la participación de los padres de familia en educación, siglo xix y xx (consultado el 24.02.2016)

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    o XIX y XX 

    María Guadalupe García Alcaraz. (ISIDM)

    Introducción.

    En este trabajo se plantea un acercamiento a la participación que los padres defamilia han tenido en educación. Hemos utilizado el concepto de participación en elsentido de abrir el abanico de posibilidades en torno a las modulaciones y formasque ha tomado la relación entre padres de familia, escuela y políticas educativas.

    Pensar la acción de los padres como una forma de participación social implicadar cuenta de los procesos mediante los cuales la vida social se construye, reproduce

     y transforma. Los procesos de participación se consideran en un contexto deheterogeneidad donde las acciones de los sujetos no están supradeterminadas porfuerzas o condiciones externas sino que son resultado de una compleja red deconsensos, rechazos, oposiciones, choques internos y externos en torno a las

    concepciones educativas de los actores involucrados, fundamentalmente padres,Iglesia y Estado. De este modo los padres de familia son sujetos activos que seorganizan en torno a propósitos comunes o inducidos, y comparten referentesculturales que los identifican y dan cierta cohesión a su participación en educación.

    Para el período que aquí se plantea, la participación de los padres de familia seaborda a partir de reconocer ciertos cambios y continuidades montados sobre un eje

    mporal. Una primera etapa corre paralela a la introducción de las ideas de ilustración, a la

    titucionalización de la escuela primaria y a los primeros pasos tendientes a la construcción de untema educativo nacional, procesos que se gestan entre los siglos XVIII y XIX; a partir de estos referentes sensformó la concepción sobre la función social de la escuela y sobre la vinculación de los padres de familia

    n ésta. El segundo período se caracteriza por la formalización de la participación de los padres de familia en

    s instancias creadas ex profeso para canalizar sus acciones. Uno de estos organismos, del que se conocejor su historia, es la Unión Nacional de Padres de Familia y, el otro, la Aso ciación Nacional de Padres de

    milia. La Unión ha estado ligada a la Iglesia Católica y a las escuelas particulares y ha mantenido vínculosn organizaciones católicas y empresariales identificadas con posturas de franco enfrentamiento con eltado. Por su parte, la Asociación fue creada por decreto presidencial con el propósito de hacer contrapeso a laión, pero también para normalizar y corporativizar la participación de los padres de familia en las escuelasciales y en aquellas particulares incorporadas al sistema educativo.

    Los claroscuros en torno al tema

    ntro del campo de la historia de la educación el interés por incluir a nuevos sujetos sociales es reciente. Losestros y maestras han sido los más favorecidos, pues se les considera actores principales, producto y 

    oductores de tramas escolares. Sin embargo, un nuevo interés por dar cuenta de las particularidades y 

    mejanzas en la construcción social de las escuelas, ha permitido entrever la actividad de los padres en estospacios. La participación de los padres en educación no es asunto sencillo de resolver en términos históricos.s voces no son aprehensibles con facilidad; como actores o sujetos sociales ocupan un lugar marginal dentrola historiografía, como tema y problema histórico son de esos grandes silencios de la historia, cuya

    esencia apenas empieza a ser develada. Este silencio obedece también a las dificultades de reconstruir susciones, sus ideas, sus expectativas y, en general, su relación con la educación; todo esto se relaciona con la

    asez de fuentes que de manera amplia y continua nos permitan conocerlos. Empezamos a saber de ellos avés de los estudios recientes, en los cuales los padres de familia son incluidos para comprender las lógicasfuncionamiento escolar, la relación de la escuela con la comunidad, el papel que desempeñaron en la

    nformación de determinadas estructuras o niveles educativos, o para entender su oposición a ciertas políticasucativas. Valentina Torres Septién ha realizado, a lo largo de la última década, una profunda investigaciónbre las escuelas particulares en el siglo XX, dentro de sus estudios ha dedicado especial atención a la Unión

    cional de Padres de Familia. Dorothy Tank de Estrada, centrando su interés en el período comprendido

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    tre 1750 y 1821, nos ha abierto una ventana a la vida cotidiana de las escuelas primarias de la Ciudad dexico y de las comunidades indígenas de la Nueva España, incluyendo en esta reconstrucción la relación que

    padres de familia mantenían con la escuela. La vasta obra de Ernesto Meneses contiene algunosartados en los que hace referencia a la oposición que la Unión Nacional de Padres de Familia mantuvo con

    pecto a reformas educativas como la escuelas socialista y los libros de texto únicos y obligatorios. Latora de este artículo abordó también el caso específico del Centro Jalisco de la Unión Nacional de Padres de

    milia en una publicación aparecida en 1996. Además de estos trabajos que abordan directamente a losdres y sus organizaciones, otros historiadores han abordado la articulación entre escuela y comunidad,ando -marginalmente- a los padres de familia; sobre todo en el caso del período posrevolucionario, sus

    oductos de investigación muestran un claro interés por articular tres niveles: el local y regional; la escuela

    n sus actores cotidianos y, las políticas educativas. Otro grupo de trabajos que delinean elementos sobre

    estro tema de interés, son los testimonios orales de maestros y las memorias de hombres y mujeres dello XX, sobre los cuales aún hay mucho por hacer en términos de intencionar su producción y análisis, avés de ellos estaríamos en posibilidades de ampliar nuestra comprensión sobre la participación de los padres

    familia en las diversas expresiones de lo educativo.

    Los rasgos de la informalidad.

    1 Tipos de escuelas, tipos de padres.

    sde la segunda mitad del siglo XVIII las ideas en torno a la escuela como lugar de renovación social

    pezaron a circular. Paralelamente se recuperaron y ampliaron las visiones pedagógicas y sociales sobre lamación del niño, las cuales habían sido planteadas desde el siglo XVI. El niño dejó de pensarse como unulto pequeño, para ser ahora concebido como un ser desprotegido, como una tabla rasa sobre la cual erasible inscribir un proceso formativo deseable y transmitir de manera intencionada una serie de valores y utas culturales. La pregunta que se abrió y que generó diversos debates fue ¿A quien pertenece el derecho demar a los niños, a la Iglesia, al Estado o a los padres de familia?

    sde esta perspectiva una de las principales preocupaciones de los conquistadores fue la evangelización de losdígenas. Un punto álgido de la discusión en torno a como lograr este objetivo fue si la conversión o la

    mación dentro del catolicismo debería darse en las lenguas indígenas o en castellano. La visión queulatinamente se impuso fue ésta última. Para las monarquías ilustradas, la instrucción de los niños y niñasconvirtió en asunto de su competencia. Ya no se trata solo de la instrucción entendida como cristianización,o de formar súbditos leales a la corona y útiles al reino.

    nforme fenece el siglo y se prolonga el siguiente, cada vez con mayor insistencia, letrados e intelectuales,narquistas y republicanos imaginaron una escuela para redimir, cultivar y moralizar a las nuevas

    neraciones, y pensaron en la instrucción como la panacea para el progreso de la nación. Desde estarspectiva, el Estado sería el responsable de delinear los fines y sentidos de la educación. Pero no fue unaea sencilla hacer realidad éstos postulados. Los discursos fueron muchos, mientras que la fundación deuelas fue lenta y gradual. Desde la segunda mitad del siglo XVIII y hasta los años ochenta del siglo XIX, elyor impulso educativo provino de los particulares, de las comunidades, de los ayuntamientos y de la Iglesia avés de las órdenes y los párrocos. En este período, los padres de familia:

    a) Proponían a la persona más instruida de la comunidad y a quien le tenían confianza parainculcar a los niños y niñas los conocimientos elementales; solían facilitar el local dondefuncionaría la escuela y cooperaban para el pago del maestro y los útiles escolares.

     b) Respondían al llamado del párroco y enviaban a sus hijos a la escuela anexa a la parroquia,en ocasiones cooperaban en su sostenimiento.

    c) Solicitaban a las autoridades (municipales, estatales o federales) el envío de un preceptor, lareapertura de la escuela o la reinstalación de un maestro.

    d) En ocasiones, estaban en posibilidades de enviar a sus hijos a una escuela particular de lacabecera municipal, de la capital del estado o del país, pagaban la pensión de su hijo o lo dejancon tutores de su confianza.

    e) Orientados por la jerarquía eclesiástica y por los párrocos manifestaron su oposición ante el

    Estado por los límites impuestos a la labor educativa de la Iglesia, por la libertad de educación

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    consignada en la Constitución e 1857, y ante el laicismo que se introdujo en las escuelas oficialesen las últimas tres décadas del siglo XIX.

    f) Frente al Estado, y conforme se difundió el principio de obligatoriedad de la educación, lospadres se convirtieron en los responsables directos de enviar a sus hijos a la escuela y en objetode multas y sanciones.

    la segunda mitad del siglo XVIII hubo una mayor preocupación por incrementar el número de escuelas demeras letras. En la ciudad de México, así como en las principales ciudades del reino, los padres de familia

    nían varias opciones: las escuelas de infantes y los beaterios anexos a los colegios o seminarios, las escuelasenteadas por preceptores que atendían la instrucción de los niños y, las amigas que atendían a las niñas; en

    dos últimas los padres pagaban por el servicio. Por su parte, las órdenes religiosas se ocuparon,ncipalmente, de la instrucción superior en colegios y seminarios. A esta labor se sumó el esfuerzo

    splegado por las comunidades indígenas y por los ayuntamientos a partir de 1750. Tanck calcula que para03 había escuelas elementales en poco más de 1000 pueblos indígenas distribuidos en las 11 intendencias en

    dividía el territorio de la Nueva España. En estas escuelas fue común que el pago del preceptor se cubrieran aportaciones de los padres de familia, aunque después de 1773, con la promulgación de los reglamentos denes de comunidad, se hizo frecuente que la escuela se sostuviera con fondos provenientes del común. En

    asiones, cuando los recursos eran insuficientes para cubrir el salario de maestro, los padres abonaban algos en dinero o en especie. La apertura de este importante número de escuelas no estuvo exenta de oposición

    r parte de los indígenas. En general a los padres les resultaban onerosas las cuotas impuestas para el pagopreceptor. Los argumentos para resistirse a la escuela eran de carácter económico, pero también solían

    presarse en términos de quejas por la incompetencia o la embriaguez del maestro, por efectuarse la enseñarse

    una lengua extraña, o bien alegando la necesidad de ocupar a sus hijos en las labores del campo.

    2 El que paga manda.

    n las revoluciones sociales del siglo XIX y las constantes luchas por definir el proyecto de nación, latrucción elemental fue atendida por instancias locales: las parroquias, los particulares y los ayuntamientoserigieron como los actores principales. Según los datos recabados por Díaz Covarrubias en 1875 había en els 8,131 escuelas primarias: el 7.4% eran sostenidas por gobiernos estatales y el federal; el 64% por los

    untamientos; el 16% por particulares y el 6% por asociaciones católicas, de beneficencia o por el clero.

    el caso de las escuelas particulares los padres desempeñaban un papel mucho más directo que en lasuelas gratuitas sostenidas por la Iglesia o los ayuntamientos. Al pagar directamente el salario del maestro,

    útiles y el local, se mostraban mucho más interesados en la instrucción. Los maestros y maestras semeraban en satisfacer las expectativas de los padres ofreciendo, por ejemplo, "una instrucción basada

    teramente en la moral cristiana" o incluir "los ramos que los padres de familia acuerden que se den". Esvio que al pagar por la instrucción de los niños los padres tenían un mayor interés en que los pequeños seucaran de acuerdo a sus creencias y valores. En las escuelas gratuitas el problema de la inasistencia reflejabarelación intermitente y, en ocasiones tensa, entre padres y maestros. Los padres de familia que inscribían a

    hijos en las escuelas gratuitas pertenecían a grupos sociales constituidos por empleados, artesanos,naleros y ca mpesinos, para quienes era difícil percibir la relevancia de la escuela. Agobiados por lascesidades cotidianas relacionadas con el trabajo y con el sustento, los hijos constituían una fuerza de trabajocesaria para garantizar la subsistencia familiar. En las comunidades rurales era frecuente que los niños nostieran a la escuela en épocas de siembra y cosecha, marcadas por los ritmos del temporal, o bienandonaban su instrucción apenas si aprendían a deletrear y a escribir su nombre.

    3 Los padres "indolentes"

    s intelectuales de la segunda mitad del siglo XIX consideraban que uno de los principales obstáculos parae la escuela funcionara como instancia regeneradora de la sociedad era la indolencia de los padres. Para

    mbatir este problema se dispuso la obligatoriedad de la instrucción elemental, con penas para los padresfamilia que no enviaran a sus hijos a los establecimientos. En 1875, 16 estados de la República

    guascalientes, Chiapas, Coahuila, Campeche, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Morelos, Nuevo León, Oaxaca,ebla, Sinaloa, Sonora, San Luis Potosí, Tlaxcala, Veracruz), el Distrito Federal y el Territorio de Bajalifornia incluían este precepto en su legislación educativa. José Díaz Covarrubias, Ministro de Instrucción,imaba que la inasistencia y el abandono frecuente de la escuela por parte de los niños era un asunto que

    mpetía a los ayuntamientos, quienes deberían "vigilar a los niños vagabundos y corregir la incurría de las

    ses ignorantes".

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    ra 1910, año en que se realizó el Congreso Nacional de Instrucciónblica, todos los estados, el Distrito Federal y territorios contemplaban latrucción elemental obligatoria, y preveían sanciones para padres oores que no enviaran a los niños a la escuela. Las multas estipuladasn de veinte centavos hasta tres pesos por cada día de ausencia, y deco hasta cincuenta pesos por no haber inscrito a los niños. Los padres

    dían ser privados de su libertad en caso de reincidir o de no pagar laulta. Las instancias encargada de vigilar y hacer cumplir este preceptoriaban de un estado a otro. En Jalisco y en el Estado de México, pormplo, la autoridad política y el cuerpo de policía deberían prever que los

    ños no vagaran por las calles, también eran los encarados de amonestar

    os padres; en Oaxaca la responsabilidad recaía en la Junta Central detrucción; en Nuevo León, el asunto era competencia de los inspectores, y Guanajuato se determinó que las Juntas Locales de Instrucción tendrían

    a atribución.

    aplicación de las multas fue intermitente, y no hay claridad sobre la regularidad en la ejecución de las penascelarias. El ausentismo y la deserción escolar eran más frecuentes en el campo que en la ciudad. Durante el

    rfiriato las familias más pobres tenían escasas posibilidades de enviar a sus hijos a la escuela: aún cuandoa fuese gratuita, en ocasiones los niños y niñas no contaban con ropa para cubrir "decentemente" su cuerpou trabajo era necesario para procurar el alimento familiar. ¿Podrían en estas condiciones los padres de

    milia pagar las elevadas multas por violar el principio de obligatoriedad?. Al respecto el caso mejorcumentado es el del Estado de México ahí "el asunto de las multas fue sumamente impopular y dio pié para

    e surgieran malos entendidos y conflictos en la vida de los pueblos. Era difícil para los padres de familiatender el precepto de obligatoriedad y más aún cuando las condiciones de vida eran tan precarias".

    nforme finaliza el siglo XIX, la administración y financiamiento de las escuelas públicas se centralizó, en laima década las escuelas públicas dejaron de ser competencia municipal, para depender de los gobiernosatal o federal. Este traspaso, modificó paulatinamente la relación entre padres y escuela. El principio deigatoriedad, entendido como coacción hacia los padres, se desplazo hacia el Estado, el cual tendría queecer escuelas gratuitas suficientes para satisfacer el derecho de los padres de instruir a sus hijos. En este

    ntido, Aranut afirma que los padres dejaron de ser clientes en tanto contribuían, en muchos de los casos, altenimiento del preceptor y a la escuela, para convertirse en derechohabientes a partir, sobre todo, del siglo

    X.

    4 Las Juntas de Vigilancia.

    a de las primeras "agencias" que los gobiernos estatales instrumentaron para coordinar la participación depadres de familia, con la escuela, con las autoridades locales y con las políticas educativas, fueron las

    ntas de vigilancia . A mediados del siglo XIX se integraban por un representante de la administración o delarato político -el recaudador de rentas, el jefe político, el representante de la comunidad-, y dos o tres padresfamilia de la población que se distinguieran por su moralidad e interés en la instrucción, regularmenterticipaba también el párroco. Constituían un cuerpo que auxiliaba al gobierno estatal para la vigilancia y ntrol de las escuelas, generalmente sostenidas con fondos municipales. Dentro de sus funciones se contabanoponer maestro o maestra, vigilar su conducta y cumplimiento, conseguir el local, gestionar ante la autoridadmpetente las reparaciones, dotaciones de mobiliario y los útiles escolares.

    composición de estas Juntas se modificó durante el porfiriato, la presencia de los padres se suprimió y 

    edaron integradas por autoridades políticas y miembros de la burocracia local. En Jalisco, por ejemplo, Elglamento de las Juntas de Vigilancia de 1898 preveía que estas se integrarían en el caso de la capital por ele político, un agente del Ministerio Público y el regidor de educación, en el resto de los municipios por la

    toridad política local y el tesorero municipal o empleado de rentas.

    La participación organizada.

    1. La Unión Nacional de Padres de Familia: El ruido de la oposición.

    Los orígenes

    sde las últimas dos décadas del siglo XIX, ante el reacomodo de fuerzas y el replanteamiento de las

    aciones entre la Iglesia Católica y los Estados Nacionales, se generó una dinámica de organización a la que

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    e llamó catolicismo social. Dentro de este marco, el proceso deularización implicó profundas transformaciones en los sistemas

    mbólicos integradores de la sociedad. En México el laicismo fue unama de secularización con un campo rico de expresiones e interaccionesnterior de la educación.

    n el propósito de contrarrestar la acción del Estado, la Iglesia volvió larada a sus bases y emitió una serie de disposiciones encaminadas auperar los espacios que la reforma y el liberalismo le habían mermado;

    ra ello se dictaron una serie de medidas encaminadas a involucrar a losólicos en formas de participación cívica, social y política. De la

    periencia organizativa alcanzada en las últimas décadas del siglo XIX, y la forma como la Iglesia reaccionó ante el radicalismo revolucionario y ante la Constitución de 1917, surgióa diversidad de grupos católicos. Entre ellos destacaron La Asociación Católica de la Juventud Mexicana, lanfederación Nacional del Trabajo y la Asociación Nacional de Padres de Familia, la que después se convirtió

    la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF)

    escala organizativa de los católicos permitió que, entre 1910 y 1940. Al tensarse las relaciones entre Iglesiastado, se contaran con las bases necesarias para poner en práctica formas de lucha como las

    ncentraciones, el boicot, el uso de la prensa y hasta la violencia. Una de las cuerdas que activó estansión fue el laicismo educativo promovido por los congresistas de Querétaro en 1916 con el cual senflictuaba la religiosidad de ciertos sectores de la población, pues se intervenía sobre espacios donde lasencias y prácticas de los sujetos estaban en juego, además de chocar con la obediencia y respeto que se debía

    as normas dictadas por la Iglesia.

    ntro del conjunto de organismos católicos que surgieron en las primeras tres décadas del siglo, el caso de laNPF resulta significativo por su permanencia, en contraste con el resto de las organizaciones católicas que sendaron en esos años, las cuales con el paso del tiempo desaparecieron, perdieron fuerza o fueron absorbidasr el movimiento sinarquista o bien, por partidos políticos. La permanencia de la Unión se debe al caráctertista de su dirigencia, a que las bases que la conforman constituyen un público cautivo al interior de lasuelas particulares y, a que las formas organizativas y las estrategias que articulan la protesta han transitado

    r etapas de beligerancia y reacomodo.

    evio a la fundación de la Unión, hubo expresiones de descontento y organizaciones locales de padres y dres de familia, quienes alentadas por obispos y clérigos tomaron las calles para protestar en contra de los

    ículos 3º, 24 y 123 de la Constitución recién promulgada. En Jalisco desde 1912 el Lic. Cesáreo L.nzález "tras observar que el liberalismo y la masonería enfilaban sus armas hacia la educación empezó a

    ganizar reuniones con los padres de familia, dictar conferencias y promover entrevistas." En los primeros tresos de trabajo logró establecer comités en 32 municipios; al ser encarcelado, primero en 1912 y después en

    5, fue despojado de su fiat de notario y salió del país por razones de seguridad. En las ciudades dexico, Puebla, Morelia y Toluca los padres de familia firmaron una "Protesta de la Sociedad Mexicana, contra

    violación de la Libertad de Educación." La Unión de Madres Católicas de Monterrey envió un memorialprotesta por dichas leyes. La Sociedad Mexicana Contra la Violación de la Libertad de Enseñanza invocó

    te el Constituyente la facultad para decidir el tipo de educación que los padres deseaban para sus hijos. Ena primera fase, el trabajo para organizar de forma permanente a los padres de familia fue poco fructífero, sin los centros de operaciones eran las capitales de los estado, el trabajo hacia las cabeceras municipales se

    a través de los contactos familiares y del liderazgo que ejercían los párrocos. Estos amenazaban con la ex-munión a los padres de familia cuyos hijos acudían a las escuelas oficiales, pero también instaban a losores para que apoyaran la creación de colegios o escuelas particulares donde se enseñara la religiónólica.

    primer nombre de la UNPF fue el de Asociación Nacional de Padres de Familia y fue fundada el 27 de abril de

    7. Dentro de las consideraciones que se hicieron para su creación, se destacaba la defensa del derecholos padres de familia para elegir el tipo de educación que deseaban para sus hijos, por lo que alcanzar la

    bertad de educación" se convirtió en su objetivo fundamental. Para Torres Septién:

    La UNPF se constituyó como un organismo paraeclesial que reconocía obediencia absoluta a lasautoridades eclesiales (...) Sus miembros eran católicos beligerantes, en su mayoría abogados, a

    ella podía pertenecer cualquier padre de familia que comulgara con sus ideales. Desde sus

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    inicios, la organización defendió el respeto a la familia como base para la convivencia social, el

    derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos, la libertad de enseñanza".

    general la organización de la Unión, hasta finales de los años veinte, se caracterizó por estar pocoiculada, ser localizada, supeditada a las autoridades eclesiásticas y mediatizada por otras organizacionesólicas. Así lo demuestra el hecho de que el Episcopado Mexicano, en la Carta Pastoral Colectiva de

    ptiembre de 1923, al definir las directrices de la Acción Social dejara al cuidado de las Damas Católicas lañez, encomendara a los Caballeros de Colón el patriotismo y a la Asociación Católica de la Juventud

    xicana la defensa de los derechos de cristo.

    n la creación de la Secretaría de Educación Pública en 1921 se instituyó, en el ámbito nacional, laerenciación entre un sector de escuelas públicas y otro de escuelas privadas sujetas a las normas dictadas por

    a Secretaría. Esta situación contribuyó a que el acercamiento ente la recién creada Unión y las escuelasrticulares se estrechara.

    Un solo frente, diversas estrategias de lucha.

    radicalis mo en materia educativa durante el período callista se prolongó durante el período cardenista convientos, nada gratos para los católicos, de la escuela socialista. Los padres de familia agrupados en laión mantuvieron una línea de acción que a menudo se sobreponía con las acciones emprendidas por otras

    ganizaciones católicas. La oposición a la política educativa de los años de 1924 a 1929 estuvo inmersa en losnflictos entre la Iglesia y el Estado, y se manifestó en las acciones verificadas por las distintasganizaciones católicas que confluyeron en la Unión Popular (UP) y en la Liga Nacional por la Defensa de la

    bertad Religiosa (LNDLR). A través de estos frentes, los católicos llevaron a cabo un programa de acción encual se ordenaba a los padres y católicos abstenerse de paseos y diversiones, comprar solo lo necesario, noudir a las escuelas laicas, enseñar el catecismo en el hogar y practicar las oraciones en el seno de la familia.

    Primera Asamblea Nacional de los padres de familia católicos se celebró en junio de 1926. Es ahí donde secidió cambiar el nombre de Asociación por el de Unión. La modificación pretendía trazar una línea de

    erenciación con las agrupaciones de padres de familia promovidas por Calles a través de la SEP.

    esta primera Asamblea, se plan tearon cuatro objetivos: a) proteger y hacer respetar la familia; b) defenderderechos inalienables de los padres de familia en la educación de sus hijos, c) pugnar porque el Estado

    rantice la libertad de enseñanza y, d) denunciar cualquier intervención partidista o sectaria en escuelas

    blicas o privadas. En la misma reunión se definió la estructura organizativa: centros escolares, centrosunicipales, centros estatales y un centro nacional.

    s objetivos propuestos respondieron a las orientaciones generales de la Iglesia católica, en términos degnar por una libertad de educación que permitiera la enseñanza de la religión en las escuelas y, a la vez, erana respuesta al radicalismo expresado en la política educativa, a la creciente intervención del Estado en los

    pacios educativos privados y a la disputa con la Iglesia. Como sujetos sociales el rol de padres de familia seionaba con el ser católico.

    ngruentes con las disposiciones federales los gobiernos estatales tomaron medidas para asegurar el laicismolas escuelas tanto públicas como particulares. A través de los sindicatos, las organizaciones campesinas,inspectores escolares y en general los simpatizantes del laicismo se generaron denuncias en contra de

    ácticas relacionadas con la enseñanza religiosa en las escuelas. Por su parte, los padres de familia católicosccionaron en ocasiones con violencia, pero también generaron prácticas de simulación y de manera

    rmanente manifestaron su inconformidad en la prensa. Durante 1926 la Unión Popular coordinó el boicot enntra de las escuelas oficiales, la inasistencia provocó que éstas quedaran casi desiertas en algunas regiones

    país, como el Bajío, en Guanajuato, y Los Altos de Jalisco. Por su parte las autoridades procedieron ausurar escuelas católicas; ante esta medida los padres respondieron organizando escuelas clandestinas. Lauación se tranquilizó con los arreglos de 1929, solo para volver a activarse cuatro años después.

    Centro Nacional de la UNPF entró a una etapa de mayor actividad hacia 1933 La oposición se orientó enntra del proyecto del Secretario de Educación, Narciso Bassols, de incluir educación sexual en las escuelas.Unión consideraba que un tema tan delicado podía prestarse fácilmente a la pornografía y dudaba de la

    pacidad de los maestros para tratar con delicadeza el tema.

    ssols se ganó así, "la enemistad de la Unión de Padres de Familia y de los elementos clericales por hacer

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    ctiva la laicización de las escuelas privadas, primarias y secundarias, y por su proyecto de educación sexual"

    . Las movilizaciones y manifestaciones no se hicieron esperar, en la capital del país se organizó un mitin ale asistieron unas 2,000 personas y, el 17 de febrero de 1934, Ignacio Bravo Betancourt, presidente de la

    NPF, propuso que se organizara una huelga nacional, el llamado tuvo una débil respuesta, en el Distrito

    deral solo 49 de las 485 escuelas afiliadas a la Unión se sumaron al llamado.

    ta reactivación se continuó con la oposición a la escuela socialista, la modalidad fue la creación de laociación Na cional Pro-Libertad de Educación, la cual funcionó como un organismo cúpula de presión,nde participaban empresarios, comerciante y profesionistas. En 1934 se realizaron nuevas manifestaciones7 de diciembre los padres de familia acudieron al Palacio Nacional y organizaron una concentración en la

    ena México. La UNPF envió a la Cámara de Diputados un memorial pidiendo volver a la l ibertad deucación estipulada en la Constitución de 1857.

    general la oposición a la educación socialista fue más intensa en las regiones con hondas tradicionesólicas y en las que la cristiada había dejado un saldo no satisfactorio para muchos de los combatientes -isco, Aguascalientes, Durango, Zacatecas y parte del Estado de México y Michoacán -. En Jalisco la

    lencia provocó el cierre masivo de las escuelas en la región alteña y sur del estado; en Aguascalientes latalla no llegó a la violencia física, sino que se caracterizó por expresiones de residencia civil: huelgas,

    ación de escuelas clandestinas y campañas publicitarias.

    Bajo el cobijo de la legalidad.

    n el llamado a la Unidad Nacional y la promesa de modificar el artículo tercero, la UNPF optó por una vía

    al al iniciar los trámites para constituirse como asociación civil en diciembre de 1939. Como estrategia,determinó que los Centros Escolares aparecerían ante la SEP como Asociaciones de Padres de Familia pero

    nservando dentro de la UNPF su nombre, forma, organización y peculiaridades". En los estatutos de41 la Unión hacía énfasis en el derecho natural de los padres de educar a sus hijos, en que el Estado debería

    antizar la libertad de educación y, contemplaba dentro de sus funciones, estudiar y proponer "los mejores

    dios educativos en lo moral, intelectual y físico". El programa de trabajo de esta década se centró en dosopósitos, la reforma del artículo tercero y la apertura de colegios particulares. Paralelamente se fomentó la

    ación de los Centros Escolares y apareció la Confederación Regional de Escuelas Particulares, con el fin de

    esorar a los colegios en asuntos técnicos y jurídicos y apoyarlos frente a las autoridades.

    Jalisco y Nuevo León se logró articular mejor el trabajo entre la capital y los municipios. En el primero deos estados, entre 1940 y 1941, se establecieron centros en más del 25% de los municipios y en todas lasuelas privadas de orientación católica; se inició la publicación de la revista Orientación, y se planteo comoea prioritaria "gestionar con todo ahínco por la modificación del Artículo Tercero Constitucional y la Ley gánica de Educación, (así como) contrarrestar los efectos nocivos y antisociales que haya causado laucación inspirada en doctrinas perniciosas y evitar a toda costa que los hijos reciban una educación en

    gna con los principios de sus padres".

    ra la Unión la libertad de educación consistía en "tomar en cuenta a grupos nacionales de diversasologías, el derecho de esos grupos de tener en sus hijos herederos ideológicos de su pensamiento y... laigación del Estado de proteger a la Iniciativa Privada, con el afán de que ésta pueda instalar colegios, ya que

    gobierno es materialmente incapaz de llevar educación a más de doce millones de analfabetos ". Sin

    bargo, a pesar de pugnar por que la libertad de la educación quedase inscrita en el Artículo Tercero, estamanda resultaba contradictoria frente a su intolerancia con otras formas de pensamiento social, político y igiosos, principalmente cuando se trata de grupos cristianos no católicos o de organizaciones de izquierda.

    El 16 de noviembre de 1941 la Unión realizó mítines simultáneos en varias ciudades del país en demandar la libertad de educación. En el de Guadalajara participaron cerca de 10,000 personas frente al Palacio de

    bierno. Otra de las medidas de presión fue la organización de un gran plebiscito, solicitando la reformaartículo tercero constitucional. El texto de adhesión no incluía frases de enfrentamiento, sino que se pedía a

    padres de familia que felicitaran la labor del presidente, de la Secretaría de Educación y a la los diputadosr sus esfuerzos para alcanzar la reforma del citado artículo; luego se pedía que se reconociera la libertad deucación. Paralelamente se recurrió a una amplia campaña de difusión mediante desplegados y editoriales en

    periódicos más importantes del país, volantes y spot radiofónicos. El resultado del plebiscito fue lahesión de 70 825 padres de familia que se pronunciaron por la libertad de educación. De dicha cantidad

    isco aportó más del 50%, mientras que Durango, Guanajuato y San Luis Potosí aportaron 7,480.

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    rrespondió a Jaime Torres Bodet, Secretario de Educación, afrontar el asunto de la reforma. El secretarioró el apoyo del sindicato magisterial y propuso un texto que obtuvo el reconocimiento del Episcopado,

    nque no satisfizo a la Unión. En el nuevo texto, dado a conocer en 1945, se mantuvo el laicismo, en elntido de que la enseñanza religiosa quedaba la margen de las escuelas. En respuesta la Unión difundió avés de los periódicos un boletín en el que llamaba a los padres a rechazar la reforma e insistir en que esta

    bería de reconocer, en primer término, la libertad de educación. La experiencia del plebiscito se repitiótre 1948 y 1949 durante el período presidencial del Lic. Miguel Alemán, en este caso el número de adhesiones

    gó al doble.

    hecho la libertad de educación operaba en la realidad. Bajo el amparo de la fingida ceguera de inspectores y 

    ncionarios, la mayoría de las escuelas particulares incluían dentro de su currículo la formación religiosa,sarrollaban de manera discrecional prácticas de culto, optaban por libros de texto comerciales, paralela oernativamente a los oficiales y, vivían bajo la orientación y el cobijo espiritual de sacerdotes o de órdenesigiosas. Así, cumpliendo con las obligaciones administrativas, se mantuvieron dentro de los márgenes de laalidad.

    los años cincuenta, las bases se volvieron diletantes y la Unión pasó por dificultades económicas enunos centros estatales. En Jalisco, por ejemplo, debido a la falta de aportaciones sistemáticas por parte de 20,000 miembros, el tiraje de la revista Orientación se redujo de 10,000 a 6,500 ejemplares. Y, en octubre1950, a la manifestación en contra de la pornografía acudieron 10,000 personas de las casi 30,000

    peradas. El funcionamiento pacífico de las escuelas, junto con la pérdida de lideres intelectuales coincidión el aumento de la intransigencia y el radicalismo al interior de la Unión.

    un intento por promover la participación, la dirigencia recurrió de nuevo al principio de la adhesiónigiosa, para ello se publicó un memorandum en el que se recordaba a los miembros de la Unión que:

    (...)las autoridades y demás elementos eclesiásticos no pueden hacer labor política por vedárselos la Constitución (...) la Unión debe ser el órgano civil para hacer valer los derechos delpueblo mexicano que profesa la fe católica. Sobre estas consideraciones, queda claro que laUnión no puede operar sin estar de acuerdo con las autoridades eclesiásticas, ni estas

    autoridades pueden prescindir de una agrupación como es la Unión .

    Unión mantuvo objetivos similares a los de la iglesia católica pero, con el paso de los años, las relacionestre una y otra se deterioraron: mientras que la Unión continuo pugnando la libertad de educación, la Iglesia

    asumió como un hecho.

    Textos y pretextos.

    pesar de la reforma a la legislación educativa y del grado de permisividad con el que operaban los colegiorticulares, la UNPF insistía en la libertad, pues decían, "si hablamos en cristiano es porque la enormeyoría del pueblo mexicano es cristiano". Sobre esta base, la Unión demandaba la libertad de educación y 

    ra dar mayor solidez a su petición secundaban su propósito en la "Declaración de los derechos del hombre de

    Naciones Unidas.

    La década de los sesenta inicia con una pugna, ahora contra el libro detexto único y obligatorio y, con una idea que va tomando forma hastaconvertirse en demanda que aun hoy permanece vigente: que el Estado

    sostenga escuelas según las preferencias educativas de los padres o bien,que apoye económicamente a las particulares, así lo declaraba

    insistentemente el líder nacional, Lic. Ramón Sánchez Medal. Laalarma entre los miembros de la Unión se incrementó por el rumor de lanacionalización de las escuelas particulares y de la infiltración comunista.En este marco se emprendió la reorganización de los centros estatales, puesen los años previos el activismo de la Unión había disminuido y suestructura interna estaba fragmentada.

    Desde la formación de la Comisión Nacional de los Libros de Texto

    atuito (1959) la Unión se dio a la tarea de reafirmar sus principios según las encíclicas papales y de

    ercarse al Secretariado Diocesano de Educación para recibir indicaciones. Como resultado de las

    nsultas y las discusiones internas la Unión preparó un plan, cuyas líneas generales consistían en hacer un

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    udio de las disposiciones legales y luchar de manera constante por lograr que el Estado reconociera elrecho natural de los padres de familia por educar a sus hijos.

    asunto se discutió en 1961 en el seno de la Convención Nacional Extraordinaria. Ante lo que se consideroa nueva amenaza contra las escuelas particulares cuyo brazo operativo eran las "huestes comunistas", secidió formar Comités de Vigilancia. Propuesta hecha por el Centro Jalisco y que operaba en el estado desdeses atrás. Estos comités cuidarían de cualquier ataque o infiltración comunista en las escuelas, además de

    omover actividades de difusión y propaganda. En esta confrontación, a la Unión se sumaron el PAN, el

    ovimiento Familiar Cristiano y la jerarquía católica.

    este contexto la actividad desarrollada en Jalisco se diversificó: entre 1961 y 1963 se organizaron comités en90% de los municipios del estado, se utilizó la radio para difundir la posición de la Unión con respecto a los

    ros de texto, se realizaron manifestaciones junto con otras organizaciones y se editó "El manual delupo primario" con el propósito de orientar a los comités de vigilancia. También se organizaron conferencias

    nsuales y seminarios para capacitar y orientar a los padres de familia. Al nivel externo se estrecharon lasdes con otros organismos para publicitar, por medio de desplegados en los periódicos, la oposición a losros de texto. Tal fue el caso de la Barra Mexicana de Abogados y el Consejo de Industriales de la República

    exicana.

    pesar de las presiones, en 1962 la Comisión Nacional de los Libros de Texto ratificó su carácter obligatorio.reacción ante esta ratificación fue especialmente relevante en Monterrey. El ingeniero Eliot Camarena

    cabezó la Comisión Organizadora de la Unión Neoleonesa de Padres de Familia y convocó a una gran

    nifestación para el 2 de febrero a la cual acudieron cerca de 300,000 personas.

    s aguas retornaron nuevamente a la calma a mediados de la década. De nuevo padres de familia y escuelasrticulares recurrieron a la simulación. En la mayoría de los colegios los libros obligatorios permanecieron enbodegas o bien, los maestros trabajaron de manera alternada con los textos oficiales y los que se

    mpraban acordes con la orientación de los padres.

    s textos y los programas educativos volvieron a ser tema de conflicto en los años setenta. Dentro de losopósitos básicos de la política educativa implementada por el gobierno del presidente Luis Echeverría sentaba el de atender la demanda de educación primaria en todo el país. Las autoridades reconocían lantribución de las escuelas particulares para llevar educación a todos los sectores de la población; sinbargo, el radicalismo ideológico de la Unión insistía en la infiltración comunista y vio, en el contenido denuevos libros, señales inequívocas de esta penetración. Un verdadero terrorismo verbal en contra del

    munismo se reproducía al interior de muchas de las escuelas particulares y de manera recurrente en lasblicaciones de la Unión.

    primera muestra pública del descontento inició en 3 enero de 1973 cuando la Unión Nacional de Padres demilia publicó un manifiesto dirigido al secretario de Educación Pública, en el documento se señalaba elscontento de la Unión por no haber tomado en cuenta su opinión dentro de la comisión que elaboró lostos, igualmente se hacía énfasis en la supremacía de los padres, sobre el Estado, para decidir la orientaciónl contenido de la educación que recibían sus hijos. Las criticas se centraban en dos textos: el de cienciasturales y el Ciencias Sociales de sexto grado. Según los argumentos de la Unión en las lecciones deucación sexual se enfatizaban los aspectos fisiológicos en detrimento de los aspectos emocionales y de laitimidad del matrimonio para la concepción; alegaban también que la teoría de la evolución aparecía en elto como un dogma y no como una hipótesis. Al libro de ciencias sociales le adjudicaban una orientación

    rxista ajena a la realidad nacional. Por su parte, las autoridades educativas reconocieron que los libros eranrfectibles y argumentaron que los padres de familia si habían participado dentro de una consulta pública enque se involucraron más de 250,000 ciudadanos. La polémica sobre los textos ocupó también importantespacios en los periódicos del país. Ensayistas, editorialistas y articulistas tomaron posición en torno al tema y dicaron amplios espacios de la prensa al debate. El secretario de Educación, Víctor Bravo Ahuja, no se negóscuchar las criticas y, en las ediciones posteriores de los textos, se introdujeron algunos cambios. Uno de losgos más distintivos de este enfrentamiento entre la Unión y las autoridades educativas fue la manera comoglesia se deslindó. El episcopado mexicano reconoció la necesidad de impartir la educación sexual y se

    claró al margen de las manifestaciones en contra de los libros.

    estos años la UNPF vivió también su peor crisis al enfrentarse dos grupos políticos que aspiraban aigirla. A raíz de la disputa por los textos, el dirigente nacional, el doctor Francisco Quiroga, permitió y apoyo

    activismo de padres de familia integrantes de la organización radical MURO (Movimiento Universitario denovadora Orientación). A pesar de que organismos de la Iglesia encargados de los asuntos educativos, como

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    comisión Episcopal de Educación y Cultura previnieron a Quiroga sobre la infiltración del MURO en las filasla Unión, miembros de este organismo arribaron a la dirigencia estatal en las elecciones de 1976. Este

    cho alertó a otros miembros de la Unión, quienes encabezados por Ramón Dibildox buscaron el apoyo de lamisión Episcopal de Educación. La división que resultó de esta lucha interna dividió a los centros estatalesla Unión y a las escuelas particulares. La Comisión Episcopal pidió a los colegios que apoyaran a la

    deración de Asociaciones de Padres de Familia, la cual era un organismo paralelo, pero a la vez coincidenten la Federación de Escuelas Particulares. Los miembros del MURO permanecieron al frente de la Unión con

    espaldo del obispo de San Juan de los Lagos. A partir de esta escisión, las orientaciones a los padres demilia y para la s escuelas católicas fueron emitidas directamente por el Secretariado Arquidiocesano de

    ucación. La SEP, por su parte, aprovechó este pugna para promover La Asociación Nacional de Escuelas

    rticulares, a la que se adscribieron colegios que si comulgaban con el laicismo.

    2 La Asociación Nacional de Padres de Familia.

    Estado mexicano de los años de la posrevolución implementó una serie de acciones políticas encaminadas aptar la participación de distintos sectores de la población. Esta dinámica buscaba institucionalizar lavolución y hacer efectivas las demandas sociales enarboladas al calor de la lucha. Obreros, campesinos y rócratas fueron sectores que paulatinamente se organizaron en grandes centrales y sindicatos. Estarporativización de los movimientos sociales pretendía también contrarrestar la fuerza de sus similares degen católico. Las organizaciones católicas habían demostrado su grado de organización a través de la

    ensa, las manifestaciones públicas, los boicots y en el conflicto cristero. En este contexto el presidenteutarco Elías Calles promovió la organización de la Confederación Nacional de Agrupaciones de Padres y aestros, mediante decreto expedido el 15 de septiembre de 1929. El carácter mixto de esta primera instancia

    rcó el carácter de las subsiguientes organizaciones: las acciones de los padres estarían supeditadas a lailancia directa de los maestros, directores e inspectores escola res y permanecería dentro de los límites y ibuciones que la SEP les fijara. Esta orientación era acorde con el papel social que en esos años se atribuyó amaestros: organizar y promover en las comunidades, convenciendo y coordinando a los padres de familia,

    desarrollo social, económico y cultural de la población.

    nforme los maestros se organizaron en sindicatos, las instancias derticipación de los padres de familia promovidas por elestado también seerenciaron. El 16 de mayo de 1933 se publicó en el Diario Oficial de laderación el Reglamento de las Agrupaciones de Padres de Familia delstrito Federal. El año de publicación de este nuevo Reglamento coinciden un incremento en la beligerancia de la Unión Nacional de Padres demilia ante las iniciativas del Secretario de Educación, Narciso Bassols,

    r plantear la introducción de la educación sexual en las escuelas del paísor hacer efectivo el laicismo en la enseñanza. Este nuevo reglamentoultó contradictorio con respecto a su ámbito de competencia; si bien seería al Distrito Federal, en el primero de sus artículos señalaba que "Laeración, las Uniones de Zona y las Agrupaciones de Padres de Familia

    ganizadas en las escuelas primarias o jardines de niños dependientes de la Secretaría de Educación Pública,sujetarán en cuanto a su organización, funcionamiento y objeto a las disposiciones del presente

    lamento". La lectura que hicieron de esta disposición los responsables de las oficinas de la SEP de losados y los inspectores fue la de organizar a los padres en cada escuela. Dentro de los propósitos de estasrupaciones el Reglamento indicaba el de "coadyuvar con la Secretaría de Educación Pública en eljoramiento de la enseñanza (...) así como procurar el mejoramiento social de los padres de familia". Los

    pectos comprendidos dentro de ese mejoramiento eran el material, el moral y el técnico pedagógico. A los

    dres se les prohibía cualquier ingerencia en la dirección, organización y administración de las escuelas, asímo la imposición de cuotas obligatorias, aunque se aceptaban las voluntarias, los donativos y los recursosoducto de festivales y conciertos. El Reglamento expresaba también los períodos en los que se constituirían

    Agrupaciones, su estructura y funcionamiento. Habría una Agrupación por cada escuela integrada por losdres y madres de familia o bien los tutores, al frente de esta agrupación estaría una mesa directiva compuestaun presidente, un secretario y un tesorero; el director de la escuela, actuaría como consejero. Las mesasectivas de las Agrupaciones de cada escuela conformarían la Unión de Zona y elegirían una presidente y unorero; en este caso, el inspector actuaría como consejero. En cuanto a la Federación de Agrupaciones, éstaaría representada por un delegado enviado por cada zona escolar y por el Director de Enseñanza Primaria y rmal; la mesa directiva de la Federación se configuraría con un presidente, un prosecretario, un secretario y tesorero. Este Reglamento ratifica la tendencia de 1929, en el sentido de jugar entre el paternalismo y el

    ntrol con respecto a la capacidad de participación de los padres de familia, supeditando su acción a laaboración y ayuda para con los maestros y las autoridades educativas.

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    os después, en 1949, s e publicó un nuevo "Reglamento para la constitución y funcionamiento de las

    ociaciones de Padres de Familia en las escuelas dependientes de la Secretaría de Educación Pública". Losmbios introducidos en este Reglamento son más de forma que de fondo. La estructura de la Asociaciónluiría ahora cinco niveles de participación la escuela, la zona, el municipio, el estado y la nación. Las mesasectivas ampliarían su número de miembros incluyendo la figura del vocal: uno por cada grado con que

    ntara la escuela. Las mesas directivas al nivel de la zona, el municipio, el estado y la nacional nombraríanmbién entre dos y tres vocales. En esta disposición legal también se detallaban las competencias de lasociaciones; en el orden moral el artículo 3º de Reglamento estipulaba que los padres deberían vigilar y nunciar las irregularidades en contra de las disposiciones legales y reglamentarias, y aquellas relacionadasn maltrato, corrupción o delitos cometidos en contra de los educandos; también deberían hacer propuestas y bajar, bajo la dirección de las autoridades, para el mejoramiento cultural, moral y material de los planteles.

    igual que en el Reglamento de 1933 quedaba prohibida toda injerencia en la organización y administraciónolar, en cambio a los padres se les prescribía la obligación de colaborar o hacer las veces de Comités Pro-nstrucción de Escuelas. Con el antecedente de que la UNPF estaba usando este nuevo cobijo legal para

    omover organismos escolares de padres de familia, pero sujetos a su dominio, se introdujo un artículotrictivo: "La SEP tendrá el derecho de negar o nulificar la inscripción de Asociaciones de Padres de Familia,cualquier grupo o categoría, en cuya constitución o funcionamiento no se hayan cumplido las disposicionesReglamento" y, en el artículo 51 se aclaraba que "en los casos no previstos en el presente Reglamento, las

    ganizaciones de padres de familia deberán acudir en consulta a la Secretaría de Educación Pública, cuya

    nión al respecto, será obligatoria para las mismas".

    nuevo, el sustento legal para las organizaciones de padres de familia fue modificado en la gestión del

    esidente José López Portillo. Este Reglamento recuperaba, en término generales, las disposiciones

    evias, aunque introducía algunas reformas, Con respecto a la estructura ésta se redujo a tres niveles:

    ociaciones de escuelas, estatales o del Distrito Federal y, la nacional. Las novedades de este reglamentoreferían a las obligaciones de las Asociaciones, las cuales se adecuaron a las prioridades y líneas queablecía la política educativa. Así, los padres deberían "representar ante las autoridades educativas, losereses educativos de los asociados", "Colaborar en el mejoramiento de la comunidad escolar", "Participar en

    aplicación de las cooperaciones que las asociaciones hagan al establecimiento escolar" y, "Contribuir a la

    ucación para adultos.. ." Dentro de las funciones atribuidas a los padres por el Reglamento es posiblerever un interés por potenciar y reconocer la labor que los padres desempeñaban al interior de las escuelas:

    unir fondos para promover obras necesarias para el establecimiento; fomentar la relación entre maestros,dres y alumnos; propiciar el establecimiento de centro educativos para adultos y para la capacitación para elbajo; participar en las cooperativas escolares, en el ahorro escolar y en la parcela y, cooperar en los

    ogramas de promoción de la salud. A diferencia de los reglamentos anteriores en éste se precisaba elocedimiento para la elección de las mesas directivas: mediante la constitución de asambleas, la integraciónuna mesa de debates y la inscripción de propuestas para la elección de representantes, el voto sería universalirecto. Las Asociaciones Estatales y la Nacional funcionarían bajo dos órganos, el consejo conformado pormesas directivas de las escuelas o de los estados, según el caso, y la mesa directiva que se integraría con un

    esidente, un vicepresidente, un tesorero y ocho vocales -dos por cada nivel educativo y, los otros dos por unembro del consejo consultivo y por otro del consejo de patrocinadores-, éstos dos sin derecho a voto. Los dosnsejos eran figuras nuevas, pero en los hechos no lograron funcionar. El reglamento preveía que el ConsejoPatrocinadores se integraría "con personas destacadas" y, el Consultivo "con personas con experiencia en la

    ividad propia de las asociaciones".

    los hechos las Asociaciones de Padres de Familia lograron constituirse, a lo largo del siglo XX, comoganos de participación al interior de las escuelas. Si bien quedaron supeditadas a las orientaciones, estilos de

    tión y prioridades marcadas por los directores de las escuelas, se constituyeron en un espacio deiculación entre la escuela y los padres. A través de estos organismos se han resuelto, sobre todo, las

    cesidades materiales de las escuelas: reparaciones, compra de materiales y mobiliarios y, se han promovidotejos y festivales para el acopio de fondos. Las Asociaciones se hayan incrustadas en la vida cotidiana de lasuelas, pero al nivel de la zona, el estado y la nación han dado pocas muestras de actividad, las dirigencias se

    n limitado a hacer declaraciones validando las decisiones de las autoridades educativas.

    Reflexiones en torno a la relación padres - escuela.

    n lo analizado en este ensayo fue posible reconocer dos etapas de la participación de los padres de familia enucación. En la primera, ubicada entre la segunda mitad del siglo XVIII y a lo largo del XIX, la relación de losdres con la escuela es directa y no formalizada: pagan o contribuyen al salario del maestro, solicitan como

    cinos o padres interesados en la instrucción la apertura de una escuela gratuita, o denuncias ante lastoridades inmediatas la conducta no grata del maestro. En el siglo XIX, los padres de familia pobres eran

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    tos como indolentes y reacios a la instrucción, de ah í el afán por coaccionarlos a cumplir con la instrucciónigatoria de los niños. Esta visión se desplazó entre las últimas dos décadas del siglo XIX y las primeras del

    X, los padres empezaron a considerar la instrucción como un derecho que era obligación del Estado. En elgundo período, el siglo XX, una de las características fundamentales fue la aparición de agencias que captanparticipación de los padres de familia. La conformación de la Unión Nacional de Padres de Familia y de laociación Na cional de Padres de Familia se generó en estrecha relación con la disputa entre Iglesia y Estador el control de la educación.

    te bosquejo no estaría completo sino señaláramos que en los últimos veinte años se han introducido nuevasmas de entender y hacer la participación social. Por parte de la Secretaría de Educación Pública, y en marcoAcuerdo Nacional para la Modernización Educativa de mayo de 1992, han parecido nuevas figuras al

    erior de las escuelas: Los consejos Escolares de Seguridad y los Consejos de Participación Social. Estospacios se inscriben dentro una preocupación más amplia por desarrollar una cultura democrática en el país,ro también coinciden con el adelgazamiento de las funciones sociales del estado, el cual pretende traspasar a

    actores locales y regionales un mayor número de responsabilidades educativas, concretamente la seguridadlos escolares en caso de accidentes o desastres y, la generación de las condiciones materiales y humanas

    cesarias para alcanzar la "calidad de la educación" En los hechos la configuración de una nueva cultura derticipación que involucre a maestros, padres y niños ha sido una buena intención que no ha alterado lasicas de funcionamiento escolar. Los consejos han sido creados en el papel y se caracterizan por sugilidad. Lo anterior no significa negar que la participación de los padres de familia exista en las escuelas,

    ro ésta no se circunscribe a las lógicas normativas impuestas por el estado, sino que se configura con unaena dosis de procesos acuñados en el pasado y con las modulaciones con que los actores crean y recreanidianamente la escuela.

    http://biblioweb.tic.unam.mx/diccionario/htm/articulos/sec_25.htmhttp://biblioweb.tic.unam.mx/diccionario/htm/indart.htmhttp://biblioweb.tic.unam.mx/diccionario/htm/articulos/sec_20.htm