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1 María Almudena 1.4 Sánchez La Sociedad de Música Clásica di Camera En este trabajo se estudia la vida de la Sociedad de Música Clásica di Camera, grupo instrumental constituido en 1889 con el fin de cultivar la música cameristica, en especial el reper- torio de reciente creación. La Sociedad di Camera convivió con la Sociedad de Cuartetos de Monasterio durante 1889 y 1890, los dos años de su existencia, contribuyendo a dinamizar la vida musical madrileña en ese periodo. En el presente traba- jo se estudian sus tres sesiones de conciertos, el repertorio interpretado y la recepción del mismo a través de la critica coe- tánea, aportando nuevos datos que ayudarán a completar el panorama musical español de finales del siglo XIX. A study of the Sociedad de Música Clásica di Camera, an instrumental group founded in 1889 and dedicated to the performance of chamber music, especially newly created worhs. The Sociedad di Camera existed side by side with Monasterios Sociedad de Cuartetos during its two-year lifespan (1889 and 1890), helping to invigorate musical lije in Madrid during this period. This article examines its three concert sessions, the repertory performed and its reception by critics, providing new information that will help to complete the picture of Spanish music at the end of the nineteenth century. En el ario 1889 surge en el panorama musical madrileño la Sociedad de Música Clásica di Came- ra, una orquesta de música de cámara nacida con la voluntad de difundir este género musical y, en espe- cial, el repertorio de reciente creación'. Los inte- grantes de esta agrupación eran el pianista José Tragó, los violinistas Enrique Fernández Arbós y Pedro Urrutia —que interpretaba las partes de segundo violín—, el viola Rafael Gálvez y el violon- cellista Agustín Rubio, gran amigo de Arbós. Este quinteto inicial se ampliaba en ocasiones con la colaboración de otros músicos como el violinista Agudo y el viola Cuenca. 1 E1 material expuesto en esta comunicación procede, en su mayor parte, del trabajo de investigación titulado El pianista y compositor José Tragó y Arana (1856-1934), defendido en la Universidad de Ovie- do en septiembre de 2001 por la autora de este articulo y dirigido por el doctor Ramón Sobrino. Esta agrupación nace de una idea inicial de José Tragó, quien en el invierno de 1889 propone a Fer- nández Arbós crear un cuarteto de jóvenes inter- pretes. Tragó colaboraba entonces con la Sociedad de Cuartetos, dirigida por Jesús de Monasterio, y había concebido la idea de fundir el nuevo cuar- teto con el ya existente, otorgando la dirección de las dos agrupaciones a Monasterio. El nuevo cuar- teto orientaría sus interpretaciones hacia el reper- torio contemporáneo, dejando el repertorio clási- co para el veterano, y contemplándose, además, la posibilidad de que las dos agrupaciones actuaran conjuntamente 2 . Sin embargo, cuando Tragó expu- so la idea a Monasterio, el viejo maestro de Arbós se negó a la cooperación, optando entonces aquél 2 Enrique Fernández Arbós: Arbás (Madrid: Cid, 1963), p. 205. 195

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Page 1: La Sociedad de Música Clásica di Camera · 2018-08-18 · Marta Almudena Sanchez, "La Sociedad de Música Clásica di Camera'. 1. Primera serie de conciertos: marzo y abril de 1889

1 María Almudena1.4 Sánchez

La Sociedad de Música Clásica di Camera

En este trabajo se estudia la vida de la Sociedad de MúsicaClásica di Camera, grupo instrumental constituido en 1889con el fin de cultivar la música cameristica, en especial el reper-torio de reciente creación. La Sociedad di Camera convivió conla Sociedad de Cuartetos de Monasterio durante 1889 y 1890,los dos años de su existencia, contribuyendo a dinamizar lavida musical madrileña en ese periodo. En el presente traba-jo se estudian sus tres sesiones de conciertos, el repertoriointerpretado y la recepción del mismo a través de la critica coe-tánea, aportando nuevos datos que ayudarán a completar elpanorama musical español de finales del siglo XIX.

A study of the Sociedad de Música Clásica di Camera, aninstrumental group founded in 1889 and dedicated to theperformance of chamber music, especially newly created worhs. TheSociedad di Camera existed side by side with MonasteriosSociedad de Cuartetos during its two-year lifespan (1889 and1890), helping to invigorate musical lije in Madrid during thisperiod. This article examines its three concert sessions, therepertory performed and its reception by critics, providing newinformation that will help to complete the picture of Spanish musicat the end of the nineteenth century.

En el ario 1889 surge en el panorama musicalmadrileño la Sociedad de Música Clásica di Came-ra, una orquesta de música de cámara nacida con lavoluntad de difundir este género musical y, en espe-cial, el repertorio de reciente creación'. Los inte-grantes de esta agrupación eran el pianista JoséTragó, los violinistas Enrique Fernández Arbós yPedro Urrutia —que interpretaba las partes desegundo violín—, el viola Rafael Gálvez y el violon-cellista Agustín Rubio, gran amigo de Arbós. Estequinteto inicial se ampliaba en ocasiones con lacolaboración de otros músicos como el violinistaAgudo y el viola Cuenca.

1 E1 material expuesto en esta comunicación procede, en su mayorparte, del trabajo de investigación titulado El pianista y compositor

José Tragó y Arana (1856-1934), defendido en la Universidad de Ovie-do en septiembre de 2001 por la autora de este articulo y dirigidopor el doctor Ramón Sobrino.

Esta agrupación nace de una idea inicial de JoséTragó, quien en el invierno de 1889 propone a Fer-nández Arbós crear un cuarteto de jóvenes inter-pretes. Tragó colaboraba entonces con la Sociedadde Cuartetos, dirigida por Jesús de Monasterio, yhabía concebido la idea de fundir el nuevo cuar-teto con el ya existente, otorgando la dirección delas dos agrupaciones a Monasterio. El nuevo cuar-teto orientaría sus interpretaciones hacia el reper-torio contemporáneo, dejando el repertorio clási-co para el veterano, y contemplándose, además, laposibilidad de que las dos agrupaciones actuaranconjuntamente2 . Sin embargo, cuando Tragó expu-so la idea a Monasterio, el viejo maestro de Arbósse negó a la cooperación, optando entonces aquél

2 Enrique Fernández Arbós: Arbás (Madrid: Cid, 1963), p. 205.

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por la formación de un nuevo cuarteto de cuerdacon vida independiente, la Sociedad de Música diCamera. Esta situación propició que durante losaños 1889 y 1890 conviviesen en Madrid dos cuar-tetos: "el de los jóvenes", término aplicado a laSociedad di Camera, y "el antiguo", que se identi-ficaba con la Sociedad de Cuartetos.

La Sociedad de Música di Camera ofreció tresseries de conciertos durante los dos arios que estu-vo activa. La primera, que se anuncia en la pren-sa como un ciclo cuaresmal, tuvo lugar durante losmeses de marzo y abril de 1889, interpretándosecuatro conciertos los días 22,29 de marzo y 5 y 13de abril. La segunda serie se desarrolló en los mesesde noviembre y diciembre de 1889 y enero de1890, celebrándose los conciertos los días 18 y 25de noviembre, 2, 9 y 16 de diciembre, y 27 deenero. La tercera serie de conciertos se celebródurante los meses de noviembre y diciembre de1890, realizándose las veladas musicales los días10, 17 y 24 de noviembre; y 1, 15, 22 y 29 dediciembre de 1890.

Los conciertos se celebraban a las nueve de lanoche, en el Salón Romero. En 1886, tras el falle-cimiento de Antonio Romero, destacado clarine-tista, editor de música y fundador del salón, elmúsico y editor Antonio López Almagro se habíahecho cargo del establecimiento. El local, situadoen la calle de Capellanes, era además, desde su fun-dación, almacén musical donde se vendían ins-trumentos, partituras y toda clase de accesoriosmusicales. La doble dedicación de la casa Rome-ro permitía que durante el día el establecimientofuera una tienda musical, y a su cierre el salónalbergara sesiones de música práctica. El SalónRomero contaba con 450 butacas, pudiéndoseampliar a 750 en ocasiones extraordinarias, de lasque el dueño del local se reservaba 20 con derechode entrada.

El Salón Romero era el lugar donde la Sociedadde Cuartetos celebraba sus sesiones desde la tem-porada 1884-1885. La creación de la Sociedad diCamera, que también deseaba ofrecer sus sesionesen el Salón Romero, y su coexistencia con la Socie-dad de Cuartetos, obligó a ambos grupos carne-rísticos a compartir dicho espacio, celebrandocada una de ellas sus sesiones en un día de lasemana. En la primera serie conciertos de la Socie-dad di Camera no existieron problemas de pro-gramación, puesto que al comenzar ésta la Socie-dad de Cuartetos ya había finalizado su tempo-rada; así, el cuarteto di Camera actuó los viernes,día en que la sociedad de Monasterio solía pro-gramar sus conciertos. La coincidencia de ambosgrupos en las dos series de conciertos posterio-res obligó a la nueva agrupación a trasladar susconciertos a los lunes, manteniendo la Sociedadde Cuartetos los viernes para la celebración de susveladas musicales.

Las actuaciones de la Sociedad di Camera no selimitaron a las sesiones celebradas en el SalónRomero. En marzo de 1889, la agrupación ofreceuna primera velada musical, a modo de presenta-ción, en el Ateneo de Madrid, organizada por elConde de Morphy, presidente de la sección deBellas Artes de dicha institución y abonado de laSociedad di Camera desde su creación. Además, altérmino de esta primera serie de conciertos, loscuartetistas fueron invitados a actuar en Oporto porel Orfeón Portuense. La invitación partía de una ini-ciativa del músico portugués Moreira de Sä, pro-fesor de la escuela politécnica, violinista y escritorque había impulsado la vida musical de esta ciudadportuguesa3.

3 Véase Enrique Fernández Arlags: A rbós (Madrid: Cid, 1963), p. 213.

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Marta Almudena Sanchez, "La Sociedad de Música Clásica di Camera'.

1. Primera serie de conciertos: marzo yabril de 1889

La agrupación integrada por Tragó, Arbós,Rubio, Urrutia y Gálvez decide comenzar su anda-dura ofreciendo al público madrileño una serie detres sesiones de cámara en el Salón Romero, que seampliará a cuatro ante el éxito de público.

Organizar entonces sesiones camerísticas oca-sionaba gastos importantes, que corrían a cargo delos intérpretes. Para llevar a cabo esta empresa, loscinco músicos fundan una sociedad, en la que cadauno recibe la parte correspondiente de los benefi-cios; Tragó, Arbós y Rubio consiguen cada uno el25 % de beneficios, mientras que Urrutia y Gálveztan sólo un 12,5 %. Los músicos debían comenzarabonando una cantidad de dinero a Antonio LópezAlmagro, responsable del Salón Romero. En el con-trato de arriendo del Salón se incluían los gastospreparatorios de cada concierto y los abonos detodas las sesiones. Así, con el fin de captar abona-dos se envían 1.600 circulares, algunas repartidasa domicilio y otras entregadas por los acomodado-res del Teatro del Príncipe Alfonso. A estos gastoshay que sumar las invitaciones a la prensa, los car-teles, la afinación del piano, el transporte de los atri-les, el pago a un administrador que lleva las cuen-tas de cada sesión, el gas o la contribución.

Los abonos de la Sociedad di Camera eran dedos clases: butacas centrales, a 13,50 pesetas, y late-rales, a 8 pesetas cada una. El precio, sin embar-go, no fue impedimento para el selecto público quefrecuentaba las sesiones, ya que se vendieron másabonos de butacas centrales (93) que laterales (29).Entre los 122 abonados de esta primera serieencontramos, entre otros, al pintor Agustín Lhardy,al Conde de Morphy, al Conde de Nodrichi, CarlosBeck, Cecilio de Roda o Rafael Muguiro. La CasaRomero se reservaba en cada concierto 20 asientos,

algunos de ellos reservados para Antonio LópezAlmagro y otros para Fernanda Conde, viuda deRomero.

Muchos de los asistentes eran invitados a lassesiones, tal era el caso de algunos compositores,profesores y alumnos del Conservatorio Nacionalde Música. Entre los músicos que solían acudir esta-ban los componentes de la Sociedad de Cuartetos,Jesús de Monasterio, Víctor Mirecki, Manuel Pérezy Tomás Lestán, los compositores Emilio Arrieta,Francisco Asenjo Barbieri, José Inzenga, RupertoChapí, Tomás Bretón, Emilio Serrano o Isaac Albe-niz; otros profesores, compañeros del Conservato-rio, como Apolinar Brull, Valentín Arín o Manuelde la Mata; y críticos musicales de reconocido pres-tigio, como Antonio Peña y Gorii, José Esperanza ySola —colaborador de La Ilustración Española—, Enri-que Martínez —de El Imparcial— y Manuel Otazo. Lasinvitaciones enviadas a la prensa sirvieron para queésta difundiese la labor de la sociedad; no obstan-te, replantean la compleja cuestión de la objetivi-dad del crítico, poniendo en una difícil situación laindependencia de criterio, al asistir a un concier-to por invitación.

El resultado de la gestión económica de la Socie-dad di Camera era positivo, ya que aunque gastabapor concierto aproximadamente la mitad de lorecaudado en taquilla, obtenía beneficios que serepartían entre los cinco intérpretes en la propor-ción que hemos mencionado. Esta es la circular queanunciaba la primera serie de conciertos:

"Salón Romero. Conciertos de Música Clásica di Camera

Accediendo a las reiteradas súplicas de distinguidos afi-cionados y con el objeto de dar a conocer algunas obrasde reconocida fama, no ejecutadas aún en conciertospúblicos en esta Corte, han resuelto los artistas que a con-tinuación se mencionan, celebrar una serie de TRESSESIONES, que se verificarán los viernes 22 y 29 del

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Cuadernos de Música Iberoamericana. Volumen 8-9, 2001

corriente y 5 del próximo abril, a las nueve en punto de lanoche. La interpretación de dichas obras estará desem-peñada por los señores Tragó, piano; Fernández Arbós,primer violín; Urrutia, segundo violín; Gálvez, viola, yRubio, violoncello.Entre otras, y además de algunos solos de lo más notableque existe en el repertorio clásico se ejecutarán lasobras siguientes: Gran Sonata en La mayor para violín ypiano de Raff; Sonata en La mayor (obra 69) para violon-cello y piano, Gran Trío en si bemol (obra 97) para piano,violín y violoncello y Cuarteto en mi menor (obra 59, n° 2)para instrumentos de arco, de Beethoven; Cuarteto en lamenor para instrumentos de arco de Schumann; Cuartetoen sol menor para piano e instrumentos de arco y Quinte-to en fa menor para piano e instrumentos de arco, deBrahms.

Precios de las localidades

Abono de las tres sesionesSillas próximas al escenario 1350 ptas.Butacas del centro 1350 ptas.ldem laterales 8 ptas.

Billetes sueltosSillas próximas al escenario 5 ptas.Butacas del centro 5 ptas.Idem laterales 3 ptas.

Queda abierto el abono en el despacho de música de esteSalón, Calle de Capellanes, número 10 (Teléfono 691)todos los días no festivos, de DOS a SIETE de la tarde,hasta el jueves 21. Madrid, 14 de marzo de 1889".

La presentación de la agrupación tiene lugaren el Ateneo, en una velada musical en la queinterpretan el Trío en si bemol, Op. 99, de Schu-bert, para piano, violín y violoncello, el Cuarte-to en sol menor, Op. 25, de Brahms para piano,violín, viola y violoncello, además de algunas pie-zas solistas interpretadas por Agustín Rubio—Reverie de Schumann y un difícil Estudio de Con-cierto de su autoría—, José Tragó —Rapsodia húnga-ra de Liszt, Serenata Española de Ketten y Pasquí -nade de Gottschalk— y Fernández Arbós, que eje-

cutó el Nocturno en mi bemol de Chopin y losAires Bohemios de Sarasate.

Tras dicho concierto, comienzan las primerassesiones de la Sociedad di Camera, definidas comoveladas cuaresmales siguiendo la tradición sinfó-nico-camerística europea, que comienzan el vier-nes 22 de marzo de 1889 con el primer concierto,todo un acontecimiento. Entre los asistentes alevento figuraban la Infanta Isabel, oyente habitualde la Sociedad de Cuartetos yen los arios de su exis-tencia, a los de esta Sociedad di Camera, los mar-queses de Nájera y el señor D'Albert.

Los intérpretes habían invitado a los críticos delos periódicos más importantes de Madrid, paraque al día siguiente, escribiesen en la prensa susimpresiones sobre el concierto. Así en la relación deinvitaciones para este primer concierto encontra-mos periódicos como El País, La Epoca, El Liberal,El Globo, El Día, El Resumen, La Correspondencia, yLa España Artística, e importantes críticos comoGuerra y Alarcón o Manuel Otazo 4 . Es curiosa lapresencia en los conciertos de un inspector ysubinspector de vigilancia a quienes el encargadodel Salón Romero debía proporcionar las butacascorrespondientes.

Ya desde el primer concierto se observa laestructura elegida por la Sociedad de Música diCamera, con programas camerísticos extensos,divididos en tres partes. El de la primera sesión,celebrada el viernes 22 de marzo de 1889, a lasnueve de la noche, en el Salón Romero, es elsiguiente:

Primera parte1° Gran Sonata en La mayor (obra 78) para piano y vio-

4 La opinión de la prensa queda recogida en las Actas de la Primera Seriede conciertos de la Sociedad di Camera, propiedad de Carmen y M.Asunción Tragó Rodríguez, hijas de Jos Tragó y Arana, a quienesagradecemos su amabilidad al habernos permitido consultarlas.

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Marta Almudena Sanchez, "La Sociedad de Música Cläsica di Camera"

un (I' vez) de Raff. Allegro molto, con ardore e comozione,Non troppo lento, Presto, non troppo, Allegro con brio. Sres.Tragó y Arbós.Segunda Parte2° Abendlied (Canto de la noche). Stücke in Volkston (Pie-zas en estilo popular), de Schumann. Violoncello, Sr. Rubio.3° Sonata quasi fantasía en do sostenido menor (obra 27)para piano, de Beethoven. Adagio sostenuto, Allegretto,Presto agitato. Sr. Tragó.eAdagio y Fuga en sol menor, para violín solo; Preludio enMi mayor, de). S. Bach. Sr. Arbós.Tercera Parte5° Cuarteto en Sol menor (obra 25) para piano, violín, violay violoncello de Brahms. Allegro, Intermezzo, Allegro manon troppo, Andante con motto, Rondo alla Zingaresse, pres-to. Sres. Tragó, Arbós, Gálvez y Rubio.

Los periódicos madrileños recogen al díasiguiente del concierto, cómo la inauguración delas "sesiones cuaresmales" de la Sociedad di Came-ra, "presentando un programa de música moder-na, verdaderamente enérgica y conmovedora, leproporcionó aplausos ruidosos del numeroso y dis-tinguido auditorio que ocupaba el salón". El publi-có aplaudió los cuatro tiempos de la Gran sonata deRaff, y las dos piezas para violoncello solo de Schu-mann, obligando a Rubio a interpretar "una reveriedel mismo maestro". Recibió con gran aplauso laSonata en do sostenido menor, Op. 27, de Beethoven,teniendo que tocar Tragó "como gracia, un noc-turno, de Chopin, y un scherzo de Mendelssohn,con igual aplauso"; y las obras de Bach para pianosolo, añadiendo el pianista, ante la incesante salvade aplausos, "La leyenda de Vienasky, que fue muyaplaudida". El cuarteto de Brahms que cerró el pro-grama fue "muy aplaudido, porque en realidadsalió mucho más homogéneo y más acordado queen el Ateneo", refiriéndose a la presentación delgrupo en dicha institución. La sesión concluyó alas doce de la noches.

5 La Correspondencia de España (Madrid: 23-111-1889).

La segunda sesión tiene lugar el viernes, 29 demarzo de 1889. En ella la Sociedad di Camera inter-preta un programa dedicado íntegramente a Beet-hoyen, uno de los compositores que más interésdespertaba entonces en el público madrileño. Esterepertorio supuso que esta sesión fuera de las tresprogramadas, la que consiguió mayor afluencia depúblico. El programa de este segundo concierto erael siguiente:

Primera Parte1° Sonata en La mayor (obra 69) para piano y violoncello(l a vez). Allegro, ma non tanto, Scherzo, Allegro molto, Ada-gio cantabile, Allegro vivace. Sres. Tragó y Rubio.Segunda Parte2° Gran Trio en si bemol (obra 97) para piano, violín yvioloncello (1' vez). Allegro moderato, Scherzo allegro,Andante cantabile ma con motto, Allegro moderato, presto.Sres. Tragó, Arbós y Rubio.Tercera Parte3° Cuarteto en mi menor (obra 59 núm.2) para dos violi-nes, viola y violoncello. Allegro, Molto adagio, Allegretto,Finale presto. Sres. Arbós, Urrutia, Gálvez y Rubio.

Entre las obras interpretadas figuraba el GranTrío en si bemol (op. 97), conocido como "El archi-duque" que la agrupación interpretaría en poste-riores sesiones. Las críticas periodísticas presentancomentarios muy favorables, poniendo de mani-fiesto el éxito alcanzado por los intérpretes, queprovocó la repetición de números musicales comoel Scherzo y el Andante cantabile del Gran Trío. El Día

publicaba el comentario siguiente:

Pocas veces ha estado el Salón Romero más concurridoque anoche, y menos aún han salido los aficionados a lamúsica clásica más satisfechos. 1...1 La sonata, que recuer-da en algunos momentos la delicadeza de la música deMozart, tocáronla los Sres. Tragó y Rubio con exquisitoesmero, expresando cuidadosamente todas las finuras deesta obra bellísima, sobre todo en el Adagio y Allegro final.Mucho aplaudió el público la sonata y a sus intérpretes,

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pero donde el entusiasmo no tuvo limites fue en el GranTrío. Es esta una obra portentosa, de las que prueban quenadie hasta ahora ha superado, ni siquiera igualado, elgenio, la ciencia y la inspiración de Beethoven. No dire-mos cómo tocaron los Sres. Tragó, Arbós y Rubio aquellasmaravillosas filigranas, porque bien lo dijo el auditoriohaciéndoles repetir dos de los cuatro tiempos del Trío, yhubiera pedido la repetición de los cuatro, a no ser porconsideración a los artistas, pues apenas recordaba haberoído en el Salón Romero obra más bella y mejor interpre-tada. El Cuarteto en mi menor 1...] no es ciertamentemenos hermoso que el Trío, pero ya lo conocía gran partedel público, que admiró la ejecución irreprochable [...J.El concierto de anoche es de los que no se olvidan6.

Para la tercera sesión, celebrada el viernes 5 deabril de 1889, se escogieron obras de composito-res del área germana. En la primera parte se inter-pretó el Cuarteto en la menor, Op. 41, para dosviolines, viola y violoncello, de Schumann, a cargode Arbós, Urrutia, Gálvez y Rubio. En la segunda,Tragó, Arbós, Urrutia, Gálvez y Rubio ejecutaronpor primera vez en Madrid el Quinteto en famenor, Op. 34, para piano, dos violines, viola yvioloncello, de Brahms. El concierto concluyó conel Trío en si bemol, Op. 99, para piano, violín yvioloncello, de Schubert, interpretado por Tragó,Arbós y Rubio.

A pesar de la novedad que suponía la interpre-tación del Quinteto de Brahms, la crítica y el públi-co no entendieron su compleja factura, reclaman-do un sector de los oyentes una segunda audiciónpara poder juzgar mejor la obra; no obstante elAndante mereció los honores de la repetición. LaEspaña Artística publica tres días después del con-cierto un comentario al mismo, en el que se inclu-ye un comentario del Quinteto brahmsiano:

La tercera y última sesión de música clásica di ccimera,verificóse el viernes con un lleno completo. La gran atrac-ción del concierto la constituía el Quinteto en fa menor(obra 34) de Brahms, que se ejecutaba por primera vez.Se aparta por completo esta obra de los moldes del géne-ro, sin dejar de ser importante y meritisima. El Andanteun poco adagio, revela un tinte marcadamente dramático;las ideas musicales allí contenidas pugnan por salirse delas limitaciones del quinteto; los procedimientos, esen-cialmente modernos de que hace gala el compositor, exi-gen los variados y nutridos elementos de que la orques-ta dispone; la factura de toda esta obra, ya lo hemosdicho, resulta muy moderna; el Scherzo no se parece ennada a lo oído en esta clase de obras; ni el tiempo, ni elritmo obedecen al molde vulgar de este género de com-posiciones. El final Allegro non troppo, es realmente bellí-simo. Dignos del mayor aplauso son los distinguidossolistas que forman esta sociedad por habernos dado aconocer esta obra8.

La crítica concluía con elogiosos comentarios ala irreprochable ejecución de los intérpretes, anun-ciando que el sábado día 13, sin duda gracias a labuena acogida del público a la nueva sociedad, severificaría un concierto extraordinario, en el que serepetiría el famoso Trío en si bemol de Beethoven.

Esta sesión fuera de abono fue uno de los con-ciertos a los que acudió mayor afluencia de públi-co, debido en parte a las múltiples invitaciones queremitió la Sociedad. El programa escogido incluía,en la primera parte, el Cuarteto en Do Mayor, Op.59, n° 3, de Beethoven, interpretado por Arbós,Urrutia, Gálvez y Rubio; en la segunda, el Cuarte-to en mi bemol, Op. 47, de Schumann, interpre-tado por los mismos intérpretes; y en la terceraparte, el Gran Trío en si bemol, Op. 97, de Beetho-ven que tanto éxito había obtenido en la sesióndedicada a este compositor9.

6 E1 Día (Madrid: 30-111-1889).7 El programa del concierto se anunció en El Imparcial (Madrid: 4-

1V-1889).

8 L. A. "Salón Romero". La España Artística (Madrid: 8-1V-1889).9 E1 programa de este concierto fue publicado por El Imparcial (11-IV-

1889).

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Marta Almudena Sánchez, « La Sociedad de Música Clásica di Camera"

La calidad de la interpretación obligó a repetir"el minuetto del Cuarteto en do mayor de Beetho-ven; el Allegro y el Scherzo del Cuarteto en mi bemolde Schumann; y el Andante y Allegro del Gran Tríoen si bemol de Beethoven" 10 . Concluida la velada,la Infanta Isabel felicitó a los intérpretes.

Al término de la primera serie de conciertos,varios amigos y admiradores de los intérpretes cele-braron en su honor un banquete en el Café Inglés.Entre los comensales se encontraban el Conde deMorphy, que presidía la mesa, Bretón, Agudo,Cuenca, Lhardy, Larrauri, Perea, Pradilla, Tora,Comba, Navas y los corresponsales de la prensaGuerra y Alarcón, redactor de La Justicia, Gracia deLa Ilustración Musical de Barcelona y E. Martínez deEl Imparcial, entre otrosn.

2. Segunda serie de Conciertos:de noviembre de 1889 a enero de 1890

El éxito obtenido en los primeros conciertosanimó a la Sociedad a programar una nueva seriede veladas musicales en la temporada de inviernode 1889. En principio, la segunda temporada ten-dría lugar los meses de noviembre y diciembre de1889, pero una epidemia de gripe que asoló Madrida finales de diciembre motivó que el último de losconciertos se celebrase un mes más tarde. El anun-cio que la Sociedad di Camera envió a la prensa conmotivo de la celebración de estas nuevas sesionesera el siguiente:

Los conocidos artistas señores Tragó, Arbós, Urrutia, Gál-vez y Rubio anuncian al público aficionado a este génerode música que en la presente temporada celebrarán enMadrid seis conciertos. Deseando los citados artistas

1 ° El Liberal (Madrid: 14-IV-1889).11 La Ilustración Musical Hispano Americana 31 (Barcelona: 23-IV-

1889), p. 64.

corresponder a la entusiasta acogida que el público madri-leño les dispensó en los cuatro primeros conciertos quecomo ensayo dieron el pasado invierno, se proponen dara conocer en esta serie diez obras, por lo menos, de reco-nocido mérito y afamados maestros, antiguos y modernos,no oídas en Madrid, en conciertos públicos; además eje-cutarán algunos solos, que estarán a cargo de los señoresTragó, Arbós y Rubio, y las mejores obras de los clásicosHaydn, Mozart, Beethoven y Mendelssohn. Los concier-tos serán celebrados a las nueve en punto de la noche enlos lunes siguientes: primero, el 18 de noviembre; segun-do, el 25 de idem; tercero, el 2 de diciembre; cuarto, el 9de idem; quinto, el 16 de idem; y sexto, el 23 de idem. Pre-cios de las localidades: Abono a los seis conciertos: sillaspróximas al escenario, 25 pesetas; butacas del centro, 25;idem laterales, 15. Billetes sueltos: sillas próximas al esce-nario, 5 pesetas; butacas del centro, 5; idem laterales, 312.

La primera sesión, celebrada el lunes 18 denoviembre de 1889, estuvo íntegramente dedicadaa Beethoven. El programa estaba constituido por elCuarteto en fa menor, Op. 95, interpretado porArbós, Urrutia, Gálvez y Rubio; la Sonata en domenor, Op. 111, para piano, interpretada porTragó; y el Quinteto en do, Op. 29, para dos violi-nes, dos violas y violoncello, ejecutado por Arbós,Urrutia, Gálvez, Agudo y Rubio. Las dos primerasobras se interpretaban por primera vez en Madrid,y el Quinteto había sido ejecutado previamente sólouna vez por la Sociedad de Cuartetos13.

Del Cuarteto, conocido como "Serioso", se repi-tieron varios movimientos, aunque la obra que másgustó a los oyentes fue el Quinteto en do, entusias-mando al público su Adagio molto espressivo , quetuvo que ser repetido. La crítica de El Imparcialdedicaba las frases siguientes al Cuarteto inicial:

Del Cuarteto en fa menor fueron repetidos entre aplausosy ovaciones entusiastas el segundo tiempo (Allegretto) y

12 La Ilustración Musical Hispano Americana 45 (22-XI-1889), p. 167.13 El programa fue publicado por El Imparcial (18- Xl- 1889).

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los finales espresi yo y agitato. Es —si se nos permite la frase—todo un melodrama de grandes vuelos la obra 95 de Beet-hoyen. El carácter melodramático se destaca particular-mente en el segundo tiempo, que es hermosísimo, monu-mental y está lleno de notas y de frases tan grandiosas, tanpenetrantes —por decirlo así— que llegan a lo más recón-dito del alma y despiertan en el espíritu emociones de queno es fácil dar explicación. Ese tiempo segundo es la sín-tesis del Cuarteto: en él están el nervio y la sección prin-cipal de toda la obra, que a maravilla fue interpretada porlos Sres. Arbós, Urrutia, Gálvez y Rubio.

En cuanto a la Sonata, todos los elogios sonpocos para describir la interpretación del fundadorde la Sociedad di Camera, uno de los mejores pia-nistas españoles de fin de siglo:

En la Sonata en do menor (ob. 111), el incomparableTragó hizo tales prodigios de ejecución que el públicoen masa interrumpía con bravos y aplausos al primero ymás grande de los pianistas españoles contemporáneos.Con apasionamiento y brío —tal como fue imaginado porBeethoven—, Tragó interpretó el majestuoso Allegro queconstituye la primera parte de la Sonata y entusiasmó alauditorio en la parte cantabile de la arieta. A más de estaobra, el Sr. Tragó tuvo la galantería de interpretar otraque no estaba en el programa, un precioso nocturno deChopin.

Del Quinteto se destaca la esmerada interpreta-ción, teniendo que repetir el segundo movimiento:

Terminó la sesión con el Quinteto en do (ob. 29), para ins-trumentos de cuerda por los Sres. Arbós, Urrutia, Gálvez,Agudo y Rubio, quienes, con verdadero entusiasmo, supie-ron dar a la interpretación los tonos brillantes y el senti-do conmovedor que lo patético de la obra reclamaba. Muyaplaudido fue el Allegro moderato; pero los aplausos lle-garon al colmo al terminarse el Adagio molto espressivo;pieza eminentemente dramática, sublime, llena de inspi-ración y envuelta por un ambiente de melancolía que sóloel genio puede comunicar a sus creaciones. Hízose nece-saria la repetición, porque el público no se daba por satis-fecho con oír una sola vez el Adagio. El Scherzo y el Prestofinal habrían ganado los mismos honores que el Adagio,

a no ser por el temor que en el auditorio se advertía de fati-gar a los dignos intérpretes de una obra tan colosa114.

La crítica de El Imparcial destaca la notable y con-currida afluencia de público que asistía a las sesionesdel Salón Romero, encontrando entre el público "laflor y nata de los y las diletantti y no pocos maestros".En este sentido, Enrique Fernández Arbós relata ensus memorias el entusiasmo de un grupo de pinto-res, entre los que se encontraban Plá, Campuzano,Lardhy y Perea, a la música de cámara. Estos artistashabían adquirido tal afición a este género, que asis-tían a todos los ensayos que realizaba la Sociedad diCamera'. Así, en el artículo que José Ortega Muni-lla publica en Los Lunes de El Imparcial, el 18 denoviembre de 1889, comenta el ensayo previo querealizaron los integrantes del cuarteto en el estudiodel pintor Casto Plasencia. Las palabras describen laintimidad de una velada musical reservada para eldisfrute de selectos aficionados, entre los que seencontraban pintores, literatos y músicos.

Para el programa de la la segunda sesión de estasegunda temporada, celebrada el lunes 25 de noviem-bre, se escogieron tres obras que no habían sido inter-pretadas hasta entonces en Madrid. El anuncio publi-cado el mismo día del concierto en El Imparcial reve-la que las obras fueron el Cuarteto en mi bemol, Op.13, para dos violines, viola y violoncello, de Mozart,interpretado por Arbós, Urrutia, Gálvez y Rubio,cuarteto habitual de la Sociedad; el Trío en mi bemol,op. 70, n°2, para piano, violín y violoncello de Beet-hoyen, en la interpretación de Tragó, Arbós y Rubio.Y el Cuarteto en mi bemol, Op. 44, n°3, para dos vio-lines, viola y violoncello, de Mendelssohn16.

14 E. M. "Salón Romero". El Imparcial (9- Xl- 1884).15 Enrique Fernández Arbós: Arbtis (Madrid: Cid, 1963), p. 207.

16 E1 programa se anuncia el mismo día del concierto en El Imparcial(25-XI-1889). Ya había sido publicado en el mismo periódico el 18

de noviembre.

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La sesión recibió las mejores críticas, resultan-do perfecta en sus diferentes partes. La crítica de E/Imparcial comenzaba comentando la interpretacióndel Cuarteto en mi bemol de Mozart:

Se abrió la sesión con el Cuarteto en mi bemol (ob. 13),para instrumentos de cuerda, de Mozart, obra verdade-ramente genial y grandiosa, que tiene una Andantehermosísimo y un Menuetto delicioso. De estos dos tiem-pos fue repetido el segundo, con gran brío ejecutado;pero quizá mejor que el Menuetto merecía los honores dela repetición el Andante, por ser más genuinamente clá-sico. Sin embargo, el público se dejó arrebatar por la bri-llantez del Menuetto, y de ahí la preferencia dada a éstesobre aquel. Los allegros inicial y final, aunque notabilí-simos como todas las producciones de Mozart, no des-pertaron el entusiasmo que los otros dos tiempos. Arbós,Urrutia, Gálvez y Rubio ganaron aplausos y bravos sincuento en la interpretación de esa obra magistral y gran-diosa. Fueron dignos ejecutantes de tan monumentalcuarteto.

El Trío fue la estrella del concierto debido a losprodigios de ejecución de los intérpretes:

Del Trío en mi bemol (obra 70. núm. 2), de Beethoven,para piano, violín y violoncello, fueron repetidos los tresúltimos tiempos, entre prolongadas y atronadoras salvasde aplausos. ¿Cuál de esos tiempos es el mejor? Los tres.Y permítasenos la calmada. Porque, con efecto, los trestiempos son igualmente hermosos, por igual brilla en lostres el genio característico de Beethoven, y en los treshicieron prodigios de ejecución los Sres. Tragó, Arbós yRubio, como nunca encariñados con la obra del granmaestro. Las ovaciones se siguieron unas a otras casi sininterrupción durante largo rato y ni el entusiasmo delauditorio parecía tener límites, ni los ejecutantes parecí-an fatigados, a pesar de lo arduo de su empresa.

Significativa resulta la reacción de la crítica antela interpretación del Cuarteto de Mendelssohn,cuyo Scherzo sorprendió por sus frases originalesy atrevidas para los críticos y aficionados madrile-ños de 1889.

Quedaban todavía otra obra maestra y otro triunfo paralos Sres. Arbós, Urrutia, Gálvez y Rubio: el Cuarteto en mibemol (obra 44, núm. 3) de Mendelssohn, para instru-mentos de cuerda. El Allegro vivace que viene a ser el pró-logo de la obra, pasó entre aplausos, pero sin entusiasmo;e igual suerte parecía destinado a correr el Scherzo, partedificilísima y muy bella desde sus comienzos, aunquepoco brillante, cuando el auditorio se vio sorprendido porunas frases originales, atrevidas y hermosas, y entonceslos aplausos resonaron atronadores y ya no fue posible evi-tar la repetición de todo el Scherzo. Para no fatigar endemasía a los Sres. Arbós, Urrutia, Gálvez y Rubio, elpúblico les perdonó la repetición del Adagio y del Allegrofinal, que a muchos parecieron dignos de ese honor. Ensuma, una sesión monstruo, verdaderamente solemne yuna corona mía para la Sociedad de música clásica dicamera17.

El tercero de los conciertos, celebrado el lunes2 de diciembre de 1889, presentaba un programamás variado que los anteriores. El programa seorganiza, como es habitual, en tres partes, inter-pretándose en todas ellas obras desconocidas enMadrid; en la primera, la Sociedad interpreta elCuarteto en do mayor, Op. 54, n° 2, de Haydn. Enla segunda, se interpretan diversas piezas solistas;Rubio ejecuta el Andante del Concierto en re mayorde Molique y las Danzas Húngaras números 17, 20y 18, de Brahms-Piatti; Tragó toca al piano una Ber-ceuse y la Balada en sol menor de Chopin; y Arbós,el Andante del Concierto en re menor de Spohr y laCiacona para violín solo de Bach. La sesión se cie-rra con el Cuarteto en la mayor, Op. 26, para piano,violín, viola y violoncello, de Brahms, interpretadopor Tragó, Arbós, Gálvez y Rubio18.

La prensa elogió, como era frecuente, el exce-lente nivel de ejecución del concierto, dedican-do frases de admiración a la primera obra del pro-grama:

17 El Imparcial (26- XI- 1889).18 El Imparcial (2-XII-1889).

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El Cuarteto en do mayor de Haydn, con que dio comien-zo la sesión, es una obra original, bella y delicadísima, des-tinada, en nuestro concepto, a ser mucho más aplaudi-da que anoche en audiciones sucesivas. El público, queoía con verdadera atención para no perder ni una solanota, aplaudió con entusiasmo el segundo tiempo, Ada-

gio, y el final, ejecutados a la perfección por los Sres.Arbós, Urrutia, Gálvez y Rubio.

La segunda parte, en la que Rubio, Tragó yArbós interpretan piezas a solo, mereció tambiéngrandes elogios, destacando el crítico de El Impar-cial que Tragó debió salir tres veces a saludar a laconcurrencia ante la insistencia de los aplausos. Encuanto a la tercera parte, el Cuarteto de Brahmsagradó a todos:

El segundo tiempo Poco adagio, agradó tanto, que la con-currencia pidió con instancia su repetición. Los concer-tistas galantes siempre, accedieron a los deseos del públi-co, y el tiempo, que es bastante largo, fue repetido.

No obstante, la integración en el programa demúsica solista provocó cierta polémica entre elpúblico asistente y especialmente entre maestrosconsagrados de la música española que asistieronal evento. Se debatía sobre la conveniencia de inser-tar piezas a solo interpretadas por Tragó, Arbós yRubio, o bien dedicar las sesiones exclusivamentea piezas de conjunto:

Discutióse con mucho calor en el salón de descanso sobreel mayor o menor acierto que había presidido a la forma-ción del programa. No faltaba quien lo aplaudía sin reser-vas 1...1 pero tampoco quien, llevando la contraria, afir-mase que a solemnidades de esta índole se va con objetode oír piezas de concierto y no para ver cómo tal o cualartista vence las dificultades de ejecución amontonadaspor el compositor19.

19 El Imparcial (3-XII-1899). El artículo concluye añadiendo que laReina y la Infanta IY Isabel, que habían acudido al espectáculo, feli-citaron a los artistas a la conclusión de la velada.

Esta crítica revela la dificultad que suponía paralas orquestas madrileñas presentar programas nove-dosos con obras desconocidas. El público se mos-traba reacio ante este tipo de composiciones. Arbösen sus memorias cuenta cómo un compositor con-sagrado como Barbieri, creador de la primeraorquesta estable de Madrid —la Sociedad de Con-ciertos— protestaba en cada estreno, aunque fuesede Beethoven, si no se interpretaban obras de suprimera época, bien conocidas por é120.

El cuarto concierto de la segunda serie, cele-brado el lunes 9 de diciembre de 1889, introdujouna sola novedad en el programa, el Trío en famayor, Op. 18, para piano, violín y violoncello, deSaint-Saüns, interpretado por Tragó, Arbós y Rubio.Esta obra suponía un cambio en la elección derepertorio, restando presencia al repertorio germa-no, pero no fue bien recibida ya que, entre otrosmotivos, la crítica la consideró carente de inspira-ción. Además de dicho Trío, el programa incluía ensu segunda parte la Sonata en re, Op. 58, para pianoy violoncello, de Mendelssohn, interpretada porTragó y Rubio; y en la tercera, el Cuarteto en famenor, Op. 59, para dos violines, viola y violonce-llo, de Beethoven, en la interpretación de Arbós,Urrutia, Gálvez y Rubio21.

La crítica publicada al día siguiente en El Impar-

cial, dedicaba las frases siguientes al Trío de Saint-Saens:

El Trío, digámoslo en verdad, no nos ha satisfecho com-pletamente. Hay en él, es cierto, muchas bellezas de forma yestá muy trabajado, pero nos parece que carece de lo esencialen toda obra de arte: de la inspiración, sin la cual es de todopunto imposible producir la emoción estética. Lo más notabledel Trío, cuyos tiempos son bastante desiguales, es el Andan-

te y el Scherzo, particularmente, el segundo, de corte original,

2 ° Véase Enrique Fernández Arbós: Arbös..., p. 207.21 El programa fue publicado por El Imparcial (9-XII-1889).

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gracioso y agradable. Uno y otro fueron repetidos a instanciasdel público, que tributó nutridos y justificados aplausos a losartistas. Los intérpretes de la obra han estado, en nuestro con-cepto, muy por encima del autor. El final del último tiempo delTrío, el Allegro, tiene algunas frases felices que merecen elaplauso que obtuvieron.

En cuanto a la Sonata de Mendelssohn, obra yaconocida por el público madrileño, se elogia la cali-dad de interpretación de Tragó y Rubio, teniendoque ser repetidos el segundo y tercer movimientos.Parecidas palabras se dedican al Cuarteto en famenor, Op. 95, de Beethoven, obra ya interpretadaen el primer concierto de esta segunda serie, ellunes 18 de noviembre, que de nuevo fue muy bienrecibida22.

En el quinto concierto, que tuvo lugar el lunes16 de diciembre, como siempre a las nueve de lanoche en el Salón Romero, se presentó un progra-ma novedoso, compuesto por dos obras que eraninterpretadas por primera vez en Madrid: el Trío enre menor, Op. 63, para piano, violín y violoncello,de Schumann, y el Quinteto en re mayor, Op. 9,para dos violines, dos violas y violoncello, deGernsheim; además del Trío en si bemol, Op. 99,para piano, violín y violoncello, de Schubert23.

El Trío de Schumann, interpretado por Tragó,Arbós y Rubio, no fue bien recibido por el público.El repertorio de este autor había sido programadocon frecuencia por la Sociedad di Camera, habién-dose interpretando ya en la primera serie de sesio-nes dos de sus cuartetos. Sin embargo, la crítica cali-ficó la obra de enrevesada y oscura.

Entre los clásicos, Schumann es uno de los pocos que nohan tomado carta de naturaleza en España. Hay que oírlebebiendo cerveza —según la frase de un distinguido maes-tro— en las espesuras de la Selva Negra o entre las brumas

22 El Imparcial (10-X11-1889).

23 El Imparcial (16-X11-1889).

de Londres. Y mientras bebamos Jerez es probable queSchumann y sus composiciones no lleguen a aclimatar-se aquí. ¡Cuidado si son oscuras y enrevesadas las com-posiciones ésas! Y para la prueba nos remitimos al Trio enre menor (ob. 63) anoche interpretado, como ellos sabenhacerlo, por los Sres. Tragó, Arbós y Rubio. Los que desdemás antiguo y más de cerca conocen las obras de Schu-

mann hacen de ellas elogios sin cuento. Dicen que portodo el mundo artístico están reconocidas como emi-nentemente clásicas y pregonan urbi et orbi sus excelen-cias, que no negamos, pero que el público español nosiente, a pesar del empeño heroico con que los schuman-

nistas hacen la propaganda. Hablando con verdad, lo queel público aplaudió anoche fue la ejecución, y nada más,salvo los muy contados que in mente aplaudieron tambiénal compositor.

La segunda obra, el Quinteto del compositoralemán Friedrich Gernsheim, ejecutado por Arbós,Urrutia, Gálvez, Cuenca y Rubio, gozó de mejorrecepción. Este autor era un auténtico desconoci-do para el público español y la Sociedad lo incluyóen el programa con el propósito de difundir obrasde reciente creación. Su obra fue mejor recibida porla crítica, aunque fue calificada como carente deinspiración. Arbós añade en sus memorias el des-pectivo comentario que Bretón hizo a los músicosal término de la interpretación del Quinteto, afir-mando que "el bajo melódico de la obra no vale trespesetas"24.

Aunque no hay en el Quinteto ese destello del genio quese llama inspiración, es agradable en conjunto y por loclaro, es composición que está al alcance de cualquierauditorio educado para la música. Entre los tiempos deese Quinteto sobresale por su gallardía el Allegretto, quefue repetido con aplauso general. El Andante pierde méri-to por su demasiada extensión, y el Allegro final, molto

vivace e con fuoco, peca por exceso de sonoridad. Más queAllegro es tormenta deshecha, con truenos y relámpagos.

24 Enrique Fernández Arbees: Arbos (Madrid: Cid, 1963), p. 207.

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La última obra del programa, el Trío de Schu-bert, ya se había interpretado en la anterior serie deconciertos, causa sin duda del éxito que obtuvoaquella noche, recogiendo Tragó, Arbós y Rubiouna importante ovación25.

En diciembre de 1889 una epidemia de gripe—denominada popularmente como dengue o tran-

cazo— asoló Madrid y otros lugares de España. Lasbajas producidas por la enfermedad fueron cuan-tiosas y personas de todos los estamentos cayeronenfermas. Los teatros vieron mermada su plantillade artistas. El Teatro Real tuvo verdaderos proble-mas para poner en escena las obras programadas,puesto que estaban enfermos los maestros Almiria-na, Mateos y Urrutia, veinticuatro individuos delcuerpo de coros, cinco bailarinas y catorce profe-sores de orquesta. También el ConservatorioNacional de Música y Declamación sufrió las con-secuencias de la epidemia al tener que suspenderlos ejercicios prácticos de los alumnos por enfer-medad de varios de ellos.

Ante esta situación el último concierto de laSociedad de Música di Camera en esta segundaserie, programa inicialmente para el lunes 23 dediciembre, tuvo que ser pospuesto hasta el lunes 27de enero de 1890, fecha en que la epidemia parecíahaber cesado. El propio Jesús de Monasterio sufrióla gripe a finales de 1889, por lo que los conciertosde la Sociedad de Cuartetos también fueron sus-pendidos.

A pesar del aplazamiento de la sesión, el progra-ma no sufrió modificación alguna. La primera obraseleccionada, el . Cuarteto en re menor, obra póstu-ma de Schubert, era interpretada por primera vezpor la formación; pero las dos piezas siguientes —laGran sonata en la mayor, Op. 78, para piano y vio-lín, de Raff y el Gran trío en si bemol, Op. 97, para

25 E. M. "Salón Romero". El Imparcial (17-X11-1889).

piano, violín y violoncello, de Beethoven— eran yaconocidas, al haber sido ejecutadas en la primeraserie de conciertos. Gracias a este concierto, los cuar-tetistas finalizaron esta segunda serie de conciertoscon la misma obra que había cerrado la primera tem-porada, el Gran trío de Beethoven, que tantos aplau-sos había obtenido en anteriores ocasiones26.

Una vez más la velada fue un éxito de crítica ypúblico, alcanzando "Arbós, Rubio, Tragó, Gálvez yUrrutia muchos y legítimos aplausos. El público, queera muy numeroso y distinguido, salió altamentesatisfecho de la sesión y de la campaña artística"27.

3. Tercera y última serie de conciertos:noviembre y diciembre de 1890

La primera de las sesiones de la nueva tempo-rada tuvo lugar el lunes, 10 de noviembre de 1890,celebrándose como siempre a las nueve de la nocheen el Salón Romero. En el programa se incluía elTrío en Mi bemol, Op. 70, n°2 de Beethoven, obraconocida por el público de la Sociedad di Came-ra, al haber sido ya interpretado en la segunda seriede sesiones. La obra produjo tan grata acogida en elpúblico, que se tuvo que repetir el Allegretto. Lagran novedad de la velada fue el estreno del Cuar-teto en sol menor, Op. 27, para dos violines, violay violoncello, de Grieg, compositor todavía pococonocido en Madrid, obra que entusiasmó a críticay público con sus ricas armonías y ritmos, y suspasajes de difícil interpretación. La velada se com-pletó con la intepretación del Quinteto en Mibemol, Op. 44, para piano, dos violines, viola yvioloncello, de Schumann28.

26 El programa de la sesión fue anunciado en El Imparcial (26-1-1890).

27 "Salón Romero". El Imparcial (28-1-1890).

28 E1 programa fue publicado el mismo día de su interpretación por El

Imparcial (10-X1-1890).

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La crítica valoró positivamente el concierto, elo-giando la interpretación que del Trío de Beethovenhicieron Tragó, Arbós y Rubio, obra de la que tuvie-ron que repetir el primer Allegretto. Pero el comen-tario más extenso se dedica al Cuarteto de Grieg:

No es el insigne Grieg de los compositores más conocidosentre nosotros. Sus obras gozan, sin embargo, de la mere-cida fama y la estrenada anoche bastaría para colocarleentre los más eminentes autores de la música clásica. SuCuarteto es un verdadero mosaico de armonías y de rit-mos que, por lo extraordinarios, originales y caprichosos,dejan asombrado al auditorio, le subyugan, le embelesan,le fanatizan y le obligan a cada paso a batir palmas. Hayen esta obra, verdaderamente monumental y de inter-pretación dificilísima, trozos que parecen trasplantadosde las vegas andaluzas a los bosques noruegos, en que lamelancolía de los cantos legados por los moros se acen-túa y se agranda entre las brumas del Norte, lamentos deun alma enamorada, estrépitos que imitan la furia delhuracán, baladas que enternecen, allegros que traen a lamemoria el bullicio de Carnaval, arranques atrevidos delgenio que colocan a Grieg al nivel de su compatriota ycompañero Svendsen, el celebrado autor de un octetofamoso. A cada parte del cuarteto seguía una ovación paralos Sres. Arbós, Agudo, Gálvez y Rubio, afortunados intér-pretes de esa obra colosal. Los cuatro fueron calurosa-mente felicitados por la infanta Isabel, que desde prime-ra hora asistía a la sesión.

La crítica de El Imparcial concluye elogiando eltrabajo de Tragó, Arbós, Agudo, Gálvez y Rubio, enla interpretación del Quinteto de Schumann29.

En la segunda sesión, celebrada el lunes 17 denoviembre, se interpretó de nuevo el Cuarteto endo mayor de Haydn que ya se había programado enla segunda temporada. Realmente, los músicos dela Sociedad di Camera prestaron poca atención a lasobras de cámara de este autor en sus programacio-nes, a pesar de ser Haydn uno de los primeros cul-tivadores del cuarteto de cuerda. La novedad de

este segundo concierto fue el Trío en mi bemol, Op.40, para piano, violín y violoncello, de Brahms, quecausó buena impresión en el auditorio. Tambiéntuvo una buena acogida el Cuarteto en Mi bemol,Op. 74, de Beethoven, conocido como Cuarteto de"Las arpas".

El crítico de El Imparcial destacaba en su comen-tario al concierto, cómo del Cuarteto de Haydn,interpretado por Arbós, Agudo, Gálvez y Rubio,"mereció especiales honores el Minuetto"; en cuan-to al Trío de Brahms, tuvieron que "repetir los maes-tros el Allegro con brío, que despertó gran entusias-mo en el auditorio. El Scherzo fue muy celebradotambién, sorprendiendo agradablemente la mara-villosa ejecución del trío". Finalmente, el Cuarte-to de Beethoven "fue escuchado con verdaderacomplaciencia por todos los asistentes, que sabo-reaban las bellezas de la obra admirablemente eje-cutada, y reclamaron la repetición del Adagio manon troppo30.

La tercera sesión de la Sociedad di Camera tuvolugar el lunes 24 de noviembre de 1890. Dos fue-ron las obras que la agrupación de cámara presen-tó como primicia. La primera era el Cuarteto enla menor, Op. 41, n° 3, de Schumann, que al con-trario de lo ocurrido en otras ocasiones, agradó alos concurrentes, siendo calificada por la críticacomo una de las obras más claras y poéticas delautor. A pesar de esto, así se pronunciaba sobre ellaEl Liberal:

Uno de los atractivos del programa de anoche fue el Cuar-teto en la mayor (obra 41, núm. 3), de Schumann, ejecu-tado por primera vez en esta temporada. Se repitió elsegundo tiempo Assai agitato, a instancias del público. Laobra en general no produjo el entusiasmo que han pro-ducido otras de su género.

29 E. M. "Salón Romero". El Imparcial (11-X1-1890). 3° "Salón Romero". El Imparcial (18-XI-1890).

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La obra elegida para la segunda parte era laSonata en sol mayor, Op. 13, para piano y violín,de Rubinstein, obra llena de dificultades que Tragóy Arbós sortearon con una ejecución maravillosa.No obstante, la obra no agradó por completo a lacrítica que denunciaba una factura descuidada enla composición. Los aplausos obligaron a repetir elScherzo. El programa de la velada se completó conel Quinteto en do mayor, Op. 23, para dos violines,dos violas y violoncello, de Beethoven, en la inter-pretación de Arbós, Agudo, Gálvez, Cuenca yRubio 31 . La obra "produjo verdadero entusiasmo enel público, especialmente el Adagio molto expresivo",que fue repetido32.

En el cuarto concierto, que tuvo lugar el 1 dediciembre, los tres principales intérpretes, Arbós,Tragó y Rubio, ejecutaron diversas obras a sólo. Elpianista escogió para interpretar en solitario unasVariaciones serias de Mendelssohn. Se interpretó, porcuarta vez en la historia de la Sociedad, el Gran tríoen si bemol de Beethoven, conocido como "El archi-duque", la obra más veces ejecutada y la que másreconocimiento obtuvo del público, gracias a lamagnífica interpretación de Arbós, Tragó y Rubio.El anuncio del programa de este concierto, publi-cado en El Imparcial, era el siguiente:

Primera parteCuarteto en do mayor (núm. 17) para dos violines, violay violoncello, de Mozart. Adagio Allegro, Andante canta-

bile, Menuetto Allegretto, Allegro molto. Sres. Arbós, Agudo,Gálvez y Rubio.Segunda parte1. 0 Zarabanda y Gavota de la VI Sonata para violoncellode Bach. Sr. Rubio.2.° Variaciones serias (obra 54) para piano (I' vez), deMendelssohn. Sr. Tragó.

31 E1 programa del concierto fue anunciado en El Imparcial (24-X1-1890).

32 "Salón Romero". El Liberal (25-X1- 1890).

3.° a Cavatina, para violín, Raff; b Introducción y Rondócapriccioso, idem, Saint- Saens. Sr. Arbós.Tercera parteGran trío en si bemol (obra 97) para piano, violín y violon-

cello, de Beethoven. Allegro moderato, Scherzo. Allegro.-Andante cantabile ma pero con moto.- Allegro moderato; Sres.Tragó, Arbós y Rubio. El salón estará convenientementecaldeado33.

La quinta velada, programada inicialmente parael lunes 8 de diciembre, tuvo que suspenderse tem-poralmente por indisposición de José Tragó. Unavez repuesto el pianista, el lunes 15 de diciembre secelebró el quinto concierto, en el que se interpre-taron obras de Beethoven y Schumann y Brahms.

La novedad del programa la constituía el Quin-teto en mi bemol de Mozart, pero una pasajeraindisposición del viola Cuenca obligó a posponersu interpretación para la siguiente sesión. En sulugar, los intérpretes ejecutaron un Trío en mibemol de Brahms, que ya habían tocado en una delas sesiones anteriores de esta serie. Las otras doscomposiciones ya eran conocidas del público, apesar de lo cual obtuvieron calurosos aplausos delauditorio, especialmente la Sonata en la mayor, Op.69, para piano y violoncello de Beethoven, en la queTragó y Rubio estuvieron muy brillantes. El Quin-teto en mi bemol, Op. 44 de Schumann gozó tam-bién de una buena acogida en la interpretación deTragó, Arbós, Agudo, Gálvez y Rubio.

El Imparcial publicó un breve comentario de lavelada, elogiando, una vez más, el trabajo de laSociedad di Camera. Tras comentar el cambio ini-cial del programa, se comentan las obras siguientes:

La Sonata de Beethoven, en la mayor (ob. 69), a maravi-lla interpretada por los Sres. Tragó y Rubio, fue un verda-dero y legítimo triunfo para estos dos insignes artistas.

33 E1 Imparcial (1-X11-1890).34 El programa fue publicado en El Imparcial (15-X11-1890).

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Especialmente el Scherzo y el Adagio cantabile dieron oca-sión a que el público se entusiasmara hasta el delirio. Nose puede dar interpretación más perfecta. Terminó el actocon el hermoso Quinteto en mi bemol (ob. 44) de Schu-mann, en el cual los Sres. Tragó, Arbós, Agudo, Gálvez yRubio alcanzaron un nuevo triunfo. La sala estaba bri-llantísima. El Sr. Tragó fue objeto de muchas felicitacio-nes por el restablecimiento de su salud35.

La sexta y última sesión de esta tercera serie deconciertos de la Sociedad di Camera, tuvo lugar ellunes, 22 de diciembre de 189036 . El restableci-miento de Cuenca hizo posible que se ejecutara enesta sesión el Quinteto en si bemol de Mozart. Laobra sin embargo fue objeto de debate a su térmi-no por considerarse poco efectista y demasiadosujeta a las formas clásicas. Estas son las palabrasque le dedica El Imparcial:

No hubo discordancia de pareceres en cuanto al méritointrínseco del Quinteto de Mozart estrenado para abrir lasesión. Es ésta una de las últimas obras compuestas por elinsigne y fecundo maestro, y en ella parece haberse apar-tado de todo efectismo, para buscar en las más puras regio-nes del arte la belleza de la forma y la verdad del fondo. Perogran parte del auditorio quizá hubiera preferido menosseveridad y más efectos, y de ahí los debates que promo-vieron los aficionados, y de ahí también el que sólo hayantenido éxito franco el Minuetto y el Allegretto final, dos joyasmusicales. El Allegro inicial y el Andante, aunque aplaudi-dos, no tuvieron tan buena suerte como el resto de la com-posición. De la interpretación, encomendada a los señoresArbás, Agudo, Gálvez, Cuenca y Rubio, no hay que decirsino que fue acertadísima, y nos quedamos cortos.

Posteriormente José Tragó obtuvo grandes ova-ciones al tocar en solitario la Sonata Appasionata deBeethoven.

El pianista obsequió al auditorio tocando unEstudio de Schumann y un Nocturno de Chopin, taly como manifiesta el crítico:

35 E. M. "Salón Romero". El Imparcial (16-XII-1890).36 E1 programa fue anunciado en El Imparcial (22-XII-1890).

Más que aplausos, una no interrumpida serie de ovacio-nes tuvo el Sr. Tragó al ejecutar la incomparable SonataAppasionata de Beethoven. De memoria, el insigne pia-nista interpretó esa dificilísima y monumental obra ni másni menos que si se tratara de uno de esos ejercicios en quesuelen adiestrarse los principiantes. A mayor abunda-miento, y fuera de programa, el Sr. Tragó interpretó, conla maestría que le es propia, un Estudio de Schumann y unNocturno de Chopin. Así el Nocturno, como el Estudio,como la Sonata, produjeron verdadero entusiasmo en elauditorio.

La última obra de la velada, el Cuarteto en solmenor, Op. 25, de Brahms, en la que intervinieronTragó, Arbós, Gálvez y Rubio, fue una brillante des-pedida para finalizar la temporada37.

El comentario de El Imparcial concluye recor-dando la celebración de un concierto extraordina-rio, el lunes 29 de diciembre de 1890, organiza-do para "socorrer con sus productos a la viuda deun teniente coronel de ejército, privada de viude-dad o pensión. Es probable que a ese concierto asis-tan S. M. la reina y la infanta doña Isabel" 38 . Esteconcierto constituye la séptima sesión de esta ter-cera y última serie de conciertos organizado por laSociedad di Camera. En ella tocaron en solitariolos tres principales artífices de la agrupación:Tragó, Arbós y Rubio. Además de las actuacionesde éstos, se ejecutaron obras de conjunto en las queparticiparon los Sres. Romero, Rivera, Arramendiay González.

4. Conclusiones

Debemos valorar la Sociedad de Música Clásicadi Camera como una de las agrupaciones cultiva-doras del repertorio camerístico en Madrid a fina-les del siglo XIX, en la que se integran algunos de

37 E. M. "Salón Romero". El Imparcial (23-XII-1890).38 Ibidem nota anterior.

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Page 16: La Sociedad de Música Clásica di Camera · 2018-08-18 · Marta Almudena Sanchez, "La Sociedad de Música Clásica di Camera'. 1. Primera serie de conciertos: marzo y abril de 1889

Cuadernos de Musica Iberoamericana. Volumen 8-9, 2001

los mejores instrumentistas de su epoca, comoTragó o Fernández Arbós.

La estética predominante en las sesiones fue laromántica, encarnada en obras de compositorescomo Schubert, Schumann, Mendelssohn, Brahmso Raff. Los compositores del periodo clásico apenastuvieron presencia en los programas —salvo Beet-hoven—, sorprendiendo que sólo se programara uncuarteto de Haydn. La agrupación quiso tambiéndar a conocer a compositores todavía desconocidospara el público madrileño como Saint-Saens,Gernsheim o Grieg. Con la interpretación de obrasde estos autores los fundadores del Cuarteto diCamera contribuyeron a la consecución de uno desus objetivos iniciales: la difusión del repertoriocontemporáneo.

Si realizamos un balance de las obras progra-madas, observamos que los compositores másinterpretados por la sociedad fueron Beethoven,

Schumann y Brahms. De los tres, Beethoven fue elcompositor más veces interpretado. A su reperto-rio se dedicaron dos sesiones integras, a lo quedebemos sumar las obras de este compositor que seincluyeron en sesiones ordinarias. Las composi-ciones beethovenianas programadas pertenecen, ensu mayor parte, a su segunda etapa compositiva,habiendo sido escritas entre los arios 1800 y 1815,por lo que poseen ya una clara estética romántica.La única excepción es la Sonata para piano en domenor, Op. 111, compuesta en el último periodo,ya plenamente romántico. Llama también la aten-ción el hecho de que no se interpretó ninguna obracompuesta por compositores españoles.

Tras la conclusión de la tercera serie de sesionesla Sociedad de Música Clásica di Camera se disolvió.Fernández Arbós retornó a su carrera como concer-tista por Europa y Tragó volvió a tomar parte en lasveladas de la Sociedad de Cuartetos de Monasterio.

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