la secta del gatillo alegre

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La secta del gatillo alegre: el enigma de La Matanza

La secta del gatillo alegre: el enigma de La Matanza

(AW) Artculo escrito por Rodolfo Walsh para el Semanario de la CGT de los Argentino en el ao 1969. A pesar de los aos la nota goza de una actualidad pavorosa, bien pudo ser escrito ayer.

Censura post mortem a Rodolfo Walsh

Radar, suplemento cultural de Pgina 12, le pidi a Roberto Baschetti uno de los ms acuciosos compiladores de la historia del peronismo un artculo sobre Rodolfo Walsh con motivo de cumplirse 30 aos de su asesinato. Baschetti envi su trabajo, pero lo llamaron para informarle que el editor del suplemento, Juan Boido, no estaba de acuerdo con el contenido. El artculo no fue publicado. Por Roberto Bardini

Palabra de Walsh (artculo censurado por Pgina 12)

En el trigsimo aniversario del secuestro y asesinato de Rodolfo Jorge Walsh, con justa razn se suman homenajes y recordatorios en su memoria. Sus trabajos de investigacin periodstica (Operacin Masacre, Caso Satanowsky, Quin mat a Rosendo?) han dado lugar a un nuevo genero literario, la novela de no ficcin, anticipndose en 8 aos a quien muchos creen su creador, Truman Capote el escritor de A sangre fra. Cuando incursion por el cuento policial (Variaciones en rojo) fue acreedor a un Premio Municipal de Literatura de la Ciudad de Buenos Aires en 1953. Y once aos ms tarde en 1964, con muy buena crtica por parte de entendidos y especialistas, estrena una pieza teatral de su autora (La batalla) y un ao ms tarde otra, (La granada), siendo esta ltima una lograda stira sobre los militares y el poder en la Argentina. Por Roberto Baschetti

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La secta del gatillo alegre: el enigma de La Matanza

(AW) Artculo escrito por Rodolfo Walsh para el Semanario de la CGT de los Argentino en el ao 1969. A pesar de los aos la nota goza de una actualidad pavoroza, bien pudo ser escrito ayer.

El comisario Miguel Etchecols es un hombre sensato, buen observador. Cuando se hizo cargo de la primera de Avellaneda, su mayor preocupacin consisti en evaluar el personal con que contaba. Del resultado final de esas cavilaciones dio cuenta La Nacin del 23 de marzo de este ao:

"Un curso de alfabetizacin para su personal fue iniciado en la comisara primera de esta ciudad. A la inauguracin de las clases asistieron el intendente y el prroco de la Catedral".

Si el comisario de la primera de San Justo, Antonio Recar, hubiera seguido el ejemplo de su colega, quizs habra evitado los episodios que ocurrieron en su jurisdiccin el 1 de Mayo. Obviamente es difcil manejar un personal que necesita ser alfabetizado por lo tanto analfabeto, y l mismo tuvo una prueba cuando el jinete que tras derribar a una mujer persegua fusta en alto al fotgrafo Zenteno Ze-garra, le ech encima su caballo: qu comisario ni comisario.

Don Antonio Recar podra alegar que ese jinete era del escuadrn Quemes famoso desde que asesin a los obreros Mussi, Retamar y Mndez, que no est bajo su jurisdiccin: grandes domadores reclutados en el interior, que ms que un curso de alfabetizacin necesitan un reformatorio.

La palabra reformatorio no es bien vista en San Justo, desde que en agosto del ao pasado se ahorc all un chico escapado del Agote. Se llamaba Jos Camilli y tena 19 aos. Como todo el mundo sabe, la melancola que inspiran las altas paredes de una celda fomenta negras ideas en los jvenes dbiles de espritu, los ebrios, los chilenos carteristas y, en general, la gente sin familia que pueda reclamar por ella. Otro factor deprimente que acaso contribuya a la ola de suicidios en lates calabozos son las inscripciones que dejan los torturados. San Justo, en ese sentido, es un lugar inconveniente cuya frondosa historia puede remontarse a 1957, con el picaneo de los gremialistas Mitjans, Ramos, Rodrguez y Amoroso.

En los tres primeros meses de 1968, la Polica bonaerense mat en tiroteo a diez delincuentes, o presuntos delincuentes, sufriendo por su parte una sola baja. Este rendimiento de diez a uno es nico en el mundo, y aun en el pas: en el mismo perodo la Polica Federal registr un modesto dos a uno: cuatro pistoleros y dos policas abatidos.

Ninguno de los expertos consultados puede dar una explicacin satisfactoria a la eficiencia provinciana, pero se aventuran tres hiptesis: a) el uso de la metralleta en todos los procedimientos; b) la orden de fuego contra cualquier desconocido o sospechoso que huye; c) la simple ejecucin de pistoleros capturados.

Si esta eficacia desconcierta un poco, la de San Justo anonada. De los diez presuntos malhechores muertos en el trimestre, cuatro cayeron all, sin bajas policiales. Ahora bien, San Justo es cabeza del partido de La Matanza, con quinientos mil habitantes. Si en el resto de h provincia se hubieran alcanzado los mismos ndices, la cifra de delincuentes muertos en los tres primeros meses sera superior a la que se registra en todo un ao en los Estados Unidos.

Una polica que segn vimos el 1 de Mayo trata a manifestantes como si fueran ladrones, es posible que trate a los ladrones como si fueran condenados a muerte. Quiz convendra que algn juez investigara las reales circunstancias en que han muerto este ao en San Justo, Osvaldo Herrera, Juan Esteban Roldan, Roberto Pierce y Severo Alagastino.

Aunque ms no fuera para volver a felicitar o ascender a los agentes Domnguez, Fernndez, Ontibero, Takch, Wernert, al sargento Surez, y a otros que tanto trabajo tuvieron este 1 de Mayo en la plaza.

Gatillo alegre

Si el manejo de la ametralladora resulta muy preciso por parte de los hombres de San Justo, deja bastante que desear en otros lugares de la provincia.

El 13 de septiembre de 1967, por ejemplo, al agente Serafn Borda de la primera de Lomas de Zamora se le escapaba una rfaga que dio muerte a Mara Luisa Rodrguez de Wingandt, cuya nica culpa fue pasar a su lado.

Dos das ms tarde el agente caminero Gernetti persiguiendo por la ruta 2 a un automvil que marchaba a velocidad excesiva, hizo un disparo de "advertencia". La advertencia entr por la espalda del ingeniero Luis Augusto Galli, profesor universitario.

Por la misma fecha los cabos Pez y Blas, de Lomas del Mirador, metralleta en mano, obligaban a arrodillarse en la vereda a dos peatones. Cuando la madre de uno de ellos, Rosa Grande de Dante, quiso intervenir, se "escap" una rfaga que la hiri de gravedad. "Un episodio que no resiste al anlisis desde ningn punto de vista", editorializ La Nacin.

El 29 de enero de este ao un forcejeo entre el agente Ayala, de Olivos, y un presunto delincuente juvenil motiv que se "escapara" otra rfaga, que hiri al transente Carlos Romero, de 16 aos.

De "penoso" calificaron los diarios el hecho en que el oficial Gardeln, que al parecer buscaba un delincuente, ametrall de noche una casa de Lomas de Zamora. Detrs de la puerta recibi la rfaga una mujer embarazada: Mara Elena Dama.

Otro disparo de "advertencia" efectuado por el vigilante Daz Berastegui al intervenir en una ria familiar en Gonzlez Chvez puso fin, el 25 de abril, a la vida de Felipe Beln.

Para entonces ya se haba producido el hecho cumbre en esta cadena de episodios: el ametrallamiento en Florida de los menores Seijo y Rodrguez Fontn, por una patrulla que encabezaba el oficial Araujo, ya procesado por su intervencin en el asesinato de Felipe Valiese.

A primera vista, un torpe accidente ms. Lo es realmente?

Milongas clsicas

As como hay apenas media docena de chistes bsicos que admiten infinitas variaciones, la crnica policial bonaerense registra media docena de historias que pueden tomarse de modelo. Una de ellas es la siguiente: "En horas de la noche de ayer, una comisin de la comisara primera de tal lugar observ a varias personas en actitud sospechosa. Al acercarse a interrogarlos, fueron recibidos por una descarga cerrada, generalizndose un tiroteo a cuyo trmino encontraron heridos de muerte a N. N., con antecedentes por robo, y X. X., cuya identidad se procura establecer. Junto al cadver de uno de los malhechores se hall un revlver 38 con dos cpsulas servidas".

Si admitimos que los antecedentes los pone la polica, y el revlver tambin, esta historia cotidianamente admitida por todo el mundo es la misma historia de los menores Seijo y Rodrguez Fontn. Con la sola diferencia que los matadores ignoraban en el momento de apretar el gatillo de la edad y la condicin social de las vctimas. Pero es un hecho que la comisara de Florida invent delincuentes a posteriori, y "encontr" un revlver.

Parece que la consigna fuera tirar primero y averiguar despus. Quizs eso explique el diez a uno.

"Hablar con Rene"

La misma falta de cuidado que la Polica bonaerense pone en el uso de la ametralladora, se observa en el manejo que hace de la picana elctrica. Como se sabe, es un instrumento delicado que requiere en el operador cierta calma para no incurrir en lamentables abusos frente al preso que no quiere confesar.

Sin duda esto es lo que ocurri en el caso de Miguel ngel Palacios, de 18 aos. Detenido el 24 de febrero de 1967 por el subcomisario Riviello, fue llevado a la subcomisara de El Palomar con sus amigos Miguel D'Andra y Alfredo Rojo. Estos dos fueron picaneados, pero de Palacios slo se encontr, meses despus, el cadver.

Ms suerte tuvo Luis Francisco Rudaz, fugazmente apodado "El Stiro". Acusado de agredir mujeres en Avellaneda, en la brigada de investigaciones lo hicieron "hablar con Rene": conversar con la picana. Por supuesto confes todo, y el 4 de julio de 1967 el jefe de la Polica provincial felicitaba alegremente por el "esclarecimiento" del caso al personal que haba intervenido: comisario Simn, inspector Verhaz, subinspector Saracho, sargento Alaniz, cabos Becerra, Cortez y Rocha, agentes Zalazar, Lubo, Pastorini y Gmez.

Lstima que el 16 de julio Rudaz probaba su inocencia y era excarcelado por el juez. Los hombres de Avellaneda no se inmutaron: al da siguiente descubrieron "otro" Stiro. Es probable que nueve meses ms tarde el jefe de polica haya vuelto a felicitar a cinco de esos hombres Alaniz, Cortez, Rocha, Pastorini y Gmez, integrantes del equipo Diez a Uno, que mataron sin bajas propias a los delincuentes Humberto Moya y Jos Moro.

Pero si el Stiro no era el Stiro, stos seran delincuentes?

Patoteros sentimentales

La pena de siete aos de prisin que un juez de Baha Blanca solicitaba en julio del ao pasado para el clebre comisario Polo y cuatro policas ms, no detuvo el burocrtico funcionamiento de la "patota", como se llama en cada comisara y unidad regional al grupo de especialistas en picana.

En agosto el comisario Jacinto Canosa, de la cuarta de Mar del Plata, anunciaba la detencin en Batn del secretario del gremio minero y alrededor de treinta personas ms, acusadas de "comunistas". Diez das despus el juez Vias los dejaba en libertad e iniciaba un sumario por apremios ilegales.

El 28 de setiembre el guardatrn Nemesio Quilici fue detenido en San Vicente y llevado a la Segunda de Lans, donde lo picanearon.

Una nueva condena de ao y medio de prisin a dos torturadores de Baha Blanca, dictada en octubre, no impidi que el mismo mes y en la misma ciudad se radicara una denuncia contra el oficial Vsquez y los cabos Balbuena y Ros, que en Copetonas haban golpeado a siete vecinos, entre ellos un menor de trece aos.

En marzo de este ao la polica de Berisso detuvo y picane al obrero de la carne Marcelino Santilln. Como la patota es sentimental, quiso quedarse con un recuerdo suyo y le sac un reloj de oro. En abril le pas lo mismo a Ovidio Moreno, pero en vez de un reloj le robaron 15.000 pesos despus de la sesin. Ocurri, nuevamente, en la Segunda de Lans.

Entretanto, la patota de Lobera mataba a golpes al obrero Jos Cardse.

Suma Y Sigue

La vocacin de violencia de los policas bonaerenses no se agota en estos episodios. Sus conflictos personales y aun sus pequeos incidentes cotidianos suelen resolverse por la va del "arma reglamentaria".

En agosto del ao pasado los agentes Zuloaga y Rojas, de Avellaneda, quisieron tomar un auto de remise conducido por Rubn Jurez, quien se neg a llevarlos porque estaban ebrios. Rojas sac la pistola y lo mat de un tiro en la cabeza.

Un mes ms tarde los agentes Zalazar y Medina, de la brigada de Avellaneda, fueron comisionados por un particular para que cobraran una deuda. Como el presunto deudor, Faustino Ibarbals, se negara a pagarles, Zalazar lo mat de un tiro.

En noviembre el agente Juan Boria, chofer del comisario de la cuarta de La Plata, asesin a palos al marido de una mujer con la que tena relaciones. Para ello debi secuestrarlo con la complicidad de otro polica, el agente Eusebio Raingo.

Gente peligrosa

Un total de ocho funcionarios policiales bonaerenses fueron abatidos por la delincuencia en 1967. Las bajas producidas por el estado de nimo que reina en la misma reparticin fueron mayores: diez vigilantes se suicidaron entre el 26 de julio y el 31 de diciembre.

Es probable que en el momento de la decisin pesaran sobre dios no slo los sueldos de hambre que ganan, sino las tareas que les obligan a realizar. Es sabido por los psiclogos que el represor y eltorturador no slo destruyen a su enemigo, sino que terminan destruyndose a s mismos, moral y hasta fsicamente.

Nadie est seguro cerca de estos hombres. En junio de 1967 el juez condenaba a once aos de crcel al polica Carlos Leguizamn, matador de su amigo Nicols Alegre. El mismo mes el agente Derico de La Plata mataba a su amiga Florinda Ibez. En julio Luis ngel Prez hera grave con el arma de la reparticin a su suegro, en Tolosa. En agosto el agente Santilln de Baha Blanca mataba a su amigo Sanferreite, al limpiar el arma. En marzo de ese ao, Salinas, de Olivos, mataba a su hermano y hera grave a su esposa.

Hombres violentos suelen tener parientes violentos. En el mes de enero el agente Contini desenfundaba la pistola en Mar del Plata para atacar a su suegra. La seora no se intimid: con un pequeo revlver calibre 22 tuvo mejor puntera y lo mat de cuatro tiros.

Dijimos al referimos a Tucumn que la violencia policial va siempre acompaada de corrupcin. La secta del gatillo alegre es tambin la logia de los dedos en la lata. Pero esto ser motivo de otra nota, siempre que no tropecemos en el camino con algn disparo de "prevencin".

AGENCIA DE COMUNICACIN RODOLFO WALSH

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Censura post mortem a Rodolfo Walsh

Radar, suplemento cultural de Pgina 12, le pidi a Roberto Baschetti uno de los ms acuciosos compiladores de la historia del peronismo un artculo sobre Rodolfo Walsh con motivo de cumplirse 30 aos de su asesinato. Baschetti envi su trabajo, pero lo llamaron para informarle que el editor del suplemento, Juan Boido, no estaba de acuerdo con el contenido. El artculo no fue publicado. Por Roberto Bardini

Buenos Aires, 27 de marzo de 2007 (Por Roberto Bardini).- Lo ms curioso del caso es que el trabajo de Baschetti da la palabra a Walsh a travs de una seleccin de citas. Es el autor de Operacin masacre quien se expresa sobre el peronismo, la revolucin libertadora de 1955, los fusilamientos clandestinos de junio de 1956 en Jos Len Surez, la resistencia a la ltima dictadura cvico-militar, el papel de los intelectuales en favor de las esperanzas, las inquietudes y los reclamos de la clase obrera.

Al final del artculo, Baschetti escribe: Los bien pensantes, los intelectuales progresistas, con el retorno de la democracia en 1983, primero tratan de ignorar a Walsh, luego de ningunearlo. Ante la contundencia de sus escritos y valores deben resignarse a hacerle un lugar; eso s, explicando permanentemente o dando a entender que era un brillante intelectual pero polticamente equivocado.

Se supone que Pgina 12 a veces oficialista y a veces oficioso es un diario progresista, de centroizquierda. Cuenta con un par de firmas antiperonistas que cada cierto tiempo, como viudas de Walsh, escriben sobre l. Uno de ellos, incluso, prolog una de las ltimas ediciones de Operacin masacre. Ellos lo recuerdan como escritor, como amigo querido, como ser humano. Se saltean, eso s, su opcin poltica por el peronismo en el que milit hasta el ltimo da de su vida. Pasan por esa cuestin como gato entre las brasas: a los saltos y en zig zag.

Pues bien, la actitud de Juan Boido demuestra que han pasado tres dcadas desde la muerte de Rodolfo Walsh y su palabra precisa sigue restallando como un ltigo sobre la conciencia de algunos imbciles. Los intelectuales progresistas y los bien pensantes no logran digerirlo. Han logrado convertir a Jacobo Timerman, mediante un complicado juego de prestidigitacin, en un mrtir del cuarto poder, en un esforzado periodista democrtico, en un ciudadano que nunca alent golpes militares, en una vctima del terrorismo de Estado. Ni Bartolom Mitre un pionero en eso controlar el pasado para dominar el presente lo hubiera hecho mejor. Pero esos mismos no consiguen domesticar la figura de Walsh para colocarlo en el anaquel de lo polticamente correcto.

El editor de Radar no censur a Roberto Baschetti. Censur post mortem a Walsh.

Boido ha ganado su minuto de fama con su obediencia debida. Lo hizo a travs de una idiotez que pasar a la historia de lo ms bajo del periodismo argentino. Una mezquindad ms, idntica a la de quienes en 1956 enterraban la cabeza en el suelo como avestruces para no ver a ese hombre que circulaba de diario en diario buscando quin le editara su serie de artculos sobre los fusilamientos en el basural de Jos Len Surez.

Walsh ya se gan un lugar en el sitial de los periodistas valientes, los del violento oficio de escribir, esos que permanecen fieles a su compromiso de brindar testimonio en momentos difciles. Los otros quiz figuren, con mucha suerte, en una lacnica nota de pie de pgina.

AGENCIA DE COMUNICACION RODOLFO WALSH

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Palabra de Walsh (artculo censurado por Pgina 12)

En el trigsimo aniversario del secuestro y asesinato de Rodolfo Jorge Walsh, con justa razn se suman homenajes y recordatorios en su memoria. Sus trabajos de investigacin periodstica (Operacin Masacre, Caso Satanowsky, Quin mat a Rosendo?) han dado lugar a un nuevo genero literario, la novela de no ficcin, anticipndose en 8 aos a quien muchos creen su creador, Truman Capote el escritor de A sangre fra. Cuando incursion por el cuento policial (Variaciones en rojo) fue acreedor a un Premio Municipal de Literatura de la Ciudad de Buenos Aires en 1953. Y once aos ms tarde en 1964, con muy buena crtica por parte de entendidos y especialistas, estrena una pieza teatral de su autora (La batalla) y un ao ms tarde otra, (La granada), siendo esta ltima una lograda stira sobre los militares y el poder en la Argentina. Por Roberto Baschetti

Claro que todos estos logros y reconocimientos a nivel intelectual que se irn acrecentando en el tiempo- van de la mano, como vidas paralelas pero ntimamente ligadas e interrelacionadas, con el accionar poltico que va potenciando. Su defensa de la revolucin cubana y la causa palestina, su paso por la CGT de los Argentinos, el Peronismo de Base y su insercin en Montoneros, por ejemplo, son eslabones ineludibles e imprescindibles para entender su compromiso social en pos de una Argentina libre, justa, soberana, socialista.

Sin embargo son muchos los que se resisten an a visualizar, a comprender, a analizar a Walsh como un todo, es decir su vena intelectual sumada a su opcin poltica, que creo es la nica manera de lograr un perfil acabado de su paso, de su existencia por este mundo, sin caer en distorsiones o supuestos que luego se muestran fcilmente refutables.

Me propongo entonces recuperar la palabra de Walsh sobre ciertos temas concretos: molestos e incmodos para algunos, gratificantes y reivindicativos para muchos, entre los que me incluyo.

Operacin Masacre. Escrib este libro para que actuara; en este momento no reconozco ni acepto jerarqua ms alta que la del coraje civil. No puedo, ni quiero, ni debo, renunciar a un sentimiento bsico, la indignacin ante el atropello, la cobarda, el asesinato. Este caso est de pie resuelto a impedir para siempre que un militarote prepotente juegue con la vida de la gente mansa. Slo un dbil mental puede no desear la paz. Pero la paz no es aceptable a cualquier precio. (En el prlogo de una de sus ediciones)

Revolucin Libertadora. El gobierno de Aramburu encarcel a millares de trabajadores, reprimi cada huelga, arras la organizacin sindical. La tortura se masific y se extendi a todo el pas. El decreto que prohibe nombrar a Pern o la operacin clandestina que arrebata el cadver de su esposa, lo mutila y lo saca del pas, son expresiones de un odio al que no escapan ni los objetos inanimados, sbanas y cubiertos de la Fundacin incinerados y fundidos porque llevan estampado ese nombre que se concibe como demonaco. Toda una obra social se destruye, se llega a cegar piscinas populares que evocan el hecho maldito, el humanismo liberal retrocede a fondos medievales: pocas veces se ha visto aqu ese odio, pocas veces se han enfrentado con tanta claridad dos clases sociales. (Prlogo a la 4 edicin de Operacin Masacre. Junio 1973)

Peronismo. Te considers incluido en el Movimiento Peronista? Rodolfo Walsh: Si se admite que la antinomia bsica del rgimen, antiperonismo-peronismo, traduce la contradiccin principal del sistema, opresores-oprimidos, yo no me voy a anotar en el bando de los opresores ni en el de los neutrales. (Primera Plana N 489 del 13-06-72).

Resistencia a la dictadura militar. Propaganda infatigable por medios artesanales. Si las armas de la guerra que hemos perdido eran el FAL y la Energa, las armas de la resistencia que debemos aportar son el mimegrafo y el cao. (Aporte a una hiptesis de resistencia-Los mtodos de accin. 02-01-77).

La historia. Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan hroes ni mrtires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece as como propiedad privada, cuyos dueos son los dueos de todas las otras cosas. (Reportaje de Ricardo Piglia a Walsh. Marzo 1970).

Socializar el conocimiento. Cmo analizaras el paso de un trabajador intelectual desde su posicin individualista, reconocida, a una dimensin donde lo importante sea la colectivo, lo annimo? Rodolfo Walsh: Creo que es un paso muy duro, pero nunca ms duro que el que da cualquier persona de otro sector social, el obrero y el estudiante por ejemplo, que abandona su realizacin personal, su posible prestigio, para entrar en una accin colectiva. Es un acto de renunciamiento donde se prescinden en muchos casos de la tarea especfica, de la vida en familia. Existe un obstculo inicial muy grande, que es la propia conformacin del intelectual dentro del sistema. Pero ese obstculo debe franquearse para poder recibir otras gratificaciones, las autnticas y mucho ms importantes, que consisten en percibir las esperanzas, las inquietudes y los reclamos de la clase obrera; en una elaboracin comn de sus consignas, de sus caminos de salida....(Nuevo Hombre N 2. 28-07-71).

El 25 de marzo de 1977, Rodolfo Walsh muere en un combate desigual: l solo contra todos sus verdugos. Sabe que no puede caer con vida. Unos das antes haba redactado ese paradigma de denuncia escrita y defensa de principios que es la Carta Abierta de un Escritor a la Junta Militar, justamente al cumplirse un ao del golpe cvico-militar.

Es ms que evidente que Rodolfo Walsh cumpli hasta el final de su vida con su compromiso de dar testimonio en momentos difciles como enuncia en aquella carta. Por ejemplo, en los cables de Cadena Informativa a partir de diciembre de 1976 y hasta su muerte, poda leerse como un copete, de su propia autora: Reproduzca esta informacin, hgala circular por los medios a su alcance: a mano, a mimegrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarn esperando. Millones quieren ser informados. El Terror se basa en la incomunicacin. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfaccin moral de un acto de libertad. Derrote el Terror. Haga circular esta informacin.

Los bien pensantes, los intelectuales progresistas, con el retorno de la democracia en 1983, primero tratan de ignorar a Walsh, luego de ningunearlo. Ante la contundencia de sus escritos y valores deben resignarse a hacerle un lugar; eso s, explicando permanentemente o dando a entender que era un brillante intelectual pero polticamente equivocado. Con lo que sin proponrselo estn dando lugar a la gestacin de una equivocacin gigante que alguna vez deberan tratar al menos de comenzar a explicar- a la que adhirieron en vida (desde el peronismo revolucionario) no solo Walsh, sino tambin Hctor Germn Oesterheld, Pedro Orgambide, Roberto Carri, Rodolfo Puiggrs, Holver Martnez Borelli, Jorge Cedrn, Rodolfo Ortega Pea y Francisco Urondo, entre tantos otros.

Hay entonces un solo Walsh, nico e indivisible, que conforman el intelectual ms el militante. Tratar deliberadamente de separarlos es volver adrede hacia atrs, hacia la confusin deliberada, hacia la oscuridad que nos iguala en la ignorancia.

Roberto Baschetti

AGENCIA DE COMUNICACION RODOLFO WALSH