libros poéticos o sapienciales
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EXPOSICIÓN BREVE DE LOS LIBROS POÉTICOS (SALMOS, JOB, PROVERBIOS, QOHELET, SIRÁCIDA, SABIDURÍA, EL CANTAR DE LOS CANTARES)TRANSCRIPT
EXPOSICIÓN DE INTRODUCCIÓN BÍBLICA
SEMINARIO MAYOR SAN JOSÉ
PROPEDEÚTICO
Libros Poéticos o Sapienciales
Oremos con SS. Benedicto XVI
Señor Jesucristo,Camino, Verdad y vida,rostro humano de Dios
y rostro divino del hombre,
enciende en nuestros corazones
el amor al Padre que está en el cielo
y la alegría de ser cristianos.
Ven a nuestro encuentroy guía nuestros pasospara seguirte y amarteen la comunión de tu
Iglesia,celebrando y viviendoel don de la Eucaristía,cargando con nuestra
cruz,y urgidos por tu envío.
Danos siempre el fuegode tu Santo Espíritu,que ilumine nuestras
mentesy despierte entre nosotrosel deseo de contemplarte,el amor a los hermanos,
sobre todo a los afligidos,y el ardor por anunciarte
al inicio de este siglo.
Ven Discípulos y misioneros tuyos,
queremos remar mar adentro,
para que nuestros pueblos tengan en Ti vida
abundante,y con solidaridad
construyanla fraternidad y la paz.Señor Jesús, ¡Ven y
envíanos!María, Madre de la Iglesia,
ruega por nosotros.Amén.
Libros «poéticos o sapienciales»
Definición libros «poéticos o sapienciales»
Son llamados didácticos (por su enseñanza) o poéticos (por su forma) o sapienciales (por su
contenido espiritual). Son denominados sapienciales, porque las enseñanzas e
instrucciones que Dios nos ofrece en ellos, forman lo que en el Antiguo Testamento se llama
Sabiduría, que es el fundamento de la piedad.
Temer ofender a Dios nuestro Padre, y guardar sus mandamientos con
amor filial, esto es el fruto de la verdadera sabiduría. Es decir, que si la moral es
la ciencia de lo que debemos hacer, la
sabiduría es el arte de hacerlo con agrado y con
fruto.
«A su palabra el agua se detuvo como una masa, a
su voz se formaron los depósitos de las aguas»
(Eclo. 39, 17)
Su tema es la reflexión, la prudencia, el estudio, la oración, las enseñanzas morales y religiosas que tienden a dirigir la vida
individual: indagan sobre la naturaleza del hombre
y meditan sobre el misterio de Dios.
Sus autores son considerados como
«sabios».
JOB
Job, un varón justo y temeroso de Dios, está
acosado por tribulaciones de tal manera que,
humanamente, ya no puede soportarlas. Sin embargo, no pierde la paciencia, sino que
resiste a todas las tentaciones de desesperación, guardando
la fe en la divina justicia y providencia ( Cf. Jb 2,10) ,
dando un bello mensaje sobre el dolor.
El autor inspirado que compuso el poema, reuniendo en forma
sumamente artística las tradiciones acerca de
Job, vivió en una época, en la cual la literatura
religiosa estaba en pleno florecimiento, es
decir, antes del cautiverio babilónico.
No es de negar que el estilo del libro tiene
cierta semejanza con el del profeta Jeremías,
por lo cual algunos consideran a éste
como autor, aunque está claro que
Jeremías es posterior y reproduciría pasajes
de Job.
Job, cubierto de llagas, insultado por sus amigos, padeciendo sin culpa, y
presentando a Dios quejas tan desgarradoras como confiadas, es imagen de
Jesucristo, y sólo así podemos descubrir el
abismo de este Libro que es una maravillosa prueba
de nuestra fe.
JOB: DistribuciónEl libro posee 42 capítulos distribuidos en cuatro partes:
1. Prólogo: felicidad y prosperidad de Job: 1-2
2. El diálogo con tres ciclos de discursos: 3-27 Primer ciclo de discursos: 3-14
Segundo ciclo de discursos: 15-21 Tercer ciclo de discursos: 22-27
Intermedio: elogio de la sabiduría: 28 Conclusión del diálogo: 29-31
3. Los discursos de Elihú: 32-37
4. Los discursos de Yahveh: 28-42 Epílogo: 42, 7-16
Este libro es una colección preciosa de himnos y
canciones sagradas, con los cuales el Pueblo de
Dios entonaba alabanzas al Señor, le tributaba
acciones de gracias y le imploraba misericordia en sus fallas y necesidades.
En ellos existe un rico contenido de las obras y sucesos grandes que el
Señor venía haciendo en el pueblo hebreo.
SALMOS
Los epígrafes, aunque no hayan formado parte del texto primitivo, son antiquísimos; de otro modo no los
pondría la versión griega de los Setenta. Según éstos, el principal autor del Salterio es David; siendo
atribuidos al Real Profeta, en el texto latino, 85 Salmos, 84 en el griego y 73 en el hebreo. A más de David, se
mencionan como autores de Salmos: Moisés, Salomón, Asaf, Hemán, Etán y los hijos de Coré.
Se ha dicho que los Salmos son como un resumen de toda la Biblia: historia y
profecía, doctrina y oración. En ellos habla el
Espíritu Santo y nos enseña lo que hemos de pensar, sentir y querer
con respecto a Dios, a los hombres y a la
naturaleza, y también nos enseña la conducta que
más nos conviene observar en cada
circunstancia de la vida.
A veces el divino Espíritu nos habla aquí con palabras del Padre
celestial; a veces con palabras del Hijo. En
algunos Salmos, el mismo Padre habla con su Hijo, como nos lo revela San
Pablo respecto del sublime Salmo 44 (Hb. 1, 8; Sal 44, 7s.); en otros
muchos, es Jesús quien se dirige al Padre.
Sorprendemos así el secreto del Amor infinito que los une, o sea los secretos
más íntimos de la Trinidad,
y vemos anunciados, mil años antes de la
Encarnación del Verbo: los misterios de Cristo doliente (Sal 21; 34; 39;
68, etc.) y los esplendores de su triunfo (Sal 2; 44;
67; 71; 109, etc.); la historia del pueblo
escogido, con sus ingratitudes (Sal 104-106); sus pruebas (Sal
101; 117, etc.); el grandioso destino
deparado a él, y a la Iglesia de Cristo (Sal 64;
92-98), etc.
SALMOS: Distribución
Todo el Salterio consta de 150 salmos divididos en el texto hebreo en cinco libros, así:
1. Primer libro: Salmos 1-40
2. Segundo libro: Salmos 41-71
3. Tercer libro: Salmos 72-88
4. Cuarto libro: Salmos 89-105
5. Quinto libro: Salmos 106-150
No es preciso decir que el género literario de los
Salmos es el poético. La poesía hebrea no cuenta con rima ni con metro en el sentido riguroso de la palabra, aunque sí con
cierto ritmo silábico; mas lo que constituye su
esencia, es el ritmo de los pensamientos,
repitiéndose el mismo pensamiento dos y hasta tres veces. Llámese este
sistema simétrico de frases paralelismo de los
miembros.
Los salmos van enunciados por un número., tanto en la Biblia hebrea, como en
la griega y vulgata, sin embargo a partir del
salmo 9, las dos últimas adoptan una numeración distinta hasta el salmo
147. Por tal motivo, algunas biblias católicas
señalan un numero inferior que el de las biblias usadas por los
protestantes.
El Libro de los Proverbios debe su nombre al versículo 1, 1, donde se dice que su contenido constituyen las
"parábolas" o "proverbios" de Salomón. Sin embargo, ni el hombre de parábola, ni el de proverbio,
corresponde al hebreo "maschal" (plural meschalim).
La Sagrada escritura llama maschal no sólo a las parábolas o semejanzas, sino más bien a todos los
poemas didácticos, y en particular a las sentencias y máximas que encierran una enseñanza.
PROVERBIOS
El autor del Libro, con excepción de los
apéndices, es, según los títulos (1, 1; 10, 1; 25, 1), el rey Salomón, quien en sabiduría no tuvo igual,
atribuyéndole la Sagrada Escritura "3.000
sentencias y 1.005 canciones". Los
apéndices podrían ser de Agur y Lemuel.
Los exégetas creen que la última redacción del libro
se hizo en tiempos de Esdras.
El Libro de los Proverbios no es un código de
obligaciones, sino un tratado de felicidad. Dios
no habla para ser obedecido como
déspota, sino para que le creamos cuando nos entrega, por boca del
más sabio de los hombres, los más altos secretos de la Sabiduría
(en hebreo jokmah).
Se trata de una sabiduría eminentemente práctica, que
desciende a veces a los detalles, enseñándonos aún, por ejemplo:
a evitar las fianzas imprudente (cf. 6, 1 y nota; 17, 18);
a desconfiar de las fortunas improvisadas (13, 11; 20, 21);
del crédito (22, 7) y de los hombres que adulan o prometen
grandes cosas (20, 19); a no frecuentar demasiado la
casa del amigo, porque es propio de la naturaleza humana
que él se harte de nosotros y nos cobre odio (25, 17).
La sabiduría de la Sagrada Escritura es inspirada por
Dios, lo cual implica su inmenso valor. Porque no es
ya sólo dar fórmulas verdaderas en sí mismas, que pueden hacer del hombre el
autor de su propia felicidad, a la manera insensible; sino
que es como decir:
Yo tu Dios, que soy también tu amantísimo Padre, me
obligo a hacerte feliz, comprometiendo en ello toda
mi omnipotencia.
De ahí el carácter y el valor eminentemente
religiosos de este Libro, aun cuando no habla de la
vida futura sino de la presente, ni trata de sanciones o premios
eternos sino temporales. Los Proverbios son para la
vida práctica. La nota clave de este libro
está en esta frase: “El temor de Dios es el
principio de la sabiduría”
PROVERBIOS: DistribuciónEl libro de los Proverbios contiene solamente 550, cuarenta de las cuales repetidas casi textualmente. Puede dividirse en cinco partes:
1. Elogio de la Sabiduría: 1-9.( “Hijo mío”)
2. Colección de Proverbios: 10-22.
3. Dichos de sabios, cuyo origen no se puede precisar: 22-24
4. Segunda colección de proverbios de Salomón: 25-29. (Ezequías)
5. Adiciones diversas a la recopilación primitiva, o apéndice: 30-31
Palabras de Agur: 30 Palabras de Lemuel: 31, 1-9
Poema acróstico o alabanza de la mujer fuerte: 31, 10-31
En hebreo se le denomina Qohélet, significa predicador, o sea el que habla en la Iglesia o Asamblea; nombre que
corresponde por todos conceptos a su contenido, porque predica en forma de sentencias y consejos, en prosa y
verso, la vanidad de las cosas creadas.
Se llama a este libro Eclesiastés porque llegó a ser un libro muy leído en la Iglesia cristiana primitiva, pero los biblistas continúan sin resolver el misterio de este
nombre.
El autor del libro habla, desde el título, como hijo de David, por lo cual las tradiciones judía y cristiana, que siempre reconocieron su canonicidad, lo atribuyeron a Salomón.
ECLESIASTÉS O QOHÉLET
Aunque se debe admitir que ciertos pasajes podrían ser de una época posterior a
Salomón (p. ej. las referencias sobre la tiranía de los reyes, la corrupción
de los magistrados, la opresión de los súbditos). Señalan, además, que el
lenguaje y el estilo no son los del tiempo salomónico.
Numerosos exégetas católicos piensan que el
autor se sirvió del nombre de "hijo de David" sólo con el fin de dar más realce a la obra, y fijan la composición
del Eclesiastés entre los años 300-200 a. C.
Podemos admitir la posibilidad de esta fecha, puesto que el Libro Sagrado no se presenta como escrito por
Salomón, sino por un autor anónimo que nos refiere dichos del sabio rey. No dice, en efecto: yo, el hijo de
David, sino que pone como título: Palabras del Eclesiastés (Predicador), hijo de David, rey
de Jerusalén (1, 1)
y empieza mencionándolo en tercera persona: "Dijo el Eclesiastés" (1, 2), para hacerlo hablar luego en
primera persona (1, 12 ss.).
No hay, pues, pura ficción en el autor de este divino Libro del Eclesiastés, sino que, reconociendo su inspiración sobrenatural, debemos creer que quiere transmitirnos las palabras y sabiduría de Salomón, tal como lo hicieron con Cristo los escritores del Nuevo Testamento, aun aquellos que no lo habían escuchado directamente.
El Eclesiastés más que un libro ordenado, es un carné de notas donde el maestro
de sabiduría ha ido escribiendo durante un
periodo difícil de fijar, pero quizá largo, sus reflexiones, y no se tiene la misma idea de las cosas todos los días.
Hay en él expresiones claves como: vanidad, interés, pena, trabajo,
preocupación bajo el sol, alegría, felicidad, placer…
Es la confesión o el grito de un hombre que después de haber gozado todo lo que
pudo, alcanza a ver la realidad de lo fugaz que es
la vida y acaba odiando esta misma vida.
ECLESIASTÉS O QOHÉLET: Distribución
Los 12 capítulos que contiene este libro pueden dividirse en dos partes:
1. Vanidades terrenales: 1-6, se tratan los temas del trabajo, el saber, el placer, la riqueza, la vida, los esfuerzos humanos, las vicisitudes humanas, la buena fama, etc.
2. Sabiduría práctica: 7-12, se tratan también temas muy interesantes y prácticos, como el de la paciencia, el temor de Dios, la obediencia, etc.
Los hebreos dividían los libros sagrados en tres grupos: La Torah (Ley); los Nebiyim (Profetas) y los Ketubim (Hagiógrafos). A este tercer grupo pertenece el Eclesiastés, que era contacto también entre los cinco Meghillot, o sea libros pequeños que
se escribían en rollos aparte, para uso litúrgico.
El título "Cantar de los Cantares" (en hebreo SchirHaschirim) equivale, en el lenguaje bíblico, a un
superlativo como: "vanidad de vanidades" (Eclesiastés 1, 2),
“el más bello de los poemas”; Rey de Reyes y Señor de Señores" (Apoc. 19, 16), etc.,
y quiere decir que esta canción es superior a todas. "El Alto Canto" se le llama en alemán; en italiano "La
Cántica" por excelencia, etc.
EL CANTAR DE LOS CANTARES
Los expositores antiguos miraron siempre como autor del libro al rey
Salomón cuyo nombre figura en el título: "Cantar
de los Cantares de Salomón" y fue respetado por el traductor griego. La Vulgata no pone nombre
de autor, y diversos exégetas católicos remiten la composición del Cantar a tiempos posteriores a
Salomón.
El Cantar de los Cantares posee una particularidad:
no aparece la palabra “Dios”; lo que hizo dudar a muchos biblistas sobre
su canonicidad. Sin embargo, parece se que Cristo y sus discípulos lo reconocieron como tal, y
en Mt 25, 1-10, la parábola de las diez
jóvenes o doncellas nos recuerda el lenguaje del Cantar de los Cantares.
Intervienen en el "Cantar de los Cantares", mediante
diálogos y a veces en forma dramática, la Esposa
(Sulamita) y el Esposo, denominados también en
ocasiones hermano y hermana.
Aparecen además otros personajes: los "hermanos", las "hijas de Jerusalén", etc., que forman algo así como el coro de la antigua tragedia
griega.
La manera en que se tratan el Amado y la Amada
muestra claramente que no son simples amantes,
porque entre los israelitas solamente los esposos
podían tratarse tan estrechamente.
Los comentadores bíblicos afirman que este libro es imagen de:
las relaciones de Yahvéh con su esposa Israel, a las de su Hijo Jesús, espejo perfectísimo del Padre (Hb. 1, 3), con la Iglesia que El fundó, y con cada una de las almas que la
forman, en su peregrinación actual en busca del Esposo (cf. 4, 7; 3, 3; 5, 6);
en la misteriosa unión anticipada de la vida eucarística (cf. 2, 6);
y finalmente en su bienaventurada esperanza (cf. 1, 1; 8, 13s; Tt 2, 13);
cuya realización anhela ella desde el principio con un SUSPIRO que no es sino el que repetimos cada día en el Padre Nuestro enseñado por el mismo Cristo, y el que los primeros cristianos
exhalaban en su oración que desde el siglo primero nos ha conservado la "Didajé" o "Doctrina de los doce Apóstoles":
EL CANTAR DE LOS CANTARES: Distribución
Este libro contiene ocho capítulos, distribuidos así:
1. Reunión de los amantes: 1-2, 7
2. Canto de la Sulamita: 2, 8-3. 5
3. Esponsales reales: 3, 6-5, 1
4. El amor perdido y hallado: 5, 2-6, 9
5. Cántico de Salomón: 6, 10-8, 4
6. La vida unida: 8, 5-14
SABIDURÍA
El libro de la Sabiduría fue escrito en griego y
pertenece, por tanto, a los Libros deuterocanónicos de
la Biblia. Fue compuesto probablemente no en
Palestina sino en Egipto, donde había muchos judíos que ya no comprendían el hebreo, y por consiguiente usaban los Libros Santos en
lengua griega.
El texto griego señala como autor al rey Salomón; no así la Vulgata, la cual no pone
nombre de autor.
La opinión de que el Libro fuese escrito por
Salomón fue abandonada ya en los primeros siglos, y esto con toda razón. Ahora bien, como Salomón
aparece hablando en los capítulos 7, 8 y 9, nada
impide que miremos esas palabras como
propias del sapientísimo rey y trasmitidas posteriormente.
El verdadero autor, desconocido, debió de ser
un varón piadoso que buscaba consuelo en la contemplación de los
misterios de Dios, y parece que se propuso fortalecer a
las víctimas de una persecución, para lo cual el Libro es de una inspiración
incomparable.
El tiempo de la composición no ha de
fijarse antes del año 300 a. C. Lo más probable es que se escribiera hacia el año
200 a. C. A esta conclusión llegan los exégetas en atención a que el libro fue compuesto en
griego, y que es uno de los libros más esencialmente
sobrenaturales de la Escritura, como vemos por
su altísima teología que parece un anticipo del
Nuevo Testamento.
El Libro de la Sabiduría forma juego con los libros de los Proverbios y Eclesiastés.
Trata de la Sabiduría, pero presentándola no ya como
aquél -en forma de virtud de orden práctico que desciende
al detalle de los problemas temporales-, ni tampoco, según hace éste, como un
concepto general y antihumanista de la vida, en
sí misma, sino como una sabiduría toda espiritual y sobrenatural, verdadero
secreto revelado amorosamente por Dios.
Más que otros libros del Antiguo Testamento, tiene éste por objeto inculcar a los reyes y dirigentes la
noción de su cometido, su alto destino y su
tremenda responsabilidad ante Dios, y a todos la
admiración y el amor de la sabiduría, la cual aparece dotada de
personalidad y atributos divinos, como que no es sino el Verbo eterno del
Padre, que había de encarnarse por obra del
Espíritu Santo para revelarse a los hombres.
SABIDURÍA: DistribuciónLos 19 capítulos del libro de pueden distribuir en 3 partes:
1. La sabiduría divina se ha manifestado por el destino final de los justos e impíos: 1-5.
Condición para adquirir la sabiduría: 1 Raciocinio de los impíos: 2-5
2. El seudo-Salomón describe la sabiduría: 6-9 Origen, naturaleza, acción y medios.
3. La sabiduría divina actúa en la historia: 10-19 De Adán a Moisés: 10
Paciencia de Dios con los cananeos: 12 Locura de los idólatras: 13-14
Sabiduría de Israel, fiel al único Dios: 15ss.
El nombre de este libro: "El Eclesiástico", es debido al constante uso que de él se hacía en la Iglesia, especialmente en la
instrucción del pueblo y de los catecúmenos que iban a ser bautizados.
Basta, pues, este nombre para mostrarnos el aprecio que la Iglesia tenía de su utilidad como arsenal de doctrina y de
piedad; y para darnos idea de lo familiarizados que estaban los fieles en los tiempos de fe, con el conocimiento de este
divino tesoro de sabiduría.
El nombre de "Libro de Jesús, hijo de Sirac", o "Sabiduría de Sirac", le viene de su autor Jesús (Josué), descendiente de un
cierto Sirac (50, 29) que vivía en Palestina al comienzo del siglo II a. C.
ECLESIÁSTICO O SIRÁCIDA
El libro fue, pues, escrito por los años 200-170 a. C.
San Jerónimo conocía todavía el texto hebreo, pero poco
después éste se perdió. Recién en nuestros días, en 1896-1900, fue hallado en una sinagoga de El Cairo un
manuscrito que contiene más de la mitad del texto hebreo.
Ello muestra, por otra parte, que este Libro
deuterocanónico, aunque no forma parte del canon judío,
fue tenido siempre en grande estima por Israel, cuyos
maestros lo citan hasta hoy como fuente de suma
autoridad.
El objeto del Eclesiástico es enseñar la sabiduría, es
decir, las reglas para hallar la felicidad en la vida de
amistad con Dios.
De ahí que se le ha llamado "tratado de ética a lo divino",
es decir, expuesto no en forma sistemática sino con esa pedagogía sobrenatural
que San Pablo llama: "mostrar el espíritu y la
virtud" de Dios (I Cor. 2, 4),
Para ilustrar su doctrina, recorre finalmente el autor en los capítulos 44-50 la
historia del pueblo escogido, presentándonos
con elogio los varones sabios y justos desde
Abraham hasta Simón, hijo de Onías.
Termina con una oración y una maravillosa exhortación para que todos aprendan y aprovechen de la sabiduría
que a todos se brinda gratuitamente para saciar
la sed del corazón.
ECLESIÁSTICO O SIRÁCIDA: Distribución
Posiblemente el autor Ben Sirá compuso este libro con sus 51 capítulos en tres etapas:
1. Primera recopilación: 1-24. Introducción general sobre la sabiduría: 1-3
La sabiduría instruye a sus hijos: 4-5 Buscar la sabiduría y rechazar el mal: 6-7
Prudencia en las relaciones: 8-9 Reflexiones sobre el poder, la riqueza, la felicidad: 10ss.
2. Segunda recopilación: 25-33. Matrimonios felices y desgraciados.
Negocios y relaciones humanas: 27-30 Cuestiones de educación: 30ss.
3. Tercera recopilación: 33-50.
Autoridad del Padre: 33-36 Sufrimientos humanos y muerte: 40-41
La sabiduría en la historia de su pueblo: 42-50
Fuentes Bibliográficas
MIRANDA J.M. Lecciones Bíblicas. 23ª. ed. San Pablo. Bogotá: 2010, pp. 137-148.
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José Aníbal
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