lo trágico y su posibilidad en el mundo contemporáneo

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Lo trágico y su posibilidad en el mundo contemporáneo Natalia Londoño R. La tragedia ática es uno de los fenómenos literarios más estudiados de la historia occidental. Debido a la complejidad que manifiesta tanto en su forma como en su contenido, los intentos por comprenderla, por develar aquello que se encuentra oculto y que sobrepasa los límites de lo meramente estético han sido recurrentes. Este género dramático, que presumió su esplendor hacia el siglo V a.c. en Atenas, tiene como máximos exponentes a Esquilo, Sófocles y Eurípides, de cuyas manos podemos conocer las 32 tragedias que se conservan hasta hoy. Si bien la forma de la tragedia ha sido estudiada desde obras como la Poética de Aristóteles, el sentido de la misma no ha resultado tan sencillo de determinar. No obstante, diversos pensadores han encontrado en esta manifestación artística rastros de sentido que hacen eco en ella. Se han reconocido, entre otros, un sentido educativo, uno jurídico-político y uno antropológico-filosófico. Si bien la tragedia griega ha sido ampliamente estudiada casi desde su florecimiento, permanece una pregunta que subyace a todo el fenómeno y que, a pesar de todo lo que se ha dicho sobre ella, aún vale la pena ser estudiada. Aquella pregunta

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¿Qué es lo trágico en su forma general y neutra? ¿Es posible pensar lo trágico en la sociedad contemporánea?

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Lo trgico y su posibilidad en el mundo contemporneo

Natalia Londoo R.

La tragedia tica es uno de los fenmenos literarios ms estudiados de la historia occidental. Debido a la complejidad que manifiesta tanto en su forma como en su contenido, los intentos por comprenderla, por develar aquello que se encuentra oculto y que sobrepasa los lmites de lo meramente esttico han sido recurrentes. Este gnero dramtico, que presumi su esplendor hacia el siglo V a.c. en Atenas, tiene como mximos exponentes a Esquilo, Sfocles y Eurpides, de cuyas manos podemos conocer las 32 tragedias que se conservan hasta hoy. Si bien la forma de la tragedia ha sido estudiada desde obras como la Potica de Aristteles, el sentido de la misma no ha resultado tan sencillo de determinar. No obstante, diversos pensadores han encontrado en esta manifestacin artstica rastros de sentido que hacen eco en ella. Se han reconocido, entre otros, un sentido educativo, uno jurdico-poltico y uno antropolgico-filosfico.

Si bien la tragedia griega ha sido ampliamente estudiada casi desde su florecimiento, permanece una pregunta que subyace a todo el fenmeno y que, a pesar de todo lo que se ha dicho sobre ella, an vale la pena ser estudiada. Aquella pregunta no es por la tragedia como gnero sino por lo trgico en s mismo. Es la interrogacin por el qu constituye la esencia de lo trgico y por si esta caracterstica es exclusiva de la tragedia como g el espritu de nuestro tiempo a naturaleza de lo trosa?itantes del siglo XXI, se genera casi de manera autompregunta que subyanero dramtico. Para nosotros, los habitantes del siglo XXI, al comprender los rasgos propios de lo trgico se genera casi de manera automtica una segunda cuestin: es posible hablar de lo trgico hoy? O, por el contrario, el espritu de nuestro tiempo hace imposible hablar de tal cosa? Lo que convoca este texto es, entonces, lo trgico en su forma neutra y general.

En un primer momento, intentaremos responder a la pregunta por la naturaleza de lo trgico. Para ello resulta fundamental la obra La tragedia griega (2001), escrita por el fillogo austraco Albin Lesky; en especial, el segundo captulo dedicado a la misma cuestin. Lesky nos proporciona bastantes luces para comprender el fenmeno en la medida en que ofrece las caractersticas que configuran lo trgico y los problemas que algunas de ellas han supuesto para la tradicin hermenutica. Luego de comprender las caractersticas expuestas por Lesky y de problematizarlas es posible proporcionar una definicin de lo trgico que tenga en cuenta tanto al espritu griego como a la tradicin intelectual. En un segundo momento abordaremos la cuestin sobre si es o no posible hablar de lo trgico en el mundo contemporneo. Para esto, partiremos del artculo titulado De la tragedia a lo trgico (2012), escrito por el filsofo espaol Jos Luis Villacaas. Si bien el autor afirma que lo trgico no es posible hoy en da, vale la pena estudiar su planteamiento, problematizarlo y refutar los aspectos que sean necesarios. Por ltimo, y partiendo del mismo texto, intentaremos decir si es posible restituir la tragedia en el mundo contemporneo, si es que se ha perdido, y cmo esto sera posible. Procedamos entonces a responder nuestra primera cuestin.

Antes de mencionar qu es lo trgico y cules son sus caractersticas constituyentes, vale la pena problematizar el concepto y mencionar algunas confusiones que la nocin ha supuesto para la tradicin intelectual. En primer lugar, cabe preguntarse si lo trgico () surge con el gnero dramtico tragedia () o si, por el contrario, lo trgico como aspecto de lo humano puede vislumbrarse en otros tipos de literatura incluso previos al gnero dramtico como lo es la literatura homrica. Si bien Lesky no afirma que lo trgico sea anterior a la tragedia, el filsofo alemn Karl Jaspers s lo hace. Para l, como lo menciona Lesky (2001), lo trgico puede observarse no slo en Homero, sino tambin en otras obras de literatura picas como las eddas islandesas y dems leyendas heroicas de los pueblos occidentales. Para Jaspers lo esencial de lo trgico radica en la tensin entre dos polos opuestos. En Homero, por ejemplo, encontramos un abismo irreconciliable entre la grandeza del hroe y lo ms profundo de la miseria humana. En ello, entonces, radicara lo trgico. Lesky, a diferencia de Jaspers, prefiere contestar la pregunta por los rasgos esenciales de lo trgico partiendo del gnero dramtico conocido como tragedia.

Un segundo problema de lo trgico no radica ya en el surgimiento del concepto sino en la falta de rigurosidad que ha tenido la historia a la hora de usarlo. Dado que los griegos no crearon una teora de lo trgico, la nocin ha sido tergiversada incluso a partir de la teora aristotlica de la potica. Por un lado, se suele entender lo trgico como terrible, cruel, espeluznante o sangriento. A esto se refera Aristteles cuando mencionada que Eurpides era el ms trgico. No obstante, esta concepcin deja de lado dos aspectos fundamentales: (I) la implicacin del error humano y (II) un determinado estado del mundo que permite o condiciona ese sentido. Por otro lado, se ha entendido lo trgico como ampuloso o exagerado, pero siempre desbordando los lmites de lo normal.

Esbozados as los problemas que de antemano trae consigo el concepto, podemos proceder, en un mbito ms claro, a exponer y explicar las caractersticas de lo trgico tal y como lo menciona Lesky (2001). La primera caracterstica podra denominarse el efecto de la cada o importante altura de cada. Para el autor, lo trgico debe significar la cada desde un mundo de grandeza, seguridad y felicidad hacia un mundo de miseria, tristeza y muerte. As, mientras ms grande sea el abismo, mientras mayor sea la cada, y mientras mayor sea el dinamismo dramtico con el que se narre, mayor ser lo trgico. La segunda caracterstica exige que lo trgico genere una posibilidad de relacin con nuestro propio mundo; esto es, el caso debe incumbirnos, afectarnos e interesarnos. En palabras de Lesky (2001), cuando nos sentimos afectados en las profundas capas de nuestro ser es cuando realmente experimentamos lo trgico. As, puede decirse que lo trgico se encuentra sustrado del tiempo en la medida en que no importa dnde ocurra, ni cundo, ni quines sean los protagonistas: siempre tendr la capacidad de afectarnos.

La tercera caracterstica se refiere a una condicin que, si bien puede ser general, resulta particularmente resaltada en la tragedia griega. Para Lesky (2001), el sujeto del hecho trgico debe haberlo aceptado en su consciencia. Debe sufrirlo a sabiendas. Este dar cuenta de resulta particularmente explcito en la tragedia tica debido a la importancia que tiene el mostrar ( ) para el espritu griego. As, entonces, lo trgico involucra la razn y el saber. Implica el padecimiento consciente. Si un hecho ocurre a espaldas de un hombre, no podramos decir que all tiene lugar lo que llamamos trgico. Hasta ahora, el autor considera que las tres caractersticas mencionadas no suponen disputas hermenuticas y que resultan claros para la comprensin. Aclara tambin que los siguientes tres aspectos de lo trgico no parecen tan sencillos de describir.

Para enunciar la cuarta caracterstica, que probablemente resulta ser la ms importante, Lesky parte de aquello que Goethe entiende por trgico. Para Goethe, se trata simplemente del conflicto que no permite ninguna solucin, y puede originarse de la contradiccin de las circunstancias, cuando slo tiene tras de s un motivo natural autntico y es un conflicto autnticamente trgico. (2001: 48). Ante una primera mirada a la definicin pareciera que la cuarta caracterstica hace referencia a que lo trgico implica un conflicto aportico o sin salida. Incluso, que si la posibilidad de disuadir el conflicto apareciera, lo trgico se esfumara. No obstante, la visin de Lesky al respecto no resulta tan categrica. Si bien la imposibilidad de la solucin ha sido sealada como el ncleo de la tragedia y su requisito esencial, el autor afirma que en diversas tragedias el final es una situacin de reconciliacin o incluso un happy end. Tal es el caso, por ejemplo, de la Orestada de Esquilo. Ahora bien: Goethe estaba equivocado o la Orestada no debe ser considerada una obra trgica? Lesky propone una salida dialctica.

El autor plantea, si se quiere, una divisin de tres niveles de lo trgico que le permiten dilucidar la cuestin anterior. El primer nivel (I) es la visin radicalmente trgica del mundo. Esta es una concepcin del mundo como sede de la destruccin de fuerzas y valores que estn en pugna. Para esta visin, el mundo implica destruccin sin solucin y no explicable por ningn sentido trascendente. El segundo nivel (II) Es el conflicto trgico absoluto, que corresponde con la definicin de Goethe. Se refiere a un conflicto determinado que no tiene solucin alguna. No obstante, este conflicto no pretende representar al mundo como un todo. El tercer nivel (III) es la situacin trgica. Si bien en ella se encuentran los mismos elementos que en las dems, a saber, el ser humano, fuerzas opuestas y la inminencia de la destruccin, en la situacin trgica puede surgir la salvacin. Lesky afirma que en estos tres casos se da lo trgico en la medida en que tienen su origen en asuntos determinados de la existencia humana experimentados con dolor y se rigen bajo la experiencia consciente de la angustia existencial y no por la casualidad.

La quinta caracterstica es la falta trgica. Para Aristteles, las tragedias se caracterizan porque en algn momento de la obra ocurre un cambio de sentido (). Este cambio de sentido, que se puede identificar con un cambio del destino del hroe, ocurre debido a una falta grave (). Ahora bien, esta nocin tambin se ha visto tergiversada a lo largo de la historia por pensadores como Sneca, quienes consideraban esta falta como un error de carcter moral y, a la tragedia, en general, como una representacin moralizante. Esta concepcin, sin embargo, resulta muy alejada del sentido original de la falta trgica. Las tragedias no suponen individuos moralmente perfectos ni moralmente reprobables porque resultara imposible que un hombre comn se identificara con ellos y sintiera compasin. Veamos entonces cul es el sentido de esta falta tal y como lo propone Aristteles en la Potica. El filsofo se refiere a un fallo de la inteligencia humana ante lo que es correcto. No obstante, esta culpa, as ocurra sin intencin, enfurece a los dioses y puede afectar tanto a un individuo como a un pueblo entero. Tal es el caso de Edipo Rey, de Sfocles, que no saba el error que cometa pero la furia de los dioses cay sobre la ciudad de Tebas. Lo trgico, entonces, debe incluir la culpa, el error, la falta, pero en un sentido racional y no moral. Por ltimo, Lesky se pregunta por el sentido de lo trgico. Esto es, si lo trgico es algo tan inevitable como absurdo o si, por el contrario, hay en ello un mundo trascendente de orden superior. La pregunta aqu queda indicada.

Hasta este momento hemos problematizado e intentado definir la naturaleza de lo trgico a partir de la obra de Lesky. Podemos decir, entonces, que lo trgico es un conflicto sin posibilidad de solucin y cuyos elementos, pese a ser contradictorios, no se eliminan mutuamente. De igual forma, debemos tener en cuenta que lo trgico posee seis caractersticas: (I) implica un efecto de cada, (II) nos afecta sin importar el tiempo, (III) requiere de la consciencia de quien padece el hecho trgico, (IV) debe haber una falta de solucin del conflicto, (V) una culpa y (VI) un sentido. As las cosas, es posible abordar el texto de Villacaas para intentar comprender qu ocurre con la nocin de lo trgico en el mundo contemporneo. Si bien este es el texto de partida, no implica que resulte acertado en todos sus aspectos, como lo podremos apreciar en el segundo momento del texto.

Villacaas, en su artculo De la tragedia a lo trgico (2012) introduce la perspectiva del psicoanlisis para analizar lo trgico a la luz de la sociedad contempornea. En su primer apartado, titulado La comedia seria, el autor se plantea varias preguntas que sern transversales en su texto. Se pregunta si el hroe encierra un potencial de tragedia irreparable por su aspiracin a la omnipotencia dominadora, si el destino y el carcter son coartadas mgicas para sentir la ilusin de predestinacin en la que se sustenta la pretensin de heroicidad o si la tragedia en su forma moderna debe desaparecer. Para reiterar la ltima pregunta, afirma que, si partimos de Nietzsche, el superhombre debe acabar en parodia y este final arruina la forma trgica. De igual manera, si partimos del psicoanlisis, el superhombre es un paranoico megalmano, dominado por el ideal narcisista de omnipotencia, y por tanto la tragedia es algo de lo que hay que curarse. La tesis del autor consiste en afirmar que la forma trgica como destino del hroe ya no est disponible para nosotros.

Vista a partir del psicoanlisis, la distancia mtica por la cual un hombre enfermo se convierte en un hroe ya no son resulta accesible; es decir, ya vemos como un enfermo a quien antes hubiramos convertido en hroe. Expliquemos ahora en qu consiste tal enfermedad, como se mencion con anterioridad. El hombre trgico se concentra en un deseo sublimado y en un objeto idealizado que el psicoanlisis considera una fijacin fetichista. Segn Villacaas (2012), esto le produce un dolor terrible. No obstante, no hay que entender al hroe griego como un arquetipo de lo humano, pues no obra segn la administracin consciente del deseo sino a partir del autoanlisis racionalista. Para esta disciplina, el hroe es el responsable de ese deseo sublimado y del dolor que eso le produce. As, no nos concierne su destino porque lo entendemos como su propia responsabilidad. Ahora bien, cuando esa sublimacin se convierte en una administracin consciente del deseo, es cuando el autor afirma que se diluye el ambiente de la tragedia. En otras palabras, la tragedia no aparece en el deseo justo, mesurado y racionalizado.

En este orden de ideas, el psicoanlisis ha dejado para los hombres modernos la comedia. En la comedia se sustituye el objeto del deseo. Ahora es cambiante y no sublimado, sustituible segn varen los instintos y las pasiones humanas. Villacaas (2012) afirma que, si bien esta tradicin no ha perdido la sensibilidad para el dolor, s ha desconocido la afeccin de la historia en la vida. Para esta, la tragedia clsica es una enfermedad curable que ocurre debido a un desajuste entre lo que sabemos y lo que queremos. Como lo expone el autor, la tradicin de la comedia ha propuesto una cura: el dilogo como forma de ajustar el saber y el querer. Si bien la cura estaba propuesta desde la Grecia clsica, no fue seguida.

En el segundo apartado, titulado Un mundo sin tragedia, el autor parte de la concepcin de Kierkegaard segn la cual nuestra poca se encamina por lo cmico. Afirma que entramos en un mundo donde los hroes no son posibles porque nadie es ms que nadie. Como ya lo haba afirmado Schlegel, la nica categora vital importante ahora se ancla en la dimensin esttica. Para el hombre de hoy, algo es interesante si tiene valor para l, y su poder personal sobre el valor es absoluto. Este mundo sin grandeza, segn Villacaas (2012), no tiene la necesidad de pasar por la tragedia porque la dimensin esttica resuelve los ideales de grandeza. Estos hombres, a los que denomina cmicos, se caracterizan por la subjetividad trivial, banal e indiferente.

A pesar de que al hombre contemporneo se le conoce como cmico, todava el autor debe realizar una aclaracin. Afirma que lo que diferencia al personaje de una genuina comedia de este cmico es su pasaje a travs del dilogo, del dolor y del ajuste de sus deseos con los del otro. El cmico genuino ha visto el lmite de la tragedia y lo ha esquivado. El contemporneo en cambio, anclado en lo interesante, es grotesco en su soledad pero resulta cmico porque considera su pequeo ego como absoluto. Villacaas (2012) afirma, as, que no tenemos el camino abierto hacia la tragedia pero tampoco hacia la comedia. Por ltimo, menciona que este hombre actual posee una forma narcisista que no acoge jams el principio de realidad. De este modo, la subjetividad capaz de reconocer la objetividad propuesta por Lessing y Hlderlin ha quedado imposibilitada. Luego de realizar la descripcin del hombre actual enmarcado en lo trgico, procede a su tercer apartado.

Los dos apartados anteriores han intentado ser de carcter descriptivo al desarrollar la forma de abordar la tragedia a partir del psicoanlisis y mencionar los rasgos psicolgicos del hombre contemporneo. Hasta ahora no han resultado tan problemticos en la medida en que no se han concebido en relacin con la naturaleza de lo trgico. No obstante, podra pensarse que el intentar comprender lo trgico a la luz de la sociedad contempornea requerira de una mirada ms amplia, menos categrica y que involucre ms disciplinas. La perspectiva nica del psicoanlisis puede resultar restrictiva y poco acertada para ciertos casos particulares, sobre todo al tratarse de un fenmeno tan complejo como lo es lo trgico.

El tercer interttulo se denomina Tragedia antigua y moderna. Este apartado propone la idea de buscar una nueva forma de ser que tenga en cuenta la objetividad. El autor, basado en Kierkegaard y Hlderlin, pretende hallar esa relacin en los hroes griegos. Para ello, establece las diferencias entre la tragedia griega y la moderna y entre el hroe griego y el actual. Para Kierkegaard, la diferencia entre la tragedia griega y la moderna es que la primera brota de la objetividad de la pena y la segunda de la subjetividad del dolor. No obstante, estas no son contraposiciones rgidas sino dialcticas, pues ambas son necesarias para abordar la vida del hroe.

El hroe griego yace en la tragedia antes de poder reflexionar sobre ella y por eso se siente libre. En palabras del autor, se forja en una pasividad ordinaria. La pena del hroe clsico brota en el momento de hacerse cargo de una objetividad que l no ha producido y que tampoco entiende en su razn ltima. En este sentido, el hroe no admite reproche tico sino nicamente piedad: no merece lo que le ocurre. Este hroe no personaliza la pena y por eso no se llama dolor. El hroe se proyecta sobre el pasado: nada puede ser de otra manera porque aqu la categora es lo irreparable.Villacaas (2012) concluye que la persona no es relevante para la tragedia clsica, que los hombres son necesarios solo para que la pena objetiva sea conocida. Afirma que no hay aqu personalidad propiamente trgica, pues no es la vida subjetiva el elemento que constituye la tragedia, sino una tragedia que al resultar apropiada por un hombre, constituye al hroe.

Sobre la caracterizacin del hroe, podemos hacer dos objeciones. En primer lugar, resulta apresurado afirmar que la persona no es relevante para la tragedia griega y que lo es nicamente en la medida en que puede mostrar la pena. Esta concepcin del hroe implica que puede ser cualquier persona. No obstante, en las tragedias podemos observar con recurrencia cmo quienes detentan las acciones suelen ser reyes griegos y hroes picos. Sera posible afirmar que Villacaas deja de lado el sentido jurdico-poltico a partir del cual la tragedia tica busca privilegiar las bondades de la democracia y exponer los horrores de la tirana. Sobre este respecto, entonces, no podra afirmarse que la figura que encarna la accin trgica no importa.

En segundo lugar, el autor afirma que no hay personalidad propiamente trgica sino que una tragedia, al ser apropiada por un hombre, constituye al hroe. No obstante, no parece posible que cualquier persona que quiera apropiarse de lo trgico se convierta en hroe. Este caso podra ser considerado, ms bien, en su sentido contrario: el hroe, por su condicin misma de hroe debe afrontar lo trgico pero no cualquiera que afronte lo trgico es un hroe. Lo anterior se debe a que, para la Grecia clsica, el hroe rene una serie de nociones que ocurren previas a la tragedia; por ejemplo, su carcter de semidis y su existencia sobresaliente. Este juicio, entonces, podra resultar errado en el orden de los factores.

Ahora bien, Villacaas (2012) afirma que el hombre moderno encara la tragedia con plena consciencia y puede ver que hay tragedia, por lo que se siente atado a su dolor. As, el dolor del hombre moderno surge de un curso de la accin que reflexivamente no puede sino acabar mal. Lo que pensamos, entonces, es que esa persona no ha sido responsable o no ha sido buena.En la modernidad, el hombre es responsable de sus acciones, e individualiza tanto el error que impide toda verdadera compasin. El espectador sabe que todo podra ser de otra maneray sus decisiones podran haberlo conducido a otro destino.

Villacaas (2012) afirma que, aese elemento objetivo previo del que ciertas personas se apropian mediante la angustia y ante el que responden hacindose cargo, podemos llamarlo lo trgico. Cabe resaltar aqu la diferencia con la definicin de Goethe y con la propuesta de Lesky. El autor, en este caso, tiene en cuenta un elemento fundamental como lo es el error trgico y la culpa. Tambin el hacerse cargo que implica un ser consciente. No obstante, su definicin olvida el carcter aportico de lo trgico al igual que los polos que necesariamente se hallan en tensin.

El cuarto apartado, Lo trgico y la culpa original, se basa en Kierkegaard para tratar el tema del cristianismo a la luz de lo trgico. No obstante, este apartado sobrepasa los lmites de este texto y por tanto no ser abordado. El quinto y ltimo interttulo se denomina Lo trgico hoy. En l, Villacaas (2012) se hace dos preguntas. La primera es si todava tenemos hoy la sensibilidad para entender una culpa que es y no es nuestra, que es objetiva y que no afecta nuestra inocencia inicial pero que determina nuestra angustia y nuestra respuesta.Si bien el autor no proporciona una respuesta clara, es posible aventurar una conjetura. El cargar con una culpa que es y no es nuestra, y de forma irreparable, es posible en el sentido heideggeriano de adelantarse a la muerte como la caracterstica ms propia de lo humano y como su destino ms ineludible. As, el asumir la muerte sera equiparable al asumir la pena por parte del hroe. Si bien esto no nos hace hroes, es posible que restituya el sentido trgico que al autor le parece imposible en la sociedad actual.

La segunda pregunta es si podemos identificar un sentido de la culpa que no dependa del linaje ni del mero existir, ni de aquella generalizacin de un mal radical. El autor afirma que necesitamos una forma de lo trgico para que la vida no resulte imposible ni grotesca. Concluye que lo trgico es la autoconsciencia de lo comn al existir humano, y que eso comn al existir humano se trata de un dolor inexplicable e inevitable que los hombres se producen entre s y que es inevitable. Tal, considera, es la pena objetiva que se descubre al mirar lo humano. No obstante, sobre esta segunda pregunta que busca una solucin, tambin es posible mencionar dos conjeturas: una similar a la anterior y otra que parte de Lessing.

La primera conjetura parte de lo expuesto por Villacaas pero ofrece una respuesta diferente. Si lo trgico es la autoconsciencia de lo comn al existir humano, podra pensarse que ese elemento comn y trgico no es el dolor mutuo sino la muerte misma. La muerte es transversal a todo lo humano y puede ser considerada como su inminencia ms propia, ms ineludible y, en esa tensin con la vida, ms trgica. La segunda conjetura parte de la teora de Lessing pero, en vez de aceptarla, la refuta. As, si bien Lessing la amistad constituye la potencia anti-trgicapor la capacidad de perdn recproco, podra pensarse que hoy en da hay aspectos de la amistad que pueden ser rescatados para restituir lo trgico. La amistad, por ejemplo, puede impedir que el individuo se atomice y caiga en una subjetividad absoluta. Tambin puede restituir en el hombre la capacidad de sentir compasin en la medida en que nos incumbe lo del otro. Este sentir compasivo, a su vez, puede ser un primer paso para la restitucin de lo trgico y de esa otra forma de ser grotesca que la sociabilidad y el derecho nos han impuesto.

En su artculo, Villacaas ha afirmado, como lo hemos podido apreciar, que lo trgico es imposible hoy en la medida en que no hay un destino, no hay grandes deseos, se responsabiliza al individuo por las malas acciones y no sentimos compasin, entre otros factores. No obstante, esta afirmacin tan categrica podra ser vista a partir de los tres niveles de lo trgico propuestos por Lesky para sealar en qu medida es posible lo trgico hoy y no verlo como algo absoluto.

La primera pregunta que surge es si es posible hoy una visin radicalmente trgica del mundo. En la medida en que Dios haya muerto, en que no exista ningn sentido de trascendencia, como es comn al da de hoy, tal cosa sera posible. Esta visin es posible hoy en el sentido de que lo trgico radica en que hay dos polos opuestos: la vida y la muerte, y la muerte siempre saldr vencedora. Ese destino trgico, ese ser para la muerte en el que no hay una trascendencia ulterior, puede configurar una visin radicalmente trgica del mundo. Luego hay que considerar si en la sociedad contempornea puede existir el conflicto trgico absoluto. Este segundo punto, siguiendo el planteamiento de Villacaas, se hara imposible, al igual que la situacin trgica en la medida en que dependen de aspectos que no escapan a lo humano.

Apartndonos un poco de las tesis de este autor, podemos concluir entonces que lo trgico es posible en la sociedad contempornea nicamente en la medida en que no puede ser controlado por el hombre. Lo que escapa a lo humano, lo que todava puede ser obra del destino ineludible es lo que permite la esencia de lo trgico hoy. Lo trgico es posible y har parte de lo humano, sin importar a cul sociedad pertenezca, en la medida en que el hombre no pueda escapar del fin que le depara su posibilidad ms propia: la muerte.

Referencias

Aristteles. (1974). Potica (Tr. Valentn Garca). Madrid: Editorial Gredos. Heidegger, M. (2009). Ser y tiempo (Tr., prlogo y notas de Jorge Eduardo Rivera Cruchaga). Madrid: Editorial Trotta. Lesky, A (2001) La tragedia griega (Tr. Juan God). Barcelona: El acantilado. Villacaas, L. (2012) De la tragedia a lo trgico. En: Nietzsche y lo trgico (Fernndez, E. G., Editor), pp.51-64. Madrid: Editorial Trotta.