lida de malkiel, maría rosa. la garcineida de garcía de toledo

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  • 5/25/2018 LIDA de MALKIEL, Mara Rosa. La Garcineida de Garca de Toledo

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    L A G RCINEID DE G A R C A T O L E D OSuperfino sera justificar el estudio de la literatura latina medieva l , bril lan temente cult ivada en lo que va de s i g l o , pero quiz lo requiera el caso particular de la latinidad espaola. Pues ante todo (ypor incomprensible que ello hubiera sido precisamente a la clerecamedieval, desconocedora de barreras nacionales) el inters en la latinidad medieval est hoy, hasta cierto punto, condicionado por el nacionalismo de nuestros das. El historiador alemn o francs o inglssuele muy humanamente enfocar de preferencia los autores nacidosen Alemania o Francia o Inglaterra y descuidar valiosas obras provenientes de pases menos caros a su corazn. Baste como ejemplo deesta flaqueza el hecho significativo de que en libros de tanto prestigiocomo las Historias de Manitius y de Raby no hay la menor referencia al Carmen Campidoctoris, y que el Essor de la littrature

    latine au xiie sicle de J . de Ghell inck slo aduce el escrito estudiadoen el presente ensayo como testimonio del conocimiento de Horacioy de Terencio.Por otra parte, semejante actitud no hace sino exagerar la de losespaoles mismos. Memsima es la labor de los estudiosos que, continuando la empresa iniciada en 1 9 1 8 por el Centro de Estudios Histricos de Madrid, editan textos hispanolatinos. Pero esos estudiosos,sobre ser pocos, concentran su labor en la Espaa visigtica, a talpunto que puede dudarse de si su plan editorial est integrado dentro de una visin completa de la latinidad espaola. La reciente His

    toria general de las literaturas hispnicas atiende casi exclusivamente ,como las Historias no espaolas, a los dos perodos, el romano y elvisigtico (pgs. 5 - 1 4 0 ) , en que Espaa descuella sobre el resto de laEuropa occidental. El lapso que va del siglo vn al xn se despachasumariamente, reducindose casi todo al estudio de los ltimos siglosa la mencin de la historiografa (pgs. 2 5 9 - 2 7 4 ) y, desde los alboresde la literatura romance, toda consideracin de la latina desaparecede golpe, como si al da siguiente de acabado Mi Cid la clereca,muy consciente del advenimiento de una nueva cultura, hubiese renunciado a escribir en latn. Para aquilatar el absurdo de tal frag-mentar ismo, basta pensar que si los historiadores extranjeros-observasen idntico criterio con respecto al Beowulf, al Roland y a losNibelungoSj quedara sin estudiar cabalmente lo ms rico y maduro

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    N R F H , VII L A GARCINE IDA DE GARCA DE TOLEDO 247de la latinidad medieval. Por ser la literatura hispanolatina ms brillante en sus primeros perodos, ha surgido la falacia de drsela porextinguida precisamente hacia la fecha en que arranca el desarrollocontinuo de la literatura romance que viene como a heredarla y sustituirla. Porque falacia es: lo prueba el caso de las naciones no hispnicas en las cuales la latinidad no ha seguido esa trayectoria descendente, y en las que se han conservado monumentos mucho ms tempranos de la literatura vulgar: que el conocimiento actual de la literatura espaola se remonta al siglo xn nicamente por el hecho negativo de haberse perdido las obras anteriores, no porque aqulla naciese de veras el ao de gracia de 1 1 4 0 . Y lo prueba, por ltimo, laexistencia de importantes obras hispanolatinas en el siglo xn y siguientes: la lrica de R i p o i l , el tratado De consolatione rationis dePedro de Compostela, el Planeta de Diego Garca de Campos y lanada desdeable serie historiogrfica, en la que sobresalen la Crnicasilense, la najerense y la de Alfonso VII, la Historia compostelana,las Gestas de los Condes de Barcelona y las del Cid, el Chroniconmundi de don Lu cas de T u y y lasHistorias de don Ro dri go Jimn ezde Rada.No pretendo con esto sostener que la literatura hispanolatina delos riltimos siglos medievales pueda equipararse en originalidad yabundancia con la de Alemania, Francia, Inglaterra o Italia. Lasmuy peculiares condiciones histricas de la Espaa medieval coexistencia de tres religiones con sus correspondientes lenguas doctasy literaturas, perpetua guerra fronteriza debieron de trabar su desarrollo. Adems, tambin aqu, como en la produccin romance, hade ser alta la proporcin de lo perdido y, ms an que en la literatura romance, la de lo desconocido que aguarda exhumacin. No sesospechara en Espaa el cul tivo de la lrica amorosa a la manera delos goliardos si no fuese por el azar del manuscrito de R i p o l l . Pormodo parecido, el opsculo estudiado a continuacin revela insospechado enlace con la poesa goliardica, no en lo amatorio sino enotra de sus fases caractersticas: el ataque contra el clero y en particular contra la Curia.

    L a Garcineida es una stira que fustiga a Urbano I I y su corte ya Bernardo de Sdirac, primer arzobispo de la reconquistada Toledo.No es obra indita si bien, a lo que creo, en espaol no ha sido estudiada ni traducida hasta la fecha 1. En el cdice del siglo x m su ttulo1 Ha sido editada dos veces: la primera por J . VON P F L UGK - HAR TTUNG , lter

    Italicum, Stuttgart, 1883 , nm. 45, pgs. 4 3 9 - 4 5 2 ; la segunda por E. S ACKUR entre los Libelli de lite imperatorum et pontificum saeculis xi et xii conscripti (enMGH), vol. II , Hannover, 8 g 2 , pgs. 4 2 3 - 4 3 5 ; me atengo a esta ltima edicin.L o s cdices ms antiguos son el Palatino 242, del siglo xn, y el Vaticano 1 0 1 1 ,del xm, de los cuales derivan otros ms recientes. E. Sackur afirma que el Cdice Vaticano representa una recensin ms breve, que se remonta al autor; en

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    248 MAR A ROSA L IDA DE M A LK I E L N R F H , VIIreza:Incipit tractatus Garete, Tholetane ecelesie canonici, de reliquiispreciosorum martirum, Albini atque Rufini; ideoque de nomine eiusintitulatur libellus iste et uocatur Garsuinis, de donde se infiere quees su autor cierto Garca, cannigo de Toledo, quien asimismo figuraen el texto 2. Las relaciones entre Urbano y Bernardo, ambos franceses y ambos cluniacenses, fueron en extremo cordiales: en 1088 elPapa le nombra Arzobispo de Toledo y Primado de las Espaas; en1 0 9 2 , le insti tuye L egado apostlico en Espaa y en la prov incia nar-bonense; en 1096 le lleva en su compaa en su viaje por Francia;el 4 de mayo de 1099 le confirma sus priv ilegios, le entrega las sedesde Oviedo, Len, Palencia y las restantes sometidas antao a la deToledo, designndole con honorfica frmula como personam propensin gratia in nostra manu tenendam ( S A C K U R , pg. 423). Sobreesta ltima visita a Roma, en la que Garca acompaaba a su pre-mi opinin, no se trata de una forma abreviada sino defectuosa (aunque ocasionalmente algunas de sus lecturas superan las del cdice Palatino; da, porejemplo, el ttulo pleno): al comienzo reemplaza con una frase incolora y pocoelegante (In iempore illo quo supradiclus papa Urbanus Roma pontificabatiir)ia sabrosa presentacin del Papa; mutila, dejando en suspenso sentido y construccin, la invectiva contra el Arzobispo de Toledo y, al final, equivoca lospersonajes (Gregorio y "Grimoardo") y suprime una intencionada alusin aTerencio. Aparte los dos editores, se han ocupado en la Garcineida C. M IRBT ,Die Pnblizistik im Zeitalter Gregors VII, Leipzig, 1894, pg. 69; W . W A T T E N -B ACH , Deutschlands Geschichtsquellen im Miltelalter, Berl n, 1894, vol. II , pgina 229 (no me son accesibles ediciones ms recientes); P. L E H M A N N , Die Parodie im Miltelalter, Mnchen, 1 9 2 2 , pgs. 4 5 - 5 1 ; M. M A N I T I U S , Geschichte derlateinischen Literatur des Mittelallers, vol. II I, Mnchen, 1 9 3 1 , pg- 46. J . DEGHE L L I N CK , en su sumaria Littrature latine au moyen age, Paris, 1939, vol. II ,pg. 83, le dedica cinco lneas escasas; Ghellinck es ms severo que los crticosalemanes, pero tampoco- acierta con la intencin de la Garcineida, a la que califica de "satire de ses confrres et des relques".

    P F L UGK - HAR TTUNG , pg. 729, la atribuy sin dar razones al cardenal Benn ,parcial del emperador Enrique IV y del antipapa Guiberto de Ravenna (Clemente III). S ACKUR condena esta atribucin, admite que la del ttulo puede haberse inferido de la intervencin de Garca en el texto y piensa que si el autoralter el nombre de varios personajes debi de alterar tambin el propio, peroa la postre se inclina a considerar a Garca de Toledo como autor porque es elnico que desempea en la stira papel airoso, porque el asunto postula un redactor espaol y porque apenas puede conjeturar qu "entre los clrigos romanos que aborrecan a Urbano hubiese nadie tan culto y versado en los autores antiguos" (pg. 424). Los reparos de S ACKUR no son slidos: cabalmente elpapel de voz moral que tiene Garca en la Stira le delata como autor; en segundo trmino, los nombres alterados son muy pocos y estn fantaseados conintencin pintoresca ("Grimoardus" por Bernardus, "Teucer" por Teitzo, "Ga-ditanus" por Caietanus). "Garca", nombre no fantaseado, no parece, por consiguiente, nombre arbitrario. M A N I T I U S sospecha que el nombre pueda no serautntico, "pues es un tpico apelativo espaol". No s a punto fijo qu entendera Manitius por "apelativo": si 'nombre comn' (en sentido gramatical, noen el de 'apellido corriente') , la observacin es disparatada; si 'apel lido' , con. elmismo argumento podra colegirse la "inautentici dad" de los nombres de GarcSnchez de Badajoz, Garc Laso de la V e g a , etc.

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    N R F H , VII L A GARC INE I DA DE GARCA DE TOLEDO 249lado,versa la Garcineida, que debi de escribirse a mediados de 1099,pues menc iona sucesos ocur ridos en 1098 en la lucha entre Urbano yel antipapa Clemente, da como fecha expresa las calendas de mayoy no alude a la muerte de Urbano, acaecida el 29 de ju li o del mismoao ( S A C K U R , pg. 424). No obstante, y sin duda para dar ms filo ala stira contra la simona, Garca supone que sa es la visita en queBernardo recab del Papa, gracias a sus dineros y a sus portentosasdotes de bebedor, su ms sonada presea, la legacin narbonense (oaquitana, como dice el texto).

    Cuenta la Garcineida que, cuando Urbano traslada a Rom a losrestos de los bienaventurados mrtires Albi no y Ru fin o [ = 'plata' y'oro'], "Gri moa rdo", arzobispo de Tol edo, deseoso de obtener la legacin de Aquitania, y habiendo hallado algunas reliquias de esossantos, parte con ellas para R oma. Pues "aun que le agradaban lascopas llenas, aunque roncaba da y noche, au nque tena panza deprelado, aunque era para l materia de religin proscribir al inocente, perseguir al justo, engatusar al pobre y soplar el patr imon ioal hurfano, aun que se afanaba por ment ir a todo cuento, aunquesobresala en las virtudes dichas y en todas las dems por las cualesson ascendidos en estos tiempos los ms gordos prelados, de ningnmodo llegara a ser legado de la Iglesia romana si no presentaba alPontfice las preciosas reliquias" 3 (I). Al llamar a las puertas de Urbano, el portero le anuncia que, teniendo como introductor a Al bino, puede ir seguro. "Al or estas palabras, cierto Garca que casualmente haba venido con el To ledano , dijo sonri endo: Por quno se lee esta inscripcin en las puertas y postigos [conforme al precepto del Deuteronomio, VI, 9] para que los forasteros que acuden alPapa vean tan notoria costumbre?" Los visitantes hallan a Urbanosentado en una sala de mrmol, vestido de prpura y rodeado de rechonchos cardenales; cuatro sostienen una pesada copa y le exhortana beber. Como el Papa se niega (pues ha bebido ya "por la salvacindel mundo, por la redencin de las almas, por los enfermos, por lascosechas, por la paz, por los peregrinos, por los navegantes, por elestado de la Iglesia romana"), los Cardenales le ruegan que cuandomenos intente hacerlo, prometiendo que tambin lo intentarnellos (II). A los pies del Papa, el cardenal Gregorio de Pava lee unelocuente elogio de los dos mrtires (I II y IV) . Con la boca seca porsu prolongada lectura, Gregorio corre a aplacar su sed, pero G r i moardo" lo impide porque aborda a Urbano clamando Snete Al-bine, ora pro nobis; Snete Rufine, ora pro nobis. Ante tan eficacesvaledores, el Papa y los Cardenales le acogen honrosamente y, entrelasaclamaciones de stos aqul recibe las sagradas reliquias. El Pontfice recuerda cmo su devocin a los mrtires le permiti vencer al

    3 Traduccin abreviada; los otros prrafos citados entre comillas son traducciones literales.

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    2 5 0 MAR A ROSA L IDA DE M A LK I E L N R F H , V I IAntipapa y al Emperador, resea los lugares de Europa desde dondeafluyen las codiciadas reliquias, se felicita de su poder e invita a losCardenales a darse buena vida (V). Urbano hace sentar a su diestraal visitante; Garca entabla una conversacin con el Papa, quien sejacta de sus vir tudes: su inter locutor asiente en voz alta, y en vozbaja comenta irnicamente aquellas jactancias (VI) . Ent re tanto losCardenales, viendo al Arzobispo de Toledo "grueso, lucio, opulento,redondo, enorme, pesado, obeso, recio, ciclpeo, de cuerpo gigantesco, pecho ancho, barriga inmensa, lomos amplios, entrecejo grande, frente contrada, rostro tremendo, aspecto grave, pelo spero,cuello gordsimo", le ofrecen tres copas para averiguar si merece lalegacin de Aquitani a. El Arzobispo las envasa bonitamente y reclama una cuarta (lo que motiva el rencor de Gregorio); luego devaciarla, un cardenal quiere obsequiar a Garca con el problemticoresto. Informado el Papa de la rara capacidad de "Grimoardo", leconfiere sin vacilar la legacin de Aquitania. Garca vuelve a comentar en doble dilogo las palabras del Pontfice. Los Cardenalesdan al fin de beber a Gregorio, tras de lo cual van todos a dormir laborrachera ( V I I ) .Ilustra lo dicho sobre la desatencin a las cosas espaolas (el mismo Sackur cita al padre Mariana en francs y cree que los rabes dominaron en Toledo per centennos annos, pg. 423) el hecho de quela Garcineida se venga encasil lando como documento para la historia de la lucha entre el Papado y el Imperio, cuando lo que a todasluces documenta es otro aspecto de la polti ca centralizadora de lospontfices del siglo xi: el conflicto entre el clero espaol y los clunia-censes que secundan los planes de Gregorio VII de allanar toda lacristiandad bajo la tutela del papado y el rito romano, eliminandolas divergencias locales. Comotantos otros espaoles, probablementeGarca cuyo propio nombre atestigua su casticismo viese conmalos ojos el encumbramien to del inqu ieto fraile intruso, amigo delC i d , y arbitro por cincuenta aos de la Iglesia castellana, gracias altriple apoyo francs: el del papa Ur ban o, el de la reina Constanza,esposa de Alfonso VI, y el del prestigio cluniacense 4. Por la mismarazn hubo de pintar con sarcsticos tonos a Urbano II, en quienno ve al promotor de las Cruzadas comoante todo ve la posteridad,que por ello le beatific, sino al continuador hbil del esfuerzounitario de Grego rio VI I , y cuyo boato y ambicin de podero nocuadraban con sus propias exigencias morales. E n qu ambiente pudo surgir este escrito que nos conservan lasbibliotecas italianas? Sin duda dentro de un crculo estrecho, hostil a

    4 V a se : fray J . P R E Z DE U R B E L , LOS monjes espaoles en la Edad Media,2 ed. f Madrid, 1 9 4 5 , vol. I I pgs. 430 y sigs. ; R . M E N N D E Z P I D A L , La Espaade l Cid, 2^ ed., Madrid, 1947 , vol. I pgs. 245 y sigs. ; M. D E FOURN EAUX , Lesfranais en Espagne au xie et xiie sicles, Paris, 1949, pgs. 33 y sigs.

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    N R F H , VII L A G A R C I N E I D A E G A R C A E T O L E D OBernardo (como aquel cabildo toledano que, a su partida para elconcilio de Clermont en 1 0 9 5 , se le sublev, alzando sucesor), capazde saborear las alusiones doctas y las referencias personales, presumiblemente en el extranjero, a salvo de las represalias del poderoso Arzobispo. En su stira, Garca abarca toda la Europa occidental, conalguna minuciosa referencia a Flandes y menciones particulares deItalia La c i o , Apulia, la Bas l i ca de San Pedro y el Casti llo de Sant-ngelo en Roma), pas que sin duda visit ya que, aparte las menciones geogrficas y topogrficas, muest ra conocer no pocos dignatarios papales y estar muy al tanto de las peripecias sufridas por Urbano al reconquistar a Roma del poder del Anti papa , peripecias quedifcilmente llegaran en su detalle a la lejana Toledo.

    Lo s muy pocos que se han ocupado en la Garcineida han destacado su notable mrito literario: la ingeniosa parodia, la fuerza cmica de escenas y personajes y, animndolo todo, la indignacinhonda y grave, muy alejada del juego frivolo para letrados a que sereducen hartas pginas de la latinidad medieval. El aspecto ms obv io y el que ms atencin ha despertado es el pardico. El ttuloobserva Manitius remeda el estilo hagiogrfico por el empleo deprecioso 5 y a la vez juega maliciosamente con la acepcin primar ia

    del adjetivo, pues no lo aplica a unos mrtires cualesquiera, sino aSan Al bino y San Rufino, consagrados con intencin humorsti caque subraya la rima como designaciones de los dos metales preciososen la poesa satrica de los siglos xi y xn S A C K U R ,pg. 424):

    Martiris Albini sen martiris ossa RufiniRome si quis habet, uertere cuneta ualet.

    E l nombre Garsuinis suena a ttulo de epopeya como Aeneis (eltexto declina Gar ca segn Aeneas, y no segn los mascul inos deltipo Catilina, Sneca), con la doble ventaja de sugerir en el comienzola famosa salsa garum y en el final la carne suina, caras a la gastronoma romana. Ya el incipit ofrece, pues, los dos ejes del tratado,

    Recurdese su frecuente uso en los poemas de Berceo, por ejemplo: Vidade Santo Domingo de Silos, ed. J . D. Fitzgerald, Paris , 1904, copla 58a: el con-essor precioso 299a, 4 7 5 ; Vida de San Milln, en BAAEE vol. L V I I , 3 5 4 ;Milagros de Nuestra Seora, ed. A. G. Solalinde en Cls. cast., Madrid, 1922,66b); 65a: "el sacerdot precioso"; 1 1 5 c : "tan perfecto Christiano de uida tanpreciosa" ( = 6 0 4 & ) ; 126c: "precioso barn" (200b; Vida de Santa Oria, ed.C . Carroll Marden, Madrid, 1928, 61b, 1 4 3 a ) ; 31 2 : "la su uirtut preciosa"(= Milagros, 6976); 5 2 4 b : "tan precioso frayre"; 5 4 2 c : "al sepulcro precioso";5866: "miraglo precioso" (=644; Milagros, 3 2 8 a ) . Vida de San Milln, 251a,3 1 2 a , 331a-Sacrificio de la misa, ed. Solalinde, Madrid, 1 9 1 3 , 129a.Loores deNuestra Seora, en BAAEE,, c (Duelo, en BAAEE, 30 , 90b). De los signosque aparescern ante del juicio, en BAAEE, id. Milagros de Nuestra Seora,63c, i id (Santa Oria, 4a), 169b (Santa Oria, 59b), 206c ( = 4 8 2 * 1 , 8 1 9 c ) ,7 7 5 a . Duelo de la Virgen, iat 109&.Vida de Santa Oria, ge, 28a: "una mrtirpreciosa", 836.Himno I, 2b.

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    252 MAR A ROSA L IDA DE M A LK I E L N R F H , VIIque son sencillamente los del mbito cultural de la clereca: la Iglesi a con sus instituciones, ceremonias y libro sagrado como forma actual de vida y, como forma de arte, la literatura romana antigua.E l autor parodia con bro el ritual de la visita al Pontfice paratraerle las "reliquias" de los "mrtires" que la Curia acoge con solemne festividad, deposita en lugares santos y retribuye con no magros beneficios; los ruegos del visitante y las preguntas que se lehacen sobre el estado de su sede; las alocuciones del Papa y los Cardenales, desbordantes de untuosa verbosidad, sus frmulas y aclamaciones, la incesante aplicacin de textos bblicos y litrgicos'1. A la

    0 Garcineida, I I : "Quare ergo in super liminaribus domus et in postibus por-tarum titulus iste scriptus non legi tur . . . ?" (cf. en cuanto al sentido, Deutero-nomio, VI, 9, y en cuanto a la letra, xodo, XII , 7) ; Garcineida, II I: "Petteergo per Al bnu m et accipietis, querite p er R ufinum et inuenietis; plsate perutrumque martirem et aperietur vobs", etc. (cf. San Mateo, VI I , 7-8 = San Lucas, XI , 9 - 1 0 ) ; Garcineida, I I : "Non enim coronabitur nisi qui legitime cer-taueri t" (cf. San Pablo, II a Timot eo, II , 5); Garcineida, I II : "hoc est bonumcertamen cenare" (cf. San Pablo, II a Timoteo, IV, 7); Garcineida, : "quiclaudunt et nemo aperit, aperiunt et nenio claudit" (cf. Apocalipsis, III , 7);Garcineida, IV: "potestatem l igandi atque solue ndi" (cf. San Mateo, XV I ,1 9 = X V I I I , 8); Garcineida, IV: "semetipsum exinan iui t formam pereg rini ac-cipiens" (cf. San Pablo, A los filipenses, II, 7); Garcineida, IV: "periculis lam-predarum, periculis salmonum, periculis barronum, periculis ex saturitate, periculis ex ebrietatibus" (cf. San Pablo, II a los corintios, XI ,26); Garcineida, IV:"uisus ergo oculis insipientium mori, ipse autem in potacione erat, et si coramhomin ibus tormenta passus est, spes eius cupidi tate plena est, quia diabo lustemptaui t eura et inuenit eum dignum se" (cf. Sabidur a de Salomn, II I, 2 ysigs. ); Garcineida, IV: "hono ra Urbanu m de tua substantia et de primici is fru-g u m tuarum" (cf. Proverbios, II I, 9); Garcineida, IV : "ego posui uos ut eatis etfructum afferatis Urbano " (cf. San Ju an , XV, 16);Garcineida, IV : "filioli mei,quos iterum parturio doee Albinus formetur in uobis" (cf. San Pablo, A losglatas, IV, 9); Garcineida, IV: "non apparebis uacuus in conspectu Ro manipontificis" (cf. Eclesistico, X X X V , 6); Garcineida, IV: "hilarem datorem diligitUrbanus" (cf. San Pablo, II a los corintios, IX, 7);Garcineida, IV: "in hoc enimcognoscam si filii mei estis" (cf. San Juan, X I I I , 35); Garcineida, IV: "nam siqus totam legem seruauer it, offendat autem in uno, omnium reus est" (cf. Santiago, I I , . 1 0 ) ; Garcineida, IV: "Albinus mihi adiutor est; non tijnebo quid 'aciatmihi homo. Bonum est confidere in Rufino quam confidere in nomine" (cf.Salmo C X V I I I , 6 y 8); Garcineida, V: "uere filius Romane ecelesie iste est" (cf.S an Mateo, X X V I I , 54); Garcineida, V: "uere beati quia multas potacionespassi estis propter iusticiam" (cf. San Mateo, V, 10);Garcineida, V: "consola-mini, consolamini, popule meus" (cf. Isaas, X L , \)\ Garcineida, V: "ecce Urbanus . . . solium suum exalta t, ecce ponit sedem suam ad aqui lon em" (cf. Isaas,X I V , 1 3 ) ; Garcineida, V: "ecce Urbanus ponit lucem tenebras, ecce bonum malotransfigura^. . . ecce absinthium melle transformat" (cf. Isaas, V, 20 y A m o s ,V, 7-8); Garcineida, V: "dies irae, amarit udini s, tempestatis et dolo ris" (cf. So-fonas, I, 15);Garcineida, V: "si uoluer itis et audier itis Urbanu m, bona terraecomedetis" (cf. Isaas, I, 19);Garcineida, V: "renouamini spiritum carnis uestrae,et exuite ueterem sobrietatem... induentes Urbanum nouum hominem" (cf.S an Pab lo, A los efesios, IV, 22 y s igs . ) ; Garcineida, VI: "a dextris meis sede"(cf. Salmo CX, 1 = San Pablo, A los hebreos, 1 13) ;Garcineida, VI : "amen,amen dico tibi: quicumque fecerit uoluntatem meam, ille frater meus est et

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    N R F H , VII L A G A R C I N E I D A D E G A R C I A D E T O L E D O 253par, y como ornamentacin erudita, abunda la cita y el r ecuerdolibre de autores latinos clsicos (poetas, en particular), que difieresingularmente de la predileccin medieval por las migajas didcticasdel arte antigua. Pues si la regla en la Edad Media es repet ir hastala saciedad unas pocas sentencias de Ovidio, Persio y Juvenal, que nopresuponen ms ciencia que el conocimiento de una coleccin ao-soror et mater" (cf. San Mateo, XI I , 50 = San Marcos, X I I I , 35); Garcineida,V I: "ego sum pastor bonus . . . ego cognosco oues meas . . . et cognoscunt memeae" (cf. San Juan, X, 1 1y 1 4 ) ; Garcineida, V I I : "domus mea domus potacionisuocabitur" (cf. San Mateo, X X I , 13 );Garcineida, VI I : "unaquaeque arbor exfructu suo cognoscetur" (cf. San Lucas, VI, 41);Garcineida, VI I : "per multaspotaciones int randum est in legationem Aqui tan iae " (cf. Hechos de los Apstoles,X I V , 21) ;Garcineida, VI I: "non intrat per ostium; fur est et latro" (cf. SanJuan, X, 1) .Vanse las siguientes parodias litrgicas: Garcineida, I I : "pro salute muidi,pro redemptione animarum, pro infirmis, pro fructibus terrae, pro pace, pro iteragentibus, pro nauigantibus, pro statu Romanae ecclesiae" (cf. las plegarias quecomienzan con pro en lasOrationes solemnes de Viernes Santo); Garcineida, IV:"Albinus uincit, Albinus rgnt. Et respondebant omnes cardinales: Rufinusimperat" (cf. la aclamacin repetida en las Laudes Gallicanae, ap. E. H. KAN -TOROWICZ , Laudes regiae, Universit y of California Press, 1946, pgs. 1 5 - 1 6 : Chris-tus uincit, Christus rgnai, Christus imperat; dicha aclamacin constituye el epgrafe y el tema de los tres primeros libros del Planeta de Diego Garca de Campos, ed. P. M. Alonso, Madri d, 1 9 4 3) ; Garcineida, V: "Snete Albi ne, ora pronobis; Snete Rufine, ora pro nobis" (cf. la Letana de los santos: Sancta Maria,ora pro nobis, etc., segn indica el autor en palabras de Urbano : "quando-quidem tam pulchre letanizat"); Garcineida, V: "Cardi nales . . . clamabant: Fliciter, fliciter, fliciter " (cf. Laudes Gallicanae, ed. cit., pg. 16). Adems,Garca de Toledo debi de caricaturizar ciertos hbitos del clero romano qui1sin duda chocaran a los visitantes. M. AN DR I EU , Les "Ordines Romani" duhaut moyen ge, Louvain, 1 9 3 1 - 1 9 5 1 , observa (vol. II , pgs. 141 y 168, y III ,pg. 366) que era costumbre romana tomar cier to refrigerio al acabar un oficioen el que se haba comulgado, y da como ejemplos el Ordo IV, 95-96, donde elPapa y los diconos comen pastel illos y beben vino, y el Ordo XXVII, 78:"Deinde descendunt primates ecclesiae ad aecubita militante notario uicedomniet bibunt ter de graeco, I de pactisi et unum de procoma". Particularmente sugestiva, como seal S ACKUR, es la ceremonia del Domingo de Ramos, prescritaen el Ordo Romanus XI, 48-49 (J . M A B I L L O N , Musum Ilalicum, Paris, 1689,vol. II , pg. 1 4 1 ) : "ducunt eum [al Papa ] illo die in basilicam magnam Leo-nianam in cameram, ubi sunt praeparata XI scamna et unum subsellium circammensam domini Pontifias, et lectus eius bene praeparatus in figura XII Apos-tolorum circa mensam Christ i . . . Architr iclinus autem cum aliis iuueni bus or-dinate praeparat ante dominum Pontificem potionem, et uinum bibit et omnesalii bibunt. . S ACKUR observa que precisamente el nmero de los personajesque en la Garcineida beben con el Papa, incluyendo los dos visitantes, es once.

    L as palabras de Gregorio al final del cap. III , "hi sunt mrtires preciosi perquos Romanus pontifex Crescentii domum uiriliter irrupit", son segn PFLUGK -HAR TTUNG (pg. 443) una alusin sarcstica al hecho de que en agosto de 1098,Pierleone, partidario de Urbano, se apoder a traicin de la domus Crescentiio Castillo de Santngelo.

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    2 5 4 MAR A ROSA LIDA DE MALK I E L N R F H , VIIrstica, Garca no encaja ninguna de estas manoseadas mximas, yescoge en cambio versos muy concretos, sin posible meollo doctrinal,que implican lectura y goce atentos. Por ejemplo: en lugar de lostrillados versos de Ovidio "Nitimur in uetitum semper cupimusquenegata", "uideo meliora proboque / deteriora sequor", inserta un decorativo toque extico, "Bacchus poneba tur in auro", tomado de lasMetamorfosis, VI , 488, y varias fbulas mitolgicas; lo mismo puededecirse de las citas de Csar, Salustio, Persi'o y Juvenal. Otro rasgoexcepcional es la aficin a Horacio y, lo que es ms extrao, a sulrica, muy poco gustada en la Edad Media, y que deber aguardarms de tres siglos hasta asomar en la literatura castellana romance, enlas coplas de arte mayor de la Comedieta de Ponza7.

    7 Reminiscencias de C S A R : Garcineida, I I: "Gregorius . . . librum manu te-nebat quod nos Antichatonem [as en el cd. Vati cano; Anticanonem en el Palatino] siue Exterminatorem nuncupari audiuimus" (SACKUR piensa en la invectiva de Csar titulada Anticatn y mencionada por Suetonio, I, 5,6, Quntiliano ,I , v, 68, Juvena l, VI , 338, y Aulo G e l i o , IV, xvi; con todo, ni el Anticatn fullamado Exterminador exterminator es palabra del latn eclesistico: San Pablo, I a los corintios, X, 10 ; San Je rn imo , Epstola CVIII, 10, ni el libro deGregorio es una invectiva); Garcineida, IV V: tres Ga l l i a s es la divisineclesistica de Francia en Aquitania, Lugdunense y B l g i c a SACKUR, pg. 431) ,a la vez que alusin al comienzo de losComentarios a laguerra de las Galias; Gar-cineida, V I : Rhodan us fert in Ararim (cf. Comentarios a la guerra delas Galias I, xn). Reminiscencias de S A LU S T I O Garcineida IV: per hostiumarmatas legiones transibat intrepidus et intac tus (cf. Guerra de Yugurta, C V 1 15 y 6: per media eius castra . . . inclumes transeunt"); Garcineida, VI ; "Ca-thabatmon diuidit Egiptum ab A f f r i c a (cf. Guerra de Yugurta, XI X, 3). Reminiscencia de PER S IO : Garcineida, VI : "In Parnasso monte dormiui, in pellibusanmalium, ubi fonte potatus Yconeo [=Heliconio] Musas hausi" (cf. Prlogo,vs . 1 y s igs . ) ; el agregado "pellibus animalium" muestra que Garca no piensa,como Persio (cf. Stira VI, 10 y sigs. , y Horacio, Epstolas, II , 1, 50 y sigs.) en elsueo pitagrico de Ennio, sino en un sueo proftico (incubatio) como el de laEneida, VI I, 88, yFastos, IV, 655 y sigs. , para el cual era costumbre, segn diceentre otros San Jernimo en su Comentario a Isaas, LXV , 4 (PL, vol. X X I V ,col. 6 7 5 a ) , "stratis pellibus hostiarum i nc ub ar e. . . ut somniis futura cognos-cerent". Reminiscencias de J U V E NA L : Garcineida, IV: "non enim sufficeretPactolus aut Tagus ureas uersans harnas" (cf. Stira XIV, 298 y sigs. );Garcineida, V: "ecce coruos in candorem uertit, ecce cgnos Ethiopas mutat"(cf. Stira VII, 202, y Stira VIII, 3 2 - 3 3 ) ; Garcineida, VI I : "barbarus iste quimodo uenit albis pedibus" (cf. Stira I, 1 1 1 . Reminiscencias de HORAC IO :Garcineida, II, V V II : Teucer como designacin de Teuzo, cardenal de SanJuan y San Pablo, adems de apoyarse en la semejanza de los nombres, alude aOdas, I, vn, 21 y sigs. , en que el personaje mitolgico de ese nombre invita asus compaeros a ahogar sus penas en vino; Garcineida, I I : "Teucer" cita tresveces a Horacio: "illud Horatii dictum reuoluens assidue: sapias uina [Odas, I,x i , 16] . Et illud: priusquam morieris non regna sorciere talis uini [Odas, I, iv,1 7 ] . Et illud: siccis deus omnia dura pi'oposuit" [Odas, I, XV I I I , 3; repetido porel cardenal Alber to en el cap. Vi l ] ; la mencin de los vinos Fale rno y Msicoen los caps. IV V y del rodaballo haurile rumbos) en el IV, deriva sin dudade Horacio, donde es frecuente; Garcineida IV: in Treit ia [por Threicia]amistide (cf. Odas, I, x x x v i , 14); Garcineida V: nunc itaque bibendum est

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    N R F H , VII L A G A R C I N E I D A DK G A R C A D E T O L E D O 2 5 5E l caso de Terencio merece examen especial; Garcia no slo evitalas consabidas sentencias, a favor de giros peculiares de las comedias8,sino que en la mayor parte de su obra ha desechado la forma narra

    tiva que sera de esperar en la relacin de una visita , y ha adoptadoel discurso directo, al principio en largas arengas pardicas, y desdela mitad ms o menos, en dilpgos vivos de rp lica beve: as plat icanel Papa y los Cardenales, Garca y el Papa, los Cardenales y el arzobispo Bernardo, y al final todos los personajes. No parece osadaatri buir al influjo de Tere nc io tal presentacin dramtica, pues varios indicios confirman la muy deliberada predileccin por este modelo, adems de las reminiscencias sealadas: Garca concluye su s-(cf. Odas, I, x x x v i i , 1 ; Garcineida, V: "in curanda cute" (cf. Epstolas, I, 1 1 , 2g,y I, iv, 15);Garcineida, V: "in purgandis ungu ibus" (cf. Epstolas, I, vn, 51 );Garcineida, V: "Apul ia sit ubique" 'que todo el mundo tenga sed' (alusiningeniosa a Epodos, 1 1 1 , 16: "siticulosae Apu li ae" ; cf. Persio, I, 60: "quantumsitiat canis Apula"); Garcineida, V: "si habet fenum in cornu" (cf. Stiras, I, iv,3 4 ) ; Garcineida, VI I : "defer ugna in siluas" (cf. Stiras, I, x, 34); Garcineida,V I I : "adde oleum camino" (cf. Stiras, II, m, 3 2 1 ) ; Garcineida, VI I : "arentigula" (cf. Epodos, xiv , 4). Fuera del Fa lerno y el Msico, creo que se remontana la Historia natural de P L IN IO los vinos enumerados en el cap. V: "uinumaromatum" (cf. XIV, 16:aromatites: no s si el autor construira aromatumcomo un adjet ivo parti cipial, lo que no es clsico, o como geni tivo plural; cf.Cantar de los cantares, V I I I , 2: uino condito; 14:montes aromatum); ptgmen-tum, error de los mss. por picatum (cf. Pli nio , X X I I I , 1) ;meracum, tambinenumerado en el cap. IV (cf. Plin io, XI V, 23) ; hysopum es el hysopites dePlinio (XIV, 16);Aluntinum (enmienda de Sackur por el alnatum o aluatumde los mss.) es el vino de Aluncio en S i c i l i a (Plinio, XI V, 9) (con todo, meparece lectura ms verosmil Albanurn, vino del que Pli nio trata en variospasajes, no en uno solo: XIV, 2 y 6, y X X I I I , 1) : la expresin del cap. IVpiperatis acribus probablemente corresponda al uinum piperatum de Plin io( X I V , 19) . Por ltimo, las palabras de los Cardenales al final de la Garcineida,V I I : hurnanurn est potare y nomines sumus parodian dos socorridas sentenciasde origen antiguo: errare hurnanurn est y homines sumus, errare possumus.Para la primera, cf. SAN J E RN IMO , Epistola LVII, 12 (A Pammaquio) : "errassehurnanurn est", y sus antecedentes grecolatinos en A. O T TO , Die Sprichiorterund sprichwrtlidien Redensarten der Romanen, Leipzig, 1890, nm. 82 1,pg. 165.

    Garcineida, I: "lice t dies noctesque stertcret" (cf. Eunuchus, V, ix , 49);Garcineida, I: "pauperem inescare" (cf. Adelphoe, II, 11, 12);Garcineida, I:"patrimoniis emungere", y VI: "emunctorem boni talenti" (cf. Phormio, IV, iv,1 ; Garcineida, IV y V: salsamentis (cf. Adelphoe, II I, in, 26); Garcineida, V:"huc euasit" (cf. Eunuchus, III , in, 1 1 ; Garcineida, V: "bene succes.sk" (ci.Adelphoe, II , iv, 23); Garcineida, V: "exossate congros" (cf. Adelphoe, III , in,2 3 ) ; Garcineida, V y VI : "appareat qui uir siet" (cf. Eunuchus, II , in, 16);Garcineida, VI : "nunquam accedo ad te quin abeam peior " (cf. Eunuchus, IV,v i i , 21) ;Garcineida, VI : "plenus es rimarum . . . hac illac effluo" (cf. Eunuchus,\ 1 1 , 25); Garcineida, VII : "si iste non insanit sua sponte , tu instiga eum" (cf.Andria, IV, 1 1 , 9); Garcineida, VI I : "uerum non esset opus ei monitore" (cf.Heauton tirnorumenos, I, 1, 1 1 9 ) ; Garcineida, VI I : "bonum ingenium narrasadolescentis" (cf. Andria, III , 1,8); Garcineida, VI I: "responsum Apollinis nonest magis uerum" (cf. Andria, IV, 1 1 ,15).

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    256 MAR A ROSA L1DA DE M A LK I E L N R F H , VIItira con la frmula uos ualete et plaudite del Heauton timorurnenos,Eunuchus y Phormio, y agrega ego Calliopius recensui, esto es, lafirma del ant iguo editor del que derivan casi todos los cdices conocidos de Terencio, para corroborar burlescamente la autenticidadde su produccin. Por aadidura, el dilogo rpido de la Garcineidarefleja un tipo de dilogo que Terencio maneja con nerviosa destreza (Andria, I I I , 1 1 , 19 y sigs. ; Heauton timorumenos, I I I , 1, 20 ysigs. ; V, 1, 31 y sigs. ; Phormio I, 1 1 , 86 y s igs . ; Adelphoe, IV, v, 66 ys igs . ) . En las escenas en que Garca interviene, el autor remeda elaparte terenciano en que un personaje comenta por lo bajo las palabras de su interlocutor (Heauton timorumenos, I, 1 1 , 25;Hecyra, IV,iv , 48; ste, para mayor realismo, entreoye la palabra susurrada e interroga al personaje, quien la acomoda a su intento (Andria, III,iv , 1 3 - 1 4 ; Adelphoe, IV, v, 1 8 - 1 9 ) . Garca no slo se vale sistemticamente de este artificio, sino que lo convierte en resorte esencial dela escena en que dialoga con el Papa, y lo recrea entonces con intencin artstica ya muy otra del refinado esquematismo de su modelo,dndole tono de farsa grotesca, pues, invitado a repetir en voz altasus custicos comentarios, los sustituye por caprichosos retazos deerudic in ant igua. Salta a la vista que en estos atisbos de presentacin dramtica, la Garcineida preludia la llamada "comedia elegiaca", y es por el lo el eslabn ms ant iguo en la tradicin lit eraria queculmina en Castilla en los animados coloquios del Libro de buen*amor. A la "comedia elegiaca", por otra parte, sucede y desplazacon la bien probada continuidad entre las formas de arte medievaly renacentista la comedia humanstica. To da v a la Celestina, sublimacin de este gnero, no desdear el convencional aparte, entreodo y alterado, que embelesa a Garca de Toledo 9 .

    Con justicia se ha subrayado en la Garcineida la maestr a del estilo animado y abundante. A su muy caracterstica abundancia contribuyen las dos fuentes literarias principales, la B i b l i a y Terencio.E l deseo de evocar el estilo escriturario y litrgico explica la frecuencia de repeticiones (uenile, ueniie; eia, eia; amen, amen; feliciter, feliciter, feliciter), las parejas de sinnimos ("luctatur atquedecertat"; "mellitas potaciones et liquores nectareos"), los paralelismos ("Alb inum sitiens, Ruf inum ardens"; "quis obpugnat ubiAlbinus intercedit? quis contradicit ubi Albinus orat? quis enimrenuit ubi Rufinus imperat?"), las contraposiciones ("si Romana sen-tentia exhausit Gregorium, et Gregorius exhausit lagenam"), la frecuente disposicin en tres miembros ("filii Romanae ecelesiae, uis-cera Sancti Petri, uerus Israel"; "gutture exhausto, arescente lingua,

    B Por ejemplo (ed. Cejador, Chis, cast., Madrid, 1913, vol. I, pg. 54):"Comienzo por los cabellos . . ., no ha ms menester para converti r los hombresen piedras. M a s en asnos ;Qu dizes? Dixe que essos tales non serancerdas de asno. V e e d que torpe e qu comparacin "

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    N R F H , VII L A GARC INE I DA DE GARCA DE TOLEDO 257ore uero exs iccato"), la frecuentsima anfora ("hoc est bon um certamen certare, hoc legitimum, hoc rationale, hoc Romanum"; "licetplenis arridere t ca li cibus. . . , licet noctes diesque sterteret. . . , licetuentrem haberet pontificis . . y la larga serie de prrafos que comienzan "Hi sunt mrti res preciosi . . . "'). Por otra parte , muy caracterstica de su estilo es la enumeracin asindtica (de criminales, demagistrados laicos y religiosos, de las delicias papales, de las partesdel cuerpo de los "mrtires", de armas, de lugares, de actos de poderdel Papa, de pescados y vinos), que quiz arranca del estilo de Sa-lustio (por ejemplo, Conjuracin de Catilina, XI I , 2; XI V, 2-3; X X ,7, 12 y 1 5 ; X X I , 2, etc.), y sin duda se apoya en el estilo de la comediaromana, a la que no obstante deja muy atrs en proporcin y derroche verbal. Tambin debe Garca a las pginas de Terencio lapintura de situaciones mediante sucesin de breves frases sin enlaceconjuntivo (cf. Eunuchus, II , 1 1 1 , 76 y sigs. ; III, v, 51 y s igs . ; Phor-mio, V, vi, 27 y s igs . ) , y la semblanza moral y fsica de su Arzobispo,lograda con la misma tcnica de acumulacin pintoresca (Heautontimorumenos, V, v, 1 7 - 1 8 ; Hecyra, II I, iv, 2 6 - 2 7 ; Adelphoe, V,iv ,12) .Por todos estos rasgos parodia, erudicin, riqueza verbal ypor su tema, la Garcineida anuncia ya la actividad satrica de los goliardos, con quienes coincide en la aspiracin a un elevado idealeclesistico, transparente bajo las tintas caricaturescas con que zahieren los vicios de Roma, su codicia y venalidad, su ceremonial esplndido y huero, su pompa y delicias pecaminosas. Una importantediferencia estriba en que la stira de los goliardos es abstracta; atacaen general las flaquezas de la Cur ia y del clero sin par ticularizar personas: asPropter Sion non tacebo, as Curn declinent nomines, Utarcontra uitia, Q_uam sit lata scelerum, as la Apocalypsis Goliae, elGoliae uersus de sacerdotibusy as De mundi cupiditatibus> Bullafulminante y las invectivas contenidas en los Carmina Burana. Deigual modo, al tratar Juan Ruiz de la propiedad que el dinero ha,conforme a la pauta goliardica, reserva las coplas 492 a 496 para ladiatriba contra Roma, pero no singulariza persona alguna 1 0 . Garca,en cambio, apunta a individuos a quienes nombra sin ambages: Urbano II, el Arzobispo de Toledo, varios Cardenales y sealadamente

    1 0 Cuando da el nombre del arzobispo don Gil de Albornoz al comenzar otrotema goliardico, la Cntica de los clrigos de Talayera, coplas 1690 y sigs. , lohace con implcita alabanza, ya que contrapone su mandato disciplinario a laliviandad de los clrigos talaveranos; no consta, naturalmente, que el nombredel chantre, del cannigo y de las dos mancebas Sancho Muoz, don Gonzalo ,Orabuena y Teresa sean autnticos, antes bien recuerdan los nombres concretos de persona que el Arcipreste gusta de insertar a medida que lo requieresu relato. Tampoco hay alusiones particularizadas en las otras obras goliardicasen romance, Razn de amor, con los denuestos del agua y del vino, y Elenay Mara.

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    258 M A R A ROSA L IDA DE M A L K I E L N R F H , VI IGregorio de Pava y, sobre todo, pone en escena su propia persona.Aunque el autor medieval suele inmiscuir con frecuencia su yo enlos escritos didcticos, no lo hace sino como espectador o, a lo sumo,como representante del gnero humano, a quien le ha sido deparadauna aleccionadora experiencia cuyo fruto se apresura a comunicar.Gonzalo de Berceo habla de lo que le aconteci yendo en romera,no para intimarnos sus confesiones, sino porque segn la Epstola deSan Pedro, que cita,

    Todos somos romeos (pie camino andamos.Y Guillaume de Lorris llega a ver la rosa simblica, no en su calidadde individuo, sino en la de amante tpico. Pero el cannigo toledanono se muestra deseoso de atacar fallas abstractas ni de encarnar criaturas tpicas; con animosidad y travesura muy individuales se adelanta al proscenio de su propia farsa para alternar con las otras figuras cmicas, y no siempre a fuer de censor: testigo la escena en que ly los Cardenales se ceden mutuamente el dudoso privilegio de beberen la taza que ha vaciado su Arzobispo.

    Aparte la relacin propiamente literaria, quiz pueda contribuir la Garcineida a aclarar la gnesis de la poesa de los goliardos.Pues, a mi modo de ver, se han hecho valer con exageracin sentimental los resortes econmicos y sociales del movimiento, presentando a los goliardos como a una casta de desposedos y rebeldes, enpugna con la sociedad. Es el caso que los "goliardos" de biografamejor conocida, como Gaitero de Chtillon, Gaitero Map y Felipede G r v e , son personajes de alta posicin social o trabajan al arr imode ilustres patronos. Los autores castellanos ms vinculados con losgoliardos Garca de Toledo y Juan R u i z , un poco antes y un pocodespus del auge del movimiento en el resto de Europa son clrigosque parecen estar situados regularmente en la jerarqua eclesistica.No es la presin econmica ni el desajuste social (motivos ms cruciales para quienes han estudiado a los goliardos que para los goliardos mismos) lo que ha suscitado en primer trmino la protestagoliardica, sino la actitud mental de un creciente grupo de intelectuales que antepone la norma tica de la Iglesia a su medro temporal. Garca de Toledo, hostil al clero francs, conocedor sorprendente de la poesa latina clsica, y satrico a la vez austero y mordaz,es un temprano representante de esa acti tud y, por eso mismo, noindigno precursor en el camino de la stira castellana que haban deandar Juan Ruiz y Quevedo.

    M A R A R O S A L I D A DE M L K I E LBerkeley, California.