la lengua de las mariposas

16
 Película: La lengua de las mariposas España, 1999. 95 min. Color. Director : José Luis Cuerda. Guión: Rafael Azcona, José Luis Cuerda, Manuel Rias. Fotografía: Jaier !. "almones. Música: Ale#andro Amen$%ar. Intérpretes: & ernando &ern$n !'mez ()on !re*orio+ Manuel Lozano (Monc-o+ /0a lanco (Rosa+ !onzalo riar2e (Ram'n+ Ale/is de los "an2os (Andrés+ Jes3s Cas2e#'n (). Aelino+ !uillermo 4oledo (6lis+ Elena &ern$ndez (Carmiña+ 4 amar 7oas (Ro8ue+ 4 a2$n (Ro8ue adre+ Celso arada (Mac0as+ 4uc-o La*ares (Alcalde+. Sinopsis: "i2uada en 19;, )on !re*orio enseñar$ a Monc-o con dedicaci'n < paciencia 2oda su sa%idur0a en cuan2o a los conocimien2os, la li2era2ura, la na2uraleza, < -as2a las mu#eres. ero el 2rasfondo de la amenaza pol02ica su%sis2ir$ siempre, especialmen2e cuando )on !re*orio es a2acado por ser considerado un enemi*o del ré*imen fascis2a. As0 se ir$ a%riendo en2re es2os dos ami*os una %rec-a, 2ra0da por la fuerza del con2e/2o 8ue los rodea. La pol02ica < la *uerra se in2erponen en2re las personas < desem%ocan, indefec2i%lemen2e, en la 2ra*edia. =C'mo reco%rar después de es2o, la inocencia> arece ser la pre*un2a de #osé Lu0s Cuerda, cuando )on !re*orio, al con2rario del padre de Monc-o, op2e por si mismo < por sus ideales, aun8ue es2a opci'n si*ni?8ue la muer2e. )ura < con un dram$2ico ?nal,  La lengua de las mariposas e/plora el nacimien2o de una ida a los -orrores de una *uerra. La lengua de las mariposas Manuel Rias (4e/2o comple2o+ @=ué -a< , !orri'n> Espero 8ue es2e año podamos er por ?n la len*ua de las mariposasB. El maes2ro a*uarda%a desde -ac0a 2iempo 8ue le eniaran un microscopio a los de la ins2rucci'n p3%lica. 4an2o nos -a%la%a de c'mo se a*randa%an las cosas menudas e inisi%les por a8uel apara2o 8ue los niños lle*$%amos a erlas de erdad, como si sus pala%ras en2usias2as 2uieran un efec2o de poderosas len2es.

Upload: bitzi1984

Post on 06-Oct-2015

2 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

mmkm

TRANSCRIPT

La lengua de las mariposas

Pelcula:La lengua de las mariposasEspaa, 1999. 95 min. Color.Director: Jos Luis Cuerda.Guin: Rafael Azcona, Jos Luis Cuerda, Manuel Rivas.Fotografa: Javier G. Salmones.Msica: Alejandro Amenbar.Intrpretes:Fernando Fernn Gmez (Don Gregorio); Manuel Lozano (Moncho); Uxa Blanco (Rosa); Gonzalo Uriarte (Ramn); Alexis de los Santos (Andrs); Jess Castejn (D. Avelino); Guillermo Toledo (Olis); Elena Fernndez (Carmia); Tamar Novas (Roque); Tatn (Roque Padre); Celso Parada (Macas); Tucho Lagares (Alcalde).Sinopsis: Situada en 1936, Don Gregorio ensear a Moncho con dedicacin y paciencia toda su sabidura en cuanto a los conocimientos, la literatura, la naturaleza, y hasta las mujeres. Pero el trasfondo de la amenaza poltica subsistir siempre, especialmente cuando Don Gregorio es atacado por ser considerado un enemigo del rgimen fascista. As se ir abriendo entre estos dos amigos una brecha, trada por la fuerza del contexto que los rodea. La poltica y la guerra se interponen entre las personas y desembocan, indefectiblemente, en la tragedia.Cmo recobrar despus de esto, la inocencia? Parece ser la pregunta dejos LusCuerda, cuando Don Gregorio, al contrario del padre de Moncho, opte por si mismo y por sus ideales, aunque esta opcin signifique la muerte. Dura y con un dramtico final,La lengua de las mariposasexplora el nacimiento de una vida a los horrores de una guerra.La lengua de las mariposasManuel Rivas

(Texto completo)Qu hay , Gorrin? Espero que este ao podamos ver por fin la lengua de las mariposas.El maestro aguardaba desde haca tiempo que le enviaran un microscopio a los de la instruccin pblica. Tanto nos hablaba de cmo se agrandaban las cosas menudas e invisibles por aquel aparato que los nios llegbamos a verlas de verdad, como si sus palabras entusiastas tuvieran un efecto de poderosas lentes.La lengua de la mariposa es una trompa enroscada como un resorte de reloj. Si hay una flor que la atrae, la desenrolla y la mete en el cliz para chupar. Cuando llevis el dedo humedecido a un tarro de azcar a que sienten ya el dulce en la boca como si la yema fuera la punta de la lengua? Pues as es la lengua de la mariposa. Y entonces todos tenamos envidia de las mariposas. Que maravilla. Ir por el mundo volando, con esos trajes de fiesta, y parar en flores como tabernas con barriles llenos de jarabe.Yo quera mucho a aquel maestro. Al principio, mis padres no podan creerlo. Quiero decir que no podan entender como yo quera a mi maestro. Cuando era un picarito, la escuela era una amenaza terrible. Una palabra que cimbraba en el aire como una vara de mimbre.Ya vers cuando vayas a la escuela!Dos de mis tos, como muchos otros mozos, emigraron a Amrica por no ir de quintos a la guerra de Marruecos. Pues bien, yo tambin soaba con ir a Amrica slo por no ir a la escuela. De hecho, haba historias de nios que huan al monte para evitar aquel suplicio. Aparecan a los dos o tres das, ateridos y sin habla, como desertores de la batalla del Barranco del Lobo. Yo iba para seis aos y me llamaban todos Gorrin. Otros nios de mi edad ya trabajaban. Pero mi padre era sastre y no tena tierras ni ganado.Prefera verme lejos y no enredando en el pequeo taller de costura. As pasaba gran parte del da correteando por la Alameda, y fue Cordeiro, el recolector de basura y hojas secas, el que me puso el apodo. Pareces un gorrin.Creo que nunca corr tanto como aquel verano anterior al ingreso en la escuela. Corra como un loco y a veces sobrepasaba el lmite de la Alameda y segua lejos, con la mirada puesta en la cima del monte Sina, con la ilusin de que algn da me saldran alas y podra llegar a Buenos Aires. Pero jams sobrepas aquella montaa mgica.Ya vers cuando vayas a la escuela!Mi padre contaba como un tormento, como si le arrancara las amgdalas con la mano, la manera en que el maestro les arrancaba la jeada del habla para que no dijeran ajua ni jato ni jracias. Todas las maanas tenamos que decir la frase 'Los pjaros de Guadalajara tienen la garganta llena de trigo'. Muchos palos llevbamos por culpa de Juadalagara! Si de verdad quera meterme miedo, lo consigui. La noche de la vspera no dorm. Encogido en la cama, escuchaba el reloj de la pared en la sala con la angustia de un condenado. El da lleg con una claridad de mandil de carnicero. No mentira si les dijera a mis padres que estaba enfermo.El miedo, como un ratn, me roa por dentro.Y me me. No me me en la cama sino en la escuela.Lo recuerdo muy bien. Pasaron tantos aos y todava siento una humedad clida y vergonzosa escurriendo por las piernas. Estaba sentado en el ltimo pupitre, medio escondido con la esperanza de que nadie se percatara de mi existencia, hasta poder salir y echar a volar por la Alameda.A ver, usted, pngase de pie!El destino siempre avisa. Levant los ojos y vi con espanto que la orden iba para mi. Aquel maestro feo como un bicho me sealaba con la regla. Era pequea, de madera, pero a mi me pareci la lanza de Abd el-Krim.Cul es su nombre?GorrinTodos los nios rieron a carcajadas. Sent como si me batieran con latas en las orejas.Gorrin?No recordaba nada. Ni mi nombre. Todo lo que yo haba sido hasta entonces haba desaparecido de mi cabeza. Mis padres eran dos figuras borrosas que se desvanecan en la memoria. Mir cara al ventanal, buscando con angustia los rboles de la alameda.Y fue entonces cuando me me.Cuando se dieron cuenta los otros rapaces, las carcajadas aumentaron y resonaban como trallazos.Hu. Ech a correr como un loquito con alas. Corra, corra como solo se corre en sueos y viene tras de uno el Sacanto. Yo estaba convencido de que eso era lo que haca el maestro. Venir tras de mi. Poda sentir su aliento en el cuello y el de todos los nios, como jaura de perros a la caza de un zorro. Pero cuando llegu a la altura del palco de la msica y mir cara atrs, vi que nadie me haba seguido, que estaba solo con mi miedo, empapado de sudor y de meos. El palco estaba vaco. Nadie pareca reparar en mi, pero yo tena la sensacin de que toda la villa estaba disimulando, que docenas de ojos censuradores acechaban en las ventanas, y que las lenguas murmuradoras no tardaran en llevarle la noticia a mis padres. Las piernas decidieron por m. Caminaron hacia el Sina con una determinacin desconocida hasta entonces. Esta vez llegara hasta A Corua y embarcara de polisn en uno de esos navos que llevan a Buenos Aires.Desde la cima del Sina no se vea el mar sino otro monte ms grande todava, con peascos recortados como torres de una fortaleza inaccesible. Ahora recuerdo con una mezcla de asombro y nostalgia lo que tuve que hacer aquel da. Yo slo, en la cima, sentado en silla de piedra, bajo las estrellas, mientras en el valle se movan como lucirnagas los que con candil andaban en mi bsqueda. Mi nombre cruzaba la noche cabalgando sobre los aullidos de los perros. No estaba sorprendido. Era como si atravesara la lnea del miedo. Por eso no llor ni me resist cuando lleg donde mi la sombra regia de Cordeiro. Me envolvi con su chaquetn y me abraz en su pecho. Tranquilo Gorrin, ya pas todo.Dorm como un santo aquella noche, pegadito a mam. Nadie me reprendi. Mi padre se haba quedado en la cocina, fumando en silencio, con los codos sobre el mantel de hule, las colillas amontonadas en el cenicero de concha de vieira, tal como pasara cuando haba muerto la abuela.Tena la sensacin de que mi madre no me haba soltado de la mano en toda la noche.As me llev, agarrado como quien lleva un sern en mi vuelta a la escuela. Y en esta ocasin, con corazn sereno, pude fijarme por vez primera en el maestro. Tena la cara de un sapo.El sapo sonrea. Me pellizc la mejilla con cario. Me gusta ese nombre, Gorrin!. Y aquel pellizco me hiri como un dulce de caf. Pero lo ms increble fue cuando, en el medio de un silencio absoluto, me llev de la mano cara a su mesa y me sent en su silla. Y permaneci de pie, agarr un libro y dijo:Tenemos un nuevo compaero. Es una alegra para todos y vamos a recibirlo con un aplauso. Pens que me iba a mear de nuevo por los pantalones, pero slo not una humedad en los ojos. Bien, y ahora, vamos a comenzar con un poema. A quien le toca? Romualdo? Ven, Romualdo, acrcate. Ya sabes, despacito y en voz bien alta.A Romualdo los pantalones cortos le quedaban ridculos. Tena las piernas muy largas y oscuras, con las rodillas llenas de heridas.Una tarde parda y fra...Un momento, Romualdo, qu es lo que vas a leer?Una poesa, seor.Y como se titula?Recuerdo infantil. Su autor es don Antonio MachadoMuy bien, Romualdo, adelante. Despacito y en voz alta. Repara en la puntuacinEl llamado Romualdo, a quien yo conoca de acarrear sacos de pias como nio que era de Altamira, carraspe como un viejo fumador de picadura y ley con una voz increble, esplndida, que pareca salida de la radio de Manolo Surez, el indiano de Montevideo.Una tarde parda y frade invierno. Los colegialesestudian. Monotonade lluvia tras los cristales.Es la clase. En un cartelse representa a Canfugitivo, y muerto Abel,junto a una marcha carmn...Muy bien. Qu significa monotona de lluvia, Romualdo?, pregunt el maestro.Que llueve despus de llover, don Gregorio.Rezaste?, pregunt mam, mientras pasaba la plancha por la ropa que pap cosiera durante el da. En la cocina, la olla de la cena despeda un aroma amargo de nabiza.Pues si, dije yo no muy seguro. Una cosa que hablaba de Can y Abel.Eso est bien, dijo mam. No se por que dicen que ese nuevo maestro es un ateo.Qu es un ateo?Alguien que dice que Dios no existe. Mam hizo un gesto de desagrado y pas la plancha con energa por las arrugas de un pantaln.Pap es un ateo?Mam pos la plancha y me mir fijo.Cmo va a ser pap un ateo? Cmo se te ocurre preguntar esa pavada?Yo haba escuchado muchas veces a mi padre blasfemar contra Dios. Lo hacan todos los hombres. Cuando algo iba mal, escupan en el suelo y decan esa cosa tremenda contra Dios.Decan dos cosas: Cajo en Dios, cajo en el Demonio. Me pareca que slo las mujeres crean de verdad en Dios.Y el Demonio? Existe el Demonio?Por supuesto!El hervor haca bailar la tapa de la olla. De aquella boca mutante salan vaharadas de vapor e gargajos de espuma y berza. Una abeja revoloteaba en el techo alrededor de la lmpara elctrica que colgaba de un cable trenzado. Mam estaba enfurruada como cada vez que tena que planchar. Su cara se tensaba cuando marcaba la raya de las perneras. Pero ahora hablaba en un tono suave y algo triste, como si se refiriera a un desvalido.El Demonio era un ngel, pero se hizo malo.La abeja bati contra la lmpara, que oscil ligeramente y desorden las sombras.El maestro dijo hoy que las mariposas tambin tienen lengua, una lengua finita y muy larga, que llevan enrollada como el resorte de un reloj. Nos la va a ensear con un aparato que le tienen que mandar de Madrid. A que parece mentira eso de que las mariposas tengan lengua?Si l lo dice, es cierto. Hay muchas cosas que parecen mentira y son verdad. Te gusta la escuela?Mucho. Y no pega. El maestro no pegaNo, el maestro don Gregorio no pegaba. Por lo contrario, casi siempre sonrea con su cara de sapo. Cuando dos peleaban en el recreo, los llamaba, parecen carneros y haca que se dieran la mano.Luego, los sentaba en el mismo pupitre. As fue como hice mi mejor amigo, Dombodn, grande, bondadoso y torpe. Haba otro rapaz, Eladio, que tena un lunar en la mejilla, en el que golpeara con gusto, pero nunca lo hice por miedo a que el maestro me mandara darle la mano y que me cambiara junto a Dombodn. El modo que tena don Gregorio de mostrar un gran enfado era el silencio.Si ustedes no se callan, tendr que callar yo.Y iba cara al ventanal, con la mirada ausente, perdida en el Sina. Era un silencio prolongado, desasosegante, como si nos dejara abandonados en un extrao pas.Sent pronto que el silencio del maestro era el peor castigo imaginable. Porque todo lo que tocaba era un cuento atrapante. El cuento poda comenzar con una hoja de papel, despus de pasar por el Amazonas y el sstole y distole del corazn. Todo se enhebraba, todo tena sentido. La hierba, la oveja, la lana, mi fro. Cuando el maestro se diriga al mapamundi, nos quedbamos atentos como si se iluminara la pantalla del cine Rex. Sentamos el miedo de los indios cuando escucharon por vez primera el relincho de los caballos y el estampido del arcabuz. bamos a lomo de los elefantes de Anbal de Cartago por las nieves de los Alpes, camino de Roma. Luchamos con palos y piedras en Ponte Sampaio contra las tropas de Napolen. Pero no todo eran guerras.Hacamos hoces y rejas de arado en las herreras del Incio. Escribimos cancioneros de amor en Provenza y en el mar de Vigo. Construimos el Prtico da Gloria. Plantamos las patatas que vinieron de Amrica. Y a Amrica emigramos cuando vino la peste de la patata.Las patatas vinieron de Amrica, le dije a mi madre en el almuerzo, cuando dej el plato delante mo.Que iban a venir de Amrica! Siempre hubo patatas, sentenci ella.No. Antes se coman castaas. Y tambin vino de Amrica el maz. Era la primera vez que tena clara la sensacin de que, gracias al maestro, saba cosas importantes de nuestro mundo que ellos, los padres, desconocan.Pero los momentos ms fascinantes de la escuela eran cuando el maestro hablaba de los bichos. Las araas de agua inventaban el submarino. Las hormigas cuidaban de un ganado que daba leche con azcar y cultivaban hongos. Haba un pjaro en Australia que pintaba de colores su nido con una especie de leo que fabricaba con pigmentos vegetales. Nunca me olvidar. Se llamaba tilonorrinco. El macho pona una orqudea en el nuevo nido para atraer a la hembra.Tal era mi inters que me convert en el suministrador de bichos de don Gregorio y l me acogi como el mejor discpulo. Haba sbados y feriados que pasaba por mi casa y bamos juntos de excursin. Recorramos las orillas del ro, las gndaras, el bosque, y subamos al monte Sina. Cada viaje de esos era para m como una ruta del descubrimiento. Volvamos siempre con un tesoro. Una mantis. Una liblula. Un escornabois. Y una mariposa distinta cada vez, aunque yo solo recuerde el nombre de una es la que el maestro llam Iris, y que brillaba hermossima posada en el barro o en el estircol.De regreso, cantbamos por las corredoiras como dos viejos compaeros. Los lunes, en la escuela, el maestro deca: Y ahora vamos a hablar de los bichos de Gorrin.Para mis padres, esas atenciones del maestro eran una honra. Aquellos das de excursin, mi madre preparaba la merienda para los dos. No haca falta, seora, yo ya voy comido, insista don Gregorio. Pero a la vuelta, deca: Gracias, seora, exquisita la merienda.Estoy segura de que pasa necesidades, deca mi madre por la noche.Los maestros no ganan lo que tienen que ganar, sentenciaba, con sentida solemnidad, mi padre. Ellos son las luces de la Repblica.La Repblica, la Repblica! Ya veremos donde va a parar la Repblica!Mi padre era republicano. Mi madre, no. Quiero decir que mi madre era de misa diaria y los republicanos aparecan como enemigos de la Iglesia.Procuraban no discutir cuando yo estaba delante, pero muchas veces los sorprenda.Qu tienes tu contra Azaa? Esa es cosa del cura, que te anda calentando la cabezaYo a misa voy a rezar, deca mi madre.Tu, si, pero el cura noUn da que don Gregorio vino a recogerme para ir a buscar mariposas, mi padre le dijo que, si no tena inconveniente, le gustara tomarle las medidas para un traje.El maestro mir alrededor con desconcierto.Es mi oficio, dijo mi padre con una sonrisa.Respeto muchos los oficios, dijo por fin el maestro.Don Gregorio llev puesto aquel traje durante un ao y lo llevaba tambin aquel da de julio de 1936 cuando se cruz conmigo en la alameda, camino del ayuntamiento.Qu hay, Gorrin? A ver si este ao podemos verles por fin la lengua a las mariposas"Algo extrao estaba por suceder. Todo el mundo pareca tener prisa, pero no se mova. Los que miraban para la derecha, viraban cara a la izquierda. Cordeiro, el recolector de basura y hojas secas, estaba sentado en un banco, cerca del palco de la msica. Yo nunca vi sentado en un banco a Cordeiro. Mir cara para arriba, con la mano de visera. Cuando Cordeiro miraba as y callaban los pjaros era que vena una tormenta.Sent el estruendo de una moto solitaria. Era un guarda con una bandera sujeta en el asiento de atrs. Pas delante del ayuntamiento y mir cara a los hombres que conversaban inquietos en el porche. Grit: Arriba Espaa! Y arranc de nuevo la moto dejando atrs una estela de estallidos.Las madres comenzaron a llamar por los nios. En la casa, pareca haber muerto otra vez la abuela. Mi padre amontonaba colillas en el cenicero y mi madre lloraba y haca cosas sin sentido, como abrir el grifo del agua y lavar los platos limpios y guardar los sucios.Llamaron a la puerta y mis padres miraron el picaporte con desasosiego. Era Amelia, la vecina, que trabajaba en la casa de Surez, el indiano.Saben lo que est pasando? En la Corua los militares declararon el estado de guerra. Estn disparando contra el Gobierno CivilSanto cielo!, se persign mi madre.Y aqu, continu Amelia en voz baja, como si las paredes oyeran, Se dice que el alcalde llam al capitn de carabineros pero que este mand decir que estaba enfermo.Al da siguiente no me dejaron salir a la calle. Yo miraba por la ventana y todos los que pasaban me parecan sombras encogidas, como si de pronto cayera el invierno y el viento arrastrara a los gorriones de la Alameda como hojas secas.Llegaron tropas de la capital y ocuparon el ayuntamiento. Mam sali para ir a la misa y volvi plida y triste, como si se hiciera vieja en media hora.Estn pasando cosas terribles, Ramn, o que le deca, entre sollozos, a mi padre. Tambin l haba envejecido. Peor todava. Pareca que haba perdido toda voluntad.Se arrellan en un silln y no se mova. No hablaba. No quera comer.Hay que quemar las cosas que te comprometan, Ramn. Los peridicos, los libros. TodoFue mi madre la que tom la iniciativa aquellos das. Una maana hizo que mi padre se arreglara bien y lo llev con ella a la misa. Cuando volvieron, me dijo: Ven, Moncho, vas a venir con nosotros a la alameda.Me trajo la ropa de fiesta y, mientras me ayudaba a anudar la corbata, me dijo en voz muy grave: Recuerda esto, Moncho. Pap no era republicano. Pap no era amigo del alcalde. Pap no hablaba mal de los curas. Y otra cosa muy importante, Moncho. Pap no le regal un traje al maestro.Si que lo regal.No, Moncho. No lo regal. Entendiste bien? No lo regalo!Haba mucha gente en la Alameda, toda con ropa de domingo. Bajaran tambin algunos grupos de las aldeas, mujeres enlutadas, paisanos viejos de chaleco y sombrero, nios con aire asustado, precedidos por algunos hombres con camisa azul y pistola en el cinto. Dos filas de soldados abran un corredor desde la escalinata del ayuntamiento hasta unos camiones con remolque entoldado, como los que se usaban para transportar el ganado en la feria grande.Pero en la alameda no haba el alboroto de las ferias sino un silencio grave, de Semana Santa. La gente no se saludaba. Ni siquiera parecan reconocerse los unos a los otros. Toda la atencin estaba puesta en la fachada del ayuntamiento.Un guardia entreabri la puerta y recorri el gento con la mirada. Luego abri del todo e hizo un gesto con el brazo. De la boca oscura del edificio, escoltados por otros guardas, salieron los detenidos, iban atados de manos y pies, en silente cordada. De algunos no saba el nombre, pero conoca todos aquellos rostros. El alcalde, el de los sindicatos, el bibliotecario del ateneo Resplandor Obrero, Charli, el vocalista de la orquesta Sol y Vida, el cantero q quien llamaban Hrcules, padre de Dombodn... Y al cabo de la cordada, jorobado y feo como un sapo, el maestro.Se escucharon algunas rdenes y gritos aislados que resonaron en la Alameda como petardos. Poco a poco, de la multitud fue saliendo un ruge-ruge que acab imitando aquellos apodos.Traidores! Criminales! Rojos!Grita tu tambin, Ramn, por lo que ms quieras, grita!. Mi madre llevaba agarrado del brazo a pap, como si lo sujetara con toda su fuerza para que no desfalleciera. Que vean que gritas, Ramn, que vean que gritas!Y entonces o como mi padre deca Traidores con un hilo de voz. Y luego, cada vez ms fuerte, Criminales! Rojos! Salt del brazo a mi madre y se acerc ms a la fila de los soldados, con la mirada enfurecida cara al maestro. Asesino! Anarquista! Comenios!Ahora mam trataba de retenerlo y le tir de la chaqueta discretamente. Pero l estaba fuera de s. Cabrn! Hijo de mala madre. Nunca le haba escuchado llamar eso a nadie, ni siquiera al rbitro en el campo de ftbol. Su madre no tiene la culpa, eh, Moncho?, recuerda eso. Pero ahora se volva cara a mi enloquecido y me empujaba con la mirada, los ojos llenos de lgrimas y sangre. Grtale tu tambin, Monchio, grtale tu tambin!Cuando los camiones arrancaron cargados de presos, yo fui uno de los nios que corran detrs lanzando piedras. Buscaba con desesperacin el rostro del maestro para llamarle traidor y criminal. Pero el convoy era ya una nube de polvo a lo lejos y yo, en el medio de la alameda, con los puos cerrados, slo fui capaz de murmurar con rabia: Sapo! Tilonorrinco! Iris!.

La represin de la dictadura franquista contra los maestros

(Resumido deJos Mara Maravall en el prlogo del libro:Maestros de la repblica: Los otros sentidos, los otros mrtires, deMara Antonia Iglesias)El objetivo de acabar con el progreso educativo y cultural fue fundamental en la insurreccin del 18 de julio de 1936. En guerras civiles, la violencia fuera de los frentes se ha basado con mucha frecuencia en motivos srdidos, venganzas personales, envidias y rencores. Pero en el caso de las matanzas sistemticas de maestros al desencadenarse la Guerra Civil espaola, razones polticas guiaron las crueldades personales.Por detrs de los asesinatos, de la crueldad, el dolor y el miedo, exista la poltica del franquismo: una campaa sistemtica de erradicacin de la poltica educativa y cultural de la Repblica. En 1937, Jos Pemartn, jefe del Servicio de Enseanza Superior y Media, declaraba lo siguiente: Tal vez un 75 por ciento del personal oficial enseante ha traicionado -unos abiertamente, otros solapadamente, que son los ms peligrosos- la causa nacional (...). Una depuracin inevitable va a disminuir considerablemente, sin duda, la cantidad de personas de la enseanza oficial. En nueve provincias de las que existen datos sistemticos, fueron ejecutados en torno a 250 maestros. Y 54 institutos pblicos de enseanza secundaria creados por la Repblica fueron cerrados. Por aadidura, en torno a un 25 por ciento de los maestros sufrieron algn tipo de represin y un 10 por ciento fueron inhabilitados de por vida. En Euskadi y Catalua, todos los maestros de la enseanza pblica fueron dados de baja y tuvieron que solicitar su readmisin a travs de un costoso proceso. La abrumadora mayora de las ejecuciones de maestros tiene lugar al inicio de la Guerra Civil, entre julio y octubre de 1936. Todos los episodios son despiadados.No se trataba solamente de odios y rencores personales: se buscaba implantar un miedo generalizado. El rgimen futuro habra de ser un rgimen totalitario, no una dictadura benevolente. Y un rgimen totalitario tiene como una de sus caractersticas 'un sistema de terror, impuesto a travs de los controles del partido y de la polica'. As fue desde la insurreccin del 18 de julio de 1936 y dur mucho tiempo. El objetivo era explcito: el punto 6 de los 26 Puntos de la Falange declaraba que 'nuestro Estado ser un instrumento totalitario'. El recuerdo de aquello ha permanecido vivo, pese a los cuarenta aos de dictadura y tras treinta aos de democracia. Forma parte de ese trmino un tanto vaporoso: la 'memoria histrica'.Las razones de las ejecuciones eran erradicar el espritu de la Repblica encarnado en los maestros y en la educacin; provocar un miedo generalizado. Esas razones fueron reforzadas por las venganzas. A la hora de llevar a cabo la represin, no slo fueron los verdugos los responsables. Aqullos eran generalmente grupos de falangistas armados y matones, que luego alardeaban en el pueblo de los asesinatos y amedrentaban a los vecinos. Una buena parte de la responsabilidad correspondi a curas de la Iglesia catlica: elaboraban listas negras y acompaaban los fusilamientos. Los testimonios son abrumadores.La Iglesia jug un papel fundamental en la represin y la depuracin del magisterio. Yo creo que bsicamente por el papel que los maestros de la Repblica jugaron en la aplicacin de la normativa sobre la supresin de la enseanza religiosa, cuando se apart de las funciones educativas a las congregaciones religiosas. Por eso bastantes miembros del clero de la Iglesia catlica jugaron un papel fundamental en la represin. En los archivos provinciales de Cdiz y en los municipales se conservan pruebas de la intervencin que tuvieron los clrigos, las denuncias concretas que pusieron, bsicamente contra maestros. En la enseanza, cuando se pusieron en marcha las comisiones de depuracin, uno de los requisitos que estableca el procedimiento para la depuracin era el informe que tena que presentar un cura prroco sobre la actuacin de ese maestro.Eso era el nacional-catolicismo. En el terreno de la educacin y la cultura, el aniquilamiento de la tradicin humanista, liberal y reformista. Paraliz durante largos aos la construccin de escuelas; el magisterio fue diezmado; la enseanza pblica fue maltratada porque era vista como el germen del mal 'laizante'; se foment la desigualdad entre centros y alumnos; el adoctrinamiento fue inmisericorde. Recurdense las palabras del catecismo Ripalda: 'Hay otras libertades perniciosas? S seor, la libertad de enseanza, la libertad de propaganda y de reunin. Por qu son perniciosas esas libertades? Porque sirven para ensear el error y propagar el vicio'.As fue la educacin bajo el franquismo. Despus de concluida la guerra, en 1943, el ministro de Educacin, Jos Ibez Martn, declaraba ante las Cortes que lo verdaderamente importante desde el punto de vista poltico es arrancar de la docencia y de la creacin cientfica la neutralidad ideolgica y desterrar el laicismo, para formar una nueva juventud, poseda de aquel principio agustiniano de que mucha ciencia no acerca al Ser Supremo. El concordato de 1953 entre el Estado espaol y el Vaticano confirm el monopolio catlico sobre la educacin espaola. El Estado aseguraba la enseanza de la religin catlica como parte obligatoria de los planes de estudio en todos los centros educativos del pas, de cualquier clase y nivel, as como la conformidad de todas las enseanzas con los principios de la Iglesia catlica. sta se encargaba de la pureza de la fe, de las buenas costumbres y de la enseanza de la religin. Tambin poda prohibir y retirar libros, publicaciones y material docente contrarios al dogma y a la moral catlica.Para configurar la educacin bajo el franquismo, los maestros republicanos tenan que ser eliminados. As fue desde el inicio de la guerra. Sabemos que despus de la guerra las purgas continuaron de forma masiva. No slo entre los maestros, claro est. La legislacin sobre Responsabilidades Polticas y de Represin de la Masonera y el Comunismo condujo a una depuracin muy extensa: Gabriel Jackson ha estimado que el nmero de muertes de prisioneros republicanos alcanz las 200.000; existieron, adems, muchas otras formas de sanciones polticas, que iban desde purgas profesionales hasta largas condenas de crcel. Veinte aos despus de terminada la guerra, la ley de Principios del Movimiento Nacional de 1958 reiteraba los fundamentos de la dictadura y, entre ellos, que la nacin era catlica y que tan slo la religin catlica poda ser practicada.Educar para ser libres la escuela en la segunda Repblica espaola

Resumen de un artculo de Jos Lus Murillo GarcaEl 14 de abril de 1931 se proclam la II Repblica en todo el Estado espaol, que encarn la democracia y la modernidad, la libertad, la educacin y el progreso, la igualdad y los derechos universales para todos los ciudadanos.Una escuela pblica, obligatoria, laica, mixta, inspirada en el ideal de la solidaridad humana, donde la actividad era el eje de la metodologa. As era la escuela de la II Repblica espaola. De todas las reformas que se emprendieron a partir de abril de 1931, la estrella fue la de la enseanza.El 14 de abril de 1931, la Repblica encontr una Espaa tan analfabeta, desnutrida y llena de piojos como ansiosa por aprender. Y los ms ilustres escritores, poetas, pedagogos, se pusieron manos a la obra. De pueblo en pueblo, con la cultura ambulante. A la espera de que se aprobara la Constitucin, en diciembre, el Gobierno tom, mediante decretos urgentes, las primeras medidas: se reconoci el Estado plural y las diferencias lingsticas (se respeta la lengua materna de los alumnos) y al frente del Consejo de Instruccin Pblica que hara caminar las reformas se nombr a Unamuno.Se proyect la creacin paulatina de 27.000 escuelas, pero mientras, los ayuntamientos adecentaron salas donde educar a los nios. Y a los mayores. Hubo incluso alguna escuelita en las salas de autopsia de los cementerios. Donde se poda. Entonces las maestras desempearon un papel primordial: enseaban en sus casas con la subvencin del ayuntamiento.La Repblica se propuso llenar las escuelas con los mejores maestros. Pero los docentes de la poca tenan una formacin casi tan exigua como su salario. El sueldo miserable de aquellos voluntariosos maestros subi a 3.000 pesetas al tiempo que se organizaban para ellos cursos de reciclaje didctico. En las Semanas Pedaggicas reciban asesoramiento de los inspectores, para aumentar su formacin. La carrera de Magisterio, elevada a categora universitaria, dignific la figura del maestro. A los aspirantes se les exigi, desde entonces, tener completo el bachillerato antes de matricularse en las Escuelas Normales, donde se enseaba pedagoga y haba un ltimo curso prctico pagado.Se hizo del maestro la persona ms culta, eran los intelectuales de los pueblos y, con toda la precariedad en que vivan, ejercieron de una forma digna.Comenz a tejerseun sistema educativo que puso el nfasis en el alumno, le hizo protagonista de las clases y de su formacin. Los nios salan al campo para estudiar ciencias naturales, se trataron de sustituir los montonos coros infantiles recitando lecciones de memoria por el debate participativo y pedaggico; los nios y las nias se mezclaron en las mismas aulas, donde se educaban en igualdad, y se favoreci un trnsito sin sobresaltos desde el parvulario a la universidad. Fue una escuela en la que se educ a los nios atendiendo a su capacidad, su actitud y su vocacin, no a su situacin econmica. La educacin pblica recibi financiacin para ello, y eso era algo que la escuela privada mir con recelo. Todo tena el aroma pedaggico de la Institucin Libre de Enseanza, que fue el soporte intelectual en el que se apoy la Repblica. Aunque dise una escuela ms laica.En 1933 hay de nuevo elecciones. La mujer estren el voto femenino y la derecha -la CEDA de Gil Robles- lleg al poder. Los progresistas vern cmo se fren la financiacin educativa y las medidas laicas, aunque no se derogaron, fueron escamoteadas.Misiones Pedaggicas y Colonias EscolaresAntes que educar, la Repblica se vio obligada a dar de comer a los nios. Incluso a vestirlos. Haba cantinas y roperos escolares y cobraron fuerza las Colonias Escolares que ya antes haba puesto en marchaBartolom Cosso. Los nios viajaban al mar o a la montaa. Hacan deporte, se divertan. Pero, sobre todo, coman. Hubo medidas urgentes que no podan esperar y que se adoptaron a golpe de decreto, hasta que fue aprobada la Constitucin. Lo ms revolucionario que puede hacerse, despus de facilitar alimentacin, fueron aquellas Misiones Pedaggicas, de cuyo patronato fue tambin presidente Cosso. En destartaladas camionetas llegaron a las aldeas perdidas bibliotecas itinerantes, proyecciones cinematogrficas, teatro, museos ambulantes.A m me gusta ese maestro. Secuencia flmica de la pelcula:La lengua de las mariposas

Interior nocheEn casa, la madre est preparando la cena mientras Montxo est haciendo los deberes en la mesa de la cocina. Llega el hermano mayor...El hermano mayor: Hola!La madre: Hola, hijo.Montxo: Don Gregorio no pega!El hermano: De verdad?Montxo: De verdad. Y le ha devuelto unos capones a un seor que manda mucho porque es muy rico.La madre: (pelando patatas) Y t cmo lo sabes?Montxo: Lo ha dicho su hijo, uno que le dicen Jos Mara, dice que su padre manda ms que el alcalde.La madre: Y qu capones son sos?Montxo: Unos que quera darle al maestro para que su hijo aprenda las cuentas. Pero el hijo no quiere estudiar. Dice que, de mayor, va a ser seorito en La Corua.(El hermano mayor est desgranando dificultosamente las primeras notas del pasodoble Francisco alegre)Montxo: (Dirigindose a su hermano) A que no sabes de dnde vienen las patatas?El hermano: Del huerto! De dnde van a venir?Montxo: Vienen de Amrica.La madre: No digas tonteras!Montxo: Que s! Que nos lo ha explicado don Gregorio: o sea que antes de que Coln fuera a Amrica en Espaa no haba patatas.La madre: Y qu coma la gente?Montxo: Castaas... Y tampoco haba maz.La madre: Se ve que ese maestro es muy bueno.Montxo: A m me gusta.La madre: Habis rezado?Montxo: Dnde?La madre: En la escuela!Montxo: Eh s, una cosa de Can y Abel.La madre: (dirigindose al hermano mayor) Eso para que te cierre las habladuras. Ya me extraaba a m que don Gregorio fuera un ateo.Montxo: Qu es un ateo?La madre: El que no cree en Dios.Montxo: Pap es ateo?La madre: Cmo se te ocurre preguntar semejante cosa?Montxo: Pap se caga en Dios... (El hermano mayor empieza a rerse por lo bajo pero la mirada de reproche de la madre le hace reprimir su risa)La madre: Bueno... eso es... eso es un pecado. Pero pap cree que Dios existe como toda persona de bien.Montxo: Y el demonio?La madre: Y el demonio qu?Montxo: Si existe...La madre: Pues claro que existe. Era un ngel pero se hizo malo, se rebel contra Dios. Camino del infierno se iba poniendo plido, por eso lo llaman el ngel de la muerte.Montxo: Y si era tan malo, por qu no lo mat Dios?La madre: Dios no mata, Montxo!