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LEER LAS ROCAS CON NICOLÁS

STENO

La construcción social de los principios de las Ciencias de la

Tierra

LEANDRO SEQUEIROS Córdoba, 2011

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LEER LAS ROCAS CON NICOLÁS STENO La construcción social de los principios de las Ciencias de la Tierra LEANDRO SEQUEIROS Córdoba, 2011 ISBN:

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CONTENIDOS Presentación ………………………. 5 CERO: ciencias de la Naturaleza e historia de la ciencia ……. 11 Documento 1: Nicolás Steno …….. 19 Documento 2: El contexo científico De Steno ……………………….. 21 Documento 3: el método baconiano 33 Documento 4: obra científica de Steno 41 Documento 5: Glossopetras ………….. 47 Documento 6: Canis Carchariae ……. 52 Documento 7: Tiburones ……………… 71 Documento 8: Textos de Canis Carch 75 Documento 9: Prodromo (1669)….. 81 Sugerencias para el aula ……………… 89 Documento 10: Aplicación de las Ideas de Steno …………………. 95 Documento 11: Raíces históricas De la Geología ……………………. 111 Bibliografía ………………………………….. 147

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PRESENTACIÓN Cuántas veces al pasar por un paisaje montañoso nos hemos preguntado: ¿cómo se pudo formar Sierra Nevada, o Despeñaperros, o los Pirineos? ¿Cómo se formaron las rías gallegas, o la meseta castellana, o las cimas escarpadas del Himalaya? Hay personas que son capaces de “leer” las rocas e interpretar el mensaje que llevan oculto. Los geólogos son capaces de “leer” esas piedras y reconstruir en un momento la historia pasada de miles de millones de años. “LEER” significa interpretar unos símbolos a los que llamamos “letras”, y “palabras” y “frases”. Cuando tomamos este libro, nuestros ojos llevan al cerebro unos impulsos que traduce en ideas. LEER es siempre interpretar. LEER las rocas es interpretar el mensaje oculto en las mismas. Este libro quiere ayudar elaborar en la mente una metodología para saber LEER las rocas. Y lo vamos a aprender al mismo ritmo que el hombre que descubrió el camino para aprender a leerlas: el médico, naturalista y primer geólogo, el danés del siglo XVII Nicolás Steno.

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Se dedicaba a la anatomía. Pero un incidente fortuito le puso en el camino correcto. Estando al servicio del Gran Duque de Toscaza, le trajeron un tiburón que los pescadores habían capturado. Estudió su anatomía, su sistema nervioso, su cerebro. Pero le llamó la atención el tipo de dientes que tenía… Los dientes de ese tiburón, al que en ese tiempo llamaban Canis Carchariae, llamaron la atención de Steno. Eran idénticos a unas piezas que se vendían en los mercados de objetos de poderes mágicos y a los que llamaban Glosopetras, piedras con forma de lengua. Según los curanderos toscanos, esas Glosopetras tenían una cualidad: preservaban de morir envenenados por las serpientes (o por otras serpientes de de dos piernas que eran algunos humanos). Las Glosopetras libraban de los venenos. Steno las había visto en colecciones de Dinamarca, de Francia y de Italia. Decían que procedían de la isla de Malta y la traían los mercaderes como objeto maravilloso. Según la leyenda, San Pablo, cuando viajaba preso por el Mediterráneo camino de Roma, naufragó cerca de la isla de Malta. Lograron llegar a la costa. Era de noche. Hacía frio. Y recogieron leña para hacer fuego. Una víbora mordió a Pablo. Y

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este –dicen- la maldijo. Pero su veneno no le hizo daño. Y la lengua de la víbora se convirtió en piedra. Y por los montes de Malta se encuentran muchas lenguas de víbora petrificadas. Es lo que llamaban Glosopetras, que preservan de los venenos.. Steno sabía todo esto. Pero con el diente del tiburón en la mano, se preguntó: ¿no serán las Glosopetras una estafa? ¿No serán dientes de tiburón? Pero, ¿qué es lo que hace un diente de tiburón en los montes de Malta? ¿Cómo pudieron llegar hasta allí los tiburones? Estas ideas bullían en la mente del joven Steno. Y despertó su genio científico: para responder a esto es necesario investigar: elaborar una estrategia para responder al misterio del origen de las Glosopetras. Y de esta manera, inició una ardua tarea que le llevaría a buscar la respuesta al misterio de las Glosopetras en los montes y colinas de Toscana. Si las hay en Malta, ¿por qué no puede haber estas piezas en las tierras de Toscana? Inició así Steno, a mediados del siglo XVII un proceso de investigación, de búsqueda de respuestas a sus preguntas. Y buscó en Toscana, en las rocas, margas y arcillas… Malta estaba muy lejos. Pero Toscana estaba bajo sus pies.

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La pregunta sobre el origen de las Glosopetras llevó a Steno a buscarlas en las tierras de Toscana. Pero para ello, tuvo que aprender a leer las piedras, las rocas, los objetos enterrados. Steno fue audaz para plantearse preguntas e hipótesis. Esto le llevó a elaborar unos principios metodológicos que soy hoy los principios básicos de la geología. Los principios que nos permiten “leer” las rocas: interpretar desde los procesos actuales, los procesos que debieron acontecer hace miles de años. Acompañaremos a Steno en su camino. Y nos enseñará cómo podemos leer las rocas.

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Nicolás Steno (Niels Steensen) (1638-1686)

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Los contenidos de este libro están inspirados en un Taller impartido hace unos años en el Centro de Profesores de Palma de Mallorca, dentro de un curso de Actualización en Geología organizado por el profesor Joseph Verd Crespí, al que agradezco sus deferencias..

Centro de Profesores de Palma de Mallorca

CURSO DE ACTUALIZACIÓN EN

GEOLOGÍA

TALLER: La emergencia de las Ciencias de la Tierra: Nicolás Steno y los principios

de la geología. Leandro Sequeiros. [email protected] Se pretende en este taller de 8 horas reconstruir en la mente de los profesores los procesos que llevaron a Steno y a los naturalistas a elaborar un método científico en las Ciencias de la Tierra. Este mismo método es el que deben desarrollar, de forma incipiente, los alumnos de Ciencias de la Tierra.

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DOCUMENTO CERO: Ciencias de la naturaleza e historia de las ciencias: ¿Qué puede aportar la historia de las ciencias a la enseñanza y al

aprendizaje de las ciencias de la naturaleza?

En este curso, que pretende ser una ayuda

práctica para el profesorado de Educación Secundaria, se parte de una hipótesis: la historia de las ciencias puede ser una potente herramienta didáctica para el alumnado de educación secundaria1.

1 Soy deudor en este aspecto de Emilio Pedrinaci, compañero y amigo en las tareas educativas. Ver: E. PEDRINACI (1993). Utilidad de la Historia de la Geología. En: ALDABA ET AL., Educación Abierta. ICE, Zaragoza, 10, 111-146; E. PEDRINACI (1994). La Historia de la Geología como herramienta didáctica. Enseñanza de las Ciencias de la

Tierra, AEPECT, 2(2-3), 332-339. Una propuesta concreta está en: E. PEDRINACI (2001). Los procesos geológicos

internos. DCE, n1 3, Editorial Síntesis, Madrid, 222. Aunque este autor se refiere casi exclusivamente a la historia de la geología, las hipótesis de trabajo son extensibles a todas las

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En manos del profesorado, la historia de la ciencia puede ser un instrumento motivador, concientizador y movilizador de concepciones no científicas de lo que es la ciencia.

Al analizar las principales reformas del

curriculum de ciencias en las últimas décadas en el mundo, Hodson2 señala que algunos de los objetivos en los que el fracaso escolar es más notorio están relacionados con la visión de los estudiantes sobre las ciencias.

Para este autor dos son las causas de dicho fracaso: por una lado, la visión inadecuada que tienen los propios profesores sobre la naturaleza de la ciencia, y por otro, la confusión (contradicción o desfase) existente en la filosofía de la ciencia que subyace en muchos de esos currículos educativos. No es extraño que así sea, puesto que la ciencia que se enseña en el aula es generalmente estática, cerrada, acabada. Al alumno se le ocultan tanto las incertidumbres e interrogantes que existieron en el pasado, como los que pueden encontrarse hoy. Es una ciencia que niega su propia historia.

ramas del conocimiento científico. 2 HODSON, D. (1988) Toward a philosophically more valid science curriculum: Science Education, vol 72, p. 19-40.

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En ocasiones se entiende la Historia de la Ciencia como una exposición cronológica de los principales logros que han ido acumulándose a lo largo del tiempo. Se trata de una historia descriptiva que tiene en el progreso científico su criterio justificador. No es ésta la Historia de la Ciencia de la que cabe esperar contribuciones relevantes a la enseñanza. Para la moderna historiografía de la ciencia, tan interesante resulta estudiar los avances producidos en la construcción del saber relacionados con la introducción de un procedimiento, un concepto o un sistema conceptual, como analizar las razones de un estancamiento, una progresión dificultosa o de un retroceso. Desde esta perspectiva historiográfica habrá de entenderse lo que sigue. Las aportaciones de la Historia de las Ciencias que justifican su consideración como fuente de selección del curriculum se abordan desde cuatro perspectivas: a) la deteccción de los obstáculos epistemológicos que se han encontrado en la construcción del conocimiento, b) la utilidad de la introducción de ciertos conceptos, procedimientos o actitudes para la superación de dichos obstáculos, c) la valoración de la potencialidad de los conocimientos y

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d) la funcionalidad de los mismos3. 1) en primer lugar, la detección de obstáculos epistemológicos. Hace ya muchos años, el conocido y polémico profesor y epistemólogo Gaston Bachelard4 estaba convencido de la importancia que tiene el conocimiento de la Historia de las ciencias tiene para el análisis epistemológico y el aprendizaje de la ciencia: "Cuando se investigan las condiciones psicológicas del progreso de la cien-cia, se llega muy pronto a la convicción de que hay que plantear el problema del conocimiento científico en términos de obstáculos. (...) Es ahí donde mostraremos causas de estancamiento, es ahí donde discerniremos causas de inercia que llamaremos obstáculos epistemológicos". Esta es la primera perspectiva. Determinar cuáles son los obstáculos epistemológicos es, de acuerdo con Gagliardi y Giordan5, uno de los aspectos clave para la

3 PEDRINACI, E. (1987). Representaciones de los alumnos sobre los cambios geológicos: Investigación en la Escuela, n1 2, p. 65-74. PEDRINACI, E. (1992). Catastrofismo versus actualismo. Implicaciones didácticas. Enseñanza de las

Ciencias, vol 10, (2), p. 216-222. 4 BACHELARD, G. (1938). La formation de l'esprit

scientifique, Vrin: Paris. Traducción española: (1993). La

formación del espíritu científico. Contribución a un

psicoanálisis del conocimiento objetivo. Siglo XXI, Madrid (190 edición de la traducción española de 1948), 302 pág. 5 GAGLIARDI, R. Y GIORDAN, A. (1986). La historia de las

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transformación de la enseñanza de las ciencias. Consideran estos autores que disponemos de dos instrumentos básicos para esa determinación: el análisis de las representaciones de los alumnos y de la Historia de la Ciencia. Se trata, además, de dos herramientas que pueden aportarse un beneficio recíproco, y cuya utilidad didáctica trasciende el ámbito de la detección de los obstáculos epistemológicos. En segundo lugar, tal como ha formulado Emilio Pedrinaci (ver notas anteriores) el análisis de la evolución del conocimiento, no sólo ayuda a comprender la dificultad que puede plantear la introducción en el curriculum de ciertos contenidos, sino que puede además aportar orientaciones relevantes acerca del modo de abordar en el aula dichas dificultades: sugiriéndonos el uso de determinados "conceptos puente", la necesidad de introducir cambios metodológicos o la relación existente entre la adquisición del conocimiento en cuestión y un cambio actitudinal6.

ciencias: una herramienta para la enseñanza, Enseñanza de

las Ciencias, vol.4, pp 253-258. 6 SALTIEL, E. Y VIENNOT, L. (1985). )Qué aprendemos de las semejanzas entre las ideas históricas y el razonamiento espontáneo de los alumnos: Enseñanza de las Ciencias, vol 3, p. 137-144. SEQUEIROS, L. Y MARTÍNEZ-URBANO, M. (1992) Evolución y persistencia de las representaciones mentales: La creación del mundo y el origen del hombre: Investigación en la Escuela, n1 16, p. 39-48.

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Los ejemplos se podrían multiplicar. En cada rama del conocimiento científico hay muchos casos de obstáculos a la construcción de pensamiento racional que han chocado con las representaciones previas del mundo, o con intereses de otros tipos y que han dificultado el avance de las ideas científicas.

En otro lugar me he referido al caso de Diluvio Universal,7 representación de la naturaleza muy difundida en todas las culturas y que ha supuesto un obstáculo persistente que impidió el avance de las ciencias de la Tierra y de las ciencias de la vida durante siglos.

Un caso paradigmático en este sentido es

el del oxígeno, estudiado por la profesora Anna Estany8. La revolución científica en química consistió en el paso de la química del flogisto a la química del oxígeno durante el siglo XVIII. Georg Ernst Stahl (1600-1735) sistematizó la química del flogisto, y Antoine Laurent Lavoisier (1743-1794) la del oxígeno. Lavoisier no fue el único autor de la revolución química, ni Stahl el único que colaboró en la unificación de la química en el siglo XVIII.

7 L. SEQUEIROS (2000). Teología y Ciencias Naturales: las ideas sobre el diluvio universal y la extinción de las especies biológicas hasta el siglo XVIII. Archivo Teológico

Granadino, 63, pág. 91-160. 8 Anna ESTANY (1990). Modelos de cambio científico. Editorial Crítica, Barcelona, 233 pág.

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Pero han pasado a la historia como los representantes de la química del flogisto y de la química del oxígeno. La transición entre una concepción química a la otra no estuvo exenta de dificultades. No "cabía" dentro de determinadas concepciones del mundo. En tercer lugar, la Historia de la Ciencia puede ser una buena herramienta para conocer el núcleo central de un cierto campo del saber y valorar la potencialidad organizadora y rees-tructuradora que pueden atesorar determinados conocimientos, configurándose como un soporte básico de la epistemología y de la enseñanza de las ciencias, tal como ha formulado E. Pedrinaci en los trabajos citados más arriba. La Historia de la Ciencia ayuda a conocer cuáles fueron los conocimientos que estaban presentes en los momentos en que ocurrieron cambios importantes en las Ciencias, y su análisis puede permitir determinar cuáles de esos conceptos, procedimientos o actitudes han favorecido la reestructuración del conocimiento y han impulsado su avance.

En cuarto lugar, la historia de las ciencias

puede orientar al profesorado para valorar la funcionalidad que para los estudiantes de secundaria pueden tener los conocimientos científicos (Pedrinaci, 1994). Hodson9 plantea la

9 HODSON, D. (1986). Philosophy of Science and Science

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necesidad de considerar la funcionalidad del conocimiento como uno de los criterios para la determinación del conocimiento escolar: en la enseñanza de la ciencia, el grado de sofisticación teórica en cualquier etapa debería ser determinado por la capacidad de la teoría para explicar los fenómenos que encontrarán los alumnos. No necesita ir más allá. Coincidimos en la necesidad de valorar la utilidad que para el alumno de la enseñanza no universitaria puede tener tanto en la resolución de problemas cotidianos, como para comprender e intervenir mejor en la realidad que le rodea, así como en la relevancia para su vida futura. Pero querríamos añadir algo más. La Historia de la Ciencia está plagada de ejemplos que nos muestran cómo conceptos o teorías que hoy han sido superados por formulaciones más complejas, sin embargo han tenido una gran funcionalidad. De tal manera que no sólo han ayudado a comprender mejor el mundo que nos rodea, sino que han favorecido, fundamentado y otorgado coherencia interna a proyectos de investigación que han movilizado las ideas dominantes y sentado las bases para futuros desarrollos del conocimiento (Pedrinaci, 1993, 1994)

Education: Journal of Philosophy of Education, vol 20, 2. Traducción española: en R. PORLÁN Y P. CAÑAL (compilad.). (1988). Constructivismo y enseñanza de las

ciencias. Díada editoras, Sevilla, 5-22.

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Documento 1

NICOLAS STENO, EL HOMBRE QUE ESTABLECIÓ LOS

PRINCIPIOS DE UNA NUEVA CIENCIA

Biografía de un hombre singular

Niels Stensen o Steensen (más conocido por el nombre latinizado de Nicolaus Steno, o Nicolás Steno, en castellano) nació en Copenhague el 11 de enero (según el calendario gregoriano) de 163810. Su padre era orfebre. Su familia era muy religiosa, de estricta observancia luterana.

Desde pequeño tuvo una salud quebradiza, y una tendencia natural a la meditación y al ensimismamiento reflexivo. Estudia humanidades y tiene entre sus profesores a Ole Borch (más

10 Tal vez la biografía más completa sea la de SCHERZ, G. (1969) Steno. Geological papers. Odense University Press. Una síntesis de interés sobre la vida y obra de Steno se encuentra en: SCHERZ, G. y BECK. P. (1988). Niels Steensen

(Nicolaus Steno) (1638-1686). Royal Danish Ministry of Foreing Affairs, Copenhague, 95 páginas.

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conocido como Borricchius), humanista, químico y boticario, al que volverá a encontrar después en Holanda y en París.

En 1656, en la Universidad de Copenhague, Steno realiza estudios de medicina, dirigido especialmente por el anatomista Thomas Bartholin11, hermano del pionero de la cristalografía Erasmus Bartholin, e hijo del célebre anatomista Gaspard Bartholin. Steno en Holanda

Entre 1660 y 1664, con su nombre ya latinizado de Steno o Stenonius (en Francia firma como Stènon) vive en Holanda, principalmente en Leyden, desde 1660, donde se dedica a fecundas investigaciones anatómicas que le dan a conocer a la incipiente comunidad científica. Su carácter afable le abre a la amistad con numerosas personalidades científicas de la época, entre las que se cuentan Swammerdam, de Reinier de Graaf, Sylvius (de la Boe, el influyente yatroquímico), Spinoza, etc.

11 Thomas Bartholin (1616-1680) era médico y anatomista. Fue preceptor científico de Steno y casi un segundo padre [AMORÓS, J.L. (1978) La gran aventura del cristal. Editorial Universidad Complutense, 324 pág.]. Posiblemente es quien aconsejó a Steno que saliese al extranjero, a Holanda, para estudiar. Bartholin tendrá más tarde una gran influencia sobre Steno, pues en 1644 visitó la isla de Malta y trajo los famosos glossopetrae, dientes de tiburones del terciario.

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Allí tiene ocasión de discutir sobre el valor

de la metodología mecanicista cartesiana en física y en anatomía. El 7 de abril de 1660 realizó ya su primer descubrimiento científico sobre el tiroides al que siguió otros relativos a los músculos y al corazón. En la primavera de 1660, Steno viaja a Roma donde toma contacto con los jesuitas del Colegio Romano y especialmente con el padre Athanasius Kircher (1601-1680) y pudo visitar su famoso Museo. Regresó a Dinamarca con el deseo de obtener una cátedra universitaria, pero al no lograrlo decidió volver al extranjero. Steno en París

En el año 1665 y principios de 1666, Steno está en París, como invitado personal de Thévenot, cuyo círculo, heredero del de Mersenne, sería el núcleo inicial de la Academia de Ciencias de París. Allí estudia temas relativos al embrión y al cerebro.

Mientras prosigue sus trabajos de

anatomía, sacó mucho provecho de este ambiente intelectual y sigue, entre otros, los experimentos de Pierre Borel. Éste había reunido en Castres un gabinete que comprendía fósiles verdaderos o falsos, como los priapolitos, interpretados con un interés por lo maravilloso que perpetuaba el espíritu de los siglos anteriores.

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Posiblemente en París o en Montpellier (las opiniones no son unánimes), Steno encuentra eminentes miembros de la Royal Society de Londres: William Croone, Martin Lister y John Ray. Se discute si a través de ellos pudo conocer los trabajos de Hooke, pero el problema sigue sin ser resuelto.

En cualquier caso, desde esta fecha e incluso antes, John Ray se interesa mucho por los fósiles (Su gran viaje de 1663 a 1666 lo habría de llevar a la isla de Malta. Los autores investigan sobre la posibilidad de que John Ray comunicase a Steno sus observaciones sobre los fósiles malteses). Steno en la Toscana

En 1666 tenemos ya a Steno establecido en la Toscana, en la corte del gran duque Fernando II de Florencia, su protector. Los biógrafos tienen dificultad para explicar las circunstancias de este traslado a la península italiana.

De todas formas, se sabe que fue muy bien acogido, especialmente por Redi (entomólogo y "ovista", como Steno) y Viviani (el biógrafo de Galileo) entre otros hombres ilustres de la Accademia del Cimento.

Aquí en la Toscana es donde se va a desarrollar su espíritu geológico y donde publica sus dos obras básicas para entender el desarrollo de su método para “leer” las rocas:

En 1667 Publica el llamado Canis

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Carchariae, sobre la interpretación de los dientes de los tiburones como Glossopetras. Y pone las bases de la moderna geología.

En 1669 publica su obra más elaborada: el Prodromo. Más exactamente, De solido entra

solidum naturaliter contento dissertationis

Prodromus.

Pero en esta época su mente estaba ocupada también por temas religiosos. Steno elabora los principios de la Geología Sin embargo, los años 1666-1669 habrán de ser extraordinariamente fecundos para Steno.

Desde hacía mucho tiempo, realizaba disecciones de animales, incluidos los peces (hay una carta de 1664 muy interesante sobre la anatomía de la raya).

Unos tiburones embarrancados en la costa de Toscana le proporcionarán la ocasión de continuar estos estudios, que estuvieron dedicados a la musculatura y los órganos genitales (como al origen de los huevos), como a los dientes (estudios iniciados por la disección de la cabeza). Fruto de este estudio fue la obra publicada en Florencia en 1667 con el título: Elementorum

myologiae specimen, que incluye el famoso Canis

Carchariae dissectum caput del que hablamos más adelante.

La parte del libro dedicada a la cabeza del tiburón Carcharias se subdivide, a su vez, en un estudio de anatomía comparada del conjunto, un

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examen más particular del sistema dentario y un paréntesis (pág. 90-116) de un considerable interés geológico sobre el problema de las grandes Glossopetras.

Hacia 1660 parece que todavía seguían vivas en Florencia algunas de las ideas de Leonardo da Vinci (1452-1519) referentes a la interpretación de los depósitos de conchas marinas.

El caso es que Steno en su estudio sobre las Glossopetras dedica todo un año (según él mismo narra) al problema de los depósitos de conchas.

A éste sigue una explicación de lo que hoy llamaríamos la historia geológica de la Toscana.

Aunque en algunos puntos Leonardo fue mucho más adelante y en otros Steno llevó a sus últimas consecuencias sus observaciones, sobre todo cuando aborda la redacción del Pródromo

(1669) como introducción a una obra monumental que nunca fue publicada. Conversión al catolicismo A finales de 1667, con 29 años, Steno se convierte al catolicismo, pero esto no se debe al parecer ni a presiones ni a un cálculo.

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Según Negri (1986)12, había iniciado su cambio de dirección en París, quizá influido en parte por Bossuet. Hombre de moralidad estricta, tanto en París como en Florencia, algunas almas nobles femeninas pudieron tener un papel en esto.

Al parecer, en junio de 1667 asistió en Liorna a la procesión del Corpus Christi, experiencia que le fue decisiva. Desde 1667 Steno se da al estudio de la Teología y el 2 de noviembre del mismo año decide hacerse católico. Coincidencia o consecuencia: desde 1673, con 35 años, Steno abandona el mundo de la ciencia y ya no escribirá más que textos teológicos y espirituales. Final de la vida intelectual No se conoce con exactitud por qué Steno suspendió su gran proyecto intelectual. No parece que fuera por razones de censura, pues el Prodromo lleva dos Imprimatur del Santo Oficio. Tal vez pueda estar relacionado con su conversión al catolicismo unos años antes (en 1667) o con algunos asuntos desagradables que, al parecer, le sucedieron y de los que sabemos muy poco.

Tras la publicación del Prodromo, Steno

12 En: BUSSI, A. coordinador (1986) Niccolo Stenone e la

scienza in Toscana alla fine del ´600- Mostra documentaria e

iconografica. Florencia.

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inicia una serie de viajes por Europa. Entre 1672 y 1674, está en su país, en Copenhague, invitado por el rey de Dinamarca pero dimite a causa de verse involucrado en controversias religiosas que le causaron viva desazón. De vuelta a Toscana, decide ordenarse sacerdote católico (14 de abril de 1675) y posteriormente es consagrado obispo (19 de septiembre de 1677).

Reside como vicario apostólico en Hannover desde finales de 1677 hasta el año 1679. Allí entra en contacto con el filósofo Leibniz (1646-1716), que ya estaba preocupado por la geología.

Téngase en cuenta que la Protogaea fue escrita en 1690, aunque permaneció inédita hasta 1749. Más tarde, Leibniz reconoció su deuda con Steno pero lamentó que a causa de su conversión al catolicismo "un gran físico se convirtiera en un teólogo medriocre"13

Los últimos años de Steno transcurren en Alemania como obispo, con una vida cada vez mas ascética y una austeridad de vida no comprendida por muchos. Demacrado, pobremente vestido y sufriendo heroicamente del estómago, el obispo Steno falleció el 5 de diciembre de 1686 en Schewerin, sin haber cumplido aún los 49 años.

13 LEIBNIZ. Theodicea, 1ª parte, p. 100, citado por

ELLENBERGER, F. (1989) opus cit.,pág.195-196.

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Documento 2: el contexto científico

de Steno Ya conocemos algo de la vida de Steno. Su formación científica y sus inquietudes vitales.. Pero: ¿En qué contexto científico y geológico se produce la publicación del Canis Carchariae y del Pródromo de Nicolás Steno? ¿Cuál era el clima cultural y científico de la Europa de mediados del siglo XVII, cuando Steno acomete su obra? ¿Qué nivel de conceptualización tenía la Geología del siglo XVII?

Algunos datos iniciales pertenecientes al contexto cultural de mediados del siglo XVII pueden iluminar la obra de Steno: en 1637, Descartes escribe el Discurso del Método, y en 1638 Galileo publica en Holanda los Discorsi (Discursos sobre las dos nuevas ciencias)14. En 1647, Gassendi publica De vita Epicuri; y Blas Pascal las Nuevas experiencias acerca del vacío. En

14 Hay una edición española accesible: Consideraciones y

demostraciones matemáticas sobre dos nuevas ciencias. Editora Nacional, Madrid (1976)

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1651, von Guericke construye la máquina neumática; y en 1661, Boyle formula la ley de los gases. En 1662 se funda la Royal Society of

London. En 1665, se inicia en Londres la publicación de la primera revista científica mundial: las Philosophical Transactions. Estas son algunas de las coordenadas filosóficas y científicas que orientan la lectura de la obra de Steno. [Podemos buscar mucha información en Internet] Steno como científico barroco

Pero si nos preguntamos ahora por el papel de Steno como científico de la época barroca, será necesario precisar dos aspectos en esta investigación histórica: el primero de ellos se refiere a cómo situar a Steno dentro del contexto científico de su época.

Es peligroso en la Historia del

pensamiento tanto científico como filosófico sacar de contexto a los autores del momento en el que viven. A ello nos referiremos ampliamente a continuación.

Pero no debemos obviar el segundo aspecto, que se refiere a las opciones epistemológicas. Partimos aquí de la hipótesis epistemológica de que el conocimiento humano nunca es una producción aséptica e imparcial. En esto soy consciente que tomo postura (con los riesgos que ello comporta). Entre la postura del racionalismo crítico de Karl R. Popper y las

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posturas más sociológicas e historicistas de sus "hijos rebeldes" como es, sobre todo, la de Thomas Kuhn, la opción personal (no definitiva pero sí afectiva) adoptada aquí se inclina más por una concepción del conocimiento científico como construcción social, obra de una comunidad científica que pretende elaborar imágenes racionales de la realidad natural y/o social.

Aunque sea de modo muy simplificado

será necesario presentar un marco general de las ciencias de la naturaleza (la filosofía natural, tal como la entiende Galileo).

Algunos historiadores de la Geología

afirman que en el siglo XVII es cuando aparece la Geología como ciencia natural dotada de su propia racionalidad15. La naturaleza real de los fósiles había sido comprendida antes, por Leonardo da Vinci o Bernad Palissy. Pero aunque

15 Son numerosos los trabajos históricos sobre la Geología en el siglo XVII. Resaltamos aquí los más accesibles: R. FURON (1988). Nacimiento de la Geología. En: R. TATON, edit. Historia General de las Ciencias. Editorial Orbis, Barcelona, tomo 5: el siglo XVII, 453-462; F. ELLENBERGER (1989). Historia de la Geología. Volumen I: De la antigüedad al siglo XVII. Editorial Labor, Barcelona, 179-258; F. ELLENBERGER (1994). Histoire de la Géologie. Volumen 2: La grande éclosion et ses prémices. 1660-1810. Tec&Doc, París, sobre todo, 16-48.

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correctas, sus observaciones no se basaban aún en la Geología16.

El descubrimiento de las manchas solares hacia 1610 se reveló como una de las aportaciones más espectaculares de la nueva astronomía. A partir de entonces, Galileo y el jesuita Christophorus Scheiner pugnan por la prioridad del descubrimiento y por la interpretación de las mismas.

La tesis galileana de la corruptibilidad de los cielos triunfa. Desde esas fechas, la idea recogida luego por Newton de la homogeneidad de la materia del universo, dio lugar a la astronomía y a la geología modernas. La historia del globo terrestre se empezaba a contemplar ligada al desarrollo de todo el conjunto del universo corruptible y mutable.

El término “Geología”

El término "Geología" ha sufrido muy diversas interpretaciones. Al principio designaba de forma general el estudio de todo lo "terrestre", por oposición a lo "divino" (la "Teología").

Parece ser que la palabra "Geología" fue

utilizada por vez primera en su sentido moderno en 1657 (unos años antes de la publicación del Pródromo) en el título de una obra danesa de M.

16 SEQUEIROS, L. (2001). ¿Qué puede aportar la Historia de la Paleontología al profesorado de Ciencias de la Tierra? Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 9(2), 100-109.

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P. Escholt, titulada Geologia Norvegica, traducida al inglés en 1663, y que trata de los terremotos y de los minerales.

Algo más tarde, en 1690, Erasmo Warren

publicó su libro Geologia, or a discourse

concerning the Earth before the Deluge, que ya define bastante bien lo que entiende por geología. Más tarde, el descubrimiento de la circulación de la sangre por William Harvey (su De motu cordis se publica en 1629) ejerció una influencia notoria en las ideas de aquéllos primeros geólogos, que concebían la Tierra como un cuerpo vivo con su circulación de agua a través de las "venas" de los conductos subterráneos17.

Los historiadores de la Geología están muy interesados en el hecho de que diversos filósofos y naturalistas hacen propuestas con pretensión científica sobre las llamadas "Teorías de la

Tierra". Los autores de estas primeras grandes síntesis cosmográficas tenían la intención de reconstruir "físicamente" la historia pasada del

17 La influencia del pensamiento de Harvey en los geólogos se continúa hasta final de siglo XVIII. El que se considera "padre" de la Geología moderna, Hutton, estudió medicina e hizo la tesis sobre la circulación de la sangre. Estas ideas las recupera para el concepto de "ciclo geológico". Ver: SEQUEIROS, L., PEDRINACI, E., ALVAREZ SUÁREZ, R.M., VALDIVIA, J. (1997) James Hutton y su Teoría de la Tierra (1795): consideraciones didácticas para Secundaria. Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, AEPECT,(1997) 5.1, 11-20.

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planeta reinterpretando (sin alejarse de la letra) las ideas bíblicas de la Creación y el Diluvio Universal.

Así, encontramos las figuras de Descartes (que en 1644 había presentado una visión "laica" del planeta), Burnet, Whiston, Woodward, los hermanos Scheuchzer y Bourget. Pero un grupo de naturalistas entre 1600 y 1800 mantenían en sus obras la hipótesis de la existencia de una gran cavidad subterránea (Leonardo de Vinci, Burnet, Boulanger) en el interior del globo ter-ráqueo.

Adams (1938)18 cita una larga serie de autores griegos y romanos que apuntan hacia la existencia de cavernas interiores. Pero contó a su favor con un lenguaje vivo y directo y con una difusión rápida gracias al uso del latín.

Ellenberger19 centra el estudio de las ideas geológicas en el siglo XVII sobre tres autores muy diferentes entre sí: Descartes, que lanza la gran revolución, pero que es incompetente respecto a una geología basada en la observación y se refugia en especulaciones; Gassendi, su rival de la época, muy interesante por el influjo sobre Steno.

Por nuestra parte, añadiremos la figura de Leibniz que, aunque no influye directamente sobre Steno, sí recoge alguna de sus ideas.

18 ADAMS, F. D. (1938) The birth and development of

Geological Sciences. Dover Publ. New York, págs. 426-460. 19 ELLENBERGER, F. (1989) opus cit., 179-194.

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Documento 3: el método baconiano

No podemos entender a Steno si no

tenemos en cuenta que tuvo una formación “baconiana”. Es el método científico de Bacon el primer escalón de nuestra formación científica, como lo fue para Steno.

Pese a que hoy el empirismo baconiano ha sido superado, en su momento, y para determinados casos, funciona.

Es el que puede ayudarnos a empezar a leer las rocas y entender su significado, como sucedió con Steno.

Francis Bacon (1561-1626) es una de

las personalidades más sobresalientes en la historia de la ciencia del mundo occidental. La carrera de Bacon fue mucho más la de un político y hombre de letras que la de un científico. Desde que ingresó al Trinity College, en Cambridge, a los 13 años de edad, desarrolló una

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antipatía contra Aristóteles que ya no lo abandonó nunca; posteriormente estudió leyes y a los 25 años de edad ingresó a la barra de abogados.

Durante el reinado de Isabel I, Bacon intentó ingresar al gobierno pero a pesar de que su tío era uno de los ministros más importantes, no consiguió nada hasta que Jacobo I llegó al trono.

A partir de ese momento la carrera política de Bacon cambió por completo: fue hecho caballero en 1603, abogado general en 1613, consejero privado en 1616, señor cuidador (Lord Keeper) en 1617, canciller en 1618, barón de Veralamo en 1618, y vizconde de San Alano en 1621.

En esos años felices Bacon escribió y publicó varias de sus obras más importantes, entre ellas The

advancement of learning ("El avance del conocimiento"), en 1605, y el Novum

Organum ("El nuevo Órgano", para suplantar el Órganon de Aristóteles), en 1620.

Sin embargo, a partir de 1621, la

suerte le dio la espalda: a principios de ese año fue acusado en el Parlamento de corrupción en el desempeño de sus labores oficiales como juez y canciller, destituido, multado y encarcelado.

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El rey canceló la multa y lo liberó de la prisión en unos cuantos días, pero Bacon pasó los últimos cinco años de su vida en desgracia.

Sin embargo, la pérdida del poder político no afectó su productividad literaria y en 1623 publicó una nueva edición muy modificada de su The

advancement of learning, pero esta vez en el "idioma universal" de su tiempo, o sea el latín, con el nombre de De

Dignitate et Argumentis Scientiarum ("De la dignidad y el crecimiento de la ciencia"), así como la tercera edición muy aumentada de sus Essays ("Ensayos") en 1625.

Un año después de su muerte se

publicó el New Atlantis ("Nueva Atlántida"), obra importante para nuestro interés en el método científico, pero además, en forma intermitente siguieron apareciendo escritos inéditos de Bacon hasta 1727, o sea 101 años después de su muerte.

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Francis Bacon (1561-1626).

Todos los biógrafos y apologistas de Bacon aceptan que su héroe no hizo contribuciones importantes a la ciencia, sino que su mérito es fundamentalmente filosófico, aunque en contraste con la postura de Galileo, cuyo objetivo era expresar los fenómenos naturales matemáticamente, la ciencia de Bacon es

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más bien cualitativa y de carácter taxonómico.

Pero Bacon también ha merecido

críticas de altos vuelos, que afirman que ni siquiera su filosofía era muy personal o especialmente crítica. Pero hay dos aspectos en los que todos los lectores de Bacon, amigos y enemigos, están de acuerdo: su dominio magistral del idioma inglés (siempre ha figurado como uno de los verdaderos autores de la obra de Shakespeare), y la originalidad de sus opiniones sobre el método científico.

Bacon llamó a su libro Novum

Organum para señalar que su método debería reemplazar al entonces promulgado en una recopilación medieval de escritos aristotélicos conocida como Organon. Los problemas relacionados con el estudio de la naturaleza que el Organon no tomaba en cuenta (e incluso, patrocinaba) fueron bautizados como "ídolos" y clasificados en cuatro grupos: 1) los ídolos de la tribu, dependientes de la naturaleza humana, que tienden a aceptar hechos sin documentación adecuada y a generalizar a partir de información incompleta; 2) los ídolos de la cueva, basados en la tradición y en la educación

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del individuo; 3) los ídolos del mercado, que tienen que ver con el uso inadecuado del lenguaje; y 4) los ídolos del teatro, que son todos los dogmas incorporados en el periodo en que el individuo todavía no ha desarrollado la capacidad para examinarlos racionalmente (religiosos, culturales y políticos) y que son tan persistentes y tan difíciles de objetivar.

De acuerdo con Bacon, la filosofía

aristotélica era un ídolo del teatro que debería ser exhibido y desacreditado, por las siguientes razones:

1. Los aristotélicos recogen datos sin

método. Bacon destaca la importancia de los instrumentos científicos en la recogida de datos.

2. Los aristotélicos generalizan con exceso

(con pocas observaciones saltan a conclusiones) [exceso de inducción]

3. Los aristotélicos confían en exceso en la

universalidad: dados unos caractereres los extrapolan a todos (con varios gatos negros se generaliza a todos los gatos) [exceso de deducción].

Propone un método basado en la observación de datos, que después de ordenados y tabulados (en tablas de ausencia-presencia), y a

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partir de inducciones graduales y progresivas, y excluyendo otras inducciones, llegan hasta conclusiones generales.

Bacon parte de una hipótesis para él

evidente: existen leyes impresas en la naturaleza, y la labor del científico es descubrir esas leyes. Para Bacon, se parte de observaciones (que están en la base de un triángulo) Son el objeto de la Historia Natural. Estas se relacionan entre sí, y se correlacionan (estas forman la Física). De ahí se sube a conclusiones generales (que son de tipo metafísico).

Bacon se proponía sustituir el Organon de Aristóteles por un Novum Organon, pero cuando se compara con las distintas concepciones del método científico antiguas y modernas, resulta que Bacon está más cerca de Aristóteles que de los métodos de Arquímedes y Galileo. Basó sus análisis más en la materia que en las idealizaciones de la Mecánica. Le interesaba más la composición de los cuerpos que las relaciones entre ellos.

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Documento 4: La obra científica de

Nicolás Steno La obra científica de Steno es extensa, pese a que su actividad científica culmina cuando tiene 35 años. Sus escritos científicos muestran que a Steno se deben, entre otros, la primicia de ser el primero en establecer la ley de constancia de los ángulos diedros en los cristales; descubrió el conducto excretor (el "conducto de Steno") de las glándulas parótidas, que desembocan en la cavidad bucal.

A él se debe la formulación del concepto de estrato, y los principios de sucesión de los estratos y de la superposición de los estratos. Realizó notables investigaciones embriológicas y experimentó en animales una oclusión de la aorta, a través de las paredes abdominales, con lo cual se quedan paralizadas las extremidades inferiores por anemia de la médula espinal. Si exceptuamos su discutido cuaderno manuscrito denominado por él mismo como Chaos en el que reseña sus primeras reflexiones de la época de estudiante (desde el 8 de marzo de

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1659, cuando tiene 21 años, hasta el 3 de julio de 1660)20, su primer trabajo científico es su memoria de final de estudios en Holanda en 1660, algo así como nuestra Tesina. Bajo la dirección del profesor del Ateneo de Amsterdam, Arnold Senguerd (1610-1667) defendió su trabajo sobre el origen de la temperatura y la descripción de las fuentes termales, análisis de las aguas, los minerales que contiene y los gases desprendidos. Este opúsculo lleva como título Disputatio Physica de Thermis (Amsterdam, 1660) (publicada por G. Scherz, 1969). Fruto de su trabajo investigador como anatomista y geólogo en Florencia hacia 1666 es uno de los dos trabajos más concienzudos de Steno: el estudio de la cabeza del tiburón que le encargó Fernando II y que lleva por título Elementorum myologiae specimen, seu musculi

descriptio geometrica. Cui accedunt Canis

Carchariae dissectum caput et dissectis piscis ex

canum genere... Fue publicado en Florencia en 1667. Tiene

123 páginas y 7 láminas que se han hecho famosas. Consta de tres partes: la primera de ella se refiere a las observaciones sobre la Anatomía del tiburón (llamado entonces Canis Carchariae). La segunda parte contiene las observaciones sobre los dientes del tiburón y su comparación con las Glossopetrae de la Isla de Malta, interpretados como restos de seres vivos y no

20 SCHERZ, G.(1969) opus cit.,13 ss

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como objetos curiosos21. La tercera parte es el estudio pormenorizado de estos dientes desde el punto de vista que hoy llamaríamos paleontológico, y que le abrirán al proyecto más ambicioso, como es el del estudio de las rocas y los fósiles de Toscana.

21 ELLENBERGER, F. (1989). Opus cit., pág. 196-202.

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El final de esta memoria anatómica sobre la cabeza de Canis Carchariae está dedicado al problema del origen de los fósiles e introduce una idea capital: "las capas de la tierra por debajo de

nosotros son "estratos", antiguos sedimentos

sucesivos" (conjeturas 1,2, 3, 4, 5, 6).

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Las palabras estratos y sedimentos son utilizados ya en sentido moderno, lo que será recogido en el Pródromo. El texto siguiente de Canis Carchariae (modificado de M. Rubió en Ellenberger, 1989: 200-201) es significativo de su pensamiento que será luego desarrollado en el Pródromo: "Las numerosas conchas de ostras aglomeradas en una masa única, que se desentierran en determinados lugares, no se diferencian en nada de los que se crían en el mar, de donde también se extraen masas enormes de ostras de diversos tamaños, aglutinadas juntas de manera asombrosa". Y más adelante: "En cuanto a las Glossopetrae, se puede ver a muchas unidas, solidarias de una misma matriz, no todas enteras, y de variados tamaños; ahora bien, se observa lo mismo en la mandíbula del animal vivo, que todos los dientes no son del mismo tamaño y que los de las filas inferiores no están endurecidos en todas sus partes". El Canis Carchariae viene acompañado por tres magníficas láminas que se han hecho clásicas:

la lámina I, presenta una excelente reproducción de la cabeza de un tiburón vivo ("Lamiae Piscis caput", la cabeza del pez Lamia) y dos dientes del mismo ("Eisdem Lamiae dentes").

La lámina II muestra un detallado dibujo de las estructuras cerebrales del tiburón.

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Y la lámina III, dibuja seis dientes de las Glossopetraes que son idénticas a los dientes del tiburón antes descrito.

Tras la publicación de Myologiae que incluye Canis Carchariae, Steno recibió una pensión de 25 escudos al mes para proseguir sus trabajos.

Parece ser que en esta época tiene lugar su profunda crisis religiosa, mientras prosigue la investigación en las rocas de la Toscana, y su mente se ocupa también de poner orden entre los conocimientos tradicionales adquiridos y las nuevas e inquietantes observaciones que entran en contradicción no solo con la ciencia oficial sino también con sus creencias religiosas.

Steno pensaba escribir un gran tratado sobre el significado de esos cuerpos rocosos incluidos dentro de otros cuerpos y que encontraba una y otra vez en los campos de Volterra.

Su protector, el Gran Duque Fernando II, le

apremia a terminar sus investigaciones. Por ello, decide escribir un anticipo, una síntesis del estado de su pensamiento. Es el De Solido intra

Solidum Naturaliter Contento Dissertationis

Pródromo. Fue editado a cargo del propio Nicolás Steno en Florencia, y vio la luz en abril del año 1669.

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Documento 5: Historia de las glosopetras

Las letras del alfabeto que usó Steno son estas piezas pétreas a las que llamaban Glosopetras y les daban sentido mágico.

Para entender en su justa dimensión el alcance científico del Canis Carchariae de Steno, publicado en 1667, hay que remontarse a unas piezas pétreas de forma triangular halladas inicialmente en los lejanos montes de Malta y traídos a Europa por los viajeros desde el siglo XVI: las llamdas glosopetras (glosso-petrae:

lenguas petrificadas). Ellas marcan el inicio de una aventura

intelectual iniciada por Steno que le llevarán, aplicando el método esbozado en el Novum

Organon (1620) de Francis Bacon, a elaborar los principios básicos de lo que hoy llamamos la Geología.

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Veamos la historia: en los primeros años de del cristianismo, Pablo de Tarso fue hecho preso y conducido a la fuerza a Roma para ser juzgado por sus delitos contra el Estado, ya que era ciudadano romano.

Según la narración de los Hechos de los Apóstoles (Hechos 27, 13-44 y Hechos 28, 1-6) durante la travesía por el Mediterráneo, el barco naufragó y Pablo y sus guardianes llegaron a nado a la costa se refugiaron en la isla de Malta.

Mientras recogía leña para una hoguera y poder calentarse fue mordido por una víbora. Pero la picadura no le causó ningún daño. Según una leyenda maltesa, Pablo, encolerizado maldijo entonces a todas las serpientes de la isla, por lo que sus lenguas bífidas se transformaron en piezas de piedra.

Estas lenguas petrificadas, llamadas

todavía en Malta (según testimonio oral de un profesor maltés) “lenguas de San Pablo”, son muy comunes en los montes de la isla. Y en el medio rural se utilizan como un amuleto contra las mordeduras de víboras. Algunos naturalistas viajeros que visitaron la isla en el siglo XVI y XVII las llamaron “glossopetrae”, glosopetras. Esta tradición fue recogida por autores como Leonardo da Vinci (1452-1519), Conrado Gesner (1555), Goropius (1569), Mercati, Fabio Colonna (1616) y Agostino Scilla (1670) [ELLENBERGER, 1988:194].

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Como ha mostrado el prehistoriador Kenneth Oakley [BUFFETEAU, 1991], muchos descubrimientos arqueológicos jalonan esta larga historia. Así, estos dientes se encuentran en Egipto, en yacimientos neolíticos, predinásticos y dinásticos.

Al igual que hicieron los hombres del paleolítico de Tuc d´Audoubert en Ariège, donde se han hallado dos dientes del tiburón Isurus procedentes de yacimientos terciarios situados a más de 150 km de distancia. Posiblemente les daban una interpretación mágica y eran usados como amuletos.

También, según Oakley, los bordes afilados y dentados de aquellos grandes dientes triangulares servían incluso para practicar incisiones, con fines decorativos, en las vasijas de barro antes de cocerlas.

Es más: la atracción que sienten los humanos por los dientes de los tiburones lo demuestra el interés de los coleccionistas dispuestos a pagar una buena suma por un ejemplar de diente de Carcharodon, el mítico tiburón gigante que ha llegado hasta las pantallas de cine.

La creencia en la época medieval, renacentista y barroca de que las glosopetras absorbían el veneno se extendió por Europa. Bastaba con mojar una glosopetra en un líquido sospechoso para neutralizar el posible veneno en una época en que los nobles temían la venganza de sus familiares.

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Con el fin de tener siempre a mano esos

objetos de tanta utilidad, se llegaron a fabricar, durante la edad media y hasta el mismo siglo XVIII, los llamados “lenguarios”, bolsos en forma de árbol en los que se colgaban las glosopetras listas para su uso. Algunos de estos curiosos objetos, que adornaban las mesas de los poderosos, eran a veces pequeñas obras maestras de orfebrería, tal como las que se encuentran expuestas hoy en día en en Kunsthistorisches Museum de Viena.

Las glosopetras fueron también equiparadas con otro grupo de objetos misteriosos, las ceraunias, que tenían también forma triangular y eran considerados como “piedras de rayo”, caídas del cielo durante las tormentas.

Pero ya desde más antiguo eran conocidas estas piezas e incluso algunos viajeros se atrevían a darles interpretaciones diversas. Así, el más célebre de los naturalistas romanos, Plinio el Viejo (23-79 de nuestra era), cuya Historia

Natural (XXXVII, 10, 164) fue durante siglos la autoridad en la materia, les encontraba más bien un parecido con la lengua humana. Pensaba que caían del cielo durante los eclipses de Luna, y contaba que los magos las creían útiles en las empresas amorosas. Esta opinión fue seguida por Isidoro de Sevilla (fallecido en 636) en sus Etimologías y en el De Natura Rerum. Sardina-Frascatoro (1540) las interpretan como lenguas

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de pájaros. Para Agrícola (en el de Natura

Fossilium, 1546, lám V y VI) son lenguas humanas y para Hyeronimus Cardanus (1556) son lenguas de pito real.

Es Conrado Gesner quien en 1558 representa juntos por vez primera un escualo y las glosopetras, apuntando tímidamente a que la semejanza morfológica con los dientes sorprende al naturalista. La idea de que las glosopetras eran lenguas petrificadas de serpientes, o de aves o de otros animales no estaba compartida, sin embargo, por la mayor parte de los naturalistas. Incluso, se conocen debates enconados entre ellos. Así, Fallopio (1564) afirma la semejanza con los dientes de Carcharias, mientras que Cesalpinus les da un origen natural.

Pero Steno había leído al botánico y zoólogo napolitano Fabio Colonna (1567?-1640), miembro de la Accademia del Lincei, quien en su memoria Fabio Columna Lyncei de Glossopetris

Dissertatio…de 1616 [ELLENBERGER, 1989: 160 ss] había defendido el carácter biológico de las “piedras con aspecto de lengua”. Pero Colonna no había relacionado las glosopetras con los materiales de la tierra en las que estaban contenidas ya que trabajó a partir de ejemplares de coleccionistas. Steno introduce un dato esencial: estudiar las glosopetras dentro del contexto de las rocas en que se incluyen. Solo Leonardo da Vinci (1452-1519) había apuntado (sin que casi nadie le hiciera caso) que los materiales de la tierra están formados por

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“capas” de tierras diversas formadas al erosionarse las montañas [ELLENBERGER, 1989: 107]. De las Glosopetras a los estratos Pero Steno da un paso más y considera que esas “capas” no se deben solo ni principalmente a la erosión de los montes sino a lo que llamaríamos hoy el depósito de sustancias incluidas en un medio acuoso, especialmente el marino. Esas “capas” van a adoptar una denominación novedosa que ha pasado a la literatura científica geológica: los “estratos” (strata). En latín clásico es una palabra derivada de verbo sternere, extender sobre el suelo, cubrir. Su significado es la cama (el lecho), sus cobertores, a veces el enlosado de los caminos (Plinio y Vitrubio llaman corium a una capa del suelo).

Es él quien logra dar una solución científica definitiva al problema del origen orgánico de las glosopetras. Pero la mente de Steno no para ahí. Tal como desarrolla en el Canis Carchariae de 1667, la respuesta sobre el origen de las glosopetras le llevará a preguntarse sobre por qué se las encuentra en los altos montes de la isla de Malta: ¿cómo han llegado hasta allí? Es más: ¿no será posible hallar estas glosopetras en otras partes o son solo de Malta? ¿No las habrá también en la Toscana?

Posiblemente Steno tuvo ocasión de contemplar las glosopetras en su época de

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estudiante y ya de médico en Copenhague pues su profesor de anatomía Thomas Bartholin los había traído de la isla de Malta en 1644. Las volvió a encontrar en el Gabinete de Ciencias que el Gran Duque de Toscana Fernando II había cuidado en Florencia y que le habían llegado procedentes de la isla de Malta como “piedras de San Pablo” o glosopetras de poderes mágicos. Pero cuando en 1666 le llega a Steno, estando ya en Florencia, la cabeza de un tiburón (lo que entonces se denominaba Canis Carchariae) para hacer una disección y vio las mandíbulas y los dientes, una sospecha acudió a su mente y la curiosidad y el deseo de llegar a la verdad, le condujo a elaborar unos principios que constituyen la base de la moderna geología. En el Canis Carchariae, Steno incorpora una magnífica lámina (Figura 2) con dibujos de glosopetras.

Steno se hace geólogo La búsqueda de una respuesta llevará al

joven e intrépido anatomista al servicio del Gran Duque Fernando II a recorrer los montes de Volterra buscando indicios de glosopetras en esas montañas alejadas del mar.

Será el comienzo de un riguroso proyecto de investigación que le llevará a descubrimientos sorprendentes. Pero para llegar a éstos necesitará utilizar un método de trabajo.

Es lo que describe de forma genial en el Canis Carchariae de 1667, y que extenderá en el Prodromo de 1669, mediante la aplicación de

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unos principios que rigen su observación e interpretación, a todos los lugares de la Toscana [SEQUEIROS, 2002, 2005].

Y si se cumplen estos principios en toda la Toscana, Steno cree haber encontrado la clave para interpretar la formación de tierras y mares en el pasado y reconstruir la historia de la Tierra desde su comienzo a partir de lo que un observador puede encontrar a su alrededor. Con Steno se abre el camino para reconstruir la historia pasada de nuestro planeta.

Thomas Bartholin (1616-1660), médico y

anatomista, fue preceptor científico de Steno en Copenhague y casi un segundo padre entre 1656 y 1660. Posiblemente, fue quien aconsejó a Steno que viajase a Holanda a continuar sus estudios.

Había visitado la isla de Malta en 1644 y se trajo algunas muestras de glosopetras. Steno alude a que él mismo no ha visitado Malta. Bartholin, durante estos años elaboró una tesis (que nunca fue publicada) sobre las glosopetras como dientes de fósiles de escualo. De regreso a Padua después de estos viajes, publicó un breve tratado de argumento análogo, titulado De

Unicornu (Patavii, 1645).

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Diversos dientes de tiburón fósil

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Documento 6: Contenido el Canis Carchariae

El Canis Carchariae de Nicolás Steno forma

parte, como ya se ha repetido, de un texto más amplio (Elementorum Myologiae Specimen.... publicado en 1667) dedicado al estudio de la musculatura de un tiburón hallado por los pescadores en las costas de Toscana y del que el Gran Duque de Toscana pidió a Steno hiciese un estudio anatómico de la cabeza [ELLENBERGER, 1988; SEQUEIROS, 2002].

En la traducción que va se ha publicado en

Llull [PELAYO Y SEQUEIROS] se ha seguido el texto latino acompañado de la traducción inglesa editada por SCHERZ (1969). A este texto se ha añadido, para mayor facilidad como se hizo con el Pródromo, una numeración arbitraria de párrafos que simplifica, sin duda, la localización de los textos.

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Aunque Steno no lo organiza en capítulos, SCHERZ (1969:20) diferencia tres partes en el Elementorum Myologiae Specimen:. Hemos modificado ligeramente su esquema: 0. Presentación: [1-6] I. Observaciones sobre la anatomía del tiburón Canis Carchariae [7-47] II. Observaciones sobre los dientes (las glosopetras) [48-56] Las mandíbulas del tiburón [48] El número y la sustancia de los dientes [49-54] Las lenguas de piedra o glosopetras [55-56] III. Observaciones geológicas y paleontológicas [57-99] “Historia”: Los once hechos observados [57-58] (ver después) “Conjeturas”: Seis hipótesis sobre la geología y la paleontología [59- 95]

Conjetura 1: ¿Puede hoy la tierra producir esos cuerpos? Respuesta: La tierra de la que se extraen los cuerpos similares a partes de animales no produce hoy tales cuerpos [59-62] Conjetura 2: ¿Fue siempre compacta la misma tierra? Respuesta: La tierra no era compacta cuando se produjeron los cuerpos en cuestión [63-64]

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Conjetura 3: ¿Estuvo en el pasado la tierra cubierta por las aguas? Respuesta: No hay obstáculos para creer que la tierra haya estado un tiempo cubierta por las aguas [65-68] Conjetura 4: ¿Podría la tierra haber estado mezclada en el pasado con el agua? Respuesta: No hay obstáculo para creer que la misma tierra haya estado mezclado con el agua [69-77]. Conjetura 5: ¿Podría haberse formado el sedimento a partir del agua? Respuesta: No creo que haya obstáculo para considerar que la tierra esta formada por un sedimento depositado lentamente por el agua [78-90]. [91] Conjetura 6: Los cuerpos sólidos extraídos de la tierra, y que son similares a las partes de animales, ¿pueden ser considerados partes de animales? Respuesta: No hay obstáculo para considerar verdaderas partes de animales los cuerpos similares a partes de animales que se extraen de la tierra [91-95]. CONCLUSIONES [96-99] Censuras [100]

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Zoología de los Tiburones en el siglo XVII

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Interpretación de Gesner, 1568

Steno inicia su Canis Carchariae con lo que él denomina en latín como la “Historia”, es decir, una sucesión de 11 hechos observados por él en Toscana relacionados con la naturaleza de los materiales de la tierra, su origen, la presencia de cuerpos con aspecto de restos de animales y su disposición. Pero aún no habla de dientes.

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Una vez expuestos los “hechos” (la “Historia”), Steno propone y justifica lo que él denomina como Conjeturas (que algunos, como MORELLO (1979) traducen como hipótesis). Son seis las Conjeturas, y en ellas “en si ofrecen alguna especie de verdad” (sic, en Steno) y que son el fundamento epistemológico de las conclusiones sobre la interpretación de las glosopetras como dientes de tiburones antiguos que se encuentran atrapados por las capas de sedimentos y se presentan en estratos. Esta es una de las grandes innovaciones de Steno: el concepto de sedimento se introduce en la Conjetura 5 como denominación para una tierra acumulada poco a poco y que deja un sedimento en el fondo. La interpretación biológica de las glosopetras y otros restos animales se reserva a la Conjetura 6.

Según apunta ELLENBERGER (1989:198) en el siglo XVII la palabra sedimentum era un término químico-médico. Así, Steno habla del “sedimento” depositado por la orina. Así se interpreta el número 3 de la “Historia”: “stratis

sibi mutuo impositis” (los estratos situados uno sobre otro).

Los estratos son, por tanto, materiales que

se depositan y se sitúan unos encima de otros. De alguna manera, Steno extiende los conceptos químicos y médicos a los fenómenos naturales que acontecen en los medios acuosos como los

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mares, los lagos y los ríos. Estos conceptos se apoyan en experiencias que el mismo Steno realizó con ayuda de dos amigos a quienes cita: Borrichius y Pierre Borel. En la Conjetura 4 [69-77] Steno enumera cuatro modos posibles según los cuales los “cuerpos” sólidos pueden separarse del agua limpia: por enfriamiento, por evaporación, por confluencia de varios fluidos y por las mutaciones de las aguas [ELLENBERGER, 1989:199].

Al final del texto del Canis Carchariae [93-99] Steno expone con gran prudencia sus conclusiones:

“[96] Al exponer aquí mi opinión plausible,

sin embargo no acuso de falsas las opiniones de los

partidarios del parecer contrario. Un mismo

fenómeno se puede explicar de muchas maneras e

incluso la Naturaleza, en su operaciones, persigue

el mismo fin con medios distintos. Sería por tanto

imprudente reconocer como verdadero sólo uno de

todos los modos posibles y condenar a los demás

como equivocados. Son muchos los varones ilustres

que creen que estos cuerpos se producen sin que

haya una intervención de algunos animales”.

Pese a su modestia, no cabe duda de que la innovación científica de Steno supone un cambio de paradigma en el modo de afrontar la metodología del estudio de las rocas y de la

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64

Este es el avance de gigante que hace

Steno: busca el los “estratos” restos de Glosopetras. Define las leyes de la estratigrafía. Interpreta la realidad de lo que ve como restos de antiguos mares.

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historia de la Tierra. Tal vez, la clave se encuentre en los conceptos nuevos que introduce en el Canis

Carchariae (1667) y los principios geológicos que define en el Prodromus (1669).

Así, al final de esta memoria anatómica

sobre la cabeza de Canis Carchariae, dedicada un amplio espacio al problema del origen de los fósiles. Steno introduce una idea capital: "las

capas de la tierra por debajo de nosotros son

"estratos", antiguos sedimentos sucesivos" (conjeturas 1,2, 3, 4, 5, 6). Las palabras “estratos” y “sedimentos” son utilizados ya en sentido moderno, lo que será recogido en el Prodromus. El texto siguiente de Canis Carchariae es significativo de su pensamiento que será luego desarrollado en el Prodromus: “Y si en algunos lugares se encuentran

numerosísimas conchas de ostras endurecidas

formando en una masa única, esto no es nada

diferente de lo que sucede en el mar, ya que de éste

se extraen grandes amasijos de conchas de

diferentes tamaños que se adhieren unas a otras, y

que aparecen ligadas de forma admirable” [93]

Y más adelante: “Y si a veces se ven numerosísimas

glosopetras, de distinto tamaño y no todas enteras,

formando una masa entre sí como si estuviesen

adheridas a la misma matriz, lo mismo se puede

Page 67: Leer Las Rocas Con Nicolas Steno

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ver en la mandíbula del animal vivo: en ella no

todos los dientes son del mismo tamaño y los más

interiores ni siquiera estás completamente

endurecidos” [93].

La lógica baconiana lleva a Steno a una conclusión de la que no duda: “Por tanto, ya que en los cuerpos más

complejos rara vez se encuentran los defectos que

son tan frecuentes en los cuerpos más simples; ya

que no se aprecia en los cuerpos complejos ningún

defecto que no aparezca idéntico en las partes de

los animales; y ya que, además, estos cuerpos, se

extraigan de donde se extraigan, son muy similares

entre ellos mismos y las partes de los animales,

resulta evidente que la forma de esos cuerpos no

constituye obstáculo alguno para considerarles

partes verdaderas de animales” [93].

El Canis Carchariae viene acompañado por tres magníficas láminas que se han hecho clásicas: la lámina I, presenta una excelente reproducción de la cabeza de un tiburón vivo ("Lamiae Piscis caput", la cabeza del pez Lamia)[PELAYO Y SEQUEIROS, en prensa] y dos dientes del mismo ("Eisdem Lamiae dentes") (Figura 3). La lámina II muestra un detallado dibujo de las estructuras cerebrales del tiburón. Y la lámina III, dibuja seis dientes de las Glossopetrae que son idénticas a los dientes del tiburón antes descrito.

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Del mismo modo que Steno, el geólogo lee las rocas. Interpreta los estratos como depósitos sucesivos de materiales muy antiguos. En esos estratos se contienen restos de la vida pasada. Pero hoy damos un paso más: los fósiles nos permiten interpretar la historia evolutiva. Eso Steno no pudo hacerlo…

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La innovación científica de Steno en el Canis Carchariae (1667) El estudio de las glosopetras llevará a Steno a la investigación sobre los materiales de la tierra en la región de la Toscana, lo que le permite llegar a una generalización de carácter universal: “las capas de la tierra son “estratos”,

antiguo “sedimentos” sucesivos”.

Tal como se ha mostrado en otro lugar [SEQUEIROS, 2002], Steno se manifiesta como filósofo baconiano utilizando un método rigurosamente lógico de tipo inductivo. La cuestión esencial se plantea desde el principio: el litigio sobre las grandes glossopetrae no está resuelto: ¿se trata de dientes de Canis Carchariae (el perro fiero marino) o de piedras producidas por la tierra? Será necesario sistematizar aquí las innovaciones metodológicas de Steno que fundamentan la posibilidad empírica de reconstruir el pasado a partir de los fenómenos que observamos en las rocas actuales. Tal vez la mejor síntesis la ofrece ELLENBERGER (1989:202) y a ellas nos atenemos. Reconoce que las aportaciones del Canis Carchariae al nacimiento de la geología han sido, con frecuencia, eclipsadas por las del Prodromus. Sin embargo, muchas de las ideas de Steno están ya presentes aquí. Ellenberger reseña un total de 16 aportaciones de Steno al nacimiento de las

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Ciencias de la Tierra. Destacamos las que parecen ser más importantes y están relacionadas con el Canis Carchariae: *La primera de ellas, es la convicción fundamentada con “hechos” de que la superficie de la tierra está cubierta por rocas que se acumulan formando estratos. Éstos se han depositado horizontalmente, son de composición diferente y algunos luego se han inclinado. *El origen de los estratos, según Steno, se relaciona con otro concepto nuevo: el de sedimento. Los estratos se han ido acumulando unos encima de otros, y en principio estaban formados por sedimentos acumulados por las aguas, y se fueron depositando gradualmente en el fondo. Es más: unos sedimentos se han formado por decantación y otros por precipitación química. *Estos sedimentos, después de depositarse horizontalmente se consolidan y luego pueden haberse dislocado en bloques o fracturas. *Lo que hoy llamaríamos “fosilización” se explica por la expulsión de la materia animal participante y el aporte de un “jugo mineral”. *Todas las glosopetras, tanto las ordinarias como las muy grandes, no son otra cosa que restos de los dientes de Canis Carcharias, tiburones que en otro tiempo poblaron mares que hoy se han retirado. Esto supone que la isla de Malta, de donde proceden algunas glosopetras, tuvo que ser levantada después fuera del mar por un fenómeno de origen subterráneo.

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Conclusión El Canis Carchariae, publicado por Nicolás Steno en 1667, debe ser considerado como una obra clave para entender los fenómenos geológicos.

La interpretación de las glosopetras llevó al genial médico y anatomista danés a observar las rocas de la Toscana, desarrollar un método baconiano de observación, anotación de datos e interpretación de los mismos.

Los conceptos de “estrato” y “sedimento” son claves desde entonces para una adecuada interpretación moderna del registro geológico considerado como un archivo de información codificada sobre la historia pretérita del planeta, tal como desarrolla en el Prodromus de 1669, de alguna manera, el principio del actualismo, en su forma más simple, está ya presente.

Hoy estos principios nos parecen de

sentido común. Pero en el siglo XVII, no lo eran. Y debemos a Nicolás Steno el mérito de haberlos formulado.

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Documento 7: Tiburones

La traducción literal al castellano del título

del libro de Steno, Elementorum myologiae specimen,

seu musculi descriptio geometrica. Cui accedunt Canis

Carchariae dissectum caput et dissectis piscis ex canum

genere... (publicada en Florencia en 1667) , no es sencilla. Ello se debe a la terminología arcaica referida a lo que hoy conocemos como tiburones o escualos.

El origen de la palabras castellana “tiburón” es de origen incierto.. La opinión dominante es que proviene de la voz tupí uperú,

de donde pasó al portugués y de éste al castellano. Si recorremos los diccionarios actuales, observamos una gran diversidad de palabras para designarlos. En castellano se usa la palabra tiburón; en francés, requin; en italiano, pesce cane: en inglés, shark y dog-fish. En alemán, Halfisch, en portugués, tiburao y marraxo; en catalán, tiburó tauró y en esperanto skvalo. La palabra latinizada que usa Steno (“piscis ex canum genere”) alude claramente al italiano.

En el siglo XVII, la clasificación de los tiburones no estaba aún muy elaborada. Steno,

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en el Elementorum Myologiae [número 8] lo denomina con el nombre antiguo de Lamia al que fue capturado y que él estudia. Se denominaba con este nombre mitológico a monstruos marinos que tenían rostro de mujer y cuerpo de dragón.

Se suponía en los primitivos estudios zoológicos que eran formas marinas carnívoras cercanas a los “perros” y por ellos se denominaba “peces-perros”, “peces del grupo de los perros” o “perros terribles” (en griego, el verbo karkaíro significa temblar, aterrorizar). Canis Carchariae es la latinización de la expresión perro que hace

temblar. En el siglo XVII, aún no existía la nomenclatura binomial, y los naturalistas eran muy laxos en sus asignaciones taxonómicas. Sistemáticamente, los tiburones y escualos se sitúan dentro de la clase Chondrichtyes (peces con esqueleto cartilaginoso). Dentro del orden Euselachii (auténticos tiburones) se encuentra la familia Isuridae (conocida también como Lamnidae) que incluye los géneros Isurus (como el marrajo), Acopias, Carcharodon (como lo que hoy se llama el jaquetón o pez-perro), y Lamna (como el cailón).

El tiburón descrito por Steno parece pertenecer al género Carcharodon. Este género fue descrito nominalmente por vez primera por Agassiz en 1838. Pero ya Linneo (1758), denomina como Carcharodon carcharias, a formas fósiles de grandes dientes triangulares. Agassiz (1838) lo sitúa en sinonimia con Megalodon. Hoy se suele denominar con el

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nombre antiguo de Carcharias al Odontaspis, un tiburón de otra familia diferente. En los tiempos de Steno, el naturalista J. Jonston (De piscibus et

cetis, 1767) figura tres ejemplares de Canis

Carchariae en los que Steno se inspiró para su famosa lámina I. El estudio zoológico de la forma estudiada por Steno supone que se trata de Carcharodon rondeletti según los zoólogos consultados.

Párrafos finales del Canis Carchariae

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Inicio del texto manuscrito del Canis Carchariae

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Documento 8: Textos de Canis Carchariae

Nicolás Steno ELEMENTORUM MYOLOGIAE SPECIMEN

Una introducción a los elementos de Miología

o descripción geométrica de los músculos a la que se añade

LA DISECCIÓN DE LA CABEZA DE CANIS CARCHARIAE

Y LA DISECCIÓN DE UN TIBURÓN-PERRO

Dedicado al Serenísimo FERNANDO II, Gran Duque de Toscana

Florencia, impreso bajo el signo de la

ESTRELLA, 1667, Con permiso de los superiores.

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[57] Historia Qué cosas nos constan por la experiencia sobre

estas tierras y estos cuerpos

1-La tierra de la que se extraen estos cuerpos similares a partes de animales marinos es, en algunos lugares, más dura, como es la toba o las piedras de otro tipo; y en otros lugares es más blanda, como es la arcilla o a la arena 2-Esta tierra, ya sea blanda o dura, es en casi todos los lugares compacta y resistente a una ligera presión. 3-En diferente lugares he visto que la misma tierra esta compuesta de estratos superpuestos unos encima de otros, y a veces inclinados respecto a la línea del horizonte. 4-En una tierra arcillosa he visto que esos estratos de diferente color están partidos en varios puntos y que todas las fracturas que son casi perpendiculares a las estratos, están rellenas de una materia que tiene un mismo color. 5-En las tierras que hasta ahora he tenido ocasión de ver ya sean más blandas o más duras se hallan enterrados cuerpos de varios géneros. 6-En la arcilla he notado que tales cuerpos son mucho más abundante en la superficie de la tierra mientras que en su interior son escasos. 7-He observado que en la arcilla estos cuerpos son tanto más frágiles cuanto más se profundiza en la tierra, y que algunos se deshacen al mínimo

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contacto; casi todos lo que estaban en la superficie de la tierra se reducían fácilmente a polvo blanco. 8-He visto que en la arcilla los cuerpos son mucho más numeroso y todos de la misma consistencia sea cual sea el punto en que se encuentren; se hallan incrustado como si se les hubiera cementado con cal y yeso. 9- Los cuerpos similares a partes de animales marinos, extraídos de una tierra, ya sea más blanda o más dura, son muy similares no sólo entre ellos mismos sino también a las partes correspondientes de los animales: no hay diferencia alguna con los bivalvos por lo que respecta a las estrías, a las conexiones de las lamelas, a la valvas y a la sinuosidad de las partes cóncavas, las comisuras y las charnelas. 10-Estos cuerpos son más o menos sólidos: hay casos en que son como piedras, y a veces se hacen polvo fácilmente. 11-En algunos lugares se encuentran numerosísimas conchas de testáceos de forma variada, endurecidas y formando un solo bloque. Algunas veces se extraen del tierra también conchas rotas; además se han visto, en algunos bloques numerosas glosopetras de diversos tamaños y no todas enteras, pegadas al bloque como si fuese su matriz. [58] En base a la historia [los datos observados] referida parece que pueden aventurarse como verosímiles la siguientes conjeturas.

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[59] Conjetura 1 ¿Puede hoy la tierra producir esos cuerpos?

[62] Como quiera que en los tiempos recientes no se ha visto que se produzca más un cuerpo en la tierra más dura que en la tierra más blanda; y como quiera que la tierra más blando en algunos lugares, parece destruir tales cuerpo, es por tanto lícito suponer que la tierra no produce hoy cuerpos similares a las partes de animales que de ella se extraen. [63] Conjetura 2 ¿Fue siempre compacta la misma tierra?

1); en consecuencia, como los cuerpos que crecen dentro de tierra sólida son extraordinariamente deformes, y ya que, en realidad, estos cuerpos son en todas partes similares entre sí, esto significa que la tierra no era compacta en el momento en que se produjeron los cuerpos mencionados. [65] Conjetura 3 ¿Estuvo en el pasado la tierra cubierta por las

aguas? No hay obstáculos para creer que la tierra hubiera estado un tiempo cubierta por las aguas. Por tanto, ya que el aspecto mismo de la tierra y los ejemplos de lo sucedido en otro lugares nos convencen de que la tierra estuvo en otro tiempo dispuesta de otra manera, y que el suelo, que en otro tiempo era menos compacto (Conjetura 2), ¿qué nos impide suponer que la blandura de la

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superficie de la tierra depende de las aguas y creer que, antes de que la tierra cambiara de aspecto, estuvo cubierta por las aguas bien sea directamente por aguas que estaban situadas al aire libre, o que [surgiendo del interior] inundasen la corteza de la tierra? [69] Conjetura 4 ¿Podría la tierra haber estado mezclada en el

pasado con el agua?

Basándose en esto, muchos creen que las aguas minerales contienen los elementos de los minerales: de esta suposición ha surgido la famosa “solución” de los metales, en nombre de la cual intentan extraer mercurio y azufre de un metal. [78] Conjetura 5. ¿Podría haberse formado el sedimento a partir del

agua?

No creo que haya obstáculo para considerar que la tierra esté formada por un sedimento depositado lentamente por el agua. [91] Conjetura 6 Los cuerpos sólidos extraídos de la tierra, y que son

similares a las partes de animales, ¿pueden ser

considerados partes de animales?

No hay obstáculo para considerar verdaderas partes de animales los cuerpos

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semejantes a las partes de animales que se extraen de la tierra. Sobre la posición de estos cuerpos en la tierra

[92] Como la tierra de la que se extraen los cuerpos similares a las partes de animales no produce hoy en día cuerpos de tal tipo (primera

conjetura) y como verosímilmente la misma tierra, que en otro tiempo era blanda (segunda conjetura) se mezcló también con agua (cuarta

conjetura), ¿por qué no sería lícito suponer que estos cuerpos deben considerarse restos de animales que entonces estaban vivos en esas aguas?

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Documento 9:

Introducción a la lectura del Pródromo de Nicolás Steno

(1669)

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Con la guía intelectual baconiana de Steno estamos intentando recorrer el mismo proceso de búsqueda de respuestas. Ya hemos mostrado que los dientes son de tiburón, que se encuentran en Toscana junto a otros seres marinos antiguos. Que están incluidos en los estratos que son restos de sedimentos. Que los estratos se sitúan horizontalmente. Pero ahora damos un paso más: esos estratos permiten reconstruir la historia remota de la Toscana. Y nos permiten reconstruir la historia de cualquier lugar de la Tierra. Son testigos del pasado. Los estratos son las páginas de un gran libro donde las letras son los fósiles. Es lo que Steno nos señala en su segundo ensayo: el Prodromo.

Leer el Prodromo Nos ha parecido que es necesario aportar aquí algunas orientaciones para que el lector no especialista comprenda el sentido global del Pródromo de Steno.

Tanto Scherz (1969: 25-28) como Ellenberger (1989:206-213) presentan sendos esquemas amplios que comprenden los contenidos del De solido intra solidum naturaliter

contento Dissertationis Pródromo de Nicolás Steno.

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Éste consideró su trabajo más bien como una pieza oratoria y no parece que pretendiera darle una estructura sistematizada tal como se suele hacer para un "libro", dado que en su tiempo no existía la geología como cuerpo de conocimientos organizados.

Estructura del Prodromo

Pero en la introducción del Pródromo, ya Steno indica que tiene cuatro partes que tanto Scherz como Ellenberger respetan. Por ello, dividen el Pródromo en las cuatro partes precedidas de una introducción, que es más bien lo que se suele entender como exordio en la retórica tradicional. Las subdivisiones y los epígrafes de Ellenberger y Scherz son subjetivos y, como veremos, en el presente trabajo se han modificado. Estas son las partes principales tal como se han adoptado aquí:

0. Exordio: dedicatoria, excusas y plan de la obra en cuatro partes. Parte I: Fundamentación histórico -filosófica sobre los cuerpos rocosos incluidos dentro de otros. En esta primera parte, Steno resume las posturas de los naturalistas sobre la interpretación de la naturaleza y origen de los cuerpos sólidos incluidos dentro de otros sólidos: ¿qué hace lejos del mar? ¿cómo se han producido de forma natural? De alguna manera, Steno expone el estado de la cuestión, elemento fundamental en toda investigación científica.

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Parte II: Los principios metodológicos para una recta investigación geológica y paleontológica. Steno intenta abordar la resolución de un problema universal: "dado un

cuerpo dotado de una forma y producida según las

leyes de la naturaleza, hallar en el cuerpo mismo

las pruebas que establecen el lugar y el modo de

producción". Tras precisar algunos términos básicos (cuerpo natural, partículas, fluidos, movimiento, causa primera) propone los principios metodológicos, de inspiración baconiana, que guían su investigación.

Parte III: Interpretación de los cuerpos individuales incluidos en otros sólidos. Una vez asentados los principios científicos, Steno aplica los mismos a diversos sólidos extraídos de la tierra. Pasa revista a las incrustaciones, los estratos, las montañas, los minerales y rocas y los cristales. Y a continuación estudia los "fósiles" de origen biológico. Es un breve y preciso tratado de geología, cristalografía y paleontología. Parte IV: Un ejemplo de aplicación de todo lo dicho a la geología de la Toscana. Por último, Steno aborda el problema de la reconstrucción histórica de la Toscana desde el origen de los tiempos hasta la actualidad. Como buen creyente, insiste en que sus ideas científicas de la Naturaleza están en concordancia con los datos revelados en las Escrituras. Es el primer trabajo bien fundamentado de Geología histórica que se conoce.

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Este esquema, como puede verse, revela de algún modo, la intuición epistemológica de Steno, de acuerdo con la lógica clásica: en primer lugar, establece el marco de referencia histórico y filosófico en el que va a desarrollarse el proyecto de investigación.

Propone Steno en la segunda parte el marco metodológico para poder llegar a interpretar correctamente, de acuerdo con la fundamentación y la metodología, qué significado tienen los "sólidos dentro de otros sólidos".

Y todo lo anterior, lo aplica al

conocimiento geológico de la Toscana, de modo que tenemos aquí, bien asentada científicamente, la historia geológica de un entorno geográfico natural, y en su opinión, esta reconstrucción no se opone a la doctrina de las Escrituras.

Los autores citados (Scherz, 1969, y Ellenberger, 1989) presentan después una compleja y completa sinopsis del texto. En la traducción que se presenta más adelante se han elegido sólo algunas subdivisiones arbitrarias con el objeto de que sirvan como guía práctica de la lectura. Como podrá comprobarse, tales subdivisiones se han consignado entre corchetes ([]) para que conste que no pertenecen al texto original.

No es este el lugar para desarrollar con la amplitud que se merece la influencia de la obra

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de Nicolás Steno sobre los geólogos y naturalistas posteriores. Citemos como ejemplo que Steno tiene un gran influjo sobre uno de los padres de la geología italiana, Giovanni Arduino (1714-1795)22. En su período científico, entre 1758 y 1769, lee los trabajos de Buffon, Valerius, de Maillet y Steno que le dan la base para sus investigaciones sobre la geología del norte del Véneto.

Ellenberger23 ha descrito minuciosamente el itinerario del razonamiento basado en las observaciones de Steno. Resulta sorprendente, 330 años más tarde, la fina observación y el agudo razonamiento regido por una gran prudencia para no afirmar nada que no pueda ser justificado. Posiblemente, Steno era consciente de lo revolucionario de sus planteamientos respecto a la ciencia oficial de su tiempo y en un momento en el que las Iglesias, tanto católica como protestante, tenían un oído muy fino hacia la disidencia. No en vano, desde que escribió el Chaos entre 1659 y 1660, Steno piensa en su vida "actuar de manera muy exacta y ordenada según el método de Descartes".

22 VACCARI, E. (1993). Giovanni Arduino (1714-1795). Il

contributo di uno scienziato veneto al dibattito settecentesco

sulle scienze della Terra. Biblioteca di Nuncius, Studi i Testi, Leo S. Olschki editor, Florencia, 407 páginas. 23 ELLENBERGER, F. (1989), opus cit., pág. 202-258

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Los fósiles, testigos de la vida del pasado

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Mapa geológico actual de Toscana

Plioceno de Volterra que visitó Steno

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EL PRÓDROMO DE STENO: ALGUNAS IMPLICACIONES

DIDÁCTICAS Y SUGERENCIAS PARA EL AULA DE SECUNDARIA

Esta traducción del Pródromo de Nicolás Steno no sólo tiene el valor científico e histórico que se ha puesto de manifiesto más arriba. También tiene un pretensión didáctica. Nuestro objetivo es que el Pródromo de Steno, en manos del profesorado, pueda convertirse en una herramienta didáctica de interés para la construcción en la mente de los alumnos de algunos de los principios fundamentales de las ciencias de la Tierra. En los programas educativos se cita en ocasiones la figura de Steno como uno de los "padres" del conocimiento geológico. Pero apenas se suministra a los profesores y a los estudiantes una información básica o al menos biográfica; y menos aún, se facilita el contacto directo con las fuentes escritas.

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Sobre todo, al tratar de la estratigrafía, los manuales aluden a Steno pero sin una conexión histórica. Sin embargo, muchos son los temas de interés para educación secundaria y para la universidad que pueden abordarse desde la lectura y comentario de los textos de Steno. Algunos de estos grandes temas de interés didáctico son los siguientes: La formación de las montañas. La formación de los estratos. La formación de los fósiles y su interpretación como restos de la vida del pasado. Los grandes principios de la geología: el principio de la continuidad de los estratos y el principio de la superposición de los estratos. Los estratos, como los archivos de la historia de la Tierra Los cambios de posición de los estratos (inicio de la tectónica) Nociones sobre alteración, destrucción, erosión y transporte de las rocas. Nociones sobre el origen del paisaje por la acción de los agentes externos. Nociones de cristalografía geométrica. Esta relación se podría continuar más... Pero antes de trabajar con los alumnos conviene que el profesorado tenga algunos principios básicos suficientemente asimilados.

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La lectura y el comentario de algunos textos de Steno Los estratos de la tierra [42] Los estratos de la tierra están relacionados con depósitos de fluidos, porque:

1. La materia pulverulenta de los estratos no se puede nunca convertir en otra figura, a no ser que, arrancada de su lugar por el mismo movimiento del fluido, al perder su propio peso se mezclara otra vez en el fluido.

2. Los cuerpos más grandes que se contienen en el mismo estrato obedecen en su mayor parte a las leyes de la gravedad, no solo con respecto a la posición final de un cuerpo considerado en sí mismo, sino también respecto a la posición relativa de los distintos cuerpos entre sí.

3. La materia pulverulenta de los estratos de tal manera se ha acomodado a la forma de los cuerpos contenidos en ella, que no sólo llena algunas mínimas cavidades del cuerpo contenido sino que ha tomado de estos cuerpos el pulimento y el brillo de la parte de la superficie que está en contacto, aunque la aspereza del polvo no se corresponda con el pulimento y el brillo del estrato.

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___________________________________________________________ Cuestionario para debate en el aula: se sugieren algunas cuestiones para centrar el trabajo sobre estos textos para el objetivo citado más arriba. De todas formas, el profesorado puede trabajar en grupos con los alumnos para que ellos mismos pongan al descubierto sus propias ideas. Estas preguntas son un punto de partida puramente indicativo. De ellas pueden derivarse otras muchas que pueden relacionarse con ellas:

1) ¿Qué es lo que entiende Steno por "estrato"?

2) ¿Cómo cree que se han formado esos estratos? ¿Estás de acuerdo con lo que dice?

3) ¿Qué pasa con las arenas y las piedras pequeñas arrastradas por la corriente de los ríos?

4) ¿Cómo pueden ser transportadas por el agua las piedras grandes? ¿qué les ocurre?

_________________________________________________________

[45] Sobre la interpretación de la posición de los estratos, pueden considerarse como afirmaciones ciertas las que van a continuación:

1. En el momento en el que se estaba formando un estrato cualquiera, bajo éste

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existía ya antes otro cuerpo, que impedía a los materiales que se presentan en forma de polvo descender más abajo. Por este hecho, en el momento en que se formaba el estrato situado más abajo, había bajo él, o bien otro cuerpo sólido, o bien, un fluido. Pero si se trataba de un fluido, éste era de naturaleza diferente a la del fluido situado en posición superior y era más pesado que el sedimento sólido de este fluido superior.

2. En el momento en que se formaba uno de los estratos situados encima, el estrato inferior habría ya adquirido una consistencia sólida.

3. En el momento en que se formaba un estrato cualquiera: o bien éste estaba limitado por sus lados por otros cuerpos sólidos, o bien el estrato cubría todo el globo de la Tierra. De aquí se sigue que en cualquier lugar de la tierra que se considere, cuando se observan los lados desnudos de los estratos24, hay que, o bien buscar la continuación de estos mismos estratos, o bien encontrar este otro cuerpo

24 Cuando Steno habla de "lados desnudos" se refiere a lo que hoy llamaríamos estratos que aparecen interrumpidos visiblemente, que están "cortados" por algún accidente (la erosión, una falla y otra causa). Para la visión de Steno un estrato se debe prolongar lateralmente indefinidamente. Parece aludir a dos causas: una interrupción por la erosión o por un cuerpo rocoso que impidió el depósito regular. Aquí no parece referirse a fallas.

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sólido que ha frenado la materia rocosa de los estratos impidiéndoles extenderse más lejos.

4. En el momento en que se formaba cualquier estrato, la materia que estaba situada por encima de él era toda ella fluida; debido a este hecho, en el momento en que se formaba el estrato más bajo no se había formado aún ninguno de los estratos superiores25.

¿Qué principios geológicos se desprenden de este texto del Prodromus? _________________________________________________________

25 Según comenta ELLENBERGER, F.(1989) opus cit,. pág. 222, algunas frases de estos textos son de las más decisivas en la historia de la geología. En lenguaje moderno, se está describiendo el Principio de la continuidad de los estratos. Las proposiciones 2 y 4 enseñan que los estratos se han formado unos después de otros, desde el estrato situado más abajo (y por ello, relativamente más antiguo) hasta el más alto (y por ello, relativamente más moderno). Y cuando la materia de los estratos y los cuerpos contenidos en ellos varían de uno a otro, esta secuencia nos revela una historia. Este es nuestro Principio de la superposición de los

estratos, que ha dado lugar a la geología moderna. Como escribe F. Ellenberger, sólo por estos dos principios merecería Steno ser considerado uno de los verdaderos "padres fundadores" de las ciencias geológicas. [Ver nuestro trabajo: PEDRINACI, E. Y SEQUEIROS, L. (1999). Conocer los archivos de la Tierra. Alambique, Graó, 22 (Octubre), 9-16].

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Documento 10: aplicación de los principios de Steno a un caso concreto

[D. CUARTA PARTE: un ejemplo de aplicación

de lo dicho a la geología de la Toscana]

Los cambios diversos que han acontecido en la

Toscana

[93] Así como el estado presente de una cosa dada nos puede descubrir cuál fue el estado pasado de esta misma cosa, esto mismo se presenta con evidencia claramente en la Toscana, en la que a partir del aspecto actual se pueden conocer los indicios de las desigualdades de los cambios diversos que han acontecido en el pasado y que ahora describiré en orden inverso desde la situación más actual hasta la más antigua y primitiva.

1. Hubo un tiempo en el cual el plano

inclinado A estaba en el mismo plano que el plano horizontal más elevado B; el borde (limbo) del plano en cuestión A (supuesto) así levantado, y por otra parte el borde del plano horizontal inferior C (actualmente) más elevado, se prolongaban más allá; sea que el plano horizontal inferior D estuviera entonces en el mismo plano que los planos horizontales más elevados B, C;

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sea que existiera allí (entre A y C) otro cuerpo sólido sosteniendo los bordes desnudos de los planos más elevados (véase más adelante nuestra

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alusión a las canteras subterráneas). O, lo que es lo mismo, en estos lugares donde hoy se ven colinas de rocas arenosas, cursos de agua, marismas, llanuras bajas, escarpes y planos inclinados, en otros tiempos todo era llano y en aquella época todas las aguas, tanto de lluvias como de manantiales, o bien inundaban esta misma superficie plana o bien se habían abierto por debajo canales subterráneos: por lo menos había cavidades bajo los estratos subterráneos.

2) En la época en que se formaba el plano B. A, C, y los planos subyacentes, todo el plano B, A, C fue cubierto por las aguas; o lo que equivale a lo mismo, en un determinado momento el mar se levantó por encima de las colinas formadas por rocas arenosas por muy altas que fueran.

3) Antes de que se formara el plano B, A, C, los planos F, G, I, tenían el mismo lugar que conservan actualmente, o lo que es lo mismo, antes de que se formaran los estratos de las colinas formadas por rocas arenosas, había en estos mismos lugares profundos valles.

4) En un determinado momento, el plano inclinado I estaba en el mismo plano que los planos horizontales F y G; y los lados desnudos de los planos I y G, o bien se prolongaban en continuidad, o bien había allí otros sólidos sosteniendo estos bordes desnudos, cuando se formaban dichos planos. O, lo que es lo mismo, en estos lugares en donde hoy se observan los valles entre las cimas planas de las altas montañas, hubo un tiempo una llanura continua bajo la cual

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se formaron inmensas cavidades antes de los hundimientos de los estratos superiores.

5) Cuando se formaba el plano F y G un fluido acuoso se extendía sobre él; o, lo que es lo mismo, hubo un tiempo en el cual las cimas planas de las más altas montañas estuvieron cubiertas por las aguas.

[94] Por ello, reconocemos en la Toscana seis "aspectos" geológicos diferentes; según éstos, la Tierra fue dos veces fluida, dos veces plana y dos veces áspera [accidentada]; para la Toscana lo demuestro por inducción a partir de los múltiples sitios examinados por mí mismo y lo confirmo para la Tierra entera por las descripciones de los lugares variados proporcionadas por los diferentes autores. Pero con el objeto de que nadie tema lo peligrosa que pueda ser esta explicación novedosa, me propongo ahora exponer en pocas palabras la concordancia existente entre la Naturaleza y la Escritura, para lo cual revisaré las principales dificultades que podrían presentarse en relación con cada uno de los "aspectos" [ya citados] de la Tierra.

[95] Con respecto al primer "aspecto" de la Tierra, concuerdan la Escritura y la Naturaleza en que todo estaba cubierto por las aguas; pero sobre cómo y cuándo sucedió esto, y cuánto tiempo duró este cubrimiento, la Naturaleza no dice nada, y la Escritura sí ha hablado. Que hubo un fluido acuoso en un momento en que los animales y plantas no existía aún y que este fluido

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acuoso lo cubría todo, lo prueban plenamente la presencia de los estratos de las más altas montañas, en las que falta cualquier cuerpo heterogéneo: su figura es testimonio de la presencia del fluido; su materia lo es de la ausencia de cuerpos heterogéneos; y la similitud, tanto de materia como de figura, en las estratos de montañas diferentes y alejadas unas de otras, demuestra que este fluido fue universal.

Pero si alguien dijese que en estos estratos los cuerpos sólidos de diversa naturaleza contenidos en ellos han sido destruidos en el transcurso del tiempo, no podrá negarse en absoluto que en este caso se debería observar una diferencia clara entre la materia del estrato y la materia que se filtró por los poros del estrato y rellenó los lugares de los cuerpos consumidos. Pero si a pesar de ello, en determinados lugares se hallaran por encima de los estratos del primer fluido otros estratos que contienen cuerpos diversos [los fósiles], de esto no se deduciría nada más, sino que se habrían depositado nuevos estratos producidos por otros fluidos sobre los estratos procedentes del primer fluido, y su materia podría igualmente rellenar las ruinas de los estratos que aún permanecen y que fueron producidos por el primer fluido. Y así nosotros volvemos otra vez a lo mismo: que en el momento en que los estratos de materia no mezclada, que es patente en todas las montañas, se estaban formando, el resto de los estratos no existía todavía; pero que todas las cosas estaban

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cubiertas con un fluido desprovisto de plantas, animales y otros cuerpos sólidos. De aquí que nadie pueda negar que los estratos de esta clase podrían haber sido producidos inmediatamente por el Primer Motor, tal como atestiguamos claramente por la concordancia entre la Naturaleza y la Escritura.

[96] En cuanto al segundo "aspecto" de la Tierra, que fue plana y seca, la misma Naturaleza calla sobre cuándo y cómo pudo comenzar; sin embargo, la Escritura sí habla. Sin embargo, respecto a la cuestión de cómo era el aspecto de esta tierra [de la Toscana] tal como se muestra por lo que se observa, se puede confirmar con la Escritura a lo que da el asentimiento la Naturaleza, ya que ésta muestra que las aguas que manaban de una fuente regaban toda la tierra26.

Respecto al tercer "aspecto" de la tierra, la que se ha denominado áspera, respecto a la pregunta de cuándo comenzó, ni la Escritura ni la Naturaleza pueden determinar nada. Sobre la explicación de por qué existió la gran desigualdad, la Naturaleza lo demuestra; y la Escritura hace mención, sin embargo, al citar los montes del Diluvio. Por otra parte, a la pregunta de cuándo fueron creados aquellos montes que menciona la Escritura, ¿serían

26 Alude el texto bíblico del Génesis 2, 10-14 (de la edición latina de la Vulgata): un río nació en la mitad del jardín del Paraíso y se dividió en cuatro ríos.

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esos mismos montes como los montes de hoy? La profundidad de los montes ¿existían al comienzo del Diluvio, sería como los de hoy? Al quedar deprimida o hundida la superficie ¿se debió a la surgencia de las aguas por la ruptura de los estratos que habrían abierto nuevas convulsiones? Esto no lo determinan ni la Escritura, ni la propia Naturaleza.

[97] Acerca del cuarto "aspecto", que se refiere a cuando todas las cosas eran las aguas [del mar], parece causar mayor dificultad, aunque en verdad no es fácil que vuelva a ocurrir. Que hubiera existido un mar con un nivel más alto del que se acostumbra ver hoy, lo atestigua la génesis de las colinas en las que hay el sedimento del mar; y éstas cosas se observan no solamente en la Toscana, sino también en muchos lugares que están alejados del mar, en los cuales las aguas descienden hacia el mar Mediterráneo; e incluso en aquéllos lugares en los que las aguas corren hacia el Océano. La Naturaleza no contradice a la Escritura cuando aquélla determina a qué altura llegó el mar27, puesto que la observación muestra que:

1. Existen indicios ciertos de la llegada del

27 Steno tiene sumo cuidado en no aportar datos que puedan hacer entrar en conflicto los datos bíblicos de la Escritura (que como buen luterano creía que era necesario leer y entender al pie de la letra) y los datos procedentes de su propia observación (y que como buen seguidor de Francis Bacon veía como verdades referentes a la Naturaleza).

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mar que se encuentran en lugares que están elevados cien pies sobre la superficie actual del mar.

2. Nadie podría negar esto: que si en el comienzo de las cosas todos los materiales sólidos de la tierra estuvieron cubiertos por un fluido acuoso, éstos pudieron quedar cubiertos otra vez por el fluido acuoso, ya que ciertamente el cambio de las cosas naturales ha sido continuo, por lo que la acción natural no ha producido la destrucción total ¿Quién ha investigado la estructura del interior de la tierra y podría negar la posibilidad de la existencia de enormes espacios allí, unas veces llenos de fluidos acuosos, y en otras ocasiones llenos de fluidos aéreos?28

3.No se sabe y es completamente incierto, que en los comienzos del Diluvio existiera la profundidad de los valles; sin embargo la razón incita a creer que en los primeros siglos del mundo había pequeñas cavidades que se habían formado al ser corroídas por el agua y el fuego, de modo que por ello se produjeron allí hundimientos no muy profundos de los estratos; sin embargo, podemos afirmar que los altísimos montes de los que hace mención la Escritura eran las montañas más altas que se

28 Aquí Steno está aludiendo a las ideas sobre el Geocosmos de Mundus Subteraneus de Athanasius Kircher (ver L. SEQUEIROS (2001) El Geocosmos de Athanasius Kircher: una imagen organicista del mundo en las Ciencias de la Naturaleza del siglo XVII. Llull, Soc.Españ. de Historia

de las Ciencias y las Técnicas, 24, 755-807).

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encontraban en aquellos tiempos, pero no más altas que las que ahora vemos.

4. Si el movimiento de algunos seres vivos hubiera podido hacer aquello o esto, o que libremente y por su voluntad las aguas volviese a los lugares secos fuera del lugar que ocupaban, o que a veces éstas tierras se inundasen con nuevas avenidas de agua, ¿por qué no podríamos nosotros estar dispuestos a conceder a un Primer Motor de todas las cosas aquella misma libertad y las mismas fuerzas?

Respecto al tiempo del Diluvio Universal de la Historia Sagrada todas las cosas que minuciosamente se declaran aquí no están en contradicción con la historia profana. Las ciudades más antiguas de la Toscana, algunas de las cuales están edificadas sobre colinas que fueron producidas por el mar, se fundaron hace más de tres mil años; en Lidia, sin embargo llegamos a cerca de cuatro mil años, de lo que se puede deducir de este hecho que el momento en el que la tierra firme fue abandonada por el mar está de acuerdo con el momento de que hace mención la Escritura29.

Respecto a cómo explicar el modo cómo surgieron las aguas, podríamos aducir varios

29 Debido a su concepción del desarrollo histórico de los sedimentos y de las montañas, Steno rompe con el esquema rígido de una única creación que ya está terminada. En la cronología bíblica, opina que se necesitaron entre 3.700 y 7.000 años para explicar la extensión del tiempo desde los "días" de la Creación.

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argumentos procedentes de las leyes de la Naturaleza. Porque si, por ejemplo, alguno dijera que en la Tierra el centro de gravedad no está siempre en centro de la figura, sino que a veces se aleja de una de sus partes y a veces de otra, en la medida en que las cavidades subterráneas se hubieran ido formando en lugares diferentes, entonces se podrían explicar fácilmente cuestiones como ésta: ¿por qué el fluido que lo cubría todo en el principio de las cosas, lo abandona todo dejando en seco determinados lugares, para volver a ocuparlos de nuevo?

[98] Con la misma facilidad se puede explicar el diluvio universal, si suponemos que alrededor del fuego situado en el centro de la esfera de la Tierra está situada una esfera de las aguas, o por los menos si allí hubiera grandes depósitos; de aquí que sin que tuviera que cambiar nada la posición del centro de gravedad de la tierra, se podría producirse la efusión del agua encerrada30.

Pero a mí me parece que hay un modo más fácil para explicar por qué se encuentra una suficiente cantidad de agua en los valles de menor profundidad sin tener que acudir al cambio de centro, o a la forma de la tierra o a la

30 Esta interpretación se parece mucho a la propuesta por Descartes años antes. Ver las imágenes que hemos recogido en la parte introductoria, (Oeuvres de Descartes, edición de Ch. Adam y P. Tannery de 1905 , volumen VIII, París, página 229).

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gravedad. Y esta explicación sencilla sería la mejor si admitiéramos:

1.- Que algunos fragmentos de determinados estratos que han caído atascan los conductos subterráneos por los cuales el mar envía el agua al manantial de las fuentes al penetrar en los huecos de la tierra.

2. - Que el agua encerrada en las vísceras de la tierra (lo cual ninguno de los mortales pone en duda), ha sido en parte lanzada hacia las fuentes por la fuerza del fuego subterráneo (de todos conocido); y en parte, ha sido arrojada por los poros de la tierra hacia el aire en los lugares aún no cubiertos por las aguas; por ello, las aguas caen al suelo en forma de lluvia, no solo porque ella está siempre presente en el aire, sino también porque está mezclada con él del modo dicho.

3.- Que el fondo del mar se ha elevado, debido a la expansión de las cavernas subterráneas.

4.- Que las restantes cavidades que hay sobre la superficie de la tierra se llenan de materia terrosa, que ha sido rebajada desde sitios muy altos por el continuo modo de actuar de las lluvias.

5.- Que la misma superficie de la tierra era entonces menos desigual, ya que entonces estaba más cerca de su estado original.

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Si aceptamos estos puntos, no estaríamos admitiendo nada que sea contrario ni a la Escritura, ni a la razón, ni a la diaria experiencia. Lo que sucedió en la superficie de la tierra, mientras estuvo cubierta por las aguas no lo declaran ni la Escritura ni la Naturaleza; podemos asegurar que en aquel tiempo se produjeron profundos valles por causas diversas: 1.- Por la fuerza de fuegos subterráneos que formaron cavidades que se hicieron y que dieron lugar a hundimientos muy grandes. 2.- Y es así porque era necesario abrir a las aguas un retorno hacia las profundidades de la Tierra; 3.- Y es así porque hoy se observan en sitios lejanos del mar valles profundos repletos de sedimentos marinos.

[99] Con respecto al quinto "aspecto" de la

Toscana, en el que otra vez se revela la sequía, la tierra mostraba grandes planicies; esto lo demuestra la observación de la Naturaleza, sin que lo niegue la Escritura. En cuanto a saber si el mar se retiró rápidamente o si más bien la abertura de nuevas simas permitió descubrirse a nuevas regiones en el transcurso de los siglos, como sobre esto la Escritura calla, no se puede determinar nada; y si nos referimos a lo que debió ser la historia de las gentes desde los primeros siglos después del diluvio, no es lícito declarar nada cierto sobre este tema por lo que debe ponerse muy en duda debido a creencias llenas de fábulas.

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Esto sí que es cierto. Que una gran cantidad de la tierra es arrastrada cada año al mar (lo cual se muestra fácilmente a la mirada de aquel que considera atentamente la amplitud y el largo trayecto de los ríos a través del interior de las tierras así como el número incontable de torrentes en las regiones Mediterráneas), por lo que al ser acumuladas las tierras por los ríos en las cercanías de las orillas del mar dejaron nuevas tierras aptas para ser habitadas. Estas cosas están confirmadas por la opinión de los Antiguos que hablaban de regiones enteras que se habían formado por la acción de los ríos y que tenían el mismo nombre que esas regiones; y también por la tradición de los Griegos, que relataban la historia de hombres que descendiendo gradualmente de las montañas, habían habitado regiones marítimas que era estériles debido al exceso de humedad pero que se fueron haciendo fértiles con el discurrir del tiempo.

[100] El sexto "aspecto" de la Tierra es

obvio a los sentidos, pues en éste los citados valles se fueron modificando debido a diversos canales, valles y precipicios, sobre todo debido a la erosión de las aguas, y a veces también debido a la salida de los fuegos; no es esto algo de lo que haya que admirarse, ya nunca leí en los Históricos, en qué tiempo sucedieron estos cambios.

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La historia de los primeros cientos de años después del Diluvio contada por los autores profanos es confusa y llena de puntos dudosos; pero transcurridos los años, los historiadores comenzaron a celebrar los hechos de los varones ilustres, pero no los milagros de la Naturaleza. Echamos de menos sin embargo, los documentos citados por los escritores, en los cuales narraron la historia de los cambios acontecidos en los diversos lugares; y así, el resto de los autores, cuyos escritos se conservan, solamente algunos relatan casi año por año las maravillas de la naturaleza, los fuegos que brotan en las tierras, los desbordamientos de mares y ríos; así, éstos autores demostraron fácilmente que en los cuatro mil años se produjeron muchos y variados cambios; si esto es así, se equivocan mucho los que denuncian múltiples errores en los escritos de los Antiguos, por el hecho de encontrar en ellos desacuerdos con la geografía de hoy .Yo no quiero fácilmente dar fe a las narraciones fabulosas de los antiguos; pero parece ser que sucedieron muchas cosas allí a las que yo no negaría darles crédito.

Pues desde luego muchas cosas de allí

sorprenden, y de las que me parece que dudo que sean más falsas que verdaderas, como son: que el mar Mediterráneo está separado del Océano occidental; que se pueda pasar desde el mar Mediterráneo hasta el mar Rojo; que se hayan hundido las islas de la Atlántida; que sea verdad

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que hayan existido los diversos sitios citados en los itinerarios de Baco, Triptolomeo, Ulises, Eneas y otros, ya que no se corresponden con cosas que están sucediendo hoy.

Sobre los numerosos cambios que se produjeron en la Toscana en todo el espacio limitado por el río Arno y el Tíber, proporcionaré demostraciones evidentes en la misma Disertación y, a pesar de que no sea posible asignar el tiempo en que cada uno ocurrió, aportaré, sin embargo, pruebas sacadas de la historia de Italia, de manera que no quede ninguna duda.

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Documento 11: Las raíces históricas

y el desarrollo de una ciencia peculiar:

la Geología Al final de nuestro camino, con unas guias para “leer” las rocas, podemos hacer una reflexión global. ¿Cómo aparece la Geología como una ciencia dotada de su propia racionalidad y con una metodología científica? ¿Cómo se desarrolla la geología a lo largo de la historia? ¿Cuáles son las líneas de fuerza dominantes?

1. Las raíces de la Geología como ciencia Se suele considerar a Niels Stensen o Steensen (más conocido por su nombre latinizado de Nicolás Steno) (1638-1686) como el fundador de la geología como ciencia. Steno propone los grandes "principios" sobre los que se asientan las

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ciencias de la Tierra. Unos principios que hoy nos parecen de sentido común pero que entonces no lo eran: el principio de la horizontalidad de los estratos, el principio de la continuidad horizontal de los estratos y el principio de la superposición de los estratos31.

Por ello puede situarse Steno con toda razón en las raíces del árbol del conocimiento sobre el planeta Tierra. Junto con Hutton y Lyell puede ser considerado como uno de los fundadores de la geología como ciencia32.

Pero ¿cómo llegó Steno a la formulación de

estos principios? Será mejor recordar la historia: En 1666 tuvo lugar un acontecimiento que cambió la orientación científica del médico y anatomista Nicolás Steno. Unos pescadores extrajeron de los aguas frente a Toscana un tiburón de 1.700 kg, al que se conocía entonces como Canis Carcharias (perro terrible). El gran

31 Algunos autores (Vera, 2003) opinan que el principio de superposición de los estratos se propuso en el siglo XVIII y que debe a Giovanni Arduino (1714-1795) y Johann Gottlob Lehman (1713?-1767) [J.A. VERA (2003) Temas de

actualidad en la interpretación del registro estratigráfico. Discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias, Madrid, 31 octubre 2003]. El principio del Uniformismo se debe a Hutton y el de la sucesión faunística a Smith. 32 DUQUE, J. (2002). La edad de la Tierra: evolución cronológica de una controversia en referencia a sus principales protagonistas. Enseñanza de las Ciencias de la

Tierra, AEPECT, 10(2), 151-161.

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Duque de Toscana, Fernando II, pidió a su anatomista preferido, Nicolás Steno que hiciera una disección de la cabeza. Steno acogió con gusto la idea. Y se puso al trabajo. Le llamaron la atención los dientes agudos que se alineaban en las mandíbulas del tiburón. Observó que eran idénticos a las glossopetrae del Gabinete. En el estudio que posteriormente publicó Steno postula la hipótesis de que las glossopetrae no eran otra cosa que los dientes de antiguos tiburones que por avatares del destino se encontraban el las montañas de Malta. El instinto de Steno se despertó: ¿qué hacían esos dientes de tiburón tan lejos de la cosa? ¿Cómo habían llegado hasta allí? Esto incitó su curiosidad y se lanzó a la aventura en los montes de Volterra cerca de Florencia. Allí, enterrados en los sedimentos de arenisca, encontró conchas, caracoles, huesos y también glossopetrae como los de Malta. Este descubrimiento incitó su curiosidad e inició una investigación sobre cómo estos fragmentos que hoy consideramos acertadamente como fósiles habían llegado a ocupar ese lugar, embebidos dentro de otras rocas: "sólidos dentro de otro sólido". La obra de Steno más famosa para los geólogos ha sido traducida al castellano y publicada recientemente por el que les habla. Es un número monográfico editado en 2003 de la revista Enseñanza de las Ciencias de la Tierra. El nombre de este trabajo es De Solido intra Solidum

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Naturaliter Contento Dissertationis Prodromus (Introducción a un discurso sobre la presencia de cuerpos sólidos incluidos de forma natural dentro de otros cuerpos sólidos) y es más conocida por la última de las palabras, que castellanizada es el Pródromo). Fue publicada en su primera edición en Florencia en 1669 y pretende ser el anticipo de una obra más extensa que, desgraciadamente, como a veces suele suceder, nunca escribió.

En su estudio geológico y paleontológico, Steno distingue en la Toscana un basamento inferior sin fósiles y otro fosilífero formado durante el Diluvio para el que da una explicación racional respaldada en los datos empíricos según el método inductivo de Francis Bacon33.

Encima de estos materiales (y aquí está la gran novedad) sitúa unas capas de rocas con fósiles. Estos estratos se depositaron sucesivamente unos sobre otros a lo largo de mucho tiempo.

En opinión de Steno, estos procesos naturales que se dan en la superficie de la Tierra están de acuerdo con los datos de la Biblia, por lo que no encuentra contradicción "entre la Naturaleza y la Escritura" (sic). El gran mérito de Steno, como veremos, es haber definido

33 SEQUEIROS, L. (1999) La epistemología oculta de los paleontólogos. Los fósiles "bajo el crisol de Bacon". Actas XX

Jornadas de Paleontología. Madrid, octubre 1999.

Conferencia invitada. Temas Geológico- Mineros ITGE, 26, 36-43.

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conceptos nuevos para la geología, como el concepto de "estrato" y haber enunciado los principios geológicos de continuidad de los

estratos y de superposición de los estratos Gracias a éstos, la geología se convierte en una ciencia histórica que pretende reconstruir la historia pasada del terreno a partir de las capas de roca estratificada, que son los archivos que contienen la historia del planeta. Steno, por tanto, sienta las bases de la Estratigrafía y por ello de la escala geológica del tiempo relativo que se han constituido como uno de los fundamentos científicos de la geología desde el siglo XVIII. 2. Los principios metodológicos de la Geología en el Pródromo de Nicolás Steno (1669)

Ya se ha dicho más arriba que los principios metodológicos contenidos en el Pródromo de Steno, abrieron las puertas a la posibilidad de interpretar y reconstruir la historia pasada de la Tierra a partir de los datos que se observan en la superficie rocosa considerada como registro geológico (Pedrinaci y Sequeiros, 1999). Tanto Scherz (1969: 25-28) como Ellenberger (1989:206-213) han presentado esquemas de los contenidos del De Solido intra

Solidum Naturaliter Contento Dissertationis

Prodromus de Nicolás Steno. Estas son las partes

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principales tal como se han adoptado aquí. Las primeras páginas se suelen considerar como una exhortación inicial. En ellas, Steno tras dedicar su obra al Gran Duque de Florencia, Fernando II, manifiesta que él parte de sus propias observaciones en las montañas de Toscana. Lo describe minuciosamente:

"Visitadas una y otra vez las tierras donde salen a la luz las conchas y otros tipos de restos marinos, hice notar que estos suelos fueron sedimentos originados por un mar de aguas turbias, y que era posible calcular hace cuánto tiempo estuvo en cada lugar el mar de aguas turbias; en un primer momento, me pareció que todo lo que allí interpretaba iba a ser una investigación que llevaría breve tiempo. Pero en ello me engañaba, e incluso se engañaban otros que sacaban conclusiones prematuras". Por tanto, la obra de Steno sigue los dictados de la filosofía natural de Francis Bacon (Sequeiros, 1999) quien en 1620 había publicado su Novum Organon, la alternativa a la vieja lógica formal aristotélica. Para Bacon, el conocimiento verdadero proviene de la observación y de la experimentación. Lo cual está implícito en el texto siguiente de Steno: "No conociendo, por tanto, qué otros experimentos y estudios me estarán esperando, pienso que es mejor pararse ahora en estas cosas referentes a un cuerpo rocoso sólido encerrado en

otro cuerpo rocoso sólido, que son una señal para vos de mi gratitud por los favores que he recibido,

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y me dan la oportunidad para otros trabajos relacionados con el cultivo de los estudios de física y geografía, que según mis deseos he llevado a cabo para mi descanso y con gran provecho y con dedicación". La primera parte puede considerarse (Sequeiros, 2003a) como una fundamentación histórico -filosófica del problema de los cuerpos rocosos con aspecto de conchas que están incluidos dentro de otros. En ella, Steno resume las posturas de los naturalistas sobre la interpretación de la naturaleza y origen de los cuerpos sólidos incluidos dentro de otros sólidos: ¿qué hacen tan lejos del mar? ¿cómo se han producido de forma natural? De alguna manera, Steno expone el estado de la cuestión, elemento fundamental en toda investigación científica. Y más adelante: "Pero otros muchos cuerpos se encuentran dentro de las rocas y están dotados de formas particulares. Si alguien dijera que se han producido por una fuerza que existe en el terreno, es necesario admitir que todos estos restos se podrían haber producido por la misma fuerza. Por tanto deduje que si son producidos por la misma fuerza del terreno, hay que admitir necesariamente que se han formado en ese mismo lugar en que han sido encontrados. Esto es, que debería tomarse en consideración tanto la naturaleza del lugar donde se encuentran como la naturaleza del lugar en donde se han producido. Pero nadie puede determinar el lugar de

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producción si desconoce el modo de producción; y todas las discusiones sobre el modo de producción son inútiles a menos que tengamos un conocimiento cierto de la naturaleza de la materia [rocosa]. De aquí se deduce que es patente la gran cantidad de problemas que deben ser resueltos antes para poder llevar a término esta línea de investigación". Pero la pregunta radical que se hace es: ¿cómo se forman los estratos? Esta es su propuesta: "Los sedimentos se forman, pues, cuando los contenidos de un fluido caen por su propio peso al fondo, bien porque éstos están contenidos en el fluido o bien porque son secretados gradualmente a partir de las partículas del mismo fluido; y esto tanto en la superficie superior como igualmente en todas las partículas del fluido" (aquí podría estar el principio de horizontalidad). Tras esto, ya puede afirmar cosas sobre la posición de los estratos: "Sobre la interpretación de la posición de los estratos, pueden considerarse como afirmaciones ciertas las que van a continuación:

1. En el momento en el que se estaba formando un estrato cualquiera, bajo éste existía ya antes otro cuerpo, que impedía a los materiales que se presentan en forma de polvo descender más abajo. Por este hecho, en el momento en que se formaba el estrato

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situado más abajo, había bajo él, o bien otro cuerpo sólido, o bien, un fluido. Pero si se trataba de un fluido, éste era de naturaleza diferente a la del fluido situado en posición superior y era más pesado que el sedimento sólido de este fluido superior

2. En el momento en que se formaba uno de los estratos situados encima, el estrato inferior habría ya adquirido una consistencia sólida.

3. En el momento en que se formaba un estrato cualquiera: o bien éste estaba limitado por sus lados por otros cuerpos sólidos, o bien el estrato cubría todo el globo de la Tierra. De aquí se sigue que en cualquier lugar de la tierra que se considere, cuando se observan los lados desnudos de los estratos, hay que, o bien buscar la continuación de estos mismos estratos, o bien encontrar este otro cuerpo sólido que ha frenado la materia rocosa de los estratos impidiéndoles extenderse más lejos (aquí está el principio de continuidad lateral de los estratos).

4. En el momento en que se formaba cualquier estrato, la materia que estaba situada por encima de él era toda ella fluida; debido a este hecho, en el momento en que se formaba el estrato más bajo no se había formado aún

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ninguno de los estratos superiores" (aquí está el principio de superposición).

Aquí tenemos condensadas las definiciones de los principios geológicos de horizontalidad, de continuidad y de superposición de los estratos. Una vez propuestas algunas hipótesis sobre la formación natural de los estratos y de las montañas, resta pasar revista a la naturaleza de las conchas fósiles, de los minerales y de otros cuerpos rocosos incluidos dentro de otros cuerpos.

Para concluir el Pródromo, Steno aborda en la cuarta parte el problema de la reconstrucción histórica de la Toscana desde el origen de los tiempos hasta la actualidad para lo que aplica el método y los principios anteriores. Como buen creyente, insiste en que sus ideas científicas de la Naturaleza están en concordancia con los datos revelados en las Escrituras. Es el primer trabajo bien fundamentado de Geología histórica que se conoce. Este esquema, como puede verse, revela de algún modo, la intuición epistemológica de Steno, de acuerdo con la lógica clásica y con el método inductivista baconiano: en primer lugar, establece el marco de referencia histórico y filosófico en el que va a desarrollarse el proyecto

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de investigación. Propone Steno en la segunda parte el marco metodológico para poder llegar a interpretar correctamente, de acuerdo con la fundamentación y la metodología, qué significado tienen los "sólidos dentro de otros sólidos". Y todo lo anterior, lo aplica al conocimiento geológico de la Toscana, de modo que tenemos aquí, bien asentada científicamente, la historia geológica de un entorno geográfico natural, y en su opinión, esta reconstrucción no se opone a la doctrina de las Escrituras. 3. Los primeros pasos de las Ciencias de la Tierra

Los historiadores de la Geología están muy interesados en el hecho de que diversos filósofos y naturalistas hacen propuestas con pretensión científica sobre las llamadas "Teorías de la

Tierra". No se puede entender a Steno como un personaje ausente del complejo sistema cultural europeo del siglo XVII. "Tras el tumultuoso período del Renacimiento, -escribe el profesor René Taton34- durante el cual occidente entró en íntimo contacto con la ciencia antigua, no sin manifestar, en diversos dominios, una indiscutible voluntad de creación, el siglo XVII ve

34 Parte de las reflexiones siguientes están tomadas de la monumental obra de R. TATON edit.(1998). Historia

General de las Ciencias. Editorial Orbis, Barcelona, tomo 5 (El Siglo XVII), 211-236.

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nacer en la Europa occidental una nueva ciencia, que se desarrollará en los siglos siguientes, y que poco a poco se difundirá por todo el mundo".

Esta "nueva ciencia" de la que tratan los historiadores se corresponde con un momento de efervescencia de la creatividad humana. Desde Gilbert, Kepler y Galileo hasta el mismo Steno, junto a Huyggens, Malebranche, Leibniz y Newton, pasando por Bacon, Harvey y Descartes, los que hoy llamamos "científicos" del siglo XVII en Europa colocan los principios de la ciencia moderna. Mientras sostenían su lucha, a menudo difícil, contra los prejuicios, la tradición y la rutina, esos hombres geniales supieron explicar los grandes principios que todavía hoy se encuentran a menudo en la base de nuestras concepciones. Aquellos filósofos naturales tuvieron el mérito inmenso de crear métodos originales y fecundos, de renovar amplios dominios científicos y de dar a la investigación un decisivo impulso.

Algunos historiadores de la Geología afirman que en el siglo XVII es cuando aparece la Geología como ciencia natural dotada de su propia racionalidad35.

35 Son numerosos los trabajos históricos sobre la Geología en el siglo XVII. Resaltamos aquí los más accesibles: R. FURON (1988). Nacimiento de la Geología. En: R. TATON, edit. Historia General de las Ciencias. Editorial Orbis, Barcelona, tomo 5: el siglo XVII, 453-462; F. ELLENBERGER (1989). Historia de la Geología. Volumen I: De la antigüedad al siglo XVII. Editorial Labor, Barcelona, 179-258; F.

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La naturaleza real de los fósiles había sido comprendida antes, por Leonardo da Vinci o Bernad Palissy. Pero aunque correctas, sus observaciones no se basaban aún en la Geología.

Ellenberger36 centra el estudio de las ideas geológicas en el siglo XVII sobre tres autores muy diferentes entre sí: Descartes, que lanza la gran revolución, pero que es incompetente respecto a una geología basada en la observación y se refugia en especulaciones; Gassendi, su rival de la época, muy interesante por el influjo sobre Steno. Por nuestra parte, añadiremos la figura de Leibniz que, aunque no influye directamente sobre Steno, sí recoge alguna de sus ideas. La geología de Descartes

Steno cita a lo largo del Pródromo algunas ideas de Descartes. Siendo muy joven, Steno manifestó su interés por las ideas cartesianas en sus confesiones escritas en su cuaderno Chaos (escrito entre 1659 y 1660). Numerosos autores han citado y figurado la famosa ilustración de la

ELLENBERGER (1994). Histoire de la Géologie. Volumen 2: La grande éclosion et ses prémices. 1660-1810. Tec&Doc, París, sobre todo, 16-48. F. PELAYO (1996) Teorías de la Tierra y Sistemas geológicos: un largo debate en la Historia de la Geología. Asclepio, XLVIII-2, 21-52. También hay muchas referencias en: L. SEQUEIROS (2000). Teología y Ciencias Naturales: las ideas sobre el Diluvio Universal y la extinción de las especies biológicas hasta el siglo XVIII. Archivo Teológico Granadino, 63, 91-160. 36 ELLENBERGER, F. (1989) opus cit., 179-194.

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estructura del globo terrestre reproducida en los Principia Philosophiae37. Para Descartes, la Tierra es un astro enfriado, excepto en su centro, donde subsiste encerrada una materia comparable a la del Sol (señalado como I en sus esquemas). Las dos etapas terminales de la formación de la Tierra según Descartes, correspondiente a la edición de 1644 de las Oeuvres de Descartes, VIII, París. La esfera central I está rellena del fuego interior, residuo del astro que fue. B y F son capas de aire; D, representa el agua del planeta; C es la corteza interna, sólida y dura; E es una corteza externa menos maciza; M es la región media de la Tierra compuesta por la misma materia que las manchas solares. El Diluvio se explica por la fractura de la capa E (corteza terrestre) y la salida de las aguas interiores (capa F). Hemos recogido esta imagen de la edición de Ch. Adam y P. Tannery de 1905 (Oeuvres de Descartes, volumen VIII, París, página 229).

Descartes tuvo mucho cuidado en repetir al comienzo de la cuarta parte, que toda su hipótesis es "falsa" (no responde exactamente a la realidad histórica) y que "simulamos" todo ello, sabiendo que el mundo fue creado directamente por Dios. Lo esencial es demostrar que todo lo que el mundo contiene es de la misma naturaleza y su esquema es "como si" todo se hubiera producido de esa forma. Descartes se atreve a diseñar un dibujo de cómo podía haber

37 Edición latina de 1644, en francés en 1647, cuarta parte, 32-44, lámina XIII-XV de la edición francesa (ELLENBERGER, F. (1989), opus cit., 182).

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sido la Tierra al comienzo y se aventura a esbozar cómo podía haber sido su historia natural. Nuestro autor desconoce la erosión, la sedimentación y los fósiles, conceptos que desarrollará genialmente Steno. Descartes se guarda muy bien de mezclar su construcción con los textos sagrados. No realiza una concordancia (como luego hará Steno) a quien seguirán después los diluvistas ingleses y los suizos. Tal vez el mayor mérito de esta construcción de Descartes (de 1644) es haber definido un método de investigación crítica racional. La prueba de su valor es haber permitido a los cartesianos instruidos- apunta Ellenberger (1989) - superar al mismo Descartes usando su mismo método. Steno será el ejemplo más característico. La geología de Gassendi Pierre Gassend (1592-1655) (más conocido como Gassendi), contemporáneo de Descartes, fue considerado en su época como una de las figuras más importantes en cuanto a la filosofía y a la física, especialmente por su hábil rehabilitación del atomismo de Epicuro38 y su hostilidad hacia determinadas opiniones de Descartes, como la de los animales-máquina.

38 ELLENBERGER, F. (1989) opus cit.,188

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Steno lo califica en sus obras de Galliae

Lumen y menciona sus ideas sobre la producción de las piedras. Su obra geológica se contiene en De lapidibus ac metallis, en la sección III de su física39. Gassendi empieza por una clasificación de las "piedras" (lapides) muy convencional y afirma que las rocas y las piedras continúan formándose en nuestros días. Para que las piedras se sigan reproduciendo hace falta una fuerza petrificante (vis lapidifica) e igualmente, una fuerza que hace nacer nuevas piedras (la vis seminal). Esta fuerza seminal es la que organiza la intimidad de las piedras, su forma y disposición. Para Gassendi, los fósiles se formaron por petrificación adquirida. Unos no tienen más que una costra o revestimiento de piedra y se han formado por medio de fuentes minerales petrificantes. Otros, que tienen "cuerpo", son producto de jugos sutiles que impregna los cuerpos de antiguas plantas o animales. Si su concepto de "jugo lapidiscente" se tradujera como "solución mineralizante", su interpretación de los fósiles sería correcta. Como todos sus contemporáneos, Gassendi es incapaz de entender el tiempo geológico y opta por una cronología corta sin referencia a la cronología bíblica para no entrar en debates teológicos.

39 GASSENDI, P. (1658), Opera Omnia, Lyon, tomo II, pág. 114-133.

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La geología de Leibniz Al filósofo Leibniz (1646-1716) se le

conoce poco como creador de una de las Teorías

de la Tierra que han existido40. Su obra geológica fue escrita en 1690, pero permaneció inédita hasta 1749. Pero en vida publicó dos cortas notas, ricas y densas. La primera apareció en 1693 con el título Protogaea y gozó de una gran notoriedad. Esta Teoría de la Tierra resume su propia cosmología. La segunda nota es de 1710 y es más anecdótica. La obra geológica citada más arriba, no publicada hasta 1749, estaba escrita en latín y tenía una traducción al alemán.

Leibniz recoge algunas ideas dispersas de Descartes, según el cual la Tierra es un astro incandescente enfriado. El modelo de una estrella apagada fue seguida luego por Buffon y los plutonistas. Para Leibniz, periódicamente hay inundaciones en la Tierra que van depositando poco a poco los distintos sedimentos. Desde esta perspectiva, el Diluvio bíblico queda prácticamente relegado al olvido. En estas inundaciones quedan enterrados seres vivos que pasan a petrificarse.

40 La describe con precisión ELLENBERGER, F. (1994) Histoire de la Géologie. II., pág.137-147.

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Athanasius Kircher (1601-1680) y las ideas sobre el interior de la Tierra en el siglo XVII

La obra cumbre de Steno, el Pródromo, intenta buscar "dentro" de la esfera de la Tierra, la respuesta a los problemas que se detectan en la superficie de la misma. Entre 1650 y 1800, los primitivos geólogos propusieron diversas hipótesis sobre la composición y estructura del interior del globo terráqueo41. Desde los tiempos de Galileo, los filósofos se preguntan sobre lo que hay en el interior de la Tierra. Con anterioridad, en la época medieval, los autores no dudaban en situar el infierno en el interior del planeta, en un lugar donde hay fuego.

La creencia en el fuego central es defendida con ardor por los autores del siglo XVII. Citamos a Descartes, Hooke (1668), Kircher, Woodward (1695), así como muchos autores del siglo XVIII. En 1788, James Hutton seguía con entusiasmo la defensa del modelo plutonista frente al Neptunista de Werner42. Una de las hipótesis novedosas sobre sobre el interior de la Tierra, defendida por Athanasius Kircher y parcialmente por Nicolás Steno, defiende que el

41 ELLENBERGER, F. (1994). Histoire de la Géologie.

Volumen 2: La grande éclosion et ses prémices. 1660-1810. Tec&Doc, París, 16-23. 42 Ver el interesante capítulo que dedica HALLAN, A. (1985) Grandes controversias geológicas. Editorial Labor, Barcelona.

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globo terrestre esté parcialmente hueco y ocupado por cavernas y canales. Se conservan numerosas cartas de Steno dirigidas a Kircher en las que comenta y critica algunas de las ideas del autor de Mundus Subterraneus. Casi todos los autores que se referían al interior de la Tierra entre 1600 y 1800 admitían la existencia de cavernas, cuevas y galerías por debajo de la corteza sólida. Puestos a situar a Steno dentro de una corriente de opinión sobre el interior de la Tierra, sin caer en los excesos organicistas de Kircher, podemos encuadrarlo en esta opinión. 3. Los grandes paradigmas en la construcción social de las ideas geológicas

Tal como se ha podido ver en el desarrollo

de las páginas que anteceden, se postulan varios "paradigmas" en sentido kuhniano referentes a las ideas sobre la extinción:

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PARADIGMA

DESCRIPCIÓN

paradigma diluvista

El Diluvio universal bíblico es una verdad científica intocable, pues la Biblia es palabra de Dios. Este Diluvio llega como castigo divino contra la humanidad. Como resultado, desaparecen los animales y plantas "antediluvianos". Se discute si el Diluvio es un fenómeno natural o un milagro de Dios.

Paradigma de degeneración de la Tierra

Se mantienen muchas de las tesis anteriores. Pero se muestra que Dios maldijo a toda la Creación y por ello, el pecado original afecta a humanos y a toda la naturaleza. Aunque esta tiene "leyes naturales" sin embargo, desde entonces "degenera". Es una visión pesimista del mundo.

Paradigma catastrofista

Se afirma que el Diluvio universal no fue el único episodio de extinción de animales y plantas. A lo largo del tiempo geológico [que es más largo que el Bíblico, pues los "días" bíblicos pueden ser "épocas de la Naturaleza" (Buffon)] ha habido diversos momentos de revoluciones que dan lugar a episodios "catastróficos" de extinción tras

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los que hay una re-creación. paradigma uniformitarista

Ni se afirma ni se niega la posibilidad del Diluvio. Lo que se afirma es que las causas que hoy actúan han actuado de la misma manera y con la misma intensidad en el pasado. El mundo está sujeto a las leyes naturales rígidas que lo mantienen en un estado estacionario (steady stage). Hay un majestuoso ciclo del tiempo (Hutton) o un proceso de cambio lento, gradual y continuo que no tiene dirección definida (Lyell). Existe la extinción de fondo como una consecuencia de los cambios climáticos que hacen desaparecer especies.

paradigma evolucionista gradualista

La naturaleza tiene leyes, pero esto no impide que la naturaleza viva y no viva esté sujeta a cambios lentos graduales y continuos que tienen una clara progresividad (se discute si tienen dirección determinada). Es la Selección Natural el único mecanismo explicativo del cambio irreversible o evolución. La extinción es una consecuencia de la inadaptación de algunas variaciones a la supervivencia en la lucha por la existencia.

paradigma actual neo-catastrofista

No se niega la existencia de regularidad en la naturaleza que puede ser descrita por los

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científicos en leyes, teorías y principios. Pero hay un elemento de "azar" (la contingencia de la realidad) que hace que el fenómeno de la evolución innegable de la vida (entendida como sistema o biosfera) esté sujeto a factores contingentes que producen extinciones, no solo de fondo sino también se producen extinciones en masa (con gran poder destructor y constructor). La Selección Natural darwiniana no lo explica todo. Se postulan diversos mecanismos que irrumpen como impactos desde fuera del sistema tierra.

4. Las primeras "Teorías diluvianas de la Tierra"

Hasta finales del siglo XVII, la explicación diluvista estuvo particularmente de moda entre los eruditos ingleses, la mayor parte de los cuales eran miembros de la Royal Society, que se interesaba mucho por la historia de la Tierra. Muchos de ellos elaboraron lo que se ha dado en llamar "Teorías de la Tierra"43. Estas

43 ELLENBERGER, F. (1994). Histoire de la Géologie. II.

Vuivert, Paris, dedica una buena parte de este volumen (entre las páginas 12 a 68) a exponer diversas "Teorías de la Tierra", propuestas en el siglo XVII. También dedica

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especulaciones estaban basadas en una interpretación del libro del Génesis antes que en las deducciones obtenidas de la observación rigurosa de la Naturaleza. Debido a su base bíblica, aquellos ensayos otorgaban, como es lógico, un gran espacio al Diluvio universal, que estaba considerado como el acontecimiento más importante de la Historia de la Tierra después de la Creación. Con estos autores está situado el marco epistemológico, científico, filosófico y teológico del que podría denominarse el paradigma diluvista, que, como se ha afirmado más arriba, tuvo un gran impacto e influencia en la construcción de las primeras Teorías de la Tierra. 4.1 La Teoria Sacra de la Tierra (1681) de Thomas Burnet

En los años posteriores a la obra de Steno, vieron la luz dos grandes síntesis globales de la Tierra. Dentro del contexto de las grandes Teorías

de la Tierra contemporáneas a los estudios de Nicolás Steno, es necesario citar una de las síntesis más influyentes en la segunda mitad del siglo XVII y en los primeros años del siglo XVIII. Se trata de la obra del clérigo Thomas Burnet44,

mucho espacio a ello, ADAMS, F. D. (1938). The Birth and

Development of the Geological Sciences. Dover, New York, sobre todo, pág. 329-488. 44 Sobre la interesante figura científico-teológica de Thomas Burnet, pueden consultarse: GOULD, S. J. (1992) La

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que escribe en latín su Telluris Theoria Sacra

(Teoría Sagrada de la Tierra), publicada en 1681, un año después de la muerte de Steno. Su título ya es revelador de los contenidos y orientación epistemológica.

En ella describe, y además lo expresa en una conocida lámina que ya se ha hecho clásica, la imagen de un cosmos presidido por el Pantocrator, alrededor del cual se organizan varias etapas del mundo. Bajo el indispensable marco de querubines (dada la época barroca de Burnet), aparece la figura de Jesucristo glorioso, en lo alto de un círculo de esferas. Su pie izquierdo se asienta sobre el inicio, y el derecho sobre la culminación de la historia de nuestro planeta. Es un esquema "circular" del tiempo, en el que todo empieza y termina. Sobre la cabeza del Pantocrator se muestra la frase "Yo soy el Alfa

y la Omega" (el principio y el fin). Burnet llegó a esta formulación teórica a

partir de un problema planteado por la aceptación del relato bíblico. Se trata de lo siguiente: admitir que la inundación del Diluvio cubría toda la Tierra, obligaba a plantearse la cuestión del origen de todas esas aguas, ya que

flecha del Tiempo, Mitos y metáforas en el descubrimiento del

tiempo geológico. Alianza Universidad, Madrid, pág. 39-78; ELLENBERGER, F. (1994), op.cit., pág. 115-116; CAPEL, H. (1985) La física sagrada. Creencias religiosas y teorías

científicas en los orígenes de la Geomorfología española.

Ediciones del Serbal, Barcelona, 223 pág.; RUDWICK, M. J. S. (1987). opus cit., pág. 111-120.

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según sus cálculos, para cubrir toda la Tierra haría falta una cantidad ocho veces superior a la de los océanos.

Si la explicación debía ser racional (sin acudir a milagros) la única solución era considerar que antes del Diluvio la Tierra era lisa, sin montes ni valles. Así se llegó a la tesis de un globo prediluvial sin montañas. A partir de esta conclusión, Burnet propuso una interpretación racional de las etapas de formación del mundo, desde la creación, una interpretación en la que tuvieran cabida ideas científicas modernas, como la de la gravedad newtoniana.

Todas las metáforas y descripciones de Burnet registran su opinión de que nuestro planeta actual no es más que la consecuencia de una destrucción: "una horrible ruina", "un quebrado y confuso montón de escombros", "un pequeño y mugriento planeta".

El calor del fuego central (idea tomada de Descartes y Kircher) provocó la expansión de los vapores de agua en el interior, los cuales rompen la corteza lisa exterior. La corteza rota da lugar a las montañas (entendidas como ruina de la corteza inicial).

Las montañas son la ruina de la Tierra tras el Diluvio. Por otra parte, según esta concepción los fósiles no podían ser los restos de animales que hubiesen vivido en un Océano "antediluviano", ya que no había mares sobre la superficie de la Tierra original.

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4.2 John Woodward y el Essay toward a Natural History of the Earth (1695)

Otro de los autores diluvistas más influyentes herederos del pensamiento de Steno es John Woodward45 (1665-1728). Éste ha pasado a la historia del pensamiento filosófico-científico-teológico por ser el autor de Essay

toward a Natural History of the Earth, (Ensayo en

torno a una Historia Natural de la Tierra), publicado en 1695, y escrita cuando contaba 30 años de edad, quince años después de la muerte de Steno.

Para Woodward, los fósiles eran, desde luego, los restos de animales "antediluvianos". Según este autor, en el momento del Diluvio todas las materias sólidas, incluyendo los restos de los seres vivientes, se encontraban en el agua en estado de suspensión, después de lo cual fueron depositándose conforme al orden establecido por sus respectivos pesos específicos (los más pesados, se hundirían en el fango y los más ligeros quedarían en la superficie del fondo) formando "capas" o lechos donde se encuentran hoy petrificados. Pero todos los estratos son de la misma época: el Diluvio Universal.

45 La "Teoría de la Tierra" de Woodward tuvo un gran influjo y popularidad en el siglo XVIII. El mismo Torrubia lo cita en su Aparato (1754) como uno de los autores que "prueban" científicamente el Diluvio. Para la figura de Woodward, consultar: ELLENBERGER, F. (1994). op.cit. sobre todo, páginas 119-124.

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5. La evolución del cuerpo doctrinal de la Geología hasta épocas modernas

El siglo XVIII fue testigo de dos tipos de debate igualmente apasionados en el campo de las ciencias de la naturaleza: el sostenido por Carl von Linneo y Jean Louis Leclerc, conde de Buffon, en torno al creacionismo teológico estricto frente al progresionismo materialista; y el debate entre las ideas transformistas de Lamarck frente al catastrofismo de Cuvier. La "Teoría de la Tierra" de Buffon sigue los planteamientos clásicos del fuego interior ocasionado por la permanencia de fuego interior, de modo que para este autor, el calor del sol es despreciable en comparación del calor emanado por el centro de la Tierra. El período entre 1780 y 1840 es considerado por los historiadores de la Geología como uno de los más fecundos en el desarrollo de esta ciencia. Se le suele denominar el "período heroico" de la Geología. Durante el mismo se pusieron los fundamentos epistemológicos de las modernas Ciencias de la Tierra. En 1780 se conocía muy poco sobre los procesos que condicionaban la dinámica terrestre pese a los esfuerzos de los primeros ingenieros de minas, los mineralogistas, los coleccionistas de fósiles y los geógrafos y, sobre todo, se trataba de un conocimiento fragmentario, poco estructurado. Medio siglo más tarde, el panorama había cambiado sensiblemente. El uso

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del principio de actualismo (propuesto por James Hutton, que considera el presente como la llave para la interpretación del pasado) junto con modelos explicativos sobre las causas de los fenómenos geológicos, dieron lugar a lo que puede considerarse la primera Teoría de la Tierra suficientemente estructurada y universalmente aceptada. Es decir un paradigma (sensu Kuhn, 1975) de gran capacidad explicativa. Esta visión de conjunto está presente en los cuatro capítulos históricos con que Charles Lyell prologa el primer volumen de los Principles of

Geology (1830) y en las respuestas a este volumen del filósofo natural William Whewell (1794-1866). En esencia, puede considerarse la situación previa a 1780 como preparadigmática. En efecto, no se disponía en ese momento, ni en ninguno anterior, de una teoría fundamentada y universalmente aceptada. Por el contrario cada escuela o grupo de naturalistas defendía modelos explicativos particulares que con desigual fortuna ayudaban a entender ciertas características del relieve terrestre y de los cambios a los que se ve sometido. Los debates, las investigaciones y los trabajos de campo llevados a cabo en los años que siguen a 1780 van a concluir con la construcción del uniformitarismo como paradigma que va a dominar la geología durante más de un siglo. De ahí la enorme importancia de este período histórico. Los especialistas en Historia de la Geología diferencian tres períodos en la evolución de las

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ideas geológicas entre 1780 y 1840: el primero de ellos se desarrolla entre 1780 y 1810, y está dominado por los debates entre Neptunistas y Plutonistas. Aunque la ciencia no es obra de un individuo sino de una colectividad, los nombres de Abraham Gottlob Werner (1750-1817) y de James Hutton (1726-1797) y sus seguidores ocupan el escenario histórico. El comienzo del segundo período histórico, relevante en el proceso de construcción del paradigma uniformitarista, puede relacionarse con la creación de la Sociedad Geológica de Londres en 1807. Haciendo explícito el intento de desarrollar el programa científico baconiano, los miembros de esta prestigiosa Sociedad científica (uno de cuyos representantes más conocidos fue William Smith (1769-1839), que siendo sólo agrimensor, desarrolló un amplísimo programa basado en los mapas geológicos, las observaciones estratigráficas y los fósiles) cumplió una función muy importante en el nacimiento y desarrollo de la Geología. Charles Lyell fue Presidente de la misma desde 1835 y Charles Darwin, Secretario desde 1838. El tercer período histórico está marcado por la vuelta del debate entre los catastrofistas y los uniformitaristas (Hallam, 1985). En realidad se trata de una controversia que se remonta a la antigüedad clásica, en el que el Diluvio Universal y la cronología bíblica ocuparon muchas veces la posición central y que, si exceptuamos el período comprendido entre 1840 y 1960, ha estado siempre presente entre filósofos, naturalistas o

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geólogos (Pedrinaci,1992a). La fase del debate que aquí nos ocupa corresponde a la década comprendida entre la publicación del primer volumen de Principles of Geology (1830) y 1840. En estos últimos años el catastrofismo estuvo representado sobre todo por Georges Cuvier (1769-1832) en Francia y William Buckland (1784-1856) en Inglaterra. Lyell tuvo una gran habilidad para mostrar las limitaciones y errores de las posiciones catastrofistas. Lyell arguía que las leyes naturales habían sido uniformes a lo largo del tiempo y que los geólogos no necesitaban acudir al recurso de las catástrofes para explicar fenómenos que sólo necesitaban mucho tiempo para que pudiesen tener lugar (ver el artículo sobre Lyell en este mismo número). El uniformitarismo dominará el panorama geológico durante más de un siglo. 5.1 las ideas geológicas de James Hutton El escocés James Hutton (1726-1797) se interesó por la química desde su juventud. Escogió estudiar medicina en Edimburgo como la materia más afín con sus intereses. Más tarde estudió en La Sorbona (París) y en Leyden (Holanda), donde obtuvo el doctorado con una tesis sobre la circulación de la sangre. Sin embargo, nunca se dedicó profesionalmente a la medicina. En vez de ello, en 1754 se hizo agricultor en Barwickshire, después de pasar dos años en Est Anglia. En solitario o en compañía de alguno de sus

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amigos, Hutton visitó muchas localidades cercanas a Edimburgo y que luego se han considerado clásicas para la historia de la geología: Siccar Point, Eldin, la finca del duque de Atholl en el Glen Tilt... Hutton dedicó sus últimos años a la observación directa de las rocas y de los procesos naturales. En sus escritos ante la Royal Society of Edinbourgh en 1785 presentó su contribución científica principal: el principio del actualismo. Dos de esos trabajos fueron publicados en 1788 en las Transactions of the Royal Society of Edinbourgh

bajo el título Theory of the Earth, or an

Investigation of the Laws Observable in the

composition, dissolution and restoration of Land

upon the Globe. Las ideas de Hutton fueron recogidas en su obra publicada en dos volúmenes, Theory of the Earth with proofs and Illustrations, publicada en 1795. El tercer volumen estaba parcialmente terminado cuando le llegó la muerte. El punto de vista de Hutton es que los fenómenos geológicos del mundo pueden ser explicados en términos de procesos observables, y que esos procesos actúan ahora sobre y en el interior de la Tierra operando con uniformidad a lo largo de inmensos períodos de tiempo. Estos dos trabajos marcan un punto de partida de la geología. Desde entonces, la geología es una ciencia construida sobre el principio de actualismo. Las ideas de Hutton chocaron con el punto de vista de los geólogos de su tiempo, entre los que todavía

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era usual considerar que la Tierra había sido creada 6.000 años antes de acuerdo con la narración del Génesis. Las ideas de Hutton eran diametralmente contrarias a muchas de las de sus contemporáneos. El afirmaba que muchas rocas se habían formado por procesos sedimentarios. Pero añadía que la consolidación de esas rocas no se debía solo a la precipitación acuosa sino también a la presión y a la temperatura. Afirmaba que, junto con procesos erosivos, existían otros causantes de construcción de montañas debidos al vulcanismo y a otros procesos en los que el calor central de la Tierra originaba nuevas rocas que elevaban la superficie terrestre. Estas nuevas montañas y otras formas terrestres eran luego erosionadas y depositadas como sedimentos en el mar, del cual podrían luego emerger debido a procesos generados por el calor. Los procesos de erosión, transporte, sedimentación y elevación eran cíclicos y se habían repetido muchas veces en la historia de la Tierra. Dada la enorme cantidad de tiempo necesario para esos ciclos, Hutton afirmó que la edad de la Tierra debía ser inconcebiblemente larga. Las ideas de Hutton no tuvieron en su tiempo la influencia, que sin duda merecían, entre los científicos europeos debido al estilo literario muy farragoso utilizado. Sin embargo la publicación en 1802 de la obra de su amigo John Playfair Illustrations of the Huttonian Theory of the

Earth, concisa y clara, hizo posible el conocimiento,

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el entendimiento y la difusión europea de sus tesis. Hutton, al postular que los acontecimientos geológicos se repiten indefinidamente a lo largo del "tiempo profundo" está aplicando al tiempo geológico los principios newtonianos de la continuidad y extensión de las leyes físicas a todos los rincones del universo.

La Teoría de la Tierra que había propuesto Hutton postulaba tres elementos que serán objeto de críticas por unos y de desarrollo por otros: primero, la existencia de un foco de calor interno en la Tierra que consolidaba los estratos; segundo, la existencia real de continuos ciclos geológicos, y en consecuencia de una uniformidad en la actividad de los agentes físicos; y tercero, la necesidad de atribuir a la Tierra una edad indefinida, sin que se pueda demostrar que existe un principio y un final.

La aportación gradualista de Charles Lyell

Los últimos años del siglo XVIII y primera mitad del siglo XIX marcan el inicio de la geología moderna con el establecimiento de sus principios básicos. Esta visión de conjunto está presente en los cuatro capítulos históricos con que Charles Lyell prologa el primer volumen de los Principles

of Geology (1830) y en las respuestas a este volumen del filósofo natural William Whewell (1794-1866).

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Lyell introduce un concepto científico y filosófico que es a la vez principio metodológico y proyecto de investigación traducido al castellano como Uniformitarismo. Este principio se presenta con varios significados: como uniformidad de ley (la invarianza histórica de las leyes de la naturaleza), uniformidad de procesos (el principio metodológico de la simplicidad); como uniformidad de intensidad (referido a la tasa media de velocidad de los procesos, el gradualismo); y el cuarto significado, el más problemático, el de la uniformidad de estado o

estado estacionario (el cambio en la Tierra se da de manera lenta, gradual y continua a lo largo del tiempo geológico, pero no existe en estos procesos ninguna direccionalidad). Durante muchos años, Lyell se opuso a cualquier tipo de direccionalidad en los procesos naturales y, sobre todo, de los procesos biológicos.

Por largo tiempo se mantuvo la idea de que la Tierra había sido creada por Dios tal como la vemos y que sólo había acontecido un proceso de degeneración. Las auténticas teorías orogénicas, que implicaban la intervención de una energía "constructiva" de la Tierra, no aparecen en el pensamiento geológico hasta bien avanzado el siglo XIX. Cuando a la interpretación de las causas de los terremotos y de los volcanes se añade la pregunta sobre el origen de las cadenas montañosas, empieza a plantearse la posibilidad de la existencia de procesos constructivos en la corteza terrestre. En lo que

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respecta a la formación de las montañas, Charles Lyell no pareció nunca demasiado preocupado por dar una explicación, con tal de que no se acudiese a explicaciones "catastrofistas". Todo dependía de la continuidad de acumulación de pequeños esfuerzos dilatados durante millones de años. Desde este punto de vista, comparó la formación de las cadenas montañosas con el levantamiento isostático de la península escandinava.

Nuevos tiempos: nuevos paradigmas

En España, las ideas de modernidad geológica de Charles Lyell fueron introducidas tempranamente merced a la traducción que Joaquín Ezquerra del Bayo (1793-1859) publicara en 1846 de los Elementos de Geología. Pero en esos tiempos aparecen otros paradigmas científicos que merecieron la atención de los geólogos españoles, como son los catastrofistas. No es posible entender lo que en las postrimerías del siglo XX supuso la geología en España sin acudir, aunque sea someramente, a una descripción de los avatares de las ciencias de la Tierra durante el siglo XIX y el siglo XX.

Para mayor claridad se ha sistematizado esta información en tres grandes capítulos que agrupan a los partidarios de tres paradigmas explicativos del funcionamiento dinámico de la Tierra.

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Estas sistematizaciones tienen el peligro de mutilar la visión global pero introducen una mayor claridad expositiva.

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BIBLIOGRAFÍA ADAMS, F. D. (1938).The birth and development of

the Geological Sciences. Dover Public.Inn., New York, 506 pág AMORÓS, J. L. (1978). La gran aventura del cristal. Editorial de la Universidad Complutense, Madrid, 327 páginas (sobre todo, páginas 121-153).

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BIBLIOGRAFÍA sobre Steno No queremos aquí ser exhaustivos, ya que no se trata de un trabajo de alta investigación. Por ello, se reseñan aquellos trabajos más relevantes que ayudarán, sin duda, a quienes deseen profundizar más. En Internet es posible encontrar, en las palabras "Steno" y "Steensen" mucha más información. Nos ceñimos a citar las que siguen: I. Ediciones completas de las obras de Steno:

Existen algunas ediciones (poco asequibles en España) de las obras de Steno. Citamos las siguientes:

Larsen, K. Y Scherz, G. edit. (1941-1947). Nicolai Stenonis

Opera theologica. I y II. Hafniae. Maar, V. Edit. (1910). Nicolai Stenonis Opera philosophica, I y II. Copenhague. Se incluyen aquí los escritos científicos. Scherz, G. (1952). Nicolai Stenonis Epistolae. Hafniae/Friburg.

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Scherz, G., edit. (1958). Nicolaus Steno and his Indice. Recopilación de varios trabajos sobre Steno. En: Acta

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Scienciarum Naturalium et Medicinalium, Copenhague, volumen 20, 370 pág. De este texto es del que nos hemos servido en la traducción. II. Ediciones del Pródromo

No son muchas las ediciones que se hicieron del Pródromo de Steno. Citamos algunas de las ediciones antiguas:

Nicolai Stenonis De Solido Intra Solidum Naturaliter

Contento Dissertationis Prodromus. Ad Serenissimum

Ferdinandum II. Magnum Etruriam Ducem. Florentiae, 4º, pág. 1-78, 1 lámina y explicaciones de las figuras. Hubo reediciones en 1679, en 1763, en 1904 (facsímil) y 1910. III. Traducciones y extractos Hay reseñadas nueve ediciones del Pródromo traducido a seis lenguas. De ellas no hemos encontrado ninguna traducción completa al español. Hay tres traducciones al inglés (1671, 1916, 1968); una al francés (1757); dos al alemán (1923, 1967), y una al danés (1902), al italiano (1928) y al ruso (1957). También hay dos ediciones de fragmentos: las publicadas por Elie de Beaumont en francés en 1832, y otra edición de extractos de la versión latina (Florencia, 1842). IV. Estudios sobre Nicolás Steno y su tiempo Adams, F. D. (1938). The birth and development of the

Geological Sciences. Dover Publications, Inc., New York, 506 páginas (sobre todo, 358-363) Amorós, J. L. (1978). La gran aventura del cristal. Editorial de la Universidad Complutense, Madrid, 327 páginas (sobre

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todo, páginas 121-153). Buffeteaut, E. (1991). Fósiles y Hombres. Plaza y Janés, Barcelona, sobre todo, páginas 50-67. Bussi, A., coordinador (1986). Niccolo Stenone e la scienza in

Toscana alla fine del ´600.- Mostra documentaria ed

iconografica - Catalogo a cura di Lionello Negri, Nicolleta

Morello, Paolo Galluzzi. Florencia, Biblioteca Medicea Laurenziana (Lujoso catálogo de una exposición dedicada a Steno, comprende varios artículos originales de I. Negri, N. Morello y P. Galluzzi. Duque, J. (2002). La edad de la Tierra: evolución cronológica de una controversia en referencia a sus principales protagonistas. Enseñanza de las Ciencias de la

Tierra, AEPECT, 10(2), 151-161. Ellenberger, F. (1988). Histoire de la Géologie. Tome I. Des

Anciens à la première moitié du XVIIe siécle. Tecnique et Documertation, Lavoisier, Paris. (Edición castellana: (1989) Historia de la Geología. Volumen 1. De la Antigüedad al siglo

XVII. MEC- Editorial Labor, Barcelona, 282 pág (sobre todo, pág. 194-258). Furon, R. (1988). Nacimiento de la Geología. En: Taton, R. Edit. Historia General de las Ciencias. Editorial Orbis, Barcelona, tomo 5, pág. 453-463. Garret, J. G. (1916). The Prodromus of Nicolaus Steno´s

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