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UNIVERSITARIOS POTOSINOS 235 MAYO 2019 12 Recibido: 23.02.2019 I Aceptado: 19.03.2019 Palabras clave: Biomembranas, fosfolípidos, rafts, bicapa y citoesqueleto. MEZA, U., ROMERO, A. Y SÁNCHEZ, S. PÁGINAS 12 A 17 La membrana plasmática es la estructura que delimita las células de todos los seres vivos. El presente artículo revisa brevemente conceptos básicos asociados a su naturaleza, organización, rele- vancia funcional y modelos. Originalmente, la membrana plasmá- tica se visualizó como una barrera limitante, estática y divisoria del interior y exterior celular, pero actualmente se la reconoce como una estructura dinámica donde tienen lugar numerosos procesos vitales para las células. La membrana plasmática: frontera dinámica de la célula ULISES MEZA VILLANUEVA [email protected] ANA CATALINA ROMERO SERGIO SÁNCHEZ-ARMASS FACULTAD DE MEDICINA, UASLP Confines al óleo de enmascarada quietud, sustentan la vida. Catalina Romero

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UNIVERSITARIOS POTOSINOS 235 MAYO 201912

Recibido: 23.02.2019 I Aceptado: 19.03.2019

Palabras clave: Biomembranas, fosfolípidos, rafts, bicapa y citoesqueleto.

MEZA, U., ROMERO, A. Y SÁNCHEZ, S. PÁGINAS 12 A 17

La membrana plasmática es la estructura que delimita las células

de todos los seres vivos. El presente artículo revisa brevemente

conceptos básicos asociados a su naturaleza, organización, rele-

vancia funcional y modelos. Originalmente, la membrana plasmá-

tica se visualizó como una barrera limitante, estática y divisoria

del interior y exterior celular, pero actualmente se la reconoce

como una estructura dinámica donde tienen lugar numerosos

procesos vitales para las células.

La membrana plasmática: frontera dinámica de la célula

ULISES MEZA [email protected]

ANA CATALINA ROMERO SERGIO SÁNCHEZ-ARMASS

FACULTAD DE MEDICINA, UASLP

Confines al óleo de enmascarada quietud, sustentan la vida.

Catalina Romero

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MAYO 2019 235 UNIVERSITARIOS POTOSINOS 13LA MEMBRANA PLASMÁTICA

La membrana plasmática: frontera dinámica de la célula

¿Qué es la membrana plasmática?

Las células de todos los seres vivos

están delimitadas por la membrana

plasmática. Su evolución biológica

favoreció el aislamiento de un deter-

minado ambiente (medio intracelular)

de su medio circundante (medio ex-

traceluar). Este suceso crítico permi-

tió el establecimiento de condiciones

fisicoquímicas que propiciaron el de-

sarrollo de mecanismos de síntesis y

replicación de moléculas clave en los

procesos que hoy sustentan la exis-

tencia de todas las células y, por lo

tanto, de todos los seres vivos. Cabe

mencionar la importante aportación

en este campo del biólogo mexicano

Alfonso L. Herrera (Science, 1942),

quien caracterizó microestructuras

inertes con apariencia de células que

denominó colpoides y sulfobios.

La evolución de la membrana plas-

mática no debe entenderse única-

mente como el establecimiento de

una frontera física entre el interior y el

exterior de la célula, sino como el de-

sarrollo de una intrincada estructura

que permite el intercambio dinámico

de materia y energía entre estos dos

compartimientos y que asegura la in-

tegridad de un ambiente delimitado

con características propias: el espacio

intracelular o citoplasmático.

El concepto actual de la membrana

plasmática implica un complejo de lí-

pidos y proteínas en constante reorga-

nización, con un costo energético muy

alto para las células. Este concepto ha

evolucionado de manera continua gra-

cias a la generación de nuevos conoci-

mientos, resultantes de técnicas expe-

rimentales y planteamientos teóricos

de frontera.

Los componentes

La membrana plasmática está consti-

tuida básicamente por lípidos y pro-

teínas. Sus lípidos son moléculas que

presentan un extremo afín al agua

(hidrófilo) y otro que la repele (hidró-

fobo). Esta característica les permite

organizarse de manera espontánea

en una bicapa, donde sus extremos

hidrófilos interactúan con las molécu-

las del agua que los rodean en el inte-

rior y exterior celulares, mientras que

sus extremos hidrófobos se orientan

hacia el interior de la misma bicapa.

En este escenario, sus proteínas cons-

titutivas se asocian de manera periféri-

ca a la bicapa lipídica, o bien se hallan

completamente embebidas en ella.

Definir una proporción promedio de

sus elementos constitutivos es todo

un reto, ya que existe una gran varie-

dad de tipos celulares, a lo que debe

sumarse la cambiante composición

de sus membranas a través de su de-

sarrollo y su ciclo celular. Más aún, se

sabe que la membrana plasmática no

es homogénea a lo ancho de su su-

perficie ni entre sus monocapas cons-

titutivas. El número de distintos tipos

de proteínas y lípidos asociados a la

membrana plasmática fluctúa entre

varios cientos a miles.

Actualmente, se realizan grandes es-

fuerzos para determinar con exactitud

el número y la variedad total de pro-

teínas (proteómica) y lípidos (lipidó-

mica) alojados en los diferentes tipos

de membrana plasmática. Sin embar-

go, cabe reconocer las dificultades

técnicas que implica la discriminación

y caracterización del alto número pre-

sente de estas biomoléculas. A pesar

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UNIVERSITARIOS POTOSINOS 235 MAYO 201914

Balsa de membrana

Bicapalipídica

Citoesqueleto (actina)

Colesterol

Proteína integral Glicolípido Proteína periférica

Canal iónico

MEZA, U., ROMERO, A. Y SÁNCHEZ, S. PÁGINAS 12 A 17

de tales limitantes, han podido esta-

blecerse algunas generalidades res-

pecto a los componentes de la mem-

brana plasmática. Así, se considera

que sus constituyentes lipídicos son

más abundantes que los proteicos, lo

que ha dado pie al modelo del mar

de lípidos que alberga un número

reducido de proteínas, a manera de

icebergs, idea reflejada en el icónico

modelo del mosaico fluido (Singer y

Nicolson, 1972).

Se acepta también que la asimetría en-

tre sus monocapas se debe a una ma-

yor presencia de ciertos lípidos como

la fosfatidilcolina y la esfingomielina

en la monocapa externa, mientras

que la monocapa interna preferente-

mente aloja elementos lipídicos dife-

rentes como la fosfatidilserina y la fos-

fatidiletanolamina. Los

componentes protei-

cos comprenden dos tipos: proteínas

periféricas e integrales. Las primeras

se asocian o anclan a la cara externa

o interna de la membrana plasmática,

mientras que las segundas se encuen-

tran embebidas completamente en

ella. Las proteínas integrales estable-

cen puentes de comunicación entre

el interior y el exterior celular de ma-

nera directa, mediante la constitución

de canales iónicos y de acarreadores

que permiten el libre flujo de iones

y pequeñas moléculas a través de la

membrana plasmática, y de manera

indirecta por la generación de men-

sajeros intracelulares en respuesta a

estímulos externos, como los recep-

tores de membrana para hormonas y

neurotransmisores (figura 1).

¿Qué elementos, propiedades o in-

teracciones establecen el arreglo de

un determinado tipo de lípido o de

proteína en una región específica

de la membrana plasmática? Es una

cuestión que actualmente es aborda-

da desde diferentes enfoques experi-

mentales y teóricos. En principio, dicho

arreglo puede generarse a partir de las

propiedades intrínsecas de los compo-

nentes de la membrana o resultar de

procesos metabólicos que implican un

costo energético. El orden estructural

y funcional de sus elementos se refle-

ja en su capacidad de desarrollar una

gran variedad de procesos, entre los

que destacan: transporte y permeabi-

lidad selectiva de iones y sustancias,

excitabilidad eléctrica, movilidad celu-

lar, diferenciación celular, liberación de

mensajeros químicos, reconocimiento

intercelular y transducción de señales

extracelulares. También se vuelve evi-

dente, de manera dramática, cuando

su desarreglo da lugar a procesos dis-

funcionales o patológicos.

Esquema de la membrana plasmáticaFigura 1.

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MAYO 2019 235 UNIVERSITARIOS POTOSINOS 15LA MEMBRANA PLASMÁTICA

El desarrollo del modelo

El establecimiento y desarrollo del

modelo de la membrana plasmáti-

ca representa un fascinante ejemplo

de la complementariedad entre los

ámbitos experimental y teórico de la

ciencia. A continuación, se presenta

un somero recuento de sucesos cla-

ve en el desarrollo del modelo de la

membrana plasmática y se remite al

lector las publicaciones de Meza y

cols. (2010) y Robertson (2018) para

un abordaje más detallado de los mis-

mos. Una de las primeras referencias

del concepto de membrana plasmá-

tica se encuentra en los trabajos que

el botánico alemán Wilhelm Pfeffer

(1887) realizó sobre las propiedades

de permeabilidad de células vegetales

y membranas artificiales.

La naturaleza lipídica de la membrana

plasmática fue establecida original-

mente por Charles Overton (1899)

con base en la mayor facilidad de las

sustancias lipídicas de incorporarse a

las membranas biológicas, en relación

con la de compuestos de otras na-

turalezas. Más adelante, Hugo Fricke

(1923) determinó el valor específico

(1.0 μF/cm2) de una de sus propie-

dades íntimamente ligada a su grosor

y naturaleza lipídica denominada ca-

pacitancia eléctrica de la membrana

plasmática, la cual tiene importantes

implicaciones en la generación y con-

ducción de señales eléctricas. A partir

de una serie de elegantes experimen-

tos, Evert Gorter y Francois Grendel

(1925) lograron definir el valor del

área ocupada por los lípidos extraí-

dos de la membrana plasmática de

los glóbulos rojos y encontraron que

dicho valor correspondía al doble del

de la superficie calculada para un nú-

mero conocido de estas células. Esto

los llevó a inferir que la membrana

plasmática está constituida por una

bicapa lipídica.

Más tarde, durante el desarrollo de

experimentos de tensión superficial

en la membrana plasmática de hue-

vos de peces marinos, James Danielli

y Edmund Harvey (1935) establecie-

ron la necesidad de incorporar un ele-

mento adicional a los componentes li-

pídicos —hasta entonces considerados

como los únicos constituyentes de la

membrana plasmática— para explicar

sus resultados, con ello determinaron

la inclusión de las proteínas al modelo

de la membrana plasmática.

Con base en lo anterior, James Da-

nielli y Hugh Davson (1934) propu-

sieron un nuevo modelo de mem-

brana que incluía una región central

lipídica revestida (a ambos lados) por

una monocapa de fosfolípidos y una

cubierta externa de proteínas globula-

res. Posteriormente, David Robertson

(1959) planteó su teoría unitaria de

la membrana que establece que to-

das las membranas biológicas están

constituidas por una bicapa lipídica;

la propuesta estuvo sólidamente sus-

tentada con imágenes de microscopía

electrónica, en las cuales se distinguía

una región intermedia de baja densi-

dad electrónica, delimitada por estruc-

turas periféricas de mayor densidad.

La región intermedia correspondía a

los extremos hidrófobos de los lípi-

dos, mientras que las estructuras pe-

riféricas representaban sus extremos

hidrófilos o a las proteínas asociadas

a ellos. Las proteínas en este modelo

se alojaban preferentemente sobre la

superficie de la bicapa lipídica y solo

Lípidos y proteínas constituyen la membrana plasmática, principalmente

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UNIVERSITARIOS POTOSINOS 235 MAYO 201916 MEZA, U., ROMERO, A. Y SÁNCHEZ, S. PÁGINAS 12 A 17

una proporción muy reducida de su

estructura se insertaba en la región

hidrófoba de la misma.

El modelo actual

En 1972, Seymour Singer y Garth Ni-

colson postularon el modelo del mo-

saico fluido, originalmente planteado

por Singer un año antes, donde de-

finieron a la membrana plasmática

como una bicapa fluida de lípidos

que aloja diversos conglomerados

proteicos. Estos conceptos fueron

compartidos y publicados de manera

independiente y casi simultánea por

el científico mexicano Carlos Gitler

(1972) quien, lamentablemente, no

ha recibido un merecido reconoci-

miento por sus aportaciones. El mo-

delo del mosaico fluido resaltaba la

distribución homogénea de lípidos y

proteínas, al tiempo que reconocía la

asimetría entre sus hemicapas. Poste-

rior a su planteamiento, este modelo

ha estado sujeto a una constante revi-

sión y puesta al día (Robertson, 2018).

Así, a partir de los trabajos de Mark

Bretscher (1972) se incluyó la noción

de asimetría lipídica entre sus he-

micapas, mientras que los estudios

de Dennis Chapman (1975) y de

Mahendra Jain y Harold White (1977)

incorporaron el concepto de la se-

gregación lateral de sus elementos

lipídicos en dominios discretos. Kai

Simons y Gerrit van Meer (1988) re-

tomaron estos aspectos para plantear

su modelo de nanodominios lipídicos,

a partir de sus estudios sobre la dis-

tribución diferencial de esfingolípidos

en la membrana apical de células

epiteliales. Más adelante, Kai Simons

y Elina Ikonen (1997) incorporaron

el colesterol como un elemento in-

dispensable en la organización y

establecimiento de estos nanodomi-

nios de membrana o balsas lipídicas

(rafts). Con respecto a las proteínas

constitutivas de la membrana, seña-

laron la posibilidad de que algunas

de ellas estuvieran incluidas o ancla-

das a las balsas, mientras que otras

estuvieran excluidas de sus límites,

en función de su naturaleza molecu-

lar y de sus respectivas propiedades

termodinámicas.

En 2006 se redefinió el concepto de

balsas lipídicas (lipid rafts) en favor de

la de balsas de membranas (membra-

ne rafts), que constituyen dominios

pequeños de dos a 100 nanómetros

(nm) de diámetro, heterogéneos, al-

tamente dinámicos, enriquecidos en

colesterol y esfingolípidos, que com-

partimentan procesos celulares (fi-

gura 1). Actualmente se contempla

la posibilidad de que estas pequeñas

balsas puedan estabilizarse y gene-

rar plataformas de mayor tamaño a

través de interacciones proteína-pro-

teína y proteína-lípido. Se reconocen

dos tipos de balsas de membrana:

planas y caveolas. Las primeras se

alinean en el plano de la membrana

y su caracterización detallada ha sido

muy difícil debido a su pequeño ta-

maño (2-20 nm de diámetro) y gran

dinamismo. Las segundas correspon-

den a invaginaciones o repliegues de

la membrana plasmática de mayor

dimensión (50-100 nm de diámetro)

y menor dinamismo que los de las

balsas planas.

En este escenario, Akihiro Kusumi y

su grupo (2012) utilizaron la pode-

rosa técnica de seguimiento de mo-

lécula única y determinaron que las

proteínas y los lípidos constitutivos de

la membrana plasmática presentan

dos tipos de difusión: de corto alcan-

ce (confinada a un compartimento)

y de largo alcance (dada entre com-

partimentos diferentes). La primera

es rápida (8 μm2 s-1), mientras que la

segunda es unas 20 veces más len-

ta. Esta diferencia, de acuerdo con el

grupo de Kusumi, se explica porque

la superficie de la membrana plasmá-

tica está dividida en pequeños com-

partimentos y la difusión de lípidos y

proteínas entre ellos enfrenta mayor

dificultad. A esta propuesta se le de-

nominó modelo de corrales e involu-

cra estructuras de soporte intracelular

denominadas en su conjunto citoes-

queleto (Kusumi et al., 2012).

El modelo establece que las proteínas

integrales que sobresalen del lado ci-

toplasmático de la membrana funcio-

nan como postes e interaccionan con

los filamentos de actina del citoes-

queleto, dando lugar al confinamiento

de áreas o corrales (de unos 40 a 300

nm de diámetro) en la cara interna de

la membrana plasmática. Los corrales

limitan el desplazamiento de las pro-

teínas (integrales o periféricas) y de

los fosfolípidos presentes en ambas

hemicapas de la membrana. Así, to-

dos los fosfolípidos y proteínas que

conforman la membrana plasmática

están sujetos a los dos tipos de difu-

sión mencionados.

El modelo también asume que las bal-

sas de membrana se alojan dentro de

los corrales. La significancia funcional

de las balsas y los corrales de mem-

brana es un un tema vigente y de gran

interés, ya que la compartimentación

subcelular de procesos a la que dan

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MAYO 2019 235 UNIVERSITARIOS POTOSINOS 17LA MEMBRANA PLASMÁTICA

Es doctor por el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados de la Ciudad de México. Es profesor investigador en la Facultad de Medicina de la UASLP, en donde trabaja el proyecto “Interacciones entre canales iónicos y lípidos en la membrana plasmática”.

ULISES MEZA VILLANUEVA

lugar propicia su especificidad y efi-

ciencia. En años recientes, la conver-

gencia de intereses entre las áreas de

la física de la materia blanda, de las

membranas biológicas y de la simula-

ción de dinámica molecular ha defini-

do una nueva manera de abordar los

procesos biológicos que se dan en el

ámbito de las membranas celulares.

Las técnicas de microscopía de alta

resolución y de simulación molecular,

por ejemplo, posibilitan la detección,

análisis y caracterización de estructu-

ras y propiedades funcionales de las

membranas biológicas a nivel mole-

cular. En los próximos años se espera

que estos novedosos enfoques pro-

porcionen un mejor entendimiento

de la organización, funcionalidad y

disfunción de la membrana plasmá-

tica, y de las membranas biológicas

en general.

Comentarios finales

Como se ha mencionado, el con-

cepto de membrana plasmática ha

evolucionado radicalmente desde su

propuesta inicial. La incorporación de

diversas y novedosas características

estructurales y funcionales ha propi-

ciado el planteamiento de un nuevo

modelo dinámico, que incluye hete-

rogeneidades (denominadas balsas

de membrana) dentro de un comple-

jo andamiaje en el que participa de

manera relevante el citoesqueleto.

Las balsas de membrana se visualizan

actualmente como plataformas es-

tructurales de naturaleza lipoproteica

que propician la eficiente modulación

de procesos fisiológicos asociados a

la membrana plasmática.

Los retos actuales en el campo de

investigación de la membrana plas-

mática implican la comprensión de

los principios rectores de la dinámica

de ensamble-disociación-señalización

de estos complejos moleculares en

los diferentes escenarios y contextos

celulares, así como sus consecuencias

sobre el funcionamiento normal o pa-

tológico de las células.

Referencias bibliográficas:Singer, S. J. y Nicolson, G. L. (1972). The fluid mosaic model of

the structure of cell membranes. Science, 175, pp. 720-731.Meza U., Romero-Méndez, A. C., Licón, Y. y Sánchez-Armass,

S. (2010). La membrana plasmática: modelos, balsas y señalización. Revista de Educación Bioquímica de la UNAM, 29, pp. 125-134.

Gitler, C. (1972). Plasticity of biological membranes. Annual Review of Biophysics and Bioengineering, 1, pp. 51-92.

Robertson, J. L. (2018) The lipid bilayer membrane and its protein constituents. The Journal of General Physiology, 150, pp. 1472-1483.

Kusumi, A., Fujiwara, T. K., Chadda, R., Xie, M., Tsunoyama, T. A., Kalay, Z., Kasai, R. S. y Suzuki, K. G. (2012). Dynamic organizing principles of the plasma membrane that regulate signal transduction: commemorating the fortieth anniversary of Singer and Nicolson’s fluid-mosaic model. Annual Review of Cell and Developmental Biology, 28, pp. 215-250.