la revista agraria nº 162 - mayo

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    AO 15 N. 162MAYO de 2014

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    Los factores novisibles de lareduccin de lapobreza rural

    Gestin del agua:msall de las leyes

    La agricult ura

    familiar: qupolticas se necesitan?

    LICENCIA CREATIVE COMMONSAlgunos derechos reservados

    Usted es libre de copiar, distribuir y comunicar pblicamen-te esta obra bajo las condiciones siguientes:- Debe reconocer los crditos de la obra- Debe ser usada solo para propsitos no comerciales

    - No se puede alterar, transformar o generar una obra deri-vada a partir de esta obra.

    contenidocontenido

    editorial

    Los andenes... son reliquias del pasado, mantenidas por campesinos que

    nunca se subieron al coche de la modernidad? Esta es una opinin muy

    difundida no solo entre la poblacin urbana, sino tambin por quienes sostienen

    que, al igual que en la produccin de zapatos o de gaseosas, el criterio de medicinde la eficiencia es la relacin costo-beneficio o la tasa de ganancia.

    Pero sucede que una buena parte de los graves problemas ambientales

    cambio climtico, deterioro de los recursos naturales, contaminacin de suelos

    y aguas, reduccin de la biodiversidad se debe, precisamente, a que el criterio

    supremo que ha orientado la economa es la ganancia, es decir, el retorno que el

    empresario espera recibir por su inversin.

    Entindase bien: la esencia del capitalismo, lo que le da su dinamismo, es la

    bsqueda de la ganancia. Estamos en un sistema capitalista, y grandes, medianos

    y pequeos inversionistas esperan obtener algo ms de lo que invirtieron. El problema

    es cuando esa bsqueda deja muertos y heridos regados en el camino, lo

    que se llama externalidades negativas, es decir, impactos que contribuyen acrear y a profundizar los problemas ambientales mencionados y cuyos costos no

    son asumidos por el inversionista.

    Al contrario de lo anterior, los andenes, en su mayora trabajados y mantenidos

    por campesinos, son extremadamente tiles para producir externalidades

    positivas: evitan o reducen la erosin de los suelos, ayudan a regular los flujos de

    agua y forman parte de una agricultura que contribuye al mantenimiento de la

    biodiversidad, a embellecer el paisaje, a utilizar energas renovables y no

    contaminantes. Todo esto es bueno para la sociedad local, regional y nacional; se

    trata de un bien pblico. Pero los andenes demandan mucha inversin en trabajo

    y no son necesariamente rentables.

    Se da, entonces, una paradoja: por un lado, existe una agricultura que dejaganancias privadas, pero que a la larga deteriora o destruye los recursos naturales

    que explota y de los que depende; por otro lado, hay una agricultura en andenes

    que puede no dejar ganancias, pero que es armoniosa con la naturaleza, contribuye

    a enfrentar los impactos negativos del cambio climtico y es sostenible. Esta

    ltima es ms sostenible y buena para el ambiente (lo que es socialmente positivo),

    pero econmicamente puede no ser rentable. Cmo se compensa a los

    campesinos que la practican?

    Este es uno de los varios temas relevantes que fueron tratados por cerca de

    dos centenares de participantes: expertos nacionales e internacionales, funcionarios

    del Estado peruano, campesinos andinos, activistas de organizaciones no

    gubernamentales, en el Segundo Congreso Internacional de Terrazas realizado enel Cusco entre el 14 y el 22 de mayo (el primer congreso tuvo lugar hace dos aos,

    en China). La pregunta que cierra el prrafo anterior fue respondida por expertos de

    Japn y Francia: puesto que el mantenimiento de terrazas tiene varios efectos

    positivos no solo para las localidades en donde se ubican, sino tambin para la

    sociedad en su conjunto, en ambos pases es el Estado el que asume los costos

    mediante subsidios, pues se trata de un bien pblico.

    El Estado peruano subsidia de diferentes maneras a las corporaciones

    agroexportadoras. No estara ms cerca de su misin la bsqueda del bien

    comn financiar a quienes mantienen los andenes y recuperar los centenares

    de miles de hectreas de andenera deteriorada?

    Publicacin del Centro Peruano de Estudios Sociales

    Av. Salaverry 818, Jess Mara, Lima 11/ PerTelf. (511) 4336610

    Email: [email protected]: www.larevistaagraria.orgFacebook: /LaRevistaAgraria

    Twitter: @RevistaAgraria

    Directora fundadora

    Bertha Consiglieri (1950-2007)

    DirectorFernando Eguren

    Comit editorial

    Laureano del Castillo, Javier Alvarado,Beatriz Salazar, Ricardo Marapi, Pedro

    Castillo, Jaime Escobedo, Miguel Pintado

    Correccin/DiagramacinAntonio Luya / Jos Rodrguez

    Distribucin gratuita con La Repblica elltimo mircoles de cada mes.

    Fernando Eguren

    Director

    Congreso internacional destaca importancia de andenes y terrazas

    MESA REDONDAPobreza rural: hayrealmente menospobres?

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    ceden a algunos de estos sigue siendosignificativo: 879,968 hogares en 2013, loque representa el 45% del total de hoga-res en esa rea. A ello se suma la mayorpresencia de programas no alimentarios,cuya cobertura viene en aumento a partirde la creacin de Juntos en 2005.

    En este nivel de anlisis, la influenciade estos tres factores puede explicar lareduccin sostenida de la pobreza rural

    monetaria en los ltimos aos. Sin em-bargo, en un nivel ms desagregado, semantiene la importancia de estos tres fac-tores?, o puede variar segn la realidad

    departamental? Estos factores explicana cabalidad la reduccin de la pobrezarural o existen algunos que no estn sien-do visibles? Con el fin de motivar el de-bate, ofrecemos algunas observacionesencontradas en un breve ejercicio.

    Influencia de la agricultura en lareduccin de la pobreza rural

    En el grfico 1 presentamos las aso-

    ciaciones entre la reduccin acumuladade la pobreza rural (eje horizontal) y lavariacin promedio del VPA para el pe-riodo 2004-2008. La primera observacin

    confirma la informacin del cuadro 1: amayor VPA, menor pobreza. Ntese quela mayora de departamentos (puntosazules) estn cerca de la lnea roja pun-teada (lnea imaginaria de tendencia), locual implica que departamentos con ma-yor variacin de su VPA redujeron engran medida su pobreza. A su vez, depar-tamentos con menor variacin de su VPAtambin la redujeron, aunque en menor

    medida, en dicho periodo.Sin embargo, existen algunos puntos

    atpicos, en tanto, lejos de seguir latendencia, se sitan en posiciones extre-mas (cerca de los ejes). Por ejemplo, en elcaso de Apurmac, con una variacin muyalta del VPA (10%), su pobreza rural, le-

    jos de reducirse, ms bien aument (1%)en dicho periodo. Asimismo, Lima regis-tr una variacin del VPA muy pequea(1.4%), pero, sin embargo, redujo su po-breza en ms del 30% en dicho periodo.Si el VPA no parece explicar la reduccinde la pobreza en algunos departamen-tos, entonces qu la explica?

    Los factores no visibles

    Probablemente, la influencia del gastovial y de los programas sociales sea impor-tante, pero adems podemos identificarotros dos factores que no estn siendovisibles. Primero: la importancia de las ac-tividades rurales no agropecuarias (arte-sana, comercio, agroindustria, manufactu-ra, servicios, etc.). Segn Escobal (2004)5,

    ya en 2002 las actividades no agropecua-

    Grfico 1. Pobreza rural vs. valor de produccin agropecuaria, 2004 -

    2008

    Fuente: Minag-OEEE, Enaho. Elaboracin: Cepes.

    Fotointernet

    La constante inversin en infraestructura vial

    ha trado mayores conexiones econmicas y una

    mayor oportunidad de desarrollo de mercados

    en las zonas rurales.

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    rias ganaban ms importancia en los ingre-sos que las agropecuarias en el rea rural:del ingreso total per cpita (100%), el 58%corresponda a ingresos por actividadesno agropecuarias, mientras que solo el 42%provena de actividades agropecuarias.

    Segundo: el peso de la economa ile-gal. En un informe presentado al CIES(2008)6, Escobar estimaba que el tamaode la economa subterrnea representa-ba el 67.5% del PBI peruano en 2005, endonde buena parte la compona la eco-noma ilegal. No olvidemos que algunosde los casos atpicos (grfico 1) son de-partamentos con alguna influencia deeconoma ilegal: Apurmac y Ayacucho(Vraem); Loreto y Hunuco (narcotrfi-co); Pasco (minera ilegal). Lgicamente,son necesarias investigaciones ms pro-fundas sobre el tema, que permitan esti-

    mar el verdadero peso de la economailegal y de su influencia efectiva sobre lareduccin de la pobreza.

    Gasto vial y pobreza rural

    En el segundo grfico se presentan lasasociaciones entre la reduccin acumula-da de la pobreza rural y el gasto vial des-centralizado acumulado para los ltimoscinco aos. Se observa, en primer lugar, quesolo algunos departamentos se ubican cer-ca de la lnea roja (tendencia imaginaria), locual significa que solo en estos un mayorgasto vial va de la mano con una mayorreduccin de la pobreza, y un menor gastovial, con una menor reduccin de la pobre-za. Sin embargo, en otros departamentos (lospuntos que se alejan de la lnea roja puntea-da), esta relacin ya no es tan clara. Porqu? Existen dos opciones7: o bien el pesode los otros factores convencionales (in-fluencia del VPA, programas sociales, etc.)es mucho mayor que el del gasto vial, re-duciendo su influencia sobre la reduc-cin de la pobreza, o bien algunos facto-

    res no visibles tienen un rol clave sobre lareduccin de la pobreza rural.En segundo lugar, tambin encontramos

    algunos casos atpicos. Por ejemplo, elcaso de Cusco (departamento Vraem), que,con una variacin limitada del gasto vial(9%), consigui, sin embargo, una muysorprendente reduccin acumulada de lapobreza rural (42%), que lo coloca en elprimer lugar de departamentos con mayorreduccin en los ltimos cinco aos. En elotro extremo est La Libertad, que, con unadestacable variacin de gasto vial (42%),solo acumul una reduccin de pobreza

    Grfico 2. Pobreza rural vs. gasto vial descentralizado, 2009-2013

    Fuente: MEF, Enaho. Elaboracin: Cepes.

    del 10%. Se podra pensar que La Libertadtena una pobreza muy baja en 2009 y quepor esa razn era ms difcil su reduccinen comparacin con Cusco; no obstante,las cifras desmienten est hiptesis: 62%de pobreza rural en Cusco versus 83% enLa Libertad (ao 2009).

    Balance final

    En este artculo no se han incluido lascorrelaciones entre pobreza rural y pro-gramas sociales, pues la informacin de-partamental de los programas era pococonfiable bajo el criterio de representati-vidad de la Enaho. Sin embargo, sospe-chamos que los casos atpicos conti-nuaran presentndose por dos motivos:primero, la mayor cobertura de los pro-gramas no alimentarios no es garanta decompensacin ante la menor coberturade los programas sociales alimentarios,puesto que un beneficiario puede acce-der a ambos tipos de programas; segun-do, aun si se garantizara la compensa-

    cin, la mayor cobertura podra ser en-gaosa, debido a los errores de focaliza-cin de varios programas: la infiltracin(clasificar a una persona que no es po-bre como pobre y admitirla en el progra-ma) y la subcobertura (no admitir en unprograma a una persona pobre, al haber-la clasificado como no pobre).

    En conclusin, los factores detrs dela reduccin de la pobreza rural no pare-cen ser tan claros en varios departamen-tos. Los factores convencionales (gastovial, programas sociales, etc.) son, sinduda, relevantes, pero no terminan de

    explicar la reduccin de la pobreza en al-gunas zonas del pas. Los casos atpi-cos son indicio de que no se visibilizanalgunos factores tan o incluso ms im-portantes que los convencionales. Lacomprensin exhaustiva de las realida-des departamentales ser fundamentalpara la identificacin adecuada de estosfactores que, finalmente, devengan enpolticas ms eficaces en el mbito rural.

    Notas1 Economista e investigador del Cepes.2 Desde luego, algunos artculos han evalua-

    do los problemas de medicin, la confiabi-

    lidad de la Encuesta Nacional de Hogares

    (Enaho), la limitacin de la pobreza mone-

    taria como medida de bienestar, etc. Para

    fines del artculo, haremos abstraccin de

    estas discusiones.3 Mucho mayor sera la poblacin en condi-

    cin de pobreza si en lugar de un enfoque

    monetario utilizramos un enfoque multi-

    mensional. En 2011, mientras que para el

    enfoque monetario el 56% de la poblacin

    rural era pobre, para el multidimensional

    esta cifra alcanz el 81% (Vsquez: 2012).4 Se define como el valor de los bienes produ-

    cidos en el sector agropecuario en un ao

    determinado. No confundir con el PBI agro-

    pecuario, el cual resulta de la resta del con-

    sumo intermedio al VPA.5 Escobal, Javier (2004). Per: hacia una estrate-

    gia de desarrollo para la sierra rural.Lima: Grade.6 Escobar, Jos (2008). Una medicin de la

    economa subterrnea peruana. Lima: CIES.7 Una tercera opcin es un posible error de

    medicin del indicador gasto vial, en tan-

    to no es posible distinguir qu parte de este

    gasto vial se dirige exclusivamente a reas

    rurales y cul a reas urbanas.

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    Segn el reciente informe del InstitutoNacional de Estadstica e Informtica, la

    pobreza monetaria1

    se ha reducido a23.9% en 2013, y la pobreza rural a 48%(ver el artculo Los factores no visiblesde la reduccin de la pobreza rural, enesta edicin). Pero la medicin moneta-ria es la mejor forma de evaluar la situa-cin de la pobreza en el pas? De qupobreza estamos hablando?

    Una de las principales revelaciones delinforme es que la pobreza se ha reducidoen varios departamentos y ha aumentadoen otros. Empero, la crtica fundamentalse dirige al mtodo de medicin moneta-

    ria y a la poca prioridad que se les da aotros tipos de medicin, como la multidi-mensional, que permite enfocar, en mayordetalle, la situacin social de la pobreza ylas grandes brechas de desigualdad.

    En la presente mesa redonda deLa Re-vista Agraria(LRA), estos y otros aspec-tos son analizados por varios investigado-res especializados en el tema de la pobrezay el desarrollo rural: el economista CsarSotomayor Caldern, actual viceministrode Polticas Agrarias del Ministerio de Agri-

    cultura y Riego (Minagri); el economistaRichard Webb Duarte, director del Institu-

    to del Per, de la Universidad de San Mar-tn de Porres; la sociloga Mara Isabel

    Remy, investigadora del Instituto de Estu-dios Peruanos (IEP); y el economista Fran-cisco Santa Cruz Castello, consultor espe-cializado en temas de descentralizacin ydesarrollo regional.

    LRA:Cul es el sentido real e ideo-lgico que existe detrs del concepto depobreza que en la actualidad se manejaen el pas? Quines definen ese con-cepto y qu es lo que estn midiendo?

    Mara Isabel Remy: El concepto de po-breza es parte del paquete que nos dej

    la dcada de los noventa. El ajuste es-tructural en esa dcada, elimina algunostrminos de nuestro vocabulario, intro-duce otros o les da otro significado. Elconcepto de desarrollo fue eliminado;hoy se habla de crecimiento. Todos lostextos se refieren al modelo de creci-miento. En la actualidad, cuando una so-ciedad en proceso de crecimiento nece-sita medir cunto est mejorando la vidade los dems, nadie pone en discusinqu quiere decir ser pobre. En Mxico,

    por ejemplo, no se usa una lnea de po-breza, sino una lnea de bienestar, y se

    identifica quines estn en una situacinde bienestar y quines no. La diferencia

    entre la lnea de bienestar en Mxico y lalnea de pobreza del Per es impresionan-te. En el primero, la lnea de pobreza rurales de US$124.34 por persona al mes, mien-tras que en nuestro pas, en el rea rural,la lnea es de US$78.28. En Mxico, en elrea urbana, se considera que hay bien-estar si se logra un ingreso mensual indi-vidual de US$196, mientras que en el Perbasta alcanzar los US$113. O ellos son msexigentes o nosotros no lo somos. Otrotrmino importante hoy esfocalizacin.El que est focalizado como no pobre

    no tiene derecho a pedir programas so-ciales, transferencias, etc. Pensemos enun taxista o un microbusero que trabajandiecisiete horas al da y que con las jus-tas superan esa lnea de pobreza: no pue-den permitirse pagar un Seguro Integralde Salud; si tienen un accidente, al dasiguiente se vuelven pobres. Pero esaspersonas fueron calificadas como nopobres! Pueden caer nuevamente en lapobreza porque el nivel de precariedadde sus vidas es total. Ante ello, pensar

    en bienestar implicara decir cunto es elingreso equivalente a ocho buenas ho-

    Mesa redonda

    Pobreza rural: hay realmente menos pobres?Las limitaciones de medir pobres monetarios

    En muchas zonas andinas

    del pas se pueden apreciar los signos

    de la pobreza rural, pero tambin una persistente brecha de

    desigualdad. En muchos casos, los agricultores comparten las labores

    del campo con otras actividades no agrarias.

    FotoarchivoCepes

    Fernando Eguren y Ricardo Marapi

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    ras de trabajo, la capacidad de mantener-se all, de pagar un seguro de salud, unapensin de vejez, etc., pero esto no semide. No hay un debate social sobre estetema, y tendra que haberlo: qu cosaes estar en una situacin de bienestar?

    Richard Web: En general, prefiero evi-tar discusiones sobre las definiciones;me parece mucho ms importante enten-der los procesos y las causas de la po-breza. Hay un alto grado de subjetividadvalorativa en estas definiciones: en lu-gar de hablar del problema, se terminahablando de que uno prefiere una defini-cin u otra, y eso no ayuda para enten-derlo y enfrentarlo. Yo quisiera que hu-biera ms conciencia sobre lo crudo yaproximativo que son todos esos nme-ros. Debido a la misma importancia pol-tica que ha ganado el tema, se ha creado

    una especie de necesidad de hacer unseguimiento cada ao y de hablar denmeros hasta con decimales! Todo esose vuelve surrealista y se genera un mon-tn de discusin poltica sobre cosas queson irreales. Si uno quiere tener unaaproximacin cuantitativa al problema,hay que aceptar que la nica forma dehacerlo es en plazos largos. En el casode las encuestas hay un margen de errorgrande, especialmente cuando uno vedetalles como las diferencias regionales.Adems, la misma data est sujeta a tre-mendos errores en sus reportes; por ejem-plo, ni los pobres ni los ricos confiesantodos sus ingresos, y todos sabemoseso. Sin embargo, llegan los datos y lostratamos como si fueran una verdad pre-cisa. Muchos comentarios sobre la po-breza se concentran en cifras como 5.7%o 5.3%, cuando, en verdad, son detallesirreales; pero no veo una discusin so-bre las causas de la pobreza.

    Francisco Santa Cruz: Ms que dis-cutir una definicin de pobreza, debera-

    mos preguntarnos: qu visin de desa-

    rrollo est detrs de la idea de que hayque superar la pobreza?, a qu enfoquede desarrollo aludimos cuando decimosque hay que luchar contra la pobreza?Ms all de las cifras y de la magnitudque ellas revelan, de lo que se trata es dediscutir la sostenibilidad y la permanen-

    cia del proceso de su reduccin; peroantes de esa discusin, debemos deve-lar qu hay detrs de esta concepcin depobreza y de la lucha por superarla. Poreso es importante comparar el conceptode pobreza monetaria con el de pobrezamultidimensional. La medicin moneta-ria es necesaria porque logra vincular elproblema con el mercado, con la capaci-dad de generacin de ingresos. Sin em-bargo, la visin multidimensional de lapobreza va ms all del aspecto puramen-te econmico, pues nos remite a una vi-sin multidimensional del desarrollo, loque ahora tiende a generalizarse comouna visin de desarrollo humano, dondelo que importa son las oportunidades ylas capacidades de la gente. Bajo eseenfoque, la pobreza viene a ser una pri-vacin de esas capacidades y oportuni-dades, una especie de ausencia de liber-tades para que la gente decida qu hacercon su vida y qu oportunidades apro-vecha; por eso es importante medir lapobreza desde ese punto de vista multi-

    dimensional. El Programa de las Nacio-

    nes Unidas para el Desarrollo (PNUD)incluye en sus informes de desarrollohumano, desde el ao 2010, un clculodel ndice de la pobreza multidimensio-nal. En general, las mediciones multidi-mensionales de pobreza permiten poneren perspectiva el conjunto de limitacio-

    nes estructurales que afectan la vida dela gente; por ejemplo, muestran la tramade relaciones sociales y quines estnincluidas o excluidas de ellas. Una medi-cin multidimensional de la pobreza tam-bin permite entender cmo el conjuntode las relaciones sociales y polticasel papel de la poltica pblica y la par-ticipacin en las decisiones tiene im-portancia en la vida de la gente.

    Csar Sotomayor:La definicin depobreza y la forma de medirla tiene variasaproximaciones; varios estudios demues-tran que hay una fuerte relacin entrepobreza y desigualdad: se han observa-do mejores resultados en la reduccin dela pobreza en pases que registran meno-res ndices de desigualdad. Por eso esimportante no perder de vista la evolu-cin que sigue la variable desigualdad, ypublicarla junto con los resultados de lapobreza. Una desigualdad extrema es uncampo de cultivo para crear un escenariocontrario al sistema democrtico y el cre-cimiento econmico. Tambin es impor-

    tante identificar las causas de la pobrezadesde un punto de vista econmico: estase explica por la falta de activos y, en elcaso de los pequeos productores rura-les, principalmente por la falta de oportu-nidades para valorizar sus propios acti-vos. Ponerlos en valor les permitira ge-nerar ingresos econmicos y llevar unavida digna. Y no solo me refiero a los acti-vos productivos. Un problema que arras-tra nuestro pas es la deficiencia histricade nuestro sistema educativo: a las evi-dentes diferencias que se han ido gene-rando entre la educacin privada y la p-

    Mara Isabel Remy: ... se tiene en la

    cabeza el discurso de que el crecimiento

    econmico chorrea y, de manera

    sistemtica, reduce la pobreza. Aqu hay una

    pequea trampa; en primer lugar, porque no

    es evidente la relacin entre crecimientoeconmico y reduccin de la pobreza.

    Csar Sotomayor: ... es importante no

    perder de vista la evolucin que sigue la

    variable desigualdad, y publicarla junto con los

    resultados de la pobreza. Una desigualdad

    extrema es un campo de cultivo para crear un

    escenario contrario al sistema democrtico y

    el crecimiento econmico....

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    rurales focalizadas (agua, suelos y pastos),ello contribuye a acelerar su crecimiento.Este tipo de produccin de bienes y servi-cios pblicos, rurales o agrarios, son inter-venciones con un potencial de alta renta-bilidad social y que contribuyen al desa-rrollo. El estudio de Webb, sobre conecti-vidad, muestra que con la inversin en in-fraestructura y en conectividad, las fami-lias pueden acercarse en condiciones msfavorables al mercado. Los esfuerzos queahora el Estado est haciendo estn enca-minados a eso: a lograr una dotacin deactivos, de bienes pblicos, de serviciospblicos agrarios, como el incremento dela sanidad, la innovacin tecnolgica, losservicios de informacin, el apoyo a la for-

    cia del crecimiento, pero hay que hacerun esfuerzo por dotarle de otras caracte-rsticas bastante ms inclusivas que lasque tiene en la actualidad.

    C. Sotomayor: Efectivamente, este des-igual avance de la lucha contra la pobrezademuestra que el crecimiento no basta paragenerar un impacto positivo homogneo,pero coincido con Francisco Santa Cruzen que no tenemos que ser injustos con elcrecimiento econmico, pues aunquediferenciado s tiene un efecto positivoen la reduccin de la pobreza. Existen ex-periencias de proyectos y programas quehan mostrado que cuando se hace un tra-bajo de transferencia de capacidades y devaloracin de los activos de las familias

    malizacin de los derechos de propiedadsobre la tierra, etc. Este tipo de inversioneses el que debera ayudar, con el tiempo, a lareduccin de la pobreza y al desarrollo dela sociedad rural.

    R. Webb: Histricamente, en el Per,la pobreza rural ha sido el resultado dedos factores bsicos: la bajsima produc-tividad en el campo y la distribucin delpoder. Esa combinacin ha sido sosteni-da durante siglos, pero en el ltimo sigloha ido cambiando. La historia del sigloXX es la historia de esa transformacin,en donde se ha combinado una gradualdemocratizacin que tuvo un saltoadicional impactante con la descentrali-zacin y el desarrollo del mercado. Siqueremos entender el problema de la ac-tual pobreza rural, desde una forma cons-tructiva y til, deberamos tener esa pers-

    pectiva, con el fin de mejorar lo que seviene haciendo y acelerar esa reduccin.Si miramos solo los ltimos seis aos, el

    crecimiento del ingreso de las familias ur-banas ha sido de 2.5% al ao, y en las fami-lias rurales ha sido de 6.6% al ao, segnlas estadsticas del INEI. Veo esos nme-ros y pienso: qu est pasando en lasreas rurales para que se genere un creci-miento tan alto? Si la economa urbana cre-ce solamente un 2.5%, cmo la economarural crece a ms del doble? Un factor im-portante es este fenmeno, casi repentinoy excepcional, de conexin, en especial loscaminos, y que se contina dando. La se-gunda revolucin comunicativa fue la lle-gada del telfono, y recin estamos empe-zando a ver sus resultados. Adems, la elec-tricidad tambin es una forma de distribu-cin de enorme potencialidad productiva.Igualmente, hay otra dimensin de conec-tividad que debera ser ms estudiada: laconectividad cultural, basada en la masifi-cacin de la educacin primaria y secun-daria, la masificacin del DNI y de las co-

    municaciones. Todo ello genera un pas queest compartiendo el conocimiento, infor-maciones, y tambin est interactuando.No tengo evidencia directa, pero sospe-cho que estos aspectos tienen una inci-dencia productiva y facilitan el acceso delos ms pobres a conocer oportunidadesde mercado, tcnicas, a comprar insumos,etc. Eso es parte de la conexin rural.

    Otro factor importante es el indudablesalto que se ha dado en las transferenciasfiscales que llegan a los municipios distri-tales, provinciales y regionales. Ah estla explicacin grande de la explosin en la

    El director de La Revista Agraria, Fernando Eguren, en conversacin

    con los participantes de nuestra mesa redonda, y con la intervencin, va

    Skype, del viceministro Sotomayor. Uno de los consensos principales fue

    la necesidad de implementar polticas para enfrentar la actual brecha de

    desigualdad entre lo urbano y lo rural.

    FotoRicardoMarapi

    Richard Webb: Histricamente, en el

    Per, la pobreza rural ha sido el resultado

    de dos factores bsicos: la bajsima

    productividad en el campo y la

    distribucin del poder. Esa combinacin

    ha sido sostenida durante siglos, pero en

    el ltimo siglo ha ido cambiando.

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    construccin de caminos: por todos la-dos se ha multiplicado una red de cami-nos en el interior del pas, pues los muni-cipios distritales y provinciales tienen pla-ta y es fcil usar parte de ese dinero encaminos. Por ltimo, es indudable que hayun salto en la produccin y la productivi-dad agrcola, que sigue siendo la activi-dad central en la economa rural. El PBIagropecuario del pas ha crecido 4.5%desde 2007, es decir, a una tasa excepcio-nal; pocos pases han sostenido tasas deese nivel. Hay que tener una idea ms cla-ra de qu est pasando en el agro. Y haymuchos cambios que no estn siendo cap-tados en estas estadsticas.

    LRA: Cules son los factores queestaran explicando la disminucin dela pobreza monetaria rural en los aosrecientes? Cul debe ser el papel delas polticas pblicas?

    M. Remy: Sobre el reciente comenta-rio de Richard: no estoy segura de quecuando se habla del incremento de pro-duccin, del producto bruto agrcola, seest hablando siempre de la agriculturafamiliar campesina. Hay que distinguir.Por otro lado, tengo la impresin de quehemos discutido mucho la reforma agra-ria, pero en el Per el tema no solo es la

    tierra, sino tambin el agua. La inversinque se hizo en el siglo XX, en los gran-des megasistemas de riego de la costa,tiene que ver con la urbanizacin, con eldesarrollo del mercado, con mejores in-gresos, con mejores servicios, ademsde la propia reforma agraria. El productoagrcola y los ingresos crecen porque hayempresas con mucho dinero que contra-tan trabajadores con jornales agrcolasque han subido una barbaridad. Esto seda, sobre todo, en la costa: antes eran deS/.14 y ahora van por los S/.40! Eso esmultiplicacin del ingreso, sin duda. En

    Francisco Santa Cruz: ... la visin multidimensional

    de la pobreza va ms all del aspecto puramente

    econmico, pues nos remite a una visin

    multidimensional del desarrollo, lo que ahora

    tiende a generalizarse como una visin de

    desarrollo humano, donde lo que importa son las

    oportunidades y las capacidades de la gente.

    contraste, la sierra, que es la segunda zonadesrtica del pas, no ha tenido para nadaese nivel de desarrollo de su capital natu-ral. Esto es as, aunque los municipios conmucho canon y dinero gastan en lo quesea: caminos, estatuas, veredas, y pagan

    jornales por encima del valor promedio.Son muchos los elementos que contribu-yen a incrementar los ingresos.

    F. Santa Cruz: Los caminos deben ser unfactor articulador; es decir: la vialidad comouna infraestructura habilitadora de otras in-fraestructuras. La poltica deba orientarse aofrecer, a los espacios rurales, un paquetede infraestructura bsica rural y no solo elcamino aislado o el riego aislado; esto debe

    ser destacado. En cuanto a vialidad, sonclaras las cifras promedio presentadas porRichard y su vinculacin con el crecimientode los ingresos rurales; pero detrs de esascifras promedio hay brechas todava muygrandes. Si uno hace el seguimiento de lasituacin de los ingresos en las provinciaso distritos con fuerte peso rural, se encuen-tran rezagos notables. El ndice de Desarro-llo Humano de los ltimos aos demuestraque hay una invariable concentracin terri-torial de bajos ingresos y, por tanto, de bajodesarrollo humano. Esto se da en una franjaen la sierra norte, en las provincias y distri-

    tos de la sierra de Piura, Ayabaca y Huanca-bamba, y en las provincias serranas de LaLibertad. Es ms, Julcn, una provincia deLa Libertad, est en el ltimo puesto de de-sarrollo humano e ingresos, junto con Otuz-co, Snchez Carrin y otras provincias. All,seguramente, hay esfuerzos de desarrollovial, pero de manera desigual, lo que tieneque ver con bolsones de pobreza y de bajosingresos, sobre todo de la sierra. Si revisa-mos la composicin de las inversiones de lavialidad de los ltimos veinte aos, hechaspor el Ministerio de Transportes, encontra-mos que el grueso de la inversin est en el

    asfaltado de las vas nacionales. Durante elmejor momento del programa de caminosrurales entre 1995 y 2002, los caminosrurales rehabilitados fueron solo de 10 o 11mil kilmetros, cuando toda la red rural tienealrededor de 100 mil kilmetros, lo que signi-fica que abarc solo un 10% de la red. En losaos siguientes, ese estndar de interven-cin de rehabilitacin no se ha mantenido;por el contrario, se ha venido reduciendo.En la actualidad, en el caso de la red vial,vecinal o rural, solamente el 45% se encuen-tra en buen estado. Adems, los recursosde mantenimiento alcanzan solo para unacuarta parte de la red. Recientemente, undispositivo otorga S/.100 millones para elmantenimiento de la red rural. Pero si unopone un parmetro de US$1,500 por kilme-tro, este dinero alcanza para menos de latercera o cuarta parte. Ah, todava hay bre-

    chas importantes.No hay duda de que en los ltimos aoshubo una proliferacin de iniciativas deconstruccin de caminos rurales; pero loque uno sabe, positivamente, es que, enmuchos casos, el resultado y la rentabili-dad social de esas inversiones son muyreducidos. Para que la vialidad cumpla supapel impulsor de ingresos tiene que res-ponder a una racionalidad. Muchas ve-ces, los caminos construidos por el alcal-de se han hecho por donde pasaba suchacra o la de su compadre, y por eso elimpacto no siempre ha sido el adecuado.

    En conclusin, hay que reconocer laimportancia de la infraestructura, en par-ticular de los caminos y del riego, perouna poltica debe examinar las brechasexistentes y la desigualdad en el desa-rrollo. Adems, debe hacer el esfuerzoreal por impulsar polticas de complemen-tariedad de infraestructuras. Es posibledisear, por ejemplo, paquetes conjun-tos de estas infraestructuras bsicas,cuyo impacto en la reduccin de la po-

    breza rural es enorme y est documenta-do en el Per y en otros pases.

    Nota1 Segn el INEI, Se considera como pobres

    monetarios a las personas que residen en

    hogares cuyo gasto per cpita es insuficiente

    para adquirir una canasta bsica de alimen-

    tos y no alimentos (vivienda, vestido, educa-

    cin, salud, transporte, etc.). Son pobres ex-

    tremos aquellas personas en hogares cuyos

    gastos per cpita estn por debajo del costo

    de la canasta bsica de alimentos. Evolu-cin de la pobreza monetaria 2009-2013. In-forme tcnico. Lima, mayo de 2014.

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    Por qu el Per necesita unaley sobre cambio climtico?

    ABRIL de 2014

    En el Ao de la Promocin de la Indus-tria Responsable y Compromiso Climti-co, el Per est quedando rezagado res-pecto a otros pases de Amrica Latinaque estn otorgando rango de ley a suspolticas para enfrentar el calentamientoglobal, como Mxico, Costa Rica, Guate-mala, Honduras y Bolivia.

    En comparacin, las polticas climti-cas peruanas dependen de normas lega-les de menor rango, que eventualmentepodran ser derogadas o modificadas porintereses coyunturales en el Poder Ejecu-tivo. Por esta razn, puede considerarseun avance el que en el Congreso de laRepblica se est trabajando un proyec-to de Ley Marco de Cambio Climtico. Sinembargo, qu caractersticas debera te-ner una ley de este tipo para ser efectiva?

    Una oportunidad que podradesaprovecharse

    Una ley de esta envergadura implica unproceso complejo que las autoridades nodeberan apresurar para convertir la apro-bacin de esa norma en un logro poltico

    que mostrar en la Cumbre Climtica Mun-dial (COP-20) que se realizar en el Per, endiciembre de este ao. Como seala IsabelCalle, de la Sociedad Peruana de DerechoAmbiental: Si vamos a aprobar una nor-ma que solo defina una estrategia y linea-mientos genricos y no podemos conver-tirla en un punto de quiebre, estaremosdesperdiciando esa oportunidad. Hay queaprovechar la COP, pero esta norma debe-ra permitir desarrollar algunos temas queno estn en la agenda poltica.

    Esta ley debe contribuir a superar ladesarticulacin de las polticas climti-cas ya vigentes y debera definir priori-dades, como dar nfasis al fortalecimien-to de medidas de adaptacin. Existen laPoltica Nacional del Ambiente y el PlanNacional de Accin Ambiental, que tie-

    nen metas mesurables respecto a reduc-cin de emisiones al 2021; el Plan Nacio-nal de Adaptacin y Mitigacin del Cam-bio Climtico, entre otros instrumentos,pero es necesario generar mecanismosque permitan articular estas iniciativas,no solo en el mbito nacional, sino tam-bin en el mbito subnacional, planteaCsar Ipenza, asesor de la Comisin dePueblos Andinos, Amaznicos, Afrope-ruanos y de Medio Ambiente del Con-greso, donde se discute la ley.

    Otro de los puntos esenciales para que laLey Marco de Cambio Climtico sea efecti-va es que se deben definir las responsabili-dades de cada sector, de los gobiernos re-gionales y locales y del ente rector en lagestin del cambio climtico. El ente rector(el Ministerio del Ambiente) debera contarcon todas las competencias necesarias paralograr su objetivo y debera drsele autori-dad real para liderar y coordinar a todas lasentidades gubernamentales y del sector pri-vado en materia climtica y ambiental.

    Visite: www.observatoriocambioclimatico.org

    Beatriz Salazar1

    Otro requisito fundamental es garanti-zar el presupuesto necesario para una ade-cuada implementacin de la Ley Marco deCambio Climtico en todos los niveles degobierno. Una opcin es la creacin de unprograma presupuestal relacionado con elcambio climtico, un fondo que capte y

    canalice recursos pblicos y privados, uotros mecanismos que hayan probado suefectividad en otros contextos.

    Finalmente, pero no menos importan-te, es que el proceso de elaboracin yaprobacin de esta ley debe contar conrespaldo poltico desde las ms altas es-feras de gobierno, para asegurar que lle-gue a la etapa de implementacin, y de-bera promover la participacin equitati-va de diversos actores y facilitar las he-rramientas para la vigilancia en dicha eta-

    pa. Es necesario hacer un esfuerzo paraque las necesidades y las propuestas delos grupos ms vulnerables y margina-dos como los agricultores familiares ylas mujeres sean incorporadas en lasleyes y polticas que se estn elaboran-do en el Per para responder a los impac-tos del cambio climtico.

    Nota1 Coordinadora del Observatorio Cambio Cli-

    mtico del Cepes.

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    Este es el Ao Internacional de la Agri-cultura Familiar, declarado as por lasNaciones Unidas. La agricultura fami-liar (AF), que ha sido foco de atencindeLRAen varios nmeros, ocupa en laactualidad un lugar importante en lasagendas de los organismos internacio-nales y de varios gobiernos (BancoMundial, FAO, Mercosur). Razones nofaltan: cada vez ms se considera que laAF es la ms adecuada para respondera las necesidades de adaptacin al cam-bio climtico, al mantenimiento de la bio-

    diversidad y de las fuentes de agua, a laseguridad alimentaria, al uso de fuentesde energa renovable y a la lucha contrala pobreza. En el caso particular del Per,hay ms de 2 millones de predios quepueden ser calificados de AF. Para daruna idea de proporciones, Brasil, condiez veces ms rea de tierras agrcolasque el Per, solo tiene algo ms de 4millones de establecimientos familiares.Un pas ms parecido al nuestro, Chile,tiene 265 mil: el 91% del total de sus

    explotaciones agrarias.Pero qu se entiende por agricul-tura familiar? Esta es definida de dis-tintas maneras; sin embargo, todas co-inciden en dos rasgos: que es conduci-da por una familia y que es esta la queproporciona la mayor parte del trabajo.Ahora bien, constituye un universoheterogneo, pues incluye, en el casodel Per, tanto la pequea agriculturacomercial como las comunidades cam-pesinas y nativas. Esta heterogeneidadha dado lugar a la construccin de tipo-

    logas que permiten agrupar las AF se-gn caractersticas comunes. Una de lastipologas de AF ms difundidas es laque diferencia entre laAF de subsisten-cia, orientada al autoconsumo y con es-casa disponibilidad de tierras e ingre-sos; laAF en transicin, que vende laproduccin, pero tambin la consume,y que satisface, aunque ajustadamente,los requerimientos de la reproduccinfamiliar; y laAF consolidada, que tieneun sustento suficiente en la produccin

    propia, accede a los mercados y generaexcedentes2. Para cada uno de estos ti-

    Las polticas para fortalecer laagricultura familiar

    Fernando Eguren1

    pos de AF corresponderan polticas di-ferenciadas.

    Polticas para la agriculturafamiliar

    Cules seran estas polticas? LaFAO, la Cepal y el IICA3, en un recien-te informe conjunto4, llaman la atencinde que el primer paso es conocer la AF,contar con informacin de este sector,sin la cual no puede sustentarse en for-ma adecuada el diseo de herramien-tas de polticas que respondan a susnecesidades. En el Per, este conoci-miento es disperso, poco sistemticoy desigual. Actualmente, el IV Censo

    Nacional Agropecuario da valiosa in-formacin sobre la agricultura y losagricultores, y sus resultados estnsiendo materia de anlisis diversos,pero no necesariamente orientados demanera ordenada al mayor conocimien-to de la AF.

    En sus conclusiones, el mencionadoinforme subraya que la implementacinde las polticas de apoyo a la AF debeenmarcarse en procesos de desarrollorural con una perspectiva territorial. Enefecto, el espacio econmico y social en

    el que los agricultores se desenvuelventrasciende la localidad, para extendersems all de los lmites distritales y aun

    Fotointernet

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    MAYO de 2014 13

    provinciales. Este contexto socioecon-mico territorial, que incluye centros po-blados y ciudades intermedias (en don-de estn los mercados), redes viales y deservicios, puede ser favorable o adversoal desarrollo de la AF.

    Los proyectos y programas de de-sarrollo rural focalizados sobre familiaso pequeas localidades suelen ignorareste hecho, por lo que, con frecuencia,no logran sus objetivos, o si los logranno son sostenibles en el tiempo. El de-sarrollo rural con perspectiva territo-rial ubica en una situacin estratgicaa los gobiernos municipales, inclusodistritales, y tambin al gobierno regio-nal como instancias del Estado con res-ponsabilidades ineludibles, eventual-mente mayores que las del propio Go-bierno central. Es importante, en este

    ao dedicado a la AF, que el Estadodefina polticas en favor de ese sector,que involucren a los gobiernos regio-nales y municipales.

    Se necesitan polticas integrales

    Complementario a esta conclusin, elinforme tambin destaca que estas estra-tegias adopten un carcter multidimensio-nal, donde las polticas agrcolas se com-plementen con la incorporacin de polti-cas pblicas extrasectoriales, que en con-

    junto mejoren la calidad de vida de loshabitantes rurales. Es conocida en el Perla inmensa dificultad de coordinacin en-tre los ministerios, convertidos en feudosreacios a colaborar entre s. Esta es posi-blemente una de las razones por las cua-les nunca se implement la EstrategiaNacional de Desarrollo Rural aprobada porel Ejecutivo en 2004, pues requera la in-tervencin coordinada de los diferentesministerios y niveles de gobierno. Apo-yar a los agricultores familiares requiere laintervencin no solo del Ministerio de

    Agricultura, sino tambin para no men-cionar sino los ms obvios del de Trans-portes, de Educacin, de Salud, de la Pro-duccin, del Midis. Y, claro est, es condi-

    cin necesaria una actitud de apoyo delMinisterio de Economa y Finanzas, quedepende, en ltima instancia, de las prio-ridades y la voluntad del presidente. Esteao es crtico para saber si el apoyo a laAF forma parte de las prioridades del go-bierno de Ollanta Humala.

    El informe al que estamos haciendo re-ferencia, tambin concluye que estas po-lticas deben contar con la efectiva parti-cipacin de los agricultores familiares ensu concepcin e implementacin. Esta re-comendacin es una respuesta a la acti-tud prcticamente generalizada en todaslas entidades pblicas en sus diferentesniveles: son los tecncratas y funciona-rios los que saben; los agricultores fami-liares no saben lo que quieren. Los resul-tados de esta actitud arrogante no soloson polticas e instrumentos inadecuados

    que no pueden aplicarse o que no logransus objetivos, sino tambin, a veces, con-secuencias negativas para quienes, se su-pone, deberan ser los beneficiados.

    Otras conclusiones del informe son lanecesidad de garantizar la equidad en elacceso de la AF a la tierra y el agua, lapermanencia de los jvenes en el campo,la promocin de la asociatividad y la con-veniencia de vincular a los agricultoresfamiliares a los programas de asistenciaalimentaria de los gobiernos.

    Organizaciones del agro, como Con-veagro y todos sus asociados, ademsde sectores de la sociedad civil y algu-nas entidades gubernamentales, estnempeados en que el Ejecutivo y el Con-greso de la Repblica traduzcan en nor-mas y en adjudicacin de fondos su vo-luntad de apoyar a una AF de la que de-pende todo el pas para su propia seguri-dad alimentaria, para mantener su biodi-versidad, para reducir los impactos ne-gativos del cambio climtico y para com-batir la pobreza. Es un tema que nos com-

    pete a todas y a todos.Notas

    1 Presidente del Cepes.2 Ver, por ejemplo, Polticas para la agricultu-

    ra familiar en Amrica Latina y el Caribe.FAO. Santiago de Chile, 2007.

    3 Organizacin de las Naciones Unidas para

    la Alimentacin y la Agricultura, Comisin

    Econmica para la Amrica Latina y el Ca-

    ribe, Instituto Interamericano de Coopera-

    cin para la Agricultura, respectivamente.4 Perspectivas de la agricultura y del desarro-

    llo rural en las Amricas: una mirada hacia

    Amrica Latina y el Caribe: 2014/ Cepal,FAO, IICA. San Jos, C.R.: IICA, 2013.

    En la actualidad, las actividades de los agricultores familiares se

    desenvuelven ms all de sus predios o de sus distritos, porque lle-

    gan a vincularse con otras provincias y ciudades. Por eso urge que

    las polticas que se implementen tengan una perspectiva territorial.

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    La actual legislacin sobre el agua nose adeca a la realidad tan diversa quetiene nuestro pas. Esa es una de las pri-meras y ms rotundas conclusiones quesurgieron de una mesa redonda que rea-lizLRA, en su nmero 159 (febrero de2014), donde se recogieron las opinio-nes de varios expertos sobre la promul-gacin de la Ley de Organizaciones deUsuarios de Agua y sobre la normativanacional en torno al agua y su gestin.

    El investigador Jan Hendriks, uno delos participantes de la mesa redonda, re-

    suma la dificultad de aplicar los concep-tos de la Ley de Recursos Hdricos as:Desde la ANA se buscan normas paraconcretarlos; sin embargo, se topan conrealidades que no se adecan a estosnuevos conceptos, o quiz estos no seadecan a dichas realida-des. Entonces se sucedennormas que intentan con-seguir que la ley y la reali-dad se acerquen.

    Esta verdad inobjetable

    queda demostrada en un li-bro que ha sido publicadorecientemente:El derecho

    y la gestin local del agua

    en Santa Rosa de Ocopa,

    Junn, Per2, cuyo autor esArmando Guevara Gil, pro-fesor de derecho en la Uni-versidad Catlica. La obrasu tesis doctoral es elresultado de un minuciosotrabajo de investigacin yde varias temporadas com-

    partiendo en el campo losconocimientos y la experiencia de loscampesinos y agricultores de esa partedel valle del Mantaro.

    El derecho es una realidad viva

    El libro intenta mostrar cmo los san-tarrosinos se las han ingeniado para re-gular localmente el aprovechamiento delagua. Recurriendo al concepto de la in-terlegalidad3, en un extenso recorrido his-trico, Guevara nos lleva de la mano al

    descubrimiento del derecho como una rea-lidad viva y no como habitualmente se

    lo enfoca como un conjunto de nor-mas ordenadas, sistematizadas y hastaanquilosadas; por el contrario, la obramuestra cmo en el mismo espacio pue-den convivir, y de hecho coexisten, dis-tintos sistemas normativos: el oficial, eltradicional y el andino. Precisamente, elaspecto ms destacado es que esos di-versos rdenes normativos interactanentre s y, por supuesto, esa interaccines permanente.

    La investigacin se empea en mos-trar, a travs del caso estudiado, que no

    se trata solo de normas, sino de la formaen que se usa el derecho y cmo se lointerpreta. En palabras del autor: La leyno se aplica. Se razona, se interpreta y sedebate en el curso de la accin social, y esen ese fragor que adquiere diversos sig-

    nificados. Los relatos y las ancdotasilustran claramente esa forma de actuar.Por ejemplo, esto se evidencia cuando senarra un episodio en el pueblo de Huan-char, para cuyos pobladores lo importan-te era entroncar el derecho actual de supueblo con la concesin de uso obtenidapor uno de sus antepasados: don Emi-lio. Hay casos, adems, en los que semuestra que hasta los mismos funciona-rios oficiales actan contra el texto legal,

    aunque teniendo como motivacin la efi-ciencia en la gestin del agua.

    Construyendo una

    institucionalidad del aguaLa aproximacin que Guevara desarro-

    lla en el libro (enriquecida por una seria yprofunda reflexin terica con la que em-pieza el texto) es sumamente til, adems,por otra razn. Ahora que se estn tratan-

    do de construir y fortalecer enel pas los llamados consejosde recursos hdricos de cuen-

    ca, es importante reconocer laexistencia de organizacionesque, en mbitos ms reduci-

    dos, vienen gestionando elagua con eficiencia. Esa reali-dad, y las consecuencias quede ella derivan, no son perci-bidas por los legisladores ylos funcionarios encargadosde la aplicacin de la legisla-cin nacional. Lejos de reco-ger esa realidad y aprovecharla existencia de organizacio-nes tradicionales o no tan tra-dicionales (como es el caso delos comits de regantes y de

    las comisiones de microcuen-cas), se piensa que la gestin del aguaempieza con la aplicacin de la Ley deRecursos Hdricos.

    La lectura del texto, por el contrario,nos permite ver la importancia de aplicarun esquema inverso al oficial, es decir,de construir la institucionalidad de losconsejos de cuenca desde las realidadesy organizaciones existentes y en plenofuncionamiento. Se trata, entonces, depasar del esquema de arriba-abajo, ha-

    cia otro ms realista y democrtico: deabajo hacia arriba.

    Gestin del agua:ms all de las leyes

    Laureano del Castillo1

    Santa Rosa de Ocopa es un ejemplo donde las organizaciones comunales

    lideran la gestin y mantenimiento del agua, muchas veces bajo sus pro-

    pias costumbres y reglas.

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    Integracin de los pequeos campe-

    sinos en unos mercados alimentarios

    cambiantes. Arias, Pedro; Hallam,

    David; Krivonos, Ekaterina y JamieMorrison. Organizacin de las Nacio-

    nes Unidas para la Alimentacin y

    la Agricultura (FAO). Roma, 2013.

    Este informe de la FAO publicado en in-

    gls habla, en cuatro captulos, de la inte-gracin de los pequeos agricultores al

    mercado: el primero analiza las caractersticas de los peque-

    os agricultores desde una perspectiva de mercado y da reco-mendaciones a los gobiernos para aliviar las dificultades; el

    segundo considera los factores determinantes de la participa-

    cin de los pequeos agricultores en la rpida evolucin de losmercados agrcolas; el tercero presenta ejemplos de solucio-

    nes que pueden facilitar la participacin de los pequeos agri-cultores en los mercados; y en el cuarto se examina la maneraen que distintos acuerdos y mecanismos entre actores podran

    llegar de mejor forma a los pequeos agricultores, otorgndo-

    sele importancia al papel del gobierno, las ONG y la sociedadcivil. El informe puede consultarse en .

    Agricultura climticamente inteligente en Amri-

    ca Latina: investigacin para la incorporacin de

    tecnologas de adaptacin al cambio climtico.

    McCarthy, Nancy. Banco Interamericano de Desa-

    rrollo (BID), 2014.

    Esta publicacin en ingls advierte que el cambio climtico po-

    dra tener efectos graves en la produccin agrcola en todo elmundo y particularmente en Amrica Latina. Tambin advierte

    el aumento de la incidencia de la sequa enalgunas regiones y el de las inundaciones en

    otras, al mismo tiempo que el aumento de la

    volatilidad del clima. Se trata de fenmenos queafectan fuertemente los rendimientos agrcolas

    en todas las regiones. El documento disea

    cuatro tcnicas claves: la agricultura de conser-vacin (siembra directa, cultivos bajo cubierta y

    rotacin), el riego, la agroforestera y la conser-vacin de suelos, y puede consultarse en .

    Informe anual de International Land Coalition -

    2013. International Land Coalition (ILC). Secreta-

    ra de la Coalicin Internacional para el Acceso a

    la Tierra en el FIDA. Roma, 2014.

    La ILC agrupa a 152 organizaciones en 56 pases, repre-

    sentando intereses de organizaciones de la sociedad civil,movimientos de base y organizaciones nogubernamentales (ONG), todas con la agen-

    da comn de trabajar en nombre de las per-

    sonas ms vulnerables para lograr avancessobre el acceso seguro y equitativo a la tie-

    rra. Durante 2013, la ILC trabaj para que lascuestiones de la tierra se tomen en cuenta

    en plataformas mundiales importantes. Tam-

    bin se ha convertido en un importante lderen los temas de transparencia y conocimien-

    to sobre cuestiones de gobernanza de la tie-

    rra. El Informe anual 2013 describe los avances logrados

    por la institucin y los retos pendientes que tiene por delan-te, y puede consultarse en .

    blicacionespublicacionespublicacionespublicacionespublicacionespub

    El riego no solo eshierro y cemento

    El texto tambin sugiere re-conocer la importancia de lasformas locales de gestin delagua, que han peleado su espa-cio ante los reiterados intentosdel sistema legal por desplazar-las. Esto nos permite distinguiruna realidad poco conocidadesde Lima: la existencia de or-ganizaciones que gestionan elagua, realizan obras hidrulicasy se encargan de su manteni-miento sin que el Estado haya participado.Incluso, algunas de estas organizacionesson anteriores a la formacin del Estadoperuano. Esto se grafica plenamente en laspalabras de uno de los entrevistados porGuevara: ante la exigencia del pago de una

    tarifa por parte de la autoridad del agua, elcomunero responde: Es a nosotros a quie-nes deberan pagarnos por haber abierto laacequia principal.

    El texto comentado es til tambin paramostrarnos a algunos profesionales,formados en la gestin del agua que

    los sistemas de riego no son solamentecanales y obras civiles (ni, menos, sola-mente hierro y cemento): como afirma JanHendriks en una reciente presentacindel libro, estos son una realidad social yorganizacional donde se desarrolla una

    serie de reglas de juego, derechos y obli-gaciones con respecto a la fuente deagua, los turnos de riego, los aportespara el mantenimiento de los canales, lavida democrtica de la organizacin, etc.

    Para los abogados y profesionales vin-culados al derecho, las reflexiones y ex-

    periencias contenidas en el li-bro son tambin motivo paraentender que el derecho tieneque considerar que existenotras realidades, otros actoresy otras formas de organizaciny de funcionamiento social, quetambin se necesitan reconocery entender. Para algunas perso-nas, siempre ser ms cmodoaplicar las normas que otros hanelaborado y que, cuando se tie-ne algo de poder, simplementese deben imponer a los dems.

    En la actual gestin del agua, este es unparadigma que debemos romper.

    Notas1 Director ejecutivo del Cepes.2 Editado por la Universiteit Van Amsterdam

    y el Instituto de Promocin para la Gestin

    del Agua Iproga (Lima, 2013).3 Se refiere a que el funcionamiento de los

    grupos sociales se encuentra formado por

    la interseccin de diferentes rdenes lega-

    les; por diferentes espacios legales que se

    superponen y se mezclan en nuestras mentes

    y acciones.

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