la poesÍa como manifestaciÓn estÉtica de...

92
LA POESÍA COMO MANIFESTACIÓN ESTÉTICA DE LA MEMORIA (ACERCAMIENTO A LA OBRA “MORADA AL SUR” DE AURELIO ARTURO) ALEJANDRO VELÁSQUEZ LEÓN UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PEREIRA DE PEREIRA FACULTAD DE EDUCACIÓN LICENCIATURA EN ESPAÑOL Y LITERATURA 2012

Upload: buituyen

Post on 19-Sep-2018

213 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

LA POESÍA COMO MANIFESTACIÓN ESTÉTICA DE LA MEMORIA

(ACERCAMIENTO A LA OBRA “MORADA AL SUR” DE AURELIO ARTURO)

ALEJANDRO VELÁSQUEZ LEÓN

UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PEREIRA DE PEREIRA

FACULTAD DE EDUCACIÓN

LICENCIATURA EN ESPAÑOL Y LITERATURA

2012

LA POESÍA COMO MANIFESTACIÓN ESTÉTICA DE LA MEMORIA

(ACERCAMIENTO A LA OBRA “MORADA AL SUR” DE AURELIO ARTURO)

ALEJANDRO VELÁSQUEZ LEÓN

TRABAJO PRESENTADO COMO REQUISITO PARA OBTENER EL TÍTULO DE

LICENCIADO EN ESPAÑOL Y LITERATURA

ASESOR

ARBEY ATEHORTUA ATEHORTUA

UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PEREIRA DE PEREIRA

FACULTAD DE EDUCACIÓN

LICENCIATURA EN ESPAÑOL Y LITERATURA

2012

Nota de aceptación

____________________

____________________

____________________

____________________

Presidentes del jurado

____________________

Firma

____________________

Firma

A mis padres

Índice

Página

1 – Introducción ______________________________________________________8

2 - Aurelio Arturo, la poesía en su tiempo ________________________________14

2.1 – Impresiones generales _______________________________________14

2.2 – Primeras publicaciones _______________________________________17

2.3 – La poesía de la naturaleza ____________________________________22

2.4 – Su poesía a mitad de siglo ____________________________________25

2.5 – El libro: Morada al Sur _______________________________________30

2.6 – Un poeta inclasificable _______________________________________32

3 – Poesía de memoria ________________________________________________34

3.1 – El poema “Morada al sur” _____________________________________34

3.2 - Primera parte: En las noches mestizas que subían de la hierba ________36

3.3 - Segunda parte: Y aquí principia, en este torso de árbol ______________39

3.4 - Tercera parte: En el umbral de roble demoraba ____________________43

3.5 - Cuarta parte: Duerme ahora en la cámara de la lanza rota en las batallas

______________________________________________________________46

3.6 - Quinta parte: He escrito un viento, un soplo vivo ___________________53

4 – Memoria y paisaje _________________________________________________55

4.1 – Dos temas sugeridos ________________________________________55

4.2 – El paisaje _________________________________________________57

4.2.1 – El viento ___________________________________________57

4.2.2 – La noche ___________________________________________59

4.2.3 – La luz ______________________________________________64

4.3 – Interludio __________________________________________________68

4.4 – La memoria ________________________________________________70

4.4.1 – Ayer _______________________________________________71

4.4.2 – Almaguer ___________________________________________74

4.4.3 – La distancia _________________________________________75

4.4.4 – El narrador del sur ____________________________________78

4.5 – Madrigales ________________________________________________80

5 – Conclusiones ____________________________________________________85

6 – Bibliografía ______________________________________________________90

6.1 – Bibliografía citada ___________________________________________90

6.2 – Bibliografía consultada _______________________________________91

6.3 – Videografía ________________________________________________92

8

1. Introducción

Gilberto Arturo, hijo del poeta Aurelio Arturo, cuenta que una vez su padre lo detuvo en

la calle frente a un álamo para que mirara las hojas moverse. Aníbal Saravia, su amigo,

decía que Aurelio Arturo habría sido poeta aunque no hubiese escrito nunca un poema,

por su forma particular de ver las cosas. Jacobo Arturo, sobrino de Aurelio, alguna vez

lo vio mirar el paisaje y le preguntó si estaba triste, y él le respondió que era posible

que estuviese triste, porque estaba volando.

El poeta Aurelio Arturo Martínez nació el 22 de febrero de 1906 en La Unión Nariño,

departamento al suroccidente de Colombia. En estas tierras el joven poeta vivió sus

primeros 19 años y ese descubrimiento del mundo en su niñez y adolescencia, en

medio del paisaje y los ritmos de la naturaleza, marcó para siempre su personalidad y

su vida; por eso, años después en la ciudad, seguía reconociendo el mismo temblor en

las hojas, el mismo misterio en las cosas y la misma fascinación hacia el paisaje.

Fue el mayor de los ocho hijos del matrimonio de Heriberto Arturo y Raquel Martínez,

familia que poseía tres fincas en los alrededores de La Unión y en las que transcurrió la

infancia del poeta. En 1925 viajó en caballo a Bogotá, huyendo de todo su pasado que

se quedó en Nariño con la muerte de su madre, y no volvió hasta muchos años

después a esa tierra que el mismo nombró como su Morada al Sur.

9

Desde joven sintió la inclinación hacia la literatura aunque estudió derecho, título que

alcanzó según él mismo, por necesidad. En su poesía se reconoce un marcado

sentimiento de nostalgia hacia el pasado, sin embargo sus recuerdos son más que

anécdotas personales contadas por un hombre adulto, son una serie de experiencias y

presencias bordeadas por impresiones que rayan en lo fantástico, pero que nacen de

una profunda relación con la naturaleza.

La consideración de la poesía como manifestación estética de la memoria, surge de la

interpretación del poemario Morada al Sur, como una suerte de memorias personales

en las que se pone en evidencia la sensibilidad del poeta hacia su pasado y la

posibilidad de crearlo y recrearlo. Este acercamiento a la poética de Aurelio Arturo es el

resultado de la articulación de diferentes postulados que algunos autores han

planteado entorno a su obra, he intenta sondear los alcances y posibilidades de lo que

definiríamos como una posibilidad estética del recuerdo.

Ya lo había manifestado Lidia Inés Muñoz Cordero en el documental dedicado al poeta,

llamado “Morada al sur, la rapsodia de Aurelio Arturo”:

El sur lo lleva siempre a cuestas y donde se encuentre

siempre está remitiéndose a su origen, a esa tierra donde

fue escenario de una infancia feliz y esa es la constante de

10

todas sus poesías, una estética de memoria que llaman, por

que ser capaz de recordar la textura de las espigas o la

textura de los campos, de las montañas, del vuelo de las

palomas, todo esto es bastante importante como un logro.1

Si bien la intervención de la poetisa e historiadora Lidia Muñoz es algo corta, enuncia el

fenómeno que se aborda en este acercamiento y da una primera puntada de la forma

como se evidencia en la poesía de Arturo, por medio de las imágenes sensibles del

campo y sus fenómenos.

También encuentro un referente al planteamiento de lo estético en la memoria, en una

de las publicaciones del blog de Rafael Cippolini, en el cual escribe:

Estetizar ¿es siempre pasteurizar? Cuando aseguramos que

incluso el material crudo de los noticieros ya se encuentra

estetizado por nuestra mirada (cuando hablamos del

tratamiento visual y estilístico de una noticia) ¿estamos

nivelando los grados de impacto de la misma forma en que

controlamos los contrastes y brillos en un Photoshop?

1 - “Morada al sur, la rapsodia de AurelioArturo”, documental dirigido por Julio Cesar Goyes Narváez y Víctor Manuel Hernández Coral. Nariño 2000.

11

Incluso reconocemos la impronta estética de lo casual y del

descuido. Yendo un poco más lejos, podríamos hablar de

estéticas del recuerdo (de los modos en que estetizamos el

material de nuestra memoria, de las maneras en que nos

gusta recordar ciertos hechos).2

El interés general de esta aproximación a la obra del poeta Aurelio Arturo Martínez, es

trabajar alrededor de la memoria como un tema sugerido por las mismas situaciones

que rodean la creación de la obra y que se puede leer como la fuente primera de donde

surge su creación, de allí que se haga válido hablar de una estética del recuerdo en la

obra de Aurelio Arturo, como un modo de denominar el fenómeno en el que el poeta

encuentra una forma de hacer vigente su pasado a través de la poesía y ésta a su vez

encuentra lo estético como su forma o su manifestación; “El pasado fundamenta

nuestro acontecer, pero a su vez nosotros también configuramos el tiempo ido”3 dice

Julio César Goyes Narváez y en la medida en que esa forma en que configuramos el

tiempo ido es la poesía, podemos llamarla estética del recuerdo.

La interpretación de una obra, es en sí misma una comunión entre el escritor y el lector

que permite ampliar su sentido, cada lectura produce nuevas impresiones y de ese

2 - CIPPOLINI, Rafael: CIPPODROMO “Estética(s) del sentido”; Blog publicado el sábado 12 de enero 2008 en http://cippodromo.blogspot.com/2008/01/estticas-del-sentido.html.

3 - GOYES NARVÁEZ, Julio César – El Rumor de la Otra Orilla variaciones entorno a la poesía de Aurelio Arturo – Editorial Si Mañana Despierto (SMD). Bogotá 1997. P. 15.

12

modo se puede decir que una obra de arte es un organismo productor de sentido,

capaz de generar nuevas posibilidades. El interés de este trabajo interpretativo, es

abordar la obra Morada al Sur de Aurelio Arturo como una suerte de memorias

personales en las que su autor conserva y comunica su visión y las impresiones del

mundo que sobreviven en él desde la infancia.

En el capítulo “Aurelio Arturo, la poesía en su tiempo” se hace una valoración de la

escritura del poeta en su contexto histórico y literario, tratando de definir los elementos

que hicieron que su poesía fuera diferente a las tendencias de la escritura en su

tiempo. Se tienen en cuenta la aparición de algunas de las generaciones de escritores

colombianos, las voces de los textos críticos que se escribieron sobre Arturo y la

publicación de cada uno de los poemas que conforman Morada al Sur.

Por su parte, el capítulo “Poesía de memoria” intenta una aproximación al poema

“Morada al sur” como poema fundamental y fundacional en la obra de Arturo a través

de la consideración de la poesía como memoria estética. Son relevantes ciertos

detalles autobiográficos que se pueden interpretar desde el poema, pero, aún más que

esos detalles de su vida, de los que parte su poesía, interesa todo su alrededor, su

forma de recordar y crear a través de la escritura y su forma de convertirnos en

confidentes de su sensibilidad hacia el mundo.

13

Y por último, el capítulo “Memoria y paisaje”, es un acercamiento a todos los demás

poemas del libro Morada al Sur, desde esos dos temas claves de su poética según la

lectura propuesta, “la memoria” y “el paisaje”. Si bien se hace una cierta distinción al

abordar unos poemas dentro del tema de los recuerdos y otros dentro de la visión que

tenía el poeta con la naturaleza, se debe tener en cuenta que esos dos grandes temas

conviven en toda su escritura, que se aúnan y en cierta medida se permiten uno a otro

dentro de toda su poética.

14

2. Aurelio Arturo, la poesía en su tiempo

2.1 Impresiones generales

Aurelio Arturo Martínez escribió sus primeros poemas siendo aún muy joven, cuando

cursaba sus años de colegio en Nariño, sin embargo de esos primeros versos no se

conserva mucho o bien algo que se le pueda atribuir sin generar dudas de su autoría.

Llegó a Bogotá en 1924, cuando solo tenía dieciocho años, para continuar sus estudios

de bachillerato después de huir de la casa paterna por el fuerte impacto que le causó la

muerte de su madre Raquel Martínez (figura que aparece en algunos de sus poemas

como la presencia de su infancia idílica); un par de años después inició sus estudios de

derecho en la Universidad Externado.

Publicó su primer poema en 1927 y desde ese momento empezó a aparecer en

algunas revistas de difusión nacional, lo que le fue dando un espacio en el trabajo de

diferentes críticos que se entusiasmaron por su obra. Años después, en 1963,

publicaría su único libro Morada al Sur por el cual le sería otorgado el “Premio Nacional

de Poesía Guillermo Valencia” por la Academia Colombiana de la Lengua.

Alrededor de unos 60 poemas se pueden contar en 50 años de creación literaria, una

producción bastante corta comparada con la mayoría de obras completas de los poetas

colombianos; sin embargo, en Arturo se puede pensar en la brevedad como una

15

necesidad si entendemos que el proceso de su escritura fue precisamente lo que le

exigió tiempo y dedicación, tal como lo expresó William Ospina “por ese procedimiento

singular de su poesía, que crecía lenta y segura en él.”4 Murió en 1974 y creo que

todos los que hemos podido apreciar su poesía, nos hubiese gustado escuchar unos

cuantos versos más de los que seguramente se llevó sin que vieran el papel.

En esos 50 años de creación Aurelio Arturo compartió publicaciones y momentos con

diferentes “generaciones” de escritores; sin embargo su estilo y visión poética difiere

ampliamente de cualquier escritura en la historia literaria de Colombia. Sus primeros

poemas aparecieron un par de años después de las publicaciones de la revista Los

Nuevos; después sería ubicado como poeta Piedracielista por su cercanía cronológica.

En 1945 aparecieron trece de sus poemas en la revista Cántico que lo relacionaría con

los Cuadernícolas. No tuvo nada que ver con el grupo de Mito que hizo su aparición en

1955 y mucho menos con Los Nadaistas que empezaron a “invadir a la ciudad” en

1958. Siempre al margen de cualquier grupo, murió cuando empezaban a aparecer los

primeros versos de la generación desencantada. Su voz y su sensibilidad lo aislaron a

él y a su poesía de cualquier estruendo social, al respecto alguna vez afirmó:

4 - OSPINA, William - La Palabra del Hombre - en Cuatro ensayos sobre la poesía de Aurelio Arturo, Bogotá, Fondo Cultural Cafetero, 1989, p. 20 - Tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 559

16

Yo no creo en la labor de las “guerrillas literarias” que

periódicamente se organizan; pero por la edad pertenezco a

la generación de Piedra y Cielo, entre cuyos componentes

cuento con amigos muy cordiales, a quienes profeso grande

admiración, y con quienes he estado vinculado en labores

literarias. Me parece, sí, que la labor del poeta debe ser más

bien solitaria. Las labores de grupo sirven para calar en la

sociedad, pero con el tiempo, de los grupos o movimientos

literarios sólo van quedando las más prestantes figuras. El

tiempo lo va borrando todo, es implacable y no admite

recomendaciones.5

De este modo el tiempo ha conservado una imagen de poeta silencioso, una “voz

insular” dentro de las letras colombianas, que sorprende cada vez más por su

originalidad, por su forma de hacer música, de invocar el paisaje y de tejer las palabras.

En un país de poetas menores la voz de Aurelio Arturo sonó extraña; no caló con el tipo

de poesía a la que estaba acostumbrado el principio de siglo que encontraba en

Guillermo Valencia el poeta nacional; tampoco se asimiló a la formas españolas que

adoptaron los Piedracielistas para rechazar esa tradición centenarista, su poesía ni

5 - ARTURO, Aurelio en lecturas dominicales de El Tiempo, domingo 8 de diciembre de 1963. Tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. Introducción. P. 23

17

siquiera comparte ese afán de vanguardia que buscaron varias décadas de escritores

desde Los Nuevos; su labor solitaria de poeta se regocijó en el recuerdo del campo y la

infancia y lentamente fue encontrando su ritmo y su música en la naturaleza. En un

país que se debatía entre la tradición y cómo superarla, Aurelio Arturo se mantuvo

distante y pacientemente fue dejando una obra completamente original.

2.2 Primeras publicaciones

Su primer poema apareció en el Suplemento Literario Ilustrado del diario El Espectador

en 1927, un año después de que se publicara Suenan Timbres de Luis Vidales y un par

de años después de que León de Greiff publicara su “primer mamotreto”:

Tergiversaciones, obras que muestran el interés de ese tiempo por cambiar las

tradicionales formas de la literatura nacional. El poema publicado fue “Balada de Juan

de la Cruz”, en el que se reconoce un cierto tono épico que distingue algunos de sus

poemas y que pertenece a una de las líneas temáticas que manejó en un primer

momento de su creación hasta inicios de los años treinta, caracterizada por las

resonancias sociales, que se corresponde con los ideales comunistas por los que

mostraba interés el joven poeta y que empezaban a hacer carrera en Colombia.

Víctor Amaya González fue el crítico que publicó el primer acercamiento a la poesía de

Arturo en un texto titulado “Un pequeño escorzo de Aurelio Arturo” que apareció en las

Lecturas Dominicales de El Tiempo en 1928. En el ensayo Amaya logra señalar

aspectos que aparecen alrededor de toda la obra del poeta de La Unión pese a que en

18

el momento éste contaba con veintidós años y había publicado solo once de sus

poemas, además Amaya persiste en la distancia que existe entre la poesía de Arturo y

su tiempo, aclarando que: “este poeta, como todos los creadores que disponen de luz

no prestada, ha comenzado por arrojar a la basura las polvorosas fórmulas que hacen

la devoción de los retóricos.”6

Tres años después de la publicación de Amaya, aparecieron los dos primeros poemas

de Aurelio Arturo que harían parte en 1963 de su libro “Clima” y “Canción de la noche

callada”, de allí se podría decir que su poesía empezó a enfocarse y a definir el

imaginario de hojas y vientos en el recuerdo de su tierra, de su Morada al Sur. Para

entonces Rafael Maya ya había publicado su ensayo “Orientaciones Aurelio Arturo” en

el que caracteriza al poeta como perteneciente a la generación de los “post-nuevos” y

aclara que la gran diferencia de su poesía radica en la libertad de ritmo, nutrida de una

fina sensibilidad y una total conciencia de su escritura. En palabras de Maya: “Podría

escribir, al margen de cada uno de sus poemas, un comentario exegético en que nos

mostrara el itinerario de su voluntad creadora en ímpetu rumoroso hacia la realización

del acto poético.”7

6 - AMAYA GONZALES, Víctor - Un pequeño escorzo de Aurelio Arturo - En: Lecturas dominicales de El Tiempo, vol. XI, número 269, Bogotá, 7 de octubre de 1928, p. 289 - Tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 501.

7 - MAYA, Rafael - Orientaciones. Aurelio Arturo - En: La Crónica Literaria de El País, año I, n° 1, Bogotá, 12 de marzo de 1932, p. 3 - Tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 505.

19

Los años treinta, en Colombia, estuvieron a cargo de los liberales que lograban

instaurarse en el gobierno después de 55 años de hegemonía conservadora, lo que

llevaría a diferentes intentos de cambio en lo educativo y lo agrario como fue el

proyecto “Revolución en marcha” llevado a cabo por Alfonso López Pumarejo en 1934.

Ese mismo año Aurelio Arturo finalizó los 16 poemas que conformarían el manuscrito

de su primer intento de libro Un Hombre Canta, el cual nunca fue editado aunque

generó grandes expectativas en sus lectores. Para este año el aún joven poeta de 28

años ya había publicado 34 poemas en algunas revistas de diarios importantes del

país, hecho que resalta que su interés por la creación poética se intensificaba y de

forma acertada, si tenemos en cuenta que para ese momento ya había publicado cinco

poemas considerados fundamentales dentro de su obra total, los ya nombrados “Clima”

y “Canción de la noche callada” en 1931, “Canción de ayer” y “Canción del retorno” que

más tarde modificaría y llamaría “Remota Luz” en 1932 y la primera versión (no muy

diferente) de “Rapsodia de Saulo” titulada “Rapsodia de Saúl” en 1933. Según esto a

sus 28 años, Aurelio Arturo ya había escrito la mitad de su obra completa y sus últimos

poemas ya marcaban el tono y el imaginario de Morada al Sur.

En 1937 apareció en Colombia la primera edición de la poesía de Porfirio Barba Jacob,

el libro fue llamado La Canción de la Vida Profunda y otros poemas. Barba Jacob fue

uno de los poetas colombianos por los que había mostrado admiración Aurelio Arturo y

con el cual había tenido la oportunidad de encontrarse en 1928 y sobre el cual escribió

algunas líneas. Al respecto se ha dicho:

20

No pocos comentaristas de Arturo han llamado la atención

sobre la posible filiación de Arturo respecto de Barba, en

particular a lo atinente a su relación con un pasado infantil

idílico. El parentesco puede enunciarse, sin duda, y a lo

mejor tiene bases históricas, pero luego es necesario

efectuar el crucial deslinde de las respectivas visiones

poéticas, atormentada en Barba, y plena y en cierto modo

feliz en Arturo.8

También se publicó en 1937 las Prosas de Gaspar el cuarto mamotreto de León de

Greiff, otro poeta colombiano al cual Arturo dedicó unas palabras en un artículo titulado

““Poemilla” última creación de León de Greiff” en el cual deja clara la admiración que

sentía por el poeta antioqueño, señalando la originalidad de “ese cantor de infinitas

músicas idiomáticas” y el genio poético que le permite un valor humano a través del

humor, características estas que bastan para destacarlo entre los poetas colombianos.

En 1937 Aurelio Arturo obtuvo su título de doctor en derecho y ejerció el cargo de Juez

Permanente de Policía, uno de los diferentes cargos públicos que desempeñó a lo

largo de su vida, que atendieron a sus intereses en la política; no se sabe de ningún

8 - TORRES DUQUE, Óscar. CABARCAS ANTEQUERA, Hernando. MORENO-DURÁN, Rafael Humberto - Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. Cronología. P. 297.

21

texto firmado con su nombre que ilustre sus ideas sobre el derecho aunque en algún

momento aseguró que en realidad era de lo único que conocía.

Los cuadernos de Piedra y Cielo aparecieron entre 1939 y 1940 y con su publicación se

daría pie para hablar de una nueva generación de poetas en Colombia que se

ubicarían después de los llamados Nuevos; el nombre de Piedracielismo y su

propuesta poética la tomaron de Juan Ramón Jiménez y las formas de la poesía

española, con esto, el grupo de jóvenes escritores que intentaron apostar por la “poesía

misma” se proclamaron como poetas y le hicieron frente a la estética imperante, que

todavía no superaba a Guillermo Valencia. Entre las figuras más representativas del

Piedracielismo están los poetas: Eduardo Carranza, Jorge Rojas, Arturo Camacho

Ramírez, Carlos Martín y Gerardo Valencia; sin embargo, el rótulo alcanzó a cobijar a

todos los poetas que publicaron en dichos cuadernos. La inclusión de Aurelio Arturo en

el grupo de Eduardo Carranza por parte de algunas antologías y de ciertos críticos se

debe a la cercanía cronológica y a la amistad que sostuvo con algunos de sus

integrantes.

“Interludio” apareció por primera vez en Revista de Indias en 1940 (poema que con el

tiempo se volvería uno de los más editados en antologías), y no publicaría ningún

poema nuevo hasta 1945, año de vital importancia en la vida literaria del poeta

teniendo en cuenta que es el año en que por mediación de su amigo Jaime Ibáñez

22

publica en la Revista de la Universidad Nacional de Colombia su poema más

importante “Morada al sur” que le daría el nombre a su libro en 1963.

En 1945 también aparecieron trece de sus poemas en la revista Cántico que venía

circulando desde 1943, siendo ésta la primera vez que se publicaron sus poemas en un

intento de libro. Hernando Téllez bautizó con el nombre de Cuadernícolas a los poetas

que publicaron en dicha revista, como a Jaime Ibáñez, Andrés Holguín, Rogelio

Echavarría, incluso se cuenta dentro de este grupo a Álvaro Mutis y Fernando Charry

Lara. De este modo, tal como lo señalan Oscar Torres Duque, Hernando Cabarcas

Antequera y Rafael Humberto Moreno Durán en la cronología que hacen sobre Aurelio

Arturo para su obra poética completa en 2003, Arturo sería más un poeta

“cuadernícola” que “piedracielista”, dado que publicó una gran cantidad de poemas en

Cántico y nunca en los cuadernos de Piedra y Cielo. “En cualquier caso – aclaran –

estas categorizaciones no son más que un mero divertimento o gimnasia cronológica.”9

2.3 La poesía de la naturaleza

En 1937 se publicó por primera vez un poema de Aurelio Arturo en una antología de

poesía colombiana, el poema fue “Tierras de nadie” y apareció en una antología de

Samper Ortega titulada Los Poetas de la Naturaleza.

9 - TORRES DUQUE, Óscar. CABARCAS ANTEQUERA, Hernando. MORENO-DURÁN, Rafael Humberto - Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. Cronología. P. 308.

23

Sin duda la categoría (y lugar común de la poesía colombiana y latinoamericana) “la

poesía de la naturaleza” concuerda con Aurelio Arturo y su obra. En él la naturaleza es

un elemento transversal que junto a la memoria fundamentan a grandes rasgos su

Morada al Sur.

En estos vivos cielos de las tierras de nadie

Hay tanto vuelo ágil, tanta pluma irisada,

Que es como si los pájaros fueran aquí más libres,

Que es como si esta tierra fuera tierra de aves.10

(Tierras de Nadie)

Mira esta inmensa hermosura, este suelto

manantial de alegrías, esta salud de árboles.

Mira las montañas embellecidas de distancia,

Y las distancias que lanzan su saeta.11

(Paisaje)

10 - ARTURO, Aurelio - Tierras de nadie - tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa. - Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 180.

11 - Ibid – Paisaje – P. 174.

24

Sin embargo, hay que sumar en sus temáticas la visión del pasado idílico, una de las

características más marcadas del romanticismo, con la que el poeta nos habla de una

infancia a través de sensaciones y de la forma como asimiló el mundo de la mano de

los procesos naturales. Según Rafael Gutiérrez Girardot, en Aurelio Arturo:

Esta infancia es paralela a la inocencia de la Naturaleza”

[…] “El recurso al origen, a la inocencia de la naturaleza y

de la infancia, corresponde al propósito de la poesía de

rebautizar las cosas, de devolverles su prístina significación

en el contexto de un poema.12

Tal como lo ilustra en su poema “El Cantor”, que se puede leer como una suerte de arte

poética:

Con sílabas os haré claros de bosque.

O de esos cielos gastados, mariposas vivaces.13

(El Cantor)

12 - GUTIÉRREZ GIRARDOT, Rafael - Historia y naturaleza en la poesía de Aurelio Arturo - en Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 434.

13 - ARTURO, Aurelio - El Cantor - tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 175.

25

La posibilidad de que el poema evoque la naturaleza, de que por medio de las palabras

se puedan hacer “claros de bosque” y “mariposas vivaces”, permite darle a Arturo un

lugar diferente entre los llamados “poetas de la naturaleza”.

2.4 Su poesía a mitad de siglo

En 1946 finalizó la llamada república liberal con el gobierno de Mariano Ospina Pérez,

durante el cual se generó una mayor rivalidad entre los partidos lo que llevó al

enfrentamiento armado y desencadenó la “época de la violencia” en Colombia,

detonada por el asesinato del líder del partido Liberal y candidato presidencial Jorge

Eliecer Gaitán en 1948. Paralela a esta violencia que se torna un fenómeno común en

toda la historia de Colombia, se podría rastrear la temática como otro lugar común

hacia donde se enfoca la creación artística, por su parte Aurelio Arturo ya había

dedicado algunos de sus poemas al fenómeno, entre los que se cuentan: “Balada del

Combate”, “Balada de la Guerra Civil”, “Balada de Juan de la Cruz”, entre otros. Sin

embargo para 1948 su poesía se había distanciado de los ideales políticos por los que

había demostrado interés años antes, como podría decir Juan Gustavo Cobo Borda, se

había alejado de la peste de su tiempo: la política.

Dos días antes de producirse “El Bogotazo”, Aurelio Arturo se reunió con el poeta José

Gorostiza, director de la delegación de México en la conferencia panamericana que se

llevaba a cabo por esos días en Bogotá; el interés de Arturo en la reunión era

enteramente literario y lo sorprendió que el poeta mexicano no hablara de otra cosa

26

que no fuera política, cuenta su amigo Fernando Charry Lara quien lo acompañó en la

visita. Para entonces Gorostiza había abandonado su oficio literario y particularmente

los hechos que tuvieron lugar ese 9 de abril en Bogotá, lo movieron a escribir su último

poema titulado “Declaración de Bogotá”

Detrás de tu figura

Que la ventana intenta retener a veces,

La entristecida Bogotá se arropa

en un tenue plumaje de llovizna.

He aquí los hechos.

En virtud de su mentira cierta,

transido por el humo de su engaño,

He aquí mi voz

En medio de la ruina y los discursos […].

Declara:

Me has herido en la flor de mi silencio.14

(Declaración de Bogotá)

14 - GOROSTIZA, José - Declaración de Bogotá - en Poesía y poética de José Gorostiza tomado de http://isaiaspenag.blogspot.com/2010/01/un-poema-de-jose-gorostiza.html.

27

Después de “El Bogotazo”, Colombia entró en una guerra partidista que llevaría a la

conformación de las guerrillas y que ha tenido consecuencias hasta la actualidad.

Cinco años después de la muerte de Gaitán, el General Gustavo Rojas Pinilla dio un

golpe de estado al gobierno de Laureano Gómez, quedando el país bajo su mando por

cuatro años. En 1958 se creó el Frente Nacional como un intento de conciliar los dos

partidos políticos tradicionales y negando la posibilidad de otras posturas políticas.

La literatura colombiana por su parte vio surgir la revista Mito en 1955, liderada por el

poeta y ensayista Jorge Gaitán Durán y considerada la revista literaria más importante

del siglo por publicar muchos de los escritores fundamentales de Colombia, entre ellos

García Márquez y Álvaro Mutis. Además por la apertura de un espacio para mostrar por

primera vez el escenario internacional de la literatura con textos inéditos de Octavio

Paz, Alejo Carpentier y traducciones de Vladimir Nabokov y El Marqués de Sade, entre

otros. En palabras de Hernando Téllez, Mito fue:

Una revista así, libre, inconforme, en la cual la literatura, el

arte, la ciencia o la filosofía, no aparecen como pobres

damas vergonzantes a quienes se les da refugio provisional

por benévola condescendencia, sino como la razón de que

ella exista, merece larga vida. Y merecería el respeto de la

28

comunidad, si a la comunidad le interesaran estas cosas.

Pero es obvio - y natural - que no le interesen.15

En la década del cincuenta se publicó también en Colombia el primer libro de Héctor

Rojas Herazo Rostro en la Soledad (1950), Los Elementos del Desastre de Álvaro

Mutis (1953), Humano Litoral de Helcías Martán Góngora (1954) y apareció el primer

manifiesto Nadaísta en Medellín (1958) firmado por Gonzalo Arango.

Mientras el país vivía una inestable situación política y social, la literatura alcanzaba

cierta lucidez de la mano del grupo de intelectuales de Mito, por su parte Aurelio Arturo

(quien particularmente nunca apareció en la mencionada revista) no publicó ningún

poema nuevo en la década del cincuenta, después de la publicación de “Sol” en la

separata Colombia en Cifras en 1946 no publicó nada nuevo hasta 1961 cuando

apareció su poema “Nodriza” en una de las publicaciones de la revista Eco. Arturo se

dedicó a finales de los cuarenta a la dirección del programa radial Voces del Mundo, el

cual, en su primer año de labores le dedicó un homenaje a su escritura, señalando el

valor que logra su poesía al no dejarse permear por las tendencias de su tiempo y

admirando el hecho de que pese a la gran acogida de su trabajo no hubiese buscado la

publicación de un libro.

15 - TÉLLEZ, Hernando - Nota sobre |Mito, 1958 - tomado del libro - Historia portátil de la poesía colombiana - de Juan Gustavo Cobo Borda. Edición digital. P. 78.

29

La poesía de Aurelio Arturo se nos ofreció desnuda de

retórica y de trucos, y sin el academicismo, la falta de

aventura y el prosaísmo a que habíamos venido asistiendo,

sin el tedio de las extintas rosas mecánicas que ya

definitivamente han ido al olvido.16

Después del programa radial, Arturo se dedicó a diferentes cargos públicos en los años

siguientes; fue nombrado jefe de la Sección de Traducciones de la Embajada de

Estados Unidos en 1950, tres años más tarde viajó a Pasto al ser nombrado

Magistrado del Tribunal Administrativo de Nariño, cargo que le permitió estar cerca de

su padre Heriberto Arturo que murió en 1954; en 1956 volvió a Bogotá al ser nombrado

jefe del Departamento Administrativo y de Contratos de la Personería Municipal; un año

después viajó a Popayán al ser nombrado Magistrado del Tribunal Superior de dicha

ciudad hasta 1959, cuando regresó a la capital como Magistrado del Tribunal Superior

de Bogotá y poco después fue nombrado Secretario General del Ministerio del Trabajo

hasta 1961, que fue nombrado Magistrado del Tribunal Superior Militar en Bogotá.

Seguramente fue el agitado movimiento por las diferentes ciudades y sus variados

cargos lo que lo alejó de la publicación de nuevos poemas, incluso se podría pensar en

que ésta también fue la causa por la que nunca publicó en Mito; sin embargo muchos

16 - Nota anónima de Voces del mundo titulada: Nuestro director tomada de Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. Cronología. P. 312.

30

de los poemas que ya había publicado aparecieron en diferentes antologías y revistas

culturales durante todos esos años. Después de la publicación de “Nodriza” en Eco,

apareció su único libro en 1963.

2.5 El libro: Morada al Sur

Fueron necesarios casi cuarenta años de labor poética para que apareciera el primer y

único libro de Aurelio Arturo Morada al Sur, publicado por el Ministerio de Educación

Nacional. A los dos meses de su publicación apareció el primer análisis crítico de las

manos de Eduardo Camacho Guizado en el n.° 43, vol. VIII/I de la revista Eco y poco

después le sería otorgado el Premio Nacional de Poesía Guillermo Valencia. Tan solo

13 poemas conforman el libro, uno de los poemarios más cortos dentro de la historia

colombiana que sin embargo fue recibido con el mismo entusiasmo con el que se

habían recibido todas sus publicaciones en revistas como lo muestra el ensayo del

poeta y amigo personal de Arturo, Fernando Charry Lara titulado “El poeta” que

apareció en la misma página de las Lecturas Dominicales de El Tiempo en la que se

publicó el acta del premio, en el ensayo Charry Lara realza el valor de la poesía de

Arturo en el panorama de la literatura nacional señalando la originalidad de “una de las

más hermosas y delirantes manifestaciones de la poesía nacional” que se ha

conservado al margen.

El acento de su poesía se admiró desde el primer momento

por la rara combinación que logra de misterioso entresueño

31

y melodía secreta. Se le escuchaba, desde entonces, aparte.

Esto quiere decir que se le reconocía en su soledad, en su

atmósfera encantada, en su emoción intransferible. Pero aún

añade algo: se confirmaba entre diversas calidades no

comunes, la de ser una de las más originales voces de

nuestra poesía.17

La aparición de la Revista de la Cultura Occidental Eco en 1960 abrió un nuevo espacio

literario en Colombia que de cierta forma continuó con el trabajo de Mito que cerró su

ciclo en 1962 con la muerte del poeta y director de la revista Jorge Gaitán Durán. En

los inicios Eco fue principalmente una revista que publicaba en español textos de

escritores europeos pero con el tiempo sus intereses se fueron dirigiendo más hacia los

escritores latinoamericanos conforme crecía el Boom. Además de la publicación de

“Nodriza” en 1961, Aurelio Arturo también publicó en Eco varias de sus “canciones” que

quedaron por fuera de su libro en 1963, este mismo año aparecieron también Los

adioses de Fernando Charry Lara y Estoraques de Eduardo Cote Lamus.

Con Morada al Sur Arturo se mostró como una voz madura en la poesía colombiana y

continuó ganando espacio en el medio literario, donde los jóvenes poetas cada vez lo

17 - CHARRY LARA, Fernando - El poeta - tomado de Lecturas dominicales de El Tiempo, 8 de diciembre de 1963, en Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. Cronología. P. 312.

32

veían con más admiración, sin embargo después del libro solo aparecieron cinco

poemas nuevos: “Sequía” en 1970, “Lluvias”, “Palabras” y “Tambores” en 1973 para el

primer número de la revista Golpe de dados y “Yerba” publicado en el primer número

de la revista Pluma un año después de su muerte por Juan Gustavo Cobo Borda. En

1969 se jubiló como funcionario público con lo cual pudo dedicarse de lleno a la

revisión de sus textos y después de negarse a recibir ciertos títulos que le quisieron

otorgar y que según él, no necesitaba ni le hacían justicia, murió en Bogotá el 23 de

noviembre de 1974 por la rotura de un aneurisma.

2.6 Un poeta inclasificable

A lo largo de toda su vida se relacionó con diferentes grupos y publicó en la mayoría de

revistas literarias importantes de la época, sin embargo, por esa misteriosa música de

su poesía, por esa capacidad de evocación de sus palabras y por su silenciosa

personalidad siempre estuvo al margen de todo estruendo literario.

Considerando el formalismo de cierta poesía de su tiempo,

algunos pensaron que la creación de Aurelio Arturo era

extraña a una preocupación obsesiva, como la de otros, por

la forma poética. Desde luego, esta presunción era

enteramente equivocada. Porque escogió minuciosamente,

desveladamente, cada una de las palabras de sus poemas,

cuidadoso de aliar en ellas su sentido a su sonido, su

33

materia a su espíritu. Esa inquietud por la total eficacia del

lenguaje en sus diversos aspectos hizo que pueda

considerársele no solamente como verdadero poeta sino

como logrado artista de la palabra.18

El valor de la poesía de Aurelio Arturo reside en gran parte, en el trabajo que hizo con

la música de las palabras para lograr invocar la naturaleza, y en haber relacionado su

creación con las impresiones que había guardado de su infancia, con un tono personal

que influye a la hora de hablar de la originalidad de su obra y de su talento como artista

que nos permite ubicarlo ante todo como un poeta inclasificable.

18 - CHARRY LARA, Fernando – Introducción realizada para el libro Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica dirigida por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. XVIII.

34

3. Poesía de memoria

3.1 El poema “Morada al sur”

Nunca olvidó su infancia en el sur, ni las montañas, ni los ríos. Nunca olvidó la casa de

sus padres, ni las cosas que vio, ni las que le contaron; por eso, años después en la

ciudad, pudo volver con las palabras sobre sus días y conservar en sus poemas un

poco de ese viento que movió su niñez. En su libro Morada al Sur, se conserva la visión

de un poeta marcado por los recuerdos, es una suerte de memorias en la que, si bien

son importantes las experiencia y seres que habitaron su pasado, no se queda en la

simple descripción de hechos por medio de la nostalgia, sino que a través de la poesía

puede comunicar esas primeras impresiones que siempre lo acompañaron y que son la

base de su música y su visión poética, impresiones a las que llegó por medio de la

asimilación de los movimientos de la naturaleza.

Sus recuerdos son simples, pero atravesados por una fina sensibilidad que les da un

aire de ensueño y a la vez de precisión, en ellos las imágenes del campo y los

trabajadores, las imágenes del viento y las hojas aparecen siempre renovadas bajo la

luz de su memoria. En su obra, Aurelio Arturo desde Bogotá (la ciudad al norte de su

pasado) evoca sus primeros años en La Unión. Su infancia se conservó en él por

medio de sensaciones, su “Morada al sur” siempre lo acompañó como una voz que le

hablaba desde su propia voz.

35

Siempre al fondo de mis actos, de mis signos cordiales,

de mis gestos, mis silencios, mis palabras y mis pausas.19

Sus poemas están llenos de sensaciones, imágenes, sonidos y silencios; en ellos el

paisaje aparece vivo y cubierto por el misterio de sus ojos de niño. La naturaleza

aparece como una huella marcada en el hombre y es por medio de esa experiencia con

el ambiente que el poeta se permite conservar su infancia, es el hilo conductor de su

memoria y por lo tanto de su obra, la noche y su nodriza, el río y su padre, los robles y

los trabajadores del campo, son relaciones que le permite su forma de recordar.

En su manera de escribir, el poeta es también un narrador que busca en el lector un

confidente y se esfuerza en comunicarle lo que siente recuerda y vive.

Te hablo de días circuidos por los más finos árboles:

te hablo de las vastas noches alumbradas

por una estrella de menta que enciende toda sangre:20

19 - ARTURO, Aurelio - Interludio - tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa. - Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 53.

20 - Ibid – Morada al sur – P. 38.

36

Y es aquí donde el poeta, como lo expresa Fernando Charry Lara en la introducción

para la obra poética completa de Aurelio Arturo, se muestra como un “gran artista de la

palabra”, al lograr comunicar sus estados poéticos; su vida quedó narrada en versos de

forma tal que el lector encuentra esas relaciones entre el paisaje, las sensaciones y su

vida en el sur.

El recuerdo en Aurelio Arturo es principalmente sensorial, su “Morada al sur” está

levantada por imágenes, sabor, sonido, olor y tacto. La infancia, las tierras del sur, la

casa de sus padres, las montañas, los ríos y los hombres del campo, le dejaron marcas

profundas que después de muchos años él siempre supo reconocer. Esas experiencias

que conservó, son las mismas que nos cuentan sus poemas.

3.2 Primera parte: En las noches mestizas que subían de la hierba

Su poesía es ante todo una historia de sensaciones que recrean su infancia a modo de

memorias, en las que el poeta aparece como narrador, que por medio de las palabras

nos muestra el sur.

En las noches mestizas que subían de la hierba,

jóvenes caballos, sombras curvas brillantes,

37

estremecían la tierra con su casco de bronce.21

La primera imagen que nos ofrece Arturo, es la de la noche como elemento natural de

cuya oscuridad, como un misterio surge el poema, su historia, su origen; donde la

palabra mestizas logra una doble connotación, por un lado son las noches que por

medio de la metáfora empiezan a aclarar, las noches mestizas que van perdiendo su

color y anuncian el amanecer y por el otro, son las noches que señala William Ospina

en su ensayo Aurelio Arturo La Palabra Original “una noche donde se cruzan las

razas”22, las noches de América que suben de la hierba, bajo el cielo de estrellas. Los

caballos aparecen para darle movilidad al paisaje y representan ese amanecer que se

acerca y estremece la tierra.

Después, de entre grandes hojas, salía lento el mundo.23

Entonces todo empieza a surgir bajo ese aire de ensueño de las tierras del sur. El

mundo visto desde los ojos de un niño, permite recrear la fascinación ante lo nuevo. De

21 - Ibid. P. 35.

22 - OSPINA, William - La Palabra del Hombre - en Cuatro ensayos sobre la poesía de Aurelio Arturo, Bogotá, Fondo Cultural Cafetero, 1989, p. 20 - Tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 559

23 - ARTURO, Aurelio – Morada al sur - tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 35.

38

su infancia, quedan los sonidos de las “reinas blancas… sepultadas dentro de árboles”,

el recuerdo de los ojos cándidos de una vaca, “el pájaro toche en la rama” como una

llama o una “manzana de miel”, un vasto cielo de agua y sobre ese paisaje, un sol que

descubre la tierra en el amanecer de los gemidos de la noche, hasta llegar con el viento

sobre la vieja casa que recuerda el poeta.

El viento viene, viene vestido de follajes,

y se detiene y duda ante las puertas grandes,

abiertas a las salas, a los patios, a los trojes.

Al mediodía la luz fluye de esa naranja,

en el centro del patio que barrieron los criados.

(El más viejo de ellos en el suelo sentado,

su sueño mosca zumbante sobre su frente lenta.)24

Los recuerdos de Arturo van surgiendo de cada palabra (como el mundo de entre

grandes hojas) para darle forma a ese universo de sensaciones que comunica al lector;

el paisaje es la principal materia que le permite mostrar esas primeras experiencias. La

24 - Ibid. P. 36.

39

naturaleza es su origen y el eje a través del cual llegan sus recuerdos en el poema. La

tierra lo acompaña siempre y a través de sus versos se muestra ruda y hostil pero

también bañada por un aire de ensueño ante los ojos del joven poeta, arrullado en las

piernas de la nodriza.

3.3 Segunda parte: Y aquí principia, en este torso de árbol

La casa de su infancia va surgiendo poco a poco, la casa hecha de madera y de

recuerdos, va apareciendo recorrida por voces y misterios en medio del paisaje.

Y aquí principia, en este torso de árbol,

en este umbral pulido por tantos pasos muertos,

la casa grande entre sus frescos ramos.

En sus rincones ángeles de sombra y de secreto.25

Por medio de los versos, Arturo nos habla de una casa en medio del campo, un trozo

de árbol que sostuvo su vida en La Unión, que conserva su memoria a través de los

años y que ahora recrea su poema de infancia. Es el lugar que está detrás de todo lo

que él es, el lugar donde descubrió el mundo.

25 - Ibid. P. 37.

40

En esas cámaras yo vi la faz de la luz pura. (…)

allí, mimosa y cauta, ponía entre mis manos,

sus lunas más hermosas la noche de las fábulas.26

“Morada al sur” es el centro de su vida, su memoria y su poema, una casa que además

de ser paisaje, se mueve junto a él y habita todos los rincones de su espíritu. La casa

de sus padres “Entre años, entre árboles, circuida / por un vuelo de pájaros” surge de la

naturaleza ruda y fantástica, de sus piedras, su barro y sus maderas transformadas por

los hombres.

casa grande, blanco muro, piedra y ricas maderas,

a la orilla de este verde tumbo, de este oleaje poderoso.27

Las metáforas van calando esa correspondencia entre la actividad humana y los ritmos

de la naturaleza, el hombre como habitante del paisaje, es atravesado por los ríos y

marcado por la distancia de las montañas, se mueve sobre el olor de los prados y el

sonido del vientos en los árboles. El trabajo del hombre y cada uno de sus

comportamientos, termina siendo otro movimiento más dentro del paisaje.

26 - Ibid.

27 - Ibid.

41

Oh voces manchadas de tenaz paisaje, llenas

del ruido de tan hermosos caballos que galopaban bajo asombrosas ramas.

Yo, subí a las montañas, también hechas de sueños28

En palabras de Eduardo Camacho Guizado: “el rasgo estilístico más notable de la

poesía de Aurelio Arturo consiste en una peculiar con-fusión del hombre con la

naturaleza.”29 Tanto el paisaje como las experiencias humanas, se combinan en los

versos de Arturo haciendo notar la estrecha relación entre el ser y su medio, aclarando

que no existe un límite definido entre ambos, y a su modo permite interpretar una

correspondencia entre los poemas y los movimientos de la naturaleza desde la

reiteración de diferentes elementos en los versos de Arturo como característica que da

música a su poesía, donde las palabras, las sílabas o las letras se repiten con

pequeñas variaciones, emulando las formas en que se pueden repetir el movimiento de

las hojas por el viento, o bien el pasto, los pájaros o el agua. Por medio de cada uno de

estos elementos la memoria del poeta se va revelando al lector, a quien cada tanto se

le dirigen las palabras del poema.

28 - Ibid. P. 38.

29 - CAMACHO GUIZADO, Eduardo – Morada al sur – primera parte del artículo “Poesía colombiana, 1963” publicado en Eco, n.° 43, vol. VIII/1, novie mbre de 1963, páginas 2 – 12. Tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 511.

42

Te hablo de la sangre que canta como una gota solitaria

que cae eternamente en la sombra, encendida:

te hablo de un bosque extasiado que existe

sólo para el oído, y que en el fondo de las noches pulsa

violas, arpas, laudes y lluvias sempiternas.30

La repetición del “te hablo”, interpela constantemente al lector frente al recuerdo del

sur. En ese sentido el poema como memoria encuentra en el lector un confidente y un

observador de ese paisaje de palabras.

Te hablo de noches dulces, junto a los manantiales, junto a los cielos

que tiemblan temerosos entre alas azules.31

Entonces, el poeta nos habla de una voz, otro elemento que configura su morada, esa

voz que se confunde con la suya, una voz (manchada de paisaje) que lo aborda

30 - ARTURO, Aurelio – Morada al sur - tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 38.

31 - Ibid.

43

constantemente para traerle el recuerdo, la misma que se escucha desde lejos en su

poema “Interludio”, esa voz que le permite recrear todo como el viento.

Te hablo de una voz que me es brisa constante,

en mi canción moviendo toda palabra mía,

como ese aliento que toda hoja mueve en el sur, tan dulcemente,

toda hoja, noche y día, suavemente en el sur.32

El viento como fuerza natural, le imprime movimiento al poema, de la misma forma que

mueve las hojas y la hierba, y la voz ilustra la idea que persiste en varios poemas de

Aurelio Arturo, del poeta que hace las cosas al nombrarlas, donde el viento es también

el aliento del poeta, moviendo las palabras de hojas, las palabras de hierba y la lluvia.

3.4 Tercera parte: En el umbral de roble demoraba

La casa de su memoria, la casa que rehace con sus palabras, la casa de madera y

piedra… su “Morada al sur”, es el lugar en que transcurrieron los primeros días de

Aurelio Arturo y ahora es un recuerdo que él se permite habitar por medio de la poesía.

32 - Ibid. P. 39.

44

En el umbral de roble demoraba,

hacía ya mucho tiempo, mucho tiempo marchito,

un viento ya sin fuerza, un viento remansado

que repetía una yerba antigua, hasta el cansancio.33

En su simbolismo la morada de Arturo se articula con los movimientos de la naturaleza

de los que surgió, es madera, piedra y viento sobre la hierba, pero también es una

forma de percibir el mundo, una forma de recordar la infancia, un elemento fundamental

de su vida, la morada que lo acompañó desde siempre y que vuelve a él como una

voz, en el fondo de todo lo que hace. Es en esta casa, paisaje y memoria, donde un

“tiempo ya marchito” empieza a pesar, generando una doble significación del recuerdo,

que por un lado nos muestra el paraíso de ensueño de la infancia y por el otro la

nostalgia que se ha creado con los años y que el poeta intenta sondear a través de su

poesía.

Y yo volvía, volvía por los largos recintos

que tardara quince años en recorrer, volvía.34

33 - Ibid. P. 40.

34 - Ibid.

45

El poema entra en un punto intermedio, en el que sigue exaltando el recuerdo del sur

pero con un aire melancólico. También nos deja una referencia autobiográfica más o

menos clara, al hablar de “quince años”, que bien puede ser el tiempo que Arturo vivió

en casa de sus padres en La Unión Nariño (aunque en la cronología hecha por Oscar

Torres Duque, se especifica que solo fueron doce años, desde 1906, año de

nacimiento, hasta 1918, año en que se trasladó a Pasto para iniciar sus estudios); o

bien podrían ser los quince años vividos después de abandonar su casa en 1925 para

estudiar en Bogotá después de la muerte de su madre, quince años que recorre con la

memoria y una fecha posible en la que Arturo empezó a escribir su “Morada al sur” y de

la cual dejó una referencia clara en su poema.

Ambas interpretaciones, validas a su modo, siguen encontrándose en su referencia al

pasado y conservan su doble significación, como punto de encuentro de la nostalgia y

el ensueño.

Y hacia la mitad de mi canto me detuve temblando,

temblando temeroso, con un pie en una cámara

hechizada, y el otro a la orilla del valle

donde hierve la noche estrellada, la noche

46

que arde vorazmente en una llama tácita.35

Arturo logra así una correspondencia entre el estado que evoca y la estructura del

poema que se encuentra en el punto medio (tercera parte de cinco), esa misma

correspondencia se puede leer en su poema interludio al contemplar el libro completo.

Ahora en el poema “Morada al sur”, este breve intermedio en que el poeta se encuentra

entre una “cámara hechizada” y “la orilla de un valle” ilustra a su vez un estado

constante de su vida, marcada por diferentes partes que conviven en él, la infancia y la

adultez, el campo y la ciudad, el idilio del recuerdo y la melancolía del recuerdo.

Y a la mitad del camino de mi canto temblando

me detuve, y no tiembla entre sus alas rotas,

con tanta angustia un ave que agoniza, cual pudo,

mi corazón luchando entre cielos voraces.36

3.5 Cuarta parte: Duerme ahora en la cámara de la lanza rota en las b atallas

El sueño, material imprescindible del poema y de los hombres, totalmente relacionable

con la infancia y los misterios de una naturaleza mítica, aparece alrededor de la

morada.

35 - Ibid.

36 - Ibid.

47

Duerme ahora en la cámara de la lanza rota en las batallas.

Manos de cera vuelan sobre tu frente donde murmuran

las abejas doradas de la fiebre, duerme, duerme.37

En su forma de recrear el pasado el poeta recurre al sueño y al delirio de la fiebre, que

matizan sus recuerdos por medio de la imaginación y muestran la visión idílica del

pasado. La memoria pasa entonces por el filtro del tiempo y se ennoblece, se carga de

sentimientos afectivos hacia las experiencias pasadas; así, la sencillez de la vida en el

campo en medio de lo rústico y fantástico de la naturaleza alcanza un valor mítico en

su reiteración al origen y estético en su manifestación poética.

Las sensaciones que habitan su memoria, por medio de las palabras van generando

ese ambiente de ensueño que le permite a Arturo, comunicar su nostalgia y su encanto

por ese mundo que descubrió en su infancia, de ese modo, todo cuanto es nombrado

en sus poemas contiene un significado profundo en su vida, todo hace parte de su

existencia y la forma como la recuerda y percibe, del modo como vive e imagina.

El río sube por los arbustos, por las lianas, se acerca,

y su voz es tan vasta y su voz es tan llena.

37 - Ibid. P. 41

48

Y le dices, le dices: ¿Eres mi padre? Llenas el mundo

de tu aliento saludable, llenas la atmósfera.

- Yo soy tan sólo el río de los mantos suntuosos.38

La descripción del río y la identificación con su padre son el tipo de relaciones que le

permite expresar la poesía y el ambiente de ensueño de sus sensaciones; este tipo de

relaciones se repiten a lo largo de su obra, como la identificación de la música con su

madre en “Canción de ayer” o la de los robles con trabajadores de la rivera en

“Rapsodia de Saulo” y muestran su particular forma de percepción, su forma de

asimilar las experiencias y de cómo las recuerda. De este modo entendemos que su

poesía “encarna la vida”, para expresarlo de la forma que él mismo lo escribió en 1946

en el Anuario Colombia en Cifras, su poesía existe con “raíces en el subconsciente”.

Duerme quince años fulgentes, la noche ya ha cosido

suavemente tus párpados, como dos hojas más, a su follaje negro.39

De nuevo los quince años, como un dato exacto de su memoria, quince años de

infancia, quince años de recuerdos aunados con la noche y el sueño. Las imágenes y

38 - Ibid. P. 41.

39 - Ibid.

49

sensaciones que reelaboran su memoria en el poema, se corresponden siempre con

elementos del paisaje, su pasado es a su modo un pasado de la naturaleza; a la par

que crecía como ser humano se relacionaba cada vez más con los misterios del

paisaje, el sueño permite la metáfora de los párpados y las hojas en el follaje, la unión

entre él y su entorno.

Pensar la poesía de Aurelio Arturo desde lo inconsciente, deja entender el conjunto de

sensaciones que evidencian su poesía y su enfoque en la infancia, teniendo en cuenta

que hablar de inconsciente nos lleva a pensar en el pasado que convive con nosotros

de un modo oculto y que se deja ver a cada tanto bajo ligeras luces, en nuestros

gestos, formas de hablar o de actuar.

La poesía de Arturo se entiende como reveladora al permitir desde la palabra, mostrar

y conservar el misterio de su infancia, que como hemos dicho es también la infancia de

la naturaleza y se puede ampliar a una visión universal de la niñez, todo en su poesía

conserva un rasgo íntimo y primordial, en ese sentido se puede hablar de originalidad

en su obra, al recurrir constantemente a su propia vida, donde se nutre de experiencias

únicas y a su vez, por ser “original - en palabras de G. K. Chesterton – no en el

despreciable sentido de ser nuevo sino en el sentido más hondo de ser viejo, es

original en el sentido que trata de los orígenes”40.

40 - G.. K. CHESTERTON, Robert Browning – fragmento del epígrafe usado por J. G. Cobo Borda en su ensayo Aurelio Arturo: la palabra original - Tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición

50

“No eran jardines, no eran atmósferas delirantes. Tú te acuerdas

de esa tierra protegida por un ala perpetua de palomas.”41

La naturaleza en sí misma es su paraíso, su estado de ensoñación se crea y se

manifiesta por una estrecha relación con los movimientos de las hojas, por el sonido del

bosque, por el destello de la luz sobre las cosas; lo idílico y mágico es en Arturo “solo la

consecuencia de un profundizar en la realidad, horadándola: de ahí el amor de su

poesía por lo real y concreto.”42 Allí entendemos esa aclaración del verso “no eran

atmósferas delirantes”, porque simplemente es la naturaleza en su forma de actuar la

que lleva a que el recuerdo de Arturo alcance esa connotación de paraíso, es la forma

como descubrió de niño el paisaje y a través de sus ojos se maravilló de esas simples

cosas que guían su ensueño.

¿Era tu dulce tierra cantando, tu carne milagrosa, tu sangre?43

crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. Página 520.

41 - ARTURO, Aurelio – Morada al sur - tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 41.

42 - CHARRY LARA, Fernando – Introducción realizada para el libro Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica dirigida por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. XIX.

43 - ARTURO, Aurelio – Morada al sur - tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 42.

51

Esa dulce tierra, su tierra infancia, a la que se refiere todo su libro, es la “Morada al sur”

que por medio de la memoria, el poeta recrea con palabras y se permite vivir a través

de la poesía. Es su tierra madre, su tierra padre (su sangre). Todos sus recuerdos

conviven con la tierra, de allí entendemos que no exista un límite claro entre la música

y su madre, entre el río y su padre, entre el paisaje y su casa, sino que todo convive y

se sincretiza. Sus metáforas unen los significados de diferentes elementos, mostrando

la íntima relación que tienen dentro de su morada, de su tierra, su carne y su sangre.

Y junto al árbol rojo donde el cielo se posa,

hay un caballo negro con soles en las ancas,

y en cuyo ojo vivo habita una centella.44

Ante la imagen de un “árbol rojo” que sirve de apoyo al cielo, no puedo dejar de ver un

atardecer donde los arreboles formados por la luz del sol que desciende hacen un gran

árbol de color encendido en el occidente, donde el día descansa para dar paso de

nuevo a la noche. Si se permite esta interpretación, el poema recrea un ciclo que inició

con las noches mestizas mientras las aclara la luz, que continuó con el punto alto del

sol en el cielo y ahora se enfoca en el ocaso. Esta lectura permite hablar otra vez de

como Arturo considera y escribe de la mano con los movimientos de la naturaleza,

44 - Ibid.

52

donde los elementos del paisaje toman un lugar protagónico de la misma forma que los

tienen en la vida de los hombres.

Y si antes nos mostró varios caballos que daban movilidad a la tierra “con su casco de

bronce”, ahora es un solo caballo quieto en el horizonte, visualmente llamativo por sus

colores.

Hay un caballo, el mío y oigo una voz que dice:

“Es el potro más bello en tierras de tu padre.”45

El caballo de Arturo al igual que los caballos que estremecían la tierra al inicio del

poema, parecieran emparentados con ese sol, que incluso el potro lleva marcado en

sus ancas, llevando de día en día, la vida en la infancia del poeta, en la tierra de su

padre, en su “Morada al sur”.

En el umbral gastado persiste un viento fiel,

repitiendo una sílaba que brilla por instantes.46

45 - Ibid.

46 - Ibid.

53

El poema empieza a dar sus últimos versos después del atardecer y vuelve a aparecer

el viento en su casa, la voz de Arturo, “un viento fiel” que se reitera en todo, que levanta

su morada y le permite revivirla desde las palabras, desde las sílabas que emanan luz

por instantes, en “esa tierra donde es dulce la vida”.

3.6 Quinta parte: He escrito un viento, un soplo vivo

El elemento que determina la poesía de Arturo es sin duda el viento, que se nos

muestra como fuerza natural y como aliento del poeta que le permite mover las

palabras en el poema.

He escrito un viento, un soplo vivo

del viento entre fragancias, entre hierbas

mágicas; he narrado

el viento; solo un poco de viento.47

Ese elemento es también aliento y verbo del poeta al escribir, la correspondencia de la

imagen natural con la poesía se vuelve a hacer evidente. Arturo sigue concluyendo con

sus versos eso que nos ha querido contar a nosotros, lectores confidentes esas

“fragancias” y “hierbas mágicas”, por ello gana importancia su acción “he narrado”, que

47 - Ibid. P. 43.

54

se puede encontrar alrededor de toda su obra, sus poemas cuentan una historia que

inició con una noche, continuó con la mañana y ahora cae en la tarde; en sí es el

recuerdo de un día que para él son todos los días de su infancia, de esos quince años.

Los “días que uno tras otro son la vida”, los días que él se esfuerza en comunicarnos,

en narrarnos ese poco de viento.

Noche, sombra hasta el fin, entre las secas

ramas, entre follajes, nidos rotos entre años

rebrillaban las lunas de cáscara de huevo,

las grandes lunas llenas de silencio y de espanto.48

Y de nuevo la noche, que siempre vuelve, interminable, “hasta el fin”, la noche que

enlaza con el inicio de su narración para hacerla circular, completa, la misma noche

entre años, y si al inicio del poema la luz de la luna se reconocía con “el pájaro toche

en la rama”, como una llama, una manzana de miel, ahora Arturo nos muestra una luna

completamente blanca contrastando con el negro de la noche, y si antes nos hablaba

de “fragancias” y “hierbas mágicas”, ahora esa luna que son muchas a través de su

recuerdo de los años, llegan “llenas de silencio y de espanto”, generando ese mismo

aire de misterio que sale a flote entre sus versos que le da una atmósfera de ensueño a

su narración, a su recuerdo y a su infancia.

48 - Ibid..

55

4. Memoria y paisaje

4.1 Dos temas sugeridos

La naturaleza, como elemento transversal dentro de la poesía de Aurelio Arturo, se

muestra como lo más cercano a un origen; su obra evidencia esa fascinación hacia el

misterio del movimiento natural del paisaje, desde su percepción al recordar su infancia

en el campo. De este modo, ilustra su asombro de niño cuando conoció las formas de

la luz, el viento, el agua en su relación con los hombres y a su vez muestra el vínculo

entre él como hombre y su pasado.

Paisaje y memoria, se conjugan en su poesía como dos grandes temas que marcan su

escritura y a través de los cuales va poniendo cuidadosamente sus palabras, como una

música.

Una palabra vuelve, pero no es mi palabra,

aunque fuera tu aliento que repite mi nombre,

sino mi boca húmeda de tus besos perdidos,

56

sino tus labios vivos en los míos, furtivos.49

Todos los poemas de Arturo están enfocados a su tierra al sur de Colombia, sin

embargo esa tierra no es tan solo el campo, sino que reúne toda su infancia, su familia,

su nodriza y los hombres que habitaron su morada y ahora viven en sus canciones.

El paisaje es el punto de partida de sus recuerdos, de allí que siempre exista una

referencia a él. La memoria, documento real y fantástico de la existencia de cada

hombre, toma como punto de apoyo la naturaleza para revivir en el poema las mismas

sensaciones que el poeta experimentó de niño en su morada.

La poesía como manifestación estética de la memoria, no solo permite relatar

momentos del pasado, sino también, comunicar sensaciones y formas de percepción al

lector, haciendo de la vida personal una experiencia compartida que sobrevive de una

forma diferente a un documento histórico, no como datos enumerados de la vida de un

hombre sino como “un temblor que persiste”, como una sensibilidad comunicada a

través del tiempo.

49 - ARTURO, Aurelio – Madrigales - tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 69.

57

4.2 El paisaje:

Como lugar, el paisaje en la poesía de Aurelio Arturo, es también su morada al sur. Sus

poemas nos hablan de una naturaleza descubierta en la infancia que se mantiene viva

en el hombre adulto por medio de la memoria, una voz que sus versos intentan narrar.

4.2.1 El viento:

Este verde poema, hoja por hoja,

lo mece un viento fértil, suroeste,

este poema es un país que sueña,

nube de luz y brisa de hojas verdes.50

En Arturo, los fenómenos y los elementos de la naturaleza se articulan con el sentido

de las palabras para que se permita la relación entre poema y clima, palabras y luz,

hojas y viento.

El viento fiel que mece mi poema,

el viento fiel que la canción impele,51

50 - ARTURO, Aurelio – Clima - tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 47.

58

Y siempre el viento como una voz que en el poema mueve el mundo.

Yo soy la voz que al viento dio canciones52

El sentido del poema permite unir la totalidad del clima en esos versos compuestos por

repeticiones de palabras que le dan ritmo y sonoridad sin que suene monótono, de la

misma forma en que el clima es siempre una repetición que nunca es igual, como el

sonido del viento, de la lluvia o de la noche. El verde aparece también repetido en

diferentes versos, generando una imagen de fertilidad en un poema, que aún sin decirlo

literalmente, es un árbol.

Este verde poema, hoja por hoja,

Lo mece un viento fértil,53

Así la gran metáfora del poema árbol se extiende hasta la imagen de la palabra hoja,

tal como lo expresa Julio César Goyes en el capítulo “La Hoja o El Fragmento

Constelar” de su libro El Rumor de la Otra Orilla: “las fragmentaciones poéticas

51 - Ibid.

52 - Ibid.

53 - Ibid.

59

arturianas (poemas) son a la unidad (Morada al Sur), como las hojas son al árbol, las

palabras al poema y este a la poesía” 54

Y al final tenemos un poema que ilustra el clima en la forma como el viento mueve

hojas, en la forma como la voz mueve las palabras de su Morada al Sur, en su “país

que sueña”, en ese poema que es “el país del viento”.

4.2.2 La noche:

Siempre de la mano del misterio, la noche es el lugar del día donde todo se escucha

con una mayor intensidad; ante la ausencia de la luz, la noche le pertenece al oído.

En la noche balsámica, en la noche

cuando suben las hojas hasta ser las estrellas

oigo crecer las mujeres en la penumbra malva (…)

y podría oír el quebrarse de una espiga en el campo.55

54 - GOYES NARVÁEZ, Julio César – El Rumor de la Otra Orilla variaciones entorno a la poesía de Aurelio Arturo – Editorial Si Mañana Despierto (SMD). Bogotá 1997. P. 67.

55 - ARTURO, Aurelio – Canción de la noche callada - tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 51.

60

Y en medio de todos los sonidos, surge el sueño que define figuras e imágenes para

alimentar la percepción de lo idílico en la tierra de la infancia.

Cuando la sombra es el crecer desmesurado de los árboles,

me besa un largo sueño de viajes prodigiosos

y hay en mi corazón una gran luz de sol y maravilla.56

El sueño, desde el poema, permite expresar esas relaciones entre tierra, mujer y país,

a su vez que refuerza con la noche y la idea de lo inconsciente, la infancia como

recuerdo y ausencia.

En medio de una noche (…)

yo desperté en un sueño de espigas de oro trémulo

junto al cuerpo núbil de una mujer morena

y dulce, como a la orilla de un valle dormido.57

56 - Ibid.

57 - Ibid.

61

La noche serena que describe el poema, es “la noche balsámica” y suave de su país,

es su tierra, la noche como infancia, como pasado sereno y también como el oscuro

trecho de la distancia.

yo amé un país que me es una doncella,

Yo amé un país y de él traje una estrella

que me es herida en el costado, y traje

un grito de mujer entre mi carne.58

La noche como hoja, la noche como sombra, la noche como párpados que se cierran,

es también aroma y piel al tacto; la noche como sensibilidad de todos los sentidos que

ganan terreno al disminuir la vista con la luz del día, abre la posibilidad del misterio, de

lo oculto, pero también de lo que sobrecoge y protege.

Qué noche de hojas suaves y de sombras

de hojas y de sombras de tus párpados,59

58 - Ibid. P. 52.

59 - Ibid – Qué noche de hojas suaves – P. 55.

62

La repetición siempre aparece como recurso que da música.

Yo soy el que has querido, piel sinuosa,

yo soy el que tú sueñas (…)

sombras de hojas, sombras de tus párpados:60

Y siempre, toda imagen enfocada en el recuerdo y la distancia del sur.

está en la tierra el grito mío, ardiendo,

y quema tu silencio como un labio.61

La noche como un sueño y como un recuerdo “palpitante de aromas y de astros”, la

noche suave que le permite a Arturo “cantar con voz de sombra llena” es la noche del

campo, la noche del sur, es también su morada.

Sin embargo, todas las imágenes de esa noche suave y callada, de la noche que

reconforta, se traducen en la sola imagen de la nodriza.

60 - Ibid.

61 - Ibid.

63

Mi nodriza era negra y como estrellas de plata

le brillaban los ojos húmedos en la sombra.62

La nana aparece alrededor de todo el libro, por pequeños instantes, haciendo dormir a

Arturo sobre sus muslos y despertándolo en el sueño “como a la orilla de un valle

dormido”, o bien como la noche tranquila que lo protege, “la noche con su par de lunas

moradas”.

La nodriza resume todas las imágenes de la noche y se muestra como la influencia de

su narración, como principio de la fábula, de la fascinación de Arturo por la palabra.

En mi silencio a veces aflora fugitiva

una palabra tuya, húmeda de tu aliento,

y cantan las primaveras y su fiebre dormida63

La noche es entonces en Morada al Sur refugio y tranquilidad, es el principio, el origen

y por lo tanto la infancia; el misterio y el asomo al inconsciente, es la nodriza negra que

62 - Ibid – Nodriza – P. 67.

63 - Ibid.

64

llega a la cama del niño a besar su frente antes del sueño, y a su vez es la ausencia

que crea su recuerdo.

¿Por qué ya no me arrullas, oh noche mía amorosa,

en el valle de yerbas tibias de tu regazo?

Tú que hiciste a mi lado un trecho de la vía,

¿te acuerdas de ese viento lento, dulce aura,

de canciones y rosas en un país de aromas,

te acuerdas de esos viajes bordeados de fábulas?64

4.2.3 La luz:

El sol como elemento primordial del mundo, se mueve también entre la morada de

Arturo llevando luz entre noche y noche. Por su característica de dar calor, es también

un elemento que sobrecoge.

Mi amigo el sol bajó a la aldea

64 - Ibid.

65

a repartir su alegría entre todos,

bajó a la aldea y en todas las casas

entró y alegró los rostros.65

Todo recuerdo en Arturo reconforta, lo que duele en su poesía es la distancia; de ese

modo es que se habla de lo idílico, de cómo las experiencias con el tiempo se pueden

magnificar. De esta forma, el sol moviendo su luz por el campo puede verse como un

suceso extraordinario y marcado por lo mágico.

El sol se fue a los campos

y los árboles rebrillaron y uno a uno

se rumoraban su alegría recóndita.

Y eran de oro las aves.66

La luz que recuerda Arturo, va tocando toda la tierra y la va encendiendo, permitiendo

que el mundo se mueva y sea fértil.

65 - Ibid – Sol – P. 62.

66 - Ibid.

66

el bosque era sonoro. Y en la atmósfera

palpitaba la luz como abeja de ritmo.67

El sol como un trabajador del campo, labora el trigo y enciende la vida de todos, es la

luz de los “días inmensos”, que engrandece la labor de los hombres, que de un lado a

otro del cielo en el recuerdo de Arturo, marca la vida en las montañas.

el sol es nuestro, nuestro sol,

nuestro padre, nuestro compañero

que viene a nosotros como un simple obrero.

Y se durmieron con un sol en sus sueños.68

Pero siempre sobrevive la distancia del recuerdo, la distancia con la luz que alumbró

los días de su infancia y ahora conserva como una impresión que lo lleva a escribir

sobre su tierra.

Pero ahora el sol está muy lejos,

67 - Ibid.

68 - Ibid. P. 63.

67

lejos de mi silencio y de mi mano,

el sol está en la aldea y alegra las espigas

y trabaja hombro a hombro con los hombres del campo.69

El recuerdo en Arturo idealiza el paisaje, al cual a su vez, le sirve como hilo conductor a

su memoria, por medio del viento, la luz, el agua, la tierra, etc. vuelven a él, los días

que dejó en la casa de sus padres, cada elemento le permite encender la memoria

personal y se evidencia en los poemas por medio de esas relaciones entre paisajes y

experiencias o personas que conforman su idilio, que conviven en su Morada al Sur.

El lector de la poesía se permite un acercamiento a la visión de Arturo de la misma

forma que Alfonso Reyes plantea la relación de entre hombres por medio de la

naturaleza:

Nos une con la raza de ayer, sin hablar de sangres, la

comunidad del esfuerzo por domeñar nuestra naturaleza

brava y fragosa; esfuerzo que es la base bruta de la historia.

Nos une también la comunidad, mucho más profunda de la

emoción cotidiana ante el mismo objeto natural. El choque de

69 - Ibid.

68

la sensibilidad con el mismo mundo labra, engendra un alma

común.70

4.3 Interludio:

Morada al Sur es la memoria de un hombre que recuerda su infancia en el campo

desde su vida en la ciudad, la escritura de Aurelio Arturo está enfocada en esa parte de

su vida que quedó en su pasado, pero que todavía le pertenece.

Desde el lecho por la mañana soñando despierto,

a través de las horas del día, oro o niebla,

errante por la ciudad o ante la mesa de trabajo,

¿a dónde mis pensamientos en reverente curva?71

Su poema “Interludio” se entiende como una reflexión del poeta en la ciudad, sobre su

situación como hombre y su memoria íntima. Siempre teniendo presente su infancia, el

70 - REYES, Alfonso – Visión de Anáhuac – Tomado de Obras Completas, t. II, México, F.C.E, 1959, p. 34. – Citado por: GUTIÉRREZ GIRARDOT, Rafael - Historia y naturaleza en la poesía de Aurelio Arturo - en Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 418.

71 - ARTURO, Aurelio – Interludio - tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 53.

69

poeta conserva su tierra como el origen de todo lo que es y pone de manifiesto la

distancia en su vida, la distancia que el tiempo y los lugares han creado y que él

sondea con su memoria y su poesía.

Oyéndote desde lejos aún de extremo a extremo,

oyéndote como una lluvia invisible, un rocío.

Viéndote con tus últimas palabras, alta,

siempre al fondo de mis actos, de mis signos cordiales,

de mis gestos, mis silencios, mis palabras y pausas.72

“Interludio”, lejos del tono de todos los demás poemas que conforman el libro, se

muestra como un punto medio de su memoria, donde por medio de las preguntas se

entra en la reflexión y se aclara su posición como hombre que recuerda y la diferencia

de su vida pasada y presente.

A través de las horas del día, de la noche

- la noche avara pagando el día moneda a moneda -73

72 - Ibid.

73 - Ibid.

70

Hasta que el poema llega a un verso que define su aceptación hacia la distancia y que

demuestra su capacidad como escritor para hacer que lo concreto de la realidad se

vuelva trascendental a través de la poesía.

en los días que uno tras otro son la vida74

4.4 La memoria

Lo que recuerda en el sentido estricto de experiencias y elementos autobiográficos no

son necesariamente enumerados u ordenados cronológicamente como lo harían unas

memorias, aunque bien se pueden reconocer elementos más o menos claros de su

vida, como la nodriza, o los “quince años” o su madre tocando música en el piano; lo

que la poesía de Arturo evidencia es la sensibilidad de su infancia, todo lo que recuerda

de su tierra maravillosa del sur.

Es la voz de la infancia la que se oye en Arturo; pero a su

vez, el poema que leemos es obra también del

conocimiento; del cultivo que hace el poeta de su

sensibilidad al trasladarse en espíritu y palabra a la infancia

mediante la práctica de la escritura. Arte y conocimiento que

le permite reconstruir imágenes ideales sobre lo que fue o

74 - Ibid.

71

hubiésemos querido que fuera nuestra infancia. El niño que

habla en la obra de Arturo es el niño-poeta; la infancia de un

poeta presente a nuestra vista, como texto.75

4.4.1 Ayer

En la palabra ayer se recogen todas las experiencias pasadas y si bien hace referencia

exacta a un pasado cercano, en el sentido que le da Aurelio Arturo, pareciera que

recoge todo aquello que por ser grato, se vuelve memorable.

Recuerdo como tres antorchas áureas nuestras cabezas inclinadas

sobre aquel libro viejo que rumoraba profundamente en la noche.

Y la noche golpeaba con leves nudillos en la puerta de roble.

Y en los rincones tantas imágenes bellas, tanto camino

soleado, bajo una leve capa de sombra luciente como terciopelo.76

75 - GONZÁLEZ LUNA, Javier – Enciclopedia arturiana – tomado de: Aurelio Arturo, Palabras, Lluvias y Tambores. Bogotá, Fondo Cultural Cafetero, 1999, pp. 119-120. – citado por: TORRES DUQUE, Óscar. - Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. Historia del texto. P. 393.

76 - ARTURO, Aurelio – Canción de ayer - tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 44.

72

Ayer como lo ocurrido y que merece ser evocado, como el silencio de Vicente (el ángel

que escondió sus alas en el armario) y la música que es también madre, encendiendo

los sueños y abarcando todo con el sonido, como un brazo que se extienden por toda

la casa, por los oscuros salones de su infancia.

O acaso, acaso esa mujer era la misma música,

la desnuda música avanzando desde el piano,

avanzando por el largo, por el oscuro salón como en un sueño.77

En 1911 murió su hermano menor Luis Guillermo a los dos años de edad, para

entonces el niño Aurelio Arturo se enfrentó por primera vez a la presencia de la muerte,

experiencia que seguramente dejó en él marcas profundas, según la cronología hecha

para su obra poética completa, su hermano muerto sería el Esteban de algunos de sus

poemas y quién va dirigida su “Canción de ayer”.

A ti, lejano Esteban, que bebiste mi vino,

te lo quiero contar, te lo cuento en humanas, míseras palabras:78

77 - Ibid. P. 45.

78 - Ibid.

73

De este modo, con la presencia de su hermano ausente, en un poema que recoge

todas las experiencias gratas de su infancia (del ayer), pone de manifiesto la imagen de

lo lejano, de lo que ha perdido y conserva como memoria. Además propone la idea de

un confidente, de alguien que puede, por su relación con la distancia, entender su

situación de hombre que recuerda.

quizá entonces comprendas, quizá sientas,

por qué en mi voz y en mi palabra hay niebla.79

Y después de un largo paréntesis, su poema vuelve a los salones de su infancia, a todo

aquello que representa la palabra ayer, la casa de sus padres, la noche tibia, el bosque

y su madre que se mueve en la música por su memoria.

Un largo, oscuro salón, tal vez la infancia.

Leíamos los tres y escuchábamos el rumor de la vida,

en la noche tibia, destrenzada, en la noche.

con brisas del bosque. Y el grande, oscuro piano,

Llenaba de ángeles de música toda la vieja casa.80

79 - Ibid.

74

4.4.2 Almaguer

El departamento del Cauca, Almaguer, fue el lugar donde nació Raquel Martínez la

madre de Arturo, de este modo entendemos que el poema “La Ciudad de Almaguer”

necesariamente se vincula a la figura materna y a su fuerza dentro del imaginario del

poeta, del lugar importante que tiene en su memoria.

Sin embargo, más allá del nombre la ciudad, el poema no hace una referencia literal a

la madre sino a las mujeres. La madre se mostraría como la primera mujer para el niño

y en ese sentido el origen de todas las mujeres.

La ciudad de Almaguer en oro y leyendas

alzada, ardiera siempre con audaz fogata

la remembranza. (Brisas erraban. Noche.

Brumosa voz urdía la feliz cantinela.)81

Los versos trazan todo un imaginario simbólico en torno a la madre, que es en sí

misma la ciudad y toda la fábula que representa para Arturo.

80 - Ibid.

81 - Ibid – La ciudad de Almaguer – P. 46.

75

Hablaban las mujeres, su voz la dicha ardía

y el suave amor (…)82

Y todo ese imaginario se proyecta en todo lo que representan las mujeres para el

poeta, las mujeres que hunden sus senos en la bruma que cubre las montañas, las

mujeres de suave amor y en cuya mórbida voz, Arturo duerme.

4.4.3 La distancia

Hay versos que determinan la lectura de un poema, que definen un sentido entre un sin

número de imágenes sugeridas. Al entender la poesía de Arturo como memoria, los

versos de la última estrofa de “Canción de la distancia”, parecieran ser de ese tipo de

versos.

Volver la senda turbia oyendo el viento

rumiar lejos, muy lejos, de los días.

Por mi canción conocerás mi valle,

su hondura en mi sollozo has de medirla.83

82 - Ibid.

83 - Ibid – P. 58.

76

Toda la estrofa está inclinada al recuerdo “volver la senda turbia”, de cómo la

percepción del paisaje sirve como guía a la memoria “oyendo el viento / rumiar lejos,

muy lejos, de los días” y de cómo la escritura le permite comunicar la experiencia y su

sentimiento hacia el pasado “por mi canción conocerás mi valle, / su hondura en mi

sollozo has de medirla”

También hay palabras que determinan el sentido, como “volver”, el verbo con el que

inician las tres últimas estrofas del poema, que hace una literal referencia al pasado y

al hombre que vuelve con la memoria; o bien la palabra “distancia”, en la que se

resume la posición del poeta, la distancia como un “país turbio” en sus ojos y como “la

antigua cicatriz de un beso”.

La distancia en la poesía de Arturo es el elemento que hace las cosas más bellas a sus

ojos, tal como lo dice su poema Paisaje: “Mira las montañas embellecidas de distancia”,

es el factor que le permiten revalorar su pasado de una forma idílica.

Si de tierra hermosa retorno,

¿qué traigo? (…)

no traigo nada: traigo una canción.84

84 - Ibid – Remota luz – P. 59.

77

En este sentido, no importaría tanto el hecho autobiográfico en la poesía, sino la forma

de recordarlo, la estética que se manifiesta en su escritura del pasado y que devela su

sensibilidad.

Dorado arrullo eras.

Yo te bese tierra del gozo.

Tu noche era honda y grave,85

Morada al Sur es también su forma de recordar, la forma como entiende su infancia, la

visión poética que como hombre conservó de su pasado y que luego usó para elaborar

sus poemas, es su forma de ver la tierra como una mujer que ama y está lejos.

¿cuál tu nombre, tu nombre tierra mía,

tu nombre Herminia, Marta?86

85 - Ibid.

86 - Ibid.

78

Un nombre que no recuerda y asimila con muchos, el olvido que le permite la distancia,

aquello que ya no recuerda claramente, que solo conserva como una sensación grata y

ante ese hecho solo le queda reinventarla.

Tierra, tierra dulce y suave,

¿cómo era tu faz, tierra morena?87

4.4.4 El narrador del sur

La voz de Saulo o de Saúl, que es una “barca melodiosa”, es la voz de un hombre viejo

del sur que cuenta historias y es la voz que nos habla del trabajo en el río. Si en la

ciudad se trabaja el día “moneda a moneda”, en la morada de Arturo se trabaja “un

pretexto para no irse del río”, “para ser también el río”. A través de la voz de ese

narrador del sur, que nos habla en pasado, el poeta muestra la vida de los trabajadores

en el campo, igual de idílica que cada recuerdo conservado en sus poemas.

Juan Gálvez, José Narváez, Pioquinto Sierra,

como robles entre robles… Era grato,

con vosotros cantar o maldecir88

87 - Ibid.

79

Hombres que viven en los poemas de esas tierras, cuya única hazaña fue trabajar, y

que Arturo recuerda por medio de las historias de Saulo, ese narrador del campo.

Y Pablo Garcés, Julio Balcázar, Los Ulloas,

tantos que allí se esforzaban entre los días.89

Los grandes hombres de la tierra de su infancia, que corrieron con el río, trabajando el

día y que viven en sus poemas como héroes épicos del sur, como protagonistas de la

vida en el campo.

Al igual que Saulo, Arturo es también un narrador de la vida y del trabajo en el sur, su

voz “manchada de paisaje” nos habla de la madera que baja el río, de los árboles, de

los hombres como árboles, de la aldea en que todo es bello, de sus caminos rudos y de

todo el idilio que conserva un hombre que nació en el campo y que después de muchos

años, recuerda. En “Rapsodia de Saulo” ambas voces se unen para cantar el sur.

Trabajar… Ese río me baña el corazón.

En el sur. Vi rebaños de nubes y mujeres más leves

88 - Ibid – Rapsodia de Saulo – P. 64.

89 - Ibid. P. 65.

80

que esa brisa que me mece la siesta de los árboles.

Pude ver, os lo juro, era en el bello sur.90

El narrador no solo cuenta la historia de su experiencia y comunica la sensibilidad hacia

el mundo, sino que también puede imaginar y crear. “Para el poeta verdaderamente

inspirado, que nombra y al nombrar invoca, la memoria es imaginación y creación, no

simple reconstrucción temporal del pasado”.91

3.5 Madrigales

Con este poema de una marcada inclinación amorosa que resume su visión idílica del

pasado, Arturo termina su Morada al Sur. Un poema que según la lectura de la poesía

como memoria, está dedicado exclusivamente a su tierra, a todo lo que representa para

él y a su forma de recordar.

Déjame ya ocultarme en tu recuerdo inmenso,

que me toca y me ciñe como una niebla amante,

y que la tibia tierra de tu carne me añore,

90 - Ibid.

91 - GOYES NARVÁEZ, Julio César – El Rumor de la Otra Orilla variaciones entorno a la poesía de Aurelio Arturo – Editorial Si Mañana Despierto (SMD). Bogotá 1997. P. 32.

81

oh isla de alas rosadas, plegadas dulcemente.92

Si en “Interludio” hay una reflexión del hombre hacia su pasado, en “Madrigales”, la

nostalgia hacia la infancia gana fuerza, para explicar cómo conserva viva las imágenes

de sus recuerdos y cómo sobrevive en él toda su morada.

Llámame en la hondonada de tus sueños más dulces,

llámame con tus cielos, con tus nocturnos firmamentos,

llámame con tus noches desgarradas al fondo93

El paisaje y la memoria se aúnan de forma tal que la experiencia del hombre con la

naturaleza le permite evocar las impresiones que tuvo hacia ese mismo hecho natural

en el pasado, es por eso que el poeta le pide a su tierra que le hable desde el mismo

paisaje.

Llámame en el collado, llámame en la llanura

92 - ARTURO, Aurelio – Madrigales - tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 68.

93 - Ibid.

82

y en el viento y la nieve, la aurora y el poniente,

llámame con tu voz, que es esa flor que sube

mientras a tierra caen llorándola sus pétalos.94

En Arturo se manifiesta una conciencia de vida, por medio de la cual sabe que su

percepción es el resultado de todas sus impresiones pasadas, sin embargo, también es

consciente de que existe toda una distancia en su vida, un gran trecho que marca su

nostalgia.

No es para ti que, al fin, estas líneas escribo

en la página azul de este cielo nostálgico

como el viejo lamento del viento en el postigo

del día más floral entre los días idos.95

Sus recuerdos son toda una presencia, que él como poeta siente y comunica en sus

versos, pero también es consciente de que al fin, son solo recuerdos de los días idos.

94 - Ibid.

95 - Ibid. P. 69.

83

Esa doble significación de su memoria como presencia y ausencia ayuda a nutrir su

idilio, como algo perdido que aún logra conservar.

Una palabra vuelve, pero no es tu palabra,

aunque fuera tu aliento que repite mi nombre,

sino mi boca húmeda de tus besos perdidos,

sino tus labios vivos en los míos, furtivos96

Todo vuelve a él en cada día y su poesía es testigo de ese hecho que se repite. La

memoria aparece como algo imprescindible, como un detalle íntimo del cual el hombre

no se puede ocultar. Siempre presente, su pasado se hace vigente en él en cada

momento y le permite entenderse como el resultado de todas sus experiencias.

Y vuelve, cada siempre, entre el follaje alterno

de días y de noches, de soles y sombrías

estrellas repetidas, vuelve como el celaje

y su bandada quieta, veloz y sin fatiga.97

96 - Ibid.

97 - Ibid.

84

Su poesía es el resultado de su memoria, la morada donde se condensa todo el idilio y

su sensibilidad hacia el mundo; es el medio por el cual comunica la sensación que tiene

al ver temblar las hojas de un árbol por el viento “como si estuvieran nerviosas”, como

si en ellas hubiese algo más que árbol, hoja y viento, eso que seguramente vio en el

sur cuando era niño y aún después de muchos años, sentía vibrar en su voz y en sus

palabras.

No es para ti este canto que fulge de tus lágrimas,

no es para ti este verso de melodías oscuras,

sino que entre mis manos tu temblor aún persiste

y en él el fuego eterno de nuestras horas mudas.98

98 - Ibid.

85

5. Conclusiones

En un contexto crítico-literario tan dado a generar clasificaciones por épocas, temáticas

o tendencias, Aurelio Arturo aparece como poeta inclasificable. Dicha característica se

la permite la originalidad a la que llegó por medio de la creación. Sus poemas,

marcados por una particular sensibilidad, crean y recrean su experiencia a la vez que

transmiten impresiones del mundo concreto de modo sugerente.

Esa originalidad se evidencia desde las formas de su escritura que le permite,

comunicar toda una forma de percepción y a su vez es el producto de una escritura que

profundiza en la vida y en el origen de las cosas, tal como se asiste en la infancia.

Detalles como éstos hacen que la obra sea diferente a todo un contexto literario como

el de la primera mitad del siglo XX que intentaba a través de diferentes medios,

encontrar la “vanguardia” o lo moderno en la escritura. Al respecto se podría citar a

Óscar Torres Duque cuando afirma que:

Nuestra crítica (la colombiana) parece adolecer del trauma

de la modernidad, y se empeña en utilizar este concepto

historiográfico como un paradigma de valoración literaria

(…) “Posicionar” a Arturo en el centro mismo de la mejor

86

poesía hispanoamericana del siglo XX conllevaría reconocer

que nuestra mejor poesía no ha sido justamente moderna.99

De este modo, tanto Aurelio Arturo, como Morada al Sur se muestran como casos

aparte a cualquier movimiento. En su soledad se conservan como especímenes raros y

eso en sí es también el logro de un poeta que tiene un marcado gusto hacia las

posibilidades de la poesía en sí misma, más allá de los reconocimientos o los títulos

que le pueda generar en el medio social.

Por otro lado se debe hacer notar la posibilidad de entender el poemario Morada al Sur

como una obra completa, no solo como un determinado número de poemas bajo unas

mismas temáticas, sino también como un poemario que posee una cierta estructura

sensible de ser leída desde tres poemas que podríamos llamar coyunturales.

El primero de ellos sería “Morada al sur” que funda ese mundo de palabras que Arturo

recuerda por medio de la poesía y nos habla de su casa, esa morada que conserva

todas sus impresiones y fundamenta todo lo que él es

Y aquí principia, en este torso de árbol,

99 - TORRES DUQUE, Óscar. - Aurelio Arturo, Obra poética completa. Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. Historia del texto. P. 331.

87

en este umbral pulido por tantos pasos muertos,

la casa grande entre sus frescos ramos.

En sus rincones ángeles de sombra y de secreto.100

El siguiente sería el poema “Interludio” que con un tono diferente al resto, nos deja leer

la condición de Arturo como hombre adulto en la ciudad que recuerda su infancia en el

campo y la siente todavía viva en él, en sus palabras y formas actuar.

Oyéndote desde lejos aún de extremo a extremo,

oyéndote como una lluvia invisible, un rocío.

Viéndote con tus últimas palabras, alta,

Siempre al fondo de mis actos, de mis signos cordiales,

de mis gestos, mis silencios, mis palabras y mis pausas.101

Y el último de ellos sería “Madrigales”, poema de tono amoroso que nos deja ver la

diferencia entre su presente y su pasado a través de un aire de nostalgia con el que

finaliza el libro. Su tierra se muestra como algo distante que sin embargo sobrevive en

él como una presencia.

100 - ARTURO, Aurelio – Morada al sur - tomado de Aurelio Arturo, Obra poética completa. - Edición crítica coordinada por Rafael Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de México. 2003. P. 37.

101 - Ibid. Interludio - P. 53

88

Una palabra vuelve, pero no es tu palabra,

aunque fuera tu aliento que repite mi nombre,

sino mi boca húmeda de tus besos perdidos,

sino tus labios vivos en los míos, furtivos102

Alrededor de estos poemas se fundamentan los otros, que nos van contando

experiencias, historias y percepciones del sur. En ese sentido se puede dar pie para

hablar de una obra pensada de forma total.

Los dos poemas citados anteriormente tienen una referencia femenina indeterminada,

ambos parecieran estar dedicados a una mujer. Según la lectura propuesta, ese

referente femenino sería toda la infancia, en la que se encuentra su madre, su nodriza,

su tierra y en general su Morada al Sur. De allí nace también el tono amoroso y

nostálgico de su poesía, sin embargo es más que el amor a una persona lo que se

evidencia en ella, es el amor a todo lo que encierra su morada, como un gran símbolo

que sucedió en el pasado y que se conserva como memoria.

Por último se hace necesario hablar del paisaje, que en la obra de Arturo aparece como

un recurso nemotécnico, que le permite al poeta remitirse a experiencias pasadas a

través de las impresiones que tiene hacia la naturaleza; de allí entendemos la continua

102 - Ibid. Madrigales – P. 69.

89

reiteración al paisaje, no solo como telón de fondo sino como parte integral de la vida y

del poema.

El paisaje se nos muestra como memoria del hombre, que está frente a un mismo

hecho natural, repetidas veces. En la poesía de Arturo, todas esas experiencias ante el

paisaje, remiten siempre a las primeras impresiones que se dieron en la infancia, de

ese modo el paisaje es el vehículo que le permite recordar, el elemento que hace

posible su memoria estética. Ese es tal vez el gran logro de su poesía, comunicar por

medio de la creación artística, toda esa sensibilidad que fue tejiendo con el paisaje, sus

estados poéticos, su memoria y la sorpresa que sentía siempre ante el movimiento de

las hojas.

90

6. BIBLIOGRAFÍA

6.1 Bibliografía citada:

AURELIO ARTURO: “Obra poética completa” Edición crítica dirigida por Rafael

Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de

México. 2003.

• AMAYA GONZALES, Víctor - Un pequeño escorzo de Aurelio Arturo - En:

Lecturas dominicales de El Tiempo, vol. XI, número 269, Bogotá, 7 de octubre

de 1928.

• CAMACHO GUIZADO, Eduardo – Morada al sur – primera parte del artículo

“Poesía colombiana, 1963” publicado en Eco, n.° 43 , vol. VIII/1, noviembre de

1963.

• CHARRY LARA, Fernando - El poeta - tomado de Lecturas dominicales de El

Tiempo, 8 de diciembre de 1963.

• GONZÁLEZ LUNA, Javier – Enciclopedia arturiana – tomado de: Aurelio Arturo,

Palabras, Lluvias y Tambores. Bogotá, Fondo Cultural Cafetero, 1999.

• MAYA, Rafael - Orientaciones. Aurelio Arturo - En: La Crónica Literaria de El

País, año I, n° 1, Bogotá, 12 de marzo de 1932.

• OSPINA, William - La Palabra del Hombre - en Cuatro ensayos sobre la poesía

de Aurelio Arturo, Bogotá, Fondo Cultural Cafetero, 1989.

91

• REYES, Alfonso – Visión de Anáhuac – Tomado de Obras Completas, t. II,

México, F.C.E, 1959.

CIPPOLINI, Rafael: CIPPODROMO “Estética(s) del sentido”; Blog publicado el sábado

12 de enero 2008 en http://cippodromo.blogspot.com/2008/01/estticas-del-sentido.html.

TÉLLEZ, Hernando - Nota sobre Mito, 1958 - tomado del libro - Historia portátil de la

poesía colombiana - de Juan Gustavo Cobo Borda. Edición digital.

GOROSTIZA, José - Declaración de Bogotá - en Poesía y poética de José Gorostiza

tomado de http://isaiaspenag.blogspot.com/2010/01/un-poema-de-jose-gorostiza.html.

GOYES, Julio Cesar: “El rumor de la otra orilla – Variaciones en torno a la poesía de

Aurelio Arturo”; S M D editorial. Bogotá 1997.

6.2 Bibliografía consultada

ARGÜELLO, Rodrigo: “Los destinos de la palabra – de la palabra poética y concreta a

las palabras en el archipiélago de las tecnologías”; Editorial magisterio 2007.

AURELIO ARTURO: “Obra e Imagen” Edición al cuidado de Santiago Mutis y Juan

Gustavo Cobo Borda; Editorial Andes. 1997.

AURELIO ARTURO: “Obra poética completa” Edición crítica dirigida por Rafael

Humberto Moreno-Durán; Editorial CONACULTA y Fondo de cultura económica de

México. 2003.

92

• ARBELÁEZ, Fernando – Aurelio Arturo: Morada al sur - tomado de Cuadernos,

n.º 84, París, 1964.

• GOYES, Julio Cesar: “La ecopoética de Aurelio Arturo” – en Aurelio Arturo,

palabras, lluvias y tambores, Bogotá, Fondo Cultural Cafetero-Corporación

Gestión Nariño, 1999.

BACHELARD, Gastón: “La poética de la ensoñación”; editorial del fondo de cultura

económica de México, Traducción de Ida Vitale. 1960.

CRUZ VÉLEZ, Danilo: “El misterio del lenguaje”, Bogotá, Planeta, 1995.

RAMIREZ CARO, Jairo: “Tres propuestas analíticas e interpretativas del texto literario:

estructuralismo, semiótica y sociocrítica”;

http://www.itcr.ac.cr/revistacomunicacion/Vol_12_N2_2002/propuestas.htm

6.3 Videografía:

“Morada al sur, la rapsodia de AurelioArturo”, documental dirigido por Julio Cesar

Goyes Narváez y Víctor Manuel Hernández Coral. Nariño 2000.