Por el Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov

LENGUAJE SIMBÓLICO LENGUAJE DE LA

NATURALEZA

Obras Completas – Tomo 8 – 3/4 OM-107-04– 4 Conferencias de 13

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Obras Completas Tomo 8 -4

LENGUAJE SIMBÓLICO

LENGUAJE DE LA NATURALEZA

4/4

Relación 4ta de 4 conferencias de 13 Palabras del Maestro

EL VERDEDARO MATRIMONIO I Del 27 de Abril de 1965

EL VERDADERO MATRIMONIO II Del 19 de Julio de 1968

COMO LOS DOS PRINCIPIOS ESTAN CONTENIDOS EN LA BOCA Del 14 de Julio d 1966

POR QUE EL HOMBRE ARRASTRO A LOS ANIMALES EN SU CAIDA Del 31 de Julio de 1969

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PALABRAS DEL MAESTRO “Si por la mañana vamos a la salida del Sol es porque el Sol es un

centro, el centro de nuestro sistema solar, y que, al mirarlo, nos dirigimos hacia nuestro propio centro. Nuestro Yo, nuestro verdadero Yo, no habita aquí; está muy lejos, fuera de nuestro cuerpo, habita en el Sol. Pero tiene conexiones con nuestro pequeño yo ilusorio, aquí, en la Tierra, y, cada vez que logramos establecer conscientemente la comunicación entre ambos, nuestro pequeño yo es atraído hacia el Sol, y allí vive en el gozo, en la luz. Por otra parte, os di un ejercicio para hacer a la salida del Sol: os imagináis que estáis en el Sol y que, desde allí arriba, os miráis a vosotros mismos, en la Roca, sonriendo, y decís: "¡Ah!, pobre desgraciado, estás en la Roca, ¡si supieses cuánto mejor se está aquí!" De esta manera, se produce una conexión entre vuestro yo inferior y vuestro Yo superior, restablecéis la conexión con vosotros mismos, os reencontráis. Si hacéis este ejercicio durante años, llegaréis a recibir las cualidades de vuestro Yo superior. Porque vuestro Yo superior es inmortal, conoce toda la historia del mundo y os la podrá comunicar. Porque es libre, y os dará poderes. Porque está sumergido en un océano de felicidad, y os dará una felicidad indescriptible.”

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Conferencia del Maestro OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV

Sèvres 27 de Abril de 1965

Tomo 8: O.C. Lenguaje Simbólico

Lenguaje de la Naturaleza Capítulo VIII

EL VERDADERO MATRIMONIO

Se dice en el Génesis que cuando los hombres comenzaron a

multiplicarse sobre la superficie de la Tierra y nacieron sus hijas, los hijos de Dios vieron que estas hijas eran bellas y tomaron de entre ellas como mujeres las que más les agradaron.

Muchos ocultistas han escrito sobre estos versículos que siguen siendo todavía un misterio: ¿cómo es posible que unos ángeles, que eran poderosos, bellos y puros, se hubiesen dejado seducir por las hijas de la Tierra, cuando en aquella época las mujeres no estaban muy evolucionadas?... ¿Quiénes eran estos ángeles? ¿Acaso vinieron de otros planetas en platillos volantes, como algunos suponen actualmente? ¿Por qué descendieron? Ni siquiera la Cábala dice gran cosa sobre esta cuestión... Pero sabemos que datan de esta época las revelaciones que constituyen ahora la Ciencia esotérica. Los hijos de Dios revelaron primero esta ciencia a sus mujeres: la magia, por ejemplo, la adivinación... y les enseñaron también los secretos de las artes; después, las mujeres los revelaron a sus hijos. La Cábala indica los nombres de algunos de estos ángeles y lo que aportaron, los conocimientos que transmitieron. Yo los anoté, y os los puedo dar… pero ¿qué haríais con ellos?...

Como esta historia de los hijos de Dios y de las hijas de los hombres afecta a la cuestión del matrimonio, me gustaría deciros algunas palabras sobre este tema, porque me doy cuenta de que sigue estando muy oscuro para la mayoría de los humanos. No saben qué pensar sobre él... San Pablo, por ejemplo, dice que está bien casarse, pero que es preferible permanecer soltero. Así que, ¿veis?, está bien, pero no está del todo bien, porque esta cuestión de la unión del hombre y de la mujer se ha convertido en algo muy complicado

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El matrimonio, el verdadero matrimonio, tal como lo comprenden los Iniciados, es la unión del espíritu y de la materia, un trabajo del espíritu sobre la materia. El espíritu debe unirse a la materia para darle formas, para hacerla más sutil. Si el espíritu se hunde en la materia y se duerme en ella, si no tiene fuerzas suficientes para animarla, este matrimonio se convierte en la tumba del espíritu. Para mí está muy claro, el sentido profundo del matrimonio es la unión del espíritu y de la materia. La materia es opaca, inerte, sin formas, y el espíritu quiere volverla viva, luminosa, expresiva. Mientras que el espíritu es de una esencia tan sutil que tiene necesidad de encontrar una materia para concretizarse y condensarse, porque, si no, se volatiliza, desaparece. Cuando el espíritu ha llegado a sutilizar la materia, cuando la materia ha llegado a condensar el espíritu, ambos realizan una unidad, una fusión extraordinaria, y eso es el verdadero matrimonio

Antes que todos los matrimonios, este matrimonio del espíritu y de la materia existía ya arriba. Son los humanos los que profanaron el matrimonio Alguien se aburre y se casa para distraerse… o tiene necesidad de placeres sensuales, y busca a la pareja que le dará estos placeres... o es pobre, y se casa para enriquecerse... o está sólo para desenvolverse en la vida cotidiana y necesita a una sirvienta o a un criado para ayudarle, ¡No me habléis de lo que los humanos han acabado haciendo del matrimonio!

En su sentido original, el matrimonio era un trabajo mágico. Por eso se dice que el hombre abandonará a su padre y a su madre para hacerse uno con su mujer. Hay que comprender esto desde un punto de vista espiritual, es decir, comprender que cada ser posee su mitad con la cual debe unirse para hacer un trabajo divino. El verdadero trabajo sólo puede empezar cuando el ser humano ha encontrado a esta otra mitad a la que se llama alma gemela. A menudo esta alma gemela no está en el plano físico y debe buscarla interiormente, en el plano espiritual. Para algunos, esto ya ha sucedido: han encontrado a su alma gemela y ya están juntos para hacer el trabajo divino. Éste es el misterio del matrimonio; no hay nada más sagrado y más grandioso que el matrimonio.

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Pero ¿qué queda ahora de todo esto? Cuando un hombre y una mujer se casan, hay cantos, música, flores, la novia está vestida de blanco, y hay niños pequeñitos también, cuya presencia aporta algo puro a la ceremonia. Todo es solemne, luminoso; el sacerdote bendice a los enamorados y, durante todo este tiempo, el chico y la chica a menudo sólo están pensando en el momento en que estarán en la misma cama... ¡si no ha sucedido ya! Por otra parte, a veces se casan simplemente porque el niño ya está en camino y hay que regularizar la situación. ¿Cómo queréis que puedan tener, en estas condiciones, nociones justas sobre la grandeza del matrimonio?

El matrimonio es la unión interior con la otra mitad de su ser que cada uno posee dentro de él. Una de las representaciones de esta idea en la Ciencia esotérica es el andrógino. Éste es el verdadero matrimonio: encontrar esta otra mitad de uno mismo, atraerla, fusionarse con ella, y llegar a ser, por fin, un ser completo para realizar juntos un trabajo mágico, el uno sobre el otro. Entonces, toda la creación se maravilla ante este matrimonio. ¿Por qué los humanos no quieren hacer el esfuerzo de concebir este esplendor? Se quedan siempre demasiado abajo... en vez de elevarse para encontrar su verdadera mitad arriba. Diréis: "¡Pero yo ya he encontrado a mi otra mitad!" Vale, no quiero introducir dudas en vosotros, pero dejadme, de todos modos, que sea un poco incrédulo. Habéis encontrado la otra mitad, pero ¿dónde están los resultados? Quejas, peleas, pelos arrancados. Verdaderamente, ¡qué otra mitad más rara! Cuando hayáis encontrado verdaderamente a vuestra otra mitad, crearéis con ella todo lo más bello y lo más puro.

La mayoría de los matrimonios que se hacen en la Tierra todavía no son más que experiencias, ensayos más o menos logrados a la espera de poder realizar el verdadero matrimonio, que en la India está representado con el símbolo del lingam. Ya conocéis este símbolo. Enseña que los dos principios (el principio masculino representado por la línea vertical, y el principio femenino representado por la base horizontal) nunca deben estar separados en el ser humano. Incluso cuando el hombre y la mujer están separados físicamente, deben realizar interiormente la unión de los dos principios Es muy difícil, lo sé; e incluso, la mayoría de las veces, cuando el hombre y la mujer se unen físicamente, en realidad, siguen separados, en su alma, en su

4 cabeza, están separados, No tiene importancia que estén separados físicamente; lo que es importante es que cada uno realice en sí mismo el matrimonio del principio masculino y del principio femenino.

Igual que el lingam, la letra hebrea Shin ש es también el símbolo de la unión de tos dos principios. Esta letra tiene una forma muy poética: parece una barca con un remero, o una lamparilla con su llama, o una golondrina que toma el vuelo, o un hombre en oración con tos dos brazos levantados... El nombre de Jesús, en hebreo, es Ieshouah : י ה ש ר ה) -he-sch-ou-ha). Es exactamente el nombre de Dios : י ה ר ה) lod-he-vau-he) en medio del cual está puesta la letra Schin. Esta letra Schin, que Jesús recibió en su nombre, es el símbolo del matrimonio divino del espíritu y de la materia. Jesús es el Verbo hecho carne, es Dios manifestado en la materia. La divinidad de Jesús debe ser interpretada en el sentido espiritual. Jesús no era Dios mismo, sino un hombre que recibió en él a la divinidad. Únicamente Cristo, la segunda persona de la Trinidad, es Dios mismo. San Juan, y todos los Iniciados que han hablado de Jesús, nunca creyeron que Jesús era Dios; quisieron expresar solamente el proceso espiritual gracias al cual el espíritu de Dios descendió en él.

Si sois capaces de comprender los misterios del matrimonio, comprenderéis todos los secretos de la vida. Et matrimonio es la cosa más difundida, pero muy pocos conocen su sentido profundo, la mayoría lo comprenden únicamente como una posibilidad material: tener una compañera para que le prepare la comida, le lave la ropa, le arregle la casa, y le críe toda una prole... O bien tener a un hombre que le traiga alimento, dinero, ¡y que le pegue de vez en cuando!... Éstas son las nociones que tienen los humanos sobre los misterios más sagrados.

El matrimonio es para mí un acto tan sublime que todavía no estoy seguro de haberlo profundizado verdaderamente. Lo que sé, es que sólo en el matrimonio podremos realizar, por fin, grandes cosas. Mientras que el hombre no esté casado interiormente, tendrá la fuerza, tendrá la quintaesencia, pero nunca podrá condensarla para que sea visible, tangible, real, en el plano físico, porque le faltará, justamente, el factor capaz de suministrar la materia para realizar las cosas, es decir, el principio femenino, el alma gemela. Y, si la mujer no está

5 casada interiormente, tiene todos los materiales, pero no tiene la llama, la chispa que debe encenderlo todo. Puede tener mucha materia, pero esta materia no se enciende, está muerta, estancada, porque el espíritu está ausente.

Diréis: "Pero ¿acaso nuestro espíritu no está casado ya con nuestra alma?" No, todavía no, porque, si vuestro espíritu y vuestra alma estuvieran casados, haríais maravillas. Ahí tenéis materia para reflexionar, ¿verdad?... Pensad a veces en ello y decid: "¡Ah! Señor Dios, ¡si pudiese, yo también, realizar este matrimonio entre mi espíritu y mi alma, que se buscan, para poder participar en Tu trabajo!"

Está escrito en la Cábala que Dios tiene una esposa, Shekina. Evidentemente, si les hablamos ahora a los cristianos de la Esposa de Dios, estarán escandalizados y dirán que es una profanación rebajar al Señor al nivel de los hombres, dándole una mujer. Pero, ¿de dónde, pues, han tomado los hombres la noción del matrimonio?... El matrimonio terrestre no es otra cosa que una repetición, un reflejo, un recuerdo de una unión que se realiza sin cesar arriba, en el Cielo, entre Dios y su Esposa, la Madre divina. Si el matrimonio no tuviese su origen en el Cielo, no tendría ningún sentido profundo y divino. En la religión cristiana, el matrimonio es un sacramento que debemos respetar, pero, si no le reconocemos sus raíces divinas, su origen divino, ¿qué valor puede tener?

Nada sucede en la Tierra, mis queridos hermanos y hermanas, que no exista ya arriba. ¿Por qué los cristianos no quieren comprenderlo? Se imaginan a un Dios soltero, y. sin duda, como se aburre y necesita distracciones, ha inventado el matrimonio para dar mucha guerra a los humanos. Los cristianos se casan, pues, sin saber que imitan al Señor, y, puesto que no saben que imitan al Señor, ¿a quién piensan imitar?... A los diablos, sin duda, porque ellos sí que están casados, ¡tienen diablesas! Así que, ¿veis?, la cosa es grave: el cristianismo, que tiene su origen en la tradición judía y cabalística, se ha apartado, poco a poco, de la verdad. Algunos Padres de la Iglesia, por una u otra razón, presentaron las cosas de forma diferente, y ahora los cristianos no saben muy bien dónde están. En la Cábala se dice que Dios tiene una Esposa, Shekina, y que siempre están juntos,

6 sumergidos en su amor, que se miran sin cesar, que crean sin cesar, y que todo lo que existe en el universo es la creación de Dios y de su Esposa, la Madre Divina, son sus hijos Los cristianos han suprimido a la Madre divina y la han reemplazado por la Santa Virgen, Pero no, es demasiado limitado. La Santa Virgen, que es la madre de Jesús y de los hermanos de Jesús, no es más que un reflejo de la Madre divina. No hay que confundirlo todo. Mientras que la Madre divina, que es la Esposa de Dios, ha formado todo el universo que vemos, las estrellas, las constelaciones... No fue ella la que descendió a la Tierra para tomar a José por esposo. ¿Veis?, ¡sí los cristianos razonasen un poco! Pero prefieren siempre creer en cosas inverosímiles, y así seguirán. Yo no tengo nada en contra, pero con semejantes nociones no irán lejos.

Así pues, si Dios está casado con Shekina, el hombre debe también casarse con su propia alma; y debe encontrar a esta alma, a su alma gemela. ¿Veis?, para el hombre se dice "alma gemela", pero, para la mujer ¿qué debemos decir?, ¿espíritu gemelo? Suena un poco raro, pero ¿por qué no? Muchas nociones y reglas en la espiritualidad, en la religión, prueban que todo, o casi todo, ha sido hecho por hombres y para hombres; no hay casi nada para las mujeres. Se dice siempre que el hombre busca a su alma gemela, pero faltan palabras para decir que la mujer busca a su espíritu gemelo. ¡Eso no es justo! Un día se revisarán todas estas nociones.

El matrimonio es una cuestión muy vasta que podemos estudiar por todas partes en la naturaleza: la química, la física, la astronomía, la botánica, la anatomía, la fisiología, etc., nos hablan de matrimonio. Tomemos solamente el ejemplo del agua que bebemos y que mantiene la vida de las plantas, de los animales y de los hombres. ¿Qué es el agua? ¡Un hijo nacido de la unión de un padre, el oxígeno, y de una madre, et hidrógeno! ¿Y sabéis por qué hacen falta una molécula de oxigeno y dos moléculas de hidrógeno para producir el agua? Si, ¿por qué la unión del 1 y del 2?... Hay que estudiar la Cábala para responder a esta pregunta.

Tomemos también el ejemplo de la palabra. No podemos hablar sin la ayuda de la lengua y de los labios. Ahí tenéis también, pues, a los dos principios masculino y femenino juntos para dar nacimiento at hijo, la palabra. Desgraciadamente, con su falta de amor y de luz,

7 muchos hombres traen at mundo unos hijos monstruosos, malvados, destructores, porque no saben producir palabras de sabiduría y de bondad para despertar el lado divino en los demás. Ver cap. X: "Cómo están contenidos los dos principios en la boca".

Y cuando un hombre y una mujer están cantando a dúo, ¿acaso no se casan también sus voces para producir un hijo, es decir, una armonía extraordinaria? La voz de tas mujeres es aguda, mientras que la de los hombres es grave. Se dice de las primeras que son altas y de las segundas que son bajas... ¡Y no habéis observado también que, cuando el hombre y la mujer se abrazan, la mujer tiene tendencia a poner sus brazos alrededor el cuello del hombre, mientras que el hombre tiene tendencia a tomar a la mujer por la talla o más abajo! Ya os expliqué las relaciones del hombre y de la mujer con los dos triángulos masculino y femenino. El triángulo masculino, con la punta dirigida hacia abajo, revela que, simbólicamente, el hombre tiene tendencia a descender, mientras que el triángulo femenino, con la punta dirigida hacia arriba, revela que la mujer es impulsada a subir. ¿Veis?, la Inteligencia cósmica ha pensado bien las cosas sobre el matrimonio. Son los humanos los que no comprenden gran cosa de él.

Por otra parte, ¿sabéis por qué fueron creados los matrimonios oficiales y religiosos? Porque el verdadero amor, el único amor que la Naturaleza inteligente reconoce, desapareció. Para poder, a pesar de todo, salvar algo de los matrimonios y de las familias, la sociedad inventó toda clase de procedimientos, de contratos, de promesas, para mantener el lazo entre los esposos. En el verdadero amor, no hay necesidad de atarse con firmas y contratos. Y, por otra parte, nada de todo eso es eficaz para proteger el amor. Todos estos papeles, todas estas ceremonias, no han mejorado nada, las parejas se pelean y se separan, aunque lo hayan hecho todo de acuerdo con las leyes de la religión cristiana.

Ahora, no me comprendáis mal imaginando que, puesto que os digo eso, estoy a favor del amor libre No. yo respeto todas las tradiciones, todas las leyes, pero os explico que el verdadero matrimonio no es algo externo, sino interno. Mientras vuestra unión

8 no produzca la vida espiritual, divina, igual que el oxigeno y el hidrógeno son capaces de producir el agua, todavía no estáis casados... Hay matrimonios que se parecen at gas carbónico: los esposos se asfixian.

Queridos hermanos y hermanas, todos tenemos a un alma gemela que nos espera, porque estamos preparados por el Creador para realizar, un día, la unidad perfecta. ¡Cuántas cosas tengo aún que revelaros! Pero, de momento, contentaos con estas nociones.

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Conferencia del Maestro OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV

Bonfin 19 de Julio 1968

Tomo 8: O.C.

Lenguaje Simbólico

Lenguaje de la Naturaleza Capítulo 2

EL VERDADERO MATRIMONIO II

¿De qué tratan las películas, las novelas, las canciones, los poemas? Siempre del amor. Sí, no hay duda de que los hombres y las mujeres vienen a la Tierra con esta tendencia innata para el amor y el matrimonio: se enamoran y se casan. Evidentemente, el amor y el matrimonio no siempre van juntos; a veces hay amor, pero sin matrimonio; y otras veces hay matrimonio, pero sin amor. Sin embargo, en general, los hombres y las mujeres piensan que, cuando se aman, deben casarse para estar juntos y para que no venga otro a robarles a su bien amada. En general, pues, los hombres y las mujeres se aman y se casan. Y así va el mundo...

Y si ahora pregunto: "De acuerdo, vuestra principal preocupación es el amor y el matrimonio. Pero ¿cómo lo habéis comprendido? ¿Por qué debéis casaros?... O, más bien, en vez de hablar de matrimonio, ¿por qué pensáis que debéis establecer un contacto con otro ser, uniros a él, y, al menos durante unos segundos, fusionaros con él?'... Nadie me responderá, porque no se lo preguntan; puesto que las cosas son así, no hay que devanarse los sesos. Pero los Iniciados, que tienen la costumbre de reflexionar sobre todas las manifestaciones de la existencia para profundizarlas, han descubierto que esta tendencia tan natural y extendida de buscar a otro ser para unirse a él, esconde uno de los más grandes secretos del universo, y que, si el hombre comprendiese el significado de esta tendencia y supiese utilizarla en sus trabajos espirituales, se convertiría en una divinidad.

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Antes de existir en la Tierra, el matrimonio ya existía arriba. Arriba, entre los dos principios cósmicos masculino y femenino se realiza sin cesar una unión, un intercambio que, aquí, en el plano físico, se refleja bajo la forma de matrimonio. Esto es lo que la Ciencia iniciática nos revela. Se dice en el Génesis: "Al principio creó Dios el Cielo y la Tierra". El Cielo y la Tierra son dos símbolos que hay que interpretar, así como las relaciones que existen entre ellos; son los símbolos de los dos principios emisivo y receptivo, masculino y femenino. Estos dos principios se unen y de esta unión nacen hijos. Todo lo que veis, y también todo lo que no veis, es una creación de estos dos principios. Todo lo que se produce en la Tierra es un hijo de esta unión de la Tierra y el Cielo. Si la Tierra corta el lazo, si se desconecta del Cielo, éste ya no le dará ni sus energías, ni su impulso, y se convertirá en un desierto. El Cielo y la Tierra, el principio masculino y el principio femenino, existen ya como realidades en las regiones sublimes de arriba, y se reflejan después en todas las regiones y en todos los dominios hasta llegar al plano físico.

Por todas partes no vemos más que la unión de los dos principios masculino y femenino, y esta unión produce una fuerza, una energía. Cuando queréis enchufar un aparato eléctrico utilizáis una toma macho y otra hembra, pero ¿os habéis dado cuenta de que cada una de ellas está polarizada? Hay dos y dos... Sí, cada cosa, cada ser posee en sí mismo los dos polos. La Tierra, el Cielo, el hombre, la mujer, cada uno tienen en sí dos polos. Cuando se unen, pues, suman cuatro, y he ahí que las fuerzas circulan, he ahí los hijos que nacen. Pero sin este contacto, sin esta unión, sin esta fusión, sin este intercambio, no hay nada.

Ahora, si desplazamos esta cuestión al dominio de la vida interior, comprendemos que mientras el hombre no establezca el contacto con algo que le sobrepasa, y que es el Cielo, que es el mundo divino, seguirá sólo; y, si se queda sólo, será estéril, improductivo, y desaparecerá un día sin dejar rastro. Diréis: "¡Pero nosotros tenemos una mujer (o un marido), tenemos hijos!..." Sí, en el plano físico, pero esto no basta. El verdadero matrimonio es saber cómo trabajar con los dos principios en todos los dominios. Porque habéis cumplido las condiciones en el plano físico, material, y ahí están los resultados:

3 toda una población, toda una prole. De acuerdo, pero en los otros dominios estáis solitarios, sois estériles, porque no habéis comprendido esta ley del matrimonio en todas las regiones: en el plano astral, en el plano mental, etc.

Los Iniciados, que han buscado la realización en todos los dominios, han descubierto que mientras el hombre no se haya conectado aún con algo que es su complemento indispensable, no obtendrá ningún resultado, y han escondido esta verdad en unos símbolos y unas fórmulas que tenemos que descifrar.

Para que un circuito funcione tiene que estar conectado. Mirad el organismo: en el sistema circulatorio, en el sistema nervioso, en el sistema respiratorio, en cuanto hay una ruptura, se acabó, ya nada funciona y se produce la muerte. Y mirad también para la circulación de tráfico, para el agua, el gas, la electricidad y para todas las telecomunicaciones: no hay más que canalizaciones, tuberías, enchufes... El universo entero está hecho de conexiones, de contactos, de enchufes.

Los humanos, que no conocen la importancia de esta cuestión de las conexiones en el dominio espiritual, cortan continuamente el contacto con el Cielo, y después se extrañan: "¿Por qué soy desgraciado? ¿Por qué no tengo ninguna inspiración, ningún impulso? ¿Por qué me siento muerto?..." Pues porque han cortado las conexiones. Hay que restablecerlas. Para restablecer las conexiones en el plano físico existen toda clase de ingenieros y de técnicos: electricistas, fontaneros, soldadores, cirujanos. Eso lo saben hasta los niños. Pero cuando se trata del dominio psíquico, espiritual, ya no saben a quién dirigirse.

Se dice en la Tabla de Esmeralda: "Abajo es como arriba, y arriba es como abajo." Arriba, es el dominio de lo divino; abajo, es el plano físico. Todo lo que encontramos en el plano material corresponde a una verdad en el plano espiritual. En el plano espiritual, igual que en el plano físico, hay que saber restablecer los contactos, y los Iniciados han escondido esta verdad en el símbolo de la serpiente que se muerde la cola. Éste es el símbolo del verdadero matrimonio. Diréis: "¿Cómo? ¿Una serpiente que se muerde la cola es el símbolo

4 del matrimonio?" Sí, porque el verdadero matrimonio en el ser humano es la fusión de la cabeza y la cola. El otro matrimonio no es más que un reflejo de éste. El hombre y la mujer se unen porque tratan de volver a encontrar la unidad que formaban en el pasado lejano cuando el ser humano era hermafrodita. Después se produjo la separación de sexos, y por eso ahora el hombre y la mujer se buscan para volver a encontrar la plenitud.

Y en su conciencia también, el hombre se separó de sí mismo. Y debe, por tanto, volver a encontrar esta parte que no conoce y unirse a ella. Esta idea está expresada también en la fórmula: "Conócete a ti mismo", que estaba inscrita en el frontispicio del templo de Delfos. Pero muy pocos comprendieron el significado de esta inscripción. Leí, un día, el comentario que hizo un profesor de la Sorbona y, verdaderamente, me quedé estupefacto: ni siquiera los más eruditos comprenden nada y explican esta frase como los niños, sin nada que sea verdadero ni profundo.

Conocerse, no es conocer nuestro carácter, con sus cualidades y sus defectos, o bien conocer los límites de la condición humana. Si sólo fuese esto, hasta los niños serían capaces de conocerse. En "Conócete a ti mismo", ¿qué es "ti mismo"? ¿Los brazos? ¿Las piernas? ¿El cerebro? No, ¿Los sentimientos? ¿Los pensamientos? Tampoco. Tú mismo... Uno mismo, es una parte de Dios, una chispa, un espíritu inmortal, algo infinito, que está muy lejos, muy arriba... Y ahí es donde el hombre debe encontrarse para conocerse, en esta entidad que es inmortal, que es omnisciente, que es todopoderosa: Dios... y tomar conciencia de que depende de Él, de que forma parte de Él, de que no existe como existencia ni actividad separada de Él. Entonces, descubre que todo lo que pensaba, que todo lo que sentía, era una ilusión, una cosa irreal, que la realidad es este Yo, este Yo interior que es Dios mismo, y si hace todos los esfuerzos para conectarse con Él, para sentir que forma parte de Él, que es uno con Él, su conciencia se funde en el Eterno; extrae la fuerza, la luz y el amor del Eterno, ya no se siente como una cosa separada, pequeña, sufriente, ¡se siente como Dios mismo!

Ya os lo expliqué: mientras el hombre se identifique con su cuerpo físico, seguirá siendo vulnerable, débil, mortal, como el cuerpo físico, y se verá afectado por todo lo que le suceda al cuerpo. Pero si deja de identificarse con so cuerpo físico para identificarse con el centro del universo, con la fuente de la vida, con el Creador, se aleja, cada vez más, de

5 la debilidad, de la vejez, de la enfermedad y de la muerte, y se acerca a Aquél que es inmortal, omnisciente, omnipresente.' Por esta razón los Iniciados insistían en el "ti mismo". Porque, mientras el hombre se contente con conocer lo que no es él, no alcanzará jamás aquello a lo que aspira: la libertad, la paz, la felicidad. Conocerse es fundirse en la inmensidad de Dios.

Comprendedme bien, pues; cuando los Iniciados de la antigua Grecia dijeron: "Conócete a ti mismo", no preconizaban conocerse en todas sus debilidades y en todas sus limitaciones, porque las debilidades, las lagunas, los vicios, no son "Nosotros mismos" ¡Esto es lo que, por fin, hay que comprender!

Evidentemente, esta fusión con Dios no puede hacerse tan rápidamente. Ni siquiera en toda una existencia llegan algunos a tener esta conciencia superior gracias a la cual sienten que son uno con el Eterno. De vez en cuando, tienen una luz, una iluminación, pero de nuevo, al día siguiente, se sienten separados, débiles, desgraciados. El que ha realizado esta fusión con su Yo superior vive en la paz y en la luz, se siente inmortal. Ha llegado a un grado de conciencia tan elevado, tan vasto, que considera a todas las criaturas como si formasen parte de sí mismo; ya no tiene enemigos, ya no puede hacer daño a nadie; ama a todos los seres porque siente que es él mismo el que vive en todas las criaturas. Obedece a una moral superior. Éste es también el significado de la fórmula "conócete a ti mismo".

Evidentemente, para llegar a este estado de conciencia, hay que practicar toda una ascesis. En la India esta ascesis se llama Jnani yoga. Para llegar a la conciencia de su identidad con Dios, los yoguis hindúes se sirven de la fórmula: "Yo, soy Él". Cuando medita durante mucho tiempo sobre esta frase, el yogui toma conciencia un día de que su yo no existe, que el yo no es otra cosa que "Él", el Señor... El que es único, todopoderoso, la única realidad.

Y ahora vamos a profundizar el significado de la palabra "conocer" Leéis en la Biblia: "Adán conoció a Eva" y nació Caín... ¿Acaso no la conocía antes? El conocimiento presupone un contacto. Es un acercamiento de dos polos que quieren fundirse, es decir, saborearse. ¿Qué hacen los niños cuando son pequeñitos? Cogen todo

6 lo que está al alcance de su mano y se lo meten en la boca. Así aprenden a conocer las cosas. Para el niño, el órgano de conocimiento no es el cerebro, sino la boca; quiere gustarlo todo. Y, vosotros mismos, para conocer un olor, un sonido, una imagen, o un pensamiento, ¿qué hacéis? Los dejáis entrar en vuestra nariz, o en vuestros oídos, o en vuestros ojos, o en vuestra cabeza. El conocimiento, pues, no es otra cosa que dejar penetrar en uno de nuestros órganos el objeto que queremos conocer. Y hasta para el nacimiento de los niños, la ley es la misma. El conocimiento se realiza, pues, mediante la penetración: algo nos penetra para fusionarse con nosotros.

En esta fusión con un objeto o con un ser, vibramos en armonía, en la misma longitud de onda que él. Suponed que tengáis dos diapasones cuyos brazos son de la misma longitud... Cuando hacéis vibrar uno de ellos, el otro responde, porque tiene la misma longitud de onda. Así pues, para conocerse, para conocer a este ser divino que está dentro de nosotros, hay que llegar a vibrar en la misma longitud de onda que él. Sólo así hay conocimiento.

Tomemos ahora de nuevo el símbolo de la serpiente que se muerde la cola. Se muerde la cola, es decir, junta sus dos polos masculino y femenino, porque quiere conocerse... Pero, supongamos que la serpiente sea muy larga: quinientos, mil, diez mil metros... Un día, al pasearse, encuentra una cola, allá abajo… se pregunta lo que es, y la muerde... ¡Y descubre que es su propia cola! Como los gatitos, que juegan con su cola y. cuando la muerden, gritan, y comprenden que se trata de su propia cola. El hombre es un ser cuya realidad supera en mucho su apariencia física: lo que se pasea aquí, en la Tierra, es su cola... y su cabeza, ¿dónde está su cabeza?... Mientras que los dos polos -la cabeza y la cola- estén separados en él, se contentará con reptar.

La cola debe unirse a la cabeza para conocerla; la cola, el yo inferior, debe unirse a la cabeza, el Yo superior, que está arriba, en el Cielo, Entonces, se establece el contacto, y se produce una circulación de energías armoniosa, constante. En el hombre, esta serpiente se encuentra en la columna vertebral; es la serpiente Kundalini que, una vez despierta, se eleva a lo largo de la columna vertebral. Cuando los

7 dos polos se han reunido, por fin, es decir, cuando la Kundalini, de abajo, se ha unido, arriba, con el espíritu universal, con Shiva, el hombre se conoce, vive en la plenitud.

"Conócete a ti mismo". "Ti mismo", no es la cola, que se mueve demasiado, aquí en el plano físico, sino la cabeza, el espíritu que está arriba. El verdadero matrimonio es el verdadero conocimiento. Pero el hombre no ha realizado aún este matrimonio en sí mismo; solamente lo realiza fuera de él; por todas partes establece conexiones, lazos, coloca circuitos; en las fábricas, en las administraciones, en la política, en la economía, por todas partes, salvo en su fuero interior Ahí, no sabe nada de conexiones, y por eso se siente incompleto.

La realización más grande a la que puede llegar el ser humano es unir al yo inferior con el Yo superior, la cola con la cabeza. Evidentemente, la cola posee algunas cualidades, al menos tiene la fuerza para moverse. Pero la cabeza posee muchas más: los ojos, los oídos, la boca, la nariz, el cerebro. Por tanto, si podemos unirnos a nuestro Yo superior, que tiene unas facultades tan desarrolladas, conoceremos todo lo que él conoce, veremos todo lo que él ve, oiremos todo lo que él oye, y seremos perfectos. Pero, mientras estemos separados, mientras que seamos solamente una cola que se mueve, estaremos privados de todas estas riquezas.

Hay que juntar la cabeza con la cola... Hay que "juntar los dos cabos". Desde hace siglos, los Iniciados lanzaron esta expresión al mundo, pero los hombres perdieron su significado; la emplean solamente para lo material, y, a final de mes, cuando empieza a escasear el dinero, dicen: "No llego a juntar los dos cabos." En realidad, estos dos cabos son la cabeza y la cola de la serpiente. Juntar los dos cabos es desarrollar sucesivamente todos los chakras, desde el chakra Muladhara, abajo, hasta el chakra Sahasrara, arriba, para hacer la unidad. Mientras no lleguemos a juntar los dos cabos, vivimos en la miseria y las privaciones. Sí, y eso es tan cierto en el plano espiritual como en el plano físico.

Todos los poderes de la creación se encuentran en el matrimonio. ¿Acaso habéis visto a un hombre, o a una mujer, traer hijos al mundo solos? No, siempre hacen falta los dos. Por eso, todos aquéllos que no se casen con el Cielo nunca podrán ser creadores, permanecerán solteros. ¡Hay que casarse, pues, mis queridos hermanos y hermanas! Yo estoy casado con el

8 Cielo, o digamos... con la Fraternidad Blanca Universal, y tengo muchos hijos, ¡Me he metido en la cabeza la idea de poblar la Tierra con mis hijos! Se dice en el Génesis: "¡Creced y multiplicaos!" Pero los humanos sólo han comprendido esta prescripción en el plano físico. Cada mandamiento tiene, por lo menos, tres interpretaciones, pero lo humanos se contentan con comprender las cosas en el plano físico, y ahí está el error. Hay que crecer y multiplicarse, pero ¿por qué no en el mundo de los pensamientos y de los sentimientos, para poblar día y noche la Tierra de pequeñas criaturas aladas que se vayan a influenciar al mundo entero para la realización del Reino de Dios?...

Hay que pensar en el matrimonio, pero arriba. Ésta es la nueva comprensión, la nueva filosofía, el nuevo Cielo y la nueva Tierra. Así que, cuando tengáis la posibilidad de hacerlo, en vez de dejar siempre que vuestras energías se dispersen, reunidlas dentro de vosotros mismos para reencontraros.

Si por la mañana vamos a la salida del Sol es porque el Sol es un centro, el centro de nuestro sistema solar, y que, al mirarlo, nos dirigimos hacia nuestro propio centro. Nuestro Yo, nuestro verdadero Yo, no habita aquí; está muy lejos, fuera de nuestro cuerpo, habita en el Sol. Pero tiene conexiones con nuestro pequeño yo ilusorio, aquí, en la Tierra, y, cada vez que logramos establecer conscientemente la comunicación entre ambos, nuestro pequeño yo es atraído hacia el Sol, y allí vive en el gozo, en la luz. Por otra parte, os di un ejercicio para hacer a la salida del Sol: os imagináis que estáis en el Sol y que, desde allí arriba, os miráis a vosotros mismos, en la Roca, sonriendo, y decís: "¡Ah!, pobre desgraciado, estás en la Roca, ¡si supieses cuánto mejor se está aquí!" De esta manera, se produce una conexión entre vuestro yo inferior y vuestro Yo superior, restablecéis la conexión con vosotros mismos, os reencontráis. Si hacéis este ejercicio durante años, llegaréis a recibir las cualidades de vuestro Yo superior. Porque vuestro Yo superior es inmortal, conoce toda la historia del mundo y os la podrá comunicar. Porque es libre, y os dará poderes. Porque está sumergido en un océano de felicidad, y os dará una felicidad indescriptible.

Cuando los hombres y las mujeres se fusionan, sienten un gozo inmenso, pero no saben lo que significa este gozo. Justamente, este gozo testimonia sobre la verdad de este método; juntar los dos cabos. Cuando el hombre ha llegado a juntar los dos cabos, ha logrado reencontrarse y vive en

9 la plenitud. Son el mismo gozo, la misma dilatación que le invaden, pero de una naturaleza mucho más sutil. Son los éxtasis de los que hablan los santos, los yoguis y los Iniciados que han logrado reencontrarse.

Los hombres y las mujeres se aman, supuestamente, pero su amor no

les ha hecho descubrir nada, porque se quedan solamente en el nivel de las sensaciones, y no se produce ninguna luz en su cabeza. Pero, la sensación no basta, hay que ir hasta el pensamiento, hasta la luz. Os daré una imagen. Los primitivos, para hacer fuego, tomaban dos trozos de madera que frotaban el uno contra el otro. Este frotamiento producía calor, en primer lugar, y después, finalmente, una llama. ¿Pero qué hacen los humanos cuando se aman? Se paran en el calor, es decir, en la sensación, no van hasta la luz; su amor no les lleva hasta la comprensión, hasta la iluminación. Les falta alcanzar un grado más, y, mientras no lo hayan alcanzado, sus sensaciones se transformarán en ceniza, en amargura. Que se amen, de acuerdo, nadie se lo impide, pero deben ir más lejos, hasta que la luz brote. De momento, no hacen ningún descubrimiento, porque se contentan con buscar el placer.

Cuando tomáis el tren, veis en el andén un cartel que indica la dirección: "Versalles", por ejemplo; y, si os subís a este tren, iréis a Versalles. Si ponéis en vuestra cabeza el cartel "placer", vuestro tren se detendrá en un pueblucho muy cenagoso, vais a chapotear y a hundiros en él sin poder salir de allí. Los Iniciados, que conocen los peligros del placer, se fijan siempre otro destino: el trabajo, un trabajo gigantesco... y el mundo entero recibe algo de todas estas proyecciones de fuerzas divinas y luminosas que lanzan al espacio. Los Iniciados no se detienen en el calor, van hasta la luz, allí también hay sensaciones, pero unas sensaciones superiores, un deslumbramiento, un arrobamiento indescriptibles. ¿Veis?, en unas palabras os he presentado el secreto del matrimonio Debéis casaros, pero no sólo con criaturas exteriores a vosotros, porque, en el exterior, perdéis vuestras energías Debéis casaros con vosotros mismos, para que todas vuestras energías se multipliquen. Cuando sabemos juntar los dos cabos, el conocimiento aumenta, la felicidad aumenta, el poder aumenta, y, de esta manera, esta trinidad que forman en el hombre el intelecto, el corazón y la voluntad se encuentra reforzada.

10

Sí, mis queridos hermanos y hermanas, el matrimonio es el misterio más grande que existe. Aquí, en la Tierra, no es más que un reflejo. Para comprender el esplendor y la profundidad del verdadero matrimonio, hay que subir más arriba. Mirad qué atención prestan los humanos, en general, a la ceremonia del matrimonio; ¡todos estos preparativos, estos banquetes, estos vestidos! Pero no buscan cuál es su origen, no ven que, en las regiones sutiles, hay un matrimonio miles de veces más importante Todos saben que sin el matrimonio la humanidad desaparecería, y por eso se casan. ¿Veis?, la gente se preocupa mucho del futuro de la humanidad. ¡Qué buenos son! Mientras que yo, claro, que no estoy casado, no trabajo para la humanidad. Pues bien, yo considero las cosas de manera diferente. Los hombres y las mujeres que se casan pueden también hacer morir a la humanidad, porque no saben lo que es el verdadero matrimonio.

En realidad, la cuestión no es estar casados o solteros en el plano físico. El verdadero matrimonio, os lo he dicho, está en la conexión con el Cielo. Lo que es deseable, pues, es que los hombres y las mujeres casados continúen trabajando espiritualmente, a pesar de sus ocupaciones y de sus problemas cotidianos, y que los solteros, con sus pensamientos y sus sentimientos, puedan poblar la Tierra con hijos angélicos para la realización del Reino de Dios. ... ¡Hay todavía tantas cosas que decir en este dominio! Pero, tened paciencia, pronto todo quedará claro.

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Conferencia del Maestro OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV

Bonfin a 31 de Julio de 1969

Tomo 8: O.C.

Lenguaje Simbólico

Lenguaje de la Naturaleza Capítulo X

CÓMO LOS DOS PRINCIPIOS ESTÁN CONTENIDOS EN LA BOCA

Lectura del pensamiento del Maestro Petar Deunov:

"Hasta que llegue a la perfección, el hombre, inevitablemente,

pecará. Lo temible no son las faltas, sino el no corregirlas. Al corregirlas, aprendemos, adquirimos conocimientos y experiencia. Una de las razones por las cuales los hombres cometen faltas es porque carecen de calor en sus sentimientos. Esto es, precisamente, lo que les divide en buenos y malos. Para ser bueno, el hombre debe tener una cierta cantidad de calor en él. ¿A qué es debido este calor? A los sentimientos. Quien no tiene el calor necesario no es bueno. Lo mismo que la fuerza del hombre rico depende de la cantidad de oro que hay en su bolsa, la bondad del hombre está determinada por la cantidad de calor que producen sus sentimientos. Aquél que puede utilizar el calor de su corazón para ennoblecer sus sentimientos pasa por ser un hombre de corazón. En otros términos, cuanta mayor sea la cantidad de calorías proveniente del calor de vuestro corazón que podéis utilizar, tanto mayor será la bendición que recibiréis por ello. Así, si queréis tener buena salud y tener buenos sentimientos, debéis utilizar las leyes del calor; si no las conocéis y no las aplicáis, os mutilaréis a vosotros mismos. Cualquier sermón que escuche, cualquier moral que le prediquen, si no tiene este conocimiento, el hombre no será más que un címbalo que resuena. Cristo dijo: "Yo soy la luz del mundo". Únicamente el que puede transformar su calor en luz puede decir, como Cristo: "Yo soy la luz del mundo."

2

¿Cómo transformar el calor en luz? Es muy sencillo, extremadamente sencillo. Habéis leído en los libros que los primitivos, para hacer fuego, tomaban dos trozos de madera y los frotaban, hasta la aparición de un cierto calor, y, después, continuando, llegaban a hacer brotar una llama, es decir, la luz. ¿Acaso no podéis hacer lo mismo? Diréis: "Pero tenemos cajas de cerillas, tenemos electricidad, lámparas, ¡ya se acabaron todas estas viejas historias! - ¿Cómo?, ¿que se acabaron? No, ¡eso nunca se acaba! Debéis producir la luz y el calor vosotros. – Sí, pero ya tenemos cajas de cerillas. - Dejad tranquilas las cajas de cerillas y la electricidad. ¡Se os pide que produzcáis el calor y la luz vosotros mismos!..."

Diréis: "Pero ¿cómo podemos nosotros producir calor y luz?" Cuando tenemos frío, ¿qué hacemos para calentarnos? Nos movemos, saltamos, bailamos, hacemos movimientos. Todo el mundo ha observado esto, pero, aunque lo hayan observado, se han olvidado de comprender que al principio está el movimiento. Hace falta un movimiento. Ponemos, al menos, los músculos en movimiento, o, si comemos, el estómago, y este movimiento produce entonces el calor, y después la luz en el cerebro: empezamos a reflexionar. Hay que habituarse a hacer ejercicios y movimientos para despertar finalmente el calor del corazón. Cuando el calor del corazón se amplifica, una parte del mismo se transforma en luz, y la comprensión aparece. Decís: "Pero yo no quiero hacer nada, no hay nada que me guste, no me gusta meditar, no me gusta Dios, no me gusta nadie. - No importa, venga, arrodíllate, haz como si meditases, como si rezases. - Pero no tengo ninguna gana de hacerlo, ¡me duermo! - No importa, sigue, y un buen día dirás: "¡Ah! siento que algo se despierta..." Es vuestro corazón; empezáis a sentir, a amar, y un día, finalmente, comprenderéis." Esto es lo que se enseña aquí. Hay que empezar por hacer algo, eso es todo. Después vendrán las sensaciones, los sentimientos, el corazón se despertará, el calor se amplificará, y una parte de este calor se transformará automáticamente en luz.

Cuando tenía dieciséis o diecisiete años, no conocía estas cosas, no había tenido tiempo de estudiarlas y comprenderlas. Tenía solamente un calor dentro de mí que me quemaba, un fuego que se había encendido en mí, nada más. Así, entre los dieciséis y los veinte

3 años, se produjeron multitud de acontecimientos que no estaban muy claros en mi cabeza. Y, un día, en Ternovo -tenía entonces veinte años- el Maestro me dijo: "Una parte de tu fuego se ha convertido en luz". En aquella época no comprendí nada; necesité años para comprender lo que quería decir. Yo no sabía cómo se había transformado en luz este calor; no era por mi propia voluntad, era algo mecánico, automático, inconsciente. Ahora os lo explico, y, ¿veis?, todo queda claro en este pensamiento. Así que, si inconscientemente podemos transformar una parte de nuestro amor, de nuestro calor, de nuestro ardor, en luz, con mayor razón podremos hacerlo conscientemente, sabiendo que, de la misma manera que encendemos el fuego en el plano físico, podemos también encenderlo en el plano espiritual.

Y ahora, ¿qué consejo puedo daros? El consejo más sencillo: que no estéis nunca inactivos. Cuando no sintáis ningún impulso, ningún ardor por nada, decidíos, a pesar de todo, a hacer algo. Leer un libro, ponerse a rezar, o ir a alguna parte a ayudar a alguien ya es hacer algo. Levantarse de la cama para venir a la Roca a asistir a la salida del Sol, también es hacer algo ¿Veis?, hay que empezar por el principio, y el principio es el movimiento, es la actividad. Por eso la filosofía esotérica pone el movimiento al principio de todo, pero el movimiento que viene de arriba.

Podemos comprender el movimiento de diferentes formas. Si decís: "Al principio era la Inteligencia", también es verdad. "Al principio era el Verbo" o "al principio era el Amor", sigue siendo verdad: todo depende de bajo qué aspecto miráis las cosas, porque el pensamiento es un movimiento, el amor es un movimiento, la voluntad, la acción, es un movimiento. Ponerse en marcha, decidirse a hacer algo, es un movimiento. Y el movimiento es la llave que lo explica todo.

Algunos filósofos, como Schopenhauer, por ejemplo, o bien Goethe, en "Fausto", o San Juan, al principio de su Evangelio, se preocuparon de saber lo que había al principio de todo. Algunos se fijaron en la voluntad (Schopenhauer: "El mundo como voluntad y representación"), otros en el amor, diciendo que el amor está en el origen de todas las cosas y que él creó el mundo. Pero, tanto si ponen

4 al principio la voluntad, como si ponen el amor, la inteligencia, el Logos, la luz o el pensamiento, en el fondo, todos tienen razón, cada uno expresa un aspecto de la realidad. Uno de estos aspectos, el que nos es más accesible, es el movimiento. Sólo que no hay que comprender el movimiento solamente en el plano físico. Consideremos la trinidad del padre, de la madre y del hijo: si el padre es la inteligencia y la madre el amor, ¿qué es el hijo? Es el movimiento. Y es verdad que el niño no hace más que moverse; no tiene inteligencia, ni amor, pero se mueve, gesticula, continuamente. Representa, pues, el movimiento. Pero podemos también invertir el triángulo y poner el movimiento arriba, en la Fuente, y los otros dos principios -la inteligencia y el amor- abajo, como consecuencias. Así que, todas estas fórmulas: al principio era el movimiento, al principio era el amor, al principio era la inteligencia, al principio era el Verbo, todo eso es verdad.

"Al principio era el Verbo" dice San Juan. Y es verdad, fijaos, es la palabra la que lo pone todo en movimiento. ¿Por qué debéis hablar? Porque hay seres que os escuchan y que están dispuestos a ponerse en marcha para ejecutar vuestras órdenes o vuestros proyectos. La palabra que Dios pronunció al principio se dirigía a ciertas criaturas para que ejecutaran, realizaran un proyecto. Pero antes de dar órdenes, tenía un plan en la cabeza, y. al mismo tiempo, tenía el deseo, el amor de crear. Así, antes que el Verbo, existían en Dios otros dos principios: su Inteligencia y su Amor, y el Verbo es el resultado, el hijo de esta Inteligencia y de este Amor.

Ahora, para mostrar que antes que el hijo (la palabra) están el padre y la madre, vamos a ver cómo produce el hombre la palabra. ¿Acaso la produce con sus brazos, con sus piernas, con sus orejas, con

5 su nariz o su vientre? No, lo hace con la boca. Pero la boca, ¿de qué está compuesta? De la lengua y de los dos labios; y, cuando la lengua y los dos labios se ponen en movimiento, producen la palabra. La lengua es el principio masculino y los dos labios el principio femenino. De esta manera, el principio masculino y el principio femenino producen el hijo, es decir, la palabra. ¿Veis la ciencia formidable que está contenida en esta página del gran libro de la naturaleza viviente?

Si los filósofos hubiesen reflexionado sobre los mecanismos de la palabra, sobre los elementos que entran en juego para que el hombre pueda proferir sonidos, habrían podido descubrir, por analogía, que Dios contiene en Él los dos principios, con los cuales creó a su Hijo, el Verbo, y que este Hijo puso en movimiento a todas las criaturas. Porque la palabra no es insensata, la palabra no está desprovista de razón, sino que se dirige a alguien con vistas a algo. Así, todo se vuelve coherente, y esa es la verdadera ciencia: una ciencia en la que todo es coherente.

Cuando San Juan escribió: "Al principio era el Verbo", conocía, pues, la profundidad de estas palabras, pero los que vinieron después de él perdieron su significado. El Verbo representa el movimiento, el hijo. Y, fijaos, cuando el niño se mueve, pone en movimiento a todo el mundo: al padre, a la madre, a la tía, al tío Sólo hace movimientos, pero todos están ahí contemplándole, acariciándole, levantándole. ¿Qué sucede? No es inteligente, no es sabio, no es poderoso, pero remueve el mundo entero, y hasta los periódicos hablan de él y muestran su foto. ¿Veis?, no sabéis observar.

He ahí ahora lo esencial de lo que quiero haceros comprender. Lo mismo que Dios creó el mundo mediante el Verbo, igualmente, en el plano físico, abajo, los hombres crean la vida. En la boca, los dos principios están juntos, siempre juntos Para poder hablar, hace falta que los dos labios y la lengua estén juntos para producir el sonido. Tratad de hablar sin poner la lengua y los labios en movimiento; no lo conseguiréis. En Dios, los dos principios están juntos, unidos; nunca están separados; por eso Dios crea sin cesar. Mientras que en los humanos los dos principios están separados: los hombres poseen únicamente el principio masculino y las mujeres únicamente el

6 principio femenino; pero, como para crear la vida, hay que juntarlos, ¡ahí tenéis todas las dificultades y complicaciones! Todas las criaturas que no poseen los dos principios masculino y femenino no son realmente a imagen de Dios, no tienen la plenitud. Evidentemente, no hablo de tener los dos principios en el plano físico, sino en el plano espiritual: el principio del amor, y el principio de la sabiduría juntos, unidos. Sólo los seres que han realizado la unión de los dos principios en sí mismos, el principio del amor y el principio de la sabiduría, están en la verdad y poseen la fuerza. ¿Y quiénes son estos seres? Son los verdaderos Maestros, los verdaderos Iniciados, que han comprendido la Santa Trinidad del Amor, de la Sabiduría y de la Verdad. Estos seres se manifiestan realmente como representantes de Dios, como conductores de Dios, y viven en la plenitud. Éstos son los modelos a seguir Se dice: "Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios... Todas las cosas fueron hechas por Él, y nada de lo que fue hecho fue hecho sin Él. En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilló en las tinieblas, pero las tinieblas no la recibieron", es decir, que las tinieblas no comprendieron lo que es el Verbo. ¿Veis?, este texto es claro: sin el poder del Verbo nada puede ser realizado. Dios no era, pues, en Si mismo el poder, puesto que tenía necesidad del Verbo para crear. Tenía la Inteligencia, tenía el Amor, pero necesitaba al Verbo, y fue el Verbo el que puso en movimiento toda la materia.

Por otra parte, el sonido, lo sabéis, tiene afinidades con la materia. El sonido, la palabra, la música, tienen la propiedad de tocar la materia para modelarla, para darle formas, y, por eso, justamente, la palabra es creadora. Pero ¿en quién? En los seres que tienen una palabra llena de sentido y llena de amor: los Magos. Los Magos son Iniciados, creadores que poseen una ciencia, en primer lugar, y, después, mucho amor y calor para poder dar vida a esta ciencia. Cuando hablan, las palabras que pronuncian están llenas de esta luz y de este calor que emanan de ellos, y por eso tienen poder suficiente para poder realizarse en la materia.

La palabra sólo puede ser realizadora, sólo puede actuar en la materia para modelarla si está llena de amor y de inteligencia.

7 Palabras vacías, palabras insensatas, palabras en el aire, no pueden producir nada. ¿Veis?, esto nos obliga a comprender y a estudiar para que nuestras palabras produzcan efectos en el mundo entero, en toda la creación, en el mundo visible y en el mundo invisible: para que pongan en marcha a los hombres, a los ángeles, a los arcángeles, a los espíritus y a los elementos. Es necesario, pues, que en esta palabra haya inteligencia, luz, pero también que haya calor, mucho amor, la plenitud del amor. Entonces las palabras se vuelven poderosas ¿.Está claro ahora?

Así, si habláis a vuestros amigos, a vuestra mujer, a vuestros hijos, y no hay resultados, eso prueba, simplemente, que vuestras palabras no son aún suficientemente luminosas y cálidas. Debéis seguir, pues, frotando los dos trozos de madera. "¿Y por qué, diréis, se necesitan siempre dos trozos de madera? ¿No basta con uno?" No, no lo habéis comprendido; se necesitan dos trozos de madera; uno es masculino, y el otro femenino, y juntos producen el calor. El calor es su hijo. Cuando el calor aumenta, se convierte en luz, pero sigue siendo el hijo. Podemos, pues, considerar alternativamente el movimiento, el calor, la luz, bien como el hijo, bien como el padre o la madre; depende del punto de vista en el que nos situamos. Por eso os dije que, con respecto a la Tierra, el Sol es masculino, pero que, con respecto al otro Sol, al Sol invisible, al Sol negro, que actúa sobre él, es femenino.

Me pregunto cómo me comprenderéis y lo que comprenderéis, pero, en fin, retened esto: con el movimiento podéis producir en vosotros el calor, y, aumentando el calor, obtendréis finalmente la luz. El calor no es aún la luz; muchas cosas están calientes, pero no alumbran. Es preciso que el calor sobrepase una cierta intensidad para que se convierta en una llama. Luz y calor son, en el fondo, manifestaciones de la misma fuerza. Como nos enseña la física, en realidad no existe más que una sola fuerza que está en el origen de todas las manifestaciones. Podemos decir, pues: "Al principio era la Fuerza y ella produjo todo lo demás..." Y será verdad No tiene ninguna importancia que digáis: "Al principio era el Verbo"... "Al principio era el movimiento"... "Al principio era la Inteligencia, el Logos"... Siempre sigue siendo verdad.

8 Y, puesto que acabo de pronunciar la palabra Logos (el Verbo), os diré que, según la Ciencia iniciática, el Logos no es otra cosa que el Espíritu solar, Cristo; y Cristo, según la Cábala, es Hohmah, la segunda Séfira, la que salió del Padre, de Kether. Hohmah, la primera gloria, es el Verbo, porque todos los elementos, las 22 letras con las cuales todo ha sido creado, se encuentran en Hohmah. El Verbo está constituido por sonidos representados por letras, y estas letras son 22 en la lengua hebrea. Hohmah es, pues, el alfabeto, es decir, el conjunto de elementos sonoros con los cuales se forman las palabras, las frases, los poemas y los libros enteros. Así, la creación no es otra cosa que un poema hecho con la ayuda de 22 letras, y estas 22 letras, justamente, son el Verbo, Él es el que ha formado todo este poema. Así pues, Cristo, que es el Verbo, el Logos, está hecho de 22 elementos, de 22 letras, y es la combinación de estos 22 elementos la que produce el poema de la Creación....

Ahora, para ir más lejos en la profundización de esta cuestión, nos dirigiremos a la lengua búlgara. Gloria, en búlgaro, se dice slava. "¡Slava na Tebe Gospodi!" "¡Gloria a Ti, Señor!" La gloria es Cristo; la primera gloria que salió de Dios es Cristo. Y el verbo, la palabra, en búlgaro, se dice slovo. Así slava y slovo tienen el mismo origen. La primera Séfira que salió del Padre es Cristo, es su Hijo, es el Verbo, los 22 elementos con los que todo ha sido creado. Nada ha podido ser creado sin el Verbo, es decir, sin las 22 letras.

¿Comprendéis ahora que todos vosotros, que todos nosotros, llevamos en nosotros mismos, en nuestra boca, todos los símbolos de la sabiduría eterna? Todo el mundo tiene una boca, pero con esta boca siguen quejándose, en vez de dar gracias, dar gracias, día y noche, por tener una boca -¡y con una lengua, además!- y de esforzarse para no hacer tonterías con esta lengua, de la que ha sido dicho que no tiene huesos, pero que tritura los huesos. Si, cuando no somos inteligentes, ni sensatos, ni razonables, ni buenos, trituramos los huesos de los demás con nuestra lengua, basta con agitar la lengua, y destruimos las familias, hacemos que la gente se suicide, los exterminamos, ¡y siempre es con la boca, con la lengua!

Es hora ya de que tomemos, por fin, conciencia de que Dios nos ha dado algo precioso; la boca y la lengua. Debemos tomar conciencia de ello y decir: "Señor Dios, perdóname por no haber comprendido hasta ahora los tesoros que Tú has puesto en mi boca, por no haber comprendido que

9 pronunciando palabras puedo imitarte, llegar a ser como Tú, y ser cada día un reflejo de Ti. No me he dado cuenta, y, con mis palabras he hecho tonterías: he dicho cosas insensatas, he herido a la gente, he perturbado a las criaturas, y he echado todo por los suelos, precisamente con este instrumento que Tú me has dado. En vez de hacer el bien, de consolar, de aliviar, de dirigir, de guiar a los seres, en vez de vivificarles y resucitarles, en vez de elevarles y de proyectarles hacia Ti, el Señor, el Creador, les he demolido y envilecido. Perdóname, Señor, enséñame cómo utilizar mi boca y mi lengua para hacer el bien, para iluminar y reconfortar a los demás, y no solamente para comer, beber, y decir tonterías, sin comprender nunca nada."

Debemos comprender, pues, que la boca es un órgano tan extraordinario, tan poderoso, que debemos temblar y velar para que nunca salgan de ella palabras venenosas, sino siempre constructivas, educadoras y vivificantes. Y, aunque aparentemente riñáis, fustiguéis, sólo debéis tener el objetivo de iluminar y de ayudar a los demás. Entonces os creáis un futuro indescriptiblemente hermoso. Está escrito en los Evangelios: "Por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado', es decir, tu futuro será bueno o malo, luminoso o tenebroso, celeste o infernal, según las palabras que hayas proferido durante tu existencia. Las palabras, pues, son de una importancia tal para la construcción de nuestro futuro que debemos reflexionar y meditar toda nuestra vida sobre este tema. Debemos tomar en consideración la importancia de la palabra y, al abrir la boca, debemos velar para que sea siempre para el bien. No os digo que tengáis siempre en la boca palabras dulzonas, no os digo que seáis empalagosos, no, os digo: "¡Vamos, gritad, cantad, pero que sea siempre para el bien!" Si vuestra inteligencia es tal que sois capaces de escoger las formas de vuestra manifestación y vuestro objetivo es siempre hacer el bien, vamos, reñid, gritad, amenazad, tenéis derecho a hacerlo, no seréis condenados por eso. Pero si vuestro objetivo es destruir, introducir la duda, si queréis apartar a alguien de creer en Dios, de creer en el bien, de creer en el sentido de la vida, ¡tened cuidado! Aunque lo hayáis hecho empalagosamente, gentilmente, amablemente, un día seréis condenados. Está dicho, no tenéis el derecho de hacer eso.

10

Sin embargo, ¡cuántos actúan así! Si no con sus palabras, con sus escritos. Pero ¿qué es la escritura? Es la palabra expuesta geométricamente, visiblemente, no con el sonido sino con símbolos. Así que es lo mismo, y esta gente será condenada por sus libros. Debemos ahora tomar conciencia de nuestra responsabilidad; nuestra responsabilidad es vasta, es inmensa... ¡y tanto mejor! Tenemos de qué vivir y alegrarnos durante toda la eternidad. No se terminará nunca.

Me pregunto si no os escandalizaré si voy más lejos; pero me gustaría mostraros que todo es coherente, que existe en el universo una ley de correspondencias absoluta. El Sol habla... Habla, y su verbo es la vida; habla, y su verbo es la luz que viene a caer aquí, en la Tierra, sobre las plantas, los animales y tos humanos. Porque el Sol invisible, que actúa sobre el Sol visible, produce la luz, y esta luz se transforma en calor. Supongamos que la lengua corresponda al padre, los dos labios a la madre, y la palabra al hijo; entonces, lo que el padre le da a la madre, es el verbo que vitaliza, que anima. Se trata de la misma ley: lo mismo que el Sol invisible actúa sobre el Sol visible, y que éste fertiliza la Tierra, el hombre fertiliza a la mujer, e, igualmente, la palabra fertiliza las almas y los corazones. Entonces, el que habla se convierte en padre, el que escucha se convierte en madre, y nacen hijos.

"Entonces, diréis, ¿los hombres pueden ser madres?" Claro que si, puesto que el que escucha es como una mujer. Basta un cambio de polarización. Cuando una mujer habla a su marido, ella toma la polaridad masculina, y el marido, que la escucha, toma la polaridad femenina; y nacen hijos. Los hijos son emociones, sentimientos, pensamientos, decisiones y actos. ¿Veis?, el mismo principio se aplica en todas las circunstancias, en todas las regiones, en todos los dominios. Hay que saber hacer malabarismos de un plano a otro.

En este momento, pues, cuando os hablo, me manifiesto positivamente, y vosotros, que me escucháis, tomáis la polaridad femenina. ¡Que los hermanos me excusen y no se sientan vejados! A los hombres no les gusta mucho que les digan que son mujeres, ¡quieren ser siempre hombres! Pero, si quieren ser siempre hombres, les faltará algo, no conocerán la plenitud. Es preciso que los hombres

11 aprendan a cambiar, a ser mujeres, y que las mujeres aprendan a ser hombres. ¡Venga, flexibilidad! ¿Por qué esta rigidez? Hay que aprender a cambiar de polaridad.

Procurad, pues, de ahora en adelante, ampliar un poco vuestra forma de ver las cosas. Si os quedáis petrificados en ciertas concepciones nunca comprenderéis la plenitud de la vida, porque todo está conectado. "Abajo es como arriba, y arriba es como abajo". Muchos espiritualistas repiten esta frase sin comprenderla verdaderamente, porque no saben a qué corresponden las palabras "abajo" y "arriba". Para comprenderlas, hay que reemplazarlas por otras palabras representando imágenes, criaturas, existencias o mundos... ¿Qué podemos poner, pues, en vez de la palabra "abajo"? Abajo, puede ser el sexo, puede ser la Tierra, el Infierno, la mujer o la materia. Y arriba, puede ser el cerebro, el Cielo, el hombre, el espíritu... Pero, ¿veis? Hermes Trismegisto se guardó el secreto, no precisó, y nos toca encontrarlo a nosotros.

Pero lo más extraordinario es que añadió 'para hacer los milagros de una única cosa". Sí. "abajo es como arriba, y arriba es como abajo, para hacer los milagros de una única cosa", el hijo. ¿Y qué es esta única cosa? Hermes Trismegisto tampoco lo explicó. ¿Veis?, la lengua y los dos labios son dos cosas que se unen para hacer los milagros de una única cosa, que puede ser el Verbo. Pero, lo que es cierto, es que hay que ser dos para producir esta única cosa: el principio masculino y el principio femenino, lo que está arriba y lo que está abajo Cuando un hombre y una mujer quieren tener un hijo, uno debe ponerse arriba y el otro abajo. El que está abajo es como el que está arriba; la diferencia está en la posición. ¿Y por qué? Para producir los milagros de una única cosa: el hijo. ¡Las maravillas de una única cosa! Diréis; "Ya nos lo ha revelado todo". No, en absoluto; es muy poco, sólo he tocado un aspecto del problema.

Así que, mis queridos hermanos y hermanas, procurad no pasar más por la vida sin ver nada, sin comprender nada, sumidos en el sueño y la inconsciencia. ¡Vivid, de ahora en adelante, una vida sensata! Dejad todo lo que os retiene en las regiones inferiores, ¡todas estas sensaciones, todas estas ocupaciones que no os aportan nada! Tomad lo esencial, ¡y a trabajar! No son ejercicios lo que falta en

12 nuestra Enseñanza; hacedlos, para producir por fin en vosotros el calor espiritual, y después este calor se transformará en luz. La comprensión viene siempre al final. Muchos dicen: 'Yo quiero primero que me expliquen las cosas y luego me comprometeré". ¿Acaso es así como actúan los padres con los hijos? Si cuando dicen al niño: 'Tienes que hacer esto y aquello", el niño dijera: "Papá, primero quiero comprenderlo y después lo haré", tendría que esperar años para comprender las explicaciones y nunca haría nada. Hay que actuar sin esperar a haber comprendido.

Vosotros también, no esperéis a comprenderlo todo para empezar el trabajo espiritual. Después comprenderéis. Yo lo hice así. Al principio no comprendía gran cosa, pero me puse a trabajar, y, después, se hizo la luz poco a poco. Así que vosotros también, ¡empezad el trabajo, y, poco a poco, la luz vendrá!

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Conferencia del Maestro OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV

Bonfin a 31 de Julio de 1969

Tomo 8: O.C

Lenguaje Simbólico Lenguaje de la Naturaleza

Capítulo IX

POR QUÉ EL HOMBRE ARRASTRÓ A LOS ANIMALES EN LA CAÍDA

Pregunta: "Maestro, ¿podría usted decirnos porqué, en el momento del pecado original, el hombre arrastró a los animales en su calda?"

Me plantea usted una cuestión que para mí está muy clara, pero ¿cuántos me comprenderán? La mayoría encontrará mis explicaciones inverosímiles y fantasiosas, pero, a pesar de todo, voy a tratar de responderle.

En el Paraíso, los humanos y los animales vivían juntos y en armonía, incluso las fieras. Tenían entre si el mismo lazo de amistad, de amor, de fraternidad, que el que une a nuestras células, las unas con las otras, pero también con nuestro yo, con nuestra conciencia. Es este lazo el que lo explica todo.

Todas las células de nuestros órganos están conectadas entre sí, pero también con nosotros mismos, con nuestra individualidad. Debéis comprender bien este mecanismo. Cuando cometemos un error de razonamiento, por ejemplo, éste se refleja no sólo en nuestra inteligencia, en nuestro pensamiento, que es imponderable, inmaterial, sino también en las células de nuestro cuerpo físico, algunas de las cuales representan a los animales, otras a los vegetales, y otras a los minerales; porque los animales están dentro de nosotros, y las plantas

2 y los minerales también. Se dice que el hombre es un microcosmos, sí, porque lo contiene todo en miniatura. Ya hablé sobre este tema, pero, para responder claramente a su pregunta, me veo obligado a repetir un poco.

Tenemos dentro de nosotros los diferentes reinos de la naturaleza. El reino mineral está representado por nuestro sistema óseo; el reino vegetal por nuestro sistema muscular; el reino animal por nuestro sistema circulatorio; y, finalmente, el reino humano por nuestro sistema nervioso. En la naturaleza, el reino mineral representa el fundamento, los cimientos, y en nosotros es el sistema óseo el que constituye la base, el armazón sólido que sostiene a todo el cuerpo. El vegetal (los árboles, las flores y todas las plantas) es más flexible que el mineral, está ya vivo, pero no puede desplazarse; las plantas apenas se mueven un poco. En el hombre son los músculos los que corresponden a la vegetación; también ellos tienen una cierta flexibilidad: podemos distenderlos, contraerlos, pero están fijados a los huesos, lo mismo que las plantas están fijadas a la tierra... ¿Quién es el que se desplaza y corre? El animal. Los animales corren por todas direcciones y se comen entre sí. A los animales corresponde, pues, el sistema circulatorio, ya que es en la sangre donde se mueven toda clase de microbios, de bacterias, de virus; los hay buenos que se comen a los malos, y malos que se comen a los buenos, centinelas, todo un ejército de soldados, de médicos, etc. Finalmente, al reino humano, que se caracteriza por el pensamiento, por la inteligencia, le corresponde el sistema nervioso.

Pero el ser humano no es la cima de la evolución. Después del mundo de los hombres viene el de los superhombres. Más allá de la inteligencia humana, que a menudo sólo sabe engañar, hacer cálculos, utilizar la astucia, existe otra inteligencia, que poseen los Iniciados, los grandes Maestros, una inteligencia impersonal, desinteresada: la intuición, gracias a la cual pueden comprender las cosas sin necesidad de reflexionar o de hacer investigaciones, porque es una forma de inteligencia espontánea. Si el hombre es capaz de ir hasta el mundo angélico, o más arriba todavía, recibe unas facultades cada vez más sutiles. Porque, a cada mundo le corresponden unas facultades superiores, hasta el Trono de Dios.

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Ya os expliqué que existe una conexión entre los diferentes reinos de la naturaleza. Todo lo que sucede en los humanos se refleja en los animales, y lo de los animales en las plantas, y lo que sucede en las plantas en los minerales, e inversamente. Cuando se destruye la vegetación se producen repercusiones en la vida de los hombres, en primer lugar porque el hombre tiene necesidad de vegetales, y después porque la ausencia de vegetales priva a los animales de alimento y, entonces, por ejemplo, los campesinos pierden su ganado... Podríamos encontrar muchos ejemplos de este tipo que prueban que todos los reinos de la naturaleza están conectados.

Igualmente, en el organismo, o en la vida social, colectiva, todo está conectado; y gracias a esta conexión el gran trabajo de la vida puede llevarse a cabo. En cuanto la conexión se rompe, todo se detiene. Fijaos, por ejemplo, en ciertos paralíticos: no pueden hablar, o no pueden moverse, porque la conexión entre los órganos y el cerebro está cortada. Sin embargo, los órganos en si no están enfermos, y en cuanto la conexión se restablece vemos, incluso, que funcionan perfectamente: el hombre habla, hace gestos, camina... Ya os conté la historia de una madre paralitica: un día se declaró un incendio en la casa; su hijo pequeño dormía en la habitación vecina, y, cuando la madre se dio cuenta de que su hijo iba a quemarse, en su deseo de salvarle, ¡corrió y se lo llevó fuera de la casa! Había sentido un impulso tal para salvar a su hijo que la conexión se restableció y su parálisis desapareció.

Toda la naturaleza está hecha de conexiones: los órganos, los músculos, el cerebro, los ganglios, los nervios, los cabellos, los circuitos eléctricos, los aparatos de emisión y de transmisión... los troncos de los árboles, las ramas, las hojas, no son otra cosa que hilos, fibras, lazos conectados los unos con los otros. Toda la naturaleza no es otra cosa que un ensamblaje de lazos, de canales, de vasos combinados, ajustados, ramificados, a través de los cuales se efectúa toda una circulación, como la circulación de la sangre a través de las arterias, las venas y los capilares.

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Y los amigos, los amores, los odios, son también lazos que hemos tejido, pero unos lazos invisibles y mucho más sutiles que los nervios o las fibras de los músculos. La vida del hombre no es otra cosa que lazos enmarañados, hilos de todos los colores, una tela que se despliega, tejida no se sabe cuándo, ni dónde, ni con qué. Y su futuro es también un tejido que teje él mismo con unos hilos muy sutiles... Si estudiásemos solamente el oficio de tejedor comprenderíamos muchas cosas.

Pero volvamos a la cuestión que me habéis planteado. El Paraíso era un lugar en donde todas las criaturas vivían en armonía. Las fieras no eran estas bestias feroces que se comen entre sí o que se comen a los demás animales. Incluso el tigre, el león, el lobo, eran inofensivos. Pero el hombre, dice la Biblia, cometió el primer pecado. ¿Cuál fue este pecado? Se ha presentado como la manzana que Eva, la mujer, comió; pero, evidentemente, se trata de un símbolo

En el Paraíso vivían otras criaturas además del hombre, y eran muy diferentes de él. Estas criaturas, que son representadas en la Biblia con la serpiente (a la que la Cábala llama Samaël) quisieron liberar al hombre de su obediencia para con Dios y hacerle independiente. Quisieron instruirle, mostrarle que podía conocer, en la independencia, otra clase de felicidad que la que estaba saboreando y viviendo. Porque, en esta época, el hombre todavía no era independiente, y la serpiente, que representa la independencia que individualiza, que separa, quiso despertar esta facultad en el hombre. Fue pues, entonces, cuando empezó el individualismo, la separación.

La serpiente no tiene ni brazos, ni patas; repta, se arrastra por el suelo. Pero Eva está mucho más cerca de la tierra que Adán, y por eso la serpiente se dirigió primero a ella. La mujer representa el corazón, es decir, el sentimiento, el deseo, y el sentimiento y el deseo están mucho más cerca de la materia que el intelecto (el hombre). La prueba es que la mujer conoce mucho mejor que el hombre los secretos de la materia: cuando el hombre le da el germen, la mujer trabaja tan bien con la materia que forma un hijo. El hombre, en cambio, es incapaz de hacerlo.

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La mujer está mucho más cerca de la materia, eso lo vemos en la vida corriente. Fijaos, cuando prepara la comida: cómo sabe pelar, cortar, hacer cocer, condimentar, decorar... ¡Y es apetitoso!... Diréis que algunos hombres son cocineros. Sí, pero se trata de excepciones; son mujeres disfrazadas. Hablo en general, y, en general, desde la creación del mundo, el hombre hace la guerra o comercia, escribe libros, alardea en las asambleas nacionales, hace discursos, se ocupa de abstracciones y de metafísica, mientras que la mujer, con sus actividades, está más cerca de la materia, de la tierra. Como os decía, pues, la serpiente, que vivía cerca del mundo subterráneo, logró hacerse comprender por la mujer.

En nuestra sala de conferencias tenéis ante vuestros ojos dos símbolos: un triángulo con la punta dirigida hacia arriba y otro triángulo con la punta dirigida hacia abajo. Ya os expliqué que el primer triángulo representa a la mujer, la materia, y que el otro triángulo representa al hombre, al espíritu. Sí, porque el principio femenino, la materia, está siempre vuelto hacia et Cielo, hacia el espíritu; espera que el espíritu venga a fertilizarla, a animarla; quiere que se ocupe de ella, como una masa que el panadero debe trabajar para hacer pan, como una tierra que hay que trabajar. Mientras que el principio masculino, el espíritu, está vuelto hacia abajo: desciende hacia la materia para aportarle todo lo que él posee. Una ilustración de este símbolo es, por ejemplo, la posición del hombre y de la mujer durante la concepción de un hijo (Hablo de la posición normal, evidentemente): la mujer mira hacia arriba y el hombre hacia abajo. Ambos están simbólicamente representados por los dos triángulos. ¿Veis?, en todos los dominios de la vida la inteligencia de la naturaleza instruye a los humanos y les revela sus pensamientos, sus secretos. Pero, en vez de descifrar y de comprender, los humanos lo hacen todo inconscientemente.

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El triángulo de la mujer, cuya punta está dirigida hacia arriba, no tiene nada abajo para defenderla de los espíritus subterráneos, que pueden, entonces, infiltrarse en ella y causar daños. Pero, cuando posee también el triángulo masculino, es decir, cuando está casada, o bien cuando es discípula de un Maestro, de un Iniciado, se convierte en un hexagrama y está protegida. La punta dirigida hacia abajo da miedo a los espíritus inferiores. Cuando un mago blanco, por ejemplo, quiere purificar un lugar de los malos fluidos que se han condensado en él, o de las entidades diabólicas que los brujos ya casi han materializado, puede disgregarlos con la punta de una espada; ante esta amenaza, las entidades se van, porque tienen miedo de esta punta. Éste es el papel de la punta del hexagrama. Cuando la mujer posee interiormente el principio masculino, expulsa a los espíritus subterráneos y les impide que se infiltren en ella. Por eso las mujeres siempre buscan casarse: para estar protegidas. Ellas no saben por qué tienen esta necesidad instintiva de protección; pues bien, simplemente porque ellas mismas representan un triángulo que no está protegido. ¡Mientras que con un marido!... Aunque éste sea un mequetrefe, un borracho, se sienten 'protegidas'. Diréis que es la sociedad la responsable del deseo de casarse de la mujer. En absoluto, la cosa viene de muy lejos, es algo instintivo. La mujer tiene necesidad de encontrar a alguien para protegerla, porque se siente a merced de los ataques, de las críticas, de las malas intenciones de los demás. Mientras que, estando casada, se cree invulnerable, porque, a la menor critica ¡su marido cogerá una ametralladora para asesinar a todo el mundo!... No. evidentemente, incluso casada una mujer no está protegida espiritualmente Desde el punto de vista simbólico, casadas o no, las mujeres deben conectarse con el principio masculino que poseen interiormente; él les protegerá mejor que su marido, que no es, a menudo, más que un 'sucedáneo" de protector; deben atraer a ellas el principio masculino para convertirse ellas mismas en el símbolo del hexagrama.

7 Se considera el hexagrama como el símbolo del judaísmo, pero no creo que los judíos conozcan la profundidad, la ciencia y el poder que contiene. No se lo han explicado. Seguramente que los cabalistas lo conocen, pero los cabalistas no son muy generosos para explicar los símbolos. Lo vi cuando me encontré con ellos, mantienen secreta su ciencia porque, desde hace siglos, les han enseñado que no había que revelar los misterios a los profanos, y se contentan con comunicárselos entre sí. Ahora deben decidirse a revelar todas estas riquezas a la humanidad El mundo entero está desorientado y hay una minoría que guarda las llaves. No, ¡esto debe cambiar!

El hexagrama es el símbolo de la perfección, del ser perfecto: el andrógino (del griego andros: hombre y gune: mujer). No hay que confundirlo con el hermafrodita, que posee físicamente los dos sexos. El andrógino es un Iniciado que posee espiritualmente los dos principios: el principio masculino, que es la fuerza, el poder, el valor, la nobleza, la grandeza, la bravura, la justicia; y el principio femenino, que es la ternura, la delicadeza, la pureza, la dulzura, el encanto, la poesía, la música, la armonía. Éstos son el hombre y la mujer ideales.

Cuando una mujer ha desarrollado solamente el principio femenino, es una verdadera mujer, sí, pero el principio masculino le falta. Por eso sigue siendo dependiente, débil, vulnerable, y es desgraciada, porque se encuentra privada del otro principio. Aunque posea todas las cualidades de la mujer, tiene, a pesar de todo, necesidad de unirse al principio masculino que le dará la plenitud. El vacio aspira a la plenitud; y si, en lugar de verse obligada a buscar el principio masculino en el exterior (lo que no resuelve el problema), la mujer lo poseyese interiormente, se convertiría en un ser completo.

Pero el problema se les plantea también a los hombres, que deben aprender, en cambio, a buscar el principio femenino dentro de sí mismos. Los hombres poseen unas energías que son como fuentes, como volcanes que desbordan, que proyectan, y tienen necesidad de gastarlas. Pero, para que estas energías no sean gastadas inútilmente, tratan de depositarlas en alguna parte, igual que se plantan las semillas para que

8 den frutos, y para eso tienen necesidad de una mujer. Así que, ellos también son dependientes. Hasta que no lleguen a encontrar a la mujer interiormente para poder ser independientes, se ven obligados a capitular sin cesar, firmando unos contratos que, a menudo, son muy humillantes. Mientras que a los Iniciados, que han logrado ser independientes, al haber encontrado interiormente a la mujer ideal, nadie puede seducirles, ni comprarles, ni esclavizarles, y se convierten en divinidades.

El hombre necesita a una mujer. Se dice en el Génesis que, habiendo encontrado Dios que el hombre no debía permanecer solo, decidió crear para él una compañera: la mujer. Pero no se ha comprendido que estas palabras de Dios no concernían solamente al plano físico. Para muchos pueblos, y para los judíos en particular, el matrimonio, la familia, son algo sagrado. Sí, pero sólo han comprendido esta prescripción en el plano físico. En ninguna parte encontraréis una familia como la familia judía; y los judíos son fuertes, son indestructibles, gracias a las nociones que les han inculcado sobre la familia; se ayudan y todos se consideran como una sola familia. Aunque se peleen y luchen entre sí, se apoyan después, para que los negocios funcionen. Aunque se critiquen, permanecen unidos. En el mundo entero los judíos se ayudan mutuamente, mientras que los cristianos, ¡no me habléis! Si, está bien apoyarse, pero, de todas formas, los judíos comprenden estas prescripciones sobre la familia y el matrimonio un poco demasiado en el plano físico.

Los cabalistas saben interpretar estas prescripciones en los tres planos: físico, espiritual y divino, pero no hablan de ello y dejan las cosas como están. Por ejemplo, el precepto. "Creced y multiplicaos..." saben en qué sentido hay que comprenderlo, pero a menudo no lo han revelado porque los judíos estaban siempre en minoría frente a unos adversarios muy numerosos; hacía falta, pues, que naciesen hombres y mujeres para proteger al pueblo. Al decirles a los primeros hombres: "Creced y multiplicaos". Dios no hablaba solamente para el plano físico; esta prescripción se aplicaba a los tres mundos. Sólo que, para poder descifrar en los tres mundos todas las prescripciones contenidas en la Biblia, hay que ser un Iniciado. Desgraciadamente, ya os lo he dicho, los cabalistas se guardan estos secretos, y, si estuviesen al

9 corriente de lo que os revelo, estarían muy extrañados y se preguntarían cómo oso desvelar cosas semejantes.

En el mes de junio, antes de abandonar Israel, quise encontrarme con un viejo cabalista. Por otra parte, él fue el único que me impresionó. Tenía un rostro serio, profundo, con una gran barba blanca, un rostro bíblico, un rostro de profeta... Me gustó mucho y ambos nos comprendimos muy bien. Como tenía mucha intuición y poseía unos conocimientos muy extensos, hablamos juntos durante mucho tiempo. Después, al final, como si hubiese sentido quién era yo, me bendijo pronunciando una frase extraordinaria, una frase que no puedo traduciros exactamente, pero que era más o menos así: "¡Que el mundo entero le siga! ¡Que el mundo entero pueda caminar con usted!..." Y su rostro estaba iluminado. Estas palabras que pronunció me alegraron mucho. Se expresaba como si hubiese visto, como si hubiese sentido y visto un futuro magnífico... No era sólo un deseo, sino una profecía. Y ahora pienso a menudo en él. Me gustaría que viviese aún mucho tiempo.

Pero volvamos al Génesis. La serpiente sabía que la mujer estaba mal protegida y que era vulnerable, porque no poseía el principio masculino en ella, así que fue a ella a quien primero trató de convencer; y lo consiguió. Logró persuadirla de que se opusiese al Creador. El primer pecado, pues, fue la desobediencia. Esta insumisión es una forma de orgullo. Pero, por parte de Adán y Eva no se trataba de orgullo, porque todavía no poseían la consciencia. Cuando el hombre tiene consciencia de sus poderes, de su inteligencia, de su superioridad, y que, a causa de ello, cree poder oponerse al Creador, entonces sí, es orgulloso. Y Lucifer, el Arcángel de Luz, cayó, justamente, a causa de su orgullo, porque él sí que quiso, verdaderamente, separarse de Dios.

Los Ángeles son unas criaturas que no piensan, que no razonan, que no reflexionan nunca antes de actuar: obedecen instantáneamente las órdenes del Señor. Muchos se imaginan que los Ángeles son unos seres que piensan, que son razonables, inteligentes. Sí, claro, son inteligentes, pero la naturaleza de su inteligencia no es la de pensar y razonar, sino ejecutar instantáneamente las órdenes que reciben.

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Al principio, cuando estaban en el Paraíso, el primer hombre y la primera mujer eran como los Ángeles: obedecían al Señor, vivían fusionados con el Todo, formaban parte del Cielo, nadaban en la luz, no conocían ni los sufrimientos, ni la enfermedad, ni la muerte. Cuando vino la serpiente de abajo para seducirles, ésta no se dirigió al hombre, porque sabía que estaba protegido; así que se fue a presentar sus argumentos a la mujer; "¿Así que Dios os ha dicho que moriréis si probáis los frutos de este árbol?... Esto no es verdad, no moriréis. Si coméis del fruto del Árbol os volveréis tan poderosos como Él, y eso es justamente lo que no quiere; no quiere compartir su poder Y vosotros no tenéis nada, no conocéis gran cosa, estáis limitados. Pero, si coméis de este fruto... etc… etc.", y logró persuadir a Eva. Y este fruto, esta manzana, era justamente la independencia, el intelecto, que hace creer al hombre que se basta a sí mismo y que puede vivir sin tener necesidad de Dios.

Eva comió del fruto y se lo dio a comer a Adán Esto es también un ejemplo de la forma en que, en los humanos, el sentimiento influye en el intelecto. En cuanto tenéis un sentimiento, un deseo, una preferencia, el pensamiento sigue ya al sentimiento o al deseo. Si queréis convencer a alguien para que haga esto o aquello, tocadle el corazón. No le presentéis argumentos intelectuales, porque no tendréis éxito, pero tocad su corazón, su sensibilidad, y entonces el intelecto sigue, a causa del corazón. Éste es un proceso que vemos que se repite por todas partes, tanto para bien como para mal. ¡Ah! ¿Creíais que fue solamente en el Paraíso en donde una serpiente logró convencer a Eva, y después a Adán, por intermedio de Eva?...

Adán y Eva comieron, pues, del fruto del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal Porque había dos árboles en el Paraíso: el Árbol de la Vida (que es el Árbol sefirótico), y el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Estos dos árboles también están aquí, en nosotros. Y, cuando el hombre comió del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, aprendió a ser independiente, a no someterse ya al otro Árbol, que era obediencia, amor, perfección y plenitud.

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Después de haber comido del fruto del Árbol, el hombre y la mujer se dieron cuenta de que estaban desnudos. ¿Por qué se dieron cuenta solamente entonces? Antes también estaban desnudos, pero no lo velan. Los primeros hombres no tenían un cuerpo como el nuestro, hecho de carne y huesos; era de materia etérica, transparente, luminosa; estaban desnudos, pero su desnudez era luz, y por eso no sentían vergüenza. Pero, en cuanto comieron de este fruto, que tenía la propiedad de condensar la materia, se vieron en carne y hueso, desnudos, y entonces tuvieron vergüenza y se taparon con hojas. Y relata el Génesis que el Señor se paseaba por el jardín a la brisa del día... Quizá necesitaba tomar el aire... ¿Veis cómo se cuentan las cosas? Y Dios llamó a Adán: "¿Dónde estás? - Estoy aquí, Señor, respondió Adán. ¿Y qué haces aquí? Acércate... - No me atrevo, porque estoy desnudo. - ¿Y cómo te has enterado de que estás desnudo? - ¡Ay! "¡Porque he comido del fruto prohibido!" Y, para justificarse (porque, ¿sabéis?, ¡Adán no era muy caballeroso!), quiso echarle la culpa a Eva, y dijo: "La mujer que pusiste a mi lado me dio del fruto del árbol, y comí".

Y ahí tenéis el primer pecado: la desobediencia de las órdenes del Señor, el deseo de independencia. Ya os lo dije, para los primeros hombres todavía no era algo totalmente consciente, así que todavía no era orgullo, porque el orgullo es una consciencia de la independencia. Mientras que cuando se sublevó contra el Señor el primero de los Ángeles, el Portador de Luz, Lucifer, sí fue por orgullo; quería separarse de Él, ser tan fuerte y tan poderoso como Él. Y como estaba relacionado con muchas otras criaturas, arrastró a muchas de ellas en su caída. Una tradición relata que un Arcángel estaba allí, y que, indignado, se irguió y gritó: "¿Mi Ka El?", que en hebreo quiere decir: "¿Quién es como Dios?..." Si, y, después, este Arcángel, que está a la cabeza de la milicia celestial, lleva el nombre de Mikhaël, para mostrar que ningún ser es igual a Dios.

Algunos de estos Ángeles caídos se transformaron en demonios. Dios los confinó bajo tierra, en un lugar que se llama Infierno, desde el que empezaron a seducir a los hombres. Y, una vez que los hombres hubieron sido seducidos, ya no pudieron permanecer en el Paraíso,

12 porque ya no vibraban al unísono con la luz divina, perturbaban la atmósfera y ya no había, por tanto, sitio para ellos allí arriba.

"¿Y los animales?", diréis. Pues bien, los animales, que estaban con ellos en el Paraíso, les siguieron en su caída; pero, entonces, ellos también se dividieron; hubo unos que no quisieron abandonar al ser humano por amor a él, mientras que los otros estaban tan indignados contra él que se convirtieron en sus enemigos. Todavía hoy no pueden perdonarle: por todas partes por donde le encuentran, quieren hacerle daño para recordarle su falta. Mientras que los primeros, aquéllos que, útiles o no, son inofensivos para él, aceptaron la situación. Esto es lo que nos revela la tradición esotérica.

Al principio, pues, no existía ninguna división entre los animales, todos se comprendían y vivían en perfecta armonía con el hombre. Y en el futuro esta armonía será restablecida y todo volverá de nuevo al orden: los humanos se comprenderán, se tenderán la mano, vivirán como hermanos, y también harán las paces con los animales Éste es el sentido de la profecía de Isaías: "El lobo habitará con el cordero, la pantera se acostará junto al cabrito, el ternero y el cachorro de león y el ganado que se engorda estarán juntos y un niñito los conducirá..." ¡Es una profecía maravillosa! Cuando se restablezca el Reino de Dios ya no se verá esta hostilidad entre los hombres, ni entre los animales y los hombres.

Quisiera haceros comprender ahora que toda esta historia de la amistad o de la hostilidad entre los animales y los hombres se repite también en nosotros. Cuando cometemos una falta, ciertos animales nos abandonan, es decir, ciertas entidades, ciertas fuerzas que estaban ahí con nosotros, en nuestra sangre, en nuestros músculos, en nuestro sistema nervioso, que nos servían y que nos ayudaban, y se convierten en nuestros enemigos, ya no quieren seguirnos. Mientras que otros permanecen con nosotros. Cada crimen, cada transgresión de una ley arrastra células al desorden y la caída, porque las células están conectadas con nosotros. SI, mis queridos hermanos y hermanas, ¡llega lejos este asunto! No olvidéis jamás que tenéis una responsabilidad para con vuestros hermanos, los animales: con los que habitan fuera de vosotros y con los que habitan en vosotros. Tenéis la

13 responsabilidad de volverlos a llevar a este entendimiento, a esta armonía, a estas fraternidades primordiales.

La paz debe reinar en todas partes, pero, para ello, el hombre debe hacerla reinar primero en sí mismo Desgraciadamente, la mayoría de los hombres, que no son conscientes, están siempre desencadenando guerras: su estómago ya no les obedece, ni sus pulmones, ni su hígado, ni sus intestinos, ni sus piernas, nada. Y hasta se infiltran dentro los enemigos para hacerles sufrir. Ésta es una forma de decirles: "No estás en el buen camino; debes cambiar de actitud." ¿Queréis una prueba? Observad solamente lo que pasa con la gente que fuma: martirizan a las células de sus pulmones. Diréis: "No, no ¡no dicen nada!" Claro, ¡no dicen nada, las pobres!, no tienen gaznate para gritar, pero si un fumador os sopla el humo de su cigarrillo a los ojos, ¿qué sucede? Inmediatamente os pican los ojos, lloran, y estáis muy descontentos. Pues bien, si los ojos son sensibles al humo, ¡cuánto más lo son las células de los pulmones! El hombre come, bebe y respira cualquier cosa; sus células gritan, sufren, pero él continúa, no las tiene en cuenta; pero, un buen día, sus células se vengan, se desencadenan las hostilidades y cae enfermo. ¿Cuándo comprenderá eso la gente?

Con su vida desordenada, el hombre se crea enemigos que sólo buscan la ocasión de perjudicarle. Pero, cuando empieza a sentar la cabeza, a vivir como Dios manad, a respetar las leyes, cada vez más, los animales interiores se vuelven sus amigos, y, en vez de venir a atacarle, están ahí, para acariciarle y ayudarle. Vemos, a veces, a animales que salvan a los humanos, o incluso a fieras que recogen y alimentan a niños extraviados. Pues bien, interiormente, incluso las fieras pueden volverse serviciales, en cuanto sienten que el hombre sienta la cabeza, se vuelve luminoso, se vuelve un servidor de Dios. Y cuando ya no tenemos enemigos dejamos de sufrir: los pulmones, el estómago, el hígado, el cerebro hacen su trabajo con la mayor armonía.

Vuestro amigos y vuestros enemigos están, pues, en vosotros. Sois vosotros los que suscitáis a vuestros enemigos, pero podéis hacer también que vuelvan a ser vuestros amigos. Con una vida inteligente,

14 razonable, sensata, pura y armoniosa, podéis llegar a acordarlo todo dentro de vosotros, a domesticarlo todo, a llevarlo todo hacia el orden y la armonía. Y así tendréis cantidad de amigos dentro de vosotros que vendrán a sosteneros, a ayudaros y a participar en vuestros trabajos.

Ésta es la verdadera ciencia. Diréis que no es una ciencia exacta, precisa, matemática, como la química, la física, la mecánica... Sí, sí, para los Iniciados es más precisa todavía que todo eso. Aún no han llegado a encontrar los aparatos capaces de estudiar la vida interior del hombre, y por eso piensan que esta ciencia no es precisa. Pero, cuando encuentren estos aparatos, descubrirán que nada es más preciso que la ciencia de la vida interior, la ciencia del pensamiento y del sentimiento.

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