la mujer y la satisfacciÓn marital
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LA MUJER Y LA SATISFACCIÓN MARITAL (Primera Entrega)
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Por Mariana Margalef MendozaPara el Instituto Mexicano de la Pareja
Resumen
Es un hecho que la vida
matrimonial es más que la suma de dos miembros que deciden casarse, dándose
una dinámica diádica multifactorial; sin embargo el objetivo de este artículo es
analizar los factores que favorecen u obstaculizan la satisfacción marital de la
mujer.
Concluyéndose que el grado de satisfacción que experimente dependerá de
múltiples variables, tanto internas (creencias, valores, mitos, etc.) como externas –
relacionales con el cónyuge (nivel de comunicación, manifestación de afecto, etc.).
Por ello, es probable que en ciertos sectores, la mujer no este encontrando la
satisfacción adecuada de sus necesidades.
Palabras Clave: Mujer, Satisfacción marital
Abstract
It is a fact that the married life is but that the sum of two members that decide to
marry, occurring a multifactor dyadic dynamic; nevertheless the objective of this I
articulate is to analyze the factors that favor or prevent the marital satisfaction of
the woman.
Concluding that the satisfaction degree that experiences is product of multiple
variables, as much internal (beliefs, values, myths, etc.) like external – relational
with his husband (level of communication, manifestation of affection, etc.).
For that reason, it is probable that in certain sectors, the woman not finding
suitable satisfaction of his necessities.
Key words: Woman, marital Satisfaction
IntroducciónPrácticamente nadie pareciera contradecir que, en las sociedades modernas, la
mayoría de la gente casada expresa que la calidad de su matrimonio tiene un
fuerte efecto en su felicidad y satisfacción en la vida.
Esto ha provocado que se hayan realizado diversos estudios con la finalidad de
comprender y analizar este aspecto de la vida marital.
Lo anterior, aunado al hecho del papel más activo de la mujer en la dinámica de
nuestra sociedad, conlleva a plantearse la interrogante sobre ¿Qué factores
intervienen para que la mujer obtenga una satisfacción adecuada en su vida
marital y por ende en su vida en general?
Siendo que esto es importante, en tanto que la mujer ha “despertado” del letargo
en que la cultura la había mantenido y es más consciente de sus necesidades y por
lo tanto busca con más énfasis su desarrollo y felicidad.
La satisfacción maritalCuando dos individuos se casan, pasan a integrar una nueva unidad social, un
“sistema marital”; este sistema no es la simple suma de dos personalidades o dos
individuos, con sus respectivas necesidades y esperanzas, sino una entidad nueva
y cualitativamente distinta.
Sea como fuere la historia individual de los cónyuges y el tipo de relación que
hayan llevado durante el noviazgo, se empiezan a establecer nuevas pautas de
relación, así el nuevo sistema diádico pasa a ser una “tercera persona autónoma”
cuyos propósitos pueden complementar o contrariar los objetivos maritales de uno
u otro cónyuge. Además, existe la posibilidad de que sus efectos sobre cualquiera
de ellos afecten profundamente su funcionamiento dentro de otros sistemas.
Ese ambiente que se establece, crea el concepto de satisfacción o insatisfacción
marital; sin embargo, el término se presenta un tanto confuso, ya que se carece de
un consenso generalizado a la hora de su definición.
El marco teórico de este artículo esta basado en la teoría general del sistema,
primeramente se hace una revisión de lo que es la satisfacción marital, iniciando
con el contexto de este término.
Guerra y McCann (l988) postulan que se pueden observar que existen tres modelos
de acercamiento para definir el concepto de satisfacción marital, a saber:
a.- El modelo bipolar de satisfacción global.-
Es la base de la investigación clásica, placer-displacer, propuesta por autores como
Burgess y Cottrell, Terma, Locke, Karlsson, entre otros, en donde señalan que la
satisfacción es producto de un balance entre aspectos positivos y negativos del
matrimonio.
b.- El modelo unipolar de la satisfacción marital.-
Plantea que la satisfacción marital es la frecuencia de lo sobresaliente de ciertos
aspectos satisfactorios del matrimonio. Lo indican autores como Kirkpatrick,
Frumkin, Wessman, Butter, Bland y Spanier.
c.- El modelo de dimensiones separadas de la satisfacción marital.-
Bradburn y Caplovitz concluyen que la felicidad en la vida no es unidimensional
sino un estado complejo resultante de dos dimensiones independientes:
“satisfacciones e insatisfacciones”. Orden y Bradburn agregan que la felicidad
marital es la resultante del balance entre esas dos dimensiones
A partir de estos modelos, se han proporcionado diversas definiciones de
satisfacción marital:
Según Boland y Follingstad (l987) es una descripción general de actitudes,
sentimientos y autoreporte del matrimonio, tradicionalmente visto en extremos
tales como feliz versus infeliz, satisfactorio versus insatisfactorio, etc.
También la satisfacción marital ha sido conceptualizada tanto en términos de
evaluación global y subjetiva que se hace del cónyuge (Blood y Wolpe, l960), como
con base en la evaluación de aspectos específicos de la vida marital tales como
factores sociales fundamentales, similitud en la pareja en cuanto al nivel
socioeconómico, adecuación en las funciones y roles de la familia, etc. (Chadwick
et al, l976).
Por su parte, Spanier (l976) considera la satisfacción marital como un proceso de
movimiento a lo largo de un continuo que puede ser evaluado en términos de
proximidad de ajuste conveniente o pobre.
Roach et al (l981) definen la satisfacción marital como una actitud de favorabilidad
o desfavorabilidad hacia la propia relación matrimonial.
Berger y Kellner (citados por Burr, l970) expresan que la satisfacción marital es
definida como una realidad construida por los miembros de la díada marital.
Sea como fuere, se puede observar que la satisfacción marital es un concepto
multidimensional que generalmente incluye conceptos a nivel individual, tales
como ajuste y felicidad, así como niveles diádicos como cohesión y consenso entre
la pareja.
Para los propósitos de este artículo se sigue la definición de satisfacción marital
proporcionada por Pick y Andrade (1988) quienes la consideran como la actitud
que el sujeto tiene hacia su relación marital y hacia su cónyuge.
A la vez, esta definición esta inmersa en el modelo bipolar de satisfacción global,
ya que el sujeto debe considerar las situaciones positivas y negativas de su vida
marital.
Por otra parte, a manera de inferencia se puede decir que un matrimonio
satisfactorio significa la relación franca entre dos personas, relación que tenga su
base en una libertad e identidad igual para cada una de las partes. Entraña un
compromiso verbal, intelectual, social, emocional, etc., de respetar mutuamente el
derecho al desarrollo individual dentro del matrimonio. Se puede definir como una
relación no manipulativa entre hombre y mujer (O’Neill, l972).
Además, es importante enfatizar que no existe una única manera de relacionarse
entre dos personas para lograr obtener un alto grado de satisfacción marital, pero
los siguientes elementos parecen ser de vital importancia en una relación marital
satisfactoria:
a) respeto mutuo, cada cónyuge debe de buscar algunas cualidades y habilidades
importantes para respetar en el otro.
b) la tolerancia de un cónyuge hacia el otro.
c) cada cónyuge debe de cumplir con sus roles y funciones, sin verlos como una
obligación. (Lederer y Jackson, l968).
Factores que favorecen la satisfacción marital en la mujer
Existen muchos factores que afectan la satisfacción marital, entre ellos se puede
mencionar el afecto entre una pareja de casados, el cual es una variable subjetiva
que ayuda a comprender mejor la experiencia matrimonial. En general entre mas
satisfechas estén las personas en tales características como el amor, el afecto, la
amistad, el interés y la satisfacción sexual, más satisfactorios estarán con sus
matrimonios (Diaz- Loving, Andrade y Pick, 1988).
En lo que se refiere a la satisfacción conyugal entre sexos, algunos autores
reportan diferencias. Siendo uno de los hallazgos consistentes en esta área que los
hombres tienden a estar más satisfechos con sus matrimonios que las mujeres
(Rhyne, citado por Valtierra, 1993).
También se ha observado que otro factor que afecta la satisfacción marital es la
percepción interpersonal entre los miembros de la pareja, concluyendo que la
felicidad marital se relaciona con la percepción que la esposa tiene del marido y la
congruencia con la autopercepción de él. (Tharp, Luckey, Kotar, citado por Renne,
1970).
“Esta congruencia se relaciona con definiciones culturalmente aceptadas de lo que
un buen marido debe ser”. (Barry, 1982). Ninguno de estos estudios encontró una
relación entre el ajuste marital y la congruencia entre la percepción que el marido
tiene de su mujer y el auto – percepción de ella.
Por su parte, Rollins y Galligan (1978) encontraron que las mujeres se ven mas
afectadas en su satisfacción marital por la edad y la presencia de niños, que los
hombres.
Estas diferencias de género (hombre – mujer) también han sido relacionadas con
diferentes aspectos objetivos del matrimonio, tales como duración del matrimonio,
número y edad de los hijos, empleo de la esposa fuera del hogar relacionado al
puesto que esta ocupa y el círculo familiar. Con relación a la duración del
matrimonio Cinbalo, Fling y Mouusaw (citados por Chávez – Barreto, 1986)
realizaron una investigación en la que participaron 32 parejas, entre los 22 y 45
años de edad, a los cuales se les pidió que completaran dos cuestionarios cortos y
que ordenaran en rangos una lista de atributos. Los cuestionarios fueron diseñados
de tal manera que uno media el amor y otro media el agrado. El ordenamiento era
de atributos que parecían tener una alta prioridad tanto en hombres como en
mujeres en cuanto al éxito en el matrimonio. Estos atributos eran: Ayuda por parte
del otro cónyuge, compañía, familia, sentimiento de amor, afecto, seguridad y
sexo. Se encontró que “conforme aumenta la duración del matrimonio, la
importancia en el sexo incrementa, mientras que la seguridad y los puntajes en el
amor disminuyen. Los resultados fueron atribuidos a los cambios en la
personalidad de los maridos o de las esposas y /o a la posibilidad de que el
matrimonio puede satisfacer las necesidades de seguridad pero no las necesidades
sexuales y de amor de estas parejas”
Por otro lado, la participación en la fuerza laboral de la esposa es un factor muy
importante para la satisfacción marital, ya que se ha visto que cuando el status del
empleo es alto, así como la remuneración económica en la mujer, el hombre tiende
a estar menos satisfecho (White, 1983).
Con relación a la fuerza laboral de la mujer y la satisfacción marital Blant, (citado
por Chávez – Barreto, 1986) llevo a cabo un estudio en una muestra de mexicano-
americanos y encuentran que los maridos están menos satisfechos cuando la
esposa trabaja y las mujeres están más satisfechas cuando realizan un trabajo
voluntario.
En cuanto a la clase social, que también interviene como factor en la satisfacción
marital se ha encontrado que en parejas de clase baja, dividiendo la muestra de
acuerdo a la ocupación, los maridos tienden a estar menos satisfechos con relación
a la fuerza laboral de la mujer (Bean, Curtis, Marcum, 1977) ya que se observa que
cuando la mujer trabaja y tiene un buen puesto, el hombre tiende a estar menos
satisfecho.
Él número de hijos que tiene la pareja es otra variable de relevancia en el contexto
de la satisfacción marital. Varios autores concuerdan que los hijos tienen un efecto
negativo sobre la interacción marital (Pick y Andrade, 1988) especialmente cuando
los hijos son pequeños (Glenn y Weaver, 1978). Contrario a esto, Luckey y Bain
(1970) mostraron que los niños son la mayor satisfacción tanto para matrimonios
satisfechos como insatisfechos. No obstante para las parejas satisfechas el
compañerismo resulta ser otra de sus principales satisfacciones. Por lo cual se
puede concluir que la presencia de los hijos, aunque es una fuente de satisfacción
en el matrimonio no es la única en una relación marital; así mismo sería
conveniente evaluar esta satisfacción en parejas sin hijos.
Feldman (1964) ha visto que los hijos afectan la interacción marital de manera tal
que existe una relación negativa entre número de hijos, satisfacción marital y
ajuste marital.
Parece ser que el hecho de tener muchos hijos y máxime cuando estos requieren
de mayor atención de parte de los padres, es un aspecto que interfiere en la
satisfacción marital, lo cual de alguna manera está relacionado con etapas del
matrimonio o ciclo vital.
Se ha observado que la satisfacción y la interacción marital, entre las parejas que
tienen hijos, son inferiores a la de aquellos que no los tienen (Feldman, 1964). En
otro estudio se informo que las parejas que se encontraban en el proceso de
crianza de los hijos estaban menos satisfechos con su relación conyugal, que las
parejas sin hijos o los matrimonios cuyos hijos ya eran adultos y vivían lejos del
hogar materno (Renne, 1970).
Respecto al tamaño de la familia, ya desde los años 30as se mencionaba que había
una relación negativa entre el número de hijos y los diferentes aspectos de la
adaptación de los esposos. Diversos estudios posteriores han confirmado estos
resultados (Glenn y Weaver, 1978).
Luckey y Bain (1970) analizan a 80 parejas de casados a los que dividió en
satisfechos y no satisfechos en su matrimonio, con el propósito de demostrar el
efecto de los hijos en la satisfacción marital. Los resultados indicaron que las
parejas no satisfechas con su matrimonio daban a los hijos como la mayor y única
satisfacción; la compañía se relaciona mas con las parejas satisfechas al
compararse con las no satisfechas, ó sea, que las primeras encuentran su
matrimonio realizado por la compañía del otro, mientras que las parejas que se
encuentran poco en el compañerismo, se apoyan principalmente en sus hijos para
la satisfacción. También analizaron el tamaño de la familia, el orden de nacimiento,
sexo y patrones de esparcimiento y encontraron que no están asociados con la
satisfacción marital.
La presencia o ausencia de hijos, así como el número de estos contribuyen en la
relación matrimonial. La investigación en los años setenta ha confirmado el hecho
de que el nacimiento de un hijo tiene un impacto negativo en la mayoría de los
matrimonios especialmente en la mujer (Esquivel, 1989); esto quizá podría ser
cultural ya que la mujer es la que tiene la relación directa con el hijo.
Otro factor que interviene en la satisfacción marital son los celos, en los que se
observa que los sujetos más satisfechos sienten más celos de su pareja (Díaz –
Loving et al. 1988).
Esto quiere decir que a mayor satisfacción marital, mayor son los celos. Este
estudio nos lleva a dudar la clásica afirmación de que la gente que se siente
insegura de su relación es la más apta para sentir celos, habiendo estudios que
encuentran lo opuesto; la gente satisfecha maritalmente es la que siente más
celos de su pareja.
Esto se explicaría debido a que se habla de celos como una sola dimensión y no se
contemplan las diferentes dimensiones (enojo, confianza, dolor, intriga,) que
diversos teóricos (Bryson; Durbin; Mead, Plutick; citados en Diaz Loving, Rivera y
Flores, 1986) han concebido como centrales en el estudio de este constructo.
Otro aspecto importante en la satisfacción marital y sobre todo en esta época de
revolución sexual y liberación femenina es el análisis que se ha hecho sobre la
cohabitación antes del matrimonio. La evidencia acumulada hasta la fecha indica
que mientras el vivir juntos antes del matrimonio se está convirtiendo en una fase
de cortejar, la cohabitación no tiene una ventaja particular sobre prácticas más
tradicionales al asegurar a una pareja la compatibilidad en el “matrimonio” (De
Maris y Leslie, 1984).
La investigación que sobre este punto se ha hecho, ha demostrado que la
cohabitación antes del matrimonio se asocia con satisfacción marital baja tanto
para los maridos como para las esposas, así como en la comunicación marital. (De
Maris y Leslie, 1984).
Aunque se puede decir que las parejas que han cohabitado antes del matrimonio
han experimentado algunas de las realidades y consecuencias del vivir junto,
perciben una baja en la satisfacción marital ya que no hacen ningún esfuerzo para
el ajuste que sigue a los primeros años de casados, aunque lo que sí tendrán es
una base para mejorar la selección de la pareja subsecuentemente, en caso de que
la haya.
Las relaciones extramaritales son otro de los factores que se asocian con la
satisfacción marital. Estas actividades (coito extra marital) pueden afectar
directamente la cualidad marital consecuentemente, la estabilidad, marital (ya sea
que el matrimonio se mantenga intacto o no). El sexo extra marital puede ser visto
ya sea como causa o como consecuencia de los problemas maritales- o como no
relacionados a ellos. Es probable que para algunos individuos el sexo extra marital
y los problemas maritales recíprocamente influencien unos a otros y culminen en
divorcio (Spanier y Margolis, 1983).
Entre los factores que se asocian al porque de la búsqueda de una relación sexual
extra marital, se pueden mencionar el estar descontento con el matrimonio o el
matrimonio en sí y la rutina y aburrimiento dentro de este. Diaz- Loving, Pick y
Andrade (1988) mencionan que en las mujeres las relaciones extra maritales son
un reflejo de bajo afecto y funcionalidad en la relación y que en los hombres se
origina en la insatisfacción sexual y en la laxitud normativa.
Con respecto a las relaciones extramaritales y su relación con la satisfacción
marital. Spanier y Margolis (1983) examinaron los factores relacionados a la
ocurrencia de relaciones sexuales extramaritales entre 205 individuos cuyos
matrimonios terminaron en separación o divorcio y el impacto de la participación
en el coito extra marital en el ajuste post marital. Se hipotetizó que la experiencia
sexual prematrimonial, calidad del sexo dentro del matrimonio, duración del
matrimonio, religiosidad y agitación física afecta la ocurrencia del coito extra
marital. Ahí mismo se aplicaron pruebas para determinar si la participación en
relaciones sexuales extramaritales incrementan, decrementan o no se tiene efecto
en el ajuste post marital. Se encontró que la mayoría de los sujetos que
experimentaron relaciones sexuales extramaritales, reportaron que era un efecto
más que una causa de los problemas maritales. La culpabilidad es producto de
estas relaciones tanto para hombres como para las mujeres, pero los hombres
experimentan menos culpabilidad. Las mujeres también reportan involucramiento
emocional mayor con la pareja extra marital que los hombres. Las mujeres que
culpan a su cónyuge o a otra persona de la ruptura de su matrimonio eran
significativamente menos susceptibles de tener una relación extra marital, pero
esto no se encontró en los hombres. La religiosidad no predice relaciones sexuales
extramaritales. No se encontró relación alguna entre la presencia o ausencia de
relaciones sexuales extramaritales y la calidad marital y aparentemente no esta
relacionada al ajuste posterior al matrimonio.
Por otro lado, Bell, Turner y Rosen (1975) realizaron un estudio basado en
respuestas de 2226 mujeres casadas tratando de analizar algunas de las variables
que se relacionan con las mujeres que tienen coito extra marital con el propósito
de brindar algunas claves para poder predecir la experiencia extra marital entre
las mujeres casadas. Se encontró que la variable que predice mas el sexo extra
marital es el valor que se le da al matrimonio: Así aquellas mujeres que evalúan
bajo su matrimonio y además son sexualmente liberales y con un estilo de vida
liberal se predice que tendrán un alto porcentaje de relaciones sexuales
extramaritales y aquellas que evalúen altamente su matrimonio y que sean
sexualmente conservadoras llevando un estilo de vida conservador, tendrán un
bajo porcentaje de relaciones sexuales extramaritales.
Los factores de personalidad también se han asociado con el ajuste marital, y han
sido medidos a través de pruebas de ajuste.
Las personas satisfactoriamente casadas se caracterizan como emocionalmente
estables, consideradas por otros como dóciles, sensibles. Seguras de sí mismas y
emocionalmente dependientes.
Los que no están felizmente casados, muestran características opuestas. (Barry,
1982). Este autor, en el análisis que hace, cita numerosos estudios en los que ha
demostrado que la similitud en la personalidad se relaciona con el ajuste marital.
Esta similitud en la personalidad esta más correlacionada con la satisfacción
marital de los maridos que de las esposas como lo reportaron (Levinger y
Briedlove, 19660). Si la personalidad del marido es “sana”, este tendrá más
capacidad para dar apoyo emocional al matrimonio y por lo tanto mayor
satisfacción
Por otra parte, se considera a la comunicación como uno de los elementos que más
puede contribuir a la satisfacción en el matrimonio ya que la cantidad e intimidad
de información intercambiada entre los esposos puede ser un indicador de que
existe una relación positiva entre los cónyuges, Sin embargo otras investigaciones
encuentran una relación curvilínea ya que menciona que la satisfacción marital se
relaciona a niveles medios de divulgación marital; Ya que altos niveles de
comunicación se perciben como innecesario lo que provoca una situación hostil o
defecto negativo (Gilberto, 1956).
Finalmente, dentro de las variables que han sido consideradas para el estudio,
están los cambios en la satisfacción marital con el tiempo. Se ha encontrado por un
lado una relación en forma de “U” (Burr, 1970), es decir una satisfacción mayor al
principio, un descenso en los años intermedios del matrimonio, seguido por un
incremento posterior, mientras que otros estudios muestran un decremento lineal
(Pick y Andrade, 1988). Quizá esta diferencia sea debido por un lado a las culturas
en las que sé a medido y por otro lado a la interacción con otras variables, como el
número de hijos.
Pineo (1961), adopta esta conclusión luego de analizar los datos obtenidos por
Burgessy Wallin en su estudio longitudinal sobre el matrimonio. Para este autor,
este proceso de desencanto se manifiesta como consecuencia del romanticismo
presente durante la selección de pareja, lo que provoca una idealización que decae
en el curso del matrimonio, la monotonía rutinaria y cotidianidad de la vida diaria,
las bases románticas sobre las cuales se inicio una relación.
Como se puede ver la satisfacción marital depende de muchos factores, los cuales
ayudan a incrementar o decrementar según sea la importancia que tienen cada
uno de ellos con respecto a la misma.
LA MUJER Y LA SATISFACCIÓN MARITAL (Segunda Entrega).
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Factores que favorecen la satisfacción marital en la mujer
Mariana Margalef MendozaAporte académico realizado en el IMP
Existen muchos factores que afectan la satisfacción marital, entre ellos se puede
mencionar el afecto entre una pareja de casados, el cual es una variable subjetiva
que ayuda a comprender mejor la experiencia matrimonial. En general entre mas
satisfechas estén las personas en tales características como el amor, el afecto, la
amistad, el interés y la satisfacción sexual, más satisfactorios estarán con sus
matrimonios (Diaz- Loving, Andrade y Pick, 1988).
En lo que se refiere a la satisfacción conyugal entre sexos, algunos autores
reportan diferencias. Siendo uno de los hallazgos consistentes en esta área que los
hombres tienden a estar más satisfechos con sus matrimonios que las mujeres
(Rhyne, citado por Valtierra, 1993).
También se ha observado que otro factor que afecta la satisfacción marital es la
percepción interpersonal entre los miembros de la pareja, concluyendo que la
felicidad marital se relaciona con la percepción que la esposa tiene del marido y la
congruencia con la autopercepción de él. (Tharp, Luckey, Kotar, citado por Renne,
1970).
“Esta congruencia se relaciona con definiciones culturalmente aceptadas de lo que
un buen marido debe ser”. (Barry, 1982). Ninguno de estos estudios encontró una
relación entre el ajuste marital y la congruencia entre la percepción que el marido
tiene de su mujer y el auto – percepción de ella. Por su parte, Rollins y Galligan
(1978) encontraron que las mujeres se ven mas afectadas en su satisfacción
marital por la edad y la presencia de niños, que los hombres.
Estas diferencias de género (hombre – mujer) también han sido relacionadas con
diferentes aspectos objetivos del matrimonio, tales como duración del matrimonio,
número y edad de los hijos, empleo de la esposa fuera del hogar relacionado al
puesto que esta ocupa y el círculo familiar. Con relación a la duración del
matrimonio Cinbalo, Fling y Mouusaw (citados por Chávez – Barreto, 1986)
realizaron una investigación en la que participaron 32 parejas, entre los 22 y 45
años de edad, a los cuales se les pidió que completaran dos cuestionarios cortos y
que ordenaran en rangos una lista de atributos. Los cuestionarios fueron diseñados
de tal manera que uno media el amor y otro media el agrado. El ordenamiento era
de atributos que parecían tener una alta prioridad tanto en hombres como en
mujeres en cuanto al éxito en el matrimonio. Estos atributos eran: Ayuda por parte
del otro cónyuge, compañía, familia, sentimiento de amor, afecto, seguridad y
sexo. Se encontró que “conforme aumenta la duración del matrimonio, la
importancia en el sexo incrementa, mientras que la seguridad y los puntajes en el
amor disminuyen. Los resultados fueron atribuidos a los cambios en la
personalidad de los maridos o de las esposas y /o a la posibilidad de que el
matrimonio puede satisfacer las necesidades de seguridad pero no las necesidades
sexuales y de amor de estas parejas”
Por otro lado, la participación en la fuerza laboral de la esposa es un factor muy
importante para la satisfacción marital, ya que se ha visto que cuando el status del
empleo es alto, así como la remuneración económica en la mujer, el hombre tiende
a estar menos satisfecho (White, 1983). Con relación a la fuerza laboral de la mujer
y la satisfacción marital Blant, (citado por Chávez – Barreto, 1986) llevo a cabo un
estudio en una muestra de mexicano- americanos y encuentran que los maridos
están menos satisfechos cuando la esposa trabaja y las mujeres están más
satisfechas cuando realizan un trabajo voluntario.
En cuanto a la clase social, que también interviene como factor en la satisfacción
marital se ha encontrado que en parejas de clase baja, dividiendo la muestra de
acuerdo a la ocupación, los maridos tienden a estar menos satisfechos con relación
a la fuerza laboral de la mujer (Bean, Curtis, Marcum, 1977) ya que se observa que
cuando la mujer trabaja y tiene un buen puesto, el hombre tiende a estar menos
satisfecho.
Él número de hijos que tiene la pareja es otra variable de relevancia en el contexto
de la satisfacción marital. Varios autores concuerdan que los hijos tienen un efecto
negativo sobre la interacción marital (Pick y Andrade, 1988) especialmente cuando
los hijos son pequeños (Glenn y Weaver, 1978). Contrario a esto, Luckey y Bain
(1970) mostraron que los niños son la mayor satisfacción tanto para matrimonios
satisfechos como insatisfechos. No obstante para las parejas satisfechas el
compañerismo resulta ser otra de sus principales satisfacciones. Por lo cual se
puede concluir que la presencia de los hijos, aunque es una fuente de satisfacción
en el matrimonio no es la única en una relación marital; así mismo sería
conveniente evaluar esta satisfacción en parejas sin hijos.
Feldman (1964) ha visto que los hijos afectan la interacción marital de manera tal
que existe una relación negativa entre número de hijos, satisfacción marital y
ajuste marital. Parece ser que el hecho de tener muchos hijos y máxime cuando
estos requieren de mayor atención de parte de los padres, es un aspecto que
interfiere en la satisfacción marital, lo cual de alguna manera está relacionado con
etapas del matrimonio o ciclo vital.
Se ha observado que la satisfacción y la interacción marital, entre las parejas que
tienen hijos, son inferiores a la de aquellos que no los tienen (Feldman, 1964). En
otro estudio se informo que las parejas que se encontraban en el proceso de
crianza de los hijos estaban menos satisfechos con su relación conyugal, que las
parejas sin hijos o los matrimonios cuyos hijos ya eran adultos y vivían lejos del
hogar materno (Renne, 1970). Respecto al tamaño de la familia, ya desde los años
30as se mencionaba que había una relación negativa entre el número de hijos y los
diferentes aspectos de la adaptación de los esposos. Diversos estudios posteriores
han confirmado estos resultados (Glenn y Weaver, 1978).
Luckey y Bain (1970) analizan a 80 parejas de casados a los que dividió en
satisfechos y no satisfechos en su matrimonio, con el propósito de demostrar el
efecto de los hijos en la satisfacción marital. Los resultados indicaron que las
parejas no satisfechas con su matrimonio daban a los hijos como la mayor y única
satisfacción; la compañía se relaciona mas con las parejas satisfechas al
compararse con las no satisfechas, ó sea, que las primeras encuentran su
matrimonio realizado por la compañía del otro, mientras que las parejas que se
encuentran poco en el compañerismo, se apoyan principalmente en sus hijos para
la satisfacción. También analizaron el tamaño de la familia, el orden de nacimiento,
sexo y patrones de esparcimiento y encontraron que no están asociados con la
satisfacción marital.
La presencia o ausencia de hijos, así como el número de estos contribuyen en la
relación matrimonial. La investigación en los años setenta ha confirmado el hecho
de que el nacimiento de un hijo tiene un impacto negativo en la mayoría de los
matrimonios especialmente en la mujer (Esquivel, 1989); esto quizá podría ser
cultural ya que la mujer es la que tiene la relación directa con el hijo.
Otro factor que interviene en la satisfacción marital son los celos, en los que se
observa que los sujetos más satisfechos sienten más celos de su pareja (Díaz –
Loving et al. 1988). Esto quiere decir que a mayor satisfacción marital, mayor son
los celos. Este estudio nos lleva a dudar la clásica afirmación de que la gente que
se siente insegura de su relación es la más apta para sentir celos, habiendo
estudios que encuentran lo opuesto; la gente satisfecha maritalmente es la que
siente más celos de su pareja.
Esto se explicaría debido a que se habla de celos como una sola dimensión y no se
contemplan las diferentes dimensiones (enojo, confianza, dolor, intriga,) que
diversos teóricos (Bryson; Durbin; Mead, Plutick; citados en Diaz Loving, Rivera y
Flores, 1986) han concebido como centrales en el estudio de este constructo.
Otro aspecto importante en la satisfacción marital y sobre todo en esta época de
revolución sexual y liberación femenina es el análisis que se ha hecho sobre la
cohabitación antes del matrimonio. La evidencia acumulada hasta la fecha indica
que mientras el vivir juntos antes del matrimonio se está convirtiendo en una fase
de cortejar, la cohabitación no tiene una ventaja particular sobre prácticas más
tradicionales al asegurar a una pareja la compatibilidad en el “matrimonio” (De
Maris y Leslie, 1984).
La investigación que sobre este punto se ha hecho, ha demostrado que la
cohabitación antes del matrimonio se asocia con satisfacción marital baja tanto
para los maridos como para las esposas, así como en la comunicación marital. (De
Maris y Leslie, 1984). Aunque se puede decir que las parejas que han cohabitado
antes del matrimonio han experimentado algunas de las realidades y
consecuencias del vivir junto, perciben una baja en la satisfacción marital ya que
no hacen ningún esfuerzo para el ajuste que sigue a los primeros años de casados,
aunque lo que sí tendrán es una base para mejorar la selección de la pareja
subsecuentemente, en caso de que la haya.
Las relaciones extramaritales son otro de los factores que se asocian con la
satisfacción marital. Estas actividades (coito extra marital) pueden afectar
directamente la cualidad marital consecuentemente, la estabilidad, marital (ya sea
que el matrimonio se mantenga intacto o no). El sexo extra marital puede ser visto
ya sea como causa o como consecuencia de los problemas maritales- o como no
relacionados a ellos. Es probable que para algunos individuos el sexo extra marital
y los problemas maritales recíprocamente influencien unos a otros y culminen en
divorcio (Spanier y Margolis, 1983).
Entre los factores que se asocian al porque de la búsqueda de una relación sexual
extra marital, se pueden mencionar el estar descontento con el matrimonio o el
matrimonio en sí y la rutina y aburrimiento dentro de este. Diaz- Loving, Pick y
Andrade (1988) mencionan que en las mujeres las relaciones extra maritales son
un reflejo de bajo afecto y funcionalidad en la relación y que en los hombres se
origina en la insatisfacción sexual y en la laxitud normativa.
Con respecto a las relaciones extramaritales y su relación con la satisfacción
marital. Spanier y Margolis (1983) examinaron los factores relacionados a la
ocurrencia de relaciones sexuales extramaritales entre 205 individuos cuyos
matrimonios terminaron en separación o divorcio y el impacto de la participación
en el coito extra marital en el ajuste post marital. Se hipotetizó que la experiencia
sexual prematrimonial, calidad del sexo dentro del matrimonio, duración del
matrimonio, religiosidad y agitación física afecta la ocurrencia del coito extra
marital. Ahí mismo se aplicaron pruebas para determinar si la participación en
relaciones sexuales extramaritales incrementan, decrementan o no se tiene efecto
en el ajuste post marital. Se encontró que la mayoría de los sujetos que
experimentaron relaciones sexuales extramaritales, reportaron que era un efecto
más que una causa de los problemas maritales. La culpabilidad es producto de
estas relaciones tanto para hombres como para las mujeres, pero los hombres
experimentan menos culpabilidad. Las mujeres también reportan involucramiento
emocional mayor con la pareja extra marital que los hombres. Las mujeres que
culpan a su cónyuge o a otra persona de la ruptura de su matrimonio eran
significativamente menos susceptibles de tener una relación extra marital, pero
esto no se encontró en los hombres. La religiosidad no predice relaciones sexuales
extramaritales. No se encontró relación alguna entre la presencia o ausencia de
relaciones sexuales extramaritales y la calidad marital y aparentemente no esta
relacionada al ajuste posterior al matrimonio.
Por otro lado, Bell, Turner y Rosen (1975) realizaron un estudio basado en
respuestas de 2226 mujeres casadas tratando de analizar algunas de las variables
que se relacionan con las mujeres que tienen coito extra marital con el propósito
de brindar algunas claves para poder predecir la experiencia extra marital entre
las mujeres casadas. Se encontró que la variable que predice mas el sexo extra
marital es el valor que se le da al matrimonio: Así aquellas mujeres que evalúan
bajo su matrimonio y además son sexualmente liberales y con un estilo de vida
liberal se predice que tendrán un alto porcentaje de relaciones sexuales
extramaritales y aquellas que evalúen altamente su matrimonio y que sean
sexualmente conservadoras llevando un estilo de vida conservador, tendrán un
bajo porcentaje de relaciones sexuales extramaritales.
Los factores de personalidad también se han asociado con el ajuste marital, y han
sido medidos a través de pruebas de ajuste.
Las personas satisfactoriamente casadas se caracterizan como emocionalmente
estables, consideradas por otros como dóciles, sensibles. Seguras de sí mismas y
emocionalmente dependientes.
Los que no están felizmente casados, muestran características opuestas. (Barry,
1982). En el análisis que hace el autor, cita a numerosos estudios en los que ha
demostrado que la similitud en la personalidad se relaciona con el ajuste marital.
Esta similitud en la personalidad está más correlacionada con la satisfacción
marital de los maridos que de las esposas como lo reportaron (Levinger y
Briedlove, 19660). Si la personalidad del marido es “sana”, este tendrá más
capacidad para dar apoyo emocional al matrimonio y por lo tanto mayor
satisfacción
Por otra parte, se considera a la comunicación como uno de los elementos que más
puede contribuir a la satisfacción en el matrimonio ya que la cantidad e intimidad
de información intercambiada entre los esposos puede ser un indicador de que
existe una relación positiva entre los cónyuges, Sin embargo otras investigaciones
encuentran una relación curvilínea ya que menciona que la satisfacción marital se
relaciona a niveles medios de divulgación marital; Ya que altos niveles de
comunicación se perciben como innecesario lo que provoca una situación hostil o
defecto negativo (Gilberto, 1956).
Finalmente, dentro de las variables que han sido consideradas para el estudio,
están los cambios en la satisfacción marital con el tiempo. Se ha encontrado por un
lado una relación en forma de “U” (Burr, 1970), es decir una satisfacción mayor al
principio, un descenso en los años intermedios del matrimonio, seguido por un
incremento posterior, mientras que otros estudios muestran un decremento lineal
(Pick y Andrade, 1988). Quizá esta diferencia sea debido por un lado a las culturas
en las que sé a medido y por otro lado a la interacción con otras variables, como el
número de hijos.
Pineo (1961), adopta esta conclusión luego de analizar los datos obtenidos por
Burgessy Wallin en su estudio longitudinal sobre el matrimonio. Para este autor,
este proceso de desencanto se manifiesta como consecuencia del romanticismo
presente durante la selección de pareja, lo que provoca una idealización que decae
en el curso del matrimonio, la monotonía rutinaria y cotidianidad de la vida diaria,
las bases románticas sobre las cuales se inicio una relación.
Como se puede ver la satisfacción marital depende de muchos factores, los cuales
ayudan a incrementar o decrementar según sea la importancia que tienen cada
uno de ellos con respecto a la misma.
MUJER Y LA SATISFACCIÓN MARITAL (Tercera Entrega)
1 comentario
Impacto de la satisfacción marital en la mujer en las distintas áreas de su vidaMariana Margalef Mendoza
Aporte académico realizado en el IMP
Antes de adentrarnos
directamente en este tema, es necesario describir algunas investigaciones
referentes a cómo experimentan el matrimonio los hombres y las mujeres.
En el estudio que Rhyne (citado por Valtierra, 1993) realizo, encontró que los
hombres y las mujeres evalúan de diferente manera sus matrimonios. Las mujeres
tienden a estar más satisfechas si sus necesidades sexuales son llenadas, mientras
que los hombres están satisfechos con la ayuda que la mujer da en el hogar, el
tiempo que esta pasa con los hijos y la amistad. También las mujeres tienden a
enfocar más sobre los aspectos de compañerismo en el matrimonio que los
hombres. Como se puede observar, existen diferencias de género en la evaluación
de los aspectos subjetivos dentro del matrimonio, así como de las evaluaciones
generales de la calidad marital.
También se ha visto que para las mujeres resulta más difícil ajustarse a la vida y al
matrimonio específicamente. “Aunque las razones no son claras, existe mucha
evidencia de que para las mujeres, más que para los hombres, resulta más difícil
ajustarse a la vida y al matrimonio” (Barry, 1982).
Otros estudio, indican que las mujeres son más dependientes y ansiosas, menos
seguras, menos auto- suficientes y sé auto- aceptan menos, así como más alertas
a problemas personales. En general, es la mujer la que tiene que hacer el mayor
ajuste dentro del matrimonio. (Barry; 1982).
Por otra parte, son escasos los estudios que han relacionado el funcionamiento
familiar, definido éste como los patrones de comportamiento de la familia de
acuerdo con algunas dimensiones como la cohesión, la comunicación, los roles, la
estructura del poder, la resolución de conflictos, el involucramiento y expresión de
los afectos, el control de la conducta, con el bienestar subjetivo de los miembros
de la familia, especialmente sobre el impacto que la satisfacción marital tiene en la
vida de la mujer. Sin embargo, se han hecho numerosas investigaciones acerca de
cómo la satisfacción marital impacta en la calidad de vida de la pareja y de la
mujer en particular, y se ha podido observar que están relacionados con aspectos
psicológicos y sociales similares.
A continuación se describen algunos hallazgos empíricos que muestran la dirección
de la relación entre estos dos constructos.
Cuando se ha relacionado el funcionamiento de la familia con algunas variables de
la familia de origen, algunos autores coinciden en que los patrones de
comportamiento de la familia de origen, el grado de intimidad o distancia que
establecen los miembros entre sí al relacionar, los roles, los estilos de
comunicación, las reglas familiares y la expresión de los sentimientos, se aprenden
en la familia de origen e influyen sobre el tipo de pareja y dinámica familiar que la
mujer busca establecer mas tarde. A su vez, quienes han estudiado la calidad de
vida concluyen que el grado de satisfacción de una necesidad, influye en la
valoración que se confiere, de manera que la satisfacción o calidad de vida estará
enormemente influida por las actitudes y conductas procedentes de una o dos
familias anteriores. La familia de origen es el modelo consciente o inconsciente de
la vida familiar que uno espera (Valbuena, 1993).
Asimismo, este autor pudo corroborar que la percepción de la salud de la familia
de origen, el tamaño de la familia actual y el estatus socioeconómico de la familia
de origen, fueron estadísticamente significativos para predecir la percepción de las
mujeres del funcionamiento de la familia actual. Altos niveles de salud percibida en
la familia de origen tendieron a acompañar altos niveles de salud y calidad de vida
familiar actual.
A su vez, la calidad de la relación de pareja está también relacionada con la
calidad de vida. Existe evidencia empírica que sustenta que la satisfacción marital
es uno de los mejores predictores de la felicidad, (Beiser citado por Beckman,
1978).
Flanagan (citado por Barañano, 1992) encontró que más del 80 % de la muestra
que estudio, considero que tener una relación cercana con la pareja era muy
importante en su calidad de vida.
También se ha encontrado que la relación con los hijos, es un aspecto de la vida
que se asocia con la calidad de vida. Flanagan (citado por Barañano, 1992) pudo
encontrar que el área más frecuentemente mencionada como aspecto importante
de la vida, para las mujeres de 50 y 70 años, fue haber tenido hijos.
Según algunos autores, además de la estructura, el ciclo vital de la familia y las
interacciones familiares, un elemento de gran importancia que afectara la calidad
de vida de la mujer es la vida espiritual compartida entre los miembros de la
familia. Si bien Lewis (citado por Grezemkovsky et al, 1986) cuestiona la idea de
que la estructura familiar sea resultado de determinados valores, considera
necesario profundizar en la manera como la estructura podrá influir en que la
familia tenga ciertas creencias y valores.
Otro de los aspectos de la
vida familiar que se ha encontrado relacionado de manera importante con la
calidad de vida, es la capacidad del sistema familiar para mantener los limites lo
suficientemente permeables que le faciliten a la mujer involucrarse e interactuar
fuera del sistema familiar. Esta capacidad de relacionarse fuera del sistema
familiar, es aprendida en la familia de origen y estará relacionada más tarde con el
gusto por relacionarse y con la extroversión (Bolen y Webster, 1986).
Asimismo, son numerosos los autores que han encontrado que la capacidad de la
mujer para socializar, es un elemento fundamental de la calidad de vida.
A este respecto, Oppong, Ironside y Kennedy, encontraron que la satisfacción
marital, y la relación que se tiene con amigos es importante. Harding encontró que
el afecto positivo, factor que se asocia con variables relacionadas con la
satisfacción en diferentes áreas de la vida sobre todo en la satisfacción marital,
predecía la satisfacción con la familia, con los amigos con la extroversión y con las
amplias redes sociales (citados por Brodbar, 1986) .
Según Abey y Andrews (citado por Rogers, 1978) las interacciones de las personas
con su mundo social afectaran un buen numero de factores psicosociales apoyo,
social, estrés, percepción del control interno y externo y desempeño personal y
laboral que a su vez afectaran sus propios estados de depresión y ansiedad, los
cuales determinan la sensación de bienestar o calidad de vida percibida.
Otros autores, como Holmstrom y Wearing (citados por Rogers, 1978) han
encontrado que la extroversión parece ser una de las dimensiones de la
personalidad más importantes para predecir el bienestar. Según estos autores las
personas más extrovertidas en muchas ocasiones son las más ajustadas y las más
felices.
Otras variables psicológicas que se han relacionado, tanto con el funcionamiento
de la familia como con la calidad de vida de la mujer son el locus de control, la
autoestima, la competencia personal, la orientación al logro y estrés (Etorre,
1976).
Sobre esta última, se ha podido observar que la estructura familiar afecta de
manera importante el estrés normativo y el estrés severo y viceversa, es decir, si
las familias están expuestas a estrés severo y crónico, la estructura básica de la
organización familiar puede cambiar en el siguiente sentido; de flexible a
dominante sumisa, conflictiva, y caótica. A su vez, el estrés tiene un impacto
negativo en el bienestar. Las personas bajo condiciones de estrés tienen impacto
negativo el bienestar. Las personas bajo condiciones de estrés son más
susceptibles de enfermedad, depresión y ansiedad y disminución de la auto
confianza (Lewis citado por Mc Namara y Bahr, 1980).
Bibliografía contenida en la Primera entrega de la categoría y cuyo link se
encuentra en la parte inferior.
Publicaciones relacionadas:
Mujer y la Satisfacción Marital (Segunda Entrega) Factores que influyen en la
satisfacción Marital
Mujer y la Satisfacción Marital (Primera Entrega) – Introducción, La Satsfacción
Marital
LA MUJER Y LA SATISFACCIÓN MARITAL (Conclusión).
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ConclusiónMariana Margalef Mendoza
Aporte para el Instituto Mexicano de la Pareja
A través de las tres
publicaciones pasadas, hemos expuesto que se puede inferir que la satisfacción
marital, es la actitud que el sujeto tiene hacia su relación marital y hacia su
cónyuge y que su evaluación está sujeta a factores internos (rasgos de
personalidad, valores, creencias, etc.) y a factores externos (como por ejemplo el
nivel de comunicación que se experimente con el cónyuge).
Además, se puede considerar que la satisfacción que experimente la mujer en su
matrimonio depende de una diversidad de factores, entre los cuales se encuentran
los siguientes:
Los valores y las creencias que la mujer tenga sobre la institución matrimonial,
en este sentido entre más conservadora sea su escala de valores, pudiese ser
que la conlleve a sentirse más satisfecha en dicho estado civil.
La idealización que siga manteniendo y conservando de su pareja (que
mantenga de una forma u otra lo que la sociedad dicta como “un buen
marido”).
De que si tiene que trabajar, sea más bien por desarrollo personal y no por
necesidad (trabajo voluntario).
Del número y edad de los hijos.
Del ciclo vital de la pareja por la que estén atravesando (duración del
matrimonio).
Que se dé una relación de “compañerismo” con el cónyuge.
Que sean satisfechas sus necesidades de afecto y sexuales (con lo cual la mujer
reduce la posibilidad de buscar una relación extra marital).
Que experimente fuertes sentimientos de seguridad dentro de su matrimonio.
Un nivel adecuado de celos pues implicaría “un deseo de seguir cerca de la
persona adecuada”.
Por la presencia de diversos rasgos de personalidad que señalen un manejo
estable de las emociones. Las personas satisfactoriamente casadas se
caracterizan como emocionalmente estables, consideradas por otros como
dóciles, sensibles. Seguras de sí mismas y emocionalmente dependientes. Así
mismo, hay que considerar la autoestima, la competencia personal, la
orientación al logro
De un nivel adecuado de comunicación, que sea reflejo de un grado satisfactorio
de intimidad.
De la vida espiritual compartida entre los miembros de la familia.
De la capacidad del sistema familiar para mantener los límites lo
suficientemente permeables que le faciliten a la mujer involucrarse e interactuar
fuera del sistema familiar. Lo cual señalaría el hecho de que la mujer ya no
quiere que su único rol sea dentro del hogar.
Verse libres de un nivel patológico de estrés. Es indudable que estos aspectos,
no son los únicos que influyen en la satisfacción marital de la mujer, pero
pueden ser considerados como un inicio para seguir reflexionando sobre el tema
y para planear investigaciones que confirmen o rechacen estos supuestos.
Además, sea como sea, queda reflejado que el nivel de satisfacción marital que la
mujer experimente dentro de su matrimonio se relacionara con su calidad de vida.
Publicaciones relacionadas:
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