Patronaslas

guión Javier García Dibujos CervantesBernal

tos, energía eléctrica y comunicaciones, la sociedad superó en decisión al go-bierno y se puso a escarbar, con las ma-nos o con cualquier herramienta que tuviera a mano, para rescatar sobrevi-vientes de debajo de los escombros.

Se respiraba diferente y la población co-menzó a contestar. Por ejemplo, duran-te la inauguración del Mundial de fútbol del 86, el presidente en el acto de inau-guración del evento en el estadio más grande de México, se encontró con que la afición le dedicó un enorme abucheo y en vez de escucharse el himno nacional se escuchó una enorme rechifla. Una or-ganización espontánea y solidaria cada vez más potente hizo creer en la posibi-lidad de que, a finales de esa década, las elecciones podrían cambiar el destino po-lítico del país cambiando de gobierno. Sin e m b a r g o esta es-peran-za se

La sociedad civil mexicana de finales del siglo XX, fue una sociedad mermada por acciones de control gubernamental cuyo fin era conservar las estructuras del poder a cualquier precio. A finales de los años 60 y principios de los 70, las represiones a estudiantes metieron al activismo político en un callejón. En medio de las guerras por el control casi

total de los medios de comunicación la mayoría de movimientos cam-pesinos y rurales se vieron some-

tidos. Sin embargo a mediados de la década de los 80, el seísmo que derribó casi una tercera parte de la ciudad capital movi-lizó en masa y de manera es-

pontánea la solidaridad entre la ciudadanía. El Gobierno no supo responder a las nece-

sidades urgentes y ante al desabastecimiento de

agua, alimen-

al llamado de ayuda. Una de ellas en “La patrona”, casi medio centenar de mujeres de la localidad empezaron a dar de comer a la gente que via-jaba colgada del tren de carga. Sin preguntas, sin dudas y sin ataduras. Una acción fuertemente política y de convicción. Pasaron casi 10 años para que esta acción se volviera noticia. Era muy sabido que los periódicos, tele-visión y radio solo cubrían actos de go-bierno o desastres naturales. La acción diaria del ser humano en su cotidiani-dad no existía para los medios. Sin em-bargo, en ese momento, un documen-tal llamado “De Nadie” cubrió la noticia y cambió la historia de estas mujeres y de la sociedad en su conjunto.

21 años después la sociedad mexicana e internacional se siguen preguntando el porqué de esta acción. Y la docena de mujeres siguen respondiendo: “por-que hay hambre en ese tren”. Siguen lle-gando personas de todos los rincones del país y de muchas partes del mundo a conocerlas, a escucharlas, a abrazar-las. Siguen llenando foros, siguen los estudiantes pidiendo ser voluntarios en su comedor y siguen produciéndo-se documentales y noticias sobre “Las patronas”. La población encontró una manera de cambiar por medio de la ac-ción. No hay sector que no lleve en la mente a “Las Patronas” como ejemplo a seguir. ¡El camino, dicen, es por ahí!

Javier GarcíaFotógrafo y documentalista

mexicano

interrumpió al concretarse uno de los fraudes electorales más grandes que co-lapsó a la sociedad después de un des-pertar. La apatía se apoderó de la gente. La sociedad marchaba a la deriva.

En ciudad de México había sed de cambio, pero la sociedad permanecía sin movimientos. Los trabajadores del campo recibieron uno de los golpes más fuertes al privatizar la tenencia de la tierra. Quien tuviera dinero sería dueño de ella. La migración mexicana se incrementó y la privatización de la industria empobrecía al obrero con bajos salarios y salvajes contratos.1994 comenzó con un levantamiento armado. El sistema se revolcó pero se endureció. La sociedad respiraba aires de cambio. Pero no llegó. La vía arma-da duró solo tres días.

En 1994, se privatiza el tren y los nuevos dueños prescinden del tren de pasaje-ros. La migración centroamericana se

volvió visible para algu-nas comu-n i d a d e s

que acu-d i e -r o n

El tren retumba y se mece de un lado a otro, acompasado.

...con su carga mezcla de humano y de materiales para las ciudades.

Silencio a ratos, silban-do entre los verdes de las montañas y los campos.

Sube el calor y el brillo del sol hiere la piel y la mirada. Poca agua que salva un poco. Agua caliente, agua tibia...

El tren como una enorme cule-bra, cruza cañaverales, campos salpicados con casas pobres de madera, de palma, y de cartón...

I. EN EL CAMINO

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Debajo de carto-nes dormitan, en la paz del resignado, meci-dos en el vaivén del tiempo. El dÍa se va en las vÍas a bordo del vagón.

Y de repente...Cae una bolsa y luego otra...

Cae un bote de agua...

FIN

Entonces, miras unas figuras que se pierden, como sombras.

Termina población, buen viaje.

Comida, agua dulce, fresca. El tiempo se fue y el hambre también.

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Rosa y Bernarda cruzan la vÍa del tren dirigiéndose a una casa...

Cuando a lo lejos...

Hola Concha, deme 10 piezas de pan

y un litro de leche

¡Apúrate y corre. Crucemos antes de que llegue el tren!

II. UN DÍA DE FEBRERO DE 1995

AquÍ tienen…

¡Madre… tenemos hambre!

AhÍ viene... tendremos que esperar

a que pase…

De repente, desde uno de los vagones se escucha...

TAP TAP...TAP TAP...

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Las dos hermanas se miran sorprendidas...

¿Quiénes son?

TAP TAP...

TAP TAP...

¡¡¡Démosles el pan!!!

¡Gracias madre… gracias!

Será que llevan hambre…

¿no?

Y rápidamente...

Entonces, observan como el tren se marcha, mientras a lo lejos se escucha...

TAP TAP...

DIOSlas BENDIGA...

TAP TAP...

Rosa, ¿quiénes serán esos mu-

chachos?

DIOSlas BENDIGA...

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¿Se enojará mamá…? Mira que vamos sin el desa-

yuno...

La comunidad de Guadalupe, La Patrona, se encuentra en el centro de Veracruz. Cuenta con más de 1.500 habitantes,

campesinos en su mayorÍa, y trabajadores en las zona industrial de Córdo-

ba. En La Patrona se cultiva mayoritaria-

mente caña de azúcar.

Pues no sé Berna… Esa gente nos pidió la comida y se la dimos…

Nosotros, al menos tene-mos frijolitos que comer… Ellos, tan solo sol y qui-

zás ni siquiera agua.

FIN

Hubo un tiempo que tam-bién en fincas se culti-vaba café que se expor-taba a Estados Unidos, Canadá y Europa. La población de La Patrona, vivÍa del trabajo en el campo: Cultivo, corte de caña y cosecha de café. Hoy en dÍa el café ha sido abandonado.

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III. EL INICIO

Si la gente tiene hambre, pues les

aventamos unos frijolitos con tortilla y

arroz...

Pues son moscas… ¿Quién sabe a dónde

van ni de dónde vienen?

Mami, pues yo voy a hacer un kilo más de arroz…

Pero mami, ¿quiénes serán?

Tienen una necesidad y nosotras como sea podemos ayudarles…

Pues yo voy a conseguir más frijoles y los guiso junto a las

tortillas…

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Vamos a conseguir botellas de plástico y de refrescos, y las llenamos con agua del pozo que está limpia y fresca…

Julio me dijo que a las 3 de la mañana escuchó otro más…

¡¡¡Vamos son casi las nueve, tenemos que darnos prisa…!!!

Bernarda, Rosa, Clementina, Norma y Doña Leo, se ponen de acuerdo para guisar los fines de semana. Se le-vantan más tem-prano para aten-der a su familia y luego quedan todas a las nueve de la mañana...

Pasaron varios trenes en la noche, a las 12 escuché uno y como a las 1

me despertó otro…

Más tarde...

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...de repente...

Unas cogieron sus bolsas con frijoles, arroz, hue-vo con yerba Santa, y otras las botellas rellenas con agua fresca del pozo. Entonces se marcharon a la vÍa...

¡Comida…! ¡Agua! ¡AquÍ hay comida…!

Vamos… ¡Ya viene el

tren…!

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En tan sólo unos instantes las bolsas desaparecieron entre los vagones. Mucha gente, muchas moscas iban a bordo.

Doña Leo pensó en cuánta necesidad...

Hay mucha gente… mucha hambre. No sabemos por qué ni de dónde vienen. Pero

algo tenemos que hacer…

Tan sólo llevé 20 taquitos y no es su-ficiente… Tendremos que cocinar 5 ó 6 kilos de arroz y otros más de frijolitos.

Volvamos a casa...

madre...madre...

madre...

aqui, comida...madre...madre...

madre...

aqui, comida...

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Se levanto de la silla decidida. Se acercó a la olla de frijoles, y em-pezó a servirle a cada una de sus hijas. Co-mieron en silencio, con tortillas recién hechas, pan y café negro.

FIN

Yo también...

Yo voy a cocinar más arroz y frijo-

les Mami.

Y yo...

Te acompaño al campo mami, y cortamos quelites, ahora hay

hartos por la lluvia.

Pues vamos, yo voy a buscar a ver quién nos ayuda en el mercado de Córdoba. Dicen

que hay una señora que regala pan a los del anexo. Tal vez

nos ayude con un poco de pan y de bolsa.

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IV. 10 AÑOS, EL APRENDIZAJE

Nunca nos preguntamos

si era o no peligroso. VenÍan niños en el tren, mujeres emba-razadas y algunos ancianos. Por eso no pensábamos que estu-

viéramos cometiendo un delito.

Un dÍa el tren paró en el cambio de vÍa...

...Éramos cerca de 35 mujeres las que atendÍamos a estas personas, a lo largo de la vÍa. Desde la entrada del pueblo hasta “Palma Sola”...

Para el año 2000, una de las principales preocupaciones de las mujeres era su seguridad. Muchos comentarios y crÍticas se rumoreaban en “La Patrona”. Algunos vecinos opinaban que era delito apoyar a los migrantes, que estaban dando de comer a ladrones o gente peligrosa...

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...Corrimos al cambio de vÍa. Vimos gen-te morena, niños de ojos cla-ros, y mu-jeres con un acento distinto a nosotras...

Cuando de repente...

Hola madre, me llamo Jimmy y vengo

de Honduras...

Hay mucha necesidad en mi paÍs, no hay trabajo, asaltos, y los

maras están en confrontación...

Pero Honduras está muy lejos, ¿no? ¿Cuánto

llevas viajando?

Van llegando poco a poco más migrantes...

Un tren en silencio, como testigo mudo...

Llevo 20 días. Entré por Tapachula a México, cruzamos el rÍo Zuchiate, y caminamos a la casa del migrante en Tapachula para descansar...

¿Casa del migrante? ¿Y eso como es?

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Un dÍa soleado, el viento mece las ramas de los árboles, un gavilán en el cielo busca su alimento.

Los policÍas atrapan a los migrantes. Algunos mucha-chos asustados intentan escapar hacia el tren...

El tren se acerca, y las mujeres se apresuran con la comida para los migrantes que buscan un taco a su paso por “La Patrona”.

Unas patrullas se acercan a las vÍas. Las doñas miran con desconfian-za, se concentran en hacer señales al maquinista que aminora un poco la velocidad. Los migrantes bajan y buscan en las cajas el pan o el arroz.

Las mujeres miran cómo detienen e insultan a los migrantes que agarraron, y sin pensarlo rodean las patrullas y exi-gen la liberación de los migrantes. Los policÍas des-concertados no saben qué hacer.

¡A por él..!

¡Esténpreparados!

¡Son peligrosos señoras, es por

su bien!

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FIN

La duda quedó en el pensamiento de Norma, junto con sus hermanas y el resto de mujeres...

¿Es delito ayudar al migran-te? ¿Es delito dar comida a personas indocumenta-das? Dios dice: “dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento”. ¿Qué ley seguir, la ley de las per-sonas o el Evangelio?

Después de esto, la policÍa nunca regresó a detener a algún migrante.

Los policÍas ante las circunstancias optan por dejarlos ir y se marchan.

Nunca nos han hecho daño ni nos roban...

¡Que los suelten, que los suelten!

Y nunca regresen policÍas. Si re-gresan, es para

cuidarlos, no para detenerlos...

Señoras, la constitución lo dice, es un delito defender a

estas personas...

¿Dónde dice que es un delito ser migrante y buscar una vida mejor, dónde señor policía?

TENEMOS QUE DETENERLOS...

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V. INSATISFACCIÓN

Las dudas y las crÍticas empiezan a mermar el trabajo de las mujeres de “La Patrona”.

La falta de información verÍdica hace que sean menos las mujeres que continúan la labor en las vÍas con los migrantes.

DÍas despues...

¡Vaya, parece que viene

otro tren!

Dos trenes llenos de gente, mucha agua que repartir...

Hoy ha sido un dÍa movido, hemos tenido que cocinar hasta 20 kilos de arroz y 20 de frijol.

Norma daba catecismo, iba a misa, cumplÍa su labor en casa, pero se en-contraba insatisfecha. Tanta gente con hambre e indefensa en esos tre- nes la mantenÍa inquieta. ¿Ser negro es delito? ¿Dar de comer es delito?

¿Qué quieres de mÍ Señor, cómo te puedo ayudar? ¿Qué tengo que hacer? ¿Cómo te puedo

servir señor? Dame una señal...

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¡Presiento que algo bueno va a ocurrir!

Norma, llegó el tren y esta muchacha bajó a pedir ayuda...

Señito, nos dicen que solo usted nos puede ayudar. ¡Por favor ayúdennos!

Señora, sé que usted es buena y me puede ayudar. Por favor, no nos abandone. ¡Ayúdemos!

Levántate mujer, quién soy yo para que te arrodilles. ArrodÍllate frente a Dios que es quien nos va a ayudar...

¡Veamos qué hacer!

SalÍ en el tren de Tierra Blanca, con mi esposo, y unos sobrinos hacia Estados Unidos. CorrÍan rumores que habÍa gente a bordo asaltando...

Cuando de repente...

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Unos hombres armados me qui-sieron llevar pero

mi esposo se enfrentó a ellos. En el forcejeo, lo machetearon y nos robaron.

Al llegar a las vias del tren...

Mientras empezaron a moverse para bajar al herido, Norma pensaba sobre lo que estaba ocurriendo. Rezaba en silencio y muchos pensamientos se le abarrotaban...

Amigos, les presento a Norma, y nos va a ayudar...

Dios mÍo, tú me trajiste hasta aquÍ. Ayú-dame, guÍame... ¡Dame una señal de que este es el camino, que esta es mi labor!

¡No me dejes sola en este momento!

¡Está bien, bajen al herido!

Señora, no se preocupe, usted ayude a nuestro compañero, que ayudándolo

a él, nos ayuda a todos...

Muchachos, quisiera ayudar a todos pero me

es imposible.

Solo podremos ayudar al herido y

que sea lo que Dios quiera.

Y se estremeció al mirar...

¡Esa es tu señal “Señor”!

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Entre una multitud bajaron al hombre herido, desde las alturas unos soste-nÍan de los brazos y otros conducÍan desde sus piernas y pies para bajarlo. Ella tuvo la señal que esperaba. Mi-raba como descen-dÍa de la cruz, un “Cristo negro”.

Estuvieron ocho días en “La Patrona”, sin la ayuda de médicos o de los hospitales de la zona...

Supe que esa era la señal que tanto tiempo habÍa estado esperando, el camino que me tenÍa reservado el “Señor”.

...me di cuenta del valor de dar la mano y escuchar al migrante.

Yo, que me sentÍa insatisfecha con el trabajo en la iglesia y el comedor...

Y entendÍ la palabra de Dios: “dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento”. Por fin encontré mi camino, y supe que Dios jamás me dejarÍa sola.

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Los médicos se nega-ron a prestar servicio. DecÍan que era un delito dar consulta a indocu-mentados. Tras curarse, al mes nos llamó desde Estados Unidos.

Un grupo de mucha-chos llegó en 2004, fueron los primeros en interesarse por el trabajo. Iniciaron un documental llamado “De Nadie”. Ganó el premio del público en el festival de cine “Sundance” y las visitas continuaron y llegaron los medios de comunicación.

En 2006, el abogado Santiago Aguirre les explicó que ellas eran defensoras de “Derechos Humanos”.

Después de esto supe cuál era mi camino y mi vocación. La educación y lo mejor para mi hijo, y ayudar a quien más lo necesitaba que era esta gente arriba del tren.

¡Un, dos, tres...!Grabando...

Nosotras no sabÍamos que eso existÍa... Y comprendi-

mos muchas cosas.

Si, ahÍ fue donde más preguntas surgieron, como ¿qué hacemos que causa

tanta admiración?

¿Recuerdas cuando nos llevaron a presentar un cor-

tometraje sobre mamá?22

¿Cómo Íbamos a dejar a estas mujeres solas, y al padre, sin

dinero en la terminal de autobuses durmiendo?

2013. Llega el primer pre-mio. “Premios Nacionales de los Derechos Humanos, Don Sergio Méndez Ar-ceo”. 12 de de 2013, re-ciben el premio Nacional de los derechos humanos, por parte del gobierno federal. En 2015, son nominadas al premio “Princesa de Astu-rias 2015 de la concor-dia”, por parte del principa-do de Asturias, España.

En el 2008, el sacerdote Luis Ángel Nieto, llegó con 14 mujeres, madres de migrantes desaparecidos, durante su camino a Estados Unidos.

Desde 2008, la caravana de madres cen-troamericanas encuentra techo, agua y comida en la búsqueda de sus hijos desa-parecidos.

Dando a conocer estos casos y escuchando a estas mujeres que nadie quiere escuchar...

Tenemos que juntarnos, y hacernos fuertes...

FIN23

“Todo lo que hacemos es para agradecerle a los pobres que nos dejen servirles”. Con esta frase respondía Norma Romero, portavoz de Las Patronas, a los periodistas que querían conocer sus motivaciones. Esta respuesta desconcertante nos habla del espíritu que mueve a estas mujeres pobres a una acción solidaria permanente que les lleva a ser más pobres, más libres y también más eficaces. Su tarea comienza preguntándose dos cosas elementales: ¿por qué hay gente que pasa hambre? y ¿Yo qué puedo hacer? 21 años después, el prestigio de Las Patro-nas, no es ya por una respuesta asistencial encomiable, sino por una respuesta ética, política y educativa que impulsa a muchos a luchar contra las causas de las injusticias y a desafiar a los poderosos de turno. Para nosotros son un exponente actual del espíritu de la noviolencia en el mundo. Con ellas iniciamos esta campaña de promoción de la noviolencia y, en su honor, editamos este cómic con el objetivo de que todos descubramos qué trenes están pasando por delante de nuestras vidas y cómo podemos responder a sus llamadas.

Moisés Mato Campaña Noviolencia2018

info@noviolencia2018.es www.noviolencia2018.es