la radicalidad de la fe. cap. 1. card. martini

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El Cardenal hace una verdadera profundización en la vida de fe con todas las implicancias que ésta trae en la vida del cristiano.

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  • 5/21/2018 La Radicalidad de La Fe. Cap. 1. Card. Martini

    1/9

    Martini, Card. Carlo Maria, sjLa Radicalidad de la Fe

    Santaf de Bogot, Ediciones Paulinas, 1993.

    1

    L

    RADICALIDAD

    DEL FE

    remisa

    No se da percepcin correcta de don cristiano

    alguno, tanto menos del

    do

    n del celibato

    por el

    reino ni del ministerio como entrega total, sino en

    el marco de una percepcin correcta de la radicali-

    dad de la fe del compromiso bautismal de seguir a

    Jesucristo.

    Por tanto, el paso de

    un

    ascenso nocional a la

    radicalidad de la fe (que se supone tener cuando se

    profesa el credo cristiano), a un ascenso real hacia

    lo que la fe conlleva, es ciertamente la primera gra-

    cia que debemos pedir.

    Para reflexionar sobre los obstculos que en-

    cuentra nuestro camino hacia ese ascenso re l de la

    radicalidad de la fe, tema especfico de esta medi-

    tacin, releamos un pasaje del evangelio segn san

    19

  • 5/21/2018 La Radicalidad de La Fe. Cap. 1. Card. Martini

    2/9

    Lucas. captulo 9 donde encontramos tres ejemplos

    de ascenso fallido:

    Por el camino le dijo

    uno:

    -

    e

    seguir,vayas a donde vayas.

    Jess

    le

    respondi:

    -

    ls

    zorras tienen

    madrigueras

    y

    los

    pjaros

    nidos, pero

    este

    Hombre

    no tiene donde reclinar

    la

    cabeza.

    A otro

    le

    dijo:

    Sgueme.

    El respondi:

    -...

    Pennfteme

    que vaya primero

    a

    enterrar

    a

    mi

    padre.

    Jess le replic:

    Deja que los muertos entierren

    a

    sus muertos;

    t vete a

    anunciar

    por ah el

    reino

    de Dios.

    . Otro le dijo:

    20

    - Te

    seguir,

    Seor. Pero

    djame

    primero des-

    pedirme de mi familia.

    Jess

    le

    contest:

    -

    El que echa mano al arado y sigue

    mirando.

    atrs, no

    vale

    para

    el

    r ino

    de Dios,. Le 9,57-

    62). .

    Oremos al Seor diciendo:

    T que has pronunciado estas palabras que me

    parecen duras, exigentes, dame comprender el

    amor con que las pronunciaste la

    fuerza

    poderosa de caridad que

    te

    las inspir

    p r

    m,

    aquf

    y ahora.

    Aydame a

    comprender

    tus

    inten

    ciones y

    tus

    deseos sobre m; haz, oh Seor, que

    yo

    logre realizar

    un

    pequeo trozo de ese

    fatigoso

    camino hacia la apropiacin de la radi

    calidad de

    la

    fe que me has

    propuesto desde el

    da

    de mi bautismo .

    El contexto

    e

    Lucas 9,57-62

    Al comenzar la lectio de la pgina de Lucas ree

    voquemos ante todo su contexto.

    Jess va subiendo a Jerusaln hacindose pre

    . ceder de algunos discpulos

    y

    recibe una mala aco

    gida de parte de los samaritanos

    Cuando iba llegando el tiempo de que se lo lle

    varan Jess decidi irrevocablemente ir a Jerusa

    ln. Envi mensajeros por delante .. vv 1 ~ 5 2 .

    Nos

    detenemos en el

    vers culo

    51 pero conside

    rndolo en la versin griega que es

    ms

    densa de

    significados: Al cumplirse los das de su aseen-

    21

    l

    1

  • 5/21/2018 La Radicalidad de La Fe. Cap. 1. Card. Martini

    3/9

    sin, endureci l su rostro ti prsopon estri-

    sen .

    El verbo

    estrisen

    endureci, estableci irre

    vocablemente) indica la decisin firme de Jess, la

    direccin precisa de su camino y por tanto, el paso

    a una fase ms radical de

    su

    propuesta.

    Hasta ese momento haba aparecido como un

    hombre lleno de encanto, capaz de pronunciar

    pala

    bras cautivadoras de bondad,

    de

    misericordia,

    de

    unidad, de curacin. Ahora, endurece el rostro para

    explicar a los discpulos que se proponen seguirlo,

    atrados por su personalidad,

    que

    deben conocer las

    condiciones, la radicalidad de ese seguimiento.

    La expresin

    endureci

    el

    rostro

    no tiene en

    sf misma referencias literarias absolutamente

    idnticas en la Escritura.

    No

    obstante, hay pasajes,

    en los

    que posiblemente

    se

    ha

    inspirado Lucas,

    que era un

    conocedor cuidadoso del Antiguo Tes

    tamento, donde se describe las actitudes del profe

    ta y

    del

    siervo.

    - Ante todo l sa a s 50 6-7 el

    ~ e r c e r

    canto

    del

    siervo de Yav:

    22

    Ofrecf

    la

    espalda a los que me apaleaban

    las

    mejillas

    a los qu mesaban

    mi

    barba

    no me tapel

    rostro

    ante ultrajesni salivazos.

    El

    Seor

    me

    ayuda

    por

    eso

    no senta los ultrajes;

    por eso endurec el rostro

    como

    p e d e r n a ~

    sabiendo que no quedara defraudado.

    Rostro ultrajado, escupido, endurecido

    como

    pe

    dernal. El evangelista quiere aludir as a las exigen

    cias de Jess, a la dureza de una senda que es parte

    del n:tisterio del Seor.

    - Otro pasaje en

    Jeremas 1,18,

    que

    presenta la

    vocacin del profeta:

    Yo te convierto hoy

    en plaza

    fuerte

    ,

    en

    columna

    de

    hierro

    en

    muralla de bronce

    frente a todo el

    pas:

    frente a los reyes y prncipes de Jud

    frente a

    los

    sacerdotes

    y a

    los terratenientes.

    El profeta, el testigo de Dios no debe temerle a

    nadie, debe saber hacer frente a todo

    y

    a todos

    por

    amor

    a la verdad, debe tener

    un

    rostro

    de

    bronce.

    - Interesante

    es

    tambin la expresin que encon

    tr mos en q u i e / 3 8 - 9 cuando el Seor

    le

    dice al sacer

    dote Ezequiel: Mira hago

    tu

    rostro tan dw O romo el de

    ellos

    y tu cabeza terca

    como la de

    ellos;

    como

    diamante

    ms dum que el

    pedernal

    hago ru cabeza No

    les

    tengas

    miedo, ni te acobardes ante ellos, aunque sean

    casa

    rebelde.

    Por tanto,

    en

    el e 9, Lucas muestra a Jess

    que

    comienza

    a

    proclamar ms

    abiertamente las exi

    gencias de s misin,

    que se

    convierten en las exi

    gencias de los discpulos mismos. En los captulos

    posteriores encontraremos otros pasajes seme

    23

  • 5/21/2018 La Radicalidad de La Fe. Cap. 1. Card. Martini

    4/9

    jantes, entre otras cosas no siempre fciles de ex

    plicar a

    la

    gente.

    Leamos los ltimos versculos del contexto:

    Los mensajeros yendo de camino entraron en una

    aldea de Sarnara para prepararle alojamiento, pero

    se negaron a recibirlo porque

    se

    diriga a Jerusaln.

    Al ver esto, Santiago y Juan, discpulos suyos, le

    propusieron:

    -

    Seor, si

    quieres, decimos que caiga

    un

    rayo y

    acabe

    con

    ellos.

    El

    se volvi y los rega. Y se marcharon a otra

    aldea vv 52b-56).

    7tes

    formas impropias de seguimiento

    Inmediatame

    nte

    despus de

    habernos hecho

    saber que Jess

    es

    rechazado

    por

    los samaritanos y

    no es entendido

    por

    sus discpulos, el evangelista

    Lucas nos presenta tres figuras emblemticas que

    iban

    por el camino .

    l. El

    primero

    es un

    fulano,

    joven

    o viejo, rico

    o pobre... Porque ese fulano es cada uno de noso

    tros llamado

    al

    seguimiento de

    Jes

    s.

    .Y dijo: Te seguir vayas a donde vayas. Pala

    bras bellsimas, afirmacin correcta,

    impecable,

    ascenso nocional perfecto.

    Ha

    comprendido a Jess.

    Pero

    1ess

    replica que el fulano

    est

    lejos del

    ascenso real:

    24

    __

    Las zorras tienen madrigueras

    y

    los pjarqs

    nidos

    pero este Hombrt

    no

    tiene dnde reclinar

    la cabeza

    Se quiere dar sentido a la promesa de seguir al

    Seor: hay que salir de la propia madriguera,. l ~

    "fuera del nido,

    hay que

    comprender todas la Wme ;.-

    caciones del seguimiento.

    2. La segunda figura simblica es otro, inomi

    nado, sin edad ni origen, a quien

    Je

    ss interpela.

    El

    responde expresando una peticin

    e n s ~

    legtima,

    justa. Es importante subrayar que la realidad evan

    glica,

    en

    esta. pgina lucana

    no es

    rechaz.ada

    p ~ r

    pecaminosidad (soy atrado por la concuptscenct.a

    de

    la carne y

    de

    losojos,

    por

    los placeres,

    por

    las n-

    quezas).

    Precisamente el

    primer

    personaje

    se

    habfa ofre

    cido l mismo.

    Este otro pide sencillamente poder enterrar a

    su

    padre: Perniteme

    que vaya

    primero a enterrar a

    mi padre.

    La respuesta

    de Jess nos

    deja estupefactos:

    Deja que los muertos entienen a sus muertos. En

    realidad

    esa

    respuesta quiere desenmascarar

    las

    races

    de

    la respuesta: Crees

    que

    quieres seguirme,

    pero es ts an a tado a las tradiciones .ancesu:rues,

    has entendido

    an

    la primaca del remo, qutzs tie

    nes de l

    uri

    sentido nocional, pero

    no

    real; no has

    entendido que

    en

    el reino nos movemos en

    un

    am

    biente de nuevo renacer,

    que

    todos los pesos deben

    tiejarse atrs ;

    no

    quieres

    renunciar

    a la

    herencia

    25

    1

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    5/9

    paterna. En efecto, asistir al padre en el momento

    de

    la muerte quiere decir tambin poder recibir

    la

    herencia y todo lo que sta conlleva

    de

    lazos fami

    liares.

    3 El

    tercer personaje es nuevamente otro, uno

    de

    nosotros.

    e temperamento probablemente impulsivo, se

    dirige a Jess con inmediatez:Te seguir, Seriar.

    ~ r o

    djame primero despedirme de

    mi

    familia.

    Tambin su propuesta es razonable, y tiene

    de

    hecho un precedente.proftico

    en

    el primer libro de

    los Reyes, al que parece aludir. Recuerdan segura

    mente que, cuando Elas llama a Elseo que est

    arando sus campos, pasando cerca a l le arroja su

    manto. Elseo, entonces, deja los bueyes .y

    se

    va

    detrs del profeta apostrofndolo:

    Djame decir

    adis a mis padres luego vuelvo

    y

    te sigo.

    Elfas

    se

    lo

    permite: Vete, pero vuelve. Quin te lo impi

    de? . Elseo dio la vuelta, cogi la yunta de bueyes

    y los ofreci en sacrificio; aprovech los aperos

    para cocer

    la

    carne y convid

    a

    su gente. Luego

    se

    levant, march tras Elas y

    se

    puso a su servicio

    (ver

    lR

    19,19-21).

    As pues, las palabras del tercer personaje po

    dran parecer

    g t i ~ a s

    No

    obstante, Jess no las acepta y las desenmas

    cara: El que echa mano al arado y sigue mirando

    atrs, no vale para el reino

    de

    Dios; no te das

    cuenta

    de

    que eres todava esclav.o de tu pasado,

    de

    tu

    historia,

    de

    tus amigos,

    de

    tus conocimientos,

    de

    26

    cuanto constituye tu mundo cultural y afectivo; ni

    siquiera has comprendido la radicalidad del reino y

    sers

    de sos que caminan mirando atrs, mirando a

    lo que han renupciado, pensando

    en lo que

    queda o

    ya no queda de su historia.

    La simple

    lectio

    de

    este pasaje evanglico pone

    ya en

    evidencia

    mo el

    verdadero seguimiento

    de

    Cristo

    no

    admite espera alguna, apego alguno al

    propio yo, a las personas, a las cosas, porque

    exi

    se

    una obediencia total a Dios y

    a

    su palabra. -

    Pistas de meditacin

    Los smbolos del pasaje evanglico

    Quisiera ofrecer ahora algunos puntos

    de lnMi-

    tatio

    tratando

    de

    profundizar ms

    en

    las palabras

    de

    Jess, actualizando y ampliando los smbolos

    utilizados

    en

    las tres escenas: la madriguera,

    el

    ni

    do, el padre, los parientes, los amigos.

    l

    La madriguera y el nido

    son las imgenes del

    primer

    cuadro: Las zorras tienen madrigueras

    y

    los pjaros nidos, pero este Hombre no tiene dnde

    reclinar la cabeza.

    La madriguera es e l lugar en que uno se refu

    gia

    y

    encuentra su seguridad, porque all est bien y

    se

    siente defendido.

    El nido es el calor que nutre y protege.

    . Hoy, el lenguaje sicolgico utiliza smbolos

    di-

    ferentes: madriguera y nido se convierten

    en

    querer

    27

    1

    1

    j

    1

  • 5/21/2018 La Radicalidad de La Fe. Cap. 1. Card. Martini

    6/9

    permanecer en el seno materno y cuanto l repre

    senta, por tanto, ser mimado, estar seguro, dentro

    del propio ambiente, en el calor de los afectos, al

    resguardo de toda agresividad.

    Al hombre, en efecto, le resulta trabajoso acep

    tar la expulsin del seno materno, se traumatiza y

    se mantiene por ello siempre tentado a formarse

    otro nido,-otro ambiente protegido.

    Pero Jess afirma que el reino es un nacimiento

    violento, exige salir

    como un hroe a recorrr su

    camino ver Sal 19,6). Quien prefiere pennanecer

    en su tienda, nunca podr entender el reino en

    plenitud. Quizs realiza nominalmente los gestos

    del reino, pero no obstante,

    al

    estar encerrado en

    la

    propia

    necesidad de

    proteccin

    jfsica no

    afrontar el combate de la vida saliendo al descu-

    bierto.

    Esta actitud es hoy muy difusa: los muchachos,

    los jvenes y las jvenes, no obstante las crisis de

    las familias,_

    o

    logran salir de ellas ni decidirse por

    ppciones definitivas, incluso en perspectivas matri

    moniales

    y

    luego de uri primer momento de entu

    siasmo, prefieren opciones por tiempo limitado.

    - En cuanto se refiere a nuestro tema del celi

    bato por el reino, el gusto por la madriguera o el

    nido es exactamente lo contrario

    de

    esa radicalidad

    del seguimiento que exige ir ms all, poner toda la

    confianza

    en

    Dios solo, vencer la instintiva necesi

    dad de cario. Se impone un trabajo largo, perseve

    rante, paciente, nunca acabado. Hay personas que,

    28

    llegadas a los sesenta aos, estallan

    e

    repente por

    que

    no

    resisten a la tentacin de rehacer su nido;

    ev.identemente, an habiendo abrazadola vida sa

    cerdotal o religiosa, nunca se haban dado cuenta

    del cauce,

    e

    la diferencia

    de

    cualidad que exiga el

    seguimiento de Jess.

    Un cauce que implica el ascenso real, no solo

    noc'ional, un salto de cualidad que hace sufrir, que

    puede tambin hacer llorar (el riio al salir del seno

    materno, llora

    y

    se lamenta), porque exige arries-.

    garse, decidirse. .

    Me parece til observar que a veces el semi

    nario asume para algunos la funcin del nido, del

    s no

    materno, aunque conlleva, por su disciplina y

    sus reglas, aspectos negativos qu soportar. Y si

    se convierte en un nido, habr que esperar enton

    ces cierto trauma existencial en el momento en

    que el presbtero ordenado tel\dr que empearse

    da y noche por el reino, carente ya de cualquier

    seguridad; debemos esperarnos una crisis de re

    chazo;

    Las formas

    de ese rechazo son, por lo dems,

    inconscientes.

    Se trata de

    defensas instintivas

    provocadas por la dureza del impacto con la vida

    cotidiana del ministerio, defensas que se manifies

    tan bajo diferentes actitudes. Habr, por ejemplo, el

    que

    culpabiliza al ambiente externo

    -parroquia

    oratorio, prroco, laicos, alojamiento

    quizs-.

    En

    el fondo, se trata de una forma de expresar

    -la

    inca

    pacidad

    de

    afrontar

    la

    agresividad de las situa-

    29

    .

  • 5/21/2018 La Radicalidad de La Fe. Cap. 1. Card. Martini

    7/9

    ciones, inevitable cuando se vive la radicalidad del

    ministerio.

    Habr quien se culpa a

    s

    mismo con formas

    masoquistas no estoy a la altura, soy demasiado

    tmido,

    no

    estoy suficientemente preparado,

    etc. .

    Pretextos para no dejarse sacar de la madriguera,

    porque tambin esta clase de masoquismo es un

    nido en el que uno se protege a s mismo sin correr

    riesgos.

    Los riesgos usados por Jess son, pues, muy

    evocativos y nos permiten interpretar tantas situa

    ciones nuestras y ajenas, precisamente como resul

    tado de un seguimiento al que.no hemos dado el as

    censo real; queramos seguir a Jess a donde qui

    siera llevamos, pero, de hecho, permanecemos vin

    culados a la imagen. ideal que nos habamos cons

    truido, no habamos comprendido que el Hijo del

    hombre no tiene dnde reclinar la cabeza.

    2. La metfora del padre representa no solo la

    figura el padre fsico, sino toda la tradicin n c e s ~

    tral: las costumbres de familia, el mos hereditario,

    la costumbre.

    Segn los antiguos, hay tres cosas que pueden

    vencemos: la mors

    e 7Uls

    (lo veremos) y el mos.

    El evangelio pide superar estas costumbres invete

    radas, pero en cambio, se mantienen. Pensemos en

    ciertos principios de vida, inconscientes, por ejem

    plo el principio de honor por el cual no se debe re

    troceder, bajar de grado; dentro de ciertos lmites

    puede ser justo,

    y

    no obstante, cuando se lo plantea

    30

    como prioritario bloquea la vida evanglica, aleja

    del reino. Para seguir a Jess debemos estar dis

    puestos a aceptar de buen grado las humillaciones,

    las persecuciones, los insultos, los ultrajes, renun-

    ciando al punto de honor.

    Pensemos en ese principio, que incluso proviene

    .de la educacin familiar, que ensea a no perder

    nunca crdito, por ningn motivo. O a ese otro ,

    muy interesante, de no deber nunca nada a nadie

    de

    no estar nunca en deuda ante los dems; es

    principio de honestidad y honorabilidad, pero si lo

    trasladamos a la radicalidad evanglica, tropieza.

    Al mos a la tradicin recibida

    y

    que constituye

    la herencia del padre, pertenecen tambin todos los

    .absolutos raciales que llevamos dentro y que el

    evangelio, en cambio, exige superar. En nuestro

    tiempo han aparecido claramente en toda su violen

    cia y dramatismo, y se enfocan continuamente para

    vencerlos, derrotando la tendencia a quedarse, por

    cuenta propia, con

    Jos

    de casa, a combinar negocios

    .con personas de la misma raza, a tomar mujer y

    .bueyes

    de

    tu propia aldea.

    Cuando el mos ancestral , o sea, los ido/a tribus

    se convierten en pretextos contra la novedad del

    reino, resultan destructivos.

    El

    buen sentido comn

    basta para seguir de verdad a Jess. Y es justo

    saber que los dola los llevamos con n osotros

    mcluso cuando nos decidimos por Cristo; consti-

    tuyen nuestra carga, nuestro patrimonio paterno, se

    hallan

    en

    nuestro preconsciente. Por ello debemos

    3

  • 5/21/2018 La Radicalidad de La Fe. Cap. 1. Card. Martini

    8/9

    a p r e n d e r ~

    reconocerlos mejor cada vez

    y

    sacarlos

    del nido con la gracia extraordinaria e Dios, con

    las palabras nuevas provenientes del evangelio:

    Deja que los muertos

    entierren

    a

    sus

    muertos

    porque si

    no a b a ~ o n a s

    a tu

    padre no te

    h a c ~ s

    adulto

    ;

    no

    te

    haces libre; si te

    aferras

    a

    tus

    tradi

    ciones de familia utilizndolas

    de escudo

    frente a

    la

    radicaJidad

    de la

    fe , caminas a

    la muerte

    sigues siendo esclavo haces cortar las races de

    la

    planta del

    seguimiento.

    En el fondo pidiendo

    ir

    a

    enterrar

    .al

    padre

    el personaje de la segunda

    escena del pasaje expresa la intencin de

    conti-

    nuar siguiendo

    el mos

    que ha

    recibido de absolu-

    tizar la

    realidad humana.

    3.

    La

    tercera irpagen est constituida

    por pari-

    entes y amigos

    A diferencia del padre que representa las tra

    diciones de familia,

    en

    este smbolo podemos leer

    el culto de la propia historia personal:

    las amis

    tades, las relaciones, las vivencias, los xitos.

    Un

    ~ u t o

    que aumenta ~ o n los aos y por eso la

    educacin en la fe es ms fcil en el nio que en

    el

    adulto. El adulto se ha comprometido ya con la pro

    pia

    historia.

    Si

    es culto, ha tomado posicin polti

    ca, ha escrito libros, ganado reconocimientos, y le

    es difcil volver a ser como un niiio, o sea, aceptar

    el

    reino.

    Del mismo modo, es

    ms

    fcil

    el

    seguimiento

    radical en edad joven que en la edad adulta cuando

    32

    ya ests atado a ciertos hbitos, a determinado crculo

    de amigos.

    ' El culto de la historia personal se impone incons

    cientemente, sin que pensemos en l, en nombre de

    una coherencia de vida: No soy capaz de renegar

    de mi

    historia, de mi fe,

    de

    mi evangelio; no puedo

    exigirme hacerlo . Pero el evangelio que es resur

    reccin,

    vida nueva, puede en cambio hacer apearse

    a

    a historia personal exigiendo abandonarla e ir

    ms all, aun si ms tarde el Seor te la hace recu

    perar en lo que tiene de verdadero.

    El Antiguo Testamento esperaba un mesas que

    instaurara un reino poltico seguro y glorioso para

    Israel, un reino poderoso sobre la tierra. Jess les

    ha

    )edido asus discfpl.ilos renunciar a este tipo de

    esperanza mesinica que tena, para el pueblo elegi

    do, una fuerza extraordinaria, y sabemos que los

    apstoles han renunciado a ella por

    la

    gracia del

    Espritu

    Santo

    ver ch 1,6-8).

    : Eso significa que una

    fe

    no bien arraigada acoge

    p.l evangelio como superposicin, como una reali-

    , dad capaz de embellecer y ennoblecer la propia his

    toria personal; no sabe descender al fondo de la pila

    bautismal, no quiere darse cuenta de que

    la

    historia

    del hombre est vinculada a estructuras de pecado,

    mientras que Dios proyecta realizar en la tierra

    cosas nuevas.

    ,

    l

    apelar a

    la

    historia puede, por tanto, ser justo,

    de buen sentido, pero si se lo utiliza contra la lla

    mada evanglica se vuelve destructivo.

    33

    J.

    La rod

    ictZiid d

    e la

    e

    M

  • 5/21/2018 La Radicalidad de La Fe. Cap. 1. Card. Martini

    9/9

    Si vuelves atrs despus de haber puesto la mano

    en el arado, si guiando el automvil sigues volvin

    dote para mirar la casa que has dejado, quiere decir

    que el Seor no ha o n q u i ~ t d o .an tu corazn, y no

    te mueves nicamentepor el deseo

    de

    seguirlo.

    Resumiendo, podemos decir: Jess nos

    ha

    pre

    sentado tres tentaciones

    de

    huida de la radicalidad

    de

    la fe. Tres modos

    que

    exigen,

    como

    reverso, una

    triple libertad evanglica: la libertad

    de

    la madre,

    del seno materno,

    de

    la madriguera y del nido; la li

    bertad del padre,

    de

    las tradiciones ancestrales; la

    libertad de

    s

    mismo, o sea, de la propia historia, de

    la necesidad

    de

    coherencia humana.

    Esta triple libertad

    que

    hay

    que

    alcanzar

    es

    traba

    jo

    de toda la vida, es compromiso por la madurez;

    todo hombre debe vivirla, y

    el

    cristiano debe vivirla

    tambin frente a la radicalidad

    de

    la

    fe.

    Como hemos visto, para

    esa

    libertad no basta el

    ascenso nocional. Se necesita la paciencia de sacar

    del nido las resistencias al ascenso real, que no ter-

    minan nunca y que se dejan sentir, sobre todo, en

    los momentos

    de

    las decisiones ms importantes

    como, por ejemplo, en la opcin del celibato

    por

    el

    reino). Si no las sacamos dl nido, quedaremos pri

    sioneros de nosotros mismos.

    plicaciones

    Sugiero

    para

    el encuentro comunitario tres

    modalidades concretas

    de

    reflexin sobre cuanto

    he

    tratado

    e

    explicar.

    34

    l

    Un intercambio libre sobre los aspectos

    de

    la

    meditacin que ms les han impactado.

    2.

    Cada

    uno debera verificar

    cmo

    reacciona

    frente a la tesis

    de

    la madurez cristiana progresiva:

    me

    parece aceptable

    que

    la integracin

    de

    la fe a

    la

    vida

    requiera un tiempo

    t n

    largo?,

    que

    la victo

    ria sobre las resistencias contezca en

    edad

    madu

    ra?, tengo dudas al respecto?

    Creo que es

    muy til estudiar

    a

    fondo el tema

    de

    esta apropiacin lenta

    del paso

    del ascenso nocio

    nal al

    real.

    3. Traten de descubrir algunos aspectos prcti

    cos relativos a las metforas del nido, de la

    ma-

    driguera, de -la herencia paterna,

    de

    propia histo

    .

    ia.

    Dnde surgen en m estos obstculos incons

    cientes?, cmo y cundo han entrado y entran en

    juego

    en mi camino?

    oracin

    Seor:

    t

    que

    ves cunto

    deseamos

    seguirte

    y participar en

    tu

    vida de Hijo del Padre,

    aydanos

    a

    ver con claridad los temores,

    las angustias, las tentaciones que se anidan

    en nuestro corazn

    y

    que

    pueden

    ahogar

    nuestra aceptacin radical

    de

    la

    fe .

    35