la lógica de la anteposición ideal
TRANSCRIPT
III Jornadas Nacionales de Historia Antigua –
II Jornadas Internacionales de Historia Antigua Página 45
LA IDEOLOGÍA Y LAS SOCIEDADES DE JEFATURA: LA LÓGICA DE
ANTEPOSICIÓN IDEAL
Olivares Julián
Instituto Superior de Profesorado Joaquín V. González
Correo electrónico: [email protected]
Resumen
En el siguiente trabajo desarrollaremos un modelo sobre lo que denominamos lógica de
anteposición ideal. Esta lógica se basaría en el peso que tiene el pensamiento integrado para la
mentalidad de las sociedades no estatales, y estaría relacionada de forma directa con el
surgimiento e institucionalización del liderazgo.
A pesar de ser planteado como estudio de carácter antropológico, el objetivo principal de nuestra
investigación es brindar una herramienta de trabajo a la historiografía. En base a lo planteado,
realizaremos una aproximación a distintos tipos de sociedades de jefatura, para tratar de
comprender cómo se manifiesta esta lógica de anteposición ideal, y aportar así algo de luz sobre
el rol que juega dicha lógica en la institucionalización del liderazgo. Por consiguiente, el trabajo
se guiará en base a una serie de preguntas centrales, que intentaremos responder. ¿Cómo se
manifiesta esta lógica de anteposición ideal en las sociedades “primitivas”? ¿Cuál es la relación
entre ésta y el surgimiento de sociedades de jefatura?
En el análisis sobre el surgimiento y la institucionalización de sociedades de jefatura, los diversos
autores que se han ocupado del asunto han tendido a relacionar este hecho con distintas
actividades materiales en las que estos líderes serían necesitados por sus comunidades1. Lejos de
negar esta realidad, consideramos que si bien los análisis son acertados en estudiar las actividades
esenciales que realizaban los líderes2, en muchos casos carecen de un elemento fundamental. A
nuestro entender, en muchas situaciones el proceso de consolidación de jefaturas puede ser
1 Cf. Service, 1984 [1975], 90-122; Earle, 1987; Fried, 1979, 133-151; Sarmiento, 1994.
2 Que sean acertados en estudiar el surgimiento de jefes en relación con las actividades que realizaban no quiere decir
que sus análisis estén exentos de críticas.
III Jornadas Nacionales de Historia Antigua –
II Jornadas Internacionales de Historia Antigua Página 46
comprendido de mejor manera si se relaciona este hecho con la ideología imperante en dichas
sociedades.
Es que, en la mentalidad primitiva3, suele presentarse un patrón general al que denominamos
lógica de anteposición ideal, y que no ha sido tomado muy en cuenta por los investigadores. Esta
lógica se basa en el hecho puntual de que, para la mentalidad de las sociedades “primitivas”, las
causas materiales suelen interpretarse como consecuencia de causas ideales. Tal como plantea
Godelier, diversos estudios antropológicos muestran que el surgimiento de jefaturas estaría
relacionado con esta lógica. Según el autor, al entender esta situación se podría echar algo de luz
al problema de la aparición y consolidación de sociedades en las cuales, si bien el parentesco
sigue siendo la lógica dominante, no reina una plena igualdad, sino que más bien existe ya un
cierto tipo de élite que destaca por encima de la comunidad4. Los distintos análisis, si bien han
hecho hincapié en la esfera ideológica de las sociedades estudiadas, no han podido ver esta
cuestión. Creemos que el proceso de consolidación de jefaturas en regiones como Egipto o
Mesopotamia puede ser comprendido de mejor manera si se lo relaciona con este hecho.
CONCEPTOS BÁSICOS
Sin embargo, antes de iniciar nuestra investigación será necesario que detallemos el significado
de ciertos conceptos fundamentales para nuestro trabajo.
Para comenzar, debemos desarrollar el concepto de ideología, siendo éste uno de los ejes
principales del trabajo. Aquí utilizaremos el concepto desarrollado por Campagno, quien plantea
que la ideología es “toda producción simbólica de una sociedad que tienda a proporcionarle a
ésta una explicación acerca de sí misma y de su relación con el Universo. En esta línea, será
interpretada como ideológica toda práctica que provea una representación compartida del
mundo, una cosmovisión, una concepción en torno al vínculo de los hombres entre sí y con sus
condiciones de existencia, y que sea vivida como verdadera por los miembros de una sociedad”5.
3 No entendemos pensamiento primitivo como algo inferior, opuesto a un pensamiento “civilizado”, sino más bien
como lo que muchos autores denominan “pensamiento integrado”. Para sus características cf. Cervelló, 1996, 13-32. 4 Godelier, 1974, 363.
5 Campagno, 1998a, 16-17.
III Jornadas Nacionales de Historia Antigua –
II Jornadas Internacionales de Historia Antigua Página 47
A continuación, es necesario ahondar en el concepto de jefatura (chiefdom), siendo éste el otro
eje principal de análisis de nuestro trabajo. ¿Qué entendemos por sociedades de jefatura? Por un
lado, tal como plantea Campagno, “se trata de un tipo de sociedades en las que el parentesco
aparece como criterio dominante para la articulación social, de modo que las prácticas
políticas, económicas e ideológicas se expresan en los términos del ‘idioma’ del parentesco”6.
En segundo lugar, “se trata de sociedades con cierta diferenciación social, lo que equivale a
decir que algún subgrupo parental (por ejemplo, un linaje) constituye la élite de la sociedad,
disponiendo por ello de una serie de prerrogativas diferenciales respecto de las que están al
alcance del resto de la sociedad”7. Por último, “se trata de un tipo de sociedades en las que
existe al menos una posición de liderazgo institucionalizado, de manera que la condición de ser
jefe permanece con independencia del individuo que la detente”8.
LA LÓGICA DE ANTEPOSICIÓN IDEAL Y EL SURGIMIENTO DE JEFATURAS
Tal como plantea Campagno, existen distintas actividades en las que una comunidad no-estatal
podría precisar la presencia de un jefe. Así, un líder comunal podría ser requerido para la
coordinación del sistema productivo, es decir, para encargarse de la redistribución de los
productos. A su vez, podría ser requerido para regular los intercambios con otras aldeas, ya sean
de tipo local, regional, etc. Por otro lado, también está la posibilidad de que los líderes comunales
se encargasen de realizar aquellas actividades pertenecientes al ámbito de lo ideológico (por
ejemplo, rituales sagrados). Por último, podría ser que estos líderes locales fuesen necesitados por
las aldeas para dirigir ciertas actividades bélicas contra otras comunidades9.
Es probable que una o varias de esas cuatro esferas mencionadas por Campagno (dependiendo de
la situación histórica particular) sea la que determine la existencia de un líder. A su vez, también
es posible que un líder se encargase de más de una de estas esferas. Por lo tanto, nos parece que
el planteo del autor es correcto. Sin embargo, nosotros consideramos que el hecho mismo del
6 Campagno, 2000, 138. Por lo tanto, las prácticas imperantes son del tipo parental, y no estatal.
7 Campagno, 2000, 138. Por lo tanto, si bien en estas sociedades la lógica parental articula las relaciones sociales, las
jefaturas se diferencian de otros tipos de sociedades denominadas “igualitarias”, tales como bandas o tribus, en las
que no existe tal élite. 8 Campagno, 2000, 138. Tal líder, sin embargo, no dispone del monopolio legítimo de la coerción, como ocurre en
las sociedades estatales. 9 Campagno, 2002, 155-158.
III Jornadas Nacionales de Historia Antigua –
II Jornadas Internacionales de Historia Antigua Página 48
surgimiento e institucionalización de jefes comunales no puede ser entendido en su totalidad si
nos limitamos a explicar la actividad o actividades materiales que éstos realizan. Como ya
mencionamos al inicio de este trabajo, otro aspecto de suma importancia que nos permite
comprender el surgimiento y la institucionalización de las jefaturas debemos buscarlo en la
ideología imperante en estas sociedades. Aquí nos parece fundamental la afirmación de Godelier
sobre dichas sociedades: “En el seno de las representaciones religiosas, las causas reales se
sustituyen por causas imaginarias. O, al menos, las causas reales se convierten en los efectos de
causas imaginarias”10
. Esto significa que, en las comunidades con pensamiento integrado, la
ideología actúa de tal manera que siempre las acciones ideales se colocan como la causa
fundamental de todas las acciones materiales. Se produce así una anteposición ideal.
Para ilustrar un poco más esta situación, veamos un ejemplo: el de Malinowski en su estudio de
los trobriandeses. Este autor comprueba que cada una de las fases de la producción agrícola de
estos isleños siempre es precedida por un ritual, ejecutado por el Towosi (el mago de los huertos).
“Los indígenas creen profundamente que a través de su magia el Towosi controla las fuerzas de
la naturaleza, y también creen que debe de controlar el trabajo del hombre. Para ellos empezar
una nueva fase en el cultivo del huerto sin una inauguración mágica es impensable”11
, plantea
Malinowski. Pero a su vez, esta creencia en la magia les otorga un jefe, “cuya serie de ritos
mágicos, al puntuar el curso de las actividades en intervalos regulares, imponiéndoles una serie
de períodos de descanso, y, con la institución de los lotes pautas (Leywota), al fijar un modelo
para la comunidad entera, es de una importancia muy grande”12
.
Por lo tanto, observamos que para los isleños de Trobriand, es la acción religiosa la que se coloca
como garante de la efectividad de la producción, más que su propia acción en los huertos. Sin
embargo, y de fundamental importancia para nuestro trabajo, es el hecho de que para los
trobriandeses la función del líder se hace necesaria en base a sus funciones mágicas, más que en
base al acto material de coordinar la producción. Aclaramos, no es que estos individuos no se den
cuenta de la importancia de tal coordinación, sino que, como planteaba Godelier, las causas reales
se convierten en los efectos de causas imaginarias: el éxito en la coordinación se debe a su poder
mágico.
10
Godelier, 1974, 350. 11
Malinowski, 1976, 91. 12
Malinowski, 1976, 92.
III Jornadas Nacionales de Historia Antigua –
II Jornadas Internacionales de Historia Antigua Página 49
Prosigamos con otros casos en los que la institucionalización del jefe se relaciona con esta lógica
de anteposición ideal. Uno de éstos es analizado por Kurumi Sugita, quien se encarga del estudio
del período Yayoi en Japón (etapa anterior al surgimiento del Estado). Según la autora, durante
los comienzos de este período no parecen haber existido fuertes diferenciaciones sociales, y las
actividades de culto eran realizadas por la totalidad de la comunidad. Sin embargo, la
diferenciación surgió al interior de la sociedad cuando apareció un sacerdote que, en base a su
poder espiritual superior, se encargaba de centralizar todas las prácticas rituales, y a cambio
recibía parte de los excedentes agrícolas. Pero a su vez, debido a sus poderes sobrenaturales, este
sacerdote coordinaba la producción de todas las unidades locales, lo cual era de suma importancia
para la reproducción de la sociedad13
.
Otros casos similares son mencionados por Muller, quien analiza el concepto de “jefatura divina”
en distintas sociedades africanas, como por ejemplo los Mbum, los Jen, los Awtun, los Chip. En
dichas comunidades, el jefe era, en palabras del autor, “el chivo expiatorio sobre el que descansa
lo bueno y lo malo que puede afectar a la sociedad. Él es la causa de la prosperidad y el desastre
pero al mismo tiempo es el remedio para esos problemas cuando es asesinado o expulsado”14
. Es
decir que la presencia del jefe garantizaba el bienestar de la comunidad en base a sus dotes
sobrenaturales. Y en caso de que esto no funcionase, tal bienestar podría ser obtenido con su
eliminación y su sustitución.
Ambos ejemplos nos muestran, tal como en el caso de los isleños de Trobriand, que la afirmación
de Godelier sobre el pensamiento integrado es acertada. En la ideología de las sociedades
“integradas”, las causas ideales se colocan delante de las causas materiales. En los casos
mencionados los jefes surgen por su necesidad en prácticas materiales, tales como la
coordinación de la producción, mediación de los conflictos, etc., pero todas las actividades
realizadas por éstos se deben a sus poderes sobrenaturales15
. En el primero de los casos, se puede
observar que la capacidad que tiene el sacerdote para coordinar la producción de las unidades
locales dispersas (algo que la misma sociedad considera fundamental para su desarrollo), se debe
al reconocimiento de una cualidad superior. En el segundo de los casos, el poder sobrenatural que
13
Sugita, 1981, 377-378. 14
Muller, 1981, 246. La traducción es mía. 15
Para otros ejemplos de esta situación, cf. Malinowski, 1922; Malinowski, 1935; Firth, 1939, 168-186; Sahlins,
1963, 295; Krader, 1972, 58-65; Godelier, 1974, 363; Frankfort, 1976 [1948], 57-58; Claessen, 1979, 73-88.
III Jornadas Nacionales de Historia Antigua –
II Jornadas Internacionales de Historia Antigua Página 50
detentan los jefes africanos es el garante del orden en las comunidades, y cuando éste desaparece,
el asesinato o expulsión de sus líderes puede garantizarlo nuevamente.
Por lo tanto, el proceso de institucionalización de tales líderes puede ser comprendido en su
totalidad si se toma en cuenta la importancia que tiene la ideología en dichas sociedades. Así, tal
como establece Claessen, si bien “los contenidos de la ideología pueden variar en cada caso
específico, el patrón general es la concepción de una íntima conexión entre algunas personas y
las fuerzas sobrenaturales. En razón de esta relación, las personas sagradas tienen influencia en
la fertilidad, seguridad y justicia dentro de la comunidad”16
. Tal como plantea Godelier, tales
individuos tienen “el monopolio de las acciones sobre las condiciones (imaginarias para
nosotros) de reproducción de la sociedad. […] Naturalmente, ‘a cambio’ de sus servicios
disfrutan de mayor prestigio, autoridad y algunas ventajas materiales”17
.
Dicho monopolio de esos poderes sobrenaturales por parte de la élite comunal podía ser
reafirmado en algunos casos a través de la herencia. Así, tal como plantea Godelier, existen
ciertos atributos de los antepasados (aquellos que se consideran vitales para la sociedad, como
por ejemplo los poderes mágicos) que sus descendientes desean conservar, y a su vez transmitir a
otras generaciones18
. Esta afirmación cobra mayor fuerza si tenemos en cuenta que tratamos con
sociedades que se articulan bajo la lógica parental.
ALGUNOS PROBLEMAS TEÓRICOS
Hasta aquí, el análisis del funcionamiento de la mentalidad integrada y su relación con el
liderazgo no parece tener mayores problemas. Sin embargo, es conveniente hacer una aclaración
sobre ciertos puntos tratados, puesto que la situación de los jefes en las comunidades no-estatales
suele presentar algunas características que dan a lugar a malinterpretaciones por parte de diversos
autores.
Algunos autores han tendido a pensar que los jefes imponen una carga tributaria a cambio de sus
servicios. Así, vemos afirmaciones tales como: “Para asegurar la continuidad de estos
‘servicios’ altamente valuados, el resto de la comunidad acepta pagar por ello, en forma de
16
Claessen, 1984, 470-471. 17
Godelier, 1980, 670. 18
Godelier, 1993, 105. Sobre esta situación cf., entre otros, Sahlins, 1963, 295; Claessen, 1979, 82; Godelier, 1980.
III Jornadas Nacionales de Historia Antigua –
II Jornadas Internacionales de Historia Antigua Página 51
ofrendas, tributos, servicios o impuestos”19
. Afirmaciones de este tipo se basan en el supuesto de
que los jefes detentan cierto poder que les posibilita imponer condiciones al resto de la sociedad.
Frente a esta visión evolucionista, que considera que todo lo que caracteriza al Estado ya estaba
presente en las sociedades que lo anteceden, conviene realizar una serie de afirmaciones.
En nuestra opinión, estas consideraciones por parte de diversos especialistas se debe a que no han
comprendido (o no han querido comprender) el rol que tiene el parentesco en dichas sociedades.
Tal como plantea Campagno, “la dominancia de la práctica del parentesco implica que ésta
impone a la sociedad los principios que la sustentan”20
, y por lo tanto, “basada en la norma de la
reciprocidad, la práctica del parentesco pone un límite a la diferenciación social en el interior
de la comunidad”21
. Esta relación jefe-sociedad, en la que el primero brinda servicios
sobrenaturales, y la segunda a cambio le otorga parte del excedente, se basa en las normas básicas
del parentesco. Por lo tanto, no debe ser catalogada como una imposición, puesto que mientras la
sociedad se articule bajo las normas del parentesco, dicho jefe no dispone del monopolio legítimo
de la coerción como para imponer una carga tributaria22
. Dicha relación implica en realidad, en
términos de Sahlins, una reciprocidad de tipo equilibrada23
.
Por otro lado, los especialistas, en base nuevamente a conceptos evolucionistas, y cargados de un
fuerte etnocentrismo, han querido ver en esos jefes de sociedades no-estatales, a individuos que
constantemente están en búsqueda del poder y de subordinar a su comunidad. Esta es la figura
reflejada por conceptos como el de aggrandizer, utilizada por diversos autores24
. Por lo tanto, el
monopolio de esas realidades ficticias pudo ser considerado como algo que las élites comunales
creaban para obtener ventajas sobre el resto de la sociedad. Aquí nuevamente conviene aclarar
ciertas cuestiones.
Los jefes, a pesar de pertenecer a una élite, continúan siendo parte integral de la sociedad. Así, tal
como plantea Sahlins sobre las sociedades polinesias, aun los más grandes jefes eran concebidos
19
Claessen, 1984, 471. También cf. Service, 1984 [1975], 116. 20
Campagno, 1998b, 103. 21
Campagno, 1998b, 104. 22
Campagno, 2003, 66. Dicha situación deviene de que muchos autores confunden el prestigio de los jefes (elemento
que proviene de su éxito en el liderazgo de la sociedad, y en base al cual son mas influyentes), con un poder que les
posibilitaría imponerse ante el resto de la comunidad (elemento que proviene del etnocentrismo de algunos
investigadores). Al respecto, cf. Clastres, 1981 [1976], 113-114. 23
Sahlins, 1976, 244. 24
Cf., por ejemplo, Castillos, 2007, 26-27. En el mismo sentido, aunque sin mencionar dicho concepto: Claessen,
1979, 82-83.
III Jornadas Nacionales de Historia Antigua –
II Jornadas Internacionales de Historia Antigua Página 52
como parientes superiores de las masas25
. Por lo tanto, como parte orgánica de su comunidad,
también participan de sus concepciones ideológicas. Entonces ocurre que no se puede pensar que
ese monopolio de las realidades ideales sea una estrategia de la élite para engañar a la sociedad y
obtener beneficios materiales. Los líderes comunales también creen ser los únicos poseedores de
dichas realidades sobrenaturales, y entienden que son los únicos que pueden mantener la
prosperidad de la comunidad. Por lo tanto, si aceptan su cargo no es simplemente porque les
interese tener mayor cantidad de bienes, sino que más bien consideran que su papel como
garantes del orden es imprescindible26
.
A MODO DE CIERRE
En conclusión, podemos ver que esta lógica de anteposición ideal se presenta claramente en
muchos ejemplos de comunidades con pensamiento integrado. A su vez, parece que dicha lógica
tendría, en muchos casos, una relación directa con el surgimiento de sociedades de jefatura.
Básicamente, el patrón general es que, como las causas materiales son vistas por la sociedad
“integrada” como una consecuencia de causas ideales, las actividades materiales que realizaban
los líderes (tales como la coordinación de la producción, la regulación de los intercambios, o el
liderazgo en la guerra) serían vistas por la comunidad como una consecuencia de sus poderes
mágicos. A su vez, la institucionalización de la jefatura se vería reforzada por una transmisión vía
hereditaria de estas capacidades mágicas.
A nuestro parecer, el modelo teórico planteado tiene una gran capacidad para ser aplicado a
diversas sociedades en las que surgieron las jefaturas. Tal como planteamos al comienzo del
trabajo, si bien nuestro estudio es básicamente de índole antropológica, creemos que nuestras
hipótesis servirán para todo aquel que intente dar historicidad al asunto. En este sentido, estamos
de acuerdo con Aróstegui cuando plantea que la comparación es la mejor herramienta con la que
cuenta la historiografía para explicar procesos históricos27
. Sin embargo, no deben confundirse
nuestras afirmaciones con reglas de carácter universal. No se trata de ir llevando el “modelo” y
hacerlo encajar para todas las sociedades de jefatura. De esta manera podríamos caer en falsas
25
Sahlins, 1963, 297. 26
Tal como plantea Cervelló, los “pueblos ‘integrados’ viven de forma real […] la integración de la sociedad en el
cosmos y la interacción entre las dos esferas” (Cervelló, 1996, 192). 27
Aróstegui, 2001 [1995], 359.
III Jornadas Nacionales de Historia Antigua –
II Jornadas Internacionales de Historia Antigua Página 53
conclusiones sobre el surgimiento de dichas formaciones sociales. Según como lo vemos, el
modelo teórico esta planteado para ser una herramienta que nos permita abordar correctamente el
estudio de casos particulares28
. Pero a su vez, de acuerdo nuevamente con Aróstegui, dichos
procesos históricos “sólo pueden facilitar sus mejores enseñanzas si de la misma manera que se
los ve como fenómenos «singulares», se intenta también ver que rasgos «generales» poseen”29
.
Lejos de ser algo acabado y exento de consideraciones, nos parece que la herramienta planteada
puede ser de gran utilidad a la hora de pensar a las sociedades de jefatura en relación con la
ideología. Pero siendo la práctica investigadora la que crea el modelo, y a su vez la que lo testea,
la utilidad de lo planteado en nuestro trabajo sólo podrá ser verificado por futuras
investigaciones30
.
BIBLIOGRAFÍA
ARÓSTEGUI, J., La investigación histórica: teoría y método, Barcelona, Crítica, 2001 [1995].
CAMPAGNO, M., Surgimiento del Estado en Egipto: cambios y continuidades en lo ideológico,
Colección Estudios – Nueva Serie 6, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, 1998a.
CAMPAGNO, M. “Pierre Clastres y el surgimiento del Estado. Veinte años después”. En:
Boletín de antropología americana 33, 1998b, pp. 101-113.
CAMPAGNO, M. “Hacia un uso no-evolucionista del concepto de „sociedades de jefatura‟”. En:
Boletín de antropología americana 36, 2000, pp. 137-147.
CAMPAGNO, M., De los jefes-parientes a los reyes-dioses. Surgimiento y consolidación del
Estado en el Antiguo Egipto, Barcelona, Aula Ægyptiaca, 2002.
CAMPAGNO, M. “El modo de producción tributario y el Antiguo Egipto. Reconsiderando las
tesis de Samir Amin”. En: Anales de Historia Antigua, Medieval y Moderna, Nº 35-36, 2003, pp.
61-80.
CASTILLOS, J. J. “La estratificación social en los orígenes de Egipto”. En: Cahiers Caribeens
d’ Egyptologie nº 10, 2007.
28
Así, la lógica de anteposición ideal podría no aplicarse en gran cantidad de sociedades, aun siendo estas jefaturas. 29
Aróstegui, 2001 [1995], 359. 30
En nuestro caso, este trabajo será continuado en el futuro por una aplicación en el Egipto Predinástico, donde se
desarrollaron sociedades de jefatura con anterioridad al surgimiento del Estado faraónico.
III Jornadas Nacionales de Historia Antigua –
II Jornadas Internacionales de Historia Antigua Página 54
CERVELLÓ AUTUORI, J., Egipto y África. Origen de la civilización y la monarquía en su
contexto africano, Sabadell, Ausa, 1996.
CLAESSEN, H., Antropología Política. Estudio de las comunidades políticas, México, UNAM,
1979.
CLAESSEN, H. “El surgimiento del Estado primero (early state)”. En: Boletín mexicano de
derecho comparado, Nueva Serie Año XVII, No 50, México, UNAM, 1984, pp. 433-479.
CLASTRES, P., Investigaciones en Antropología Política, Barcelona, Gedisa, 1981 [1976].
EARLE, T. “Chiefdoms in archaeological and ethnohistorical perspective”. En: Annual Review of
Anthropology, 1987, pp. 279-308.
FIRTH, R. Primitive Polinesian Economy, Londres, Routledge, 1939, pp. 168-186.
FRANKFORT, H., Reyes y Dioses, México, Biblioteca de la Revista de Occidente, 1976 [1948].
FRIED, M. “Sobre la evolución de la estratificación social y del Estado”. En: LLOBERA, J. R.,
Antropología Política, Barcelona, Anagrama, 1979, pp. 133-151.
GODELIER, M., Economía, Fetichismo y Religión en las sociedades Primitivas, México, Siglo
XXI, 1974.
GODELIER, M. “Orígenes y formación. Procesos de la constitución, la diversidad y las bases del
Estado”. En: Revista Internacional de Ciencias Sociales, XXXII, Nro. 4, UNESCO, Paris, 1980,
pp. 667-682.
GODELIER, M. “Incesto, parentesco, poder”. En: El cielo por asalto, Nº 5, 1993, pp. 99-115.
KRADER, L., La Formación del Estado, Barcelona, Editorial Labor, 1972.
MALINOWSKI, B., Argonauts of the Western Pacific, Londres, Routledge, 1922.
MALINOWSKI, B., Coral Gardens and their magic, Londres, G. Allen and Unwin, 1935.
MALINOWSKI, B. “La economía primitiva de los isleños de Trobriand”. En: GODELIER, M.
(ed.), Antropología y economía, Barcelona, Anagrama, 1976, pp. 87-100.
MULLER, J. C. “„Divine Kingship‟ in Chiefdoms and States. A Single Ideological Model”. En:
CLAESSEN, H., SKALNIK, P. (eds.), The Study of the State, La Haya, Mouton, 1981, pp. 239-
250.
SAHLINS, M. “Poor Man, Rich Man, Big-Man, Chief: Political Types in Melanesia and
Polynesia”. En: Comparative Studies in Society and History, Vol. 5, No. 3, 1963, pp. 285-303.
SAHLINS, M. “Economía tribal”. En: GODELIER, M. (ed.), Antropología y economía,
Barcelona, Anagrama, 1976, pp. 233-259.
III Jornadas Nacionales de Historia Antigua –
II Jornadas Internacionales de Historia Antigua Página 55
SARMIENTO, G. “La creación de los primeros centros de poder”. En: Manzanilla, L.; López
Luján, L. (coords.), Historia Antigua de México, Vol. I, México, INAH-UNAM-Miguel Ángel
Porrúa librero editor, 1994, pp. 247-277.
SERVICE, E., Los orígenes del Estado y la Civilización, Madrid, Alianza, 1984 [1975].
SUGITA, K. "Terrestrial Deities and Celestial Burocrats. Transformation of the State and Local
Communities in the Asiatic Mode of Production in Japan". En: CLAESSEN, H., SKALNIK, P.
(eds.), The Study of the State, La Haya, Mouton, 1981, pp. 371-386.