letra errante n° 3
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Revista de literatra, arte, opinión y entretenimiento.TRANSCRIPT
índice
1. Directorio
2. Editorial
3. Conversando de… Sangre por Sangre
- Por Montserrat Echeverri Tenorio
7. El extranjero (El último Samurái)
- Por Miguel Ángel Montoya Casasola
10. Madre Cautiva
- Por Alicia Aguilar Becerril
12. Juan 1:1
- “Tu alma, mi prisión” por Alanna Díaz
- “¿Saben de quién estoy hablando? por Federico Ambesi
- “La prisión” por Joaquín Eduardo Muciño Lima
-
16. Memorias de Santiaguito
- Por Alicia Díaz Rojas
23. La Palabra y el Poeta
- “La nana de la cebolla” de Miguel Hernández
- “Hombre preso que mira a su hijo” de Mario Benedetti
27. Inventario
30. Al son del poeta
- “Men in black: Johnny Cash” por Alicia Díaz
32. Ecos del cine
33. Estudios Literarios
- ¿Qué es el texto?
34. La prisión de Abu Ghraib. Retrato de una aberración
- Por Miguel Ángel Montoya Casasola
36. La Ciudad de humo
Directorio
Dirección General: Alicia Díaz Rojas
Dirección de Redacción: Alicia Aguilar Becerril
Dirección de Diseño: Miguel Ángel Montoya Casasola
Dirección de Publicidad: Brenda Edith Lima Dimas
Redactores: Montserrat Echeverri Tenorio, Alicia Aguilar Becerril, Alicia Díaz
Rojas, Miguel Ángel Montoya Casasola.
Colaboradores de este número: Federico Ambesi, Joaquín Eduardo Muci-
ño Lima y Alanna Díaz.
En Portada: “Ronda de prisioneros” de
Vincent Van Gogh
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Editorial
El ideal moderno de subordinación de lo individual a las reglas racionales colec-
tivas promueve una pulverización absoluta de la realidad personal. La incompren-
sión de los individuos en su cotidianidad suscita profundos comportamientos de diversidad, de exaltación
de conductas y de imágenes que transgreden y se evaporan en cuerpos carentes de identidad social..
Constantemente se abandonan ideologías, se justifican roles tanto en la esfera privada como en la
pública, se combinan acciones y valores que permiten una socialización más abierta, una sociedad flexi-
ble basada en la información y en la estimulación de necesidades, del sexo, de la asunción de factores
tecnológicos, el culto a la hipocresía y al sentido del humor falso. Se gestionan comportamientos en que
se busca un máximo de placer y mínima represión; las instituciones también se amoldan a esta tendencia
y buscan habilitar el tiempo de ocio, entonces la apatía se convierte en el único sentido que neutraliza el
cambio, un desencanto por el futuro y monotonía de lo nuevo, un cansancio colectivo que genera un de-
grado social.
Esta constante búsqueda de lo inmediato, las emociones repentinas y fugaces afirman una identi-
dad juvenil marcada por la clandestinidad, lo ilegal; en ellos lo contracultural se marca como idóneo, el
incremento del índice delictivo genera grandes expectativas por poder ascender a un status distinto, for-
ma de vida a la que no se puede alcanzar con las labores de la legalidad, y esto como resultado de la gran
indiferencia social.
Alicia Aguilar
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Conversando de...
La Prisión en el filme “Sangre por Sangre”
Nos enfocaremos en la vida de Miklo, uno de los personajes principales de la película
“Sangre por Sangre”, quien de acuerdo a este filme, cae en “San Quintín” ubicada en los
Ángeles CA; una prisión de alto riesgo, esto hacia el año 1973, a consecuencia de matar a Spider, uno de
los líderes de la pandilla denominada “Tres Puntos”, el cual, anteriormente siendo acompañado por de-
más integrantes, agreden físicamente a Cruzito a quien Miklo consideraba su carnal, en un sentido de
hermandad, ocasionándole una severa lesión en la espalda.
Para mayor ilustración, es importante destacar que tanto Miklo, Cruzito y Paco, entre otros, formaban
parte de los “Vatos Locos”, estos tres primos chicanos (México-Américano) compartían lazos de
“carnalismo”. Por otro lado, estaban los “Tres Puntos” quienes mantenían un conflicto constante con los
“Vatos Locos” en un afán de dominar las calles de los Ángeles CA.
Una vez que Miklo cae en prisión, se da cuenta que en “San Quintín”, los presos estaban divididos por
tres principales grupos, la AV o vanguardia aria conformada por los blancos liderada por Red Ryder, la
BGA por sus siglas en inglés o Guerrilla Armada Negra, la cual como su nombre lo indica estaba forma-
da por la raza negra, cuyo líder era Bonafide, y la Onda, grupo conformado por chicanos con Montana
en el liderazgo, quien sólo pretendía proteger a los hombres que conformaban la Onda, sin envolverse en
conflictos, dicho grupo se caracterizaba porque sus integrantes debían tener un tatuaje de serpiente en
forma de “O”.
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En poco tiempo de haber ingresado, Miklo se per-
cató que “La Onda” era un grupo respetado por
los demás, lo que le llevó a querer pertenecer a él,
sin embargo no sería sencillo, tenía un gran con-
flicto, o por lo menos él mismo lo consideraba
así, ser blanco, rubio, de ojos azules. ¿Cómo po-
día un hombre blanco pertenecer a un grupo con-
formado por “chicanos” de piel morena? ¿Cómo podría demostrar a Montana que vivía y pensaba como
“chicano”?
Cabe mencionar, que Miklo se encontraba bastante allegado a sus raíces mexicanas y orgulloso de ser, o al
menos sentirse “chicano”, ya que su madre era mexicana, no obstante por otro lado su padre era anglosa-
jón, siendo la razón por la cual nació blanco, causándole hasta cierto punto repulsión hacia su color de
piel; es por esto que Miklo al mantener una conversación con Montana le dijo: “Chicano no es un color, es
como piensas, como vives”. Es así que ante el afán de formar parte de “la Onda”, Miklo da cumplimiento
a la condición impuesta por Montana, la cual consistía en matar a un cocinero quien a su vez era igual-
mente preso llamado Big Al, integrante de la AV, y es solamente de éste modo que logra pertenecer a “la
Onda”.
Ahora bien, resulta importante mencionar un aspecto sobresaliente que se vivía en la prisión: la corrup-
ción. El autor Heidenheimer, diferenció matices de corrupción según las percepciones éticas de la clase
política y la opinión pública, uno de éstos matices es la “corrupción negra” la cual se refiere a aquellas ac-
ciones más potentes y universalmente aceptadas como el soborno y la extorsión. Es ésta misma clase de
corrupción, la que se movía en aquella prisión, ya que el cocinero Big Al sobornaba a Bob, custodio de
“San Quintín” a efecto de permitirle realizar diversas acciones indebidas dentro de prisión, por lo que
Miklo al lograr tener en su poder la libreta de apuestas de Big Al, la cual contenía ciertas anotaciones
comprometedoras, es como logra que Bob guarde silencio en cuanto al asesinato de Big Al, ya que en
aquella libreta se encontraba el nombre de Bob. Es así que Miklo se convierte dentro de “San Quintín” en
un verdadero estratega observando todo lo que pasaba a su alrededor y actuando de modo muy astuto.
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Pasado un tiempo, Miklo logra su libertad condicional en razón a su buen comportamiento, sin embargo,
interviene en una operación respecto al asalto de un camión de valores, no obstante es atrapado por Paco,
el mismo que hacía años había pertenecido junto con Miklo a “Los Vatos Locos” pero asombrosamente
fue reformado transformándose en un policía con valores que actuaba con justicia; es así que Paco al darse
cuenta que su primo Miklo estaba envuelto en aquel asalto, intenta detenerlo pero Miklo confiando que
por su lazo de hermandad lo dejaría ir, pretende huir y es por ello que a Paco no le queda otra salida más
que disparar ocasionándole a Miklo la pérdida de una pierna, lo cual trae un resentimiento profundo de
Miklo hacia Paco, a quien consideraba un hermano.
Una vez de regreso en prisión, Miklo bus-
ca poder y liderazgo, y es por ello que
después de una estrategia perfectamente
planeada por meses junto con Magic,
igualmente integrante de “la Onda”, pro-
voca un caos entre los reos, acabando con
los líderes de cada uno de los grupos. Es aquí donde podemos apreciar la violencia dentro de esa pri-
sión como método de supervivencia y poder.
“La Onda” había logrado su cometido, ser el grupo líder dentro de “San Quintín”, pese al desacuerdo
de Montana quien todo el tiempo estuvo en contra de las riñas y demás acciones como la venta de co-
caína, sin embargo Miklo sabía que la mencionada droga era “la taza de café de los americanos” y era
un modo seguro de tener poder, es por ello que Miklo de manera verdaderamente audaz, logra alejar a
Montana para provocar el caos mencionado en líneas anteriores.
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“La Onda” al final fue dividida en distintas
prisiones, producto de la decisión del direc-
tor de “San Quintín”, a consecuencia del
exterminio provocado, pensando así que
dividiría a “La Onda”, lo que no sabía era
que Miklo había dado instrucciones preci-
sas a cada uno para expandirse y dominar
en las diferentes prisiones.
Miklo, líder nato formado en prisión, quien
aprendió que en aquel ambiente era estilo
Toluca “el juego azteca donde si pierdes
mueres”, al final decide que únicamente se
quedaría con Magic en “San Quintín”,
quien prácticamente se convirtió en su me-
jor aliado, su mano derecha.
Montserrat Echeverri Tenorio.
Bibliografía:
- http://m.monografias.com/trabajos11/corrupol/
corrupol.shtml
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El extranjero El último samurái
Tras no ser escuchada la proclama dirigida a los militares pertenecientes a las Fuerzas de
Autodefensa de Japón, en la cual se les llamaba a levantarse contra el gobierno y reestable-
cer al Emperador, Yukio Mishima (三島由紀夫) clavó una daga en su vientre realizando el sagrado ri-
tual samurái del seppuku (切腹). Para finalizar este fatal acto, Masakatsu Morita (森田 必勝), desen-
vaino su espada y la blandió sobre el cuello de Mishima, pero la hoja no logró separar la cabeza de su lugar
aun después de varios intentos por lo cual encomendó que Hiroyasu Koga (古賀浩靖) acabara la tarea.
Morita se unió a su líder en el ritual del seppuku y Koga le decapitó también. Después de un momento, los
militares recuperaron las instalaciones tomadas por la Tatenokai (楯の会) de Mishima y concluyó uno de
los episodios más singulares de la historia de la literatura.
Envuelta en un halo de misterio, la muerte del novelista y dramaturgo Yukio Mishima, ha cautivado a mu-
chos en todo el mundo, incluyendo al escritor americano Henry Miller quien escribiera un libro dedicado a
ella. Pero más allá de lo estrepitoso de su suicidio, su vida y obra es lo que se queda en la historia y así
mismo ésta es lo único que explica los pasos que lo condujeron ante este fatal momento.
Mishima cuyo verdadero nombre era Kimitake Hiraoka (平岡公威) nació en el seno de una familia noble
familia vinculada a los samurái. Su padre fue un ferviente seguidor del nacional socialismo alemán e incul-
co en él valores nacionalistas e imperialistas. Estudio, a pesar de no ser tan acaudalado como sus compañe-
ros, en una de las escuelas más elitistas de Japón y aprendió sobre el tradicionalismo nipón. Paradójica-
mente él joven Mishima creció leyendo las obras de escritores occidentales como Oscar Wilde, Stendhal,
Goethe y Miguel de Cervantes las cuales influyeron mucho en su pensamiento y obra literaria. Al iniciar la
Segunda Guerra Mundial, fue llamado a las filas del ejército pero enfermó justo antes de los exámenes mé-
dicos donde se le diagnosticó inicios de tuberculosis por lo cual no pudo ser piloto a servicio del emperador
y tener una honorable muerte en combate. El no haber participado en la guerra le hizo sentir un profundo
sentimiento de frustración y decidió dedicarse a cuidar de su cuerpo como un templo sagrado al cual ejerci-
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tó a la par que los hacía con su habilidad
literaria.
En 1948 publicó su novela “Confesiones
de una máscara” (仮面の告白) la cual se
ha considerado como un texto autobi-
ográfico y trata de un joven japonés cuya
familia se sostiene en la presencia matriar-
cal de la abuela quien lo recluye y aleja
del resto de la familia. Temas como la fas-
cinación por la muerte, el erotismo homosexual y el culto al cuerpo masculino son centrales en esta po-
lémica obra que lo llevó a ser un afamado novelista a la temprana edad de 24 años. En 1966 El marino
que perdió la gracia del mar (午後の曳航) sobre un hombre que al enamorarse de una viuda decide
vivir en tierra pero el hijo de la viuda que había idealizado al marino se encuentra en desacuerdo con
esta decisión. Esta obra fue llevada al cine por el director estadounidense Lewis John Carlino y estelar-
izada por los actores Sarah Miles, Kris Kristofferson y Jonathan Kahn quienes ganaron el Globo de Oro
en 1977. Otra de sus más importantes obras es “El mar de la fertilidad” (豊饒の海) la cual es una te-
tralogía compuesta por cuatro novelas: “Nieve de primavera” (春の雪), “Caballos desbocados” (奔馬),
El templo del alba (暁の寺; Akatsuki) y La corrupción de un ángel (天人五衰), ésta última fue publi-
cada tras su muerte, ya que Mishima la envió a su editor el día de su suicidio.
Mishima fue un prolífico escritor con 40 novelas, 18 obras
de teatro, 20 libros de relatos y 20 libros de ensayos en los
que expresó su anhelo por el Japón imperial y el rescate de
las tradiciones niponas como símbolo de orgullo nacional,
así mismo fue nominado al premio nobel de literatura, sin
embargo este le fue entregado a su amigo Yasunari Ka-
wabata (川端 康成). Consecuente con su ideología formó
la Tatenokai, una especie de milicia privada regida por los
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principios samuráis con la que buscó dar un golpe de estado para restaurar al Emperador. A pesar
de su ideología cercana al fascismo, su obra es hoy en día aclamada por su belleza y profundidad en
los temas y recomendable ampliamente como básica en cualquier biblioteca personal.
Miguel Ángel Montoya Casasola
Frases de Yukio Mishima:
“Las buenas maneras no presuponen la obediencia a la voluntad ajena.”
"Hay días en los que uno tiene la impresión de que los hombres viven como ratas y no siente el menor
deseo de parecerse a ellos"
“¿Queréis tanto a la vida como para sacrificar la existencia del espíritu?”
"Los jóvenes de ahora hacen exactamente lo que siempre hicieron los jóvenes. Sólo la indumentaria
difiere. Los jóvenes creen estúpidamente que lo que es nuevo para ellos debe serlo también para cual-
quier otro. Por mucho que abominen de los convencionalismos, están simplemente repitiendo lo que
otros hicieron antes. La única diferencia es que la sociedad ya no se asombra tanto como antes de sus
extravagancias y que para llamar la atención los jóvenes han de incurrir en exageraciones cada vez ma-
yores"
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Madre Cautiva
“Los días que pasé en el hospital tuve que adaptarme a un nuevo
cambio: al de la maternidad satisfecha: al de olvidar que era una
mujer y que había ingresado al estado de madre”, Angelina Mu-
ñiz-Huberman (1)
De pronto me descubrí mirando su rostro desenca-
jado, una ilusión ausente, sonreía mientras miraba
el rostro alegre del hombre, al escuchar mi voz volvió su mirada y trató de asociar su pensamiento y sus
palabras. Su voz cálida resonó alrededor de la mesa, su mano blanda rozó la piel del hijo. Sus ojos se
llenaban de cristalinas lágrimas en cada despedida. Era el mismo ritual cada vez que lo veía alejarse
tras la reja que divide la calle y la prisión. Sí, ella era su madre.
En la sociedad mexicana como en la mayoría de los países judeo-cristianos el concepto de mujer se
asocia de forma genuina a la maternidad, pareciese que el ser madre es la única forma en que la mujer
completa su identidad. El símbolo de la madre se enaltece y a la vez se sacrifica, la dicotomía madre-hijo
va más allá de la concepción y del parto, más allá de esos nueve meses que ella tiene al feto en su vientre
y éste se nutre de ella, de su cuerpo, de su carne y de su sangre; más allá de esas horas de parto y de ex-
pulsión, es como si ese pequeño ser se convirtiera en la cruz o cadena de dolor para la madre.
La maternidad no sólo es amor, implica un cambio constante para la mujer, adaptaciones nuevas y la re-
afirmación de valores. Muchas madres se enfrentan a la culpa cuando sus hijos se ven rodeados de cosas
negativas que lastiman su vida, así puede ser el sentir de una madre, sin embargo, alguna vez nos hemos
preguntado qué viven las madres de mujeres y hombres encarcelados en los centros preventivos, qué cau-
tiverio enfrentan ellas al ver a sus hijos tras las rejas, qué juicios sociales enfrentan.
Comúnmente estas mujeres son juzgadas por la sociedad como “malas madres”, porque sus hijos cometie-
ron un delito, sin embargo, la actitud delictiva no es algo que las madres fomenten en ellos, es cierto que
el amor excesivo y permisivo a veces forma maneras poco rectas en los individuos, pero son decisiones
“Maternidad” Osvaldo Guayasamin
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propias en las que no interfiere la madre. Muchos de los internos son abandonados por los familiares como
esposas, hijos, hermanos, pero la madre vive este cautiverio junto a ellos.
El cordón umbilical que la unió al feto durante el embarazo es un lazo que parece unirlos de por vida. “La
maldita y desgraciada madre que lo había parido […]. Con todo la madre iba a visitarlo, existía, a pesar de
lo inconcebible que resultaba su existencia” (2), sea por amor o por culpa sus madres nunca los abandonan,
tratan de llevarles en los días de visita un banquete distinto, en su mirada se ve un acto de amor y de culpa.
Una culpa constante que se convierte en “un arma de domesticación y sometimiento a una cultura totalitaria
que [las] acusa falsamente” (3), de ser ellas las responsables del destino oscuro de sus hijos. Esta culpa las
convierte en seres frágiles, rechazadas y juzgadas por las necesidades de los otros. La culpa hacia ellas mis-
mas por no haber salvado a sus hijos de ese destino las hace inquisidoras de su conciencia, “la cosa era que
de cuando en cuando lanzaba un suspiro espeso y ronco. ‘La culpa no es de nadien, más que mía, por ha-
berte parido” (2).
Su voz se quebraba cada vez que salía y estiraba su mano parca y arrugada para darle la bendición a su
hijo. Él le daba un beso en la mejilla con la esperanza de volver a verla el próximo fin de semana, que era
el día de visita. Único día en que el mundo externo entraba al penal y él podía caminar por ese patio gris
que los domingos lucia de múltiples colores.
A pesar de todos los infortunios ellas están ahí para dar, nuevamente, la vida por sus hijos para prote-
gerlos, para seguirlos en el suplicio de su condena, ellas les dan a sus hijos cierta estabilidad y continuidad
en sus vidas. Ellas siguen alimentando la esperanza, “tener madre era la gran cosa para el cabrón” (2) y pa-
ra los internos tener a sus madres se convierte el máximo tesoro de sus vidas. Mientras tanto ellas desde la
calle viven una condena sin delito, sólo por el hecho de ser madres de un convicto.
Alicia Aguilar
BIBLIOGRAFÍA
(1) Muñiz-Huberman, Angelina.
(2) Revueltas, José. (1969). El Apando. Ed. Era. México
(3) Mizrahi, Liliana. (2003). Las mujeres y la culpa. Herederas de una moral inquisidora. Ed. Nuevo Amanecer. Buenos
Aires, Argentina
(4) Foucault, Michel. (1976). Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión. Ed. Siglo XXI. Buenos Aires, Argentina
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Juan 1:1 Tu Alma, Mi prisión.
Las cadenas me limitarán poder abrazarte de noche,
los barrotes impedirán que tu cuerpo y el mío juntos
estén.
Las paredes me prohibirán salir a buscarte.
Pero tú, mi mayor prisión, mi condena, mi desdicha, mi
frustración.
Eres peor que todas esas ataduras que me prohíben
tocarte, puesto que tú me has metido en ésta, tu prisión,
negándome la libertad de sentirte, verte, besarte,
acariciarte y amarte.
¡Qué desdicha!
¡Qué pena me da saber que no eres mía!
¡Qué miedo al sentir que eres de otro!
Y qué tristeza que en esta tu cárcel, tú me olvides, pues dicho es-
tá…Tu alma, Mi prisión.
Alanna Díaz.
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¿Saben de quién estoy hablando?
Yo no sé si me sangran los ojos, o si son mis lágrimas las que de allí brotan. Puedo ver, sí, por más
que esté roto, puedo ver ¿Acaso me sirve de algo ver esto que yo veo? No sé qué es lo que pasó, pero
siento que hay algo en mi interior que todavía sigue libre. Al ver los muros recuerdo mi pasado, cuando
el mundo se trataba solamente de juegos y dulces. Ahora los años me han pasado por arriba, por el costa-
do... no lo sé ¿En dónde estoy?, me pregunto. Quiero entender cuál fue el momento en el que salí de mi
cuarto para llegar hasta aquí; cuándo fue que mis compañeros del colegio dejaron de hablarme, como si
se hubieran esfumado, para terminar en un lugar extraño, un sitio que no me corresponde.
A veces tengo la oportunidad de espiar por la ventana, entonces miro a la luna. Su cuerpo desnudo y
luminoso me recuerda a los momentos aquellos en los que, al menos esto es lo que yo creo, podía andar
por donde quisiera. Ahora todo es distinto, siento como si las piernas me pesaran. La miro, quieta, inmen-
sa, la luna. Todo lo que quiero es poder tocarla, pero, ya lo dije, no sé en dónde estoy. Entonces oigo vo-
ces que llegan del otro lado del pasillo, me piden que haga esto, que haga aquello; me gritan que guarde
silencio cuando quiero cantar... ¿Por qué será que ya no puedo cantar? <<El canto es la voz de la libertad,
amigo mío>>, me dice un viejo que a veces se sienta a mi lado. No lo conozco, tampoco quisiera hablar
con él, aunque, por otro lado, parece ser una buena persona ¿Por qué estará también aquí? No se puede,
no se puede cantar. Y mis ojos sangran, es decir, no sé si sangran o lloran. Me gustaría saberlo, pero sé
que antes debo averiguar otras cosas. Pero la luna, tan hermosa allá arriba; mientras yo me desvelo (sé
que eso está prohibido), pienso en ella como si se tratara de ella. Nadie sabe de quién hablo, nadie podría
comprenderme. Los hombres, siempre pensando en mujeres. Yo estuve con una mujer, una sola, bueno,
una sola fue la que amé... Pero no quiero hablar de eso, tengo ganas de cantar, y aquí no se puede cantar.
Me siento triste, me siento tan extraño sin mi voz.
Los días son oscuros; las noches, cavernas. Me duele la esperanza, si está permitido decir eso. Y pien-
so en ella, ¿por qué se habrá ido? La extraño, creo que no voy a poder vivir mucho tiempo más así, aun-
que, sin embargo, me queda la luna; la luna y su luz que me acompaña un rato, al menos hasta que me
quede dormido. Tarde, muy tarde, tengo miedo de cerrar los ojos y de que esto se transforme en algo mu-
cho peor. La extraño, ¿saben de quién hablo? Pues sí, de ella, porque es ella, la libertad.
Voy a dejar mis ojos, que se cierren despacito. Tal vez, al menos en un sueño, nos volvamos a encon-
trar.
Federico Ambesi
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La prisión.
Rejas y celdas,
llenas de reos,
en un monstruo del infierno
de granito, sangre y metal
de gente sin calma,
que hace mucho perdió su alma.
Perdidos entre ellos mismos,
-un laberinto sin luz ni signos-
soportar la violencia
perdidos en sí, sin lugar
para los débiles
Horror, gritos ahogados, suspiros,
recuerdos encarcelados,
-Dientes rotos, huesos rotos-,
cadáveres vivos que se van amontonado
en mínimos espacios;
donde la idea misma de libertad no sólo pierde sentido,
desaparece.
Inocentes y culpables,
-tatuajes, bandas, devotos -
Entran hombres,
y salen muertos.
Joaquín Eduardo Muciño Lima
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El ángel del misterio
En el sistema penitenciario español, a la prisión central de Burgos le estaba
asignado el ser el eslabón más bajo, donde se mataba a los presos a palos.
Joan García Oliver
Hay personas que simplemente no caben entre muros, no por la nobleza de su alma, como tampoco por su amor a la libertad, ni
por alguna otra cursilería, y él… él sólo no encajaba en esta prisión.
Nuestro singular personaje no era un ladrón profesional, ni un asesino, tampoco uno de esos “luchadores de la libertad” que ha-
bían llegado ahí por algún motivo político. Él era simplemente un gitano que quizá había estafado a algún funcionario, robado a
mano armada una taberna o quizá escupido a la cara de un gendarme. El cómo había caído ahí siempre sería un misterio para
todos.
En prisión llegó a ser respetado por beber más que los demás y admirado por aguantar como ningún otro las ensañadas madrizas
de los custodios. A pesar de ser el único de su estirpe ahí dentro y de no pertenecer a ninguno de los distintos gremios criminales,
se mantuvo, ante cualquier circunstancia, leal ante los demás reos. Si los palos en el rostro, las costillas rotas, la bota en los riño-
nes, el agua en los pulmones no lo hacían “cantar”, el pan y la cama con suaves sábanas sólo lo hacían proferir las más creativas
injurias en contra de las madres de los interrogadores.
De su condena, se sabía que originalmente no era larga, pero se había ganado más de cien años por diversos “incidentes” ocurri-
dos entre aquellos muros. Entre su repertorio se encontraba el apostar en los juegos de baraja (dato interesante es que nunca per-
dió, todos sabían que él hacía trampa pero como no lo podían demostrar le pagaban puntualmente), guardar cartas prohibidas para
los “políticos” y clavar una punta en el hígado de un custodio que decidió afirmar que los gitanos eran “unas ratas mentirosas”.
Los años pasaban y los castigos no lograban domesticarle y como no era nadie “importante” tampoco lo eliminaron. Todo se pre-
sentó ante él de un modo tan rutinario que incluso llegó a considerar que las torturas habían perdido toda su creatividad. Con el
tiempo sólo se hizo más taciturno, cada día bebía y cantaba menos pero fumaba más. No es que odiara ese lugar, ni que le espera-
ra uno mejor allá afuera, sólo no se hallaba ahí, era un tigre de bengala en medio del Sahara.
Un día de febrero sencillamente dejó de hablar. Por el día trabajaba y se ejercitaba, al atardecer se sumía en sus pensamientos.
Recorría centímetro por centímetro aquellos infranqueables muros de color gris que se imponían como un atemorizante Goliat
ante los diminutos internos. En un inicio, su comportamiento empezó a llamar la atención de custodios y prisioneros que sospe-
chaban de algún plan de escape pero pronto todo eso pasó al olvido gracias a la fuerza de la rutina que todo erosiona. Pronto se
convirtió en una sombra…
Ese año, la carencia de lluvias y el intenso sol de mayo habían creado un fino polvo que se introducía como un espíritu malévolo
en los pulmones de todos en la prisión entorpeciendo los sentidos. El sudor pegaba la ropa a los cuerpos y aquellos hombres bus-
caban desesperadamente la sombra o algún medio para olvidar la desgracia de ese incandescente sol ante el cual se encontraban
inermes.
El calor tiene un efecto estupefaciente y aquel día sin duda fue el más caluroso de ese agotador mes de mayo, de manera que las
figuras aletargadas de los custodios sólo pudieron contemplar como espectadores impotentes al gitano, quien de la lavandería
tomó una larga pértiga y emprendió una carrera por la longitud de patio. Corrió como nadie había corrido antes, sus enormes
piernas asemejaban las de las gacelas. Al final del patio, el cuerpo semidesnudo, endurecido por los golpes, enclavaba la garrocha
entre el piso y el muro insalvable de la prisión. En ese momento, el tiempo en la prisión se detuvo y todos contemplaron, con
franca esperanza, la belleza de ese semidiós olímpico que emprendía el vuelo por encima de aquellas grises paredes. Era un án
gel misterioso que emprendió el vuelo para escapar de aquel infierno al cual ya no pertenecía.
Al caer al suelo, corrió y nunca miró atrás. Miguel Ángel Montoya Casasola
Memorias de Santiaguito
Una idea de la prisión muy común entre la gente, un poco por lo que se conoce en las pelícu-
las, en la televisión, en los libros, por lo que le han contado y un tanto por lo que se imagina, es
que encontrará ahí a tipos tatuados, alguno que otro mara, algunos cholos, el chico con las cicatrices en la
cara, un grupito de pandilleros, adoradores de la santa muerte, personas que no pensarían dos veces en qui-
tarte alguna posesión o hasta amenazarte con tomar tu vida, que no distinguen el bien del mal y que no de-
berían salir nunca. Y aunque no están del todo equivocados, no hay nada más lejano a la realidad.
Santiaguito es el Centro Preventivo más grande del Estado de México y alberga a más de 3000 reos, por
ser un penal estatal encontramos que la mayoría de los internos son presos comunes, sin embargo ha aloja-
do a algunos invitados destacados, tal es el caso de Raúl Salinas de Gortari, hermano de nuestro “ilustre”
ex presidente, a Rodrigo Vallejo Mora, hijo del ex gobernador de Michoacán, Guadalupe Buendía, mejor
conocida como “La loba” quien pretendía ocupar la alcaldía de Chimalhuacán; por decir algunos.
El resto de los internos son en su mayoría ladrones, narcotraficantes de poca monta, unos cuantos presos
políticos, pandilleros, defraudadores, algunos campesinos, y claro también hay homicidas, secuestradores,
violadores, etc. Y aunque la mayoría afirma que llegaron ahí por un error y que son inocentes, hay quien
de verdad no merece estar en ese sitio, que no pudo defenderse o que simplemente no supo ni cómo llegó
ahí.
Sin importar por qué o cómo llegaron ahí, una vez
que están adentro, tienen varias maneras de afrontar
el encierro. Santiaguito está diseñado para que
(utópicamente) los internos tengas las herramientas
necesarias para que una vez afuera sean parte pro-
ductiva de la sociedad, y para eso se ofrece una Es-
cuela, talleres en los cuales puedan aprender algún
oficio, actividades artísticas y deportivas, una clínica,
y áreas recreativas, entre otras cosas. Pero las cosas
generalmente no marchan según lo planeado o esta-
blecido por el sistema.
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El promedio de edad de los internos es de entre 30
y 40 años, y una gran mayoría son padres o madres
de familia, por lo que buscan la manera de ganar
algo de dinero, el Penal cuenta con una Fundidora
y una Fábrica de ropa “Vicky Form” en las cuales
se trabaja una jornada de 8 horas diarias por un
salario quincenal de 500 pesos, quizá quienes esta-
mos afuera no aceptaríamos un trabajo así con un
salario tan pequeño, pero ahí si quieres ganar dine-
ro de manera limpia no hay otras opciones, así que
en las fábricas generalmente te encuentras con per-
sonas como el señor Celestino, quien lleva más de
15 años trabajando en la Fundidora, llegó ahí acu-
sado de robo a mano armada, y dejando una esposa
con tres niños que ahora ya son jóvenes, una mala
decisión que le negó estar en los momentos más
importantes con su familia, pero de los pocos afor-
tunados que después de 15 años aún recibe visitas.
Una de las maneras de ganar dinero es haciendo
artesanías, principalmente en madera, que poste-
riormente se ponen a la venta el día de visitas, a un
precio realmente bajo. Ahí podemos encontrar cua-
dros, portarretratos, alcancías, alhajeros, relojes,
barcos, etc., y aunque no es muy redituable es una
manera de mantenerte ocupado y ganar algún dine-
ro.
También hay por supuesto, los más intrépidos que
se dedican a distribuir, discretamente, algún tipo
de droga o contrabando; de lo primero lo más co-
mún es la mariguana que llega a un buen porcenta-
je de la población de Santiaguito, por lo cual
las autoridades mandaron construir una clínica
de desintoxicación en la que internaban a los
presos que encontraban bajo el efecto de algu-
na droga, resolviendo con eso, desde su punto
de vista, el problema de la drogadicción. “El
modelo” ha estado en la clínica infinidad de
veces, llegó a Santiaguito cuando acababa de
cumplir 18 años, acusado de robo de auto con
violencia, junto con otros 3 amigos, por ser los
otros menores de edad sólo a él lo recluyeron
ahí, a los 18 años se tienen ganas de conocer el
mundo, de viajar, de conocer gente, etc., sin
embargo todas sus ilusiones fueron desapare-
ciendo al pasar el tiempo, la mariguana le ayu-
daba a pasar el rato, o a encontrar un escape, o
qué se yo, pero reincidir tantas veces en ella le
acumuló una condena total de 40 años, por lo
que ya no se molesta en pensar con el día que
salga de ahí.
17
En cuanto a contrabando los internos quieren sentirse cada vez más como en casa, por lo que del exterior
(muchas veces por los propios custodios) les llegan toda clase de cosas: televisiones, dvds, kits de ma-
quillaje, secadoras, grabadoras, películas, artículos de higiene personal que no consiguen dentro, ropa,
tenis de marca, cobijas, etc., y una de las cosas que más se pide son los celulares, una gran parte de los
internos cuenta con uno, y por las tardes, cuando vuelven a su celda es cuando más los usan; muchas ve-
ces se han implementado aparatos para bloquear la señal telefónica en esa área pero no dura demasiado, y
aunque varias veces al año tienen inspecciones sorpresa en la cual les es retirada la mayor parte del con-
trabando, no tardan mucho en volver a conseguirlo.
Los que quieren salir rápido de aquel lugar y que son candidatos para preliberaciones o que llegaron con
una condena corta hacen lo posible por acudir a sus distintas áreas y cumplir con lo que se les pide. Las
áreas están conformadas por la Escolar, la de trabajo social y la de psicología y si se quiere lograr una
aprobación para salir de ahí tienen que pasar primero por el visto bueno de éstas.
En el área de psicología se tiene que ir a la sesión 2 veces por semana, en ella se aplican algunos cuestio-
narios y se realizan pruebas para observar el avance del reo y sólo si se nota alguna mejoría se da el visto
bueno. Juan Manuel lleva ya varios meses esperando la aprobación de dicha área, llega todos los días
temprano y no le importa esperar más de media hora a su psicóloga, quien lo recibe de manera fría y dis-
tante, llevando consigo una libreta y unas imágenes, le pide que llene unos cuestionarios y a continuación
le muestra unas imágenes en las cuáles le pide que describa lo que ve en ellas; sale de la sesión un poco
aburrido y confundido, esperando que esta vez le haya ido bien; sin embargo a la semana siguiente le in-
forma su psicóloga que no puede darle su aprobación ya que en el cuestionario afirmó que sus colores
favoritos son el rojo y el negro, lo cual expresa de manera certera que aún es una persona violenta y no
apta para salir al exterior; él sabe sin saber muy bien qué fue lo que pasó ahí y con un desánimo que lo
agobia, pensando que quizá deberá desistir de eso, pero a la semana siguiente vuelve puntual a su cita es-
perando que esta sea la definitiva.
En área de servicio social determina si el interno está o no en condiciones de salir basados en el ambiente
familiar y laboral que le espera afuera. Su tarea es ir a visitar el lugar en el cuál vivirá el interno de ser
aprobada su salida, así como conocer a la o las personas con las que vivirá, ya que siempre debe haber
alguien afuera que se haga responsable del interno cuando éste salga, y por último conocer el lugar y las
condiciones donde se supone trabajará. Otra de sus tareas es brindar servicio a las personas que van de
18
visita a Santiaguito, otorgando credenciales de visita o conyugales; así como la organización de bo-
das, bautizos o reconocimiento de niños en el interior del Penal.
Pero no siempre funciona como debería, los días de visita llega la gente desde las 6 de la mañana a
formarse para el registro de su credencial o cualquier otro trámite, la oficina se abre a las 9 de la ma-
ñana pero las trabajadoras no llegan hasta las 9:30 o 10, y con una actitud prepotente comienzan a
realizar los trámites, los cuáles muchas veces no se concretan por una u otra cosa, la falla de su siste-
ma es una de las más comunes, o que sin avisar cambian el procedimiento y faltó algún documento,
o que el tiempo se terminó y ya no alcanzaste, porque en su horario de 9 a 1, hicieron una pausa para
desayunar, otra para almorzar y varias sólo para ponerse al corriente de lo que hicieron el día ante-
rior, así que otras personas optan por ingresar pagando cierta cuota a los custodios de la entrada y las
aduanas, que va alrededor de 200 pesos por persona.
La Escuela ofrece desde primaria, secunda-
ria y preparatoria, pero muy pocos logran
terminar esta última; hay dos Escuelas den-
tro del Penal, la que está en el área de hom-
bres y la de mujeres, la jornada escolar va
de las 9 de la mañana a las 2 de la tarde
aproximadamente. En las clases por lo re-
gular son contados aquellos que realmente
van para aprender, pasar sus exámenes y obtener el título, la mayoría sólo va por requisito y para
pasar el rato, así que es común que las clases muchas veces se desvíen de los temas y se conviertan
más en una plática informal, ellos quieren ser escuchados y es así donde a veces encuentran espa-
cio, las maestras por lo general se ven más como amigas que como profesoras, aunque ellas mantie-
nen una distancia muy marcada. Andrea hacía su servicio social impartiendo un taller de literatura,
un día les leyó “La nana de las cebollas” de Miguel Hernández y les explicó acerca de su rima y las
figuras del lenguaje, pero lo que a ellos les interesó fue la imagen del hombre preso que no pudo
estar con su hijo y su esposa, y se vieron reflejados en los sentimientos de impotencia y tristeza del
sujeto lírico, y comenzaron a echar de menos a sus familias y contar la última vez que los vieron, o
las cosas que más extrañan de ellos, o cómo no pudieron verlos crecer, etc.
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El fútbol americano y el frontón son los deportes
que más se practican en Santiaguito. El primero
requiere de mucha disciplina y una buena condi-
ción física, por lo general entrenan todos los días
en la mañana y en la tarde, y participan en tor-
neos regularmente, compitiendo por zonas y ju-
gando así con equipos de todo el valle de Tolu-
ca, y también en algunos torneos con Universi-
dades, jugando con Potros, Borregos, los Búfa-
los, los Fantasmas, entre otros. En el frontón se pasa gran parte del tiempo libre y en esa actividad parti-
cipan muchos de los internos, siendo quizá el deporte más popular; los torneos a diferencia de los de fut-
bol americano son de manera interna.
“La loba”, que es la mandamás, ha obsequiado uniformes a los primeros lugares del torneo de ameri-
cano y frontón; pero no conforme con esto ella también ha hecho traer una serie de vestidos de noche
que regala a las internas más allegadas a ella para el concurso de baile que se llevará a cabo en el audito-
rio.
Singular personaje es Guadalupe Buendía, “La loba”, que llegó a Santiaguito en el año 2000 por el de-
lito de homicidio tras los hechos violentos de la toma de la alcaldía de Chimalhuacán, donde perdieron
la vida nueve personas, además de fraude millonario, por lo que recibió una condena de 50 años; presu-
miblemente tenía amistad con Enrique Peña Nieto, Camacho Quiroz y demás políticos priistas, pero aun
moviendo sus influencias no logró que la liberaran gracias a la presión ciudadana, por lo que comenzó a
adueñarse de Santiaguito logrando que se hiciera su voluntad en todo. Cada año se festeja su cumplea-
ños a lo grande, con pastel, bebida, regalos, mariachi y banda, etc. y tanto, custodios, administrativos,
directores, etc., se hacen de la vista gorda con su respectiva ganancia en mano tras los festejos que a ve-
ces duran hasta tres días. Para forjar aliados, o mantener a su gente a raya son frecuentes sus demostra-
ciones de generosidad al apoyar a los internos en eventos culturales y artísticos, así como rodear de co-
modidades y atenciones a sus más allegados, asegurando con eso su apoyo incondicional.
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Los días 28 de cada mes Santiaguito se pone de fiesta,
festejan a San Judas Tadeo, que es el santo elegido
por muchos para confiar sus oraciones y reconfortar
su mente, con música, y colores se pasea al santo por
todas las instalaciones, algunos portan medallas, otros
escapularios, pulseras o simplemente se visten de ver-
de para venerarlo y parecen recobrar por lo menos ese
día la esperanza que difícilmente se mantiene viva en
ese lugar. En las celdas se tiene un pequeño altar que
ese día se llena de flores, dulces y anhelo. Y se piensa
en la vida que se ha dejado atrás, esperando con fe
recobrarla de nuevo y alivia la soledad en la que están
sumergidos.
Si bien hay más de 3000 personas en aquel lugar el
sentimiento de soledad y abandono es muy fuerte, la
mayoría se desconecta por completo de sus familiares
y amigos, menos del 30% de la población recibe visi-
tas, y mucho menos aún de manera frecuente.
Las visitas se permiten los días sábados, domingos y
algunos días festivos importantes, como Navidad, Se-
mana Santa, día de muertos y Año Nuevo. La gente
comienza a llegar desde muy temprano y las puertas
se abren a las 9 de la mañana, al entrar al patio de vi-
sitas todo se vislumbra diferente, el color beige que
absorbe la mayor parte del edificio y las personas hoy
parece opacarse por las lonas de los puestos de artesa-
nías, por la ropa colorida de los visitantes, por los
manteles, por los cuadros, por la alegría. Los internos
se visten con sus mejores ropas y su rostro parece
irradiarse de luz en contraste con los rostros
acartonados y ocres que se ven todos los
días.
Los grupos se preparan para tocar y ganarse
unas monedas, el flaco Berrelleza y sus
compinches entonan canciones norteñas en
su recorrido alrededor de las mesas, el trova-
dor deleita a las parejas con canciones ro-
mánticas y los rockeros se posan al lado del
comedor tocando aquella canción de Liran
roll que se ha convertido en un himno para
todos los presos y que se toca en todos los
eventos y cada día de visita que refleja el
sentir de muchos en sus estrofas: “No, no
puedo más, no puedo más, con la soledad,
me está matando, cada día más. No, no sé
qué hacer, no sé ni a dónde ir, no hay con
quien hablar, me siento solo y quiero llo-
rar…”
21
Erika llega temprano a visitar a su esposo, trae consigo a sus dos pequeños que llegan a ver a su padre y
corren ansiosos a abrazarlo, Trini llega cargando un pastel para sorprender a su esposo por su cumplea-
ños, la señora Paty trae consigo grandes bolsas en las que lleva comida, fruta y ropa para su hijo, la señora
Teresa lleva 4 años yendo cada domingo a visitar a su hijo, esta vez llega acompañada por su nieta, quien
no ha visto a su padre en más de 3 años. Uno pensaría que estando encerrado es imposible que se conozca
gente o más aún, que se tenga una relación sentimental, pero un hecho curioso es que muchas personas se
han encontrado con el amor en el lugar que menos se imaginaron, personas que visitan a sus padres, her-
manos, primos, o a algún amigo comienzan una amistad con algún interno, que muchas veces termina en
una relación sentimental, algunas sin importancia o sólo por probar la aventura, pero hay algunas más que
terminan hasta en boda.
También hay quien va por primera vez, Laura va a visitar a su hermano y entra temerosa y avergonzada,
rogando porque nadie la haya visto, al entrar mira a todos con desdén y queriendo sentirse diferente a
ellos, pensando que es un error y algo temporal que esté en ese sitio. Con cada visita se le ve un poco más
confiada y menos avergonzada, ha encontrado en ese lugar a su vecino que no había visto en años, otra
ocasión reconoció a quien fue su profesor años atrás visitando a su padre, también vio a una compañera
de escuela con quien jugaba de niña, y en cada visita le iba pareciendo más familiar ese lugar, y disfrutaba
de la compañía de su hermano y compraba una artesanía para llevarle a sus hijos y disfrutaba de las can-
ciones que entonaban en el patio de aquel lugar que hace poco le había parecido tan ajeno.
Alicia Díaz Rojas
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La palabra y el poeta
Nanas de la cebolla
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte,
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne aleteante,
súbito el párpado,
23
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
Miguel Hernández
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Hombre preso que mira a su hijo
Cuando era como vos me enseñaron los viejos
y también las maestras bondadosas y miopes
que libertad o muerte era una redundancia
a quien se le ocurría en un país
donde los presidentes andaban sin capangas.
Que la patria o la tumba era otro pleonasmo
ya que la patria funcionaba bien
en las canchas y en los pastoreos.
Realmente no sabían un corno
pobrecitos creían que libertad
era tan solo una palabra aguda
que muerte era tan solo grave o llana
y cárceles por suerte una palabra esdrújula.
Olvidaban poner el acento en el hombre.
La culpa no era exactamente de ellos
sino de otros más duros y siniestros
y estos sí
cómo nos ensartaron
en la limpia república verbal
cómo idealizaron
la vidurria de vacas y estancieros
y cómo nos vendieron un ejército
que tomaba su mate en los cuarteles.
Uno no siempre hace lo que quiere
uno no siempre puede
por eso estoy aquí
mirándote y echándote
de menos.
Por eso es que no puedo despeinarte el jopo
ni ayudarte con la tabla del nueve
ni acribillarte a pelotazos.
Vos ya sabés que tuve que elegir otros juegos
y que los jugué en serio.
Y jugué por ejemplo a los ladrones
y los ladrones eran policías.
Y jugué por ejemplo a la escondida
y si te descubrían te mataban
y jugué a la mancha
y era de sangre.
Botija aunque tengas pocos años
creo que hay que decirte la verdad
para que no la olvides.
Por eso no te oculto que me dieron picana
que casi me revientan los riñones
todas estas llagas, hinchazones y heridas
que tus ojos redondos
miran hipnotizados
son durísimos golpes
son botas en la cara
demasiado dolor para que te lo oculte
demasiado suplicio para que se me borre.
Pero también es bueno que conozcas
que tu viejo calló
o puteó como un loco
que es una linda forma de callar.
Que tu viejo olvidó todos los números
(por eso no podría ayudarte en las tablas)
y por lo tanto todos los teléfonos.
Y las calles y el color de los ojos
y los cabellos y las cicatrices
y en qué esquina
en qué bar
qué parada
qué casa.
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Y acordarse de vos
de tu carita
lo ayudaba a callar.
Una cosa es morirse de dolor
y otra cosa es morirse de vergüenza.
Por eso ahora
me podés preguntar
y sobre todo
puedo yo responder.
Uno no siempre hace lo que quiere
pero tiene el derecho de no hacer
lo que no quiere.
Llora nomás botija
son macanas
que los hombres no lloran
aquí lloramos todos.
Gritamos, berreamos, moqueamos, chillamos, maldecimos
porque es mejor llorar que traicionar
porque es mejor llorar que traicionarse.
Llorá
pero no olvides.
Mario Benedetti
26
Inventario
Los motivos por los que alguien puede llegar al encierro penitenciario pueden ser di-
versos, desde los crímenes consecuencia de la miseria, hasta los pasionales, claro sin olvi-
darnos de los políticos. Cualquier persona se encuentra sujeta a la fatalidad del destino y aquellos que
piensan que “jamás lo harían”, por más firme que sea su convicción y la sinceridad de sus palabras, pue-
den simplemente flaquear por un instante más corto que un parpadeo, ser víctimas de la ingenuidad que
ha tantos ha llevado por los senderos del infierno o simplemente ser conducidos por fuerzas más grandes
que ellos mismos hacia ese temible lugar entre muros. A esta afirmación no se está exento por la profe-
sión que se ejerza y panaderos, carpinteros, vagos, profesores, e inclusive escritores han caminado por las
fauces de aquella bestia llamada presidio. En esta entrega de La letra errante hemos decido presentar en
nuestro inventario una lista de los escritores famosos que han sufrido en confinamiento y las causas que
los han llevado ahí.
Oscar Wilde: Acusado de sodomía por el
marqués de Queensberry quien era padre del
amante de Wilde, Alfred Douglas. Por este
motivo fue condenado a dos años de trabajos
forzados en 1895.
Álvaro Mutis: Tras una serie de conflictos
financieros en su natal Colombia, tiene que
salir exiliado a México, donde por distintas
razones (según a quien se le pregunte) fue
encerrado durante quince meses en Lecumbe-
rri.
Fiódor Dostoyevski: Perteneciente a un grupo de jóvenes socialistas que estudiaban obras prohibidas
por el Zar, Dostoyevski fue enviado, junto a sus compañeros al destierro en Siberia, y condenado a
pena de muerte, no obstante, antes de la ejecución, su pena fue conmutada por cuatro años de trabajos
forzados.
Miguel Hernández: Al finalizar la Guerra Civil Española, con el triunfo de los fascistas, se exilió a
Portugal donde fue identificado por las autoridades como un republicano y fue enviado a prisión, pri-
mero en este país y luego trasladado a España.
José Revueltas: Condenado a 16 años de prisión por su apoyo al movimiento estudiantil mexicano de
1968. Su estancia en prisión se redujo a dos años tras la salida del presidente Gustavo Díaz Ordaz.
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Miguel Cervantes: Acusado de malversación cuando trabajó como recaudador de impuestos. Fue en-
carcelado en 1957 y en el encierro escribió su famoso Don Quijote de la Mancha.
Lope de Vega: Por su poesía satírica fue acusado de difamación contra su examante y su familia lo que
lo condujo a una temporada en prisión.
Jean Genet: Desde temprana edad, inmiscuido en el mundo de los robos, alcohol y estafas, pasó en di-
versas temporadas por prisiones y reformatorios. Por su estilo de vida delictivo fue finalmente acusado
a cadena perpetua pero el apoyo de Cocteau, Sartre y Picasso logró librarlo de esa condena.
William Seward Burrough: Pasó una brevísima estancia de tre-
ce días en la prisión de Lecumberri en México tras el asesinato
de su esposa, a quien disparó en un juego mientras estaba bo-
rracho.
Émile Zola: Condenado por el Estado a un año de prisión y una
multa de 7,500 francos tras publicar J’accuse…!, una célebre
defensa del general francés de origen judío Alfred Dreyfus en la que desenmascaró el antisemitismo
francés.
Henry David Thoreau: Al negarse a pagar impuestos al gobierno
norteamericano como forma de protesta durante la guerra contra
México fue enviado a la cárcel por las autoridades de su país.
Voltaire: Fue enviado a la prisión y el exilio en numerosas ocasio-
nes por sus sátiras contra los aristócratas, no obstante fue su texto
dirigido contra Felipe II, duque de Orleans, lo que lo condujo a la
Bastilla en donde escribió “Edipo”.
Voltaire
Paul Verlaine: Tras haber bebido, disparó a su antiguo amigo Rimbaud con quien había tenido di-
ferencias por la difícil personalidad de ambos. Los disparos no hirieron de gravedad al joven poeta
y Verlaine se mostró sinceramente arrepentido, sin embargo esto lo condeno a una temporada en
prisión.
Francisco de Quevedo: Fue consejero del Duque de Osuna, pero al caer éste en desgracia, Quevedo
fue enviado al Destierro en la Torre de Juan Abad por sus enemigos políticos.
28
Ezra Pound
Marqués de Sade: Su controvertida conducta sexual lo llevó a
pasar más de 29 años de encierro entre prisiones y asilos menta-
les, ya fuera juzgado por el Antiguo Régimen o por el Revolu-
cionario.
Ezra Pound: Fue encarcelado y encerrado en un hospital psi-
quiátrico acusado de traición al ejército norteamericano y antise-
mitismo por haber apoyado al régimen de Benito Mussolini.
Dalton Trumbo: El escritor del guion de Espartaco fue encarce-
lado en los años del macartismo norteamericano por haberse ne-
gado a acusar a sus compañeros señalados como comunistas.
Aleksandr Solzhenitsyn: Acusado de antiestalinismo fue conducido a trabajos forzados en Siberia tras
haber escrito una carta a un amigo suyo en la que expresaba su desacuerdo con la política Stalin.
Tomás Moro
Isaak Bábel: Por su postura crítica al régimen de Sta-
lin y su cercanía al pensamiento de Trotski, fue enjui-
ciado como traidor a la patria y encerrado en 1939
sólo para ser ejecutado durante ese mismo año.
Tomás Moro: Cuando Enrique VIII decidió fundar la
iglesia anglicana exigió a sus súbditos el prestar jura-
mento antipapal, a lo cual Moro se negó. Por este
motivo fue condenado al encierro y posteriormente
decapitado
Miguel Ángel Montoya
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Al son del poeta The men in black
Johnny Cash (1932-2003) músico, cantante y uno de los compositores más talentosos de
Estados Unidos, incursionó en los géneros country, blues, rock and roll y folk principalmente,
destacando por sus letras sombrías, acompañadas de tristeza y melancolía, con temas como la pobreza,
el hambre y el dolor.
Siempre mostró un interés en las Prisiones y aunque era un hombre que frecuentemente tenía conflictos
con la ley, nunca llegó a ingresar a una prisión, aunque sí fue detenido en las comisarías en varias oca-
siones por distintos motivos, provocar un incendio forestal accidentalmente, arrancar algunas flores de
una propiedad privada, intentar cruzar la frontera de El Paso Texas llevando en el interior de su guitarra
drogas, etc.
Su interés en aquello lo llevó a recorrer las prisiones estatales con su banda y dedicando varias de sus
canciones a la vida en prisión, entre ellas y quizá la más emotiva de todas es San Quentin, cambiando el
nombre de ésta por el de la prisión a la que va provoca gran conmoción y tristeza a los presos al escu-
charla. También grabó dos discos en vivo en dos prisiones, la primera Folsom Prision y la segunda San
Quentin. Llevando posteriormente su música a la prisión de Österaker en Suecia en 1972. Gracias a esto
se ha convertido en el músico predilecto de los presos que a veces buscan refugio entre sus canciones, u
otras veces regocijo o esperanza.
Alicia Díaz
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San Quentin
San Quentin, you've been livin' hell to me
You've hosted me since nineteen sixty three
I've seen 'em come and go and I've seen them
die
And long ago I stopped askin' why
San Quentin, I hate every inch of you.
You've cut me and have scarred me thru an'
thru.
And I'll walk out a wiser weaker man;
Mister Congressman why can't you understand.
San Quentin, what good do you think you do?
Do you think I'll be different when you're
through?
You bent my heart and mind and you may my
soul,
And your stone walls turn my blood a little
cold.
San Quentin, may you rot and burn in hell.
May your walls fall and may I live to tell.
May all the world forget you ever stood.
And may all the world regret you did no good.
San Quentin, you've been livin' hell to me.
Johnny Cash
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Ecos del cine
Chicanos contra chicanos, eso es lo que ellos quieren. More-
nos y chicanos tronándose, así es como mantienen este lugar.
Cuando todos nos juntamos no hacen nada.
Película: Sangre por Sangre
Director: Taylor Hackford
Año: 1993
País: Estados Unidos
La política fronteriza es ridícula. Con razón al sur
de la frontera se ríen de nosotros. De nuestras leyes.
Miles de estos parásitos vienen como si una piñata hu-
biera explotado. ¡No se rían! No tiene nada de gracio-
so.
Película: Historia Americana X
Director: Tony Kaye
Año: 1998
País: Estados Unidos
¡No hay justicia para los pobres en América!... ¡Oh compa-
ñeros míos, continuad vuestra gran batalla! ¡Luchad por la
gran causa de la libertad y de la justicia para todos! ¡Este ho-
rror debe terminar! Mi muerte ayudará a la gran causa de la
humanidad. Muero como mueren todos los anarquistas, alti-
vamente, protestando hasta lo último contra la justicia…Por
eso muero orgulloso y estoy orgulloso de ello…
Película: Sacco y Vanzetti
Director: Giuliano Montaldo
Año:1971
País: Italia 32
Estudios Literarios
¿Qué es el texto?
El cuerpo de un libro es una entidad llamada “texto” que es el discurso que la constituye.
El texto es una unidad comunicativa, psicológica y expresiva. La palabra texto, etimológica-
mente, se deriva del verbo latino en participio texere (“tejer”). Así, “texto” remite a una ‘totalidad lingüís-
tica del discurso como un tejido’ (Martínez, 2001: 16). Un tejido porque reúne distintos discursos escritos
y orales que forman el contexto cultural del autor del cual parte para crear el texto ficcional. Lotman en
Semiótica de la cultura considera que la cultura debe entenderse como un texto porque tiene un carácter
sígnico coherente.
Por otro lado, Julia Kristeva define el texto como “un aparato translingüístico que redistribuye el
orden de la lengua, poniendo en relación una palabra comunicativa apuntando a la información directa,
con distintos tipos de enunciados anteriores o sincrónicos” (Kristeva, 1974: 15); es decir, al entender el
texto como un tejido, en él se encuentran voces de textos antes escritos (mitos hebreos, mitos griegos, tex-
tos hindús, etc.) o textos que se escriben a la par, así como los distintos acontecimientos que envuelven a
la sociedad los cuales determinan la visión del autor al momento de concebir el texto; y como resultado de
este fenómeno el texto se convierte en un espacio polifónico (Bajtín).
Así que el texto es el espacio en el que se crea un mundo posible fuera de la realidad real del autor,
se convierte en una estructura coherente de enunciados y se concreta en un acto comunicativo entre el au-
tor-texto-lector.
Alicia Aguilar
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La prisión de Abu Ghraib. Retrato de una aberración.
En las guerras, sin duda, los involucrados sufren un proceso deshumanizante, sobre todo
en la representación que tienen del enemigo. Esto quizá suceda de manera que sea más sen-
cillo el cumplir con su deber militar, sin embargo el fenómeno es fuertemente reforzado e impulsado por la
propaganda de los Estados y la ideología chovinista o racista que los mismos pregonen. No obstante, este
proceso de deshumanización no sólo es vivido por los soldados hacia el exterior sino también hacia el inte-
rior de ellos mismos rebajando su condición humana a través de actos vergonzantes como la tortura, el
abuso, la cobardía, la delación, etc. Ahora bien, el nombre de la prisión de Abu Ghraib pasará a los anales
de la historia como uno los casos más aberrantes de degradación humana. Durante la guerra de Estados
Unidos en Iraq, se montó en esta prisión un campo de tortura como pocos en la historia de la humanidad,
pues la tortura generalmente ha sido utilizada para obtener información, intimidar a sectores sociales o co-
mo una especie de venganza sobre algún enemigo, pero dentro de los muros de esta cárcel los soldados
norteamericanos torturaban, abusaban sexualmente y humillaban de maneras inimaginables a los presos
por el simple placer de la tortura. Las imágenes de soldados fotografiándose sonrientemente con gente
muerta, con la sangre derramada en el piso y haciendo señas de aprobación con las manos fue simplemente
no se podía ocultar, tanto horror, tanta ignominia no podía ser fácilmente olvidada.
Por este motivo, el afamado pintor colom-
biano, Fernando Botero decidió no quedarse
callado y ser cómplice de esas atrocidades y
realizó una serie de cuadros en los que retrató
el horror vivido por las víctimas. La serie se
presenta con su reconocido toque de hombres
regordetes, pero en esta ocasión no muestran
su común felicidad sino que sus rostros solo
expresan terror, humillación y dolor. En los
cuadros no es posible ver la figura de los tortu-
34
radores, quizá porque no valga la pena retra-
tarlos y sólo se alcanza a ver sus manos en-
vueltas en guantes verdes y algunos chorros
de orines provenientes de ellos. Así mismo
es apreciable en algunas de las pinturas aque-
llos temibles perros que los soldados utiliza-
ban para torturar a los presos de forma que
ellos representaran y llenaran la ausencia de
los perpetradores. Sin embargo, en algunos
de los cuadros se puede apreciar al fondo una
ventana por la que puede entrar un pequeño
halo de luz que contrasta con la oscuridad de
los cuadros y que representa la esperanza de
un día terminar con ese infierno.
Botero en una entrevista:
El mundo entero estaba en un estado de shock cuando la prensa estadounidense dio a conocer la tortura de los
iraquíes en la prisión Abu Ghraib. Leí sobre eso en el New Yorker en un famoso artículo de Seymour Hersh.
Me quedé sorprendido, dolido y furioso, como todos los demás. Cuanto más leía, más me sentía motivado y
furioso, alterado. Unos meses después iba de regreso a París en un avión cuando volví a leer sobre esa trage-
dia. Tomé un lápiz y un cuaderno y empecé a dibujar. Cuando llegué a mi estudio en París seguí dibujando y
pintando. Se convirtió en una especie de obsesión que duró 14 meses. Solo trabajaba en eso y solo pensaba en
eso. De repente, me sentí vaciado, como si ya no tuviera nada más que decir sobre eso. Me sentí en paz. Por
alguna razón encontré la paz. Pero por meses sentí ese deseo de decir algo, porque para mí era una enorme
violación de los derechos humanos y Estados Unidos ha sido un modelo de compasión y un modelo de dere-
chos humanos, y va y comete esa violación. Ese es el mayor daño que se le ha hecho a la imagen de este país.
Naturalmente, la obra de Botero ha servido para difundir por el mundo este acontecimiento y ayu-
dará a que no pase al olvido.
Miguel Ángel Montoya Casasola
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La ciudad de humo El crimen de informar
Después de uno de que un reportaje sobre el conflicto de intereses generado por los con-
tratos alrededor de la compra de una millonaria casa por parte de la pareja presidencial reve-
lara uno de los más grandes escándalos de corrupción estelarizados en los últimos años, no se podía más
que esperar a que los esbirros del poder maquilaran una venganza en contra de aquellos que habían humilla-
do a la primer dama y a su esposo.
Hace unas semanas se hizo público que la empresa MVS acusaba a Carmen Aristegui y a su equipo de abu-
so de confianza en la utilización sin permiso de la marca para obtener información y que iniciarían con el
despido de ella y su equipo. Era más que evidente para el público que esto no se trataba de un conflicto la-
boral u comercial sino que era eminentemente político y sólo se trataba de una excusa para mantener a raya
a las voces de oposición en el país. Este despido colectivo, nos muestra una vez más el lado autoritario del
gobierno además de señalar un gravísimo problema entre aquellos que decidieron el camino del periodismo,
a saber, la falta de un sindicato democrático que defienda a los trabajadores de los abusos de las empresas y
el gobierno.
Si bien Aristegui y su equipo no fueron víctimas, como muchos otros, del paramilitarismo en este país, la
arbitrariedad que sufren ha servido para despertar a distintos sectores de la sociedad mexicana y alertarlos
sobre las dificultades que viven quienes quieren informar sobre los problemas reales y no sólo pintarnos una
novela de tercera.
Hoy por hoy, todos los involucrados en los medios de comunicación independientes nos encontramos cerca-
nos a esta causa y nos solidarizamos con ella, dado que este caso emblemático es la síntesis del autoritaris-
mo mexicano que considera que el informar es un crimen.
Miguel Ángel Montoya Casasola
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