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Lapatademono(Themonkey’spaw)esuncuentodeterrorescritoporW.WJacobsenelañode1902quenarralahistoriadeunhombrequeencuentraunapatademonoquehabíasidodotadadepoderesmágicosporunviejofaquir. Todo aquél que la posee puede expresar y ver satisfechos tresdeseos,sibiensurealizacióntienelugarsegúnmodalidadesadecuadasalahabitual forma de vida del dueño, lo que suele acarrear nefastasconsecuencias…
García Márquez lo llamó «el cuento perfecto» en sus memorias e IsaacAsimov lodefineen lassuyascomoelmejor relatode terrornuncaescrito.Aquítenemossus22páginasdepapelparacomprobarlo.
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W.W.Jacobs
LapatademonoePubr1.0
Titivillus19.03.16
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Títulooriginal:TheMonkey’sPawW.W.Jacobs,1902Traducción:Desconocido
Editordigital:TitivillusePubbaser1.2
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Introducción
CualquierantologíaderelatosterroríficosdignadetalnombredeberíaincluirLapatademono,unode loscuentoscumbresdelgénerodesdesupublicaciónen1902.Susinopsisesarchisabida (un famosísimosketchdeLosSimpsons sehaencargadodeinmortalizarla):unapatademonomomificadaconcedetresdeseosasuposeedor.Asílo explica la edición deLa pata de mono de Valdemar «Cuando un deseo resultaconcedido,todoocurredelaformamásnatural(…)detalformaqueunonopuedeevitarpensarquesetratadeunacoincidencia»:así locompruebanlosWiteparasudesgracia.Uninvitadoasumesa,elbrigadierNorris,vendealpatriarcalafilacteriapor un precio irrisorio y bastantes prevenciones.La pata ha sido hechizada por unfaquir.ElhijoHerbertsetomaachanzaelmiedodelmilitar,lepideasupadrequedesee200libras…ylamanoselasconcede.Acostadeunterribleyfatídicoprecio.
En apenas 22 páginas William Wymark Jacobs, una celebridad en su época,construye una de las atmósferas más siniestras e inquietantes de la historia de laliteratura.Unrelatoque,sinmostrarnada,simplementejugandomagistralmenteconlatensióndedospersonajesyconlafatalidaddelascoincidencias,agitaelpulsoyentrecorta la respiracióndel lector.Un logroaúnmásformidableporelcarácternoespecializado(enelgénero)deJacobs.
William Wymark Jacobs debió su reputación, en vida, a su ingente obrahumorística y a su producción breve, pero fueron sus cuentosmacabros los que leotorgaronlainmortalidad.Escribiódieciocho,quepublicóenlibrosyrevistasyqueseríanrecopilados,juntoalrestodesusotrosrelatos,envariosvolúmenesen1931.
Tenemos así a un narrador consumado, que sabe economizar y rentabilizar susrecursospararesultarefectista.Unnarradorqueescribeavecespáginasportentosasyque,ensusmejoresrelatos,sesitúaalaalturadelosgrandesespecialistas.William-Wymark-Jacobs vive a caballo entre dos siglos distintos en su concepción de lacredulidad.Lo que en uno es superstición, el otro la transforma en superchería.Elescritorhace,comoDickens,delocotidianoalgoterrible.
Lapatademonofuecolocadaenseguidaentrelasnarracionescortasclásicasenlengua inglesa, tanto por el gran dominio que Jacobs posee de la técnica narrativacomoporlamaneraconquesupoampliarelterrenodelastradicionaleshistoriasdeterror. Como ocurre frecuentemente en su producción, los personajes de estanarración pertenecen a la clase obrera, de la que Jacobs nos proporciona conextremadavivacidadtantoelambientecomolamaneradeexpresarse.
Lahabilidadconqueconsiguió,medianteunaspocaspáginas,darcredibilidadala irrupcióndelhorroryde lo sobrenatural en la realidadcotidiana, constituyeunaauténticademostracióndesuperfectodominiodelartedel«suspense»literario,ylorevelacomounmaestrodeestegéneronarrativo,juicioconfirmadoporotrasdesus
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narraciones breves. La pata de mono fue llevada con éxito al teatro mediante laadaptacióndeLouisNapoleonParker,yseestrenóen1903enelLondonHaymarket.En1931sepublicóunaantologíadediecisieteobrasdeW.W.JacobsconeltítulodeSnugHarbour(Puertoescondido).
Su impactoen laculturapopulares innegable, siendo incluidosenunsinfíndeantologías literarias sobre terror (incluida la de Borges y Bioy Casares), yapareciendoreferenciasclarasenLosSimpsons,HoradeAventuras,HistoriasdelaCripta,LahoradeAlfredHitchcock…inclusotuvosuadaptaciónenelcapítuloLagarra de las entrañables y terroríficasHistorias para no dormir de Chicho IbáñezSerrador.En2013seestrenósuadaptacióncinematográfica.
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I
Lanocheerafríayhúmeda,peroenlapequeñasaladeLaburnumVillalospostigosestaban cerrados y el fuego ardía vivamente. Padre e hijo jugaban al ajedrez. Elprimero tenía ideas personales sobre el juegoy ponía al rey en tan desesperados einútiles peligros que provocaba el comentario de la vieja señora que tejíaplácidamentejuntoalachimenea.
—Oiganelviento—dijoelseñorWhite;habíacometidounerrorfatalytratabadequesuhijonoloadvirtiera.
—Looigo—dijoéstemoviendoimplacablementelareina—.Jaque.—Nocreoquevengaestanoche—dijoelpadreconlamanosobreeltablero.—Mate—contestóelhijo.—Estoeslomalodevivir tanlejos—vociferóelseñorWhiteconimprevistay
repentina violencia—. De todos los suburbios, éste es el peor. El camino es unpantano. No se qué piensa la gente. Como hay sólo dos casas alquiladas, no lesimporta.
—Noteaflijas,querido—dijosuavementesumujer—,ganaráslapróximavez.ElseñorWhitealzólavistaysorprendióunamiradadecomplicidadentremadre
ehijo.Laspalabrasmurieronensuslabiosydisimulóungestodefastidio.—Ahíviene—dijoHerbertWhitealoírelgolpedelportónyunospasosquese
acercaban. Su padre se levantó con apresurada hospitalidad y abrió la puerta; leoyeroncondolerseconelreciénvenido.
Luego,entraron.El forasteroeraunhombre fornido,con losojos salientesy lacararojiza.
—ElsargentomayorMorris—dijoelseñorWhite,presentándolo.Elsargentolesdiolamano,aceptólasillaqueleofrecieronyobservóconsatisfacciónqueeldueñodecasatraíawhiskyyunosvasosyponíaunapequeñapavadecobresobreelfuego.
Al tercer vaso, le brillaron los ojos y empezó a hablar. La familiamiraba coninterésaeseforasteroquehablabadeguerras,deepidemiasydepueblosextraños.
—Haceveintiúnaños—dijoelseñorWhitesonriendoasumujeryasuhijo—.Cuandosefueeraapenasunmuchacho.Mírenloahora.
—Noparecehaberlesentadotanmal—dijolaseñoraWhiteamablemente.—MegustaríairalaIndia—dijoelseñorWhite—.Sóloparadarunvistazo.—Mejorquedarseaquí—replicóelsargentomoviendolacabeza.Dejóelvasoy,
suspirandolevemente,volvióasacudirlacabeza.—Me gustaría ver los viejos templos y faquires ymalabaristas—dijo el señor
White—.¿Qué fue,Morris, loqueustedempezóacontarme losotrosdías,deunapatademonooalgoporelestilo?
—Nada—contestóelsoldadoapresuradamente—.Nadaquevalgalapenaoír.
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—¿Unapatademono?—preguntólaseñoraWhite.—Bueno,esloquesellamamagia,talvez—dijocondesganaelmilitar.Sustresinterlocutoreslomiraronconavidez.Distraídamente,elforasterollevóla
copavacíaaloslabios:volvióadejarla.Eldueñodecasalallenó.—Aprimeravista,esunapatitamomificadaqueno tienenadadeparticular—
dijoelsargentomostrandoalgoquesacódelbolsillo.Laseñoraretrocedió,conunamueca.Elhijotomólapatademonoylaexaminó
atentamente.—¿Yqué tienede extraordinario?—preguntóel señorWhitequitándosela a su
hijo,paramirarla.—Unviejofaquirlediopoderesmágicos—dijoelsargentomayor—.Unhombre
muysanto…Queríademostrarqueeldestinogobiernalavidadeloshombresyquenadie puede oponérsele impunemente. Le dio este poder: Tres hombres puedenpedirletresdeseos.
Hablótanseriamentequelosotrossintieronquesusrisasdesentonaban.—Yusted,¿porquénopidelastrescosas?—preguntóHerbertWhite.Elsargentolomirócontolerancia.—Lashepedido—dijo,ysurostrocurtidopalideció.—¿Realmentesecumplieronlostresdeseos?—preguntólaseñoraWhite.—Secumplieron—dijoelsargento.—¿Ynadiemáspidió?—insistiólaseñora.—Sí,unhombre.Nosécuálesfueronlasdosprimerascosasquepidió;latercera
fuelamuerte.Poresoentréenposesióndelapatademono.Hablócontantagravedadqueprodujosilencio.—Morris,siobtuvosustresdeseos,yanolesirveeltalismán—dijo,finalmente,
elseñorWhite—.¿Paraquéloguarda?Elsargentosacudiólacabeza:—Probablementehetenido,algunavez,laideadevenderlo;perocreoquenolo
haré. Ya ha causado bastantes desgracias. Además, la gente no quiere comprarlo.Algunos sospechan que es un cuento de hadas; otros quieren probarlo primero ypagarmedespués.
—Y si a usted le concedieran tres deseos más —dijo el señor White—, ¿lospediría?
—Nosé—contestóelotro—.Nosé.Tomólapatademono,laagitóentreelpulgaryelíndiceylatiróalfuego.White
larecogió.—Mejorquesequeme—dijoconsolemnidadelsargento.—Siustednolaquiere,Morris,démela.—Noquiero—respondió terminantemente—.La tiré al fuego; si la guarda, no
meechelaculpadeloquepuedasuceder.Searazonable,tírela.Elotrosacudiólacabezayexaminósunuevaadquisición.Preguntó:
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—¿Cómosehace?—Hay que tenerla en lamano derecha y pedir los deseos en voz alta. Pero le
prevengoquedebetemerlasconsecuencias.—ParecedeLasmilyunanoches—dijolaseñoraWhite.Selevantóaprepararla
mesa—.¿Noleparecequepodríanpedirparamíotropardemanos?ElseñorWhitesacódelbolsilloeltalismán;lostresserieronalverlaexpresión
dealarmadelsargento.—Siestá resuelto apedir algo—dijo agarrandoel brazodeWhite—pida algo
razonable.ElseñorWhiteguardóenelbolsillolapatademono.InvitóaMorrisasentarsea
la mesa. Durante la comida el talismán fue, en cierto modo, olvidado. Atraídos,escucharonnuevosrelatosdelavidadelsargentoenlaIndia.
—Sienelcuentodelapatademonohaytantaverdadcomoenlosotros—dijoHerbert cuando el forastero cerró la puerta y se alejó con prisa, para alcanzar elúltimotren—,noconseguiremosgrancosa.
—¿Ledistealgo?—preguntólaseñoramirandoatentamenteasumarido.—Unabagatela—contestóelseñorWhite,ruborizándoselevemente—.Noquería
aceptarlo,peroloobligué.Insistióenquetiraraeltalismán.—Sin duda —dijo Herbert, con fingido horror—, seremos felices, ricos y
famosos.Paraempezar tienesquepedirun imperio,asínoestarásdominadopor tumujer.
ElseñorWhitesacódelbolsilloeltalismányloexaminóconperplejidad.—Nosemeocurrenadaparapedirle—dijoconlentitud—.Meparecequetengo
todoloquedeseo.—Si pagaras la hipoteca de la casa serías feliz, ¿no es cierto?—dijo Herbert
poniéndolelamanosobreelhombro—.Bastaráconquepidasdoscientaslibras.El padre sonrió avergonzado de su propia credulidad y levantó el talismán;
Herbertpusounacara solemne,hizounguiñoa sumadrey tocóenelpianounosacordesgraves.
—Quierodoscientaslibras—pronuncióelseñorWhite.Ungranestrépitodelpianocontestóasuspalabras.ElseñorWhitedioungrito.
Sumujerysuhijocorrieronhaciaél.—Se movió —dijo, mirando con desagrado el objeto, y lo dejó caer—. Se
retorcióenmimanocomounavíbora.—Pero yo no veo el dinero —observó el hijo, recogiendo el talismán y
poniéndolosobrelamesa—.Apostaríaquenuncaloveré.—Habrásidotuimaginación,querido—dijolamujer,mirándoloansiosamente.Sacudiólacabeza.—Noimporta.Nohasidonada.Peromediounsusto.Se sentaron junto al fuego y los dos hombres acabaron de fumar sus pipas. El
viento eramás fuerte que nunca. El señorWhite se sobresaltó cuando golpeó una
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puertaenlospisosaltos.Unsilencioinusitadoydeprimentelosenvolvióhastaqueselevantaronparairaacostarse.
—Semeocurrequeencontraráseldineroenunagranbolsa,enmediodelacama—dijo Herbert al darles las buenas noches—. Una aparición horrible, agazapadaencimadelropero,teacecharácuandoestésguardandotusbienesilegítimos.
Yasolo,elseñorWhitesesentóenlaoscuridadymirólasbrasas,yviocarasenellas. La última era tan simiesca, tan horrible, que la miró con asombro; se rió,molesto,ybuscóenlamesasuvasodeaguaparaechárseloencimayapagarlabrasa;sinquerer,tocólapatademono;seestremeció,limpiólamanoenelabrigoysubióasucuarto.
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II
Alamañanasiguiente,mientrastomabaeldesayunoenlaclaridaddelsolinvernal,seriódesus temores.Enelcuartohabíaunambientedeprosaicasaludquefaltaba lanoche anterior; y esa pata demono; arrugada y sucia, tirada sobre el aparador, noparecíaterrible.
—Todoslosviejosmilitaressoniguales—dijolaseñoraWhite—.¡Quéidea,lanuestra,escucharesastonterías!¿Cómopuedecreerseentalismanesenestaépoca?Ysiconsiguieraslasdoscientaslibras,¿quémalpodríanhacerte?
—Puedencaerdearribaylastimartelacabeza—dijoHerbert.—Según Morris, las cosas ocurrían con tanta naturalidad que parecían
coincidencias—dijoelpadre.—Bueno,novayasaencontrarteconeldineroantesdemivuelta—dijoHerbert,
levantándose de lamesa—.No sea que te conviertas en un avaro y tengamos querepudiarte.
Lamadre se rió, lo acompañó hasta afuera y lo vio alejarse por el camino; devueltaalamesadelcomedor,seburlódelacredulidaddelmarido.
Sinembargo, cuandoel cartero llamóa lapuerta corrió a abrirla, y cuandovioque sólo traía la cuentadel sastre se refirióconciertomalhumora losmilitaresdecostumbresintemperantes.
—MeparecequeHerberttendrátemaparasusbromas—dijoalsentarse.—Sinduda—dijoelseñorWhite—.Pero,apesardetodo,lapatasemovióenmi
mano.Puedojurarlo.—Habrásidoentuimaginación—dijolaseñorasuavemente.—Afirmoquesemovió.Yonoestabasugestionado.Era…¿Quésucede?Sumujerno lecontestó.Observaba losmisteriososmovimientosdeunhombre
querondabalacasaynosedecidíaaentrar.Notóqueelhombreestababienvestidoyqueteníaunagaleranuevayreluciente;pensóenlasdoscientaslibras.Elhombresedetuvotresvecesenelportón;porfinsedecidióallamar.
Apresuradamente, la señoraWhite sequitóeldelantaly loescondiódebajodelalmohadóndelasilla.
Hizo pasar al desconocido. Éste parecía incómodo. La miraba furtivamente,mientras ella le pedía disculpas por el desorden que había en el cuarto y por elguardapolvodelmarido.Laseñoraesperócortésmentequelesdijeraelmotivodelavisita;eldesconocidoestuvounratoensilencio.
—VengodepartedeMaw&Meggins—dijoporfin.LaseñoraWhitetuvounsobresalto.—¿Quépasa?¿Quépasa?¿LehasucedidoalgoaHerbert?Sumaridoseinterpuso.
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—Espera,querida.Noteadelantesalosacontecimientos.Supongoqueustednotraemalasnoticias,señor.
Ylomirópatéticamente.—Losiento…—empezóelotro.—¿Estáherido?—preguntó,enloquecida,lamadre.Elhombreasintió.—Malherido—dijopausadamente—.Peronosufre.—GraciasaDios—dijolaseñoraWhite,juntandolasmanos—.GraciasaDios.Bruscamente comprendió el sentido siniestro que había en la seguridad que le
daban y vio la confirmación de sus temores en la cara significativa del hombre.Retuvolarespiración,miróasumaridoqueparecíatardarencomprender,yletomólamanotemblorosamente.Hubounlargosilencio.
—Loagarraronlasmáquinas—dijoenvozbajaelvisitante.—Loagarraronlasmáquinas—repitióelseñorWhite,aturdido.Sesentó,mirandofijamenteporlaventana;tomólamanodesumujer,laapretó
enlasuya,comoensustiemposdeenamorados.—Eraelúnicoquenosquedaba—ledijoalvisitante—.Esduro.Elotroselevantóyseacercóalaventana.—Lacompañíamehaencargadoque leexpresesuscondolenciasporestagran
pérdida—dijo sindarse la vuelta—.Le ruegoque comprendaque soy tan sólounempleadoyqueobedezcolasórdenesquemedieron.
Nohuborespuesta.LacaradelaseñoraWhiteestabalívida.—Se me ha comisionado para declararles que Maw & Meggins niegan toda
responsabilidad en el accidente—prosiguió el otro—. Pero en consideración a losserviciosprestadosporsuhijo,leremitenunasumadeterminada.
El señorWhite soltó la mano de su mujer y, levantándose, miró con terror alvisitante.Suslabiossecospronunciaronlapalabra:¿cuánto?
—Doscientaslibras—fuelarespuesta.Sinoírelgritodesumujer,elseñorWhitesonriólevemente,extendiólosbrazos,
comounciego,ysedesplomó,desmayado.
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III
En el cementerio nuevo, a unas dos millas de distancia, marido y mujer dieronsepulturaasumuertoyvolvieronalacasatransidosdesombraydesilencio.
Todo pasó tan pronto que al principio casi no lo entendieron y quedaronesperando alguna otra cosa que les aliviara el dolor. Pero los días pasaron y laexpectativasetransformóenresignación,esadesesperadaresignacióndelosviejos,quealgunosllamanapatía.Pocasveceshablaban,porquenoteníannadaquedecirse;susdíaseraninterminableshastaelcansancio.
Una semana después, el señorWhite, despertándose bruscamente en la noche,estirólamanoyseencontrósolo.
El cuarto estaba a oscuras; oyó cerca de la ventana, un llanto contenido. Seincorporóenlacamaparaescuchar.
—Vuelveaacostarte—dijotiernamente—.Vasacogerfrío.—Mihijotienemásfrío—dijolaseñoraWhiteyvolvióallorar.LossollozossedesvanecieronenlosoídosdelseñorWhite.Lacamaestabatibia,
ysusojospesadosdesueño.Undespavoridogritodesumujerlodespertó.—Lapatademono—gritabadesatinadamente—,lapatademono.ElseñorWhiteseincorporóalarmado.—¿Dónde?¿Dóndeestá?¿Quésucede?Ellaseacercó:—Laquiero.¿Nolahasdestruido?—Estáenlasala,sobrelarepisa—contestóasombrado—.¿Porquélaquieres?Llorandoyriendoseinclinóparabesarlo,yledijohistéricamente:—Sólo ahora he pensado… ¿Por qué no he pensado antes? ¿Por qué tú no
pensaste?—¿Pensasteenqué?—preguntó.—Enlosotrosdosdeseos—respondióenseguida—.Sólohemospedidouno.—¿Nofuebastante?—No—gritóellatriunfalmente—.Lepediremosotromás.Búscalaprontoypide
quenuestrohijovuelvaalavida.Elhombresesentóenlacama,temblando.—Diosmío,estásloca.—Búscalaprontoypide—lebalbuceó—;¡mihijo,mihijo!Elhombreencendiólavela.—Vuelveaacostarte.Nosabesloqueestásdiciendo.—Nuestroprimerdeseosecumplió.¿Porquénohemosdepedirelsegundo?—Fueunacoincidencia.—Búscalaydesea—gritóconexaltaciónlamujer.
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Elmaridosevolvióylamiró:—Hace diez días que está muerto y además, no quiero decirte otra cosa, lo
reconocíporeltraje.Siyaentonceserademasiadohorribleparaquelovieras…—¡Tráemelo!—gritólamujerarrastrándolohacialapuerta—.¿Creesquetemoal
niñoquehecriado?ElseñorWhitebajóenlaoscuridad,entróenlasalayseacercóalarepisa.Eltalismánestabaensulugar.Tuvomiedodequeeldeseotodavíanoformulado
trajeraasuhijohechopedazos,antesdequeélpudieraescaparsedelcuarto.Perdiólaorientación.Noencontrabalapuerta.Tanteóalrededordelamesayalo
largodelaparedydeprontoseencontróenelzaguán,conelmalignoobjetoenlamano.
Cuando entró en el dormitorio, hasta la cara de sumujer le pareció cambiada.Estabaansiosayblancayteníaalgosobrenatural.Letuvomiedo.
—¡Pídelo!—gritóconviolencia.—Esabsurdoyperverso—balbuceó.—Pídelo—repitiólamujer.Elhombrelevantólamano:—Deseoquemihijovivadenuevo.El talismán cayó al suelo. El señorWhite siguiómirándolo con terror. Luego,
temblando,sedejócaerenunasillamientraslamujerseacercóalaventanaylevantóla cortina.Elhombreno semoviódeallí, hastaqueel fríodel alba lo traspasó.Avecesmirabaasumujerqueestabaenlaventana.Lavelasehabíaconsumido;hastacasiapagarse.Proyectabaenlasparedesyeltechosombrasvacilantes.
Con un inexplicable alivio ante el fracaso del talismán, el hombre volvió a lacama;unminutodespués,lamujer,apáticaysilenciosa,seacostóasulado.
Nohablaron;escuchabanellatidodelreloj.Crujióunescalón.Laoscuridaderaopresiva;elseñorWhitejuntócoraje,encendióunfósforoybajóabuscarunavela.
Alpiedelaescaleraelfósforoseapagó.ElseñorWhitesedetuvoparaencenderotro; simultáneamente resonó un golpe furtivo, casi imperceptible, en la puerta deentrada.
Los fósforos cayeron. Permaneció inmóvil, sin respirar, hasta que se repitió elgolpe.Huyóasucuartoycerrólapuerta.Seoyóuntercergolpe.
—¿Quéeseso?—gritólamujer.—Unratón—dijoelhombre—.Unratón.Semecruzóenlaescalera.Lamujerseincorporó.Unfuertegolperetumbóentodalacasa.—¡EsHerbert! ¡EsHerbert!—La señoraWhite corrió hacia la puerta, pero su
maridolaalcanzó.—¿Quévasahacer?—ledijoahogadamente.—¡Esmihijo;esHerbert!—gritó lamujer, luchandoparaque lasoltara—.Me
habíaolvidadodequeelcementerioestáadosmillas.Suéltame; tengoqueabrir lapuerta.
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—PoramordeDios,nolodejesentrar—dijoelhombre,temblando.—¿Tienesmiedodetupropiohijo?—gritó—.Suéltame.Yavoy,Herbert;yavoy.Hubodosgolpesmás.Lamujerselibróyhuyódelcuarto.Elhombrelasiguióy
la llamó, mientras bajaba la escalera. Oyó el ruido de la tranca de abajo; oyó elcerrojo;yluego,lavozdelamujer,anhelante:
—Latranca—dijo—.Nopuedoalcanzarla.Peroelmarido,arrodillado,tanteabaelpiso,enbuscadelapatademono.—Sipudieraencontrarlaantesdequeesoentrara…Losgolpesvolvieronaresonarentodalacasa.ElseñorWhiteoyóquesumujer
acercabaunasilla;oyóelruidodelatrancaalabrirse;enelmismoinstanteencontrólapatademonoy,frenéticamente,balbuceóelterceryúltimodeseo.
Los golpes cesaron de pronto; aunque los ecos resonaban aún en la casa.Oyóretirarlasillayabrirlapuerta.Unvientoheladoentróporlaescalera,yunlargoydesconsoladoalaridodesumujerlediovalorparacorrerhaciaellayluegohastaelportón.Elcaminoestabadesiertoytranquilo.
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WILLIAM WYMARK JACOBS (Londres, 1863 - 1943). Escritor británico. SuprimerhogarfueunacasasituadaenunodelosmuellessobreelríoTámesis.Escritorde raíces populares, aprovechó sus experiencias de infancia y adolescencia paraescribir cuentos y novelas cortas inspiradas en los marineros, pescadores ytrabajadores de los muelles, que formaron parte de su vida cotidiana durante losprimerosañosdevida.
El primer libro que publicó,Many Cargoes (Muchos fletes, 1896), tuvo un éxitoinmediato, lo que le permitió publicar el año siguiente The Skipper’s Wooing (Elpatrón galanteador) y, en 1898, Sea Urchins (Golfillos del mar). Es muy pocoprobable que los marineros de sus historias puedan encontrarse a bordo de algúnbarco; son personajes literarios cuyas aventuras y desventuras proporcionan, sinembargo,momentosmuyemocionantesentierra.
Su relatomás conocidoesLapatademono (TheMonkey’sPaw, 1902), en el que(alejándosedesuviscómica)sitúaunahistoriadeterrorysupersticiónenelapaciblemarcopropiodelaburguesíamediaybajadelaépocavictoriana.
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