la mitilitoxina, causa de la toxicidad temporal de los meiillones"

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1 Inf. Técn. lnst Inv. Pesq. 1 50 1 1977 1 IKV STlG ClONES PESQULRAS - LA^.' DE VIGO - 1 BIELIOTtCA , - La mitilitoxina, causa de la toxicidad temporal de los meiillones" Por A. FIGUERAS ** INTRODUCCIÓN Consideraciones generales Ante los sucesos que recientemente han paralizado eventualmente la industria mejillonera gallega, parece oportuno hacer un resumen de la pro- blemática que presenta la mitilitoxina, causa de la toxicidad temporal del mejillón. El lnstituto de lnvestigaciones Pesqueras, desde la fundación del labo- ratorio de Vigo, ha venido sustentando la tesis de la conveniencia del con- trol sanitario del molusco en general. En cuanto a la mitilitoxina, los industriales del ramo saben bien que en los anteriores casos y consultas, el lnstituto se ha preocupado de la inves- tigación del fenómeno. Afortunadamente, hasta ahora, la especie que pro- ducía el tóxico (Gonyaulax polyedra) ofrecía dos características que no lo hacían peligroso: una su bajo nivel de toxicidad y la otra el aviso aparatoso que hacía de su presencia, comunicando a las aguas un llamativo color rojo que se conoce en inglés con el nombre de red tide (marea roja) y en español con la denominación de ((purga de mar)). Sin embargo, la especie que ha sido la causa de la acumulación de miti- litoxina en el mejillón gallego en el presente otoño ha sido otra (Gonyaulax tamarensis) cuyo nivel de toxicidad es mucho más elevado, por lo que con menos cantidad deja sentir sus efectos. Se está estudiando si además de esta especie, ha habido,otras (como Gymnodinium, etc.) que también re- sultan tóxicas. Recibido el 15 de febrero de 1977. *" lnstituto de lnvestigaciones Pesqueras. Muelle de Bouzas, Vigo.

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Page 1: La mitilitoxina, causa de la toxicidad temporal de los meiillones"

1 Inf. Técn. l n s t Inv. Pesq. 1 50 1 1977 1 IKV STlG ClONES

PESQULRAS -

LA^.' DE VIGO -

1 B I E L I O T t C A ,

~ -

La mitilitoxina, causa de la toxicidad temporal

de los meiillones"

Por

A. FIGUERAS * *

INTRODUCCIÓN

Consideraciones generales

Ante los sucesos que recientemente han paralizado eventualmente la industria mejillonera gallega, parece oportuno hacer un resumen de la pro- blemática que presenta la mitilitoxina, causa de la toxicidad temporal del mejillón.

El lnstituto de lnvestigaciones Pesqueras, desde la fundación del labo- ratorio de Vigo, ha venido sustentando la tesis de la conveniencia del con- trol sanitario del molusco en general.

En cuanto a la mitilitoxina, los industriales del ramo saben bien que en los anteriores casos y consultas, el lnstituto se ha preocupado de la inves- tigación del fenómeno. Afortunadamente, hasta ahora, la especie que pro- ducía el tóxico (Gonyaulax polyedra) ofrecía dos características que no lo hacían peligroso: una su bajo nivel de toxicidad y la otra el aviso aparatoso que hacía de su presencia, comunicando a las aguas un llamativo color rojo que se conoce en inglés con el nombre de red tide (marea roja) y en español con la denominación de ((purga de mar)).

Sin embargo, la especie que ha sido la causa de la acumulación de miti- litoxina en el mejillón gallego en el presente otoño ha sido otra (Gonyaulax tamarensis) cuyo nivel de toxicidad es mucho más elevado, por lo que con menos cantidad deja sentir sus efectos. Se está estudiando si además de esta especie, ha habido,otras (como Gymnodinium, etc.) que también re- sultan tóxicas.

Recibido el 15 de febrero de 1977. * " lnstituto de lnvestigaciones Pesqueras. Muelle de Bouzas, Vigo.

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Historia

Desde hace alrededor de trescientos años se vienen registrando casos de envenenamiento en hombres y animales por el veneno de los moluscos, por lo que en la literatura anglosajona se conoce con las siglas P.S.P. (pa- ralytic shellfish poisoning). Los primeros casos están poco detallados pero de los más recientes se conoce bien la especie de molusco, la epidemio- logía, las fuentes y características del veneno, la patología y los métodos de control.

La mitilitoxina, es acumulada por los mejillones cuando éstos ingieren grandes cantidades de Gonyaulax tamarensis, G. catenella y algunas otras especies de dinoflagelados.

En la laguna de Ovidos, en Portugal, el bivalvo Cardium edule (berbe- recho) produjo intoxicaciones colectivas graves, atribuidas a Prorocentrum micans.

En Noruega, cuando la cantidad de mitilitoxina existente en los mejillo- nes excede, temporalmente, el límite autorizado para el consumo humano (400 ME, unidades ratón por 100 g de carne de mejillón) se prohibe su venta. Los máximos registrados fueron de 1700 ME en el fiordo de Oslo y de 2400 ME en el de Trondheim, siendo el organismo responsable Gonyau- lax tamarensis; no se registraron casos de envenenamiento. Las cantidades son pequeñas en comparación con las que suelen registrarse en los meji- llones de las costas de Canadá y los Estados Unidos.

Condiciones para que se produzca la purga de mar

En las rías gallegas, la marea roja o purga de mar puede ser observada, de tarde en tarde, hacia finales de verano, cuando se dan una serie de con- diciones hidrográficas propicias, entre las cuales se puede citar: fuerte estabilidad de las aguas, salinidad elevada y uniforme, lluvias escasas y cantidad suficiente de nutrientes.

Como se conoce bastante bien la época y las condiciones en que dichas especies predominan en el fitoplancton, es fácil establecer las medidas de control y de expedición del mejillón a fin de que dichos casos no se repitan. La exportación al exterior del mejillón no es continua a lo largo del año (va de septiembre a marzo), por lo que modificando ligeramente este pe- ríodo y controlando el mejillón consumido en fresco en el mercado interior, el peligro de intoxicación se puede soslayar al cien por cien.

Área de distribución de los casos de envenenamiento

En la figura 1 se puede apreciar el área de distribución en el mundo, de los casos de PSP entre 1689 y 1970. Los números que figuran en las áreas sombreadas indican la cantidad total aproximada de envenenamientos de personas registradas en las cuatro áreas principales afectadas; los círculos negros se refieren a los casos particulares.

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Fig. 1.-Mapa de la distribución mundial de casos de envenenamiento por PSP [Paralytic Shellfish Poisoning = Veneno Paralítico del Molusco) desde 1689 hasta 1970. Los números de las zonas sombreadas indican el número total aproximado de envenenamientos en per- sonas humanas registrados en las áreas con mayor grado de afectación; los puntos negros jndican las localidades particulares donde se han presentado los casos. [Según Prakash

et al., 1971 .)

Dosis letal

Como se dijo antes, no es el molusco el que produce el veneno parali- zante, sino que lo adquiere al ingerir ciertas especies de dinoflagelados marinos. Los moluscos bivalvos los toman del agua, los digieren, y acumu- lan el veneno. No parece que el veneno perjudique a los moluscos, pero resulta tóxico para las personas y otros animales que los utilizan como alimento.

El veneno es cincuenta veces más activo que el curare y una dosis de 0,5 mg de veneno purificado puede ser fatal para el hombre.

Modo de detectarlo

La cantidad de veneno presente en los moluscos se mide preparando extractos de la carne, inyectándolo en ratones, y midiendo el tiempo que tarda en morir el ratón inyectado, calculando luego el contenido en veneno basándose en unas tablas establecidas. Los resultados se expresan

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en microgramos de veneno por cada 100 g de carne de molusco. Así por ejemplo cuando una inyección de extracto de molusco no produce efecto sobre el ratón la cifra que se registra es .menor de 44., que para fines prácticos se considera como equivalente a cero.

Afirmaciones previas

Contrariamente a lo que mucha gente cree, no es posible distinguir por el aspecto, el gusto o el olor, si el molusco es tóxico o no.

En cambio lo que sí es cierto es que la toxina se diluye en el agua, por lo que el mejillón cocido y en conserva tiene muchas menos probabilidades de presentar elevadas concentraciones de toxina. Tanto la cocción como el almacenamiento del mejillón enlatado puede reducir la toxicidad de un 70 a un 90 O/O.

ASPECTOS DEL ENVENENAMIENTO

Síntomas y causas

La mayoría de las enfermedades producidas por el consumo de molus- cos pueden ser reacciones alérgicas en unos casos, o infecciones (bacte- rianas o virásicas) del aparato digestivo. Pero en el caso del veneno para- lizante (PSP), no se trata ni de una alergia ni de una infección, sino de una auténtica intoxicación.

Los síntomas son característicos y fácilmente distinguibles; de ordina- rio se manifiestan antes de los 30 minutos después de haber ingerido los moluscos. Se nota un cosquilleo o sensación de calor en los labios, encías, lengua y cara, con progresión gradual al cuello, brazos, puntas de los de- dos, piernas y dedos de los pies. Posteriormente la parestesia se transfor- ma en un entumecimiento, de tal manera que los movimientos voluntarios se realizan con dificultad. En los casos más graves la ataxia y la incoordi- nación motora en general van acompañados, en la mayoría, por una pecu- liar sensación de ligereza [[como si se flotara en el aire.. Sensaciones cons- t r i c t i va~ de la garganta, incoherencia al hablar, y afonía son los síntomas prominentes de los casos graves. La debilidad, el mareo, el malestar, la postración, el dolor de cabeza, la segregación abundante de saliva, el pul- so alterado, una sed intensa, la disfagia, gran sudoración, anuria y dolor muscular también pueden presentarse. Los síntomas gastrointestinales de náuseas, vómitos, diarreas y dolores abdominales son menos comunes. De ordinario los reflejos no quedan afectados. Los cambios en la pupila son variables y puede haber un debilitamiento de la visión o hasta una ceguera temporal. Los síntomas mentales varían, pero la mayoría de las víctimas están tranquilas y conscientes de su condición. Sólo en ocasiones se que-

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jan los pacientes de que sus dientes les dan la sensación de estar flojos. Las convulsiones nerviosas o contracciones musculares son raras.

Tratamiento y prevención

A pesar de que se conoce mucho acerca de cómo actúa el veneno, to- davía no se ha descubierto un antídoto. Se han probado muchos y se siguen ensayando otros; pero hasta que no se logre encontrarlo, la mejor protec- ción contra el PSP sería el instruir al público en aquellas zonas donde se presenta toxicidad en los moluscos; el conocimiento de las especies y de las partes del cuerpo de las mismas que son más peligrosas, de qué ma- nera la cocción afecta a la toxicidad y, en fin, a quién hay que hacer caso cuando se habla de la toxicidad de los moluscos.

El veneno es absorbido rápidamente en el tubo digestivo, por lo que los síntomas aparecen a veces a los 5 minutos. El primer tratamiento ten- dría que i r dirigido a impedir esta rápida absorción mediante el vaciado de tóxico del estómago lo antes posible.

El veneno, se elimina rápidamente por la orina. El suministro de gran- des dosis de agua caliente no sólo podrían servir como eméticos sino tam- bién como diuréticos.

da tos que s e exponen a cont i i~dación e s t án toma- dos d<, una revis io i l hecha en ~ a n a d á (P131111S11 c t a l t ., 1971 ) .

Tolerancia y sensibilidad

La variación de una persona a otra en la sensibilidad al PSP es tan grande que las dosis medias no tienen apenas significado alguno. Desde el punto de vista de la salud pública es más importante conocer los límites del rango de sensibilidad y particularmente la dosis mínima que puede provocar el mal.

En comparación con los habitantes de la costa, los del interior son más sensibles -tienen menos tolerancia al PSP- que aquéllos. Sólo uno de los 31 residentes en la costa enfermó por comer moluscos venenosos, mientras que 48 de 100 habitantes del interior enfermaron. A esta con- clusión se había llegado con anterioridad en estudios previos. Algunos ca- sos sugieren que los niños y jóvenes son más sensibles que los adultos. Las dos víctimas jóvenes de 2 y 8 años, respectivamente, enfermaron ha- biendo ingerido menos de la dosis media. Uno de ellos había comido sólo dos almejas abiertas al vapor pero presentaba síntomas de envenenamiento grave llegando incluso a la postración. En contraste, un hombre de 65 años que había comido dos docenas de almejas crudas (dosis media calculada de 8300 yg) no presentaba mayores síntomas que la niña que había inge- rido una dosis media de 96 yg. Es sabido que en los ratones disminuye la sensibilidad con la edad, aun teniendo en cuenta la diferencia de peso entre los viejos y los jóvenes.

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Comparando a los hombres con las mujeres, se puede deducir que para mostrar los mismos síntomas, el hombre tiene que tomar de una a una vez y media más veneno que la mujer. Es decir que existe una clara evi- dencia de que las mujeres son más sensitivas al veneno que los hombres. Para un mismo peso, los ratones hembra son más susceptibles al veneno que los machos.

Algunos de los casos sugieren que los síntomas del PSP son más agu- dos si los moluscos se comen solos o con el estómago vacío que cuando forman parte de una comida ordinaria, y que el consumo de alcohol con los moluscos agrava los síntomas.

Los casos mortales registrados son tan pocos, y la sensibilidad al ve- neno es tan variable, que el cálculo de la dosis letal para el hombre resulta difícil determinar. La dosis letal intravenosa se ha calculado en 400 pg y la dosis letal oral en 500 pg. Otros cálculos han variado desde alrededor de 1000 pg hasta 12 400 pg.

En animales

Los casos registrados demuestran que muchos animales domésticos (principalmente gatos y gallinas) mueren al comer trozos de moluscos de- sechados del consumo humano. Los pollos son más sensibles que los rato- nes, y las palomas domésticas son muy sensibles al veneno. Todo esto está de acuerdo con la opinión general de que las aves son los más susceptibles al PSP de todos los animales de sangre caliente.

Los vertebrados de sangre fría se cree que son relativamente insensi- bles a la toxina; sin embargo existen datos de que ciertos peces, anfibios, moluscos bivalvos y estrellas de mar son afectados.

Los pescadores de la bahía de Fundy a menudo ven en invierno a las gaviotas picoteando el reborde de las vieiras que la marea ha dejado al descubierto, y a pesar de que parece que comen lo bastante como para envenenarse, ya que el borde del manto es muy tóxico, aparentemente no sufren los efectos de la enfermedad. Esto ha dado origen a una creencia local de que los animales salvajes o silvestres son inmunes al veneno. No obstante, en 1968 hubo grandes mortalidades de algunas especies de aves marinas con síntomas de PSP en la costa de Northumberland en Ingla- terra. Se trataba de gaviotas y en cambio no se advirtió envenenamiento en los patos a pesar de que estos últimos se alimentan regularmente de mejillones.

Como lo mismo se ha observado en la costa del Pacífico de Estados Unidos, no se puede sostener la teoría de la inmunidad de los animales silvestres.

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TOXICIDAD DE LOS MOLUSCOS

Especies tóxicas

En Canadá las especies más tóxicas son las siguientes: Mya arenaria responsable del 65 O/O de las intoxicaciones registradas,

y del 65 O/O de las muertes en la bahía de Fundy y San Lorenzo. Spisula solidissima (muy parecida a la que en Galicia se llama chirla,

que no hay que confundir con la chirla italiana) a veces es muy tóxica en la bahía de Fundy y puede seguir siéndolo durante largos períodos.

Las navajas y otras especies parecidas a nuestras almejas no se han registrado como causantes de envenenamientos.

Los mejillones son los que siguen en importancia a Mya arenaria y han sido responsables del 24 O/O de las enfermedades y del 30 O/O de las muer- tes. La toxicidad más alta encontrada en el mejillón del Canadá ha sido de 28 O00 yg.

Las vieiras de las que los pescadores al separarlas de la concha recha- zan el borde del manto donde se concentra el tóxico, no se han citado como causantes de envenenamiento; además no son asequibles en vivo al público que va a comer al campo.

En el caso de Inglaterra, en 1968 no eran tóxicos, ni los berberechos ni los ostiones (Crassostrea angulata), ni las Littorina littorea, ni Buccinum undatum. En cambio las vieiras tenían 7840 unidades/100 g y las zambu- riñas 1280 unidades/100 g.

Las cornetas (Buccinum undatum) son las terceras en importancia en cuanto a la toxicidad, son responsables del 9 O/O de los casos de enferme- dad y del 4 % de todas las muertes.

Los caramujos (Littorina littorea) prácticamente no contienen veneno aunque estén en una región muy afectada.

Las ostras (Crassostrea virginica) de la costa atlántica, al contrario que sus congéneres de la costa del Pacífico, nunca han estado implicadas en el PSP. La ostra atlántica no se presenta en bancos naturales en las áreas afectadas, pero es capaz de acumular pequeñas cantidades de veneno si se trasplanta a estas áreas en la época adecuada.

Distribución anatómica del veneno

El veneno no se distribuye uniformemente en el cuerpo del molusco envenenado, sino que se concentra en los diferentes órganos según la especie y la estación del año. En verano, la glándula digestiva es para mu- chas especies el lugar principal donde se acumula el veneno. Las branquias y las gónadas son lugares secundarios y las partes musculares, incluyendo los sifones de las almejas, contienen cantidades relativamente pequeñas. En otoño las tasas de toxicidad de las glándulas digestivas son relativa- mente bajas y son en las branquias donde, a veces, se acumula principal-

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mente el veneno. La concentración del veneno de las branquias es aproxi- madamente igual a finales de verano que a principio de otoño.

Hay una creencia popular de que los mejillones acumulan el veneno en los hilos del bis0 (barbas), pero los análisis repetidos, han demostrado que en las barbas no existe veneno.

En los gasterópodos tóxicos la mayor parte del veneno está contenido en la glándula digestiva; el resto del cuerpo, que es de naturaleza muscular, está libre de tóxico o en concentraciones pequeñas.

Variación

Individual

Los valores de toxicidad de diferentes individuos de moluscos en mues- tras de la misma especie, tomadas en el mismo tiempo y lugar, presentan algunas variaciones, aunque en algunos casos pueden ser pequeñas. Cuan- do un animal de una muestra contiene cantidades apreciables de veneno es probable que los otros sean tóxicos más o menos en el mismo grado. Nunca es sólo un molusco el que contiene el veneno y los demás no tienen nada.

La capacidad de acumulación para el veneno por los ejemplares de mo- lusco varían con el tamaño (edad) como cabe esperar; no obstante los ex- perimentos llevados a cabo con diferentes grupos de tallas de Mya arenaria indican que para un mismo peso los moluscos pequeños son tanto o más venenosos que los grandes.

Dentro del área

La toxicidad del molusco en cualquier área afectada varía de un lugar a otro según el nivel de la marea. Esto hay que tenerlo en cuenta al escoger los sitios de muestre0 cuando se quiere llevar un control efectivo. Los moluscos de los bancos cercanos a las bocas de las ensenadas son los primeros en acumular el veneno cuando se produce una marea roja y acu- mulan más veneno que los moluscos de los yacimientos que están cerca del fondo de las ensenadas; y esto lo mismo que se trate de una distancia de 20 km como de otras más cortas, de alrededor de un km.

La toxicidad de los moluscos que viven en la zona entre mareas dismi- nuye a medida que dicho nivel se hace más alto, porque el tiempo de que dispone para su alimentación es menor.

Estaciona1 e interanual

De ordinario las especies del interior de las bahías y ensenadas están libres de veneno o casi libres durante el invierno y la primavera, pero los valores de toxicidad aumentan rápidamente hasta alcanzar un máximo en verano para bajar luego en otoño. Las variaciones anuales son poco sos- tenidas.

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ORGANISMOS CAUSANTES

Dinoflagelados

El agente causante de la toxicidad es la multiplicación masiva en las aguas, de algunos dinoflagelados del género Gonyaulax, así conio también de Prorocentrum, Exuviella y Gymnodinium breve en el golfo de México.

La mayoría de los dinoflagelados que producen PSP son casi exclusiva- mente marinos y pertenecen al género Gonyaulax.

Fig. 2.-A: Gonyaulax polyedra. (Según Massutí y Margalef, 1950.) B: Gonyaulax tamarensis de la bahía de Fundy. (Según Prakash et al., 1971.1 C: Gonyaulax tamarensis de la Ría de Vigo. (Según Margalef et al., 1955.)

En el este de Canadá es el G. tamarensis, aunque no se tuvo una de- mostración palpable de esto hasta 1961. Desde entonces esta especie ha sido la principal sospechosa de los envenenamientos PSP ocurridos en Escocia (1960), en Portugal (19641, en Noruega (1964 de mayo a julio, valor máximo de 2400 ME); en Inglaterra costa NE (1968) donde se presentó en una extensión de 300 millas de costa con una anchura de 7 millas en el mes de mayo y duró hasta agosto.

En Norteamérica el agente causante en la costa NW del Pacífico es la G. catenella, mientras que en las costas NE del Atlántico es el G. tama- rensis.

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La toxicidad de la raza de Gonyaulax tamarensis de la bahía de Fundy se demostró con el extracto de la toxina de un cultivo denso inyectado en ratón; evidenciándose además su naturaleza tóxica alimentando almejas no tóxicas o suavemente intoxicadas con cultivos densos de Gonyaulax; la toxicidad de dichas almejas aumentó en razón directa con el número de células ingeridas.

Factores que favorecen su abundancia La abundancia y la distribución estacional de dinoflagelados marinos

están íntimamente relacionadas con la temperatura, la salinidad, la luz, las sales nutritivas y el régimen de corrientes en el mar. El crecimiento es estimulado por la elevada temperatura, alta intensidad de luz y una rela- tiva estabilidad en la columna de agua. Puede proliferar a concentraciones bajas de nitrógeno y de fósforo.

Una purga de mar significa ordinariamente que va a producirse un en- venenamiento por PSP, aunque en ocasiones no haya coincidido la toxici- dad de los moluscos con dicho fenómeno. Por ejemplo en la bahía de Fundy o en el estuario de San Lorenzo nunca se han registrado mareas rojas, ni tampoco se ha observado en otras regiones ninguna fosforescencia espectacular que pudiera vincularse con el principio de una toxicidad por parte de los moluscos y sin embargo ha habido intoxicaciones.

La abundancia estacional máxima de G. tamerensis se asocia a menudo con altas salinidades y bajas temperaturas del agua.

Entre los varios factores cuya influencia estacional y la abundancia anual pueden haber influido, es la temperatura a la que se ha prestado más atención; sin embargo, aunque ciertamente influye en la abundancia de G. tamarensis, ni en su ambiente, ni en el laboratorio se ha encontrado una evidencia cierta de que sea su factor principal. Se ha demostrado que las toxicidades de moluscos están más íntimamente relacionadas con las horas de insolación que con la temperatura del agua.

También la salinidad puede ser más importante que la temperatura; el óptimo de salinidad para los cultivos están entre el 15 y el 23 por mil, descendiendo considerablemente a salinidades más altas.

Parece ser que G. tamarensis se enquista en los meses de otoño e in- vierno y, a causa de la pérdida de flotación, las células enquistadas des- cienden al fondo y proporcionan una población de siembra para el verano siguiente. Parece también que el factor más importante que influye o de- termina la formación de quistes es la temperatura. G. tamarensis retiene su toxicidad mientras está enquistado y posiblemente los altos niveles de toxicidad encontrados en las vieiras durante el invierno pueden ser, en parte motivados por alimentarse de esos quistes en el fondo del mar.

Aunque G. tamarensis no necesita altas concentraciones de nutrientes inorgánicos, como el nitrógeno y el fósforo, sin embargo, requiere factores orgánicos de crecimiento como las vitaminas B12, la tiamina y la biotina.

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También son estimulantes del crecimiento de este dinoflagelado peque- ñas cantidades de ácido húmico y fúlvico, circunstancia que se presenta en las ensenadas y bahías particularmente.

En el fiordo de Oslo, en Noruega, se ha observado una estrecha rela- ción con el enriquecimiento proveniente de los desagües de las ciudades y del arrastre del humus por los ríos en el agua de los fiordos.

Un factor limitante de su abundancia en verano es el zooplancton, en especial ciertos géneros de Tintínidos (Fabella). En recientes experimentos se ha visto que G. catenella crece mejor entre los valores siguientes: 20- 37 %o de salinidad, 13-17" C de temperatura y 150-350 bujías de luz y sólo los valores extremos de nutrientes afectaban a su crecimiento.

ACUMULACIÓN Y ELIMINACIÓN DEL VENENO

Acumulación por filtradores

En principio cualquier clase de animal que se alimente de G. tamaren- sis puede acumular el veneno. Sin embargo los que principalmente almace- nan veneno, son los moluscos filtradores. Los bivalvos (almejas y mejillo- nes) acumulan la mayor parte de su toxina durante el verano, lo cual se explica por su alta capacidad de filtración de G. tamarensis durante esa época. La tasa de acumulación de toxina depende, por lo menos aparente- mente, en parte de la concentración de Gonyaulax y en parte de la tasa de bombeo. Se observan a menudo marcadas diferencias entre las varias especies de moluscos, no sólo en los valores de acumulación de toxina, sino también en la de velocidad de pérdida de la misma.

En la marea roja de 1968 en Inglaterra el mejillón tenía 6 veces más toxina que el berberecho y 13 veces más que Mya arenaria del mismo lugar.

En la bahía de Fundy los mejillones son los que acumulan el veneno con más rapidez. No es raro que durante el verano los valores de toxicidad se multipliquen por mil cada día durante varios días sucesivos, atribuyéndose esta subida tan rápida a la ingestión casi continua y exclusiva de G. tama- rensis. El mejillón en su ambiente natural se alimenta durante el 97 al 99 O/O

del tiempo, demostrando una especial preferencia por los dinoflagelados; dicha preferencia se manifiesta aun cuando el agua contenga sólo un 2 O/O

de dinoflagelados y el 98 O/O de diatomeas. La información sobre la acumulación de toxina por diferentes especies

se ha obtenido trasplantando moluscos, muy poco o nada tóxicos, a las áreas afectadas y examinando a partir de entonces los valores de toxicidad.

Los mejillones que estaban permanentemente sumergidos acumularon más veneno, que aquellos que quedaban al descubierto cierto tiempo al bajar la marea.

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Tasa de acumulación

Existe una relación directa entre las fluctuaciones estacionales de la toxicidad de los moluscos y la abundancia de G. tamarensis. Las experien- cias con cultivos de esta especie indican que se necesitan alrededor de cinco mil células para producir 0,16 pg de toxina, lo cual significa que un molusco tóxico tiene que filtrar, al menos, 5 litros de agua cada día. En general se puede afirmar que:

a) La acumulación de toxina por parte del molusco se debe a que se alimenta de G. tamarensis.

b) Los cambios en la toxicidad del molusco están íntimamente relacio- nados con los cambios en la abundancia de G. tamarensis.

C) Algunas especies de moluscos acumulan la toxina más rápidamente que otros porque filtran más agua o porque se alimentan preferen- temente de G. tamarensis.

d) La tasa de acumulación de toxina también depende del tiempo dis- ponible para alimentarse (inmersión).

e) Todos los factores ambientales [salinidad, temperatura) que afectan a la tasa de bombeo del molusso también deben afectar a la tasa de alimentación y por ende a la acumulación de toxina.

Eliminación

La tasa de disminución de toxicidad en el molusco varía con la especie y también con la estación. Puesto que la acuniulación de toxina depende en gran parte de la abundancia de G. tarnarensis, los cálculos de la tasa de eliminación de la toxina serán más significativos s i los ensayos de toxici- dad se hacen en un agua de mar en la que no se halle el organismo causante (G. tamarensis). No obstante, esto no es posible para todas las especies de moluscos. Al parecer algunas especies como la ostra atlántica (Crassos- trea virginica) y otras, pueden eliminar todo el veneno inmediatamente, en el momento en que G. tamarensis desaparece del plancton. Otros en cambio parecen ser menos eficientes en la eliminación del veneno y per- manecen tóxicos durante largos períodos después de la desaparición del dinoflagelado en el agua. Debido a esto, las observaciones en la naturaleza dan sólo tasas aproximadas de eliminación de toxina.

Aparentemente las temperaturas bajas retardan la eliminación del veneno.

Acumulación por los no filtradores

Algunos casos de envenenamiento humano se han atribuido al consumo de caracoles marinos, pero es poco probable que los gasterópodos y otras especies de animales marinos carnívoros acumulen la toxina del mismo

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modo que lo hacen los mejillones y las almejas, es decir ingiriendo direc- tamente los dinoflagelados tóxicos. Los caracoles de mar no son filtrado- res, pero por lo menos los perforadores se alimentan de otros moluscos y acumulan toxina al alimentarse de bivalvos tóxicos, lo cual ha sido con- firmado experimentalmente.

Además de acumular veneno procedente de su alimento, hay algunos caracoles marinos que sintetizan toxinas y las almacenan en sus glándulas de veneno: los efectos de estas toxinas sobre el ratón y el hombre son parecidos a los del veneno paralítico del molusco (PSP).

LA TOXINA

Las toxinas paralíticas de los moluscos adquiridas de los dinoflagelados marinos son de los venenos no proteicos más potentes que se conocen.

Caracterización

La dosis letal de la toxina de G. catenella para el hombre se ha calcula- do a partir de la información de casos mortales derivados del consumo de moluscos tóxicos. De la relación de la dosis letal con el peso de animales experimentales se considera como dosis letal para los seres humanos la de 500 1-~g de veneno por vía oral y 400 yg por vía intravenosa (según E. J. SCHANTZ, 1970, son 200 yg por vía oral).

Aunque los métodos de aislamiento de las toxinas de moluscos se pu- sieron en práctica ya en 1885, la mayoría de los conocimientos de su com- posición química y farmacología se han adquirido en los últimos 30 años, habiéndose encontrado una gran semejanza entre los venenos obtenidos de los extractos crudos de almejas y de mejillones.

Recientemente se ha obtenido la toxina directamente del cultivo de dinoflagelados especialmente, G. catenella habiéndose encontrado una gran sernejanza en las propiedades físicas y químicas de estas toxinas con las obtenidas de los mejillones y almejas, de lo cual se concluyó que G. cate- nella era la fuente que suministraba el veneno a los mejillones. Como quie- ra que el veneno aislado en forma pura de cultivos libres de bacterias de G. catenella tenía la misma estructura que el de los mejillones y almejas, se ha deducido que la toxina no sufre ningún cambio químico mientras está almacenada en las glándulas digestivas o los sifones de aquellos moluscos y por tanto que la mitilitoxina y la saxitoxina eran estructuralmente iguales.

Propiedades físicas y químicas

La toxina de G. catenella, que se llama saxitoxina, es una sustancia nitro- genada dibásica, el 3.4.6. trialquil tetrahidropurina con peso molecular de 372.

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G. tamarensis produce al menos dos venenos diferentes. El que se pro- duce en poca cantidad es la saxitoxina y el que se produce en mayor can- tidad es una sustancia neutra que no se ha purificado suficientemente para poder ser estudiada estructuralmente. Sin embargo, su acción fisiológica parece idéntica a la saxitoxina.

De cultivos de Gymnodinium breve, se han aislado al menos cinco toxi- nas, algunas parece que tienen efectos neurotóxicos sobre los ratones, no habiéndose encontrado ninguna propiedad inhibidora de la acetilcolineste- rasa en ninguna de ellas.

Se ha neutralizado el veneno usando agentes fuertemente oxidantes como el hipoclorito sódico a una concentración de 3 ppm por pg de veneno. En un estado altamente purificado la toxina tiene una concentración de más de 880 pg por mg de sal dihidrocloruro.

Propiedades farmacológicas

La saxitoxina es una toxina neuromuscular que bloquea tanto los nervios periféricos como las transmisiones reflejas y afecta a los centros respira- torios y vasomotores del sistema nervioso central, originando una depre- sión respiratoria y eventualmente la muerte. Produce una depresión directa del miocardio, que en casos extremos conduce al colapso cardiovascular.

La muerte sobreviene por cese de los movimientos respiratorios y no por parálisis del sistema nervioso central, excepto si se inyecta directa- mente el veneno en el líquido cerebroespinal.

Los primeros estudios sugirieron que las respuestas fisiológicas a esta toxina eran parecidas a los del veneno paralítico curare, pero los trabajos recientes demuestran que esto no es cierto. La toxina bloquea la trans- misión neuromuscular en los axones motores y actúa en la membrana del músculo más que en la placa terminal sin depolarización. La acción es pa- recida a la del veneno del pez diodon (puffer), puesto que no afecta a las conductancias del potasio y cloruro de la membrana excitable y no inter- fiere con el aumento de la conductancia potasio que ordinariamente sigue a la depolarización.

MEDIDA DE LA TOXICIDAD EN MOLUSCOS

Procedimiento estándar

Existen pruebas químicas y serológicas para determinar la toxina, pero estas últimas son complejas y no han tenido aceptación. Los ensayos bio- lógicos (prueba del ratón) son los más preferidos por todos para detectar y medir el veneno del molusco.

Las primeras pruebas con ratones se deben a SOMMER y MEYER (1937) que pusieron en marcha un ensayo sencillo y rápido empleando un extracto acuoso; el pH óptimo está entre 3 y 4 y la unidad ratón se define como la

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cantidad de veneno que se requiere para matar un ratón de 20 g de peso en 15 minutos si se le inyecta, intraperitonealmente, un extracto acuoso ácido de molusco en un ml. El tiempo de su muerte se define como lo que tarda desde la inyección hasta la última boqueada de su respiración y se mide hasta los 5 segundos más próximos. Las dosis mayores matan al ratón más rápidamente y así se puede conseguir una gráfica que establece la relación entre los tiempos que tarda en morir y las unidades ratón como sigue: los tiempos de 4, 5, 6, 7 y 8 minutos equivalen a 2, 5, 1.9, 1.6, 1.4, y 1.3 unidades ratón respectivamente. Si se lleva en una gráfica el loga- ritmo de la dosis en abcisas y el recíproco del tiempo en ordenadas se obtiene una línea recta. Si la muerte sobreviene entre los 4 y 8 minutos, la dosis se puede calcular directamente a partir de la ecuación: log. de la dosis = (145/t) -0.2, donde t es el tiempo de la muerte en segundos. La toxicidad de las muestras de moluscos se valoran en unidades ratón por 100 g de carne de molusco.

Aunque se han publicado los métodos oficiales y con ellos se han me- jorado y se han hecho comparables los ensayos biológicos que se hacen en los diversos laboratorios, no obstante aún se ignora el hecho de que en la práctica las toxicidades de las muestras de moluscos vivos cambian después de ser recogidos. No es raro que las cifras aumenten un 100 O/O

durante 3 días de almacenamiento al aire, o a la temperatura ambiente, o en temperaturas por encima, o de congelación (menos 15 a menos 20" C). Parecidos aumentos se presentan en moluscos vivos que se colocan en acuarios con agua de mar corriente o se trasplantan a nuevos fondos. Ese fenómeno no ha tenido explicación, pero los procedimientos oficiales pue- den tipificarse posteriormente para reducir la variabilidad en los resulta- dos de; los ensayos biológicos (PRAKASH et al., 1971).

Parece deseable tipificar el método del manejo de muestras desde el momento en que se recogen en la naturaleza y estandarizar el intervalo de tiempo transcurrido entre la recolección y la extracción de las muestras.

En recientes experimentos se han valorado las toxicidades de Gymno- dinium breve con el pez Gambusia affinis, poniendo los peces en vasos pre- cintados de 9 cm de boca durante 24 horas, con 35 ml del cultivo de G. breve cuya toxicidad se quería verificar.

Valoración en unidades ratón (ME) y microgramos

La cantidad de toxina (en vg) equivalente a una unidad ratón, depende de la técnica de ensayo pero también de la raza de ratón que se emplee.

Con las razas de ratones que se empleaban antes del 18 de mayo de 1966 el límite inferior de sensibilidad del ensayo biológico era de 32 pg de veneno por 100 g de carne de molusco; para los ratones empleados des- pués, este valor pasa a ser de 44 pg. Por tanto los resultados negativos para estas razas vienen expresados por menor de 32 y menor de 44 pg.

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Para los ensayos biológicos realizados antes de 1955 y referidos a uni- dades ratón, el factor de conversión a pg es de 0.16.

Factores que afectan a la exactitud

Los ensayos biológicos son necesariamente inexactos, debido a que nun- ca puede obtenerse una uniformidad en los animales experimentales; aún en una colonia animal única y estandarizada, los individuos pueden respon- der de muy diversa manera a inyecciones de idéntica dosis; la sensibili- dad animal también puede estar influida por la hora del día en la que se hagan las inyecciones; y por último la respuesta a una dosis determinada de veneno varía con la edad, peso, y sexo del ratón.

Aunque a veces se emplean factores de corrección para ajustar las desviaciones del peso óptimo (20 g); sin embargo no se hace ninguna corrección por las diferencias de edad de los ratones.

Variabilidad de los resultados de los ensayos biológicos

La precisión de los resultados viene afectada por lo mucho que tardan a veces en morir los ratones en los ensayos biológicos de rutina. Para va- lorar la variación se han hecho ensayos con 120 ratones sobre extractos de 18 moluscos que dieron tiempos medios variando entre 4 y 6,5 minutos.

Como se esperaba, la distribución de los tiempos que tardan en morir estaba sesgado en la dirección de los tiempos largos.

Métodos de ensayo químico y serológico

Se ha puesto en marcha un método químico para el cálculo cuantitativo de la toxina paralítica del molusco, que implica la absorción selectiva del veneno en un extracto acuoso en medio ácido sobre resina de intercambio iónico XE-64. El veneno se eluye; se trata con trinitrofenol (ácido pícrico) en solución alcalina con el cual da un color característico (([Jaffe,,) que se mide colorimétricamente. Posteriormente se ha modificado el ensayo quí- mico introduciendo la extracción del ácido pícrico que no ha reaccionado a partir de los productos de la reacción después del desarrollo del color, con una mezcla del 25 O/O de piridina en acetato etílico.

De ambas maneras esta prueba química es compleja y lleva mucho tiempo y generalmente es menos sensitiva que el ensayo biológico. Su exactitud depende de la pureza de las muestras. Hay sustancias que inter- fieren, tales como la glucosamina, y causan dificultades que van en aumen- to a medida que pasa el tiempo de almacenamiento de los ejemplares. Re- cientemente BATES (1975) ha desarrollado un método químico altamente específico y 100 veces más sensible que el biológico. Utiliza 2 g de tejido que lo extrae con tricloroacético. El extracto lo purifica sobre una resina

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de cambio iónico y lo oxida con agua oxigenada a un producto que da una fuerte fluorescencia; éste se excita a 330 nm y se mide la emisión a 380 nm.

Se han hecho también pruebas serológicas para la detección y medida del veneno, pero la sensibilidad de la prueba es del mismo orden que la del ensayo biológico, y en cambio la preparación de reactivos y el proceso del ensayo son complejos y llevan mucho tiempo.

En conclusión, no hay indicios de que las pruebas química o serológica puedan reemplazar al ensayo biológico del ratón para la detección y medida de toxicidad por lo menos en un inmediato futuro. A pesar de su variabili- dad inherente y de su falta de precisión, el ensayo biológico ha demostrado ser una prueba práctica y muy factible para el cálculo de rutina del veneno en los programas de control de toxicidad.

EFECTOS DEL PROCESADO SOBRE LA TOXICIDAD

Cocción casera o doméstica

La cocción casera puede proteger a los consumidores contra el PSP pero es una protección que está muy lejos de ser completa. Casi todos los envenenamientos registrados en Canadá y Norteamérica han resultado de comer mariscos cocidos.

Se han hecho pruebas para demostrar los efectos sobre la toxicidad de los moluscos de los tres métodos más comunes de cocción casera, a saber: abiertos al vapor, hervido y frito en sartén.

En todas las pruebas se han determinado los posibles efectos de la sobrecocción o de la poca cocción. En uno de los ensayos se tomaron muestras del caldo que queda en la caldera de cocción después del vapo- reo, a determinados intérvalos, y de las mismas se ensayó la toxicidad.

Un mejillón a los 20 minutos de cocción tiene el 60,5 O/O de la toxina original; el agua de cocción contiene el 32 O/O y las carnes el 28,5 O/O. Un mejillón crudo de 6 g de peso contenía .Y 1750 unidades de toxina, después de cocer 20 minutos se reducía a 500 unidades. En cambio el lavado en agua corriente durante 5 minutos no reduce la cantidad de toxina en las carnes. Las dosis recibidas por los pacientes varían de 3000 a 30 000 uni- dades ratón.

El tratamiento al vapor y la fritura reducen la toxicidad más que la coc- ción o hervido, y la fritura además no produce líquidos que contengan ve- neno como los caldos o jugos de cocción del marisco. Por estas razones el freírlo puede ser el modo más seguro de preparar y cocinar en casa, un marisco que puede ser tóxico, porque sólo se comen las carnes y no las salsas.

La práctica común de desechar todo o parte del caldo de los mariscos tóxicos tratados al vapor proporciona a los consumidores alguna protec. ción contra el PSP.

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Se puede señalar el 70 O/O como cifra de trabajo para calcular los consu- mos de veneno por personas que han comido un número determinado de mariscos cocidos de cualquier especie cuyos valores de toxicidad en bruto se conocen, así como las producciones en carne.

Proceso industrial

Las toxicidades de las capturas comerciales de marisco que se proce- san antes de venderlas al mercado pueden resultar aumentadas o disminui- das según el procedimiento y la especie de que se trate. Los tratamientos de proceso industrial más comunes para los moluscos son: el desconchado y la conserva.

Desconchado

Consiste en la separación de las carnes de las conchas y de las partes de carne que no son comestibles. Se emplea regularmente para las vieiras, almejas, mejillones y caracolillos.

En las vieiras, el desconchado industrial elimina el riesgo del PSP por cuanto el músculo aductor que está libre de veneno es la única parte que se comercializa. En las vieiras tóxicas el veneno está localizado en las partes de desecho que constituyen el 75 O/O del peso del cuerpo.

En algunos moluscos parecidos a las almejas, el desconchado no redu- ce la toxicidad, y de hecho hasta puede aumentar la probabilidad de enve- nenamiento. Estos moluscos son desconchados en vivo para una prepara- ción en frito o después de cocer para la conserva. Las partes que se dese- chan son: la cubierta membranosa de los sifones y los extremos de los mismos, que constituye el 25 O/O del peso total de la carne sin concha. Es- tos tejidos de desecho no contienen veneno, de tal manera que aunque el consumidor sólo coma el 75 O/O en peso de la carne de la almeja, sin em- bargo, se toma todo el veneno si el molusco está intoxicado.

En el desconchado casero frecuentemente a las almejas vivas y enteras se les somete a un escaldamiento rápido que facilita su apertura; antes que fuera prohibido también se practicaba dicho escaldamiento en la in- dustria. Una prueba que se hizo en una planta de desconchado en 1945 indicó que el escaldamiento reduce los niveles de toxicidad en un 50 9'0, pero se necesitarían más datos para confirmar este efecto.

El efecto del desconchado sobre la toxicidad de los moluscos abiertos al vapor no se ha estudiado. Sin embargo se ha demostrado que los meji- llones tóxicos y los caracolillos abiertos al vapor no alteran las toxicidades relativas de sus diversos órganos. De ahí que sea razonable presumir que el desconchado y la separación de partes de desecho de moluscos cocidos aumente,, sus niveles de toxicidad lo mismo que sucede con los molusccs crudos.

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A los mejillones se les somete a un tratamiento previo al vapor pero no se les separa de la carne ninguna parte de desecho. Sólo se quitan el bis0 (las barbas) y en éstas no hay veneno ni en crudo ni después de la cocción. El bis0 por lo general constituye menos del 1 O/O del peso total de la carne, así que el desconchado y el preparado puede que no tengan un efecto importante sobre la toxicidad de los mejillones abiertos al vapor.

Los caracolillos siempre se tratan con vapor para facilitar el descon- chado. Todos los desconchados industriales y la mayoría de los caseros también implican el desecho de la glándula digestiva que comprende los espirales del cuerpo superiores blandos y de color oscuro. La glándula di- gestiva contiene la mayoría del veneno en los caracolillos tóxicos y puede presentar altos niveles de toxicidad aun después de ser tratados al vapor, por lo tanto la separación de las glándulas digestivas de estos caracoles reduce los peligros de intoxicación por PSP.

Conserva

La conserva disminuye mucho la toxicidad del molusco, por lo que en los países donde esta industria está muy desarrollada, y los mariscos sólo en una pequeña proporción se comen crudos, las probabilidades de enve- nenamiento disminuyen. Antes de llegar al consumidor, el producto enla- tado, sufre cinco tratamientos en la fábrica que disminuyen el grado de toxicidad:

a) Se abren al vapor durante 20 minutos a la presión atmosférica y a una temperatura aproximada de algo menos de 100" C.

b) Se separan las carnes de las conchas y se recortan. C) Se lavan en agua dulce, se empacan en lata, se añade la salsa y se

cierran. d) Se esteriliza en autoclave a 120" C durante 45 minutos. e) Se almacenan, de ordinario entre dos semanas y algunos meses.

Existen trabajos científicos que demuestran los efectos de los proce- dimientos de conserva comercial típicos y modificados. Así se demuestra por ejemplo que:

a) La conserva ordinaria reduce la toxicidad más del 90 O/O.

b) El tratamiento al vapor es causa del 70 al 90 O/O de esta reducción. c) Reducir a la mitad o duplicar el tiempo de tratamiento al vapor es-

tándar (20 minutos), no produce ningún efecto notable en los niveles de toxicidad.

d) El autoclave produce una caída pequeña posterior en los niveles de toxicidad (equivalente al 5 a 6 O/O de las muestras que se comparan que no pasan por autoclave).

e) Reducir a la mitad el tiempo de permanencia en autoclave, aumenta

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los niveles de toxicidad finales en un 10 O/O y en cambio el doblar dicho tiempo los reduce en un 30 %.

f l El autoclave a 105" C en vez de a 120" C hace aumentar los niveles de toxicidad finales de un 25 a un 50 %.

g l Un segundo tratamiento de las latas al autoclave a 120" C no reduce en un grado significativo los nij~eles de toxicidad.

Desintoxicación del molusco

A pesar de todos los intentos realizados tanto en Canadá como en los Estados Unidos no se ha encontrado ningún método práctico comercial para eliminar o reducir la toxicidad del marisco. El método que se ha ensa- yado más frecuentemente es el traslado del marisco tóxico a zonas no tó- xicas o de baja toxicidad. La disminución obtenida es demasiado lenta como para que resulte económicamente rentable.

En cambio se han obtenido reducciones sustanciales en la toxicidad del marisco modificando los métodos de tratamiento comercial. Esto comporta la remoción de las partes tóxicas del marisco antes de enlatarlo, el aumen- to o alargamiento del período de tratamiento al vapor, la subida o descenso del pH, y el someter las carnes tóxicas a radiaciones ionizantes. Aunque tales procedimientos resultan efectivos para reducir las toxicidades, pue- den también provocar cambios extremos en la calidad de los productos y reducir su grado de aceptación en el mercado.

En los últimos años, se ha encontrado que la toxina absorbida por un molusco no sufre ningún cambio en su estructura química. Esto sugirió que había que investigar sobre algún modo de inducir al marisco a expulsar la toxina. En 1966 se hicieron pruebas con almejas tóxicas y mejillones, so- metiéndolos a tensiones fisiológicas diversas. Algunos de los mariscos (los controles) se colocaron en tanques de agua de mar filtrada a temperaturas y salinidades a las cuales ellos estaban habituados. Otros en cambio se pusieron en agua con una temperatura y salinidad más baja o más alta que las habituales.

El aumento de la temperatura del agua pareció más efectiva para desin- toxicar los mejillones que las variaciones de salinidad. No obstante hay que tener cuidado en interpretar los datos, ya que en los tanques cuya tem. peratura era de 17 y 21" C la salinidad aumentó desde 30,6 hasta 32,2 por mil tres días después de empezar el experimento, probablemente debido a la evaporación.

Parece pues, que la desintoxicación más rápida se lograría mediante la exposición repentina del marisco a elevaciones combinadas tanto de tein- peratura como de salinidad. Sin embargo, se necesitan muchas más priie bas y experimentar en toda clase de especies de moluscos antes de sacar conclusiones en firme.

Hay una tendencia para los moluscos recién mariscados a aui~ientai-

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la toxicidad cuando se colocan en tanques de agua de mar. Este aunlento inicial va seguido de una lenta disminución. Esto se ha observado en alme- jas y mejillones mantenidos en agua de mar corriente y también en seco. No resulta fácil explicar este fenómeno, pero parece que es una respuesta característica. Puede quizá relacionarse con el mantenimiento del equili-

a como brio del oxígeno ya que se ha demostrado que tanto en los mejillone- en las almejas se producen déficits de oxígeno cuando se mantienen en seco y que esto se compensaría aumentando la tasa de bombeo cuando se les vuelve a sumergir en el agua. Puesto que en presencia de un agente oxidante fuerte se produce una neutralización de la toxina del marisco, es probable que suceda lo contrario cuando el molusco trata de compensar su déficit de oxígeno. De esta manera resultaría que el aumento inicial en la toxicidad que sigue a la inmersión en agua, sería más aparente que real.

PROGRAMAS DE CONTROL

Objetivos y operaciones

A modo de ejemplo se expone su funcionamiento en Canadá. Los obje,- tivos de los programas de control son, reducir los peligros y la incidencia del PSP y al mismo tiempo aprovechar al máximo los recursos marisqueros. Los programas se basan en los resultados de las toxicidades de control de los mariscos provenientes de las áreas marisqueras. Todas estas áreas se han puesto en un mapa y la mayor parte se han clasificado de acuerdo con los niveles de toxicidad. Se toman regularmente muestras de moluscos de unas estaciones previamente determinadas, seleccionadas I-iorque se ha demostrado que son las más representativas de las peores condiciones en su región.

También se analizan envases comerciales de mariscos enlatados o eii semiconsewa.

Los programas de control y las acciones adecuadas por ejemplo para imponer o levantar vedas se basan en los niveles de toxicidad. En la bahía de Fundy se lleva el control desde 1943 y en la región de S. Lorenzo des- de 1949 y de cuando en cuando se modifica el esquema del muestreo por las agencias de control, en las reuniones anuales del Comité iviaris- quero Interdepartamental. Las últimas modificaciones se han hecho en 1969. Las agencias de control han tomado el acuerdo como medida de seguridad de que salgan al mercado moluscos cuyo nivel de toxicidad no pase de 80.

Funciones de las diversas agencias

Para alcanzar los objetivos anteriormente descritos se requiere una es- trecha cooperación entre las diferentes agencias. Los agentes e inspecto- res del departamento de pesquerías toman muestras para su análisis de las estaciones de muestreo y de las fábricas de conserva en las áreas en

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que están destinados. De la mayoría de estas muestras se preparan ex- tractos en los laboratorios de la Inspección General.

Todos los extractos de las muestras de las costas del Atlántico y del Pacífico se envían por avión al Centro de la Salud Ambiental en Otawa y allí se realizan los ensayos biológicos a nivel nacional. Sólo se emplea una raza de ratones y un sólo grupo de técnicos, que emplean un único procedimiento controlado cuidadosamente, llevan a cabo todas las pruebas en un único laboratorio. Este laboratorio realiza al año de dos a tres mil ensayos biológicos y comunica los resultados bien por correo o por tele- grama, a los agentes de los departamentos provinciales y federales corres- pondientes a las provincias atlánticas. También sirve como consultciric, y recomienda las acciones necesarias tales como el levantamiento o cierre de las vedas.

El departamento de Pesquerías y Bosques del Canadá y el departainento de Industria y Comercio de Quebec son los responsables de fijar las vedas; avisar oficialmente a los mayoristas de estos cambios, poner aviso en las áreas afectadas; mantener contacto con los agentes médico-sanitarios del distrito; dar publicidad sobre los peligros del PSP por la prensa, la radio y la televisión; vigilar que se cumplan las vedas.

En el Instituto de Investigaciones Pesqueras del Canadá, se encargan de los programas de investigación biológica y epidemiológica, con la ayuda de otros Institutos provinciales o federales. Las agencias provinciales a ve- ces, también realizan investigaciones y precisamente son las que están mejor capacitadas para llevarlas a cabo a causa de su emplazamiento geo- gráfico o su competencia especial.

Todas las agencias tienen el encargo de comprobar y notificar los casos de envenenamiento reales o sospechosos tan pronto como se producen.

Críticas del programa de control

Aunque el programa de control sea efectivo tiene sus limitaciones. Un cálculo somero de los costes anuales de controlar los peligros de envene- namiento y de regular la cosecha y comercialización del marisco sobrepa- san los 50 000 dólares canadienses en 1971. Esto podría parecer caro si se compara con el valor anual de las capturas de almejas (la especie más de- licada en este punto) en la costa atlántica canadiense (257 000 dólares ca- nadienses en 1967).

Se ha sugerido que podría desistirse del muestre0 y que el marisqueo de las áreas afectadas podría declararse ilegal durante todo el año. Esto que podría suponer un ahorro para el Gobierno, reduciría sin embargo los ingresos de muchos mariscadores y fabricantes, y suprimiría el medio de subsistencia de muchos otros. Aún más, una prohibición semejante condu- ciría a establecer stocks muy densos de marisco en las áreas afectadas. Sin duda que esto aumentaría el número de casos de envenenamiento. Aún

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ahora que las almejas no son abundantes en muchas áreas afectadas, los bañistas persisten en la costumbre de recogerlas y comerlas a pesar de la prohibición, de las señales de aviso y de la vigilancia de centenares de millas de costa que de cuando en cuando son vedadas.

En resumen, vedar durante todo el año las áreas contaminadas introdu- ciría también nuevos peligros por parte de los mariscadores profesionales que ahora respetan las vedas. Ellos valoran la naturaleza temporal de la veda y están deseosos de respetarla hasta que se les ordene.

Desde hace doce años no se ha registrado ningún caso de PSP debido al consumo de mariscos enlatados comercialmente en el este de Canadá, y el número de casos por esta razón sólo se aproxima al uno por ciento del total de enfermos que se ha registrado. Pero, si no hubiera épocas de marisqueo, la existencia de unos stocks muy densos de marisco tóxico induciría a los mariscadores furtivos a encontrar comerciantes desapren- sivos y así aumentar los peligros de envenenamiento y crear la necesidad de una vigilancia adicional. Los costes extraordinarios podrían absorber cualquier ahorro que se consiguiera por otro lado.

Se han propuesto también medidas menos drásticas tales como cerrar todas las áreas marisqueras desde junio a octubre. Esto reduciría los pro- gramas de muestre0 pero no la necesidad de los mismos, especialmente en la región de San Lorenzo donde de ordinario se presentan niveles de toxicidad muy altos.

Además, este intento está sujeto a las mismas críticas que el programa de cierre de todo el año ya que el marisqueo en invierno es imposible en muchas áreas que están llenas de hielo, y a causa también de que la de- manda del mercado y los precios del mismo son más altos durante los me- ses de verano.

Por estas razones las agencias de control se inclinan a favor de la con- tinuación de la presente legislación de marisqueo regulado a causa de que ello permite la explotación más completa de los recursos marisqueros; proporciona una protección sanitaria al público y resulta a un coste ra- zonable.

Problemas del control

Desconocimiento y desconfianza

El hecho de que el molusco acumula veneno es la causa primaria del PSP. Pero la ignorancia y la desconfianza son factores secundarios Impor- tantes. La tarea de los investigadores en PSP, de los administradores de la salud pública y de los oficiales de pesquerías sería fácil s i se conocie- ran las respuestas a muchas de las preguntas enigmáticas o intrigantes todavía acerca del PSP y se supiera mejor cómo comunicar al público lo que se sabe en la actualidad. A menudo el público parece apático o des- confiado ante una nueva información.

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De todos los grupos de personas los más desconfiados son los residen- tes en las comunidades costeras y en aquellas regiones afectadas por el PSP. Desconfían de lo que oyen o leen acerca del PSP y hasta de los casos de envenenamiento que no hayan visto con sus propios ojos. Muchos, hasta rehúsan admitir que éstas sean causadas por el molusco y manifiestan una sincera incredulidad sobre el PSP. Esto podría no importar demasiado si los residentes en la costa a menudo no dijeran a los visitantes que el PSP es un mito y que las señales de aviso contra el PSP pueden ignorarse tranqui- lamei-ite. Existe la certeza de que, los pescadores locales destruyen los car- teles de aviso porque creen que son erróneos. Se atribuye principalmente esta desconfianza al hecho de que muchos de los habitantes de la costa, sin darse cuenta de ello, han adquirido una tolerancia al veneno del molus- co. Han comido durante años el molusco de su localidad sin observar efec- tos nocivos y para ellos resulta inconcebible que pueda haber gente que no tenga la misma insensiblidad.

Hay muchas creencias tradicionales entre la gente de las costas de Ca- nadá acerca del marisco tóxico y de su veneno. Muchas son generalizacio- nes buenas y útiles, por ejemplo, que los rebordes del manto de las vieiras de la bahía de Fundy son venenosos. Sin embargo hay muchas que de hecho resultan engañosas y desorientadoras. Lo malo es que son aceptadas y aplicadas por los visitantes de la costa no iniciados. Las informaciones acer- ca de las víctimas del PSP demuestran que esto ha sucedido muchas veces. Son ellos y no los que propagan los errores los que sufren las consecuen- cias. A continuación se relacionan 10 de estas creencias que se han ve- nido refutando a lo largo de este trabajo.

Creencias erróneas: 1. Los mariscos se pueden comer en los meses que tienen [ [R. . 2. Los mejillones son los únicos moluscos venenosos de la costa por-

que viven en la superficie y padecen de insolación. 3. Todos los moluscos venenosos viven en la parte alta de la playa

donde en verano sufren insolación. 4. Los mejillones que crecen en arena y fango son venenosos. Los de

roca no. 5. El PSP es causado sólo por uno o dos de los moluscos enfermos

en cada recolección. 6. Sólo son venenosas las almejas grandes y viejas. 7. Las barbas (bis01 del mejillón contienen todo el veneno. 8. [(Es todo bueno. (refiriéndose a la carne de los caracolillos de mar

desconchada pero sin cortarle las partes venenosas). 9. Se puede conocer de antemano si los mariscos son venenosos al

abrirlos. 10. Si las almejas son tóxicas se conocen porque una cuchara de plata

se pone negra al introducirla en la olla en que se cuecen.

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CONCLUSIONES

El problema de control del PSP no es esencialmente tecnológico sino de educación que requiere nuevos enfoques.

La dificultad de predecir los valores máximos del PSP es un problema de control tecnológico. El método de predicción que se emplea ahora es a corto plazo y depende del muestreo del marisco que se ha descrito ante- riormente. A veces la toxicidad del molusco aumenta hasta niveles peligro- sos en unos pocos días, y el cierre de las plantas de proceso y la fijación de letreros de aviso produce un pánico general. Es por ello que se necesi- tan mejores métodos de predicción.

El estudio del plancton para conocer la cantidad de G. tamarensis, daría como resultado predicciones más rápidas que el ensayo biológico ya que se podría hacer en la costa sin tener que preparar extractos, pero requeri- ría un equipo especial y una preparación técnica del personal. A juzgar por los datos de que se dispone, se podrían proporcionar predicciones más rápidas que las que se obtienen con el muestreo del molusco dado que hay un ligero retraso entre la primera aparición del Gonyaulax y la primera su- bida de la toxicidad. Pero se sabe poco de cómo se comporta G. tamarensis en su hábitat natural y de cómo interpretar las observaciones del plancton. Se juzga menos costoso las inspecciones de la toxicidad del molusco que el estudio del plancton, porque gran parte del trabajo se puede hacer sin personal especialmente adiestrado, sin un equipo especial que incluye em- barcaciones y sin una investigación costosa acerca del comportamiento del organismo causante. Aun en el caso de que el estudio del plancton fuera satisfactorio, sería necesario proseguir con el muestreo del molusco.

Se ha intentado la predicción para un largo intervalo de tiempo en la región de Fundy, basándose en los datos hidrográficos y meteorológicos, pero estos y otros factores de orden biológico se interaccionan con una tal complejidad que resulta difícil obtener resultados útiles. Con el aumen- to de conocimientos sobre los factores que afectan a la abundancia de Gonyaulax puede que lleguen a ser posibles predicciones a largo plazo.

AGRADECIMIENTO

Me complace expresar mi agradecimiento a los Dres. Andréu, López Gómez y Fraga por la revisión del manuscrito y a las Sras. C. Borruel y Méndez por su mecanografiado y dibujo de gráficas y figuras.

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SUMMARY

MYflLlTOXlN MOTIVE OF THE TEMPORAL TOXlClTY OF THE MUSSELS. - Outbreaks of paralytic shellfish pofsoning (PSP) from consumption of toxic shellfish are common In al1 over the world and specially in the narthern hemisphere.

In Spain, poisonlngs occur mainly during late sumrner and early autirrnn [September- November) and are associated with abundancs of planktonic marlne dlnoflagellates. Al- though 14 species of shellíish have been shown to became toxic, blue mussels accumulate the largest amounts of toxln in the shortest tlme. Features of poisonlngs, lncludlng syrnp- toms. levels of hunian sensitivlty to sliellfish poison, treatment snd prevention as well as methods for measuring shelffish toxicity are descrilied and factors affectlng accuracy oF mouse biossays are revlewed.

Toxin in tive shellfish can be reduced or eliminated i f they are transplanted to non- toxic areas or subjected to sudden changes in salinity and temperature. Home cooking and comniercial canning each reduce shellfish toxicity by 70-90 % and storage of toxic canned shellfisli further reduces tlieir toxicity.

A control program to reduce rlsks of potsoning must Involve: classiflcation of shell- fish prodiicing areas according to patterns and levels of toxin accumulatton; year-round monltorlng of toxicity in serlously affected areas; closures and patrollfng of areas when toxln scores reacli hazardous levels: ancl warnlng the public of dangers. The effectiveness of control schemes and the problems encountered in their fmplementatlon are discusssd.

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