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LA VOZ DE LA
ESCRITURA
WILLIAM SOTO SANTIAGO
Domingo, 29-08-1993 Monterrey, México
Este mensaje predicado por nuestro amado
hermano William Soto Santiago,
Es distribuido gratuitamente.
“Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye
diga: Ven. Y el que tiene sed venga; y el que
quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.”
Apocalipsis 22:17
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guarde, y hasta la 1:00 de la tarde, Dios mediante, para seguir
escuchando la Voz de la Escritura. Con nosotros por aquí Miguel
Bermúdez Marín para continuar nuestra parte, y continuar
hablándole a ustedes y a todos los que están a través de la línea
telefónica.
No terminen la conexión telefónica hasta que Miguel no
termine la parte de él, porque él tiene algo importante para decirle
a todos los países que están a través de la línea telefónica.
Así que Julio, allá en Puerto Rico, que Dios te bendiga, no
quites la conexión telefónica todavía, hasta que Miguel no
termine de hablar. Con nosotros por aquí Miguel Bermúdez
Marín, y que Dios les continúe bendiciendo a todos con la Voz de
la Escritura hablándonos en este tiempo final.
LA VOZ DE LA ESCRITURA
Por William Soto Santiago
Domingo, 29 de agosto de 1993
Monterrey, México
Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes aquí
en Monterrey, y también cada uno de ustedes en los diferentes
lugares de la República mexicana, y también cada uno de ustedes
allá en Cayey, Puerto Rico, también en los diferentes lugares del
Caribe, y en los diferentes lugares de la América Latina, de
Norteamérica, del Canadá, y de cualquier otro lugar que esté a
través de la línea telefónica. Que las bendiciones de Dios en este
día sean sobre todos ustedes, y también sobre mí, y nos hable
directamente al corazón, y nos deje ver, entender, lo que El desea
que nosotros comprendamos en este día domingo.
Quiero leer una Escritura en el libro del Exodo, en el
capítulo 3, verso 1 al 14, y dice así:
“Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro,
sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y
llegó hasta Horeb, monte de Dios.
Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en
medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego,
y la zarza no se consumía.
Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande
visión, por qué causa la zarza no se quema.
Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio
de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.
Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque
el lugar en que tú estás, tierra santa es.
Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios
de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro,
porque tuvo miedo de mirar a Dios.
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Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo
que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores;
pues he conocido sus angustias,
y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y
sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra
que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del
amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo.
El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de
mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los
oprimen.
Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que
saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.
Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que
vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?
Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será
por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de
Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte.
Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de
Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a
vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les
responderé?
Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo:
Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.
Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel:
Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de
Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi
nombre para siempre; este es mi memorial por todos los siglos.
Ve, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Jehová, el Dios
de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me
apareció diciendo: En verdad os he visitado, y he visto lo que se
os hace en Egipto;
y he dicho: Yo os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra
del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del
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para ustedes, yo les digo: siembren abundantemente en esta obra
de la dispensación del Reino, siembren abundantemente en esta
etapa que está comenzando, y así cosecharemos abundantemente.
Quizás de momento no comprendan plenamente lo que eso
significa, pero cuando Dios le esté repartiendo los galardones,
entonces dirán: “¡Este galardón tan grande! ¿Por qué? Porque
sembraste abundantemente en el Reino de Dios,” porque nuestro
trabajo en el Señor no es en vano, recibirá su recompensa, su
galardón; aunque no estemos trabajando en el Reino de Dios por
recibir galardones, pero El los ha prometido para todos aquellos
que trabajan con amor divino en el Reino de Dios y tienen a Dios
como primero en sus corazones, y Su obra es lo primero para
ellos.
Vean ustedes, la Voz de la Escritura nos habla de estas
bendiciones, nos habla de todo este trabajo, nos habla de los
galardones también.
La Voz de la Escritura en nuestra edad y nuestra
dispensación nos habla de todo lo que Dios está haciendo, de
todas las bendiciones que El nos está dando y de las que nos dará
también más adelante.
Lo más hermoso, podemos ver, es escuchar la Voz de la
Escritura. Le pregunto a ustedes: ¿Ha escuchado usted alguna
voz, en alguna ocasión, que le prometa más bendiciones que las
que les promete la Voz de la Escritura? Porque esa es la Voz de
Dios, la Voz de nuestro Padre celestial, la Voz del Señor
Jesucristo, dándonos a conocer todas las bendiciones que El tiene
para nosotros, Sus hijos amados.
Bueno, adelante escuchando la Voz de la Escritura, y
poniendo por obra lo que la Voz de la Escritura nos dice a
nosotros para hacer en este tiempo final; porque es
bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de esta
profecía y las hacen, porque el tiempo está cerca.
Que Dios nos continúe bendiciendo a todos, que Dios nos
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nuestra dispensación. Que llueva sobre todas las naciones el
mensaje del Evangelio del Reino, que caiga como la lluvia, la
lluvia de la enseñanza del Evangelio del Reino, la lluvia de la
enseñanza de la Voz de la Escritura en este tiempo final.
Todos tienen la oportunidad, aquí en México, en la
República mexicana, ustedes allá en Puerto Rico, y todos en el
Caribe y toda la América Latina, y Norteamérica, de participar de
esta gran obra del Reino de Dios en la Dispensación del Reino y
Edad de la Piedra Angular.
Yo les digo: no pierdan esta oportunidad que Dios nos ha
dado de trabajar en Su obra en esta nueva etapa para extender el
mensaje; que les llegue a todos los grupos en voz e imagen, y
también alcance a otras personas; porque queremos la bendición
de Dios para todos los seres humanos, queremos que la Tierra sea
llena del conocimiento de Dios, del conocimiento de lo que Dios
está haciendo en nuestro tiempo, del conocimiento de la Voz de
la Escritura; y haciendo llegar la Voz de la Escritura a los seres
humanos es como ellos pueden ser llenos del conocimiento de
Dios. La promesa es: “Y toda la Tierra será llena del
conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.'' Así será
llena la Tierra del conocimiento de Dios. (Isaías 11:9). Así que el
Mensaje del Evangelio del Reino, miren ustedes, tiene promesas
de cubrir toda la Tierra.
Así que trabajemos en todo aquello que dé lugar a cubrir
toda la Tierra con el Mensaje del Evangelio del Reino, que es la
Voz de la Escritura, para que todos escuchen la Voz de la
Escritura.
El que siembra escasamente, escasamente cosechará; el que
siembra abundantemente, abundantemente cosechará. Yo les
recomiendo a ustedes, con amor divino, y con el deseo que yo
tengo siempre que ustedes reciban los galardones más grandes
que se van a recibir en la repartición de los galardones por el
Señor Jesucristo, por cuanto yo deseo los galardones más grandes
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jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel.
Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos de Israel, al rey de
Egipto, y le diréis: Jehová el Dios de los hebreos nos ha
encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora camino de tres
días por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a Jehová
nuestro Dios.
Mas yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir sino por mano
fuerte.
Pero yo extenderé mi mano, y heriré a Egipto con todas mis
maravillas que haré en él, y entonces os dejará ir (entonces os
dejará ir).
Y yo daré a este pueblo gracia en los ojos de los egipcios,
para que cuando salgáis, no vayáis con las manos vacías;
sino que pedirá cada mujer a su vecina y a su huéspeda
alhajas de plata, alhajas de oro, y vestidos, los cuales pondréis
sobre vuestros hijos y vuestras hijas; y despojaréis a Egipto.”
Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones y nos
permita entender: LA VOZ DE LA ESCRITURA.
¿Qué estaba Moisés escuchando cuando la Columna de
fuego estuvo hablándole en esta zarza ardiente? Moisés allí
estaba escuchando la Voz de la Escritura. La Voz de la Escritura
correspondiente para ser cumplida en ese tiempo.
Encontramos que Dios había dicho a Abraham en el Génesis,
en el capítulo 15, verso 12 en adelante:
“Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he
aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él.
Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu
descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será
oprimida cuatrocientos años.
Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y
después de esto saldrán con gran riqueza (saldrán con gran
riqueza).
Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena
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vejez.
Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha
llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.”
Ahora, Moisés cuando estuvo en el monte Sinaí escuchando
al Angel del Pacto hablándole en esa llama de fuego, allí Moisés
estaba escuchando la Voz de la Escritura prometida para aquel
tiempo para la liberación del pueblo hebreo al cumplirse ya los
cuatrocientos años.
Ya estaban cumplidos cuatrocientos años, ya iban por
cuatrocientos treinta años, aproximadamente, cuando el pueblo de
Israel salió de Egipto, allí se estaban cumpliendo cuatrocientos
treinta años; pero Dios le había dicho a Abraham que cumplidos
cuatrocientos años El libertaría al pueblo y juzgaría con mano
fuerte a la nación donde estaría ese pueblo esclavizado.
Ahora, Dios no le dijo a Abraham: “será el pueblo egipcio,”
Dios no le dijo a Abraham en donde estaría su descendencia, pero
le dijo lo que le pasaría a su descendencia, y le dijo también que
vendría un imperio o reino que tendría esclavizado al pueblo
hebreo.
Ahora, Dios dejó oculto ese misterio, porque ese misterio
tenía que ser abierto en el tiempo correspondiente. Cuando el
pueblo hebreo fue esclavizado, allí estaba cumpliéndose esa
etapa; y luego cuando llegó Moisés, llegó para Dios cumplir la
etapa de la liberación del pueblo hebreo.
Por esa causa la Columna de fuego, el Angel del Pacto, que
es Jesucristo en esa teofanía, en esa Columna de fuego,
encontramos que no le habló a Moisés de otra cosa, sino de la
Escritura correspondiente para ese tiempo; porque cuando viene
la Columna de fuego, Jesucristo en esa manifestación divina, en
esa teofanía, en Espíritu Santo, cuando viene en esa forma
glorificado, ¿qué viene hablando El? El viene hablando la
Palabra, la Escritura, que corresponde para ese tiempo.
El no puede estar hablando de otra cosa, sino de lo que
LA VOZ DE LA ESCRITURA 27
Bueno, que Dios nos continúe bendiciendo a todos, que Dios
nos guarde, y adelante escuchando la Voz de la Escritura en
nuestra edad y nuestra dispensación.
Con nosotros nuevamente Miguel Bermúdez Marín, y
estaremos nuevamente aquí a la 1:00 de la tarde, hora de México.
Y también Puerto Rico si quiere colocarse en línea telefónica, y
los demás países que quieran conectarse a través de la línea
telefónica, pueden hacerlo. Comenzaremos a la 1:00 el
devocional, para a la 1:30 pasar a nuestro hermano Bermúdez; y
así continuar escuchando una Voz, la Voz de la Escritura, la Voz
de la Escritura en este tiempo final.
Bueno, ya Miguel estuvo hablando también a ustedes acerca
de todo el trabajo allá en Puerto Rico, que se está llevando a
cabo, como también se estará instalando una antena para
transmitir a través de un satélite; y así que las congregaciones
cada domingo y cada viernes tengan la transmisión en voz e
imagen.
Luego también tendrán oportunidad otras personas que
tengan antenas parabólicas en los diferentes lugares de la
América Latina, del Caribe, de Norteamérica, del Canadá, de
Hawai, y de un sinnúmero de lugares más, los cuales también
podrán ver esas transmisiones vía satélite, y esperamos que sea de
ayuda para otras personas que no han escuchado todavía el
Mensaje final.
En esta labor todos tienen la oportunidad de trabajar, ya que
es una labor de nuestra edad y de nuestra dispensación, a la cual
todos nosotros podemos entrar y trabajar en ella; trabajar con
amor divino, porque amamos a Cristo y Su obra correspondiente
para nuestro tiempo; para que así, a través de vía satélite, la Voz
de la Escritura cubra la América Latina, el Caribe, Norteamérica,
Canadá, y todos los demás lugares donde esa señal llegue; y caiga
sobre todo el continente latinoamericano y otros lugares, como la
lluvia, la Palabra, la Voz de la Escritura, en nuestra edad y
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capitán que vino con su ejército. Luego el tercer capitán,
sabiendo todo lo que había pasado, se postró delante de Elías y
dijo: “Yo soy tu siervo, y los cincuenta soldados que vienen
conmigo son tus siervos también, y tengas delante de ti mi vida
en aprecio, y la vida de estos tus cincuenta siervos. Yo sé lo que
le ha sucedido a los que han venido delante de mí a buscarte;
ahora yo te ruego que vengas conmigo al rey.”
Los demás decían: “Date prisa y desciende porque el rey
quiere verte.” Era una orden lo que le estaban dando a Elías; y
Elías no recibía órdenes de nadie, sino de Dios; pero cuando vino
aquel capitán humilde y creyente, le dijo: “Yo te ruego, tu siervo
te ruega, que desciendas conmigo para ir donde el rey, porque él
quiere verte.” El Angel de Jehová le dijo: “Desciende con ese, ve
con él, no tengas temor.” Y Elías fue y le dijo al rey que iba a
morir, le dijo: “¿No hay profeta en Israel, que has mandado a otro
lugar a consultar a un dios extraño?” Le dijo: “De cierto morirás
de esa enfermedad que tú tienes, no te levantarás.”
Así que vean ustedes, es muy importante escuchar la Voz de
la Escritura; ahí están las bendiciones de Dios para todos
nosotros; y en la Voz de la Escritura están también los juicios
divinos que van a venir; pero ¿a cuántos les gustaría estar
escuchando los juicios divinos que van a venir? más bien nos
gusta escuchar las bendiciones divinas que van a venir sobre
nosotros; y cuando tocamos algo de los juicios divinos que van a
caer, decimos: “Eso no es para ustedes, eso es para los que no
están escuchando la Voz de la Escritura, para los que no creen a
la Voz de la Escritura.”
Pero nosotros creemos a la Voz de la Escritura, estamos
escuchando la Voz de la Escritura, y esa Voz de la Escritura se ha
hecho carne en nosotros, por lo tanto las bendiciones de Dios se
harán carne, se materializarán, en cada uno de nosotros; porque
hemos escuchado y hemos recibido en nuestros corazones la Voz
de la Escritura.
LA VOZ DE LA ESCRITURA 7
corresponde para ese tiempo; por esa causa cuando descendió y
habló con Moisés, le dijo así... Recuerden: en algunos lugares
dice... miren ustedes, aquí en el verso 2, dice:
“Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego
en medio de una zarza.”
Ahora, acá en el verso 7 de este mismo capítulo 3 del Exodo:
“Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo
que está en Egipto...”
Algunas personas podrían pensar: “¿Pero el Angel del Pacto
es una cosa, y Jehová es otra?” No. Es el mismo, Es el mismo
Dios, el mismo Creador de los cielos y de la tierra, manifestado
en esa teofanía, en esa Columna de fuego. Y dijo:
“Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y
he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus
angustias,
y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y
sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra
que fluye leche y miel (y comenzó a decir dónde estaba esa tierra,
dice:), a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del
ferezeo, del heveo y del jebuseo.
El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de
mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los
oprimen.”
Ahora vean para qué descendió la Columna de fuego: porque
había visto la opresión que le tenían al pueblo hebreo, la
esclavitud en la cual se encontraban; y había descendido para
librar al pueblo hebreo, para libertarlos, porque el clamor de los
hijos de Israel había llegado delante de Dios, habían orado y
habían clamado por esa liberación, y cuando lo hacían estaban
clamando de acuerdo a las promesas de Dios para ese tiempo; así
como cuando nosotros clamamos a Dios y pedimos la liberación,
pedimos la transformación de nuestros cuerpos, y el rapto,
estamos pidiendo de acuerdo a lo que Dios ha prometido para
8 WILLIAM SOTO SANTIAGO
este tiempo final.
Pero vean ustedes, para Dios realizar esa liberación que ellos
necesitaban, dice Dios aquí:
“Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que
saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.”
Siempre Dios hará cumplir lo que El ha prometido para cada
edad o para cada dispensación: Ha descendido, y luego ha
llamado a un hombre que El ha predestinado, ha elegido, ha
escogido desde antes de la fundación del mundo, y lo ha enviado
a vivir en ese tiempo, y lo ha enviado ya diseñado por Dios con
las dos conciencias juntas, para que pueda encontrarse con Dios y
oír de Dios en el tiempo señalado por Dios para Dios revelarse a
él y mostrarle Su programa correspondiente para ese tiempo.
Y cuando esa persona escucha a Dios en ese tiempo, está
escuchando la Voz de la Escritura que corresponde para ese
tiempo; porque Dios le habla de lo que corresponde para ese
tiempo, y le dice: “Ve, y haz esto así y así, y habla estas cosas”;
así le dijo Dios a Moisés, y le dijo: “Ve, yo pondré mi Palabra en
tu boca, y yo estaré contigo, y ellos te escucharán.”
El pueblo hebreo, el pueblo que iba a ser libertado, lo
escucharía; porque no puede ser libertado el pueblo a menos que
no escuche la Palabra que Dios pone en la boca de Su mensajero,
y esa Palabra es la Voz de la Escritura; ese mensajero le habla de
las promesas que Dios ha dado para ese tiempo, para Dios
cumplirlas en ese tiempo.
Ahora, vean ustedes, la Voz de la Escritura: eso era lo que
estaba escuchando Moisés; y envió a Moisés al pueblo hebreo
con ese Mensaje en el cual le daba a conocer que había llegado el
tiempo de la liberación del pueblo hebreo, y que Dios había
descendido para librarlos.
Cuando el pueblo hebreo estuvo escuchando a Moisés,
cuando los ancianos de Israel estuvieron escuchando a Moisés,
estaban escuchando la Voz de la Escritura; y cuando Dios dijo:
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me siguen,” la Voz de la Escritura. “Bienaventurados los que
oyen la Voz de Dios,” la Voz de la Escritura. Y eso es lo que
nosotros estamos escuchando en este tiempo final.
Que Dios nos continúe bendiciendo a todos, y que siga la
Voz de la Escritura hablándonos en nuestra edad y nuestra
dispensación; continúe hablándonos directamente en y a nuestro
corazón, y se materialicen en nosotros todas las bendiciones que
la Voz de la Escritura está hablándonos en este tiempo final, se
materialicen en nosotros.
“LA VOZ DE LA ESCRITURA.”
Muchas gracias por vuestra amable atención, amigos y
hermanos aquí presentes en Monterrey, México, y también cada
uno de ustedes en los diferentes lugares de la República
mexicana, y también cada uno de ustedes allá en Cayey, Puerto
Rico, y también en diferentes lugares en la República
Dominicana, y en otros lugares del Caribe, y también cada uno de
ustedes en los diferentes países de la América Latina, y también
en Norteamérica, en el Canadá, y en los diferentes lugares que no
haya mencionado (continentes o países), que estén escuchando en
esta mañana esta conferencia, o que luego la escuchen y la vean a
través de video; que las bendiciones de Dios sean sobre ustedes,
las bendiciones habladas en la Voz de la Escritura; porque ahí es
donde son habladas las bendiciones de Dios para cada uno de
nosotros.
Por eso podemos ver que siempre en los tiempos antiguos,
siempre deseaban escuchar las palabras de bendición de
Abraham, de Isaac, de Jacob, de José, de Moisés, de Josué, del
profeta Samuel, del profeta Elías.
Pero también cuando escuchaban la palabra de maldición,
esa era una palabra terrible, por ejemplo cuando Elías dijo a un
capitán con cincuenta soldados: “Si soy siervo de Jehová,
descienda fuego del cielo y consúmate a ti con tus cincuenta.” Y
descendió fuego del cielo y los quemó; y así también al segundo
24 WILLIAM SOTO SANTIAGO
Escritura, hablándonos las cosas que han sido prometidas en toda
la Biblia para el fin del tiempo.
Yo puedo decir en esta mañana: Yo estoy escuchando la Voz
de la Escritura en este tiempo final, ¿y ustedes? Yo le doy gracias
a Dios por ustedes, que son un pueblo que está escuchando la
Voz de la Escritura, y yo le doy gracias a Dios porque me ha
permitido escuchar, por Su gracia, la Voz de la Escritura, para
darla a conocer a ustedes.
La Voz de la Escritura se ha estado haciendo carne y vida en
mí, y también en cada uno de ustedes. La Palabra se ha estado
encarnando en ustedes, y en mí también, es la Voz de la Escritura
en nuestra edad y nuestra dispensación.
“LA VOZ DE LA ESCRITURA.”
Que Dios nos continúe bendiciendo a todos y continúe la
Voz de la Escritura hablando las bendiciones que Dios ha
prometido para nosotros en este tiempo final.
Adelante escuchando la Voz de la Escritura, porque ahí están
todas las bendiciones que ustedes puedan desear; y aquellas que
no puedan desear, porque todavía no las conocen, Dios se las dará
a conocer en la Voz de la Escritura; y entonces ustedes dirán:
“Esto también es lo que yo quiero, y esto también, y esto
también.”
¿Y cómo usted va a decir que quiere esas cosas?
Creyéndolas: “Esto yo lo creo, por lo tanto yo espero esto
materializado en mí.” Para que se materialice, para que se cumpla
algo que Dios ha prometido en ustedes y en mí, primero tenemos
que creerlo; cuando lo creemos, ahí se encarna esa Palabra, ahí
queda encarnada esa Palabra; y como es una semilla, una
simiente, entonces producirá el cumplimiento de esa promesa.
Por eso es tan importante oír una sola voz, la Voz de la
Escritura, porque esa es la Voz de Dios, la Voz del buen pastor,
que las ovejas siempre han escuchado. “El que es de Dios, la Voz
de Dios oye,” la Voz de la Escritura. “Mis ovejas oyen mi voz y
LA VOZ DE LA ESCRITURA 9
“Yo los libertaré,” cuando llegó Moisés a Egipto, y se le presentó
a los ancianos de Israel, y luego al pueblo hebreo, allí ellos
estaban viendo la Voz de la Escritura velada en carne humana;
porque en Moisés venía esa liberación divina, porque Dios estaba
en Moisés y con Moisés.
Cuando llega el tiempo del cumplimiento de la promesa
divina, la Palabra escrita, la Escritura, la Voz de la Escritura,
viene a manifestarse en carne humana, y de esa carne humana,
que es el mensajero para ese tiempo, sale la Palabra hablada, sale
el Mensaje profético para esa edad, para cumplirse lo que Dios ha
prometido para ese tiempo.
Cuando el pueblo hebreo estaba viendo a Moisés, ¿estaba
viendo qué? la Voz de la Escritura encarnada en un hombre, para
cumplirse todo lo que Dios había prometido al pueblo hebreo.
Ahora, miren también una cosa: Dios había dicho que sacaría
al pueblo hebreo con gran riqueza. ¿Y cómo se podrían explicar
las personas del pueblo hebreo y otras personas que leyeran esa
Escritura en donde Dios le había hablado a Abraham, cómo es
posible que un pueblo esclavo salga libre con gran riqueza? Ese
era un secreto que estaba oculto en la Mente de Dios, nadie sabía
cómo sería eso; pero luego cuando llegó el tiempo para cumplirse
lo que Dios había prometido, dice Dios a Moisés:
“Y yo daré a este pueblo gracia en los ojos de los egipcios,
para que cuando salgáis, no vayáis con las manos vacías;
sino que pedirá cada mujer a su vecina y a su huéspeda
alhajas de plata, alhajas de oro, y vestidos, los cuales pondréis
sobre vuestros hijos y vuestras hijas; y despojaréis a Egipto.”
Después de cuatrocientos treinta años de esclavitud, o
cuatrocientos años de esclavitud, un pueblo no podía salir con las
manos vacías.
Así que vean ustedes la forma en que ellos iban a salir con
gran riqueza; pero Dios no había mostrado a Abraham cómo
sería, pero se lo mostró a Moisés; porque en el tiempo de Moisés
10 WILLIAM SOTO SANTIAGO
era el tiempo para Dios cumplir esas promesas, pero estaba
sellada esa promesa en lo que le dijo a Abraham, y fue abierta esa
promesa, fue abierto ese misterio, cuando Dios se lo reveló a
Moisés.
Así que cuando Dios le dijo: “para que salgan con gran
riqueza van a pedirle a los egipcios oro, plata y vestidos y alhajas,
y así yo daré gracia delante de los egipcios, y le darán todo lo que
ustedes pidan,” esa era la forma que Dios tenía y para ser usada
en ese momento, no antes de tiempo ni después de tiempo
tampoco. Así que vean ustedes cómo es que Dios cumple lo que
El prometió.
También Dios había dicho que con mano fuerte libertaría a
los hijos de Israel; y para sacarlos con mano fuerte ¿enviaría qué?
las plagas, los juicios, y pondría en Moisés y en su boca la
Palabra creadora para Moisés hablar esa Palabra y materializarse
todo juicio que Dios tenía sellado, escondido, cuando le dijo a
Abraham que sacaría al pueblo con mano fuerte. Y eso cuando
dice: “con mano fuerte,” eso habla del juicio divino contra los
opresores, contra los que tenían esclavizado al pueblo hebreo.
Ahora, miren ustedes, cuando llega el tiempo para la
Escritura cumplirse, la Voz de la Escritura está en el Angel del
Pacto, en Jesucristo, y del Angel del Pacto, de Jesucristo, pasa al
mensajero correspondiente para ese tiempo donde se tiene que
cumplir la Escritura; y él la ve, la entiende, le es abierto ese
misterio y es enviado al pueblo con ese Mensaje para darle a
conocer al pueblo la Voz de la Escritura que le ha sido revelada,
abierta, a él, la cual él ha escuchado.
Y el pueblo cuando comienza a escuchar a ese mensajero
dando a conocer esos misterios del Reino de Dios, ¿qué está
escuchando ese pueblo? está escuchando la Voz de la Escritura
siendo abierta al pueblo, está escuchando la Voz de la Escritura
que ha sido dada al mensajero, y del mensajero pasa al pueblo.
La Voz de la Escritura, cuando el mensajero ha recibido ese
LA VOZ DE LA ESCRITURA 23
los misterios de Dios están siendo dados a conocer a los hijos de
Dios, los misterios que en otros tiempos no podían ser dados a
conocer en las edades de la Iglesia gentil, porque eran misterios
que correspondían para la Edad de la Piedra Angular y
Dispensación del Reino; por lo tanto a ellos no les era permitido
conocer estos misterios, porque no serían cumplidos en el tiempo
de las edades de la Iglesia gentil, sino en la Edad de la Piedra
Angular y Dispensación del Reino.
El nos da a conocer estos misterios, los cuales fueron
profetizados para el fin del tiempo en la Edad de la Piedra
Angular y Dispensación del Reino; El nos da a conocer el
programa divino que El está llevando a cabo en nuestro tiempo, y
también nos deja conocer lo que el enemigo está haciendo en
contra del programa de Dios, para que sepamos cómo Dios está
obrando y cómo el enemigo de Dios está obrando en contra del
programa de Dios.
Así que hay solamente una cosa que nosotros estamos
llamados a oír y recibir con todo nuestro corazón, las demás
cosas son palabras humanas, las demás cosas son de esta Tierra; y
en esto no estoy incluyendo las cosas que fueron habladas en
otras edades o en otras dispensaciones de parte de Dios, porque
esas cosas vinieron de parte de Dios por medio de Sus profetas
mensajeros, y era la Palabra de Dios; pero me refiero a las
enseñanzas humanas e interpretaciones humanas, tanto de las
cosas de Dios como de las cosas de este mundo; pero hay una
sola Voz para todo hijo de Dios escuchar en este tiempo final, y
esa es la Voz de la Escritura, el Mensaje del Evangelio del Reino.
“LA VOZ DE LA ESCRITURA.”
A El oíd, a la Voz de la Escritura, en nuestra edad y nuestra
dispensación; oíd la Voz de la Escritura, el Evangelio del Reino,
proclamando el Mensaje de la Dispensación del Reino, que gira
alrededor de la Venida de Cristo como León de la tribu de Judá,
como Rey de reyes y Señor de señores. Oíd una Voz, la Voz de la
22 WILLIAM SOTO SANTIAGO
mensajero transmite al pueblo lo que Cristo le ha revelado.
¿Y qué es lo que le ha revelado? Cristo a cada mensajero de
cada edad siempre le ha revelado lo que la Escritura dice para ese
tiempo, lo cual él lo recibe, se encarna en él, él lo da a conocer, el
pueblo lo recibe, y así se cumple la obra de Dios para ese tiempo.
Así es hoy en nuestro tiempo, estamos viviendo en el tiempo
en que la Voz de la Escritura nos está dando a conocer las cosas
que Dios ha prometido en la Escritura para este tiempo final, El
está dándonos a conocer las bendiciones que ha prometido para
nosotros en este tiempo final, está dándonos a conocer las
profecías que corresponden para el fin del tiempo y también para
el glorioso Reino milenial. Por esa causa la Voz de la Escritura
nos habla de la Venida de Cristo como León de la tribu de Judá,
como Rey de reyes y Señor de señores, porque El prometió que la
Venida de Cristo sería como León de la tribu de Judá, como Rey
de reyes y Señor de señores. Nos habla de la Venida de Cristo
como Lo presenta en Apocalipsis capítulo 19, verso 11 en
adelante, sobre un caballo blanco como la nieve, nos habla la Voz
de la Escritura de todas estas promesas divinas que Dios ha hecho
para este tiempo final; y así la Voz de la Escritura abre el
programa divino a todos los hijos de Dios para entender lo que
Dios está realizando en nuestro tiempo. ¿Y qué está Dios
realizando en nuestro tiempo? Lo que El prometió para este
tiempo final.
Cuando nosotros estamos escuchando todas estas profecías
bíblicas, desde el primer profeta mensajero que habló la Palabra
hasta William Marrion Branham, el último profeta mensajero de
la Dispensación de la Gracia, nosotros estamos escuchando la
Voz de la Escritura en nuestra edad y nuestra dispensación, la
Voz de la Escritura dándonos a conocer lo que Dios está haciendo
de acuerdo a como El prometió por Sus santos profetas. Y así es
como El cumple Sus promesas para nosotros.
Nosotros estamos en la edad y dispensación en donde todos
LA VOZ DE LA ESCRITURA 11
Mensaje, esa Voz de la Escritura se vela en carne humana, y
luego cuando ese mensajero da su Mensaje, está revelándose la
Voz de la Escritura a través de carne humana.
Y esa Voz de la Escritura no puede venir por cualquier
persona sino por medio del mensajero que corresponde para esa
edad o para esa dispensación. Y ¡ay! de aquel que tuerza lo que la
Voz de la Escritura dice, porque se encuentra en graves
problemas con Dios. Debe quedar tal y como ha sido dicho lo que
la Voz de la Escritura ha hablado para ese tiempo.
En los días de Moisés fue así, como también fue así en los
días de Abraham, también fue así anteriormente en los días de
Enoc y en los días de Noé. También fue así en otros tiempos
pasados, fue así en el tiempo del profeta Elías, fue así también en
el tiempo del profeta Eliseo, fue así también en el tiempo del
profeta Miqueas, el cual vio el cumplimiento de lo que el profeta
Elías había dicho; fue así también en el tiempo de Josué, el cual
vio el cumplimiento de lo que Dios había prometido a través de
Moisés, él vio al pueblo hebreo entrando con él a la tierra
prometida, eso lo vio Josué, ¿y qué era eso? era el cumplimiento
de la Escritura.
Ellos lucharon hasta obtener lo que la Escritura decía para
ese tiempo; porque toda persona puede obtener lo que la Escritura
promete para el tiempo en que vive, luchando para recibir eso que
El ha prometido, pero tiene que luchar creyéndolo, con fe y valor;
porque Dios a los que no son valientes no da lo que El ha
prometido; tampoco da a los incrédulos lo que El ha prometido,
sino a los creyentes.
Por esa causa se necesita creer a la Voz de la Escritura, se
necesita creer todo lo que Dios ha prometido para el tiempo en
que uno vive, y luego escuchar eso que Dios ha prometido por
medio del mensajero que corresponde para ese tiempo, en el cual
se vela todo lo que El ha prometido para ese tiempo, se vela en
carne humana la Voz de la Escritura.
12 WILLIAM SOTO SANTIAGO
Primeramente Dios lo habló, luego fue escrito, y luego de
estar escrito, cuando llega el tiempo para su cumplimiento, Dios
lo habla al mensajero que El tiene para ese tiempo, en el cual está
sellado ese programa divino, está sellada esa Palabra divina; y
cuando Dios abre en ese mensajero ese misterio, él puede decir:
“Esto era lo que estaba dentro de mí, esto era lo que yo estaba
esperando comprender, esto era lo que yo esperaba de Ti.” Y
comienza ese mensajero a ver todo ese programa tan hermoso
correspondiente para ese tiempo, y comienza a predicarlo; y
cuando los hijos de Dios correspondientes para ese tiempo
comienzan a escuchar ese Mensaje, dicen: “Pero si esto era lo que
yo estaba esperando, esto eran las cosas que yo quería
comprender, esto eran las cosas que a mí me tocaban el corazón.”
¿Por qué? Porque todo eso estaba sellado en el mensajero y
en los hijos de Dios correspondientes para ese tiempo; y así se
abre ese misterio para esa edad o para esa dispensación.
Miren ustedes: en el tiempo del profeta Isaías, él dijo, por
Palabra de Dios: “He aquí la voz de uno que clama en el desierto:
aparejad el camino del Señor.” Y también el profeta Malaquías
dijo: “He aquí yo envió a Elías el profeta, antes que venga el día
grande y terrible de Jehová.” Y así por el estilo encontramos en
diferentes lugares promesas de un mensajero que vendría.
Por ejemplo en el capítulo 3 de Malaquías también dice: “He
aquí yo envío mi mensajero delante de mi faz, el cual preparará
mi camino delante de mí.” Eso fue la Escritura, la Voz de Dios
hablando lo que acontecería en el programa divino para preparar
al pueblo para la Primera Venida de Cristo. Pero cuando apareció
Juan el Bautista, allí estaba cada promesa divina del precursor de
la Primera Venida de Cristo, ¿estaba cómo? estaba esa Palabra
encarnada en un hombre.
Juan el Bautista era la Voz de uno que clama en el desierto;
ya la Escritura se había convertido en carne. Y Juan el Bautista
sabía quién él era; por esa causa cuando le preguntaron: “¿Eres tú
LA VOZ DE LA ESCRITURA 21
para ese tiempo. Y el pueblo cuando las escucha, dice: “Esto era
lo que yo estaba esperando, esto era lo que yo quería escuchar, y
nunca lo había escuchado, y ahora ha llegado el tiempo de
escucharlo,” porque ya ha llegado el tiempo de la Voz de la
Escritura hablándonos directamente al corazón, para El cumplir
lo que El ha prometido para nuestro tiempo, nuestra Edad de la
Piedra Angular y Dispensación del Reino.
Ustedes podrán notar que en cada tiempo la Voz de la
Escritura ha hablado de lo que El ha prometido para ese tiempo,
cuando ha llegado el tiempo del cumplimiento de esas Escrituras;
y ahí es donde El envía al mensajero para esa edad o para esa
dispensación.
Nosotros estamos viviendo en el tiempo en que la Escritura
prometida para el tiempo final está cumpliéndose. Faltan algunas
cosas de ser cumplidas, las cuales están en proceso también, y la
Voz de la Escritura nos habla de estas cosas que han sido
prometidas para los hijos de Dios en este tiempo final.
Por esa causa es que en Apocalipsis capítulo 1 y verso 3,
dice:
“Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de
esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el
tiempo está cerca.”
¿Y por qué son bienaventurados los que leen y los que oyen
las palabras de esta profecía? Porque las palabras de esta profecía
son la Voz de la Escritura, la Voz de Cristo en el fin del tiempo;
por eso dijo: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de ser
después de éstas.”
¿Y qué le estará mostrando? La Voz de la Escritura estará
mostrándole al pueblo las cosas que deben suceder de acuerdo a
la Escritura; cosas que están ahí escritas en diferentes formas
simbólicas, pero que cuando llega el tiempo para la Voz de la
Escritura darle a conocer al pueblo esas cosas que deben suceder,
la Voz de la Escritura es escuchada por el mensajero y el
20 WILLIAM SOTO SANTIAGO
que Dios prometió hacer en este tiempo final para El traer todas
las bendiciones divinas a nosotros en este tiempo final.
La Voz de la Escritura nos da a nosotros la fe para ser
transformados y raptados, y salir libres literalmente, ser
libertados de la muerte, ser libertados del cuerpo mortal, ser
libertados de todo lo temporal y pasar a lo eterno.
El ha descendido en este tiempo final, Jesucristo, la Columna
de fuego, como descendió en el monte Sinaí para la liberación de
Sus hijos. Así como sacó al pueblo hebreo de Egipto, de la
esclavitud en la cual ellos estaban sometidos y los llevó a la tierra
prometida, así también El en este tiempo final ha descendido para
libertar a Sus hijos, sacar a Sus hijos de la esclavitud en que han
vivido por miles de años en cuerpos mortales, y colocar a Sus
hijos en cuerpos inmortales, que como cuerpo es la tierra
prometida para cada hijo de Dios, y como Reino la tierra
prometida es el glorioso Reino milenial, en donde entraremos con
un cuerpo eterno, un cuerpo nuevo.
Y eso será el cumplimiento de la Voz de la Escritura, porque
la Escritura ha prometido estas cosas para los hijos de Dios, y ha
prometido para el fin del tiempo realizar un recogimiento de los
escogidos, luego una transformación de sus cuerpos, y un rapto o
traslado a otra dimensión divina en donde nos encontraremos con
el Señor Jesucristo, y así siempre estaremos con El; y luego más
adelante estaremos en el glorioso Reino milenial.
Eso es lo que la Escritura ha prometido; y la Voz de la
Escritura nos habla en este tiempo final estas cosas que han sido
prometidas para nosotros.
Al escuchar los escogidos de Dios la Voz de la Escritura, les
da la fe para recibir esas promesas siendo materializadas en
nuestras vidas. Por esa causa primero llega la Voz de la Escritura
y le habla al mensajero, y luego se encarna en el mensajero esa
Palabra, y después Jesucristo, la Columna de fuego, a través del
mensajero revela al pueblo todas esas cosas que están prometidas
LA VOZ DE LA ESCRITURA 13
fulano de tal? ¿Eres tú Elías?” él dijo: “No.” ¿Por qué? Porque
estaban preguntando si era Elías literal; porque el pueblo hebreo
estaba esperando literalmente al profeta Elías nuevamente, y no
comprendían que cuando Dios promete la Venida de Elías, es el
espíritu ministerial de Elías en otro hombre. Y ya el espíritu
ministerial de Elías había venido la primera vez en Elías Tisbita,
y la segunda vez fue en Eliseo con una doble porción, y la tercera
vez fue en Juan el Bautista, del cual dijo el Señor Jesucristo: “Si
ustedes lo quieren recibir, él es aquel Elías que habría de venir.”
Jesucristo lo identificó como Elías, pero sin embargo se
llamaba Juan, pero el espíritu ministerial que estaba en Juan el
Bautista era el espíritu ministerial de Elías, era el espíritu y virtud
de Elías operando por tercera vez.
Así que vean ustedes, era la Voz de la Escritura hecha carne;
y por esa causa cuando a él le tocó identificarse y dar testimonio
de quién él era, él dijo: “Yo soy la voz de uno que clama en el
desierto: aparejad el camino del Señor.” El dio testimonio de
quién él era.
Si le hubieran preguntado: “¿eres tú el mensajero que
vendría con el espíritu y virtud de Elías?” él tenía que decir que
sí; pero le preguntaron: “¿eres tú Elías?” y ya Elías había partido
hacía tiempo, y el pueblo le estaba esperando literalmente, como
algunas personas esperan siempre la venida de algún personaje
que en la Biblia haya estado viviendo aquí en la Tierra, y luego se
haya ido, y luego la Escritura diga que vendrá.
Por ejemplo Elías: “Elías vendrá.” Y cuando dice así la
Escritura, pues pensaban que era literalmente que vendría Elías
Tisbita, y era el espíritu ministerial de Elías, o sea otro hombre
con ese mismo espíritu ministerial. Y eso es lo que sucede con las
personas algunas veces, que no comprenden que cuando Dios
promete el regreso de otro personaje bíblico, es otra persona con
el mismo espíritu ministerial.
Si las personas comprendieran este gran misterio del Reino
14 WILLIAM SOTO SANTIAGO
de Dios, todo el programa divino se les aclararía; pues también
tenemos la promesa en la Escritura de la venida de los dos
Olivos, que son el ministerio de Moisés y Elías repitiéndose en el
fin del tiempo.
El ministerio de Elías repitiéndose por quinta vez, porque
también por cuarta vez ya fue manifestado en William Marrion
Branham, mensajero de Dios para la séptima etapa o edad de la
Iglesia gentil en Norteamérica; y en el fin del tiempo en su quinta
manifestación el espíritu y virtud de Elías en otro ángel
mensajero, en el Angel del Señor Jesucristo. Y luego también
está prometido el ministerio de Moisés en el fin del tiempo.
En Apocalipsis capítulo 11 y en Zacarías capítulo 4 nos
habla de los dos Olivos, y por esa causa encontramos que las
mismas cosas que hizo Elías, y luego hizo también Moisés, son
las mismas cosas que son repetidas en Apocalipsis capítulo 11, y
dice: “Esos son los dos ungidos que están delante de la presencia
de Dios.”
Y el pueblo que no comprende que cuando Dios promete
nuevamente el ministerio de un profeta pasado, es ese ministerio
en otro hombre: “¿Y es posible que aparezcan dos ministerios
proféticos en el mismo tiempo?” Sí, aunque Dios no puede tener
dos profetas mayores al mismo tiempo, pero eso El lo resuelve
como hizo en Eliseo, cuando Eliseo pidió la doble porción del
espíritu que estaba en Elías: Dios en Eliseo envió una doble
porción.
Porque Dios puede enviar una doble porción ministerial, El
puede enviar el espíritu y virtud de Elías en el fin del tiempo en
su quinta manifestación, y puede enviar el espíritu y virtud de
Moisés en su segunda manifestación en un sólo profeta
mensajero, el cual es señalado en la Escritura como el Angel del
Señor Jesucristo, el cual viene con el sello del Dios vivo para
llamar, juntar y sellar a los escogidos de Dios de en medio del
pueblo hebreo; pero primero llama, junta y sella a los escogidos
LA VOZ DE LA ESCRITURA 19
es la Voz de la Escritura dándonos a conocer todas estas
promesas divinas que corresponden a este tiempo final y al
glorioso Reino milenial, dándonos a conocer estos misterios que
estaban ocultos y sellados bajo estos sellos de Apocalipsis. Estos
sellos apocalípticos contienen los misterios de las siete edades de
la Iglesia gentil, y también contienen los misterios que
corresponden para la Edad de la Piedra Angular y para la
Dispensación del Reino, los cuales no podían ser abiertos en las
siete edades de la Iglesia gentil, porque para ellos era lo que
correspondía para esas edades.
Y para nuestro tiempo se abre el gran misterio del Séptimo
Sello en nuestra edad y nuestra dispensación, así como se abrió
aquel gran misterio de la Venida de la Columna de fuego en el
tiempo de Moisés; y esa Columna de fuego, el Angel del Pacto, el
Angel de Jehová, dijo: “He descendido.” Allí había descendido la
Columna de fuego, ¿para qué? para un propósito divino, había
descendido porque había escuchado el clamor del pueblo hebreo,
y había descendido para librarlos, para cumplir la Escritura;
aquella Voz hablaba la Escritura, era la Voz de la Escritura, la
Voz del Angel del Pacto, la Voz de la Columna de fuego.
Y así es en nuestro tiempo: La Voz de la Escritura es el
Mensaje de nuestra edad y de nuestra dispensación, la Voz de la
Escritura es el Mensaje del Evangelio del Reino, la Voz de la
Escritura es el Mensaje representado en la trompeta final o gran
Voz de trompeta, la Voz de la Escritura es el Mensaje
representado también en la trompeta del Año del Jubileo, y
también representado en la gran Voz de trompeta, de la cual dijo
el Señor Jesucristo: “Y enviará sus ángeles con gran voz de
trompeta, y juntarán a sus escogidos.”
Es la Voz de la Escritura llamando y juntando a los
escogidos, es la Voz de la Escritura hecha carne en Su Angel
mensajero y también hecha carne en los creyentes, en los
escogidos de Dios del tiempo final. La Voz de la Escritura es lo
18 WILLIAM SOTO SANTIAGO
para ese tiempo, revelando el contenido, el significado de esas
Escrituras, muchas personas dicen: “Eso es lo que dice fulano de
tal, eso es lo que enseña fulano de tal.”
Por ejemplo en el tiempo de Moisés podían decir: “Eso es lo
que dice Moisés.” Pero no era lo que decía Moisés, era lo que
Dios le dijo a Moisés, lo cual se encarnó en Moisés, y Moisés lo
habló. Dios le dijo: “Yo pondré mi Palabra en tu boca, y tú
hablarás lo que yo te mande.”
Eso es lo que Dios hace con cada profeta de cada edad y de
cada dispensación: El coloca Su Palabra, la Voz de la Escritura,
en el corazón y en la boca de ese profeta mensajero; y luego él, al
ver todo ese programa abierto, comienza a proclamarlo, comienza
a proclamar las promesas de Dios correspondientes para ese
tiempo; y los que están escritos en el Libro de la Vida, en una
sección o en otra sección, comienzan a escuchar ese Mensaje, y
Dios les abre el entendimiento, les abre el corazón, y comienza
esa Palabra a entrar al alma de esas personas, y comienzan a ver
el cuadro completo del programa de Dios correspondiente para
ese tiempo.
Porque la Palabra es lámpara en nuestro camino, es luz para
nosotros caminar. Y cuando esa Palabra se abre, cuando esa
Palabra queda encendida, que es cuando viene el Mensaje dando
a conocer el significado de esas Escrituras, ahí se ilumina toda el
alma y el entendimiento de las personas, y entonces pueden decir:
“Yo lo veo, yo veo ahora lo que no podía ver antes.” ¿Por qué?
Porque ha venido la Voz de la Escritura manifestándose a través
de carne humana y hablándonos la Palabra, la cual no es palabra
humana, sino la Palabra de Dios, la Voz de Dios, la Voz de la
Escritura, hablándole al corazón de cada escogido de Dios.
Así fue en el Antiguo Testamento, así fue con Juan el
Bautista, así fue con el Señor Jesucristo, así fue con los apóstoles,
así fue con los siete ángeles mensajeros, y así es hoy en nuestra
Edad de la Piedra Angular y en nuestra dispensación del Reino;
LA VOZ DE LA ESCRITURA 15
de Dios de en medio de los gentiles.
Así El cumple, en el fin del tiempo, la Escritura, y así los
escogidos en el fin del tiempo estarán viendo la Voz de la
Escritura velada en carne humana, en el Angel del Señor
Jesucristo, cumpliéndose esa Escritura, y estarán escuchando la
Voz de la Escritura siendo proclamada en el fin del tiempo, y
dando a conocer estos misterios del Reino de Dios a todos los
hijos de Dios.
Los escogidos de Dios al escuchar el Mensaje, no estarán
escuchando otra cosa, sino la Voz de la Escritura que nos habla lo
que Dios ha prometido para este tiempo final.
Miren ustedes, cuando el pueblo estaba escuchando a Juan el
Bautista, ¿qué estaban escuchando? la Voz de la Escritura que
estaba velada en carne humana en Juan el Bautista, y estaba
proclamando lo que la Escritura decía para ese tiempo; allí estaba
el hombre con el espíritu y virtud de Elías, como había dicho el
arcángel Gabriel a Zacarías, cuando le dijo que tendría un hijo y
sería profeta del Altísimo y vendría en el espíritu y virtud de
Elías. Cuando estaban escuchando a Juan el Bautista, estaban
escuchando la Voz de la Escritura correspondiente para ese
tiempo, para precursar la Primera Venida de Cristo.
Vean ustedes que la Voz de la Escritura en carne humana
precursa la Primera Venida de Cristo en Juan el Bautista; y luego
cuando apareció Jesús de Nazaret, apareció allí la Voz de la
Escritura velada en carne humana, pues la Escritura decía, en la
profecía de Isaías, que la virgen concebiría y daría a luz un hijo.
Dijo que la virgen tendría un hijo, y su hijo sería Emanuel, que
traducido es “Dios con nosotros”; dijo que un niño nacería, y el
principado estaría sobre su hombro, y llamaríase su nombre
Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno; todas estas
cosas fueron dichas de un niño que nacería, y cuando estuvo allí
Jesús, naciendo en medio de ellos, allí estaba la Voz de la
Escritura en carne humana; la Escritura se había hecho carne, se
16 WILLIAM SOTO SANTIAGO
había hecho hombre. Y luego encontramos la vida de Jesús de
Nazaret siendo la vida de la Escritura hecha carne, la Voz de la
Escritura manifestada en forma humana.
Por eso Jesús decía: “Yo no hablo nada de mí mismo, sino lo
que yo escucho al Padre hablar, y yo no hago nada de mí mismo,
sino lo que yo veo al Padre hacer.” Por eso también El decía:
“Padre, la palabra que me diste, les he dado, y ellos la
recibieron.” ¿Qué estaba dándole Jesús al pueblo? Estaba dándole
la Voz de la Escritura, lo que la Escritura decía que Dios
realizaría para ese tiempo, con relación a la Venida del Mesías.
Vean ustedes que el Mensaje correspondiente para una edad
o una dispensación gira alrededor de lo que Dios ha prometido
para esa edad o para esa dispensación; y cuando el pueblo
escucha ese Mensaje dando a conocer esos misterios que estaban
ocultos en la Mente de Dios, de lo que Dios realizaría para ese
tiempo, pero que fue escrito proféticamente, encontramos que el
pueblo entonces está escuchando también la Voz de la Escritura,
como la escuchó el mensajero correspondiente para ese tiempo.
Cuando el pueblo recibe al mensajero con ese Mensaje, está
recibiendo la Voz de la Escritura velada en carne humana en el
mensajero; y luego el pueblo recibiendo ese Mensaje, ese
Mensaje se encarna en ellos también; y cuando ellos comienzan a
proclamar, a dar a conocer ese Mensaje que han recibido, el
mundo, la gente, están escuchando entonces la Voz de la
Escritura velada en un pueblo, velada en las personas que han
recibido ese Mensaje; y la comunidad, la nación y el mundo
entero está escuchando la Voz de la Escritura velada en los
escogidos de Dios correspondientes para ese tiempo en la edad y
dispensación que les corresponde.
Así es como se revela Jesucristo, Dios. El así es como se da a
conocer: se da a conocer cumpliendo lo que El prometió y
velándose la Escritura, la Palabra, en carne humana, porque El es
la Palabra. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios,
LA VOZ DE LA ESCRITURA 17
y el Verbo era Dios. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó
entre nosotros.” La Palabra, el Verbo, se ha hecho carne en cada
edad y en cada dispensación, en el mensajero y luego en el
pueblo que ha recibido esa Palabra. Así es como la Palabra se
hace carne y la carne nuestra se hace Palabra; y así es como
tenemos la Voz de la Escritura en cada edad y en cada
dispensación.
Jesucristo en Su Primera Venida, dice la Escritura que era el
Verbo hecho carne: “Y aquel Verbo se hizo carne, y habitó entre
nosotros (y vimos su gloria, como la gloria del unigénito del
Padre), lleno de gracia y de virtud.” Eso está en San Juan capítulo
1, verso 14. Y San Juan capítulo 1, verso 18, dice: “A Dios nadie
jamás le vio; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le
declaró.”
Así es como Dios se declara: a través de carne humana; y así
es como podemos ver a Dios en la edad o dispensación que nos
toca a nosotros vivir, como lo vieron en edades y dispensaciones
pasadas.
La Voz de la Escritura es la Voz que todos los hijos de Dios
necesitan escuchar en la edad o dispensación en que ellos están
viviendo; porque esa es la Voz de Dios para Sus hijos en el
tiempo en que ellos están viviendo. Y esa Voz de la Escritura
cuando se da a conocer al pueblo, se da a conocer por medio del
Mensaje que corresponde para esa edad o esa dispensación; y ese
Mensaje es la Voz de la Escritura siendo hablado, siendo hablada
esa Palabra, siendo hablada toda Escritura que corresponde para
ese tiempo; la cual, como les dije, cuando llega el tiempo para su
cumplimiento, Jesucristo en esa Columna de fuego desciende, se
revela a Su mensajero de esa edad o de esa dispensación, y ahí es
donde se vela en carne humana esa Palabra, esa Voz de la
Escritura.
Y por esa causa es que cuando sale el mensajero dando ese
Mensaje, dando a conocer todas esas Escrituras que corresponden