la proteccion de los consumidores

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1. El concepto de consumidor. Con el término consumidor definimos al destinatario final del producto, englobando en un mismo concepto a quienes adquieren bienes y a quienes utilizan servicios. Los consumidores son las personas físicas o jurídicas que efectúan actos de consumo, es decir, adquieren, utilizan o disfrutan, como destinatarios finales, cualquier producto. Por el contrario, no son consumidores quienes adquieran, almacenen, utilicen o consuman bienes y servicios con el fin de integrarlos en procesos de producción, transformación, comercialización o prestación a terceros. En este caso, no estamos ante destinatarios finales del producto, sino ante actos de comercio realizados entre empresarios, profesionales o comerciantes. La normativa aplicable a las ventas efectuadas a destinatarios finales es la legislación civil, contenida en el código civil y su legislación complementaria, que incluye la normativa reguladora de la protección de los consumidores. Por otro lado, los actos de comercio se rigen por la legislación mercantil, recogida en el código de comercio y su legislación complementaria. 2. Los derechos del consumidor. Tras la aprobación de la constitución española en 1978, la protección del consumidor se ha convertido en un principio rector de la política económica que obliga a los poderes públicos a garantizar, proteger, promover y fomentar los derechos de todos los ciudadanos en este ámbito. Pero más significativa fue aún la promulgación de la ley 26/1984, de 19 de julio, general para la defensa de los consumidores y usuarios que constituye la base sobre la que se asienta el sistema español de protección del consumidor. Con posterioridad, esta ley ha experimentado un amplio y profundo desarrollo normativo, sobre todo a través de los reglamentos reguladores de los diferentes productos y actividades. Los derechos del consumidor son los siguientes:

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Page 1: la proteccion de los consumidores

1. El concepto de consumidor.

Con el término consumidor definimos al destinatario final del producto, englobando en un mismo concepto a quienes adquieren bienes y a quienes utilizan servicios.

Los consumidores son las personas físicas o jurídicas que efectúan actos de consumo, es decir, adquieren, utilizan o disfrutan, como destinatarios finales, cualquier producto.

Por el contrario, no son consumidores quienes adquieran, almacenen, utilicen o consuman bienes y servicios con el fin de integrarlos en procesos de producción, transformación, comercialización o prestación a terceros. En este caso, no estamos ante destinatarios finales del producto, sino ante actos de comercio realizados entre empresarios, profesionales o comerciantes.

La normativa aplicable a las ventas efectuadas a destinatarios finales es la legislación civil, contenida en el código civil y su legislación complementaria, que incluye la normativa reguladora de la protección de los consumidores.

Por otro lado, los actos de comercio se rigen por la legislación mercantil, recogida en el código de comercio y su legislación complementaria.

2. Los derechos del consumidor.

Tras la aprobación de la constitución española en 1978, la protección del consumidor se ha convertido en un principio rector de la política económica que obliga a los poderes públicos a garantizar, proteger, promover y fomentar los derechos de todos los ciudadanos en este ámbito.

Pero más significativa fue aún la promulgación de la ley 26/1984, de 19 de julio, general para la defensa de los consumidores y usuarios que constituye la base sobre la que se asienta el sistema español de protección del consumidor. Con posterioridad, esta ley ha experimentado un amplio y profundo desarrollo normativo, sobre todo a través de los reglamentos reguladores de los diferentes productos y actividades.Los derechos del consumidor son los siguientes:

1) Derecho a la protección de su salud y su seguridad. Todo producto puesto a disposición de los consumidores debe entrañar riesgos para su salud o seguridad, salvo los usuales y reglamentariamente admitidos en condiciones normales de utilización. En cumplimiento de la obligación general de comercializar productos seguros, los distribuidores se abstendrán de suministrar productos cuando sepan o debieran conocer que los mismos no cumplen con dicha obligación.

2) Derecho a la protección de sus intereses económicos y sociales. El consumidor no debe ser objeto de engaño o fraude en momento alguno del ciclo comercial:

Preventa. La falsedad en la oferta, promoción y publicidad de productos se tipifica como fraude.

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Transacción. Debe existir buena fe y justo equilibrio entre los derechos y obligaciones de las partes contratantes.

Postventa. En caso de incumplimiento, error o defecto el consumidor tiene derecho a reclamar las garantías de calidad de la prestación y, en su caso, obtener la devolución equitativa del precio.

3) Derecho a la información. El consumidor debe conocer suficientemente las verdaderas características de los productos que se le ofrecen:

Origen, naturaleza, composición y finalidad. Aditivos autorizados incorporados. Calidad, cantidad, categoría o denominación usual o comercial si la

tienen. Precio completo o presupuesto. Fecha de producción o suministro, plazo recomendado para el

consumo o fecha de caducidad. Instrucciones o indicaciones para su correcto uso, advertencias y

riesgos previsibles.

4) Derecho a la representación por asociaciones de consumidores. Las asociaciones de consumidores tienen como finalidad la defensa de estos, incluyendo la información y la educación, bien sea con carácter general o en relación con determinados productos. El Real Decreto 2211/95, de 28 de diciembre, regula el derecho de representación, consulta y participación de los consumidores a través de sus asociaciones.

5) Derecho a la educación y formación. La mejora en la educación y formación de los consumidores es un requisito primordial para hacer más efectivo el ejercicio de sus derechos, tendrán los siguientes objetivos:

Promover la mayor libertad y racionalidad en el consumo de bienes y servicios.

Facilitar la comprensión y utilización de la información que debe ser suministrada.

Difundir el conocimiento de los derechos y deberes del consumidor y las formas más adecuadas para ejercerlos.

Fomentar la prevención de riesgos que puedan derivarse del consumo.

Adecuar las pautas de consumo a una utilización racional de los recursos naturales.

Iniciar y potenciar la formación de los educadores y el personal de organismos públicos y privados relacionados con este campo.

6) Derecho a la protección ante situaciones de inferioridad, subordinación e indefensión. Los órganos y servicios de las administraciones públicas adoptaran las medidas adecuadas para suplir o equilibrar las situaciones de inferioridad, subordinación o indefensión en que pueda encontrarse, individual o colectivamente, el consumidor. Medidas:

Organización y funcionamiento de las oficinas y servicios de información al consumidor.

Campañas de orientación del consumo, dirigidas a los grupos sociales más afectados.

Campañas o actuaciones programadas de control de calidad.

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Análisis comparativo de los términos, condiciones, garantías, repuestos y servicios de mantenimiento o reparación de productos de consumo duradero.

Análisis de las reclamaciones o quejas y de todas aquellas actuaciones que impliquen obligaciones, tramites y esperas innecesarias y abusivas para el consumidor.

Otorgamiento de premios, menciones o recompensas a las personas, empresas o entidades que se distingan en el respeto, defensa y ayuda al consumidor, que faciliten los controles de calidad y eviten obligaciones, tramites y costes innecesarios.

7) Derecho a la reparación de daños y perjuicios. El consumidor tiene derecho a ser indemnizado por los daños y perjuicios demostrados que el consumo de productos le cause, salvo que aquellos daños y perjuicios estén causados por su culpa exclusiva o por la de terceras personas que deban responder civilmente.

3. Organismos de protección.

Para hacer efectivos los derechos antes señalados e impulsar una política activa de protección a los consumidores, se hace indispensable articular y fomentar toda una serie de instituciones y organismos públicos y privados que materialicen los deberes inherentes a los tres vértices básicos de la materia:

No perjudicar ni poner en peligro la salud y la seguridad de los consumidores.

Respetar sus intereses económicos y sociales. Informar sobre las características fundamentales de los bienes y

servicios que se ofertan.

Podemos distinguir dos instituciones de protección al consumidor:

Instituciones públicas. La responsabilidad de la política de protección del consumidor recae en el conjunto de las administraciones públicas: comunitaria, autonómica y local. Su objetivo es atender las necesidades de los consumidores de manera eficiente y con la perspectiva de lograr una mayor calidad de vida.

Organismos privados. Nos referimos a las asociaciones de consumidores, cuya presencia resulta fundamental para hacer efectiva la protección del consumidor en un mercado cada vez más complejo.

Las instituciones públicas.

Las administraciones de consumo juegan un papel fundamental en el desarrollo de una política efectiva de control del mercado. Su finalidad, además de proteger al consumidor, es garantizar la mejora de los sistemas productivos en el ámbito de una economía cada vez más globalizada.

Es responsabilidad de las administraciones públicas garantizar que los productos puestos en el mercado a disposición de los consumidores cumplan con las normas destinadas a proteger su salud, seguridad e intereses económicos. Esto significa diseñar procedimientos eficaces para luchar contra fraudes y engaños en la oferta de bienes y servicios que incumplen los requisitos establecidos en la normativa

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general o especifica. En este sentido, se pretende también proteger a las empresas que cumplen la normativa, creando un marco de competencia leal.

Básicamente, las tareas de control del mercado implican:

Comprobar el cumplimiento efectivo de los deberes y limitaciones establecidos en la normativa.

Sancionar las conductas que transgredan tales deberes. Adoptar medidas coactivas para forzar el cumplimiento y que no se

ponga en peligro el interés general de los consumidores.

Las principales instituciones públicas en materia de consumo son:

► La Administración Comunitaria.

La integración europea ha traído consigo una política comunitaria de protección del consumidor.

Desde el ingreso de España en la Unión Europea, la política de consumo tiene que articularse y ejecutarse en sintonía con las pautas y compromisos que emanan del tratado de la Unión Europea, que asume como propia la política de protección de los consumidores.

El control de los productos que circular libremente en nuestro mercado único europeo, abierto, competitivo y sin fronteras internas ha determinado la necesidad de implantar mecanismos de coordinación para proteger eficazmente a los consumidores, mejorar el control sobre el mercado y hacer frente de manera efectiva a cuantas situaciones de emergencia pudieran darse en el ámbito de la Unión Europea.

La comisión Europea es la garante de la eficacia de las políticas nacionales, y a través de su dirección General de Sanidad y Protección de los consumidores, lleva a cabo una labor fundamental en la creación de un marco legal para la colaboración entre las administraciones de los estados miembros.

Podemos destacar tres instrumentos de cooperación administrativa en el ámbito de la unión europea: La Red de Alerta de productos de consumo, la red de accidentes Domésticos y de ocio y la Red Extrajudicial Europea.

- La Red de Alerta de productos de consumo es un sistema de intercambio rápido de información, creado por la directiva 92/59/CEE del consejo de las comunidades europeas, de 29 de junio, sobre seguridad de productos. La transposición al ordenamiento jurídico interno se realizo mediante el Real Decreto 44/1996, de 19 de enero.

El sistema se basa en el establecimiento de un modelo de colaboración administrativa que haga posible que, una vez detectado un producto cuyo consumo entrañe un riego grave e inmediato, se notifique a todo el ámbito comunitario para establecer urgentemente medidas de control que eviten su comercialización.

El sistema dispone de dos redes de conexión, una para productos alimenticios y otra para productos no alimenticios situados en la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y el Instituto Nacional de Consumo.

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Así mismo, el Ministerio de Sanidad y Consumo, a través de los puntos de contacto, transmitirá a las comunidades autónomas las notificaciones de riesgo grave e inmediato procedentes de la Comisión Europea.

- La Red de Accidentes Domésticos y de Ocio es un sistema creado por la Decisión 372/1999 CE del Parlamento y del Consejo de la Unión Europea, por el que se aprueba el Programa de Prevención de Lesiones. Su finalidad es contribuir a la reducción de lesiones provocadas por accidentes domésticos o actividades de ocio. En España se conoce por el acrónimo DADO (Detención de Accidentes Domésticos y de Ocio). El sistema pretende la recogida e intercambio de datos estadísticos sobre las lesiones sufridas a causa de accidentes en el ámbito doméstico, o acaecidos durante el desarrollo de las actividades de ocio o deportivas, y que hayan necesitado cuidados sanitarios. También pretende recoger información que debe facilitar la adopción de diversas actuaciones:

Campañas de información a los grupos sociales de mayor riesgo. Campañas de control sobre productos que destaquen por su índice

de siniestralidad. Adopción de medidas acerca de la seguridad de dichos productos. Intercambio de conocimientos entre los Estados miembros para la

determinación de propiedades y mejoras estratégicas de prevención.

- La Red Extrajudicial Europea (Red EJE) es un mecanismo puesto en marcha en la Unión Europea para la resolución de conflictos transfronterizos en materia de consumo, es decir, aquellos litigios con proveedores de otros países de la Unión, así como distintos al país de residencia del consumidor. La Red facilita al consumidor una vía rápida y efectiva para solucionar el conflicto surgido a raíz de la compra realizada en otro Estado. Este tipo de adquisición es cada día más habitual al intensificarse la movilidad de los ciudadanos y el desarrollo del comercio electrónico.

► La Administración General del Estado.

La labor primordial de la Administración General del Estado es apoyar y colaborar con el resto de Administraciones nacionales mediante las adecuadas medidas de coordinación y cooperación administrativa. Al respecto, destaca la labor del Instituto Nacional de Consumo, que es el organismo encargado de ejercer las funciones de promoción y de fomento de los derechos de los consumidores. Con relación al control de mercado, sus funciones son:

Prestar apoyo técnico, tanto a los servicios de inspección de consumo de las comunidades autónomas y ayuntamientos como a otras entidades y organismos: departamentos ministeriales, consejerías de Gobiernos autónomos, asociaciones den consumidores.

Servir de punto de conexión para el cumplimiento de las obligaciones que, como miembro de la Unión Europea, recaen en España sobre el control del mercado interior.

La investigación y realización de análisis, pruebas y ensayos sobre la calidad y seguridad de productos de consumo, a través del Centro de Investigación y Control de la Calidad (CICC).

Desarrollar planes de formación del personal técnico de las Administraciones públicas, a través de la Escuela de Consumo.

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El instituto Nacional de Consumo cuenta con los siguientes órganos rectores:

Presidente. La presidencia del Instituto le corresponde al subsecretario de Sanidad y Consumo.

Vicepresidente. La vicepresidencia le corresponde al director general de Salud Pública y Consumo.

Director. La dirección le corresponde al titular de la Subdirección General de Control y Ordenación del Consumo del propio INC.

► La Administración autonómica.

Las consejerías responsables del área de consumo en las diferentes comunidades autónomas tienen plenas competencias en materia de control del mercado. Bajo la dependencia jerárquica de dicha Consejería se sitúa la Dirección General de Consumo de la respectiva comunidad autónoma, de la cual depende, a su vez, el servicio de Inspección de Consumo, cuya labor resulta fundamental para hacer efectivos los sistemas de protección a los consumidores.

La Inspección de Consumo es responsable de ejecutar el control sobre:

La seguridad, las adulteraciones, los fraudes en calidad, peso o medidas de los productos puestos a disposición de los consumidores.

Las transacciones comerciales, condiciones de venta y precios. El cumplimiento de la normativa reguladora de la normalización de

bienes y servicios, así como la existencia de la documentación correspondiente.

Si como consecuencia de las labores inspectoras se descubre cualquier infracción, será responsabilidad de la autoridad autonómica competente adoptar las medidas correctoras, cautelares y sancionadoras oportunas.

Básicamente, la Inspección de Consumo desarrolla su labor por medio de:

Actuaciones programadas: El control del mercado se realiza a través de campañas inspectoras, previamente diseñadas, sobre determinados bienes, servicios o prácticas comerciales. Estas campañas de inspección pueden tener alcance europeo, nacional o autonómico.

Actuaciones no programadas. Pueden producirse por denuncia de los consumidores, por notificaciones de la Red de Alerta o por la detección casual de prácticas comerciales fraudulentas.

► La Administración local.

Los municipios también pueden desarrollar competencias en la materia al amparo de los dispuestos en la Ley de Bases de Régimen Local, la Ley General de Sanidad, la LGDCU, el Real Decreto 44/1996 y las respectivas legislaciones autonómica. En este ámbito, muchos ayuntamientos tienen aprobadas sus propias ordenanzas municipales sobre protección de la salud y defensa del consumidor, con el fin de desarrollar competencias inspectoras y sancionadoras en régimen de cooperación y coordinación administrativa con sus respectivas autoridades autonómicas.

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Al impulso de las identidades locales también se debe la implantación de las oficinas municipales de información al consumidor (OMIC), creadas para su puesta a disposición de los ciudadanos.

► Los organismos de cooperación.

Dada la pluralidad de Administraciones con competencias y responsabilidad en el ámbito del consumo, surge la necesidad de impulsar mecanismos de coordinación y cooperación administrativa para hacer frente a los retos de garantizar tanto la unidad de mercado como idénticos niveles de protección a los consumidores de distintas áreas geográficas.

A este respecto y a escala nacional, destaca la labor de la Conferencia Sectorial de Consumo que, presidida por el Ministro de Sanidad y Consumo, reúne a todos los consejeros responsables de Consumo de las comunidades autónomas. Entre sus competencias destaca la aprobación periódica de los Planes Estratégicos de Protección al Consumidor.

También destaca la Comisión de Cooperación de Consumo que, presidida por el director del Instituto Nacional de Consumo, reúne a los directores generales de consumo de las comunidades autónomas, con la finalidad de proponer y ejecutar los acuerdos adoptados por la Conferencia Sectorial de Consumo.

Las asociaciones de consumidores.

Se trata de organizaciones de naturaleza privada que, en cumplimiento de sus fines estatuarios y de acuerdo con lo establecido en la LGDCU, realizan funciones de información, análisis comparativos (de productos, ayuda, asesoramiento, educación, atención y tramitación de quejas y reclamaciones de los consumidores).

En España, las asociaciones de consumidores de ámbito nacional son las siguientes:

CEACCU. Conferencia Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios.

UNAE. Federación-Unión Cívica Nacional de Consumidores y Amas de Hogar de España.

AUC. Asociación de Usuarios de la Comunicación.

UCE. Unión de Consumidores de España.

ASGECO. Asociación General de Consumidores.

CCV. Confederación de Consumidores y Vecinos.

FUCI. Federación de Usuarios y Consumidores Independientes.

CECU. Confederación de Consumidores y Usuarios.

OCU. Organización de Consumidores y Usuarios.

ADICAE. Asociación para la Defensa de Impositores de la Banca y Cajas de Ahorros.

La presencia de las asociaciones de consumidores en un mercado tan complejo como el actual es fundamental para su transparencia y competitividad. En el ámbito de la Unión Europea se aprecian dos tendencias muy diferentes respecto al asociacionismo de consumo.

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Por un lado, se encuentra el modelo de los Estados del norte de Europa, que cuenta con asociaciones muy representativas, con un gran número de asociados y que ejercen una defensa muy activa de los derechos de los consumidores. Por otro lado, encontramos el modelo de los Estados del sur de Europa, en los que las asociaciones son operativamente débiles dado su escaso número de asociados, su dispersión geográfica y la escasez de personal técnico especializado.

Los principales órganos de representación de los que forman parte son:

El Comité Consultivo de los Consumidores. A escala europea. El Consejo de Consumidores y Usuarios. A escala nacional. Los Consejos autonómicos de los consumidores. Creados en el ámbito de la

respectiva comunidad autónoma.

4. El acceso a la justicia.

La protección efectiva de los consumidores requiere implantar mecanismos que garanticen y favorezcan su acceso a la justicia, con el objetivo de hacer valer sus derechos y solventar cuantas reclamaciones y litigios surjan en las relaciones con los proveedores.

Como ciudadano, los consumidores tenemos la posibilidad de acudir a la vía judicial ordinaria, al amparo del artículo 24.1 de la Constitución, para que sean los jueces y tribunales competentes quienes estimen nuestras pretensiones y, en su caso, protejan y reparen nuestros derechos. Este procedimiento jurisdiccional puede ser ejercido bien mediante una acción individual, o bien a través de una acción colectiva.

La adecuada protección de los consumidores exige la intervención pública y el fortalecimiento de los procedimientos de mediación, arbitraje y conciliación como vías extrajudiciales voluntarias para la solución de litigios de consumo.

La vía extrajudicial se inicia con la presentación de una reclamación por parte del consumidor ante la Oficina Municipal de Información al Consumidor (OMIC) de su localidad. En ese instante da comienzo el procedimiento en el que pueden suceder dos cosas.

Si la pretensión se encuentra dentro de sus competencias, la OMIC promoverá la solución del litigio a través de la mediación amistosa. Si no es posible resolver la pretensión por vía de la mediación, la OMIC trasladará la reclamación a la Junta Arbitral de Consumo (JAC).

Si la pretensión no se encuentra dentro de sus competencias, la OMIC trasladará la reclamación a la entidad y organismo competente, que iniciará un procedimiento de conciliación voluntaria. Si las partes no consiguen llegar a dicho acuerdo, pero mantienen la voluntad de solucionar el litigio, la pretensión será trasladad a la Junta Arbitral de Consumo competente, para su tramitación mediante la vía del arbitraje de consumo.

Sin lugar a dudas, la pieza clave para la solución de litigios de consumo por la vía extrajudicial voluntaria es el Sistema Arbitral de Consumo, que se configura como un medio rápido, eficaz y gratuito, sin necesidad de recurrir a los Tribunales de Justicia.

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Se trata de un procedimiento voluntario para las partes y que es administrado por unos organismos específicos denominados Juntas Arbitrales de Consumo.

El proceso comienza con la recepción de la solicitud de arbitraje, instada directamente por el consumidor o a través de una asociación de consumidores, y que la JAC procederá a notificar al comerciante o empresario. En este punto pueden suceder dos cosas:

Que el reclamado se encuentre adherido al sistema, con lo que se daría directamente inicio al procedimiento.

Que el reclamado no esté previamente adherido al sistema, por lo que dispondrá de quince días para aceptar o rechazar el sometimiento a arbitraje. Si acepta, deberá formalizar el Convenio Arbitral, lo que dará inicio al procedimiento. Si rechaza la solicitud, se archivarán las actuaciones sin más trámites.

El inicio del procedimiento implica la designación por la JAC del Colegio Arbitral, que es el órgano encargado del conocimiento de la controversia y de la emisión del laudo.

El Colegio Arbitral se compone de tres miembros:

Un árbitro, representante de los consumidores. Otro árbitro, representante del sector empresarial implicado. El prescíndete del Colegio Arbitral, designado por la Administración Pública de

la que dependa la JAC.

Seguidamente, se citará a las partes a una audiencia para que manifiesten cuanto estimen oportuno para el proceso. En el Arbitraje de Derecho, el Colegio emitirá el laudo en aplicación de la legislación vigente. En el Arbitraje de Equidad, se dictará el laudo aprobado por el Colegio Arbitral.

El procedimiento termina con un laudo dictado por el Colegio Arbitral, que es aprobado por mayoría de votos. Este laudo es vinculante para las partes y plenamente ejecutivo, es decir, tiene la misma consideración y alcance que le sentencia judicial. En caso de incumplimiento puede ser instada su ejecución forzosa ante el juez de primera instancia.

Contra el laudo cabe recurso de anulación ante La Audiencia Provincial en el plazo de diez días desde la notificación a las partes y, en su caso, recurso de revisión.

Indudablemente, a través del Sistema Arbitral de Consumo se crea un mecanismo de acceso a la justicia que garantiza una mejor protección de los derechos de los consumidores y favorece la competitividad de las empresas orientadas hacia la calidad del servicio al cliente.

Toda empresa puede efectuar su compromiso de adhesión al sistema dirigiendo a la junta arbitral de consumo correspondiente a una Oferta Pública de Sometimiento con la que se incorpora inmediatamente al Censo Nacional de Empresas adheridas al sistema arbitral. Esta adhesión conlleva el otorgamiento por parte de la JAC de un distintivo oficial que podrá ostentar la empresa en lugar visible de sus establecimientos y en su publicidad.

Actividades

1) Es el destinatario final del producto, englobando en un mismo concepto a quienes adquieren bienes y a quienes utilizan servicios.

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Los consumidores son las personas físicas o jurídicas que efectúan actos de consumo, es decir, adquieren, utilizan o disfrutan, como destinatarios finales, cualquier producto. Ejemplo: la persona que compra ropa en una tienda, la que compra el pan para comer o alguien que compra un libro para leer.

2) Ordena a garantizar, proteger, promover y fomentar los derechos de todos los ciudadanos en el ámbito de las compras.

3) Capacitar a los consumidores, mejorar su bienestar y protegerlos de manera eficaz

4) -Derecho a la protección de su salud y su seguridad.-Derecho a la protección de sus intereses económicos y sociales.-Derecho a la información.-Derecho a la representación por asociaciones de consumidores. -Derecho a la educación y formación.-Derecho a la protección ante situaciones de inferioridad, subordinación e

indefensión.-Derecho a la reparación de daños y perjuicios.

5) -No perjudicar ni poner en peligro la salud y la seguridad de los consumidores.-Respetar sus intereses económicos y sociales.-Informar sobre las características fundamentales de los bienes y servicios que

se ofertan.

6) La Red de Alerta es un sistema de intercambio rápido de información, creado por la directiva 92/59/CEE del consejo de las comunidades europeas, de 29 de junio, sobre seguridad de productos. La transposición al ordenamiento jurídico interno se realizo mediante el Real Decreto 44/1996, de 19 de enero.

El sistema se basa en el establecimiento de un modelo de colaboración administrativa que haga posible que, una vez detectado un producto cuyo consumo entrañe un riego grave e inmediato, se notifique a todo el ámbito comunitario para establecer urgentemente medidas de control que eviten su comercialización.

El sistema dispone de dos redes de conexión, una para productos alimenticios y otra para productos no alimenticios situados en la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y el Instituto Nacional de Consumo.

Así mismo, el Ministerio de Sanidad y Consumo, a través de los puntos de contacto, transmitirá a las comunidades autónomas las notificaciones de riesgo grave e inmediato procedentes de la Comisión Europea.

7) Es un sistema creado por la Decisión 372/1999 CE del Parlamento y del Consejo de la Unión Europea, por el que se aprueba el Programa de Prevención de Lesiones. Su finalidad es contribuir a la reducción de lesiones provocadas por accidentes domésticos o actividades de ocio.

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El sistema pretende la recogida e intercambio de datos estadísticos sobre las lesiones sufridas a causa de accidentes en el ámbito doméstico, o acaecidos durante el desarrollo de las actividades de ocio o deportivas, y que hayan necesitado cuidados sanitarios. También pretende recoger información que debe facilitar la adopción de diversas actuaciones:

Campañas de información a los grupos sociales de mayor riesgo. Campañas de control sobre productos que destaquen por su índice

de siniestralidad. Adopción de medidas acerca de la seguridad de dichos productos. Intercambio de conocimientos entre los Estados miembros para la

determinación de propiedades y mejoras estratégicas de prevención.

8) El Instituto Nacional del Consumo es el organismo de la Administración General del Estado que, en desarrollo del artículo 51 de la Constitución y del texto refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios de productos no alimenticios, ejerce las funciones de promoción y fomento de los derechos de los consumidores y usuarios.

9) A la Administración Autonómica.

10) Se trata de organizaciones de naturaleza privada que, en cumplimiento de sus fines estatuarios y de acuerdo con lo establecido en la LGDCU, realizan funciones de información, análisis comparativos (de productos, ayuda, asesoramiento, educación, atención y tramitación de quejas y reclamaciones de los consumidores)

11) -El Comité Consultivo de los Consumidores. A escala europea. -El Consejo de Consumidores y Usuarios. A escala nacional.-Los Consejos autonómicos de los consumidores. Creados en el ámbito de la respectiva comunidad autónoma.

12) Consiste en Impulsar la difusión de la información y el acceso a la educación de los ciudadanos como consumidores, concertando con las asociaciones de consumidores y usuarios de la región fórmulas de participación activa en las campañas informativas y educativas institucionales.

Promoverá la existencia de espacios y programas divulgativos sobre consumo en los medios de comunicación de titularidad pública y privada.

Fomentará, en colaboración con las organizaciones empresariales, la existencia de distintivos para productos, bienes y servicios de la región caracterizados por incorporar un elevado nivel de calidad.

13) No conozco ninguna publicación especializada en consumo. Si existe OMIC en Sanlúcar de Bda. Y se encuentra en la cuesta belén.

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15) -Mediación, procedimiento por el cual un mediador propone soluciones para que las partes en conflicto puedan llegar a un acuerdo.

-Conciliación, es un procedimiento similar al de mediación, con la diferencia de que el órgano administrativo no propone soluciones, limitándose a facilitar el diálogo entre las partes para que, si es posible, éstas lleguen a un acuerdo.

-Arbitraje, en este procedimiento las partes en conflicto se someten voluntariamente a la decisión de un órgano arbitral, que va a resolver directamente el litigio a través de un laudo de obligado cumplimiento.

16) Se configura como un medio rápido, eficaz y gratuito, sin necesidad de recurrir a los Tribunales de Justicia. Se trata de un procedimiento voluntario para las partes y que es administrado por unos organismos específicos denominados Juntas Arbitrales de Consumo.

17) Es el órgano encargado del conocimiento de la controversia y de la emisión del laudo. El Colegio Arbitral se compone de tres miembros:

Un árbitro, representante de los consumidores. Otro árbitro, representante del sector empresarial implicado. El prescíndete del Colegio Arbitral, designado por la Administración Pública de

la que dependa la JAC.

18) La Conferencia Sectorial de Consumo está presidida por el Ministro de Sanidad y Consumo e integrada por los Consejeros responsables del área de Consumo de las Comunidades Autónomas, así como por representantes de los siguientes Organismos y Departamentos Ministeriales de la Administración General del Estado: Instituto Nacional del Consumo, Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Ministerio de Administraciones Públicas y Presidencia del Gobierno.

19) Es el órgano ejecutivo de la Conferencia Sectorial de Consumo. Cumple los mandatos de la misma y le presenta propuestas para su aprobación.

Está presidida por el Presidente del Instituto Nacional del Consumo e integrada por los representantes de la Administración Central del Estado (Ministerio de Sanidad y Consumo, Instituto Nacional del Consumo, Presidencia del Gobierno y Ministerio de Administraciones Públicas) y los Directores Generales competentes en materia de Consumo de las Comunidades Autónomas.

20) Es un movimiento social que busca defender los derechos de los

consumidores. Que el consumidor debe de tener tantos derechos como el comprador. Es el conjunto de actividades que tratar de organizar la comunicación y el

intercambio entre la producción y el consumo.

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