la mujer moderna en la narrativa de un autor profeminista decimonónico: jacinto octavio picón

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343 La mujer moderna en la olvidada narrativa de un autor decimonónico profeminista: Jacinto Octavio Picón IVÓN VALDÉS SÁNCHEZ DICENDA. Cuadernos de Filología Hispánica Vol. 20 (2002): 343-353 ISSN: 0212-2952 RESUMEN Para algún crítico Jacinto Octavio Picón es el mejor novelista naturalista español. Su creencia en el amor como fuerza motriz de la vida le lleva a escribir sobre la mujer. Dos modelos elige, la «mal casada» víctima de los hombres o la «seductora» que se apro- vecha de ellos. Acusa que la sociedad no entendiera a la mujer como persona con de- rechos y deberes, abogando en 1890 por el «amor libre» o lo entenderíamos hoy como «pareja de hecho». Defiende el derecho natural de toda mujer a rehacer su vida senti- mental, criticando las leyes que las trataban como menores de edad y amparaban a sus malos maridos. Palabras clave: Relaciones de hecho; feminismo y amor libre. ABSTRACT For some critics Jacinto Octavio Picón is the best Spanish naturalist novelist. His be- lief in love as the driving force of life leads him to write about women. He chooses two models, the «unhappily married» men’s victim or the «seducer» who takes advantage of them. He accuses society of not having understood women as people with duties and rights, pleading in 1890 for «free-love» or what nowadays we would call «pareja de he- cho». He defends women’s natural right to re-start their sentimental life, criticising the laws that treated them like underage and protected their bad husbands. Key Words: Pareja de hecho pro-feminism free-love. Jacinto Octavio Picón es un narrador olvidado por la crítica literaria 1 . Au- tor de numerosos cuentos y ensayista de arte pertenece a la «generación glo- 1 Excepto por críticos como Gonzalo Sobejano y Nöel M. Valis en: J. Octavio Picón: Dulce y sa- brosa, ed. Gonzalo Sobejano (Madrid: Cátedra, 1990 3 ). Nöel M.Valis: Jacinto Octavio Picón, no- velista (Barcelona: Anthropos, 1991).

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Visión de la mujer en un escritor que cree en la libertad sentimental y económica de las mujeres en el último cuarto del siglo XIX.

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    La mujer moderna en la olvidada narrativade un autor decimonnico profeminista:

    Jacinto Octavio PicnIVN VALDS SNCHEZ

    DICENDA. Cuadernos de Filologa HispnicaVol. 20 (2002): 343-353

    ISSN: 0212-2952

    RESUMEN

    Para algn crtico Jacinto Octavio Picn es el mejor novelista naturalista espaol. Sucreencia en el amor como fuerza motriz de la vida le lleva a escribir sobre la mujer. Dosmodelos elige, la mal casada vctima de los hombres o la seductora que se apro-vecha de ellos. Acusa que la sociedad no entendiera a la mujer como persona con de-rechos y deberes, abogando en 1890 por el amor libre o lo entenderamos hoy comopareja de hecho. Defiende el derecho natural de toda mujer a rehacer su vida senti-mental, criticando las leyes que las trataban como menores de edad y amparaban a susmalos maridos.

    Palabras clave: Relaciones de hecho; feminismo y amor libre.

    ABSTRACT

    For some critics Jacinto Octavio Picn is the best Spanish naturalist novelist. His be-lief in love as the driving force of life leads him to write about women. He chooses twomodels, the unhappily married mens victim or the seducer who takes advantage ofthem. He accuses society of not having understood women as people with duties andrights, pleading in 1890 for free-love or what nowadays we would call pareja de he-cho. He defends womens natural right to re-start their sentimental life, criticising thelaws that treated them like underage and protected their bad husbands.

    Key Words: Pareja de hecho pro-feminism free-love.

    Jacinto Octavio Picn es un narrador olvidado por la crtica literaria 1. Au-tor de numerosos cuentos y ensayista de arte pertenece a la generacin glo-

    1 Excepto por crticos como Gonzalo Sobejano y Nel M. Valis en: J. Octavio Picn: Dulce y sa-brosa, ed. Gonzalo Sobejano (Madrid: Ctedra, 19903). Nel M.Valis: Jacinto Octavio Picn, no-velista (Barcelona: Anthropos, 1991).

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    riosa de 1868, cuyas novelas naturalistas estn a la altura de las de LeopoldoAlas, Valera, Prez Galds, Pardo Bazn, Palacio Valds y otros.

    A qu se debe este olvido? Las causas son mltiples. La primera sera quees un escritor entre dos generaciones, entre los viejos y los nuevos, entre lageneracin que defiende el espritu de libertad de pensamiento de 1868 y ladel desastre o regeneracionista de 1898. Fue valorado por algunos de los cr-ticos coetneos como anticlerical y profeminista y por lo tanto poco recomen-dable para el sector conservador. Adems, nuestro creador escribe su ltima no-vela dentro del primer cuarto del siglo XX, y aparecen numerosas figurasliterarias en la Espaa de este tiempo, ms modernas, sin su estilo decimon-nico, algo caduco y clsico, del cual hizo gala en su estilizada prosa narrativa.

    A Picn como a Leopoldo Alas les olvidaron a propsito, es decir, no seeditaron sus obras porque la ideologa que dominaba en el tiempo que les tocal morir, no estaba a la altura de sus escritos: les acallaron, pues no olvidamosque la industria editorial se mueve por modas e ideologas, ms an en la po-ca en la que la bipolarizacin de Espaa se haca cada vez ms evidente.

    Nos encontramos con una serie de autores que defienden un credo liberal, yque son incmodos para los elementos conservadores ms tradicionales que venen sus obras un peligro contra sus idearios reaccionarios. Estos escritores, mu-chos de ellos republicanos clsicos, escriben novelas que hablan de las rela-ciones entre los sexos, de la familia, de las relaciones de pareja fuera del ma-trimonio y sobre todo libros para mujeres, con nuevos planteamientos ante laposicin de stas en el mundo.

    Jacinto Octavio Picn hizo siempre gala en su vida y escritos de un granmoralismo 2. Liberal reformista, en palabras de Sobejano, no se puede separarsu obra de su personalidad, que unidas trazan su curiosa biografa. Su madre deorigen francs le educ en el escepticismo y en lo mejor del liberalismo; su pa-dre, Gobernador de varias provincias y Magistrado de la Audiencia de Madrid,le inculc el deber de denunciar lo injusto. Su to, Jos Picn, autor de nume-rosas zarzuelas, como la conocida Pan y toros (1864), le ense el Madrid mscostumbrista y castizo, lleno de tipos sociales, y la utilizacin de los sucesos co-tidianos del pueblo como materia narrativa.

    Fue elegido miembro de la Real Academia Espaola de la Lengua en 1900,gracias a los votos de Prez Galds, Sells y otros, sustituyendo a Emilio Cas-telar. Su discurso lo dedic a este gran poltico y orador, contestndole JuanValera. En l nos dice de Castelar: Aristcrata por su temperamento y sucultura, pero profundamente liberal por conviccin y por instinto, fue la per-sonificacin del espritu individualista y democrtico de nuestro tiempo: a la li-bertad se lo pidi todo y todo lo esper de ella, persuadido de que todo puede

    2 Esteban Gutirrez Daz-Bernardo: Los cuentos de Jacinto Octavio Picn, Memoria Indita deLicenciatura. Facultad de Filologa (Madrid: Universidad Complutense, 1977), p. 53. Nos cuenta quela moral de Picn es una moral natural, basada en la libertad del individuo, en cuya balanza pesamucho menos, por ejemplo, los pecados de la carne que los pecados sociales.

  • darlo. Sus consejos al pueblo estn condensados en estas admirables palabras:No te fes de remedios que no sean tus propios derechos... Busca la justicia, yel bien se te dar por aadidura 3.

    Tanto sus convicciones liberales como el temperamento aristocrtico y elansia de libertad, justicia y verdad, son los mejores atributos que podemosdecir que posey, y que fueron reconocidos por la mayora de los escritores dela generacin a la que perteneca. Sin embargo, no quiso participar en poltica.Sus experiencias le ensearon que quienes en la Cmara parecan duros con-trincantes, en la calle confabulaban como chalanes de feria. Le desanim lafalta de verdaderas ganas de transformar la vida pblica de Espaa, el repartode prebendas y cargos, el caciquismo de la Espaa profunda. Slo a principiosde siglo le convencieron para participar en la conjuncin republicano-socialis-ta, saliendo elegido diputado por Madrid junto a Galds, Blasco Ibez yotros. Fue siempre utpico y pragmtico, vea la mejora de la sociedad convi-viendo con el pueblo, dejando su vanidad fuera de escena como verdadero pre-socrtico.

    Su dandismo y galanura, su silencio en las numerosas tertulias en las queparticipaba, hablando con sentido comn cuando se le peda opinin, atrajo lasimpata de conservadores y liberales, haciendo grandes amigos entre los dosbandos. Dejando claro que la amistad andaba muy por encima de cualquier ide-ologa, demostrando que es posible respetar las opiniones ajenas y que cual-quier lucha, si es justa y educada, se ganaba el respeto de los contrincantes.

    Miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en sus es-critos reflexiona sobre el arte. Con una cultura poco habitual sobre la Antige-dad clsica, que populariza en sus narraciones, nos da una idea de la grancomprensin de un escritor que no slo se preocupaba de los problemas coti-dianos del Madrid de entonces, sino que nos acerca a la belleza de manera na-tural, recobrando un sentido de lo esttico lejos de amaneramientos artificiosos,ms cerca de la verdad y de la bondad que de romanticismos caducos.

    Defensor de la paz y del entendimiento, fue miembro de una expedicinque en octubre de 1916 viaj en compaa del Duque de Alba, Ramn Me-nndez Pidal, Amrico Castro, Manuel Azaa y otros intelectuales en misindiplomtica a Francia. All visitaron los campos de batalla y los pueblos des-truidos por los alemanes, leyendo en la Sorbona un discurso y recibiendo delgobierno francs la Encomienda de la Legin de Honor.

    La muerte de su hijo Jacinto Felipe en 1917, con cuarenta aos, que habasido elegido dos veces diputado conservador a Cortes y miembro del Patrona-to del Museo de Arte Contemporneo, le apart de su trabajo como escritor. Yano pudo escribir ms, se refugi en sus deberes de bibliotecario de la Real Aca-

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    3 Discursos ledos ante la Real Academia Espaola en la recepcin pblica de D. Jacinto Oc-tavio Picn. El da 24 de junio de 1900 (Madrid: Establecimiento tipogrfico de Fortanet, 1900),p. 38.

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    demia Espaola que comenzaron en 1914, vicepresidente del Museo del Pradoy secretario de la Junta de Iconografa Nacional. Dedic parte de su tiempo a larevisin del nuevo Diccionario de la Lengua Espaola, junto a Maura y Ro-drguez Marn.

    Pero lo que nos interesa ahora resaltar es su condicin de autor profemi-nista. En casi todas sus novelas nos describe la vida social y amorosa de sus he-ronas, destacando en particular: La hijastra del amor (1884), Dulce y sabrosa(1891), Juanita Tenorio (1910), Sacramento (1914), una coleccin de cuentospublicados en sus Obras Completas bajo el ttulo: Mujeres (1911).

    Partidario del divorcio 4, defensor de los derechos del sexo femenino, en-contramos en l uno de los pocos creadores que escribieron sobre los problemasconyugales de las esposas decimonnicas, denunciando las leyes que las suje-taban al marido. Amando de Miguel resume con acierto que: las narracionesde Jacinto Octavio Picn, entre 1882 y 1914, adelantan el tipo de mujer mo-derna mucho antes de que se hiciera real 5.

    Es este modelo el que vamos a estudiar. Pero antes diremos que en las obrasque empiezan a publicarse en esta poca la relacin entre los sexos se convier-te en un tema importante para conocer los fundamentos ideolgicos de la so-ciedad burguesa. Ofrecen dos concepciones totalmente opuestas: en la primera,el matrimonio no es una institucin para que se realicen el hombre y la mujer,forma la familia, que es lo importante, se busca la estima social y el bienestarmaterial. El amor queda as en un segundo plano, lo importante es que con eltiempo y la convivencia se convierta en afecto mutuo. Si no era as, ellas su-fran las consecuencias, siendo para las leyes menores de edad a cargo de susmaridos. sta es la visin conservadora y tradicional de la mujer, que no tieneacceso a la misma educacin que el hombre, pues para ser un ngel del hogarslo necesita saber coser, bordar, cocinar y sobre todo rezar. No puede elegir li-bremente la forma de ganarse la vida, puesto que su lugar est en la casa,mientras el esposo tiene su espacio en la sociedad. As pues, si cae en la des-gracia de la viudez, slo puede trabajar haciendo labores domsticas comocriada, o dedicarse a la prostitucin ms o menos velada. Las muchachas pri-mero se hallaban subordinadas a su padre y despus a su marido, siendo suprincipal funcin social la de ser madre, aunque careciera de la potestad sobresus hijos.

    La segunda concepcin, de ascendencia romntica, rechaza el contratomatrimonial a favor de la absoluta libertad de los sentimientos: la idea de quela libertad de los sentimientos debe ser absoluta y que nadie tiene derecho a re-primirla con pretextos morales incide de modo especial en la visin romntica

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    4 As lo manifiesta en la encuesta realizada por Carmen de Burgos en 1903 sobre el divorcio parael Diario Universal: segn la autora 1.462 personas se pronunciaron a favor y 320 en contra. (Re-cogido por Geraldine Scanlon: La polmica feminista en la Espaa Contempornea 1868-1974(Madrid: Akal, 1986), p. 144).

    5 Amando de Miguel: El sexo de nuestros abuelos (Madrid: Espasa-Calpe, 1998), p. 164.

  • del amor 6. Nuestro escritor est alineado con estos ltimos. Piensa que elamor autntico es incompatible con el matrimonio, ya que la plenitud, en casode conseguirla, es siempre efmera. El amor es pues para nuestro autor la m-xima de toda su narrativa, sin l, el ser humano se halla despojado de su ms n-tima humanidad. As lo haba entendido el famoso periodista Andrenio: Eltema que domina en sus novelas es el amor y el amor en rebelda con las preo-cupaciones y con las normas sociales. Picn se esfuerza en demostrar en sus no-velas que la mujer ilegtima puede ser mejor y ms capaz de encaminarnos ha-cia la felicidad que la legtima. En suma, su posicin es anloga a la de losromnticos que reconocen en el amor cierta justificacin intrnseca, una comoafinidad electiva de la Naturaleza, que le exime de las reglas y convencionessociales y le coloca ms all de la moral corriente 7.

    Sus narraciones dan un importante papel a la mujer, vctima del desenga-o amoroso, desheredada por culpa de los hombres, desposeda de todo de-recho, que lucha por su dignidad. Halla en la abandonada un tema para susobras, as como denuncia la falsedad e hipocresa con la que la sociedad la tra-ta a la hora de enjuiciar sus actos, sin conocer las causas y consecuencias delos mismos.

    Pero no slo describe en sus novelas y cuentos a damas que sufren la ini-quidad de los hombres, tambin traza la vida de las seductoras, en posesin deuna belleza y condicin social suficientes para dominar a su antojo al sexoopuesto 8, encontramos as bellezas intrigantes, ambiciosas, dominadoras. Aeste tipo parece referirse Ezama cuando caracteriza a los protagonistas delcuento finisecular, la mayora de la clase media, estereotipados, familiarespara los lectores que los ven en unos relatos y otros como la mujer joven, vo-luptuosa y carnal, hecha para el placer, la mujer de clase media, egosta y do-minadora de su marido; el hombre de clase media, de mediana edad, enrique-cido mediante el trabajo; o el viejo verde 9. Adems de la joven libidinosa, lamujer dominadora y el hombre trabajador, aadimos el mal marido, que se sir-ve de la riqueza que aportan ellas al connubio para no trabajar y gastar los bie-nes en juego y placeres. Abandona el ncleo familiar y no se responsabiliza desus hijos y para colmo maltrata a su esposa. Es este el prototipo de hombre quedenuncia Picn en su narrativa, no comprende que la sociedad haya legisladosobre la mala madre y no sobre el mal marido.

    Tanto para ngeles Ezama como para Enrique Miralles, el arquetipo fe-menino que describe no es nada tradicional y s moderno. El primero se en-

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    6 Rolf Eberenz: Semitica y morfologa textual del cuento naturalista (Madrid: Gredos, 1989),p. 117.

    7 Eduardo Gmez de Baquero: Andrenio: El renacimiento de la novela en el siglo XIX (Madrid:Mundo Latino, 1924), p. 91.

    8 A. Ezama Gil: El profeminismo en los cuentos de Picn, en Actas del IX Simposio de la So-ciedad Espaola de Literatura General y Comparada, (Zaragoza: 1994), I, pp. 171-178.

    9 A. Ezama Gil: El cuento entre 1864 y el fin de siglo, en Historia de la Literatura Espaola,Siglo XIX, II (Madrid: Espasa-Calpe, 1998), p. 705.

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    cuentra sujeto a todos los convencionalismos, ha recibido un tipo de educacinsuperficial, necesita una dote para casarse, cuando soltera no puede frecuentarlibremente la compaa de su novio, despus de casada se convierte en unadorno del hogar, perfecto exponente de virtud (al menos en apariencia), quepertenece al marido en cuerpo y alma, y que slo se ocupa de brillar en el tratosocial. La segunda, representada en los cuentos de Picn, es una mujer inteli-gente, culta, de pensamiento independiente y de gran honestidad, que se oponea los convencionalismos 10.

    Es uno de los primeros escritores naturalistas del prototipo femenino mo-derno en Espaa, de mujeres que actan con liberalidad, y luchan por encontrarel amor verdadero, se rebelan contra las trabas sociales a fin de conseguir sufelicidad, dispuestas a sobreponerse a las desgracias, astutas hacia la pasin y elafecto, capaces de superar todas las barreras sociales para conseguir sus obje-tivos, que prefieren vivir en libre convivencia antes de sujetas a las normassociales de matrimonio o soltera.

    Nuestro autor se adelanta a su tiempo en la formulacin de sus problemasen la sociedad en la que vive y no est dispuesto a transigir con los modelosculturales dominantes. Juega adems con la imaginera religiosa, el smbolo deMagdalena es para l el ejemplo femenino moderno, que cae y se levanta por supropia fuerza interna, que tiene derecho a rehabilitarse no slo a sus propiosojos sino ante los de una sociedad a la que exige respeto por lo que ha sufrido.Recordemos que Matilde Cherner, cuya ideologa es como la de Picn, la re-publicana, escribe Mara Magdalena, novela que narra las memorias de unaprostituta 11.

    Segn Casalduero: La exigencia del siglo XIX, ltima consecuencia del cris-tianismo, es la plena realizacin de la personalidad moral de la mujer, indepen-diente y autnoma del hombre. No se trata de un problema poltico o social sinola manera de concebir la personalidad humana 12. Acierta el crtico a ensearnosque lo que pretendan numerosas novelas realistas y naturalistas era que se co-nociese otro modelo que la devota madre ejemplar, que sacrifica su existenciapor el bien de la familia. La otra pauta que nos habla nuestro novelista, es la queama sin conveniencias sociales, pide un respeto para s como persona, quiereaprender y trabajar como el hombre y que puede o no, ser madre.

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    10 A. Ezama Gil: El cuento de la prensa y otros cuentos. Aproximacin al estudio del relato bre-ve entre 1890 y 1900 (Zaragoza: Universidad, 1992), pp. 154-155; Enrique Miralles: La narrativanaturalista: Picn, Coloma y Ortega Munilla, en Historia de la Literatura Espaola. p. 741.

    11 Mara del Carmen Simn Palmer: Mujeres rebeldes, en Historia de las Mujeres, ed. Geor-ges Duby y Michelle Perrot (Madrid: Taurus, 2000), IV, p. 661; J. Octavio Picn en Dulce y sabro-sa dice: El Redentor perdona a la adltera, y por haber amado mucho, Mara de Magdalena es pre-ferida y escogida entre todas para que, merced a su intervencin, se funde el sagrado misterio de laResurreccin. No: no quiso el Redentor, despus de muerto, aparecerse a ninguna virgen ignorante,a ninguna casada cumplidora de sus deberes, a ninguna viuda sorbida por la devocin; sino que ra-diante de esplendorosa gloria, circundado de luz, se apareci a una pobre pecadora (pp. 164-165).

    12 Joaqun Casalduero: Vida y obra de Galds (Madrid: Gredos, 19612 amp.), p. 107.

  • Cree que la igualdad entre los sexos comienza ante los sentimientos, ante elamor; es, pues, para Nel Valis uno de los primeros profeministas espaoles,que defendan un nico cdigo moral para ambos sexos, aunque la idea de li-beracin sexual, en el caso de la mujer, que no iba a predominar hasta nuestrosdas, les era, con pocas excepciones, anatema: En este sentido, no sera exa-gerado mantener la defensa piconiana de una libertad sexual para el hombre yla mujer, a la larga, resultara ms significativa de lo que quiz se pensara a pri-mera vista. Pero en el fondo lo que el novelista quera era algo an ms ele-mental: la afirmacin sagrada del derecho a la vida 13.

    Para nosotros, Picn pretende concienciar a sus contemporneos de que elmatrimonio no est hecho para sufrir, sino para convivir en la mejor armonaposible; pero, si sta no es posible, tanto el hombre como la mujer tienen un de-recho natural a rehacer sus vidas sentimental y emotivamente.

    Creemos que no slo se preocupa de las repercusiones que tiene el amorpara la pareja casada o en noviazgo, sino que apuesta por el amor libre o loque entenderamos hoy en da por pareja de hecho. Es sin duda el primer es-critor de su generacin que se adelanta a su tiempo con estos pensamientos quequedan bien expuestos en Dulce y sabrosa (1891). Cuando Cristeta, abando-nada y mancillada por Don Juan, le reconquista con sus mismas armas y le pideste en matrimonio, responde: Lo que yo quiero no es tu libertad, sino tu ca-rio. Casarnos? Para qu? Para darte por seca y rigurosa obligacin lo quepor libre y complacido albedro quiero que sea tuyo? Para mermar a la pasinel encanto de la espontaneidad? Por ventura sern entonces ms cariosos tusbesos, ms prietos tus abrazos? Tendremos mayor firmeza en la confianza nims brava abnegacin en la desgracia? Qu ceremonia, qu rito, que frmulaha puesto el Seor por cima de ese anhelo con que mi pensamiento quiere vo-lar para hacer nido en tu alma? 14.

    Pura Fernndez nos recuerda que novelistas como E. Rodrguez Sols Eva (1880), Evangelina. (Historia de tres mujeres) (1883) o J. O. Picn La Honrada (1890), Dulce y sabrosa (1891), abogan por la aceptacin deldivorcio como remedio de mayores males, si bien propugnan el estableci-miento de las uniones libres fundadas en el amor, sin trabas burocrticas 15. Se-gn piensa nuestro ilustre novelista si existiera el divorcio los hombres tratar-an mejor a las mujeres, disminuira el nmero de matrimonios por convenienciay el amor sera la fuente principal de unin entre dos personas. Mientras, losque estaban en contra de ste lo defendan con los siguientes argumentos: lamujer deba de resignarse y sufrir por el bien de la familia, el divorcio era si-

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    13 N. M. Valis, p. 188, as lo afirma Sacramento: Defiendo mi derecho a la vida!, en J. Oc-tavio Picn: Sacramento, Obras Completas V (Madrid: Renacimiento, 1922), p. 317.

    14 J. Octavio Picn, Dulce y sabrosa, p. 348.15 Pura Fernndez: Moral social y sexual en el siglo XIX: la reivindicacin de la sexualidad fe-

    menina en la novela naturalista radical, en Breve historia feminista de la literatura espaola (en len-gua castellana). Iris M. Zavala (Coord.) (Barcelona: Anthropos, 1996), III, pp. 95-96.

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    nnimo de deshonra, con lo que si se aceptaba el divorcio el hombre tendraplena libertad para buscar placer donde quisiera (no era as ya?), abandonan-do las sagradas responsabilidades que haba adquirido al casarse, como la ma-nutencin de la prole. La Iglesia defendi junto con muchas seoras que no seaprobara ni el matrimonio civil ni el divorcio.

    Gonzalo Sobejano divide sus novelas segn el carcter de sus heronas,entre las seducidas o Fortunatas, (Clara, Cristeta, Juanita) y las mal casadas oJacintas, (Plcida, Consuelo, Sacramento). Aclara que la postura piconiana nollega a extremos abiertamente feministas, sino a un acercamiento de posi-ciones entre los sexos. Para nosotros es esta aproximacin lo importante en suobra, aunque nuestro escritor tuvo como ejemplos novelas como Madame Bo-vary de Flaubert, Bel Ami de Guy de Maupassant, Nan de Emile Zola, entreotras.

    Dos figuras representativas de la feminidad de la poca representa nuestroautor en un cuento titulado Desencanto, y en su novela Sacramento. De-sencanto es el primer relato breve que publica la coleccin El Cuento Se-manal, en 1907, donde nos da su visin del matrimonio: a mis ojos, es algoms que la unin de un hombre y una mujer que se gustan; ha de ser (...) lacompenetracin de dos espritus, de dos naturalezas capaces de considerar delmismo modo la vida; que para sufrir y gozar tengan las mismas armas y las ma-nejan de igual manera 16. Sobejano deja claro, hablndonos de la protagonistade este relato, que Soledad es el carcter femenino ms noble e inteligente creado por Picn, tan inteligente que descubre el divorcio moral antes que elvnculo 17.

    Segn Nel Valis como profeminista que fue Picn, un admirador ar-diente de la superioridad femenina como criatura de instintos y sentimientos re-finados defendi a la mujer cuando apareca como vctima del hombre y de lasociedad, pero no pudo apoyar la dependencia plena y activa para miembros delsexo opuesto cuando amenazaron volcar el mundo de dominacin masculina.La igualdad al parecer era relativa 18.

    Nuestro novelista defiende a las mujeres desheredadas de la sociedad, la ar-mona la encuentra en un mayor acercamiento a los problemas femeninos, sinpensar en su igualdad con la masculina, sino en la comprensin de dichosproblemas a fin de que la sociedad fuera partcipe de ellos y de las transfor-maciones que deberan resultar con el paso del tiempo. Acierta al decirnos, enla Advertencia a la edicin de Dulce y sabrosa de 1909: pues no es posible,

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    16 J. Octavio Picn: Desencanto, en Desencanto, Obras Completas IV (Madrid: Renacimien-to, 1925), pp. 7-70, cit. p. 63; En Sacramento casi con las mismas palabras afirma lo que es el ma-trimonio: Lo que moralmente constituye, no ya el matrimonio, sino la mera vida en comn, la in-teligencia de alma a alma, la delicia de estar juntos, de pensar y sentir lo mismo y hasta de adivinarselas ideas, el gusto de ceder, el ansia de agradar... p. 309.

    17 Gonzalo Sobejano: Introduccin a Dulce y sabrosa, p. 35.18 N. M. Valis, p. 188.

  • y menos en nuestra poca, que el literato y el artista sientan y piensen ajenos alambiente que respiran. Quien carece de fuerzas para conquistar la costosa glo-ria de adelantarse a su tiempo, tenga la persistente virtud de servirle: as lo hepretendido; ms l ha caminado tan deprisa, que hoy a caso parezcamos tmidoslos que ayer fuimos osados. De stos quise ser: de los que al estudiar lo pasadoy observar lo presente procuran preparar lo porvenir y se esperanzan conello 19.

    En Sacramento hace un buen anlisis de las transformaciones sentimentalesque surgen en la sociedad espaola en dos generaciones, aquellas que repre-sentan una madre, Consuelo, y su hija Sacramento. Ambas han sufrido lasconsecuencias de tener malos maridos, que las han engaado y utilizado aconciencia, mientras que para Consuelo es ms importante el qu dirn de lasgentes a su propia libertad: La contuvo el miedo, pero no la voz de su con-ciencia que de nada la acusaba, ni la veleidad del hombre que la quera, sino eljuicio del prjimo y an de s misma. Estaba dominada por un sentimiento muyconfuso y complejo, en el cual entraban, en proporciones imposibles de aqui-latar, la falsa y atvica nocin del honor creada por el ambiente social, el or-gullo del propio sacrificio y el cobarde abandono de aquel derecho a la felicidadque en sus momentos de doloroso afn la exasperaba, sin ser nunca bastante po-deroso a infundirle arranque para rebelarse; todo ello, agudizado y exacerbadopor terror a perder la estimacin ajena. Se morira de vergenza ante la posibi-lidad de ceder, como si su flaqueza hubiese de robarle, no slo el respeto de lasgentes, sino hasta la estimacin del que tomara por dueo 20. Su hija Sacra-mento, ante la misma disyuntiva de saberse abandonada por su marido y ena-morada de otro hombre, toma la decisin de irse a vivir con quin ama. Antelos lloros de su madre recliminndola que va a luchar contra la opinin de lasgentes, la deshonra, la censura de todo el mundo, dice: Dios ha creado al hom-bre y a la mujer para que, amndose, sean felices le bendigan; no para que unosoporte la iniquidad del otro y ambos lleguen a dudar de su justicia; el que obramal porque se lo permiten, y el que padece porque no puede defenderse. No,madre! De la sabidura infinita no viene lo que es ignominia y dolor: eso lo ha-cemos aqu abajo. Ni la divina misericordia transige con la traicin. No dicenque porque Satans se rebel contra l lo desterr de la gloria? Pues bien po-demos nosotros arrojar del cielo del amor al demonio de la traicin 21.

    Picn representa en sus novelas la libertad e independencia de la mujer a lahora de elegir marido como de abandonarlo si ste no cumple el pacto matri-monial burgus de ser honrado, trabajador y fiel. En Sacramento va mucho

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    19 J. Octavio Picn: Dulce y sabrosa, p. 65; A. Ezama analiza que los cuentos de Picn: se pro-ponen plasmar la belleza y sacudir las conciencias rechazando las ideas del pasado y luchando a fa-vor de las esperanzas en el porvenir; (...) estos objetivos pretenden alcanzarse mediante la captacinde la realidad contempornea, en El cuento entre 1864 y el fin de siglo, p. 710.

    20 J. Octavio Picn: Sacramento, p. 163.21 J. Octavio Picn: Sacramento, p. 311.

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    ms lejos al considerar que si el hombre es libre para cometer la infidelidad,la esposa tambin lo es cuando el marido la deshonra.

    Recoge las quejas de las damas de las clases altas y medias, denunciandolos malos tratos fsicos, psicolgicos y morales que sufren al estar casadasdesgraciadamente con malos maridos que gastan todas las riquezas conyu-gales en vicios, sin importarles el porvenir de su descendencia. Es el primerescritor naturalista que denuncia el drama social de estas seoras que no puedenseparase, al no existir el divorcio, vindose obligadas a vivir bajo el yugo de s-tos. Lo dice el autor en boca del mdico Perico en La honrada: tambin en lavida social deban existir medios lcitos para suprimir aquellos hombres que porsu condicin y sus costumbres son dainos. A juicio suyo, no haba Iglesia niley, sacramento ni contrato que disculparan la existencia de un caso semejante.Qu voluntad humana ni divina poda sancionar, sin mancharse de iniquidad,aquel infame contubernio del vicio con la virtud, aquel doloroso maridaje de labrutalidad con la resignacin? Sobre todo, fuera de leyes, costumbres y mira-mientos, haba l de consentir que Plcida sufriese de aquel modo? 22.

    Para Plcida, la protagonista de esta novela, otra mal casada piconiana, laseparacin est socialmente mal vista, culpndose siempre a la mujer del fra-caso del matrimonio. Cuando es maltratada por su marido, va a pedir consejo asu abogado, Don Manuel, le dice: La separacin no es un remedio radical, por-que no quedas ni soltera, ni viuda, ni casada; pero, al menos, no tendrs que su-frirle al lado da y noche. Ahora hay fundamento para pedir esa separacin; note ha trado a casa la querida, pero te ha pegado. La separacin no es ms queun paliativo; solucin completa no existe, ni que seas buena ni que seas mala.As lo quieren la Iglesia, la ley y las costumbres.

    Tiene usted razn repuso ella amargamente; no hay salida honrada.En cambio, si yo quisiera, con doblez, traicin y mentira todo se arreglaba. Meechara un amante, aguantara el martirio de la casa a trueque de lo que gozaseen otra parte, me repartira entre dos hombres..., esposa de uno, querida de otro,y a vivir! Tenga usted por seguro que ningn caballero dejara de dar la manoa mi marido; ninguna seora me cerrara las puertas de su casa. Pero si me se-paro as, del modo que usted dice, legalmente, piensa usted que al cabo de unao habr quien se acuerde de las causas de la separacin? Los maliciosos slovern en m una mujer que ha querido ser libre para poder ser mala: los indife-rentes sern inducidos a pensar lo mismo, y acaso hay en el mundo quien nosea indiferente o malicioso? Usted lo ha dicho antes: la mujer separada de sumarido no es soltera, ni casada, ni viuda 23.

    El novelista denuncia la falta de una legislacin para aquellas que se apar-taban de sus maridos, no para conseguir la libertad, sino para dejar de sufrir sus

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    DICENDA. Cuadernos de Filologa HispnicaVol. 20 (2002): 343-353

    22 J. Octavio Picn: La honrada, Obras Completas II (Madrid, Renacimiento, 19244), pp. 268-269.

    23 J. Octavio Picn: La honrada, pp. 350-351.

  • iniquidades. Sostiene Scanlon el derecho del hombre a la obediencia de sumujer estaba fundado en su supuesta superioridad moral e intelectual, y aunqueno se negaba que haba casos en los que se abusara brutalmente de ese derecho,se les quitaba importancia por ser excepciones desgraciadas, pero insignifi-cantes, que no demostraba nada ms que en todos los estados de la vida hayfelices y desgraciados... como hay enfermos y sanos, ricos y pobres 24. La ma-chista sociedad decimonnica no se dio cuenta de las repercusiones que estotraa, minimizando el problema sin comprenderlo. Nuestro autor se encarga dedenunciar que en la clase alta se daban ms casos de los que se poda uno ima-ginar, siendo ya a finales de siglo un problema social que urga solucionar.

    Jacinto Octavio Picn denunci en sus novelas estas injusticias, se adelan-t a su tiempo a la hora de valorar las soluciones, siendo esperpnticas a losojos de muchos de sus coetneos, pero el tiempo le dara la razn. Las heronasde nuestro autor son vctimas de la sociedad que les toc vivir, o erticas yhermosas musas a las que adorar, pero es siempre consciente que el papel fe-menino estaba cambiando a la par que las transformaciones econmicas y so-ciales. El que reconociera su derecho a la independencia econmica, es sntomade que no estaba equivocado. La mujer moderna se diferencia de la tradicionalen la libre capacidad de elegir su vida, y en el modo y la manera de vivirla.

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    353 DICENDA. Cuadernos de Filologa HispnicaVol. 20 (2002): 343-353

    24 G. Scanlon, p. 127.