lecturas regreso puente romano 2013
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Llegamos al momento mas difícil de nuestra estación de penitencia. El instante,donde las fuerzas comienzan a flaquear, donde no encontramos más solos. Peroes también el momento y el lugar donde nuestras peticiones y oraciones sonmás escuchadas.
Ofrecemos este primer momento de silencio, esfuerzo y oración, por todosnuestros hermanos enfermos, por aquellos que se sienten más solos yabandonados. Pidamos por esa persona cercana que por su enfermedad lo estápasando mal, por sus familiares, para que encuentre en el Stmo. Cristo y Ntra.Sra. refugio y consuelo, y en nuestra compañía cercana, la solidaridad y ayudaque necesitan.
Padrenuestro
Marcos 8, 34-36Jesús, llamando a la multitud junto con susdiscípulos les dijo: “El que quiera venir detrás demí, que renuncie a sí mismo, que cargue con sucruz y me siga. Porque el que quiera salvar suvida, la perderá y el que pierda su vida por mí ypor la Buena Noticia, la salvará. ¿De qué leservirá al hombre ganar el mundo entero sipierde su vida?”
Señor, aquel Cireneo fue capaz de salir de sí mismo para ir a tuencuentro y ayudarte. Enséñame a descubrir que yo también puedo serCireneo en mi vida ayudando en la medida de mis posibilidades a aquellos que me necesitan.
Ofrezcamos este segundo momento de oración y silencio por elcompañero que tenemos a nuestro lado, por el que comparte nuestro esfuerzo,por el que nos da aliento para continuar, por el que familiarmente lo estapasando mal, por el que ha tenido la muerte de algún ser querido. Por esoscostaleros y hermanos cofrades que fueron compañeros y ahora gozan delStmo. Cristo de las Tres Caidas y Ntra. Señora. de la Misericordia.
Padrenuestro…
(Lucas 23,26)
Cuando llevaban a Jesús camino al Calvario, detuvieron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo cargaron con la cruz, para que la llevara detrás de Jesús”
Allí está María, la madre afligida al ver cómo se apaga lentamente la vidaa su hijo único. Su dolor es como una espada que le traspasa el alma, como yalo había anunciado el anciano Simeón. Pero ella no se deja doblegar por eldolor: está de pie, erguida con toda la entereza que le da su generosa sumisión ala voluntad del Padre celestial.
Dediquemos este tercer momento por nuestras familias. Por todos ellos vaeste momento de esfuerzo silencio y oración
Ave María.
Juan 25-27
Junto a la cruz de Jesús estaban su Madre, la hermana de su Madre, María la de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su Madre, y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su Madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.