libertad, tradición y consenso, la reconciliación en las discusiones sobre la reforma en josé...
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Tesis de maestría para obtener el grado de Maestro en Historia.EtnohistoriaTRANSCRIPT
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ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGA E HISTORIA
"Libertad, tradicin, consenso: la reconciliacin en las discusiones sobre La Reforma en
Niqeto de Zamacois y Jos Mara Vi~il"
TESIS PARA OPTAR POR EL GRADO DE:
MAESTRO EN HISTORIA-ETNOHISTORIA
Presenta: Arturo Luis Alonzo Padilla
Director de Tesis Dr. Jos Antonio Ibarra Romero
MEXICO, D.F. JUNIO 2001
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Para Daniela Ixchel y Eva Marina por esperar el libro, aqul por el que preguntaron tanto.
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ndice.
JNTRODUCCIN .............. ., .... ,..., .... .,. ......................................... "'''""""'""'"" 1
~AlfUW 1 ORI~INAIJllAD Y CIENCIA. LA LECTURA DE NICETO DE ZMfACOIS Y j() MARIA VIGILEN LA ACTUALIDAD ............. -- .......... ,.1 A) NICETO DE ZAMACOIS ENLA OBRA HISToRIOGRAFA MEXICANA DEL DH-UNAM.....l B) UN ANLISISIDSTORIOGRFICO Y JOS MARA VIGIL..,,,_,,_,_,,,,,..,,.,,. ...... ,.5 e )OBSERVACIONES A LA VISIN HISTORIOGRFICA. ,,,..,,..,,._,,,,.,,,"'"""""""'"'"'8 o) PROBLEMA METODOLGICO ............... , .... , ....... ..,, .. ,,,,,, .... .., .... , H .................... 10
A) PRODUCCIN DE HisTORIA: EL PRESENTE Y EL PASAD0-..... ..,,..,,,,..,,..,,,,,,,23 B }METAHISI'ORIA, LA IMAGINACIN mSTRICA DEL SIGLO XIX,,,,,..,..,,,,,,,,,,..,,49 e) EL AMBIENI"E E LEcrURA----------------'1 ~APTUW m NICETO DE ZAMACOIS Y JOS MARA VIGH.., DOS HISTORIADORES QUE EVALAN LA REFORMA DE 1857 ................................. 68
A )JosE MARiA VI GR. Y SU m.IACIN AL BANDO LlBERAL .............................................. 69 B) NICETO DE ZAMACOIS, LA CONCILIACIN DESDE EL CONSERVADURISMO., .............. 70 e) Los PRINCIPALES PROBLEMAS DE CONTEXTO DEL SIGLO XIX PARA LA LECTURA DE ESTOS DOS AUI'ORES ........................................................... ..,, .... , .................................. 75
CAPTULO IV LA HISTORIA DE LA REFORMA Y SU LECTURA. ................... 106
A) Jost MARA VIGIL Y MXICO A TRAVS DE LOS SIGLOS ............... ,,,.,,..,,,, .......... 106 B) NICETO DE ZAMACOIS Y LA RESPUESTA DEL CONSENS0...,,,,.,,,.,..,,.,..,,,..,,,,,..125 C) LADISCUSINBISTORIOGRFICAENLASPROFUNDIDADESDELDISCURSO , .......... l4l
CONCLUSIONES ....... w ..................................................... , ....................................... 151
BffiUOGRAfA: .................................................................... n: .................. .,. ............. 167
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Introduccin
Hoy la discusin en tomo al dilema de si las leyes deben ser creadas por consenso
en la poblacin o si las deben decidir los mejores, los que tienen el estandarte del
progreso, los entendidos, es un debate nacional que enfrenta a los ms diversos
actores de los partidos polticos y que entretiene a ms. de un analista La eleccin
de una persona no garantiza hoy que el programa por el que se comprometi y
gan el apoyo popular sea cumplido. Se habla de plebiscito y referndum popular,
para suplir la imperfeccin de la consulta a la poblacin.
La nacin est integrada por un tipo determinado de personas, los ciudadanos,
respetar la voluntad de las personas, respetar la tradicin o avanzar hacia algo que
se considera mejor no pasa por la continua consulta de los organismos sociales
representativos en una poca determinada?. Esta discusin que se plant ante mi
precisamente cuando terminaba este trabajo que se haba prolongado muchos
aos, cuando los neo zapatistas del EZLN lo decan en el recinto del Congreso,
vino a esclarecerme que era un tema muy importante que debe ser debatido y que
al finalizar esta tesis lleg a la conclusin de que es el tema central que se
encuentra en las entraas del sangriento enfrentamiento del Mxico decimonnico.
En trminos de Ley los zapatistas no podan. como dijeron los panistas, hablar ante
la representacin nacional a la que no fueron electos; pero evidentemente, la
necesidad de resolver la problemtica del Mxico diverso y profundo, en el
concepto de Bonfl, requera la sensibilidad de un dialogo, cara a la nacin.
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Ubertad individuai - consenso, facultad para decidir de los individuos o facultad
de decidir por parte de las comunidades, comunidades o individuos, decisiones
contrapuestas? La tolerancia est en el respeto a la libertad individual o los
individuos tienen el derecho de colectivizar sus decisiones? Estos no son
problemas nuevos, son preocupaciones que se encuentran en las dos ideologas
que se enfrentaron durante la Reforma. En la construccin de dos obras
monumentales para exponer la historia patria, la historia nacional.
Slo con los instrumentos de la lingistica era posible acercarse al corazn de los
planteamientos. La lectura literal o comparativa, arroja simplemente las referencias
correctas o incorrectas de un devenir histrico, sin embargo, el lenguaje mismo, el
planteamiento discursivo de la historia es asf mismo un devenir, que no slo parte
de la correspondencia mecnica a una realidad, sino que expresa los sentimientos
internos, los deseos, las pasiones, la vida de quienes los hacen. La realidad es un
todo concreto que es complejo, no es un solitario sin vida sino una sucesin de
resultados vivos, el saber la cosa en s es la construccin misma de la verdad.
Y es que la vida, esa premisa bsica de la obra hegeliana, el absoluto que en la
lectura de Labardier, no es otra cosa que la realidad en devenir y por realidad no
puede entenderse sino las figuras que devienen como un todo, slo entendiendo la
realidad como una sucesin de resultados, se puede entender o comprender que la
certeza sensible no est en el sujeto sino en la relacin Sujeto - Objeto.
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Partiendo precisamente de que al comunicarse, los individuos ponen en juego
actos de habla en los que se superponen muchos rasgos como el tema, el fin, el
plan, marcos normativos especficos, nociones de tiempo y espacio y elementos de
contexto. Se ponen en juego los contenidos proposicionales, sus fuerzas
elocusionarias y los sujetos mismos. Cuando un individuo expresa en un discurso
histrico su punto de vista y lo defiende, no slo pone en juego empricamente
verdades documentadas o basadas a la manera positivista. Pone en juego
argumentaciones que pretenden validez y una reaccin por parte de aquellos a los
que va dirigido, los lectores y los que escuchan a su alrededor.
Los argumentos, las razones, que ahora pueden ser vistas desde el horizonte
amplio de lo que ha sucedido despus, desplazan ahora el tema hasta nuestros y
das y constituyen nuestro saber actual. Comprender a nuestros autores, pasa por
interpretar sus razones, por reconstruir sus argumentos a la luz de una lectura y
permitir un potencial critico hada nuestro entendimiento.
Sus razones no han desaparecido, sino siguen vivas entre nosotros. Leer la historia
que nos presentan no es comprender slo los sucesos que nos relatan y su
interpretacin, es tambin traer a discusin si las democracias modernas estn lo
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suficientemente legitimadas slo por el ejercicio de la representacin popular,
aunque la sociedad civil, al margen de ellas se manifieste en contra de sus
J decisiones. O es respetar la decisin popular an en detrimento de los individuos,
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de su libertad de conciencia, de la decisin en libertad de no optar por lo que la
mayora dice.
No me parece una decisin fcil en el siglo XIX y mucho menos ahora. No he
querido darle una solucin, sino corresponde a una sociedad que debe de manera
muy importante practicar la tolerancia, el respeto, las reglas que se ha dado an a
s misma. Y mi escepticismo interno, lo ms ntimo de interior an me grita y se
podr esto hacer en la sociedad del valor, en el criterio de la ganancia y el dinero?
En todo caso, el movimiento social es quien lo plantea a quienes vivimos en este
pas.
La presente tesis es la bsqueda por tratar de encontrar un estilo diferente en el
tratamiento de las obras historiogrficas. No seguir slo poniendo los datos del
autor, destacando como lo hacen los bigrafos aqul pasaje de su vida que es muy
significativo y que define de una manera contundente, predestinada, lo que se
concretizara en l como adulto y como autor. Para luego pasar a entender las
grandes influencias intelectuales que han pesado en l, los paradigmas a los que se
ha acogido, las aportaciones que tiene a la luz de las estaturas intelectuales de
todos los tiempos. Enlazar con una precisin cronomtrica las influencias causales
del contexto en el autor.
El presente trabajo busca algo mucho ms modesto que todas estas
reconstrucciones respetables. Esto es tratar de abrir los odos, por la lectura los
ojos, para escuchar con atencin lo que el autor nos dice, y lo que nos dice en torno
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al problema de la manera que se legisl, por ejemplo, para crear la Ley de
tolerancia de cultos y la Ley de desamortizacin de los bienes eclesisticos que la
acompaa Escuchar su lenguaje superficial y aplicar anlisis para encontrar el
lenguaje profundo en sus estructuras.
Era necesario apuntalar, por lo tanto, para que merezca el nombre de tesis, la
frmula clsica entre doxa y epistme, para desentraar la lectura superficial y entrar
en sus profundidades, pues la realidad, bien lo sabemos, no esta dada
inmediatamente al pensamiento o para decirlo ms poticamente, a la manera de
Antoine de Saint Exupery: La verdad es invisible a nuestros ojos.
Para ello se buscaron teorias que permitiesen la interpretacin de los textos, como
la hermenutica de Paul Ricouer o la propuesta de Gadamer. Se nos atraves en el
camino, por as decirlo, el planteamiento de Hayden White y finalmente la
comprensin general de lo que es La teorl de la accin comunicativa de Jrguen
Habermas. En un principio se buscaba saber lo que pasara si utilizamos cada uno
de estos mtodos y escogimos tres: la hermenetica, la semitica y la metahistoria.
En los ejercicios realizados, a riesgo de cometer una hereja, encontramos que los
mtodos en su aplicacin y sobre todo en sus resultados no se contraponen entre s,
que en general obtienen cosas muy diferentes e incluso poco comparables y que
vistas en conjunto son muy complementarias entre s.
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La aplicacin se dificulta, sin embargo, porque cada una de estas propuestas son en
s mismas especializaciones que requieren la dedicacin de muchos aos y cuyos
parmetros slo pueden resolver personas que se han formado en la lingstica.
Al principio la lectura se centr en Niceto Zamacois, sobre quien recaera el trabajo
totalmente, pero al leerlo y profundizarlo, surgi de inmediato una gran cantidad
de dudas. Es como si un miembro de un partido contara lo que sucedi y expresara
sus razones, las que pesaran puramenie en relacin a la fuerza unilateral de sus
argumentos. As que surgi la pregunta quin puede dar otra versin que permita
comparar la primera?
Desde luego Mxico a travs de los siglos obra coordinada por Vicente Riva Palacio,
era en trminos de significacin el polo liberal que podra contrastar una obra
conservadora, era la obra de historia nacional cuya importancia en el siglo XIX y
dimensin historiogrfica podra ofrecernos la otra versin del debate. Al leerla
encontramos los conceptos que nos daran el otro ngulo que se necesitaban para
entender el debate. La Reforma, en el tomo V, fue escrita precisamente por Jos
Mara Vigil que tiene la estatura intelectual para encarar un debate de este tipo.
As que procedimos a aplicar el mismo tratamiento a los textos de Vigil con
resultados que me sorprendieron, pues no slo existan ideas muy contrastantes,
sino que las bases y la argumentacin diferan del primero de nuestros autores. La
magia de este descubrimiento es lo que sigui motivando el trabajo.
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Es importante, pues, no slo mostrar las conclusiones ya que produce siempre el
efecto de quitar su brillo, pues se desconocen los trminos en que fue basado.
Frente al estilo de realizar monumentales revisiones, conectar biografas
intelectuales y contextos, propios quizs de un trabajo de doctorado, presentar el
resultado de una lectura profunda parecera pues irrelevante. Adems el peligro de
toda exposicin as, genera tantas dudas, que llueven toda clase de
descalificaciones; las que por fortuna llovieron cuando en eventos o mesas
redondas nos las lanzaron a la hora de exponerlas. Debemos agradecer estos
comentarios muy crticos pues lejos de debilitar la razn profunda que contiene la
lectura, remitieron a explicar cuestiones.
En primer lugar , se tuvo que argumentar problemticas como el autor, la obra
histrica, su escritura, la lectura, la institucionalidad y la metodologa que se exiga
eran un tanto anacrnicos si se revisaba el contexto del siglo XIX. Adems que hoy
en da estas cuestiones estan en un debate que difcilmente se ha resuelto. Es
centralmente a lo que se dedica el captulo l.
As mismo, se trataba de presentar el debate que viene desde la tercera generacin
de la Escuela de los Anuales, en los trminos de cmo se produca la historia y cul
era la relacin de sta con la problemtica de la narracin histrica. Terna que
cuando yo lo estudi estaba muy de moda y que por cierto centralmente bas la
formacin en el Taller de Historiografa de Siglos XVI-XX de la maestra de
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Historia-Etnohistoria en la ENAH, bajo la conduccin del Dr. Guillermo Zermeo
Padilla y el Mtro. Jess Alfonso Mendiola Meja.
El resultado es a grandes rasgos una toma de distancia con la historia positivista y
la reflexin historiogrfica, de la historiografa de Michel De Certau, que define a la
historia no como la duplicacin de la realidad en el discurso, sino en la
construccin reflexiva de la realidad a travs de la estructura de la narracin y sus
profundidades.
Ofrezco aqui disculpas a mis maestros por no haber seguido ortodoxamente esta
formacin y haber enlazado la rama de la semitica y la semitica de la cultura,
pero esto es culpa sobre todo de la influencia que tuvo este trabajo de los cursos del
Dr. Roberto Flores y del Mtro. Abilio Vergara quienes me mostraron que hablar de
lenguaje es realmente compenetrarse con el texto.
Haba una parte que finalmente sali del trabajo y es la teorizacin del problema
de la Lectura, que trabaje fundamentalmente en los textos de Roger Chartier. La
razn es que era necesario entrar a la lectura de los autores y que mejor
oportunidad que enlazar el problema de la lectura en el siglo XIX que con ellos
mismos.
El Dr. Antonio lbarra es quien empuj el final y de hecho es quien lo logr por la
siguiente razn. No se puede hablar del siglo XIX, si por lo menos nos se tiene en
mente sus problemas centrales. Los tropiezos de quien elabora el presente trabajo,
nunca se hubiesen destrabado sin su ayuda.
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El captulo primero, es entonces el que se dedica a tratar el problema de la escritura
de historia en el siglo XIX, como base de una lectura que se pretende. La
problemtica de la produccin historiogrfica como un concepto que propuso
Michel De Certeau en los aos 70 y que ha influenciado el quehacer historiogrfico
de la Historia que se produce en la ENAH.
El discurso histrico como medio de discusin y combate poltico, que era
producido como propuesta que se pretenda poner en prctica y que era debatido
en un ambiente donde la oralidad y la lectura en voz alta, provocaron e invitaron a
la respuesta, a la reflexin, al debate ... El paso de esa historia como Magistra vitae a
una historia inmersa en la nocin del progreso y de la prueba del proceder poltico.
All se sita la lgica de la historia mexicana del siglo XIX en la exposicin de
varios de los ms importantes autores y los rasgos en los que se puede situar la
Reforma como fenmeno histrico y prctica social.
Lo que dos individuos dicen puede ser su opinin, pero bajo premisas dialcticas,
lo que los individuos dicen y piensan no es sino el resultado de su devenir social,
lo singular est en lo total y lo total en lo singular, cuando estos individuos
participan en dos de las principales obras historiogrficas del siglo XIX,
compilando, reflexionando y construyendo una historiogrfica no es cuestin de
slo opinar, sino que son expresin en singular de las profundidades de lo que ha
acaecido en el momento histrico.
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Encontrar sus afirmaciones, analizarlas en profundidad (su discurso implcito),
contrastando sus dichos y las bases de ellos, sus pretensiones de validez, para
encontrar la valoracin interna de esos ngulos y reflexionarlas, nos permite un
acercamiento importante, en un vector distinto que puede ser complementario a
los trabajos de construccin de la historiografa que se ha hecho hasta hoy.
En ello se realiza en el captulo ll, una reflexin sobre problemticas como la
originalidad y la construccin de una historia que no era una disciplina
institucional, sino que representaba un quehacer cercano a la poltica, un capital
cultura que serva para la argumentacin.
Sobre la base de los presupuestos lanzados en los captulos uno y dos, el tercero
aborda a los historiadores elegidos, sus perfiles y sus lugares de produccin
historiogrfica; as como los principales problemas de contexto del siglo XIX en los
que se inserta la discusin que construyen, sobre todo a su objeto referido.
A partir del cuarto, se analizan los textos y fragmentos de la obra en los que se dan
con profundidad propuestas. Se aplica el anlisis tcnico e historiogrfico que nos
lleva a la reflexin de estos problemas.
As en el captulo quinto se hace una recapitulacin para encontrar las principales
conclusiones de este trabajo.
Leer con atencin, tolerancia, apertura intelectual, permite hacer un an1isis
profundo del texto nos lleva a evitar diluir argumentos minimizndolos y luego
declarando que no eran tantas las diferencias entre conservadores o liberales. Si se
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enfrentaron, si murieron, si tuvieron la fuerza de la intolerancia, existen razones
que debemos encontrar en profundidad. Esas razones las podemos reflexionar hoy
para nosotros y comprenderlas en eJlos, establecer ese puente es creo yo uno de los
objetivos de los historiadores.
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Es necesario aqu dejar plasmadas las observaciones que se hicieron en el curso de
los votos aprobatorios de la presente tesis y darles una respuesta temprana
independientemente de las que podra dar en el examen de grado. Son
observaciones importantes pues en ellas se da razn y fuerza al contenido
..;, expresado en la tesis.
El presente trabajo sostiene el siguiente hilo argumental. Inicia en una lectura de
los textos ms relevantes que se han escrito sobre Jos Mara Vigil y Niceto de
Zamacois, para entender el tratamiento y la valoracin que Jos estudios
historiogrficos han hecho de ambos autores. Nos encontramos con un vaco
enorme en el caso de Niceto de Zamacois pues los nicos trabajos que pudimos
conocer en nuestra exhaustiva bsqueda son una tesis de licenciatura y un ensayo
en la obra Historiografa mexicana de la UNAM, pudiese existir algo ms, pero ni la
analista de Zamacois, ni ninguna otra publicacin consultada nos dio la referenria.
A pesar de haber trabajado la tesis de Licenciatura de Judith de la Torre, basamos
la sntesis de la lectura de Zamacois en su ensayo "Niceto de Zamacois" aparecido
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en el tomo N del libro Historiografia mexicana. Esto con el objetivo de presentar lo
mejor y ms reciente de las lecturas historiogrficas sobre el autor.
En el caso de Jos Mara Vigil, por las caractersticas de su obra intelectual, los
textos en tomo a l se dispersan en estudios sobre su obra filolgica, de
bibliotecologa, sus obras literarias y desde luego su Historia. En torno a su obra
Histrica encontramos tres textos que lo estudian. Un ensayo de Jos Ortega y
Medina de los m1os 50, los Cuadernos de Trabajo de Florescano sobre la
historiografa del siglo XIX en el INAH y recientemente la tesis de licenciatura de
Maricela Aguilar Villaseor. Los liberales y los conservadores en la obra La reforma de
fos Maria Vigil : un anlisis historiogrfico. Tambin de la ENEP Acatln. Obra que
por el tiempo de salida del presente trabajo no se vio a fondo. As que escogimos a
Jos Ortega y Medina quien en su anlisis de Vigil, logra encontrar los conceptos
profundos de esta obra historiogrfica, y sobre todo en su pertinencia.
Pueden existir ms ensayos, esa es una constante de la vida de los historiadores, se
han buscado pero no se han encontrado al menos en las bibliotecas ms
importantes de la Ciudad de Mxico. Pero en todo caso, al ser este trabajo un
intento de lectura de los autores y sus obras, difcilmente otras lecturas podran
descartar lo que aqu se lee en los textos originales. Ello no quiere decir que no
existan divergencias vlidas, pero en la medida en que la retlexin y !a objetividad
no estn supeditadas al documento como en la historiografa positivista, sino a la
construccin de una lectura profunda y comprensiva del texto original, se duda de
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que encontrar un libro ms pueda modificar lo que es una comprensin en
construccin de nuestro objeto de estudio. En todo caso, ser una aportacin ms
muy digna de ser conocida.
Una vez situada la lectura de quienes han ledo en profundidad las obras de
nuestros autores, se hace una reflexin terica sobre el problema de la construccin
del texto histrico que busca encontrar un camino diferente al de la reconstruccin
minuciosa, biogrfica, de compendio que busca comparativamente nominar los
j aspectos importantes del autor y la obra para posteriormente en un mtodo 1 comparativo, enlazar los aspectos significativos de vida y obra, presentando las
1 conclusiones de la observacin entre ambas. Si hiciera esto, sera inconsecuente con 1 lo que he planteado en la reflexin del captulo ll, pues sera innecesario mostrar la
produccin del discurso histrico en autores como Michel de Certeau, Hayden
White, Danto y otros. La complejidad de problemas que tienen que ver con el
discurso histrico, los anlisis que se han intentado resultaran pues intiles para
nuestros propsitos. En todo caso el anlisis de este tipo esta ya en Judith de la
Torre y en Maricela Aguilar, quienes lo han hecho puntal y eficientemente.
Por n1otivos de exposicin, para introducir al lector a los autores que tratamos,
referimos de manera general sus biografas, las circunstancias de los autores como
datos monogrficos que no son fundamentales para la lectura que realizamos, pues
por contexto no entendemos aqui sino el contexto de construccin lingstico y
cultural que propone la prctica hermenetica. La solidez del presente trabajo,
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deviene ms que de la exposicin exhaustiva de datos, del intento real de
comprensin y bsqueda de la sustancia del texto en sus contextos de escritura.
Por ello, fundir la exposicin de los historiadores que han elaborado
historiografas, las observaciones a la construccin historiogrfica, y las cuestiones
de mtodo (Captulo 1) con los datos de los autores tratados (Vigil y Zarnacois) con
el contexto, entendido a la manera de la nueva reconstruccin historiogrfica, es
desarticular el trabajo en un sentido que no se intenta aqu y que para nuestros
objetivos resulta irrelevante.
El trabajo puede ordenarse de varias formas para exponerse y hacer ms
comprensible al lector mismo, los puntos que se quieren resaltar. El orden de la
exposicin cambi varias veces a sugerencia del director de tesis, pues en un inicio
los captulos se descomponan en 3, el problema de la originalidad, luego la
escritura, la lectura y la interpretacin del texto. La segunda versin arranc con el
contexto del siglo XIX y con las biografas de los autores, la teora sobre la lectura y
la escritura, luego este problema en el siglo XIX para arribar a la interpretacin de
los textos.
Si bien como algunas sugerencias que se hacen, el trabajo pudiese exponerse en
tomo a temas y puntos, la reorganizacin en tal sentido llevara mucho tiempo y
probablemente rompera la panormica del proceso de reinterpretacin del siglo
XIX por la historiografa contempornea. Existe adems un riesgo, que al caer en
definiciones sobre cuestiones como libertad, o libertad poltica entraramos en el
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tempestuoso debate en torno a l, que han ocupado a pensadores tan importantes
como Croce, Hegel, Kant o Spinoza. Seguimos en tal sentido el criterio de Sartori
que dice que la libertad no se ajusta necesariamente a definiciones denotativas,
como lo plantea en su Teora de la democracia (p. 366). En este sentido y como se ver
en el texto, el anlisis fino de cuestiones como la lucha contra el corporativismo o la
desamortizacin se articulan en el momento en que se encuentra la interpretacin
de los textos trabajados. Esta es la modificacin que es ms pertinente y el
sealamiento coadyuva a fortalecer la argumentacin del texto. Sin retomar las
afirmaciones de conservadores y Hbera!es para rehacer un cuadro de debate, lo que
sera motivo de otro trabajo, el presente trabajo si resalta la importancia de los
puntos del debate que va proponiendo Zamacois y Vigil, por lo que estos puntos
en particular fueron finalmente enlazados entre el captulo lli y el captulo N del
presente trabajo de tesis. As de esta forma seguimos los propsitos que durante
meses trabajamos el director de la tesis y un servidor.
***
Todo trabajo tiene una historia particular, el presente estuvo a punto de ser
abandonado definitivamente hace poco menos de un ao, cuando muy decidido
penetr en la oficina de la Jefe ijefa] de Postgrado de la ENAH y le dije que me
inscribiera en la maestra de Antropologa Social, para cursar de nuevo toda la
maestra. Gracias a ios sabios consejos de laDra Marganta Nolasco Armas este
trabajo no fue abandonado y encontr un director que fue definitivo para que yo lo
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terminara. A Margarita Nolasco, a Catharine Good, la ex jefe del programa integral
de maestra doctorado de historia y etnohistoria, y al Dr. Jos Antonio Ibarra
Romero iran mis primeros agradecimientos, sin su ayuda este trabajo nunca
hubiese sido concluido.
Quiero agradecer tambin a Marina Llanos Hernndez y a Juan Hernndez Lpez
por haberme ayudado a sostener el ritmo de trabajo y lecturas que requera el
presente para su finalizacin.
A los profesores Dr. Roberto Flores y al Mtro. Abilio Vergara por haber sido fuente
de inspiracin, formacin y apoyo. Al Mtro. Jess Alfonso Mendiola quien me
aconsej, me escuch pacientemente, todas la veces que yo le ped platicar sobre el
trabajo. Y me acompa como profesor a lo largo de los cursos entre 1992-1994.
Aunque el trabajo contiene slo fragmentos del las obras trabajadas, la lectura se
extendi mucha ms all en la consulta de las principales obras de Niceto de
Zarnacois y Jos Mara Vigil en la Biblioteca Nacional, as como los peridicos en
que escribieron en el siglo XIX nuestros autores y que estn resguardados en el
Fondo Reservado de esa institucin. All siempre hubo gran atencin en las largas
horas que pas en la lectura.
La Escuela Nacional de Antropologa e Historia ha sido generosa en trminos de
darme soporte y asiento. Me lastima mucho la forma en que hoy se arremete contra
ella con objetivos mezquinos, intereses individuales o facciosos; por lo que no me
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queda sino esperar a que el dilogo, la academia, la tolerancia y el amor por ella
prevalezcan. Espero prepararme ms y poder dar por ella lo que ella necesita.
El presente trabajo no cont con el apoyo financiero de CONACYr a pesar de que
se encontraba la maestra, en aqul entonces admitida en el padrn de excelencia,
esto se debi al criterio de que una maestra que ingresa slo les da beca a la
siguiente generacin.
As que el financiamiento que la hizo posible, sali enteramente de las arcas
familiares, gracias a toda mi familia por su apoyo, su paciencia, su resistencia en
momentos claves y por darse el lujo de apoyar un trabajo de postgrado como si
fuesen responsables instituciones de nuestro pas, para mi esta institucin es la ms
valiosa.
A aquellos que leyeron comentaron el trabajo y me dieron consejos, mis
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agradecimientos, espero que les haya sido agradable lo que humildemente trabaj
un servidor de manera lenta y durante aos. As mismo agradezco a todos aquellos
que han credo en mi, me han acompaado y han dado palabras de aliento,
destacando su gran solidaridad en momentos difciles.
Cuicuilco DF, vera.11o de 2001.
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Captulo 1 ORIGINALIDAD Y OENCIA. La Lectura de Niceto de Zamacois y Jos Mara Vigilen la Actualidad.
El presente trabajo pretende abordar el tema de la reflexin y la lectura de dos historiadores de posturas encontradas en el siglo XIX, en torno a la significacin de La Reforma como proceso clave en las transformaciones que el pas sufri en la segunda mitad del periodo decimonnico. Si bien,
hoy en da se tienden a hacer relativas las diferencias conceptuales entre
conservadores y liberales, el tono de los escritores refleja el lamento de quienes vivieron una guerra fratricida y decidieron realizar una obra que presentara
conclusiones racionales de esta etapa histrica tan crucial para Mxico.
La lectura y el Estudio de los autores que trabajamos en la presente investigacin se encuentra actualizada en la obra coordinada por Juan A. Ortega y Medina,
titulada Historiografia mexicana 1, trabajo financiado y editado por el Instituto de Investigaciones Histricas de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico. Este
trabajo es un esfuerzo importante por establecer los ejes centrales de la historiografa mexicana del siglo XIX.
Los autores que estudiaremos en la presente tesis se encuentran situados en
Historiografa mexicana, de la siguiente forma: La obra de Zamacois es situada en el volumen IV titulado "En busca de un
discurso integrador de la nacin", coordinado por Antonia Pi-Suer
Llorens. Y el artculo corre a cargo de Judith de la Torre Rendn.
" La obra de Jos Mara Vigil esta situ.ado en el volumen V con el ttu.lo: "La
etapa fundacional de la escuela histrica mexicana" coordinado por Gloria
Villegas.2
1 Ortega y Medina Juan A. Rosa Camelo (coord.). Historiografia mexicana, Mxico UNAM 1997 2 Tomo que hasta la fec..;,a_ no ha sido editado y par lo tanto no se encuentra a disposicin.
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Tornarnos esta obra porque es uno de los trabajos ms recientes, adems de que fue
elaborado por una de las instituciones ms respetables e influyentes de Ja
comunidad histrica mexicana. En l se refleja en muy buena medida el nivel
alcanzado por el anlisis historiogrfico en Mxico. As exploramos los
comentarios que existen en tono a los autores que ocupan nuestra elaboracin.
A) Niceto de Zamacois en la obra Historiografa mexicana de/1/H-UNAM. Hasta hoy ha existido un casi total abandono de la obra de Niceto de Zamacois, al
grado de que se han escrito slo dos textos de anlisis historiogrfico por un solo
autor, Judith de la Torre Rendn del Colegio de
Mxico. Su primer trabajo fue su tesis de Licenciatura en la ENEP-Acatln y el segundo es su
trabajo reciente en la obra Historiografa mexicana y que es el que retomamos centralmente para el
presente trabajo. 3
En tomo a la obra de Zamacois dice que es muy
difcil ubicarla en una corriente historiogrfica,
debido a que se acogi a la influencia de varias
corrientes interpretativas, sin que 5'2 digan cules
son.4
Se ocupa de tratar de situar la concepcin histrica
del escritor vizcano y las razones de su filiacin
conservadora. Esta concepcin se estudio sobre todo en el anlisis biogrfico y en
los pasajes significativos de su vida que motivaron su posicin, esta se debe, concluye, a su circunstancia.
3 Cf. Torre Rendn de la, Judith. "Niceto de Zamacois" en Juan A. Ortega y Medina (coordinador) Historiografa mexicana, Mxico, UNAM, 1996. Volumen IV "En busca de un discurso integrador de !"nacin 1848-1884"
~ Ver: Ibdem p.564
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Bajo el principio de conservar es progreso, alaba los periodos de paz como aquellos que son necesarios para el florecimiento de las naciones. Esta concepcin, como
veremos, no slo es de l, sino del espritu liberal que horrorizado por la
inestabilidad social de las revoluciones, se acogen a un esquema ms conservador.
En Mxico la influencia de Benjamn Constant en Mora, nos indica que estos sentimientos distan de estar aislados en un Zamacois.5
Frente a la crtica historiogrfica que se le practica al historiador vasco, la opinin
de la investigadora de la Torre en materia literaria se convierte en un alud de
elogios, presentndolo ms capacitadamente como literato, que como un
historiador de calidad. As el autor es presentado como un autodidacta que se" ... se
encuentra bastante apartado de ser ( ... ] consistente, riguroso y sistemtico en la aplicacin de un mtodo histrico."6
En la obra Historia de Mjico, nos refiere el estudio de la UNAM, no obstante que se pretenden utilizar fuentes primarias y secundarias, y que trat de profundizar en el estado del arte de los temas, a pesar de tener en cuenta a autores mexicanos y
extranjeros que hablan de los temas " ... es claro, que no los ley y que nicamente tuvo noticias de sus interpretaciones gracias al registro que hicieron otros
rustoriogrfos"7
As la obra del espaol en buena parte est basado en el material hemerogrfico
que el mismo compil, y que se encontraba convencido de que era la forma de
aproximarse al conocimiento exacto de las ideas que animaban a la sociedad.
Sobre todo, nos dice, en la parte de la obra donde aborda el II Imperio.
La autora del estudio ms acabado sobre Zamacois, nos consigna que su
importancia radica en haber sido testigo de muchos de los acontecinentos que
narra, aunque:
5 Ver: Captulo Il, inciso e de la presente tesis. 6 Ibdem. 7 Ibdem.
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" ... tuvo limitantes, ya que en muchas ocasiones recurri al recuerdo, el cual
se nutri de toda una serie de fantasas procesadas en su mente romntica"s.
No obstante que se podra encontrar en el autor vasco, el intento de criticar con
severidad sus fuentes, tratando de identificar a los autores en tiempo, espacio e
ideologa, ese ejercicio fue en realidad " ... espordico y poco riguroso".9 Existi crtica de fuentes y conciencia de las limitaciones de reconstruccin del
conocimiento histrico, tratando incluso de comparar las fuentes de informacin
con el propsito de esclarecer la verdad histrica.
El autor, dice de la Torre, no sigue al pie de la letra a los historiadores de ms alta
reputacin y se atreve a refutarlos en su obra, tales como Lucas Alamn o
Arrangois.
En general la obra es calificada como un trabajo sin profundidad ni agudeza en el anlisis de la interpretacin de los hechos, repitiendo constantemente sus
explicaciones, por lo que su Historia, " ... se aboc a enlazar cronolgicamente,
describir y narrar una cadena de acontecimientos."1
En cuanto a la narracin, se nos dice, que esta estuvo sembrada de citas textuales
en las que se consign ocasionalmente al autor y otras donde si bien se entrecomilla, se omiten en las notas a pie de pgina, las citas bibliogrfica. A pesar
de ello, en la obra se " ... supo darle un uso adecuado al aparato critico de su
obr'.11
La exposicin de la Historia de Mjico se ubica por " ... su sencillez y claridad, y porque la estructura de las oraciones es muy
simple, lo que no significa que no estuviera exent3 de graves errores de
sintaxis. Como resultado de la vocacin literaria aflora su placer por
8 Ibdem. 9 !bdem. p. 365 10 Ibdem 11 Ibdem. p. 366
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describir paisajes y la fisonoma de lo que considera principales protagonistas de la historia de Mxico. Es evidente que las descripciones de
la naturaleza le sirvieron para desarrollar el escenario en el que se
ambientaron los hechos. Por su parte, los retratos que hizo de los personajes estn cargados de adjetivos que proyectan no slo rasgos fsicos sino tambin las virtudes y los defectos, pretendiendo despertar en el lector
sentimientos de simpata o desprecio hacia ellos. [ ... ] En suma, el estilo en que Niceto de Zamacois redact su magna obra da cuenta de su formacin
de novelista y dramaturgo, y ms an, eHo viene a confirmar que la
corriente romntica encauz los haceres y decires de su fructfera
existencia".12
De la Torre concluye en su artculo que Zamacois buscaba unificar la intencin de
Conservadores y Liberales por materializar su idea de nacin. En tal sentido, se distancia de la idea de que unos son hroes, mientras los otros son traidores,
diluyendo por lo tanto el enfrentamiento de los bandos. El episodio de
Maximiliano apoyado por los conservadores no es una acto de traicin pues se
persegua la estabilizacin del pas y la aspiracin a entrar a una " ... era de ventura,
de prosperidad y de grandeza"13
En torno al concepto de la historia que subyace en la obra estudiada, de la Torre
nos sintetiza en dos palabras el concepto poltico e histrico de Zamacois:
"conservar es progreso", que lo situaba en una tradicin de escepticismo frente a
los cambios revolucionarios violentos.l4
B) Un anlisis historiogrfico y Jos Mara Vigil. Los estudios de Vigil son escasos al menos en la biblioteca del Instituto de
Investigaciones Histricas de la UNAM y en la Biblioteca Nacional de la misma
12 Ibdem. 13 Zamacois, Niceto. Historia de Mjico ... t. X\IH p. 187. Citado por Judith de la torre. Op. Cit. p. 571 14 Ver: De la Torre, Judith. Ibdem. p., 561
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institucin. Tenemos en efecto sus obras y algunos textos dedicados a su obra que
se remonta a los aos 20.
Existe curiosamente un escrito de 1970, de Juan Ortega y Medina, el mismo
coordinador de la obra Historiografa mexicana, que con el ttulo "Un olvidado
ensayo histrico de Jos Mara Vigil" aborda el ensayo del jaliciense que se llama "Necesidad y conveniencia de estudiar la historia patria."15
Adems de reflexionar sobre el ensayo del historiador decimonnico, Ortega y
Medina se dedica a subrayar la importancia de la obra de Vigil, sus caracteristicas
y su lugar en la historiografa mexicana de una forma sinttica y breve.
La importancia de Jos Mara Vigil, de acuerdo al anlisis, radicara en que en su
visin de historia patria, dot al devenir mexicano de un carcter mestizo. Historia
hispnica e historia indgenas no son sino dos polos opuestos, histricos y polticos de nuestro ser nacional. As se afirma:
"El mrito de Vigil consiste en haber sido a caso el primero en definir la conciencia
nacional en trminos de comprensin mestiza."16
En torno a su relevancia nos dice:
" ... se plantea el estudio de la historia nacional como instancia de salvacin de lo
esencial y propio. Vigil fue uno de los primeros y de los pocos mexicanos de aqul
entonces que en su formacin humanista clsica sumaba unos fundamentos
filosficos y unos conocimientos lingsticos modernos (Alemn, ingls, francs e
italiano) de primer orden excepcionales"17
1s FR UNAM: Ortega y Medina Juan. "Un olvidado ensayo histrico de Jos Maria Vigif' en Estudios de Historia Moderna y Contempornea de Mxico Vol. m, Mxico 1970. R/082.1MIS.l94. 16 Ortega y Medina, Juan. Un olvidado ensayo ... p.67 17 Ibdem. p. 69-70
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La visin histrica de nuestro autor, encajara en la postura de la historia como rnagistra vitae, pues de acuerdo a la opinin de Ortega y Medina:
"Los pueblos, nos dice Vigil, y esta en lo cierto, no pueden prescindir de su pasado
puesto que este es la nica base segura para conocer el presente y preparar el
porvenir."18
Tambin se sealan diferencias entre el positivismo y el colaborador de Mxico a travs de los siglos:
"En lugar del camino enajenante emprendido por el positivismo barrediano, l
propone el nico que har posible salvar el desnivel cultural que separa Mxico de
los Estados Unidos y de la Europa avanzada.
La instruccin til en general y en particular la instruccin histrica inutpica"19
En torno a la tendencia poltica a la cual se adscribe, se apunta:
"Observa adems las dos tendencias o escuelas histricas, de carcter destructivo
que se combaten en Mxico infructuosamente con resultados negativos: la espaola
(negadora del pasado indgena) y la mexicana (condenadora del pasado espaol).
Con esta adjetivacin caracteriza a Vigil la posicin histrica existente entre la
escuela preservadora y la liberal o progresista. Vigil acta dentro de la corriente
liberal moderada, evolucionista, y por lo tanto posee una comprensin de la
historia que es ajena, si no es que adversa a la concepcin liberal antitradicional."20
1~ JbdiW. p.72 19 lbdem. w Ibdem. p.72-73
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En el contexto de su contribucin a la obra coordinada por Vicente Riva Palacio
nos dice:
"La contribucin de Vigil al Mxico a travs de los siglos, as como sus prlogos y
otros trabajos histricos nos indican que l consecuente con su programa asentaba
sobre slidas bases histricas el desarrollo de la nacin. El tiempo ha venido a
darle la razn a Vigil, una vez que el forzoso necesario despertar revolucionario
nos ha permitido una interpretadn dialctica de nuestra historia, en donde las
dos posibilidades irreductibles y polarizantes son subsumidas."21
Otro lugar donde se dedican comentarios a la obra del autor que nos ocupa, es el
Trabajo de Enrique Florescano22, donde se dedica a resear el trayecto de la historiografa mexicana. Coincide con Orozco y Berra en el intento de Vigil por
equilibrar el conflicto entre una historiografa que niega el pasado colonial y repudiaba las antiguas civilizaciones, y el otro extremo que trataba de negar el
pasado colonial. En general se reconoce el esfuerzo por intentar recuperar el
pasado mexicano, haciendo nfasis en que esta recuperacin dara identidad
nacional y conducira a afrontar el sentimiento de inferioridad del pueblo
mexicano.
Es de estacar que el mencionado escrito de Florescano no incluye a la obra de
Niceto de Zamacois, mientras que a Jos Mara Vi gil le dedica un lugar importante
en su escrito.
C)Observaciones a la visin historiogrfica. En la investigadn sobre Niceto de Zamacois prevalece e14 el comentario implcito
de que el valor de su obra es menor, en trminos historiogrficos, porque "no es
rigurosa'' y porque en gran medida, se ie acusa, de prcticamente no haber referido
n Todem p. 73 22 Depar+.amento de Investigaciones histricas. Cuadernos de traba}o # 5. INi\H 1977
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adecuadamente a los autores que ley, lo que implica lecturas inadecuadas de los
autores en que se basa de la Torre.23 Enrique Florescano lo ignora simplemente,
dedicando un lugar muy importante a la obra coordinada por Riva Palacio.
Las crticas en Historiografa mexicana tambin se centran en la desproporcionalidad de la obra, en el hecho de que haya dedicado un slo tomo al Mxico prehispnico,
tres a la conquista, dos a la colonia, cinco al movimiento de la independencia y
nueve al Mxico independiente (cuatro de los cuales son a La reforma), porque trabaj ms donde tuvo mayores documentos. Porque le falt la lectura de historiadores de su momento y porque se permiti fantasear dentro de la historia, sin tener "rigor metodolgico".
El presente trabajo partir la consideracin, de que en la lectura de un texto, si bien es importante la epistemologa que se emple para descubrir verdades, tambin el
escritor es del siglo XIX, expresa no slo los resultados de sus datos, sino una
lectura de los acontecimientos que se enlaza y funciona como parte del discurso
poltico que ser utilizado en una contienda poltica viva.
En torno a la exigencia de aparato crtico, crtica de fuentes, constatacin de los
hechos, verdad o fantasa; ello es una lectura de ese autor del XIX mediado por las
exigencias actuales, por nuestras nociones cientficas de lo que debe ser un trabajo fundamentado.
Pero, centrar el trabajo slo en la metodologa, deja de lado el intento de anlisis de la construccin narrativa e intencional de una historia, cuya lectura profunda, nos
revela ms del contexto histrico y cultural del autor, que lo que probablemente
refiere la historia que se encuentra en sus textos, pues nos remite a
funcionamientos culturales, al intE'nto de pretensiones de validez de un discurso
que se expresa comunitariamente en colectivos de liberales.
23 De la Torre RendnJudith (1996) p. 264.
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Los comentarios a la obra de Vigil lo premian, pues le consideran innovador al
introducir una propuesta de cultura mestiza, por vincular una nocin filosfica
humanista contrapuesta al positivismo de Barreda y por utilizar la lingstica, con
ms precisin, la filologa, al terreno de la investigacin histrica.
Es por una parte la metodologa y por otra parte las condiciones de validez que le
daran a su propuesta originalidad. Aqu tenemos que si bien estos comentarios
son vlidos, la lectura de la propuesta de Vigil, no pone en juego su confrontacin de ideas con el bando conservador. Slo en su oposicin literal al hispanismo
exacerbado.
D) Problema metodolgico. Al exigir una metodologa con rigor a los autores del siglo XIX, no se toma en
cuenta que esos textos son producciones de Lugar que nos revelan prcticas,
sentidos culturales y morales que significan y nos descubren el funcionamiento de
otras pocas.24
"Qu fabrica el historiador cuando 'hace historia' ? En qu trabaja ? Qu produce? Interrumpiendo su deambulacin erudita por las salas de los
Archivos, se aleja un momento del estudio monumental que lo clasificar entre sus pares, y saliendo a la calle, se pregunta: De que se trata en este
oficio ? Me hago preguntas sobre la relacin enigmtica que mantengo con
la sociedad presente y con la muerte a travs de actividades tcnicas.
Gertamente, no hay consideraciones, por generales que sean, ni lecturas por
ms lejos que queramos extenderlas, que sean capaces de borrar la particularidad deJ lugar desde donde hablo y del dominio donde prosigo mi
investigacin. Esta marca es indeleble."25
Cualquier investigacin histrica, agregara de primera o segunda calidad,
mantiene un estrecho v.'lculo con el lugar de produccin donde vio la luz. Ese
24 Ver. "La operacin historiogrfica" de Michel De Certeau. En La escritura de la Historia, Op.cit. 25 Ibdem. p 71
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lugar de produccin y el producto mismo nos revela lo que el propio De Certeau menciona como "una topografa de intereses" que elabora un discurso, escoge los
documentos, prescinde de los "no importanles"26 y resaltan los que tienen
"descubrimientos" y "trascendencia", actos de valoracin de las fuentes que se circunscriben a prcticas convencionales que varan segn las pocas.
En el siglo XIX los historiadores mexicanos no ejercan acadmicamente la escritura de la historia_ Por lo regular, vivian de otros oficios, escriban en peridicos
artculos en los que estaban involucrados polticamente, incursionaban en la
literatura y en algunos casos alternaban esta vida especial y poco rentable con
puestos pblicos. 27
Si recorremos las trayectorias de historiadores como Lucas Alamn, Carlos Mara
de Bustarnante o Joaqun Garca Icazbalceta, sus biografas nos muestran
formaciones acadmicas que nada tenan que ver con la historia como la qumica o
mineraloga, la filosofa o incluso el haber sido autodidacta. Vicente Riva Palacio
por ejemplo fue abogado de profesin.
Otros autores como Jos Mara Vigil, Juan de Dios Arias, Alfredo Chavero y Julio
Zrate fueron seleccionados por Vicente Riva Palacio, en el siglo XIX, para que
escribiesen la magna obra de Historia, Mxico a travs de los siglos.
En ausencia de una tradicin acadmica, la pregunta en trminos epistemolgicos,
que surge es si los historiadores del siglo XIX tenan un mtodo unificado o sus
trabajos eran un conjunto de investigaciones en las cuales se segua un heterogneo repertorio de mtodos y tcnicas de investigacin. Lo que observamos es que a
pesar de que la preocupacin de los compiladores y eruditos es el encontrar
nociones objetivas del mtodo, aparece una heterogeneidad de procedimientos y
26 Cada poca tiene una valoracin diferente de las fuentes, dependiendo de las preguntas desde donde parten_ el avance de formas de revelar tpicos nuevos y el propio funcionamiento social n La actividad de escribir textos fue en el siglo XIX, si no poco rentable, una actividad totalmente riesgosa donde el autor por lo regular sala perdiendo ms de lo que ganaba. Esto lo llustra perfectamente el diario del siglo XIX Ver: El Renacimiento Tomo H, 23 de enero de 1869 Mxico.
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fonnas de concentrar un elemento central que es el documento. Ello revela que
comienza una cultura de bsqueda y tratamiento de los documentos que dista de
ser incorporada en un mtodo.
Por lo menos lo que encontramos en una vista general es una heterogeneidad de
propuestas en la investigacin, formas diferentes de conceptuar el quehacer
historiogrfico, propuestas de Mtodo y valoracin de fuentes diferentes.
As por ejemplo, un historiador tan prestigiado como Lucas Alamn tiene un concepto de la historia como genealoga de las naciones en donde se intercalan Jos
grandes acontecimientos y los grandes hombres que cambian el destino de las
naciones. Su mtodo consiste en consultar todo lo escrito en torno a los hechos que
estudia, haciendo una revisin crtica de fuentes buscando a quienes vivieron y
tratando de mostrar que los documentos son fidedignos. Se preocupa por citar con
exactitud los documentos. Sus fuentes son documentos, crnicas y hasta la
literatura. 28
En cambio Carlos Mara de Bustamante recupera la historia como un patrimonio y
una memoria importante. Trabaja documentos que considera originales y testimonios, as como obras que le ayuden a situar la veracidad de los hechos
referidos.29
Un Garca Icazbalceta tiene pretensiones de reconstruir la verdad y los hechos tal y
como fueron. Descubrir el pasado a travs de los documentos en una ptica
rankeana para determinar su procedencia, autenticidad y veracidad, empleando el
?.S Ver: Plasencia de la Parra Enrique. "Lucas Alamn" en Ortega y Medina, Juan A. Historograf.a mexicana. Mxico UNAM, 1997 Volumen lli. El surgimiento de la historiografa nacional pp. 307-349. 29 Ver: Oaps, Mara Eugenia. "Carlos Mara de Bustamante" en Ortega y Medina, Juan. Op. Cit. pp. 109-128
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mtodo comparativo. Su rrabajo fue de compilacin de documentos, traductor de obras y editor de las mismas.30
Esta diversidad de formas y estrategias de trabajo son slo una muestra de la diversidad de criterios. Las historias mexicanas en el siglo XIX y sus "autores"
fueron procesos que se gestaron en el impulso de la tradicin cultural europea; y
en la constante preocupacin por reflexionar el tiempo histrico, una reflexin que
as mismo se alteraba como la propia nocin quP fue constituida por la tradicin de
la modernidad.31
Mxico era adems, desde el punto de vista mundial en el siglo XIX, un pas
"provincial'' sujeto a las influencias y los parmetros que la cultura europea irradiaba.32 Era a la vez, como pas "provincial", un lugar donde el ambiente
cultural mantena ms del pasado y la tradicin que la adopcin de nuevas fuentes
de reflexin. De ah, quizs, la exasperacin de un reducido crculo de alfabetos
que conviva con una tradicin basada en la cultura oral de una aplastante mayora
analfabeta, ms apegada a los usos y a los funcionamientos coloniales que a las
ideas de cambio que fueron impulsadas mediante el proceso de secularizacin.
Desde un punto de vista meramente emprico, la exigencia de originalidad de un
autor no se encuentra reflejado en las normas de los siglos anteriores. La cual seria muy vulnerable a las formas actuales de plagio intelectual de las obras. 33
30 Ver: Montoya Rivero, Patricia. uuJoaqun Garca Izcabalceta" en Ortega y Medina, Juan A. Histariografia mexicana. Mxico UNAM, 1997 Volumen rv. En busca de un discurso integrador de la nacin. pp. 387-406 31 Al respecto el texto de Reinh
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No presentaba un autor una obra como suya que era obra de otro, ms bien se reproduca sin permiso del autor, su librero y su editor el texto para venderlo sin
pagar los derechos.34 Se trataba ms bien de una produccin ilicita donde se debe
distinguir entre los libros plagiados y los libros prohibidos.
Los libros plagiados son definidos por la Enciclopedia francesa como: "impresos
por alguien que no tiene derecho a hacerlo, en perjuicio de aqul que lo tiene por haberle cedido el autor su propiedad; propiedad hecha pblica y autntica por
Privilegio del Rey o por otros documentos judiciales equivalentes"35
La legislacin francesa del siglo XVIII contra el plagio va dirigida precisamente
contra los libreros que se dedican a comerciado, pues constituye un buen negocio
la reproduccin de los textos. Otra parte de esa legislacin se dirige contra textos
prohibidos, que se destruyen bajo el cargo de atentar contra la moral convencional de la poca.
Las preocupaciones sobre la originalidad entendidas desde el siglo XX no se
reflejan en las legislaciones que sobre la materia de derechos de autor se dieron en el siglo XIX. Por lo que una obra perteneca al autor durante su vida y a lo sumo 30
aos.. despus para sus herederos, pasando posteriormente a ser del dominio
pblico.
As las primeras leyes sobre derechos de autor vienen en la pragmtica 1764, que
Carlos III impone a los territorios espaoles. Esta consista en el privilegio al autor
de una obra intelectual y a sus herederos. Igualmente son las Cortes de Cdjz quienes reconocen el derecho a la propiedad intelectual del autor sobre sus obras y
por lo tanto el derecho de reimpresin de por vida y 10 aos a sus herederos.
La Constitucion mexicana de 1824 reconoci los derechos de autor por un tiempo
determinado para el mismo. En un decreto el ao de 1846 se otorgaban de por vida
34 Ver: Roger Chartier. Espacio pblico, crtica y dcsacralizacin en el siglo XVIII. Los origmes cuturales de la Revolucin francesa. [Trd. Beatriz Lonn] Coleccin Historia, Gedisa, Barcelona, 1995 35 Loe. ct. Chartier Roger. Op. cit. p.87
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los derechos al autor y 30 afios ms a sus herederos, no hacindose distincin entre
lOS mexicanos y Jos extranjeros.36
Finalmente los derechos de autor se garantizaron en el Cdigo civil de 1870 y las
caractersticas de estos eran ms o menos los mismos: derechos vitalicios para el
autor y derechos limitados en tiempo para los herederos.
La obra del autor que nos ocupa, Niceto de Zamacois fue editada en Espaa por
Parres el ao de 1885 bajo una nocin jmdica en la cual se le ra:onoda ai autor ei derecho a la reedicin de su obra de forma vitalicia, tal y como haba prevalecido a
Jo largo del siglo.
No exista, por lo tanto, una nocin tan desarrollada del derecho de autor como se
supondra existen en las recientes legislaciones que tanto preocupan a los
empresarios hoy y al parecer la preocupacin por la copia de ideas o concepciones
no aparece en las leyes. El criterio que podernos aplicar aqu es que las leyes
subrayan lo que es ms transgredido o concepta convencionalmente como la
accin grave.
En un sentido ms reflexivo, la propia aparicin de la problemtica de la
propiedad de los textos fue posterior a la penalizacin de los autores. Ello es
porque el discurso no fue originalmente un producto o un bien sino un acto que
poda ser lcito o ilcito y colocarse en el campo de lo sagrado y lo profano.37 Esto
coloc al acto de escribir en algo cargado de riesgos.
Como hemos visto las reglas de propiedad instauradas posteriormente generaron
los llamados derechos de autor y regularon la relacin entre autores y editores. Se
deben distinguir los derechos de propiedad intelectual sobre el libro de los
derechos sobre la distribucin de! libro.
En esta tmsfera que es tm autor como A.!amn, Riva Palacio o Za.'!lacois ?qu
es la obra histrica?
36 Diccionario Porra, historia, biagr:lfa y geograf.a de Mxico. Porra Mxico 1964. 37 Ver el texto de Foucault qwo> tratamos en el siguiente apartado p. 61
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El autor aparece como una funcin social que ejerce en sitios histricos determinados, su irrupcin coincide con el proceso de individuacin de las ideas38
de la sociedad moderna, preocupada en crear un sistema de valoracin y de
autenticidad de los autores y de sus obras. Es la Historia del momento en que la
vida de los autores comenz a contar en relacin a los textos, la relacin del autor y
su obra, por fuera de lo que el propio texto construa en su seno.
Para Michel Foucault en su ensayo Qu es un autor ?39 la nica relacin del texto con el autor es una relacin que en principio es exterior y anterior al menos en
apariencia. Para l uno de los principios ticos fundamentales de la escritura
contempornea se resumen en la sentencia de Beckett sobre "Qu importa quien habla, dijo alguien, que importa quien habla" lo importante es probablemente lo que se dice. En este sentido el texto escrito no es una exaltacin del gesto de
escribir, ni de atar la relacin de un sujeto a un lenguaje, es la apertura donde: " ... el sujeto escritor no deja de desaparecer".40
En el mundo contemporneo podemos encontrar la relacin del parentesco entre
cultura y muerte. La inmortalidad hoy se obtiene mediante la obra por lo que sta
ahora recibe el derecho de matar, de ser la asesina de su autor para preservar su
inmortalidad, de la misma forma en que el hroe antiguo se hada al morir joven. Quizs esta nocin moderna tiene relacin con los cambios seculares de la gloria y la muerte tal y como lo proponen Romano-Tenenti en Los fundamentos del mundo moderno.41 Otra consecuencia que nos seala el propio Michel Foucault es " .. .la
desaparicin de los caracteres individuales del sujeto escritor; mediante todos los ardides que establece entre l y lo que escribe, el sujeio escritor desva todos los signos de su individualidad particular; la marca del escritor ya no es ms que la
.'8 rvlichel Foucault. " Qu es un autor ?" en Dialctica, nmero 16 Ao IX, Diciembre tle 1984 Universidad Autnoma de Puebla, P.u.ebla, P.uebla p.54. 39 Michel Foucault. "Ob.dt. 40 Ibdem. p.55 tl Romano Ruggiero- Alberto Tenenti. Los fundamentos del mundo moderno. Edad media ta:rda, reforma, renadmienlo. [Trd. Marcial Surez], Coleccin Historia Universal Siglo XXI# 12 _r..,lxico, ,1971 pp. 104-127.
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singularidad de su ausencia; tiene que representar el papel del mue1to en el juego de la escritura."42
La base de la desvalorizacin de los textos de Niceto de Zamacois, por de la Torre,
se intuye por la exigencia de lo que se espera de una obra de historia y se dSOman
en general los parmetros que un medio disciplinario como el nuestro, plantea de
la propia obra. Pero la pregunta en torno al autor nos lleva a las preguntas por la
obra. Qu es una obra?, Foucault se plantea:
"La palabra 'obra', y la unidad que designa son, probablemente, tan problemticas
como la individualidad del autor".43
Existira otra observacin que sera pertinente plantear: si bien el mantener la
consideracin de lo que es el "autor" como una fuente definida y un nombre
propio, queda la imposibilidad de tratar al autor como mero propietario y
responsable de los textos ya que es problemtico, tratar de reconocer su ausencia y
la de la obra. Intentar una escritura original del texto nos conlleva a un problema
ms.
Encontrar una escritura original del texto es intentar una vez ms perpetuar en el
limite la existencia y la funcin del autor como un acto trascendente y garantizar
su acto creador.
Entonces, qu es un autor como Alamn, Riva Palacio o Zamacois? qu es la
obra histrica? En primer lugar la funcin del autor establece una relacin social de
filiacin con sus obras, lo que en una cultura le da cierto estatuto. En este sentido:
"El nombre del autor no se sita en el estado civil de los hombres, ni se sita ~" b
ficcin de la vbra, se sita en la ruptura que instaura un cierto grupo de! discurso y
su modo de ser singular. Podra decirse que en t.ma civilizacin como la nuestra
42 Michel Foucault. Op. cit. p. 56. 43 ihdem. p. 57
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hay un cierto nmero de discursos dotados de la funcin de 'autor' mientras que
otros estn desprovistos de ella. ( ... ) La funcin autor es, entonces, caracterstica del
modo de existencia, circulacin y funcionamiento de ciertos discursos en el interior
de una sociedad"44
Los textos no siempre han tenido la exigencia de la firma del autor, incluso el
anonimato h1e un funcionamiento sin dificultades, la antigedad de los textos era
ms apreciada. El autor en la Edad Media, fue la marca para considerar la
autoridad de un texto su verdad.
Para el siglo XVII y XVIII la funcin de un discurso y su relacin con el autor
garantizaban una verdad establecida y un mtodo cientfico sistemticamente
ordenado. Cuestin que se desvanecer en la medida en que aparece el inventor (el Propietario de patente).La legitimidad del texto literario requiere en esta poca de ya la marca del autor.
En una primera conclusin, entonces, nos indica que en la actualidad el "autor''
tiene la funcin especfica de indicamos la fiabilidad de un texto, poner una
especie de etiqueta de calidad, ms importante que indicar la fuente misma de los
textos. Ello tiene relacin con las tcnicas y los mtodos seguidos en los trabajos. Las operaciones que realiza el autor que va transformando su obra, su unidad de
escritura en tanto desarrolla y resuelve las cuestiones que se encuentra realizando
y que se manifiestan a lo largo de su vida como creador.
Sin em.bargo, esta concepcin se circunscribe a nuestro mon1ento, la validacin del
autor, su prctica ha sido diferente a travs del tiempo y de acuerdo al gnero de
escritura, por lo que e! nombre o el autor es insuficiente cua.'ldo nos dirig'.mos a la
tradicin textual.45
fmdern. pp. 60-61 45 Ibdem. p.64
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En el plano propio del texto, no es posible encontrar al autor como el narrador, como el pronombre en primera persona de un escrito, pues en cada parte esto slo
nos remite a la funcin necesaria que requiere el texto mismo.46
La primera duda sobre los comentarios en torno a esta obra sera: Es vlido
considerar la originalidad en una obra impresa en el siglo XIX como un elemento
que le otorga legitimidad o validez ?
En este sentido el aniisis de una Historia como la de Zamacois no se encuentra
exenta de dificultades y no es tan sencillo descartarla, ms an si tomamos en
cuenta que tan problemtico es encontrar una supuesta unidad en cualquier obra,
como tan problemtico es compenetrarnos con la individualidad del autor. Para
ello Foucault nos advierte:
"En el estatuto que ach1almente se le da a la nocin de escritura, no se trata,
en efecto, ni del gesto de escribir, ni de la marca (sntoma o signo) de lo que alguien hubiese querido decir; hay un esfuerzo extraordinariamente
profundo por pensar la condicin general de todo texto, la condicin a la
vez del espacio donde se dispersa y el tiempo donde se despliega"P
En el sentido anterior qu caso tiene detenerse en la bsqueda de originalidad del
autor o de su obra ? En esa bsqueda que se da, adems, como una comparacin emprica con otros autores, las fuentes utilizadas, sus primeros registros y el
cumplimento cabal de las reglas convencionales que impone una disciplina
acadmica.
La disciplina :histrica por cierto, no estaba institucionalizada y se ejerci como un gnero ms entre novelistas, polticos, ensayistas que se dedicaron a la elaboracin
de historias. Debemos cuestionamos, entonces, si el autor no se desvanece en ia
escrirura o si es importante considerarlo como un ausente del texto.
46 Ibdem. pp. 65--66 47 Ibdem. p. 57
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El hecho de que la crtica de los especialistas del siglo XX desdee la obra por
considerarla poco metodolgica y original es ya motivo, corno se ha reiterado, de
una reflexin profunda en torno a la obra. Hasta hoy, el mtodo cientfico ha
consistido en la bsqueda documental y en la comparacin de las partes del texto
con lo que se tiene por la realidad. Se confronta el texto con otras obras
historiogrficas y cronolgicamente se marcan las ideas, los prrafos, las citas. De
aqu se derivan conclusiones sobre la originalidad de las ideas o el plagio de las
mismas.
No se considera que aunque tengamos en cuenta el contexto, que "aunque sea una
perogrullada, es necesario recordar que una lectura del pasado, por ms
controlada que est por el anlisis de los documentos, siempre est guiada por una
lectura del presente."48
Suponiendo, sin conceder, que un autor del siglo XIX retoma prrafos completos
de otras obras y las presenta en la suya propia, est calcando las ideas de otros
para presentar una obra hecha de fragmentos ?. El hecho de ordenar, presentar y
aadir comentarios no dota, acaso, a la obra de un sentido diferente, de la que el
propio autor es responsable?
Por el contrario, la prctica comn era retomar textos de otros libros para las obras
de los escritores y construir con ellos discursos que se presentan en la arena de
discusin de la sociedad.
Por otra parte, criticar a un autor por su espacio referencial, por citar de memoria o
construir las pa.rt.es no docmnentadas con la deduccin e imaginacin, no es
omitir las posibilidades de produccin de un historiador de sus ideas del contexto,
el reflejo de sus inquietudes culturales, de su retroalimentacin con un medio oral que le comenta sus textos, que confronta sus ideas, que le avala o le rechaza, que le
48 De :rteau Michel. Op. Cit. p.37.
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adscribe a un medio cultural con sus sentimientos, secretos compartidos, smbolos
e imaginarios.
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22.
Captulo 11 EL PROBLEMA DE lA ESCRITURA EN UNA OBRA DE IIISTORIA EN EL SIGLO XIX.
La conexin entre la narrativa de una obra histrica y la de una obra literaria ha ocupado a algunos especialistas contemporneos que buscan ms all del anlisis de la pertinencia del dato histrico, el reflejo de la conciencia de la historia en las propias obras del historiador. En efecto, el
inters por profundizar en la reflexin de la obra historiogrfica en Mxico se
motivo por la aparicin en nuestro pas de los textos de Michel de Certeau La
escritura de la historio. en 1985; o el de Arthur C. Danto, Historia y Narracin en 1989; el de Hayden White Metahistoria. La imaginacin histrica en la Europa del siglo XIX
en 1992; la compilacin de Dietrich RaU En busca del Texto en 1993; o el de Roger
Chartier El mundo como representacin en 1995 y el de Paul Ricoeur Tiempo y narracin ese mismo ao; que retoman a la obra histrica desde el punto de vista de
su escritura.
Pioneras en este tipo de reflexin lo constituye las obras de Michel de Certeau y el
de Jorge Lozano, El discurso histrico. A partir de la bsqueda de la obra histrica
en sus estructuras de narracin, en la hermenetica del discurso o en el anlisis
semitico se abrieron nuevas vas de investigacin historiogrfica en Mxico, al
grado que se produce una doble significacin ya en la palabra historiografa:
1. La que designa los estudios del autor y la obra, la recopilacin bibliogrfica,
hemerogrfica, documental y los cruza con todos los datos existentes en tomo al autor evaluando sus partes ms importantes.
2. La que estudia la obra desde su propia lectura e interpretacin, buscando
encontrar en la problemtica de la escritura y 1a lectura los sentidos culturales y
sociales del mbito que los produce.
El presente trabajo busca situar, entre otras cosas, la importancia de emprender un estudio con las caractersticas de la segunda forma de estudio historiogrfico.
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A) Produccin de Historia: El presente y el pasado. floy cuando los historiadores, producen historia lo hace desde un lugar de
produccin, es decir, una tradicin, una institucin, una disciplina, una prctica,
una poca, una sociedad y una estructura de escritura. Lo mismo que los autores
de la obra Historiogrfica mexicana parten del contexto presente, de la situacin mexicana, con prcticas disciplinarias sistematizadas por la formacin
inStitucional; la obra de Niceto de Zamacois, Vicente Riva Palacio o Alfredo
Chavero parte de singularidades propias y tradiciones disciplinarias en
construccin. La fabricacin de mtodos que permiten resolver preocupaciones y
sobre todo las preguntas que se realizan al objeto reflexionado, a su acercamiento a la historia como devenir.
Hoy en da, parecen superados, al menos en la historia, el positivismo y el
historicismo por la crtica. Es algo comn en la construccin de nuestro que hacer
historiogrfico, la distancia que los investigadores toman con respecto a estas
tradiciones. En gran parte, lo anterior es por la conclusin de que el
acontecimiento como organizador de fechas y sucesos, requiere de la erudicin como nica exigencia crtica, lo que redujo a la historia al ordenamiento emprico de hechos con una pretensin objetiva ligado al documento. En el movimiento operado por la Escuela francesa de los Anales la superacin del positivismo de los
hechos histricos objetivos, abri paso a dejar de privilegiar los hechos singulares aislados, sin articulacin alguna; por una bsqueda de construir relaciones
articuladas en los terrenos del movimiento econmico, poltico, social y cultural de
las distintas pocas.49
Esta superacin positivista sera motivo de un balance historiogrfico permanente
para establecer hasta que punto los historiadores mexicanos hemos en nuestros
trabajos, logrado ampliar en nuestros trabajos la reduccin de los acontecimientos y las pruebas "objetivas", hasta que punto la "erudicin" por el detalle, la precisin
49 Ver "Acontecimiento, suceso" en Le Goff et al La Nueva Historia, diccionario del saber moderno. Bilbao, Ediciones Mensajero, 1988, p.19
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de la prueba y la verificacin de la fuente, es la norma mxima de nuestra
comprensin de la lstoria. Si hemos dejado de tener en cuenta el posible nexo entre las ontologas culturales y subjetividades de los historiadores en el pasado, sus nexos filosficos y preocupaciones ticas, con la construccin de su discmso
escritO.
La muestra de este reacio positivismo que ronda en los investigadores se revelara
en sus prcticas para mostrar al medio que "lo he investigado", ello se traduce en
recursos contra sus colegas: " ... mis indicios es que muri de apopleja y no de pulmona" o bien "el peridico tal revela que an estaba en Mxico cuando otros
suponan que haba emigrado". "La cada del 'nio hroe' no pudo ser en ese
lugar, la trayectoria fsica de un cuerpo lo tir metros ms ac". Lo cual significa
"Lo he investigado ms ... " cuando lo nico indeleble es el presente de la
preocupacin de quien lo escribe. Ello mismo nos muestra ms el discurso del
presente y la situacin de la institucin donde se produce, que el pasado al que
hace referencia.
La disciplina actual configura crculos que interponen sus prcticas, mtodos,
tcnicas, presiones personales y polticas, desde una postulacin epistemolgica.
Desde ella se construyen discursos o productos.
Esto no es privativo del tiempo presente de hecho as fue construyndose la
institucionalidad desde los siglos XVII y XVill en Europa.50 En esta construccin
apareci la neutralidad o el intento de despolitizacin:
"La relacin entre una institucin social y la definicin de un saber, insina
la figura, ya desde los tiempos de Bacon y Descartes, de lo que se ha
llamado la despolitizacin de los sabios. Es preciso entender por este
trmino, no un destierro fuera de la sociedad, sino la fundacin de 'cuerpos',
como el de 'ingenieros', de intelectuales necesitados, pensionados, etctera.,
50. De Certeu Michel Op. Cit., p. 76
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en el momento en que las universidades se estancan al volverse cada vez
ms intransigentes."51
En las instituciones tambin se integran grupos, crculos, tendencias que expresan
la construccin de una base paradigmtica o disciplinaria52 Estos grupos que se fonnan en las instituciones son la autoridad, los que disciplinan, en el trmino ms
literal, sancionan o reconocen, estimulan, lo que tiene por consecuencia una
influencia real en la forma en que se moldean las obras historiogrficas, establecen
criterios de pertinencia, verdad y calidad de las obras. Lo que no slo es comn a la
historia sino a otras ciencias. As nos dice De Certeau:
"El pblico no es el verdadero destinatario del libro de historia, an cuando
sea su apoyo financiero y moral. Como el alumno que dirige la palabra a
toda la clase, pero tiene atrs a su maestro, una obra es menos apreciada por
sus compradores que por los 'pares' y los 'colegas' que la juzgan segn criterios diferentes a los del pblico, y decisivos para el autor desde el
momento en que pretende hacer una obra historiogrfica."53
El juicio de los colegas establece una verdadero vigilante disciplinario, parece decirnos De Certeau que establece "Leyes de trabajo" por las cuales un texto histrico puede no ser bien recibido por el grupo y cuyo rechazo lo har caer en la
desgracia del ostracismo acadmico, la crtica.
Quin establece hoy el juicio de calidad sobre la obra ? Los historiadores actuales que lo miden desde sus propias producciones. Es decir, la valoran desde su lugar y no desde el propio lugar en que fue producida la obra. Al pedir proporcionalidad,
51 Ibdem. p. 77 52 En el trmino de Kuhn. Thomas S. [Ver: La estructura de las revoluciones cienlifictJ.5 Mxico, Brev'..arios de Fondo de Cultura &onmica nm. 213 1995]. Si bien Margaret Mastennan hace una critica a la amplitud dei trmino paradigma., es pert.inente corno analoga a las estrategas del conocim;nto en la Historia. [Ver: Masterman M. "La naturaleza de los paradigmas" en el texto de Lkatos & Musgrave La crtica y d desm-rol/o del conocimiento Barcelona, Grijafuo, 1975].El tmtino de construc;::in de disciplina lo podemos encontrar en Lakatos lmie. Histur.a de lu ciencit'. y sus reconstrucciones rac
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objetividad, uso crtico de las fuentes documentales, un estado de la cuestin que agote toda la bibliografa creada hasta el momento, fuentes de ms valor que el recuerdo y la reconstruccin a la distancia, etc. Por el contrario, ese mismo lugar
premia la "originalidad", el uso de fuentes documentales, el aparato crtico y los
procedimientos y tcnicas de verificacin. Se impone el honor de lo "erudito" al
autor que llega al smil de una convencin de colegas.
los historiadores del siglo XIX haban establecido unas prcticas y mtodos
similares a los presentes? Obviamente no, la historia tena ms bien la finalidad de
jugar un rol importante en la construccin de un discurso poltico, de servir como base argumental, como recurso a las propuestas vivas de la accin militante. Pero,
adems, esta pregunta tiene que ver con la percepcin de la investigacin de lo que
es un historiador mexicano en el siglo XIX. El crculo en el que se mueve dicho
personaje entre sus producciones y sus lectores. Las caractersticas de lo que produce y la funcin de los que lo leen, quizs sea el camino que nos de la clave.
La propia historicidad de la disciplina tiene que ver con el Lugar de produccin y
este determina los criterios de pertinencia, de tal forma el propio De Certeau
afirma:
"Antes de saber lo que la historia dice de una sociedad, nos importa analizar como funciona ella misma. Esta institucin se inscribe en un complejo que le permite solamente un tipo de producciones y le prohibe otras. As procede la doble funcin del lugar. Vuelve posibles algunas investigaciones, gracias a
coyunturas y problemticas comunes. Pero a otras las vuelve imposibles; excluye del discurso lo que constituye su condicin de momento dado;
desempea el papel de una censura en lo referente a los postulados
presentes (sociales, econmicos, polticos) del anlisis. Sin duda alguna esta combinacin dei permiso con a prohibicin es el punto ciego de la
investigacin histrica y la razn por la cual no es compatible con cualquier
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cosa. Y precisamente sobre esta combinacin debe actuar el trabajo destinado a modificarla."54
Entre la obra de Zamacois o de Vigil, y los oficios y tcnicas actuales existe una
diferencia de ms de 100 aos. En esta distancia se ha construido una prctica
inStitucional, se afianzaron valores prcticos de una disciplina (positivistas, historicistas, u otros), se trat de romper con la reduccin del documento como evidencia "objetiva". Y se pens avanzar hacia una historia ms social, econmica 0 cultural, siempre en la prctica colectiva del lugar de produccin, aunque
algunos conservan el costume make.
La disciplina histrica tiene su propia historia: sta nos remite a cambios
constantes de tcnicas, preocupaciones, preguntas, insercin de nuevos campos
disciplinarios e interconexiones. Estos elementos provocan cambios en las formas
de hacer historia que acompaan el funcionamiento cultural de las sociedades.
Ahora bien, la duda que surge siempre es si es til tratar a un historiador como
Zarnacois, Alamn o Riva Palacio con parmetros contemporneos, pregunta
bsicamente hermenutica, pues nos lleva a tratar de tomar distancia entre las
prcticas del pasado y el presente, tratar de encontrar los parmetros con los que
esos historiadores escriban sus historias. Quizs adems de lo que nos revelen en sus historias, nos revelarn un tiempo, unas prcticas y un funcionamiento cultural
que tenernos que reconocer o tratar de entender.
Si esto es as, las compilaciones que existen sobre los autores del siglo XIX, si bien son esfuerzos importantes, inician apenas la labor titnica de emprender un
anlisis historiogrfico, que slo se puede acometer desde nuevas preocupaciones
y de una forma colectiva, es decir con trabajos que vaya.11. aproximando a la reconstruccin del ambiente de lectura y escritura de estas obras.
54 De Ce1teau, r..1ichel Op. Cit. pp. 86-87
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"As pues, el tener en cuenta el lugar donde se produce, permite al saber
historiogrfico escapar a la inconciencia de una clase que se desconocera a
s misma "55
Hacer historia, por otra parte, es ante todo una prctica que se relaciona con
tcJcas de produccin determinadas. Un autor en el siglo XIX reconstruye desde la base de informaciones y sucesos que son patrimonio comn y que el propio
historiador se agencia cuando lo que tiene a mano dentro de sus posibilidades. Y
tambin desde los albores de la reconstruccin de bibliotecas que apenas arranca
con una orientacin de divulgacin,, que es la nueva caracterstica que marca a la
modernidad de ese siglo. Tiene que ver con la integracin de colecciones no slo
para eruditos, sino tambin para un acceso ms general. 56
Es importante y debe de ser considerado porque en caso de Jos Mara Vigil, fue un profesor universitario, que posteriormente se encarg de organizar bibliotecas
en ei estado de Jalisco y fue tambin Director de la Biblioteca Nacional, por lo que
en su elaboracin se encuentra un conocimiento importante de las obras
publicadas y difundidas en Mxico en el siglo XIX57.
Pero este arranque de integracin se presenta sobre todo en las ltimas dcadas del
siglo XIX, a mediados de siglo, tanto conservadores como liberales comparta la
misma necesidad de obtener datos para el estudio de la realidad nacional. s
conservadores y liberales, por ejemplo sesionaban en una habitacin del Pal co Nacional, para hacer estudios de geografa y estadstica. Sus diferencias no e an obstculo para poder escucharse con respeto. 58
55 Ibdem. 56 Ver: Dahl Svend. Historia del libro. [Trd. Alberto Adell] Mxico, Alianza Editorial -
CONP.:~.CL1l,Ti\., 1982 uEl siglo XIX y comienzos dtl siglo XX". 57 (Ver, presente trabajo Captulo lli inciso a) Jos Mara Vigil y su filiacin al bando liberal. ss Ver: Civeira Taboada, Miguel. Benito Jurez en la Sociedad mexicana de geografa y estadstica. Mxico, Costa Amic, 1968. En l resea los nombres de las personas que asistan: Lucas alamn, Juan N. Almonte, Rafael Calvo, Rafael Camargo, Jos Antonio Escudero, Pedro Garca Conde, Rodrigo Garca, Isidro R Gondra, Manuel Herrera, Juan Jos Min, Jos Monn, Andrs Quintana Roo,
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historia, como se afir:mrnos remite al- principio de su lugar de produccin y
de su prctica. Al acudir a las fuentes, los historiadores articulan un proceso que parte de sus elementos "naturales" archivos, libros, vestigios, etc. a la configuracin de productos culturales, las historias. Elementos tiles a la sociedad
en que habita.
Al producir su libro, su historia que lo har acreedor al reconocimiento disciplinario, crea para su sociedad un producto cultural consumible. En l
tranSforma los vestigios y los ordena configurando una narracin inteligible, un
discurso en tomo a lo que el pasado fue.
Los vestigios son a su vez producciones determinadas que fueron puestas en
circulacin por los hombres. Desde ellas, el historiador les despoja de su funcionamiento inicial y las ordena como evidencias desde un nuevo discurso.
La produccin historiogrfica es hoy "una industria" 59 que tiene principios propios
de produccin y que se articula por la herencia de un pasado. Cuando a un
historiador como Niceto de Zamacois se pudiera pensar, es un escritor que
recupera el pasado de manera memorstica y por lo tanto nos presenta un producto
adulterado no se dar razn a De Certeau cuando afirma:
Andres del Ro y Manuel Robles entre otros. Jurez ingres en 1849, siendo gobernador de Oaxaca. Fse ao tom el nombre, el grupo, de Sociedad Mexicana de Geografa y estadstica. 59 Ver: M. De Certeau. Op. Cit. p. 12 " ... el sistema actu; de la 'industria' historiogr
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"Cuando el historiador supone que un pasado dado se revela en su texto, se
pone de acuerdo con el comportamiento del consumidor. Recibe
pasivamente los objetos distribuidos por los productores."60
La propia historia como prctica requiri del establecimiento de reuniones
documentales, su organizacin, jerarquizar las informaciones y procedimientos de autentificacin, lo que hoy conocemos por las fuentes primarias. Ello implica todo
un procedimiento de reunin documental en colecciones. Significa que la propia
construccin de los acervos documentales trajo consigo una produccin, con un lugar, prcticas, sujetos y productos. Estas colecciones aparecieron tambin en el XIX mexicano.
El establecimiento de las Fuentes, creadas paulatinamente como sistemas
regionales y trasmitidos desde lugares particulares hasta la generalizacin de procedimientos de investigacin en la actualidad fue extendindose primero en
Europa y luego hacia las zonas provinciales como la mexicana, que acogen tambin
en tiempos posteriores la prctica histrica61 Si bien el desarrollo europeo
'; transcurre entre el siglo XVII y el siglo XIX, en zonas provinciales tenemos intentos
bastante tardos.
En Nueva Espaa entre los siglos XVI y XVII abundan las crnicas, ser hasta el
siglo xvm cuando a raz de la influencia del pensamiento ilustrado y en reaccin al determinismo geogrfico, los escritores coloniaJes comenzaron a construir una
historia que pretenda tener una base de evidencias, alejndose de la construccin discursiva basada en la retrica. La obra caractersticas de este periodo es la Historia Antigua de Mjico de Francisco Javier Oavijero. La caracterstica comn a las historias del siglo XIX en Europa y posteriormente en
Amrica ser esta actividad de recoleccin-coleccin de todo lo que era posible.
60 Ibdem p. 94 61 Ver: Michel De Certeau. Op. Cit. p.97
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"Es verdad que la historia se haba fragmentado en una pluralidad de
historias (biolgicas, econmicas, lingsticas, etctera). Pero entre estas positvidades dispersas, como entre los ciclos diferenciados que
caracterizaba a cada una de ellas, el conocimiento histrico restauraba lo
mismo gracias a la comn relacin con una evolucin. l volva a unir todas estas discontinuidades al recorrerlas como figuras sucesivas o coexistentes
de un mismo sentido (es decir de una orientacin) ... " 62
La accin de coleccionistas corno Icazbalceta nos dice que la historia mexicana se
encuentra supeditada o con una influencia decisiva de la tradicin historiogrfica
Europea. El historiador debe traducir las particularidades en base a los vestigios
organizados (por las colecciones y los archivos) que encuentra o que el contribuye a organizar; y elaborar con ellos u