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LA MODELACIÓN SOCIAL
COMO POLÍTICA INDIGENISTA
DE LOS FRANCISCANOS E N
L A N U E V A ESPAÑA—1524-1574
Francisco de S O L A N O
Instituto "Gonzalo Fernández de Oviedo"
L A CONQUISTA C R I S T I A N A de América t uvo que ensayarse so
b re unos módulos nuevos, pocas veces ensayados antes de l
s iglo XVI. Las áreas expansivas del cr is t ianismo —desde el
foco nuclear de l padre Mediterráneo— se habían puesto en
contacto con diferentes pueblos y culturas, ejerciendo en ellos
—con mayor o peor fortuna— la dinámica proselit ista. Pero
todos esos pueblos, aunque poseían rasgos específicos y ge-
nuinos , se hermanaban del mismo sent imiento cohesivo de
u n semejante fervor urbano. Este grado de civilización per
m i t í a a l evangelizador d i r i g i r su atención sobre l a capta
c ión ideológica y men ta l . L a misionología cristiana pudo
actuar sobre posturas captativas y sobre e l convencimiento
in te lec tua l con los mundos or ienta l , j uda i co y musulmán:
pueblos de cul turas m u y evolucionadas, urbanizados desde
mi len ios . U n a misma devoción urbana, unos hábitos técni
cos y científicos ident i f icaban al V i e j o M u n d o , a pesar de
l a m u l t i v a r i e d a d de gustos y costumbres y de su cu l to a
diversas rel igiones —teístas en su mayor parte. Estas a f in i
dades y conocimientos n o se encont raron en Indias . Por el
con t ra r io , las características culturológicas de los aborígenes
prehispánicos eran tales que para que l a evangelización
fuese efectiva y permanente el mis ionero tuvo que realizar
—al mismo tiempo— tareas civilizadoras. L e obl igaba la men
t a l i d a d c u l t u r a l p r i m i t i v a , l o mismo que el paganismo y el
espectáculo de u n m u n d o saturado de dioses, interrelacio-
297
298 FRANCISCO DE SOLANO
nado sobre idiomas extraños. E l proselit ismo mis iona l t u v o
que condicionarse, entonces, sobre parámetros dis t intos: de
biendo co inc id i r evangelización con promociones c u l t u r a l y
política. L a operación de la conquista espir i tual fue más
compleja : y en perfecto orden cronológico creció después de
haberse efectuado las conquistas urbana, cristiana y lingüís
tica. Mat iza r en este proceso una cronología con r i g o r de
c i ru jano, separando con exac t i tud fechas y circunstancias, es
extremadamente difícil: máxime cuando estas empresas fue
r o n paralelas y coincidentes en muchos casos y te r r i to r ios .
E n captar al m u n d o indígena, en comprenderlo y conocerlo
para mejor crist ianizarlo, en aprender su acento y su par
t i cu la r idad , se gastaron muchos inquietantes años.
Para realizar esta tensa y ardua tarea se requerían ap t i
tudes poco comunes en e l misionero. Su labor educat iva
no se dedicó, por estas razones, exclusivamente hacia l a
didáctica religiosa, con u n único obje t ivo de mod i f i ca r e l
paganismo p o r l a religión cristiana del vencedor. L a evan
gelización bajo ese pr isma había sido extremadamente d i f i
cultosa y poco sostenible, además. L a cristianización de las
Ind ias de Cast i l la se efectuó, por el contrar io , bajo l a dob le
y conjuntada vert iente de una didáctica religiosa y u n a
promoción social. L a educación artesana, el aprendizaje en
oficios y técnicas, l a expansión de conocimientos sobre agri
cu l tu ra y ganadería, se i m p a r t i e r o n desde el momen to en
que se producía l a concentración de l a población indígena
en pueblos formados al modo e imagen de Cast i l la: 1 sobre
idear io y bienes comunales. Justo el comunal ismo que e l
religioso de las órdenes tenía como justificación. Esta iden
tificación de teoría y práctica aculturadoras se complemen
taba, además, en el mensaje igua l i t a r io del cr is t ianismo.
Razones todas que expl ican tanto l a sorprendente rapidez
de la difusión p r imera de l a doc t r ina cristiana, l o m i s m o
que la aculturación religiosa, sobre todo en el m u n d o azteca.
i SOLANO, 1976. Véanse las explicaciones sobre siglas y referencias
al final de este artículo.
L A M O D E L A C I Ó N SOCIAL 299
L a participación de los franciscanos en estas realizacio
nes ha sido tan gigantesca como grande es el número de los
trabajos que se escriben para resaltarlo. Su actuación con
sistió en aplicar en Indias las normas de v ida y el ideario
de l a r ama reformada de l a orden, conocida por "Regular
Observancia" , 2 a la que pertenecen mayor i tar iamente los
franciscanos que se establecieron en l a Nueva España. A su
esp i r i tua l idad , su r i go r de pobreza —"estrecha y absoluta
pobreza evangélica, en l a cual están incluidas todas las de
más vir tudes"— 3 unían u n empeño p o r promocionar social-
men te al indígena, como parte inseparable de su min i s t e r io :
enseñándole técnicas agrícolas, oficios menestrales y artesa-
nales. Los franciscanos pusieron en práctica su pasión por el
es tudio de las lenguas, su b ib l i smo, su trabajo y recogi
m i e n t o conventual , a l a vez que promocionaban al indígena.
Y en esta conjunción de elementos —los espirituales y los
sociológicos— se encuentra el ob je t ivo p r i m o r d i a l de la po
l í t ica indigenis ta franciscana, siendo ambos los factores efi
caces de l a aculturación. Las conquistas cristiana, lingüística
y c u l t u r a l son fases todas de esa conquista espir i tual , cuya
realización se sedimenta duran te los pr imeros cincuenta años
de su presencia en l a Nueva España.
I . Los programas indigenistas y la espiritualidad
de la Regular Observancia.
Desde 1418 en que el pontífice Mar t ín V asentaba la
re forma de fray Pedro de Villacreces, se siguió en una serie
de conventos de Cast i l la l a f i e l observancia del Evangelio
mediante la más exacta y estrecha guarda de l a regla de
san Francisco, observada a la letra, insistiendo en l a devo-
2 Se estudia con detenimiento —orígenes, características, ideario e ideología, influencias y particularidades— en un número monográfico de Archivo Ib ero-Americano (Las reformas, 1957). U n excelente resumen en MARTIN , 1966.
8 Indica fray Pedro de Villacreces en sus recomendaciones espirituales. Las reformas, 1957, p. 640.
300 FRANCISCO D E S O L A N O
ción y en l a mortificación más que en la ciencia. E l ideal
de Villacreces, v i v i d o p r i m e r o en los conventos de San A n
t o n i o de l a Cabrera (Burgos) , Salceda, A b r o j o (Vallado-
l i d ) y Agu i l e r a , conformadores de custodias y provincias
en e l siglo x v y XVI, como Concepción y San Gabr i e l —Cas
t i l las , León , Extremaduras— recibió u n fuerte impu l so gra
cias a l cardenal Cisneros, que or ientó u n a gran atención
hacia e l estudio de las lenguas con el ob je t ivo de devolver
a l t ex to evangélico todo su va lor i d i o m a t ico y gramatical .
Este b i b l i s m o y evangelismo españoles, con t inuado en o t ra
serie de conventos que se sumaron a los anteriores, y su
preocupación reformista, se ident i f icaba con todas las co
rr ientes europeas del humanismo renacentista, con su fervor
p o r l a vue l t a a las fuentes originales de los autores griegos
y la t inos y el interés po r l a puesta en práctica de u n cris
t i an i smo p r i m i t i v o . L a in f luenc ia de las doctr inas de Eras
m o 4 y de T o m á s M o r o , 5 el m i l e n a r i s m o 6 y u t o p i s m o 7 han
s ido pa r t i cu l a r y detenidamente estudiadas, n o sólo en su
ámbi to ibérico sino en el N u e v o M u n d o . Pero n o se ha
cu idado en resaltar que estos movimien tos humanistas del
r enac imien to europeo, que t ienen u n a indudab le e impor
tante in f luenc ia , se paralel izan en España con u n m o v i
m i e n t o reformista que se llevó a cabo con preocupación y
entusiasmo, en Cast i l la y en sus zonas de inf luencia , tra
tando de volver a l a regla de l fundador —en el caso de los
franciscanos—, a l a observancia de toda l a pureza evangé
l i c a y a l a austeridad p r i m i t i v a en edificios, en el trabajo,
en l a oración, en la v ida personal y comuni ta r i a .
Los pr imeros franciscanos que l l ega ron a Nueva España
—los Doce, fray Juan de Zumárraga, 8 las otras inmediatas
4 BATAILLON, 1937, 1954.
5 ZAVALA, 1937, 1941, 1948; WARREN, 1963; BORGES, 1960.
6 PHELANI, 1956; FROST, 1976, 1977.
7 Además de todas las obras indicadas en notas 4 , 5 y 6, BATAILLON,
1959; MANNHEIM, 1949.
8 GARCÍA ICAZBALCETA, 1947; CHAUVET, 1948. Importantes los núme
ros monográficos que con motivo del I V Centenario de su muerte de-
L A M O D E L A C I Ó N SOCIAL 301
emigraciones— prov ienen de estas custodias de l a Regu la r
Observancia, con l o que u n mismo espíritu les ident i f icaba.
T a m b i é n u n a misma no rma t iva y u n mismo régimen de
v i d a : en sus conventos, t rabajando en sus huertos y en labo
res artesanales, den t ro o cerca de u n núcleo u rbano que
poseía bienes comunales con los que satisfacer las necesida
des del común, estaban en condiciones óptimas para ensa
yar en N u e v a España el afán de su espi r i tua l idad, p romo-
c ionando a los aborígenes en u n marco geográfico circuns
tanc ia l semejante al de los pr imeros cristianos. Gentes nue
vas a las que se podía encauzar, pues, con el mi smo espíritu
renovador de l p r i m i t i v i s m o crist iano, que "esta es iglesia
p r i m i t i v a en aspecto de estos naturales", como ind ica fray
J e r ó n i m o de M e n d i e t a . 9 Pero la puesta en práctica de ese
idea l cr is t iano suponía n o sólo l a mera evangelización y
prosel i t ismo misionales —con e l e jemplo personal de u n a
v ida abnegada, sostenida en u n a santa pobreza— 1 0 sino toda
u n a reorganización de la sociedad indígena: cristiana, polí
t ica y c i v i l m e n t e . 1 1
Este mat iz de iglesia mis iona l , abnegada y pobre, fue
aceptado por e l Consejo de Ind ias como el rector de los p r i -
dicaron Missionalia Hispánica (Madrid, 1948), Hispanic American Historical Review (1949) y The Americas (1949). Además, BAYLE,
1948; Ruiz DE LARRINAGA, 1948 y LEJARZA, 1949.
9 CdeR, 1941, p. 34. Esta "pristinación de la naciente iglesia", junto a la naturaleza de los indios, ha sido destacada por José Miranda (MIRANDA, 1960). Es interesante volver a insistir en la diferencia entre
la mentalidad con que llega el franciscano a América y la que lleva el hombre común. E l religioso ve en Nueva España la magnífica ocasión de cristianizar una numerosa población, mientras un Díaz del Castillo, por ejemplo, soldado y cristiano viejo, ve a Tenochtitlan como la materialización de las fantasías de los libros de caballerías: "parecían las cosas de encantamiento que cuentan en el libro de Amadís".
10 Pobreza en edificios, frugalidad en la comida y unos sayales "en verano lo más roto, en invierno lo más vano, y siempre lo deben remendar como quiere San Francisco", según las recomendaciones de Villacreces. Las reformas, 1957, p. 941.
1 1 MARAVAIX, 1948.
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meros momentos del establecimiento eclesiástico en la Amé
r i c a española , 1 2 convencido de que esa orientación era pre
fe r ib le a u n a iglesia diocesana y me t ropo l i t ana rica. De to
das formas, l a fórmula del proseli t ismo franciscano en pro
d i g i o de convivencia con y entre los pueblos de diferente
e tn ia l a d a n las autoridades franciscanas de México en 1543,
q u e recomendaban que con los indígenas
se requiere grande atadura y vínculo de amor, en lo cual
consiste todo el bien de esta iglesia, así en lo espiritual como
e n lo temporal. Y bienaventurado será el que amasare estas
dos naciones en este vínculo de amor. Mas porque la astucia
del demonio n o cesa de poner disensión, y también es común
y natural llaga no cuadrar estos naturales con los extranjeros,
para remedio de esto parece necesario que en los españoles
haya tres cosas: lo uno, grande ejemplo de buena cristiandad;
lo sgundo, buen tratamiento, como de padres a hijos; lo ter
cero, buen recatamiento y g u a r d a . 1 3
U n t rabajo nada fácil, por o t ro lado. Sinceramente lo con
fiesan los franciscanos, que sin una p rofunda fe no hubie
r a n perseverado en México—
. . . h u b i é r a m o s desamparado esta Nueva E s p a ñ a . . . por las
persecuciones, estorbos y angustias que se h a n padecido por la
defensión y amparo [de los indios] 1 4
12 E l Consejo de Indias procuró que los obispados recayesen en
regulares antes que en el clero secular. Prueba de ello es que, en todo
el siglo XVI, y en todas las Indias, 55 obispos pertenecían al clero
secular y 123 al regular, siendo éstos: 66 dominicos, 32 franciscanos,
14 Jerónimos, 10 agustinos y un benedictino. SOLANO, 1970. Esta situa
ción comenzó a modificarse desde 1570 gracias, entre otros factores, a
la aplicación de la normativa del Concilio de Trento. L a iglesia deja
ría paulatinamente de ser misional para encuadrarse en los moldes dio
cesanos: política que provocó una intensa resistencia y oposición por
parte de todas las órdenes misioneras. SOLANO, 1977.
13 Carta de fray Martín de Hojacastro, comisario general, y fray
Francisco Soto, provincial, al rey, en CdeR, 1941, p. 97.
14 Fray Jacobo Testera y otros franciscanos al rey (31 jul . 1553),
en Epistolario, 1939-1942, m, p. 97.
L A M O D E L A C I Ó N SOCIAL 303
—pero que se sostienen en ese trabajo sin esperanzas en
humanas recompensas. Fray Juan de Zumárraga escribía así
e n 1547 al príncipe Fel ipe:
Me hal lo tan didioso y contento y más rico que sabría sig
nificar, porque a la verdad mi deseo y propósito firme es irme
desapropiando cuanto me es posible y morir fraile menor po
bre . . . porque como la regla de mi profesión manda que los
frailes de San Francisco ninguna cosa tengamos, ¡ loado Dios!,
estoy desapropiado del hospital y de todas las casas que le
tengo donadas, y de los tributos del pueblo de Ocuituco, para
que pueda decir con verdad a m i rey y señor, que de stercore
erexit me pauperem ea quae de manu tua ipsa tibi reddo.1®
Pero esta disposición personal de los pr imeros francis
canos en Nueva España — motolinías, expresivamente, to
dos—, coincidente con su credo ideológico, sirvió de base
p r i m a r i a para el desarrollo de su polí t ica indigenista . U n a
a c t i t u d y u n estilo: posturas humanas de colocarse en el
n ivel»del aborigen, para desde él p rop ic ia r los credos y
programas evangelizadores. U n modo de v ida que se iden
t if icaba, en cier ta medida, con el v i v i d o por el na tu ra l . Po
siciones ambas que se pusieron en juego en el instante mis
m o de la proyección de l a t r i p l e polí t ica cu l tur izadora : la
concentración de l a población indígena dispersa, la mode
lación social de l aborigen, y una enseñanza p r i m a r i a y téc
nica. E n los tres sentidos, algunos de los rasgos esenciales
de la fisonomía de Cast i l la le fac i l i t a ron a franciscano el
e jemplo práct ico sobre el que fijarse: su afán pob lador
—evidenciado a lo largo de los lentos siglos de l a reconquis
ta— y su dedicación agrícola y ganadera. Rasgos a los que
se unen la g ran tradición hortícola y educativa conven
tuales.
15 CUEVAS, 1914, p. 135.
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I I . La política reductor a o congregacionista.
E n el prodigioso fenómeno de l a urbanización de Amé
r i c a 1 6 u n mismo sent imiento aunaba las intencionalidades
d e l estado, de l rel igioso y de l par t icu lar : la fundación de
núcleos urbanos que presentaban la posesión de l a t ierra ,
e l crecimiento de una v i d a nueva, y la colonización. E l cas
te l lano llegó a sus Ind ias para quedarse y crecer en ellas, n o
para fomentar factorías siguiendo el modelo medieval . Pero
e l europeo se encontró p r i m e r o con los pueblos sin cu l
t u r a urbana antes que los urbanizados. T a n t o en u n caso
c o m o en ot ro , la fundación de ciudades, l a distribución de
l a t i e r ra y e l comienzo de una colonización se procedieron
de modo casi i nmed ia to a cada conquista. E n Mesoamérica,
salvo ejemplos de habitat concentrado, l a población indí
gena se encontraba dispersa, aunque asentada. Habitat que
unas veces estaba determinado por l a fo rma de los cul t ivos
t r a d i c i o n a l e s 1 7 y otras muchas en que para mejor prote
gerse de las t r ibus hostiles se refugiaba l a población en
reductos inaccesibles. 1 8 L a l legada de l europeo significó u n
cambio substancial en estos patrones de asentamiento. 1 9 Para
e l castellano, civilización, desarrol lo y evangelización se de
finían en l a imagen de la c iudad. Y hacia esta urbanización
se canalizaron los esfuerzos españoles, no sólo creando aque
l los núcleos urbanos sino fo rmando "pueblos de ind ios" con
l a población dispersa o desperdigada. C o n estas medidas se
16 SOLANO, 1973-1974, reúne gran parte de la producción historio-
gráfica sobre dicha temática.
17 MORENO TOSCANO, 1968, p. 77.
18 L a Rea ( L A R E A , 1882, pp. 104ss.), escribiendo sobre fray Juan
de San Miguel, apunta "cómo viviendo el bárbaro tarasco en los mon
tes, este santo varón lo redujo a la vida política y popular". Y des
pués, particulariza: "lo primero que hizo fue fundar pueblos y ciuda
des, dividiéndolas en calles y plazas y edificios, escogiendo el sitio y
cielos para que su conservación fuese siempre adelante... con que
sacó al pueblo tarasco como Moisés de la opresión egipcia, y lo redujo
al estado de la tranquilidad".
19 SOLANO, 1975.
L A M O D E L A C I Ó N SOCIAL 305
pre tendía obtener u n excelente medio para canalizar posi t i
vamente a l a población activa, conseguir u n recurso fácil
de m a n o de obra, más seguridades fiscales y políticas y ma
y o r rapidez en la aculturación. A u n q u e muchas veces la for
mac ión de estos pueblos supusiese efectos traumáticos en
l a población, l a impor tanc ia social y económica de la me
d i d a fue indudab le "porque aumentó en el indígena su so
c i a b i l i d a d y creció en ellos l a acción educativa que se pre
tendía" 2 0 con resultados favorables en el crecimiento demo
gráfico, una vez repuesta l a población aborigen de los
acontecimientos adversos que la dañaron.
L a preocupación por esta reducción o congregación de
l a población indígena dispersa es t emprana . 2 1 Se enlaza
d i rec tamente con l a gran tradición y experiencia españolas
puestas de manif ies to en toda la reconquista y comienza a
ensayarse en Indias a m u y poca distancia del m o m e n t o
m i s m o del descubrimiento. U n a de las pr imeras disposi
ciones en este sentido data de 1503, y es una instrucción
a l gobernador de la Española para que se creasen aldeas
indígenas en lugares idóneos, con tierras de labor, aptas para
ser labradas y criar ganados. 2 2 Cuando Diego Colón em
barcó para Santo D o m i n g o l levaba instrucciones —fechadas
en V a l l a d o l i d el 3 de mayo de 1509— que de terminaban
que esa reducción debería realizarse "poco a poco y con
maña , sin exacerbar n i ma l t ra ta r a los ind ios" 2 3 y en 1512
las leyes dictadas en Burgos sostenían ya l a modelación so
c ia l de l indígena y en su base e c o n ó m i c a 2 4 que es estructu-
20 MIRANDA, 1962.
21 SOLANO, 1976.
22 "Es necesario que los indios se repartan en pueblos y vivan jun
tamente y que los unos no estén ni anden apartados de los otros por
los montes y que tengan allí cada uno su casa habitada con su mujer
e hijos, y heredades, en que labren, siembren y críen sus ganados".
Real cédula de Alcalá (20 mar. 1503) y Zaragoza (29 mar. 1 5 0 3 ) , en
KONETZKE, 1953-1958, i , p. 9 .
23 KONETZKE, 1953-1958, i , p. 18.
24 L a posible resistencia indígena al plan destribalizador, oponién-
306 FRANCISCO D E SOLANO
rada de m o d o más eficiente en las instrucciones dadas a los
Jerónimos en 1516. 2 5 Se pretendía que dichos pueblos alcan
zasen la categoría jur íd ica de aldea, d i r ig idos por u n euro
peo que iniciase a los indios en "policía", indicándoles e l
m o d o de v i v i r "pol í t icamente".
U n a crecida serie de disposiciones y recomendaciones se
preocupó de l cómo y de qué manera debía seguirse en esa
ordenación aldeana. 2 6 Or i en tando en l a forma, s in de t r i
men to del indígena, pero insistiendo en l a realización. C o m o
elemento colaborador, el cacique; como elemento coordina
dor, el religioso. Gracias a estos dos elementos —a las dotes
persuasivas y a l entusiasmo del misionero y a l a ayuda y
prest igio personales de l cacique— fue posible l a formación
de los pueblos de indios . L a participación de los misioneros
en ellos, igualmente , t uvo una categoría excepcional, ya que
perteneciendo a las órdenes mendicantes, habi tuados a u n
régimen de v i d a comunalista, conventual , fueron óptimos
canalizadores del p rograma urbanizador . 2 7 E l franciscano, l o
mismo que los religiosos de otras órdenes , 2 8 no sólo ayudó
a que l a población dispersa abandonase sus habi táculos
apartados, dispersos, y se integrase en los pueblos recién
fundados, sino que colaboró de modo directo en l a edifica
ción de las casas y de l a iglesia: levantaba bóvedas, cortaba
maderas y cocía l adr i l los . C o m o u n ejemplo, l a actuación
dose a abandonar sus emplazamientos, se sancionaba incluso con mé
todos expeditivos en las "Ordenanzas para el tratamiento de los indios"
conocidas por Leyes de Burgos y suscritas en Valladolid en 2 3 de ene
ro de 1513. E n la ley i se ordenaba "quemar los bohíos de las estan
cias, porque los indios no tengan causa de volvesre allá donde los tra
jeren". KONETZKE, 1953-1958, i, p. 4 1 . Métodos extremos que alguna
vez se siguieron en Nueva España. Mendieta a fray Francisco de Bus-
tamente, comisario general (Toluca, 1º ene. 1 5 6 2 ) , en CdeR, 1941,
p. 25 .
25 KONETZKE, 1953-1958, i , pp. 89-96.
26 SOLANO, 1975.
27 SOLANO, 1973.
28 ULLOA, 1977.
L A M O D E L A C I Ó N SOCIAL 307
de fray J u a n de San M i g u e l entre los tarascos de Michoa
cán , que
. . .fundó e l pueblo en el mejor lugar que contenía todo aquel
valle y que tiene todo e l reino de Michoacán, repartiendo la
población en sus calles, plazas y barrios con la mejor dispo
sición que pudiera la aristocracia de R o m a , dando a cada
vecino su posesión, mandando que desde luego se hiciesen
casas y huertas, plantando de todas frutas: plátanos, ate, chi-
cozapote, mamey, l ima, naranja , l imón real y centil. Y así no
hay casa de indio que no tenga de todas estas frutas, y agua
de pie para la verdura: con tan l inda disposición y arte que
todo el pueblo parece u n país flamenco, de frutales tan le
vantados que en competencia de los pinos se suben al c i e lo . 2 9
L a tradición hort ícola del frai le franciscano y el modelo
de l a aldea española son seguidos de cerca por el mis ionero
como modelos inmediatos. Pero no de una manera incons
ciente. Fray Juan de Zumárraga, en u n o de los dos infor
mes que elevó al Consejo de Indias dando sugerencias sobre
e l cómo pobla r y enriquecer la Nueva España, propuso que
. . . si se diese a estos naturales, tan capaces de razón, de ma
nera de vivir en policía y oficios como en Castil la, juntándolos
e n pueblos, con calles y plazas, etc., a manera de los pueblos
de Castilla... allende que sería causa total para entrar en ellos
la cristiandad, serían ricos en poco t iempo. 8 0
E l p r i m e r obispo de Méx ico sugería, pues, imitación to
t a l de los pueblos castellanos, con sus bienes comunales y
u n a comple ta dedicación agrícola y ganadera sobre una b i en
c imentada gama de oficios, Este comunal ismo es ensayado
ya en ciertas comunidades indígenas por los propios fran
ciscanos. Como se verif ica sobre el establecimiento de los
hospitales, que habrían de ser sostenidos de los bienes de
propios : 8 1
29 L A R E A , 1882, p. 107. 30 GARCÍA ICAZBALCETA, 19#L, I I I , p. 145. s i L A R E A , 1882, p. 121.
308 F R A N C I S C O D E S O L A N O
P a r a ser los indios verdaderos cristianos y políticos, como
hombres razonables que son, es necesario estar congregados y
reunidos en pueblos y no vivan desparramados y dispersos por
las sierras y montes . 8 2
Este c r i te r io de l a J u n t a Eclesiástica de Méx ico (1546)
se sostuvo a l o la rgo de u n pro longado período, con des
i g u a l f o r t u n a po r parte de l aborigen. Es conocida l a persis
tente resistencia al asentamiento permanente de ciertas etnias,
pe ro en general l a urbanización de l a población indígena
p u d o ser canalizada posi t ivamente gracias a l a colaboración
existente entre las autoridades indígenas y los misioneros.
I I I . Promoción del indígena en artes, oficios
y técnicas agrícolas.
Hac ia u n a doble perspectiva se or ientó el afán del r e l i
gioso en su interés acukurador . Por u n lado, l a promoción
social de l indígena, i n t roduc iendo nuevos cult ivos y ense
ñándole nuevas técnicas. Y por o t ro lado, el interés por
sol ici tar de l a corona el sistemático envío de técnicos, labra
dores, artesanos, materiales, semillas y ganados, con los que
elevar las disponibi l idades de l a p rov inc ia . Este interés que
daría t runcado de n o conseguirse l a creación de una menta
l i d a d novohispana. E n este sentido las orientaciones de Juan
de Zumárraga son, realmente, defini t ivas. Desde su puesto
rector, de p r i m e r a au to r idad eclesiástica, i nd ica a l empera
d o r y a l Consejo de Indias l a necesidad de fortalecer en e l
emigrante español el amor po r l a nueva t ierra . Y el mejor
m o d o de hacerle crecer este sent imiento era conseguir su
af incamiento d e f i n i t i v o en México : que no fuese u n simple
emigrante , deseoso de hacer fo r tuna rápida, con sus ojos
permanentemente puestos en su lejana Casti l la , sino que se
32 Dictámenes que se encuentran recogidos en la normativa al vi
rrey Luis de Velasco. Las instrucciones, en HANIKE y RODRÍGUEZ, 1976-
1977, i , p. 142.
L A M O D E L A C I Ó N SOCIAL 309
erradicase de su inf luencia , creando riqueza agrícola o gana
dera, como técnico, comerciante o inte lectual en Nueva Es
paña . Que pasasen el poblador , el of ic ia l , el artesano, el
labrador , pero que "los españoles tengan reposo y arraiga
m i e n t o perpetuo en ella, para que esta t ier ra les sea madre
y el los hijos que l a amen, honren y def iendan" . 8 3
Preocupación selectiva también, insiste Zumárraga, para
que a las Indias vayan los mejores, evi tando el paso, sobre
todo , del clérigo poco preparado, que ha viajado al N u e v o
M u n d o gracias a l a recomendación y a los intereses privados.
Mande S. M . que no envíen a estas partes clérigos si no fuesen muy examinados en bondad de vida y suficiencia de letras, porque por no se haber hecho hasta ahora así y haberse enviado a las veces solo por favor o por aprovechamientos en intereses temporales, se h a seguido muy poco provecho en lo espiritual, porque se ve a la clara que todos pretenden ahen-chir las bolsas y volverse a Castilla. Y para pilares de una iglesia nueva como esta se deben buscar los más honestos y más virtuosos clérigos que allá se hallaren.®*
L a promoción social del indígena serviría, por o t ro lado,
como ocasión para que esos blancos n o añorasen a su Cas
t i l l a , pues "los españoles que acá están, y vendrán de aquí
adelante, con ha l l a r aquí las cosas de Casti l la perderán su
deseo de ella y serán mejores pobladores" . 3 5 De ahí, e l entu
siasmo dado p o r los franciscanos ofreciendo clases prácticas
"para todo género de oficios y ejercicios, no sólo de los que
pertenecen al servicio de l a iglesia sino también de los que
sirven a l uso de seglares". 3 6 M e n d i e t a h is tor ia que "e l p r i
mero y único seminario que h u b o en M é x i c o " para estas
enseñanzas fue l a cap i l la de San José , cont igua al monaste-
33 GARCÍA ICAZBALCETA, 1947, ni, p. 145. 84 1543. "Consejos de buen gobierno" de fray Juan de Zumárraga
al Consejo de Indias, en GARCÍA ICAZBALCETA, 1947, m, p. 2 3 3 . 35 1537. Zumárraga, en sus "Instrucciones a sus procuradores en
el Concilio", en GARCÍA ICAZBALCETA, 1947, ni, p. 135. 36 MENDIETA, 1973, I I , p. 37 .
310 F R A N C I S C O D E S O L A N O
r i o de San Francisco, en l a nueva T e n o c h t i t l a n . All í se
aplicó l a didáctica y el aprendizaje en unos oficios en que
los indios "grandecil los" se perfeccionaron con rapidez. O f i
cios que "sus padres y abuelos n o supieron, y en los que
antes usaban se p e r f e c c i o n a r o n " : 8 7 sastres, zapateros, sille
ros y carpinteros, pintores, batihojas y guadamecíes, borda
dores y canteros, tejedores y fabricantes de campanas. 8 8 E l
mis ionero constató, también, una predisposición en el cono
c i m i e n t o de estos oficios, que entraña u n hecho signif icat ivo:
n o sólo u n ansia en l a superación por l a cu l tu ra sino u n
cambio p ro fundo en l a ac t i t ud de los vencidos. Los impac
tos, efectos, consecuencias, rencores y amarguras de l a con
quis ta se h a n ido acallando para dejar paso a una conviven
cia e i n t e r comun icab i l i dad entre los elementos de l a sociedad
novohispana. Y a el la colaboraron los elementos misioneros
sobre el deter ioro permanente p r o d u c i d o por otros blancos
—encomenderos, gremios. Formación, pues, de expertos indí
genas en diversos oficios, que con t r ibuye ron al abaratamien
to de los precios en m u y diversos productos, ' ios cuales los
oficiales de Castilla, acá en esta N u e v a España, h a n puesto
m u y caros". 8 9 L a eficacia de estas enseñanzas, como com
p lemento de l a labor evangelizadora, l a reseñaba Bernal
Díaz de l Cast i l lo :
T o d o s los más indios naturales de estas tierras h a n de
prendido muy bien todos los oficios y obreros y ganan para
ello; y los plateros de oro y plata, así de martillo como de
87 ídem. L o mismo asegura Motolinía: ^ E n los oficios mecánicos,
ansí los que de antes los indios tenían como los que de nuevo han
venido de España, en todos se han mucho perfeccionado." MOTOLINÍA,
1971, D parte, cap. 60, p. 240.
38 Fue éste "uno de los primeros oficios que perfectamente saca
ron, ansí en las medidas a gordor que la campana requiere en las asas
y en el medio, como en el borde, y en la mezcla del metal, según
que el oficio lo demanda. Funden muchas campanas, chicas y gran
des, y salen muy limpias y de buena voz y sonido". MOTOLINÍA, 1971,
1» parte, cap. 60, p. 241.
39 MOTOLINÍA, 1971, p. 242.
L A M O D E L A C I Ó N S O C I A L 311
vaciadizo, son muy extremados oficiales, y asimismo lapidarios
y pintores, y los entalladores hacen obras tan primas con sus
sotiles alegras de hierro; especialmente entallan esmeriles y,
dentro de ellos, figurados, todos los pasos de la santa Pasión,
que si no los hubiese visto no pudiera creer que los indios
lo h a c í a n . . . Berruguete y Miguel Ángel, n i el otro moderno
natura l de Burgos —el cual tiene gran fama como Apeles—
h a r á n con sus sotiles pinceles obras de los esmeriles, n i reli
carios que hacen tres indios maestros de aquel oficio, mexica
nos, que se dicen Andrés de Aquino, J u a n de l a Cruz y E l
Crespillo.40
Enseñanzas aplicadas por los franciscanos se complemen
taban con el deseo de éstos que de España se trajesen espe
cialistas "de todos oficios para que los aprendiesen" los i n
d i o s . 4 1 Porque contando con l a h a b i l i d a d manua l de l indí
gena —que había conseguido copiar con h a b i l i d a d diversas
piezas, a pesar del celo de los oficiales blancos— estaba ase
gurada l a promoción labora l y menestral entre aquéllos. Pero
era indispensable una aplicación sistemática en y con cada
u n o de estos oficios "poniendo la m a n o en l a obra, ca de ot ra
manera m u y m a l se deprenden los oficios, sino met iendo
las manos en e l l o s " 4 2 Y este afán es semejante a la insis
tencia de Zumárraga para que el Consejo de Indias promo-
cionase el paso de labradores y de peritos, que atendiesen
igua lmente a la enseñanza del na tu r a l :
. . . s e r í a menester que viniesen algunos labradores con sus ca
sas e h i j o s . . . y entre ellos viniesen quien supiese criar y la
brar cosas de l ino y lana, mas serían menester muchos más
para tanta tierra y poblaciones que habría en e l l a . . . los tales
labradores y oficiales no solamente lo hiciesen ellos, mas que
a los indios lo enseñasen cómo tomasen la práctica de ello£%
40 DÍAZ DEL CASTILLO, 1955, pp. 668-669.
4 1 GARCÍA ICAZBALCETA, 1947, ni, p. 233.
42 MOTOLINÍA, 1971, p. 242.
43 Segundo parecer de Zumárraga al Consejo de Indias para "po
blar y enriquecer la Nueva España", en GARCÍA ICAZBALCETA, 1947, ni,
pp. 144ss.
312 F R A N C I S C O D E S O L A N O
Y predica con el e jemplo. E n cartas a sus amistades, p r iva
damente, el arzobispo solicita maestros canteros: setecientos
ducados castellanos ofrece si es famoso. Y oficiales carpin
teros y buenos albañiles "que labren de l a d r i l l o " a quienes
ofrece u n sueldo de cien ducados de Castil la, casa y comi
d a 4 4 para enseñar acá a indios.
Esta preocupación n o se l a ha planteado Zumárraga en
el mismo México , sino aun antes de salir para N u e v a Es
paña. Prueba de e l lo es que en su p r i m e r viaje le acompa
ña u n broslador, con u n sueldo de 50 000 maravedíes, para
que "enseñase a los indios el o f i c i o " . 4 5 Y sus inmedia tos
servidores, maestresala y camareros, son canteros vizcaínos
que también se cu idan de enseñar a los indígenas. Su se
gunda pa r t i da a México , ya consagrado, es espectacularmente
significat iva. Sale de Sevilla nada menos que "cargado en
tres navios de hombres casados, oficiales, con sus mujeres
e hijos, cuyos fletes y matalotaje y curas de boticas y médi
cos hasta ahora no los he pod ido p a g a r " 4 6 en u n número
aprox imado de seiscientas personas, provenientes todas ellas
de las provincias vascas, m u r i e n d o unas doscientas en l a tra
vesía y en el d u r o camino desde l a Veracruz a la c iudad
de México .
Gracias a esta preocupación, Zumárraga tuvo l a satisfac
ción de i n f o r m a r que trece indígenas habían aprendido el
oficio de broslador, bordando ornamentos sagrados con ta l
suerte "que es m a r a v i l l a de ver lo que hacen sus manos",
44 Zumárraga a su sobrino García de Larraval, en GARCÍA ICAZBAL-
CETA, 1947, ni , p. 126. L a evolución tecnológica la describe Motolinía
(MOTOLINÍA, 1971, p. 242) : "había en esta tierra canteros o pedreros,
buenos maestros; no que supiesen geometría, mas hacer una casa, que
aunque las casas de los indios son extremo paupérrimas, las de los
señores y principales son grandes y buenas, y labraban muchos edifi
cios de cal y piedra antes que los españoles viniesen. Después que los
canteros de España vinieron, labran los indios todas cuantas cosas han
visto labrar a los canteros nuestros, ansí arcos redondos, escarzanos
y terciados, como portadas y ventanas de mucha obra".
45 GARCÍA ICAZBALCETA, 1947, ni, p. 93.
4G GARCÍA ICAZBALCETA, 1947, ni, p. 126.
L A M O D E L A C I Ó N SOCIAL 313
y otros son expertos escultores y "saben hacer imágenes en
dos años" . 4 7 A l mismo t iempo, evidenciaba u n crecido inte
rés p o r el envío de moriscos casados del r e ino de Granada
p a r a que i n t rodu j e r an en los indios e l arte de labrar l a
seda. 4 8
Esta promoción labora l se paralela con la promoción
agrícola . L a petición de l a importación de animales y su
dis t r ibución entre los indígenas l a jus t i f ica el arzobispo
" p o r q u e demás de haber esta granjer ia de cuatropes sería
excusar que n o se cargasen los indios y excusar hartas muer
tes suyas", y solicita carneros, ovejas marinas y una cierta
c a n t i d a d de asnos para que se vendiesen o entregasen a ca-
47 CUEVAS, 1914, p. 58. Toribio de Benavente precisa, por su lado:
*'después que los cristianos vinieron han salido grandes pintores, des
pués que vinieron las muestras e imágenes de Flandes e de Italia que
los españoles han traído, —porque adonde hay oro y plata todo lo per
fecto y bueno viene en busca del oro— no hay retablo ni imagen pri
ma que sea que no saquen y contrahagan, en especial los pintores de
México, porque allí va a parar todo lo bueno que de Castilla viene.
Y de antes no sabían pintar sino una flor o un pájaro; y si pintaban
un hombre o un caballo, hacíanlo tan feo, que parecía monstruo;
agora hacen tan buenas imágenes como en Flandes". MOTOLINÍA, 1971,
p. 240.
48 Segundo parecer de Zumárraga al Consejo de Indias, en GARCÍA
ICAZBALCETA, 1947, ni, p. 144. E l interés del arzobispo por promover y
proporcionar el cultivo y producción de la seda —que es "su gran
jeria principal entre los indios, por ser ricos en ésta"— es constante
e interesante. L a política emigratoria del estado intentaba cerrar las
Indias a moriscos —libres o esclavos (los calificados "esclavos blancos"
o "esclavos berberiscos")— para evitar tanto posibles regresiones al
islamismo como su ejemplo en la población indígena. Zumárraga co
nocería perfectamente que existían prohibiciones concretas al respecto:
entre ellas, de 1513 (Real cédula de Valladolid, 23 sep.), en KONETZKE,
1953-1958, i , p. 59; de 1539 (Real provisión, Madrid, 3 oct.), en K O
NETZKE, 1953-1958, i , p. 192; y 1543 (repetidas en 1550, en 16 de mayo,
en las Instrucciones dadas al virrey don Luis de Velasco) , en HANKE
y RODRÍGUEZ, 1976-1977, i , p. 140. No obstante, Zumárraga persista en
su intención, solicitando el paso de moriscso y de expertos en la fa
bricación de la seda. Incluso encargó al chantre de la catedral dé
Oaxaca, Alonso de Figuerola, escribir un libro sobre la industria sedera
para que sirviese de referencia y norma. RICARD, 1933, p. 174.
314 F R A N C I S C O D E S O L A N O
ciques y p r inc ipa les , 4 9 l o mismo que utensil ios y aperos de
labranza. A su sobrino García de La r rava l , en Durango , en
carga Zumárraga le envíe "cuchil los sin pun ta , como los
que hay en Vergara; y cajas de escribanía, que se hacen
m u y buenas allí; y tijeras largas, escribanías de asiento como
de cortar l ienzo y de barberos, y hacer piezas de lienzos
delgados. Y mejor sería hechas camisas para estos caciques,
que hay en Guipúzcoa y en Durango . Y azadones que allí
se hacen para cavar los manzales, porque a los ind ios se les
hacen pesados los que acá se hacen y v ienen de Casti l la , y
hachas, y u n a docena de sierras francesas". 5 0 Úti les para los
labradores, sastres, escribientes y carpinteros indígenas, ta l
como aparecen dibujados en el m a l l l amado Códice Osuna 5 1
y por los discípulos de Sahagún.
Por o t r o lado, los franciscanos, en los pueblos cabecera
y sus anejos, realizaban u n a profunda transformación del
paisaje r u r a l novohispano. Esos lugares, aunque resultasen
u n elemento quebrantador de las costumbres y tradiciones
prehispánicas, representaron "los grandes centros de ense
ñanza de las técnicas agrícolas españolas, los centros donde
se ac l imataron las plantas europeas y se d i f u n d i e r o n impor
tantes conocimientos práct icos" . 5 2 En efecto, por u n lado en
esos centros se l levaba a cabo la enseñanza práctica de las
técnicas agrícolas ibéricas, a l a par que se producía l a am-
49 GARCÍA ICAZBALCETA, 1947, m, p. 143. 50 GARCÍA ICAZBALCETA, 1947, ni , p. 229 .
51 Así bautizó a la Pintura del gobernador, alcaldes y regidores indígenas de la ciudad de México su primer editor (Madrid, 1 8 8 7 ) , y que repitió su segundo, Luis Chávez Orozco (México, 1 9 4 7 ) . No es un códice. E n realidad se trata de una parte de la documentación de la visita efectuada por el licenciado Jerónimo Valderrama a la audiencia U t íVAUA-i cr CJULIC i 3 u r y í a u u . JLJX IIUÍUUIV. KXK* v b u i i a a . p J u i A > , p u i í i d U C i
pertenecido el documento, hasta 1884, a la biblioteca del duque de Osuna. Dicho manuscrito —hoy en la Biblioteca Nacional de M a d r i d -ha sido publicado en facsímil, en soberbia edición, por el Ministerio de Educación y Ciencia (Madrid, 1973, 1976, 2 vols.) con ilustrativo prólogo y estudio de Vicenta Cortés Alonso.
52 MORENO TOSCANO, 1968, p. 78 .
L A M O D E L A C I Ó N SOCIAL 315
pl iac ión de las posibil idades económicas de l a región con
l a introducción de nuevas plantas, ensanchando, a su vez, las
d i sponib i l idades al imenticias de l indígena con numerosos
productos de huer ta . L a participación franciscana es par
t i cu la rmente fecunda en ambos sentidos, siendo destacada
p o r el c u l t i v o de los frutales. Crearon "buenas huertas, así
de hortalizas como de árboles de pepita , como son perales,
manzanos y membr i l los , etc. Y de árboles de hueso, como
duraznos, melocotón, c i ruelas" , 5 3 plátanos y l imas, l imones
de varias clases; 5 4 beneficiaron palmeras y los dátiles —4'que
si los curasen y adobasen serían buenos. Los indios, como
son pobres, los comen; no se curan m u c h o de los curar:
hál lanlos buenos porque los comen con salsa de hambre"— 5 5
almendros, albaricoques, sarmientos y otros muchos , 5 6 "árbo
les de agro, parras, higueras grandes, melones, pepinos, be-
r e n g e n a s " 5 7 y cañafístola: "—este árbol p l an t a ron en l a
Española los frailes menores p r i m e r o que o t ra persona
a lguna, y acá en la Nueva España los mesmos frailes plan
taron cuasi todos los f ru ta les" . 5 8
L l e g a r o n hasta l a clase práctica sobre conocimientos
agrícolas, como las que se i m p a r t e n para l a enseñanza de
l a técnica de los i n j e r t o s 5 9 o como las que efectuaba fray
J u a n de San M i g u e l con los niños michoacanos, "y esto a
manera de regocijo y juego y pasatiempo, una hora o dos
cada día, aunque se menoscabe l a hora de doctr ina, pues
esto también es doc t r ina y m o r a l de buenas costumbres"; 6 0
53 MOTOLINÍA, 1971, p. 378.
54 L A R E A , 1882, p. 109.
55 E l mismo Motolinía se encargó de plantarlas: "se han hecho
palmas de los dátiles que vienen de Castilla, y en muy breve tiempo
han venido fruta. Yo las puse en el monasterio de Cuauhnauac y den
tro de once años vinieron con fruta". MOTOLINÍA, 1971, p. 218.
56 GARCÍA ICAZBALCETA, 1947, in, p. 260.
57 MOTOLINÍA, 1971, p. 378.
58 MOTOLINÍA, 1971, p. 218.
59 ídem. 60 L A REA , 1882, p. 111.
316 F R A N C I S C O D E S O L A N O
enseñanza que se complementa y se completa con l a direc
c ión de obras hidráulicas, el encauzamiento de vías de
agua 6 1 y el modo de irrigación, las construcciones de acue-
ductos.^ 2 Ambas orientaciones —enseñanza práctica experi
m e n t a l y construcciones— h ic ie ron que se ampliase l a base
económica y social del indígena, r edundando en su dieta
a l imen t i c i a —limitada antes de su llegada al c u l t i v o del maíz,
d e l f r i j o l , de la calabaza y del chi le . E l mis ionero intentó,
también, ensanchar esta imagen con el c u l t i v o de l t r igo y
d e l centeno. Pero el t r igo entrar ía con l e n t i t u d en el ám
b i t o a l imet ic io del indígena, aunque le sirvió —cultiván
dolo— para c u m p l i r con sus compromisos con el europeo,
d e l que fue, en sustantiva medida, su abastecedor, sobre
todo en zonas idóneas, como en Michoacán, en donde
. . -por ser tierra tan fértil que en todo su circuito se está
sembrando, cogiendo, espigando y naciendo el trigo en todos
los tiempos del año, porque ayuda la fertilidad del suelo, siem
pre está dando fruto, y así se v e n en todo el contorno a unos
segando, a otros sembrando y a otros aventando el trigo a u n
mismo t iempo. 6 3
E n todos los pueblos, pues, j u n t o a l convento, se i n i c i a
l a transformación: p r i m e r o a escala exper imenta l , después
captando el m u n d o del indígena esas nuevas plantas y nue
vas técnicas de cu l t i vo . Métodos complementarios, pero de
f in i t i vos todos, en el proceso evangelizados L a canalización
de l a d i d á c t i c a 6 4 como medios paralelos para obtener que
61 L A R E A , 1882, pp. 114ss.
62 Como el que fray Francisco de Tembleque construyó, en solita
rio, en O tumba, para combatir la sequedad de la región, "largo de
170 496 tercias, que son quince leguas. Pasa por tres puentes, que edi
ficó en tres barrancas: la primera, de 46 arcos; la segunda, de trece;
la tercera, de 68 tercias". Por ello, de esta empresa "se pueden pon
derar tres cosas: su admirable ingenio e industria; su extremado ánimo
y su increíble perseverancia, pues duró dieciséis años". MENDIETA, 1973,
I I , pp. 206-207.
63 L A R E A , 1882, p. 112.
64 KOBAYASHI, 1974.
L A M O D E L A C I Ó N SOCIAL 317
l a cristianización se verificase con acentos de perennidad.
Canales éstos en los que l a polí t ica indigenista l levada a
cabo por las órdenes mendicantes en general, y l a de San
Francisco en par t icular , adquiere objetivos específicos: la
modelación social según los moldes europeos, j u n t o al des
a r r o l l o de los elementos de conocimientos técnicos y agro
pecuarios sostendrían tanto las aldeas indígenas como a sus
habitantes: conseguido esto la conquista espi r i tual se encon
t r aba asegurada. E n verif icar e l proceso se gastaron cincuen
t a años. M e d i o siglo de grandes realizaciones, verdadera
edad dorada que desde 1575 adquirir ía o t ra coloración
—verdadero cambio 6 5 en e l que intervendrían otras circuns
tancias, con resultados diversos a pa r t i r de entonces.
Consideraciones finales
L a actuación de los franciscanos en Nueva España —tan
t o desde su n i v e l corpora t ivo de orden mis iona l como con
las voces del p r i m e r obispo y arzobispo de México fray Juan
de Zumárraga—- adquieren u n a gran categoría en sus in ten
cionalidades, tendientes a l a aculturación y modelación so
c i a l del indígena, como los medios indispensables para cris
t ian izar lo d ignamente . Su política indigenista fue parte
integrante de su metodología mis iona l , convencidos de que
para que l a cristianización perdurase el aborigen debía
aprender los conocimientos agrícolas y técnicos necesarios
pa ra su sostén, l o mismo que conv iv i r en unos núcleos ur-
65 Una serie de circunstancias coyunturales motivaron sucesivos cambios políticos y socioeconómicos que ponían en peligro de deterioro el creativo espíritu de iglesia primitiva que se había desarrollado en las Indias gracias a la dedicación de las órdenes mendicantes. Estos criterios comenzaron a modificarse a partir de 1564 con la iniciación de las reformas tridentinas y, sobre todo, después de 1573 con la aplicación de las Nuevas ordenanzas de descubrimiento y población. Una mudanza, en fin, en la poltica religiosa del Consejo de Indias que fomentaba el cambio de la estructura misional por la diocesana. SOLA
NO,. 1977.
318 F R A N C I S C O D E S O L A N O
baños formados a semejanza e imagen de los castellanos. E l
poder del común, e l va lor de l a p rop iedad comunal y el
fe rvor po r e l e j ido —que encuentra elementos coincidentes
c o n e l calpulli— s i rvieron de elementos reforzantes en los
programas misionales. E l franciscano para conseguir estos
programas l levaba u n a disposición personal, activada por la
práct ica de u n a esp i r i tua l idad intensa y u n a práctica v iva
d e l evangelismo y cr is t ianismo p r imi t i vos , como de iglesia
nueva. Y con estos objetivos los franciscanos i n f l u y e r o n y
m o d e l a r o n l a men ta l idad y l a fo rma de v ida indígena, en
cauzándola evangélicamente, n o sólo con el prosel i t ismo
p r o p i o de su minis te r io , sino a través de una pedagogía
práct ica, or ientando a la masa indígena hacia u n campesi
nado especializado, u n artesanado eficaz y unos oficios. M i e n
tras, a l m i smo t iempo, se proporc ionaba cu l tu ra lmente a u n a
minor ía , los hi jos de l a aristocracia indígena, para ser am
bos, dir igentes y d i r ig idos , los factores integrados y eficaces
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