la memoria histórica de méxico

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La memoria histórica de México. Entre el olvido y el alzheimer Danner González Rodríguez !lumno del sexto semestre de la licenciatura en Derecho de la "# El presente texto obtuvo el segundo lugar en la categoría Ensayo Humanístico “Librado Basilio”, del IV Premio al Estudiante niversitario, convocado por la niversidad Veracru!ana" $ensadores del mundo y hom%res de letras nacionales han &lanteado con insistencia la cuestión de &or 'ué los mexica nos &reguntamos a menudo ('uiénes somos)* (a 'ué o%edece nuestro com&ortamiento diario)* o ('ué necesitamos &ara avanzar como nación) $arece 'ue la &remisa socrática nosce te i&sum no es tan +ácil de seguir des&ués de todo. El 'ue &eriódicamente y con tanta insistencia nos &reguntemos 'uiénes somos y si estamos o no &re&arados &ara tal o cual actividad cotidiana me lleva a &ensar 'ue realmente no conocemos nuestra identidad o 'uizá la hemos &erdido y nos negamos a recu&erarla, &ero hay una tercera hi&ótesis 'ue e verdad me asusta y es 'ue* dadas las características del mexicano 'ue surge de la -on'uista y de la +usión entre Es&a a y nuestro mundo &rehis&ánico* tal vez desde entonces no hemos tenido una identidad de+inida como tal. /sta es un hi&ótesis 'ue de%iera ser motivo de &ro+undo análisis dadas las &retensiones 'ue contiene. #ale la &ena detenerse en el +undamento de estas su&osiciones. 0uestra cultura es un mundo de es&e1os* dice 2osé 3aramago* donde no &arece ha%er límites &ara la ilusión enga osa. Dentro de esta cultura no &odemos llamarnos americanos &or convicción &ro&ia* sino &or !mérico #es&ucio y la historia o%ligadamente conocida del nom%re del nuevo continente. 4am&oco &odemos a+irmar ser indios &uesto 'ue es tam%ién consa%ida la e'uívoca creencia de -olón de ha%er llegado a Las 5ndias* y de+initivamente no somos es&a oles* &or'ue ace&tarlo sería negar nuestras raíces indígenas en esa &olicromía de &ue%los de 6rido !mérica y mesoamericanos, incluso* si ace&tásemos ser indígenas tendríamos 'ue desmentir esa a+irmación7 &rimero* &or'ue nuestros ancestro mayas* aztecas y demás &ue%los del territorio mesoamericano 1amás acu aron dicho término &ara sí* y segundo* &or'ue al mezclar sangre indígena &ura entre todas las demás 8aun'ue sus detractores no 'uieran o en la mayoría de las veces no 'ueramos ace&tarlo como sociedad8 con simiente %ár%ara &rocedente de Es&a a* somos hoy una mezcla heterogénea de culturas* motivo 'ue nos lleva insistentemente a

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González, D. (2003). La memoria histórica de México. Entre el olvido y el Alzheimer. Nueva Época, nº 61. Universidad Veracruzana. México. El presente texto obtuvo el segundo lugar en la categoría Ensayo Humanístico “Librado Basilio”, del IV Premio al Estudiante Universitario, convocado por la Universidad Veracruzana.

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La memoria histrica de Mxico.Entre el olvido y el alzheimerDanner Gonzlez Rodrguez /Alumno del sexto semestre de la licenciatura en Derecho de la UV

El presente texto obtuvo el segundo lugar en la categora Ensayo Humanstico Librado Basilio, del IV Premio al Estudiante Universitario, convocado por la Universidad Veracruzana.Pensadores del mundo y hombres de letras nacionales han planteado con insistencia la cuestin de por qu los mexicanos nos preguntamos a menudo quines somos?, a qu obedece nuestro comportamiento diario?, o qu necesitamos para avanzar como nacin? Parece que la premisa socrtica nosce te ipsum no es tan fcil de seguir despus de todo. El que peridicamente y con tanta insistencia nos preguntemos quines somos y si estamos o no preparados para tal o cual actividad cotidiana me lleva a pensar que realmente no conocemos nuestra identidad o quiz la hemos perdido y nos negamos a recuperarla; pero hay una tercera hiptesis que en verdad me asusta y es que, dadas las caractersticas del mexicano que surge de la Conquista y de la fusin entre Espaa y nuestro mundo prehispnico, tal vez desde entonces no hemos tenido una identidad definida como tal. sta es una hiptesis que debiera ser motivo de profundo anlisis dadas las pretensiones que contiene. Vale la pena detenerse en el fundamento de estas suposiciones.Nuestra cultura es un mundo de espejos, dice Jos Saramago, donde no parece haber lmites para la ilusin engaosa. Dentro de esta cultura no podemos llamarnos americanos por conviccin propia, sino por Amrico Vespucio y la historia obligadamente conocida del nombre del nuevo continente. Tampoco podemos afirmar ser indios puesto que es tambin consabida la equvoca creencia de Coln de haber llegado a Las Indias, y definitivamente no somos espaoles, porque aceptarlo sera negar nuestras races indgenas en esa policroma de pueblos de rido Amrica y mesoamericanos; incluso, si aceptsemos ser indgenas tendramos que desmentir esa afirmacin: primero, porque nuestros ancestros mayas, aztecas y dems pueblos del territorio mesoamericano jams acuaron dicho trmino para s, y segundo, porque al mezclar sangre indgena pura entre todas las dems aunque sus detractores no quieran o en la mayora de las veces no queramos aceptarlo como sociedad con simiente brbara procedente de Espaa, somos hoy una mezcla heterognea de culturas, motivo que nos lleva insistentemente a preguntarnos: quines somos los mexicanos?En obras fundamentales para nuestro pas, Octavio Paz, Leopoldo Zea y Samuel Ramos, entre otros autores de no menor importancia, han estudiado al mexicano de una manera brillante y acertada. Por qu entonces escribir nuevamente sobre la identidad del mexicano y volver sobre caminos ya andados?Voy a sealar un punto y de l habremos de partir para fundamentar este trabajo: el mexicano de fin de siglo enfrenta situaciones diferentes a las que hemos estudiado por aos en los clsicos y reclama a gritos un cambio de actitudes. El acontecer presente, que nos va llevando a la integracin de una aldea global, nos obliga a hacer una pausa en el camino para discernir con calma sobre las conductas en que hemos incurrido, vctimas de un despiadado proceso de masificacin, a fin de reorientar el rumbo de nuestro destino, que no es ms que el resultado de nuestras acciones.La era de la informacin ha trado consigo una avalancha de ideas que nos ha conquistado con no menos violencia que en 1521, aunque s con menor resistencia y sin necesidad de derramar sangre. Esa ingenuidad con la que hemos aceptado religiones y creencias nuevas, medios de comunicaciones en masa, economas globa-lizadoras y tendencias de moda, deportes y nuevas formas de conducta no es de hoy ni se ha ganado por el solo paso de los aos y la influencia extranjera. Esta ingenuidad trasciende del mundo precortesiano y es bien descrita por Bartolom de las Casas en su Brevsima relacin de la destruccin de las Indias. Aunado a la nula resistencia que Corts encuentra en Tlaxcala y Cholula, al llegar a Texcoco el prncipe Ixtlilxchitl decide convertirse a la fe cristiana y ese da son bautizadas ms de 20 000 personas (todo el reino), a excepcin las excepciones quedan siempre en el recuerdo grabadas con letras de oro de Yacotzin, la madre del prncipe de Texcoco, quien al negarse a recibir aquella fe y reprender a su hijo por dejarse vencer tan fcilmente por los cristianos provoca la ira de Ixtlilxchitl, que manda prender fuego a los cuartos e dolos de su madre, la cual finalmente sale de las llamas diciendo que quera ser cristiana.Por qu, para m, habra de quedar grabada con letras de oro en la historia la negativa de esta mujer a convertirse a la fe catlica si en un espacio relativamente breve cambi de opinin y de dogmas? Pues precisamente porque sin querer rompe la regla de Las Casas cuando afirma que son gentes obedientsimas y fidelsimas a sus seores naturales y a los cristianos a quienes sirven, pero adems evoca el miedo y la fragilidad de la sociedad mexicana actual, carente de hombres y mujeres idealistas, entendiendo por idealista a aqul que est dispuesto a morir si es necesario por sus valores y sueos porque cree en ellos fervientemente.Con todo y este pequeo incidente de rebelda, la nula resistencia de los pueblos conquistados evidencia la ingenuidad de aquellos hombres pacficos y sin maldades, sin odios y sin desear venganza (Las Casas dixit). Aun cuando en un principio creyeron dioses a los espaoles, en poco tiempo notaron que tambin moran, que no eran invencibles y que nada de divino o sobrehumano haba en ellos. Por qu entonces hombres educados en el telpochcalli y en el calmecac, de vivos entendimientos, que lo mismo podan memorizar cantares divinos que narraciones picas insistieron en recibir con honores a Hernn Corts creyendo ver en l a su dios Quetzalcatl?A menudo la fe, sea cual fuere, ha causado estragos en las civilizaciones del mundo. La necesidad de creer en algo o en alguien supremo nos ha arrastrado a guerras y desastres, dejando que la ignorancia reine sobre nuestras mentes o asumiendo a tal grado una doctrina religiosa con la que llegamos a fabricar dioses falaces en quienes creemos ciegamente y, con ello, decidimos esperar a que ellos resuelvan nuestras vidas. As, la llegada del cristianismo a Amrica fue un factor decisivo para la Conquista, ms que la misma fuerza utilizada por los conquistadores.Suponiendo que el catolicismo trado por los espaoles no hubiese bastado para subyugar por siglos al pueblo mexicano e ir borrando su memoria histrica en la que detrs de cada icono cristiano haba an vestigios de dolos prehispnicos que los indgenas se resistan a olvidar, a partir del siglo XX comenzaron a entrar al pas muchas sectas religiosas que poco a poco han ido conquistando las conciencias de todo aquel que en su camino haya osado atravesarse. Si el catolicismo vino a despojarnos de oro y dems riquezas ms abstractas que materiales propias de nuestra cultura, las nuevas religiones estn logrando ofrecer un vasto campo de accin en materia teolgica, al poner en la mesa dogmas para todos los gustos y de muy diversas formas, pero que en resumidas cuentas constituyen tambin una colonizacin cultural.Marx no se equivoca cuando afirma que la religin es el opio del pueblo, pues las religiones que anidan en nuestro pas a menudo generan en la gente incertidumbre, una cultura de miedo y divisiones sobre todo lo anterior; ste ha sido uno de los ms exitosos fines de las religiones. Al existir distintas formas de pensar, con tanta pasin y fe de por medio, la razn y la memoria de lo existente pierde sentido, pues las razas, posiciones econmicas, polticas y sociales, aunque se predique lo contrario, son puestas de manifiesto, adems de que se considera un pecado pertenecer a una u otra.Es sorprendente el poder masificador que las religiones tienen, pero si el vasallaje que ejerce la religin es fuerte, el yugo impuesto por la era de la informacin es omnipotente y capaz de convertirnos en seres que adems de no pensar, se transforman en entes visuales sin capacidad de abstraccin.Diariamente la radio, la televisin, los peridicos, las revistas y la internet contribuyen a resquebrajar esta sociedad tambaleante como moldeadores de conciencias, desprogramadores de ideologas, que ya de s son obsoletas, mediante un alud de informacin que nos invade y convierte en esclavos de un consumismo estresante que teje sus redes como hbil y venenoso ente arcnido, y nos asla de los libros.La opinin personal ha sido suplantada por lo que llaman opinin pblica, aunque sta no sea ms que una burda idea formulada por los medios en espera de desvirtuar o apoyar a una u otra causa, una opinin que le hace ms cmodos los asuntos pblicos al mexicano, quien ha perdido la habilidad de formular juicios personales y de valor autnticos y personales tal vez por lo ya expuesto, pero tambin debido a un espritu de lucha dbil, casi nulo, que lo hace renunciar a sus propios ideales.Hace unos meses fuimos testigos de un verdadero fenmeno en la televisin mexicana que vino a redondear un ciclo de trivialidades dentro de la vida real del mexicano. Escribo real entre comillas porque la vida en que se desenvuelve el mexicano del que hablo transcurre entre telenovelas, partidos de futbol y talk shows que lo alejan de sus problemas diariamente. En el colmo de la realidad mexicana, durante 106 das la televisin present el gran espectculo del voyeurismo disfrazado bajo el engaoso ttulo de reality show, ttulo que hizo a la gente identificarse con la realidad que all se vive; no haba un libreto que aprender ni actuar, era la vida real de 12 personas las 24 horas del da.Contrario a quienes afirman que el programa era un crisol para aprender de ellos lo que se deba o no hacer, opino que el pblico al que lleg, carente en su mayora de un criterio sensato entindase nios y jvenes en proceso de aprendizaje y definicin de conducta ha sido despojado de la poca identidad que en l quedaba o se empezaba a formar, y ha encontrado nuevos dolos y hroes de barro hasta entonces desconocidos. Hoy parece ms importante ser como el Pato, Azalia, la Mapacha o el Doctor que identificarse con Heberto Castillo, Rosario Ibarra, Manuel Clouthier o Jess Reyes Heroles.En el cenit del xito de Big Brother Mxico se han roto paradigmas en la filosofa universal. Conoceris la verdad y la verdad os har libres es una sentencia del ayer, hoy remplazada por la que acuaron los integrantes de la casa observada, frase superflua y coloquial pero no por ello menos famosa para muchos mexicanos: Vamos a tirar netas, porque la realidad es relativa, slo la neta es absoluta. sta y muchas otras expresiones que atentaran aqu contra la esttica literaria, y que estn ya en boca de nios, jvenes y adultos de todas clases sociales, me hacen pensar como Daz Ordaz en una nueva Teora de la Conjura que nos lleva a buscar una amenaza mayor para la ciudadana. Implcitamente, como siempre, acabamos convirtindonos en verdugos de nuestra malherida cultura mexicana.Observando una tarde del mes de junio el comportamiento de los jvenes de mi grupo en la Facultad de Derecho, llam mi atencin la conversacin de cuatro seoritas de quienes escuch lo siguiente: Creo que ya la gente se dio cuenta de quin trabaja y quin no, de quin tiene buenos propsitos, quin aporta ms y quin puede ser de mayor utilidad. S, en las prximas elecciones se va a reflejar claramente. Yo creo que van a estar reidas porque los dos son fuertes candidatos al triunfo y las encuestas lo reflejan.Haba comenzado a interesarme en tan fructfera pltica que prometa abundar sobre democracia, cuando la cuarta interlocutora ech por tierra mi orgullo de estar rodeado de jvenes versadas en ciencia poltica: Pues ojal gane el doctor, y que ya esta semana salga el rasta porque dicen que trata mal a las chavas de ah adentro. Maana son las nominaciones.De esa manera y con esa pasin glosaban el comportamiento de los concursantes de Big Brother y vaticinaban su futuro filosofando sobre cuestiones avanzadas de politologa moderna y mostrando cules son las cuestiones de mayor importancia para estudiantes del sexto semestre de la licenciatura de Derecho.Cada 2 de octubre me pregunto: Qu sucedi con la juventud idealista? Qu ocurri realmente para que renuncisemos a ser distintos del resto del mundo? Cul fue el factor determinante para dejar de disentir, de manifestarse, de levantar la mano ante injusticias, de ser desigual entre los iguales? En qu momento olvidamos la memoria histrica de Mxico? Cundo borramos de nuestra memoria la sapiencia del gran Motehcuzoma? Cundo perdimos de vista el temple de Jurez, la visin agrarista de Lucio Cabaas, el afn de Sor Juana en las letras, la democracia en Madero, el Mxico industrial de Obregn y de Calles, los rasgos de Zapata, Morelos, Hidalgo, Carranza, Juan Rulfo, Sabines, Octavio Paz, Rosario Castellanos, Frida Kahlo y tantos hombres y mujeres que dejaron honda huella en la historia de Mxico? Cundo nos olvidamos de aquello que fuimos? Cundo nos enfermamos de amnesia o alzheimer?Si ha sido la industria que nos globaliza a cada segundo, que absorbe personas y destruye fronteras en busca de blancos para disparar imgenes publicitarias que cargadas de artculos nos hacen desear un nuevo style of life con trabajos ligeros y vida fcil, donde podamos vivir en la utopa de Moro de una forma cool, entonces fcilmente podemos curar nuestros males; pero creo que el trasfondo de nuestro olvido va ms all de cuanto aqu he tratado. Si bien los factores sealados han sido determinantes para el negativo cambio de actitudes, ustedes y yo sin saberlo o haciendo caso omiso a la llamada de alerta, somos cada da nuestro peor enemigo.Nuestro pasado nos obliga hoy a regresar sobre nuestros pasos para encontrar la razn de ser del mexicano. Olvidamos que Tenochtitln, con 300 000 habitantes, era un modelo de organizacin en el mundo prehispnico. Los conquistadores decan no haber visto nada semejante a pesar de conocer Roma, Constantinopla y toda Italia. Si hace ms de 500 aos fuimos un modelo de organizacin con todo y las limitaciones del mundo azteca ser acaso que no podamos volver a serlo con todas las herramientas que tenemos hoy en nuestras manos? Somos, pese a todo, un pueblo con valores. Los ideales de libertad, hermandad, honestidad, servicio e igualdad continan arraigados en nosotros tal como antes de la globalizacin y de la Conquista; basta escarbar un poco para encontrarlos.Seguramente podemos lograr una nacin mejor, con un futuro promisorio, pero debemos actuar con prontitud, seriedad y responsabilidad. Podemos convertirnos en potencia mundial y quitarnos los grilletes que hoy nos oprimen? Claro que podemos y debemos hacerlo!, pero para ello necesitaremos tener fe en nosotros, recobrar la confianza perdida y volvernos analticos, idealistas, voluntarios, perspicaces, humildes, sensatos, pero con entusiasmo y calor humano, no con la frialdad con la que pases enteros se sistematizan y hunden a sus pueblos en la peor de las miserias: el espritu.En la bsqueda del superhombre de Zaratustra y en nuestro afn desmedido por alcanzar la felicidad, sin saber que ha estado siempre frente a nosotros en espera de que nos reconozcamos y nos aceptemos como somos, hemos estado dispuestos a traicionarnos, ultrajarnos, violarnos e, incluso, saltar desde el piso ms alto de esa engaosa Torre de Babel que como vida hemos elegido para cambiar nuestra piel, una piel legendaria, ancestral, que sufre y que llora por seguir en nosotros, que pese a cuanto digamos no se vende; una piel prehispnica que aflora cada vez que exaltamos nuestras emociones, una piel que, auque nuestro cuerpo se estampe contra el piso luego de la tremenda cada en que estamos, entre mil culturas diariamente, seguir viviendo escondida en nuestros corazones en espera de alguien que ascienda al Topos Uranos que imaginaba Platn y rescate para s la memoria histrica de Mxico, un olvido que podemos recordar an y un alzheimer que con voluntad y persistencia en poco tiempo podremos curar.

http://www.uv.mx/gaceta/Gaceta61/61/mar/mar2.htm