curso 1974-1975).

Las categorías básicas del pensar espinosista(Curso 1975-1976).

Método, conocimiento e ideas en Espinosa(Curso 1980-1981).

3. Tesis doctorales dirigidas

Domínguez Basalo, A., Conocimiento de sal-vación en B. Espinosa.

Fernández García, E., Potencia y razón enEspinosa.

Tejedor Campomanes, C, La antropologíadel conocimiento en Espinosa.

La interpretaciónde Kant

ANÁLISIS E INVESTIGACiÓN ANÁLISIS TEMÁTICO

Diego Sánchez Meca

L

Todavía en buena parte de las lecturasque de la Crítica de la razón pura sehan llevado a cabo en los últimos dece-nios, resulta inevitable percibir, más omenos intensamente, el poderoso influ-jo de ciertas orientaciones de interpre-tación características de aquel primergran movimento de vuelta a Kant quese produjo en los años sesenta y setentadel pasado siglo. Era el tiempo en que,decaído ya el fugaz apogeo del hegelia-nismo, empiezan a hacerse valer confuerza los argumentos, intereses y desig-nios del naciente positivismo franco-ale-mán. Contra la especulación dialécticade los «epígonos de Kant», la posiciónprivilegiada de las ciencias naturalesexactas se reafirma sólidamente y, des-de ella, el intento de extender sus mé-todos a las ciencias históricas y de lacultura. Fue en este ambiente antihege-liano, antimetafísico, positivista, de re-ducción de la filosofía a mero instru-mento de elaboración del método y derestablecimiento de la unidad del domi-nio de lo científico, en el que prendió laconsigna Zurück nach Kant, lanzada porOtto Liebmann, secundada de inmedia-to por científicos como Helmholtz yZollner, y desarrollada propiamente porel neokantismo oficial de las Escuelasde Marburgo y Baden. Del criticismokantiano satisfacía a las nuevas exigen-cias intelectuales la delimitación que lle-va a cabo del conocimiento científico ysu consecuente y eficaz refutación detoda metafísica con pretensiones cientí-ficas; no tanto ya --dicho sea de paso-las dimensiones moral y teleológica deese criticismo, que se ven reducidas, por

. algunos de estos primeros conversosneokantianos, a puro lastre del espírituconservador de un pietista recalcitrante.En definitiva, a causa de este despertaren el seno del debate hegelianismo-po-sitivismo, la recepción contemporáneadel criticismo kantiano comienza condi-cionada por la tendencia a la reducciónepistemológica y al énfasis en la vincu-lación de la teoría del conocimiento alfaktum de la ciencia natural exacta.

Aunque pronto, tanto dentro mismodel neokantismo (G. Martin, H. Heirn-soeth, M. Heidegger), como tambiénfuera (L. Goldmann), los aspectos me-tafísicos, éticos y antropológicos delkantismo comienzan a ser subrayados,con lo que la comprensión de Kant va

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ANÁLISIS E INVESTIGACiÓN

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ANÁLISIS TEMÁTICO

adquiriendo mayor amplitud e indepen-dencia, la continuación de este condicio-nante «positivista» va a encontrar suprolongación natural en la rica e influ-yente sucesión de lecturas de Kant comoclásico precedente de lo que vagamentecabría llamar «movimiento analítico»,concepción contemporánea de la filoso-fía que ve en ésta una actividad críticade control de los métodos del conoci-miento, y no una actividad constructivade sistemas o de «visiones del mundo».

Toda lectura contemporánea de Kantes subsidiaria, de un modo u otro, deestos azares de la recepción del kantis-mo, que sub yacen a la determinaciónde las posiciones que la animan. A ésteámbito teórico deben remitirse, pues,también, los estudios dedicados por Ser-gio Rábade a Kant, particularmente elde 1969, Kant: problemas gnoseológicosde la "Crítica de la razón pura». Des-pués de casi veinte años de su publica-ción, se mantienen en este trabajo mo-tivos que siguen siendo dignos de aten-ción e interés. Por ejemplo, para Rába-de, Kant es «el filósofo más importanteen teoría del conocimiento» (p. 7), loque en su caso no equivale a identificara Kant como padre y fundador de lateoría de la ciencia. La diferencia esimportante, y atañe, sobre todo, a lacomprensión del significado histórico dela obra de Kant. Porque, dejando a unlado la cuestión de si lo más válido, lomás fecundo del criticismo kantiano, eso no lo más ortodoxo, el movimientoanalítico, como estudio de aspectosparticulares del conocimiento, que nopretende sentar afirmaciones generalesacerca de la naturaleza de todo saber,no tiene reparo alguno en instrumenta-lizar para ello a Kant. Por el contrario,la aportación de Rábade está presididapor la concepción misma de la críticacomo actividad sistemática, constructi-va, destinada a establecer los límites yel modo de validez del conocimiento.Desgajar, pues, a un filósofo de su am-biente cultural, o una de sus tesis delconjunto de su obra, y leerlo sólo comoespecialista en temas que la cultura con-temporánea maneja cada vez más contécnicas propias de la ciencia positiva,puede, en efecto, hacer instructiva lareferencia a ciertos orígenes de esa te-mática en la obra de un clásico, peroentraña no pocos incovenientes para lacomprensión de su propio mundo filosó-fico.

Rábade avisa, en el Prólogo del libromencionado, que éste «no pretende serun estudio general de la Crítica de larazón pura. Sólo pretende ... sorprenderlos caracteres y elementos fundamenta-les de la gnoseología kantiana comognoseología de la objetividad» (p. 7).

Bajo estas palabras parece anunciarseel propósito de evitar entrar en las con-troversias de interpretación. Sin embar-go, se puede delimitar el perfil de supropia comprensión analizando las posi-ciones mantenidas en torno a algunosde esos grandes problemas que dejaabiertos la Crítica de la razón pura.

Uno de ellos es el famoso tema de lacosa en sí, del que depende sustancial-mente la cuestión del alcance del cono-cimiento. Lo que Kant establecía es queno se conoce lo que queda fuera de loslímites de la razón teórica, la cual sólocapta el resultado de la síntesis entreimpresiones de la sensibilidad y aporta-ción formal-categorial del sujeto. Todolo que no se conozca de este modo noes objeto de la razón teórica: podrá serobjeto de pensamiento, de creencia, deimaginación, pero no de auténtico cono-cimiento. A partir de aquí se abren dosposibilidades de interpretación: o seacepta el realismo, que hace compatiblela constitución objetiva con la necesidadde contar de alguna manera con el lími-te de lo dado, o se desatiende esta ne-cesidad y se amplía el conocimiento has-ta incluir en él la posibilidad de un sa-ber absoluto. En definitiva, o filosofíacrítica, que se detiene en la elaboraciónde una teoría del conocimiento, o filo-sofía dogmática que avanza especulati-vamente hasta la constitución de unametafísica. Para Rábade , «la admisiónde la realidad en sí, independiente detodo conocimiento, nos parece que ja-más estuvo ausente del pensamiento deKant. Las dos Críticas posteriores a laKrV avalan , a nuestro juicio, esta afir-mación. Sin embargo, en la KrV no setrata más que de plantear y de resolverel problema del conocimiento objetivo,al que lo en-sí es absolutamente refrac-tario» (p. 96).

Es curioso comprobar cómo las posi-ciones antimetafísicas de la mayoría delos neokantianos determinaron, a la lar-ga, la racaída en posiciones idealistas afuerza de temer el «salto a la realidad».Algo de esto le sucedió también a laFenomenología de Husserl , la cual,preocupada en conservar la virginidadgnoseológica del sujeto, no logró satis-facer su aspiración inicial de llegar a lacosa misma sin el recurso de la descrip-ción ontológica. De modo que, en másde una ocasión, la problemática consti-tución del objeto no se consigue másque en virtud de una especie de parte-nogénesis de las ideas. Se podría decir,en este sentido, que Rábade se cura ensalud, al estimar el desarrollo de la crí-tica kan ti ana del conocimiento desple-gado, más desde una intención preven-tiva en relación a las pretensiones de lametafísica, que propiamente eliminato-

ria: <da pérdida de la en-sidad de la na-turaleza pudiera parecer -y acaso nosin motivo- un idealismo en el que a larazón se confiere un poder, si no crea-dar, sí constructor. Kant responderíaque esto es un idealismo trascendentaly, por consiguiente, para él, un realis-mo, y que a esta posición llega no pordarle demasiadas prerrogativas al enten-dimiento, sino por señalarle unos lími-tes muy rigurosos» (pp. 58-59).

Otro problema significativo, e igual-mente controvertido en Kant, es el delsujeto trascendental. Para Kant , el su-jeto aporta el patrón de acuerdo con elcual se configura el objeto de conoci-miento a partir del material de las im-presiones. Para ello debe tener una es-tructura formal, es decir, ha de dispo-ner de formas puras a priorí de organi-zación y conformación de los datosaportados por la sensibilidad. Aquí que-da por aclarar la cuestión del origen deesas estructuras. El desarrollo de lasgeometrías no euclídeas significó la li-quidación de la creencia kantiana en unaforma universal y única de espacio, esdecir, significó el hundimiento del inna-tismo como explicación del origen delas estructuras elementales del sujeto.Esto condujo a ciertos intérpretes a pos-tular un origen psicofisiológico. lo quese conoce como «interpretación antro-pológica» en la jerga de los kantianos.Sin embargo, los datos científicos mis-mos parecen exigir más bien la hipóte-sis de la solución más ortodoxa, la queestablece orígenes de naturaleza lógico-formal. Es la posición de Rábade: «Elplano trascendental no es lo psíquico,porque es el nivel de la legalidad nece-saria y universal y lo psíquico es lo in-dividual fluyente, variable ... El planotrascendental es un nivel de pura rela-cionalidad lógica» (p. 170).

Por último, estaría el problema mis-mo del modelo o paradigma del conoci-miento. Es preciso recordar, a este res-pecto, que Kant construyó su filosofíacrítica, su teoría del conocimiento y suveredicto sobre la metafísica, recurrien-do a una justificación histórico-prácticaeficaz para sus tesis filosóficas. El creía,en efecto, que la física matemática deNewton era la culminación última de laciencia y, por tanto. ese modelo sobre

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Proceso de análisise investigación

ANÁLISIS E INVESTIGACiÓN

cuyo «cómo» debía teorizarse. Hoy yano es posible seguir manteniendo el mis-mo paradigma, lo cual no debe afectara la sustancia de la aportación kantiana.Porque, como advierte Rábade, «el for-malismo de la razón constituida se hade validar desde el nivel previo y funda-mental de la razón constituyente. Estoes el núcleo de la KrV ... Toda la re-flexión trascendental es un análisis de larazón en sí misma, de los principios yleyes que fundamentan todo ejerciciodel conocimiento que merezca adjeti-varse como científico» (p. 165).

Hay un llamativo reproche de Hegela Kant que ilustra bien la negativa deéste a postular algo más que un conoci-miento simbólico-objetivo, instrumen-tal, de un mundo de cosas que perma-necen, en realidad, incognoscibles. Acu-saba Hegel al kantismo de ser una filo-sofía «judía». De hecho, tal expresiónde antisemitismo filosófico significa que,para Hegel, rechazar la integración delo relativo o crítico (el conocimiento)en lo absoluto o dogmático (el Espíri-tu), es como rechazar la encarnación deDios y proyectar hacia el futuro un Me-sías ideal nunca integrable en la reali-dad. Rábade, por su parte, no albergadudas respecto de que, para Kant, nues-tro conocimiento es siempre un conoci-miento limitado a los fenómenos, cuyoenlace objetivo se produce en virtuddel dinamismo del sujeto trascendental:«Los conocimientos no pasan de ser ac-tos instrumentales y simbólicos de mimanejo múltiple de las cosas. Y la ob-jetividad deja de consistir en un conte-nido formalmente semejante a lo cono-cido, porque lo conocido no lo conozcotal como es en-sí» (p. 173).

En 1987 ha aparecido en dos volúme-nes, publicada por la editorial Cincel,otra obra de Rábade sobre Kant escritaen colaboración con los profesores An-tonio M. López Molina y EncarnaciónPesquero Franco. Su título, Kant: cono-cimiento y realidad; su contenido, unrecorrido a lo largo de las tres Críticassiguiendo el hilo conductor de la razónen su doble dimensión teórica y prácti-ca, y explicado con abierta intención deintroducir al principiante en el estudiodel Kant crítico. Tampoco este libro--como se nos advierte en el Prólogo-

Próximo número de ANTHROPOS

JUNIO 1990

ÁNGEL GONZÁLEZPoesía actual

ANÁLISIS TEMÁTICO

quiere entrar en polémicas de interpre-tación. La comprensión que ofrece delcriticismo explicita y reafirma, si es po-sible, las claves antes apuntadas. Asisti-mos aquí a una detallada exposición decómo la triple crítica sienta los funda-mentos propodéuticos de una metafísi-ca racional. Esta es posible en cuantoque asegura el conocimiento objetivode las cosas en sus fenómenos, en cuan-to que sierve de base a una fe racionalen la moral y su condicionamiento, yencuanto que nos permite una interpreta-ción analógica de la naturaleza en lafinalidad. Pues, puesto que la diferentefuncionalidad de los elementos raciona-les -la explicación de la naturaleza porun mecanismo categorial y la elucida-ción de la razón por la libertad autóno-ma- parece desdibujar la concepciónunitaria de la razón y del hombre,abriendo un insalvable abismo entre na-turaleza y razón -el entendimiento essoberano en la constitución del mundosensible, mientras la razón lo es en elámbito de lo inteligible-, a la Críticadel juicio corresponde la misión de re-conciliar ambos mundos. Había quedisolver esa unidad antinómicamenteconstituida para rehacerla de nuevo me-diante una razón única, pero con usosmúltiples, y sometida, en lo sucesivo, acondicionamientos divergentes. El li-bro, por lo demás, invita, desde su pri-mer capítulo, a dejar de imaginar ya aKant con su levita de estilo Imperio pararepresentárnoslo A ufkliirer , con traje ypeluca Luis XV. Nadie más identificadoque él con las ideas innovadoras de suépoca, en especial con el propósito derebasar la minoría de edad de la razónpropiciando un uso autónomo liberadode toda tutela autoritaria: «Ha llegadola hora de dejar de ser reses domestica-das para correr el riesgo de intentarmarchar por nosotros mismos, el riesgode movernos con libertad fuera de loscaminos impuestos, aunque cómodos,de una razón domesticada. Kant resumetodo en una sola expresión: pensar porsí mismo. Imposible formulario mejor,e imposible encontrar formulación másabreviada de la tarea que a sí mismo seimpuso nuestro filósofo, consciente dela época en que le había tocado vivir»(1, p. 48).

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