la revolución de los precios. resumen

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Feudalismo tardío y capital mercantil. Peter Kriedte. La época de la revolución de los precios. En la segunda mitad del siglo XV la población aumentó, la agricultura y las manufacturas se expandieron, los mercados se dilataron hasta penetrar profundamente en el mundo de ultramar. El volumen del comercio y el circulante de dinero aumentaron. Al mismo tiempo subieron los precios, especialmente de los productos alimenticios de primera necesidad. Durante la época, Jean Bodin, atribuyó la inflación a las importaciones de plata procedentes de América. El crecimiento de la población: A partir de la segunda mitad del siglo XV la población creció en Europa paulatinamente. Después de haber equilibrado las pérdidas que habían ocasionado a los pueblos europeos las olas de pestes en el siglo XIV y comienzos del XV, su ritmo se redujo en el curso del siglo XVI. Las sociedades europeas ya habían formado probablemente en la alta Edad Media mecanismos sociales de control para impedir que se produjeran tensiones entre el número de la población y los recursos agrícolas. Los dos mecanismos de control más importantes manejados por gobernantes y comunidades eran los siguientes: -el condicionamiento del matrimonio a la existencia de una fuente de ingresos completa (en forma de una explotación campesina o de un taller artesanal) y, estrechamente ligado con esto… -el celibato forzoso de aquellas partes de la población que no disponían de una fuente de ingresos completa (siervos, criadas, aprendices, etc).

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Feudalismo tardío y capital mercantil. Peter Kriedte.

La época de la revolución de los precios.

En la segunda mitad del siglo XV la población aumentó, la agricultura y las manufacturas se expandieron, los mercados se dilataron hasta penetrar profundamente en el mundo de ultramar. El volumen del comercio y el circulante de dinero aumentaron. Al mismo tiempo subieron los precios, especialmente de los productos alimenticios de primera necesidad. Durante la época, Jean Bodin, atribuyó la inflación a las importaciones de plata procedentes de América.

El crecimiento de la población:

A partir de la segunda mitad del siglo XV la población creció en Europa paulatinamente. Después de haber equilibrado las pérdidas que habían ocasionado a los pueblos europeos las olas de pestes en el siglo XIV y comienzos del XV, su ritmo se redujo en el curso del siglo XVI.Las sociedades europeas ya habían formado probablemente en la alta Edad Media mecanismos sociales de control para impedir que se produjeran tensiones entre el número de la población y los recursos agrícolas. Los dos mecanismos de control más importantes manejados por gobernantes y comunidades eran los siguientes:-el condicionamiento del matrimonio a la existencia de una fuente de ingresos completa (en forma de una explotación campesina o de un taller artesanal) y, estrechamente ligado con esto…-el celibato forzoso de aquellas partes de la población que no disponían de una fuente de ingresos completa (siervos, criadas, aprendices, etc).La fertilidad fue manejada en la Europa preindustrial por medio de la edad de casamiento y, en segunda línea, por la frecuencia de casamientos. Puesto que a mediados del siglo XV había tierras sin cultivar en gran abundancia, se pudieron aflojar los mecanismos de control citados. La edad de casamiento parece haber sido correspondientemente bajo (21-22 años) por lo que las cifras de natalidad eran comparativamente altas. La esperanza media de vida era de 23 años; en Inglaterra de 43.El crecimiento de la población disminuyó en la segunda mitad del siglo XVI, especialmente desde la crisis de hambre de comienzos de la década del setenta.

La expansión de la agricultura.

Dos factores fueron determinantes de la crisis agraria de la baja Edad Media que puso fin al período de desarrollo de la alta Edad Media: un proceso de ampliación de la superficie

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cultivada y un proceso de intensificación. Por un lado se transformaron tierras de cereales en praderas y campos de pastoreo, es decir se limitó la economía cerealera en beneficio de la ganadería, y por otro lado aparecieron en su lugar cultivos intensivos tales como viñedos, frutales, y plantas comerciales. Ambos procesos tenían una causa común: la disminución de la población a fines de la Edad Media. En el siglo XVI, bajo la presión de una población en aumento, se invirtió sobre todo el primer proceso y menos el segundo. Pero con esto no estaba resuelto el problema. Fue necesario abrir a la explotación nuevas tierras. Comenzaron de nuevo a desmontar y limpiar los viejos campos y praderas, a instalarse donde hacía muchos años ya había existido un pueblo, que volvía a tomar ese aspecto; ningún rincón, ni en los bosques más salvajes ni en las más altas montañas quedó sin desmontar ni poblar. Reglamentos forestales trataron de contener el acoso a bosques y montes. La desecación de pantanos y los diques para ganar tierra al mar estaban a la orden del día. Las mayores conquistas de terreno se consiguieron probablemente en la costa del mar del Norte. Visto en su conjunto, el proceso de expansión agraria fue extensivo. Las superficies de cultivo se extendieron y no tuvo lugar una intensificación de la producción.Las relaciones de producción agrarias comenzaron a desarrollarse en direcciones opuestas en Europa occidental y en la Europa centro-oriental y oriental. La diferencia que había existido entre los países del oeste y al este del Elba se tradujo en un contraste que resultó determinante para los siglos siguientes. En un extremo de la escala estaban los comienzos de una agricultura comercial en Inglaterra, en el otro, con la transición a la economía de grandes propiedades, la refeudalización de la agricultura en Europa centro-oriental y oriental. Europa centro-oriental, sobre todo Polonia, cayó como proveedor de cereales y madera en una dependencia económica de Europa occidental.En Inglaterra la transformación de las tierras de labranza en campos de pastoreo, dedicados sobre todo a enormes rebaños de ovejas, llegó a su fin sólo paulatinamente en la primera mitad del siglo XVI ante la presión de una población creciente, sedienta de tierras y que se rebelaba contra las “ovejas comedoras de hombres”. Sin embargo, esto no significó la vuelta a una pura agricultura cerealera. La agricultura y la ganadería comenzaron a entrar, por el contrario, en una relación más estrecha de complementación recíproca. La introducción de la explotación agropecuaria basada en la rotación de cultivos estaba unida a condiciones que tenían que incidir profundamente en la estructura social de la aldea. Sólo se podía pensar en ella si el campo había sido previamente cercado o por lo menos aislado; llegaba a su fin la utilización común de los campos de labranza.El crecimiento de la población desencadenó un asalto a las tierras comunes y sin cultivar, que de este modo corrían el peligro de quedar retiradas de la explotación común. Los grandes campesinos y terratenientes trataron de impedirlo iniciando los cercados. El aumento de la población elevó además los precios, con lo que también de la parte de la demanda estaban dadas las condiciones para subir la producción y fijar la propiedad de la tierra eliminando pretensiones de terceros. A eso hay que agregar que también se seguía

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expandiendo la demanda de lana de la industria textil inglesa, entre 1541-1550 y 1601-1610 los precios del trigo se triplicaron, los de la lana en el mismo período sólo subieron al doble. El comercio de la lana se convirtió así en precursor del capitalismo en el campo.En muchos casos, los derechos de posesión de los campesinos impedían la adecuación de los tributos feudales anuales al creciente nivel de precios. En los casos en que los señores rurales estaban en libertad de acción, se les presentaban dos caminos: elevación de las cargas feudales o incorporación de la tierra de los campesinos al dominio del señor, para cercarlas y entregarlas después a arrendatarios adinerados.Las tensiones que introdujo el crecimiento de la población en el sector agrario aparecieron en el continente -a excepción de los Países Bajos- con mayor intensidad que en Inglaterra. La vuelta al cultivo de cereales adoptó formas más extremas. Al mismo tiempo, los comienzos de una agricultura orientada al mercado se mantuvieron dentro de límites más estrechos. En Francia, la ganadería y los cultivos intensivos perdieron terreno en sentido literal. La ganadería fue sacrificada en beneficio de la agricultura, aparecieron campos de cereales en el lugar que ocupaban viñedos.La iniciativa de la expropiación de los campesinos partió en general de la nobleza rural. Se apropiaron de sus tierras y volvían a darlas después en arrendamiento para detener la disminución de su ingreso causada por la revolución de los precios. Elementos feudales y capitalistas se amalgaman aquí formando un conjunto inextricable.En España, en el curso del siglo XVI creció la oposición por parte de los intereses agrícolas contra la Mesta, la organización nacional de propietarios de rebaños ovinos. El rápido crecimiento de la demanda de productos alimenticios de primera necesidad volvía cada vez más difícil seguir imponiendo una política que daba claramente prioridad a la ganadería ovina respecto de la agricultura.En el centro y norte de Italia la agricultura hizo progresos significativos; también en el sur y en Sicilia se expandió, aunque allí su crecimiento fue extensivo y no intensivo. A partir del siglo XV se produjo la vuelta de los italianos a la agricultura.En Alemania, al oeste del Elba, triunfó nuevamente la agricultura. La ganadería perdió peso propio de modo considerable y pasó cada vez más al servicio de la agricultura como proveedora de fuerza de tiro y de abono. La superficie plantada con viñedos siguió extendiéndose en el suroeste (extensivo).En general los señores feudales se abstuvieron de ampliar sus reservas. La dominación feudal siguió siendo la forma de organización con la que trataban de apropiarse el plusproducto campesino. En la lucha por su distribución encontraron un competidor en el naciente estado territorial. La oposición entre la renta feudal directa recaudada por los señores y la renta feudal indirecta recaudada por el Estado le aseguró al campesino un margen de movimiento que le ofrecía una buena posibilidad de sobrevivencia.En los Países Bajos la agricultura del siglo XVI alcanzó el mayor grado de intensidad. El cultivo por hojas trienales fue abandonado en favor de sistemas de explotación más intensivos. Éstos se desarrollaron en tres direcciones diferentes:-postergación del barbecho (hasta 5-6 años de cultivo).

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-paso a la explotación agropecuaria rotativa y cultivo de forrajes en el barbecho o integrándolo en el cambio de cosechas.-además se expandió el cultivo de plantas comerciales.En su carácter de “metrópoli” del mundo de entonces, los Países Bajos obligaban a sus abastecedores de materias primas a formar estructuras productivas orientadas de acuerdo a las condiciones del mercado en el rincón noroccidental de Europa. Las relaciones de intercambio entre ellos y la zona del mar Báltico adquirieron un carácter casi colonial.La concentración en la exportación de cereales dejaba su sello en las relaciones de producción de grandes partes de Europa centro-oriental. Estos países poseían, sin embargo, condiciones que hacían posible una transformación e involución de sus relaciones de producción. El auge agrario secular de la alta edad media, en cuyo transcurso se había disuelto la organización servil del trabajo rural, relajado la adscripción de los campesinos a la tierra en favor de un derecho de posesión relativamente favorable y perdido importancia la renta en trabajo, llegó a su fin con la crisis agraria de la baja Edad Media. Ésta preparó el camino de doble manera para la futura reacción:-expansión de las explotaciones de la nobleza y la iglesia.-disminución de las fuerzas de trabajo gleba de campesinos 2da servidumbre.Los señores feudales ampliaron sus explotaciones propias y elevaron las rentas en trabajo.El proceso de intercambio interior se redujo. La población campesina relegada a la marginalidad, perdió contacto con el mercado y desapareció así como compradora de mercancías manufacturadas. El paso a la economía de los dominios señoriales y a la estructura del trabajo indisolublemente ligada a ella significó un retroceso por debajo del nivel que había alcanzado entretanto a economía de mercado y la vuelta a formas ya superadas de apropiación del plustrabajo social. En ese sentido, la refeudalización de la agricultura de Europa centro-oriental constituyó el contraste más extremo respecto del surgimiento de la agricultura comercial en Inglaterra.

La manufactura, el comercio y las finanzas.

Los impulsos que sacaron en el siglo XVI a la economía manufacturera de la crisis de los siglos XIV y XV tenían su origen en la demanda de la creciente población y en las posibilidades que ofrecían los mercados surgidos con la expansión de ultramar. A pesar de que el sistema colonial del siglo XVI, tal como se mostrará más adelante, estaba dirigido fundamentalmente al pillaje y la explotación, el mundo no europeo, especialmente las colonias americanas, adquirieron una creciente importancia como mercado de las mercaderías elaboradas en Europa.Visto en su conjunto, el proceso de crecimiento desencadenó importantes desplazamientos de la distribución regional de la producción manufacturera. En la baja Edad Media, el sur de Alemania se había colocado, con sus centros de Nuremberg (metal)

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y Augsburgo (fustán -lino y algodón-), junto a las dos regiones principales de producción artesanal, el norte y centro de Italia, y el sur de los Países Bajos. Además, eran ciudades comerciales con una enorme zona de influencia. Con esto el capital comercial del sur alemán tenía en sus manos los medios para poner bajo su control el comercio de especies portugués, cuyo punto de partida era Amberes, ya que los portugueses necesitaban cobre, plata y mercancías de metal para su comercio con África y las Indias Orientales. Mientras que a comienzos del siglo XVI el sur alemán, el sur y el centro de Italia y el sur de los Países Bajos eran indudablemente las zonas principales de producción manufacturera, en el curso de los siguientes años el norte de los PB, Inglaterra y Francia tomaran la delantera. En tanto, las antiguas potencias manufactureras decayeron; España y Polonia se convirtieron en países importadores.La principal manufactura era la producción textil. Inglaterra, que en la baja edad media había pasado de exportar lanas a exportar paños, se aseguró una posición importante en el mercado de paños gruesos. Las new draperies eran géneros relativamente baratos, hechos de lana cardada y no de estambre y poco o nada abatanados. Su lugar de producción era, además de las pequeñas ciudades, el campo llano. Italia no pudo integrarse a esta nueva evolución.Los cambios en la estructura de la demanda que provocaron la decadencia de la manufactura aristocrática del paño no sólo favorecieron a las new draperies sino también a la manufactura del lino. El fustán del sur de Alemania quedo relegado a un segundo plano y fue perdiendo los mercados de exportación frente al lino, que era más barato y de mejor calidad. Al igual que los paños gruesos, fue víctima de un proceso de sustitución.En Inglaterra, la industria manufacturera pasa de la ciudad al campo, donde el trabajo a domicilio era en general la forma de organización de la manufactura textil, artesanalmente o en forma de economía familiar, no sólo la venta de mercaderías terminadas sino también la compra de las materias primas había pasado al capital mercantil; los pequeños productores comenzaron a depender del comerciante que los abastecía con materias primas, les daba créditos y se había hecho cargo de la distribución. De vez en cuando algún productor conseguía transformarse en empresario de sus colegas.La minería, la siderurgia y la industria del hierro estaban en el siglo XVI lejos de tener la importancia de la manufactura textil. El hierro era junto con la madera la más importante materia prima de las manufacturas, pero a comienzos del siglo XVI su producción era aún muy limitada. La minería de la plata y el cobre se expandió hacia el siglo XV donde se hace notar la plata proveniente de América.Las fuentes de energía sobre las que se podía apoyar el crecimiento de la economía manufacturera eran aún muy limitadas. Además de la fuerza de trabajo humana y animal, de la energía hidráulica y eólica, las únicas fuentes de energía de que se disponía eran sustancias orgánicas (madera). Inglaterra parece haber hecho progresos relativamente grandes en la sustitución de la madera por el carbón, que rápidamente adquirió rasgos capitalistas y en las zonas de extracción se formó un proletariado preindustrial.

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En la jerarquía de las esferas económicas el primado le correspondía a la de la circulación y no a la de la producción, el comercio dominaba a la industria. El capital circulante y en parte también fijo de que necesitaba la producción manufacturera sólo podía acumularse en el comercio. El comercio desempañaba la función de formación del capital, donde el mercado europeo comenzó a convertirse en mercado mundial. Sólo en Europa central, en la zona del Báltico y del mar del Norte y en las costas atlánticas el comercio adquirió una estructura moderna. Abarcaba bienes de consumo masivo, sobre todo cereales, ganado y cobre del este, textiles y productos de metal del oeste y sal del suroeste de Europa. En las importaciones, los textiles tenían una posición dominante; el comercio intercontinental seguía aún en gran medida el modelo tradicional (especies y metales preciosos). España logrará, por medio del comercio con sus colonias (vino, aceite, lino y paños) un gran excedente. Si bien el comercio forzó la acumulación del capital, al mismo tiempo lo mantuvo alejado de la esfera de la producción y contribuyó así a conservar las relaciones de producción.Las metrópolis de Europa occidental integraron a las regiones más o menos dependientes de ellas dentro de un sistema de división del trabajo por principio desigual. Mientras se reservaba la producción de productos manufacturados, la periferia quedaba limitada a la producción de alimentos de primera necesidad (Europa centro-oriental) y de metales preciosos y alimentos de consumo más refinado (América).Amberes se convirtió en la plaza comercial más importante de Europa, y cuando comenzó a decaer (convulsiones políticas y religiosas) surgieron otras plazas comerciales como Génova, Livorno, Londres, Hamburgo, Ámsterdam; donde esta última seria la heredera de esa columna vertebral del comercio constituida por los productos de la región del báltico y del atlántico. Ámsterdam se convirtió en el principal mercado de cereales de Europa, y Holanda al finalizar el siglo XVI en la mayor potencia comercial.En cuanto a las formas organizativas y las técnicas del comercio, estas evolucionaron con lentitud, donde a partir de la segunda mitad del siglo XVI comenzó un proceso innovador:-surgen las compañías (ing y hol).-sociedades de capital (repartir gastos y riesgos)-sistema de créditos.-préstamos.

La revolución de los precios y el proceso socioeconómico.

En el curso del siglo XVI los precios de cereales subieron en Inglaterra, el norte de los PB, Francia, España, etc. Mientras que los precios de los productos manufacturados no aumentaron en la misma proporción, si bien crecieron a más del doble.Resultaba problemático responsabilizar a las importaciones españolas de oro y plata de América ya que estas no llegaban ni a la mitad de todos los metales preciosos circulantes en Europa. Se vieron obligados a atribuir el aumento de precios en primer lugar a un

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aumento de la velocidad de circulación del dinero. Pero esta versión de la teoría cuantitativa tampoco es sostenible. Era probable que otras fuerzas, de carácter real y no monetario, hayan desencadenado la revolución de los precios correspondiéndole a la plata española en todo caso una importancia secundaria.La demanda de bienes de necesidad vital no es elástica, la subida de los precios no provoca una disminución de la demanda. Lo contrario sucede con los bienes que no son de primera necesidad, la subida de los precios tiene consecuencias negativas sobre la demanda. Si se expande la población y la oferta no lo hace en la misma proporción, los precios de los productos alimenticios aumentaban por lo tanto más que los de los productos manufacturados. Esto es lo que sucedió en el siglo XVI.El precio de los productos manufacturados subió mucho menos que el de los cereales no sólo porque su demanda era elástica respecto del ingreso sino también porque su elasticidad de oferta era mayor y no estaban sometidos a la ley de rendimientos decrecientes como sí lo estaba la agricultura. Paralelamente se produjo en el ámbito de la distribución del ingreso un crecimiento de la renta de tierra y una caída de los salarios reales.La nobleza rural logró los mejores resultados cuando amplió sus explotaciones propias y las arrendó, como en Inglaterra y el oeste de Francia, o las explotó directamente con trabajo servil, como en Europa central y oriental.La caída de los salarios reales adquirió dimensiones catastróficas, si bien habían aumentado nominalmente en varios países, estos estaban por debajo de los precios de los productos manufacturados y más aún de los de los cereales. Las razones atribuidas se deben a que el crecimiento de la población multiplicó la oferta de fuerza de trabajo sin que aumentara correspondientemente su demanda, al mismo tiempo disminuyó el producto per cápita, seguido por el ingreso per cápita y a su vez el descenso de la productividad provocaron el descenso de los salarios.Esta arrasadora dinámica del siglo XVI desembocó en una crisis general.-crecimiento de población.-disminución de la producción de alimentos.-aumento de precios.-agudización de conflictos campesinos-señores feudales-estado.-hambrunas.-Portugal, España e Italia importan cereales del norte.-compra de productos manufacturados se limita.-distribución desigual de la propiedad y el ingreso.-pauperización y proletarización.