la peluquería de micoló no. 2 revista electrónica
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Revista trimestral, electrónica, de literatura, artes, viajes, reseñas, música. Hecha en México para el mundo entero. Bilingüe español-inglés (números separados). Acceso gratuito. http://www.lapeluqueriademicolo.com. Facebook: La peluquería de Micoló/Micolo’s BarbershopTRANSCRIPT
©Peluquería
Fotografía de portada:
Peluquería “Tres colonias”. Calle Tehuantepec, entre Monterrey y Medellín,
Col. Roma, ciudad de México.
Georgina Mexía-Amador, 2011.
©La peluquería de Micoló es una publicación electrónica trimestral independiente y sin fines de lucro. Los textos firmados son responsabilidad de los autores. Los editores no comparten necesariamente el punto de vista de los autores. México, 2011. No. de reserva de derechos de autor: 04-2011-082211030200-203
Dirección, edición y diseño
Georgina Mexía-Amador
Traductoras
Georgina Mexía-Amador
Fabiola Mercado
Nayelli Pérez
Comité editorial
César Abril
Jan Markus Amundsen
Colaboradores de planta
Carlos Ascencio
Walter Keller-Kirchhoff
Marisol Vázquez
Foto: señal de tránsito en Av. Insurgentes sur, ciudad de México. ©Georgina Mexía-Amador
5 Editorial
6 Instalarse en las genealogías. Antecesoras y contemporáneas: El Renacimiento •Georgina Mexía-Amador
14 Viajes y Literatura: NEPAL •Walter Keller-Kirchhof y Alexandra David-Neel
40 TEATRO Casa de muñecas de Henrik Ibsen. Adaptación de la Compañía Judía de Teatro: 24/6 •Yoni Oppenheim
43 Creadores de literatura infantil: JONATHAN FARR • Marisol Vázquez y Georgina Mexía-Amador
49 El Cantar del Heike, un relato bélico del Japón samurái •Carla del Real
52 STREET ART. sin definiciones •Georgina Mexía-Amador
59 Textos en mazahua: “Töjö/Canto” y “Un t’ii ñeje ne dyáá/El niño y la montaña” •Lizeth Rodríguez
63 MÚSICA Feria Internacional de la Música, Guadalajara 2011 •Carlos Ascencio
67 El cementerio de Pomuch, Campeche •Jesús Morago
74 en gestación: “La tumbita de geranios” •Guadalupe Vera
Girona, España. “Un lugar donde soñar” •Joan Llensa.
78 RESEÑARIO “A bordo de un Cádillac” •Guillermo Sánchez Cervantes
Mercado Negro. Concierto del 5º aniversario. De Nalgas y Puerquerama •Carlos Ascencio
81 Colaboradores
Foto: postes de luz en Av. Insurgentes sur, ciudad de México. ©Georgina Mexía-Amador
Abrimos por segunda vez las puertas de esta peluquería,
recogiendo a nuestro paso materiales urbanos como señales de tránsito, cables de luz y esténciles y calcomanías, dos manifestaciones del llamado “arte callejero” o street art.
Como prometimos en el número anterior, ahora traemos el primer artículo sobre revistas antecesoras y contemporáneas, dedicado a la publicación que podemos considerar pionera en México: El Renacimiento, inaugurada por Ignacio Manuel Altamirano en 1869. Continuamos con la sección “Viajes y Literatura” y esta vez nos trasladamos a Nepal, gracias a la magnífica lente de Walter Keller-Kirchhoff.
Desde Nueva York, Yoni Oppenheim nos narra su experiencia como director teatral y dramaturgo al adaptar Casa de muñecas, de Henrik Ibsen, al contexto judío moderno.
La literatura infantil hace acto de presencia ahora con la obra literaria y plástica del inglés Jonathan Farr. Después, Carla del Real nos ofrece un excelente artículo sobre el Heike Monogatari, obra cuyo contexto es el periodo samurái japonés.
El arte callejero mexicano y la obra de uno de sus exponentes, Mr. Fly, es materia del artículo a cargo de Georgina Mexía-Amador.
Le siguen un par de interesantes textos en lengua mazahua, de la potosina Lizeth Rodríguez, y un artículo sobre la Feria Internacional de la Música, de nuestro colaborador Carlos Ascencio. Noviembre comprende una parte del periodo de este número, y con él una de las celebraciones mexicanas por antonomasia: el Día de Muertos. A propósito, Jesús Morago nos traslada con sus textos e imágenes al singular cementerio maya de Pomuch, Campeche, mientras que como parte de nuestra sección “en gestación”, Guadalupe Vera nos comparte el crudísimo cuento sobre la muerte de un niño. En la misma sección de autores noveles, tenemos al español Joan Llensa con fotografías y textos sobre Girona, España. Por último, en el reseñario, Guillermo Sánchez Cervantes nos ofrece apuntes sobre la más reciente novela de Álvaro Enrigue, Decencia, mientras Carlos Ascencio hace lo propio respecto al concierto por el 5º aniversario de Mercado Negro, a cargo de De Nalgas y Puerquerama.
Gracias por su preferencia. Pónganse cómodos. MICOLÓ
Foto: esténcil en un poste de Av. Insurgentes sur, ciudad de México.
©Georgina Mexía-Amador
INSTALARSE EN LAS GENEALOGÍAS ANTECESORAS Y CONTEMPORÁNEAS
El Renacimiento
México, 1869
Por Georgina Mexía-Amador
Inauguramos la sección dedicada a las revistas
literarias mexicanas con una antecesora
imprescindible, El Renacimiento, base de la
literatura nacional que perturbó el “hondo silencio
[que] reinaba en la república de las letras”.
(Todas las imágenes y las citas corresponden a la edición
facsimilar que editó la UNAM en el Cincuentenario de la
Autonomía Universitaria, en 1979.Respetamos la
ortografía original.)
omo dijimos en nuestro número anterior, la
literatura mexicana está en las revistas. Pero
casi todas están en los polvorientos estantes de
las bibliotecas, o en gruesos e inaccesibles facsímiles.
Por eso quisimos hacer esta serie de
breves artículos y acercarlas a los
lectores curiosos.
El Renacimiento, fundado por Ignacio
Manuel Altamirano, apareció en enero
de 1869. Para entonces, México ya
había atravesado la guerra de
Independencia, la intervención
norteamericana, la francesa, y hacía
apenas dos años que había visto morir
fusilado a Maximiliano de Habsburgo.
Entre la confusión y la guerra,
Altamirano y los demás hombres de
letras tuvieron que olvidar a la Musa
para tomar las armas y defender la
patria. Y una vez restaurado el gobierno de Benito
Juárez, hallaron la paz e inauguraron un “templo abierto”
para la patria común: la literatura. Pero entonces también
se libraban las luchas entre liberales y conservadores, a
raíz de la Guerra de Reforma. Así, lo que Altamirano
propuso fue que en su “templo” se reunieran unos y
otros, dejando a un lado las disputas políticas, cosa que
al parecer logró. Éste fue uno de sus méritos. El otro, fue
el intento de crear una auténtica literatura
mexicana, que hasta ese momento había
copiado a la europea. No confundamos
copia con influencia; el mismo Altamirano
las diferencia: la primera era impensable,
pero la segunda, necesaria, evidente. Así,
el Renacimiento, tal cual su nombre lo
indica, significó una búsqueda de identidad
artística, literaria, donde las diferencias se
olvidarían momentáneamente para la
edificación de una república de letras.
Y en aquella patria desgarrada, en
formación, Altamirano veía que el pueblo
mexicano necesitaba sobretodo educación,
por lo que vertió en su semanario sus
ideas moralistas, formadoras. A nuestros ojos, la
literatura ya no es un vehículo para educar, por tanto sus
argumentos pueden estar pasados de moda, como su
C
Página de El Renacimiento
fuerte crítica contra el can-cán y la zarzuela, que le valió
un poemita satírico de Manuel Peredo: “No mas, no mas,
Ignacio, con sermones/ ni con textos latinos/ intentes de
moral darnos lecciones” (474). Sin embargo, en su
contexto, Altamirano tenía razón, y veía en la bebida, en
especial el pulque que ahora nosotros sacamos del
olvido, la causa de la ignorancia y la estupidez del pueblo
mexicano de su época.
Los contenidos de El Renacimiento
A Altamirano y sus contemporáneos les interesaba una
gran cantidad de géneros literarios y de asuntos: las
letras extranjeras y nacionales, la música, la ciencia, el
teatro, los viajes, el pasado, la historia.
Por desgracia, la poesía que se publicó no merece
muchos comentarios: era mala, hombres y mujeres
seguían aferrados al hálito sentimentaloide de la época.
Bastan como muestra estos versos del poemilla “¿La
conocéis?” de Gonzalo A. Esteva, uno de los redactores:
“Son dorados sus cabellos/ Y sus labios de coral;/ Y su
boca ramillete/ De rosas y de azahar”. Lo valioso, en
cambio, son las traducciones de Schiller, Victor Hugo,
Lamartine, Lord Byron, desde las lenguas originales;
incluso la traducción en español llegó a estar
acompañada del texto original, como un fragmento del
Canto XXXIII de La Divina Comedia de Dante, “traducido
directamente del italiano” por Manuel Peredo. También
valen la pena dos poemas de José Tomás de Cuéllar,
que versan sobre uno de sus temas predilectos: los
pollos y las pollas (es decir, jóvenes citadinos flojos y
oportunistas). Este de “La Polla tempranera” es
realmente exquisito; he aquí un fragmento:
Y no hay persona Del sexo feo, De barba poca O mucha barba, O muchas onzas, O muchos coches, O muchas drogas, Que si le lanza, Mirada torva, De esas que entienden Todas las pollas, Al punto mismo Se vuelve loca Como en comedia, Y se sofoca, Y cacarea Como persona… (375)
Pero fuera de esto, nada más. Dado el interés
nacionalista de la publicación, una línea importante
fueron los paisajes mexicanos, con más predilección por
los indígenas: Pátzcuaro, Jalapa, la cascada de Tizapán
(crónica ésta del joven Justo Sierra), y poemas como
“Volcán de Colima”, “A las ruinas de
Palenque”, y hasta un “Romance de la
muerte de Tezozomoc”. En este furor
nacionalista, Francisco Pimentel, uno de
los conservadores más firmes, colaboró
con breves estudios sobre lenguas
indígenas: huaxteco, mixteco, mexicano,
mame, otomí, tarasco, zapoteco,
tarahumar, ópata, cahíta, matlatzinca y
totonaco. Se incluyeron también estudios
arqueológicos, como uno sobre La
Quemada, con todo y litografía.
Las imágenes fueron un
componente importante, casi todas
litografías, que venían incluidas en el
semanario pero sin estar integradas al
texto. Aparecían en ellas también paisajes
extranjeros, pues se publicaron con regularidad crónicas
de viaje epistolar, como las de Gonzalo A. Esteva a
propósito de su visita a Heidelberg, en Alemania, y
Bélgica.
Pero las secciones a cuyo alrededor gravitaban
todos los contenidos eran la Crónica de la Semana, la
que inauguraba el
semanario, donde Altamirano
enumeraba todos los
acontecimientos sociales,
cívicos y culturales de la
capital; comentaba las fiestas
patrias, las del Día de
Muertos, los conciertos, las
funciones teatrales, las
cuestiones morales, como el
suicidio, comentaba libros, y
hasta registraba la agenda
del presidente Juárez, como
cuando se inauguró el
ferrocarril de Apizaco a
Santa Ana Chiautempan.
Para el conocimiento de la
Litografía de El Renacimiento.
época, las crónicas de Altamirano resultan
fundamentales.
Otra sección era la Revista Teatral de Manuel
Peredo, donde comentaba óperas, puestas en escena y,
a pesar de Altamirano, zarzuelas. Estaba también la
Revista de almacenes y modas, de M. F. de Jáuregui,
dirigida al público femenino:
Acompañadme a la “Ciudad de México.” Es una de las
muchas capitales del reino de la Moda. […] Permitidme
que con humilde torpeza procure describiros algunos de
los trages que formaban parte de la canastilla de novia
de una de las mas elegantes señoras de la capital. El
primero de raso blanco, formando por delante una doble
enagua recogida por flores de azahar…(86-87)
Altamirano incorporó también el Boletín Bibliográfico,
donde se daba noticia de todas las novedades
publicadas, ya fueran literarias, científicas o políticas. Ahí
aparecieron reseñadas, entre otras, Monja y casada,
virgen y mártir, y Martín Garatuza, de Vicente Riva
Palacio.
La sección de Efemérides Mexicanas surgió un
poco después, a cargo de Ignacio Cornejo, quien se
dedicó cada semana a recopilar todas las fechas dignas
de recordarse en México según su criterio, por ejemplo:
1º de Junio
1176.—Terminó la monarquía Tolteca, segun los cálculos
del historiador M. Veytia.
1783.—Hubo auto de fé en Santo Domingo, en que
salieron de la Inquisicion trece reos, diez hombres y tres
mujeres; dos por blasfemos, dos por haber celebrado
misa sin órdenes y los demas por casados dos veces.
(399)
Justo Sierra y Altamirano se alternaron estudios literarios
sobre figuras prominentes: Charles Dickens, Victor Hugo,
Lamartine; Francisco Pimentel sorprende con uno sobre
Sor Juana Inés de la Cruz. Se publicaron también
novelas por entregas, hoy día olvidadas y con títulos tan
poco atractivos como ¡Amor de Ángel!, de Emilio Rey, o
Una pasión italiana de Roberto A. Esteva. Destacan
entre estas novelas por entregas Clemencia, de
Altamirano, en la segunda época, y El ángel del porvenir,
de Sierra, la cual se quedó “por venir”, porque nunca
existió como tal.
Y en su afán de abarcar todo cuanto fuera posible,
nos llama la atención un artículo sobre los dinosaurios,
esos “anfibios antediluvianos”, y demás seres que la
paleontología apenas comenzaba a descubrir, cuyo autor
es el alemán Oloardo Hassey. A propósito de
paleontología, Hassey nos dice: “Esta voz se emplea
para designar la descripción de los seres orgánicos,
plantas ó animales, antediluvianos” (295).
El Renacimiento tuvo una segunda época, en
septiembre de 1869. Altamirano vendió el periódico por
cuestiones económicas (historia conocida para las
revistas literarias mexicanas), y pasó a ser redactor
en jefe; asumieron la edición F. Díaz de León y
Santiago White. Las secciones de la época anterior
se conservaron, excepto la Revista de almacenes y
modas.
Entre los contenidos, llama la atención un
interesante artículo de Cuéllar, “La literatura
nacional”, que es un intento de historia de la
literatura, abarcando a su manera desde los
aztecas hasta su época:
La más sangrienta de las revoluciones, la mas
estruendosa y memorable transformación, la conquista,
borró con todo el poder de una nacion guerrera los
geroglíficos mexicanos, y la tea de los soldados de
Cortés lanzó al espacio en espirales de humo el
inestimable tesoro de la literatura primitiva (86, II).
Se incluyen ensayos arqueológicos, como uno sobre un
monumento azteca, con amplias descripciones de los
glifos y sus correspondientes simbolismos en náhuatl. Se
anuncia también la aparición del fundamental Libro Rojo
de Riva Palacio y Payno, así como una traducción
íntegra de Mazeppa de Byron, a cargo de José María
Roa Bárcena.
Pero sin duda, el momento clave de esta segunda
época es cuando
Altamirano da por
terminado El
Renacimiento y lo
reconoce como el
incitador para el
surgimiento de
más revistas,
semanarios y
periódicos literarios en otros puntos del país: Las
Violetas, en Veracruz; La Revista de Mérida; La
Ilustración Potosina; El Álbum Literario, de León. Sin
embargo, habría que esperar un poco más para el
nacimiento de su heredera insoslayable: la Revista Azul,
de Manuel Gutiérrez Nájera, instalada ya en el
cosmopolitismo de los primeros años del porfiriato, e
inaugurando el modernismo en México y América.
Litografía de El Renacimiento con piezas prehispánicas.
© Mr. Fly
Foto: arte urbano en las ruinas de lo que fue El Relox, Av. Insurgentes sur, ciudad de México. ©Georgina Mexía-Amador
Comedias burlescas
del Siglo de Oro español
Escanderbey de Felipe López
“Con el fuego de sus soles
de mi corazón he hecho
dos libras de chicharrones.”
(vv. 1167-69)
Procesión de mujeres en Katmandú, la capital de Nepal.
Viajes y literatura
en la cima del mundo: Katmandú, Bhaktapur, Patán
Fotografías de Walter Keller-Kirchhoff/Textos de Alexandra David Neel
NEPAL En esta entrega el trabajo fotográfico de Walter
Keller-Kirchhoff nos transporta a Nepal. Acompañan
estas imágenes tomadas a principios de 2011
fragmentos del diario de viaje de Alexandra David-
Neel, mujer belga que viajó a Nepal en 1949,
convertida al budismo y hablante de tibetano.
Como toda mujer de su época desafió prohibiciones,
y más aún como occidental en su trato con los
hombres conservadores de la India y Nepal.
Sus impresiones y su modo de pensar corresponden
a una viajera, no a una turista, y demuestra gran
respeto y sabiduría sobre la cultura y la religión de
aquellos lugares que a nosotros nos son tan lejanos
y desconocidos.
“—Va usted a ver —continuó— ciudades, monumentos materiales; cualquier turista extranjero al que se permita la entrada en el Nepal puede ver todo eso. Pero hay otro Nepal… un Nepal que data, no ya de siglos, sino de miles y miles de siglos, y cuyos vestigios son aún perceptibles para quien haya agudizado sus facultades de percepción y haya adquirido sentidos nuevos.”
Plaza central de Patán, en el Valle de
Katmandú, con sus edificios tipo pagoda.
Anciano de Bhaktapur, en el Valle de Katmandú. Se adivinan en sus rasgos chinescos las tribus originarias del Himalaya.
Puesto de imágenes en el área Tamel de Katmandú.
Shiva, Parvati, Ganesha, Durga… y Mona Lisa.
Esculturas de estilo budista a las que se les rinde culto en una calle de Katmandú.
Con tika roja en la frente, el dios contempla.
Mujeres en medio de un ritual en Katmandú.
Plegarias, incienso y tika en la frente. Cuelga en un extremo un ramo de caléndulas. No reprochan con sus miradas el escrutinio a lo divino.
Mujer sentada en el porche de una casa típica de Bhaktapur.
Mientras, el perro sueña…
“Nepal, se nos dice, viene de Nê, un gran sabio que gobernó el país en tiempos muy antiguos.”
(A. David-Neel)
Procesión religiosa en Bhaktapur, la “ciudad de los devotos”.
No agita el viento los bigotes pétreos de los guardianes… pero sus ojos sí nos miran.
Misma procesión religiosa en Bhaktapur.
Ahora los caracoles suenan.
La estupa budista de Swayambunath en Katmandú.
“Swayambhu es el Buda que “se produjo a sí mismo” o que “existe
por sí mismo”. […] Los maestros de las escuelas esotéricas enseñan
que Swayambu-llama es un símbolo que designa la energía.” (A. D-N)
“—El Nepal —continúa— es una comarca muy favorecida por los dioses.
Los dioses la han formado entre las montañas, construyendo valles y
obligando a las montañas a dejar correr el agua que guardaban para que
los ríos rieguen los valles…” (A. D-N).
Vendedora de cántaros.
Mujeres en un balcón de Katmandú.
¿Sólo miran la calle o era desde allá arriba que, siendo jóvenes, desearon ser observadas?
Un león y un Hanumán de piedra en Bhaktapur.
El carácter sagrado de las bestias…
Somos observados desde el otro mundo, donde el tiempo es un ciclo de reencarnaciones.
La estupa budista de Pashupatinath en Katmandú.
Se inician los niños en el conocimiento del Buda. Las banderas son de influencia del Tíbet, no muy lejos de aquí. Los chamanes tibetanos escribían oraciones en trozos de tela y los colgaban para que el viento condujera los rezos a las deidades. Después, el budismo retomó esta práctica.
Monje budista en la explanada de la estupa de Pashupatinath.
Oh, monje, ¿si te cubres así del sol, qué harás cuando contemples el resplandor del Buda?
Los ojos del Buda de Pashupatinath.
La campana sagrada de Pashupatinath.
¿A quién invocar?
“Tengo horror a los programas dispuestos de antemano, y sobre todo a los programas dispuestos por
otros para determinar mis movimientos. Por amable y bienintencionado que sea, no puede usted
adivinar lo que me interesa, lo que quiero ver y lo que no me interesa lo más mínimo.” (A. D-N)
La plaza tradicional de
Bhaktapur.
Anciano de Bhaktapur
La transitoria vida humana: siempre entre la luz y la sombra.
“—¿Por qué va vestida como
nuestros sadhus?— me pregunta
casi encolerizado.
—Soy una sadhui budista.
—Pero usted es una extranjera…
¿Se le ha permitido entrar a
Nepal?...
—Sí.
Su rostro se oscurece aún más.
—¡Es increíble! No se debería
permitir que los bárbaros entren
en nuestro país.” (A. D-N).
Puerta de madera tallada, con restos de tika y caléndulas.
Puesto callejero de pulseras y collares.
Para la mujer de Nepal, el color del sari debe combinar con las pulseras, los aretes y el bindi con que adornan el entrecejo. En cada muñeca deben ir no menos de cinco pulseras, todas del mismo color, como
si fueran racimos. Y su sonido cristalino representa toda una coquetería.
Puesto de periódicos en el bazar de Katmandú.
¿Cómo será leer una revista de rock en alfabeto Devanagari?
Casa típica de Bhaktapur.
¡Miremos el mundo desde estas ventanas!
Hombre que ha ido al templo con flores, tika en la frente y el típico sombrero de Nepal, el dhaka topi.
por Yoni Oppenheim Traducción del inglés de Georgina Mexía-Amador
Casa de muñecas de Henrik Ibsen
Adaptación de la Compañía Judía de Teatro: 24/6
TORVALD: Nora—can I ever be more than a stranger to you? NORA: (picking up her Megillah – Book of Esther) Oh, Torvald—it would take the greatest miracle of all— TORVALD: What would that miracle be? NORA: Both you and I would have to transform ourselves to the point that—Oh, Torvald, I’ve stopped relying on miracles. TORVALD: But I do believe. It’s Purim. Tell me! Transform ourselves to the point that—? NORA: That our life together would be a true marriage. (She breaks out of the performance square, kicking candy, and opens the door and walks through it, kissing the mezuzah on the door.) TORVALD: (sinks down). Nora! Nora! (Looks around and gets up) Empty. She’s gone. (Picking up her headscarf and smelling it, a feeling of hope washes over him.) The greatest miracle— BALLADEER: (singing) I am free/ I am free/I am free/No more cages for me/Free as a bird, Free as can be./Songbird/Yes you've found your song to sing/You were singing for your supper/Had a taste for finer things./Songbird/Now you know what song to sing/And you can spread your wings. NORA slams the door shut behind her. Blackout. (Fragmento de A Doll House adaptada por: Yoni Oppenheim, música y letra de: Bronwen Mullin, Todos los Derechos Reservados 2011)
a adaptación que realizamos de la obra de
Henrik Ibsen, Casa de muñecas, en la Compañía
Judía de Teatro 24/6 no fue una producción
ordinaria. Los personajes originales son noruegos del
siglo XIX que celebran la Navidad en el umbral del
apogeo bancario en Noruega, mientras que los nuestros
son judíos ortodoxos en el Nueva York moderno del siglo
XXI, que festejan el Purim en el contexto de la crisis
L
Teatro
financiera y del escándalo de Madoff. La obra de Ibsen
subyace en el corazón del drama social moderno.
Nuestra producción incluyó tanto elementos del discurso
tradicional del Purim, cuyo origen yace en la tradición del
teatro social Yiddish, como textos de la Biblia que eran
cantados por Nora como sus tarantellas [danzas
folclóricas del sur de Italia].
En un ambiente teatral secular en el que las
puestas en escena se llevan a cabo de rigueur los
viernes por la noche y en los matinés de los sábados,
somos una compañía de actores, directores,
diseñadores, dramaturgos y músicos que vivimos nuestra
vocación por el teatro a pesar de seguir la tradición del
Sabbath.
Así, en nuestra compañía balanceamos nuestras
tradiciones religiosas con el compromiso de contribuir al
mundo moderno en que vivimos. Las obras de Ibsen nos
permiten explorar estas situaciones y los retos que
representan para nuestra comunidad. También hemos
podido presentar una obra clásica a un auditorio que,
sorprendentemente, siendo la más famosa de Ibsen no
estaba familiarizado con ella.
Contextualizar este drama de Ibsen en la cultura
judía moderna no está tan fuera de lugar como podría
parecer. La idea surgió a partir de varias experiencias
que tuve mientras realizaba mi Maestría en Estudios
Ibsenianos en el Centro de Estudios sobre Ibsen en la
Universidad de Oslo, Noruega. Mientras estuve ahí vi el
exitoso y memorable montaje que hizo el japonés
Mitsuya Mori, Double Nora, un drama Noh moderno
basado en Casa de muñecas. Esto me abrió la
posibilidad como director teatral de adaptar a Ibsen a
nuevas culturas y trasladarlo a un auditorio más
moderno. Durante mis estudios, encontré que uno de los
libros que el mismo Ibsen reconoce haber leído y que
influyó en sus obras, el cual aún puede verse en su
departamento en Oslo (ahora, el Museo Ibsen), es la
Biblia. Así pues, analicé y compare tanto Casa de
muñecas como el Libro de Esther. Descubrí también la
afinidad que Ibsen sentía por los judíos, expresada en
sus cartas a su contemporáneo, el poeta noruego
Bjørnstjerne Bjørnson y al crítico judeo-danés Georg
Brandes. Ibsen halló en los judíos el modelo y la
inspiración para mantener la identidad a pesar de la
situación de exilio. Nosotros, en 24/6, hemos encontrado
inspiración en las palabras y las obras de Ibsen, y hemos
creado un hogar para los artistas teatrales practicantes
del Sabbath, cuyo trabajo y voces han sido muchas
veces exiliados del mundo del teatro.
Casa de muñecas Escena 1 Torvald: Leor Hackel Nora: Etta Abramson Nora trae puesta la corona de la Reina Esther; sostiene en sus manos El Libro de Esther y un paquete de comida tradicional para regalar durante el Purim. Torvald lleva en la cabeza una yarmulke, el tocado judío masculino. TORVALD: ...Estas golosinas hacen que me de hambre. ¿A qué hora compraste todo esto? NORA: Después de llevar a Ivar y a Emmy a la escuela. Bob aún duerme. TORVALD: No deberías gastar tanto dinero. NORA: Cantando de Esther 9:22 ó 9:19 “…hay que enviarnos dulces unos a otros, y dar regalos a los pobres.” TORVALD: Cantando en son de burla con la misma melodía “No creo que la Biblia haya pensado en M&Ms personalizados.” Ni en trajes costosos. Bueno, hasta que empiece mi nuevo empleo en el banco seremos los encargados de dar regalos a los pobres. Traducción de la adaptación en inglés de Yoni Oppenheim: Georgina Mexía-Amador
24/6 A Jewish Theater Company http://twentyfoursix.weebly.com
JONA THAN FARR
creadores de literatura infantil
por Marisol Vázquez y Georgina Mexía-Amador
Luigi Amara y Jonathan Farr (ilustr.)
Las aventuras de Max y su ojo submarino
México: FCE, 2007.
n la “literatura infantil” convergen numerosas
expresiones artísticas. Cuando hablamos de
libros impresos, se hacen necesarios diferentes
lenguajes dado el lento proceso que enfrenta un niño
para acceder a la lectura de un texto escrito. Los juegos
y las rondas de tradición oral con que crecimos los
hacemos nuestros porque implican la canción, el juego, y
en el caso de los libros, el vehículo lúdico e imaginativo
se da con las imágenes. Pero éstas no están exentas de
interpretación, de hecho implica una lectura semejante a
la que exigen los códices precolombinos. La imagen
necesita ser leída, observada, y no siempre depende del
texto, sino que muchas veces dice algo que en él no
está. Entonces, ¿la imagen y el texto son
independientes? No necesariamente, aunque ninguno
está subordinado al otro. Y para comprobarlo tenemos el
trabajo de Jonathan Farr.
¿Qué pasa cuando el público que se tiene en
mente son los niños más pequeños, aquellos que
empiezan a conocer las letras del alfabeto, las palabras,
a construir oraciones? Al abrir un libro pensado en ellos,
lo primero que perciben son las imágenes, que son en
apariencia más aprehensibles que el texto. Pero para
que esto suceda, la imagen debe ser suficientemente
elocuente, como podemos ver en la serie de libros cuyos
protagonistas son Plip y Charly. Estos dos personajes
fueron creados por Jonathan Farr para acercar a los
niños a la lectura y a situaciones propias de su vida
cotidiana, y los encontramos en dos libros publicados en
México por el Fondo de Cultura Económica: ¿Te da
miedo la oscuridad? y ¿Por qué no quieres comer?
E
—Jonathan Farr divide su vida y su obra entre Bristol, Reino Unido, y la ciudad de México. Su principal interés es la ilustración y ha colaborado en libros, revistas y obras de no ficción. En este número echamos un vistazo a su obra como ilustrador y autor de libros infantiles, y a los retos que le ha significado poner a dialogar texto e imágenes.
La creación de Plip y Charly
La propuesta que se le hizo a Jonathan fue la creación
de una serie de libros dirigidos a niños pequeños que
fueran un apoyo para los padres en el momento de
enfrentarlos a momentos difíciles y cotidianos como
dormir, comer, bañarse. La serie pretendía “suavizar”
estas situaciones y ello implicaba la creación de
personajes con los que los niños pudieran identificarse.
Al inicio del proyecto Jonathan bocetó un
personaje sin rostro y amorfo en cuatro patas. Como
estaría dirigido a niños pequeños, las expresiones
faciales eran sumamente importantes, ya que deben
transmitir emociones fácilmente identificables, y esto no
estaba presente en ese primer boceto. Siendo así, se
reelaboró la propuesta: al ponerle rostro al personaje,
surgió un simpático lobo (Charly), pensando en que el
niño se identificaría mejor con un animal, ya que así no
se hace alusión tan directa a su problemática personal.
Y como amigos de Charly, surgieron Plip, cuya forma es
difícil de asociar con un animal concreto, y Mónica, el
personaje adulto que acompaña a los animales “niños”
en las historias.
La propuesta no implicó limitaciones para
Jonathan: “El hecho de tener una temática predefinida
me ayudó porque me dio un base y un punto desde
dónde empezar. Creo que a veces si tienes restricciones,
te ayuda creativamente”.
Jonathan Farr. Plip y Charly, ¿Te da miedo la oscuridad?
México: FCE, 2009.
Jonathan escogió dos temas concretos: dormir y
comer. Para el primero, acudió a personajes de las más
conocidas historias de horror: fantasmas, ogros,
vampiros. Los “niños”, Plip y Charly, tienen miedo en la
noche porque escuchan ruidos, pero ¡oh sorpresa!, los
personajes que en el relato tradicional son los
encargados de asustar, son los que ahora tienen miedo.
Así, Jonathan le da una vuelta de tuerca a los cuentos de
fantasmas y concreta la historia con la superación del
miedo: al final, no hay nada qué temer. Rescata una de
las emociones más instintivas, el miedo, y la sustituye
por otra: la alegría de sentirse acompañado, de tener
amigos, de formar parte de un grupo.
Mientras, en ¿Por qué no quieres comer?, el
conflicto está representado por una bebé dinosaurio, que
se niega a comer (vemos de nuevo el distanciamiento
directo del niño pero que a la vez busca la identificación).
Lo interesante aquí es que la dinosaurio no habla y el
relato muestra la interpretación que hacen Plip y Charly
de sus acciones, especialmente de su llanto y de
expresiones no verbales. Al principio le dan de comer
cualquier cosa, pero cuando integran el juego y, por qué
no, el cariño al acto de comer, la dinosauria accede y
transforma su actitud.
El núcleo de las dos historias está acompañado de una
infinidad de detalles que el texto no nos dice, sino que
los encontramos en las imágenes. Jonathan Farr nos
comenta sobre las expectativas y retos que enfrentó al
crear esta serie: “Al inicio, los libros iban a ser más
pequeños, como "board books". Pero cuando encontré a
Plip y a Charly me di cuenta de que el concepto había
tomado su propia vida, había crecido un poco y decidí
optar por convertirlos en "picture books" [libros álbum].”
Y esta es la forma en que ahora los encontramos.
Ilustrar poesía:
Las aventuras de Max y su ojo submarino
Jonathan nos ha comentado que es todo un reto ilustrar
textos de otros autores. Prefiere las historias
interesantes, de terror o con sentido del humor, que
tengan imaginación. Este es el caso del poemario Las
aventuras de Max y su ojos submarino de Luigi Amara,
publicado también en el FCE, y ganador del Premio
Hispanoamericano de Poesía para Niños en 2006.
Jonathan Farr. Plip y Charly, ¿Por qué no quieres comer? México: FCE, 2009.
Todas las imágenes han sido reproducidas con el permiso del editor.
La poesía de Amara en este libro es sumamente visual,
imaginativa, y para ilustrarlo Jonathan acude a una
escala de grises con acuarelas para crear un mundo
bizarro, loco e imaginativo. De nuevo, las imágenes
exigen la observación detallada, y su vigor visual dialoga
con los textos poéticos. “Fue muy divertido”, nos dice
Jonathan, “porque el libro está lleno de imágenes y tiene
un sentido del humor con el que siento una conexión; el
libro es oscuro y raro. Tuve ayuda de un amigo para
traducir y entender los detalles poéticos; él es mexicano
y lee mucha poesía. Pero en general entendí la mayoría
de los poemas y me gustaron mucho. No fue un reto
difícil, más bien muy placentero.”
Vemos que el ingrediente principal con que
Jonathan crea sus mundos en el ámbito de la literatura
infantil es la imaginación, con su capacidad para captar
la esencia de cuestiones universales y plasmarlas de
manera sencilla en situaciones humorísticas y
fantasiosas. Sus historias cuentan con elementos de
aventura, humor e irreverencia, con trazos auténticos,
espontáneos y sinceros, y siempre hayamos en ellas el
elemento sorpresa en la trama y en las ilustraciones.
Luigi Amara y Jonathan Farr (ilustr.) Las aventuras de Max y su ojo submarino. México: FCE, 2007.
l Cantar del Heike (Heike monogatari en su título original en japonés) es considerada una
de las dos grandes obras literarias de Japón, siendo la otra La historia de Genji (Genji monogatari). En ocasiones se le denomina “épica”, pero no es correcto calificarla como tal, pues aunque tiene algunas características de dicho género, éste es un término que describe a las obras de Occidente. De ahí que se prefiera utilizar el término original, monogatari, un género literario japonés que designa a las obras escritas en prosa. Carlos Rubio López, uno de los traductores del Heike al español para la edición española de Gredos (una de las pocas traducciones al español que se han hecho de la obra) explica que el Heike es del género de los llamados gunki monogatari o ‘relatos bélicos’ de la especie de los bun-hōshi o ‘literatura de los bonzos’ ejercida por los biwa-hōshi o ‘bonzos
del laúd’. Estos bonzos eran monjes ciegos que solían recitar los 12 libros que lo conforman, pero sólo a los de más alto nivel se les permitía además recitar el epílogo. Cantaban el Heike para todo público a lo largo de Japón, desde gente de la corte, de todos oficios, de las provincias, etc.
El Heike monogatari es una obra producto de la tradición oral y de múltiple autoría. La primera versión del texto escrito se atribuye al monje letrado Yukinaga y al músico ciego Shobutsu. Yoshida Kenkō, autor japonés y monje budista, afirma en su obra Ocurrencias de un ocioso: “Yukinaga escribió el Heike monogatari y se lo enseñó a un ciego llamado Shobutsu, que lo recitaba […] como Shobutsu era natural de la región del este, lo mandaba a recoger información de los samuráis, sobre el arco, los caballos y la estrategia de guerra. Yukinaga después lo escribía”. Con el tiempo se le incorporaron al texto adiciones, como enseñanzas budistas, árboles genealógicos, etc. La versión definitiva fue la que dictó en 1371 el
E En una noche sin luna, de oscuridad penetrante, dos generales samurái discuten la estrategia a seguir. Llueve a cántaros y el mar está embravecido. Pese a esto, uno de ellos decide embarcarse junto con sus hombres para atacar por sorpresa al enemigo que se refugia en una isla cercana… Por Carla del Real
El Cantar del Heike, un relato bélico del Japón samurái
Imagen de fondo: manuscrito del Heike monogatari
Rare Books of the National Diet Library
http://www.ndl.go.jp
bonzo Akashi Kakuichi, quien impulsaba una de las dos escuelas de recitadores del Heike que existían en ese entonces: la Ichikataryū y la Yasaka-ryū, a la que pertenecía Kakuichi.
La trama del Heike está basada en sucesos históricos que tuvieron lugar en el Japón de la segunda mitad del siglo XII. Cubre un periodo de 90 años (1131-1221), pero se concentra más en el periodo de 1167-1192. Cuenta el ascenso y caída del clan Heike (o Taira) a manos del clan rival, el Genji (o Minamoto). Más que preocuparse por
la caracterización de personajes, el Heike busca mostrar lo efímero de los asuntos mundanos mediante una parábola que se aprecia en las líneas que abren la obra en el prólogo: “la campana del templo de Gion toca el corazón de cada hombre para advertirle que todo es vanidad y desvanecimiento”, y la cierran en el epílogo: “a medida que el sol de la tarde se ocultaba detrás de la montaña, la campana del templo Jakkō-in comenzó a tocar”. Tampoco se preocupa por mostrar al lector las hazañas de un héroe. No hay héroes. La impresión que dejan los personajes es la de una profunda humanidad, tienen errores y aciertos y sufren sus consecuencias. Podría decirse que éste es uno de los motivos religiosos de la obra: la creencia en el karma contenida en las enseñanzas budistas, religión que, junto con el sintoísmo, rige a Japón hasta hoy en día. Como resultado de la ley del karma se produce la caída del clan Heike, lo cual lleva a otro de los motivos de la obra: el motivo social. El Heike refleja las luchas por el poder político que existían entre estos dos poderosos clanes más de samuráis y la sustitución de un grupo por otro.
Si bien el Heike no tiene un protagonista, el personaje de Taira no Kiyomori resalta al ser él quien pone en marcha la acción que transcurre a lo
largo de la obra. Kiyomori es un general que asciende rápidamente en la escala social gracias a sus victorias y lleva al clan Heike a su época de esplendor. Al ser cada vez más próspero en la corte y gozar del favor del emperador, Kiyomori se vuelve arrogante, orgulloso, tirano, ambicioso. No sólo los clanes rivales se ven afectados por su poder y ambición desbocados y mal encausados, también los gobernadores de provincias lejanas, los monjes budistas en los templos y la población en general. Su familia goza de prosperidad durante 20 años, pero a medida que su poder, influencia y arrogancia crecen, también lo hacen sus enemigos en la corte, la capital, los templos y las provincias. Kiyomori no llega a ser testigo de la devastación y caída de su clan consecuencia del mal karma provocado por sus acciones, que alcanzará a todos sus descendientes.
Póster de la versión cinematográfica del Heike monogatari.
http://ja.wikipedia.org
Detalle de la versión ilustrada del Heike monogatari.
http://sonic.net
No puede decirse tampoco que Kiyomori sea un antihéroe, puesto que la historia no tiene héroes. No se idealiza a ningún personaje, ni al más sensato, centrado, humilde y sabio, como es el caso de Shigemori, hijo de Kiyomori. En Kiyomori puede apreciarse un hombre, nada más, con sus errores y aciertos, virtudes y defectos. Lo mismo puede decirse de todos los otros personajes que aparecen a lo largo de los 12 libros. Sobresalen también por sus acciones los generales Minamoto no Yoshitsune y Kiso Yoshinaka, samuráis del clan Genji que se destacan en batalla por su valentía, osadía y por sus victorias obtenidas, pero también por su arrogancia y prepotencia, en el caso de Yoshinaka.
El Heike monogatari ha servido de inspiración a otras ramas del arte, desde el retrato de una variedad de escenas como la del Heike monogatari emaki (rollo de pintura) o en los grabados ukiyo-e, “pinturas del mundo flotante” (o estampa japonesa), hasta obras de teatro Noh dedicadas a alguno de los capítulos. De nuevo Carlos Rubio López proporciona información sobre este aspecto. Un ejemplo de obra noh basada en el Heike es el “Capítulo de Atsumori” (9, XVI) en el que el samurái
Naozane lamenta tener que decapitar a su enemigo, quien es un joven muy parecido a su hijo. También nos dice que el teatro noh es “el ilustre depositario de los temas del Heike, [pues] de las 16 obras noh sobre asuntos militares (shuramono), la mayoría está basada en episodios del Heike y muchas siguen fielmente su texto”. A su vez, los musicales con danza denominados kōwakamai, descendientes de una de las divisiones del noh, tiene por protagonistas en 33 de los 50 dramas musicales a los héroes del Heike. Un ejemplo contemporáneo de la vigencia del Heike monogatari son los manga (o comic japonés) que cuentan esta historia a lo largo de sus viñetas.
Como dato curioso relacionado con el Heike está la leyenda de los cangrejos de Dan-no-ura, lugar donde se libró la batalla que decidió el destino fatal de este clan en la que sufrió su derrota a manos del clan Genji. Si se observa el dorso de algunos de los cangrejos de este lugar, puede distinguirse la forma del rostro de un guerrero samurái. Dice la leyenda que estos cangrejos son la reencarnación de los espíritus de los samurái Heike que murieron en aquella decisiva batalla. Si se desea profundizar un poco más sobre este tema, puede consultarse el video de Carl Sagan llamado “El cangrejo Heike” en el que explica este proceso de selección artificial.
Cangrejo Dan-no-ura
http://meimikaligawa.blogspot.com
Grabado de cangrejos Dan-no-ura
http://suzukiroshi.sfzc.org
SIN DEFINICIONES
Foto: Fragmento de “Los locos” © Mr. Fly.
El arte callejero ha hecho brotar las mismas preguntas
sin cansancio: ¿callejero?, sí, sin duda. La calle aparece
como un gran lienzo, en especial sus espacios
abandonados: muros de cemento, fachadas
descuidadas, edificios desocupados, postes, cajas de
luz, señales de tránsito. ¿Arte?, se preguntan muchos…
depende del punto de vista se responde sí o no. Los
mismos exponentes se lo preguntan: ¿tiene la misma
calidad un diseño propio que un logo comercial
parodiado? ¿Cuál es el límite entre pintar un muro y
cubrir una señal de tránsito con calcomanías, para que el
arte se convierta en vandalismo? Muchos incluso
denuncian que hubo gente que se puso a pegar
estampitas o a pintar muros a lo güey, por lo que el arte
callejero se convirtió en una
moda más, susceptible de
ser imitada por cualquiera.
No hay definición
posible porque en el
posmodernismo la definición
no pretende ser estable, y el arte callejero es una
manifestación de esto, es su contexto. Su nombre mismo
sugiere aprehender un concepto pero no se limita ahí.
Mediante el esténcil y la calcomanía, principalmente,
derivados del graffiti, la plástica callejera ha inundado la
calle con diferentes imágenes: la parodia del personaje
de caricaturas o de una campaña de publicidad concreta;
seres de trazos infantiloides; figuras retro; personajes
Por Georgina Mexía-Amador
El arte callejero, a decir de sus exponentes, tiene
muchas aristas. Aquí no nos interesa definirlo, sólo
presentarlo como una posibilidad más de expresión
en el espacio habitado por todos: LA URBE.
© M
r. Fly
© M
r. Fly
públicos (siendo los favoritos el Ché Guevara, Emiliano
Zapata, el subcomandante Marcos, AMLO, Frida Kahlo y
Marylin Monroe del lado de los buenos, y de los malos
Vicente Fox, George Bush).
Las figuras religiosas
tampoco faltan: la Virgen de
Guadalupe, el ídolo intocable,
ahora equipada con una
máscara de gas. Porque el
arte callejero también es
protesta.
Lo distinguen el mensaje
breve y la imagen concisa,
objetivo compartido con la
publicidad, el habitante “legal”
de las calles, pero quizá más
contaminante que el street art por su tamaño, por su
formato, por los complejos que crea, por su afán de
llamar la atención y por la violencia con que se entromete
en nuestro espacio. El arte callejero, ya sea como
calcomanía o esténcil (cuyo formato varía según la
superficie y el tema), no hace nada de esto: es un
chispazo de ingenio (a veces una llamarada), nunca un
adorno o un estorbo… ¿o sí? Depende… En el proceso
creativo, está también cierta intención de plasmar la obra
en un lugar determinado, sobretodo porque muchas de
las imágenes corresponden a la cultura popular: uno de
los personajes preferidos es El Santo, y qué mejor lugar
para pegar una calcomanía de El Santo que en los
alrededores de la Arena Coliseo o la Arena México.
Entre tantos exponentes de arte callejero, queremos
resaltar aquí lo que ha hecho uno de ellos, Mr. Fly, no
sólo en cuanto a su propia obra sino respecto a sus
“Las moscas devorarán la ciudad”: MR. FLY
© M
r. F
ly
© M
r. Fly
inquietudes sobre el street art. Mr. Fly va más allá de la
calcomanía de ocasión (entiéndase, de pegarla donde se
le dé la gana), de la travesura, del dibujo que está chido
pero que realmente no dice nada. En primer lugar, Mr.
Fly emprendió junto con Dr. Rabias lo que ningún otro
exponente de arte callejero había hecho: documentar y
recopilar las muestras. El arte de la calle es efímero: se
expone a que lo borren, lo arranquen, lo tachen, ya sean
los vándalos o las autoridades, celosas del orden y la
limpieza. Pero en gran
parte, los creadores
saben que a eso le
tiran. Y no hay
problema. Mr. Fly ha
dicho que le produce
gran placer ver su obra
en la calle, aunque la
quiten al día siguiente.
Tampoco importa el
nombre de pila, si
acaso aparece una
firma con seudónimo:
el artista se transforma en
su obra, y su nombre tiene
también que ser conciso.
Así, Dr. Rabias y Mr.
Fly hicieron en 2007 una
revista especializada en
arte callejero llamada Cut;
cada número salió con un
formato diferente, nada
convencional. ¿La idea?,
pues fijar en papel las diferentes muestras del street art
de TODO México. Sin embargo, no todos los trabajos
valen la pena, en muchos no se adivina una intención
que vaya más allá de rayar muros o pegar estampitas,
pero esto no importa tanto, sino haber documentado el
mayor número de obras posible. En muchos casos,
sobretodo en cuanto a las calcomanías, se llegaron a
formar verdaderos murales: bardas, postes, muros
cubiertos todos de estampas. Lo malo: se pierde un poco
la individualidad de cada una, el motivo, el chiste. Pero,
¿era ésta la intención? Quién lo sabe…
Cut llegó a los cuatro números con gran parte de
su cometido cumplido: dar voz también a diferentes
© Mr. Fly
© M
r. Fly
autores de arte callejero, como protesta contra lo que en
otros medios (no se especifica cuáles) se llegó a decir
sobre su actividad. La cosa era
que los autores hablaran por sí
mismos, sin intermediarios. Y
este mismo cometido lo llevaron
a sus cuatro empresas
editoriales: el Black Book
Mexico, y la serie Tendencias
conformada por Mexténcil,
Calco-manías y Arte urbe,
todos bajo el sello de La Gunilla
Editores, en 2008.
La premisa de estos
trabajos era: el street art sí
existe en México. A decir de los
artistas, en ese momento
estaba más bien en estado
embrionario, hacían falta
propuestas, tomársela más en
serio. Pero existía y la prueba
eran todas las calcomanías en las calles, de las que
algunas aún sobreviven, y los tímidos esténciles (aunque
siempre fueron de mayor formato en Oaxaca, por ser
vehículo de protesta) en postes, en paredes. Pero, ¿para
qué “regular” un movimiento así?
La cosa era constatar su
existencia y dejarlo
documentado. Quizá esa misma
acción contribuyera a su
desarrollo, a su transformación.
Pero para Mr. Fly no
acababa ahí la cosa, sino que
tenía sus propios proyectos: la
mosca, su simbólico alter ego,
estaba dispuesta a devorar la
ciudad, y pronto se apropió de
las ruinas. Su extraordinaria obra
de 10 carteles titulada “Locos”,
apareció un día en las ruinas del
Cine Continental, en la Colonia
Del Valle (ciudad de México).
Sus moscas tomaron por asalto
la Ciudad Universitaria, y un
sinfín de lugares más, muchos de ellos anónimos:
bardas, paredes, buzones, postes. El enorme ojo de sus
Página del primer número de Cut
moscas nos observa, aunque ya queda muy poco en los
lugares donde originalmente los plasmó.
Pero el artista de la calle lo sabe y no pide permiso
a nadie. ¿Debería? No, por supuesto que no… ¿o sí? Su
esperanza recae solamente en el transeúnte, aunque yo
diría que su más fuerte aliado es el flanêur, el caminante,
como quienes escribimos estas páginas. Porque
transformar la calle no implica embellecerla o decorarla:
lo único que pide el arte callejero es que se le devuelva
la mirada y se aprecie su propia estética, más allá de la
transgresión y de lo efímero.
© Mr. Fly
© Mr. Fly
www.mrfly.org
© Mr. Fly
TEXTOS EN MAZAHUA por Lizeth Rodríguez
Como han sido los escritores indígenas quienes necesitan expresarse en español, nos da gusto incluir en este número una hablante de español que se ha aventurado a escribir en una lengua indígena de México.
Foto: pared de casa abandonada, Huejotzingo, Puebla, Méx. © Georgina Mexía-Amador
Dyezho Tuxkuku Mexe Mijñi Dyoo Miño Pale Male Tata Nana Yo t'ii ¡Texeji töjöbi! Töjöbi por májá ¡Múbúbi mákjojme! Töjöbi, Töjöbi, Töjöbi Yo ubi, nu yoo, yo ntee Nanka ajense mixtjo Ñe nu universo pesi jyarù, zana, seje. Jmutúji töjö ngek`ua d'akú pokjú yotza de las cosas. ¡Dador de la vida!
Canto Golondrina Búho Araña Ardilla Perro Coyote Abuelo Abuela Padre Madre Los Niños ¡Todos canten! Canten por la alegría ¡Corazones felices! Canten, canten, canten Los animales, las flores, la gente… Porque el cielo es hermoso Y el universo tiene Sol, Luna, Estrellas. Junten su canto para dar gracias al Creador de las cosas, ¡Dador de la Vida!
Negeko e Emilio
Nzhodú San Felipe bi na dyáá chjüü Papalotepec, mbeka gi manji jango k’e nujnu nacía e jiarú. Ra xörä ra xörä ñeje nzháa – nzháa e jiarú kjaji rutina.
E Pablo kja mi tsike poblador de San Felipe ñeje páa nudya mi janda zinzapjú tzentzontle o mamaze: “Ri n era magó nujnu ngeko janda e jierú mbese.”
Ma xörä nijeje, Pablo go nanga punku jingua jonxora tmó chjimechi ñeje ndeje ngeko e viaje ñeje emprendío e recorrido tsike rrekua. Janga o sétre e dyáá, go ndese asta e axeze ñeje s’etre sorprendió texe ko o’soo janda su alrededor. ¡Vista na Hermosa!
Numa jñurú janda e paisaje, e jiarú comenzó mbese ñeje e Pablo se emocionó tanto, tanto, k’e ndizi paaka ndeseze e dyáá ngeko contemplar el nacimiento e jiarú ñeje janda yo súú volar por e jense.
El Niño y la Montaña.
Para Emilio Cerca de San Felipe había una montaña llamada Papalotepec, la cual dicen algunos que de ahí nacía el sol. Mañana a mañana y atardecer – atardecer el sol hacía su rutina.
Pablo era un pequeño poblador de San Felipe y un día mientras veía el vuelo del tzentzontle pensó, “yo quiero ir ahí para ver al sol nacer”.
A la mañana siguiente, Pablo se levantó mucho antes del amanecer, tomó pan y agua para el viaje y emprendió el recorrido en un pequeño asnillo. Cuando llegó a la montaña, escaló hasta la cima y al llegar se sorprendió de todo lo que podía ver a su alrededor. ¡Vista muy hermosa!
Entonces al sentarse a ver el paisaje, el sol comenzó a salir y Pablo se emocionó tanto, tanto, que desde ese día el sube a esa montaña para contemplar el nacimiento del sol y ver las aves volar por el cielo.
Foto: puesto de periódicos en Copacabana, Rio de Janeiro, Brasil. ©Georgina Mexía-Amador
s difícil tratar de abordar cuatro días de intensas
actividades que tuvieron lugar en distintos
recintos al mismo tiempo. Por ello, más que un
resumen detallado, este artículo es producto de lo que
pudo observar uno de sus humildes asistentes.
La oferta de la Feria consistió en conciertos,
conferencias magistrales, showcases, talleres,
proyecciones de películas, clínicas (demostraciones de
algún músico "famoso" a un público, donde habla de su
técnica y da consejos para hacer tal o cual cosa con el
instrumento que maneja) y encuentros, en distintos
recintos de la capital tapatía, como la expo Guadalajara,
el Teatro Diana, el Cine Foro de la Universidad de
Guadalajara, un par de salones de un hotel y media
docena de venues. Sin embargo, gran parte de los
asistentes prefirió acudir a los stands destinados a
E
Feria Internacional de la Música (FIM)
Del 16 al 19 de junio se llevó a cabo en Guadalajara la primera FIM, y
todavía hay algunas cosas que no se terminan de asimilar…
Por Carlos Ascencio
Café TACVBA
Tomada del Facebook oficial
de Café Tacvba
regalar bebidas alcohólicas de los patrocinadores.
La iniciativa de crear la FIM partió de la
Universidad de Guadalajara, los mismos artífices de la
Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, una de
las más importantes del mundo (en voz de sus propios
organizadores), y el Festival Internacional de Cine (FIC)
de Guadalajara. Su intención es elevar a la FIM al mismo
nivel en el que se encuentran estos dos eventos, que
convocan a miles de personas año con año en la capital
de Jalisco.
Sin embargo, la FIM aún carece de personalidad
propia y de una oferta focalizada para distintos tipos de
público, que resultó ser bastante heterogéneo, pues lo
mismo se encontraban músicos experimentados con
principiantes entusiastas, cantantes de ópera con
vocalistas de trash metal y programadores de grandes
auditorios con bandas que tocan para un grupo reducido
de amigos y familiares. Es decir, pareciera no haber
existido una verdadera vinculación entre los panelistas y
los asistentes, más que en el ámbito de sus aspiraciones,
y es de lamentar que algunas enseñanzas que les ha
dejado a los organizadores la preparación de los dos
eventos mencionados más arriba, la FIL y el FIC, no
hubieran podido capitalizarse. Por ejemplo y sin ir más
lejos, la de tener un país como invitado para la FIM.
Sin duda es un buen comienzo y es que desde
hacía tiempo nuestro país requería un lugar que reuniera
a los distintos personajes involucrados en lo que hemos
optado por llamar música: desde el intérprete hasta el
público, pasando por el manager, el productor, el editor,
el distribuidor, el gestor de derechos de autor, el
promotor, el patrocinador y todos los “or” que se imaginen
que puedan estar detrás del show business.
JAIME LÓPEZ
http://metropoliblog.com
Utilizo la expresión show business en vez de “arte”,
“expresión cultural” o “manifestación estética”, pues más
allá de todas las bondades que tuvo esta primera FIM, el
aspecto comercial fue el que dirigió las velas del navío.
El debate central de varias de las conferencias
magistrales se enfocó en la debacle de la industria
musical, en las nuevas formas de distribución masiva de
la música, en cómo hacer negocio, en el marketing y el
espectáculo. Es un hecho que en la actualidad la música
es un negocio… y muy rentable. Sin embargo, el aspecto
cultural, social y académico fue el principal ausente de la
FIM y en lugar de eso, con mayor frecuencia de la
deseada, se cayó en el lugar común, en el comentario
anecdótico, en la obviedad: por ejemplo, “¿grabar o no
grabar en una major?” se convirtió en la pregunta a la
que un centenar de adolescentes que llevaban una
guitarra y sus sueños bajo el brazo esperaban respuesta
atentísimos. Como si realmente dependiera de ellos esa
decisión, como si realmente fuera una opción.
Entre lo más destacable de los conciertos de la FIM fue
el que ofrecieron en el Teatro Diana, el sábado 18 de
junio, Jaime López y su Chilanga Banda, conformada en
esta ocasión por los integrantes de Café Tacvba, Ramiro
del Real, Children y Andrea Balency. A diferencia de los
combos que se realizan en otros eventos como los Indie-
O Music Awards o en la última edición del Vive Latino —
durante el homenaje a Cerati—, este grupo de
experimentados músicos estaban armoniosamente
ensamblados y el resultado sonoro de este acoplamiento
fue inmejorable. Con ello, la pregunta que
inevitablemente surgió fue si habría más conciertos con
dicha alineación, lo cual, sin duda, resulta bastante
tentador. La FIM sienta un importante precedente para lo
que sucederá en años venideros. Además, ofrece un
panorama de cómo se percibe actualmente a la música,
el rumbo que tomará en un futuro y los grandes retos
herencia del pasado. Si se quiere que haya FIM para
rato, será necesario divisar e incluir nuevos horizontes y
no sólo contribuir a reforzar el sistema predominante,
pues la palabra música tiene un sinfín de aristas y
vertientes, y es un tema inagotable. Pero si continúa así,
teniendo cuatro días con un enfoque tan reducido por
parte de los organizadores, será imposible decir que se
está en una verdadera Feria Internacional de la
Música.
Logo de la FIM, Guadalajara
http://fimguadalajara.mx
Foto: señal de tránsito en Av. Insurgentes Sur, ciudad de México. © Georgina Mexía-Amador
En Pomuch la muerte es casi el fin… casi.
Jesús Morago
Texto e imágenes
El cementerio de
POMUCH,
Campeche
¿Por qué no
habríamos
de disfrutar
la luz nosotras,
las muertas?
¿Quién dijo
que no
volveríamos
a vernos?
Más allá de la vida está tu nicho, tu ventana, tu atalaya.
¿Me conoce?
No ha dejado
de mirarme
desde hace
rato…
Espero haber
planchado
la carpeta
como te gusta.
Ya están horneando el pan de queso.
Llega su aroma al camposanto.
Por Guadalupe Vera
a cabeza le tronó como un melón azotado en el piso. No hubo
más remedio que enterrarlo rápido. Su mamá no quería, me
suplicaba que lo velara y se hicieran procesiones, cánticos
eructados por mujeres quedadas, amargadas y secas. Quería
que se reunieran en la casa chillones y alcahuetes a rezar rosarios y
cantarle a su espíritu ¿Para qué? Él era bueno. Sé que todos en el pueblo
dicen que soy un bruto desalmado. Tal vez sí.
Cuando lo llevamos cargando en su caja, hubieron varios que
querían ayudarme a levantarlo. ¡Pesaba más la madera que él! Dejé a la
madre de ella, a mi padre y a mi hermano que me ayudaran un rato. Ellos
también lo querían y sabía que la tumbita les pesaba más por el corazón
aplastado que nos oprimía y que nos impedía caminar, que por lo que le
pesaba a nuestros hombros.
Al momento de enterrarlo, la María quería abrir la caja para
besarlo y darle las buenas noches. Gritaba “¡José, José a mi niño le da
miedo la oscuridad!” Y se tiraba al piso llorando, enlodando con sus
lágrimas y baba la tierra seca.
¡Claro que no dejé que abrieran la caja! Mi niño no es ningún
juego de feria y no tiene porque entretenerle el morbo a la gente. Ni lo
querían como yo, ni sienten su muerte tanto y además sabía que querían
ver como le había quedado la cabeza para luego contarle a otros, y esos
otros a extraños con cara de horror y lástima, y a mí después de esto no
me importa ni que me miren con pena o compasión. Es más, no
quiero ni que me vean.
Cuando terminaron de echar el último puño de tierra, todos
se abalanzaron contra su madre para levantarla de su chilladero. Yo no.
Me contenta que sufra.
Yo fui todo para el niño y el para mí y me fastidia ver a María
moquear. No puedo dejar de verla con asco y de lejos. Ahora reparo en
cuánto puede fingir una mujer, hasta qué punto puede utilizar las
lágrimas para convencer a otros. Y es que nunca lo quiso tanto.
Mi niño fue una carga para ella, se quejaba constantemente de
limpiarlo, de dormirlo, se hartaba cuando él se berrinchaba, cuando no
quería comer, cuando le pedía jugar, cuando se reía tanto al mirarme
llegar del trabajo y ahora resulta que le llegó con su muerte el amor
maternal disfrazado de arrepentimiento… Por eso quería que le
hiciéramos novenas y que en el camino para enterrarlo tocaran tambores
y trompetas para que se fuera alegre. Y es que cuando la gente muere te
acuerdas más de que era bueno, pero sobre todo de lo que dejaste de
hacer por él. Se te vienen encima los recuerdos de tus quejas como si
fueran parvadas de pájaros negros que se te enciman para sacarte los
ojos y para hacerte hoyos en el alma, para que se te escape por ahí la
felicidad. ¡Ojalá se le cuele a ella todo por allí!
Hasta cuando lo enterraron pensé que ese niño me quería tanto
que decidió morir para que me liberara de su madre. Se aventó de esa
escalera sin que nadie lo cuidara. Yo escuché como se reventó el cráneo
L
en gestación
desde afuera, donde le estaba haciendo una sillita y una mesita para que
no comiera en el suelo y por más que intenté correr rápido, el silencio
seco del golpe sin un chillido que viniera después me ablandaba las
piernas. La María no se dio cuenta luego, luego, hasta que escuchó mi
llanto seco, mientras trataba de meterle el relleno en su cabecita.
Por eso me voy. Nada de rosarios inútiles, ni comidas para los
chillones. Para esta muerte no hay más doliente que yo. Hoy mismo dejo
a su madre, ya no hay nada que me una a su espina, y es que hay mujeres
malas que no quieren a sus hijos. Los utilizan para tener dinero, atención
y hasta para retener hombre. Yo sé de eso y por eso la dejo. No voy a traer
más chamacos para que sean instrumento de ella. No quiero que mi
sangre se convierta en bastón de nadie, para obtener petate seguro,
comida y aguardiente.
¡Sí! Me duele harto dejar la tumba con el cuerpecito frió, pero él
ya no está ahí, sólo restos de piel amoratada, una testa destrozada y el
recuerdo más doloroso de lo que fue mi niño. Me llevo metidas en el
entendimiento sus carcajadas francas que resonaban como premio al yo
hacerle bromas y hacía que me sintiera el hombre que contaba los
mejores chistes del mundo, aunque ni sepa hablar bien, ni en público, ni
en privado, pero me hizo convertir en alguien trabajador y con ganas de
querer mucho y no en el animal que todos creen que soy.
Y eso de agarrar el alcohol y dedicarme a la vagancia, pues ya
decidí que no. Me voy a poner a trabajar lejos y de manera honrada,
porque ahora siento que me puede ver todo el tiempo y pues no voy a
dejar que crea que tuvo un mal padre. Lo que sí, es que ya quiero que se
larguen todos del cementerio y me dejen un rato a solas para sembrar
unos geranios en la tierra que lo cubrió, porque a él le encantaba
arrancarlos, a pesar de que su Mamá se enojaba porque los despedazaba,
porque a ella sí le gustaba cuidar sus plantas, más que a nosotros. Le voy
a sembrar hartos y donde esté, yo creo que le va a gustar ver su tumbita.
Pos sí, a lo mejor soy un bruto insensible como dice la María,
pero no voy a volver. No me importa su sufrimiento, ni como se las
arregle después. Sólo les cuento, que ya decidí que con el primer sueldo
que me gane en la ciudad voy a tatuarme unos geranios en el pecho, para
honrarlo siempre y no tener que venir a visitar su tumbita, en donde ya
no quedan más que restos y el último vínculo que me unía con ella,
porque seguro va a estar viniendo seguido para regar los geranios,
sentirse menos culpable y buscar que la compadezcan y pues yo no me la
quiero encontrar. Ya parece que oigo a los del pueblo diciendo que el
animal de José dejó a la María tan buena, que quería tanto a su niño y
que como no puede superar la muerte del chamaco por eso va a cuidar su
tumbita. ¡Pobre de mi niño, hasta después de muerto la María lo seguirá
utilizando de bastón para buscar un nuevo bruto que le crea y le de
petate, casa, aguardiente y un nuevo chamaco!
Un
lugar
donde
soñar
Fotografías
y texto
de Joan Llensa
en gestación
Muchas veces hemos contemplado un bosque o un paraje virgen sin haber pensado
realmente en lo que estos sitios nos pueden aportar. El pasado mes de abril decidí
adentrarme en un bosque cerca de mi residencia. Preparé una mochila con todo lo
necesario para un día de excursión: bocadillos, agua, un zumo y, por supuesto, la cámara
de fotos. Me encaminé hacia el nordeste hasta que un viejo camino de piedras comenzó a
desaparecer entre la maleza y la arboleda autóctona. Tras una hora y media de caminata,
mis ojos descubrieron atónitos un lugar que parecía sacado de las películas, donde los
habitantes fantásticos vivían ocultos a nuestros ojos. La visión de una arboleda, sombría y
húmeda, con cientos de rocas blancas como la nieve esparcidas por el suelo, me hizo creer
que me encontraba en el mundo de los elfos.
Seguí mi camino un poco más y
cuando el bosque se despejó, la
maravilla ante mis ojos fue
mayor: un manto de todos los
tonos verdes imaginables estalló
entre el cielo zafiro. Un lugar
virgen justo al lado de mi casa.
Pero de todas las emociones que
aquel día experimenté hubo una
que me llamó la atención: no
estaba tan solo como creía.
Quizá fue la ilusión o la
embriaguez de aquel paraje de
ensueño, pero en todo momento
me sentí vigilado de cerca por
los seres mitológicos de los
bosques: duendes, hadas… Y esa
sensación se arraigó en mi
corazón como una lanza.
Fue en 1996 cuando el nombre de Álvaro Enrigue se empezó a escuchar en la escena literaria latinoamericana. Era un primerizo que se daba a conocer con La muerte de un instalador, novela con la que ganó el Premio de Primera Novela Joaquín Mortiz de aquel año. Se reveló entonces como una gran promesa de las letras que, para estas alturas, se ha cumplido. En sus páginas se siente la influencia narrativa de Borges, la precisión de Vila-Matas, el lirismo salvaje de Bolaño y, latiendo aquí y allá, el corazón de Bryce Echenique.
Este año ha vuelto con su sexta y más reciente novela, Decencia, que se edita bajo el sello de Anagrama. Situada en los años setenta, se dibuja una aventura a bordo de un Cádillac que recorre las tierras de Jalisco y Michoacán, en busca de las paradojas del México de la segunda mitad del siglo XX: ¿Cómo se llegó a tal punto de violencia e impunidad? ¿Qué pasó con los ideales de los sesenta? ¿Qué pasó con la Revolución? Se trata de un road trip que trata de contar el siglo XX mexicano en un viaje que dura 24 horas.
La novela juega a dos tiempos. Al frente está la historia de un anciano adinerado llamado Longinos Brumell —que ha hecho su vida a la mala—, a quien dos jóvenes guerrilleros idealistas secuestran por ser testigo incidental de un atentado contra el consulado de Estados Unidos. Mientras viaja raptado en el Cádillac, el viejo Brumell va recordando esa segunda historia, la suya: el niño que fue cuando le estalla en la cara la Revolución, el primer cigarro, la primera función del cinematógrafo, los ojos asemillados de la Flaca Osorio —su primer amor—, el primer muerto.
— Por Guillermo Sánchez Cervantes
A bordo de un Cádillac La nueva novela de Álvaro Enrigue, Decencia, es un intento por descifrar los problemas del México actual, con una historia que se disfruta a toda velocidad.
RESEÑARIO: LIBROS
Foto: interior de un Buick ca. 1920 © Georgina Mexía-Amador
“Desde un inicio tenía la idea de contar dos historias que se complementaran mientras avanzaba este viaje por el occidente. La primicia era juntar a un sobreviviente de la Revolución con dos guerrilleros de la Liga 23 de septiembre —guerrilla que emergió en el país durante los setenta—, yendo a mil por hora en un Cádillac por Michoacán —dice Álvaro Enrigue—. Dos viajes que corrieran simultáneamente como los dos pisos del Periférico”.
Decencia está escrita con sudor y saliva. Está habitada por personajes que saben a canela y aguardiente, y villanos que, a pesar de sus fechorías, se vuelven entrañables, que cautivan al lector con diálogos que uno no imaginaría de personajes tan brutales, como si fuera una película de Tarantino: desde cuál sería el mejor repertorio canciones de Roberto Carlos, hasta cómo hacer pasar tequila con piloncillo como el añejo más selecto. Una novela que pulveriza los mitos patrióticos y le quita el folclore al país hasta desnudarlo.
“Es un libro que problematiza la tremenda descomposición que parecería estar sufriendo el país. Un problema que se gestó en la Revolución. La idea de vivir rápido y morir como valiente, el machismo brutal que todo lo jode, la cultura de la impunidad, el sistema judicial que se sirve primero a sí mismo y luego a los jefes. Una conversación que los escritores de mi generación no se ha animado a tener con la raíz de la que viene irremediablemente”, dice Enrigue.
Con tintes tragicómicos y un humor sin concesiones, Decencia refleja un México de nadie, donde todos parecen mandarse por sí mismos, sin noción de orden ni ética. “Mis personajes tienen una idea infame de lo que es decente. La suya es una moral clientelar con la que se construyó el país después de la Revolución. Aquí cada quien es su santo”, dice. Personajes que son emblema de todo lo que se ha hecho mal, de cómo ya cualquier abuso de la clase política pareciera algo creíble, costumbrista y hasta justificable.
Álvaro Enrigue nos lleva del pasado al presente con absoluta facilidad: virtudes de un novelista que escribe a solas, que lee a solas y deja al tiempo la responsabilidad de juzgar su propia narrativa. “Decencia viene para decirnos que somos los responsables del desastre actual. Que hemos pasado un siglo cultivando devotamente el huevo en la serpiente”, concluye el escritor.
Foto: interior de un Ford Thunderbird 1957. © Georgina Mexía-Amador
— Por Carlos Ascencio
concierto del 5º aniversario
de MERCADO NEGRO DE NALGAS Y PUERQUERAMA
El miércoles 17 de agosto de 2011, se llevó a cabo en el Imperial la primera sesión de las Noches de Mercado Negro. Los encargados de apadrinar de forma inmejorable estas sesiones fueron De Nalgas y Puerquerama. Alrededor de las 23 horas, De Nalgas inició la velada con la energía y potencia que los caracteriza. Subieron al escenario a tocar los temas que apenas un par de semanas antes habían sido acallados por las autoridades de la delegación Venustiano Carranza, en la ciudad de México, después de haber sido invitados por funcionarios de esa misma demarcación a tocar en la Feria de la Torta, paradójicamente. Desde el escenario del Imperial, los integrantes de De Nalgas, agradecieron que en Mercado Negro se garantizara la libertad de expresión y se tuviera la posibilidad de interpretar canciones como “Presidente Pendejo”, pieza con la que cerraron su set.
Siguió el turno a Puerquerama, quienes ataviados con ropa deportiva color rojo y máscaras de porcinos hicieron su arribo al escenario para contagiar al público presente con las altas dosis de clembuterol y cisticercos que contiene su música. Los oriundos de Toluca, Estado de México, mantuvieron el discurso contestatario que minutos antes había empleado De Nalgas, sólo que con una base musical que difería en ritmos y estilos. Mientras los primeros hicieron uso de las “quintas” típicas del punk, los señores de Puerquerama presentaron una alineación bastante fuera de lo usual —tres vocalistas— y mezclaron ritmos un poco más bailables.
Para cerrar la noche con broche de oro, DJ Chente y DJ Davo se negaban a cerrar la pista de baile, gracias a la excelente selección de música que realizaron ex profeso para la primera sesión de las Noches de Mercado Negro, que por cierto, también sirvió como celebración por su quinto aniversario al aire.
RESEÑARIO: CONCIERTOS
— Por Carlos Ascencio
concierto del 5º aniversario
de MERCADO NEGRO DE NALGAS Y PUERQUERAMA
RESEÑARIO: CONCIERTOS
El miércoles 17 de agosto de 2011, se llevó a cabo en el Imperial la primera sesión de las Noches de Mercado Negro. Los encargados de apadrinar de forma inmejorable estas sesiones fueron De Nalgas y Puerquerama. Alrededor de las 23 horas, De Nalgas inició la velada con la energía y potencia que los caracteriza. Subieron al escenario a tocar los temas que apenas un par de semanas antes habían sido acallados por las autoridades de la delegación Venustiano Carranza, en la ciudad de México, después de haber sido invitados por funcionarios de esa misma demarcación a tocar en la Feria de la Torta, paradójicamente. Desde el escenario del Imperial, los integrantes de De Nalgas, agradecieron que en Mercado Negro se garantizara la libertad de expresión y se tuviera la posibilidad de interpretar canciones como “Presidente Pendejo”, pieza con la que cerraron su set.
Siguió el turno a Puerquerama, quienes ataviados con ropa deportiva color rojo y máscaras de porcinos hicieron su arribo al escenario para contagiar al público presente con las altas dosis de clembuterol y cisticercos que contiene su música. Los oriundos de Toluca, Estado de México, mantuvieron el discurso contestatario que minutos antes había empleado De Nalgas, sólo que con una base musical que difería en ritmos y estilos. Mientras los primeros hicieron uso de las “quintas” típicas del punk, los señores de Puerquerama presentaron una alineación bastante fuera de lo usual —tres vocalistas— y mezclaron ritmos un poco más bailables.
Para cerrar la noche con broche de oro, DJ Chente y DJ Davo se negaban a cerrar la pista de baile, gracias a la excelente selección de música que realizaron ex profeso para la primera sesión de las Noches de Mercado Negro, que por cierto, también sirvió como celebración por su quinto aniversario al aire.
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Carlos Ascencio (México, D.F., 1986). R-egresado de la Licenciatura en Educación Musical de la Escuela Nacional de Música, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y estudiante de la Licenciatura en Etnomusicología. Colabora en el programa Mercado Negro de música independiente hispanoamericana en Ibero 90.9. Ha sido asistente editorial en la revista Indie Rocks!, becario de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia (UNAM) y director del coro de la Secretaría de la Reforma Agraria. Ganó el segundo lugar en el Primer Concurso Universitario de Programas de Radio UNAM, en la categoría de programa musical. Walter Keller-Kirchhof (Alemania, 1951). Es Asesor en Jefe del Proyecto de Mejoramiento para el Norte y Este de Sri Lanka, el cual es financiado por los gobiernos de Alemania y Australia y busca mejorar los servicios públicos de este país asiático, por medio de distintas acciones. Ha colaborado también en India, Paquistán, Bangladesh, Nepal, Tailandia, Malasia, Indonesia y Timor Leste. Entre 1985 y 2003 trabajó como periodista y fotógrafo. Marisol Vázquez (México, D. F., 1979). Licenciada en Pedagogía por la UNAM, con Maestría en Informática Educativa por la Universidad del Desarrollo Empresarial y Pedagógico (UNIVDEP). Ha laborado en el Museo Universitario de Ciencias y Artes (MUCA), en el Fondo de Cultura Económica y ha colaborado con la Editorial Santillana, entre otros. Actualmente dirige Arte con Letra. Joan Llensa Aubert (Sant Joan les fonts, Girona, España, 1977). Creció leyendo las colecciones “Elige tu aventura” y “La máquina del tiempo”. A los catorce años colaboró en la emisora de su municipio (Radio Sant Joan, 107FM), donde realizó, produjo y presentó multitud de programas durante diez años. En 2010 decide profundizar en la escritura creativa e infantil y juvenil de la mano de los hermanos Carmen y Gervasio Posadas. Tiene publicados algunos relatos, y actualmente está trabajando en la que espera sea su primera novela. Lizeth Rodríguez (San Luis Potosí, 1991). Estudiante de la Licenciatura en Lengua y Literatura Hispanoamericanas de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Pertenece a la Red Nacional de Estudiantes de Literatura y Lingüística como delegada de su estado. Le gusta leer y escribir, y habla la lengua jñatrjo. Guadalupe Vera (México, D. F., 1976). Estudió derecho en la UNAM y se especializó en propiedad intelectual. Se considera amante de la literatura y la escritura. Actualmente vive en la ciudad de México con su esposo y sus dos hijos.
Guillermo Sánchez Cervantes (México, D. F., 1983). Cuenta que desde pequeño tuvo una sospechosa pasión por la ficción y los libros, que lo llevaron después a estudiar Letras Inglesas en la UNAM. Se tituló con una tesis sobre la obra del escritor homosexual Com Tóibín. Profesor frustrado, amante de los chocolates, ha trabajado como traductor freelance, y actualmente como escritor y periodista de la revista mexicana Gatopardo, donde ha realizado todo tipo de entrevistas a artistas, políticos, cineastas y escritores. Actualmente conduce el podcast “Contraportada”.
Carla Del Real (México, D.F., 1982). Estudió Informática y Letras Inglesas en la UNAM. Se especializa en la traducción de textos en español e inglés. Ha trabajado con investigadores de budismo, psicología y recién se adentra al mundo del automovilismo. La literatura es uno de sus mayores intereses, en especial la de Asia y particularmente la de Japón. Le encantan los animales, sobre todo los perros.
Yoni Oppenheim (Nueva York). Es director de teatro y dramaturgo de Nueva York. Es fundador y director co-artístico de 24/6: A Jewish Theater Company. Su abuelo paterno, Fritz Werner Oppenheim, fungió como cónsul adjunto del gobierno de la República de Weimar en Veracruz y la ciudad de México, pero volvió a Alemania dadas las dificultades de profesar la religión judía durante los años veinte en México.
Jesús Morago (México, D.F., 1957). Se graduó de la carrera de Letras Hispánicas de la UNAM con una tesis sobre José Revueltas. Ha publicado su obra en revistas y periódicos bajo diferentes seudónimos. Colaboró en los periódicos El Nacional y Uno más uno. Actualmente es profesor en el Posgrado de Artes Visuales en la Academia de San Carlos de la UNAM.
TRADUCTORAS
Fabiola Mercado (México D. F., 1981) Licenciada en Letras Inglesas por la UNAM, con especialidad en traducción. Ha laborado en el Colegio de México, la SEP y en Ediciones Culturales Internacionales. Actualmente trabaja como traductora free lance en Verdehalago y como correctora de estilo, traductora y redactora en Editores Mexicanos Unidos.
Nayelli Pérez (México D.F., 1982) Licenciada en Letras Inglesas por la UNAM, con especialidad en crítica literaria. Actualmente labora en el grupo editorial Macmillan.
COLABORADORES COLABORADORES
Foto: Pavimento pintado en una calle de Nueva Orleáns, E. U. A. ©Georgina Mexía-Amador
lapeluqueriademicolo.com Facebook: La peluquería de Micoló F
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