la literatura espaÑola en el siglo xxi ......entonces, la literatura española, a lo largo de todo...
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Κωνσταντίνος Παλαιολόγος-Konstantinos Paleologos
LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XXI
DIVERSIDAD Y PLURALISMO O EL FINAL DE LAS GENERACIONES
El concepto de «generación», en las ciencias sociales y las
humanidades, arranca de Augusto Comte, en la primera mitad del
siglo XIX,como una forma válida de percibir y explicar el desarrollo de
una sociedad. Dicho término, a finales del mismo siglo, se introduce
en el ámbito literario español1:
1 Por el mismo período, el historiador y crítico literario francés Albert Thibaudetconsagra el uso del término génération littéraire para el estudio de la evolución de laliteratura francesa.
A partir de 1899 empieza a circular en los periódicos y revistas la idea de
una nueva «generación» de intelectuales y escritores, nacida a raíz de la crisis
fin de siglo en España, y definida por su protesta contra lo establecido, una
tendencia hacia el conocimiento de lo nuevo, y un afán regenerador político y
cultural, (Inman Fox, 1991: 10).
Su consagración en España, a principios del siglo XX, viene de la
mano de pensadores de la talla de Gabriel Maura o José Ortega y
Gasset quienes «pusieron en circulación el rótulo generación del 98,
entendida esta como generación literaria más o menos relacionada
con la fecha y la significación del Desastre», (Laín Entralgo, 1996). En
ella se incluyeron inicialmente los miembros del llamado «Grupo de
los Tres», eso es, Pío Baroja, Ramiro de Maeztu (que más tarde ambos
negaronabiertamente la existencia de tal generación) y Azorín, y luego
se incorporaron Miguel de Unamuno, Enrique de Mesa y otros. Desde
entonces, la literatura española, a lo largo de todo el siglo XX, vivió,
como en ningún otro momento de su historia, bajo la influencia y el
peso de las «generaciones literarias», un concepto que, según José
Carlos Mainer, (1982: 218), sirve «para designar el ingreso en la
historia de grupos de cierta coherencia que durante un plazo más o
menos corto dan de un modo común diferentes testimonios de lo que
les rodea». Desde la generación del 98, pues, a principios del siglo XX,
hasta la generación X de Ray Loriga, Lucía Etxebarría o Ángel Mañas,
a mediados de la década de los ’90, los literatos españoles han sido
ordenados, encasillados, examinados, presentados, recordados u
olvidados a la luz de tan arbitrario y abusivo, pero a la par tan
aparentemente necesario para los estudiosos del fenómeno,
procedimiento. Entre estos dos «puntos» hubo multitud de paradas
intermedias: el modernismo hispanoamericano (de Ricardo Gil, Antonio
Machado o Francisco Villaespesa, una generación que algunas veces
se asocia a la generación del 98 y otras no), la generación novecentista
(Juan Ramón Jiménez, Ramón Gómez de la Serna, Ramón Pérez de
Ayala, etc.), la generación del 27 (Federico García Lorca, Rafael Alberti
o Luis Cernuda), la generación del 36 (Miguel Hernández, Luis Rosales
o Leopoldo Panero), el realismo social de los años ’50 (Ignacio Aldecoa,
Carmen Martín Gaite o Rafael Sánchez Ferlosio), el experimentalismo
de los ’60 (Juan Goytisolo, Juan Benet o Luis Goytisolo), los novísimos
de los ’70 (Leopoldo María Panero, Guillermo Carnero, Pere Gimferrer,
etc.), la nueva narrativa de los ’80, (Javier Marías, Julio Llamazares,
Antonio Muñoz Molina y otros) y los postnovísimos, de la homónima
antología de de Villena, (Blanca Andreu, Luis García Montero o Rosa
María Pereda). Las razones del empleo de esta fragmentación son
múltiples2, al igual que lo son las objeciones en contra de dicho
procedimiento, no obstante el motivo más importante, de todos los
que «justifican» esta separación artificial, no deja de ser la necesidad
de los críticos e historiadores literarios de encontrar un instrumento
metodológico que les permita organizar sobre el papel –a base de
criterios tales como el estilo o la temática, la fecha o el lugar de
nacimiento– la realidad literaria circundante, organizar por tanto, o
por lo menos pretender hacerlo, un fenómeno que por naturaleza es,
afortunadamente, caótico y variopinto.
Tal como se deduce de esta telegráfica presentación de las
distintas generaciones y promociones literarias que dominaron la
escena literaria española del siglo XX, tanto en el terreno de la poesía
como en el de la prosa, hace más de dos décadas que no se ha
inventado una nueva etiqueta que agrupe a un considerable número
de escritores de supuestas o reales afinidades literarias y de cierta
coherencia estética3.
En el terreno de la poesía el (pen)último intento data de finales
de los ’80 con los postnovísimos y la poesía de la experiencia (que
2«No pocas veces ha ocurrido que los escritores que no han tenido acomodo en ungrupo de los acuñados (o inventados) por la historia literaria han visto luegomermado su reconocimiento por la posteridad», sostenía en 1986 Sanz Villanueva,(1986: 7). 3 Hasta 2016, para ser más exactos, cuando, como veremos a continuación, el poetay crítico literario José Luis Morante empleo el término «generación del móvil» paraagrupar, en la antología Regeneración, a 25 poetas españoles nacidos a partir de1980.
además de los anteriormente señalados, incluiría a Carlos Marzal,
Julio Martínez Mesanza, Juan Cobos entre otros). No obstante, varios
estudiosos, entre ellos Julia Barella (1998), percibieron, antes del final
del siglo anterior, que era confuso e improcedente seguir utilizando a
finales del siglo XX, principios del XXI,lasgeneraciones literarias como
instrumento de trabajo en los estudios literarios. Araceli Iravedra
(2003), por ejemplo, sostenía que en los primeros años del siglo XXI
existía en España un emergente grupo de poetas radicales, marginales
y heterodoxos que cuestionaban la poesía de la experiencia con una
voluntad de restauración de un compromiso con lo público. Y
evidentemente, a estas alturas del siglo ya no se hablaba de
generaciones o corrientes sino de colectivos, como«Alicia bajo Cero»,
«Insomnus» o «La palabra itinerante» o núcleos como el valenciano, el
onubense, etc. En esta línea, la de presentación colectiva pero sin un
marbete globalizador, se mueve, por ejemplo, Guillermo Ruiz
Villagordo que en su antología Andalucía Poesía Joven (Plurabelle,
2004), presenta poemas de 20 jóvenes poetas andaluces, nacidos
todos a partir de 1976, pero sin ninguna pretensión de descubrir una
nueva generación:
una antología de poesía joven no puede constituir un canon. Por mucho éxito
que pueda alcanzar, este solo podrá elevarla a la categoría de hito, lo que es
muy distinto. Su objetivo será siempre mostrar determinadas opciones
estéticas, líneas poéticas o creativas, que seguirán su curso en el futuro
hacia un destino desconocido para todos, críticos y poetas.
Más ambiciosas en su plantamiento son dos antologías4
surgidas en 2016 a cargo de dos eminentes estudiosos de la actual
literatura española; nos referimos a La cuarta persona del plural.
Antología de poesía española contemporánea (19782015) a cargo de
Vicente Luis Mora (Vaso Roto, 2016) y Regeneración. Antología de la
poesía española (20002015) realizada por José Luis Morante
(Valparaíso, 2016). En la primera se incluyen poetas nacidos entre
1958 (Ricardo Arregi) y 1979 (Juan Andrés García Román), y en la
segunda poetas nacidos entre 1980 (Pablo Núñez o Javier Valverde) y
1993 (Xaime Martínez), los «poetas del WhatsApp», según Villagrasa
(2016). Mora ha pretendido realizar una antología de poesía española
en sentido amplio; «por este motivo», declara el autor, «encontrará el
lector en esta antología argentinos residentes en Madrid,
catalanoparlantes que viven en Brasil, españoles que vivieron casi una
década en el extranjero y cualquier tipo de combinación territorial o
extraterritorial, desde la migración a la insularidad», (2016: 23). Es
justamente este complejo y multilingüista5 entorno cultural que hace
problemático cualquier intento de separación artificial de la realidad
literaria española del siglo XXI en generaciones, como ocurría en el
siglo XX. Morante, por su parte, se centra en poetas jóvenes, menores
de los 35 años, que tienen el castellano como lengua de escritura y se
4 Del poder que han ejercido las antologías, como «manifiestos de lo que viene» ocomo «síntomas de consolidación de lo dominante», en la formación del canonpoético español del siglo XX, nos informa Mainer, (1998b: 910), en su prólogo a laantología El último tercio del siglo (19681998). Antología consultada de la poesíaespañola (Visor, 1998). Entre las más significativas de ellas destacan Poesíaespañola contemporánea. Antología 19151931 que salió en 1932 a cargo de GerardoDiego, Antología Consultada de la Joven Poesía Española que elaboró en 1952Francisco Ribes y Nueve novísimos poetas españoles que editó en 1970 José MaríaCastellet, dando origen a la homónima generación. Más recientemente, esto es, en2017, Miguel Ángel García reunió bajo el título El compromiso con el canon.Antologías poéticas españolas del último siglosiete ensayos de siete eminentesteóricos que reflexionean justamente sobre las diversas teorías en torno al papel delcompromiso poético en la producción antológica española del último siglo.5 El profesor Toni Dorca, al presentar Contornos de la narrativa española actual(20002010) apuntaba que «el adjetivo española que figura en el título de nuestraantología se emplea en un sentido muy amplio, que incluye a quienes publican encada una de las cuatro lenguas oficiales», (2011: 13). Es obvio que ya no se puedehablar de literatura española sin incluir la producción en catalán, gallego y vasco.
muestra más decidido que Mora a emplear el término «generación»,
hablando de una generación del móvil, «denominación que subraya
uno de los rasgos de esta nueva poesía: la profunda conexión entre
tecnología y escritura», (2016b). La «generación poética del móvil»
constituye, de todas formas, la primera ocasión que se utiliza dicho
término en el siglo XXI; ¿hará, acaso, fortuna entre los estudiosos del
fenómeno literario en España? Lo dudamos.
En el terreno de la narrativa el último, hasta la fecha, intento de
agrupación relativamente masiva tuvo lugar a mediados de los ’90:
hablamos de la generación X (nombre tomado del título de la
homónima novela de Douglas Coupland), es decir, la generación de los
escritores nacidos en torno a 1970. En realidad, y así lo califica la
mayoría de los críticos literarios, este ha sido un «truco» publicitario
de unas cuantas editoriales que han querido vender una narrativa
provocativa y transgresora escrita por jóvenes y para jóvenes. Por
supuesto, algo parecido, o sea, la existencia de un fuerte empuje
editorial y publicitario, ocurrió con los jóvenes narradores españoles
de los ’80, pero no hay comparación con respecto al talento, la calidad
literaria y el calado de una y otra generación (claramente superior la
de los años ’80) y tampoco con respecto a la orquestación publicitaria
que en el caso de la generación X fue mucho más determinante y
agresiva, naturalmente para aprovecharse en aquella época del tirón
de la literatura jovenrebelde en otros países europeos (Francia, Italia,
etc.). La pregunta que formula, desde las páginas del diario El Mundo,
ya en 1997, el crítico literario Fernando Valls, hablando de la
generación X, dice mucho de la trayectoria de este «grupo» en el
mundo literario español: «¿Recuerda alguien quiénes eran?», (en Valls,
2003: 75).
Desde entonces, pues, y ya se han cumplido más dedos
décadas, no se ha vuelto a hablar del descubrimiento de ninguna
nueva generación de narradores dentro de la variedad y multiplicidad
actuales. Es verdad que en algunos de los novelistas y cuentistas
surgidos a finales del siglo anterior y a principios del presente son
claramente perceptibles ciertas características comunes, tales como
unalarga serie de influencias que no tienen que ver con la literatura
en sí (cómic, música rock, cine, videojuegos, etc.),un notable sentido
del humor o la libertad para transgredir géneros o parodiarlos, pero es
difícil, por no decir imposible, hablar de la aparición de nuevas
generaciones literarias, tal como estas se entendíana lo largo del siglo
XX.El ensayista y crítico literario Vicente Luis Mora detecta este
fenómeno y habla de «falta de elemento definidor», puesto que
la nómina de prosistas y poetas nacida con posterioridad a 1960 no encontró
referentes indiscutibles afines y no quiso asir los anteriores, encontrando un
horizonte de infinitas posibilidades donde la jerarquización era inviable y, por
tanto, tenían la impresión de que cualquier dirección era buena, (2016: 18).
No obstante, tampoco la narrativa se escapa de las antologías;
no en el terreno de la novela6, pero sí en el del cuento y, últimamente,
del minicuento y del aforismo poético; detengámonos en algunas de
ellas. En 2002, el escritor de origen argentino, afincado en Granada,
Andrés Neuman, selecciona en Pequeñas resistencias. Antología del
nuevo cuento español,(Páginas de Espuma), a narradores españoles o
radicados en España nacidos a partir de 1960. ¿Cuál ha sido el
criterio? Según Neuman: «al margen de premios, reconocimientos
críticos o éxitos de ventas, he procurado reunir aquí, más que nada,
buenos cuentos y buenos cuentistas», (2002: 17). Ocho años después,
en 2010, Gemma Pellicer y Fernando Valls editan en la editorial
palentina Menocuatro la antología Siglo XXI. Los nuevos nombres del
cuento español actual. Tampoco en este caso se habla de generaciones:
6 Aunque hubo una antología de narrativa española de última generación, Mutantes(Berenice, 2007), que incluye, aparte de cuentos, fragmentos de novelas. Se recogentextos de autores nacidos entre 1960 y 1976 (David Roas, Agustín Fernández Mallo,Mercedes Cebrián, etc).
no nos hemos propuesto realizar una antología generacional, ni se trataba de
ofrecer una muestra de autores jóvenes, pues el más veterano, Carlos
Castán, nació en 1960, mientras que Matías Candeira, el benjamín, llegó al
mundo en 1984. Antes bien quisimos proporcionarle al lector un estado de la
cuestión, un panorama acerca de los nuevos nombres del relato español
actual, (Pellicer y Valls, 2010: 1011).
El microrrelato o minicuento, por su parte, considerado como el
cuarto género narrativo, hace algunas décadas que se ha consolidado
en el panorama literario español e hispano. Entre las muchas
antologías (el género de la minificción, al igual que la poesía, se presta
a ello), surgidas en los últimos años, destacamos Mar de pirañas.
Nuevas voces del microrrelato español, (Menoscuarto, 2012), a cargo
de Fernando Valls quien, al presentar la antologia, declara que:
en ella he pretendido recoger una muestra que fuera generosa, además de
representativa, de lo que escriben los nuevos autores de microrrelatos en
castellano, aunque sin hacer distinción, entre españoles e
hispanoamericanos que viven en nuestro país, (Valls, 2012: 19).
Por último, una breve referencia a un género con especial
presencia en la literatura española de las últimas décadas: el aforismo
poético. En 2018, Carmen Camacho reunió en Fuegos de palabrasa
48[«de las bastantes (qué suerte) voces que lanzan lejos y certeros sus
vivos fuegos de palabras», 2018: 8] aforistas, desde Antonio Machado
hasta Erika Martínez (nacida en 1979), sin ninguna pretensión, claro
está, de tocar temas generacionales.
La escasez, obviamente, de referencias a nuevas generaciones o
promociones, no se debe, obviamente, a la falta de nuevos nombres en
el panorama literario español de los últimos años. Todo lo contrario.
Son tantos los nuevos nombres y tan vertiginoso el ritmo de su
aparición que casi imposibilita, por no decir que anula, cualquier
intento de los historiadores y críticos literarios de organizar a base de
generaciones el objeto de sus estudios. Si a esto añadimos la cantidad
de escritores pertenecientes a generaciones anteriores que siguen en
activo o de escritores extranjeros que viven en España y escriben en
español (o en las demás lenguas del Estado), entendemos la riqueza y
la profundidad de la literatura española actual. Según señalaba
Fernando Valls (2003),«una literatura normal, y la española empieza a
serlo ahora como nunca antes lo había sido, tiene que tener escritores
de todo tipo, pero hay que saber distinguir qué es cada cosa y dónde
está cada uno». En este aspecto la literatura española actual es una
literatura plural ya que cuenta con escritoras y escritores de diversos
estilos literarios y por supuesto de diferentes edades. Además nadie
ha dicho que la literatura sea una carrera de velocidad en la que
priman la explosividad y el rápido arranque. Se parece más a una
carrera de fondo que requiere constancia y paciencia.
Bajo este punto de vista en la España de hoy conviven
«maratonianos» como losnonagenariosJosé Manuel Caballero Bonald
(Jerez de la Frontera, 1926)«representante» de la generación poética de
los años ’50 y el dramaturgo Alfonso Sastre (Madrid, 1926) y autores
nacidos en la década de los ’30 de la talla deAntonio Gala (1930),
Antonio Gamoneda (1931), Francisco Brines (1932) o Luis Goytisolo
(1935) con «corredores de fondo» como Antonio Carvajal (1943),
Eduardo Mendoza (1943), Juan José Millás (1946) o Soledad Puértolas
(1947), por referirnos a unos pocos de los escritores nacidos antes de
1950–que no solo continúan en activo, sino que siguen
atrayendopoderosamente el interés del público lector (tanto español
como extranjero), de los críticos y de los traductores–,con
«mediofondistas», nacidos entre 1950 y 1975 (que se encuentran en el
período más creativo de su carrera literaria) como Rosa Montero
(1951),Andrés Trapiello (1953), Julio Llamazares (1955), Antonio
Muñoz Molina (1956), Almudena Grandes (1960), Ángel Olgoso (1961),
Eloy Tizón (1964), Pilar Adón (1971), Ginés S. Cutillas (1973), Isaac
Rosa (Sevilla, 1974) o Espido Freire (Bilbao, 1974); y, por supuesto,
con «velocistas»(nacidos a partir de 1976) como el cacereño David Eloy
Rodríguez Ramajo (1976), la sevillana Sara Mesa (1976), el cordobés
Joaquín Pérez Azaústre (1976), la madrileña Sandra Santana (1978),
el madrileño Matías Candeira (1984), el albaceteño Constantino
Molina Monteagudo (1985), la granadina Paola Bozalongo (1991) y
muchísim@s más. Es verdad que entre los primeros escritores
mencionados y los más recientes hay una distancia temporal de
muchas décadas de vida que les separan, pero, al mismo tiempo, les
unen miles de escritores y obras, las que median entre Las
adivinaciones de Caballero Bonald, publicadas en 1952 o Las brasas
de Francisco Brines de 1960, por referirnos a dos poemarios de los
escritores anteriormente citados, y West End de José Morella
(1972)que obtuvo el Premio Novela Café Gijón 2019 (un premio, por
cierto, con excelente buen olfato literario). Todas estas obras y todos
estos autores y autoras componen el mosaico plural de la literatura
española contemporánea.
Hemos señalado anteriormente que el gran número tanto de
escritores noveles como de escritores generalmente en activo en
combinación con el inagotable abanico de estilos y temas, no permite,
según nuestro criterio, ni por asomo, un serio esfuerzo de agrupación
bajo determinados marbetes. La misma perplejidad y desconcierto se
detecta asimismo en reiterados intentos de periódicos y revistas
literarias (antologías aparte) de presentar un panorama organizado de
la literatura española actual. Nos referimos brevemente a dos
ejemplos: en 2003 el diario El Mundo dirigió la siguiente pregunta a
críticos literarios y responsables de casas editoriales: «¿Quiénes son,
según su opinión, los más interesantes jóvenes narradores españoles
de este momento?». Los encuestados mencionaron en total los
nombres de más de cuarenta escritores. Pues bien, de ellos solo
cuatro obtuvieron dos votos y uno, el galardonado con el Premio
Nacional de Narrativa de 2002, Unai Elorriaga (Algorta, 1973), obtuvo
tres. Dos años más tarde, es decir, el verano de 2005, la revista
literaria Leer dedicó un número entero al autores españoles de
principios del presente siglo. Dos de los artículos de la revista,
firmados los dos por José María Plaza, procuran presentar,
respectivamente, la realidad de la narrativa y poesía actuales. Por una
vez más detectamos la falta de cualquier criterio agrupador. Se dice de
los jóvenes narradores examinados, todos menores de los 35 añosen
aquella época (Manuel Francisco Reina, Luis Manuel Ruiz, etc): «Han
dejado atrás la generación X y se mueven con desparpajo, alegría,
amistad, aunque cada uno por su lado y con cierta confusión, en
busca de su camino», (2005: 86). Con respecto a los poetas jóvenes
presentados (Antonio Lucas, Miriam Reyes, etc.), Plaza aclara lo
siguiente: «No son estos los únicos o los mejores poetas jóvenes.
También hay otros. Pero había que elegir entre una nómina amplia,
viva, cambiante, confusa y sin una perspectiva que dé distancia y
volumen», (2005: 100).
Amplia, viva, cambiante y confusa, esta es la realidad de la
literatura española actual y, claro, dicha constatación hace, según
nuestro entender, poco o nada funcional el empleo de una
herramienta metodológica como las «generaciones» para explicar la
evolución literaria puesto que estas hipertrofian la homogeneidad de
un período dado, olvidándose de su carácter polifónico y lleno de
contradicciones. Otra cosa bien distinta es el nivel literario alcanzado,
pero esta es una conversación muy larga y hay opiniones para todos
los gustos. De momento, solo una cosa podemos garantizar: habrá
más, muchos más escritores y escritoras en el futuro. Ya lo decía el
inolvidable José Hierro en su tiempo:«No son estas las únicas
palabras: hay otras», (1964: 86)7.
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Curriculum Vitae
Konstantinos Paleologos es doctor en Filología Española por la
Universidad de Granada. Trabaja como Catedrático de «Traductología
Aplicada y Literatura Española» en la Facultad de Letras de la
Universidad Aristóteles de Salónica. Además enseña Literatura
Española y Escritura Creativa en la Universidad Abierta de Grecia,
Traducción del español al griego en el programa interdepartamental
de postgrado de Traducción e Interpretación de la Universidad deAristóteles de Salónica y colabora como profesor invitado con el
Máster Oficial en Traducción para el Mundo Editorial de la
Universidad de Málaga. Regenta el blog, sobre literatura y
traducción: http://konstantinos-paleologos.blogspot.gr. Su actividad
docente y sus intereses de investigación se centran en la traducción
literaria grupal, en la minificción en español y su traducción al griego
y en el análisis del peso del canon literario en la consagración (u
olvido) de los autores sobre todo en la literatura española del siglo XX.
Ha traducido del español al griego obras de R. Del ValleInclán, E.
Pardo Bazán, M. de Unamuno, F. García Lorca, E. Sábato, M.
Altolaguirre, I. Aldecoa, M. Delibes, M. Vázquez Montalbán, J.
Llamazares, R. Chirbes, J. Ayesta, L.M. Panero, A. Bryce Echenique,
A. Trapiello, A. Gamoneda, F. Brines, A. Méndez, A. Cueto, T. Segovia,
F. Iwasaki, G. Arriaga, É. Mendoza, A. Liddell, A. Ungar, A. Neuman,
Á. Enrigue, J. Carrión entre otros y del catalán al griego obras de Q.
Monzó, S. Pàmies, Μ. Orriols, M. Veiga y E. Nolla. Ha escrito los
libros:
2020
▲ Proyecto GreQuerías. Antología den minicuento griegocontemporáneo ►En colaboración con Eduardo LucenaEn colaboración con Eduardo Lucena ►EditorialEditorial: E.D.A.libros.
2018
▲ Literatura y traducción. Apuntes TraLiterarios ►PrólogoPrólogo: JulioLlamazares ►EditorialEditorial: E.D.A. libros.
2017
▲Σπιράλ ιστορίες [Creacuentos en espiral] ►CoautoresCoautores: AlexisPaleologos-Sofós, Litó Paleologu-Sofú ►EditorialEditorial: Gavrielides Books.
2014
▲Βγάλε ένα φύλλο… Ανθολογία ισπανοαμερικάνικου ερωτικούμικροδιηγήματος [Saque una hoja: antología del minicuento eróticohispánico] ►IntroducciónIntroducción: Michalis Mitsos ►EditorialEditorial: Michalis Sideris.
2014
▲Η (α)πειθαρχία των λέξεων. Κείμενα για τη λογοτεχνικήμετάφραση και την ισπανόφωνη λογοτεχνία [La (in)disciplina de laspalabras: textos sobre la traducción literaria y la literatura en español]►IntroducciónIntroducción: Athina Dimitriadou ►EditorialEditorial: Gavrielides Books.
2012
▲Mini71cuentos, Ανθολογία ισπανοαμερικάνικουμικροδιηγήματος [Mini71cuentos, antología del minicuento hispánico]►EditorialEditorial: Michalis Sideris.
2007
▲Ελληνοϊσπανικό και ισπανοελληνικό γλωσσάριο αθλητικώνόρων [Glosario griego-español y español-griego de términos deportivos]►EditorialEditorial: Patakis.
2003
▲Literatura Española de los siglos XIX y XX ►CoautorCoautor: Vasilis Alexiou►EditorEditor: Universidad Abierta de Grecia.