la misa entera consta principalmente de dos partes que forman una unidad

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¿Qué funciones sacerdotales pueden realizar los laicos en la misa? Los laicos pueden realizar diversos servicios o ministerios en la Iglesia de manera estable u ocasional, aunque no son sacerdotes. Es el caso de los lectores, los acólitos y los ministros extraordinarios de la Comunión. El ministerio del lectorado Este ministerio se instituyó en la Iglesia para proclamar debidamente y con sumo respeto la palabra de Dios en las acciones litúrgicas . El lector, si falta el salmista, recitará o si es posible cantará también el salmo entre las lecturas; cuando en el momento no haya diácono organizará la oración universal incluso haciendo participar a otras personas . Al lector también se le encarga dirigir los cantos en toda celebración litúrgica, dirigiendo y animando al pueblo a participar activamente. El lector instruye a los fieles para que reciban dignamente los sacramentos. En ellos actúa no sólo como catequista sino como animador; y el lector cumplirá esta misión si se esfuerza por ofrecer no sólo una acogida favorable en la Iglesia sino una instrucción adecuada y fructífera . Podrá también encargarse de la preparación de otros fieles para que, por encargo temporal, lean la Sagrada Escritura en las celebraciones litúrgicas . La importancia mayor del ministerio del lectorado radica en que el lector sea capaz de transmitir con su vida un profundo amor a las Sagrada Escritura . El amor por la palabra de Dios y por las celebraciones litúrgicas se traducirá en la adecuada preparación de éstas , así como en la capacidad por lograr una adecuada participación de los fieles en dichas ceremonias que los lleve a gustar o a entusiasmarse por la Divina Palabra.

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Partes de la misa

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Page 1: La Misa Entera Consta Principalmente de Dos Partes Que Forman Una Unidad

¿Qué funciones sacerdotales pueden realizar los laicos en la misa?

Los laicos pueden realizar diversos servicios o ministerios en la Iglesia de manera estable u ocasional, aunque no son sacerdotes. Es el caso de los lectores, los acólitos y los ministros extraordinarios de la Comunión.

El ministerio del lectorado Este ministerio se instituyó en la Iglesia para proclamar debidamente y con sumo respeto la palabra de Dios en las acciones litúrgicas. El lector, si falta el salmista, recitará o si es posible cantará también el salmo entre las lecturas; cuando en el momento no haya diácono organizará la oración universal incluso haciendo participar a otras personas. Al lector también se le encarga dirigir los cantos en toda celebración litúrgica, dirigiendo y animando al pueblo a participar activamente. El lector instruye a los fieles para que reciban dignamente los sacramentos. En ellos actúa no sólo como catequista sino como animador; y el lector cumplirá esta misión si se esfuerza por ofrecer no sólo una acogida favorable en la Iglesia sino una instrucción adecuada y fructífera. Podrá también encargarse de la preparación de otros fieles para que, por encargo temporal, lean la Sagrada Escritura en las celebraciones litúrgicas. La importancia mayor del ministerio del lectorado radica en que el lector sea capaz de transmitir con su vida un profundo amor a las Sagrada Escritura. El amor por la palabra de Dios y por las celebraciones litúrgicas se traducirá en la adecuada preparación de éstas, así como en la capacidad por lograr una adecuada participación de los fieles en dichas ceremonias que los lleve a gustar o a entusiasmarse por la Divina Palabra.

El ministerio del acolitado y el ministro extraordinario de la Comunión De acuerdo con el canon 910, 1 son ministros ordinarios de la comunión el obispo, el presbítero y el diácono.  En la reforma litúrgica posterior al Concilio Vaticano II se incorpora el concepto de ministro extraordinario de la comunión. Esta figura fue introducida en 1973, mediante la instrucciónImmensae caritatis de la Sagrada Congregación para la Disciplina de los Sacramentos, de 29 de enero de 1973. Este ministerio se cita en el canon 910, 2 del Código de Derecho Canónico: “Es ministro extraordinario de la sagrada comunión el acólito, o también otro fiel designado según

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el c. 230, 3”.

La Instrucción Redemptionis Sacramentum sobre algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía, promulgada por la Congregación para el Culto divino y la disciplina de los Sacramentos el 25 de marzo de 2004, nos da luz para entender las competencias del acolito y el carácter extraordinario de este ministerio.

Para evitar confusiones sobre la función de los laicos en la Eucaristía habría que precisar que se debe usar la expresión ministro de la comunión, no ministro de la Eucaristía: “«Sólo el sacerdote válidamente ordenado es ministro capaz de confeccionar el sacramento de la Eucaristía, actuando in persona Christi». Por eso el nombre de «ministro de la Eucaristía» sólo se refiere, propiamente, al sacerdote” (n. 154; cf. también n. 156). Condiciones para el ejercicio legítimo del ministerio extraordinario de la Comunión

El encargo que se le pide al ministro extraordinario de la comuniónserá siempre precisamente de suplencia y extraordinario y debe ser ejercitado a norma del derecho. El canon 230, 3 afirma que los  servicios litúrgicos ahí mencionados (ministerio de la palabra, presidir oraciones litúrgicas, administrar el bautismo, dar la sagrada comunión) pueden ser asumidos por los fieles no ordenados sólo en suplencia requiriéndose, para la licitud, la necesidad y la carencia de clérigos

si no se dan conjuntamente ambas circunstancias la intervención de los laicos constituye un acto gravemente ilícito.

Un ejemplo de necesidad sería una misa en la que no se pudieraatender en un tiempo razonable a todos los fieles que piden la comunión, de modo que se alargaría excesivamente. Como ejemplo de la ausencia de clérigos puede citarse una celebración en la que no hubiera sacerdotes ni diáconos o estos, aun presentes, se encontraran verdaderamente impedidos (por enfermedad, edad avanzada,…). ¿Quiénes pueden ser ministros extraordinarios de la Comunión?

Sería un verdadero anti testimonio que aquellos que va a distribuir el mismo Cuerpo de Cristo desdigan con su vida lo que en la teoría confiesan. Por eso es necesaria una selección entre los fieles cuando se prevea la necesidad de contar con ministros extraordinarios de la sagrada comunión y acompañar a esa selección una adecuada formación para ellos.

Cuando se diera la objetiva necesidad de una suplencia, se tiene que procurar que la persona sea de sana doctrina y ejemplar conducta de vida. 

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 No pueden ser admitidos al ejercicio de estas tareas aquellos católicos que no llevan una vida digna, no gozan de buena fama, o se encuentran en situaciones familiares no coherentes con la enseñanza moral de la Iglesia.

Además, el sacerdote que celebra la Eucaristía, con ciertas condiciones, puede designar para una ocasión un ministro extraordinario de la comunión, por medio de una bendición.

El ministro extraordinario debe ser un acólito u otro laico. Por acólito no se entiende a cualquiera que ayude a Misa.  El ministro extraordinario a intervenir en primer término es aquel que ha recibido el acolitado de manos del ordinario del lugar, el obispo(can 910, 2).

En cuanto a la autoridad competente, corresponde en primera instancia al párroco el grave deber no sólo de seleccionar sino también de preparar debidamente a los fieles designados para ser ministros extraordinarios de la sagrada comunión y que deberán ser propuestos al obispo diocesano para su aprobación.

La función del acólito está descrita en el canon 230, 1. Y en la regulación que se hace del acólito, se incluye la función de distribuir, como ministro extraordinario, la Sagrada Comunión cuando faltan los ministros ordinarios.

Esta mención, así como la que hace el canon 910, no significa que el acólito pueda dar la comunión casi como ministro ordinario, sino que, si se cumplen los requisitos previstos para llamar a un ministro extraordinario de la comunión, se debe preferir un acólito a otros laicos. Los ministros extraordinarios deben recibir una formación adecuada al encargo que reciben. Estos fieles han de ser instruidos sobre la doctrina eucarística, sobre la índole de su servicio, sobre las rúbricas que se deben observar para la debida reverencia a este Sacramento y sobre la disciplina acerca de la admisión para la Comunión. Orientaciones para el ministro extraordinario de la Comunión:

1.- Los ministros extraordinarios de la Comunión no están autorizados a exponer o reservar el Santísimo Sacramento.2.- La distribución de la Comunión ha de hacerse siempre con pausa y dignidad ya que lo que se ofrece y recibe es nada menos que el Cuerpo del Señor.3.- Los ministros extraordinarios no deben usar “ornamentos sagrados”, para así distinguir su función de la de los ministros ordenados.4.- Si en la celebración de la misa hay procesión de entrada, ellos no participan de la misma. Más bien deberán estar sentados en medio del pueblo.5. Después del Padrenuestro, los ministros extraordinarios han de ir a la sacristía de la iglesia para lavarse las manos. Recién al comenzar el rito de la

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Fracción del Pan, ellos se acercarán al presbiterio. Lo primero que hacen al llegar a él es una genuflexión a la Eucaristía. Antes de la Comunión, se quedan de pie a un lado, no en el altar o cerca del mismo.

6. Ellos son los primeros en comulgar recibiendo la Comunión solamente bajo la especie del Cuerpo de Cristo. Después de hacerlo reciben del ministro ordenado el copón para distribuir la Eucaristía a sus hermanos. A cada ministro le puede acompañar un monaguillo con una patena. De esta manera se evitará el peligro que la hostia o alguna de sus partículas caigan al piso.7.- Al distribuir la Comunión ellos respetarán el deseo de cada comulgante de recibir el Cuerpo del Señor sea en la mano o en la boca. Por tanto, la Comunión en la mano no deberá ser impuesta de modo que excluya la Comunión en la boca.8.- El ministro extraordinario verificará que los que comulgan en la mano consuman la hostia consagrada en el momento mismo, de modo que nadie se aleje con las especies eucarísticas en la mano.9.- Nunca deberán presentar el copón para que cada uno se sirva. Han de realizar el gesto ministerial conforme a lo que hizo el Señor: “Se lo dio diciendo: ¡Tomad y comed!”.10.- Al terminar de distribuir la Comunión, los ministros extraordinarios entregan el copón al sacerdote o diácono, o lo dejan sobre el altar encima del corporal. Cada uno hace una genuflexión y se dirige a la credencia para limpiarse los dedos con agua antes de volver a su lugar en la Asamblea. Ellos no purifican los vasos sagrados.

¿Qué es exactamente la misa y por qué tengo que ir?Muchos que van a misa no ponen atención a lo que está aconteciendo y van literalmente por inercia, algunos dicen que van ‘cuando les nace’,... Pero ir a la misa no es cuestión de impulsos o de llenar un hueco de tiempo que no se sabe cómo llenar. Uno no va al cumpleaños de un ser querido porque ‘toca’ o porque ‘me nace’, sino por amor. Y si uno va al cumpleaños del ser querido no es para quedarse mirando el techo; por el contrario, se va a participar con alegría. Pero claro, reconocer el valor de la misa requiere -lo mismo que el amor- un proceso. Comúnmente se dice que nadie ama lo que no conoce, por tanto esfuérzate por conocer la misa; busca todos los medios para conocerla.

¿Qué es la misa?

Comencemos por recordar las palabras con las cuales Jesús instituyó la eucaristía en la Última Cena: "Hagan esto en memoria mía" (Lc 22, 19). Es evidente que la frase está en imperativo. Jesús no está pidiendo un favor, está ordenando algo: que celebremos la Eucaristía en su memoria. ¿Para qué? Para recibirlo a Él, para recibir los beneficios de la redención, para reforzar nuestra comunión con Él, para tener vida espiritual, etcétera.

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 No me imagino a alguien desatendiendo una instrucción tan clara de Nuestro Señor. Y Jesús también dijo: "Yo soy el pan vivo bajado de cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.  El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él" (Jn 6, 35-58). San Pablo preguntará a los Corintios: "La copa de bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?"(1 Cor 10, 16). Y además nos dice san Pablo: “Quien come el Cuerpo de Cristo indignamente, come su propia condenación” (1 Cor 11, 27).

La Santa Misa es la renovación del mismo y único Sacrificio de la Cruz bajo las especies de pan y vino como en la Última Cena, y que Cristo instituyó con las  palabras "Haced esto…". Jesús, la última vez que celebró  con sus apóstoles la cena pascual antes de su Pasión, quiso instituir la Sagrada Eucaristía. De esta manera quería quedarse para siempre en la historia humana. Así haría presente en todos los tiempos su Sacrificio de la Cruz, que iba a ofrecer  horas después, dándonos a la vez su cuerpo y su sangre como alimento para la vida sobrenatural de nuestra alma. En la Última Cena Cristo instituyó el convite pascual, por medio del cual el Sacrificio de la Cruz se vuelve continuamente presentecuando el sacerdote, que representa a Cristo, realiza la acción que el mismo Señor cumplió y ordenó a sus discípulos que hicieran en su memoria.

¿Por qué tengo que ir a misa?  Jesucristo no ha muerto por la humanidad en general, sino por cada hombre en particular, por ti y por mí concretamente. La muerte de Jesús en la Cruz es el momento de su entrega total por mí. Me tiene presente a mí en concreto. Por eso Él quiere y es justo que yo esté allí.

Los elementos litúrgicos de la misa son el altar, los ornamentos sacerdotales, el cáliz, el vino de uva, la patena, las hostias (pan ázimo o sin levadura), el leccionario (libro de las lecturas), el libro para la oración de los fieles, el misal, el tabernáculo, el ambón, las vinajeras, los paños litúrgicos (corporal, purificador, palia), los cirios, el mantel, el crucifijo, la sede.

Conoce los gestos y posturas que te ayudarán a vivir mejor la misa

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La misa se divide en los ritos iniciales, la liturgia de la Palabra , la liturgia de la Eucaristía, el rito de la comunión y el rito de conclusión. I. RITOS INICIALES

Llegamos a la iglesia y nos disponemos a celebrar el más grande misterio de nuestra fe. Durante estos ritos los fieles estarán de pie.

A. CANTO Y PROCESIÓN DE ENTRADA: Entonamos un canto apropiado con mucha alegría. El canto de entrada se introdujo en la liturgia romana en el siglo V. La procesión simboliza el camino que recorre la Iglesia peregrina hasta la Jerusalén celestial.

El sacerdote llega al altar, lo besa  y, según el caso, lo inciensa. La incensación es un símbolo de honor, de purificación y santificación. Luego hace la señal de la cruz.

B. SALUDO DEL SACERDOTE QUE PRESIDE: Recuerda los saludos epistolares de san Pablo a las primeras comunidades cristianas.

C. ACTO PENITENCIAL: Nos reconocemos ante Dios como pecadores y débiles. Es un acto de humildad. Y le pedimos perdón por todas nuestras faltas. (No reemplaza la confesión en caso de pecado mortal). Este acto consta de cuatro partes:1- Invitación a los fieles para que se examinen y reconozcan pecadores en un momento de silencio. Este momento de silencio es importante y forma parte esencial de este acto.2- Petición de perdón, que se expresa con la oración "Yo confieso ante Dios todopoderoso…", y con el gesto de un golpe de pecho al decir: “Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa”. En el anterior rito eran tres golpes; ahora basta con uno.3- Absolución, que no es sacramental, sino que expresa un deseo de perdón de Dios. El sacerdote implora: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. El pueblo responde diciendo: Amén.4- Canto del Señor, ten piedad.

D. GLORIA: (En las fiestas -sean o no sean de precepto- y solemnidades) El Gloria es un himno antiquísimo y venerable con el que la Iglesia glorifica a Dios Padre y glorifica y le suplica al Cordero. El texto de este himno no puede cambiarse por otro. Alabamos a Dios y reconocemos ante Él lo mucho que lo necesitamos.

E. ORACIÓN COLECTA (Exclusiva del sacerdote). Es una oración que expresa

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el carácter de la celebración. Es la oración que el sacerdote, en nombre de todos, hace al Padre. En esta oración se agrupan o recogen las necesidades de toda la asamblea.

II. LITURGIA DE LA PALABRALos fieles estarán sentados. En las lecturas (que también es un alimento espiritual), Dios habla a su pueblo, le desvela los misterios de la redención y de la salvación. Según la tradición, el servicio de proclamar las lecturas no es presidencial, sino ministerial.  Las lecturas de la misa varían a lo largo del año conforme a los tiempos litúrgicos (Adviento, Navidad, Cuaresma, pascua, tiempo ordinario) y se dividen en tres ciclos, uno por año: A,B,C; por tanto si todo fiel que va a misa diariamente, luego de tres años, habrá escuchado la Biblia casi completa. En este instante Dios nos habla y quiere que ese mensaje diario, lo guardemos en nuestro corazón y lo meditemos y apliquemos durante el día. ¿Cómo se leen las lecturas?El lector va al ambón y los fieles se sientan. No se dice "Primera lectura" o "Segunda lectura", sino que se leen directamente. Terminan con la expresión: “Palabra de Dios” (no se dice: Es palabra de Dios), y ésta expresión no es una aclaración, sino una confesión de fe.

A. PRIMERA LECTURA: Siempre será tomada del Antiguo Testamento. En el Antiguo Testamento, Dios nos habla a través de la historia del pueblo de Israel y de sus profetas.

B. SALMO RESPONSORIAL: Es una respuesta a la Palabra de Dios, relacionada con la primer lectura.

Es un texto bíblico por el que Dios habla a su pueblo. Los salmos hacen parte de los libros sapienciales.

C. SEGUNDA LECTURA: Siempre será tomada del Nuevo Testamento (en algunas fiestas -sean o no sean de precepto- y solemnidades).

D. ALELUYA (Los fieles estarán en pie). Se canta siempre, excepto en cuaresma.

E. PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO. (Según el caso se inciensa el evangeliario)

F. LA HOMILÍA (Los fieles estarán sentados). Los domingos y las fiestas de precepto deben contar con homilía en todas las Misasque se celebran con asistencia del pueblo y no puede omitirse sin causa grave; durante los días feriales es recomendable hacerla. En este momento de la Misa, el sacerdote explica el

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significado de las tres lecturas y su aplicación en nuestras vidas.

G. EL CREDO (Los fieles se pondrán en pie). Se recita el credo en algunas fiestas –sean o no de precepto- y solemnidades. El credo o Símbolo o Profesión de Fe, se orienta a que el pueblo responda a la Palabra de Dios y para que sea proclamado como regla de fe.

H. ORACIÓN UNIVERSAL O DE LOS FIELES: Normalmente las intenciones serán cuatro: Por las necesidades de la Iglesia; por los que gobiernan y por la salvación del mundo; por los que sufren por cualquier dificultad; y por la comunidad local. En celebraciones especiales como la Confirmación, el Matrimonio o las Exequias, el orden de las intenciones puede tener en cuenta más expresamente la ocasión particular.

III. LITURGIA DE LA EUCARISTIA(Los fieles toman asiento)A. CANTO DE OFERTORIO.

B. PROCESION DE OFRENDAS

C. PRESENTACIÓN DEL PAN Y DEL VINO Y DEL AGUA Y LA OFRENDA –LIMOSNA- DE LOS FIELES. En esta parte de la Misa,se llevan las ofrendas, el pan y el vino al altar y el sacerdote se las presenta a Dios ofreciéndoselas para que se conviertan en el Cuerpo y Sangre de Cristo.  Debemos aprovechar este momento para ofrecerle a Dios nuestra vida, nuestros propósitos e intenciones, nuestro amor, nuestras cualidades, para que Él las santifique y sirvan para el bien de la Iglesia. Es el momento de ofrecerle interiormente un nuevo esfuerzo por alcanzar aquello que me he propuesto espiritual y humanamente. Conviene suspender temporalmente el momento de recoger la ofrenda de los fieles si este momento se entrecruza con la consagración. El sacerdote toma entre sus manos la patena con la hostia y elevándola un poco, recita una plegaria de bendición. Hace lo mismo con el cáliz. Antes de presentar el vino se depositan en el cáliz unas gotas de agua. ¿Qué simboliza esta mezcla de agua y vino? Tendría tres significados: la unión de los fieles (el agua) con Cristo (el vino), la unión de la naturaleza humana con la naturaleza divina de Cristo y, sobre todo, simboliza el agua y la sangre que brotaron el costado de Cristo al ser traspasado con la lanza. Según el caso se inciensan el altar, el sacerdote y la asamblea.

D. LAVATORIO DE LAS MANOS: El sacerdote se lava las manos a un lado del altar,

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rito con el cual se expresa el deseo de purificación interior. (Los fieles se ponen en pie)

E. INVITACION A ORAR. Orad, hermanos, para que este sacrificio, mío y vuestro…,

F. ORACIÓN SOBRE LOS DONES.

G. PLEGARIA EUCARISTICA

1- PREFACIO: Acción de gracias en la cual el sacerdote, en nombre de todo el pueblo santo, glorifica a Dios Padre y le da gracias por toda la obra de salvación.

2- ACLAMACIÓN: Con la cual toda la asamblea, uniéndose a los coros celestiales, canta el Santo. Esta aclamación es proclamada por todo el pueblo juntamente con el sacerdote.

3- EPÍCLESIS: Invocación del Espíritu Santo para la consagración de las especies eucarísticas.

4- NARRACIÓN DE LA INSTITUCIÓN Y CONSAGRACIÓN: El fiel que quiera arrodillarse hace muy bien. Quien no quiera o no pueda arrodillarse hará una inclinación profunda en los momentos en que el sacerdote hace genuflexión.

Según el caso se inciensa el cuerpo y la sangre de Cristo al elevarlos.

5- ACLAMACIÓN DE LA ASAMBLEA: El sacerdote: “Proclamad el misterio de la fe” o “Éste es el Sacramento de nuestra fe”. Los fieles responden: “Anunciamos tú reino, Señor… (Quien se ha puesto de rodillas se levanta).

6- ANAMNESIS: Por la cual la Iglesia, realiza el memorial del mismo Cristo, renovando principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y su ascensión al cielo. El sacerdote dice: “Así, pues, Padre,  al celebrar ahora el memorial…”.

7- OBLACION: Ofertorio del pan de vida y del cáliz de la salvación. Por la cual la Iglesia, ofrece al Padre en el Espíritu Santo la víctima inmaculada.

8- PRECES DE INTERCESIÓN: Por las cuales se expresa que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la Iglesia, tanto con la del cielo, como con la de la tierra. El sacerdote dice: Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; y con el Papa…

9- DOXOLOGÍA: (Exclamación propia del sacerdote) El sacerdote dice: “Por Cristo, con él y en él…”. Por la cual se expresa la glorificación de Dios, que es afirmada y concluida con la aclamación Amén del pueblo.

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IV. RITO DE LA COMUNION

A. EL PADRE NUESTRO: Oración conjunta entre sacerdote y fieles. Como práctica piadosa, si tú sueles elevar tus manos o tomar las de tus familiares para rezar el Padrenuestro no fuerces a otros a seguir tu práctica personal; algunos estarían más atentos al contacto contigo que a la oración en sí misma.

B. EL EMBOLISMO: (Oración propia del sacerdote) Desarrolla la última petición del Padrenuestro para toda la comunidad de los fieles, la liberación del poder del mal. El pueblo concluye con la doxología: “Porque tuyos son el reino, el poder y la gloria”.

C. SALUDO DE LA PAZ. Este es un momento de frecuentes abusosy motivo de desorden; manténgase el clima de recogimiento y silencio. El fiel estrecha la mano sólo de quien está a su lado, pues es sólo un saludo de paz. Será necesario que en el momento de darse la paz SE EVITEN algunas acciones tales como:1- La introducción de un “canto para la paz”, inexistente en el Rito romano.2- Los desplazamientos de los fieles para intercambiarse la paz.3- El que el sacerdote abandone el altar para dar la paz a algunos fieles.4- Que en algunas circunstancias el rito de darse la paz sea ocasión para felicitar o expresar condolencias entre los presentes. (Carta circular la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos sobre el rito de la paz, nº 6).

Si tienes que reconciliarte con alguien (aunque esté ausente) hazlo antes de la misa, cumpliendo con lo que dice el Señor: “Por tanto, si antes de presentar tu ofrenda al altar allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda” (Mateo 5, 23-24). Por tanto el rito del saludo de paz no es momento de estiramientos sobrehumanos del brazo, saludos a distancia, vueltas enteras o desplazamientos.

D. CANTO DEL CORDERO DE DIOS Y LA FRACCIÓN DEL PAN: El sacerdote toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena y deja caer una parte del mismo en el cáliz (conmixtion o inmixtión), diciendo una oración en secreto para significar la unidad del Cuerpo y de la Sangre del Señor, es decir, del Cuerpo de Cristo Jesús viviente y glorioso en la obra de la redención.

E. RITO DE PROCESIÓN DE COMUNIÓN Y CANTO DE COMUNIÓN: El canto de comunión, al cual todos se deben unir -de pie- comulguen o no, debe acabar hasta que el último fiel comulgue. 

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 Comulgar idealmente en la boca y de ser posible de rodillas.

La comunión en la mano es una opción pero la forma general e ideal de la Iglesia es la recepción de la comunión en la boca y de rodillas como acto de absoluto respeto al Santísimo Sacramento. Aunque la Iglesia lo permita, no hagas uso innecesario y sin razón de esta práctica. Es Dios mismo, y cada partícula que queda en tus manos y que se cae es el mismísimo Sacramento que se profana. Es muy de desear que los fieles reciban el Cuerpo del Señor de las hostias consagradas en esa misma Misa, y en los casos previstos participen del cáliz. Llenos de alegría nos acercamos a recibir a Jesús, pan de vida. Antes de comulgar hacemos un acto de humildad y de fe. El sacerdote hace una genuflexión, toma el pan consagrado y sosteniéndolo sobre la patena, lo muestra al pueblo diciendo: Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor. Los fieles responden: “Señor, yo no soy digno(a)….”; usando las palabras del centurión de Cafarnaúm cuando se reconocía indigno de recibir a Jesús en su casa.

A Jesús se le llama Cordero a semejanza de los corderos que se sacrificaban en el Templo, pero con una gran diferencia: los corderos del Templo no quitaban el pecado del mundo, en cambio el “Cordero de Dios” sí quita el pecado del mundo.

La comunión es un don que el Señor ofrece a los fieles por medio de un ministro autorizado. Se imita el gesto del Señor: "Se lo dio, diciendo, tomad...". Por esa razón, la Iglesia no admite que los fieles tomen por sí mismos el pan consagrado y el cáliz sagrado; ni que se lo pasen de uno a otro.

F. TIEMPO AMPLIO DE SILENCIO.Luego de que el último fiel comulga y el sacerdote guarda la reserva en el sagrario, los fieles se sientan o se arrodillan y se ora personalmente.

G. ORACIÓN DE POSTCOMUNIÓN. (Todos los fieles se ponen en pie). Se suplican los frutos del misterio celebrado Para terminar la súplica del pueblo de Dios y también para concluir todo el rito de la Comunión.

H. MOMENTO PARA EVENTUALES AVISOS PARROQUIALES

V. RITO DE CONCLUSION

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A. BENDICIÓN: El pueblo recibe la bendición santiguándose en silencio.

B.- CANTO FINAL. (Después del canto los fieles pueden salir de la iglesia). El momento de la salida es extensión del momento sagrado de la Misa. Aún habrá gente orando anhelando extender su momento personal de intimidad con Dios; sé sensible a sus necesidades particulares y a sus devociones colaborando con tu silencio.

VI. APÉNDICE

ORACIONES PRIVADAS DEL SACERDOTE: Se hacen en silencio en diferentes momentos de la misa: En el acto penitencial, antes del proclamar el evangelio, después del evangelio, en el momento del lavatorio de las manos, en la inmixtión, después cordero de Dios, en el momento de comulgar, etc..

LOS SILENCIOS DURANTE LA MISA: Deben guardarse también los momentos de silencio en el momento en que corresponde. Su función depende del momento: En el acto penitencial y después de la invitación a orar, cada uno se recoge en sí mismo; pero terminada la lectura o la homilía, todos meditan brevemente lo que escucharon; y después de la Comunión, alaban a Dios en su corazón y oran.

8 sugerencias para sacar más provecho de la Misa

Permitidme que os de alguna sugerencia que me ha ayudado a sacar más provecho de la Misa. Aquí hay ocho rápidas indicaciones:  1. Prepárate adecuadamente para la Misa • Lee y estudia las lecturas antes de ir a Misa, y escucha con atención cuando se proclama la Palabra. • Estudia las enseñanzas de la Iglesia. Cuanto más conozcas a Jesús y su Iglesia, más la amarás. No se puede amar lo que no se conoce. • Confiésate regularmente. Esto te ayudará a prepararte espiritualmente. • Reza cada día. ¡Sin oración no tienes poder espiritual! • Vístete de manera apropiada. Vas a encontrar al Rey de los Reyes. No te vistas como si fueras a una cita a comer, a la calle o a clase. Es una ocasión especial. 

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• Llega a tiempo y siéntate delante. Menos distracciones y más tiempo para la oración antes de la Misa.´• Una vez en la Iglesia, no hables y no mires a las personas. Reza. 2. Ten una actitud adecuada • No esperes algo entretenido. Estás allí para ofrecer a Dios adoración y recibir la gracia. • Busca a Dios en cada momento de la Misa. • No permitas que las distracciones externas turben tu paz interior. • Encuentra en la predicación una información preciosa para llevarte a casa. 3. Participa plenamente • Canta, aunque desafines. •Responde a las plegarias y reza con ganas. Da todo a Dios y no te preocupes de los demás. • Recuerda que la Misa no es momento para las relaciones sociales. • Ofrece a Dios tu dolor y tu sufrimiento, tu alegría y tus oraciones. 4. Escucha la Palabra de Dios, y déjale que te cambie • ¿Estás abierto a la posibilidad de que Dios te cambie? Si no lo estás, no cambiará. • Escucha la Palabra que se proclama y déjala que te desafíe. • Encuentra un elemento de la homilía que aplicar durante la semana. 5. Conoce, comprende y proclama tu fe • No te limites a recitar el Credo – proclámalo comprendiendo lo que dices. 6. Da el diezmo. Si cada católico diera el diezmo, piensa en todo lo que se podría hacer. • Sí, es nuestro deber sostener a la Iglesia, pero más por nuestra fe que por la Iglesia. • La mayor parte de la gente da una “propina”, no el “diezmo” – da el diezmo y no una propina. • Ofrecer el diezmo nos ayuda a ordenar correctamente los dones que Dios nos ha

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dado. 7. Cuando recibes a Jesús en la Eucaristía, entiende lo que estás haciendo • Estás asumiendo el Cuerpo, la Sangre, el alma y la divinidad de DIOS. • Te estás uniendo al cielo en la tierra. • Te estás haciendo una cosa sola con el Cuerpo de Cristo. • Ten reverencia. • Comprende que Él está en todos los que le hayan recibido. 8. Habla a los demás de Él • Ahora tienes el poder de evangelizar (compartir la Buena Noticia de Cristo), que es el motivo por el que existe la Iglesia.  “Si comprendiéramos de verdad la Misa, moriríamos de alegría” - San Juan María Vianney