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las Influencias Chinchas en la antigua Alfarería Chilena

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Ricardo E. LATCHAM

.i\.. fines de 190~, en un trabajo sobre ~Antropolo.qút f/hile·ua», presentado al 4.o ()ongreso Científico (l.o Pan ... \mericano) ~ fundándonos en los restos hallados en cier-

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tuR sepulturas extrañas a la zona, llamamos la atención hacia el hecho de que los Chinchas de la costa peruana for-maban un elemento técnico de importancia er1 ]a consti-tución de la antigua población indígeua del norte del país, y que probablemente habían tenido considerables influencias en el desarrollo cultural de la región.

Más o menos en la misma (~poca, comenzamos la preparaeiún de otro trabajo sobre la arqueología del país, principiando con i~l e~tudio de la alfarería; para cuyo efecto había1nos reunidos más de 600 fotografías y dibu· jo~. muchos de los últimos en sus colores naturales. 1.,odos esto~ represen taba11 pie;~¡as que habíatnos examinado per· sonalmente. }:n los años que van corridos este nlÍmero ha duplicado . .-\_parecían en esta alfarería, varias intlucu-eias exótieas que imprin1ían, a ciertas pie~as, caracteres extrafios al nrte nacional. T.~u explicaciqn que todas estas influencias se debían a los incas, no era satisfactoria, porque muchas de ellas pertenecían a épocas en que no se había formado aun, una cultura incaica propia.

Algunas de estas influencias provenían evidentemeu-te de la antigua civilización de Tiahuanaco, dada a cono-cer por Stiibel y Uhle; otras eran de induilable origen diaguita-argentino; pero quedaban otras muchas, que no se asen1ejaban a ninguna de las culturas hasta entonces conocidas o desc1·itas. En aigunos caracteres ~e aparecían al estilo incaico: pero las sepulturas en que se hallaban, acusaban en la generalidad de los casos una época an-terior. · ·

~l,]o dPSJlllf·~~ (lP. la publicación, hacen pocos años, ••

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del mate1·ial arqueológico recogido po1· Uhle en el valle de Chincha, pudimos decir con seguridad que este centro cultural había jugado un papel importante en el desarro-llo del arte del norte y centro del país, e~peciu]mente en la regit)n diaguita-chilena, o sean las proviuciHs de .:\ ta -cama y Coquimbo.

l.4os descubrimientos de Uhle y (~apdeville, en Arica y 'l,altal respectivarnente , permitieron al primero estable-cer su período Chincha-Atacameño para toda Ja costa norte, y probar, sin lugar a duda , que esta cultura chin-cha formaba la base principal del estilo postPrior de lo~ incas. Ija publicación de los trabajos de estos señores nos dió un nuevo acopio de rnaterial de comparación, y no~ permite hablar ahora con rnayor certeza y decir que la~ influencias chinchas fueron entre las más importantes er1 In evolución del arte nacional chileno .

.A t·aiz dt estos descubrimientos, escribió Uhle. t_lluu .. tla·Jnentos }!;trticos y A rqueolo.qía de ~4 rica .11 '1 ~a (''JI a. (_!u i t o 1922. p. ~8). ,< lJOS efectos de la civilizaciúu ehitu~ ha-ata· cameña alcanzaron parte de la Costa (Pisagua, 'raltal) ha-eia el Sur, la región propiamente atacameña dP (~alarna. ]a :Pro vicia dü Jujuy, y se extendieron remotament( ~ hasta él país de Jos ... \ra u ca nos~ e11 e 1 };ste. ~(\ notan Ptt nurneroso~ restos de la hoya del lago rriticaea y dt~ 'l'ia-huanaco, y, hacia el Sorte. se los };Uede ~eguir hasta (·l Cuzco, explicándose por ello, en pa1·te, e 1 tipo de 1 a or11 a-mentación usada por los Incas. Abra~aba así su itltluell -cia uua vasta regiún, por muchas partes de la c·ual rt·tu· rrieron los n1ismos chineha-a tacameño :; .

Altora podemos completar esta declaraciúu y aseg·u-rur que los Chinchas no solamente llegat·on hasta ·ral tal por el Sur, sino que habían establecido uua colonia t~ II Caldera. En esta localidad su presencia se atl~stig'tHt por el hallazgo de sepulturas en que los artefactos hallados demuestran, no semejanzas, sÍ110 j dentidad, con los del valle de Chincha, de la última t~ poca preincaiea. J)iehof-i artefactos son distintos de los que se hallan eu otrafo; rp .. giones de la provincia, en su forma y en su decorado. siendo todos netamente chinchas (1 ). - ----

(1) Ultimamente hemos tenido prnehns (dt~ que tratare uaos en dt .. ~ talle en otra purte), que nos pe,.miten •·re (•t· CJlH~ Jo~ Chinchnf4 o~·np:trnll todo el valle de Copiapo.

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1H8 ltli~vr:o;T A UHlLEN A 1>1<~ lli~TOHl A N A TU RA L - ------ - - - - ·-- ----- -- - - -

Entre la alfarería se hallan las hotellas de cuello angosto bifurcado, con cabe~as modeladas en una o en am-bas ramas (t'ig. B. J.Jám. XIVt las de cuerpo globular y gollete recto y corto, con un decorado seitcillo de líneas horizontales que di vide el cuerpo en dos ~ecciones, separan-do el cuello del cuerpo y bordeando la boca, con otras ver-ticales en la sección superior del cuerpo, espaciadas y· de forma de ojivas angostas; los jarros sub-globularas de fondo redondeado, si11 cuello y con el reborde de ]a boca inclina-do hacia abajo (bevel-lipped), decorados en su parte supe-rior con figuras geom<~tricas y en el reborde con cortas líneas verticales o diagonales~ los jarros (lobles t~n forma de botellas unidas~ de golletes anchos incli11ados hacia afuera; Jos platos lig·eramente cóncavos, deeorudos con figuras escalonadas, con o sin ganchos anexos, colocadas en pares opuestas en los bordes: la repetición constante de rombos, rectángulos~ triúngulos, fajas, ete.~ rellenados con cuadros o rectf'ingulos corno tablero de ajedrez; los cántaros de cuerpo globular o de cono truncado, con go-llete que ostenta una cara humana aplanada, con la~ facciones en relieve~ las figuras de greda. huecas, que casi siempre reprPsentan mujeres desnudas con los órga-nos del sexo hien i udicados y que se caracterizan por la cabeza cortada en línea recta~ por ]a faja decorada como única vestirniénfa, y por llevar las rnanos cruzarlas sobr(~ el abdomen.

Estos y otros tipos indicau, sin lugar a duda. qne el pueblo que los fabricó era el Chincha.

~~s probable que desde este centro, el n1ás meridional que hasta ahora se conoce de dicho pueblo_. se hayan espar-cido las intiuencias de su cultura por toda la región diagui-ta-chilena, alcanzando poco a poco hasta (~] ~Iaule por el Sur, y trasrnontando la cordillera hayan dejado sus huellas en el arte de los diaguitas-argentinos.

I~os indios chilenos_, no obstante no era11 copiadores serviles . ..:\.ceptaron uno qtte otro de los nuevos tnodelos y algunos dn los elementos más característicos del deeo-rado, adaptándolos y combinándolos con los de su propio arte local. Ile esta manera produjeron un estilo especial (¡ue ~e distingue tle todos los que Jo rodeaban.

X o lH~n1os aceptado pal'a esta región la d·enotn-i nación • •

REV. CH .. HIST. NA r .. AÑO XXXI (1927)

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A: lioti vo chincha-diaguita H: Vaso de tipo chincha {Calcle•·a, C: Va.só f-bincha-diaguita D: Yoti, .. o chinP}Ht-4liagnita ..

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Lám. XIV

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chincha-atacarneña ~~mpleada por (jhle, al hablar de las influenci!:-ts notadas por él más al norte, por cuanto, al parecer, los atacameños muy poco tenían que ver en el arte de las provincias meridionales, aunque de vez eu c~uando se hallan en Atacama, piezas que ¡·ecuerdan ese estilo. En 11uestro concepto, las influencias de que habla-mos son netatnente chinchas y deben haberse dimanado de la colonia o colonias establecidas en la costa, de la misma manera como colonias análogas influenciaron la antigua cultura atac~meña de más al norte.

~~s imposible: en el poco espacio de que disponemos, indicar todas las manifestaciones diferentes de estas in· fl uencias que se eucuentran en el arte chileno. Diremos, sin embargo, qne u11a gran parte de la alfarería que se ha supn~Rto ser incaica, pertenece a Pstn •'~pocn y s~ d<~ be a esta~ influencias.

Según la cronología establecía por l.'"hl(~, la t··pbca de la cultura chincha atacamelía en las provincias del nortP sB eoloca entre los principios del siglo XIT y rnediados del Riglo XI\"' ele nnestrn era (1100-135(} ]). de (~. ) ; de modo que se puede asignar las mismas fechas parn la rP-gión diaguita-chilena. Como es seguro que Jos incas uo llegaron a esta regif)n antes del siglo XV se puede supo-ner que ln (~poca ele esta cultnrn dnrú allf ha~ta ~stP

• tiempo. ])e los tnotivos chinchas que n1ás se esparcieron en el

arte chileno, el quP reproducimos en la -~"'ig. 1\ .. JJám. Xl'r es quizá el rnás cornún. Se t·epite eon mil pe(tueñas modifi-caciones, adaptándose a rnuchísirnas combinaeiones~ espP-oialrnente en la decoración de los pucos y platos, pero tarn bién en piezas de otras formas. I.Jos diferentes elementos de la Fig. D. Lám. XI'T son menos comunes, pero tam biéu se hallancon cierta frecuencia en los decorados de los valles de Huasco y Lirnarí~ ya solos, ya en combinación con otros.

El vaso representado en la Fig. (~. Lán1 . XIV'', tanto en su forma como en los elementos de sus dibujos es típi-camente chincha y conocemos cinco o seis similares. I.~as combinaciones de volutas dobles alt.et·nadas es un motivo bastante común y se halla con frecuencia, alternado con fajas que ostentan untt figura como tablero de adjedrez.

El hermoso jarro que aparece en la Fig. ~\ de In •

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TJámina XIII ptocedente de Illapel es un tipo excepcio-Ilal. tanto por su fot·ma, que recuerda los arybalos incai-cos~ como por su esmerada decoración, igual eu los dos lados, que no deja una parte de) vaso sin dibujo. I~os gau-chos, los ca m pos cuadriculados, la~ figuras t~scalonadas alargadas con ganchos anexos. Iu red de líneas cruzadas, son tí picas de este estilo. aunque la com hi nación y loR colores usados son mús bit:¡ u na ti vos.

T gu:t 1 cosa se puede rlecir de ]a ~,ig. J~. de la rnisma I..,ámina, precedente de Paipote en el intPrior del valle de Copiapó. (~onocemos otro cántaro enteramente idéntico a óste en todo menos e u ei color. Esta segunda pieza. existen-te en el Museo ~acioual de esta ciudad, se hnlló eH ( ~o­piapú. El cuerpo del vaso es de fondo blanco. Ju~ línPa~ gruesas verticales, roias, la~ delgadas y los gunthos, ue-gros. 1~1 ~ollete es de fondo negro., la linea ~(~ ll tral dtd rlibujo en zig-zag es roja, ]as otras blancas, y Jos den1:Ú.;¡ figuras iguales a las d(d ejt-nnplar antt\rior.

J..~a ta~a (l~,ig. ( ~- ), de TÁa Stlrena, lle\·a los dibujo~ que tiguran en la h'tmiua repetidos tres \·eces en sus contor-nos. M.ed in a reproduce otra casi igual en su Atlas ( }'ig· . 1 fl 1) proceden te de 13larH·o l~ncalada. T.Jos trúngulo~ o rombos tui uúsculos colocados en la forma sefialada en di-cho vaso, son tamcien típicos de esta cultura .. El cAntarito I~ig. 1).) existía en la colección del Sr. Luis Montr. y fu(' ha-llado en San Felipe, valle de 1\.concagua, junto con una vasija de doble cuerpo globular con golletes verticnle~ unidos por un asa~ ostentando uno de ellos una cabeza humana con las facciones en relieve. Este cántaro lle,·a cuatro dibujos en forma de blasones, decoración común en la alfarería chincha, unidos entre si por líneas rojas y negras alternadas. I_Jos bla1ones están rellenados de cuar-teles rojos, negros y blancos. I.~os cuadros blancos tieneu en el centro puntitios negros. El cuello lleva una cintura en relieve y está decorado de volutas triangulares opues-tas en que alternan ]os colores rojo y negro, todo sobre fondo blanco. El fondo del cab.tari to es (le color rojo obscu-ro. La vasija doble hallada junto con (~sta, era pintado de rojo, con una ancha faja blanca en la parte superior de uno de sus cuerpos. Sobre este fondo blanco~ se habian pintado dibujos de estilo · chincha, de fl~caloneR trianguJa .

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lU~ llb;VJ~1'A l!lllLENA J)~ lll~'i'OR1A NATI:R.A.Í.

res alternadas, oo~ ganchos anexos, sepat·ados por series de lineas verticales)~ diagonales. ]~l otro cue1·po no tenía más adorno que la cabeza mencionada! bajo cuyos ojos se notaban cuatt·o rayas \'"erticales nnidns por otra hori-zontal, a tnanera de lágrimas o pinturas totémicas.

l~ntre los otros elementos de este estilo, utilizados en el arte chileno, los más cornunes eran las lineas vertica-les u oblicuas de ondulaciones cortas; las hileras de gan-chos sencillos o dobles; )as líneas en zig-zag; las figuras geométricas de orillas dentadas; líneas anchas dentadas en uno u a m hos bordes; las figu1·as en forma de S; los grandes espirales~ freeuen trmente opuestos o alter11ados en sentido in verso; las figuras en forma de X, sencillas o dobles como las de la Fig. 1~. T~ám. XIII; combinaciones de vol utas, (_Fig. ( •. Lám. XI\T): figuras pequeñas de anima-les y hornhres, intercaladas co11 otros moti,}'os y sobre todo, las figuras escalonadas con meandros, quP a veces se con· \'ertían en espirales, los rombos, trüingulos, etc., rellenos de líneas cruzadas o (lP línea~ onduladas alternadas con otras rectas~ las fajas_. triúngulos y otras figuras geométri-cas llenas de puntitos; los adornos de líneas cortas separa-das en grupos por otras rnás gruesas, eu los bordes de lo~ vasos, siendo estas a veces reetnpla~adas por hileras oP triángulos in rertidos, etc. etc.

Estos tnoti ros eran especialmente frecuentes en la región diaguita-chilena~ pero se bacía11 notar en formas ligeramente modificadas, por todo el centro del país y eran característiros, aunque rlP- Pjecución inferior, en la alfarería de (~attq u enes, al Sur del l\laule.

A veces estos moti vos se empleaban solos, cotno en las pie~as que hemos reproducido; pero generalmente en combinación con otros indígenas locales.

\r olvemos a encontrar muchos de estos motivos en el arte post.español de la Araucanía, donde et·an llevados indudablemente por los indios de más al norte que acom-pañaron a los conquistadores y que se establecieron allí como maestros para enseñar a loR araucanos aquellas in-dustrias de qtte carecían.