la violencia en colombia

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Luis Ángel Ríos Perea LA VIOLENCIA EN COLOMBIA, un fenómeno complejo e inquietante 2010 ÍNDICE

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Page 1: La violencia en colombia

Luis Ángel Ríos Perea

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un fenómeno complejo e inquietante

2010

ÍNDICE

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Introducción ¿Qué es la violencia? Tipos de violencia Aproximación a la explicación a las actitudes beligerantes y agresivas Origen y evolución de la violencia en Colombia. Posibles alternativas de solución a la problemática violenta en Colombia

INTRODUCCIÓN

La violencia en Colombia, desde mi percepción como filósofo, la concibo como una preocupante realidad que me inquieta profundamente, y pienso que demanda de nosotros un auténtico compromiso para tratar de superarla e intentar posibles salidas a tan compleja y deshumanizante problemática, en cuya solución podríamos ser actores concretos desde la actividad que desempeñemos en nuestra cotidianidad. ―La violencia ha sido una de las constantes que ha determinado la historia de nuestro país‖, reconoció alguna vez el expresidente Ernesto Samper Pizano. Carlos Castillo Cardona, asesor presidencial de éste, afirma que Colombia tiene un nivel alto de violencia, la cual se expresa como una forma inadecuada de resolución de conflictos, y precisa que ―en casos extremos los colombianos resolvemos el conflicto por la vía de la eliminación del contendiente‖. En el presente trabajo me propongo disertar sobre la violencia en general, tratando de definirla desde los ámbitos semántico, psicológico, psiquiátrico, jurídico y filosófico; exponer algunos planteamientos sobre los diversos tipos de violencia (física, psíquica y moral) y la forma sutil como algunas veces se manifiesta; brindar algunas explicaciones desde diversos puntos de vista (filosófico y científico) sobre la actitud beligerante y agresiva, teniendo en cuenta los diferentes aspectos sociales, culturales, ambientales y biológicos que influyen en el comportamiento, como factores implicados en el desarrollo y fortalecimiento de eventuales conductas agresivas o violentas de las personas en general; tratar de determinar el origen y la evolución de la violencia en Colombia desde la Conquista hasta nuestros días, buscando identificar los agentes generadores de ésta; y plantear probables alternativas de solución dentro de las cuales se incluyen, entre otras, la propuesta de la transformación o la desaparición del sistema imperante, la búsqueda de la paz, la implementación de una auténtica administración de justicia y el cambio de la educación autoritaria y tradicional por una educación de vanguardia, democrática y liberadora.

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Me extenderé un poco en el tema relacionado con la aproximación a las explicaciones de la beligerancia y agresividad, con el ánimo de adentrarme en el complejo e insondable enigma del comportamiento humano, para tratar de desentrañar las miserias y grandezas del alma humana, porque tal como nos dice José Saramago en El viaje del elefante ―la dura experiencia de la vida nos ha demostrado que no es aconsejable confiar demasiado en la naturaleza humana, en general‖. ¿Será cierto el aforismo nietzscheano de que ―verdaderamente, el hombre es una corriente impura y cenagosa‖? ―Tras los afanes humanos no hay más que torpe ambición, frivolidad, propósitos criminales en el peor de los casos y estúpidos en el mejor‖, nos dice Fernando Savater. Julio Murillo Llerda reflexiona sobre la malvada naturaleza humana, así:

―—Más que salvajes, preferimos considerarnos bárbaros ilustrados —corrigió Cassel, dando comienzo a un monólogo meditado y sin fisuras—; peripatéticos que reflexionan paseando ante las puertas de un imperio corrupto; herejes o apóstatas que abominan del signo de un tiempo decadente y enfermo; paganos sacrílegos y descreídos. Y al decir pagano no pienso en absoluto en los idólatras politeístas, sino en el concepto de infidelidad y rechazo a la creencia y a la norma imperante, bien sea social, política, económica o religiosa. ¡No es lo mismo, amigo mío: las palabras y los conceptos tienen peso específico! ¡El salvaje de Rousseau es, por antonomasia, puro, inocente, natural y primitivo! ¡Por desgracia, no hay espacio para el buen salvaje en este mundo! ¡A los salvajes los barre la ametralladora o la excavadora! ¡Ojalá, pese a todo, nunca hubiéramos dejado de ser buenos salvajes de mirada limpia! Piénsalo: la civilización no ha conseguido suprimir el mal por la sencilla razón de que es imposible erradicar algo inherente a la condición humana; solo lo ha perfeccionado, en un largo y lamentable viaje, de la caverna al palacio, de la piedra al misil. Apenas una pátina de barniz. Llevamos milenios destilando y reprimiendo esa quintaesencia oscura, que existe y nos habita a todos, al igual que alimentamos de forma inequívoca y en la misma medida el afán por el bien. Ángeles y demonios, eso es lo que somos. Seres escindidos, dobles. Voltaire no se equivocaba. El mal está ahí, incontenible, en el centro del corazón, tras una puerta endeble y sin candado. Por eso, más allá del fácil encaje que supone sumarse a la corriente establecida en la que sobrevive la gente común, siempre a la deriva, siempre zarandeada por las circunstancias, harta pero aquiescente, sometida a dogmas y reglas que obligan a negar una parte del ser, existe la vía socrática, la vía de la skepsis, que empuja a la reflexión y a la indagación profunda… ¡La skepsis es a la vez el motor y el propósito de la búsqueda!”1

Según José Ortega y Gasset, el hombre es una fiera con veleidades de arcángel. En concepto de Sigmund Freud, las personas, como seres paradójicos y complejos, detrás de la apariencia, detrás de la fachada de la conducta visible, escondemos todo un intrincado juego de móviles, deseos y pensamientos inconscientes que revelan el dinamismo último y real de nuestros actos. Gustave Le Bon en su Psicología de las multitudes nos advierte que detrás de las causas confesadas de nuestros actos, existen

1 MURILLO LLERDA, Julio. El club de los filósofos asesinos. http://www.forolesbianastv.com

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causas secretas, ignoradas por todos, y que la mayor parte de nuestros actos cotidianos son efecto de móviles ocultos que escapan a nuestro conocimiento Este ―libro‖ es producto de un trabajo de ―investigación‖ bibliográfica y de campo, de una experiencia laboral superior a la dos décadas como funcionario de una entidad adscrita a la Presidencia de la República de Colombia que tiene, entre sus múltiples actividades, la función de ―prevención y represión del delito‖, del sesudo estudio de la realidad nacional y del análisis y de la reflexión sobre nuestra problemática violenta. Si pretendemos hacer nuestros pequeños o grandes aportes para tratar de construir una cultura de la no violencia (o menos violenta, para no ser tan utópico), tenemos que saber cómo se comportan las personas agresivas. Debemos tener claro que el delito (cualquier conducta activa o pasiva que desborda los marcos de legalidad), antes que ser un ente jurídico, es un acto humano, tal como lo plantea Carrara, brillante teórico del derecho; y que el sujeto violento o agresivo es un ser vivo y activo y no un ente abstracto, fuera de la realidad de las cosas: el criminal es un ser humano, célula del conglomerado social, así como lo concebía Lombroso. El delito, desde el punto de vista jurídico, es cualquier conducta activa o pasiva que desborda los marcos de legalidad; desde el punto de vista social, es una acción comunicativa de impacto peculiar: manera de una persona de hacerse presente, visible y audible, de ganar espacio, de asumir un rol en la vida de la comunidad y de reclamar una nueva forma de sociedad, por medio de maneras violentas de expresión y agresión. El delito es un acto comunicativo, sistemáticamente retroalimentador de la violencia, que afecta negativamente la plenitud del disfrute legítimo de bienes jurídicamente tutelados, y su garantía institucional; acto proveniente de una forma específica de relación entre circunstancias facilitadoras de agresiones y obstaculizaciones de la convivencia. ―El delito es una ―opción‖ o una oportunidad para quien lo comete, pero es precisamente la opción que un ser humano debe descartar porque destruye injustamente las opciones del otro. El delito es una opción indeseable y su mejor antídoto es la existencia de alternativas legítimas‖2.

¿QUÉ ES LA VIOLENCIA? ¿La violencia es un estado de ánimo, una enfermedad mental, una conducta aprendida, una estrategia evolutiva de supervivencia, el resultado de una disfunción neuroquímica o un proceso hereditario impuesto por los genes? Es posible que sí o que no. Los científicos investigan, pero hasta el momento no tienen la respuesta concreta a tan compleja pregunta. Lo que sí es evidente es que la violencia es el fenómeno más preocupante para la mayoría de personas, no sólo colombianas sino de otras naciones del mundo, ya que experimenta encarnaciones inusitadas demasiado virulentas que 2 Estrategia de la Policía Nacional para la Consolidación de la Seguridad Ciudadana. República de Colombia, 2010.

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inquietan a los expertos. El término agresión o violencia es un "concepto muy amplio que incluye desde los motes ofensivos y los insultos hasta el ataque físico"3. El sustantivo ―violencia‖ tiene muchas acepciones, es decir, es una palabra polisémica. El ―Diccionario Larousse”, en el campo semántico, la define como la ―Acción injusta con que se ofende o perjudica a alguien. Manera de actuar contra el natural modo de proceder, haciendo uso excesivo de la fuerza. Acción o efecto de violentarse‖. En el ámbito jurídico señala que es ―la coacción física ejercida sobre una persona para viciar su voluntad y obligarla a ejecutar un acto determinado‖. Por su parte, el Diccionario del a Real Academia del a Lengua Española dice que es la acción y efecto de violentar o violentarse. La acción violenta o contra el natural modo de proceder. La psiquiatría afirma que ―es una expresión patológica de la agresión‖. La psicología general se refiera a ella también como agresión y la define como un ―comportamiento tendiente a causar daño a los demás‖. La describe como una ―característica del psiquismo humano manifestada por una actitud hostil y ofensiva que responde a un desgarramiento del sujeto contra sí mismo o contra los demás‖. La psicología social considera la violencia como agresión, o sea una ―conducta física o verbal que tiene la intención de herir a alguien‖. Desde el vasto horizonte del derecho, que es fuente de salud moral, se caracteriza como una acción ofensiva que comporta la violación de la esfera jurídica de una persona. En el apasionante universo de la filosofía encontramos que la violencia ―es la utilización irracional de la fuerza de los actos, en las palabras o en la expresión del pensamiento‖. Gandhi la define como la negación de esa gran fuerza espiritual, que sólo pueden cultivara y esgrimir quienes detestan completamente la violencia. En un texto de reciente publicación se dice que ―lo que llamamos violencia que es la alteración lesiva y súbita de la salud, la tranquilidad, la vida o la armonía social de las personas, incluida la pérdida de la vida de las víctimas por parte de particulares o servidores públicos armados, al margen de procesos legales y legítimos, o la afectación grave de sus bienes o posesiones…‖4.Todas estas definiciones (al igual que muchas otras) se complementan, por cuanto ninguna encierra en todas sus grandes dimensiones la denotación y la connotación de tan degradante y despreciable vocablo. En concepto de Jorge Alcalde, la agresión es una de las manifestaciones de desigualdad más severa, porque "utiliza las relaciones de poder existentes por edad, jerarquía, posición económica y sociolaboral. El impacto producido en la salud física y mental, así como en el comportamiento del individuo afectado, perdura por largo tiempo e incluso durante toda la vida. Los más afectados han sido, en forma recurrente, los menores de edad". En concepción de Michaud Berkowtiz, la violencia es un proceso interactivo, más que un fenómeno en sí mismo y es definida como conjunto de interacciones antagónicas donde al menos uno de los autores busca lesionar la integridad física o sicológica de otros.

3 ALCALDE, Jorge. Revista ―Muy Interesante”.

4 VALQUI CACHI, Camilo y otros. 11 de septiembre. Las caras de la globalización. Editorial Laguna, México,

2002.

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La cólera o ira genera violencia. La ira, esa pasión del alma que, según la Real Academia de la Lengua Española, mueve a indignación y enojo, es un sentimiento profundamente anclado en la naturaleza humana. En opinión de la psicóloga española Elena García de Guinea, la cólera es consustancial a la persona. ―Está ampliamente aceptado que el niño, ya desde el nacimiento, es potencialmente agresivo y manifiesta sentimientos de enojo: los bebés berreando con rostro congestionado por recibir impacientes su biberón; el tierno infante al forcejear picajoso con un compañero de guardería lucha por arrebatarle el juguete objeto de sus deseos‖5. Sin embargo, la ira moderada y razonable, a veces es necesaria para demarcar y defender la territorialidad y sobrevivir. ―La ira permite a las personas luchar por necesidades, defender causas y obtener energía para alcanzar metas. Pero también tiene su lado oscuro: cuando se sale de control, se intoxica con su propia intensidad y hace daño ya a otros; cuando se reprime, hace daño a quien la siente porque paraliza y desata frustraciones e insatisfacciones; cuando es intelectual su intención no es hacer daño, pero por lo general choca con las aspiraciones de otros‖6.

TIPOS DE VIOLENCIA Sin adentrarnos mucho en este campo (propio de científicos y pensadores), consideramos que existe la violencia física, psíquica, moral, muchas veces infligida de manera sutil, aparentemente imperceptible. Como la violencia física es la más conocida, porque la palpamos, percibimos y experimentamos a diario, trataremos de profundizar más en las restantes manifestaciones de violencia, a veces más degradantes, graves y peligrosas que la física. El fenómeno violento colombiano no sólo es evidente en los asesinatos, en los vejámenes, en las tropelías y en cualquier otro tipo de hechos por fuera de los marcos de legalidad. Sutilmente infligimos o somos víctimas de diversas formas de violencia psíquica y moral, empezando por el Estado que, a través de actos irresponsables y falta de compromiso, no satisface las necesidades de algunos ciudadanos, negándoles derechos fundamentales e inalienables como la educación, el trabajo, la justicia y la salud; impide la generación de reales espacios de participación y conculca otros derechos. ―La responsabilidad pretende endilgarse a una sola parte, a la que tuvo que alzarse en armas haciendo uso de un derecho universal. Pero de manera deliberada y hasta ingenua, no se habla de la responsabilidad de las élites en la violencia, ni de la responsabilidad de los partidos tradicionales, los empresarios que financiaron hasta las guerras sucias, ni de los terratenientes que acumularon mediante la violencia. No se habla de los cuerpos de inteligencia del Estado, ni de la Iglesia que también jugó su papel atizando la guerra…‖7. El Estado es ―el agente que detenta el monopolio de la

5 GARCÍA DE GUINEA, Elena. Revista Muy interesante.

6 Revista Cambio (Colombia), No. 420

7 MÁRQUEZ, Iván. Vocero de las FARC. Entrevista de Marisol Gómez Giraldo. www.eltiempo.com. 25-AGO-13

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violencia legítima dentro de la sociedad‖, señala el reconocido sociólogo Max Weber. ―En una sociedad democrática la función de la ley es la de garantizar la justicia para todos los ciudadanos y, particularmente, para los más desfavorecidos y los más débiles entre ellos‖8. El engaño institucionalizado, como una forma sutil de violencia, se evidencia en las autoridades, en el Gobierno, en el Congreso, en los partidos políticos, en la educación, en la religión, en el sistema capitalista, en la cultura y en la economía al no cumplir con los fines propios de su auténtica naturaleza. Se inflige violencia sutil cuando se oculta la verdad al pueblo; cuando la justicia se convierte en espectáculo; cuando los comandantes de las Fuerzas Militares y los directores de los organismos de seguridad sólo buscan protagonismo; cuando se buscan ―chivos expiatorios‖, en perjuicio, desde luego, de los más débiles y beneficio de los poderosos. Gracias a la irresponsabilidad del sistema imperante germinan fenómenos de desigualdad, injusticia, pauperismo, desempleo, violencia, marginamiento, prostitución, niños de la calle, entre otras lacras sociales; se permite que los monopolios manipulen los medios de información, y que la educación se convierta en un negocio. El sistema, el establecimiento, permite, en apariencia, la libertad de prensa, de educación y de asociación, entre otras ―garantías‖ constitucionales, ―pero los periodistas, los maestros y los sindicalistas están siendo asesinados y han tenido que huir‖, precisa Estanislao Zuleta, y agrega que ―en Colombia nos encontramos con una libertad política habitada por el terror‖9. Su irresponsabilidad facilita y contribuye a la violación de los Derechos Humanos. Es tanta la irresponsabilidad del sistema que confunde las causas de las cosas con las condiciones que las hacen posibles. ―Si un par de sicarios asesina a alguien desde una moto, al día siguiente prohibimos las motos. De la misma manera, confundimos las causas con los efectos, creemos que alterando los efectos corregimos las causas. La delincuencia común generalizada es hija de la miseria y de la exclusión, pero siempre hay alguien interesado en acabar con la delincuencia sin alterar para nada esas condiciones de injusticia. El narcotráfico es fruto de una situación en la cual el trabajo honrado no permite siquiera sobrevivir, mientras el trabajo ilegal es pagado copiosamente por un imperio opulento. Siempre hay alguien que quiere disipar el efecto sin modificar para nada la causa. La proliferación de vendedores ambulantes es fruto de la falta de alternativas formales de supervivencia. Siempre hay alguien que cree que la solución es echarles la policía o encerrarlos en sótanos donde no puedan competir. Y es tan grave la miseria mental de algunos, que se llega a pensar seriamente que la causa de la pobreza es que haya pobres, y que por lo tanto la solución es acabar con ellos, eso sí, a medianoche y en la oscuridad… Quienes se empeñan todo el día en negar que la

8 MULLER, Jean-Marie. La no violencia como filosofía y como estrategia.

http://www.palabracubana.org/2008-02/no-violencia.htm 9 ZULETA, Estanislao. Educación y democracia. Un campo de combate.

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responsabilidad de los males sociales le pueda ser imputada a los privilegiados (los únicos que tuvieron en sus manos la posibilidad de humanizar un poco el modelo), siempre están dispuestos a vociferar que la culpa de la pobreza está en los pobres, la culpa de la delincuencia en los delincuentes y la culpa de los sicarios en las motos que los llevan a cumplir sus crímenes‖10. Jocosa, mordaz e irónicamente, uno de los personajes de un acérrimo crítico del establecimiento, Álvaro Salom Becerra, nos dice: ―Lloro de rabia, de impotencia, de coraje... y no lloro por mí... Lloro por este pueblo infeliz, analfabeto y muerto de hambre, que lo han explotado y engañado sin lástima toda la vida"11. La corrupción, como forma sutil de violencia, es uno de los fenómenos que más afecta el desarrollo, la convivencia y la paz en Colombia. La guerrilla, a pesar de su accionar violento, no le causa tanto daño al país como la corrupción. Una bomba colocada a una torre de energía no ocasiona tantas pérdidas como las generadas por el robo en una empresa de energía por parte de sus directivos o contratistas, dado que se retrasa por años el progreso de una región. En este sentido llama nuestra atención el reconocido periodista y estadista Carlos Lemos Simmonds cuando afirma que la delincuencia organizada causa muertes, pero que "el número de las que ocasiona el funcionario o el contratista corrompidos que, por sus malos manejos, deja sin agua potable una ciudad o una población, es muchísimo mayor. Cuando el empleado venal roba o deja robar en una empresa de acueducto... está provocando la muerte de millares de niños que, de consumir agua bien tratada y en un ambiente sano, habrían podido gozar de una vida normal"12. Los funcionarios corruptos e ímprobos, con sus despreciables procedimientos, son potenciales asesinos. Cada funcionario corrupto o contratista corruptor es un potencial homicida tan despreciable y letal como el que activa una bomba en un sitio concurrido. "El burócrata deshonesto es un sicario de cuello blanco y un terrorista incrustado en la Administración"13. El brillante periodista y reconocido intelectual Antonio Caballero, quien afirma ser de izquierda ―no por necesidad como los pobres, sino por libertad y ansias de libertad‖, considera que en Colombia el saqueo está democráticamente distribuido. ―El Estado protege el saqueo de los saqueadores de arriba, y es a su vez saqueado por esos saqueadores de arriba y también de los de abajo. Es saqueado por los ministros y por los más insignificantes obreros de Ecopetrol o de Colpuertos‖14. A estas precisiones agrega Ospina que ―si hay algo que nadie ignora es que el país está en muy malas manos. Quienes se dicen representantes de la voluntad nacional son para las grandes mayorías de la población personas indignas de confianza, meros negociantes, vividores que no se identifican con el país y que no buscan su grandeza. Pero ello no es nuevo‖15.

10

OSPINA, William. ¿Dónde está la franja amarilla? 11

SALOM BECERRA, Álvaro. Al pueblo nunca le toca. 12

LEMOS SIMMONDS, Carlos. El Estado ladrón. 13

Ibídem. 14

CABALLERO, Antonio. Patadas de ahorcado. 15

OSPINA, William. Ob. Cit.

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El mismo Caballero piensa que el Estado colombiano es ilegítimo y generador de violencia porque muchas de las elecciones han sido tramposas, tergiversadas y fraudulentas, y que los sucesivos gobiernos han recurrido casi sin cesar a la violencia para imponerse o mantenerse. Aclara que ―en sus orígenes el Estado colombiano no es legítimo‖; pero sostiene que ―a la hora de la práctica política, ha sabido actuar de manera completamente ilegítima‖. Afirma que el gobierno ha mantenido prácticas violentas en la dinámica de conservar el poder. ―En los últimos 50 años, por lo menos, ningún gobierno colombiano ha renunciado a la utilización de la violencia para reprimir, no digamos algún tipo de sublevación, sino de oposición a su capricho: contra los médicos en huelga, contra los campesinos que hacen marchas de protesta, contra los disidentes, contra los discrepantes, contra los críticos. Contra la gente en general‖16. Caballero sostiene que muchos gobiernos han utilizado el instrumento del Estado para hacer de Colombia este país invivible en el cual vivimos. Considera que el sistema colombiano: capitalismo sometido, dependiente y corrupto, de farsa democrática y violencia desenfrenada, no ha sido benéfico par la sociedad. En este sentido el aludido Ospina sostiene que ―el Estado, omnipotente a la hora de imponer tributos y de reprimir descontentos, es la impotencia misma a la hora de impedir saqueos, de moderar depredaciones y de proteger el patrimonio. Y ello porque en realidad no es un Estado que represente una voluntad nacional, y que pueda apoyarse en ella para esas grandes decisiones que exigen en nombre de todos poner freno a la codicia de unos cuantos, sino que representa sólo intereses mezquinos y está hecho para defenderlos, a veces, incluso, con ferocidad‖17. El reconocido intelectual colombiano Alfredo Molano Bravo18, sobre el particular sostiene que son tan delincuentes los narcotraficantes como los banqueros; los ladrones de "cuello blanco" como los boleteadores; tan asesino como el violador y homicida de una niña en una Estación de Policía en Bogotá como los de un líder sindical, los del crimen cualquiera como los de la matanza de Tacueyó (Cauca). "La delincuencia común parece ser la delincuencia individual, la que no se hace socialmente que es la política. Pero en el fondo es la misma, la que desconoce lo público, llámese derecho fuerza, porque ésta debe ser un monopolio de lo público"19. El impacto de la corrupción trasciende las fronteras patrias y en el exterior perciben el fenómeno como se demuestra en un artículo del filósofo español Fernando Savater, quien al preguntarse por los gobernantes colombianos, responde que ―arrastrando la mala fama de pasadas pero aún muy presentes corrupciones, se ven atrapados entre las exigencias de Estados Unidos… y la presión de las guerrillas…20‖ Maurice Joly, siguiendo el pensamiento de Maquiavelo, se pregunta: ―¿Tiene acaso la política algo que ver con la moral? ¿Habéis

16

CABALLERO, Antonio. Ob. Cit. 17

OSPINA, William. Ob. Cit. 18

BRAVO MOLANO, Alfredo. Prólogo del libro "Conflicto Social y Violencia: notas para una discusión", de

Fernán González. 19

Ibídem. 20

SAVATER, Fernando. Lecturas Dominicales. El Tiempo. 19/DIC/99.

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visto alguna vez un Estado que se guiase de acuerdo con los principios rectores de la moral privada?‖21 Lo que el filósofo Louis Althusser denomina ―aparatos ideológicos de Estado‖ (medios de información, religión, escuela, aparato jurídico, etc., que sólo buscan la adaptación de los inconformes al sistema imperante) y las que el filósofo Michel Foucault llama ―instituciones de clausura‖ (cárceles, hospitales, clínicas, etc.) también ejercen violencia subrepticia. El capitalismo ejerce su control sobre los medios de información, que, junto con el sistema educativo, le permiten establecer un sentimiento de legitimidad y apoyo de sus instituciones. En fin, son muchas las fuentes generadoras de violencia psíquica y moral, encabezadas por el sistema social, político y económico que aliena, oprime, masifica e instrumentaliza. ―En la actualidad, las formas más temibles de violencia no son las espectaculares, las que muestran a las claras todo su horror; son las que minan de forma paulatina y subrepticia la capacidad creadora del hombre y lo dejan a merced de los afanosos de poder‖22. El filósofo Fernando Estrada Gallego sostiene que ―hablamos de múltiples violencias, porque experimentamos expresiones de agresividad muy poco visibles, tales como el maltrato psicológico, el boleteo, la vacuna, la amenaza, el machismo, la marginalidad, el desplazamiento, la desescolaridad, la iniciación de menores en la prostitución, el acoso sexual, etcétera‖23. Sobre la violencia moral o la coacción, el brillante jurisconsulto Horacio Gómez Aristizábal nos advierte que ésta ―representa la construcción que un mal grave e inminente ejerce sobre el espíritu humano, violentando sus determinaciones‖24. El brillante psicoanalista alemán Erich Fromm (conocido como el "Psicoanalista de la Sociedad Moderna‖) afirma que hay cinco formas de violencia: juguetona o lúdica, reactiva, vengativa, compensadora y de sangre o arcaica. La violencia juguetona o lúdica no es patológica. Se ejerce para ostentar destreza, no para destruir. No está motivada por el impulso destructor. Se encuentra en los juegos de guerreros y en la esgrima. Su finalidad no es matar. Su motivación principal es "el despliegue de destreza, no la destructividad". La violencia reactiva es "la que se emplea en la defensa de la vida, de la libertad, de la dignidad, de la propiedad". Tiene sus raíces en el miedo y es una de las formas más frecuentes de violencia. Está al servicio de la vida, de la muerte. Busca la conservación, no la destrucción. Su finalidad es evitar el daño que amenaza; por eso sirve a la supervivencia. La violencia vengativa no tiene función defensiva. La persona productiva no la siente. "Aun cuando haya sido dañada, insultada o lastimada, el proceso mismo de vivir productivamente le hace alejar el daño del pasado. La capacidad

21

JOLY, Maurice. Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Mostesquie. 22

LOPEZ QUINTAS, Alfonso. Manipulación del hombre a través del lenguaje. http://www.riial.org 23

ESTRADA GALLEGO, Fernando. ―El Dominical”. Vanguardia Liberal. 4/FEB/01. 24

GÓMEZ ARISTIZÁBAL, Horacio. Diccionario Jurídico Penal.

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de producir resulta más fuerte que el deseo de venganza". La persona madura y productiva es menos propensa al deseo de venganza que la persona neurótica. La violencia compensadora es el resultado de una vida no vivida y mutilada. Puede suprimirla el miedo al castigo, y desviada por espectáculos y diversiones de todo género. Cuando el hombre no puede explotar sus potencialidades, recurre a la violencia compensadora. Como remedio el hombre debe desarrollar su potencial creador, su capacidad para hacer uso productivo de sus facultades. La violencia compensadora no está al servicio de la vida; "es el sustituto patológico de la vida; indica la invalidez y la vaciedad de la vida". La violencia arcaica "no es la violencia del impotente; es la sed de sangre del hombre que aún no está completamente envuelto en su vínculo con la naturaleza"25. Precisa que ―el hombre tiene un potencial de violencia destructora y sádica porque es humano, porque no es una cosa, y porque tiene que tratar de destruir la vida si no puede crearla‖, y agregar que ―su pasión de matar es una forma de trascender la vida‖26. Así mismo, este brillante sicoanalista y sociólogo alemán, en su libro El Corazón del hombre27, plantea que en el individuo existen tres tendencias en contra de la vida: la necrofilia –amor a la muerte- (que se opone a la biofilia: amor a la vida), el narcicismo y la fijación simbiótica en la madre. Estas tendencias, llevadas a su extremo de malignidad, constituyen el ―síndrome de decadencia‖, el cual representa la esencia del mal y es ―el estado patológico más grave y raíz de la destructividad e inhumanidad más depravadas‖. La persona que sufre el síndrome de decadencia es mala, ―ya que traiciona a la vida y el crecimiento y es devota de la muerte y de la invalidez‖. Como secuela de este síndrome ―Hay muchos que medran sobre la violencia, el odio, el racismo y el nacionalismo narcisista, y que sufren de este síndrome. Son los líderes de la violencia, la guerra y la destrucción, o sus ‗verdaderos creyentes‘…En realidad, la guerra y un ambiente de violencia es la situación en que la persona con el ‗síndrome de decadencia‘ es plenamente ella misma. Es lo más probable que sea sólo una minoría de la población la que es movida por este síndrome… Es importante, por lo tanto, que se les reconozca por lo que son: individuos que aman la muerte, que tienen miedo a la independencia, para quienes sólo son reales las necesidades de su grupo‖. En sus formas malignas o extremas operan contra la vida y el crecimiento y a favor del antagonismo, la destrucción y la muerte. El individuo necrófilo, el que ama la muerte y odia la vida, siente atracción por los cadáveres, lo marchito, la basura, es decir, todo aquello que no tiene vida. ―Los

25

FROM. Erich. El corazón del hombre (Su potencia para el bien y el mal). Fondo de Cultura Económica, México,

1985. 26

Ibídem. 27

Ibídem.

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necrófilos son individuos aficionados a hablar de enfermedades, de entierros, de muertes‖. Les fascina la destrucción y lo que se relacione con la muerte. Se caracteriza porque se interesa por el pasado y nunca por el futuro; ama la fuerza, el poder, lo que no crece, lo mecánico, el control; lo atraen la oscuridad y la noche, todo lo que se aparte de la vida o se dirige contra ella; desea matar, tiene culto a la fuerza, le atrae la muerte, la inmundicia, el sadismo… ―Sus emociones son esencialmente son esencialmente sentimentales, es decir, alimentan el recuerdo de emociones que tuvieron ayer, o que creen que tuvieron… Sus valores son exactamente lo contrario de los valores que relacionamos con la vida normal: no la vida, sino la muerte los anima y satisface‖. Como el necrófilo ama la muerte, ama la fuerza, que es su modo de vida. Para él sólo hay poderosos e impotentes, matadores y muertos. Ama a los mataderos y desprecia a los muertos. Desea convertir lo orgánico e inorgánico, y quiere ver la vida mecánicamente, convirtiendo las personas en cosas. ―Todos los procesos, sentimientos y pensamientos de la vida se transforman en cosas‖. Tener es lo que cuenta, cueste lo que cueste. Es controlador, temeroso y tiene su propia concepción de justicia. ―Ama el control, y en el acto de controlar mata la vida. Se siente profundamente temeroso ante la vida, porque por su misma naturaleza es desordenada e incontrolable… Para el individuo necrófilo justicia significa reparto correcto, y está dispuesto a matar o morir en obsequio de lo que llama justicia‖. El necrófilo se puede reconocer por sus gestos. ―Es frío, tiene una piel que parece muerta y con frecuencia su cara tiene una expresión como si estuviera oliendo un mal olor… Es ordenado, obsesivo, pedante… Sus valores supremos eran la obediencia y el funcionamiento adecuado de la organización. En síntesis, precisa Fromm que ―la necrofilia constituye una orientación fundamental; es la única respuesta a la vida que está en completa oposición con la vida; es la orientación hacia la vida más morbosa y más peligrosa de que es capaz el hombre. Es la verdadera perversión: aunque se está vivo, no es la vida sino la muerte lo que se ama, no el crecimiento, sino la destrucción‖. El individuo narcisista, impulsado por su libido (energía del instinto sexual o fuerzas cargas que motivan la conducta humana) o energía psíquica, es megalomaníaco y quiere el poder absoluto; ―su palabra es el juicio definitivo sobre todo, incluidas la vida y la muerte; parece no haber límite a su capacidad de hacer lo que quieren. Son dioses, sin más limitaciones que la enfermedad, la vejez y la muerte. Tratan de encontrar solución al problema de la existencia humana con el intento desesperado de trascender sus limitaciones. Tratan de fingir que no hay límite para su concupiscencia y su poder, y duermen con incontables mujeres, matan a innumerables hombres, construyen castillos en todas partes, ‗quieren la luna‟, „quieren lo imposible‟‖. Esto es demencia, aun cuando sea un intento de resolver el problema de la existencia fingiendo que no se es humano. Es una demencia que tiende a crecer durante toda la vida de la persona afectada. Cuanto más trata de ser dios, más se aísla de la especie humana; este aislamiento la hace más

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temerosa, todo el mundo se convierte en enemigo suyo, y, para hacer frente al miedo resultante, tiene que aumentar su poder, su crueldad y su narcisismo‖. El narcisista, como está en contra de la realidad o fuera de la realidad, no percibe la realidad del otro como diferente de la suya; sólo se interesa por sí mismo. Es incapaz de amar al otro en su peculiaridad y en su diferencia. ―Este individuo es típico para muchos que están preocupados consigo mismos y que prestan poca atención a los demás salvo como ecos de ellos mismos‖. El sujeto que padece la patología del narcisismo es vanidoso y obsesionado por su cuerpo y su belleza física (enamorado de su propia imagen); se expresa de manera trivial y piensa que emite expresiones importantes; no escucha a los demás, ni se interesa por el decir de éstos; es susceptible a la crítica y no se interesa por el mundo exterior; profesa culto a sus ídolos; es destructivo; deforma los juicios racionales, y sus juicios de valor son prejuiciosos y tendenciosos; tiene a valorar su producción elevadamente; tiene dificultades para pensar y juzgar; es tendencioso contra lo que no es él ni es suyo; el mundo exterior (su no yo) le parece peligroso e inferior; siente la crítica como un ataque hostil; si siente herido su narcisismo se siente amenazado en toda su existencia; y se comporta con ínfulas de omnisciente y omnipotente. El narcisismo social o narcisismo de grupo es fuente de violencia y de guerra. Se expresa en formas religiosas, nacionales, sociales y políticas, profundamente intolerantes. ―Protestantes contra católicos, franceses contra alemanes, blancos contra negros, arios contra no arios, comunistas contra capitalistas; aunque los contenidos son diferentes, psicológicamente tratamos con el mismo fenómeno narcisista y el fanatismo y la destrucción que de él resultan‖. Este tipo de narcisismo carece de objetividad y juicio racional. ―Se unen unas pocas briznas de verdad, pero el todo que se forma de esa suerte consiste en falsedades y mentiras. Si las acciones políticas se basan en autoglorificaciones narcisistas, la falta de objetividad conduce con frecuencia a consecuencias desastrosas‖. Es antagónico del amor y de la razón. Como no permite ver la realidad objetiva, como es, restringe la razón y el amor. ―Los dos individuos conservan su narcisismo, no tienen interés verdadero y profundo el uno por el otro (por no hablar de un tercero), siguen siendo susceptibles y desconfiados, y es muy probable que cada uno de ellos sienta la necesidad de una persona nueva que pueda darle una fresca satisfacción narcisista. Para el individuo narcisista, el copartícipe no es nunca una persona por derecho propio ni en su plena realidad. Existe sólo como una sombra del ego narcisistamente inflado del copartícipe. Por otra parte, el amor no patológico no se basa en el narcisismo mutuo‖. El sujeto afectado por la fijación incestuoso a la madre o simbiosis incestuosa no siente amor, es dependiente y temeroso; no es libre de ser él mismo, de tener una convicción propia y de entregarse a algo. ―No puede abrirse al mundo, ni puede admitirlo; está siempre en la cárcel de la fijación materna, racial, nacional o religiosa. El hombre sólo

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nace plenamente y es, en consecuencia, libre para avanzar y ser él mismo, en el grado en que se libera de todas las formas de fijación incestuosa… En la medida en que el individuo no se ha desprendido plenamente del vientre o del pecho de la madre, no es libre para relacionarse con otros ni para amarlos‖. Lo opuesto a la simbiosis incestuosa es independencia y libertad. La mezcla de simbiosis incestuosa y narcisismo ―es lo que explica el poder y la irracionalidad de todo fanatismo nacional, racial, religioso y político… El anhelo de volver al seno materno y al pasado es al mismo tiempo el anhelo de muerte y destrucción… Narcisismo, muerte e incesto fueron la mezcla fatal que hicieron de un hombre como Hitler uno de los enemigos de la humanidad y de la vida‖. Según Sigmund Freud, el instinto de conservación en todo ser viviente se halla en curiosa contradicción con la hipótesis de que la total vida instintiva sirve para llevar al ser viviente hacia la muerte. La importancia teórica de los instintos de conservación y poder se hace más pequeña, vista a esta luz; son instintos parciales destinados a asegurar al organismo su peculiar camino hacia la muerte y mantener alejadas todas las posibilidades no inmanentes del retorno a lo inorgánico. Para sobrevivir se requiere de cierta "agresividad", pero ignoramos cuáles son los límites entre la agresividad "necesaria" y la agresividad contraproducente. El médico Jaime Luis Gutiérrez Giraldo considera que la agresividad, además de protegernos contra los ataques externos, es la base de la realización intelectual, "de la necesaria independencia personal y de la propia estimulación". El historiador Edwar Gibbon, citado por Gutiérrez Giraldo, distingue dos inclinaciones: el amor al placer y el amor a la acción. "El amor al placer es depurado por el arte y por el estudio, mejorado por los correctivos del trato social y corregido por la justa consideración que exigen la templanza... El amor a la acción es un principio de naturaleza mucho más fuerte y dudosa. Con frecuencia conduce a la ira, a la ambición y a la venganza, pero cuando es dirigido por un sentimiento de circunspección y de benevolencia, se convierte en el padre de todas las virtudes... Podemos atribuir al amor al placer la mayoría de las cualidades agradables y al amor a la acción la mayoría de las cualidades útiles y respetables". En las partes más valiosas y esenciales del esfuerzo humano propician las más deplorables manifestaciones de agresividad humana. Para Gutiérrez Giraldo, sin su aspecto agresivo de su naturaleza, "el hombre sería incapaz de dirigir el curso de su vida, o de influir sobre el mundo que lo rodea. De no ser por ese componente de agresividad, el hombre no habría logrado su estado actual de desarrollo y de tecnología, y lo más probable hubiera sido que no habría sobrevivido como especie"28. Sin embargo, el filósofo Maquiavelo sostiene que ―el amor, la fuerza que todo anima y vivifica, poco o nada representa para el populacho. Por el contrario, en medio de la torpeza y la malicia, aquellos hombres y mujeres apenas reconocen las instrucciones imperativas de su bajo 28

GUTIÉRREZ GIRALDO, Jaime. Cavilaciones, el arte vivir exitosamente.

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vientre. En cambio, el dolor y el miedo sí los conmocionan y transforman; bajo su influjo se vuelven manejables, disciplinados y obedientes… El miedo es saludable…29‖ En nombre del supuesto amor que dicen sentir algunas personas se han cometido vejámenes y tropelías. El psicólogo Walter Riso sostiene que ―matamos por amor, nos suicidamos por amor, peleamos por amor, nos anulamos por amor, robamos por amor y sobornamos por amor. El reino del amor es posiblemente el que más sangre ha derramado en la historia de la humanidad…‖30. Por amor se siente envidia y se desea el mal a los demás. Amar a otra persona es muy complejo porque interviene el placer y el dolor con sus concomitantes consecuencias. El hombre es tan paradójico y complejo que es un tirano no sólo en el odio sino en el amor. ―Un hombre enamorado se convierte en un horrible tirano. Los celos son una manifestación de tiranía en forma pasiva. Una persona celosa es un tiranizador que vive en un mundo de ficción y de alucinación‖, precisa el filósofo Nicolás Berdiaev, y sentencia que ―un amor enfermizo es la forma más horrible de tiranía‖31. Es tan parodójico, que las mismas razones que nos aproximan a los demás pueden hacer que éstos se conviertan en nuestros enemigos. Los intereses que nos unen nos enfrentan. ―Lo mismo que nos une –nuestros intereses-, es también lo que nos separa, nos personaliza y quizá antes o después nos enfrente‖32. Los padres de familia y los educadores que maltratan física, psíquica, moral o verbalmente a los niños engendran violencia, porque están matando al hombre del mañana. Sobre esta irrefutable realidad existen muchos tratados científicos. El sicólogo social E. Aroson asegura que ―a los niños a quienes se castiga con dureza se convierten al crecer en adultos dados a la violencia‖33. El sicólogo Heinz Dirks señala que aparecen rasgos agresivos cuando, ―a causa de un régimen excesivamente severo o de un castigo muy duro, se acumulan durante mucho tiempo los impulsos sensitivos‖34. Jorge Alcalde sostiene que "los niños y las niñas maltratados tienen muchas probabilidades de convertirse en maltratadores adultos o de terminar relacionándose con parejas violentas"35. Incluso la contaminación ambiental produce violencia en el niño. Según investigadores, los niños que viven en ciudades contaminadas con plomo son más violentos. Muchos de esos tratados nos han dejado claro, entre otros saberes sobre el particular, que el niño a quien nadie ama tampoco ama a nadie. Si nadie se identifica con los problemas de un niño, tampoco él se identificará con los problemas ajenos. El

29

MAQUIAVELO, Nicolás. El príncipe. 30

RISSO, Walter. Deshojando margaritas. 31

CARDONA LONDOÑO, Antonio. SEEK CHOUE, Young. La ciudadanía mundial. 32

SAVATER, Fernando. Las preguntas de la vida. 33

AROSON, E. La sociedad animal. 34

DIRKS, Heinz. La sicología descubre al hombre. 35

ALCALDE, Jorge. Ob. Cit.

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comportamiento incoherente de los padres explica algunas veces muchos trastornos de la personalidad antisocial. Algunas veces los padres de esos individuos los castigaron por ser malos, otras veces no lo hicieron. Algunas veces se preocuparon por ellos y les dedicaron mucha atención, otras veces los ignoraron, obligándolos a ser independientes prematuramente. Como quiera que uno de los fenómenos más evidente sea la violencia intrafamiliar, destacamos que ésta se manifiesta como maltrato físico y moral entre cónyuges, castigos drásticos a los hijos y abuso sexual. "Los golpes, las palabras agresivas, los chantajes, humillaciones, burlas, son dolorosamente el pan de cada día en la vida cotidiana de innumerables familias colombianas"36. Esta problemática muestra a los miembros de la familia maltratados con actitudes y comportamientos violentos, y como personas cargadas de dolor y rabia por las agresiones recibidas. "Este panorama de agresión y violencia al interior de las familias ha generado en Colombia una mentalidad proclive a la solución violenta de las diferencias, con consecuencias en los espacios públicos donde se manifiesta como violencia social y con gran incidencia en la violencia armada que vive el país"37. Muchos de los jóvenes que se vinculan a la guerrilla arguyen que la violencia que se vive al interior de sus familias es una de las causas que motivaron esa decisión. "Manifiestan con mucho dolor la tragedia de su infancia, donde los golpes, las carencias afectivas, las humillaciones... fueron un factor fundamental para aceptar insertarse en grupos alzados en armas que les prometieron una mejor vida y futuro"38. La violencia sexual es un factor degradante que ocasiona graves y permanentes consecuencias a la víctima. "La vergüenza, el estigma social y el rechazo por parte de la familia, hacen que la víctima sea culpabilizada, generándose sentimientos de ambivalencia que propician el agravamiento de la violencia intrafamiliar, con secuelas emocionales y sociales muy difíciles de reparar"39. Los mal llamados ―medios de comunicación‖, que en realidad son medios de información, generan discreta violencia al difundir las noticias que le convienen a los monopolios o al sistema dominante. Es universalmente admitido el poder de los medios de información de masas para crear estados de opinión. De hecho, hay muchas personas que, en la práctica, son manipuladas en contra de su voluntad. Los ―actores‖ de los medios de información, especialmente periodistas, desconocen que ―el periodismo debe ser una antorcha que ilumine y no una tea que incendie‖, tal como lo aconsejaba el expresidente Eduardo Santos. Uno de los graves problemas de nuestra sociedad obedece a un deterioro de los lenguajes colectivos, y los medios de información están contribuyendo a degenerar la representación colectiva de vida social y de vida ética. Hay comunicadores que alimentan el acto violento

36

ORTIZ PÉREZ, Isabel. El Dominical. Vanguardia Liberal. 24/NOV/02. 37

Ibídem. 38

Ibídem. 39

Ibídem.

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a través de la palabra. Mientras no reconozcamos los vínculos que hay entre la palabra y lo que ella implica para los oyentes, existe una forma irresponsable de asumir el decir. ―La sociedad, como una telaraña de nudos y retruécanos, de grupos e intereses políticos y económicos, en tanto productora de sus propias imágenes, genera sus mecanismos ideológicos de legitimación y prohija, al mismo tiempo, en los subterfugios y subterráneos de la ilegalidad, las formas ideológicas relativas a su propio cuestionamiento, y muestra también las formas desviadas de su crecimiento y desarrollo. Así, los medios de comunicación han sido capaces de mostrar, de forma directa e indirecta y a pesar del sensacionalismo y de los espejos cóncavos, las retorsiones de una sociedad convulsionada. Pero hay que advertir que la actividad periodística es, siempre, una esfera en la que la sociedad y la población se miran, se reflejan y se expresan, con su multitud de problemas, vicios, valores, virtudes y contradicciones. Y en este sentido, la prensa escrita, además de la radio, entre otras instituciones de la massmediación, han sido cruciales para la reproducción, el fomento, la aceptación y la tolerancia de esta forma compulsiva de desviación social‖40. William Ospina señala lo siguiente:

“Nada es más omnipresente que la información, pero hay que decir que los medios tejen cotidianamente sobre el mundo algo que tendríamos que llamar “la telaraña de lo infausto”. El periodismo está hecho sobre todo para contarnos lo malo que ocurre, de manera que si un hombre sale de su casa, recorre la ciudad, cumple todos sus deberes, y vuelve apaciblemente a los suyos al atardecer, eso no producirá ninguna noticia. El cubrimiento periodístico suele tender, sobre el planeta, la red fosforescente de las desdichas, y lo que menos se cuenta es lo que sale bien. Nada tendrá tanta publicidad como el crimen, tanta difusión como lo accidental, nada será más imperceptible que lo normal. En otros tiempos, la humanidad no contaba con el millón de ojos de mosca de los medios zumbando desvelados sobre las cosas, y es posible que ninguna época de la historia haya vivido tan asfixiada como esta por la acumulación de evidencias atroces sobre la condición humana. Ahora todo quiere ser espectáculo, la arquitectura quiere ser espectáculo, la caridad quiere ser espectáculo, la intimidad quiere ser espectáculo, y una parte inquietante de ese espectáculo es la caravana de las desgracias planetarias… El periodismo no nos ha vuelto informados sino noveleros; la propia dinámica de su labor ha hecho que las cosas sólo nos interesen por su novedad: si no ocurrieron ayer sino anteayer ya no tienen la misma importancia”41.

Los medios de ―comunicación”, como agentes socializadores, en determinadas circunstancias tienen demasiada responsabilidad en la generación de esquemas violentos, debido al lenguaje que manejan, muchas veces de manera inadecuada, atendiendo las demandas del mundo consumista. En donde más se evidencia este aserto es en algunas transmisiones deportivas. En el fútbol, por ejemplo, se utilizan de manera vehemente términos bélicos (que tienen demasiada carga semántica) como ―riflazo”, “balazo”, “mortero”, “bombardero”, “tiro”, "disparo", “cañonazo”, “puñetazo”, "ataque",

40

CORDOBA, Nery. La subcultura del “narco”: la fuerza de la transgresión. www.culturayrs.org.mx. 41

OSPINA, William. Preguntas para una nueva educación. www.metas2021.org

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"contraataque", “contragolpe", "retaguardia", “volante ofensivo”, etc., y apodos como el “rifle” Andrade, el “bombardero” Valenciano, el “mortero” Aravena… Algunos ―comentaristas‖ llaman a sus programas ―La Polémica‖, tal vez ignorando que su mismo nombre invita a la disputa, porque el térmico ―polémico‖ (de donde viene ―polémica‖) se define como el carácter de todo aquello que suscita discusión o controversia. En su origen griego, la polémica era el arte de tomar y defender, como estrategia militar; posteriormente se hizo extensivo al arte de argumentar y refutar. En el ciclismo con expresiones como: "Lanzó un feroz ataque". "Los mató a todos". "Pulverizó el reloj". ―Se armó una leñera en el pelotón‖. ―El Caníbal‖. Muchos de los términos utilizados en el deporte provienen de lenguaje propio de la guerra. Estas emisiones radiales o televisivas son percibidas por sectores populares, en su gran mayoría, segmentos de la sociedad fáciles de masificar, influenciar y alienar. Términos que, según expertos, forman parte de su acervo léxico y se arraigan en el inconsciente colectivo. Muchos de los deportes que se practican en nuestro entorno se convierten, en reiteradas ocasiones, en escenarios para las manifestaciones de violencia: fútbol, boxeo, baloncesto, etc. El fútbol (el deporte más popular en nuestro medio), considerado como el rey del deporte, a veces es el "deporte rey de la agresión". Jorge Alcalde sostiene que "aunque la violencia puede brotar en cualquier competición deportiva, el fútbol es la modalidad de mayor riesgo en la actualidad"42. Sus causas podrían ser la tendencia de los fanáticos (mal llamados "hinchas") a sentirse integrantes de un clan, el aumento del contacto físico agresivo entre jugadores, la desinhibición en un entorno masivo y el consumo de alcohol, drogas y sustancias dopantes. ¿Qué decir de la violencia de otros seudodeportes como el toreo, las riñas de gallos, el coleo y la "despescuezada" de gallos y de gansos? Estas son las 10 fiestas más crueles en las que se maltratan animales: 1.- El toro de la Vega. Se celebra el segundo martes de septiembre en la localidad vallisoletana de Tordesillas. El día elegido, el toro es perseguido en la vega del río Duero por lanceros a caballo que tienen que matarlo acorralándolo y atravesándolo con las lanzas. El que logra dar el lanzazo de gracia al animal es reconocido casi como un héroe en el pueblo. 2.- El toro júbilo. Se celebra en noviembre en las calles de Medinaceli, en Soria, España. El toro es atado por los cuernos para inmovilizarlo y encajarle así en la cabeza unos artilugios metálicos con grandes bolas de material inflamable. Cada vez que se celebra el animal sufre graves quemaduras y un gran estrés. Los defensores de esta fiesta alegan que al astado se le da una crema de barro para que no sufra quemaduras y que se ha eliminado la tradición de matar al toro tras el encierro nocturno que realiza con sus cuernos envueltos en llamas. 42

ALCALDE, Jorge. Ob. Cit.

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3.- Toros enmaromados. También conocidos como toros ensogados. Las reses son sujetadas por la cabeza para atarles los cuernos. Luego son arrastrados por las calles para regocijo de quienes corren junto al animal. Estas sogas producen grandes traumatismos en la cepa del cuerno y profundos desgarros en los músculos del cuello. Estos festejos son típicos en Aragón, Navarra, La Rioja, Andalucía y Valencia pero sobre todo, en Castilla y León. El más famoso es el de Benavente, en Zamora, entre el 9 y el 14 de junio. 4.- Toro de San Juan. Se celebra entre el 23 y el 28 de junio en Coria (Cáceres). El toro es soltado por el recinto amurallado de la ciudad y, como si fuese una diana, se le lanzan soplillos (gruesos alfileres) que se clavan en su piel. Después se le dispara un tiro. 5.- El giro del perro. En el pueblo de Brodilovo (a 560 kms de Sofía, capital de Bulgaria), existe una fiesta llamada ―El giro del perro‖ (Trichane Na Kuche) en la cual atan a varios perros de grandes cuerdas que cuelgan sobre el río helado y los hacen girar. Para aumentar la diversión en los días previos al festejo dan de comer a estos perros gran cantidad de alimento y les taponan el ano. Cuando llega el momento del ritual la apretada cuerda que tienen alrededor de su estómago comienza a girar violentamente, aprieta al perro, (a quien le han quitado el tapón del ano) y este gira a toda velocidad sin poder detenerse, evacuando sus heces por todo el sitio mientras la cuerda se desenrolla. La tradición dice que a mayor cantidad de material fecal mejores serán las cosechas ese año en el pueblo 7.- Patos al agua. Se realiza en Sagunto (Valencia, España). El festejo consiste en lanzar gran cantidad de patos a las aguas del puerto, los cuales deben ser atrapados a mano por los participantes en el concurso. 8.- Matanza de delfines en Dinamarca. Cada año, en las zonas costeras de las islas Feroe se lleva a cabo la matanza de miles de delfines por parte de adolescentes que celebran que han llegado a la edad adulta. La ceremonia tiene lugar en primavera cuando los delfines calderones se acercan a las costas, y todo el pueblo se prepara para el ―gran día‖. Este acto, que se realiza al aire libre y a la vista de todos, se convierte en una fiesta que deja las aguas teñidas de rojo, bañadas de sangre. Se argumenta a su favor, como suele ser habitual, que se trata de una tradición de más de 1.200 años: Lo cierto es que cada año se matan de esta forma entre 1.000 y 2.500 delfines. Los jóvenes se aprovechan de la confianza que estos magníficos animales tienen hacia las personas para poder matarlos. 9.- Las corridas de gansos. En Carpio del Tajo (Toledo, España) hay una tradición en la que el rito ancestral consiste en colgar gansos de cuerdas en la plaza del pueblo y los mozos, montados a caballo, tienen que conseguir arrancarles la cabeza. Una vez arrancadas estas cabezas son quemadas y los participantes que han logrado su objetivo consiguen un trofeo.

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10.- El apedreamiento de Judas. En Robledo de Chavela (Madrid, España) existe una curiosa forma de celebrar la Semana Santa. El acto principal de ésta comienza el sábado Santo, cuando llegan a la plaza las procesiones que han salido de la iglesia parroquial. En ese momento, los jóvenes del pueblo lanzan piedras contra un muñeco que ha sido colgado en la plaza y simboliza a Judas. Éste está rodeado de cántaros y los espectadores contemplan con sorpresa el contenido de estos, pues están repletos en su mayoría de ardillas y gatos. La mayoría de estos animales muere en el ritual, víctima de las pedradas. Los equívocamente llamados ―hinchas‖ (que deberían llamarse ―fanáticos‖ o ―seguidores‖, ya que la palabra ―hincha‖ significa odio, aversión, encono, y no fanático o seguidor), con su característica e intrínseca mentalidad de ―borregos‖, de personas ―del rebaño‖, propician violencia antes, durantes y después de los partidos de fútbol, debido a que su fanatismo radical no les permite entender que las ―causas‖ que ellos defienden hasta con su propia vida o la de los demás, no es más que alienación y cosificación orquestada por las personas que realmente se benefician y se lucran económicamente del espectáculo futbolero; mientras que éstas se enriquecen, aquéllos sólo incrementan su miseria y se involucran en actos de violencia y alteración del orden público, incurriendo en conductas punibles, que para afrontarlas ninguno de los que se lucran acuden en su ayuda. Sería procedente reflexionar sobre lo que nos dice Eduardo Galeano, escritor uruguayo:

“El fanático es el hincha en el manicomio. La manía de negar la evidencia ha terminado

por echar a pique a la razón y a cuanta cosa se le parezca, y a la deriva navegan los restos del naufragio en estas aguas hirvientes, siempre alborotadas por la furia sin tregua.

El fanático llega al estadio envuelto en la bandera del club, la cara pintada con los colores de la adorada camiseta, erizado de objetos estridentes y contundentes, y ya por el camino viene armando mucho ruido y mucho lío. Nunca viene solo. Metido en la barra brava, peligroso ciempiés, el humillado se hace humillante y da miedo el miedoso. La omnipotencia del domingo conjura la vida obediente del resto de la semana, la cama sin deseo, el empleo sin vocación o el ningún empleo: liberado por un día, el fanático tiene mucho que vengar.

En estado de epilepsia mira el partido, pero no lo ve. Lo suyo es la tribuna. Ahí está su campo de batalla. La sola existencia del hincha del otro club constituye una provocación inadmisible. El Bien no es violento, pero el Mal lo obliga. El enemigo, siempre culpable, merece que le retuerzan el pescuezo. El fanático no puede distraerse, porque el enemigo acecha por todas partes. También está dentro del espectador callado, que en cualquier

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momento puede llegar a opinar que el rival está jugando correctamente, y entonces tendrá su merecido”43.

El deporte, que se dice sirve ―para hermanar a los pueblos y estrechar la integración entre países‖, ha generado, gracias a su evidente influencia alienadora y masificadora, muchos eventos de violencia en diversas ocasiones. En 1964 en un solo episodio hubo 320 muertos y unos 800 heridos. ¿Qué causó semejante acontecimiento tan violento? ¡Un partido de fútbol en la ciudad de Lima! ¿Quiénes se ―enfrentaron‖? Perú y Argentina. ¿Cómo sucedió tan irracional acto? Según la Gran Enciclopedia Ilustrada del Siglo XX, ―un gol marcado por los peruanos y anulado por el árbitro provocó la invasión del terreno por parte de los cincuenta mil espectadores… La policía, incapaz de retener la avalancha humana, realizó varios disparos al aire. Miles de espectadores asustados intentaron abandonar el estadio y cientos de ellos perecieron en las estrechas bocas de la salida‖. ¿Toda esta tragedia por un gol? ¡Qué ―borregos‖, hombres del ―rebaño‖, son muchos de los fanáticos del fútbol! Sobre la cultura del fútbol, la Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta, dice lo siguiente:

“Durante la segunda mitad del siglo XX, el juego ha aumentado su comercialización. Se ha convertido en un gran negocio y en una rama de los negocios del entretenimiento. Inevitablemente ha habido corrupción y sobornos (en sí mismo nada nuevo en fútbol u otros deportes), e intentos de arreglar partidos, fraudes y pagos ilegales o irregulares. Los mejores jugadores cobran salarios enormes y millones de dólares cambian de manos con los traspasos de los jugadores entre clubes. Los medios de información han jugado un papel incluso más importante, especialmente la televisión. De hecho, el fútbol no podría sobrevivir sin sus enormes inversiones. Durante las décadas de 1970 y 1980, el vandalismo y la violencia entre los seguidores de los clubes (especialmente los británicos) redujeron su popularidad y alejó a los espectadores. Los desórdenes antes, durante y después de los partidos y las batallas campales en las calles entre los hinchas se convirtieron en algo común. Hubo incluso algunos desastres graves: en 1971 en el Ibrox Park de Glasgow, en 1982 en el Estadio Lenin de Moscú, en 1985 en el Estadio Heysel de Bruselas y en el Estadio de Bradford en Inglaterra, en 1989 en Hillsborough (Inglaterra) y en 1992 en Bastia (Córcega)”.

En las telenovelas y los dramatizados, igualmente, se manejan acentuados lenguajes cargados de violencia, ya que son pronunciados con expresiones de agresividad, acompañados de miradas, ademanes violentos y evidentes demostraciones de hostilidad y agresividad: “¡Estúpido!”. “¡Cretino!”. “¡Idiota!”. “¡Muérase!“. “¡Lárguese!”. “¡Maldito!”. “¡Marica!”. “¡Traidor!”. “¡Perro!” o “¡Perra!”. “¡Ramera!‖. “¡Zorra!‖… Estas reiteradas y contundentes expresiones, que riñen con la cortesía y conforman un lenguaje soez, y

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GALEANO, Eduardo. Memorias del fuego.

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esta evidente realidad son campo nutricio para la germinación de comportamientos violentos. ¿Cómo es posible que en un programa ―farandulero‖, que quebranta de manera flagrante el derecho a la intimidad divulgando informaciones y escenas de ciertos actos humanos propios de la vida privada e íntima, se ―escoja‖ como la ―mejor escena de la semana‖ un hecho criminal y violento en el cual se incendia deliberadamente con gasolina una humilde vivienda dentro de la cual hay una dama indefensa que muere calcinada? ¿Una tropelía tan execrable merece destacarse como ―la mejor escena‖? En esos géneros televisivos se generan estereotipos y se acentúa el trato degradante e indigno, no sólo a través de la agresión sino de la acción. Es así como el ―machismo‖ se fortalece, pues desde su trinchera y de su ―yo‖ opta por la dialéctica del atropello físico y del ―yo mando”, “yo decido”, “yo celo”, “yo soy hombre”, “yo someto”, “yo agredo”… Sin la intención de emitir prejuicios o estigmatizar, en las novelas y películas mexicanas es donde más se exteriorizan este tipo de conductas inadecuadas. Se dice popularmente que las telenovelas mexicanas han hecho mucho daño a las mujeres latinoamericanas, por cuanto éstas están saturadas de historias y de escenas ―machistas‖. En este tipo de programación se actúa con la dialéctica y la lógica de la agresión, de la intolerancia, del insulto, del irrespeto y del chantaje. Ésta es una evidente muestra de la falta de ética de los que manejan utilitariamente los hilos de la televisión, a quienes les interesan más las ganancias que el fortalecimiento de los valores necesarios para la convivencia racional entre seres humanos. Para ellos primero están las leyes del mercado, que imperan sobre las leyes de la convivencia y el respeto por la vida. Y lo más grave de esta preocupante realidad es que cuenta con la ―alcahuetería‖ del Estado; al menos eso se aprecia en Colombia a través de las instituciones creadas para controlar y regular el servicio de televisión. Éstas son muy draconianas cuando se trata de censurar escenas, lenguaje o imágenes de algo tan sublime y grandioso como es el cuerpo humano desnudo o la práctica libre y autónoma del ejercicio de la genitalidad, porque supuestamente son ―muy fuertes‖ para los menores de edad. ¿Acaso las escenas de violencia, intolerancia, racismo, odio, homicidios o cualquier otra tropelía, no son ―agresivas‖ para los menores? ¿No será que esto es una típica muestra de la doble moral? Las emisiones televisivas de este tipo de programas son características porque en ellas no se utiliza la comunicación biunívoca, empática y asertiva, en donde los integrantes del acto comunicativo sean interlocutores validados, reconocidos y valorados. Este estilo de comunicación se convierte en un canje de agravios y no en un intercambio armónico de mensajes. Además, los conflictos, propios de la convivencia, que se generan por el hecho de ser diferentes, percibir, sentir y pensar distinto, no se solucionan por la vía del diálogo argumentado sino mediante las vías de hecho. Una mujer, por ejemplo, le reclama a otra dizque porque ―le quitó‖ el novio o el esposo, y en lugar de buscar una salida racional al fenómeno, acude a la tradicional ―cachetada‖ o ―bofetada‖, acompañada de inmundas imprecaciones, dicterios e invectivas, y de ademanes

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desafiantes y cargados de odio (¡Qué despropósito! ¡Cómo si las personas fueran objetos que pudiésemos ―quitárselos‖ a los demás!). Y así toda la dinámica de las relaciones interpersonales que no se conducen por los causes del diálogo, de la concertación, del consenso o del acuerdo razonable. Pareciere que a los realizadores de televisión les interesara más la manera inadecuada de solucionar los conflictos mediante la práctica reiterada de la agresión, el maltrato, las tropelías y los vejámenes, y no a través de la salida inteligente que comporta diálogo, negociación, acuerdos y tolerancia. Se evidencia que estos espacios televisivos en lugar de trasmitir valores que propendan por el respeto a la vida, más bien propician contravalores que atentan contra la integridad física y moral de los demás. Las telenovelas y la publicidad moldean aspiraciones e inculcan un lenguaje vulgar y simple. Es típico en esos programas el desconocimiento de los derechos humanos y en especial el derecho a la diferencia, que es la síntesis de los demás derechos. Sin la práctica y el reconocimiento de este postulado democrático, no puede generarse convivencia armónica, y sin ésta no es posible la concreción de escenarios de paz. La honorable Corte Constitucional señala que ―los analistas de la Alcaldía Mayor de Bogotá sostienen que los periodistas califican los partidos como ―encuentros bélicos y peligrosos‖, durante las semanas anteriores a cada cotejo, lo que incide de alguna manera en el comportamiento de la hinchada‖44. Según la citada corte, ―la información suministrada por la policía nacional sugiere que el problema de la violencia entre barras o de las barras hacia partícipes del espectáculo, responde a diversos problemas sociales y sicológicos. Es posible que los medios de comunicación tengan alguna incidencia en dichos comportamientos… El informe rendido por la Policía Metropolitana de Bogotá, indica que, de acuerdo con el análisis sociológico realizado por la institución, la violencia es producto de varios factores: (i) los mismos equipos de fútbol incitan al odio entre los equipos (y los aficionados); (ii) los integrantes de las barras, usualmente son personas marginadas ―de la sociedad que utilizan este medio como forma de expresar su inconformismo‖; (iii) inmadurez de los jóvenes que los lleva a imitar el comportamiento de las ―barras bravas‖ de otros países, ―que se caracterizan por cometer desmanes y desórdenes públicos‖; y, (iv) ―la falta de compromiso de los padres de familia y en especial su pérdida de autoridad, facilitan la adopción de actitudes violentas, irresponsables y desaforadas de la juventud en los espectáculos públicos‖45. No podemos desconocer que cosas y palabras se desangran por la misma herida. Así lo ha visto con lucidez Octavio Paz: ―No sabemos en dónde empieza el mal, si en las palabras o en las cosas, pero cuando las palabras se corrompen y los significados se vuelven inciertos, el sentido de nuestros actos y de nuestras obras también es inseguro‖. El lenguaje es poderoso como lo demostraron los hitlerianos. Palabras como "explotadores", "imperialistas", "bandidos", "subversivos", "desechables" y otras, que son

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Sentencia T-1319/01. 45

Sentencia T-1319/02.

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ofensivas, tienen su evidente carga de agresividad. Según Gutiérrez Giraldo, "vale la pena observar cómo las palabras con que acostumbramos a expresar el esfuerzo intelectual son todas palabras agresivas. Decimos que "atacamos un problema", que "le metimos el diente", que "dominamos" una ciencia o una técnica porque hemos "luchado con ella" y hemos "vencido" sus dificultades. Se habla de "agudizar" el ingenio y "diseccionar" los problemas en sus partes componentes"46. Algunos programas infantiles que se emiten por televisión contienen una considerable y sutil carga de violencia. Los llamados comics como Bugs Bunny, el Correcaminos, los Simpson y el Pato Donald son un ejemplo de estos programas televisivos. Riso sostiene que ―una de las formas socialmente más aceptadas de promocionar la violencia psicológica y el irrespeto a los demás es por medio de las tiernas e inofensivas tiras cómicas, impresas o filmadas. Si uno se detiene a observar minuciosamente el contenido de Bugs Bunny, el Correcaminos, los Simpson y el Pato Donald, experimentará la misma sensación de ver una película policial donde ganan los malos‖47. Desde la perspectiva de la psicología social, la televisión exhibe violencia considerable, fundamentalmente la televisión estadounidense. ―Los estudios de laboratorio revelan que la observación de modelos violentos incrementa la conducta agresiva. De modo que no es sorprendente que los investigadores estén estudiando ahora el impacto de la televisión. Los estudios correlacionados y experimentos convergen en la conclusión de que observar la violencia fomenta un incremento moderado en la conducta agresiva y desensibiliza a los espectadores ante la agresión y altera sus percepciones de la realidad‖48. Los investigadores afirman que ver representaciones antisociales por televisión está asociado con la conducta antisocial. Algunos criminales norteamericanos aceptaron que viendo programas de televisión habían aprendido nuevos trucos criminales. ―Siete de cada programas contienen violencia: acción físicamente apremiante que amenaza con herir o matar, o heridas y muertes reales‖49. Según el doctor Myers, ―observar un modelo agresivo puede desatar los impulsos agresivos de los niños y enseñarles nuevas formas de agredir‖50. El trabajo científico de un grupo de sicólogos, encabezados por L. D. Eron, señala que ―cuanto más violento es el contenido de los programas que el niño ve en la televisión, más agresivo es el niño‖51. Los medios de información no cumplen una función social; muchas veces están al servicio de los monopolios, del Gobierno y de los políticos, quienes hábilmente los aprovechan para fortalecer el poder, incrementar el consumismo, alienar y masificar al pueblo, adoctrinar y emitir publicidad política falaz y demagógica. ―El uso de la

46

GUTIÉRREZ GIRALDO, Jaime Luis. Ob. Cit. 47

RISO, Walter. Ob. Cit. 48

Myers, G. Psicología Social. 49

Ibídem. 50

Ibídem. 51

Ibídem.

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violencia con fines políticos y electorales es una de las grandes tragedias colombianas‖52. En nuestra sociedad biclasista, los medios de información ―se rinden y se pliegan ante los enamorados del poder, quienes con su ayuda configuran hoy el monopolio más recio, más incisivo y más sutil‖53. Con su publicidad alienadora y con su falsa información manipulan y crean un mercado artificial de necesidades y productos sin fin. Dentro de la dinámica arrolladora de los medios de información, ―los objetivos vitales y los valores pierden su orientadora claridad, para convertirse en esquemas, en fórmulas transaccionales que conducen a flojos y cómodos acuerdos. El análisis de las ideas, la búsqueda del conocimiento profundo, la construcción de las interpretaciones y de los conceptos, se reemplaza frecuentemente por códigos y mecanismos comunes, que eximen de la temida tarea de pensar‖54. En concepto del psiquiatra Paulino Castells, citado por Jorge Alcalde, "debido a los numerosos episodios de agresión que se exponen en la televisión, los niños sobreestiman la violencia real y eso aumenta sus relaciones de miedo y soledad"55. El contundente y revelador punto de vista del connotado intelectual Estanislao Zuleta llama la atención cuando aclara que los medios de información ―han fomentado la violencia mucho más en una forma indirecta que directa; no tanto porque presenten escenas violentas o héroes que obtienen siempre la victoria por medios violentos sino sobre todo porque presentan el éxito y el consumo como el último fin de la vida‖56. Un televidente colombiano observa noticieros y películas sobre tiroteos, violencia infantil, violencia entre adultos, matanzas, secuestros, tomas guerrilleras y otras escenas violentas. ¿Qué hacer? "La responsabilidad es compartida entre los padres, los educadores y las autoridades encargadas de velar por los contenidos. Pero recae en los primeros la decisión final de optar por encauzar el tiempo de ocio de los pequeños"57. En fin, el debate sobre la influencia violenta de los medios de información es amplio y muchos sus defensores y sus detractores. No existe consenso sobre los posibles efectos violentos en escenas de televisión. "El sentir popular parece dar por sentado que una de las causas del aumento de la agresividad entre los jóvenes es la profusión de imágenes truculentas en la pantalla", agrega Jorge Alcalde, pero aclara que, según el psicólogo Jonathan Freedman, "se ha demostrado que no existe ningún tipo de evidencias que permitan unir la violencia en la televisión con el aumento de la criminalidad"58. Ese psicólogo concluye que "en realidad, lo que sucede es que las personas violentas tienden a disfrutar más con este tipo de escenas que las no violentas"59. El violento ve escenas

52

LOPEZ HERNANDEZ, Claudia. La refundación de la patria, de la teoría a la violencia. En Y refundaron la

patria… Debate, Bogotá, 2010, p. 29 53

NOGUERA SAYER, Leonor. En busca de una vida propia. 54

Ibídem. 55

ALCALDE, Jorge. Ob. Cit. 56

ZULETA, Estanislao. Ob. Cit. 57

ALCALDE, Jorge. Ob. Cit. 58

Ibídem 59

Ibídem.

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duras, pero éstas no fabrican violentos. No obstante este planteamiento, es evidente que en la televisión se presentan imágenes violentas. El uso inapropiado de los lenguajes ha sido objeto de varios análisis por parte de intelectuales, pues consideran que los eufemismos y las metáforas guardan relación con la guerra, con la violencia en todas sus manifestaciones. Los altos mandos militares, posiblemente ante la evidencia de que su ego se disminuye por la impotencia e inoperancia ante las tropelías de los violentos, se refieren peyorativamente a los presuntos criminales como “bandoleros”, “narcobandoleros”, “bandidos”, “facinerosos”, “crápulas”, “desechables”, “escorias de la sociedad‖ y otros adjetivos que poco bien le hacen a los televidentes u oyentes, puesto que exacerban los ánimos, tanto de los combatientes como de los no combatientes. Julio César Carrión C., licenciado en ciencias sociales, sostiene que ―hoy se nos habla por todos los medios de información de los bandoleros comunistas, de los criminales subversivos y de los promotores de las ideas foráneas, infames enemigos de la democracia que cumplen con el desleal encargo del comunismo internacional de destruir la paz y disolver la mística unidad nacional. En rigor, gracias a esta propaganda negra y al común de una opinión pública manipulada y sometida a la más oscura ceguera valorativa, pareciere que fuese imprescindible y urgente eliminar a tales individuos, tan nocivos al cuerpo social, para que prevalezca el bienestar colectivo‖60. Para Estrada Gallego ―la guerra ha fomentado unos inconscientes de palabras, frases, metáforas, proverbios, titulares y expresiones de sentido común... Su uso en el conflicto armado ha penetrado en la conciencia cotidiana del ciudadano corriente‖61. Esos lenguajes tan cargados de violencia son un detonante para los ánimos exacerbados de las personas propensas a la agresividad. Los discursos políticos, algunas veces, a través de sus retóricas metáforas, veladamente instan a la guerra. Como ejemplo cita Estrada Gallego el virulento y enardecedor lenguaje utilizado por el exgeneral Bedoya en una de sus campañas presidenciales: ―Si ser paramilitar es alzar una fusta, yo también soy paramilitar por la libertad, y no nos van a amedrentar desde Palacio, Tirofijo ni el mequetrefe de Pastrana‖62. Consideramos que quienes tienen acceso a los medios de información, ya sea como entrevistados o como entrevistadores, como periodistas, comentaristas, presentadores, narradores, expositores o analistas, deben actuar y hablar con prudencia, inteligencia y naturalidad, siendo coherentes con su sentir, su pensar y su actuar, para evitar incurrir en el uso indebido del lenguaje que pueda enardecer, exaltar, alienar, desinformar o causar efectos distintos a las naturales intenciones que deben animar y encauzar a la auténtica comunicación.

60

CARRIÓN C., Julio César. Pedagogía de la Crueldad. Revista Educación y Cultura. 61

ESTRADA GALLEGO, Fernando. El Dominical. Vanguardia Liberal. 26/MAR/00. 62

Ibídem.

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En opinión de analistas, el poder de la imagen televisiva tiene que ver con la guerra. Un analista afirma que ―la forma en que los medios de información presentan la noticia, los énfasis, el tiempo dedicado a la entrevista y a las preguntas formuladas, es la manera como la sociedad comprende las razones de la violencia, de los miedos y de los temores, de las expectativas y esperanzas sobre la posibilidad de una paz negociada‖63. La competencia por la sintonía hace que se presenten entrevistas con reconocidos criminales, quienes públicamente confiesan sus tropelías y tratan de justificarlas. En algunas ocasiones, muchos televidentes, por falta de sentido crítico, de conciencia reflexiva, terminan pensando como esas personas violentas y hasta convirtiéndolas como en especies de referentes dignos de imitar, de héroes, de paradigmas y hasta de ídolos. Muchas personas en lugar de vivir como piensan, terminan pensando como viven. La televisión, con su frecuente emisión de noticias, escenas, programas y películas violentas, acompañadas de patéticas y evidentes imágenes aterradoras; con sus ―transmisiones‖ en vivo de episodios bélicos de las guerras modernas, eufemísticamente llamadas ―guerras inteligentes‖, y con la reiteración de imágenes saturadas de violencia, como la impactante y aterradora destrucción de las ―Torres Gemelas‖, han ido minando la sensibilidad de los colombianos, y es por eso que para muchos la violencia pareciere formar parte de la dinámica cotidiana, sin que esto nos mueva ni siquiera a reflexionar sobre tan compleja problemática; nos hemos insensibilizado de tal manera que muchos sólo se contentan con ser espectadores pasivos de tan compleja realidad sin participar en la comprometida praxis que implica la erradicación de tan degradante fenómeno. Sin embargo, la televisión, a pesar de lo anterior, es una herramienta demasiado útil en nuestra sociedad actual porque informa, culturiza, divierte, recrea y... hasta "educa". No se le pueden "achacar" todos los males a la televisión y, en general, a los medios de información. El llamado cine de ―acción‖, gracias a sus impactantes, artificiosas y truculentas imágenes y a la agresividad de sus lenguajes, también se constituye en fuente propicia para el comportamiento violento. Es por ello que las personas fácilmente influenciables y manipulables optan por actuar de manera análoga a la de sus personajes favoritos o llamarse como ellos, evidencia palpable en los motes de reconocidos criminales: ―Rambo”, “Caracortada”, “El Exterminador”, “El Vengador‖, etc. Las autoridades han detectado que el ―modus operandi‖ de los delincuentes, ya sea en forma individual o grupal, están profundamente influenciados por los paradigmas criminales de los ―Rambo‖ o los "Magníficos‖, por citar tan solo esos dos ejemplos. El filósofo Fernando Savater dice que ―lo alarmante no es la violencia, la desmesura sexual, el racismo o la rapacidad criminal que aparecen en las películas, sino la perversamente ingenua suposición de que tales males no se desencadenan en la realidad más que porque se los

63La Guerra de los Medios. El Dominical. 19/NOV/00.

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representa en la ficción‖64. Las armas que se exhiben en esas películas fascinan a varias personas, y éstas hacen todo lo posible por obtenerlas, ya que las consideran como símbolo de poder. Es difícil que un desadaptado social, teniendo un arma en sus manos, no incurra en actuaciones por fuera de marcos de legalidad, es decir, cometa actos violentos; máxime cuando el dinero escasea y urge la necesidad de conseguirlo, cueste lo que cueste, para subsistir en esta sociedad capitalista, donde muchos piensan que uno vale por la plata que tenga. ¿Acaso esto, en apariencia, no es así? Las imágenes violentas siempre han llamado la atención del hombre. Nos encanta presenciar accidentes, riñas, discusiones con intercambio de vocablos procaces y cualquier evento con evidentes componentes de violencia. El boxeo, típica vivencia violenta, así se manifieste con la sutil máscara de deporte, nos llama poderosamente la atención y muchos ven en éste la posibilidad de surgir, ganar dinero ―fácil‖ y lograr ―éxito‖. La cruz cristiana, presente en muchos lugares (templos, oficinas, colegios, casas, calles, etc.), sin que muchos tengan la capacidad de percibirlo, es nada más y nada menos que un símbolo violento: el elemento en donde fue vejado, maltratado y murió Jesucristo. En el contexto cristiano es un objeto de martirio, sacrificio y muerte. Los juguetes bélicos, con los que tanto se divierten los niños, no son más que instrumentos que incitan a la violencia. El cine, el teatro, la literatura, la pintura y otras manifestaciones del arte, en su gran mayoría, contienen una enorme carga sutil de violencia. Las imágenes tienen demasiado impacto en el accionar violento. Si hacemos hermenéutica a la cultura en que vivimos, encontraremos que en nuestro entorno hay infinitas manifestaciones evidentes o sutiles de violencia. ―La representación cruda y sanguinaria de la violencia siempre ha gozado de enorme aceptación popular: en el circo romano, en los chorreantes y torturados Cristos, Vírgenes y mártires de la imaginería cristiana, en obras teatrales..., en los romances y cuentos anónimos que narran crímenes pasionales o hazañas de bandidos… ―la fascinación alarmada o vengativa por la violencia sanguinaria es una constante cultural‖65. El irrespeto, el atropello psicológico, la punzante ironía y el sarcasmo han cobrado muchas víctimas. ―La subestimación, el engaño, la dominación, la explotación, la burla, la desatención, la mentira, sólo por citar algunas, reflejan la gran batería que disponemos los humanos para lastimar la autoestima de nuestro prójimo‖66. En este entorno de circunstancias donde se endiosa la cruda razón, sometida al imperio de la férula positivista, que trata de reducir al hombre a un simple objeto y se le margina de su ámbito lúdico-fantástico, la "persona no interesa como conciencia sino como operación, no interesa como goce sino como eficiencia, no interesa como objeto susceptible de ser controlado y planificado hasta en sus más mínimos movimientos",

64

SAVATER, Fernando. Diccionario filosófico. 65

SAVATER, Fernando. Ob. Cit. 66

RISO, Walter. Ob. Cit.

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cuestiona el psiquiatra Luis Carlos Restrepo67. Noguera Sayer sostiene que la educación racional nos impele a rechazar la ambivalencia, que nos lleva a reconocer la rabia, la modestia, el miedo, la desesperación y la tristeza, entre otras emociones, e intenta desaparecerla de nuestra conciencia. Bajo el pretendido domino de la razón, "la ambivalencia no es propicia y en el afán de disolverla se despliegan enormes esfuerzos conscientes o inconscientes que tienden a negar a uno de sus polos, dando como resultado una versión de la realidad alterada, fragmentada e incompleta, a partir de la cual toda apreciación o decisión que allí se base, estará afectada por el mismo vicio"68. Si aceptamos la ambigüedad y las contradicciones, propias de la ambivalencia, nuestra conducta será concordante con promedios de evaluación más veraces que facilitan un trabajo en su enriquecimiento y en su mejoría, siempre y cuando éstos no se tomen como absolutos. Aunque la razón es esa facultad intelectual que nos permite pensar, discurrir, juzgar, actuar adecuadamente y distinguir lo bueno y lo malo y lo verdadero y lo falso, para muchos intelectuales (especialmente vanguardistas) la razón es enemiga declarada de la vida. La problemática humana no se puede reducir a meras relaciones lógicas; "no se puede estrechar en un abstracto orden lógico el medio vital del hombre que es de contradicciones y de problemas para encarcelarlo en un marco preestablecido por la razón", precisa el filósofo Miguel de Unamuno, y agrega que es la vida y no la razón ni la lógica el criterio último de verdad. "Es la voluntad, y no la inteligencia, la que nos hace el mundo", concluye. Además, pregunta que ¿para qué se nos dio la razón?, y responde que tal vez para luchar contra ella y así merecer la vida. Según él, la razón no sirve para conocer la vida, pues al intentar aprehenderla en conceptos fijos y rígidos, la despoja de su fluidez temporal, la mata; por esto, se desentiende de la razón y se vuelve hacia la imaginación que considera la facultad más sustancial. ―La razón, cuyos principios son tan rígidos, tiene necesariamente que hacer concesiones a la vida, a la dificultad de vivir con ella‖69. Según, A. Palacio Valdés, la vida está hecha para obrar, y es tan corta, que si nos obstinamos en razonar cada uno de nuestros pasos, corremos el peligro de quedar inmóviles. R. de Bourmont piensa que la lógica es buena para razonar, pero mala para vivir. Antonio Marina70 indica que a la racionalidad se le atribuye estar movida por el cálculo, ser ciega para los valores, recluirse en la ciencia, interesarse sólo por lo general, amar lo objetivo, despreciar las locuras del corazón; que para cumplir bien su cometido la razón había de ser fría, lejana, implacable. Así mismo, que la razón es instrumental, impersonal, inhumana, insensible, imparcial… La razón nos priva de todo lo que nos pertenece. Marina también precisa que la irracionalidad, por el contrario, está movida por el sentimiento, animada por la pasión, es perspicaz para los valores, ama el arte, lo individual, lo subjetivo, y se deja convencer por los argumentos del corazón. La irracionalidad adora lo sorprendente, se disloca por lo

67

RESTREPO RAMIREZ, Luis Carlos. La trampa de la razón. 68

NOGUERA SAYER, Leonor. Ob. Cit. 69

ZULETA, Estanislao. Ob. Cit. 70

MARINA, Antonio. Ética para náufragos.

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divertido, valora todo lo que desborda el cálculo: lo desinteresado, generoso y gratuito. Frente a la razón sacacuentas, propicia el despilfarro lúdico. El pensador colombiano Manuel María Madeido sostenía que la razón (fundamentalmente la razón ilustrada) se había extraviado, había abandonado su armonía en la búsqueda de la verdad. "Preguntad a la historia cubierta de duelo lo que ha hecho la filosofía inspirada por su madre la razón cuando ha puesto el pié en las fronteras de la fe infantil en las naciones... ¡Lo que ha hecho! Campos de batalla, luchas a muerte, combates, asesinatos, hecatombes humanas‖71. El filósofo Gottfried Wilhelm Leibniz afirmaba que el problema del mal y de la libertad humana son los grandes laberintos de la razón. El brillante intelectual Hermann Hesse pensaba que no estaba ―bien que la humanidad esfuerce excesivamente la inteligencia y trate, con la ayuda de la razón, de poner orden en las cosas, que aún están lejos de ser accesibles a la razón misma‖72. El filósofo Blas Pascal afirma que ―nuestra razón está siempre combatida por la inconsistencia de las apariencias, y nada puede fijar lo infinito entre los infinitos que lo encierran y lo huyen‖73. Erasmo de Rotterdam pensaba que la sabiduría es a la locura como la razón es a la pasión, y que en el mundo hay mucha más pasión que razón. ―Quien tiene solo razón, sin pasión, es una imagen de piedra, burda, carente de sentimientos humanos; un monstruo, un espectro de quien todos huyen, insensible ante toda emoción natural, no susceptible de amor ni de compasión y nada se le escapa y en nada se equivoca; ve a través de todo, todo lo sopesa adecuadamente, de nada se olvida, solo se satisface consigo mismo. Solo él es el sano, sólo él es libre, solo él es el rey‖74. En opinión de Mario Vargas Llosa, ―la vida no está conformada sólo de razón y valores colectivos; también de sinrazón, instinto y pasiones individuales que contradicen a aquéllos y pueden destruirlos‖75. Según Nietzsche, la razón es fútil, porque ésta es la causa de que falseemos el testimonio de los sentidos. ―¡Y qué finos instrumentos de observación son nuestros sentidos!‖, sentenció aforísticamente este pensador de la sospecha. Leopoldo Alas (―Clarín‖) sostenía que el que todo lo prueba, aturde y cansa. ―El que demuestra toda la vida, la deja hueca. Saber el porqué de todo es quedarse con la geometría de las cosas y sin la sustancia de nada. Reducir el mundo a una ecuación es dejarlo sin pies ni cabeza‖. Para Schopenhauer "la conciencia del hombre no era más que una delgada costra, y que bajo ella yacía todo un mundo de afanes inconscientes y no racionales"76. La cultura occidental moderna, entregada a las magias ilusas de la racionalidad y el método, vive una de las más grandes crisis. El principio ordenador, que se ha impuesto abusivamente sobre el principio de vida, ha terminado por construir el mundo burgués moderno, abandonado a su mediocridad, a su insatisfacción y a sus seguridades.

71

MADEIDO, Manuel María. Una gran revolución o la razón del hombre juzgada por sí misma. 72

HESSE, Hermann. El lobo estepario. 73

PASCAL, Blas. Pensamientos. 74

GABS81. Resumen De Elojio A La Locura. BuenasTareas.com. Recuperado 11, 2009, de

http://www.buenastareas.com/ensayos/Resumen-De-Elojio-a-La-Locura/65477.html 75

VARGAS LLOSA, Mario. La condición humana, de Andre Malraux. 1999. Pdf. 76

SCHENK, H. G. El espíritu de los románticos europeos.

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Según el filósofo Blas Pascal, como la razón no basta para comprender los temas trascendentes que le dan el auténtico sentido a la existencia, porque no es posible alcanzar claridad absoluta mediante la aplicación de los procesos intelectuales, nos vemos obligados y forzados a optar por la apuesta, el azar. Apostar por lo mejor, por aquello que me reporte mayores ventajas y me rescate del desastre. ―Apostando que Dios existe, si ganáis lo ganáis todo; si perdéis no perdéis nada‖77. Nuestra razón tiene límites. Más allá de nuestra razón pueden existir otras razones, que no son explicables… Si supuestamente la razón permite "actuar adecuadamente", ¿por qué la sinrazón de las dos guerras mundiales del siglo XX? ¿Será que "el sueño de la razón crea monstruos" como decía el pintor español Francisco Goya? ―Goya, pintor ilustrado heterodoxo, realiza en sus Caprichos una denuncia y crítica al atraso, violencia e ignorancia que predominan en el mundo iberoamericano de su época: El sueño de la razón produce monstruos. La obra de Goya trata de expresar el proceso de sufrimiento, violencia y dolor producidos en el mundo moderno por una razón predominantemente autosuficiente‖78. Sus pinturas son una denuncia de la estupidez y la maldad humanas y la brutalidad con que los hombres se tratan entre sí. Es posible que el artista estuviera exagerando, pero no conviene "caer en la trampa de la razón" porque en una sociedad demasiado racional, la razón se impone a la fantasía, el orden a la imaginación, la autoridad a la simbolización, los dogmas a la implicación, la objetividad a la intersubjetividad, la imposición a la capacidad de confrontación y la comunicación manipuladora a la comunicación liberadora. ―La razón pura es una compañera de vida bastante difícil, es casi una fatalidad, con la cual es difícil compartir. Los deberes de la razón pura resultan casi autodestructivos. Si alguien tratara de encarnarlos requeriría de una falta de empecinamiento total y de una disponibilidad a cambiar difícil de lograr en la vida práctica‖79. El filósofo Daniel Herrera Restrepo señala que la utopía de la razón ilustrada, con su poder absoluto, no garantizó el sueño del triunfo de la civilización sobre la barbarie. ―El proyecto emancipatorio proclamado por la modernidad ha fracasado. Los hechos están ahí: negación de la dignidad humana de la persona y de sus derechos, intolerancia, desigualdad, violencia, regímenes políticos represivos, destrucción de la naturaleza, dominio de la técnica sobre el hombre…‖80. Pareciere que la llamada postmodernidad, que expresa la desazón, el malestar, el desengaño que el hombre actual experimenta frente a las promesas falaces de la modernidad fundada sobre la ―diosa‖ razón, no fuere más que el imperio de la arbitrariedad. ―Ciertamente, tenemos que renunciar como han renunciado los postmodernos a esa razón absoluta de la modernidad de carácter rabiosamente matemático e instrumental, que todo lo puede demostrar, justificar y

77

PASCAL, Blas. Ob. Cit. 78

AGUILERA PORTES, Rafael Enrique. Biopolítica, poder y sujeto en Michel Focault. http://universitas.idhbc.es 79

ZULETA, Estanislao. Ob. Cit. 80

HERRERA RESTREPO, Daniel. Postmodernidad. ¿Ruptura con la modernidad?

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validad y que sólo busca la eficiencia… ¿No será posible dejar de lado la concepción como razón demostrativa e instrumental y en su lugar de una razón argumentativa, de una razón que las más de las veces sólo puede dar razones razonables? …¿no será posible ampliar el concepto de razón de tal manera que incluya todas aquellas otras dimensiones mediante las cuales el hombre capta el sentido de la realidad y que tradicionalmente se consideran irracionales?‖81. ¿Acaso no advirtió Pascal que el corazón tiene razones que la razón no entiende? Milán Kundera nos dijo que ―allí donde habla el corazón es mala educación que la razón lo contradiga‖82. Herrera señala que es preciso ampliar el concepto de razón para que se incluya ―lo emotivo, lo intuicional, lo estético, lo subconsciente, en fin, todo ese mundo interior, tradicionalmente considera como irracional que constituye nuestro ser concreto‖83. Según Herrera, el gran pecado de la modernidad fue la obsesión de la fundamentación absoluta de las utopías, el pecado de la postmodernidad es el fundamentalismo de un individualismo que desconoce nuestra vocación hacia la universalidad. Fue por eso que ―guillotinaron‖ a tantas personas durante la Revolución Francesa, que existe el fundamentalismo islámico, el fundamentalismo israelí. ―Más cerca de nosotros: el fundamentalismo del paramilitarismo, el fundamentalismo de nuestros cárteles de la droga, el fundamentalismo de nuestros políticos corruptos, todos los cuales han hecho de sus perspectivas individualistas la negación de nuestra vocación de seres humanos que aspiramos a que se nos reconozca con orgullo el llamarnos hombres y colombianos‖84. La pretendida razón infinita, la razón sin límites, ―por su vocación de universalidad fácilmente olvida el perspectivismo propio del mundo de la vida, la pluralidad, la diferencia, la heterogeneidad‖85. No se puede desconocer la grandiosidad de la razón, pero tampoco no podemos sobredimensionarla. Según el psiquiatra Restrepo, no se puede pretender "negar la importancia de la razón como instrumento de conocimiento, instancia de predictibilidad y clave de la eficiencia. Pero consideramos necesaria su redefinición, para que deje de ser el soporte ideológico y mito constituyente de la comunidad política occidental y, tocada de finitud, asuma el lugar que le corresponde en el concierto del conocimiento. Porque una cosa es conocer su importancia y otra muy distinta convertirla en el pilar del universo, único rasero para medir lo que acontece, aval absoluto de certidumbre y verdad"86. No podemos ser enemigos de la razón. La religión y el capitalismo (¡quién lo creyera!) son fuentes sutiles y hasta evidentes de cierto tipo soterrado de violencia. La religión impuesta desde nuestro nacimiento y predominante en la cultura occidental (el Cristianismo), gracias a su doctrina, ciertamente dogmática en muchos de sus planteamientos, implementada por la

81

Ibídem. 82

KUNDERA, Milán. La insoportable levedad del ser. RBA ediciones, Barcelona, 1984, p. 252. 83

HERRERA RESTREPO, Daniel. Ob. Cit. 84

Ibídem. 85

Ibídem. 86

RESTREPO RAMÍREZ, Luis Carlos. Ob. Cit.

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cristiandad de acuerdo a múltiples conveniencias políticas, económicas y sociales, ha afectado y afecta profundamente a muchas personas, a pesar de que el ideal de la religión debe ser la orientación del hombre hacia lo sagrado, a su espiritualidad y a un mejor estilo de vida ético y moral. La violencia de la religión La religión ha sido descarada o subrepticiamente manipulada, en muchas circunstancias, para alienar y someter a los ingenuos ―fieles‖, quienes por falta de una conciencia crítica no la han cuestionado, revisado y sometido a criterios de verdad. Sus velados elementos alienadores y masificadores han acabado con una considerable muchedumbre cristiana. ―Una religión que acaba con el individuo, se acaba‖, se dice popularmente. ¿Cómo es posible que en estos tiempos en que la ciencia y la filosofía han contestado muchas preguntas que antes eran del dominio de los mitos y la magia, se siga alienando a la gente con absurdas ideas de otra vida en el ―Reino de los Cielos‖? ¿Cuál cielo si ya sabemos que no existe el cielo ni el infierno? Vida sólo hay una y hay que vivirla intensamente aquí y ahora, sin pensar en ilusiones ultraterrenales. Para una mejor claridad sobre esta problemática, léase a Nietzsche. La religión debe abrir ―los ojos‖ a sus fieles para que no sean sometidos por los sistemas imperantes y no alienarnos con falsas esperanzas de ―vida eterna‖. Según Martín Luther King, ―cualquier religión cuya doctrina se preocupe por las almas de los hombres y no por las condiciones económicas y sociales que hieren el alma, es una religión espiritualmente agonizante que sólo aguarda el día de su entierro‖. Richard Bach sostiene que un ―reto que nos plantea nuestra aventura en la tierra es el de elevarnos por encima de los sistemas muertos –guerras, religiones, naciones, destrucciones-, negarnos a formar parte de ellos y dar expresión al ser más elevado que sabemos cómo llegar a ser‖87. A juzgar por algunos pasajes de los Evangelios, Jesucristo, en ciertas ocasiones, se comportó con acciones y expresiones ofensivas, en actitud agresiva y beligerante. En el evangelio de San Lucas (por citar sólo a uno), capítulo 12, se puede leer a manera de título: ―Jesús, causa división‖. Y desde el versículo 49 al 53 se relata que Jesús vino a la tierra a prender fuego (―Fuego vine a echar a la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha incendiado?‖), sin ánimo pacificador (―¿Pensáis que he venido para dar paz a la tierra? Os digo: No, sino disensión‖) y a generar división (―Estará dividido en padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra‖). ¿Y qué decir, cuando, furioso, expulsó, con látigo en mano, a unos mercaderes del templo, luego de agraviarlos con improperios y de tumbar las mesas de los cambistas y regarles el dinero? No contento con este vejamen, ordenó destruir el templo para reconstruirlo en tres días. Si bien es cierto que los Evangelios también relatan actos buenos, milagros y enseñanzas de Jesús, ese comportamiento antisocial contradice la misión de quien supuestamente estaba destinado a ―salvarnos‖ y conducirnos al

87

BACH, Richard. Uno.

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―Reino de los Cielos‖. ¿Acaso su labor no fue la de predicar el mensaje de la justicia, el amor y el perdón? En la ―sagrada‖ Biblia, texto con el que han dogmatizado y ―educado‖ a muchas personas, se relatan hechos violentos (algunos supuestamente dispuestos por Dios) y casos de esclavitud, incesto, poligamia e intolerancia, entre otros vejámenes y tropelías. Como una pequeña muestra de casos de intolerancia, cito los siguientes. ―Los que adoren a otros dioses o al sol, la luna o todo ejército del cielo, morirán lapidados‖ (Deuteronomio 17). ―Todo hombre o mujer que llame a los espíritus o practique la adivinación morirá apedreado‖ (Levítico 20). ―Saca al blasfemo del campamento y que muera apedreado‖ (Levítico 24). ―A los hechiceros no los dejaréis con vida‖ (Éxodo 22). ―Si alguien tiene un hijo rebelde que no obedece y escucha cuando lo corrigen, lo sacarán de la ciudad y todo el pueblo apedreará hasta que muera‖ (Deuteronomio 21). ―Si un hombre yace con otro, los dos morirán‖ (Levítico 20). ―Si se sorprende a un hombre acostado con una mujer casada, ambos morirán‖ (Deuteronomio 22). ―Si un hombre yace con su nuera, los dos morirán‖ (Levítico 20). ―Si la hija de un sacerdote se prostituye, será quemada viva‖ (Levítico 21). La religión ha sido utilizada por muchos gobernantes como una ideología de gobierno, como un instrumento de sometimiento y dominio. Su profunda influencia ha facilitado la intimidación de súbditos por parte de tiranos y déspotas, especialmente en tiempos remotos. Con los supuestos castigos de los dioses por no obedecer a los gobernantes, se ha mantenido al pueblo en la ignorancia y en la sumisión. Los poderosos se han inventado todo tipo de tretas y mentiras para atemorizar con ―castigos divinos‖ a quienes se rebelen en contra de su poder. El pensador ruso Mijail Bakunin nos advierte que ―todas las religiones son crueles, todas están fundadas en la sangre, porque todas reposan principalmente sobre la idea del sacrificio, es decir, sobre la inmolación perpetua de la humanidad a la insaciable venganza de la divinidad. En ese sangriento misterio, el hombre es siempre la víctima, y el sacerdote, hombre también, pero hombre privilegiado por la gracia, es el divino verdugo… Jehová, que de todos los buenos dioses que han sido adorados por los hombres, es ciertamente el más envidioso, el más vanidoso, el más feroz, el más injusto, el más sanguinario, el más déspota y el más enemigo de la dignidad y de la libertad humanas… ¿Es necesario recordar cuánto y cómo embrutecen y corrompen las religiones a los pueblos? Matan en ellos la razón, ese instrumento principal de la emancipación humana, y los reducen a la imbecilidad, condición esencial de su esclavitud. Deshonran el trabajo humano y hacen de él un signo y una fuente de servidumbre. Matan la noción y el sentimiento de la justicia humana, haciendo inclinar siempre la balanza del lado de los pícaros triunfantes, objetos privilegiados de la gracia divina. Matan la altivez y la dignidad, no protegiendo más que a los que se arrastran y a los que se humillan. Ahogan en el corazón de los pueblos todo sentimiento de fraternidad humana, llenándolo de crueldad divina… Eso nos explica por qué los sacerdotes de todas las religiones, los mejores, los más humanos, los más suaves, tienen casi siempre en el fondo de su corazón — y si no en el corazón, en su

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imaginación, en espíritu (y ya se sabe la influencia formidable que una y otro ejercen sobre el corazón de los hombres) — por qué hay, digo, en los sentimientos de todo sacerdote algo de cruel y de sanguinario‖88. Nietzsche llamaba ―decadentes‖ a los sacerdotes. ―La ira de los sacerdotes ha hecho verter muchas lágrimas y ha causado males horribles. Esta ira, consejera tremenda, tal vez los ha persuadido de que era menester que los pueblos sudaran sangre bajo la presión divina, y ha traído a sus encarnizados ojos la visión de Isaías, y han visto y han hecho ver a sus secuaces fanáticos al manso Cordero convertido en vengador inexorable, descendiendo de la cumbre de Edón, soberbio con la muchedumbre de su fuerza, pisoteando a las naciones como el pisador pisa las uvas en el lagar, y con la vestimenta levantada y cubierto de sangre hasta los muslos… El sacerdote, el que va a ser sacerdote, ha de ser humilde, pacífico, manso de corazón. No como la encina, que se levanta orgullosa hasta que el rayo la hiere sino como las hierbecillas fragantes de las selvas y las modestas flores de los prados, que dan más suave y grato aroma cuando el villano las pisa‖89. La lucha entre las religiones ha generado algunas guerras, muchas veces ―justificadas‖ con la excusa o pretexto de ―perseguir‖ infieles, herejes, opositores, ateos, brujos, cismáticos… Son tan absurdos estos conflictos que se ha llegado al extremo de llamarlos ―guerras santas‖. ¿Qué es una guerra santa? Guerra por motivos religiosos. Según el Diccionario de las religiones, ―en torno a la idea de la guerra encontramos en las religiones posturas extremas e irreconciliables, incluso dentro de escuelas o sectas de una misma religión‖90. En el islamismo la guerra santa es un mandato y un concepto básico. Las Cruzadas, efectuadas por el cristianismo, fueron consideradas como ―guerra santa‖. La causa de la Guerra de los Treinta Años, que se desarrolló en Europa entre 1618 y 1648, y que afectó sobre todo al Imperio Germánico entre Francia y España, fue el conflicto existente en Alemania entre católicos y protestantes. Las denominadas Guerras de la Religión, que se desarrollaron en Francia entre 1562 y 1598, tuvieron su origen en las rivalidades de protestantes (hugonotes) y católicos. Así ha habido otras guerras por motivos religiosos y disputas de poder entre emperadores y papas. ―La sociedad quiere huir de toda causa que en nombre de la religión justifique la muerte, la violencia y la discriminación. Ninguna guerra es santa, todas las guerras y todas las armas las inspiran un corazón confundido por la oscuridad del odio, del rencor y la venganza. No seamos tan hipócritas y saquemos a Dios de nuestros propios conflictos y no usemos su santo nombre para asesinar a nuestros hermanos y hermanas y en último término asesinarlo a Él en ellos y ellas. Tengo pavor a creer que la misma violencia se ha convertido en una religión ansiosa de víctimas y sacrificios humanos, en una sed insaciable de sangre que nos llevará a nuestra propia destrucción‖91. Savater, interpretando el sentir volteriano, decía que ―la credulidad popular puede ser aprovechada por un desaprensivo para convertir la religión en arma de guerra y justificación de crímenes‖92. 88

BAKUNIN, Mijail. Dios y el Estado. 89

VALERA, Juan. Pepita Jiménez. www.librodot.com 90

SANTIDRIAN, P. R. Diccionario de las religiones. 91

GUERRERO SALAZAR, Fabián. ¿Por qué la gente se aleja de las religiones? http://www.eltiempo.com/blogs 92

SAVATER, Fernando. El jardín de las dudas. Quimeras, Madrid, 1993, p. 143.

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Elizabet Anderson, en su libro Si Dios ha muerto, ¿todo está permitidoo?, escribe lo siguiente:

“Este punto de vista reconoce mi objeción al teísmo, la de que fomenta actos terribles de genocidio, esclavitud y demás, pero niega su fuerza moral. Ya sabemos en qué ha desembocado esta opción: en la guerra santa, en la erradicación sistemática de los herejes, en las Cruzadas, en la Inquisición, en la guerra de los Treinta Años, en la guerra civil inglesa, en la caza de brujas, en el genocidio cultural de la civilización maya, en la conquista brutal de los aztecas y los incas, en el respaldo religioso a la limpieza étnica de los indios norteamericanos, en la esclavitud de los africanos en América, en la tiranía colonialista por todo el planeta, y en el confinamiento en guetos de los judíos, sometidos a pogromos cada cierto tiempo, cada uno de ellos un paso más hacia el Holocausto”.

Desde niños nos han ―enseñado‖ y nos han hecho ―creer‖ que la Santa Madre Iglesia Católitica, Apostólica y Romana es la portadora del mensaje de Cristo, para que nos salvemos y seamos mejores seres humanos; pero, a juzgar por el libro La Puta de Babilonia, escrito por Fernando Vallejo, parece que la misión no ha sido tan ―santa‖, puesto que la pequeña, muestra que resalto a continuación, nos dice que ―la puta de Babilonia‖(como llamaban los albigenses a la Iglesia Católica) creó tribunales tan ignominiosos como la Inquisición y la Caza de Brujas, organizó las Cruzadas; ha perpetrado múltiples fechorías, vejámenes y tropelías; ha observado una doble moral y ha tenido unos ―papas‖ (supuestos representantes de Dios en la tierra) que han cometido crímenes, asesinatos y ―pecados‖: lujuria, incesto, homosexualismo, pedofilia, simonía, desear y poseer la mujer del prójimo… ¡Qué bandidos esos papas! ¿Acaso ellos mismos, con sus bulas, sus encíclicas, sus doctrinas y sus dogmas no condenaban este tipo de prácticas por ―impúdicas‖, ―inmorales‖ y que atentan contra Dios? Con la represión que impusieron (los ―papas‖ y la Iglesia Católica) a los instintos naturales del ser humano, convirtieron la genitalidad (el acto más sublime del universo) en algo sucio, indebido, despreciable, indecente, inmoral, prohibido, generando un desprecio por el cuerpo, por el disfrute del cuerpo, haciendo que las personas sientan vergüenza de su cuerpo. El filósofo francés Michel Onfray afirma que las religiones son únicamente instrumentos de dominación y de alienación, y agrega que los tres monoteísmos profesan el mismo odio a las mujeres, a la sexualidad y que detestan la libertad. ―El monoteísmo es una ideología que, en sus principios, detesta que la gente piense o reflexione y prefiere que obedezca y que se someta a la Ley, a la palabra de Dios y a sus Mandamientos‖93. La Inquisición Este ignominioso tribunal fue fundado en el siglo XII por el papa Gregorio IX para combatir y castigar (torturar y quemar) la herejía, la brujería o cualquier otra

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ONFRAY, Michel. Entrevista concedida al diario La Nación, Buenos Aires, Argentina.

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manifestación, pública o privada, contraria a la fe católica. Acabó cruel y brutalmente con las herejías cátara y albigense. Luego pasó a quemar brujas, judíos, mahometanos, protestantes y cuantos se negaran a prestarle obediencia al papa. La suprema razón de ser no era el enriquecimiento de unos monjes, sino asegurar el dominio absoluto del papa sobre príncipes y vasallos, lo visible e invisible, los actos y las conciencias. Para la Inquisición nunca hubo inocentes; la presunción de inocencia atentaba contra su razón de ser. Lo que tenían que decidir los inquisidores no era la culpabilidad o la inculpabilidad del sindicado, sino el grado de culpabilidad. Y no sólo tenía que confesar el indiciado sino que tenía que denunciar a su mujer, a sus hijos y a sus amigos como enemigos de Dios. El inquisidor actuaba como acusador y juez. Juzgaban y condenaban hasta los muertos: los desenterraban, los trituraban y quemaban sus huesos. Los inquisidores se enriquecían como los obispos: recibían sobornos, se apoderaban de las riquezas de los que condenaban, y los ricos les pagaban contribuciones anuales para que no los acusaran. El eclesiástico español Tomás de Torquemada (1420-1498), en sus once años como inquisidor, entre herejes, apóstatas, brujas, bígamos, usureros, judíos, moros y cristianos, condenó a ciento catorce mil a variadas penas y quemó a diez mil. Torturado por su represión sexual que a sí mismo se imponía, fue un abominable e infeliz torturador y asesino. Se caracterizó por su dureza, crueldad e intolerancia. Otros inquisidores, como Robert le Bourge, Bernardo Gui y Conrado de Marburgo enviaron a la hoguera a unos doscientos. En su clima de evidente intolerancia disponía la muerte para los impenitentes, excomunión y tortura para los relapsos, cadena perpetua a los dogmatizantes, y adjuración, penitencia y prisión a los reconciliados. A las víctimas desmembradas las tiraban en pozos llenos de serpientes, las entregaban desnudas y atadas a ratas hambrientas y las enterraban vivas. Dentro de la dinámica ―procesal‖ de la oprobiosa Inquisición cualquier persona podía ser perseguida por una simple denuncia y lo esencial para los jueces era obtener la confesión de los acusados, acudiendo a la tortura para conseguirla. ―Quemar víctimas en estado de indefensión ha sido en todo caso la gran especialidad de la Puta desde que se montó al poder en el 313 y lo que había sido hasta entonces una religión de necios se convirtió en una empresa de asesinos‖94. Cuál sería la intolerancia de la Iglesia Católica que, desconociendo el auténtico sentido del término herejía, empezó a perseguir criminalmente a quienes ―elegían‖ o a quienes ―tomaban partido‖, pues la etimología de este concepto nos dice que herejía deriva del griego hairetikós, que significa ―el que elige‖ o ―el que toma partido‖. ―La noción de herejía surgió en la Iglesia Católica, como parte del esfuerzo por mantener la disciplina interna de la institución en materia doctrinaria, y expresa una concepción autoritaria de la vida religiosa y de la organización política de la sociedad. La lucha contra herejías ha dado lugar a grandes crímenes como la destrucción de los cátaros o albigenses por la Iglesia católica en el siglo XIII, que se resolvió en una guerra de exterminio en la creación del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, uno de los aparatos represivos y punitivos más siniestros en la historia de Occidente. …la Inquisición se puso al servicio de las monarquías absolutistas europeas aliadas con la Iglesia en su lucha contra la reforma protestante, contra el judaísmo y contra todas las 94

VALLEJO, Fernando. La puta de Babilonia.

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manifestaciones de libertad intelectual y política que anunciaron el Renacimiento, el Barroco y la Ilustración en Occidente‖95. El libro anónimo titulado Manual del perfecto ateo precisa que la creencia en lo que dice la Biblia fue impuesta a sangre y fuego en casi todo el mundo: recuérdese la inquisición, la conquista de América, la colonización de Asia y África, las cruzadas, la toma de China y Japón por los misioneros, las cruzadas jesuitas, las guerras contra los infieles... y pare usted de contar. En toda la historia de la humanidad, los dioses del pueblo conquistado han pasado a la categoría de dioses falsos y su religión, sus libros sagrados, sus ritos, prohibidos y destruidos... (La historia la escriben los vencedores dicen por ahí). Desde sus inicios –prosigue dicho texto-, el papado se constituyo en un feroz perseguidor de los ―herejes, infieles y ateos‖, que ponían en duda a Jesucristo como hijo de dios y a la Iglesia como su representante. Por siglos y siglos, la Iglesia obligó a la gente a creer en sus doctrinas, bajo pena de muerte (y de pilón, infierno en la otra vida). Quien se atrevía a dudar de las enseñanzas del papa, se las tenía que ver con la santísima inquisición (cristiana of course). No pensar, era garantía de seguir con vida (y lleno de fe). De 1481 a 1808, solo en España, la santa inquisición quemó vivos a 32,472 por cuestiones de religión (sin contar las victimas de Holanda, Francia, Italia o las indias), todo en nombre de Jesucristo En Alemania solo, de 1450 a 1550, mas de 100,000 mujeres fueron muertas por la Iglesia por herejes y brujas. ¿Cuántos millones de seres humanos murieron durante la conquista de América al defenderse del cristianismo invasor?, ¿Cuántos otros millones de infieles cayeron bajo la implacable y cristiana espada de las cruzadas? Y no olvidar que la Iglesia católica fue la madre inventora de antisemitismo, siendo Hitler sólo un modesto discípulo seguidor de las enseñanzas de Roma. ¿Quién mató más judíos: la Iglesia católica o Hitler? Hijos predilectos de dios (según la Biblia), los judíos cayeron de la gracia de su hijo (dijo la Iglesia) y durante 19 siglos fueron perseguidos y asesinados por los católicos y demás cristianos (por no creer en Jesús como dios); y por lo mismo murieron miles de africanos, asiáticos, australianos, árabes, latinos y demás infieles: por falta de fe en el nuevo dios de los blancos. Según Voltaire (Cartas filosóficas), la Inquisición es, como todo el mundo sabe, una invención admirable y completamente cristiana para que gocen de extraordinario poder el Papa y los frailes y para convertir en hipócritas las naciones. La Caza de Brujas Persecusión desatada por Inocencio VIII (mediante la bula Summis desidrantes affectibus) contra personas acusadas de canibalismo, de bestialidad, de volar en escobas, de arruinar las cosechas, de hacer abortar a las mujeres, de causar impotencia a los hombres, de beber sangre de niños, de participar en orgías, de besarle el trasero a satanás y de copular con él en los aquelarres y de darle hijos, de convertirse en ranas y 95

VALENCIA VILLA, Hernando. Diccionario Espasa Derechos Humanos. Espasa, Madrid, 2003, p. 210 y 211.

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gatos. Les pinchaban los ojos con agujas, las empalaban por la vagina o el recto hasta desmembrarlas en castigo por haberse ayuntado con el diablo, las arrastraban tiradas por caballos hasta despedazarlas, las asfixiaban… Durante tan brutal cacería, el obispo de Tréveris quemó a 368, el de Ginebra a 500, el de Bamberg a 600 y el de Wurzburgo a 900. Entre dominicos y obispos arrasaron con pueblos y regiones enteras. En Oppenau, entre 1631 y 1632, quemaron cerca del 2% de la población. Para detener la tortura, las supuestas brujas denunciaban a otras, y éstas a otras en una reacción en cadena que podía arrastrarse por décadas. La cifra total de los quemados por brujería nunca se sabrá. Lo que sí se sabe era que la mayoría eran mujeres. La familia de la víctima debía correr con los gastos derivados del proceso, en el cual no podían defenderse, en los que se incluían desde los honorarios de los jueces, torturadores y verdugos hasta el coste de la madera utilizada en la quema y el banquete que seguía a ésta. La caza de brujas sirvió a las fuerzas políticas para contrarrestar el creciente descontento de las clases populares, y para imponer la cultura oficial persiguiendo las manifestaciones culturales heterodoxas o simplemente paganizantes de raíz precristiana. Sobre este particular, el escritor francés Dan Brown nos dice que la ―Inquisición publicó el libro que algunos consideran como la publicación más manchada de sangre de todos los tiempos: El martillo de las brujas, mediante el que se adoctrinaba al mundo de «los peligros de las mujeres librepensadoras» e instruía al clero sobre cómo localizarlas, torturarlas y destruirlas. Entre las mujeres a las que la Iglesia consideraba «brujas» estaban las que tenían estudios, las sacerdotisas, las gitanas, las místicas, las amantes de la naturaleza, las que recogían hierbas medicinales, y «cualquier mujer sospechosamente interesada por el mundo natural». A las comadronas también las mataban por su práctica herética de aplicar conocimientos médicos para aliviar los dolores del parto —un sufrimiento que, para la Iglesia, era el justo castigo divino por haber comido Eva del fruto del Árbol de la Ciencia, originando así el pecado original. Durante trescientos años de caza de brujas, la Iglesia quemó en la hoguera nada menos que a cinco millones de mujeres‖96. La ―caza de brujas‖ es institución abominable, y detrás de ella estaba la ―Iglesia Católica‖. Leamos lo que nos dice el científico Carl Sagan en su libro El mundo y sus demonios:

“El Papa nombró a Kramer y a Sprenger para que escribieran un estudio completo utilizando toda la artillería académica de finales del siglo xv. Con citas exhaustivas de las Escrituras y de eruditos antiguos y modernos, produjeron el Malleus maleficarum, «martillo de brujas», descrito con razón como uno de los documentos más aterradores de la historia humana. Thomas Ady, en Una vela en la oscuridad, lo calificó de «doctrinas e invenciones infames», «horribles mentiras e imposibilidades» que servían para ocultar «su crueldad sin parangón a los oídos del mundo». Lo que el Malleus venía a decir, prácticamente, era que, si a una mujer la acusan de brujería, es que es bruja. La tortura es

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BROWN, Dan. El Código Davinci.

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un medio infalible para demostrar la validez de la acusación. El acusado no tiene derechos. No tiene oportunidad de enfrentarse a los acusadores. Se presta poca atención a la posibilidad de que las acusaciones puedan hacerse con propósitos impíos: celos, por ejemplo, o venganza, o la avaricia de los inquisidores que rutinariamente confiscaban las propiedades de los acusados para su propio uso y disfrute. Su manual técnico para torturadores también incluye métodos de castigo diseñados para liberar los demonios del cuerpo de la víctima antes de que el proceso la mate. Con el Malleus en mano, con la garantía del aliento del Papa, empezaron a surgir inquisidores por toda Europa. Rápidamente se convirtió en un provechoso fraude. Todos los costes de la investigación, juicio y ejecución recaían sobre los acusados o sus familias; hasta las dietas de los detectives privados contratados para espiar a la bruja potencial, el vino para los centinelas, los banquetes para los jueces, los gastos de viaje de un mensajero enviado a buscar a un torturador más experimentado a otra ciudad, y los haces de leña, el alquitrán y la cuerda del verdugo. Además, cada miembro del tribunal tenía una gratificación por bruja quemada. El resto de las propiedades de la bruja condenada, si las había, se dividían entre la Iglesia y el Estado. A medida que se institucionalizaban estos asesinatos y robos masivos y se sancionaban legal y moralmente, iba surgiendo una inmensa burocracia para servirla y la atención se fue ampliando desde las brujas y viejas pobres hasta la clase media y acaudalada de ambos sexos. Cuantas más confesiones de brujería se conseguían bajo tortura, más difícil era sostener que todo el asunto era pura fantasía. Como a cada «bruja» se la obligaba a implicar a algunas más, los números crecían exponencialmente. Constituían «pruebas temibles de que el diablo sigue vivo», como se dijo más tarde en América en los juicios de brujas de Salem. En una era de credulidad, se aceptaba tranquilamente el testimonio más fantástico: que decenas de miles de brujas se habían reunido para celebrar un aquelarre en las plazas públicas de Francia, y que el cielo se había oscurecido cuando doce mil de ellas se echaron a volar hacia Terranova. En la Biblia se aconsejaba: «No dejarás que viva una bruja». Se quemaron legiones de mujeres en la hoguera. Y se aplicaban las torturas más horrendas a toda acusada, joven o vieja, una vez los curas habían bendecido los instrumentos de tortura. Inocencio murió en 1492, tras varios intentos fallidos de mantenerlo con vida mediante transfusiones (que provocaron la muerte de tres jóvenes) y amamantándose del pecho de una madre lactante. Le lloraron sus amantes y sus hijos. En Gran Bretaña se contrató a buscadores de brujas, también llamados «punzadores», que recibían una buena gratificación por cada chica o mujer que entregaban para su ejecución. No tenían ningún aliciente para ser cautos en sus acusaciones. Solían buscar «marcas del diablo» —cicatrices, manchas de nacimiento o nevi— que, al pincharlas con una aguja, no producían dolor ni sangraban. Una simple inclinación de la mano solía producir la impresión de que la aguja penetraba profundamente en la carne de la bruja. Cuando no había marcas visibles, bastaba con las «marcas invisibles». En las galeras, un punzador de mediados del siglo x v n «confesó que había causado la muerte de más de doscientas veinte mujeres en Inglaterra y Escocia por el beneficio de veinte chelines la pieza».

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En los juicios de brujas no se admitían pruebas atenuantes o testigos de la defensa. En todo caso, era casi imposible para las brujas acusadas presentar buenas coartadas: las normas de las pruebas tenían un carácter especial. Por ejemplo, en más de un caso el marido atestiguó que su esposa estaba durmiendo en sus brazos en el preciso instante en que la acusaban de estar retozando con el diablo en un aquelarre de brujas; pero el arzobispo, pacientemente, explicó que un demonio había ocupado el lugar de la esposa. Los maridos no debían pensar que sus poderes de percepción podían exceder los poderes de engaño de Satanás. Las mujeres jóvenes y bellas eran enviadas forzosamente a la hoguera. Los elementos eróticos y misóginos eran fuertes, como puede esperarse de una sociedad reprimida sexualmente, dominada por varones, con inquisidores procedentes de la clase de los curas, nominalmente célibes. En los juicios se prestaba atención minuciosa a la calidad y cantidad de los orgasmos en las supuestas copulaciones de las acusadas con demonios o el diablo (aunque Agustín estaba seguro de que «no podemos llamar fornicador al diablo») y a la naturaleza del «miembro» del diablo (frío, según todos los informes). Las «marcas del diablo» se encontraban «generalmente en los pechos o partes íntimas», según el libro de 1700 de Ludovico Sinistrari. Como resultado, los inquisidores, exclusivamente varones, afeitaban el vello púbico de las acusadas y les inspeccionaban cuidadosamente los genitales. En la inmolación de la joven Juana de Arco a los veinte años, tras habérsele incendiado el vestido, el verdugo de Ruán apagó las llamas para que los espectadores pudieran ver «todos los secretos que puede o debe haber en una mujer». La crónica de los que fueron consumidos por el fuego solo en la ciudad alemana de Wurzburgo en el año 1598 revela la estadística y nos da una pequeña muestra de la realidad humana: El administrador del Senado, llamado Gering; la anciana señora Kanzler; la rolliza esposa del sastre; la cocinera del señor Mengerdorf; una extranjera; una mujer extraña; Baunach, un senador, el ciudadano más gordo de Wurzburgo; el antiguo herrero de la corte; una vieja; una niña pequeña, de nueve o diez años; su hermana pequeña; la madre de las dos niñas pequeñas antes mencionadas; la hija de Liebler; la hija de Goebel, la chica más guapa de Wurzburgo; un estudiante que sabía muchos idiomas; dos niños de la Iglesia, de doce años de edad cada uno; la hija pequeña de Stepper; la mujer que vigilaba la puerta del puente; una anciana; el hijo pequeño del alguacil del ayuntamiento; la esposa de Knertz, el carnicero; la hija pequeña del doctor Schultz; una chica ciega; Schwartz, canónigo de Hach... Y así sigue. Algunos recibieron una atención humana especial: «La hija pequeña de Valkenberger fue ejecutada y quemada en la intimidad». En un solo año hubo veintiocho inmolaciones públicas, con cuatro a seis víctimas de promedio en cada una de ellas, en esta pequeña ciudad. Era un microcosmos de lo que ocurría en toda Europa. Nadie sabe cuántos fueron ejecutados en total: quizá cientos de miles, quizá millones. Los

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responsables de la persecución, tortura, juicio, quema y justificación actuaban desinteresadamente. Solo había que preguntárselo. No se podían equivocar. Las confesiones de brujería no podían basarse en alucinaciones, por ejemplo, o en intentos desesperados de satisfacer a los inquisidores y detener la tortura. En este caso, explicaba el juez de brujas Pierre de Lancre (en su libro de 1612, Descripción de la inconstancia de los ángeles malos), la Iglesia católica estaría cometiendo un gran crimen por quemar brujas. En consecuencia, los que plantean estas posibilidades atacan a la Iglesia y cometen ipsofacto un pecado mortal. Se castigaba a los críticos de las quemas de brujas y, en algunos casos, también ellos morían en la hoguera. Los inquisidores y torturadores realizaban el trabajo de Dios. Estaban salvando almas, aniquilando a los demonios… En la última ejecución judicial de brujas en Inglaterra se colgó a una mujer y a su hija de nueve años. Su crimen fue provocar una tormenta por haberse quitado las medias”.

Las cruzadas Se trata de ocho expediciones militares (impulsadas por el papa Urbano II para la supuesta defensa de la fe católica) realizadas por los cruzados (el brazo armado del papado), con el ―santo‖ propósito de arrebatarles Jerusalén y Palestina (―la tierra santa‖) a los musulmanes. Estas oprobiosas expediciones belicosas dejaron miles de muertos entre cristianos, judíos y musulmanes (su blanco declarado). ―La oculta y verdadera razón era el ansia insaciable de poder y riquezas que nunca han dejado en paz a la Iglesia Católica, que se ha valido de maquinaciones e intrigas, ha coronado y derrocado príncipes, reyes, emperadores, prendido hogueras y quemado herejes, vendido indulgencias y reliquias, mentido y calumniado‖97. Las tropelías de los papas Algunos papas involucrados en hechos y conductas repudiables para la Iglesia y la sociedad: Anastasio I (399-401). Engendró al papa Inocencio I. Hormisdas (514-523). Engendró al papa Silverio. Pelagio I (556-561). Mató al papa Virgilio por corrupto. Fue impuesto por el emperador Justiniano. Juan VIII (872-882). Adulador y servil, coronó a Carlos el Calvo como emperador, afirmando que Dios había decretado su elección como emperador desde antes de la

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VALLEJO, Fernando. Ob. Cit.

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creación del mundo. A cambio obtuvo amplios dominios papales. Fue pródigo en excomuniones y mató a muchos sarracenos (árabes, musulmanes y moros, especialmente piratas que actuaron en el Mediterráneo occidental durante la Edad Media) como ―animales salvajes‖. Adriano III (884-885). Mandó azotar desnuda a una dama noble por las calles de Roma, la cual le había sacado los ojos a un alto oficial del palacio Laterano. Sergio III (904-911). Asesinó a su antecesor León V y al antipapa Cristóbal. Esteban VII (928-931). Hijo de sacerdote. Lo encarcelaron y estrangularon. Hizo exhumar el cadáver de Formoso, su antecesor, nueve meses después de su muerte, para juzgarlo en el famoso Sínodo del Cadáver, y lo condenó por ―ambición desmedida al papado‖: le arrancaron las vestiduras papales, lo vistieron con harapos, le cortaron tres dedos de la mano derecha para que se curara del vicio de bendecir, lo arrastraron por las calles entre risotadas y burlas, lo volvieron a enterrar en una cueva, lo volvieron a desenterrar, lo desnudaron, y, mutilado, vejado y putrefacto, fue arrojado al Tíber. Juan XI (931-936). Hijo ilegítimo de Marozia y del Papa Sergio III. Su hermano Alberico II lo puso en prisión. Esteban VIII (939-942). Murió desorejado y desnarigado por conspirar contra el todopoderoso señor de Roma Alberico II. Juan XII (955-964). Octaviano (937-964). Nieto y biznieto de prostituta. Era gran cazador y jugador de dado, tenía pacto con el diablo, ordenó obispo a un niño de diez años en un establo, hizo castrar a un cardenal causándole la muerte, le sacó los ojos a su director espiritual y en una fuga apurada de Roma desvalijó a San Pedro y huyó con lo que pudo cargar con su tesoro. Cohabitó con la viuda de su vasallo Rainer a la que le regaló cálices de oro y ciudades, y con la concubina de su padre Stefana y con la hermana de Stefana y hasta con sus propias hermanas. Violó peregrinas, casadas, viudas, doncellas, y convirtió el palacio Laterano en un burdel. Un marido celoso lo sorprendió en la cama con su mujer y lo mató de un martillazo en la cabeza. Benedicto V (964-966). Deshonró a una doncella y huyó a Constantinopla con parte del tesoro de San Pedro. A su regreso a Roma, León VIII le desgarró las vestiduras, le arrancó las insignias papales y el báculo; tras hacerlo arrodillar, le rompió la cabeza a baculazos. Murió de más de cien puñaladas propinadas por un marido vejado, quien luego lo arrastró y arrojó a un pozo. Juan XIII (965-972). Solía sacarles los ojos a sus enemigos y pasó por la espada a la mitad de la población de Roma.

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Benedicto VII (974-983). Murió en pleno adulterio a manos de un marido burlado. Bonifacio VII (974-984-985). Francon. Considerado ilegítimo. Estranguló a Benedicto VI y envenenó a Juan XIV, luego de apalearlo. Murió asesinado. Gregorio V (996-999). Bruno de Corintia (972-999). Cegó, desorejó, desnarigó y le cortó la lengua, los labios y las manos del antipapa Juan XVI; lo coronó con una ubre de vaca, lo paseó por Roma montado en un asno y lo encerró en un monasterio donde murió desconectado del mundo. Sergio IV 1009-1012). Pietro. Murió asesinado durante una revuelta en Roma. Adriano IV (1154-1159). Nicolás Breakspear (1100-1159). Hizo condenar y ejecutar por herejía a Arnaldo de Brescia. ¿Qué hizo? Denunciar la riqueza y la corrupción de los clérigos y oponerse al poder temporal del papado. Luego de ahorcado, su cadáver fue quemado y sus cenizas arrojadas al Tíber. Inocencio III (antipapa 1179-1180). Landi de Sezze. Fue el más asesino. Con sus tres cruzadas (contra los albigenses, contra los infieles y la de los niños) fue quien más mató y empujó a la muerte. Inocencio VIII (1198-1216). Giovanni Lotario, conde de Segni (1160-1216). Promulgó la bula Summis desiderantes affectibusque desató la más feroz persecución contra las brujas. A su hijo Franceschetto lo casó con una Médicis y nombró cardenal a un hijo de Lorenzo el Magnífico. Gregorio IX (1227-1241). Ugolino, conde de Segni (1170-1241). Decretó la pena de muerte para los herejes. Inocencio IV (1243-1254). Sinibaldo Fieschi (1195-1254). Azuzó a la Inquisición, con su bula Ad extirpanda, a usar la tortura para sacarles a sus víctimas la confesión de herejía. Inocencio IV (1243-1254). Sinibaldo Fieschi (1195-1254). Autorizó la tortura, y las cámaras de la Inquisición se convirtieron en las mazmorras del terror y el sufrimiento. Juan XXII (1316-1334) Jacques Duese (1245-1334). Declaró herejes a los fraticelli (de la orden franciscana), al año siguiente quemó a cuatro en Marsella, y en los años siguientes entregó más de un centenar a la Inquisición por insistir en la pobreza de cristo y de los apóstoles. Condenó póstumamente al filósofo alemán Meister (Maestro) Eckhart (1258-1327) por ideas religiosas, entre ellas su concepción panteísta, y excomulgó al filósofo inglés Guillermo de Occam (1290-1249) por estar de acuerdo con la tesis sobre la pobreza de Cristo y considerar como hereje a Juan XXII, quien no compartía y se oponía a dicha tesis.

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Urbano VI (1378-1389). Bartolomeo Prignamo (1318-1289). Murió envenenado. Alejandro VI (1492-1503). Rodrigo Borgia y Borgia (1421-1503). Tuvo amantes, engendró hijos, cometió incesto con su hija Lucrecia, sobornó cardenales, vendió indulgencias, quemó a Girolamo Savonarola (1452-1498) porque convocó a un concilio desde Florencia con el propósito de deponer a ese papa por pecados de la carne y por corrupto. Fue precursor de la Reforma. Adolfo Valle Berrío, con respecto a este papa, nos dice lo siguiente: ―Rodrigo quería hacerse Papa como fuese, y se dice que el día en que fue coronado todos sus coterráneos respiraron tranquilos, pues par lograr tal distinción había hecho envenenar o asesinar a 220 de sus oponentes, en sólo 17 días…‖98. Inés Plana escribe que los Borgia fueron papas, cardenales y duques, y no duraron en asesinar a quien se les interpusiera para alanzar el poder y la gloria, y agrega que el tráfico y el incesto coronaron su leyenda negra. Con respecto a la muerte de Savonarola, afirma que el Papa Alejandro VI lo llamó ―judío borracho‖ y lo acusó de rebelión. ―Tras crueles interrogatorios bajo tortura, en los que Savonarola sufrió el desgarro de todos sus músculos, refirmó la sentencia de muerte‖. Luego de su ahorcamiento fue quemado en la pira. ―La osadía de enfrentarse a un Borgia la pagó el dominico, al igual que muchos otros, con su propia vida‖99. Este ―papa‖ intolerante, que tuvo unos siete hijos, cometió incesto y dispuso asesinatos, entre otros vejámenes, ¿fue un auténtico ―representante‖ de Dios en la tierra? León X (1513-1521). Juan de Médicis (1475-1521). Era homosexual y los burdeles de Roma le pagaban diezmos. Mató al pérfido cardenal Alfonso Petrucci de Siena, quien pretendió envenenarlo. Practicó la simonía (negociar con objetos sagrados, bienes espirituales o cargos eclesiásticos). Julio III (1550-1555). Giovanni María del Monte (1487-1555). Tuvo relaciones homosexuales con un joven de 15 años. Fue a la cárcel por criminal. Pío V (1566-1572). Antonio Ghislleri (1504-1572). Expulsó a todos los judíos de los Estados Pontificios, dejando tan solo a los de Roma y Ancona. Expulsó a todas las prostitutas de Roma. Promulgó la bula que prohibía las corridas de toros en Europa, menos en España. Gregorio XIII (1572-1585). Ugo Boncompagni (1502-1585). Celebró con júbilo la matanza de la noche de San Bartolomé, donde la Iglesia católica asesinó a varios protestantes franceses o hugonotes, sindicados de herejía. En una carta a Carlos IX, dijo: ―Os acompañamos en vuestra alegría porque por la gracia de Dios habéis librado al mundo de esos desgraciados herejes‖. 98

VALLE BERRIO, Adolfo. Atando cabos. 99

PLANA, Inés. Los Borgia, un culebrón del Renacimiento. Revista Muy Interesante No. 92.

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Sixto V (1585-1590). Felice Peretti (1520-1590). Asesino, inquisidor y simoniaco. Pío XI (1922-1939). Achile Ratti (1857-1939). Alcahueta del nazismo. Pío XII (1939-1958). Eugenio Pacelli (1876-1958). Alcahueta del nazismo y del fascismo. Tuvo relaciones íntimas con la monja Pascalina. Combatió el comunismo. Pablo VI (1963-1978). Giovanni Batista Montini (1897-1978). Revivió el viejo tema de que los judíos no habían querido reconocer en Jesús al Mesías que llevaban siglos esperando, al cual habían calumniado y matado. ¿Todo eso hicieron los llamados ―representantes de Dios en la tierra? La Iglesia les debe muchas explicaciones a sus feligreses y creyentes, debido a que, de una u otra forma, los ha guiado y les ha impuesto formas y estilo de vida. ¡La Iglesia también es responsable de la violencia! Las fechorías de la Iglesia Católica El Manual del perfecto ateo señala que ante las abrumadoras verdades que han salido a la luz, la Iglesia ha tenido que reconocer (en 1969) que la mayoría de los llamados ―santos‖ venerados durante siglos, no fueron más que leyenda o dioses romanos rebautizados con nombre cristiano. Así como que la inmensa mayoría de papas ―sucesores de San Pedro‖ no fueron más que ambiciosos obispos ansiosos de poder, asesinos muchos de ellos, corruptos principitos llenos de hijos bastardos, interesados solo en el trono de los enormes territorios controlados por la ―Iglesia de Cristo‖. Y que la historia del cristianismo es una historia fraudulenta llena de mentiras, cuentos, falsedades y mitos, utilizados sabiamente para hacer aparecer a la religión cristiana como la única inspirada por Dios y a su Iglesia como la Iglesia de Jesucristo. ―La doctrina dogmática de la religión cristiana traería como consecuencia una lucha encarnizada por defender "la pureza de la doctrina" y mantener la estructura jerárquica, legitimando su dominio de la sociedad medieval. San Agustín condenó a los herejes y creyó legítimo emplear medidas de fuerza contra ellos porque consideraba la herejía como un alejamiento del dogma y un desorden del alma que podría llevar al hombre a la condenación eterna‖100. Por cuenta de la religión ha corrido mucha sangre… Por supuesta herejía o estar en desacuerdo con la Iglesia católica no fueron pocos los asesinados. He aquí una pequeña muestra:

Marsilio de Padua (1280-1343), filósofo italiano (teórico del estado), fue excomulgado y condenado como hereje por sus ideas de avanzada y tesis filosóficas en las que defendía el estado fundado en la soberanía popular (el rey libremente elegido por el pueblo,

100

ACEVEDO LINARES, Antonio. La tolerancia como presupuesto fundamental para la construcción de una cultura de la democracia en América Latina. http://www.monografias.com

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debía ser independiente de la jerarquía eclesiástica; los obispos respecto al papa, la comunidad eclesial respecto al párroco).

Fray Dulcino de Novara. El Papa Clemente V (1305-1314) ordenó que lo condenaran a muerte. ¿Por qué? Este monje tenía su propia interpretación de los Evangelios. John Wyclif o Wycliffe (1320-1384), teólogo inglés, que cuestionó la autoridad espiritual del papa, las indulgencias, la confesión obligatoria y predicó un retorno a las prácticas religiosas fundadas en la meditación de las Sagradas Escrituras, fue condenado en el Concilio de Constanza (1415) e incinerado su cadáver. Juan Hus (1369-1415), reformador religioso checo, que denunció los vicios del clero y de los defectos de la Iglesia, fue condenado por herejía, encarcelado y quemado vivo. El principal discípulo de Hus, Girolamo de Praga, que había indo a Constanza a defenderlo, lo detuvieron y encarcelaron, lo juzgaron y lo quemaron vivo por hereje el 26 de mayo de 1416. Girolamo Savonarola (1452-1498) Precursor de la Reforma. Fue condenado a la hoguera por Alejandro VI. ¿Por qué? Haber convocado a un concilio desde Florencia con el propósito de deponer a ese papa por pecados de la carne y por corrupto.

William Tyndale (1494-1536). Quemado en la hoguera. ¿Por qué? Traducir la Biblia al inglés. Leamos lo que dice al respecto el libro El mundo y sus demonios, de Carl Sagan:

“En el siglo xvi, el erudito William Tyndale cometió la temeridad de pensar en traducir el Nuevo Testamento al inglés. Pero si la gente podía leer la Biblia en su propio idioma en lugar de hacerlo en latín, se podría formar sus propios puntos de vista religiosos independientes. Podrían pensar en establecer una línea privada con Dios sin intermediarios. Era un desafío para la seguridad del trabajo de los curas católicos romanos. Cuando Tyndale intentó publicar su traducción, le acosaron y persiguieron por toda Europa. Finalmente le detuvieron, le pasaron a garrote y después, por añadidura, le quemaron en la hoguera”.

Éttiene Dolet (1509-1546). Humanista francés. ¿Por qué? Fue acusado de brujería. Por usar la sátira contra el catolicismo romano. La Iglesia católica ordenó la tortura y la quema vivo, luego de que hubiera sido condenado por la facultad de teología de la Sorbona por ateísmo y por publicar un diálogo de Platón que negaba la inmortalidad del alma. Fue el ―primer mártir del Renacimiento‖.

Miguel Servet (1511-1553), médico y teólogo español. ¿Por qué? Mantener una concepción personal sobre el dogma de la Santísima Trinidad. Las opiniones religiosas de Servet fueron combatidas por los católicos y por los protestantes de la época. Este

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español rebelde, que descubrió el intercambio de sangre entre el corazón y los pulmones, contradiciendo a católicos y protestantes, negó la doctrina del pecado original y la doctrina de la Santísima Trinidad. En Del error de la Trinidad (1531) repudió la personalidad tripartita de Dios y el ritual del bautismo. Sus contribuciones científicas también fueron notables: La restauración del cristianismo, publicado poco antes de su muerte, contiene la primera descripción rigurosa del sistema circulatorio pulmonar. Acusado de herejía y blasfemia contra la cristiandad, murió quemado en la hoguera.

Giordano Bruno (1548-1600), filósofo y poeta renacentista italiano, pagó con su vida en la hoguera por sus ―desviaciones doctrinales, herejías y blasfemias‖. ¿Pero cuál fue su osadía para merecer tan absurdo castigo? Haber planteado que el universo es infinito, que Dios es el alma del universo y que las cosas materiales no son más que manifestaciones de un único principio infinito; afirmar que las estrellas no parecen cambiar de situación por las enormes distancias que las separaban de la tierra; sostener la infinitud el universo físico, y sugerir que podían existir numerosos sistemas planetarios como el nuestro y multitud de planetas habitables. Defendió, al igual que Galileo, la tesis copernicana de que la tierra gira en torno al sol. Sostuvo que las estrellas son soles distantes con sus propios planetas, que el universo es infinito, que se puede convocar a las almas de los muertos por la necromancia y la magia, y que es mentira el dogma de la Santísima Trinidad. ¿Mereció morir así uno de los precursores de la filosofía y la astronomía moderna? La ciencia fue menos perseguida en los países protestantes porque allí la dominación eclesiástica no era tan fuerte. La vida y obra de Bruno son clara manifestación del dramático enfrentamiento que se vivía en la época. En el mundo medieval, teocrático, inmovilista, con pretensiones de conocimiento absoluto frente al cual no tenían los hombres otra opción que la recta interpretación y recta opinión, la ortodoxia resistía el advenimiento de una nueva e inquietante postura intelectual.

Fernando Savater, en una biografía novelada de Voltaire, cuenta:

“Aún más espeluznante resultó la condena contra dos jóvenes de la Picardía, el caballero de La Barre y el señor D‟Etallondes, ninguno de los cuales había cumplido aún los veinte años. Por lo visto se habían cruzado con una procesión sin descubrirse y más tarde alguien los oyó cantar entre copas una canción irreverente: fue suficiente para que se les achacase el destrozo de un viejo crucifijo que presidía el puente de Abbeville, hecho caer probablemente por algún carro. El obispo de Amiens intervino con entusiasmo en esta ridícula cruzada y consiguió que el joven D‟Etallondes fuese condenado a sufrir la amputación de la lengua hasta la raíz y de la mano derecha, todo ello ante la puerta principal de la catedral, tras lo cual sería atado y quemado a fuego lento… Al subir al cadalso, el desventurado adolescente comentó con serenidad: «No creí que se pudiera matar a un joven por tan poca cosa». Cuando constató la reacción mayoritariamente adversa ante esta sentencia, el nuncio la criticó discretamente y dijo que en Roma no hubiera podido llevarse a cabo la ejecución. Es singular la capacidad de la Iglesia católica

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para no ser nunca menos cruel de lo que le permite su poder social, ni más tolerante de lo que le imponen las circunstancias históricas”.101

En la novela de José Saramago, El evangelio según Jesucristo, encontramos las siguientes tropelías:

―Dios suspiró y, en el tono monocorde de quien ha preferido adormecer la piedad y la misericordia, comenzó la letanía, por orden alfabético, para evitar problemas de precedencias, Adalberto de Praga, muerto con una alabarda de siete puntas, Adriano, muerto a martillazos sobre un yunque, Afra de Ausburgo, muerta en la hoguera, Agapito de Preneste, muerto en la hoguera, colgado por los pies, Agrícola de Bolonia, muerto crucificado y atravesado por clavos, Águeda de Sicilia, muerta con los senos cortados, Alfegio de Cantuaria, muerto de una paliza, Anastasio de Salona, muerto en la horca y decapitado, Anastasia de Sirmio, muerta en la hoguera y con los senos cortados, Ansano de Sena, a quien arrancaron las vísceras, Antonino de Pamiers, descuartizado, Antonio de Rívoli, muerto a pedradas y quemado, Apolinar de Rávena, muerto a mazazos, Apolonia de Alejandría, muerta en la hoguera después de arrancarle los dientes, Augusta de Treviso, decapitada y quemada, Aura de Ostia, muerta ahogada con una rueda de molino al cuello, áurea de Siria, muerta desangrada, sentada en una silla forrada de clavos, Auta, muerta a flechazos, Babilas de Antioquía, decapitado, Bárbara de Nicomedia, decapitada, Bernabé de Chipre, muerto por lapidación y quemado, Beatriz de Roma, estrangulada, Benigno de Dijon, muerto a lanzazos, Blandina de Lyon, muerta a cornadas de un toro bravo, Blas de Sebaste, muerto por cardas de hierro, Calixto, muerto con una rueda atada al cuello, Casiano de Ímola, muerto por sus alumnos con un estilete, Cástulo, enterrado en vida, Catalina de Alejandría, decapitada, Cecilia de Roma, degollada, Cipriano de Cartago, decapitado, Ciro de Tarso, muerto, niño aún, por un juez que le golpeó la cabeza en las escaleras del tribunal, Claro de Nantes, decapitado, Claro de Viena, decapitdo, Clemente, ahogado con un ancla al cuello, Crispín y Crispiniano de Soissons, decapitados, Cristina de Bolsano, muerta por todo cuanto se pueda hacer con muela de molino, rueda, tenazas, flechas y serpientes, Cucufate de Barcelona, despanzurrado, y al llegar al final de la letra C, Dios dijo, Más adelante es todo igual, o casi, son ya pocas las variaciones posibles, excepto las de detalle, que, por su refinamiento, serían muy largas de explicar, quedémonos aquí, Continúa, dijo Jesús, y Dios continuó, abreviando en lo posible, Donato de Arezzo, decapitado, Elifio de Rampillon, le cortarán la cubierta craneana, Emérita, quemada, Emilio de Trevi, decapitado, Esmerano de Ratisbona, amarrado a una escalera y muerto, Engracia de Zaragoza, decapitada, Erasmo de Gaeta, también llamado Telmo, descoyuntado por un cabrestante, Escubíbulo, decapitado, Esquilo de Suecia, lapidado, Esteban, lapidado, Eufemia de Calcedonia, le clavarán una espada, Eulalia de Mérida, decapitada, Eutropio de Saintes, cabeza cortada de un hachazo, Fabián, espada y cardas de hierro, Fe de Agen, degollada, Felicidad y sus Siete Hijos, cabezas cortadas a espada, Félix y su hermano Adauto, ídem, Ferreolo de Besancon, decapitado, Fiel de Sigmaringen, con una maza erizada de púas, Filomena, flechas y áncora, Fermín de Pamplona, decapitado, Flavia Domitila, ídem, Fortunato de {évora, tal vez ídem, Fructuoso de Tarragona,

101

SAVATER, Fernando. El jardín de las dudas. Quimeras, Madrid, 1993, p. 390.

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quemado, Gaudencio de Francia, decapitado, Gelasio, ídem más cardas de hierro, Gengulfo de Borgoña, cuernos, asesinado por el amante de su mujer, Gerardo de Budapest, lanza, Gedeón de Colonia, decapitado, Gervasio y Protasio, gemelos, ídem, Godeliva de Ghistelles, estrangulada, Goretti, María, ídem, Grato de Aosta, decapitado, Hermenegildo, hacha, Hierón, espada, Hipólito, arrastrado por un caballo, Ignacio de Azevedo, muerto por los calvinistas, estos no son católicos, Inés de Roma, desventrada, Genaro de Nápoles, decapitado tras lanzarlo a las fieras y meterlo en un horno, Juana de Arco, quemada viva, Juan de Brito, degollado, Juan Fisher, decapitado, Juan Nepomuceno, de Praga, ahogado, Juan de Prado, apuñalado en la cabeza, Julia de Córcega, le cortarán los senos y luego la crucificarán, Juliana de Nicomedia, decapitada, Justa y Rufina de Sevilla, una en la rueda, otra estrangulada, Justina de Antioquía, quemada con pez hirviendo y decapitada, Justo y Pastor, pero no éste aquí presente, de Alcalá de Henares, decapitados, Killian de Würzburg, decapitado, Léger de Autun, ídem, después de arrancarle los ojos y la lengua, Leocadia de Toledo, despeñada, Lievin de Gante, le arrancarán la lengua y lo decapitarán, Longinos, decapitado, Lorenzo, quemado en la parrilla, Ludmila de Praga, estrangulada, Lucía de Siracusa, degollada tras arrancarle los ojos, Magín de Tarragona, decapitado con una hoz de filo de sierra, Mamed de Capadocia, destripado, Manuel, Sabel e Ismael, Manuel con un clavo de hierro a cada lado del pecho, y otro clavo atravesándole la cabeza de oído a oído, todos degollados, Margarita de Antioquía, hachón y peine de hierro, Mario de Persia, espada, amputación de las manos, Martina de Roma, decapitada, los mártires de Marruecos, Berardo de Cobio, Pedro de Gemianino, Otón, Adjuto y Acursio, degollados, los del Japón, veintiséis crucificados, lanceados y quemados, Mauricio de Agaune, espada, Meinrad de Einsiedeln, maza, Menas de Alejandría, espada, Mercurio de Capadocia, decapitado, Moro, Tomás, ídem, Nicasio de Reims, ídem, Odilia de Huy, flechas, Pafnucio, crucificado, Payo, descuartizado, Pancracio, decapitado, Pantaleón de Nicomedia, ídem, Patroclo de Troyes y de Soest, ídem, Paulo de Tarso, a quien deberás tu primera Iglesia, ídem, Pedro de Rates, espada, Pedro de Verona, cuchillo en la cabeza y puñal en el pecho, Perpetua y Felicidad de Cartago, Felicidad era la esclava de Perpetua, corneadas por una vaca furiosa, Pia de Tournai, le cortarán el cráneo, Policarpo, apuñalado y quemado, Prisca de Roma, comida por los leones, Proceso y Martiniano, la misma muerte, creo, Quintino, clavos en la cabeza y en otras partes, Quirino de Ruan, cráneo serrado por arriba, Quiteria de Coimbra, decapitada por su propio padre, un horror, Renaud de Dormund, maza de cantero, Reine de Alise, gladio, Restituta de Nápoles, hoguera, Rolando, espada, Román de Antioquía, lengua arrancada, estrangulamiento, aún no estás harto, preguntó Dios a Jesús, y Jesús respondió, Esa pregunta deberías hacértela a ti mismo, continúa, y Dios continuó, Sabiniano de Sens, degollado, Sabino de Asís, lapidado, Saturnino de Tolosa, arrastrado por un toro, Sebastián, flechas, Segismundo, rey de los Burgundios, lanzado a un pozo, Segundo de Asti, decapitado, Servacio de Tongres y de Maastricht, muerto a golpes con un zueco, por imposible que parezca, Severo de Barcelona, un clavo en la cabeza, Sidwel de Exeter, decapitado, Sinforiano de Autun, ídem, Sixto, ídem, Tarsicio, lapidado, Tecla de Iconio, amputada y quemada, Teodoro, hoguera, Tiburcio, decapitado, Timoteo de éfeso, lapidado, Tirso, serrado, Tomás Becket, con una espada clavada en el cráneo, Torcuato y los Veintisiete, muertos por el general Muza a las puertas de Guimaräes, Tropez de Pisa, decapitado, Urbano, ídem, Valeria de

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Limoges, ídem, Valeriano, ídem, Venancio de Camerino, degollado, Vicente de Zaragoza, rueda y parrilla con púas, Virgilio de Trento, otro muerto a golpes de zueco, Vital de Rávena, lanza, Víctor, decapitado, Víctor de Marsella, degollado, Victoria de Roma, muerta después de arrancarle la lengua, Wilgeforte, o Liberata, o Eutropía, virgen, barbada, crucificada, y otros, otros, otros, ídem, ídem, ídem, basta”.

El escritor Stefan Zweig nos dice:

“…Hus se asfixia entre las llamas ardientes; Savonarola es amarrado al poste de la hoguera en Florencia; Servet, arrojado al fuego por el fanático Calvino. Cada cual tiene su hora trágica: Thomas Münzer es tenaceado con tenazas de fuego; John Knox, clavado en su propia galera… A Thomas Moro y a John Fisher les ponen la cabeza sobre el tajo de los criminales; Zwingli, acogotado por la maza de armas, yace en la llanura de Cappel: todos ellos figuras inolvidables, intrépidos en su creyente furor, extáticos en sus cuitas, grandes en su destino. Mas detrás de ellos prosigue ardiendo la llama fatal del delirio religioso; los destruidos castillos de la Guerra de los Aldeanos son testigos infamadores de aquel Cristo, mal comprendido, cada cual según su modo, por aquellos fanáticos; las ciudades arruinadas, las granjas saqueadas de la Guerra de los Treinta Años y de la de los Cien Años, estos panoramas apocalípticos claman a los cielos la sinrazón terrena del "no querer ceder"… Durante siglos quedará partido el orbe cristiano y europeo en católicos contra protestantes, gentes del norte contra gentes del sur, germanos contra romanos: en este momento sólo hay una elección, una decisión posible para los alemanes, para los hombres de Occidente: o papistas o luteranos, o el poder de las llaves de San Pedro o el Evangelio. …la Roma del esplendor papal rechazaba cualquier protesta, hasta las mejor intencionadas; en la hoguera, con una mordaza en la boca, expiaban su culpa todos los que hablaban demasiado alto, con demasiada pasión; sólo en agrias coplas populares o en picantes anécdotas podía descargarse secretamente la irritación por el abuso del comercio de reliquias y de indulgencias; subterráneamente, iban de mano en mano ciertas hojas sueltas con la imagen del papa como una gran araña chupadora de sangre”. Sobre el reformador de la Iglesia Católica, el monje alemán Martín Lutero, señala que éste “prorrumpe en clamores de alegría cuando Thomas Münzer y diez mil aldeanos son degollados vilmente, y se alaba y glorifica, en voz bien alta, "de que su sangre la lleva él sobre su cabeza"; se regocija de que el "marrano" de Zwingli, Karlstadt y todos los otros que alguna vez se le han opuesto mueran miserablemente: jamás este hombre, ardiente y violento en sus odios, tuvo una palabra justa para un enemigo ya muerto. En el pulpito, una voz humana que arrebata; en su casa, un amable padre de familia; artista y poeta capaz de expresar la más alta cultura, Lutero, en cuanto comienza una contienda, se convierte en un lobo, en un endemoniado, presa de gigantescos furores, al cual no detiene ninguna obligación o justicia. Esta salvaje necesidad de su naturaleza le lleva siempre, durante toda su vida, a buscar la guerra, pues el combatir no sólo le parece la forma de vida más llena de goces, sino también la moralmente más justa. "Un ser humano, y especialmente un cristiano, tiene que ser hombre de guerra", dice con orgullo mirándose al espejo, y en una carta posterior (1541) alza esta declaración hasta los cielos al afirmar misteriosamente "que es seguro que Dios también combate"... "Dios me ha ordenado que

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enseñe y juzgue en tierra alemana, como uno de los apóstoles y evangelistas". Por el propio Dios siente el extático que le ha sido atribuida la misión de purificar la Iglesia, de libertar al pueblo alemán de las manos del "Anticristo", del papa, ese "enmascarado y auténtico diablo", de libertarlo con la palabra, y, si no queda otro remedio, con la espada y a sangre y fuego… "Quien perece en defensa de los príncipes —predica—, será bienaventurado mártir; quien cae frente a ellos, se va con el diablo; por eso, el que pueda hacerlo debe combatir, estrangular y apuñalar, secreta o públicamente, pensando que no puede haber nada más venenoso, más pernicioso y diabólico que un hombre rebelde". Sin consideración alguna, se coloca para siempre del lado de la autoridad contra el pueblo. "El asno quiere palos y el populacho ser regido por la fuerza"… Cierto que muchos partidarios de Lutero se apoyan en la frase evangélica que dice: No he venido a traeros la paz sino la espada… No pienses que la cuestión podrá quedar arreglada sin tumulto, escándalo y revueltas. De una espada no puedes hacer una pluma ni de una guerra una paz. La palabra de Dios es guerra, es escándalo, es ruina, es veneno… Esta es la guerra de Nuestro Señor, el cual la ha suscitado y no cesará hasta que hayan perecido todos los enemigos de su palabra… Este hombre lleno de furia combativa no tolera ningún otro final a una discusión, sino el pleno e incondicional aniquilamiento de su contradictor… Lutero, propiamente, con su acción resuelta, no hace más que poner fuego a la cargada mina”. Esta exaltación a la violencia, en nombre de la religión, fue aprovechada por los poderosos de su época, que, al igual que los actuales, son hombres pragmáticos, oportunistas, logreros, violentos y manipuladores. Fue así que Lutero, “sin desearlo, y acaso también sin comprenderlo del todo, con sus exigencias sólo pensadas para el orden espiritual, ha llegado a ser el exponente de los más diversos intereses terrenos, el ariete de los asuntos nacionales alemanes, una importante figura en el ajedrez político que se juega entre el papa, el emperador y los príncipes alemanes”. Como se colige, Martín Lutero, que oportunamente le “puso su tatequieto” a los desmanes y corrupción de la Iglesia Católica, también, con su “apostolado”, propició la violencia. El mismo Lutero lo reconoce en lo siguientes términos: "Yo, Martín Lutero, he matado en la sublevación a todos los campesinos, pues les he dicho que pegaran hasta la muerte; toda su sangre está sobre mi conciencia"102.

La madre del científico Johanness Kepler fue procesada dizque por bruja… ¿Qué tal esos dementes ―defensores‖ de la religión? Uno de los ideólogos de la Ilustración y promotores del Enciclopedismo, el filósofo francés Denis Diderot (1713-1784), tuvo serios problemas con la Iglesia y el Estado, quienes lo condenaron, ya que fue ―el primero en expresar la idea de que todos los seres vivos pudieron provenir de un antepasado común‖103. Además, fue enviado a prisión por dudar de la perfección de la naturaleza. ―Con ayuda de los más prestigiosos escritores de la época, entre los que figuraban Voltaire y Montesquieu, el escéptico y racionalista Diderot empleó la Enciclopedia como una poderosa arma de propaganda

102

ZWEIG, Stefan. Erasmo de Rótterdam, triunfo y tragedia. 103

CIRCULO DE LECTORES. Ideas. El espíritu del hombre mueve el mundo.

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contra la autoridad eclesiástica, la superstición, el conservadurismo y el orden semifeudal de la época. En consecuencia, Diderot y sus colaboradores se convirtieron en el blanco de las críticas clericales y reales. En 1759 el Conseil du Roi suprimió formalmente los diez primeros volúmenes (publicados a partir de 1751) y prohibió la publicación de la obra‖104. El Papa Juan XXII (1316-1334) dispuso enviar a la hoguera a supuestos herejes de la orden franciscana conocidos como ―franciscanos espirituales‖ porque sostenían que Cristo había sido pobre. En la novela El nombre de la rosa, de Umberto Eco, encontramos que Arnaldo Amalrico, abad de Citeaux, cuando le preguntaron qué había de hacer con los ciudadanos de Béziers, ciudad sospechosa de herejía, respondió: ―¡Matadlos a todos; Dios reconocerá a los suyos!‖. Dice el libro que ―la ciudad de Beziers fue tomada, y los nuestros no hicieron diferencias de dignidad ni de sexo ni de edad, y pasaron por las armas a casi veinte mil hombres. Después de la matanza, la ciudad fue saqueada y quemada‖. Luego se tomo a Carcasona donde dejó ciego a todos sus habitantes. Sobre este oprobioso episodio ―religioso‖, Fernando Vallejo precisa lo siguiente:

“A mediados de 1209 y al mando de un ejército de asesinos, el legado papal Arnoldo Amalrico le puso sitio a Beziers, baluarte de los albigenses occitanos, con la exigencia de que le entregaran a doscientos de los más conocidos de esos herejes que allí se refugiaban, a cambio de perdonar la ciudad. Almarico era un monje cistenciense al servicio de Inocencio III; su ejército era una turba de mercenarios, duques, condes, criados, burgueses, campesinos, obispos feudales y caballeros desocupados; y los albigenses eran los más devotos continuadores de Cristo… Los ciudadanos de Beziers decidieron resistir y no entregar a sus protegidos… pero cayó en manos de los sitiadores y éstos, con católico celo, se entregaron a la rapiña y al exterminio… Y así, sin distingos, herejes y católicos por igual iban cayendo todos degollados… En la sola Iglesia de Santa María Magdalena masacraron a siete mil sin perdonar mujeres, niños ni viejos… Albigenses o n o, los veinte mil eran todos cristianos”105.

A éste y otros exabruptos han tenido la desfachatez histórica de llamarlos eufemísticamente guerras santas. ―Una guerra santa sigue siendo una guerra. Quizá por eso no deberían existir guerras santas‖106. La misma religión no ha respetado el precepto de bíblico: ¡No matarás! (que en la filosofía kantiana es un imperativo categórico). ―Las religiones, por otra parte, han respetado muy mal esta exigencia inventando las doctrinas de la guerra justa y aún de la guerra santa‖107. Dizque guerra santa con la promesa del cielo para los que mueran en ella. ¡Qué desfachatez!

104

MICROSOFT ENCARTA. 105

VALLEJO, Fernando. Ob. Cit. 106

ECO, Umberto. El nombre de la rosa. 107

MULLER, Jean-Marie. La no violencia como filosofía y como estrategia. http://www.palabracubana.org/2008-02/no-violencia.htm

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En muchas ocasiones la religión se ha convertido en ―el opio del pueblo‖, porque ha sido utilizada para dominar y adormecer las masas y embrutecerlas, y hacerlas pensar en cosas distintas de sus intereses inmediatos. Según Marx, la religión es un engaño, una ilusión utópica, con que se pretende acallar la miseria del hombre; la expresión de un orden social vituperable, el arma con que los ricos pretenden mantener su opresión sobre los desheredados; el opio del pueblo; la enemiga de la ciencia; y, en manos de la Iglesia, la aliada incondicional del capitalismo. El opio del pueblo significa que la religión, al señalar la existencia de una vida futura, le impide al hombre reaccionar contra las miserias de la vida presente. La religión le inculca al hombre amor y compasión para con sus semejantes, en vez de infundirle odio y venganza; así lo incapacita para la violencia y la revolución sangrienta. ―A lo largo de la historia las religiones han sido manipuladas por sus sacerdotes y por los dirigentes de las sociedades‖108. Antonio Caballero sostiene que ―si la Iglesia Católica ha sido un lastre retardatario en el mundo entero, la Iglesia colombiana ha sido una de las más reaccionarias del orbe cristiano. Las jerarquías de la Iglesia colombiana han estado siempre al servicio de los intereses de las estructuras sociales existentes, del injusto orden político y social tradicional, y han puesto siempre el prestigio que les da la doctrina cristiana del amor, por una parte, y, por la otra, el poder que les da la riqueza al servicio de lo más reaccionario que ha habido en Colombia y, en consecuencia, al servicio de que hoy estemos sumidos en un mar de sangre‖109. Un intelectual de la categoría de José Saramago, premio Nobel de literatura, en su brevísimo ensayo El factor Dios, escribió algo que nos invita a reflexionar:

―Siempre tendremos que morir de algo, pero ya se ha perdido la cuenta de los seres humanos muertos de las peores maneras que los humanos han sido capaces de inventar. Una de ellas, la más criminal, la más absurda, la que más ofende a la simple razón, es aquella que, desde el principio de los tiempos y de las civilizaciones, manda matar en nombre de Dios. Ya se ha dicho que las religiones, todas ellas, sin excepción, nunca han servido para aproximar y congraciar a los hombres; que, por el contrario, han sido y siguen siendo causa de sufrimientos inenarrables, de matanzas, de monstruosas violencias físicas y espirituales que constituyen uno de los más tenebrosos capítulos de la miserable historia humana. Al menos en señal de respeto por la vida, deberíamos tener el valor de proclamar en todas las circunstancias esta verdad evidente y demostrable, pero la mayoría de los creyentes de cualquier religión no sólo fingen ignorarlo, sino que se yerguen iracundos e intolerantes contra aquellos para quienes Dios no es más que un nombre, nada más que un nombre, el nombre que, por miedo a morir, le pusimos un día y que vendría a dificultar nuestro paso a una humanización real. A cambio nos prometía paraísos y nos amenazaba

108

CABALLERO, Antonio. Ob. Cit. 109

Ibídem.

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con infiernos, tan falsos los unos como los otros, insultos descarados a una inteligencia y aun sentido común que tanto trabajo nos costó conseguir. Dice Nietzsche que todo estaría permitido si Dios no existiese, y yo respondo que precisamente por causa y en nombre de Dios es por lo que se ha permitido y justificado todo, principalmente lo peor, principalmente lo más horrendo y cruel. Durante siglos, la Inquisición fue, también, como hoy los talibán, una organización terrorista dedicada a interpretar perversamente textos sagrados que deberían merecer el respeto de quien en ellos decía creer, un monstruoso connubio pactado entre la religión y el Estado contra la libertad de conciencia y contra el más humano de los derechos: el derecho a decir no, el derecho a la herejía, el derecho a escoger otra cosa, que sólo eso es lo que la palabra herejía significa. Y, con todo, Dios es inocente. Inocente como algo que no existe, que no ha existido ni existirá nunca, inocente de haber creado un universo entero para colocar en él seres capaces de cometer los mayores crímenes para luego justificarlos diciendo que son celebraciones de su poder y de su gloria, mientras los muertos se van acumulando, estos de las torres gemelas de Nueva York, y todos los demás que, en nombre de un Dios convertido en asesino por la voluntad y por la acción de los hombres, han cubierto e insisten en cubrir de terror y sangre las páginas de la Historia. Los dioses, pienso yo, sólo existen en el cerebro humano, prosperan o se deterioran dentro del mismo universo que los ha inventado, pero el "factor Dios", ese, está presente en la vida como si efectivamente fuese dueño y señor de ella. No es un dios, sino el "factor Dios" el que se exhibe en los billetes de dólar y se muestra en los carteles que piden para América (la de Estados Unidos, no la otra...) la bendición divina. Y fue en el "factor Dios" en lo que se transformó el dios islámico que lanzó contra las torres del World Trade Center los aviones de la revuelta contra los desprecios y de la venganza contra las humillaciones. Se dirá que un dios se dedicó a sembrar vientos y que otro dios responde ahora con tempestades. Es posible, y quizá sea cierto. Pero no han sido ellos, pobres dioses sin culpa, ha sido el "factor Dios", ese que es terriblemente igual en todos los seres humanos donde quiera que estén y sea cual sea la religión que profesen, ese que ha intoxicado el pensamiento y abierto las puertas a las intolerancias más sórdidas, ese que no respeta sino aquello en lo que manda creer, el que después de presumir de haber hecho de la bestia un hombre acabó por hacer del hombre una bestia. Al lector creyente (de cualquier creencia...) que haya conseguido soportar la repugnancia que probablemente le inspiren estas palabras, no le pido que se pase al ateísmo de quien las ha escrito. Simplemente le ruego que comprenda, con el sentimiento, si no puede ser con la razón, que, si hay Dios, hay un solo Dios, y que, en su relación con él, lo que menos importa es el nombre que le han enseñado a darle. Y que desconfíe del "factor Dios". No le

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faltan enemigos al espíritu humano, mas ese es uno de los más pertinaces y corrosivos. Como ha quedado demostrado y desgraciadamente seguirá demostrándose‖.

Comoquiera que el fenómeno religioso es muy influyente en la sociedad colombiana y se encuentra en la base de nuestra principal cosmovisión, es importante conocer el punto de vista de personas que tienen diferentes maneras de percibir, interpretar y sistematizar la realidad con relación al problema de la religión. En consecuencia, extracto algunos apartes de un juicioso ensayo (titulado La religión: instrumento del delito y consuelo de los ingenuos, los ignorantes y los pobres) aparecido en Internet a principios del año 2003110:

―El fenómeno religioso ha generado en la humanidad y en el planeta tierra catástrofes de inmensa gravedad, catástrofes, incluso, de mayor gravedad que las catástrofes naturales del planeta tierra en que vivimos; sin embargo, el fenómeno religioso no es más que otro de los que caracterizan al ser humano y, como fenómeno humano, ha tenido su nacimiento, su desarrollo, y se dirige hacia su muerte, hacia su desaparición, lenta pero inexorable. El culto a los fenómenos naturales, que es el comienzo de lo que llega a ser posteriormente la religión, sigue teniendo vigencia aunque el humano no lo perciba, como tal, en su conciencia…

Las religiones predominantes en el mundo de hoy representan un inmenso poder económico, social, político, cultural e incluso militar. De acuerdo con estimaciones de entidades e instituciones dedicadas a la investigación social, las principales religiones están representadas en el Cristianismo, el Islam, el Hinduismo, el Budismo y algunas otras religiones chinas; cada una de estas religiones posee diversas corrientes o expresiones que representan la existencia de sectores o grupos humanos de menor significación cuantitativa y cualitativa dentro del conjunto de la humanidad. El cristianismo se encuentra dividido entre católicos romanos, protestantes, cristianos ortodoxos, anglicanos y otros; a la vez, el Islam se encuentra dividido en las corrientes sunnitas, shiitas y otras de menor importancia, el hinduismo es un verdadero mosaico de manifestaciones rituales y de creencias innumerables en variedad. Otras manifestaciones religiosas son las tribales de regiones en donde aún no se han consolidado sus pueblos como naciones modernas; entre ellas encontramos el sikhismo, el shamanismo, el confucianismo, el brahmanismo, el jainismo, el shintoismo y otras; hay una población, en el planeta, que no se manifiesta como religiosa y que alcanza unos novecientos millones de personas; se calcula en unos doscientos cuarenta millones las personas que se manifiestan como ateos, es decir, de personas que no creen en dioses; sin embargo, es fundamental precisar, aquí, que ateo no es todo aquel que en un momento determinado de su existencia afirma que no hay dios o que no cree en dioses…

110

CASAS JEREZ, Ulises. La religión: un instrumento del delito y consuelo de los ingenuos, los ignorantes y los

pobres. http://escuelaideologica.org/php/?sec=483

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Quienes han llegado a la cima del poder religioso pertenecen a los grandes poderes económicos de sus respectivos pueblos y para ello han tenido que acudir a la intriga, al fraude, al engaño, al crimen organizado, a toda una serie de conductas que no son, precisamente, las que propagan y anuncian en sus inumerables textos religiosos y en sus permanentes discursos y sermones. Nada más significativo, en ese sentido, que los acontecimientos de finales del siglo XX en los que el Pontífice romano, el más alto jerarca del catolicismo, se convirtió en cómplice y usufructuario de los más escandalosos fraudes financieros de que tengan noticia la historia moderna: La quiebra del Banco Ambrosiano dentro de la cual se cometieron no solamente defraudaciones financieras, que toda la banca mundial comete, sino asesinatos, torturas, represiones políticas en países bajo regímenes militares, etc. Los miles de millones, en dinero, que el Vaticano ha acumulado, han sido producto del crimen, del asesinato, del envenenamiento, de la defraudación, de todo acto criminoso y de lesa humanidad; y si volvemos la vista hacia otras religiones como el Islam, los jeques y sus correligionarios no han sido muy diferentes a los jerarcas del cristianismo católico y el cristianismo protestante; se diferencian en las formas: unos son más sofisticados que otros, de acuerdo al desarrollo de sus propios medios de enriquecimiento criminal. El delito de las jerarquías religiosas comienza en las mismas bases de sus dogmas. Porque en lo que se refiere a los "principios", ellos no han cambiado: todas las religiones siguen agitando como doctrina los textos más antiguos de que se tenga conocimiento en la historia de la humanidad. Y todos esos textos son falsificaciones de todo tipo mediante los cuales se va transmitiendo, como si fuese una verdad revelada y dicha por personajes de teatro que van por el mundo sembrando la mentira, arropada con el vestido brillante del culto y el rito. En este sentido, la tradición ejerce un completo dominio sobre todos los seres humanos creyentes…

En esta perspectiva y retrospectiva es que hoy podemos afirmar que las religiones han sido instrumento del delito, el crimen atroz, el fraude, el engaño por parte de quienes asumieron su liderazgo y, al mismo tiempo, son el refugio de los pobres, el espacio de los ignorantes y el campo de acción de personajes cuyo carácter de ingenuidad y naturaleza idealista les hace creer que mediante la religión van a lograr el mejoramiento material y cultural de la humanidad que ellos desean humanístamente…

Cientos de obras se han escrito para demostrar, con fehacientes pruebas, que el cristianismo ha sido un fenómeno esencialmente criminal; pero la inmensa mayoría de la humanidad no lee, otra gran parte no cree lo que se escribe y se demuestra en contra de sus creencias y, el resto, los que leen, lo hacen para sostener la dominación, el fraude y el delito dentro de sus campos económicos y religiosos. Por eso es que quienes nos aventuramos a denunciar la verdadera esencia del fenómeno religioso somos como extraños personajes de otros mundos que arriesgamos, en este trabajo, hasta la propia vida. Sin embargo, lo hacemos porque esa es nuestra naturaleza de seres humanos que hemos mutado el carácter tradicional de la especie humana en su particularidad, individualidad y excepcionalidad.

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El fanatismo islámico condenó a muerte a un escritor que reveló lo ridículo del "profeta" y los ayatollahs islámicos viven el lujo que la explotación del petróleo les permite, porque en algunos países ellos son los gobernantes; la sumisión de toda esa multitud de gentes ignorantes y fanáticas a sus prédicas absurdas, es su elemento existencial. Un cantante norteamericano programa un concierto que los jerarcas islámicos condenan, pero ante una "donación" dineraria de altas cifras para el culto, le conceden el permiso para el evento y la música se ejecuta ante millares de creyentes. Entonces, ¿qué es lo que domina?

Que siga dominando la religión, cuando la ciencia ha alcanzado niveles nunca antes conocidos, cuando en el planeta hay suficientes medios para que el hombre sea libre, cuando es posible la libre expresión, al menos en los países más avanzados, significa que todo ello no es suficiente para liberar al hombre de una herencia que no es solamente material sino profundamente ideológica y que por ello es la ideología el elemento de mayor peso en el sostenimiento de las creencias. Ya las jerarquías religiosas no necesitan delinquir para obtener, sino que delinquen para conservar; pero siguen delinquiendo, aunque mediante otros medios, con el poder político y cultural que poseen; todo ello gracias al producto de sus primeros delitos y crímenes que siguen dando sus frutos.

Es fácil dominar sobre los que no poseen poder económico, sobre los pobres, y también es fácil dominar sobre quienes piensan que es posible liquidar la injusticia mediante buenas obras. Por ello es que sigue dominando el imperio de las religiones y por lo mismo es que aún les queda mucho tiempo para seguir haciéndolo.

Nuestro propósito consiste en desvelar la esencia de las religiones para que aquellos que poseen una inteligencia de elevado nivel, conozcan algunos elementos que les permitan adquirir una mediana claridad sobre la verdadera esencia de ese fenómeno de la humanidad; muchos historiadores, pensadores, escritores, hombres de inteligencia esclarecida, han escrito sobre la religión y sobre cada una de las que existen en el planeta en que vivimos; sin embargo, muchos de esos escritos se encuentran ocultos o en sitios inaccesibles a los lectores comunes; consideramos necesario renovar criterios en forma permanente a efecto de hacer llegar a las inteligencias de muchos, el conocimiento y que se conozca que hay personas que nos interesamos en sostener el hilo conductor que hombres de todas las etapas históricas de la humanidad han venido tejiendo para impedir el engaño, el fraude, la mentira, en lo que se refiere a las creencias y la misma esencia del ser humano. Nos encontramos entre los seres humanos que pretendemos impedir el imperio de la mentira en el terreno de las ideologías y denunciamos con todo el vigor intelectual posible toda esa historia de defraudación mediante lo más infame que el hombre puede utilizar que es el engaño y el crimen. Y también nos dirigimos a personas que en forma ingenua, por ser personas sanas y honestas, consideran que mediante la religión se puede obtener el mejoramiento de la humanidad y en particular de los pobres que sufren tanto la explotación material como la explotación cultural de su existencia vital‖.

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La violencia del capitalismo El capitalismo, en donde impera el todopoderoso dinero, ―Don Dinero‖, violenta a las personas de una manera tan arrolladora que, en muchas ocasiones genera y alimenta las más bajas y ruines pasiones, propicia corrupción, intriga, deslealtad, odio y muerte. ―Incapaz de resolver los grandes problemas de la humanidad, el capitalismo en su fase actual ya sólo agudiza el hambre, la miseria, la guerra y la represión… En el capitalismo, el mercado es la continuación de la guerra por otros medios y la competencia sin misericordia es la laudatio a la destrucción del otro, porque se dirige hacia la aniquilación de sus medios económicos de reproducción‖111. Inexorablemente, cueste lo que cueste, se necesita dinero para nacer, vivir y morir. Quien no lo tiene lo busca sin importar lo que tenga que hacer, quien lo tiene lo cuida hasta con su propia vida. Para los pobres y los ricos el fin justifica los medios. ―El dinero –también llamado el mercado o el capitalismo, tres conceptos indisociables- se impone así como un modo de gestión de la violencia radicalmente nuevo, eficaz y universal, opuesto a los de lo sagrado y de la fuerza‖112. Ya Aristóteles lo advertía en su tiempo que el exceso de dinero y la extrema pobreza era motivo de conflictos y enfrentamientos, ya que una desmedida riqueza hacía propenso al hombre al desenfreno, a la insolencia, a la opresión y al desprecio de toda ley; y la pobreza era apta para engendrar ánimo de esclavo, madre del descontento, de la corrupción y de las contiendas civiles. ―Excesiva riqueza y demasiada pobreza son extremos que no conducen a nada bueno‖113. La ambición de riquezas materiales también genera violencia porque, según Aristóteles, la avidez de los hombres es insaciable, y ―la naturaleza de la codicia consiste precisamente en no tener límites, los más de los hombres sólo viven para saciarla‖114, y para saciarle se puede llegar hasta el crimen. Aristóteles pensaba que los hombres se ven arrastrados al crimen por carecer de lo necesario y por la necesidad de dar amplitud a su deseo de gozar en todos los sentidos. ―Lo superfluo y no lo necesario es lo que hace que se cometan los grandes crímenes‖115. El desmedido y desaforado afán por conseguir y conservar el dinero (el Dios terrenal), es una de las causas que, directa o indirectamente, generan violencia. Muchas personas, en su dura y complicada lucha por obtener recursos económicos, acuden a todo tipo de habilidades, argucias e ingeniedades, con la máxima de que ―el fin justifica los medios‖ y el oprobioso lema: ―¡El que tranza, avanza!‖ Quien es despojado de su dinero mediante la violencia, la estafa o el descuido, lo agobian emociones como la frustración, la rabia, el resentimiento, el deseo de venganza, la sensación de incapacidad, la angustia, entre otros sentimientos negativos, que le propician actitudes y conductas violentas o agresivas.

111

DIETERICH STEFFAN, Heinz. Socialismo del siglo XXI. 112

ATTALI. J. Mileno. 113

HIRSCHBERGER, Johanes. Historia de la filosofía. 114

ARISTÓTELES. La política. 115

Ibídem.

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El mundo capitalista, con sus ―avances‖ tecnológicos y su desaforado consumismo, crea algunas seudonecesidades, que el hombre, en su afán de satisfacer, hace lo que sea, así tenga que acudir al crimen. El capitalismo aprovecha la ansiedad de la sociedad por hacer realidad los sueños de alcanzar un mejor nivel de vida y crea de esa necesidad los bienes y servicios para venderle, utilizando para ello la publicidad alienadora. Una de las tareas autoimpuestas del sistema de mercado (propio de la estructura social capitalista) es convertir las satisfacciones que no cuestan en satisfacciones que cuestan dinero, encontrar nuevas formas de comercializar la amistad, la familia, el ocio, el descanso. El mercado y la sociedad, con su ideología, fomentan la violencia, y la propagan entre los niños. ―Sin duda alguna, la violencia se aprende, y el grado de intensidad de la misma depende en gran parte del proceso instructivo de esa violencia, en el cual intervienen de modo oscuro y subliminal la propia sociedad, sus medios de comunicación, y el mercado como instrumento y herramienta de desenvolvimiento y materialización de la propia vida social‖116.

Según el antropólogo Jean Baudrillard, el mundo contemporáneo se caracteriza por un proceso de desmaterialización de la realidad: la mirada del hombre ya no se dirige hacia la naturaleza, sino hacia las pantallas de televisión; la comunicación se ha convertido en un fin en sí misma y en un valor absoluto. Los mitos han sido desplazados y el exceso de información dificulta la búsqueda del sentido. El drama de la alienación, que bajo el impulso de movimientos de tipo marxista había animado la sociedad a principios del siglo XX, ha sido sustituido por una ideología centrada en el éxtasis de la comunicación. Después de la ebriedad del progreso y del crecimiento la sociedad intenta dotarse de una nueva imagen de sí misma.

Frei Betto precisa que ―bajo la avalancha electrónica, que reduce la felicidad al consumo, entramos en dos callejones sin salida‖: el mimetismo y la exacerbación étnica, el fanatismo religioso, el chauvinismo vociferante y la intolerancia. ―Perdemos la capacidad de soñar –sostiene- sin ganar a cambio sino el vacío, la perplejidad, la pérdida de identidad. En dosis químicas la felicidad nos parece más viable que recorrer el instigante camino de la educación de la subjetividad. Se mercantilizan las relaciones conyugales y de parentesco y amistad‖117. Según la común creencia liberal de que el éxito o el fracaso dependen totalmente de la voluntad del individuo por esforzarse y trabajar, los pobres están socialmente aislados, separados de la corriente cultural. En el sistema capitalista, a pesar del argumento de poder de la mayoría, para el pobre es imposible competir con el rico, que siempre lo mantiene sometido a la necesidad del trabajo en la lucha por sobrevivir, por la

116

ESCUDERO MORATALLA, José Francisca. La sociedad y el mercado como fuentes de violencia.

http://noticias.juridicas.com

117

BETTO, Frei. ¿Qué es el neoliberalismo?

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subsistencia y le hace creer que es incapaz de superarse, para eso el capitalismo le inventa más necesidades al pobre, para que cada vez que intente conseguirlo, encuentre algo nuevo. La sociedad de consumo, según el escritor uruguayo Eduardo Galeano, es otra clave del que él llama ―el mundo al revés‖, que es un mundo injusto, en donde se les repite a los jóvenes que sin automóvil propio y zapatos de marca no merecen existir. El imperativo que en ésta la publicidad impone se traduce en invitación al delito. ―La dictadura del consumo es un tipo de injusticia que se suma a la injusticia más obvia, la que determina que los pobres se multipliquen al mismo tiempo que la riqueza se concentra en pocas manos‖, precisa en una entrevista publicada en Internet, y agrega que la televisión difunde mensajes de violencia y constriñe al consumismo. ―¿Cuántas escenas de consumismo ven? ¿A cuántos ejemplos de despilfarro y ostentación asisten cada día? ¿Cuántas órdenes de comprar reciben los que poco o nada pueden comprar? ¿Cuántas veces por día se les taladra la cabeza para convencerlos de que quien no compra no existe, y quien no tiene, no es? Paradójicamente, la televisión suele trasmitir discursos que denuncian la plaga de la violencia urbana y exigen mano dura, mientras la misma televisión imparte educación a las nuevas generaciones derramando en cada casa océanos de sangre y de publicidad compulsiva: en este sentido, bien podría decirse que sus propios mensajes están confirmando su eficacia mediante el auge de la delincuencia‖. Luz Stella Porras Villamizar (comunicadora social) señala que los comerciales de televisión usan imágenes de niños y de mujeres que no tienen nada que ver con el producto y a la vez generan un imaginario de consumismo que va en contra de los valores de la cultura nacional y de la realidad económica de la familia colombiana; es decir, que éstos venden sus productos presentando imágenes estereotipadas de los jóvenes y generan entre ellos identificaciones basadas en prejuicios de clase, raza y sexo. Por su parte, el comunicador social Sergio Raúl Parada Rico precisa que el capitalismo ejerce su control sobre los medios de información, que, junto con el sistema educativo, le permiten establecer un sentimiento de legitimidad y apoyo de sus instituciones. La publicidad, lógicamente en la actualidad, cumple un papel principal en este proceso. Los negocios en gran escala no participan frecuentemente en la exposición abierta de ideologías e ideas políticas; sin embargo, se manejan disfrazadas desde los medios que, generalmente o por lo menos los más importantes, son propiedad de los emporios capitalistas gigantescos, que a su vez mueven la política de las naciones (dirigentes de todo tipo, congresistas, presidentes, alcaldes, gobernadores, etc.) A esto agrega William Ospina que ―el discurso público de la sociedad industrial, es decir, la publicidad, pregona en todos los tonos posibles que la única condición digna de admiración y de respeto es la riqueza. Los mensajes de autos y perfumes y cigarrillos y tarjetas de crédito exhiben esa refinada vulgaridad como la condición necesaria de todo éxito y de toda felicidad. Y el pobre espectador descubre que le están vendiendo el suplicio de Tántalo;

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que, ávido por ser rico para obedecer las órdenes melodiosas de los medios y para merecer el respeto de su condición humana, la sociedad no se lo permite porque está organizada para impedir toda promoción, para perpetuar a los ricos en su riqueza y dejar que los pobres se mueran a las puertas de los hospitales. Y descubre además que los únicos en el vasto mundo que parecen tener la obligación de mostrarse ejemplares y virtuosos son los que están condenados a vivir en las sentinas, a padecer como buenos pobres los laberintos de la burocracia y los tacones de la ley en la nuca. Realmente no se me hace extraño que en una situación como esa, algún hombre sea víctima de malos pensamientos y empiece a fantasear con fortunas menos virtuosas pero más posibles‖118. La vida de los anuncios es de ocio, donde el trabajo, si es que aparece representado, ―es un mal necesario‖ un incidente en el auténtico sistema de vida. Claro, a la gente le gusta saborear las cosas que le agradan, y esas cosas están en las vacaciones, en los paseos, los viajes, las buenas comidas, las buenas bebidas, los carros lujosos y cómodos y en fin de todas las comodidades que lo alejan de las dificultades del trabajo, que desde el sólo hecho de buscarlo es una carga, que es un castigo y que para nada es un goce, es una obligación. En la actualidad la publicidad tiene una influencia moral tan poderosa como la Iglesia medieval, que le ha creado al hombre valores de vida, donde lo material lo estratifica y lo clasifica dentro del entorno social; para ello crea el sistema de consumo productos exclusivos a los cuales sólo pueden acceder los más pudientes; para eso la misma sociedad consumista en cabeza de los capitalistas se inventan los restaurantes, cafés y discotecas exclusivas, en las cuales se imponen tarifas elevadas, para separarse de los pobres, que además se ubican en los sectores comerciales, donde la sola imagen del pobre salta a la vista ante tanta opulencia. La expresión de la democracia liberal juega el doble papel de libertad, donde no hay mucho para escoger, donde unas políticas de mercadeo y publicidad bombardean todo el tiempo, y en todas partes al individuo, para convencerlo que está lleno de necesidades, que debe suplir para mantener su rol de ser social. El consumo y la democracia liberal, juegan su papel en la retórica del libre mercado que da la impresión de que todo lo que se anuncia está dispuesto para todo el mundo; cuando en realidad esta libertad de elección existe sólo para los que pueden pagarlo. Igualmente sucede con el mercado de la política, donde el individuo tiene tantas posibilidades para escoger y seleccionar, que finalmente termina apoyando las políticas que logran salir al mercado, porque aquellos individuos que no poseen el capital para promover sus estrategias publicitarias en aras de dar a conocer sus propuestas, y no poder mostrar sus mejores perfiles, sencillamente pasa inadvertido.

118

OSPINA, William. Ob. Cit.

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A través de la publicidad la mujer es cosificada e instrumentalizada. Las mujeres son representadas, como poco inteligentes, incluso estúpidas, necesitando que un hombre asesore la mayoría de actividades que requieren la utilización de equipos sofisticados. Está representada; como objeto sexual que puede ser, y anhela se ―poseída‖ por el hombre, si consume los productos que anuncia. Los anuncios se apoyan en la venta sexual, intentando atraer la atención del público con estímulos eróticos, a veces con poca o ninguna relación con el producto. Los publicistas utilizan los mensajes provocativos y situaciones sexualmente sugestivas incluso, dirigidos a las mujeres para vender los productos. Davi Reisman sostiene que ―sin la voluntad de la mujer para quedarse en casa y administrar el consumo, el orden económico actual quedaría severamente dañado en su capacidad de expandirse‖. En esta dinámica, la mujer en este doble papel de subordinada–objeto, está estereotipada, pero por las posibilidades actuales de participación medianamente en la vida social y en su gran mayoría con capacidades económicas propias y más preparadas que en otras épocas, se espera que actúen como compradoras y consumidoras inteligentes. La estructura del capitalismo ve en la mujer un objetivo de la preocupación del consumo, como elemento de medio publicitario y también como consumidora, a mayor escala, por la diversidad de roles que cumple en la sociedad. La publicidad, en consecuencia, juega un papel vital en la conformación de la ideología del nuevo capitalismo. Al fomentar sus objetivos, rechaza cualquier arenga estridente de una audiencia cautiva. Más aún, su mensaje se tiende discreta pero persistentemente como parte del entretenimiento social y de la actividad ociosa. ―Productores de toda clase de artículos que, amparados por un sistema proteccionista aberrante, no gastan en una mejor elaboración de sus productos lo que sí malgastan en habilidosas propagandas con el exclusivo fin de manipular y lograr que consuman sus pésimos artículos‖119. En el capitalismo, eso que llamamos libertad se convierte, por la ausencia de valores o debido a la misma situación humana y social, en una condena, en fuente de angustia vital. La historia es el testimonio de la decadencia del hombre, de un desertor de la vida que vive de sucedáneos (poseer, poder, progreso científico), sustitutos de los verdaderos valores y de las auténticas funciones y actividades vitales. Con el llamado progreso, el hombre ha perdido más de lo que ha ganado. Se ha convertido en un ser fracasado, en una pasión inútil. El hombre capitalista es un ser monstruoso, una plaga del mundo. El ser humano y sus relaciones están devaluados en nuestra sociedad. El hombre se halla perdido en un mundo que él mismo ha creado; parecería que tuviera vocación de suicida. Los hombres solamente existen como objetos, no como sujetos que poseen sentimientos y pasiones, pues la sociedad ha enfocado su acción hacia los medios, 119

JARAMILLO POSADA, Jesús. Personalización, liberación y relaciones humanas.

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olvidando los fines. Mientras más objetos elabora y consume, es menos él mismo. Pasamos por una crisis de identidad humana. Erich Fromm120 plantea que el hombre actual tiene muchos líos producto de una sociedad donde lo que prevalece y domina todo es el dinero, la productividad y el pragmático interés. Es por eso que la persona se ha transformado en un artículo y experimenta que sus fuerzas vitales son algo que vale dinero y que por lo tanto hay que invertir para ganar más beneficios posibles en las condiciones imperantes en el mercado. Así, muchos estamos enajenados de nosotros mismos, de nuestros semejantes y de la naturaleza. Nos destruimos a nosotros mismos porque no buscamos crecer por dentro, en los valores del espíritu, sino ganar y llenarnos de cosas. El hombre moderno está enajenado de sí mismo, de sus semejantes y de la naturaleza; en efecto, se destruye a sí mismo porque no busca crecer por dentro, en los valores del espíritu, sino ganar y llenarse de cosas; los demás no son para él personas para amar sino competidores a los que hay que ganarles y que hay que tumbar; al mismo tiempo está destruyendo la naturaleza, es decir la propia casa, el propio ambiente que le da vida. Las relaciones humanas son esencialmente las de autómatas enajenados, en las que cada uno basa su seguridad en mantenerse cerca del rebaño y en no diferir en el pensamiento, el sentimiento o la acción. Al mismo tiempo que todos tratan de estar tan cerca de los demás como sea posible, todos permanecen tremendamente solos, invadidos por el profundo sentimiento de inseguridad, de angustia y de culpa que surge siempre que es imposible superar la separatidad humana. El filósofo Hebert Marcuse es contundente en su crítica y cuestionamiento al modelo capitalista de la sociedad industrial avanzada. Sostiene este pensador que ―más allá de las apariencias y los prejuicios, la sociedad opulenta conquistada por el capitalismo industrial contemporáneo, se ha constituido en la organización más cerrada y autoritaria de que se tenga memoria. Porque en el lugar donde, en otros tiempos históricos, campeaban el terror, la intimidación y el despotismo como fuente de autoridad y poder, la sociedad industrializada ha entronizado la conformidad, la abulia, el control y la administración de todas las pulsiones instintivas y contradictorias‖121. Este estilo de vida impide al hombre percatarse de su triste condición humana, de su falta de libertad. No puede desarrollar y fortalecer su conciencia crítica. ―Negocios y política. Beneficios, utilidades, publicidad, prestigio, máquinas y, sobre todo, necesidades, vienen a convertirse en una avanzada radical que impone en todas partes una idea de libertad falsa y su represión connatural. El erotismo, llamado por definición a convertirse en potencia básica de la vida, en instinto vital infatigable, se reduce a la más ruda manipulación genital; la capacidad creativa del hombre a partir de la cual se hacen posibles la crítica y la poetización, vale decir, la construcción de otra dimensión, se liquida a sí misma en la lógica de la integración‖122.

120

FROM, Erich. El arte de amar. 121

MARCUSE, Hebert. El hombre unidimensional. 122

MENDEZ BERNAL, Rafael. 101 clásicos del pensamiento resumidos.

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Según el filósofo Nicolás Berdiaev, la mano fuerte del poder del dinero es una forma de violencia muy arraigada, porque es la dictadura oculta de la sociedad capitalista. ―No es directamente, por medio de la violencia física, como se despoja a un hombre de su libertad de conciencia, de la libertad de pensamiento, y de la libertad de opinión, sino que se le coloca materialmente en posición de dependencia, y así se ve abocado a la amenaza de muerte por inanición, y ulteriormente a la privación de su libertad. El dinero da independencia; la falta de dinero pone a un hombre en situación de dependencia‖123.

El Marxismo sostiene que el Estado, dentro del sistema capitalista, genera violencia, y por tanto hay que abolirlo, porque éste ―encarna en sí los intereses de una clase social que oprime y defiende sus propios intereses frente a los otros sectores en pugna‖124. El Estado, que es efecto de la división de la sociedad en clases, debe desaparecer debido a que encarna toda violencia sistemática y organizada. ―Una sociedad que se mueve entre antagonismos de clase necesita del Estado, es decir de una organización de clase explotadora para mantener las condiciones existentes de producción y para mantener por la fuerza a la clase explotada en las condiciones de opresión, determinados por el modo de producción existente‖125. Por eso planteaba Lenín que el Estado burgués (componente de la superestructura de una sociedad, y la superestructura es la expresión de los intereses de la clase dominante) había que destruirlo a través de la revolución socialista, que es una revolución violenta. ―La destrucción del Estado burgués es asimismo la destrucción de la democracia, puesto que según Lenin la democracia es el Estado que reconoce la subordinación de la mayoría a la minoría, es decir, una organización llamada a ejercer la violencia sistemática de una clase contra otra‖126. Pero el Marxismo también genera violencia, pues su implantación, tal como lo sostiene el mismo Marx, tiene que realizarse a través de una revolución violenta porque la burguesía no quiere dejar el poder por las buenas. ―La revolución es una fase del Materialismo Histórico, que se desprende de la lucha de clases, y por lo cual tiene necesariamente un carácter violento, encaminado lógicamente, a la transformación radical de los fundamentos de la sociedad‖127. Parodiando a Eduardo Galeano, para ―colombianizar‖ a Colombia hay que empezar por colombianizar al marxismo, que no es catecismo ni copia al calco sino llave para entrar en el país profundo. Y las claves del país profundo están en las comunidades indígenas, en los campesinos, en los tugurios, en la miseria, en la marginación, en el analfabetismo, en la injusticia social, invictas en sus socialistas tradiciones de trabajo y vida. ―La ideología comunista tenía, sin ninguna duda, por fin la construcción de una sociedad donde no existiría más la explotación del hombre por el hombre. Desafortunadamente, muy rápido fue evidente que los medios

123

CARDONA LONDOÑO, Antonio. SEEK CHOUE, Young. Ob. Cit. 124

SALAZAR RAMOS, Roberto. José. Filosofía contemporánea. 125

KRABBE DE SUÁREZ, Birte. Sistemas Sociopolíticos. 126

Ibídem. 127

SALAZAR RAMOS, Roberto José. Ob. Cit.

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puestos en acción, precisamente los de la violencia, estaban en contradicción con este fin y que éste era sin cesar alejado hacia mañanas que nunca llegaron‖128.

Los seguidores del marxismo propusieron abolir el sistema de producción capitalista para imponer una economía comunista a través de la vida revolucionaria de la guerra civil. En donde se puso en práctica el marxismo los resultados fueron fatales. ―Marx fue el último intento para realizar los ideales de la modernidad: libertad, igualdad y fraternidad. El socialismo real oculto detrás de la muralla de Berlín se nos reveló como el mayor chantaje de la historia, como una de las mayores expresiones de cierta interpretación de la historia: aquella que nos predica que todo vale en la medida en que yo de manera egoísta pueda gozar al máximo al costo de la mayoría que luchado por el reconocimiento de la dignidad de la persona humana‖129.

Es tan poderoso el impacto del capitalismo (no porque el socialismo o comunismo sea mejor) y sus nefastas consecuencias que, a pesar de toda la inconmensurable y demoledora crítica, cuestionamiento y denuncia de muchos intelectuales: escritores, filósofos, políticos, sacerdotes y científicos, no ha disminuido el evidente proceso de deshumanización. El imperio capitalista aliena y violenta frecuentemente con la tecnología, en lugar de liberar al individuo y romper las barreras en el mundo. ¿Cómo? ¿Acaso la tecnología no es para mejorar la calidad de vida? Ese es el ideal, pero en la práctica no siempre es así. El desarrollo tecnológico actual invade la vida familiar, social, laboral y el ocio. La guerra y la paz dependen del él. La publicidad y la propaganda nos manipulan, alienan e instrumentalizan. Según G. Friedmann, ―el individuo, insatisfecho como productor, trata de hallar satisfacción como consumidor‖. El brillante filósofo ingles Oswald Spengler sostiene que ―la técnica nace como la táctica vital del depredador que hay dentro de cada ser humano; pero, no podríamos decir que es el propio desarrollo de la técnica, cada vez más acelerado, lo que fomenta nuestro lado insaciablemente depredador‖130. La proliferación asombrosa de la técnica ha producido un entusiasmo desbordante porque se afirma que los avances técnicos resolverán las enfermedades, la muerte, la pobreza, la ignorancia… Pero, igualmente, nos genera temor y hostilidad, debido a que somos capaces de ―exterminar‖ industrialmente a los demás, asesinar a multitudes de manera simultánea y atentar contra nuestro planeta. ―Gracias a la técnica se han multiplicado enormemente los recursos humanos y el número mismo de los individuos de nuestra especie, pero también se han destruido los puestos de trabajo de poblaciones enteras, ha aumentado el abismo que separa a los pueblos desarrollados industrialmente

128

MULLER, Jean-Marie. La no violencia como filosofía y como estrategia. http://www.palabracubana.org/2008-02/no-violencia.htm 129

HERRERA RESTREPO, Daniel. Ob. Cit. 130

SPENGLER, Oswald. El hombre y la técnica.

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de aquellos que se aferran o no conocen sino técnicas más primitivas, ha aumentado exponencialmente la contaminación del medio ambiente e incluso algunos creen que nos amenaza el agotamiento de ciertos elementos naturales básicos‖131. En este contexto, a pesar del confort y del disfrute de algunos, sus vidas se supeditan al mero consumo de novedades que les nublan el conocimiento de sí mismos y el de los demás. ―El capitalismo está avanzando hacia la derrota final tanto en términos materiales como en el plano ideal. Cuanto mayor se torna la brutalidad con la que esta forma de reproducción convertida en modelo social universal devasta al mundo, más se va infligiendo golpes a sí misma y más va minando su propia existencia‖132. El advenimiento de la sociedad tecnológica científica ofrece a la humanidad un nuevo sentido de orientación ―despertando la conciencia de que el verdadero camino de la existencia no se consigue en buscar la guerra sino en promover la paz, no el precipitar el conflicto sino en promover la cooperación‖133. Por su parte, Matilde Niel afirma que ―la tecnología sería inofensiva, o inclusive benéfica, si la usaran los hombres liberados de sus pasiones; pero empleada por el hombre enajenado, amenaza la existencia del individuo, de la civilización y la propia especie humana‖134. Ese hombre enajenado o alienado jamás logra ser él mismo, no vive el presente, no piensa ni actúa por sí mismo, ignora cómo vivir, necesita siempre a alguien a quien adorar, o servir, u odiar o combatir. ―El hombre enajenado se halla tenso, en trance de batalla, violento; es estrecho, intolerante, autoritario, pusilánime ante la autoridad, receloso de pensar o actuar como los demás, desconfiado y conformista‖135. Sin que se pretenda desconocer que la tecnología ha mejorado la calidad de vida con el alivio y curación de enfermedades, la facilidad para ejecutar algunas actividades y la prolongación de la vida, entre muchos otros beneficios, ésta ha contribuido a la enajenación del hombre y no a su liberación. La civilización materialista está arrojando al individuo fuera de la sociedad, es un ser alienado, enajenado. Alienado por el poder tecnológico y consumista, el sujeto desea, espera, desespera, adora y menosprecia. La alienación humana es menos un estado objetivo de vida que un sentimiento de disociación del mundo en conjunto: la idea de que el hombre ha perdido su identidad o autoconciencia es importante para la definición de alienación. Este desencanto aumenta con la evidencia de que gran parte del trabajo, hoy en día no tiene una gran importancia social más allá de la extensión del consumismo. La primera ley del capitalismo es crear consumidores. Seek Choue considera que el avance científico, además del ateísmo y la rebeldía sin causa de la juventud, ha traído como consecuencia que muchos jóvenes se entreguen

131

SAVATER, Fernando. Ob. Cit. 132

KURZ, Robert. Razón Sangrienta. 133

CARDONA LONDOÑO, Antonio. SEEK CHOUE, Young. Ob. Cit. 134

NIEL, Matilde.La fenomenología de la tecnología. ¿La liberación o la enajenación del hombre? 135

Ibídem.

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desesperadamente a la drogadicción y al placer sensorial como forma de escapismo, ―revelando de tal modo otro aspecto trágico de la moderna civilización materialista‖. Por eso propone enseñar a los jóvenes ―que una sola parte no constituye el todo, y que la destrucción por sí misma no puede crear automáticamente nada nuevo… deberíamos esforzarnos por medio de la educación por inculcarles una filosofía sana de la vida, una sólida conciencia histórica, patrones elevados de valoración, y también un sentido de la misión que tienen de mejorar la sociedad humana‖136. Pero ¿son buenos o malos los avances tecnológicos? Ambos juicios están justificados. Ante su desmedido avance ¿qué hacemos? Pienso, junto con grandes intelectuales, como Fernando Savater, que buena o mala es muy poco lo que se puede hacer para remediar la deshumanización, ―porque parece que la técnica se despliega y multiplica a pesar de nosotros, aunque impulsada por nuestros anhelos y codicias. Se diría que cabalgamos sobre un tigre del que ya no podremos bajarnos sin ser inmediatamente devorados por él‖. Oswald Spengler sostiene, en este sentido, que una vez emprendido el camino de la técnica no podremos detenernos porque, alimentándonos con máquinas, se nos despierta el apetito de otras nuevas y debemos resignarnos a que ―cada invención contenga la posibilidad y necesidad de nuevas invenciones, de cada deseo cumplido despierte otros mil deseos y cada triunfo logrado sobre la naturaleza estimule a nuevos y mayores éxitos‖137. Y esta especie de resignación parece hacerse más aceptable tras la afirmación de Martín Heidegger, quien piensa que no hay grandeza ninguna en el destino que nos espera, sino más bien la desesperación de olvidar en la sociedad masificada y consumista las preguntas esenciales de la vida. Las ideologías, mal interpretadas, comprendidas y asumidas, generan violencia tal como lo ha demostrado la historia. ―Las ideologías han tenido sus turnos al frente de millones de personas, pero cuando las mismas se eclipsan se descubre el alcance del mal que han hecho a los hombres. Las ideologías son de tal naturaleza que solamente pueden sostenerse por la fuerza. Ellas necesitan imponer sus dogmas, extender su poder y defender su imperio. Todo ello en nombre de sí mismas. Por ello, las ideologías no dudan en utilizar la violencia contra sus opositores. Parte de la ideología es la articulación que se utiliza para justificar la violencia que la sirve‖138. ¿Qué es ideología? Ideología es un conjunto de ideas que forman un todo; este todo puede ser un sistema, una teoría. La ideología, entendida como un sistema de representaciones (imágenes, mitos, ideas o conceptos), dotado de una existencia y de un papel histórico en el seno de una sociedad dada, adolece de defectos y cumple funciones negativas: complejos de superioridad (sentirse los mejores, menospreciando a los demás), ortodoxia (espíritu estrecho de intolerancia) y mesianismo (sentirse con una misión especial que cumplir). Las ideas despiertan simpatías o antipatías, esperanzas o temores. Quien pretende imponer una ideología busca todos los medios a su alcance, valiéndose inclusive del

136

CARDONA LONDOÑO, Antonio. SEEK CHOUE, Young. La ciudadanía mundial. 137

SPENGLER, Oswaldo. Ob. Cit. 138

VEGA, Mario. ¿Qué es la no violencia? www.cherada.com/articulos/fch98-s344-p44298-

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misticismo, el fanatismo, la violencia, como ocurre en nuestro país por las ideologías de izquierda o de derecha, y en este momento ya no es ciencia ni filosofía. La ideología tiene efectos alienadores, masificadores y cosificadores. La alienación, o pérdida del dominio del hombre sobre su ser y pensar, impide que el hombre controle las cosas, porque éstas tratan de controlarlo. La masificación desfigura la realidad, y presenta sus verdades como absolutas. La cosificación tiende a convertir a la persona en una cosa. La ideología se mueve en los planos anticientífico, seudocientífico y precientífico. Desde el momento en que la ideología aliena al hombre, lo ciega respecto al verdadero contenido de la ciencia, y de la filosofía y así lo esclaviza; la habilidad intelectual dialéctica del ideólogo es el arma fundamental para imponer las ideologías, los fanatismos políticos, religiosos e idealistas con los que más funestas consecuencias han traído a la humanidad, como está ocurriendo actualmente en el medio oriente, mundo de guerra por fanatismos religiosos. La ideología, como todo lo humano, es ambivalente: buena o mala según la medida de las cosas, viciada de nulidad. De las ideas y la pluma de grandes intelectuales como Marx, Lennin, Trotsku y otros han surgido ―mares de sangre‖, aunque ellos, por naturaleza, no fueron personas malvadas o violentas. Muchos hombres, de mediana inteligencia, que gracias a algunas ideologías han conseguido el poder político, se han convertido en intolerantes, tiranos, totalitaristas e intransigentes, como Mussolini, Stalin, Hitler, Mao Tse-Tung, Franco, Ayatola Khomeini, Pol Pot, Sadam Hussein y Amín Dada, entre otros. Así, se concluye que el poder es otra fuente de violencia, y como vivos y conocidos ejemplos podemos citar a los tiranos antiguos, algunos emperadores romanos, reyes y reyezuelos antiguos, medievales y modernos, y dictadores contemporáneos. De acuerdo con los planteamientos de algunos pensadores, los instintos, los deseos, el poder, el Estado y la propiedad privada serían los responsables de la violencia, especialmente en el mundo capitalista. Thomas Hobbes señala que los deseos y apetitos de poder son la causa central de la violencia. Baruch Spinoza afirma que las pasiones son fuentes se violencia. Juan-Jacobo Rousseau piensa que la propiedad privada y la desigualdad humana causan violencia. Jorge Guillermo Federico Hegel dice que la violencia surge en la dialéctica del amo y del esclavo. Carlos Marx plantea que la violencia se genera por cuenta de la lucha de clases. Michel Focault teoriza que el poder es causa de la violencia. Max Weber opina que el Estado es productor de violencia. APROXIMACIÓN A LA EXPLICACIÓN SOBRE LAS ACTITUDES VIOLENTAS O

AGRESIVAS Son múltiples y variadas las posibles causas de la agresividad y de la violencia. Según el informe "Forensis" (1999), del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, de Colombia, se puede asegurar que "hay muchas clases de violencia y muchas causas o

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móviles"139. El homicidio, las lesiones personales, la violencia intrafamiliar y el delito sexual aparecen como las principales causas de violencia. El homicidio, la forma más conocida de violencia, lo define el informe como "la acción intencional provocada por otros, que causa la muerte de una persona". A pesar del surgimiento de nuevos escenarios de violencia por parte de la disputa ejército-guerrilla-autodefensas-narcotráfico-delincuencia organizada, "el enfrentamiento armado sólo corresponde al 10% de los casos, mientras que el ajuste de cuentas, las riñas y los atracos agrupan el mayor porcentaje", precisa el informe. Las lesiones personales, consideradas como "los daños en el cuerpo o en la salud, de características no fatales", se generan en la migración masiva y las relaciones sociales inestables. "El temor frente a la inestabilidad y la ruptura de los vínculos -sostiene el informe-, hacen que se rechacen cualquier conflicto y expresión de hostilidad acumulada con relación al otro, llegando al uso de la fuerza para negar este conflicto"140. La violencia intrafamiliar, que es un fenómeno de raíces culturales, Forensis la define como "toda acción u omisión cometida por algún miembro de la familia, con relación de poder, que perjudique el bienestar, la integridad física, psicológica o la libertad o el derecho al pleno desarrollo de un miembro de la familia, sin importar el espacio físico donde ocurra". El delito sexual "está constituido por actos o amenazas que atenten contra la dignidad y la libertad sexual de una persona, ejercidos mediante el uso de la fuerza física o engaño con el propósito de imponer una conducta sexual en contra de la propia voluntad"141. El informe señala que este tipo de violencia se presenta como violación, abuso sexual, pornografía, prostitución infantil, prostitución forzada, trata de personas, proxenitismo, la oposición a la anticoncepción, al embarazo o el aborto forzado. Ante la abrumadora, patética y evidente realidad, surge la pregunta de ¿por qué algunas personas son violentas? Es posible que nunca se sepa, dada su intrincada complejidad, o que sea más sencillo de lo que se supone. Pero muchos colombianos, de aquellos que no les gusta profundizar en el porqué de las cosas, están convencidos que la problemática violenta es causada principalmente por el desempleo, la falta de participación, la carencia de oportunidades, la embriaguez, la drogadicción, el maltrato familiar y otras vivencias cotidianas. Es probable que muchos ignoren que el comportamiento violento hunde sus profundas raíces en componentes insondables de la personalidad humana, estudiados por la sociología, la psicología, la psiquiatría, la antropología, la medicina forense, la neurología, la fisiología, la criminología, la filosofía y el derecho, entre otras ciencias. Algunos desconocen que la persona, además de ser un ser social, es un ser biológico. El filósofo Luis José González Álvarez nos dice que ―en la conducta humana también influyen la estructura superior de la personalidad (inteligencia y voluntad), el fondo

139

ALCALDE, Jorge. Ob. Cit. 140

Ibídem. 141

Ibídem.

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endotímico (estados de ánimo, vivencias emocionales, instintos y tendencias) y el fondo vital (sistema óseo, muscular, endocrino, nervioso, sensorial, digestivo, excretor, reproductor, respiratorio y circulatorio). Todo esto tiene que ver con la estructura biopsíquica de la persona, es decir, con lo afectivo (emociones: pasiones y sentimientos), intelictivo y volitivo. El obrar humano no es sólo inteligencia y voluntad: también es sentimiento, y muchas veces predomina el sentimiento sobre el entendimiento‖142. González Álvarez agrega que ―en la conducta del hombre también influyen las bases biológicas del comportamiento, porque nuestra comprensión del comportamiento humano no puede ser completa si no conocemos los fundamentos del cerebro y del resto del sistema nervioso. Nuestro comportamiento (conductas, estados de ánimo, motivaciones, percepciones, sentimientos, pensamientos, memoria y actividades biológicas) está muy relacionado con nuestra conformación biológica‖143. Según Freud, la persona también es un ser biosicosocial, por lo cual su estilo de vida depende, además de la voluntad, de las circunstancias del entorno. Es por eso que las condiciones hacen a los hombres. ―Nunca la humanidad alcanzó las condiciones humanas que la protejan del miedo, del odio, la cólera, el aburrimiento que genera lo que hoy se ha llamado angustia vital. De allí que se hace imperiosa la necesidad de tener siempre presente que el ser humano posee una trilogía indestructible e invalorable, la que va a darnos la manera de vivir: es un ser biosicosocial. Es decir, que su estilo de vida o manera de vivir no depende únicamente de su voluntad, sino también de las circunstancias que moldean al individuo, que lo acogen en un momento dado y de las que lo recibirán en el futuro‖144. En el comportamiento humano o en los actos humanos también influyen los trastornos de la personalidad: Esquizoide, Paranoide, Narcisista y Antisocial. El sicólogo Charles G. Morris, en su libro ―Psicología, un nuevo enfoque”, al respecto sostiene lo siguiente:

―El Esquizoide consiste en un patrón de conducta en que el sujeto se muestra aislado y sin consideración por los demás. Se caracteriza por una conducta excéntrica. La persona no tiene capacidad o deseo de formar relaciones sociales ni sentimientos de afecto o ternura. Es solitaria e incapaz de expresar sus sentimientos y los demás la juzgan fría, distante y carente de sentimientos... El Paranoide consiste en un patrón de conducta en que una persona es demasiado suspicaz y desconfía de los demás. Es cautelosa, reservada, intrigante, discutidora e insincera, aunque a menudo se considere persona objetiva y flexible... El Narcisista consiste en un patrón de conducta en que el individuo tiene un exagerado sentido de su importancia personal y necesita una admiración constante. Se caracteriza por una conducta exagerada, emocional o errática... El Antisocial consiste en un patrón de conducta violenta, criminal, inmoral o explosiva y en la incapacidad de

142

GONZÁLEZ ÁLVAREZ, Luis José. Ética latinoamericana. 143

Ibídem. 144

DIAZ DE NARVAEZ, Beatriz. Prólogo del libro sobre conferencias de Freud en los Estados Unidos publicado

bajo el título de Los Sueños y el Psicoanálisis.

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sentir afecto por los demás. Anteriormente se les llamaba sociópatas o psicópatas. Mienten, roban, engañan y muestran poco o ningún sentido de responsabilidad, aunque suelen ser inteligentes y agradables a primera vista. Algunos son estafadores, criminales, impostores, fementidos, espurios, socaliñeros, locuaces, etcétera. La personalidad antisocial rara vez muestra el menor vestigio de ansiedad o sentimiento de culpabilidad por sus actos. Acusan a la sociedad o a sus víctimas por las acciones antisociales que cometen. Se cree que se origina por una privación emocional en la niñez‖.

La locura también influye en el comportamiento humano, y a veces se expresa en forma violenta. Es importante aclarar que aquí se trata de la locura como aquel estado en que una persona pierde la prueba de realidad, se aleja de los patrones del aquí y del ahora, no puede distinguir lo interno de lo externo y, en forma irreversible, se aleja del principio consensual de realidad. En el comportamiento también influyen el carácter y el temperamento. El carácter –explican los expertos- es el conjunto o trama de cualidades psíquicas que dan especificidad al modo de ser de un individuo; el conjunto de disposiciones reflejado en las cualidades que determinan el modo de adaptación a la vida de un individuo, su conducta responsable y sus valores. Es la marca o sello de un hombre, su conjunto o configuración de características, su estilo de vida. Alfred Adler da mucha importancia a la niñez temprana en la formación del carácter. Destaca la existencia universal de sentimientos de inferioridad. En virtud de su pequeñez e impotencia, el niño inevitablemente se considera inferior a las figuras adultas. El temperamento, en concepto de los sicólogos, se refiere a los fenómenos característicos de la naturaleza emocional de un individuo, incluyendo su susceptibilidad a la estimulación emocional, la fuerza y la velocidad con que acostumbran a producirse las respuestas, su estado de humor preponderante y todas las peculiaridades de fluctuación e intensidad de el estado de humor, considerándose estos fenómenos como dependientes, en gran parte, de la estructura constitucional y predominantemente hereditario. Los agentes socializadores: la familia, la escuela, las personas de su edad, los medios de información y la religión también influyen profundamente en la configuración de nuestro comportamiento. El respeto a los demás es el fundamento del código social moderno; pero si no podemos ver las cosas desde el punto de vista del otro, las reglas sobre lo que es lícito y lo que está prohibido parecerán una mera afirmación del poder de los adultos; por tanto, pueden transgredirse en cuanto sea posible. Lemos Simmonds sostiene que por la dinámica violenta, "el prójimo no nos interesa ni para mal ni para bien, así que nos hemos acostumbrado a interiorizar nuestros conflictos y a guerrear con el hermano. Vivimos en un pequeño limbo sangriento entregados a la violencia intertribal, porque

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nunca conocimos otra distinta"145. Hacemos énfasis en el respeto, ya que éste es un pilar fundamental para la convivencia, debido a que ―el respeto por la vida, nos dice Fromm, tanto la de otros como la propia, es el concomitante del proceso de la vida y condición para la salud psíquica‖. Los valores también influyen profundamente en el comportamiento, por cuanto quien interioriza el respeto, la vida y la libertad como valores supremos, es muy posible que difícilmente se involucre en la práctica de conductas violentas o agresivas que pueden dañar a las personas, porque, antes de proceder de esta manera, sus principios o sus ideales le permitirán reflexionar sobre la responsabilidad de sus actos. La concepción judeocristiana, que impera en Occidente, precisa que el hombre es violento porque no teme, ni respeta y vive alejado de Dios. En consecuencia, muchos aseguran que la violencia se debe a que ya no ―respetamos‖ o ―tememos‖ a Dios, a que nos olvidados de Dios. Por más que respetemos, temamos y recordemos a Dios, ningún esfuerzo, por más ético y moral que sea, nos librará definitivamente de la violencia, posibilidad siempre abierta a la libertad humana y favorecida por estructuras socioeconómicas aberrantes. Antes, cuando todavía no ―nos habíamos olvidado de Dios‖, ¿no existía violencia? ¿Acaso épocas profundamente influenciadas por la creencia en Dios, no fueran afectadas por la violencia? Con Dios o sin Dios siempre ha habido y habrá violencia. ―He matado, he robado, he fornicado, me entregué a la holganza, le quité el pan a otros. Dios mío, ¿por qué nos has creado así, por qué nos llevas por tales caminos? ¿No somos tus criaturas? ¿No murió tu hijo por nosotros? ¿No hay santos y ángeles para guiarnos? ¿O acaso todas esas cosas no son sino bonitas historias imaginarias que se cuentan a los niños y de las que los mismos curas se ríen? Tu proceder me desconcierta, Dios Padre; has creado un mundo lleno de maldad y lo conduces torpemente. He visto casas y calles pobladas de muertos abandonados, he visto a los ricos fortificarse en sus moradas o emprender la fuga y a los pobres dejar insepultos a sus hermanos, y recelar unos de otros y matar a los judíos como si fuesen ganado. He visto sufrir y perecer a muchos inocentes, y a muchos malvados nadar en la abundancia y darse buena vida. ¿Es que nos has olvidado y abandonado, que te has desentendido por entero de tu creación, que quieres dejarnos hundir a todos en la ruina?‖146. Según Pascal, el ―pecado original‖, aquella falta originaria, producto de libre determinación, provocó la expulsión y abocó al hombrea al castigo de la muerte ye el error, es el responsable de que la humanidad sea infeliz, torpe, limitada, miserable, falsa, frágil, vana, viciosa, imperfecta, mediocre, vacía y se equivoque. Como hemos sido expulsados del a perfección, el pecado original es condición deplorable que nos compete a todos y nos hunde en la miseria. La corrupción original, el primer pecado que nos aleja

145

LEMOS SIMMONDS, Carlos. Ob. Cit. 146

HESSE, Herman. Narciso y Goldmundo.

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del estado de perfección, determina nuestros esfuerzos por ser felices147. Aunque se trata de un planteamiento muy respetable, éste no podría ser una respuesta a la explicación sobre la actitud violenta. El filósofo británico Bertrand Russel, al contrario de Pascal, sostiene que es la concepción del pecado original lo que nos hace infelices. Qué el pueblo judío o sionista es violento, lo confirma el siguiente texto: “Como los arios se creen elegidos por Dios. Como los arios están convencidos de que la espada y la sangre es el método aprobado por su Dios para exterminar al contrario. Los sionistas ejercen la tentación de la inocencia, es decir la impunidad permanente, mediante el recurso a las persecuciones sufridas. Su Dios es un Dios cruel, violento, impositivo, excluyente, inhumano. Arios y sionistas no son sino la expresión del fracaso del género humano”148. Martín Lutero predicaba la maldad innata en la naturaleza humana; maldad que se dirige su voluntad hacia el mal y le impide a los hombres realizar cualquier acto bueno. El hombre posee una naturaleza inmutable de maldad y depravación. Por eso nunca podrá ser enteramente virtuoso. ―La depravación de la naturaleza del hombre y su absoluta falta de libertad para elegir lo justo constituye uno de los conceptos fundamentales de todo el pensamiento de Lutero‖, señala Erich Fromm en su libro El miedo a la libertad. Los seguidores del hinduismo, que impera en la India y gran parte de Oriente, sostienen que los apegos materiales son causantes de nuestras frustraciones; por lo tanto, permanecemos en conflicto interno, lo que se manifiesta en guerras, terrorismo, angustia, ansiedad y toda clase de enfermedades mentales. Los problemas de injusticia también podrían ser los detonantes de la violencia. El investigador Bernardo Useche Aldana sostiene que el sociólogo y matemático noruego Johan Galtung acuñó el concepto de violencia estructural, para referirse a la violencia que ejercen los sistemas económicos, políticos y sociales que generan injusticia social, hambre y el sufrimiento que a su vez originan todo tipo de violencias.

Useche es de los que considera que Colombia es uno de los países con unos niveles de pobreza crecientes y que, con respecto a los ingresos, es de los países más inequitativos del mundo. ―La desigualdad se ha profundizado como resultado de las políticas de libre mercado implementadas desde la apertura económica del gobierno Gaviria. No es extraño entonces que la violencia se haya disparado en los años ochenta, a tal punto que Colombia fue en 1990 el país en el mundo con más homicidios: 90 por cada 100.000 habitantes y que los gastos de atención en salud llegaran a valer en 1997 el 5% del PBI, el índice más alto de la región. La inequidad social (la desigualdad injusta y prevenible) impacta profundamente la salud de la población. Por ejemplo, los habitantes de países con menor desigualdad económica y social como Suecia tienen mejor salud y más años

147

PASCAL, Blas. Ob. Cit. 148

PERALES, Iosu. El perfume de Palestina. www.librostauro.com.ar

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de vida que la población de países como Estados Unidos con una economía mucho más poderosa, pero con mayor desigualdad en los ingresos… A nivel de la persona, es posible que los genes asociados a agresividad o la frustración, la rabia, el resentimiento, la desesperación reprimida, los sentimientos de desesperanza o de impotencia acumulados sean el equivalente a apretar el ‗gatillo‘; pero es la realidad de la lucha diaria por sobrevivir en un mundo profundamente desigual la que provee la ‗munición‘‖. Useche, citando a Saúl Franco, concluye que es ―claro que lo que produce la violencia no es la pobreza, es la inequidad, es decir, cuando la gente percibe que unos tienen mucho y otros poco y ven esa situación como injusta‖149.

La filosofía y la ciencia han intentado indagar y explicar las causas de la violencia y, en general, de la actitud beligerante y agresiva. A. Explicaciones desde el punto de vista filosófico Para muchos filósofos, la razón, la inteligencia, el espíritu, es el principio regulador de la conducta humana; otros, por el contrario, sostienen que el eje regulador es el instinto, lo inconsciente, lo irracional. Entre los primeros encontramos a Sócrates (uno de los primeros pensadores que se interesó por estudiar racionalmente la conducta del hombre), Platón, Aristóteles, San Agustín y Santo Tomás de Aquino; entre los segundos se pueden citar a Maquiavelo, Hobbes, Rousseau, Schopenhauer, Feurbach, Marx, Nietzsche, Freud, Lorente y Skiner. Más adelante desarrollaré, sucintamente, algunas de sus teorías al respecto. Según algunos pensadores, los pueblos antiguos vivían en permanente estado de guerra como condición vital, como una actividad ―natural‖, por cuando su vida, libertad, pertenencias y territorios dependían de la valentía con que los defendían. Su vida tenía ―sentido‖ si estaban preparados para ―guerrear‖, ya fuera para defenderse o para atacar en procura de riqueza material y poder total sobre los lugares ―conquistados‖. Los antiguos griegos, forjadores de las bases que apuntalan gran parte de nuestra tradición occidental, trataban de seguir las ―orientaciones‖ de sus dioses tradicionales, que jugaban con el destino de los hombres. Los dioses decidían el destino de los hombres, y éstos no eran más que simples juguetes para satisfacer los caprichos de los dioses. Los dioses intervenían en el destino del hombre, pues eran éstos quienes decidían quién combatía y quién moría en éste. Estos dioses los enfrentaban en absurdas disputas, en donde morían o padecían sólo por capricho de éstos. El determinismo de los dioses tradicionales condicionaba la percepción de un mundo caótico e irracional y no la de un cosmos ordenado y racional. Los dioses griegos, recreados por los poetas Hesíodo y Homero, fueron duramente cuestionados por

149

USECHE ALDANA, Bernardo. ¿Por qué la agresividad incontrolada está matando a los colombianos?

www.vanguardia.com.co

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algunos filósofos antiguos. Jenófones criticó de manera virulenta a la religión tradicional y a sus dioses, afirmando que estos poetas atribuyeron a los dioses todo lo que es reprensible y sin decoro, y contaron sus malvados y detestables procedimientos: robar, adulterar y engañar. Según Platón, Hesíodo y Homero engañan al espíritu con la relación de hechos vergonzosos y mezquinos. Séneca criticaba a los sabios que culpaban a los dioses como responsables de los desastres y fenómenos naturales. Afirmaba que en los tiempos griegos, como en los del Imperio Romano, el gran vulgo no respetaba otra razón que la del miedo y la aparente arbitrariedad y torpeza de Júpiter. Los sabios ―consideraron que el miedo era necesario para poner un freno a la ignorancia, y quisieron que el hombre temiera a un se superior a él… Y para aterrar a aquellos que sólo por temor se abstienen del mal, hicieron cernerse sobre nosotros un Dios vengador y armado constantemente‖150. La filosofía nos muestra cómo la orientación ética y moral de cada persona o grupo social determina algunos comportamientos. Calicles sostenía que los poderosos se imponen y que la benevolencia y la rectitud no son virtudes naturales, porque la naturaleza se guía por la ley del más fuerte. Planteaba que las reglas morales no son sino el refugio de los débiles ante el temor que estos tienen de los hombres decididos y valientes. Los valientes son los que no se dejan impresionar por el dictado de la mayoría y los que, cuando toman conciencia de su propio poder, son capaces de acciones grandes. Este pensador griego, que resulta audazmente moderno, sostiene que las reglas morales no son sino el refugio de los débiles ante el temor que estos tienen de los hombres decididos y valientes. Afirmaciones como la de que todos somos iguales y la que la moderación sea una virtud no tienen asidero en la realidad. Los débiles están hechos para ser mandados por los fuertes. Los más fuertes e inteligentes tienen derecho a dominar al resto de los hombres y a poseer las mayores riquezas. Están mejor quienes hacen el mal que quienes lo sufren. ―El mejor, el poderoso, debe mandar en política, haciendo lo que quiera en todos los campos, sin escrúpulos; mientras tenga el poder debe darse la gran vida ayudando a sus amigos y molestando a sus enemigos, dando rienda suelta a sus apetitos y no parándose en nada que se oponga a su satisfacción‖151. La felicidad se consigue con la lujuria, la intemperancia y la licencia; quien predique y practique lo contrario vive de convencionalismos en contra de la naturaleza, es un débil y un resentido. En concepto de Fernando Savater, ―la santísima trinidad (los ideales de excelencia) platónica está conformada por el Bien, la Verdad y la Belleza y pertenece a un orden ideal más allá de este mundo; pero la tríada infernal que parece en cambio presidir nuestros conflictos terrenales está constituida por el mal, lo falso y lo feo‖152.

150

PLATON. Cuestiones naturales. 151

SUÁREZ DIAZ, Reinaldo. El mundo de la filosofía. 152

SAVATER, Fernando. Ob. Cit.

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Aristóteles concebía al hombre como un ser racional, es decir, con dos tendencias: instintos, aspiraciones y motivaciones animales y naturales. Pensaba que es la unidad de dos fuerzas antagónicas: sujeto al impulso animal, al instinto, y sujeto a la razón, al espíritu. Le asignaba la primacía al factor racional, ―al alma sobre el cuerpo, e indica que la dignidad humana radica en su racionalidad, acentuando en esta forma la desvalorización del impulso animal y del cuerpo‖153. Según Aristóteles, el hombre es un ser con pasiones irracionales, pero su alma las regula. ―Las inclinaciones naturales, los deseos y pasiones, como la avaricia y el orgullo conducen a la destrucción de la ciudad, mientras que la acción regida por la decisión libre y racional, permite la existencia de la ciudad y señorear sobre las cosas de acuerdo al orden natural‖154. El hombre aristotélico, como compuesto de cuerpo y alma, está dotado de apetito y razón. ―Siendo el animal más acabado y perfecto de la naturaleza, es, sin embargo, el animal más peligroso y el peor de todos, cuando se aparta de la ley y de la justicia‖155. Aristóteles señala que las causas y origen de la revoluciones son ―la disposición moral de los que se revelan, el fin de la insurrección y las circunstancias determinantes que producen la turbación y la discordia entre los ciudadanos‖156. Los ciudadanos se sublevan, ya en defensa de la igualdad, ya por el deseo de la desigualdad y predominio político. Un inferior se rebela para conseguir la igualdad, y cuando la consigue se rebela para dominar. ―Su propósito, cuando se insurrecciona, es alcanzar fortuna y honores, o también para evitar la oscuridad y la miseria…‖157. El ansia de riquezas y de honores puede encender la discordia. El ansia de riquezas y de honores, el insulto, el miedo, la superioridad, el desprecio, el acrecentamiento desproporcionado de algunas parcialidades de la ciudad, las cábalas, la negligencia, las causas imperceptibles y la diversidad de origen son las causas de las revoluciones. Si los gobernantes son insolentes y codiciosos generan motivos para la sublevación. La posición topográfica también a veces acarrea revoluciones. ―Pero el más poderoso motivo de desacuerdo nace cuando están la virtud de una parte y el vicio de otras; la riqueza y la pobreza vienen después; y, por último, vienen todas las demás causas, más o menos influyentes…‖158. Las revoluciones proceden empleando la violencia y la astucia. En la democracia las revoluciones nacen del carácter turbulento de los demagogos. En las oligarquías las revoluciones proceden de la opresión de las clases inferiores y de que el jefe del movimiento sale de las filas mismas de la oligarquía. En las aristocracias proceden de que las funciones públicas son patrimonio de una minoría demasiado reducida, y de la miseria extrema de los unos y de la opulencia excesiva de los otros. Los estoicos recomiendan vivir de acuerdo con la naturaleza, controlando sus pasiones y respetando al prójimo.

153

SOPÓ, Ángel María. Antropología. 154

Ibídem. 155

Ibídem. 156

ARISTÓTELES. Ob. Cit. 157

Ibídem. 158

Ibídem.

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San Agustín sostiene que en el mundo existe el mal. Trapicerías, mentiras, trampas, violencia y engaños prueban la existencia del mal. ―En el hombre hay algo podrido, su voluntad es impotente por naturaleza‖159. En su obra Confesiones afirma que el dolor, enfermedad, catástrofes, corrupción hablan de la presencia permanente y avasalladora de la maldad el universo conocido. Así, aquella disposición anómala de carácter que empuja a un individuo particular a la incontinencia, el vicio y el crimen, no lo involucra sólo a él, ni en él se genera o puede controlarse. Es un principio universal, autónomo, poderoso. Nicolás Maquiavelo sostiene en El Príncipe que la unidad del Estado no proviene de la Iglesia, sino del poder secular y en especial de un príncipe poderoso y absoluto, que sabe hacerse temer sin hacerse odiar y sabe que por cualquier medio se puede afianzar y mantenerse en el poder. ―Zorro y león al mismo tiempo, el príncipe no puede ser débil; lo único que debe importarle es afianzarse en el poder sin reparar en lo justo o injusto, bondadoso o cruel, alabable o vituperable‖160. ―El fin justifica los medios‖, es la divisa maquiavélica. El citado Rafael Méndez, analizando la obra de Maquiavelo, sostiene que el príncipe deberá ser extremadamente riguroso y cruel. ―Todos los tribunos, sus mujeres y sus familias deben morir, y el resto de la población ha de ser obligada a la disposición y abocada a la pugna intestina y al mutuo resentimiento. Cualquier extremo es válido, pues la situación es de una claridad meridiana: o sobrevive el príncipe usurpador, o sobrevive la república; la vida de uno es la muerte del otro‖161. Según Nicolás Maquiavelo, el hombre es malo por naturaleza. La concepción antropológica de este pensador florentino parte de que ―la naturaleza humana no responde a los altos ideales propuestos por la moral, porque los hombres se revelan en su cotidianidad malvados, desagradecidos, veleidosos, propensos a la simulación y al disimulo, temerosos del peligro, ansiosos de ganancias que olvidan más rápido la muerte de su padre que la pérdida de su herencia‖162. El pensador florentino plantea que el hombre es mediocre, perezoso, cobarde, tonto, falso, torpe, avaro y egoísta. Maquiavelo afirma que el hombre nace y muere de acuerdo con su orden invariable. Su naturaleza siempre está impulsada por los mismos intereses y las mismas pasiones, el amor al poder o ambición y el amor a las cosas o codicia. De acuerdo con el pensamiento maquiavélico, el hombre es un ser naturalmente malo, sujeto a las pasiones y dispuesto a satisfacer sus apetitos insaciables. Como los hombres desean poseerlo todo y sólo pueden obtener poca cosa, se origina así un estado natural de violencia.

159

AGUSTIN, San. Confesiones. 160

SUÁREZ DÍAZ, Reinaldo. Ob. Cit. 161

MÉNDEZ BERNAL, Rafael. Ob. Cit. 162

SOPÓ, Ángel María. Ob. Cit.

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En opinión del filósofo Benito Spinoza, en cada persona existe una fuerza ("conato") que lo impulsa a preservar el ser por encima de todo y de todos. Esa tendencia innata o egoísmo es instintiva y lleva al hombre a luchar contra los demás, convirtiendo al hombre en un enemigo para el hombre. Así existan instintos y condiciones que desborden las fuerzas humanas, el hombre en su fuero interno de moralidad es legislador absoluto, libre y autónomo, de forma que cualquier inconsistencia es imputable a él y sólo a él y no a las fuerzas de la naturaleza ni a las determinaciones naturales. Si los hombres no controlan sus pasiones se entregan a ellas de manera desbordada y se convierten en esclavos, y la vida se les torna casi imposible. ―En la medida en que los hombres sean la presa de las pasiones, pueden ser ellos contrarios los unos a los otros‖163. Según el filósofo Blas Pascal, los seres humanos somos míseros e incapaces de comprendernos a nosotros mismos ni al mundo que nos rodea; somos tontos, torpes y limitados. Nuestra frágil razón nos aleja de la auténtica comprensión, y nuestro comportamiento vano nos acerca al exceso y al vicio. ―El hombre no es ni ángel ni bestia; y la desgracia quiere que el que aprenda hacer de ángel, haga de bestia‖164. En tanto que el filósofo Tomas Hobbes afirma que, por su naturaleza, el hombre es un ser antisocial, ―un lobo para el hombre‖, su homólogo Juan Jacobo Rousseau sostiene que el hombre, por naturaleza, es un ser bueno. Contrario a la concepción aristotélica de que el hombre es un animal gregario por instinto y que en constante compartir con sus semejantes, puede hallar la felicidad, Hobbes precisa que la existencia entera de un hombre se mide en términos del grado de placer que logre abarcar y del dolor que consiga alejar de sí, y así obtiene la felicidad. Como el hombre es por naturaleza un ser antisocial, la vida humana es una lucha de todos contra todos, donde el ―hombre es lobo para el hombre‖. Como es un ser antisocial, su convivir dentro de la historia se resume en una larga y cruenta guerra de todos contra todos. Según él, la triste condición del hombre es el egoísmo depredador y la mutua hostilidad violenta. ―Hobbes llegó a la conclusión que los seres humanos son por naturaleza egocéntricos y necesitan la influencia reguladora de la civilización y la autoridad para mantener la paz‖165. El hombre, que siempre tiende a la búsqueda de la felicidad, tiene que saber que ésta supone una absoluta necesidad, de la cual depende en todos los casos: el poder. ―La capacidad de conducir los esfuerzos hasta la satisfacción y alejarse de todas las posibilidades de displacer o disgusto. Pero el poder, que en cada caso es absoluto y en estado natural no sufre cortapisa ni recorte alguno, aboca a los hombres a un perpetuo enfrentamiento, a una lucha sorda y continua, a una inclemente competencia en donde el hombre es lobo para el hombre. La avidez por el conocimiento, la gloria, la riqueza, y la desconfianza recíproca, conducen a la guerra perpetua de todos contra todos, que puede derivar desde el enfrentamiento físico concreto en que unos y otros se baten a

163

SPINOZA, Benito. Ética. 164

PASCAL, Blas. Pensamientos. 165

MARINOFF, Lou. Más Platón y menos prozac.

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muerte, hasta la actitud íntima y común de los hombres, por batirse. En cualquier caso, y variando infinitamente la composición del conflicto, el poder de cada uno, manifiesto en fuerza y astucia, se agota en la confrontación con los demás, de forma que la especie misma se encuentra en peligro de extinción‖166. A juzgar por el comportamiento agresivo del ser humano, se podría estar de acuerdo con el aserto hobbesiano. El cruel y salvaje trato recíproco entre las personas así lo confirman. ―Salvo escasísimas excepciones, el hombre es la única criatura capaz de dar despiadada muerte a miembros de su misma especie, sin que medie el instinto de supervivencia‖, aclara García de Guinea, y agrega que cualquiera, cegado por la ira, puede desarrollar impulsos animales. El hombre ha sido severamente castigado por la ruda naturaleza, pero esa naturaleza jamás ha organizado sus fuerzas con el deliberado propósito de destruir al hombre. ―Son pocas las ocasiones en las que el instinto triunfa sobre la razón; en las que el yo salvaje se antepone al civilizado o racional‖167. Según la teoría del "Buen Salvaje", de Rousseau, el hombre es bondadoso por naturaleza, pero la civilización, el progreso, lo corrompen. Es decir, plantea su idea de bondad natural del hombre, que se corrompe por la sociedad. El filósofo John Locke afirma que en estado natural el hombre vive de acuerdo con la ley natural que lo invita al respeto, a la armonía, a la igualdad y al ejercicio responsable de su libertad. Por lo tanto, el ser humano es naturalmente sociable y razonable. En contraposición a la versión de Hobbes, quien desde el mismo punto de partida supone la condición espuria del ser humano, Locke considera que en la base de semejante determinación reside la racionalidad sustancial de los hombres. Plantea que no se trata de construir un hombre artificial (el Estado que propone Hobbes en su ―Leviatán‖) que imponga su despotismo incuestionable sobre los hombres naturales. El Estado natural, en donde todos los hombres son libres e iguales, no significa en modo alguno un estado de guerra. El filósofo David Hume sostiene que los humanos tenemos anclados en la naturaleza nobles sentimientos de simpatía universal, de benevolencia, y que estamos hechos para el amor y la convivencia. Según el filósofo y economista ingles Adam Smith, el hombre con tal de vivir y sobrevivir ha tenido que enfrentar diversas circunstancias adversas que lo han comprometido totalmente en la defensa de su existencia. ―Los hombres siempre, en toda circunstancia y lugar, han necesitado ocuparse de la perpetuación material de su vida. Por desgracia, sigue siendo la única actividad en la cual muchos seres humanos agotan su existencia. Entregados al trabajo, han tenido que habérselas con circunstancias concretas –climáticas, naturales, sociales, políticas, etc.- que los han absorbido por

166

MÉNDEZ BERNAL, Rafael. Ob. Cit. 167

GARCÍA DE GUINEA, Elena. Ob. Cit.

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completo. Bajo la lógica implacable y precisa de trabajar para vivir y vivir para trabajar, han sucumbido sin otra opción‖168. El filósofo Wilhelm Friedrich Hegel plantea que el hombre es movido a obrar por sus instintos naturales que lo llevan a su autosatisfacción individual inmediata, como a una manada de animales, y que al obrar por coraje podría hasta sacrificar su propia vida en búsqueda de reconocimiento. El primer tipo de relaciones en la vida social fue aquella que se caracterizó por el miedo, el sometimiento y la guerra, el despotismo de unos para con otros. La lucha entre conciencias que mantienen una relación antagónica se resuelve en la relación amo-esclavo. El amo se reserva para sí la autonomía, la autoconciencia, y se la niega al esclavo, que de hecho queda en un nivel de inferioridad al considerarse como un simple objeto, como una cosa o simple medio para los intereses del amo. Amo y esclavo se necesitan; el amo no podrá cobrar plena conciencia de sí, porque el otro que le sirve de espejo es un esclavo. Al final, el uno no puede vivir sin el otro. El amo domina sobre el esclavo y el esclavo termina dominando sobre el amo. Según el Manifiesto Comunista, de Karl Marx, la forma como una comunidad consigue dinero supone diferenciación entre las personas que lo integran. Esa diferenciación, con sus implícitas discriminaciones y valoraciones, coloca a unos en la ventajosa condición de superioridad y otros en la triste condición de dominados. Surgen las clases sociales y su frecuente enfrentamiento. Lucha entre ricos y pobres ha sido la dinámica de la historia. ―Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, amos y esclavos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases beligerantes‖169. En estas circunstancias los pobres, el proletariado, quiere derrocar a los ricos, a la burguesía. Como obtener el poder no es fácil, porque los poderosos no quieren entregarlo sin luchar, entonces el proletariado necesita utilizar la fuerza, la violencia. Así como Hegel glorificó la guerra entre Estados y naciones como contradicción antitética (antagónica) que movía la historia, Marx hizo de la dialéctica de la lucha de clases entre explotados y explotadores el motor del devenir de la humanidad. El marxismo demuestra la mistificación, la cual consiste en demostrar que detrás de nuestros sentimientos ―nobles‖ se ocultan complejos, bajezas y, en fin, la suciedad de la vida. El planteamiento de Darwin sobre el origen de las especies pone en evidencia la lucha por la competencia. El conglomerado social debe decidirse por la libre competencia, por la libertad absoluta de acción. ―Entregados a una lucha frontal y generalizada, los sujetos humanos se harán vencedores o perdedores. Un comportamiento diferente sólo redundará en beneficio de los débiles y con ellos la sociedad se hundirá en una irremediable mediocridad‖170. Si la humanidad quiere salir beneficiada se deben

168

MÉNDEZ BERNAL, Rafael. Ob. Cit. 169

MARX, Karl. El manifiesto comunista. 170

MÉNDEZ BERNAL, Rafael. Ob. Cit.

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erradicar el socialismo, el cristianismo, la socialdemocracia y demás movimientos que tiendan a constreñir las condiciones de lucha y a humanizar los conflictos. La violencia, tal como lo plantea el filósofo y psicólogo norteamericano Willam James, se ha podido estar gestando desde el mismo instante en que apareció el hombre sobre la tierra. El hombre primitivo, en su afán de subsistir enfrentado a los múltiples peligros de la naturaleza, de los animales y los demás hombres, aprendió a robar, saquear aldeas, poseer mujeres y matar. ―Así emergieron las tribus más guerreras, tanto para los jefes como para las agrupaciones se combinaron la mera pugnacidad y el amor a la gloria con el más primario apetito de pillaje‖171. Considera que la historia es un baño de sangre y que heredamos la nodriza guerrera. ―Nuestros antepasados dejaron la semilla de la pugnacidad en nuestros huesos y médula, y miles de años de paz no han de expulsarla de nosotros‖172. Arthur Schopenhauer, Ludwing Feurbach y Federico Nietzsche sostienen que el instinto, la animalidad y el cuerpo priman sobre la conducta humana. La visión nietzscheana muestra al hombre como un ser miserable, inmundo, determinado, híbrido, mezcla de bestialidad y humanidad; simple puente entre la bestia y el superhombre. Según este pensador alemán, no es la razón la que establece los valores, sino la fuerza, la vida, y en tal sentido, la animalidad. Los atributos del hombre, según Nietzsche, están representados por el águila y la serpiente (el orgullo, la garra, la rapacidad y la astucia). Si el hombre es águila y serpiente, está en el abismo de las pasiones y en el fango del desgarrado mundo de lo cotidiano. Schopenhauer planteaba que el hombre no puede llegar a la felicidad individual. Su voluntad de vivir le obliga a devorar a los demás o a ser devorado por ellos. La vida es un malestar continuo y criminal.

Nietzsche, a través de su ética del ―Superhombre‖, plantea que a medida que el hombre rompe los esquemas medievales descubre que los valores morales tradicionales son puras máscaras que ocultan los intereses egoístas de unos y las bajezas y miserias de otros. El hombre se debate entre dos actividades: la lucha por el poder y la defensa de la debilidad. Esto divide a los hombres en poderosos y débiles. Los débiles necesitan vivir en sociedad, con un orden jurídico, una religión y una moral comunes, teniendo como valores la igualdad, la humanidad, la caridad, el sacrificio. Los poderosos constituyen una raza superior caracterizada por valores opuestos a la raza inferior. Para ellos no existe otra regla moral que el desarrollo de su propia personalidad en procura del poder y la grandeza. El que realiza en su vida el ideal del hombre poderoso se convierte en un superhombre, valor y meta suprema de la humanidad. Éste es duro, sin sentimientos y profundamente inmoral. Hace todo lo que sirve a sus fines, sin necesidad de justificar nada, ya que está ―más allá del bien y del mal‖. La moral se convierte en indispensable para los hombres inferiores. Es la moral del ―hombre de negocios‖ y de todos aquellos

171

CARDONA LONDONO, Antonio. SHEEK CHOUE, Yong. Ob. Cit. 172

Ibídem.

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cuya máxima espiración es ―triunfar en la vida‖ al precio que sea.

El filósofo y escritor francés Henri Bergson plantea que la sociedad, fruto de la evolución natural de la vida e integrada en función del todo es, por falta de reflexión y emoción, cerrada, y, por tanto, sus integrantes ―se sostienen entre sí, dispuestos a atacarse o a defenderse y obligados a una actividad de combate‖173, y en ella se practica una moral cerrada con hábitos como el de mandar y obedecer, es decir, impera la presión social, un sistema impersonal, un orden establecido al cual debe obedecerse.

El genial novelista francés Honoré de Balzac, en su Comedia Humana, sostiene que el hombre no es ni bueno mi malo, nace con instintos y aptitudes; el mundo (la sociedad), lejos de corromperlo, como plantea Rousseau, lo perfecciona; pero entonces el egoísmo desarrolla enormemente sus condiciones al mal. El Marqués de Sade, también escritor, afirma que no había nada más natural que hacer cuanto nos parezca, caiga quien caiga y por mucho dolor que se produzca a los demás. El escritor estadounidense Jack London, con influencias de Marx y Nietzsche, mantenía la tesis general que el ser humano no es bueno por naturaleza, y sólo los fuertes consiguen alzarse en la vida que es dura; estos seres serán los que pongan los cimientos para una sociedad más justa.

Según Hitler, ―el mundo, creado por Dios, se ha ordenado siempre en el sentido de la superioridad del más fuerte, del más capaz que impone sus privilegios sobre los frágiles, incompletos e incompetentes. Es la personalidad individual la que crea y constituye mundos, en ningún caso el peso mediocrizante de la masa‖174. El papel del más fuerte es dominar al más débil. Según el filósofo francés Jean Paul Sartre, las relaciones humanas no son gratas, sino que son conflictivas, pues mediante ellas los seres humanos tienden a someter a los demás, a sus congéneres. Hasta en el amor, que podría considerarse como la relación más pura y libre, se presenta el sometimiento. "El amor es una revancha sobre aquel que quiere hacer de nosotros un instrumento suyo, es un tratar de convertir en prisionera la voluntad del otro, que trata de pararilizarnos"175. Asimismo, el pensador francés sostiene que la escasez, como hecho contingente y universal, genera conflictos por cuanto la sobrevivencia, por escasez de alimentos, nos convierte en un peligro para los demás, y éstos en un peligro para nosotros. "Aparece así el otro como negación del hombre o el anti-hombre, portador para nosotros de una amenaza de muerte", precisa Sartre, y aclara que la escasez provoca la enajenación, la violencia y la contraviolencia. El filósofo estadounidense Lou Marinoff considera que ―en la mayor parte de los casos, la infelicidad personal, los conflictos de grupo, la descortesía imperante, la

173

SALAZAR RAMOS, Roberto José. Ob. Cit. 174

HITLER, Adolfo. Mi lucha. 175

ESCOBAR VALENZUELA, Gustavo. Introducción a la filosofía.

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promiscuidad descarada, las olas de crímenes y las orgías de violencia no son producto de una sociedad mentalmente enferma, sino de un sistema que (al carecer de un gobierno visionario y de la virtud filosófica) ha permitido e incluso fomentado que la sociedad terminara padeciendo un trastorno moral‖176. El antropólogo francés Loren Eiseley sostiene que el hombre moderno es ahora la recóndita pesadilla del hombre. El hombre más que un tirano de los demás, es un tirano de sí mismo, afirma el filósofo Nicolás Berdiaev. Se tiraniza por envidia, por amor propio, por miedo, por sus falsas creencias, sus supersticiones y sus mitos. ―El hombre se tiraniza a sí mismo por la conciencia de su debilidad e insignificancia, y por la sed de poder y grandeza‖, agrega, y sentencia que por su voluntad de esclavizar, ―el hombre no sólo esclaviza a los demás sino a sí mismo‖. El escritor ruso Fiódor Mijáilovich Dostoievski, en su profunda búsqueda dentro del alma humana, nos dice que ―se habla a veces de la fiera crueldad del hombre, pero esto es terriblemente injusto y ofensivo para las fieras; una fiera no puede ser nunca tan cruel como el hombre, tan artística y refinadamente cruel‖177. El filósofo francés Montaigne se preguntaba si habría algo más ridículo que esa miserable criatura (el hombre), ―quien lejos de ser dueña de sí misma, se halla sometida a la injuria de todas las cosas, se llame a sí misma dueña y emperatriz del mundo, cuando carece de poder para conocer la parte más íntima, y no digamos para gobernar el conjunto‖. El catedrático Jaime Luis Gutiérrez Giraldo sostiene que "somos la especie más cruel y despiadada que jamás haya existido sobre la tierra"178. Aquí es procedente reflexionar sobre lo que narra Juan Rulfo en su Pedro Páramo: ―Este mundo que lo aprieta a uno por todos lados, que va vaciando puños de nuestro polvo aquí y allá, deshaciéndonos en pedazos como si rociara la tierra con nuestra sangre. ¿Qué hemos hecho? ¿Por qué se nos ha podrido el alma?‖179. El escritor inglés Aldous Huxley sostiene que ―el siglo XX se especializó en el idealismo romántico y optimista que postula que el hombre, en general, es bueno y gradualmente se va haciendo mejor. El idealismo de los hombres de la Edad Media era más sensato, pues empezaba por insistir en que el hombre es, en su mayor parte, y esencialmente, malo y pecador por instinto y por herencia‖180. El filósofo colombiano Jaime Rubio Angulo plantea que debido al primado de la conciencia en la cultura occidental, tras el ―Pienso, luego existo‖ cartesiano (punto de partida del filosofar moderno), ―estamos perdidos, extraviados entre los objetos y separados del centro de nuestra existencia; así como estamos separados de otros, y nos

176

MARINOFF, Lou. Ob. Cit. 177

DOSTOIEVSKI, Fiódor Mijáilovich. Los hermanos Karamazov. 178

GUTIÉRREZ GIRALDO, Jaime Luis. Ob. Ct. 179

RULFO, Juan. Pedro Páramo. Oveja Negra, Bogotá, 1984. 180

HUXLEY, Aldous. El tío Spencer.

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convertimos en enemigos de todos… el secreto de esta separación, de esta diáspora, está en que en principio no poseemos lo que somos‖181. El escritor colombiano Germán Espinosa señala que ―el alma humana encierra en sus repliegues más hondos, una bestia, una bestia terrible, de la cual nadie puede avergonzarse, puesto que ella y nosotros conformamos un ente único, un solo ser, una aviesa fusión…‖182 Según Myers, ―los filósofos han debatido durante mucho tiempo si nuestra naturaleza humana es sobre todo la de un noble salvaje benigno y contento o la de un bruto potencialmente explosivo‖. Rousseau afirma que la sociedad es la responsable de los males sociales y no su naturaleza humana. Hobbes considera necesarias las restricciones sociales para controlar y reprimir el bruto humano. Bías precisa que la mayoría de la gente es mala. Wittgenstein afirma que los seres humanos son profundamente malos. ―Yo soy un monstruo‖, solía decir. En concepto del filósofo Maurice Joly, interpretando a Maquiavelo, el instinto malo es en el hombre más poderoso que el bueno. ―El hombre experimenta mayor atracción por el mal que por el bien; el temor y la fuerza tienen mayor imperio sobre él que la razón. No me detengo a demostrar estas verdades; entre vosotros, solo los necios de la camarilla del barón Holbach, cuyo gran sacerdote fue J. J. Roseau, y Diderot su apóstol, pudieron tener la osadía de contradecirlas. Todos los hombres aspiran al dominio y ninguno renunciaría a la opresión si pudiera ejercerla. Todos o casi todos están dispuestos a sacrificar los derechos de los demás por sus intereses… ¿Podemos conducir masas violentas por medio de la pura razón, cuando a estas solo las muevan los sentimientos, las pasiones y los prejuicios?‖183. ¿Qué es lo que sujeta a estas bestias devoradoras que llamamos hombres? En el origen de las sociedades está la fuerza brutal y desenfrenada; más tarde, fue la ley, es decir, siempre la fuerza, reglamentada formalmente. Habéis examinado los diversos orígenes de la historia; en todos aparece la fuerza anticipándose al derecho. Si tenemos en cuenta las predicciones del filósofo inglés Tomás Roberto Maltthus hace unos doscientos años, la situación de violencia es muy posible que siga, no sólo por la lucha por el poder y otras realidades, sino por la supervivencia. ―Los hombres tienden a incrementar su población de manera desmesurada y sin guardar proporción debida con el crecimiento correlativo de sus recursos económicos y alimentos. Se impone entonces una lucha por la existencia, en la cual muchos se verán forzados a abandonar la partida, mientras otros conseguirán adaptarse y sobreponerse‖184.

181

RUBIO ANGULO, Jaime. Introducción al filosofar. 182

ESPINOSA, Germán. La orgía. La noche de la trapa. 183

JOLY, Maurice. Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Mostesquie. 184

MALTTHUS, Tomás Roberto. Ensayo sobre el principio de la población.

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El modelo cultural también influye en las motivaciones de la conducta humana, ya que la cultura moldea nuestra manera de ser, de ver, comprender y de estar en el mundo. La antropóloga Benedict distingue dos modelos culturales: el apolíneo y el dionisiaco, y afirma que mediante el primero ―la vida se expresa como participación pública y no como autoafirmación individual; la vida personal está marcada por la huella de lo generoso, lo noble, el desprendimiento, lo digno…‖, agregando que el modelo dionisíaco ―está signado por la avidez de gloria, de poder, embriaguez, frenesí, afirmación individual; se tiende a la satisfacción que deriva de la superación de los vínculos y de los límites de una existencia regulada y tranquila‖185. En la antigua Grecia imperaban estos modelos culturales; el apolíneo, entre otras cosas, regulaba las pasiones, y dionisiaco las exaltaba. B Explicaciones desde el punto de vista científico Según el sicólogo Sigmund Freud, el fundamento de la conducta humana ha de buscarse en varios instintos inconscientes, llamados también impulsos o pulsiones. Freud estableció que los impulsos humanos participan y se fundamentan en la pasión de vivir (Eros) y la pasión de morir (Tánatos). ―Según su teoría, en esa pugna entre la vida y la muerte, en cuanto la conciencia baja la guardia un momento, el instinto de muerte toma la delantera, tratando de destruir no sólo a los demás, sino incluso a nosotros mismos‖186. Guinea. El sicólogo Charles G. Morris, citando las ―Obras Completas‖ de Freud, dice que las pulsiones son el Instinto de Vida (Eros) y el Instinto de Muerte (Tánatos). ―El primero –señala Morris- se relaciona con el hambre, la sed, la genitalidad y la autopreservación. El segundo con las tendencias suicidas y autodestructivas, agresividad o guerra"187. Freud señala que ―nosotros mismos, juzgados por nuestros impulsos instintivos, somos, como los hombres primitivos, una horda de asesinos‖188. Agrega que el ser humano, por naturaleza, es agresivo, debido a que tiene pulsiones o instintos que lo motivan al homicidio, al canibalismo y al incesto, en procura del placer y la felicidad. Esta circunstancia impide la libertad porque las tendencias agresivas nos acompañan permanentemente, dificultándonos la convivencia social. ―A mi juicio, ha de contarse con el hecho de que todos los hombres integran tendencias destructoras -antisociales y anticulturales- y que en gran número son bastante poderosas para determinar su conducta en el de la sociedad humana‖189. Y desde su cosmovisión afirma éste (en la misma obra) que ―probablemente cierto tanto por ciento de la humanidad permanecerá siempre asocial, a consecuencia de una disposición patológica o de una exagerada energía de los instintos‖. El mismo Freud sostiene que la tendencia agresiva es una disposición instintiva innata y autónoma del ser humano‖ y que ésta constituye

185

SALAZAR RAMOS, Roberto José. El hombre como ser histórico y cultural. Antropología, perspectiva

latinoamericana. 186

GARCÍA DE GUINEA, Elena. Ob. Cit. 187

MORRIS, Charles. Ob. Cit. 188

FREUD, Sigmound. El malestar en la cultura. 189

________________ El porvenir de una ilusión.

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―el mayor obstáculo con que tropieza la cultura‖. Puntualiza Freud que ―dicho instinto de agresión es el descendiente y principal representante del instinto de muerte…‖190. De acuerdo con el psicoanálisis (psicología profunda), los instintos reprimidos pueden perturbar el acontecer psíquico. ―El psicoanálisis considera al hombre como un ser que en su conducta se halla determinado esencialmente por los instintos y fenómenos inconscientes que se desarrollan a partir de su vida instintiva‖191. Tales instintos pueden ser el sexual (Freud), los de poder y de prestigio (Adler), los de posesión, de conservación y de autodesarrollo (Schultz-Hencke) y el de seguridad. El instinto sexual reprimido se manifiesta en forma de agresividad, los de poder y de prestigio en la necesidad de posesión, el de posesión en la avaricia o manías coleccionistas, y el de seguridad en voluntad de imponerse. La ambición de poder –sostenía Adler-, como compensación de los sentimientos de inferioridad desarrollados en la infancia, constituye el motivo humano fundamental. ―Cuando la elaboración de las vivencias no se realiza de un modo normal, los instintos insatisfechos y los conflictos no resueltos pueden suscitar la aparición de una tendencia poderosa hacia la agresión, hacia el ataque‖192. Sobre los impulsos en los planteamientos freudianos, Erich Fromm afirma que ―Freud pensó que el hombre es un campo de batalla en el que se enfrentan dos fuerzas igualmente poderosas: el impulso de vivir y el impulso de morir‖193. La fijación de estos instintos durante la niñez es fundamental en la conformación del comportamiento humano. El psicólogo argentino Luis Duravia advierte de los riesgos si no se presenta una adecuada fijación de ese tipo de instintos, por cuanto un niño demasiado reprimido por sus padres no desarrolla tolerancia a la frustración y ―se vuelve como una olla de presión que no pudiendo descargar su presión de la forma natural, la descarga por otros puntos débiles, causando mucho daño‖194. Estos instintos, que por violencia intrafamiliar, quedan mal fijados en la mente del niño, lo conducen a gestar un comportamiento antisocial, percibiendo a los demás como enemigos de los que hay que defenderse o atacarlos; asimismo, a desarrollar una neurosis fóbica y obsesiva. Nos dice Morris que Freud sostiene que el comportamiento humano hunde sus profundas raíces en las estructuras psíquicas de la personalidad: El Ello (Id), el Yo (Ego) y el Superyo (Superego).

―El Ello es la parte inconsciente, los instintos, impulsos y deseos inconscientes; es una caldera hirviente de impulsos y deseos inconscientes, que sin cesar tratan de manifestarse o expresarse. Los instintos de vida y de muerte forman parte del Ello... El Yo es la estructura del pensamiento consciente, lo racional; controla los impulsos del Ello para que

190

________________. El malestar en la cultura. 191

DIRKS, Heinz. La sicología descubre al hombre. 192

Ibídem. 193

FROM. Erich. Ética y psicoanálisis. 194

DURAVÍA, Luis. Dimensión afectiva de la personalidad.

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sean aceptados socialmente. Media entre las exigencias del ambiente (realidad), la conciencia (Superyo) y las necesidades instintivas (Ello). Controla todas las actividades conexas con el pensamiento y razonamiento. Por medio de los sentidos, el Ego llega a conocer el mundo exterior... El Superyo se relaciona con las normas sociales, lecciones y prohibiciones aprendidas; es la parte portadora de los principios morales. En el Superyo es donde se alimentan las ideas morales de conducta, lo que llamamos la conciencia... El Ello, el Yo y el Superyo funcionan en armonía. El Yo satisface las exigencias del Ello en forma moral y razonable, aprobado por el Superyo. Y así podemos amar y odiar, lo mismo que expresar nuestras emociones de manera adecuada y sin sentimientos de culpabilidad. Cuando el Ello predomina, los instintos están desenfrenados y tendemos a constituir un peligro para nosotros mismos y para la sociedad. Cuando predomina el Superyo, la conducta es controlada con excesivo rigor y no podemos llevar una vida normal”195.

Charles Darwin piensa que si la naturaleza selecciona a los individuos más aptos por medio de la lucha por la vida, que elimina a los más frágiles y a los que no se acomodan al ambiente, las personas deben hacer lo mismo y dejar que cada cual tratar de sobrevivir como pueda, sin levantar a los caídos ni ayudar a los incapaces… Los partidarios de la eugenesia, propuesta por Francis Galton, consideran que la reproducción humana debe ser orientada como la de los animales domésticos a fin de producir mejores ejemplares, tal como lo pusieron en práctica los nazis… Los darwinistas y sus seguidores piensan que el hombre sobrevive gracias a su fuerza, pero el antropólogo francés Loren Eiseley piensa que el hombre sobrevive por la ternura y no por la fuerza. ―El hombre nace del amor y existe por la razón de un amor que en él va más allá que en cualquier otra forma de vida‖. Sin embargo, reconoce que, irónicamente, el hombre es una criatura que pretende violentar las expresiones de la vida, y hacerse mudo para vivir. Según Goethe, saberse amado da más fuerza que saberse fuerte. Fernando Savater precisa que con la fuerza con que unos hombres se imponen a otros casi nunca es mera superioridad muscular o numérica, siempre necesita pasar a lo simbólico, es decir, artificializarse. El etólogo Peter Maler considera que la violencia es una reacción innata, automática. Una teoría, muy popular en el siglo XIX, atribuye la violencia humana al hecho de que, como consecuencia de la evolución, en el cerebro humano habrían quedado remanentes de su vida de saurio o lagarto, "coexistiendo con las características de mamífero superior‖196. Este planteamiento, reformulado por el etólogo Arthur Koestler y retomado por los criminalistas italianos (Di Tulio, Grasset, Patrizi), sostiene que "existe una paleopsique bárbara y primitiva que, al desbordar a la neopsique, produce el hecho delincuencial"197. Según este brillante psiquiatra, la reformulación de Koestler y de los

195

MORRIS, Charles G. Psicología, un nuevo enfoque. 196

RESTREPO RAMÍREZ, Luis Carlos. Ob. Cit. 197

Ibídem.

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criminalistas italianos no sería más que una "una burda ideologización biológica de la violencia social que, sin duda, debe más a la cultura que a los lagartos". A pesar de que las investigaciones químicas y genéticas ofrecen confusión, "los estudios con gemelos y con niños adoptados parecen indicar que existe algún componente hereditario en la violencia", precisa Jorge Alcalde. El sicólogo suizo Ernest Jung reconoce que en todo individuo hay un asesino en potencia. ―Considera que en la personalidad del ser humano se albergan siempre ciertas áreas en sombra, algo así como la cara oscura de su carácter‖198. El sicólogo B. F. Skinner presenta al hombre como simple cuerpo que se comporta de manera análoga a los demás organismos y en función de ciertas condiciones ambientales y genéticas. El étologo Konrad Lorenz y el psicólogo Sigmund Freud plantean que el impulso violento es innato y por lo tanto inevitable. Lorenz señala que ―la agresión en el hombre es parte del instinto congénito de matar y destruir, un vestigio de nuestros orígenes remotos‖199. Este científico indica que ―la agresividad humana es una tendencia o un instinto innato que empuja a la lucha contra los individuos de la misma especie hasta llegar a la destrucción o a la muerte de los mismos‖200. Lorenz considera al hombre como incontrolable pulsión agresiva. Según el sicoanalista Wilhelm Reich, seguidor de Freud, la agresividad se produce por la liberación de la tensión acumulada por la represión de la energía sexual. Si bien es cierto que la teoría freudiana sobre el origen congénito de la agresión aún conserva vigencia, el sicólogo social R. S. Lazarus observó que ―ninguna investigación importante ha demostrado que el hombre posee un instinto congénito e incontrolable de matar y luchar‖201. El investigador José Arana afirma que "hoy por hoy no se puede defender científicamente ninguna base genética inmediata y específica de la agresividad, mucho menos de la agresión psicópata"202. No existe criminal nato, si tenemos en cuenta que esa teoría, propuesta por el jurista Cesare Lombroso, fue declarada obsoleta. Así mismo, el sicólogo Paul Frederic Brain, presidente de la Sociedad Internacional para la Investigación de la Agresividad, sostiene que ―la especie humana no es particularmente agresiva, aunque sí haya desarrollado una tecnología que hace que unas agresiones sean más efectivas que otras‖. Algunos estudiosos como sociólogos y sicólogos concluyen que el comportamiento violento está determinado porque somos los únicos animales que usamos sistemáticamente herramientas. "Una lasca, que sirvió a nuestros antepasados para partir un hueso de una presa, también debió de serles útil para amenazar a sus congéneres que pretendían robárselo"203.

198

GARCÍA DE GUINEA, Elena. Ob. Cit. 199

LORENTZ, Konrad. La agresión. 200

________________ La supuesta agresión. 201

LAZARUS, R. S. El enigma del hombre. 202

ARANA, Jorge. Revista Muy Interesante. 203

ALCALDE, Jorge. Ob. Cit.

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Según William Ospina, Colombia es hoy el país con mayor índice de criminalidad en el planeta, y la inseguridad va convirtiendo sus calles en tierra de nadie. Lemos Simmonds no comparte la teoría de que los colombianos seamos más violentos porque somos distintos a los demás. "Nuestro inventario genético es idéntico al del resto de los seres humanos. El problema no está en las complicadas leyes de la herencia. Es, más bien, una cuestión de cultura política". Los estructuralistas, encabezados por Michel Foucault, sostienen que el hombre es producto de su cultura, de sus condiciones de vida. Su pensar, querer, vivir y su actuar está fraguado en modelos sociales preestablecidos. "El hombre más que un sujeto, es un sujetado, un sometido. Está construido por las estrategias, los saberes, los intereses, etcétera, que se entretejen, impidiéndole ejercer su autonomía y soberanía"204. Según Jorge Alcalde, "la violencia es el resultado de la influencia de la cultura sobre la agresividad biológica natural propia de cualquier animal". La posición humanista asegura que el hombre tiene la capacidad de conocer lo bueno y de actuar de conformidad con sus potencialidades naturales y su razón; pero sus detractores, como Hobbes, sostienen que la naturaleza del hombre está inclinada a la violencia, a la envidia y a la lucha de todos contra todos. El pensador Madeido rechazaba la concepción judeocristiana que sostiene que el hombre es imperfecto e inclinado al mal en virtud del pecado original. La ciencia, cada vez más comprometida con la búsqueda de respuestas a la problemática de la violencia, centra sus investigaciones en este complejo campo, sin que hasta el presente exista una solución concreta. "Aunque el estudio de la violencia no es nuevo -sostiene Jorge Alcalde-, aún no se ha producido un auténtico boom de hallazgos relacionados con el tema y de teorías con suficiente rigor, distanciadas de las líneas seudocientíficas que imperaron en las primeras décadas el siglo XX, como es el caso de la frenología, que pretendía predecir el comportamiento de los seres humanos a partir del tamaño de los cráneos"205. La investigación no avanza por cuanto se experimenta con animales como ratones y no con humanos por obvias razones éticas. Sin embargo, los científicos han encontrado que algunas sustancias químicas se ponen en juego durante un ataque violento. La más importante sería la serotonina que, ha sido culpada de otros males como la depresión o los desórdenes alimenticios. "Varios estudios han confirmado que los animales más violentos, incluidos los humanos, presentan menores niveles del metabolismo de la serotonina en el fluido cerebroespinal, lo que es igual a decir que sus cerebros activan menores cantidades de la sustancia"206. Según el neurólogo Adrián Raine, citado por Alcalde, "la clave de la violencia humana está en el estudio del cerebro y, más concretamente, en el córtex prefrontal, un área mayor en los humanos que en el resto de los animales". Muchos han propuesto que la violencia está íntimamente relacionada con la supervivencia, semejándose la violencia humana con "la de los

204

OSPINA, William. Ob. Cit. 205

ALCALDE, Jorge. Ob. Cit. 206

Ibídem.

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animales que tienen que combatir con sus congéneres por la comida o la reproducción"207. Sin embargo, teorías actuales "advierten que, tanto el animal como entre los humanos, la violencia extrema puede derivarse de una patología que impide percibir o interpretar correctamente los signos de sumisión del otro cuando se está en pleno combate", aclara Alcalde. Tanto en la química como en la genética existe confusión para determinar con precisión el origen de la violencia. "Por el momento la violencia no se considera como una enfermedad y no es legítimo moralmente tratarla como tal. En el fondo parece que, a pesar de todos los avances de la ciencia, el ser humano no está dispuesto a extirparse a sí mismo la semilla de su mal más ominoso y exclusivo"208. Los sicólogos sociales sostienen que la violencia o la agresión tiene influencias neurales, genéticas y bioquímicas. El sicólogo social David G. Myers afirma que un experimento demostró que una mujer que recibió una estimulación eléctrica indolora en un área de su cerebro interno ―se encolerizó y estrelló su guitarra contra la pared, pasando cerca de la cabeza de su psiquiatra‖209. En cuanto a lo genético sostiene que ―nuestro temperamento –lo intenso y lo reactivo que somos- en parte es algo que traemos con nosotros al mundo, influido por la reactividad de nuestro sistema nervioso simpático‖210. Respecto a la influencia bioquímica, dice que la química sanguínea influye en la estimulación agresiva. ―El alcohol aumenta la agresividad al reducir la autoconciencia de las personas y su habilidad para considerar los resultados de sus acciones‖211. El azúcar en la sangre puede incrementar la agresividad. El exceso de testosterona también puede generar conductas agresivas. Desde el punto de vista de la sicología social, la agresión es una conducta física o verbal que pretende herir a alguien. ―Incluye acciones que tienen la intención de herir a alguien: bofetadas, insultos directos, incluso meterse con alguien con chismorreos‖212. Myers señala que los sicólogos distinguen entre la agresión hostil y la agresión instrumental. La hostil surge del enojo y su objetivo es dañar. La instrumental pretende hacer daño, pero sólo como un medio para lograr algún otro fin. ―La agresión hostil es caliente; la agresión instrumental es fría‖213. La mayoría de asesinatos son hostiles, y tienen su origen en arranques impulsivos, emocionales. Algunos homicidios son instrumentales. ―Lo que comienza con un acto frío y calculado puede encender la hostilidad‖214. Myers sostiene que la psicología social aborda el tema del origen de la agresión desde las perspectivas del instinto, de la frustración y del aprendizaje social. La perspectiva del

207

Ibídem. 208

Ibídem. 209

MYERS, David G. Psicología social. 210

Ibídem. 211

Ibídem. 212

Ibídem. 213

Ibídem. 214

Ibídem.

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instinto, asociada con teorías de Freud y Lorenz, ―sostiene que, si no es descargada la energía agresiva se acumulará en el interior‖. Según este planteamiento, la agresión es influida biológicamente por la herencia, la química sanguínea y el cerebro. De acuerdo con la segunda perspectiva, la frustración causa la cólera o ira, que provoca agresión. ―La frustración resulta no de la privación per se sino de la brecha entre las expectativas y los logros‖215. La perspectiva del aprendizaje social presenta la agresión como conducta aprendida. ―Por la experiencia y la observación del éxito de los demás, aprendemos que la agresión en ocasiones reditúa. Por lo tanto, cuando somos activados por una experiencia aversiva y cuando parece seguro y recompensante agredir, es probable que lo hagamos‖216.

En la violencia, según el precitado Useche Aldana, también influye lo genético. ―Es indudable que los genes, las hormonas y ciertos rasgos de personalidad influyen para que haya personas más agresivas. El hallazgo de una mutación en un gen localizado en el cromosoma X de los hombres de una familia holandesa, algunos de cuyos miembros incurrieron en numerosos crímenes, dio impulso a los estudios genéticos de la agresión. El gen en cuestión es un gen que codifica la enzima Monoamino oxidasa-A (MAO-A) encargada de regular la dopamina, la serotonina, adrenalina y otros neurotransmisores. Y por el resultado de investigaciones que indican que hombres que portan una variante en este gen y que han sido víctimas de maltrato han cometido cuatro veces más delitos que hombres que no tienen la variante‖217.

En cuanto al tipo de criminales, de hombres violentos, no se puede hablar de un perfil psicológico único. Cualquiera puede ser criminal. Todos podemos ser violentos. "El hombre que es portador de una agresividad importante, cuando esa agresividad se llena de contenido humano, de emoción, de memoria y de inteligencia, se transforma en violencia"218. Esta opinión es compartida por el psiquiatra y médico legista Mariano Royo-Villanova, quien precisa que no cree ―que exista un perfil psicológico común en este tipo de criminales. Si pueden existir unos más repetidos en las personas que resuelven su frustración mediante una violencia que termina en crimen o en una agresión sangrienta"219. En concepto de García-Andrade, muchos criminales carecen de afecto, de emociones, de sentimientos. "Saben lo que es bueno y lo que es malo, pero no lo sienten"220. Para el intelectual Estrada Gallego, la violencia es un problema de autoestima. ―El sentido de inferioridad parece ser denominador común en las personas agresivas y que recurren a las armas como un mecanismo para contrarrestar esa sensación. Muchas veces esa merma en la autoestima es tan opresiva y lacerante que impide el movimiento

215

Ibídem. 216

Ibídem. 217

USECHE ALDANA, Bernardo. Ob. Cit. 218

GARCÍA ANDRADE, José Antonio. Raíces de la violencia. Un estudio sobre el mundo del delito. 219

FERNANDEZ DE BOBADILLA, Vicente. Revista Muy Interesante 77. 220

GARCÍA ANDRADE, José Antonio. Ob. Cit.

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inteligente de la persona, esto es, saber colocarse en la vida... En la justificación del acto violento hay una reserva impresionante de resentimiento, venganza, temor, miedo, minusvalía‖221. La frustración también es fuente de violencia, tal como lo plantea el sicólogo John Dollar, al precisar que ―el comportamiento agresivo viene determinado por sentimientos de frustración, producto de la falta de vivencias agradables a lo largo de nuestra vida‖222. En este sentido, Royo-Villanova sostiene que la "respuesta tan violenta obedece a frustraciones más grandes, que bordean procesos cercanos a la patología. Entre ellos pueden encontrarse los celos, las ideologías disparatadas, los conceptos erróneos, el miedo insuperable, o la crueldad como una perversión de los instintos". Erich Fromm sostiene que encontramos conducta agresiva cuando se frustra un deseo o una necesidad. "Esta conducta agresiva constituye un intento, con frecuencia inútil, para conseguir un fin fallido mediante el uso de la violencia... Con la agresión resultante de la frustración se relaciona la hostilidad producida por la envidia y los celos"223. La antropóloga Patricia Vila de Pineda224, citando a Reiss y Roth, nos dice que en la agresión y la violencia inciden tres grandes conjuntos de factores: 1. Aquellos relacionados con el desarrollo social (las condiciones del aprendizaje de conductas y la interpretación de las interacciones con otros). 2. Los biológicos (genéticos, defectos cromosomáticos, mecanismos hormonales, efectos de los neurotrasmisores, alteraciones o lesiones cerebrales). 3. Los procesos sociales (condiciones económicas, estructura y relaciones familiares, densidad de población, falta de cohesión y otras características de ciertos grupos sociales. Benito Spinoza, Karl Marx y Sigmund Freud, con su visión determinista de la conducta, niegan la libertad humana y ven en el hombre el instrumento de fuerzas por fuera de su voluntad, que lo determinan en su obrar. ―Los tres pensadores vieron el grado en que el hombre y la sociedad son inclinados a obrar de cierta manera, con frecuencia en un grado tal, que la inclinación se convierte en determinación. Pero al mismo tiempo no sólo eran filósofos que querían explicar e interpretar; eran hombres que querían cambiar y transformar‖225. El psicólogo cubano Augusto Ramírez plantea que:

―La vieja polémica teórica sobre la naturaleza de la agresividad humana, fue superada, en gran parte, por las investigaciones realizadas por varios antropólogos que, decidieron investigar sobre el terreno, el comportamiento humano, en vez de seguir elucubrando sobre la naturaleza biológica o reactiva de la agresividad.

221

ESTRADA GALLEGO, Fernando. Ob. Cit. 222

DOLLAR, John. Personalidad y psicología. 223

FROM, Erich. El corazón del hombre. 224

VILA DE PINEDA, Patricia. El maltrato infantil y la cultura. 225

FROMM, Erich. El corazón del hombre. Fondo de Cultura Económica, México, 1985, p. 172.

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Estas investigaciones señalaron la íntima relación entre el tipo de cultura y los niveles de agresividad del grupo. Todos los antropoides tienen patrones de reacción agresivos que se ponen en marcha cuando el animal se siente amenazado. Los gorilas riñen entre sí por la jefatura del grupo, pero estas riñas no ocasionan casi nunca la muerte del adversario. La agresividad homicida solo es usada contra agresores de otra especie. El único animal que asesina a su propia especie es el hombre: Homus lupus homini, afirma el proverbio latino. Es evidente que la agresividad está inscripta en la naturaleza biológica del homo sapiens. Todos los animales se defienden cuando son atacados. Pero la conducta agresiva sin finalidad biológica solo se encuentra en los humanos. Este hecho ha llevado a muchos investigadores a afirmar que el hombre es un animal gratuitamente agresivo. Freud especuló sobre la existencia de un instinto de muerte. Si aceptamos esto, tendríamos que ver la violencia como algo consuetudinario e inevitable. Sin embargo, la experiencia nos enseña que ni todo el mundo es agresivo, ni la agresividad es una constante en la conducta humana. Si bien es cierto que en el hombre las reacciones o la conducta agresiva está desvinculada en forma directa de finalidades biológicas, también lo es, que todo acto agresivo esta condicionado y desencadenado por las presiones del entorno. Desde nuestro enfoque la agresividad en los seres humanos es también un patrón de reacción eminentemente defensivo. La diferencia con el resto de los antropoides, es que las personas reaccionan en función de valores adquiridos, impresos en su psiquis por el medio social en que se han desarrollado. Sus filias y sus fobias han sido creadas por su vida. Los patrones de acción e inhibición son también condicionados por sus experiencias. La naturaleza humana es psicosocial. Toda la base biológica del animal humano esta psicosocializada. La agresividad no es una necesidad en el hombre, es solo un patrón de reacción en función de la preservación de su vida. Y este patrón esta totalmente diseñado por sus experiencias primarias”226.

C. Posiciones sobre estos puntos de vista Fundados en recientes investigaciones científicas, en la experiencia, las vivencias y las observaciones, somos muchos quines discrepamos de las teorías sobre el innatismo de la violencia, y pensamos que es la cultura la que puede configurar con mayor frecuencia comportamientos violentos y no lo congénito. Creemos que esas teorías surgieron y se fortalecieron gracias a la amplia difusión del positivismo y del darwinismo en las postrimerías del siglo XIX y los albores del XX. Afirmar que nacemos con inclinaciones violentas o agresivas, implicaría aceptar que estamos sumidos desde nuestro nacimiento en un determinismo que nos condicionaría nuestro incierto destino. Es muy posible que, de acuerdo con Aristóteles, el hombre sea un ser sociable por naturaleza (―infinitamente más sociable que las abejas y todos los demás animales que

226

RAMÍREZ, Augusto. Consumismo, sociedad y familia.

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viven en grey‖227), pero también lo es que, conforme a lo planteado por Hobbes, el hombre sea un ser antisocial por naturaleza. ¿Cuál de los dos está en lo cierto? ¿Cuál está equivocado? ¿Los dos están errados? ¡He ahí la cuestión! Hay razones para pensar que es sociable por naturaleza y las hay para pensar que es antisocial por naturaleza. Su insondable interior es muy complejo de explorar. Su inescudriñable alma alberga grandezas y miserias. Así como tiene actos grandiosos, también tiene actos perversos. Su comportamiento, al igual que su auténtica esencia y naturaleza siguen siendo un inexpugnable misterio. A pesar de que las teorías clásicas sostienen que el hombre, por su naturaleza humana, es egoísta, ambicioso, posesivo y agresivo, las nuevas teorías biológicas, psicológicas y sociológicas afirman que la ―naturaleza humana‖ no es un patrón o molde general e inamovible, porque el ser humano es un producto de su medio. Excepto casos patológicos, ninguna persona nace con su naturaleza predeterminada, debido a que ésta es susceptible de cambio porque su naturaleza está condicionada por la herencia individual, en cierta medida, y en su mayor parte por factores sociales. La naturaleza humana, según las nuevas teorías, es sólo un producto de influencias, experiencias y necesidades que han hecho del hombre un ser egoísta, agresivo y posesivo. Comparto el aserto del psicólogo A. Bandura cuando sostiene que ―la agresividad del ser humano es un impulso aprendido‖228. Según Jorge Alcalde, la violencia se aprende en el entorno. El aprendizaje de conductas agresivas es tan complejo que a veces se produce de manea inconsciente. "Cuando en el hogar los padres se muestran agresivos en las discusiones cuando se les exige a los niños que sean duros en el colegio y defiendan sus intereses con uñas y dientes... cuando se convive con armas o se utilizan discursos radiales se está actuando como auténtico maestro de futuras mentes agresivas"229. Al igual que Lou Marinoff, pienso que la verdad reside en un punto intermedio. Los seres humanos sin duda son egocéntricos y, si no se controla, este elemento puede alcanzar extremos francamente desagradables, pero el conjunto de la sociedad también presenta rasgos de bondad. Podemos ser generosos, honrados y justos. La mayor parte de las personas es capaz de inclinarse hacia un lado o hacia el otro, idea con la que Aristóteles y Confucio se habrían mostrado de acuerdo. El planteamiento del filósofo Estrada Gallego, quien piensa que la violencia no puede ser congénita ni natural, parece ajustado a la forma como muchos concebimos esta problemática. Hay que cuestionar las hipótesis de la violencia congénita y natural, puesto que se trata de una suposición que muchos consideran un axioma. ―Es necesario abrir grandes estadísticas de violencia y verificar qué tan estrechas son esas relaciones

227

ARISTÓTELES. Ob. Cit. 228

BANDURA, A. Agresión: un análisis del aprendizaje social. 229

ALCALDE, Jorge. Ob. Cit.

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entre las organizaciones criminales y la llamada violencia social‖230. Suena coherente la posición humanista que el hombre es bueno congénitamente y que el impulso destructor no es parte integral de su naturaleza. El hombre, tal como lo afirmó Sócrates, hace el mal porque no conoce el bien. La fuente del mal es, según éste, la ignorancia y no la disposición natural del hombre. ―¿Hay algún fin en la vida digno de ser apetecido?‖, se pregunta Sócrates, y responde afirmativamente. ―Sí. Éste fin es la felicidad del ser humano, consistente en la sabiduría o conocimiento del bien, pues quien conoce el bien y lo practica es feliz. La ignorancia es la causa del mal‖231. Un hombre que no sepa en qué consiste la bondad (propiedad del hombre que dirige sus actos hacia el bien), podría sin dudar actuar justamente en ocasiones, pero también se equivocará otras veces. Sólo el auténtico conocimiento puede garantizar que un hombre hará siempre lo mejor. Freud, Lucrecio, Nontaigne y Nietzsche, contrarios al planteamiento socrático, consideran que el hombre no yerra por ignorancia, sino por el deseo. La posición del psicólogo español José Pinillos, quien opina que la influencia del temperamento en la conducta violenta del individuo es moderada, es un punto de vista aceptable para muchos. Para éste, el fenómeno violento es más social que biológico. Nuestra agresividad, si nos atenemos al aserto de este profesional, se ve influenciada en gran medida por el ambiente y el entorno. El investigador Fernando Gaitán Daza afirma que no somos violentos por naturaleza, ―ni estamos condenados por la historia a sufrir la violencia eternamente‖232. Según él, es muy difícil explicar las causas de la violencia. La exagerada tasa de violencia no la explican ―ni la riqueza, ni la pobreza, ni la distribución del ingreso, ni la demografía‖233. Piensa que la violencia ―es un subproducto del delito, que florece en condiciones de impunidad‖. Para el escritor antioqueño Ricardo Cano Gaviria, la violencia se agrava con la impunidad, como ocurre en Colombia. "En eso nuestra barbarie es nazi... Hitler tuvo la precaución de no dejar testimonio escrito del holocausto. Las órdenes se daban oralmente, sin papeles‖234. Por su parte William Ospina señala que Colombia ―muestra unas condiciones asombrosas de impunidad y de parálisis de la justicia y al mismo tiempo una elevada inversión en seguridad, así como altísimos costos para la ciudadanía en el mantenimiento del aparato militar… Hoy la principal fuente de delitos en la sociedad colombiana es la delincuencia común; no la delincuencia guerrillera ni la delincuencia del narcotráfico sino la delincuencia común, hija de la ignorancia, del resentimiento, de la pobreza, de las condiciones infrahumanas de vida y, por supuesto,

230

ESTRADA GALLEGO, Fernando. Ob. Cit. 231

SOPÓ, Ángel María. Ob. Cit. 232

GAITÁN DAZA, Fernando. Indagación sobre las causas de la violencia en Colombia. 233

Ibídem. 234

CANO GAVIRIA, Ricardo. Revista El Magazín. El Espectador, 1993.

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fortalecida y perpetuada por la impunidad‖235. Pareciere que la confrontación humana anidara en nuestro interior y no conociera fronteras. ¿Por qué existe la discordia? No es porque seamos irracionales y violentos por naturaleza. ―Los antagonismos provienen del hecho de saber que somos capaces de calcular nuestro beneficio y no aceptar pactos de los que salgamos poco gananciosos. Vivimos en un mundo tremendamente racional pero poquísimo razonable‖236. Savater señala que ―a pesar de que no somos espontáneamente violentos o antisociales, no podemos esperar que quienes son tratados como animales y utilizados como instrumentos no vayan a reaccionar agresivamente. Los grandes enfrentamientos no suelen protagonizarlos los violentos sino grupos disciplinados y obedientes a quienes han convencido que sus intereses dependen de que luchen contra ciertos adversarios y los destruyan‖237. Según éste, no son violentos por antisociales sino por exceso de sociabilidad. ―El hombre malo es múltiple, divertido y extremo, mientras que el hombre bueno es tranquilo y siempre él mismo‖238. ¿La guerra es un ingrediente de la cultura humana? Aceptar esto, según Jorge Alcalde, sería como compartir la opinión de "estudiosos fatalistas que siguen la máxima clausewitziana de que el enfrentamiento bélico es una continuación de la política". García de Guinea plantea que ―nadie puede negar que las guerras, la violencia, la tortura, y el asesinato han desempeñado un papel importante en la historia de la humanidad‖239. Richarson en su libro Estadística de riñas mortales muestra cómo en 126 años, entre 1820 y 1945, el hombre ha matado al hombre en guerras, asesinatos y asonadas, a una tasa de un muerto cada 69 segundos. El poder destructor total e de 59.000.000 de muertes. Para Fernando Savater, ―como los hombres nos movemos por intereses, nunca se abandona una práctica que produce beneficios (la guerra, por ejemplo) más que sustituyéndola por algo que interesa más… La guerra suele ser cosa buena cuando se la mira desde el punto de vista colectivo: sirve para afirmar y potenciar grupos humanos, para disciplinarlos, para renovar sus élites, para fomentar los sentimientos de pertenencia incondicional de sus miembros, para aumentar su extensión o influencia colectiva, para reforzar en todos los campos la importancia de lo público. En cambio, la guerra es mala desde el punto de vista del individuo normalito, como tú o como yo, porque pone en peligro su vida, le carga de esfuerzos y dolores, le separa de sus seres queridos o se los mata, le impide ocuparse de sus pequeños negocios y no siempre le brinda otros mejores, le obliga a entregarse en cuerpo y alma a la colectividad‖240. La dialéctica de Heráclito sostiene que el movimiento es lucha, confrontación; implica que unas cosas prevalecen sobre otras, que unas nacen y otras quedan destruidas: es una guerra. ―La guerra es el padre de todas las cosas; a unos

235

OSPINA, William. Ob. Cit. 236

SAVATER, Fernando. Ob. Cit. 237

Ibídem. 238

Ibídem. 239

GARCÍA DE GUINEA, Elena. Ob. Cit. 240

SAVATER, Fernando. Política para Amador.

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declara dioses y a otros hombres, a unos esclavos y a otros amos‖. No obstante, la guerra no puede ser el padre de todo. ―La guerra es parte fundamental de las posibilidades de la construcción histórica de nuestra nación, ha sido una de las formas a través de las cuales se ha incidido en las especificidades de su devenir histórico, una forma de comportamiento institucional, social y político que ha modificado la sociedad y ha contribuido a la construcción de nuestro proceso histórico‖241. Erasmo de Rotterdam escribió que la guerra, la más loca de todas las locuras, es el origen de todo heroísmo. Se dice por ahí que la guerra es la partera de la historia y que la guerra es la política por otros medios. La guerra es el acto político por excelencia, se dice también por ahí. ―La guerra... La guerra... Siempre estamos contra la guerra pero cuando la hemos hecho no podemos vivir sin la guerra. En todo instante queremos volver a ella‖242. Lincoln decía que el arbolito de la democracia había que regarlo con sangre de mártires y de patriotas, y Mariano Moreno afirmaba que para construir un Estado hay que derramar ríos de sangre. ¿Serán ciertas estas afirmaciones de estos dos expresidentes? En opinión del filósofo Jorge Restrepo Trujillo, siempre ha habido violencia:

“Averiguaciones históricas lo demuestran. Habría que decidir, entonces, si la agresividad es consubstancial a la historia colectiva y a la existencia. No son pocas las concepciones que se inclinan a admitirlo. Algunos vitalistas llegan a promoverla como secreto de la subsistencia, de la adaptación y del desarrollo biológico, mediante la imposición del más fuerte. Esta noción se ha llegado a trasponer a la historia, entre cuyos intérpretes ha habido varios en proponerla como su mecanismo. El materialismo dialéctico llegó a ver en el enfrentamiento de intereses contrapuestos la clave de las ideas y del comportamiento social… La resignación al predominio real de la fuerza sobre la inteligencia ha mostrado sus límites como futuro. Luego de experiencias de guerras mundiales, de armas que desestabilizarían la naturaleza y la especie, o de un crecimiento económico irracional, desmontar la violencia es un imperativo de supervivencia, mediante la reorientación de la cultura por criterios del humanismo clásico. Pero ese desmonte no puede darse sin la comprensión del proceso cultural. La condena devota a la violencia, e incluso su neutralización política momentánea, parecen insuficientes, mientras no se acompañen con una teoría ética y con reformas sociales, sin las cuales el pacifismo no superará el voluntarismo. Esa teoría corresponde a la filosofía y debe profundizar en las causas de la violencia. De todo tipo, por lo cual en esa investigación debe acudirse a todas las ciencias que estudian comportamientos individuales y colectivos”243.

Con respecto a la guerra como ―política por otros medios‖, Carl von Clausewitz señala en su obra De la guerra que la guerra pertenece al campo social y no a la ciencia ni a las 241

MEDINA GALLEGO, Carlos. FARC-EP Y ELN, una historia política comparada. Libro pdf, en Internet. 242

GUEVARA, Ernesto. Citado por Pablo Neruda, en Confieso que he vivido. Seix Barral, Madrid. 243

RESTREPO TRUJILLO, Jorge. Filosofía para profanos. Ariel, Bogotá, 1999, p. 37 y 38.

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artes. ―Es un conflicto de grandes intereses, resuelto mediante derramamiento de sangre, y solamente en esto se diferencia de otros conflictos‖244. La guerra, para Hegel, es también un proceso dialéctico donde lo inmoral lleva a lo moral. Hegel pensaba que cuando la voluntad de los gobernantes no halla la conciliación, los conflictos sólo pueden ser resueltos por la guerra. Nietzsche, que defendió la ―voluntad de poder‖, sostenía que ―lo que no me mata me hace más fuerte‖. Según éste, el superhombre es un guerrero de principios, y agrega que el hombre tiene que ser necesariamente guerrero, luchar hasta la muerte, hacia una muerte digna, no hay que temer nada, la paz es solo una vía a otras guerras. El hombre necesariamente tiene que tener enemigos que le lleven a una superación, tiene que estar en lucha constante para no dormirse, para superarse. ―Si no peleas, no ganas, si no pones las cartas sobre la mesa, si no te la juegas, si no luchas nunca obtendrás algún beneficio. Entonces si pierdes, tu honradez cantará victoria por ello, si luchas ganas‖. Haciendo referencia a este pensador, Rusell precisa que ―todo lo importante toma la forma de guerra… Un verdadero Estado requiere una división de clases en ricas y pobres… La guerra tiene un valor moral positivo‖245. Frederich Douglass sostiene que si no hay lucha no hay progreso. ―Quienes profesan en favor de la libertad y lamentan todavía la agitación son hombres que quieren cosechar sin arar la tierra. Quieren que llueva sin truenos y relámpagos. Quieren el océano sin el imponente bramido de sus aguas. La lucha puede ser moral; o puede ser física; o puede ser moral y física a la vez, pero debe ser una lucha. El poder no concede nada sin que se lo pidan. Nunca lo hizo y nunca lo hará‖. Henri Bergson plantea que la guerra es, inevitablemente, una ley de la naturaleza. Pareciere que el psiquiatra Frank Fanon, en su libro Los condenados de la tierra, sugiriera que el uso de la violencia, más que deseable, es inevitable. Werner Sobart, ideólogo alemán, sostenía que la guerra es la madre de todas las invenciones y el desarrollo tecnológico. A este aserto se opone Young Seek Choue, afirmando que la guerra no es ningún medio de progreso, porque la ―revolución‖ industrial se registró en una Inglaterra pacífica. Según José Ortega y Gasset, la guerra no es instinto, sino un invento. Los animales la desconocen y es de pura institución humana, como la ciencia o la administración. Ella llevó a uno de los mayores descubrimientos, base de toda civilización: al descubrimiento de la disciplina. Todas las demás formas de disciplina proceden de la primigenia que fue la disciplina militar. El pacifismo está perdido y se convierte en nula beatería si no tiene presente que la guerra es una genial y formidable técnica de vida y para la vida. Si la guerra no es medio de progreso, ―¿por qué no desecharla como medio de dirimir disputas?‖, se pregunta. ―¿Por qué el progreso no hace las civilizaciones más civilizadas?‖, preguntaba un epígrafe de El Time. ―¡Qué vil y despreciable me parece la guerra!‖, afirmó Albert Einstein, el más brillante científico del siglo XX y uno de los más connotados pacifistas.

244

VALENCIA VILLA, Hernando. Diccionario Espasa Derechos Humanos. Espasa, Madrid, 2003, p. 56 245

RUSSELL, B. Historia de la filosofía. Barcelona, RBA Coleccionables, S.A., 2005, p. 793 y 796.

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Pareciere que la cultura humana fuera una ―cultura de guerra‖, porque desde el alba de las civilizaciones, ―la humanidad se ha empeñado en 26.000 guerras grandes y pequeñas, haciendo de la historia humana una historia de la guerra‖246. El filósofo y psicólogo norteamericano William James piensa que la guerra es permisible ―sólo cuando nos la imponen, sólo cuando la injusticia de un enemigo no nos deja otra alternativa‖. Platón, en su República plantea que lo justo no puede engendrar lo injusto. ―Pero en determinadas ocasiones, dicho proceder no puede menos que aprobarse y aplaudirse. En condiciones de confrontación, cuando el hombre aboca a la crudeza de la guerra, instancia desde la cual sólo es posible la defensa de su proyecto de vida y de su posibilidad de subsistencia física, no tiene otra alternativa‖247. Robert M. Hutchins sostiene que la guerra es una terrible calamidad, la mayor perversidad, la mayor estupidez, pero advierte que ―cuando una gran potencia se ha desatado en el mundo buscando a quién destruir, es necesario prepararse para defender nuestra patria contra ella‖. ¿Pero es inevitable la guerra? "Sería ilusorio pensar que podemos acabar con ella; quizá deberíamos conformarnos con conseguir, al menos, cambiarla‖248. El expresidente colombiano Rafael Núñez (1825-1894), poéticamente ignoraba ―si el azote de la guerra, / como las tempestades, en sí encierra /elementos de bien bajo su horror: / si las hordas de Atila prepararon /a las mismas comarcas que asolaron / un destino mejor”. Que la guerra es una ―práctica‖ cotidiana pareciere fundamentarlo o justificarlo la ―guerra o lucha santa‖, el Derecho Internacional Humanitario (DIH), el derecho a la guerra (jus ad bellum), el derecho en la guerra (jus in bello), el libro El arte de la guerra, etc. La ―guerra o lucha santa‖ (yihad), ―la promoción del mensaje del Profeta por la fuerza de las armas‖249, es, según los fanáticos del Islam, una consecuencia natural de sus Cinco Pilares. El propósito del DIH es ―la asistencia y protección, por razones de humanidad, de las víctimas de los conflictos armados internacionales y no internacionales: los no combatientes y los combatientes puestos fuera de combate por cualquier razón‖250. El derecho a la guerra se refiere a las causas lícitas por las cuales se deben tomar las armas. El derecho en la guerra comprende las leyes y costumbres de la guerra, debidamente codificadas por convenios internacionales. ―El actual desarrollo de los sistemas internacionales de protección de la dignidad humana implica el creciente desuso del jus ad bellum y sus sustitución por el jus in bello, puesto que ya no se trata de justificar la violencia, que se considera legítima siempre o casi siempre, sino más bien de eliminar o al menos reducir la barbarie del hombre contra el hombre en todas sus manifestaciones y modalidades… El moderno jus in bello, con énfasis en los medios y métodos de combate, ha venido a sustituir al clásico jus ad bellum, con su preocupación por los móviles y fines de la lucha armada, que implica que la eventual justicia de la guerra radica hoy mucho más en sus medios que en sus fines por cuanto son los medios los que

246

CARDONA LONDOÑO, Antonio. SEEK CHOUE, Young. La ciudadanía mundial. 247

MÉNDEZ BERNAL, Rafael. Ob. Cit. 248

SANMARTIN, José. La violencia y sus claves. 249

SANTIDRIAN, R. P. Diccionario de las religiones. Alianza, Madrid, 1994. 250

VALENCIA VILLA, Hernando. Diccionario Espasa Derechos Humanos. Espasa, Madrid, 2003.

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determinan y los fines y a la vez los que constituyen la guerra misma‖251. El arte de la guerra, de Sun Tzu, ―no es únicamente un libro de práctica militar, sino un tratado que enseña la estrategia suprema de aplicar con sabiduría el conocimiento de la naturaleza humana en los momentos de confrontación‖252. A pesar de que se advierte que no es un libro sobre la guerra, trata de la problemática de ésta buscando ―comprender las raíces de un conflicto y buscar una solución‖. Si la guerra no es buena, ¿por qué los pueblos se han empeñado continuamente en guerras absurdas y atroces? Young Seek Choue responde que por lo común las causas de la guerra han sido por: ―1. Ambiciones nacionalistas para obtener beneficios materiales o territoriales. 2. La ávida codicia de conquista y de dominio por parte de los líderes megalomaniacos. 3. El conflicto ideológico entre las grandes potencias. Pero al presente, la guerra no puede servir a ninguno de estos fines, una guerra total en esta edad de la ciencia y la tecnología no acarreará otra cosa que la autodestrucción de la humanidad. Y si esto es así, y si no hemos nacido para la guerra, ¿cuál debería ser entonces la máxima prioridad de nuestras vidas?‖253. Llama la atención la propuesta del psiquiatra Anthony Storr de que si pretendemos controlar la violencia, ―es importante determinar si existe, en los animales o en los seres humanos, una acumulación interna de tensión agresiva que necesita descargarse periódicamente, o bien si la respuesta agresiva es simplemente un potencial que no hay que emplear necesariamente‖254. A pesar de que la historia está saturada de violencia, pensamos que el ser humano puede superar esa desgarradora condición. Es muy probable que la utopía del filósofo mejicano José de Vasconcelos sobre una ―raza cósmica‖ se haga realidad algún día, y así podamos vivir pacíficamente, dentro de un universo donde reine la alteridad y se conviva en un ambiente de auténtico reconocimiento del otro, tal como lo plantea el pensador argentino Enrique Dussel. Precisamente, el teólogo y pensador francés Ignace Leep255, que encamina sus reflexiones por los senderos de la Filosofía Cristiana de la Existencia, inquieta por el problema del otro sostiene que, contrario a los planteamientos (un tanto deterministas) hobbesianos, hegelianos y sartrianos, el hombre es para el hombre una ayuda y un amigo, mas no un ―lobo para el hombre‖, las relaciones interhumanas no son una perpetua lucha y que se reducen, sea a la indiferencia, sea al deseo sexual tendiente al avasallamiento del otro, o sea al odio, pues Sartre piensa que el amor tan sólo sería odio disfrazado. A pesar de que Leep reconoce que es innegable que las relaciones humanas

251

Ibídem. 252

SUN, Tzu. El arte de la guerra. www. es.wikisource.org. 253

CARDONA LONDOÑO, Antonio. SEEK CHOUE, Young. Ob. Cit. 254

STORR. Antony. La agresividad humana. 255

LEEP, Ignace. Filosofía cristiana de la existencia.

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son, con frecuencia, de lucha, de concurrencia, de rivalidad, el reconocimiento del otro nos demuestra que los demás no son rivales, sino adversarios. La antropóloga colombiana Patricia Vila de Pineda aventura la hipótesis de que las personas víctimas de maltrato en la infancia tienden a ser maltrataras en su adultez. ―El maltrato o agresión psicológica está presente en todos los actos maltratantes, procede de mentes que han sigo agredidas en su infancia, que no han sido educadas, en especial sobre la importancia de unas pautas de crianza adecuadas para el desarrollo de un niño, de adultos que tampoco han aprendido a desarrollar ni a expresar sus afectos y que no han tenido elementos protectores en su infancia, bien sea de la familia o del Estado‖256. En opinión de Carlos Castillo Córdoba, consejero presidencial para la política social (durante el gobierno de Ernesto Samper), ―cuando en sus familia el niño recibe castigo violento, no sólo aprende simplemente que hay cosas que puede hacer o no hacer. En sustancia, aprende que los actos violentos son una forma de relación legítima; comprueba que el que tiene poder, fuerza y autoridad ejerce la violencia sin límite ni control. Ser violento es ser poderoso, y la violencia la ejercen los que tienen poder. Empieza a utilizar, a temprana edad, la violencia con sus hermanos pequeños, con sus compañeros de juego y con sus amigos de escuela. En este proceso, el niño ansía llegar a ser adulto para ejercer la dominación por la violencia en toda su extensión y plenitud‖. Vila de Pineda precisa que ―en un estudio de psiquiatras se presenta el perfil del violento como criado en un ambiente de extremas restricciones que no le permiten alcanzar la autoexpresión, ni autorrealización, sometido a un padre despótico y brutal, con una madre martirizada, incapaz de darle afecto, crece con problemas de difusión de identidad, fuertes sentimientos de agresividad, rabia y protesta reprimidas contra las figuras de autoridad. En un momento de disturbio social o familiar en que el orden es revuelto y desaparecen controles externos, la rabia, el miedo, la culpa inunda al sujeto‖257.

ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LA VIOLENCIA EN COLOMBIA. El fenómeno violento se inició desde el mismo momento en que irrumpieron los españoles en el territorio americano. Como sabemos, éstos llegaron asesinando, expoliando, imponiendo, sometiendo, dominando, arrasando y destruyendo con el mísero fin de obtener riquezas para el fortalecimiento del Imperio Español. El efecto violento de la expoliación, la domesticación, el sometimiento del aborigen, la esclavitud del negro y la oprobiosa ―santa‖ Inquisición son vestigios palpables de las tropelías y vejámenes cometidos por los invasores, quienes, desde su dogmático paradigma eurocentrista, se creían amos y señores de la vida de los habitantes del nuevo mundo y de sus riquezas.

256

VILA DE PINEDA, Patricia. Ob. Cit. 257

Ibídem.

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Sin llegar a estereotipar a los integrantes de la comunidad española como personas agresivas, se podría sugerir que heredamos el temperamento del español, de quien se dice que ―es un ser bajito que siempre está irritado‖, tal como señala Elena García de Guinea (española). ―En efecto, parece tan fácil ofendernos que siempre estamos en el disparadero… Nuestro carácter bronco y visceral se confirma nada más oírnos. Junto al italiano, no hay pueblo en Europa que posea tal caudal de vocablos injuriosos, insultos y juramentos‖258. El poeta Machado pensaba que en España ―de cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa‖. Sostiene García de Guinea que en su país las diferencias de opinión pueden conducir a la pelea. ―Para nosotros muerte y asesinato son un espectáculo… De ahí quizá nuestra afición al humor negro y a la lectura en prensa de crímenes rocambolescos‖259. Así, la violencia en Colombia surge desde la llamada ―Conquista‖, pasando por la ―Colonia‖ y la azarosa conformación de la República, y se ha extendido rampante, impune y profusamente hasta nuestros días con diferentes matices, autores y circunstancias. La violencia colonial, señala Sartre en el prólogo de Los condenados de la tierra260, la violencia colonial no se propone sólo como finalidad mantener en actitud respetuosa a los hombres sometidos, trata de deshumanizarlos. Nada será ahorrado para liquidar sus tradiciones, para sustituir sus lenguas por las nuestras, para destruir su cultura sin darles la nuestra; se les embrutecerá de cansancio. ―La densa acumulación de hechos violentos se remonta atrás en la historia incluso antes de que este territorio fuera una nación. Picos importantes de violencia son frecuentemente mencionados: la misma dominación inca sobre poblaciones indígenas que habitaban lo que hoy es Colombia, la conquista y la opresión colonial de los españoles, las muchas y largas guerras civiles que ocurrieron en el siglo XIX, el período de violencia de los cuarenta de la historia reciente y la violencia de los momentos actuales‖261. La historia colombiana –―leyenda patria‖, como la llaman algunos intelectuales- (no muy bien contada por los poderosos), en no muy pocas ocasiones, se ha limitado a consignar los hechos violentos de mayor trascendencia, teniendo siempre presentes las tropelías cometidas en contra de sus líderes, de sus políticos, de sus ―grandes‖ personalidades y de los integrantes de las clases dominantes, ocultando (también algunas veces) la dinámica violenta (física, psíquica, sutil y moral) que afecta a los marginados, a los campesinos, a los pobres, es decir, a los componentes de las clases menos favorecidas, a quienes por diversas circunstancias no detentan poder político, social o económico ni tienen acceso a las editoriales para contar su propia ―historia‖. El campo en donde, según la historia (muy sesgada y ―amañada‖, por cierto), se han suscitado más hechos violentos es el político como secuela de la férrea confrontación

258

GARCÍA DE GUINEA, Elena. Revista Muy Interesante 43. 259

Ibídem. 260

FANNON, Franz. Los condenados de la tierra. Fondo de cultura económica, México, 1975. 261

VILA DE PINEDA, Patricia. Ob. Cit.

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ideológica y ―militar‖ del bipartidismo, representado por los partidos Liberal y Conservador, desde el mismo instante de su surgimiento a mediados del siglo XIX. Confrontación que generó varias guerras en ese siglo y en los comienzos del siguiente. El bipartidismo ha desangrado a Colombia. Comparto la idea de William Ospina de que desde hace mucho tiempo las palabras liberal y conservador han perdido en Colombia todo contenido programático, toda huella de un pensamiento o de una idea, y se han envilecido hasta ser tan sólo dos maneras hereditarias de odiar a los semejantes. Los ―borregos‖ liberales y conservadores, como enemigos acérrimos e irreconciliables, alienados por la manipulación de sus dirigentes y obnubilados por su ignorancia, se degollaran por el color del pañuelo o de un ―trapo‖. Por todo el daño que le ha causado el bipartidismo a Colombia, William Ospina recomienda ―decirle adiós en Colombia al doble partido liberal conservador, cuyas dos cabezas siempre están en desacuerdo en las minucias mezquinas del reparto y siempre de acuerdo en la lógica general de la ambición y del saqueo. Después de haber arruinado al país, siguen barajando los nombres de las mediocridades que nos gobernarán… No construyeron una nación, una industria, una cultura, un arte, una ciencia, una filosofía: hasta los bellos ejemplos de su arquitectura los demolieron ellos mismos por codicia, para vender los lotes al mejor postor; gastaron su momento histórico en simulacros estériles y despreciaron todo lo grande que Colombia tenía para ofrecerle al mundo‖262. Historiadores sostienen que entre 1824 y 1904 en Colombia hubo seis guerras civiles, 74 revueltas, incluyendo 25 guerras entre los Estados por motivos políticos, generándose una preocupante anarquía e inestabilidad política. El siglo XIX se caracterizó por su inestabilidad política, especialmente en el periodo conocido como los Estados Unidos de Colombia, entre los años 1863 y 1886. Hubo tres grandes guerras civiles, levantamientos y enfrentamientos que tuvieron como causa las reformas de mediados de siglo, propiciadas por los liberales radicales cuando eran presidentes José Hilario López y Tomás Cipriano de Mosquera, cuyas medidas afectaron a la Iglesia y los sectores conservadores y artesano. El movimiento de la Regeneración provocó una reacción violenta de los liberales a partir de 1885 que va a culminar con la guerra de los Mil Días. En los albores de la Guerra de los Mil Días los antagonismos políticos eran evidentes. El tribuno liberal José María Rojas Garrido, durante una manifestación en la Plaza de Bolívar, afirmó que el partido liberal era el cáncer de la República y era necesario extirparlo. ―Antes de permitir el triunfo del partido conservador, que no quede piedra sobre piedra en el suelo de la patria‖, advirtió, tal como relata Indalecio Liévano Aguirre en su biografía de ―Rafael Núñez”. La genialidad de Gabriel García Márquez nos deleita con la disertación de uno de los personajes de ―Cien Años de Soledad‖, cuando afirma que ―los liberales son masones; gente de mala índole, partidaria de ahorcar a los curas, de implantar el matrimonio civil y el divorcio, de reconocer iguales derechos a los hijos naturales que a los de los legítimos, y de despedazar al país en un sistema federal que despojara a los poderes de la autoridad suprema. Los conservadores, en cambio, habían 262

OSPINA, William. Ob. Cit.

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recibido el poder directamente de Dios, propugnaban por la estabilidad del orden público y la moral familiar; eran los defensores de la fe de Cristo, del principio de autoridad y no estaban dispuestos a permitir que el país fuera descuartizado en entidades autónomas‖. En Colombia el siglo XIX se caracterizó por la inestabilidad política especialmente entre los años 1863 a 1886. Se suscitaron tres guerras civiles generadas en las reformas de medio siglo durante la presidencia de José Hilario López y Tomás Cipriano de Mosquera. Durante la vigencia de la Constitución de 1863 el país se convirtió en un caos. Entre 1863 y 1865 hubo más de 50 insurrecciones armadas. El movimiento de la Regeneración provocó una reacción violenta de los liberales a partir de 1885 que va a culminar con la "Guerra de los Mil Días", que trajo como consecuencia la posterior separación de Panamá, además de la abrumadora cantidad de muertos. Según la historiadora Margarita Peña, autora de textos de bachillerato, ―se perdieron cerca de cien mil vidas, los cultivos quedaron destruidos y las industrias muy deterioradas; además de la pérdida de Panamá por la intervención norteamericana en la guerra civil‖. Las guerras civiles del siglo XIX y, en especial, la de los Mil Días afectaron notablemente el campesinado colombiano porque favorecieron la concentración de tierras en manos de unos pocos propietarios. La violencia cambió rápidamente la estructura social del país y obligó a los campesinos a refugiarse en las ciudades, fomentándose el desempleo y la miseria en los centros urbanos. ¡Hasta dónde llegan las consecuencias de la irresponsabilidad violenta! El mismo Congreso, en 1849, fue escenario de violencia. Cuando se aclaraba quién había ganado las elecciones presidenciales, los liberales enardecidos porque se pretendía despojar del triunfo al general José Hilario López, advertían al Congreso que si no ganaba éste correría sangre en el recinto de la Iglesia. ―Así se explicaría la leyenda que Ospina Rodríguez escribió en su papeleta: Voto para la Presidencia de la República por el general José Hilario López para que no se asesine a los diputados”, nos cuenta el historiador Ignacio Arismendi Posada, en su libro ―Presidentes de Colombia”. Un diputado conservador, tratando de intimidar, mostró dos pistolas y advirtió que ―en caso de verse atacados los representantes de su partido por el pueblo liberal, varios miembros de éste o del Congreso también se irían a mejor vida‖, precisa el citado historiador. Así mismo, relata que en 1879 durante una balacera en el Congreso murió un diputado, un espectador y resultaron heridos varios de los asistentes. En instantes en que se discutía un proyecto se generó una zambra que terminó en una grave trifulca con puños, piedras y bala. José María Cordovez Moure, en su libro ―Reminiscencias de Santafé de Bogotá”, sostiene que ―cuando menos se pensó, aquello parecía un verdadero campo de combate entre las barras, a tiros de revólver y guijarros que se arrojaban unos y otros, más uno

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que otro disparo que salía de los diputados animosos…‖. Si ese ha sido el ejemplo de los llamados ―padres de la patria‖, ¿qué se espera de los demás? Las disputas políticas entre los dos partidos, las ansias desmesuradas de poder, el fanatismo y el cacicazgo político continuaron atizando el fuego de la guerra en el siglo XX, y tras el asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, ocurrido el 9 de abril de 1948, la violencia cobró protagonismo en los cambios políticos y el escepticismo sobre la legitimidad de los medios democráticos para subir al poder, se instala en la izquierda y en los sectores populares urbanos y del campesinado. Luego de este magnicidio se desencadena una impresionante, vergonzosa y aterradora ola de violencia entre los liberales y conservadores, en algunos casos con el apoyo del Estado a través de su aparato militar y los gobernantes de turno. ―Todo viene de la Conquista, de la religión, del despojo, etcétera. Pero digamos que la violencia actual, en sus distintas modalidades, empezó en el año 1.946. Cuando recuperó el poder del Estado el partido conservador, que había creído que el poder político, como el económico, siempre debería ser suyo por derecho natural y por derecho divino‖, precisa Antonio Caballero. Cerrados los caminos legales, se abre paso al poder de las armas y se engendra un desprecio progresivo de la vía electoral. El doble juego de coyunturas, una doméstica y otra internacional, da origen a la violencia guerrillera, empeñada en reemplazar el orden democrático por otro de inspiración marxista. Los grupos guerrilleros FARC, ELN, MPL, y el M19 surgen como réplica a la opresión política y social ejercida por el Frente Nacional. William Ospina responsabiliza al Frente Nacional porque abolió la oposición, y ―toda vigilancia ciudadana, el Estado se convirtió en un nido de corrupciones, en una madriguera de apetitos sin control entre dos partidos cómplices que no admitieron fiscalización alguna. …nuestra dictadura de un solo partido (con dos cabezas y con dos colores) convirtió al Estado en una eficiente mole de corrupción, continuamente enfrentada consigo misma, a la que ningún presupuesto le alcanza, donde cada pequeño funcionario manipula la ley a su antojo con toda impunidad, y donde una vasta red de compadres y amigos parásita del caos y exprime a todo el que cae en sus manos. Desde las más altas hasta las más bajas esferas el tráfico de influencias es la norma‖263. Sobre este particular, en aras de tener más información sobre el surgimiento de esta problemática violenta, es procedente ―escuchar‖ lo que nos recuerda William Ospina:

“Es triste comprobar que los hombres en armas de mediados de siglo en Colombia no luchaban por ninguna reivindicación popular, sino instigados por poderes que siempre los habían despreciado, y cuando empezaron a luchar por algo propio, fue por espíritu de venganza, para cobrarse las injurias que esa misma guerra les había hecho. El gobierno conservador había politizado la policía, había soltado la siniestra "chulavita" a hostilizar liberales. Éstos a su vez reaccionaron armándose, y empezaron a ver en todo conservador un enemigo. La causa de aquello estaba en el poder y en los predicadores del odio, pero muy pronto cada quien tuvo argumentos propios para proseguir la retaliación. Para las

263

Ibídem.

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cadenas del rencor basta con comenzar, todo lo demás se dará por su propio impulso. Diez años después de aquellas primeras hostilidades y agresiones, la Violencia ya se había fabricado sus propios monstruos, y un clima generalizado de terror y de impunidad daba los frutos más demenciales… Siempre nos dijeron que la violencia de los años cincuenta fue una violencia entre liberales y conservadores. Eso no es cierto. Fue una violencia entre liberales pobres y conservadores pobres, mientras los ricos y los poderosos de ambos partidos los azuzaban y financiaban su rencor, dando muestras de una irresponsabilidad social infinita. La violencia no podía ser una iniciativa popular, pues no iba dirigida contra quienes se lucraron siempre del pueblo. Era más bien la antigua historia de los pobres matándose unos a otros con el discurso del patrón en los labios. Una persistente y venenosa fuente de odio fluía de alguna parte y alimentaba la miseria moral del país. Los dirigentes, esos que todavía le dictan por la noche a la opinión pública lo que ésta responderá mañana en las encuestas, simulaban no advertir cuál era la causa de ese desangre generalizado, y sin dejar de predicar el odio al godo y al rojo se quejaban del salvajismo del pueblo. … sobre 300 mil campesinos muertos, el bipartidismo había triunfado.

Sólo el caudillo Jorge Eliécer Gaitán entendió que el principal enemigo de la sociedad colombiana era ese bipartidismo aristocrático cuyos jefes formaban en realidad un solo partido de dos caras, hecho para saquear el país y beneficiarse de él a espaldas de las mayorías; y en sus discursos avanzó hacia una reformulación de la crisis política como el conflicto entre las mayorías humildes y auténticas, y el mezquino país de los privilegios… Sus enemigos comprendieron entonces que la democracia llevaría a Gaitán al poder y procedieron a ofrecerle su apoyo a cambio de que él aceptara su asesoría, es decir, compartiera con ellos su triunfo y les permitiera escoltarlo. Gaitán se negó, y arreciaron en su campaña difamatoria. La última ráfaga de aquella oposición rabiosa debió armar la mano fanática o mercenaria que le dio muerte. Y así comenzó la gigantesca contrarrevolución (o antirrevolución, ya que conjuraba algo que aún no se había cumplido) que marcó de un modo trágico el destino de Colombia en los 50 años siguientes… Como suele ocurrir con los magnicidios, el asesinato de Gaitán nos ha sido presentado como el crimen solitario de un enajenado o de un fanático. Lo que no podemos ignorar es el clima social y político en que se cumplió el hecho, los sectores visiblemente interesados en la desaparición del líder, y los que se benefician con ella. Si la mano que lo mató fue fanática o fue mercenaria, es algo indiferente: la causa evidente del crimen fue la campaña de difamación realizada contra él por la gran prensa, que lo mostraba como un peligro para la sociedad, como alguien que venía a destruir el país, y que lo caricaturizaba como un salvaje a la cabeza de una banda de caníbales. El crimen produjo en todo el país un espontáneo levantamiento hecho de frustración y de desesperanza, pero incapaz de grandes propósitos y aun de trazarse nobles tareas inmediatas. Entre incendios y rapiña y estragos, el pueblo comprendió que una vez más sus esperanzas habían muerto, y tal vez comprendió también que el poder imperante jamás permitiría una transformación de la sociedad por las vías democráticas y pacíficas que Gaitán había escogido. Pero allí comenzó también la segunda fase de esa poderosa contrarrevolución, porque advertidos del peligro de un movimiento popular, los partidos políticos tradicionales se lanzaron a la

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reconquista de sus huestes y se esforzaron por contrarrestar los efectos del discurso de Gaitán. Para ello radicalizaron su lenguaje partidista, magnificaron una maraña de diferencias retóricas entre los dos partidos, y utilizando todos los recursos y todos los medios de influencia, fanatizaron a la ingenua población campesina. Tal vez no se proponían desatar una oleada de violencia, pero el modo criminal e irresponsable como atizaron las hogueras del odio para ganar la fidelidad de sus prosélitos condena para siempre a los jefes de ambos partidos que precipitaron a Colombia en la más siniestra época de su historia. Gentes humildes que se habían conocido toda la vida, que se habían criado juntas, se vieron de pronto conminadas a responder a viejos odios insepultos, y sin saber cómo, sin saber por qué, sin el menor beneficio, se dejaron arrastrar por el increíble poder de la retórica facciosa que los bombardeaba desde las tribunas, desde los púlpitos y desde los grandes medios de comunicación, y la carnicería comenzó. Entre 1945 y 1965 Colombia vivió una verdadera orgía de sangre que marcó desalentadoramente su futuro. Más asombroso aún es que quienes precipitaron al país en ese horror sean los mismos que siguen dirigiéndolo, aquellos cuyo discurso es el único que impera en la sociedad, aquellos que se resisten a entender que si bien se han enriquecido hasta lo indecible, han fracasado ante la historia; que tuvieron el país en sus manos durante más de un siglo y que el resultado de su manera de pensar y de obrar es esto que tenemos ante nosotros: violencia, caos, corrupción, inseguridad, cobardía, miseria y la desdicha de millones de seres humanos. Afortunadamente ya no es necesario agotarse en argumentos para demostrar el fracaso de los dos partidos y de sus élites: basta mostrar el país que tenemos”264.

Con respecto al magnicidio de Gaitán, el exguerrillero Jaime Bateman Cayón, integrante del otrora M19, sentencia que a Gaitán lo mató la oligarquía. ―Y lo mató porque él quería instaurar la democracia. Gaitán había logrado revivir el movimiento popular, el cual estaba adquiriendo dimensiones impredecibles. Y esto amenazaba los intereses de la oligarquía conservadora que detentaba entonces el poder‖265. Entre 1948 y los primeros años de la década de 1960, Colombia vivió una época violenta. La violencia de mediados del siglo XX tuvo su origen en disputas políticas, como resultado de los años anteriores, de actos oficiales, de pasiones encontradas, de irresponsabilidad de los dirigentes, de ignorancia colectiva. Los liberales culparon a los conservadores de propiciar la violencia y perseguir sin clemencia a los liberales con el fin de reducir, numéricamente el número de votantes. Según el citado Antonio Caballero, el expresidente conservador Mariano Ospina Pérez es el principal responsable de la violencia en Colombia. ―Ocupaba la presidencia de la República en representación del partido conservador, que era minoritario, y que quería que su partido perdiera el poder en las siguientes elecciones. Y es el principal responsable de la violencia en Colombia porque, después de unos meses de gobierno conjunto con los liberales, cerró el Congreso, que era mayoritariamente liberal, instaurando así la dictadura civil… Los conservadores desencadenan la violencia del año 46 no sólo en

264

Ibídem. 265

LARA, Patricia. Siembra vientos y recogerás tempestades.

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defensa de ellos mismos sino de la estructura jerárquica de la sociedad colombiana desde la Conquista, que no fue modificada por la independencia –siguieron mandando los mismos, los blancos, los dueños de la tierra y de las cosas, y de la ley-…‖266. No cabe duda que los iniciadores de la violencia fueron los conservadores, a partir del gobierno de Ospina. ―Como jefe del partido conservador, Laureano Gómez había hecho de la violencia una política de partido. Desde la presidencia, Ospina la convirtió en una política de Estado‖267. Responsabiliza al dirigente conservador (ya fallecido) Álvaro Gómez Hurtado, hijo del expresidente Laureano Gómez, de haber sido ―el mayor incitador de la violencia que ha tenido el país… Álvaro Gómez me parece un criminal histórico‖. Opina que Mariano Ospina, Laureano Gómez y Álvaro Gómez han sido los responsables de haber lanzado a Colombia por el despeñadero de la violencia política. Gabriel García Márquez señala en sus memorias (Vivir para contarla) que Laureano Gómez sucedió a su antecesor en el ―recurso de utilizar las fuerzas oficiales con una violencia en toda la línea. Era otra vez la realidad histórica del siglo XIX, en el que no tuvimos par sino treguas efímeras entre ocho guerras civiles generales y catorce locales, tres golpes de cuartel y por ultimo la guerra de los Mil Días, que dejó unos ochenta mil muertos de ambos bandos en una población de cuatro millones escasos”. El brillante escritor agrega que el saldo desolador del conservatismo en el poder dejó ―no menos de trescientos mil muertos”. El extinto ―Raúl Reyes‖, cabecilla de las FARC, refiriéndose al expresidente conservador Andrés Pastrana Arango, aseguró que era un ―digno vocero de la oligarquía opresora antiliberal que dio comienzo a la violencia de los años cincuenta‖268. Igualmente, los conservadores han culpado a los liberales de haber iniciado los hechos violentos después de recuperar el poder en 1930. Antonio Caballero aclara que los liberales también son responsables de la violencia. ―Por su puesto que los liberales tienen una gran responsabilidad en la violencia de los años 40 y 50 y, aún más, en la posterior del Frente Nacional‖, recuerda. Según docentes de historia, el fenómeno, tradicionalmente explicado como una lucha entre los partidos Liberal y Conservador, tuvo sus antecedentes en la década de 1930 cuando predominaba una inestabilidad general. Ciertos historiadores sostienen que la violencia se explica porque los dos partidos querían eliminar numéricamente al contrario para mantener su dominio. Otros aseveran que la violencia de la época fue la manifestación del conflicto que existía en el campo entre los campesinos y los terratenientes y se justificó con la lucha política entre liberales y conservadores. El pensador colombiano Roberto José Salazar Ramos considera que el sectarismo político ha sido la causa de la violencia en Colombia, y aconseja que "sólo una política de la tolerancia puede contraponerse a una política dogmática y sectaria, si se quiere buscar

266

CABALLERO, Antonio. Ob. Cit. 267

Ibídem. 268

PÉREZ, José Gregorio. Raúl Reyes, el canciller de la montaña.

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soluciones políticas al caos que caracteriza la vida republicana de Colombia". Según el filósofo Guillermo Hoyos, "la violencia colombiana tiene origen en mucha intolerancia, en mucho dogmatismo, en mucho sectarismo, en mucha injusticia...", tal como lo expresó en una entrevista radial. Antonio Caballero considera que ―la violencia la han dictado clarísimamente los intereses de clase, y los intereses particulares de cada cual‖. Para Carlos Castillo Córdoba, consejero presidencial para la política social, se han buscado varias explicaciones a la situación de violencia, y citando a investigadores como Camilo Torres (La Violencia en Colombia) y Robert K. Merton (Teoría Social y Estructura Social) sostiene que ―en los años sesenta se interpretaba como consecuencia de la incapacidad de la sociedad colombiana de poder satisfacer las aspiraciones de la población. La oclusión de los canales de movilidad social, en lo económico, en lo social, lo político y lo institucional, hacía que las personas tuvieran que buscar modos internos, entre los cuales están los ilegítimos para poder alcanzar los fines a los cuales la sociedad los empujaba. Esta interpretación mertoniana, sólo ha sido una de las muchas que se han dado. Hace algunos años se llegó a sugerir osadamente, y obviamente sin comprobación, que había algo en la base biológica de los colombianos que los impelía a la violencia‖269. Según el estadista Lemos Simmonds, "el origen de nuestra forma particular de violencia está en el rumbo que tomó el país desde su emancipación". Atribuye a los partidos políticos tradicionales el germen de la violencia, a falta de una férrea dictadura como en otros países latinoamericanos. Los partidos políticos utilizaron la violencia para "alternarse en el poder por el sistema de declararle la guerra a quien estaba en el Gobierno. Poco a poco se fue produciendo una equitativa distribución de la barbarie. La violencia dejó de ser imposición y se volvió dialéctica. Como cualquier otro tipo de guerra, pasó a hacer una extensión de la política"270. El ilustre filósofo Madeido había planteado en el siglo XIX que la acción de los partidos políticos, desde 1810, habían favorecido a la oligarquía en detrimento de los pobres, artesanos y el pueblo en general. En la violación del derecho, la justicia y el orden descubrió Madeido la aparición del crimen y la fecundidad de su maldita genealogía. Darío Villamizar Herrera indica que a la alta dosis de violencia han contribuido las crisis políticas reflejadas ―en la exclusión, la antidemocracia, el fraccionamiento, la carencia de legitimidades, la marginación, la ausencia de integración‖271, además de injusticia, bipartidismo, regímenes militares, modelos impuestos e intolerancia política. Antonio Caballero considera que las causas de la violencia actual en Colombia son la lucha por la tierra, el desempleo, la distribución de la riqueza, la inexistencia de la justicia y la represión política. ―La lucha por la tierra es el origen de la violencia

269

VILA DE PINEA, Patricia. Ob. Cit. 270

LEMOS SIMMONDS, Carlos. Ob. Cit. 271

VILLAMIZAR HERRERA, Darío. Aquel 19 será.

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colombiana desde el primer momento‖272. Afirma que desde la misma Conquista se engendró la violencia. ―La Conquista consistió en arrebatarles la tierra a los habitantes primitivos, algo que no ha cesado‖273. Tiempo después, en la dinámica de las ―luchas agrarias se produjo una represión contra los que peleaban por la tierra‖274. El desempleo ha sido el combustible para la violencia. La justicia colombiana es una farsa. ―Lo ha sido muchísimo tiempo. Ya ni siquiera es sólo para los de ruana… no hay justicia para nadie‖275. Sobre la problemática violenta de mediados del siglo XX en Colombia, la Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta precisa lo siguiente:

―Entre la elección de Laureano Gómez y su toma de poder, la lucha política había entrado en una nueva fase. Varios grupos guerrilleros, entre los que destacaban las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC, comunista) actuaban en numerosas áreas rurales y urbanas del país. En respuesta, el gobierno declaró el estado de sitio y suspendió las sesiones del Congreso en 1950. Poco después de la toma de poder de Gómez, una convención del Partido Liberal declaró al gobierno ilegal, acusándolo de suprimir la libertad de expresión, de prensa y de reunión, y prometió continuar con el boicoteo de las elecciones. En febrero de 1953 el Partido Conservador propuso una nueva Constitución cuyas consideraciones habrían impuesto en Colombia un régimen totalitario al estilo del de España bajo el mando de Francisco Franco. Los liberales y los conservadores moderados se opusieron severamente a este proyecto constitucional, y en junio de 1953, cuando una junta militar derrocó al gobierno de Gómez, ambas facciones dieron su aprobación al golpe de Estado. Se nombró al general Gustavo Rojas Pinilla como presidente provisional, con el apoyo de una Asamblea Nacional Constituyente. En 1954 ocurrió un suceso que fue determinante para Rojas, cuando las fuerzas militares agredieron a la multitud reunida en la plaza de toros Santamaría, en Bogotá, por no vivar al presidente. Aquí comenzó el deterioro de su gestión. La Asamblea lo reeligió para un cuatrienio que empezaría en 1958, pero la tensión fue creciendo hasta el punto de que diversos sectores sociales (en especial empresarios, partidos políticos y estudiantes) presionaron para forzar la salida del dictador. La movilización culminó el 10 de mayo de 1957 con la renuncia de Rojas Pinilla en favor de una Junta Militar, que dirigió el país mientras los líderes de los partidos liberal y conservador (en particular Alberto Lleras Camargo y Laureano Gómez) avanzaban pactos de paz que culminaron con la instauración del Frente Nacional a partir de 1958. Durante 16 años se intercambiarían el poder presidencial, empezando con un presidente liberal y culminando con un conservador, y se establecería la plena paridad en todos los cargos públicos. El Pacto de

272

CABALLERO, Antonio. Ob. Cit. 273

Ibídem. 274

Ibídem. 275

Ibídem.

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Sitges (nombrado así porque fue en esta ciudad española donde se firmó) se aprobó en un plebiscito el 1 de diciembre de 1957‖.

Las cosas hoy no son diferentes, a las descritas a finales del siglo XIX, igualmente en la actualidad en función del capitalismo neoliberal, en Colombia, los pobres viven en medio de los ricos en la extrema pobreza y en las más bajas calificaciones de dignidad humanas, al punto que son llamados ―desechables‖; los campesinos casi ya no existen, por que los que no se mueren de hambre son asesinados por los grupos poderosos del narcotráfico, de los narcotraficantes y los grupos de justicia privada y el abandono estatal. Igualmente la vasta masa de propiedades está en manos de una clase minoritaria, mientras que los pobres son la mayoría. Como una alternativa distinta a los partidos tradicionales, a comienzos del siglo XX surgió la izquierda en Colombia, con fundamento en las ideas socialistas que habían difundido en Latinoamérica exiliados europeos y sindicalistas argentinos y chilenos en el ocaso del siglo XIX. Con el triunfo de la Revolución Bolchevique se favoreció el desarrollo de las ideas marxistas en Colombia, en consonancia con nuestros problemas políticos y económicos, ―como instrumento político y de análisis y metodología de cambio social‖276. El marxismo, que representa una alternativa política, económica y filosófica para el liberalismo, fue utilizado como instancia crítica y de acción concreta de luchas populares, encontrando en el subdesarrollo colombiano su terreno feraz para su germinación. Los primeros movimientos marxistas surgen ―al fragor de la lucha sindical en las duras condiciones políticas represivas de los gobiernos conservadores de los años treinta‖277. Con los cambios globales del siglo pasado, el comunismo en Colombia sufre modificaciones que generan atomización de algunos grupos de izquierda. ―Todo ello unido a factores internos como la consolidación de la hegemonía liberal-conservadora a través del Frente Nacional, la crisis institucional e ideológica de los partidos, la dinámica creciente de la penetración del capital extranjero y los monopolios... configuran un marco global que explica hasta el setenta la oleada sucesiva de movimientos radicales que, en oposición al Partido Comunista oficial, se encuadran dentro de tácticas y estrategias nuevas y dentro de un marco de marxismo diferente‖278. En ese contexto histórico surgen los diversos grupos subversivos, como las FARC, el ELN y el EPL, que desde hace cerca de 40 años se han convertido en agentes generadores de violencia. El asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán y la posterior ola de violencia suscitada tras el magnicidio, el florecimiento de las primeras guerrillas liberales, el triunfo de la Revolución Cubana, la problemática socioeconómica, la violencia de los años sesenta, el lanzamiento del movimiento de autodefensas en

276

RODRÍGUEZ ALBARRACIN, Eudoro. La filosofía en América Latina. 277

Ibídem. 278

Ibídem.

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Marquetalia (Tolima) y la ya citada crisis de los liberales y los conservadores, fueron otros detonantes que propiciaron el nacimiento de la guerrilla como una opción para el cambio en Colombia. Según expertos, el fenómeno guerrillero surge como una necesidad de buscar alternativas a la problemática de ―injusticia social‖ generada por la voracidad, la depredación, la opresión, la injusticia y la violencia de la oligarquía, el dominio económico de la burguesía y la supremacía de los partidos tradicionales. En concepto de Alfredo Molano Bravo, el Estado y la guerrilla buscan el orden. "El mismo que trata de imponer la guerrilla y, para sorpresa de muchos, el que también quiere un sector de la población nativa", sostiene, y precisa que la guerrilla lo impone a las buenas o a las malas "y la población civil suele acompañarla en el empeño"279. El orden que pretende imponer la guerrilla sería similar al del Estado, si se tiene en cuenta que el "orden que la guerrilla impone es un orden conservador, que busca defender la vida de sus seguidores -como todo orden, como todo Estado-, la propiedad privada y la familia"280. Pueda ser que la guerrilla busque un "orden", pero hay que recordarle a ésta que la lucha política se hace por métodos políticos y no por métodos violentos. En opinión del fenecido ―Raúl Reyes‖, la vigencia de la lucha armada la determina la realidad colombiana; ―y aquí siguen vigentes los desequilibrios políticos, económicos y sociales y la violencia estatal que impulsaron la rebeldía‖, a la vez que aclara que la lucha guerrillera ―es contra la oligarquía que lleva gobernando el país por 150 años, y cada día aumenta el ejército de los pobres y desempleados para favorecer el gran capital‖281. Si ese "orden" no lo ha conseguido el Estado a pesar de sus aparatos ideológicos y represivos "legales", ¿cómo pretende lograrlo la subversión a través de actos ilegales? Esa falta de "orden" del Estado es una de las causas de su falta de progreso, no sólo hogaño sino antaño. El pensador y político Rafael Núñez ya lo denunciaba en el ocaso del siglo XIX cuando sostenía que el progreso era lento e insignificante "porque no ha podido guardar el orden, que es la base primordial de toda la obra, como lo es el pedestal de una estatua o el cimiento de un trabajo de arquitectura"282. Según Núñez, la República no ha sido más que "el manto engañoso de las más execrables tiranías". Es posible que la lucha insurgente en un principio haya tenido ideales en procura de la llamada "justicia social", pero, a juzgar por sus tropelías, vejámenes, equívocos y desaciertos, desvió su accionar en la búsqueda del bienestar colectivo por los mezquinos intereses particulares. Carlos Castaño Gil, cabecilla de las autodefensas, sostiene que ―la guerrilla tuvo su origen sano y pleno de buenas intenciones. Sin embargo, cuando cualquier organización irregular, incluyendo las autodefensas y la guerrilla, se extiende en el tiempo, simplemente se degrada. Este tipo de movimientos se tornan en cacicazgos

279

MOLABO BRAVO, Alfredo. Ob. Cit. 280

Ibídem. 281

PÉREZ, José Gregorio. Ob. Cit. 282

SALAZAR RAMOS, Roberto José. La filosofía en América Latina.

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corruptos… Poco a poco se va creando una mafia con la que se convive. Entra el dinero en grandes cantidades y de ahí en adelante se convierte en un modus vivendi para combatientes y comandantes‖283. La misma subversión ha aceptado pública y clandestinamente que se lucran del narcotráfico. Esta realidad las deslegitima, por cuanto ¿cómo pretenden cambiar un régimen ―corrupto y violento‖ por otro que para obtener recursos económicos practica el tráfico ilícito de drogas con sus concomitantes ilícitos? ―Las FARC han sido consideradas por varios Estados y organismos internacionales como un grupo terrorista. Este tipo de grupos actúan como auténticas empresas criminales, las cuales utilizan como criterio de identidad una ideología enfermiza, caracterizada por un discurso excluyente, antidemocrático, sectario, vacío de contenido de vida y reflexión… En ese sentido, el terrorismo implica la existencia de una organización criminal estructurada y cohesionada interiormente, que integra a todos los miembros que conforman el grupo terrorista en un accionar delictivo que agrede los derechos de la sociedad y, en general, de quienes resultan víctimas directas de sus ataques. Su modus operandi se vale de la intimidación, coacción, amenaza, pánico y alarma de la ciudadanía a ataques masivos, crueles y despiadados que persiguen la muerte y destrucción de seres indefensos y, por ello, la afectación directa de las garantías esenciales‖284. ¿Se justifica una supuesta lucha por los marginados, oprimidos, explotados y pobres, cuando en aras de ésta se perpetran crímenes de lesa humanidad o cuando se utilizan procedimientos delincuenciales como el narcotráfico? ¿Los grupos de oposición armada si serán auténticos marxistas como dicen serlo? Hay que tener en cuenta que el marxismo, que más que un programa político es un método de análisis económico aplicado al capitalismo, fue planteado en otro contexto muy diferente al nuestro. El capitalismo que enfrentó Marx era muy distinto al actual, la clase poseedora no es la misma que él conoció, y el gobierno no es un simple instrumento de la clase poseedora, creado por ésta para defender sus privilegios y para hacer posible la explotación de la clase desposeída. Es evidente que el marxismo como fundamento revolucionario se ha degenerado por los dogmatismos propiciados por el materialismo y el activismo político, tal como lo denuncia el filósofo Sartre. Según este pensador francés, los conceptos claves del marxismo se han cerrado y esclerotizado. Este intelectual, citado por el filósofo Salazar Ramos, sostiene que la sombra del marxismo "oscurece la historia, y sus esquemas interpretativos se han conformado como un saber ya acabado y absoluto, liquidando, por tanto, la particularidad". No obstante, plantea que el marxismo es "la única filosofía insuperable de nuestro tiempo en cuanto que la ideología de la existencia y su método de comprensión están enclavados en el marxismo". Cree que éste es una filosofía viva

283

CASTAÑO GIL, Carlos. Mi confesión. 284

PROCURADURÍA GENERAL DE LA NACIÓN. Fallo de única instancia proferido en contra de la senadora

Piedad Esneda Córdoba Ruiz. 27/Sep/10.

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"porque recoge un poderoso movimiento sociopolítico que expresa la conciencia del hombre que vive en un mundo en que los bienes materiales están desigualmente distribuidos como expresión del antagonismo de clases". Para Sastre, el marxismo, como filosofía viva de nuestro tiempo, "perdurará hasta tanto la situación que la generó no desaparezca"285. En concepto de analistas políticos, la violencia guerrillera empieza en instantes en que el Gobierno pretende confrontarlos violentamente y no escucha sus planteamientos, y desde el momento en que comienza a ―eliminar‖ o ―desaparecer‖ sistemáticamente a varios de sus integrantes, principalmente a sus ideólogos. Circunstancia que degradó el conflicto de tal forma que intuimos con mucha preocupación cuál será su incierto futuro. Son muchos los que piensan que esta lucha insurgente ha venido perdiendo su ideal de posible solución a la problemática ocasionada con la injusta dinámica del sistema imperante, del establecimiento, en momentos en que se acudió al asesinato y a la comisión de todo tipo de tropelías que, de una u otra manera, han deslegitimado su accionar como grupos de oposición armada. ―Sólo una oposición legal verdaderamente actuante y eficaz puede hacer inútil e injustificada la dañina oposición armada, con su capacidad de extorsión y de terrorismo… La guerrilla, el narcotráfico y la delincuencia común no pueden ser conjurados con meras soluciones policivas, su desaparición no depende de una costosísima política de guerra. La guerra puede servir para justificar presupuestos gigantescos, pero no para alcanzar la reconciliación ni la superación efectiva de esos conflictos. El caso de la sociedad colombiana en los últimos 50 años es el caso de un Estado criminal que criminalizó al país‖286. Ante la aparente o evidente ineficacia del Estado para combatir a la guerrilla o buscarle una salida política a la problemática, surgen las autodefensas (o los mal llamados paramilitares) como una opción para defenderse de la arremetida de la subversión y defender su propiedad privada y su libertad, debido a los múltiples vejámenes y frecuentes secuestros de comerciantes, ganaderos e industriales. Según Salvatore Mancuso, cabecilla de las autodefensas, ―si el Estado colombiano no cumple con su obligación de defender la integridad y los bienes de los ciudadanos honestos y trabajadores, nos toca defendernos por nuestra cuenta‖287. Pero ¡qué paradójico!: según Juan Jacobo Rousseau la propiedad privada también es responsable de la violencia. ―El primero que habiendo cercado un terreno se decidió a decir esto es mío y encontró gente lo suficientemente simple como para creerle, fue el verdadero fundador de la sociedad civil. ¡Cuántos crímenes, guerras, asesinatos, miserias y horrores hubiera ahorrado el género humano el que, arrancando los postes o llenando la zanja, hubiera gritado a sus

285

SALAZAR RAMOS, Roberto José. Filosofía contemporánea. 286

OSPINA, William. Ob. Cit. 287

CASTAÑO GIL, Carlos. Ob. Cit.

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semejantes: Guardaos de escuchar a este impostor; estáis perdidos si olvidáis que los frutos son de todos y la tierra no es de nadie!‖288. Las autodefensas, con el pretexto de defenderse de la guerrilla, vienen cometiendo tropelías que, en algunas ocasiones, niegan su oscuro ―ideal‖, dado que se dedican al narcotráfico, a extorsionar, intimidar y cobrar la ―vacuna‖ a los hacendados y a otros sectores productivos con el sofisma de cuidar la región y mantenerla libre de la influencia subversiva. ―Al conformarse las Autodefensas Unidades de Colombia, el 18 de abril de 1997, se probó que esta organización no la conformaban unos paramilitares inventados por el Estado, sino una fuerza independiente. Tolerada, es otra cosa. Se demostró que las autodefensas tenían un norte político y capacidad de fuego en la guerra. En el solo conflicto que se vivió en el Urabá y Córdoba, entre las autodefensas, el Ejército y las guerrillas de las FARC y el EPL, se afrontaron más combates y fallecieron más personas que en todas las guerras centroamericanas juntas, incluyendo la Revolución Cubana. ¡Y no exagero, pero es la verdad estricta!‖289. Es evidente que la impunidad genera violencia. El llamado "delito político", a través de la amnistía y el indulto, incrementa la impunidad. El Gobierno perdona, no por bondad sino por interés. Perdonando las acciones de los demás, buscamos a que se rediman las nuestras. "Esto explica por qué por cuenta de la violencia bajo el gobierno liberal de comienzos de los años 30, de la violencia bajo el gobierno conservador de finales de los años 40 y comienzos de los 50 y de las cien violencias revolucionarias de las últimas cuatro décadas no se ha condenado a nadie ni se sabe de la culminación de ningún proceso. Se habla de los centenares de miles de muertos. Pero sobre los sacrificados y sus victimarios se ha tendido un denso manto hecho de silencio. Si a las víctimas de nuestras múltiples violencias no las mató nadie, no hay que extrañarse: la impunidad en Colombia es una aberración jurídica. Es, simplemente, otra manera de hacer política"290. Como la impunidad es una cuestión de cultura jurídica, "en Colombia los códigos han sido tradicionalmente mal hechos por los litigantes y la consecuencia es la hojarasca procedimental. Eso explica por qué la mayor parte de las facultades de derecho ya no preparan juristas sino abogados y porque el derecho dejó de ser una ciencia y se volvió una técnica". Para Antonio Caballero ―en Colombia las leyes no están pensadas para la organización civilizada y justa de la sociedad, sino para la protección de los privilegios. Y cuando no es así, simplemente se las viola, impunemente‖291. Lo que, por falta de sentido crítico, conocemos como medios de información también son responsables, de una u otra manera, de la violencia en Colombia. La llamada ―prensa‖, popularmente nombrada como ―el cuarto poder‖, como sabemos, ―quita y pone‖ presidentes. Tiene enorme poder de convencimiento y remanipulación de la

288

ROUSSEAU, Juan Jacobo. Discurso sobre el origen y fundamento de la desigualdad entre los hombres. 289

GÓMEZ HERNÁNDEZ, Hermán. En el libro Mi Confesión. 290

LEMOS SIMMONDS, Carlos. Ob. Cit. 291

CABALLERO, Antonio. Ob. Cit.

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opinión pública. Muchas personas, carentes de criticidad, forman su estrecha cosmovisión con fundamento en lo que ―informa‖ la prensa, en general, de los medios de información. Algunos periódicos colombianos son de propiedad de dirigentes políticos, ―barones‖ electorales, caciques regionales o gamonales locales. Los locutores, los seudolocutores, los periodistas y los seudoperiodistas, siguiendo instrucciones, criterios o imposiciones de los propietarios de emisoras o periódicos, atacan a los demás o defienden ideas o posiciones políticas partidistas. Así, éstos o los dueños de los medios informativos, que ocasionalmente emiten opiniones o toman posiciones radicales, incitan, invitan, conminan, instan, motivan, convencen, manipulan, ensalzan y alienan a los televidentes, lectores u oyentes para que exacerben sus ánimos en contra o a favor de determinado dirigente, candidato o detractor político, opositor, competidor o adversario, ya sea en el campo político, económico, social o religioso. Los responsables del uso, manejo y dirección de los medios de información, muchas veces, procediendo por fuera de los marcos éticos o de legalidad, polarizan a la ciudadanía, y, ésta, con espíritu del rebaño, sigue orientaciones, hábilmente impartidas, y se enardece para atacar, agredir, vilipendiar o violentar a determinadas personas o instituciones. La televisión con algunos programas de opinión y, fundamentalmente, con telenovelas manipulan sentimientos y emociones que propician cierta inversión de los valores que, de una u otra manera, han constituido la base del comportamiento moral y ético de muchas personas que siempre han buscado hacer el bien y alejarse de la práctica del mal, hablando en términos de la imperante moralidad judeocristiana. En el contenido de las telenovelas, que generan rating, en muchas de las conductas, actitudes y comportamientos de los personajes se aprecian evidentes contravalores como la intolerancia, el irrespeto, la deslealtad, la injusticia, la mentira, la falsedad, y se observan crudas escenas de violencia, agresividad, prejuicios, calumnias, injurias, maledicencias, conculcación y trasgresión de los derechos humanos y desconocimiento de la diferencia, de la pluralidad multiétnica y multicultural, de la diversidad y del libre desarrollo de la personalidad. A pesar del avance de la ciencia y la tecnología y del discurso humanista, la violencia continúa y se vislumbra que puede incrementarse por muchas razones: fortalecimiento de la subversión, de las autodefensas, del narcotráfico y de la delincuencia común y organizada, afectando profundamente a la población civil. En este sentido, el citado Estrada Gallego sostiene que ―las fuerzas armadas, las guerrillas, las milicias, los grupos pretorianos del narcotráfico, los paramilitares, se clonan, se copian entre sí las prácticas de terror, recitan discursos parecidos, utilizan las mismas estrategias sobre el manejo de la población‖. Alerta sobre las consecuencias de la violencia, afirmando que ésta ―deteriora la vida pública, y la vida pública deteriorada es factor adicional para los

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desequilibrios... Es decir, hay un bucle positivo de retroalimentación entre la violencia y sus efectos inmediatos‖292. La problemática violenta generada por el narcotráfico es muy preocupante, por cuanto, además de la enorme cantidad de víctimas y destrucción que ha dejado, se infiere que su nefasta influencia se incremente con más víctimas y vejámenes. Según Carlos Castaño Gil, siempre ha sostenido y no le queda la menor duda, ―de que el narcotráfico es el pilar que mantiene el conflicto armado en Colombia, lo alimenta, degrada y multiplica‖293. Pero la guerra tiene sus paradojas y sus complejidades que es procedente tratar de desentrañar. ¿Quiénes están en la guerra?: los nietos y los biznietos de los asesinos del siglo pasado; ¿enfrentados a quiénes?: a otros campesinos (servicio militar obligatorio); ¿dirigidos por quiénes?: por personas de clase media, también absolutamente marginados; no pueden decir nada, si lo hacen los llaman a calificar servicios; su comandante es el político de turno. Esos soldados campesinos son unos militares completamente marginados, porque no pueden opinar sobre el país. No pueden deliberar, decir nada; les pagan únicamente para que maten y pongan los muertos. ―También desde el comienzo, a pesar de que han sido poquísimos los casos de guerras entre naciones en este continente, se generó una tradición de privilegios para el estamento militar, porque los gobiernos, que casi siempre descuidaban la suerte de las muchedumbres humildes, necesitaban brazo fuerte y pulso firme a la hora de conjurar rebeliones. Y ello resulta a su modo razonable, porque cuando se construye un régimen irresponsable y antipopular se hace absolutamente necesaria la fuerza para mantener a cualquier precio un orden o desorden social que el pueblo difícilmente defendería como suyo. ¿Quién ignora aquí que las grandes mayorías de Colombia no tienen nada que agradecerle al Estado tal como está constituido, y que por ello no están tan dispuestas como en otros países a entregarle sus jóvenes? Es triste recordar que durante mucho tiempo las clases privilegiadas, las más defendidas por el Estado, pagaron para librar a sus hijos del servicio militar que los pobres tenían que cumplir irremediablemente. Y es verdad que los jóvenes deploran tener que ir a un ejército cuya principal función es enfrentarse con su propio pueblo. Todo Estado tiene que demostrar su legitimidad, su desvelo por la gente, para merecer la adhesión y la lealtad de su pueblo, y es un axioma que si el pueblo no es patriótico es porque el Estado no le da buen ejemplo‖294. El Ejército de Colombia es un Ejército de mercenarios en su propia tierra. ¡Qué tristeza: campesinos enfrentados a otros campesinos marginados! Eso era lo que en el circo romano se llamaban gladiadores. Uno de los aspectos que más contribuyen en la generación de violencia es el desconocimiento de las diferencias. El derecho a ser distinto, esencia del humanismo

292

ESTRADA GALLEGO, Fernando. Ob. Cit. 293

CASTAÑO GIL, Carlos. Ob. Cit. 294

OSPINA, William. Ob. Cit.

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moderno, es la síntesis de todos los derechos humanos, que giran alrededor del derecho a ser distinto. El reconocimiento de la diferencia, del ser otro, de ser tolerante, es el derecho que impera sobre los demás derechos. Opinar es el derecho a ser distinto. La privacidad, ser minoría o tener derecho a la vida, es el derecho a ser distinto. En la ética humana, en la ética del amor –tal como lo propone Nicolás Buenaventura-295, es imperativo respetar la diferencia, la opinión, la actitud y la actividad contraria de buena manera, ser tolerante, reconocer al otro como un ser distinto. El respeto por la diferencia implica respetar la libertad de cada uno, sus linderos, su pensamiento, sus palabras, sus ideas, sus gustos, sus vicios y sus virtudes, en fin, su particular estilo de vida, su peculiar ser como una totalidad. Es necesario amar, apasionarse, interesarse e intrigarse por la diferencia. No basta con aceptar y respetar al otro como ser distinto, hay que aceptar que nos gusta, que nos atrae, que nos enamoramos de la diferencia. Con el encuentro de las relaciones sociales y sociables se busca trascender la ética del deber por la ética del amor. Aceptar la diferencia implica aprender a escuchar al otro, palabra a palabra, e interiorizar su discurso, como el único regalo que damos al otro. La opinión contraria merece mi interés, mi respeto, mi amor, mi apropiación. La diferencia exige oír las palabras y los silencios del otro, de mi interlocutor, en procura de facilitar, promover y posibilitar el diálogo de éste que busca luces para proseguir o esclarecer sus ideas. Oír a los demás es oírse a sí mismo. El arte de saber oír equivale al arte de amar. En este sentido hay que demostrar entusiasmo ingenuo y apasionamiento espontáneo por lo distinto, por la diferencia. Las relaciones de tolerancia y respeto mutuo llevan de la ética del deber a la ética del amor. Son estas las razones que hacen necesario la implementación de la cultura del respeto por lo distinto, por la diferencia, por los demás, que es un postulado democrático que facilita la convivencia. El derecho a la diferencia es una herramienta que propicia la convivencia democrática. La enorme dimensión de este derecho abarca el respeto por las ideas ajenas, por el pensamiento divergente, por la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, por el derecho de escoger nuestro propio yo, aunque ese yo sea diferente del yo de los demás, por el derecho a sentir lo que sentimos, aunque esos sentimientos sean desaprobados por los demás, por el derecho de decidir, de desarrollarnos y de vivir congruentemente con nosotros mismos y de compartir sin justificación296. Reconocer y respetar el derecho a la diferencia implica entender al "otro", reconocerlo, tolerarlo y aceptarlo como es; sin tratar de cambiarlo, sin pretender que sea como

295

BUENAVENTURA, Nicolás. La importancia de hablar mierda. 296

Ibídem.

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nosotros, que piense y actúe como nosotros. Es aprender a valorar la diferencia como una ventaja que nos permite ver y compartir otros modos de pensar, de sentir y de actuar. Es valorar la vida del otro como mi propia vida. William Ospina297 señala que en nuestro país desde hace mucho tiempo se dio la tendencia a excluir y clasificar a los demás, a los otros, con la concomitante generación de intolerancia y de hostilidad social. Como consecuencia de esta inquietante realidad, nuestra ―sociedad está enferma‖, y la violencia aflora por todas partes: en el campo, en la ciudad, en el trabajo, en los colegios, en las universidades, en el hogar… ―Todos quieren arreglar sus problemas a bala y cuchillo o piedra. Nadie quiere perdonar nada y la rabia se ha metido en el corazón de los humanos. El dique de la comprensión se ha roto y las aguas turbias del rencor ya están colmando todo aquello que antes parecía limpio y al menos comprensible‖298. Según este comunicador y columnista, vivimos en una ―sociedad enferma‖, donde los valores se extraviaron en el laberinto de la permisividad muy mal entendida. Nadie –agrega éste- tiene respuesta en qué momento se desprendió el concepto del respeto por los demás y especialmente cuándo se rompió la tolerancia y quedó ese remedo que vemos hoy que nadie acepta nada porque el derecho a la vida no existe; y la vida para muchos seres no importa un pito. Esta ―sociedad enferma‖, este ―malestar en la cultura‖, se inicia, desgraciadamente, con la violencia intrafamiliar. El seno hogareño, ¡quién lo creyera!, es el ―laboratorio‖ donde se siembra y germina una gran parte de la violencia con que ―violentamos‖ y nos ―violentan‖. Esta dura realidad, aunque a muchos nos cueste aceptarla, es de origen doméstico. El fenómeno violento que nos afecta en todos los ámbitos comienza en el seno de nuestros hogares, toda vez que es allí donde se incuba esta problemática que, a pesar de los esfuerzos de la educación y del adoctrinamiento de la religión, impide la construcción y disfrute de los proyectos de vida tanto a nivel individual como colectivo. Algunos padres, en lugar de aplicar correctivos a sus hijos, con altas dosis de cariño y disciplina, ―educan‖ y corrigen con el empleo de obsoletos modelos ―pedagógicos‖ como la agresión física y, fundamentalmente, moral o psicológica. Así mismo, entre esposos se agravian a través de lenguajes agresivos y por las vías de hecho (golpes, bofetadas, puñetazos, etc.). Es frecuente que en nuestra región, debido al ―machismo‖, el alcoholismo, la intolerancia y otros comportamientos ―antisociales‖, se acuda a las prácticas violentas y se adopten como ―estilos de vida‖. Prácticas que se suscitan por la ausencia de una cultura en que ―reine‖ una comunicación asertiva, empática y biunívoca, que sea un intercambio fluido de mensajes, informaciones, ideas, opiniones y pareceres de manera armónica y respetuosa, y no un canje de agravios; por la falta de tolerancia y por el desconocimiento del derecho a ser diferente, que es la esencia misma de todos los derechos.

297

OSPINA, William. Ob. Cit. 298

ARDILA PLATA, Fernando. Periódico El Frente, Bucaramanga, 31/OCT/09.

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En tanto no se replanteen los modelos comunicativos y de convivencia en que vivimos nos encontraremos con serios obstáculos para la disminución de la violencia, ya que ésta atenta contra la dinámica de la sana convivencia, genera discordia y propicia escenarios para la agresión, el resentimiento y la venganza. Nos corresponde a todos, si queremos vivir en fraternidad, empezar por la toma de conciencia y el establecimiento de compromisos que nos conduzcan a la disminución de la violencia intrafamiliar, aprendiendo a dialogar, a escuchar, a tolerar y a reconocer las diferencias. Este ideal podríamos comenzarlo por una práctica comunicativa que involucre elementos claves como la asertividad (habilidad para reclamar sin ofendernos ni ofender a los demás), la empatía (capacidad de colocarnos en el lugar del otro, en ―los zapatos de los demás‖), el respeto por las diferencias y control y manejo de las emociones a través de la inteligencia emocional (capacidad de armonizar razón y sentimientos). Igualmente, desarrollando habilidades comunicativas que nos faciliten vivir y hablar con inteligencia (saber lo que hacemos o lo que decimos), prudencia (saber cómo, cuándo y dónde hacer o decir algo) y naturalidad (actuar y hablar de manera espontánea, sin imposturas, ironías o mordacidad). En este sentido hay que tener en cuenta el punto de vista del filósofo Estanislao Zuleta porque identifica democracia con el derecho a la diferencia, ―la esencia misma del humanismo moderno‖ y no reconoce la democracia como el gobierno de la mayoría, sino como el derecho del individuo a diferir contra la mayoría; a diferir, a pensar y vivir distinto, en síntesis, al derecho a la diferencia. D. Marrero Navarro precisa que la democracia es fundamentalmente respeto a la personalidad humana, sin distinción de sangre, de clase, de color, de pueblo, y que no hay democracia cuando se levantan barrera y se postulan desprecios a los hombres de otras razas. El mismo Voltaire, desde el siglo XVIII, nos invitaba a la práctica de la tolerancia, porque no hay ninguna ventaja en perseguir a aquellos que no son de nuestra opinión y en hacernos odiar de ellos. Ésta, como actitud y comportamiento, individual, social o institucional, caracterizado por la consciente permisividad hacia los pensamientos y acciones de otros individuos, sociedades o instituciones, se relaciona estrechamente con la democracia y la libertad. Precisamente, Colombia, como ―Estado social de derecho‖ y República ―democrática, participativa y pluralista‖, debe ser el escenario propicio para que la comunidad sea tolerante tal como lo contempla el derecho a la diferencia. La misma Declaración Universal de los Derechos Humanos precisa que todos tenemos ―derecho a obrar de acuerdo con nuestra conciencia‖299 y a expresar las ―ideas de palabra, por escrito, o en cualquier otra forma, realizar sus actividades con plena autonomía y libertad‖300, inclusive el artículo 8 otorga el derecho a ser amados por los demás. El derecho a la diferencia se relaciona con la alteridad, la cual no sólo reconoce al otro como diferente sino como distinto. Reconocer al otro como persona implica intentar

299

Artículo 6 Declaración Universal de los Derechos Humanos. 300

Artículo 7 Ibídem.

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descubrir el sentido de lo que hace y soporta, de lo que parece pasarle, de lo que lo perturba, de lo que lo hace sentirse incómodo o de mal humor, y tomar conciencia de que compartimos un mundo común como posibilidad del nosotros. El reconocimiento de la alteridad facilita la coexistencia entre la extrema rareza y la reciprocidad. El temor del primer contacto, contrariamente a nuestra expectativa, no elimina al otro sino que lo refuerza en su ser. La alteridad supone aceptar la existencia del otro como diferente, opuesto o contrario. La práctica cotidiana del derecho a la diferencia permitirá la generación de nuevos espacios de tolerancia para que mejore la convivencia, por cuanto se propiciarán escenarios de respeto por las ideas, los pensamientos, las actitudes, las conductas, los ademanes, las opiniones y la cosmovisión de las personas. En nuestra convivencia tenemos que aceptar que no existen rivales o enemigos, sino interlocutores válidos que piensan, sienten y actúan en forma diferente. De esta manera, además del evidente progreso en las relaciones interpersonales y la disminución de los conflictos, se abrirán escenarios para la comunicación asertiva, empática, biunívoca, es decir, una dialéctica, entendida como el arte de dialogar, argumentar y discutir, en donde los interlocutores experimenten un acto comunicativo que sea intercambio recíproco y armónico de mensajes y no un canje de agravios. El reconocimiento del derecho a la diferencia y la generación de escenarios donde se practique el hábito de la comunicación auténtica, capaz de interpelar a las comunidades, de inscribirse en su interior y de dinamizar procesos que fortalezcan un proyecto consistente de modernidad, son ingredientes de interés para la convivencia. ―Este proyecto consistente de modernidad debe permitir el florecimiento de escenarios donde construir ciudadanía y generar procesos de participación democráticos que sean la antesala a una sociedad no tanto en permanente armonía celestial y por tanto inexistente, sino en permanente conflicto y tensión, pero capaz de convivir con la diferencia y con lo diferente sin apelar necesariamente a la aniquilación física, social o política del otro o de los otros301.

POSIBLES ALTERNATIVAS DE SOLUCIÓN Desde el punto de vista científico se afirma que evitar la violencia implica actuar en la prevención y la curación, pero la misma ciencia no ha encontrado cuáles serían esas fórmulas. "El principal obstáculo reside en que las causas de la violencia son demasiado heterogéneas: familia, educadores, administración, medios de información, líderes sociales, contexto histórico-político..."302. Como la violencia es un mal de difícil tratamiento, la responsabilidad personal sería una especie de "vacuna" contra este mal social.

301

NARVÁEZ CARRANZA, Campo Elías. Hacia una nueva pedagogía. 302

ALCALDE, Jorge. Ob. Cit.

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Aunque el anhelado "proceso de paz" es una propuesta poco original, dado que es un tema demasiado conocido, comparto el planteamiento de Molano Bravo, quien aclara que "la paz debe comenzar y se debe sostener como una aceptación del otro, un reconocimiento del poder del otro, poder que ocupa un espacio físico". La paz implica un reconocimiento auténtico del poderío del otro, entre el cual se encuentra el territorio como parte de ese poder. "Reconocer el territorio es el principio de la paz"303. El intelectual es concreto al afirmar que el principio de paz no es el autoritarismo, sino la autoridad que sea auténtica esencia del Estado construido colectivamente, como esfuerzo público. Es por eso que precisa que el Estado debe estar al servicio de los intereses colectivos o públicos y no a los intereses privados. Gran parte de la comunidad, sin ser tan radical, opina que si queremos una salida concreta a la problemática de violencia es necesario que se transforme o desaparezca el sistema imperante, porque el sistema vigente no puede vivir sin la violencia. Nunca habrá paz dentro del sistema imperante. Únicamente se lanzan cortinas de humo, enviando comisiones a hablar con ―Tirofijo‖, y ni siquiera lo consiguen. El proceso de paz implica la total desaparición del sistema, y el sistema lo sabe. Tiene que desaparecer el sistema para que haya paz, porque el país se lo exige. La paz se logra por la fuerza de las armas o por el advenimiento de estructuras políticas y socio-económicas confiables y legítimas, que merezcan el acatamiento y respeto de la comunidad. El cambio sólo tiene una opción: debemos pasar de una república unitaria a una república de autonomía regional; de economía abierta, eficaz, solidaria, responsable y ética. ¿Por qué ética? Si no hay ética no hay desarrollo. La izquierda culpa al sistema neoliberal de propiciar violencia, desempleo, injusticia y otros lastres que impiden el desarrollo individual y colectivo. Perry Anderson sostiene que el neoliberlismo, a pesar de todos sus grandes males (desempleo, violencia, pobreza, impuestos, etc.), avanza y cada vez más se entroniza en los países304. Frei Betto, coautor del mismo texto, haciendo una virulenta crítica al neoliberalismo, sostiene que dentro de este sistema el Estado sólo es regulador de contratos jurídicos y represor de los inconformes, los marginados, ―que pagan con la vida la cuenta de aquellos que viven en las islas de la opulencia‖. Según Betto, en este sistema excluyente el desempleo no es problema, porque no le interesa al Estado; a éste sólo le importa ―más dinero en manos de los actuales consumidores‖. Como no le preocupa la gran cantidad de consumidores en el mercado, ―crece la producción de bienes superfluos, ofrecidos como si fuesen mercancías imprescindibles‖. La mercancía es un fetiche, y por eso al sistema le importa el mercado, no el progreso; no le interesa la producción, pero sí la especulación; ―no es la calidad del producto, sino su éxito publicitario; no es el valor de usos de una mercancía, sino el fetiche que la reviste‖. Para Betto es tan despersonalizante el neoliberalismo, que ―en sí la persona parece no tener ningún valor... Por eso, quien no

303

MOALNO BRAVO, Alfredo. Ob. Cit. 304

BETTO, Frei. ANDERSON, Perry. ¿Qué es el neoliberalismo?

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posee bienes es despreciado y excluido. Quien los posee es envidiado, cortejado y festejado‖. Este pensador afirma que al poderoso del neoliberalismo lo importante es ganar dinero en la especulación, ―vivir de la renta, disfrutar la vida sin trabajar‖. Considera que como hay demasiada impunidad surgen grupos de justicia privada para eliminar a los opositores y a los delincuentes. ―Estamos invadidos por la incertidumbre, la conciencia fragmentada, el sincretismo, la diseminación, la ruptura y la dispersión‖. Propone un cambio radical para que haya justicia. ―Sin el rescate de la ética, de la ciudadanía y de las esperanzas libertarias, y del Estado-síndico de los intereses de la mayoría, no habrá justicia, excepto aquella que el más fuerte hace con las propias manos‖. Atribuye al neoliberalismo la pérdida de fantasía y la inocencia de las personas, globalizando al mundo, que, a pesar de que el avance de la tecnología y las comunicaciones, tiene luces y sombras. Para muchos, Colombia es un país burocrático, y si es burocrático es ineficaz. El dinero no alcanza, y debe estar dispuesto a realizar reformas tributarias frecuentemente, y esto convierte a la nación en un país alcabalero; un país antidemocrático e insolidario, y si es insolidario es un sistema irresponsable; es un sistema corrupto y rapaz. Además, el Estado colombiano es entrometido, costoso, perezoso, fisgón, irresponsable, haragán, serruchero y ladrón. "Es cantinero, deportista, banquero, artista, educador, ingeniero, médico, patrono, industrial, latifundista, comerciante, importador, exportador, empresario, periodista, publicista, radio-difusor, transportador, productor de cine y de televisión y, desde luego, ladrón y hasta mendigo"305. El Estado hace de todo, pero todo lo hace mal. Preocupa este aserto de ese polifacético personaje, por cuanto se trata de alguien que conoce muy bien la dinámica del país desde sus vastos horizontes como periodista, analista y político. Para ensombrecer más el panorama asevera que el Estado "interferido por un sector de la clase política, que decidió convertir la cosa pública en cosa nostra, se ha vuelto un malhechor. No usa el impuesto para distribuir la riqueza. La utiliza para concentrarla en las manos de un conjunto de pícaros que resolvieron hacer de la burocracia una ganzúa y de la política una mafia con antifaz"306. Para el brillante filósofo inglés John Stuart Mill, el Estado se encuentra entre los principales enemigos de la libertad, y advierte que éste no puede entrometerse en la vida privada de los individuos sino solamente regular algunos aspectos de su vida pública. El referido Molano Bravo sostiene que "el Estado colombiano ha sido y es un Estado patrimonial donde los intereses privados siempre han manejado los intereses públicos. No es al contrario como hoy nos quieren hacer creer: lo privado no ha podido ser manejado por lo público. El Estado siempre ha sido un instrumento de los intereses privados, una herramienta de apropiación, una mampara para la defensa de los intereses creados". Jesús Jaramillo Posada, educador antioqueño, cuestiona la doble moral y la inautenticidad de varios representantes de la comunidad colombiana. Como somos inauténticos, nuestra cultura carece de autenticidad, de verdad, y por eso ―estamos

305

LEMOS SIMMONDS, Carlos. Ob. Cit. 306

Ibídem.

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inmensamente fatigados de contemplar el cuadro absurdo y nauseabundo, sin que aún hayamos podido remediarlo, del legislador que ahoga a sus conciudadanos con imponderables cúmulos de leyes que él es el primero en infringir; de dirigentes estatales, del comercio y de la industria, que incansablemente predican responsabilidad a sus grupos subalternos, sin que jamás esa virtud haya sido objeto de observancia personal; de líderes de la comunidad, de todo pelaje y condición, que lisonjean los oídos de sus seguidores con promesas incontables que nunca están dispuestas a cumplir; de profesores y maestros que aplastan a los alumnos con exigencias de desatinadas tareas que ellos mismos nunca osarían resolver; de padres de familia que exigen a sus hijos conducta intachable cuando ellos de por si sólo son un insulto permanente al medio familiar; de ministros de la Iglesia que predican la caridad, el desprendimiento y la concordia, cuando ellos mismos con desastrosos paradigmas de intolerancia, de deshonestidad y de avaricia; de cuadillos universitarios que pregonan la revolución y el cambio, cuando ellos dentro de sí mismos siguen siendo modelos detestables de irresponsabilidad, de haraganería y de pereza; de los seudoapóstoles de la justicia social, que por doquier proclaman la implantación de este hermoso orden, pero que son los primeros en condenar a las torturas del desempleo y la miseria junto con su familia, al hombre recto que dentro de su empresa no se abajó a comulgar con sus arbitrariedades y caprichos; y, finalmente, de predicadores elocuentes de relaciones humanas, cuya nefanda desorientación personal es una diatriba insolente contra la buena fe de sus alumnos‖. Este insigne colombiano también fustiga a los políticos, a las autoridades y a los poderosos que no actúan de acuerdo con altos ideales. ―Políticos demagogos de todas las corrientes –señala- que no entienden la política como servicio a la comunidad sino que la usan para sus fines exclusivos; autoridades de toda índole que sólo buscan sostener el status quo que tatos beneficios les depara; detentores todos del poder político o económico que sólo buscan alienar al pueblo, imponer una determinada ideología política o religiosa, formar ‗la opinión pública‘, siempre para su exclusivo provecho‖307. Urge una pronta y eficaz salida al conflicto armado entre el Estado y la subversión, porque se corre el riesgo de seguir sacrificando vidas, de la pauperización del país, del desestímulo de la inversión foránea, de proseguir la destrucción del medio ambiente, y porque podríamos ser víctimas (teniendo en cuenta la geopólitica, la voracidad y los intereses de las potencias mundiales, encabezadas por los Estados Unidos de América del Norte) de una eventual invasión, a sí sea a largo plazo. En este anhelo debemos comprometernos todos desde nuestro horizonte como profesionales, como empleados o funcionarios, como trabajadores independientes, etc. El reconocido politólogo Diego Uribe Vargas señala que ―después de cuarenta años de haber adoptado el camino de la violencia sin que las armas le hayan devuelto a Colombia la tranquilidad buscada, el país vive hoy una conmoción que afecta las bases mínimas del Estado, y que reclama la acción inmediata no sólo de los gobiernos, sino de todos los grupos que conforman nuestra sociedad‖308.

307

JARAMILLO POSADA, Jesús. Personalización, liberación y relaciones humanas. 308

URIBE VARGAS, Diego. La paz es una tregua.

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Aunque parezca un tanto utópico y romántico el planteamiento del reconocido intelectual santandereano Reynaldo Suárez Díaz, consideramos válida su propuesta puesto que ―es preciso desterrar la violencia y el odio de la mente y el corazón de los hombres. Buscar una sociedad basada en la fraternidad, no en la lucha de unos contra otros. Un lugar donde los niños no se diviertan con cuchillos, fusiles y ametralladoras y donde las escenas de violencia sean desterradas de las calles, la televisión y el cine‖309. Todos los colombianos debemos comprometernos con el auténtico reto de lograr la paz para la búsqueda de una sociedad que aprenda a vivir con sus conflictos, sin necesidad de recurrir a la violencia, la agresión y al antagonismo de la fuerza, tal como lo propuso el expresidente Samper, sin que por ello nos estemos matriculando con sus ideologías políticas. Pero qué paradójico: en su mandato no se alcanzó la tan anhelada paz, a pesar de haber planteado en Lecturas Dominicales, el 5 de julio de 1994 (periódico El Tiempo), que la paz era posible en Colombia, ―sólo si generamos empleo, educación y mejores condiciones sanitarias, devolviendo las posibilidades de producción al campesino y brindándole la primera oportunidad de trabajo digno a nuestros profesionales, con acueductos y vías de penetración, con mayores posibilidades de acceso a las universidades del Estado‖. ¿Por qué no se consolidó la paz durante su gobierno? El mismo escrito sostiene que ―como presidente haré de la búsqueda de la paz un objetivo esencial y lideraré un gran esfuerzo de toda la sociedad para alcanzarla‖. ¿Acaso sus promesas fueron mera demagogia? ―¡Palabras, palabras, palabras!‖, como diría Hamlet. La realidad es evidente. El expresidente Samper proponía en su escrito un mejoramiento en la administración de justicia como requisito para el éxito de su política de paz, y advertía que la ―eventualidad de la impunidad afecta peligrosamente la confianza en los mecanismos de solución pacífica de los conflictos‖. Consciente de la importancia de este planteamiento, pensaba que ―la gente tiene derecho a que la justicia lo proteja, lo atienda y le defina las situaciones en forma rápida e inmediata‖. El reconocido filósofo Guillermo Hoyos Vásquez sostiene que ―si bien la paz es un derecho supremo, también es verdad que si no se atienden también la verdad y la justicia, no se logrará una paz sostenible según principios democráticos‖310. El mismo pensador, durante una entrevista con Leonardo Tovar González, precisó que hay que sacar el derecho del infierno ―en el que se halla en muchos países, donde todavía es instrumento de dominación de un poder político autoritario y de un poder económico explotador‖. No se puede olvidar que para algunos pensadores, el derecho es uno de los aparatos ideológicos de Estado. Por su parte, Suárez Díaz proclama que ―nuestro pueblo ama la justicia. Nuestros abogados, en su mayoría son gente proba. Pero nuestra sociedad falla pues el poder económico, político y militar no está al servicio de la justicia sino de los grupos poderosos. He aquí el problema. También para la justicia se requiere una

309

SUÁREZ DÍAZ, Reinaldo. Pensamientos para hombres libres. 310

HOYOS VÁSQUEZ, Guillermo. Perdón y olvido.

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solución política‖. La evidente anarquía permite la impunidad y posibilita que muchos "ejerzan justicia" por su mano. "Ante la impunidad reinante, hay quienes privatizan a su modo la ley y la justicia, linchando a sospechosos, masacrando a prisioneros o exterminando a niños"311. Se ha impuesto una forma perversa de privatización de la justicia, porque en Colombia la gente se hace justicia por cuenta propia, pues ya no confía en ella como institución. El ideal del referido Estrada Gallego, quien también piensa que para la erradicación de la violencia son necesarios cambios radicales en la justicia, debe ser tomado en serio. ―La búsqueda de soluciones a la violencia pasa por la lucha contra la impunidad... contra la arbitrariedad‖312. El intelectual sostiene con sobrado fundamento que en nuestro país los grandes delitos ―se tapan, se negocian o se condecoran‖, en tanto que los punibles menores son castigados de manera desproporcionada. Esto vendría a ser así como lo que comúnmente se conoce con el axioma que la ―justicia es para los de ruana‖. El aludido Suárez Díaz precisa que ―en una sociedad desigual y corrompida como la nuestra, los grandes culpables no van a comparecer ante los jueces ni a parar a la cárceles sino a las clínicas de primera o a sitios acordes con su dignidad‖. Cuando hablamos de justicia tenemos que hacer claridad desde el concepto mismo, pues de sus múltiples definiciones se generan diversas confusiones. Al sostener que justicia ―es darle a cada cual lo que se merece‖, estamos propiciando el origen de otro mal mayor: la envidia. En la más perfecta y acabada concepción platónica de justicia, se trata de que cada cual, en consonancia con sus habilidades y vocaciones, ocupe su lugar, desarrolle sus funciones y no ceda a la tentación de invadir espacios y fueros ajenos. La paz social, la armonía, el contenido y el bienestar de las personas en particular y de la comunidad en general, dependerán del grado de respeto que se muestre por el lugar y la condición de cada cual. La justicia es el mayor bien al que puede aspirar una nación y todos los esfuerzos que requiera serán pocos. La implementación de la pena de muerte como una salida a la violencia, no es recomendable, porque en cierta forma el Estado al aplicarla estaría ejerciendo ―violencia oficial‖. Además, porque el aparato judicial colombiano, a pesar de la probidad y excelencia de algunos de sus integrantes, no es garantía de auténtica eficiencia para dejar bajo su órbita semejante responsabilidad, y se podrían cometer lamentables injusticias. Si bien es cierto que nuestro sistema tiene muchos vicios que van en detrimento de nuestra calidad de vida y que nuestro Estado no descansa sobre las sólidas bases de la Educación, la Justicia y el Empleo, considero que el camino de las armas y de la violencia no es el medio adecuado para alcanzar el fin de una sociedad mejor para todos; porque de la forma como lo está haciendo la guerrilla arrasa al hombre, atenta

311

BETTO, Frei. ANDERSON, Perry. Ob. Cit. 312

ESTRADA GALLEGO, Fernando. Ob. Cit.

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contra su dignidad y su grandeza. Se necesita urgentemente un cambio, pero no de esa manera. Debe haber otras; sólo hay que buscarlas. El Estado ideal, tal como lo planteó platón, debe descansar sobre las bases de la justicia, el trabajo y la educación. Este tipo de Estado podría ser la salida al problema de la violencia, por cuanto sin educación no hay justicia y sin justicia no hay trabajo. La justicia debe llegar a todos los sectores de la comunidad con equidad. Nadie debe quedar por fuera del amparo de la justicia. El trabajo debe ser fuente de ingresos y de satisfacción. El trabajo tiene que brindar un salario digno, que permita, aunque sea, la satisfacción de las necesidades primarias de las personas. En nuestro contexto violento la educación es un ―arma‖ cargada de futuro. Hay que educar para la convivencia pacífica, así sea en medio del conflicto. Aunque sea difícil educar en tiempos violentos, la educación es un imperativo si queremos aproximarnos a la resolución del conflicto, porque si los niños crecen en este ambiente violento serán una prueba abominable de la violencia. ―El día que tengan que hacerse cargo de este país que estamos destrozando, no tendrán cómo responder‖, advierte Juan Carlos Bayona, y agrega que ―la larga noche moral de Colombia debe terminar. Y la educación es uno de los instrumentos para lograrlo. Pero nuestras escuelas se han vuelto violentas, como consecuencia de la sociedad violenta en la que habitan. Necesitamos imperiosamente fracturar el círculo vicioso, recibir una señal inequívoca de que hay esperanza allende de los muros escolares‖313. La educación comporta en muchas ocasiones elementos divisionistas buscando la escisión entre las personas por motivos ideológicos, raciales, políticos, religiosos y de nacionalidad. ―La educación actual impulsa al hombre a la violencia, al odio, al desprecio y a la competencia bruta‖, precisa Pierre Daco, y aclara que este tipo de educación produce automáticamente la guerra. Esta educación le impide a la persona desenvolverse libremente, restringiendo su campo de acción y de amor. Según este autor, muchos educadores impiden la plenitud, infundiendo el miedo a la vida, la hostilidad, la búsqueda de protección en la neurosis, la agresividad, entre otras emociones inadecuadas. ―Esos mismos educadores se sienten desconcertados cuando una guerra devasta nuestro planeta‖, precisa. Las guerras proseguirán y no habrá paz mientras el hombre no aprenda a conocerse y a encontrar su esencia íntima. Por eso recomienda que ―en lugar de imponer al niño una cantidad erudita de conocimientos, se debiera dedicar un poco más de tiempo a enseñarle en conocimiento de sí mismo‖. Sócrates aclaraba que el saber más importante en la vida es el ―conocimiento de sí mismo‖. La paz individual o colectiva se logra a juicio de Daco si la educación no sigue fraccionando a las personas en grupos opuestos, porque ―lo que se está viendo todos los días entre individuos separados lo repetirán las bombas y los cañones en todo el ámbito

313

BAYONA, Juan Carlos. Lecturas dominicales. El Espectador. 147ENE/01.

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del mundo‖. Daco aconseja educar en el amor, porque ―lo único que puede conseguirse sin amor es amaestrar, dominar, moldear y acumular conocimientos…‖314. La educación debe estar enfocada en la formación del hombre integral que requiere una sociedad democrática para su desarrollo y armonía, máxime si tenemos en cuenta que la educación es un requisito indispensable para el pleno y verdadero ejercicio de la democracia. "En sistemas socio-políticos democráticos y socio-económicos abiertos se tiene que patrocinar una educación democrática, pluralista, participativa y globalizante, encaminada a formar personas, sujetos libres y autónomos, conscientes de su dignidad y solidarios con la integridad humana de los otros‖315. Desde la mirada psicoanalítica de la cultura, pensamos que se debe trocar la educación autoritaria o tradicional (que contribuye a la formación de personas violentas) por la educación democrática, donde el hombre del futuro se forme como una persona libre, auténtica, pensante, investigadora, crítica y respetuoso de los demás. Más que "enseñar" saberes, la educación debe comprometerse con el cierre de la identidad del estudiante. Esa es su tarea primordial. Es importante que, al término de la secundaria, el adolescente haya alcanzado su identidad, haya cerrado su identidad, para que sepa claramente y con toda certeza quién es, dónde está y para dónde va. Según sicoanalistas, si la educación logra este objetivo fundamental, el joven no se encaminará por horizontes que lo puedan deshumanizar e inclinarse por conductas violentas. En concepto de Gutiérrez Giraldo, "la agresividad humana tiene mucho de natural, pero su control tiene mucho de cultural, razón por la cual depende mucho de la educación". Propone que la única manera de lograr la paz, "consiste en sembrarla en el corazón humano a través de una correcta acertada educación para la no violencia"316. La no violencia da espacios a la creatividad en el sentido en que no es posible prever y predefinir cómo resolver un problema en particular. Propone además que se ponga al ser humano y su dignidad por encima de todo tipo de interés. ―En definitiva la no violencia plantea como principio de actuación la capacidad de pensar y actuar de manera alternativa y creativa por cuanto que –como tal- ve en ello un poder intrínseco, aquel que tiene toda alternativa por el hecho de serla o de quererlo ser. Por esa capacidad interna de no sentirse vencida o rendida ante las adversidades, ante las contrariedades ante los impedimentos sociales o mentales‖317. En el planteamiento de la educación como posible salida a la violencia, es importante proponer un nuevo paradigma educativo que consulte las realidades actuales, debido a que los "currículos descaradamente ideologizados y manipulados políticamente torpedean y evitan una educación crítica y problematizadora de la realidad, anulando de raíz el estudio, la reflexión y la investigación, y hacen creer al educando que se puede conocer el mundo repitiendo ingenuamente datos y fórmulas que tienen un aire

314

DACO, Pierre. Tu personalidad. 315

DEHAQUIZ M. Jorge A. ¿Enseñar filosofía o aprender a filosofar? 316

GUTIÉRREZ GIRALDO, Jaime Luis. Ob. Cit. 317

LÓPEZ, Mario. Política sin Violencia. La no violencia como humanización de la política. Proyecto Editorial UNIMINUTO. Bogotá, 2006.

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vagamente científico"318. En opinión de Zuleta, "la educación, tal como existe en la actualidad, reprime el pensamiento, transmite datos, conocimientos, saberes y resultados de procesos que otros pensaron, pero no enseña ni permite pensar"319. La educación no puede ser sólo agencia de modelación y adaptación social al sistema, debe ser un factor de cambio a través de la formación de un nuevo y auténtico tipo de hombre. Es necesaria una educación liberadora destinada a la creación del nuevo hombre colombiano, capaz de liberarse de las servidumbres cultural, social, económica y política que se oponen a su desarrollo integral. "Sólo de la insurgencia interior nace el fuego inagotable que imprime a la conciencia su dinamismo liberador‖320. La praxis de esta educación es dinámica y activa, o sea que el estudiante no sea considerado como sujeto pasivo fácil de moldear, de acuerdo con los intereses del sistema, sino una persona que de sus propias experiencias e ideas forme los contenidos que aprende. Se necesitan paradigmas renovados en los cuales sean posibles modelos educativos sinérgicos: pedagogía liberadora y conceptual, constructivismo pedagógico y pedagogía hermenéutica. "Desafortunadamente hoy se implementa una educación simulada que impide al alumno ser él mismo, sepultándolo en un aluvión de nociones, ideas y normas que lo enmascaran, esclavizan y deforman, educación mecanicista en la que se juzga el desempeño escolar del estudiante por grados y por pruebas de rendimiento más que por el crecimiento interior y su creatividad genuina‖321. Esa es la educación que le conviene al sistema. Según Einstein, la educación en el sistema escolar que opera fundamentalmente a base de temor, la autoridad y la coacción artificial de los maestros, es retardataria y no posibilita una actitud liberadora. ―Estos métodos destruyen es espíritu sano, la sinceridad y la confianza de los estudiantes en sí mismos y acaban produciendo seres sumisos‖, denunciaba tan brillante humanista y científico, el más grande del siglo XX, y agregaba que el gran valor de la educación consistía en preparar el cerebro para pensar por su propia cuenta. "Orden, razón y autoridad, forman la santísima trilogía encargada de velar porque la inmovilidad de dogmas y prejuicios no se vea perturbada por las impetuosas oleadas de la vida y la libertad"322. Dehaquiz reconoce que "históricamente la educación en Colombia ha sido una imposición ideologizada, reflejando la violencia y la agresividad de la sociedad. La educación no puede nacer del avasallamiento opresivo en el que se mantiene sometido a la población y a las nuevas generaciones, avasallamiento que adquiere múltiples y sofisticadas formas y mecanismos de represión"323. La educación no debe estar orientada a la domesticación, al sometimiento, a la disciplina, al autoritarismo, a la instrumentalización, porque "uno hombre reducido a sus hábitos, obligado a la adaptación y la eficiencia, es el siervo que necesitan los señores de la industria y de la

318

DEHAQUIZ M. Jorge. Ob. Cit. 319

ZULETA, Estanislao. Ob. Cit. 320

RESTREPO RAMIREZ, Luis Carlos. Ob. Cit. 321

DEHAQUIZ M. Jorge. Ob. Cit. 322

RESTREPO RAMIREZ, Luis Carlos. Ob. Cit. 323

DEHAQUIZ M, Jorge. Ob. Cit.

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guerra para jugar en el ajedrez del mundo sus ambiciones geopolíticas"324. Es contraproducente para el estudiante "el secular divorcio entre las expectativas ante la educación (crecer, formarse, disfrutar) y lo que el sistema social de verdad exige (competir por un puesto de trabajo cada vez más caro y siquiera encontrarlo en las sociedades con crisis económica y social"325. En el caso de nuestro país "se requiere un nuevo sistema educativo que fomente habilidades científicas y tecnológicas, así como culturales y socio-económicas‖326. Pero ¿se puede educar verdaderamente en valores, en el respeto a la vida y a los derechos humanos y en democracia, en un país cuyo ordenamiento socio-económico es estructuralmente injusto, insolidario, intolerante y en el que se niegan sistemática y reiteradamente los más fundamentales derechos, incluido el de la educación misma?, es un gran preocupación de Dehaquiz. Si la educación es un evento sinérgico, una práctica social colectiva, democrática, participativa, pluralista y solidaria, hay que "desenclavar el quehacer educativo de modelos autoritarios unilaterales caducos y de instituciones envejecidas y desfasadas histórica, cultural, tecnológica y políticamente", precisa y propone implementar y desarrollar el nuevo paradigma Constructivista-Hermenéitico-Liberador, que a través de sus procesos de estudio holístico, sinérgico, dialéctico y cibernético "exigen a la educación reflexionar, analizar, criticar y revisar continuamente sus procesos de estudio-aprendizaje, es decir, realizar una evaluación diagnóstica permanente y constante de los mismos"327. La propuesta del profesor Dehaquiz favorece la implementación de un modelo de educación verdaderamente ético, aclarando que "la eticidad de la praxis educativa es auténtica cuando el educando es reconocido como sujeto de su propio desarrollo personal, de su propio destino histórico, cuando el educando encuentra posibilidades y facilidades para su obra autónomo, libre y responsable, y cuando el educando asume con decisión su autoperfeccionamiento humano"328. Según Santo Tomás, la educación está subordinada a la ética, no a los intereses o a las normas de un sistema o de un grupo de poder. Además de ético, el sistema educativo debe promover un sistema antropologizante, porque "sin un sistema educativo que promueva la autoestima, la dignidad personal, el respeto a la vida y el acceso equitativo a ella, la creatividad y el racionalismo científico y que abra la posibilidad de incorporar nuevas conceptualizaciones, Colombia sacrificará el potencial mental, físico, cultural y científico, así como las riquezas que posee‖329.

324

RESTREPO RAMIREZ, Luis Carlos. Ob. Cit. 325

ALCALDE, Jorge. Ob. Cit. 326

VARIOS. MISION DE CIENCIA, EDUCACION Y DESARROLLO. Colombia al filo de la oportunidad. 327

DEHAQUIZ M., Jorge. Ob. Cit. 328

Ibídem. 329

VARIOS. Ob. Cit.

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La violencia ideológica comporta íntima relación con la educación. "Se ha demostrado que todos los seres humanos tenemos una propensión innata a rechazar lo extraño"330. Algunos niños sufren mayores dificultades para asimilar estímulos procedentes de personas de otras razas, han aprendido conductas xenófobas. "El fanatismo violento es el resultado de una hipertrofia cultural de esa semilla natural que nos impulsa a rechazar lo que crece fuera de nuestro entorno"331. En Colombia son frecuentes los ataques de las pandillas o los "parches" o "galladas", de las bandas organizadas de jóvenes en las grandes ciudades. Algunos pedagogos piensan que no puede hablarse de "violencia juvenil en las aulas o fuera de ellas como un fenómeno creciente diferenciado. Más bien se trata de la traslación, a la edad adolescente, de las misma frustraciones que la sociedad actual genera en los adultos"332. En nuestro país la desintegración familiar y los factores socioeconómicos presionan el ingreso a la educación de jóvenes desarraigados y desilusionados ante un futuro incierto. En búsqueda de la paz y la disminución del fenómeno violento en Colombia, la universidad tiene una misión, un compromiso y una responsabilidad demasiado importante para eliminar muchos enemigos del hombre: la guerra, la pobreza, la enfermedad, la ignorancia, la calamidad y la injusticia. La universidad no se debe limitar a ―producir‖ profesionales de un conocimiento técnicamente especializado, sino la formación de un hombre total activo, generoso y de mente abierta; un hombre socialmente responsable, amante de la libertad, la justicia y la verdad; un hombre democrático con sentido de cooperación, tolerante, comprensivo y servicial. La universidad produce técnicos, pero no líderes. En este sentido Young Seek Choue propone que ―nuestra educación universitaria debe abandonar de una vez todas el acentuado intelectualismo del pasado, y reorientar sus esfuerzos hacia la educación humanística para formar hombres con el poder de la voluntad irreductible que puedan superar toda suerte de obstáculos, hombres de acción que tengan agudo entendimiento, mentes creadoras y empeños laboriosos, y hombres de cooperación que puedan trabajar en armonía con los demás compartiendo una visión de largo alcance para la humanidad… La vida filosófica, educativa, física e intelectual de la juventud de hoy es una reflexión de la sociedad futura‖333. La ecuación humanística debe constituir el fundamento para la síntesis de la educación democrática y la educación para la paz. La educación debe propender porque se comprendan e interioricen los nuevos paradigmas, porque la nueva visión de la ciencia, por ejemplo, se resiste a encajar en el esquema newtoniano, excesivamente mecanicista. De alguna manera hemos pasado de un ―paradigma de relojería‖, en donde todo estaba mecánicamente predeterminado, fijo y lineal, a uno mucho más abierto, flexible, holístico y ecológico que exige de todos una transformación fundamental de nuestros pensamientos, de nuestras percepciones y de

330

ALCALDE, Jorge. Ob. Cit. 331

Ibídem. 332

Ibídem. 333

CARDONA LONDOÑO, Antonio, y SEEK CHOUE, Young. Ob. Cit.

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nuestros valores. Este pensamiento del nuevo paradigma lleva consigo un cambio de la mentalidad occidental y consiguientemente una profunda modificación de la mayoría de las relaciones sociales, así como de las formas de organización. Un cambio que, como asegura el físico teórico Fritjof Capra, ―va mucho más allá de las medidas superficiales de reajustes económicos y políticos tomados en consideración por los dirigentes actuales‖.

El científico Joost Kuitenbrouwer sintetiza así lo que debe significar el nacimiento de esta nueva conciencia:

―Los descubrimientos de la teoría cuántica y de la relatividad, es decir, de la nueva física, que señalan que no hay objetividad y que somos nosotros mismos, por la calidad y modo de nuestra percepción, quienes generamos y creamos la realidad tal y como ella se desenvuelve, implican una ruptura epistemológica radical con la percepción mecanicista anterior. No podemos interpretar, entender el mundo, hablar del mundo, sin examinarnos, sin llegar a entendernos a nosotros mismos... Es esta conciencia la que nos obliga a examinar dentro de nosotros mismos las fuentes de la violencia y a descubrir estilos de vida cualitativamente distintos. Hay una creciente conciencia, independiente de posiciones políticas e ideológicas, de que existe una relación concreta existencial mutua entre nosotros, nuestras maneras de ser y la calidad del mundo en que vivimos”.

Julio César Carrión C.334, indagando sobre la genealogía del comportamiento criminal de los sicarios descarta la tesis determinista sicoanalítica que sostiene que las causas provienen de una disposición orgánica ancrestral, y se muestra en desacuerdo con en el discurso positivista de la adaptabilidad a unas normas conductuales. Su planteamiento precisa que una de las causas del comportamiento criminal es la educación autoritaria que genera condicionamiento educativo; las demás son la convicción ética y fe en la gran misión, la monotonía y el sadismo, y la sociedad civil contra el Estado totalitario. Buscando una salida a esta encrucijada propone un modelo de educación racional.

Señala que nos encontramos frente a un modelo educativo bajo el signo de la mentalidad autoritaria que educa para la minoría edad y para la renuncia al uso autónomo del propio entendimiento. En este sentido se educa para la disciplina y la sujeción al poder opresor, lo que contribuye a la formación de personas heterónomas y psicológicamente dependientes. A este condicionamiento educativo se suman algunas pautas conductuales, ampliamente difundidas y manipuladas por los medios de información y de publicidad. Ante las falsas expectativas y anhelos insatisfechos, los jóvenes se refugian en las falsas identidades de unos héroes fantásticos, hechos al tamaño de sus demandas de alienación psicológica y social; superhéroes que tienen, como los trabajadores en el capitalismo, sus identidades fragmentadas entre Supermán y Clark Kent, entre el Zorro y don Diego de la Vega, y entre Batman y Bruno Díaz, aparentando ser normales en la vida cotidiana para que así, al acercarnos a éstos, nos

334

CARRION C., Julio César. Ob. Cit.

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apropiemos de los valores que ellos proponen. Los personajes cinematográficos como ―Rambo‖ y ―Rocky‖ provocan proyecciones, ocultamiento tras falsas identidades entre una juventud sin esperanzas y sin utopías que anhela destacarse a como de lugar seducida por el poder y por la autoridad.

En cuanto a la convicción ética y fe en la gran misión, Carrión indica que los sicarios matan y aterrorizan orientados por el idealizado convencimiento en la eticidad de sus acciones en defensa de la patria, de la salvaguarda de la democracia, las instituciones y los valores tradiciones, para lo cual no importan los medios a que haya que recurrir con tal de lograr su fin: temor, crueldad, crímenes, sufrimiento y dolor.

Respecto a la monotonía y el sadismo afirma que la constante ansiedad ante una vida que sólo depara frustraciones, la monotonía cotidiana, la renuncia a la propia individualidad, la trivialización y estandarización de la cultura, produce en muchos hombres la proclividad al odio y la violencia, las tendencias agresivas y fanáticas, compensatorias de la impotencia y el hastío.

El último aspecto de Carrión (la sociedad civil enfrentada al Estado totalitario) revela que el Estado utiliza la barbarie, como herramienta de los gobiernos autoritarios y terroristas para silenciar a sus oponentes. En su concepto Colombia tiende a la ―fascistización‖, con una profunda crisis ideológica en el monopolio bipartidista y oligárquico que detenta y ha detentado el poder; crisis que se ha intentado superar con la represión y la violencia de aniquilamiento. Así, el Estado autoritario se considera como una especie de tutor omnisapiente e infalible, depositario de la razón universal y dispensador de la verdad y la justicia.

Ante esta preocupante realidad propone el modelo educativo kantiano para proclamar y viabilizar el uso público de la razón mediante la extensión de la ilustración, para poder manifestar abiertamente las ideas sobre las fallas y defectos de las actividades que desempeñamos y paralelamente proponer proyectos y utopías en torno de ellas. Reclama con urgencia promover una educación para la mayoría de edad y la ilustración, la cual tiene como premisa fundamental la libertad desde la más temprana infancia, libertad que debe afianzarse en el amor, en esa dependencia afectiva que es nutriente de la fantasía y de la creatividad. Corresponde a la educación –señala Carrión- la formación de ciudadanos para la vida democrática, la participación comunitaria, el ejercicio de la contradicción y el conflicto, pero fomentando el respeto por las diferencias.

La profundidad de los cambios globales que con tanta rapidez se suceden en la actualidad; la acumulación tecnológica basada en la intensidad del conocimiento; la automatización y robotización de la producción; la transnacionalización del comercio; la revolución de la informática, de la biotecnología y de las telecomunicaciones ponen de manifiesto que la historia de la humanidad ha entrado en una etapa sin precedentes y con imprevisibles repercusiones para las sociedades en el siglo XXI.

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Este nuevo escenario mundial que implica la pérdida del paradigma que presidía nuestro accionar hasta el momento, significa por lo mismo un espacio inédito que requiere de nuevas respuestas en todos los órdenes, político, económico, ecológico, cultural y muy en especial en el educativo.

A pesar que el aterrador tema de la violencia ha sido objeto de reflexión de violentólogos, científicos y hasta de la literatura colombiana, no se ha podido hallar una solución concreta a tan demencial y absurda realidad. Muchos escritores nacionales han escrito sobre la vieja y nueva violencia, con un sentido de denuncia o con la intención de analizar los hechos sociales colombianos. Han narrado y descrito la violencia partidista, en contra de los campesinos y las consecuencias letales del fenómeno guerrillero, además de otros tópicos violentos. Algunos autores han explorado el dolor del hombre ante la tortura y la humillación. En la narrativa de Policarpo Varón, por ejemplo, se presentan desgarradoras escenas de violencia, muerte y soledad, especialmente en sus obras El Festín y El Falso Sueño. Enrique Posada, en su obra Los Guerrilleros Bajan a la Ciudad, plantea el acoso de la violencia, el crimen y las luchas que demuelen a una sociedad conflictiva. Muchas de las novelas del reconocido Gustavo Álvarez Gardeazábal presenten crudos temas de violencia, lucha universitaria, conflictos familiares, gamonalismo y dominación patriarcal y capitalista. Para estremecernos con tan oprobiosa y degradante realidad podemos leer Cóndores no Entierran Todos los Días, El Titiritero y El Bazar de los Idiotas. La novela Estaba la Pájara Pinta Sentada en su Verde Limón, de Alba Lucía Ángel, es un diálogo a voces con la violencia colombiana desde el plano burgués. El nombre de obras y autores sobre violencia en Colombia es extenso. Además de los anteriores, es procedente citar a Eduardo Caballero Calderón, Germán Santamaría, Germán Castro Caicedo, Gabriel García Márquez, Arturo Alape, Manuel Mejía Vallejo, entre otros, quienes han dedicado muchas de las páginas de sus novelas y ensayos al tema que nos ocupa. La narrativa colombiana relata la violencia en novelas ampliamente conocidas como El Cadáver del Cid, La Ciudad y el Viento, El Campo y el Fuego, Sangre, La Sombra del Sayón, Sangre Campesina, Carretera al Mar, Zarpazo, Siervo sin Tierra, Viento Seco, El Indomable, Una Semana de Miedo, El Monstruo, Marea de Ratas, Los Cuervos Tienen Hambre, El 9 de Abril, Cadenas de Violencia, Cristianismo sin Alma, Lo que el Cielo no Perdona, Las Balas de la Ley, Cada Voz Lleva su Angustia, Un Hueco en el Aire, Un Campesino sin Regreso, Monjas y Bandoleros, Los Días del Terror, El Día Octavo, La Ratonera, El Día Señalado, Horizontes Cerrados, El Exilado, Tierra sin Dios, El Día del Odio, El Monstruo, Tierra Asolada, Las Bestias de Agosto, Mi Capitán Fabián Sicachá, El Cadáver, Quién Dijo Miedo, Después Empezará la Madrugada, Guerrilleros Buenos Días, A la Orilla de la Sangre, Detrás del Rostro... No obstante toda esta literatura real, testimonial, comprometida, de denuncia, de ficción y hasta fantástica, tantas veces motivo de análisis y reflexión en el bachillerato y en la universidad, no nos hemos sensibilizado y conmovido ante tan desgarradora problemática. La violencia "es la preocupación que a todos los autores estremece y sobre la cual giran, muchas veces sin salida, los discursos", precisa el aludido Molano Bravo, y

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advierte que no hay salidas fáciles al problema de la violencia: "Quizás ésta sea la firme verdad que los colombianos debemos afrontar". Si el trabajo de los estudiosos de la violencia (violentólogos, psiquiatras, médicos forenses, sociólogos, psicólogos, antropólogos, filósofos, autoridades y escritores) no logran sensibilizarnos y comprometernos en la búsqueda de soluciones, ¿entonces qué hacemos? Jorge Alcalde335 recomienda los siguientes aspectos para educar en paz. 1. Todos los niños deben sentir que las relaciones de afecto hacia ellos son sinceras y estables. 2. Los educadores, los padres y los tutores deben supervisar conjuntamente cuantos detalles puedan influir en el desarrollo del menor. 3. La paz y el rechazo a la violencia se enseñan con el ejemplo. 4. Hay que cuidar al extremo los castigos que se imponen al menor. La excesiva dureza crea comportamientos agresivos. 5. Las normas de disciplina deben ser consistentes, coherentes y universales para todos los miembros de la familia. 6. Trate de estar presente siempre que su hijo contemple escenas de violencia en el cine o en la televisión. 7. Evite que su hijo contemple escenas violentas o escabrosas en la vida real. 8. Es importante que los niños aprendan a impedir ser víctimas de la violencia y no se conviertan en perfiles de riesgo. 9. Enseñar a los pequeños a defenderse con firmeza y valentía, pero sin violencia, de las agresiones y de las presiones.

Si el Estado no se compromete con un diagnóstico y estudio serio de la preocupante problemática ocasionada por los agentes generadores de conflictos, violencia y otras consecuencias negativas en los órdenes político, económico y social, para el diseño de políticas concretas, coherentes y aterrizadas que consulten la realidad que se vive en Colombia y permitan una pronta y eficaz solución, se vislumbra un futuro totalmente aciago e incierto, porque tal como evolucionan las cosas, inexorablemente la delincuencia, la guerrilla, el narcotráfico y los paramilitares, cual Hidra de Lerna, amenazan con destruirnos con sus múltiples cabezas. La llamada ―Sociedad Civil‖ también debe estar profundamente comprometida en la búsqueda de soluciones a la violencia, pues no puede estarse lamentando cada vez que ocurre una tropelía, arguyendo que ella es ajena al conflicto. Todos, de una u otra manera, formamos parte del conflicto y de su solución. ¿Acaso no generamos violencia intrafamiliar? Además de maltratar físicamente a los hijos (―echarles correa‖) y golpear de ―vez en cuando‖ a la esposa o esposo, mentimos, engañamos, somos desleales, damos malos ejemplos, somos ―chismosos‖… Eso también es violencia. Somos insolidarios con los vecinos y otros miembros de la comunidad. Eso también es otra forma de violencia.

335

ALCALDE, Jorge. Ob. Cit.

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137

Quienes arriendan viviendas y colocan oprobiosos avisos o letreros como ―Se arrienda pieza sin niños”, “Se arrienda habitación sin niños”, “Se arrienda apartamento sin niños” o “Se arrienda casa sin niños‖ son generadores de violencia. ¿Acaso las familias no están compuestas de niños? ¿Las parejas que tienen niños no tienen derecho a vivir en una vivienda? ¿Qué hacemos con los niños, señores arrendadores? Toda esta intolerancia por parte de los dueños de las viviendas es una forma de violencia. Después no se lamenten porqué hay violencia o no digan irresponsablemente que ellos son ―ajenos al conflicto‖. Los educadores que no cumplen con su función por su frecuente participación en paros o cese de actividades, manifestaciones y protestas, muchas de ellas sin una contundente justificación. Eso también es otra forma soterrada, velada y sutil de violencia. Gastarnos el dinero en borracheras y vicios en lugar de comprarles los útiles escolares a nuestros hijos es otra forma de violencia. ―Echar‖ a las mujeres embarazadas de los trabajos y de los colegios es otra forma de violencia. Cuando tratamos de ―tumbar‖ a quienes creemos más ―pendejos‖, estamos generando violencia. Y así muchas otras situaciones cotidianas en que generamos diversos tipos sutiles de violencia. ¿Entonces de qué nos quejamos? Todos somos parte del conflicto, así tratemos de eludir nuestras responsabilidades. Nos cuesta reconocerlo, pero es cierto. Solamente cuando seamos conscientes de nuestra dimensión de afrontamiento, podremos aceptar que no somos ajenos al conflicto. A pesar de que el Estado use la Sociedad Civil para legitimarse; la guerrilla para reivindicarse; los pacifistas para neutralizar a sus oponentes; y los medios de información como sinónimo del sustantivo pueblo; así no exista un concepto unánime en la definición de qué es la Sociedad Civil y quiénes la representen, ella debe estar vinculada a la búsqueda de salidas a la problemática de violencia. Esta bizantina discusión sobre la Sociedad Civil, generalmente propiciada por los medios de información, debe trasladarse al campo de la praxis, de la acción, pues si ésta la conformamos los ciudadanos, como personas estamos en el deber de diseñar mecanismos que nos permitan convivir armónicamente y pacíficamente. Es imperativo terminar con la violencia, porque si matamos al hombre, ¿con quién vamos a vivir? A continuación inserto un artículo periodístico sobre un análisis de la guerra en Colombia: ―¿CUÁNDO EMPEZÓ LA GUERRA?

Tarde o temprano las guerras se acaban. Pero el debate sobre sus causas y consecuencias puede

durar décadas. Setenta años después de terminada la II Guerra Mundial todavía hay

controversia sobre si eran necesarios el bombardeo a Dresde, o la bomba de Hiroshima; o sobre

el silencio de las mujeres violadas por los Aliados en un Berlín desolado y derrotado.

En Colombia se ha escrito mucho sobre La Violencia, y sobre el conflicto contemporáneo hay ya

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cientos de relatos escalofriantes y estudios serísimos. Hace dos años, por ejemplo, el Grupo de

Memoria Histórica publicó el ¡Basta ya!, posiblemente el más exhaustivo informe sobre la

degradación de la guerra en Colombia. Esta semana se conoció un nuevo documento elaborado

por 12 reconocidos intelectuales del país que conforman la Comisión de Historia del Conflicto y

sus Víctimas, cuyas reflexiones incidirán directamente en la Mesa de Conversaciones de La

Habana.

Esta comisión nació luego de un intenso forcejeo entre las Farc y los delegados del gobierno en

Cuba. Desde comienzos de 2013, la guerrilla había solicitado que se creara un mecanismo de

esclarecimiento sobre las raíces del conflicto, pues consideraba que las versiones de la historia

que circulan en libros y periódicos es injusta con ellos.

Luego de muchas rondas se acordó que esta comisión sería un grupo de apoyo para la discusión

de los temas de víctimas y justicia, y que de ninguna manera tendría el alcance de una comisión

de la verdad, dado que este tipo de mecanismo está pensado para el futuro, y debe incluir,

obligatoriamente, la voz de las víctimas.

También se definió que la comisión recogería muchas visiones, sin pretender convertirlas en una

historia oficial del conflicto. Se nombraron dos relatores de gran renombre para que hicieran la

síntesis: Eduardo Pizarro, actual embajador en los Países Bajos; y el profesor Víctor Manuel

Moncayo, exrector de la Universidad Nacional. Las visiones sobre el conflicto resultaron tan

diferentes, que los relatores entregaron cada uno su propio resumen. No obstante hay puntos de

coincidencia.

La tierra sí es problema

Todos coinciden en que los conflictos agrarios que no se han resuelto están en el alma del

conflicto. Las posiciones van desde la del reconocido investigador Darío Fajardo, quien dice que

la estructura de gran propiedad agraria ha sido el telón de fondo de más de medio siglo de

guerra, hasta la del escritor francés Daniel Pécaut que cree que los conflictos agrarios se han

transformado en estos años, y que difieren según la región. A diferencia de lo que ha dicho el

profesor británico James Robinson en recientes artículos en El Espectador, que han levantado

polvareda entre la academia, la tierra resulta ser para los colombianos un tema crucial para la

paz.

El segundo punto de coincidencia es el carácter político del conflicto y la guerrilla, aunque

también hay matices. Mientras el sacerdote jesuita Javier Giraldo ve en la insurgencia la

respuesta natural a un Estado opresor; el investigador Gustavo Duncan, autor de libros como

Los Señores de la Guerra, encuentra que la guerrilla, si bien tiene un origen político, ha tenido

mutaciones y se ha vinculado a empresas criminales como el narcotráfico y el secuestro.

El tercer punto común es que el narcotráfico tuvo una gran incidencia en la prolongación y

degradación de la guerra. Algunos como el decano de Ciencia Política de la Universidad Eafit,

Jorge Giraldo, pone mayor énfasis en la vinculación de las Farc con la economía cocalera

mientras otros, como Jairo Estrada, ponen el acento en la macabra alianza de Estado y

narcoparamilitares.

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139

Un cuarto punto de coincidencia es que el posconflicto es clave, y que justamente el trabajo de

estos intelectuales debe servir para iluminar la implementación de los acuerdos. Es decir,

identificar las reformas que el país necesita.

¿Cómo diablos empezó todo?

Hay guerras en las que el principio es nítido. Un florero roto desató la guerra de Independencia,

un tiro en Sarajevo marcó el inicio de la Gran Guerra, y el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán

desencadenó La Violencia. Pero en el conflicto actual no hay florero ni primer disparo. Por eso

es tan difícil decir cuándo y dónde empezó. Las interpretaciones van desde quienes creen que la

guerra surgió como consecuencia del sistema capitalista hasta quienes aseguran que no tiene

una sola causa, sino muchas.

Según Moncayo, el orden capitalista engendra conflictos sociales que en el caso colombiano

adquirieron la forma de la insurgencia. Dadas las injusticias causadas por el sistema, el

surgimiento de las guerrillas era inevitable. Esta visión, según Eduardo Pizarro, puede llevar a

un callejón sin salida. Si el capitalismo lleva por dentro la semilla de la guerra, entonces la paz

requiere acabar con el sistema, y eso no está en discusión en La Habana.

Otro grupo de intelectuales plantea que hay “fallas geológicas” en el Estado colombiano: la

debilidad institucional, la precaria y a veces traumática presencia del Estado en el territorio; la

desigualdad social; el problema agrario; la cultura sectaria que se ha expresado en la adhesión

partidista antes que a un proyecto de Nación; la combinación de armas y urnas; y la

privatización de la seguridad y la justicia; pero que a ninguna de ellas se le puede atribuir una

causa directa ni única del conflicto.

En pocas palabras, mientras para unos el problema es el sistema, y por eso se requiere una

revolución para que haya paz verdadera, para otros el problema son las instituciones y, por

tanto, los males del país se pueden atacar con reformas. Hay que aclarar que aunque hay

diferencias sobre el origen de la guerra hay consenso en que debe terminarse. De hecho, muchos

señalan que esta ha resultado inútil, pues ha agravado la desigualdad, la concentración de la

tierra y la injusticia.

El año cero

Sobre el año cero del comienzo del conflicto tampoco hay acuerdo. Hay quienes dicen que nació

en los años treinta, cuando la fiebre capitalista llegó al país, surgieron sindicatos y movimientos

de izquierda, y se frustró la Revolución en Marcha de Alfonso López Pumarejo. Es en esa

década, según el profesor Sergio de Zubiría, cuando se traza el boceto del país del siglo XX. Al

otro extremo están quienes como Jorge Giraldo piensan que la guerra contemporánea es de los

años ochenta, con la irrupción del narcotráfico. Y quienes están en una posición intermedia, que

encuentran esta guerra como una continuidad de La Violencia, azuzada por la Guerra Fría y las

exclusiones del Frente Nacional, como Alfredo Molano.

Estas especulaciones tan abstractas y filosóficas tienen relación directa con asuntos prácticos

que debe resolver la Mesa de Conversaciones de La Habana. Por ejemplo, desde cuándo se debe

reparar a las víctimas. La Ley de Víctimas tomó como año 1985 para reparaciones

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administrativas, y 1993 para restitución de tierras. Si se impone la idea de que el conflicto

comenzó en los años treinta, habría que reparar a casi todo el país. Lo mismo ocurre con la

justicia. Una cosa es juzgar los grandes crímenes de los ochenta para acá, o pensar que para

que haya paz hay que resolver hasta el crimen de Jorge Eliécer Gaitán. Ese sería otro callejón

sin salida. Y en términos de una futura Comisión de la Verdad, pensar que se puede reescribir la

historia no de tres décadas sino de un siglo es llevar al fracaso ese esfuerzo antes de que nazca.

Esas son las consecuencias terrenales de estas disertaciones que muchos califican a la ligera

como caprichos de las Farc.

Revisando la historia

Una de las mayores controversias que hay en el informe es sobre el Frente Nacional. Mientras

para algunos este fue un pacto de elites, excluyente, que al repartirse el poder entre dos partidos

alimentó a las guerrillas, otro grupo de intelectuales ha empezado a ver ciertas virtudes

escondidas en este periodo. Por un lado el éxito que tuvo en su tarea de pacificar al país, pues

fue la época con menor tasa de homicidios; por otra parte los intentos de reformas agraria y

educativa, que cambiaron al país la cara de parroquia que tenía y pusieron las bases de la

modernización. Varios, sin embargo, coinciden en que este pacto tuvo efectos nefastos: el estado

de sitio y el haber pasado de un país divido entre liberales y conservadores, a uno con la lógica

anticomunista de la Guerra Fría. También, que a la coalición liberal-conservadora se le deben

el clientelismo y la abstención.

Valga la pena decir que hay por lo menos dos ponencias que ponen el acento en cierto tipo de

conspiración internacional. La de Renán Vega que culpa a Estados Unidos del nacimiento y

prolongación del conflicto, y la de Vicente Torrijos que cree que el surgimiento de las guerrillas

se debió a la expansión del comunismo internacional y la revolución cubana. Ambos tienen

argumentos a su favor. Nadie puede negar que Colombia ha sido excesivamente apegada a las

doctrinas de Estados Unidos, y tampoco se puede desconocer la influencia que tuvo la Guerra

Fría en el conflicto. Pero ambas se quedan cortas para explicar por qué el conflicto siguió a

pesar de que el comunismo se vino al piso, o en medio de un mundo globalizado, donde ya no

existe una dependencia de un solo país.

La prolongación

El narcotráfico es a todas voces el principal culpable de que esta guerra haya durado tantos

años. Primero, porque el narco permeó la política y las instituciones, como lo demuestran el

proceso 8.000 y la parapolítica, y debilitó su legitimidad. Segundo, porque acentuó la ausencia

del Estado en zonas de disputa de grupos armados, o su presencia solo fue represiva, como

ocurrió con el Plan Colombia. Tercero, porque con la plata de la cocaína se financiaron tanto

guerrilla como paramilitares.

Este punto es crítico, pues aunque el tema de las drogas ya fue discutido y acordado en La

Habana, su implementación no depende solo de la buena voluntad de las partes. Ni siquiera de

que las Farc se alejen del negocio y de que el gobierno deje de fumigar. El narcotráfico es un

crimen transnacional, en el que Colombia tiene un porcentaje significativo, experiencia, y

aunque suene irónico, una tecnología apropiada en esta materia. Basta ver los semisumergibles

que pululan en la costa Pacífica hechos de manera casera. Si este es el mayor motor de reciclaje

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de la violencia, el país tiene un serio problema para garantizar que el posconflicto funcione de

verdad.

Pero no solo de coca vive la guerra. Para un grupo importante de estos analistas, el conflicto

duró más allá incluso de la Guerra Fría, por las políticas neoliberales que se aplicaron en la

década del noventa y que dejaron el campo a la deriva, lo cual incentivó que los más marginados

del país se fueran a sembrar coca, y se lanzaran en brazos del crimen organizado para ganarse

la vida. En todo caso queda claro que los campesinos pobres han sido la carne de cañón de

todos los grupos, fueran de derecha o de izquierda. Algunos analistas destacan que la guerra les

arrebató la ciudadanía, que han sido los mayores protagonistas de este conflicto.

El otro problema que todos señalan es la precariedad del Estado y las instituciones para

garantizar el pluralismo, evitar exterminios como el que vivió la Unión Patriótica, hacer justicia,

y garantizar una democracia en las regiones donde las instituciones y el Estado fueron

capturados por los paramilitares.

¿Quién tuvo la culpa?

Más que señalar responsables, los académicos resaltan las terribles consecuencias de esta larga

guerra. El número de víctimas es de magnitud bíblica: casi 7 millones de personas, en una

cuenta que no deja de crecer, y que es una verdadera catástrofe.

La democracia sufrió también pérdidas enormes. Miles de líderes fueron asesinados y eso tiene

un costo alto, y aún no calculado, para el país; y la combinación de armas y urnas se convirtió

en un mal generalizado. La falta de confianza de la gente en el Estado y entre las propias

comunidades ha hecho que muchos definan a la democracia colombiana como un orangután con

sacoleva. Un país atrapado en una guerra inútil que, como señala Pécaut, no hizo más que

perpetuar y profundizar la desigualdad.

Finalmente, la otra herencia con la que tendrá que lidiar Colombia en adelante es un crimen

organizado que aprovecha la debilidad del Estado, y que ha ganado experiencia y conocimiento

en todas las formas de violencia. Y que puede ser la semilla de la próxima guerra, si no se hacen

bien las cosas.

¿Esto tiene arreglo?

Cuentan que el martes pasado, cuando cada uno de los 14 intelectuales expuso ante la Mesa de

Conversaciones de La Habana sus tesis sobre el conflicto, varios de ellos hablaron emocionados

sobre lo que ese evento les significaba. Para casi todos, el país está frente a la oportunidad de

empezar a resolver los grandes problemas que han hecho tan doloroso este conflicto.

Tienen claro que la paz no se consigue con la dejación de armas por parte de la guerrilla. Más

bien que el acuerdo de paz es una oportunidad para enderezar el rumbo del país. De atacar las

„fallas geológicas‟ sobre las que se ha cimentado el Estado.

Quizás es pedirle demasiado a un acuerdo de paz. Hasta podría ser un riesgo creer que el

posconflicto puede subsanar los males acumulados de un país y casi un siglo. Pero que una mesa

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de negociaciones entre enemigos acérrimos, que se han matado por décadas, intente mirar el

pasado de manera crítica y conjunta, debe servir para algo.

No será fácil. Si alguna lección deja esta Comisión, es que Colombia es un país tan fragmentado

que ni siquiera existe acuerdo en algo tan básico como dónde comenzó esta guerra o quién fue

responsable de cada atrocidad. El país tendrá que lidiar por años, quizás por siempre, con esa

diversidad de opiniones que a veces llega a ser polarización y hasta sectarismo. Pero sin armas.

De eso se trata el proceso de paz de La Habana.

***

“Esta guerra es arcaica, inútil, costosa y sin futuro” Eduardo Pizarro, investigador, exdirector de la Comisión Nacional de Reparación y

Reconciliación, y actual embajador de Colombia en los Países Bajos. Relator de la Comisión de

Historia del Conflicto y sus Víctimas.

La Comisión demostró que puede haber un diálogo civilizado en medio de las diferencias.

Más allá de un ejercicio académico, ¿para qué le sirve al proceso de paz una reconstrucción de

la historia del conflicto?

Que 12 académicos de diversos horizontes intelectuales y políticos le demuestran al país que es

posible el diálogo civilizado, que es necesario y útil escuchar y entender los argumentos y las

razones del „otro‟, en un clima de descalificaciones e insultos, es un ejemplo. En segundo lugar,

es importante que se inicie el debate en torno a: ¿qué pasó? ¿Por qué pasó? ¿Quién fue

responsable?, y ¿Cómo evitar que se repitan estos hechos en el futuro? Responder estas

preguntas nos va a permitir construir un relato común, para pasar definitivamente estas páginas

de dolor.

¿Por qué no lograron ponerse de acuerdo los dos relatores?

Obviamente tenemos, por nuestras respectivas formaciones académicas, enfoques y metodologías

distintas. Víctor Manuel Moncayo tiene una mirada fundada en procesos globales del desarrollo

económico y social, mientras que yo privilegio el análisis de las dinámicas sociales y las

estrategias de los actores. Una vez comprobamos que eran enfoques distintos, nos pareció sano

reforzar con dos relatorías el carácter ya múltiple y plural de los doce ensayos presentados.

Iván Márquez dijo en Twitter que se debe lograr un relato común sobre lo que ocurrió en el

conflicto, ¿es eso posible?

En esta etapa deberíamos hacer mayores esfuerzos en construir consensos sobre los factores que

están incidiendo en la prolongación del conflicto armado y en los mecanismos para superarlo.

En algún momento adecuado en los próximos años, podemos pensar en una Comisión de la

Verdad.

¿Allana esta Comisión el camino de un mecanismo de Verdad?

Los resultados de esta Comisión pueden servir de insumo para esa eventual Comisión de la

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Verdad en un futuro. Pero, obviamente, no era ni mucho menos una comisión de ese tipo.

¿Cuáles son las ideas expresadas en los 12 ensayos que más le interesaron?

Lo que me pareció más importante fueron las reflexiones en torno a los factores que han incidido

en la prolongación del conflicto armado. Mientras buena parte de América Latina se ha pintado

de rojo por las vías democráticas y antiguos guerrilleros dirigen sus naciones, nosotros nos

seguimos matando en una guerra arcaica, inútil, costosa y sin futuro.

***

“El conflicto tiene un trasfondo social y político” Víctor Manuel Moncayo, profesor emérito y exrector de la Universidad Nacional. Relator de la

Comisión de Historia del Conflicto y sus Víctimas.

No se puede tener una lectura única y simplista de la realidad.

Más allá de un ejercicio académico ¿para qué le sirve al proceso de paz una reconstrucción de

la historia del conflicto?

El conflicto es una realidad social y política que exige conocerla para poder superarla. Su

terminación no depende solo de un simple acuerdo de voluntades, sino que demanda entenderlo

para enfrentar los factores que lo han determinado.

¿Por qué no lograron ponerse de acuerdo los dos relatores?

No se trata de un desacuerdo sino de aproximaciones al mismo conflicto desde perspectivas

teórico-políticas distintas, que reconocen su complejidad. La densidad de esa realidad no

permite una lectura única ni simplista. La pluralidad es un escenario útil para las decisiones y

acuerdos que deben adoptarse.

Iván Márquez dijo en Twitter que se debe lograr un relato común sobre lo que ocurrió en el

conflicto, ¿es eso posible?

Lo entiendo como un llamado a las partes para que, a partir de los resultados de la Comisión,

acuerden soluciones que respondan a entendimientos relativamente comunes. Los acuerdos

implican compartir criterios sobre la realidad que ha generado el conflicto. Lo ya avanzado en

la agenda así lo demuestra y los puntos pendientes también demandan esa comunidad de

comprensión.

¿Allana esta comisión el camino de un mecanismo de Verdad?

Los múltiples ensayos que conforman el informe abren senderos hacia la verdad. Esta no reside

en los hechos recolectados, analizados y sistematizados, ni en las construcciones formales

propias de las decisiones judiciales, sino en una comprensión integral y coherente de todos los

factores y acontecimientos de nuestra historia más que centenaria.

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¿Cuáles son las ideas expresadas en los 12 ensayos que más le interesaron?

Quizás lo principal es que, al lado de la explicación de la violencia como problema subjetivo,

como el efecto de las conductas de individuos o grupos, se ha revelado que existe un trasfondo

social y político, derivado del orden vigente, que compromete en términos de responsabilidad

múltiples dimensiones de nuestra sociedad”336

.

CONCLUSIÓN Las diversas motivaciones criminales, en un alto porcentaje, tienen como origen el poder político y económico. Quien tiene el poder político busca también el poder económico y quien tiene el poder económico, asimismo, lucha por el poder político; el uno no quiere estar sin el otro, los dos procuran estar juntos. Y para obtenerlo –tarea nada fácil, por cierto- se procede legal o ilegalmente, moral o amoralmente, ética o antiéticamente. El ser humano, generalmente, busca estos poderes, estén donde estén y cueste lo que cueste. Esto se ha ahecho siempre y se seguirá haciendo, teniendo en cuenta que la persona es un ser de posibilidades y aspiraciones, permanentemente insatisfecho. Su ansia insaciable de poder sólo culmina con su muerte. El poder político y económico es muy poco, y muchos son los que lo quieren; los que lo tienen lo conservan con la violencia y los que lo quieren lo buscan a través de procedimientos violentos. Violencia en la búsqueda del poder y violencia para conservarlo. La lucha es de todos contra todos. Esa ha sido la dinámica histórica. ¿Cuánta sangre no ha sido derramada por la avidez de poder político y económico. A veces se lucha primero por el poder político y a veces se lucha primero por el poder económico y luego por el poder político. Con el poder político se gobierna, y con el poder económico se manipula. Con los poderes se cometen tropelías y vejámenes. Tenemos ejemplos: Hamurabi, Alejandro Magno, Solimán el Magnífico, Atila, Hengis Khan, Napoleón, Hitler, Stalin, Ayatolas, Mao y otros ―personajes‖, que bajo su máscara de ―gobernantes‖ se escondían crueles tiranos. Y qué decir del poder de la Iglesia… En Colombia, desde la llegada de los ―conquistadores‖, la violencia empezó por el poder económico, luego se fue consolidando con la búsqueda del poder político y religioso. Los nativos fueron conquistados con violencia y éstos se revelaron con violencia. Posteriormente, los amos sometieron a sus siervos con violencia y éstos se resistieron con violencia. Después, quienes accedieron al poder lo hicieron con el poder económico mediante la violencia de diferente tipo, y quienes no lo consiguieron lucharon por él mediante la violencia y el poder económico. De ahí en adelante, emparentados el poder político, religioso y económico, lo han defendido con violencia de cualquier calaña.

336

REVISTA SEMANA. 16/FEB/15 http://www.semana.com/nacion/articulo/cuando-empezo-esta-guerra/417890-3

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Los aborígenes se resistieron con violencia y los criollos buscaron el poder con violencia; los guerrilleros, con el ánimo de acceder al poder de la clase dominante, han procedido con violencia; los partidos políticos, con el propósito de conservar el poder político y económico, han procedido mediante diversas formas de violencia; los ―paramilitares‖ para eliminar la guerrilla y proteger su poder económico han procedido con horrenda crueldad… Las relaciones familiares y sociales, conflictivas por naturaleza, se han movido en la dinámica de la violencia. Violencia por aquí, violencia por allí, violencia por todas partes. ¿Qué hacer? ―¡He ahí la cuestión!‖ Para terminar me permito dejar como reflexión la siguiente columna de opinión de Andrés Mejía, titulado “El abismo ético en Colombia”:

―El abismo ético de Colombia En varias columnas he expuesto que gran parte de los problemas colombianos tienen raíz (no única pero principal), en una grave crisis cultural a la cual sería más correcto llamar crisis ética. He discutido esto con muchos amigos, particularmente con quienes piensan que no es así, y creen que nuestros problemas se deben al mal gobierno o al mal diseño de las normas. Yo creo, por el contrario, que el mal gobierno tiene raíz en nuestra crisis ética y que las cosas no se solucionan con cambios de normas. No soy al respecto fatalista: creo que sí hay salida de este abismo. Pero podría decirse que soy pesimista en cuanto percibo que los problemas éticos de la nación colombiana van creciendo. El abismo ético colombiano es muy amplio y tiene muchas dimensiones. Creo, a pesar de esto, que hay un aspecto que tal vez sea el núcleo de la cuestión: consiste en que, en Colombia, la población en general (ojo: no digo los políticos, ni los mafiosos) no tiene un concepto de lo público y ese concepto es el mínimo requisito para que una sociedad pueda tener éxito y prosperar. Y digo tener éxito como comunidad. ¿Qué es el sentido de lo público? Muy simple: es entender que vivimos juntos en un espacio físico y social común, y que por lo tanto tenemos unos objetivos comunes mínimos: nuestra convivencia, nuestra prosperidad, la paz, etc. Significa también que lo que hagamos por el logro de los objetivos individuales de cada uno tiene que ser respetuoso de ese espacio común. No es que lo individual sea eclipsado por lo colectivo: es simplemente que lo individual debe ajustarse a un marco de referencia amplio que es la vida en común. Los colombianos carecemos casi totalmente de ese sentido, que como digo, es el pilar mínimo de una comunidad, y naturalmente de una República. Vivimos, por el contrario,

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en una frenética carrera en pos de microganancias individuales de corto plazo. Esto, con el tiempo, destruye lo que haya de una comunidad. Piensen, por ejemplo, en el conductor que ve a un peatón que quiere pasar la calle. El conductor civilizado se detiene y permite al peatón pasar. Lo hace porque sabe que, aun cuando eso demore su ruta unos segundos, contribuye a cultivar un espacio común donde todos tienen cabida y tienen derechos. Y él mismo, cuando es peatón, se beneficiará de esto. El conductor colombiano prefiere acelerar‖337.

LUIS ANGEL RIOS PEREA 2013

Colofón

Este libro se empezó a escribir en 2000 y se terminó en 2013. Durante ese período, la violencia, en lugar de disminuir, se incrementó.

337

http://www.vanguardia.com/opinion/columnistas/andres-mejia/236226-el-abismo-etico-de-colombia.