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LCDE044 - Glenn Parrish - La Otra Tierra

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La otra Tierra

Glenn Parrish

La Conquista del Espacio/044

CAPTULO PRIMERO

Lo primero que Drue Kell hizo al salir de casa aquella maana fue, como todos los das, comprar el peridico.

A veces se preguntaba por qu lo haca. Total, trae lo mismo que ayer, slo que le han cambiado los nombres o las fechas!, se deca.

Inundaciones, cataclismos, atracos, fricciones diplomticas. Por fortuna, el Sentinel, que era el diario que sola comprar traa una muy buena pgina de pasatiempos.

Kell hoje las pginas del diario mientras paseaba lentamente por la acera que bordeaba el Memorial Park de Hallymore. De pronto, algo llam especialmente su atencin.

Era un anuncio de una agencia de viajes y deca:

Quiere conocer Straylan el ms fascinante mundo extraterrestre?

Straylan, el VIlI planeta del 8. sistema de la constelacin del Cisne, a slo 433 aos luz de la Tierra.

EMOCION! AVENTURAS! CACERA DE FIERAS EXTICAS! Viaje a Straylan y trigase como trofeo la cornamenta de un ciervo bicfalo o la dentadura de una serpiente gigante!

Seguridad e inters garantizados por Bancass, agencia de viajes interestelares, calle Fulton, 355. Tel. YI-4487.

Precio del viaje a Straylan, todo incluido: $ 26.737, pagaderos en cualquier moneda.

Kell ley el anuncio y se ech a rer. Qu humor! dijo. Straylan no existe.

O tal vez lo haban descubierto recientemente y l no se haba enterado. La verdad es que Kell no estaba muy bien impuesto de los ltimos descubrimientos astronuticos.

Y como haca una maana estupenda, se dijo que lo mejor era continuar su paseo por el parque, uno de los escasos aciertos de los muncipes que regan los destinos de la ciudad de Hallymore.

De pronto, una muchacha guapsima le cerr el paso.

Por favor, caballero, podra indicarme usted el camino ms corto para ir a la calle Morris-Wyn?

Kell contempl unos instantes a la joven. Contara unos veintitrs aos y era de pelo intensamente negro y mediana estatura. Tena un cuerpo de lneas perfectas y su vestimenta consista en una blusa sin mangas ni espalda y una falda a tiras anchas, debajo de la cual se vean unos pantaloncitos cortsimos.

El conjunto era un recreo para la vista. Kell se qued embobado contemplando a la chica.

Caballero, le he hecho una pregunta dijo ella, ligeramente impaciente.

Ah, s, la calle...

Morris-Wynn, seor.

Bueno, si me permite que la acompae sugiri Kell. No es que Hallymore sea muy grande, pero las indicaciones directas siempre resultarn preferibles a cualquier explicacin verbal.

La chica sonri agradecida.

Estimar el favor, caballero. Me llamo Sylvia Tarryth.

Yo soy Drue Kell sonri l. Venga por aqu, seorita Tarryth.

Kell se dispuso a dar media vuelta para acompaar a la joven. En el mismo momento, not que Sylvia dejaba de sonrer.

La cara de Sylvia expres temor.

Ellos! exclam.

Cmo? dijo Kell.

Dos hombres aparecieron sbitamente por uno de los senderos del parque. El aspecto de aquellos sujetos, observ Kell, era ms bien ttrico.

Ah est grit uno de ellos de repente, al ver a Sylvia.

Inmediatamente, la muchacha dio media vuelta y ech a correr.

Kell estaba perplejo. Deba ayudar a la chica?, se pregunt.

Sintindose todo un caballero galante, se plant con resolucin en el camino de los individuos.

Alto dijo, enrgicamente. Son ustedes policas?

Los dos individuos se contemplaron un instante.

Est de broma dijo uno.

No nos insulte gru el otro.

Aprtese orden el primero.

Desde unos treinta metros de distancia, Sylvia grit:

Djelos, no les haga nada, seor Kell!

Un puo avanz repentinamente al encuentro de Kell, quien, no obstante, pudo eludir el golpe parcialmente. Pero recibi el impacto en un hombro y dio una vuelta completa sobre s mismo, cayendo acto seguido de bruces sobre un parterre.

Vaya una manera de pegar! refunfu, mientras haca esfuerzos por ponerse de pie.

Con el rabillo del ojo vio a Sylvia que corra desesperadamente, seguida de cerca por los dos sujetos. De pronto, Sylvia sac algo de su bolso y lo dej caer al suelo, sin dejar de correr.

Entonces ocurri algo inesperado.

Los dos hombres chocaron contra un obstculo invisible. Retrocedieron con violencia y cayeron al suelo sin sentido.

Rayos dijo Kell.

Ya se haba puesto en pie y se acerc a la pareja, que yacan en tierra inmviles. Dio dos o tres pasos y, de pronto, choc contra aquel misterioso obstculo.

Tante con las manos. Parecale tener delante un muro de cristal invisible, pero de una transparencia absoluta, desprovisto por completo de todo poder de refraccin. Golpe el muro con el puo, pero no se produjo el menor sonido, como, sin duda, habra sucedido de haber pegado en una autntica pared de cristal.

Los dos sujetos empezaron a moverse. Kell no era hombre cobarde precisamente, pero preferira portarse con prudencia y abandon el campo, preguntndose de dnde haba surgido aquella fantstica pared invisible.

Sylvia se lo hubiera podido explicar, pens, pero, por ms que busc luego en el parque, no pudo encontrar el menor rastro de la muchacha.

* * *

El hombre era menudo, casi calvo, con gruesas antiparras montadas al aire y de aspecto ms bien tmido. Lleg ante la puerta de la agencia de viajes interestelares y comprob, mediante la lectura del rtulo correspondiente, que haba llegado al punto de destino. Debajo del rtulo con el ttulo de la agencia haba otro:

ENTRE SIN LLAMAR

El hombre de las antiparras empuj la puerta y asom la cabeza.

Se puede?

Una opulenta recepcionista de ojos grises y pelo escandalosamente teido de rubio, suspendi la apasionante tarea de pulirse las uas.

Entre, por favor dijo con voz condescendiente.

El hombre de las antiparras no se fij siquiera en el fascinador espectculo que eran las bien torneadas piernas de la recepcionista. Usaba un anticuado sombrero y se lo quit con comedido ademn.

Esta es la Agencia Bancass, de viajes interestelares dijo.

S, seor contest la rubia. Yo soy la seorita Goodwin, Flora Goodwin; secretaria de la direccin.

Tanto gusto, seorita. Tengo entendido que ustedes proporcionan pasajes para Straylan.

As es, seor... Todava no me ha dicho su nombre.

El tipo de las antiparras sonri tmidamente.

Mi nombre es un poco raro y algo largo dijo.

Es lo mismo. Si su nombre resulta difcil de pronunciar, lo repetir varias veces hasta aprendrmelo de memoria. Dgalo sin miedo, caballero.

Est bien, seorita Flora. Yo me llamo Xprrqwwzqrs, pero como es un poco complicado, prefiero que me llamen de una manera ms sencilla. Pedro Gmez, por ejemplo.

Flora se qued boquiabierta. Le estaban tomando el pelo?

Y bien, seorita, qu me dice del viaje a Straylan?

La rubia procur componer el gesto.

S; claro, un viaje a Straylan, se..., seor Gmez.

Pero necesitar algunos datos personales de usted.

Por supuesto. Pregunte, por favor.

El nombre ya me lo ha dicho. Profesin?

Ingeniero... S, eso, ingeniero de cerebros.

Flora puso una cara de idiota imponente

Querr decir neurlogo, seor Gmez.

Oh, no, ingeniero de cerebros, seorita.

Flora se encogi de hombros.

A lo mejor es que a los neurlogos les gusta ms el nuevo ttulo mascull. Motivos del viaje a Straylan?

Quiero regresar all, seorita.

Quiere regresar... empez a repetir Flora, maquinalmente. Eh, qu ha dicho? chill.

Ya lo ha odo, seorita; quiero volver a Straylan. Yo soy de all, sabe?

Flora mir de reojo al visitante. Luego se inclin a un lado y toc una palanquita.

Seor Bannion... llam a travs del interfono.

Soy Cassini dijo una voz. Hable, Flora.

Esto..., seor Cassini. Aqu..., aqu hay un caballero que dice que es de Straylan y que quiere regresar a..., a su pas. Le..., le gustara hablar con l?

Hubo un momento de silencio. Despus, se oy la respuesta:

Hgalo pasar, Flora.

S, seor Cassini.

No soy Cassini, soy Bannion gru alguien.

Flora contuvo una maldicin. Nunca acababa de diferenciar las voces de los dos socios propietarios y directores de la agencia.

Est bien, seor Gmez dijo. Tenga la bondad de pasar al despacho de la direccin.

CAPTULO II

Drue Kell lleg a su casa un poco desconcertado por el singular incidente de que haba sido parcial protagonista. Tras algunos momentos de reflexin y aunque ello no era su costumbre, decidi prepararse algo de beber.

Al cabo de unos momentos pens que deba empezar el trabajo cotidiano. Sentse ante el tablero de dibujo y agarr un lpiz.

Estuvo unos momentos trazando bocetos sobre el papel. De pronto, son el llamador.

Espero que no sea algn cobrador dijo, mientras se pona en pie.

Abri la puerta. Parpade.

Los dos sujetos que haban intentado perseguir a Sylvia estaban frente a l y ambos tenan un detalle en comn: las narices rojas e hinchadas, a consecuencia del golpe recibido contra la pared invisible.

Usted es Drue Kell dijo uno de ellos.

Lo admito contest el dueo del piso.

Una mano poderosa le empuj hacia atrs. Yo soy Tino Chinn se present.

Y yo me llamo Macy Ogquist aadi el otro.

Me gustara decirles que es un placer, pero no soy un hipcrita. A qu debo el disgusto de verles por mi casa?

Slo queremos una cosa de usted dijo Chinn.

Es muy sencillo: Olvide a Sylvia Tarryth agreg Ogquist.

Me piden ustedes un imposible, caballeros contest Kell.

Cmo? dijeron los dos intrusos a do.

Quin podra, una vez contemplada, olvidar la arrebatadora belleza de Sylvia Tarryth?

Est de broma refunfu Chinn.

S, pero a m me duelen hoy los callos y tengo un humor de todos los diablos gru el otro. Kell, lo siento, pero va a tener que olvidar a la chica.

Y, de repente, sin previo aviso, sac una pistola. Kell no tuvo tiempo de prevenirse ni siquiera de sentir miedo. La pistola despidi un chorro de gas y Kell lo recibi en plena cara.

Inmediatamente, se tambale, sintiendo una extraa flojedad en las piernas. Luego se derrumb sobre un silln, incapaz de hacer el menor movimiento, pero perfectamente lcido por otra parte.

Ogquist se inclin sobre l.

Me oye usted, Kell? pregunt.

S contest el joven.

Est bien. Vaya darle una orden. Olvide a Sylvia Tarryth. Usted no ha visto jams a esa chica. Entendido?

No he visto nunca a Sylvia Tarryth.

Estupendo. Vmonos, Tino; este tipo ha quedado listo.

Los dos sujetos se dirigieron hacia la puerta.

Este gas del profesor York es maravilloso, verdad, t? coment Chinn en el momento de cruzar el umbral.

Pasaron algunos minutos.

Kell sinti que le picaba la nariz y levant la mano para rascarse. Entonces observ que poda moverse con entera normalidad.

Se levant, hondamente preocupado.

De modo que esos tipos me han dicho que olvide a Sylvia murmur.

Se acerc al tablero y contempl el dibujo que haba trazado minutos antes.

Era una perfecta reproduccin de la muchacha. Kell sonri al darse cuenta de que haba dibujado a Sylvia maquinalmente.

Conque olvidar a Sylvia, eh? murmur. Han pedido un imposible. No la olvidar jams, aunque slo la he visto una vez.

Pero, cmo verla de nuevo?

La respuesta era sencilla: la gua telefnica.

* * *

Jules Bannion y Tim Cassini, los propietarios y dueos de la agencia de viajes eran distintos en lo fsico, pero muy parecidos en otro aspecto: la habilidad que tenan para sacar el dinero a la gente por los medios ms disparatados.

Cuando lleg Pedro Gmez, estaban comentando los resultados de su anuncio.

Pican como moscas deca Bannion riendo.

La gente se pirra hoy da por viajar a los planetas ms lejanos comentaba Cassini. Esto de los descubrimientos en astronutica puede ser una mina para nosotros.

De momento, todo el que quiere ir a Straylan, tiene que dejar mil dlares como anticipo. En cuanto hayamos reunido los cien primos que necesitamos, y no tardaremos ni una semana, la agencia Bancass desaparecer como por arte de birlibirloque.

Y qu haremos con Flora?

Bah, dale diez mil dlares y quedar ms que contenta.

Con tal de que no proteste...

No protestar. Y, de todas formas, no es una chica que se apure. Pronto encontrar trabajo.

S, en una esquina debajo de un farol. Los dos socios rieron a mandbula batiente.

El negocio se mostraba prometedor.

Bannion y Cassini de donde vena el nombre de la agencia, especulaban hbilmente con la tontera del pblico. A todo el mundo le decan que tenan preparada la astronave y que partiran antes de una semana.

Lo que no divulgaban era que los que partiran seran ellos con el dinero de los incautos, naturalmente. Haba cosas que no se podan decir, por aquello del secreto profesional.

Entonces, cuando ms satisfechos estaban, Flora les anunci la presencia de un tipo que quera nada menos que regresar a Straylan.

Los dos socios se desconcertaron. Bannion, sin embargo, con ms presencia de nimo, orden que el visitante fuese introducido en el despacho.

Bannion en persona recibi a Gmez.

Cmo est usted? salud amablemente. Permtame que le presente a mi socio y copropietario Timothy Cassini.

Qu tal seor Gmez? dijo Cassini untuosamente. De modo que quiere viajar a Straylan, eh? Je, jet, eso demuestra que tiene usted buen gusto, amigo mo! Qu quiere beber? O prefiere un cigarro?

No, gracias, en Straylan no se bebe ni se fuma contest el visitante.

Ah, ya, Ley Seca y Ley Antipolucin de la atmsfera, verdad?

Bueno, algo por el estilo... Qu hay del viaje a Straylan? Yo soy de all dijo Gmez con toda naturalidad.

Un magnfico planeta elogi Bannion poniendo los ojos en blanco.

Bah, no crean, corrientito y gracias contest el visitante. Podrn llevarme all?

Por supuesto, pero la nave no zarpar hasta la prxima semana...

Oh, no tiene importancia. Esperar esos das.

Pero antes... Cassini tosi un par de veces. Ejem, ejem! Seor Gmez. el cliente que se inscribe para un viaje a Straylan, debe abonar lo que corrientemente se llama paga y seal...

Una pequea cantidad en concepto de anticipo expres Bannion.

Cinco mil dlares puntualiz el otro estafador.

Oh, s, claro, por supuesto acept Gmez. Meti la mano en el bolsillo, sac un disco que pareca de hierro y lo dej sobre la mesa. Espero que me den un recibo por los cinco mil dlares.

Bannion y Cassini pusieron una cara de idiotas tremenda.

Eso qu es? preguntaron a do.

Cinco mil dlares. En moneda straylanita, claro contest Gmez con absoluta seriedad.

Bannion cogi el disco, que pareca un platillo de caf y tena un centmetro de grueso, y examin con curiosidad los extraos grabados que haba en el anverso y reverso.

Esto... es cinco mil dlares?

Tengo entendido que ustedes aceptan cualquier moneda les record Gmez.

S, desde luego, pero...

El cambio, a la par entre lo que podramos llamar franco straylanita y la moneda de este pas es uno a mil. Yo les he entregado cinco francos straylanitas, lo que equivale a cinco mil francos dijo Gmez con una seriedad absoluta.

Bannion se pas una mano por la cara. Extindele un recibo, Tim indic.

Cassidy escribi algo en un talonario. Arranc la hoja y se la entreg al visitante.

Aqu tiene usted, seor Gmez.

Muchas gracias, son muy amables. Si desean algo de m, me alojo en el Graypole. All pueden avisarme el da de la partida. Ha sido un placer, caballeros.

Gmez sali, dejando estupefactos a los timadores.

Has visto, Jules? dijo Cassini, sin salir todava de su asombro.

Esto me recuerda el tipo que fabric un billete de mil quinientos dlares y al ir a cambiado en un bar le dieron como vuelta dos de setecientos cincuenta gru Bannion.

Pero, de dnde diablos habr salido ese chiflado?

Es que nos ha tomado el pelo?

Cassini manej el interfono.

Flora! rugi.

S, seor Bannion.

Soy Cassini, maldita sea! De dnde ha salido ese tipo?

Pues... vino a la agencia y dijo que se llamaba Xprrqwwzqrs, pero como es un nombre difcil de pronunciar, prefera que le llamasen Pedro Gmez. Tambin dijo que quera regresar a su..., a Straylan, y que era ingeniero de cerebros.

Bannion resping.

Ingeniero de cerebros? repiti a travs del aparato.

S, seor Cassini.

Soy Bannion, diablos... Flora, si vuelve ese tipo otra vez, chele a patadas, estamos?

S, seor Bannion.

Y dgale que aqu no queremos estafadores. Pues no faltara ms! aadi el otro socio virtuosamente.

S, seor Bannion.

Cassini!

Se oy un golpe sordo. Cassini, furioso, acababa de cerrar de un puetazo.

Flora se qued muy afligida.

Pero, cundo aprender a distinguir las voces de esos dos hombres? se lament.

Y luego, de repente, sin saber por qu, encontr que el tmido y esmirriado seor Gmez le haba parecido muy simptico.

CAPTULO III

Sub-Hallymore 2 era un suburbio residencial de la ciudad, situado a pocos kilmetros del centro urbano. Haba un pequeo centro comercial, algunas boutiques, unos cuantos bares y otros establecimientos que se bastaban para las necesidades inmediatas de los habitantes de Sub-Hallymore 2.

Las calles eran anchas, bien pavimentadas y sombreadas por largas hileras de frondosos rboles. Algunos de los vecinos de Sub-Hallymore 2 tenan costumbres muy peculiares.

Por ejemplo, Minnie Overshome, una curvilnea pelirroja a la que no agradaba la soledad en ningn momento. Por eso aquel da, apenas se hizo de noche, abri la puerta posterior de su casa y acogi en sus amorosos brazos al galn de turno.

Otros de los habitantes de Sub-Hallymore 2 tuvieron que regresar repentinamente a la ciudad a imprevistas reuniones de negocios. En realidad, la reunin se celebrara en la casa de uno de ellos, soltero, en torno a una mesa bien provista de tabaco, licores, naipes y fichas de juego.

El seor Kimball, Peter de nombre, tena el hbito de tomarse todos los das unas copas antes de la cena. Kimball llamaba a aquello su diaria inyeccin de moral.

S, Johnny, amigo mo deca con voz ya ligeramente estropajosa, porque t no te puedes dar una idea de lo qu es regresar a casa y encontrarse con una mujer y una suegra dispuestos a armarte una tremolina por menos de diez centavos... Anda, Johnny, ponme otra copa.

Ya est bien, seor Kimball contest el barman, comprensivamente. Tiene cuatro en el estmago; no lo estropee ms. Pgueme y vulvase a casita. Y si quiere un consejo, en cuanto abra la puerta, qutese un zapato y empiece a zapatazos con las dos mujeres. Ver qu pronto cierran el pico.

S, creo que es un buen consejo dijo Kimball, sonriendo con estpida expresin. Correr a zapatazos a las dos y...

Dej unas monedas sobre el mostrador y se dirigi hacia la salida. No era casualidad que su casa quedara justo frente al bar.

Pobre Kimball dijo uno de los clientes. Tiene en casa dos mujeres que le convierten la vida en un infierno.

Si eso me ocurriese a m, ya habra volado la casa con dinamita asegur otro.

No se ha creado recientemente una Legin Internacional del Espacio? Por qu no se alista y se va de la Tierra una temporada? dijo un chusco.

La calle estaba muy bien iluminada y tanto Johnny como los clientes pudieron ver a Kimball caminar un tanto vacilante y detenerse ante la puerta del piso. Kimball sac la llave y la insert en la cerradura.

Se quitar el zapato? dijo alguien ansiosamente. Kimball abri la puerta dio un paso y se cay de bruces en el suelo.

Johnny y los clientes se quedaron atnitos.

Rayos! grit uno. La casa...!

Ha desaparecido... dijo otro.

Kimball estaba cado en el suelo, algo levantada la cabeza, mirando a derecha e izquierda con incredulidad el cuadrado trozo de suelo liso y absolutamente llano que tena frente a s.

Mi casa... Mi mujer... Mi suegra...

De pronto empez a rer como un demente.

Se han volatizado grit exultante de jbilo. Esto hay que celebrarlo.

Y ponindose en pie, dio media vuelta y corri de nuevo hacia el bar, dispuesto a celebrar como era debido el feliz acontecimiento.

Al mismo tiempo, sucedieron varias cosas extraas en Sub-Hallymore 2.

Haca una noche excelente y muchas personas estaban paseando por la calle bien iluminada. Dos de ellas eran mujeres y se pararon de pronto ante una casa a la que le faltaba completamente la fachada.

Oye, Polly, se que veo ah jugando a las cartas, no es tu marido?

Nancy! Tu esposo tambin est ah! chill la otra.

Los jugadores se dieron cuenta de que pasaba algo raro. Oyeron los gritos y se encontraron de repente en una habitacin a la que faltaba toda una pared, la que daba precisamente a la calle.

Mi mujer! grit Ben Smith.

Atiza, mi esposa! exclam Louis McToole.

La seora Smith y la seora McToole se contemplaron un instante.

No eran sos los que decan estaran hoy en una reunin de negocios en Hallymore?

S, s, negocios... Los negocios se los har yo cuando vea a mi abogado.

Un poco ms all, Minnie Overshome, con muy poca ropa encima, estaba en un divn, pegada literalmente a su galn de turno. Ambos se murmuraban palabras de ardiente cario, ajenos a lo que suceda a su alrededor.

Tres personas se pararon de pronto ante la casa sin fachada.

Es la televisin en tamao natural? dijo un humorista.

Caramba con la seora Overshome, qu bien le guarda la ausencia a su esposo! coment otro transente con sarcasmo.

Minnie y su galn no se haban dado cuenta todava de nada. La gente se agolp frente a la casa, que era, como casi todas, de una planta y con un pequeo jardincito alrededor.

Amor mo dijo la ardiente pelirroja con voz acariciadora.

Mi vida susurr el galn.

Ms alto, que no se oye! grit un curioso, guasn.

Eh? dijeron a la vez Minnie y el galn.

Entonces, miraron hacia la pared y vieron que no estaba y vieron tambin...

Minnie opt por desmayarse. En cuanto al galn, sali de estampida por la puerta posterior.

El jolgorio era inenarrable. Pero no eran aquellos los nicos casos extraos de desaparicin de edificios, enteros o en parte, incluso con algunas personas dentro, que se haban producido aquella noche en Sub-Hallymore 2.

* * *

Drue Kell ley las noticias de lo ocurrido en el suburbio, cuando sali a comprar el Sentinel. Le pareci un poco extrao, pero no dio mayor importancia a la cosa.

Estaba preocupado por algo que le haba sucedido y que todava no haba logrado aclarar. Por qu le haban ordenado olvidar a Sylvia Tarryth?

En la gua telefnica no apareca el nombre de la joven. De pronto, Kell se acord de su amigo el teniente Harber, de la polica de Hallymore.

Como estaba en la calle, regres a su casa. Sentse frente al telfono con pantalla visora y llam a su amigo.

Tengo que pedirte un favor, Harb dijo, apenas vio en la pantalla la cara del polica.

Si est en mi mano, dalo por hecho accedi Harber. De qu se trata?

Vers... Kell reflexion un momento y decidi empezar por los dos tipos que le haban visitado la vspera. Relat el incidente a su amigo y concluy: Imagino que querrs los nombres, Harb.

Qu cosas tienes, Drue. Vamos, sultalos ya.

Bien, dijeron llamarse Tino Chinn y Macy Ogquist.

Caramba! resopl el polica.

Qu te sucede, Harb? Acaso los conoces?

Que si...? Vamos, Drue, cmo diablos te has relacionado con esos fulanos?

Yo no me he relacionado con ellos; son ellos los que se han relacionado conmigo. Pero, qu diablos hacen?

Como hacer, no se puede decir que hagan mucho respondi el polica con sorna. Pero me extraa que el todopoderoso millonario Lane Van Der Bruss tenga alguna relacin con un simple, aunque excelente, dibujante.

Yo no tengo relacin de ninguna clase con Van Der Bruss protest Kell. Son ellos, sus amigos, los que vinieron a verme.

No son amigos, Drue, sino empleados. Para puntualizar, sus guardaespaldas.

Rayos! Tenan todo el aspecto de forajidos.

Lo que son suspir el polica. Bien, y qu te dijeron?

Poca cosa. Slo me dieron la orden de olvidar a una tal Sylvia Tarryth. Y es precisamente todo lo contrario lo que yo quiero hacer.

Para qu, Drue?

Pues... para encontrarla, Harb gru Kell. T puedes ayudarme, verdad?

Hombre, har lo que pueda, pero debes tener en cuenta que tambin he de hacer otras cosas.

S me lo imagino, pero eres mi amigo, no?

El polica se ech a rer.

Har lo que pueda Drue contest. Pero, dime, tanto inters tienes en esa chica?

No lo sabes bien, Harb. Es la mujer ms hermosa del mundo contest Kell apasionadamente.

Muchas gracias, seor Kell dijo Sylvia en aquel momento.

* * *

Kell volvi la cabeza muy despacio. Sin darse cuenta siquiera, cort la comunicacin.

Aguantando la respiracin, contempl a Sylvia, parada en el centro de la saIa. Ella le miraba con suave sonrisa.

De veras le parezco la mujer ms hermosa del mundo, seor Kell? pregunt Sylvia.

Kell trag saliva. Ella haba cambiado de vestuario, pero las ropas que llevaba puestas ahora no eran menos audaces y elegantes que las de la vspera. Y la figura continuaba siendo sensacional.

Sonri.

Ya ve, seorita; lo he dicho creyndome solo en casa, de modo que no se puede achacar a adulacin. De pronto se puso en pie. Quiere tomar algo? ofreci.

Sylvia hizo un gesto negativo.

Gracias, por ahora, no contest. Seor Kell...

Drue para usted, Sylvia; y dgame, cmo ha entrado en la casa?

La puerta estaba entreabierta.

Ah, qu descuidado soy. Y cmo ha encontrado el piso?

La gua telefnica explic ella, sin dejar de sonrer.

Muy bien, ya lo s todo..., menos los motivos de su estancia aqu.

Es bien sencillo, Drue. Ayer le ped un favor.

Ah, s, lo recuerdo. Oiga, Sylvia no ir a decirme que ha venido solamente para pedirme que le indique dnde est la calle Morris-Wynn.

Ella sonri hechiceramente.

Por eso estoy aqu, Drue.

De lo cual me alegro infinito, Sylvia. Bueno, pedir a informacin que me conecte en la pantalla el plano de la ciudad...

Sylvia alz una mano.

Es que me gustara que me acompaase usted en persona manifest.

Yo? Por qu?

No confa en m, Drue? pregunt ella, dulcemente.

Oh, por supuesto que s. Y ahora mismo iremos a la calle... Espere un momento, Sylvia. Dgame, Drue.

Ayer la persiguieron a usted dos tipos.

Lo recuerdo perfectamente, Drue.

Pero usted tir algo al suelo y evit la persecucin de una manera fantstica, por no saber calificarla de otro modo.

Sylvia exhal una corta carcajada.

Ya se lo explicar en otro momento contest. Vamos?

Momentos despus, se hallaban en el stano de la casa donde resida Kell y en el que se hallaba su coche. Kell ayud a Sylvia a ocupar su puesto y luego l se sent en el suyo. Dio la llave de contacto y empu la palanca de mando, empujndola suavemente hacia adelante.

Curioso dijo Sylvia. Cmo se mueve el coche, Drue?

Electricidad irradiada contest l. Para que la energa se transmita al motor de un vehculo ya no son necesarios los cables, como antiguamente.

Ah, muy interesante coment ella. En mi pas, los coches se mueven por otra clase de energa, no menos efectiva por supuesto.

Salieron a la calle. La misma palanca serva de timn de direccin y Kell orient el vehculo hacia la ruta deseada.

La marcha es muy suave observ ella.

El pavimento y las ruedas del coche. Ahora son macizas. Antes eran cmaras de goma huecas, con aire a presin en su interior explic Kell.

Y ya no las usan as?

No. Los coches proliferaron tanto, que un da se lleg a temer que toda la atmsfera acabara encerrada en las cmaras de las ruedas, por lo que la Humanidad corra el riesgo de morir por asfixia. Claro, se inventaron las ruedas macizas, mejor dicho, se reinventaron...

Sylvia y Kell se miraron y rompieron a rer.

Era slo un chiste dijo l. Y a propsito, Sylvia, de qu pas es usted, donde, al parecer, se utiliza otra clase de energa?

Soy de Straylan, Drue contest la joven.

Straylan..., Straylan... repiti. Dnde he odo yo este nombre antes de ahora?

Aguarde, aguarde, todava no he terminado. Sylvia cules son sus relaciones con un tal Lane Van De Bruss?

Ella se puso muy seria.

Por qu me lo pregunta? quso saber.

Por la sencilla razn de que poco despus, los tipos que quisieron atacarla a usted, estuvieron en casa...

Kell relat el incidente por segunda vez. Al terminar Sylvia pareci quedarse muy preocupada.

Dice que le arrojaron un gas narctico a la cara le ordenaron olvidarme murmur.

As fue, Sylvia. Desde luego, el narctico me privo de todo movimiento durante unos minutos, aunque no de la consciencia en ningn instante. Sin embargo hubo un pequeo espacio de tiempo en que me vi forzado a responder afirmativamente. Pero no la olvid, ni mucho menos, como ellos pretendan.

Es curioso dijo Sylvia. Ese gas debera haberle hecho efecto para siempre, slo en lo referente a m claro...

Cmo? Acaso conoce usted los efectos de ese gas?

S, Drue respondi ella sorprendentemente. Y crame, estoy muy extraada de que con usted no haya servido para nada. Por qu ser Drue?

El joven se encogi de hombros.

No tengo la menor idea respondi. Bueno, vamos a la calle Morris-Wynn?

S, cuando guste.

CAPTULO IV

Los ojos de Flora Goodwin contemplaron con aprensin a la pareja de sujetos que acababan de entrar en el despacho.

Aqu se formulan inscripciones para el viaje a Straylan dijo Tino Chinn.

S seor... contest Flora, procurando componer la figura. Si tienen la bondad de darme sus nombres...

No es necesario cort Ogquist secamente. Dnde est el director de la agencia?

Son dos, los seores Bannion y Cassin. Les anunciar su visita.

No ser necesario, preciosa asegur Chinn. Vamos, compaero.

Los dos individuos se dirigieron hacia la puerta sealada con el rtulo de PRIVADO. Chinn abri y entr resueltamente.

Ogquist le sigui en el acto. Llena de curiosidad Flora conect el interfono.

Hola, caballeros salud Bannion. En qu puedo servirles?

Ustedes son los que organizan el viaje a Straylan dijo Ogquist.

En efecto. Yo soy...

No me interesa quin sea usted interrumpi Ogquist secamente. Preparado, compaero?

Desde el primer momento respondi Chinn. Bannion y Cassini contemplaron con curiosidad a los visitantes. La curiosidad se troc en pnico cuando vieron que cada uno de los visitantes sacaba una especie de porra delgada y alargada, como de unos sesenta centmetros de longitud.

Las porras empezaron a moverse en el acto. Aterrada, Flora oy una serie de atroces ruidos, ayes de dolor, maldiciones, juramentos de todas clases, crujidos de muebles astillados y estallidos de vidrios rotos.

El terror paraliz durante unos momentos a la joven. Cuando quiso reaccionar para llamar a la polica, Chinn y Ogquist salan ya del despacho, con el aire satisfecho del que ha hecho un buen trabajo.

Ogquist se acerc a Flora y la barbille descaradamente.

Nena, un buen consejo; esta agencia acaba de ser clausurada, as que bsquese otro empleo.

Flora tard unos momentos en reaccionar. De pronto, alguien la llam por el interfono.

Flora... dijo una voz desmayada.

S, seor Cassini...

Soy Bannion manifest el aludido, esta vez sin mostrar enojo. Triganos algo de beber; aqu han quedado todos los frascos rotos.

Cuando Flora entr en el despacho crey que haba pasado un cicln. No haba un solo mueble sano, las ropas de los dos socios estaban destrozadas y ellos estaban llenos de golpes y contusiones diversas.

El aspecto de la pareja era lastimoso. Haciendo un esfuerzo, Cassini sac un puado de billetes y se lo entreg a la joven.

Tome, Flora; hemos ce..., cerrado la agencia dijo.

Ella asinti pensativamente. Qu iba a ser del pobre seor Gmez, que esperaba con tanta ansia regresar a Straylan? De pronto, se le ocurri que tena que decrselo. Gmez se alojaba, haba dicho, en el Graypole.

Ira a verle, decidi en aquel mismo momento.

* * *

Ya lo tengo! grit Kell, de pronto.

Qu es? pregunt Sylvia.

Straylan! Lo le ayer mismo en el diario. Hay una agencia que organiza viajes a ese planeta.

De veras, Drue?

Absolutamente seguro contest l. Precisamente tena el peridico con el anuncio en las manos cuando la conoc a usted.

Es curioso. murmur. Nunca cre que hubiese en la Tierra gentes capaces de encontrar la ruta estelar para llegar a Straylan.

Hombre, cuando alguien anuncia una cosa semejante, es que est seguro de realizarlo, no cree?

S, claro.

No parece muy convencida, Sylvia.

Drue, es que lo encuentro extrao. Desde la Tierra se organizan viajes a los planetas habitados con los que se ha entablado relaciones amistosas. Pero, que yo sepa, el gobierno de la Tierra no tiene an relaciones de ninguna clase con Straylan.

Bueno, puede que sea extrao, pero yo no estoy muy al corriente de la poltica extraplanetaria. Le digo solamente lo que s, Sylvia.

Por supuesto, Drue. Bien, este es un asunto que puede esperar. Hay otro que corre ms prisa. La calle Morris-Wynn.

S, Drue.

No tardaremos mucho en encontrada. Ya estamos llegando a Sub-Hallymore 2.

Momentos despus pasaban junto a un gran grupo de gente que contemplaba un solar vaco. Un poco ms adelante vieron algunas casas a las que les faltaba la fachada y tambin otros dos solares cuyo suelo era absolutamente liso.

Ya est dijo Sylvia. Ya se ha producido.

Cmo? pregunt Kell.

Sylvia apret los labios.

Tengo que ir al nmero seiscientos diez de la calle Morris-Wynn contest evasivamente.

Kell guard silencio. Momentos ms tarde se detena frente al jardn de una casa de grandes dimensiones y lujoso aspecto.

El jardn era asimismo grande y muy bien cuidado. Una pequea valla de mampostera sealaba los lmites.

Junto a la entrada haba un pequeo poste con el buzn para la correspondencia. En el frontis de la caja del buzn se lea un nombre:

L. VAN DER BRUSS

Kell peg un respingo.

Sylvia!

Qu te pasa Drue?

El dueo de la casa... Lo conoce usted?

No se puede hablar de conocimiento de una manera estricta contest ella. Pero efectivamente se quin es.

Quiz ignora la personalidad de los tipos que perseguan ayer en el parque y que quisieron que y la olvidase a usted.

Por qu dice eso Drue?

Sylvia son guardaespaldas de Bruss.

Ella guard silencio unos momentos. Luego se encogi de hombros.

Bueno eso es algo que yo no puedo evitar. Dru querr esperarme un poco?

Con mucho gusto accedi l a la vez que saltaba del coche para ayudarla a apearse.

Kell permaneci contemplando a la muchacha, que caminaba con gracia singular, hasta que la vio desaparecer en el interior de la residencia. Luego se pregunt cul era el mejor mtodo para entretener la espera.

A cincuenta pasos de distancia vio la muestra de un bar. Momentos despus, se sentaba en un taburete ante el mostrador.

Un caf con algunas gotas de coac pidi.

* * *

Pedro Gmez parpade al ver a Flora en la puerta de su cuarto.

Se seorita Goodwin dijo.

Flora le dirigi una hechicera sonrisa, a la vez que le tenda la mano.

Cmo se encuentra, seor Gmez? Puedo pasar? Tengo que decirle algo importante manifest.

Oh, claro, claro accedi el hombrecillo de inmediato. Entre, por favor.

Flora cruz el umbral, haciendo ondular insinuantemente sus caderas de generosos contornos. Pas junto a Gmez y comprob que la frente del hombre le llegaba apenas a la nariz.

U... usted dir, seorita habl Gmez.

Se trata de su viaje a Straylan manifest Flora, lanzando un suspiro, que dilat de manera increble su busto de amplios contornos. Temo que se va a llevar un chasco.

Chasco? Qu significa eso? pregunt Gmez.

Decepcin, amigo mo. La agencia ha sido clausurada y todos los compromisos cancelados.

Oh murmur el hombrecillo. Desanimado, se sent en un divn.

Y cmo vuelvo yo ahora a Straylan? murmur. Flora se sent a su lado.

Seor Gmez, tengo que confesarle una cosa: Straylan jams ha existido.

El hombrecillo peg un salto.

Seorita Flora! Cmo puede decir eso, si soy de Straylan y he llegado precisamente de all?

Pero le juro que es verdad. Fue una invencin aquel par de pcaros para sacar dinero a los incauto A la gente le ha dado la moda por viajar a los planetas cuanto ms fantsticos, mejor; aqu gusta mucho lo de ir a un mundo lejano, distinto del nuestro en todo, con animales raros y cosas exticas. A Bannion y Cassini se les ocurri la idea de montar una agencia de viajes y eso es todo.

No..., no lo entiendo dijo Gmez desconcertado.

Pues es bien sencillo. Los clientes iban, pagaban sobre cinco mil dlares de anticipo y se les deca que a la semana siguiente estara lista la astronave, cosa que no es cierta. Ellos slo queran cien pasajes para Straylan, lo que iba a dar medio milln de dlares de beneficios.

Eso significa que se han quedado con mi dinero.

Justamente. Lo siento, seor Gmez, usted me ha cado enormemente simptico declar la rubia. Yo lamento lo que le ha ocurrido, pero si quiere, le devolver de mi peculio parte de su dinero. No es mucho, esos granujas me han dado unos dos mil dlares...

Flora intent abrir el bolso, pero Gmez la rechaz suavemente.

El dinero no me preocupa dijo con una sonrisa de gratitud. Lo que me preocupa es la vuelta a Straylan.

Flora elev los brazos al cielo.

Y dale! exclam. Seor Gmez...

Pedro, por favor rog l suavemente.

Est bien, Pedro. Cmo he de decirle que Straylan no existe?

Bruscamente, Gmez agarr las manos de Flora y la mir fijamente al fondo de los ojos.

Flora, yo soy straylanita. Tengo que volver all, comprende? Usted podra ayudarme, si quisiera...

Oh, claro que s, Pedro contest ella. Le ayudar, aunque no s cmo, a decir verdad.

Debo seguirle la corriente pens. Pero es tan simptico.

Le mir con ternura. No fue l, sino ella, quien rode con el brazo unos hombros masculinos. La cabeza de Gmez fue atrada hacia el clido y prominente seno de Flora, en el que l se apoy ronroneando como un gato satisfecho.

Flora dijo al cabo de unos segundos.

S, Pedro?

Estoy seguro de que en Straylan no habra encontrado nunca una mujer tan cariosa como t.

Eso lo hace la simpata que t me inspiras dijo ella.

S, eres muy buena conmigo. Pero me ayudars a volver a Straylan.

Si tanto te empeas... Aunque no s por dnde empezar, la verdad sea dicha, Pedro.

No conoces a nadie en la Tierra que pueda proporcionamos dos pasajes?

Hombre, dicho as de pronto Pero podramos ir a ver a alguien que tal vez nos servira de gran ayuda.

Quin es, Flora?

Se trata de un pariente mo, primo en segundo grado, muy buen dibujante, por cierto. Te parece bien que vayamos a verle?

Gmez se puso en pie de un salto. Vamos, Flora acept entusiasmado.

Los dos quedaron un momento frente a frente. Como ponan una pareja un tanto extraa, Flora ms alta que l, rubia y de formas exuberantes, y Gmez menudo, casi calvo y con mirada de miope, a pesar de sus antiparras.

De pronto, Flora agarr la cara de Gmez con ambas manos y la atrajo hacia s para besarle.

No s que me has dado, pero creo que he enloquecido por ti suspir ardientemente.

Alguien tosi de pronto, interrumpiendo con gran inoportunidad el trrido abrazo de la pareja.

Ejem, ejem! dijo una voz de hombre. Perdonen la indiscrecin, pero he venido para llevarme al seor Xprrqwwzqrs a Straylan.

CAPTULO V

El caf con coac estaba muy bueno. Satisfecho, Kell se sent en el coche para esperar ms cmodamente a Sylvia y, a fin de pasar mejor el tiempo, encendi un cigarrillo.

Transcurrieron algunos minutos.

De pronto, vio venir a un hombre por la acera. Frunci el ceo. Era Tino Chinn.

Kell llevaba una vieja revista en el asiento posterior y la cogi para ponrsela ante la cara. Por encima del borde superior, contempl la aproximacin del guardaespaldas.

De repente, cuando Chinn llegaba ya a la puerta del jardn, otro hombre apareci caminando en sentido opuesto.

Eh, t llam con voz de tonos irritados.

Chinn se volvi. Kell lo vio ponerse espantosamente plido.

Volvi la cabeza para averiguar los motivos de la palidez de Chinn y se qued atnito.

El segundo individuo era una reproduccin exacta del propio Chinn.

Se trataba de dos hermanos gemelos?

Tienes que irte de aqu dijo Chinn 0. Ests ocupando un puesto que no te pertenece.

Eres t quien debe irse asegur framente Chinn 1. Y si no te marchas...

Esta clase de problemas tiene una fcil solucin afirm Chinn 0.

Y sac una pistola de tipo antiguo, pero terriblemente efectiva.

Pam; Pam! Pam!

Sonaron tres disparos muy seguidos. Los ojos horrorizados de Kell vieron aparecer tres sangrientos orificios en el pecho de Chinn 1.

Se oy el golpe sordo de un cuerpo humano al chocar contra el suelo. Casi en el acto, Kell percibi otro sonido anlogo.

Los pelos se le pusieron de punto. Chinn 0 yaca tambin en el suelo, con el pecho agujereado de la misma manera que su doble.

Sonaron algunos gritos en las proximidades. Kell no saba qu hacer.

Sylvia sali corriendo de la casa. Drue! grit.

Dos o tres hombres corran detrs de la joven. Uno de ellos era grueso, menudo y de abundante pelo rojizo, del color de la zanahoria.

Sylvia lleg junto a la acera, vio a los hombres tendidos en el suelo, casi tocndose por los pies, y estuvo a punto de desmayarse.

Alguien lanz una maldicin. A lo lejos se oy una sirena policial.

La que se va a armar dijo Sylvia, cuando se hubo rehecho un poco.

Kell se situ a su lado.

Pero, se puede saber lo que pasa? pregunt, tremendamente desconcertado.

Ya se lo dir luego contest ella en voz baja. Ahora limtese solamente a contar lo que ha visto.

Est bien respondi Kell, dispuesto a enfrentarse con los policas.

* * *

Gmez y Flora se separaron al or la voz del recin llegado.

Quin es usted? pregunt el primero.

Emil Vroot contest sonriendo el recin llegado. Tengo el honor de hablar con el seor Xprrqwwzqrs?

Hubo un momento de silencio.

Flora y Gmez contemplaban al recin llegado, un sujeto de estatura ms que regular, hombros poderosos y crneo completamente mondo. Debajo de unas cejas muy espesas, asomaba una prominente nariz de trazos ganchudos.

Ese es mi nombre, aunque prefiero usar el de Gmez respondi el hombrecillo finalmente.

En ese caso, no hay duda. Usted es el tipo a quien busco.

Para llevarme a Straylan?

S, seor.

Gmez frunci el ceo.

No estoy muy seguro de que diga la verdad, seor Vroot.

El calvo se impacient.

Verdad o no, tiene que venirse conmigo gru.

Aguarde un momento pidi Gmez.

Meti la mano en el bolsillo y sac un aparatito del tamao de un paquete de cigarrillos, del que extrajo una antenita que se despleg en cuatro ramas por s mismo. A ver, repita lo que ha dicho antes, seor Vroot pidi.

El calvo suspir.

He dicho que he venido aqu para llevrmelo a Straylan dijo, simulando armarse de paciencia.

Miente! grit Gmez.

Oiga, le digo que...

Fuera, embustero! Usted es un falsario y yo no le acompaara ni a la esquina a comprar el peridico.

Vroot se hart y agarr el brazo izquierdo del hombrecillo.

Est bien, basta de discusiones, macaco rezong. Le guste o no, se va a venir conmigo...

Una mano le toc en el hombro. Oiga, amigo dijo Flora.

Aprtate, gorda! mascull Vroot.

Flora se indign.

Gorda! Gorda yo? resopl.

Tena el bolso en la mano y golpe con todas sus fuerzas.

Vroot lanz un aullido. El impacto fue recibido de lleno por su nariz y, como consecuencia, los ojos se le llenaron de lgrimas.

Pero la ira de Flora no se haba disipado del todo con aquel golpe. Alz la mano derecha, ahora sin bolso, y propin a Vroot una espantosa bofetada que le hizo dar dos vueltas sobre s mismo.

Vroot lanz un rugido de ira. Flora estaba ya desmelenada y le arre un tremendo puntapi en una de las espinillas. El calvo empez a dar ridculos saltos a la pata coja en torno a la habitacin.

Mira que llamarme gorda! deca Flora, cuya clera no se aplacaba todava.

Gmez contemplaba embobado la reaccin de la joven. Por un momento, pareci que Vroot iba a rehacerse, pero, de pronto, el brazo de Flora se dispar rectamente.

Al extremo del brazo iba un puo cerrado, que entr en contacto con un ya resentido apndice nasal. Vroot lanz un rugido y cay con los pies por alto sobre un divn.

Ya tiene bastante dijo Flora, con el pecho sumamente agitado por una entrecortada respiracin. Vamos, Pedrn?

S, querida contest el hombrecillo, embobado por el aire resuelto de aquella amazona con faldas.

Flora agarr la mano de Gmez y tir de l hacia la salida.

Momentos despus, estaban en el coche de la joven.

Oye, Pedrito dijo ella, qu diablos de cacharro es se que te ha permitido saber que Vroot era un mentiroso?

Gmez solt una risita:

Pues eso precisamente, querida: un detector de mentiras contest, ante el asombro de la opulenta rubia.

* * *

Sylvia, tiene usted que explicarme muchas cosas...

Ahora no, por favor ataj ella rpidamente.

Kell se dio cuenta de que la joven estaba bastante trastornada y no quiso insistir. Le pareci que en el estado de Sylvia haba algo ms que las extraas muertes producidas ante la casa de Van Der Bruss.

La llevar a mi casa, si no tiene inconveniente sugiri.

S, muchas gracias, Drue.

Los trmites con la patrulla haban sido relativamente rpidos, aunque les haban citado para declarar en otro momento ms extensamente en la Jefatura de Polica. Los dos se acomodaron en el coche y momentos despus, emprendan el regreso.

Entraron por la puerta que daba al garaje subterrneo y tomaron el ascensor que conduca a los pisos. Una vez en casa, Kell prepar dos copas y entreg una a la joven.

Y bien, Sylvia?

Ver, Drue, hay mucho que contar

Ding, dang!

Kell torci el gesto.

Quin ser el importuno que viene a molestarme ahora? mascull.

Dej la copa a un lado y se dirigi hacia la entrada. Abri la puerta y vio a una hermosa rubia, de vistoso aspecto, con un esmirriado hombrecillo colgado de su brazo derecho.

Hola, primo Drue salud Flora. Cmo te encuentras? Conoces a Pedro Gmez?

Atiza! Pero si es...

La misma que viste y calza, Drue; la hija de Ray y Martine Goodwin. Martine era prima hermana de tu madre, recuerdas?

Pues claro que s. Oh, perdona, Flora. Entren, entren, se lo ruego, invit KeIl con una cortesa que solo era exterior.

Gracias, Drue. Pedrn, ste es mi primo Drue.

Cmo est usted? salud Gmez educadamente.

Encantado. Quieren tomar algo? Ah, permtanme que les presente a la seorita Sylvia Tarryth.

Que tal? dijo Sylvia.

Gmez mir a la joven por encima de las antiparras.

A usted me parece que la conozco yo, seorita dijo.

S murmur Sylvia desganadamente.

Flora intervino de nuevo con su desparpajo habitual. Oye, Drue, no nos invitas a un trago? Qu prefieres, Pedrito?

Gracias, nena, pero yo no bebo respondi Gmez, sin dejar de mirar fijamente a Sylvia.

Yo, s, cariito. Anda, Drue, chame una dosis de lo mismo que vosotros.

Kell estaba un poco sorprendido y hasta disgustado por la intempestiva llegada de su prima.

Flora lo not y solt una risita.

Te desagrada que haya venido verdad? Ya s que no disfruto de muy buena fama entre la familia, pero, qu quieres a una le gusta vivir su vida. No le parece a usted, seorita Tarryth?

Sylvia contest con una sonrisita de circunstancias.

Flora se ech un buen trago del vaso que Kell acaba de entregarle y luego se encar de nuevo con su primo. Drue, tengo que pedirte un favor. Ah, dinero no, por supuesto. Se trata de Pedrn, comprendes?

Observo que existe una gran confianza entre ambos dijo Kell. Qu tiene, minas de diamantes?

No seas mal pensado, Drue. Pedrito es ingeniero de cerebros y est en un apuro.

Ingeniero de cerebros resopl el joven.

As es, seor Kell confes Gmez.

Bueno, si usted lo dice... Cul es su apuro y por qu creen ambos que yo puedo solucionrselo?

Vers, Drue, Pedrito tiene que hacer un viaje y...

Bueno, yo he trabajado unos das para unos estafadores confes Flora, sonrojndose un tanto. A Pedrito le timaron unos miles...

Cinco mil puntualiz Gmez.

Tengo un amigo en la Polica dijo Kell.

No se trata de denunciarlos; no sacaramos gran cosa declar Flora. Lo que queremos es que nos ayudes a buscarle un pasaje para Straylan.

Straylan! grit Sylvia.

Kell se sorprendi de la exclamacin de la joven. Gmez se volvi hacia ella.

As es, seorita. Yo quiero regresar a Straylan y Flora me ha trado a casa de su primo, para ver si me ayudan a conseguir el pasaje de vuelta.

Es curioso manifest Sylvia sorprendentemente. Yo tambin soy de Straylan.

CAPTULO VI

Flora se ech al coleto de un solo golpe el resto del contenido de su vaso. Luego tendi la mano hacia Kell. Dame otro trago, Drue dijo. Lo estoy necesitando.

De modo que usted es de Straylan, eh? sonri Gmez.

As es confirm Sylvia, sonriendo tambin.

Por eso me parece que su cara me es conocida.

No es usted la hija de Tryxxvnnmws y Hnbwsljhwwcs?

En efecto, seor Gmez. Cmo lo ha sabido usted?

Muchacha, yo fui compaero de estudios de tu padre. Claro que l iba ya en el ltimo curso, a punto de graduarse en Fsica Luminocintica y yo acababa de ingresar, en la misma Hiperuniversidad. De ah nuestra ligera diferencia de edad... y el que entonces tu contabas unos doce aos.

De eso hace otros tantos sonri Sylvia. De modo que estudiaron en la Hiperuniversidad de Khrrqfgnscs? .

All estudibamos, en efecto. Muchacha, qu cambiada ests... para mejor, claro. De momento, no te conoca, pero luego he podido darme cuenta de que eres el vivo retrato de tu madre. Era una mujer guapsima..., bueno, seguir sindolo, me imagino.

Se conserva bien, en efecto, doctor..., perdn, hiperdoctor.

Es igual muchacha, es igual. Mira qu casualidad, encontrarme en la Tierra con una paisana! No te parece admirable, Flora, cario?

Flora estaba sin habla, lo mismo que Kell. El joven fue el primero en reaccionar, sin embargo.

Por favor dijo, esos nombres tan raros, con tantas consonantes...

Gmez se ech a rer.

Son los nombres que se emplean en el lenguaje straylanita contest. Yo mismo me llamo Xprrqwwzqrs, pero he preferido adoptar en la Tierra un nombre menos complicado.

El mo es Vxrrtsklmnddcs dijo Sylvia.

Pero bueno, si Straylan es slo una invencin de dos granujas explot Flora.

Straylan existe afirm Gmez. Lo que no entiendo es cmo se les ocurri ese nombre para organizar su estafa.

Vete a saber murmur la rubia pensativamente.

Se les ocurri por casualidad y es un nombre de fcil pronunciacin. Sin embargo, nunca llegaron a imaginarse que su ficcin se convirtiese en realidad.

Es probable que sea as, Flora convino Kell, pero de lo que no cabe ninguna duda es de que yo no puedo proporcionar ningn pasaje para Straylan al doc... al hiperdoctor Gmez.

Un momento dijo el aludido.

Meti la mano en el bolsillo y sac su detector de mentiras.

Repita eso que acaba de decir, seor Kell pidi.

No puedo conseguirle ningn pasaje para Straylan dijo Kell.

Gmez hizo un gesto de asentimiento.

Dice la verdad manifest, vuelto hacia Flora.

Mi primo no te mentira, Pedrn asegur la rubia.

Tiene usted mucho inters en regresar a Straylan? pregunt Sylvia.

Imagnese. Anda por ah suelto un loco capaz de cometer un serio desaguisado, sino se le ata a tiempo. Me refiero a Hgpnmbsxxrqcs, por supuesto.

Lane Van Der Bruss! exclam Sylvia.

* * *

Si no me explican con toda claridad lo que sucede, yo me voy a volver loco refunfu Kell. Sylvia, por favor...

Un momento, Drue rog la muchacha. Cmo ha llegado usted a la Tierra, hiperdoctor?

En una cpsula de traslacin cuasiinstantnea, pero se me destruy en el aterrizaje. Por poco si me rompo yo la cabeza. Y t?

Yo vine por el otro camino, usted ya sabe cul es.

S, claro, pero no me atrev a usado, temeroso de que Bruss me pusiera inconvenientes. Te los ha puesto a ti?

Quiere devolverme a Straylan. Teme que yo estropee sus proyectos.

Flora y Kell estaban atnitos a causa de lo que escuchaban. Gmez mene la cabeza y dijo:

Bruss es un mal bicho. Si no lo paramos a tiempo, armar una de las gordas. Por eso quera yo volver pronto a Straylan.

Y cerrarle la entrada de la_ otra ruta que l tiene abierta all.

S, justamente.

Va a resultar difcil vaticin Sylvia. La nica manera sera utilizando una cpsula de traslacin cuasiinstantnea, pero yo no tengo ninguna. Aunque s dnde hay una, claro.

Dnde? pregunt Gmez vidamente.

En casa de Bruss, claro. Es hombre que no descuida las precauciones y se trajo una de esos aparatos para cubrir cualquier eventualidad.

Resulta lgico, claro.

Pero me temo que no podremos conseguir la cpsula dijo Sylvia desanimadamente. Est muy vigilada por sus gorilas.

Gorilas? repiti Gmez, extraados.

Guardaespaldas aclar Flora.

Bien intervino Kell, pero antes de que sigan adelante con tan interesante como incomprensible dilogo, me gustara que explicasen cules son las posibles catstrofes que puede desencadenar Bruss.

En realidad, lo ha hecho ya afirm Sylvia. No ha visto usted los desperfectos que se han producido en Sub-Hallymore 2? No ha visto cmo dos hombres se mataban a tiros?

Delante de mis narices rezong el dibujante. Pero slo uno de ellos dispar.

Porque fue como disparar contra un espejo que permitiese la animacin corprea de la imagen reflejada. Si usted lo hiciera, tambin morira.

Kell parpade.

A ver, Sylvia, explquese un poco mejor.

Los dos Chinn eran dos y uno solo. Uno de ellos, por supuesto, era el terrestre. El otro era una duplicacin perfecta, que ocupaba su puesto, porque de haber seguido el terrestre junto a Bruss, no habra obedecido las rdenes de ste, ya que el actual Bruss no es el autntico Bruss, sino la imagen reflejada en el supuesto espejo de animacin corprea.

Flora se desplom sobre un silln.

Si esto no se aclara pronto, me veo en el manicomio gimi.

Creo que empiezo a entender un poco las cosas dijo Kell. Los dos hombres eran, puede decirse, dos seres exactamente iguales, pero con cerebros distintos.

Eso es confirm Sylvia.

Pero, bueno, cmo lo han conseguido?

Bruss necesitaba ocupar el puesto del autntico Bruss, incluso con sus guardaespaldas. Hubo una accin de duplicidad, duplicacin, estara mejor dicho, y as aparecieron los que son como los terrestres, pero que son straylanitas.

S, voy comprendiendo. Pero, por qu duplicar precisamente a Bruss y no a otro terrestre cualquiera? Porque en la casa de Bruss est otra de las entradas del camino que conduce a Straylan, y que permite el viaje de Straylan a la Tierra, claro.

Kell se qued con la boca abierta.

Sylvia, que son cuatrocientos treinta y tres aos luz exclam.

Oh, eso no importa dijo ella con cierta displicencia. Esa distancia es la astronmica, pero no en s la distancia real. Mi padre te lo explicara mejor puesto que es profesor de Fsica Luminocintica. Bstate saber, sin embargo, que en el repliegue del continuo espaciotemporal, la Tierra y Straylan son dos astro gemelos, muy parecidos entre s, con las inevitables peculiaridades derivadas ms bien de la idiosincrasia de sus respectivos habitantes. Ambos planetas coexisten e distintos planos temporales, pero contiguos, no s si lo entenders.

Lo nico que entiendo es que Straylan es otra Tierra dijo Kell, desconcertado.

Muy atinado intervino Gmez. Otra Tierra, es lo que es Straylan, y el paralelismo de la continuidad espaciotemporal es lo que permite, con los debidos medios, el viaje instantneo de uno a otro planeta, pasando de un plano espaciotemporal a otro y viceversa.

Flora tena la cara tapada con las manos. Pedrn dijo, casi llorando, cuntos aos nes?

Pues ... contest Gmez algo extraado, cuarenta y uno. Pero parezco mayor, porque tengo un aspecto no demasiado atrayente, la verdad.

Tienes catorce aos ms que yo dijo Flora. posible que hayas aprendido tantas cosas en tan corto espacio de tiempo?

Gmez se ech a rer.

Como t no las has estudiado, estn fuera de tu alcance contest. Pero si te dedicases al estudio...

No! protest Flora a voz en cuello. Enloquecera, creme.

Est bien cort Kell. Quedamos en que Bruss tiene unos proyectos nada gratos y que es preciso evitar que los lleve a cabo. Eso slo se conseguira si el hiperdoctor...

Pedro, por favor rog el aludido.

De acuerdo, Pedro. Para frustrar los planes de Bruss es preciso ir a Straylan y destruir la entrada que tiene all.

S, justamente confirm el hombrecillo.

Pero usted slo puede ir en una cpula de traslacin cuasiinstantnea que posee Bruss.

Eso es, Drue.

Muy bien. En tal caso, slo queda una solucin: iremos a casa de Bruss y nos apoderaremos de la cpsula.

Los cuatro? pregunt Flora.

Era un decir. Ir yo solo.

Espere, Drue dijo Silvia. Usted no sabe manejar el aparato. Yo le acompaar. Mientras, Pedro y Flora pueden aguardamos aqu.

No es mala idea aprob la rubia. As como as, estoy llevando unos das de jaleo que, si no se acaban pronto, me dejarn en los huesos.

Pues no creas que no te convendra perder unos cuantos kilos dijo Kell sonriendo.

Flora le amenaz con tirarle el bolso a la cabeza, pero Gmez le agarr la mano a tiempo.

Nena, a m me gustas tal como eres dijo cariosamente. No te preocupes por tu silueta, cario.

Kell y Sylvia intercambiaron una mirada de extraeza. La joven interrog a Kell en silencio, pero l le respondi con un gesto que significaba que no entenda nada en absoluto.

De pronto record una cosa.

Sylvia, qu significa traslacin cuasiinstantnea?

pregunt.

Bueno, por el procedimiento de Bruss el viaje de Straylan a la Tierra se realiza en el acto, con la misma rapidez que t empleas para pasar de esta sala a tu dormitorio. Con el otro procedimiento se tarda un poco ms.

Como cunto? quiso saber el joven.

Oh, una hora, quiz menos respondi Sylvia con toda naturalidad.

CAPTULO VII

Tim Cassini se mir al espejo y torci el gesto. Esos rufianes me las van a pagar mascull.

Yo soy de los que no perdonan una, sabes Jules?

Bannion contest con un gruido. No poda decir nada, porque tena la cara metida en un barreo de agua caliente.

Se aprovecharon de que nos encontraron desprevenidos sigui Cassini. De otro modo, la paliza se la habran llevado ellos. Me oyes, Jules?

S dijo Bannion. Y volvi a sumergir la cara en el agua.

Por tanto, es preciso demostrarles que no somos dos tipos cobardes y que sabemos tomarnos el desquite cuando es necesario.

Glu, glu, glu, glu... hizo Bannion.

As que yo opino que lo mejor sera ir adonde se encuentren y devolverles la fineza. Qu te parece, Jules?

Bannion empez a secarse la cara.

De acuerdo, compaero acept el plan. Pero, cmo, cundo y con qu?

Cmo, en su casa; cundo, esta misma noche. Y con qu... Has visto mi garrote teledirigido?

No. Qu es eso, Tim?

Aguarda un momento y lo vers.

Cassini entr en la habitacin contigua y volvi a salir a los pocos instantes con dos objetos en la mano.

Uno de ellos era una caja de control remoto. El otro era un grueso bastn de fresno, de seis centmetros de dimetro por casi setenta de longitud, terminado en uno de sus extremos por una prolongacin negra, que contena los mecanismos de recepcin de los impulsos de la caja de control.

Con la mano izquierda, Cassini lanz el garrote al aire. Luego, por medio de la caja de control, empez a dirigir sus movimientos.

El garrote se mova por todas partes. Cassini lo acerc al respaldo del silln e hizo que golpeara all varias veces muy seguidas.

Bannion estaba admirado.

Oye, de dnde has sacado eso? pregunt. Cassini sonrea complacidamente.

Me lo dio un tipo que me deba quinientos pavos contest. Tiene su motorcito de antigravedad, que es lo que lo sostiene en el aire y, naturalmente, los mecanismos de direccin, fjate.

El garrote se acerc peligrosamente a Bannion, de cuya garganta se escap un chillido de pnico.

Aparta ese cacharro de ah, Tim!

Cassini refren los enloquecidos movimientos del garrote y lo dej sobre un silln.

Te gusta la idea? pregunt.

Es magnfica respondi Bannion complacidamente. Pero yo, por si acaso, me llevar esta vieja y confiable amiga.

Y ense una antigua pistola que disparaba proyectiles por expansin de gases, aunque con un perfectsimo silenciador y mecanismo anulador de retroceso, elemento ste que influa poderosamente en la puntera del tirador.

* * *

Los cuatro hombres se hallaban en torno a una mesa, sobre la cual se vean algunos planos y mapas. Lane Van Der Bruss presida la reunin.

A su derecha estaba Ron Gylty, secretario y hombre de confianza. Los otros dos eran Macy Ogquist y Emil Vroot.

Vroot tena an la nariz inflamada, a consecuencia de los dos golpes que le haba propinado la combativa Flora Goodwin. Vroot no se haba recuperado todava de la decepcin sufrida. Le dola ms la derrota que los golpes en s.

La hembra de la especie mascull, eso es lo que es Flora Goodwin.

Qu dices? le pregunt Ogquist.

Silencio cort Bruss. Ron, tienes listo el plan para el noveno subsector?

Me faltan todava algunos detalles respondi Gylty, muy ocupado con algunos clculos hechos con lpiz y papel sobre la mesa. El tropezn del otro da me ha hecho perder demasiado tiempo.

Bruss hizo un gesto de asentimiento.

Creo que nos precipitamos, en efecto admiti.

Por eso vale ms que tengamos paciencia y que, en el momento de actuar, lo hagamos rpida e instantneamente y sin el menor error.

Convendra tener en cuenta unos detalles que me parece se nos han pasado por alto aconsej Vroot.

Por ejemplo?

Jenkins, el mayordomo. Es cierto que se fue de vacaciones, pero puede volver en cualquier momento.

Bruss escribi algo en una libreta que tena al alcance de la mano.

Prepararemos un gemelo para su regreso dijo. Qu ms, Emil?

Bueno, la cocinera, que es la nica: mujer permanente en la casa, no sospecha nada; estaba acostumbrada a las chifladuras de su amo. Y las mujeres de la limpieza vienen slo por la maana... Quedan dos asuntos por resolver.

Gmez y Tarryth dijo Bruss con el ceo fruncido.

S, seor.

Los dedos de Bruss tabalearon sobre la mesa.

La presencia de esas dos personas en la vecindad puede suponernos graves inconvenientes admiti Qu tal si los atrajramos a una trampa?

Gmez no acudir asegur Vroot.

Cmo lo sabes, Emil?

Tiene un detector de mentiras porttil inventado y perfeccionado por l mismo. En seguida se dara cuenta de que queremos engaarle.

Bruss lanz una maldicin.

Es un enemigo demasiado peligroso, en efecto ratific. Por fortuna, la cpsula de traslacin cuasiinstantnea se le hizo polvo en el aterrizaje, as que si quiere regresar a Straylan, tiene que pasar por aqu y no creo que lo haga.

Est la chica, jefe aleg Ogquist.

Tal vez a ella s podramos atraerla aqu murmur Bruss especulativamente.

Pero quitando antes de en medio a su caballero andante, que no la deja ni a sol ni a sombra. Y cuidando de que Gmez no le preste su detector de mentiras.

Bruss lanz un nuevo bufido.

Hay veces que empezara a mordiscos con esta mesa dijo. El mejor plan que jams se le ha ocurrido a straylanita y esos estpidos tratan de impedirlo.

Cuestin de puntos de vista jefe manifest Vroot sentenciosamente.

Y menos mal que pudimos solucionar el asunto del pobre Chinn aadi Ogquist.

La culpa fue vuestra, pedazo de tontos. A quin se le ocurre quitar de en medio a un tipo, dejndole encima el armamento?

Ron Gylty habl inesperadamente:

La pregunta que a m se me ocurre al or esto es: Cmo pudo escapar el otro Chinn?

Hubo un momento de silencio. Luego, Bruss, malvolamente, dijo:

Alguien cometi un error y me gustara saber quin es para...

El timbre de la puerta son de pronto. Bruss hizo un gesto con la cabeza.

Anda a ver quin es, Emil.

Vroot se puso en pie, abandon la sala, cruz el anchuroso vestbulo y abri la puerta.

Hola, Emil dijo desenvueltamente una esplndida pelirroja, cmo te encuentras?

Vroot se qued parado. Ella le dio un carioso cachete en la mejilla y ech a andar con paso resuelto.

Qu hace Lane? pregunt. Llevo ya dos semanas sin verle y me parece que haya pasado un siglo...

Vroot se rehzo de la sorpresa y corri tras la pelirroja, pero ella haba abierto ya la sala y cruzaba el umbral, en medio de la estupefaccin de los presentes.

Hola, cariito salud afectuosamente, a la vez que se inclinaba hacia el atnito Bruss para besarle en la punta de la nariz. Sorprendido de verme, eh? Ya te dije que la semana pasada no poda venir y t lo encontraste muy natural. Bien, ya estoy aqu. Te gusto?

La pelirroja dio una vuelta sobre s misma, para hacer ostentacin tanto de su curvilnea figura como del vestido que llevaba puesto y que, por la escasez de material empleado en su confeccin habra provocado el colapso de un fabricante de tejidos. Los cuatro hombres la contemplaban boquiabiertos.

Verdad que es bonito? sigui ella. Me lo dise Siggino... Pero, Lane, cierra la boca, hombre. Cualquiera dira que no has visto jams a Sheila Dort.

Oh, s, claro que s reaccion Bruss, a la vez que se pona en pie. Chica, es que ests tan guapa, que le dejas a uno sin respiracin.

Sheila sonri complacida.

Ya era hora de que dijeras algo, hombre exclam.

Bruss la agarr por un brazo y tir de ella hacia la salida.

Vamos a tomar una copa a solas sugiri. Vosotros seguid adelante con vuestro trabajo; ya os ver ms tarde.

Bruss y Sheila abandonaron la sala. El primero se senta perplejo, porque la inesperada llegada de la pelirroja le haba puesto en un compromiso.

Cules eran sus relaciones con el autntico Bruss?, se pregunt, tremendamente desconcertado, mientras se lamentaba de no haber profundizado lo suficiente en la vida de Bruss, para conocer aquel detalle que ahora poda significar un serio contratiempo para sus planes.

* * *

Drue Kell y Sylvia atravesaron en silencio el jardn y llegaron a una de las paredes de la casa.

Haba varias ventanas iluminadas, aunque no trascenda el menor sonido al exterior. Sylvia se qued un momento irresoluta.

Por dnde entramos, Drue? pidi consejo.

Dnde cree que puede estar lo que busca? pregunt l.

Bueno, en una habitacin grande, espaciosa, relativamente aislada y... yo dira que fuera de la circulacin.

Es decir, que se usa muy poco.

S, eso es.

Entonces, el stano, no hay duda.

Bueno, pues al stano, Drue.

Venga conmigo; buscaremos la entrada.

Kell ech a andar, hasta llegar a la fachada posterior. Haba dos puertas, una a medio metro sobre el suelo, y otra en una posicin opuesta, hundida parcialmente en la tierra y a la que se llegaba por medio de una escalera de cinco o seis peldaos.

Aqu es dijo Kell.

Sac una linterna que haba llevado consigo a prevencin y alumbr el camino. Toc el pomo de la puerta y hall que estaba cerrada con llave.

Debiera haberme trado algo para forzar la cerradura se lament.

Deje eso de mi cuenta sonri Sylvia.

Abri el bolso que llevaba colgado de su hombro y sac algo parecido a un lpiz. Hizo presin en uno de sus extremos y, al instante, brot por el otro un dardo de luz oscura, del grueso de un meique.

La cerradura se volatiz en pocos segundos. El paso est libre anunci ella.

Oiga, Sylvia dijo Kell, pasmado de asombro, qu artefacto es se?

Un desalineador de molculas metlicas. No perjudica en absoluto a los tejidos orgnicos.

O sea que...

Si las molculas de un cuerpo metlico, aunque proceda de una aleacin, pierden su alineacin estructural, por una influencia externa, el metal se convierte en menos que polvo explic ella.

Bueno, no apunte ese cacharro hacia la hebilla de mi cinturn o se me caern los pantalones dijo Kell jovialmente, a la vez que empujaba la puerta.

Sylvia se ech a rer tambin. Momentos despus, se hallaban en el stano.

Hubo unos momentos de desconcierto para los dos jvenes.

El stano estaba absolutamente vaco. Nada! dijo Sylvia, atnita.

KelI frunci el ceo.

Aquello no era lgico. Nunca haba visto un stano con las paredes y el suelo completamente desnudos, ni un cuadro viejo o un silln en desuso o algunos cajones vacos.

Bruss es un tipo de gustos bastante refinados dijo. Dnde diablos tiene la estantera para sus botellas de vino?

De pronto crey ver que las dimensiones del stano no correspondan con la planta total del edificio.

La pared frontera a la puerta estaba demasiado cerca, a su juicio. Se acerc a ella y la golpe un par de veces con los nudillos.

Hum! dijo. Esto no suena precisamente a pared de mampostera, aunque haya revoque de yeso a la vista.

No ser metal lo que hay debajo de la capa blanca? opin Sylvia.

Pruebe con su desalineador indic l. La prueba result positiva.

CAPTULO VIII

Bannion y Cassini llegaron a la puerta de la casa y llamaron sin prdida de tiempo.

Djame actuar a m pidi el segundo.

Conforme accedi Bannion.

Cassini tena la porra en la mano. En la sala interior Gylty frunci el ceo al or la llamada.

No pararn hoy los importunos mascull.

Yo ir se ofreci Vroot.

No, deja, abrir yo dijo Gylty. Pudieran presentarse complicaciones y yo sabra resolverlas.

Abandon sus clculos y sali de la estancia. Momentos despus, abra la puerta.

Algo duro y contundente le golpe en la frente. Gylty se desplom fulminado.

Cassini sonri.

Tambin sirve emplendolo a mano dijo satisfecho.

Bannion apart a un lado el inerte cuerpo del secretario. Luego avanzaron hacia la sala.

Me parece que he odo un ruido extrao dijo Vroot.

La puerta se abri en aquel momento.

Hola sonri Bannion.

Ogquist lanz una maldicin, pero se contuvo al ver a pistola en manos del recin llegado.

Cassini se hizo visible un segundo ms tarde.

A ese tipo lo conozco yo dijo, sealando a Oguist. Dnde est tu compinche?

Ha muerto respondi el interpelado hoscamente.

Descanse en paz dijo Cassini con indiferencia. Pero este otro tambin es amigo tuyo.

S admiti Vroot con un gruido.

Entonces, recibirs la racin que corresponde al difunto.

Bannion sonrea complacidamente.

Nos sorprendisteis el otro da en la oficina, pero somos de los que no nos gusta recibir un favor sin devolverlo manifest. Anda con ellos, Tim!

Con mucho gusto respondi Cassini, y lanz el garrote al aire.

Se oy un grito de pnico.

El garrote empez a moverse velozmente. Vroot y Ogquist trataban de eludir los golpes, pero la estaca se mova con sorprendente velocidad.

Bannion rea a mandbula batiente. Para l, era un desquite perfecto ver a aquellos dos hombres recibiendo una impresionante tanda de garrotazos, sin que pudieran hacer nada por evitado.

Los gritos que lanzaban Ogquist y Vroot le impidieron or otro que son en el piso superior de la casa.

* * *

Bueno, nena dijo Bruss, la verdad es que estaba bastante ocupado...

Para eso estoy yo aqu, para liberarte de tu tensin dijo Sheila, avanzando hacia l con insinuantes ondulaciones. Lane, puedo preguntarte una cosa?

S, cario, lo que quieras.

Cundo nos tomamos unas vacaciones bien largas? Cinco o seis semanas, por ejemplo...

Ahora me es imposible. Los negocios nena.

Negocios, negocios refunfu ella. Es que no te cansas de acumular dinero? Adems, los negocios tuyos marchan ya solos. Es como una mquina automtica de producir billetes. Funciona sin intervencin de la mano del hombre.

Bruss se ech a rer.

Sheila, te prometo esas vacaciones en cuanto termine un asunto que requiere mi presencia personal. Es... estoy poniendo en marcha otra mquina automtica de fabricar billetes, comprendes?

Si t lo dices se resign ella.

Y se colg de su cuello, disponindose a mordisquearle en la oreja.

Entonces vio algo que le dej perpleja.

Lane, dnde est el lunar que tenas en el cuello? pregunt.

Qu? resping el hombre.

Ella se separ un poco, a la vez que le tocaba el cuello con el ndice.

El lunar repiti.

Ah me lo he quitado. Me estorbaba. Sheila call un instante.

T no eres Lane Van Der Bruss dijo al cabo.

Cmo?

El verdadero Lane me dijo que nunca se quitara el lunar, porque podra resultarle peligroso. Estaba demasiado cerca de la yugular y, adems, no le molestaba en absoluto.

No digas tonteras rezong Bruss.

T no eres Lane! chill Sheila. Lo has suplantado!

Gir sobre sus talones y, agarrando el bolso al pasar, corri hacia la puerta.

Bruss reaccion y se lanz tras ella. Sheila lanz un agudo chillido al sentirse apresada por una mueca.

Sultame! pidi a voz en cuello.

Espera un momento, nena rog l.

Sheila se volvi. Lo ltimo que vio fue el puo del supuesto Brus que avanzaba raudo hacia su mandbula.

Luego se hizo todo negro a su alrededor y dej de ver y de or.

* * *

El desalineador de Sylvia abri ancha brecha en la pared. Kell se senta fascinado por la accin de aquel aparato.

Apenas se elevaba un poco de polvo. Momentos despus, Sylvia haba abierto un hueco de dos metros de altura por sesenta de anchura.

Adentro invit.

Kell cruz el umbral. Durante unos segundos, guard silencio, estupefacto por el increble espectculo que tena ante sus ojos.

No era, por otra parte, algo demasiado grandioso lo que tena ante sus ojos. A unos seis o siete pasos de la puerta practicada por Sylvia. haba un brillante crculo de unos dos metros de altura, apoyado en el suelo del stano por la parte interior.

El borde externo del crculo era de metal muy brillante y de unos diez o doce centmetros de anchura, El resto pareca de vidrio translcido, que dejaba pasar los rayos de luz, pero no permita ver lo que suceda al otro lado.

Ligersimas oscilaciones de la intensidad luminosa se producan en el vidrio de vez en cuando, muy parecidas a las ondulaciones causadas por una piedra arrojada en una charca de quietas aguas. Las ondulaciones nacan en el centro y se alejaban lentamente hacia los bordes.

De pronto, Sylvia lanz una exclamacin de alegra.

Ah, ah est lo que buscamos!

Qu dice?

La cpsula de traslacin cuasiinstantnea, hombre. O ya se haba olvidado del objeto de nuestro viaje a esta casa?

Tiene razn contest l. Pero, dnde est la cpsula?

Aqu dijo Sylvia triunfalmente, a la vez que levantaba con la mano un maletn de aspecto ms bien corriente.

Kell puso cara de tonto.

Eso es... una cpsula de traslacin cuasiinstantnea?

S, Drue.

Sylvia, se supone que un artefacto de ese gnero ha de tener capacidad suficiente para transportar al menos, a una persona. A menos que sea un recin nacido...

Drue, he olvidado explicrtelo. La cpsula est dentro del maletn, porque se ha empleado el mecanismo de reduccin dimensional. Cuando se quiere usar, se abre el maletn, se acciona el mecanismo en sentido inverso y la cpsula recobra su tamao normal, con capacidad para dos personas.

Kell mene la cabeza.

Es un invento fabuloso calific. Aqu en la Tierra, lo pagaran a peso de oro.

Ya me lo imagino. Se podra ir rpidamente a cualquier parte...

No, no, si no lo digo por eso, sino porque imagnate t lo que significara llegar a cualquier parte con el coche y poder guardarlo en un maletn. Quedaran solucionados todos los problemas de estacionamiento!

Sylvia se ech a rer.

Ese es el modo de pensar de un terrestre dijo. Bueno, vmonos...

Aguarde un momento pidi Kell. Quiero que me explique una cosa.

De qu se trata, Drue?

Ese crculo luminoso. Qu es, Sylvia?

Ah, es la entrada del camino que permite llegar instantneamente a Straylan.

Kell dirigi al crculo una mirada de infinito respecto.

O sea que Straylan est...

Justo al otro lado de esa puerta.

El joven se pas una mano por la cara.

Y para venir aqu?

Hay otra puerta anloga en Straylan. Pero no sabemos dnde est. Por eso vino el hiperdoctor Gmez a anular sta y, de paso, ver si poda encontrar la otra. Lo que ha hecho Bruss es ilegal en Straylan, comprende?

S, pero, por qu lo ha hecho?

Eso es lo que no hemos podido averiguar todava respondi Sylvia. Indudablemente, tiene unos planes forjados y piensa llevados a cabo. Nosotros queremos evitado.

Ha dicho nosotros?

S confirm Sylvia. Yo soy agente del Sistema de Control de Viajes Superespaciales. Bruss me conoce y por eso envi a sus esbirros a apresarme.

Kell se senta mareado.

Demasiadas cosas para la comprensin de un pobre terrestre dijo. Sylvia, otra pregunta.

S, Drue?

Si yo me asomase ahora un poquito ah, vera algn pedazo de su planeta?

Por supuesto que s contest ella. Pero no se lo aconsejo.

Por qu?

Hay zonas inexploradas todava, muy selvticas, con animales feroces, comparados con los cuales, los leones terrestres, por ejemplo, son mansos falderillos. Es de suponer agreg, que Bruss haya situado la otra puerta en una regin de difcil acceso para los dems.

Comprendo.

A pesar de todo, Kell, se acerc al crculo y lo contempl con curiosidad.

No era cristal translcido, como haban pensado en un principio, sino una materia incorprea de apariencia perIina, en cuyo seno se producan aquellas lentas ondulaciones que haban llamado su atencin desde el primer momento. De sbito, sinti una fuerza irresistible que le empujaba hacia el interior del crculo.

Un grito de pnico brot de sus labios:

Sylvia, aydeme!

La joven corri hacia l y agarr la mano que le tendan. Pero el poder de succin de la puerta era ms fuerte que ellos y ambos se vieron lanzados sin remisin al otro lado del crculo.

CAPTULO IX

Sheila Dort continuaba todava inconsciente, cuando Bruss la levant del suelo, furioso por el descubrimiento que la joven haba hecho de su verdadera personalidad.

Al fondo del dormitorio haba lo que pareca ser un gran armario ropero. Bruss se acerc a aquel lugar con Sheila en brazos y, para manejarse mejor, se la ech al hombro. Luego alarg la mano derecha y toc un botn que haba disimulado en la pared.

Parte del armario se desliz a un lado, dejando ver un hueco por el que se meti Bruss sin vacilar. Inmediatamente, el armario recobr su apariencia normal y, al mismo tiempo, el suelo se hundi.

Bruss apareci segundos despus en el stano iluminado por aquel gran crculo de color blanco perla. Se acerc al mismo, cambi de posicin a Sheila y luego, sin ms, tom impulso y la arroj hacia adelante.

Sheila traspas el crculo. Sus ropas revolotearon un poco y luego desapareci.

Bruss se limpi un inexistente polvo de las manos.

Asunto concluido gru.

Gir sobre sus talones y entonces fue cuando vio el hueco abierto por el desalineador molecular de Sylvia.

Frunci el ceo un instante. Al siguiente, dejaba escapar un juramento de clera.

Esta vez, no us el ascensor secreto para subir a su dormitorio, sino que corri hacia la escalera que comunicaba con el vestbulo. Pero, a quin diablos se le haba ocurrido la idea de ir a su casa?

Cuando lleg al vestbulo, vio a dos individuos que abandonaban la sala, de donde salan unos ayes y gemidos que partan el alma.

Quin es se? pregunt Cassini.

Quin ha de ser? Bruss, naturalmente.

Conque s, eh? Este es el tipo que orden que nos dieran aquella paliza.

Qu hacen ustedes en mi casa? pregunt Bruss de mal talante.

Ahora mismo lo va a saber usted! respondi Cassini.

Y lanz hacia adelante su garrote teledirigido.

El primer estacazo alcanz en el hombro a Bruss, de cuya garganta se escap un aullido de pnico. Bruss ech a correr, pero la estaba le persegua sin darle tregua ni respiro.

Los dos compinches rean a mandbula batiente. Cassini dio fin a la diversin situando el garrote ante Bruss y atizndole un espantoso golpe a la altura de la hebilla del cinturn.

Bruss se inclin hacia adelante, lanzando un gemido de agona. El garrote golpe ahora en la regin opuesta y ms saliente a causa de la postura. Bruss peg un salto, cay al suelo y qued inmvil, quejndose sordamente.

Bueno, creo que ya hemos terminado dijo Bannion.

S, compadre respondi el otro. Espero que tomen nota para lo sucesivo y que aprendan que puede resultar perjudicial meterse con nosotros.

Peor para ellos si no saben entender nuestra advertencia manifest Bannion framente.

* * *

El extrao efecto de succin del crculo lanz a Kell hacia adelante, pero como se haba agarrado a Sylvia y aquella fuerza era ms poderosa que los dos, la resistencia opuesta result intil.

Inmediatamente se vieron sumergidos en un mundo penumbroso, grisseo, donde no haba luz ni oscuridad ni se vea tampoco el menor signo de vida.

Kell not que rodaba por los suelos, aunque no se hizo el menor dao, y luego qued inmvil unos momentos

Sylvia estaba a su lado, no menos perpleja que l. Sin levantarse del todo, Kell se apoy en un codo y contempl el deprimente panorama que se ofreca ante sus ojos.

Esto es Straylan? dijo.

Esto qu va a ser Straylan! contest Sylvia casi malhumoradamente. Straylan es mucho ms bonito, hombre.

Kell hizo una mueca.

Pues lo disimula bastante bien mascull. No se ve ni se oye nada... Dnde diablos estamos, Sylvia?

La joven se puso de rodillas y mir desconcertadamente a su alrededor.

Qu extrao! murmur.

Kell tante el suelo. Era slido y tangible, pero, al mismo tiempo, le dio la sensacin de que no exista, que flotaba en una nube. Se puso en pie, salt hacia arriba y cay con cierta lentitud chocando contra una superficie blanda y acogedora, aunque no muy clida.

El silencio era absoluto.

Hada todas partes que mirasen slo se vea penumbra gris, sin el menor accidente de alteracin de tono en aquel ttrico color. Tampoco se vean casas o rboles.

Sylvia, ests segura de que aquel crculo era la puerta que conduca instantneamente a tu pas? pregunt al cabo de unos minutos.

Absolutamente respondi ella con nfasis. No te pedir que me creas, pero es la verdad.

En ese caso, hemos equivocado el camino. Si esto no es la Tierra, y yo estoy seguro que no lo es, y t dices que tampoco es Straylan, ya me dirs t dnde estamos.

Sylvia se mordi los labios.

Me estoy formando una hiptesis...

Servir para salir de aqu? pregunt l.

Al menos, lo intentaremos, Drue.

Est bien, adelante con la hiptesis.

T te acercaste a la puerta y una fuerza irresistible te atrajo.

S, una fuerza de succin muy potente.

Es lo que sucede ordinariamente, de modo que, hasta ahora, no hay nada de anormal en ello. Pero al cruzar el umbral, tendras que haber salido ya a Straylan y no ha sido as.

Evidentemente, Sylvia.

Eso significa que una fuerza extraa ha interferido la accin de la puerta, Drue.

Est estropeada?

Sylvia hizo un signo negativo.

No, Drue. La puerta funciona perfecta y continuamente. En cualquier momento se puede ir y venir de Straylan. Pero ha ocurrido algo que ha interferido sus lneas de accin sobre nosotros y esto es lo que nos ha lanzado de aqu al...

Al...? repiti l, ansiosamente.

Se le podra definir de varias maneras dijo Sylvia. Podramos llamado el no espacio, aunque yo preferira denominado interespacio.

Sigo como antes, Sylvia mascull Kell. Ella suspir.

La Tierra es una porcin del espacio y tambin Straylan y el mbito vaco en que ambos se mueven en el firmamento tambin es espacio. Pero este lugar en que nos hallamos no es espacio Comprendes?

Kell se qued con la boca abierta.

Quieres decir que no estamos en ninguna parte?

S.

Entonces no estamos vivos tampoco.

Hombre tanto como eso...!

Si no estamos en el espacio, si no estamos en ninguna parte, eso significa que no somos, que no existimos en suma; que somos nuestros espritus...

Pellzcate, Drue le interrumpi ella.

Kell obedeci. Inmediatamente lanz un grito.

Pues s, estoy vivo.

Y eres un ente corpreo asegur Sylvia. Pero ests en el interespacio.

No lo entiendo muy bien, pero eso quiere decir que en alguna parte hay dos rebanadas de pan sin el jamn. Yo soy el jamn.

Ella se ech a rer.

Una metfora bastante apropiada calific. Podra decirse que el jamn de ese bocadillo est en los antpodas de las rebanadas de pan.

Bueno, bueno refunfu l. Me parece que ya empiezo a comprender. Esto que nos pasa es como ir al teatro y ver la funcin ni desde el escenario ni desde el patio de butacas, sino desde los pasillos.

Pues, s, ms o menos. T y yo existimos, somos seres corpreos, pero nos hallamos en una zona intermedia entre el espacio que corresponde a Straylan y el de la Tierra.

En el limbo.

Ms o menos Drue.

Muy bien. y cmo salimos de aqu?

Sylvia le mir angustiada.

Eso es lo difcil Drue contest.

No... no hay remedio?

La joven guard silencio. Kell mir en torno suyo.

Todo era quietud. No haca ni fro ni calor ni soplaba viento, pero tampoco se perciba el inconfundible olor del campo. Estaba sentado en el suelo, pero si empujaba la mano con un poco de fuerza, lo traspasaba sin dificultad.

Y si caminsemos en busca de las dos puertas? sugiri.

Sylvia se mostr irresoluta.

Drue, puede que estn a miles de billones de kilmetros de nosotros contest.

Kell se espant.

Pero, cmo hemos podido cubrir una distancia tan grande en slo unos pocos segundos?

Te repito que aqulla era la puerta para viajar instantneamente a Straylan, y sin cuatrocientos treinta y tres aos luz. Multiplica por nueve billones y medio de kilmetros y tendrs una idea aproximada de la distancia que hay entre ambos planetas.

No, no puedo hacer eso; es superior a mis fuerzas.

Pero lo que s quiero intentar a toda costa es salir de aqu. Sylvia, no quiero vivir en esta especie de limbo, comprendes? Por ahora estamos bien, pero, sabes qu pasar dentro de veinticuatro horas?

No. Dmelo, Drue.

Muy bien. Tendremos hambre sed.

La muchacha guard silencio.

Si tuviramos un medio de volver al punto de partida...

De repente, lanz un agudo grito.

Drue, la cpsula!

Ese artefacto que sirve para viajar casi instantneamente?

S, el mismo.

Muy bien, pero, dnde est?

Sylvia mir desconcertada a su alrededor, Recuerdo que la tena en la mano cuando t me pediste ayuda contest. Pero no s qu ha sido de ella aadi desconsoladamente.

Kell frunci el ceo.

Si no arbitraban pronto el medio de salir de all, corran el riesgo de perecer de hambre y sed en un medio absolutamente hostil.

CAPTULO X

Lane Van Der Bruss y sus tres aclitos se sentan muy deprimidos, despus del vapuleo a que haban sido sometidos. Ogquist crey conveniente levantar los nimos con unas copas.

Despus discutieron largamente sobre la identidad de la personas que haban abierto el agujero en la pared del stano. Bruss tena el convencimiento de que haba sido Sylvia.

Ayudada por ese condenado Drue Kell mascull.

Pero nosotros le dimos la orden de olvidarse de ella aleg Ogquist.

No s cmo fue, el caso es que no se separa de Sylvia ni un solo momento.

Ogquist se mostraba muy preocupado.

El gas es infalible y nosotros le dimos una buena dosis murmur. No s por qu diablos no le hizo efecto.

A lo mejor haba tomado un antdoto previamente sugiri Vroot.

Cmo iba a tomar antdoto, si