lectura del libro de isaías 2, 1-5 lectura del santo ... · más parecidas a las de los profetas,...

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Lectura del libro de Isaías 2, 1-5 Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén: Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas. Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos. Dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del Señor.» Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor. Palabra de Dios. Salmo responsorial.- Sal 121 R/ VAMOS ALEGRES A LA CASA DEL SEÑOR. Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. R. Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. R. Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios.» R. Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo.» Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien. R. Lectura de la carta del apóstol s. Pablo a los Romanos 3,11- 14 Hermanos: Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo. Palabra de Dios. Aleluya Sal 84, 8 Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. + Lectura del santo evangelio según san Mateo 24, 37-44 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.» Palabra del Señor. Estrenamos un tiempo nuevo en el que se nos invita a pararnos, a fijarnos en lo nuevo que nos sobreviene. ADVIENTO. Tiempo de gracia y esperanza; un tiempo para estar vigilantes, para descubrir la presencia de Dios. Hemos de estar, así, dispuestos a reconocerle el día de su última venida. La venida de Jesús de Nazaret continúa siendo tan real hoy como lo fue la primera vez en el país de los judíos. Requiere la misma actitud de espera y de preparación interior en los que desean ser sanados por el que es mayor que uno mismo. La comunidad de los creyentes, y cada uno de sus miembros, no debe repetir lo de todos los años, ni repetirse como sugiere la sociedad consumista en la que vivimos. Debemos mostrar otras pistas más parecidas a las de los profetas, las de Juan Bautista y las de María. Todos ellos se preparaban para recibir al otro. Dios nos vuelve a dirigir su Palabra entrañable de Padre. Esa Palabra nos invita a hacer la experiencia de la esperanza en medio de la duda que nos envuelve y el miedo que nos acosa. Por eso, el evangelio nos anima a permanecer despiertos y a leer con atención los signos de su venida, pues no conocemos el día ni la hora. Para ello, Mateo nos ofrece cuatro ejemplos de personas sorprendidas por los acontecimientos y exhorta a vigilar y esperar activamente. Lo repitió Jesús una y otra vez: «estad siempre despiertos». Era su gran preocupación: que el fuego inicial se apagara y sus seguidores se durmieran. Es el gran riesgo de los cristianos: instalarnos cómodamente en nuestras creencias, acostumbrarnos al evangelio y vivir adormecidos en la observancia tranquila de una religión. ¿Cómo despertar? Lo primero es volver a Jesús y sintonizar con la experiencia primera que desencadenó todo. No basta instalamos «correctamente» en la tradición. Hemos de enraizar nuestra fe en la persona de Jesús, volver a nacer de su Espíritu. Sólo Jesús nos puede conducir de nuevo a lo esencial. Necesitamos, además, reavivar la experiencia de Dios. Lo esencial del evangelio no se aprende desde fuera. Lo descubre cada uno en su interior como Buena Noticia de Dios. Hemos de aprender y enseñar caminos para encontramos con Dios. De poco sirve desarrollar temas didácticos de religión o seguir discutiendo de otras cuestiones, si no despertamos en nadie el gusto por un Dios amigo, fuente de vida digna y dichosa. Hay algo más. La clave desde la que Jesús vivía a Dios y miraba la vida entera no era el pecado, la moral o la ley, sino el sufrimiento de las gentes. Jesús no sólo amaba a los desgraciados sino que nada amaba más o por encima de ellos. No estamos siguiendo bien los pasos de Jesús si no vivimos preocupados por el sufrimiento de las personas. Nada despertará nuestra rutina, inmovilismo o mediocridad si no nos conmueve más el hambre, la humillación y el sufrimiento. Para Jesús es siempre importante la vida digna y dichosa de las personas. Sus palabras Jesús están dirigidas a todos y a cada uno de nosotros. Por eso, si nuestro «cristianismo» no sirve para hacer vivir y crecer, no sirve para lo esencial por más nombres piadosos y venerables con que lo queramos designar. Hoy no es un domingo más para los cristianos. De ahí, la llamada urgente que hoy se escucha. Como creyentes, hemos sido llamados a la comunión con nuestros hermanos. Hemos de preguntamos qué es lo que estamos descuidando en nuestra vida, qué es lo que hemos de cambiar, a qué hemos de dedicar más atención y más tiempo. En el tiempo del Adviento se hace necesario vivir con algunas actitudes concretas: actitud de fe y vigilancia: sensibilizar nuestra fe equivale a descubrir al Señor presente entre nosotros; actitud de hambre o pobreza espiritual: el Adviento es también tiempo de conversión; actitud misionera o presencia en el mundo: Cristo viene para todos los hombres. El Adviento es un tiempo apropiado para reaccionar. Si lo hacemos, viviremos uno de esos raros momentos en que nos sentimos «despiertos» desde lo más hondo de nuestro ser. Cada uno hemos de sacudimos de encima la indiferencia, la rutina y la pasividad que nos hace vivir dormidos. El camino no es fácil, pero no estamos solos, alguien camina a nuestro lado; descubramos quién es el que nos invita a la vida.

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Page 1: Lectura del libro de Isaías 2, 1-5 Lectura del santo ... · más parecidas a las de los profetas, las de Juan Bautista y las de María. Todos ellos se preparaban para recibir al

Lectura del libro de Isaías 2, 1-5 Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén: Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas. Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos. Dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del Señor.» Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor. Palabra de Dios.

Salmo responsorial.- Sal 121

R/ VAMOS ALEGRES A LA CASA DEL SEÑOR. Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. R. Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. R. Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios.» R. Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo.» Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien. R.

Lectura de la carta del apóstol s. Pablo a los Romanos 3,11- 14

Hermanos: Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo.

Palabra de Dios.

Aleluya Sal 84, 8 Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 24, 37-44

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.» Palabra del Señor.

Estrenamos un tiempo nuevo en el que se nos invita a pararnos, a fijarnos en lo nuevo que nos sobreviene. ADVIENTO. Tiempo de gracia y esperanza; un tiempo para estar vigilantes, para descubrir la presencia de Dios. Hemos de estar, así, dispuestos a reconocerle el día de su última venida. La venida de Jesús de Nazaret continúa siendo tan real hoy como lo fue la

primera vez en el país de los judíos. Requiere la misma actitud de espera y

de preparación interior en los que desean ser sanados por el que es mayor

que uno mismo. La comunidad de los creyentes, y cada uno de sus

miembros, no debe repetir lo de todos los años, ni repetirse como sugiere

la sociedad consumista en la que vivimos. Debemos mostrar otras pistas

más parecidas a las de los profetas, las de Juan Bautista y las de María.

Todos ellos se preparaban para recibir al otro.

Dios nos vuelve a dirigir su Palabra entrañable de Padre. Esa Palabra

nos invita a hacer la experiencia de la esperanza en medio de la duda

que nos envuelve y el miedo que nos acosa. Por eso, el evangelio nos anima a permanecer despiertos y a leer con atención los signos de su venida, pues no conocemos el día ni la hora. Para ello, Mateo

nos ofrece cuatro ejemplos de personas sorprendidas por los

acontecimientos y exhorta a vigilar y esperar activamente.

Lo repitió Jesús una y otra vez: «estad siempre despiertos». Era su gran

preocupación: que el fuego inicial se apagara y sus seguidores se

durmieran. Es el gran riesgo de los cristianos: instalarnos

cómodamente en nuestras creencias, acostumbrarnos al evangelio y

vivir adormecidos en la observancia tranquila de una religión. ¿Cómo despertar?

Lo primero es volver a Jesús y sintonizar con la experiencia primera

que desencadenó todo. No basta instalamos «correctamente» en la

tradición. Hemos de enraizar nuestra fe en la persona de Jesús,

volver a nacer de su Espíritu. Sólo Jesús nos puede conducir de nuevo a

lo esencial. Necesitamos, además, reavivar la experiencia de Dios. Lo

esencial del evangelio no se aprende desde fuera. Lo descubre cada

uno en su interior como Buena Noticia de Dios. Hemos de aprender y

enseñar caminos para encontramos con Dios. De poco sirve desarrollar

temas didácticos de religión o seguir discutiendo de otras cuestiones,

si no despertamos en nadie el gusto por un Dios amigo, fuente de vida

digna y dichosa.

Hay algo más. La clave desde la que Jesús vivía a Dios y miraba la vida

entera no era el pecado, la moral o la ley, sino el sufrimiento de las

gentes. Jesús no sólo amaba a los desgraciados sino que nada amaba

más o por encima de ellos. No estamos siguiendo bien los pasos de Jesús si no vivimos preocupados por el sufrimiento de las personas. Nada despertará nuestra rutina, inmovilismo o mediocridad

si no nos conmueve más el hambre, la humillación y el sufrimiento.

Para Jesús es siempre importante la vida digna y dichosa de las

personas. Sus palabras Jesús están dirigidas a todos y a cada uno de

nosotros. Por eso, si nuestro «cristianismo» no sirve para hacer vivir y

crecer, no sirve para lo esencial por más nombres piadosos y

venerables con que lo queramos designar.

Hoy no es un domingo más para los cristianos. De ahí, la llamada

urgente que hoy se escucha. Como creyentes, hemos sido llamados a la

comunión con nuestros hermanos. Hemos de preguntamos qué es lo

que estamos descuidando en nuestra vida, qué es lo que hemos de

cambiar, a qué hemos de dedicar más atención y más tiempo.

En el tiempo del Adviento se hace necesario vivir con algunas

actitudes concretas: actitud de fe y vigilancia: sensibilizar nuestra fe

equivale a descubrir al Señor presente entre nosotros; actitud de hambre o pobreza espiritual: el Adviento es también tiempo de

conversión; actitud misionera o presencia en el mundo: Cristo viene

para todos los hombres.

El Adviento es un tiempo apropiado para reaccionar. Si lo hacemos,

viviremos uno de esos raros momentos en que nos sentimos

«despiertos» desde lo más hondo de nuestro ser. Cada uno hemos de

sacudimos de encima la indiferencia, la rutina y la pasividad que nos

hace vivir dormidos. El camino no es fácil, pero no estamos solos,

alguien camina a nuestro lado; descubramos quién es el que nos invita

a la vida.

Page 2: Lectura del libro de Isaías 2, 1-5 Lectura del santo ... · más parecidas a las de los profetas, las de Juan Bautista y las de María. Todos ellos se preparaban para recibir al

Como cada mes de diciembre, durante casi cuatro semanas, la

liturgia nos invita a celebrar el adviento, la venida por excelencia, aquélla por la que viene suspirando la humanidad a

lo largo de toda su historia, aquélla por la que suspira permanentemente nuestro corazón: la venida del Salvador. El

tiempo litúrgico no hace más que concentrar en unos días la celebración de un rasgo permanente de l

incluso de la persona humana: el deseo, la espera, la búsqueda de la vida plena que resume la palabra "salvación”. El Dios que

mientras vivimos en el mundo está siempre viniendo, porque nunca podemos poseerlo, hace de los humanos seres s

la espera, literalmente pendientes de un más allá de nosotros mismos, hasta que Dios venga a llenar la capacidad de él mismo

que al crearnos a su imagen sembró en nuestro interior.

Pero mientras peregrinamos por este mundo, Dios sólo puede aparecer oculto en realidades mundanas. Ni siquiera su

aparición en persona en la vida de Jesús nos evita, como no les evitó a los Magos, auscultar las señales de su venida y preguntar

dónde ha nacido, dónde sigue naciendo para nosotros el Salvador.

Como muestran los relatos de la Navidad, mil detalles, todos

cercanos a nuestras propias vidas, orientan nuestras miradas y guían nuestros pasos hacia Jesús, como aquél en quien "Dios nos

ha visitado". Pero ninguna de esas señales nos evitan preguntarle a Jesús mismo, como hicieron los discípulos del Bautista de su parte: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que

esperar a otro?". Su respuesta clarifica definitivamente hacia dónde dirigir nuestra mirada y cómo vivir nuestra espera: "Los

ciegos ven, los cojos andan, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia

la buena noticia". Los hermanos que sufren y la superación de sus sufrimientos son el lugar de la venida del Señor. Y el trabajo

y la lucha por la eliminación dehacerla presente en cualquier lugar del mundo y en cualquier

momento de la historia.

La salvación siempre será don gratuito de Dios que podemos estar seguros que no ha de faltar a ninguna persona. Pero

estamos llamados a preparar su adviento

de nuestra vida y de nuestro mundo los obstáculos que le

cierran el paso.

Al adviento perenne de Dios corresponde, por parte de los humanos, la perenne actitud de esperanza. Vivir en adviento no

es fácil, porque hoy no es fácil la esperanza. Pero tenemos un camino seguro para hacerla crecer en nosotros: "

nuestra esperanza a quienes nos la pidan”

que creen no tener razones para esperar.

Como cada mes de diciembre, durante casi cuatro semanas, la

liturgia nos invita a celebrar el adviento, la venida por la que viene suspirando la humanidad a

lo largo de toda su historia, aquélla por la que suspira permanentemente nuestro corazón: la venida del Salvador. El

tiempo litúrgico no hace más que concentrar en unos días la celebración de un rasgo permanente de la vida cristiana e

incluso de la persona humana: el deseo, la espera, la búsqueda de la vida plena que resume la palabra "salvación”. El Dios que

mientras vivimos en el mundo está siempre viniendo, porque nunca podemos poseerlo, hace de los humanos seres siempre a

la espera, literalmente pendientes de un más allá de nosotros mismos, hasta que Dios venga a llenar la capacidad de él mismo

que al crearnos a su imagen sembró en nuestro interior.

Pero mientras peregrinamos por este mundo, Dios sólo puede r oculto en realidades mundanas. Ni siquiera su

aparición en persona en la vida de Jesús nos evita, como no les evitó a los Magos, auscultar las señales de su venida y preguntar

dónde ha nacido, dónde sigue naciendo para nosotros el

los relatos de la Navidad, mil detalles, todos

cercanos a nuestras propias vidas, orientan nuestras miradas y guían nuestros pasos hacia Jesús, como aquél en quien "Dios nos

ha visitado". Pero ninguna de esas señales nos evitan como hicieron los discípulos del

Bautista de su parte: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que

esperar a otro?". Su respuesta clarifica definitivamente hacia dónde dirigir nuestra mirada y cómo vivir nuestra espera: "Los

leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia

la buena noticia". Los hermanos que sufren y la superación de sus sufrimientos son el lugar de la venida del Señor. Y el trabajo

y la lucha por la eliminación de esos males es la forma de hacerla presente en cualquier lugar del mundo y en cualquier

La salvación siempre será don gratuito de Dios que podemos estar seguros que no ha de faltar a ninguna persona. Pero

adviento, su venida eliminando de nuestra vida y de nuestro mundo los obstáculos que le

Al adviento perenne de Dios corresponde, por parte de los humanos, la perenne actitud de esperanza. Vivir en adviento no

fácil la esperanza. Pero tenemos un camino seguro para hacerla crecer en nosotros: "Dar razón de

nuestra esperanza a quienes nos la pidan”, y compartirla con los que creen no tener razones para esperar.

Juan Martin Velasco

pertenecemos el uno al otro y que todos somos hermano

Domingo, 27: Entrega de los SANTOS EVANGELIOSniños y niñas que, este curso, celebrarán la

Primera Comunión Martes, 29: 18:00h. Equipo de CARITAS Miércoles Miércoles, 30: 19:30h. Oración R. Carismática Jueves, 1: 17:00 y 18:00h. Catequesis.

20:00h. Oració n de la comunidad Viernes, 2: 17:00 y 18:00h. CATEQUESIS 21:00h. Adoración nocturna Sábado, 3: 19:00h. Sabatina, rosario, Mis a Hdad. del Rocío Domingo, 4 : SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO.

Eucaristías: 11:00h. y 12:30h. 12:00h. CATEQUESIS

Venta de velas para el Adviento Lotería de Navidad con fines solidarios Últimas colectas realizadas y entregadas: DOMUND……………………………4.403 € IGLESIA DIOCESANA…………… 1.725 €

Lunes, 28 – Catalina Labouré, Honesto de Nimes.

Is 2, 1.5 (o bien Is 4, 2-6) – Sal 121 – Mateo 8, 5 Martes, 29 – Filomeno, Iluminada, Bto. Bernardo Franc isco Hoyos,

Romano. Is 11, 1-10 – Sal 71 – Lucas 10, 21-24

Miércoles, 30– Andrés, apóstol . Zósimo, Bernaldo, Cutberto Mayne, Justina.Rom10, 9-18 – Sal 18 – Mateo 4, 18-22

Jueves, 1 – Eloy, Edmundo Campion, Nahún, Bta. Clementina Anwar ite, Bto.

Carlos de Foucauld. Is 26, 1-6 – Sal 117 – Mateo 7, 21.24-27

Viernes, 2 – Cromancio, Bibiana, Juan de Ruysbroeck.

Is 29, 17-24 – Sal 26 – Mateo 9, 27-31 Sábado, 3 – Francisco Javier , Galgano, Sofonías, Claudio, Jasón, Magina.

Is 30, 19-21.23-26 – Sal 146 – Mateo 9, 35

Si no tenemos paz en el mundo es porque hemos olvidado que nos pertenecemos el uno al otro y que todos somos hermanoSanta Teresa de Calcuta

SANTOS EVANGELIOS a los celebrarán la

n de la comunidad

Sábado, 3: 19:00h. Sabatina, rosario, Mis a Hdad. del Rocío

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO.

Venta de velas para el Adviento

con fines solidarios: Nº 52565

€ € ¡¡¡¡Gracias!!!

Las Matas. Madrid

Venid, adoremos al Señor que viene a cumplir sus promesas.

Ya lo dijo a los antepasados: «Aunque tú te olvidares de mí,

yo nunca te olvidaré», dice el Señor.

Venid, adoremos al Señor que viene a revisar nuestros compromisos.

Ya nuestros antepasados se comprometieron con el Señor

a seguir sus caminos y ser fieles a sus mandatos:

«Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo».

Venid, adoremos al Señor que v

Ya sufrieron los antepasados los rigores

deportaciones;

profetas: «De las espadas forjaran arados y de las lanzas rejas para

labrar la tierra».

Venid, adoremos al Señor que viene a traernos la sorpresa:

se puede vivir de otra manera.

Así lo entendieron y llevaron a la práctica

los primeras personas seguidoras

del camino iniciado por Jesús de Nazaret

«ya es hora de despertaros del sueño,

porque ahora nuestra salvación está más cerca

que cuando empezamos a creer».

Mateo 8, 5-11

isco Hoyos, Bto. Vicente

. Zósimo, Bernaldo, Cutberto Mayne, Justina.

Eloy, Edmundo Campion, Nahún, Bta. Clementina Anwar ite, Bto.

27

Cromancio, Bibiana, Juan de Ruysbroeck.

Galgano, Sofonías, Claudio, Jasón, Magina. Mateo 9, 35-10, 1.6-8

Si no tenemos paz en el mundo es porque hemos olvidado que nos pertenecemos el uno al otro y que todos somos hermanos.

EL CRISTO MUTILADO

de

http://www.sanjoselasmatas.es

Matas. Madrid - Año XIII - nº 853 – 27 noviembre 201

DOMINGO I de ADVIENTO – Ciclo A

Venid, adoremos al Señor que viene a cumplir sus promesas.

Ya lo dijo a los antepasados: «Aunque tú te olvidares de mí,

yo nunca te olvidaré», dice el Señor.

Venid, adoremos al Señor que viene a revisar nuestros compromisos.

Ya nuestros antepasados se comprometieron con el Señor

a seguir sus caminos y ser fieles a sus mandatos:

«Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo».

Venid, adoremos al Señor que viene a proyectarnos planes de futuro.

Ya sufrieron los antepasados los rigores de los enfrentamientos y

deportaciones; por eso escuchaban esperanzados la voz de los

«De las espadas forjaran arados y de las lanzas rejas para

labrar la tierra».

Venid, adoremos al Señor que viene a traernos la sorpresa:

se puede vivir de otra manera.

Así lo entendieron y llevaron a la práctica

los primeras personas seguidoras

del camino iniciado por Jesús de Nazaret

«ya es hora de despertaros del sueño,

hora nuestra salvación está más cerca

que cuando empezamos a creer».

Alvaro Franch

EL CRISTO MUTILADO

Battambang

http://www.sanjoselasmatas.es

2016

Venid, adoremos al Señor que viene a cumplir sus promesas.

Venid, adoremos al Señor que viene a revisar nuestros compromisos.

iene a proyectarnos planes de futuro.

de los enfrentamientos y

por eso escuchaban esperanzados la voz de los

«De las espadas forjaran arados y de las lanzas rejas para

Alvaro Franch